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Pregunta:

¿Cuáles son las principales acusaciones de los protestantes contra la Iglesia Católica?

Respuesta:
La generalidad de los escritos apologéticos se han concentrado, con particular lucidez y buena documentación,
en los aspectos principales del Protestantismo. En efecto: su historia, circunstancias históricas, consecuencias
religioso-políticas, doctrina de las principales sectas o sub-doctrinas, etc., son la tónica principal de estos
documentos que muy pronto también incluiremos en nuestro sitio.
Sin embargo, la experiencia cotidiana de los fieles en el día de hoy clama por un diagrama simplificado de
argumentos esgrimidos por ellos y las respuestas que fundamentalmente pueden oponerse.
Como en todo trabajo apologético, nunca, jamás, el problema se centra en las personas que profesan estas
doctrinas, sino en las ideas que dan nombre y agrupan estas denominaciones.
Este es, por lo tanto, el primer primer trabajo que ponemos a disposición de nuestros lectores. Y, bajo esta
premisa, resumiremos los argumentos ‘evangelistas’, en el siguiente cuadro acusador:
‘Sólo tenemos un intercesor que es Jesucristo y solo su palabra nos hará libres, por lo tanto no puede haber
Papas, ni Vírgenes, ni imágenes ni ídolos, sino solo Jesucristo’
Procediendo con el uso de la sana razón y de las mismas Sagradas Escrituras, que en verdad y auténticamente
ellos aman y estudian tanto, procederemos a un análisis atento y cuidadoso de cada punto.
1) ‘Sólo tenemos un intercesor que es Jesucristo’
Hay dos maneras de ser mediador o intercesor.
La primera es: pagando la deuda que el ofensor tenía con el ofendido. En esto, únicamente Cristo es el Mediador
porque Él murió para pagar nuestros pecados, y nadie más ha muerto por nuestros pecados. En este sentido
Cristo es el único mediador.
Pero hay otra manera de ser mediador: y consiste en suplicar al ofendido que perdone al ofensor, y en rogar al
Todopoderoso que envíe ayudas especiales al necesitado. Y en esta segunda forma los Santos si pueden ser
mediadores: rogando a Dios por nosotros, para que nos libre de nuestros males y nos conceda los favores que
necesitamos.
Para ilustrar lo que decimos, pondremos dos ejemplos bíblicos:
Cuando Dios se disgustó por los cuatro hombres que le habían inventado al Patriarca Job lo que él no había
hecho, les dijo: ‘Mi siervo Job intercederá por vosotros y Yo le atenderé su petición para no trataros duramente
como os merecéis’ (Job 42,8) En este caso Job aparece como mediador entre los hombres y Dios, pero no para
pagar las deudas que le tenían al Señor sino para rogar en favor de ellos. Y el Señor atendió su petición y los
perdonó.
Moisés dice a Dios: ‘Perdona las maldades de este pueblo, según la grandeza de Tu misericordia’ (Números
14,19) Y Dios le responde: ‘Los perdono conforme a tu súplica’ Aquí aparece Moisés como mediador, no
pagando los pecados de los otros (que eso solamente lo pudo hacer y lo hizo Jesucristo) sino rogando en favor
de ellos.
Único mediador pagando es Cristo. Pero mediadores rogando, si pueden ser la Santísima Virgen María, los
santos y lo podemos ser nosotros rogando en favor de los demás. Por eso el Congreso Internacional de
Mariología reunido en Zaragoza en 1979 (con participación de muchos protestantes, católicos y ortodoxos)
declaró: ‘Creemos que todo cristiano debe orar por los demás’. Los cristianos que ya han llegado a la perfección
en la eternidad, ¿por qué no podrán orar por nosotros? Y María, la más perfecta de todas las personas
cristianas, ¿por qué no podrá orar por nosotros?
Por eso dice el apóstol Santiago: ‘Por eso orad unos por otros para que seáis salvos’ (Santiago 15,16)
2) ‘Y solo su palabra nos hará libres’
Recordamos primero que los Santos Evangelios nos advierten que: ‘Muchas cosas hizo Jesús, que, si se
escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros’ (Juan 21, 25) Por eso delegó en
Su Iglesia, gobernada por los Apóstoles (que conocían todo lo que dijo el Señor) la tarea de ir y predicar a todas
las gentes la Buena Nueva, el Evangelio, que era la noticia que Dios nos había entregado a Su Hijo para que
muriendo por nosotros tuviésemos vida eterna. Por eso coincidimos en que Sólo La Verdad Nos Hará Libres,
como es el lema de nuestro Sitio. La Verdad es una y miles sus consecuencias y aplicaciones. La segunda
fuente de Revelación, aparte de las Sagradas Escrituras, es la Tradición, es decir, aquello que las personas
más justas ante los ojos del Señor nos han enseñado, es la enseñanza vida de Dios entre los hombres. Dios
mismo les ha ido revelando en el tiempo muchas cosas que hoy por hoy son verdades para la gran mayoría de
cristianos en el mundo. Un ejemplo son los libros que usted lee. El peso de 1500 años de tradición católica, el
peso de Su autoridad, validó los libros que las distintas confesiones protestantes y evangelistas atesoran.
Jesucristo nos da un sólo mandamiento y es Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos. En eso se basa nuestra Fe. Su palabra nos da vida y la visión más perfecta de las cosas.
3) ‘Ni Papas’
Dice Jesús, Señor Nuestro: ‘Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien es te
