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ESTUDIOS ALEMANES

Herbert Sclmadel bach


Colección di rigidn por
Ernesto Garzón Valdés y Rafael Gutiérrez Girardot

LA FILOSOFIA
DE LA I-IISTORIA
DESPUES DE HEGE
El problema del hisroricismo

Versión castellana de Ernes to Garzón Valdés

AL FA
Bu enos A j"r es
l NTRODUCClON

§ l. La filosofía de la historia después de Hegel

Título del original: 1..1 expresJOn «filosofía de la historia después de Hegel»


Geschichtsphilosophie nach Hegel I·un le ser entendi da de tres maneras diferentes. Primero, en
Die Probleme des Historismus. \IP,l l1l Jdo puramente cronológico : en es te caso, indicaría la
Versión castellana de tO'I,lídad de la s posiciones y debates histó rico-filosóficos que,
Ernesto Garzón Valdés Ilil lMicnmente, son pos teriores a Hegel . Segundo, con esta
J'! 'siún pod ría hacerse una referencia más p recisa a aque­
© 1974 Verl ag Karl Alber, Friburgo-Munich. 11, Il:l1 rÍas que se dis tinguen de las filosofías de la historia que
© 1980 Fditorial Alfa.
Lui s Porcel, edi tor
' '' I,"híglcamente están sinladas después de Hegel, por el h echo
Aven id'! de: Roma, 101 ,1; 'JII( se encuentra bajo la influencia de Hegel y en sus
Barcelona·29 ¡ ,,11' más importantes adoptan Lma posición positiva o crí­
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;, "1\1 respecto al sistema hegeliano . Por último, «filosofía


Imp reso e[l Españil por

lu I ¡¡<¡[oria desupés de H egel» podda designar sólo una si­


rMicas Diamante,

1\' . , d,~1I 1t:6ricn: es decir, aquél!..\ que resulta cuando la sis­


Realización técnica,
ICULí, íl \ de la historia de tipo hegeliano pierde Sll plausibili­
Víc tor ClaudIn.
IlIll "[JI igatoriedad y se plantea la cuestiÓn acerca si es o
I 1" 1 1,k un análisis filosófico de la historia.
ISBN: 84 ·85321 · 29 - 7
Dep6sito Legal: B, 10744 - 1980 I "l lvio que, en una monografJa , es imposible considerar
11 IllflGüira de la historia después de H egel en el pri mer sen­
Primera edicl6n en castellano: IDJUZO 1980, lit p" r¡lI tlcnrc cronológico, Esto vale también aún cuando se

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prescinda de la [I!:lón trivial de esta imposibilidad: como la de el p un to de vista científico, por la apanClOn y la influencia
historia de filosofía de la historia DO ha concluido, ningún del historicismoo Aunque es innegable que la a parición del
contemporáneo puede aprehenderla íntegramente en su trnmo historicismo contribuyó también al descrédito de la especula­
posthcgeliano y3 que a él pertenece. desde luego, todo el fu­ d "n idealista en la filosofía, el sostener que est;s dos impor­
turo . La consideración puramente cronológica no ofrece UD tan tes líneas genéticas son, en gran medida, recfp~ocamente in­
objeto identificable d e investigación; permite las delimitaciones dependientes no significa una simplificación tOSC! de las rela­
más arbi trarias y confusas, que s610 pueden ser evitadas si U llO ciones genéticas de aquella si tuaci6n teórica. Al :nenos, desde
ya cuenta con p untos de vista concretos para la selección de d punto de vista metód ico, parece ser aconsejable un procedi­
lo que se ha de investigar . La segunda p ropues ta acerca de miento de este tipo . Por ello , hemos de considerar , en primer
cómo ha de entenderse la expresión «fi1osoUa de la his toria lugar, h situación del problema tal como se presentara después
des pués de Hegel» formula como criterio de selecci6n una 'lile el idealismo alemán -personi fi cado en H egel - se retira­
carac terística, tomada de la his toria de las ideas, que deben po­ r:l de la filosofía de la hi storia, y esbozar el conju nto de pos i­

seer aquellas teorías que han de ser tema dzadas. Pero aquí ciones que suelen ser resumidas bjo la expresió:l «historicis­
se plantea de inmediato el problemtl de la comple titud o, por lo mil». a fin de poder comprender por qué y en qué sentido los
,.1 menos , de los límites del objeto de la investigación as! carac­ problemas de la filosofía de la historia después de Hegel. son,
I terizado. Debido a la extraordinariamente amplia, y a menudo il mismo tiempo, problemas del hi storicismo , en un doble
indirecta, influenci a del sistema de H egel en las filosofías de IIrit!o del genitivo: problemas que el historici smo ha plantea­
la histori a del pasado reCiente y It cicntísimo todo in ten to de 10 ,1 los filósofos de la historia y problcmas en los que es tá
definir con esta categoría de la historia de las ideas la temática ,oI IVIlt:!tO el historicismo mismo como posición.
de unJ monografía más o menos legible, es tá condenado al fra­
caso Por esta ra7.ón, se habrá de pa rtir aqu1 del tcrccx signi­
ficado de la expresión «filosofía de h hisroria des pués de 11 ¡:srcpticismo histórico-filosófico
H cgt-l» Estn decisió n se basa no sólo en razones de practica­
bilidad : nuestro in terés pri mordial no se cent ra en la historia situación de la filoso fía de la historia después de H egel
de las ideas. La filosofía se dis tingue de la mera historia de ' " ' Iractcrizada, por lo pronto, por un profundo escepticis­
las ideas, ent re o tras cosas, por el hecho de que se preocupa pOI ! ' JIIt. 1:1 mayoría de las veces, se articula bajo la forma de

In aclaración y solución de problem as teóricos, cosa que, desde 'J' , 1, ill~OS y dudas críticas en contra del gran proyecto si ste­
luego, muy pocas veces es posible si no se tOm a en cuenta la '111u 11 de Hegel de presentar una «filosofía de la his toria
dimem ión histórica. I 011» , peto que, en verdad , se :::entra en la posibilidad
11 1 1 ( <l ll sideraci6n filosófica de la historia . A qué se re­
Así pues, en lo que ~ igue, la «filosofía de la hlstoria des
pués de IIegel» habrá de ser enten dida como la filosofill dc ""'t' fitl,i/"en le estc escepticismo puede ilustrarse cIara­
la historia en la situación te6rica que, desde el pun to de visl !lIt," ('1 I1 In versión que Kant presenta de los problemas fun­

histórico-filosófico , fuera producida por el derrumbe de 10 mOIIl.d__ de la filosofía de la histOria en su escri to «Idee zu
grandes sistemas idea lis tas (especialmente del hegeliano) y. el ~' I srhichte ;,/ w('ltbii rge rlicher A bsicht »: «Co­

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mo los hombres en sus esfuerzos y afanes no proceden, en ge­
neral, de uon manera puramente il;stinriva como los animales plan «acordado», es decir que no se base en una mera po­
y tampoco, como ciudadanos racionales del mundo, de acuer­ gramadón na tural La premisa Jntropológica de Kant gte,
do con un plan acordado, no parece posible una hhtoda pla­ en principio . confiere- a los hombres la capacidad de proce­
nificada de ellos (como de los cas tores o de las abeJas ) . No de r plan ificad<lmeme, trae como consecuencia, en su opinió:l,
es ésta ninguna otra información para el filósofo como sea que el objeto de la hi storia - en tanto historia de! hOD­
que, dado que en los hombres y en sus juegos en general no bre y no mera historia de la natun.leza- sea e! actuar huma­
puede presuponer una propia ilttenci6n racional, debe inten­ no. Pero la unidad de este objeto de la historia estaría SÓlO
tar descubrir una intenciÓn natural en esta disparatada marcha ~3ran tizada si existiera un llctuar racional, propio de ciuda·
de las cosas humanas; a partir de ella sería posible, con ,es­ Jnnos del mundo, de acuerdo con un plan acord,¡do; y a ello se
pecto a creaturas que proceden sin ningún plan propio, trazar opone la evidencia de la experiencia hIstórica. El objeto de La
una historia de acuerdo con UD determinado plan de la natu­ historia no es lln sistema de! tipo «acción de acuerdo con l:n
raleza. Queremos ver si podemos obtenct un hilo conductor plan» . Como, según Kant, por razones antropológIcas, tamp'J­
(\1 es posible una sistematización de las experiencias históric:ls
de una historia de este tipo; y queremos luego dejar librado
a In naturnleza el que pl'OdllZCI1 un hombre que sea capaz de de acuerdo con el modelo de las ciencias naturales, el probb
concebirla de esta mnnera. A'iÍ. por ejemplo, ya h:l producido rna fundamental de la filosofía de la histo ria se plantea baio
un Kepler que !'omeli6, ck manera incsperadll. tI:;; órbitas ex­ 1.1 forma de la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible siste­
céntríc3s de los planetas a determmadas reglas, y un Newton m.ltizar la historia si no se puede recurrir ni a la casualid~d
que explicó estas leyes 11 partir Jc lino C:lusa naturnl general.» 'J.ltural ni a la lógica teleológica de la acción, como hilos con­
( 1.121,34). El problema con el que se ven con (rontados los .Il1 l tores de esta sistematización?

