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Patrología.
Se define patrología como la ciencia que estudia a los padres de la Iglesia, y estos
son aquellos autores Cristianos de la historia antigua que escribieron sobre temas
teológicos .En occidente, comprenderá a todos los autores hasta el siglo el siglo VII
con Gregorio Magno (604) o Isidoro de Sevilla (636) o algunos lo prolongarán hasta
Veda el venerable, y en oriente hasta mediados del siglo VIII Juan Damasceno
(749), pero es un dato significativo que estén en la época de los siete primeros
concilios ecuménicos. Aunque se ocupa con preferencia de los padres y doctores
de la Iglesia, quienes representan la doctrina tradicional, no deja de lado a los
escritores heterodoxos.
Como termino dentro de la rama de la teología es reciente y se usó por primera vez
en el siglo XVII por Juan Gerhard quien empleo la palabra patrología para llamar así
a una de sus obras. Pero el tratar temas teológicos dentro de la literatura cristiana
no es reciente, por el contrario, se encuentran a autores como Eusebio y San
Jerónimo, quienes desde su tiempo compusieron la primera literatura teológica
cristiana. Desde este punto se fue realizando una recopilación de la historia de la
literatura cristiana cada vez más vasta y precisa, como el catálogo de autores
eclesiásticos del escritor Ebed-jesu bar Berika, compuesto hacia el año 1318.
Patrística.
El cristianismo antiguo nace con el anuncio que los discípulos hacen de la muerte y
resurrección de Jesucristo y como un grupo apocalíptico dentro del judaísmo, es
decir, el judeocristianismo. Los primeros cristianos que aparecen en el libro de los
Hechos de los Apóstoles eran judíos que habían aceptado el mensaje de cristo y
estaban bajo la guía de los discípulos. Con el tiempo y en especial con Pablo el
cristianismo se extendería a los gentiles.
En los siglos II y III se evidencia la persecución del cristianismo por parte del imperio
romano, pero poco más tarde con Constantino en el siglo IV lo vemos triunfante y
como la nueva religión imperial. Esto le confirió un nuevo compromiso político aparte
del religioso y debido a su expansión tan abrupta no logró salir bien librada de tintes
paganos del imperio que se fueron colando dentro de ella. Por lo anterior, muchos
autores Cristianos que en gran medida son conocidos como padres de la Iglesia se
dedicaron a establecer una doctrina ortodoxa que fuera fiel al primer anuncio de los
apóstoles. Como consecuencia se realizaran los concilios ecuménicos en los que
se definirán aquellos dogmas que la Iglesia tendrá por sana doctrina.
Herejías patrísticas.
BIBLIOGRAFÍA
Los autores dejan en claro que el enfoque del escrito es literario y proponen
como límite de la antigüedad el siglo VI con exegetas griegos menores.
BIBLIOGRAFÍA
PATROLOGÍA
JOHANNES QUASTEN
Después de otros cuantos aportes no hubo ningún otro intento nuevo hasta finales
del siglo XI. Fue el cronista benedictino Sigiberto Gembloux (1112) intentó poner al
día la historia de la literatura Cristiana. En Oriente, es Focio quien recolecta una
gran fuente de datos de casi 280 obras entre paganas y cristianas.
Ser “Doctor de la Iglesia” no es lo mismo que ser Padre, ya que algunos de los
Doctores no cumplen el requisito de antigüedad, pero en cambio tiene los requisitos
de: erudito eminente y declaración expresa de la Iglesia.
La autoridad de los Padres de la Iglesia brota de la doctrina que tienen sus escritos
ya que para la iglesia la Tradición es fuente de fe. Cuando estos autores hablan de
doctrinas lo hacen de las universalmente admitidas.
PATROLOGÍA
DOMINGO RAMOS – LISSÓN
Los padres tenían la firme convicción que la enseñanza cristiana contiene un núcleo
de verdades reveladas que constituyen la norma para juzgar la sabiduría humana y
distinguirla del error. Esto explica por qué algunos padres rechazaron algunas
sabidurías paganas, sin querer decir con esto que no tomaran de pensadores
filosóficos muchos conceptos que no contradicen la fe. Así, el proceso de
inculturación se desarrolla en un doble proceso: la asimilación de muchos aportes
filosóficos grecolatinos que fueran compatibles con la fe cristiana, y la
desasimilación de los errores de aquellas filosofías que eran incompatibles, como
resultado, muchos términos fueron introducidos a la teología y han servido para
plasmar algunas formulaciones dogmáticas.
Su enseñanza deja traslucir una grana familiaridad con Dios, una profunda
experiencia del misterio de Cristo y de la Iglesia, por lo que su teología fue ese
esfuerzo intelectual por comprender su fe. Su vida además tiene comportamiento
de orden moral, de manera que, es guía para alcanzar una rica vida espiritual. Por
consiguiente, entrar en contacto con la vida y obra de los Padres es una herramienta
que facilita a los cristianos de nuestro tiempo el acceso a una valiosa metodóloga
teológica, pero además de esto le posibilita alcanzar metas muy ricas en vida
espiritual.
Sobre la historia de la patrología se dirá que como tal se empezará a estudiar desde
el siglo XIX en adelante, tiempo en el que esta disciplina académica logrará grandes
e importantes realizaciones, como la creación de cátedras de patrología en algunas
universidades europeas y la preocupación de la Iglesia por crear centros de
formación e investigación patrística, y no se puede pasar por alto que fue el Concilio
Vaticano II quien dio un nuevo impulso a esta disciplina, dándole gran importancia
dentro de la formación de los seminarios y otorgando una metodología practica para
su estudio a través de la Congragación para la Educación Católica.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
Ahora bien, todas las obras restantes que por su forma, título y contenido, pudiesen
tener la misma autoridad con relación a los libros del Nuevo Testamento pero no
pertenecen al canon la Iglesia les llamará “apócrifos”. Este término fue tomado de
la gnosis y las religiones esotéricas de la antigüedad, su significado es “secreto”
porque solo algunos miembros privilegiados de tales organizaciones podían tener
el conocimiento que se encontraba en esos escritos, pero la Iglesia utilizará este
término para combatir a la gnosis y tomará el sentido de “falso, herético, o
reprochable”. Desde un punto de vista objetivo, los libros considerados apócrifos
contienen fundamentos teológicos y espirituales íntegros, y para la patrología serán
importantes para su estudio.
Los libros que nacerían después de la fijación del canon tendrán una intensión
distinta a lo que fueron escritos anteriormente. Estos según su contenido y forma se
pueden dividir en tres grupos: libros sobre los evangelios y hechos de los apóstoles,
que quieren llenar las lagunas que se presentan en los canónicos; las obras que
quieren legitimar opiniones doctrinales diferentes y rivalizan con los canónicos; y
finalmente, un grupo de escritos tardíos que pretende resolver los problemas
teológicos y apologéticos actuales.
EVANGELIOS.
Género literario: Se definen al igual que los evangelios canónicos, por su forma y
contenido. Aunque el término como tal significa sólo mensaje, con el pasar del
tiempo se comenzó a llamar así a todos los libros que contenían el mensaje. Como
tal no existe un género exclusivo que se llame evangelios apócrifos, porque todos
los libros que se encuentran bajo el nombre “evangelio” contienen la vida y obra de
Jesús. Sin embargo, bajo algunos criterios se pueden encontrar: los más cercanos
a los tres sinópticos, los evangelios judeocristianos, los evangelios heterodoxos, y
lo que tienen por intensión complementar los evangelios canónicos.
La mayoría de estos textos tienen por temas la prehistoria del nacimiento de Jesús
y su infancia, pero ninguno de los evangelios sobrepasa la barrera de los doce años
de Jesús. Los que por su parte, pretende completar la historia de la paseo son muy
pocos, porque los evangelios canónicos hablan de este hecho con mucho detalle.
También están los quieren completar la información de las instrucciones de Jesús
a sus discípulos después de la resurrección, y por último, se encuentran unos
fragmentos que se escapan de toda clasificación.
los Hechos de Pedro: Son los Hechos apócrifos más antiguos que se conservan,
fueron escritos aproximadamente entre los años 180 y 190 en Asia Menor o en
Roma. Se divide en tres partes. La primera parte, se desarrolla en Jerusalén; la
segunda parte habla del viaje de pedro a Roma por orden directa de Dios; y en la
parte final se describe su martirio, de donde se tiene la tradición de mostrar la
crucifixión de pedro pero con la cabeza hacia abajo. En el plano literario, el escrito
pretende mostrar los milagros de Pedro como crédito de la fuerza de dios que es
superior al mal.
Los Hechos de Pablo: Fueron escritos entre los años 185 y 195 por un presbítero
del Asia Menor y en este escrito se narran los viajes de Pablo. Como la mayoría de
los Hechos este se encuentra incompleto, pero partiendo de las piezas que se
tienen, Schneemelcher, reconstruyó la historia original en la medida de las
posibilidades. El autor pretende con la obra entretener y edificar a la comunidad,
tomando como temas principales la resurrección y la continencia. Aquí se encuentra
una estrecha relación evangélica entre Pablo y la virgen tecla.
LAS CARTAS.
APOCALIPSIS.
Género literario: El género como tal proviene del judaísmo. Las apocalipsis
cristianas imitan las formas judías dándoles un contenido de la propia escatología.
Los elementos estilísticos comunes son: estar bajo el seudónimo de un hombre
importante del pasado para conferir autoridad a la obra; el mensaje es recibido en
forma de visión en estado de éxtasis o sueños, y son referidas todas al tiempo final;
todas las visiones aparecen en forma de imágenes; y todas tiene como finalidad
fortalecer y guiar al creyente para que superé las dificultades.
Las apocalipsis cristianas nacen a partir del siglo II y el tema central es la explicación
del retraso de la parusía. En el siglo IV, el interés se desplaza a describir el cielo y
el infierno con el fin de fortalecer la moral de los cristianos. Entre los apocalipsis
más importantes se encuentran en el Pedro, el de Pablo, el de Tomás y la
“ascensión de Isaías”.
El Pastor de Hermas: fue el escrito más apreciado en los primeros siglos del
Cristianismo, en algunos lugares fue tenido como canónico. El autor pequeño
comerciante liberto llamado Hermas cuyo nacimiento está entre los años 130 y 140.
El nombre “pastor” hace referencia a la segunda persona más importante dentro del
escrito. La obra se divide en cinco visiones, doce mandamientos y diez semejanzas.
Su forma literaria es un apocalipsis que sigue la tradición judía, pero que sin
embargo tiene modelos romanos de literatura hermética. La importancia del escrito
reside en su doctrina sobre la penitencia, anunciando la posibilidad de un único
perdón de los pecados después del bautismo. Posteriormente la historia de la Iglesia
mostrará como tal penitencia que era pública podía tener renuncias severas o
aplazarse hasta el final de la vida. Será a partir del siglo V cuando los irlandeses
comenzaran la evolución hacia una penitencia privada y repetida de modo ilimitado.
Los Sibilinos Cristianos: son una forma específica de escritura apocalíptica, cuyo
origen se remonta al siglo VII antes de Cristo. Sibila fue una profetisa mítica de edad
supra humana de origen oriental. Sus oráculos circularon por Grecia cuyo contenido
eran amenazas de desgracias y el anuncio de un nuevo reino que vendría después
de la liberación de la opresión actual. Estos oráculos apuntan a la propaganda y a
la defensa, y será después del siglo II que los cristianos tomaran este género
literario que les era propicio para la lucha y la autoafirmación frente al exterior.
La colección de Oráculos Sibilinos de 12 libros que se conoce nació en el año 180
antes de Cristo y se extendió hasta el siglo III de la era cristiana. Aquí se encuentra
el famoso acróstico ΙΧΘΥΣ, que será encontrará citado por el emperador
Constantino y San Agustín. Muchos de los Padre de la Iglesia citarán los Oráculos
Sibilinos, cuya influencia ira hasta la Edad Media.
BIBLIOGRAFÍA
PADRES APOSTÓLICOS
CLEMENTE DE ROMA A LOS CORINTIOS
Continuar con los celos y seguir aquellos que los promueven trae consigo un gran
peligro, muchas contiendas y divisiones. Pero según esta escrito solo los inocentes
habitaran la tierra mientras que los transgresores serán cortados. Solo quienes
practican la paz tendrán gozo eterno.
Clemente continúa diciendo que el Señor está del lado de los humildes de corazón
a quienes protege de todos aquellos que viven en la arrogancia y en el orgullo,
porque el mismo cuando se hizo hombre dejó el ejemplo de tal humildad,
entregando su vida para la salvación. Así mismo, muchos siguiéndolo consiguieron
buen nombre y fueron constructores de paz. Por eso, exhorta a todos a volverse al
Señor, creador de todo, conocedor de todo, quien lee cada corazón y sus deseos,
para que así siendo justos sean librados de la angustia y el dolor que le espera al
que ha pecado.
Con la resurrección explica como la luz sale victoria después de la sombra y como
solo la buena semilla que dio fruto no será extirpada, de modo que, todo aquel que
quiera vivir en la plenitud de Cristo debe acogerse a él en obediencia y humildad.
Arrogancia y la audacia son para los que son malditos de Dios; pero la paciencia y
la humildad y la bondad convienen a los que son benditos de Dios, y todo bendito
es justificado y colmado con grandes dones.
Abandonar el amor es dejar de hacer el bien, y Dios por medio de la creación enseña
que los justos gozan con su vida haciendo cosas buenas con toda su fuerza, así
como el creador no descansa de favorecer todo lo que Él creó. Cumplir su voluntad
es obrar como ÉL y ser celoso en el buen hacer porque de Él son todas las cosas
y su paga corresponde al trabajo que se ha hecho. Por el contrario, el inicuo, el
avaro, el engañoso, el que murmura y el arrogante es aborrecido por Dios y si no
se arrepiente no gozará de la salvación.
La salvación solo se obtiene por Jesucristo, adhiriéndose a él y por tal motivo todos
deben estar atentos y vigilantes en sus mandatos, sabiendo que todos son
necesarios grandes y pequeños, sometiéndose los unos a los otros, porque a
semejanza del cuerpo todos son necesarios, tanto el pie como la cabeza, y ninguna
parte se salva por sí sola sino toco el cuerpo en conjunto. Los necios e ignorantes
son aquellos que perecerán porque desprecian al otro y no poseen la sabiduría de
aquel que se supo acoger a Dios y cumplió su voluntad.
Jesucristo enviado de Dios y cumpliendo su voluntad dio el evangelio a sus
apóstoles y estos a su vez guiados por la seguridad del Espíritu Santo designaron
a algunos de los que creyeron la predicación para que fuesen obispos y otros
diáconos. Pero estos sabiendo que por tales nombramientos se crearían disputas
aprobaron que quienes los sucedieran en el servicio fueran hombres de buena
reputación, con consentimiento de toda la Iglesia, humildes, pacíficos y modestos
de corazón asegurándose de esta manera que no existieran disputas por el poder.