ha revelado, sino Mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré Yo Mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella’
Como habrá leído usted, éstos versículos han sido negados argumentando que puede dudarse de su
autenticidad. Pero un estudio serio y profundo revela que nunca ha faltado en los códices y versiones antiguas.
Por tanto su autenticidad crítica está sólidamente fundada y reconocida por muchas confesiones cristianas.
Sabemos por Juan 1,42 que Jesús había cambiado misteriosamente el nombre de Simón en Pedro (Kefas)
cuando éste se le presentó por primera vez. El Evangelista no da explicación de este sorprendente cambio. Es
en Mateo 16,18 donde se da la razón de ello. Cristo, al verlo por primera vez, le destinaba ya para ser el
fundamento de Su Iglesia y ahora lo declara solemnemente. En la comunidad primitiva cristiana se le llamará
Cephas, palabra aramea (Kefas), que significa ‘piedra’, aludiendo a su misión de piedra angular de la Iglesia.
En efecto, Cristo declara que el edificio de Su Iglesia (que en versículo 19 se identifica con el ‘Reino de los
Cielos’) se asentará sobre la persona de Pedro como sobre ‘roca’ inconmovible, de tal forma que las ‘puertas
del Infierno no prevalecerán contra Ella’; es decir, el poder del mal.
Este poder y autoridad pasó de San Pedro al próximo Papa, y así a través de los 264 pontífices ha llegado hasta
nosotros. Por lo tanto, es lógico suponer que Cristo no ha querido, a la muerte de San Pedro, dejar sin una
piedra angular a sus hijos. Creemos, en cambio, que desobedecer este mandato o ignorarlo es, de alguna
manera, no seguir a Cristo y desconocer las Escrituras.
4) ‘Ni Vírgenes’
Jesucristo necesitó de María Santísima para que Lo formara en su vientre, Lo trajera al mundo, Lo alimentara
con sus pechos, lo cuidara en sus primeros años, lo enseñara y educara como toda madre a su hijito. Jesucristo
necesitó de la Virgen María, nosotros, orgullosos, ¿vamos a decir que no necesitamos de Ella?
Los apóstoles necesitaron de la Virgen María. Ella los acompañaba y consolaba en sus reuniones después de
la Pasión. La Sagrada Biblia dice que: ‘los apóstoles se reunían a orar con María, la Madre de Jesús’ (Hechos
1,14) Y podemos estar seguros de que la honraban y consultaban como a la más buena de las madres y a la
más sabia de las consejeras.
Jesús mismo le dio esa importancia. Durante 30 de sus 33 años sobre la tierra le rindió los honores que el más
obediente de los hijos puede ofrecer a la más venerada de las madres. Si Cristo le ha dado tanta honra, y si en
el Cielo sigue teniendo las mismas cualidades que Él tenía en la tierra y por lo tanto sigue siendo el mejor Hijo
que ha existido y como tal sigue honrando infinitamente a Su Madre Santísima, ¿por qué los seguidores de
Jesús no podremos venerarla y honrarla de manera semejante a como lo hace Él?
¿Una anécdota curiosa? Hace poco un obispo protestante alemán afirmaba: ‘Muchos protestantes se niegan a
rendirle honores a la Madre de Jesucristo, no porque no estén convencidos de que deberían hacerlo, sino sólo
y únicamente porque le tienen antipatía a lo que enseñan los católicos’
Toda persona le puede pedir a Dios favores para otros, con cuánta mayor razón le podrá pedir favores para
nosotros Ella que durante 33 años acompañó y ayudó con tan inmenso amor al Hijo de Dios en la tierra. Ya
sabemos que en las bodas de Caná, María intercedió a favor de dos recién casados y obtuvo que Jesús hiciera
Su primer milagro (San Juan 2) Ahora Ella sigue rogando a Su Hijo por nosotros y Cristo sigue haciendo milagros
a favor de las personas por quienes Su Madre le ruega.
5) ‘Ni imágenes ni ídolos’
Los católicos veneramos a las imágenes y a los santos, porque se merecen un verdadero respeto. Las imágenes
nos traen ideas religiosas muy provechosas. Por ejemplo al mirar la imagen de Cristo crucificado, recordamos
lo mucho que Él sufrió por nosotros, y nos sentimos movidos a amarlo más, a confiar más en Él, y a portarnos
de una manera digna de un discípulo suyo. Cuando vemos una imagen de las benditas almas del Purgatorio,
recordamos los seres difuntos, y sentimos el deseo de orar por ellos, para que descansen de las penas que
merecieron por sus pecados, según nos pide el Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras y a semejanza de los
Macabeos. Al ver una imagen de la Madre de Dios o de un santo, nos viene a la memoria que tenemos en el
cielo a alguien que nos ayuda, nos defiende y nos pide que llevemos una vida más santa, etc.
Por otra parte, es común tener en casa el retrato de los padres y mirarlo con respeto. También en las plazas y
en los edificios patrios hay estatuas de grandes héroes a los que se les colocan coronas de flores, y eso está
bien. En los libros se publican retratos de grandes personajes para que los lectores los amen y los admiren y
eso a nadie le parece mal. Y los católicos no les estamos diciendo a todas esas personas que ellos adoran
imágenes porque sabemos que lo que hacen es venerar (o sea, recordar con gran respeto) a esas personas.
Tomado de www.cristiandad.org
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BIBLIOGRAFIA:
Quién lo desee puede descargar AQUI nuestro libro ¿EN DONDE DICE LA BIBLIA QUE…?, donde
respondemos a las principales objeciones de los protestantes.

