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Importancia de la Herida en la Cabeza de Ellen

White
Una Introducción Editorial

por Doug Hackleman, Adventist Currents, Junio de 1985

Los intentos de entender a Ellen G. White y sus visiones han tomado muchas
formas. Pocas son más interesantes que la exhaustiva investigación llevada a
cabo por el Dr. Molleurus Couperus, médico retirado y editor fundador de la
revista Spectrum.

El artículo de Couperus, "Importancia de la Herida en la Cabeza de Ellen


White," -- descrito como "excesivo" por un neurólogo que básicamente lo
aprueba -- es el esfuerzo del autor para entender cómo fue que Ellen White
pudo de buena fe sentir, creer, y afirmar que Dios vino a a ella repetidamente
en visión - aunque no fuera así.

Las razones por las cuales uno puede cuestionar las afirmaciones de Ellen
White forman legión, pero una clase de razón en particular sobresale sobre las
demás. Cuando Ellen White insistía en que había visto algo en visión, o decía
'Se me ha mostrado,' o, (de lo más importante) pretendía estar citando un
ángel, su guía, o Jesús mismo, y las mismas palabras se encuentran ahora
citadas en un artículo o libro anterior, a los seres humanos racionales se les
puede perdonar no creer en su veracidad.

Pero, puesto que la Sra. White es una parte integral de nuestras raíces
Adventistas, y puesto que es desconcertante pensar en la madre como mendaz,
buscamos circunstancias atenuantes o explicaciones alternas que puedan
rescatar su integridad.

La idea de que una forma débil de ataque post-traumático pudiera explicar


tanto sus "visiones" como las extravagancias en su personalidad parece, por lo
tanto, atractiva. La mayoría de los neurólogos están de acuerdo en que una
lesión en la cabeza causada por un proyectil, como la herida que le causó a
Ellen Harmon tres semanas en coma seguida de amnesia a la edad de nueve
años, aumentó muchas veces las probabilidades de que ella desarrollara algún
tipo de desorden en forma de ataque.

Mientras que una explicación neurológica de las visiones de Ellen White


parece tener el potencial de rescatar su reputación como una mujer veraz, al
mismo tiempo parece impedir explicaciones sobrenaturales.
Una y otra vez, los oficiales del Legado White han indicado su rechazo 'a
priori' de cualquier causa natural para explicar las visiones de Ellen White - e
incluso han formado un Comité de Salud Ellen White de entre el personal
médico de la Universidad de Loma Linda para declarar la imposibilidad de
que cualquier forma de epilepsia de lóbulo temporal pudiera ser responsable
de las experiencias visionarias de White.

Debido a que la tesis del artículo de Couperus escandalizará a muchos


Adventistas del Séptimo Día, parece justo permitir que el autor presente sus
mejores argumentos - incluyendo todas las 210 referencias.

Es claro que un amplio desacuerdo continúa entre los neurólogos acerca de


cuáles rasgos de conducta y personalidad deberían indicar un diagnóstico de
epilepsia del lóbulo temporal. Se les pidió a tres reputados neurólogos no
Adventistas que leyeran el borrador del manuscrito. Dos de los tres afirmaron
la validez científica de la tesis de Couperus, mientras que el otro no. Uno de
los revisadores positivos no quiso que se mencionara su nombre, por razones
prácticas. Al otro no se le pidió autorización para mencionar su nombre
porque una parte substancial de su investigación sobre el tema, publicada
anteriormente, se cita en el documento.

El revisador que puso en duda el diagnóstico concluyente del autor es el Dr.


Thomas Babb, profesor residente de neurología en UCLA.

Importancia de la Herida en la Cabeza de Ellen White


por Molleurus Couperus
Adventist Currents, Junio de 1985

Sin duda, Ellen G. White fue una de las personas más influyentes en la
historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día - una lideresa espiritual
considerada como profeta por muchos. Setenta años han pasado desde que
Ellen murió en 1915, y es el propósito de esta presentación reexaminar la vida
y la obra de esta excepcional mujer cristiana a la luz de los conocimientos
actuales.

Ellen Gould Harmon y su hermana gemela Elizabeth nacieron en Gorham,


Maine, el 26 de noviembre de 1827. Sus padres, así como los ocho hijos de
ellos, eran miembros devotos de la Iglesia Episcopal Metodista. De Ellen y su
familia escribió James White:
"Ambos padres poseen resistencia física en gran medida, y los niños
heredaron esta bendición, así como la actividad, la fuerza de carácter, y la
capacidad ejecutiva, todas las cuales se desarrollaron especialmente en la
madre. En Ellen, el desarrollo tanto mental como físico fue rápido y vigoroso.
Siendo aún una niña, mostró amor por el estudio, rápida percepción, y
memoria retentiva. Era de naturaleza optimista y confiada, le gustaba la
sociedad, era valerosa, decidida, y perseverante." (1)
Se dijo también que "la reverencia a Dios, y el respeto por la autoridad
paterna, les fueron inculcados desde temprano y con firmeza; y a los niños se
les enseñó fielmente, por precepto y por ejemplo, las lecciones de integridad y
diligencia que han moldeado los caracteres de muchos de los obreros más
nobles en el mundo." Tales rasgos tipificaban los valores de las devotas
familias Metodistas del siglo diecinueve.

Cuando los miembros de la familia Harmon se enteraron de la conmovedora


advertencia de William Miller acerca del regreso inminente de Cristo,
aceptaron el mensaje con convicción profunda, "saliendo" finalmente de la
Iglesia Metodista en 1843.

A la edad de nueve años, Ellen se vio envuelta en un serio accidente que, dijo
ella, afectó su vida entera.

"En compañía de mi hermana gemela y una de mis compañeras de clases, iba


cruzando un área comunal en la ciudad de Portland, en el estado de Maine,
cuando una chica como de 13 años de edad comenzó a seguirnos, amenazando
con pegarnos ... Íbamos corriendo a casa, pero la chica nos siguió
rápidamente, con una piedra en la mano. Me volví para ver a qué distancia iba
detrás de mí y, al volverme, la piedra me dio en la nariz. Experimenté una
sensación enceguecedora y como de aturdimiento, y caí sin sentido. Cuando
recobré el conocimiento, me encontré en la tienda de un comerciante; tenía la
ropa cubierta por la sangre que manaba de mi nariz, y había un largo
arroyuelo de sangre en el piso. Un amable desconocido ofreció llevarme a
casa en su carruaje. Yo no sabía cuán débil estaba, y le dije que mancharía
mucho su carruaje con mi sangre, y que yo podía caminar hasta mi casa. Sólo
había caminado algunos pasos, cuando sentí vértigo y que me iba a desmayar.
Mi hermana gemela y mi compañera de clases me llevaron a casa. No
recuerdo nada de lo que pasó por un tiempo después del accidente. Mi madre
dice que yo no me daba cuenta de nada, sino que permanecí en un estado de
estupidez por tres semanas. ... Al recobrar el conocimiento, me pareció que
había estado dormida.... No era consciente del accidente, y no sabía la causa
de mi enfermedad.... Me sorprendí del cambio en mi aspecto. Cada uno de los
rasgos de mi rostro parecía haber cambiado.... Se notó que los huesos de mi
nariz estaban rotos." (2)
Ellen dice que su padre estaba en Georgia cuando ocurrió el accidente, y que
cuando él finalmente regresó a casa, no reconoció a su hija. Aparentemente,
los médicos que la atendían consideraron la posibilidad de reparar los huesos
rotos con alambres de plata. De acuerdo con Ellen, sin embargo, decidieron no
hacerlo porque su recuperación era improbable. Posiblemente, los médicos
intentaron alinear manualmente los huesos rotos, pero no parece haber registro
de esto. Después de recobrar el conocimiento, Ellen fue confinada a su cama
por muchas semanas y "quedó reducida casi a un esqueleto." (3) Durante dos
años, le fue imposible respirar por la nariz.

Resumiendo los hechos esenciales de la herida de Ellen desde el punto de


vista médico, encontramos lo siguiente:

1. A la edad de nueve años, Ellen recibió una herida directa, causada por un
proyectil, en el área nasal del rostro, y cayó al suelo.
2. Inmediatamente quedó inconsciente.
3. Hubo una hemorragia profusa y prolongada, y ella fue llevada a una tienda
cercana.
4. Después de un breve intervalo consciente, ella perdió el conocimiento otra
vez; esto duró como tres semanas.
5. Cuando recobró el conocimiento, no recordaba lo que había sucedido.
6. Ella notó que su rostro había quedado marcadamente deformado en ese
tiempo.
7. Después de recobrar el conocimiento, fue confinada a su cama durante
"muchas semanas" y quedó reducida "casi a un esqueleto."
El área de la cabeza en que Ellen recibió el impacto de la piedra lanzada por la
muchacha de 13 años de edad contribuyó significativamente a la severidad de
la herida producida. La piedra golpeó a Ellen en la nariz al volver ella su
cabeza para ver a qué distancia iba la muchacha que las perseguía, y Ellen
cayó inconsciente al suelo. Girgis ha observado que el lóbulo temporal es
particularmente vulnerable a lesiones a causa de su posición baja en el cráneo
detrás de la órbita del ojo. Allí el hueso del cráneo está en su parte más
delgada y las heridas punzantes requieren relativamente poca fuerza para
penetrar el cerebro. Landolt y de Jong también han hecho notar la fragilidad y
vulnerabilidad del área temporal del cráneo, y que ésta es una de las razones
por las cuales la epilepsia del lóbulo temporal es muy común. (4)

Cuando ocurre una herida en la cabeza, hay primero el peligro de que el


objeto en movimiento (una piedra, en el caso de Ellen) dañe la piel que
recubre la cabeza y las estructuras inmediatamente debajo de ella, tales como
vasos sanguíneos, nervios, y el hueso subyacente. Lo que sigue a esto es el
efecto del impacto sobre el cerebro mismo, que algunas veces incluye acción
destructora directa si hay fractura o hematoma.
En una así llamada herida cerrada en la cabeza, (como la que Ellen
aparentemente sufrió), la fuerza o impacto del objeto volante, debido a su
efecto acelerador (una sacudida), lanza al cerebro contra el lado opuesto del
cráneo, causando una lesión difusa en el cerebro. La cabeza de una persona,
que es lanzada desde un vehículo que se mueve a gran velocidad y que se
estrella contra el tronco de un árbol, estaría sujeta a la misma herida al cerebro
causada por la aceleración y la desaceleración. En ambos casos, el daño
resultante sería o leve o severo, dependiendo de la fuerza del impacto. En la
vida civil, la mayoría de las heridas en la cabeza resultan de esta clase de
heridas cerradas en la cabeza.

El largo período de inconsciencia que siguió a la herida en la cabeza de Ellen,


y su posterior amnesia en relación con el accidente, indican la gravedad de la
lesión en el cerebro, y explican los resultados retardados del accidente. No es
común que una herida en la cabeza produzca coma o inconsciencia que dure
unas tres semanas. Esto generalmente sugiere una severa lesión cerebral. En
un informe de 105 niños que sufrieron heridas en el cráneo seguidas por un
período de inconsciencia, sólo en cuatro pacientes duró este estado más de 24
horas.

Sin embargo, pacientes que han sufrido heridas en la cabeza han permanecido
inconscientes por tres semanas y todavía sobrevivieron; pero en tales casos
hay casi siempre serios efectos secundarios. Pueden pasar semanas antes de
que se inicie la recuperación en estos pacientes, y la mejoría es lenta, como
sucedió en el caso de Ellen. Esto está asociado con un período de confusión y
uno de pérdida variable de la memoria en relación con lo que ocurrió - un
período de amnesia. Esta amnesia puede ser permanente, o puede mejorar
poco a poco hasta un grado variable. Una pérdida de la memoria por un
período mayor de doce horas después del accidente es seguida frecuentemente
por el desarrollo de la epilepsia. Se pueden producir ataques epilépticos poco
después del accidente, o puede que la epilepsia no se manifieste por muchos
años, a veces hasta veinte años más tarde. Si la herida en la cabeza ocurre en
un niño, el intervalo de tiempo antes de que la epilepsia se manifieste
probablemente será más largo; mientras más largo es el intervalo, más
probable será que la epilepsia persista. Russell considera la amnesia post-
traumática que dure más de unos pocos días como el resultado de daño
cerebral severo, incluyendo el posible desgarramiento y la posible torsión de
los tractos fibrosos en el cerebro. (5)

Cyril B. Courville, en aquel entonces profesor de enfermedades nerviosas en


la Universidad de Loma Linda, y prominente autoridad en heridas en la
cabeza, escribió lo siguiente en 1944 en relación con algumos efectos de las
heridas en la cabeza:
"...la inconsciencia debida a la aplicación de fuerza a la cabeza puede persistir
durante un intervalo variable, y cuando no se complica, es una indicación
bastante fiable del grado de fuerza que produjo la reacción.... El cuadro clínico
del coma original de corta duración que sigue a la herida en la cabeza con un
consiguiente intervalo lúcido (o semilúcido), y luego una recaída en el coma,
todavía es pasado por alto demasiado a menudo. Es esencial saber que el
período original de coma es el resultado de la "conmoción." El paciente se
recupera de su experiencia más o menos completamente porque la herida
causante no es generalmente severa (excepción: contusión general del lóbulo
temporal, en cuyo caso hay sólo recuperación parcial del coma profundo). La
recaída en el coma es causada por la creciente presión intracraneal debida a
una acumulación de coágulos sanguíneos intracerebrales fuera y por debajo de
la duramadre, al edema del lóbulo temporal, la acumulación progresiva de
fluido cerebroespinal por debajo de la duramadre, o al progresivo
suavizamiento (e hinchazón) del cerebro a partir de una trombosis arterial."
(6)
Courville dijo más tarde que "la duración del período de inconsciencia es un
indicador razonable de la severidad de la contusión." Especificó que la
inconsciencia por un período de más de seis horas sugiere la posibilidad de
que estén presentes "lesiones generalizadas en el cerebro, así como fracturas
del cráneo." Tales pacientes pueden sobrevivir o morir, dependiendo de la
severidad de estos síntomas asociados." (7, 8).

Courville también ha señalado que una lesión en el lóbulo temporal es la


causa esencial de la epilepsia psicomotora (un tipo de epilepsia del lóbulo
temporal). (9) En una serie de cincuenta y cuatro casos de epilepsia
psicomotora, encontró que en el 37 por ciento (veinte casos), la herida era la
causa más probable. (10) Después de la recuperación de una inconsciencia
prolongada, generalmente sólo hay una lenta mejoría de la amnesia (pérdida
de la memoria), y sólo un tercio de los pacientes experimentan una
recuperación completa. (11, 12).

En 1975, Jennett dijo que "la pérdida del conocimiento, o hasta una breve
amnesia después de una herida, siempre implica daño cerebral.... Pero la
severidad del daño cerebral difuso... se juzga mejor por la duración de la
amnesia post-traumática." En una serie de 800 casos de heridas en la cabeza
estudiadas por Jennett, como el 40 por ciento de los que experimentaron una
amnesia post-traumática de 24 horas o más, desarrollaron epilepsia posterior.
(13) Si Jennett llegó a la conclusión de que hay un 40 por ciento de
probabilidades de que un paciente desarrolle epilepsia después de que una
herida en la cabeza resulte en una inconsciencia de 24 horas o más, ¡cuánto
mayor serán las probabilidades de que Ellen desarrollara epilepsia puesto que
ella estuvo inconsciente por tres semanas y amnésica durante todo el
incidente!
Basado en el estudio de resultados posteriores de heridas en la cabeza en las
fuerzas armadas, Caveness resumió sus hallazgos como sigue:

"El síndrome post-traumático, las secuelas [resultado] más comunes que se


desarrollan a partir del trauma craneocerebral, se caracterizan generalmente
por las siguientes dolencias: dolor de cabeza, vértigo y mareos, nerviosismo,
irritabilidad, memoria deteriorada, incapacidad para concentrarse, fatiga
excesiva, dificultad para dormir... Otros atributos incluyen una sensación de
malestar y disminución de la capacidad para ganarse la vida."
De un grupo de 574 pacientes que sufrieron heridas en la cabeza, el 46 por
ciento desarrollaron ataques epilépticos. (14) La memoria disminuída, el
nerviosismo, la incapacidad para concentrarse, y la fatiga excesiva fueron
todos síntomas que Ellen White tuvo por varios años después de su herida en
la cabeza. De todos los ataques en adultos que incluyen "automatismo de la
conducta, desórdenes de la personalidad y el pensamiento, y disturbios
visuales," más del 50 por ciento se deben quizás a que el lóbulo temporal ha
sido afectado." (16)

En otro estudio de 481 casos de la así llamada epilepsia después de heridas en


la cabeza, Jennett encontró que la epilepsia del lóbulo temporal se desarrolló
en 90 casos. Averiguó que el 53 por ciento de los pacientes sufrían de uno a
seis ataques cada año, pero que el 18 por ciento tenían más de uno por mes.
(17)

La epilepsia, como entidad, ha sido reconocida hasta cierto grado desde los
días del antiguo Egipto, pero no fue sino con Hipócrates (400 A.C.) y Galeno
(+ 175 D. C.) que comenzó a acumularse algún conocimiento organizado de
esta enfermedad.