.
Los que se adhieren a los santos serán santificados, porque sufriendo con
paciencia, conciencia y vida intachable heredarán la gloria y el honor para siempre.
Clemente dice a los Corintos que es motivo es vergüenza e indignidad que por
causa de algunos pocos se comience un alzamiento contra los presbíteros y sobre
todo en una Iglesia tan firme como esta lo era, motivo de orgullo por su gran
conducta, por esto pide que abandonen pronto tal conducta y se vuelvan a Dios
para que su dignidad sea restaurada y vuelva el amor y la justicia entre hermanos.
El que ama a cristo debe cumplir sus mandatos, sobre todo el amor que es lo que
une a la persona con Dios, esto los hace perfectos y agradables a su presencia.
Con respecto a las transgresiones cometidas por la cizaña engañosa del adversario
pueden ser perdonadas si se pide perdón, porque el arrepentimiento es la base de
la esperanza de aquellos que andan en el temor de Dios y prefieren ser los
transgredidos antes que endurecer el corazón. El Señor, no tiene necesidad de
nada, Él no desea nada de hombre alguno, sino que se confiese su Nombre. Pero
no se debe dejar de interceder por aquellos que cometen alguna transgresión para
que se les conceda la mansedumbre y la humildad y así se sometan a la voluntad
de Dios.
Finaliza el escrito haciendo una oración pidiendo por los transgresores y para que
la Iglesia de Corinto vuelva a la voluntad de Dios y aclara que ha dejado muchos
elementos útiles para poder llevar una vida virtuosa en santidad, justicia, paz y
verdad
Organización eclesial.
Se tiene la creencia de Jesús como Señor y por tanto como Dios, quien es el
salvador a través del sacrificio de la cruz. Se mencionan las tres personas de la
trinidad. Se tiene claro que la encarnación del Hijo del Hombre es plena y se puede
notar una creencia de retribución según las acciones. Por la gran influencia del
antiguo Testamento se puede ver la creencia de un Dios castigador.
BIBLIOGRAFÍA.
PADRES APOSTÓLICOS
IGNACIO A LOS EFESIOS
San Ignacio continúa diciendo que el Obispo es un enviado de Dios y que hay que
considerarlo como si fuera el Señor. Con esto pide a la comunidad de los efesios
que evite a todos aquellos que realizan cosas indignas de Dios y que son como
perros rabiosos. A esto agrega un texto sobre la humanidad y divinidad de
Jesucristo.
En el capítulo VIII señala que no se deja engañar quien es por completo de Dios y
añade que todo aquel que es de la carne no puede obrar espiritualmente ni ser fiel.
Alaba a los efesios por no haberse dejado engañar ni dejado sembrar la mala
doctrina y los llama piedras vivas elevadas por la Cruz de Jesucristo con la ayuda
del Espíritu Santo hacia Dios, siendo la fe la cuerda y la caridad el camino.
En el capítulo X invita a todos a orar por lo demás sin cesar, y contrapone el
comportamiento pagano de odio y desenfreno; con el cristiano que es de
mansedumbre, humildad, oración, firmeza en la fe y búsqueda de la paz. Dice
después que todas las enseñanzas erradas provienen del diablo y son mala hierba
que ha sido arrancada por la salvación dada en Cristo.
Habla de la coherencia que tiene que existir entre el decir y el hacer, y el valor del
silencio de quien realiza todo dando testimonio que Dios habita en él. Por lo tanto,
no se deben dejar engañar por lo corruptores de la familia, porque todos los que
corrompen la fe en Dios con una mala doctrina merecen la muerte y los prisioneros
de estos por haberse dejado engañar están lejos de vivir el verdadero carisma que
envió el Señor.
También es claro que las comunidades cristianas de los distintos lugares mantenían
comunicación constante y se ayudaban mutuamente, esto se prueba con la
Iniciativa de Ignacio para escribir a una comunidad que no es la suya pero de la que
sabe su forma de vida y dificultades. Se puede decir también que ya contaban con
textos comunes de los que posteriormente conformarán el Nuevo Testamento, pues
en el escrito se realizan varias menciones a textos de Pablo, como las virtudes
teologales, y también a los evangelios, en lo referente a los temas de la encarnación,
el bautismo y la pasión.
BIBLIOGRAFÍA.
BERLANGA López, José. Padres Apostólicos II. Cartas de san Ignacio de Antioquia,
carta y martirio de san Policarpo, carta a Diogneto. Editorial apostolado mariano:
Sevilla, 1991. p. 50. ISBN: 84-7770-209-8.
LA “DIDACHÉ” O “DOCTRINA DE LOS APÓSTOLES”
La Doctrina del Señor a las naciones dada por medio de los apóstoles.
Existen dos caminos, uno de la vida y otro de la muerte, y existe gran diferencia
entre estos dos. El primer camino consiste en cumplir el mandamiento del amor:
amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Sin embargo, esta
vía no se agota ahí, su culmen se encuentra en amar a quienes son considerados
como enemigos.
El camino de la vida busca la perfección desechando todo aquello que impide llegar
a amar. Así, es necesario apartarse de los deseos carnales que impiden dar más
de lo que se le es pedido, y procurar retribución por un daño hecho. Esto implica,
desprendimiento y donación, pues Dios padre quiere que se dé a todos de los
propios dones, siendo así bienaventurados a sus ojos.
El bautismo.
La oración cristiana.
La Eucaristía.
Apóstoles y profetas.
Los apóstoles y los profetas deben obrar según la doctrina del Evangelio, y deben
ser acogidos como si lo hicieran con el Señor, sin embargo este no debe pasar en
el lugar más que un solo día, de no ser así, es un falso profeta. En su salida que no
lleve nada consigo, solo pan, y si pide dinero que sea tratado como un falso profeta.
No se juzgue al profeta que habla desde el espíritu, que se reconocerá por
verdadero si tiene las costumbres del Señor, de lo contrario se discernirá que es
falso. Además se reconocerá a los falsos profetas si enseñan la verdad y no la
practican, esto es de gran importancia.
Peregrinos y vagos.
Todo el que llegue en el nombre del Señor sea acogido y si es caminante que sea
ayudado en cuanto sea posible, pero sin que permanezca más de tres días. Por el
contrario, si quiere quedar establecido dentro de la comunidad, debe tener un
trabajo para que se sostenga y alimente, de modo que no viva como un ocioso.
Todo profeta y maestro verdadero que more en la comunidad tiene derecho como
todo trabajador a su sustento, por lo que las primicias del trabajo y de lo que posee
de cada quien deben ser ofrecidas a ellos, y si no los tienen que las primicias sean
dadas a los pobres.
Se reunirán todos cada día del Señor, y después de haber confesado los pecados
partirán el pan y darán gracias, de modo que el sacrificio sea verdaderamente puro.
Si existe contienda con alguno primero debe reconciliarse antes de participar en el
sacrificio.
Deben ser elegidos aquellos hombres que sean dignos ministros del Señor,
personas humildes, mansas y que verdaderamente hayan sido probados.
En cuanto a la corrección fraterna que se haga los uno con los otros, con
sentimientos de paz y no hable nadie con quien se encuentre enemistado hasta que
este se arrepienta.
BIBLIOGRAFÍA.
De toda gran verdad nace también una mentira y esta generada por aquellos que a
propósito procuran buscar una divergencia para adulterar la verdad. Por eso a
continuación, en este tratado sobre la resurrección se defenderá su verdad y se
responderán todas aquellas objeciones que ante ella se ponen, que sin duda son
una falsedad.
Para Dios nada es imposible y nada desconoce de los cuerpos que han de ser
resucitados, por tanto, no resulta imposible para él volver a unir y juntar los cuerpos
muertos para volver a constituir los mismos hombres. El poder de Dios es suficiente
y prueba de esto es la misma creación. Aun así, objetan los incrédulos que la
resurrección es imposible cuando los cuerpos han sufrido desintegración por
distintas causas, y por tanto, no se pueden unir las partes del hombre pasado y si
así ocurriere este quedaría defectuoso.
Ahora bien, si lo anterior demuestra que los cuerpos están en disposición de volver
a unirse gracias al poder infinito de Dios, también objetan que no es su deseo
hacerlo. El punto para aprobar o desmontar este razonamiento está en considerar
si el hombre fue hecho como un ser vano, o si por el contrario, fue hecho para
permanecer según su naturaleza o para utilidad de alguien.
Con respecto a lo dicho, ningún ser con juicio de la razón hace algo vano y sin
ningún propósito. Lo que mueve el obrar es la propia utilidad de lo que se hace ya
sea para sí o para alguien más y se busca que la cosa sea ben hecha ya por el
impulso natural y el amor. Así, Dios no hizo en vano al hombre, y en su sabiduría
no cabe obra vana, y tampoco lo hizo por necesidad, pues Él nada necesita. Dios
hizo al hombre por motivo de él mismo y por pura bondad, como se contempla en
toda la creación, y no fue creado para vivir un momento y luego extinguirse, sino
que por su naturaleza le corresponden ciertas transformaciones donde la
resurrección es la última.
El creador de todo hizo al hombre para que participara de la vida racional y para
que permaneciera siempre en esta contemplación, por naturaleza fue hecho para
permanecer y esto solo es posible por la resurrección.
Los hombres si bien gozan desde la creación de un alma inmortal, el cuerpo la recibe
por transformación que es lo que exige la resurrección. Así, aunque se espera que
el cuerpo se disuelva por la corrupción, también se aguarda la permanencia de
incorrupción, para así no igualar la existencia racional con la delos irracionales.
Se puede decir con lo anterior que, admitiendo a Dios como creador y sabiendo que
quiere la permanencia de sus fieles ya por su naturaleza como por el deseo divino,
y sabiendo que el juicio de las obras se realizará sobre el hombre, compuesto por
alma y cuerpo, es preciso que tal cuerpo se revista de incorrupción para que
después de la muerte en el momento de la resurrección se unifique lo que fue
separado y así reciba lo que merece según haya actuado bien o mal. Con esto se
entiende como los buenos no reciben en vida el premio por sus actos ni los malos
el castigo por los suyos.
Para finalizar, solo queda decir que es absurdo pensar que el castigo o premio se
realice solo sobre el alma sabiendo que los actos fueron realizados por el hombre
en su unión (cuerpo y alma), por lo tanto la felicidad el hombre no está solo en una
de sus partes sino en su integridad, por eso es necesario que se de la resurrección
de los cuerpos muertos (los mismos cuerpos que fueron en vida) para que el hombre
se reconstruya y se cumpla el designio de Dios.
TEMA CENTRAL.
TEMAS TEOLÓGICOS.
GNOSTICISMO
El primer rasgo general que se puede distinguir de los distintos grupos gnósticos es
su intento por dar respuesta a los grandes interrogantes que se ha planteado el
hombre sobre su sí mismo: origen, destino, identidad. Aquí también se puede
señalar su intento de explicar el mal del mundo a través del dualismo, basados
probablemente en la antigua religión iránica.
La “gnosis” seria en este caso un saber para la salvación del hombre que se basa
en un Dios totalmente trascendente a la creación y que no tiene que ver nada con
ella. El mundo sería creado por un demiurgo, que apartado de Dios, se vuelve el
Dios que se menciona en el A.T. de aquí que todo lo creado sea malo por naturaleza.
El hombre por su parte, al tener un cuerpo material busca liberarse de él para volver
al Dios verdadero, y esto solo es posible por medio del conocimiento que es
reservado para algunos elegidos.
Las actuales investigaciones han permitido conocer cada vez más el gnosticismo y
con el hallazgo del siglo pasado se han podido encontrar textos de este tipo tanto
cristianos como no cristianos. Solo queda esperar para comprender si existe
influencia de los unos sobre los otros.
BIBLIOGRAFÍA
MONTSERRAT, José. Los Gnósticos I. Editorial Gredos S.A: Madrid, 1983. p 290.
ISBN: 84-249-0884-8.
RAMOS, Domingo. Patrología. EUNSA S.A: Navarra, 2005. p 525. ISBN: 84-313-
2297-7.
LITERATURA APÓCRIFA
La Iglesia primitiva al observar estos hechos y para cuidar la Tradición junto con la
fe verdadera, comenzó un proceso para dejar establecidos aquellos escritos
auténticos y que por lo tanto, podían ser venerados por todos los cristianos con firme
confianza, este fue el principio de la conformación del canon de las Sagradas
Escrituras, proceso que tardaría algún tiempo en finiquitarse.
Ahora bien, todos aquellos textos que quedaron fuera ya sea por su falsedad o por
su redacción posterior al canon, fueron conocidos como literatura apócrifa y aunque
muchos tienen grandes elementos fantasiosos, no por ellos dejan de tener valor
literario, histórico y teológico, pues algunos de ellos intentan explicar a través de
dichos escritos sus creencias. Así, ya desde el siglo II es posible distinguir dos tipos
principales de apócrifos: evangelios y hechos de los apóstoles que tratan de
complementar o suplir algunas lagunas que dejan los libros canónicos y que tienen
en sí un fin edificante; y obras de origen gnóstico que buscan un apoyo seudo-
bíblico para dar firmeza a su doctrina que se encuentra fuera de la ortodoxia eclesial.
Al igual que la división de los escritos del Nuevo Testamento, los apócrifos se suelen
dividir en cuatro clases: evangelios, hechos de los apóstoles, cartas y apocalipsis.
Dado esto no es de extrañar que algunas comunidades cristianas primitivas hayan
tenido como canónicos algunos de estos textos antes de la fijación del canon.
El interés por este tipo de literatura creció en los últimos tiempos debido al
descubrimiento de nuevos documentos entre los que resaltan los códices de Nag-
Hammadi. Además es de gran interés y valor histórico el saber que algunos de estos
apócrifos son de redacción muy temprana casi del mismo tiempo que los textos
neotestamentarios lo que les confiere un gran valor al momento de reconstruir el
origen de las primitivas comunidades cristianas.
BIBLIOGRAFÍA
A lo largo del siglo III los cristianos empezaron a crear centros docentes para instruir
a los catecúmenos en las cuestiones básicas de la fe. En el año 217, se tiene el
primer centro dirigido por Orígenes. Tuvieron una importancia especial las “escuelas
de filósofos” cristianas, donde se reunían un buen número de cristianos instruidos y
contaban para el estudio con grandes biblioteca, entre estas está la escuela de
Alejandría.
Escuela de Alejandría.
Monarquianismo.
Se dice de los que defendían la existencia de una “monarchia” en Dios, frente a las
concepciones gnósticas que postulaban la tesis de dos divinidades. En la actualidad
se utiliza este mismo término para nombrar a los adopcionistas, promovidos por
Teodoto de Bizancio, en el Silgo II, y quienes creen que Jesús fue solamente un
hombre que fue adoptado por Dios en el momento del bautismo y así fue habitado
por el Verbo.
