Vous êtes sur la page 1sur 7

MANUEL BURGA

ALBERTO FLORES GALINDO

APOGEO Y CRISIS DE Ik
REPUBUCA ARISTOCRATICA
gunos comunistas rojos que se han agrupado con el nombre de Tahuantinsuyo y 3. LA POLEMICA HAYA - MARIATEGUI
para soliviantar la credulidad del indio publican un pasquín mensual dándoles
instrucciones siniestras de exterminio y mandan a las regiones del interior a ele-
mentos socialistas a instigar y encabezar las rebeliones" (15). Luna evidentemen-
te exagera con el reiterado razonamiento de explicar las rebeliones sólo por la
acción de elementos extraños a las clases populares. Lo que sí es cierto es que lle-
gan a las localidades del interior, nuevas ideas que ofrecen perspectivas diferen-
tes de acción. Estas ideas no sólo se difunden desde Lima. La renovación del
pensamiento social cusqueño, descrita en la segunda parte de este libro, se ex-
plica en parte por la proximidad, en ese entonces, entre Cusco y Buenos Aires.
Luis E. Valcárcel nos ha comunicado en una entrevista que, por esta época, se
recibían en Cusco periódicos y bibliografía argentinos en abundancia. En el número 2 de la revista Amauta, correspondiente a octubre de 1926, se
publicó un artículo de Víctor Raúl Haya de la Torre titulado "Romain Rolland
Pero la pregunta inicial se refería a los contactos orgánicos entre los diver- y la América Latina". Desde entonces Haya sería un persistente colaborador de
sos movimientos sociales. Hay que reconocer que predominan los intentos, de- la revista de Mariátegui. Hemos recordado que en los 7 Ensayos se incluyen elo-
seos, necesidades o proyectos en desmedro de las verdaderas realizaciones, en giosos comentarios al libro Por la Emancipación de América Latina. Tanto Mariá-
otras palabras, no se consigue una verdadera articulación. Después de 1923 no tegui como Haya pretendían elaborar una interpretación latinoamericana del
hubo otro Congreso Indígena y las conclusiones -cuya importancia fue subraya- pensamiento de Marx. Pero en setiembre de 1928 concepciones divergentes de la
da anteriormente- no tuvieron una real vigencia histórica. Los intelectuales, por revolución, la realidad peruana y la estrategia política terminan enfrentando y
su parte, no llegaron a construir un organismo que los agrupara y cohesionara y contraponiendo a Haya con Mariátegui. Es entonces que Amauta se define clara-
el intento más ambicioso, la revista Amauta, muerto José Carlos Mariátegui, sólo mente socialista y Haya de la Torre no volverá a colaborar jamás en la revista.
persiste a través de tres números más: consecuencia de un cambio de orientación
y también del cambio en el conjunto de la coyuntura (16). Será necesario espe- Víctor Raúl Haya de la Torre, al igual que otros intelectuales de la década
rar hasta 1929 para que se forme una central de trabajadores, donde resultará de 1920, provenía de esa clase media provinciana que había soportado con poco
bastante reducida la representación campesina. Recién en 1947 -fecha que exce- éxito la aluviónica penetración del capital imperialista en la costa norte, a la que
de al marco cronológico de este Hbro- asistiremos a la fundación de la Central nos hemos referido en varios capítulos de este libro. Este empobrecimiento aca-
de Campesinos del Perú. bó aproximando a una familia que creía tener remotos antecedentes aristocráti-
cos, con artesanos y obreros de Trujillo. El primer paso en la vida política de Ha-
Los obreros parecen enrumbarse hacia una ideología anarquista, luego anar- ya lo llevó a frecuentar una biblioteca anarquista. Luego vinieron las lecturas y
co-sindicalista y después se encontrarán ante la disyuntiva aprisnio o comunismo. discusiones compartidas con el grupo de intelectuales agrupados en la "bohemia
Por otro lado los campesinos no encuentran el sustento ideológico de sus rebelio- de Trujillo". Eran los años de la polémica en torno a la concesión del puerto de
nes en una posible sociedad futura (el socialismo o el estado anti-impcrialista), Malabrigo a los Gildemeister, lo que condicionaba un ambiente donde predomi-
ni en la búsqueda de ciertos cambios posibles (salario, costo de vida), sino funda- naban las actitudes nacionalistas. Pero al poco tiempo, al igual que César Vallejo,
mentalmente en la recuperación de la cultura tradicional y la invocación de mo- la estrechez de la vida provinciana lo obliga a migrar a Lima, donde prosigue es-
tivos mesiánicos y milenaristas. El milenarismo, sin exagerar demasiado los con- tudios universitarios alternando con eventuales trabajos al lado de abogados de la
trastes, implica una manera diferente de razonar la historia de la que subyace en capital. Pero más importante que la Universidad, fue el encuentro con González
el anarquismo o el socialismo. El milenarismo se dirige al pasauo. La imagen del Prada, cuya influencia sirvió para liberarlo de cualquier tentación academicista.