Durante el siglo diecinueve, se diferenció gradualmente entre varias clases de


epilepsia, más allá de los tipos severo [grand mal] y benigno [petit mal], y
estos análisis comparativos han continuado. Fue Hughlings Jackson en
Inglaterra quien en 1888 informó de unos cincuenta casos de epilepsia que
tenían, como parte de su complejo de síntomas, un "estado de ensueño" o
"aura intelectual" que precedía a ataques generalizados, o que ocurrían sin un
ataque pleno. (18)

Durante el resto del siglo diecinueve, hubo un sostenido pero lento aumento
en el conocimiento de lesiones cerebrales y la resultante epilepsia. Durante las
dos guerras mundiales, ocurrió un gran número de lesiones cerebrales y en la
cabeza. Fue posible seguir de cerca a muchos de los heridos por cierto número
de años, aumentando grandemente el conocimiento sobre los efectos
posteriores o retardados de estas lesiones. De los casos en los cuales se
sufrieron heridas a la cabeza por proyectiles (en ambas guerras mundiales y en
la guerra de Korea), más de un tercio de las víctimas desarrollaron epilepsia.
Muchas lesiones en la cabeza que fueron seguidas por ataques epilépticos
ahora resultan de accidentes industriales y de tráfico.

Con el desarrollo, en 1929, del electroencefalógrafo para registrar la actividad


eléctrica del cerebro, la visualización mejorada por rayos X del cerebro y el
cráneo (incluyendo la exploración por CAT [tomografía axial computarizada]
para buscar variaciones en la estructura anatómica, la tomografía PET, que
indica los cambios funcionales en áreas precisas, y, más recientemente, la
obtención de imágenes por resonancia magnética [MRI], se estableció una
base más firme para el estudio y la detección de funciones anormales y
defectos del cerebro; resultando también en una comprensión progresivamente
mejor de los varios tipos de epilepsia y otras disfunciones cerebrales.

Existen numerosas causas de la epilepsia, incluyendo predisposición


hereditaria, lesiones durante el nacimiento, lesiones postnatales en la cabeza,
meningitis y otras infecciones, tumores, anormalidades metabólicas,
enfermedades vasculares, e intoxicación. El tipo más común de epilepsia es la
epilepsia del lóbulo temporal, y la causa más común de ella es lesiones en la
cabeza.

La Sintomatología Post-Traumática de Ellen G. White Después del


Accidente
Después de que Ellen Harmon recobró el conocimiento, permaneció confinada
en su cama por varias semanas. Había perdido mucho peso, probablemente
por lo menos debido en parte a la dificultad para alimentarla durante su
prolongado coma - siendo que en esa época no existía equipo de alimentación
intravenosa. Sin embargo, los fluidos que se le ponían en la boca pueden
haber sido tragados por acción refleja.

Mejoró muy lentamente, y "su salud parecía estar hecha añicos por completo."
Más tarde, Ellen sólo pudo asistir a la escuela un poquito; y ella dice que "me
era casi imposible estudiar y retener lo que había aprendido." Cuando asistió a
la escuela, la mano le temblaba tanto que no podía progresar en su escritura; y
cuando estudiaba, dice ella que "las letras del libro se me amontonaban,
gruesas gotas de sudor me salían de la frente, y me mareaba y me ponía
débil." Su maestro le aconsejó que dejara la escuela hasta que su salud
mejorara, y así lo hizo ella. Tres años más tarde, cuando tenía doce años,
intentó ir a la escuela otra vez, pero su salud le falló una vez más y se vio
obligada a dejar la escuela de modo permanente. Esto la desanimó mucho.
Escribió:

"Cuando consideré mis esperanzas fallidas, y el pensamiento de que sería una


inválida de por vida, me resistí a aceptar mi suerte y a veces murmuraba
contra la providencia de Dios, que de esta manera me afligía." (19)
En otra ocasión, dice: "Me parecía estar separada de toda oportunidad de
alcanzar la felicidad terrena, y que estaba condenada a continuos desengaños y
continua mortificación." (20)

Los síntomas experimentados por pacientes que se recuperan de una severa


lesión en la cabeza incluyen dolores de cabeza, mareos, depresión, lentitud en
el pensar, y disminución de la concentración y la memoria -- todos los cuales
experimentó Ellen, según ella misma cuenta. Ounsted, en su estudio de la
epilepsia del lóbulo temporal en los niños, llegó a la conclusión de que "las
dificultades sociales y escolares están muy extendidas entre los epilépticos de
lóbulo temporal, aunque esté presente una inteligencia normal... Las
dificultades sociales y escolares de niños con epilepsia del lóbulo temporal
son mayores de lo que comúnmente se piensa." (21)

James White dijo que, en la época de la primera visión de Ellen, "su condición
nerviosa era tal que no podía escribir, y dependía de alguien sentado cerca de
ella en la mesa hasta para que le vertiera su bebida de la taza al platillo." (22)

Casi cincuenta años más tarde, reflexionando en el Review and


Herald (Noviembre 25, 1884) sobre los efectos de su accidente, Ellen
escribió:

"Visité ... el lugar donde había sufrido el accidente que me había convertido
en inválida de por vida. Esta desgracia, que por un tiempo me pareció tan
amarga y tan difícil de sobrellevar, ha demostrado ser una bendición
disfrazada. El cruel golpe que frustró los goces terrenos fue el medio para que
yo volviera mis ojos al cielo."
En 1841, Ellen asistió a una serie de conferencias dictadas por William Miller,
pero ella sintió que no estaba lista para ser aceptada por Dios a causa de una
falta de santificación. Ellen dice que ella "cayó en un estado de melancolía,
que aumentó hasta convertirse en desesperación." (23) Permaneció en este
estado por tres semanas, y, en completa desesperación, solía caer sobre su
rostro:
"Pensé que la suerte del pecador condenado sería la mía.... Muchas veces
deseé no haber nacido. Una completa oscuridad descendió sobre mí y no
parecía haber salida de las sombras... Desde entonces, he pensado que muchos
pacientes de asilos para locos fueron llevados allí por experiencias similares a
la mía." (24)
En ese tiempo, y en ese estado de ánimo, Ellen tuvo un sueño significativo,
que fue probablemente la primera de sus muchas experiencias visionarias. En
este sueño, ella vio un templo sostenido por una gran columna a la cual estaba
atado un cordero sangrante. El temor sobrecogió a Ellen mientras estaba cerca
del cordero, y tuvo una sensación de vergüenza cuando vio que debía confesar
sus pecados delante de los que ya lo habían hecho, y que parecían felices y
esperando algún evento gozoso. Entonces sonó una trompeta, el edificio se
estremeció, y los santos lanzaron un grito de triunfo. El templo brilló con
intensidad impresionante, seguida por una terrible oscuridad en la cual Ellen
se encontró sola. Ella escribió: "El horror de mi mente no podría describirse.
Me desperté, y pasó algún tiempo antes de que lograra convencerme de que
aquello no era real. Ciertamente, pensé, mi suerte está echada." (25)

Poco después, tuvo otro sueño en el cual ella pensó que estaba sentada en
profunda desesperación cuando "una persona de hermosa forma y semblante"
le preguntó si deseaba ver a Jesús y que, si era así, lo siguiera. Fue conducida
a una escalera empinada y se le dijo que mantuviera los ojos fijos mirando
hacia arriba, porque si miraba hacia abajo, se marearía y se caería. Vio que,
efectivamente, algunos habían caído a cada lado del camino. Entonces vio a
Jesús, y "trató de protegerse de su penetrante mirada." Pero Jesús puso su
mano sobre la cabeza de ella y le dijo: "No temas." Ellen cayó postrada a Sus
pies y vio escenas de gloria y belleza, mientras Jesús le sonreía. Luego, el guía
la trajo de vuelta a las escaleras, dándole un cordón verde con el cual ella
entraría en contacto con Jesús cuando así lo deseara." (26)

Ciertos rsagos de esta visión sugieren que puede haber sido un ataque en el
lóbulo temporal. Primero, hay que recordar las circunstancias. Ellen estaba
desanimada, sintiendo que no estaba lista para ser aceptada por Cristo por su
falta de santificación, y en profunda desesperación. Su sueño probablemente
fue condicionado por su estado emocional y los problemas específicos que la
preocupaban. En el sueño, sintió temor cuando se acercó al cordero, y más
tarde vio la impresionante brillantez y luego la terrible oscuridad que siguió,
en la cual ella estaba sola. Todo esto (temor, luz brillante, y oscuridad) se
experimentan frecuentemente durante ataques al lóbulo temporal, como ocurre
en muchas de las visiones de Ellen. (27)

En su segundo sueño registrado (1842), se le dijo que mantuviera los ojos


mirando fijamente hacia arriba. Jesús la contempló con una mirada penetrante,
y luego le dijo: "No temas." Aparentemente, el temor era parte de su
experiencia también, y sus ojos estaban fijos mirando hacia arriba - siendo
ambos factores típicos durante los ataques epilépticos al lóbulo temporal. (28)

Hay obvias similitudes entre este sueño y la visión mucho más prolongada que
ella experimentó en diciembre de 1844. Poco después de su segundo sueño
(mencionado en el párrafo anterior), Ellen tuvo otra experiencia mientras
participaba en una reunión de oración:

"Mientras oraba... quedé excluída de todo, excepto de Jesús y su gloria, y no


supe nada de lo que estaba pasando a mi alrededor. Permanecí en este estado
largo tiempo, y cuando me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, todo me
pareció glorioso y nuevo, como si todo estuviera sonriente y alabando a Dios."
En el relato de Primeros Escritos, ella añadió: "Oleada tras oleada de gloria
pasaba sobre mí, hasta que mi cuerpo se puso rígido." (29) Esta parece ser su
tercera experiencia visionaria registrada. Ellen participó en el chasco de los
Adventistas Milleristas, cuando Jesús no regresó en la primavera de 1843, y
en la aún mayor desilusión del 22 de Octubre de 1844, cuando Jesús
nuevamente no apareció.

Fue en Diciembre de 1844 cuando Ellen experimentó una visión mientras


estaba de rodillas orando junto con otras cuatro mujeres en la casa de un
amigo. En esta visión, ella vio el viaje de los 144,000 santos sobre un camino
estrecho y sinuoso: Algunos cayeron hacia el oscuro y malvado mundo que
estaba debajo. Luego siguió una afirmación que ha causado considerable
controversia en la iglesia:

"Era tan imposible para ellos regresar al camino nuevamente e ir a la ciudad,


como para todo el mundo impío que Dios había rechazado. Cayeron uno tras
otro a los lados del camino, hasta que oímos la voz de Dios como el estruendo
de muchas aguas, que nos anunciaba el día y la hora de la venida de Jesús."
Junto con la mayoría de los miembros del pequeño grupo que más tarde
formaría la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ella creyó, por años después
del 22 de Octubre de 1844, que el tiempo de oportunidad se había cerrado.
(30)

Una semana más tarde, Ellen experimentó otra visión en la cual ella vio las
pruebas y la oposición a través de las cuales ella pasaría en su obra de relatar
sus visiones a otros. Después de esto, nuevamente entró en un período de
desolación porque no tenía los medios para sostenerse en este ministerio; ella
"ansiaba la muerte."

Durante una sesión de oración con amigos en la casa paterna, ella súbitamente
sintió como si una bola de fuego se hubiese estrellado sobre su corazón; cayó
al suelo y oyó a un ser santo decir: "Haz saber a los demás lo que te he
revelado."(31) Después de esto, Ellen Harmon fue fiel a la visión y se volvió
más y más activa hablando a pequeños grupos de los que habían creído en el
mensaje de la pronta venida de Cristo por segunda vez. El 30 de Agosto de
1846, se casó con el Anciano James White, con el cual comenzó a trabajar en
favor de los dispersos grupos Adventistas. Escribir, publicar, y viajar se
convirtieron en una forma de vida para los White.

Ellen continuó teniendo muchas de las así llamadas "visiones abiertas"


mientras estaba despierta, entre 1844 y 1884; después, ella tuvo
principalmente sueños proféticos, o visiones en la noche, hasta su muerte el 3
de Marzo de 1915. Por supuesto, es imposible obtener una descripción exacta
del número total de experiencias visionarias que Ellen tuvo, pero James White
aseguraba que, para 1868, ella había experimentado entre 100 y 200 visiones.
(32) Entre 1868 y 1884, hay listadas como ochenta visiones adicionales; y casi
sesenta sueños proféticos después de 1884 están enumerados en el Indice
General de los Escritos de Ellen G. White, además de cuarenta y ocho que
están clasificados como sin fecha segura. Arthur White ha dicho que "no se ha
conservado ningún registro completo de todas las visiones que Ellen Harmon
recibió en las semanas y meses que siguieron a la primera revelación.
Documentos contemporáneos indican que las revelaciones de aquellos
primeros tiempos eran frecuentes. (33) Basándonos en todo esto, parece que
Ellen tuvo al menos 400 experiencias visionarias, y quizás muchas más,
durante toda su vida.

¿Cómo se persuadió Ellen Harmon de que las experiencias visionarias y


sueños que ella había tenido venían directamente de Dios? Primero,
probablemente, era la naturaleza de lo que vio - escenas en el cielo en las
cuales ella habló con ángeles, habló con Cristo, y vio a Dios. Ella creyó que
estaba recibiendo importantes mensajes y advertencias del cielo. Quizás más
crucial al comienzo fue la influencia de los que estaban cerca de ella, que
creyeron que sus experiencias y trances eran obra de Dios. Después de su
segundo sueño en 1841, ella le confió a su madre las luchas por las que estaba
pasando. Su madre simpatizó con ella y la animó a visitar al Anciano
Stockman. Ellen cuenta:

"Después de escuchar mi relato, puso sus manos afectuosamente sobre mi


cabeza, diciendo con lágrimas en los ojos: 'Ellen, eres sólo una niña. La tuya
es una experiencia de lo más singular para alguien de tu tierna edad. Jesús
debe estar preparándote para alguna obra especial.'" (34)
La primera oración en público de Ellen fue una experiencia tan emotiva para
ella que perdió la noción de lo que sucedía a su alrededor.
"Cuando caí al suelo, algunos de los presentes se alarmaron mucho y
estuvieron a punto de salir corriendo en busca de un médico, pensando que
algún súbito y peligroso malestar me había atacado; pero mi madre les dijo
que me dejaran sola, porque era claro para ella y para los otros
experimentados cristianos que era el poder maravilloso de Dios lo que me
había postrado." (35)
Ellen estaba profundamente impresionada por la excitación religiosa y
emocional de su congregación Metodista local, incluyendo los trances y los
desmayos. (36) En James White y Joseph Bates, ella también encontró apoyo
para su creencia en el origen divino de sus visiones. (37) A mediados del siglo
diecinueve, hubo otros en la comunidad de la fe Adventista que aseguraban, o
se reconocía que tenían, visiones de Dios. Ellen menciona cierto número de
ellos en sus bosquejos autobiográficos. (38)

No hay duda de que Ellen White afirmaba, y sin duda llegó a creer
firmemente, que ella recibía visiones y mensajes directamente de Dios. Hoy
día, puede que uno se pregunte por qué Ellen White fue tan fácilmente
aceptada por otros como profetisa. Durante ese período de la historia, los
profetas y las profetisas eran bastante comunes tanto en Inglaterra como en los
Estados Unidos. En esta época, Joseph Smith fue aceptado como profeta, y los
misioneros mormones aseguraban que su iglesia tenía "el espíritu de
profecía." Mary Baker Eddy, también contemporánea de Ellen White, llegó a
ser la fundadora y la dirigente espiritual de los Cientistas Cristianos.
Billington ha señalado que, entre 1830 y 1850, "las predicadoras eran
populares. Las visiones y los trances se aceptaban con facilidad." (39

Arthur White, nieto de Ellen, está de acuerdo en que las manifestaciones


físicas de las experiencias visionarias de Ellen - inusuales e inexplicables
como eran para esa generación - contribuyeron a su aceptación como de
origen sobrenatural. "La manera misma en que se dieron las visiones
constituía fuerte evidencia, entre muchas, que decidió el asunto en las mentes
de la mayoría de los testigos." (40)

Hubo un período al comienzo del ministerio de Ellen White en el cual su


aceptación casi unánime era de naturaleza bastante probatoria. Ella
ciertamente no era vista como autoridad. En 1851, James White escribió en
el Review and Herald (21 de Abril de 1851):

