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D Introducción
1 Este trabajo es una versión ampliada del Capítulo 10 de la tesis doctoral de la autora, titulada “El señorío Arica y los reinos altiplánicos: Com-
plementariedad ecológica y multietnicidad durante los siglos pre-Conquista en el norte de Chile (1000-1540 DC)”. Asimismo, una versión
propongo actualizar y corregir en este artículo, a la luz parte de la tradición de los Valles Occidentales. De esta
de los resultados de la investigación arqueológica reali- forma, su “tipo Arica” se compuso de: a) queros con talla-
zada en los últimos 60 años. Este autor expresó lo si- dos antropomorfos en el borde (p.e., lám. X, 1 de Ewbank
guiente en dicho artículo:2 que ilustra un vaso de Playa Miller 4, y el ejemplar prove-
niente de Chiu Chiu que Latcham reproduce en la figura
“La gran mayoría de los queros de madera encontrados en 51a de su obra), b) un quero con una figura de lagartija
asociaciones arqueológicas provienen de tumbas que pueden ser proveniente de Chiu Chiu de la figura 51b del mismo au-
datadas tanto del período de dominio incaico, como de los prime- tor; y c) un quero con la representación de un felino en el
ros años del período colonial. Dichos queros reflejan consisten- borde (como el ejemplar mostrado por Uhle: lám. XXVI)
temente un estilo individual, el cual puede ser reconocido como (Figura 1a, b y c).
inca en base a sus asociaciones. No obstante, existe un pequeño
grupo de queros con un estilo distintivo que podría ser más tem- Tal como se explicitará más adelante, ahora sabemos
prano. Existen cinco ejemplares de este estilo que poseen datos que dos de los componentes del “tipo Arica” de Rowe
de proveniencia, y todos ellos vienen del área entre Tacna, en el corresponden a la tradición local de Valles Occidenta-
límite del extremo sur de Perú, y el valle del río Loa en el norte les (queros Arica I y II) que, efectivamente, talla figuras
de Chile [nota 7]. El primer ejemplar publicado de este grupo antropomorfas y lagartijas. Por el contrario, el felino
provino de una tumba de las cercanías de Arica, por lo cual yo presentado por Uhle –y utilizado por Rowe para su defi-
me referiré a este estilo como Tipo Arica […]. No es improbable nición– es manifestación de una tradición ajena a Arica
que el Tipo Arica de queros de madera tenga sus orígenes en y a los Valles Occidentales, tal como argumentaré a lo
tiempos anteriores a la conquista incaica” (Rowe 1961: 319, largo de este trabajo.
traducción de la autora).
Por su parte, Núñez estableció la primera tipología gene-
Rowe definió a este tipo –tomando como base la escasa ral para los queros centro-sur andinos, para lo cual tomó
información arqueológica conocida y publicada en aquel como base las diferencias formales y decorativas que
entonces (p.e., Ewbank 1885; Uhle 1919; Latcham 1938)– presentaban los ejemplares de su muestra proveniente
como ejemplares con dos molduras en relieve en la super- de museos chilenos de la época. Define 16 tipos en dos
ficie del cuerpo del vaso y tallas volumétricas proyectadas macro-grupos: queros decorados y no-decorados.3 Entre
por sobre el borde superior. Sobre estas últimas, señaló los no-decorados figuran aquellos de paredes lisas sin
someramente que se trataba de figuras humanas o ani- ningún tipo de adorno, mientras que entre los decorados
males, sin especificar el tipo de animal (Rowe 1961: 319). se encuentran los restantes 15 tipos con variadas solucio-
nes decorativas.
Al mismo tiempo, en la nota 7 de la cita previa, referen-
ció páginas específicas de los estudios de Ewbank, Uhle Omitiendo, por una parte, los grupos Pintado y Grabado
y Latcham, que incluían fotografías, para ilustrar su “tipo por constituir queros incaicos y coloniales, y por otra, a
Arica”; desafortunadamente, en este punto Rowe come- los tipos VIII, IX y XI del grupo Zoomorfo, por corres-
tió el error de mezclar en un solo grupo diferentes tradi- ponder a casos únicos de ejemplares encontrados en San
ciones de vasos de madera: manifestaciones de la Cultura Pedro de Atacama y de clara procedencia foránea (p.e.,
Arica con un tipo de quero con talla de felino que no es Tiwanaku, Aguada), quedaban para estudiar y comparar
3 A. No decorados. Tipo I. Sencillos; B. Decorados. Grupo Zoo-
preliminar fue presentada en las X Jornadas de Historia Andi-
na (2006) organizadas en el marco del proyecto FONDECYT morfo: Tipo II. Cuadrúpedo, cola horizontal. Tipo III. Convencio-
1071132: “Historia de los pueblos andinos de Arica, Tarapacá y nal de cola horizontal. Tipo IV. Ictiomorfo. Tipo V. Ornitomorfo.
Atacama”, en el Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Tipo VI. Cabezas de camélidos. Tipo VII. Convencional. Tipo
Universidad de Valparaíso. VIII. Felino. Tipo IX. Serpentiforme. Grupo Antropomorfo: Tipo
2 Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R.P. Gustavo X. Antropomorfo en borde. Tipo XI. Kero-retrato. Grupo Conven-
Le Paige s.j. (IIAM), Universidad Católica del Norte, San Pedro cional: Tipo XII. Apéndice en borde. Tipo XIII. Invertidos. Grupo
de Atacama. Gustavo Le Paige 380, San Pedro de Atacama, CP Pintado: Tipo XIV. Esmaltados. Tipo XV. Laqueados. Grupo Gra-
1410000. CHILE. Email: horta.helena@gmail.com bados: Tipo XVI. Grabado Geométrico (Núñez 1963: 73).
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Queros de madera del Collasuyo: Nuevos datos arqueológicos para definir tradiciones (s. xiv-xvi)
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con el borde (Figura 5b). Detrás de este formato se apre- D Vasos para el brindis andino: Quero
cia un claro deseo por representar naturalísticamente altiplánico, quero arica y quero incaico
al felino, enfatizando su vigor y agilidad mientras trepa
hasta el borde mismo del quero. Queros altiplánicos
Conviene destacar que el quero con talla de felino y los Es necesario revisar los diccionarios coloniales en busca
queros Arica con lagarto, tienen como denominador co- de pistas acerca de las distintas variedades de quero exis-
mún, las dos bandas horizontales en relieve que dividen tentes al tiempo de la Conquista; la obra recopilatoria en
la superficie exterior del vaso: una de ellas –la más an- lengua aymara de Bertonio (1956 [1612]) nos entrega los
cha– se ubica aproximadamente en el centro de la mitad siguientes vocablos:
superior, mientras que la segunda, más delgada, rodea
prácticamente la base del quero. Aquí es necesario seña- 1. Kero. Madera, palos o vigas, y cosas semejantes.