Tahuantinsuyo es reedificada y se la piensa como una sociedad armónica y justa. Haya, en medio de la conmoción que fue el movimiento de reforma universitaria,
Lejos de avanzar se quiere retroceder, volver atrás. Los elementos de táctica y llega a la presidencia de la Federación de Estudiantes, desde donde actúa en el
estrategia (el razonamiento político) pasan a un lugar secundario en una concep- conflicto de las 8 horas. Se inician así sus vinculaciones con el proletariado tex-
ción que admite y además reivindica la acción de los factores mágicos y religio- til. Dentro del espíritu de buscar confluencias entre intelectuales y obreros, fun-
sos: los cultos tradicionales. Los intelectuales de entonces comprenden estos pro- da las Universidades Populares González Prada. Haya de la Torre, dirigirá las jor-
pósitos y algunos incluso se contagian de ellos: hay como lo dijimos, un aura me- nadas de mayo de 1923, como consecuencia de las cuales fue apresado, traslada-
siánica que rodea a Tempestad en los Andes, sin embargo la esperanza de un Le- do a San Lorenzo y de allí deportado.
nin, que dirija las luchas campesinas queda sólo como un deseo. Los indigenistas
no llegan a convertirse en "intelectuales orgánicos" del campesinado la fusión En México, el 7 de mayo de 1924, Víctor Raúl Haya de la Torre fundó un
entre obreros y campesinos no se realiza: este "malentendido" terminará siendo movimiento o frentre llamado la Alianza Popular Revolucionaria Americana
fatal para la historia del comunismo peruano. (A.P.R.A.), cuya finalidad era articular voluntades diversas que, inspiradas en la

174 175
revolución mexicana, estuvieran dispuestas a impulsar un vasto programa de ac- Mariátegui objetará a Haya el método de construcción, el programa y el ca-
ción antimperialista en todo el continente. Se trataba de un movimiento juvenil rácter de clase del partido. El procedimiento seguido por el Partido Nacionalista
en el que Haya pretendía dirigir inquietudes que había encontrado en México y Libertador era el 'engaño", la transformación que habían hecho un grupo de in-
antes de su llegada a ese país, en Cuba, Panamá y el mismo Perú. El Apra preten- telectuales en el Apra, de un frente en un partido nacional empleando "la más
día inspirarse también en el movimiento de reforma universitaria y no era ajeno detestable literatura eleccionaria del viejo régimen"; en otras palabras, basándose
al impacto de la revolución rusa. en el "bluff y la mentira" (3). El partido no nacía en el interior de las clases po-
El año 1926 Haya escribió para The Labour Monthly un célebre artículo en pulares y como consecuencia de un trabajo de masas, sino que era el proyecto de
el que resumió los cinco puntos centrales del aprismo: 1.- Acción contra el im- un grupo de conspiradores en el extranjero. Además, la organización aparecía gi-
perialismo yanqui; 2 . - Por la unidad política y económica de la América Latina; rando en torno a un hombre, un líder, un caudillo, en el viejo estilo de la polí-
3 . - Por la internacionalización del canal de Panamá; 4 . - Por la nacionalización tica criolla que Mariátegui despreciaba. Pero, como lo ha subrayado César Ger-
de tierras e industrias; 5 . - Por la solidaridad con todos los pueblos y clases opri- mana, la polémica no fue solamente un problema de orden táctico. La fundación
midas del mundo. El programa era lo suficiente amplio y radical como para que del Partido Nacionalista Libertador precipitó discrepancias que venían gestándo-
la Internacional Comunista viera con relativa simpatía al aprismo y viceversa (1). se en torno a la sociedad peruana y el carácter de la revolución.

