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ESTA ES TU CAUSA

Yuri Guerman

Edición: Progreso, Moscú 1973.


Lengua: Castellano.
Digitalización: Koba.
Distribución: http://bolchetvo.blogspot.com/
ESTA ES TU CAUSA.

A la memoria de Eugueni Lvóvich Shvrats. condenado al sacrificio:


- ¡Animalito, pobrecillo! -exclamó la muchacha,
¡Y lucha eterna! dirigiendo a Volodia una mirada medrosa.
La calma la vemos solo en sueños… Pero éste ni siquiera chistó. Parecía estar todo él
Alexandr Blok. como iluminado, escuchando a aquel hombre con
gorro y bata blancos que con tono severo hablaba
Capítulo I. ante el público del antiguo sabio Esculapio y de su
Ciencias naturales. hija Panacea.
Esto le ocurrió cuando estaba en el noveno grado - ¡No comprendo absolutamente nada! -susurró
de la escuela: inopinadamente, Volodia sintió Varia, lamentándose-. Es que ni chispa. ¿Y tú
indiferencia por todo, incluso por el circulo de comprendes, Vladímir?
ajedrez, que, en cuanto dejó de ir él, se deshizo; hasta El asintió con la cabeza. Después, cuando
dejó de interesarle el maestro Smorodin, que siempre comenzó la película de argumento, Volodia, sombrío
había considerado a Ustímenko como su mejor y pensativo, empezó a morderse las uñas. Y ni una
discípulo, y ni siquiera le agradaba estar con Varia sola vez se sonrió, a pesar de que la película era
Stepánova, con la que todavía en las fiestas de cómica. Poseía esa capacidad de abstraerse de
noviembre había ido a corretear por los derrubios del repente y de vivir sin prestar atención a lo que
lento Uncha. La vida, tan alegre y entretenida, tan sucedía a su alrededor, hundido en sus propios
plena, ruidosa y atareada, tan atractiva en todos sus pensamientos, como si se encerrara en una
pormenores, parecía como si de repente se hubiera madriguera. Y este día, cuando acompañaba a Varia
detenido, y todo alrededor de Volodia estuviera a su casa de vuelta del cine Udárnik, tampoco iba
paralizado, expectante y receloso. ¡Qué va a suceder con ella, sino completamente embebido en sí mismo.
más adelante, muchacho, ya veremos! - ¿En qué piensas? -le preguntó Varia.
Al parecer no había ocurrido nada del otro - ¡En nada! -masculló Volodia, sumido en sus
mundo. reflexiones.
Simplemente estuvo con Varia en el cine. Aquella - ¡Es muy divertido ir contigo! ¡Verdaderamente
tarde caía una llovizna menuda, propia del otoño, divertido! Eres capaz de hacerle reventar a uno de
Varia hablaba de sus naderías sobre "el arte teatral" risa.
(era la primera actriz del cuadro artístico de la - ¿Qué? -preguntó él.
escuela Nº 29), por la pantalla del cine se paseaban Y así se separaron por tres meses. Varia era
altaneras unas gallinas de una raza especial. Después, bastante susceptible y tenía su amor propio. Ante
Volodia resolló y contuvo la respiración: Volodia se abrió un mundo aún desconocido para él
- ¡Calla! -le dijo a Varia. de búsquedas y embrolladas ideas, de descubrimiento
- ¿Qué te pasa? -se sorprendió ella. de verdades hacía ya mucho tiempo descubiertas; un
- ¿Te vas a callar? -dejó escapar entre dientes mundo de noches insomnes, un mundo de
Volodia. conocimientos sin fin en el que él no era nada, una
En la pantalla un científico absorbía poco a poco insignificancia, un granito arrastrado por la
un líquido con una jeringuilla. Era un hombre de tempestad. Ese mundo le hacía dar vueltas y agitarse
ancha frente, labios finos, de aspecto fatigado. El entre palabras con las que a cada momento era
aspecto de este investigador no tenía nada de necesario recurrir a la enciclopedia; se abría paso a
simpático, o, como le gustaba expresarse a la mamá través de los libros, de los que comprendía muy
de Varia, nada atrayente. Y su trabajo no lo hacía con poco; a veces casi lloraba al darse cuenta de su
mucha habilidad; seguramente le fastidiaban todas propia impotencia, pero había instantes en que le
aquellas personas que le estaban filmando. A los parecía que comprendía algo, que se orientaba, que
hombres como éste no les gusta en absoluto que les estaba casi a su alcance este capítulo o aquella
fotografíen y aún menos si es para una película. página, que sólo le faltaba profundizar un poco más y
Varia sentía compasión por el conejillo de Indias todo marcharía a pedir de boca. Después, sumergíase
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de nuevo en las tinieblas, pues él era todavía y le gustaba llevar el pelo bien liso, para lo que
pequeño, "un tontuelo", como le llamaba su tía recurría a toda clase de artificios). En aquel momento
Aglaia. estaba leyendo un manual de Física, cómodamente
- ¿Qué es esto? -le preguntó su tía una tarde fría, arrellanado en el diván. En la casa flotaba un
al echar una ojeada a su "chiribitil", como llamaban empalagoso olor a galletas de vainilla, y en la
en la casa desde hacía mucho tiempo la pequeña habitación vecina madame Lis -amiga de Valentina
habitación de Volodia. Andréevna, la mamá de Eugenio-, tocaba el piano, de
- ¿Cómo, qué? -preguntó Volodia, sin allí llegaban distintas voces: una voz cansada -la de
comprender, apartando con trabajo la vista del libro. Valentina Andréevna-, otra de bajo -la de Dódik,
- ¡Pues eso! ¿Es que ahora te dedicas a comprar conocido motociclista, automovilista y jugador de
cuadros? tenis y, además de todo esto, el árbitro deportivo
- Esto no es un cuadro, es una copia del lienzo de principal de la ciudad y de la región.
Rembrandt Lección de Anatomía del doctor - ¿No quieres adquirir un automóvil? -le preguntó
Tulpius... Zhenia-. Dódik lo vende. Un Hispano-Suiza de 1914,
- ¡Ah! -asintió la tía Aglaia-. ¿Pero para qué te en marcha. Ya ha vendido dos y ha comprado otro
hace falta a ti, tontuelo, esa Lección de Anatomía? nuevo. Es un traficante, un verdadero águila. Le
- Pues me hace falta, Aglaia Petrovna, la Lección envidio.
de Anatomía porque yo seré médico -dijo Volodia, Volodia no dijo nada.
desperezándose a sus anchas y bostezando a - Vives como un perro -dijo Zhenia1 con voz
satisfacción-. Lo tengo ya decidido. lánguida-. Empollas, empollas, ¿y para qué? Dicho
- Agrega, además, "en el día de hoy" -le aconsejó sea de paso, claro es que hay que estudiar -añadió en
la tía-. A tu edad las decisiones se mudan con otro tono, ya más animoso-. Y eso es lo que hago yo.
bastante frecuencia. Recuerdo muy bien que te Pero circulan rumores de que tú no haces nada en
disponías a ser aviador y después pensaste ser absoluto.
detective. - No hago nada -reconoció indiferente Volodia.
Volodia no dijo nada y sonrió, sí, efectivamente, - ¿Ves? ¡Eso no está bien! Por lo que a mí
parece ser que había habido algo de eso. respecta, algunas asignaturas no se me dan bien,
- ¿Y ese Tulpius fue un buen doctor? -le preguntó tengo que hacer un esfuerzo colosal. Pero, además,
Aglaia. debes tener en cuenta que tuve tuberculosis.
- Van Tulp era holandés -explicó Volodia, fijando - ¡Tú, tuberculoso, vamos, anda! -se sonrió
la mirada en la copia, amarillenta por el tiempo-. Era Ustímenko, mirando el sonrosado rostro de Eugenio.
médico de los pobres, profesor de anatomía en - Las apariencias en este caso son en extremo
Ámsterdam. En los retratos le representan engañosas -contestó Zhenia ofendido-. En general, la
generalmente con una vela y su divisa como médico. tuberculosis no hay que comprenderla...
Hoy esta divisa es ya un proverbio: "alumbrando a "En general" era la expresión preferida de
los demás, ardo yo mismo". Eugenio. Y así le llamaban: "En general". Habló
- ¡Qué bien dicho! -suspiró Aglaia-. ¡Vaya, y qué largo y tendido sobre la tuberculosis, explicó cómo
cosas has aprendido! Veo que tu chiribitil lo has lograron librarle de esta terrible enfermedad:
abarrotado de libros... literalmente le habían salvado empleando toda clase
La tía Aglaia abrió un atlas con láminas de de remedios, hasta el áloe y la miel con manteca de
anatomía, que Volodia había traído de la biblioteca, y cerdo.
se estremeció: - ¡El amor maternal es capaz de mover montañas!
- ¡Qué horror! Bueno, vamos a tomar el té, ya es -pronunció Eugenio patéticamente. A veces le
tarde. Vamos, vamos, futuro Tulpius... gustaba soltar frasecitas de éstas, pero Volodia abrió
Antes de las vacaciones de invierno Volodia la boca en un prolongado bostezo y Eugenio dejó de
Ustímenko, alumno del noveno grado "A", tuvo hablar de la tuberculosis. Después empezó a criticar a
tantas notas malas que hasta él mismo se sorprendió. Volodia.
Era necesario hablar con alguien. Caminando con - Te has apartado, además, de los compañeros de
aire adusto por la crujiente nieve, Volodia se dirigió a escuela -dijo en tono benevolente- y, en general,
la calle Proletárskaya, para ver a Varia. "Alumbrando guardas ese hermetismo. Eso no está bien. ¡Hay que
a los demás, ardo yo mismo", pensaba abstraído. tener el ardor del komsomol, ser animoso, sentir la
"Alumbrando a los demás..." De qué manera tan alegría de vivir! No hay que olvidar que estudiamos
asombrosamente estúpida le importunaba de pronto en nuestra escuela soviética, en una buena escuela de
esta frase. trabajo, y no en un college burgués.
- Varia no está en casa, se ha ido a ensayar -le dijo - ¿Y por qué sabes tú que mi escuela es buena? -
Eugenio, el hermanastro de Varia, un muchacho de preguntó Volodia.
cara redonda, un poco lánguido, con una redecilla en
la cabeza (Eugenio se preocupaba mucho de su físico
1
Derivado del nombre Eugenio.
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- Todas nuestras escuelas, en general, son mejores - Por ejemplo, el círculo. Esto es cosa tuya, pero a
que los colleges burgueses. -De pronto hizo un guiño la escuela le agrada tener un buen círculo dramático
a Volodia-: ¡Demuéstrame lo contrario! y dar representaciones artísticas. En el consejo
Ustímenko no quería ni podía demostrarle lo pedagógico esto lo tienen en cuenta. O, tomemos el
contrario y Eugenio continuó: periódico mural. Yo, por ejemplo, ya es el segundo
- Si es que encuentras dificultades, los año que soy el redactor-jefe. Esto me hace a mí tanta
compañeros de la escuela y los maestros te ayudarán. falta como el saludo a un perro, pero a ellos les hace
¿Acaso no formáis un grupo bien avenido todos los falta. ¿Te parecerá que en esto pierdo mucho tiempo?
muchachos de tu clase? Si formáis un grupo unido, Pero yo he hecho mis cálculos: todos los maestros
ellos te ayudarán. Tenéis a Volodia Sujarévich, tu saben que soy redactor y no pueden dejar de tener en
tocayo: es un badulaque, no cabe duda, pero está cuenta mi trabajo social. Y, por otra parte, los
lleno de impulsos generosos. He oído decir de él que maestros también son personas. Leen en el periódico
siempre saca adelante a los rezagados. Habla con él, algo que les halaga, algunas palabras de
te sacará... agradecimiento, amables. Tú, por ejemplo, sientes
En la habitación vecina se oyó la sonora risa de afición por las ciencias naturales. Magnífico. Esas
Dódik. Zhenia se levantó y, chancleteando con las cosas le gustan a la escuela, pero dentro de sus
zapatillas, se acercó a la puerta y la cerró bien, límites, mi querido amigo, dentro de los límites de la
diciendo luego preocupado: escuela. Hay que formar un grupo activo, ir a ver al
- Verdaderamente, no sé qué hacer. Aquí pasa los maestro y decirle: Fulanito Ivánovich, nosotros, los
días y las noches este camarada especulador con muchachos, le rogamos encarecidamente que dirija el
autos y motos. ¿Y qué es lo que ha encontrado mi círculo de ciencias naturales. Usted y sólo usted...
mamita en él? ¡Oh, vendrá el terror de los mares y ¿Comprendido?
entonces sí que habrá una conversación divertida!... Eugenio sacó un pitillo del cajón de la mesilla, lo
Volodia pestañeó perplejo: ¿"El terror de los encendió y se estiró:
mares?", tal era, al parecer, el nombre que Eugenio - ¿Está claro?
daba a su padrastro. De las noches pasadas en vela - No, no eres tonto -repuso Volodia.
leyendo libros que no tenían nada que ver con el - ¡En eso estamos! -suspiró Eugenio, y luego
programa de la escuela, Volodia sentía dolor en la preguntó-: ¿Vas a esperar a Varia?
nuca y le parecía que le había entrado arena en los Volodia, sombrío, se encaminó a su casa. Y, ya en
ojos. la calle, durante largo tiempo le pareció sentir el olor
- ¿Y por qué va a haber una conversación a galletas de vainilla y escuchar la voz lánguida de
divertida? -preguntó Volodia. Zhenia. En la esquina, junto al monumento a
- ¿No lo adivinas? Radíschev, encontró a Varia. Iba con los muchachos
- No. de su círculo y le saludó con la mano. En el aire seco
- ¡Supongo que a los maridos no les hará ninguna y helado se oyó como galleaba con tono petulante
gracia una situación así! Sevka Shapiro, el director del cuadro artístico.
Y Eugenio indicó con la cabeza hacia la puerta, - Yo apoyo los principios de la biomecánica y
tras de la que se oían las carcajadas de madame Lis. rechazo por completo la doctrina de Stanislavski.
Pero Volodia seguía sin comprender. Con todos mis respetos...
- Bueno -dijo-, pero, a pesar de todo, ¿qué hacer? "¡Estúpidos!", pensó Volodia, como una persona
- En general, tienes que refrenarte -le recomendó ya entrada en años. Y se sorprendió: no hacía tanto
Eugenio-. Hablando como amigos, de hombre a tiempo que todo esto le interesaba también a él.
hombre, te diré, que, naturalmente, tú eres más capaz "¡Tan-an!", resonó un largo tañido allá en lo alto,
que yo, pero te dispersas, amiguito. Claro está que es en el cielo. Tocaban las campanas de la catedral,
un aburrimiento, pero hay que terminar los estudios pues era sábado. "¡Tan-an!".
en la escuela. Hoy tenernos a nuestros papaítos, pero
mañana tendremos que encontrarnos cara a cara con ¡Abajo, abajo los frailes,
nuestro destino. No vamos a ir a trabajar de Abajo, abajo los popes!
cargadores... !os colaremos en el cielo
Y, arrojando el libro de Física sobre el diván, y echaremos a los dioses...
Eugenio empezó a aleccionar a Volodia. Como
siempre, le guiaba muy buena intención, pero estas A su encuentro venían los muchachos del círculo
enseñanzas producían en Volodia la misma antirreligioso de la escuela. Volodia se paró y dijo a
impresión que si se hubiera hartado de caramelos. Galina Anójina, la presidenta:
Claro es, Eugenio tenía razón, pero así, a su manera, - "¡Los echaremos, los echaremos!" ¿Qué vale esa
de soslayo, con cinismo. Mirando fijo delante de sí propaganda? Mejor sería que escucharais una
con sus transparentes, Eugenio dijo, recreándose en conferencia sobre la Inquisición...
sus palabras: Los del círculo rodearon a Galia y Volodia.
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Estaban muy alegres y no tenían ningún deseo de oír palabra que no fuera verdad. Afanasi Petróvich
cosas tristes sobre Giordano Bruno o sobre Bruno de sostenía un trozo de empanada con sus grandes
Nola, como llamaba Ustímenko a este gran hombre. manos Y miraba fijamente a su hijo.
Ni de Miguel Servet querían saber nada hoy; le - ¡Nada de lo que está diciendo es verdad! -
habían quemado dos veces: la primera vez, en efigie, exclamó Aglaia-. ¡Eso no puede ser de ninguna
pero después le quemaron a él mismo con todos los manera! Estudia mucho, seguramente es uno de los
libros que había escrito. Y a Andrés Vesalio, padre primeros en la escuela...
de la cátedra de Anatomía, también le mataron los - ¿Qué causas? -preguntó el padre, sin prestar la
malditos inquisidores. Le impusieron como menor atención a las exclamaciones de la hermana.
penitencia ir a los santos lugares, y el barco en que - ¡Esto después! -dijo Volodia-. Bueno, en
navegaba Vesalio se hundió. resumidas cuentas, se trata de que he decidido
- ¡Un acto de sabotaje, claro está! -dijo Gubin, un firmemente dedicarme a la ciencia.
compañero de Volodia-. Preparado especialmente. Afanasi Petróvich ni siquiera se permitió una
- Y Galileo retrocedió -continuó Volodia-, tuvo sonrisa.
miedo. Puso la mano sobre el Evangelio y declaró - Se pasa las noches estudiando -terció de nuevo
que se arrodillaba ante su eminencia el Inquisidor la tía-, ha traído una cantidad de libros terrible y
General y juraba creer en adelante en todo lo que la ahora sale con ésas... ¡Miente, todo lo que está
iglesia reconocía como dogma y enseñaba. Bien es diciendo es mentira!
verdad que ya era viejo... Más tarde, cuando, rendida de sus ajetreos, la tía
"¡Tan-an!" -se oyó en el campanario-. "¡Tan-an, Aglaia se quedó dormida, ambos Ustímenko se
tan-an!" sentaron el uno al lado del otro y Volodia escuchó a
- ¡Bueno, vamos, muchachos!-dijo Galia-. A su padre.
propósito, Ustímenko, no estaría mal que tú mismo - A mí me es difícil juzgar -dijo Afanasi
nos dieras una conferencia... Petróvich, dando una chupada al cigarrillo-. Yo no
Y se fueron todos juntos, un poco desconcertados soy hombre de ciencia, soy piloto militar, pero
por la sabiduría de Volodia, por el iracundo brillo de supongo que toda ciencia debe tener su fundamento.
sus ojos y por su delgadez. Pongamos, por ejemplo, nuestro trabajo, el aire.
- Lecciones y más lecciones -murmuró Anójina, Parece como si todo fuera tan sencillo, acercar las
descontenta-. Vaya un maestro que nos ha salido. palancas hacia uno, alejarlas. Pero, sin embargo...
- No digas eso -protestó Borís Gubin-. Volodia es Como estaban sentados el uno al lado del otro,
un verdadero camarada, piensa y lee mucho. Volodia no veía hacia donde miraba su padre, pero
sentía su mirada seria, severa, tranquila, lo mismo
El padre ha venido. que su hombro delgado, de chico todavía, sentía sus
Ya en la entrada de la casa, sin haber encendido la poderosos músculos. Y experimentaba una apacible y
luz, solamente por el olor a tabaco y a cuero, completa felicidad. ¡Este hombre de perfil duro, con
comprendió que había venido su padre. Sin quitarse arrugas en el rostro curtido por el viento, este aviador
siquiera el abrigo, Volodia, gritando de alegría, audaz y valeroso era su padre, y hablar con él de
corrió a su habitación. Afanasi Petróvich estaba igual a igual, buscando las palabras adecuadas,
sentado junto a la mesa en su postura característica - producía un sentimiento que no se podía comparar
muy erguido- leyendo un periódico. Tenía puesta su con nada!
guerrera bien planchada y entallada, con las insignias - Sin embargo, hijo, esa sencillez no es una cosa
de aviación y en la bocamanga relucían los galones tan sencilla -continuó pensativo Afanasi Petróvich-.
dorados; el cinturón de cuero pendía del respaldo de Claro que para hacer algo únicamente no peor que
la silla, lo que quería decir que el padre había venido cualquier otro no hace falta nada de particular; pero
para quedarse en casa y que hoy no iría a ninguna para hacer avanzar a la aviación un paso, un par de
parte. Se saludaron, estrechándose la mano, como pasos, para esto hay que tener una base sólida: de
siempre: el padre, entornando algo los ojos, atrajo a golpe, en un dos por tres, con insolencia no se logra
Volodia hacía sí. No se llegaron a besar, no lo sabían nada. Puedes creerme, yo ya soy persona madura y tú
hacer, pero Afanasi Petróvich estrechó ligeramente al sólo te dispones a comenzar el camino.
hijo y dijo que se quitara el abrigo y se sentase a Después, ya de noche, pasaron al chiribitil de
cenar. La tía Aglaia trajo de la cocina una empanada Volodia y allí, entre libros, revistas y apuntes en
siberiana de pescado. Sus ojos reían llenos de gozo y desorden, sentados bajo la Lección de Anatomía de
toda la cara le resplandecía. Aglaia quería con toda el Rembrandt, el hijo empezó a contar al padre qué eran
alma a su hermano, estaba orgullosa de él y su venida las ciencias naturales. Afanasi Petróvich estaba
era siempre una fiesta para ella. sentado en la cama de Volodia y observaba con
- ¡Informa! -dijo el padre, bebiéndose una copita atención y severidad el enjuto, pero enrojecido rostro
de vodka fría. de su hijo y escuchaba sus razonamientos acalorados
Volodia le comunicó todo, sin decir ni una acerca de los avances de la medicina, sobre cómo
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debe ser un verdadero innovador, qué caminos seguía Su padre suspiraba, pero sus ojos le miraban con
la investigación de la albúmina artificial, cómo alegría.
operarían el corazón humano... - En nuestra unidad tenemos uno así, el ingeniero
- Eh, en esto, amiguito, no me vengas con militar Pronin -le interrumpió de pronto Afanasi
embustes -dijo Afanasi Petróvich-. Operaciones en el Petróvich-. Es todo un tío, sabe mucho, sólo que
corazón, eso es pasarse de la cuenta... escucharle largo tiempo es peligroso...
- ¡Pasarse de la cuenta! -protestó Volodia-. - ¿Por qué? -preguntó Volodia.
¿Pasarse de la cuenta? Perdóname, padre, pero tus - Porque no mira por donde pisa. Sólo adelante. Y
palabras me recuerdan a aquellos que se reían del por el camino se puede tropezar con una piedra o con
doctor ruso Filíppov, que ya en los años del ochenta alguna otra cosa... lo pisas y después hay que
del siglo pasado hacía suturas en el corazón de los limpiarse las botas. Vete ya a dormir, hijo.
animales. Y el alemán Rhen en el año noventa y seis Y, al ver que Volodia ponía cara de disgusto,
hizo una sutura en una herida del corazón y el agregó:
enfermo quedó vivo. Los conservadores en la - Sin embargo, es mejor mirar a lo lejos, adelante,
ciencia... que mirar al suelo. Pero también hay que mirar por
- Bueno, bueno -rezongó el padre con tono dónde vas.
conciliador-, bueno, bueno, innovador, sigue A la mañana siguiente Volodia encontró dinero,
fantaseando. ¿Y la cabeza también la coseréis de que le había dejado su padre, y una nota en la que le
nuevo? decía que se comprara los libros que quisiera y todo
- ¡No es cosa de broma! -se ofendió Volodia-. A lo que le hiciese falta para "que prepares cuanto
propósito, tú eres aviador, y los sueños sobre el antes, hijo, la albúmina artificial". La firma era
hombre volador. .. oficial. "A. Ustímenko". Después una
- Vamos, vamos -le interrumpió Afanasi recomendación: "De todos modos, hasta que llegue el
Petróvich-, todo se comprende, sólo que, a lo mejor, momento en que se pongan en claro las cosas,
la guerra... estudia, como corresponde a un ciudadano
- ¿Qué guerra? -preguntó Volodia sin trabajador. Confío firmemente".
comprender.
- ¿Tú lees los periódicos? Los esqueletos no se venden.
- Los leo. Es verdad que no los leo con mucha Había bastante dinero: un fajo de billetes de
regularidad... treinta rublos y además dos de billetes pequeños, en
- Hay que leerlos con regularidad y comprender total, toda una fortuna y Volodia decidió comprar
quiénes son Hitler, Goebbels, Himmler y Goering, inmediatamente un objeto que ya hacía mucho
ese cerdo que se da a sí mismo el nombre de aviador. tiempo codiciaba con ilusión...
Y también quién es Krupp von Bohlen. A nuestra La tienda de material escolar que habían abierto
unidad vino un día a vernos un comisario, un hombre no hacía mucho estaba cerca del mercado de la
muy inteligente. Hizo un profundo análisis -claro que ciudad, al lado de la pista de patinar. Allí, junto al
no para divulgarlo- especialmente para nosotros, para puesto de molletes, encontró Ustímenko a Varia, que
los militares. Y, me parece, hijito, que si se arma un estaba comiendo dos molletes a la vez, sujetándolos
fregado, mucho me temo que todas esas albúminas con fuerza con los dedos: uno relleno de carne y otro
artificiales queden en segundo plano... de col. Del brazo le pendían los patines. Se oía la
- ¿En segundo plano? -preguntó con desánimo banda de música tocando al otro lado de la alta valla
Volodia. que rodeaba la pista de patinar.
- Sin duda. Si no fuera por los imperialistas de - ¿Quieres un mollete? -le preguntó Varia con la
todos los países, claro es que la ciencia avanzaría misma naturalidad que si se hubieran visto el día
mucho más. anterior-. ¡Están muy buenos! A mí me gustan más
Afanasi Petróvich se desabrochó el cuello de la los fritos, sobre todo comiendo un par juntos...
guerrera, quedó pensativo un instante, y después, con Grandes y pesados copos de nieve caían en el
cierto timbre irónico, pero triste y ligeramente gorro de Varia, en los molletes, en las mangas del
turbado, dijo: abrigo.
- Nuestra familia va ascendiendo. Tu abuelo fue - Otra vez se va a derretir el hielo de la pista.
carretero en la región de Járkov; yo, como ves, soy ¿Verdad, Vladímir? Qué invierno éste tan absurdo.
guerrero, aviador, mando un regimiento, y mi hijo De pronto exclamó sorprendida:
producirá albúmina artificial, será un hombre de - ¡Pero qué flaco estás!
ciencia. Si viviera tu madre, se alegraría. Bueno, "Bun-bun-bun" -se oían los timbales al otro lado
venga, sigue contando... de la valla-. "Bun-bun-bun".
Ya pasada la medianoche, Volodia se embaló. Los - ¿Has patinado ya? -preguntó Volodia,
sueños los daba como cosa corriente en la ciencia, el - ¡Ya he patinado! -mintió Varia, por si acaso-
futuro lejano, muy lejano, le parecía que era realidad. "¡Pero cómo le quiero, a pesar de todo! -pensaba la
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muchacha, sintiendo los fuertes latidos de su cambio, en una tienda de libros viejos de la plaza del
corazón-. Incluso no está bien". 1º de Octubre, al lado de la catedral, Volodia compró
- Vamos a comprar un esqueleto. un atlas de láminas de anatomía editado en el año mil
- ¿El qué, el qué? novecientos, no muy caro y bastante bien
- ¡Un esqueleto humano! -pronunció Volodia-. conservado. Varia iba a su lado haciendo tintinear las
Vamos a la tienda de material escolar. Los tienen en cuchillas de los patines, el gorrito ladeado, la cara
el escaparate. Los he visto. roja, y hablaba del burocratismo que existía aún y de
- ¿Para la escuela? que era necesario luchar implacablemente con estas
- ¿Para qué escuela? -se enfadó Volodia-. Para mi malditas supervivencias del pasado.
uso particular. - ¿Rodión Mefódievich escribe? -le preguntó
- ¿Para ti? -y Varia le señaló con el dedo. Volodia.
Y se fueron a comprarlo. Pero en la tienda, las - El domingo ha habido carta -le contestó Varia, y
cosas resultaron de manera muy distinta a como se del burocratismo saltó a dar la noticia de que,
las había imaginado Volodia. Un hombre calvo, de probablemente, conseguiría dos entradas para ver en
aspecto muy desagradable, con la boca cuajada de el Teatro de Arte El tío Vania-. Ya han venido, paran
dientes de oro, le dijo a Volodia que los esqueletos todos en el hotel Moskávskaya. Zina Kriúkova ha
humanos y de animales se vendían únicamente a los visto a dos. A quiénes, no lo sabe, pero puede ser que
centros de enseñanza, previa presentación de la al camarada Kachálov y al camarada Livánov. Los
correspondiente nota de pedido y pagando por cuenta dos llevaban abrigos de pieles. ¿De nuevo estás
a la orden. A particulares no se les puede vender pensando en tus cosas?
ninguna clase de esqueletos. - De todas maneras, en vuestra afición por el
- ¿Y si es un hombre de ciencia? -preguntó Varia, teatro hay algo sicopatológico -dijo Volodia-.
indicando con la cabeza él Volodia. No era de las que Además, Varia, hablando en serio, ¿a quién le hace
se mordían la lengua. falta ese arte? No da nada, sólo es una pérdida de
- Los hombres de ciencia los adquieren a través de tiempo, un gasto sin sentido de las células nerviosas,
las instituciones científicas. una simple idiotez.
- ¿Y si no está adscrito a ninguna institución Otra vez se enfadaron, pero no del todo. Este
científica? domingo Varia vio en Volodia algo que no
- ¡Entonces es lo mismo que si fuese un particular comprendían todavía en él las personas mayores,
cualquiera! -dijo el dependiente, descubriendo su inteligentes, cultas; comprendió que tenía algo de
áurea dentadura. excepcional. Y con alegre sorpresa entró en su
- ¿Es que acaso vamos a especular con un chiribitil, en el que hacía ya tiempo que no había
esqueleto? -se enfadó Varia-. Si a una persona le estado. Se sentó en una silla coja y escuchó con la
hace falta, si esa persona se ha consagrado a la boca entreabierta las ideas de Volodia sobre Pasteur
ciencia... y Koch, Pávlov y Méchnikov, Pirogov y Zajarin,
Volodia salió de la tienda avergonzado. Siempre sobre la posibilidad de luchar contra los tumores
tenía que armar escándalos esta Varia. Pero ella no malignos, y, claro es, sobre las albúminas artificiales.
aparecía, no acababa de salir. Pasados unos veinte Se quedó a comer también con Volodia y mientras
minutos, Volodia volvió a entrar en la tienda: Varia tomaban la sopa, Varia le dijo:
estaba escribiendo en el libro de reclamaciones con - ¿Sabes, Volodia, que estoy mareada?
letra grande, aún infantil. Volodia miró por encima - ¿Cómo? -preguntó él.
de su hombro y leyó: "La negativa de vender - Pero si estás hablando tres horas seguidas, sin
esqueletos a personas particulares se puede calificar descansar ni un minuto.
de cerrilismo..." - ¡Ah, ah! -no sin cierta malicia exclamó la tía
- ¡Varia! -susurró Volodia. Aglaia-. A ti, todavía, pero, ¿ya mí? Vienes del
- ¡Déjate de remilgos! -replicó Varia con voz trabajo con la cabeza como un bombo, cansada,
irritada. rendida, y él dale que dale con sus bacterias.
- ¡Pero si es ridículo! A pesar de todo, Volodia fue a ver El tío Vania.
“…cerrilismo o algo pior aún... ", escribió Varia. La jira del Teatro de Arte había revuelto de tal
- Peor -la corrigió en voz baja Volodia. manera a toda la ciudad, que no había manera de
- ¡Ya lo adivinarán! -dijo Varia-. ¡Tú, vete, abrirse paso hasta el nuevo edificio de la Casa de
Ustímenko, y déjame que lleve yo este asunto hasta Cultura. La gente, con la cara alterada, con voz
su fin lógico! enronquecida, ya desde la calle de los Comunistas
A Varia le ardían las mejillas. Y un gracioso bucle preguntaba si tenían alguna entrada de más. Sobre
se le había escapado de la trenza y le caía sobre una todo daba lástima ver a un militar entrado en años,
oreja, sobre su orejita con un pendiente azul en el que decía con tono desesperado que él no "pedía"
pulpejo. para sí, sino para su hija...
En lo del esqueleto no consiguieron nada. En - ¡Es una sicosis de masas! -dijo Volodia-. Sobre
Esta es tu causa 7

esto tiene algo escrito el famoso Kraepelin. preguntó:


Varia suspiró con resignación. "Kraepelin, pues - ¿Dónde está su ratita?
que sea Kraepelin". - ¡Aquí está! -dijo Volodia.
Las localidades no eran malas: primera fila de - ¡Oh, es blanca! -se sorprendió el miliciano.
anfiteatro. Volodia compró el programa, sin mirarlo - Tengo muchas -explicó Volodia-. Para hacer
siquiera, se lo dio a Varia y con aire de superioridad experimentos. Pero, sabe usted, estoy acostumbrado
empezó a recorrer con la mirada el patio de butacas y a ellas, me da lástima dejarlas. Son muy listas, y ésta
los palcos abarrotados. está amaestrada. ¡Tómela, tómela en la mano!
Pero en esto comenzó a descorrerse la cortina con El miliciano sostuvo la ratita en su oscura mano,
un roce apenas perceptible y empezó algo se interesó por saber con qué las alimentaba Volodia
sorprendente. ¿Qué tenía que ver, en realidad, el hijo y les dejó marchar en paz.
del aviador Ustímenko con todo aquello que le - ¡Muchas gracias, camarada jefe! -dijo Varia-.
ocurría a Sonia, al tío Vania, al doctor Astrov y a Pues, sabe usted, nos hubieran aguado la fiesta. Un
otras personas, venidas de otro tiempo, de un mundo espectáculo tan impresionante y, de repente, ahí
que no conocían ni Varia ni Volodia ni sus padres, ni tienes, te pescan y te llevan a la comisaría.
siquiera sus abuelos? ¡Y qué no haría Volodia para Mientras Varia hablaba, el bigotudo miliciano no
no tener que avergonzarse ante Varia! Contaba hasta apartaba los ojos de ella, mirándola con cara de
diez, apretaba los dientes hasta producirse dolor y se pocos amigos, después preguntó:
esforzaba por pensar en otras cosas; pero unas ¿No sé de dónde, joven, pero su cara me parece
lágrimas malditas, absurdas, sin sentido, le escurrían conocida?
sin cesar por la nariz y una incluso le cayó a Varia en -¿Se acuerda usted de la pelea? -dijo Varia.
la mano, cuando la alargaba para tomar el programa. - Yo no puedo recordar todas las peleas -repuso el
Pero en el último acto Volodia se entregó por miliciano-. Mi trabajo es tal...
completo: ya no contaba ni apretaba los dientes; - Bueno, en la pista de patinar de su puesto ayer
adelantando todo el cuerpo, contemplaba con rabia hubo una pelea. Sí, sí, ayer mismo. No puede ser que
los sufrimientos humanos, haciéndose en su fuero lo haya olvidado.
interno algún juramento, apretando las manos Y ella, ruborizándose ligeramente, contó cómo el
sudorosas y limpiándose sin cesar las lágrimas que le día anterior se habían peleado unos muchachos en la
brotaban... pista de hielo y que nadie intentó separarlos,
Estaba casi a punto de terminar, cuando a su lado entonces, ella se metió por medio y también le tocó
una mujer ya de edad, con un susurrante vestido de lo suyo. Pero no se asustó, se volvió a interponer y
seda, dio un chillido ahogado y empezó a balbucear empezó a gritar, al oír sus voces corrieron en ayuda...
algo con voz desfallecida. Volodia la chistó en voz - Ya, ya -pronunció el miliciano con voz de
queda, pero ella no se tranquilizó y empezó a autoridad-. Su apellido es Stepánova. Stepánova
levantarse. La sisearon, pero ella dio un grito. Por Varia. Bueno, está bien, váyanse...
suerte, el espectáculo terminó en el mismo momento. En la calle empezó a hablar otra vez del teatro. En
A través del velo de lágrimas, Volodia pudo ver la su opinión, el Teatro de Arte de Moscú ya había dado
faz verdosa de su vecina, su boca torcida, dispuesta a todo lo que tenía que dar. Y también Vsévolod
lanzar un grito desgarrador en toda la sala. Meyerhold había cedido algunas posiciones. Por
- ¡Ratones! ¡Ratones! ¡Ratones! -balbuceó otra ejemplo, La Dama de las Camelias no era, ni mucho
mujer vestida de verde. menos, lo que fue El último, el decisivo.
- ¡Y qué tiene de particular! -dijo Volodia, - ¿Pero tú has visto estas obras? -preguntó
recogiendo su ratita blanca amaestrada de las rodillas Ustímenko.
de su vecina-. ¿Qué hay de terrible en esto? Hoy - ¡No las he visto, pero he leído lo que se ha
apenas si la he dado de comer. Estaba aburrida y ha escrito sobre ellas! -exclamó Varia-. Estoy al tanto
salido afuera. por las revistas y leo las críticas. Y en nuestro estudio
A pesar de todo, los llevaron a la comisaría. El discutimos de muchas cosas...
arte no ablandó el corazón de las vecinas de Volodia Aquella tarde resultó extraña. No estaban de
de la primera fila del anfiteatro de la Casa de Cultura. acuerdo en nada, pero, a pesar de todo, no podían
Después de haber llorado a lágrima viva viendo El separarse. Pasearon, se sentaron en un banco, se
tío Vania, aturdieron con sus voces estridentes al quedaron helados, pero todo el tiempo sentían que,
viejo miliciano, dándole a conocer los sencillamente, no podían pasarse el uno sin el otro.
malintencionados y procaces propósitos de aquel ¿Y por qué? Ellos mismos no lo sabían...
joven. El miliciano levantaba acta. Varia estaba
sentada en una silla en un rincón de la habitación y El hombre todo lo puede.
hacía guiños a Volodia. Le parecía que ella misma Pese a todo, Vladímir Ustímenko pasó al décimo
tenía alguna culpa. grado. En el consejo pedagógico se habló mucho de
Cuando las denunciantes se fueron, el guardia él; Smorodin estaba particularmente ofendido. El
8 Yuri Guerman

viejo se sentía traicionado. "¡Imagínense ustedes! - la que ella llamaba al estilo antiguo "influenza".
exclamó-. ¡Figúrense ustedes! Este joven me ha - No lo niego -oyó decir Aglaia Petrovna-,
hecho la siguiente pregunta: ¿en general, para qué Vladímir Ustímenko es un muchacho capaz. Tanto
sirven las obras literarias? ¡Enervan! ¡Y toda una peor para él. Admitamos que esté absorbido por sus
teoría a propósito de El tío Vania que se ha dignado ciencias naturales. ¡Magnífico! Pero no es él solo...
ver en el teatro!" ahora miles y miles de jóvenes ciudadanos de nuestra
Otros maestros también hablaron de Volodia en el inmensa Patria construyen aparatos de radio y
mismo tono. Podía ser el orgullo de la escuela y modelos de aviones, pero, sin embargo, siguen con
había descendido a tener notas muy medianas, pero toda seriedad preocupándose de su formación...
lo más importante era su indiferencia hacia la La tía Aglaia bostezó inopinadamente. La
escuela. ¿De dónde provenía esto? directora de estudios, al advertirlo, continuó con tono
La anciana Anna Filíppovna protestó: pues no es enfadado:
tan malo Vladímir Ustímenko, tiene muchas cosas - Por supuesto, usted también trabaja en el aparato
positivas, no se pueden negar así porque sí las buenas de instrucción pública, pero no hace mucho, hace
cualidades del muchacho. Claro que, tomado en muy poco tiempo. Y la Inspección Obrera y
conjunto (Anna Filíppovna miró con recelo a la Campesina, en donde usted trabajaba antes, tiene sus
irritada Tatiana Efímovna, directora de estudios), en particularidades, lo mismo que, por ejemplo, las
conjunto, Ustímenko, en realidad, se ha relajado, ha Escuelas de la Juventud Rural, que ahora dirige
aflojado mucho, es preciso tomar medidas urgentes... usted...
- Dicen que está absorbido por las ciencias - Efectivamente, así es -asintió con indiferencia
naturales -explicó el maestro de Física, Egor Aglaia Petrovna-, pero las Escuelas de la Juventud
Adámovich, a quien los escolares llamaban Adam-, Rural, también son escuelas soviéticas...
pero a mi parecer, esto es un desatino. Si el joven - Tampoco nuestra escuela es un gimnasio zarista
sintiera efectivamente afición por las ciencias o un seminario, la nuestra es justamente una escuela
naturales, no saltaría por la ventana de la clase, ni soviética...
arrastraría a otros camaradas a cometer tales excesos. - ¡Ah, de eso ya estoy enterada! -exclamó la tía
Ruego que se reflexione en esto: al grito de "¡Los de Aglaia-. Pero no perdamos el tiempo con palabras
Chapáev, seguidme!", un grandullón idiota salta al generales. Usted me ha llamado con urgencia,
alféizar de la ventana... incluso de manera apremiante, según yo entiendo...
La directora de estudios golpeó con el lápiz sobre - La he llamado a usted -ya por completo irritada
la mesa. No quería que la atención del consejo dijo Tatiana Efímovna- para comunicarle una noticia
pedagógico se centrase mucho sobre el asunto de la en extremo desagradable: si su sobrino no se
ventana, porque su hijo Fedia también era de los que enmienda y, perdone, si usted no se cuida de él, si a
habían saltado, y ella, teniendo en cuenta la continua Vladímir Ustímenko no le empieza a preocupar
falta de tacto de Adam, rompió una lanza en defensa seriamente el honor de la escuela, si él no comprende
de Volodia: que nosotros no educamos genios individuales...
- El muchacho crece sin madre y, de hecho, sin - Tatiana Efímovna -la interrumpió la tía Aglaia-,
padre -dijo-. Su tía, una camarada que ocupa un pero usted no me ha llamado para esto. Volodia
puesto responsable, no siempre puede vigilar a mismo me lo ha dicho; se trata de otra cosa. Si no me
Vladímir Ustímenko. Yo, claro es, como maestra de equivoco, los muchachos han saltado por la ventana
matemáticas, tampoco estoy satisfecha de él... después de la clase de Física y...
En cada uno de los maestros hablaba su orgullo La directora de estudios bajó la vista; no sabía que
ofendido, pero ninguno pensaba, como ocurre a el mismo Ustímenko se lo había contado todo a su
menudo con los maestros, que Volodia se encontraba tía. Y en aquello andaba mezclado Fedia...
en una situación muy crítica, que se hallaba hecho un - Eso de los saltos por la ventana es una travesura
lío, pero no como se lo hacen los haraganes sin dos -dijo Tatiana Efímovna, esforzándose por dominar
dedos de juicio, sino precisamente como suele sus nervios-. Descomedida, reprobable, pero una
suceder a las naturalezas privilegiadas. travesura. En cuanto al iniciador de esta travesura...
Acordaron hablar con el camarada Ustímenko, Esa es la cuestión, Aglaia Petrovna. Su sobrino, de
Afanasi Petróvich, o, en caso de que éste estuviese manera categórica e incluso con brusquedad, se ha
fuera, con la camarada Ustímenko, Aglaia Petrovna. negado a dar el nombre del iniciador.
Aglaia Petrovna llegó por la mañana a la escuela. - Que haya sido brusco, eso no está bien, pero el
La severa Tatiana Efímovna recibió fríamente a la tía que no sea un delator, eso está muy bien -dijo Aglaia
de Volodia. En las ventanas del despacho de la Petrovna, mirándola fijamente a los ojos-. En el que
directora tamborileaba la lluvia, por la calzada de es un acusón en la escuela, a mi parecer, tampoco se
adoquines rodaban los carros con fastidioso podrá confiar en el combate.
traqueteo. Tatiana Efímovna hablaba con voz - ¿Ah, tal es su criterio?
gangosa y se sonaba de vez en cuando: tenía gripe, a - ¡Sí, tal es! -afirmó enérgicamente la tía Aglaia-.
Esta es tu causa 9

Además, sobre esta cuestión existen distintas reflexiones sobre lo que había leído.
opiniones. Y esto es muy lamentable. Era ya bien entrado el verano, el cielo estaba sin
Se levantó, vigorosa, con las mejillas sonrosadas, nubes, al otro lado de la ventana los arces susurraban
una mirada un tanto burlona en sus negros y algo alegre y misterioso. De nuevo, sin saber cómo,
alargados ojos. perdió un largo rato. No tenía ganas de calentar la
- Quiere decir que una conversación sincera con la comida, comió un trozo de pan y bebió un vaso de
maestra... -empezó a decir Tatiana Efímovna, pero la leche medio agriada. Después notó que empezaba a
tía Aglaia no la dejó terminar: oscurecer y encendió la lámpara. Al poco vino
- La sinceridad es una cosa y la delación es otra. Zhenia Stepánov, preocupado, se entretuvo un poco
La delación, la acusonería, la soplonería siempre son con las ratitas blancas, y luego, balanceándose en la
repugnantes. Ustedes deben educar a sus alumnos de desvencijada mecedora, se lamentó:
manera que se digan los unos a los otros la verdad a - Viejo, estoy que ardo.
la cara, y no que vengan aquí, a su despacho, a darle - ¿En qué sentido?
ciertas informaciones sólo a usted... ¡Hasta otro día! - Pues que el papaíto se ha dignado enviar una
Tatiana Efímovna no rechistó y la tía Aglaia se carta recomendándome ir a estudiar a la Escuela
dijo para sí: "¡Oh; y cómo sé hacerme enemigos!" Naval Militar.
Ya en la calle seguía pensando irritada: "¡Vaya - ¿Rodión Mefódievich?
con la directora de estudios! ¡Qué bicho!" - El mismo.
Volodia estaba en casa, bebía un vaso de leche al - Pues ve.
mismo tiempo que leía algo sobre la glándula - Pero eso es muy difícil.
tiroides. Ya no se acordaba en absoluto de que habían Volodia se encogió de hombros.
llamado a su tía a la escuela. Sus ojos resplandecían - En la carta incluso hay versos -dijo Zhenia,
con una expresión de entusiasmo. sacando del bolsillo un sobre arrugado-. ¡Si "El terror
- ¿Sabes, tía Aglaia? -dijo-, la glándula tiroides es de los mares" se desencadena, se acabó!
una cosa maravillosa. ¡Escucha! No, esto es Y sacudiendo la hoja de papel, Eugenio leyó:
sorprendente...
Alrededor de sus labios sonrosados se veía un Ni sangre ni ofensas al enemigo perdonasteis
leve bigotillo blanco de la leche que acababa de y la bandera de combate más de una vez izasteis.
beber, los ojos le brillaban con una expresión blanda Las costas de Táurida y las aguas del Báltico
y alegre, todo él tenía todavía un aspecto infantil, las Preparan a nuestros hijos un cautivador relato...
orejas como soplillos, los brazos larguiruchos,
desgarbado. Aglaia se acercó a él, le atrajo hacia sí y - ¿Y qué? -preguntó Ustímenko.
le besó en el cuello, que hacía tiempo no había visto - Pues que yo no quiero oír ningún relato
las tijeras del peluquero. Tales ternezas se las cautivador -contestó Eugenio con abierta sonrisa-.
permitía la tía Aglaia una o dos veces al año. ¿Te has percatado?
- ¡Que no se vuelva a repetir esto el curso que Guardó cuidadosamente el sobre y, lanzando un
viene! -le dijo con el tono más severo que pudo-. ¿Lo suspiro, agregó:
oyes, Volodia? - ¿Qué bandera de combate? ¡Gracias a Dios la
- ¿Qué es lo que no se debe repetir? -preguntó él revolución ya se ha realizado! ¿Qué más quiere?
distraídamente. "¡Oh, mejor sería que te fueras, Zhenia! ¿Qué es
- Pues lo de saltar por la ventana, y las malas eso de ir lamentándose por casa de los amigos?
notas. ¿No se repetirá? ¿Acaso te aburres tanto contigo mismo?" Pero
- No se repetirá -respondió Volodia, pensando en Eugenio no se marchaba. Seguía meciéndose y
otra cosa-. Pero no me escuchas lo que te digo de la lamentándose:
glándula tiroides... - Comprendes, a mí no me interesa nada. Aún no
- Sí, te escucho. Pero, a todo esto, no te puedo me he encontrado a mí mismo...
escuchar, ya es hora de irme al trabajo, la gente está - ¡Lo encontrarás!
esperándome... - Qué vaya encontrar. ..
- ¡Bueno, vete! -autorizó Volodia. - Tú dices que no has encontrado algo. Por eso te
Aglaia se sonrió con tristeza: digo que lo encontrarás...
- Me lo permites. Y no te interesa preguntarme Zhenia se ofendió, pero no por mucho tiempo.
qué gente te espera, qué novedades tienes, tía Aglaia, - He venido a verte como amigo -dijo-, y tú ni
por qué hoy estás triste y ayer estabas alegre: esto no siquiera me escuchas: yo, yo no me he encontrado a
hay que esperarlo de ti. Ya verás, me enamoraré, me mí mismo.
casaré y te dejaré solo... - ¡A-ah! -exclamó Volodia y empezó a decirse
"¿Qué le pasa?", se preguntó Volodia, por un para sus adentros como si rezara: "Vete, vete ya,
instante sorprendido, pero al momento se olvidó de Zhenia, vete y déjame".
todo, enfrascándose de nuevo en sus libros y en sus Pero Eugenio no se marchaba: no tenía ya adonde
10 Yuri Guerman

ir. Aquel día había hecho todo lo posible para En los transparentes ojos de Zhenia brillaron unas
distraerse: había estado dos veces en el cine, también chispas de malicia y Volodia, como le ocurría con
en el Parque Zoológico para ver la nueva jirafa, había frecuencia en presencia de Eugenio, se sintió como
tomado un helado, había estado en el tiro. atontado. No tonto del todo, sino, así, como
- Varia me ha dicho que te dispones a ser un entontecido.
hombre eminente -dijo Eugenio-. ¿Es verdad? La tía Aglaia volvió del trabajo y al momento
- ¿Qué quieres decir con eso? -preguntó Volodia, gritó enfadada:
sorprendido. - ¡Pero qué diablo de chico! Ni siquiera se sabe
- ¿Te vas a meter a sabio? calentar la comida. ¿Y para qué te quedas todo el día
- ¿Estás en tu juicio? ¿Qué es eso de te vas a en casa, calamidad?
meter? ¡Es una cosa interesante para mí! Volodia, como disculpándose, se limitó a
- ¡In-te-re-san-te! -dijo Zhenia, alargando las sonreírla. ¡Y cómo le gustaba a la tía Aglaia esta
sílabas-. ¿Qué hay en eso de interesante? Eso lo sonrisa; cuánto quería a este muchacho desde el día
enseñarán después: seguramente en el Instituto de en que a la edad de tres meses se quedó a su cuidado!
Medicina lo enseñan y lo hacen aprender de Y ahora ya era un hombre.
memoria. - ¡Cuellilargo! -le dijo ella-. ¡Eso es lo que eres:
Pero de pronto le brillaron los ojos y preguntó: un cuellilargo!
- ¿Y si presentase yo la solicitud en el Instituto de Eugenio también se quedó a comer y se lamentó
Medicina? ¿Qué te parece? Pues allí también te indolente:
puedes especializar, por ejemplo, como cirujano, - En casa es una pesadilla. Todo se hace como
terapeuta, pediatra. Pero también hay médicos quiere Dódik. Varia se dispone a abandonar nuestros
administradores. queridos penates... un escándalo tras otro...
- ¿Qué quieres decir? -preguntó Volodia, sin - ¡Mejor sería que no chismorrearas! -pidióle la tía
comprender. Aglaia.
- Pues que no es obligatorio que lo haga uno todo: - Al fin y al cabo, nada tengo yo que ver con eso.
descuartizar cadáveres, examinar las entrañas, curar, Les digo lo que pienso, como amigos -suspiró
mirar por el microscopio. Pues, en general, alguien Eugenio-. Comprenderá usted, Aglaia Petrovna, que
tiene que dirigir... tampoco es muy fácil para mí. Es el momento
- ¡Sin duda, pero dirigen los doctores expertos, los decisivo, hay que elegir el camino de la vida. El
profesores! -dijo Volodia-. ¿Quién va a dirigir, si no papaíto escribe cartas muy serias, llenas de
aquellos que saben más? sentencias educativas. Varia canta La patata con sus
- ¿Tú crees? -preguntó, incrédulo, Eugenio. komsomoles y ahora se va para todo el verano de
Se rascó tras de la oreja, se quedó un momento guía de pioneros, y... ahí queda eso, apáñatelas...
callado, y después agregó, mostrándose de acuerdo: - Pues ve tú de guía de pioneros -bromeó Aglaia.
- Acaso tengas razón. A mamá la operó de - ¿Quién, yo?
apendicitis el profesor Zhovtiak, el más famoso en - ¡Sí, tú!
nuestra ciudad. A veces nos visita. Y él ha dicho una - No, eso no puede ser. Yo no tengo la salud de
vez: ser médico, eso es todavía una cosa sin Varia, yo soy de otra sangre...
importancia. Lo más importante viene luego: - Sí, eso ya lo sabemos -dijo Aglaia, levantándose
defender el grado, o la tesis, no recuerdo de la mesa-, tú tienes sangre azul...
exactamente. Al parecer, defender la tesis para Zhenia no se ofendió. Sabía no hacer caso de las
candidato a doctor en ciencias significa viajar por cosas desagradables. Además, adoptaba siempre un
todas partes en tercera, pero la defensa de la tesis de aire un tanto irónico ante todo lo que decía Aglaia
doctor esto es ya viajar en primera y en tren exprés. Petrovna o su padrastro, como si fuera mayor que
En general, es dificilillo. Pero, ¿por qué, a pesar de ellos. - A propósito de eso de la sangre -dijo
todo, no empujar para adelante? El camarada Eugenio-. Vladímir y yo estábamos cambiando
Zhovtiak no es nada del otro mundo y, sin embargo, algunas impresiones, y me parece que creo que he
se ha hecho todo un personaje. Además, es jefe. ¿O decidido consagrarme a la medicina.
acaso es un buen profesor? - ¡Qué alegría para ella! -dijo con ironía Aglaia
Eugenio se irguió sobre sus cortas piernas, se Petrovna.
estiró la chaqueta, cortada por el mismo sastre que se - ¿Y qué? El profesor Zhovtiak visita a mamá, yo
las hacía a Dódik , puso cara de circunstancias Y dijo también le conozco, tiene autoridad y, si es preciso,
en alta voz: me ayudará...
- El doctor Stepánov, Eugenio Rodiónovich. - ¡Escucha, Zhenia, todo esto, dicho sea entre
Calló un instante y agregó luego: nosotros, es bastante repugnante! ¿Acaso no lo
- O el profesor Stepánov. Porque, si se hace uno comprendes tú mismo? -se exaltó de pronto Aglaia
médico, no hay que limitarse a ser de los simples, Petrovna.
sino de los de oro. ¡Ser profesor! ¿Qué me aconsejas? Eugenio incluso dio una fuerte palmada.
Esta es tu causa 11

- ¡Dios mío! -exclamó con sinceridad-. ¡La vida


es la vida! Bien está para Volodia, que tiene un Capítulo II.
talento fantástico, ¿pero yo? Únicamente de Tifus.
ortodoxia no se vive, eso está bien claro para todo el En el mes de febrero del año 1919 el ex marino
mundo... del dreadnought "Petropávlovsk" Rodión Stepánov
Y empezó a explicar por qué no podía ser marino: inesperadamente para él fue nombrado ayudante del
- Estoy seguro que padezco el mal de mar. Ni jefe del nudo ferroviario de Petrogrado, y a los pocos
siquiera puedo soportar cuando se balancea el barco días le nombraron jefe. Hasta el mes de marzo
en el río. Y, en general, el mar no es mi elemento. Rodión Mefódievich dormía encima de la mesa de su
Todas estas resacas, oleajes, borrascas, tempestades... despacho, después se sintió de pronto horriblemente
El padre en este sentido es un idealista. Juzguen cansado, y, resolviendo dormir como era debido,
ustedes mismos... pidió que le dieran una autorización para "cualquier
Por fin, Eugenio se fue, la tía Aglaia, cansada del entrepuente". Recibió un papel gris con una firma
ajetreo de todo el día, se acostó y Volodia se quedó ininteligible y un sello borroso y se dirigió a las señas
tranquilo. Ya bien avanzada la noche, la bombilla indicadas, a la calle Furshtádskaya, golpeó en la
empezó de pronto a crepitar, como si se fuera a puerta de roble con su fuerte puño tatuado de
fundir, y Volodia se asustó, pensando que iba a marinero y, sin mirar a la mujer que le abrió, entró en
quedarse a oscuras y no podría terminar de leer el una habitación grande, con ventanas de estilo
capítulo, pero la lámpara dejó de chisporrotear y no veneciano, pesadas cortinas y un enorme diván
se fundió. Volodia leía apretando las palmas de las tapizado de cuero.
manos; y, de pronto, dio un salto y empezó a ir y a De su ajuar llevó consigo dos camisas muy
venir por su chiribitil, susurrando satisfecho: buenas, de hilo de Holanda, que habían dado a los
- ¡Qué bien, qué admirable, qué magnífico! ¡Todo jefes, una ración de pan mal cocido y pesado, seis
lo puede la razón, todo! cigarros habanos, un revólver, media libra de azúcar
"Y entonces este hombre -leía Volodia-, este y una antigua mochila de tino militar.
investigador solitario, provocando odio feroz en unos Apenas hubo entrado en la habitación fría, pero
y un feliz estremecimiento de entusiasmo en otros, que a Rodión Stepánov, después de lo sufrido en
arrancó por fin la medicina de las cadenas de las aquellos años, le pareció extraordinariamente
tradiciones. ¡La medicina, que había sido en un acogedora, se desplomó en el diván y, exhalando un
tiempo gloria de la ciencia, se fue convirtiendo al leve suspiro, perdió el conocimiento. Aquello que él
correr de los años en su oprobio!" tomaba por cansancio era el principio del tifus
A Ustímenko le ardía el rostro, un escalofrío le exantemático.
recorrió la espalda. Ahora comprendía mucho más Alevtina, la doncella de los señores Gógoliev -
sobre tales temas Vladímir Ustímenko, de quien en el Alia, como la llamaba el abogado Borís
Consejo Pedagógico de la escuela Nº 29 habían Vissariónovich Gógoliev- que después de la huida de
hablado con tanta hostilidad. Comprendía más, pero sus señores se había quedado con un hijito de cinco
estaba muy lejos de comprenderlo todo... meses, estuvo largo rato atenta a los quejidos de
aquel "comisario del diablo", después, asustada al
Eran ya las cuatro cuando se oyó chirriar la puerta pensar que si le ocurriera algo le pedirían a ella
y entró la tía Aglaia, soñolienta, con las trenzas cuentas, entró en la habitación tímidamente.
sueltas sobre los hombros. - ¡Agua! -pedía a gritos el marinero.
- ¡Te voy a echar de casa! -dijo-. ¿Cómo es Resulta que no se quejaba, sino que pedía
posible que quieras acabar siendo un lisiado? ¡Mira "¡agua!" Alevtina le trajo agua y con aprensión (los
lo que pareces! ¿Cuándo se va a terminar todo esto? Gógoliev habían inculcado a su sirvienta la manía de
- ¡Nunca! -contestó Volodia sin sonreír-. ¡Nunca, la pulcritud y de la escrupulosidad) le dio de beber al
tía Aglaia! Y no te enfades. Mira, vamos a comer marinero en una taza finísima de un juego de té
algo, estoy verdaderamente mareado del hambre que chino. Luego, con Zhenia en los brazos, subió
tengo. corriendo al piso de arriba, donde vivía el ginecólogo
En silencio, se comió una tortilla de seis huevos, von Pappe, muy de moda en Petersburgo en aquel
una rebanada grande de pan con mantequilla, un vaso entonces. Gustav Alfrédovich estaba tomando una
de leche cuajada y miró alrededor buscando algo más taza de auténtico café y al principio se negó
que comer. rotundamente a visitar al comisario, pero, después de
- ¡Basta ya! -exclamó la tía-. ¡Vas a reventar! pensarlo mejor, resolvió que la maldita Alevtina
- ¡El hombre todo lo puede! -dijo Volodia con el podría denunciarle y entró en el despacho de
pensamiento puesto en lo suyo. Gógoliev.
- ¿Lo dices por la comida? -preguntóle sonriendo - ¡Tifus! -dijo con su voz atiplada de mujer-. Ten
Aglaia Petrovna. cuidado, Alevtina, que no os deje piojos aquí, os
El la miró con ojos asustados. infectará a ti y a tu Zhenia.
12 Yuri Guerman

La ex doncella miró al doctor con tristeza. Por si las manos ásperas y huesudas como las de un
acaso, para suavizar la rudeza de sus palabras, hombre.
Gustav Alfrédovich hizo una carantoña a Zhenia y, - ¿Eres viuda? -le preguntó a Alevtina.
moviendo los dedos levantados en el aire, como dos Esta bajó los ojos.
cuernecillos, agregó: - Entonces, aún más triste -dijo la mujer de edad-.
- ¡Cuánto tiene que sufrir el desgraciado pueblo! Sólo que, camarada, no hay por qué llorar. Aquellos
En este instante la mirada del doctor se clavó en tiempos han terminado, ahora tendrás la ayuda
los cigarros. necesaria de todo el pueblo...
- Estos me los llevo -dijo apresuradamente-. A los Todo resultaba ahora extraño, insólito,
comisarios no les hacen ninguna falta. inesperado: lo que antes parecía vergonzoso y
- ¡Me hacen falta! -se oyó desde el diván la voz humillante, era de pronto apoyado por todo el pueblo.
áspera, aunque débil, de Stepánov-. ¡Tú, jeta de El que la vieja hubiera llamado a Alevtina
burgués, si que no me haces ninguna falta! "camarada", el que aquellas gentes a quienes ella
Y, dirigiéndose a Alevtina, el comisario ordenó: calificaba para sus adentros de "granujas" y Gógoliev
- ¡Dama, agárrale por el pescuezo y échale de denominaba "ganado", estuvieran con ella amables e
aquí! Seguramente porque Rodión Mefódievich incluso la invitaran a comer con ellos sopa de carne
desvariaba un poco, dijo todavía unas cuantas de caballo y mijo: todo esto en un instante
palabras gruesas, al oír las cuales von Pappe se transformó, cambió la vida para Alevtina. Empezó a
desconcertó y salió de estampía. Después el andar con más seguridad, ya no bajaba los ojos, ya no
comisario mandó a Alevtina a la comandancia de la se sentía avergonzada de no tener y de no haber
estación para que le entregaran allí la ración que le tenido marido.
correspondía y enviasen un "médico competente" y El comisario se reponía rápidamente.
para que le "ayudasen en lo que pudieran", como se Alevtina abrió un desván secreto, sacó de allí ropa
expresó Stepánov. "Pues, para qué morirse sin pena de cama, vendió una araña de porcelana antigua,
ni gloria". compró víveres, incluso un trozo de tocino, que en
- No es conveniente desde el punto de vista de la Petrogrado llamaban speck. Y al ver que Stepánov
revolución mundial -dijo en voz baja, pero firme, el tenía la barba bastante crecida, Alevtina, después de
comisario-. Así es que, dama, transmita que no es dudarlo un poco, sacó de un neceser inglés de cuero
conveniente. ¿Comprende? amarillo, que perteneció al dueño de la casa, siete
Alevtina no se movió del sitio. magníficas navajas de afeitar con un día de la semana
- ¿Qué es esto, sabotaje? -preguntó Stepánov-. grabado en cada una de ellas: lunes, martes, etc.
Piénselo bien: si estiro la pata, usted responderá. - ¿Para qué demonios le hacían falta siete navajas
- Bueno, iré -contestó Alevtina-, ¿sólo que usted... de afeitar? -se asombró Stepánov.
aquí? - "¡El metal debe descansar!" -repitió Alevtina la
El comisario sonrió se y ordenó: sentencia de Gógoliev-. Por eso hay una navaja para
- ¡Escucha unos versos que hablan de nosotros! cada día de la semana.
Alevtina, dominada por aquel hombre, se sentó - ¡Vaya con los hijos de perra! -juró el comisario,
asustada en el borde de un sillón, y él recitó: riendo.
La navaja con la inscripción "domingo" se la
Héroes de los mares, albatros, errantes eternos, quedó para sí y las demás las repartió entre sus
Invitados a la mesa de estentóreos festines. amigos.
Raza de águilas marinas, marineros, - ¡No tiene usted derecho! -chilló Alevtina-. ¡No
A vosotros, mi fulmínea canción con palabras de son suyas, Borís Vissariónovich volverá!
rubíes. - ¿Y para qué va a volver? -objetó tranquilamente
Stepánov.
Luego preguntó: - ¡Estas son sus navajas!
- ¿Está clarito ahora, dama? - Una, es verdad, se la podía haber dejado, pero
Y sus ojos sonrieron. siete son muchas -razonó Rodión Mefódievich-.
Alevtina, con el niño en brazos, se puso en Ahora, damita, todo esto pertenece al pueblo. Y no
camino. Unas dos horas después llegó toda una hay por qué escandalizar.
delegación a visitar al comisario: todos ellos eran - De todos modos, Borís Vissariónovich le dará a
gentes ennegrecidas por el hollín, de aspecto usted.
cansado, pero singularmente alegres. Y, a pesar de - ¿Y no resultará acaso que sea yo quien le dé a
que empleaban palabras que Alevtina había olvidado él?
en casa de los Gógoliev, aquellos hombres y mujeres Y de nuevo sus ojos sonrieron.
le parecieron inesperadamente cercanos y muy Reflexionando en alguna cosa suya, Rodión
simpáticos, sobre todo una mujer de edad con una Mefódievich canturreó durante largo rato:
cofia de hermana de la caridad, el rostro arrugado y
Esta es tu causa 13

A lo largo del pasillo, trémula, Rodión.


Brilla la lucecita vigía; - ¡Me abofeteaba! -Alevtina asintió con la cabeza,
Y, tintineando espuela con espuela, mordiéndose los labios.
El centinela se aburre de la vida... - ¿Cuántos años tenías entonces?
- No había cumplido todavía los dieciséis.
- ¿Ha estado usted en la cárcel? -le preguntó una - ¡Parásitos, perros; rediós! -masculló Rodión.
vez Alevtina. - ¿Por qué maldice así?
- No, ciudadana, no he estado en la cárcel, aunque - Me da lástima de vosotros, por eso maldigo.
sí he estado en la cárcel de pueblos llamada Imperio Después de unos instantes preguntó:
Ruso. - ¿De quién es hijo Zhenia?
Alevtina no comprendió, pero, por si acaso, lanzó - Venía por aquí un sargento, ciclista, muy bien
un suspiro de condolencia. En otros tiempos venían a parecido... -de nuevo sollozó Alevtina.
visitar a Borís Vissariónovich unos señores barbudos, - No berrees. ¿Y a dónde ha ido a parar?
de crespos cabellos, que hablaban mucho y de los - ¡Cualquiera sabe!
que la esposa del abogado decía que eran "mártires - ¡Ya te he dicho que no berrees! Ahora ha
por la causa del pueblo". Después, durante algún comenzado una nueva vida. Lo que tienes que hacer
tiempo, estos mártires iban vestidos con guerreras es estudiar. Sabiendo, podrás ser independiente y
militares y polainas y andaban en automóvil, luego, ocupar cualquier puesto.
desaparecieron al mismo tiempo que Gógoliev. No - ¡Pero si soy medio analfabeta!
había manera de comprender nada. Pero Alevtina le - ¿Y yo quién soy?
echaba al comisario unas miradas cada vez más - Pues seguirá siendo lo que es, un marinero
prolongadas, hablaba con él más detenidamente y inculto.
escuchaba con mayor atención sus deshilvanados Rodión Mefódievich no se ofendió, sino que se
relatos. Y ella misma de vez en cuando sentía sobre sonrió en la penumbra y dijo:
sí la mirada penetrante de Rodión Mefódievich. - ¡Te equivocas, Alia! La revolución proletaria no
En cuanto se pudo levantar, Stepánov ordenó a necesita marineros incultos. En cuanto acabemos con
Alevtina que descubriera todos los nidos secretos de la hidra, iré a estudiar...
la casa de los Gógoliev. Alevtina empezó a sollozar, Alevtina miró a Stepánov a hurtadillas y se
y también rompió a berrear el pequeño Zhenia. admiró de la firme e irrebatible seguridad que se
- No es para mí -díjole sombrío Rodión notaba en toda su persona. Y Stepánov hablaba sin
Mefódievich-. Por mí y por ti. Hay que requisarlo y levantar la voz, clavada la mirada en el techo
no venderlo a escondidas. artesonado del despacho del abogado Gógoliev.
Alevtina arreció en su llanto. Había aprendido a - Yo llegué a la flota, es verdad, siendo un hombre
sollozar así de la esposa de Gógoliev, Victoria inculto de los bosques de Voznesensk. ¿Has oído
Lvovna. Y Zhenia la secundaba con toda su pequeña hablar de ellos? Mi padre era analfabeto. Llegué a ser
fuerza, pero de manera bastante estridente. A pesar instructor de minas, después me degradaron a
de todo, Stepánov hizo la requisa según todas las marinero de segunda y me enviaron a Petropávlovsk.
ordenanzas. Humedeciendo con saliva un lápiz de La cabeza me funcionaba. Me encontraba en el
tinta, escribió la lista de las "fruslerías burguesas del Aurora cuando disparó contra el Palacio de
ex ciudadano Gógoliev" y con un sello de lacre, Invierno...
propiedad de Borís Vissariónovich, precintó todos - ¿Ha disparado contra el Palacio de Invierno? -se
los baúles, cofres, armarios, desvanes y escondrijos. horrorizó Alevtina.
- ¡Está usted loco! -exclamó Alevtina, sin dejar de - Otros dispararon. Nosotros, verdad es,
sollozar-. ¡Podríamos haber seguido usándolo! disparamos una salva sólo con pólvora. A mí no me
- ¡No soy un loco, sino un marinero ha cabido tal honor -dijo Stepánov con una sonrisa-.
revolucionario! -con tono aleccionador pronunció Pero en el Aurora sí he prestado servicio...
Rodión-. No hemos liquidado a vuestro Nicolasito Agarró de un brazo a Alevtina.
para aprovecharnos nosotros bajo cuerda. Le hemos Ella, sumisa y silenciosa, se inclinó hacia él.
echado para bien de todo el pueblo... Y la araña, Stepánov se volvió y la pidió:
dicho sea de paso, la he registrado como vendida - Alia, siéntate un poquito más allá. Te pegaré el
para curarme del tifus... tifus, un encanto...
La requisa y los lamentos de Alevtina cansaron de Alevtina se sonrió en silencio: ¡ahora sería ella
tal manera a Stepánov que tuvo que acostarse. comisaria! A tales toritos no es difícil sujetarlos del
Aquella tarde, sin saber por qué, Alevtina le contó su cabestro. ¡Un sentimental! Incluso se le había
vida. Ella escuchaba en silencio, tendido en el diván, contraído el rostro cuando ella le contaba cómo la
con sus fuertes brazos bajo la cabeza, los ojos medio pegaban. Y, dicho sea de paso, no pasó nada de
cerrados. particular: rompió un frasco y cobró por ello...
- ¿Así es que te abofeteaba? -preguntó de pronto - ¡Enséñeme esa canción que canta usted! -pidió a
14 Yuri Guerman

Stepánov. Consejo Militar Revolucionario de la Flota de


- ¿Cuál? Astraján. Algunos amigos de Rodión visitaban de vez
- ¡La de la lucecita! Cómo el centinela se aburre en cuando a Alevtina, aconsejándola que fuera a
de la vida... trabajar, y le traían la ración de víveres. Ella recibía a
- ¡Bueno! -accedió Stepánov y empezó a cantar en aquellos hombres con sequedad, apretaba los labios,
voz baja: y apenas si conversaba con ellos. Todo lo que
correspondía al marido, y también lo que no le
La noche es oscura, gana los minutos, correspondía, lo recibía ella en los exhaustos
Pues los muros de la cárcel son robustos, depósitos de Petrogrado. Y en seguida aprendió a
Y los portones están cerrados pronunciar palabras que ella consideraba
Con grandes y férreos candados... indispensables:
- ¡Ah, se han agazapado, los miserables! -decía,
Marido y mujer llevando en brazos al mofletudo Zhenia, cubierto a
Un mes después vivían ya como marido y mujer. propósito con un raído capuchón-. ¡Y, mientras, que
Eugenio tenía ahora un apellido, Stepánov; Alevtina se muera de hambre la mujer del comisario! Bueno,
era la esposa del comisario, no era ya la doncella, no pues iré a la Cheka, y a todos os calentarán. Ya os
era la criada de los señores Gógoliev, era la dueña de sacudirán, engendros burgueses. Os pondrán contra
su casa, una mujer respetada. Para olvidar por el paredón a un par o dos: pronto se encontrará la
completo el odioso pasado, pidió a Rodión cambiarse confitura.
a otra parte de la ciudad, a la isla Vasílievski o La confitura se encontraba, pero de todos modos
aunque fuera a la barriada de Víborg. la cosa andaba muy apurada. El automóvil llamativo
- ¿Por qué "aunque sea"? -preguntó Stepánov con seguía sin aparecer, y en sedas y en sombreros de
gesto adusto-. ¿Te das cuenta de lo que dices? paja negra nadie pensaba ni remotamente. Pero
- Porque en la barriada de Víborg no hay más que Alevtina esperaba, esperaba con ansiedad, con rabia,
obreros -dijo Alevtina-, gente grosera. hasta con furia. ¡Ya obligará ella al "suyo" a hacerlo
- ¡Imbécil! -la interrumpió Stepánov-. ¿Y tú de todo! Con ella no se gastan bromas, no era de ésas. Y
qué nobles procedes? el magnífico mundo de las cosas caras, diversas,
- No procedo de nobles, pero soy la esposa de un sorprendentes, se lo imaginaba en su vacía
hombre destacado -dijo Alevtina con gesto hosco. habitación: de pronto aparecían ante ella unos
Se trasladaron a la isla Vasílievski. Empezó una armarios tallados, con apliques de cobre, llenos de
primavera de hambre. Stepánov no salía de su trabajo vestidos perfumados, sillas "chipendal'' -recordaba
en el nudo ferroviario, con frecuencia pasaba las este nombre-, frascos de esencia, boas de piel, capas
noches fuera de casa y cuando se desplomaba en el de cebellina, guantes, peinadores, tapices, un cuarto
lecho junto a Alevtina rechinaba los dientes y soltaba de baño todo azul, como el del barón Rosenau en la
terribles palabras: calle Furshtádskaya, tules, cajas de polvos, juegos de
- Saboteadores, ambiciosos, os haré fusilar, té, mesitas con ruedas. Todo esto lo había visto ella
entonces será tarde... antes y quería que le perteneciera ahora, quería abrir
Las noches blancas, peligrosas, inquietas corrían las puertas y pasar de una habitación a otra y ser
tras las ventanas desnudas, sin cortinas. Alevtina dueña, señora, propietaria...
miraba con fijeza el rostro joven, terriblemente - ¡Una hilera de habitaciones! -murmuraba con los
agotado del marido, sus ojos hundidos, sus labios labios resecos, y le parecía que estas palabras eran
resecos y soñaba con pasión, con angustia, con dolor magníficas-. ¡Nordexprés! ¡Julia, ponga la pantalla
de corazón: ¡que llegue a ser jefe, el más importante, delante de la chimenea!
que esté por encima de todos, que le teman, que O bombones de chocolate en cajas inmensas...
pueda pasearse ella, Alevtina, en un automóvil rojo, ¡No importa, esperará!
con grandes faros, imponente, como el que a veces Tendrá que esperar mucho tiempo, pero
venía a buscar a la esposa del abogado Gógoliev! conseguirá lo suyo.
Estaba dominada por una rabiosa manía de grandeza. Mientras tanto, Rodión Mefódievich andaba por
¡Que pudiera vivir hasta que le llegara su hora, Ucrania a la caza de Néstor Majnó. Tres mil verstas
entonces demostraría ella lo que era, entonces todos retrocedió el atamán sin entrar en combate,
verían! En espera del regreso de su marido, Alevtina desgastando las fuerzas del destacamento de
se dedicaba a la lectura de libros sobre la vida de Stepánov. Por allá, no muy lejos, corrían veloces por
príncipes, barones y marqueses, vestía a Zhenia con los caminos de la estepa las tachankas2; en los ricos
ropa de señores, como los Gógoliev vestían a su caseríos los de Majnó dejaban escritas notitas
Guga, con puntillas, vestiditos de terciopelo, boinitas ultrajantes; los kurkuli3 de cabeza cana, ceñudos,
y gorritos historiados. Y echaba el té de zanahoria en
2
finas tazas de Sajonia. Antiguo carro ligero de combate armado de una
En otoño, Stepánov pasó a disposición del ametralladora, tirado por caballos. (!. de la Edit.)
3
Kulaks ucranianos. (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 15

agasajaban a los hombres de Stepánov con agua trigonometría: había que dibujar, leer en inglés y en
solamente. Por las noches de aquel verano caluroso alemán, conocer la historia; había que prepararse
descargaban tormentas apacibles, casi agradables para, pasando el tiempo, no tener que estar en el
caían abundantes chaparrones templados. puente del barco al lado de un oficialillo de la marina
Stepánov, con un representante del Comité Militar de guerra, sino mandar uno mismo un torpedero o un
Revolucionario y otros cuatro chequistas, fue acorazado o incluso un grupo de unidades.
enviado para parlamentar con Majnó, llegar a un Profesores petimetres, burlones y afectados, de
armisticio y descomponer así sus destacamentos. mirada imperturbable, "apretaban" a los futuros jefes
Cuando salieron del vagón donde estaba el mando de marina en todas las asignaturas con mucha mayor
del frente, ninguno de los seis comunistas designados saña que a los hijos de la nobleza. Muchachos
por Frunze para realizar esta misión abrigaba la obreros, ex marineros, artilleros de marina,
menor esperanza de volver vivo. minadores, que habían pasado todo el infierno de la
En Starobelsk, en una jata4 de techo bajo, guerra civil, que no habían podido dormir a gusto
impregnada toda ella de perfumes, sobre un colchón durante todos aquellos años, tenían que cuadrarse y
de pluma, y en una pose teatral, estaba tendido escuchar las amonestaciones de sus instructores,
Néstor Majnó, picado de viruelas, sudoroso, los ojos algunos de los cuales hacía bien poco que habían
amarillentos. A su alrededor se hallaban -unos acatado a regañadientes el Poder soviético. Y con
sentados, otros de pie- los hombres de su confianza, frecuencia, con demasiada frecuencia, tenía que oír
con altos gorros de astracán echados hacia la nuca. Stepánov estas frías palabras:
- ¿No será mejor conversar dejando a un lado las - ¿Por qué no lo comprenden? Porque, amiguitos,
armas? -preguntó Majnó, sacudiendo su larga no tienen ustedes la cultura general suficiente. Y ésta
melena-. No me gustan las armas, soy hombre no se puede adquirir de golpe y porrazo. Esto hay
pacífico, bondadoso... que mamarlo con la leche de la madre. Y esa
- ¡Tú, bondadoso! -contestó Stepánov, pero el capacidad intelectual, tan necesaria al oficial de
arma no la soltó. marina, tampoco se obtiene estudiando de memoria,
Rodión Mefódievich apenas durmió durante tres sino que -perdonen, yo no soy marxista- se tiene de
meses: Majnó podía acabar con los seis en cualquier estirpe...
momento, pues, además, vivían separados entre las Rodión Stepánov, alumno de la Escuela Naval,
bandas del atamán. Pero la labor lenta, minuciosa, palidecía y guardaba silencio. "¡Mientes,
daba sus frutos, cada vez era mayor el número de los contrarrevolucionario -pensaba-, mientes, verás aún
hombres de Majnó que dudaban de su atamán, se lo que vamos a ser dentro de una decena o dos de
hablaba cada día más alto de hacer la paz con los años! ¡Verás, te quedarás patidifuso, pero será tarde,
bolcheviques. Y cuando apareció el decreto del Poder entonces seremos más inteligentes que vosotros,
soviético sobre la entrega de la tierra a los patas de alambre!"
campesinos por un plazo de nueve años, Rodión Dormía cuatro horas al día, no más. Pero se
Mefódievich ya no tuvo ningún fundamento para afeitaba todas las mañanas con la vieja navaja que
pensar que los de Majnó le podrían asesinar. tenía escrito en la hoja "domingo". Con ayuda del
Por lo demás, Stepánov conservó algunos diccionario, aunque todavía con torpe acento, leía en
recuerdos de aquellos tiempos para toda su vida: por inglés no sólo los términos y frases específicos de
encima de la muñeca blanqueaba una cicatriz de un marina, sino también artículos completos en los que
balazo de revólver, un casco de metralla le había se contaban hechos de la vida de la marina de guerra:
rozado una paletilla, y durante mucho tiempo le podrían servirle más adelante. Y se esforzaba en
estuvo molestando una herida en la parte baja de la hablar lo más posible en inglés con sus camaradas,
pierna. los marinos del Báltico, del Mar Negro o del Azov,
...Una tarde tranquila, la división en la que estaba conversando como debían hacerlo, según ellos se
de comisario el marinero del Báltico Stepánov salió a figuraban, los lores en su almirantazgo, entre dientes,
la orilla del mar de Azov. Los soldados se metieron fumando, y sin apresurarse jamás. Por este tiempo
en el agua para bañarse, Y Rodión Mefódievich también las matemáticas superiores empezaron a
sintióse de pronto dominado por la nostalgia y aparecer para Rodión Mefódievich con una luz
comprendió que debía volver sin falta a la flota, que especial, ya no sólo comenzó a perderles el miedo,
sin el mar no podía vivir y que ya era hora de tomar a sino que hasta le producían satisfacción. Aquel
su trabajo verdadero. mismo profesor petimetre y refinado que más de una
Y empezó para él una vida en extremo difícil, en vez había dicho a Stepánov que el talento era una
comparación con la cual los años de la guerra civil le cosa que se tenía de estirpe, ahora en cierta ocasión
parecían una broma: era necesario estudiar. Había dejó escapar:
que dominar el álgebra, la geometría, la - Es capaz ese canalla de Stepánov.
Hay que decir que estas palabras que Rodión
Mefódievich oyó por casualidad fueron para él el
4
Vivienda típica en las aldeas de Ucrania (!. de la Edit.)
16 Yuri Guerman

mayor elogio que había recibido en aquellos años: el No había tiempo para reflexionar. Stepánov
enemigo se reconocía vencido, esto no era cualquier siempre andaba acuciado. Corría el tiempo, el país
cosa. tenía prisa, él no podía quedarse atrás. Los
Alevtina, bostezando y desperezándose, se periódicos, los libros, las reuniones, los mítines, las
quejaba constantemente de cansancio y hastío. No conferencias "para los que lo deseen", todo esto era
hacía absolutamente nada, pero con frecuencia iba de muy interesante, había que tener tiempo para todo. Y
visita a casa de unas "damas", según decía ella, o cuando Alevtina, empleando palabras de la señora
estas "damas" venían a visitarla. Con el dedo Gógoliev, se lamentaba "de su tedio", Rodión
meñique estirado, tomaban el té en tazas finísimas, Mefódievich se descomponía, parpadeaba y guardaba
casi transparentes, acariciaban a Zhenia y hablaban silencio. Pero un día, fuera de sí, dijo:
con voz lánguida y soñolienta. Sus conversaciones - Alia, yo no soy un circo para divertirte. Ya te lo
eran extrañas y las palabras desconocidas. Al peinado he dicho cien veces: ocúpate tú misma de hacer algo
lo llamaban "bubikopf", a Zhenia le encontraban de provecho. No hay ahora ningún camino cerrado
parecido con el "infante en el destierro", a las sillas para ti: puedes aprender aunque sea para comisario
las consideraban unas de estilo "moderno", otras del pueblo...
"rococó"; del club Vladímirski contaban que allí - ¡Ya he trabajado lo mío! -le contestó ella con
"hacían fortuna con valuta firme". Compraban rabia-. Desde los dieciséis años he sido maltratada y
perfumes parisinos: un frasquito de "Chanel" para explotada. Incluso desde los quince. Ahora tengo
todas. derecho a descansar como una persona. Aunque,
Con Stepánov hablaban rara vez, pero siempre contigo, buen descanso tengo, ni siquiera puedes
con cierto tono entre irónico y respetuoso. Era cosa ponerme una criada.
corriente entre ellas llamarle "nuestro futuro Nelson", - ¿A ti? ¿Una criada? -se asombró Stepánov-. ¿De
o Marat, o "quien nada ha sido lo será todo". En dónde sacas tú ahora esas palabras que han pasado al
correspondencia a estos tratamientos, Stepánov de olvido? Trabajadora doméstica se dice ahora, y no
buena gana les hubiera soltado una sarta de criada.
improperios, como en los viejos tiempos de antes de - ¡Pues búscame una trabajadora doméstica! -
la revolución, o hubiera agarrado y estampado contra burlóse Alevtina-. El nombre me da lo mismo, pero
el suelo alguno de aquellos cacharros que Alevtina yo no estoy obligada, después de la revolución...
llamaba "de Saxonia", haciéndolos añicos. Pero, - ¡Imbécil! -profirió Stepánov, cansado de
claro está, sabía contenerse y, frunciendo el ceño, se discutir.
sentaba ante su coja mesa de escritorio con sus libros, - ¡El imbécil eres tú! -respondióle Alevtina-.
apuntes y cuadernos. ¡Marino revolucionario! ¿Qué te han dado por tus
Varia era todavía muy pequeña. Alevtina la quería heridas? ¿Qué puesto tienes en la sociedad? ¿Te han
mucho menos que a Zhenia, que despertaba siempre dado un piso aunque no sea más que de cinco
en ella cierta lástima, y Rodión Mefódievich escuchó habitaciones? Te llenas de canas y estás ahí
más de una vez cómo Alevtina susurraba con tragándote los libros como si fueras estudiante de un
amargura al hijo cuando éste dormía: gimnasio. De una paga a otra vamos tirando gracias a
- Pobre huerfanito mío, hijastrito, criaturita, mis combinaciones...
pequeñín, tontín mío, tu mamá no dejará que te - ¿Qué combinaciones son ésas? -preguntó
ofendan, no se lo permitirá a nadie, no temas, Stepánov, palideciendo-. ¿Qué combinaciones?
huerfanito... Alevtina se asustó y guardó silencio.
- Pero ¿quién le ofende? -preguntó un día, Pronto se descubrió que Zhenia tenía síntomas de
indignado, Stepánov-. ¿Qué tonterías estás tuberculosis. Los médicos dijeron que de ninguna
farfullando ahí? El mismo es quien ofende a todos, manera debía vivir en Petrogrado. Alevtina puso el
no deja vivir a nadie tranquilo, hoy ha roto un frasco grito en el cielo, se acordó de los bosques de
de tinta china y cuando le he amenazado con un tirón Voznesensk, empezó a preguntar a su marido por su
de orejas... ciudad natal. Los médicos coincidieron en la
- ¡Si fuera tuyo, no le amenazarías! -soltó conveniencia del clima, de los bosques y del río
Alevtina-. ¡A Varia no le tocas ni el pelo de la ropa! Uncha. En mayo de 1923 Rodión Mefódievich
- ¿Pero le he tocado yo a él alguna vez? -replicó acompañó a su familia a la ciudad de donde en
Rodión Mefódievich, atónito. tiempos lejanos saliera él para servir al zar y a la
Alevtina, sin contestar fina palabra, siguió Patria.
arrullando a Zhenia mientras dormía. Stepánov se Su íntimo amigo, el piloto Afanasi Ustímenko, era
encogió de hombros y volvió de nuevo a sus dibujos. paisano suyo; Aglaia, la hermana de Afanasi, le
El reloj de pared seguía marcando su rítmico tic-tac. buscó una casa en la calle Proletárskaya. El viudo
Varia resoplaba tranquila, durmiendo en su camita. Afanasi y el viudo temporal Stepánov partieron de
Alevtina pasaba las hojas del libro. Aquello podía vuelta para Petrogrado, a continuar sus estudios. En
parecer una familia; pero ¿qué familia era aquélla? el vagón del tren, que marchaba lentamente, bebieron
Esta es tu causa 17