BIBLIOGRAFÍA:
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA.
El Logos es el centro del pensamiento teológico de Clemente, pero deja claro que
el centro del pensamiento cristiano no es la idea del Logos, sino la de Dios.
En el tema eclesiológico, Clemente está convencido que hay una sola Iglesia
universal así como solo existe un Dios trinitario, a esta la llama la virgen madre que
alienta a sus hijos con leche del Verbo. Ella atrae hacia sí a sus hijos y los hijos la
buscan. Allí enseña Jesús, su esposo. Lo que distingue a la Iglesia de las sectas
heréticas es su unidad y su antigüedad. La Iglesia es una porque participa de la
naturaleza de Dios que también es uno, por lo tanto es la verdadera y la que tiene
la única fe. A los herejes que nunca serán iglesia verdadera y tampoco tienen la
verdad, porque la tergiversan utilizando las Escrituras a su manera, deben volver a
la unidad de la única Iglesia portadora de la fe plena.
Clemente reconoce por otro lado a la Eucaristía como sacrificio y al mismo tiempo
alimento de los creyentes. Al recibir a Cristo, alimento nuevo, queda guardado en
nuestras almas. La sangre Eucarística, mezcla de bebida y Logos, produce en el
hombre el afecto santificador de su cuerpo y alma, cuando es recibida con fe.
La teología del pecado, por otro lado, consiste en rehusarse ser educado por Dios,
esto ha sido heredado de Adán no por generación sino a causa del mal ejemplo.
Así, solo un acto personal puede manchar el alma. Esta manera de pensar de
Clemente, es posiblemente una reacción contra los gnósticos que sostenían que el
mal es causado por la materia que en sí es mala. En cuanto a los castigos de Dios
opina, siguiendo el pensamiento platónico, que tienen solamente un carácter
purgativo, sin embargo para el infierno no aplica esta interpretación.
Para Clemente, solamente debe haber una sola penitencia en la vida de un cristiano,
la que precede al bautismo, pero que Dios, viendo la flaqueza humana y por su
misericordia ha concedido una segunda penitencia, que no se podrá obtener más
que una vez, porque pedir perdón frecuentemente por los pecados que se comete
a menudo, es tan solo una apariencia de arrepentimiento y no un arrepentimiento
verdadero.
El matrimonio, por su parte, es defendido por Clemente contra todos los intentos
gnósticos que intentan desacreditarlo y rechazarlo. Lo recomienda por razones de
orden moral, lo considera un bienestar de la patria, un bien para la sucesión familiar
y para la perfección del mundo. El fin del matrimonio es la procreación de los hijos,
es una cooperación con el Creador, donde le hombre se convierte en imagen de
Dios en la medida que coopera en la creación del hombre. Pero este no es el único
fin, también está el amor mutuo, la ayuda y asistencia que se prestan en uno al otro,
con lazos eternos. El matrimonio está por encima de una mera unión sexual, lo más
importante es la unión espiritual y religiosa que existe entre el marido la mujer. Para
Clemente el estado del matrimonio es sagrado y ni siquiera la muerte llega a disolver
completamente esta unión, esta es la razón por la que se opone a las segundas
nupcias.
ORÍGENES DE ALEJANDRÍA.
Dios padre como principio absoluto es incomprensible, pero por medio del Logos,
que es Cristo, que es sustancialmente Dios, se le puede comprender. También se
puede conocer a Dios por medio sus creaturas, del mismo modo que se conoce el
sol por sus rayos.
Orígenes aunque admite la divinidad del Logos, dice que el Hijo es imagen del Padre
y por tanto no es más poderoso que Él. ). El Hijo y el Espíritu Santo son
intermediarios entre el Padre y las criaturas. Esto hace comprender por qué
Orígenes fue acusado de subordinacionismo, colocando un orden jerárquico dentro
de la trinidad.
En la cristología que desarrolla relaciona su doctrina del Logos con la del Jesús
encarnado en los Evangelios. Introduce el concepto del alma de Jesús y ve en esta
alma preexistente el lazo de unión entre el Logos infinito y el cuerpo infinito de Cristo.
Orígenes es el primero en usar la expresión Dios-Hombre. El Alma de Cristo era en
efecto racional y humana pero nunca pecó porque por su unión con el Logos la
naturaleza que le permite elegir entre bien y mal quedó truncada por la fuerza de
una larga costumbre. Es mérito de Orígenes haber enriquesido la crsitologia girega
con las palabras “physis”, “hypostasis”, “ousia”, “homousios”, “theanthropos”.
El perdón de los pecados solo puede ser dado una vez y este es otorgado en el
bautismo. Este da la fuerza y la gracia para dominar las pasiones pecaminosas, sin
embargo, existen medios para obtener el perdón de los pecados cometidos después
del bautismo: el martirio, la limosna, el perdón de las ofensas, la conversión de un
pecador, la caridad y la confesión ante un sacerdote. Para Orígenes los pecados
capitales no pueden ser perdonados con la sola oración y sin que el pecador haya
sufrido antes la pena de excomunión y de larga duración.
Orígenes llama al pan eucarístico un cuerpo sagrado y también cuerpo del Señor, y
está convencido del carácter sacrificial y expiatorio de la Eucaristía. En algunos
escritos le otorga un carácter alegórico diciendo que el pan es el Verbo de Dios que
sacia los corazones de quienes lo consumen. El pan y el vino en tal caso son la
Palabra que alimenta los corazones, y no tanto la comida visible. Él otorga tanto el
significado literal como simbólico a la Eucaristía diciendo que la primera es la
manera de concebir de las almas simples, mientras que la segunda es más digna
de Dios y es la que profesan los doctos.
ARRIO.
Arrio (256 – 336) fue originario de Libia aunque su formación teológica tiene raíces
Antiquenas. Vivió en Alejandría y allí fue ordenado presbítero. Siendo nombrado
pastor de la Iglesia de Baucalis mostró su gran celo por las almas.
Su planteamiento teológico acerca del Logos parte desde unas bases platónicas.
Para Platón solo existe una causa primera del ser, que es la única que tiene
sustancia y no tiene principio. Este pensamiento Arrio lo aplicó a la figura de Dios
Padre, por esto solo tiene el atributo de divinidad el Padre y no el Hijo. Pensaba que
Dios era increado y también ingenito, por eso había que entender al Hijo
engendrado como una criatura, y por tanto, pensar que hubo un tiempo el que el
Hijo de Dios no existía.
Arrio consideró al Logos como un demiurgo, un ser intermedio entre Dios y toda la
creación, así sostuvo que él fue creado antes de todo los tiempos y todo lo demás
fue creado por medio de Él. El Logos es Dios no por su naturaleza sino por la gracia.
Este pensamiento trajo muchas controversias, tanto así que en el concilio de
Alejandría en el año 323 fue condenado de hereje y fue excomulgado.
BIBLIOGRAFÍA.
PRÓLOGO:
Así, para evitar tal cosa despreciable, como es vivir en el engaño, se debe mantener
inalterada la regla de la fe en el cumplimiento de los mandamientos de Dios, porque
la verdad solo es concedida a quienes tienen fe. Ahora bien, como la fe es el sostén
de nuestra salvación, esta nos invita a rememorar el perdón, sello de la vida eterna,
que se ha recibido en el bautismo, en el nombre de las tres personas de la Trinidad.
CATEQUESIS APOSTÓLICA:
Todas las cosas creadas tienen un principio más grande, y este es Dios. No existe
nadie antes de Él pues es origen, y sin embargo, no creó nada solo sino que lo hizo
por medio del Verbo y con el Espíritu todo lo dispuso. El Verbo es el Hijo y el Espíritu
es Sabiduría de Dios. Así, el fundamento de la fe y la base de todo conducta es
creer en Dios padre, creador del universo; en el Verbo de Dios, su hijo, Jesucristo
nuestro señor, que se apareció a los profetas; y en el Espíritu Santo por quien se
han hecho las profecías y las instrucciones que conciernen a Dios.
Por lo anterior, el bautismo tiene lugar, como el renacimiento que concede Dios
Padre por medio de su hijo en el Espíritu Santo. Ese padre creador de todo y
omnipotente es justo y mira a los fieles como gentiles. Así, este mundo se encuentra
rodeado de siete cielos, que son la presencia del espíritu de Dios, que el profeta
Isaías los enumera en siete formas, y que se posaron en el Hijo cuando se encarnó:
Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor e Dios.
De toda la creación el hombre fue plasmado a imagen de Dios y para que pudiera
vivir fue infundido sobre él el halito. Y creado libre y señor de sí fue destinado a ser
rey de todos los seres del cosmos, su regidor y cabeza. Pero como era inmaduro
aun como un niño fue puesto en un sitio preparado para que se alimentará y
desarrollara con gozo, este fue el paraíso. El Verbo frecuentaba al hombre y
paseaba con él. Pero el hombre como era como niño y no tenía pleno uso de razón
era fácil de engañarle y esto lo supo el seductor. Eva la mujer fue creada como
complemento del varón para que fuese su ayuda. Los dos estaban desnudos y no
sentían vergüenza porque su mentalidad era inocente y en ellos no existía la maldad
ni el engaño.
Como todos tenían una sola lengua y se entendían se colocaron de acuerdo para
construir una torre que buscaban que llegue hasta el cielo, pretendiendo dejar un
memorial las futuras generaciones. Pero para que esta obra no llegara su culmen,
Dios dividió las lenguas de ellos para que no se entendiesen y de este modo se
dispersaron y ocuparon toda la tierra.
Diez generaciones después del diluvio aparece Abrahán, un hombre que buscaba
a Dios como un corazón ardiente y se preguntaba donde estaba. Dios tuvo piedad
y se manifestó por medio del Verbo en forma de un rayo de sol. Le pidió salir de sus
tierras e hizo una alianza de tierra y descendencia. Fruto de ello será Isaac y su hijo
Jacob. En el tiempo del destierro en Egipto, Dios se valió de Moisés y de Aarón para
salvar a sus hijos de Israel. Envió diez plagas y para verse libre el pueblo escogido
de la última plaga sacrificó un cordero inmolado y utilizaron su sangre como garantía
de inmunidad, esto es prefiguración del misterio de la Pasión de Cristo.
A Jerusalén fueron enviados por medio del Espíritu Santo, los profetas que
aconsejaban al pueblo para que se convirtiesen a Dios y como mensajeros de la
revelación de Jesucristo, quien unió al hombre con Dios y a Dios con el hombre. El
verbo se hizo carne para destruir el pecado que por obra de esta había adquirido
poder y el dominio sobre nosotros.
El Verbo proviene de la voluntad de Dios y nació de una virgen, al igual que Adán
que provino de la voluntad de Dios y de la tierra aun virgen. Y como por Eva el
hombre cayó herido, por una virgen que obedeció la palabra de Dios el hombre fue
reavivado. La cruz, el madero que destruyó la desobediencia cometida en el primer
árbol fue asumida voluntariamente por el Hijo para que así todas las cosas volvieran
al cause inicial de su creación.
Existen algunos que niegan la encarnación y la muerte del Verbo y si eso fuese
cierto la redención de Dios no hubiese sido posible. No creer en la resurrección del
Hijo es no creer en Dios, pero el Verbo no obstante, tiene el primado de todas las
cosas y es consejero de Dios, pues en el momento de la creación fue por medio de
él como todo comenzó a existir y después de esto se comunicó continuamente con
el hombre hasta que se encarnó en el seno de una virgen.
Los apóstoles comunicaron al igual que los profetas, la salvación de Dios y por
medio de palabras de verdad y bañándolos con el agua del bautismo exhortaron a
los gentiles a guardar su cuerpo sin mancha a fin de poder ser resucitados y su alma
se vea libre de corrupción.
LA DEMOSTRACIÓN PROFÉTICA.
David y los profetas hablan del Verbo continuamente en sus escritos. En estos se
ve como el Hijo también es Dios junto con el Padre y al tiempo es sacerdote eterno
y rey universal. Por su obediencia el mismo se auto denomina siervo del Padre. Así
mismo es el Cristo y el Salvador, el Emmanuel, el Dios destinado a esta rentre los
hombres, el que establece su dominio y una paz sin límites.
Y no solamente fue predicha su misión, sino también el lugar donde habría de nacer
y darse a conocer. Saldría de la tribu de Judá, nacerá en Belén y purificará a todos
con su sangre. Será anunciado su nacimiento por una estrella y será descendiente
de Abrahán y de David. Cristo era el vástago del tronco de Jesé. Será un juez justo
y lleno de misericordia, el que trae consigo la concordia y la paz, y llevará consigo
a cuantos creen en Él. Y como reinó desde la eternidad después de su muerte y
resurrección volverá al Reino. Dirá Isaías que entrará triunfaste a Jerusalén sentado
sobre un burro y que la gente le hará alfombra con sus mantos para que pase por
encima.
Los profetas anunciaban que el Hijo de Dios había de nacer, cómo y dónde había
de hacerlo y quién es Cristo, el único rey eterno. Predijeron que una vez hecho
hombre, había de curar a los que curó, de resucitar a los muertos que ha resucitado,
que había de ser odiado, despreciado, torturado, matado y crucificado, tal como fue
odiado, despreciado y matado.
Los profetas dicen que cristo seria despreciado, torturado y finalmente matado. Que
voluntariamente por nuestras culpas aceptaría la muerte en cruz y gracias a esta, la
salvación llegaría hacia nosotros. Hecho hombre humilló su cuerpo para revelar la
gloria del Espíritu. Y de este modo, el justo murió, descendió a los infiernos
acordándose de los suyos, y con este acto el sueño se convirtió en vida. Finalmente
ascendería a los cielos y entraría triunfante como el rey de la gloria.
Los apóstoles, como los mensajeros del hijo de Dios se encargarán de anunciar la
Buena Nueva, del Hijo de Dios que vino a los hombres, que sufrió, murió y resucitó
para la salvación de todos. Infundidos con el Espíritu serán parte de la alianza y la
ley quedara grabada, ya no en piedra, sino en los corazones. Estos son los
miembros de la Iglesia, todos aquellos que se saben salvos y ya no viven con la ley
de la sinagoga del pasado, sino que construyen el pueblo de Cristo del futuro.
CONCLUSIÓN
El Hijo es el autor de la verdad e imagen del salvador, que es Dios al igual que el
Padre y el Espíritu, que vino al mundo para romper con los lazos de la muerte e
implantar así una economía salvífica. Esta es la verdad de nuestra fe.