Sin embargo desde entonces comenzaron a gestarse las diferencias. Una an- El Perú —en la concepción de Haya- era una sociedad donde prevalecían las
tesala de la polémica ocurrió en 1927 en el Congreso Antimperialista de Bruselas, relaciones feudales: la clase dominante estaba compuesta por un conjunto de ga-
ese mismo año el aprismo fue agriamente criticado por los dirigentes de la Inter- monales, la industria se encontraba apenas en sus inicios, la burguesía nacional
nacional Comunista en el IV Congreso Sindical Rojo (Moscú). Al año siguiente la era incipiente y el proletariado demasiado joven y numéricamente reducido. Las
polémica entre apristas y socialistas eclosionó en el Perú, cuando el Apra de un diferencias con Rusia eran evidentes. "Rusia ha conseguido emanciparse del im-
movimiento latinoamericano, quiso convertirse en un partido nacional y adqui- perialismo por medio de su clase proletaria, europea, organizada, fuerte y capaz
rió por lo tanto un carácter de clase definido. de asumir tarea gubernamental a través de un partido de clase" (4) Haya, a dife-
rencia de los anarquistas, no criticaba en sí misma a la experiencia soviética, ni
menos negaba sus logros en la construcción del socialismo. Tenía, en esos años,
El 22 de enero de 1928, desde México (aunque supuestamente desde Aban- sólo reparos factuales. En el Perú, por tener condiciones diferentes, no podía re-
cay y Chucuito), los apristas lanzaron un así llamado Partido Nacionalista Liber- petirse el camino seguido por la revolución rusa. Además, en Rusia el capitalismo
tador que debería llevar a la presidencia de la Repúbica a Víctor Raúl Haya de la había surgido como consecuencia del desarrollo interno de ese país, mientras que
Torre. Los planteamientos del nuevo partido eran bastante radicales. Se procla- en América Latina el capitalismo recién hacía su aparición como un derivado de
maba, en efecto, la lucha por la independencia económica, contra el orden oligár- la expansión imperialista. De manera que en indoamérica -como acostumbraba
quico y el gamonalismo, la entrega de las tierras para sus trabajadores, el desco- decir Haya-, el imperialismo tenía un lado negativo y otro positivo: acarreaba
nocimiento de las leyes que favorecieran al gamonalismo o al imperialismo y la dependencia y subordinación pero traía capitales, desarrollo y progreso. Necesi-
adopción del lema "tierra y libertad". Se decía finalmente que la consecusión de tábamos del capitalismo para poder en el futuro, construir una sociedad socialis-
estos objetivos sería posible sólo con la unión de todas las clases trabajadoras, es ta. La concepción que Haya tenía de la historia universal resaltaba las diferencias
decir, el proletariado, el campesinado, los intelectuales y la clase media. entre América y Europa, bajo la inspiración de Engels y una pretendida adapta-
ción de la física de Einstein, pero no admitía en cambio saltos y reordenamien-
Frente a todo ésto José Carlos Mariátegui y el "grupo de Lima" -que hasta tos en las etapas históricas: el paso al socialismo exigía previamente el desarrollo
entonces mantenían relaciones armónicas con los apristas-, expresaron su más y el agotamiento del capitalismo. El relativismo en algunas materias, contrastaba
claro rechazo. En torno a la respuesta de Mariátegui se ha especulado bastante y con el determinismo en otras. En América Latina, además, el imperialismo opri-
se han lanzado diversas interpretaciones: europeísmo, presiones de la Internacio- mía a un conjunto de clases sociales: a los pequeños comerciantes e industriales,
nal, ambiciones personales ansias de poder. Una interpretación entre las más in- a los profesionales y burócratas, al proletariado y a los campesinos, a los mismos
verosímiles y recientes se debe a Luis Alberto Sánchez, para quien Amauta era intelectuales, en otras palabras, al pueblo, a la nación. "Hay pues en el fenómeno
implícitamente una tribuna del Apra (la figura era a la inversa: Haya colaboraba imperialista con el hecho económico de toda explotación, el hecho político de
con Amauta) y la ruptura sería una "ofensiva coaligada del leguiísmo y de los co- una opresión de carácter nacional" (5).En Jlusia, para volver a la comparación
munistas, digámoslo con nombres propios la ofensiva de Leguía, Miró Quesada y inicial, el problema de "clase" era el problema central; en el Perú el eje de la ac-
Mariátegui' (2). Excesiva imaginación de Sánchez sin ningún respaldo lógico ni ción política estaba dado por el "problema nacional". Bajo la inspiración de la
empírico. Felizmente gran parte de los textos han sido publicados y, a condición revolución mexicana y del Kuo Min Tang, Haya reivindicaba el papel revolucio-
de una lectura que se remita realmente a ellos, se pueden tener en claro los argu- nario del nacionalismo, lo cual resultaba aparentemente compatible con la expe-
mentos y razones que separaron a Mariátegui y Haya. riencia peruana de esos años.