Pregunta:

Han llegado dos consultas similares. 1. A muchas personas se les oye decir lo siguiente: ‘¿Por qué el
Vaticano no vende todas sus riquezas en edificios y obras de arte para darle de comer a los pobres?’. ¿Cuál
es la respuesta a esa popular acusación? Gracias. 2. ¿Cómo responder con total fundamento y seguridad
ante los comentarios sobre las riquezas del Vaticano?

Respuesta:

Esta es una vieja crítica que muchas sectas lanzan contra la Iglesia católica. Hay que contestar en varios
puntos:

1. No se puede comparar las necesidades económicas de la Iglesia en nuestros tiempos con las necesidades
económicas del pequeño grupo de los apóstoles reunidos en torno a Jesús. Algunos hacen dialéctica sobre
este punto: Jesús nació pobre en Belén y el Papa, en Roma, vive en un rico palacio.

El mismo Jesús comparó a su Iglesia con un grano de mostaza que una vez sembrado se convierte en un
gran árbol que cobija entre sus ramas a todas las aves del cielo (cf. Mt 13,31-32). Jesús, por su ministerio
itinerante y el reducido número de sus discípulos, no necesitaba casas ni posesiones. Sin embargo,
necesitaba de la generosa colaboración de algunas personas, las cuáles lo seguían y ayudaban con su
dinero: Le acompañaban los Doce, y algunas mujeres… que les servían con sus bienes (Lc 8,1-3).