vodka, se comieron una gallina cocida y empezaron a matrimonio, se ha logrado con la hija. ¡A ella se la
recordar con entusiasmo la guerra civil, cómo puede querer, se puede tener la felicidad de
Afanasi volaba en el sopwith, cómo arrojaba a los quererla!"
blancos proclamas y cómo le derribaron en el año La viuda del contramaestre puso a Varia unos
veinte. lazos azules. Stepánov le compró unos zapatitos de
- ¿Piensas volver a casarte? -le preguntó Rodión. charol, la tomó de la mano y se la llevó al barco. Era
- A decir verdad, no. Me he fijado en tu Valentina un día ventoso, polvoriento, cálido, sentíase un vaho
y he pensado: ¡Qué chifladura! denso que se escapaba del agua. Llevaba a Varia a su
- ¿Qué Valentina? ¡Alevtina! verdadera casa, con las personas realmente allegadas
- Ha ordenado que se la llame Valentina -bostezó a él, y la barbilla, que se había cortado por la mañana
Afanasi-. Ha dicho que se olvide eso de Alevtina. al afeitarse, le temblaba. Por el camino el padre y la
¿Echamos otro trago? hija hablaban el uno con el otro como personas
Bebieron otro vasito y comieron una manzana en mayores. Varia, andando con las puntas de los pies
conserva. un poco metidas para dentro, se sorprendía al ver las
- Tienes un buen chico -dijo Stepánov-. Me ha gaviotas, tanta "mucha" agua, aquel cielo
gustado. "demasiado" claro. Stepánov le preguntó por qué no
- ¿Quién, Volodia? No es malo, sólo que un poco obedecía a la madre, por qué era díscola, por qué era
travieso... áspera.
- ¡Ay, por dónde sales ahora, papá! -exclamó
La hija. Varia-. ¡Todo está tan bien y tú sales hablando como
...Valentina -antes Alevtina- no tenía ningún si fueras mamá!
deseo de volver a Leningrado, y Stepánov no insistía No, ella no era díscola, ni áspera. Era
mucho. Rodión Mefódievich vivía la mayor parte del independiente, de carácter libre, pero muy buena. La
tiempo en el barco o en Kronstadt, donde había leyenda de que Varia era díscola empezó desde el
alquilado una habitación a una vieja viuda de un primer día que fue a la escuela. En la segunda lección
contramaestre. Todo el tiempo libre (y tenía muy la pequeña Stepánova se levantó, recogió
poco) lo dedicaba Stepánov a leer. Tenía ya cerca de cuidadosamente todos sus libros y cuadernos y se
treinta años cuando leyó por primera vez La guerra y dirigió a la puerta. La maestra, indignada, llamó a
la paz, El pasado y las ideas, Cosacos, La sala n° 6, Varia. Esta contestó ya en el umbral:
El héroe de nuestro tiempo. No amaba a su esposa: - Quiero comer.
esto era tan evidente para él como el que ella no Y se marchó de la escuela para ir a casa;
quería a su marido. Pero Stepánov quería amar, pequeñita, gordezuela, enfurruñada, con su coletita
quería leer en voz alta a una mujer, y no al ayudante por detrás. "¡Eugenio no hubiera hecho nunca esto!" -
mayor Mijaliuk, cómo cantaba Natasha Rostova en exclamó Alevtina. Y Eugenio confirmó que toda
casa del tío, le gustaría pasear en las noches blancas aquella historia era horrible.
por delante del monumento de Pedro Primero no con Después Varia regaló su delantalito a una niña
Mijaliuk, sino con la mujer amada, quisiera esperar vecina, diciendo que ella tenía dos y la vecina no
cartas y escribirlas él. tenía ninguno. Y un cinturón de Zhenia se lo dio al
Y de pronto, en la vida de Stepánov se produjo un tío Sasha -un albañil-, pues Zhenia tenía muchos
cambio inesperado, brusco y placentero. cintos y el tío Sasha se sujetaba los pantalones con
Valentina le escribía diciéndole que no podía una cuerda. Valentina Andréevna propinó una zurra a
hacer carrera de Varia, que era una chica díscola, mal Varia. La chiquilla no lloró, pero nunca más se
mandada, desobediente, que había que sujetarla bien acercó a buscar las caricias de la madre.
de las riendas. Sería bueno que viniera el padre y "¡Es una tunantuela la chiquilla!" -decían de Varia
tomara medidas. los del barco, y todos se encariñaron con ella. ¡Y
Después de pensarlo, dispuso que le enviaran a cómo la mimaban en la sala de oficiales, y en la
Varia a Kronstadt. toldilla, y en los alcázares, donde quiera que
El fue a esperarla a Leningrado. apareciese su faldita roja con lunares! Nunca era
Y sin comprender él mismo lo que le ocurría, la pedigüeña, no lloraba ni se quejaba, siempre estaba
levantó en alto y empezó a besarla en la frente, dispuesta a obedecer y siempre tenía una mirada
cubierta de pecas, en las trenzas, en el cuello, en los alegre y sorprendida en sus ojos muy abiertos y
débiles hombros. Varia chillaba bajito y se apretaba brillantes...
con todo su cuerpo contra el grueso y áspero lienzo En invierno Varia empezó a ir a una escuela en
de la blanca chaqueta de marino de su padre. Kronstadt y ésta también fue para Stepánov una
Se le reveló la gran felicidad de sentirse padre. temporada llena de alegría. Por las tardes iban los dos
"El hombre no puede vivir sin amor -reflexionó al cine, juntos iban a Leningrado, al teatro, resolvía
Stepánov en aquellos días-. No puede y no debe. Qué con Varia y sus amigas las fracciones decimales y los
se le va a hacer; lo que no se logró con el problemas de pajaritos y estanques. Después Varia
18 Yuri Guerman

encendía el samovar y servía el té. Stepánov pensaba Rodión Mefódievich arrugó las cejas, en sus
orgulloso y casi en voz alta: "¡Ah, qué hija tengo! pómulos aparecieron unas manchas rojas.
¡Esta es Varia Stepánova! ¡Busquen otra como ella - ¿Qué quieres decir con eso?
en el mundo!" - ¡Una cosa muy sencilla!
En la primavera murió la viuda del contramaestre; - Explícalo si es muy sencillo.
Stepánov tenía que hacerse a la mar. Todo el barco - ¡Qué va, si es más idiota que un cubo! -dijo
fue a despedir a Varia. Con los ojos hinchados de Eugenio, balanceándose en la silla-. Y ella se cree
llorar, moviendo apenas los pies, se abrazaba con sus que es algo extraordinario...
delgados bracitos al cuello de todos los marineros y En lugar de dos semanas, Rodión Mefódievich
oficiales, acercaba sus tiernos labios infantiles a las pasó en su casa sólo tres días. Y estos tres días estuvo
ásperas mejillas, curtidas por el viento, y les decía: todo el tiempo con Varia: fue con ella a la pista de
- Ven a vernos, tío Misha, allí también tenemos hielo, a casa de los Ustímenko para visitar a la tía
un río muy bueno... Aglaia y a Volodia. Fue con su hija al teatro e incluso
- ¡Tío Petia, ven a vernos, palabra de pionera, dio una charla a su destacamento de pioneros sobre la
ven! Marina de Guerra Soviética. A Varia no le gustó
O también: mucho.
- Tío Kostia, cuando te desmovilices ven para - Ha sido demasiado sencillo, papá -dijo Varia-.
quedarte con nosotros para siempre... Nuestros chicos y chicas saben ya muchas cosas, no
Al invierno siguiente Stepánov fue a ver a su hay que dárselo tan mascado.
familia. Entró en su casa como si fuera un extraño. Stepánov se puso rojo como un tomate.
Zhenia, tumbado en el diván, estaba leyendo un - Vives, vives -dijo Varia suspirando-, y todos te
grueso libro con dibujos. Tenía una redecilla puesta consideran como una criaturita.
en la cabeza. En otra habitación olía tanto a perfumes Y luego propuso:
como en la jata de Néstor Majnó. Valentina - ¿Sabes una cosa? No vamos a ir a cenar a casa,
Andréevna estaba en el teatro. Varia en casa de una aquí cerca está el comedor número seis. ¡Allí
amiga; Zhenia, desperezándose, le preguntó: preparan una vinagreta maravillosa! Las croquetas de
- ¿Bien, y qué hay de nuevo, papá? carne también son buenas...
- ¡Nada de particular! -contestó Stepánov-. ¿Qué Mientras juntaba las migajas sobre el mantel, sin
estás leyendo? mirar a su padre, le preguntó:
- !iva del año 1894 -dijo Eugenio-. ¡Un - ¿Papá, cuándo te enamoraste tú por primera vez?
aburrimiento! ¿Eras ya mayor?
- ¿Por qué lo lees, si es un aburrimiento? - ¿Cómo decirte? No del todo -respondió confuso
- ¿Qué voy a hacer? Stepánov.
Más tarde llegó Valentina Andréevna, sonrosada, - ¡Yo sé que hay amores tempranos y muy
embellecida, recompuesta, envuelta en un abrigo de fuertes! -dijo Varia volviéndose-. Sí, sí, muy fuertes,
pieles, y, al entrar, dijo con ironía: terriblemente fuertes...
- ¡Oh, el gran navegante se ha dignado venir! Rodión Mefódievich, desconcertado, se sonrió.
¡Qué felicidad! Por lo visto a ésta, lo último que le quedaba, se la
Ahora ya había aprendido a hablar en tono iban a quitar. ¡Pero no, todavía es joven!
irónico. - No tengas prisa por enamorarte -pidió en voz
Tomaron el té servido en una tetera especial, el baja-. ¡Tendrás tiempo!
queso estaba cortado en lonchas muy delgadas, el Pero Varia no le oyó. O no le escuchó.
salchichón en rodajas transparentes y nadie le Aquella misma noche Stepánov se fue.
preguntó a Rodión Mefódievich si deseaba comer, si
no quería una copita de vodka para quitarse el Capítulo III.
cansancio del camino y el frío, o si no le agradaría Las setas.
una tortillita. Un domingo de agosto Varia, Volodia y Borís
- A propósito, no te he escrito sobre esto -dijo la Gubin, amigo de Volodia, fueron a buscar setas al
esposa-, tú te permites enseñarle a Varia todas mis pueblecito Gorélischi. Al principio, recogían todas,
cartas, pero ahora está completamente insoportable. después sólo las blancas. El día era grisáceo,
Se pasa todo el tiempo con sus pioneros, canta templado, lluvioso. Se mojaron, mejor dicho, no se
canciones de mal gusto, a mis observaciones no rea- mojaron, sino que se les humedeció la ropa.
re... reo... Encendieron una hoguera y asaron unas patatas.
- ¿Quieres decir: no reacciona? -preguntóle Volodia, mientras, contaba:
Stepánov. - No inventar ni fantasear, sino buscar qué hace y
- ¡Exactamente! -pronunció Valentina qué encierra en sí la Naturaleza -afirmaba Bacon-.
malhumorada-. Y, en general, es demasiado, Hay una fórmula más corta: la Naturaleza se somete
demasiado soviética... a aquel que se le subordina. Pero estaréis de acuerdo
Esta es tu causa 19

que con tales razonamientos no se va muy lejos: todo había sido Varia. Un campesino con un viejo
esto es muy sabio, pero pasivo en grado sumo. Por sombrero de paja se acercó y le tendió con aire
otra parte... servicial el pie amputado. Volodia lanzó un
Varia, que por cortesía se había vuelto, dormitaba. Juramento. Borís echó a correr a la estación. Al cabo
El honorable Borís Gubin de pronto bostezó de unos veinte minutos llegó una vagoneta con un
ruidosamente y en sus bondadosos ojos aparecieron médico y una camilla.
lágrimas. Volodia se ofendió y saltó sobre Gubin: - ¿Quién le ha puesto la ligadura? -preguntó el
salieron revoloteando hojas y secas agujas de los anciano médico de ferrocarriles.
pinos. Gubin metió un pie en la hoguera, ya medio El campesino del sombrero de paja señaló a
apagada, y lanzó un grito. Varia se despertó. Los Volodia.
muchachos seguían enzarzados, removiendo la tierra - ¿Estudiante?
húmeda del bosque, gritaban, alegres de vivir, de Volodia guardó silencio.
sentirse fuertes, jóvenes, sanos. - ¡Todos están borrachos, malditos! -barbotó el
- ¡Y yo -gritó Varia-, y yo, y yo! ¡El montón es médico-. Hoy es la fiesta del patrón del pueblo. ¿Por
pequeño, el montón es pequeño! qué te lamentas así? -le gritó a la vieja-. ¿Te da
Se tiró pesadamente desde lo alto encima de ellos lástima de la oveja?
y al instante los tres se sintieron azorados. Varia les Indicando la vogoneta con la cabeza, mandó a
miró desconcertada. Volodia:
- ¡Qué tontos! -dijo, a punto de echarse a llorar. - ¡Sube!
Se tiró de la falda para abajo y dobló las rodillas. En el puesto de socorro de la estación, el médico
Volodia y Borís ni se miraron el uno al otro. ordenó que le dieran a Volodia una bata y empezó a
- ¡Pues no te metas donde no te llaman! -dijo poner al pastorcillo una inyección antitetánica. Por
Ustímenko, al cabo de unos instantes-. Cuando dos se un instante Volodia se sintió desfallecer. Como si
pelean, un tercero no debe meterse en medio... fuera en sueños, oyó una voz rezongona:
¿Dónde está mi cortaplumas, Borís? - Vaya que sí eres valiente. Para el primer curso
Y los dos hicieron como si estuvieran buscando la no está mal. Lo principal es que tienes arrestos. ¿Pero
navajita. por qué se pone tan pálido? Enfermera, déle a oler
Estaban tan corridos que Borís incluso se puso a amoníaco... Que salga al aire libre.
canturrear, pero se confundió y pasó a sus versos: Al lado de la ambulancia le esperaban sentados en
un banco Varia y Borís.
Es otoño, caen incesantes lluvias, - ¿Dónde ha ido a parar tu canasto de setas? -le
El koljosiano hace sopa de carne con verduras. preguntó Borís.
Se oye el acordeón tras una esquina, Ustímenko se encogió de hombros. Sentía
Entramos en una limpia y acogedora cocina... náuseas... "¡Nunca podré ser médico! -pensaba con
angustia-. ¡Jamás lo seré!"
- Eh, tú, Boris -gritó Ustímenko-, ¿a qué viene Y le fastidiaba también que se hubiera perdido el
eso? canastillo. Bueno, qué importa, lléveselo el diablo
Después se dirigieron a la estación. Seguía con setas y todo, pero se sentía un poco avergonzado.
lloviznando. Crujían las pesadas cestas colmadas de A los dos días, Ustímenko leyó en el periódico de
setas. A la caída de la tarde, cansados, rendidos, de la región una nota sobre un modesto estudiante
mal humor, salieron a la vía del ferrocarril y vieron soviético que, después de haber dado muestras de
allí una muchedumbre agolpada. Junto a los mismos habilidad y entereza, sin hablar de conocimientos,
raíles, retorciéndose de dolor y dando sordos desapareció sin que se supiera su nombre. Y la nota
gemidos, todavía con conocimiento, estaba tendido terminaba con la patriótica conclusión de que sólo en
un pastorcillo de unos catorce años. Las traviesas, los nuestro país se daban tales héroes anónimos. Borís
raíles, la grava de la vía, salpicada de espeso Gubin contó lo ocurrido a toda la clase, y cuando
alquitrán, todo estaba ensangrentado. A alguna Volodia entró el día 10 de septiembre en su décimo
distancia del pastorcillo, veíase un pie envuelto en un grado "B" le dieron una verdadera ovación. Y la tía
peal y calzado con un chanclo viejo, un poco más Aglaia le dijo al volver por la noche a casa:
allá se lamentaba a voces una viejecita, los - Vamos a ver, héroe anónimo, cuéntame cómo
campesinos, sombríos, guardaban silencio, sin saber ocurrió todo. Me interesa.
qué hacer con el muchacho. No muy lejos se agitaba - ¿Ya ha venido Varia con el cuento?
convulsivamente una oveja, que también había caído - Supongamos.
bajo las ruedas del tren. - ¿Sabes? Hace ya tiempo que he comprado un
Volodia se abrió paso entre la multitud, se libro de cirugía de campaña.
desgarró la camisa y apresuradamente, lívido de - ¿Y qué?
espanto, empezó a vendar con torpeza el muñón. - Pues que lo he leído en ese libro. Pero no, de mí
Alguien le ayudaba; solamente más tarde recordó que no saldrá un médico. Me da vergüenza decirlo, pero
20 Yuri Guerman

todo se me revolvió... desenvolvía en él al margen de las normas de la


- Eso les ocurre a todos al principio -dijo la tía, escuela, les irritaba el que "se valiera a sí mismo" y
mirando a su sobrino con los ojos brillantes-. ¿Sabes que indagara eternamente, en lugar de aprovechar las
tú cómo se me revolvió a mí todo cuando pasé de los verdades inconmovibles de los libros de texto.
lavaderos a la facultad obrera? "¡La medicina! -pensaba con pasión Volodia por
Varia, después de este suceso en la estación, se las noches-. ¡Que llegue cuanto antes, que llegue
suavizó y ya no contradecía en nada a Volodia. cuanto antes; allí todo es exacto, claro; allí se
Únicamente Eugenio comentó irónicamente lo encuentra lo único, lo verdadero!"
ocurrido. Pero Fiódor Vladímirovich Gánichev, con una
- ¿Pero las setas te las birlaron? -le preguntó, a sonrisa nada benévola, les decía:
propósito para zaherirle-. ¡Ahí lo tienes, predica a la - Piénsenlo cien veces antes de venir a nuestro
gente que debe ser razonable, buena! instituto. Hipócrates recomendaba reiteradamente al
- ¿Puede ser que quieras que te dé en los morros? médico mantener buen aspecto exterior para ser
-le preguntó Volodia. agradable al enfermo, y si se para uno a pensar en
- ¡Mocoso! -le dijo con tono altanero Eugenio-. esto, no es cosa tan fácil. Y tampoco es fácil para el
¡Siempre peleándose! amor propio seguir otro consejo de Hipócrates, que
- Hay casos en los que discutir no tiene sentido - dice: si un médico no sabe qué hacer, debe llamar sin
respondió Volodia-. ¡Un puñetazo, y en paz! temor a otros colegas para que le expliquen el estado
- ¿Y el Juzgado'! -inquirió, circunspecto. del enfermo y recomienden los medios necesarios en
Eugenio-. ¿Tú crees que no te llevaría yo a los el caso correspondiente...
tribunales en tal caso? Y te mandarían a trabajar a un Y les aconsejaba:
correccional. - ¡Lean ustedes a Goethe, queridos amigos!
Volodia miró sorprendido a Eugenio. Pero éste no Mefistófeles pronuncia verdades sumamente amargas
bromeaba, estaba impávido, con su chaqueta de que no han perdido su significación hasta el día de
cursante de la marina bien estirada y ajustada con el hoy. Si alguno de ustedes ha escuchado la ópera de
correaje cruzado sobre el hombro. Tipos así hasta se Gounod, eso no es todo. Lean, piensen, reflexionen,
veían en los carteles. "¿No será lo mejor darle de indaguen, convénzanse de si serán capaces de no
verdad en los hocicos?" -pensó Volodia-. Pero, de ceder en la práctica a la mayor seducción: el ejercicio
repente, con un gesto de aburrimiento, respiró irreflexivo de las funciones del servicio...
profundamente y se marchó. Y golpeando rítmicamente en el suelo con el
grueso pie calzado con una bota reluciente, sobre la
"Padres e hijos". que pendía la lazada del cordoncillo, recitó en
Aunque estudiaba todavía en la escuela, Volodia alemán, traduciendo a renglón seguido:
vivía ya la vida del Instituto de Medicina Séchenov.
Borís Gubin le había dicho que en algunas cátedras El espíritu de la medicina no es difícil
de este instituto funcionaban círculos estudiantiles a comprenderlo:
los que se podía asistir libremente. Y Ustímenko Estudiáis minuciosamente el mundo grande y
empezó a ir al de anatomía patológica, dirigido por pequeño,
Gánichev. El profesor Gánichev, un hombre grueso, Para, al fin y al cabo,
bajito, completamente calvo, pronto se fijó en aquel dejar que todo marche
muchacho de cuello largo y cara para él desconocida; como a Dios le place...
sin preguntarle nada, frecuentemente se dirigía a él
como si estuviera solo en la clase. En la escuela todo Con severidad y enojo hablaba a la juventud de la
marchaba normalmente, pero los maestros miraban a artesanía en la historia de la medicina, de los viejos
Volodia con cierto recelo y algunos hasta con petulantes y estúpidos que ahogaban el pensamiento
desagrado. En los consejos pedagógicos le llamaban del joven capaz, sólo porque este pensamiento
Wunderkind, y la directora de estudios declaró más despertaba inquietudes, citaba de memoria el texto
de una vez de forma categórica que Ustímenko, del juramento que prestaban todos aquellos que en
Vladímir, era un individualista, con ideas tiempos lejanos cursaran sus estudios en la famosa
confusamente expresadas, y que no esperaba nada Universidad de Bolonia.
bueno de aquel joven presuntuoso. Pero no todos los - "Tú debes jurar -brillándole los ojos con
maestros estaban de acuerdo con la directora de iracundia, pronunció solemnemente, incluso con
estudios, mas discutir con ella equivalía a reñir, y altivez, Fiódor Vladímirovich-, debes jurar que
nadie quería tal cosa. Cuanto más tiempo pasaba, salvaguardarás las enseñanzas que se divulgan
más desesperaba Volodia a los maestros: les irritaba públicamente en la Universidad de Bolonia y en otras
su ensimismamiento silencioso, al que sucedían conocidas escuelas, de acuerdo con aquellos autores
ruidosas travesuras de chico, les irritaba su frío aprobados hace ya tantos siglos y que son expuestos
alejamiento, les irritaba aquella vida interna que se y explicados por los doctores de las universidades y
Esta es tu causa 21

por los mismos profesores. Tú, precisamente tú, no conjuros y astrología; la gota y el reumatismo, con
permitirás jamás que delante de ti se refute o rebaje a hígado de rana; las enfermedades de los riñones, con
Aristóteles, Galeno, Hipócrates y otros, ni sus la imagen de un león en un campo dorado; la
principios y conclusiones..." ictericia, con una infusión de celidonia, puesto que la
- Y, permítanme ustedes señalarles qué fue infusión era de color amarillo; también decían que el
inventado y expuesto en forma de voto-juramento: cerebro cambiaba de volumen según las fases de la
¡un dogal al cuello de la ciencia! ¡Un dogal! - luna y que el flujo y el reflujo del mar influía en la
comentó Gánichev-. Pues todo lo propio, todo lo circulación de la sangre. Moliere señaló con plena
nuevo estaba absoluta e infaliblemente ligado con la razón por boca de su Beralde que todo el esplendor
revisión de algo anteriormente confirmado y el del arte de la curandería se encerraba en un solemne
intento de revisar no sólo a los grandes hombres galimatías, en una charlatanería sabihonda, que
como Aristóteles, Galeno e Hipócrates, sino también reemplazaba el pensamiento por las palabras, y los
a otros -el diablo sabe quiénes eran esos otros- resultados por las promesas.
conducía ante su eminencia el Inquisidor General, y - ¿Y ocurren tales casos en nuestro tiempo? -
de allí a la hoguera. Es natural que muchos hombres insistió el de los ojos saltones.
de gran talento de aquellos tiempos, en lugar de hacer - Los libros de texto los escriben personas y la
algo de provecho, aplicasen en todo momento las medicina la enseñan también personas -continuó
palabras de nuestro padre Hipócrates: '¡El arte es Gánichev, como si no hubiera oído al rubicundo
eterno, la vida es corta, la experiencia es peligrosa, curioso-. E incluso los médicos más famosos han
los razonamientos son inseguros!" Giordano Bruno sido personas. Existe la peligrosa tendencia, hasta me
siguió otro camino diferente del de los obtusos permitiría decir perniciosa, vil, putrefacta, de
diplomados de su tiempo. "¡Yo soy académico de considerar a los grandes médicos del pasado por
una academia que no existe -dijo de sí mismo el gran encima del juicio de la humanidad, encubriendo por
Bruno-, y no tengo ningún colega entre los ilustres todos los medios los absurdos y errores en que hayan
padres de la ignorancia!" y esto terminó, como saben podido incurrir los hombres más destacados de otros
ustedes, trágicamente... tiempos. Esto frena el avance de la ciencia. Nuestros
Este hombre gordo enseñaba a dudar, quería grandes sabios contemporáneos, como es de
desde el primer momento liberar al instituto de los comprender, también cometen errores y, a veces,
escrupulosos estudiantes empollones, de las niñitas garrafales. Pero con estos errores, como son de
mimadas, de los jóvenes que se aburrían, que todavía "archieminentísimas" personas, e incluso
no habían revelado sus aptitudes. Enseñaba a los académicos, atiborran las cabezas de las gentes. Y
estudiantes en el espíritu de la eterna búsqueda, ustedes están obligados a pensar por sí mismos, de
insinuándoles que ningún vademécum de medicina, otra manera no serán verdaderos médicos, sino
ningún libro de texto ni ninguna conferencia copiada médicos molierianos, de los que se ha escrito: "¡Os
de pe a pa ayudaría a los futuros "hijos de dirán en latín que vuestra hija está enferma!"
Esculapio", como solía expresarse, si ellos mismos - ¡Qué viejo cínico! -le susurró a Volodia su
no se dedicaban a investigar por su cuenta. vecino Shérvud.
- Pero los libros de texto, sin embargo, no han - ¡Y usted es un joven idiota! -le contestó
sido anulados por nadie -repuso una vez a Gánichev Ustímenko.
el vecino de Volodia, llamado Shérvud, alumno del - ¡Cuidado! -rugió Shérvud.
décimo grado, muchacho rubio, de mejillas - ¿Tiene usted alguna pregunta que hacerme? -
sonrosadas y ojos saltones. preguntó Gánichev.
- Hay diferentes libros de texto -contestó Volodia calló.
pensativo Gánichev-. A nosotros, por ejemplo, en Ya en el primer trimestre había quedado atrás ese
nuestro tiempo, nos recomendaban que para período en que Volodia hacía preguntas a las que no
tranquilizar al paciente y a su familia y para todos los maestros podían contestar. Pero contestar él
mantener el honor de la medicina, recetáramos los a las preguntas de los maestros tal como ellos
llamados remedios "innocuos". La farmacología de hubieran querido, tampoco le era posible: se lo
mis tiempos dio a conocer una cantidad enorme de impedía su brusca honradez innata. Por esto, cuando
medicamentos que de antemano se sabía que no Volodia salía a la pizarra era un espectáculo para
servían para nada. De acuerdo con los libros de texto, toda la clase. Naturalmente, sabía menos que los
enseñaron a generaciones enteras de médicos a maestros y sus conocimientos eran más superficiales,
diagnosticar sobre la base de qué remedio podía pero él siempre sabía las cosas con más amplitud y
ayudar en tal o cual caso. ¿Comprendido? "Ex con frecuencia decía no sólo lo que no figuraba en el
juvantibus". libro de texto, sino también lo que el maestro no
- ¡Qué extraño! -dijo Shérvud. sabía. Y más de una vez ocurrió que Volodia con sus
- En tiempos antiguos -continuó Gánichev- contestaciones agitaba el pensamiento de los alumnos
curaban con todo lo habido en el mundo: con del décimo grado "B" que, llenos de gozo, se
22 Yuri Guerman

quedaban atónitos escuchando aquel duelo de si así pi-en-sa él! Se trata, queridos amigos, de que
palabras entre Adam y Volodia. no se ha esforzado por salir brillantemente en el
- ¡Eso es idealismo puro, misticismo, examen y agradarnos a nosotros, no ha querido
clericalismo! -gritaba Adam. presentarse ante nosotros en su mejor aspecto, sino
- ¡Los marxistas tienen que estudiar el fenómeno que ha salido en defensa de Bazárov. Debido a sus
que ha salido ya del estadio de experimentación y no pocos años, el joven Ustímenko no sabe, o
circunscribirse a maldecir del fenómeno mismo! - sencillamente no ha tenido tiempo de saberlo, que no
contestaba con tranquilidad y firmeza Ustímenko-. es él el primero que en Rusia ha salido en defensa del
Yo le he presentado un hecho y usted se enfada... señor Bazárov. Claro es, sintiendo el ultraje, se ha
Y Volodia se retiraba tan tranquilo a su sitio, en pasado de la raya. Pero, recapaciten, queridos
tanto que Adam, con mano vacilante, primero le colegas, recapaciten en el hecho mismo de esta
ponía un dos en el cuaderno de notas y después lo apasionada defensa. Este joven, casi un chico, ha
cambiaba por un cinco. Con toda su limitación, Egor salido en defensa de la ciencia rusa. Pues en esta
Adámovich era un hombre honrado. Los camaradas, composición se revela un verdadero dolor; el
en silencio, le hacían a Volodia señas de aprobación muchacho ha visto en Bazárov a Séchenov, y a
y se escribían unos a otros notitas diciendo: "¡Le ha Méchnikov, y a Pirogov. Permítanme expresar una
zumbado!", "¡Belleza y altivez!", "¿Es interesante: idea un tanto sacrílega: dudo que si Iván Serguéevich
qué saldrá de él?" Pero Volodia no se hacía eco de Turguénev viviera hasta nuestros días y leyera esta
nada de esto ni oía, ni veía nada. Sentado otra vez en composición se ofendiera. Se habría reído un poco,
su sitio, leía un nuevo libro sobre la circulación de la pero de ningún modo se hubiese molestado, e
sangre que le habían dejado sólo hasta el día incluso, es posible que se hubiese conmovido. Pues si
siguiente por la tarde, hasta la hora de la clase en el se suprime lo que aquí hay de exagerado, escrito en
círculo del instituto de medicina. En el siglo dieciséis un momento de exaltación, trasciende el espíritu
el médico español Miguel Servet hubiera resuelto cívico. ¿No es así? Por lo que se refiere a nuestro
definitivamente el enigma de la circulación de la instituto, al alma mater, puedo decir que en el estilo
sangre, pero terminó su vida en la hoguera. ¡Qué de nuestro abituriens veo el carácter de un futuro
infames! médico activo, del médico, perdónenme por el estilo
- ¿Qué estás murmurando ahí? -le preguntó elevado, guerrero, combativo, intransigente, se
Rízhikov, su compañero de pupitre. sobreentiende, pero original, tenaz, grande. Y tales
- ¿Qué? -se sorprendió Ustímenko. hombres nos hacen extraordinaria falta, y más aún
A pesar de todo, Volodia logró ingresar en el teniendo en cuenta el desastre que trae aparejado el
instituto con gran dificultad. Eligiendo como tema deseo de algunas capas de la juventud de ingresar en
para su composición literaria Padres e hijos de un centro de enseñanza superior, sin importarles en
Turguénev, Volodia escribió solamente sobre cuál, con tal de ser estudiantes. Y así ocurre a veces
Bazárov, y con la pasión propia de él, e incluso con que de hecho salen señoritas diplomadas, pero no
obsesión calificó a Bazárov de hombre que "abrió verdaderos galenos, para expresarse en el lenguaje
nuevos caminos aún desconocidos para la ciencia antiguo. A veces aprobamos también a médicos
rusa". Y al pobre Iván Serguéevich le motejó de simpáticos, pero...
"cortesano Oblómov que escribía con el sólo objeto Gánichev hizo una mueca a modo de sonrisa y
de defender el arte por el arte y, lo que era más sacudió una mano con un gesto displicente.
probable, con el fin de pasar el tiempo que le - Por lo que se refiere a Ustímenko, yo le conozco
quedaba libre después de escuchar los trémolos de de mi círculo. Y hablo con plena responsabilidad de
Paulina Viardot". Esta frase al viejo estilo le gustó mis palabras: cada cual piensa a su manera, pero yo
tanto a Volodia que incluso la subrayó con una línea quisiera tener no sólo un alumno como éste, sino
ondulada, claro es que sin pensar en absoluto que la también un discípulo, sí, naturalmente, este pepinillo
examinadora precisamente después de esta frase del diablo piensa dedicarse a estudiar anatomía
tendría que tomar valeriana con convalaria. En una patológica. A veces, saben ustedes, quisiera uno dejar
reunión del tribunal para el ingreso en el instituto se su cátedra no en manos ajenas, sino... Además, si mis
leyeron algunos párrafos de la composición escrita colegas tienen sus dudas, se puede tener una
por Volodia que, naturalmente, provocaron la risa conversación con él...
general y exclamaciones de desaprobación. El único Los colegas tenían sus dudas y se acordó reunirse
que no se rió fue Gánichev. Y como en el instituto con Ustímenko a las dos de la tarde. Desde las doce
gozaba de general estimación, en cierta medida Volodia se paseaba por el largo y semioscuro
debida al miedo, todos se dieron cuenta de que él no corredor del instituto. Allí se encontró con Eugenio
se reía. Stepánov, petulante como siempre, pero animado y
- No cabe duda que el muchacho lo ha alegre.
desfigurado -dijo Gánichev pensativo y serio-. Lo ha - ¿Qué haces aquí? -se sorprendió Volodia.
desfigurado enormemente y de manera burda. ¡Pero - ¿Cómo, que qué hago? ¡Pues voy a ingresar! -a
Esta es tu causa 23

su vez se sorprendió Eugenio-. Si ya hablé contigo. llenos de sortijas. Notábase que había algo en
Papaíto, dicho sea de paso, está satisfecho, pues, no Ustímenko que le exasperaba: seguramente su
sé por qué, pero a ti te estima y se alegra de que irrespetuosidad y desacato. Sin embargo, todo
estudiemos juntos. Yaya conozco a algunos del tercer terminó felizmente. Zhovtiak echó una mirada a su
curso y he escuchado una romanza que cantan ellos, reloj adornado con un dije y salió para la consulta. Y
un poco fuerte, pero bastante simpatiquilla. a Volodia le dejaron marchar, deseándole buena
- ¿Qué romanza es ésa? -preguntó Volodia. suerte.
- ¡Pues escucha! Se titula "Al amigo protector".
Eugenio se sentó en el alféizar de la ventana, Estudiante.
redondeó sus labios rojos y empezó a cantar con voz - S-sí, es grato -dijo el decano Pável Serguéevich-.
agradable (más de una vez había cantado en las Es muy grato cuando te encuentras con un muchacho
fiestas familiares, en las veladas de la escuela e así. Mientras estaba sentado, ¿saben en lo que
incluso en un círculo de aficionados): pensaba yo?: en la Universidad de Novorossiisk, por
lo menos en mi curso, mozos como este Ustímenko
Y cuando todos los hilos se rompan, no los había. A propósito, también me ha gustado
Y esté sobre el mármol de la mesa, otro, jovencito, de mejillas sonrosadas. Este, claro
Sed cuidadosos, no dejéis caer está, no es que toque el cielo con las manos, pero es
Mi corazón al suelo de piedra... un muchacho en extremo agradable. Su aspecto
exterior predispone en favor... ¿cómo se llama?...
Ya se habían acercado a escucharle varias Y Pável Serguéevich hizo como si hubiera
personas, y él explicaba a sus futuros compañeros de olvidado el apellido de Eugenio Stepánov. Pero como
estudios: no faltaba quien sabía que Eugenio visitaba la casa
- Lo más interesante es que estas palabras las ha de Pável Serguéevich y, además, que cantaba allí a
escrito Garshin, anatomo-patólogo. ¿Tienen su aquél, veces romanzas y que le gustaba a Iraída, la hija del
verdad? ¿Queréis ahora, queridos camaradas decano, le recordaron su apellido y él afirmó con la
estudiantes, que os cante otra antigua canción cabeza:
médica'! Se refiere a la sala de disección, en la que - Sí, sí, me parece que, efectivamente, es
tendremos que pasar no poco tiempo. Stepánov.
Por el corredor pasaban dos de los miembros del Es un muchacho muy simpático y, sin duda,
tribunal, Eugenio esperó a que se alejaran y empezó a noblote. En mis tiempos a los chicos así los llamaban
cantar casi en un susurro: "camisas sin repliegues". Hay en él algo ruso, de la
estepa, intrépido, amplio...
Me sorprendes, chico; ¿qué encanto hay en esto? Pero, dándose cuenta que se había pasado un poco
Ir al depósito, recinto el más fétido, de la raya, Pável Serguéevich volvió a hablar de
Ir, claro está, para aprender, Ustímenko y le calificó de "modelo de futuro médico
Y equivocarse una y otra vez... soviético".
- ¡Ha dado usted en el clavo! -replicó Gánichev
¡Era sorprendente cómo sabía Eugenio ser con tono sarcástico-. Este no es el estudiante de
agradable a todos! Acababa de cantar en el corredor mejillas sonrosadas y que sólo tiene notas de
y ya tenía camaradas. Paseaba del brazo de ellos, se sobresaliente. Este sabe lo que quiere. No es una
reían a carcajadas, se llamaban los unos a los otros expresión de moda, pero en el presente caso es
por el nombre; Eugenio gritó a Volodia: oportuna: es un joven con ideas. Con estudiantes
- ¡Eh, tú, futuro Pirogov-Sklifosovski-Burdenko, como él, se comprende, tienes que sudar, pero hay
vente con nosotros! Aquí te presento a Niusa Iólkina, razón para ello. Sólo que es insolente. ¡Ah, qué
Svetlana, Ogurtsov... insolente!...
Durante la conversación con el tribunal, Volodia Y no se podía comprender si a Gánichev le
estaba sentado con los brazos caídos, los pómulos agradaba o no la insolencia de Volodia. Pero más
salientes, las cejas revueltas, irritado, miraba bien parecía que le agradaba.
directamente a los ojos a todo el que le preguntaba, y - ¡De él no saldrá un Zhovtiak! -agregó Fiódor
respondía con reservas, conciso, incluso lacónico, Vladímirovich-. De ninguna manera. Eso puedo
pero defendía tan enérgicamente su opinión personal asegurarlo. Aunque, dicho sea de paso, no niego que
sobre la materia que él había elegido para su el respetabilísimo Guennadi Tarásovich tiene cierto
especialidad, que casi todos los que le escuchaban se atractivo, como "la dama de Gógol, agradable en
miraban satisfechos y hasta cambiaban algún guiño. todos sentidos", o, por ejemplo, Shponka, también,
Sólo había allí una persona que observaba con me parece, fue un señor agradabilísimo...
desagrado a Volodia. Era Guennadi Tarásovich El mismo día en que Volodia empezó a ser
Zhovtiak, de todos ellos, el que tenía más aspecto de estudiante llegó Afanasi Petróvich en una pequeña y
profesor, calvo, la barbita recortada y los dedos graciosa avioneta de color verde. El aeródromo
24 Yuri Guerman

estaba junto a la misma orilla del río Uncha. El padre momento se apartaba de Varia, lo mismo que de
salió del aeroplano y estiró las piernas, como si Volodia. Después de beber una copita de vodka,
hubiera ido largo tiempo en una carreta. No llevaba carraspeó con satisfacción y dijo:
nada a la cabeza y vestía como de ordinario. Algunos - Bebamos, amigos, bebamos aquí, que en el otro
aviadores que estaban sentados en la hierba se mundo no nos darán de beber, y si allí nos dan,
levantaron rápidamente y se cuadraron. Por la entonces, bebamos aquí y bebamos allí.
expresión de sus rostros podía comprenderse que Un poco más tarde llegó el abuelo Mefodi -de
conocían y estimaban al padre, y Volodia se puso aspecto saludable, recién salido del baño, con un
rojo de pronto, sintiéndose orgulloso de Afanasi chaleco por debajo del cual le asomaba la camisa de
Petróvich, de su habitual sencillez y llaneza, de sus seda.
graciosas arruguitas junto a los ojos, de su fuerza - ¡Siéntate, raíz de nuestro árbol familiar! -dijo
retraída, como ocultada, de la amplitud de su alma... Rodión Mefódievich-. ¡Y alégrate de haber llegado a
- ¿Rodión no se ha presentado? -preguntó el ver a tu nieto estudiante de Medicina, Volodia
padre. también! ¡Esta copa por un gran águila!
- ¡No, no se ha presentado! -y Volodia se sonrió. - ¡Mejor hubiera sido agrimensor! -declaró el
Como militar, el padre tenía la costumbre de decir abuelo.
"se ha presentado", en lugar de "ha llegado"; El tenía su opinión particular sobre todas las
tampoco decía "quiero comer", sino "tomaría alguna cosas.
cosa"; no decía "me acuesto a dormir", sino "voy a - ¿Por qué vienes sin uniforme? -le preguntó al
descansar". hijo-. Los altos jefes deben llevarlo para que las
- ¡Te ríes del viejo, sinvergüenza! -le dijo Afanasi gentes lo vean. Yo vine de la guerra japonesa y
Petróvich , dándole un fuerte empellón en el hombro. durante mucho tiempo no me quité las hombreras, a
Volodia dio un traspiés, pero no se cayó. Los pesar de todo, te dan autoridad. En cuanto me las
aviadores se pusieron a hablar entre sí. "Seguramente quité, me quedé como un rústico muiik.
hablan del padre" -pensó Volodia. Y preguntó a Aglaia:
La tía Aglaia tenía una reunión del buró y llegó - ¿Por cuánto has comprado las sardinas?
sólo a la hora de la solemne comida, que había - ¡Por dinero! -respondió la tía Aglaia.
preparado la noche anterior y por la mañana - ¿Y el cordero?
temprano. A comer, o, como le gustaba expresarse a - ¡Deja eso ya, abuelo! -dijo Rodión Mefódievich-
él, esperando con fruición una comida apetitosa, "a . ¿Qué más te da?
picotear", se presentó Eugenio, que también había - ¡Es para hablar de algo! -replicó el abuelo
sido admitido en el instituto, si bien es verdad, no sin Mefodi.
la correspondiente presión de Iraída sobre su mamá, Varia se acercó a su padre, susurrándole con
y de ésta sobre el decano Pável Serguéevich. Eugenio acento cariñoso:
se coló en el instituto empleando no muy buenas - Quédate algún tiempo con nosotros, papá, te lo
artes: al principio no le admitieron, y más tarde, pido, te lo ruego. Solicita un descanso, deja tus
después de prolongadas conversaciones, le barcos...
"agregaron" a la lista, por eso Eugenio se sentía - ¡No son barcos, sino buques! -dijo Stepánov con
como si, después de correr mucho tiempo para tono aleccionador-. Además, aquí no sois más que
alcanzar el tranvía, lo hubiese tomado en marcha y tres personas y allá son muchas. Compréndelo, hija.
no pudiera todavía respirar tranquilo. Pero su estado - ¡Zhenia se ha vuelto tan raro! -se lamentó Varia-
de ánimo era magnífico, incluso triunfal. En realidad, . No le comprendo.
nadie sabía cómo se había "cocido" todo aquello, a - Lo averiguaremos...
excepción, claro está, del decano. Pero él no tenía por Afanasi Petróvich trajo una guitarra adornada con
qué dar a entender que Eugenio le estaba agradecido, una cinta; rasqueándola, empezó a cantar:
lleno de reconocimiento y otras cosas por el estilo...
Rodión Mefódievich también se alegró: de todos ¡Ay nochecita oscura, nochecita!
modos, algo había en el muchacho, pues sin tener ¡Tú, noche oscura, noche otoñiza!
gran capacidad, y estando como estaba mimado por ¿Por qué estás, nochecita, tan sombría?
la madre, había logrado entrar en el instituto. Aquí no !o brilla ni una sola estrellita...
había vuelta de hoja: oposiciones, no había nada que
decir. Aglaia con sonora voz de contralto repitió:
- ¡Bueno, pues, cuando sea viejo, me curarás! -le
dijo a Eugenio-. ¿De acuerdo? !o brilla ni una sola estrellita...
Stepánov se presentó en casa de los Ustímenko en
traje de paisano y únicamente su rojo y curtido rostro Todos estaban tristes sin saber por qué, sólo el
y su bamboleo y elasticidad al andar denunciaban abuelo Mefodi se engalló un poquito, pero un
que era marino. Rodión Mefódievich ni por un momento después también se apagó.
Esta es tu causa 25

- ¿Qué es esto? -preguntó Aglaia-. Nadie ha el tenue canto del samovar sobre la mesa, y parecía
entrado, según parece, y se ha perdido la mitad de la que siempre hubieran estado así, los tres juntos, y
canción. que siempre seguirían juntos...
Stepánov fruncía el ceño a cada momento; Pero al amanecer el padre partió en avión. No
Afanasi Petróvich dejó la guitarra sobre el diván y se permitió que fueran a despedirle.
quedó mirando al hijo. Zhenia en aquel momento - Las despedidas para tiempo son lágrimas sin
explicaba a Volodia en voz baja que tenía que cuento -dijo alegremente, terminando de tomarse el
"esfumarse" urgentemente: un grupo de amigos se té, dio un empellón a Volodia en el hombro, como el
reunía para ir al otro lado del río Uncha, donde iban a día de la llegada, abrazó a su hermana y salió.
asar verdaderos shashliks5 en espetones; estarían Volodia se asomó a la ventana.
Iraída, Misha Shérvud, y es posible que hasta el El padre se detuvo en el portal, mirando al cielo
mismo decano se "dignara", ¿está claro? gris. "Ojos de águila", sin saber por qué, recordó
- ¡Está claro! -contestó Volodia con aspereza. Volodia. El farol alumbraba la cabeza descubierta de
Al atardecer hablaron del porvenir de Varia. Afanasi Petróvich, la gorra la llevaba en la mano. Así
Volodia aconsejaba que ingresara en el Instituto de vio Volodia Ustímenko a su padre por última vez en
Medicina. Afanasi Petróvich opinaba que era mejor la vida, y así le quedó grabado en la memoria para
un instituto técnico, la tía Aglaia callaba y sonreía. siempre: de pie en el portal, mirando al cielo: allí está
Frunciendo retadoramente las cejas. Varia dijo con su camino de piloto.
voz acerada:
- ¡Me dedicaré al arte! Capítulo IV.
- ¿Qué quiere decir eso? -se sorprendió el abuelo, Regalos.
un poco bebido. Ya había amanecido cuando Afanasi Petróvich
- Pues... al teatro, por ejemplo -pronunció Varia llegó al aeródromo. No muy lejos, junto al río Uncha,
aún con más energía, e incluso con rabia. se paseaba Stepánov con su blanca guerrera de
- ¡Pues sí... es un trabajo! -bostezó el abuelo. marino.
- ¿Pero tienes facultades? -preguntó cauteloso - ¡He dicho que no hacía falta! -dijo adusto
Rodión Mefódievich-. Yo, comprendes, no quiero Ustirnenko-. ¿Por qué no has seguido durmiendo?
decirte nada que te ofenda, pero tú, por ejemplo, - No podía dormir -contestó Stepánov-. Además,
tienes un oído no demasiado... y la figura... pareces no te molesto, levanta el vuelo. No me voy a agarrar
un rabanito... regordetilla, yo no he visto actrices así, a la cola...
como tú. Se acercó el oficial de guardia, habló algo con
- ¡Creceré! -prometió con gesto arisco Varia-. y Afanasi Petróvich. Poco después vinieron dos
comeré menos cosas de harina. Por lo que se refiere a muchachos. Ustímenko prestó oído al motor y fumó
la voz, yo no me dispongo a ser cantante de ópera, un pitillo con Stepánov.
esto en primer lugar, y, por otra parte, la voz también - ¿Cuándo nos volveremos a ver? -preguntó
se educa. Rodión Mefódievich.
Volodia miró a Varia con lástima. Ella le sacó la - Seguramente no será pronto...
lengua y se volvió de espaldas. - ¿Dónde vas a pasar el permiso?
Ya entrada la noche, después de marcharse los - Quiero curarme con barros -dijo Ustímenko-. La
invitados, Afanasi Petróvich se puso a leer un libro herida es vieja, pero me molesta. ¿Me parece que
delgadito de pastas muy vistosas. Tendido estás preocupado?
cómodamente, con las piernas apoyadas en el brazo - ¡Nada de eso, estoy como siempre! -protestó
del diván, fumaba con calma y dijo sorprendido: Rodión Mefódievich, respirando profundamente.
- ¡Es interesante: Resulta que el águila es la única El motor zumbó de nuevo, se paró y otra vez
ave del mundo que puede mirar fijamente al sol. De empezó a zumbar. Los mecánicos comprobaban
aquí viene la expresión: ojos de águila. ¿Lo habías alguna cosa. Ustímenko estrechó la mano de
oído, Vladímir? Stepánov con la suya, ruda y fuerte, se calzó los
- No, no lo había oído... guantes y con la ligereza de un muchacho se subió al
- ¡Y qué bonitas son, demonio! -continuó el avión. Tanteó alguna cosa por allá dentro y, después
padre-. Cuando yo volaba todavía en el sopwith me de sentarse cómodamente, dio la voz de mando. El
encantaba verlas: volaban derechas al encuentro del avión, a pequeños saltos, corrió por la pista de
aeroplano: si quieres, apártate tú. ¡Qué audaces! despegue y al cabo de unos minutos un punto negro
Aglaia, con una sonrisa soñadora, escuchaba al desapareció en el cielo.
hermano y sus oscuras pupilas resplandecían. Se oía "¿Cómo voy a vivir yo? -pensó Stepánov-. Pues
así no se puede continuar. ¿O se puede? ¿Acaso otros
5
Plato popular de los pueblos del Cáucaso; consiste en también viven así? Pero no piensan en ello, no se
trozos de carne de cordero, ensartados en un espetón, mortifican."
alternando con trozos de cebolla, y se asan a la brasa. (!. Además, no se debía pensar en estas cosas cuando
de la Edit.)
26 Yuri Guerman

se estaba injustamente excitado, y eso es lo que le Embebido en estas reflexiones, volvió a la casa.
ocurría ahora a él. Pero la tranquilidad no se Aún dormían todos, se afeitó, se duchó, tomó
recobraba tan fácilmente cuando se trataba de bastante dinero y se fue de compras. En una tienda de
Eugenio, lo mismo que no había logrado hasta ahora compra-venta adquirió un aparato fotográfico, en el
estar completamente tranquilo con Alevtina. No almacén de comestibles compró molletes y pasteles,
estaba tranquilo ni era justo con ellos, según pensaba sardinas, fresas, vino, todo de lo más caro y mejor.
él, porque era demasiado severo consigo mismo. Y Rodión Mefódrevich había pasado hambre en su
de nuevo, por milésima vez, vio ante sí el rostro de infancia, su vida fue dura, y nunca había sido
Alevtina, su peinado de peluquería, y aquella mirada derrochador, pues conocía bien el valor del dinero,
que había sorprendido fija en él la víspera, cuando pero en este día memorable derrochó sin reparar,
llegó a su casa: una mirada de odio sumiso. alegre, incluso feliz. A Varia le compró un jersey
- Me voy a la casa de campo -le dijo Alevtina, rojo, al abuelo Mefodi unas botas, a Volodia
apenas entró-. No es posible respirar todo el verano Ustímenko, las obras completas de Hertzen en una
este calor pegajoso y este polvo. Y, además, con los bonita encuadernación con el lomo de piel. Además,
dichosos exámenes he quedado reventada. adquirió entradas para ir todos por la tarde a oír la
- ¿Qué exámenes? -preguntó Stepánov, sin ópera Fausto. En la ciudad estaba de tournée una
comprender. compañía de ópera de Moscú y conseguir localidades
- Los de Eugenio. no era nada fácil. Carraspeando confuso, Stepánov
Stepánov no pudo contenerse: entró en el despacho del administrador, un hombre de
- ¿Pero le has ayudado tú a prepararse? aspecto impresionante, le dijo que era capitán de un
- ¡Le he creado las condiciones! -exclamó barco, que se encontraba de permiso y que quisiera...
Alevtina-. Tú hasta ahora no puedes mantener a tu - Todos quisieran -le cortó con insolencia el
familia de manera que, por lo menos, tenga yo una administrador-. Por desgracia, nuestra Casa de
criada... Cultura no es de goma...
- ¡Tú erre que erre con tu tema! -gritó Rodión A pesar de todo, Rodión Mefódievich consiguió
palideciendo de ira-. ¿O es que te gustan los nombres seis entradas de la fila dieciocho. Y. limpiándose la
de aquellos tiempos cuando a ti...? sudorosa frente con el pañuelo, tomó un taxi, pues
- ¡Calla! -chilló ella. iba cargado de compras.
Lo que más temía esta mujer, en otros tiempos Varia había salido ya de casa cuando él llegó y
sirvienta, era que alguien conociera su pasado: ¡como Eugenio hablaba por teléfono con voz lánguida:
si hubiera sido ladrona o matado a alguien! - ¡Aburren, pero hacen falta! -oyó Rodión
Tal fue el reencuentro de marido y mujer. Mefódievich-. De todas maneras, es el decano,
Ella quería que él se marchara y Eugenio también cualquiera sabe lo que puede ocurrir en la vida. No
lo quería, pero Stepánov decidió quedarse. El tenía a escupas, hijito, en el pozo del que acaso tengas que
Varia y, por otra parte, adónde iba a ir ahora si el beber.
barco estaba en el dique, no había conseguido una - Y yo lo he oído de otra manera -pronunció con
plaza para algún sanatorio del Sur y le habían sacado aspereza Rodión Mefódievich, entrando en el
del barco casi a la fuerza para que descansara. Que comedor-: no bebas del pozo, acaso tengas que
Alevtina se vaya al campo o a casa de su amiga, él se escupir...
quedará. Aquí hay tranquilidad, al otro lado de las Eugenio tapó el auricular con la mano y miró de
ventanas crecen álamos y abedules, se puede uno soslayo al padre.
duchar, estar tendido leyendo un libro, ir por las - Ingenioso, pero poco práctico -le replicó
tardes al parque y escuchar la música, y cuando Varia Eugenio-. La vida, papaíto, no es una cosa tan fácil.
se quede libre ¡ah, entonces se irán de excursión en Y sentándose en el sillón, siguió hablando
barco o planearán algo estupendo!... largamente en el mismo tono lánguido con uno de
¡Y, mientras tanto, que a todos les vaya bien! sus camaradas. Eugenio llevaba puesta aquella
Al fin y al cabo, Eugenio es ya estudiante. Puede maldita redecilla para sujetarse el pelo, y mientras
ser que él no sea del todo justo con el muchacho; o hablaba no hacía más que desperezarse y bostezar. A
acaso consista todo, efectivamente en que es hijastro pesar de esto, Rodión Mefódievich no se dejó
suyo. ¡Hay que acabar con todo esto, hay que hacer arrastrar por la adversión que lo dominaba. De nuevo
que el día de hoy sea feliz para todos! Para Volodia se dijo que los hijos no son culpables de nada, la
Ustímenko y para Aglaia, para el abuelo Mefodi, culpa de todo la tienen los padres. Era una de esas
para Eugenio, y para Varia. Claro, él es culpable ante personas capaces de condenarse rigurosamente a sí
Eugenio. A Varia se la llevó consigo a Kronstadt, y mismas, incluso no siendo culpables de nada, y no
Eugenio se quedó con Alevtina. ¿Además, había digamos en aquellos casos en que la falta les tocaba,
hablado él como era debido con su hijastro? ¡No, hay aunque de manera indirecta. Y de nuevo, pero ahora
que ordenarlo todo, hay que encontrar al fin la clave de un modo artificial, empezó a dejarse dominar por
para llegar al alma de este futuro médico! el mismo sentimiento que había experimentado por la
Esta es tu causa 27

mañana; mientras Eugenio charlaba por teléfono, soviético -continuó Eugenio, cobrando ánimos, y con
colocó sobre la mesa los regalos y encima de ellos las tono más pacífico, incluso confidencial-. Y ni tú ni
entradas para la ópera. mamá habéis sufrido tanto y habéis luchado todos
Eugenio terminó de hablar, colgó el auricular, para que vuestros hijos no puedan divertirse y ser
estiróse otra vez, y moviendo perezosamente sus felices...
cortas piernas se fue acercando. - ¡Está claro! -le interrumpió Stepánov.
- Es un buen aparato -le dijo Rodión Mefódievich- Estaba sofocado, abrió la ventana y bebió agua de
, una cosa muy útil. Nuestra óptica es de primera y la jarra.
saber hacer fotografías es agradable... "¡No le riñas, no le riñas! -se decía a sí mismo-.
Las palabras salían con dificultad de su garganta. ¡Compréndelo! Es ella, Alevtina, la que le ha metido
Y la frase resultó torpe, prolongada, con un timbre a Eugenio estas cosas en la cabeza. Esto es obra suya,
implorante en la voz. ella es la que echa a perder al muchacho". Y, a fin de
- Las de espejo acaso sean más cómodas -contestó cambiar de conversación, le preguntó qué tal vivía la
Eugenio-. Iraída, la hija de nuestro decano, tiene una madre en la casa de campo.
Zeis, es muy bonita, hasta lujosa. Y para esta - Un verdadero aburrimiento, ni las moscas
endemoniada hace falta además trípode. La verdad, resisten, -contestó Eugenio, poniendo el pie en una
es demasiado voluminosa. silla para atarse el cordón del zapato-. Vive cerca de
- He comprado también el trípode -de buen grado ella su costurera, Liusí Mijáilovna.
y con más premura de lo que correspondía, dijo - ¿Es francesa?
Stepánov-, sin trípode, tienes razón, sin trípode no se - ¿Por qué francesa? Es rusa. Tiene amistad con
puede hacer nada. Pero, para empezar, Eugenio, esta mamá, pero también riñen a menudo. No hace mucho
máquina es muy buena. Cuando yo estaba todavía en que Liusí le ha echado a perder un organdí. ..
la Escuela Naval había un muchacho, por cierto que - ¿Qué le ha echado a perder?
también se llamaba Eugenio, que hacía fotografías - Una tela así, de muchos colores y tiesa, organdí.
artísticas; fotografió una abeja, sabes, tan natural, - ¡Comprendido! -respondió Stepánov , aunque no
aterciopelada, posada en una flor. Incluso se la había comprendido nada-. Ahora otra pregunta: ¿qué
publicaron en el periódico, para un concurso, y el nuevo cuadro es éste que tenéis aquí?
aparato era mucho peor que el tuyo... Y Stepánov dirigió una mirada a un cristal que
- Si yo no digo que sea malo. El aparatito no está brillaba herido por los rayos del sol matutino. Tras el
mal, sólo que es muy voluminoso, ahora una cristal se veía un campo rojizo, arenoso, melancólico
máquina así no la lleva ninguno de nuestros y en él algunas plantas cubiertas de berruguitas llenas
muchachos... de pinchos.
- ¿Y quiénes son vuestros muchachos? - Son cactos -dijo Eugenio con indiferencia-. Es
- Quiénes van a ser, ya lo sabes: Kirflov, Boriska, una nueva afición de mamá. Los cultiva lo mismo
Serniakin, me reúno frecuentemente con ellos, que su amiga Liusí.
pasamos el tiempo... - ¿Los cactos?
Rodión Mefódievich asentía con la cabeza a cada - Sí.
nombre, aunque, en realidad no conocía a ninguno de ¿Es que hacen confitura con ellos?
ellos. - ¡Qué van hacer confitura! -dijo Eugenio con una
- ¿Y a Ustímenko, por qué no le mientas? - sonrisa-. Son plantas decorativas. Simplemente como
preguntó Rodión Mefódievich, alargando el cuello adorno.
hacia adelante-. ¿Dónde dejas a Volodia? ¿Acaso no - ¿Y el acuario dónde está? No lo veo por ninguna
es lo bastante bueno para vosotros? parte.
Eugenio palideció ligeramente. En sus ojos, - El acuario se lo han llevado. Los peces en él se
apareció esa expresión de odio sumiso, que Stepánov envenenaron con algo y todos murieron. Date cuenta,
ya conocía. no la espicharon sino que murieron. Mamá se enfada
- Sabes, papá -dijo Eugenio, de pie y bastante si dices que la espicharon.
alejado de Rodión Mefódievich-. ¡Sabes, palabra de - ¡Murieron! -dijo Rodión Mefódievich-. Sí, está
honor, no puedo comprender nunca qué es lo que claro. Pero eso de los cactos no lo he comprendido
pretendes de mí! Tu Volodia es un poseso, un todavía; ¿es que dan flores bonitas o tienen olor
maníaco, y nosotros somos muchachos corrientes. No agradable?
estoy muy seguro; puede ser que de él salga una - No, son simplemente verdes, cubiertos de
eminencia, no lo discuto, pero, qué quieres, nosotros pinchos. Están de moda, ¿comprendes? Es ahora de
somos jóvenes y nos gusta gozar de la vida, moda decir, contemplándolos con la boca abierta:
divertirnos... "¡Dios mío, qué preciosidad!" ¡Y eso es todo!
- ¡Bien, está claro! -asintió con la cabeza - ¡Bueno, no vale la pena hablar más de ellos! -
Stepánov. dijo Stepánov-. Mira, esperaremos un poco más a
- En fin de cuentas, el Poder soviético es el Poder Varia, después tomaremos unos bocadillos y alguna
28 Yuri Guerman

cosilla con Volodia y Aglaia y nos encaminaremos al eventualidad".


teatro. ¿Qué te parece? Comieron los dos juntos, sin esperar más a Varia.
Eugenio guardó silencio. El abuelo estaba sentado con su chaqueta
- La ópera Fausto, de Gounod -después de una desmesuradamente larga, la barba crecida, sus ojos
corta pausa, agregó Stepánov-. La parte de pequeños y claros, como los del hijo, miraban con
Mefistófeles la canta Sverlijin, tiene una gran voz. austero respeto a Rodión Mefódievich, y hablando
- Sverlijin es Sverlijin, pero no va a poder ser, con él le llamaba Rodión, pero de tal modo que se
papá -replicó Eugenio pensativo-. Hoy estoy invitado podía pensar que pronunciaba también el
y no es correcto negarse a ir. Y además nos hemos patronímico. Los molletes y las sardinas el abuelo no
puesto todos de acuerdo para ir al fútbol. Los del los comió por delicadeza, pero metía en la boca
Uncha juegan con el Torpedo, no es una broma... Así tallitos de cebolleta, al tiempo que decía que, por lo
es que, tendréis que arreglaros sin mí... visto, aquel año había habido muy buena cosecha de
- ¡Está claro! -una vez más dijo Rodión cebolla, porque estaba barata. Por este complicado
Mefódievich-. Comprendido... procedimiento, el padre daba a comprender al hijo
Y, cabizbajo, salió de la habitación. que él no tiraba el dinero sin más ni más y que velaba
religiosamente por los intereses de Rodión
El abuelo. Mefódievich en la economía de la casa.
Vana seguía sin aparecer, el día transcurría vacío, Fregaron los platos entre los dos y Stepánov le
sin sentido, agobiante. propuso:
Por fin llegó el abuelo Mefodi, traía un manojo de - ¿Qué te parece, padre, si nos fuéramos hoy los
cebolleta verde, rabanillos en un periódico y una dos al teatro? ¿Quieres? ¿Creo que, fuera del circo,
jarra grande de kvas6. El abuelo solía venir a la casa no has estado en ninguna parte?
de su hijo sobre todo en ausencia de Valentina - ¡Pues podemos ir al teatro! -dijo el abuelo,
Andréevna; cuando ella estaba no se atrevía a escarbándose los dientes con una cerilla-. No estoy
quedarse mucho tiempo. A Alevtina le sacaba de en contra. ¡Adonde va la gente, allí voy yo; y por qué
quicio que el abuelo anduviera por casa descalzo, o no!
con la camisa desceñida, o cuando, después de beber Pero en sus ojos se reflejó la preocupación, y
una copita, cantaba con voz aguda y tierna: "Ay, tú, empezó a parpadear rápidamente, como si estuviera
pobre, pobre costurera, trabajas desde los dieciséis asustado.
años", o de pronto invitaba a los presentes: "¡Coman, Por fin apareció Varia acompañada de Volodia.
coman por favor, tenemos todavía mucho!". Después Rodión Mefódievich la había estado esperando todo
de vivir algún tiempo en la casa, el abuelo se hacía el día, y resulta que ella había ido con Volodia a la
así como asustadizo y atolondrado, empezaba a sastrería, pues tenía que probarse "el primer traje de
guiñar con frecuencia los ojos, se inclinaba a saludar verdad: chaqueta y pantalones de estudiante".
más de lo debido, no decía nada y se marchaba a la - ¿Qué traje de estudiante es ése? -preguntó
aldea, a la casa vacía, que olía a plumas y ceniza. Stepánov con desagrado.
En ausencia de Valentina Andréevna (para sus - ¡Pero qué va, es que a Varia siempre le gusta
adentros, el abuelo Mefodi llamaba a la nuera exagerar! -contestó Volodia-. Me están haciendo un
"Satanina Andréevna") vivía con más libertad, traje de un uniforme de papá, y Varia tiene que
fumaba su pipa no sólo en la cocina, sino también en disponer a la fuerza...
el corredor, y compartía en alta voz con Varia sus Se sentó en el diván y al momento se hundió en la
recuerdos, pero cuando venían los amigos de lectura de un libro, en tanto que Varia, entre
Eugenio, el abuelo se callaba y ni siquiera aparecía, exclamaciones de entusiasmo, comía a la vez
diciendo con ironía, que tampoco allí se estaba mal, molletes y pasteles, bebía kvas con cebolleta, después
mientras se divertían aquellos señoritillos. Un día el metió un dedo en el salero, se lo chupó y dijo:
mismo Rodión Mefódievich vio cómo uno de - ¡Formidable!
aquellos amigos de Eugenio mandaba al abuelo que En cuanto terminaron de comer, el abuelo empezó
le fuera a comprar cigarrillos. a prepararse para ir al teatro, se limpió las botas de
A Stepánov se le oprimía el corazón al ver cómo caña alta en la cocina, anduvo mucho tiempo por la
se humillaba el ya de por sí dócil abuelo; pero casa, no se sabe por qué, en ropa interior, y después,
Alevtina se ponía tan colorada cuando el abuelo parpadeando preocupado, tan pronto metía los
Mefodi se presentaba ante los invitados, que perniles del pantalón por dentro de las botas altas,
Stepánov, sin saber a quién tener más lástima, si al como los ponía por encima de la caña. Mientras,
abuelo o a su mujer, sentía al mismo tiempo dolor y Rodión Mefódievich fumaba y pensaba que durante
alivio cuando acompañaba al viejo a la estación y le todos aquellos años no se había dignado comprarle al
metía algún dinero en el bolsillo "para cualquier viejo un traje decente. "¡Cactos -repasaba en su
mente todas estas palabras que le exasperaban-,
6
Bebida refrescante hecha a base de pan de centeno. (!. organdí, acuario!"
de la Edit.).
Esta es tu causa 29

- Padre, ponte mi traje de paisano -le dijo pero aquí... no sé... No resulta, las cosas no
Stepánov-, no eres muy alto, justamente te estará a la marchan... Ahí tienes a Eugenio...
medida. No me pongas en vergüenza, vístete un poco - ¿Qué pasa con Eugenio? -le preguntó Aglaia.
decentillo... - ¡No lo comprendo! -respondió con amargura
El viejo se dejó vencer por la frase "no me pongas Stepánov-. No sabes a qué carta quedarte...
en vergüenza", se puso la camisa con el cuello - Mira, Vladímir le comprende. Y bastante bien.
abierto y el traje azul marino de cheviot. Se ¡Volodia! -llamó a su sobrino-. Cuéntale a Rodión
contempló ante el espejo con cara muy grave y dijo: Mefódievich lo que hablábamos hace poco de
- ¡Vaya, vaya! ¡Rediós, y qué bien me sienta! Eugenio.
A la tía Aglaia fueron a buscarla de camino. Ya - ¡Vamos, tía! -y Volodia meneó la cabeza.
estaba esperándoles en el portal de su casa, vestida de - Habla -dijo Rodión Mefódievich-, no te
fiesta, con un traje blanco, las mejillas sonrosadas y acortes...
resplandecientes los oscuros ojos. Yo sólo puedo hablar con aspereza -dijo Volodia,
En el teatro, el abuelo empezó a señalar a la levantándose del diván-. No puedo hablar con
escena con el dedo y en alta voz, sin miramiento delicadeza...
alguno y sin prestar atención a los que siseaban, Rodión Mefódievich intentó reírse:
preguntaba: - Y yo no te pido que lo hagas con delicadeza.
- ¿Este quién es? ¿Qué hace? ¿Cuál es su mujer? - No sé quién tiene la culpa, yo no me meto a
O gritaba enfadado: juzgar -dijo Volodia-, lo único que puedo decirle es
- ¡Tonto! ¡Pero tonto, más que tonto! ¿Vender el que su Eugenio vive así, como de soslayo,
alma? ¡Ay, ay! ¿comprende? No hace mucho que se lo dije en una
Los que estaban cerca se reían por lo bajo y conversación con él, por eso no ando con escrúpulos
Rodión Mefódievich, sonriéndose, cambiaba miradas y se lo repito a usted sin rodeos.
con Aglaia. Era sorprendente: ¡cómo sabía callar y Sacudió la cabeza, se quedó pensando, luego
sonreír aquella mujer! empezó a hablar con voz sorda, ruda, sin alterarse:
En el entreacto, el abuelo, mientras paseaban, - Por aquello que le dije me llamó dómine, niñito
procuraba pasar por delante del espejo y cada vez bueno, y otras palabras por el estilo de agradables,
que se veía en él ponía una cara terrible, casi me llamó arribista. Pero eso a mí me entra por
impenetrable, diciendo sólo con los labios: un oído y me sale por el otro, yo pienso así y de otra
- ¡Vaya, vaya! ¡Esto está muy bien, pero muy manera no puedo pensar. Toda persona en nuestro
bien! país debe vivir de su trabajo, sólo del suyo, y no del
Lo que más le gustó al abuelo fue Mefistófeles. padre o del abuelo, ¿no es cierto, Rodión
- ¡Qué pillo, eh! -decía-. Se ve que es un diablo. Mefóelievich?
Ha conseguido lo suyo. ¡No, en un asunto así mejor - ¡Sí, es cierto! -contestó Stepánov, contrariado.
es no meterse! ¿No es cierto lo que digo, Varia? - Precisamente no hace mucho Varia y yo
hablábamos de la hoz y el martillo. ¡No se puede
Después del teatro. pensar nada mejor: la hoz y el martillo! Son símbolo
Cenaron en casa. Eugenio aún no había vuelto. de nuestro régimen social, y este símbolo ¡representa
Varia hablaba en voz baja con Volodia, y a Stepánov mucho más que a los obreros y a los campesinos!
le pareció que andaba haciendo remilgos; el abuelo Este símbolo entraña toda la ley de nuestra vida, la
se quitó, no sin pena, el traje de cheviot, se echó un ley fundamental; ¿acaso no es así, Rodión
traguito de vodka y se fue a dormir. Aglaia y Rodión Mefódievich?
Mefódievich se sentaron junto a la ventana; ella, sin - Desgraciadamente, todavía no lo es para todos -
lamentarse, le contaba cómo se cansaba, cómo se confirmó Stepánov, ahora ya no con enfado, sino con
destrozaba en los viajes por toda la región, sin tristeza-. Varia tampoco sabe a qué carta quedarse,
carreteras; luego le habló de la manera burocrática, no comprendes qué quiere, unas veces geología, otras
absurda, de proceder de algunos empleados. el teatro, pero de provecho para la sociedad...
- Nuestros años de juventud ya han quedado atrás - ¡Ahora soy yo la culpable! -se ofuscó Varia-. Ni
-dijo ella de pronto-, las fuerzas no son las de siquiera puede uno devanarse los sesos pensando qué
entonces. A veces te irritas sin necesidad: a veces especialidad elegir.
hasta ofendes a alguien... - ¿Y qué? -la interrumpió Volodia con
Puso sus pequeñas manos morenas sobre las brusquedad-. Realmente te atormentas demasiado.
rodillas, bajó los párpados, después miró fijamente a Pero ahora no se trata de ti. Eugenio, Rodión
Rodión Mefódievich a los ojos y le preguntó: Mefódievich, vive su vida aparte, no me es agradable
- ¿Para ti tampoco es fácil, verdad, Rodión? Ya tener que decírselo, pero él no vive de sí mismo, sino
veo que las sienes se te van poniendo grises... de usted, más exactamente, con su ayuda, pero, al
El sonrió, como disculpándose, y se echó vino. mismo tiempo, separado de ese símbolo del que le
- De la flota no tengo por qué quejarme, Aglaia, acabo de hablar. Y no se trata de que especule, nada
30 Yuri Guerman

de eso, él no se aprovecha de usted en absoluto, pero Eugenio volvió tarde, abrió la puerta con su llave
le tiene como reserva, por lo que pueda ocurrir. Y su y entró en el comedor. El padre todavía seguía yendo
teoría no es justa: considera que usted está obligado a y viniendo de un rincón a otro con un cigarrillo en la
asegurarles a él y a Varia una vida regalada, ya que mano.
usted y Valentina Andréevna lo han pasado mal y - ¡Buenas noches! -saludó Eugenio.
han vivido con dificultades. El y sus amigos, y - ¡Buenas noches! -respondió Stepánov. Y agregó
conozco a algunos, están seguros de que la que se podía venir más temprano. Sin embargo, no se
revolución se ha hecho para ellos personalmente, enfadó. Simplemente le pareció que había venido a
ante todo, para que ellos vivan a gusto y bien. Esto es verle una persona extraña a la que no esperaba.
un error, y usted no tiene razón cuando piensa que Este joven extraño se sentó a la mesa y se dispuso
todo debe ser para los hijos, pero no quiero hablar a cenar, contando, no se sabe por qué, con excesiva
más, se enfadará usted... premura, cómo había jugado el extremo derecha,
- Algo por el estilo me suponía yo -advirtió cómo todos ellos habían ido después del partido a la
Rodión Mefódievich-, algo por el estilo, ¿pero acaso casa de campo de Shilin y allí habían bebido
se os puede comprender? Cualquiera sabe qué clase limonada helada, se habían bañado y cómo, en
de gente sois... general, habían pasado el día. Rodión Mefódievich le
Con las manos a la espalda iba de un extremo a escuchaba en silencio. Acaso, simplemente
otro del comedor con paso firme. Tenía el rostro escuchando en silencio, encontrara la clave perdida.
alterado, casi acongojado. Pues hubo tiempos en que llevaba largos ratos en
- Eugenio es un acomodaticio -dijo Volodia en brazos al pequeño y mocoso Zhenia enfermo y que
voz baja, pero con firmeza-. Joven, pero un en el Petrogrado hambriento conseguía, rebajándose,
acomodaticio neto. Completamente acabado. azúcar para él. Hubo tiempos en que le enseñaba a
Stepánov frunció el ceño. Zhenia las letras. ¿Cómo era posible?
- ¿Es exactamente así? -preguntó. ¿Acomodaticio? ¿Es decir, una persona ajena? ¿Un
Volodia se encogió de hombros y no dijo nada. hombre que todo lo que hace, lo hace para sí?
- ¡A veces nos gusta complicar un poco las cosas! Y de nuevo, por enésima vez, Rodión
-intervino Aglaia-. Cierto que la vida es ya de por sí Mefódievich se hacía la misma pregunta: ¿cuándo,
una cosa bastante complicada, pero tomemos, por cómo, por qué ha ocurrido esto?
ejemplo, al acusón en la escuela, al soplón, al delator; Y de pronto comprendió por qué.
¿acaso esto no les caracteriza ya? Te digo, Rodión, Le pareció tener una idea luminosa: porque hubo
con toda sinceridad y crudeza, que hace mucho un tiempo en que toda la vida de Alevtina se
tiempo que no puedo aguantar a vuestro Eugenio, concentraba en Eugenio. Ello era todo, todo se hacía
pienso que tú tienes que hacer con él no sólo una para él, todo le estaba permitido. ¿Acaso Rodión
labor educativa, sino luchar hasta donde sea preciso... Mefódievich, rendido, agotado, tenía derecho a
- ¿Hasta dónde, precisamente? -preguntó enviar al chico a buscar una botella de cerveza,
Stepánov, con amarga ironía-. ¿O es que no cigarrillos o cerillas? El muchacho no debía hacer
comprendéis que con respecto a Eugenio mis más que divertirse, y, si no se divertía, entonces
derechos no sólo son limitados, sino que no los tengo debía estudiar. La infancia es el tiempo más feliz,
en absoluto? Tengo obligaciones, pero no derechos. afirmaba Alevtina. Y si Stepánov se oponía, ella
Mas, al fin y al cabo, para qué vamos a hablar de replicaba:
esto... - Tú piensas así porque no es hijo tuyo. Es
Entró el abuelo en ropas menores con un capote huérfano, claro No permito que se le ofenda, tenlo en
negro de marinero echado sobre los hombros y cuenta. No lo olvides.
pregunto: Cierta vez, hacía unos cinco años, mientras toda la
- ¿No sabes dónde está el kvas? He bebido ya tres familia estaba comiendo, Eugenio se insolentó de
potecillos de agua y como si nada. Y no he comido, mala manera con Rodión Mefódievich. Como toda
me parece, nada así... persona buena, Stepánov era muy impulsivo. Sin
Miró a todos, y confuso, al ver que le asomaban reparar en nadie, encolerizado, fuera de sí, cogió de
las cintas de los calzoncillos, se fue a buscar su kvas. la mesa un montón de platos y los tiró con fuerza al
- ¡Bien, bien! -dijo Rodión Mefódievich-. Una suelo. Alevtina empezó a vociferar, la pequeña Varia
tardecita alegre. Bueno, perdonadme... se agarró a su padre; Eugenio, pálido, dijo
Después de despedir a los invitados, besó a Varia tranquilamente:
y al notar conmiseración en sus ojos, dijo que quería - ¡Loco de atar!
dormir. Bueno estaba lo bueno, pero no aguantaba Stepánov salió del comedor. Al otro lado de la
que le tuvieran lástima. Varia estuvo gimoteando pared oyó como Alevtina apresuradamente le decía a
algún tiempo en el baño, pero después se calló. Eugenio algo, en tono suave, y la contestación de
Stepánov volvió al comedor, se echó una taza de té éste:
frío y empezó a pasear de un lado a otro. - ¡Que se vaya al diablo, viejo imbécil!
Esta es tu causa 31

Después Eugenio se puso a cantar. Andaba por el a los profesores. El Instituto de Medicina Séchenov
pasillo pisando fuerte y cantando de manera extenuó por completo a Volodia. Ustímenko no sabía
provocadora. Cantaba dándose cuenta de su fuerza, lo que era tomar ociosa y cuidadosamente en clase
de su poder, cantaba porque comprendía la los apuntes de las lecciones para después
impotencia del padrastro. Claro ¿por qué no iba a aprendérselas de memoria, como lo hacía Eugenio,
cantar Eugenio? El era un muchacho nervioso y su ejemplo de alumno cumplidor, respetuoso con los
padre era un hombre grosero, un mujik, un zopenco. profesores y de chico noblote. Volodia tampoco sabía
Esta última palabra, del léxico de la señora de prepararse histéricamente para los exámenes.
Gógoliev, la había aprendido muy bien Alevtina. Escuchaba las lecciones y retenía lo importante,
Y así se formó este joven ajeno. Ahora, necesario y útil; todo lo que él consideraba lugares
tranquilamente sentado, comía molletes, sardinas, comunes lo depositaba en su fuero interno para, en
fresas, y tomaba té. Y, cosa rara, su mirada era cálida los ratos de ocio, hallar la manera de rebatir estas
y cariñosa. Miraba a Rodión Mefódievich de otra verdades generales inconmovibles y demostrar su
manera que antes. ¡Oh, qué mirada más conocida! inconsistencia. Sin embargo, sabía siempre aquello
Era la mirada de Alevtina cuando, después de agotar que debía saberse, incluso más, pero siempre a su
la paciencia del marido con sus constantes reproches, manera. Gánichev, su profesor preferido, decía con
quería que hubiera paz en la casa. Y Eugenio también frecuencia:
quería que hubiera paz en la casa, quería que las - Un inteligente anatomopatólogo francés
relaciones con el padre fueran buenas, quería despreciaba los grados científicos, pero estimaba que
acomodarse al padrastro -sospechaba Rodión es más cómodo despreciar encontrándose uno en el
Mefódievich-, únicamente acomodarse, y nada más. peldaño más elevado de esta maldita escala que al pie
Con severa curiosidad miró Stepánov a este joven de ella. No lo olvide, Ustímenko: del hombre que se
extraño. ¿Qué podía decirse de él? Era un muchacho encuentra abajo pueden sospechar que es torpe y
como otro cualquiera: la faz despejada, curtida por el envidioso...
sol, los ojos transparentes, cabellos suaves, dientes En el tercer curso a Volodia empezó a agradarle el
blancos. La mirada franca, abierta. Rodión profesor Polunin, rubicundo, de estatura enorme,
Mefódievich tenía muy buen ojo para conocer a las siempre un poco jadeante, amigo de Gánichev. Prov
personas, por sus manos habían pasado miles: a los Yákovlevich tenía las mejillas color de zanahoria, el
ruines y falsos los distinguía a escape de los buenos, cuello grueso, cabellos como el lino, muy rizosos.
y se equivocaba muy pocas veces, casi nunca. Hablaba con terrible voz de bajo, densa, fragorosa,
- ¡Ah, una cosa, papá! -dijo Eugenio-. Tengo un era poco respetuoso con ciertas cosas de las que
ruego para ti. Nuestro decano es un viejo muy algunos profesores hablaban con trémolos de
simpático, aunque no alcanza el cielo con las manos, entusiasmo en la voz, y a veces les enjaretaba a los
pero conmigo se porta muy bien. Mañana es el estudiantes historias peregrinas que, al parecer, no
cumpleaños de su hija, con la que tengo cierta venían a cuento, como suele decirse.
amistad. Nos han invitado a ti y a mí... - Vean ustedes, por ejemplo, Inozémtsev, Fiódor
- ¿Y yo qué pinto allí? Ivánovich -les dijo en una ocasión a los estudiantes-,
- Pues puedes contar algo de lo mucho que has preclara personalidad en la historia de nuestra
visto en tu vida. Aunque sólo sea de Néstor Majnó. O medicina, de gran talento, mente poderosa, yo
de cómo trabajabas en la Cheka. También tienes incluso diría escudriñadora en muchos casos. Se
muchas historias divertidas que contar, ¿verdad? entiende, que en el diagnóstico era infalible, e
Vamos, en serio, han insistido mucho... incluso, como ahora se dice, extra. Y, naturalmente,
- ¡Lo pensaré! -respondió con trabajo Rodión un doctor muy de moda en su tiempo. ¿Espero que
Mefódievich. ustedes sabrán qué es la práctica particular?
Y empezó a buscar por los bolsillos la pitillera, - ¡Lo sabemos! -atronó el tercer curso, que
que estaba allí, delante de sus ojos, encima de la conocía sobre todo lo que era la práctica particular
mesa. por la obra de Chéjov Yónich.
- Pues Fiódor Ivánovich le gustaba a su clientela
Capítulo V. particular, y él tampoco le hacía ascos -continuó
Habla Polunin. Polunin-. Apreciaba la tranquilidad, asegurada por su
Volodia estudiaba hasta agotarse. capital, y como él solo no podía atender a su
Ya en el primer curso leyó los célebres Anales de numerosa clientela, se vio obligado a mantener toda
la clínica quirúrgica de Pirogov, en los que éste una plantilla de ayudantes, a quienes llamaban los
ponía en duda muchas verdades incontrovertibles en "gallardos mozos de Nikítskaya", en honor de un
su tiempo y él mismo empezaba a poner en tela de hotelito que Fiódor Ivánovich tenía en la calle
juicio algunas cosas. La autosuficiencia de algunos Nikítskaya de nuestro viejo Moscú. En aquella época
profesores prevenía a Volodia, y esa constante de su sublimación práctica, Inozémtsev se sentía muy
desconfianza en la mirada del muchacho exasperaba inclinado al empleo del amoníaco, como panacea
32 Yuri Guerman

para curar diversas enfermedades y, en general, recoleto parque del instituto. Allí descansaba al salir
contra los estados catarrales. Esta, llamémosla teoría de su clínica terapéutica, fumaba gruesos cigarrillos
del amoníaco, amigos míos, no era en nada peor que hechos por él, contemplaba el cielo, razonaba como
otras muchas de los contemporáneos del profesor si continuara la conversación hacía poco
Inozémtsev. Pero lo interesante era que cuando interrumpida:
aquellas teorías inventadas y fantaseadas por otros se - Estaría bien escribir un libro sobre los yerros de
desmoronaban en un abrir y cerrar de ojos, la teoría los grandes doctores. No hace mucho que se lo
del amoníaco florecía pomposamente. ¿Cómo podía propuse a un hombre de mente lúcida, ¡pero se
ocurrir esto? enfadó de tal manera como no puede usted ni
Polunin miró maliciosamente a su auditorio, imaginarse! ¡Y qué palabras brotaran de su boca:
esperando una contestación. Pero todos callaron. Y descrédito, degradación del pensamiento, menoscabo
con un suspiro apesadumbrado Polunin continuó su de los principios científicos: es sorprendente cómo se
narración: soliviantó mi lumbrera! ¡Ah, es todavía demasiado
- Pues esto podía ocurrir porque los "gallardos denso el espíritu corporativo entre nosotros, a veces
mozos de Nikítskaya", todos ellos personas con el es difícil respirar! Todos honorabilísimos,
colmillo retorcido, experimentadas, que se respetabilísimos, todos confían en llegar a ser
preocupaban mucho de vivir bien -los había jóvenes, grandes figuras, ya sea engallándose, ya sea
de mediana edad y viejos- suministraban a su patrono reptando, pero tienen esa esperanza. Claro que no es
únicamente las noticias de las curas maravillosas con cosa fácil. Por eso de antemano toman posiciones
ayuda del amoníaco. Presentando lo deseado por defensivas, para que pase sin apercibirse de ellos esta
Fiódor Ivánovich como verdadero, colocaban a este racha. ¡Pasará! Son interesantes los yerros de las
doctor magnífico, en el más elevado sentido de la grandes figuras, y no los vuestros, pues ni siquiera
palabra, en una situación absurda ante los los escuchan. Pirogov fue hasta tal punto grande que
estudiantes, que ya se mofaban del amoníaco. Pero no temió escribir él mismo acerca de sus errores. Y
Inozémtsev daba a sus gallardos mozos o, mejor ha resultado en extremo aleccionador para
dicho, a sus medicastros-lacayos pan con mano nada generaciones enteras; pero no responden, no es esto.
mezquina, y les daba no sólo pan, sino miel y Ni que decir tiene, no es esto. Yo he reunido un
ambrosía. Como prueba de agradecimiento por esto, material excelente. Mi talentudo miró algunas cosas
y también ante el temor de disgustar a su jefe y y me recordó cómo en su tiempo acogió nuestra
patrón, los "'gallardos mozos de Nikítskaya" corporación los Apuntes de un médico de Veresáev.
engañaban a Inozémtsev sin ningún miramiento. Y Eso, dijo mi lince, son sólo las florecitas, ya te
así, según se expresaba Nikolái Ivánovich Pirogov, enseñaremos los frutos, en cuanto empiecen a
"comían en abundancia, dormían en blando colchón y aparecer...
paseaban alegremente en horas calamitosas para el Un día se encontró con Volodia en la calle
pueblo". Inozérntsev, claro está, no perdió sus Proletárskaya y le mostró un libro lujosamente
grandes méritos ante la ciencia, pero ante sus encuadernado -en piel con estampados en oro, los
contemporáneos se colocó en una situación ridícula, cantos también dorados- y le dijo con acritud:
y como entre los contemporáneos hay - ¡Qué infamia! Como puede usted ver, el título de
indefectiblemente analistas, no existe ningún misterio este infolio es La peste en Odesa: se trata de una
que andando el tiempo no deje de serlo. Les he investigación acompañada de retratos, planos,
contado esta anécdota no para menoscabar en lo más diseños y dibujos. En primer lugar nos encontramos
mínimo la memoria de Inozémtsev, sino solamente con el retrato del duque de Richelieu, a continuación
para ponerles en guardia con un ejemplo tan claro: el de Vorontsov con todas sus condecoraciones,
nunca, queridos camaradas hijos de Esculapio, dejen poseído de su propia superioridad sobre los pequeños
comprobar sus descubrimientos a personas que del mundo, bueno, y del barón de Meyendorff y
dependan económicamente de ustedes, subordinadas demás triunfadores de la epidemia de Odesa. Y,
a ustedes o ligadas con ustedes jerárquicamente. El preste usted a esto su benévola atención, ni un solo
ridículo es una cosa en extremo nociva. Ni siquiera el médico. La rata está representada, el bazo de la rata
hombre más architalentudo podrá librarse en mucho negra portadora de la peste también ha encontrado su
tiempo del ridículo, una vez que se haya equivocado. lugar, juntamente con el bubón del negro roedor,
En este sentido hay que cuidarse mucho de uno pero, vea usted, de los doctores no hay ninguno. ¡No
mismo y de los colegas, diciendo en aras de ellos, en son dignos! ¡Una modestia que linda con la vileza!
aras de las relaciones de camaradería, en aras del Lo he comprado en una librería de viejo, lo he
honor de los médicos, sólo la verdad, nada más que hojeado y me he indignado. ¿Por qué estos duques,
la verdad, siempre la verdad... conde, y barones con charreteras y monogramas, con
Cuanto más tiempo pasaba, con más evidencia entorchado, y distintivos de las órdenes, están
distinguía Prov Yákovlevich a Volodia entre todo el representados en él y nuestro magnífico Gamaleia,
curso y a veces hablaba con él prolongadamente en el doctor audaz y de corazón puro, no es digno?
Esta es tu causa 33