176
177
En el Perú no se podía construir una sociedad socialista. Para demostrar es- exaltación de las clases medias añadió también un argumento de carácter cuali-
ta afirmación Haya no sólo señalaba los rasgos feudales de la economía; insistía tativo. 'El intelectual proviene en mayor número de las clases medias. . . El in-
también en el reducido volumen de la clase obrera y su débil tradición cultural: geniero, el maestro de escuela, el médico, el empleado, el profesional en general
"la ignorancia predominante de nuestras clases trabajadoras. . ." (6). Surge en- son elementos de clase media indispensables para la organización del Estado An-
tonces la pregunta ¿Qué tipo de sociedad quería construir el aprismo? Era evi- timperialista" (8). Las clases medias siendo más numerosas que el proletariado,
dente que no se trataba de mantener la feudalidad ni tampoco, por lo menos en no eran ignorantes como el campesinado. Sus miembros eran, en la argumenta-
la terminología aprista, de desarrollar el capitalismo. Se trataba de edificar una ción aprista, los más explotados por el imperialismo. El Estado antimperialista
sociedad en transición, adecliada a las condiciones de indoamérica, es decir, una implicaba una ruptura con la hegemonía norteamericana e inglesa sobre el Perú,
sociedad en la que una política de nacionalizaciones permitiera la edificación de pero no significaba una ruptura con el capitalismo. "Nuestro tiempo y nuestro
una sólida |!Conomía estatal. El Estado, bajo cuyo control quedarían las grandes espacio económico nos señalan una posición y un camino: mientras el capitalis-
empresas mineras y petroleras, estaría de esta manera en condiciones de negociar mo subsista como sistema dominante en los países más avanzados tendremos que
con el imperialismo, sujetarlo a las leyes del país e imponerle condiciones. Una tratar con el capitalismo" (9). En indoamérica, el imperialismo era la primera fa-
ley de la economía hacía inevitable el flujo de capitales de las economías metro- se del capitalismo.
politanas a los países atrasados. Por otro lado, los países atrasados requerían de
esos capitales para desarrollarse. El Estado antimperialista que quería construir el José Carlos Mariátegui, en cambio, consideraba que sí bien la feudalidad per-
aprismo, estaba destinado precisamente a conseguir esos capitales y a encauzar su sistía en el Perú, el capitalismo había iniciado un lento desarrollo, especialmente
acción evitando que hiciera daño al organismo nacional, utilizando sólo el lado en la gricultura de la costa norte, desde mediados del siglo XIX, bajo el impulso
positivo. El proyecto implicaba pretender desarrollar la economía peruana me- de los capitales acumulados con el comercio guanero. El imperialismo traía con-
diante la articulación entre el Estado y el imperialismo. Aquí se daba formalmen- sigo una prolongación del desarrollo capitalista, pero resultaba erróneo distinguir
te una cierta confluencia entre el aprismo y los iniciales proyectos de la 'Patria entre el imperialismo para los países desarrollados y el imperialismo en los países
Nueva". atrasados, como era igualmente erróneo hablar de los aspectos positivos y negati-
Pero en la nueva sociedad, al lado del sector estatal, debía organizarse un vos del fenómeno imperialista. El imperialismo era una consecuencia del desarro-
sector cooperativista en el que desempeñarían un rol hegemónico las empresas llo de la economía mundial y un producto específico de la "época de los mono-
agroindustriales, específicamente las haciendas azucareras. En tercer lugar se polios", que mientras acarreaba crecimiento y desarrollo para los países centra-
mantendría un sector ocupado por la empresa privada, en el que debía impulsar- les, ocasionaba atraso y dependencia en los países periféricos. En palabras de Ma-
se a la pequeña y mediana industria, a los comerciantes nacionales, etc. De esta riátegui: "Los países latinoamericanos llegan con retardo a la competencia capi-
manera la empresa privada, el cooperativismo y el capitalismo estatal serían los talista. Los primeros puestos están ya definitivamente asignados. El destino de
tres pilares del Estado antimperialista, el instrumento para alcanzar la superación estos países dentro del orden capitalista es de simples colonias:. (10). El Perú era
de la feudalidad, el desarrollo económico y la autonomía nacional. En la organi- para Mariátegui una sociedad semicolonial y esta condición se iría agravando a
zación del nuevo Estado tendrían un papel dirigente los intelectuales y profesio- medida que se fuera expandiendo el capital imperialista. No había forma de al-
nales procedentes de las capas medias. canzar la independencia nacional dentro del sistema capitalista. Y así como el
imperialismo era un sistema mundial la liberación latinoamericana de, imperialis-
¿Cómo construir el Estado antimperialista? La constriicción del nuevo Esta- mo era parte, etapa o fase de la "revolución mundial". El Estado antimperialista
do era el producto de un frente conformado por las tres grandes clases oprimidas no podía ser una sólida defensa frente a la penetración extranjera. "A Norte
por el imperialismo: el campesinado, el proletariado y las clases medias. Pero, se- América capitalista, plutocrática, imperialista, sólo es posible oponer eficazmen-
gún Haya, era conveniente tener presente que tanto los obreros como los campe- te una América, latina o ^)era, socialista" (11).