Es una comunidad bien constituida que tiene conocimiento de los libros del AT, por
lo que posiblemente tenga gran presencia de judíos conversos, sin embargo, el texto
menciona la universalidad de la salvación dando a entender que también hay
presencia de antiguos gentiles. La mención de la separación de la Iglesia con la
sinagoga deja claro es esta es una comunidad que se ha separado del culto judío y
posiblemente tenga ritos “bien” estructurados.
Al ser una exposición de la verdad de la fe se puede decir que ya se encontraban
vigentes algunos pensamientos divergentes que no iban del todo con lo que los
cristianos querían enseñar, y por tanto, se ve la necesidad de aclarar los temas de
la fe. Entre estos se puede destacar la trinidad de Dios, el acto salvífico de Jesucristo
y la acción del Espíritu Santo.
Los Gnosticos tenían dentro de sus finalidades dar respuesta a los grandes
interrogantes de los hombres y dentro de la Epideixis se puede notar este deseo de
encontrar la verdad sobre el hombre y lo que lo trasciende. En cuanto a la
abstinencia del cuerpo y del alma también se puede encontrar cierta similitud,
puesto que para los gnósticos la única manera de conseguir la verdad es
mortificando el cuerpo y disciplinándolo.
Tiene dos usos principales. El primero es justificar todas las verdades expuestas
desde los escritores sagrados; y la segunda, es mostrar el sentido cristológico de la
historia de la salvación, pues todo lo dicho desde la creación hasta los profetas es
un anticipo de la encarnación del Verbo, hijo de Dios y su acción redentora.
BIBLIOGRAFÍA.
ATANASIO DE ALEJANDRÍA.
Nace en Alejandría en el año 295, hijo de padres paganos. Como diacono fue
secretario del obispo de Alejandría en el concilio de Nicea (325). Fue muy combativo
contra las tesis de Arrio. En el año 328, tras la muerte de Alejandro, fue consagrado
obispo de Alejandría. Ya en este cargo se mostró contrario a los intentos de
Constantino para reconciliar a Arrio con la Iglesia, manifestando que era imposible
volver a incorporar a alguien que persistía en su posición herética.
Lo anterior dio pie a una serie de calumnias que terminaron siendo acusaciones
formales en el sínodo de Tiro en el año 335, donde se decidió deponerle del
episcopado. Constantino apoyó esta decisión y deportó a Atanasio a Tréveris de las
Galias. Al morir Constantino, obtuvo de Constantino II el permiso para reintegrarse
a su sede. Sin embargo, sus adversarios de oriente liderados por Eusebio de
Nicomedia colocaron un obispo intruso en la ciudad en el año 339. En los años 340
y 341, tras sínodos en Roma y Antioquía, las Iglesia de Occidente y Oriente se
separan condenando por un lado a Marcelo de Ancyra, y por otro a Atanasio.
Antes del año 337 escribe dos obras de carácter apologético: “contra gentes” y “De
incarnatione Verbi”. La primera arremetiendo contra los paganos y la segunda en
defensa de la encarnación del Verbo divino. También escribe “Orationes contra
Arianos”, donde prescinde de las especulaciones filosóficas que tantos problemas
han traído condicionando las tesis arrianas. En esta afirma la divinidad el Verbo y
también la unidad sustancial de este con el Padre. Enseña sobre la eternidad del
Hijo.
De sus textos exegéticos solo se conservan fragmentos que se han recogido en las
“catenea” y la mayoría corresponde a explicaciones de los salmos. De esto se puede
apreciar que la preferencia de la exegesis de Atanasio era de carácter alegórico y
tipológico. Entre las obras ascéticas se encuentra la “Vita Antonii” compuesta en el
357, por pedido de los monjes de Egipto que querían conocer la ascética de
Atanasio, fundador del eremitismo. Con este libro inaugura la modalidad literaria:
hagiografía monástica.
Su exposición del dogma trinitario ha sido muy aclarador. En la polémica contra los
arrianos que entendían a Dios como un ser esencialmente trascendente e
incomunicable, que necesitaba de un ser intermediario para la creación del mundo,
el “Logos”. Atanasio defiende la existencia de “logos” junto al Padre independiente
de la creación del universo. Esto no implica que Dios no haya creado el mundo a
través del Logos, pero esta acción no es explicación de subordinación. Por otra
parte, Cristo es verdadero Hijo de Dios, generado del Padre por naturaleza y
participación.
Los arrianos pensaban que toda generación comportaba una división o alteración
de quien lo generaba, pero Atanasio dice que la generación del Hijo es eterna, pues
en Dios no existe un antes ni un después, por lo tanto, no se puede equiparar la
generación con la de tipo humano. Frente a la objeción arriana que dice que todo lo
que se genera se da por voluntad o necesidad y si se impone esto a Dios significa
colocar algunos limites, el obispo de Alejandría responde que la generación el Hijo
está por encima de estas dos pues se realiza por naturaleza.
En cuanto al Espíritu dice, en “Epistulae ad Serapionem”, que procede del Padre
por el Hijo, y también dirá que el Espíritu es dado por Cristo a la Iglesia. La divinidad
del Espíritu será argumentada desdela divinización del hombre.
CONCILIO DE NICEA.
Nicea es el primer concilio ecuménico realzado el 20 de mayo del año 325 d.C, fue
la primera vez que la Iglesia se pronunció universalmente ante un problema que
afectaba a todos, el arrianismo. Fue inaugurado por Constantino quien intervino en
el debate y pidió que se incluyera al “homousius, que significa consustancial, en la
profesión de fe. En este concilio quedan fijadas la divinidad de Cristo y si filiación
eterna con Dios, se precisa un credo bautismal local como regla de fe contra el
arrianismo, de aquí la frase: “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios
verdadero, Engendrado no creado, de la misma sustancia del Padre, por quien todo
fue hecho. Con esto se excluyó a la Iglesia de toda equivocación en su credo y
anuncio.
Del niceno no se tiene ningún acta pero por fuentes indirectas se sabe cuáles fueron
sus decisiones conciliares. El símbolo o “regula fidei” tendría gran importancia en la
profesión ortodoxa de fe de todo el imperio. Antes de Nicea los “símbolos” que se
profesaban en las liturgias era de carácter particular, pero después de este se creó
uno de carácter más general y obligatorio.
Analizando el credo del niceno se puede observar que una parte está compuesto
del antiguo “Symbolo” que se utilizaba en la liturgia bautismal de Cesarea y otra que
son alcalraciones sobre todo de la divinidad del Hijo (Logos), donde se utiliza el
término “ousios” para hablar de la consustancialidad con el Padre.
Los veinte cánones finales se centran en el clero, sobre todo en su disciplina. Se les
prohíbe que convivan con mujeres que no sean de su familia o ben que estén libres
de sospecha, para la consagración de un obispo se exige que por lo menos
intervengan tres obispos más, y se les prohíbe a los diáconos dar la comunión a los
clérigos.
BIBLIOGRAFÍA
Con la subida del emperador Teodosio en el año 379 la totalidad del imperio tuvo
que acogerse a la profesión de fe dada en el concilio de Nicea. Para el 27 de febrero
del 380 todos habían acogido el niceno y el patriarca arriano de Constantinopla,
Demófilo, fue sustituido por Gregorio de Nacianzo. La lucha por la acogida de la
“fides” Naciancena duró algo más de medio siglo, pero al final salió victoriosa. Pero
a pesar que el emperador había fijado las normas validas de fe para la Iglesia
universal, solo podía ser totalmente auténtica si era fijada por un concilio
“ecuménico”, lo más general posible.
Tres pasajes del nuevo Símbolo amplían claramente la fe en Cristo, uno con
respecto al papel del Espíritu y de María en la encarnación, otro con respecto al
realidad e historicidad de su pasión y muerte, y otro con respecto s su función
escatológica como señor y juez. La parte pneumatológica fue reformulada,
equiparando al Espíritu Santo, con el padre y el Hijo. También se agregaron como
nuevos los artículos eclesiológicos y escatológicos.
El concilio no dejó ningún Símbolo, pero sí dejó una declaración o “Tomus” y cuatro
cánones, en los que se condenaron las posturas heréticas que eran actuales. El
“Tomus” se perdió, pero se sabe que el concilio reafirmó la validez integra de la
“fides Nicaena”, la unidad entre Padre, Hijo y Espíritu, en cuanto la “oúsia”, se
rechazó la postura sabeliana de solo una hipóstasis. Se condenaron a los
eunomianos, arrianos o eudoxianos, neumatómacos, sabelianos, a los seguidores
de Marcelo y de Fotino y a los de Apolinar.
BIBLIOGRAFÍA:
APOLINAR DE LAODICEA
En las continuas disputas del arrianismo, el partido niceno nombró a Apolinar como
obispo de Laodicea, mientras que Acacio de Cesarea, líder principal homiano, hacia
lo mismo con Pelagio en el 360. Las raíces de su cristología se remontan al sino de
Alejandría del 362.
NESTORIO
Tuvo gran celo por mantener la fe pura y por este motivo chocó con el término
“Madre de Dios” (Teotókos) que para su época era popular y ya se venía utilizando
por numerosos e importantes Padres de la Iglesia. La oposición a este título fue por
motivos cristológicos. En la cristología antioquena existía una distinción entre las
naturalezas humana y divina de Cristo, y de igual manera de los atributos que le
corresponden a cada una de ellas. Así el que nace no es Dios sino el hombre
llamado Jesús, de aquí que a María se la debe llamar la madre de Jesús.
Nestorio, sin embargo, no desconocía la unidad intima que existe entre las dos
naturalezas de Cristo, por lo que, no quiso llamar a María la “Madre de Hombre”
(antropotokos), sino que propuso una vía media y le dio el título de “Receptora de
Dios” (Teodokos) o “Madre de Cristo” (Cristotokos). Con esto pretendió hacer una
distinción clara de los atributos de ambas naturalezas y así indicar que el hombre
Jesús nacido de María, estaba íntimamente unido con Dios.
Nació en Alejandría entre los años 370 y 380. Fue sobrino del patriarca Teófilo; fue
clérigo y monje por algún tiempo. Fue acompañante de su tío en el sínodo de la
Encina en el 403, donde se destituyo a Juan Crisóstomo y este le sucedió en la sede
de Alejandría en el 412. Tuvo una actitud radical frente a los paganos, judíos y
heréticos, desencadenando persecuciones contra los novacianos y que en el 415
llevó al asesinato de la filósofa Hipatia.
Cirilo tras este hecho celebró un sínodo en Alejandría y noviembre del 430 y fruto
fe este resultó una carta con doce anatemas donde se presentaba de una forma tan
radical la cristología alejandrina que resultaba inaceptable para un antioqueno. En
la carta se exigía no solo la aceptación del titilo de “teotokos” para María, sino
tambien la definición de la unidad de ambas naturalezas de Cristo. Este conflicto no
se solucionó en ese estadio y Nestorio pidió al emperador Teodosio II que
convocara a un concilio que resolviera la cuestión en disputa. El 19 de noviembre
del 430 el emperador invitó a los obispos de las diócesis del imperio oriental, al Papa
Celestino y a Agustin de Hipona para que se reunieran en Éfeso del día de
pentecostés del año 431.
CONCILIO DE ÉFESO
La apertura del concilio demoró más de la fecha indicada del día 7 de Junio del
años 431, pues para entonces todavía no habían llegado, Juan, el patriarca de
Antioquía, ni los delegados del Papa, ni la mayoría de los obispos sirios y palestinos.
Para la fecha Agustín ya había fallecido sin que la corte imperial se enterara.
Las actas del concilio de Éfeso (431) son las primeras que se conservan, mientras
que los documentos de todos los sínodos precedentes fueron transmitidos en
lugares dispersos. Las actas que se tienen de Éfeso son colecciones posteriores de
textos realizadas por diversos compiladores y con distintas intensiones.
BIBLIOGRAFÍA:
Los tres grandes capadocios son Basilio el Grande, su hermano menor Gregorio de
Nisa y Gregorio de Nacianzo, quienes recibieron su título honorifico por su gran
importancia teológica y para la Iglesia. Los tres pertenecen a una clase dirigente
eclesiástica que emergió con gran fuerza en el siglo IV, después del llamado “giro
constantiniano”. Esta nueva clase se nutrió de familias que no solo profesaban la fe
cristiana, sino que participaban de manera activa en la configuración de la vida
eclesiástica. Todos pertenecían a las clases altas y acomodadas, con una fuerte
influencia social y que disfrutaban de una formación académica que iba acorde con
su nivel económico y social. Por esta razón los tres grandes capadocios estaban
predestinados desde sus raíces a ser grandes oradores, abogados u hombres de
Estado.
BASILIO EL GRANDE.
Fue el hijo mayor de diez hermanos, nació en Cesarea de Capadocia en el año 329.
Sus primeras enseñanzas las recibió de sus padre y de su abuela Macrina que fue
discípula de Gregorio Taumaturgo, entre los dos sembraron en Basilio los
fundamentos de la teología alejandrina, la de Orígenes. Aunque aprendió los
rudimentos de la fe no recibió los sacramentos de iniciación cristiana sino hasta la
edad adulta. En la escuela retórica de Cesarea conoció a Gregorio de Nacianzo.
Por su posición social y económica estuvo con los maestros y docentes más
famosos de su tiempo. En el 356 estando en Atenas enseña retorica en Cesarea
durante algún tiempo, pero abandonó esta actividad para dedicarse por completo a
una radical vida de ascética cristiana. Por este tiempo recibió el bautismo, fue lector,
vendió todo lo que tenía y todos los fondos que recaudó los utilizó para ayudar a los
pobres. La preocupación por los más pequeños, sobre todo en sus relaciones con
los estamentos públicos, será durante toda su vida uno de sus principales objetivos
y campos de actividad.
En sus obras se puede ver claramente su posición teológica y como clarifico temas
oscuros para la época. Entre los años 360-361 Eunomio de Cícico defendía su
teología “anomea” sobre la trinidad. Ante esto Basilio que sabía de tal obra llamada
“Apologie” vio la necesidad de dar una respuesta muy cuidadosa, así en los años
363-364 escribió los tres libros “contra Eunomio”, cada uno de estos habla sobre
una persona de la trinidad. En el libro primero rechaza la tesis básica de que el
“àgénnetos”, atributo del Padre, se refiere a su substancia y, por lo tanto, el Hijo
tiene que ser distinto a la sustancia del Padre. Sin embargo, Basilio dice que la
coeternidad de Padre e Hijo indican las contradicciones de la doctrina de Eunimio
donde él mismo afirma que el Hijo es creatura engendrada antes del tiempo. En el
libro segundo continua diciendo que la Generación no significa que hubo un tiempo
en que le Hijo no existía, ni que esto tampoco implique que Dios mute. Por tanto,
tampoco se puede concebir al Espíritu Santo como criatura del Hijo. En el libro
tercero discierne las diferencias de las tres personas divinas en el plano de la
secuencia y de la gloria, pero no de la substancia. Del Espíritu Santo dirá que sus
nombres “Espíritu Santo” y “paráclito” hacen patente su naturaleza divina.
