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Analisis del trueque durante la crisis

La filosofía del trueque se basa en la “reinventación del mercado”[11] que funciona de manera
paralela a la economía normal no persiguiendo, sin embargo, los valores de ella. No se
caracteriza por el lucro y la especulación sino quiere establecer un modelo económico más
humano a través de los principios de solidaridad, confianza y reciprocidad. El objetivo consiste
en aumentar la calidad de vida de las personas por medio del intercambio de productos,
servicios y know-how. Así las capacidades y recursos productivos relegados por la economía
normal pueden ser utilizados para satisfacer las necesidades insatisfechas.

El crédito[12] es el eje fundamental del sistema. Se trata de una moneda social y privada. Es
considerado social porque no genera interes y por tanto no sirve para la acumulación sino es
solamente un medio para facilitar el intercambio. Es privado porque es emitido por personas
privadas y no tiene ningún respaldo por parte del estado, es decir, no es un documento y no
tiene validez jurídica.

La emisión se efectúa paralelamente al crecimiento gradual de los clubes. A cada integrante


nuevo se entregan 50¢ los cuales debe devolver al abandonar el sistema. Es decir el circulante
aumenta con el crecimiento del número de integrantes y se achica automaticamente cuando hay
menos integrantes.
El los primeros tiempos hasta aproximadamente 1998 los clubs emitieron sus propios vales.
Después se empezaron a organizar en redes regionales o nacionales y por tanto dejaron su
soberanía de emisión en manos de la Red. Así se formaron la Red Global de Trueque (RGT) y
luego la Red de Trueque Solidario (RTS) que fueron a lo largo los experimentos más grandes del
país.

En la RTS los créditos se emitían por zonas, es decir, hubo una regionalización de la red y cada
zona tenía su propio crédito. La zona está constituida por los distintos nodos que están dentro de
un límite geográfico convencional. La RGT mientras propició un sólo crédito, llamado “arbolito”,
para todo el país cuya emisión quedó en manos de los organizadores en la oficina central en
Bernal (Gran Buenos Aires) que por tanto fue el banco central de la Red. Luego se crearon varios
experimentos independientes que resultaron bastante exitosos hasta hoy en día, como el
denominado “Juego de dar y recibir” en Venado Tuerto (provincia Santa Fe) cuyos bonos se
llaman “puntos” y circulan localmente. Según la tradición de las ideas de Silvio Gesell esos bonos
que se oxidan, es decir que pierden en valor a lo largo del tiempo y encima tienen una fecha de
vencimiento. Cada cuatro meses se cambian los vales por otros con una quita del 5% del valor.
El objetivo de esa medida es evitar la acumulación de los bonos y así acelerar la circulacion.
¿Por qué tuvo tanto éxito el sistema del trueque? Grandes partes de la población argentina se
encuentran excluidas del círculo económico y monetario regular porque no tienen trabajo ni
ingresos y por tanto, su acceso al dinero que normalmente es el único medio de intercambio
está muy limitado. Como resultado hay necesidades insatisfechas por un lado y por el otro lado
están allí las capacidades y el potencial de la mano de obra que por la falta de demanda de
trabajo no son aprovechados. Falta un intermedio monetario para volver
a unirlos.Como consecuencia, dentro de esta economía paralela se pueden satisfacer
necesidades que en el sistema oficial se quedaron insatisfechas por falta de poder de compras y
también el potencial de producción y trabajo antes desaprovechado se vuelve a utilizar de
manera productiva para la sociedad. Al fin y al cabo los ingresantes aprovechan económica- y
emocionalmente de los intercambios.El abastecimiento con productos y servicios de la vida
cotidiana fue el motivo principal para participar en el trueque. Los prosumidores adquirieron por
ejemplo alimentos, ropa y servicios como peluquería, tratamiento médico, etc. De esa manera
los hogares podían bajar sus gastos en pesos considerablemente. Mercedes Gomez,
coordinadora del club del trueque “La Estación” en Chacarita cuenta: “Aquí en Chacarita había de
todo. Teníamos todo de alimentos, frutas, verduras, carne, qué sé yo. Después había también
peluqueros, albañiles, médicos. […] Yo también compré todo para mi familia, compré las frutas,
las verduras, el pan, mucho ya no tenía que comprar afuera. Por semana, te diría, que ahorré
casi el 50% de lo que normalmente gastaba.”

La importancia que tenía la participación el el trueque y la posibilidad de abastecerse difería


según los distintos estratos sociales. En el caso de los sectores medios que normalmente
disponían de ciertos ingresos monetarios y no se encontraban en una situación de extrema
necesidad, el uso paralelo del trueque les permitió obtener un mayor rendimiento de sus
ingresos, mantener un cierto nivel de vida y no caer en la pobreza profunda. Vivían del trueque
y podían reservar sus ingresos monetarios para los bienes y servicios que no se conseguían por
créditos, por ejemplo para el pago de las cuentas mensuales de gas, luz, etc. Los sectores
populares, sin embargo, se insertaron en el trueque impulsados casi exclusivamente por la
urgencia alimentaria. Para ellos el trueque era una estrategia de sobrevivencia sumamente
importante, pues se encontraban sin empleo, sin ingresos fijos y les resultaba difícil satisfacer
las necesidades alimenticios de sus familias. A diferencia de los sectores medios no participaron
en el trueque como mercado paralelo sino casi como la única opción para conseguir algún tipo de
ingreso, aunque no sea en dinero sino en bienes y servicios.[13]

