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PERFIL EPIDEMIOLÓGICO
En el mundo, las tres formas más comunes de DCMN son la carencia de hierro, de
vitamina A y de yodo (1-3). Juntas, estas carencias afectan por lo menos a la tercera
parte de la población mundial, cuya mayoría se encuentra en los países en desarrollo;
de las tres, la carencia de hierro es la más prevalente. Se estima que poco más de 2.000
millones de personas tienen anemia, poco menos de 2 000 millones tienen un estado
nutricional inadecuado de yodo y 254 millones de niños en edad preescolar tienen
carencia de vitamina A (Cuadro 1.1).
CUADRO 1.1
Prevalencia de las tres principales carencias de micronutrientes, por región de la
OMS
a Con base en la proporción de población con concentración de hemoglobina inferior al límite establecido.
b Con base en la proporción de población con yodo urinario <100μg/l.
c Con base en la proporción de población con signos clínicos oculares o retinol sérico ≤ 0,70μmol/l.
fuentes: referencias (1–3).
Desde la perspectiva de la salud pública, las DCMN son una preocupación no solo por el
gran número de personas afectadas, sino también porque constituyen un factor de
riesgo para muchas enfermedades y pueden contribuir a incrementar las tasas de
morbilidad y de mortalidad. Se estima que las carencias de micronutrientes son
responsables de alrededor del 7,3% de la carga mundial de morbilidad, y que las
carencias de hierro y de vitamina A están entre las 15 primeras causas de la carga
mundial de morbilidad.
Hasta la década de 1980, los esfuerzos para aliviar la desnutrición en los países en
desarrollo se centraron en la desnutrición proteinoenergética (DPE). Aunque
indudablemente la DPE continúa siendo una preocupación importante, se ha llegado a
valorar la importancia de las carencias de micronutrientes en términos de su efecto en
la salud y la función humana. Como resultado, durante las últimas dos décadas se ha
observado un incremento en las actividades que intentan comprender y controlar las
carencias específicas de micronutrientes (7). Por ejemplo, los esfuerzos realizados para
controlar la carencia de yodo experimentaron un nuevo ímpetu a comienzos del
decenio de 1980 cuando se reconoció que esta carencia era la causa más común de daño
cerebral y retraso mental prevenible en los niños (8,9). También hubo reportes de un
aumento en el riesgo de mortinatalidad y de recién nacidos de bajo peso al nacer en
regiones con carencia de yodo (10,11). Cabe señalar que la tecnología para la
prevención de carencia de yodo —yodación de la sal— ya estaba disponible y, además,
era fácil de aplicar y accesible aun para los gobiernos con presupuestos sanitarios
limitados. Por consiguiente, parecía posible que la yodación de la sal pudiera ser una
opción viable para la prevención de la carencia de yodo a escala mundial.
CUADRO 1.2
Carencias de micronutrientes: prevalencia, factores de riesgo y consecuencias para
la salud
NA, no es aplicable.
A Los micronutrientes se describen de acuerdo con su orden de importancia para la salud pública.
Fuentes: adaptado de las referencias (1–3, 5, 6).
Fortificación de alimentos
Suplementación
La suplementación es el término
utilizado para describir la administración
de dosis relativamente altas de
micronutrientes, generalmente en la
forma de tabletas, cápsulas o jarabe.
Tiene la ventaja de que es posible
suministrar la cantidad óptima de uno o
varios nutrientes, generalmente
Figura 8. Suplementos en los alimentos. (2017). ©Todos los compuestos con alta absorción, y con
derechos reservados. Obtenido de: frecuencia es la manera más rápida para
https://www.muyinteresante.com.mx/salud-y-
bienestar/suplementos-dieteticos-contienen-drogas/ controlar carencias de micronutrientes
en individuos o poblaciones identificadas
como deficientes.
Debido a que una dosis alta de vitamina A mejora durante cuatro a seis meses las
reservas de la vitamina, resulta adecuado proveer el suplemento dos o tres veces al
año. Sin embargo, en el caso de las vitaminas y minerales hidrosolubles, es necesario
que los suplementos se consuman con mayor frecuencia. En general, la suplementación
requiere del suministro y compra de micronutrientes preenvasados que resultan
relativamente costosos, un sistema de distribución efectivo y un alto grado de
cumplimiento por el consumidor (especialmente si es necesario consumir los
suplementos a largo plazo). Los gestores de programas mencionan frecuentemente la
falta de suministros y el poco cumplimiento del consumidor como los principales
obstáculos para el éxito del programa.