A finales del 374, 10 años después de los tres libros, escribe una obra específica
sobre el Espíritu Santo que va dirigida a Anfiloquio. El libro no se desarrolla de
manera sistemática, sino más bien espiritual. En el texto se dice que el Espíritu
comparte igual gloria que el Padre y el Hijo, por lo que es consustancial a ellos.
Basándose en el testimonio de la Sagrada Escritura, de la formula bautismal y de la
participación del Espíritu Santo en la creación, fundamenta la doctrina de las tres
hipostasis en un mismo plano, y por consiguiente, la unidad de naturaleza con el
Padre y el Hijo justifica dispensar al Espíritu los mismos títulos y honores
GREGORIO DE NISA.
Nació entre los años 335 y 340 y a diferencia de su hermano no asistió a ninguna
de las escuelas famosas de Cesarea, Constantinopla o Atenas, sin embargo, por
sus obras se puede saber que tenía profundos conocimientos de retórica, filosofía
y del saber común de su tiempo. En sus escritos se puede observar el preciso
conocimiento que tiene de su entorno y de los comportamientos humanos, también
se delata en los el profundo conocimiento que tenia de las ciencias naturales, sobre
todo de la medicina.
En el año 372 fue dividida la provincia de Capadocia que era presidida por su
hermano Basilio, por este motivo el obispo nombró a Gregorio y otros amigos como
obispos para evitar el debilitamiento que sufría la provincia prima. Gregorio ocupará
la sede episcopal de Nisa, una localidad poco importante, situada en el camino de
Ccesarea de Ancira. Los siete primeros años de su episcopado tuvieron siempre
algún tipo de dificultades. Su hermano Basilio lo consideraba ingenuo e inexperto
en asuntos políticos y eclesiásticos, y eso se ve reflejado en que en el año 376 la
oposición homoiana logró deponerlo y desterrarlo acusándolo de malversación de
bienes eclesiásticos y de irregularidades en su elección como obispo. Solo tras la
muerte del emperador Valente pudo regresar en el año 378.
A partir del 379 se vuelve un influyente político eclesiástico y también como gran
teólogo de problemas dogmáticos, destacó de igual forma como orador, predicador,
exegeta. Fue uno de los participantes más destacado del sínodo de Antioquía del
370 y de los que se celebraron en Constantinopla en los años 381, 382, 383 y 394.
Sus obras son numerosas y variadas tanto en filosofía como en teología y se pueden
dividir en siete categorías: tratados sobre problemas trinitarios y cristológicos,
tratados exegéticos y homilías, escritos ascéticos y espirituales, obras
hagiográficas, homilías y discursos para fiestas importantes, un compendio de las
enseñanzas de la fe cristiana, y cartas.
Nació en Nacianzo donde su padre Gregorio el Mayor fue obispo durante 45 años.
Gregorio gozó de una gran formación académica como la de Basilio, primero en
Cesarea de Capadocia, luego en Cesarea de Palestina, después en Alejandría y
por último en la Academia de Atenas. En el 356 regresó a su patria para enseñar
retórica, pero luego influido por su amigo Basilio se entregó a la vida ascética y
convivió con él en la comunidad de Annisi, donde recopilaron juntos la “Philocalia”,
extrayendo los textos de las obras de Orígenes. De su padre recibió el bautismo y
este mismo lo ordenó sacerdote en el 361para que le ayudara en el trabajo de la
diócesis. Aquí descubriría sus grandes habilidades para la retórica y el estudio, tanto
así que no tuvo rival entre los Padres de la Iglesia griegos del siglo IV.
Cuando Valente dividió en dos la provincia de civil de Capadocia, Basilio que quería
aumentar el número de sedes episcopales para fortalecer el partido niceno, nombró
a Gregorio obispo de la ciudad de Sásima, sin embargo, se rehusó a tomar posesión
del obispado. Tras la muerte del emperador Valente en el 378, le llegó el
llamamiento para dirigir la comunidad nicena de Constantinopla, pero como en esta
la gran mayoría de los cristianos eran de confesión arriana dirigidos por el obispo
Demófilo, Gregorio residió en una casa privada, futura iglesia de la resurrección,
desde aquel lugar pronunció en el 380 los “cinco discursos sobre la divinidad del
Logos”, en los que expuso la postura nicena sobre la Trinidad y gracias a los cuales
ganó el título honorifico de “El Teólogo”. En tal mismo año el emperador Teodosio
obligó a demófilo a abandonar la ciudad e introdujo a Gregorio como obispo de la
metrópoli. Durante el concilio de Constantinopla fue blanco de muchas ataques lo
que lo llevó a dejar el cargo de obispo de la metrópoli, después regresaría a su tierra
y terminaría su vida como obispo de esta en el año 390.
BIBLIOGRAFÍA:
Otras homilías sobre temáticas diversas son las “ocho Orationes adversus Iudaeos”
y las veintidós predicaciones “Ad populum Antiochenum de statius”. Las primeras
homilías están enmarcadas dentro de las controversias judeo-cristianas, en la que
previene a los cristianos de no frecuentar las fiestas de los judíos, porque estos
habían desconocido al Mesías.
De su epistolario se conservan unas 240 cartas, la mayoría de ellas pertenecientes
a la segunda parte de su exilio. Estas están dirigidas a sus amigos que se han
mantenido fieles a la hora del destierro.
No fue un teólogo que destacará por su originalidad de aportes, pero si fue muy
destacado por su brillante exposición. En la cuestión trinitaria permaneció fiel a la
doctrina Nicena, utilizó la expresión “homoousios” para significar la relación del Hijo
con el padre. Su cristología por su parte es muy equilibrada defendiendo la divinidad
perfecta de Cristo, contra los arrianos, al igual que su humanidad perfecta.
BIBLIOGRAFÍA:
TEODORO DE MOPSUESTIA
Nació en Antioquia alrededor del año 350, estudió retórica y literatura con el célebre
Libanio, en esa escuela conoció a Juan Crisóstomo con quien tuvo una buena
amistad. Alrededor de los veinte años entró al monasterio que era dirigido por
Diodoro de Tarso. A los tres meses abandono esa vida monástica para ser abogado
y contraer matrimonio, pero las exhortaciones de Crisóstomo hicieron que cambiara
de parecer y volviera a la vida monástica. Se ordenó sacerdote alrededor del 383 y
en el 392 fue consagrado obispo de Mopsuestia, en Cilicia. Tomó parte en las
controversias teológicas contra los pneumatómakos, defendiendo la divinidad del
Espíritu Santo. Murió en el 428 poco antes de la controversia nestoriana.
Tras su muerte su ortodoxia fue puesta en duda después del concilio de Éfeso del
431, donde se lo acusaba de nestorianismo, sin embargo, estas acusaciones
estaban basadas en extractos de obras de Teodoro tomadas de florilegio hostil y
falsificado. En sus “Homiliae catecheticae” muestra una concepción cristológica en
la que las dos naturalezas de Cristo se distinguen perfectamente, pero sin que
constituyan dos personas diferentes, como los decían los nestorianos, sino un solo
“prosopón”. Es conveniente aclarar que en su teología se encuentran exageraciones
y omisiones, faltándole una concepción correcta de la inmutabilidad de Cristo y de
la comunicación de idiomas. En positivo, supera la concepción de Apolinar de
Laodicea, de “Logos – Sarx”, sustituyéndola por la de “Logos – Anthropos”.
Tiene interés por la antropología. Frente a los alejandrinos que centraban la imagen
de Dios exclusivamente en el alma, los teólogos antioquenos, entre ellos, Juan
Crisóstomo, Diodoro y Teodoreto de Ciro, consideran que la imagen de Dios
consiste en el dominio del hombre sobre el resto de la creación. Teodoro de
mopsuestia, tiene la misma percepción pero la matiza al considerar al hombre como
un representante de Dios en el mundo. El hombre como imagen y lugar de Dios es
el punto hacia el cual convergen todas las criaturas: él es el centro del cosmos.
BIBLIOGRAFÍA:
TEODORETO DE CIRO
Su producción literaria sufrió mucho los efectos negativos de la condena de los “tres
capítulos” y como consecuencia de esto se perdieron algunas de sus obras, pero
aun así se conservan gran parte de sus escritos. Entre sus obras exegéticas se
encuentran los comentarios al cantar de los cantares, Daniel, Ezequiel, los profetas
menores, Salmos Isaías, Jeremías, y las epístolas de san Pablo. Se le considera el
mejor biblista de la escuela antioquena porque su estudio parte de un análisis
detallado de las Escrituras en sus distintas versiones, aclarando con esto las
cuestiones literarias de autenticidad, autoría, datación, etc. A parte del terreno
histórico, también incursionó en la alegoría. En sus obras de carácter apologético
se encuentran la “Graecarum affectionum curatio” (curación de las enfermedades
helénicas) que es una de las mejores apologías cristianas frente al paganismo.
Escribió tres obras históricas. La historia religiosa entre ell 444 – 449, la
continuación de la “historia acclesiastica” de Eusebio de Cesarea entre el 449 – 450,
y el “Heraeticarum fabularum compendium” en el 453. De su numeroso epistolario
solo se conservan alrededor de 250 cartas.
BIBLIOGRAFÍA:
BIBLIOGRAFÍA:
MÁXIMO EL CONFESOR
BIBLIOGRAFÍA:
JUAN DE DAMASCO
Nace alrededor del año 650en Damasco, su familia árabe-cristiana era oriunda de
Mansur. Los musulmanes habían conquistado Damasco en el 635, pero los
primeros califas llevaron una política tolerante con los cristianos. Juan recibió una
excelente formación clásica a través de un muy buen profesor de griego. Ocupó
grandes cargos en la corte califal, como anteriormente habían hecho su abuelo y su
padre. Le solían decir como apodo el de Mansur, que significa victorioso. Uno de
sus cargos fue ser exactor general de cuentas de Damasco, por lo que tenía que
cobrar los impuestos a los cristianos de Siria y velar por el respeto de sus derechos.
Cuando los califas Abd-el-Malek y posteriormente Al-Walid subieron al poder, las
cosas cambiaron para los cristianos empezando a ser perseguidos tanto en Siria
como Palestina. Con este panorama Juan opto por retirarse al monasterio de San
Sabas de Jerusalén, donde vivió el resto de su vida. El patriarca Juan IV de
Jerusalén lo ordenó presbítero y le pidió que interviniese con sus escritos en la
defensa de la ortodoxia frente a la iconoclastia. También por orden del patriarca se
le encomendó predicar en las principales solemnidades que se celebraban en los
principales templos de Jerusalén. Su doctrina y elocuencia fueron muy valoradas
por sus oyentes. Finalmente murió después de una larga vida en el 749. El papa
León XIII lev le declaró doctor de la Iglesia universal en 1890.
Por otra parte, cuenta con una mariología muy rica basada en la maternidad divina
de María, así expone la doctrina de la “Theotókos de manera muy precisa. En su
homiletica tienen especial relevancia las predicaciones dedicadas a considerar los
misterios de la vida de la Virgen, que se celebran en el calendario litúrgico de
Jerusalén, especialmente las referidas a su natividad, en algunas se comienzan a
dar algunos conceptos característicos de la doctrina de la inmaculada concepción,
que siglos después se desarrollará.
BIBLIOGRAFÍA:
BIBLIOGRAFÍA:
IBAS DE EDESA
Fue obispo de Edesa en el año 439 siendo sucesor de Rábulas, uno de los
seguidores más fervientes de Cirilo de Alejandría. A diferencia de su antecesor, su
inclinación doctrinal fue hacia Teodoro de Mopsuestia y debido a esto su episcopado
sufrió de mucha perturbación. Dioscoro a través de protestas logró que Ibas fuera
depuesto en la celebración del concilio de Éfeso en el 449, sin embargo, fue
reinstalado en su sede por el concilio de Calcedonia en el 451.
Ibas tiene un lugar muy importante en la historia del dogma, pero de toda su
producción textual solo ha llegado hasta nosotros su carta “a Maris” que fue motivo
de grandes discusiones. Los monofisitas lo acusaron de nestorianismo y no se
puede negar que tenía simpatía con la escuela teológica de Antioquia, donde
estaban Diodoro de tarso, Teodoro de Mopsuestia y Teodoreto de Ciro.
Durante muchos años enseñó en la “Escuela Persa” de Edesa donde tuvo como
discípulos a muchos futuros obispos de la Iglesia persa. Él, inspirado por la teología
de Teodoro de Mopsuestia tradujo las obras de este e hiso que sus discípulos
también lo hicieran, de manera que los nestorianos de Siria llamaron al obispo
Teodoro, por grandiosidad, el intérprete. Ibas protestó afirmando que el obispo de
Mopsuestia nunca aprobó al patriarca Nestorio cuando este negó a María el título
de la “Teotókos” (madre de Dios), lo único que hiso fue criticar los métodos usados
por Cirilo para procurar la condenación de Nestorio, todo esto lo declaró en su carta
“a Maris”.
En los famosos “Tres Capítulos”, cien años más tarde, la carta de Ibas fue
condenada y esto quedo consignado en las actas del segundo concilio de
Constantinopla en el 553, por incitación de Justiniano I. algunos de los teólogos que
participaron en el concilio, entre ellos los de Occidente, pensaron que condenar los
escritos de Ibas era equivalente a condenar el concilio de Calcedonia, quien los
había rehabilitad, y esto significaba aprobar a los monofisitas. Otros, que tenían las
esperanza de reconciliar a los monofisitas que se conocían como severinos,
pensaron que también era necesario condenar todos los escritos que se inclinaban
hacia el nestorianismo, además pensaban que la carta de ibas era impía y
calumniaba a Cirilo, porque criticaba los procedimientos del concilio de Éfeso y
parecía justificar a Nestorio y a los nestorianos; otros por su parte afirmaban que la
carta era apócrifa. El segundo concilio de Constantinopla en su octava sesión
anatemizó a todos quienes defiendan la carta y la encuentren total o parcialmente
correcta.
BIBLIOGRAFÍA
Ibas de Edesa (On line). Visto el 9 de mayo del 2017. Disponible en:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Ibas.
Ibas de Edesa (On line). Visto el 9 de mayo del 2017. Disponible en:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ibas_de_Edesa.
Justino I quiso solucionar el problema ya que esto podía terminar con un cisma en
el seno de la Iglesia con problemas relativos a la independencia política de un
territorio que formaba parte del imperio. En el 543, intentó traer de vuelta a los
monofisitas con el edicto de “Los tres Capítulos” en el que se condenaba los escritos
de los obispos Nestorio, Teodoro de Mopsuesta, Teodoro de Ciro e Ibas de Edesa.