Por otra parte, Jesús hablando muchas veces del mal uso de las riquezas y del bien de la pobreza, nunca
profirió ninguna palabra en contra de la riqueza y esplendor del Templo de Dios; por el contrario, expulsó
enérgicamente a los vendedores que profanaban la santidad del mismo (cf. Mt 21,12; Mc 12,42). En el Antiguo
Testamento es el mismo Dios quien determina la rica ornamentación de la Tienda de Reunión y luego del
Templo divino. Esto nos manifiesta cómo el Evangelio enseña no se debe escatimar en ornamentar la casa de
Dios. Y así lo han entendido los grandes santos, como el santo cura de Ars, quien viviendo para sí en la
extrema pobreza, nunca fue mezquino en gastos para la casa de Dios.

2. Cuando se habla de ‘las riquezas del Vaticano’ no hay que perder de vista que se está hablando de bienes
culturales que son patrimonio de la humanidad, y de los cuales la Iglesia no es más que la custodia segura. El
Vaticano, fuera de sus templos, es un gigantesco museo, bibliotecas, etc. Si el Papa tuviese que vender esos
bienes para ayudar a los pobres, con mayor razón tendrían que vender cada nación y estado sus propios
museos y bibliotecas y patrimonios culturales para ayudar a los pobres de sus propios países. Se trata de una
ridiculez y un sinsentido, pues el hacer pasar estos bienes a personas particulares (que podrían comprarlos)
sería privar a todos los estudiosos y personas de todas las creencias religiosas que se benefician con ellos, al
ser puestos a la disposición general por la Santa Sede que los custodia. Allí acuden innumerables personas
del mundo entero para conocer parte del patrimonio científico, filosófico, teológico y artístico de la humanidad.

Además, es evidente que ésta no sería ninguna solución para la pobreza en el mundo, la cual pasa por la
conversión del corazón de los gobernantes y magnates de la tierra. Hay estadísticas según las cuales si se
vendiese todo el Vaticano sólo se daría de comer a los pobres durante tres días.

Hay que ser conscientes de que esto no es más que un sofisma que busca desacreditar a la Iglesia.

3. Hemos dicho que la Iglesia ha crecido enormemente desde los tiempos de Cristo. Hay que tener presente,
por eso, que, como ha explicado monseñor Sergio Sebastiani, presidente de la Prefectura de los Asuntos
Económicos (Zenit 8 de julio de 1999), aún siendo una institución cuya tarea es estrictamente espiritual,
necesita dinero para cumplir con su labor. La mayor parte de los gastos de la Santa Sede se destinan a
mantener lo que se llaman ‘actividades institucionales’, una voz del presupuesto vaticano que abarca todos los
organismos de la Curia Romana: las congregaciones, los consejos, los tribunales, el Sínodo de los Obispos,
las Oficinas, etc. En total, estas instituciones cuentan con 2.581 empleados. Se trata de todas aquellas
personas que asisten más de cerca al Santo Padre en su ministerio al Servicio de la Iglesia en el mundo.
Estos organismos están llamados a ofrecer servicios que no producen entradas económicas.

Incluso hay obras que sólo ocasionan pérdidas económicas, pero que se mantienen por el valor apostólico
que representan, como el periódico L’Osservatore Romano que actualmente tiene 36 mil suscriptores, y Radio
Vaticano que ahora transmite en 47 lenguas (Zenit 23 de junio de 2000).

4. Por otra parte, la Santa Sede, así como muchas instituciones de la Iglesia ayudan económicamente de
manera fue importante a las personas pobres. Para tener una idea, en los años 1998-1999, sólo ‘Caritas
italiana’ distribuyó 34,5 millones de dólares destinados a 69 países de los cinco continentes (Zenit 18 de enero
de 2000).