fll6sofos con respecto :\ In historw no consi$tc primariamente, Según Kant, este problema se plantea bajo un doble as­
según Kant, en la constiltllbilidad de hechos históricos parti­ I,, ·n o: por una parte, como el problema de! hilo conductor
culares, sino en su ristematlzación en una urud,¡J. en :1qucllo .t,. IIna historia planificada del género humano que habría que
que en singubr llamamos «la histotía». El hecho de que en II~ ontrar en el mlmdo objetivo de l as experiencias históricas
Kant este singular suela ir acom pni'üldo del predicado <.Cplnni­ IJll'. lIl aS y, por otra, como la tarea de la redacción de la histo­

kada» indica un prestipueJito que define ya el e nfoq ue d 1'1' de acuerdo con un hilo conductor de este tipo . El problema
Ktnt con respecto a lo his toria mism,l: la tesis de que los 1, I.¡ ~i stematización , en tanto problema central de la filosofía
hombres, en la historia de su especie , 11 0 proceden ni meta­ l. h hi storia, se refiere en Kant tanto 2 los acontecimientos
mente 1411íados por sus instintos ni como «ciudJdanos raciona­ " 1:1 historia como a su presentación. Kant sigue con esto
les Jd mundo» . Según Kan t, lo que dlstin!!ue a los hombres IIIPI" Irnmente el doble sentido de la palabra «historia», que se
de los castores y de las abejas es que actúan plan ificadamentc. 111 Il t.lnto a lo sucedido en e! pásado como al informe acer­

es decir. que puedUl actU(1f¡ pero 110 actúan «Como ciudada , .1, c~ los hechos pasados: res gertae y rerum gertarum me­
nos raclon.des del nlu ndo», O sea, 1'0 cx i~ te mngun¡\ acción el Pta· lo tanto, quien se pregunte acerca de la posibilidad
hombre que, «en general», sea realizada de acuerdo con un le 1111.1 ', ísll!matización de la historia tiene que tener en cuenta
r,ill lr IflCllmcnte, la problemática de la unidad del objeto «his­
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toria >' y la consistencia de la exposicIón de es te obj eto, a la CIÓ n entre ellos. El interés en la historia universal en singular
que igualmente Il mna J]]os «(h Is toria». es sólo una consecuencia lógica de la búsqueda consecuente de
Lo hasta aqm dicho debe ~er completado con do s o bser­ conexIOnes y queda sólo satisfecho cuando el conjunto de los
v~l ci on cs . Por lo pron tc en Kant no par~ cc ser muy clara datos históricos son colocados en un contexto sistemático al
la di stmclón entre filosofía de l¡¡ historia y ciencia de la his­ que llamamos «h istoria u niversal». También la «historia uni­
tori:l . Podrin ohju:lrse que la CUC5 1¡ón acercn del todo de la versal» parece ser, por lo pronto, s6lo un aumento cuan tita­
hIsto ri a 1]0 es un problema histórico-fil osófico porque sólo se tivo de la labor de sistematizaci6n que realizan diariamen te
diferenci a de bs cues tiones del historiador cuantitativa y no los historiadores . P ero el aumento cuantitativo tropieza con
cualitati vamente . Brevemente puede mo~lra rs c glle esto DO es el carácter empírico-cien tífico de la praxis de los his toriado­
correcto. El todo de la historia e11 senti do cU~II/ 'ittltivo se ría res: las conexiones que se establezcan tienen no sólo que ser
la totalidad de todo s los acontecimientos histó ricos . P ero es te postuladas sino también dcmostradaas empíricamente. Sin em­
concepto de totalidad no cCl!respondc " lo que los histori ado­ hargo, el material histórico no proporciona ninguna base em­
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res p ueden lograr : por una parte, en vIrtud de la incompletitud pírica para el contexto «historia universal»; ya Kant dice
de In tr2dición, por otr¡¡, debido a la apertura de la historia acerca de los hombres en tan to actores históricos: «Uno no
con respecto al futuro, en virtud de la cunl cada día p ueden puede dejar de sen tir u na cierta indignación cuando ve repre­
producirse nuevos acontecimientos «h istqr icos». Así pues, el ,, 'ntadas en el gran e sce nario del mundo sus acciones y omi­
todo de la historia , en el sen tido de un;¡ completitud de acon­ ;i<1I1cs ; y lo que de vez en cuando en algunos individuos pa­
tecimientos y ele datos, es sim pJemente una Idea y, por lo tan­ I,'ce sabiduría, al final , tomado como un todo , se presenta
to. no puede ser objeto de un~ consIderación científica por I limo algo tejido por la locura, por la arrogancia infantil, a
p arte del historiador. Al mismo tiempo puede mostrarse que Ill'll udo, por la maldad infan til y el afán de destrucción : al
cste concepto es, en sí mismo, absurdo (ch. 10 .2 , especial­ flu ti, uno no sabe ya qué pensar acerca de nuestra especi
mente VII) . P or el contrario, 1"1 tuestión acercn del todo de ql:," tan convencida está de sus ventajas y méritos.» (1.121,32).
Ja historia en sentido Ctltllitativo surge cuando se in tenta esta­ 1 1 lodo de la historia romo historia universal, es decir, como
blecer conexiones entre L15 informi'cioncs hi stó ricas particula­ lllntexto de todos los contextos particulares, no constituye
res. a veces muy dispares . En co ntra de un::: oplnión mu ? di­ 1111 (,bjeto de una historiografía empírico-cientifiea, porque la
fundida según la cu al los hi~ tor i a¿ures sólo tendrían que expo­ r'p" riencia muestra que los hombres, en tanto actores de
ner 10 que ya h~ sido , ellos mismos con sidera n que su tarea 1.1 historia, no ilc túan de una manera conectada, de forma t al
ás impor t,lnte e in teresante consiste e n mostrar es tas cone­ '1111 ~Uo pudiera d ar origen a un contexto de acción perma­
xiones y en sostenerlas con argumentos científicos. La cues­ IlI' lIt c, a un todo cualitativo de la Justad a. Por esta razón,
tión totalizante acerca del todo se presenta cuando uno trala h. ( Ilcstión acerca de dónde se vinculan y conectan todos los
de descubrir cuál cs. el contexto de todas es tas conexiones q u" 1t 1.111($ constatables de la historia posee carácter especulativo
el historiador comprueba. Es ta cues tión no es a rb itraria pll IIH .1 el historiador profesional y tiene que ser considerada por
el m terés en las con exiones no ql' ~ da 5a tísfccho mientras nos I lomo una cuestión típica de los f ilósofos de la historia.
enfren temos tan sólo con contextos particulares sin vincuhl I ,1 sellunda observación se refiere al aspecto doble del pro­