"Por lo tanto, todo cristiano tiene el deber de considerar la Biblia como la


perfecta regla de fe y conducta... No está en libertad de volverse de ellas [las
Escrituras] para aprender cuál es su deber por medio de alguno de los dones.
Decimos que, en el momento en que lo haga, pone los dones en el lugar
erróneo, y asume una posición extremadamente peligrosa."
En el mismo número del Review, añadió:
"La Palabra de Dios es una roca eterna. En ella podemos apoyarnos con
confianza en todo momento. Aunque el Señor dé sueños, dirigidos
generalmente a los individuos que los tienen, para consolar, corregir, o instruir
en pruebas o peligros extremos, el suponer que El se propone en general guiar
en los deberes generales por medio de sueños, no está de acuerdo con las
Escrituras, y es muy peligroso."
Cuatro años más tarde, James White escribió lo siguiente:
"Hay una clase de personas que están decididas a que la Review y sus
dirigentes hagan de las visiones de la Sra. White una prueba de doctrina
y fidelidad... ¿Qué tiene que ver laReview con las visiones de la Sra. W.? Los
pensamientos publicados en estas columnas son todos tomados de las
Sagradas Escrituras. Ningún redactor de la Review se ha referido jamás a ellas
[las visiones] como autoridad sobre ningún punto." (41)
Veintiocho años más tarde (en 1883), el Anciano G. I. Butler, en aquel
entonces presidente de la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo
Día, escribió lo siguiente:
"Nuestros enemigos hacen un gran esfuerzo para hacer ver que nosotros
consideramos a las visiones como prueba de fidelidad. Hacerlo sería de lo más
absurdo e imposible, aun si quisiéramos. Con gente en todas partes del mundo
abrazando nuestros puntos de vista, gente que nunca vio ni oyó hablar de la
Hermana White, ¿cómo podríamos hacer de las visiones una prueba de
fidelidad? ... Ellos afirman que hay muchos entre nosotros que no creen en las
visiones. Esto es cierto; pero éstos están en nuestras iglesias y no son
desfraternizados. Han asegurado... que los Ancianos Smith, Canright, y Gage
no creen en las visiones; pero todos ellos son miembros de nuestras iglesias,
dos de ellos tienen credenciales de ministros, y uno ocupa posiciones muy
importantes... No, nosotros no hacemos de las visiones ninguna prueba, y
nunca lo hemos hecho." (42)
Neal Wilson, el actual presidente de la Conferencia General de los
Adventistas del Séptimo Día, expresó básicamente la misma actitud en una
reciente entrevista. "Cuando llegamos al punto de si uno tiene que creer en
Ellen White hasta uno u otro punto, o aceptar las visiones como reales, o
simplemente la imaginación o la repetición de lo que alguna otra persona dijo
- que uno tiene que creer que estas cosas eran visiones reales para ser
Adventista del Séptimo Día o experimentar la salvación - esta iglesia nunca ha
asumido esta posición. Ojalá que nunca lo haga. Haría gran violencia al don
de Dios que le ha sido dado a la iglesia. Este don nunca fue dado para
semejante propósito en absoluto." (43)

Con el correr del tiempo, Ellen White fue aceptada más y más en la Iglesia
Adventista del Séptimo Día como una persona con autoridad, y su influencia
vino a ser la de un profeta verdadero, aunque ella misma rehusaba describirse
a sí misma como tal - prefiriendo el título "La Mensajera del Señor." Ella
creía que su obra incluía "mucho más de lo que la palabra 'profeta' significa."
(44)

Lo que ella realmente creía acerca de la importancia de, y la participación


divina en, su obra queda claro a partir de las siguientes afirmaciones:

"Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o del diablo. Al alinearos en


combate contra los siervos de Dios, vosotros estáis haciendo la obra o de Dios
o del diablo." (45)

"Si tratáis de hacer a un lado el consejo de Dios para adaptarlo a vosotros


mismos, si disminuís la confianza del pueblo de Dios en los testimonios que
El les ha enviado, os rebeláis contra Dios tan ciertamente como lo hicieron
Coré, Datán, y Abiram.... En estas cartas que yo escribo, en los testimonios
que yo doy, presento a vosotros lo que el Señor me ha presentado a mí. Yo no
escribo ni un solo artículo en el periódico expresando meramente mis propias
ideas. Ellas son lo que Dios ha abierto delante de mí en visión - preciosos
rayos de luz que dimanan del trono. Esto es cierto concerniente a los artículos
en nuestros periódicos y en los muchos tomos de mis libros." (46, 47)
¿Por qué llegó Ellen a estas conclusiones en relación con la naturaleza y la
importancia de su obra? Quizás fue un proceso gradual, principalmente debido
a la influencia y la presión de todos los que estaban alrededor de ella y que
creían que sus experiencias visionarias tenían que ser de origen sobrenatural,
divino. Este proceso se inició con sus primeros sueños y continuó hasta su
última visión. Es bastante comprensible que Ellen se persuadiera por completo
de que estos sueños y visiones eran todos revelaciones directas, divinas, de
manera que ella pudo finalmente decir (y creer): "En tiempos antiguos, Dios
habló a los hombres por la boca de los profetas y los apóstoles. En estos
tiempos, El les habla por medio de los Testimonios de Su Espíritu." (48)

Sin embargo, en vida de Ellen, hubo algunos que pusieron en duda el origen
divino de sus visiones. en 1847, James White publicó una carta de "un amado
hermano" en relación con las visiones de Ellen.

"No puedo aceptar las visiones de la hermana White como si fueran de


inspiración divina, como Ud. y ella creen que son. Pero no sospecho ni la más
mínima sombra de deshonestidad en ninguno de Uds. dos en este asunto...
Creo que lo que ella y Ud. consideran visiones del Señor son sólo ensueños
religiosos, en los cuales la imaginación de ella vuela sin control sobre temas
en los cuales ella está profundamente interesada. Mientras está absorta en
estos ensueños, ella pierde contacto con todo lo que ocurre a su alrededor. Los
ensueños son de dos clases, los pecaminosos y los religiosos. Los de ella son
de ésta última clase." (49)
Otros sugieren causas mentales o físicas. Ellen menciona el mesmerismo (una
forma de hipnosis) como una de las causas o explicaciones que alguien alegó
acerca de sus visiones. Hasta a ella misma se le ocurrió esta posibilidad. (50)

Otra explicación que se ha dado de sus visiones es la histeria, y esta


sugerencia se repitió durante toda su vida. Es interesante notar que Ellen
diagnosticó que uno de los miembros de su iglesia sufría de histeria. Ella
escribió:

"Querida Hermana F., Ud. tiene una imaginación enferma... Ciertamente, Ud.
no solamente se está haciendo daño a sí misma, sino que se lo está haciendo a
otros miembros de su familia, y - especialmente a su madre... La mente de ella
está siendo desequilibrada por los frecuentes ataques de histeria que se ve
obligada a presenciar." (51)
Al principio, había compañeros de trabajo de Ellen y James que rechazaban el
origen sobrenatural de las visiones de Ellen. Entre éstos se encontraba Isaac
Wellcome, que fue bautizado por James White en 1844 y estaba activo en el
Movimiento del Segundo Advenimiento. El escribió:
"Ellen G. Harmon... era extrañamente activa en cuerpo y mente...cayendo al
piso ... (recordamos que la sostuvimos dos veces para evitar que cayera al
piso)... en reuniones, ella hablaba con gran vehemencia y rapidez hasta que
caía al suelo, cuando, como afirmaba, se le mostraban maravillosas visiones
del cielo y lo que estaba ocurriendo allí. Ella afirmaba haber visto que Cristo
había cesado en su oficio de mediación y asumido el de Juez, había cerrado la
puerta de la misericordia, y estaba borrando nombres del libro de la vida... La
vimos en Poland, Portland, Topsham, y Brunswick durante el comienzo de su
carrera, y a menudo la oímos hablar, y varias veces la vimos caer, y la oímos
relatar las maravillas que ella decía que su Padre celestial le permitía ver. Sus
visiones sobrenaturales o anormales no fueron entendidas enseguida como
visiones, sino como imágenes espirituales de cosas invisibles, que eran
bastante comunes entre los Metodistas... Estas visiones no eran sino los ecos
de las predicaciones del Anciano [Joseph] Turner y otros, y nosotros las
consideramos como el producto de la sobreexcitada imaginación de su mente,
y no como hechos." (52)
Jacob Brinkerhoff y su hermano W. H. Brinkerhoff (que fue ordenado por
James White), eran activos en la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
en el período de 1860-1865. Jacob escribió en 1884:
"La Sra. White tiene una gran reputación entre ellos como dirigente... en parte
por su afirmación de que era divinamente inspirada. Poco después del chasco
de 1844, ella tuvo lo que se llamó su primera visión. Aquéllos fueron tiempos
de prueba para la fe del pueblo Adventista, sin duda; y ella era muy joven en
aquel tiempo, y de muy precaria salud.... En la excitación del momento, y
mientras su cuerpo estaba en esta débil condición, su mente parecía separarse
de su cuerpo, y caer en trance, en el cual la mente continúa activa, y forma
conceptos de opiniones preconcebidas, a causa de la excitación del momento o
las circunstancias presentes. En ese tiempo la experiencia del pueblo
Adventista era tema de interés entre ellos, y en las visiones o trances de ella,
su mente avanzaba sobre el mismo tema como una consecuencia natural.... No
nos sorprende que sus visiones fuesen consideradas, por ella y por los que
estaban asociados con ella, como revelaciones del Señor. Tales fenómenos no
ocurren a menudo en la naturaleza; y en un tiempo en el cual varios
fanatismos se atribuían a la obra de Dios, no es sorprendente que esto
ocurriera. Estando completamente absorta en sus visiones y experiencia
religiosa, su mente, mientras continuaba en trance, funcionaba en la misma
dirección mientras ella estaba en un estado insensible. Un trance es un estado
de insensibilidad; catalepsia; éxtasis... Los que de algún modo están
familiarizados con la historia de las visiones de la Sra. White han leído que
una afirmación principal en favor de su inspiración divina es la de que ella es
perfectamente insensible; pero esto sólo corrobora nuestra posición de que las
visiones sólo se producen por un estado no saludable y no natural de su cuerpo
y de su mente." (53)
Casi parece como si Brinkerhoff iba a llamar a esta condición epilepsia del
lóbulo temporal. Pero se detuvo justo antes de hacerlo; el término todavía no
había sido acuñado. Poco después añade en su documento: "Pasan por alto el
hecho de que ellas (las visiones) puede que no sean inspiradas ni por Dios ni
por Satanás, sino que pueden ser solamente humanas, o de su propia mente, la
cual posición adoptamos como verdadera en cuanto a la fuente."

En 1887, Dudley Canright atribuyó a su herida en la cabeza la causa de sus


visiones:

"A la edad de nueve años, ella recibió un terrible golpe en el rostro, que le
rompió la nariz y casi la mata. Estuvo inconsciente por tres semanas. Este
impacto en su sistema nervioso era la verdadera causa de todas las visiones
que tuvo después." (54)
En 1919, Canright específicamente sugirió la epilepsia como la causa. Es
significativo que todos los diagnósticos sintomáticos aplicados durante su vida
a sus experiencias visionarias están cubiertas por la en aquel entonces
desconocida entidad de epilepsia del lóbulo temporal. (54)

El Dr. William Sadler, que conocía bien a Ellen White, escribió en 1912:

"No es raro que personas en trance cataléptico se imaginen que están viajando
a otros mundos. De hecho, los relatos maravillosos de sus experiencias, que
ellos describen después de que estos ataques catalépticos terminan, son tan
singulares y maravillosos que sirven de base para fundar nuevas sectas, cultos,
y religiones.... Es un interesante estudio en psicología notar que estos
mediums en trance siempre ven visiones en armonía con sus creencias
teológicas.... Tarde o temprano, casi todas estas víctimas de trances y
catalepsia nerviosa llegan a creerse mensajeros de Dios y profetas del cielo; y
sin duda la mayoría de ellos son sinceros en esta creencia. No entendiendo ni
la fisiología ni la psicología de sus aflicciones, sinceramente llegan a
considerar sus peculiares experiencias mentales como algo sobrenatural,
mientras que sus seguidores creen ciegamente cualquier cosa que estas
personas enseñan a causa del supuesto carácter divino de estas así llamadas
revelaciones." (55)
En 1906, Sadler había escrito a Ellen una carta de nueve páginas como
respuesta a una invitación de ella de que cualquiera que tuviera "perplejidades
y cosas graves en su mente en relación con los testimonios que yo he
transmitido, especifique cuáles son sus objeciones y críticas." (56) Arthur L.
White ha publicado extractos de la larga carta de Sadler, enumerando las
preguntas que Sadler hace.

Los doctores Gregory Holmes y Delbert Hodder presentaron un documento


titulado "Ellen White y la Iglesia Adventista del Séptimo Día: ¿Visiones o
Ataques Complejos Parciales?" en una reunión sobre neurología en Toronto
en Mayo de 1981. El documento fue resumido en el Journal of
Neurology como sigue:

"La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació en el período que siguió al 'Gran
Chasco' de 1844. La principal figura en la formación de esta prominente
denominación protestante fue Ellen G. White. Sus escritos de 100,000 páginas
sólo son superados por la Biblia en la determinación de doctrina eclesiástica
para millones de miembros por todo el mundo. Ellen White fue considerada
como 'Profeta de Dios', que recibió instrucciones y dirección por medio de
visiones sobrenaturales, que continúan proporcionando evidencia, para la
mayoría de los Adventistas, de su inspiración divina.

"A la edad de nueve años, Ellen White sufrió una severa herida en la cabeza.
Después de que se recuperó, su personalidad cambió y ella se volvió
introspectiva, extremadamente moralista, y religiosa, y se convirtió en una
ávida lectora y prolífica escritora. A la edad de 17 años, Ellen White tuvo su
primer "ataque," que ella interpretó como una "visión." Las visiones se
caracterizaban por auras ocasionales, un estado alterado de la conciencia con
la mirada fija y los ojos en blanco, automatismos generales, repeticiones en el
hablar, alucinaciones visuales y auditivas, y letargo y amnesia post-visión en
cuanto a los eventos que ocurrían durante la visión.

"Basados en la historia del trauma en la cabeza, los cambios de personalidad,


y las descripciones de las visiones, sugerimos que Ellen White sufría de
ataques complejos parciales." (57)

También, un informe sobre el documento fue publicado en el Toronto Star el


23 de Mayo de 1981, y se publicó una versión por Hodder en Evangelica en
Noviembre de 1981.

Los ataques complejos parciales son típicos de una forma de epilepsia, que
afecta al sistema límbico del cerebro, incluyendo los lóbulos temporales.
Hubo un tiempo en que la mayoría de la gente creía que la epilepsia
significaba espasmos musculares y convulsiones con probable espuma en la
boca y mordedura de la lengua. Esta clase de epilepsia ciertamente ocurre,
pero también hay otros tipos de epilepsia. Todas las formas de epilepsia se
deben a una disfunción de las células nerviosas del cerebro. Esta disfunción
puede causar reacciones anormales en la actividad muscular an grandes áreas
del cuerpo, pero hay muchos otros sistemas y funciones que pueden ser
afectados, especialmente en la epilepsia de lóbulo temporal. Éstas incluyen las
funciones endocrinas, el pulso, la respiración, la conciencia, los pensamientos,
la memoria, los sueños, el habla, la escritura, el estado de ánimo, la conducta,
el temperamento, la sexualidad, y otras.
Los síntomas específicos que manifieste un paciente epiléptico dependen de la
ubicación de las neuronas dañadas (incluyendo en qué mitad del cerebro se
encuentran), la severidad y la extensión del daño a las células nerviosas
afectadas, y cuáles otras neuronas distantes son influídas por la disfunción del
foco primario en el cerebro. Los síntomas resultantes de la lesión cerebral
original pueden no ser evidentes por muchos años. (58) Esta demora puede
deberse a los efectos finales del proceso prolongado de los cambios en los
tejidos, que siguen a la lesión cerebral. Courville (59) cita a Earl y otros,
informando que en el 31.2 por ciento de los casos clínicos de epilepsia
psicomotora hubo una historia de lesión craneocerebral postnasal. Gomes
(60), que analizó 3,636 casos de epilepsia de lóbulo temporal, pudo
determinar la etiología [causa] en el 64 por ciento de los pacientes. De éstos,
la lesión fue la causa en el 38 por ciento de los casos.