lar que en el caso de los queros con felinos, la banda supe-
rior es suficientemente ancha como para calzar con parte 2. Quero: Vaso para beber, de madera o plata, de cualquie-
del vientre y la cola del felino tallado, lo cual no ocurre ra hechura que sea.
con los lagartos de los queros de Valles Occidentales, en
los cuales se usa el borde de la banda mencionada para 3. Aquilla: Es lo mismo si es de plata o como taza.
que la figura sáurica apoye las patas traseras o la cola
(comparar Figuras 2 con 3a, b y c). No obstante, la men- 4. Kara quero: Vaso que no tiene labor ninguna.
cionada división básica del espacio se respeta siempre, e
5. Huakasja quero: Vaso que tiene como una cinta o faja
incluso se reproduce en queros de cerámica6. Por tanto, es
en medio.
un elemento compositivo a tener en cuenta, puesto que
los queros lisos no presentan ningún tipo de interrupción
6. Chaantacata quero: Vaso que en los extremos tiene en-
en la superficie.
cajado estaño.
Respecto a las dimensiones que presentan los queros con Al mismo tiempo, Bertonio introduce la variedad cata-
felinos, podemos citar los datos aportados por Núñez, ri quero describiéndola como la “que tiene por asilla un
referidos a los vasos de Chaca 5, de acuerdo a los cuales: león”. Es interesante apuntar también que un pasaje de la
obra de Bartolomé Álvarez centrada en la población alti-
“[…] sus alturas oscilan entre 11 y 20 cm y los diámetros bucales plánica de Aullagas refuerza esta identificación del vaso
entre 9.5 a 15 cm; los diámetros de las bases fluctúan de 6 a 9 cm. con el felino tallado:
Los espesores de los bordes varían entre 5 y 12 mm y aumentan a
medida que se acercan a la base” (1963: 74). “Al león mochan según sus tontedades, viéndole pintado y escul-
pido, porque de esta manera lo ponen: o en diversas maneras de
Actualmente, incorporando la información de que dis- vasijas de madera que tenían para beber en sus borracheras, o en
ponemos, estamos en condiciones de redefinir y separar los asientos en que se sientan o en los edificios de sus casas, donde
lo que Rowe mezcló en un solo tipo. Si la población de hay maderamientos” (Álvarez 1998 [1588]: cap. 145; énfasis
Valles Occidentales decora sus queros con pequeñas figu- de la autora).
ras volumétricas de humanos y lagartijas, entonces: ¿a
quiénes representa el quero con felino en el borde? A con- Puesto que este pasaje refiere a las costumbres de Aulla-
tinuación, argumentaré a favor de demostrar su filiación gas, y actualmente no se conoce una descripción seme-
altiplánica. jante de queros con tallas de felinos para el área nuclear
cusqueña de parte de otros cronistas, o de vocabularios
6 Tal es el caso de dos ejemplares cerámicos de la tumba 10 de Playa quechua de los s. XVI o XVII, considero plausible supo-
Miller 3 (excavación realizada por Focacci en 1960), que corres- ner que el catari quero no haya formado parte de los patro-
ponden a queros Arica, uno con un zoomorfo, y el otro, con una nes de diseño incaicos, y que por el contrario, obedeciera
pequeña figura humana (Colección MASMA). a un estilo Circum-Titicaca propiamente aymara.
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Cordillera Occidental
Cordillera de La Costa
Figura 6. Mapa que indica los sitios mencionados en el texto (Horta 2010; dibujo de T. Basterrica).
Esta idea se ve apoyada por el carácter foráneo –altipláni- dos pertenecientes al Museo Arqueológico San Miguel
co– de la población enterrada en dos de los cementerios de Azapa (MASMA), de la Universidad de Tarapacá, Ari-
del período Tardío del área de Arica, de donde precisa- ca, o a la ex-colección particular Manuel Blanco Encalada
mente provienen queros con felinos tallados: Azapa 15 y (CMBE).7
Chaca 5 (Figura 6).
Corresponde destacar el potencial del registro material del
Tal como se puede observar en la Tabla 1, la presencia de cementerio Chaca 5, situado al interior del valle de Vítor,
catari queros incaicos incisos y queros Arica se manifiesta pequeño valle fértil ubicado al sur de Arica8; ya que pre-
de acuerdo con la temporalidad del cementerio: los queros senta en total 20 ejemplares de diferentes tipos de queros:
Arica I (con lagartijas en el borde) aparecen básicamente dos preformas, nueve lisos, dos incisos, uno con bandas
en cementerios del Intermedio Tardío (1000-1400 DC); horizontales y daño mayor en el borde que impide clasifi-
en cambio, los queros Arica II (con figuras humanas se- carlo (¿figura original ausente?), cuatro catari y dos con fi-
dentes en el borde) pueden aparecer indistintamente en guras antropomorfas y bandas horizontales (información
cementerios del Intermedio Tardío como del Tardío; fi- tomada del Inventario MASMA y Focacci 1961). Tal como
nalmente, los lisos, incisos y cataris solo se registran en se desprende de la Tabla 1, solo aquí se han encontrado
entierros del Tardío (1400-1530 DC). En términos cro-
nológicos, los vasos con figuras antropomorfas y los cata- 7 Esta colección ha regresado recientemente a Arica, al MASMA,
ri queros son contemporáneos, pero obedecen a patrones pero fue consultada para este estudio entre los años 1993 y 2003,
estilísticos distintos: uno es propio de la población yunga cuando aún se encontraba en comodato en el Museo Nacional de
de Valles Occidentales, y el otro, lo es de tierras altas. Historia Natural, en Santiago.
8 Chaca 5. Colección MASMA. Cementerio de 21 tumbas con con-
texto; excavado por Focacci en 1959 (Focacci 1961). Presenta bá-
En el registro arqueológico del extremo norte de Chile es sicamente cerámica de estilos foráneos (Chilpe, Engobado Rojo,
posible constatar la presencia de cada uno de los tipos de Inca Provincial). Hasta el momento no hay fechados para el sitio,
queros mencionados por Bertonio en su obra de inicios pero sus contextos evidencian material de los períodos Tardío y
del s. XVII. La Tabla 1 resume los especímenes registra- Colonial Temprano.
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Tabla 1. Frecuencia de los cuatro tipos de queros provenientes de contextos funerarios vallunos y costeros de Arica.
evidencias de preformas de madera, de las cuales podemos sideró “de morfología atípica, debido al mayor diámetro
inferir con cierta seguridad que se iban a fabricar queros
1234 de base que de boca”, agregando que correspondían a “ver-
con felinos tallados en el borde (Figura 7a y b). En este daderos tazones de líneas poco keriformes” (Núñez 1963:
punto es necesario aclarar que lo que yo defino como “pre- 81).