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ria de la lucha de clases» (Marx) o como un conjunto de opera­
bleroa de la sistematización de la historia que resulta, indepen­ ciones militares. Frente a la afirmación de que s6lo existe U1Ul
dientemente de la exposici6n de Kant, del sentido doble de conexión verdadera de los acontecimientos que estada dada
~historia». Este doble senudo trae como consecuencia que uno
por ellos mismos es siempre plausible adoptar una actitud es­
tenga que preguntarse acerca del contexto de la res gestae y céptica y calificar a aqu ena afirmación de dogmática. Toda ex­
acerca del contexto de las rerum gestarum memoria y sus con­ posici6n lustónca de contextos incluye siempre una conccp­
diciones . ¿Se bas:¡ la conexi6n de nuestra memoria histórica, ci6n - tácita o expücira, a lravés de afirmaciones o suposi­
la unidad de nuestro saber histórico, en el hecho de que los ciones- de aq uéllo en que consiste la conexión de los acon
acontecimientos sabidos constituyen ellos mismos un sistema, tecimientos, del material mismo que se analtz¡l. Naturalmente.
o no es más bien nuestra memoria y la tradici6n las que orde­ una historiograffa científica tnHara de diferenciarse del dog­
nan el caos de Jas infonnaciones acerca de lo pasado, de una II1:ltismo y de la producción arbitraria de secuencias de llcon­
snera tal que creemos que podemos hablar de un objeto H'CÍmientos, señabndo que su creación de contextos está con-
«historia»? La expl'csión «creación de una conexión o con­ 11(llllda por el material mismo de infClrmación; son precisa­
texto» ---que, como hemos visto designa una impor tan te acti­ nente estos problemas de con trol los que provoc[\n y condi­
vidad del h istoriador- es igualmente ambigua . ¿significa dnnnn los debates entre los historiadores. Pero la concepción
«creación» 10 mismo que «mostraci6n», de manera tal que la plevia acerca de las condiciones que deben ser satisfechas a fin
conexión de los acontecimientos ya existe de antemano y sólo le que la historia en tanto t.11 - aunque sea puroal- pucd:1
necesita ser descubierta, o somos nosotros . en tanto histo­ r entendida como un contexto de acon teCimientos, es un
riadores , los que creamos estos contextos en el sentido de mil de Ll filosofía, si es que se estÁ de acuerdo en que 1.,
«produccióm>? Aqu1 se ve claramente que el problema de la ren dl: los filósofos consiste en investigar los presupuestos
sistematización no puede ser trasladado por los historiadores fundnmentos de las ciencias. Precisamente porque la siste·
a los filósofos con el argumento de que solo se r efiere al todo iiíltt~.tción de las informaciones históricas, también en el cas
de la historia. T ambién en el caso de los con texto s históricos teiu! de 13 historiograffa empírica, no se rea liza sin presu·
parúculares cabe preguntar: lqué significa «creación de un I"'elilo alguno, todo historiador que lleva a cabo una sistema tl­
contexto»? Idl'm adopta una posición hist6rico-fiIosófica, aún cuando no
¿En dónde están conectados estos acontecimientos? Que b explicite. filosofando . La afi rmación de que la historta es la
no es posible responder a esta pregunta haciendo referencia a Icnda de los actos de los «grandes hombres» o la historia
los acontecimientos mismos Jo muestra el hecho de q ue los 1.1" luchas de clases, no p uede ser nunca couIirmada o reCu·
mismos acontecimientos hist6ricos pueden ser colocados en In dc una manera puramente históríco-empírka, es IUta {nO­
contextos muy diferen tes, siguiendo los mismos métodos em­ dl~ presentar contextualmen te el material histórico . El
píricos reconocidos; todo esto depende de determinados pre­ ¡crln1 mismo no nos prescribe la forma de su presentación
supuestos generales acerca de 11 conexión entre los acoDteci­ Ulla manera completa ya que para q ue pudiéramos saber
mientos históricos. No es lo mismo presen tar la historia de la 1 CIl 1:\ forma correcta de presentación del contexto tendrÍo-
Primera G uerra Mundial como resultado de acciones indivi­ Clnt'. conocer el verdadero contexto: pero precisamente de
duales de los «grandes hombres», o como parte de la «histo­
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de fu ndamen tar la validez científic!l ) la referenclJ ob jetiva d.e
q ue se trata es del verclad~o con tex to y hasta podríamos
prescindir de su presentaci6n si ya nos fuera conocido . Por las sistcmatizado nts histó ric;¡s.
La exposición kan riall'l del problem a Je In pos ibilidad ele
esta razó n, el control e mpírico de las divers as formas de pre­
sistematizar la h isto r ia (en el do ble sen tido explicitado l, Ul
sentación y de sistem¡u iz:lción de las informaciones h istóricas
tanto problema cent ral de la filosofía de la bistoria, no debe
es sólo posible siempre d e una m anera parcial y obviamente
ocultar el hecho de 18 oposición «dogmá ric a-crí liGI» n o se fdi=::­
es necesario recmcir a o tros argumentos p ara poder decidir
rc únicamente al p ro bl ema de 1,1 ~is t ('m: 1t iz(\ció n sino tambkn
acerca de aquéllas.
.11 de la exposición m is ma de los acontecimiento s histó ricos
Con esta segunda observación estamos ya en condiciones
pnrticulares. Aqu í cabe pregunt '1r~l ~j ] ~ forma có mo un acon ­
de in troducir una disti nción terminológica q ue es importante
Il:cimicnto es visto es tá tam b ié n tot¡¡lmente determinada pOl'
para la for ma de presentación de la Hloso fía de la historin
<1 aconteci miento mis m o o si éste éSU p rimordialme nte condi ­
despuées de Hegel, que aquí se h a elegido . Se trata de la dis­
.ionado por nu estr a p er sp ectiv·.l P or 10 q ue respec ta al pro­
tinción entre filo sofía ele la h istoria dogmática y Cl'ít icl l. Si­ ¡,lema que habrá que eX p Oll l.l ,tq'l í de lIna filosofía de la
guien do la terminología de K ant, diremos q ue una filosofía de h istoria des pués de Hegel, hi stórlcamente el problema de la
la historia es dogmática cuando fundamenta la unidad de la I/I'ft'matización estuvo antes en pri me r plano; habrá q ue mos­
r erum gcs tarum memo ria en la de la res gesIL1e, es decir, cuan­ II 11 que la lógica de este pl'Oblem~ co nduce al de 18 cona p t Uil­
do considera que la posibiJjdad de sis tematiz ación de la histo­ ,. ¡Ición de los disti ntos acontecim ien tos históricos pnticuh­
ria está garantizada por las condiciones objetivas del material l • . este fue el cami no que, después de H egel , tomó también
histórico mismo. La expresi6n «dogmática » no tiene una con­ !csnrrollo de es te p roble ma desd e el punto de v is ta h istónco.
notación moralmente p eyorativa, sino que es entendida en uo J\ fin de poder aclarar por qué la filo so fía de la historia
sent ido episté mi co : si una con vicción pued e ser atacada con I", és de Hegel e.') tu vo c¡¡ racterizada primariamente por el
argurm.:n tos escép ticos ún que pueda ser suficientemente de­ • 1" irismo frente :1 la posibilid ad de las sistematizaciones
fendida con Cl rgumr:ntos, decimos que es una mera opinión 11, t( ,r icas, es neccsario esbozar la forma como Kant y H egel
( O Ú~(( ) ; en este sentido , la posición his t6rico-filos 6fica mencio­ n l l ll tl:i se enfrentaron con aquellos ;:¡ rgumen tos escép ticos (que
nada en p rimer término es dogmá tica. E n camb io, una filoso­ h 1, " t(. lmente son m ás antig uos) ; sólo entonces pod rá verse
fía d e la historÍB es crítica cuando pa rte de aqueUas ob jeciones , 11, idad !,lor q ué después de Hegel e stos ar gu mentos 10­
escép ticas e inve stiga hasta qu e punto y en qué sentido la im­ I .,) Imponctse nueva mente. En umto filósofos de la his to-­
presión de que existen contex tos históricos de acontecimientos " '1h05 parten del hecho d e que el material his tórico lJ1is­
depe nde de nues tra manera de concebir la his to ria. La fi loso­ i lt) o rrece funda mentó sufi ci ente para su sistema tización

fía cr ítica de la his toria busca pues las condiciones de la p os i­ III.~ h cuestión acerca de u n co ntex to co mp leto de los acan­
bilidad de sistematización de la fes gestde en el ámbito de )¡¡ ji ,,;, 11Il'!i históricos sólo puede ser respondid a recu rriendo a
r erum gestartl1l1 memoria y, si no quiere quedarse en u n mero .1/" fílosó fira de base.
rela tivismo según el cual las (O sas son vistas de és ta o aq uélla ll1U1 hl'mos visto, K:w t parte de la suposición de que los
manera pero p-odrían serlo de otra, se le plantea la d ifícil tarea jllli, nlos h istcJricos que hay que si stema tizar son accio­