Los ataques epilépticos ocurren periódicamente, pero su frecuencia puede


variar grandemente. También, los ataques pueden ser precipitados por factores
internos y externos, tales como la ansiedad, la depresión, la fatiga, y el sueño;
en algunos tipos de epilepsia, es posible que los pacientes desencadenen un
ataque mediante la hiperventilación (intencional o durante el stress),
parpadeando frente a luces brillantes, escuchando un súbito ruido fuerte,
aplicando presión sobre las arterias carótidas en el cuello, y en algunos
individuos, hasta leyendo. Algunos pacientes pueden tener una premonición
de que viene un ataque, y a veces es posible que un paciente haga abortar el
ataque. Ellen pudo resistir la llegada de una visión por lo menos una vez y no
pudo hablar después de esto por casi veinticuatro horas. (61)

Ellen no era consciente de lo que la rodeaba durante una visión y más tarde no
recordaba lo que había tenido lugar a su alrededor durante la visión; pero
podía recordar lo que había visto y experimentado en la visión misma. Esto es
típico de un ataque complejo parcial en la epilepsia de lóbulo temporal.

Se afirmaba que Ellen no respiraba durante sus visiones, pero que nunca se
ponía cianótica. (Pero con frecuencia hablaba mientras estaba en visión - una
actividad para la cual necesitaba aire.) En 1874, George I. Butler apoyó esto
cuando dijo que su "rostro conserva su natural color, y la sangre circula como
de costumbre." En los informes más detallados de las visiones de Ellen, se ha
observado que, cuando ella salía de una visión, experimentaba "una profunda
inhalación, seguida por otra después de como un minuto, y muy pronto la
respiración normal se reanudaba." La respiración de Ellen puede haber sido
casi imperceptible. A causa de la reducción en la respiración normal, no es
extraño que algunos de los presentes llegaran a la conclusión de que Ellen no
respiraba en absoluto. (62) Se ha informado, en relación con la epilepsia de
lóbulo temporal, que la respiración puede en realidad ser detenida por breves
períodos (apnea), y enlentada después. Entre los síntomas de ataques
psicomotores, Lennox lista el hecho de que la respiración en estos pacientes
puede variar de la hiperventilación a la apnea (ausencia de respiración). La
ausencia total de respiración podía continuar sólo por un tiempo muy corto,
pero la respiración casi imperceptible podía durar por períodos largos. (63) A
veces, este aparente "no respirar" durante las visiones se argumentó como
prueba de que las visiones debían ser de origen sobrenatural.

El automatismo (acciones automáticas de las cuales el paciente no es


consciente) es un síntoma común en la epilepsia de lóbulo temporal. Y Ellen
manifestaba esto retorciendo sus manos; haciendo lentos y graciosos
movimientos con los hombros, los brazos, y las manos; y caminando hacia
adelante y hacia atrás mientras estaba en visión. Esta manifestación
peripatética parece significativa puesto que las más notables hazañas de
automatismo en epilépticos de lóbulo temporal ocurren en esta área.

En 1888, Hughlings Jackson informó de 50 casos de epilepsia que


manifestaron una aura o estado de ensueño, incluyendo algunos más bien
extremos ejemplos de automatismo. Estos le ocurrieron a un médico que era
paciente de Jackson, que en una de sus experiencias, viajaba en un tren urbano
e iba a bajarse en la cuarta estación. Recordaba haber pasado la segunda
estación, pero lo siguiente que supo era que estaba de pie en la entrada a su
casa, buscando la llave de la puerta. Se había bajado del tren en la estación
correcta, entregado su boleto en la entrada, caminado media milla, y cruzado
varias calles hasta su casa - y no recordaba ninguna de estas cosas. Había sido
una conducta automática que no recordaba. (64) Es interesante que otro de los
pacientes de Jackson se refiriera a sus experiencias de ataques como
"visiones." Los sonámbulos pueden abrir puertas y subir escaleras con
seguridad pero no recuerdan sus acciones; esto es automatismo.

¿Qué observaron en realidad los que estuvieron presentes durante las visiones
de Ellen? Por fortuna, hay disponible cierto número de informes bastante
detallados de algunos de los que estaban presentes cuando Ellen tenía una de
sus experiencias visionarias, incluyendo a James White y J. N. Loughborough,
que afirmaban haberla visto en visión como cincuenta veces. Arthur L. White
nos ha proporcionado un resumen completo de los relatos de estos testigos
presenciales.

1. Inmediatamente antes de una visión, tanto la Sra. White como otros en la


habitación tenían una profunda sensación de la presencia de Dios.
2. Después de que la visión comenzaba, la Sra. White lanzaba una
exclamación de ¡Gloria! o ¡Gloria a Dios!, que a veces se repetía.
3. Había pérdida de fuerza física.
4. Una fuerza sobrenatural era entonces evidente.
5. No había respiración, pero el corazón continuaba latiendo normalmente, y
el color de las mejillas era natural. Las pruebas más críticas no pudieron
revelar ninguna alteración en el sistema circulatorio.
6. A veces había exclamaciones que indicaban la escena que se estaba
presentando.
7. Los ojos estaban abiertos, no con una mirada vacía, sino como si
estuviesen mirando algo atentamente.
8. La posición podía variar. A veces ella estaba sentada; a veces, reclinada; a
veces caminaba por la habitación y hacía graciosos gestos mientras hablaba de
las cosas presentadas.
9. Había absoluta inconsciencia de lo que ocurría alrededor de ella. No veía,
ni oía, ni sentía, ni percibía de manera alguna los alrededores o lo que
sucedía.
10. La terminación de la visión era indicada por una profunda inhalación,
seguida por otra después como de un minuto, y muy pronto la respiración
normal se reanudaba.
11. Inmediatamente después de la visión, todo parecía muy oscuro.
12. Después de un tiempo muy corto, se recobraban las fuerzas y las
facultades. (65, 66)
Loughborough también informa sobre una visión en 1846 que Ellen Harmon
experimentó en presencia de Joseph Bates. En esta visión, ella habló de lo que
parecían ser planetas. Loughborough cita a la Sra. Truesdale, que estaba
presente en la reunión:
"Pronto notamos que ella era insensible a las cosas terrenales....Después de
contar en voz alta las lunas de Júpiter, y poco después las de Saturno, hizo una
hermosa descripción de los anillos de éste último. Luego dijo: "Los habitantes
son personas altas, majestuosas, bien diferentes de los habitantes de la tierra.
El pecado nunca ha entrado allí." (67)
En Primeros Escritos, Ellen también informa sobre su visión planetaria, en la
cual vio a Enoc entre los habitantes de uno de los planetas. (68)

Comentando posteriormentelo que Ellen White decía que había


experimentado en su primera visión, Arthur White añade una clara
descripción de las características esenciales de su experiencia, y las resume
como sigue:

"Es claro que a ella le parecía estar viendo, sintiendo, oyendo, obedeciendo, y
actuando, empleando sus facultades ordinarias, cuando en realidad no lo
estaba; pero era de esta manera vívida, aparentemente por medio de la
utilización de los órganos normales de los sentidos, que las verdades y la
información eran impresionadas sobre su mente. Ella contó o escribió esto
más tarde con sus propias palabras." (69, 70)
Cuando los registros existentes de los detalles de las visiones de Ellen G.
White se comparan con los síntomas de los ataques complejos parciales en la
epilepsia de lóbulo temporal, se descubre una notable similitud. Daly (71)
menciona que "los ataques parciales complejos consisten de una alteración
del contenido del consciente....las alucinaciones de los ataques parciales
complejos se 'forman', en el sentido de que constituyen una experiencia
sensorial reconocible y plenamente desarrollada que, en casos raros, puede, de
hecho, ser la memoria de una experiencia real. Un punto importante en la
naturaleza de este contenido alterado del consciente es que constituye una
intrusión sobre la corriente fluida de la realidad del paciente... No importa
cuán vívida, compleja, o 'real' sea la experiencia ictal [ataque], el paciente la
reconoce como una experiencia impuesta sobre él. Su consciente está
'dividido,' y él todavía puede continuar siendo el observador objetivo, el
espectador que presencia estos curiosos eventos."

La experiencia del ataque se inicia generalmente con un así llamado síntoma,


o aura, que a menudo envuelve sensaciones epigástricas u otras
manifestaciones automáticas. Puede haber una sensación de temor o la
alucinación de oler algo, que Ellen experimentó cierto número de veces como
el olor a rosas, o simplemente "flores." Ella olía la fragancia de violetas, y en
otra ocasión ella estaba "recogiendo las flores y disfrutando de su fragancia."
(72) En otra ocasión, "ella se arrodilló al lado de la cama, y antes de que se
hubiera ofrecido la primera palabra de petición, sintió que la habitación se
había llenado con la fragancia de rosas. Levantando la vista para ver de dónde
venía la fragancia, vio la habitación inundada de una luz suave y plateada."
(73)

Arthur White, describiendo una experiencia visionaria de Ellen en 1901en la


cual había "una dulce fragancia, como de hermosas flores,"añadió: "Ella sabía
lo que significaba." Aparentemente, era parte frecuente de las visiones de
Ellen el notar esta fragancia. Ella también veía a menudo una luz brillante al
comienzo de sus visiones, una luz que inundaba la habitación, o aparecía en
varias intensidades, colores, y formas. Ver luces brillantes y varios colores es
muy común en los ataques complejos parciales de los epilépticos. Ellen ha
dicho:

"Bien, mientras estaba orando y haciendo mis peticiones, había, como la ha


habido cien veces o más, una suave luz que se movía alrededor de la
habitación, y una fragancia como de flores, de un hermoso olor a flores." (74)
Si uno toma en serio la afirmación "cien veces o más," la luz que se movía en
círculos y la fragancia de flores deben haber estado presentes en casi todas las
visiones. La alucinación de música (también asociada con la luz brillante)
estaba presente en las experiencias de Ellen, (75) como también se encuentra
en los ataques de epilepsia de lóbulo temporal.

El evento principal en las visiones de Ellen es también comparable con lo que


ocurre durante ataques complejos parciales, ya sean breves o prolongados.
Williams ha resumido las características básicas de estos ataques como sigue:
"todo reconocimiento, por simple que sea, se basa en la memoria, como ocurre
con todo movimiento, y hay simplemente un patrón crecientemente complejo
del uso de experiencias pasadas, desde el reconocimiento de la forma visual o
auditiva más simple hasta el manejo intelectual de un elaborado evento
perceptual." (76)
Gastaut observó que los pensamientos que ocupaban la mente del paciente
antes del ataque podrían muy bien ser el sujeto del ataque mismo. (77)
Aparentemente, tal es el caso frecuente, o quizás siempre, de las visiones de
Ellen.

En 1982, Gloor y otros, discutiendo los resultados de estimulaciones


cerebrales en sus pacientes de epilepsia de lóbulo temporal, se expresaron de
manera similar. La idea de que:

"estimular a 'quién' parece más importante que estimular 'dónde' en el sistema


límbico es comprensible porque las respuestas reflejan al mismo tiempo el
papel funcional del área estimulada y la pasada experiencia individual del
paciente." (78)
El Diagnóstico de M. G. Kellogg

El Dr. M. G. Kellogg escribió esta evaluación de las visiones de Ellen White


en una carta fechada el 3 de Junio de 1906 y dirigida a su hermano más joven,
John Harvey Kellogg:

"En 1868, después de conversar con el Dr. Trall, comencé a sospechar que las
visiones de la Sra. White podrían no ser lo que habíamos supuesto, y desde
ese momento en adelante he estado estudiando tanto a la Sra. White como a
sus visiones, sueños, y testimonios....

"He visto a la Sra. White cuando estba en visión un buen número de veces
entre 1852 y 1859, y en cada caso ella simplemente estuvo en estado de
catalepsia. En cada caso, ella de repente sufría un ataque, caía al suelo
inconsciente, y permanecía inconsciente durante todo el tiempo que el ataque
duraba; todas las funciones vitales se reducían a su punto más bajo compatible
con la vida; el pulso casi se detenía y no pocas veces la respiración era tan
leve que era imperceptible excepto cuando pronunciaba frases cortas; las
pupilas se dilataban mucho, el sentido del oído se embotaba; de hecho, todos
sus sentidos quedaban tan embotados que no veía, ni sentía, ni oía; de hecho,
estaba completamente inconsciente, y sin embargo su mente permanecía
agudamente activa, la acción era automática y completamente involuntaria, la
visión entera era un conglomerado mental de conceptos, escenas,
meditaciones, y sugerencias previos, tan vívidamente reproducidos en su
mente que, para ella, eran una realidad viviente. La catalepsia toma muchas
formas en sus varias víctimas, pero en su caso se producía alguna fase de
todas las formas. He visto muchos casos así. La descripción que la Sra. L. M.
Hall hace de la condición de la Sra. White en visión está de acuerdo con la
mía."

Visiones Prolongadas

Lennox ha señalado que los ataques que duran varias horas pueden ocurrir una
o dos veces al año, y que mientras más frecuentes son los ataques, más
probable es que sean de corta duración. (79) Los ataques complejos parciales
generalmente duran desde unos pocos segundos hasta varios minutos, pero
también pueden durar horas, y raras veces, días. Arthur White dijo, en relación
con la duración de las visiones de Ellen:

"Mientras que algunas de las visiones eran de naturaleza muy prolongada,


durando a veces más de una hora, y en una ocasión cuatro horas, hubo otras
veces en que las visiones eran muy breves... sólo unos pocos minutos, o en
algunos casos, segundos." (80)
Los ataques epilépticos de lóbulo temporal prolongados y que duran hasta
varios días pueden clasificarse como status epilepticus complejos parciales.
Tales ataques prolongados pueden en realidad consistir de muchos ataques
cortos que ocurren en tan rápida sucesión que parecen uno sólo, especialmente
para un observador no adiestrado. Es también posible tener un período de
confusión mental de larga duración después de un ataque, que, nuevamente,
puede parecer como una continuación del ataque. Si se conocieran más
detalles acerca de las visiones de tres y cuatro horas de Ellen White, podría
hacerse responsablemente un diagnóstico definitivo. (81)

Cuando termina un ataque complejo parcial, el paciente puede que pase por un
breve período de agotamiento y algo de automatismo, nada de lo cual el
paciente recuerda más tarde. Gradualmente, la conciencia de sí mismo y el
consciente regresan; ésta era también la experiencia de Ellen. Si la visión
había de ser escrita, ésto no podía hacerse sino hasta que la persona se había
recuperado del ataque. Y cuando escribía la visión, el paciente completamente
consciente podía también interpretarla, añadiéndole o quitándole. Con una
compulsión para escribir, tal relato podía resultar bastante extenso.

La mayoría de los pacientes en estado epiléptico sufren del tipo convulsivo,


pero entre el 25 y el 30 por ciento tienen ataques complejos parciales que son
no convulsivos. En este último grupo, "no se ha informado todavía de ninguna
evidencia de deterioro intelectual permanente." (82, 83, 84). El estado
epiléptico [status epilepticus] convulsivo y generalizado se ha observado en la
epilepsia severa, mientras que es raro en la variedad parcial compleja.

Se ha llamado recientemente la atención al hecho de que, si un paciente


experimenta un ataque prolongado de status epilepticus, esto claramente
resultará en un serio deterioro de las facultades mentales, y que, por lo tanto,
Ellen White no puede haber sido epiléptica. Este argumento se basa en una
incomprensión de la diferencia entre la epilepsia convulsiva (como la severa)
y el tipo no convulsivo (como la epilepsia de lóbulo temporal).

El status epilepticus del tipo convulsivo es una verdadera amenaza, no sólo a


causa de su efecto deteriorador sobre las facultades mentales del paciente, sino
porque las rápidas y prolongadas contracciones musculares producen serios
disturbios metabólicos complejos que ponen en peligro la vida misma. (85)
Tan graves son estos ataques convulsivos prolongados que se les debe poner
fin tan pronto como sea posible por medio de inyecciones de un fuerte sedante
para evitar daño al cerebro. Ellen no experimentaba ninguna de estas
consecuencias de sus visiones prolongadas porque sus ataques eran del tipo no
convulsivo y del tipo complejo parcial.