A parte del abastecimiento con productos básicos el trueque ofrecía una gran variedad de
productos y servicios de segunda importancia que no eran necesarios para sobrevivir. Los
participantes pudieron comprar cosas para los cuales normalmente ya no hubiesen podido gastar
dinero en el mercado formal y que por tanto eran para ellos productos de “lujo”. Eran esos
productos como libros, artesanías, masages reiki etc. No hemos de olvidarnos del positivo efecto
emocional que tenían esas posibilidades adicionales de consumo. Con la variedad de productos y
servicios se abrió una nueva esfera de consumo a los prosumidores donde pudieron irse de
“shopping”. Muchos también pudieron irse de vacaciones dentro del sistema y pagar hasta el
50% del precio en créditos o hacer trueque directo. Varios hoteles de las famosas regiones
turísticas de Argentina como Mendoza, Salta y Mar del Plata se habían insertado al trueque. Con
los créditos de la RGT también se pudo viajar al extranjero, a Brasil y Uruguay.

También con respecto al tratamiento médico de los participantes el trueque tuvo un papel
importante. Ya desde hace como cinco años más del 50% de los argentinos vive sin seguro
médico[14] y tiene que pagar a sus médicos por cuenta propia, lo que es casi imposible
considerando la enorme falta de ingresos. Hasta 2002 los prosumidores tuvieron acceso rápido y
barato a la ayuda médica de varias ramas. Además de médicos clínicos hubo dermatólogos,
ginecólogos o también dentistas y psicólogos. Tambíen se encontraban laboratorios, terapeutas
y enfermeros. El trabajo se pagaba con créditos, los costos materiales se tenían que cobrar en
pesos, por supuesto, pues los materiales tenían que comprarse por plata en el mercado normal.
La RGT cooperó sobre todo en Buenos Aires con empresas de medicina prépaga que disponían
de clinicas o ambulancias. La cuota para registrarse como miembro de esas empresas se pagaba
por parte en créditos y luego, los turnos se pagaban solamente en créditos. Es obvio que el
tratamiento médico en el trueque no podía incluir tratamientos o operaciones difíciles que
hubieran necesitado mucho material y medicamentos. Esos hubieran sido demasiado caros para
los pacientes. Pero con respecto al tratamiento básico de enfermedades cotidianas como
resfriados o lesiones etc. el trueque contribuyó considerablemente a la mejora del
abastecimiento de sus ingresantes. También con respecto a las posibilidades de terapia, los
prosumidores tenían acceso a tratamientos importantes para su salud física y psíquica, hecho
que es importante sobre todo en tiempos de crisis y desempleo cuando los efectos sicológicos y
sicosomáticos relacionados a esta situación causan enormes problemas.

El Trueque en Argentina – ¿Estrategia eficiente en tiempos de crisis?

Barbara Rossmeissl

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Club del trueque


se lanza el primero de mayo de 1995, y que dimos en llamar Club del Trueque, un espacio de autoayuda, donde se practica
la reciprocidad, y que está ligado a 12 principios éticos de conducta que con el tiempo van creando tradiciones en el uso
de la moneda social

Rubén Ravera uno de los propiciadores del Club dice: “La Argentina empezaba a entrar en esta globalidad con no muy
buen handicap, y el desempleo comenzaba a materializarse. Entonces, nuestra hipótesis era que fortaleciendo desde el
hogar, la cuestión económica y ecológica -no por casualidad tienen la misma raíz esas palabras-, se iba poder hacer frente
a lo que se vendría luego, es decir, los altos niveles de desocupación y la caída de sistemas productivos que se pensaban a
sí mismos “perpetuos”, como la siderúrgica o la industria textil, por ejemplo… En 1993, a partir de comprender que
mucha gente necesitaba volcar sus productos de escala limitada, productos orgánicos que surgían de iniciativas
individuales, en un mercado que no era el formal, el más apropiado para absorberlo. En esa época aparecían en el país
los primeros hipermercados, el fenómeno de Carrefour por ejemplo. Pensamos enun mercado protegido, y surgen así, las
primeras ideas de armar el Club del Trueque”

El actante que ellos desarrollaron lo llaman “prosumidor” una idea de Alvin Tofler: “nosotros nos encargamos de
materializarlo y de evolucionar hacia un “prosumidor urbano”, alguien que alejado de los medios productivos de la tierra
pudiese realizar actividades autogestivas.”

etapa que se está abriendo en el 2001 y quedará plasmada en el 2002, que tiene que ver con la incorporación de pequeñas
y medianas empresas a la red global del Trueque, ofreciendo productos de calidad

Hoy hay cerca de 2 millones de ciudadanos que están vinculados a esta red, dando respuestas concretas en un juego de
libre mercado que esta permitiendo encontrar soluciones a cada rato.

Según estimaciones en el año 2002 operaron acerca de 5.000 clubes en todo el país, cuyos miembros en algunos casos
superaron los 4.000. En total más que 2,5 millones de personas participaron en el trueque. Considerando que no sólo los
prosumidores sino que también sus familias se beneficiaron del trueque, entre 5 y 8 millones de personas, es decir más que
la quinta parte de la población, pudieron satisfacer una parte de sus necesidades a traves de los intercambios.

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