Y en cuanto a la caridad personal del Papa, él destina para las obras de caridad y para sostener las Iglesias
más necesitadas, lo que se denomina el ‘Obolo de San Pedro’, que es fruto de las ofertas de los fieles para
ayudar al Papa en su fin caritativo. En el año 1999, estas ofertas ascendieron a 55.313.587 dólares, que luego
el Papa destinó a obras caritativas (Zenit 23 de junio de 2000), como son escuelas, leproserías, hospitales,
centros de asistencia especiales, zonas azotadas por grandes calamidades (terremotos, sequías, hambre,
etc.).
La Santa Sede también ayuda al sostenimiento de los Lugares Santos y de las Obras misionales.
No se puede acusar a la Iglesia de que no ayude a los necesitados por el hecho de que no venda sus bienes
culturales. Por el contrario, las grandes obras de misericordia que ennoblecen la humanidad han sido invento
e iniciativa de la Iglesia. Ella inventó los hospitales, los orfanatos, los cotolengos, los hogares para
discapacitados, las mismas universidades. Si hoy podemos asistir a una universidad es gracias a la Iglesia; si
hoy podemos acudir a un hospital es gracias a la Iglesia.
5. En cuanto a la vida personal del Papa, él vive modestamente, sin propiedades personales. Don Bosco
cuenta que cuando fue a visitar a Pío IX, al papa no le quedaba ni un centavo para sus gastos personales, y
que su habitación era tan pobre y sencilla como la de los chicos que él juntaba por la calle. Un periodista narra
que el Papa Pío XII murió en su habitación que era sumamente sencilla, recostado en una pobre cama de
hierro; su comida diaria consistía en unas pocas verduras. El médico de San Pío X, asistiéndolo en su
enfermedad, quedó desconcertado al comprobar que el gran Papa llevaba puesto debajo de su blanca sotana,
unos pantalones remendados como los de cualquier pobre del pueblo. El Papa al morir, ni siquiera deja a sus
familiares sus bienes personales; sólo su enseñanza y buen ejemplo. Vive y muere pobre como Jesús.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

María, ¿fue siempre virgen o tuvo más hijos?


marzo 21, 2014 El Teólogo responde Cuestiones sobre la Fe Católica, Principales objeciones de las sectas
contra la Iglesia, Religiones y Sectas
Pregunta:

Hola soy católica, pero tengo algunas dudas sobre: El porque se dice que la Virgen María no tuvo mas hijos?
Por su atención y respuesta muchísimas gracias. Nota: son preguntas que muy seguido le hacen a uno los
hermanos de otras iglesias y quisiera poder defenderme.

Respuesta:

Decimos que María no tuvo más hijos porque fue siempre virgen. La Escritura nos testimonia de una sola
concepción virginal, el de Jesús. Por tanto, no habiendo más concepciones milagrosas, y no habiendo dejado
de ser virgen, no tuvo más hijos.

La virginidad de Nuestra Señora está íntimamente relacionada con su sublime prerrogativa de Madre de Dios.
Decía San Bernardo que la maternidad de María es tan maravillosamente singular e incomparable
precisamente porque es virginal[1].

Lejos de ser una prerrogativa pasajera, la virginidad de María es permanente.

Abarca todas las etapas de su vida, y en particular los momentos sagrados en que fue hecha Madre de Dios.

El dogma de la virginidad perpetua de María significa:

1º que concibió al Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, virginalmente;

2º le dio a luz virginalmente;

3º permaneció virgen a lo largo de toda su vida terrena, y por consiguiente, ahora reina gloriosa como Virgen
de las vírgenes.

La Iglesia expresa esto con una fórmula muy hermosa según la cual dice que María fue virgen ante partum, in
partu et post partum.

Esta afirmación no es simplemente un cumplimiento piadoso; expresa la creencia universal y unánime de la


Iglesia de Cristo; es una verdad revelada; está solemnemente definida como dogma.

El tercer concilio de Letrán, celebrado bajo el papa San Martín I, en el año 649, definió: ‘Si alguno no
reconoce, siguiendo a los Santos Padres, que la Santa Madre de Dios y siempre virgen e inmaculada María,
en la plenitud del tiempo y sin cooperación viril, concibió del Espíritu Santo al Verbo de Dios, que antes de
todos los tiempos fue engendrado por Dios Padre, y que, sin pérdida de su integridad, le dio a luz,
conservando indisoluble su virginidad después del parto, sea anatema’.

El testimonio de esta verdad lo encontramos en la misma Escritura.