123
Las preformas que observamos en Chaca 5 correspon-
forma” de quero corresponde al Tipo XIII, “Invertidos”, de den a bloques de madera en bruto y con desbaste tosco,
la clasificación de Núñez, quien en aquel entonces los con- a partir de las cuales se pudo haber procedido a tallar los
detalles del felino trepando por el costado de la pieza. Esta
9 En rigor, el quero 7875 de la tumba 66 de Playa Miller 4 con figura
interpretación se apoya en el hecho de que, adosado a los
bloques mencionados, se aprecia una prolongación lateral
zoomorfa de cola arqueada hacia la derecha no es un catari quero
(especialmente en el caso de la pieza 698), cuyo formato
verdadero, sino una copia local que se encuentra a medio camino
entre el felino del arquetipo altiplánico y la lagartija de los vasos
13 Los nueve queros lisos de Chaca 5 corresponden a los siguientes
Arica. Otro ejemplo de seudo catari es el quero 12058 del cemen-
terio Azapa 6, Arica. contextos: tumba 3 (2) (Tabla 3); tumba 13 (3); tumba 12 (1); dos
10 Se trata del ejemplar del Museo Regional de Arica (MRA) publi- ejemplares sin referencia de tumba, pero que posiblemente perte-
cado por Núñez (1962: lám. 35) y recientemente registrado en el necían a las tumbas 28 y 36. Es de destacar el caso de la tumba 13,
MASMA con el número 23268 de Lluta, sin contexto más especí- donde deben haber sido depositados originalmente dos pares de
fico. queros, de los cuales solo sobrevivieron tres.
11 Corresponde al ejemplar 111 de recolección de superficie. 14 Ver nota 9.
12 Estos dos queros (4828 y 4829; Tabla 2) pertenecen a la tumba 82, 15 Uno de estos ejemplares no tiene contexto (4281), y el otro, el
y son excepcionalmente pequeños (9.5 cm). otro (3110) se encontró en la tumba C3/1 (CMBE).
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corresponde al ancho y al alto del tallado volumétrico del Chaca 5, ya que los queros Arica II (o Gentilar) con figuras
felino de un catari quero; con esto queda descartada la posi- antropomorfas perduran durante el período Tardío de la
bilidad de que lo que se iba a tallar no fuese felino, sino un zona. Asimismo, desde el punto de vista de la ubicación
quero Arica con lagarto o antropomorfo. cronológica relativa para el quero inciso, la misma tumba
8 de este cementerio evidencia un conjunto de queros muy
Es especialmente interesante detectar este fenómeno, interesante, ya que contenía simultáneamente dos queros
ya que parecería estar indicando que los bloques eran de gemelos incisos y el quero Arica nº 723 anteriormente
madera exógena, pero que los mitimaes trasplantados al mencionado, lo cual indica la indiscutible contempora-
valle de Vítor conocían y dominaban la tradición altiplá- neidad de ambos tipos de vasos (Figura 8a, b y c).
nica de la talla de este tipo de vaso ritual. Por otra parte,
constatar la presencia de dos queros de la Cultura Arica Chaca 5 destaca también por tres factores relacionados con
con figura humana en el borde (723 de la tumba 8 y 1214 el prestigio social y lo ritual: tiene el mayor índice de gorros
de la tumba 15, MASMA; ver Tabla 4, más adelante), no confeccionados en técnica de aduja con diseño estandari-
invalida el carácter foráneo de la población enterrada en zado, también el de queros en general, (aunque es llamativo
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el número de lisos; ver Tabla 1), y además, el de zampoñas queriformes con la cabeza volumétrica de un ser asomado
o flautas de Pan de todos los cementerios de la muestra en el borde; su factura generalmente es tan tosca, que en
analizada. Pero lo que definitivamente marca la diferencia base a ella es difícil definir si se trató de representar una
entre esta población y la local es su patrón de entierro, tal cabeza antropomorfa o zoomorfa, y menos determinar
como se verá más adelante. su especie. Estos vasos son especialmente frecuentes en
las ofrendas funerarias de Playa Miller 4 y presentan gran
Queros Arica I y II 9101112131415 cercanía estilística con la vasijas de la tradición Collao o
altiplánica de fines del Intermedio Tardío.
La tradición de Valles Occidentales de queros de madera
comparte el formato general del catari quero –forma hiper- La vajilla ritual de los señoríos Arica y Chiribaya incluía
boloide con dos bandas, una más ancha superior, y una además, vasos de madera con tallas de pequeñas figuritas
angosta inferior–, pero el animal que se asoma por el cos- humanas, sedentes y en actitud estática, con tocados y
tado hasta el borde del vaso no es un felino, sino una lagar- peinados, lo cual da cuenta de la condición especial de
tija o lagarto (ver Figuras 1b, 3a, b y c). Esta caracterización los individuos representados (ver Figuras 1a, 4 y 8a). Es-
fue tempranamente propuesta por Núñez y luego por Es- poueys señaló en su momento: “su asociación es siem-
poueys, tal como ya se ha dicho; éste último señalaba que pre a cerámica Gentilar y Pocoma” (1974: 50), lo cual ha
“todos los ejemplares conocidos están asociados a cerámi- podido ser corroborado en diferentes estudios de colec-
ca tipo San Miguel o San Miguel o Pocoma” (Espoueys ciones, aunque todavía no se cuenta con fechados radio-
1974: 47), entregando un fechado C14 de 1140±80 DC para carbónicos para ellos.
la tumba M4/2 del cementerio Azapa 8, Arica, cuyo con-
texto contenía un quero con lagartija en el borde. Habría Queros incaicos incisos
que agregar datos actuales de otras tumbas fechadas con
queros de la Cultura Arica, tal como es el caso de la tumba Respecto a la tradición incaica de los queros incisos de-
Q1/4 también de Azapa 8: 1340±50 DC (Espoueys 2005 finida por Rowe, contamos con hallazgos de la zona de
Ms). Para Arica contamos con 20 ejemplares con contexto Arica que enriquecen el conocimiento acerca de este tipo
conocido, todos de cementerios del período Intermedio de vaso. Se trata de queros completos o fragmentos de va-
Tardío (ver Tabla 1)16, con material cultural propio del de- sos registrados en diversos cementerios, tanto costeros
sarrollo prehispánico local llamado Cultura Arica. como vallunos: Playa Miller 417, Playa Miller 618, Azapa
15, Camarones 9, Chaca 5 y Lluta 13 (ver Tabla 1).
