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Badillo Iñiguez Areli Leticia

Comunicación y gestión del gobierno


26 de febrero de 2019
Referencia de libro I

La revolución ciberespacial y la privatización del Estado-Nación

La llegada del siglo XXI planteó nuevas interrogantes para la sociedad mundial pero sobre
todo para las ciencias sociales porque son los campos de estudio capaces de responder
preguntas y plantear nuevas alternativas a los problemas que la entrada del nuevo milenio
planteaba y que todavía siguen siendo objeto de análisis. En ese sentido, Juan
María Alponte hace una revisión de la realidad a partir de las dimensiones entre espacio y
tiempo. Y es de esta forma como nos plantea los retos y las problemáticas que la era de la
revolución ciberespacial de las telecomunicaciones nos exige.
El presente ensayo tiene como finalidad hacer una revisión a los principales
planteamientos del libro “La revolución ciberespacial y la privatización del Estado-Nación”
de Juan María Alponte para poner a discusión los postulados básicos y concluir a través de
la dialéctica con aquellas ideas que son para mí las más importantes, útiles para la
construcción epistemológica y que plantean una nueva forma de ver y entender al mundo.
La historia ha sido construida por los seres humanos; hombres y mujeres han sido
quienes forjaron los cambios más significativos del mundo. El mundo actual no es posible
entenderlo, sí no regresamos en el tiempo y revisamos cada uno de los momentos en los
cuáles la coyuntura influyó para llevar a cabo las grandes revoluciones del mundo. En ese
sentido, el mundo y la historia del ser humano es posible explicarla a través de las grandes
transformaciones que han generado revoluciones políticas, sociales, económicas,
culturales y por supuesto, científicas-tecnológicas.
Pero, ¿qué ha sido posible que estas revoluciones se lleven a cabo? Sin duda, ha
sido la noción del espacio y tiempo de los seres humanos. Pero todavía hay algo más
importante, lo que llamaría la conciencia o para mejores términos, la razón. Esa racionalidad
que ha permitido al ser humano darse cuenta de la oportunidad de transformar su entorno.
El pensamiento, que es la base sobre la cual se ha construido el mundo, el algo a
considerar. Y la revolución ciberespacial no es la excepción.
Estamos ante una nueva realidad, donde los seres humanos han dejado de ser eso,
seres humanos. Perdiendo la esencia de los valores, de una ética, de una igualdad y la
justicia. El ser humano, en la nueva lógica mundial es un ser mecánico, que responde a la
lógica del mercado, a las nuevas tecnologías de la información y por supuesto, a eso que
yo llamaría la deshumanización del hombre. En ese sentido, hemos llegado a un nuevo tipo
Badillo Iñiguez Areli Leticia
Comunicación y gestión del gobierno
26 de febrero de 2019
Referencia de libro I

de sociedad, superior a la postindustrial, es decir, la sociedad digital. La nombrada como la