Sin embargo, el papa Vigilio rechazó la condena por lo que el emperador lo llamó
para que acudiera a Constantinopla para lograr una solución. Así, el 11 de abril de
548 se firmó el “Indicatum” en el que se aprobó la condena que había sido expuesta
en los Tres capítulos. Pero esta aprobación antes de apaciguar los ánimos produjo
un fuerte rechazo en occidente, lo que llevó al papa y al emperador a acordar la
celebración de un concilio ecuménico con el fin de tomar medidas unilaterales.
Vigilio tuvo disposición para el concilio pero propuso que ete se celebrará en Italia
o Sicilia, con el fin de asegurar la atención y participación de los obispos
occidentales. Justino no estuvo de acurdo con tal propuesta y propuso una comisión
especial conformada por delegados de cada uno de los grandes patriarcados. A
esto Vigilio sugirió que se escogiese un número igual de delegados de Oriente y
Occidente, lo que no fue aceptado por Justino quien abriría el concilio bajo su propia
autoridad. El papa rehusó participar teniendo en cuenta su desventaja dada la gran
cantidad de obispos orientales y también por miedo a la violencia. Con esta
convicción dijo que daría juicio independiente sobre todas las materias propuestas.
El acuerdo entre Justino y Vigilio fue roto por este primero ya que en el año 551
mediante el decreto “Homologia tes pisteos” reafirmó la condena de los Tres
Capítulos. Vigilio manifestó su protesta amenazando con excomulgar a quienes
apoyasen la condena. El emperador comprendió que no debía mantener su postura
si quería mantener la unidad de la Iglesia así que cedió convocando al concilio que
había de celebrarse en Constantinopla.
El concilio fue inaugurado el 5 de mayo de 553 donde asistieron 166 obispos de los
que solo 12 pertenecían a las diócesis occidentales y con la presencia del propio
emperador. Aquí se condenó el nestorianismo mediante la ratificación de la condena
de los “Tres capítulos” y se promulgaron catorce cánones. Esta asamblea fue la
última fase del largo y violento conflicto que comenzó conel edicto de Justino en el
543 contra el origenismo.
BIBLIOGRAFÍA:
Los sucesores de Justino no tuvieron el mismo interés que tuvo él en las cuestiones
dogmáticas y agregado a esto las guerras en el oriente con los persas, los
longobardos, los ávaros, los eslavos, entre otros, hicieron inútil que se colocaran en
cuestión las decisiones del concilio del 553 realizado en Constantinopla. Con la
subida del emperador Mauricio en el año 583 hubo una paz religiosa y una
coexistencia pacífica. Pero este escenario se vio turbio por Focas quien después de
derrocar a Mauricio en el 602 estableció su propia ortodoxia, empezando a perseguir
a los monofisitas de Siria y de Egipto. Los monofisitas seguían siendo sospechosos
de ser poco fieles al imperio y al trono, motivo por el cual Constantinopla era hostil
contra ellos.
En el año 678 Constantino IV quiso restablecer la ortodoxia, por lo que pidió al papa
Domno que enviara tres representantes suyos para organizar un concilio
ecuménico, pero como este había muerto fue el papa Agatón quien recibiría la
petición. En Roma fue convocado en sínodo para el año 680, donde participaron
125 obispos y posteriormente los representantes del papa como del emperador
llegaron a Constantinopla el 10 de septiembre del año 680. Constantino estuvo
presente en las primeras 11 sesiones y estuvo en la última para firmas decisiones.
Hay que indicar que es la primera vez que un emperador había firmados decisiones
conciliares.
BIBLIOGRAFÍA:
TERTULIANO DE CARTAGO
Quinto Septimio Florencio Tertuliano nació en Cartago alrededor de laño 160. Fue
hijo de un centurión consular pagano, sin embargo, se sabe muy poco de su vida.
Tuvo una muy buena educación que se vio reflejada en su manejo de la retórica,
dominio de las ciencias jurídicas y de la lengua griega. Su conversión tuvo lugar
antes del 197. Después de vivir un tiempo en Roma regresó a Cartago y vivió allí
hasta su muerte. No está claro si fue ordenado, pero si se sabe que contrajo
matrimonio con una cristiana. Fue un hombre de carácter extremo y vehemente,
partidario de un ascetismo riguroso, y que se adhirió al montanismo de la cual hizo
una secta especial llamada de los “tertulianistas”.
Es el primer escritor cristiano de lengua latina y se puede ver en sus obras una
excelente combinación de conocimientos de retórica latina y griega, además de un
bien bagaje filósofo y jurídico. Se puede decir que todos sus escritos son polémicos.
Su producción literaria es considerable tanto por el número como por la excelente
calidad. Es considerado uno de los autores literarios latinos que han dejado mayor
huella en la teología occidental, especialmente por ser un innovador al utilizar el
latín cristiano en el campo teológico.
Los 31 escritos de Tertuliano pueden ser agrupados según dos grandes etapas de
su vida. Los primeros que son escritos de del periodo católico y los segundos de su
etapa montanista. Tradicionalmente también se los puede dividir en apologéticos,
polémicos-doctrinales y morales.
BIBLIOGRAFÍA:
CIPRIANO DE CARTAGO
“Caecilianus Cyprianus Thasius” nació en Cartago a principios del siglo III dentro de
una familia pagana de elevada posición económica. Tuvo una buena formación en
retórica y literatura,algunos dicen que orientó sus pasos a la realización del “cursus
honorum”, pero al parecer el ideal de su vida era ser maestro de retórica. Su
acercamiento al cristianismo fue debido a la acción del presbítero Ceciliano de
Cartago. Su conversión se sitúa alrededor del 246, poco después fue ordenado
presbítero y en el 249 fue elegido como obispo de la sede cartaginesa. En el 250 se
desencadenó la persecución de Decio, y debido a esto Cipriano por inspiración
divina decide ocultarse fuera de la ciudad, aunque mantuvo siempre contacto con
su grey a través de algunos presbíteros y mediante cartas.
Sus obras están determinadas por los ires y venires de su propia vida, tienen un
carácter predominante pastoral y suelen distribuirse en dos grupos: los tratados y el
epistolario. Su primer tratado escrito es el “Ad Donatum” en el 246, que es una
autobiografía donde relata los hechos de su conversión. En el 249 escribió
“Testimonia ad Quirinum”, que son tres libros de citas bíblicas. “Ad Demetrianum”
es una obra escrita en el 252 cuyo contenido apologético responde a las falsas
acusaciones contra los cristianos por los paganos ante las calamidades acontecidas
en el imperio romano. Los tratados más importantes fueron compuestos para
intentar resolver la crisis planteada en su Iglesia a raíz de la persecución de Decio.
Se encuentras aquí el “De lapsis” y el “De ecclesiae unitate” publicados en el 251.
Las cartas que componen su epistolario son en total 81, que son fuente de un gran
valor para conocer los sucesos de la vida de Cipriano, y también para comprender
múltiples aspectos de la historia de la Iglesia del siglo III, como fue la actividad
conciliar de la iglesia de Cartago de su tiempo.
BIBLIOGRAFÍA:
NOVACIANO
Nació en Roma a comienzos del siglo III, fue bautizado cuando estaba gravemente
enfermo, pero nunca recibió la confirmación. Este hecho fue un motivo fuerte por el
cual tuvo oposición por parte del clero y laicos de la comunidad cristiana de Roma
para que fuese ordenado presbítero. Tras la muerte como mártir del papa Fabián
en el 250, él ocupo un puesto preminente entre el clero de la Urbe y escribió tres
cartas a Cipriano de Cartago, apoyando la postura más benigna de este último con
relación a los “lapsi”. Sin embargo, en el 251 cuando es elegido Cornelio para la
sede romana, Novaciano fue elegido líder de la facción “rigorista” en la
reconciliación e los “lapsi” y se enfrentó a Cornelio que defendía las posiciones más
moderadas. Novaciano se hizo consagras obispo por tres obispos italianos y se
convirtió así en antipapa. Él defendía el ideal de una Iglesia “pura” (coetus
sanctorum), compuesta por cristianos puros.
El cisma de Novaciano contó inicialmente con cinco presbíteros romanos, pero con
el tiempo llegó a reunir un número considerable de seguidores. Después de las
grandes apostasías que trajo consigo la persecución de Decio, hizo que muchos
fieles se preocuparan por la santidad de los cristianos, y por este motivo muchos se
adhirieron como partidarios de las posturas rigoristas. El novacianismo perdurará
durante casi tres siglos en algunas comunidades de Italia, Galias, Hispania, África,
Egipto y Asia. Todavía en el concilio de Constantinopla del 381 se les permitió tener
iglesias propias, hasta que Nestorio los expulsó de la ciudad en el 428.
Sus obras muestran un excelente dominio de la retórica. “De cibis iudaicis” es un
escrito a favor de la libertad cristiana en cuanto a temas de comidas, frente a las
prohibiciones judías. Su obra más importante será “De Trinitate” escrita en el año
240. En esta, expone la doctrian de la “Regula fidei” de Dionicio de Roma,
defendiendo la identidad del Dios Padre con el Creador del mundo, contra el
gnosticismo. Contra los marcionitas defiende que Cristo es el verdadero Hijo de Dios
creador. Frente a los decetas afirma la encarnación del Verbo. Contra los
adopcionistas defiende su divinidad. Frente a los modalistas defiende que Jesús es
distinto del Padre. También le dedica un capítulo al Espíritu Santo. No se lo
menciona como la “Tercera Persona”, pero este es un dato poco relevante, ya que
será con Basilio en el siglo IV cuando se llegue a formulaciones más precisas sobre
Él.
El tratado “De Trintate” tiene un gran valor teológico ya que presenta formulas muy
precisas a la hora de hablar de la humanidad y de la divinidad de Cristo, sin limitarse
a acuñar la terminología asumida por Tertuliano.
BIBLIOGRAFÍA:
DONATISMO
Es una de las versiones del cristianismo del siglo IV, considerada herética por la
Iglesia de Roma, he inspirada por el obispo de Cartago, Donato. Para él la
efectividad de los sacramentos depende del carácter moral del ministro, de manera
que, si uno de ellos se encuentra involucrado en un pecado serio y bautiza a una
persona, ese sacramento será considerado inválido.
El donatismo fue el resultado de la persecución de los cristianos ordenada por
Diocleciano en el 303, donde todas las Iglesias y Sagradas Escrituras fueron
destruidas. En el edicto del 304 se ordenó que se quemara incienso a los dioses
ídolos del imperio Romano, orden que los cristianos rehusaron cumplir. Una gran
cantidad de cristianos entregaron los textos sagrados y muchas cosas más de culto
a sus perseguidores, traicionando así su creencia y a otros cristianos, dejando todo
en manos de los romanos. Estas personas fueron conocidas como “traidores”
cristianos que traicionaban a otros cristianos.
Cuando Ceciliano de Cartago fe consagrado obispo en el 311, Félix uno de los tres
obispos de Aptunga que ayudó en sus consagración, había dado copias de la Biblia
a los perseguidores romanos, gracias a esto un grupo de 70 obispos formaron un
sínodo donde declararon que la consagración de Ceciliano era invalida. Aquí
comenzó a levantarse un gran debate con relación a la validez de los sacramentos,
debido a que uno de ellos había pecado gravemente contra los otros cristianos.
BIBLIOGRAFÍA:
Nació en Tréveris hacia el año 340, siendo hijo de un alto funcionario del Imperio.
Al morir su padre se trasladó a Roma en el 354 en compañía de su madre y su
hermano. Recibió una muy buena educación humana y cristiana, estudió retórica y
ejerció como abogado en Sirmio. Siguiendo el “cursus honorum” fue nombrado
gobernador de Liguria y de la Emilia en el 370. Se vio obligado a intervenir en la
elección del sucesor del obispo arriano Auxencio, tal elección se presentaba difícil
debido a la división entre arrianos y católicos, que había causado algunos tumultos
populares. Estuvo presente en el momento de la elección, en el 374, que por
sorpresa recayó en él, al oírse gritar a un niño “Ambrosius episcopus”, y ser
aclamado por el resto de los asistentes. Esto ocurrió cuando Ambrosio era aún un
catecúmeno. Recibió el bautismo el 24 de noviembre, y fue consagrado obispo el 7
de diciembre del mismo año. La rapidez de su elección episcopal lo hace consciente
de su necesidad de una profundización teológica. Alcanzará una alta cualificación
doctrinal estudiando sistemáticamente la Biblia y leyendo a autores como Orígenes,
S. Cipriano, S. Atanasio, Dídimo de Alejandría, los Capadocios, S. Cirilo de
Jerusalén, y autores paganos como Plotino, y judíos como Filón.
Como Milán era la sede del emperador, Ambrosio pudo entablar amistad con ellos.
La mayor parte de sus dificultades en la gestión pastoral vinieron del campo arriano.
Ya en los años 376-377 tuvo que clamar la agitación causada por el sacerdote
arriano Julián. Por esas mismas fechas tuvo que intervenir en Sirmio para que se
realizase la elección canónica del obispo Anemio, fiel a la ortodoxia nicena, frente a
las pretensiones filoarrianas de la emperatriz Justina. Con la ascensión de Teodosio
al poder imperial las relaciones con el obispo de Milán mejoraron pero esto duró así
hasta el año 390, donde las relaciones se deterioraron por el incidente de
Tesalónica, que inicia una rebelión contra el emperador, matando al gobernador de
Iliria. Después de todo este conflicto, en la navidad del mismo año las los ánimos
se calmarían y el emperador Teodosio se reconciliaría con la Iglesia. Como un gran
pastor murió el 4 de abril del 397.
Sus obras morales y ascéticas también ocupan un lugar importante. Dedica cinco
tratados a las vírgenes cristianas: “De virginibus”, “De viduis”, “De virginitate”, “De
institutione virginis” y “Exhotatio virginitatis”. Su primer tratado de moral cristiana
que fue dirigido a los clérigos teniendo una clara orientación escatológica se llama
“De oficciis ministrorum”.
Los escritos catequéticos son el resultado del gran celo pastoral de Ambrosio para
formar buenos candidatos para la recepción del bautismo. Los tres fundamentales
son: “Explanatio symboli”, “De sacramentis” y “De Mysteriis”. Por otro lado, de las
obras dogmáticas la más antigua es el tratado “De fide ad Gratianum”, donde
responde en cinco libros acerca de la herejía arriana, refutando los planteamientos
heréticos con argumentos apoyados en Atanasio y los Capadocios. En “De Spiritu
Sancto” muestra la divinidad de la Tercera Persona de la Trinidad. Finalmente, de
su epistolario se tiene noticia de un total de 91 cartas en las que se puede conocer
el perfil biográfico del autor, así como de los ires y venires de su relación con los
emperadores y los problemas suscitados por el arrianismo y otros errores
cristológicos en el Occidente latino.