Sin embargo, es innegable que el quero Arica I con lagar-
tija o lagarto comparte con el catari quero un formato y un La tumba 79 de Playa Miller 4 entrega un interesante tes-
contenido común: un animal que se asoma al borde del timonio de transferencias culturales, si observamos los
vaso. Este concepto hecho artefacto para brindar tiene objetos depositados junto al individuo enterrado en ella:
sus raíces indudablemente en la subárea circum-Titicaca, 17 Playa Miller 4. Colección MASMA. Cementerio de 213 tumbas
desde por lo menos el período Medio (500-1000 DC),
con contexto; excavado por Focacci en 1969 (Hidalgo y Focacci
tal como se empieza a perfilar a la luz de los hallazgos
1986), presenta básicamente cerámica Arica (estilos San Miguel,
ocurridos en la isla de Pariti del lago Titicaca, entre los Pocoma y Gentilar), pero minoritariamente también se observa
cuales figura un fragmento de quero con un felino alado Saxamar, Engobado Rojo e Inca cusqueña. Hasta el momento no
con características de cóndor (Korpisaari y Pärssinen hay fechados para este cementerio, pero su material es claramente
2005: fig. 28). Como contrapunto temporal, es preciso del período Intermedio Tardío, evidenciando supervivencia en el
señalar que en Valles Occidentales se registra –funda- Tardío y el Colonial Temprano.
18 Playa Miller 6. Colección MASMA. Cementerio de 30 tumbas
mentalmente en cementerios costeros de fines del Inter-
con contexto que fueron rescatadas por Focacci en 1968. Presen-
medio Tardío– una presencia bastante masiva de vasijas
ta básicamente cerámica de estilo Altiplánico Tardío, y en menor
medida Inca cusqueño, Saxamar, Chilpe y “coquitos” Arica. Has-
16 Cementerios Azapa 8, Azapa 71, Azapa 75, Azapa 76, Playa Miller
ta el momento no hay fechados para este cementerio, pero su ma-
2, Playa Miller 3, Playa Miller 4, Playa Miller 7, Playa Miller 9, terial es claramente del período Tardío, evidencia su pervivencia
Chacalluta 1, Lluta 2. en el Colonial Temprano.
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Azapa 15 4825 Tumba 82 Calabaza (Cucurbita sp.) Vegetal Calabaza sin decoración.
Azapa 15 4826 Tumba 82 Calabaza (Cucurbita sp.) Vegetal Calabaza sin decoración.
Azapa 15 4845 Tumba 82 ¿Tubo de zampoña? Caña Tubo de caña con extremo embarrilado con hilado.
Azapa 15 4846 Tumba 82 Tubo Caña Tubo de caña sin extremo embarrilado.
El conjunto de los bienes ofrendados en los 10 entie- Actualmente sabemos que en el cementerio Azapa 15 se
rros de Lluta 13, indican que nos encontramos frente a enterró una población de mitimaes agricultores que pro-
población foránea; el registro no arroja elementos cul- bablemente llegó a Azapa durante el período Tardío, pero
turales locales; por el contrario, la faja tejida en sarga, que se mantuvo en el valle hasta después de la Conquista,
el aríbalo con aspas negras, la escudilla ornitomorfa en sin mezclarse con la población local21; esto explicaría la
cerámica y en madera, el quero liso o inciso o el gorro en ausencia de modelos de balsas de tres palos en sus ofren-
técnica de aduja (en este caso sin diseño estandarizado), das funerarias, y al mismo tiempo, la presencia de canoas
son todos rasgos típicamente altiplánicos (Horta 2010, como reflejo de su permanencia en Arica bajo el dominio
2011a, 2011b). La población trasladada a residir a este hispano (Horta 2010). Los entierros de estos mitimaes
valle debió tener como tareas el cultivo del maíz (el 60% concentraban la más alta frecuencia de lienzas, anzuelos
de las tumbas contiene corontas de maíz) y frijoles, así (de metal y cactus, respectivamente) y capachos (este úl-
como la supervisión de las labores de acopio del pescado timo índice es compartido con Chaca 5). El marcado én-
seco explotado por los camanchacas de Arica y Chaca- fasis en la tríada lienza/anzuelo/capacho induce a pensar
lluta hacia las collcas de Guaycálan (Lluta 2) (Barraza y que esta población foránea realizaba labores de pesca con
Cortez 1995 Ms.). anzuelo, acarreando desde la costa el producto salado o
seco en capachos. Estos mitimaes se habrían encargado
de varias tareas complementarias; más allá del maíz y de
D Asociación contextual de los catari otros vegetales cultivados en las fértiles chacras cercanas
queros en los cementerios de Arica al poblado, hay que considerar la mita textil local con la
fibra de camélido aportada desde algún centro adminis-
Tal como ya se mencionó, las excepcionales condiciones trativo situado en tierras altas.
de conservación de los materiales orgánicos del norte
de Chile nos permiten conocer los diferentes elementos Por otra parte, en un 9% de las tumbas de Azapa 15 (así
que conformaron el ajuar y la ofrenda de los individuos como en el 14% de las tumbas de Chaca 5) fue deposi-
enterrados en tiempos prehispánicos, entre ellos, los tado junto al difunto un nuevo tipo de gorro, de forma
queros de madera. Contamos con una información con- 21 Azapa 15. Colección MASMA. Cementerio de 98 tumbas con
textual de primera mano, que ayuda a comprender en
contextos. Fue excavado en 1961 por Focacci (Focacci 1961, 1981;
qué términos dialogaban los objetos en el contexto fu-
Santoro y Muñoz 1981). Presenta básicamente cerámica altiplá-
nerario. Tal como se desprende de las tablas siguientes, nica (Pacaje o Chilpe), Inca provincial (Inca-Pacaje o Saxamar),
queros de diferentes tradiciones “dialogan” y comparten Inca cusqueña e imitación de formas hispanas. Hasta el momento
el espacio funerario: quero liso con catari quero, o quero no hay material fechado, pero sus contextos evidencian material
Arica con catari quero. del período Tardío y Colonial Temprano.
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Chaca 5 783 Tumba 3 Cajita Madera Cajita rectangular con dos divisiones.
Chaca 5 1235.1 Tumba 15 Túnica Fibra camélido Fragmento túnica color café.