sinos recibían algunos beneficios de.la expansión imperialista: "El obrero'de pe-
queña industria y el artfcsano independiente, al ser captados por una nueva forma El socialismo en el Perú debía, en primer lugar, terminar con algunas tareas
de producción con grandes capitdes, reciben un salario seguro y más alto, devie- propias de la revolución burguesa que persistían incumplidas. No le serían extra-
nen temporalmente mejorados, se incorporan con cierta ventaja a la categoría de ños ciertos objetivos de carácter capitalista, en la medida en que una economía
proletariado industrial. Venden su trabajo en condiciones más provechosas. Así socialista no podía improvisarse. Mariátegui no negaba por otro lar o, el papel re-
ocurre también con el campesino, con el peón y con el siervo indígena. Al prole- volucionario que podía tener el nacionalismo en una sociedad sf jni-colonial: la
tarizarse dentro de una gran empresa manufacturera, minera o agrícola, disfrutan idea de "Nación", no había agotado sus posibilidades en el Perú Pero el naciona-
casi siempre de un bienestar temporal" (7). Las clases medias en cambio sólo te- lismo para ser consecuente y poder llegar hasta el final, debía estar hegemoniza-
nían un destino irreversible ante la penetración imperialista: ser aplastadas. Es do por aquella clase que implicara una verdadera negación del imperialismo. En
por esto que terminaban desarrollando una gran combatividad. Es evidente que la medida en que enfrentar al imperialismo era también romper con el capitalis-
en estos argumentos cuenta la experiencia trujillana de Haya de la Torre. En su mo, sólo el proletariado, a pesar de su debilidad numérica, estaba en condiciones

178 179
Haya acusó a Mariátegui de "teoricista" y "europeísta". La crítica era evi-
de poder realizar la tarea. Dado el desarrollo capitalista de la sociedad peruana dentemente apresurada, Mariátegui no se limitó al conocimiento intelectual del
proseguía, el proletariado iría engrosando sus filas, añadiendo nuevas experien- marxismo, sino que desde su regreso de Europa desarrolló una amplia y paciente
cias, depurando sus relaciones de clase. El capitalismo, aunque no era todavía el labor de organización. Por otro lado, su marxismo nunca quiso ser la repetición
modo de producción dominante, estaba en ascenso representaba el futuro de la del marxismo europeo, ni se caracterizó por su sectarismo o dogmatismo. Mariá-
sociedad peruana. La clase obrera, como lógica consecuencias, no se mantendría tegui significó el intento de fundar una manera peruana (o latinoamericana) de
estática ni reducida. Por otro lado, de acuerdo con el razonamiento de Mariáte- pensar a Marx. Al conocimiento de los textos clásicos del marxismo, José Carlos
gui, el oncenio planteaba con perentoria actualidad la cuestión socialista, en la Mariátegui añadió su familiaridad con el socialismo europeo (la obra de George
medida en que sólo de esa manera y desde esa posición se podía emprender la Sorel) y una gran compenetración con toda la cultura occidental de su época:
crítica consecuente de un régimen que se proponía desarrollar el capitalismo en Croce, Freud, Pareto, Barbusse, etc. Si sólo se hubiera limitado a estas fuentes,
el país. el marxismo de Mariátegui habría tenido un alto valor teórico, pero sin suficien-
te originalidad. Su verdadero proyecto fue fusionar este marxismo de raigambre
Frente al aprismo Mariátegui argumentó que una política meramente anti occidental, con la tradición cultural peruana, específicamente con tres corrientes
imperialista no era suficiente, porque así no "se anula el antagonismo entre las extraídas de nuestra historia: la producción acumulada por los intelectuales, al
clases", y porque sólo el socialismo garantizaba una "valla definitiva y verdade- interior de la cual destacaban los indigenistas, quienes a la par que realizaban jus-
ra" a la expansión imperialista (12). Pero la objeción fundamental que Mariáte- tas denuncias se esforzaban por descubrir y reivindicar los valores nacionales; el
gui hacía al aprismo, la que resume y fundamenta todas las anteriores, era negar "comunismo' incaico, cuyos elementos persistían todavía en la comunidad indí-
que las capas medias, que la pequeña burguesía pudiera ser la clase dirigente del gena, dando sustento material al colectivismo en el agro y, finalmente, las luchas
partido y la revolución en el Perú. "Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el populares, destacando las recientes jornadas obreras (como las 8 horas estudiada
poder pueden hacer una política anti imperialista. . . El salto al poder por el an- por Martínez de la Torre) y las luchas campesinas (la sublevación de 1885 del
timperialismo, como movimiento demagógico populista, si fuese posible, no re- amauta Atusparia o el levantamiento de Rumi Maqui en 1915-16). Era necesario
presentaría nunca la conquista del poder por las masas proletarias, por el socia- repensar el marxismo desde la experiencia peruana y, por otro lado, emplear el
lismo" (13). Mariátegui, en su negación de la pequeña burguesía tenía tras suyo, marxismo como un instrumento de análisis del mundo andino.
como certeramente señala Diego Messeguer, la experiencia del fascismo europeo.