¡Bueno, que siga usted bien! otra cosa que acción. El genio de Botkin se hallaba
Otra vez, estando sentado en su banco favorito del en su pleno esplendor, era el momento propicio para
parque, contó a Volodia: trabajar y trabajar, pero él se paseaba por Livadia, o
- Es cosa sabida que el gran Botkin, Serguéi por Cannes, o por San Remo, o por Menton. "¿Cómo
Petróvich, dedicó no poco esfuerzo a combatir la ha pasado la noche su augusta majestad?" ¡Oh, es el
preponderancia extranjera en la medicina de nuestra colmo!
Patria, y esto era muy justo desde el punto de vista Entornando los ojos suavemente, paseándose por
histórico porque, por ejemplo, el inspector médico delante de la cátedra, hablaba a los estudiantes de los
principal en la administración de la emperatriz María, doctores geniales de los tiempos pasados. Sabía de
el médico de la corte Reuille, no sólo decía. sino que ellos muchísimas cosas, con todo detalle, como si los
incluso escribía: "mientras yo sea inspector médico hubiera conocido muy de cerca. Pero Ustímenko
en las instituciones de la emperatriz María, nunca observó que en el fondo, a pesar de todo su espíritu
llegará a ser no ya médico director, sino ni siquiera crítico, a Polunin le complacía hablar bien de la
médico interno de un hospital bajo mi gerencia, un gente, admirar el talento, la profundidad y fuerza de
solo médico ruso". Y esto se escribía en Rusia y era las ideas, la capacidad de trabajo, "la entrega absoluta
aprobado por una familia zarista que no sabía hablar a su trabajo", como se expresaba Prov Yákovlevich.
en ruso. Claro es, la furia de Serguéi Petróvich estaba - En la historia de la Medicina se habla de esos
archijustificada, pero ¿por qué él, y mucho menos él, hombres de manera muy aburrida -decía Polunin-.
Botkin, tenía que dar el puñetazo en la mesa? Pues, Todos ellos, tenidos en tan alto aprecio por nosotros
de tal manera, se puso a la altura del médico de la están terriblemente dulcificados y parecen rodeados
corte Reuille, mas en modo alguno se elevó sobre él. de una aureola o como si nunca hubieran comido
Al enfurecerse, al irritarse, al salirse de quicio, blini7, ni se hubieran enamorado ni irritado jamás.
Serguéi Petróvich empezó a cometer extravagancias Pero todos ellos fueron personas, como lo fue
indignas de su nombre y de nuestra sociedad, empezó Pushkin y otros seres geniales. Les ruego que se fijen
a hacer cabriolas, llegando incluso a las anécdotas también en otra cosa, en qué cicateros somos al
indecorosas, ya que, y estará usted de acuerdo en enjuiciar de verdad a algunas figuras de la medicina.
ello, cualquier chovinismo y nacionalismo es una Quiero decir que no se concede toda la importancia
mezquindad. ¿Si Reuille es un vil y un lacayo, por debida a la inteligencia y la energía de un
qué, pues, actuar según sus procedimientos? Y determinado trabajador. En este aspecto también son
nuestro gran Botkin siguió precisamente este camino avaros nuestros escritores médicos, temiendo
y llegó hasta el extremo de que, al emitir su opinión excederse en las alabanzas a un difunto. Puede ser
sobre los méritos de los candidatos al puesto de que también sea porque el difunto se haya
médico interno de los hospitales, admitía solamente equivocado en algún momento en la elaboración de
al que tenía un apellido terminado en ov o en in. Y de sus teorías, y, puesto que se ha equivocado, entonces
nuevo voy a citarle un caso nada cómico. Serguéi empiezan, por si acaso, a desprestigiarle. Un imbécil
Petróvich puso el veto a un joven de extraordinaria que yo conozco incluso se atrevió en un articulejo a
capacidad apellidado Dolguich. Con la premura de poner peros al eminentísimo genio de Zajarin,
las consultas, tratamientos y visitas, nuestro insigne censurándole de que no conocía la microbiología.
Botkin resolvió que el siberiano Dolguich era Pero hay una cosa interesante, hasta muy interesante,
alemán, como, por ejemplo, los Minich, Libich, ¿qué hubiera hecho este simpatiquísimo imbécil en
Ritich, odiados por él y que también terminaban en los tiempos de Zajarin y cómo se hubiera conducido
"ich". Sin penetrar en la deshonestidad de la él personalmente en la tempestuosa época del
selección de los candidatos de acuerdo con este desarrollo de la microbiología? ¿.Por qué me dirige
principio, añadiré que también en esto las personas usted esa mirada irónica, estudiante Stepánov, acaso
honradas hubieran debido luchar contra las demasías estoy diciendo algún disparate? Yo sólo lo hago así,
de Botkin, pero prefirieron hacer la vista gorda y como profiláctica, para que ustedes, mis alumnos, se
esfumarse, exponiendo con ello el nombre y la alejen del pecado cada vez que en la ciencia aparezca
grandeza de nuestro Botkin a incontables golpes, alguna moda estúpida...
tanto en vida como más tarde. ¿Y para qué? El auditorio le escuchaba encantado. Eugenio
Se lamentó de pronto ante todo el curso: escribió escrupulosamente la "moda estúpida". Temía
- ¡Qué hicieron con la ciencia rusa; qué es lo que y odiaba a Polunin, comprendiendo que Prov
no habrán hecho! ¡Debo decirles a ustedes que Yákovlevich le despreciaba.
Serguéi Petróvieh Botkin, el eminentísimo maestro Volodia estaba sentado, con la cabeza apoyada en
de toda una generación de médicos rusos, fue la mano, seguro de que iba a oír alguna cosa
nombrado médico de la corte de la vieja carroña, la interesante. Y Polunin seguía contando:
emperatriz María Alexándrovna, y durante largo - El recordar a Botkin es algo muy provechoso.
tiempo le obligaron a dejar la Academia, cuando en
ella precisamente tenía él su vida, pues la vida no es
7
Plato popular ruso; especie de hojuelas. (!. de la Edit.)
34 Yuri Guerman

Dicho sea de paso, daba conferencias en la Academia sequedad en las mucosas; en la orina de la enferma y
médico-quirúrgica en la misma época que lo hacía el de los médicos que la rodeaban se descubrió una
profesor de botánica Merklin , que fue jardinero de cantidad considerable de fenal. Nos intoxicábamos
palacio de la gran princesa Elena Pávlovna. Este nosotros mismos e intoxicábamos a los enfermos
estimadísima sabio daba sus lecciones leyéndolas de porque creíamos (¡creíamos!) que de tal manera
pe a pa en las cuartillas, y leía lo siguiente: "Las evitábamos la infección en el organismo de la
plantas están compuestas con las células, lo mismo enferma y en la atmósfera circundante. ¡Que se nos
que una pared está compuesta con los ladrillos". perdone esta vehemencia! Y aún fue más terrible la
¿Pero siendo como era un jardinero de la mismísima cosa cuando el fenal vino a ser reemplazado por el
gran princesa, por qué no dar desde allí un salto y sublimado. Nos lavábamos las manos y los labios
hacerse profesor? En aquella época enseñaba también con una disolución de sublimado, nosotros perdíamos
un hombre de talento, Evstafi Ivanovich así los dientes, y la enferma, la vida..."
Bogdanovski, persona de carácter brusco y enemigo El ancho semblante de Polunin se frunció
de la doctrina de Lister. Hacía las operaciones dolorosamente y dijo, guardando la hojita en su
vestido de levita, y, a fin de no mancharse la ropa, se cartera:
ponía un delantal de hule negro. Los ligamentos - Así se llevaba a la práctica en un principio la
estaban colgados en la falleba de la ventana y el gran doctrina de Lister. ¿Es cómico? ¡No, no tiene
practicante, conforme iba siendo necesario, los nada de cómico! El magnífico cirujano ruso Alexéi
mojaba con saliva para darles mayor consistencia y Alexéevich Troyánov murió de nefritis, que se le
se los pasaba al general, diciéndole con tono presentó a consecuencia del empleo del fenal. Y esto
respetuoso: "Tenga su señoría la bondad, está no produce risa. Y volvamos ahora a Botkin. Serguéi
comprobado". Del fenal, sublimado y demás, ni Petróvich Botkin, esta flor portentosa, se desarrolló
hablar. En esta misma época, el profesor Pelejin, en tiempos muy difíciles para la ciencia. Y, pese a
resuelto admirador de Lister, en un rapto espiritual se esto, creó una escuela, un poderoso movimiento en la
sublimó de tal manera que, por razones higiénicas, se medicina, y, aunque carecía de dotes oratorias, a sus
afeitó no sólo la barba y los bigotes, sino hasta las conferencias asistían siempre no menos de
cejas... cuatrocientos y a veces hasta quinientos oyentes. En
El auditorio soltó la carcajada, Polunin, irritado y lo que se refiere a los diagnósticos, estaba a una
ofendido, dijo: altura inconmensurablemente más elevada que todos
- No hay en esto ningún motivo para reírse, sus contemporáneos: sabía escuchar, reflexionar,
camaradas futuros médicos. El camino de la ciencia apreciar la enfermedad en todos sus aspectos y
es trágico. Pelejin tenía fe -¿comprenden ustedes?- también al enfermo y resolver la tarea
tenía fe y se atormentó él mismo y atormentó a otros estratégicamente. De su gran capacidad para la
con su creencia en que así, precisamente así, salvaría diagnosis dan prueba numerosos hechos, de los que
las vidas humanas. Comprendo, camarada Stepánov, ya hemos hablado con ustedes, pero quiero contarles
que a usted le resulte Pelejin digno de risa, pero yo, y aún otro caso: llevaron a la clínica una mujer de
no me avergüenzo de confesarlo, lloré cuando supe mediana edad; de la anamnesia de la paciente no se
que nuestro querido Pelejin se había afeitado las puede sacar nada en claro, la enferma dice que unos
cejas y con tan extraño aspecto no sólo se presentó en ocho días antes había comido una sopa de pescado,
su casa, sino también en la Academia. después de lo cual se sintió mal, dejó de comer y
Rebuscando en su cartera, Prov Yákovlevich sacó enfermó. Luego le dio tos, el rostro se le puso
una hojita de papel, la agitó en el aire y ordenó: azulado, las extremidades frías, rechazaba la comida,
- ¡Escuchen ustedes! Esto lo pronunció en su todo el tiempo dormitaba. Expertos doctores
discurso el profesor Sneguiriov en la apertura del diagnostican la enfermedad como pulmonía catarral.
primer congreso de profesores en partos y Pero llega Botkin, ausculta, percute, reflexiona, y con
ginecólogos celebrado en Rusia. Esto fue en el año su modo de hablar característico de un moscovita del
1904, no es una fecha, en realidad, tan remota, en barrio Zamoskvorechie comunica de manera
nuestro siglo. confidencial:
Y leyó: - Busquen mañana, cuando hagan la autopsia del
"No puedo recordar sin horror cómo durante una cuerpo, un absceso en el mediastino posterior, cerca
hora, o dos, y hasta tres estaba abierta la cavidad del esófago.
peritoneal; la enferma, el cirujano y sus asistentes se Imagínense ustedes la cara de aquellos
encontraban bajo los continuos efluvios (bueno, estos respetabilísimos médicos internos, médico de
efluvios provenían de un pulverizador que cabecera y otros doctores, todos científicos serios,
accionaban sin parar, comprendido, ¿verdad?), pero, se comprende, ningunas lumbreras. ¡Y allí
efluvios de una disolución al 5% de ácido fénico: y estaba un genio!
en la cavidad bucal de todos los que allí se Hicieron la autopsia, y vieron el resultado:
encontraban aparecía el gusto dulzón del fenal y "inflamación supurante en las paredes del esófago,
Esta es tu causa 35

perforación de éste con formación de un absceso en inesperada.


el mediastino posterior y septicemia". El joven había fallecido de un absceso cerebral.
Todo se puso en claro: una raspa de pescado había La irrebatibilidad de la autoridad científica de un
quedado atravesada en el esófago y provocado una doctor verdaderamente genial había conducido en
mediastinitis purulenta, con todas sus consecuencias. dicho caso a una catástrofe. La resolución colegial en
Y no he pronunciado la palabra genio así porque los casos difíciles es absolutamente necesaria, futuros
sí, camaradas estudiantes. El genio de Serguéi médicos, aunque se trate de un profesor de la altura
Petróvich reside en que él veía y escuchaba lo que de Botkin. Y si las grandes figuras se equivocan,
era invisible e inaudible para otros, y sabía destacar ustedes están obligados por su honor a denunciar
en primer plano del análisis clínico lo que estos errores.
permanecía más recóndito, y, lo que es más Polunin quedó callado, reflexionó unos momentos
importante, el padecimiento: sabía hallar la clave de y luego preguntó de pronto:
la enfermedad. Pero no podía explicar mucho de lo - ¿Y qué saben ustedes de nuestro contemporáneo,
que él mismo sentía. A veces sucedía que nadie que vive y trabaja hoy día, del profesor Klodnitski,
captaba ninguna alteración en la función cardíaca, Nikolái Nikoláievich, y de sus colaboradores y
pero él afirmaba: "Yo oigo un acentito". Más tarde discípulos?
oía un "ruidito". Y sólo cuando la enfermedad estaba Silencio en el auditorio.
cerca de su final trágico, otros profesores empezaban - ¿Pero ustedes saben que Nikolái Nikoláievich es
a oír aquello mismo que había asegurado Serguéi nuestro más destacado epidemiólogo?
Petróvich desde el mismo principio. "Yo veo un - ¡Autor de diversos trabajos científicos! -dijo
ligero tono gris-violáceo en la epidermis", aseguraba Misha Shérvud-. Obras muy conocidas.
Botkin, calándose unos lentes, además de las gafas - Si es un profesor eminente, quiere decir que lo
que llevaba puestas. Y él, con su vista débil, captaba más probable es que sea autor de diversos trabajos -
efectivamente aquello que los demás no veían. "¡Yo dijo Polunin con una sonrisa mordaz-. ¡Shérvud,
percibo claramente un bultito!", decía él, señalando como siempre, tiene usted razón!
allí donde aún nadie había notado nada. Y por esto la Y, después de una pausa, continuó:
autoridad de Botkin era siempre absolutamente - Por extraña asociación de ideas, me ha venido a
irrebatible... la memoria: muerte, autopsia. Pues bien, si la
Polunin guardó silencio un momento y se quedó memoria no me es infiel, el amigo y ayudante del
observando los rostros atentos de los estudiantes. profesor Klodnitski, el médico ruso Deminski, el 2 de
Todos comprendieron que en aquel mismo minuto octubre del año 1912 por primera vez descubrió los
les iba a decir lo más importante, aquello que había bacilos de la peste en una marmota que la había
motivado que recordara por enésima vez a Serguéi contraído espontáneamente. Esto ocurrió en la
Petróvich Botkin. provincia de Astrakán, donde se habían registrado
- Sin embargo, la irrebatibilidad encierra su varios casos de peste. Pues bien, se contagió de peste
particular dramatismo, y voy a contarles a ustedes un en forma pulmonar Hipolit Alexándrovich Derninski
pequeño episodio, no para denigrar la memoria del , él mismo hizo el análisis de sus esputos y envió un
insigne doctor, sino para que extraigan ustedes de él, telegrama a Nikolái Nikoláievich, que se hallaba en
como futuros médicos, las conclusiones pertinentes. Dzhanibek. El texto de este telegrama les recomiendo
En aquel año, el académico Botkin concedía a ustedes, futuros médicos, que lo escriban, para
particular atención a los enfermos de tifus, y ocurrió aprendérselo después de memoria...
que un mancebo de botica fue presentado ante los Y, paseando despaciosamente por delante de la
estudiantes como objeto de un análisis clínico cátedra, Polunin dictó con voz acompasada, incluso
realizado por Botkin. El enfermo se curó, pero tranquila:
durante largo tiempo siguió quejándose de fuertes - "Me he inoculado de bacilos de la peste
dolores de cabeza. Mas como los dolores de cabeza pulmonar de las marmotas. Venga, recoja los cultivos
no entraban dentro del esquema trazado por Serguéi obtenidos. Todas las anotaciones están en orden. Lo
Petróvich, el mancebo de botica fue tildado, y demás lo dará el laboratorio. Haga la autopsia de mi
además de manera oficial, de simulador que no cadáver como un caso de infección experimental de
quería aceptar la fórmula del director de la clínica: una persona con bacilos de marmota. Adiós.
"curado, apto para el trabajo". Y los doctores que Deminski". ¿Lo han escrito?
tenían una opinión contraria a la de Botkin no - ¡Lo hemos escrito! -respondió Puich.
dijeron ni pa-la-bra. ¡Y el muchacho, de dieciséis Y Ogurtsov repitió- como un eco:
años, murió, sí, sí, murió! El profesor Rúdniev dijo a - Lo hemos escrito.
los estudiantes ya en la sala de autopsias, refiriéndose - Naturalmente, Nikolái Nikoláievich llegó -
a la muerte del mancebo de botica: continuó Polunin-, llegó y cumplió la última voluntad
- Veamos ahora en el cadáver qué enfermedad del difunto, hizo la autopsia del cadáver en el
simulada era ésta que ha ocasionado la muerte cementerio, al aire libre, exponiéndose él mismo al
36 Yuri Guerman

contagio. De hombres así les aconsejo a ustedes que segunda vez.


aprendan. - ¡Camaradas! -dijo con voz estentórea de soldado
En el aula se hizo un profundo silencio, un de caballería-. ¡Camaradas! Los profesores Gánichev
silencio tenso. y Polunin nos enseñan a pensar. ¡A pensar y meditar!
Polunin volvió de nuevo a Botkin, pero ahora en Sí, para nosotros es difícil poner en duda las simples
relación con la peste: verdades de los libros de texto. Pero llegará el día en
- El médico, jóvenes camaradas, nunca debe que cada uno de nosotros tendrá que vérselas a solas
quedar encerrado en su propio esquema, pues, de otro con el enfermo, se encontrará sin la ayuda del
modo, sépanlo ustedes, pueden sucederle grandes profesor, sin la clínica, así, sencillamente: una isba, y
contratiempos. Nuestro magnífico doctor, un yo, el médico, y él, el enfermo. ¿Acaso es posible
portento, un cerebro privilegiado, nuestro Serguéi aprenderlo todo para cuando llegue ese día? Pero
Petróvich, al final de la década del 80 esperaba que saber pensar como médico, eso sí se puede aprender.
llegase a Petersburgo la peste desde el Volga. Y ¿Se comprende mi idea?
dicha peste ha pasado a la historia de la medicina con Puich habló largo rato y todos le escuchaban de
el nombre de Vetliánskaya. ¡Pues bien! Esperando la buena gana y con satisfacción. Les complacía que
peste, Botkin no hacía más que observar la Puich, el preferido del curso, el "Viejo", a quien le
inflamación de los ganglios linfáticos de sus costaba tanto trabajo estudiar, comprendiera a
enfermos, suponiendo que el aumento en la Gánichev y a Polunin. Y como en el mundo no hay
inflamación era la base patológica para la posible nada secreto que no deje de serlo, es de suponer que
penetración de la peste en Petersburgo. Y cátate que Gánichev y Polunin se enteraron del desarrollo de la
fue a caer en un campo tan abonado un cierto portero reunión y del calor y apasionamiento con que los
llamado Naum Prokófiev. Inflamación de los estudiantes habían hablado de ellos...
ganglios de todo el cuerpo, la observación más Polunin era el terapeuta más destacado de la
rigurosa, aislamiento y diagnóstico categórico en región. Daba clases en el instituto, dirigía la clínica
presencia de los estudiantes: ¡peste! El mismo Botkin de medicina interna y recibía a los enfermos en el
había dicho: ¡peste! ¡El mismo gran Botkin! Y como ambulatorio de este establecimiento, rebosante de
ninguno de los que dudaban (y los había) tampoco se salud, las mangas de la bata, cuidadosamente
atrevió en este caso a decir lo contrario, se armó un planchada y almidonada, subidas hasta el codo,
pandemónium infernal. El Petersburgo de los brusco y zahiriente con los estudiantes, era, sin
burócratas y funcionarios salió huyendo de aquel embargo, sorprendentemente afable y compasivo con
mismo Petersburgo. Salían a todo galope las carrozas las personas que de verdad padecían alguna dolencia,
de la capital de los zares; partían los trenes tenía una paciencia extraordinaria con los enfermos
abarrotados; temblando de miedo, corrían hacia sus graves y parecía como si se avergonzara ante ellos
dominios los consejeros secretos, los consejeros de por su voz gruesa, su buen color, su salud y su fuerza
Estado, los generales retirados, los hombres de inquebrantable. Con tacto poco corriente, sabía
negocios y los oficiales de la guardia del zar: ¡lejos, soslayar los momentos difíciles al reconocer a los
lejos de la peste! ¡Así como lo oye, camarada enfermos, nunca hería su pudor, ni les exponía ante
Stepánov! grandes grupos de estudiantes chismosos, ni les
atormentaba con exhibiciones de sus achaques, si
Disputas y discordias. bien los estudiantes le comprendían perfectamente
Eugenio no podía soportar ni a Gánichev ni a con aquel lenguaje convencional, particular, que
Polunin. No comprendía de qué hablaban; y empleaba Prov Yákovlevich en la clínica.
escuchando sus lecciones, la cara de Eugenio tenía Poco a poco Volodia empezó a darse cuenta de
una expresión de perplejidad. En la reunión del que lo más importante en la vida de Polunin era la
Komsornol de todo el curso incluso llegó a decir que clínica. Allí, sin escatimar su tiempo, examinaba al
estaba cansado de lecciones negativas; que lo que el enfermo, esforzándose por explicar a los estudiantes
necesitaba eran conocimientos positivos y no del modo más claro y preciso todo aquello en que el
sonrisitas escépticas a propósito de las grandes organismo del paciente se apartaba de lo normal,
conquistas de la ciencia. Puich, el estudiante más luego procuraba reagrupar estas desviaciones y,
viejo del curso, ya canoso y semicalvo, hombre finalmente, establecía el diagnóstico. Su voz gruesa y
silencioso y siempre ocupado, se acaloró de pronto y fragorosa, al principio insegura, cautelosa, como si
se lanzó sobre Stepánov con toda su fuerza buscara, después hacíase más tranquila, los
demoledora. En formación cerrada todos los interrogantes "¿no es así?" desaparecían, cediendo su
comunistas y komsomoles del curso se lanzaron tras lugar a la férrea lógica de las aserciones. A Polunin
Puich sobre Eugenio. Este pidió la palabra para le enojaban enormemente los hechos y las
rectificar, no se la concedieron. Pidió que le observaciones accidentales, de tercer orden: con un
permitieran reconocer sus errores, tampoco se lo gesto de enfado los eliminaba, como si los apartara
permitieron. Pero el viejo Puich intervino por con su ancha mano; después, con aquellas manazas
Esta es tu causa 37

colosales formaba una pirámide cuyo vértice era el El imponente Polunin se sentó cerca de la mesa de
diagnóstico. autopsias, el ayudante, el tío Sasha, como le
- ¿Eh? -preguntaba de repente con un susurro llamaban los estudiantes, empezó a hacer la disección
triunfal, y los estudiantes le miraban entusiasmados, del cadáver. Gánichev con voz monótona (en la sala
como si fuera un hechicero-. Hay que pensar, jóvenes de autopsias él no bromeaba y no permitía que nadie
camaradas, pensar y resolver la tarea lo hiciera) explicaba a los estudiantes lo que no
estratégicamente. En este momento hemos comprendían. Por muy extraño y terrible y hasta por
determinado la dislocación de las tropas del enemigo, muy salvaje que parezca, pero daba alegría escuchar
sus fuerzas, sus reservas. ¿Y de qué disponemos que Polunin ya entonces, hacía un mes, tenía absoluta
nosotros? razón, todo lo invisible lo habían visto sus ojos, los
A Volodia le palpitaba el corazón aceleradamente. ojos de un hombre armado de un aparato de rayos X
Lo que una hora antes era confuso, vago, desaparecía y de los análisis clínicos, ojos de estratega. El
y diluíase en una inmensa cantidad de síntomas, enfermo murió. La ciencia todavía no sabía luchar
semejanzas, todo esto adquiría ahora un contorno, contra aquella enfermedad en aquel estadio. Pero la
una forma clara y precisa: la enfermedad recibía su ciencia iba penetrando en terrenos hasta hacía muy
nombre. Y ocurría que aquella enfermedad no era en poco inaccesibles. Y la ciencia hubiera podido salvar
absoluto rara, sino una enfermedad corriente, una al enfermo si él mismo se hubiera puesto en manos
enfermedad con la que tropezarían sin duda, y más de de esta ciencia antes, aunque sólo hubiera sido un
una vez, los futuros médicos. Prov Yákovlevich, poco antes.
dicho sea de paso, no abusaba de lo que, por Terminó la autopsia, Polunin y Gánichev salieron
desgracia, todavía les gusta a algunos profesores al parque con los estudiantes, se sentaron en un
mostrar ante los estudiantes: las enfermedades raras y banco. Resplandecía en el cielo el frío sol de otoño,
las formas particularmente complicadas de estos en el aire transparente revoloteaban las hojas
"interesantísimos" casos no le parecía a Polunin una amarillentas de los arces y abedules. Gánichev
cosa tan imprescindible para los futuros médicos. encendió un cigarrillo. Prov Yákovlevich estaba
- Si no comprendes el caso, joven amigo -decía sentado, la cabeza de ancha frente inclinada sobre el
Polunin-, pides un avión sanitario, púes no vivimos pecho, sombrío, descontento de todo.
en los tiempos de Maricastaña, sino bajo el Poder Inopinadamente, casi irritado, dijo:
soviético. El alma mater te debe enseñar a prestar - Si se aprendiera a curar como es debido...
ayuda en masa y a ser médico no de una especialidad Gánichev le dio afectuosamente unos golpecitos en el
estrecha, sino un médico de amplios horizontes, un hombro. Polunin se levantó y se fue.
doctor expeditivo, con raciocinio, enérgico... - ¿Ha ocurrido algo? -preguntó Volodia a
¡Oh, qué satisfacción proporcionaba seguir el Gánichev.
pensamiento de Polunin, cuando despacio y con - No -respondióle éste con un corto suspiro-. No
cautela, como un ciego que tantea con su palo, ha ocurrido nada. Pero, sabe usted, esto suele suceder
pasaba de una cuestión a otra, palpando al mismo con los médicos que piensan. Accesos semejantes al
tiempo el bazo y el hígado del enfermo, examinando que acaba usted de ver.
las radiografías, los resultados de los análisis, Suspirando otra vez, agregó:
buscando el arma necesaria en los arsenales de la - Billroth -que, dicho sea de paso, no fue un mal
patología, de la anatomía, de la fisiología, iba al doctor- escribía: "Llegamos a nuestros éxitos
encuentro de todos los lugares oscuros, de las fallas y pasando por encima de montañas de cadáveres".
contradicciones, confrontando lo incomprensible y Existen, permítaseme llamarlos así, médicos que se
convirtiendo de pronto aquel caos momentáneo, conforman fácilmente con esto y a los treinta añitos
aquella incoherencia, aquel absurdo, aquel conjunto escriben sin alterarse: exitus letalis, y los hay como
de síntomas que se excluían mutuamente en un todo Prov Yákovlevich, que se culpan de la muerte de
armónico acabado, en la cúspide de su pirámide: el cada uno que fallece. Hay que señalar que la
diagnóstico! medicina la impulsan ante todo las personas del tipo
Con un estremecimiento casi religioso, temiendo de Polunin... ¿Se comprende?
por su dios, entraba Ustímenko con otros estudiantes - Claro que se comprende -dijo Niusa Iólkina, una
en el edificio gris de la sala de autopsias de la clínica, estudiante chatilla y de mejillas sonrosadas-. Pero,
en cuyo frontispicio estaban escritas en latín las estará usted de acuerdo, camarada profesor, que no
palabras: Hic locus est ibi mors gaudet sucurrere puede estar uno sufriendo toda la vida: no hay
vitain (“En este lugar la muerte ayuda a la vida"). Un nervios que lo resistan. Y para el médico, a pesar de
enfermo del que ya un mes atrás dijo Prov todo, es muy importante la tranquilidad.
Yákovlevich que su enfermedad era incurable, había - Completamente justo -acaso con excesiva
fallecido. ¿Por qué? Ahora de esto tenía que hablar suavidad asintió Gánichev, y se dirigió a la sala de
Gánichev, el juez último e incorruptible en autopsias...
absoluto... Pero en seguida volvió y, sin sentarse,
38 Yuri Guerman

apoyándose en su recio bastón de encina, dijo: dejaba dormir, lo que le alegraba y le entristecía.
- Petenkoffer y Emmerich ingerían cultivos de Aunque no conocía a Polunin ni a Gánichev, Varia
bacilos del cólera, después de haber neutralizado les consideraba hombres eminentes. A Niusa la
previamente con bicarbonato de sosa el ácido saludaba con marcada frialdad después de que
clorhídrico del estómago. Nuestro Méchnikov, el Volodia le contó lo ocurrido. En su escuela de
doctor Hasterlik y el doctor Latapi hicieron lo peritaje comentaba todo el tiempo con sus
mismo. Unos sesenta años atrás tres italianos - compañeros las noticias sobre los éxitos de la
Borgioni, Rossi y Passigli- convencieron al medicina y, en particular, de la cirugía. Y esto no era
venereólogo Pellizzari que les inoculara a ellos, porque lo pensaba así Volodia, sino porque así lo
hombres sanos y jóvenes, la sífilis. Pellizzari se negó pensaba ella misma al escuchar sus arrebatados
categóricamente, pero los tres jóvenes insistieron. Y razonamientos, un tanto insólitos, pero felices.
en aquel entonces, estudiante Iólkina, la sífilis se Esto ocurrió de la siguiente manera: un domingo
curaba de otra manera que ahora. ¡Con mercurio! El se fueron los dos a los puestos de los chamarileros
doctor Lindemann se estuvo inoculando a sí mismo para rebuscar entre libros viejos, allí se encontraba a
cada cinco días durante dos meses. La comisión veces algunas cosas no malas. En tanto Volodia
nombrada por la Academia de Medicina de París, revolvía en los montones de libros, Varia se metió
estudiante Iólkina, estableció la conclusión entre unos puestos que había a un lado y quedó
correspondiente... La recuerdo bien: el doctor boquiabierta con alegre estupor. Bajo el ardiente sol
Lindemann tenía los dos brazos, desde el hombro de mediodía, junto a una vieja alfombra, sentada en
hasta la palma de la mano, cubiertos de pústulas, una sillita, se hallaba una dama: "alguna antigua
muchas supurantes, y alrededor de ellas agudas y duquesa", pensó Varia. La dama fumaba un cigarrillo
dolorosas ulceraciones... bueno, etc., etc., sin hablar en una boquilla muy larga y fina y vendía unas cosas
ya de las numerosas pápulas que le brotaron por todo sorprendentes: un corsé, plumas de avestruz y una
el cuerpo. Pero el doctor Lindemann no había cosa que la dama dijo "es un boa", dos molinillos de
considerado posible recurrir aún a la cura. Esto, café, perlas falsas, frascos, un juego de ajedrez, y, lo
estudiante Iolkina, a propósito de la tranquilidad del más interesante, allí había ¡una calavera auténtica!},
médico, por la que empieza usted ya a preocuparse... de persona, amarillenta, pero en muy buen estado.
La sangre afluyó de pronto al grueso rostro de - ¿Cuánto pide usted por eso? -preguntó Varia.
Gánichev y gritó. - ¿Se interesa por la calavera la señorita? -
- ¡Aún no es tarde! ¡Puede ir a los cursos de corte preguntó la "duquesa", golpeando con la punta de sus
y confección! ¡O de taquigrafía! ¡Bueno, puede irse dedos con mitones sobre el occipital amarillento.
con su mamá, con su papá, con su marido, o al - A mí, la verdad, me interesa un esqueleto entero,
diablo!... completo -dijo Varia-. ¿No lo tendrá usted por
Después, Niusa se lamentó: casualidad?
- ¡Es que no se puede decir nada! Y, además, a - ¡Por quién me toma usted, señorita! -exclamó la
que vienen aquí los cursos de corte y confección. En "duquesa"-. ¡Un esqueleto entero! ¿Dónde puede
nuestro país todas las profesiones son dignas, y la usted encontrar un esqueleto entero?
taquigrafía no es peor que la anatomía patológica... - Los venden en las tiendas de material escolar,
Por las sonrosadas mejillas de Niusa resbalaron pero los venden sólo por cuenta corriente a la orden y
unas lágrimas, sus ojos refulgieron airados. nada más que a las instituciones -le explicó la locuaz
- Sí, en realidad mejor sería que te fueras a Varia-. Y yo no soy una institución, sino una persona
trabajar de taquígrafa -inesperadamente para él particular.
mismo le aconsejó Volodia-. ¡Ya que no has - Sí, ahora es muy difícil para las personas -
comprendido nada de lo que se ha hablado aquí, corroboró la "duquesa".
lárgate! ¡Allí estarás más tranquila y encontrarás Varia compró la calavera. En la parte inferior
mayor atractivo! tenía una chapita metálica con una inscripción: era un
- Pero, además, no se puede exigir a todos los regalo de alguien a alguien.
médicos que se inoculen sífilis -dijo Eugenio-, esto, - ¿Puede ser que a la señorita le interesen también
si no otra cosa, resulta cuando menos ridículo. las plumas de avestruz? -preguntó la "duquesa".
Ustímenko se sulfuró: - A la señorita no le interesan ni las plumas de
- ¡Y nadie se lo exige! -gritó-. ¿Acaso se ha avestruz, ni los anillos en la nariz, ni las cabelleras
hablado aquí de eso? humanas -dijo Volodia con acritud, saliendo de entre
la muchedumbre-. La señorita no es un vestigio de
"El tiempo corre incontenible... " algo que se ha derrumbado, sino una joven
Solo Varia comprendía absolutamente todo, komsomola. ¡Vamos, Variuja!
aunque no estudiaba medicina. Era sorprendente Varia había envuelto la calavera en un periódico y
cómo sabía escucharle y captar lo que era más Volodia no se enteró del regalo hasta que llegaron a
importante para él, lo que era su vida, lo que no le su casa. Los libros y folletos asomaban por todos los
Esta es tu causa 39

bolsillos de Volodia. Uno, el más delgado, lo llevaba la lucha, en ella se encierra la felicidad. Sigamos: su
en la mano y no cesaba de hojearlo. Ya en casa, idea sobre la infelicidad. El sometimiento...
maltrechos por los empujones, llenos de polvo, - Pues yo me someto en muchas cosas a ti -dijo
aturdidos por el ruido de los gramófonos, bebieron Varia-, y no veo en ello ninguna infelicidad...
agua del grifo, colocaron la calavera en lo alto de la - Pero tú no te sometes a mí de esa manera -
estantería, y, después de descansar un poco, se severo, replicó Volodia-. Tú te sometes a mí de
sentaron a leer las confesiones humorísticas de manera inteligente, Stepánova.
Carlos Marx. - ¡Estúpido!
- ¡Espera que te limpie la cara, estás todo mojado! - No te subleves, nulidad...
-dijo Varia. La tía Aglaia gritó desde la otra habitación:
Le gustaba mucho atender a Volodia. Le - ¡Volodia, calla ya! De nuevo la harás llorar.
agradaba, por ejemplo, notar que le faltaba un botón Pero ellos ni la oyeron, estaban leyendo, sentados
o cuando le encontraba un pañuelo sucio. "¡Qué juntos, pegaditos los hombros.
desmañados sois los hombres! -le decía en tales - "¿Cuál es el defecto que le inspira mayor
casos-. No sabéis hacer nada". Y luego, sin falta, aversión? El servilismo. ¿Quiénes son sus poetas
agregaba: "Menos papá. El sabe hacerlo todo. ¡Los preferidos? Shakespeare, Esquilo, Goethe. ¿Cuál es
marinos son así!" su color preferido? El rojo. ¿Cuál es su máxima
- ¡Y el cuello de la camisa también está sucio! - preferida? !ihil humani a me alienun puto8. ¿Cuál es
agregó Varia. su divisa preferida? De omnibus dubitandum9..."
- ¡Déjame en paz! -le ordenó Volodia. Entró Aglaia, se detuvo junto a la puerta, acababa
Luego preguntó, echando una mirada al libro: de ducharse y sus espesos y negros cabellos brillaban
- ¿Cuál es su idea sobre la felicidad, Varia con reflejos irisados...
Stepánova? - Pero qué simpáticos sois los dos -dijo-. Sólo que
- ¡Un fuerte y eterno amor correspondido! – todavía un poco tontuelos.
enrojeciendo, pero con prontitud y en alta voz, Sentándose al lado de Varia, le lamentó:
contestó Varia. - A vosotros os es fácil llegar hasta Marx y
- Siéntese, desaprobado. Engels, sois personas cultas. Pero, Dios mío, qué
Varia intentó mirar al libro, pero él la apartó. difícil me fue a mí. ..
- Sabes, yo no veo en esto nada humorístico -dijo Desde aquel domingo Volodia y Varia empezaron
Volodia-. Con toda seguridad, a los santurrones, a pensar juntos con frecuencia. Varia leía mucho
sencillamente, no les habrán gustado y por esto han menos que Volodia, pero cuando él hablaba, captaba
dicho que las confesiones eran humorísticas. Piensa, todo al instante y lo comprendía casi a medias
si es que tu capacidad intelectual te lo permite... palabras. Así leyó Ustímenko La sagrada familia... y
Volodia leía, Varia escuchaba, con la boca Varia escuchó su informe sobre este tema; de la
entreabierta, sonrosadas las mejillas, ingenua, con un misma manera estudió La miseria de la filosofía, que
lazo grande en lo alto de la cabeza, enteramente a Varia le resultó mucho más difícil; y así se pasó
como si fuera una chiquilla todavía. varias noches con El dieciocho brumario de Luis
- ¿Qué cualidad estima usted más en las personas? Bonaparte. La tía Aglaia, al ver el libro que estaba
-pregunta Volodia y él mismo contesta-: ¡La leyendo Volodia, dijo:
sencillez! ¿,En el hombre? La fuerza. ¿En la mujer? - Sabes, cuando Marx escribía este libro, no tenía
¡La debilidad! ni ropa que ponerse para salir a la calle: todas las
- ¡Yo no soy débil! -protestó Varia-. Es decir, no prendas las tenía empeñadas.
muy débil... Volodia miró a Aglaia con ojos distraídos, se
- ¿Que no eres débil? -rechazó Volodia-. ¡Esto es metió en la boca un trozo de pan y continuó leyendo.
hasta divertido, Variuja! ¡En cuanto ves una rana, y Al amanecer hojeaba a Schiller y con feliz asombro
además de lo más inofensiva, de los matorrales, te descubría en el pesado lomo nuevas y nuevas
pones a gritar! maravillas:
- No lleva escrito si es o no de los matorrales, y
los ojos los tiene lo mismo de saltones. El tiempo corre incontenible.
- ¡Y dice que es fuerte! -exclamó Volodia-. Vuela a la eternidad.
¡Miren ustedes, qué fortachona! Hasta repele oírlo... Sé tú constante, y lo encadenarás...
Y de pronto Volodia se encaró con ella.
- ¡Tú reflexiona! ¡Reflexiona! Pregunta: ¿cuál es ¡Maldito tiempo! Verdaderamente, cómo corría, y
su rasgo característico? Respuesta: la unidad de qué poco alcanzaba a hacer Volodia Ustímenko.
objetivos. Todo tenía interés, todo era importante, necesario,
- ¡Colosal! -pronunció Varia. incluso lo menos interesante era interesante porque
- Grandioso y no colosal. Ahora: ¿su idea sobre la
8
felicidad? ¡La lucha! La lucha, comprendes, Variuja, Nada que sea humano. me es ajeno. (!. de la Edit.)
9
'Duda de todo. (!. de la Edit.)
40 Yuri Guerman

exigía actividad. Y qué ganas le entraban de echar a tu fea y sucia oreja!


correr para bañarse en el Uncha o, de repente, dejarlo Volodia gritó:
todo y, lanzando un silbido de bandido junto a la - ¡Tía Aglaia, llévate de aquí a tu Varia,
vieja casa de los Stepánov, irse a pasear hasta las muerde!... Pero, a pesar de todo, experimentaban un
tantas de la madrugada con Varia por la orilla, indecible placer cuando estaban juntos: podían
escuchando cómo Varia bostezaba y decía sus permanecer mucho rato en silencio, como si no se
simplezas sobre el arte. Ella ya había aprendido a dieran cuenta el uno del otro, ocupados cada uno en
decir "en teatro" en lugar de "en el teatro" y acerca sus cosas, pero de pronto se alegraban de estar allí
del actor Galiléev-Presniak, muy popular en la los dos, tan cerca. Volodia sentado junto a la mesa,
ciudad, decía que siempre hacía de "tercer número". Varia al lado de la ventana, y siempre tenían de qué
"Los artistas actúan sobre los nervios", afirmaba hablar, de qué discutir, para al momento hacer las
Varia. Volodia se reía con una risita burlona y ella se paces.
enfurecía y le pegaba. Algunas veces Varia traía "sus" libros: obras
- ¡Oye, oye, que tienes una mano muy dura! - literarias. Si Volodia estaba de buen talante, se
gritaba él. dignaba permitir a Varia que leyese algunos de los
Antes le devolvía golpe por golpe, pero ahora, no pasajes que ella llevaba subrayados. Varia se ponía
sabía por qué, esto ya no era posible. Y dejaron de muy colorada y, recogiéndose una guedeja de pelo
pelearse. Pero Varia se enfurruñaba cada vez con tras su sonrosada oreja con pendiente, leía con voz
más frecuencia y los ojos se le llenaban al instante de afectada alguna descripción de la naturaleza.
copiosas y dulces lágrimas, y Volodia sentía una - ¡Es muy largo! -decía Volodia, bostezando
lástima infinita de ella y se avergonzaba, pero nunca aposta-. ¿A qué viene todo esto? ¿El cielo era
se disculpaba, limitándose a farfullar: violáceo, el viento azotaba como una toalla?
- ¿Pero qué te pasa? ¿Qué te he dicho yo de - ¡Aquí no dice eso! -protestaba Varia-. No dice
particular? ¡Eliges una buena poesía y la vociferas, tal cosa en absoluto...
no la recitas! Hasta es desagradable oírla... - ¡Continúa leyendo!
- ¡Imbécil, no comprendes ni lo qué es ritmo, y te Varia leía de prisa y como si quisiera justificarse.
metes a juzgar! En nuestro estudio, Esfir - ¡Y no finjas la voz! -le interrumpía Volodia-.
Grigórievna... ¿Para qué haces esas contorsiones? ¡De todos modos,
- Bueno, está bien, de acuerdo, pero deja ya de tú no puedes hablar como el coronel de húsares!
berrear... - Pero yo...
El la atormentaba terriblemente. Ella era más - ¡Lee!
joven que él y hacía todo lo posible para contenerse, Cansada, Varia seguía leyendo. Volodia daba
aunque a veces era superior a sus fuerzas. golpecitos con el lápiz, movía algunos papeles,
- A tu edad Hertzen y Ogariov... -empezaba a después, en contra de su voluntad, prestaba atención.
decirle Volodia. Nunca se podía saber de antemano qué era lo que
- Pero yo no soy ni Hertzen, ni Ogariov - podía interesarte. Pero poco a poco Varia fue
gimoteaba Varia-. Yo soy Varia Stepánova y no me comprendiendo qué obras le eran necesarias. Esa era
hago ningunas ilusiones. la palabra justa, "necesarias", no podía encontrar otra
- El sábado te di el Anti-Dühring. Y tú todavía... más exacta. Por vez primera había comprendido qué
- Oh, Volodia... le gustaba a Volodia cuando le leyó Sebastópol en el
- Repito, el sábado... mes de diciembre, de León Tolstoi.
- ¡Precisamente el sábado -ya con desesperación - "Usted empieza a comprender a los defensores
gritaba Varia-, precisamente el sábado tuvimos de Sebastópol -leía Varia emocionada y mirando a
ensayo general!... Volodia de reojo. El había dejado de hacer ruido con
- ¿Y hoy qué día es? los papeles y permanecía inmóvil, con la cabeza
- Sábado. baja-. Y hay algo que le hace sentirse como
- ¿Y en toda la semana no has abierto el libro? avergonzado ante ese hombre. Quisiera decirle
Varia, aplanada, callaba. muchas cosas, para expresarle su simpatía y
- Siéntate aquí y lee lo que te mando, mientras yo admiración; pero no encuentra las palabras necesarias
estudio -seguía el mandato-: Ni teatros, ni cines, ni o no le satisfacen las que acuden a su cabeza, y se
clubs. ¿Y por qué te has perfumado? ¿Es que no limita a inclinarse en silencio ante esa muda e
sabes que se perfuman sobre todo las personas sucias inconsciente grandeza, ante esa firmeza de espíritu,
físicamente? ante ese rubor del propio mérito".
- ¡Bueno, ahora te muerdo! -le gritó una vez Varia - ¡Esto es auténtico! -dijo Volodia de pronto.
y, efectivamente, le mordió en una oreja, - ¿Qué es auténtico? -preguntó Varia, sin
produciéndole bastante dolor. Después, aún añadió-: comprender.
¡Y todavía podía haber sido peor! ¿Sabes qué dientes - Esto. Lo del rubor del propio mérito. ¡Sigue
tengo yo? ¡Te podía haber atravesado con los dientes leyendo!
Esta es tu causa 41

- Varia siguió leyendo, él estaba tendido en su - No es en eso -dijo Volodia, sumido en sus
estrecho camastro, con las manos tras la cabeza. pensamientos-. Pienso en otra cosa. ¿Sabes?, en
Parecía como si corrieran por su semblante confusas cómo vivir para que sea de verdad "¡lucha eterna! La
sombras: tan pronto fruncía el ceño como aparecía calma la vemos sólo en sueños... "
por un instante una sonrisa de satisfacción en su - ¿Oye, no estarás loco? -preguntó Varia con
rostro. Y mientras escuchaba la lectura pensaba, todo cautela.
el tiempo pensaba, siempre estaba resolviendo algún - No, soy una persona normal. Y ahora tú vas a
problema que sólo él conocía, sin duda difícil, casi seguir ocupándote sola de tu declamación y yo voy a
atormentador. trabajar. Química. ¿Has oído hablar de tal ciencia?
- "Imposible admitir que esos hombres acepten Se sentó junto a la mesa, encendió su vieja
tan terribles condiciones por una cruz, por un lámpara con la pantalla verde rajada, se hundió en el
ascenso, por la coacción -leía Varia-. Debe haber otro libro y se olvidó de Varia. Y ella se quedó mirando
móvil más sublime. por detrás el delgado cuello, los hombros estrechos
Y éste es un sentimiento que se manifiesta rara de él y pensó feliz y emocionada:
vez, con recato, en el ruso, pero que se halla en el "Aquí está sentado un futuro gran hombre. Y yo
fondo del alma de cada uno: el amor a la patria". soy su primera amiga, su mejor amiga, y puede ser
- Bueno, muy bien, perfectamente, ¿y nosotros? - que mucho más que amiga, aunque ni siquiera nos
preguntó Volodia, incorporándose de repente sobre el hemos besado todavía".
codo. Sin darse cuenta ella misma de lo que hacía, Varia
- ¿Nosotros? -se sorprendió Varia. se levantó, se acercó por detrás a Volodia, le puso la
- Sí, nosotros, dos komsomoles: una tal Stepánova mano al lado mismo de la cara y le ordenó:
y un tal Ustímenko. ¿Cómo vivimos? ¿Para qué? - ¡Bésala!
¿Para qué, en resumidas cuentas, hemos venido al - ¿Por qué razón? -se sorprendió él.
mundo? - ¡Bésame la mano! -repitió Varia-. ¡Y ahora
Varia parpadeaba asustada. Volodia siempre tenía mismo!
esos arranques tan inesperados. ¿Qué necesita? ¿Qué - ¡Vaya, un nuevo capricho!
quiere este atormentador? Pero Volodia se - ¡Nada nuevo! -dijo Varia-. Nosotras, las
tranquilizó y dijo con aspereza: mujeres, os hemos traído al mundo a todos vosotros,
- Bueno, no parpadees más. Todos los libros, sin los hombres, y por esto nos tenéis que estar
excepción, deben ser escritos para algo. eternamente agradecidos...
¿Comprendes? Ahí tienes eso: "la puesta del sol era Volodia miró a Varia de pies a cabeza, se sonrió y
violácea y el viento como prietas toallas... " con torpeza besó su ancha y ardorosa mano.
- ¡Ah, qué inventiva tienes, Volodia!... - ¡Así! -dijo Varia satisfecha...
- O también: "había un suave olor a corteza
podrida de la nieve derretida del año anterior…" Capítulo VI.
- ¡Qué tonterías dices! El divorcio.
- No son tonterías. Los libros deben ser escritos Ya avanzado el otoño, "de paso", como él mismo
para que se pueda sentir envidia por las personas dijo, llegó Rodión Mefódievich. Valentina
extraordinarias, para que se desee ser como ellas, Andréevna tenía invitados: dos damas que fumaban,
para que al leerlos puedas enjuiciarte a ti mismo con ya entradas en años y metidas en carnes, con deseos
severidad, ¿comprendes, pelirroja? de hablar de su horrible estado de ánimo, de
En los momentos de particular predisposición misteriosas "intermitencias" cardíacas y de que todo,
llamaba a Varia "pelirroja", aunque sus cabellos eran al fin y al cabo, era consecuencia "de los nervios".
de color castaño claro y no tenía nada de pelirroja. También se encontraba allí Iraída, la hija del decano
- ¿Y los versos? -preguntó ella. del Instituto de Medicina Séchenov, una muchacha
- ¡Los versos, florilegios, a excepción de alta, de ojos verdes, toda constelada de cadenitas,
Mayakovski! medallas y dijecitos, como si hubiera sido premiada
- ¿Sí? ¿Y Pushkin? ¿Y Blok? ¿Y Lérmontov? en una exposición canina. Allí estaba "madame" Lis,
Volodia frunció el ceño. Entonces Varia bajito, modista famosa en la ciudad y a la que la gente
apenas sin voz, dijo unas líneas de Blok: adulaba, y dos hombres, Daniil Yákovlevich
"¡Y lucha eterna! La calma la vemos sólo en Polianski, que fumaba con afectación en pipa, y su
sueños... " amigo Makavéenko, un rubio gordo, con barriguita,
- ¿Qué es eso? -preguntó él, sorprendido. ojillos insolentes y alegres, siempre desorbitados.
Varia recitó toda la poesía. Volodia la escuchaba Esperaban además al profesor Zhovtiak, pero éste
con los ojos cerrados, después repitió: llamó por teléfono diciendo que no podía ir y que
"¡Y lucha eterna! La calma la vemos sólo en estaba "completamente desesperado". Después de
sueños... " escuchar unos discos de Vertinski y Léschenko,
- ¿Sublime? -inquirió Varia. terminaron de cenar y se dispusieron a tomar café
42 Yuri Guerman

con una copita de benedictino. La conversación mucho que lo sé todo, sería preciso ser tonto para no
giraba en torno a los sucesos de España. Daniil verlo, pero tú debes decir tu última palabra. ¡Habla!
Yákovlevich -Dódik- hablaba del primer ministro - ¿Qué?
español -Giral- como si fuera un viejo amigo suyo. Y - ¿Quieres divorciarte?
de José Díaz también contó alguna cosa. Rodión - ¡Yo quiero una vida humana! -gritó ella-. Tú
Mefódievich escuchó con paciencia a las damas debes darme una vida que sea vida ¿y yo, qué tengo?
fumadoras, y a Makavéenko, y a Iraída, la hija del ¿Para qué he sufrido tantos años? Otros lo tienen
decano. Todos ellos dieron su opinión respecto a todo: automóvil, casa de campo, van a Gagra hasta
España y sobre las interesantes y agudas crónicas que tres veces al año...
escribía Mijaíl Koltsov. Dicho sea de paso, Dódik no Empezó la vieja historia: las lágrimas. Ahora
estaba de acuerdo con esta opinión. pedirá valeriana, después Eugenio la tomará el pulso.
- Ya saben ustedes -dijo-, cada testigo presencial No, él no podía aguantar más aquello.
puede escribir sobre España seguramente con más - Vamos a separarnos tranquilamente -dijo Rodión
tipismo y más colorido que el camarada Koltsov. Lo Mefódievich con voz reposada, aunque un poco
importante es estar allí con el pueblo... enronquecida-. Tú te vas con tu Dódik...
- ¿Y las corridas de toros, eso también me parece - ¡Muy bonito! -replicó ella-. ¡Yo voy a vivir en
que es España? -preguntó Valentina Andréevna, con una sola habitación y tú, aquí, como un señor! ¡Nada
su acostumbrada voz lánguida. de eso, camarada Stepánov!...
- ¡Sin duda! -afirmó Makavéenko-. Allí son una - ¿Quiere decir que la cuestión consiste en la
fiesta nacional como lo fue en tiempos nuestro habitación?
carrousell o las peleas a puñetazos en otros lugares. - Y en todo lo demás. Yo no quiero quedarme
En Madrid son la cosa más apreciada... hecha una pobretona. Todo lo que hemos reunido,
Rodión Mefódievich, sin terminar de tomarse el hay que dividirlo en dos partes iguales...
café, puso la taza en la bandeja y salió. Varia, claro Stepánov asintió con la cabeza, no podía hablar. Y
es, no estaba en casa. Encontró a Eugenio en la Valentina Andréevna diez minutos después, ya
cocina, comiendo sopa de col. diligente y animosa, llamaba por teléfono desde el
- ¿Qué hay? -le preguntó Rodión Mefódievich. recibidor a sus amigas y se lamentaba un poco con
- Hemos estado componiendo el periódico - cada una, y a alguna le dijo:
respondió Eugenio con displicencia-. ¡Estoy hecho - Ay, hijita mía, tú ya lo sabes: de un grosero no
polvo! No había bastantes tipos en la imprenta, el haces un caballero.
material no era interesante; superficial; tiene uno Era necesario terminar con todo aquello
mismo que escribir por todos; quieras o no quieras. inmediatamente. Rodión Mefódievich esperó a que
Pues has de saber; papá, que soy el redactor-jefe del regresara Varia y luego reunió a toda la familia en el
periódico del instituto. comedor; después de beber un vaso grande de agua
- ¡No escribas por todos! -le aconsejó Stepánov-. fría, dijo con palabras entrecortadas:
Pues resultará un fraude, si escribes por otros... - Alevtina y yo hemos decidido separarnos.
- ¡Qué idealista eres, papaíto! -suspiró Eugenio. Vosotros sois ya personas mayores y todo lo
Rodión Mefódievich recorrió las habitaciones, fumó, comprendéis sin más explicaciones. Pero hay una
después, contrayendo el rostro con expresión cuestión que tenéis que resolver por vuestra cuenta:
dolorida, escuchó involuntariamente cómo Alevtina quién quiere quedarse conmigo, y quién... con mamá.
hablaba con Dódik en el recibidor. Varia guardó silencio y se agarró con fuerza a una
- ¡La cuestión hay que resolverla de raíz -decía-, y manga de la guerrera del padre. Unas manchas rojas
de manera categórica! No estoy dispuesta a sufrir brotaron en sus mejillas. Eugenio, con su redecilla en
más la presencia de este hombre que me es ajeno la cabeza y un pijama de rayas, iba y venía por
moralmente y en todos sentidos. ¡Dios mío, cómo no delante del aparador.
lo comprendes, me ahogo en este ambiente!... - ¡Zhenia! -exclamó implorante Valentina
- Está bien, está bien, estoy dispuesto -balbuceó Andréevna-. ¿Zhenia, cómo es posible que lo estés
Daniil Yákovlevich-, pero no hoy... pensando?
- ¡Yo se lo digo hoy! -le advirtió Alevtina. Eugenio apagó la colilla, sonrió y, entornando los
La puerta de la casa se cerró de golpe. La mujer a ojos, dijo:
quien Stepánov consideraba como su esposa entró en - ¡Qué persona más extraña eres, mamá! ¿Pero es
el comedor. Apretando con fuerza los puños, inmóvil posible que supongas que voy a cambiar a Rodión
y pálido, Rodión Mefódievich exigió: Mefódievich por ese... -perdona- arrogante, guapo,
- ¡Dilo hoy! elegante, pero, a pesar de todo... vividor?...
- ¡Has estado escuchando! -gritó Alevtina-. ¡Muy Stepánov miraba a Eugenio sin apartar la vista de
bonito, este hombre, amén de lo demás, se dedica a él. ¿Qué significaban aquellas palabras? ¿Qué
escuchar detrás de las puertas! pensaba Eugenio en aquellos momentos?
- ¡Debes decirlo tú misma! -repitió él-. Ya hace - Sin entrar en detalles superfluos -pronunció
Esta es tu causa 43

Zhenia-, yo desearía seguir siendo hijo del hombre a todos los enseres de la casa en cuatro partes: tres
quien se lo debo todo. Y para ti, mamaíta, será cuartas partes son para nosotros, el resto para
mucho más sencillo: libre, joven, la vida comienza de ustedes. Váyase a ver al abogado que guste, no le
nuevo. ¿No es así? dará otra solución. Y, en medio de todo, es ridículo,
La estrechó por los hombros, la besó y salió del Daniil Yákovlevich: usted se ha enamorado, le
comedor. quieren a usted, y estamos aquí discutiendo por una
Al día siguiente por la mañana llegó Dódik en su porquería de trastos viejos. No es ni correcto, sépalo
automóvil. Daba muestras de extrema nerviosidad, usted. Un tema para un artículo humorístico...
saludó a Rodión Mefódievich secamente y se dirigió - ¿Y el piano de cola? -preguntó Dódik con
a la habitación de Valentina Andréevna. Después acritud.
llamó en la puerta de la habitación de Stepánov. - No es de cola, sino simplemente piano. ¿Y para
- Tenemos que hablar de hombre a hombre -dijo, qué le hace falta? Mamá no sabe tocar...
sentándose y apretando con el dedo el tabaco en la - ¡La verdad que es usted de pedernal! -exclamó
pipa-. Es preciso solucionar el asunto del piso, todo irritado Daniil Yákovlevich.
cuanto se refiere a los bienes, etc., etc. Valentina Stepánov partió aquella misma noche en tren.
Andréevna está nerviosa, usted se marcha...
- Sí, me marcho -le interrumpió Stepánov-. Todo /osotros, soldados rojos...
lo puede arreglar usted con Eugenio, es un muchacho Desde este día Volodia y Varia se sentían aún más
con cabeza. No tenemos nada más que hablar. cerca el uno del otro. Ahora tenían un secreto común,
Y se volvió de espaldas, dirigiéndose a la ventana. un secreto de ellos para todos los demás, tenían un
Se oyó cómo se marchaban los dos -Alevtina y su orgullo común, y una preocupación común y
Dódik-, se sintió el golpe de la puerta al cerrarse y el continua, la preocupación por los padres: por el
ruido del automóvil al arrancar. Varia entró en la aviador Ustímenko y el marino de guerra Stepánov.
habitación de su padre sigilosamente y le preguntó: Nadie conocía este secreto ni siquiera la tía Aglaia.
- ¿Papá, quieres té'? Así lo acordaron Volodia y Rodión Mefódievich: no
- No -contestó el padre con hastío. había por qué intranquilizar a Aglaia, demasiadas
- ¿Te hago café? penas había sufrido ya para que ahora estuviera
- Tampoco quiero café. pensando día y noche en la suerte de su hermano.
- ¿Puede ser que quieras entonces un poco de Dijeron a Aglaia que Afanasi Petróvich había sido
vodka? requerido para recibir instrucciones.
Stepánov inició una sonrisa amarga: - ¿A España? -preguntó ella con tono severo.
- ¿Qué, te has propuesto consolarme'? No hace - ¡No entra en nuestras atribuciones el saberlo! -
falta, hijita. Soy hombre hecho a las rudezas de la contestó Stepánov, poniéndose rojo como la grana,
vida. pues no sabía en absoluto mentir.
- ¿Quieres que Zhenia y yo vayamos a Kronstadt La tía asintió con la cabeza. Se dio por supuesto
a vivir contigo? que ella no estaba enterada de nada. El mapa de
Rodión Mefódievich se quedó pensando un España lo pusieron a propósito en la habitación de
momento y después dijo: Varia, en lugar de la de Volodia. Pero Aglaia, a
- Sabes, hijita querida, te lo digo con toda escondidas de Volodia, se compró también un mapa
sinceridad: por ahora no tiene sentido que vayáis allí, para ella sola. Lo miraba por las noches, ocultándose
porque yo mismo no sé dónde estaré mañana. de su sobrino. Afanasi estaba allá, estaba segura de
- ¿Que quieres decir? ello. El no podía dejar de estar allí, lo mismo que
- Sencillamente eso. Me pueden enviar a un largo también hubiera estado allí sin duda alguna su
viaje de servicio. Afanasi Petróvich ya hace dos difunto marido. Conocía bien a esta generación de
semanas que se ha marchado. bolcheviques, a estos valientes que habían pasado por
Varia se apretó al hombro de su padre y dijo con todas las pruebas habidas, y por haber, de voz
un susurro: resuelta y enérgica, siempre animosos,
- Lo comprendo, lo comprendo todo, papá. Pero semianalfabetos en los años de la guerra civil y que
Volodia no sabe nada... ahora habían terminado sus estudios en la academia
- Un poco más tarde iremos a verle, entonces lo militar. Nada arredraba a estos hombres de acero: en
sabrá. los días de terribles heladas podían combatir por
Cuando Varia y Rodión Mefódievich se habían Perm, y bajo el sol abrasador destrozar a los
marchado, Eugenio, alegre y socarrón, forcejeaba basmaches en el Turquestán; hambrientos, se
con Dódik a propósito de las cosas, los libros, los deleitaban escuchando por primera vez en su vida
muebles, el cambio del piso. Dódik acabó soltando: Eugenio Oneguin y, sin haber descansado de las
- ¿Escuche, es que quiere hacerme pasar por lejanas incursiones en la retaguardia enemiga, se
imbécil? No soy ningún chico... sentaban tras los pupitres y empezaban a estudiar los
- ¡Tampoco yo! -profirió Eugenio-. Yo divido dos casos del idioma inglés: el nominativo y el
44 Yuri Guerman

posesivo. té? Pero nadie podía responder a Varia a esta


Aglaia se pasaba horas y horas en el silencio de la pregunta: ¿toman té los españoles alguna vez, o sólo
noche recorriendo el mapa con la vista y en sus oídos toman café?
sonaba la canción que tanto les gustaba a Afanasi y a Volodia se ensombrecía con cada mala noticia
Grisha, su difunto marido: que comunicaban los periódicos, y rebosaba de júbilo
cuando las noticias eran buenas. Le parecía que allá
Contra el hacendado y ricachón a la lucha donde combatiera Afanasi Petróvich con sus
vamos, aguiluchos no podría ocurrir nada malo. Y veía a su
A los kulaks-vampiros muerte les damos. padre con el pelo requemado por el sol,
!osotros, soldados rojos, a los pobres cuidadosamente afeitado, la vista clavada en el cielo
defendemos, lejano. Entra en el avión, comprueba si está todo
A los campos y poblados la libertad traemos... como es debido, luego ordena:
- ¡ Ot vintá!10
Al otro lado de las ventanas silbaba el frío viento - ¿Cómo se dirá en español ot vintá? Priyátiel
de noviembre. Volodia, acostado, con las manos tras quiere decir amigo, nepriyátiel significa enemigo, ¿y
la cabeza, tenía los ojos fijos en la oscuridad, y con cómo se dirá ot vintá? ¡Qué bien si pudiera verlos él
palabras rudas insultaba a los toreros de Sevilla que a todos juntos, a Enrique Líster, al general Lukach, al
se habían subordinado al general faccioso Queipo de padre!... ¿Cómo se llamará ahora allá? ¿Cómo se dirá
Llano. Después, entre sueños, se le apareció la isla de Afanasi en español? ¿Y cómo es Rodión
Menorca y la expedición a Valencia en el navío de Mefódievich en español? ¿Se encontrarán alguna vez
guerra Almirante Miranda. El crucero detiene las los dos: el marino y el aviador?
máquinas, Rodión Mefódievich mira con los Y un pensamiento rondaba cada vez con mayor
prismáticos, y los hidroaviones, al mando de su insistencia por el cerebro de Volodia: ¿Para qué vive
padre, se elevan en el cielo de intenso color azul de el hombre? Poco a poco se iba apartando cada día
España. Y los mejores aviadores, los muchachos más más de los estudiantes empollones de su curso; de los
fieles de todo el mundo -italianos, alemanes, compañeros que discutían la cuestión de cómo
franceses, búlgaros- todos vuelan con sus aviones quedarse en el instituto para seguir haciendo estudios
tras el avión de cabeza, el de su padre... postgraduados; de los compañeros juiciositos, de
Las palabras latinas se mezclaban en su cansado aquellos muchachos y muchachas que calculaban en
cerebro con los nombres de las ciudades españolas: qué especialidad tendrían más probabilidades de
Zaragoza, de pronto, se entrelazaba con el musculus quedarse en la ciudad y menos de ir a trabajar a algún
recti abdominis. Bargas se fundía con el cuadriceps lugar alejado de la capital.
femoris, ¡cuánto tiempo había pasado desde la última ¿Y los papás y las mamás?
vez que preparó un cadáver! Era necesario empezar a ¡Esas mamás llorando a la puerta del despacho del
trabajar de nuevo con Gánichev. ¿Y el desembarco rector; esos papás con guerrera militar o con
en Ibiza? ¿Qué ocurrirá ahora allí? ¿Por qué callan chaqueta de paisano con amplias camisas rusas o con
los periódicos? cazadoras, "presionando" sobre el decano; esas
Varia empezó a llevar el gorrito de los milicianos esquelitas con la súplica de "prestar ayuda" a tal o
de la República Española. Estaba más delgada y cual estudiante que había sido suspendido una vez
había crecido. Las cartas de "allá" llegaban a su más en alguna asignatura que todo médico tenía la
nombre. En realidad no eran cartas. Solamente un obligación de saber!
camarada al que no conocían les transmitía con Con tales asuntos no venían a consultarle al buró
regularidad saludos y les comunicaba que todo del Komsomol. Y el mismo decano, Pável
marchaba bien. No podía ser de otra manera, Serguéevich, hombre débil, recurría a veces a
pensaban Volodia y Varia. Sería incluso absurdo Ustímenko para pedirle ayuda cuando los ataques
pensar otra cosa. Los fascistas sólo buscan un motivo eran demasiado numerosos y amenazadores. Y
para la provocación. Volodia defendía al decano de los ataques de manera
Todas aquellas menudencias de la vida diaria que brusca, áspera, sin miramientos.
en otro tiempo les parecían fundamentales habían - Hipocritón -le dijo un día Niusa Iólkina. El se
quedado relegadas a un segundo plano. Varia sonrió con una sonrisa despectiva.
pensaba consternada que no siempre se encontraba - Únicamente Ustímenko acabará brillantemente
antes en casa cuando su padre la estaba esperando. el Instituto de Medicina Séchenov -decía Svetlana-.
Su padre, que ahora luchaba por la libertad del ¡Sólo él es digno!
mundo, está allá, en aquella España tan lejana, tan - ¡El más ortodoxo de los ortodoxos! -le soltó una
asombrosa y tan incomprensible. Seguramente que vez Misha Shérvud con ánimo de zaherirle.
hablaría ya en español con su simpático acento, y Volodia, sin decirle nada, entornando los
acaso ande buscando dónde tomar un té bien
cargado. ¿Pues los españoles seguramente no beben
10
¡Apartarse de la hélice! (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 45

párpados, clavó su mirada en los malignos ojos, Les dio un libro con algunos registros entre sus
claros y saltones, de Shérvud: ¡Aquel muchacho iría páginas, y ambos se fueron.
muy lejos! Ya ahora, sin tener el menor bagaje de - ¡Se ha enfadado! -dijo Puich.
conocimientos, está buscando el tema de la tesis para - Yo tengo la culpa -afirmó Volodia-. Recuerdas
obtener el grado de candidato a doctor en ciencias que ayer empecé a hablar del charlatanismo en la
médicas en cuanto se licencie en el instituto. ¿Pero farmacología. El en seguida enseñó los dientes:
quién necesita sus notas, aunque sean buenas, sus ¿cuando le duele la cabeza toma usted un
exámenes, su tesis? ¿A quién le hacen falta, si no es a piramidoncito?
ellos mismos? Por la tarde Volodia y Puich, sentados en la cama
de éste en la residencia estudiantil, empezaron a leer
El viejo. a Pirogov.
Por este tiempo Volodia intimó más y con - No es pequeña la cifra -dijo Puich, cerrando los
particular cordialidad con Puich, el "Viejo", como ojos, cansados del esfuerzo de todo el día-. ¡Tres
llamaban en el curso a Pável Chirkov, que había cuartas partes de los operados morían a consecuencia
ingresado en el instituto a la edad de treinta y cuatro de la septicemia!
años. - Esto era en los tiempos de Pirogov -dijo
Puich era un hombre silencioso, seco, sarcástico. Volodia.
Sus ojos pequeños, de color azul claro, tenían la - Se comprende...
propiedad de clavarse de repente, pero durante largo - "No puedo decir nada positivo acerca de esta
rato y fijamente en alguno, como dos frías leznas. A terrible plaga de la práctica quirúrgica. En ella todo
Puich le costaba más trabajo estudiar que a cualquier son enigmas: la procedencia, la forma de
otro del instituto, pero, a pesar de esto, estudiaba a desarrollarse..."
fondo y sabía bastante más que muchos estudiantes Volodia pasó algunas hojas, quitó la señal y
muy capaces. Volodia le ayudaba con frecuencia. encontró otra cita más...
Puich nunca le daba las gracias por ello, no le - Escucha: "Si dirijo la mirada al cementerio en el
estrechaba la mano, se limitaba a decir con un ligero que están enterrados los que murieron de infección
suspiro: en los hospitales, no sé qué es lo que me sorprende
- ¡Qué capaz eres, Volodia! más: el estoicismo de los cirujanos que siguen
Pero sin la menor muestra de envidia, sino con buscando nuevas formas de operar, o la confianza
cierta áspera ternura. Los dos iban siempre detrás de que sigue teniendo todavía la sociedad en los
Gánichev y Polunin; a ambos en un mismo día hospitales..."
Gánichev los retuvo en el aula, cerró luego la puerta, - ¿Qué conclusiones? -preguntó Puich.
y les dijo con severidad: - Lister.
- Escúchenme ustedes, semihonorables. Desde - Antisepsia.
hace algún tiempo vengo observando que se han - ¡Exacto! -dijo Volodia-. ¡Eres terriblemente
contagiado ustedes, y es posible que no sin mi perspicaz, Viejo! Di además que los cirujanos, de
participación, de una repulsiva y vergonzosa lamentables esclavos de la septicemia que eran, se
enfermedad llamada nihilismo médico. Las palabras han convertido en sus vencedores, y todo estará
"charlatanería", "demagogia científica", "culinaria absolutamente dentro del estilo de nuestro Ogurtsov.
latina" se escapan a cada momento de sus perdonen A él le gusta expresarse así.
ustedes, infantiles labios. Ustedes son todavía unos - ¿Y qué? El patetismo a veces no está de más -
semisabios y no les corresponde, diablos dijo Puich con seriedad-. Todos le damos a la lengua,
predicadores, hacer befa de las trágicas búsquedas de le damos a la lengua, pero para ser médico es
la verdad durante siglos. El profesor Polunin y yo necesario, naturalmente, creer a pies juntillas en el
espoleamos su pensamiento, pero no les incitamos a futuro Lister.
que se burlen del estado en que se encuentra la - Solamente con fe no te puedes hartar -suspiró
ciencia en nuestros días. ¡Indaguen, pero no se Volodia-. ¿Recuerdas lo que ocurrió con los antiguos
mofen! ¡No osen burlarse! El gran intelecto del griegos? ¿Y después? Crisipo prohibía comer a los
hombre, todavía sin la ayuda de ningún aparato, enfermos con fiebre, Dioscórides les prohibía beber,
determina con exactitud al auscultar el corazón qué Silvia les obligaba a sudar, el honorabilísimo
válvula es precisamente la que no funciona bien y en padrecito Broussais les sangraba hasta que perdían el
qué consiste este mal funcionamiento: si es por conocimiento y Karrey les metía en un baño de agua
insuficiencia o por adherencia de las válvulas. ¡Y los fría...
medios de anestesia! ¡Y la vacuna! - Bueno, bueno, todos hemos leído a Veresáev -
Se sonó estrepitosamente y ordenó con tono dijo Puich enfadado.
irritado: - Y qué, magnífico doctor.
- ¡Retírense! ¡Lean a Pirogov! ¡Y saquen - Mira, vete a tu casa -le aconsejó el Viejo-. Ya
conclusiones! sin oírte a ti me zumba la cabeza.
46 Yuri Guerman

Pero Ustímenko no se fue. Puich se dispuso a jinete como para reventar de risa! Reconoció a Zhilin
quitarse sus viejas y remendadas botas, luego y aseguró: es sarampión. Un sarampioncillo, dijo.
llegaron otros muchachos y Volodia continuó Pero a Zhilin el corazón no le respondía. Pagando
filosofando: una cantidad fabulosa, conseguimos un poco de
- La fisiología ha dado ya mucho -sostenía- y cada aceite de girasol: en este aceite caliente disolvieron
día que pasa da más y más. En alguna parte he leído alcanfor y empezaron a ponerle inyecciones. ¡Con
que la fisiología es la medicina teórica. De ella es unos furúnculos así estaba todavía Zhilin cuando
precisamente de donde hay que extraer el necesario subió al caballo de nuevo y lanzó al regimiento
empleo, entonces se creará la medicina aplicada, la contra los blancos! ¿Qué es? ¿Ciencia? ¿Empirismo?
medicina práctica. Y el libro de recetas preparadas. ¡Que me adiestren y me enseñen aquí a ser como
- ¿Y, mientras tanto, esperar con los brazos Tutochkin para que mis manos puedan volver a la
cruzados? -preguntó Sasha Poleschuk-. ¿No es eso? vida a un cadáver como Zhilin, que llegó más tarde a
Todos se pusieron a vociferar en la habitación. ser jefe de división y legendario jefe de un ejército!
Puich empezó a calzarse maquinalmente. Le había ¡Me conformo con eso! Y os hablo como comunista:
quedado esta costumbre de los tiempos de la guerra estamos obligados a comprender todas las
civil: en cuanto en la habitación se armaba ruido, aun dificultades y la dureza de nuestra profesión. Hablo
medio dormido, comenzaba a calzarse. como nos enseñan Gánichev y Polunin: estamos
- ¿Elevarse a las regiones siderales de la ciencia obligados a estudiar y considerar a cada nuevo
pura? -imprecó a Volodia el pecoso Ogurtsov de enfermo con plena conciencia de la novedad y del
dientes ralos-. ¡Habla, Ustímenko! Pero, además, qué desconocimiento de su enfermedad, debemos buscar,
tonterías estás diciendo.... no darnos reposo, estamos obligados a actuar. Y esas
- ¿Por qué son tonterías? -intervino Misha teorías árabes del camarada Shérvud son un desatino
Shérvud-. Ustímenko tiene razón. Un sabio médico y hay que rebatirlas. A ti, Ustímenko, también te
árabe escribió, si os acordáis: "A una persona aconsejo que reflexiones. El patetismo, según veo, no
honrada puede proporcionarle satisfacción la teoría te gusta. Y a mí me gusta. Se acabo. Ya es hora de
del arte de curar, pero su conciencia nunca le dormir.
permitirá pasar a la práctica de curar, por muy El Viejo empezó a descalzarse de nuevo, Volodia
amplios que sean sus conocimientos..." salió en silencio de la habitación, bajó las escaleras, y
- ¿Cómo? -preguntó, con voz aguda, Puich. expuso al viento frío, helado, su rostro ardoroso.
Shérvud lo repitió. Entre la ventisca parpadeaban débilmente con su luz
- ¡Magnífico, os habéis puesto de acuerdo! -dijo el amarillenta los faroles redondos. Se sentía
Viejo, atravesando a Volad: con sus ojos azules-. avergonzado, terriblemente avergonzado. Y aún lo
¡Esto sí que es sabiduría! Somos hasta tal punto acabó de remachar Shérvud con sus frases atildadas,
honrados que sólo nos recreamos con la teoría del correctas:
arte de curar. Nosotros, ¿comprendes?, somos hasta - Le ruego encarecidamente, Ustímenko, que me
tal extremo puritanos y escrupulosos que mientras la apoye en caso de que Puich resuelva organizar una
teoría no esté por completo elaborada, la gente nos historia. Yo tengo mis puntos de vista sobre las
tiene sin cuidado. ¡Que mueran las mujeres de parto, cosas, elaborados por mi raciocinio, y él tiene los
que mueran los niños a centenares, que nuestro suyos, pero quiere que todos pensemos como piensa
pueblo soviético perezca arrasado por la difteria, el él, y yo...
tifus, la gripe, nosotros no iremos a ninguna parte! - Yo estoy en todo de acuerdo con el Viejo -dijo
Continuaremos rumiándolo todo científicamente en Volodia-, y estoy en desacuerdo absoluto con su
los laboratorios, mejor sería que dudemos de todo y árabe. ¡Hay que hacer trizas estas ideas! ¡Y hacerlas
renunciemos en absoluto a nuestra causa, así se está trizas sin piedad!
más tranquilo... - ¿Ah, con ésas salimos? -se extrañó Shérvud.
Se levantó, bebió un vaso de agua y en medio de - ¡Sí, con ésas! -afirmó Volodia-. Y si usted va
un profundo silencio volvió a hablar, pero con tanta asentar precisamente estas ideas como base de su
fuerza y pasión, con tal convencimiento en la voz, futura tesis para obtener el título de candidato a
como Volodia no le había oído nunca doctor, entonces... ¡se caerá de culo!
- Nuestro regimiento lo mandaba un tal Zhilin, un - ¡Como base de mi futura tesis utilizaré las ideas
hombre heroico, legendario. Y en una marcha le que correspondan a puntos de vista, y no a
atacó una enfermedad. Soplaba la ventisca, hacía un cualesquiera otros, Ustímenko! Y en cuanto a la
frío terrible, no había qué llevarse a la boca y el jefe expresión "caerse de culo" puedo decirle que es
del regimiento deliraba, decía cosas incoherentes, no rufianesca, y que en usted no está bien, ni mucho
comprendíamos nada. Con nosotros iba un menos.
practicante de medicina apellidado Tútochkin, un Shérvud se subió con las dos manos el abrigo que
hombre ya viejo que había sido movilizado; le ataban se le escurría de los hombros y volvió a la residencia.
a la silla del caballo un almohadón de plumas: ¡un Volodia salió corriendo para tomar el tranvía; al
Esta es tu causa 47

subirse en marcha gruñó "zopenco", y se fue a ver a despacio en la isba y se le queda la cola tiesa como
Varia para arrepentirse y lamentarse de sí mismo. La un palo. Como tarda tanto en entrar se le hiela. Y si
familia Stepánov vivía ahora en la calle Krasívaya. tiene la cola más corta, entrará y saldrá dos veces
Le abrió la puerta el abuelo Mefodi. Rodión más de prisa. Y será más listo en la casa, pues tendrá
Mefódievich había ordenado a Varia que trajeran con miedo de que se la corten aún más.
ellos al abuelo y no le volvieran a dejar marchar bajo - ¡Abuelo, si le cortas la cola, me voy de aquí! -
ningún pretexto. gritó Varia, y luego añadió, lamentándose a Volodia-
- El visitante estimado siempre es bien agasajado - : Es un Maliuta Skurátov11 y no un abuelo.
dijo el abuelo Mefodi con doble sentido, y se dirigió Después Varia fregó los cacharros en la cocina,
a la cocina, de donde venía un apetitoso olor a mientras Volodia se recriminaba a sí mismo con toda
patatas fritas. dureza y ensalzaba a Puich. Llegó Eugenio y
- ¿Es Volodia? -preguntó Varia. reprochó ásperamente a Volodia:
- ¡Quién va a ser! -contestó el abuelo desde la - ¿Por qué no has ido al club? No se te ve el pelo
cocina. Y gritó-: Varia, llama al gato, está metiendo nunca en los actos más importantes. Un escritor tan
el hocico en la leche... conocido como Lev Gulin viene a visitarnos.
Varia salió a su encuentro toda sonrosada, con Nosotros, estudiantes soviéticos, tenemos una
una esponjosa pañoleta de lana. El gato Vaxa empezó reunión para discutir animadamente, como
a coscarse contra sus piernas. camaradas, su libro, y dos terceras partes de los
- A pesar de todos los pesares, Volodia, no puedo muchachos no asisten. Esto es una desvergüenza.
con la geología -dijo Varia compungida-. Hoy he - ¿Y si yo no he leído a Lev Gulin? -preguntó
decidido hacerme actriz. Irremisiblemente. ¿Por qué Volodia.
abres esos ojos? - Pues es un hecho muy lamentable en tu
- ¡Primero termina la escuela de peritaje! -pidió biografía. Lev Gulin está haciendo un viaje por la
Volodia. Unión Soviética y se entrevista con el activo de los
- ¿Para qué? lectores.
- Porque tú... Te conozco bien... Tú no puedes ser - Perfectamente, apúntanos en el pasivo -dijo con
actriz... enfado Varia-. Pero, en realidad, ¿para qué vienes a
- ¿Me falta talento? darnos la lata?
El guardó silencio, mirándola con tristeza a través - Si lo hago en vuestro favor -manifestó Eugenio,
de sus largas pestañas. Ella esperó, arrebujándose en ofendido-. Palabra de honor, no sé cómo no lo
su pañoleta. Vaxa seguía restregándose por sus comprendéis: la vida es la vida, hay que hacer que se
fuertes y esbeltas piernas. den cuenta de ti, que te vean, que te oigan. ¿No hay
- ¿Comprendes, Variuja? -empezó a decir más que patatas para cenar? -preguntó, sin cambiar
Volodia-. Se trata, pelirroja, de que hemos estado de tono. Y mientras le daba a las mandíbulas con
discutiendo en la residencia hace poco. Me es difícil fuerza, empezó a contar lo que había dicho en la
explicártelo, pero lo esencial, según yo entiendo, es discusión sobre el libro de Gulin y cómo, aunque no
que lo que se haga sea interesante y necesario no sólo muy directamente, había expresado, sin embargo, la
para uno mismo, sino para toda la sociedad, para idea de que el escritor, voluntaria o
todo el pueblo. Entonces tu trabajo será siempre involuntariamente, había calumniado a los
interesante y útil. Pero si lo haces únicamente para ti, estudiantes soviéticos en la figura del estudiante
puede perder de pronto todo sentido... Shemiakin, presentándole como un arribista, taimado
- ¿Por qué estáis ahí en el zaguán? Entrad en la y rastrero.
isba -dijo el abuelo desde la cocina-. Las patatas ya - ¿Y tú has leído el libro? -le preguntó Varia.
están fritas. Varia, pon la mesa y trae unos pepinos. - Le he echado una ojeada antes de empezar la
Durante la cena no hablaron. El abuelo siempre discusión. Y en la sala de lectura miré por encima
tomaba parte en las conversaciones y expresaba su unos artículos de crítica, así es que me había
parecer de manera muy categórica. Por eso orientado, por mí, podéis estar tranquilos…,
generalmente hablaba él solo y cuanto quería. Pero - ¡Oh, Zhenia, tú irás muy lejos! -suspiró Varia.
hoy no estaba de humor, se limitó él reñir al gato: - Y yo, hermanita, no me dispongo a quedarme
- Está muy consentido, no tiene salvación. No cerca, no puedo quedarme cerca porque entonces
caza ratones, hace como si no los viese, el otro día, todos verían que Eugenio Rodiónovich Stepánov es
sin ir más lejos, apareció una rata, y él se escabulló. un hombre bastante limitado. Si vas, que sea cuanto
¿Cortarle la cola? más lejos, y, si Dios lo permite, cuanto más alto...
- ¿Para qué? -se alarmó Varia. - ¡Márchate! -le gritó Varia-. ¡Márchate, Zhenia,
- Porque el gato con la cola cortada es más listo -
dijo el abuelo, sirviéndose col agria-. En Siberia les 11
Uno de los jefes de los opríchnik, que se distinguió por
cortan la cola a todos los gatos. Tú misma puedes su crueldad en la lucha contra los boyardos, y que
juzgar: las heladas son allí tremendas, el animal entra desempeñó un gran papel durante el reinado de Iván el
Terrible. (!. de la Edit.)
48 Yuri Guerman

te lo pido! Así llegó la primavera.