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nes; porque en t8nt(l :lcci(lncs no se: rc::ttlizan de una manera nes naturales de una creatura están destinadas a seto d esarr<,­
puramente mslinliva», queon excluida por Insu(iClenle una lladas to tal y te1eo16gícamen te». Kant afirma: «si d ejamos ru
sistematización causa! de 1;\ historia. Tampoco es siempre po­ lado ese princip.io, ya no nos enconW~mo s con una naturalez¡¡
sible una sistematizaci6n teleológico de :lcuerdo con los puntos suje ta a leyes, sino con una naturaleza que juega sin obicúvl,)
de vista de la «inlención» del «plan» del «obje tivo» (de hs alguno; y la desesperante casualidad ap arece en lugar del hilo
acciones), porque l~s acciones histón cas 110 poseen un tejos co­ conductor de la razón.» (1.12 1,35) . Es te argwnento no e;
;11 mún que hubiera sido acordado por los hombres (AqUÍ se ve una demostración de la correcCI ón de aquel principio sino UDa
claramente que la forma específica del problema de la sis tema­ referencia a las consecuencias con las que hay q ue contar s'
tización depende, ante tooo , de cómo se cOl1ceptualice la his­ no se lo acep ta como principio, como hilo conductor de k
tol·ia· concehir J los acontecimientos históricos como acciones razón. D e la edUca kantiana , la raz6n se sigue, en generA l,
signifia presuponer una tesis antropo16glcl acerca de las con­ l)U C K ant no puede excluir In posibilidad de que la «dcsespc.
diciones generales del comportamiento hUm:l .10 que pn.:ced~ I.lnte casualidad» sea la que tcnga 10 última palabra con res­
y condiCIona esencia lmente el material histórico . ) Como salida pec to a la historia universal. Por ello, la. reflexi6n tcleo!oglc:1
queda tan sólo una sistematización ob;etivo-tele01óglca, es de­ '.lmpoco conduce a una sistematización objetiva y cientifíca.
cir, la explicación del contexto de los acontecimientos n partir I1Il'nte váida de la h istoria sino sólo a la «idea de una historia
de un objetivo último detcrminante, inJepe ndicf"lte de hs in­ ;lm )9 intenció n de un ciudadano del mundo» cuya impur­
tenciones subjetivas de los hombres. El modelo trnd icional más Linda, en verdad. reside en el campo de la filosofía práctica:
rico de una sistemntiz,lción de C51e ti po es el de ia hIstoria (,mlO hiJo conductor de un ·actuar histórico del género humnnil
universal como historia de la Redenció/l, sl"g,ín el cuol todos los d· ter minado por la raz6n (cfr. el «Noveno principio» r.n
acontecimientos históricos c~trin al servIcio, en última inslan­ 1 1.1 1).
cia de un objetivo impuesto por uno \lOlun tllcl omn ipotente I :1 teoría de base para Ja sis tematización histórica qul.. K¡lnl
y buena_ (Con respecto al desarrollo y lrnnsformnciün híslÓrkil '" ' "" t\ \It.:c s610 de manera hipotético-re[Jexiva y -medid:1 dI'
de este modelo, cfr_ 0.07.) En el siglo de ln Illlstrllción , Kant wt.lll con tas pautas de la crítica de la razón·-- no cienl fficu
SIgue este modelo bajo una forma secularizada y se pregul1la 'ti le, es reemplazada en H egel por una teleología absolutll d
por tina i/Jtenci611 de lo nrrturaleza en la «di5p'wnaela marcha ,'llr.<m postulada como un presupuesto filosóficamente dcmo
de las cosas humanas», es decir, por un (h obJctivo , dado n3­ LA única idea que eUa (la filosofía de la historia \lni
turlllrnente de antemano , que siguen Jos hombres qut. actúan. 1 L S.) trae consigo es .. la jdea simple de h razvn,
de una manera inconsciente 'f no intencionnl. No es poslble " t' In tuzón domina el mundo, de que, por 10 tamo, 111m
llevar :¡ cabo aquí una expcsición de hi filosofía ele la 11lStorí:l , 1:1 historia univcrsal se ha procedido raciOllahnel1lc.
de Kant i para nuestro problema imp01 en sólo mostr:lf cómo I (l1\\,C I,cinliento e intelección es un presupuesto (Jar,1 con
Kant introduce la forma de sistematización teleológica: corn" I 1., hi storia en tanto taL Eu )a filosofía misma no mIl
una mera hi pótesis (ú"dlhiOt<;1 c" decí , como un presupuesto ,Ii"tilín preslIpuesto; en ella, a través del cClnol"Íniollo
metódico que nos permite organizar nuestr(lS experiencias his lul1l1l) I,l~ demuestra que la razón . .. es 1:1 JílbJtdtlr:li
tóricas. Asf, con respecto :11 principio (\ Todas las disposicio I /lm!rr infinito, es cll.l mismo, la ",alerta il/finita .Ie tÜtlí'

18
la v ida natural y espiritual , como la forma infinita es la acti­ b) \< Historici smo»
vi d ad de éste su contenido. » (1.J61, 28 ). E sto v ale también,
sobre todo, con respecto a la histor ia universal: «Que e n La expre si6n «historicisrno» es uno de esos «ismos» que
los acontecimientos de Jos pueblos la dominación es u n fi n no sólo iden tifican, sino también denuncian una p os ición ; es
último, que la razón es tá en la historia uni vcl'Sal - DO la razón difícil imaginar que alguien se designe a sí mismo mmo histo­
de un sujeto dete rminado, sino la raz6n divina, absoluta­ , es ricista. La razón de ello h a de ser buscada en el momen to his­
una verdad que presu ponemos; su demos tración es cl tra ta­ tórico de la ap arici6n de es ta e.."presión, a comienzos del si­
miento de la historia uni versal mi sma ; es la imagen y la acción glo xx. El co n texto d e su utilización está determinado por la
de la razón P ero más bien la demostración propi amente dicha necesidad de distanciarse criticamente del siglo XIX , q ue siem­
reside en el conocimiento de la razón misma; en la h istoria pre es llamad o, con intención polémica , el siglo del historicismo.
universal tan sólo se presenta.» (2 9 ) Pero el lugar del cono­ Sobre todo en la época Je k Primera Guerra Mundi al y poco
cim ien to de la razón absol u ta es , segú n H egel, la «ciencia de (ll:spués de e lla , se articula a men udo esta crítica en la tesis
la l6gica », q ue es considerada com o unidad intencionada de lo: que el his to rici sm:J, en tanto forma espiritual domina n te du­
la lógica, teoría del conocimiento y me tafísica como teoría I.mte el siglo XIX, se encuentra en crisis y, por lo tanto , de be
base de todo conocimiento racional y e n donde, en última l' r superad o. P e to cuando uno pregunta qué es lo que está
insta ncia, hay que p rop orcionar la de mos tración de que la , 11 crisis y hay q ue superar, se plontea , desde luego , una difj­
razón gobiern :l el mundo y, p o r lo tan to. la historia universal. I dt :ld: al igual que lo q ue sucede con 13 mayoría de los «is­
ClI1n(k ) una temí:1 fil osófica de bi1 sece tipo hegeliano pier­ II\ OS» , es difícil id entjfícación in eq uívoca de las posici on es
de su cred ihii id,ld , ncc.osar iarn emc se pla nt ea de n uevo , desde 1'" 1' medio de la exp resión historicismo, porque la expresi6n
el [JUnto de vÍS[;t histli ri co-filos(í fi co, él qucJb si tu llción de es­ Illi< l1hl no es un ivoca. Co n algullas simpljfjcacioues, cabe d is­
cep ticismo general. a la que Ka nt pudo H:sponder úni camente """" ,ir, por 10 menos, tres significados fund 8menta les (s igu ien­
CO Il u n procedim iento de sislem atiz:l ción hipo tétÍLo-reflexivo . 1" ;1 1.23). E n p rimer lugar, puede e ntenderse , po r histo ri­
Pe ro , e n e ste caso . tam bién impe ra el escepticismo fr ente a I 11111 (que en adelante ser,-í Ihmndo «his torici.sl110t» ) una de­

una s l~ te m atización filosófica de este tipo D e la situaci6n es­ I II ,III I:td:1 praxis de lrl cietlcia, es decir , un complej o de con-
céptica de la fi losofla de la his to ú a después de Hegel , cond icio­ 11 Io nes y normas de acuerdo co n las cua les se lleva a cabo
na da por lo pura mente Cl'~Ld- hi stó rico-fil o~ó fico , habrb de SUf­ I 1' .1 ;ltJ¡ie nto científico de 1<1 histor ia Esta praxis es e qu ipa­
ri r un Cscc!1tkismn teórico-gene ral cll :l ndo se dICI':m las razo­ I.\e l , 1'0 1' la mayoría de los críticos del h istoricisl11o ¡ con el com­
ne s de p OI qué, a psrtÍr de H egel no podís aparecer n inguna "1 Il!Ii \.: lItO fáctico de gran parte de los historiadores a partir
"istem:ltiz:lción fil osófic;:¡ adecu,lda co mo teoría de bas e p ara le 1. 1 "cgunda mitad del siglo XIX. Sin embargo , esta eq uipa­

la si, tem :1 tiz'lCión his tórica. A m~í$ de las filosóficas , se tra ta \l'Ü~ fi C~ problem¡Ítica ya que no tiene en cuenta que en el

aquí de razones sobre todo de tipe¡ his tórico-cien tífico, res ul­ i ¡;R¡!) tlL' la expresión «histo ricismo » sólo se puede tratar de

tado del surgi miento del histo ricismo. !f¡dk"cillll tipológica ele lilla car8c terÍstica y no de una dcs­