El había visto enrumbarse a una pequeña burguesía envuelta inicialmente en La preocupación de Mariátegui por el "comunismo" incaico nacía de la ne-
una fraseología revolucionaria, hacia las posiciones más conservadoras. Los años cesidad de mostrar cómo el socialismo no era extraño a la historia peruana. El so-
del oncenio estaban mostrando cómo la expansión imperialista y el crecimiento cialismo podía rescatar los elementos colectivistas que estuvieran presentes en la
del Estado, posibilitaban un desarrollo de las clases medias, sin que estas asumie- experiencia incaica y confundirse en este empeño, con la tradición histórica in-
ran posturas radicales o se enfrentaran con los intereses imperialistas: todo lo dígena negada desde la conquista. El socialismo no podía ser en el Perú una pos-
contrario, culturalmente manifestaban evidentes simpatías por lo extranjero en tura extranjerizante y antinacional. Todo lo contrario. En la medida en que se
desmedro de \r< nacional, Mariátegui citaba el ejemplo de la "huachafita" criolla produjera este entronque con el pasado y en la medida en que el socialismo im-
que prefería siempre la alianza matrimonial con el empleado yanqui de la Grace plicaba la verdadera independencia del país, se podía afirmar que sólo con el
o la Foundation. Por otro lado, el carácter transitorio de las capas medias y su socialismo quedaría solucionado el problema nacional en el Perú.
heterogeneidad, debilitaba la cohesión necesaria de una clase social, en cam-
bio sí tenía el proletariado, a pesar de su dispersión geográfica o su debilidad nu- Siendo hombres de acción tanto Haya como Mariátegui, la polémica no pu-
mérica. do limitarse al intercambio de opiniones contrapuestas. Ese mismo año 1928 Ma-
riátegui organizaría el Partido Socialista, en vinculación con la III Internacional,
El instrumento de la revolución socialista era el partido, pero a diferencia de aunque manteniendo una línea táctica independiente. En coherencia con la posi-
Haya se trataba de un "partido de clase". De acuerdo con las condiciones concre- ción que había esgrimido en su polémica con Haya, el comité directivo del nuevo
tas del Perú debía ser un partido socialista basado en las masas obreras y campe- partido estaba compuesto por 4 obreros, 1 vendedor ambulante, 1 empleado y 1
sinas. Mariátegui creía que todavía no estaban maduras las condiciones para intelectual. La formación del Partido Socialista, aunque precipitada por la polé-
construir un partido comunista. Consciente de la debilidad numérica del proleta- mica, había sido antecedida por un silencioso trabajo con el proletariado. Mariá-
riado, insistió en la necesidad de movilizar a los campesinos. En función de cons- tegui tenía contactos con dirigentes mineros de la sierra central como Gamaniel
truir una sólida alianza entre esas dos clases, Mariátegui llamó la atención sobre Blanco en Morococha, conocía a diversos yanaconas de los valles cercanos a Li-
el proletariado minero: "Los indígenas de las minas, en buena parte, continúan ma, desde su regreso de Europa había tomado contacto con líderes campesinos
siendo campesinos, de modo que el adherente que se gane entre ellos, es un ele- como Ezequiel Urviola. Su labor docente en las Universidades Populares Gonzá-
mento ganado a la clase campesina' (14). El proletariado, además, no debía des- lez Prada hacía que fuera cotidiano su contacto con la clase obrera limeña. Entre
cuidar el apoyo de los intelectuales progresistas.

180 181
1928 y 1929 comenzó a editar una revista destinada específicamente al público
obrero: Labor. Pero, a diferencia de la orientación que imprimiría Ravines a par- * **
tir de 1930, para Mariátegui la tarea de construcción partidaria requería de pa-
ciencia y tenacidad, porque era larga. Sólo así se podía aspirar a una obra perma- ¿Qué balance se puede formular de la polémica entre Haya y Mariátegui? En
nente. "La historia es duración. No vale el grito aislado, por muy largo que sea 1928 José Carlos Mariátegui había conseguido demostrar que el análisis de Haya
su eco; vale la prédica constante, continua, persistente. No vale la idea perfecta, de la Torre no permitía realizar una verdadera revolución social en el país, ni
absoluta, abastracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil; tampoco una consecuente política anti imperialista. Edificar el Estado qué el
vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de aprismo proponía para, soslayando la lucha de clases, negociar con el imperialis-
movimiento" (15). mo, sin salir del capitalismo, encerraba un conjunto de contradicciones que ha-
cían inviable el proyecto. Ese nacionalismo pequeño burgués, si lograba conquis-
Otra consecuencia de la polémica fue la definición de Amauta. Según Ma- tar el poder, naufragaría en la demagogia o acabaría siendo una fuerza retardata-
riátegui, luego de la ruptura con Haya de la Torre se abría una segunda etapa en ria, y tarde o temprano tendría que desencadenarse el enfrentamiento final entre
la que ". . . no necesita llamarse revista de la "nueva generación", de la "vanguar- apristas y socialistas. Pero no era suficiente con demostrar las contradicciones y
dia", de las izquierdas". Para ser fiel a la Revolución, le basta ser una revista so- debilidades del análisis aprista. En la medida que el socialismo peruano no sería
cialista" (16). "calco o copia" de otras experiencias, hacía falta dotar de un contenido especí-
fico al proyecto socialista en el Perú. Mariátegui necesitaba desarrollar su alterna-
tiva.