Al día siguiente Volodia se acercó a Puich y le
dijo que estaba de acuerdo con él en todo y que, Capítulo VII.
efectivamente, ya era hora de terminar con aquel Socorro de urgencia.
absurdo nihilismo. El Viejo tomó el arrepentimiento El verano se presentaba seco, sin ninguna lluvia,
de Volodia con la mayor tranquilidad, lo que incluso pero con frecuentes tormentas, polvorientas y
ofendió un poco a Ustímenko. Pero no por mucho sofocantes, y repentinos vendavales. Al otro lado del
tiempo. Al instante empezaron a hablar de lo que Uncha ardían los bosques, las nubes de humo se
llamaban "buena respiración". Ustímenko había leído extendían sobre la ciudad. Y en la ciudad misma se
acerca de la "buena respiración" aquella misma producían a menudo incendios; en un día de tormenta
mañana, cuando iba al instituto, y contó al Viejo que ardieron el arrabal Yamskaya y los viejos almacenes
los curanderos turcos hacen toda clase de de la calle Poréchnaya, junto a los muelles.
abracadabras con sus enfermos, les cuelgan amuletos, Volodia trabajaba de sanitario "en el socorro de
farfullan imprecaciones, les echan humo, bailan, urgencia". Así decían los médicos: no "del socorro de
aúllan y, por último, soplan con fuerza al paciente. urgencia", sino "en el socorro de urgencia". Esto
Pero curar a los enfermos como se debe, puede recordaba a los mineros "en la mina", o a los marinos
hacerlo solamente el curandero con "buena "en la flota". Tenían en total dos automóviles, dos
respiración". Y, efectivamente, según afirma el autor Renault viejos y desvencijados, con la carrocería
del folleto -un médico destacado que había estudiado muy baja y el radiador chato. En cambio, les
durante mucho tiempo el arte de los curanderos en sobraban las ambulancias de ballestas, con cruces
Turquía-, la "buena respiración" juega un importante rojas y cristales trepidantes, pintados de blanco: los
papel: los enfermos se curan. caballos los tenían cuidados de manera ejemplar.
Puich se quedó pensando un momento, luego se Ustímenko generalmente se sentaba al lado del
frotó los cansados ojos, con su movimiento cochero, en el pescante, y siempre iba con la
característico, y dijo: preocupación de si llegarían a tiempo o no. Después,
- Yo, personalmente, creo que la cuestión consiste con una arqueta de madera en la mano, acompañaba
en la fe que tenga el enfermo en el médico. ¿Qué al médico. La arqueta también tenía una cruz roja.
podemos valer ni tú ni yo si después de diagnosticar Volodia mismo llamaba en la puerta de la isba o
con acierto la dolencia y habiendo prescrito un tocaba el timbre en la casa, en el piso, y cuando tras
tratamiento adecuado, no sabemos conquistar, de la puerta preguntaban: "¿Quién es?", contestaba
perdona, Ustímenko, el alma del enfermo? El con impaciencia: "¡El socorro!"
enfermo, lo mismo que el soldado en el combate, Había visto la muerte más de una vez. Había visto
tiene que tener una confianza ciega en su jefe: pues él hemorragias gravísimas, irreparables. Había visto la
no nos llevará al fracaso, con él aniquilaremos al agonía. Y había visto al hombre retornar "de allá",
enemigo y nosotros mismos saldremos sanos y como llamaba él a esto para sus adentros. El médico
salvos. Mikeshin, en extremo miope, no hallaba nada de
- Puede ser que tengas razón... prodigioso en lo que Volodia llamaba "el retorno".
Desde ese día Volodia y el Viejo, sin haberse Ustímenko, sin embargo, experimentaba una casi
puesto antes de acuerdo, estudiaban juntos. Por las bienaventurada satisfacción ayudando enérgicamente
tardes Puich iba a casa de los Ustímenko, comía un a Antón Románovich. Y se ponía de un humor
buen plato de sopa de col, fumaba un cigarrillo y los sombrío cuando no se realizaba el prodigio, cuando
dos se agarraban a los libros. El Viejo era en extremo Mikeshin, colocándose bien las gafas con su gesto
tenaz, Volodia, inteligente. A veces Puich se atascaba característico, carraspeaba ligeramente, y se
durante largo rato en una cosa. Ustímenko le dejaba levantaba de su asiento para salir de la habitación
muy atrás, pero en ocasiones sus conocimientos eran donde la "ciencia era impotente".
más superficiales. Puich levantaba pesados estratos - Aquí, ve usted, el lance es el siguiente -decía
de la ciencia, Volodia fantaseaba. Con las voces Mikeshin, subiendo a la ambulancia-, aquí, Volodia,
roncas por la acalorada discusión, se injuriaban hemos llegado tarde. Si hubiéramos venido dos horas
mutuamente durante largo rato, pero no podían antes, acaso...
pasarse el uno sin el otro. Se cerraba la portezuela, y la ambulancia,
- ¡Qué bien estaría que al terminar fuéramos a traqueteando por el empedrado, se alejaba de la casa.
parar a un mismo hospital! -dijo una vez Volodia. A Volodia le resultaba doloroso y hasta violento
- ¡Imposible! -replicó con tono triste Puich-. volver la cara: le parecía que le seguían los ojos
Estamos acostumbrados a soltarnos exabruptos el llenos de odio de los parientes del muerto, le parecía
uno al otro. Y ya sabes cómo suelen ser en los que todos ellos maldecían a la ciencia, a Mikeshin, a
hospitales: "Le pido mil perdones, Pável Lukich". Ustímenko. Pero la visita siguiente le hacía olvidar
"¡Oh, no, qué dice usted, Vladímir Afanásievich!"... todos esos sentimientos: el enfermo retornaba
Hay que mantenerse con autoridad... rápidamente a la vida, a la vista de Volodia, en
Esta es tu causa 49

cuanto le inyectaban alcanfor con cafeína y morfina. sorbetones con la nariz, lloraba en un rincón,
Desaparecían los terribles dolores, el enfermo miraba estremecido por el miedo que había experimentado.
alrededor asombrado, la jeringuilla, las ampollas, las Antón Románovich dijo:
manos de Mikeshin, su experto cerebro le volvían - Esto, amigo mío, es que se ha excedido en la
"de allá". insulina. Si otra vez, no lo quiera Dios, como solían
- ¡Perfectamente! -decía Mikeshin, y de nuevo se decir nuestros abuelos, si otra vez sintiera usted algo
colocaba tras las orejas las patitas de las gafas-. Y parecido, tome rápidamente un trozo de pan blanco o
ahora, ya sabe usted, tranquilidad, y todo se dos terrones de azúcar, pero inmediatamente, sin
arreglará. perder un instante. Con estas cosas no hay que jugar.
"¡Se arreglará! -sentía deseos de gritar Volodia-. Y mañana a la policlínica...
Y ustedes, la esposa, la hija, cómo es posible que Cuando ya habían salido al oscuro zaguán,
todos ustedes no comprendan que este hombre que Mikeshin de pronto soltó un juramento y dijo:
ahora pide algo acidillo, estaba ya muerto... " -- ¿Pero es que soy yo un pope o qué? ¿O acaso
De nuevo traqueteaba la ambulancia por el viejo un arzobispo?
empedrado de la barriada de Plótnitskaya, y el Y, al subir a la ambulancia, explicó:
cochero Snímschikov, acariciando con una mano su -- El chico ese ha querido besarme la mano.
opulenta barba, predecía: Volodia trepó al pescante y dijo a Snímschikov
- Hoy habrá por lo menos un vagón y una carreta con voz apagada:
de llamadas. Me lo dice el corazón. ¡Y en el baño, ni -- No hay nada más excelso que la ciencia,
pensar! camarada Snímschikov. Ahora mismo Antón
A Volodia le dejó asombrado, sobre todo, un Románovich acaba literalmente de salvar a un
caso, en realidad sencillo, pero en el que él vio un hombre de la muerte, de una muerte segura.
auténtico prodigio y que se le quedó grabado en la - ¡De la muerte segura no es posible salvar a
memoria durante muchos años. A mediados de nadie! -le interrumpió con rudeza el cochero-. De la
agosto, después de medianoche, les llamaron de la muerte insegura se puede. Tú sólo empiezas a venir
calle Kosaya, a la casa de un tal Beliakov. En una con nosotros y yo llevo más de veinte añitos viéndole
habitación bajita de techo, pero limpia, en una ancha la cara a vuestra ciencia... ¡Le ha salvado, qué va! Ni
cama estaba agonizando entre grandes sufrimientos siquiera salvan los profesores, ¡y va a salvar nuestro
un hombre ya no joven, agotado hasta el extremo. Su vejete con gafas!
ancho y costilludo pecho se levantaba con desigual Snímschikov era un escéptico y no sentía la
respiración, la frente, las cuencas de los ojos, las menor estimación por Mikeshin. Con demasiada
mejillas, estaban cubiertas de sudor, prolongadas frecuencia decía éste "haga el favor", "tenga la
convulsiones hacían a Beliakov rechinar los dientes y bondad", "permítame". Y, además, Antón
lanzar quejidos. Un chico delgaducho, un escolar, Románovich llevaba el año entero el mismo abrigo
explicó rápidamente a Mikeshin: de "todo tiempo", como le llamaba el cochero de la
- Al principio papá estaba muy excitado, tan ambulancia.
pronto se levantaba de un salto como se sentaba o Eran las dos y pico de la madrugada. La luna se
corría hasta la puerta, después, camarada doctor, cernía sobre la ciudad, sobre sus plazas polvorientas,
empezó a tiritar. Pero con un temblor como yo nunca sobre lo que fueron Jardines de la Nobleza y Jardines
le había visto... Y le entraron ganas de comer. Me de los Mercaderes, sobre las cúpulas de la catedral,
dijo, vamos, Anatoli -Anatoli soy yo-, vamos a sobre el hermoso Uncha. Ladraban en los patios de la
cenar... calle Kosaya los perros furiosos y hambrientos,
- ¿Y esto qué es? -preguntó Mikeshin, sosteniendo sacudiendo las cadenas. Del otro lado del río venía
con dos dedos una ampolla vacía. olor a madera quemada. Cuando llegaron al puesto
- ¿Esto? Insulina, se la ponía él mismo -dijo el del "socorro de urgencia", Mikeshin bajó de la
muchacho-. Tiene diabetes. ambulancia, se quitó el gorro blanco, y dijo con una
Mikeshin asintió con la cabeza, miró durante dos voz un poco enronquecida:
segundos al rostro de Beliakov, después ordenó que - ¡Qué placidez! ¿Verdad, Volodia?
le dieran en seguida azúcar. Beliakov de nuevo sufrió - Muchas, muchas gracias, Antón Románovich -
tal convulsión que hasta la cama se estremeció, pero susurró Volodia. - ¿Por qué'?
Mikeshin le puso boca arriba, y, rápidamente, con - Porque usted... usted me enseña. ¿No es así?
movimientos hábiles y ligeros le empezó a echar - ¿Yo? ¿Enseñar'? -se asombró sinceramente
azúcar en la boca. Al mismo tiempo ordenó a Mikeshin.
Volodia que se preparara para hacerle al enfermo una - No es en ese sentido. Vamos. Por ejemplo, hoy...
inyección de glucosa. Veinte minutos después, -Volodia se embrolló por completo.
cuando cesaron las convulsiones, Mikeshin le puso - ¿Ah, hoy? -pronunció Mikeshin con tristeza-. ¿A
además una inyección de adrenalina. Beliakov yacía Beliakov se refiere? Esto ha sido un truco sencillo,
tranquilo, admirado. El enclenque chico, dando un caso elementalísimo...
50 Yuri Guerman

Y en la voz de Antón Románovich le pareció maldita "chata repulsiva"? ¿Y cuánto tiempo


percibir a Volodia esa nota que conocía en Polunin, seguirán todavía suspirando los médicos, abriendo
ligeramente burlona, un tanto irónica, algo cansada. los brazos con un gesto de asombro o incomprensión,
Poco antes de empezar el trabajo, al otro lado del cuánto tiempo seguirán diciendo que la ciencia
río se habían incendiado los almacenes de madera. El encierra en sí muchas fuerzas no reveladas y aún
fuego se declaró al amanecer, instantáneamente, en la desconocidas para ella misma?
barraca en donde dormían los cargadores, y nadie se Mucho había quedado atrás, pero ¡cuántas puertas
despertó a tiempo. Soplaban fuertes ráfagas de permanecían aún cerradas ante él! ¿Qué le esperaba
viento, que arrastraban tizones encendidos, ceniza tras ellas?
ardiente; los caballos negros de Snímschikov De pronto, de esa manera intransigente y
resoplaban, retrocedían, se movían inquietos del categórica, propia de la juventud, empezó a dividir a
camino a la cuneta. Los automóviles del servicio de los profesores en inteligentes e ignorantes. Pero
incendios corrían como flechas uno tras otro por el Puich, bastante razonablemente, le replicó que León
puente sobre el Uncha. Con las vestimentas de lona Tolstoi, Chaikovski, Mendeléiev, Lomonósov,
humeantes, los bomberos sacaban de entre las llamas Mayakovski, Shólojov eran necesarios a la
a las personas; los sanitarios, apresurando el paso, humanidad precisamente porque eran genios únicos,
llevaban rápidamente a las víctimas a los autos y mientras que médicos no pueden ser sólo los genios.
ambulancias. Cuando terminó aquel día terrible, "Los genios no alcanzan -le dijo el Viejo- para todo
Mikeshin dijo: lo que abarca desde el Mar Negro hasta el Mar de
- Por lo que hace a las quemaduras, las curamos Barents. ¿Está claro para ti, fantaseador Volodia?"
bastante mal... El año empezó con dificultades.
Tenía los ojos irritados, la cabeza descubierta, "Alumbrando a los demás, arder uno mismo",
pues había perdido el gorro blanco, el cabello resultó ser una cosa no tan fácil. Ante todo había que
revuelto e hirsuto como si fueran plumas, los labios aprender a "alumbrar" con conocimiento. Y cómo
resecos. hacerlo, si el experto Mikeshin -doctor bueno y de
En este día tan difícil y penoso, Volodia vio a conciencia- en el verano le dijo más de una vez a
Varia: ella pasaba por la calle de Lenin y le Volodia:
reconoció en seguida al verle sentado en el pescante - Esto, colega, todavía no sabemos hacerlo.
de la ambulancia, hasta levantó un poco la mano para O:
saludarle, pero no se decidió a hacerlo. Debió ella - Es un proceso irreversible.
notar por su severa expresión que estaba en extremo O también:
cansado. - Escuche, Volodia, para qué se atormenta usted,
A comienzos del primer semestre de aquel curso si ni siquiera hemos aprendido a curar un refriado
muchas cosas para Volodia habían quedado atrás: los como es debido.
síntomas de la inflamación, que algún día aprendiese El inteligente Polunin a veces contestaba cuando
de memoria, como una poesía: calor, dolor, tumor, le preguntaban qué hacer o qué tomar:
rubor y alteración de las funciones. También era cosa - No hace falta nada. ¡Pasará!
ya pasada aquella seguridad de que llegar a En la policlínica de Polunin, Ustímenko asistía a
comprender la esencia de la asignatura no era tan Dashévskaya, una enferma polaca de ojos azules y de
difícil. Y quedaron atrás asimismo las discusiones cutis blanco.
sobre los enigmas de la medicina en la Edad Media y - ¡Pasará! -dijo Polunin.
sobre el doctor Paracelso, que curaba a los enfermos - ¿Cómo que pasará? -se sorprendió Volodia.
del corazón con hojas en forma de corazón, y a los - ¡Pues, sencillamente! ¡Pasará!
enfermos de los riñones con hojas en forma de riñón. - ¿Por sí solo?
Lejos, muy lejos, quedó aquel apocamiento ante la - Bueno, con tranquilidad, con una alimentación
pesada puerta de la sala de autopsias, sobre la que adecuada, con el sueño, con las conversaciones con
estaban esculpidas las palabras: "En este lugar donde usted. Usted es un joven nada tonto, aunque
la muerte ayuda a la vida". Ahora Volodia se sentía demasiado serio. Y con el tiempo todo pasará. ¿Tiene
en ella seguro, casi tranquilo, ahora la muerte no era algo que objetar?
un misterio, sino "una chata repulsiva", con la que Volodia no tenía nada que objetar.
había que mantener duros combates cada día. ¿Pero
cómo sostener estos combates? El profesor Zhovtiak en persona.
A Volodia no le asustaban ya los cadáveres. Pero A Ustímenko le inquietaban ciertas singulares
se puso descompuesto cuando vio en la mesa de observaciones que había hecho: cuanto más
autopsias el cuerpo de un deportista de diecinueve asiduamente "curaban" al enfermo y más extremaban
años, tostado por el sol, magnífico, entrenado para los cuidados, cuantos más tratamientos le aplicaban y
una vida dilatada y pictórica. ¿Cómo no han podido más medicinas le daban, tanto más agradecido se
salvar a este hombre? ¿Por qué había vencido la mostraba. Y si le administraban pocos
Esta es tu causa 51

medicamentos, mal no le obligaban a tragar sondas y Póstnikov, el jefe no se arriesgaba a hacer


no se interesaban particularmente por los análisis, los absolutamente nada, e Iván Dmítrievich siempre
enfermos, incluso, se quejaban a veces de que estaba al lado de Zhovtiak, como si fuera un
cuidaban "poco". "Poco, mal y no prestan la mínima estudiante, con las pinzas en la mano. Y todos veían
atención". Volodia también había observado que que Póstnikov estaba nervioso, y todos se sentían
entre los enfermos gozaban de más popularidad los avergonzados, y hasta Zhovtiak se avergonzaba un
doctores "bonachones", sin tener en cuenta en poco, o, por lo menos, Volodia oyó un día con sus
absoluto la profundidad de los conocimientos, la propios oídos cómo, mientras se lavaba las manos
seriedad y capacidad de uno u otro médico. A los después de una operación particularmente inhábil, el
enfermos les gustaba también la apariencia jefe decía con una voz bastante lastimosa:
"magistral" del médico -barba, anillos en los dedos-, - ¡Oh, es una desgracia llegar a viejo! Sucedió...
con deferencia y respeto, consideraban la prestancia - ¿Qué sucedió? -inquirió Póstnikov con aspereza.
"episcopal" de algunas figuras de la medicina que A veces, de pronto, como abstraído, se quedaba
sabían el valor de la pomposidad en su oficio. mirando con sus ojos lechoso-gélidos, impenetrables,
- ¡Qué arrogante! -oyó Volodia decir cierta vez el rostro bien cuidado del jefe, con su barbita asiria, y
con admiración a la anciana enferma Evséeva, nadie podía comprender en qué pensaba Iván
refiriéndose a Zhovtiak, hombre engreído e imbécil, Dmítrievich en aquel momento. Y Zhovtiak, que
pero, además, profesor y doctor en medicina-. ¡En acababa de deshacerse en cantos de ruiseñor, de
seguida se ve que los de ahora no pueden ni pronto no sabía a qué carta quedarse, se ponía
compararse con él, éste es un profesor de verdad! colorado, interrumpía a media palabra su discurso
La sonrisa bondadosa, la carantoña al niño, la doctrinal y apresuradamente desaparecía.
anécdota, todo entraba en el arsenal de Zhovtiak, que Aunque odiaba a Iván Dmítrievich, no podía, sin
no despreciaba nada con tal de mantener su embargo, prescindir de él. Todo el peso de la clínica
popularidad, y los enfermos parecía como si recaía por completo sobre los hombros de Póstnikov:
revivieran al verle. En tanto que el cirujano prácticamente, quien enseñaba a los estudiantes era
Póstnikov, severo, silencioso, sombrío, que, dicho Póstnikov, las operaciones más difíciles las hacía
sea de paso, no tenía ningún grado científico, con Póstnikov; corrían rumores de que algunos artículos
frecuencia era censurado por los mismos que él había del jefe los escribía Póstnikov, Zhovtiak andaba
arrancado de allí donde el profesor Zhovtiak no había atareado hasta más no poder, con consultas en todas
intentado ni siquiera echar una mirada, prefiriendo en partes (naturalmente que en los casos difíciles
estos casos arriesgados actuar a través de Póstnikov. llevaba consigo al taciturno Póstnikov); iba de caza
En aquellos casos rarísimos y completamente con los altos jefes; se mostraba activo y riguroso en
imposibles en que Iván Dmítrievich "fracasaba", el las reuniones y no estaba en contra -cuando esto era
profesor Zhovtiak movía prolongadamente con aire posible, claro es- de dar una réplica mordaz;
de reproche su venerable cabeza calva y perfumada y inauguraba las conferencias de médicos regionales y
decía con voz de terciopelo: urbanas; sabía cuánto tiempo había que aplaudir
- ¡Ah, colega, ha ido demasiado lejos! ¿Qué estando de pie en la presidencia y todos sus discursos
necesidad tenía usted de operar lo inoperable? ¿Para empezaban así:
qué poner en riesgo la estadística? El hubiera - Queridos camaradas: Permítanme ante todo
acabado felizmente en su casa, entre los seres saludarles en nombre del profesorado del Instituto
queridos y cercanos, en cambio usted me Séchenov. -En este momento, el mismo Guennadi
metamorfosea las ganancias en pérdidas. ¿Y qué Tarásovich aplaudía y abría un cuaderno de notas
ganancia ha tenido usted con esto? No, déjese usted alargadito-. Empezaré dando algunas cifras. En el
de estas cosas, no eche por tierra mi firma. Tenemos año 1911, en los hospitales de la región no teníamos
autoridad, y con otro par de sus arriesgados intentos, más que ciento veintidós camas...
empezarán a chismorrear de mí personalmente, - ¡Escuchen, escuchen! -decía Polunin al oír esto-.
diciendo que el profesor Zhovtiak no ha prestado Ahora van a enterarse ustedes de una novedad
atención. Y yo no soy el último mono en la ciudad y despampanante: resulta que bajo Nicolasito el estado
en la región, yo no tengo por qué perder mi de la sanidad pública era peor que con el Poder
reputación porque a usted se le antoje... soviético.
Guennadi Tarásovich, a diferencia de Gánichev y Y nunca se confundía. Zhovtiak repetía verdades
Polunin, cuando se presentaba a alguien, siempre lo sabidas y archisabidas por todo el mundo, criticaba a
hacía así: los jefes, pero sin ir más allá de la categoría de jefe
- ¡Profesor Zhovtiak! de la sección de finanzas de la región; en la
Operaba rara vez, con poco arte, pero coqueteaba presidencia hablaban susurrando unos con otros,
no poco, y, mientras, le gustaba traer a colación cambiaban notitas, en la sala se sentía un rumor
lugares comunes; "citaba citas", como en cierta incesante. Pero Zhovtiak, sin prestar atención a nada,
ocasión dijo Polunin acalorado, refiriéndose a él. Sin seguía hablando de sus camas-días, multiplicaba la
52 Yuri Guerman

cifra media anual de camas por el número de días del quiere usted? Pues si nos liamos con él, ¿cuánto
año, hacía el análisis del fondo de camas, extraía la tiempo nos va a hacer perder esto?
magnitud media del segundo elemento en función de Volodia, que estaba sentado en un banco próximo,
las camas, hacía el análisis de la nomenclatura de las tosió para que no pensaran que estaba allí
camas y, finalmente, después de la tercera prórroga escuchando. Polunin le dirigió una mirada indolente,
del reglamento, abandonaba la tribuna con la cabeza se estiró y pronunció una frase que durante largo
muy levantada. tiempo retuvo Ustímenko en su memoria.
- ¿Por qué hace esto? -le preguntó una vez - Nuestra desgracia, Fiódor Vladímirovich, es la
Volodia a Polunin. indiferencia. En mí, en menor grado, en mayor grado
- ¡También la terpentina es útil para algo -contestó en usted. Vemos a un hijo de perra, al que hay que
enigmático Prov Yákovlevich. fustigar despiadadamente, ¿y, nosotros, qué
- ¿Qué terpentina? -preguntó Volodia sin hacemos? Nos reímos...
comprender. Volodia lo tomó en cuenta: "¡Indiferencia -pensó-,
- Lea usted Frutos de la reflexión de Kozmá pereza! Tiene razón Polunin. ¿Es que la edad fatiga a
Prutkov. Allí se dice: "La constancia todo lo vence". los hombres? Pero Zhovtiak está bastante terne. ¡Y,
Hay también otro breve aforismo: "¡Echa fachenda!". seguramente, hasta sabe morder!"
Con una sonrisa triste, Polunin se separó de Desde ese día para Volodia empezó a apagarse la
Volodia. estrella de Gánichev y a encenderse una nueva, la de
Zhovtiak halagaba a los estudiantes, sobre todo a Póstnikov. Correcto, estirado, severo, con las puntas
aquellos de quienes se decía que eran inteligentes. del canoso bigote levantadas, Iván Dmítrievich
Halagaba a Zhenia Stepánov, encargado del también se fijó en Volodia y le permitió no sólo
periódico del instituto. Halagaba también, por si asistir a sus operaciones, sino también ayudarle,
acaso, al áspero Puich, el Viejo, pues se inquietaba enseñándole continuamente ese trabajo que él
cuando no advertía su asentimiento, aunque no fuera realizaba con tal brillantez que Volodia hasta se
mas que tácito. Pero a quien más halagaba era a quedaba atónito de envidia.
Volodia, no sólo porque se decía que Volodia era un Los compañeros de curso reaccionaban de distinta
estudiante muy capaz, sino, además, porque Volodia manera al oír lo que Volodia, entusiasmado, contaba
le miraba con intransigente hostilidad. Pero por más de Póstnikov. "¡Indudablemente, es todo un
que halagara Guennadi Tarásovich al sombrío campesinote!", afirmaba Puich. "¿Pero, por qué, a
Ustímenko, éste, que había comprendido bien pronto pesar de todo, no es ni siquiera candidato a doctor
las intenciones del enfático profesor, le detestaba con todavía?", preguntaba, recelosa, Niusa Iólkina. Y
la misma vehemencia y fogosidad con que apreciaba Zhenia Stepánov mascullaba: "¡Tú, Vladímir,
al riguroso y serio Póstnikov. O puede ser que siempre te dejas arrebatar por tu entusiasmo terneril!
Volodia ni siquiera hubiese llegado a comprender No tiene nada de particular, es un médico que
qué clase de persona era Zhovtiak, sino que, entiende, un médico práctico, nadie lo niega. Pero
simplemente, con la capacidad de observación que le Niusa tiene razón. ¿No tener en nuestro país ni
era peculiar, se había dado cuenta de esa amabilidad siquiera el título de candidato a doctor en medicina?
especial, remarcada, incluso burlesca, con que ¿Puede ser que haya algo oscuro en su biografía?".
Polunin trataba al jefe de la clínica de cirugía. Svetlana dijo que Guennadi Tarásovich le agradaba:
El torpe Zhovtiak no comprendía que Polunin es un hombre bondadoso, sencillo, atento. Ogurtsov
solía ser tan amable sólo con las personas a las que se lanzó en defensa de Postnikov, Sashka Peleschuk
despreciaba profundamente, y Volodia, que conocía a llamó sin más ni más a Svetlana cataplasma. Misha
Polunin y a Gánichev, advertía cómo cambiaban Shérvud, por si acaso, se calló como un muerto.
miradas al escuchar la "grandilocuencia" de Ahora ya no se permitía hablar más de la cuenta,
Guennadi Tarásovich, y cierta vez recogió una breve pues quien les examinaba no era Póstnikov, sino
conversación de los dos profesores cuando se Zhovtiak.
hallaban sentados en su banco predilecto del parque.
- Y es muy justo que le despreciemos -decía con Iván Dmitrievich.
voz aburrida Gánichev-. El desprecio, Prov Todo empezó desde el momento en que Volodia
Yákovlevich, es el odio en estado de reposo. vio cómo Póstnikov se presentó en la clínica
- ¿No es acaso todavía temprano para que terapéutica de Prov Yákovlevich para una consulta y,
pasemos al estado de reposo? -inquirió con acritud sentándose en un taburete pintado de esmalte blanco,
Polunin-. ¿Y no mantenemos acaso una posición se inclinó hacia el enfermo, el agrimensor
demasiado indiferente con ese presumido e Dobrodómov, y empezó a percutirle. En la sala, en la
indecoroso mamarracho? que había cinco enfermos, no se oía ni una mosca.
Gánichev respondió con indolencia: Polunin les había advertido antes que no hicieran
- ¡Bah, déjelo! Nosotros cumplimos ruido. Iván Dmítrievich percutía con los dedos, él no
honradamente con nuestra obligación, ¿qué más admitía ni los plesímetros, ni los martillitos.
Esta es tu causa 53

Entornando sus fríos ojos, Póstnikov ora percutía con - Algo se alcanza.
golpes fuertes y frecuentes, ora con movimientos casi - Parece que ha adelgazado.
imperceptibles de los dedos. Pasaron no menos de - ¡Todavía sé muy poco! -se lamentó Ustímenko.
treinta minutos. Aquel sonido rítmico, recóndito, Es terrible lo poco que sé.
provocaba somnolencia. Volodia, no sin irritación, Prov Yákovlevich se abrochó todos los botones
pensó: "¡Coquetea el camarada cirujano, le gusta el del impermeable y tendió a Volodia su mano grande
espectáculo!" y cálida:
De repente, Póstnikov se irguió, tomó de manos Hasta la vista. Y que sepa usted poco, no importa.
de la enfermera un frasco con tintura de yodo y En cambio su compañero Stepánov sabe mucho, y,
dibujó un cuadrado en la azulada piel de además, todo ello muy medianamente.
Dobrodómov: Volodia suspiró, y, arrastrando los pies con
- Aquí tiene el absceso. Llévenlo a la sección de cansancio, volvió por la avenida de arces del parque
cirugía. Se levantó del taburete, sin olvidar de cubrir de la clínica hacia el bajo pabellón de cirugía. Allí,
al agrimensor con la manta, y, con la cabeza erguida, en el laboratorio, se consumía Shárik, un perro de
salió de la sala. abigarrado pelaje torturado por Ustímenko.
- ¿Ha visto? -preguntó maravillado Prov Cerrando la puerta del pabellón, Volodia encendió
Yákovlevich a Volodia. la luz y llamó al perro. Shárik lanzó unos débiles e
- He visto -repitió maquinalmente Volodia. incomprensibles ladridos en su reducida jaula y
- ¿Y qué ha visto? apenas se movió la cola. "¡Le maltrato, y todavía me
- ¡Magnífico! mueve la cola!", pensó Volodia enfadado. Cuando
El martes operaron a Dobrodómov y el sentía lástima de alguien, siempre se enfadaba.
diagnóstico de Póstnikov fue plenamente En el silencio del laboratorio se oía el afanoso
confirmado. Polunin le aconsejó a Volodia: roer de los conejos que comían tronchos de col, en
- Ahora aprenda de Iván Dmítrievich cómo hay unas campanas de cristal se removían unas ratitas
que sacar adelante al enfermo después de tal blancas, respiraba fatigosamente en su mesa el perro
operación. Ambroise Paré en el siglo dieciséis decía: en experimentación de Misha Shérvud. Allí mismo,
"Yo los he operado, que Dios los cure". Aprenda de al otro lado de la puerta, estaba trabajando Póstnikov:
Dios. Póstnikov es un médico-estratega, no es un Volodia oía su habitual "vamos, vamos". Iván
empírico, es un médico que reflexiona mucho, muy Dmítrievich pasaba allí no menos de dos horas cada
detenidamente. Aprendiendo de él, y esto tampoco es día, hacía experimentos, reflexionaba, de nuevo hacía
inútil, estará usted preparado para trabajar en experimentos. "En la clínica que yo dirijo", le
cualesquiera condiciones; nadie sabe lo que puede vinieron a Volodia a la memoria las palabras del
ocurrir, si de pronto hay guerra. Un aparato de rayos profesor Zhovtiak.
X no se encuentra en todas partes. Debo prevenirle: Shárik apenas si se acercó a rastras hasta la
no se ofenda si Póstnikov es brusco con usted, es un puertecilla. No hacía más que lamerse los costurones
hombre que va derecho al asunto y no soporta que le en la piel y tiritaba horriblemente.
estorben. Y tampoco tolera a los simples curiosos. - ¡Sal, tonto! -le susurró Volodia-. Te he traído
Pero le aconsejo que aprenda de él lo más posible, una croqueta y azúcar. ¡Toma, Shárik!
beba, y disculpe el retoricismo, de este hontanar a El mismo se hubiera comido de buena gana la
grandes sorbos, lo recordará con agradecimiento... croqueta, mejor dicho, el pan con la croqueta dentro.
Ustímenko contó a los compañeros de curso la Pero como Shárik no se quería comer el pan, por
conversación con Polunin, y Eugenio se indignó: derecho del más débil, le correspondía la croqueta, y
- ¡Ya sabes, querido, que no estoy dispuesto a Ustímenko se comió el pan.
prepararme para trabajar en condiciones en las que - ¿Ah, no te gusta? -le preguntó Volodia-. ¿Ni
no haya ni rayos X! Es más, ni siquiera puedo siquiera la carne le agrada a usted ya?
imaginármelo. Y, por otra parte, de las reflexiones de Shárik la olió con desgana, después se volvió,
vuestro Polunin se escapa un cierto tufillo, así como puso la cabeza sobre las patas delanteras y cerró sus
de... macilentos y húmedos ojos. Entonces, Volodia partió
- ¿Otra vez? -le preguntó Puich con tono un trozo de la croqueta, lo deshizo entre los dedos y
amenazador. se lo metió al perro entre los labios. En este momento
- ¡Sí, otra vez! -dijo Stepánov retador-. ¡Otra vez! entró Póstnikov, quitándose los guantes de goma.
¡Gánichev, Polunin, ahora Póstnikov: éstos no son - Mankin se ha puesto enfermo, tiene anginas -
gente nuestra, eso es! ¡No son nuestros! ¡Ese es mi dijo Póstnikov-, y los animales están sin comer
punto de vista! apenas. (Mankin era un viejo mozo del hospital,
Al cabo de unas dos semanas Polunin se interesó: encargado de dar de comer a los animales en
- ¿Bebe del hontanar? experimentación.) Hoy Alochka y yo hemos dado de
- Bebo. comer a toda esta Arca de Noé como hemos podido...
- ¿Cómo? La graciosa Alochka guiñó a Volodia un ojo por
54 Yuri Guerman

encima del hombro de Póstnikov. Iván Dmítrievich baño, se afeitó, comió una cosa muy extraña, que
logró al fin quitarse de la mano izquierda el crujiente Varia había frito en la sartén -"fantasía", dijo Varia
guante, lo tiró sobre la mesa y golpeó con las uñas en que era aquello- y se fue, olvidándose incluso de
una de las campanas de las ratitas. despedirse de ella. Dicho sea de paso, siempre se
- Le aconsejo, Ustímenko, que lleve a su Shárik a olvidaba de saludar, de despedirse, de preguntar "que
casa -continuó Póstnikov-. Después de la resección novedades hay", de afeitarse, de cortarse el pelo, se
que le ha hecho usted, le será muy difícil aquí hacerle olvidaba de todo lo que Varia llamaba "conducirse
levantar cabeza. Teniéndole en su casa puede ser que como una persona", y Eugenio, "observar las reglas
logre reponer las fuerzas del animal. Pero esto es de higiene social"...
cosa suya. Shérvud, por ejemplo, me ha dicho que a La puerta se cerró, Varia encontró en el bolsillo
sus padres no les gustan los perros. un caramelo olvidado, lo lavó al grifo y se lo metió a
Por la tarde Volodia se llevó a Shárik a casa y Shárik en la boca en el momento que bostezaba. El
telefoneó a Varia. perro lo partió con las muelas y movió la cola.
- Escucha, Stepánova -dijo secamente, sacando Entonces, Varia volcó todo el azucarero delante del
una voz parecida a la de Póstnikov-. Ven ahora peludo hocico del perro. Shárik empezó a comer el
mismo a mi casa, urgentemente... azúcar y un minuto después no quedaba en el suelo ni
- Pero si yo tengo... -empezó a decir Varia-; un granito.
Ustímenko la interrumpió: - ¡Qué perro más listo, que perrazo, perrito,
- ¡Lo que tenga usted es cosa suya, pero debe perrillo! -dijo Varia con esa voz con que hablan a
venir, y ahora mismo! solas las personas a los animales: una voz especial,
La tía Aglaia no estaba en casa. Volodia tendió a estulta-. Perrito-perrillo, tómate la leche; Shárik-
Shárik en su cuchitril en una manta de algodón. El Sharikovski, si vas a comer, te crecerán tripas
perro continuaba tiritando y lamiéndose, incluso nuevas; tú, magnífico perro mío, sólo que no le
carraspeó con voz humana. Volodia le calentó un llamarás Shárik, sino Erns. ¿Sí? ¡Inteligente,
poquito de leche, la endulzó y luego echó allí un imponente, magnífico Erns!
huevo. Shárik lo olió y volvió la cabeza. Volodia llevaba la camilla de la sala de curas
"Aquí me parece que el médico tiene que confiar cuando la enfermera de guardia, Alochka, le llamó al
sus funciones al enterrador", recordó Volodia una teléfono. Eran más de las diez, los enfermos de la
vieja frase leída en algún libro. Y con hostilidad miró clínica del profesor Zhovtiak dormían ya, había que
de soslayo a la reproducción de la Lección de hablar apenas con un susurro de voz.
Anatomía. Prueba a alumbrar a otros, cuando ni - ¡El perro come! -le gritó Varia al oído-. ¡Come!
siquiera puedes curar a un perro, incluso sabiendo ¡Y ha bebido la leche!
qué es lo que le ocurre. - ¡Muchas gracias! -dijo Volodia.
Cuando llegó Varia, Volodia seguía al lado de - ¡Y ahora no se llama Shárik, sino Erns! Con las
Shárik y se estaba comiendo unas patatas cocidas y letras: Eleonora, R, bueno un nombre que empiece
frías. con R, Riúrik, Nikolái, Seriozha. ¿Hay que sacarle a
- ¡Un perrito! -gritó Varia-. ¿Me has comprado un la calle? O mejor será, sabes, he encontrado aquí una
perrito? cacerola vieja...
- ¡Oh, pero no grites! -le rogó Ustímenko. - ¡Muy agradecido! -dijo Volodia, y colgó.
- ¿Está malito? ¿Le estás curando? ¡Volodia, - ¿Ustímenko, va a dejar usted aquí la camilla? -
cúramelo! -empezó de nuevo a gritar Varia-. ¿Es de preguntó Alochka, volviendo hacia Volodia sus
raza, verdad? esplendorosas pupilas; a ella le gustaba mucho aquel
Y se puso en cuclillas al lado de Volodia. impulsivo estudiante de pestañas largas y labios
- ¿No muerde? todavía ligeramente abultados-. ¿Quiere que le
- Le he quitado un buen trozo de intestino - indique cuál es el sitio de la camilla?
pronunció Volodia sombrío-. Y alguna otra cosa más Sin embargo, aunque estaba casi enamorada de
he tenido que hacer con él, sin embargo, me lame las Volodia, Alochka le pidió que ocupara su sitio junto
manos y se porta conmigo como un camarada. a la mesa una horita o dos mientras ella echaba un
Seguramente es el único ser vivo que me toma por sueñecito. Alochka era una de esas personas que
médico. consideran que por mucho que te esfuerces, de todas
- ¿Y yo? ¿Acaso no te tomo yo por médico? maneras no puedes terminar de hacer todas las cosas
- En pocas palabras, tengo que curar a Shárik. Y que hay que hacer en el mundo, e incluso no se
tú me vas a ayudar. ¿Está claro? cohibía de decir que "su salud era lo primero". De
- Claro. tales seres Volodia decía que eran de la "armada" de
- Bueno, cuídale, pues yo tengo que ir a la clínica Niusa Iólkina. Y le sorprendía muchísimo que
para toda la noche. Si ocurre algo, telefonéame al Póstnikov no comprendiese qué clase de persona era
pabellón de cirugía, apunta... esta Alochka, y que, siendo tan severo, la alabara,
Varia apuntó sumisa. El se lavó en el cuarto de cuando ella era la falsedad andando.
Esta es tu causa 55

Pasaron dos horas, y tres, y cuatro y Alochka - ¡Sí, un poco!


seguía durmiendo. Volodia acudía a las llamadas de Y Volodia empezó a contarle en voz baja que
las salas, le puso una inyección de morfina a un Póstnikov le había invitado para hoy. Por un instante
enfermo, a otro le ayudó a colocar mejor la pierna a Volodia le pareció que la tía también tenía deseos
operada, se sentó al lado de otro que decía que le de contarle alguna cosa, pero él se olvidó de esto
"daba miedo". A las cuatro de la mañana, el médico porque quería compartir con ella otras novedades del
cirujano de guardia -una mujer muy alta, con la nariz instituto, y luego sintió en seguida deseos de ir a
afilada, Lushnikova- llamó a Póstnikov a su casa acostarse. El sueño siempre se apoderaba de él
para consultarle sobre una operación urgente. instantáneamente, de golpe se le nublaban los
Precisamente a Póstnikov y no a Zhovtiak. sentidos. Cuando se iba quedando adormecido,
Volodia estaba tan cerca del teléfono que oyó la hundiéndose con cama y todo en algo blando y
contestación acostumbrada de Iván Dmítrievich. confortable, aún oía la voz de la tía que le contaba
- ¡En buena hora! alguna cosa suya, pero no pudo escucharla, se quedó
Alochka, despejada después de su tranquilo dormido.
sueño, dirigió otra vez hacia Volodia sus hermosos - Ya lo ves, Shárik -suspiró Aglaia, pasándole al
ojos y susurró: futuro Erns la mano por la áspera piel tras de la
- ¡Oy, cómo me gusta domir! oreja-. Nadie se preocupa de mí.
Volodia le volvió la espalda. Shárik dio un resoplido y se rascó con cuidado:
Durante la operación entró Póstnikov, las guías de ahora era muy prudente y procuraba conservar por
sus bigotes enhiestas como dos lanzas a ambos lados todos los medios su salud.
de la boca, los ojos, azulado-lechosos, tranquilos y - ¡Ya mí me interesa todo lo suyo! -musitó Aglaia,
fríos, como dos pequeños trozos de hielo. Siempre sin dejar de acariciar al perro tras de la oreja-. ¿Por
llegaba así: no se entrometía hasta el momento en qué es así? ¡Eh, no gruñas, no te hago daño; vaya un
que su consejo, su indicación o su ayuda se hacían perro más desconfiado!
imprescindibles. Y si todo se desarrollaba Desayunaron los tres juntos, a pesar de las
normalmente, se marchaba en silencio con su paso furibundas llamadas por teléfono del abuelo Mefodi,
seguro, elástico, todavía joven, con la cabeza que gritaba en el auricular que una "muchacha no
erguida. tenía por qué dormir fuera de casa y comer en casa
Al irse le dijo a Volodia: ajena, pues no eran pobres de solemnidad: tienen su
- Mañana es domingo, si no tiene nada mejor en isba, y, por lo que hace a la comida, gracias a Dios,
perspectiva, venga a mi casa por la tarde, después de no pueden quejarse". Aglaia miraba de soslayo a
las ocho. Pero no más tarde de las nueve. Volodia -¿le preguntaría o no por las noticias de
- Gracias -respondió, estupefacto, Volodia. ayer?-, pero él no le preguntó. Varia enseñaba al ex
- ¡Tendré mucho gusto! -y Póstnikov saludó con Shárik, ya más repuesto, a dar la pata, pero el animal
la cabeza. bostezaba distraído y se volvía.
- ¿Cómo, le ha invitado a usted a su casa? -le - ¿Qué te parece, se curará Erns? -preguntó Varia
preguntó Alochka en cuanto Póstnikov desapareció a Volodia.
en la revuelta del pasillo-. ¿A su propia casa, sí? - ¡Claro! -contestó él.
- Sí. - ¿Y por qué no hace más que bostezar? ¿No será
- ¡Demonio, qué suerte tiene usted! que siente falta de oxígeno?
Ustímenko calló.
/uestros caminos son diferentes. - ¡Su señoría no se digna contestarnos! -dijo Varia
A las seis de la mañana Volodia abrió la puerta a Aglaia Petrovna-. Es una gran figura, una futura
con su llave. Shárik, arrastrando con dificultad las lumbrera.
patas traseras, salió a su encuentro. Varia, con la - ¡Y distraído, como todos los grandes hombres! -
mano debajo de la mejilla, dormía en su cama sin confirmó Aglaia.
haberse quitado el vestido. La lámpara de mesa - Pero los grandes hombres no desprecian a los
estaba cubierta para que la luz no diese en el lugar en simples mortales, ¿no es así? -preguntó Varia-. y su
que debiera estar acostado Shárik. Y la cacerola sobrino los desprecia.
"vieja", cubierta delicadamente con una tapa de Las dos, Aglaia y Varia, se sentaron en la misma
cartón color rosa, se hallaba junto a la cama del silla y, abrazadas, empezaron a hablar de Volodia
futuro Erns en cura. como si él no estuviera presente.
- ¡Volodia! -le llamó sin alzar la voz la tía Aglaia. - El es de esos que sólo se interesan por sus
En calcetines, procurando que no crujieran las propias cosas.
maderas del suelo, entró en su habitación. La tía, - Es una notabilidad huera. Más presunción que
arropada hasta los hombros, le dirigió una mirada compresión.
cariñosa, con sus ojos ligeramente oblicuos. Volodia echó una mirada -distraída a la tía y a
- ¿Te has cansado? Varia, preguntó qué hora era y de nuevo empezó a
56 Yuri Guerman

rebuscar entre sus apuntes. Allá, en el instituto, tú seguramente, no serás egoísta,


- ¡Hasta puede ser que no salga nada de él! - pero aquí... es terrible.
insinuó Aglaia-. Aparentemente es un pozo de ¡Era maravilloso, qué inteligente resultaba a veces
ciencia, pero vacío. Varia asintió con tristeza. esta muchacha! Y cómo sabía adivinar lo más
- ¡Da rabia hasta mirarle! esencial. Pero al momento lo echó a perder con una
- ¡Claro que da rabia! -confirmó Aglaia-. Pues sus tontería tremenda.
conocimientos no valen ni un comino, sólo fachada. - Una gitana me ha echado la buenaventura -dijo
A tipos así les llamábamos en la facultad obrera Varia-, el domingo pasado. Palabra de honor... ¿No
barón von Mílnikov (pompa de jabón). lo crees? ¡Palabra de pionero! ¡Era una gitana
- ¿A lo mejor, Aglaia Petrovna, es sencillamente horrible, vieja, nariguda, con unos ojos así! Adivinó
un zoquete y un empollón? que... bueno, en general, sobre nosotros dos. Según
- Con toda seguridad. Y limitado de horizontes. dijo, yo no te hago falta. Según dijo, nuestros
- ¡Pero bueno! -dijo, al fin, Volodia sin alterarse-. caminos son diferentes...
¿Por qué me atacáis así? Volodia, de espaldas, guardó silencio, mirando los
Y, de pronto, Aglaia rompió a llorar. Pero no rojos racimos de un serbal que crecía junto a la
como lloran corrientemente las mujeres, sino de un ventana abierta, y se encogió por el frío viento del
modo muy particular, suyo. Incluso se reía, pero las otoño.
lágrimas brotaban a torrentes de sus ojos. - Bueno, está bien, Variuja, lo sé, soy un cerdo -
- ¿Qué te pasa, por qué? -completamente admitió abatido-, pero no hasta tal punto. Ya lo verás,
desconcertado, preguntó Volodia. Pero ahora era ya cambiaré radicalmente. Seré muy atento y como...
inútil preguntarle. hay todavía muchas palabras melosas...
La tía no respondió ni palabra, mientras se - Tú no puedes.
limpiaba con los dedos las lágrimas, gruesas como - ¿Y si puedo?
guisantes. Varia le echó agua en un vaso. Aglaia se - ¡No puedes! -repitió Varia, mirándole fijamente
acercó a la ventana, la abrió de par en par, y se a los ojos-. Entonces no serías tú. Serías otra persona.
asomó. Se notaba cómo se estremecían sus hombros. Y yo necesito que tú, precisamente tú, no sigas por
Después, tranquilizándose, de pronto, dijo: un camino distinto. ¡Tú!
- Hijos, no le deis importancia. Últimamente me - ¿Y tú? -preguntó Volodia.
encuentro algo cansada, sabéis, esto suele ocurrir. - ¿Yo, qué?
Vives y vives y te cansas. Y ahora es mucho más - Pero tú también puedes ir por un camino
difícil para mí. ¿Podré hacerle frente? diferente. Tu estúpida gitana ha dicho que nuestros
- ¿A qué? -preguntó con voz queda Varia. caminos eran diferentes, y no el mío.
- A todo -contestó Aglaia pensativa. Se acercó a Varia y la asió por las muñecas.
Se echó encima el impermeable y se fue. Queriéndola como la quería, no podía decidirse a
Después Varia, como una niña buena, fregó los decírselo con palabras. Y no era que no pudiera
cacharros, en tanto Volodia se puso a leer el decidirse, sino que sentía cortedad. A lo mejor le
periódico, y entonces comprendió la "noticia" que el dices: te quiero, y ella te contesta: ¿Bueno, y qué? De
día anterior quería comunicarle la tía. En el periódico Varia se podía esperar todo. Por otra parte, también
Unchanski Rabochi se publicaba una información así lo comprendía ella.
sobre una conferencia de los maestros del distrito - ¿Lo comprendes, pelirroja? -le preguntó.
Kámenski y decía que en ella había hablado la - ¿El qué? -preguntó a su vez Varia con
presidenta de la sección regional de instrucción ingenuidad.
pública, camarada Ustímenko A.P. Entonces él le apretó las muñecas. No había
- ¿Comprendes, Varia? -preguntó Volodia-. ¡Oh, manera de que Volodia perdiera la costumbre de
soy un cerdo! Naturalmente, para ella es muy difícil, estas bromas de chico de los tiempos de la escuela:
son los primeros días de ese trabajo, y ayer cuando tirarla de las trenzas, retorcerle las muñecas. Pero
llegué... ¡Oh, pero qué mal está!... esta vez no ocurrió nada, aquellas pequeñas peleas se
Varia se sentó, se desató las cintas del delantal, habían acabado. El sentimiento de lástima y ternura
tiró la toalla encima de la mesa. era mucho más fuerte que aquellos restos de
- ¡Pero di algo tú! -le pidió Volodia. infantilismo que todavía brotaban a veces en él.
- ¿El qué? - ¿Entonces, no comprendes nada, nada?
- Pues que yo no soy tan culpable... - ¡Nada! escondiendo la cara, contestó Varia.
- No hay nada que hacer contigo -suspiró Varia-. - ¡Pues, ándate con cuidado! -dijo bruscamente
¡Tú eres así! Para ti lo más importante no está aquí, Volodia y, atrayendo de repente a Varia hacia sí, la
sino allí. apretó de espaldas contra el alféizar de la ventana.
- ¿Dónde allí? ¿Y qué es lo más importante? El viento frío le azotaba la mejilla y tras la
- ¡No te enfades! -pidió Varia entristecida-. Puede ventana abierta susurraban las ramas del serbal, pero
ser que eso incluso esté bien, pero es difícil, Volodia. Volodia no se daba cuenta de nada, ni se daba cuenta
Esta es tu causa 57

que Varia, habiendo logrado soltarse las manos, le chiquilla y ya sabe distinguir lo ridículo y lo
empujaba con fuerza; solamente se apercibió cuando mortificante, ya sabe castigar con la palabra, sabe
entre sus labios y la boca sonrosada de Varia, vio la tocar la cuerda sensible.
mano de ésta, que ella había puesto hábilmente en el Aquel día Varia le dio un buen repaso. El se
último instante. limitó a encogerse de hombros. Pero después ella le
- ¡Eso es! -dijo ella. alabó:
- ¡Pues es una tontería! -todavía jadeante, dijo - Como trabajador no serás malo.
Volodia enfadado. - ¿Sólo eso? ¿No malo? -ofendió se Volodia-.
- ¡Tienes que declararme tu amor! -le mandó Pues de ti no resultará ni bueno ni malo, puedes
Varia sin la menor sonrisa, arreglándose los cabellos- creerme.
. ¿Comprendes? ¿Para los microbios, para Pasteur y - No todos en este mundo pecador pueden ser
Koch tienes tiempo, pero para Stepánova no? No, no genios.
temas, no me río. - Eso es una trivialidad.
- ¿Y ofrecerte mi mano y mi corazón? - ¿Pero echarme en cara mi vulgaridad, eso no es
- ¡El corazón, sí; pero la mano, me puedo pasar trivial?
sin ella! - ¡Calla, ya estoy harto! -gritó Volodia.
- ¿Quiere decir que no te vas a casar conmigo? - ¿Sabes que otra cosa mala tienes? -dijo Varia,
- ¡Eso es cosa mía! como si no hubiera oído-. ¿No sabes? ¡Eres
- ¡Y yo suponía que todo estaba decidido! implacable! ¡Oh, qué implacable eres, Volodia, qué
- ¿Cómo, qué dices? -sorprendióse Varia. verdugo! Es imposible hasta explicarlo con palabras;
- Pues sencillamente: que tú y yo nos casaremos. tú o no soportas a una persona o la adoras.
- ¿Cuando tengas tiempo libre, verdad, - A ti te adoro -barbotó Volodia irritado-, sobre
Volódichka? todo cuando no sueltas grandes discursos...
Volodia se quedo callado, parpadeando: el Haciendo ruido con las uñas entró en la cocina
corazón continuaba latiéndole apresuradamente. Y Shárik-Ems, dio varias vueltas a los pies de Volodia
Varia, con los codos levantados, se recogía por detrás y se Varia declamó con imprecisión, como siempre:
su peinado de mujer.
- ¡Yo te quiero mucho, Variuja! -dijo Volodia. Enciendo la chimenea, beberé un vasito,
-¿Como camarada? -preguntóle Varia con !o estaría mal comprar un perrito...
picardía.
Volodia se confundió ligeramente. Estaba enfadada, en sus mejillas se encendieron
- Y como camarada también. unos rosetones rojos.
- ¿Para los momentos de ocio? - ¿Sabes para lo que te hago yo falta? -preguntó
- ¿Pero bueno, qué es lo que quieres? ¿Una torre Varia, tras una corta pausa-. ¿Lo sabes? Yo, Volodia,
de marfil? sé escuchar tus desvaríos no cuando me interesa a mí,
- ¡Y una torre de marfil no estaría mal! -ya en sino cuando tú tienes ganas de hablar, cuando te hace
tono más abordable asintió Varia-. O, aún mejor, una falta que te escuchen. Yo sé cuánto vales tú y cuánto
cabaña en un lago. Y tú y yo, y además unos valgo yo. Naturalmente, todo lo tuyo es más
corderitos blancos. A Shárik le llevaremos también, interesante y más importante. Pero para ti todo lo que
pero con su otro nombre... me sucede a mí no tiene la menor importancia, no
Sus ojos brillaron maliciosos. tiene ningún interés. Todo lo mío es
- ¡Qué miedo tan terrible te da ser sentimental, indefectiblemente tonto. ¿Vas a decir que no? Si
Volodia, un miedo terrible! Lo temes más que a la quieres, te diré que ayer leí en un libro unas palabras
muerte. Y esto no deja de ser triste. Cuando me muy atinadas, las leí y las recuerdo: "En sus
retorcías las muñecas o me tirabas de las trenzas, aún relaciones había entrado el otoño". Esto se refiere a
había en eso algo de romanticismo, pero ahora, "al nosotros.
grano", como le gusta expresarse a nuestro Eugenio: - A pesar de todos los pesares, eres todavía una
te casas conmigo y asunto arreglado. ¡Ay, Volodia, niña -observó Volodia con indulgencia.
Vladímir! A veces me parece que soy yo mucho más Precisamente esto no debía haberlo dicho. Varia
vieja que tú. se ofendió, y salió dando un portazo. Volodia
- ¡No comprendo por qué soy tan malo! quedóse solo, con sus tristes pensamientos y con el
- Si no eres malo. Incluso eres bueno. Claro es achacoso Shárik. Y, hay que hacerle justicia, se
que cuando tienes tiempo libre. acusó como era debido por su indiferencia, por su
Sin mirarle, Varia recogía con la palma de la acritud, por su fatuidad, por su maldito egoísmo,
mano las miguitas de la mesa. Y Volodia volvió a incluso por su despreciable comportamiento con la
pensar como antes con cuánto acierto Varia lo veía tía Aglaia. Se dijo a sí mismo palabras mucho más
todo y qué exactos eran sus razonamientos. ¡Qué duras que las que acababa de oírle a Varia. Juró
cosa tan maravillosa es la juventud! Es todavía una terminar de una vez con tal ruindad. ¿Pero acaso
58 Yuri Guerman

tenía él la culpa de que mientras se injuriaba a sí - Tanto gusto en conocerle.


mismo, poquito a poco, como un susurro, empezaran Volodia hizo un esfuerzo de memoria.
a rebullirse dentro de su cabeza unos pensamientos Bogoslovski, Bogoslovski... Ese apellido lo había
que hacía tiempo se habían adherido a su cerebro oído más de una vez a Polunin y a Póstnikov , y en la
sobre la posibilidad de la agrupación de las ciudad también hablaban con frecuencia de
enfermedades, sobre las alteraciones de las Bogoslovski. Era el médico director del hospital de
combinaciones químicas en el cuerpo humano? Y, Chorni Yar, donde tenía además a su cargo la sección
subrepticiamente, como un ladrón, avergonzándose de cirugía. De este doctor recio, de cabeza afeitada,
de sí mismo, sacó de la estantería un libro de se decían cosas muy interesantes, y Volodia empezó
Gamaleia, para leer una vez más sólo un párrafo a observar con curiosidad a aquel "médico por la
interesante. Solamente uno, recordar una idea, gracia de Dios", como en una ocasión dijo Prov
comprobar... Yákovlevich, tan parco en alabanzas, refiriéndose a
Pero al instante tuvo que recurrir al libro de Bogoslovski.
consulta y, naturalmente, no oyó cuando Aglaia La conversación entre los tres continuó:
Petrovna abrió la puerta con su llave ni cuando entró - Y por último -dijo Polunin-, no quiero
en su chiribitil y le preguntó: molestarles más, pues se van a enfadar: en la historia
- ¿Qué, vamos a comer, engendrillo? de la medicina, si vamos a eso, hay una persona
- ¡Hum-m-m! -dijo por toda respuesta, mientras honrada, y se llama Tiempo. ¿Están ustedes de
hojeaba el libro de consulta. acuerdo?
- ¿Hace mucho que se ha ido Varia? Bogoslovski se sonrió casi imperceptiblemente:
- ¿Quién? - ¡Mira lo que dice! ¡Sólo una! Y eso va por ti,
Y solamente cuando iba camino de la casa de Prov Yákovlevich, uno en toda la historia de la
Póstnikov, Volodia recordó que de nuevo no le había medicina.
preguntado nada a la tía. - Pero aquí no se trata de la honradez subjetiva,
sino de la otra, de la honradez objetiva.
¡Yo bebo! Polunin echó hábilmente varios pelmeni de
Qué extraño era todo lo que estaba viendo allí, y graciosa forma en una batea espolvoreada de harina y
qué distinto de lo que él esperaba. En su mente se le aconsejó:
imaginaba a Iván Dmítrievich en su casa como un - Tú mismo, Nikolái Evguénievich, repasa
severo asceta, metido en una habitación lúgubre con mentalmente. Los más honrados descubridores,
una sencilla cama, una mesa y unas banquetas, equivocándose, se defendían, y las personas más
rodeado de libros, que -Volodia estaba seguro de honradas, también equivocándose, se oponían a las
ello- tendría Póstnikov en abundancia, "Me invitará, verdades que hoy son indiscutibles. Cuántos años
claro, a una taza de té -pensaba Volodia-, y yo diré vivo en el mundo y no hago más que pensar...
que no". - ¡Los años no hacen sabios, sino viejos, no
Le abrió la puerta Polunin; llevaba puesto un presuma! -advirtió Póstnikov-. Lo sé por mí.
delantal, un delantal común y corriente, como el que Dejó el rodillo y con diestros movimientos de sus
se ponía Varia para hacer las faenas de casa. largos dedos se puso a dar forma a los pelmeni.
También estaba allí Gánichev, con una toalla atada a Volodia no conseguía hacerlos de ninguna manera: o
la cintura, y había además un hombre fornido, al que se salía el relleno por los agujeros de la masa, o no se
no conocía, muy tostado, con un rígido cuello juntaban bien los bordes. Pero nadie se daba cuenta
almidonado, las facciones con algo de calmuco, y de ello, o hacían como si no se diesen cuenta.
también con una ancha toalla liada a la cintura. Los El agua va estaba hirviendo en la hornilla, Polunin
tres tenían las manos llenas de harina, y Gánichev, se dispuso a poner la mesa y llevó consigo a Volodia
hasta la cara. "¿Pero qué hacen?", Volodia incluso se a la habitación.
asustó. Al instante le hicieron sentarse junto a una - Póstnikov prepara los pelmeni como nadie -dijo
enorme mesa de cocina en la que estaban haciendo Prov Yákovlevich, distribuyendo los platos en la
pelmeni12. Póstnikov, mientras extendía la masa con mesa-. Se comen de muchas formas, pero aquí los
el rodillo, señaló a Volodia con la cabeza, y Polunin comemos a la manera clásica pura, sin banalidades ni
dijo: "Ustímenko, tengo el gusto de presentarle a eclecticismos, pelmeni sin ornamento alguno. ¿Usted
Nikolái Evguénievich Bogoslovski", y el del rostro bebe vodka?
tostado, mirando a Volodia con atención, como si le - ¡Bebo! -acaso excesivamente animoso se atrevió
tanteara con la mirada, dijo precipitadamente, con a mentir Volodia.
marcada pronunciación de la o: - ¿Y sabe usted beber?
- ¿Qué hay que saber en esto?
12
Plato típico de Siberia, a base de masa de harina con la - ¡No diga!
que se hacen pequeñas empanadillas rellenas de carne Mientras sacaban del pequeño aparador platos,
picada, que luego se cuecen en agua hirviendo. (!. de la copas, fuentes, tenedores y cuchillos, Volodia fue
Edit.)
Esta es tu causa 59

examinando la habitación. Seguramente allí se habría tiempo. Iván Dmítrievich abrió la puerta con el pie,
vivido muy bien en otros tiempos, pero ahora todo llevando en las manos una enorme sopera. Antes de
estaba un poco abandonado, algo así como comer los pelmeni, bebieron de un trago un vaso de
deshabitado. Parecía como si al dueño no le vodka de galanga fría vueltos hacia el retrato. Nadie
interesara vivir aquí, o como si acabase de llegar o se pronunció ni una palabra; además, a la difunta sólo la
dispusiera a marchar hoy mismo. La alfombra estaba había conocido Polunin. Los pelmeni estaban de
medio torcida, solamente una ventana tenía cortinas y veras exquisitos: aromáticos, ligeros, terriblemente
éstas con el forro desgarrado, el mantel hubo que calientes. Póstnikov le ponía pimienta a cada uno
sacarlo de una maleta. Había libros en el suelo, "particularmente", agasajaba a todos con alegría y
encima del armario y en las ventanas. La bombilla decía que le gustaba "la comida picantilla". Tras la
estaba fundida. El gato se desperezaba sobre la mesa vodka de galanga, bebieron vodka de guindilla,
de escritorio, un gato de esos que llaman "de después de la de guindilla, la emprendieron con la de
basurero", todo le estaba permitido, y allí olía más a serba con hojas de grosellero, luego entró en escena
gato que a personas. la misteriosa "gudaútka", "de todas las vodkas, el
- Los pelmeni son una tradición entre nosotros - general-gobernador", como la presentó Iván
dijo Polunin, encendiendo un cigarrillo- una vez al Dmítrievich. Volodia se achispó en seguida, se puso
año en el día de su cumpleaños. Póstnikov es viudo, rojo, sacudió la mano y dejó caer el cuchillo.
y nosotros venimos sin las mujeres, todo al estilo de - ¡Beba menos vodka y coma más pelmeni! -le
los solteros. Sin falta bebemos una copa a la memoria aconsejo Polunin.
de Olga. El mismo bebía sin brindar con nadie, tenía una
- ¿Y quién es Olga? botella de vodka de corazoncillo a su lado y se
- ¿Olga Mijáilovna? Es su difunta esposa; aquí echaba no en una copita, sino en un vaso de cristal
está. verde.
Volodia levantó la cabeza y le pareció cruzar su - ¡A su salud, Prov Yákovlevich! -brindó
mirada con la de los ojos vivos, sonrientes, jóvenes Ustímenko.
todavía, de una mujer muy agradable, de cabellos - ¡Mejor es con pelmeni! -le propuso Polunin.
seguramente muy suaves. El peinado era extraño "de - ¡Pero yo no soy una criaturita!
antes de la Revolución" -pensó Volodia-, y en la - Sin duda, nadie lo discute...
mano tenía un estetoscopio. Había jovialidad, comida sabrosa, ruido.
- ¿También era médico? A Volodia le remordía un poquito la conciencia
- Sí. Y muy bueno. por aquella conversación idiota que había tenido con
- ¿De qué murió? Polunin a propósito de la fotografía de Alochka.
- Se contagió -contestó Polunin, dando una fuerte Realmente, en el mundo pueden ocurrir muchas
chupada al grueso cigarrillo-. En el dieciocho. En un cosas.
hospital militar. Y en el hospital murió. - En mi caballeriza... -contaba Bogoslovski.
- ¿Y cómo fue eso? -preguntó Volodia. - ¿Pero tiene usted una caballeriza y no un
Y, de pronto, vio la fotografía de Alochka, la hospital? -preguntó Volodia.
muchacha que le dijo que "quería echar un - Para el hospital tenemos la correspondiente
sueñecito". La fotografía estaba colocada en un bello hacienda -explicó Nikolái Evguénievich.
marco de cuero con los ángulos de cobre, y Alochka "¡Oh, me parece que estoy borracho! -pensó
tenía una mirada retadora, como afirmando que allí Volodia alarmado, y se puso a comer pelmeni-. ¡Lo
era ella la verdadera dueña y no la que había muerto principal es callar!"
en el año dieciocho en el hospital. Por un segundo los bonitos platos con dibujos
- ¿Pero -dijo Volodia, cambiando la mirada de la azules de caballeros, casas, molinos, barcas y perros
fotografía de Alochka al retrato de Olga Mijáilovna-, flotaron ante sus ojos. Pero Volodia apretó los
pero amaba Iván Dmítrievich a su mujer? dientes y los platos con dibujos se pararon. "Lo
- ¡Mucho! -aseguró Polunin con voz tranquila y importante es tener fuerza de voluntad", se dijo
contundente-. Y hoy la sigue queriendo y la Volodia. Los platos empezaron otra vez a correr:
recuerda... "¡So-o!"
- ¿Entonces por qué está aquí Alochka? -preguntó ¡Oh, qué magnífico era aquello! Qué interesante
Volodia con aspereza-. Esta es su fotografía. era la conversación, si hubiera estado en condiciones
- ¿Ya le ha condenado? -respondió con una triste de haberla escuchado toda seguida, y no frases
sonrisa Polunin-. ¿Ya ha tenido tiempo para entrecortadas.
condenarle? De usted, Ustímenko, saldrá un fruto - ¡Bueno, déjenlo ya! ¡Al fin y al cabo, todas las
muy amargo, extremadamente amargo. Le aconsejo redes están hechas de agujeros! -dijo de pronto
que sea más benevolente con las personas y con Polunin.
mayor razón si éstas son verdaderas personas... "¡Estupendo! -de nuevo se esforzó Ustímenko-.
Volodia quiso contestar algo, pero no le dio ¡Y qué verdad es! Todas las redes están hechas de
60 Yuri Guerman

agujeros. Esto le gustará a Varia. Por cierto que está Spasokukotski le pertenecen las palabras de que sólo
enfadada conmigo". la iniciativa científica caracteriza las posibilidades
Con enorme esfuerzo, había logrado, al parecer, del trabajador de la ciencia?
infiltrarse en su ingeniosa conversación. Pero ahora - ¡Verdad es! -dijo Póstnikov, mirando
ya no hablaban de redes, sino de cirugía. atentamente a Volodia con sus ojos nada fríos esta
- Spas tiene razón -sostenía en alta voz Póstnikov, vez-. Spasokukotski previene también
sentado frente a Volodia-. Spas tiene razón en todo... constantemente contra la multiplicación de sus
"¿Habla de Jesucristo?"13 -bajo los efectos de la trabajos científicos, es decir, contra la charlatanería
vodka, pensó sorprendido Ustímenko, sin darse sobre una misma cosa con diferentes salsas.
cuenta de que se trataba del profesor Spasokukotski. - ¡Magnífico! -sintiéndose de nuevo débil,
- Ocurre con frecuencia que el cirujano no sabe exclamó Volodia.
manejar como es debido los instrumentos -continuó El instante terrible había pasado. Había salido
Iván Dmítrievich-. Hasta ahora siento verdadero airoso. Ahora podía irse al diván como para
placer viendo trabajar a un carpintero, a un ebanista, reflexionar.
a un sastre. Con qué arte manejan el formón, el - ¡Ah, gato! -dijo animoso, atrapando al animal-.
serrucho, la aguja, cuántos procedimientos y métodos ¡Buenas noches, gato!
distintos emplean cada uno en su trabajo, los más Y cerró los ojos. El gato al instante empezó a
convenientes, exactamente calculados; y a nosotros runrunear en sus rodillas.
nos ocurre a veces como dicen los chicos cuando se Volodia estuvo hundido en sus reflexiones un
burlan de las chicas: "¿cómo tiras las piedras?, como buen rato, al menos, hacía ya bastante que habían
las chicas". Pues como las chicas manejamos los sido retirados los pelmeni de la mesa y todos los
instrumentos. ¡Pero, diablos! El ebanista y el sastre comensales estaban bebiendo un café negro y denso
trabajan con la madera o con un trozo de paño, y como la pez, cuando Volodia retornó a su sitio.
nosotros nos las tenemos que ver con vidas - ¡Ah, si la juventud supiera, y si la vejez pudiera!
humanas... -oyó que decía Póstnikov.
- ¡Exacto, en absoluto de acuerdo! -gritó Volodia. - ¿De qué se trata? preguntó Volodia con voz
Y, celoso, pensó: "¿Pero será posible que hable de balbuciente a Bogoslovski.
estas cosas con Alochka?" - ¿Qué, ha echado un sueñecito?
- ¡Me alegro mucho de que esté usted de acuerdo! - No, sólo he estado pensando un poco...
-apuntó Póstnikov-. Nikolái Evguénievich, sírvale - El alma abierta, ya sabemos, estos chicos que
pelmeni al joven. parecen buenos cuando están sentados a la mesa,
Volodia se comió otro plato lleno. "¿Joven? - resultan de hecho poco buenos -decía enfadado
pensó-, ¿cómo interpretarlo?" Polunin-. Y, en general, Fiódor Vladímirovich, todo
- ¡A propósito! -indicó Ustímenko, esforzándose esto nace de esos indulgentes razonamientos de que a
por hablar claramente y con precisión-. Si la los hombres buenos casi siempre les gusta el vino, y
memoria no me es infiel, el profesor Spasokukotski de que aquellos a los que les gusta el vino son sin
es el autor de la divisa: "Ni una gota de sangre en los falta hombres buenos.
dedos del cirujano después de una operación de Volodia se aproximó una taza grande de café, y
hernia". ¿No es así? alargó la mano para tomar la botella de coñac.
- ¡Así es, exactamente! -corroboró Bogoslovski, - ¡Ustímenko, basta ya! -ordenó Polunin.
mirando a Volodia con ojos sonrientes-. ¿Pero, por - ¿Cree usted que estoy borracho? preguntó
qué lo dice usted? amenazador Volodia-. Ahora me echo otro capazo al
- Simplemente lo he preguntado -dijo Volodia, coleto y no pasará nada.
moviendo mucho los labios-. Me he permitido - ¡Sí pasará! ¡Y estése sentado tranquilamente!
preguntar. Pero, perdóneme. ¿Me parece que he ¡Pues ya ha descabezado un sueño!
molestado? Otras dos palabras, o, más exactamente, - ¿Acaso será mejor que me vaya?
una pregunta, una pregunta importante, de - No hace falta, pero no moleste a los mayores.
importancia decisiva: me refiero a la opinión de Discutían otra vez sobre Zhovtiak, pero delante de
Serguéi Ivánovich sobre el trabajo científico... Volodia no le nombraban por su apellido, sin duda
Todos callaron. En la mesa se hizo un silencio por razones educativas. Gánichev se sulfuró y,
tenso. Ustímenko de nuevo apretó los dientes. haciendo un ademán de desaliento, dijo que a
"¿Piensan ustedes que estoy borracho? ¡Ahora verán Polunin no había manera de convencerle; luego fue a
ustedes si estoy borracho o no!". Y armándose de la casa de los vecinos de Póstnikov y trajo una
todas sus fuerzas, articulando cuidadosa e guitarra con una lazada de vivos colores.
intensamente cada sílaba, Volodia preguntó: - ¡Aprenda! -dijo Prov Yákovlevich, dirigiéndose
- ¿No es verdad que a Serguéi Ivánovich a Volodia-. "Junto al río, junto al puente" en latín.
Y se puso a cantar en voz baja, acompañándose de
13
Juego de palabras: Spas es sinónimo en ruso de Spasítel la guitarra:
(Salvador). (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 61

- "Propter flumen, propter pontem... " Bogoslovski.


Después de una pausa, empezó a decir: - ¿Sí? -se sorprendió Gánichev.
- Todo con sus palabras, todo cabalito, éstos - Si no es hoy, será mañana...
nunca se cortan por nada. Pues proviene de - Déjese de esas cosas, Nikolái Evguénievich -dijo
practicones. Astuto, terriblemente taimado, no se con tono cansado Póstnikov-. Está muy lejos de ser el
encuentra fácilmente otro tan astuto... peor... Y, lo más importante, es eterno. Y antes los
- Astuto, sí, pero ha nacido un poco tarde -fe hubo y ahora los hay.
interrumpió Bogoslovski, soltando una risita-. No es - Mientras sigan ustedes tolerándole, será eterno -
su tiempo. respondió Bogoslovski con aspereza y severidad-.
Gánichev, rasgueando las cuerdas de la guitarra, Pero cuando dejen de trabajar por él, de escribir
melancólicamente, como declamando, pronunció: artículos por él, de diagnosticar...
- Para ésos siempre es tiempo, o, el tiempo Polunin levantó un brazo:
siempre está a su favor... - ¡Se acabó! ¡Cada mochuelo a su olivo! Pues, si
- ¡Pero escuchen ustedes esto! -gritó Polunin-. no, llegaremos a las manos.
Que tales cosas no se oyen todos los días. Dio a luz Una vez en la calle, propuso:
en su batallón durante la guerra, allá por las cercanías - Vamos a dar un paseíto. Es temprano todavía,
de Volóchisk, la esposa de un oficial, nacida zu ¿no les parece?
Stakkelberg und Waldeck. Recuerdo bien el nombre Pero Bogoslovski y Gánichev no aceptaron la
porque nuestro bellaco y lacayo pronunciaba estos invitación por lo tardío de la hora. Volodia,
"zu" y "und", casi atragantándose de la admiración. naturalmente, aceptó. La noche era fría, el avanzado
Como iba diciendo, dio a luz, y ningún médico le otoño se dejaba sentir, bajo los pies crujía el hielo.
agradaba, no concedían, según suponía ella, la Polunin se caló bien el sombrero y se subió el cuello
suficiente atención a su bebé "und" -"zu". La maldita del abrigo.
mujer traía como zarandillos a los ordenanzas; hasta
el capitán de Estado Mayor tenía que pedir valeriana. Capítulo VIII.
En esto, nuestro águila le insinuó la salida: llamarle a Conversación por la noche.
él. "Yo -le dice- lo prepararé todo con extremo - ¿Recuerda usted la pregunta que ha hecho a
cuidado, su señoría quedará muy satisfecho de mí". Póstnikov? -interrogó, inesperadamente, Polunin a
Se presentó. Los galones y el uniforme se los pidió Volodia-; ¿eso de que sólo la iniciativa científica
prestados a un médico militar conocido. Pues bien, se caracteriza las posibilidades del trabajador de la
presentó nuestro hombre, el primer caballo en la ciencia? ¿Lo recuerda, o, como estaba bebido, lo ha
cuadra del servicio médico de la región, se presentó olvidado?
llevando instrumentos para los caballos "alquilados a - ¡Naturalmente que lo recuerdo! -barbotó
un veterinario", de la forma y medidas adecuadas, se Volodia ofendido.
comprende. Y, además, un nivel con su - ¿Y de Mstislav Alexándrovich Novinski, sabe
correspondiente trípode, que tomó de los zapadores. usted algo?
Madame zu Stakkelberg und Waldeck se quedó Ustímenko no sabía absolutamente nada de
estupefacta, emocionada, y su fe en la medicina fue Novinski.
eterna e inconmovible después de que el analfabeto - Entonces, véngase conmigo -le ordenó severo
Jlestakov la midió a ella y a su retoño empleando Polunin-. Hace frío. ¿Tomaremos té, eh?
instrumentos para los caballos, luego colocó por Dejaron atrás la plaza del Mercado, pasaron por
encima de ella el nivel y al cabo de dos horas delante de la catedral y bajaron hacia la calle
estableció el diagnóstico: "Todo transcurre Priréchnaya. Allí, en una casita, no lejos del
felizmente, la criatura, sin embargo, es un poco embarcadero, vivía Polunin. Abrió con la llave, hizo
nerviosa y exige cuidados especiales, que es pasar a Volodia al recibidor caldeado y oscuro,
imposible prestarle en las condiciones del frente". encendió la luz y abrió la puerta de su despacho.
"Zu" partió, dejando libre de pies y manos al oficial, Volodia se pasó la mano por la cabeza para alisarse
que tenía sus enredos amorosos con una hermanita de el rebelde remolino, echó una mirada a las estanterías
la caridad, y nuestro águila recibió cien rublitos de llenas de libros, a los barnizados cajones amarillos
madame y otros cien rublitos de monsieur. Y desde del fichero, a la enorme mesa de escritorio, llena de
ese momento decidió firmemente dedicarse a la legajos; prestó oído a los pesados pasos de Polunin
medicina, pues comprendió que a las estrellas, en en las habitaciones más alejadas de la silenciosa
contra de Séneca, no conducía, al fin y a la postre, un vivienda y, dando medrosamente vueltas a la
camino tan difícil. Y cualquiera sabía su procedencia. manivela de la caja amarilla del teléfono de Ericsson,
Vete tú a averiguar ahora si efectivamente era un levantó el auricular.
minero del Donbáss, o, como algunos aseguraban, - Central -le contestaron.
procedía de pícaros mercachifles. Ata cabos... - ¡Seis, treinta y siete, llamada larga! -pidió
- ¡Los ataremos! -replicó con firmeza Volodia. Y, al oír la voz soñolienta de Varia, ordenó-
62 Yuri Guerman

: ¡Stepánova, no te duermas! En seguida voy. Pero se pusiera a las órdenes del general-ayudante conde
puede ser que no sea tan pronto. Espérame, tenemos Loris-Mélikov", fue incorporado a este regimiento y
que hablar... no pudo seguir abriéndose camino en la ciencia?
Se oyeron más cerca los pasos de Polunin, y una - ¿Cómo es posible? -preguntó Volodia asustado
voz de mujer, con un bostezo suave y acogedor, le ante la furibunda expresión de los ojos de Polunin.
indicó: - ¡Pues así fue! -gritó Prov Yákovlevich-. ¡Así
- El té está en el cajón de la izquierda, Prov, y la fue! ¿Tenía que cumplir el médico Novinski el
mermelada... servicio militar de acuerdo con todos los reglamentos
- Chocolate, mermelada -refunfuñó Polunin-, del diablo? ¿Por el derecho a estudiar en la Academia
todavía no son las doce y ya se ha acostado... médico-quirúrgica no podía pagar debido a su estado
Podríamos hablar... de indigencia? ¡Estaba obligado, pues, a servir al zar
- Podríamos hablar, podríamos hablar -le remedó y a la patria! Circularon papeles, se cruzaron cartas, y
la mujer-. Veintidós años hace que no me dejas por mucho que lucharan personas de orden por
dormir, podríamos hablar... Novinski, le enviaron allá donde Cristo dio las tres
Retornó Polunin, se sentó en un rozado sillón de voces. "Sirve", ordenó el general-sargento, el fagot
cuero e, indicando con la cabeza el fichero, dijo: de Griboiédov, y Rusia se vio privada de uno de sus
- Es un entretenimiento muy interesante. Para la grandes hijos, y la oncología se estancó para muchos
guerra es un arma muy moderna, un arma con la que años. Más tarde, después del servicio militar, había
se puede determinar de antemano el resultado del que buscarse los medios de subsistencia, algún
combate. Aquí es cosa extraordinariamente trabajillo para llenar la barriga, ¿cómo se podían
importante la sistematización. Lo he inventado yo hacer así experimentos?
mismo, de lo que me siento sobremanera orgulloso. Polunin trajo la tetera, y un tarro de mermelada,
Las anécdotas aquí recogidas son muy llenó dos vasos, para Volodia y para sí. Dio una
aleccionadoras, y todas, absolutamente todas, chupada al pitillo que se le había apagado y luego,
auténticas. Así es que, ¿desea conocer alguna apretando la boquilla con los labios, dirigió una
anécdota sobre Novinski? Mientras hierve el agua mirada de soslayo a una de las fichas y leyó:
para el té. Cortita... "Fue designado médico veterinario en S.
Sacó el cajón del fichero con la extraña palabra Petersburgo. De acuerdo con el cargo, tenía la
"sargento", extrajo un puñado de fichas escritas con obligación de reconocer a los animales que traían a la
letra muy menuda, las extendió en abanico, como si capital para el matadero y a los animales de raza,
fueran las cartas de una baraja. también a los caballos, y reconocer a todos los
- ¿Pero Novinski fue sargento? -preguntó animales que se sacaban de la capital" y esto es, en
Volodia. esencia, todo.
- De ninguna manera -con una taimada sonrisa, - ¿Murió? -preguntó Volodia en voz baja.
explicó Polunin-. "Sargento" en este fichero equivale - ¡Claro es! -con amarga cólera, contestó Polunin-
a las palabras de Griboiédov "les daré un Voltaire . Irremisiblemente. Y ahora está olvidado por
como sargento". completo. Nikolái Nikoláevich Petrov escribió
¿Lo recuerda? ¿Lo han pasado, como ahora se todavía acerca de él allá por el año diez, pero el
permiten expresarse los escolares? Pues bien, extranjero Blumenthal no hace mucho ha publicado
Novinski... un libro y en él no se menciona a nuestro Novinski,
Recostado en el sillón, con los párpados un poco sin embargo, sí están allí los extranjeros Hanau y
entornados, golpeando ligeramente con las fichas, sin Moro. Pero no se trata de eso, se trata de otra cosa, y
mirarlas, Polunin empezó a contar: En 1877, después mucho más irreparable. Por un plumazo de un
de realizar unos cuantos experimentos de injertos de brigada puede estancarse acaso una gran era de la
neoplasias malignas, Novinski escribió una ciencia y cesar de lucir el talento de un hombre que
disertación que había de tener importancia mundial. seguramente sería un gran sabio.
Esta disertación llevaba el título "Acerca del estudio Prov Yákovlevich puso las fichas en su sitio,
de los injertos de neoplasias malignas (investigación cerró el cajón, paseó por el despacho de un extremo a
experimental)". Este trabajo sirvió de punto de otro y dijo con una sonrisa melancólica:
partida para el desarrollo de la oncología - También puede servir de tema para un articulito
experimental durante muchos años después. Al no privado de interés, titulado, por ejemplo,
cáncer se le dio la primera verdadera batalla. ¿Es "Cuidado, señores generales".
comprensible esto para usted, Ustímenko? Inesperadamente preguntó:
- Sí, es comprensible, Prov Yákovlevich. - ¿Le ha gustado Bogoslovski?
- ¿Y puede usted imaginarse ahora que este, con Y, sin esperar la contestación, empezó a hablar de
toda probabilidad, gran sabio en el futuro y nuevo:
verdadero descubridor, "con motivo de haber sido - Es un hombrón verdaderamente asombroso. En
dispuesto que el regimiento N° 2 de cosacos del Don los momentos tristes o de mal humor uno piensa en él
Esta es tu causa 63

y se siente aliviado. Precisamente hombres como llevan la dirección del remitente, y las direcciones
Nikolái Evguénievich cambiarán el mundo, eran de antiguas eminencias, de la flor y nata de la
establecerán en él un verdadero orden, colocarán a sociedad de Chorni Yar, todos los amiguitos de
todos y a cada cosa en su sitio. Confío en que usted Sutuguin.
tendrá que vérselas con él, escuche, que no deja de Nuestro Nikolái Evguénievich empezó a ponerse
tener interés... nervioso. Las denuncias y las consiguientes visitas de
Volodia se bebió el vaso de té de un tirón, la inspección, revisiones e investigaciones, como es
cabeza se le había despejado por completo ya, sabido, no contribuyen a que el trabajo de la persona
resultaba agradable escuchar la mesurada y gruesa sea fructífero, y trabajo había mucho; por las noches
voz de Polunin. Prov Yákovlevich la emprendió con era necesario descansar y no entregarse a amargos
su tema preferido: hablando de un verdadero hombre, pensamientos.
no se irritaba, se deleitaba. Pero un día se presentó en el hospital el secretario
... Bogoslovski llegó a Chorni Yar siendo todavía del Comité del distrito del Partido Comunista de
un médico muy joven, acompañado de su esposa Rusia, el camarada Komarets. Polunin le conocía.
Xenia Nikoláevna, médico ginecólogo, y de su hijita Había sido balsero en el Uncha, un guapo mozo,
Sáshenka. Entonces mandaba en el hospital un tal pelirrojo y forzudo, cantador y valiente. Llegó
Sutuguin, cofrade de la Unión del arcángel San también con él una jovencita que trabajaba entonces
Miguel, pogromista, que había servido en tiempos en el Comité provincial del Partido Comunista, una
fiel y lealmente a los acaudalados Voitsejovski, a los tal Ustímenko, Aglaia Petrovna, ¿no es pariente suya,
mercaderes de Chorni Yar, y fue incluso enviado por Volodia?
toda esta amigable compañía a Petrogrado, a la - Coincidencia de apellido -mintió Volodia
Duma, con cierta petición. Sutuguin, como es de taciturno.
suponer, recibió a Bogoslosvki con la bayoneta A su tía la conocían muchos en la ciudad y él no
calada: "Ah, ¿un bolcheviquillo? Pues bien, quería presumir de familiar de una mujer destacada.
camarada bolcheviquillo, pruebe usted nuestro pan y - ¿Por qué miente? ¡Bueno, eso es cosa suya! y
nuestra sal de Chorni Yar". Su aspecto exterior era Polunin siguió contando:
inglesizado -fumaba cigarros puros, llevaba polainas, Después de reunir a todos los que trabajaban
montaba a caballo, se bañaba en invierno en una poza entonces en el hospital de Chorni Yar, Komarets les
del río helado-, sin embargo, en el hospital había propuso que hablaran de las necesidades y
piojos, hacía frío, el hedor era terrible, los retretes no perspectivas de su hospital, que, por la extraña forma
funcionaban. Enviaron allá a Polunin a inspeccionar, de su arquitectura, la gente del lugar llamaba "el
y desde entonces se puso en claro que Sutuguin era aeroplano". Asistieron también muchos enfermos que
un auténtico saboteador. Curar a los enfermos no no guardaban cama. Durante la conversación salió a
quería, operar, no operaba, para algunos casos tenía relucir mucho de lo bueno que había hecho
que pedir que le enviaran un cirujano de la ciudad, Bogoslovski. Entonces, la joven Ustímenko se
pero Sutuguin tenía prohibido terminantemente al levantó y con voz sonora y firme leyó todas las
personal médico-sanitario acercarse a los enfermos denuncias del médico Sutuguin, escritas por él con
operados. No los hemos operado nosotros -decía- por distintos nombres a Moscú, a la fiscalía, a las
eso no nos pedirán cuentas a nosotros. Y otra milicias, a la Inspección Obrera y Campesina y a la
formulita suya: "cuanto peor vaya, tanto mejor". GPU, y al comisariado de guerra. Aglaia Petrovna
En cuanto Sutuguin vio a Bogoslovski le preguntó leyó también las conclusiones de todos los
si no era hijo del pope Eugenio Bogoslovski, párroco inspectores. Los empleados y los enfermos estaban
de la catedral de Kámensk. "Sí -contesta Nikolái abatidos, consternados: todos conocían a
Evguénievich-, soy su hijo". -"¿Y cómo es eso -le Bogoslovski, y se horrorizaban de la ruindad de
pregunta Sutuguin-, se ha hecho usted comunista Sutuguin. Este no cesaba de sonreír con una sonrisa
para salvarse en estos tiempos de anticristo?" -"No - vaga, amenazadora y empavorecida al mismo tiempo.
contesta Bogoslovski-, no es por eso. Sino para que a - ¿Y, bien, qué le parece, "escritor"? -preguntó
tales miserables como usted no les dejen acercarse a Komarets a Sutuguin-. ¿Qué piensa usted, todo esto
la sanidad pública ni a tiro de cañón". ha ocurrido?
Y así empezó. Vitali Víktorovich Sutuguin fue puesto de patitas
Bogoslovski trabaja, y el inglesizado Sutuguin en la calle. Komarets y Aglaia Petrovna colmaron a
escribe delaciones contra él. Escribe a las autoridades Bogoslovski de buenas palabras, le aconsejaron que
de la región, a las de distrito, incluso al comandante olvidara todas aquellas mezquindades y trabajara
militar. Y cuanto mejor trabaja Nikolái tranquilo. Más tarde recorrieron una vez más el
Evguénievich, más se ensañan con él las comisiones, hospital. Este fue reparado, la calefacción empezó a
investigan su actividad, le llaman, le interrogan... funcionar, pero por lo que hace al material y a los
Y las denuncias no son anónimas, sino tales, sabe instrumentos, seguían a la cuarta pregunta. No había
usted, que no se pueden quemar en la estufa. Todas bastantes sábanas ni mantas, ni camas. Y venían más
64 Yuri Guerman

y más enfermos. Aquel año, por vez primera desde "mal cuerpo" y con otros achaques enigmáticos.
que existía el "aeroplano" de Chorni Yar, se hicieron Trabajar en el "aeroplano-monasterio" se convirtió en
allí más de doscientas operaciones. un honor y a Bogoslovski le resplandecían los ojos.
- Hay que pensar y repensar -dijo Komarets-, pero Riendo a carcajadas, observándolo todo con su alegre
le ayudaremos sin falta. mirada de gallo, decía:
Mientras Komarets pensaba, Nikolái - Si se aprovecharan todas las posibilidades de
Evguénievich fue a Sibirtsi, a una fábrica de vidrio, y nuestro régimen estatal soviético todavía ocultas,
organizó allí un mitin. Los obreros acordaron cualquiera sabe lo que se podría hacer.
destinar el salario de un día para la ayuda al nuevo El aserrador Artiujov, persona seria y de
hospital. Y en la fábrica de aserrar madera Rosa confianza, formó un grupo compuesto por tres
Luxemburgo, y en la fábrica de ladrillos, y en el personas y encabezado por él, encargado de prestar
molino a vapor Soldados de la Revolución, en todas ayuda al hospital. El subdirector de la fábrica de
partes daban los obreros un día de su jornal. La clase vidrios de Sibirtsi, que era uno de los miembros del
obrera comprendía la importancia que tenía su grupo. envió gratis al hospital todos los cacharros
hospital y cómo debía ser respetado un doctor como que salían con algún pequeño defecto. Y del molino,
Bogoslovski. con ayuda del miembro del grupo, Jolodkévich,
Nikolái Evguénievich reunió setecientos cuarenta también mandaban salvado al hospital.
y cuatro chervonets14, siete rublos y nueve kopeks; Entonces reveláronse otros aspectos de las buenas
envolvió los billetes en un trozo de tela que Xenia dotes de Bogoslovski: su gran capacidad como
Nikoláevna cosió bien con hilo fuerte al chaleco y el administrador, su comprensión de lo que significaba
médico principal partió para Moscú. En tanto "el pan nuestro de cada día", su conocimiento de la
Sutuguin fraguó una denuncia que envió al Comité vida de la aldea, su gran amor y energía para cultivar
de la provincia. Presentaba las cosas como si los la tierra y recoger sus dones. Por correo se recibían
obreros hubieran escrito una protesta contra las en el hospital de Chorni Yar todos los libros que se
conclusiones del "médico-impostor" Bogoslovski. publicaban sobre ganadería, cebo de los cerdos,
Las firmas eran inteligibles: la de Artiujov, obrero horticultura y trabajos del campo. Después de
aserrador que verdaderamente existía, la imitó con construir un lavadero para el hospital, Bogoslovski y
habilidad el contable Sidiliov, la del electricista, el el administrador, Plemenchuk, abrieron en Chorni
mismo Sidiliov, en la oficina del hospital había Yar una sección de lavado de ropa para la población.
firmas que se podían copiar. Para falsificar las del En el distrito se asombraron al conocer la novedad,
oficial del molino y de otros varios, se las ingenió la después empezaron a llevar algo para probar: a lo
esposa del "escritor" Vitali Víktorovich. Mientras se mejor queman la ropa en el lavadero echándole sal de
cercioraban y volvían a cerciorarse de la falsedad de acederas. Pero no quemaban nada. Con los ingresos
la denuncia, tan hábilmente amañada, y mientras se del lavadero, que tenía el bonito nombre de Blanca
lograba poner en claro toda esta indecencia, enviaron !ieves, Bogoslovski compró una vaca para el
un telegrama a Moscú ordenando que Bogoslovski hospital y le puso también el nombre de Blanca
no comprara nada y que el dinero lo entregase al !ieves. Y así empezó. Al cabo de tres años el
Comité del distrito. Nikolái Evguénievich, que aún hospital tenía ya su propio ganado; los enfermos
no había comprado nada, giró el dinero por correo a tomaban cuanta leche, requesón y nata querían, el
Komarets, y encargó todo cuanto se necesitaba para personal médico tenía derecho a comprar en la
el hospital, a pagar contra reembolso por el hacienda del hospital productos "para su uso
"camarada Komarets, Comité del Partido Comunista particular". El rechoncho Plemenchuk trajo unos
de Rusia del distrito de Chorni Yar". El médico lechoncillos del sovjós de la vecina provincia. Y así
principal en todo el camino de vuelta no comió más empezó a funcionar la granja ganadera. Al cabo de
que unos pepinos amarillentos con pan. algún tiempo ya mataban un cerdo cada semana.
Los instrumentos y el material llegaron al Todo el tiempo libre lo dedicaba Nikolái
hospital. Komarets, que ya había tenido tiempo de Evguénievich a la organización de la hacienda del
desenmarañar la última obra del "escritor", ordenó hospital, hablaba con las ordeñadoras y con los
que se pagara la cuenta. Al fin detuvieron a Sutuguin, mozos de cuadra, iba a los campos. En el verano se le
y el hospital se puso desconocido. Acudían a levantaba toda la piel de la cara, a la caída de la tarde
Bogoslovski para que les operase de antiguas hernias, tenía la camisa empapada en sudor; alternando con
fracturas mal curadas, para pedirle que les "sacara" las revistas de medicina, leía también sobre el
cascos de metralla todavía de tiempos de la primera cuidado de las vacas paridas, ensilado de forrajes,
guerra imperialista, cuando los combates de avicultura... Plemenchuk se lamentaba con voz
Peremishl; venían de lejanos pueblos y aldeas quejumbrosa:
mujeres "quebradas", con "punzadas", "salpullidos", - Nikolái Evguénievich, podíamos hacer nuestros
quesos. No es una cosa difícil, incluso yo sé algo de
14
Antigua moneda que valía diez rublos. Posteriormente eso. Hasta podríamos venderlos -quesos finos-
billetes de banco de diez rublos. (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 65