Ataques Epilépticos del Lóbulo Temporal

Penfield ha descrito la función del lóbulo temporal diciendo que tiene que ver
con "la interpretación de las experiencias presentes a la luz de las experiencias
pasadas." Además, "el lóbulo temporal contiene un registro secuencial del
consciente, un registro que se ha establecido durante la experiencia anterior
del paciente." En 1933, Penfield descubrió que, cuando estimulaba
eléctricamente ciertos grupos de células nerviosas en el lóbulo temporal, el
paciente "re-vivía" - como en una película o "visión retrospectiva" [flashback]
- lo que de una manera u otra había experimentado antes en la vida. En otras
palabras, el sistema del lóbulo temporal registra todas las experiencias que una
persona en particular ha tenido; y aunque esté más allá del recuerdo directo
del individuo (lo haya olvidado), todavía permanece registrado y puede ser
traído de vuelta al consciente por medio de la estimulación eléctrica artificial
o por una descarga eléctrica en el cerebro durante un ataque epiléptico. (86,
87) Los resultados de estos experimentos han justificado lo que Jackson y
otros habían sugerido mucho antes - que el cerebro guarda permanentemente
nuestras experiencias pasadas, las cuales están sujetas al recuerdo. Este
recuerdo de sucesos pasados, pensamientos, e impresiones son la base de lo
que los pacientes experimentan durante ataques complejos parciales. (88)

Se han usado varios términos en el pasado para lo que se incluye bajo el


término de epilepsia del lóbulo temporal. Uno de estos términos es la epilepsia
psicomotora; pero la Organización Mundial de la Salud ha adoptado la
designación general de epilepsia de lóbulo temporal para esta enfermedad, y
los términos más limitados de ataques parciales del lóbulo temporal y ataques
complejos parciales para tipos específicos de ataques del lóbulo temporal que
son muy diferentes de los de la epilepsia generalizada o severa.
Los síntomas de la epilepsia del lóbulo temporal son muchos, y pueden
dividirse entre los asociados con los ataques mismos (llamados ictales) y los
que ocurren entre ataques (interictales).

En la epilepsia del lóbulo temporal, el comienzo de un ataque se manifiesta


generalmente en que el paciente de repente deja de hacer lo que había estado
haciendo. Luego puede seguir un intervalo de automatismos, tales como
chasquear los labios, retorcerse las manos, caminar, o llevar a cabo otras
actividades que el paciente no recordará. Un paciente puede hasta continuar
pasando las páginas de un libro, como lo hacía Ellen. (89) El paciente puede
también experimentar alucinaciones olfatorias de flores o sustancias
malolientes. Esto es seguido por "experiencias cognitivas complejas del
lóbulo temporal" que Wilder Penfield llamaba "visiones retrospectivas"
[flashbacks], ("reproducciones"), "alucinaciones psíquicas," o "ataques
experienciales." (90) Éstos envuelven alucinaciones de experiencias pasadas,
y reactivación de la corriente del consciente." (91, 92)

"Penfield señala que, durante la alucinación experiencial, el epiléptico tiene la


doble experiencia de la re-creación del pasado con la consciencia del presente.
La alucinación psicosensorial que se deriva de los lóbulos temporales puede
involucrar cualesquiera de las modalidades sensoriales o una combinación de
ellas, a saber, visuales, auditivas, olfatorias, gustativas, vestibulares, táctiles, o
las alucinaciones 'indescriptibles' mencionadas por Williams." (93, 94)

Durante el ataque, el paciente puede estar sentado, acostado, o hasta


caminando y cantando, siendo totalmente inconsciente de lo que sucede a su
alrededor. Durante el ataque, el paciente puede experimentar gozo, júbilo,
depresión, y a menudo temor - como Ellen White experimentaba durante sus
visiones. El automatismo puede estar presente al final mismo del ataque, y la
terminación del ataque se nota porque el paciente comienza a responder a
preguntas y órdenes. Algunos pacientes tienen un período de grados variables
de confusión después del fin del ataque, la así llamada fase postictálica. Muy a
menudo, los pacientes recuerdan lo que experimentaron o vieron durante el
ataque, pero no lo que sucedió a su alrededor. (95)

Se ha informado que algunos ataques parciales complejos comienzan con la


mirada fija y el cuerpo inmóvil, otros con movimiento y la mirada fija, y un
tercer tipo con un "ataque con caída." Dreifuss ha dicho: "La objetividad con
la que pacientes con ataques parciales complejos describen sus alucinaciones
es un punto de diagnóstico extremadamente importante." (96)

En un ataque complejo parcial, los pensamientos pueden ser llamados


ideacionales, pues envuelven pensamientos en los que el paciente se había
espaciado previamente y en los cuales persevera. Estas ideas pueden repetirse
en muchos ataques. "Su contenido puede ser personal, metafísico, o hasta
trascendental (de la muerte, la eternidad), o puede ser bastante objetivo
(fijación del contenido ideacional de una oración leída u oída al comienzo del
ataque)." (97)

Síntomas Conductuales en la Epilepsia de Lóbulo Temporal

Por más de un siglo, se ha sabido que los pacientes atacados de epilepsia del
lóbulo temporal probablemente manifiesten anormalidades psíquicas. Muchas
de estas anormalidades se deben sin duda a lesiones cerebrales específicas,
pero algunas se deben quizás a los efectos sociales y emocionales producidos
por el hecho de que el paciente es epiléptico. Landolt señala que ya en 1938 se
informaba que hasta el 50 por ciento de los epilépticos de lóbulo temporal
sufrían trastornos psíquicos.

Los pacientes que sufren de epilepsia de lóbulo temporal pueden también


manifestar síntomas específicos entre uno y otro ataque. Estos síntomas se
clasifican como interictales (entre ataques) e indican un estado de la actividad
conductual que es parte de la epilepsia y se debe a cambios patológicos en el
sistema límbico del lóbulo temporal. Estos cambios conductuales han sido
catalogados por muchos observadores clínicos durante un período de varios
años. En 1975, Waxman y Geschwind publicaron un trabajo titulado El
Síndrome de Conducta Interictal de la Epilepsia de Lóbulo Temporal (99), en
el cual describieron alteraciones en la conducta sexual de los pacientes, así
como su religiosidad, y una tendencia compulsiva a escribir extensamente.

En años recientes, varios epileptólogos han publicado listas de estos síntomas.


Estas listas fueron resumidas por Bear y Fedio (1977) y por Bear (1979),
(100) e incluyen una profundización de las emociones, euforia, tristeza, ira,
hostilidad, hiposexualidad, culpa, argumentatividad, hipermoralismo,
compulsividad, viscosidad (pegajosidad, tendencia a repetirse), sentido de la
importancia personal y el destino, conversiones múltiples, creencias religiosas
profundas y a menudo idiosincrásicas, interés en especulaciones filosóficas,
morales, o cosmológicas, falta de sentido del humor, sentido de dependencia y
pasividad (indefensión cósmica), paranoia (sospecha, sobreinterpretación de
motivos y sucesos), e hipergrafía. (101)

No todos los investigadores en epileptología están todavía plenamente


convencidos de que todos los síntomas enumerados por Bear y Fedio se
encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo temporal En 1981, Herman y Riel
discutieron si estos síntomas eran específicos para la epilepsia de lóbulo
temporal, o si podían encontrarse también en otros tipos de epilepsia.
Llegaron a la conclusión de que: "Cuatro rasgos (sentido del destino personal,
dependencia, paranoia, interés filosófico) aparecían significativamente
elevados en el grupo de la ELT (epilepsia de lóbulo temporal), prestando así
algún apoyo a la idea de cambios en la conducta y el pensamiento, que
ocurren en la ELT pero no necesariamente en otras formas de epilepsia." Los
otros rasgos mencionados por Bear y Fedio se encontraron tanto en pacientes
que sufrían de epilepsia de lóbulo temporal como en los que padecían ataques
epilépticos generalizados. (102)

Blumer ha dicho que los cambios conductuales y de personalidad comienzan


como dos años después del inicio de los ataques, y están "asociados con
excesivas descargas neuronales crónicas en los lóbulos temporales mediales y
áreas adyacentes." Menciona que la emocionalidad, la hiposexualidad, y los
cambios de estado de ánimo son los tres principales cambios en el carácter, y
que la religiosidad del paciente puede llegar a ser "molesta o impositiva para
otros." (103)

Geschwind [1979] (104) observó que la mayor preocupación de los


epilépticos de lóbulo temporal por asuntos filosóficos, morales, o religiosos a
menudo está en agudo contraste con sus antecedentes educativos. Geschwind
(105) sugirió en 1977 que "los cambios de personalidad en la epilepsia de
lóbulo temporal pueden en algún sentido ser la única condición más
importante en psiquiatría." Sin embargo, ni Geschwind ni ningún otro ha
afirmado que estas características se encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo
temporal, pero que la frecuencia de su ocurrencia individualmente y como
grupo en la ELT es significativa. Uno no esperaría que todos los pacientes que
sufren de epilepsia de lóbulo temporal muestren todos los síntomas posibles
de esta enfermedad. El grado y la severidad de la causante herida en la cabeza,
o el tamaño y la ubicación de un neoplasma, determinarían la variedad y la
severidad de los síntomas en el paciente. En el caso de Ellen G. White,
sabemos que estuvo inconsciente por tres semanas después de sufrir la lesión
en la cabeza, que sufrió de amnesia durante todo el episodio, y que después no
pudo asistir a la escuela debido a síntomas emocionales, físicos, y
neurológicos. No debemos sorprendernos de que Ellen manifestara tantos de
los síntomas que se encuentran en la epilepsia de lóbulo temporal.

En 1974, Waxman y Geschwind informaron sobre hipergrafía como la habían


observado en siete pacientes con epilepsia de lóbulo temporal:

"Los historiales clínicos resumidos arriba son notables en que en cada caso
hay una inusual tendencia en el paciente a escribir extensamente, típicamente
de manera meticulosa. Cada uno de los autores ha observado muchos otros
pacientes, además de estos siete, en los cuales había evidencia de desorden en
el lóbulo temporal y los cuales también escribían hasta un grado inusual. La
literatura contiene numerosas referencias al carácter circunstancial y pedante
en el habla de epilépticos de lóbulo temporal. Al describir a un paciente con
ataques psicomotores, Kraeplin, ya en 1906, observaba que el paciente 'hace
un relato coherente, aunque muy prolongado, de su estado...' Creemos que el
escribir extensamente, y en algunos casos compulsivamente, que hemos
observado en los pacientes de epilepsia de lóbulo temporal refleja la
anteriormente documentada profundización de la respuesta emocional en
presencia de una función intelectual relativamente preservada. En este
contexto, no es sorprendente que, en el habla, algunos epilépticos de lóbulo
temporal sean descritos como circunstanciales o pedantes, o mostraban
'pegajosidad' o 'viscosidad.'" (106)
El primer paciente que Waxman y Geschwind comentaron fue "una mujer
diestra de 24 años de edad que comenzó a tener ataques a la edad de 10 años y
trastornos de la conducta a la edad de 15 años." Después del examen y el
tratamiento, ella continuó teniendo ataques y siendo "devotamente religiosa,
experimentando por lo menos cinco conversiones religiosas." Se averiguó que
su lesión cerebral estaba ubicada en su lóbulo temporal derecho. Ella
experimentaba alucinaciones visuales con "luz azul verdosa parpadeante," y
mostraba "gran interés en las cosas místicas, en particular la existencia y el
destino del universo. También se quejaba de no tener interés en la actividad
sexual. Pasaba varias horas al día escribiendo, incluyendo poesía,
"generalmente sobre temas morales o filosóficos." Una canción que se
aprendió la copió varios cientos de veces, y se sentía "compelida a escribir
una palabra una y otra vez." (107)

En 1981, Sachdev y Waxman (108) estudiaron la frecuencia y el grado de


hipergrafía en la epilepsia del lóbulo temporal enviando cartas a todos los
pacientes que habían sido admitidos en el hospital en el Centro Médico de la
Administración de Veteranos en Palo Alto, y dados de alta entre 1972 y 1978
con un diagnóstico de epilepsia o desórdenes caracterizados por ataques. Se
les pidió que contestaran, lo mejor que pudieran, preguntas en relación con el
estado actual de su salud, su comprensión de su enfermedad, y el cambio que
la enfermedad había causado en sus vidas.

Los que tenían un diagnóstico de epilepsia de lóbulo temporal usaron entre


4200 y 5540 palabras en sus respuestas; los que tenían un posible diagnóstico
de epilepsia de lóbulo temporal usaron entre 120 y 475 palabras, mientras que
los que no tenían evidencia de epilepsia de lóbulo temporal usaron entre 33 y
120 palabras. Sachdev y Waxman llegaron a la conclusión de que "la
hipergrafía es uno de los rasgos relativamente más obvios del síndrome
conductual interictal."

Geschwind resumió sus hallazgos como sigue:

"El grado de hipergrafía en muchos de estos pacientes es notable. Así, los


pacientes pueden regularmente escribir ensayos o sermones. Un paciente tenía
baúles llenos de sus escritos. A un neurólogo en Nueva Zelandia uno de sus
pacientes le regaló más de veinte tomos de sus obras selectas manuscritas.
Hace poco he visto a un paciente a quien se le desarrolló epilepsia de lóbulo
temporal después de una resección parcial de un lóbulo temporal durante una
operación para quitarle un aneurisma. Nunca había sentido interés por las
cosas intelectuales, pero, después de la aparición de la epilepsia de lóbulo
temporal, lo consumía el pensamiento de que tenía la misión de escribir algo
importante." (109)
Una pregunta aparece de manera natural: ¿Son todos los epilépticos de lóbulo
temporal hipergráficos hasta cierto punto? ¿Es la hipergrafía específica para
los epilépticos de lóbulo temporal, o se encuentra también en otros tipos de
epilepsia? Hermann y sus colaboradores investigaron esto en 1983. (110)
Estudiaron un grupo de 138 pacientes, 90 de los cuales tenían ELT; 29 tenían
epilepsia general; y 15 tenían un tipo mixto. A todos estos pacientes se les
envió una carta similar a la que Sachdev y Waxman les enviaron a sus
pacientes. Encontraron que los pacientes con epilepsia de lóbulo temporal
"tenían una rata de respuesta más alta relativa a la epilepsia diferente de la de
lóbulo temporal." Si uno considera la hipergrafía como un fenómeno de todo o
nada, "entonces la extensión de la carta sugeriría apoyo a la especificidad
epilepsia de lóbulo temporal/hipergrafía puesto que las dos cartas más largas
(1176 y 1229 palabras) fueron escritas por personas con ELT." La extensión
promedio de las cartas del grupo de epilépticos diferentes de los de lóbulo
temporal era de 371 palabras; para los de lóbulo temporal, 296 palabras. (Las
dos cartas más largas del grupo de estudio ELT de Sachdev y Waxman eran
de 5540 y 4200 palabras.) Hermann y otros sugirieron "que investigaciones
posteriores en esta área deberían establecer si la hipergrafía se conceptualiza
mejor como un fenómeno gradualizado o de todo o nada."

La compulsión para escribir era claramente evidente en Ellen G. White.


Escribió una cantidad casi increíble de palabras; de manera que, al momento
de su muerte en 1915, su producción literaria consistía de bastante más de
100,000 páginas, incluyendo 4,000 artículos en publicacions periódicas de la
iglesia. (111) Las páginas impresas de los nueve tomos de sus Testimonios
suman 4,812 páginas, mientras que la serie de "El Gran Conflicto" tiene 3,603
páginas. Además, escribió muchas cartas que no se conservaron,
particularmente en los primeros años de su obra. También llevó un diario
personal y un extenso registro cronológico.

Ellen comenzó a escribir para el público en 1845. Para alcanzar a escribir


100,000 páginas antes de morir en 1915, tenía que haber escrito un promedio
de por lo menos tres y media páginas cada día de su vida, en salud o
enfermedad, durante los sábados, y cuando viajaba o asistía a conferencias.

Una entrada en su diario el 12 de Junio de 1892 ilustra el extenso número de


palabras escritas que eran parte de su vida diaria.

"Artículos escritos: obra misionera, 15 páginas en papel de cartas. A. T.