Chaca 5 1236 Tumba 15 Cuerda Fibra camélido Cuerda trenzada color café.
troncocónica y confeccionado en técnica de aduja: tanto Chaca 5 por su parte, presenta un 14% de sus tumbas
la forma como la técnica de este tocado difiere claramen- con dicho gorro troncocónico, y en conjunto con Azapa
te de la tradición local de Valles Occidentales que se en- 15 acaparan el mayor porcentaje de este tipo de tocado, en
contraba vigente durante el Intermedio Tardío (gorros de su variante con diseño estandarizado. También he pro-
cuatro puntas bicromo o monocromo para la parcialidad puesto que tras dicha variante quizás se pudiese identi-
agrícola, y diadema de plumas de pelícano para la de pes- ficar a población caranga, proveniente del sur de Bolivia.
cadores). Por lo mismo, el gorro troncocónico (en sus dos
variantes de diseño, estandarizado o no)2es una prueba El carácter de colonia altiplánica para Azapa 15 (y tenta-
más del arribo de población de tierras altas a distintos tivamente para Chaca 5, ya que no se ha descubierto aún
puntos del Norte Grande de Chile, tal como lo he plan- el poblado asociado a este cementerio del valle de Vítor),
teado recientemente (Horta 2010, 2011a, 2011b). se ve reforzado por otros artefactos, ya que el gorro tron-
cocónico no se presenta como un elemento aislado en
los ajuares de estos dos cementerios, sino como un ras-
22 Figuraba sin contexto en inventario MASMA (“no registra tum- go más al interior de un conjunto de elementos con una
ba”), pero una foto facilitada por J. L. Martínez incluía el dato de configuración precisa, tales como la forma de envolver al
su tumba. muerto en mantas de grandes dimensiones y luego cerrar
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La sobrevivencia del catari quero en tiempos ejemplar no se agotan aquí: el morro original del felino
coloniales fue destacado con una línea zigzag y dentadura esmal-
tada de blanco y la oreja también fue subrayada con un
Este es un interesante fenómeno que, por otra parte, vie- espiral, rasgos detectados solo en esta pieza. Otro dato a
ne a reforzar antecedentes que ya se tenían acerca de la considerar entre los argumentos a favor de la larga sobre-
utilización por parte de la nobleza inca de la imaginería vivencia de los catari queros esmaltados, es que un buen
Tiwanaku en objetos, en este caso, en la decoración de un número de ellos presenta reparaciones y que en algunos
quero cerámico encontrado en las excavaciones de Sacsa- se utilizó láminas de plomo para cerrar grietas laterales
yhuaman, en Cusco (Cummins 2004: 107). El catari quero de los vasos.
también parece ser uno de aquellos objetos manipulados
y conservados durante siglos por sucesivas generaciones Cummins ha destacado el vínculo entre los incas y su
a causa de su significado. Hasta el momento, no se regis- apego mistificador por Tiwanaku, y en especial por los
tran catari queros del período prehispánico con huellas de queros del período Medio; sin embargo, me parece que la
esmalte, tal como es característico de varios ejemplares, idea expresada en la siguiente cita bien se podría aplicar a
cuya iconografía revela que tuvieron vigencia en tiempos los catari queros, objetos-símbolos post-Tiwanaku:
coloniales (p.e., escenas con caballos y jinetes) (ver Figura
11, núms. 19 y 20). “Los incas necesitaban proyectar, para ellos mismos, una iden-
tidad legítima en relación con el pasado andino. Pero el pasado
En ciertos casos, el felino tallado se deja libre del esmalte andino no quería decir historia de una sucesión lineal de eventos.
aplicado a las escenas que decoran el cuerpo del vaso; en Quería decir, más bien, tener como fundamento, orígenes cosmo-
otros casos, sí se le incorpora color. También se obser- lógicos compartidos […]. El mito transmitió el espacio y el tiempo
va la inserción de clavitos de oro, líneas claveteadas con cosmológico de la expansión territorial y del desarrollo sociopo-
aplicaciones de metal o láminas en las bandas horizon- lítico del Tahuantinsuyo […]. Es importante destacar que los
tales (ver Figuras 11 y 12, núms. 5, 24, 37 y 41). Tampoco objetos y sus formas asumen la función metonímica de represen-
está ausente la incrustación de piedras de colores en el tar y retransmitir las relaciones abstractas entre la organización
lugar de ojos, boca, orejas. De cualquier forma, se puede social presente y la ‘pasada’, tal como se expresa en el mito. Juntos,
advertir que estas intervenciones realizadas en tiempos el mito oral y el objeto físico crean un todo coherente por el que se
post-hispánicos apuntan a dotar de mayor significado a da a conocer tangiblemente el significado del mito, en cuanto el
una pieza heredada de tiempos prehispánicos. objeto es presente y pasado simultáneamente. La inmediatez del
discurso adquiere autenticidad para narrar el pasado, a través
El caso más emblemático es el representado por la pieza de objetos que son verdaderamente antiguos, o réplicas de formas
1692, preservada en el Museo Nacional de Arqueología sugerentes que evocan el ‘pasado’” (Cummins 2004: 98).
de La Paz (Figura 13a). Me parece probable que se haya
tratado inicialmente de un ejemplar sin pintura del perío-
do Tardío, el cual pudo ser policromado con esmalte en D Conclusiones
tiempos coloniales tempranos; esta idea surge a partir de
la observación de que el artesano todavía manejaba con Es indudable que la denominación “catari” (serpiente
soltura elementos iconográficos Tiwanaku. Entre éstos en aymara y en quechua) para designar a un vaso ritual
destacan la cabeza de felino de perfil, así como la cabeza coronado por un felino, parece una contradicción o una
de falcónida mirando hacia lo alto. Sin embargo, lo que re- errada transcripción. Sin embargo, creo que quizás tras
fuerza el carácter “neo-Tiwanaku” de la decoración –ates- este nombre podría ocultarse una tradición más antigua,
tiguando a la vez su esencia no auténtica– son los otros pre-aymara, que habría sido conocida durante el período
diseños abstractos, dispuestos en módulos el campo in- Medio en la subárea circum-Titicaca. De los hallazgos de
ferior del cuerpo: éstos no tienen ninguna relación con la la isla de Pariti se han dado a conocer challadores cerá-
auténtica iconografía del período Medio, sino parecerían micos con figuras de serpientes felinizadas modeladas
corresponder a diseños coloniales, hechos para rellenar el en el contorno (Korpisaari y Pärssinen 2005: 41-42); de
espacio (Figura 13b y c). Las intrusiones coloniales de este este modo, hay que considerar la posibilidad de que para
Nº 45 / 2013
110 Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas
Queros de madera del Collasuyo: Nuevos datos arqueológicos para definir tradiciones (s. xiv-xvi)
N°
N° Procedencia Museo/Colección Observaciones
Inventario
Publicado por Uhle (1919: lám. XXVI). Forma clásica de catari quero; morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola
1 ¿? Tacna. MNHN, Santiago.
curvada hacia la derecha. También citado por Rowe para definir su Arica-type (1961: nota 7).
Publicado por Umire y Miranda (2001: fig. 46), quienes lo confunden con un lagarto. Parece una versión local del catari
2 ¿? Chiribaya. Colección Jiménez, Ilo.
quero altiplánico.
Publicado por Umire y Miranda (2001: fig. 46), quienes lo confunden con un lagarto. Parece una versión local del catari
3 ¿? Chiribaya. Colección Jiménez, Ilo.
quero altiplánico.
4 ¿? Chiribaya. Museo El Algodonal, Ilo. Ejemplar en exhibición, solo se aprecia la cabeza con morro felínico.