limburgués, bakshtein, fundido en cajas. Podríamos y, después de husmear y revisar cuatro días más, lo
sacar buenos ingresos de esto. Y, sin darnos cuenta, elevaron a veintinueve kopeks.
al cabo de algún tiempo tendríamos un depósito de Usted es médico cirujano -le dijo al terminar su
cadáveres bien instaladito. investigación el inspector principal de la quinta
- Plemenchuk, le atrae a usted demasiado el comisión, un hombre de nariz granujienta y belfo
comercio -rehusó Nikolái Evguénievich-. Eso no me colgante-, qué falta le hace a usted, doctor, manchar
gusta... su buen nombre con estas menudencias. Entregue
Más tarde, Plemenchuk cometió un robo usted todo al sovjós Primero de Mayo, lo
cuantioso. Un abogado llegado de fuera le defendió a legalizamos -entregado, recibido- y sanseacabó. En
ultranza y, mirando a Bogoslovski con sus ojos tiempos leí un libro sobre el doctor Haase; y este
plomizos, insinuó ante el tribunal que su defendido doctor hacía su humanitarísima labor sin ninguna
no tenía más culpa que la de haber cumplido las clase de colmenas, establos, cerdos y gallinas.
órdenes del médico principal. El juez llamó al orden Bogoslovski levantó la cabeza atormentada, y
más de una vez al abogado, pero Nikolái aquel inspector tan educado, tan inteligente, tuvo que
Evguénievich se sentía, a pesar de todo, manchado de escuchar una sarta de imprecaciones viriles, rudas,
cieno, y había algo que le avergonzaba. En su última justas, violentas. El médico principal no se mordía la
palabra, el acusado Plemenchuk, con lágrimas en los lengua y le gustaba descargar su alma sin reparo. Al
ojos (en general, tenía las lágrimas fáciles), dijo que inspector se le cayó aún más el belfo y la granujienta
si en el hospital no hubiese existido "esa situación", nariz se le puso roja como un pimiento.
él hubiera permanecido intachable. - Estoy en las funciones de mi cargo -advirtió el
El tribunal condenó a Plemenchuk solamente a inspector.
tres años de cárcel, pero el fiscal protestó la sentencia - ¡Y yo también! -protestó Bogoslovski-. En los
y consiguió que se le condenara a cinco años. últimos tiempos todos ustedes, que el diablo se los
Empezaron a correr toda suerte de calumnias lleve, se han olvidado de que además de la hacienda
contra la hacienda del hospital. El maldito tengo un hospital en el que no sólo soy el médico
Plemenchuk desacreditó por largo tiempo una labor principal, sino también el jefe de la sección de
importante y útil. Su mujer, mecanógrafa de la cirugía, con todas las consecuencias que de esto se
sección de finanzas del distrito, difundía venenosos derivan...
rumores e infundios, que Nikolái Evguénievich no se Al llegar la primavera, la situación de
encontraba con fuerzas para combatir. Entonces se Bogoslovski se hizo insoportable. La pacífica Xenia
daba con frecuencia el caso de que los enfermos, Nikoláevna reunió sin que lo supiera su marido a la
mientras bebían la leche fría, recién sacada de la comisión de los tres, presidida por el viejo Artiujov.
nevera, se dijeran unos a otros que si a ellos no les Escribieron una carta, recogieron firmas de personas
privaban de nada, ¡qué no robaría entonces la a las que había operado y curado Nikolái
administración del hospital, cuánto no venderían, qué Evguénievich, y, después de prolongadas reflexiones,
fortunas no amasarían! Y al hablar así, siempre traían la enviaron a Aglaia Petrovna Ustímenko
a cuenta al ya casi olvidado encargado de personalmente, tan bien conocida en la ciudad y en la
suministros, llamándole unas veces el ex médico provincia, en Sibirtsi y en Chorni Yar. Pensaban que
principal, otras, la mujer del subdirector, o la se presentaría la misma Ustímenko, pero no vino ella,
enfermera jefe. El presidente del Comité ejecutivo sino un corresponsal del periódico Unchanski
del distrito, un hombre buenazo y muy sociable Rabochi, un hombre bajito, rechoncho, con unas
llamado Vasilchakov, le dijo un día: gafas de cristales muy gruesos. Sin saber de lo que se
- ¿Y no va siendo hora, Nikolái Evguénievich, trataba, Bogoslovski le tomó por el inspector de
probo amigo, de poner orden en la hacienda? Las turno y habló con él con bastante brusquedad. Pero
gentes murmuran... Shtub -que así se llamaba el achaparrado reportero
- Ya hace mucho que está en orden -contestó el del periódico de la provincia- no se ofendió. Se
médico principal, con voz cansada-. Pero, como suele instaló en la Casa del Campesino y, fría y
decirse, la boca del enemigo no la tapas con un tranquilamente, empezó a trabajar. Ni una patética
pañuelito. carta de los enfermos, ni una montaña de denuncias
Volvieron las investigaciones: los inspectores, produjeron en él la menor impresión. Había venido
calándose las gafas, escudriñaban en los libros, para enterarse de la verdad. Y, actuando según su
levantaban actas, emitiendo de vez en cuando ese sistema, en forma espiral, de lo más lejano al centro,
ambiguo "hum" de los inspectores... Requerían los Shtub, sin molestar a Bogoslovski, reconstruyó para
documentos en virtud de los cuales el hospital de sí, día tras día, mes tras mes, año tras año, el trabajo
Chorni Yar había organizado su propia hacienda. magnífico, humano, abnegado y de comunista
Exigían el visado del Comisario del Pueblo, de los realizado por este médico rural. Incluso se enteró de
órganos de la república y de la provincia. Dijeron que que cuando Bogoslovski rompió con su padre, el
el precio de la leche para los enfermos era arbitrario párroco Eugenio, aquel riguroso servidor del culto
66 Yuri Guerman

maldijo a su único vástago desde las gradas del altar con agua mineral. La tierra no tardó en dar el fruto de
de la iglesia de Kámensk; se enteró también de que al este anticipo: la cosecha del huerto fue casi el doble.
licenciarse en el instituto de medicina y teniendo la Bogoslovski construyó invernaderos: los enfermos
posibilidad de quedarse en una de las cátedras, tenían en abundancia hortalizas frescas, cebolleta,
Bogoslovski se marchó a la aldehuela de Schetínino; toda clase de perejiles e hinojos, e incluso comían
se enteró asimismo de un pequeño detalle no exento pepinos frescos, cuando los vecinos de Chorni Yar
de importancia, de que la familia de Bogoslovski no pensaban ni remotamente en ellos.
nunca recibía de la hacienda del hospital Pero sobre todo le gustó y se rió de buena gana
absolutamente nada, "ni leche, ni miel, ni huevos, ni Shtub cuando el viejo Artiujov, que sentía ilimitado
requesón, ni carne de cerdo". El puntual y cariño por Bogoslovski, le contó "la pasada que jugó
escrupuloso Shtub se enteró de quiénes eran los nuestro Nikolái Evguénievich al dañino pope de
enfermos, que ahora venían a Chorni Yar no sólo del aquel lugar, el padre Efimi".
distrito, sino también de la provincia e incluso de La cosa ocurrió así: la catedral de Pedro y Pablo,
ciudades muy alejadas. Hasta había traído al hospital construida el siglo pasado por unos comerciantes en
desde Astrakán a un chico impedido. Otro enfermo, granos, los hermanos Zhúkov, estaba rodeada de un
ya no joven, agrimensor, había venido de Kaluga. La parque amplísimo colindante con el cual se hallaba el
enfermera de la sección de cirugía, María cementerio de las familias más notables de Chorni
Nikoláevna, el cetrino y enérgico Smushkévich, Yar. Este parque era, y hasta el día de hoy sigue
pediatra del hospital, el sanitario, tío Petia, el viejo siendo, el lugar de paseo preferido por los habitantes
Vinográdov, sustituto del médico principal, la tía de la localidad, y el cementerio se cerró: dejaron de
Pania, encargada del ropero, el administrador enterrar, pero la magnífica reja de hierro fundido
Rukavíshnikov, todos le contaron a Shtub muchas adornada con cruces permanecía allí, sin que a nadie
cosas interesantes. le hiciese ninguna falta, e incluso molestaba. En
Y Alexandra Vasílievna Petróvij, una doctora cambio, el maldito "aeroplano-hospital" no tenía
inteligente, simpática y activa, habló a Shtub del ninguna cerca. Bogoslovski no quería poner una
agua mineral que se había descubierto al abrir un simple empalizada, y para construir una cerca alta
pozo artesiano. Ya tenía conocimiento de tal agua el que rodeara todo el recinto del hospital con su jardín,
"escritor" Sutuguin: en el archivo del gobernador de huerto y dependencias, no había bastante dinero. Y la
la provincia se conservaba una carta del viejo falta de vallado se dejaba sentir: los enfermos
marrullero en la que declaraba que el agua era de su paseaban y sus parientes les traían setas saladas, o
propiedad, basándose en la circunstancia de que los pepinos en salmuera, o col fermentada e incluso vino
señores Voitsejovski le habían regalado el manantial de trigo.
de aguas medicinales que habían descubierto y a las Después de pensarlo bien, Nikolái Evguénievich
cuales habían dado el nombre de "Chernoyárskaya". se puso el traje negro, especialmente hecho para los
Pero todo esto lo desenredó Shtub más tarde, después viajes a Moscú, y se dirigió a ver al pope de la
de haber hablado con la doctora Petróvij. Y también localidad, el padre Efimi. El doctor Bogoslovski
ella informó al periodista de que Bogoslovski había siguió yendo todas las tardes a ver a este perverso y
llevado a Moscú muestras del agua, y que, una vez dañino pope de Chorni Yar, como si fuera a la
obtenidos los resultados de los análisis, estuvo iglesia, hasta que logró que se convocara una reunión
mucho tiempo intentando convencer a un hombre del cabildo. A esta reunión llevó a la comisión
aburrido para que ordenara la construcción de una encabezada por Artiujov. En ella, Nikolái
pequeña fábrica para embotellar las aguas minerales Evguénievich mostró sus profundos conocimientos
al lado del hospital. Pero este hombre, bostezando de las Sagradas Escrituras, de los Evangelios, del
todo el tiempo, dijo que parecía que hubiese una Salterio y otros libros religiosos. Hubo el consabido
epidemia de aguas minerales, pues todos encontraban debate, al principio dentro de los marcos de la
fuentes de aguas curativas, pero nadie sabía quién las corrección, después con expresiones escogidas y, por
iba a beber. Además, faltaban botellas. Como era de último, con epítetos demasiado gruesos. Basándose
esperar, dado el carácter de Bogoslovski, la en citas magníficamente elegidas de los padres de la
conversación concluyó con las consabidas florituras iglesia, Bogoslovski demostró irrebatiblemente al
por parte de Nikolái Evguénievich, que volvió cabildo que la verja debía ser trasladada al hospital,
furioso a su casa, reunió a la comisión de los tres y pues amparar al que sufre es una obra mucho más
por un procedimiento de lo más sencillo e inusitado, cristiana, sin duda, que el ornato de las catedrales. El
empezó a tender una tubería para hacer llegar las pope Efimi se desgañitó con el calor de la discusión,
aguas minerales hasta las salas de los enfermos, a la los miembros del cabildo vacilaron al principio, pero
sala de cura, al comedor para los enfermos que después se dividieron y, por último, ocho de los diez
podían levantarse e ir a la cocina. El administrador apoyaron a Bogoslovski. La verja de la catedral de
Rukovíshnikov trajo de la ciudad unos tubos de Pedro y Pablo fue trasladada por el personal del
hierro delgados para el riego del huerto del hospital hospital y en carros del hospital al "aeroplano" e
Esta es tu causa 67

instalada allí sin novedad. Algún tiempo después, - Creo que el resultado de nuestra discusión puede
Nikolái Evguénievich hizo al dañino Efimi una ser este: hacer o aconsejar al enfermo que se haga
afortunada reducción quirúrgica de una hernia, y el solamente tal operación con la que tú estarías de
viejo pope, cuando se paseaba por los huertos del acuerdo que te hicieran o a la persona más querida en
hospital cercados con la verja de la iglesia, bebiendo una situación semejante.
el agua mineral y admirando la magnífica cosecha de - Eso es trivial-exclamó Alexandra Vasílievna-.
pepinos, cebolla, col y otras "benditas legumbres", Ya en el siglo dieciocho el inglés Sydenham
cantaba enternecido salmos con su afónica voz afirmaba...
atenorada, suspiraba, y, al fin, reconoció ante Nikolái Le ardían las mejillas y quería bailar, pero no
Evguénievich que no había tenido razón al denostarle había con quién. Smushkévich seguía hablando de la
y ofenderle con "negros dicterios" en aquellos días prensa.
no lejanos. - Y, naturalmente, yo estuve en el festín aquel, y
Shtub permaneció en Chorni Yar cerca de un mes. tomé miel -suspirando, terminó Polunin su relato-.
En la oficina del hospital escamoteó una fotografía Bueno, no en el festín, sino en la consulta. Pero la
de Bogoslovski de los documentos del médico victoria de Bogoslovski y la de su pariente Aglaia
principal. Sacó una copia de ella y se marchó. Al Petrovna la vi con mis propios ojos. Se hizo un buen
cabo de una semana en el periódico Unchanski trabajo.
Rabochi apareció un artículo con el retrato de - ¿Y todo esto lo tiene usted también en su
Bogoslovski. Al leerlo, Xenia Nikoláevna lloró, fichero? -preguntó Volodia.
diciéndole a su hija Sáshenka: - No, aquí, en estos cajoncitos amarillos, están
- Ya ves, hija, cómo tu padre tenía razón. Es muy solamente los muertos. Esto, Ustímenko, son
difícil su trabajo, pero siempre tiene razón. Y yo pequeños féretras. Pero todo lo vivo le pertenece a
quisiera de todo corazón que tú fueses como él es. usted. Cuando empiece a trabajar de médico, trate de
Sáshenka también lloró: quería mucho a su padre ponerse a la altura de los hombres como
y su alma sufría cuando le ofendían todos aquellos Bogoslovski.
inspectores, o cuando escuchaba las conversaciones Un reloj en algún rincón apartado de la casa dio la
del hastiado Nikolái Evguénievich con la madre. Por una. Volodia se levantó. Polunin le acompañó hasta
fin todo eso había terminado. ¿Quién era ese Shtub? la cancela, diciéndole al despedirle:
¿Por qué lo sabía todo? ¿Por qué todo lo que decía - Reflexione. Eso ayuda. Pero no mucho. El
allí era verdad? ¡A pesar de todo, hay en el mundo hombre vive en la tierra con sus actos.
personas admirables! Era ya muy tarde cuando llegó a casa de Varia.
Aquel día el padre volvió muy tarde, desconocido, Pero también a él, después de todo aquello, le hacía
agitado y con ganas de bromear. Xenia Nikoláevna falta hablar.
hizo un pastel de arándanos. Ya de noche llegaron los - ¿Me lo vas a contar todo? -preguntó Varia,
otros doctores: Vinográdov, Alexandra Vasílievna sentándose sobre las piernas dobladas.
Petróvij, Smushkévich con una botella de sidra - Te lo contaré. ¿No estás enfadada, pelirroja?
casera; el tío Petia Siómochkin -el mozo del hospital- No estaba enfadada. ¿Acaso podía enfadarse en
y la enfermera de la sección de cirugía, María serio con él?
Nikoláevna, trajeron una botella de licor, también de - ¡Eres magnífica, y yo, claro es, soy un cerdo! -
elaboración doméstica. Tampoco faltó Artiujov. dijo Volodia-. ¡Pero, comprende, pelirroja, el hombre
Cantaron todos el Gaudeamus igitur, Ojos negros y vive en la tierra con sus actos!
La gaviota, a la que "jugando hirió un cazador Algo desconcertado agregó:
desconocido, y murió, trémula, en los cañaverales". - Esto no lo digo yo, lo dice Polunin...
En este momento llegó a caballo el pelirrojo - ¡Venga, cuéntamelo todo! -le exigió Varia-. Sólo
Komarets, abrazó a Bogoslovski, le besó, soltó un que por orden, no me gusta cuando te saltas de una
discurso "en nombre y por encargo" y desapareció en cosa a otra. Entonces fuiste a casa de Póstnikov a
la estrellada y tibia noche. comer pelmeni. Entraste...
- La prensa, cuando está a la altura de su tarea - - Pues eso es, entré -empezó a contar Volodia-.
dijo Smushkévich, el médico cetrino y delgadito-, la Entré y me puse a amasar...
prensa, cuando es responsable y comprende su
misión, la prensa... ¡Al "Aeroplano" de Chorni Yar!
- Escuchen vamos a bailar -propuso Xenia La misma tarde que iba a salir para las prácticas,
Nikoláevna-, Kolia y yo bailamos muy bien, ¡palabra Volodia encontró en los jardines del X de Octubre a
de honor! Lo mismo mazurca que polca, vals que Prov Yákovlevich Polunin. En un tablado al aire libre
cracoviak o pasodoble... tocaba una banda militar, habían florecido las lilas,
Vinográdov, desabrochándose la camisa y los ciudadanos ya maduros se paseaban con trajes de
pasándose la mano por el velludo tórax decía a seda cruda, las estrellas parecían cálidas en el
Alexandra Vasílievna: profundo cielo oscuro. Y la mano de Varia también
68 Yuri Guerman

estaba tibia. autocrítica y de penetrante observación.


- ¡Ustímenko! -le llamó Polunin. - ¡No comprendo! -dijo Varia, arrugando la frente.
Volodia oprimió a Varia en el codo, dándole a - ¡Cállate! -la reconvino en voz baja Volodia.
entender que iba a suceder algo interesante y - Y segunda cosa a la que debe usted prestar
trascendental. Varia al momento reconoció en aquel atención trabajando con Bogoslovski -dijo Polunin
hombre imponente a Polunin, el legendario profesor concentrado-, es al papel que juega la misma
de Volodia. personalidad del médico en las relaciones de éste con
- ¡Procura parecer una persona inteligente! - el enfermo. ¿Se da usted cuenta de lo que se trata?
recomendó Volodia a Varia, y saludó con sequedad-: Hay enfermos para los que el médico sólo es médico
Buenas noches, Prov Yákovlevich. cuando es un profesor. Pero se puede ser profesor y
Cuanto más de cerca conocía a Polunin y a de ninguna manera médico...
Póstnikov, cuanto más sobresalientes le parecían sus - ¿Como Zhovtiak, verdad, Volodia? -preguntó
caracteres y más firme su contextura moral, tanto Varia-, ese que se perfuma la calva, ¿no es cierto?
más precavido se mantenía: a lo mejor podían pensar Prov Yákovlevich inició una leve sonrisa, Volodia
que era un tiralevitas del tipo de Misha Shérvud o, tocó a Varia ligeramente con el codo, para que no se
peor aún, que "se esforzaba por caer en gracia". entrometiera.
- ¿Se marcha? - Y de ninguna manera médico -repitió Polunin-.
- Sí, me marcho. Por lo que a mí respecta, júzgueme como quiera,
- ¿He oído decir que va a Chorni Yar con pero no me parece una herejía si digo que nuestro
Bogoslovski? (Polunin sabía perfectamente que médico rural, armado de termómetro y estetoscopio,
Volodia iba precisamente con Bogoslovski). es a veces mucho más estimable para mí por su
- Sí, allí voy. experiencia, por su agudo juicio, por su penetrante
- Me alegro por usted. De Bogoslovski puede observación, por la claridad de su pensamiento, y,
aprender mucho no sólo un estudiante, sino también sobre todo, por su humanitarismo. Sí, sí, los rayos X,
un médico, incluso un médico experto. Bueno, ¿usted los laboratorios, todo eso está bien, todo eso es justo,
ya le conoce? pero prefiero confiar más en el hombre que en la
Volodia se puso un poco colorado al recordar los técnica. Y nuestra labor, la de usted y la mía, es una
pelmeni del otoño y la borrachera que pescó. labor humanitaria y hay que comprenderlo así
- ¡Podía presentarme a su acompañante! -dijo indefectiblemente. En este sentido debe usted prestar
Polunin, cambiando de conversación. la mayor atención a cómo trabaja Bogoslovski, al
- Varia -dijo ella misma, presentándose, al tiempo meollo ideológico de su trabajo. Es un doctor que
que le tendía su ancha y siempre tibia mano. Miró al piensa, espiritualmente fuerte, templado en el
gigantesco Polunin exactamente de abajo arriba, combate. El no lo centra todo en la técnica y en la
teniendo incluso que echar la cabeza para atrás. ciencia, sino principalmente en la personalidad del
- Vamos a sentarnos para respirar un poco - médico, sencilla y admirable al mismo tiempo. Los
propuso Prov Yákovlevich-. Hoy hace tal bochorno mejores médicos, como es de comprender, son los
que no sabe uno dónde meterse para huir de este que reúnen en sí conocimientos, técnica y cualidades
calor asfixiante... personales. Estas cualidades personales son las que
Su ancho pecho se levantaba con dificultad bajo la debe asimilar allí en mayor grado, debe impregnarse
fina tela de la camisa, su mirada era intensa y de ese auténtico orgullo nuestro que hizo exclamar al
melancólica, pero, después de encender con alemán Schweninger en un momento de
delectación un grueso cigarrillo y darle una desesperación a la cabecera del enfermo: "¡Nunca
prolongada chupada, Polunin empezó a decir: verá usted que yo haya agotado todos mis recursos!"
- Por una extraña coincidencia, hoy, casualmente, Y me inclino a suponer que no fueron los recursos en
estaba pensando en el futuro de usted y también en este caso, sino la exclamación, la fuerza de espíritu
Bogoslovski, aunque ya hemos hablado bastante de las que levantaron al enfermo del lecho del dolor.
él. Únicamente le pido una cosa, Ustímenko, cuando - ¡De acuerdo con usted -dijo Varia-,
esté usted aprendiendo junto a Bogoslovski, fije su absolutamente de acuerdo!
atención, por ejemplo, en fenómenos de tal género: - Me satisface mucho que esté de acuerdo -asintió
en primer lugar, a un buen cirujano se le puede amablemente Polunin-. ¿Es usted también estudiante
conocer indudablemente menos por lo que opera, que de medicina?
por lo que no opera... - No. Yo trabajo en el arte. Es decir, y además
- ¡Formidable! -exclamó Varia. curso una escuela de peritaje...
- Yo también pienso que es formidable -asintió - ¿Y el arte, en casa?
Polunin-, porque -continuó- toda operación es en sí, - No, en el estudio.
en cierto grado, se comprende, una cuestión de - ¡Ah, muy bien! ¿Ya qué se dedica: escultura,
técnica, pero abstenerse de hacerla es un trabajo pintura?
extremadamente sutil del raciocinio, de rigurosísima - No, al teatro, Prov Yákovlevich.
Esta es tu causa 69

- ¿Por consiguiente quiere usted ser actriz? futura actriz. ¿Cómo le escribía Chéjov a su esposa?
- Eso es. Nuestra profesora es Esfir Grigórievna "¡Mi querida actricilla!" Dicho sea de paso, Antón
Mescheriakova. Pávlovich fue un magnífico doctor, un "médico
- ¿Pero se llama Esfir? Su nombre es Evdokía y rural" en el más elevado sentido de la palabra.
tiene un apellido doble: Mescheriakova-Prússkaya. Varia y Volodia se levantaron. Y estando ya en
Varia asintió con la cabeza. A pesar de su Chorni Yar supo Volodia, por una carta de Varia, que
admiración por Mescheriakova, siempre le aquella misma noche y en aquél mismo banco donde
desagradaba en su fuero interno que ésta tuviera dos habían estado sentados los tres, falleció Prov
nombres y dos apellidos. Yákovlevich Polunin. Estaba muy enfermo del
- Es una costumbre extraña ésta de los viejos corazón, pero no se cuidaba como era debido y murió
artistas -dijo Polunin-, entre los jóvenes no ocurre de repente, con un pitillo sin terminar en la mano.
eso. Los viejos querían tenerlos sin falta por partida Acaso aquel pitillo que estaba fumando con tanta
doble y, además rimbombantes. Recuerdo que tuve satisfacción en compañía de Varia y de él, y puede
una vez en el hospital en una misma sala al viejo ser que la orquesta todavía estuviese tocando
actor Vronski-Golundo y a un antiguo ladrón, !ostalgia. Puede ser que ellos no se hubieran alejado
especialista en la fractura de cajas de caudales. Y éste mucho y Polunin, al sentirse mal, hasta les llamara.
todo el tiempo se burlaba de Golundo: "Yo tengo seis Todo eso pudo haber ocurrido. Pero nadie lo supo
apellidos: Shkurin-Borovikov-Zunder-Prentkovski- entonces y ahora ya no se sabría nunca.
Ivanov-Kassis, y con ellos "he llevado una vida Varia fue la única persona que acompañó y
magnífica... Bien, bien. ¿Y qué es lo que puede despidió a Volodia en el momento de salir el barco.
enseñar la Mescheriakova? La tía Aglaia estaba de viaje. Ustímenko llevó
- ¿Cómo, que qué puede? -se sorprendió Varia-. consigo un par de altas botas de flexible cuero, un
Tiene una técnica maravillosa. impermeable de lona, rígido como una tabla, dos
- Pero si es una artista sin ningunas dotes. tomos de las obras de Nikolái Ivánovich Pirogov y
Perdóneme, por favor, yo hablo completamente como otro paquete de libros. Llevaba además un envoltorio
un profano, ¿pero el arte, con toda seguridad, sólo se con arenques, comprados ante la insistencia del
puede aprender de las personas que tienen cualidades abuelo Mefodi, que afirmaba que en Chorni Yar era
artísticas? El médico que enseña a otros debe tener, muy difícil encontrarlos. Alguna ropa interior, una
además de técnica, algunas otras dotes... almohada de goma, sobres, con la dirección escrita
- Mescheriakova posee un talento de artista muy por Varia ("calle Krasívaya Nº 6, departamento Nº 5.
delicado, muy peculiar, en este caso no tiene usted Camarada Stepánova, Varia Radionovna"), una
razón -objetó Varia-. Por lo que se refiere a la pequeña fotografía de Varia y otra fotografía del
técnica, la misma Glama la ha alabado. padre, de tiempos de la guerra civil: el padre, muy
- ¿Ah, Glama? -se admiró Polunin, con su joven, con un aspecto de lo más sencillo, posa ante el
característica sonrisita irónica-. Bueno, si lo ha dicho fotógrafo junto a su aparato y sonríe como diciendo:
Glama, entonces, claro está, punto redondo. ¿Pero, ¡Fíjense ustedes qué fuerte y qué majo, pues ése soy
además, la ha alabado Glama? ¿Acaso consiste todo yo!
en las alabanzas? Entonces, perdóneme que le diga Puich se había marchado de prácticas ya,
que a nuestro Gánichev -profesor de Ustímenko- con Ogurtsov también. La noche era fresca y Varia
excesiva frecuencia le han criticado severamente, temblaba, pues llevaba un vestido blanco sin mangas
incluso le han ofendido, pero Gánichev es Gánichev, que le acababan de hacer poco antes de la marcha de
y no hay nada que hacer. Así es que... Volodia. Ella quería que él la recordara así,
Y, dirigiéndose a Volodia, Prov Yákovlevich extraordinaria, sorprendente. Pero él ni siquiera se
agregó: fijó en el nuevo vestido: tan embebido estaba
- Una vez más le expreso mi alegría porque vaya pensando en su futuro.
precisamente con Bogoslovski. Transmítale mis - ¡Eh, pareja, haceos a un lado! -gritó un
saludos y mis mejores deseos. ¿Cuándo sale el marinero, cargado con un fardo enorme.
barco? En el interior del barco trepidaban sordamente las
- De madrugada. A las tres. máquinas, las pasarelas se balanceaban, el costado
- Entonces, hasta el otoño. Lástima que pueda del barco rozaba el malecón.
usted trabajar tan poco tiempo con él. En alguna - ¡Abrázame -le pidió Varia-, tengo frío!
parte he leído que también a los profesores, antes de - ¡Vaya, eso faltaba, ternezas terneriles! -dijo
que se presenten en el aula delante de los estudiantes, Volodia.
habría que preguntarles: ¿has trabajado tú, sabio Entonces Varia misma se metió por debajo de su
eminentísimo, aunque sólo sea un añito, de médico brazo y se acurrucó de tal manera que se encontró
rural? cobijada por la chaqueta junto a su pecho. Nunca se
Se echó a reír y le tendió la mano. habían visto tan cerca, y Volodia, con alegre
- Hasta el primero de septiembre. Hasta la vista, sorpresa, se quedó mirando los pícaros y felices ojos
70 Yuri Guerman

de Varia. De sus cabellos se expandía un agradable y metidos por la caña de las botas altas y una fusta en
fresco olor a humedad del río, su corazón latía muy la mano. Esta camisa y el gorro echado hacia la nuca
cerca de él, tenía una mano de ella entre las suyas. armonizaban mucho mejor con su figura que la
Volodia bajó sus largas pestañas, apretó una mejilla chaqueta de paño y el cuello almidonado que llevaba
contra sus rizosos cabellos, y le dijo con voz cuando estuvo en casa de Póstnikov.
ahogada: - ¿Se marcha usted? -le preguntó Volodia,
- ¡Pelirroja! Te quiero. pensando que Nikolái Evguénievich iba a entrar en la
- Me quieres, me quieres -replicó Varia entre pasarela, e incluso le cedió el paso.
dulces lágrimas, que brotaron de repente de sus ojos-. - ¡Pero, hombre, si he venido a recibirle!
Y siempre estás pensando en Pávlov, en Séchenov, o Les empujaban con baúles, cestas, sacos, pero
en que para qué ha nacido el hombre, o en Hertzen. muchos, al pasar, saludaban a Bogoslovski. Volodia
Ahora va a sonar el tercer pitido, bésame... se quedó mirando estupefacto al médico principal del
Volodia la besó en los labios cerrados, hospital de Chorni Yar. Aquello era verdaderamente
humedecidos por las lágrimas. insólito: venir a recibir a un estudiante que llegaba
- ¡Así no! -exclamó Varia-. ¡Así se besa a los para las prácticas. Si lo contara en el instituto no se lo
muertos! ¡Bésame con pasión! creerían.
Volodia entonces se enardeció, apretó los dientes, - En tiempos -empezó a decir Bogoslovski, como
los labios de Varia cedieron, su cuerpo vigoroso, si respondiera a los pensamientos de Volodia-, llegué
joven, se estrechó con fuerza contra él. Por encima yo lo mismo que hoy usted, sólo que ya con el
de sus cabezas sonó la sirena del barco. diploma. No vinieron a buscarme con caballos; un
- ¡Nada de particular! -soltándose de los fuertes viejo que había estado con los S. R.15, aparte esto, no
brazos de él, dijo Varia-. He leído en un libro que los mal médico, me recibió de uñas. Y para llegar hasta
besos son a veces ásperos. allí se necesitaban dos jornadas. Por mucho tiempo,
- ¡Qué bobada! -se ofendió Volodia. puede creerme, me quedó una amarga impresión...
La pasarela se deslizaba bajo sus pies, entonces Un ligero caballo tordo tiraba de un carruaje con
Volodia dio un salto, y el barco El héroe del Uncha ballestas, llevándoles del embarcadero a la ciudad.
avanzó lentamente hacia el canal que conducía al Bogoslovski, sentado al lado de Volodia en el
ancho río. Ustímenko estuvo casi toda la noche cómodo pescante mullido, manejaba las bridas con
sentado en cubierta, repitiendo: "¡pelirroja, te quiero, destreza, saludando a derecha e izquierda:
te quiero, te quiero!" Y recordó con tristeza las horas - ¡Mis respetos, María Vladímirovna! Se le
que pudieron haber pasado juntos, y las pasaron saluda, ¡Akínfich! ¡Salud, Petrunka! ¡Lizabeta
separados, recordó sus propias y simples agudezas, Nikanórovna, mis respetos!
sus burlas, su estúpido tono irónico cuando hablaba Moviendo el delgado cigarrillo de un ángulo para
con Varia y los ojos de ella siempre abiertos otro de la boca con la lengua, le iba comunicando
buscando su mirada, recordó cómo ella en todo con ese estilo de hablar a retazos tan peculiar de los
momento se hallaba dispuesta a verse con él a hombres del campo:
cualquier hora del día o de la noche, su simpática y - Le hemos buscado una habitación con asistencia
alegre risa, su esfuerzo por escucharle y completa, no cara, la dueña es simpática, una
comprenderle cuando le explicaba una cosa que le viejecita, se llama Daune, es letona, una jardinera
preocupaba a él y no podía interesarle a ella. sorprendente, yo he aprendido muchas cosas útiles de
"¡Querida mía, mi muy querida, mi queridísima ella. La leche la recibirá del hospital. A usted,
pelirroja Varia!" -pensaba Volodia, tropezando sin llegado de la ciudad, que se encuentra en la flor de la
darse cuenta en los que dormían en cubierta y sin vida, le hace falta beber leche en abundancia, hasta
escuchar los insultos que le prodigaban a su paso-. hartarse. La vendemos por su precio de coste:
"Tú eres encantadora y yo soy un idiota, un bruto, un veintinueve kopeks el litro. ¡Anna Semiónovna, mis
ser despreciable". saludos y mis mejores deseos! Fíjese, colega, ésta es
Hacia el amanecer le venció el sueño, después la catedral de Pedro y Pablo, de ella ya hablaremos
comió pan con salchichón, bebió agua caliente del en otro momento. Va a tener usted mucho,
depósito que había en cubierta. Quería seguir muchísimo trabajo, por eso, préstele la debida
pensando en Varia, pero no tuvo tiempo: el barco atención a la comida. ¡Salud, Semión Trífonich!
tocaba la sirena y batiendo el agua con las paletas Usted, colega, estará subordinado exclusivamente a
viraba para entrar en el embarcadero de Chorni Yar... mí, soy cantor del mando único, su bardo y su gran
- ¡Bien venido, Ustímenko! -exclamó admirador. El centralismo democrático es una gran
Bogoslovski, todavía más tostado por el sol que cosa...
cuando estuvo en la ciudad en el otoño-. ¿No me ha
reconocido? 15
Socialista Revolucionario, miembro del partido
Iba vestido con una camisa rusa de percal, contrarrevolucionario constituido por los kulaks en 1902
desabrochada en el pecho, pantalones de fuerte dril en Rusia y abiertamente adversario de las ideas marxistas.
(!. de la Edit.).
Esta es tu causa 71

La grupa del ágil caballo tordo relucía oscurecida Bogoslovski-. Mejor será que mire nuestra hacienda,
por el sudor. Bogoslovski, matando hábilmente un desde está pendiente se ve todo como en la palma de
tábano de un trallazo, empezó a hablar de la cosecha. la mano. En tiempos, tuvimos que desbaratar las
Volodia miraba fijamente las manos de Nikolái fantasías del estúpido barón...
Evguénievich, ¿no sería aquello una obcecación, Conteniendo al caballo y sujetándole con
acaso existían cirujanos así? ¡Habla con viveza, la habilidad de las riendas en la pendiente, indicaba a
mirada extraordinariamente pícara, de pronto sale Volodia con la fusta la distribución de las distintas
hablando de la leche al precio de coste, conduce al dependencias del hospital, la hacienda, la granja
caballo como si fuera un cochero de alcurnia! ¡Y las lechera, los huertos, el poblado...
manos! ¡Qué manos: enormes, anchas, fuertes, A la entrada de la aldea alborotaba una bandada
cubiertas de pecas rojizas; Dios mío, qué es lo que no de chicuelos que jugaban con un cachorrillo. Era esa
podrán hacer tales manos! Y de nuevo, ya fuera hora somnolienta de después de la comida. Aquí, los
porque adivinara el pensamiento de Volodia o porque escasos viandantes saludaban todos con respeto a
cazara al vuelo su mirada, el sorprendente doctor Bogoslovski. El médico detuvo el carruaje junto a
dijo: una casita blanca y limpia con techo de chapa de
- Además, soy zurdo de nacimiento, querido zinc, aflojó la cincha al caballo, abrió el chirriante y
colega. Si los defectos de nacimiento se saben acogedor portillo de la cerca y dijo a alguien que se
aprovechar con inteligencia, los resultados suelen ser hallaba en el fondo del huertecilla:
muy buenos. Luchando contra Kolchak me ayudó la - Berta Ernéstovna, le ruego que reciba
mano izquierda y ahora me ayuda en la cirugía amablemente y atienda a Vladímir... ¿su
también. Desgraciadamente, no puedo transmitirle a patronímico?
nadie mi experiencia en este sentido. Si tiene usted - Simplemente Volodia.
algún estudiante conocido que sea zurdo, envíemelo, - No, no simplemente -con severidad, incluso con
haré de él un excelente cirujano... aspereza, dijo Bogoslovski-. A usted le llamarán
Iban a través del campo. En el cálido cielo de todos sólo por su nombre y patronímico. Y si nuestra
color azul intenso se perdía el agudo canto de las María Nikoláevna -la vieja enfermera de la sección
alondras. Bogoslovski llevaba la camisa mojada por de cirugía- le llama Volodia, corríjala usted.
los hombros, en el aire se mezclaba el olor del ¿Comprendido?
sudoroso caballo con el polvo del camino, las - Comprendido.
emanaciones del cuero y de la brea. - Perfectamente. Así es que Vladímir...
- Ya se ve nuestro "aeroplano"-dijo Bogoslovski, - Afanásievich Ustímenko...
entornando los párpados y apuntando a la lejanía con - Quiere decir que completo es Vladímir
la fusta, con ese gesto característico del cochero-. En Afanásievich Ustímenko. Muy bien. Ahora, vamos a
tiempos fue propiedad de los señores Voitsejovski. ver cómo han preparado su alojamiento...
Durante la guerra imperialista estos patriotas rusos La vieja Daune, un poco intimidada, iba delante;
no pudieron idear nada mejor que construir en su abrió una puerta, luego otra y dejó pasar al pupilo a
finca un hospital para los oficiales austríacos la habitación. Olía a piso recién fregado, a pan
prisioneros. Un austríaco, un barón arquitecto, cocido, en las ventanas bajitas, abiertas de par en par,
levantó este edificio horrible... se movían, agitadas por el viento, las hermosas y
Volodia, con los ojos muy abiertos, miraba hacia grandes flores rosadas de una enredadera poco
abajo, al valle. Allí, entre altos abedules y tilos, común. Y al momento apareció un samovar panzudo,
aparecía, absurdo e insolente, el edificio construido limpio, resplandeciente, que resoplaba ruidosamente,
en forma de aeroplano, con alas, fuselaje y hasta con molletes con alcaravea, almíbar de ruibarbo en una
la cola. Volodia recordó de pronto la noche pasada en dulcera de traslúcido cristal.
el despacho de Polunin y su conversación sobre - ¿Qué le parece? -le preguntó Bogoslovski muy
Bogoslovski con tal precisión como si hubiera sido serio.
ayer. - ¡Magnífico! -contestó Volodia.
- ¿Bebe usted? -le preguntó Bogoslovski - Pague a Berta Ernéstovna el mes por adelantado
inopinadamente. -continuó Nikolái Evguénievich con la misma
- ¿Esto, cómo entenderlo? -contestó Volodia, gravedad-. Dele también el dinero para la leche, ella
enrojeciendo hasta las orejas. se la traerá todos los días. Aquí no hay chinches ni
- Sencillamente: vodka. Usted el día que nos otra clase de parásitos, se lo garantizo. Ahora vamos
conocimos pescó una buena pítima, lo que me a sentarnos y tomaremos el té, hoy estoy cansado, he
produjo una impresión de lo más desagradable. operado y por la noche no he dormido apenas: me
- Esto me ha ocurrido una sola vez en la vida -dijo llamaron dos veces para ir al hospital.
Volodia con voz ahogada-. Seguramente no calculé Se sentó, se pasó por la cara y el cuello un
bien o no comí lo suficiente. pañuelo enorme y muy limpio; él mismo preparó el
- No entremos en sicologías -le interrumpió té con sus manos hábiles, y lo echó en las tazas, a
72 Yuri Guerman

Volodia poco cargado, para sí mismo, muy cargado. bascas que sufre el escalador de alturas novato o el
Su rostro tostado, de abultados pómulos y frente que viaja por primera vez en avión.
despejada, estaba pensativo y parecía ahora hermoso, - ¿Está cansado? -le preguntó Nikolái
un rostro de mujik ruso, de hombre con una Evguénievich.
extraordinaria salud moral y física. - Siento algo así como náuseas -confesó Volodia.
Volodia también guardaba silencio, deleitándose - Es porque durante nuestra conversación se ha
con aquella calma, el suave céfiro, el aromático té y engullido toda una dulcera de almíbar -repuso
la presencia de Bogoslovski. Y pensaba, no sin Bogoslovski-. Lo menos había una libra. Tome té...
orgullo: "Aquí, a mi lado, está sentado un hombre Enjuáguese la boca...
portentoso; está conmigo y no tiene prisa. ¿Quiere "¡Cómo, del almíbar! -pensó Volodia irritado-.
decir que por algún motivo le intereso?" Encima, echarle la culpa al almíbar. ¡Quiere pasar
por simpático! ¡Es un diablo, y no un hombre!"
Florituras. En verdad, algo satánico le parecía ver en el rostro
Después de beber una segunda taza y de limpiarse de salientes pómulos del cirujano zurdo, en su
otra vez con el pañuelo, Bogoslovski, sin mirar a manera de resoplar satisfecho y en su mirada de
Volodia, empezó a decir con aire bastante austero: reojo, como la de un gallo, clavada en Volodia. Pero
- Debo prevenirle, Vladímir Afanásievich, sobre Ustímenko había ganado este pequeño combate; de
una particularidad. Usted es un muchacho atractivo, esto se daba perfecta cuenta y lo comprendía. El
bastante joven. Con respecto al amor, al primer combate con Bogoslovski había sido verbal,
enamoramiento, llegando incluso hasta las más pero todavía le esperaba el trabajo. Y Volodia
elevadas materias y los consiguientes sufrimientos, incluso sacudía la cabeza pensando en las pruebas
que, con el tiempo, nos llevan a todos nosotros a la que le preparaba el destino en la persona del médico
sección correspondiente del Registro Civil, o como principal del hospital dé Chorni Yar, camarada
se llame, eso es cosa suya. Pero si usted, colega, Bogoslovski. Nikolái Evguénievich.
piensa en mí hospital divertirse con el personal... En tanto éste, sentado en el alféizar de la ventana,
Y, en esto, de manera inesperada, con su voz ya le estaba preguntando a Berta qué pensaba dar de
corriente, hosca e incluso monótona, Bogoslovski comer hoy al joven doctor y le aconsejaba cómo
empezó a soltar tal sarta de expresivos tacos e obligar al doctor Vladímir Afanásievich, un buen
improperios que Volodia hasta miró alrededor para doctor, un doctor con conocimientos, aunque joven
ver si no estaba por allí cerca la vieja Daune. doctor, a reponer a fuerza de tomar leche su salud,
- Así es que, todo lo anteriormente expuesto -de quebrantada por el estudio...
nuevo con tono comedido continuó Nikolái "¡Doctor! -pensó Volodia-. Pues esto se refiere a
Evguénievich- no lo tolero de ninguna manera, y si mí, ¡doctor! ¡No soy todavía ni siquiera médico, y ya
llego a advertirlo, y lo advertiré sin duda, le pongo en me está llamando doctor!"
el mismo instante de patitas en la calle y ni siquiera Y de nuevo invadió su espíritu una oleada de
le daré el carruaje para que le lleve hasta el orgullo, pero sólo por un momento, nada más que un
embarcadero. Precisamente en este sentido se le ha instante.
adjudicado a nuestro hospital el título de "el - ¡Hasta mañana! -pronunció Bogoslovski como
aeroplano-monasterio de Bogoslovski". ¿Advertido? con doble sentido-. Venga a eso de las ocho; y allá ya
- Advertido. veremos.
- Perdone, pero le he prevenido de antemano ¿Qué quería decir este "ya veremos"?
porque ha habido precedentes. Y, ahora, pasemos a - ¡Muchas gracias por su amabilidad! -contestó
hablar de nuestros asuntos. Volodia secamente. También él era pillo como una
Años más tarde, ya en su madurez, Vladímir mosca, tampoco él se dejaba cazar con espejuelo.
Afanásievich Ustímenko, hombre nada apocado, "¡Ya veremos -dijo para sí, paseando por las
recordando esta conversación, que duró dos horas, se crujientes tablas del entarimado-, ya veremos si soy
cubría, como el pueblo dice, de un "sudor frío". yo un ser tan inútil!"
Bebiendo la quinta taza de té, clavando en Volodia Le embargaba una sensación extraña, mezcla de
una mirada atenazadora, entre cariñosa e inquisitiva, admiración por este hombre y de terrible enojo. Pero
Bogoslovski ora le acribillaba con una rociada de la admiración era mucho mayor.
preguntas, completamente inesperadas, o tanteaba "¡Bueno, diga lo que quiera, yo no me he comido
por los cuatro costados sus conocimientos, ora, una libra de almíbar! -pensó de nuevo irritado
súbitamente furioso, le atacaba, ora le hacía dudar de Volodia-. ¡Apenas si había allí un poquito de nada!"
la fidelidad de sus propias contestaciones, o le Ahora sentía hambre, el mareo se le había pasado ya;
acosaba sonriendo ligeramente, con el torrente de su sólo que al pensar en el día siguiente se sentía un
maldito "bien, y si, supongamos, a tales síntomas, le tanto intimidado. Pero era un temor alegre. "¡Bueno,
agregamos", de tal manera que al cabo de dos horas ya veremos! -pensaba Volodia-. Tú, camarada
el pobre Volodia incluso estaba pálido y sentía esas Bogoslovski, tampoco has nacido cirujano. ¡Tú
Esta es tu causa 73

también has sido como yo!" hasta las seis de la mañana.


Después de hartarse hasta reventar de sopa de Durante la visita a las salas, Bogoslovski hizo la
leche, pastelillos de requesón con nata, y luego nata presentación de Volodia al personal del hospital.
aparte, y requesón con miel, el doctor Ustímenko - Ustirnenko, Vladímir Afanásievich, estudiante
salió al huerto, puso a su lado, para reforzar su que ha venido de prácticas -dijo, sin la menor
autoridad, el primer tomo de N. I. Pirogov, expresión en la voz.
mordisqueó el extremo del lápiz y empezó a escribir Volodia saludó torpemente, se puso rojo como un
una carta de amor a Varia. Por el huerto correteaba tomate y se escondió en el pasillo detrás de un
un chicuelo rubio, dando pitidos con un silbato. Berta armario. La visita a las salas duró dos horas. Después
le chillo amenazadora: tuvo lugar el habitual cambio de impresiones con los
- ¡Chist, chist, César, calla, el doctor está médicos. Ustímenko no podía comprender a fondo de
trabajando! lo que se trataba, pero comprendió bien una cosa para
César, que debido a su corta edad, todavía no siempre: con Nikolái Evguénievich no se podía
llevaba pantalones, asustado, miró a Volodia de reojo gastar bromas. Ni las lágrimas, ni los plañidos de
y salió corriendo hacia unos groselleros, desde donde arrepentimiento ayudaron en nada a una médica
largo rato se oyó un susurro y un débil gimoteo. morenita y agraciada.
Volodia seguía escribiendo. Nunca se hubiese - Yo la expulso -conciso y hasta imponente dijo
imaginado que quisiera a Varia hacía tanto tiempo y Bogoslovski-, y, además, daré los peores informes de
con tal pasión. Bueno, en el estado de exaltación en usted. Y puede irse a quejar a quien le plazca: el
que se hallaba hoy, todo le parecía más importante, conocido déspota, médico principal del hospital de
más extraordinario y hasta más grandioso que era en Chorni Yar, hijo de pope, kulak y toda esa sarta de
realidad. El huerto y la mesa, en la que escribía, y la epítetos que acostumbran a escribir refiriéndose a mí
hija o nieta de Berta, una letona alta, fuerte, de en las denuncias, no se asusta de nada. Comuníquelo
anchos hombros, y el templado atardecer, y la idea de así. Y con esto terminamos. ¿Vladímir Afanásievich,
que al día siguiente tendría que comparecer ante el está usted ahí?
médico principal en su despacho, todo era - ¡Aquí estoy! -respondió Volodia con voz
maravilloso, sorprendente, la primera vez en la vida... apagada.
"Somos la caballería roja y de nosotros... ", - Vamos a la sala de operaciones. Me asistirá
canturreaba Volodia... usted.
En tanto el lápiz corría por el papel. Bogoslovski se detuvo en el corredor. Cuando ya
"Comprendes, pelirroja -escribía Volodia, había empezado a lavarse las manos, Volodia
olvidando que el párrafo anterior de la carta estaba advirtió que junto al lavabo había un sillín parecido
por completo dedicado al amor-, comprendes, puede al de una bicicleta, lo aproximó hacia sí con la rodilla
ser que mañana mismo me eche de aquí este verdugo, y se sentó.
pero no me iré. Yo debo trabajar con él y comprender - ¡Hola! -oyó decir a su espalda a María
en qué consiste la fuerza de este hombre. Además, Nikoláevna, la enfermera de la sección de cirugía,
has de saber, que cuando en el futuro venga adonde una mujer angulosa, parecida a la gran mártir de un
yo esté un joven doctor..." icono.
Después de pensarlo, Volodia tachó lo de "joven Pero Volodia no le dio ninguna importancia a este
doctor" y puso "estudiante". "Cuando venga de "¡hola!": se sentó más cómodamente y, silboteando,
prácticas adonde yo esté un estudiante después de se lavó según todas las reglas del arte.
terminar el cuarto curso, le recibiré como me han ¡Y además silba! -dijo Nikolái Evguénievich,
recibido a mí aquí... " entrando. Luego agregó-: todavía es usted joven,
En toda la tarde no hizo más que escribir un amiguete, para lavarse sentado. ¡Ah!, a esto se refería
terrible galimatías. Y mucho tiempo después se el irónico "¡hola!" Volodia se puso en pie de un
sorprendía de que Varia hubiese podido entender brinco, Bogoslovski le ordenó:
aquella confusión de sentimientos, ideas, amenazas, - Termine de lavarse, a qué viene eso ahora...
insolencias y temores. Antes de cenar, el doctor Y, apretando el pedal de otro lavabo, empezó a
Ustímenko se fue al Yancha, afluente del Uncha, se lavarse concienzudamente sus enormes manos,
bañó bajo la clara luz de la luna, nadando a largas cubiertas de abundante vello rojizo. Volodia le miró
brazadas, se vistió, se entretuvo algún tiempo de soslayo: Nikolái Evguénievich, con el ceño
atrapando en la hierba un bichejo desconocido y se fruncido, estaba pensativo.
presentó en casa como persona de importancia. La A eso de las dos de la tarde las operaciones de
cama ya la tenía preparada, en la casa cantaba un aquel día habían terminado. A Volodia le temblaban
grillo, había que concentrarse, "imponerse de la las rodillas, sentía fuertes latidos en las sienes a causa
situación", como decía Varia, pero a Volodia no le de la tensión, tenía la camisa pegada a la espalda,
dio tiempo: se quedó dormido en cuanto reposó la mientras que Bogoslovski estaba tan fresco, como si
cabeza sobre la almohada, y durmió sin moverse no hubiera empezado a trabajar. Y, al tiempo que se
74 Yuri Guerman

lavaba, canturreaba a media voz: está muy mal...


- Mire al enfermo -ordenó Bogoslovski a Volodia-
Brilla, brilla, mi estrella, . Reconózcalo y piense.
Brilla, estrella mía querida, La enfermera, obsequiosa, se apresuró a ayudar a
Tú eres mi sola alegría, Volodia a ver aquello que él tomaba por un antrax.
!unca habrá otra más bella... Todo estaba tan claro que hasta se sintió ofendido.
¿Acaso merecía la pena que Bogoslovski llamara la
Ni una sola palabra de cómo había trabajado atención a Ustímenko sobre un caso tan elemental?
Volodia. ¿Sería posible que este médico, que parecía - ¿Qué le parece? -preguntó Bogoslovski, pasados
un silvano, se hubiese olvidado de Volodia? unos momentos.
Colgando la toalla cuidadosamente, Bogoslovski - Hay que operar -contestó Volodia.
de pronto preguntó: - ¿Está usted seguro? Tenga en cuenta que Egórov
- ¿Sabe usted a quién hemos operado hoy? trabaja en un artel donde hacen válenki16.
- ¿De anastomosis gastrointestinal? No debiera haber dejado pasar por alto esta
- No, de perforación. A Sidiliov, el que fue observación a propósito de los válenki. Pero la
contable de nuestro hospital. ¿Sabe usted?, él era juventud es impulsiva; impulsiva y puntillosa. "¿Qué
quien ayudaba a Sutuguin a escribir las denuncias tienen que ver aquí los válenki?", le cruzó por el
contra mí, catorce denuncias a los lugares más pensamiento. "¡Tiene usted ganas de bromear, doctor
diferentes. Al fin se llevaron al vejestorio a Zarechie, Bogoslovski!"
y, vea usted lo que son las cosas, la esposa de - Hay que operar sin falta -insistió Ustímenko con
Sidiliov estaba plenamente convencida de que yo le sequedad-. Fíjese usted mismo qué edema. Y los
iba a matar en la operación para vengarme, todavía síntomas generales son graves... Un antrax en el
esta mañana se lo ha dicho oficialmente a los cuello puede conducir a una meningitis...
nuestros. Y yo mismo hoy, antes de que empezaran a Bogoslovski fijó sus ojos un poco oblicuos, de
narcotizarle, se lo digo honradamente, me encontraba tártaro, en Ustímenko, mirándole con creciente
en una situación de lo más desagradable. El viejo me desagrado.
mira, y me doy cuenta por su mirada que piensa de - ¿Y bien? -preguntó-. ¿Cómo va a operar usted?
verdad que ha llegado la hora de mi venganza - Incisión en cruz, que penetre hasta los tejidos
sangrienta. ¡Ah, Dios mío, cuánta ruindad! sanos, separando los colgajos de la piel y,
Bogoslovski incluso se estremeció y su rostro se naturalmente, resección de los tejidos muertos,
contrajo con una expresión dolorida. extirpación del foco, amplio drenaje de la cavidad...
- ¿Por qué escribía todas esas cosas? -preguntó La enfermera suspiró pesadamente.
Volodia en voz baja. - ¿No le parece que sería necesario el análisis
- ¿Acaso era él solo? -se sorprendió Nikolái bacteriológico de lo extraído? -preguntó Bogoslovski
Evguénievich-. En comparación con otros, él era una sin alterarse, pero con voz adversa-. ¿Qué piensa
criaturita, un angelito. Aquí han sucedido cosas muy usted? Pues el error puede ser irreparable.
gordas en otros tiempos. El enfermo quejóse débilmente y se removió en el
Dejaron atrás un filtro, pasaron por un pequeño lecho.
corredor y salieron -así le pareció a Volodia- a las - Vea la historia clínica, doctor Ustímenko -
alas de atrás de la fantástica construcción del pronunció Nikolái Evguénievich sin el menor
arquitecto von Staube. Tras las redondas ventanas, sarcasmo, pero recalcando la palabra "doctor".
abiertas de par en par, susurraban los abedules. Una Volviéndose hacia la enfermera, la ordenó ir
enfermera se puso en pie al acercarse Bogoslovski; rápidamente a alguna parte. Esto lo oyó Volodia
éste la saludó con una ligera inclinación de cabeza. como en sueños, mas, de todas maneras, se dio
Volodia también saludó tranquilamente, sin pensar cuenta de que Bogoslovski le trataba con cierta
en el desdoro que estaba ya dispuesto a caer sobre su conmiseración.
pobre cabeza.
Nikolái Evguénievich se sentó en un taburete Carbunco.
pintado de esmalte blanco al lado de un enfermo, le "Pústula maligna, carbunco", leyó Volodia en la
asió la mano nervuda, amarillenta y fláccida, que historia clínica. El sudor perló su frente. También se
pendía pesadamente, y le tomó el pulso. La historia fijó en que estaban subrayadas con lápiz rojo las
clínica la tenía allí mismo, sobre la mesilla de noche. palabras que se referían al artel de válenki, en el
Ustímenko hubiera podido echarle un vistazo con el poblado de Rasgonie.
rabillo del ojo, y entonces todo hubiera tomado otro - ¿Y bien, qué? -preguntóle de nuevo
giro, pero su honradez innata le impidió hacerlo. Bogoslovski. Volodia permaneció largo rato sin
- ¡Egórov! -le llamó Bogoslovski. atreverse a fijar su mirada en Nikolái Evguénievich,
- No, ¿qué hace usted? -dijo la enfermera-.
Nikolái Evguénievich, no sabe cómo le han traído,
16
Botas altas de fieltro (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 75

y cuando se decidió, vio en su rostro no una dejar ahora el hospital. Usted tendrá que declarar el
expresión de triunfo, sino más bien de tristeza e lugar en cuarentena, "poner el veto" a la feria, aclarar
incluso de desaliento. los pormenores sobre el terreno y salvar a la
- Amiguito, hay que ser más observador -dijo población de la pústula maligna. Vamos, le escribiré
Bogoslovski, como si hablara desde muy lejos-. La los documentos necesarios, un memorándum, los
observación también requiere su esfuerzo. Para llegar nombres de las personas que pueden serle útiles y
hasta aquí, hemos pasado por un filtro en el que algunas otras cosas...
estaba clavada una tablilla que decía "Sala de En tanto Nikolái Evguénievich escribía, Volodia,
infecciosos", luego hemos pasado por dos corredores con cierta febrilidad, rebuscaba en la biblioteca que
más y de nuevo otro aviso: "Entrada a la sala de se hallaba al lado de su despacho. En líneas generales
infecciosos". Además, le he advertido que Egórov conocía todo cuanto se refería a los medios
trabaja en un artel de válenki, es decir, tiene contacto profilácticos. Repasar una vez más los métodos de
con la lana de animales que puede estar comprobación de la materia prima según Ascoli, y ya
contaminada... Y usted, a pesar de todo, dice que hay estaba listo.
que sajar. ¡Oh, estos expeditivos rajadores! En En el patio, un mozo del hospital, un hombre con
absoluto está indicado en tal caso sajar... enormes mostachos, cargaba en el carro bidones,
- Ahora, ya... -pronunció Volodia. mangas de goma, damajuanas recubiertas de mimbre,
- En absoluto está indicado -repitió Nikolái un bichero, Volodia no se imaginaba para qué, dos
Evguénievich con voz férrea, más aún, con voz de hachas...
una dureza implacable-, en absoluto están indicados - - Puede confiar plenamente en este hombre -le
dijo por tercera vez, amenazando a Volodia con el dijo Bogoslovski, mirando por la ventana-. Llevo
dedo- los cortes, el desbridamiento, el drenaje y otras muchos años trabajando con él, le conozco bien y
cosas por el estilo, ya que el traumatismo del foco tengo confianza en él. No desoiga sus consejos. Le
originario provoca la penetración, ¿de qué?... quiero advertir también que el cacique de allí,
- La penetración de bacilos, claro es -respondió Gorshkov, es un elemento malo, venenoso, rencoroso
Ustímenko, algo más tranquilizado-, de bacilos en la y ladrón. No comprendo todavía por qué, pero
sangre y contribuye al desarrollo de un grave estado complica las cosas con alguna intención...
septicémico... No había transcurrido más de una hora, y
Bogoslovski sonrió: Ustímenko, cansado, hambriento, malhumorado y
- ¡Muy juicioso! ¿Y cómo hace falta curar, orgulloso, se subía al carro tirado por el mismo
entonces? caballo tordo que le había traído el día anterior a
Volodia citó el suero, las inyecciones intravenosas Chorni Yar. No hacía viento, el día era caluroso y
de salvarsán. Bogoslovski de nuevo se quedó amenazaba tormenta. El mozo del hospital, el tío
pensando, concentrado y sombrío. Petia, con los bigotes color de trigo y cara de viejo
Volvió a entrar la enfermera, y sólo entonces se soldado, sosteniendo las riendas con aire de
dio cuenta Volodia de que se había marchado y había importancia, le gritó al portero del hospital:
entrado por otra puerta diferente: esto quería decir - ¡Eh, Fómochkin, abre el portón!
que había otra salida y otro filtro. Y, efectivamente, El caballo partió con un trotecillo rítmico.
era así. Ambos se lavaron con detenimiento las Volodia empezó a ojear el periódico. Los sublevados
manos en el filtro de salida y allí mismo dejaron las atacaban de nuevo a Bilbao. "La aviación fascista
batas blancas. bombardea impunemente a la población civil", leyó
- Ahora le voy a dar a usted un encargo no muy Ustímenko. "Los Junkers han destruido Guernica, la
agradable -le dijo Bogoslovski, ya en el jardín, ciudad sagrada de los vascos, y ahora pretenden
suspirando, al tiempo que se sentaba, fatigado, en un hacer de Bilbao otra nueva y mayor Guernica".
banco-. Hoy es sábado, y mañana será día de feria en Volodia apretó con fuerza los dientes.
Rasgonie. Hay que anunciar que el lugar es un foco "¿Dónde estás ahora, padre? ¿Estás vivo? ¿Qué
de infección, tomar allí todas las medidas necesarias, difícil será para ti todo eso seguramente? ¿De un
y, conjuntamente con la inspección veterinaria, combate a otro combate, de un vuelo a otro vuelo?
realizar la desinfección del maldito artel de válenki. Pues tú no puedes estar sentado en el café cuando
Vladímir Afanásievich, hay que terminar con ese ocurren tales cosas en el mundo".
foco de infección. Se trata de que Egórov es el tercer El tío Petia resultó ser un hombre locuaz. Apenas
caso de carbunco que nos viene de allí. Ya hemos dejaron atrás el poblado, empezó a hablar, y se
tenido dos casos mortales, uno, en forma intestinal, el paraba únicamente para encender un cigarrillo liado
otro, pulmonar. He tenido que prescindir de nuestro por él y aromatizado con meliloto.
epidemiólogo. (Volodia recordó la visita de las salas - Nuestro Nikolái Evguénievich es una persona de
por la mañana.) Era una mujer que no valía para extraordinario valor -dijo el tío Petia con tal tono
nada, sin voluntad, cobarde e intrigante. Yo mismo como si Volodia estuviese dispuesto a contradecirle-.
no puedo ir, tengo que operar, y, además, no se puede Y nosotros, el personal médico-sanitario auxiliar, que
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trabajamos hace tiempo con él, apreciamos como de pipas de girasol.


nadie su extraordinaria valía y no permitimos que se Una mujer con el vientre abultado, la joven
le ofenda. Usted es un doctor joven, de los que esposa de Gorshkov, trajo a éste un vaso de leche
vienen y se van, tales como usted hemos visto desnatada. El hundió sus largos dedos en el líquido y
muchos y podemos dar nuestra opinión si se presenta sacó una mosca, luego la sopló y se lo bebió.
el caso, pero él es nuestro. La medicina, claro es, aún Clavando la mirada en Volodia, le preguntó:
no puede resolverlo todo en un abrir y cerrar de ojos, - ¿Me busca usted a mí? -Si es usted Gorshkov,
pero en lo que puede, en eso Nikolái Evguénievich es entonces le busco a usted -con desagrado, como
un hombre con completo dominio. Usted es un siempre que veía a un borracho, le respondió
doctor joven, a otros así los hemos acompañado hasta Volodia.
el barco, con frecuencia ocurre... - ¿Del combinado?
- ¿Pero qué tiene que ver aquí mi juventud? -dijo, - No. En el artel de válenki de este lugar se han
ofendido, Ustímenko-. En cuanto al barco, sepa que registrado ya tres casos de carbunco.
yo no soy doctor, sino estudiante, aún tengo que - ¡Y vuelta la burra al trigo! -rezongó Gorshkov-.
terminar el instituto. A un posma tuve a bien mandarle con Dios, y ha
- Eso es cosa suya, nosotros no nos entrometemos venido otro. ¡Tóbik, muérdele!
-replicó el tío Petia con la misma voz tranquila-, pero Tóbik olfateó las botas a Volodia y se tendió en el
lo vemos: andan dando vueltas alrededor de Nikolái suelo.
Evguénievich, aprenden, y, sin siquiera dar las - ¡Mañana no habrá feria! -dijo Volodia con voz
gracias ni despedirse, toman las de Villadiego. reposada y firme-. Hay que distribuir a la gente cerca
Nosotros, el personal médico-sanitario auxiliar, lo de las entradas al poblado. Ahora mismo vamos a
vemos. Nos callamos, claro está, a nosotros no nos empezar la desinfección del artel, es decir, de las
preguntan, ¡pero verlo... eso no se nos puede materias primas que haya allí. Además...
prohibir! Y cuando hay reuniones de partido, - ¡Ni mucho menos! -replicó Gorshkov.
entonces decimos lo nuestro. ¿Es usted del partido? - ¿Cómo que ni mucho menos?
- Komsomol. - Pues muy sencillo. No se hará nada de eso, y se
- Es decir, sin partido. No vamos a hablar ahora acabó el cuento. Lo tenemos ya acordado: a los
de los secretos del partido. Lo que hay que decir en talleres, como foco de infección, les pegaremos
las reuniones cerradas, lo decimos. Y nadie tiene fuego. Ya hemos traído petróleo, virutas y barricas
derecho a preguntarlo. con agua. ¡Bábichev! -vociferó, de pronto, llamando
Volodia lanzó un suspiro. El viaje era largo, el tío al apuesto miliciano.
Petia hablaba sin cesar. Hacía un calor insoportable, Este se acercó, pisando blandamente con sus
asfixiante. Tras los barrancos se vislumbraban suaves botas altas de tafilete.
débilmente unas casitas entre la neblina. Por el - ¿Está acordado prenderles fuego?
Occidente se sentían ya los truenos y avanzaban - Acordado -respondió Bábichev, mirando a
grandes nubarrones. Volodia con sus ojos aceitosos.
- ¿Aquello es Rasgonie? -preguntó Ustímenko. - Pues ellos quieren prohibir la feria.
- ¡El mismo! -contestó el tío Petia, atusándose los El miliciano se rió mostrando sus bonitos dientes
trigueños bigotes-. Con este Matvéi tenemos que de deslumbrante blancura.
tragar mucha quina. - El foco infeccioso debe ser destruido de raíz -
- ¿Quién es Matvéi? dijo-. ¡Si los cadáveres de los animales se queman,
- Pues Gorshkov, el presidente. Hoy, cómo no se va a quemar la lana y la producción que
seguramente, ya desde por la mañana andará también tienen bacterias! ¡Aquí no somos unos
borracho con motivo de la feria. mastuerzos analfabetos, tenemos algunos
En efecto, Gorshkov estaba ya bebido. Sentado en conocimientos!...
el poyo junto a la casa, adiestraba a un perro orejudo Hizo un guiño a Ustímenko y agregó, espaciando
y lleno de mataduras: las sílabas:
- ¡Busca, Tóbik! ¡Toma, toma! ¡Échate aquí! - He-mos con-sul-ta-do.
¡Muérete! - ¿Con quién?
Su mirada era impertinente, pesada. - Con quien era menester.
Allí mismo, tras la esquina, se oía el golpear de - Escucha, Bábichév -empezó a decir con
martillos, estaban instalando el carrusel en la plaza. brusquedad el tío Petia, asomando la cabeza por
Un hombre de revuelta pelambrera y seboso detrás del hombro de Volodia-. Bueno, déjate de
occipucio, el encargado de la cooperativa, daba cuentos. Yo te conozco y tú me conoces a mí...
órdenes junto a un tendejón en el que estaban Se midieron de pies a cabeza con la mirada. Al
clavando un rótulo: "Aperitivos, vinos y otros parecer, Bábichev se había picado.
artículos". Un apuesto miliciano decía algo "al sector - ¿Con quién han consultado?
del comercio privado": una vieja con una cesta llena - El presidente ha hablado -Bábichev señaló con
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la cabeza a Gorshkov-. Yo no he hablado. por perdidas. Que manden también a un soldado en


Y retrocedió ligeramente con sus blandas botas busca del fiscal o del juez de instrucción, y por los
altas. milicianos; en Chorni Yar, para terror de los
- Espera -le ordenó el tío Petia-. ¿Se ha hecho una enemigos, los hay de caballería.
revisión del estado de las mercancías que hay en los - Tenga usted cuidado, tío Petia, no le vayan a
almacenes en el momento actual? ¿Se ha levantado dejar seco de un trastazo -le previno Volodia en voz
acta? baja.
Volodia, con la boca abierta como un niño, se En la plaza daba vueltas el carrousel, pues lo
quedó mirando a Gorshkov. Sólo en este momento estaban probando. Gorshkov, abriendo una bocaza
empezó a adivinar de qué se trataba. Gorshkov se enorme, vociferaba:
relamió los labios, se incorporó un poco, se sentó de
nuevo, y después gritó: ¡Oh! !i sauquillo ni frambuesa, ¡oh!
- ¿Pero estás en tus cabales, diablo bigotudo? ¡Oh! Tú, amigo del alma, ¡oh!
¿Cómo puedo permitir que entre allí nadie cuando
todo está lleno de vuestras bacterias? ¿Si una bacteria La mujer trajo vodka, una sardina arenque en un
pica al revisor, quién tendrá la culpa? ¿Otra vez plato y rabanillos. Gorshkov llamó:
Gorshkov? ¿O si entráis vosotros allí y pescáis una - Ven acá, medicina, vamos a hacer una
infección, de quién será la responsabilidad? ¿Mía? desinfección normalis. Trinquemos bajo los rayos,
¡No dejaré entrar allí ni a un ser viviente! Todo ha vamos a hacer cábalas...
sido precintado y lacrado en presencia del camarada El tío Petia se sentó, se atusó sus magníficos
Bábichev con el sello de nuestra administración. No bigotes y tomó en su enorme mano una copa de
puede pasar ni una mosca, tanto menos una persona. vodka. Volodia, sin apartar la vista de él, asió
Bábichev retrocedió aún más, hasta llegar a la desmañadamente las riendas y con tono confiado
plaza. El tío Petia le siguió con la mirada tranquila, gritó al dócil caballo gris:
incluso un poco alelada, después hizo un guiño a - ¡Arre, tú, como te llames! ¡Riá, vamos!
Volodia y dijo con intención: El carro cruzó traqueteando la plaza; el tío Petia
- Bueno, nosotros somos gente de poca monta, no se interesó:
somos quién para solventar este asunto. Me sentaré - ¿Oye, Matvéi, y Bábichev, dónde está?
un poco aquí contigo a la sombra y descansaré, en - En las ocupaciones de su cargo.
tanto Vladímir Afanásievich va a recibir - ¡Mira! -exclamó el tío Petia, chocando su copa
instrucciones de cómo se debe quemar esto. No es con la de Gorshkov-. También tiene cargo.
posible quemarlo así, sencillamente, sino de manera Encubridor.
científica, para que no sea sólo prenderle fuego, sino, - ¡Cómo!
al mismo tiempo, una desinfección "normalis" a Al tío Petia le gustaban las conversaciones agudas
fondo. y las situaciones arriesgadas. Y ahora se sentía en su
Con su léxico científico el tío Petia subyugó por elemento:
completo al borracho Gorshkov, que empezó a cantar - ¿Cómo? Pues lo que te digo, ciudadano
algo bullicioso y alegre. El tío Petia, mientras tanto, Gorshkov, Matvéi Pávlovich. Es cosa sabida: no es
dijo a media voz a Volodia: sólo ladrón el que roba, sino también quien encubre a
- Esto huele a Código Penal y a proceso judicial los ladrones.
de los ladrones. Estas son las pasadas que nos juega Un rayo cayó como una flecha amarilla
la medicina. Yo tengo ya el colmillo retorcido y me directamente a tierra, no lejos del puente. Gorshkov
he dado cuenta de todo el enredo, y a este lagartón lo se encogió y derramó la vodka. El caballo tordo, que
he atrapado con mi normalis... Volodia conducía con tan poca habilidad, por un
En el cielo, tras el saucedal, más allá de la casa instante se espantó y se abrió de patas, después,
del presidente del koljós, recién construida, retumbó levantando las orejas, lanzóse al galope. Ustímenko
un trueno. La atmósfera se hizo irrespirable, densa, se ladeó, enrollóse las riendas a las manos y empezó
una tormenta de polvo se aproximaba amenazadora. a gritar entre los estampidos de los truenos:
- ¡Suba al carro! -susurró el tío Petia a Volodia-. - ¡So-o, caballo, so-o, te has vuelto loco!...
Tome por la Carretera Vieja a través del puente hasta ... Si por lo menos supiera su nombre; el nombre
llegar al mismo campamento militar. En cuanto vea a de este caballo tordo, como se saben los nombres de
la derecha tiendas de campaña y amarraderos para los los perros: Shárik, Bóbik, Zhuchka...
caballos, pare. Pregunte por el médico militar, el Lo que siguió más adelante fue todo un verdadero
camarada Kudímov, Egor Stepánovich. Y con los de enredo: Kudímov, aún soñoliento, pues dormía a
caballería, volando para acá. Pues, de otra manera, pierna suelta después de la comida, los incesantes
prenderán fuego a sus depósitos vacíos, y busca rayos y truenos: la voz de mando prolongada,
después adónde ha ido a parar el carbunco. Y animadora: "¡A ca-ba-llo!...": una densa nube de
mercancías por muchos miles de rublos, cuéntalas polvo amarillo sobre la carretera; los de caballería
78 Yuri Guerman

marchando al galope: la ambulancia sanitaria: comprendió que estaba detenido y, atragantándose,


Kudímov montado en un caballo negro amblador: el empezó a confesarlo todo. La mercancía se la habían
jefe del escuadrón de nariz corcovada y recién llevado dos noches atrás dos viejos chamarileros de
afeitado, con la cara que le azuleaba: el regreso a Zaréchensk. Se la habían llevado en camiones. El
donde estaba el tío Petia, ya borracho, pero sano y dinero lo tenía todo enterito, el camarada fiscal podía
salvo. Otra vez relámpagos, sin lluvia ni truenos, un llevarlo a las cajas del Estado, lo encontraría
calor sofocante: los milicianos a caballo; bidones de escondido en un caldero de ordeñar viejo, debajo de
petróleo junto a los talleres de válenki precintados; los clavos. El fiscal se sentó tras una mesa, se limpió
unos hombres vociferando -cardadores y de otros el rostro sudoroso y se puso a contar el dinero, en
oficios-, soliviantados por todo lo que ocurría; la fajos de billetes. Lo ya contado lo iba metiendo en el
palanca con la que un miliciano hizo saltar el gorro, pero se equivocaba una y otra vez y de nuevo
candado precintado; las amenazas de Gorshkov: empezaba a contarlo. Bábichev gritó desde el rincón:
- ¡Ustedes responderán! ¡Res-pon-de-rán! - En casa yo tengo 2.200 rublos, que he recibido
¡Desinfección! por hacer la vista gorda. Le ruego, ciudadano fiscal,
Kudímov, con los ojos entornados, se ríe a que haga constar que lo he reconocido
carcajadas: voluntariamente...
- Fíjese, Ustímenko, el almacén está Todo aquello resultaba increíblemente interesante.
completamente vacío. ¡Lo han robado todo, qué Como Kudímov se había ido a dormir, la distribución
infames, se lo han llevado todo! Pero no, aquí hay de los puestos de vigilancia la hizo Volodia.
todavía desparramada por el suelo no sé qué Explicaba con toda amabilidad a cada soldado cuál
porquería, unos diez kilos... ¿Y la producción ya era su tarea: no permitir de ninguna manera la
terminada? ¿Dónde están los válenki? Según los entrada en la feria a los campesinos, se había
documentos, tenía que haber más de 4.000 pares. declarado cuarentena en el lugar y no era cosa de
¿No es así, camarada riscal? broma. Los soldados dormitaban sobre sus monturas;
Pero no se encontró ni un solo par. Gorshkov y los encendidos discursos de Volodia resultaban
Bábichev fueron arrestados inmediatamente y excesivamente detallados y largos, pero él ni se daba
puestos bajo custodia. Con el fiscal vino un inspector cuenta. Ya se le habían olvidado las palabras que
con plenas atribuciones: un hombre misterioso con había leído hacía tan poco tiempo en un librito que
un pistolón enorme al costado. Tenía nariz de pato, trataba del carbunco: "No se debe sobrestimar esta
los ojos, según le pareció a Volodia, le atravesaban a enfermedad". A él le parecía que, por lo menos, tenía
uno de parte a parte, y su léxico le recordó los años que vérselas con la peste.
de su infancia, cuando leía a Conan Doyle: Al amanecer dos guardias llevaron a los detenidos
- Les ruego que no me estropeen las huellas y el dinero a Chorni Yar. El fiscal, el inspector, que
dactilares decía el inspector-. Les ruego que no no tenían su propio medio de transporte, subieron al
borren las pisadas de las botas de los malhechores... carro del hospital con Volodia y el tío Petia; iban
Ya había oscurecido completamente, la gente escoltados por seis hombres a caballo. El inspector,
andaba con linternas "murciélago", todo parecía hallando en Volodia un digno interlocutor, le endilgó
extraordinariamente misterioso y terrible, como en la toda clase de leyendas e historias fabulosas sobre
infancia. Volodia dijo al fiscal, un hombre también crímenes horribles, que decía haber sido descubiertos
joven con un gorro de cuero y una pelliza gris: por él. Era este inspector un buen maula, socarrón y
- Necesitamos saber inmediatamente adónde han amigo de divertirse. A Volodia le brillaban los ojos
ido a parar los materiales y los válenki terminados. bajo sus largas pestañas: a tipos así era interesante
Las esporas del carbunco son extraordinariamente contarle cuentos, sobre todo cuando se tienen ganas
resistentes. Comprenden, camaradas, mueren sólo de dormir. El fiscal roncaba y el tío Petia fumaba y
después de diez minutos de ebullición. Y el calor suspiraba. A Zaréchensk debían llegar más
seco de 120 grados las destruye solamente al cabo de milicianos.
una o dos horas... - ¡Ojalá no se arme un fregado! -dijo el inspector.
- ¡Este miserable está borracho, y no hay manera - ¿Fregado quiere decir tiroteo? -inquirió
de sacarle nada ahora! -comentó el fiscal-. Está Ustímenko cauteloso.
borracho como una cuba, ustedes mismos lo ven... Las materias primas y los válenki sólo pudieron
Los hombres hablaban airados a su alrededor, encontrarlos al día siguiente al atardecer, y no en
exigiendo que se juzgara al presidente en público. Zaréchensk, sino en el caserío Glínischni. Volodia y
Bábichev, con sus ojos de buey, lloraba como una el tío Petia apenas si durmieron durante aquellos dos
mujer, limpiándose las lágrimas con un pañuelito. El días. Apestaban a cloro desde lejos, se pelearon con
tío Petia hablaba con los de caballería, explicándoles el veterinario de Zaréchensk, perdieron no se sabe
que el carbunco era peligroso no sólo para los dónde una manga de goma y sólo el martes por la
animales, sino también para las personas. tarde regresaron al hospital de Chorni Yar. Después
Ya de noche, Gorshkov se despejó; entonces de bañarse en el río, cambiarse de ropa y de peinarse
Esta es tu causa 79

la polvorieta y revuelta pelambrera, Volodia, con aire menor atención. Volodia, como es natural, se sentía
triunfal, se dirigió a ver a Bogoslovski para ofendido. ¿Pero, qué podía hacer? ¿Ponerse de pie y
informarle. Este le escuchó con atención y después le decir a todos lo difícil que había sido aquello, no sólo
preguntó: difícil, sino incluso terrible? ¿Decir que el tío Petia y
- ¿Pero en los almacenes y talleres de Rasgonie, él eran unos valientes? No, no podía decidirse a hacer
qué han hecho ustedes? ¿Los han dejado como tal cosa. Y luego, absorbido por el ritmo tranquilo y
estaban? ¿Sin haberlos desinfectado? activo de la vida del hospital, hasta se olvidó de los
Ustímenko guardó silencio: simplemente se había acontecimientos de Rasgonie.
olvidado de aquellos barracones vacíos. Se había Por la mañana temprano Bogoslovski le ordenó
olvidado por completo. Había sido tan interesante la preparar para la operación a un tal Romka Kárpovich
persecución, resplandecían de tal manera los Chujnín, de la sala número 5. El fortachón Romka,
relámpagos, resoplaban con tal fuerza por la noche como llamaban a este muchacho los otros enfermos,
los caballos de la escolta, había sido tan interesante tenía miedo, y para ocultárselo a sí mismo y al
escuchar al inspector, era tan importante hallar los personal médico, agobiaba a las enfermeras de la
válenki y los materiales robados... sala, a los compañeros de habitación y a la médica
- El que usted, que en realidad es un crío, se haya Nina Serguéevna, una mujercita dulce con rizos
olvidado, no me sorprende, yo no confiaba mucho en sobre la frente. Lo más desagradable de todo era que
usted; pero que el expertísimo mozo del hospital Romka Chujnín se había hartado de leer folletitos de
Siómochkin haya resultado un papanatas, eso sí que divulgación sobre cuestiones de medicina y afirmaba
no me cabe en la cabeza -replicó Nikolái con insolencia que allí, en el hospital de Chorni Yar,
Evguénievich con extrema dureza, y le ordenó que todos eran medicastros que no sabían una palabra y
despertara inmediatamente al tío Petia. que se habían quedado rezagados "de los adelantos
- Yo soy el culpable de todo -empezó a decirle de la medicina moderna". De mal genio, con una
Volodia, pero Bogoslovski le interrumpió caraza fea, sudoroso, andaba por los pasillos del
bruscamente. hospital, metiendo las narices en todas partes,
- ¡Cállese! enterándose de todo, embrollándolo todo y contando
Al cabo de unos cuarenta minutos salían de nuevo con satisfacción:
para Rasgonie. La noche era estrellada, cálida, - Hace unos días, por la noche, se han llevado a
tranquila. El tío Petia Siómochkin bostezaba a más y escondidas a un viejecito al depósito de cadáveres.
mejor, la yegua castaña trotaba rítmicamente, las ¡Un diagnóstico equivocado! Había que juzgarlos a
ballestas chirriaban con un sonido adormecedor, todos, condenarlos sin piedad, farsantes, granujas y
Volodia iba silencioso, temiendo que, si empezaba a no doctores. También han matado a una chica: a
hablar, el tío Petia le diera un repaso como era causa de una equivocación le entró aire en el
debido. Pero el tío Petia, por lo visto, no tenía en corazón. A la sala número 3 han traído un balón de
absoluto ningunos deseos de reñir. oxígeno, ¿para qué? También se llevarán de allí a
- Ya le he dicho, Vladímir Afanásievich, que algún paciente...
nuestro Nikolái Evguénievich es un fenómeno. Ve a Protestaba de la alimentación, hablaba las
tres varas bajo tierra. Es un hombre terrible. En mayores vilezas de la enfermera Sónechka, y a los
cambio, no volverá usted nunca a equivocarse. Claro otros enfermos de la sala les decía que todos ellos
es que yo también tengo la culpa. Bebí más de la saldrían de allí con los pies para adelante.
cuenta con aquel miserable ladrón y me olvidé de mi - Aquí no se aplica en absoluto el tratamiento con
tarea principal... lisados, es decir, no se cura, con perdón sea dicho,
Volvió a bostezar, y después dijo pensativo: con ayuda de la orina -le dijo un día a Volodia, que
- Y de esta manera nuestra sanidad soviética lucha se quedó boquiabierto-. Y, en general, camarada
con la herencia del maldito zarismo. Es enfermero, o lo que sea usted, yo tengo menos
completamente justo como lo explica Nikolái hemoglobina y eritrocitos de lo normal, es necesario
Evguénievich. tomar medidas urgentes, y ustedes se disponen a
operarme.
Capitulo IX. - ¿Es usted médico? -sorprendióse Volodia.
"Colega". - Un intelectual soviético común y corriente -
De nuevo no recibió ninguna alabanza. Ni pronunció Romka con una sonrisita indulgente-.
siquiera se acordaron de él. Estaba sentado en su sitio Algo entiendo de la anamnesia y, además, conozco
de siempre, tras el armario amarillo barnizado, los alguna que otra cosa.
rayos de sol le daban en la cara, y todo lo que había Miró a Volodia con insolencia y desprecio. En la
ocurrido en aquellos días -la persecución y la salase oyeron risas. Un hombre ya de edad, que
búsqueda, los milicianos a caballo y el miliciano- sufría bastante a consecuencia de una complicada
héroe, el borracho Gorshkov y los rayos y truenos-, fractura del hueso de la cadera, aconsejó a Volodia,
todo esto resultó ser una tontería que no merecía la entre doloridos carraspeos:
80 Yuri Guerman

- Camarada, mejor sería que echase de aquí a este Sidiliov, al que hemos sacado juntos de una historia
encizañador de un puntapié en el trasero. No le deja a bastante desagradable, ahora, olvidando su recelo de
uno vivir. Y nuestra paciencia también tiene un aquel período -¿recuerda usted cuando pensaba que
límite: hagámosle justicia por nuestra propia mano yo iba a acabar con él?- está enfadado porque "le
como a un cuatrero, eso sí que no le va a gustar... hemos cortado demasiado sin necesidad", según ha
Romka suspiró: dicho hoy. Y su esposa me ha gritado que "debiera
- ¡Bonita situación! ¡Si viniera el comisario del haberme esforzado más por una persona que había
pueblo de sanidad y viera esto, se quedaría trabajado en el hospital". Y esto tienes que oírlo y
encantado! callarte, por no llamar inmediatamente a los
Y en voz baja agregó: milicianos. Ahora, sin ir más lejos, en la sala cuarta
- Por lo menos un 25% de los que están en el se encuentra una tal Liádova Aza Arkádievna, mujer
hospital son simuladores. Y ahora, a propósito de mi instruida, esposa de un camarada responsable. Sin
aparato digestivo: no marcha bien. Digan ustedes lo jactancia puedo decir que la hemos sacado de una
que quieran, pero yo no estoy de acuerdo con situación terriblemente difícil. Ni que decir tiene que
operarme. sufre. ¿Y qué cree usted? Pues a la docilísima Nina
Volodia envió a una de las enfermeras en busca Serguéevna y a mí sólo nos llama verdugos, sádicos,
de Bogoslovski. Mientras ésta pudo dar con Nikolái e incluso masoquistas, a las enfermeras les tira las
Evguénievich, Romka no cesó de mofarse de tazas; y el marido, un hombre probo, buen padre de
Volodia: de su evidente mocedad, de que tenía las familia y que quiere a su esposa, nos echa, como
pestañas largas y de que se ruborizaba. Volodia hacía suele decirse, miradas de lobo. Y no sólo nos mira,
ver que no le prestaba atención, pero en su fuero sino que dice unas palabras que también tenemos que
interno se reconcomía. escucharlas y tragárnoslas. ¡Pero, qué le voy a
- Mire usted, Chujnín -le dijo Bogoslovski, contar! No hace mucho, a nuestro buenísimo
sentándose al lado de la cama de Romka-, usted ha Vinográdov le amenazó con un palo una cariñosa
venido a nuestro hospital con el deseo de que le mamaíta. Y le digo todo esto para que, hallándose
arregláramos la cara, que le habían estropeado, según usted en los primeros pasos del ejercicio de su
usted mismo ha dicho, en una acción secreta, pero profesión, no espere ni lágrimas de agradecimiento
heroica. Según me he enterado, no hubo nada de de los familiares, ni apretones de manos, ni ramos de
secreto. Fue en una vulgar pelea de borrachos flores recogidos por criaturitas agradecidas. Sobre
durante las fiestas... todo, en los casos en que la medicina no puede hacer
Bogoslovski hablaba alto intencionadamente, toda nada. Entonces, tiene usted que estar preparado a
la sala oía sus palabras. todo. Las llamadas al juzgado tómelas con
- Su participación en la pelea es tanto más tranquilidad, sin ofenderse. El corazón de un pariente
reprochable por cuando usted es un hombre en cierta entrañable es a veces en extremo vengativo, y usted,
medida leído, es contable, lleva corbata y sombrero y que ha hecho más de lo que puede hacer un hombre
habla con desprecio a aquellos que no llevan ni con sus conocimientos limitados, se convierte incluso
sombrero ni corbata. Usted se metió en la pelea a en criminal, si no declarado, por lo menos
traición, y yo, que no soy partidario de la justicia por "sospechoso". Claro es que todo esto no es fácil. Se
los puños, considero que en este caso la venganza ha entiende que también ocurre lo contrario: cartas
sido muy justa. Le estropearon una oreja, y su deseo personales de agradecimiento, incluso a las
de arreglarse el físico es comprensible. En lo que se redacciones de los periódicos: muy conmovedor y
refiere a su conducta en el hospital, es simpático, hasta hace saltarse las lágrimas. Pero hay
verdaderamente repugnante. Hoy no le vamos a que tener en cuenta que en tales casos el
operar, pero el viernes, o se opera o ese mismo día le agradecimiento se nos concede con la mayor
doy de alta. Y si va a armar escándalo, entonces, le frecuencia cuando la cosa ha salido bien, o cuando la
doy de alta hoy mismo... ¡Vamos, Vladímir naturaleza ha ayudado, porque el paciente agradecido
Afanásievich! no es médico y no comprende lo que nosotros
En el pasillo le dijo a Volodia: comprendemos. Prov Yákovlevich -mi buen amigo y
- Nuestro trabajo, Vladímir Afanásievich, es profesor de usted- con frecuencia repite unas
difícil y en extremo ingrato. Cuando me encontraba palabras de Gandhi, que, a mi modo de ver, son
en los albores de mi labor, yo suponía que, puesto completamente justas: "Yo conozco sólo un tirano, y
que nosotros, los médicos, trabajamos con todas éste es la callada voz de la conciencia..."
nuestras fuerzas, poniendo en juego toda nuestra Bogoslovski dio un suspiro, bebió agua gaseosa
capacidad y, se entiende, con honradez, en la misma en un pesado vaso y, como si adivinara de nuevo el
medida nos cubrirían de buenas palabras, nos darían pensamiento de Volodia, continuó:
sinceros apretones de manos y nos mostrarían otros - La conciencia, la honradez, la probidad,
sentimentalismos que hacen la vida más alegre. Sin hacemos mal, dicho sea de paso, en no fijar nuestra
embargo, está muy lejos de ser así. El delator atención en ellas, suponiendo que no pertenecen a
Esta es tu causa 81

nuestro léxico. Esto es nuestro, sólo nuestro, porque ahora mismo de la máquina...
en el mundo del dinero contante y sonante, el médico Por un momento a Volodia hasta le dio risa:
a veces hace una operación no porque esta operación comprendió que Nikolái Evguénievich sentía un
sea necesaria, sino porque el enfermo es rico y se le deseo enorme de correr hacia su segadora, pero no
pueden "estrujar" libras esterlinas, francos o dólares. podía hacerlo porque quedaba todavía una operación
Con los nombres de destacadas figuras de la ciencia por realizar, la más difícil y laboriosa. Un potro de
hacen allí propaganda por dinero de sus remedios raza del sovjós La Bandera del trabajo había dado
patentados. Y hacen el reclamo estas mismas figuras. una coz en el vientre al mozo de cuadra Bóbishev, un
Pero nosotros trabajamos en el mundo de la hombre ya entrado en años al que acababan de traer
honradez, de la conciencia y de la probidad, y hay al hospital. Nikolái Evguénievich conocía y quería a
que luchar contra los que ahogan dentro de sí la este hombre, como a muchas otras personas del
"callada voz de la conciencia", como contra todo lo lugar, trabajadoras, activas, que tenían experiencia de
que nos es adverso, porque, por ejemplo, un tal la vida. Y con el rostro dolorido (por extraño que
Zhovtiak , al que después se le llama profesor... parezca, Bogoslovski, a pesar de tener tantos años de
Pero en este momento, Bogoslovski fijó su mirada práctica, no había perdido en absoluto la
en Volodia, recordó que, pese a todo, Zhovtiak era sensibilidad), Nikolái Evguénievich dijo:
profesor de Volodia, se puso cómicamente confuso, - Me temo que haya rotura del bazo. Fíjese,
hizo una pausa, dio un resoplido y dijo: Vladímir Afanásievich, la palidez aumenta, la
- ¡Bueno, colega, vamos a operar; hoy usted y yo presión sanguínea baja; ¿nota usted el enfriamiento
tendremos un día muy atareado! de la piel? Y náuseas, todo el tiempo tiene náuseas...
"¡Colega!" Bueno, vamos a empezar...
"Usted y yo", había dicho aquel hombre fornido, Diestramente, con fuerza y arte, Bogoslovski hizo
de anchos hombros, curtido por el sol, aquel hombre la laparotomía, mientras decía con voz pausada de
magnífico. Y todo el tiempo, mientras Bogoslovski qué manera, precisamente, tenía roto el bazo. María
operaba y Volodia daba el narcótico al enfermo o le Nikoláievna le daba con agilidad y ligereza los
hacía una transfusión de sangre, o le inyectaba suero instrumentos, y sólo se oía el seco golpe metálico de
fisiológico, o contaba sus pulsaciones, todo el tiempo las tijeras, de las pinzas, de la sonda, o del bisturí que
sonaba en sus oídos aquella frase, dicha sin ninguna soltaba Nikolái. Evguénievich y la pesada respiración
afectación, con voz profunda, de campesinote: entre jadeos de Bóbishev.
"Usted y yo". Estaba reconocido, era uno de los - ¿Pulso? -preguntaba de vez en cuando
suyos, estaba lejos de ser de los de primera línea, Bogoslovski.
pero, sin embargo, era su ayudante, un ayudante al Ustímenko contestaba en voz baja, en el tono que
que se le podían decir aquellas amargas palabras, tenían todos costumbre de emplear en la sala de
que, naturalmente, no se le dicen al primero que operaciones del hospital de Chorni Yar. El grueso
llega... Vinográdov respiraba fatigosamente. El reloj de la
El reloj de la antesala del quirófano dio la una antesala dio las dos, después las dos y media. A las
cuando Nikolái Evguénievich encendió un fino tres y 32 minutos sacaron a Bóbishev. Nikolái
cigarrillo sosteniéndolo con unas pinzas. Volodia se Evguénievich se dejó caer en un taburete,
lavaba las manos, agotado, sudoroso, sofocado por el permaneció inmóvil unos segundos, después dijo:
olor del éter, al que todavía no estaba muy - ¿Será posible que no hayamos salvado al viejo?
acostumbrado. El viejo doctor Vinográdov, sin En este mismo instante vio la segadora que iba a
dirigirse a nadie, dijo: meterse contra la verja de hierro del hospital.
- Las úlceras varicosas de las piernas son - ¡Antoshka! -enrojeciendo de ira, gritó
verdaderamente un castigo de Dios. Recuerdo, Bogoslovski-. ¡Antoshka solo! ¡Con cien mil pares
Nikolái Evguénievich, tal caso... de demonios, me van a estropear la máquina! ¡Y de
En este momento se entreabrió la puerta, y el dónde voy yo a sacar otra?
administrador, Rukavíshnikov, hombre enérgico y Encolerizado, quitándose sobre la marcha la bata
sanguíneo, bondadoso e inalterable, dijo: y la máscara, salió corriendo del hospital, abrió de
- Nikolái Evguénievich, la segadora está ya golpe la cancela, y, moviendo con cómicos
montada, y Vajraméiev con Antoshka se disponen a aspavientos los brazos, empezó a dar grandes voces
probarla. Por así decirlo, es un ensayo. Mírela, ahí la al albino, greñudo y audaz Antoshka. Desde la
tiene, nuestra espléndida máquina... ventana de la sala de operaciones Volodia se quedó
La segadora, pintada de colores rutilantes, pasaba mirando a Nikolái Evguénievich que se sentó en el
en aquel momento por detrás de la cerca del hospital. sillín de aquella máquina segadora tan querida para él
Volodia no entendía ni palabra de su funcionamiento, y luego siguió avanzando, mientras a su lado corría
pero Bogoslovski gritó enfadado: Antoshka. Vio, también al mozo del hospital
- ¡No comprendo qué tiene que hacer aquí Vajraméiev, que, dando largas zancadas, había salido
Antoshka! Siempre rompe algo. Dígale que se baje no se sabe de dónde y apretaba implorante las manos
82 Yuri Guerman

contra el pecho santiguándose repetidamente. grande acababa de decir la tía Klasha,