En su mariología trata con gran altura los temas tradicionales, como la exención de
todo pecado en María, su perpetua virginidad y su papel de corredentora de la
humanidad.
Su espiritualidad tiene como máximo la virginidad por el Reino de los Cielos, sin que
esto signifique un abandono de las tareas humanas que acontecen en el presente.
La ascética cristiana permite a la vida eterna incorporarse en la vida presente. Así,
la virginidad es un don eclesial, esta viene de lo alto, de la misma Trinidad, con el
Hijo de Dios que se hace hombre. De esto se dice que la virginidad pertenece a
Cristo y no Cristo a la virginidad (de María). La virgen consagrada a Cristo participa
de la fecundidad sobrenatural que le pertenece a toda la Iglesia.
SAN JERÓNIMO
Nació en la primera mitad del siglo IV en el seno de una familia rica de Estridon. En
el año 360 llega a Roma para proseguir con sus estudios. Fue un apasionado por la
literatura latina, especialmente de Virgilio y Cicerón. Estudió con el famoso
gramático Aelius Donatus. En sus años de estudiante se dejó llevar por una vida
disipada, pero al final de sus estudios recibió el bautismo de manos del papa Liberio.
Será en traveris donde se entusiasmará con el ideal monástico, que Atanasio había
comenzado a difundir durante su exilio en Occidente. Después de un intento de vivir
en el estilo monacal en el año 373, Jerónimo se traslada a Antioquia para llevar una
vida eremítica en el desierto de Calcis. Durante su estancia en la metrópoli oriental
se sumergió en el estudio de los autores cristianos sin renunciar a la lectura de los
autores clásicos latinos.
En un día de cuaresma cayó gravemente enfermo y tuvo una visión que aparece
narrada en una carta. En esta es juzgado por Dios por seguir leyendo literatura
pagana (la de Cicerón) y fruto de esto él decide no volver a leer autores paganos
durante aproximadamente unos quince años, en este tiempo se dedicó
exclusivamente a los estudios bíblicos. En el desierto de Calcis, percibiendo la
diferencia entre el hebreo de la biblia y las versiones latinas de la misma. Las
controversias trinitarias con los monjes vecinos le disgustaran hasta el extremo de
abandonar tales tierras para volver a Antioquia.
Jerónimo consigue ganar la confianza del papa Dámaso y se queda en Roma siendo
su secretario. El papa le confía la revisión del texto de la “Vetus Latina”. Mientras
tanto en su actividad pastoral se centra en difundir el ascetismo en los ambientes
aristocráticos. En el año 392 se vio envuelto en la polémica origenista,
protagonizada por Epifanio de Salamina y el obispo Juan de Jerusalén. Jerónimo
falleció el 30 de septiembre del 419.
Él ha paso a la historia por sus grandes cualidades de traductor. Destaca por sobre
todo su versión latina de la Biblia, que con el paso del tiempo recibió el nombre de
“Vulgata”. Pero en su haber también están consignadas las traducciones de
muchas obras patrísticas. Jerónimo comenzó a trabajar en su traducción de la Biblia
durante su estadía en Roma entre el 382 – 385. Primero realizó una revisión del
texto latino de los evangelios, después preparó dos traducciones del Antiguo
Testamento. La primera tomando como base las “Hexapla de Orígenes”.
Con motivo de las polémicas en las que se vio envuelto escribió una serie de obras
como: “De Mariae virginitate perpetua” contra Helvidio en 383 que negaba la
virginidad de María después del parto; y “Adversus Jovinianum” en donde se
atacaba la postura de Javiniano contra la vida ascética. En la última fase de la
controversia arriana redactará “Altercatio Luciferiani et Orthodoxi”. En el 415 su
enfrentamiento contra Pelagio lo llevaría a escribir sus tres diálogos “Contra
Pelagianos”.
Como hombre espiritual refleja una profunda vida ascética de corte monástico. Para
él el monje debe ser un intelectual que considere cada día comprender mejor la ley
de Dios. La ciencia de las Escrituras será su ciencia preferida y el desierto será su
destino ideal. El mayor aporte de que hace Jerónimo a la vida monástica es mostrar
que el biblismo la nutre como un alimento objetivo que no se puede encontrar sin
un esfuerzo intelectual riguroso.
BIBLIOGRAFÍA:
Aurelio Agustín nació en Tagaste, África, en el 354. Su padre era un pagano (que al
final de su vida se convirtió al Cristianismo) pequeño propietario de tierras. Su madre
Mónica era una ferviente cristina. Agustín frecuentó las escuelas de Tagaste y
después pudo trasladarse a Cartago, gracias a la ayuda de un amigo de su padre,
para estudiar retórica. Su formación fue totalmente en lengua latina y con base en
autores latinos (se acercó a los autores griegos superficialmente y con poco gusto).
Cicerón fue por un largo tiempo su modelo y punto de referencia esencial.
En el 387 recibió el bautismo de manos del obispo Ambrosio, quien había jugado un
papel importante en su conversión, y dejó Milán para regresar al África. De regreso,
su madre Mónica muere en Ostia, y solo hasta el 388 Agustín logra retornar a su
destino. Finalmente en Tagaste, vendió todos sus bienes y formó una comunidad
religiosa, en la que adquirió una gran notoriedad de santidad en vida. En el 391,
mientras se encontraba en Hipona fue ordenado sacerdote por el obispo Valerio,
por presión de los fieles. En el 395 fue consagrado obispo y al año siguiente, muerto
Valerio, quedó como el obispo efectivo de Hipona.
Agustín condujo grandes batallas contra los cismáticos y heréticos, y desde aquella
localidad africana determinó un cambio decisivo en la historia de la Iglesia y del
pensamiento occidental. Murió en el año 430 mientras los vándalos asediaban la
ciudad.
Fue un gran escritor con una gran cantidad de obras, un total de treinta mil números
entre libros, cartas y tratados. La mayor parte de su actividad literaria estuvo
motivada por peticiones de amigos y conocidos, sin olvidar las obras que respondían
a los planteamientos polémicos en los que se vio envuelto. Su escrito autobiográfico
más conocido son las “Confessiones”. Fue escrita desde el 397 hasta el 402. Está
dividida en dos partes: la primera, que es un relato de su vida hasta el momento de
la muerte de su madre; y la segunda es una alabanza a Dios y a su obra creadora.
Entre los escritos apologéticos uno de los más conocidos es “De Civitate Dei”,
motivada por las acusaciones de los paganos contra los cristianos, a Raíz de la
conquista y del saqueo de Roma en el 410, llevada a cabo por los Godos. También
se encuentran muchos escritos contra los maniqueos, secta que conoció muy bien
porque perteneció a estos por un periodo de aproximadamente nueve años.
Sabiendo de sus engaños se sintió obligado a desenmascaras sus errores, así
nacen obras como: “De moribus Ecclesiae catholicae et de moribus Manichaeorum”;
“De dabus animis” escrita en el 392, donde sale al paso de la tesis maniquea sobre
las dos almas en el hombre, una de principio bueno y otra de principio malo. “De
natura boni” redactada en el 399, es una argumentación a favor de la bondad
natural de las cosas creadas frente al dualismo maniqueo , así como la
consideración del mal como simple privación del bien.
Entre los escritos antidonatistas se tiene “Psalmus contra partem Donati” que es
una narración de la historia del donatismo y sus errores, donde animaba a la unión
con los católicos. “Contra epistolam Parmeniani” escrita en el 400, es una defensa
de la unidad de la Iglesia, donde se dice que esta no puede perecer aunque en su
interior existan hijos indignos. En “De baptismo” demuestra la validez del bautismo
administrado por los herejes, señalando con claridad que es Cristo el administrador
del sacramento, aunque se realice a través de sus ministros. “De unitate ecclesiae”
afirma la universalidad de la verdadera Iglesia de Cristo, combatiendo la eclesiología
donatista, que sustentaba la nota de la santidad de la Iglesia en que sólo
pertenecían a ella los santos, distinguiendo entre la santidad fundamental de la
Iglesia como cuerpo de Cristo y los miembros de su cuerpo que es compuesto por
justos y pecadores.
El término gracia se entiende como auxilio divino que se da por cumplir lo que la ley
manda, para obtener la justificación y perseverar en ella. Su eficacia se debe a la
soberanía de Dios sobre la voluntad, y la libertad del hombre que conciliándose bajo
el gobierno divino hace que este se incline hacia el misterio de Dios.
Por otra parte, la santidad de la Iglesia, dado que es un ente social, no consiste en
que cada uno de sus miembros sean santos, sino que su doctrina, sacramentos,
ministerio, y su misma existencia tengan por objeto la santificación de las almas, por
la difusión de la verdad y la transformación de las costumbres. Así, todo lo que hay
de santo en la tierra viene de la Iglesia y pertenece a ella. A este pensamiento
agrega que los pecadores no pertenecen al “corpus” aunque participen de los
sacramentos.
Los donatistas acusaban a los católicos de tener una Iglesia para los justos y otra
para los pecadores, pero Agustín rechaza esta acusación pues él dice que solo hay
un cuerpo de Cristo “verum adque permixtum”, sin embargo admite una separación
espiritual entre buenos y malos, pero que este no es el motivo para concluir que hay
dos Iglesias.
Por último, la oración según San Agustín debe hundir sus raíces en la conversión
de corazón. La finalidad de la oración es disponer el corazón para recibir los dones
de Dios. De aquí que es necesario que esté unida a la gracia, porque “Dios dispuso
que en el combate espiritual luchemos más con las oraciones que con nuestras
fuerzas. La oración del obispo de Hipona es eminentemente cristológica, pues es
Cristo quien ora por nosotros. Toda oración debe culminar en la contemplación de
Dios.
BIBLIOGRAFÍA:
EL PELAGIANISMO
El monje no hizo otra cosa que buscar en todos los cristianos un fervor que los
conduzca a comportarse verdaderamente como lo que son. Para lograr este objetivo
destacó la gran importancia de la decisión de la voluntad del hombre en favor del
bien y de su actuación. Así, para Pelagio, el hombre posee por naturaleza, como
creación a imagen de Dios (concepción tomada del Gn 1,26s), la gracia y la
capacidad para decidir libremente por Dios y para observar sus mandamientos,
siguiendo a Cristo como ejemplo perfecto de vida cristiana, y de esta manera
obtener la salvación. Como consecuencia de este pensamiento, el pecado de Adán,
no es el pecado original que se transmite entre las generaciones, sino más bien es
solo una culpa personal, a la que es posible evitar y no imitar haciendo uso de la
firme voluntad. A demás, añadía que la gracia de Dios se recibe por los méritos
propios, y no en virtud de la recepción de los sacramentos. Por tal motivo, es
incensario bautizar a los niños, puesto que estos no nacen con ningún pecado de
origen.
BIBLIOGRAFÍA
RONDET, Henri. Historia del dogma. Editorial Herder: Barcelona, 1972. p. 314.
Depósito legal: 12-421-1972.
PATRÍSTICA GENERALIDADES
El lenguaje filosófico jugó un papel importante en los primeros años del cristianismo,
pues a través de este se hizo comprensible a todas aquellas clases que pertenecían
al mundo grecoromano. Al tomar el pensamiento griego y su estructura se puede
decir que se da inicio a una teología rudimentaria, pues la patrística se ocupará, con
todos sus pensadores, de la defensa del cristianismo frente a todas aquellas
interpretaciones poco ortodoxas.
El estudio de la patrística para ser más completo se dará bajo los pilares de la
historia, la literatura y la teología.
OCCIDENTALIZACIÓN DEL CRISTIANISMO (S. I-IV) Y CRISTIANIZACIÓN DE
OCCIDENTE (S. IV-VII)
El cristianismo desde sus inicios no fue concéntrico, sino que se originó en diversos
puntos del Asia Menor manteniendo cierto tipo de comunicación, cosa que se puede
evidenciar por la existencia de cartas, pero de hecho, el estar distantes y por decirlo
así mantener independencia unas comunidades de las otras hizo que su desarrollo
no fuera homogéneo y que por el contrario, sus experiencias, textos, formas de
celebrar y pensarse como cristianos, eran relativamente distintas. A partir de esto,
no se puede hablar de un solo cristianismo sino de varias expresiones, que con el
tiempo y por la necesidad de unificar los criterios de fe se irán consolidando en
cuanto a pensar, celebrar y vivir a través de los concilios. Lo mismo se puede decir
de las teologías y los tipos de Iglesias, pues todas eran distintas de algún modo, ya
que todas compartían un punto de fe común en Jesucristo.
LITERATURA CRISTIANA
Las evidencias que tenemos del cristianismo antiguo son sus distintas literaturas y
son la única fuente que tenemos de acceder a él. Toda la memoria fundamental y
lo necesaria para la implantación del cristianismo se encontrará aquí. La literatura
cristiana está ordenada bajo cierta estructura según los corpus temáticos, estos son:
Literatura Bíblica: constituida por los libros del Nuevo Testamento y la literatura
apócrifa, que son aquellos libros que quedaron fuera del canon bíblico ya sea por
su falsedad o redacción posterior, sin embargo, para los estudios patrísticos son
una gran fuente de conocimiento. A partir del siglo III, el Antiguo Testamento fue
utilizado de forma alegórica como prólogo del Nuevo Testamento.
Literatura apologética: se extiende desde el siglo II hasta el siglo IV. A partir del
año 100 y 120 los cristianos tuvieron la necesidad de explicar su identidad, esto les
hizo crear un discurso convincente que iba dirigido especialmente a la élite de la
época para defenderse de las erradas creencias que tenían de ellos. Utilizaron la
filosofía para persuadir y convencer, este será un primer intento de teología. Entre
sus exponentes están: Orígenes, Tertuliano, Atenágoras, Hernias, Taziano, Justino,
entre otros.
Literatura martirial: se extendió desde el siglo I hasta el siglo III. Esta relata las
historias de los cristianos perseguidos y su proceso de martirio. Los testigos del
martirio narran como fueron las pasiones. Estas biografías hicieron que los mártires
tomaran igual o más importancia que los mismos apóstoles. Aquí comenzó la
relación entre el seguimiento de Jesús y el martirio.
Literatura monástica: se encuentra a finales del siglo III hasta el siglo V. trata de
la vida ascética común, sobre todo de los monjes. Aquí se pueden encontrar las
reglas o las normas de vida, reglas morales, todo desde la experiencia y no desde
concepciones académicas. Se puede encontrar en esta literatura comentarios a la
biblia e historia.