Colección Enrique
Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola hacia la derecha. Según el dibujo habría
5 ¿? Sin referencia. Camino B., (Sabogal
presentado claveteado de metal en el borde.
1952: 14).
Sin referencia. Fue
incautado en el Aunque imita la forma general al catari quero en la configuración de la cabeza (morro felínico) y la robustez de las patas, su
6 MO-11747 MNAAHP, Lima.
aeropuerto de Lima cola se curva hacia la izquierda. Parece ser una adaptación local (¿Chiribaya?) del mismo.
en 1988.
Aunque imita la forma general al catari quero en la configuración de la cabeza (morro felínico y hocico entreabierto)
7 MO-11748 Sin referencia. MNHAAHP, Lima. y la robustez de las patas, su cola se curva hacia la izquierda. Parece una adaptación local (¿Chiribaya?) del mismo.
Adicionalmente se observa una línea horizontal incisa en el lugar de la boca, como insinuación de la dentadura.
MCHAP, Santiago (ex
8 1422 Sin referencia. Colección del Museo de Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
Artes Visuales).
MCHAP, Santiago (ex
9 1423 Sin referencia. Colección del Museo de Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
Artes Visuales).
MCHAP, Santiago (ex
10 1971 Sin referencia. Colección del Museo de Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
Artes Visuales).
11 23268 Lluta. MASMA, Arica. Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
Presenta morro felínico y dentadura expuesta. Se trata de un ejemplar extraordinario pintado probablemente en estilo
12 1692 ¿? MUNARQ, La Paz.
neo-Tiwanaku durante el período Colonial. Se aprecia una reparación moderna con alambre fino en el borde superior.
13 1736 ¿? MUNARQ, La Paz. Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
14 1753 ¿? MUNARQ, La Paz. Es par con el anterior.
Museo de América, Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Dentadura
15 07510 Cusco.
Madrid. expuesta y nariz talladas mediante incisiones (foto de J. Otero Ubeda).
Museo de la Nación,
16 ¿? ¿? Presenta morro felínico, hocico entreabierto y punteados simulando el pelaje manchado. Ejemplar en exhibición.
Lima
Museo Metales
Preciosos Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Tamaño
17 3521 ¿?
Precolombinos, inusualmente pequeño.
Colección CFB, La Paz.
British Museum,
Ejemplar en sitio web del Museo. Presenta morro felínico, decoración esmaltada con iconografía colonial en el cuerpo del
18 1923.6-18.1 Cusco. Colección L W. G.
vaso.
Buchanan, Londres.
Museo Arqueológico del Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Como aditamento
MOMAC
19 Cusco. Cusco (Flores Ochoa et colonial el felino presenta esmalte de colores en el cuerpo y en la dentadura, conformando una línea zigzag horizontal. En
2379
al. 1998: fig. 59). el cuerpo del vaso se aprecian figuras esmaltadas e iconografía colonial (caballos y jinetes).
Flores Ochoa y
El felino presenta morro felínico, esmalte de colores y clavitos de metal; decoración esmaltada con iconografía colonial
20 ¿? ¿? colaboradores (1998:
(uturuncu y tocapus) en el cuerpo del vaso.
fig. 59).
Flores Ochoa y
El felino presenta morro felínico y pequeños anillos de esmalte en el cuerpo y las orejas; pájaros (¿guallatas?) modelados
21 ¿? ¿? colaboradores (1998:
en alto relieve con huellas de esmalte amarillo en el cuerpo del vaso.
fig. 59).
Presenta morro felínico, orejas echadas hacia atrás y dentadura expuesta de incrustación blanca. En el cuerpo del vaso se
22 ML 400001 ¿? Museo Larco, Lima.
observan algunos trazos de pintura (¿esmalte?) conformando rombos.
Museum of American Ejemplar en sitio web del Museo. Forma clásica del catari quero; morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada
23 5858 “Interior del Perú”.
Indian, Nueva York. hacia la derecha.
Peabody Museum, Ejemplar en sitio web del Museo. Se aprecia cabeza con morro felínico, orejas incrustadas de esmalte rojo y aplicación de
24 1414005 ¿?
Connecticut. cinta metálica en el anillo superior del cuerpo del vaso.
Playa Miller 4, tumba
25 7875 MASMA, Arica. Seudo catari quero. Ejemplar atípico sin patas, pero con morro y orejas insinuadas, además de cola curvada hacia la derecha.
66, Arica.
Vaso de gran formato fracturado (más de 20 cm de alto); corresponde a la mitad longitudinal de un catari quero. No se
Museo Regional de
26 ¿41? Pica. conservó la cabeza, pero sí el cuerpo robusto del felino. Presenta huellas de quema a la altura del cuello del animal tallado.
Iquique, Iquique.
Núñez (1963: 74) indica su procedencia.
Fragmento mayor de un quero de madera; aunque no se conservó el borde del vaso –y eventualmente el felino ahí tallado–
27 ¿? Chullpa 10. Pärssinen (2005: 82).
los dos anillos conservados en el cuerpo dan pie para pensar que pudo haber correspondido a un quero de este tipo.
Chaca 5, tumba 7, valle Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Se aprecia
28 762 MASMA, Arica.
de Vítor, Arica. reparación arqueológica en un costado. Formaba un par con el ejemplar 726. En exhibición.
Preforma de madera constituida por un bloque tosco, del cual se iba a tallar volumétricamente un catari quero. El bloque
Chaca 5, valle de Vítor,
29 698 MASMA, Arica. presenta una prolongación por sobre el borde del vaso, la que iba a ser rebajada y tallada para dar la forma a la cabeza del
Arica.
felino.
Chaca 5, valle de Vítor, Preforma de madera constituida por un bloque tosco, del cual se iba a tallar volumétricamente un catari quero. No presenta
30 699 MASMA, Arica.
Arica. la prolongación por sobre el borde del vaso que se aprecia en el quero 698.
Chaca 5, tumba 3, valle
31 760 MASMA, Arica. Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
de Vítor, Arica.
Chaca 5, tumba 15,
32 767 MASMA, Arica. Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha.
valle de Vítor, Arica.
Chaca 5, tumba 7, valle Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. La ausencia de
33 726 MASMA, Arica.
de Vítor, Arica. cepillado en el lomo induce a pensar que se podría tratar de un ejemplar no terminado. En exhibición.
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111 Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas
Helena Horta
N°
N° Procedencia Museo/Colección Observaciones
Inventario
Azapa 6, tumba 9, Seudo catari quero. Ejemplar atípico sin patas ni cola, pero con morro insinuado. Adicionalmente, en lugar de dos anillos
34 12058 MASMA, Arica.
Arica. en el cuerpo del vaso, solo presenta uno.
Azapa 15, tumba 82, Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Tamaño pequeño
35 4828 MASMA, Arica.