- ¡Dios mío, pero qué hombre es éste, es asombrosamente justo!"
asombroso! -dijo Nina Serguéevna, que también Tras de la puerta se hizo silencio, entró Nikolái
estaba asomada a la ventana al lado de Volodia-. Evguénievich y dijo a Volodia, que se había puesto
Pero si ahora mismo estaba a punto de perder el de pie: "Siéntese", y él mismo se sentó en otro
conocimiento, ¿se ha dado usted cuenta, Ustímenko? taburete. Sus ojos observadores, un poco oblicuos,
- ¡Es un maníaco, perdónale Señor! -dijo escrutaron el pálido rostro de Bóbishev, le miraron
conmovida la enfermera de cirugía-. Si quieren un detenidamente, con fijeza, tranquilos.
secreto, les diré que él mismo estuvo ayer hasta - Es un hombre de una inteligencia magnífica -
media noche montando esta segadora con dijo en voz baja-, esa inteligencia tan peculiar,
Vajraméiev. jocosa, un carácter puramente ruso; he pasado ratos
Unos veinte minutos después, cuando Volodia muy agradables con él. En general, debe saber usted
salía del hospital, Bogoslovski, en mangas de camisa que en nuestro distrito hay muchas personas
y con tirantes, le gritaba a Vajraméiev: excelentes. No hace mucho que en la ciudad uno de
- ¿No dije que era necesario apretar más el mis compañeros de curso, ahora doctor y profesor,
rodillo? ¿Y tú, qué? autor de varias obras de medicina sobre temas de
El gorro blanco, que Nikolái Evguénievich había todos conocidos, pero un hombre impresionante e
olvidado en su afeitada cabeza, lo llevaba intachable por su aspecto externo, me dijo: "¿De
cómicamente ladeado sobre una oreja, en todas las seguro, Nikolái, que sientes nostalgia y bebes
ventanas del hospital, en el jardín y en el huerto se cerveza sin que nadie te vea?" Es verdaderamente
sonreían los pacientes de Bogoslovski, que, dando sorprendente: tantos años de Poder soviético, cuántos
con un hombro al larguirucho mecánico, sin cambios se han producido durante ellos, cuántos
irritación, pero con pesadumbre, le preguntó: sueños se han realizado, y un profesor, una persona
- ¿De dónde vamos a sacar ahora un volante? ¿De normal, todavía continúa pensando de nosotros, de
dónde? ¿Lo sacaremos de tu Antoshka? mí y de usted, basándose en lo que en tiempos leyó
- Pues sáquelo -repuso Antoshka, lloriqueando-, en La sala número 6 de Antón Chéjov, que
sáquelo, si es que yo tengo la culpa. Ustedes mismos forzosamente tenemos que sentir nostalgia y beber
han puesto el rodillo donde no hacía falta y ahora la cerveza. Pues bien, fui por la tarde a casa de mí
toman conmigo. Siempre tiene la culpa Antoshka; he compañero de estudios, que se había dignado
nacido con mala pata, es como para echarse la soga invitarme a una soirée, como se expresó él (fíjese que
al cuello... estas palabras, aunque sea de contrabando, todavía se
- ¡Ya, ya te daré yo a ti soga! -le gritó usan). ¿Y cómo se divertían?: vintiat.
Bogoslovski. Dos caballos bien cebados se llevaron - ¿Cómo, vintiat? -preguntó Volodia, sin
la segadora para repararla. Nikolái Evguénievich se comprender.
echó sobre los hombros una vieja chaqueta y se - Hay un juego que se llama así, vint, de cartas,
dirigió a la oficina para firmar algunos documentos. nada tonto. Juegan apasionadamente, absorbidos,
Desde la ventana de la pequeña habitación a la que enajenados por completo. Y durante toda la tarde ni
habían llevado a Bóbishev después de ser operado, una sola palabra razonable, ni una sola idea. "¿Pero
Volodia pudo ver a Bogoslovski hablando con el para qué diablos -pienso- habré venido yo aquí, necio
jardinero Efim Márkovich, y luego vio cómo de mí?" Un profesor, un doctor, autor de varias obras.
amenazó con un dedo al enfermo Paushkin, que No sin fundamento, sabe usted, se dice: "Todo lo
padecía del corazón y estaba fumando ávidamente un tiene para su gloria, sólo nos hace falta él para la
enorme pitillo de fabricación propia, y cómo el nuestra". ¿Pero, entonces, por qué es profesor? No,
médico principal cruzó el patio y entró en el ala pienso, no es posible, me equivoco, no lo comprendo
izquierda del "aeroplano". bien. Y empiezo a hablar con mi compañero de
estudios sobre la endocrinología quirúrgica, y
¡Salud, amada vida! entonces él -¿se imagina usted tal cosa?- con aire
A la puerta de la sala lloraba silenciosamente la protector, me da unas palmaditas en el hombro y me
hija de Bóbishev, una muchacha de aspecto dice: "Hoy estamos descansando, pero, si lo deseas,
agradable, toda alterada. Y Volodia pudo oír cómo la puedes ir a mi clínica y hablar allí con mi auxiliar".
tía Klasha le decía: Como es de comprender, no fui a ninguna clínica...
- ¡Ten confianza, muchacha! Tiene unas manos de Nikolái Evguénievich se rió quedamente con una
oro, devuelve la vida. Aunque no cree en Dios, el risita bonachona, salió al pasillo, habló algo con la
mejor de los popes no puede ni compararse con él. El hija de Bóbishev, y se dirigió al ambulatorio.
pope inciensa, pero él sirve de verdad. ¡Piensa, Por la noche Volodia estuvo de guardia en el
mujer, y ten esperanza! hospital con Xenia Nikoláievna Bogoslóvskaya y la
"Servir y no incensar", de nuevo, con satisfacción asistió en un parto en extremo difícil. Delgada,
y firmeza, concretó para sí Volodia. "¡Qué verdad tan esbelta, las trenzas recogidas alrededor de la cabeza
Esta es tu causa 83

bajo el gorro blanco, un cutis suave y sonrosado y la cristal, la esbelta Xenia Nikoláievna lo disponía
mirada al mismo tiempo acariciadora y severa, muy despaciosamente todo. "¿será posible que no lo hayan
joven, Xenia Nikoláievna parecía una estudiante; comprendido todavía?"
mientras trabajaba, no dejaba de explicarle todo a Pero quien no lo comprendía era él. Cuando se
Volodia, pero de tal manera que a éste no le parecía hizo completamente de día, Volodia vio que las
en absoluto que estuviera hablando con él una mejillas de la madre estaban sonrosadas. Los ojos de
doctora experta, sino simplemente una compañera de la mujer, ahora abiertos, estaban todavía vidriosos,
curso, una camarada que sabía más que él. no se daba cuenta claramente de nada, pero no,
La parturienta gritaba con una voz densa, aquello no era la muerte, no era el fin, sino la vida, el
atormentada, en la sala hacía mucho calor, Xenia principio...
Nikoláievna la aconsejaba: A lo lejos, se oía el penetrante lloro de los recién
- Haga esfuerzos, querida, esfuércese, dar a luz es nacidos; había llegado la mañana y las niñeras
un trabajo muy duro, pero después será un orgullo llevaban a las madres aquellas criaturitas -niños y
para usted ver el fruto de su trabajo: hija o hijo... niñas- con un número, para que los alimentaran, y
Tenía una manera de hablar parecida a la de pronto esta mamá acercará también su oscuro pecho
Nikolái Evguénievich, y Volodia también hubiese repleto de leche a la boquita de su primogénito. Se
querido aprender a hablar así: olvidará de que prefería una niña, empezará a
- Dará usted a luz un niño... acariciar a su hijito y a cantarle una dulce e ingenua
- Quiero una niña -dijo con voz doliente la futura canción maternal, le contará a todos lo listísimo que
mamá-, los niños son todos unos granujillas, el chico es... Dos prodigios se habían realizado aquella noche
de nuestro vecino, Motka, ayer mismo tiró una flecha a la vista de Volodia: una mujer, que según todos los
a nuestra vaca... cánones de la antigua obstetricia no podría dar a luz y
De nuevo empezó a gritar, Xenia Nikoláievna se quedar con vida, había dado a luz y estaba ahora
inclinó hacia ella, animándola cariñosamente, viva, y un niño, que según estos mismos cánones no
convenciéndola. Volodia sufría, se compadecía, podría nacer vivo, estaba ahora vivo. Y todo esto lo
arrugaba el entrecejo, después incluso hizo él mismo habían hecho personas, hombres y mujeres, personas
algún esfuerzo, lo que resultó hasta un tanto violento. que, sin duda, no jugaban al vint, no organizaban
La vieja comadrona lo advirtió y, sonriéndose, le soirées y no trepaban a los grados científicos para
dijo: vivir en la opulencia, dormir en blando colchón y
- ¿Usted también, Vladímir Afanásievich? Resulta pasear alegremente en horas de grandes calamidades
hasta divertido: todos los estudiantes que vienen de para el pueblo...
prácticas hacen sin falta esfuerzos para ayudar. ¡Qué Con gran trabajo se imaginaba ahora Volodia las
chocantes son ustedes, los jóvenes! figuras de Séchenov, Gúboriev, Fiódorov, Kadián,
Hacia el amanecer, la comadrona, agarrando al Diákonov, London, Bogomolets, Spasokukotski.
niño de las piernecitas, le sacudió con su mano "¿Por qué sabemos tan poco de ellos?", pensaba con
grande y colorada en las nalguitas, se oyó un fuerte disgusto y pena Volodia. Pues la noche pasada todos
berrido y anunció, como disculpándose: habían estado presentes, habían tomado parte en
- Ha dado a luz un granujilla. Tirará flechas o, a lo aquel combate, habían vencido a la muerte, a la
mejor, hasta piedras... misma muerte, y, sin embargo, en los libros de texto
Volodia ayudó a Xenia Nikoláievna a darle unos se escribía muy poco acerca de ellos y de manera
puntos a la parturienta. Los hules, las sábanas, las muy aburrida. "¡Los vencedores de la muerte!", así es
palanganas, todo estaba lleno de sangre; la mujer como debería llamarse un capítulo sobre estos
yacía inmóvil, las mejillas y la frente de un terrible grandes hombres y otros como ellos.
color azulado. Volodia le tomó el pulso. La mano - ¿Qué está usted farfullando ahí? -preguntó
estaba humedecida por un sudor viscoso a causa del Xenia Nikoláievna-. ¡Todo el tiempo está usted
sufrimiento. murmurando algo entre dientes! Váyase a dormir ya.
- ¡Vamos a hacerle una transfusión de sangre! - - ¡Hasta mañana! -dijo Volodia.
dispuso Xenia Nikoláievna-. Ponga la ampolla un - Hasta mañana, Vladímir Afanásievich -le
poquito más alta. Así... contestó la joven doctora, sin saber por qué con una
Le inyectaron 500 centímetros cúbicos. Al rayar leve sonrisa.
el día, la enfermera trajo un aparato para ponerle una La enfermera sostenía la toalla, Xenia
inyección hipodérmica de suero fisiológico. Sin darse Nikoláievna se lavaba las manos. Volodia seguía en
cuenta de lo que hacía. Volodia realizaba todo lo que el mismo sitio, sin moverse.
Xenia Nikoláievna le ordenaba. "¡La muerte - No podía marcharse así, sencillamente. Había sido
pensaba él- la muerte! ¿Qué más podemos hacer? demasiado larga aquella noche, había aprendido
¿Por qué no llamamos a todos los doctores, por qué mucho en aquellas horas, un gran sentimiento de
no mandamos a alguien a buscar a Bogoslovski?" gratitud le embargaba.
Sonaban con un débil tintineo los frascos de - ¿Ha sido muy difícil? -preguntó, indicando con
84 Yuri Guerman

la cabeza hacia la sala de partos. Mientras comía, empezó a leerla, y un pastelillo de


- Complicado. requesón se le atragantó. Prov Yákovlevich Polunin
- ¿Muy complicado? había muerto. ¡Muerto! ¿Pero cómo había sucedido
Xenia Nikoláievna se sonrió ligeramente: esto? ¿Cómo? No, seguramente había algún error, sin
- Sí, bastante. duda sería otra persona con el mismo apellido, y todo
- ¿Y ahora? se aclararía.
- Usted mismo lo está viendo... Sin terminar de comer, chancleteando con las
Ya hacía buen rato que debía haberse marchado. sandalias (se había olvidado de abrocharse la correa),
¿Por qué no se iba? Si ya le habían dicho "¡Hasta se fue corriendo al hospital. El periódico Unchanski
mañana!" ¡Demonio, pero qué tonto era! ¿Qué hacía Rabochi estaba sobre la mesa de la oficina. El
que no se marchaba?... Instituto de Medicina Séchenov comunicaba con
- Si puedo serle útil, haga el favor de llamarme - hondo pesar la muerte prematura de su profesor, del
macilento, avergonzándose de sí mismo, rogó doctor Polunin, y expresaba su condolencia a la
Volodia. familia del finado. El periódico publicaba también un
Ella hizo un gesto afirmativo con la cabeza. artículo necrológico con un retrato encuadrado en
Ustímenko sintió deseos de besarle la mano, aquella negro. "El profesor Polunin, P. Y. -leyó Volodia a
mano que parecía débil, surcada de venas azules, través de las lágrimas que brotaban de sus ojos-
aquella mano tan fina, tan magnífica, pero, como es era..."
de comprender, no se atrevió. Retrocediendo Señor, pero qué poco se parecían a Prov
torpemente, desgarbado, con sus sandalias viejas y Yákovlevich aquellas líneas aburridas, desmayadas,
descosidas, se dirigió a la puerta. En el porche de la tediosas! ¡Qué funcionario parecía ser a juzgar por
entrada se detuvo y permaneció unos momentos este artículo necrológico! ¡Qué hubiera dicho de sí
inmóvil: el jardín del hospital estaba lleno de trinos y mismo si leyera este vacuo, gris y trivial artículo
cantos de pájaros, el rocío ya había desaparecido, escrito acerca de él! A qué venían las palabras sobre
pero el olor de las flores era tan intenso como por la la "sensibilidad", la "afectuosidad", la "imagen
noche. Un abejorro enorme, aterciopelado que inolvidable", que siempre le parecieron a Prov
zumbaba apaciblemente, dio a Volodia en una mejilla Yákovlevich expresiones propias de damas y de las
y siguió volando para sus tareas inaplazables. que decía: "Líbrenme de sentimentalismos femeniles,
"¡La vida! -pensó Volodia, sintiendo oprimida la con los que me sueltan tacos yo mismo me las
garganta-. ¡Querida, difícil, verdadera vida, te entiendo..."
saludo! ¡Lo ves, vida, yo te ayudo! Yo todavía sé - Ha muerto -dijo Volodia con labios
muy poco, sólo sirvo para ser mandado, pero seré, sin balbucientes, al encontrarse con Nikolái
duda alguna, seré como ellos. ¡Y mereceré tu Evguénievich-. Polunin ha muerto...
aprecio, vida querida!" - Lo sé -contestó Bogoslovski-; ya lo he leído en
Aquella mañana todavía fue a visitar a Bóbishev. el periódico de hoy.
El viejo se quedó mirando perplejo al joven y pálido Y, apretando los puños, torciendo la boca con un
doctor, y se quejó de dolores. Volodia le tomó el rictus de dolor y pesadumbre, dijo:
pulso, suspiró. ¡Dolores! Qué palabra más divertida. - ¡Absurdo, inconmensurablemente absurdo!
Pero si estás vivo, mi querido viejo, mi Bóbishev. ¡Cómo se atrevía, qué derecho tenía él a
Estás vivo y lo más probable es que todavía vivas despreocuparse de su salud con un cinismo tan
muchos años. Y te trajeron al hospital casi muerto. descarado! Yo le decía siempre: Prov, deja de hacer
Mas Bóbishev no comprendía nada de esto. Y no tonterías, ¿qué estás haciendo con tu salud? Fumaba
es de extrañar, pues él no sabía de dónde le habían sin cesar, comidas con exceso de grasa; noches
sacado los doctores del hospital. Ahora le dolía y se enteras sentado a la mesa de escritorio, empanadas,
irritaba y hubiera sido absurdo pretender convencerle café, vodka, té... ¡Ah, pero usted no sabe cómo
de que debía alegrarse de vivir. pasaba sus vacaciones! Una vez se fue hasta los
Volodia durmió hasta mediodía. En casa de la mismos Grandes Rabiones del Uncha, compró allí un
vieja Daune todos andaban de puntillas. barquichuelo y se echó a navegar solo río abajo. ¿Se
- ¡Chis-s-s! -chistaba la vieja Daune-. ¡Chis-s-s, imagina usted? ¡Solo! Yo le vi de modo casual desde
malditos diablos! El doctor está durmiendo. Ahora la orilla, desde la roca Plakún, y, créame, me corrió
agarro la tranca y os mato a todos, y el doctor no os un escalofrío por todo el cuerpo. Después encendía
podrá curar. ¡Chis-s-s! ¡César, deja la fleuta! una hoguera, se preparaba una sopa de pescado,
"La flauta -adivinó Volodia entre sueños-. César fumaba, pensaba, pensaba sin cesar, indagaba, el
está tocando la flauta. ¡Eso es!" cerebro en continua tensión, riguroso consigo mismo,
de una exigencia verdaderamente increíble, siempre
¿En que consiste la felicidad? en movimiento, ni un segundo de reposo interior. Se
En tanto Volodia tomaba su copiosísimo podría pensar: ¿qué le hace falta a este hombre?
desayuno, la vieja Daune le trajo una carta de Varia. Doctor, profesor, le llaman a la capital. Pero no, él se
Esta es tu causa 85

reía y no hacía caso: "¡Qué profesor soy yo; yo soy Evguénievich-. ¿Acaso no ha pensado usted nunca en
un cuervo, y no un profesor! Cada persona, hermano esto?
mío, vale, si se va a comprobar, tanto cuanto - He pensado...
realmente ha creado, menos su vanagloria. ¡Profesor! - Me parece que fue Korolenko quien dijo que el
¡Acaso en la historia de la ciencia no ha habido pocas hombre había nacido para ser feliz -continuó
personas que en vida fueron consideradas como Bogoslovski-, para ser feliz, lo mismo que el pájaro
diletantes y no pudieron llegar a ser profesores. y para volar. Muy bello, pero impreciso. Esta misma
después de su muerte centenares de profesores viven felicidad se interpreta y se seguirá interpretando de
a costa de la divulgación, y además sin talento, de las diversas maneras. Por ejemplo, Polunin y ese mi
ideas de aquéllos! ¡También dirás que son compañero de estudios que ahora vive
profesores!" tranquilamente en Moscú y del que me parece que ya
Bogoslovski guardó silencio un instante y luego le he hablado, ¿quién de ellos ha conocido la
continuó pensativo: verdadera felicidad? ¿Prov Yákovlevich, siempre
- Unos seis años atrás quisimos celebrar el día en arriesgándose en todo, o el jugador de vint Dmitri
que cumplía los 50 años. Dios mío, qué escándalo Borísovich? ¿El contradictor y demoledor Polunin, o
nos armó, y de ahí no pasó la historia. "Pero, nos Dmitri Borísovich, escritor de tesis que a nadie le
decía, es verdaderamente una estulticia estar sentado hacen falta excepto a él? ¿Dónde está la felicidad, en
en un sillón escuchando discursos necrológicos sobre el vint o en el barquichuelo que corre impetuoso
uno mismo. Empezarán a enumerar todos mis entre nuestros bravíos rabiones gobernado por
escritos; pero tres cuartas partes de ellos son Polunin? ¿En la hipótesis arriesgada de Polunin o en
absurdos, ¿entonces, qué, me ordenaréis que me la repetición de dogmas que no perjudican en nada,
levante de mi sitial de homenajeado y pronuncie un pero que tampoco ayudan en nada? ¿En la sensación
discurso reconociendo mis errores? ¿Y cómo no voy de trágica impotencia que experimentaba Polunin y
a tener yo errores cuando toda la medicina es la en el intento de rebelarse contra esta impotencia o en
historia de los errores de los hombres?" ¡Prueba a el sumiso reconocimiento de la impotencia, y
convencer a un hombre así! Y, por si era poco, me además, de tal manera que, líbrenos Dios de ello, no
tiró sobre la alfombra y empezó a preguntarme: recarguemos nuestra mente con reflexiones
"¿Qué prefieres, la vida o la muerte?" Y ahora... superfluas? El pueblo dice, y con mucha sabiduría:
Se callaron. Nikolái Evguénievich suspiró con "Más vale estar muerto que llevar esa vida". ¿Acaso
hondo pesar y prosiguió: no es esto profundamente justo? Los hombres de
- Es una pérdida enorme, irreparable. Además, era espíritu fuerte ya en los tiempos de la antigua Roma
una persona absolutamente sincera. No sólo con los afirmaban que no había mayor desgracia que perder
amigos, sino también consigo mismo. Era una el sentido de la vida en gracia de la existencia.
naturaleza colosal, todo en él era amplio, grandioso. ¿Cómo interpretar esto? Con toda seguridad se puede
Y cuando alguna vez se me ocurría decirle que experimentar verdadera e incluso profunda felicidad
cuidara más de su salud, Polunin me contestaba: estando tendido, por ejemplo, sobre la caldeada arena
"Kolia, para mí es más interesante así". Y ahora, en de la playa a orillas del mar, escuchando el canto de
un instante, de repente. Dicho sea entre nosotros, él las olas, ¿no le parece? ¿Pero acaso no experimenta
soñaba con una muerte así. De repente, sin mixturas, absolutamente la misma felicidad el ternerillo que
sin gotas ni tabletas, sin consultas de médicos... trisca por los verdes prados levantando la cola? Lo
A Nikolái Evguénievich le tembló la barbilla y, uno y lo otro es la felicidad de existir, y con esta
con voz aguda, exclamó: felicidad viven muchos llamados hombres, pero
- ¿Y a lo mejor tenía razón? ¿Puede ser que, entonces, permítame que pregunte, ¿por qué,
efectivamente, sea más interesante vivir como vivió entonces, ellos, los hombres, son los dueños de la
él? ¿Más acertado para él? Hay naturalezas que no naturaleza? El amor del hombre y de la mujer a lo
pueden, no quieren, no saben, en fin de cuentas, vivir largo de muchos siglos se ha venido comparando
con prudencia... poéticamente con el amor de los palomos: los
Bogoslovski encendió un delgado cigarrillo de palomos se arrullan, los palomos se besan y otras
tabaco barato, dio una prolongada chupada, apretó vaciedades, ensalzadas en el más alto grado. Pero yo
fuertemente los puños, uno contra otro, y preguntó: no quiero compararme con un palomo. Sin referirme
- ¿Para qué vive el hombre? ya a que para un hombre entrado en años esto es
Volodia, tristemente sorprendido, miró a Nikolái ridículo, además de ser extremadamente tonto. La
Evguénievich: "¿Será posible que este viejo (a felicidad palomariega es insoportable para los
Volodia, por su edad, Bogoslovski, naturalmente, le hombres de la contextura de Polunin. Si eres un
parecía viejo), será posible que este doctor con todo hombre, para ti es poco la sensación de goce físico a
lo que ha hecho ya en su vida, y con todo lo que orillas del mar. Es poco la mansedumbre de las
hace, se pregunte, a pesar de todo, tal cosa?..." palomas (además, fíjese usted que las palomas son
- ¿Para qué? -volvió a preguntar irritado Nikolái pedigüeñas y muy apegadas al hogar, por lo que
86 Yuri Guerman

enternecen al hombre); todo esto es poco para ti, tú adquirir conocimientos que todos advertían en el
necesitas indefectiblemente avanzar, luchar, penetrar practicante Ustímenko, todo esto en conjunto
en el terreno de lo desconocido, sentir que tú eres convirtió bien pronto a Volodia en una persona
necesario no sólo para ti mismo y para tus hijos (esto insustituible en cierto sentido espiritual y humano.
es poco para la sociedad), sentir forzosamente que Incluso la rígida enfermera de cirugía llamaba a
actúas, que creas, que participas en la obra común... menudo a Volodia para adiestrarle en aquella
- ¿Es decir, que la felicidad está en la lucha? particular habilidad con que manejaba su complicado
- ¿En la lucha? -se detuvo un instante a pensar e importante instrumental. Teóricamente todo lo que
Nikolái Evguénievich-. Pues sí, efectivamente, en la le enseñaba María Nikoláievna lo conocía, pero
lucha, claro es. Si usted y yo estamos hablando del siempre se sorprendía agradablemente al ver la
hombre en el verdadero sentido de la palabra, del rapidez, la exactitud y la destreza de su trabajo.
hombre no sólo consumidor, sino del hombre - Ve usted, he preparado un conjunto de
impulsor, entonces, naturalmente, la lucha es la instrumentos -le decía, tintineándolos-, los meto en el
felicidad... Pero, vamos, ya es hora de operar... esterilizador, y, mientras, fíjese, sin perder un
Volodia trabajó toda la tarde en el ambulatorio y instante, me voy al lavabo y me lavo las manos para
en la sala de recibo de los enfermos, pero, hiciera lo irlos dando durante la operación. Obsérvelo todo con
que hiciera, un pensamiento no le abandonaba: atención, no deje pasar nada; llegará el día en que
"¡Polunin ha muerto!" ¡No, no está, y no le veremos usted mismo tendrá que adiestrar a otro, no arrugue
más! Ha muerto, no volverá a reír con su gruesa voz la cara, adiestrar, así es, precisamente, y sólo así.
de bajo, no entrará ya en el aula con sus firmes y Sigamos. Me he puesto una bata esterilizada, el
grandes pasos, ya no fruncirá pensativo su frente conjunto de instrumentos los saca del esterilizador la
ancha, llena de pecas. "Ha muerto Prov ayudante de la enfermera, y yo los cubro con una
Yákovlevich". toalla, se encuentran en la parte izquierda de la mesa
- Otra cosa sorprendente -echando un vistazo a la para el instrumental... Obsérvelo todo con atención,
sala de recibo de los enfermos, dijo Bogoslovski-, aprenda a economizar tiempo, tiene delante de sí a
otra cosa sorprendente en personas como Polunin es una enfermera de clase superior, extra, digna de un
la ausencia de ambición. No le hace falta nada y no cirujano como Nikolái Evguénievich...
escribe en ninguna parte, ni pone su firma, ni Volodia asistía invariablemente a todas las
imprime su marca: hecho por fulano de tal. autopsias. Acompañaba a Nina Serguéevna cuando
Establecía un síntoma y no gritaba a voz en cuello: iba a visitar a los enfermos de las aldeas Opolie y
atención, fíjense ustedes, este síntoma lo ha Bolshoe Grídnevo. Y cuatro veces estableció el
establecido Polunin. Despreciaba todo esto, era un diagnóstico con exactitud: apendicitis aguda, cólico
hombre de amplios horizontes, tenía un dilatado nefrítico, viruela loca y ateroma. Trató él solo a dos
campo de acción. Pero después de pasar por el enfermos, por lo que Vinogradov le ensalzó en la
mundo tales personalidades, algo, indefectiblemente, visita de la mañana y Bogoslovski dijo "hum". El
cambia en la ciencia, de repente, bruscamente, y esto mismo le hizo desaparecer la fea cicatriz junto a la
es en extremo interesante ¿no le parece, Vladímir oreja a Romka Chujnín, bien es verdad que lo hizo
Afanásievich? bajo la dirección de Nikolái Evguénievich. Y ahora
Sólo por la noche Volodia leyó hasta el final la el "versado en medicina" de la sala Nº 5 hablaba con
carta de Varia y se admiró una vez más de su Varia: Volodia con voz adulona. Ustímenko hizo algunas
siempre lo comprendía todo y nunca decía ni una pequeñas operaciones más, y en el hospital, a pesar
palabra vacía, superflua; ninguna palabrería huera, de la severa prohibición de Bogoslovski, todos le
ningunos balbuceos había en la descripción del llamaban "nuestro Volodia", o Volódichka, o el
entierro de Polunin, al que asistió y llevó un ramito doctor Volodia. Ustímenko se mantenía en una
de flores "de parte de Volodia". "Porque, ¿qué otra actitud grave, aunque era dado a la risa, casi nunca se
cosa podía hacer?", preguntaba Varia. "Yo, claro es, sonreía, hablaba con frases cortadas, y de pronto, sin
no he puesto ninguna cinta a las flores -escribía-, venir en absoluto a cuento, decía:
únicamente, al colocarlas, Susurré: de parte de - Le ruego encarecidamente...
Volodia, de su alumno, de Ustímenko. Esto, Pero no había por qué rogar. Simplemente tenía
naturalmente, lo dije muy bajito, para que nadie lo que ordenar, y nada más. Y no había por qué andar
oyera". con miramientos con la persona a la que daba una
Cada día que pasaba, el trabajo iba aumentando. orden. Pero Volodia andaba con miramientos e
Los ojos de Volodia siempre abiertos, ávidos de incluso pedía perdón.
captarlo todo, su disposición a actuar siempre, esa Hubo situaciones un tanto embarazosas. Un día,
sinceridad respetuosa con la que hacía preguntas a una mujer que él había curado en el ambulatorio de
Vinográdov, a Nina Serguéevna y a Xenia mastitis, estuvo esperándole en un banco junto a la
Nikoláievna, ese deseo de pasar desapercibido y de salida del hospital, y, al verle, le alargó un cestillo de
ser útil, pero con modestia, esa pasión por saber y mimbre limpio y nuevecito, y le dijo:
Esta es tu causa 87

- Esto es para ti, Volódichka, miel de abeja. como si le consultase? Debe comprender usted que el
Cómela a satisfacción. Eres una buena persona y te enfermo es un ser débil, desconcertado, agotado por
estoy muy agradecida por haberme curado. Hay el sufrimiento, lo que él necesita es que lo dirijan, y
también pepinillos, todavía con la florecita, y usted parece que estuviera en la Cámara de los Lores.
tomates, y nabos dulces. Tómalo. Un día, al advertir que Volodia, extenuado por el
- ¿Para quién? -dijo Volodia, sin comprender, calor, estaba sentado en el ambulatorio medio
sosteniendo el cestillo en la mano. derrengado en una silla, Bogoslovski montó en
- Para ti, para ti, Vladímir Afanásievich, te lo he cólera:
traído como prueba de mi agradecimiento. - ¿Está usted enfermo?
- ¿Pero, Antónova, se ha vuelto usted loca? - - Hace tanto calor...
preguntó Volodia, poniéndose colorado como un - ¿Calor? -Bogoslovski se puso rojo bajo la tez
tomate. tostada por el sol-. Váyase a su casa, si está tan
La mujer sacudió una mano con un gesto de cocido. El médico tiene que ser no una ternera
despreocupación y se dirigió presurosa al poste cocida, sino un hombre enérgico, fuerte, al que sea
donde ataban los caballos cerca del ambulatorio. agradable subordinarse. Usted está obligado a ser
Volodia se quedó parado un instante, después moralmente un titán, un ser de leyenda, fabuloso, y
chancleteando con sus sandalias descosidas, echó a no un plato de gachas. El enfermo debe procurar
correr tras Antónova. ponerse sano para satisfacer a su buen doctor. Y
- ¡No se atreva a hacer tal cosa! -gritaba corriendo usted está obligado a influir sobre el enfermo con su
hacia el carro-. Yo no permito esto, la llevaré a... personalidad, y no sólo con el bisturí, con la
Después, durante mucho tiempo se sintió fisioterapia, y con las mixturas. Váyase a casa y
avergonzado al recordar sus disparatados gritos, sus regrese como un hombre.
amenazas y el bondadoso y asustado rostro de - ¡Yo no puedo ser un ser de leyenda! -contestó
Antónova. Otra vez, un taimado campesino con la Volodia malhumorado-. Yo soy Ustímenko.
boca torcida, al que todos conocían por el apodo de - Vaya al río, báñese y vuelva después. ¿Ha
Kozodói, le pidió en secreto seis rublos. comprendido?
- ¿Para qué? -le preguntó Volodia. - ¡Comprendido! -respondió Volodia, resentido.
- ¿Qué día es hoy? -interrogó Kozodói. Al día siguiente Bogoslovski le preguntó:
- Pues hoy es viernes. - ¿Ha leído usted alguna vez los Evangelios?
- ¿Qué santo es? Eso es lo que te pregunto, - ¡No! -contestó Volodia, de mala gana.
querido camarada, magnífico doctor nuestro. - Pues yo, por ser hijo de un pope, los he leído,
Volodia no sabía qué santo era ni tenía tiempo de como es natural. Y allí se habla también de usted.
conversaciones, y Kozodói recibió los seis rublos. - ¿De mí? -sorprendióse Volodia.
Por la tarde el maldito encargado del almacén del - En el Evangelio de S. Lucas se dice: "¡Ay de
embarcadero estaba borracho. Bogoslovski hizo una vosotros, si todos os dicen palabras halagüeñas!".
rigurosa investigación y se descubrió que el culpable ¿Ha comprendido? Recuerde esto también: es para
era Volodia. Kozodói declaró que para festejar el día mí mucho más fácil y más sencillo operar que
de su santo había recibido del doctor Ustímenko la permanecer a su lado con las pinzas en la mano. No
suma de dinero que le había pedido. Volodia se ganó tome, pues, a mal mis observaciones, porque no
una buena reprimenda. hacerlas también me sería mucho más fácil que
- Perdóname -le dijo después Kozodói-. El médico hacerlas... Por eso, avergüéncese de haber dicho ayer
principal me puso el puñal al cuello, preguntándome que usted no es un ser de leyenda, sino Ustímenko.
¿quién ha sido, quién? Y yo, que soy un hombre que Yo quiero que usted en el futuro sea de leyenda.
lleva el corazón en la mano, cumplí lo que me pedía Bogoslovski se fue. Volodia se bebió dos vasos de
Nikolái Evguénievich, me franqueé y le di tu agua mineral y pensó: "Nunca me he encontrado en
nombre... una situación como la de hoy. ¡Vaya un repaso! Esto
En el ambulatorio, cuando visitaban las salas de ni siquiera se lo puedo contar a Varia. ¡Bueno, por lo
los enfermos, en la sala de curas, Bogoslovski que hace a lo de la leyenda, sí puedo!"
aprovechaba todos los momentos para instruir a Por las noches, Volodia hacía la guardia con
Volodia: Vinográdov la mayoría de las veces. A eso de las
- El alemán Bier se expresó en sus tiempos doce el viejo doctor se preparaba su cama en un
bastante rudamente, pero con razón: "de tanto operar diván de la sala de guardia, se duchaba y se acostaba
se entontecen". Primeramente se debe pensar en a dormir, carraspeando con satisfacción. Ustímenko
cómo curar al enfermo, y no en qué intervención recorría entonces las salas, vigilaba para que las
quirúrgica proponerle. La operación debe ser enfermeras de guardia no se durmieran, para que los
categóricamente necesaria. enfermos no jugaran al ajedrez en el pasillo pasada la
En otra ocasión Bogoslovski le dijo: media noche y no se molestaran mutuamente
- Escuche, ¿pero por qué habla usted al enfermo charlando después de la hora de silencio. Dos o tres
88 Yuri Guerman

veces durante la noche despertaba sin falta a pensando: qué egoísta es Konstantín Ivánovich, se
Vinográdov: preocupa de sí mismo, se cuida. Efectivamente, me
- Sávchenko tose. cuido cuando la vejez está a la puerta. Siento deseos
- ¿Qué? -preguntó enfadado Vinográdov. de vivir todavía, quiero pisar la tierra y la hierbecita
- Sávchenko, de la tercera, tose. Le operaron ayer verde, quiero vivir todavía como vivo ahora: me
y tengo miedo que... estiman, me tienen en cuenta, estoy muy lejos de ser
Vinográdov, sin protestar, se vistió entre bostezos el último en nuestros lugares y, por otra parte, ¡hay
y carraspeos y fue a la sala N° 3, pero Sávchenko ya motivos para ello! He trabajado lo mío, no como de
no tosía, estaba durmiendo. Vinográdov esperó balde el pan que me como, y esto todo el mundo lo
inmóvil en el pasillo, y, poniendo una cara sabe. Y tenga usted en cuenta, mi querido y joven
expectante, escuchó: amigo, que antes nuestro servicio no estaba exento de
- ¿Qué le pasa? -le preguntó Volodia, confuso. peligros. El sesenta y siete por ciento de los médicos
- Pues, ya ve, estoy escuchando. rurales que morían, sucumbían a causa de
- ¿El qué, Konstantín Ivánovich? enfermedades contagiosas. ¡El sesenta y siete por
- Por si estornuda alguien. ciento! ¡No es pequeña la cifra! Y sabiendo a lo que
Volodia torció la boca con una sonrisa triste. nos exponíamos, íbamos a las aldeas, a los lugares
- Si estornuda alguien, despiérteme -dijo más remotos, y trabajábamos sin tener la menor
Vinográdov, al irse-. Entonces vendré y le diré: compasión de nosotros mismos. A lugares tan
¡Salud! Pues esto es imprescindible, ¿no es verdad? abandonados y remotos como hoy no se encuentran,
- ¡Je-je! -Volodia se rió con una risita fingida, pues ya han desaparecido. ¿Y en qué condiciones se
despreciándose a sí mismo por esa estúpida risita. trabajaba? El profesor Sikorski calculó que más del
¡Pero qué podía hacer con su maldita escrupulosidad! diez por ciento de los médicos rurales morían a
Al cuarto día de guardia, Vinográdov le prohibió consecuencia de suicidios. ¡Mas del diez por ciento!
que le despertara. Solamente le permitía despertarle ¿Qué ocurría? De cada cien, sesenta y siete morían
previo acuerdo con Angelina Modéstovna: la contagiados por los enfermos y diez se suicidaban.
enfermera de guardia, una mujer ya de edad, Ahí tiene usted el cuadro de la vida rusa.
nariguda y callada. Extenuadora, expresándose con blandura. Y tal ha
- Yo soy un hombre ya gastado, y, amigo mío, sido mi vida, mi buen amigo, por eso ahora se quiere
dormir es para mí una cosa fundamental -le dijo dormir, cuando es posible. ¡No lo censure!
Vinográdov-. Perdone, naturalmente, pero hoy las he - Yo no lo censuro.
contado: once veces me ha despertado usted sin que - ¡No es cierto, lo censura! Es cosa propia de
fuera necesario en absoluto... ustedes, de la juventud, juzgar a todos y censurar a
- Bueno, si usted... -empezó a decir Volodia... todos. Pero, nosotros, los viejos, no somos así.
- ¡Váyase con cien mil diablos! -le aconsejó Hemos vivido nuestra vida de tal manera que, en
Vinográdov amistosamente-. Dentro de poco realidad, no tenemos nada de qué arrepentirnos ante
cumpliré sesenta años, ¿comprende usted esta ustedes. ¿Comprendido, señor mío? ¡Márchese usted,
circunstancia? pues, en paz!
Y se dispuso a prepararse el lecho para dormir Volodia salió de la habitación de guardia sin hacer
cómodamente, riéndose por lo bajo y farfullando ruido, subió por la escalera de caracol, se sentó en un
alguna cosa para sí: igual que un oso viejo y sagaz. banco de la solana, en la terraza del "aeroplano". A lo
Después, ya acostado, bostezó a gusto y lejos, en la lejanía infinita de la lóbrega bóveda
prolongadamente y dijo: celeste titilaban las estrellas con cálida e inquieta luz.
- Ya sé lo que usted está pensando en este Puede ser que también las viera su padre en España,
momento: me está censurando, sin duda. Pero yo, y Varia en la ciudad, y la tía Aglaia en alguna Casa
joven, le aconsejo que no lo haga. Nosotros, los del Campesino en una aldea, y Gánichev, y Puich, y
médicos viejos, no somos mala gente, honrados en la Rodión Mefódievich desde el puente de su navío...
mayoría de los casos, cumplidores y hemos visto Estrechándose con fuerza una rodilla entre las
mucho. Mucho. ¡Oh! mucho... manos cruzadas, echó la cabeza para atrás y
Volodia escuchaba en silencio. permaneció así largo rato, en el silencio de la noche
- Bajo el zarismo, que usted, por fortuna, no ha estival. Su corazón latía rítmicamente, tranquilo, la
sufrido, vivíamos con incontables penalidades, sobre cabeza la sentía por completo despejada, las ideas
todo si eras un hombre joven con ideas y pensabas. eran precisas, rigurosas y felices. "Los hombres son
Entre éstos, naturalmente, no incluyo a los que gente magnífica -pensaba Volodia-, verdaderamente
estaban de moda, hacían las visitas en su propio magnífica. No importa que Zhenia Stepánov sea un
carruaje y tenían ansia de bienes. Yo, amiguito, antes cerdo, que Dódik y Valentina Andréevna sean seres
de la revolución había prestado mis servicios más de despreciables. Los hombres no son ellos. Los
diez años en la aldea, y sabía muy bien lo que es hombres son otra cosa. Los hombres son Bóbishev y
pasar dificultades. Usted me mira y seguramente está Vinográdov, Bogoslovski y su mujer, el tío Petia y el
Esta es tu causa 89

audaz agente, su padre y Varia, Gánichev y el difunto ahora mismo...


Polunin. Es muy importante que la persona sea - ¡Déjenla! -ordenó Volodia.
necesaria, útil, una persona de la cual la gente, la Y él mismo acompañó a la mujer hasta la sala a la
gente buena, no pueda prescindir. ¡Todo lo demás que habían llevado el cadáver. A la entrada, la mujer
son vaciedades!" se dejó caer de rodillas y fue arrastrándose hacia él,
Desde la terraza oyó el timbre del portón de hasta el hombre amado, con los brazos extendidos y
entrada al hospital: traían algún enfermo a la sala de murmurando:
ingreso. Sin duda, una operación urgente. Se - Perdóname, perdóname, perdóname, perdóname,
encendió la luz en la habitación de guardia; quería perdóname...
decir que Angelina Modéstovna había despertado a Después, susurró, llamándole:
Vinográdov. Y al instante se iluminaron los grandes - ¡Igor!
ventanales cuadrados de la sala de operaciones. Y con voz todavía más apagada:
- ¡Un caso difícil! -dijo Vinográdov, mientras se -¡Igor!
lavaba las manos. Se quedó mirando a Volodia, y toda su cara se
Y a pesar de que el estado del enfermo era estremeció con un ligero temblor.
desesperado, Konstantín Ivánovich emprendió el - ¿Y no se puede...? ¿No se puede hacer nada?
combate. ¡Qué es lo que no harían durante estas dos Volodia no respondió. El rostro del difunto estaba
horas! A Vinográdov se le caló la bata de sudor. ahora completamente blanco. Sólo el suave
Angelina Modéstovna esterilizó dos veces los vientecillo de la noche agitaba apenas sus rubios
instrumentos. A Volodia también le escurría el sudor cabellos, como si fueran de un ser vivo.
bajo la máscara. Sin embargo, fueron impotentes. - ¡Ustedes lo han matado aquí, bandidos! -gritó de
Sólo consiguieron alargar un poco la lucha entre la pronto la mujer-. Yo le he traído con vida. ¡Ustedes
vida y la muerte, pero resultó vencedora la muerte. lo han matado, miserables! ¿Qué, puerco, mocoso,
Murió sobre la mesa de operaciones: era un hombre has estado estudiando en el cuerpo de él? ¿Sí? ¿Has
bien parecido, de frente ancha y despejada, potente estudiado en el cuerpo de un hombre indefenso?
torso, que iba palideciendo lentamente, la boca firme, ¡Habla!
de labios apretados, los brazos musculosos. - ¡Cómo no le da vergüenza! -dijo Volodia-.
- ¿Todo? -preguntó Vinográdov. Cómo se atreve...
- Todo -respondió Volodia, y puso la yerta mano Angelina Modéstovna, Sonia y el mozo del
del difunto sobre la mesa junto al torso, como una hospital Nefiódov se pusieron delante de Volodia
cosa inerte. para protegerle, pues la mujer, seguramente le
Konstantín Ivánovich se quitó la máscara. hubiese arañado la cara.
- Qué se podía hacer, demonio -dijo, respirando - Váyase -dijo Sonia-. Váyase, Vladímir
fatigosamente todavía-. Le han metido cuatro balas, y Afanásievich. No tiene por qué darle explicaciones...
en qué sitios... Pero era un hombre recio... Y él se marchó, aplanado, angustiado, infeliz.
Miró apesadumbrado aquel rostro inmóvil y se Entreabrió la puerta de la habitación de guardia,
dirigió hacia la puerta. La enfermera Sonia le preparó escuchó la respiración tranquila de Vinográdov y se
unas gotas de valeriana con convalaria. Vinográdov dirigió al jardín del hospital. Pero desde allí se
tomó las gotas como si fueran vodka, carraspeó y seguían oyendo los gritos de la mujer:
dijo irritado: - ¡Asesinos! ¡Malditos asesinos! ¡Ustedes lo han
- ¿Cómo es posible? ¿Disparar sobre un hombre matado, ustedes, ustedes!
joven, sano, eh? Podía haber vivido todavía Y entre sueños Volodia vio su rostro desfigurado,
cincuenta años más... lleno de odio, con espuma en los labios. ¿Por qué
- ¿Cómo ha ocurrido? -le preguntó Volodia mostraba tal rencor hacia los médicos? ¿Acaso
después, ya en la habitación de guardia. podían salvar ellos a un muerto? ¿Acaso podían
- Ella no quería a su marido y amaba a este realizar un milagro?
hombre -dijo Konstantín Ivánovich-. Pero el marido Al día siguiente se marchó. Bogoslovski le
amaba a su mujer y mató a su rival... escribió una carta para el Instituto, la cerró y selló
Vinográdov suspiró profundamente y abrió de par con lacre; luego, acompañó a su practicante hasta el
en par las dos hojas de la ventana. A los oídos de embarcadero. El día era húmedo, caía una lluvia
Volodia llegó un lamento apagado. menuda, densos nubarrones grises se cernían sobre
- Es ella -dijo Vinográdov-. Vaya usted, Vladímir las cúpulas de la catedral de Pedro y Pablo. Lo
Afanásievich, ayúdela. Se siente mal. mismo que el día de la llegada de Volodia, Nikolái
Volodia se acercó a un banco del jardín. Angelina Evguénievich saludaba todo el tiempo, a derecha e
Modéstovna y Sonia ya estaban allí, confortándola. izquierda, entornaba sus inteligentes ojos de tártaro y
- ¡Dios mío, Dios mío! -oyó Volodia una voz decía:
ahogada que desgarraba el alma-. ¡Dios mío, Dios - No le dé importancia. No hace mucho en el
mío! ¿Y por qué? No, ¿por qué? Déjenme, déjenme periódico Izvestia leí que en Ríbinsk no sólo
90 Yuri Guerman

insultaron al doctor Nikolski, sino que le dejaron cara le azuleaba con una crecida barba, la cabeza
maltrecho. Y en Ivánovo-Voznesensk un hombre descubierta, vestido con su arrugado impermeable de
llamado Feoktístov echó ácido nítrico al médico lona y fuertes botas altas.
Vijman. Y a la médica Nartsísova casi la mataron. - ¡Ah, Volodia! -exclamó Varia, feliz y
¡Buenos días, Serguéi Semiónovich! En Kaluga tres sorprendida. No cesaba de lloviznar; el otoño había
morfinómanos armaron un escándalo en el hospital. empezado temprano y lluvioso. Varia tenía las
¡Muy buenas, muy buenas, Alexéi Petróvich! Pero mejillas cubiertas de diminutas gotitas; las luengas
créame, Vladímir Afanásievich, ahora se producen pestañas de Volodia, el impermeable, el cabello, todo
mucho menos casos de éstos que antes de la estaba mojado. ¡Dios mío, pero qué grande se ha
revolución. Ocho veces menos. ¿Comprende? Y puesto este Volodia!
pasarán algunos años y todo esto se olvidará por - ¡Vaya, se han mojado los libros! -dijo Volodia.
completo y para siempre; desaparecerá como un - ¡Saluda, hombre! -y Varia apartó a un lado el
sueño desagradable y repulsivo. paquete de libros, pues el envoltorio le estorbaba
Estrechó la mano a Volodia y se dirigió hacia su para estrechar a Volodia por los hombros, atraerle
carricoche, encorvado, con su viejo impermeable y hacia sí y besarle. Pero ella siempre tenía su propia
una pequeña gorra de visera con un botón. Pero de manera de hacer las cosas y besó a Volodia.
pronto se volvió, guardó silencio, fijó en Ustímenko - ¡Cómo hueles a hospital! -dijo Varia-. ¿A juzgar
su mirada de gallo y le preguntó: por tus cartas, ya eres un doctor consumado, eh? No
- Escuche, Vladímir Afanásievich, puede ocurrir te sonrías con ese aire de indulgencia, contesta...
que tenga que marcharme a lugares muy lejanos; - ¿Qué te voy a contestar? -preguntó Volodia-.
pero esto no será ni hoy ni mañana. ¿Vendría usted Soy un semimédico corriente, y nada más. En todo
conmigo? caso, no te aconsejo que vengas a que te cure cuando
- ¿Y Chorni Yar? estés enferma.
- Se quedará en el mismo sitio -contestó con - Pues Eugenio ha vuelto dándose mucha
ironía Bogoslovski-. Pero aquí, se lo digo importancia...
honradamente, no se puede avanzar más. Y a mí me Subieron a pie la suave pendiente que conducía al
gusta toparme con las dificultades, derribar muros, muelle del río. La llovizna no cesaba, a lo largo del
demoler, para empezar todo de nuevo, desde el camino corrían arroyuelos turbios. Varia hablaba sin
principio. ¿Entonces, vendrá usted? parar. Volodia se quedó mirándola sorprendido, antes
- ¡Iré! -dijo Volodia con decisión y firmeza, no era tan locuaz. ¿Habrá ocurrido algo?
agradecido y alegre-. Perdóneme por todo y muchas - ¿Hace mucho que no recibes cartas de allá? -
gracias. preguntó Volodia.
- ¡Sólo que, por ahora, es todavía un secreto! - - ¿De allá? ¡No! -dijo Varia-. No se ha recibido
advirtióle Bogoslovski-. ¡Pero la cosa será muy ninguna desde hace mucho. ¿Has leído el periódico
interesante! ¡Oh, sí, muy interesante! ¡Difícil será la de ayer? Cómo han forzado el Ebro: es una brigada
cosa; Dios mío, y qué difícil! magnífica. La batería que lleva el nombre de
Después de esto se marchó definitivamente. Y a Thälmann...
Volodia le dio gusto ver con qué habilidad, gallardía - ¿Qué estás ahí cascando? -pregunto Volodia.
y ánimo tomó las riendas, sacudió con la tralla al Ella iba a su lado, pero con la cabeza vuelta.
caballo tordo y, sin volver la vista atrás, sumido, Volodia la asió con fuerza de un hombro y la volvió
como siempre, en sus pensamientos, emprendió el hacia sí. Como es natural, estaba llorando.
camino de regreso al hospital. - ¿Le han herido? -interrogó Volodia.
"¡Hasta la vista, querido amigo! -dijo Volodia - No -dijo Varia con firmeza-. A tu padre no le
para sí, mirando con tristeza en dirección al coche, han herido, y el mío está vivo.
que ya se había ocultado en la lejanía-. ¡Hasta la El no prestó atención a esta extraña frase.
vista, hombre probo! ¡Muchas gracias a todos por - ¡Entonces, no tienes por qué llorar! -dijo
todo! Y también por las últimas palabras. Volodia-. Te has estropeado en mi ausencia, eso es...
Seguramente no valgo tan poco cuando me ha - Sí -confirmó Varia-. Tengo los nervios
propuesto un trabajo difícil. ¡Y es muy importante desatados.
para uno mismo saber por los demás que no eres un - ¡Pero qué hablas tú de nervios, criatura! Da
ser insignificante!" hasta risa oírlo...
Fueron directamente a casa de los Stepánov, pues
Capitulo X. la tía Aglaia no llegaría hasta el día siguiente del
Dodik y su esposa. distrito de Tishinski. Eugenio estaba indolentemente
Sólo había transcurrido mes y medio y Volodia tendido en el diván. También había vuelto de las
había cambiado de tal manera que Varia no exclamó prácticas, pero su estado de ánimo no era nada
al momento "¡Ah, Volodia!", cuando le vio delante halagüeño.
de ella. Era un hombre alto, ancho de hombros, la - ¡Estoy que echo chispas! -dijo, en cuanta Varia
Esta es tu causa 91

salió-. Y no tengo a quien pedirle consejo. entró Shárik, bien cebado con las comidas que le
Sencillamente, es una historia idiota. Comprendes, preparaba Varia; ahora tenía el pelo reluciente, los
ella me gusta como camarada y como mujer, pero eso ojos brillantes y húmedos.
de casarse... hay que pensarlo muy despacio. Y - ¡Erns! -gritó Varia-. ¡Ven acá! ¡Muérete, Erns!
luego, si al papaíto -nuestro decano- se le ocurre El tricolor ex-Shárik "se murió", luego le trajo un
darle a la lengua, estoy perdido, yo... un crío... zapato a Varia, después "dio el la". "¡Completamente
Volodia le escuchaba con el ceño fruncido. como una chiquilla!", pensó Volodia, mirando con
- En tales casos yo no sirvo para consejero -dijo, indulgencia, como un viejo, a Varia.
después de una pausa-. Lo único que te puedo decir - ¡Ay, precioso mío! -gritó Varia a Shárik-.
es que, naturalmente, eres un miserable. ¡Ahora mismo te como! -Y, en efecto, le mordió en
- ¡Y tú, un santo! Espera, espera que mi hermanita una oreja.
te ponga los cuernos, con toda tu santidad, entonces - ¡Esto es una casa de locos! se lamentó Eugenio.
sí que sabrás lo que es bueno. La fisiología es la Empezó a pasearse por la habitación, chancleteando
fisiología. con las zapatillas, mientras se deshacía en alabanzas
Volodia hubiera querido enfadarse con él, pero no al profesor Zhovtiak. Según sus palabras, resultaba
pudo. "En esto ocurre igual que con los rubios y con que Guennadi Tarásovich era un "viejo bondadoso",
los morenos -pensó.,..-. Nadie tiene la culpa de haber un "viejo simpático", un "viejo que sabía", "nuestro
nacido moreno. Igual le pasa a Zhenia: no se puede viejo". Resultó también que Volodia tenía la culpa de
hacer nada con él, con su egoísmo descarado, ciego, la actitud hostil de todo el curso hacia Zhovtiak.
con su ruindad, con esas verdades de la vida en las Había que rendirle respeto por la edad, por el camino
que él cree a pies juntillas". recorrido, por el noble y bondadoso corazón del
Sobre una pequeña mesa redonda estaban viejo.
extendidas, para que pudiese verlas todo el que - ¿Pero cuándo le has conocido tan de cerca? -
llegase, varias hojas de papel con las opiniones inquirió Volodia.
acerca del trabajo del camarada Stepánov, E. R. - Ha vivido en la casa de campo en Zaimische -
como conferenciante de sanidad. Volodia leyó contestó Eugenio-. Hemos ido a pescar juntos, y, en
algunas de ellas de diversas dimensiones, todas con general, hemos simpatizado.
su correspondiente sello, unas en hojas de cuaderno, - Venga, sigue por ese camino -sonrió se Volodia-
otras en hojas de impresos ya escritas por el reverso, . Sois tal para cual.
las terceras en hojas de las libretas de notas. Las - ¡Eso es una idiotez!
conferencias de Eugenio las alababan mucho, había - ¿Por qué es una idiotez? Ya lo verás, él
hablado sobre los métodos profilácticos de lucha empezará a encumbrarte. Al papaíto de Iraída le es
contra el cáncer, sobre la higiene personal, sobre la violento hacerlo, y Guennadi Tarásovich debe
infección anaerobia, sobre los medios de combatir la apoyarse en alguien. También podéis atraer a Misha
erisipela, sobre el fortalecimiento del organismo de Shérvud, aunque no hace pareja contigo, él es
los niños. inteligente...
"Las perspectivas optimistas dadas por el Zhenia movió la nariz con una mueca cómica,
camarada conferenciante...", leyó Volodia en una de como una liebre, y con su sinceridad engañadora
estas hojas. dijo:
- ¿En general, una conferencia cada día? -le - ¡Pues mira! ¡Es una idea! Shérvud es un
preguntó Volodia. muchacho capaz, incluso de talento, Guennadi
- ¿Qué piensas? Ha habido ocasiones que hasta Tarásovich puede confiar en él plenamente...
dos. ¡No sabes tú qué avidez tiene el pueblo soviético El abuelo Mefodi llegó del mercado, empezó a
por las conferencias científicas!... Querido, he hablar detalladamente de los precios y de que no
andado ajetreado como un burro. había manera de encontrar hígado de ternera.
- ¿Y qué hacías en el hospital? - Zanahoria hay toda la que quieras... ¿pero para
- ¡Oh! -pronunció con tono impreciso Eugenio-. Y qué diablos nos hace falta? ¿Somos liebres, o qué? -
ten en cuenta, además, las clases con el personal preguntó malhumorado-. Mira, la cesta está llena de
médico subalterno, las conversaciones en las salas zanahorias, pero lo que es hígado, ni en un sólo
con los enfermos, y otros trabajos sociales... puesto, no se puede encontrar por ninguna parte.
- ¡Es decir, que has realizado las prácticas como si - Querido abuelo -empezó a decir Eugenio-, ¿y
fueras un agitador de masas! cuando tú eras campesino antes de la Revolución,
¡Era sorprendente la capacidad de Eugenio para comías carne con frecuencia? Seguramente de
no ofenderse y pasar por alto cualquier cosa Pascuas a Ramos...
desagradable! El abuelo se turbó.
- Bueno, chico -se limitó a decir-; tú, amiguito, no - ¡Ves, ves! -continuó Zhenia, con tono
sabes lo que es la vida. aleccionador-. Todavía, se comprende, existen
De la calle, con alegre roce de patas en el suelo, inconvenientes, sobre todo en el comercio, pero
92 Yuri Guerman

echar pestes de todo, no está bien... Chismorrerías del interesante!


mercado, nimiedades, habladurías - ¡Déjalo donde estaba! -le ordenó Volodia.
pequeñoburguesas... - ¡Cómo apestas a hospital! -dijo Eugenio-. ¡Y no
- Pero si el hígado lo quería para vosotros -dijo el has traído ninguna cosilla! Pues yo, dicho sea entre
abuelo-, no para mí. A mí. A mí me da igual. Mira. nosotros, me he hecho con un magnífico corte de
Varia siempre come el hígado con gusto... traje bajo cuerda en el almacén del lugar. Di allí una
- Deja en paz al abuelo -dijo Varia. ¿Por qué te conferencia, gratuita, claro está, sobre el tema: "La
metes con él? higiene en el matrimonio", la aderecé con una salsa
Y se dirigió a Volodia lamentándose: un poco picantilla y todo arreglado. Es el quinto
- Ha llegado ayer y no hace más que dar lecciones curso, y hay que tener buen aspecto...
a todos. Volodia callaba pacientemente: había resuelto no
Varia se sentó al lado de Volodia, le agarró del volver a enzarzarse con Eugenio. Era lo mismo que
brazo y le miró a los ojos. dar coces contra el aguijón...
- ¿Sabes? -dijo Varia-, hoy es el cumpleaños del En el cuarto de baño, Volodia se afeitó, dejó
Dódik de mamá. Es una tontería, pero se ofenderán si correr el agua de la ducha, y largo rato se deleitó con
no vamos. Estamos invitados y advertidos de el ritual del baño, que había heredado de su padre. El
antemano, etc., etc. Tú debes venir con nosotros. padre le había enseñado a hacer mucha espuma con
- Sí, sí, -confirmó Eugenio de buena gana-. la esponja, a lavarse con "poca" y con "mucha" agua,
Iremos a padecer todos juntos. Allí, la pitanza, en a aclararse "en sucio" y "en limpio", a comprobar la
general, es bastante mala, una aburrición, limpieza del pelo "por el crujido". En tiempos habían
naturalmente, pero la madre es la madre, y no se ido juntos a la casa de baños y se lavaban allí durante
puede echar por la calle de en medio. Lávate, largo rato, resoplaban, se cocían en nubes de vapor,
cámbiate de ropa y nos damos el bote. Después de bebían kvas y empezaban de nuevo desde el
todo, somos jóvenes, la flor de la vida, y tenemos que principio. Seguramente que en España el padre
adornar con nuestra presencia su sociedad habría encontrado algún baño. Un baño de mármoles,
pequeñoburguesa... con cariátides y amorcillos sonrosados revoloteando
- La maleta la tienes en el pasillo, al lado del por los aires...
cuarto de baño -dijo Varia. - ¿Vas a estar mucho tiempo en el baño todavía? -
Eugenio cerró bien la puerta de la habitación en le preguntó Eugenio.
cuanto salió Volodia. Varia le hizo a Volodia el nudo de la corbata,
- ¿No le vas a decir nada? pues él no sabía hacérselo, y le alisó bien el pelo con
- No, no puedo. un cepillo. Eugenio se perfumó con el pulverizador.
- ¿Entonces, se lo digo yo? Volodia ayudó a Varia a ponerse el impermeable.
- No se te ocurra. Nadie puede decírselo si no es - ¡Ah; hoy no comeremos en casa! -gritó Eugenio
papá. al salir.
- Pero si vas a estar llorando todo el tiempo... - ¡No os echaré de menos! -respondió el abuelo
- ¡Eso no es cosa tuya! desde la cocina, donde estaba hojeando la revista
Eugenio se encogió de hombros. Ogoniok. Le gustaba mucho mirar las estampas y los
- En todo caso, hay que retenerle aquí el mayor grabados-. Ya veremos cómo os hartarán. He visto
tiempo posible -aconsejó Eugenio-. Estando entre la hoy en el mercado a su Pania y, según me ha dicho,
gente, siempre se soporta mejor. Bueno, y el mismo apenas si le habían dado cuartos, pero habían
hecho en sí: perecer en el combate contra el dispuesto que preparara comida para todo un
fascismo, y, además, como ha perecido Afanasi regimiento...
Petróvich... Iraída y algunas mujeres muy pintadas, que
- ¡Calla! Volodia no conocía, ya estaban sentadas en la fresca
Volodia sacó de la maleta una muda de ropa y húmeda terraza de Valentina Andréevna. Iraída iba
interior lavada y zurcida por la viejecita Daune, sacó colocando sobre el mantel hojas amarillas de roble y
el sobre sellado con lacre, unos calcetines, una de arce: debajo de cada cubierto y de cada copa debía
corbata, que no había tenido ocasión de ponerse en haber una de estas servilletas "vivas".
todo el tiempo de las prácticas, y una camisa gris. - ¡Ah, ha venido el doctor rural! -dijo Valentina
Con nostalgia miró el envoltorio de libros atados con Andréevna, tendiéndole a Volodia la mano para que
una cuerda. En Chorni Yar no había leído ni una se la besara, pero él no la besó, sino que se la sacudió
línea. con fuerza-. ¿Qué tal por allá? ¿Ha curado mucho?
Zhenia salió al pasillo, y, al ver el sobre, lanzó un - ¡Mucho! -respondió Volodia con aspereza.
silbido: Dódik no había llegado todavía, estaba de árbitro
- ¡Oh, oh! Me imagino lo que habrá ahí escrito. en unas carreras de motos. En el patio, atado con una
Vamos a abrirlo con cuidado, después dices que los cadena, ladraba el perro de caza de Dódik. Una
sellos se han desprendido solos. ¡Leámoslo, será muy amiga de Valentina Andréevna. Liusf Mijáilovna,
Esta es tu causa 93

levantando las cejas con aire importante, decía: verduras! ¡Forraje! Saludable, barato y de gusto. Sólo
- Oh, querida, no discuta, por favor, conmigo: las que -yo ya lo he advertido- ¡a mí me gusta la carne!
arrugas prematuras son producto de falta de cuidado Dódik llegó en automóvil y dio cuerda al
con nosotras mismas. Por ejemplo, la risa. Fíjese gramófono con un perro en la parte interior de la
cómo me río yo. Redondeo la boca y me río así: jiu- tapa.
jiu-jiu. El acto de la risa está a la vista, pero el
sistema muscular no pierde vigor... Sus dedos huelen a incienso.
Volodia miró a Liusí Mijáilovna con ojos y la pena duerme en sus pestañas,
espantados. Varia le tocó ligeramente con el codo. Ahora ya no necesita nada...
Eugenio se paseaba por la galería, fumaba y discutía
en tono airado con Iraída. El insolente y obeso - Oiga -le dijo Eugenio a Dódik por lo bajo-, esto
Makavéenko, como de costumbre, espetaba a las es una desvergüenza, usted nos ha birlado por las
pintadas damas invitadas una anécdota tras otra y era buenas el gramófono. Yo me he ido de prácticas, y
el primero en reírlas. usted se ha presentado en casa del abuelo...
Más tarde llegó un matrimonio que Volodia no - ¡Uf, déjame en paz, pelmazo! -prorrumpió
conocía. El tenía cara de león, y ella se movía con tal Dódik. Estaba recién afeitado, con la cara blanca de
frufru de sedas que parecía que estuviera todo el polvos, con una larga pipa inglesa entre los dientes,
tiempo murmurando enfadada. un hoyuelo en la barbilla, tan atildado y correcto que
- ¿Quiénes son? -preguntó Volodia a Varia. se podría pensar que era un ladrón internacional.
- Es la mejor modista de la ciudad -dijo Varia-. La Bebieron vodka, vino de Madera, Oporto, cerveza
llaman, como en otros tiempos, madame Lis. Y la y Chartreuse. Valentina Andréevna se apretaba las
acompaña su marido; ella lo lleva siempre consigo sienes con las puntas de los dedos y decía a Eugenio:
cuando va de visitas. - ¿Pero será posible que la ciencia no pueda
- Está demostrado científicamente -siguió combatir una vulgar jaqueca? ¡Tres días seguidos
diciendo Liusí Mijáilovna, de tez ajada y amarillenta- padeciendo! ¡Tres días!
que las arrugas prematuras aparecen también a causa La esposa del abogado Gógoliev también se
de no colocar en la debida posición la parte facial de quejaba siempre de jaqueca y se apretaba las sienes
la cabeza durante el proceso del sueño. Si se cuida con los dedos.
uno de sí mismo también durante el sueño, hay - Bebe vodka, mamá -le aconsejó Eugenio-. Los
posibilidad de evitar la prematura marchitez... vasos se dilatan así y la jaqueca pasa.
Liusí Mijáilovna advirtió la persistente mirada de - ¿De verdad? -preguntó Valentina Andréevna,
Volodia y "redondeando la boca", se sonrió: con los ojos muy abiertos.
- ¿No es así, joven doctor? Y bebió vodka, y cerveza, y vino de Madera.
- No sé, eso no nos lo han enseñado -dijo Volodia - ¡Ah, no, no; qué dice usted! -seguía diciendo
con insolencia-. ¿Y cómo cuidar de sí durante el Liusí Mijáilovna al otro extremo de la mesa-. Hay
sueño? que saber distinguir el tratamiento de la piel grasa del
- ¡Jiu-jiu-jiu! -se rió Liusí Mijáilovna-. Pues muy tratamiento de la piel seca. Esto es elemental. Lo
sencillo. En general, camaradas, prestamos muy poca mismo que es de un analfabetismo absoluto aplicarse
atención al automasaje por medio de la percusión de cremas y ungüentos en la cara cuando se tiene
los pliegues, las arrugas y la flaccidez de la piel. barros...
- ¡Ahora mismo vomito! -dijo Varia a Volodia en - ¡Volodia, deja de hacer muecas! -le pidió Varia
voz baja-. Qué cosas más horribles está diciendo de con voz implorante-. No escuches y nada más. No
esa percusión... hace falta destacar nada...
Pero Liusí Mijáilovna no podía detenerse: - Y yo no lo destaco -replicó Volodia.
- El automasaje es mi caballo de batalla, mi alfa y - ¡Sí, lo destacas! -insistió Varia-. ¡Mejor es que
omega, mi último amor -dijo-. De tal modo: con la bebas vodka!
mano derecha hay que percutir los pliegues en el lado - Esto es realmente ridículo -decía Dódik, sentado
derecho de la cara, y con la izquierda, los del lado en el lugar central de la mesa, rodeado de ramos de
izquierdo. Las bolsas de debajo de los ojos se flores y botellas-. Realmente ridículo. Un corredor en
percuten con las yemas de los dedos. En cuanto a las tiempo lluvioso no puede dejar de observar...
arrugas y la flaccidez de debajo de los maxilares hay - ¡Hurra! -vociferó el cínico Makavéenko-. Me
que luchar con ellas por medio del repetido parece que he encontrado en la ensalada un tendón de
golpeamiento con el dorso de los dedos... carne de vaca. A madame Lis, dicho sea de paso, la
Pania trajo unas ensaladillas, muchas ensaladillas, sirven especialmente y aparte de todos. Allí hay
con patata, zanahoria, remolacha, hojas verdes, ensalada con pollo. ¡Hurra, por los magníficos
cebolla, todo ello presentado en preciosas fuentes. El anfitriones; hurra por los recién casados!
rechoncho y descarado Makavéenko dijo, olfateando: Madame Lis dio un cachete en la mano a
- ¡En casa de los recién casados siempre hay Makavéenko, y el marido Lis de cara de león, se
94 Yuri Guerman

llenó un vaso grande de un licor viscoso. gentleman -replicó Makavéenko-. Yo trabajo en la


- ¿Madame Lis, no es verdad que el corte "fígaro" red comercial, querida, y allí impera la ley de la
vuelve a estar de moda? -preguntó Iraída. jungla.
- Esos asuntos, hijita, son para tratarlos en el Y rozó ligeramente con los dientes el hombro
momento adecuado, cuando se está de negocios - desnudo de Beba.
respondió madame Lis. - ¡Ham, ham! ¿Da miedo?
- ¡Bravo, bravo! -aplaudió Valentina Andréevna-. Dódik dio cuerda al gramófono y sacó a bailar a
¡Efectivamente, los negocios hay que tratarlos en el Kuka, la joven hermanita de Beba. Makavéenko
ambiente de los negocios! ¡Ahora estamos bebiendo! invitó a Beba. Una voz pastosa, casi untuosa,
¡Estamos de fiesta! ¡Una fiesta familiar! cantaba:
Valentina Andréevna era feliz: el vino se le había
subido a la cabeza, la mesa le parecía exactamente El sol, Ya cansado.
igual a la que había visto en tiempos en la casa del Suavemente del mar se despedía;
abogado Gógoliev; comían y bebían a su alrededor Y en esta hora tú reconocías
gentes presentables, nadie hablaba de barcos, de Que el amor no existía.
cañones, de maniobras, de horas de vuelo, nadie
cantaba con voz enronquecida la canción de la Volodia estaba en el gabinete de Dódik, hojeando
caballería de Budionni. irritado unos libros, y Valentina Andréevna, tendida
Después, Pania sirvió a cada invitado una taza de indolentemente en el lecho, con una mano de su hija
caldo con un bollito, tras esto sirvió unas diminutas entre las suyas, se lamentaba:
croquetas con guisantes y después unas tartas - ¡No puedes imaginarte, hijita, qué difícil es vivir
enormes, con muchos adornos y flores de con él! Quiere que yo tenga intereses en la vida y
mantequilla. literalmente me ha obligado -pues tiene una voluntad
- Las ha traído Makavéenko -le dijo Varia a de hierro, te habrás dado cuenta qué prominente tiene
Volodia en voz baja-. Es el jefe de una sección de la mandíbula inferior-, literalmente me ha obligado a
repostería y pastelería. Mamá ha dicho que ingresar en unas clases de corte y confección. Y no
seguramente le meterán pronto en la cárcel, roba a se trata sólo de mis intereses, sino de los recursos. Es
manos llenas. un loco, quiere que yo viva rodeada de todo confort.
No habían terminado de comer, cuando Valentina La belleza de la vida. Le gusta llamarme "pequeña" o
Andréevna se sintió mal. Eugenio e Iraída habían "lucerito", o "bebé", y me dice: "pequeña, tú tienes
desaparecido; Varia y Volodia llevaron a Valentina gusto, puedes convertirte en la modista más famosa
Andréevna al dormitorio, donde crecían los cactos y de la ciudad". Y no en el sentido de que yo misma
estaba colgado en la pared un cuadro con una de tenga que coser, no, yo dirigiré cómo... Por ejemplo,
estas plantas. los vestidos de ahora llamados estilo camisón, ¡son
Dódik acompañó a su esposa con la mirada, horribles! No tienen líneas en absoluto... No saben
sacudió la pipa en el tacón del zapato y le dijo a destacar el semicírculo de las caderas. ¿Y el cambio
Makavéenko: de las pinzas al corte de la sisa? Beba y yo estamos
- El que la busca la encuentra. Estos son los aprendiendo con madame Lis...
encantos de la vida familiar. Y no puedes marcharte: - ¡Varia! -llamó Volodia, malhumorado, desde la
empieza a chillar que está enferma y que yo habitación contigua.
deambulo... - ¡Ahora! -contestó Varia.
- ¡Bebamos! -propuso Makavéenko. - ¿Es Volodia? -preguntó Valentina Andréevna.
- ¡Bebamos! -asintió Dódik. Varia asintió con la cabeza.
Liusí Mijáilovna y otra dama ya entrada en años, - Qué toscote es, a pesar de todo -dijo Valentina
que se llamaba Beba, vinieron a hacerles compañía. Andréevna a Varia-, está sentado como un estafermo,
Beba llevaba el pelo cortado y teñido con agua sin el menor atractivo. Y el atractivo es todo en el
oxigenada y además rizado como la lana de un hombre. Ahora estoy leyendo a Dostoievski. El
borreguillo. Ostentaba sus desnudos y sonrosados príncipe Mishkin es idiota, pero qué atractivo...
hombros. - Mamá, no hables de lo que no comprendes -la
- ¿Qué, abuelitas -dijo el desvergonzado interrumpió Varia con voz suplicante.
Makavéenko-, luchamos a brazo partido con la - ¿Qué quieres decir?
marchitez? He oído decir que a las bellezas después - No hables del príncipe Mishkin, te lo suplico.
de los cincuenta años les ayuda mucho una - ¡Eso es faltarme al respeto, niña! ¡Faltar al
mascarilla de harina de centeno. Rebocarse la respeto a su madre!...
fachada, y asunto arreglado. - ¡No hables del príncipe Mishkin, no te atrevas a
- ¡No puede decirse que sea usted un gentleman! - tal cosa! -gritó Varia.
exclamó Beba-. Hay que ser benévolo... Y salió corriendo de la habitación:
- Dicho sea de paso, yo no pretendo pasar por - ¡Varia! -oyó tras ella-. ¡Esto es una insolencia,
Esta es tu causa 95

Varia! (ahora, no se sabe por qué, en presencia da Iraída


- ¡Vámonos de aquí! -susurró Varia a Volodia. hablaba siempre en tono irónico)-, estamos
El marido de madame Lis, borracho como un dispuestos a recibir felicitaciones...
tonel, dormía con los velludos brazos cruzados bajo - ¿Con qué motivo? -preguntó Varia.
su enorme cabeza de león. En tanto, madame Lis - Pues porque hemos decidido formalizar nuestras
bailaba con Dódik. La aterciopelada voz del relaciones, casándonos legalmente.
gramófono continuaba cantando lo del sol cansado. - Sí -confirmó Iraída, haciendo tintinear todas sus
El perro blanco, no acostumbrado a esta vida de los cadenitas y medallas-. La cuestión se ha resuelto
Dódik sacudía el collar y lanzaba tristes aullidos. favorablemente, como se expresan los burócratas...
Makavéenko, sentado en un extremo de la mesa, Y se sonrió con no demasiada alegría.
pronunciaba un discurso dirigido a Kuka, la hermana - Lo que también os deseamos a vosotros -dijo
de Beba: Eugenio, paseándose por la habitación-. Antes de que
- ¡Sí, el sentido de la vida consiste en tomar de sea tarde. Así resulta más correcto...
ella todo, sin aplazar el cumplimiento de los deseos - ¿Pero de qué estás hablando? -preguntó Varia,
propios ni un minuto, ni un segundo! Yo soy sin comprender.
materialista y no creo en los goces del paraíso - Digo, mi querida hermana, que en el matrimonio
después de la muerte. ¡Acérquese, joven! -gritó al me gusta la conciencia de la libertad, y no la
advertir a Volodia-. ¡Apresúrese! ¡Mueva las piernas! necesidad reconocida por todos. Y nosotros hemos
Veo que no está de acuerdo conmigo. ¿No está de llegado hasta la necesidad...
acuerdo conmigo, verdad, Kúkochka? ¿Y a mí, qué? - Imbécil -prorrumpió Varia-. Idiota, animal,
Yo tomo de la vida todo lo que quiero, porque no soy grosero, ruin...
un idealista, como algunos... - No insultes -le rogó Zhenia-, para ti es muy fácil
- ¡Vámonos, vámonos, Volodia! -le apremió insultar ahora, pero ¿qué podemos hacer Iraída y yo?
Varia. Mejor será que nos digas cómo se ha quedado allá la
- ¿Para qué me has traído aquí? -preguntó él. madre. ¿Es verdad que se dispone a ser una modista
de altos vuelos?
El padre ha muerto. Después de escuchar a Varia, Eugenio movió la
Seguía lloviznando sin cesar. cabeza con un gesto de asentimiento.
Los dos juntos, agarrados del brazo, fueron al - Las buenas modistas ganan mucho dinero -dijo-.
cine. Antes de la película de argumento, pusieron una Nosotros no vivimos con ella, así es que nada
crónica sobre la guerra de España. Los alemanes del tenemos que ver en todo eso, incluso si el inspector
batallón Thälrnann de las Brigadas Internacionales de contribuciones la pesca. Pero yo, particularmente,
cantaban la "Carmagnola". Los tanques de los estoy dispuesto a sacar algún dinerillo de este
sublevados iban hacia el Jarama, retumbaban los asunto...
Oerlikones, los voluntarios pasaban por el puente de - ¡Dios mío! -exclamó Varia-. ¡No he visto en
Segovia. Y enormes Junkers negros arrojaban una toda mi vida un infame en estado más puro y
tras otra bombas sobre el hermoso Madrid. cristalino!
- ¡Deja ya de llorar! -dijo Volodia. - ¿Por qué soy un infame? -se sorprendió
- ¡No puedo, no puedo, no puedo! -respondió Eugenio-. ¿Es que me como los niños crudos? Yo
Varia, sollozando. tengo muy buenas relaciones con todos, no tengo
La película de argumento no la vieron hasta el enemigos, ¿pero debo o no debo pensar en mí
final: ya desde el principio mismo era todo en ella mismo? ¿O es que va a pensar tu Volodia en mí? ¿O
demasiado dulce y suave. La música recordaba algo puede ser que te dispongas tú a ayudar materialmente
la "del sol cansado", el protagonista se parecía a a tu hermano para que se cree un hogar? ¿O acaso el
Dódik, con la pipa en la boca y un hoyuelo en la padre me va a suministrar sumas fabulosas? Menos
barbilla, lo mismo que él. Únicamente que en la mal que el padre de mi futura esposa, el camarada
película no se llamaba Dódik, sino camarada jefe de decano, nos dará algún dinerillo. Seguramente no
la obra en construcción. será mucho. Mi estipendio y el estipendio de lraída.
- ¡Qué difícil resulta todo de pronto! -se lamentó ¡Magnífico! ¿Y el niño? ¿Y la niñera, la cuna, los
Varia. pañales, etc., etc.? Además, todo esto no es sólo para
- ¿Por qué? -sorprendióse Volodia. un año, ¿te das cuenta? Hemos estado calculando los
Ella le apretó el brazo con fuerza. dos juntos. ¿Cuánto voy a ganar en cuanto termine el
Al llegar a casa se encontraron con que ya estaban Instituto: ¿Cuánto, expresado en rublos?
allí Eugenio e Iraída, sentados en el diván y Se quitó la chaqueta, la puso en el respaldo de la
alumbrados por la tenue luz de una pequeña lámpara silla, acercó un papel con cifras que estaba sobre la
cubierta con una oscura pantalla. Ambos estaban mesa y preguntó:
malhumorados. - ¿De qué datos partimos?
- Podéis felicitarnos -dijo Zhenia con tono irónico - ¡Varia, yo me voy! -dijo Volodia, levantándose.
96 Yuri Guerman