,.lt.iÓII t fll plrica de 10 real: pu es ya hay que presuponer un


I!l1l11.íd., significado de «historicísLDo» para poder carac­

20 21
te-rizar a un cierto comportamiento científico como his toricista
formarse en un escepticismo o agnosticismo general con re!t>ec·
y este significado está determinado, por lo pronto, por el uso
to n la historia. Bajo esta forma, el h istoricismo conJ¡donS la
del lenguaje. Los critica s del tipo de «rustoricismot » le r e­
polémica filosófica en los años alrededor de la Pri mera GlCWl
prochan practicar la historia sólo en aras de sí misma, adop­
M undial; lo que se tra taba de superar entonces era aquel -da­
tar UD¡¡ actitud puraqJente contemplativa fren te a las infor­
tivismo que se h abía ido formando h istóriCAmente y que hlbía
macIones históricas sin in terés en referirlas de manera sistemati­
provocado una siruadon de deSOrien tación práctica .
zante 11 la vida actual y limi tarse a coleccionar y amon tonar
En esta caracteri7.ación tipológica dc.1 « hlstorici smOl») es
sus problemas. En realidad, el his toricistat deja de lado esta re­
importante no pe roer de visto su conexión con el «histoticis­
ferencia a la vida actual por considerarla no cien tífica, por
ma l». Pues si todos los concerros y normas mismas SOD ;610
1111
ser un «pensamien to no histórico» y perjudicar la objetividad
d atos históricos coru ri tuyen un prius fá ctico y. por lo ta.1 1"O .
CIentífica. En esta ca~acterizaci6n tipo16gica, 113 sido criticado,
no pueden ser referidos :1 lo concep tu al y lo normativo . que
sobre todo, el historicismo de Nietzsche en su segunda «Consi­ ;ólo son concebibles en el pensamiento. Lo hislórico apa-ece
eración anacronica» (cfr. ¡nfra 4), sin desde luego u tilizar la mo fundamentalmente diferente y, en pri ncipio, como de
paL1bra «historicismo». Resumiendo (y utilizando o tro «iSillO») 1[!Ual valor (Cfr . L.291 52). LA f:;cticidad hist6rica en su di­
podría definirse al historicismo¡ como el positivismo práctico versidad v modilic1\bilidad es pues no sólo ln base de tedos
de las ciencias del espíritu e'l [a investigación histórica, es 1 11~ conceptos v normas. sino Ismhién de la elaboractón con;ep­
decir, como una actitud que se atiene exclusivamente a lo po­ '/I¡{ de las informacione,~ histÓricas, ya que es impOSIble que en

sitivamen te dado y que desconfía de todo lo que, por vía de llo~ aparezc.'l ejemphtrmentt algo uruversru. y suprahistórica
interpre tación, va más allá de él. le}'es, fines, valores- _ todo ¡ntento de sistem atizaci6n his­
En o tro uso , la palabra «historidsmo » (en adelante, «his­ fr",rica, q ue no pretenda sel;' pura especu lación , ql.leda ltgado 11
toricismo2») designa UDa forma de pensamiento que puede ser qudb base de d.Hos . Esta estricta vin culación dificult.1 tam­
[· 1 todo imento de hacer valer en el historicismo puntos de
muy bien caracterizada como la op uesta al «pensamiento siste­
I r :1 cpistbmcos/ hay aquí una tenden cia al dogm atismo de lo
mático ». I nvocando la variabilidad y .relatividad históricas de
todos los conceptos y normas, ~e niega a reconocer una sistemá­ ' uln: los hechos son lo primero " nuestra concep tuoli:r.ación
tica universal y atemporalmente válida en la interp retaci6n cien­ (í~l1e que guiarse por el1a~. As! pues, d histOl'íctsIno~ se pre­
lífica o filosófica del mundo . E n es te sen tido, «historicismo!» I,,~ I como la justificación fi losMicn elel histOtlClsmo¡ }' podría
es una posición filos6fica que está dispuesta a concebir In vali­ ll amado positivismo Je las cienC1 a~ del espíri tu en el sen­
dez de los conceptos y las normas mismas sólo como algo his­ 1('1 ti una posición fi/osóf;c" Como es de esperar, en el con-
tóricamen te dado: sos tiene un total relativismo h istórico en l! ' filosMico, los problemas elel hi sloriclsmOJ. se encuentren

el ámbito del conoci miento y de la moral. De acuerdo con esta 11 111irmr plano. Resta señ:l ln r que el bistorlcismo2 debe ~er
posi ción, las palabras «verdad » o «valo r ético» significan co­ lii ~ ¡"crado como muy pr6ximo a aq uéllo que en la :filo­
sas diferentes en las distintas situaciones históricas y como fll! r'!Jclc cri ticarse como psícolo.p,/f/11O o socioloJ!,umo, es
esto también vale con respecto a lo que uno mismo considera :-: .., l.. rl'll'lcción de toda pn:tensi6n de validez universal ---por
como «verdadero» o como «ético», esta posición puede trans­ I)tó jnicios ló~ jcos , morales o estér ICOS- a h echos que

22 23
CO j~ta w la nsic.,lo, .1:' o JJ s(1Ciología . fl his to rkism02 sostiene del siglo XVUI y comienzos del XIX; desde el punto de vlst" de
una te: j:\ ¡-,', I/ce¡mm! ~lmílar. sólo que ,lq U{ la base de r educ­ la histori:1 de las ideas, esta época está caracterizada por la
cIón es el concepw propIamente dIcho de aquéllo que , según crítica rom áu cica a la Ilustración, esp€cinlme nte a la Ilustra­
el métorlo his tóriLo-cicn t ífico. «LS el 0 150» , i6n del siglo XV1II. Aquí han de bastar algunas observaciones
En \I n tLfccr ll SO l «hi storic ismo l») la palabra «his to ricis­ generales al respecto (Sobre la gén esis del historicisrno, cfr.
mo >, no es l l<;ad:l con intenCI ó n po lémica; podna ha sta deci rse 1.25). La base teó riC3 de la crítka J e la Ilustración a lo tradi­
que tiene un , en tid,) pos iti vo. Así, por ejemplo , Ernst 1'ro­ cional es la concepci6n de Olla l1atl41'aleza hum4na universal in­
eltsl h (en 7. 11 ) u tiliza esta p:.Jabr:¡ para la caracterización del modificable : sltve como criterio p ara la disti nción entre lo na­
prucest' Je la ,<\¡ j<torizacicín fumlamt: ntal de todo f11 lcstro pt.:ll­ tural y lo an ti na tur al en la socied ad huma na, entre lo racional
¡;a m l c ll Lq aCerGI de l hombr,-, su cu lt lH:¡ y sus \I'·IIores» (10 2 ) y y 10 irracional en las concepciones dd hombre y ~ntrc Jo legí­
lo opone .11 l1alu }'oliuflO c omo b für llln de pensami ento que se timo y lo ilegítim o eo el ámbito non nauvo de la moral y la
ha !ib('r1d) J e la explicació n mctl,físiGI de la naturaleza. que política. La crítica romántica a la IlustraCIón se centra en S'J
trJ ta de ~x r lic ar la n:lturae7.J por sr misma v que sólo admite lesis teór ica y fu e esti mulad a por el hecho de que los filósofos
moddos nl<1te rnáticus y el ex amen cmpLnco . Según TroeJtsch. L la Ilus tración -:1 pesa r de casi todos eSlaban de acuerdo