Robinson, 13 páginas; el Hermano Lockwood, 5 páginas; Sara MacEnterfer, 2
páginas; Ella May y Mable White, 4 páginas; un extenso documento dirigido a
C. H. Jones en relación con la publicación y las instituciones de salud. J. E.
White, 12 páginas; le envié al Hermano Wessels 5 páginas tamaño de carta; al
Hermano E. J. Waggoner a Londres; al Anciano Washburn, en Inglaterra, 1
página." (112)
Esto hacía un total de 62 páginas, aparte del "extenso documento" dirigido a
C. H. Jones. Pero más significativo que la cantidad total de páginas escritas es
la compulsión y la presión que ella sentía para escribir. Esto ya es evidente en
el artículo que ella escribió al editor del Day Star después de que el periódico
publicara su así llamada primera visión el 20 de diciembre de 1845. Ella dijo:
"Mi visión, que Ud. publicó en el Day Star, fue escrita bajo un profundo
sentido del deber, a Ud., no esperando que Ud. la publicara." (113)
"Sentía que debía descansar, pero no veía la oportunidad de obtener alivio.
Hablaba en público varias veces a la semana, y escribía muchas páginas de
testimonios personales.... La sangre se precipitaba a mi cerebro, con
frecuencia haciendo que me tambalease y que casi me cayese. A menudo tenía
hemorragias nasales, especialmente después de hacer esfuerzos para escribir.
Me sentía compelida a dejar de escribir, pero no lograba sacudirme la carga de
ansiedad y la responsabilidad que pesaba sobre mí.... Entonces escribía una
porción de lo que se me había mostrado en relación con el Instituto, pero no
lograba desarrollar el tema entero a causa de la presión de la sangre en mi
cerebro.... Suponía que, después de descansar algunos días, podría continuar
escribiendo. Pero, para gran dolor mío, encontraba que la condición de mi
cerebro hacía imposible que yo escribiera. Abandonaba la idea de escribir
testimonios, ya fueran generales o personales, y estaba en constante angustia
porque no podía escribirlos." (114) (Testimonios, tomo 1, páginas 576-577)
Este temprano sentido del deber continuó durante toda su larga vida,
acompañado por un siempre creciente sentido de misión y elección divina, tan
frecuentemente expresado en sus escritos y conferencias. Esta profunda
convicción de una misión especial y divina hacia el mundo queda ilustrada por
las siguientes afirmaciones en sus escritos:
"No tenía la más ligera idea de escribir como lo he hecho, pero el Señor ha
dirigido mi mente sin cesar, hasta que tengáis el asunto que yo os envío."
(115)

"Durante la noche, el Señor me instruye por medio de símbolos, y luego


explica sus significados. Él me da la palabra, y yo no me atrevo a rehusar
dársela al pueblo." (116)

"Dios me ha dado un testimonio para su pueblo, un testimonio que no le ha


dado a nadie más, que yo debo transmitir, y que es como fuego encerrado en
mis huesos." (117, 118)

"Yo no escribo ni un sólo artículo en el periódico expresando meramente mis


propias ideas. Ellas son lo que Dios ha abierto delante de mí en visión." (119,
120)
"En tiempos antiguos Dios habló a los hombres por la boca de profetas y
apóstoles. En estos tiempos, Él les habla por medio de los testimonios de su
Espíritu." (121)

"Físicamente, siempre he sido un vaso quebrantado; y sin embargo, en mi


vejez, el Señor continúa inspirándome por medio de su Santo Espíritu para
que escriba los libros más importantes que jamás hayan sido entregados a las
iglesias y al mundo." (122, 123)

En una carta que Ellen le escribió a Lucinda Hall el 8 de Abril de 1876, dice:
"En este tiempo, tengo una obra especial que llevar a cabo, que consiste en
escribir las cosas que el Señor me ha mostrado.... He sentido que no debo
descuidar nada para completar estos escritos. No he asistido a reuniones por
dos semanas.... Mientras los Ancianos Waggoner y Loughborough estén aquí,
dejo que ellos hagan el trabajo, y guardo todas mis fuerzas para un propósito -
escribir.... Tengo una gran obra que hacer, que ha sido una gran carga sobre
mi alma. Cuán grande es esta carga, nadie sino el Señor lo sabe." (Review and
Herald, 16 de Agosto de 1973, p. 6)
Otra ilustración de su compulsión para escribir aparece obvia en una carta
dirigida a George Amadon en 1906:
"En la noche después del sábado me retiré, y descansé bien sin dolor ni
molestias hasta las diez y media. Pero no podía dormir. Había recibido
instrucción, y rara vez me acuesto después de recibir tales instrucciones....
Dejé la cama y escribí por cinco horas, tan rápidamente como mi pluma podía
trazar las líneas." (124)
Arthur White también llamó la atención al gran volumen de los escritos de
Ellen, y su compulsión para escribir:
"Siento que debo escribir, escribir, escribir, y sin demora," escribió en 1844.
En estas palabras se resume el objetivo de su obra más importante.... La
experiencia de su niñez y su educación no eran las que uno de ordinario
pensaría que cuadrarían con pasarse toda la vida escribiendo.... Cuando
resumimos la historia, encontramos que la Sra. White era una prolífica
escritora. Hoy día hay 18,000 páginas en los libros actuales de E. G. White.
Sumándolos con las ediciones anteriores que ya se agotaron, tenemos un total
de 22,000 páginas. A esto podemos añadirle más de 2,000 artículos que han
aparecido en nuestras varias publicaciones denominacionales. Estos libros nos
darían otras 12,000 páginas. Además de esto hay muchos miles de páginas
manuscritas que no se han publicado por su naturaleza local o personal."
(125)
Ya se ha dicho que Geschwind llamó la atención sobre las profundas
preocupaciones filosóficas, morales, y religiosas que manifiestan los
epilépticos de lóbulo temporal, en fuerte contraste con sus antecedentes
educativos. (126) Cuando todo esto se combina con un impulso incontrolable
de escribir, la tentación de tomar prestado material de otros a gran escala
puede convertirse en irresistible. El llamado a "escribir, escribir, escribir"
puede fácilmente cambiar a "tomar prestado, tomar prestado, tomar prestado."
Bajo una fuerte compulsión religiosa, una escritora así puede fácilmente
persuadirse de que fue Dios quien le hizo encontrar el material que quería
copiar, y de que ella simplemente obedecía la obligación divina y el impulso
del Espíritu para que copiara escritos ajenos y los pusiera bajo su propio
nombre.

Recientemente, Roy Graybill comentó los extensos préstamos literarios de


Ellen White, y señaló también la compulsión de Ellen de escribir como una
posible causa de su extenso uso de fuentes a las cuales no les dio crédito.

"Cuando el ámbito de sus escritos se expandió, primero a temas de salud, y


más tarde a la historia, la Sra. White se encontró en una posición en que el
plagio era difícil de evitar. Su limitada educación no la había equipado para la
amplia gama de temas que ella trataba de cubrir. Sin embargo, se sentía
"poderosamente impulsada" a escribir. "¿Debo resistir este impulso de
escribir, cuando siento esta responsabilidad?", se preguntaba. "Debo obedecer
la inspiración del Espíritu de Dios o abstenerme de toda conexión con la
obra." "Yo no me atribuyo ninguna capacidad en mí misma para escribir los
artículos en el periódico o los libros que publico," decía. "Ciertamente, yo no
podría originarlos. He estado recibiendo luz durante los pasados cuarenta y
cinco años y he estado comunicando a nuestro pueblo la luz que he recibido
del cielo." Esta fuerte auto-imagen como escritora inspirada puede haber
inhibido su capacidad para darse cuenta de hasta qué punto dependían sus
escritos de los de otros autores. Apenas podría haberse dado cuenta del grado
al cual sus visiones y sueños eran moldeados por sus lecturas, y así, vino a
creer que sus revelaciones eran la fuente original de lo que escribía." (127)
¿Cuánto copió Ellen? Aparentemente, nadie lo sabe todavía con exactitud,
pero es claro que lo hizo a gran escala. Desde 1887, cuando Canright llamó
primero la atención a sus plagios, William Patterson, Ingemar Linden, Ronald
Numbers, Jonathan Butler, Don McAdams, Walter Rea, Warren H. Johns,
Ron Graybill, y otros han añadido a la evidencia acumulada de su
dependencia, durante toda su vida, de fuentes a las cuales no dio crédito.

En el Adventist Review del 23 de Febrero de 1984, Robert W. Olson dijo que


"posiblemente 50 por ciento o más del material del libro [El Gran
Conflicto] fue extraído de otras fuentes." Sólo una investigación ulterior
determinará finalmente cuánto más del "50 por ciento" fue en realidad
copiado por Ellen de otros autores y puesto en este libro. Algunos calculan
que puede ser hasta el 90 por ciento, pero probablemente no es tan importante
saber si la mitad o nueve décimos fueron tomados prestados. Ellen tenía que
escribir, y para producir la cantidad deseada, no tenía más recurso que copiar
de otros; y esto, con la ayuda de sus secretarias, lo hizo bien.
Los préstamos literarios de Ellen parecen haber comenzado en su mismo
primer artículo publicado en el Day Star del 24 de Enero de 1846, en el cual
ella informaba acerca de su así llamada primera visión de Diciembre de 1844.
Aparentemente, tenía frente a ella el folleto 'The Christian Experience of
William E. Foy' [La Experiencia Cristiana de William E. Foy], que había sido
publicado y su derecho de autor registrado en 1845. Su deuda con Foy es
evidente en muchos lugares de su artículo, pero el lugar más notable es donde
el guía de Foy dice: "Los que coman del fruto de este árbol ya no regresan
más a la tierra" (página 14). Ellen, a su vez, hace que Jesús diga: "Los que
coman del fruto de esta tierra no regresan más a la tierra." (129)

Repetitividad

Un rasgo fácilmente observable en un epiléptico de lóbulo temporal es la


reiteración, la pegajosidad, o la viscosidad - una forma de automatismo, que
se aplica tanto al habla como a la escritura, en el cual el individuo repite
palabras, frases, oraciones, o, como dijo Fenton, "una tendencia a adherirse a
cada pensamiento, sentimiento, y acción." (130) Por ejemplo, muchos de los
que vieron a Ellen White experimentar una visión informan que ella a menudo
exclamaba: "Gloria, gloria, gloria" al comienzo de la visión. Daly describe un
caso, reportado por Penfield y Jasper, de un muchacho que "al comienzo de
los ataques oía una voz que llamaba a "Sylvere, Sylvere, Sylvere" - el primer
nombre del muchacho. A un hombre de cuarenta y cinco años de edad se le
oyó decir: "Madre, madre, madre." Y un paciente, que admitía que era
agnóstico, decía: "Dios, Dios - Oh, mi Dios." (131) Sería fácil que la mente
subconsciente de Ellen eligiera la repetición "gloria, gloria, gloria" porque la
palabra gloria se usaba comúnmente en las reuniones Metodistas a las cuales
ella asistía en su adolescencia.

Ellen dio evidencia de esta reiteración en su primera publicación cuando,


como una persona de dieciocho años de edad, repitió las palabras "Yo vi"
dieciséis veces. En una segunda contribución al mismo periódico tres semanas
más tarde, ella usó "Yo vi" trece veces. Dos meses después de esto, en un
artículo publicado en The Little Remnant Scattered Abroad [El Pequeño
Remanente Disperso En Ultramar], ella empleó "Yo ví" treinta y cinco veces.
La repetición de esta frase se vuelve marcadamente notable en los escritos de
Ellen, hasta que en algunas páginas casi cada oración comienza con estas
palabras, como se ve en un artículo escrito por ella y publicado en un número
de The Present Truth [La Verdad Presente] en 1849 donde, en trece oraciones,
usa "Yo vi" o "Se me mostró" once veces. (132)

Muchas otras palabras al comienzo de o intercaladas en sus oraciones ilustran


la misma repetitividad - palabras como "ellos" y "ustedes." En todas sus
primeras publicaciones, esto puede verse fácilmente, particularmente en las
primeras cien páginas del tomo uno de sus Testimonios, y el tomo dos
de Dones Espirituales. La mayoría de las repeticiones, en particular "Yo vi" y
"Se me ha mostrado," fue eliminada de las ediciones posteriores de sus obras.
Quizás al principio el uso frecuente de "Yo vi" en sus escritos tenía la
intención de reforzar su afirmación de que ella estaba siendo divinamente
inspirada. Con el correr del tiempo, los editores redujeron grandemente la
evidencia de esta repetición, pero nunca la eliminaron por completo. (133,
134)

El hijo de Ellen, W. C. White, estuvo de acuerdo en que "había estas


repeticiones en los manuscritos originales." Y Ellen escribió en 1906:

"Mientras mi esposo vivía, actuaba como asistente y consejero - Yo escribía


fielmente la instrucción que recibía en visión.... Después, examinábamos el
material juntos, y mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba las
repeticiones innecesarias." (135)
Más tarde, "se esperaba que las secretarias... dejaran fuera lo que claramente
era repeticiones innecesarias." Arthur White también creía que se producían
muchas repeticiones "en algunos manuscritos originales," cuando Ellen se
hallaba "perpleja por muchos cuidados y responsabilidades." (136)

Muchas repeticiones que no eran tan objetables como "Yo vi" permanecieron
hasta en sus escritos posteriores. Particularmente significativos son los casos
en los cuales ella mencionaba que otros hablaban o escribían con la misma
reiteración que ella. Por ejemplo: "Dijo el ángel: 'Sed limpios, vosotros los
que lleváis los vasos del Señor,' 'Sed limpios vosotros los que lleváis los vasos
del Señor.'" (137)

Ellen tuvo dos visiones el 5 de enero de 1849 en Rocky Hill, Connecticut. En


la segunda visión, ella vio cuatro ángeles que se dirigían a la tierra en misión
especial. Jesús "miró con lástima el remanente, ... levantó ls manos, y con voz
de profunda compasión, clamó: Mi sangre, Padre, mi sangre, mi sangre, mi
sangre'... Luego vi un ángel... que clamaba en alta voz: '¡Esperad! ¡Esperad!
¡Esperad!" En el mismo año, ella escribió también: "Oí a un ángel decir:
"Enviad con celeridad a los veloces mensajeros, enviad con celeridad a los
veloces mensajeros'." (138) Un año más tarde, ella citó la pregunta de un
ángel: "¿Pueden los tales entrar al cielo?"Otro ángel contestó: "No, nunca,
nunca, nunca." (139)

En el informe de Ellen de su visión del 14 de marzo de 1852 en Ballston, se da


lo siguiente:

"Si los pecados no van a juicio antes, nunca irán. Tu pueblo, tu pueblo, tu
pueblo no está listo, no está listo, no está listo. En aquel tiempo un pecado sin
cubrir aplastará el alma. El cielo no dará respuesta. Aquel tiempo probará las
almas de los hombres. La confusión tendrá lugar y el deseo de ellos no será
satisfecho. ¿No podéis ver? ¡Preparaos! ¡Preparaos! ¡Preparaos! casi
concluído... Yo contemplo, contemplo a aquéllos que tienen aquella excelente
recompensa sacrificarse para obtenerla... Ayudad a los niños a prepararse,
algo hay que hacer. ¡El yo! ¡El yo! Oh, Jesús, ten compasión y perdona a tus
hijos que yerran." (140)
En 1852, en Vergennes, Ellen dijo de James White: "El poder de Dios estaba
sobre él... dijo él: "¡Espero que se apague! ¡En el nombre de Dios, espero que
se apague!" (141, 142, 143, 144)

En la visión Sutton de Ellen White en 1850, tenemos el siguiente ejemplo:

"Entonces vi que debemos beber profundamente del agua de la fuente.... Vi


que el Hermano Bates debe abrirse y estar listo a ceder en un punto que le es
querido cuando la luz clara brille. Vi que debemos ser más como Jesús....
Entonces vi a James y al Hermano Bates: Dijo el ángel: "Juntaos, juntaos,
vosotros los pastores, no sea que las ovejas se dispersen. Amaos los unos a los
otros como yo os he amado. Nadad, nadad, nadad, sumergíos en lo profundo,
en lo profundo, en lo profundo, en el océano del amor de Dios. Vi que
debemos vencer.... (145)
El 3 de Enero de 1875, en Battle Creek, Ellen tuvo una visión, reportada por
W. C. White, que demostró algunas características típicas de un ataque de
lóbulo temporal, incluyendo la reiteración. Ella había estado enferma de
influenza y estaba sentada en una gran silla de brazos, cálidamente envuelta
en frazadas.
"Entonces mi madre decidió orar y, con voz ronca y trabajosa, pronunció dos
o tres frases de petición. De pronto su voz se oyó clara y musical, y oímos
resonar el grito: "¡Gloria a Dios!" Todos levantamos la vista, y vimos que
estaba en visión. Sus manos estaban cruzadas sobre el pecho, sus ojos estaban
dirigidos fijamente hacia arriba, y sus labios estaban cerrados. No había
respiración, aunque el corazón continuaba su actividad. Mientras ella miraba
atentamente hacia arriba, una expresión de ansiedad le sobrevino en el rostro.
Hizo a un lado las frazadas, y dando un paso hacia adelante, caminó hacia
atrás y hacia adelante en la habitación. Retorciéndose las manos, exclamó:
'¡Oscuro, oscuro, oscuro! ¡Todo oscuro! ¡Tan oscuro!' Entonces, después de
algunos momentos de silencio, exclamó con énfasis, y se le iluminó el rostro
al decir: '¡Una luz! ¡Una lucecita! ¡Más luz! ¡Mucha luz!...Después de estas
exclamaciones en relación con las luces, se sentó en su silla." (146, 147, 148)
En 1868, ella escribió: "Él no aceptará un sacrificio a medias. Todo, todo es
de Dios." (149) En Primeros Escritos (2da edición, 1882), ella escribió: "Dijo
el ángel: 'Preparaos, preparaos, preparaos. ¡Vosotros tendréis que morir de una
muerte mayor al mundo de la que jamás habéis muerto! (150)

Parece claro que, en muchas ocasiones, las palabras atribuídas a los ángeles y
a Cristo están construídas con la característica reiteración de Ellen - la
"pegajosidad" del epiléptico de lóbulo temporal. En libros como sus ediciones
posteriores de El Gran Conflicto y libros subsiguientes como El Deseado de
Todas las Gentes y Los Hechos de los Apóstoles, en los cuales hay tanto
material parafraseado de otros autores y que fueron bien editados, uno
esperaría ver poco de su característica tendencia a repetirse; pero queda
alguna evidencia.