* * « La polémica no termina en 1928. Mariátegui tenía en preparación una nueva
aproximación a la realidad peruana: "Este último libro -decía el texto de una
El Partido Nacionalista Libertador acabaría fracasando. Gran parte de los carta dirigida en 1929 a su compañero Arroyo Posadas-, contendrá todo mi ale-
simpatizantes apristas de Lima y Cusco se aproximaron ai socialismo. Después gato doctrinal y político. A él remito a los que en 7 Ensayos pretenden buscar al-
del número de Amauta en que rompieron Haya y Mariátegui (septiembre de go que no tenía por qué formular en ninguno de sus capítulos: una teoría o un
1928), continuarían colaborando en la revista Antenor Orrego-, Julián Petrovich, sistema político, como a los que, desde puntos de vistas hayistas, me reprochan
Rómu'lo Meneses, Jorge Basadre, César Antonio Ugarte, Estuardo Núñez, Abelar- excesivo europeísmo o insuficiente americanismo" (19). Sin embargo el libro
do Solís, etc. En los inicios de 1930, parafraseando a Lenin, Haya tuvo que de- nunca llegó a publicarse. Su labor en Amauta, la C.G.T.P. y el Partido Socialista
cir que el Apra apenas entraba en un sofá. A partir del grupo de Buenos Aires, fue igualmente interrumpida a causa de su muerte acaecida un 16 de abril de
donde se encontraba Seoane, Haya reiniciará la tarea de construcción partidaria. 1930. En un elogioso artículo publicado meses después por Luis Alberto Sán-
Pero en 1930 contaría con los nuevos vientos desatados por la gran crisis. Apris- chez, se decía: ' deja libros inéditos, varios hijos, el socialismo iniciado en el Perú
mo y comunismo disputarán, en ese nuevo contexto, las calles y las masas. y la discusión en torno a su figura". (20).
Para el destino del comunismo peruano fue fatal el descuido de las capas me- Después de 1928 Haya de la Torre iría dando a la publicidad artículos y li-
dias. En su polémica con Haya, Mariátegui acertó al subrayar las debilidades de la bros en los que precisaría sus planteamientos. Pero la acción decisiva del apris-
clase media pero, efecto natural de una discusión, exageró su proximidad al im- mo en el Perú fue la construcción del partido y la hegemonía sobre el movi-
perialismo: "En el Perú, el aristócrata y el burgués blanco, desprecian lo popular, miento popular alcanzada a partir de 1931. Los comunistas no continuarían
lo nacional. Se sienten ante todo blancos. El pequeño burgués mestizo imita a es- —como veremos— la obra de Mariátegui, de manera que cuando se producen los
te ejemplo" (17). Tiempo antes, en 1927, Mariátegui había planteado una tesis grandes movimientos de masas desencadenados por la crisis de 1929 y por la caí-
algo diferente: "Más bien en nuestros países, colocados bajo la presión del capi- da del oncenio, los planteamientos de Mariátegui estarán ausentes.
talismo extranjero, la clase media parece destinada a asumir, a medida que pro-
gresen su organización y su orientamiento, una actitud nacionalista revoluciona- Mariátegui frente a Haya tuvo, en cierta manera, una victoria postrera. A
ria" (18). Negar a la clase media como clase dirigente no significaba necesaria- partir de 1940, ese radicalismo aprista de 1924, mantenido todavía en 1928, ate-
mente negar la existencia en su interior de sectores nacionalistas y progresistas. nuado como veremos en las páginas que siguen en 1931, sería definitivamente
Sin embargo en la polémica se cometieron algunas exageraciones que serían lle- rectificado y el Apra, dando un giro sustancial se convertiría en una fuerza con-
vadas a sus últimas consecuencias cuando los comunistas buscaron realizar la tác- servadora que pasó del anti imperialismo a la defensa de los intereses norteameri-
tica de "clase contra clase", es decir, burguesía contra proletariado. De esta ma- canos y del enfrentamiento contra la oligarquía, a la conciliación. Los cambfos se
nera las capas medias fueron abandonadas a la propaganda aprista que al ofrecer- reflejaron en variaciones sustanciales introducidas en los cinco puntos de 1924:
les encabezar el movimiento de transformación del Perú, pudo rápidamente recu- en las Convenciones de 1942 y 1944 se acordó eliminar del primer punto la men-
perar el terreno perdido en la polémica de 1928. ción específica del imperialismo yanqui, en el tercero, al referirse a las nacionali-

182 183
zaciones debía añadirse el vocablo "progresiva"; en lugar de "internacionaliza-
ción", debía pedirse "interamericanización" del canal de Panamá. Pero, haciendo 4. LA CRISIS DEL 30
más evidente el cambio, se pensó en incluir como sexto punto la nueva fórmula
panamericanista acuñada por Haya: "interamericanismo democrático y sin impe-
rio", enunciada desde 1940. A partir de esta fecha sólo se comenzaron a percibir
los aspectos "positivos" del imperialismo (21).