histonClsmo '! naturalismo son <de" dos g r:1nde~ creaciones cien­ (·n que !{)s hombres serían felices si vivieran de acuerdo con
tíficas del mundo modernm> (104) y limita la u tilización crítica 11 naturaleza y b" leyes naturales- no est3 ban de nhguna
de los dos -:oocep ros a la exéges ls que a veces p ueda n haber rnunera de acuerdo accr.:a de e n qué consistla esla natLm¡]eza
condicionado ~st"s dos creaci o nes de In r.lcncia. Karl Mannheim­ IlI1 ivc:rsal e inmodificable del ho mb re : si en la organización fí-
va aún má, lejos y lIa111'1 al historiClsmo 1.1 «concepción del Ira del h ombre, en sus características psíquicas o en los con­
mundo » de la 'lctualid:¡d (en 1.24) <:5 decir . la forma de in­ ol id onamientos q ue resu1tan del hecho de ser u n ser racional.
terpre t1Ción qu e su by8.ce " todas nuestra comprens ión del 1''i11 crítÍl:a ser á esbozada aquí u tilizando como ejemplo el pra­
mun do. 50bre todo Fried t ich M einecke celebró al historicis­ l. Ir.~1 de. la historia.
010 como una revolu ción del pensamie nto debida al Rom anti ­ ~ í se ut iliza el concepto de Ull a naturaleza universal e in­
cism o alem;J n , como un movimiento en cont ra de la Il ustra­ 1111I11,fiC<lblc del hom bre como base teórica de la consideración
ción francesa y cuy.] importancia no es menor a la de la Revo­ .¡, Lt hhto ria, surge de aquí necesariamente un interés siste­
lución Francesa (cfr. 1.25). 11 111(0 por la hístOl iu. E sta puede ser sólo una colecció n de
Al uso neutra l o positivo de «h is tori cismo» en el se ntido ,· lIlp!IIS d(. J,¡ influencia de leyes del comportamien to uni­
del his l(l ricism03 , subyace la ide~ de que :1quí nos en((ln tLl ­ ,'1; I .1 hu mano qu,- uno estudia con más éxito y (debido a la
mas con una interpretación amplia del mundo que, e n una ¡'Gil l·onfd )ilidad de la tradición) de una manera más con­
prime ra aproximación, puede ser c lracterÍ7:ada a través de su lrl)l llhk, en 11 pSi cología o en o tras disciplinas afines con
ca paci dad para el pensamiento hist6rzco. es d,:clr. la ca pacidad II 1, 1 \~L1s ciencias form ulan condiciones para el comporta­
para comprender h dimen si6n histórica de los fenómenos e InÍCld ll h lllnanc en general y, por lo tanto, el índ.ice te m­
un sentido que habrá que p recisar aú n m1s. E n el ámbito de j)fi11 11 t :l c' lJllportamien to histórico de los homb res no pue­
hahla aleman a, el h hto ri cí , mo.l ;1p,Hecl: prInci pa lmente a Hnes Ir .I bdr 1·lhdluti vfllll ente ninguna dimensión nueva de los

24 25
rrupción d e l a historia un iversal, tai como el que polémica mente
objetos de la investigación. La Ilustración, al elegir como
sos tuvie ra R ousseau en sus e scritos de crí tica a la civilización,
base de explicaci6n la naturaleza humana universal e inmo­
hace uso de este modelo: ele otra m anera, el requerimiento im­
dificable, sigue el ideal de la ciencia científico"natural, es de­
plícito de tomar como punto de partida al homb re natural
cir , de una remisión de lo modificable y cambiante a 10 inmo­
y a. sus der echos para transformar la situ ación crít ica de la so­
dificable y Q sus leyes. Como ha mostrado E m st Cassirer (en
ciedad y de la educación, carecería de obj eto . El carácter ahis­
Die Philosophie der A ufkliirung, T ubinga 19.3 2, especialmen­
tórico de la esencia «ho mbre» no es aqru só lo la base d e la
te cap. 5) sería u na simplificación tosca de la Ilustración ne­
explicación histórica, siro también de una crítica rica en con­
garle s in m ás el senlido de lo histór ico; una objeció n de este
lipo seda más bien un «slogan» p olémico del Romanticismo secuencias prácticas.
En contra de e ste esquema iluminls ta de la co nsideración
en su enfrent3mien to con lo. Ilustración. E n todos los ensa­
(le la his to r ia , Moser, pero sobre todo B elJe r, introducen la
yos histórico-filosóficos de la ilus tración, desde el Essai sur
"'ca de la individlfalidad histórica , Ní!'gan que la historia tenga
le moefJ rs de Voltaire hasta el Esquine d'un tabledu historique
,lgo que ver con meros ejemplare s o formaos feno ménicas de
des progres de l'esprit humain de Co ndorcet, 13s característi­
l., especie inmu table «h ombre» . H erder , so bre todo, critica
cas d e l a naturaleza universal h umana definen condiciones his­
IIn conce pto de especie de este tipo aduciendo gue, a través
tóricamen te inmutables de las transformaciones h istóricas . E l
,le ella, se presenta como real algo que es ,sólo una mera
devenir histórico e s sólo considerad o como la creciente man i­
,h·.tracción . En lugar de la histo ria como colección d e ejem­
fe staci6n de aquéllo que el hom bre ya siempre es por su p ropia
\,I,,~ de algo ahistórico, apar ece en H erder la historia como se­
especie. La infl uencia de la praxis hum ana en el proceso de
. fll"lIr;a de individualid;'icles mco nftmdibl e~ : de «espíritu s d e
desarrollo de aquel la manifestación es evaluada d e m anen
I,110·1 ,l os» y de « naciones» que , bajo cond iciones determinadas
diferen te por los distintos autores : en esta m ed ida, aquella
y ,le 'tina manera siempre ú nica, personifican la especie. « hom­
teo ría 3histórica de las condiciones d el actuar his t6rico de los
hombres no es necesariamente de terminista, es decir, es u na 111' ~ ( ~h . 1.111 Y ss. ). N o es posible analizar aq uí los pro­
teoría de las condiciones suficientes del desarrollo histérico. I, II ''':I~ q ue resultan del jn te n to d e Herder de conciljar la idea
lo 1.1 u nivocidad de las individ ualidad es, que con sti tu yen el
Precisamente a causa de estas in terferencias entre las condicIO­
nes naturales y las practicamente producidas por la acción 111 1 1" hbt6 rico, con la unidad del género humano y la idea
bumana, ya antes que Kant, muchos aulores negaban a l a tI' I lIi ,k sarroUo per manente . Baste tan sólo señalarlos como
I (J I ,h l l \'H,. Q Ul.da abierta la cuestión de saber qué es lo que
histor ia In nota de cientificid:1d. Sin embargo, lo importan­
!lpitl, , p ie In uni,Iad d el género se desmembre en los muchos
te es que la Ilustración no toma en cuenta la posibilidad
)l1 .l li l' dd pueblo: diferentes naciones no podrían ya con·
de un efecto modificado!" de la historia sobre la natu raleza h u­
Ijj l ,( \' Il·c ,mocerse recíprocam en te como hombres. Al mis­
mana. La es tá tica y la dinámica en la historia siguen distri bui­
1 III 'II IPO, dL la idea de individualidad no resulta ningún
das en la esencia y aparición de la especie «hombre» . E s además
l' HilO 'lue permita colocar a los individuos históricos en un
importante que la idea de progreso, con la que está vi nculada
lo idea de la histo ria de la Ilu stración, es sistemáucamente v'(1lllcionista : este contexto sería siempre contin·
independie nte de es te modelo. También un esquema de co­ IIlhargo, más jmportante e s la Irttnsfomzaciól1 de