Hacia el fin de su permanencia en Australia, Ellen tuvo una visión, como ella
lo informó a G. B. Starr:

"Yo estaba tan despierta como lo estoy ahora, y apareció un carruaje de oro y
caballos de plata por encima de mí, y Jesús, en majestad real, estaba sentado
en el carruaje.... Luego se oyeron las palabras retumbando por encima de las
nubes desde el carruaje y los labios de Jesús: '¡Fannie Bolton es tu adversaria!
¡Fannie Bolton es tu adversaria!', repetido tres veces. Ahora," dijo la Hna.
White, "yo tuve esta misma visión hace como siete años, cuando mi sobrina
Mary Clough apareció en mis escritos."
En una carta escrita en Australia en 1892, ella también repetía: "Esclavo,
esclavo, esclavo, esclavo." (151) Aun más tarde, escribió: "He recibido una
carta del Anciano Daniells en relación con la adición de otro edificio a las
oficinas del Review and Herald. Mi respuesta es: No, no, no." (152, 153) Fue
en los primeros días de Diciembre de 1914 que ella testificó haber oído voces
en la noche que clamaban: "¡Avanzad, avanzad, avanzad! ¡Intensificad el
combate contra la puerta!" (154)

En 1901, Ellen dijo: "Dios no lo quiera, Dios no lo quiera, hermanos." En una


carta en 1904, ella escribió: "Separaos, separaos, es mi mensaje." (155) "El
primer capítulo de Daniel... léalo, léalo, y al leer, sea sabio, no en su propia
opinión, sino sabio como Daniel." (156) "Las grandes dificultades que han
existido en Battle Creek no deberían haber existido. La gran escasez de
medios no debería haber ocurrido." (157) En una carta que ella escribióa A.G.
Daniells y a W. W. Prescott el 20 de Mayo de 1904, ella informó que Cristo le
había dicho: "Uníos, uníos, uníos en perfecta armonía." (158, 159)

Horace Shaw, en su disertación doctoral en 1959, incluyó los resultados de un


cuestionario que él les había enviado por correo a aquéllos que podrían haber
conocido a Ellen White personalmente. Una de estas personas informó sobre
una reunión a la que ella había asistido y en la cual Ellen habló. "Después de
lo que parecía ser su amonestación final, titubeó por un momento y luego dijo:
'Sed sensibles, sed sensibles, sed sensibles.'" (160)

Hipermoralismo

Otro rasgo en los escritos de Ellen G. White es el que incluye el


hipermoralismol, la sobriedad, la falta de sentido del humor, y las múltiples
exhortaciones. Esto es particularmente evidente en escritos con los otros
miembros de su iglesia en mente. Un típico ejemplo de esto puede verse en
una carta escrita a la Querida Hermana E. en 1873:

"Se me ha mostrado que Ud. necesita una completa conversión. En este


momento, Ud. no está en el camino correcto para obtener la paz y la felicidad,
que el creyente verdaderamente humilde, que lleva su cruz, seguramente ha de
recibir... Ud. tiene una disposición egoísta... Sus principales pensamientos
son para Ud. misma, para agradarse a sí misma.... Ud. descuida el ocuparse
alegremente en el trabajo que Dios le ha asignado. Ud. pasa por alto los
deberes comunes y sencillos que están directamente en su camino... Ud. no
estudia para hacer felices a otros... Ud. se complace en el hábito de soñar, que
debe detener... Ud. no está mejorando tan rápidamente como podría hacerlo, y
como debe hacerlo... Ud. ha sido una nube y una sombra en su familia... Ud.
no ha tenido la gracia de Dios en su corazón...Ud. ama el pensar y hablar
acerca de hombres jóvenes. Ud. interpreta las cortesías de ellos como
preocupación especial por Ud. Ud. se adula a sí misma... Debe iniciarse una
reforma en la familia de su padre. Ud. lleva el sello del carácter de su padre.
Debería tratar de evitar los errores de él y sus extremos... Ud. no ama a los
niños. De hecho, no ama nada que requiera esfuerzo firme, serio, y
perseverante." (161)
En esta carta de siete páginas, setenta y cinco oraciones comienzan con 'Ud' y
otras 115 veces 'Ud' se usa en la mitad de una oración y es un ejemplo de
juicio e hipermoralismo que se ve en los epilépticos de lóbulo temporal, y que
tan a menudo se encuentra en los escritos de Ellen. (162)

El hipermoralismo y el hipereticismo de los epilépticos de lóbulo temporal


están estrechamente relacionados con su falta de sentido del humor, su
viscosidad, atención al detalle, y auto-escrutinio. Waxman y Geschwind
escribieron en 1975:

"A menudo hay una marcada preocupación por el detalle, especialmente en lo


concerniente a aspectos morales o éticos. Con estos pacientes no hay
minucias... La preocupación por el detalle y la claridad y un profundo sentido
de justicia son evidentes en el habla de muchos de nuestros pacientes." (163)
Otros investigadores han descrito este fenómeno:
"Todos los sucesos son serios para estos pacientes... Pueden preocuparse
excesivamente por cuestiones morales y se enredan con lo que es correcto y lo
que no es correcto en asuntos que son más bien triviales... lo correcto y lo
incorrecto de cada cosa necesita ser considerado con todas sus ramificaciones;
ningún asunto en disputa puede ser fácilmente hecho a un lado; estos
pacientes hacen largos discursos y a menudo sienten la necesidad de poner por
escrito sus pensamientos en largos escritos; tienden a ser marcadamente sin
sentido del humor." (164)
Los epilépticos del lóbulo temporal tienden a ser, no sólo hiperéticos, sino a
menudo hiperreligiosos. Para ellos, sus propios ministros puede que carezcan
de una profunda convicción religiosa... Estos rasgos básicos explican una
profundización de la respuesta emocional, con un excesivo énfasis sobre las
cualidades del bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto. (165)

Tener fuertes sentimientos acerca de cuestiones morales y éticas es


probablemente un rasgo deseable; cómo se ejecuta y se expresa este rasgo es
significativo, sin embargo, en relación con la epilepsia de lóbulo temporal. Es
la excesiva preocupación por las cosas triviales, la obsesión con cuestiones
morales, la falta de comprensión y tolerancia hacia opiniones divergentes, y el
resultante juicio y condenación de aquéllos que discrepan con él, lo que pone
aparte a estos pacientes. Esto es a menudo acompañado por un sentido de
misión divina y autoridad. Han sido llamados "inflexibles" y no es probable
que cambien sus puntos de vista.

Como ha señalado Beard, hay una pesadez, prolijidad, y monotonía en estos


pacientes, juntamente con egocentrismo, frases zalameras, y pegajosidad.
(166)

El hipermoralismo de Ellen queda ilustrado por su discusión del vestido:

"Se me mostró que algunos de entre el pueblo de Dios imitan las modas del
mundo, y están rápidamente perdiendo su carácter peculiar, santo, que debería
distinguirlos como el pueblo de Dios. Se me hizo notar el antiguo pueblo de
Dios, y luego se me llevó a comparar su indumentaria con la moda en el
vestido de estos últimos días. ¡Qué diferencia! ¡Qué cambio! En aquel
entonces las mujeres no eran tan osadas como ahora. Cuando estaban en
público, cubrían sus rostros con un velo. En estos últimos días, las modas son
vergonzosas e inmodestas.... Los gorros pequeños, que dejan ver el rostro y la
cabeza, muestran una falta de modestia... Jóvenes y viejos, Dios os está
probando. Estáis decidiendo vuestro propio destino eterno. Vuestro orgullo,
vuestro amor a seguir las modas del mundo, han sido todos puestos en la
balanza, y el peso del mal se inclina terriblemente contra vosotros... Vi que
muchos que se lisonjeaban de que eran buenos cristianos no tenían ni un solo
rayo de luz de Jesús... Y vi que el Señor estaba afilando su espada en el cielo
para destruirlos." (167-171)
Acerca de los niños que juegan en Sábado, ella tenía este consejo:
"Padres, sobre todas las cosas, vigilad a vuestros niños en Sábado. No
permitáis que violen el día santo de Dios jugando en la casa o fuera de ella. Lo
mismo podéis quebrantar el sábado vosotros mismos que dejando que los
niños lo hagan, y cuando permitís que los niños vayan de aquí para allá, y que
jueguen en Sábado, Dios os considera violadores del Sábado." (172)
[También escribió:]
"Por largo tiempo he pensado escribir a mis hermanas para decirles que, de
acuerdo con lo que al Señor le ha placido mostrarme de tiempo en tiempo, hay
una gran falta entre ellas... Sus palabras no son tan selectas ni tan bien
escogidas como deberían ser las de mujeres que han recibido la gracia de
Dios. Usan demasiada familiaridad con los hermanos. Permanecen mucho
tiempo alrededor de ellos, se inclinan hacia ellos, y parecen preferir su
compañía. Se sienten sumamente complacidas con las atenciones de ellos. De
acuerdo con la luz que el Señor me ha dado, nuestras hermanas deberían
actuar de manera muy diferente. Deberían ser más reservadas, manifestar
menos atrevimiento, y estimular en sí mismas 'el pudor y la sobriedad.' Tanto
los hermanos como las hermanas participan en conversaciones demasiado
joviales cuando están en compañía los unos de las otras. Las mujeres que
profesan piedad se complacen en demasiadas chanzas, chistes, y risas." (173,
174)

"No ha de buscarse complacencia en conversaciones triviales y sobre cosas


comunes. Dios mira cada cosa secreta de la vida." (175)

"Se me ha mostrado que los verdaderos seguidores de Jesús descartarán los


picnics, las donaciones, los espectáculos, y otras reuniones de placer." (176)

"Para muchas damitas, los jóvenes son el tema de conversación; para los
jóvenes, el tema son las muchachas... Hablan de los temas en que sus mentes
se ocupan mayormente. El ángel registrador está escribiendo las palabras de
estos profesos muchachos y muchachas." (177)

"Las bromas, los chistes, y la conversación mundana pertenecen al mundo...


La comunicación abierta entre Dios y su alma... no causará ligereza o la
semblanza de una sonrisa, sino que solemnizará la mente." (178)

"Mi hermana, no tratéis a vuestras almas y a Dios como si no tuvieran


importancia. Se me ha mostrado que la causa principal de vuestra reincidencia
es vuestro amor por los vestidos... y os encontráis con apenas una chispa del
amor de Dios en vuestros corazones... Se me ha mostrado que las reglas de
nuestra iglesia son muy deficientes. Toda exhibición de orgullo en el vestir,
que está prohibido en la Palabra de Dios, debería ser suficiente razón para
aplicar la disciplina en la iglesia." (179)

"A menos que hagamos esto, nuestras iglesias se desmoralizarán." (180)

Quizás relacionada con la oposición de Ellen a la "conversación mundana" era


su advertencia contra los libros de cuentos y la lectura de literatura de ficción:

"Querido hermano E: ... Me sorprendió mucho leer su recomendación de La


Cabaña del Tío Tom, Robinson Crusoe, y LIBROS ASÍ. Ud. está en peligro
de volverse un poco descuidado en lo que escribe... Repetidamente, he visto lo
nefasto de leer tales libros." (181)
Ellen también se sentía constreñida a hablar contra las bicicletas, el tennis, y
el cricket.
"Se me mostraron cosas entre nuestro pueblo que no estaban de acuerdo con
su fe. Parecía haber una locura con las bicicletas. Se gastaba dinero para
gratificar un entusiasmo en esta dirección que podría mejor, mucho mejor,
haber sido invertido en la construcción de casas de adoración... Había un
espíritu de disensión y contienda entre ellos en cuanto a cuál debería ser el
mayor. El espíritu era similar al manifestado en los juegos de béisbol en los
terrenos de la universidad. Dijo mi Guía: 'Estas cosas son una ofensa contra a
Dios.' (182)
También escribió:

"Se me presentó una visión en la cual había estudiantes jugando tennis y


cricket. Luego se me instruyó en relación con el carácter de estas diversiones.
Se me presentaron como una especie de idolatría, como los ídolos de las
naciones... Los ángeles de Dios... se sintieron avergonzados de que se diera
una exhibición como ésta por los profesos hijos de Dios." (183)

Además de las terribles consecuencias que Ellen atribuía a la masturbación,


ella amenazó a los que usaban peluca, con resultados igualmente espantosos:

"La moda recarga las cabezas de las mujeres con trenzas y almohadillas
artificiales... que calientan y excitan los centros nerviosos de la médula espinal
en el cerebro... La acción de la sangre sobre los órganos inferiores o animales
del cerebro causa una actividad antinatural y una tendencia hacia la temeridad
en la moral, y la mente y el corazón están en peligro de corromperse. Al
excitarse y fortalecerse los órganos animales, la moral se debilita. Los poderes
morales e intelectuales de la mente se convierten en siervos del animal...
Muchos han perdido la razón y se han vuelto locos sin remedio después por
seguir esta moda deformadora." (184)
Hiposexualidad

Se ha demostrado que la hiposexualidad es un síntoma frecuente en la


epilepsia de lóbulo temporal. Walker y Blumer (185) afirman que una tal
sexualidad alterada "es una... depresión de la experiencia sexual, no solamente
un deterioro de la expresión genital. En el individuo que desarrolla la epilepsia
antes de la pubertad, él o ella puede que nunca tenga experiencias
psicosexuales." Blumer ha señalado que tanto la hiposexualidad como la
"viscosidad" son manifestaciones estables de la epilepsia de lóbulo temporal,
y pueden manifestarse como dos años después del inicio de la epilepsia.
Esta hiposexualidad ha sido eliminada en los epilépticos de lóbulo temporal
por medio de la extirpación quirúrgica del área afectada en el lóbulo temporal.
La frigidez o reducido deseo sexual son síntomas de hiposexualidad. Shukla
(186) y otros informaron que "la hiposexualidad parece estar singularmente
asociada con la epilepsia de lóbulo temporal" (en comparación con la
epilepsia generalizada), y que estos pacientes "no mostraban ninguna
preocupación sobre ello." En el estudio de Shukla, veintiocho de cuarenta y
cuatro pacientes eran hiposexuales. El sesenta y cuatro por ciento de las
pacientes eran hiposexuales y "participaron en relaciones sexuales sólo
después de repetidas solicitudes por parte de sus esposos." Shukla también
informa que, de los pacientes de Gastaut y Colomb, dos tercios eran
hiposexuales.

Al estudiar a Ellen G. White en relación con el rasgo de hiposexualidad,


debemos recordar que su accidente original ocurrió cuando ella tenía nueve
años de edad, probablemente antes de la pubertad. Se casó a la edad de
dieciocho años, tuvo cuatro hijos, y enviudó cuando tenía cincuenta y tres
años de edad. Ellen no volvió a casarse y murió a la edad de ochenta y siete
años.

Ellen escribió considerablemente acerca de las relaciones entre los sexos y


sobre la sexualidad. Su consejo acerca de los muy jóvenes sugiere el peligro
de permitir la asociación entre los niños pequeños de sexos opuestos. Este
consejo parece estar motivado por su temor de que estos niños pequeños se
excitaran sexualmente y cayeran presas de la devastadora práctica de la
masturbación.