Concretamente en el testimonio de San Mateo y San Lucas.

1) San Mateo (1,18-25): La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada
con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo… El Ángel
del Señor se apareció [a José] en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del
Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ Despertado José del sueño, hizo como el Angel del
Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso
por nombre Jesús.

San Mateo se presenta: 1) como testigo de la virginidad de María antes del nacimiento de Cristo; 2) su cita de
Is 7,14, implica, por lo menos, el parto virginal; 3) si bien no dice nada sobre la virginidad de María posterior al
parto, tampoco dice nada que lo niegue o lo ponga en duda.

2) San Lucas (1,26-38): Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen
era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ Ella se conturbó por estas
palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado
gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará
sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto,
puesto que no conozco varón?’ El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también
Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban
estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

San Lucas es testigo de:

-la virginidad de María antes de la anunciación (a una virgen…);

-la concepción virginal (la virtud del Altísimo te cubrirá);

-la intención de virginidad futura de María: pues no conozco varón… La expresión no se refiere al pasado,
pues hubiera usado el aoristo (no he conocido varón); usa el presente absoluto (no conozco; en el sentido de
no tengo intención de conocer varón). Es una referencia implícita al voto de virginidad.

Escribió Lebretón: ‘En este versículo la tradición católica ha reconocido el propósito firme de María de
permanecer virgen, y esta interpretación es necesaria, porque, si hubiera tenido intención de consumar su
matrimonio con José, no hubiera nunca hecho esta pregunta'[2].

Dice también Lagrange: ‘María quiso decir que, siendo virgen, como el ángel ya sabía, deseaba ella
permanecer siéndolo, o, como traducen los teólogos su pregunta, que ella había hecho un voto de virginidad y
pensaba guardarlo'[3].

San Ireneo defiende, por eso, el valor profético de Is 7,14 referido a la virginidad de María. Su argumento es el
siguiente: Isaías señala claramente que ocurrirá ‘algo inesperado’ con respecto a la generación de Cristo; está
aludiendo claramente a una señal. Pero ‘¿dónde está lo inesperado o qué señal se os daría en el hecho de
que una mujer joven concibiera un hijo por obra de un varón? Esto es lo que ocurre normalmente a todas las
madres. Lo cierto es que, con el poder de Dios, se iba a empezar una salvación excepcional para los hombres
y, por tanto, se consumó también de una manera excepcional un nacimiento de una virgen. La señal fue dada
por Dios; el efecto no fue humano'[4].

La creencia firme de Occidente en la virginidad corporal de María se resume en la expresión ‘Virgen María’ y
se recoge en esta forma ya en el siglo II, en la forma romana del credo, como vemos, por ejemplo, en Hipólito:
‘Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo, Hijo de Dios, que nació de María virgen por obra del
Espíritu Santo'[5].

Ireneo tiene una frase hermosa para referirse al parto virginal: Purus pure puram aperiens vulvam: el Puro
[Verbo Puro] con pureza abrió el seno puro [de su madre][6].

Y él mismo compara el nacimiento de Cristo de María con la formación de Adán del suelo virgen y sin
surcos[7].

San León dice que es la limpieza de Cristo la que mantuvo intacta la integridad de María[8].

Y San Zeón lo proclama: ‘¡Oh misterio maravilloso! María concibió siendo una virgen incorrupta; después de la
concepción dio a luz como virgen, y así permaneció siempre después del parto'[9].

San Jerónimo resume la fe de la Iglesia escribiendo contra Joviniano: ‘Cristo es virgen, y la madre del virgen
es virgen también para siempre; es virgen y madre. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró en el
interior; en el sepulcro que fue María, nuevo, tallado en la más dura roca, donde no se había depositado a
nadie ni antes ni después… Ella es la puerta oriental de la que habla Ezequiel, siempre cerrada y llena de luz,
que, cerrada, hace salir de sí al Santo de los santos; por la cual el Sol de justicia entra y sale. Que ellos me
digan cómo entró Jesús (en el cenáculo) estando las puertas cerradas… y yo les diré cómo María es, al
mismo tiempo, virgen y madre: virgen después del parto y madre antes del matrimonio'[10].

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