26 27
idea de desarrorto misma que se lleva a cabo como conse­ se di rigen lo s ideólogos alemalles de b R es tauración. Si u no
cuencia de la crítica d e H erd er. A través de ella aparece, en aplica al de recho n~ tural las figur'ls concep tu ales «individuali­
lugar de la mer a manifestación Q «desenvolvim ien to» de un a dad» y «desarrollo» , és te se desmemb ra e n una serie de dere­
esencia inmut able de la hum anidad, e! «desarrollo» en el sen­ I hos es peciales, condicionados tcmpo r:1l mente y camb iantes, que

tido his tórico moderno : desarrollo como transformació n , mo­ 11'1 e x p~esa n n ada más que e! cadeter individual de los pl1C­
dificación del todo, no sólo de su aspecto exterior y de sus H os. F rente a estos derechos V,I no hay ninguml otfa in stan cia
formas fenoménicas. La capacidad de ver lo histórico en su <.!- apelación a la cual pu ed a acudir quie n con side re que esto s
uni vocidad y en su desarrollo individual conduce a lo que po­ I Tcchos so n in jus tos : la te nsión entre el derecho natural y el
dría llamarse la historización de la historia y al abandono del 11 ;T chü pü s í tivo , legislado , e s recogid:1 e n beneficio de u n

modelo de las ciencias naturales : los fenómenos h istórico-cam ­ ll'lIlS icgal lact icam ente válido .
biantes ya no son reducidos a condiciones inmutables y siem­ Aqu l no pod emos an alizar la CI,CS[lÜn o ce l'CIl de ~: , en prín­
pre idénticas. 'I.in . es po sible caracterizar a h ¡-Icbicicín jUSfl ; t\, r,11I s~a camu
Que el historicismo emergente que, en su crítica a la Ilu s­ 1\1~'resi s w » y a la h istoricista como «co nsetvaJeril\; o «rcae­
tración, formulara la idea de la individualidad histórica y de! 1I'\I'i\,> . E s posible imaginar casos e n los que 1" invo(',lCión
desa rrollo en la forma aquí esbozada, respondía también a dnech os in mu tables e invio lable:' pueda ~er t a lltl:l 111" tucn­
un fenómeno político puede verse muy claramente en la impor­ 11 re presión como un -¡ ,11'gumen l,lción en b" !leC' ,.10 dl~ k
tancia que la Escuela histórica del d erecho (Niebuhr , Savigny 1 Il, m itido , en el sen tido de Savign)' . (Cfr. 11 re~p eí:lL ¡).1 0 )
y otros, cfr. 1.292) tiene para el h istoricismo en general. '1\ 1,11 Ulte existe una co , l~.x i ón no caf,ual entre el hlstoril:. is­

En 1814, Savigny publica un libro con el título «De la voca­ v un d eterminado tipo dd cOn5c rvadorismo polí tico y
ción de nuestro tiempo para la legislación y la jurisprudencia» )('1 d: ella resu lra d el bccho de q ue h istoricism o.l ataca la s

en e! que polemiza en contra de la introducción de nuevos có­ \I¡: h crítica ilu s trad~l del sl u1cJ XV TI I mediante esta m is-
digos , en nombre de las peculiaridades locales, individuales e IU 1 r' IICU . La Ilu stración pa l n.: Je d isti nciones Eun dmnent.t1es
históricas , de las formas de vida. Esta argumentación, que toma fte 1 1 pri ncipio y la realid ad , Ul tre lo n atural y lo bcti­
y refuerza m otivos de Maser, está a menudo dirigida en con ­ 1I1I:IHl )t::dizado: lo fUll d lHl1ental v 10 n atural es accesible ,
tra de la recepción del derecho francés después de la domina­ 11, [\'(" .],.: la experienCIa, a todo hO ~1bre sensato . L a confron­

ci6n napoleónica . La argumentación historicista se convierte, II'!I' ,1, :Ifll bns ám b ito s e, la figura b ásica de sus reduccio­
111 l illL.. S ql1\._ se refieren no só lo .1 la metafísica V a la reh­
de esta m an era, en e! fundamento teórico de la Restauración .
La Escuela histórica del derecho traslada la crítica romántica a iflO t llIlbién a las legitimaci ones ideológ icas de la sit ua­
la naturaleza universal de! hombre, al derecho natural, es de­ 111 I:n d ancien ré¡¿,im e. Por el contrario , si las distin­
cir, a la concepción de que todo individuo humano, tan sólo por Itll .1\1 :1' son atacadas y, ad emás, la Illlstr8 Ción no pue­

e! hecho de ser hombre, está dotado de derechos inmu tables rl llll! f ,~ porque el a taq ue e s realizado con sus p ropias
e inalienables . Pero la teoría de los derechos naturales en ,ít C1llÜ'S ht toleranca , y h as ta q uizás la justificación de
tanto herencia de la Ilustración y de la Revolució u Fran~csaJ ¡Il f' n, ! 1~ 1 1I '(L se r una consecu ellCl a inev itable .

es la base teórica del derecho napoleónico en contra del cual p,li ,; IIl1'; ll lIr esto volvamos a H erder. 'En contra del concep­

28 29
to abstracto de la especie «hom bre» que según él condiciona plantear a un an álisis filos6firo de conceptos, principios y nor­
la im(l~en de la hi slorli1 de h: Ilustración, aduce que se trata mas. Sobre todo su h losoHa dd derecho y de la historil pre­
aq uí de una abstracción hipostasi acla : la experiencia mues tra ende armonizar la idea de la raz6n universal del homb re y
más bien perso nificacio nes siempre ind ividuales de la natu­ del derecho natural con la idea del desarrollo histórico y de
raleza hu man a; con respecto H ellas In «natura leza universal la individualidad de las situaciones vitales humanas. El SÚbll­
del ho mbre» sería un monstruo metafísJCo que la Ilustración lulo de su Líneas fzmdamenlttles de la filosofía del á"r~cho
con funde con la r~d ad. H erder repite pues una figura básica 1821) reza: «Compendio de derecho natur..l y de la denci
de la crítica il uminista pero , dán¿ole un giro crítico , la vuel­ de. Estado» y su objetivo es una reronci1iaci6n de ha pre­
ve en contra de In Il ustración. E l 11lStOriClsmo3 emergente for­ sione~ de la Ilustración con la realidad hist6riC.'l ~ del ESlf.\clo
mula en contra ele ~a <m lz6n univer'ial de! ho mb re», en cuyo (tlr. Pr6Iogo); y esto no se lleva a cah!) <!D el estilo de Savigny.
nombre b I lustración pusiera en tel;] dL juicio toda justifica­ n est!\ tem la , de 10 que se trata es m~~ llien de hllcel' justiciil
ción metafísica de lo his tóricamente deveniJo, U lliI sospecha 'lto a la Ilu straci6n racionalista-abslracta como a la hislo­
análoga de ,lcti tud met.¡fíc;ica. Con respecto al Roman ticismo ¡sta. Este programa hizo que Hegel se volviet'd sil<;pccho~o
en genera l pero, sobre tedo, con respec to al hi storicism03, pue :1 ambas partes: tanto I1MO el liberalismo pultdc!" t:pe in
de afi rmarse que sería falso denu nciar Incondicionalmente a IC8 Jos derechos ahist6ricos del individuo, ;omo .pu., 105
?mbos movimielltos con rL'ilcciones inacionalis tas o como «des­ onscrvadores, que consid :ran que lln:l teoría tacÍonnl ~e1 de
trucci6n de la rozón" (Lukác:;) . La sospecha de irracionalismo l"ccho pODe ya en pc.ligro su ~lItúridad. (cfr. 1.169). Lo.. Imiuae!
pierde su uni vocidad si se pucck mostra r que el historicismol 1I t.. )0 sistetn.ático y Jo hisl6nco, que Hegel prctl!nde h ilbl' l
está en conJiciones d e iden tifi car rasgos irrHciomdes en el racio­ t,.b1ccido te6ricamente en su filosoífa de! derecho V dI.: h\
nalismo de la Ilusuación ; y ésto, con :;us propios medios y pau­ hii loua, está basada en un concepto de «razón» y J~ <\CSi ·1­
tas. El hzstoricismol IJllJllW es Ilustracu)TI ; en cambio , la indica­ itU}~ que es presen tado como unidau dialéctica de 10 esUtico
ción de !,osibles consecuenc ias couservadoras 11 0 es objeción lo dinámico , de sujeto y objeto. Este Loncepto tiene que po
alguna, ya que pod ría suce der que los argumentos que parecen
¡J.ilit:lf la sistematización completa del mundo humano lli5­
hablar el; fttvor del ccmserv:tdNismo ::ean verdaderos. Así pues,
i 611co_ Si, segú n H egel, la explicaci6n de u n concep to de este
lo que la t'x pres i0n«hi tsoncismo.J » sign ifica aqU! y en 10 que
ti po y3 no es posible en una «cienci a de la lógica» dialéctica,
sigue podría ser designado también cabalmen te como Ilust ra­
IH (lllCeS tiene que derrumbarse nuevamente aquella síntesis
ción IJlstoricista .
le 1" 1I115traci6n racionalista y de la Dustración historicista, es
P'Ü r lo qu e respecta a la posici 6n del historicismo3 con re­
ir, de la racioDaUdad ilbstracta y de la realidad histórica . Las
lació n a los dos tipos de hi~t o r jcismo presC!l1 tados en primer
IIles de ello no son s610 de carác ter histórico-filosófico, Al
lugar, conviene tene r en cuenta la posici6n de H egel frente :1
nédito del sistema hegeliano contribuyó especialm en te su
la Ilustración historicista. En su Fenomenología del espíritu,
pOIle' de la filo sofía de la n aturaleza que tenia que p arecer
Hegel intenUl, por primera ve"l. , llevar a cabo sistematicameítte
lt~VÍC'[1 y caótica frente a las mo de rnas ciencias natu rales que
un a intelección del caráct~r báSICamente histórico del mu ndo
Ifl wlu:aban a surgir . Aquí tiene sus rafees el dualismo moderno
humano, es decir, de acuerdo con las exigencias q ue hay que
1I t. cie ncias de la naturaleza y ciencias del espírit u. El histori­