"Esta es una época veloz. Los niñitos y las niñitas comienzan a fijarse el uno
en el otro cuando ambos deberían estar en una guardería, recibiendo lecciones
de modestia y buen comportamiento. ¿Cuál es el efecto de esta mezcla tan
común? ¿Aumenta ella la castidad en los jóvenes que así se reúnen juntos?
¡Realmente no! Aumenta las primeras pasiones libidinosas; después de estas
reuniones, los jóvenes son enloquecidos por el diablo y se entregan a sus viles
prácticas." (187)
A un adulto, Ellen le dio el siguiente consejo:
"Ud. ha caído en el triste error, tan prevaleciente en esta época degenerada,
especialmente en relación con la mujer. Ud. está demasiado aficionado al otro
sexo... Ud. parece saber considerablemente acerca de matrimonios
anticipados, y escribe y habla acerca de estas cosas. Esto sólo causa escasez
en su alma... Ud. se ha hecho una gran injusticia a sí mismo al permitir que su
mente y su conversación se espacien en el amor y el matrimonio." (188)

"Muchos padres no obtienen el conocimiento que deberían en la vida de


casados... Se han unido en matrimonio al objeto de su elección, y por lo tanto
razonan que el matrimonio ha santificado el extasiarse en las pasiones más
bajas. Aun los hombres y las mujeres que profesan piedad dan rienda suelta a
sus pasiones lujuriosas, y no les pasa por la mente que Dios los hace
responsables de cómo gastan la energía vital, que debilita su asidero de la vida
y enerva el sistema entero." (189)

Ellen continuó su consejo:


"Que la esposa cristiana se abstenga, tanto de palabra como en acción, de
excitar las pasiones animales de su esposo. Muchos no tienen en absoluto
fuerzas que malgastar en esta dirección. Desde su juventud, han debilitado el
cerebro y minado la constitución mediante la gratificación de las pasiones
animales." (190)
La terrible descripción de Ellen de los resultados de la masturbación fue
quizás inspirada por su propia hiposexualidad y la literatura contemporánea
sobre el tema.
"Las hembras poseen menos fuerza vital que el otro sexo... (Véase Nota:) El
resultado del auto-abuso en ellos se ve en varias enfermedades, tales como...
pérdida de la memoria y la vista, gran debilidad en la espalda y los lomos,
afecciones de la espina dorsal, la cabeza a menudo se deteriora internamente.
El tumor canceroso, que estaría latente en el sistema durante toda la vida, se
inflama, y comienza su obra carcomedora y destructiva. La mente a menudo
se arruina por completo, y la locura tiene lugar." (191)
Elln dice que su accidente temprano en la vida le impidió conocer estos vicios
secretos. (192)
(Nota: Para el no iniciado, la idea básica de la teoría de la fuerza vital es que
un individuo comienza la vida con una cierta cantidad de "fuerza vital," y
gasta esa fuerza lentamente o rápidamente - mientras más rápidamente la
gasta, más pronto se le acaba - y después viene la muerte.)

En otra parte, Ellen añade a esto: "El vicio solitario está matando a miles y a
decenas de miles." (193)

Ellen también se sentía en libertad de aconsejar a misioneros no tener niños


mientras estuvieran en el campo de las misiones.

"Se me mostró que el Hermano y la Hermana V------ se habían apartado del


consejo de Dios al traer niños al mundo. Dios requería todo lo que había en
ellos en Su obra para el Maestro, pero vino el enemigo, y su consejo fue
seguido... Cuando me enteré de que su familia pronto habría de aumentar,
supe que Uds. no habían estado haciendo la voluntad de Dios, sino que
estaban siguiendo su propia inclinación a agradarse a Uds. mismos... Ha
llegado el momento en que, en un sentido, los que tienen esposas sean como si
no las tuvieran... Estoy completamente disgustada con el curso que han
seguido nuestros predicadores y obreros. Parecen pensar que una de las
importantes ramas de la obra es primero traer al mundo tantos niños como sea
posible." (194)
Ellen White era claramente una mujer muy religiosa. Lo que no se reconoce
tan a menudo es la fragilidad de su experiencia religiosa y sus períodos de
depresión, duda, y desaliento -- cada uno de los cuales fue seguido, tarde o
temprano, por una renovación de fe y valor. Ellen compartía abiertamente con
otros estos episodios que aparecieron periódicamente durante la mayor parte
de su vida. En 1970, Hurst y Beard llamaron la atención a la frecuencia de las
crisis religiosas y las conversiones en los epilépticos de lóbulo temporal. (195-
204)

Pseudoataques

Las condiciones clasificadas como pseudoepilepsia y pseudoataques pueden


confundirse con ataques complejos parciales. Estos incluyen histeria,
reacciones de conversión, narcolepsia, síncopes, hiperventilación, y otros. Si
el individuo está consciente durante estas experiencias, no es epilepsia. Las
reacciones psicogénicas, como se ven durante una intensa excitación religiosa,
favorecen el desarrollo de la histeria. En las reuniones de reavivamiento que
eran populares durante los primeros años de las experiencias visionarias de
Ellen, a menudo ocurría que hombres y mujeres caían de sus asientos,
clamaban pidiendo misericordia, se retorcían en agonía, y se desmayaban. Los
ataques histéricos ocurren solamente cuando hay un auditorio que los
presencie. Investigaciones recientes indican que por lo menos algunos
individuos que afirman que están sujetos a experiencias extrasensoriales o
paranormales pueden en realidad estar sufriendo de una disfunción de lóbulo
temporal que es aparentemente hereditaria. Los pacientes con ataques
epilépticos de lóbulo temporal pueden también tener ataques de histeria. (205)

Se ha sugerido que, si las visiones de Ellen se atribuyen a una disfunción de


sus lóbulos temporales, esta explicación no tiene en cuenta los factores
emocionales, culturales, y psíquicos que podrían haber sido responsables de
sus trances, como ha ocurrido en otros individuos en el pasado. Tales
cuestiones pasan por alto el hecho de que el epiléptico de lóbulo temporal
participa en la experiencia visionaria impuesta sobre él con todo su ser físico,
intelectual, emocional, religioso, y cultural - en el cual todas las influencias
pasadas y presentes jugan un papel. La experiencia visionaria no es algo fuera
de la persona real; es producida por y en la persona total - incluyendo los
efectos de cualquier disfunción orgánica que pueda estar presente.

Resumen y Conclusión

Las experiencias visionarias de Ellen G. White y sus características


conductuales han sido examinadas desde la perspectiva del conocimiento
clínico contemporáneo. De este examen general pueden derivarse las
siguientes conclusiones:
1. Ellen era una muchacha normal y saludable, tanto física como
emocionalmente, hasta que, a la edad de nueve años, fue golpeada por una
piedra en el área nasal del rostro. Estuvo inconsciente por tres semanas, lo que
indicaba una severa lesión cerebral; fue incapaz de recordar nada acerca del
accidente o su secuela. El tipo y la ubicación de la herida en la cabeza, y el
resultante período de inconsciencia y amnesia, hizo probable que
ultimadamente desarollara ataques epilépticos.

2. Sus sueños y visiones comenzaron cuando tenía quince años, como seis
años después del accidente, y continuaron durante toda su vida. Cuando las
experiencias de visiones de Ellen se comparan con los ataques de la epilepsia
de lóbulo temporal, se encuentra que son típicos de los ataques complejos
parciales.

3. Después de esto, sus rasgos conductuales se compararon con los de


epilépticos de lóbulo temporal y se encontró que eran similares. También se
discutió el auto-confesado impulso compulsivo de Ellen de escribir,
culminando en una producción total que pocos han igualado. El hábito de
Ellen de tomar prestado material libremente de otros autores sin darles el
merecido crédito es también quizás parcialmente explicable por este impulso
intenso de escribir (hipergrafía) y por su propia y limitada educación formal,
que terminó con el tercer grado. El tomar material prestado le permitió incluir
en sus libros lo que ella misma era incapaz de producir. Sin embargo, decir
que ella no sabía que las fuentes literarias debían ser reconocidas parece difícil
de sustentar, puesto que algunos de los autores de los cuales ella tomó
material prestado aun desde sus primeros escritos fueron muy meticulosos al
indicar sus fuentes con cada cita. Esto se veía claramente en las obras de J. N.
Andrews, del cual ella tomó material prestado temprano en su vida.

4. Ellen tenía otro rasgo epiléptico que es muy visible aún hoy en sus escritos,
y estaba también presente en su habla - a saber, la tendencia a permanecer
como adherida a una palabra, una frase, o un pensamiento, y repetirlas en
sucesión - una viscosidad. Esto es más notable donde se repiten palabras
sueltas, como la oración atribuída a Cristo: "mi sangre, padre, mi sangre, mi
sangre" o cuando al ángel se le hace decir: "nunca, nunca, nunca"; o donde
ella dice "escribir, escribir, escribir, escribir." O "¡Oscuro!, ¡Oscuro!, ¡Todo
oscuro!, ¡Tan oscuro!" O "Todo, todo, todo es de Dios." Este reiteración
aparece en casi todos los escritos de Ellen de una manera u otra, como ocurre
en los escritos de otros epilépticos de lóbulo temporal. Como hemos
mostrado, la edición de los escritos posteriores de Ellen hizo desaparecer
muchas de estas repeticiones, pero no todas. De lo más notable era su uso de
las palabras "Yo vi," donde a veces cada oración comenzaba con esta
introducción repetitiva.
5. Sus escritos y su habla tenían otras características en común con esta forma
de epilepsia, tales como la falta de sentido del humor, la sobriedad, la
sospecha acerca de los motivos de otros, la pesadez, la hipermoralidad, y la
hipereticidad. Sus escritos incluyen largos relatos de las faltas y fracasos de
otros, y sobreinterpretaciones de las acciones y las palabras de otros miembros
de iglesia, acompañadas de condenación. Con esto iba también un sentido de
la gran importancia de su propia obra y mensajes y de las terribles
consecuencias de ignorar sus consejos. Sus demandas hiperéticas incluían
requisitos tales como que los niños no jugaran en sábado, el uso de ciertos
tipos de indumentaria, y prohibiciones contra el tennis, el béisbol, el cricket, y
las bicicletas. Tales características del pensamiento y el juicio de Ellen,
probablemente atribuíbles a las consecuencias de su herida en la cabeza, han
sido incomprensibles y causado alejamiento en los miembros de su iglesia.
Una reciente expresión de esta preocupación repite lo que muchos han dicho
antes:

"¿... cuánto del cinismo y la pérdida de fe que vemos en la iglesia hoy día
podría haberse evitado si, a través de la historia de la denominación, hubiera
habido un poco más de confianza en la capacidad de los miembros para
manejar la verdad acerca de la naturaleza de la inspiración y la obra de Ellen
White?

"Revelar más de la verdad más temprano sin duda habría causado algún dolor,
pero ¿no habría sido eso preferible al trastorno que significa forzar la
revelación de la verdad en una atmósfera de disentimiento mordaz? Y, en
lugar de eso, ¿no podrían muchos que hoy están desilusionados tener una fe
fuerte en el don de Ellen White y receptividad para sus mensajes, si hubiese
habido una mayor apertura? Por supuesto, el punto no es retorcerse las manos
acerca del pasado. Ni lo es lanzar desprecio sobre concienzudos dirigentes
eclesiásticos que hicieron lo que pensaron que era lo mejor. La pregunta es:
¿Verá una lección en todo esto la iglesia de hoy día?" (206)

En 1977, Paul B. Ricchiuti escribió lo siguiente:


"Pero, al transcurrir el siglo que comenzó en 1800, una extraña clase de
irrealidad la rodeó, levantándola y colocándola fuera del alcance de los otros
creyentes. El nombre de 'Ellen White' se convirtió en un misterio, porque la
gente no podía identificarse con ella como persona viviente. Para ellos, Ellen
White se había convertido en una institución, y rápidamente se estaba
convirtiendo en una leyenda. Dándose cuenta de esto ella misma, no pudo
detenerlo, por mucho que lo intentara. Así, gente bien intencionada pero
confundida corrió un oscuro velo en frente de la verdadera Ellen White. Y
cuando lo hacían a un lado de tiempo en tiempo, "la Hermana White" aparecía
sentada como la estatua de un santo, libro en mano, fuego condenatorio de
Dios en sus ojos.
"Hoy la leyenda puede describirse en cuatro palabras. Y esas cuatro palabras
se han convertido en "el látigo" [woodshed rod] en manos de innumerables
padres y maestros en la Iglesia Adventista.

"Así, la frase 'la hermana White dice' ha encendido innumerables hogueras de


resentimiento en los corazones de Adventistas, especialmente entre los
jóvenes. Este desastre es en realidad una herramienta muy efectiva, inventada
por Satanás mismo, para destruir la iglesia desde adentro.

"La obra y las palabras de Ellen White, sus escritos, y sus acciones han sido
todos usados como látigos y garrotes sobre las cabezas de viejos y jóvenes por
igual." (207)

Ha habido discusiones y crisis periódicas acerca de la importancia, la


posición, y la autoridad de Ellen en la iglesia; y esto ha continuado hasta el
presente. En todos sus escritos, Ellen probablemente trató de presentar lo que
ella creía que era verdadero y exaltador, pero todavía estaba escribiendo como
epiléptica de lóbulo temporal con una muy limitada educación y como una
niña de su tiempo.

Hubo cosas que Ellen escribió que reflejan esto claramente, tales como sus
afirmaciones de que el comer puerco causa lepra, que los terremotos son
causados por carbón y petróleo subterráneos que arden, que el llevar pelucas
causa locura, o que la amalgama de hombres y bestias puede verse en ciertas
razas de hombres. (208)

Cuando miramos la vida y la obra de Ellen White, el problema no ocurre tanto


con lo que ella dijo o escribió, sino con la autoridad que ella reclamaba e
implicaba, así como la autoridad que otros le atribuyen. Ellen creía que Dios
le había dado una obra especial que llevar a cabo en la tierra, una obra que Él
no le había dado a nadie más; ella era una mensajera especial. Sin duda, esto
fue la base de su creencia en su autoridad especial. Si Ellen sufrió de epilepsia
de lóbulo temporal, con sus ataques y conducta alterada, esto no significa que
todo lo que dijo o escribió es por lo tanto sin valor. Esto no implica, sin
embargo, que lo que ella dijo no es verdad porque ella lo dijo, sino
que podría ser cierto, basado en otra evidencia diferente de sus simples
afirmaciones. También implica que algo de lo Ellen escribió podría ser
incorrecto. Luego, tal integridad intelectual requeriría que los escritos de
Ellen fueran críticamente juzgados por la evidencia disponible.

Mucho de lo que Ellen o sus secretarias escribieron o tomaron prestado era


hermoso y espiritualmente elevador, no importa quién lo escribiera. Es
también claro que algo de lo que salió de la pluma de Ellen era cuestionable o
erróneo, como podría ocurrir con cualquier autor. Concederle a Ellen la
autoridad intrínsica que fue rechazada por los primeros dirigentes de su iglesia
no se justifica y es peligroso para el estudio y la progresiva comprensión, por
parte de los Adventistas del Séptimo Día, de la doctrina cristiana y el
conocimiento en general.

La Conferencia Bíblica de 1919 parecía prometer una actitud más realista y


honesta hacia Ellen G. White y su obra. (209) Si a esta franqueza y a este
estudio se le hubiera permitido continuar, probablemente la principal crítica
por parte de otras iglesias cristianas de que la Iglesia Adventista del Séptimo
Día hizo una especial adición a las Escrituras - a saber, los escritos de Ellen G.
White - se habría evitado.

Entonces, ¿quién era Ellen White? Ciertamente fue una mujer notable y una
devota cristiana. Se dice que Dudley Canright, uno de sus críticos más
severos, dijo durante el funeral que ella era "una mujer de lo más piadosa."

Aunque los trances de Ellen probablemente no eran la clase de visiones que


ella creía que eran, ella claramente era una persona de visión. Ella concibió
instituciones médicas, escuelas, y editoriales en varios lugares alrededor del
mundo; propuso cambios de largo alcance en la organización denominacional;
y demostró a veces una gran visión de la misión de su iglesia. Ella abogaba
por el cuidado de la salud y la educación avanzada para su pueblo. Y, sin
embargo, sería difícil comprender correctamente a Ellen y lo que ella escribió,
a menos que uno reconociera la presencia de la epilepsia de lóbulo temporal
de la cual ella aparentemente sufrió durante toda su vida adulta, y que tan
marcadamente influyó en su pensamiento, sus escritos, y su conducta.

¿Una Autopsia de Ellen White?


El siguiente intercambio tuvo lugar durante una conferencia
videograbada con los nietos de Ellen White, los medios hermanos
Arthur White y Grace Jacques, efectuada por James Nix,
secretario asistente del Legado White y director de la sucursal
del Legado White en la Sala de la Herencia en la Universidad de
Loma Linda:

NIX: ¿Sabe Ud. por qué no fue Ellen White enterrada


inmediatamente entonces [en 1915]?

WHITE: Este es un asunto del cual sé muy poco. No fue sino


hasta hace algunos años que me enteré de que la tierra no había
sido echada inmediatamente sobre su féretro. Ella fue preservada
por algún tiempo, y Edson habló de verla en el ataúd más tarde.
Por qué, no lo sé. Algo se habló de los temores del Dr. Kellogg de
hacer exhumar el cadáver para hacer examinar el cerebro. Se
habló un poco de eso.
JACQUES: Yo recuerdo eso.

WHITE: Y podría ser; y, si había alguna razón, yo supondría que


era esa. He oído decir, pero no tengo nada - la clase de evidencia
que me gusta tener - Jim, para respaldarla. Y en ausencia de
evidencia, no me gusta hablar mucho acerca de ello. Pero hay
correspondencia que indica que el entierro final tuvo lugar más
tarde que el funeral mismo.

PIES DE PÁGINA

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Christian Experience, and Extensive Labor of Elder James White and His
Wife, Mrs. Ellen G. White (Battle Creek, Michigan; Steam Press of the
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cited as Life Sketches).

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73. E. G. White, Life Sketches of Ellen G. White, 310; interview between


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