Arica. (9,5 cm de alto).
Azapa 15, tumba 82,
36 4829 MASMA, Arica. Es par con el anterior.
Arica.
Antigua Colección
privada Preseley Norton Catari quero de plata y oro con la configuración clásica del felino en el borde. Presenta un orificio que conecta ambas orejas,
37 - Quito, Ecuador.
(Cummins 2002: fig. posiblemente lugar de antiguas incrustaciones. Cummins indica la fecha aproximada de 1520 DC para esta pieza.
4.11).
Colección privada
Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Adicionalmente,
38 - - (Cummins 2002: fig.
presenta dentadura expuesta mediante incisiones.
4.10).
Museo Metales
Preciosos
39 ¿? Villa Pabón, La Paz. Precolombinos, La Paz. Excepcional catari quero fabricado en arcilla y conformando un par con otro idéntico.
(Sagárnaga 2009: figs.
12 y 13).
Museo Metales
Preciosos
40 ¿? Villa Pabón, La Paz. Precolombinos, La Paz. Excepcional catari quero fabricado en arcilla; conforma un par con el anterior.
(Sagárnaga 2009: figs.
12 y 13).
Ejemplar en sitio web. Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la
MMA1994- Metropolitan Museum
41 ¿? derecha. Adicionalmente, presenta claveteado metálico en el cuerpo del felino y en la superficie del vaso diseño de zigzag
35-20 of Art, Nueva York.
horizontal.
Ejemplar muy fracturado y con faltantes. Imita la forma del catari quero en su configuración general, su cabeza se
Lluta 2 (excavación encuentra fragmentada a la altura del hocico. La cola se curva hacia la izquierda y sus patas son bloques de tres dedos, por
42 3347 MASMA, Arica.
de 1961). lo cual parece una adaptación local (¿Chiribaya?) del catari quero. Adicionalmente, en el cuerpo se observan orificios de
incrustaciones hoy desaparecidas y clavitos de oro en miniatura.
Museo de América, Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Presenta además,
43 7512 ¿?
Madrid. decoración esmaltada e iconografía colonial de pájaros y vegetales (Ramos Gavilán 2006: fig. 12a).
Forma clásica del catari quero: morro felínico, orejas echadas hacia atrás y cola curvada hacia la derecha. Adicionalmente,
Museum für
presenta claveteado metálico en el cuerpo del felino y dentadura con incrustación de hueso, pero no esmalte. Ver
44 VA 12461 Carabuco, Bolivia. Völkerkunde, Berlín
descripción en Wichrowska y Ziolkowski (2000: 50), quienes lo confunden con un lagarto. Este ejemplar parece
(donado por M. Uhle).
corresponder al quero mencionado por Uhle (1919: 94) en relación con el hallazgo de Tacna.
Tabla 5. Ejemplares de catari queros recopilados para la muestra analizada en este trabajo (ver fotos en Figuras 11 y 12).
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112 Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas
Queros de madera del Collasuyo: Nuevos datos arqueológicos para definir tradiciones (s. xiv-xvi)
tiempos post-Tiwanaku, los señoríos aymara hubiesen Por el contrario, la tradición altiplánica talla felinos (ca-
continuado la tradición de adosar un animal modelado tari quero), tal como queda en evidencia con los contex-
a la pared del vaso para los brindis religiosos, y hubiesen tos de los cementerios Chaca 5 y Azapa 15, donde han
mantenido el nombre de aquellos vasos antiguos para sido registrados conjuntamente con queros incisos y li-
sus queros tallados en madera, pero ya no con la figura de sos; en la tumba 15 de Chaca 5, adicionalmente, se da
la serpiente felinizada, sino solo con el felino como úni- la conjunción entre dos catari queros y un quero Arica II
co protagonista. En este caso, se podría tratar entonces con figura antropomorfa, y en la tumba 8 igualmente la
de un fenómeno relacionado con la “ley de disyunción” conjunción de un quero Arica II con dos queros incaicos
de Panofsky (1985 [1939]), en cuanto el contenido se ha incisos, lo cual significaría que población de origen al-
mantenido, pero la forma del objeto ha cambiado. En tiplánico bien podía incluir entre sus bienes funerarios
esta perspectiva se podría decir que el nombre adoptado queros de formas locales y/o incaicas (ver Figura 8a, b y
encierra un contenido que no necesariamente es mani- c). Esta situación da pie para pensar que la interdigita-
festado directamente por la forma propia del objeto. La ción observada a nivel de los tocados (Horta 2010) tam-
otra posibilidad es que, tras la representación del felino bién pudo hacerse extensiva a otros objetos marcadores
se haya encontrado implícita la idea de serpiente o de ser- de prestigio, como los queros.
piente felinizada.
Sobre la base de los datos arqueológicos y etnohistóri-
Dentro de la tradición de Valles Occidentales, la Cultura cos considerados, propongo que el quero con felino en el
Arica talla figuras antropomorfas y lagartos en los bordes borde era parte de la vajilla ceremonial de grupos altiplá-
de sus queros de madera, tal como es testimoniado por las nicos, y no corresponde a la tradición inca, ya que esta
tumbas de Azapa 824, Playa Miller 325, Azapa 7126, y Playa última se caracteriza inicialmente por la decoración inci-
Miller 4, entre otros cementerios del período Intermedio sa, y luego, por la polícroma o con aplicación de esmalte.
Tardío. El único sitio de donde se han registrado simul- Al mismo tiempo, hay evidencias de que ejemplares de
táneamente las cuatro tradiciones de vasos (catari, Arica, catari quero continuaron siendo usados por los incas en
lisos e incisos) corresponde al cementerio Playa Miller 4, tiempos coloniales, tal como lo demuestran piezas de co-
vigente hasta el Tardío. lecciones de distintos museos del mundo que presentan
decorados con claveteados de plata (chaantacata quero),
24 Azapa 8. Colección MBE. Cementerio de 86 tumbas con contex- láminas de metal o que fueron reutilizados aplicándoles
esmalte policromo en época colonial, en una suerte de
to. Fue excavado en 1965 por Espoueys y Montané. Presenta bá-
sicamente cerámica de estilos Maytas-Chiribaya y Arica (estilos
copia epigonal del arquetipo altiplánico por parte de la
San Miguel, Pocoma y Gentilar), con alguna presencia menor de nobleza incaica, tal como fue señalado en el caso de la
cerámica Cabuza. Sus fechados se sitúan entre 955 y 1670 DC, pieza 1692 (ver Figura 13a, b y c).
períodos Intermedio Tardío, Tardío y Colonial Temprano.