Pero el año 1930 el aprismo todavía no era una fuerza conservadora. La po-
lémica entre Haya y Mariátegui, entre el aprismo y el socialismo, entre la reforma
y la revolución, es una polémica que transcurre en el interior del campo popular
y las dos posiciones, si eran irreductibles, no se puede decir que en esos momen-
tos, fueran completamente antagónicas. Estaban a favor del cambio y en contra La crisis de la economía capitalista en 1929 repercutió tempranamente en la
del bloque oligárquico. Era imposible pensar en un pacto entre los socialistas y la sociedad peruana. Igual que en otros países de América Latina acarreó un cam-
oligarquía (entre Mariátegui y Belaúnde); en cambio se admitía la posibilidad de bio casi inmediato en la escena política: el fin del oncenio y los inicios del tercer
una alianza entre los socialistas y la "pequeña burguesía revolucionaria", siempre militarismo (1), a la par que en diversas ciudades del país, las clases populares
y cuando el proletariado supiera mantener su autonomía (22). Pero una vez iniciaban un proceso de radicalización al interior del cual se planteó la disyunti-
constituido el Partido Comunista del Perú, la posibilidad de esa alianza fue com- va mencionada: aprismo o comunismo. "No obstante su brevedad cronológica
pletamente desechada. Para los comunistas los apristas serían "agentes del impe- -observa acertadamente Jorge Basadre-, el período 1930-1933 se proyectó lar-
rialismo inglés", "social fascistas", "fascistas" incluso. A su vez, los apristas, pro- gamente en el curso de la vida peruana durante el siglo actual" (2).
vistos de un programa menos radical, interesados en no espantar a su potencial
electorado de 1931, todavía no curados de las heridas sufridas en la polémica La más evidente manifestación de la crisis en una economía dependiente co-
con Mariátegui y con una táctica conciliadora, arreciarían sus ataques contra los mo la peruana estuvo en la caída de nuestras exportaciones. Entre 1929 y 1932
comunistas, a quienes buscaron identificar como una fuerza no nacional,utópica el valor de las exportaciones de cobre se redujo en 69 o/o; lanas en 50 o/o; algo-
algunas veces, demagógica otras, siempre calco de la experiencia soviética, todo dón en 42 o/o y azúcar en 22 o/o (3). Fue entonces que se dejaron sentir las du-
lo cual se encontraba resumido en un calificativo despectivo usado por Haya y ras consecuencias de los empréstitos contraídos durante el oncenio. El Estado tu-
Seoane: "comunistas criollos". vo que reducir sus gastos y se produjo una contracción de las obras públicas: el
presupuesto nacional, después de haber llegado al monto de 50 millones de dóla-
res en 1929, descendió hasta los 16 millones de dólares en 1932, el año más duro
de la crisis (4). A la devaluación y a la emisión de bonos siguió inevitablemente la
suspensión de los servicios de la deuda pública. Los pagos de la deuda externa
quedarían completamente recesados hasta 1947.
En este contexto se produjeron algunas quiebras impactantes. Durante el se-
gundo semestre de 1930 tuvo que ser clausurado el Banco del Perú y Londres de
"viejo arraigo y extensas ramificaciones económicas" especialmente en el sur del
país (5), y este hecho no pudo dejar de repercutir entre hacendados y comercian-
tes de esa región.
Los años de la gran crisis se caracterizaron por la inestabilidad política que
acompañó o siguió a estos transtornos económicos. Entre febrero y diciembre de
1931 se produjeron 18 movimientos militares, en los más diversos lugares del
país. El orden interno en las Fuerzas Armadas estaba completamente resquebra-
jado. Los alzamientos llegaron a comprender a soldados y sub-oficiales como el
sargento Huapaya. Todo hacía recordar a la inestabilidad política en los años ini-
ciales de la República. Sólo en un mes, entre el 20 de febrero de 1931 y el 23 de
marzo se sucedieron los siguientes acontecimientos: sublevación en el Callao, le-
vantamiento en Arequipa, motín en Piura, renuncia de Sánchez Cerro, formación
de una Junta en Lima y otra en el sur, movimiento armado del General Jiménez,

184 185

Vous aimerez peut-être aussi