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cismo se independiza nuevame nte a causa del de rrumbe del no s610 a la posibilidad de su manejo racio1lalJ y con consenso,
sistema y conduce a las formas de la conciencia h istórica que sino al mism o tiempo a la racionalidad y a la posibilidad de
hemos caracte.ri7.ado tipológicll me nte más arriba como histo­ consenso, con respecto a la imagen que los hombres se bacen
ricis mol e his torícismo2. es decir, a un ma nejo asistemático de sí mismos en tanto sujetos y actores de la historia, Porque
e los detalles hist6ricos, sin referencIa a las cuestiones de una u ta imagen condiciona de manera inmediata la praxis histórica
pr axis racional d e la vida, y al posi tivismo en las ciencias l/e los hombres -su motivación y legitimación- , la vincu­
Jel espíritu, en tanto su justificaci6 n teó rica . Pero también tildón que Kant estableciera entre filosofía de la h istoria y
para el hi storicismo en tan to posiciórl histórico-filosófica es , filósofía práctica indica un contexto general que esta monogra­
según Hegel, fu ndamentilI el p roblema de la sistem atización n,l quisiera aclarar : la relevancia de los problemm del histori­
pues precisamen te los p rincipios ahis [órico-a b~trac tos que en la ;rmo y su solución con respecto a la relt1ciún entre formación
filosof ía de la Ilus tmción posibili tan la sistem atización de la ',. teorías, autointerpretación y praxis de los hombres en el
historia, son atacados por el 6istoricism03 de una m anera ilu­ nJo histórico.
111inis ta. Por ello , desp ués del derrum be de la síntesis hege­ Hay que mencionar aún algunas limitaciones metódicas del
liana , por razones argumenta tivas , la cuestión acerca de cómo ~ln hito de objetos que aquí habrá de ser considerado. Por lo
es posible la sistem ntizadón d e la h istoria es el p roblema cen­ '11Ir respecta a la génesis del historicismo, me he limitado en
tral de la filosofía de la historia.
1" Introducción a la presentación de las condiciones histórico­
I,h.óficas e histórico-científicas; esta limitación será manteni­
1.. ("n lo que sigue. E llo no significa que niegue la existencia
c) Obser vaciones metodológzcas
d, n( f¡IS condiciones (terico-sociales) . La tarea del filósofo pro-
Infonal no puede consistir en tan sólo repetir suposiciones
ta mo nografía se p ropone aclatar la vigencia permanen­ lII·fules y por todos conocidas acerca de estas condiciones,
te d e La, tcoría~ q ue aquf se presentan con res pecto a la dis­
...11 1110 su examen y concreción supera su competencia profe­
cus ión actua l de cues tiones histórico-filosóficas . Trata de re..
1, "'111.\ Quizás alguna vez esta exposición sea completada criti­
forzar la lesis según la cual la comprensibilidad y fe cundidad
..I('n le mediante la presentación del ma terial histórico-social
e es ta d iSCUSIón no queda garan tizada sin el conocimiento de
los dcbates que con dicionaran esencialmente el panorama his­
IIIt '.(. relaciona con el objeto «historicismo». Por lo demás,
111 .11 0 objeto es la problemática fdosófica del historicismo, es
tórico-filosó fico en la 5cg uilda mi tad de l siglo XIX; sostiene
que los problemas Llel histo rismo son nuestros p roblemas. Ha.
1(, 11 , d concepto propiamente dicho de las cuestiones teóri­
y IIrgumentativas que planteara la Ilustración historicista;
brá de expIicitatsc. lo que la cita de K nnt p resentadn más arri­
ba tfln sólo insil1t~a; la exposición escéptica del problema de la " ,·I kl, t'sta limitación metódica del ámbito de investigación
sistematización ter mina con la observación : «'con lo cual, al Itll.ll mente ilegítima.
fina l, uno no sabe qué pensar de nuestra especie q ue tan con­
(l , Aptl en 8.42 n , 119 y S., scfi ala la conCXlon entre la
venci da eslá de sus ventajas» (1. 121,34 ) El problema central l. lId 1" , f<Jricismo y el derroc:lmiento d" las tradiciones hasta ese
de la posibilidad de sistematización de la histo ria se refiere '1'" . 1, .lll1nUTlfl·~ en la soc i ed~d t'uropea, en los siglos XVIlI y XIX.

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Por la mism a razón. me limitaré a seleccionar y presentar Jbierta la de saber si Marx !cgra o no eludir el problema del
críticamente posiciones filosóficas que, por las razones que historicismo.
habré de exponer, me parecen ejemplares. La objetivamente Por lo que respecta a la forma literaria de esta monografía,
necesaria confrontación de la interpretación filosófica de la l ;lbe se.ñ alar que está basada en iccciones universitarias, No
praxis histórica del conocimiento con esta praxis misma no pretende ser UD estudio erudito sino una presentación concen­
puede llevarse a cabo ya que ella sólo podría ser' realizada en Ir.lda, crítica y, sobre todo , legible, de las mencionadas posicio­
IIt'S histórico-filosóficils , desde un punto de vista rector siste­
cooperación con los historiadores de la ciencia. Siguiendo el
hilo conductor de la diferencia tipológica entre filosofía de la l11.ítico que pueda estimular al lector n ocuparse por sr mismo
historia dogmática y crítica, elegiré representantes de las dos k los temas aquí exp uestos . En es te contexto, que no está
clases de teorías; tematizaré ensayos que intentan fundamentar .rientado por pretensiones de originalidad en la investigación ,
la sistematización de la historia, por una parte en inteleccciones I análisis de la bibliocrafía secundaria puede pn sar a segundo
o suposiciones materiales y, en reflexiones de crítica del cono­ 11110 . La bibliografía que se incluye al fin al de este libro no

cimiento, por otra. Como teóricos del primer tipo he de refe­ ,. rlirn a ser exahustiva; se trata más bien de una introducción
rirme a Ranke, Burckhardt y Nietzsche; como teóricos del Ihliográfica.
segundo tipo, presentaré a Droysen, Dilthey y Windelband l Recuerdo con agmdccimiento las discusiones con los parti­
Rickert. En un capítulo final, con carácter de resumen, he de Ip.lI1tes de mis lecciones en la Universidad de Frandort del
considerar los problemas que de aquí se derivan y la cuestión h'l1o durante el semestre de invierno 1972-73; sus preguntas
de la actualidad del historicismo para el presen te. "hservaciones críticas han contribuido en gran medida a la
Creo que debo dar una explicación con respecto a la no in­ l'lhllración del trabajo que aquí presento. Como señal de
clusión de la teoría de la historia de Marx en esta exposición . I.u lccimiento, a ellos va dedicado este libro. Agradezco tam­
Por una parte, desde Karl Kautsky, existe una serie de expo '''11 muy cordialmente il la Sra. Helene Windscheid por su
,llhoración en la preparación del manuscrito.
~jciones que resumen esta posición (cfr. 9.21 y ss.). Pero más
import:lOte es una razón objetiva de esta limitación temá tica
Marx trata de mantener la unidad hegeliana de lo sistemático
y lo histórico pero, al mismo tiempo, independientemente de
las premisas del Idealismo absoluto, procura darle una nuev ,1
fundamentación. Aquí no es posible emitir un juicio acerca dI:
hasta qu¿ punto Marx logra su objetivo, Por lo menos , Mt\tx
no es un historicista en el sentido de la filosofía de la hislll
ría después de Hegel que aquí ha de ser t:xpuesta; DO lo lo:
porque en la crítica de la economía política cree estar en po
sesión de una teoría de base postfilosófica que parece d;1I
una solución satisfactoria al tradicional problema h ist6ric(.1
filosófico de la sistematización. Me parece que es una cuesti(ín

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