- ¡Vete! -le respondió ella con voz cansada. - ¿Ha muerto el padre?
¡Qué día el de hoy tan atormentador, tan Aglaia, en silencio, asintió con la cabeza.
repelente, tan interminable! Y, en resumidas cuentas - ¿Le han matado? -gritó Volodia, levantándose.
-lo adivinaba en la mirada condenatoria de Volodia-, - ¡Sí, ha perecido! -con voz pausada, dijo
resultaba que ella tenía la culpa de todo. El nunca la sordamente la tía Aglaia-. Su avión se incendió en un
ayudaba. Volodia lo único que hacía era apartarse combate aéreo cerca de Madrid.
con repugnancia a un lado, como diciendo: esto no es - ¿Y murió, ha muerto papá?
cosa mía, dejadme en paz, ¿qué me importan a mí - Sí, Volodia, tu padre ha muerto.
todas vuestras peleas? - ¿A causa de las quemaduras?
Sin mirarla, se puso el impermeable, tomó la - No sé, Volodia; sólo sé que Afanasi ha muerto, y
maleta y el paquete de libros. ¡Era sorprendente que le han enterrado.
cómo sabía no mirar para atrás! Pues se notaba que - ¿Pero se sabe ya todo con exactitud? ¿Con toda
deseaba mirarla aunque sólo fuera una vez más, que exactitud? -inclinándose hacia la tía por encima de la
se daba cuenta de la horrible situación de ella, de su mesa, preguntó Volodia con voz ahogada-. ¿Es todo
soledad, sin embargo, sin despedirse siquiera con la verdad?
cabeza, se marchó dando un portazo. ¡Siempre sabía La tía únicamente con los labios, sin voz,
guardarlo todo dentro de sí, qué persona! Y ahora, contestó: "Sí". Las lágrimas se deslizaron por sus
claro está, no aparecería en mucho tiempo... mejillas, y ella no las retuvo. Volodia permaneció de
La tía Aglaia llegó al amanecer. Venía con botas pie, inmóvil. Todavía ayer se imaginaba a su padre
altas, un impermeable de lona, ceñido con una buscando un baño con cariátides y angelillos
correa, y un pañuelo a la cabeza. A Volodia le revoloteando; y el padre estaba ya muerto. Y él leía
pareció que, lo mismo que Varia, ella sabía algo que los periódicos que hablaban de España cuando su
le ocultaba. Durante este mes y medio la tía había padre ya estaba muerto.
adelgazado. Parecía tener un rictus de tristeza en sus - ¿Dónde le han enterrado? ¿Allá? ¿En España?
labios, todavía rojos; su mirada era dolorida. Tenía - El ha muerto por su libertad. Y ellos han dado
ahora una nueva costumbre: todo lo cambiaba de un tierra a su cuerpo -contestó Aglaia con voz ahogada-.
lugar a otro en la mesa, tan pronto las cerillas, como El, comprendes...
una cucharilla, o el salero; o de repente, se levantaba No pudo seguir hablando, a pesar de todos sus
para poner derecha una fotografía en la pared. Pero esfuerzos.
su belleza le pareció ahora a Volodia más viva. Hasta Mordía todo el tiempo el borde del pañuelo que
sorprendía que los hombres no se enamorasen tenía echado sobre los hombros y sacudía con
locamente de Aglaia. frecuencia la cabeza, queriendo, sin duda, cesar en su
- ¡Tía, pero qué intranquila estás! -se admiró llanto, pero las lágrimas seguían corriendo por sus
Volodia-. No estás ni un minuto quieta. ¿Acaso sea mejillas. De pronto, empezó a sentir ahogo. Volodia
porque ocupas un puesto muy alto? encendió rápidamente el infiernillo de alcohol, hirvió
- ¡Vaya! -contestó ella distraídamente. una jeringuilla y le puso una inyección de alcanfor.
- Y te has puesto más guapa. Ahora me doy - Ahora, es preciso que tú... -empezó a decir
cuenta que eres muy hermosa. Aglaia, pero no pudo terminar. Quería decirle que
- ¿A quién le hace falta mi belleza? Mejor es que fuese como había sido Afanasi Petróvich, mas
me cuentes tus cosas, en lugar de decir tonterías. comprendió que no necesitaba ningunas palabras: él
Háblame de Bogoslovski, del hospital, de todo. ¿Has era ya un hombre que discernía por sí mismo. Le dijo
hecho alguna operación? solamente: "Volódenka" y apretó la cara contra su
Volodia se apresuró a contárselo todo, pero se pecho.
paró en seco: la tía no le escuchaba. En aquellas tristes horas Volodia se mantuvo
- ¿Qué te pasa? -le preguntó Volodia. mucho más entero que ella. Sin apartar la vista de la
- Habla, no me pasa nada. Simplemente estoy algo ventana, que poco a poco se iba destacando con una
cansada. luz gris, acariciaba en silencio su cabeza de cabello
- ¡Es como para volverse tonto! -prorrumpió negro. No hablaron ni una palabra más en aquel
Volodia, ofendido-. Varia tiene desatados los amanecer húmedo, brumoso, hórrido. ¿Para qué
nervios, tú estás cansada, parece que todos habéis atormentarse el uno al otro con palabras superfluas?
cambiado... - ¿Te vas? -le preguntó la tía cuando tocó el
Pero la tía seguía sin prestarle atención. Ella, aún despertador, que Volodia había puesto la tarde
estando allí Volodia, se hallaba embebida en sus anterior, y vio que se disponía a salir.
pensamientos, como si él no se encontrara en la - ¡Sí, voy al Instituto! -contestó él, sin volverse.
habitación, y sus labios se movían sin articular ni un Seguramente la tía era la única persona en el
sonido. Entonces él lo comprendió todo, pero tardó mundo a quien no hacía falta explicar por qué él iba
largo rato en decidirse a preguntarle: ¡tan terrible era! al Instituto aquella mañana. Ella misma Jo
Después, blanco como la pared, preguntó: comprendía bien todo. Sabía que desde este día la
Esta es tu causa 97

vida de Volodia sería distinta que hasta ahora; en conversación:


apariencia no cambiaría, pero en el fondo, allá, en lo - Es rigorista, torturador y, perdonadme la dureza
profundo de su ser, sería muy diferente. El debía de la expresión, es lo que se llama un cínico
hacerse cargo del "relevo". Aglaia más de una vez contumaz. ¡No quisiera yo caer bajo su mando, uf, no
durante estos días, sin saber por qué, para sí, en voz lo quisiera!
baja, pronunciaba esta palabra: "relevo". El hijo de Ahora Volodia no se chanceaba ya de los
un carrero de la región de Járkov, el piloto ucraniano estudiantes haraganes, no se mofaba de la presumida
Afanasi Ustímenko no podía perecer en la lucha por Svetlana, no ponía el grito en el cielo con las viles
la libertad del pueblo español para que todo siguiera ruindades de Eugenio. No se le pasaba ni
como antes. Y ya sin llorar, sin apartar la mirada de remotamente por la cabeza compadecer a los
él, la tía observaba los preparativos de Volodia. Ella estudiantes suspendidos en los exámenes, cualquiera
también tenía que irse. Y los dos salieron de casa al que fuera la causa que alegasen estos trapaceros.
mismo tiempo, aplanados bajo el peso de una misma - ¡Hay que agarrarlos por el cuello y ponerlos en
pena, de la que todavía no podían hablar. la puerta de la calle! -decía en las reuniones del
- ¡Mi padre ha muerto! -hubo de contestar Komsomol del Instituto-. Echarlos para que no
Volodia cuando le fue preciso decirlo. manchen el título de médico que han de recibir. Nada
Ha muerto. ¡Simplemente, ha muerto! Las de medias tintas, ninguna clase de compromisos,
personas mueren también de enfermedad. Una ninguna ayuda de compadrazgo. ¡Fuera, al diablo,
persona vive, después cae enferma y expira, siendo basta ya de ser niñeras para estas niñitas de sus papás
llorada por los seres más allegados, por sus parientes y estos niñitos de sus mamás! Precisamente de ellos,
y amigos. de todos éstos que tanto nos esforzamos por sacar
adelante, se forman después legiones enteras de los
Rigorista y torturador. que no quieren ir a trabajar a los pueblos. Estos son
- ¿Cómo va la vida, viejo? -preguntó Eugenio a los que se abren paso a brazo partido hasta llegar al
Volodia, al encontrarle en los pasillos del Instituto, y viceministro con esquelitas y certificados de falta de
le dirigió una mirada de condolencia. salud; éstos son los que desgastan los pantalones en
Volodia no contestó. Perplejo, fijó sus ojos en la instituciones seudocientíficas, para no trabajar en
cara sonrosada, redonda, bonachona de Eugenio. cosa de provecho...
Sabiendo lo que había pasado con Afanasi Petróvich, Estaba de pie, en la tribuna de la sala de actos del
el día anterior pensaba en el dinero que era necesario Instituto, huesudo, con aquellos remolinos de pelo
para cubrir el presupuesto de los recién casados. todavía infantiles en las sienes, los ojos encendidos,
- ¿Por qué me miras así? -le preguntó Zhenia. mirando airados y severos bajo las cejas. Y no se le
Puich le estrechó fuertemente la mano. podía objetar nada: ahora todo el Instituto se
Seguramente Eugenio se lo había contado todo a los enorgullecía de este estudiante, hablaban de él como
compañeros de su curso, porque éstos miraban a de una futura lumbrera, no se le podía replicar algo
Volodia de un modo particular, y cada uno se así como: "Mírate a ti mismo". Durante este difícil
esforzaba por decirle alguna cosa especialmente otoño su enjuto rostro se había consumido y
alentadora; todos menos Puich, que empezó a enflaquecido todavía más. Su mirada se había hecho
hablarle de las prácticas. Había tenido suerte, pues más penetrante, más severa, su ironía era ahora más
había ido a caer en un hospital pequeño, pero que mordaz, cuando ponía en juego esta arma. Pasaba
funcionaba bien. Incluso le contó algo divertido, y aún más horas que antes en la sala de autopsias con
Volodia se sonrió. No estaba ni pálido, ni Gánichev, esforzándose por penetrar en lo
ensimismado, ni trágico, como correspondía -según desconocido, en explicarse lo que todavía no estaba
opinaba la estudiante Alla Shershniova, hablando con claro para él, en entrar en combate armado de
sus amigas- al hijo de un héroe que había perecido en conocimientos.
el combate. - Pero a usted, Ustímenko, los estudiantes no le
- ¡En general, no es un hombre muy emotivo! - tienen mucha simpatía -le dijo Gánichev en cierta
replicó Niusa, aquella misma a la que Gánichev en ocasión.
cierta ocasión aconsejó ir a estudiar taquigrafía-. Hay Volodia terminó de afilar el escalpelo en una
en él un no sé qué de rudeza... piedra y, después de pensar un momento, respondió:
- Se piensa que es una gran cosa -añadió Svetlana - Por muy triste que sea, pero, a pesar de todo,
Samójina, torciendo sus labios pintados-. Aún las quieren principalmente a los que son como ellos. De
pasaremos moradas por culpa de él. los que dicen que son noblotes, "camisas sin
Las tres amigas ni siquiera se imaginaban qué repliegues". Pero a mí, particularmente, me parece
palabras tan sabias había pronunciado Svetlana, tan que estas "camisas", en lo esencial, son unos bichos
sagaces, que no correspondían en absoluto a su corto bastante dañinos. Después de haber bebido vodka,
magín. cantan: "No querer es perder la vida de joven",
Mishka Shérvud puso el punto final a la después, para tener la posibilidad de beber y cantar,
98 Yuri Guerman

empiezan a adaptarse, a hacerse rastreros y se - ¿Cómo, para qué? -Fiódor Vladímirovich


convierten en un tumor maligno en el organismo de incluso se desconcertó-. La cátedra es mía...
la humanidad... - No me quedo. Yo no quiero vegetar pegado a
- Ha aprendido usted a expresarse con coraje - una cátedra, quiero ser médico. Bueno, así como, por
advirtió Gánichev-. Y se ha hecho usted hasta ejemplo, han empezado todos: el difunto Prov
protervo. Yákovlevich, y Póstnikov, y Vinográdov, y
- Yo me hago protervo y usted se hace bondadoso Bogoslovski... Así también quiero yo...
-pronunció Volodia, seccionando un paquete A Gánichev le resultó desagradable, le escoció;
muscular en la cadera del cadáver-. Y yo pienso que hubiera querido que Volodia tuviese mejor opinión
las personas indulgentes ayudan poco a nuestro de él, y por eso le dijo:
Estado en su vida difícil. Por ejemplo: ¿por qué le ha - No todos han empezado de la misma manera.
puesto a Eugenio Stepánov, al que usted desprecia, la Yo, por ejemplo, he empezado de una manera muy
nota de aprobado? ¿Se lo ha pedido Guennadi diferente. Si quiere, salgamos de aquí y se lo contaré.
Tarásovich? ¿O el decano? Está bien, usted es Volodia cubrió el cadáver con una sábana,
bondadoso, pero resulta que esto es sólo para usted Gánichev recogió sus preparaciones, se estiró y
mismo. A causa de esta bondad suya, algunos bostezó.
estudiantes se mofan del Instituto, de la ciencia, de la - Yo he empezado de una manera muy curiosa -
justicia... Usted no quiere estropear sus relaciones pronunció Gánichev-. Dejé -¿se imagina usted?-la
con el decano y con Zhovtiak, yo ya no soy un niño, Facultad de Filología en el cuarto curso...
comprendo... Entraron en el parque y se sentaron en un banco,
- Escuche, ¿y que yo soy su profesor, eso lo Gánichev sacó un pitillo y, dándole vueltas entre sus
comprende usted? -preguntó Gánichev irritado, al gruesos dedos, lo encendió...
mismo tiempo que pensaba para sus adentros: "¡Vaya Volodia no podía hacerse a la idea de que
un pepinillo del diablo, demonios, está diciendo la Gánichev hubiera estudiado filología, hubiese escrito
pura verdad, y sin tener pelos en la lengua! ¿Pero por versos y prosa rítmica, que después ingresara en la
qué no los tiene?" Academia de Bellas Artes, y más tarde en el
Siguieron trabajando durante largo rato en Conservatorio.
silencio. Gánichev malhumorado, Volodia ceñudo. - ¿Entonces, cuándo empezó usted a estudiar
Al fin, Fiódor Vladímirovich no pudo contenerse más medicina? -preguntó Volodia.
y dijo: - Teniendo ya cumplidos los 29 años, amiguito
- Usted aquí ataca a Stepánov, pero en su cara mío -dijo Gánichev-. Lo abandoné todo: la escultura,
estoy seguro no le dirá nada de esto. ¿Le parece que y las composiciones musicales, y los mal logrados
esto es camaradería? -y fijó la mirada en Volodia, en versillos arrulladores, de estilo cósmico, e incluso a
su cabeza, inclinada, en sus grandes manos, ya la dama de mi corazón, que creía en mi gigantesco
diestras, ágiles. talento. Por culpa de un bombero apellidado
- Se equivoca -contestó Ustímenko, después de Skripniuk, de nombre y patronímico Orest
pensar un momento-. Usted mismo me acaba de decir Leonárdovich. Durante la Guerra Civil, como sabe
que los compañeros no me miran con simpatía. Está usted muy bien, mi querido Kíev sufrió repetidas
todavía muy arraigada entre nosotros esta ruindad: veces las duras incursiones de los Skoropadsky y
estudiamos para los ajenos y no para nosotros. Petliura, de los blancos, de los alemanes y de otros
Chuletas en los exámenes, toda clase de engaños. por el estilo. Y todos los conquistadores disparaban
¡Camaradería se llama esto! Claro es que no me infaliblemente sobre nuestra ciudad con sus cañones,
quieren; ¿pero qué sería yo, si, por ejemplo, disparaban continuamente e incendiaban nuestro
Stepánov me considerara uno de los suyos? Sería magnífico Kíev. Debo señalar que yo vivía por aquel
mejor ahogarse. Yo soy siempre para él un enemigo entonces cerca de un puesto de bomberos, y
abierto: esto él lo sabe muy bien, y me paga con la observaba con frecuencia con la mayor curiosidad
misma moneda. Me parece que sólo así se puede cómo partía en sus vehículos, con las ruedas
vivir, pues de otra manera cualquiera sabe adónde chirriantes por falta de engrase y tirados por caballos
iría uno a parar. Y eso de que no me tienen simpatía, esqueléticos, nuestro equipo de bomberos,
no son todos. Ogurtsov, por ejemplo, Puich y otros compuesto exclusivamente de viejos, hacia los
son amigos míos... lugares donde se elevaban las lenguas de fuego de los
Volodia hablaba con voz un poco triste, y incendios. Los cañonazos seguían sin cesar y mis
Gánichev cambió de conversación. ancianos héroes, invariablemente al mando de
- ¿No quiere quedarse a trabajar en mi cátedra Skripniuk -que, dicho sea de paso, juraba
cuando termine sus estudies en el Instituto? - terriblemente y le gustaba echarse sus buenos tragos
preguntó, y por la manera de mirarle Volodia de vodkita-, pues, como iba diciendo, los bomberos,
comprendió cuál iba a ser la contestación. con sus brillantes cascos metálicos, salían raudos
- ¿Para qué? como centellas. Allá todo se derrumba con gran
Esta es tu causa 99

estrépito, aquello es el fin del mundo, pero ellos, mequetrefe! ¡Buenas noches!
fíjese, sin subordinarse ya a nadie, porque en estas
horas en la ciudad reinaba el desgobierno, corren Estoy cansada de ti.
allá. Esto despertó en mí gran interés. Y Skripniuk Gánichev se levantó del banco y se marchó.
me explicó: "Puede ser que en algún lugar envuelto Volodia fue a buscar a Varia, para lamentarse ante
en llamas no sean capaces de sacar a alguna criaturita ella de sí mismo. La veía ahora muy de tarde en
o no discurran cómo salvar del fuego a una persona tarde, ella se sentía un poco avergonzada al darse
sin piernas. Claro es que el provecho no es grande, cuenta de la intensa vida interior de Volodia, al
pero de todos modos esto es un provecho, y no advertir su voz rigurosa y su tono mordaz al hablar
simplemente una manera de matar el tiempo. del estudio teatral y de Esfir-Evdokía
A Gánichev le tembló la voz de manera extraña, y Mescheriakova-Prússkya. No podía Varia sentirse
a Volodia incluso le pareció que el profesor sollozó eternamente culpable de que Afanasi Petróvich
ligeramente. hubiera perecido, y le parecía a ella que Volodia le
- Una viga ardiendo mató más tarde a mi echaba en cara que viviera, se alegrara, se riera, fuera
Skripniuk -continuó Fiódor Vladímirovich en voz a los ensayos, se bañara en el Uncha, patinara.
baja-. Es sorprendente: ¡qué habitual era entre la ¿Qué quería que hiciese ella?
vieja intelectualidad rusa, de no grata memoria, ¿Qué le exigía con aquella severa mirada de sus
burlarse de los trabajadores de algunas profesiones! ojos, tan queridos como siempre?
Sin falta, el compadre-bombero tenía que ir a ver a la ¿Por qué únicamente la ocupación, el trabajo
"guisandera", y no era la cocinera, sino así, debían merecer aprecio? Ahora estaba en casa, pero
precisamente, la "guisandera". A mi viejo bombero se disponía a ir al ensayo.
también le gustaba andar de joven con las - ¿Cómo van las cosas? -le preguntó Eugenio.
"guisanderas" -no era un mal Don Juan-, pero qué - Acabo de hablar de ti con Gánichev -contestó
corazón tan humano no palpitaría en su pecho para Volodia-. He discutido con él un buen rato para
que yo, hombre ya mayor, consentido -mis padres, convencerle de que haberte dado aprobado en
que eran gente rica, no me negaban nada-, para que anatomía patológica no era justo.
ya empezara una nueva vida desde el mismo - ¡Claro que no es justo! -corroboró Eugenio-. Yo
comienzo. Porque se me quedó grabada para siempre me la había empollado para sobresaliente.
en la memoria la verdad sencilla, pero demostrada - Tú no sabes nada de anatomía patológica -objetó
por este ejemplo, de lo que es un provecho y de lo Ustímenko-. Tenía que haberte suspendido y no
que es matar el tiempo. dejarse llevar por la influencia de Guennadi
- ¡Lo ve usted! -pronunció con tristeza y cierto Tarásovich y otros...
tono insinuante Volodia. - ¿Qué te pasa, te has vuelto loco? -preguntó
- ¿El qué veo? -se irritó Gánichev. Eugenio.
- Pues eso: lo que es el provecho y lo que es matar En la calle Varia le dijo a Volodia que se estaba
el tiempo. Resulta que no se le ha quedado grabado convirtiendo en una persona terriblemente
en la memoria para siempre... insoportable, en un sectario flagelante. Y Zhenia
- Escuche, Ustímenko -replicó Gánichev, tenía razón: la conversación con Gánichev era un
conteniéndose apenas-. ¿Por qué me censura sin acto indigno de un camarada.
cesar? Aprovechándose de que le trato con Volodia no se ofendió por esto, se sorprendió
consideración, me plantea usted exigencias por únicamente y dijo implacable:
completo irracionales. En fin de cuentas, Stepánov - ¿Qué te pasa, Variuja? ¿Acaso la rectitud es una
sabía la asignatura para ser aprobado y... cosa mala? En vano me llamas sectario y, por si fuera
- Yo no censuro nada -le interrumpió Volodia con poco, además flagelante.
voz apesadumbrada-, únicamente pienso todo el - Bueno, sencillamente, eres un torturador.
tiempo, comprende, Fiódor Vladímirovich, pienso y - Eso opina Zhenia.
pienso, y he tomado la decisión de vivir como vive - ¡Y no sólo Zhenia!
Bogoslovski y en muchos aspectos, no en todos, - Tanto peor -dijo Volodia con rabia-. Todos
como vivió Prov Yákovlevich. ¡No hacer nada a vosotros veis las cosas de la misma manera.
medias, de otro modo, está uno perdido! Le ruego ¿Recuerdas cómo en la terraza exponía el gordo
que no se ofenda conmigo, para mí mismo no es fácil Makavéenko el sentido de la vida? Este es el punto
ahora, ¿pero por qué dice usted que Stepánov sabía la de vista de todos vosotros. Es de esperar que con el
asignatura para ser aprobado? ¿Qué opinión tiene de tiempo lleguéis a una inteligencia conmovedora:
su ciencia, de la anatomía patológica, si es bastante Eugenio, tú, el especulador Dódik y aquella amiga de
para usted con tener un aprobado? ellos que se especializa en el automasaje. Sois todos
- ¿Sabe lo que digo? -gritó Gánichev con voz de la misma calaña.
irritada-. ¡Usted, sencillamente, me aburre ya! ¡No - ¿Cómo? -exclamó Varia-. ¿Estás en tu sano
estoy dispuesto a escuchar lecciones de moral de un juicio?
100 Yuri Guerman

- ¡Estoy en mi sano juicio! -contestó Volodia con pequeñas ofensas, dos personas se pierden,
dureza-. En la vida todas las bajezas empiezan por mutuamente, después las pequeñeces se convierten
pequeños compromisos. Pequeñísimos. Mira, así de en una avalancha con la que ya no se puede luchar!
chiquitines, como decías tú cuando estudiabas ¡Detenerle ahora mismo, en este instante,
todavía en la escuela. Y después, en línea ascendente llamarle!
o en línea descendente, por la que más te plazca: tú, Pero no pudo.
Eugenio, Gánichev, tu mamaíta, Dódik... Sólo dijo apenas sin voz:
Ya no se daba cuenta ni de lo que decía. Dio - ¡Volodia! ¡No te atrevas a marcharte!
rienda suelta a su cólera. Había venido a ver a Varia, Pero él no lo oyó.
en busca de su ayuda, de su apoyo, y resulta que ella Entonces, irguiéndose, enfadada y altiva, se
estaba con ellos, con sus enemigos. dirigió a su estudio teatral Schepkin a ensayar la
- ¿Sabes lo que te digo?: estoy cansada de ti - espía de turno. En el último tiempo habían empezado
repuso Varia al fin-. Perdóname, muy cansada. Y a darle papeles de espías pérfidas, viejas y jadeantes.
estoy harta de tus rudezas. Además, me fastidian los Y cuando Varia decía que ella no podía representar
predicadores; tengo ya instrucción secundaria, y sé esos papeles, Mescheriakova-Prússkaya hacía crujir
que el Volga desemboca en el mar Caspio. Y tú, sus largos y delgados dedos y con su voz inalterable
Volodia, eres demasiado puro. Vete por tu camino, y siempre cansada decía:
alumbra a los otros, arde tú mismo, y yo me iré por - ¡Ah, querida mía! ¿Es posible que no comprenda
mi veredita. ¡Consérvate y que te hagas muy grande! que para el desarrollo de las facultades de la persona
Dio un sorbetón con la nariz. ¡Sentía tanta pena de lo primero que hace falta es entrenamiento? Sí, sí,
sí misma y sentía tanta pena de Volodia! El, por lo entrenamiento al cuadrado e incluso al cubo.
visto, no comprendía sencillamente nada de lo que "¡Si es el entrenamiento, pues que sea el
ella estaba diciendo. Y la misma Varia no se daba entrenamiento!", pensó Varia con desgana, y saliendo
clara cuenta de sus propios sentimientos, estaba de detrás de un bastidor, que representaba un sauce
ofendida, y él debía pedirle perdón, pero no hacía llorón dijo:
más que parpadear, moviendo sus largas pestañas, y - ¡Así es que, camarada Platónov, mejor dicho,
callaba. Callaba como él solo sabía hacerlo, después señor Platónov, si usted me descubre, su vida ha
dio media vuelta y se encaminó hacia la biblioteca, terminado! En cambio, se lleva usted a cabo la
sin mirar para atrás ni una sola vez. voladura de la turbina, le esperan el libro de cheques,
"¡Bueno, está bien! -resolvió Varia-. ¡Todavía las luces nocturnas de Montmartre, los verdes tapetes
vendrás a bailarme el agua!" en Montecarlo, el merecido descanso en los Alpes, el
El frío viento le cortaba la cara, ella esperaba: amor...
¿será posible que no se vuelva? ¿Y, en fin de cuentas, - ¿Stepánova, pero a cuento de qué vienen esas
qué es esto? ¿La quiere o no? ¿O es que se ha lágrimas? -preguntó Mescheriakova-Prússkaya.
olvidado ya de la desatinada carta que le escribió - ¡Pues a cuento de nada! -respondió Varia-. Lo
desde el hospital de Chorni Yar? Él la mira como si mismo que no viene a cuento de nada su segundo
fuera una persona extraña, no le pregunta nada, y, apellido: Prússkaya. ¿Y por qué Prússkaya? ¿Por qué
cuando ella va a verle, se dedica a estudiar con Puich. no Belguíiskaya, o Frantsúskaya o Americánskaya?
O no está en casa, o está dormido con sus libros entre ¿Por qué Prússkaya? ¿Y sabe usted lo que le digo?
las manos. ¿Pero qué es, en realidad, esto? ¡Que me voy! ¡Al diablo!
"¡Si se vuelve, quiere decir que todo será De un salto bajó del pequeño escenario del club y,
magnífico en nuestra vida! -adivinaba para sí Varia, sin apresurarse, levantando la cabeza con orgullo, se
con un sentimiento de desesperanza-. ¿Y si no se dirigió hacia la puerta. Sólo entonces
vuelve?" Mescheriakova-Prússkaya se recobró y empezó a
El no se volvió. gritar con voz de verdulera de mercado:
Se dirigió por la calle Górnaya arriba, hacia su - ¡Fuera de aquí! ¡Insolente! ¡Está usted
biblioteca. El viento le agitaba el viejo y raído abrigo expulsada! ¡Retírese de mi vista para siempre!
y sacudía una orejera del gorro con una trencillita. - ¿Por qué vocifera usted así? -preguntó Borís
El ser más entrañable, el más querido a su Gubin-. ¿Qué se figura usted que es esto: la empresa
corazón, sencillo, desmadejado, se alejaba de ella a de un capitalista? Esto es el estudio teatral de una
causa de una conversación sobre no sé qué agrupación estudiantil y no permitimos que nadie...
compromisos. ¿Qué compromisos? Gubin alcanzó a Varia.
¿Llamarle? - No te preocupes, ahora pensará sobre su sistema
¿Correr hacia él? de azotar y acariciar -le dijo a Varia-. Gracias a Dios,
Pararle a toda costa y explicarle algo que mucha no somos niños. Basta ya.
gente no comprende: ¡no se puede reñir por Varia callaba.
pequeñeces cuando ya existe el amor; no hay que - ¿Has tenido algún disgusto, o qué? -preguntó
ofenderse, no hay que irritarse! ¡Por culpa de Borís.
Esta es tu causa 101

Varia no le contestó. Gubin calló un momento y bajo una marcha. Resultaba extraño verle vestido con
después se despidió, pero no se dirigió a su casa. la camiseta rayada de marinero, pues, por lo menos,
Hacía mucho que estaba enamorado de Varia, aunque el primer día podía haberse puesto la guerrera con las
sin esperanzas. Desde aquel mismo día en que dos nuevas condecoraciones resplandecientes. ¡Pero
Volodia le puso una ligadura al pastorcillo que pilló no, está sentado como si tal cosa, dando vueltas al
el tren. Pero siempre se había dado cuenta que vaso!
Volodia era de más talla y mejor que él. Y por eso no - ¿Cómo se encuentra mamá? -preguntó el padre
se interpuso. Pero hoy, armándose de valor, le inopinadamente.
preguntó: - Pues, ¿cómo decirte? -contestó Eugenio-. Ahora
- ¿Te has peleado con Volodia? es la modista más famosa de la ciudad. Dódik la ha
- ¡Eso, dicho sea de paso, a ti no te importa en metido incluso en el teatro. Ella ha estudiado la
absoluto! -dijo Varia-. Te has despedido ya, pues historia del vestido y allí atavía a distintos Ludovicos
vete con viento fresco a tu casa. Yo no necesito y Ferdinandos.
acompañantes. - ¿Es que tiene un taller particular? Eugenio se
¡Qué terrible era algunas veces esta Varia al estiró y dijo bostezando:
expresarse!: "¡Vete con viento fresco!" ¿Por qué? - ¿Por qué particular? Ya te he dicho que trabaja
para el teatro y que allí la estiman mucho. ¡Pues
Capitulo XI. Dódik no es tonto! Si tuviera un taller particular,
¡Suenan los clarines! vendría el inspector de contribuciones y demás líos...
A la caída de la tarde todos estaban reunidos en la - Ah, comprendido -asintió Stepánov. Siempre
cocina, sentados alrededor de la mesa, cubierta con decía que comprendía y asentía con la cabeza cuando
un mantel color rosa con flecos, para celebrar la no comprendía nada en absoluto-. ¿Ya ti, cómo te
llegada de Rodión Mefódievich. Cada uno tenía va?
delante su servilleta, tan almidonada que parecía de Zhenia, con tono indolente, le dijo que estaba a
hojalata. Hablaron algo de las servilletas, y el abuelo, punto de ser médico, que no tenía queja alguna del
dando un profundo suspiro, explicó que no era capaz matrimonio con Iraída, que, en general, la vida se
de atinar con un buen almidón: ségún sus propias deslizaba por sus cauces normales y que el padre de
palabras, uno "era demasiado fuerte" y otro "no tenía Iraída, en lo fundamental, le había garantizado la
consistencia". posibilidad de quedarse a trabajar en el Instituto.
- ¡Pero déjalo, padre -dijo Rodión Mefódievich, - ¿Entonces, quiere decir, que vas camino de ser
qué falta nos hacen las servilletas almidonadas! un sabio? -preguntó Stepánov.
- No somos menos que los demás -contestó el - Tanto como eso... pero tenemos un círculo
abuelo Mefodi, levantando un dedo nudoso como un científico de los estudiantes, y hemos estudiado y
sarmiento-. La que fue tu esposa come con servilletas elaborado algunos temas. Uno de nuestros trabajos ha
almidonadas, y tú no eres menos. A lo mejor empieza sido publicado en el boletín del Instituto.
a dar a la lengua diciendo: ¡qué abandonado tienen a - ¿Pero de quiénes, quién lo ha hecho?
mi pobre antiguo esposo! ¿Qué falta hace eso? - Nosotros, los del círculo.
Hoy el abuelo había bebido vodka desde por la - ¿Y cuántos sois?
mañana, y ahora, poquito a poco, "le iba agregando a - Dieciséis.
la vieja sotera". Una o dos veces al año le gustaba - Es decir, un trabajo colectivo -dijo Rodión
"divertir a los diablejos", como decía Varia. Llevaba Mefódievich-. Comprendido. Antes eran, por
puesto el terno nuevo que le había comprado su hijo ejemplo, de Tsinger, o Kiseliov, o Mendeléiev, en
en Leningrado. Y comía muy inclinado sobre el cambio, el vuestro es de dieciséis. ¿Volodia también
plato, con el cuello estirado hacia adelante, para que ha trabajado con vosotros?
no le cayera nada en el traje nuevo. Eugenio bajó los párpados para que el padre no
- ¿Qué, nos divertimos? -preguntó Eugenio, advirtiera la cólera que le dominaba. ¿Qué pretendía
entrando en la cocina. este refinado torturador? ¿Por qué le acosa así? ¿Qué
- Descansamos -contestó Rodión Mefódievich-. quería decir aquel tono mordaz? Bien, había vuelto
¿Por qué no llamas a Iraída, para que estéis aquí con de España, bien, había luchado allí, había enterrado a
nosotros? algunos amigos, pero esto eran cosas del servicio, era
- No es posible, papá, estamos invitados a una su obligación, su deber. Si hubieran enviado a
casa a la que no podemos llegar tarde. Eugenio Stepánov, también hubiera ido. ¡Y
Eugenio, cauteloso, de soslayo, miró a su padre: cualquiera de los estudiantes hubiese ido! ¿Acaso no
éste, pensativo, daba vueltas entre los dedos al vaso eran también ellos soviéticos?
vacío. Rodión Mefódievich había bebido no poco en - ¿Quiere decir que todo marcha sobre ruedas? -
el transcurso del día, pero estaba completamente preguntó Rodión Mefódievich a Zhenia.
despejado, únicamente suspiraba con frecuencia, se - ¡Completamente! -contestóle con cierta
quedaba pensativo y de vez en cuando silbaba por lo arrogancia Eugenio.
102 Yuri Guerman

- Bueno, eso está muy bien... - ¿Cómo voy a aburrirme? Hay que darle de
- Yo también supongo que no está mal. He comer a Varia, hacer la limpieza, preparar la comida,
elegido ya mi especialidad: iré por la línea ir al mercado, y, claro es, ocuparse da la leña.
administrativa. Nikolái Ivánovich Pirogov enseñaba Húgovna, charlar sí sabe pero lo que es hacer, ni
que en la guerra el médico debe ser ante todo golpe. Vienen Iraída y Zhenia hambrientos, ¿y
administrador. Y en este terreno, papá, no estamos comer, en dónde? ¡Pues con el abuelo! ¿Qué,
del todo bien... bebemos otro vasito?
- ¿En el terreno de los administradores, dices? - - Bebamos otro vasito.
preguntó Stepánov-. Según mi opinión, precisamente Rodión Mefódievich echó vodka fría; el abuelo
en este sentido no andamos tan mal. Jefes tenemos tomó el vaso con cuidado, sosteniéndolo en su mano
bastantes, pero trabajadores... encallecida, y preguntó inesperadamente con voz
Eugenio tomó del plato una lonja de queso, la meliflua:
mordió y dijo con un suspiro: - ¿Y por qué está tan gustosa? No se cansa uno de
- No es todo tan sencillo... beberla. ¿Eh? ¡Mefódievich!
En este instante, felizmente, sonó el teléfono, lo Ahora llamaba al hijo por el patronímico, esto le
que le dio la posibilidad de salir. El abuelo y Rodión parecía más correcto. Los ojos del abuelo estaban
Mefódievich se quedaron los dos solos sentados a la alegres, había bebido ya bastante, había comido a
mesa. En el pasillo Eugenio le dijo a Iraída: satisfacción y ahora, contento de sí mismo, estaba
- Este camarada me saca de quicio. El sigue sentado a la mesa que había desplegado para festejar
viviendo en la década del veinte y nosotros vivimos la llegada de Rodión Mefódievich, llena de
ahora en otra época. Cambian los tiempos y cambian empanadas y tortas hechas según las recetas que le
las canciones. Y, además... había dado Aglaia, carne frita, salchichón doradito en
Eugenio sacudió la mano con displicencia. la sartén. Había también sabrosos pepinillos,
- De todos modos, tiene muy mal aspecto -suspiró lombarda agria, que destacaba con su bonito color
Iraída-. Hay que organizar una consulta de médicos, entre las otras cosas. Todo estaba en "su punto y
invitar a papá y a Guennadi Tarásovich. ¡Ay, Dios forma", como le gustaba expresarse al abuelo cuando
mío, es como para volverse tonta con este perro! - estaba algo alegrillo.
exclamó enfadada, al ver a Shárik salir de la cocina-. - Entonces, quiere decirse que has venido
Es verdaderamente absurdo: vive aquí una criaturita condecorado -dijo el abuelo, limpiándose los bigotes
y al lado mismo este perro ratonero... y la barba-. Con órdenes del gobierno,
- Bueno, vístete ya, llegaremos tarde -dispuso condecoraciones importantes. Como es natural, te
Eugenio-. Y péinate como es debido, esas greñas no felicito. ¿Y por dónde has andado, hijo mío?
te van bien. Ponte menos cadenitas -¿para qué llamar - Donde he estado padre, ahora ya no estoy.
la atención?-, nosotros somos jóvenes sencillos, - Me ofendes, Mefódievich. Soy hombre para
estudiantes soviéticos; tú, con tu eterna manía, si guardar un secreto.
vamos invitados a algún sitio, siempre tienes que - Del secreto hay copia en el mercado -dijo
destacarte entre todos... Stepánov-. Toda nuestra calle Krasívaya conoce tus
- ¡Bueno, calla ya! -se lamentó Iraída. secretos.
Desde la cocina se oyó cerrar la puerta. La culta El abuelo, con sobresalto, se acercó presuroso al
niñera -que habían tomado porque su apellido era fogón, como si se le fuera a quemar un plato polaco -
von Hertz y su nombre Paulina Húgovna- empezó a bigos- que tenía en el horno. Cuando lo sacaba de
cantar una canción de cuna alemana al nieto de allí, dijo:
Stepánov. El enorme baúl de Húgovna estaba en el - Escucha, Mefódievich, tenemos que ocuparnos
pasillo, y la vieja decía que legaría a Yúrochka toda de las cuentas. Quedan todavía bastantes dineros
su fantástica herencia, sólo parte de la cual guardaba tuyos, ¿cuándo los vas a recibir?
allí bajo llave. Rodión Mefódievich dijo que nunca.
- ¿Cómo te llevas con ella, padre? -preguntó Distraídamente, iba partiendo en pequeños trozos la
Rodión Mefódievich, cortándose un trozo de empanada y se los llevaba a la boca, sin apartar la
empanada. vista de la pared que tenía en frente.
- ¿Pues, cómo me voy a llevar? -contestó el - ¿Cómo que nunca? -se ofendió el abuelo.
abuelo Mefodi-. Ella me llama grosero, Fonka, perro Llevaba tanto tiempo ahorrando cuidadosamente el
viejo, y yo se lo devuelvo: y la llamo trapalona o, un dinero: regateaba con los vendedores en el mercado;
poner, como se decía en la aldea... buscaba donde vendían la leña más barata; lavaba él
- ¿Todo completo? mismo las sábanas y las toallas, incluso fregaba los
- ¿Qué voy a hacer, callarme? suelos, si Varia no se encontraba con ganas, y, de
- ¿Quiere decir que no os aburrís? pronto, "nunca"-. No, Mefódievich -se enfadó el
El viejo se quedó pensando y luego contestó viejo-, eso sí que no. En la administración de la casa
despaciosamente: no soy para ti una carga, me esfuerzo siempre lo más
Esta es tu causa 103

que puedo, cada día de Dios hago por escrito la - En pocas palabras -empezó a decir-, siete
cuenta de los gastos con ayuda de Varia, y ahora Junkers volaban en dirección a Madrid en formación
dices "nunca". de cuña, esto lo vi yo mismo. Lo demás no lo vi, pero
- Pues como castigo de tus cuentas y recuentas, lo lo oía contar a la gente. Los Junkers eran trimotores,
que queda te lo doy para que te compres un abrigo de pesados; los pilotos eran alemanes, fascistas. Afanasi
invierno -dijo Rodión Mefódievich con severidad-. se lanzó solo al combate. Seguramente le fue muy
Mañana iremos a los almacenes y compraremos un difícil, hasta que los otros aviones de su escuadrilla
abrigo forrado de piel y un gorro de piel. se prepararon y levantaron el vuelo; algo les retrasó.
El abuelo, después de reflexionar un instante, Los Junkers por esta vez no arrojaron sus bombas
replicó: sobre Madrid. Afanasi derribó dos aparatos, ambos
- Eso no puede ser. Húgovna reventará. se destrozaron. Después...
- Si revienta, la enterramos. Rodión Mefódievich dio una larga chupada al
- ¡No, no se puede! -repitió el abuelo-. Y en todo cigarrillo, luego siguió con voz pausada, clara y
caso, mejor será comprarle a Varia un saco de piel. precisa:
No lejos de aquí he visto que venden uno muy bueno. - Después se incendió su aparato. Quiso apagar
- A Varia le compraremos el saco de piel sin tu las llamas, y se abrasó. Pereció entre las llamas
dinero, y a ti, de todas maneras, hay que comprarte el nuestro Afanasi Petróvich en el aire de Madrid. Allí
abrigo. mismo, en Madrid, le enterraron. Miles de personas
- Si yo no tengo ningún interés por el abrigo. A fueron al entierro: madres con sus niños en brazos,
Varia sí que hay que vestirla como es debido. La pilotos, tanquistas, infantería. Todos recordaban que
chica está en plena sazón, ya casadera. Hay que era ruso... Cantaron La Internacional, también
comprarle el ajuar, mantas, almohadas, todo como es cantaron canciones españolas y la Varshavianka. En
debido... el cementerio dispararon tres salvas. La tumba quedó
Rodión Mefódievich frunció el ceno: siempre le cubierta con una lápida de mármol blanco...
desagradaba pensar que Varia pudiera llegar a Volodia miraba a Stepánov sin pestañear. Aglaia
casarse. lloraba silenciosamente, Varia se limpiaba las
- Bueno, basta ya hablar de lo mismo -dijo-. lágrimas con los dedos, vuelta de cara a la ventana.
Mejor será que bebamos para honrar la memoria del El abuelo Mefodi escuchaba concentrado, sombrío.
difunto Afanasi... - Tenía varias fotografías -continuó Rodión
En el pasillo se oyó un prolongado timbrazo. Mefódievich-, pero tuve que deshacerme de ellas.
Húgovna, a pesar de que estaba cerca de la puerta, no Tenía también algunas anotaciones y una carta de tu
salió a abrir. Rodión Mefódievich descorrió el padre para ti, Vladímir, que había escrito por si le
cerrojo y vio a Volodia, y allí mismo, en el decansillo ocurría algo: no me ha quedado nada... Pero lo
de la escalera, le abrazó. Detrás venían Aglaia y retengo en la memoria. Con frecuencia les decía
Varia. Afanasi a los españoles en los últimos tiempos estas
- Papá, le he arrancado del laboratorio -dijo Varia- palabras: "Estás cansado, sacúdete; te encuentras
. Por eso no te extrañe que despida un olor tan raro... débil, supérate: se te ha olvidado, recuérdalo: la
Rodión Mefódievich también besó a Aglaia. El revolución no ha terminado". En las horas de
abuelo puso con presteza platos limpios y vasos, descanso leímos juntos a lord George Gordon Byron,
llenó una garrafilla de vodka de galanga con yemas que fue además un hombre magnífico, porque hizo
de grosellero y guindilla. muchas cosas de provecho para Grecia. Y algunas
- Bueno, sentaos -dijo Rodión Mefódievich-, líneas de él las repetía Afanasi con frecuencia
vamos a beber una copa en memoria de Afanasi, y riéndose, como bromeando, pero, claro es, sin
después os lo contaré todo. ninguna clase de bromas. De algo me recuerdo:
Levantó el vaso con su brazo tatuado y desnudo
hasta el codo, lo mantuvo en alto y dijo con voz El sueño de los muertos es desasosegado, ¿puedo
pausada: yo sosegar?
- Recordemos al comunista, al ucraniano, a tu Los tiranos oprimen al mundo, ¿voy a ceder ante
padre, Vladímir, a tu hermano, Aglaia, y a mi amigo, ellos?
Afanasi Petróvich Ustímenko, muerto heroicamente Las mieses han madurado, ¿puedo la siega
luchando por la libertad del pueblo español. Que la retardar?
tierra de Madrid le sea leve... ¡En un lecho de punzantes enebros -no dormito!
El abuelo se santiguó y todos bebieron en En mis oídos día tras día suenan los clarines,
silencio. Volodia, atragantándose, se metió un trozo El corazón repite su eco...
de empanada en la boca. Húgovna empezó de nuevo
a cantar su canción de cuna. Rodión Mefódievich - A veces, cuando hablábamos, me preguntaba:
encendió un pitillo, su mirada se hizo dura, "¿Suenan los clarines, Rodión?" Y yo le contestaba:
amenazadora. "¡Suenan! Sobre todo cuando tú me invitas a
104 Yuri Guerman

aceitunas verdes o a calamares en su tinta, o cuando él, es decir, a Hitler, sólo le hace falta eso, que nadie,
descubres cualquier otra novedad española!" Y eso es en ninguna parte, se ponga de acuerdo en nada;
todo lo que puedo contar. entonces, él empezará a asestar golpes a cada uno por
Rodión Mefódievich dio con avidez unas cuantas separado. ¿Comprendes?
chupadas al pitillo, hizo una pausa prolongada, como - ¡Comprendo! -dijo Volodia.
él sabía hacerlo -olvidándose por completo de sus - Bebe vodka -le aconsejó Rodión Mefódievich-.
invitados-: seguramente pensaba, recordaba las Hoy, con la vuelta, tengo un día gris, no hago más
tumbas que allí habían quedado, y a los que quedaron que beber vodka. Es incluso sorprendente: ha pasado
con vida, pero que hasta entonces se consumían tras tanto tiempo y todavía no he podido dormir con
las alambradas de los campos de concentración de sueño tranquilo ni una noche...
Francia; a aquellas mujeres con severos vestidos Miró inquieto a su alrededor, y todos advirtieron
negros, que, apretando contra su pecho a sus hijos que estaba agotado, que este hombre vigoroso, como
muertos, yacían en la polvorienta plaza del endurecido por los vientos del mar, siempre
pueblecito de La Rambla, en la provincia de tranquilo, optimista en todos los momentos de la
Córdoba. Yendo con el difunto Afanasi, Rodión vida, el rasurado y musculoso Stepánov, verdadera
Mefódievich vio a aquellas compañeras de "gloria del Báltico, albatros de los vientos", como le
antifascistas "muertas a pedradas". Entonces, gustaba a él decir en broma, recordando unos mal
cambiando una mirada, comprendieron que algo rimados versos de tiempos de la guerra civil, estaba
nuevo, como nunca se había visto hasta entonces por cansado.
la fuerza de su crueldad, avanzaba sobre el - ¿No te habrás resfriado, papá? -preguntó Varia
descuidado mundo, que bailaba olvidado de todo. A en voz baja.
esto, que todavía era algo impreciso, indeterminado, Rodión Mefódievich la estrechó con un brazo, la
aún difuso, oculto entre densas penumbras, había que apretó fuertemente contra sí, y dijo con pesadumbre:
hacerle frente inmediatamente, con todas las fuerzas, - Estoy sano, hija, completamente sano,
pues, de otra forma, el mundo descuidado, que sólo únicamente un poco cansado, además no me
vive pensando en el día de hoy, el mundo que se abandonan estos pensamientos tristes. Mirad, por
olvida de todo cantando canciones y leyendo ejemplo, a todos nosotros nos parece que el fascismo
alegremente folletines sobre sus presidentes y pasará así, de largo, como pasan las lluvias. Pero no,
ministros, el mundo de la lucha por "panern et no puede pasar de largo, ya hace mucho tiempo,
circenses", pronto, muy pronto, sería convertido en antes de ir a España, que vengo observándolo,
un montón de ruinas humeantes, sobre las que, con pensándolo. Por ejemplo, ¿para qué un tal Hugo
un zumbido atronador y triunfal, volarían enormes Eckener, piloto alemán, voló hasta los EE.UU. en su
bombarderos con la cruz gamada en el fuselaje. DR-3 Friedrichshafen? Para influenciar moralmente
- ¡Ha empezado! -dijo entonces Rodión sobre los norteamericanos diciéndoles: mirad qué
Mefódievich. fuerzas estamos acumulando. ¿Con qué fin el barco
- ¡A toda marcha! -contestó Afanasi. alemán Bremen ganó la banda azul, y precisamente
- Otro caso más -siguió contando Stepanov, y en el puerto de Nueva York y no en uno de sus
miró a Volodia con sus ojos avizores y un tanto fríos- puertos? ¡De nuevo con el fin de meter miedo! Y sus
. Pasábamos por el pueblecito de La Rambla tu padre pilotos, y sus boxeadores, y sus películas: por todas
y yo; las mujeres de los antifascistas con sus hijos, partes la fuerza alemana, la victoria alemana, la
incluso con los niños de pecho, habían sido sacadas a superioridad alemana, el puño alemán. Mientras
la plaza y entre el polvo, en pleno día, fueron muertas tanto, en Europa, y allende el Océano, continúan
a pedradas. Estas mujeres se irguieron, se abrazaron, bailando, siguen la danza, necios... Thälmann está en
y empezaron a tirar contra ellas piedras así... -¿Acaso la cárcel -¿qué significa esto? "El imperio de mil
tenía sentido enfrentarse con esto a media voz?, años" -¿qué quiere decir esto? La delegación alemana
pregunto-. Pues incluso Afanasi y yo -¡qué cabezas ha abandonado Ginebra -¿para qué? Ahora han
responsables y de hombres de Estado!- organizado en Londres la "Asociación anglo-
comprendimos que aquello no pasaría de largo, había alemana", propagan las ideas hitlerianas entre los
empezado, y a plena marcha. Y van tomando las ingleses y han nombrado presidente a lord Mount-
cosas tal giro que, como ellos se lo propongan, Temple, un personaje en la industria química de
dejarán de existir dos mundos, dos sistemas, y Inglaterra… Chamberlain es un pasmarote, o está
existirá uno solo, que sus conquistadores se lo comprado, o es un imbécil. Así es que, según yo
ofrecerán a ellos en bandeja de oro. Allí han hecho pienso, el globito terrestre no tiene nadie en quien
una prueba: ¿Cómo -se dijeron- se va a manifestar el confiar, si no es en nosotros.
mundo: contra nosotros, o no? ¿No está de acuerdo - ¿Quiere decir que habrá guerra? -preguntó
con nosotros?", pues, preparémonos, y a empezar, Varia.
porque si con esto no están de acuerdo, entonces, - Pueden ocurrir acontecimientos serios -dijo
nunca y en ninguna parte se pondrán de acuerdo. Y a Stepánov, volviéndose hacia Aglaia-, y nuestra tarea
Esta es tu causa 105

es que nuestro pueblo, particularmente la juventud, El profesor Persiáninov es una eminencia. ¿Trabaja
se mantenga en estado de movilización. Tú, Aglaia en vuestro Instituto, verdad, Volodia?
Petrovna, que dispones en las tareas de la enseñanza, - Estuvo; ya no está -dijo Ustímenko-, pero no es
ten en cuenta mis consejos. Los comisariados ninguna eminencia, sino que, sencillamente, a las
militares no pueden hacer solos frente a esta tarea, si mamás les gusta porque a todas les dice que su niño
nosotros mismos no templamos ideológicamente a es único en el mundo...
nuestra juventud. Hay todavía entre nosotros - ¿Es decir, un niño de calidad superior? -
frivolidad y autosuficiencia, ya hoy lo he podido ver preguntó Stepánov.
y olfatear: no es una tarea fácil la que nos espera. Varia observó con pesar:
¿Qué os parece si brindamos para que lo que yo he - Tan estricto y siempre con bromas y ganas de
visto y con lo que vosotros, por suerte, todavía no os reír...
habéis enfrentado, sea aplastado definitivamente? Pero Volodia, como si no la oyera, pensaba ya en
- ¿Pero qué es, di? -preguntó el abuelo, lo suyo. Y durante toda aquella tarde, tan larga y
parpadeando. abrumadora, parecía como si de pronto hubiera
- ¡El enemigo, abuelo! -respondióle Stepánov, sin desaparecido de allí, y después, distraído,
la menor sonrisa. preguntaba:
- Entonces, claro es, como hagan todos, hago yo - - ¿Ah? ¿Me preguntáis a mí?
dijo el abuelo, que siempre se avergonzaba un poco Rodión Mefódievich fue a acompañar a la tía
de "divertir a los diablejos" en presencia de Varia. Aglaia y Volodia. Varia se quedó con el abuelo para
Luego preguntó a Aglaia-: ¿tú le echas escaramujo al fregar los platos. Al salir, Stepánov miró a su hija,
té? Es una buena cosa. Resulta más barato y más después a Volodia, pero no dijo nada. En la escalera
aromático: puro heno. se encontraron con Borís Gubin , apuesto, fuerte, con
- Abuelo, el té no debe saber a heno -le advirtió un buen abrigo y con sombrero.
Rodión Mefódievich-. Y por lo que hace a la - ¡Salud! ¿Está Varia en casa? -le preguntó
baratura, entonces, echa sólo heno, y aún es más precisamente a Volodia.
barato... - Está en casa -contestó Volodia con indiferencia,
- Heno, heno -le remedó el abuelo-; del secreto y Rodión Mefódievich le volvió a mirar.
hay copia en el mercado. Yo también tengo mi idea - ¿Quién es este muchacho? -preguntó.
de las cosas. Donde has estado tú, Mefódievich, ha - Es Borís Gubin. ¿Pero no le ha reconocido
sido en España. Hay un país que se llama España. De usted? Ahora es un personaje en la ciudad. Escribe
él hablan todo el tiempo por la radio. Incluso hay un versos y reseñas en el periódico, y si vas con él por la
verso, Varia se lo ha aprendido: "En España hay una calle, puedes oír con frecuencia: ahí va Gubin. Es un
ciudad que se llama Granada". ¿Dirás que no? buen muchacho y bastante inteligente. Varia le alaba
Y, dirigiendo a todos una mirada triunfal, el mucho, afirma que es una persona muy tratable y no
abuelo empezó de pronto a cantar con voz monótona, un atormentador, como otros.
de vieja: ¿Eso de atormentador, hay que suponer que va
por ti?
Si yo supiera y me percatara, - ¡Seguramente! -respondió Volodia con hastío.
De mocita confiara Y siguió andando, pensativo, cabizbajo, con las
Mi amargo sino manos hundidas en los bolsillos. Aglaia y Rodión
En la suerte del matrimonio... Mefódievich iban detrás, hablando en voz baja.

Al abuelo le parecía que si la gente estaba sentada Algunos cambios.


a la mesa, bebiendo y comiendo, lo que correspondía Desde aquella tarde Stepánov iba casi todos los
hacer al amo de la casa era mantener la alegría y días a ver a Volodia, así lo supuso él al principio,
empezar él a cantar el primero. Pero la culta pero después comprendió con triste sorpresa que
Húgovna golpeó en la pared con su seco puño, y Rodión Mefódievich no iba a verle a él, sino a la tía
hubo que dejar el canto. Aglaia. Pasaba mucho tiempo hablando con ella a
- Su Yúrochka es un niño terriblemente nervioso - solas y ella le escuchaba, apoyando su hermosa
dijo Varia-. El profesor Persiáninov le visita y, cabeza en las manos, con la mirada fija en la vieja
verdaderamente, no puede comprender por qué es tan lámpara de mesa con una pantalla de tela bordada.
nervioso este niño. Rodión Mefódievich, vestido con la guerrera de
- ¡Vaya, no está mal profesor! -dijo el abuelo-. Se marino, con galones dorados en las bocamangas, la
presenta y en seguida le da un beso a Yúrochka en el cara tostada por el sol, las sienes encanecidas,
traserito. ¡Oh, pero qué precioso eres, oh, pero qué oscuras y espesas cejas, iba y venía por la habitación
criaturita! Y le sueltan cincuenta rublos; yo también de la tía, hablaba, se reía y no preguntaba nada.
hago eso, y aún más por cincuenta rubletes. Volodia sabía qué alivio y alegría producía contarle a
- ¡Vaya, abuelo, qué cosas tienes! -replicó Varia-. ella las cosas. Y un día, por primera vez en su vida,
106 Yuri Guerman

oyó que la tía Aglaia cantaba no para sí, sino para Stepánov-. ¿Qué puedo hacer yo?
otra persona. Seguramente no sintieron cerrar la Durante la cena, Volodia llevó a cabo el
puerta cuando él entró, y Volodia se quedó interrogatorio, y tanto Rodión Mefódievich como
escuchando sentado en el borde del baño con la toalla Aglaia lo confesaron todo de buena gana, incluso con
en las manos. Aglaia cantaba bajito, pero con tal alegría.
sencillez y franqueza, con esa sinceridad de una - ¿Entonces, también habéis tenido
conversación tranquila e ingenua, como sólo cantan correspondencia? -preguntó Volodia.
las mujeres rusas: - ¿Y por qué no? -respondió la tía-. Con eso no
podrás untar el pan, es queso, la mantequilla está en
¿Por qué, nochecita, estás tan sombría? la mantequera.
¡!o hay en el cielo ni una estrellita! - ¿Y también os visteis en Leningrado cuanto tú
¿Con quién en la nochecita descansaré? fuiste allí?
¿Con quién, dime, la otoñada pasaré? - Claro que nos vimos -dijo Rodión Mefódievich-.
!i padre ni madre tengo yo, Y estuvimos en el Ermitage y en el Museo de Arte
Sólo un amigo al que ama mi corazón, Ruso y hasta subimos a lo alto de la catedral de Isaac.
Y ni él me corresponde con su amor... - ¿A vuestra edad?
- ¡Insolente! -dijo la tía.
La tía terminó de cantar, Volodia abrió el grifo y - ¿Y lo de España lo sabías?
el agua empezó a caer con fuerte ruido en el baño. - Lo de España no lo sabía, pero me lo figuraba -
Pero no le dio tiempo de cerrar la puerta: la tía dijo la tía Aglaia, sirviéndole una taza de té a
Aglaia, vestida con su mejor traje, salió al recibidor y Stepánov-. Y no fue muy juicioso por parte de
preguntó, con los ojos radiantes de felicidad: Rodión Mefódievich ocultarme este viaje.
- ¿Hace mucho que has venido? - No quería que tuvieras otra preocupación más.
- ¡A tiempo para oírte cantar! -contestó Volodia - ¿Y ahora, qué va a pasar? -preguntó Volodia-.
con gesto huraño. Yo, personalmente, estoy en contra de que cambien
- ¡No me censures! -le rogó la tía-. No me de casa...
censures, criatura... - ¿Y qué te pasa con Varia?-le preguntó Radión
Volodia, sorprendido, fijó en ella su mirada. Mefódievich.
Nunca había visto a Aglaia así. De la tía decían que - No me pasa nada. Simplemente, puede ser que
era hermosa, y él mismo se daba cuenta de ello. Pero sea verdad que tengo un carácter muy difícil. Yo no
nunca se la podía haber imaginado tan bella, tan me callo ante lo que me parece absurdo y mezquino
resplandeciente, tan ligera, enteramente como una en la vida. Y resulta que soy un tirano. Varia hasta
muchacha. me llama déspota. Además, es más joven que yo y,
El agua, glogloteando, llenaba el baño azulado; claro es, todo lo ve de otra manera. Yo no la censuro,
Volodia estaba de pie, en calzoncillos, delgado, las Rodión Mefódievich, sencillamente, yo no puedo
clavículas salientes, sin afeitar, y ella, agarrándole de considerar las cosas como ella.
un codo con su mano cálida, le hablaba de prisa, - ¡No es cierto, la censuras! -replicó Rodión
cariñosa, como un suave susurro: Mefódievich-. Y te diré que la censuras sin razón. La
- Pero si hace mucho que le quiero, hace mucho vas a perder, y como ella no encontrarás otra. No soy
tiempo, muchísimo. Entonces esto era difícil, para él casamentero, pero yo... cómo decirlo... te estimo y
y para mí. Y ahora soy feliz, niño mío, por esto te digo: debes exigir de la persona, pero
completamente feliz. Piénsalo, razona tú mismo, humanamente.
Grisha murió en el año veintiuno y tú, tarde o - Yo exijo de cada uno como mi difunto padre -
temprano, te irás y me dejarás. El ahora está solo, dijo Volodia, palideciendo de pronto-. Y de mí, en
¿por qué razón, lo mismo él que yo, tenemos que primer lugar. Y de todos. De otra manera, no me
perdernos el uno para el otro? Veo por tus ojos que parece que debe ser.
me condenas ¿pero, por qué? Rodión Mefódievich miró a Aglaia, después a
- No te condeno -repuso Volodia, mirando los Volodia.
ojos refulgentes de su tía-. Sino que... simplemente... - ¿Has perdido la chaveta?
todos me abandonáis... Varia, tú, Puich. Sólo te pido - ¡No! -dijo Ustímenko-. No he perdido, Rodión
que no me dejes, tía -le rogó-. ¿Qué voy a hacer yo Mefódievich, ninguna chaveta. Sin embargo,
solo?... Es triste, de todos modos... considero -de pronto, se dio cuenta de que hablaba
El baño rebosó en un instante y Volodia se exactamente como pudiera hacerlo Prov Yákovlevich
resbaló en el suelo de baldosín. Rodión Mefódievich Polunin-, sin embargo, me permito considerar que el
salió de la habitación y dijo con voz lastimera: sentido de la existencia humana está en la más alta
- ¡Todos me dejáis abandonado, es como para exigencia con uno mismo, en el mismo grado que la
echarse a llorar! tuvo consigo mi padre cuando se lanzó solo contra
- ¡Lo ves! -y Aglaia indicó con la cabeza a los siete Junkers. Pues no fue en absoluto con ánimo
Esta es tu causa 107

de sacrificio, ¿verdad? Y no se limitó a cumplir con con respiración tranquila y salió sola a la calle. Los
su deber. El, entonces, en aquellos segundos, sintió autobuses circulaban todavía, saltó con ligereza al
sobre sí toda la responsabilidad por la suerte de la número nueve -"Estación-Ovrazki"- y, concentrada
revolución mundial... en sus pensamientos, llegó hasta la plaza.
- ¡Pero no te exaltes así! -le dijo la tía-. Estás ... En otros tiempos había allí siempre una hilera
completamente blanco... de cocheros, los carruajes despedían olor a cuero
- No me exalto. Únicamente pienso siempre que si viejo y a brea, y allá, al otro lado de la empalizada,
todos fueran como fue mi padre, es posible que ya no donde ahora se halla el parque, había antes un
hubiera guerras, que curáramos el cáncer, lo mismo mercadillo junto a la estación, en el que vendían
que curamos un constipado o el ardor de estómago, y gallinejas, pescado frito, embutidos caseros,
que nos hubiéramos olvidado de la tuberculosis. pepinillos salados, vodka amarilla de destilación
Mientras que la mayoría piensa en su interés propia. Aquí está la plaza, y la casa de ladrillo de
personal, sin comprender en absoluto que el bienestar Kniázev, que era entonces el regidor de la ciudad, y
social trae el bienestar personal y, además, en tal la casita de madera con un salidizo y una terraza, con
escala como estos individuos no han podido ni postigos y un abedul junto al portillo. ¡Cómo había
soñar... crecido, qué hermoso se había puesto el abedul! ¡Qué
Se bebió de un trago el té, ya frío, y, parpadeando bien que se hubiera conservado y que las yemas
continuó: estuvieran ya a punto de reventar, a pesar de ser la
- Les pido que me perdonen. Pero, de verdad, a primavera tan tardía y fría!
veces resulta muy difícil. Hoy, en el Instituto, un Y, de pronto, Aglaia sintió que tenía los ojos
cerdo me ha llamado traidor y no camarada porque llenos de lágrimas: allá, junto al abedul, al lado de la
me he negado a pedir a Gánichev que volviera a casita con la terraza, el presidente de la Cheka de la
examinarle. Es difícil... Y me he negado, porque sé provincia, Kondrátiev -Grisha Kondrátiev-, le dijo al
perfectamente que este tipo se va a quedar salir para Moscú por unos cuantos días, que cuando
indefectiblemente en la ciudad y, además, en un él volviera, entonces -quisiéralo ella o no lo quisiera-
puesto de mando, sin tener apenas conocimientos, la habría una "boda calladita". Así se lo dijo él
cabeza como un adoquín y las ideas de lo más entonces, con estas palabras extrañas: "boda
mezquinas... calladita", y le explicó de mala gana:
- ¿Lo dices por Eugenio? -preguntó Stepánov. - Quiero decir que vendrás a vivir conmigo para
- ¡Me voy a dormir! -dijo Volodia, sin contestar a siempre. Y llamar a la gente, ¿para qué? Empezarán
la pregunta-. Estoy cansado. a beber y a gritar ¡Gorko!17. Tú para mí eres mi
Cerró bien la puerta al salir y telefoneó luego al mujer, ¿y a quién más le importa esto? ¿Vendrás?
Viejo a la residencia. Puich se puso al teléfono Ella asintió con la cabeza.
enfadado. - ¡Vendrás! -repitió él una vez más-. Vendrás y
- ¿Qué, te va bien de casado? -preguntó Volodia. empezaremos a vivir. Sólo que sobre la base de la
- ¡Vete al diablo! -le contestó el Viejo. nueva moral, la moral comunista. Sin esos horribles
- Ten presente, feliz recién casado, que si mañana prejuicios del pasado. El matrimonio es amor y sin
no vienes a estudiar, se acabó todo para siempre entre amor no hay matrimonio, sino pura hipocresía,
nosotros. Ogurtsov me ha dado ya algo a entender y gazmoñería burguesa. Hasta llegar a esas que llaman
está dispuesto a sustituirte. casas de tolerancia.
- Eso es cosa tuya. - ¿Qué tolerancia? -preguntó la ingenua Aglaia.
- ¿Vendrás mañana? - Eso ya te lo explicaré después, cuando vuelva -
- ¡Iré! -dijo Puich y agregó, después de un contestó severo el presidente de la Cheka de la
momento de silencio-. ¡De verdad, Volodia, que eres provincia-. Escucha ahora lo que te voy a decir. Si
una persona difícil! dejas de quererme, no te preocupes. Empieza una
- ¡En eso estamos! -contestó Volodia animoso. nueva vida con otro camarada. Claro que esto no será
En tanto, Rodión Mefódievich, paseándose por la para mí un regalito agradable. Pero nuestra nueva
habitación de Aglaia con un pitillo en la mano, decía sociedad no permite un amor desigual. Y compasión
que Volodia, naturalmente, tenía razón, sólo que en en el matrimonio tampoco lo soporta. Así lo
este momento, como se expresan los jugadores de considero yo, y el camarada Jolodilin, de la sección
cartas, "se había pasado", pero no en el contenido, de instrucción política, también lo ha dicho. ¿No le
sino en la forma. has oído hablar?
- ¡Estos a veces se pegan un tiro en la frente! -dijo - No -contestó Aglaia, disculpándose-, nosotros
Aglaia preocupada. teníamos instrucción de tiro con ametralladora.
- ¡Estos, nunca! -contestó Stepánov - En cuanto vuelva le daré un buen repaso a
tranquilamente. Después de despedir a Rodión
17
Mefódievich, Aglaia se quitó el vestido nuevo, se Gorko: amargo. Se trata de una antigua costumbre rusa
puso ropa de más abrigo, escuchó si Volodia dormía en las bodas: los invitados gritan ¡Gorko!, pidiendo así que
se besen los novios. (!. de la Edit.)
108 Yuri Guerman

vuestro instructor militar -dijo Kondrátiev-, no hace trozo de pan reseco, que había traído Aglaia,
más que estorbar el trabajo de la sección de remojado con leche. No había pasado más de medio
instrucción política. Sigamos... año cuando llegó a buscar a Kondrátiev el faetón del
Permanecieron mucho tiempo junto al abedul: él servicio: los de la Cheka iban al distrito para capturar
con la cazadora de cuero al brazo, el máuser en una a un criminal y saqueador, al ex barón Tadde. Grisha
funda amarilla al costado; ella con un vestido de Kondrátiev no volvió de este viaje: el ayudante del
percalina. Este era su mejor vestido, el más bonito, capitán de caballería Tadde, en el último momento de
un verdadero vestido. Ella misma tiñó la percalina de la refriega, lanzó una granada que le causó a él
color azul vivo, lo almidonó y luego le cosió un mismo la muerte al tiempo que mató al presidente de
cuellecito blanco. Y resultó un vestido tal que incluso la Cheka de la provincia.
le daba vergüenza salir a la calle con él, seguramente Cuando salió del tifus, Aglaia se encontró viuda.
era el mejor de la ciudad. Y Kondrátiev miró a Como recuerdo del marido le entregaron su máuser
Aglaia Ustímenko sorprendido y feliz, movió la con su nombre, y en memoria de Kondrátiev
cabeza y dijo: enviaron a la viuda a estudiar. De esta casita con un
- ¡Vaya, vaya! ¿De qué tela es? abedul junto al portillo salió entonces para el
El tren salió. El día que había de regresar Grisha fabuloso Moscú. Y no había vuelto a estar más en
Kondrátiev, Aglaia se bañó largo tiempo en el ella.
templado río Uncha y mientras nadaba no dejaba de - ¿Qué debo hacer? -preguntó en silencio,
pensar: "Bueno, se ha terminado tu juventud, Aglaia, apoyándose en el tronco del abedul-. ¿Eh?
ya te has divertido bastante, ahora ya hasta tu muerte Dos rostros se confundían ante ella: Grisha y
serás una mujer casada. No mujer, sino ciudadana, Rodión Mefódievich. Y aquel corto período de
pero, de todos modos, casada…" tiempo feliz se entrelazaba con el presente. ¿Era
En un atardecer sofocante, que amenazaba culpable ante Kondrátiev? ¿Cómo saberlo? ¿A quién
tormenta, Aglaia recogió todo su ajuar en un hatillo y preguntar? ¿Quién la iba a responder?
se fue a la casa de Kondrátiev, a aquella casita En la estación llamó a Stepánov desde un teléfono
pequeña con terraza. Grigori Románovich la automático. Rodión Mefódievich, como si lo
esperaba, de pie en el centro de la habitación, vestido esperara, contestó al instante con voz enronquecida:
con una guerrera militar, bien ceñida con un cinturón. - Stepánov al aparato.
Todo estaba limpio, en orden, desde una de las -Podemos irnos cuando quieras -dijo Aglaia en
paredes miraba Carlos Marx con la vista fija en la voz baja-. Puedo tomar las vacaciones desde el
lejanía, en la mesilla, junto a la estrecha cama había sábado.
un montón de libros, sobre una pequeña mesa de - ¡De acuerdo! -dijo Stepánov con seriedad, sin
juego con incrustaciones crepitaba una vela. apresurarse-. Todo estará preparado.
Kondrátiev tenía los ojos muy abiertos, pues Después de colgar el auricular, se volvió al
consideraba a Aglaia en la corta vida que habían comedor donde estaba estudiando Varia
estado juntos como un ser maravilloso. No vio a su malhumorada, encendió un pitillo, se paseó de un
marido después de muerto -entonces estaba Aglaia rincón a otro y dijo:
con tifus- y así se quedó en su memoria para siempre: - Me voy de viaje, Varia.
de pie, mirándola en silencio, intimidado, mientras - ¡Ah, ah! -contestó Varia.
resonaban los truenos, todo retumbaba y trepidaba, - No voy solo.
pero la tormenta no acababa de descargar. - ¿Con Aglaia Petrovna? -preguntó Varia, sin
- Ahora, escucha sobre nuestra vida en adelante - levantar la vista del libro de geología.
le dijo Kondrátiev, volviéndose ligeramente para no - Con ella.
ver el ingenuo e infantil rostro de Aglaia-. Yo estoy Varia dejó el libro, se acercó a su padre, le echó
en un trabajo de mucha responsabilidad, vienen a los brazos al cuello y le besó con fuerza tres veces en
verme toda clase de gentes con la idea de socavar la una mejilla. Y el sábado todos ellos -Varia, Volodia,
férrea ley revolucionaria. ¡Nunca, Aglaia, tomes nada Eugenio con Iraída y Borís Gubin- fueron a despedir
de manos de nadie, ninguna clase de regalos, no lo a Aglaia y a Rodión Mefódievich, que se marchaban
olvides! Te diré también que tenemos en la Cheka de a Sochi. La tarde era primaveral, muy templada,
la provincia un faetón de dos caballos para el húmeda y oscura. La ventanilla del departamento del
servicio. Los caballos los alimentamos no mal para coche-cama estaba levantada: allí, en la mesita del
que tengan buen aspecto. Para asuntos particulares no vagón, cubierta con una servilleta almidonada, había
vamos casi nunca en el faetón, únicamente en casos un florero con mimosas amarillas, y al lado del
de extrema necesidad. Si te veo en él, te sacaré y te florero, una botella de champán.
dejaré en vergüenza allí donde te encuentre. - De viajar, hay que ir únicamente en coche-cama
Y preguntó: -dijo Eugenio, mirando con ansiosa curiosidad por la
- ¿No tienes alguna cosa para comer? ventanilla-, mirad, camaradas, qué racionalmente
Aquella tarde de su "boda calladita" comieron un organizado y qué cómodo está aquí todo. No, los
Esta es tu causa 109

burgueses sabían bien lo que es la vida... - Si se sabe combinar bien y con inteligencia lo
Rodión Mefódievich, rejuvenecido, con una particular y lo social y no se es un simplón idealista,
guerrera azul marino impecablemente hecha, con si no se hace el tonto, no es uno un quejicoso ni un
entorchados dorados en las mangas, con un fino y vinagre y sabe desenvolverse en el medio ambiente,
elegante guante calzado en una mano, estaba en el el automóvil, el coche-cama, las palmeras y el mar
andén. Aglaia, desde la ventanilla del pequeño templado pueden convertirse en una cosa tan habitual
departamento con alfombras, fundas, cobres y como nuestra papilla de avena por las mañanas, ¿no
cristales, instruía a Volodia: te parece, solecito? A propósito, ¿no crees tú que te
- Tienes que tomar algo caliente sin falta todos los estás abandonando un poco? Pero se puede uno
días, ¿lo oyes, Vladímir? No seas perezoso, sonreír a tiempo, y ser alegre cuando es oportuno, y
compréndelo: esto es lo más importante para ti, estás vestirse con mayor elegancia. Ve a ver a mamá, dale
muy delgado, duermes poco, estás agotado, nervioso, un poco de coba y te transformará el abrigo de
y, además, los exámenes de final de carrera. ¿Lo verano en un chaquetón. Ahora están de moda...
oyes? Y por si no fuera bastante con lo que tú tienes - Me duele la cabeza -dijo Iraída.
encima, todavía te empeñas siempre en sacar - A ti, solecito, siempre te duele algo -respondió
adelante a alguien más. Hay que tomar sopa, ¿oyes? Eugenio con voz desdeñosa, pero sin alterarse, y
La vecina Slepniova te lo comprará todo y te lo hasta se podría pensar que con cariño-. Pero tú, en
preparará, pero tú no te olvides y no te hartes sólo de general, eres bastante fuerte, y comes bien, y en todo
pan. ¿Lo oyes? marchas completamente normal. Sencillamente hay
- ¡Tú, Varia, podrías cuidar de él! -le dijo que saber controlarse.
Stepánov en voz baja. Mientras, el tren dejaba ya atrás la estación de
- ¡Vladímir, puedes venir todos los días a comer Kapeliuji, Rodión Mefódievich, de pie en el pasillo,
conmigo! -le propuso Gubin-. Mi madre sabe arreglar se quitó la gorra y se pasó con fuerza el pañuelo
muy bien todas las cuestiones de casa... blanco por la frente. La empleada del tren, mientras
- ¡Pero si con nosotros también puede comer! - volvía con destreza el diván del cupé para hacer la
dijo Eugenio con magnanimidad-. No tiene más que cama, preguntó:
poner su parte, y asunto arreglado... - ¿Puede ser que la ciudadana desee cambiar de
Varia guardaba silencio, mordiéndose los labios: sitio? En el cupé de al lado va también una dama.
ella estaba para él en tercer lugar, o incluso en quinto - ¡No, la ciudadana se queda aquí, con su marido!
lugar. Primero la ciencia, después el Instituto, -contestó Stepánov con firmeza, sin sonrisa alguna-.
después sus pensamientos, sus ideas, los libros, todo Y la "dama" del departamento vecino irá sola.
lo que se quiera, y sólo después de esto, en el tiempo Además, damas y ciudadanas son gente distinta. ¿No
libre, estaba ella. En los momentos de ocio, cuando le parece a usted?
no tenía nada mejor que hacer, o cuando no tenía a La empleada miró a Stepánov a la cara, vio sus
nadie que escuchara sus razonamientos. ojos un poco burlones, las condecoraciones en el
- Borís Gubin la agarró del brazo y ella no lo pecho, los entorchados en las mangas, y se quedó
retiró: que lo viese Volodia. Pero él no lo vio. De confusa. Stepánov le pidió con afabilidad:
nuevo estaba abstraído, como si estuviera solo en el - ¿Haría el favor de traernos té, simpática
andén... ¿En qué podía estar pensando ahora? ¿En patrona?
cualquier intestino ciego? Aglaia estaba sentada en un rincón del cupé, con
- ¡Aún tenemos tiempo de ir al cine! -le dijo Borís la cabeza apoyada en las manos, como en casa, muy
en voz baja. pálida y sonriente. Por la ventanilla, al mismo tiempo
- ¡De acuerdo! -asintió Varia. que el aire templado y húmedo de los campos a
- ¡Bueno, hasta la vista, hijos! -dijo Rodión comienzos de la primavera, penetraba el humo acre
Mefódievich con voz tensa-. Desde el Mar Negro iré de la locomotora. Las mimosas se balanceaban en la
directamente al Báltico. mesita.
- Bueno -contestó Varia. - ¿Quién quiere bocadillos, pasteles, bebidas
El tren se puso lentamente en marcha para su alcohólicas y no alcohólicas? -se oyó preguntar en el
largo viaje. Volodia, sin esperar a nadie, se dirigió pasillo.
hacia la salida del andén a la plaza. - Pues bien -dijo Rodión Mefódievich, sentándose
- ¡No quiero ir al cine! -dijo Varia. en el borde del diván, y clavando con veneración y
- ¿Entonces, adónde? -le preguntó solícito Borís. - ternura su mirada en los oscuros e incomprensibles
No quiero ir a ninguna parte. Estoy cansada. ojos de Aglaia.
- ¿Quieres que vayamos a tu casa, y tomaremos - ¿Qué, pues bien? -inquirió Aglaia.
allí una laza de té? El no dijo nada.
- No tomaremos té. Ya te he dicho que estoy - Pues bien, pues sí, de esta manera -le remedó
cansada. Aglaia-. Deja ya de estar encogido. No temas las
Mientras, Eugenio le decía a lraída: palabras. Existe la palabra amor. Tú me amas, ¿acaso
110 Yuri Guerman

no lo comprendo yo? Ya no somos jóvenes y ¡Sois una gente asombrosa!


sabemos el valor de las palabras. Dime que me Sin embargo, Volodia no estaba solo. Se
quieres... encontraban con él en casa Puich y Ogurtsov,
- Que me quieres -embelesado, dijo Rodión aplanados y desconcertados. Hacía una hora que
Mefódievich con su voz profunda. había muerto ante sus propios ojos Antón
- Di: te quiero. Románovich Mikeshin, el médico del "socorro de
- Te quiero, Aglaia. Yo entonces no sabía lo que urgencia", el mismo con el que Volodia había ido en
era esto. Pero, mira, incluso en España, siempre que la ambulancia sanitaria el verano antepasado. Puich y
veía a Afanasi, empezaba a hablarle de ti. El se lo Ogurtsov estaban de guardia en la segunda sección
supuso y me dijo: cásate con ella, Rodión, con otra terapéutica cuando trajeron a la sala de ingreso a
ya no te volverás a casar nunca más. Mikeshin. Estaba todavía con conocimiento, y
- ¿Pero te has casado conmigo? -preguntó Aglaia reconoció a los dos estudiantes, incluso les dijo en
en tono irónico. broma: "El jamelgo ha rodado desde lo alto de la
- ¡Pues claro! ¡Qué pregunta! empinada cuesta". Pero ya en la sala se puso peor, se
- ¿Acaso me has dicho que me tomas por esposa? intranquilizó, empezó a decir incoherencias y al
- ¿Pero no te lo he dicho? -sorprendióse él. atardecer el bondadoso doctor murió. Tanto Puich
- Te vaya decir, Rodión, exactamente lo que me como Ogurtsov trabajaban con Mikeshin y ninguno
has dicho. Me dijiste: "Aglaia, me voy a Sochi, de los dos era capaz hasta ahora de darse cuenta de lo
vamos juntos, ¿eh?" Después agregaste: "Pues bien, que había ocurrido: todo había sucedido tan
de esta manera". Así es que, querido mío, de lo del bruscamente, de manera tan absurda y repentina.
casamiento me acabo de enterar por tu conversación - Hay que enviar una nota necrológica al
con la empleada del tren... periódico -dijo Volodia-, toda la ciudad le conocía, ¡a
Aglaia se levantó con ligereza, sentóse a su lado, cuántas personas no habrá salvado! ¿No es cierto,
pasó una mano por debajo de su brazo y, apretando Puich?
su cara contra el hombro de él, se lamentó: Pero entregar la nota necrológica en el periódico
- No te salen las palabras. no resultó fácil. En primer lugar, era ya tarde y la
- ¡No, no me salen! Sólo que no te ofendas, habitación donde recibían los anuncios y las noticias
Aglaia. Yo, a las personas que saben manejar las necrológicas estaba cerrada. En segundo lugar, el
palabras, no es que las tema, sino que me es más secretario de la redacción del Unchanski Rabochi, un
complicado entenderme con ellas. Mira, también en hombre con una amplia camisa rusa ceñida con un
esto el difunto Afanasi era bueno: sabía callar. Y eso cordón, grandes tijeras en las manos, y, no se sabía
es una gran cosa, saber callar, para no soltar palabras por qué, muy alegre, dijo a los estudiantes que el
inútiles. Y tú también sabes callar. periódico de la región no podía informar de todos los
- ¿Entonces, qué, vamos a estar callados los dos fallecimientos, lo mismo que no podía alegrar a todos
toda la vida? sus lectores comunicándoles el nacimiento de todos
- No -dijo Rodión Mefódievich, seguro, tranquilo, los nuevos ciudadanos que venían al mundo. Y al
cariñoso-. Tú y yo viviremos toda nuestra vida como decir esto se echó a reír.
se debe, como las personas. Ya lo verás. - ¡Mejor sería que no derrochara tanta agudeza! -
Aglaia se estrechó más contra él. le aconsejó Puich sombrío-. No hemos venido aquí
- ¿En qué piensas? -le preguntó, de pronto, para divertirnos.
Rodión Mefódievich. - ¡Yo soy optimista por naturaleza!- contestó el
- Soy feliz -contestó ella como disculpándose-, secretario-. Y, además, sé que somos mortales. Así es
sólo que me da un poco de miedo: tendrás que salir al que, mis queridos camaradas, no puedo ayudarles en
mar... nada...
- Y tú irás a vivir a Kronstadt o a Oranienbaum. Hubo que esperar al redactor jefe. El secretario
- No iré -dijo Aglaia-. Soy necesaria aquí. Y allí charló por teléfono, salió, entró, leyó una página del
tendría que buscarme algún trabajo. No iré, Rodión. periódico todavía húmeda, tomó té con un bocadillo;
Pero aquí te estaré esperando siempre. Siempre. ¿Y los estudiantes estaban sentados en un duro
tú sabes lo que es que le estén esperando a uno divancillo y guardaban silencio. Por fin, ya muy
siempre? tarde, apareció el redactor jefe, el mismo cuyo
- No, no lo sé. nombre Volodia leía todos los días en el periódico:
- ¡Pues ahí tienes! Ahora lo vas a saber. "Redactor jefe, M. S. Kusheliov".
Ella se quedó pensativa. Rodión Mefódievich le - Díganme, les escucho -dijo Kusheliov, cuando
preguntó: los tres estudiantes se situaron ante su enorme mesa.
- ¿En qué piensas? Después de escucharles, respondió, sacudiendo la
- En Volodia -dijo Aglaia Petrovna-. ¿Cómo se las cabeza de revuelta pelambre:
arreglará él solo? - No les puedo ayudar en nada, camaradas. Lo
siento mucho, pero no conozco al difunto Mikeshin.
Esta es tu causa 111

Y no le he conocido nunca. felices y dijo:


- ¡Mikeshin ha salvado centenares de vidas - De la fábrica Meissen, de mediados del siglo
humanas, por no decir miles! -gritó Volodia con voz dieciocho. ¿Ven ustedes? Dos cupidos sostienen un
atronadora-. A Mikeshin le conocía toda la ciudad, y candelabro. La mano de uno de estos cupidillos está
es muy lamentable que usted, el redactor jefe del un poquito rota, mas en realidad, esto no tiene mucha
periódico, no le haya conocido. Pero eso es cosa de importancia. Pero la postura, ¿eh? ¡Qué naturalidad!
usted, nosotros lo que necesitamos es que se publique ¿Se dan ustedes cuenta de la naturalidad de las
la información. figuras?
- ¡No se publicará! -contestó Kusheliov, - ¡Me doy cuenta de la naturalidad! -dijo Ogurtsov
enfrascándose en la lectura de una página, también con voz forzada.
húmeda como la que había leído el secretario de la - Y esto otro es ya de la fábrica de porcelana
redacción-. Y les ruego, camaradas, que me den la imperial: un frasquito para esencia con miosotis. Un
posibilidad de concentrarme: estoy leyendo un ejemplar único...
material oficial... Habría seguido mostrándoles las adquisiciones
Tuvieron que ir a casa del decano Pável hechas aquel día si Puich no hubiera sacado del
Serguéevich, después a la clínica, para ver a bolsillo la nota necrológica, que tendió a Guennadi
Póstnikov, luego a casa de Gánichev y de otros Tarásovich. Este cambió de aspecto al instante,
profesores y, finalmente, a casa de Zovtiak. frunció los labios y preguntó con un dejo de duda:
Guennadi Tarásovich se encontraba solo en un - ¿Por qué, en realidad, una nota tan solemne?
espacioso comedor, sirviéndose de una fuente honda Hubiera bastado con informar simplemente, ¿no lo
de alpaca una apetitosa y aromática comida, creen ustedes así? Mikeshin, Mikeshin... -repitió,
acompañada de agua mineral, y leía mientras una como recordando, pero, por lo visto, no pudo
revista extranjera con el título Loza y cerámica. recordar quién era aquel Mikeshin, y preguntó-:
Sobre la mesa, más allá de la comida, Volodia ¿Dónde debo firmar? ¿El último, o qué? ¿Después de
advirtió algunas figurillas polvorientas que, por lo los profesores auxiliares?
visto, acababan de ser desempaquetadas, un jarro - ¡Puede firmar usted el primero! -dijo Puich con
resquebrajado, un plato alabeado y una taza. sequedad-. Mire aquí, delante de la de Pável
- ¡Ah, nuestro reemplazo! -exclamó Zhovtiak-. Serguéevich, cabe perfectamente su firma. Escriba
Muy complacido, muy complacido, saludo a los con letra pequeña pues para la imprenta no tiene
jóvenes camaradas, salud, queridos amigos, díganme importancia, todas las firmas irán con un mismo tipo
qué les trae... de letra.
Cubriendo su comida con una tapa brillante, sacó - ¡Eso es cierto! -asintió Zhovtiak, procurando
la servilleta del servilletero, limpió se los labios y, introducir su firma el primero. Su título -profesor-
con voz atenorada, blanda, bondadosa, dijo: también lo puso. Después leyó otra vez la nota
- Me han sorprendido en uno de esos momentos necrológica, advirtiendo que en algunos momentos
de ocio de los que tan rara vez dispongo. Como todos pecaba de "falta de modestia".
los humanos, yo, su profesor, también me siento En tanto Guennadi Tarásovich leía y escribía,
dominado por alguna pasioncilla. Hoy ha sido un día Puich, Volodia y Ogurtsov echaron un vistazo al
afortunado, he topado por casualidad con algunas comedor. Bronces, cristales, armarios y vitrinas en
cosas que he podido traer a mi cubil. Colecciono los que estaban recogidos los "objetos de la pura
objetos antiguos de loza y cerámica. pasión" del profesor: platos, juegos de té,
- ¿Cómo? -preguntó Puich sin comprender, pues pastorcillos, antiguos jarrones de porcelana azul,
era algo obtuso en tales cuestiones. fuentes, tazas y tacitas doradas, celestes, rosadas, un
- Muy sencillo, colega. Soy un coleccionador sinfín de cosas. Entre los armarios había sillones y
neto. Hay personas que coleccionan sellos de divanes, tapizados con brocados antiguos, de las
correos, cajas de cerillas, hay otros que coleccionan paredes pendían cuadros al óleo con marcos dorados:
cuadros, bronces, monedas... opulentas mujeres desnudas, un fraile de faz
- ¿Esos son los que acumulan dinero? -de nuevo rubicunda, ángeles revoloteando en un cielo azul...
preguntó Puich, sin comprender. - Así, ¿no les parece? -dijo Guennadi Tarásovich-.
- No, amigo mío, se trata de una pasión inocente, He tachado la palabra "irreparable", simplemente
elevada, platónica: no coleccionan dinero, sino "pérdida". Resultará más severo...
monedas. Yo colecciono loza y cerámica por la Puich asintió con la cabeza. En la calle dijo
belleza de las formas, por el arte, la gracia, la irritado:
espontaneidad de los antiguos artífices. Fíjense, por - Vaya con la "pura pasioncilla" del señor: ha
ejemplo, en esta figurita... acumulado cachivaches por un montón de miles de
Con sus dedos gruesos, Zhovtiak tomó de la mesa rublos. Recuerdo que una vez tuve que
una estatuilla polvorienta, que no había sido limpiada entendérmelas con un carrero que se había vuelto un
desde hacía mucho tiempo, la sopló, la miró con ojos kulak -¡dieciséis vacas tenía!- y su mujer me empezó
112 Yuri Guerman

a explicar que él "adoraba las vacas". ¡Vaya con el De nuevo reinó el silencio, únicamente en lo alto
doctor! de un abedul, entre sus verdes y tiernas hojas,
Ogursov contrapuso: cantaba alegre y descuidado un pajarillo. Un poco
- No es justo eso, Puich. Lo que pasa es que él no apartado del grupo, Puich iba y venía fumando con
ocupa su puesto en la vida. Una vez vi en Moscú una ceño hosco.
tienda de antigüedades -¿se llaman así, verdad?-. Allí - ¡Bueno, que se conserven bien! -dijo el cochero
tenía que ir a traficar él: eso estaría de acuerdo con su Snímschikov-. Como se suele decir, mi misión está
carácter... cumplida y hay que hacer por la vida. Me voy a echar
- ¿En beneficio del Estado? -preguntó Puich-. un trago en memoria del difunto y, después, al
¡Eres un ingenuo y nada más! Las pasiones de trabajo.
ciudadanos de este tipo van dirigidas principalmente Cuando lograron hacer subir a un coche a la viuda
a satisfacer los apetitos de su bolsillo, créeme. de Mikeshin, Póstnikov, Volodia, Puich y Ogurtsov
Acumula por lo que pueda suceder el día de mañana, siguieron paseando por el cementerio. En la tumba de
porque vive preocupado. No está en su sitio y por eso Prov Yákovlevich Polunin había ya una pesada losa
vive intranquilo. de granito y al pie de ella crecía un chopo alto y
La nota necrológica seguida de las "sólidas" esbelto. Había también un banco, en el que se
firmas fue insertada en el periódico por el redactor sentaron, cansados y agotados después de aquellos
M. S. Kusheliov. días. Póstnikov se fue a visitar la tumba de su esposa.
Enterraron a Antón Románovich en una mañana - No está escrito que era profesor -dijo Puich,
templada, como de verano. Se reunieron unas treinta mirando la lápida-. ¿Recuerdas, Ustimenko, como se
o cuarenta personas, pero hasta el cementerio no reía de que en Alemania existiera el grado de
llegaron más que una decena. Misha Shérvud, consejero médico privado?
Svetlana, Alla Shershniova y Niusa fueron sólo hasta - Lo recuerdo -contestó Volodia-. Me acuerdo de
la puerta de la casa y estuvieron presentes en el todas sus cosas. Recuerdo que una vez se irritó de
momento de sacar el féretro. Eugenio anduvo la pronto por algo y dijo que una persona puede ser
mitad del camino y después volvió a la ciudad en profesor en medicina y, a pesar de todo, no ser de
tranvía. Soplaba un vientecillo blando, chirriaban los ninguna manera médico...
ejes sin engrasar de la vieja carroza, los caballos - ¿Pero, decidme, qué es la muerte? -preguntó
también eran viejos, con las patas quebradas. Al lado súbitamente Ogurtsov con aspereza-. Será posible...
de Volodia caminaba el barbudo cochero de la - ¡Precisamente, será posible! -le interrumpió
"ambulancia de urgencia", Snímschikov, que le Puich con un deje de ironía.
contaba disgustado: Póstnikov volvió después de un buen rato, triste,
- Ahora trabajo en el servicio municipal de silencioso, se limpió la frente y el bigote con el
transporte con caballos, nuestro "socorro de pañuelo y se sentó al lado de Volodia.
urgencia" ha pasado a hacerse sólo con automóviles. - ¿Cómo se explica esto, Iván Dmítrievich? -
Claro es que van más ligeros, pero también se preguntó Ustimenko-. ¿Por qué no ha venido nadie al
atascan con bastante frecuencia. Creo que si nuestro entierro? Pues todos sabemos qué médico fue Antón
difunto hubiera seguido yendo en la ambulancia con Románovich y cuánto bueno hizo...
caballos, todavía hubiera vivido bastantes años. Pero Póstnikov no respondió en seguida, lió un
en el automóvil, naturalmente, el aire está cigarrillo, lo puso en una boquilla de ámbar y
envenenado, y por eso le llegó al camarada Mikeshin contestó despacioso, pensativo:
su última hora... - Aquellas personas para las que se acude con la
Volodia no le escuchaba, tenía la vista fija en la ambulancia del "socorro de urgencia" casi nunca
viuda de Antón Románovich, que iba detrás del preguntan cómo se llama el médico, en el caso de
féretro, delgada, canosa, con el pelo cortado; que se dispongan a presentar alguna queja contra él,
caminaba sin llorar, erguida, incluso austera. Pero cosa que, como es de suponer, ocurre en nuestro
ante la tumba recién cubierta, de súbito, se debilitó, planeta. Pero si todo sale bien, si todo se desarrolla
se le doblaron las piernas y en silencio, sin un normalmente, entonces, ¿para qué -díganme por
lamento, cayó de bruces sobre la tierra húmeda. Los favor-, para qué conocer el nombre de la persona que
estudiantes corrieron en su ayuda. Póstnikov les "ha puesto una inyección" o "ha echado unas gotas",
detuvo con un gesto autoritario: o incluso "ha cortado"? A Gengis-Kan todos le
- ¡Déjenla tranquila! No la molesten ahora. conocen: al doctor Guillotin, creador del
Ogurtsov aspiro profundamente, los enterradores, guillotinamiento científico, también le conocen, lo
hablando entre sí con voz desconsiderada, recogieron mismo casi que a un tal doctor Antoine Louis, que se
las palas y las cuerdas y se dispusieron a marchar. ejercitaba en los cadáveres para encontrar el
Uno de ellos dijo: procedimiento mejor de decapitar a los condenados a
- Ciudadano camarada, hay que añadir algo, no se muerte. Conocen también a Talleyrand, el trapacero
olvide que nuestra tierra es muy dura de cavar... mayor de todos los tiempos y de todos los pueblos;
Esta es tu causa 113

conocen a Fouché, a Grishka Rasputin, y se interesan colaboradores científicos", luego citó los nombres de
por los Rothschilld, por los zares grandes y los profesores, pero se olvidó de nombrar a Polunin.
pequeños, por el provocador Azef, pero por Desde la sala gritaron:
Mikeshin... ¿para qué?... fue un hombre así, con - ¿Y Prov Yákovlevich?
gafas, y hoy ya no existe... - ¡Diga usted también el nombre de Polunin!
Miró de cerca con sus ojos severos a Volodia y - ¡Hay que honrar la memoria de Polunin!
agregó, dando un suspiro: - He nombrado únicamente a los que viven hoy
- Así es, Ustimenko. día -respondió Zhovtiak-. En cuanto al profesor
- ¡No, no es así -replicó Puich, súbitamente y con Polunin, con satisfacción propongo honrar su
dureza-. No estoy de acuerdo con usted, Iván preclara memoria con un minuto de silencio.
Dmítrievich. ¡Efectivamente, todo esto ocurría, pero "Con satisfacción" sonó con doble sentido, y por
no debe ocurrir y no es para esto para lo que hemos la sala de actos corrió un rumor. Guennadi
tomado el poder en nuestras manos, no es para esto Tarásovich, poniendo cara de circunstancias,
para lo que existen magníficas palabras sobre la permaneció inmóvil de pie en la tribuna el tiempo
dictadura del proletariado, no es para esto para lo que indicado. Después, con voz comedidamente dolorida,
nosotros, los bolcheviques, dirigimos la prensa, para propuso:
que toda esta escoria envenene la conciencia humana. - ¡Ruego que se sienten!
Mire, créalo o no lo crea, pero yo le doy palabra de Todos se sentaron. Zhovtiak habló todavía unos
que llegará el día, y llegará muy pronto, ya casi ha diez minutos más y bajó de la tribuna acompañado de
llegado, ya lo tenemos, en que hombres como escasos aplausos. El decano -el papá de Iraída-,
Mikeshin serán considerados héroes del pueblo. Esto tartamudeando, dijo que ya era hora de ir pensando
no lo comprenden todavía todos, pero lo en finalizar. El rector seguía sin volver, era un
comprenderán, les obligaremos a comprenderlo, y hombre inteligente, y en su presencia, claro está, no
usted no se apesadumbre... hubiera ocurrido nada parecido. El decano incluso
Se paró tan inopinadamente como había entregó los diplomas apresuradamente, confundiendo
empezado, y, de pronto, confuso, tosió. Ogurtsov y los apellidos y bromeando, aunque hay momentos en
Volodia permanecieron callados. Póstnikov con voz la vida en que no se debe bromear en absoluto. Estas
alegre, inusitada en él, contestó: bromas indignaron hasta a Eugenio, que, dicho sea
- ¡Ah, bolcheviques, bolcheviques, sois una gente entre paréntesis, tenía cuentas pendientes con el
asombrosa! ¡Todo aquello que es verdadero lo papaíto de Iraída.
realizaréis infaliblemente! - Permítanme que con el acto de la entrega de los
- ¡No lo realizaremos, sino que lo realizamos ya! - diplomas dé por terminada nuestra sesión solemne -
replicó Puich huraño-. Y hemos realizado mucho. Y dijo Pável Serguéevich tartamudeando-. ¡Ahora, a
en cuanto al porvenir, lo cambiaremos todo en el abrirse paso en la vida, jóvenes!
futuro de tal manera como ni en sueños lo haya visto - Bien-n-n -dijo Ogurtsov, pasándose la mano por
nadie. la nuca-. Pedro I señaló con gran acierto: si estás en
- ¡Es muy difícil para ustedes! -dijo Póstnikov. el servicio, no tartamudees, y si tartamudeas, no
- Sin embargo, no nos quejamos. Pero sería más puedes estar en el servicio. ¿Quiere decirse, que se
fácil si la intelectualidad misma echara de sus filas a acabó?
profesares como, supongamos, Guennadi Tarásovich. - ¿Por qué se acabó? -objetó Ustimenko sombrío-.
¡Cuánto más fácil sería! ¡Esto sólo es el principio!
Puich se estiró la caña de sus viejas botas altas, La sala de actos quedó vacía. La tía Sima, que se
miró de soslayo a Iván Dmítrievich y le preguntó: ocupaba de la limpieza, apartando con estrépito los
- ¿Se ha ofendido usted? Lo he dicho de todo bancos, empezó a fregar el suelo con un escobillón.
corazón. Puich estaba sentado en el alféizar de la ventana,
hojeando un cuaderno manoseado.
Capitulo XII. - Lo encontré -dijo-. Puesto que se portan con
El juramento. nosotros con tal desfachatez, nosotros mismos
Todo terminó de una manera extraña, demasiado pronunciaremos el juramento.
extraña. Al rector, por lo visto, le llamaron para Niusa se asustó en el acto. Era una muchacha muy
cuestiones de la dirección, o puede ser que estuviera prudente y no le gustaban las palabras
cansado de estar sentado en la presidencia, pues dejó incomprensibles, las frases bruscas, las acciones
su puesto de presidente a cargo del decano; entonces, imprevistas.
Guennadi Tarásovich Zhovtiak pidió la palabra. - ¡Una novedad! -exclamó sorprendida,
Estuvo hablando mucho tiempo con tono levantando las cejas-. ¿Pero qué juramento tenemos
grandilocuente y de nuevo comparó su querido año que hacer?
1911 con el año en curso, después enumeró a "los Puich se quedó un momento pensando, dio un
educandos de nuestro Instituto que son hoy suspiro y preguntó:
114 Yuri Guerman