Sociedad Digital-Programada.
El autor nos ubica en un debate, que a mi consideración es actual y todavía vigente.
En cuestión del debate sobre los medios de comunicación a partir del desarrollo de las
tecnologías avanzadas, sobre su influencia en las sociedades. La cuestión sería, ¿para qué
queremos o con que fines utilizamos estas tecnologías en nuestras sociedades? Porque
estamos ante claras consecuencias objetivas y evidentes que la sociedad digital está
llevando a cabo. Porque está cambiando toda la estructura política, social, económica,
cultural y tecnológica.
La cuestión fundamental y que debe ser objeto de análisis urgente, es cómo se ha
transformado la economía. Sobre todo en lo referente al mercado. Puesto que la
globalización ha sido el proceso que fomenta la competencia. Sin embargo, ha significado
un problema en cuanto al desarrollo y la modernización de las sociedades, puesto que el
aparato productivo se ha llevado a cabo de manera desigual. Es decir, está afectando y ha
afectado a los más desposeídos y en términos macro, a los países mal llamados
subdesarrollados o del tercer mundos.
En ese contexto, las lógicas actuales, tanto de mercado como de comportamiento
han cambiado. Ya que los procesos de modernización en los cuales se ha visto inmiscuidas
nuestras sociedades modernas, dan el claro reflejo de hacia dónde vamos y cómo nos
estamos moviendo. Porque el nuevo siglo marca que las comunicaciones a nivel planetario
estén ínter-conectadas, de manera que parecen ser de una manera radical esenciales.
Los valores antiguos que nos regían y que eran parte de procesos de
institucionalización de un largo tiempo han entrado en una crisis. Algo que para mí es
fundamental comprender y analizar para poder explicar a la nueva sociedad global, que
fundamentalmente ha digitalizado nuestras vidas.
La nueva cultura que la sociedad digital plantea son para mí, objetos de poner en
cuestión sobre todo sí el Estado no tiene una cabida ahí, o su participación es mínima. Y
esto lo digo porque esta nueva sociedad se presenta en términos de ser global, rompiendo
las barreras geográficas y las nociones de tiempo. Y en ese mismo sentido, también está
sociedad no está atenida a nada, mucho menos a un control estatal que suele ser
jerárquico.
Badillo Iñiguez Areli Leticia
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26 de febrero de 2019
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Algo que podría rescatar de esta nueva cultura sería referente a la cuestión de una
nueva epistemología. En el sentido de que la nueva sociedad confluyen muchas disciplinas
del saber. Es decir, la convergencia es fundamental para construir la política.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿hacia dónde vamos? Sobre todo porque hay que
considerar que el saber es poder. Esa relación es compleja y sobre todo una clara tesis de
la capacidad que tiene la nueva era de la información en un momento como el que vivimos
actualmente. Y plantearnos sobre todo la cuestión de que sí la maldad o la bondad de las
nuevas tecnologías responde al uso que los seres humanos les den. En el sentido de que
puede servir para desarrollar zonas marginadas del mundo o en el caso contrario, agrandar
las desigualdades mundiales en todos los aspectos de la vida.
No podemos negar el momento actual que vivimos, ni mucho menos el desarrollo
de la Sociedad Digital Programada. Porque representan los nuevos modelos
comportamiento, que el hombre no esperaba alcanzar. El intercambio de saberes; la
interacción, el dialogo y la convergencia entre los distintos planos del mundo -es decir, las
distintas sociedades-civilizaciones-; una visión global o planetaria, una cultura universal son
los claros ejemplos del momento en que nos encontramos.
En ese sentido, el futuro de las sociedades debe posicionar de nueva cuenta al
hombre y a las ideas en el centro de la razón, para que de esta forma la racionalidad del
pensamiento vaya encaminado hacía una sociedad acorde a una vida ética, luchar contra
la privatización del Estado sólo es posible hacerle frente a través de la reformulación del
Estado. Porque para Alponte, se acabaron las potencias, las naciones y el Estado es
mínimo. Generando de esta forma nuevas esferas de poder, es decir, lo nuevo es la
revolución ciberespacial de las telecomunicaciones planetarias.
Esta reformulación es a través de volver a considerar el imperio de la ley como algo
necesario, es decir, por medio del derecho generar un país constitucional donde el tener no
sea objeto de dominación por el acaparamiento de una minoría de todo aquello que debería
ser para todos. Es decir, buscar una mejor distribución en todos los sentidos de la vida,
claramente también en lo referente a las herramientas tecnológicas y la información. De
esta forma será posible hacer un nuevo cambio en la correlación de fuerzas que
actualmente existen el planeta y que obviamente han dejado de lado claros espacios del
mundo.
Una tesis que Alponte hace en su obra en referente a cómo entendemos el
desarrollo o más bien, cómo llevar a cabo el desarrollo, menciona que son las instituciones
Badillo Iñiguez Areli Leticia
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26 de febrero de 2019
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quienes permiten el desarrollo, y no la acumulación de capital como se ha llegado a pensar.