Literatura apostólica
Estos textos de tipo discursivo aparecen con el fin de responder a los problemas
concretos que vivían las primeras comunidades cristianas, es decir, todas las obras
que aquí se presentan son de carácter intraeclesial. Los temas que desarrollan los
escritos apostólicos son diversos abarcando la moral, la muerte, la resurrección, la
prevención contra los falsos profetas, pero todo con un tinte escatológico cercano,
pues tenían en su concepción que la segunda venida de Cristo no tardaría mucho
tiempo.
Son textos de escaso valor histórico y más bien cuentan con una gran riqueza
teológica, como es el caso de la Didache, que siendo un texto complejo cuanta con
rubricas, dinámicas del aspecto celebrativo, temas de fe, dogmática, moral y
litúrgica. También se encuentran textos como el Pastor de Hermas y las cartas de
Ignacio.
Uno de los problemas de finales del Siglo I y principios del II fue el de la parusía.
Para las primeras comunidades la segunda venida era un tema inminente, cercano,
y por lo tanto, creaba una gran tensión, tenían una concepción de espera temporal,
pero con el pasar de los años se dieron cuenta que tal venida no se iba a dar en esa
espera. Comenzaron a comprender que la parusía [παρα (cerca de) – ούσια (lo que
es)] era una espera no temporal, una espera continua, un estado meta histórico,
entendieron que era una espera escatológica que significaba seguir viviendo
después de morir.
Estos textos aparecen para dar razón de la fe, de las prácticas y comportamientos,
a un mundo ajeno al cristianismo, es decir, son escritos de tipo extra eclesial. Las
creencias discursivas son más complejas y tienen un tono defensivo y explicativo.
El lenguaje y razonamiento utilizado es ajeno al que se tiene por la óptica de la
revelación, por lo que estas reflexiones son realizadas por los cristianos de la elite
intelectual.
La palabra cristiano fue aplicada a muchos grupos por equivoco o tal vez por
desconocimiento, el hecho es que se utilizaba la palabra cristiano para nombrar al
conjunto de lo raro y desconocido. Frente a esto surgió la necesidad de explicarse
para darse y a conocer y aclarar aquello que era tan confuso y velado para quienes
observaban desde fuera.
Se creía que los cristianos eran antropófagos, gente baja y mujeres crédulas,
personas que se burlan de los cultos, necios, que desprecian los tormentos
presentes, peor que le temen a los tormentos del porvenir. No temen morir de
presente, pero si después de la muerte, creen en la resurrección. Mutuamente se
aman, casi antes de conocerse, se dan el nombre de hermanos y hermanas. Esto
aparece en una carta del romano Cecilio.
Por los judíos, Cristo era llamado el hijo de la prostituta de Sion, decían que
adoraban a los criminales de la cruz, agregaban que no tenían templo porque no
tenían un culto claro, ordenado, y además, creían en un Dios curioso que estaba en
todas partes y no solo en el templo.
GNOSTICISMO Y MANIQUEÍSMO
La regula fidei del cristianismo está conformada por una “lex credendi” (lo que se
cree) y una “lex orandi” (lo que se celebra), esto conforma un patrimonio inteligible
basado en la oralidad. Los límites interpretativos de los primeros cristianos en
cuanto a los elementos de fe se encontraban en las escrituras y una tradición oral
que cobijaba todo aquello que se creía.
Los presbíteros cumplían la función de los ancianos pues ellos anunciaban lo que
habían heredado y guardaban en sus mentes, alrededor de ellos se reunían los
demás para aprender con gran respeto, aquí nace el cristianismo.
Desde el siglo I al III, se fueron manifestando de forma progresiva los textos escritos,
sobre todo de aquello que tenía que comunicarse de manera más fija y menos
cambiante, su finalidad era catequética. Esto explica la carencia de escritos durante
el siglo I.
Por otra parte, el mundo antiguo era una sociedad religiosa, donde el hombre
explicaba la vida cotidiana por una interacción con el mundo divino. Esta sociedad
era permeable a los distintos movimientos religiosos, y dentro de los que más
destacaron se encuentran aquellos de tipo religioso-filosóficos, que postulaban
plataformas desde la episteme para explicar la realidad, la humanidad, el bien, el
mal, etc. Dentro de estos se encuentra el gnosticismo, como un sistema altamente
especulativo y que pulularon por toda la geografía romana.
Gnosticismo:
La mentalidad dualista del gnosticismo está guiada al más allá, para ellos es
deseado el fin de los tiempos pues en este el hombre se desprenderá de la materia
y del mal. De igual manera, la idea gnóstica de Cristo niega su encarnación,
argumentando que su venida fue espiritual donde enseñó al hombre el camino para
la salvación, que es la muerte.
Maniqueísmo:
Fue un movimiento filosófico-religioso del siglo III fundado por manes de Persia,
cuya base doctrinal es dualista: el bien y el mal. Para el maniqueísmo de la unión
accidental del bien y del mal se originó la realidad, y como tal unión es accidental
todo cuando existe en el mundo tiene un fin. Sin embargo, los elementos mal y bien
son prexistentes y pos existentes, por lo tanto son igualmente absolutos.
A raíz de tal confusión los teólogos cristianos con la regula fidei se empezaron a dar
cuenta de la peligrosidad de las creencias que emanan de otras fuentes como el
maniqueísmo, y así empezaron a crear elementos diferenciadores para poder
educar a los creyentes cristianos. Se puede ver en el transcurso de los siglos I, II y
III, la formación las gnosis de Irineo, Clemente, Orígenes, que toman elementos de
la episteme de la cultura filosófica antigua
Así como existían polémicas al exterior del cristianismo en las que tenía que
defender sus creencias, internamente también surgieron tensiones frente a la
concepción de diversos temas, uno de los más importantes y el principal fue la
concepción de Dios.
El Asia menor con el monarquianismo, donde el “Logos” es una facultad del Padre;
y Alejandría con la doctrina del Logos, donde se presenciará una teología
subordinacionista, serán las dos líneas de pensamiento que se enfrentarán en esta
controversia.
Por esto el siglo IV constituye el siglo de oro del cristianismo antiguo (de la
patrística), pues como tal la Iglesia para este entonces se había constituido como
un movimiento cultural, histórico, político, bien constituido, y es aquí donde se
intentará dar solución al problema de la teología del Logos.
La teología de Arrio parte de bases platónicas donde solo existe una causa primera
del ser, siendo la única con sustancia y sin principio. Aplicada esta concepción a la
figura de Dios Padre se dirá que solo este tiene el atributo de divinidad en tanto que
el Logos-Hijo no. Dios es increado y también ingenito, por eso al decir que el Hijo
es engendrado como un criatura hay que pensar que hubo un tiempo en el que el
Hijo de Dios no existía.
Los concilios para este tiempo tenían una pretensión ecuménica, donde se
convocaban a todos los cristianos (representados por obispos y presbiterios) para
llegar a un acuerdo en cuanto a los temas de fe. El emperador será quien sancione
los concilios y declare la ley. Hay que tener en cuenta que en este tiempo mantener
la unidad de los cristianos significaba sostener la unidad política y social del imperio.
De los acuerdos se formularan “Symbolos” o credos, que formarán parte de la “lex
credendi”, de la “regula fidei”, haciéndose discurso determinado a resolver las
diferencias disciplinares, a regular la fe, la moral, la vida eclesial, de todos los
órdenes de la Iglesia.
El concilio de Nicea será el primer concilio ecuménico, y fue la primera vez en que
la Iglesia se pronunció universalmente ante el arrianismo, que era un problema que
afectaba a todos. Fue inaugurado por el emperador romano Constantino quien
intervino en el debate pidiendo que se incluyera al “homousius” (consustancial) en
la profesión de fe. Al final de este concilio quedó fijada la divinidad de Cristo y su
filiación eterna con Dios y así se excluyó de la Iglesia toda equivocación en su credo
y anuncio. Arrio fue excomulgado junto con todos aquellos que apoyaban su
pensamiento, siendo desterrados por el emperador. En el año 327 Arrio fue
reintegrado, todo por el afán pacificador que tenía la política imperial. En teoría
todos aceptaban el Niceno pero el gran problema es que todos lo interpretaban bajo
su forma de pensar.
La controversia no paró con el concilio y tras este diversas posiciones del tipo
arriano siguieron proclamándose. Para el Niceno el Logos es “γεννηθεντα” generado
del Padre antes del tiempo, siendo así coeterno a Él, de aquí el “homousios”. Para
los orientales Hijo y Padre eran dos “υποστασεος” lo que significaban también que
eran diferentes en naturaleza., esto hizo que no aceptaran el Niceno, porque tenía
sabor a monarquianismo.
La segunda fase del arrianismo es la de los sínodos cuya discusión fue meramente
teológica y de intereses políticos. En estos cada parte reafirmó lo propio, tanto así
que en el año 343 se reunieron ambas partes, unos en Cérdica y otros en Filipopolis,
y se excomulgaron unos a otros. Los sínodos fueron en: Tiro (335), Roma (340),
Antioquía (342), Cérdica-Filipopolis (343), Milán (345), Sirmio (347, 349, 351),
Ancira (353), Paris (355), Ancira-Sirmio (357), Seleucia-Rimini (359),
Constantinopla (360).
Para el año 360 existían cinco posturas claras: la veteronicena con el “ομοουσος”
(consustancial); los anomianos (desemejante) de Eunomio; los homeos de Aecio,
que defendían que el Hijo era semejante al Padre según las escrituras “ομοιός κατά
τάς γραφας”; los Neo nicenos, que decían que el Hijo era semejante al Padre “ομοιός
κατά ουσιαν”; y finalmente la monárquica de Marcelo de Ancira y Fotino de Sirmio.
En el 362 inicia el gobierno de Valerio y con este la tercera fase arriana. En este
mismo año aparece la polémica del Espíritu Santo, que en la lex orandi ya era creída
(el Espiritu Santo es Dios). Serán los padres Capadocios Gregorio de Niza, Gregorio
de Nacianzo, y Basilio de Cesarea, quienes den grandes aportes que aclararán las
polémicas sobre el Dios trinitario, y que se verán concretamente en el concilio de
Constantinopla del 381.
Padres Capadocios:
POLÉMICA CRISTOLÓGICA
Posterior al problema acerca de Dios nace otro centrado en la problemática del Hijo
y es sobre sus dos naturalezas, dado que en las Escrituras en algunas partes se le
llama Hijo de Dios y en otras Hijo del hombre.
Nuevamente aparecen las dos grandes líneas teológicas. Por un lado la cristología
alejandrina de tipo espiritualizante, alegórica, tipológica, que intenta explicar la
humanidad de Cristo con el “Logos-Sarx”, privilegiando la divinidad del Logos; y la
cristología Antioquena de corte histórico, materialista, antropocéntrico
(constantinopolitana) que la quiere explicar con el binomio “Logos-antropos”.
Nestorianismo:
Cirilo de Alejandría dirá que las dos naturalezas de Cristo se juntan y se hacen una
nueva, pero esto no quiere decir que las dos naturalezas se destruyan, solo que en
Cristo, el Señor, existe una unión confusa “συγκρεια”. En el 443 él se reúne con los
obispos de la Iglesia antioquena y definen que Cristo es Dios perfecto “ϴεον τελειόν”
y hombre perfecto “α̏νθρωπου τελειου”, con alma racional y cuerpo, donde su alma
no es el Logos encarnado, sino que es el alma de un hombre real. Que el Logos,
engendrado del Padre, en los últimos días se hizo consustancial al hombre en su
humanidad, y así se unieron las dos naturalezas en una “ένωσις” (comunicatio
idiomatum). Según esto la naturalezas se comunican pero no se pierden la una en
la otra, de la unión de las dos aparece una persona. En María se dio la “ένωσις” por
lo que ella es en sí la madre de Dios. Antes de Cirilo la “ϴεοτοκος” era un cuerpo
humano más el alma que era el Logos.
Con la muerte de Cirilo y la subida del Obispo Dioscoro que era más de tendencia
política, dejó toda aquella nueva concepción atrás y volvió al monofisismo,
reivindicando también al obispo Euclides.
Concilio de Calcedonia (451):
En este concilio estuvo presente Roma, una parte de Alejandría, una parte de Siria
y Constantinopla. En este reinaba la idea teológica que decía que Cristo era “una
persona, con una hipostasis y dos naturalezas”. Gracias a esta concepción se
condenó a Dioscoro y a los monofisitas, que junto con los sirios no aceptaron el
concilio.
Agustiniano logró unir por un tiempo nuevamente el imperio, pero no logró unir a los
cristianos. Por este motivo en el año 553 convoca el II concilio de Constantinopla,
donde se condena a Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro, Ibas de Edesa,
Arrio, Eunomio, Apolinar, Nestorio, Eutique y Orígenes. El intento para hablar sobre
la unidad de la fe, terminó por no poder acercarse a los monofisitas y reafirmar a
Calcedonia.
Tertuliano teólogo apologista y del Logos afirma que Adán representa la humanidad
y que por lo tanto, el pecado que cometió el manchó a todo el genero humano. Con
esto afirma que el hombre necesita del bautismo para redimirse.
Donatismo:
Maniqueismo:
Fue una religión Persa-Oriental camaleónica que convivió con el cristianismo y creó
gran confusión en occidente. Dentro de su estructura contaba con un Canon propio,
sus propios ritos y jerarquía (obispos). Agustín de Hipona fue maniqueo por
aproximadamente nueve años, en principio por convicción, pero después de
descubrir sus engaños quiso eliminarla y desenmascarar su falsedad. En cuanto a
su teología es un tipo de gnosticismo que funda todo en el principio dualista del bien
y el mal. El hombre dentro de este sistema se encuentra conformado por los dos
principios, y así es posible explicar la maldad que se encuentra dentro de la
naturaleza del hombre (al poseer cuerpo).
Agustín desmantelará tal farsa con su teología. En principio dirá que el mal no existe
como una fuerza contraria igual al bien, sino que esta representa la ausencia del
mismo bien, y que por lo tanto, el mal carece de naturaleza. Para él solo existe un
principio y este es el bien (Dios), de Él surge toda idea de bondad, belleza, en menor
o mayor grado de perfección.
Pelagianismo:
Agustín al enterarse del error de Arrio dice en principio que el hombre nace con una
mancha indeleble consecuencia del pecado adánico, de esto que el hombre sea
“natura damnata” naturaleza dañada. Este solo puede justificarse por la ayuda de la
gracia que viene de Dios, porque el hombre por sí solo peca. Por la gracia es capaz
de hacer cosas buenas y es la Iglesia, cuerpo de Cristo, la dispensadora de tal
gracia. En “De natura et gracia” afirma que solo Dios sabe quiénes se salvan,
quienes están predestinados para esto, y no es el hombre quien alcanza la salvación
por sus buenas obras.
En el año 418 en el “concilio de Cartago” que más bien fue solo una declaración se
condena al pelagianismo y se excomulga a Arrio y sus seguidores, dejando como
correcta la doctrina de Agustín obispo de Hipona.