25 Playa Miller 3. Colección MASMA. Cementerio de 229 tumbas
Respecto del cara quero o vaso sin anillos ni figuras ta-
con contexto. Varios arqueólogos excavaron en el sitio: Focacci lladas en el costado –y de paso el vaso de más alta
y Espoueys en 1966, Palma y Quevedo en 1966, Focacci en 1967
frecuencia en el extremo norte de Chile (26 ejempla-
(Focacci 1997); esta última excavación corresponde al grueso
del material analizado en este trabajo. Presenta básicamente ce-
res)– pareciera ser una variante estilística que, junto con
rámica Arica (estilos San Miguel, Pocoma y Gentilar). Hasta el el quero inciso, correspondía a la tradición de queros in-
momento sus fechados se sitúan entre 1240 y 1465 DC, período caicos. Los dibujos de De Murúa (1962 [1615]) y Poma
Intermedio Tardío, con probable supervivencia en el Tardío. de Ayala (1992 [1613]) apoyan esta idea, ya que en ellos
26 Azapa 71a. Colección MASMA, excavación de Focacci reali-
los queros lisos son representados en forma recurrente;
zada en el año 1970 (Azapa 71b corresponde a una excavación asimismo, el hecho de que 10 de los 26 queros lisos pro-
posterior realizada por Santoro). Cementerio de 182 tumbas vengan de Azapa 15, refuerza el carácter transculturado
con contexto; presenta básicamente cerámica de estilos Cabu-
za, Maytas-Chiribaya y Arica (San Miguel), aunque la cerámica
de estos mitimaes de origen altiplánico, que adoptaban
“Loreto Viejo” o “Sobraya” (que se creía era Tiawanaku) tampoco diferentes elementos de la parafernalia ritual inca. No
se encuentra ausente. Hasta el momento sus fechados se ubican obstante, en sus contextos también había queros con feli-
entre 950 y 1460 DC, períodos Medio e Intermedio Tardío. nos en el borde, propios de su verdadera tradición. Chaca
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113 Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas
Helena Horta
5 también aporta a este tema, ya que se constata que sus Agradecimientos Deseo expresar agradecimientos
contextos contenían siete queros lisos, además de cuatro especiales a tres personas que durante el año 2008 rea-
catari queros; este último índice es el más alto registrado lizaban labores en el Museo Nacional de Arqueología,
en el conjunto de sitios del período Tardío de Arica, tal Antropología e Historia del Perú (MNAAHP): a Roxana
como se aprecia en la Tabla 1. Paucar de la Sección de Material Orgánico, por la amable
y desinteresada ayuda prestada durante mi estudio sobre
Por otra parte, he introducido precisiones esenciales a queros; a Olga Lucía Valencia, artista plástica, quien me
la clasificación original de Rowe, en cuanto su Arica-type obsequió un dibujo realizado por ella sobre uno de los
como tal, no existe, ya que se compuso de elementos queros consultados, y a Sonia Quiroz, encargada de Regis-
provenientes de dos diferentes tradiciones: los vasos tro y Manejo de Colecciones, quien me facilitó el acceso
que incluyen tallados de lagartos y/o figuras humanas al material objeto de mi análisis. Lo mismo debo men-
son los queros Arica de la tradición local de Valles Occi- cionar en relación con la colaboración de Freddy Taboada,
dentales, y los vasos con felinos son ajenos a esta tradi- Jefe de Museología del Museo Nacional de Etnografía y
ción. No obstante lo dicho, es posible observar que en Folklore, de la ciudad de La Paz; de Pablo Rendón, direc-
ciertas ocasiones, ejemplares locales intentan imitar fe- tor en ese entonces del Museo Nacional de Arqueología
linos en el lugar de la talla del lagarto o lagartija habitual de La Paz (MUNARQ); de Paola Daniela Guzmán, di-
(ver en la Figura 14a y b lo expresado para los ejemplares rectora del Museo de Metales Preciosos Precolombinos de
de Azapa 6 y Playa Miller 4), situación que interpreto La Paz (MMPP), así como la de sus colaboradores Javier
como el deseo de apropiación del arquetipo altiplánico, Méncias, Sabrina Álvarez y Dagner Salvatierra y la ayuda
que sin lugar a duda, los habitantes de Arica veían en los prestada por María de los Ángeles Muñoz, directora del
brindis realizados por los mitimaes altiplánicos. Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Ar-
queológico (INIAM) de la Universidad Mayor de San Si-
Entre los argumentos que apoyan la definición de “alti- món, Cochabamba. Tampoco puedo dejar de mencionar
plánico” para el quero con tallado de felino que expongo la colaboración de Paz Núñez-Regueiro durante mi pa-
en este artículo, se encuentra el hecho de que entre los santía estudiando colecciones del Musée du Quai Branly
queros reportados de contextos indiscutiblemente incai- en París. Del Museo Regional de Iquique, debo destacar
cos –tales como son los sacrificios humanos de altura o la buena disposición de Francisco Téllez frente a mi bús-
capacochas del volcán Llullaillaco o del nevado Ampato– queda, en los momentos en que se desempeñaba como di-
este tipo de vaso con talla zoomorfa no aparece, sino, por rector de dicho museo. También agradezco a Adán Umire
el contrario, hasta ahora se ha informado exclusivamente la información entregada en relación con los queros Chi-
la presencia de queros de madera con decoración geomé- ribaya, y a Manuel Lizárraga por facilitarme importante
trica incisa, corroborando la definición de Rowe de éstos bibliografía relacionada con queros incaicos. A Josefina
como queros incaicos tempranos. González, por haber compartido conmigo información
sobre los queros del ex Museo de Artes Visuales, mientras
En suma, y tomando en consideración los datos arqueo- se encontraba implementando el diseño museográfico de
lógicos y etnohistóricos que he expuesto, propongo: a) su muestra arqueológica. Especialmente agradecida me
que el quero con felino en el borde es propio de la vajilla encuentro con Paz Núñez-Regueiro, del Musée du Quai
ceremonial de algún señorío altiplánico del período In- Branly de París, quien me hiciese llegar foto e información
termedio Tardío; b) que su presencia en Chaca 5 y Azapa referidas al ejemplar mencionado por Lehmann (1947: fig.
15 –cementerios del extremo norte de Chile del período 276), con lo cual he podido verificar su condición de vaso
Tardío (ca. 1400 DC)– verifica su vigencia en el Colla- con antropomorfo tallado en el borde. Tampoco podría
suyo para tiempos pre-Conquista; c) y que los hallazgos dejar de agradecer la colaboración de José Luis Martínez,
de catari queros en los Valles Occidentales demuestran la quien en distintas ocasiones ha compartido conmigo ma-
existencia de grupos de tierras altas trasladados allí por terial fotográfico de sus propios estudios sobre queros per-
la administración incaica. tenecientes a museos a los cuales yo no he tenido acceso.
Nº 45 / 2013
114 Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas
Queros de madera del Collasuyo: Nuevos datos arqueológicos para definir tradiciones (s. xiv-xvi)
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