Algo que me parece fundamental y contrastaste. Sobre todo, si consideramos cómo una
posible alternativa a las instituciones en el plano de esta nueva era.
De esta forma, es posible entender que las instituciones al ser una respuesta de los
hombres a los problemas, son por ende racional y por supuesto, sociales. Instituciones
como el derecho, la ética racional del saber autónomo y los valores, permiten esa libertad
necesaria que con la tecnología se ve más coartada y a veces fraccionada.
Son estas instituciones las que dicen “hacer frente a la barbarie -auto aniquilación-,
a lo indiscriminado a través de la acumulación -racional- ética y libertaria” con referencia a
los procesos y acontecimientos históricos que marcaron el principio del Siglo XX con los
totalitarismos. Advirtiendo de esta forma que en el nuevo milenio, estas cuestiones no
pueden repetirse por ello es necesario construir una nueva sociedad con base a valores
éticos como la justicia, la igualdad y la fraternidad.
Con esto será posible no permitir que la revolución ciberespacial privatice el planeta.
Sino más bien que coexistan tanto una posibilidad de “lo social” pero también la era
tecnológica e informática. Porque a pesar de todos los a veces que hemos tenido a nivel de
telecomunicaciones, hemos relegado a la ética. Y no hemos considerado que ésta, todavía
sirve y es posible hacer lucha a la dimensión terrestre y espacial cibernética.
La sociedad está situada en el tiempo; un tiempo que parece alentador pero
problemático y sobre todo difícil de construir un futuro. Debemos romper con la frase:
"internet ha dicho: el hombre no es necesario y su sola necesidad consistirá en construir
maquinas inteligentes." Algo que personalmente no considero necesariamente correcto.
Por ello es la importancia de recuperar la ética, "lo social" para que se puedan enfrentar los
problemas del hombre del siglo XXI. Tomar posición frente a la privatización del mundo... y
del hombre.
Entre las consideraciones más importantes a destacar del análisis y de la reflexión
del autor es sin duda, cómo se retoma a la historia. Pero no la historia episódica o aquella
Gran Historia. Sino una historia que se basa en procesos de distintas duraciones, que no
son lineales, más bien en un sentido dinámico. Es decir, en el que las transformaciones han
ido en un sentido en cierto momento, pero en otro hay cambiado de dirección.
Pero sobre todo, también entender la cuestión y la máxima enseñanza de la historia.
Esta es: cómo ha repercutido el pasado en el presente. Lo que exige la ciencia historia, en
momentos de crisis como el vivido hoy en día, es usar el pasado para interpretar el mundo.
Badillo Iñiguez Areli Leticia
Comunicación y gestión del gobierno
26 de febrero de 2019
Referencia de libro I

Esto me lleva a recordar una vieja enseñanza de Pierre Vilar, el gran historiador francés del
siglo XX: “hay que comprender el pasado para conocer el futuro”.
A partir de todo lo desarrollado a lo largo de este ensayo, uno de los retos
fundamentales que plantea Alponte y que se trató de constatar en este escrito es cómo
debe y va a convivir una sociedad digital en el contexto de la globalización. Lo cual para mí,
me parece un reto que todavía es tema de debate y de una lucha de posturas. Sin embargo,
considero que eso debe llevarse a cabo a través de la práctica y del comportamiento que
tengamos los seres humanos en el curso de la historia.
La propuesta sería, cómo construir un proyecto donde conviva el ser humano y las
nuevas tecnologías como el internet, sin perder el valor de ser un humano. Es decir, la
nueva realidad nos exige construir alternativas a partir del presente pero con una visión del
futuro.
A mi parecer, el trabajo realizado por Alponte no ha sido una descripción de la
historia de las revoluciones de la humanidad, sino más bien es un diagnóstico de la
situación actual de nuestras sociedades modernas y contemporáneas. Es la invitación a
reflexionar, a llevar a cabo análisis profundos y por supuesto a situarnos en el momento
histórico. A ser capaces de tomar conciencia y asumirse como sujetos históricos, capaces
de transformar la realidad actual.
La tarea es difícil, sin embargo, es menester de cada uno de nosotros tomar
conciencia de los problemas mundiales y nacionales para construir el mundo del mañana.
Nuestra misión en el mundo debe asumida y estar motivada por el carácter, no entendido
cómo enojo, sino cómo un sinónimo de decisión o lucha; lucha por el conocimiento, la moral
social, la cooperación y la inteligencia.
De esta forma hay que destacar que debemos dejar de ser meros espectadores de
la sociedad digital, y asumir más, la postura de sujetos históricos. Capaces de comprender
el mundo, y por ende, transformarlo, cambiarlo. Todo a través de la gran de tesis de Juan
María Alponte: por medio de una verdadera y gran insurgencia ética.

Bibliografía:
Alponte, Juan María. La revolución ciberespacial y la privatización del Estado-Nación: ensayo de
insurgencia, México, Rino 1998, 173p.

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