- ¿También te asusta prestar juramento, Niusa? era nada sentimental-, sino simplemente para
¿Crees que somos masones? descansar un poco y serenarse, pues se encontraba
Niusa, por si acaso, sacudió una mano con aire muy cansado después de aquellos días. Pero no había
displicente y salió de la sala de actos. Se oyó su hecho más que torcer por la avenida de los arces,
taconeo al alejarse, se difundió una oleada de un cuando se encontró con Gánichev. Pasar de largo ya
agradable perfume y Niusa desapareció, alabándose no era posible, y de hablar no tenía muchas ganas,
en su fuero interno porque, como siempre, había tanto más que Volodia sabía muy bien lo que iba a
obrado de manera inteligente. decirle el profesor de anatomía patológica.
- Hace mucho tiempo que lo tengo apuntado en - ¿Ha recibido usted el diploma?
mi cuadernito -dijo el Viejo-. Venga, ya que a la - Lo he recibido.
dirección del Instituto no se le ha ocurrido pensar en - ¿Ha resultado el acto bien?
tal cosa, lo haremos por nuestra cuenta. Claro, en - Como en un cuento -dijo Volodia con tristeza.
general, está anticuado, pero, a pesar de todo, tiene - ¡En nuestro instituto esto lo saben hacer! -asintió
su miga. Gánichev-. Menospreciar los sentimientos de un
Saltó de la ventana al suelo y ordenó con voz joven en el mejor día de su vida. En esto son
severa, autoritaria: maestros.
- Lo repetiréis conmigo. Esto, estimados colegas, - ¿Y usted? -le interrogó Volodia bruscamente.
es el antiguo "juramento de la facultad" aprobado, - ¿Yo, qué?
según se dice, por el mismo padre Hipócrates. - ¿Por qué no ha estado usted allí? A usted le
¡Repetidlo! temen y le respetan. En su presencia no hubieran
Y Puich empezó a leer: menospreciado los sentimientos de nadie. ¿Por qué se
- "Recibiendo con profundo reconocimiento el está usted aquí tranquilamente sentado en el banco?
derecho de ejercer como médico que me concede la - ¡Escuche, Ustimenko! -se sulfuró Gánichev-.
ciencia y comprendiendo toda la importancia de las ¿Se da usted cuenta de lo que dice? Yo soy un
obligaciones que me impone el dicho título,... hombre viejo, estoy cansado, la atmósfera allí es
- "¡... el dicho título! -en alto, con voz temblorosa, sofocante...
pronunciaron los seis jóvenes médicos. - Polunin, enfermo del corazón, hubiera estado
- "... prometo no manchar con nada durante toda allí sin falta -le interrumpió Volodia con espereza-.
mi vida el honor de la corporación en la que ingreso En cuanto al cansancio y a la vejez, perdóneme, pero
desde el día de hoy... " hasta es desagradable oírlo, Fiódor Vladímirovich.
A Puich, al Viejo Puich, el hombre más entero de Recuerde cómo Polunin decía que el mayor enemigo
todo el curso, de pronto, algo le vibró en la garganta, de la ciencia, del progreso, de la civilización y,
se limpió una lágrima y pasó el papel a Ogurtsov. En simplemente, del oficio de médico es la indiferencia.
tanto la tía Sima, conocida en el Instituto por su odio Y ahora usted, amigo de Polunin, predica esta misma
a los estudiantes, les daba ya en los pies con el indiferencia. Bueno, ¡para que seguir!...
escobillón y refunfuñaba furiosa. Sacudió una mano con desaliento.
- Fuera ya de aquí, cuántas veces hay que - ¡Qué se le va a hacer!, no se puede con usted -
decirlo... dijo Gánichev con un dejo de culpabilidad, pero
- ¡Zape! -chilló el Viejo con voz irritada. ofendido-. La juventud es despiadada...
Pero la disposición de ánimo ya se había - ¿Acaso necesita que se apiaden de usted? ¿No es
trastocado y nadie sintió deseos de continuar leyendo temprano todavía?
el juramento de Hipócrates. Ahora se miraron el uno al otro cara a cara.
- ¡Bueno, se acabó! -dijo Puich-. Consideraremos - Su viejo bombero Skripniuk, de quien usted me
terminado el incidente. Cuando crezca y me haga habló en tono tan conmovedor -dijo Volodia-,
grande, recordaré la escena imponente y seguramente no pediría compasión. Y no es esto -
conmovedora del acto de la entrega de los diplomas. continuó Volodia con angustia y dolor-, créame y no
Si Polunin viviera ya les hubiera dado una buena se ofenda, lo que quería decirle, sino otra cosa: ¿por
lección. qué hay tanta gente que censura y se irrita, mientras
- ¿Referente al silbido con tres dedos, como se ellos mismos esperan sentados tranquilamente, en
expresó el camarada Mayakovski? -preguntó lugar de luchar contra lo que les irrita y contra lo que
Ogurtsov. censuran? Explíquemelo.
- ¡Y aún le dan a uno con el escobillón en los Sus ojos entristecidos miraron fijamente a los de
pies! -se lamentó el Viejo-. Yo no soy la cola de un Gánichev. Fiódor Vladímirovich no pudo resistir esta
perro, sino que soy un médico diplomado, ¿quiere mirada y desvió la vista.
que le enseñe el documento? - Al fin y al cabo, tiene usted razón -dijo con
Ya en la escalera a todos les entró risa. suavidad-, no en todo, se entiende, pero sí en algunos
Volodia se fue solo al parque del instituto. Y no aspectos. He de decirle que no le he parado para
para despedirse de los edificios de la clínica -que no preguntarle su opinión sobre mi persona. Necesito
Esta es tu causa 115

que me diga: ¿Se queda usted en mi cátedra o no? necesidades de la vida de la clínica, y la clínica
- ¡Claro que no! siempre la ligaba con su juventud, cuando trabajaba
- ¡Magnífico! ¿Y si Polunin viviera se hubiera en el hospital de la aldea. ¿Acaso no tengo razón?
quedado con él? ¿O, por ejemplo, Pirogov? Todo el mundo sabe que
- Tampoco me hubiera quedado con él -contestó era muy riguroso al juzgar cualquier tesis elaborada a
Ustimenko, después de pensar un momento-. Puede fuerza de esfuerzos y al enjuiciar a los homúnculos
ser que al cabo de cinco años volviera con él. científicos. En cambio, Rúdnev dictaminaba con
- ¿Se hubiera usted dignado? facilidad y benevolencia. Yo, personalmente, estoy
- Me hubiera dignado. por Pirogov. No hay por qué crear hombres de
- ¿Y por qué? ciencia artificiales. Esto resulta caro, es perjudicial
- Lo mismo usted que él nos han enseñado otra para la ciencia e inútil para la causa. Así pienso y lo
cosa. considero yo personalmente.
- ¡Nos han enseñado! -exclamó Gánichev-. A - Y quién es usted para considerar o no
todos ustedes en general, y no a usted personalmente. considerar, para pensar personalmente o no pensar
- Serguéi Ivánovich Spasokukotski fue en su personalmente -dijo Gánichev ya completamente
tiempo médico rural -dijo Volodia, deletreando exasperado y descompuesto-, ¿Quién es usted,
irritado las palabras-, y usted mismo nos ha hablado explíquemelo?
de él, y nos ha demostrado que las profundas raíces - Un médico diplomado.
prácticas de sus inquietudes científicas no han cesado - No muy modesto, Ustimenko.
de dar brotes hasta el día de hoy, desde el momento - ¿Y por qué tengo que considerar que la modestia
mismo en que él empezó su labor como médico rural. en mi trabajo es una buena cosa? Dígame, llego a un
Precisamente usted nos ha hablado de la rincón perdido, a un lugar remoto, y voy a ser hasta
multiplicidad de los intereses científicos de tal punto modesto que en cada caso que se me
Spasokukotski, de la profundidad de su penetración presente pediré que venga en avión un médico
en la esencia de los problemas; ¡bueno!, y para qué consultante. ¿No es eso?
repetirle a usted sus mismas palabras... Gánichev se estiró, bostezó y dio un suspiro:
- La ciencia... -empezó a decir Gánichev, con voz - ¡Oh, señor!
cansada, pero Volodia no le escuchaba: comprendía - ¿Se ha cansado usted por culpa mía? -preguntó
que Fiódor Vladímirovich deseaba su bien, pero, al Volodia condolido.
mismo tiempo, quería tener un aprendiz a su lado. Y - No me he cansado, sino que resulta
él, Ustimenko, no quería ser aprendiz de nadie, él extraordinariamente absurdo. Usted es una persona
quería trabajar, luchar. capaz...
Y, sin escucharle, esperó mientras Gánichev - ¡Eso ya lo sé yo! -exclamó Volodia-. No tengo
terminaba de hablar, deleitándose con la calma de la la menor duda a este respecto, pues de otra manera
tarde, pensando que hoy no tenía que ir a ninguna hubiera abandonado el Instituto, porque usted y
parte, solazándose con la luz cálida, alegre y Polunin y Póstnikov nos han enseñado que el médico
perfumada de las manchas solares, y se alegró no sólo debe tener conocimientos, sino que debe ser
contemplando un atrevido gorrión apenas cubierto de capaz. Y yo quiero ser médico...
pluma que atacaba de costado a toda una bandada de - Bueno, está bien, váyase ya -dijo Gánichev-, de
hermanos suyos. todos modos presionaré sobre usted por vía del
- ¿Y todo esto para que después le vaya a pedir el Komsomol...
tema para la tesis doctoral? -le preguntó Ustimenko, Y, efectivamente, presionó.
cuando Gánichev terminó su perorata.
- Pero usted no va a pedírmelo. ¡Usted mismo lo A Zatiruji.
elegirá! Sólo después de varios días de combates tenaces
- ¿Y qué necesidad tengo de elegir, Fiódor consiguió Volodia recibir el nombramiento para la
Vladímirovich, si no siento ningún impulso interno aldea de Zatiruji, que se hallaba a doscientos
de hacerlo? Spasokukotski para la extensión del kilómetros de la línea del ferrocarril.
esqueleto se hizo él mismo unas abrazaderas con los - ¡Pero tendrá usted que pasar el río en una balsa!
tornillos de mariposa de unos patines y las clavijas de -le dijo Gánichev regodeándose.
las cuerdas de un piano. No sé si esto es una - ¡Lo pasaremos! -respondió Volodia.
actividad científica, pero sí sé que está dictada por En general, le agradaba que se hubiera armado en
una necesidad del oficio y no por el deseo de el Instituto tal barullo alrededor de su persona. Puich
alcanzar un grado científico. O el lavarse las manos fue también "designado" para un hospital rural muy
con amoníaco, o las pinzas acanaladas para el alejado, Ogurtsov se fue a Kámenka; pero todavía
estómago, o, al fin y al cabo, las cuestiones que se había muchos que andaban dando vueltas para que
refieren a la transfusión de la sangre. Todo lo que se les recibiera el director, o partían para Moscú con
hacía bajo su dirección estaba dictado por las cartas.
116 Yuri Guerman

Volodia no encontró su Zatiruji en el mapa de la salió de la habitación.


región. - ¡Así es, mi buen amigo! -dijo Eugenio, dándose
Tendría que salir para allá dentro de una semana. palmadas en los muslos-. Si mi Iraída no me hubiese
La tía Aglaia escuchó sin ningún entusiasmo el relato dejado por la casa de campo y el niño, seguramente
que le hizo Volodia de su futuro trabajo. ya me habría vuelto loco...
- ¿Y vas a ir? -le preguntó. Eugenio echó una mirada enigmática a Volodia.
- Claro que iré. - ¿Qué novedades son ésas? -inquirió Ustimenko,
- Pero si allí no hay hospital. desanimado.
- Hay un ambulatorio. El hospital lo construiré yo. - Son novedades para mí, Herr doctor, y para ti...
- ¿Tú? Todo su aspecto expresaba satisfacción de sí mismo,
- Yo mismo. de sus "shorty", de sus piernas cortas y fuertes, de sus
- ¿Pero os han enseñado a construir hospitales? músculos, aunque un poquito cubiertos de grasa, de
- ¿Y a ti, que eras lavandera, te enseñaron a su estado físico, de su salud, de su futuro inmediato,
gobernar el Estado? de la okroshka que se disponía a comer.
- Bueno, pero yo no gobierno el Estado. - Parece ser que no vas a Zatiruji.
- Tampoco tendré que construir yo mismo el - ¿Cómo es eso?
hospital. Dirigiré las obras y daré las indicaciones - Pues así como lo oyes, Vladímir Afanásievich.
que sean necesarias. La dirección de sanidad de la ciudad ha pedido a los
Aglaia suspiró. Volodia la miró con hosquedad: organismos correspondientes dos especialistas
no debía llevarle la contraria. indicando su nombre: tú vas a trabajar de médico
"¡Me hacen a mí gracia esas conversaciones de interno en el hospital número uno de la ciudad, que
que la juventud de ahora no es como la de antes!", lleva el nombre de "Comuna de París", y yo, como
pensó Aglaia y, suspirando otra vez, se fue a médico sanitario, voy a trabajar en el aparato de
comprarle a Volodia unas botas altas, una pelliza, un sanidad de la ciudad. ¿Qué tal?
gorro de piel, válenki y zapatos. Volodia, como si de Volodia frunció el ceño y no dijo ni palabra.
pronto se le hubiera despejado la cabeza, se quedó Chirrió la puerta, y Varia se paró junto al marco
asustado: "Pero, ¿y Varia? ¿Qué voy a hacer ahora? con otro vestido, nuevecito, blanco.
¿Pues quiere decirse que estaré completamente solo, - "¡Yen su despejada frente no se reflejó nada!" -
sin ella? Ahora, cuando será más preciso declamó Eugenio-. Parece como si hasta te hubiera
aconsejarme con ella a cada instante; ahora, cuando disgustado la noticia, camarada futuro médico
todo hay que empezarlo desde el comienzo mismo. interno del hospital. ¿O es que consideras que el hijo
¿Qué hacer?", pensó desconcertado y angustiado, sin de un hombre que ha dado heroicamente su vida por
poder estar tranquilo en su habitación. la libertad de España debe ir a Zatiruji, y Niusa,
Y se fue corriendo a casa de los Stepánov. Svetlana, Alla y nuestro impecable Misha deben
- ¡Salucita! -le dijo Eugenio, al abrirle la puerta-. colocarse en las ciudades?
Pase, Herr profesor. Tengo algunas novedades Volodia siguió sentado con la cabeza baja, sin
extremadamente simpáticas... mirar siquiera a Eugenio. Este se salió por completo
Como hacía calor, Eugenio llevaba unos de quicio y empezó a gritar, incluso a vociferar:
pantalones cortos que le había hecho Valentina - No me es nada agradable hablar de esto en
Andréevna de una tela especial. Pero estos presencia de Varia. En realidad, ni siquiera es muy
pantalones no se llamaban pantalones, sino "shorty", correcto, pero con tipos como tú se ve uno obligado a
lo mismo que a su impermeable le llamaba Zhenia, hacerlo: piénsalo, sancta simplicitas, si no es algo
no se sabe por qué, "mantel". Llevaba en la cabeza su peor, pero piénsalo: en Zatiruji no hay ni siquiera un
redecilla, y ahora fumaba en pipa, regalo de Dódik, club ¿no es cierto?
con quien Eugenio, después de algunas agarradas - ¡No lo hay! -y Volodia movió la cabeza
bastante serias, había establecido, en general, negando.
relaciones amistosas aunque en tono un tanto irónico. - Y, naturalmente, ni Casa de Cultura, ni círculo
Varia también estaba en casa: tendida en un sofá dramático, ni espectáculos. ¿Hay algo de esto o, a
leía versos. Antología, estaba escrito en la pasta del excepción de tu ambulatorio, no hay con qué contar?
libro con letras doradas. Y el abuelo Mefodi - ¡Seguramente que ni siquiera se habrá
preparaba la okroshka18. interesado! -gritó Varia-. ¿Qué falta le hacen a una
- Justamente a tiempo para comer -dijo con doble persona tan eminentísima tales detalles?
intención-. Tomarás okroshka, hijito... - ¡Mira, fíjate qué aspecto tiene! -dijo Eugenio,
- ¿Por qué estás tan malhumorada? -preguntó poniendo la mano en el hombro de Varia-. ¡Fíjate
Volodia a Varia. atentamente! A tu corazón de hierro no le conmueve
- ¿Y tú qué piensas? -le contestó ella con rabia, y nada, ¿a ti, qué te importa eso? ¡Tú estás preocupado
únicamente con tus cosas, con tu "mundo interior",
como se permite Varia justificarte patéticamente,
18
Especie de sopa fría o gazpacho. (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 117

pero a mí no me la pegas. Si tú tienes tu misión en Y seguramente ni hace falta. Pues, en realidad, es una
este mundo y vocación para ella, Varia también tiene estupidez hablar de uno mismo, justificarse,
su misión y su vocación. El egoísmo es una cosa explicarse. Está clara, repito, está clara sólo una cosa,
sagrada, pero sólo hasta el momento en que el egoísta Varia, que si tú estás de acuerdo con él y te callas...
empieza a caminar por encima de cadáveres. Y tú, en - Yo no estoy de acuerdo -le interrumpió Varia-.
lo que a mí se me alcanza, no eres un ente tan simple. Yo sólo quiero decir que...
Seguramente eres el más inteligente de nuestro curso, - ¡Para mí este que ya es mucho! -interpuso
pero por tu aspecto pareces un corderito. Y tu viaje a Ustimenko-. Has dejado colgada la geología, estudias
Zatiruji encierra su idea, es el comienzo de tu carrera; de modo formal, lo que quiere decir que has echado
sí, sí, no me mires con esos ojos espantados, es el tu vida a rodar por la pendiente, escuchas a los
comienzo del gran camino del "médico rural". Tú cretinos que te hacen insinuaciones acerca de tus
quieres empezar desde el primer peldaño, sin perder supuestas facultades de artista, pero tú, Varia, no
tiempo en adaptarte en la ciudad, pasarás allí un par tienes ningunas facultades, sólo posees alguna
de añitos, pero después volverás hecho un señor, y a capacidad de imitación simiesca; esto puede pasar en
seguir adelante. Mientras tanto, ella, en estos dos las fiestecillas familiares, pero no sirve para la causa,
años contigo, ella, Varia, se consumirá allí de asco... no sirve como trabajo, como obligación...
Ella... - ¿No comprendo por qué tienes que escuchar
- ¡Calla ya! -le pidió Varia. todas esas estupideces? -preguntó Eugenio,
- ¡Su talento se perderá! -exclamó Zhenia-. ¿Y encendiendo la pipa regalada por Dódik-. ¡En fin de
quién va a ser el responsable de ello? ¿Quién? ¡Rita! cuentas, es realmente ofensivo!
¿Acaso no comprendes qué crimen cometes en - Todo esto es muy triste -dijo Volodia casi con
nombre de tus ideas y cálculos egoístas? ¿Acaso?... un susurro, acercándose a Varia-. Esto es muy triste,
- ¡Está bien, basta ya! -dijo Ustimenko, y, posiblemente, no ha habido en toda mi vida un día
incorporándose y mirando a Varia con una sonrisa más desastroso, pero no se puede hacer nada. ¡Hasta
forzada-. Hace ya tiempo que afirmé que todos sois la vista!
de la misma calaña: vuestra Valentina Andréevna, y - ¡Hasta la vista! -dijo Varia, levantando los ojos
Dódik, y tú, y Eugenio. Eres un miserable, Zhenia, y hacia él. Pero Volodia retiró la mirada
aún más miserable porque sospechas que en todas las intencionadamente, pues le resultaba en extremo
personas, absolutamente en todas, se oculta un penoso ver el dolor reflejado en los ojos aún
miserable. Tú acabas de emplear la palabra carrera, infantiles de Varia.
eso que se quede para tu conciencia, pero tú, tú, El abuelo asomó la cabeza por la puerta de la
Varia, ¿cómo es posible que calles? cocina y dijo que pusieran la mesa para tomar la
Sus labios temblaron como los de un niño, pero se okroshka.
repuso inmediatamente y continuó hablando más - ¡Bueno, pues que te vaya bien, salucita! -gritó
bajo, con voz inesperadamente tranquila: Eugenio al salir Volodia.
- Te voy a decir por qué callas. Tú no has - ¡Cernícalo! -musitó Varia entre dientes,
contestado a tu hermano por que en el fondo de tu dirigiéndose a su hermano.
alma piensas lo mismo que él. ¿Y si piensas así, qué Alcanzó a Volodia, cuando éste se subía ya al
falta te hago yo a ti? ¿Qué falta te hago yo, un ser tranvía, y él ni siquiera se sorprendió al oír la voz de
miserable y acomodaticio, que ha calculado de ella. El tranvía iba traqueteando y dando sacudidas
antemano su vida como un arribista? ¿Quieres en los cruces de los raíles y en las vueltas. Volodia,
compartir conmigo la vida de un miserable? ¿Quieres mirando a un lado, por encima de la pequeña oreja de
participar en los sufrimientos de un miserable? Pues Varia con un pendiente, dijo:
bien, Varia, yo no soy eso. Y tú no puedes dejar de - Irás a Moscú o a cualquier otra ciudad
comprenderlo. Tú incluso lo comprendes, sólo que importante; puede ser que ingreses en un centro de
Eugenio es más fuerte, tu mamá es más fuerte. Y tú enseñanza superior de arte teatral; resplandecerán las
ahora, en este momento, me crees y me comprendes, candilejas; te regalarán flores, ¿qué sé yo todo lo que
yo lo veo, pero dentro de un rato ellos te lo se acostumbra por allí? Resultará, para felicidad de
explicarán todo desde su punto de vista, y todo por todos, que yo estaba equivocado. ¿Entonces, con
fuera será extraordinariamente parecido, sólo que mayor motivo, qué necesidad tienes de ir a Zatiruji?
esto no se referirá a mí, ni a otros como yo, sino que Lo más importante, y de lo que ahora se trata, es que
se referirá a Zhenia, y todos vosotros pensáis que el tú y yo vemos la vida de manera diferente, y aunque
mundo está poblado por seres como Zhenia. ¡No es ha habido otros tiempos en que tú, al parecer, me
verdad! Y no llores, Varia, ahora no tiene ningún comprendías, en realidad, no me comprendías, en
sentido, yo no te echo en cara nada en absoluto, sólo absoluto me comprendías, fue sólo jugar, como
digo lo que pienso; esta conversación será la última, juegan dos niños, a que nos comprendíamos. ¿No es
claro es, y a vosotros dos os hace falta saber qué es lo verdad?
que yo pienso. Aunque acaso tampoco sea necesario. - ¡Volodia! -dijo Varia.
118 Yuri Guerman

- ¡Adiós, Varia, adiós! Si tienes algún momento claro es. Usóltsev, que firma esta carta, fue en su
libre, escríbeme. Te contestaré. No tenemos por qué tiempo alumno de nuestro Instituto y a veces nos
alargar más este funeral... pide consejo... ¿Confío en que todo estará ahora
Volodia saltó en marcha del tranvía, corrió claro?
algunos pasos al lado del vagón y luego volvió - ¿Y a qué lugar del extranjero? -preguntó
rápidamente la cabeza para no mirarla. El era así: Volodia.
volvía la cabeza incluso en aquellos casos en que no - En todo caso, no a París, -contestó Gánichev-.
tenía razón. Supongo que a Asia y a un trabajo difícil. ¿Le
"Seguramente en mi situación lo que corresponde conviene?
es emborracharse -pensó Volodia, al ver un anuncio Antes de despedirse, bebieron champán. Volodia
con una botella y un bock de cerveza-. ¡O empezar a estaba triste y distraído. Póstnikov, silencioso.
fumar!" Pero al instante, aplanado por un profundo Gánichev, al darle la mano a Volodia, le dijo:
dolor, olvidó estos pensamientos. - Que todo le salga bien. Escriba desde allá. Y
créame que lo siento, siento de veras que no se quede
¡Adiós, Varia! conmigo.
Durante algunos días no salió a ninguna parte, Aglaia subió al vagón tras Volodia.
encerrado en su chiribitil, pensaba todo el tiempo, sin - Duerme, duerme mucho, hijito -le rogó-, estás
poder pegar los ojos por la noche. Dos veces tomó el enteramente agotado, pareces un icono más que una
teléfono para llamar a Varia, pero no se decidió. En persona.
tal situación, un caluroso día le trajeron a eso de las Volodia estuvo durmiendo más de veinticuatro
12 un certificado de correos de Moscú, del horas seguidas. Después se comió de una sentada
Comisariado de Sanidad, lacrado con cinco sellos. todos los bocadillos que la había preparado la tía, un
Tuvo que firmar dos veces, y no con lápiz, sino con mollete relleno, cuatro huevos cocidos y se acostó
tinta, antes de que le entregaran el sobre. otra vez. Quería hartarse de dormir por todo lo que
Contenía una hoja grande de papel en la que se no había dormido en el último tiempo, no vio nada en
decía que Vladímir Afanásievich Ustimenko debía ir sueños, pero tampoco tuvo ninguna alegría cuando se
inmediatamente a Moscú, a disposición del despertó definitivamente. Algo muy querido, esencial
Comisariado del Pueblo de Sanidad y presentarse allí y en extremo importante en su vida se había quedado
al camarada Usóltsev. Adjunta a esta hoja venía una atrás para siempre.
nota de Bogoslovski. Nikolái Evguénievich escribía Al llegar a Moscú se afeitó y se cortó el pelo en la
que "de acuerdo con lo que habíamos convenido" peluquería de la estación, se limpió los zapatos,
recomendaba a Volodia al camarada Usóltsev para el compró una caja de pitillos, por si acaso, y se dirigió
cumplimiento de aquel trabajo responsable, a ver al camarada Usóltsev. Le recibieron
importante e interesante del que ellos -es decir, inmediatamente. El ex discípulo de Gánichev resultó
Volodia y Nikolái Evguénievich- "habían hablado ya ser un hombre corpulento, de unos treinta y cinco
en el embarcadero en Chorni Yar". La nota estaba años, con una cara sencilla y toscota de soldado, el
fechada el nueve de mayo del corriente año. pelo cortado al rape, y camisa de hilo crudo.
A la caída de la tarde, Póstnikov y Gánichev se - Pensamos enviarle al extranjero, a la república
presentaron en casa de Ustimenko. Aglaia Petrovna X... -dijo Usóltsev, escudriñando con una mirada
colocaba las cosas de Volodia en una maleta y él rápida y no muy acogedora el rostro de Volodia-.
andaba rebuscando entre los libros. Confiamos en que justificará la confianza que
- ¿Adónde se dispone a ir? -preguntó Fiódor depositamos en usted y que hará todo lo que dependa
Vladímirovich, entornando con picardía los ojos. de usted para que en el futuro sólo le recuerden allá
- Pues mire, he recibido esto -contestó Ustimenko, con buenas palabras. A usted y, por consiguiente, al
mostrándole el sobre del Comisariado de Sanidad-. país que le ha dado instrucción y que le ha formado
No puedo comprender de qué se trata. como ciudadano. .......
- La cosa no tiene malicia -contestó Iván Usóltsev hablaba con un lenguaje oficial, pero su
Dmítrievich-. Al extranjero. tono, sin embargo, no era nada oficial y sus ojos se
- ¿Cómo al extranjero? -exclamó Aglaia Petrovna, alegraron inesperadamente.
dando una fuerte palmada-. Es un chico, no está - ¿No tiene usted un pitillo? -le preguntó de
todavía hecho a la vida y, de pronto... pronto.
- ¡El chico no está hecho a la vida, pero es capaz!
-dijo Póstnikov, atusándose los bigotes-. Y se puede Volodia recordó que había comprado una caja de
confiar en él. Mire, le han recomendado tres pitillos, pero contestó que no fumaba: le desagradaba
personas: Bogoslovski, que ya está trabajando allá, el pensar que había comprado pitillos para complacer al
profesor Gánichev, que tenía deseos de hacer de jefe.
Ustimenko un anatomo-patólogo, y yo, que veo en su - El extranjero no es en absoluto como nos lo
sobrino un buen cirujano practico, con el tiempo, imaginamos -continuó Usóltsev-. Allí no encontrará
Esta es tu causa 119

cocktail-halls, dudo que haya algún cinematógrafo, comienzo de su trabajo en el extranjero, trabajo
pero chamanes y todo género de chusma nebuloso, impreciso y, sin duda, muy difícil. Incluso
internacional los encontrará en abundancia. La vida sintió miedo al pensar en la soledad que le esperaba
será extremadamente difícil, el trabajo tampoco será allí, en el extranjero, pero se esforzó por alejar de sí
fácil. Ayudantes, en el sentido de personal médico estas ideas, pues si Bogoslovski confiaba en él ¿por
subalterno, no los encontrará allí en tanto no qué no iba a confiar él en sí mismo?
demuestre que usted cura mejor que los chamanes, y - ¿Por qué no os vais a dar un paseo por Moscú? -
en tanto que, por consiguiente, los camaradas de allá dijo Volodia con tono de viejo a su tía ya Stepánov-.
no muestren deseos de ayudarle, aprendiendo de ¿Qué vais a hacer aquí conmigo?
usted. Pero Rodión Mefódievich y la tía no se fueron a
Usóltsev, expectante, miraba fijamente a Volodia ninguna parte. Después de beber una botella de agua
sin pestañear. mineral, Stepánov se quitó la elegante guerrera con
- ¿Está decidido? anchos galones dorados, y en mangas de camisa
- Decidido. empezó a ejercitar los músculos (se sentía muy
- ¿Pero qué es lo que ha decidido? avergonzado de que vieran todos aquellas culebras,
- Ir. tigres azules, cadenas rotas y consignas que tenía
- ¿No se asustará después? ¿No empezará a tatuados en los brazos). Recorrió con una mirada
escribir a mamá y papá pidiéndole que le saquen de toda la "hacienda" de Volodia -como se expresó él-,
allí? Piénselo, pues es usted todavía muy joven. se quedó pensando unos instantes, y luego, con
- Yo no tengo ni padre ni madre -contestó Volodia sorprendente habilidad, lo ordenó todo y empezó a
con sequedad-. En cuanto a mi juventud, yo soy empaquetar las cosas de uso personal y los enseres
médico, lo demás no significa nada. del trabajo. Mientras, la tía Aglaia envolvía los
- ¡Bien, pues arregle su documentación! -dijo cajones, las maletas y los fardos con harpillera. Al
Usóltsev. Va por un plazo de tres años. tiempo que trabajaban, ambos -marido y mujer-
Arreglar la documentación le llevó bastante cantaban una graciosa cancioncilla que Volodia no
tiempo, pero mucho más tiempo, energía y esfuerzos había oído hasta ahora, y por esta nueva canción
necesitó Ustimenko para pertrecharse él mismo para comprendió que ellos tenían una vida suya, propia,
este difícil viaje. Y cuando compró el instrumental una vida ya desconocida para él.
quirúrgico, los medicamentos, libros y ropas que le Rodión Mefódievich cantaba con voz aguda y
hacían falta, se acumuló tal montón de cosas, que apresura:
Volodia no podía revolverse en absoluto en la
pequeña habitación del confortable hotel Moskvá, Tras el verde arrabal,
acabado de construir. Algo como nunca se vio igual:
La tía Aglaia vino a despedir a Volodia para su Más allá del bosque de repente
viaje al extranjero, y, como si fuese de modo casual, Un son de trompetas estridente.
también apareció inesperadamente Rodión
Mefódievich, llegado de Kronstadt. Ahora era ya Y y la tía, echando la cabeza hacia atrás y
capitán de navío; bromeando, se lamentaba de que guiñando los ojos con picardía, entonaba el estribillo:
estaba ocupado de la mañana a la noche y pidió a
Volodia que convenciera a su terca tía de que se Dur-dum-dum, dur-dum-dum,
trasladara a vivir a la bella ciudad de Leningrado, o a Dur-dum-dum. ¡Ah, dur-dum-dum!
Rambov-Oranienbaum, si es que tenía miedo de vivir
en la isla. Aglaia se echó a reír, y Volodia pudo ver Cantaba a propósito con voz resonante y con tono
cómo a escondidas besó a su marido en la canosa graciosamente interrogativo y Rodión Mefódievich
sien. Stepánov le trajo a Volodia de regalo un sacaba una voz chillona, como solía hacerlo el abuelo
receptor de radio con baterías secas anódicas de Mefodi cuando "divertía a los diablejos":
repuesto, para que pudiera escuchar las emisiones de
radio sin necesidad de energía eléctrica. Un gran estrépito resuena,
- Allí te hará mucha falta -le dijo Rodión Los húsares entran en la aldea,
Mefódievich, mientras instruía a Volodia en el Todos con mostachos y altaneros,
manejo del aparato de radio-. Allí, hermano, alejado Delante van los trompeteros...
de todo, este artefacto será para ti de primera
necesidad... Y de nuevo, cortando el fuerte hilo con sus
Volodia estaba algo triste y hasta sentía una agudos, menudos y blancos dientes, Aglaia cantaba:
chispita de lástima de sí mismo, pero esta tristeza y
esta lástima eran absorbidas completamente por ese Dur-dum-dum, dur-dum-dum,
particular e inmenso sentido de responsabilidad que Dur-dum-dum. ¡Ah, dur-dum-dum!
le dominaba al pensar en el paso de la frontera, en el
120 Yuri Guerman

Y Stepánov otra vez: Volodia terminó de comer una croqueta, bostezó y


dijo:
A los jefes les dan casa, - Os advierto, que yo también estoy aquí. Habéis
y a los soldados, las cuadras, venido de dos ciudades distintas para despedirme y al
Yy sin luz, en los secaderos, momento os habéis olvidado por completo de mí.
Alojan a los trompeteros... ¡Eso no está bien!
Stepánov y Aglaia estuvieron en la estación hasta
Volodia, sonriéndose, escuchaba: que partió el tren. La tía llevaba puesto un
impermeable blanco, con un pañuelo de seda sobre
Dur-dum-dum, dur-dum-dum, los hombros, entre sus oscuros cabellos se destacaba
Dur-dum-dum. ¡Ah, dur-dum-dum! un raro y bonito peinecillo: le gustaba a veces
acicalarse con tales adornos gitanos. Rodión
¿Qué, te gusta? -preguntó Stepánov. Mefódievich se mantenía erguido, y cuando el tren se
- ¿Dónde la habéis aprendido? -sorprendióse puso en marcha levanto la mano a la altura de la
Volodia. visera, como si estuviera en una parada militar.
- Pues, Vladímir, allá donde hay independencia, y Durante un largo rato Volodia pudo ver a la tía
querencia, y diligencia -contestó Aglaia, Aglaia que corría por el andén con el brazo en alto,
subiéndosele los colores-. Nosotros mismos la empujando a los que despedían a los suyos. La luz
aprendimos... resplandeciente de las lámparas eléctricas iluminaba
Fueron a comer al nuevo y amplio restaurante del su rostro tostado por el sol, de pómulos un poco
hotel, que estaba medio vacío. Pero, a pesar de que abultados y con los ojos brillantes, llenos de
no había apenas gente, el camarero tardó mucho lágrimas...
tiempo en venir a servirles, y Rodión Mefódievich Después, la tía se perdió entre la multitud; una
empezó a ponerse rojo de ira y a sulfurarse. El ráfaga de viento entró con fuerza en el pasillo y agitó
camarero mayor, con una cara que sorprendía por su las cortinillas del vagón. Corrían para atrás las luces
insolencia y su grueso belfo sobre el cuello de Moscú, se alejaba de la ciudad que enviaba a
almidonado, les dijo que aquel día había una gran Volodia, Vladímir Afanásievich, al médico
afluencia de turistas y que "A" (y al decir esto dobló Ustimenko, V. A., a trabajar al extranjero.
su grueso dedo índice), la cocina no daba abasto, y
"B" (y dobló el dedo anular), que en el restaurante se ¡Volodia llega al extranjero!
servía en primer lugar a los turistas. Y en este Al cabo de seis días de viaje, Volodia tenía una
momento se inclinó tras la espalda de un señor gordo barba hirsuta. Es muy probable que no se afeitara
con una chaqueta lanosa. intencionadamente, a pesar de que tenía navaja de
- ¡Entonces, pongan un anuncio diciendo que a los afeitar y de que el compañero de cupé -un militar de
ciudadanos soviéticos se les sirve en segundo lugar! - edad, con una calva redonda- le había ofrecido más
le aconsejó Stepánov-. Precisamente así: "¡En de una vez la suya. ¡Debía presentarse en la frontera
segundo lugar!" con un aspecto de lo más imponente!
Pero Aglaia puso su mano sobre la mano morena Pero allí, en la frontera, el aspecto exterior del
de Stepánov, él pestañeó y al instante se sonrió. médico Ustimenko no llamó la atención a nadie. Los
- ¿Has pensado alguna vez en lo que es tener alma guardafronteras comprobaron los documentos, los
lacayuna? -le preguntó a su mujer, y ambos, como si aduaneros revisaron los bultos y las maletas. La
se hubieran olvidado de la presencia de Volodia, noche era oscura, ventosa, lloviznaba. En alguna
empezaron a hablar entre sí. En tanto, Volodia parte, no lejos de allí, se despeñaba con estruendo un
tomaba la sopa, pensando en Varia, en que podría riachuelo montañoso. Volodia tomó té bien cargado
estar también allí sentada a su lado, hablando de en un vaso de grueso cristal y esperó. El tren,
cosas diferentes, y que después podrían ir los dos despidiendo una acogedora y clara luz amarilla a
juntos a cumplir aquel trabajo difícil, atrayente y través de sus cálidas ventanillas, aún permanecía en
misterioso que le esperaba. el andén de la estación Medvezhátnoe. Por la sala del
Los músicos, en una hilera macilenta, arrastrando restaurante se paseaban un japonés pequeñito, con
las sillas, fueron subiendo al pequeño tablado, y uno gafas y una carilla inteligente surcada de arrugas,
de ellos, seguramente el primer violín, serio, unos ingleses corpulentos, rubicundos, y una mujer
autoritario, se sonó estrepitosamente. hermosa, esbelta y muy pintada, que iba con ellos...
- ¡Otro coñac! -pidió el extranjero de la chaqueta Se oyeron dos campanadas, la tercera, el jefe del
lanosa. tren dio un prolongado pitido. Haciendo retemblar la
- Con toda seguridad, esto se ha acabado, Rodión tierra, el pesado convoy avanzó en las tinieblas de la
-como de lejos, le llegó a Volodia la voz de la tía-. lluviosa noche hacia el arco que marcaba la línea
Tú, dicho sea entre nosotros, en cuanto te irritas te fronteriza entre los dos Estados. Volodia terminó de
vuelves terriblemente injusto... beber el té y pagó con el último dinero soviético. Al
Esta es tu causa 121

poco rato, vinieron cuatro hombres, saludaron con estos campamentos -gentes de pómulos salientes- le
una profunda reverencia a Volodia y empezaron a observaban con curiosidad, algunos tocaban sus
cargar las cosas en una camioneta. Estos hombres ya botas altas y fuertes de suave cuero y las
no hablaban en ruso, eran "extranjeros". Por fin, encomiaban. Volodia no sonreía a nadie y no se
cuando todo estuvo cargado, cubierto con una lona y inclinaba ante nadie, no pasaba la mano por la cabeza
amarrado con cuerdas, un guardafronteras, con tres a los niños y no pronunciaba ni una sola de las
cuadraditos como distintivo, estrechó la mano a palabras que ya había aprendido. Le parecía la cosa
Volodia y le dijo con acento de Riazán: más mezquina adular a las gentes. Se mantenía en su
- ¡Que le vaya bien y tenga buena suerte en todo, papel, hasta un poco más austero que de costumbre.
camarada doctor! Escuchaba con atención, observaba, retenía en su
- ¡Salud le deseo! -respondió Volodia, como a memoria cómo comían, cómo bebían, cómo
veces decía Rodión Mefódievich. saludaban, cómo daban las gracias. Buscaba aquellas
La camioneta se puso en marcha pesadamente y al particularidades por las que más tarde había de
cabo de unos quince minutos se detuvo. Unos estimar a aquel país y a sus habitantes, trataba de
hombres con faroles de petróleo, impermeables de penetrar en el carácter de aquel pueblo, en sus rasgos
hule y gorras con una visera enorme -los distintivos más importantes. Esto era muy difícil
guardafronteras del otro lado- comprobaron todavía, incluso imposible hallarlo y comprenderlo,
minuciosamente la documentación de Volodia, los pero una cosa quedó completamente clara para él:
aduaneros tantearon los fardos y bultos, dándoles todas las apreciaciones misionero-intelectuales que
vueltas por todos lados. Volodia, mientras, circulaban por el mundo sobre "los niños grandes"
dormitaba. Le parecía que el riachuelo montañoso se eran una completa superchería. Con estas gentes no
desplomaba sobre su misma cabeza. Seguramente demasiado locuaces, acogedoras y rigurosas, había
transcurrió bastante tiempo hasta que el jefe de los que mantenerse a la altura de ellas, tranquilo, serio y
guardafronteras, llevándose dos dedos levantados a la respetuoso.
visera de la gorra, de manera completamente distinta Después de tres días de camino, cuando
a como lo habían hecho los nuestros, miró con descansaba junto a una yurta sobre una alfombrilla de
curiosidad al médico soviético, mostró sus ralos fieltro, Volodia vio a unos chamanes. Estaban no
dientes, amarillentos del tabaco, y agitó dos veces el muy lejos y observaban al médico ruso, hablando
farol. El chófer encendió los faros, en el aire húmedo entre sí. El viento vespertino de la estepa agitaba los
se levantó lentamente la pesada y chirriante barrera. atributos de su oficio de hechiceros, que pendían de
La camioneta, crujiendo por todas las partes de su sus cinturones: plumas de picapinos, raíces secas,
maltrecho cuerpo, iba ascendiendo como de mala zarpas de oso, garras de águila real. Y un sonidillo
gana entre la húmeda y profunda noche sin estrellas. melodioso e incesante se escapaba del sucio y
Al amanecer empezó a sentirse frío, a la caída de la ensebado pandero de un viejo chamán.
tarde el aire estaba más templado. Los compañeros "Estos son mis enemigos -pensó Volodia-. Tendré
de viaje de Volodia dormían en la caja de la que verme las caras con ellos".
camioneta o jugaban a un juego incomprensible, en - ¡Pi-ra-mi-dón! -dijo inopinadamente un chamán
los altos que hacían en el camino comían carne de joven, y se inclinó ante Volodia.
cordero medio cruda, arrancándola con los dientes. - ¿Ah? -se asombró Ustimenko, sin comprender.
Al segundo día de viaje, Ustimenko vio volando Tan extraña le sonó aquella palabra allí, entre los
sobre el sinuoso camino un águila inmensa, como un pastores trashumantes, en medio de la estepa.
avión, que se cernía blandamente en el cielo. Por la - ¡Pi-ra-mi-dón! -repitió el chamán y, poniendo
noche, la camioneta pasó a través del lecho de un río cara de sufrimiento, se llevó una mano a la sien: ¡Pi-
seco, se metió en el barro espeso y de nuevo salió al ra-midón!
camino. Con todos los otros, Volodia empujaba la Asintiendo con la cabeza, Volodia se dirigió a la
camioneta cuando se atascaba, ponía tablas, cavaba, camioneta. Después de no poco tiempo y con
la echaba hacia atrás empujándola por el chato bastante esfuerzo logró sacar de un cajón recubierto
radiador. Y, lo mismo que todo el que iba con ellos, de chapa de zinc una cajita con tabletas. También
aprendió a gritar: sacó un sobrecito de farmacia. Allí mismo,
- ¡Eje-je-hop! ¡Hop-ej! acompañado del ladrido lastimero de un perro
Al amanecer dejaron atrás un vasto campamento sarnoso, Volodia escribió en latín Pyramidoni 0,3. El
trashumante. De las yurtas salían columnas de humo; chamán le hizo una profunda reverencia, tomó dos
caballos de fogosas crines, largas colas agitadas por tabletas a la vez y empezó a darle una larga
el viento y ojos centelleantes corrieron durante buen explicación al chófer. Después, éste explicó a
rato delante de la camioneta. En otro campamento, Ustimenko que el chamán aconsejaba a Volodia que
Volodia comió una sopa extraña, amargo-salada, no se sentara en una alfombrilla de fieltro, pues los
pero muy gustosa, con trozos de grasa de cordero, en que se sientan en las alfombrillas de fieltro son los
un tercer campamento tomó té. Los habitantes de chamanes de poca categoría y el gran chamán, el
122 Yuri Guerman

superior, debe sentarse únicamente en la piel de una -siguió diciendo el intérprete-. Los ríos se desbordan,
yegua blanca. El que se sienta en la piel blanca gana los pantanos están intransitables. ¿Sí, eh? Por el
mucho más que el que se rebaja a sentarse en una Puerto de los Cazadores no se puede, Kjara es un
alfombrilla de fieltro. Así demostró el chamán a lugar apartado, ¿verdad, sí? Kjara nunca ha tenido un
Volodia su agradecimiento por el piramidón. médico. El médico ruso tendrá mucho trabajo...
... Hicieron noche en la estepa junto al río Kzirla- De nuevo se deslizaron las palabras reposadas del
Jaa. Al amanecer, Volodia vio enormes rebaños de funcionario, de nuevo se movieron sus labios
ovejas y el humo de las hogueras de los pastores; apergaminados, pero el intérprete no tuvo tiempo de
divisó a lo lejos los débiles contornos de las enormes traducir nada. Una mano autoritaria abrió la puerta de
moles de montañas entre la neblina. par en par y entró un hombre de unos treinta años,
Un poco después salieron a un camino con un holgado jersey, altas botas de goma y una
sorprendente, pavimentado con piedras planas expresión hosca en su rostro severo, surcado de
resquebrajadas. Al lado del camino se hallaba un prematuras arrugas.
enanillo inmóvil, como sumido en un sueño; parecía Sacudiendo en el suelo la ceniza del cigarrillo, sin
de piedra gris, orejudo, la boca sin labios, las órbitas prestar atención a las reverencias serviles del
de los ojos hundidas y oblicuas. funcionario y del intérprete, se sentó y empezó a
- ¡Gengis-Kan! -dijo el chófer a Volodia. hablar con voz suave, agradable, ligeramente
Y por señas le explicó que este camino también enronquecida:
había sido construido por los hombres de Gengis- - ¡Salud, camarada! ¿Seguramente le están
Kan, pero no ahora, sino hacía mucho tiempo, asustando, verdad? Pero no tema, camarada. Yo he
muchísimo tiempo. estudiado en el gran Moscú y sé que para usted,
Volodia asintió con la cabeza. De pronto, le vino camarada, esto no tiene nada de terrible...
a la memoria Póstnikov y sus palabras de que la Pronunciaba la palabra "camarada" con evidente
humanidad recuerda siempre a cualquier Gengis- satisfacción, y, de vez en cuando, tocaba a Volodia
Kan. en el codo con un rápido movimiento.
Grandes macizos montañosos avanzaban a su - Será complicado, sí, y difícil, sí, pero no terrible.
encuentro, abruptos, enhiestos, poderosos, Aunque puede ser que sea un poco terrible, sólo que
imponentes. Sobre las cimas nevadas flotaban las no para ustedes, que han realizado tal revolución...
nubes. Volodia se enteró de que hoy pasarían el El intérprete tosió, el hombre del jersey se irritó
puerto y llegarían a la capital. de pronto:
- Se puede marchar de aquí si quiere, no me hace
Capitulo XIII. usted ninguna falta, y el señor inspector del
Camino de Kjara. departamento permanecerá aquí. Puede retirarse.
Volodia pasó la noche en el hotel, en una El intérprete se inclinó profundamente, se llevó
habitación con baño, una ventana grande y un las manos al pecho y no se marchó. El funcionario
ventilador. Al despertarse, tardó en comprender enjuto continuó de pie. Por la amplia ventana abierta
dónde se hallaba, qué ciudad era aquélla, por qué entraban raudales de luz del sol, de la ancha calle
estaba él allí. llegaba el perezoso golpear de los cascos de los
En el departamento de sanidad pública le recibió camellos, los agudos gritos guturales de los
un funcionario seco, con gafas de oro, tras las cuales conductores y el melodioso tintineo de las
brillaban las expectantes, sagaces y esquivas pupilas campanillas de los camellos. El hombre del jersey,
de unos ojillos oscuros. El funcionario se expresaba frunciendo las espesas cejas, miró frente a sí,
con facilidad. El intérprete -un hombre pesadote con directamente al raudal de luz solar, y continuó:
una bata blanca echada por encima de los hombros- - Antes, aquí, en la capital, teníamos un solo
le dijo con frases breves, entrecortadas: médico para todo el país. Después, camarada,
- El señor representante del departamento lo pagamos los servicios de un practicante de medicina
lamenta mucho. El médico ruso tendrá que recorrer de la legión extranjera, un bribón, un aventurero y,
un camino difícil y realizar un trabajo difícil. Muy claro es, un espía y un canalla. Viajaba a caballo con
difícil. Demasiado difícil. Extraordinariamente sus criados y su guardia de corps, todos ellos con
difícil. Nuestra condolencia es infinita. Cuatrocientos winchester, vendía las medicinas contra todas las
kilómetros a caballo o esperar a que se pueda ir en enfermedades a cambio de pieles de marta cebellina
trineo por el río. También grandes heladas. Mal. En y de ardilla. Por poner una vacuna tenían que pagar
el verano a caballo, a través de la taigá y el Puerto de una marta. Sus hombres saqueaban y robaban todo lo
los Cazadores. que les venía a mano, sí, camarada, y a esto lo
El funcionario se inclinó: entre sus dedos llamaban los honorarios. En Moscú a mí me
delgados y con abultadas articulaciones corría enseñaron que existía la medicina de los chamanes y
rápidamente una sarta de cuentas de color lechoso. la medicina de los lamas, pero esta medicina,
- ¡En primavera y otoño el camino está imposible! camarada, en Rusia no la conocían. Pero nuestro
Esta es tu causa 123

pueblo sí la conocía. Este Morrison trajo opio y trabajar. Él visita a todos los médicos, ayuda a todos,
también morfina y sus hombres gritaban que el gran y les ayuda mucho. También iremos a verte a ti, no
médico vendía sueños felices. Un sueño feliz costaba muy pronto, pero iremos, ¿sí?
tres martas, sí, camarada, y dos sueños felices - ¡Sí, les esperaré! -dijo Volodia-. Y una última
costaban cinco. Morrison era más terrible que pregunta: ¿a quién tengo que entregar los
cualquier chamán, más terrible que el más terrible de medicamentos?
los lamas. Morrison decía que él curaba las - De los medicamentos se hará cargo el
enfermedades, pero era la muerte para nuestro funcionario del departamento -contestó el hombre del
pueblo, como lo oye, camarada, sí. Hacía las cosas de jersey, poniéndose de pie-. Si le hiciera falta,
tal manera que nuestro pueblo iba a curarse con los escríbame aquí, al departamento. Mi nombre es Tod-
chamanes y lamas y para los sueños felices iban a Zhin. Escríbame en ruso todo lo que le haga falta.
buscar al médico. Pero los camaradas rusos no Tod-Zhin, ¿se acordará usted?
venden sueños felices, y esto está muy bien, ¿verdad, Tendió a Ustimenko su mano fuerte, delgada,
sí? Ellos no piden martas ni ardillas, no piden nada. cálida y sarmentosa. El inspector del departamento
Nuestro poderoso vecino es desinteresado, él es hizo tres reverencias mucho más profundas de lo que
desinteresado y sus hombres son desinteresados, y correspondía. El intérprete, andando unos pasos hacia
enseñan a ser desinteresados, camarada, y cada uno atrás, abrió la puerta delante de Volodia.
de vuestros hombres nos enseñan aquí nuestro futuro, Hasta bien entrada la noche Volodia estuvo
¿no es así, camarada, sí? Nuestro gran vecino nos haciendo entrega de los medicamentos. Al amanecer
ayuda en nuestra lucha contra la ignorancia, le despertaron. En el patio del hotel, los conductores,
camarada, contra la incultura, contra las entre juramentos, estaban cargando ya los pequeños
enfermedades. Y nosotros... pero fuertes caballos. Babeaba un camello, unos
El hombre del jersey encendió otro cigarrillo, hombres de cabeza afeitada, mugrientos, jugaban a la
permaneció callado unos momentos, como si se taba sentados en cuclillas, un viejecillo le propuso a
hubiera olvidado de lo que estaba hablando, después Volodia a media voz si quería comprarle unos
se irritó de tal manera que hasta aparecieron unas lingotes de oro: todo era verdaderamente como en
manchas rojas bajo su piel amarillenta: sueños...
- Pero para nosotros es difícil por nuestra culpa, Cuando la caravana se estaba preparando para
¿comprende usted? Aquí no todos somos iguales, partir, llegó de pronto Tod-Zhin. Llevaba puesta una
camarada; yo creo que esto se ve en seguida. No cazadora de cuero raída, una pistola colgada del
todos miran hacia el lado al que debieran mirar. cinto. Los conductores, al verle, se quedaron al
Algunos miran hacia el lado por donde se fue aquel momento inmóviles y callados con respeto. Apenas si
infame de la legión extranjera, algunos, para los que había asomado el frío sol, el aire era transparente; en
esto es ventajoso, sí. Pero cuanto más ve nuestro medio de aquel silencio, Tod-Zhin dirigió unas
pueblo las buenas obras y los hechos de ustedes, breves palabras a los conductores, indicando al
camarada, tanto más fijamente mira para vuestro mismo tiempo varias veces con la cabeza a Volodia.
lado. No es mucho lo que le he dicho, camarada, pero Y los conductores se volvían cada vez para mirarle.
usted me ha comprendido, ¿verdad, sí? - ¡Y ahora, hasta que nos veamos, camarada! -dijo
- ¡Sí, he comprendido! -contestó Ustimenko. Tod-Zhin, cuando Volodia hubo montado a caballo.
- Otra cosa más: la medicina de los lamas y de los Miró desde abajo a los ojos de Volodia con una
chamanes no es tan sencilla, pero tampoco es tan mirada clara, firme y alentadora, como el agua de un
terriblemente difícil, camarada. Seguramente tendrás manantial. La caravana se puso en marcha
que esperar bastante tiempo, pero esto es necesario. lentamente, pasando por delante de Tod-Zhin, y a
A veces puede ser que hasta sea peligroso. Pero el Volodia, sin saber por le vino a la memoria el desfile
camarada no debe asustarse, pues si te asustas, militar del 1º de Mayo.
entonces los lamas y los chamanes y también otros se Los cuatrocientos kilómetros los recorrieron en
pondrán muy contentos, eso es, camarada. ¿Y esto lo seis días. Al segundo día, Volodia iba sentado de
has comprendido bien? medio lado en la silla, al tercer día iba tendido como
- ¡Lo he comprendido! -contestó Ustimenko con un fardo, sobre el vientre. "Terrible, no, camarada,
firmeza, y luego preguntó-: ¿Dónde podría ver al pero difícil, sí", recordaba la voz de Tod-Zhin. Los
doctor Bogoslovski? conductores se sonreían bondadosamente, le daban
- ¿Al doctor Bogoslovski? -repitió el hombre del algunos consejos, que Ustirnenko no comprendía,
jersey, y por primera vez desde que empezaron a hacían altos con mayor frecuencia de lo necesario.
hablar se rió con risa alegre y franca-. Al doctor Además de todas las otras molestias, le fastidiaban
Bogoslovski lo ve todo nuestro país, toda nuestra los malditos mosquitos. Bajo el mosquitero hacía un
gente, en todas las yurtas, pero él no puede estar en el calor sofocante, junto a la hoguera Volodia no sabía
departamento, no, él no hace más que trabajar, sí, eso estar sentado del lado de donde venía el humo de las
es, él no hace más que ir de un lado para otro y ramas verdes, y la cara se le puso terriblemente
124 Yuri Guerman

hinchada de las picaduras. Le repugnaba comer la conocidos...


carne medio cruda, no hacía más que beber agua de Oscurecía, estaba lloviendo...
la cantimplora y maldecía para su coleto. La caravana, abriéndose paso entre una densa
Al pasar por el puerto se despeñó uno de los muchedumbre de curiosos, llegó a la plaza.
caballos, y Ustimenko pensó con horror que se había Allí se detuvieron. El potro de Yolodia empezó a
quedado sin el autoclave y que ahora no tendría mordisquear con ternura las crines de la yegua del
donde esterilizar los instrumentos. Se perdieron jefe de los conductores. Alrededor, bajo la lluvia fría,
además unas damajuanas con amoníaco y una mesa la multitud permanecía inmóvil, silenciosa; la gente,
de operaciones de campaña muy cómoda. atónita, miraba a Volodia valorándole, su pelliza, sus
botas altas, la escopeta que llevaba a la espalda, la
El gran medico. silla, las riendas, el potro...
Al atardecer del sexto día de viaje, ante - ¡Bienvenido! -dijo un hombre barbudo, con
Ustirnenko aparecieron las yurtas y las casas de aspecto de gitano, de pelo rizoso, vestido con una
Kjara, el poblado en donde tendría que organizar su poddiovka19 (exactamente como un personaje de
ambulatorio y enfermería. De pronto, se sintió Ostrovski), que avanzando entre la multitud llegó
dominado por un apocamiento incomprensible. hasta Volodia y le hizo una reverencia, guiñando sus
¿Podría cumplir su cometido allí? ¡El primer médico! ojos alegres-. Venga conmigo, doctor, se lo ruego,
Con un sentimiento confuso, inquietante, se quedó quiero ofrecerle pan y sal, como a un huésped de
contemplando aquellas pequeñas viviendas, dispersas honor... No me mire con desconfianza, me apellido
en la lejanía bajo los pesados nubarrones cargados de Markélov, practicamos el antiguo credo, no hemos
humedad, prestó oído al ronco ladrido de colmilludos venido aquí escapando de vosotros, sino del zar, que
y sucios perros, observó a los habitantes de Kjara, el diablo se lo lleve...
quienes, a su vez, con asombro y respeto Volodia tocó con los tacones en los costados del
contemplaban aquella larga caravana y al médico camello, la caravana le siguió. Una muchacha
ruso, cuya llegada anunciaban a voz en cuello los esbelta, bella, con ojos grandes y dulces, salió
conductores sin apearse de las caballerías: efectivamente, al encuentro de Volodia con el pan y
- ¡Aquí tenéis ante vosotros al más hábil de todos la sal y, haciendo una profunda reverencia, presentó
los curanderos y médicos! -gritaban con diversas una bandeja con un pan redondo, sobre una toalla, y
voces, cansados, pero animosos-. ¡Alegraos: aquí le un salero. Sin saber qué hacer, pestañeando,
tenéis! sonriéndose confuso, Volodia dijo:
- ¡Alegraos y miradle bien! - ¿Pero por qué hace usted esto? ¡Qué cosas tiene!
- ¡Mirad cuántos buenos medicamentos os trae! ¿Para qué?
¡Y todos estos medicamentos se los dará a los que Y Markélov, detrás de la muchacha, le insistía:
sufran, sin distinguir a nadie y sin ofender a nadie! - ¡Tómelo, tómelo, y bese a mi hija!
- ¡Venid al gran médico todos los que tengáis un Volodia depositó un beso en la prieta mejilla de
padecimiento! Pelagueya Markélova, dijo al dueño de la casa que
- ¡Y los cojos! "aquella atención era excesiva" y miró a su alrededor
- ¡Y los sordos! buscando a los conductores. Todos ellos estaban
- ¡Y los ciegos! montados a caballo, medio derrengados, y se
- ¡No hay enfermedad que no sepa curar el gran sonreían...
médico - Pero yo no vengo solo, camarada Markélov,
¡Dios mío, si Volodia Ustimenko, que apenas vengo con los amigos...
podía sostenerse en la alta silla, hubiera comprendido - No importa, también comerán, hay para todos -
lo que gritaban los conductores, si lo hubiera sabido! respondió Egor Fomich, sólo que, padrecito, no te
¿Pero cómo lo iba a saber? Pues él no comprendía ofendas, ellos no son de nuestra religión, son
que aquellos muchachos, con los que había comido y chusma, y a mi isba no les permito pasar.
dormido, con los que había trabajado y callado, Entre el barullo que se armó al despojarse de la
habían tenido ya la posibilidad de valorar la fuerza de ropa de abrigo, las reverencias en el zaguán de la rica
su espíritu, la sencillez de su carácter, la valentía de e inmensa isba con techado de chapa, Volodia se
su corazón. Lo mismo que Volodia tampoco sabía sintió azorado ante la idea de que había que observar
que Tod-Zhin les había encargado que la llegada de el "rito de sentarse a la mesa" después de seis
Volodia a Kjara fuera anunciada como era debido. Y jornadas de camino a caballo. Se sentó también de
ni qué decir tiene que los conductores se esforzaron medio lado ante aquella mesa llena de manjares
por cumplir bien este encargo. Tod-Zhin no era una salados, escabechados, fritos y cocidos, pasteles y
persona cuyas órdenes podían cumplirse a medias. empanadas de gallina, vodka y licores, y no
Sí, había que anunciarle, tenían que anunciarle como
19
era debido. Y los conductores anunciaron a Velodia Vestimenta típica. Especie de abrigo o levita larga con
no peor que a cualquiera de los lamas más el cuerpo ajustado y faldones amplios y fruncidos en el
talle. (!. de la Edit.)
Esta es tu causa 125

comprendió de momento las palabras de Markélov de nuestra casa, con el nombre de Markélov e Hijos, es
que "no son de nuestra religión", pero después de conocida en todas partes, incluso al otro lado del
beber la primera copa de whiski Caballo Blanco, que océano, en los Estados Unidos, y con la Gran Bretaña
le abrasó la garganta, se quedó sorprendido: a la también comerciamos, y con los señores japoneses
mesa estaban sentados únicamente Markélov, su tratantes en pieles, de acuerdo con todas las normas,
opulenta esposa, su hija y un empleado de aspecto y hemos logrado un amplio mercado para nuestras
sumiso. Adivinando la mirada inquisidora de mercancías. No hace mucho nos visitó un
Ustimenko, Egor Fomich le advirtió de buen talante: representante de la firma Hermanos Guritsu, estuvo
- Comerán, comerán, no les haremos de menos, algún tiempo aquí con nosotros, fuimos de caza
comprendemos, y tú, madrecita, date cuenta, mira juntos, nos bañamos en nuestro baño ruso, se llevó
qué vecino tan generoso nos ha enviado Dios: hasta una buena partida de pieles de marta...
le duele el corazón por los conductores, a pesar de Pelagueya, sin apartar la vista de Volodia, pasaba
que son de estas tierras... por entre los dedos los flecos de su antigua pañoleta;
En la mesa, en medio de los manjares, ardía con no comía absolutamente nada, sólo de vez en cuando
viva luz una lámpara-relámpago de Petersburgo ("S. se acercaba a los dientes un vaso de kvas frío y
Petersburgo", leyó Volodia en la peana de plata). La espumoso.
comida era grasienta en extremo, y, por si era poco, Después de la cena, Egor Fomich tuvo a bien
todavía le agregaban mantequilla, o la rociaban con hacer unos breves rezos, luego, limpióse con una
grasa de cerdo derretida, torreznos, crema de leche. toalla, descolgó el gorro de un clavo, encendió un
Las ventanas tenían cortinas -de seda parecían o de farolillo y acompañó a Volodia para indicarle el lugar
brocado-, Volodia no entendía de eso. Sobre los donde sería instalado el hospital y el ambulatorio.
tapices que cubrían las paredes había pegadas Ustimenko, sin comprender nada en aquel extraño
fotografías de grupos familiares. En el mismo centro mundo del "extranjero", le siguió sin rechistar. En la
del tapiz más grande y más florido, Volodia vio en húmeda oscuridad del patio de Markélov, los
un marco dorado una reproducción desastrosamente conductores les rodearon y les siguieron,
iluminada del cuadro Remanso en el Volga. chapoteando por el barro, hasta un inconsistente
- Vivimos bien, no podemos quejarnos -dijo el tendejón hecho de palos. Al abrirse las puertas, se
dueño de la casa, sudando a causa de la copiosa oyó tal chirrido que desgarró el alma; de un rincón
comida, molturando entre sus fuertes mandíbulas ora saltaron en la oscuridad unas ratas enormes dando
un trozo de empanada, ora de pescado frito, ora un chillidos. Markélov, levantando en alto el farolillo,
esponjoso buñuelo-. Y los abuelos tampoco se dijo:
quejaron, ni los padres. Claro que se siente algo así - ¡Aquí! Y es de sobra para estos salvajes. No
como nostalgia por Rusia, pero aquí ya nos hemos merece la pena ocuparse de ellos, no valen ni el
acostumbrado a estos salvajes, somos para ellos trabajo que se toma Uno. Cuando haga frío, pones
como sus padres queridos, y ellos nos respetan como aquí una estufa, yo tengo una de hierro, no es nueva,
hijos, lamentarse sería un pecado. Y no sólo aquí nos es verdad, pero para ellos, es de sobra. Vivirás en mi
conocen, también en la capital nos conocen todos, casa, en el cuarto del mirador, y comerás también
somos sus bienhechores, reciben de nosotros gran con nosotros. Ya has visto cómo comemos,
provecho, de nuestro estamento, del capital, pues engordarás. Y, además, comida rusa, que no puede ni
pagamos los impuestos sin el menor engaño, porque compararse con los comistrajos de aquí.
vivir con engaño, claro está, es un pecado... Los conductores empezaron a decir algo de prisa
Volodia comía en silencio y miraba a todas partes y en tono violento. El más delgado de ellos -Volodia
con ojos avizores. ¿Acaso había pensado él alguna lo nombraba para sí Yura- le tiró a Markélov de una
vez antes que pudieran existir tales cosas? Estas manga, dijo unas palabras y corrió hacia adelante,
cortinas, estos tapices, este antiguo fonógrafo de intentando explicarle alguna cosa a Volodia, por lo
bocina, estas escopetas de baqueta, de tiempos de los visto algo muy importante para todos.
abuelos, colgadas por las paredes. Y allí mismo, - Quita de ahí, mono -sonriéndose, le apartó con
sobre una mesita con un tapete de encaje, una una mano Egor Fomich; pero Volodia advirtió que su
máquina de fotografiar modernísima, marca Zeiss, y sonrisa era mendrosa.
una escopeta Sauer magnífica, también nueva, y - ¿Qué dice? -preguntó Volodia.
sobre el diván, dos fusiles automáticos, encima de los - Nada, farfulla, farfulla, y no puedes sacar nada
cuales, en un rico marco, se veía un retrato de medio en limpio -dijo Markélov, sacudiendo otra vez la
cuerpo de un viejo, cuya repugnante jeta se parecía a mano con desprecio.
la de Grishka Rasputin. Pero los conductores empezaron a hablar todos a
- ¿Y en qué trabaja usted? -preguntó Volodia, al la vez, en voz alta y violenta. Y aquel que Volodia
fin. llamaba Yura le tiró del borde de la pelliza y le llevó
- ¿Nosotros? Nosotros, mi querido huésped, fuera del tendejón, en medio de la oscura noche.
trabajamos en el comercio, comerciamos en pieles; Soplaban las ráfagas de viento, caía una lluvia
126 Yuri Guerman

torrencial con un ruido sordo. Markélov gritó con ayudaré. La factoría, amiguito, no te la puedo ceder
voz enronquecida a los conductores, pero éstos no se de ninguna manera. Aquí, todavía, gracias a Dios, no
calmaron; Ustimenko oía cada vez con más se ha liquidado la propiedad privada, no...
frecuencia e insistencia el conocido nombre de Tod- - Hun-n, no sé -dijo Volodia, frunciendo el ceño-,
Zhin. Por lo visto, se trataba de que ellos sabían algo no sé, Egor Fomich. En cuanto a la propiedad
con respecto a Tod-Zhin que Volodia ignoraba en privada, eso no me afecta a mí, pero pienso que si
absoluto y que Markélov, por algún motivo, no usted ha dado una cantidad de avance, el
quería saber. departamento de sanidad se la devolverá. Por lo
Volodia, alumbrándose con la linterna eléctrica, demás, póngase de acuerdo con quien debe hacerlo,
siguió sumisamente a Yura, sin hacer caso de las yo no soy más que un médico, exclusivamente
voces de Markélov, advirtiéndole de algo. Los médico, y como tal he venido aquí. Así es que ahora
conductores, corriendo en tropel, les alcanzaron; descargaremos todos los bártulos, y lo demás es cosa
detrás, sin mirar ni donde ponía los pies, avanzaba suya.
como un toro Egor Fomich. - ¿Es decir, acabas de llegar y ya estás en contra
mía?
Y de pronto, Volodia lo comprendió todo: los - A mí no me hace falta usted, sino el hospital.
conductores le llevaron hasta un edificio que, - ¿El hospital? ¿Pero cree usted, señor mío, que
efectivamente, reunía condiciones para un aquí se puede hacer algo de provecho sin Markélov?
ambulatorio y para una pequeña enfermería. La casa ¿Puede ser que si tú me hubieses rendido pleitesía yo,
era larga, de sólida construcción, con buenas con mi carácter, acaso te hubiera regalado esta
ventanas, una entrada trasera y otra principal, una factoría para tu hospital? ¿O puede ser que desde
cocina y dos cobertizos. hace mucho tiempo yo quiera hacer buenas obras? Y
- ¡Tod-Zhin! -dijo Yura, dirigiendo una mirada hasta puede ser que recibas una paga de mi parte para
severa y triunfal a Markélov y a Volodia-. ¡Tod- que cures a mis familiares...
Zhin! - ¿Sabe usted lo que le digo? -gritó Volodia-.
- No hablan más que tonterías, Vladímir ¡Déjeme de una vez en paz, señor Markélov! No me
Afanásievich, es un pueblo salvaje, verdaderamente hacen falta ni sus buenas obras, ni su estúpida paga.
como los monos -interpuso Markélov, esforzándose Váyase, tenga la bondad. Muchas gracias por su
por mantener su aparente dulzura-. ¡Dios de los convite. ¡Ya todo esto!: ¿cuánto le debo?
cielos, da hasta vergüenza oírlo! ¡Entregar toda una Metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones
factoría para convertirla en un hospital ¿Y para sucios, llenos de arcilla reseca, sacó el monedero que
quién? había comprado en Moscú.
- ¿Ah, pero esto es una factoría? -preguntó - ¿Cuánto le debo?
Ustimenko. - ¡Vaya si eres fogoso, muchacho! dijo Markélov,
- Fue la factoría de un traficante en pieles, yo le con sorna-. ¡Fogoso! ¡Ras, ras, y ya se le han
corté el resuello -dijo Markélov rápido, ya sin hinchado las narices! ¡En vano! Pero a mí me gusta
ninguna clase de blanduras y mirando de soslayo con la gente así. Dispón de mi factoría, instálate en ella.
sus terribles ojos de gitano inyectados en sangre-. Se Y espera, que puede ser que el mismo Markélov
apartó de los suyos, se metió donde no tenía que venga a curarse. ¡Espera y confía!
meterse y se engalló hasta tal punto que, ya ves, se Golpeó fuertemente a Volodia en el hombro, tiró
hizo incluso un palacio. Ahora ha vuelto a sus heces, con dos dedos a Yura de su chata nariz, empujó a
como aquel perro. En su choza de corteza de otro de los conductores con la rodilla y se marchó
abedul... como amigo, hasta de buen humor...
- ¿Pero de quién es ahora la factoría? -le La casa quedó silenciosa.
interrumpió Volodia ásperamente. Silenciosa y oscura.
- ¡Por ahora no es de nadie, pero será mía! - Volodia encendió de nuevo su linterna, miró
replicó Markélov con voz retadora-. Yo le he puesto alrededor, escuchó cómo tamborileaba la lluvia en el
los puntos, y nosotros, los Markélov, tenemos tejado y por señas ordenó que llevaran los bultos allí,
nuestro carácter: lo que nos proponemos, lo a la factoría. Dos días después los carpinteros de
alcanzamos. Puede ser que yo haya dado una Kjara ya estaban echando arena limpia al sótano,
cantidad de avance por la factoría, esto nadie lo sabe. quitaban las tablas del piso, ennegrecidas y medio
- ¿Pero si el mismo Tod-Zhin ha destinado podridas, y ponían otras blancas; un albañil
precisamente este edificio para el hospital? especialista en la materia hacía estufas; un viejecillo
- Pues que se lo lleve, si es que tiene el acta cojo y habilidoso arreglaba las cerraduras, las
notarial de compra. bisagras de las puertas y el horno del fogón. Trajeron
- ¿Entonces, qué vamos a hacer? leña al cobertizo, mucha leña: aquí los inviernos eran
- Pues hacer lo que yo aconsejo, querido huésped: muy rigurosos, con fuertes heladas y abundantes
haz tu hospital en el tendejón. Ya te he dicho que te nieves. Volodia, todo lleno de lamparones, dibujaba
Esta es tu causa 127

en el zaguán unas figuritas en una hoja de lata con campesinos, eso es.
mano torpe, como dibujan los niños: unos - ¿Y tú lo quieres? -preguntó Volodia, pero al
hombrecitos enfermos se dirigían al edificio del instante se asustó al pensar que estaba haciendo
hospital. Uno se apoyaba en un palo, otro iba con el propaganda y agitación.
brazo en cabestrillo, a un tercero le llevaban La viejecita continuaba llorando. "Aquí no es tan
atravesado sobre un reno. Y Volodia también se terrible, pero complicado", le había dicho Tod-Zhin.
dibujó a sí mismo: estaba con su bata blanca a la Esto es lo que significa "complicado" -pensó
puerta, con una sonrisa que le llegaba de oreja a Volodia, dando vueltas en la mesa al vaso lleno de
oreja. Como no tenía de donde copiar una cara vino que tenía delante de sí-. ¡Bueno; lo mejor es no
sonriente, Volodia dibujó su boca como si fuera un pensar en esto! Ya les demostraré a todos lo que es
cuarto de luna que le atravesara toda la cara. En tanto un hombre enviado por el país de los obreros y
dibujaba, nadie daba golpe, contemplaban su obra y campesinos. Ya lo verán. Y lo verá el pueblo: los
se admiraban. Pero, a pesar de todo, no se decidió a audaces y callados cazadores de estos lugares, los
colgar tal muestra sobre la puerta de entrada del pastores nómadas de curtidos rostros, los pescadores
hospital y ambulatorio. con las manos heladas, todos lo verán. ¡Y entonces
Markélov se presentó por allí unas dos veces con comprenderán quiénes son todos esos Markélov! Lo
un perrazo enorme de abundante y revuelto pelaje. Se comprenderán, si no lo han comprendido hasta ahora.
paraba, miraba, se quitaba el gorro si veía a Volodia, - ¡Buenas noches! -dijo Ustimenko, poniéndose
y, silbando, continuaba su camino. de pie.
Para el 7 de Noviembre Volodia terminó todos los Por la mañana entró en su habitación Danzí y le
trabajos de reparación e instalación de su primero y comunicó que en el porche estaba sentado un lama y
verdadero hospital con ambulatorio, sala de que estaría sentado allí todo el día para que no
operaciones, un departamento de vivienda, cocina, entrase ningún enfermo en el hospital.
despensa y otras dependencias necesarias. Ahora ya - ¿Le has alquilado tú? -preguntó Volodia.
tenía hasta intérprete, Madí-Danzí, un vecino de la - ¿Yo? -sorprendió se Danzí.
localidad, ágil, hábil, invariablemente de buen Todo el día estuvo cayendo nieve húmeda en
humor. Tenía también una cocinera, una mujer china, grandes copos, y el lama permaneció inmóvil en el
ya viejecita y en extremo tímida, que Dios sabe cómo porche del hospital. A la hora de la comida, la
había ido a parar allí todavía en el siglo pasado. compasiva "madame cocinera" le llevó un plato de
Madí-Danzí la llamaba con toda seriedad "madame comida caliente. Volodia se enfureció y reconvino a
cocinera". Había también un "hermano de la toda su "plantilla". El lama, mientras comía la sopa
caridad": este mismo Danzí. del hospital, hablaba con Markélov, que, apoyándose
La víspera del 7 de Noviembre por la tarde, en un grueso cayado, estaba no lejos de allí y miraba
Volodia reunió a todo su personal en la cocina bien el edificio de la ex factoría con sus ojos perversos de
caldeada, abrió una botella de vino dulce de gitano. Aquello, verdaderamente, era..., el diablo
Massandra, dio orden de que pusieran la mesa como sabe lo que era, si se paraba uno a pensar en ello...
en los días de grandes fiestas y echó vino en los Y cuando empezó a oscurecer, Danzí, verdad es
vasos. Un reloj de pesas, que también había traído de que con bastante temor, vino a decirle que el lama
Moscú, marcaba el tiempo con un tic-tac rítmico y rogaba que le dejara pasar para tener una
sonoro. conversación correcta, que era una buena persona y
- En un día como hoy, hace muchos años -dijo que, además estaba enfermo. Volodia lanzó un
Volodia-, los obreros y campesinos de mi Patria, juramento para su coleto, y permitió al lama entrar en
dirigidos por Lenin, derribaron el régimen de los la habitación llamada "sala de ingreso de los
capitalistas y terratenientes para siempre. Bebamos a enfermos". Danzí hizo una profunda reverencia al
la salud del pueblo trabajador que realizó tal hazaña. lama, y el lama, sin fijar siquiera su atención en el
Danzí tradujo, "madame cocinera" se echó de "hermano de la caridad", hizo una reverencia a
pronto a llorar con lágrimas de felicidad. Ustimenko. Sobre una mesita, cubierta con un hule
- ¿Qué le pasa? -preguntó Volodia, y tomó blanco, ardía una vela en una palmatoria. En los
cariñosamente entre las suyas una mano de la vieja, armarios cerrados con llave y todavía sin pintar
arrugada y seca como una pata de gallina. "Madame estaban los medicamentos, el lama lo adivinó y
cocinera" lloró con más fuerza aún. recorrió con una mirada ávida las puertecillas
- No tendrá ella pocas cosas de qué llorar ¿eh? - cerradas de los armarios, olió el algodón que había en
dijo Danzí-. Ella seguramente se habrá acordado de un vaso, tocó con el dedo los depresores de madera y
algo, ¿eh? Ella también ha sido joven, sí, ha tenido suspiró amarga y profundamente.
hijos y marido, ¿sí? Y ahora ella está sola, y si tú, - ¿Qué desea? -preguntó Volodia.
doctor Volodia, no me hubieras hecho caso a mí y no Danzí se rascó con un talón desnudo el otro pie,
la hubieras tomado a ella, se hubiera hundido, ¿sí? también desnudo, y le preguntó de prisa al lama, éste
Ella quiere el Poder de los obreros y de los contestó rápidamente, con voz chillona: Lo que el
128 Yuri Guerman

lama pretendía era una cosa breve y sencilla: si Ustimenko no contestó.


Volodia le pagaba un salario mensual, entonces él, el "Madame cocinera" preparó en su cocina comida
lama, no convencería a los enfermos para que no para tres enfermos. Pero ni siquiera tres vinieron. Al
vinieran al hospital. Nada más que eso. No exigía un hospital, bien instalado, caliente, limpio, no venía ni
salario muy alto, pero sí seguro y pagado sin retraso una persona. Por las mañanas Volodia se ponía su
ni demora. Es más, el lama incluso podría enviarle a bata blanca y durante cerca de dos horas se paseaba
Ustimenko aquellos enfermos a los que él y otros de un rincón a otro por la sala de ingreso de los
lamas no pudieran curar. enfermos. ¿Al fin y al cabo, tendrían que
Volodia le escuchaba con gesto sombrío y presentarse?
recordaba lo que Bogoslovski le había contado sobre Pero no, nadie se presentaba.
los suicidios de los médicos rurales. Después levantó Los enfermos se quedaban en sus yurtas, en las
la cabeza y se quedó mirando al rostro de mujer, chabolas de la explotación aurífera, en las chozas de
completamente serio, lampiño y estólido del lama. corteza de abedul. Se morían allí acompañados de los
Danzí dijo alguna cosa más, y Volodia hasta sintió aullidos de los chamanes, del estrépito y del redoble
ganas de reír. de los panderos, del callado balbuceo del lama
- ¡Bueno, que se vaya ya! -dijo Volodia. Y cerró enajenado, de los lamentos de sus mujeres e hijos.
de golpe una puerta y después la otra, luego se Morían de enfermedades que Volodia podía curar, y
encerró en su pequeña habitación con un estrecho él sano, joven, fuerte- estaba allí, paseándose de un
catre junto a la pared, una estufa bien caliente, una rincón al otro, ¿para qué?
mesita delante de la ventana, con las fotografías de Madí-Danzí le contaba con cierto tono irónico de
Varia, del padre y de la tía Aglaia... superioridad:
Así empezó aquel invierno difícil, inverosímil, - Ayer no ha venido al hospital Sagán-Ool,
absurdo. ¿verdad, sí? "¡Voy a traerte al doctor ruso, él te
curará!" Sagán-Ool no puede hablar, el chamán
Mal le van las cosas al gran doctor. Sarmá responde por él: "Que el alma se escape de tu
Por la noche la temperatura llegó a treinta grados doctor". Hoy ha muerto Sagán-Ool, yo he ido allí: al
bajo cero, en los rincones empezó a aparecer una lado del difunto está sentado Sarmá, coloca una taza
escarcha plateada, crujían las vigas de la ex factoría, con manteca fundida y también tabaco, mijo, otra
y el mercurio del termómetro exterior seguía taza más con vodka de leche, y ordena: "¡Tú has
bajando. muerto! ¡Aquí tienes todas las dádivas, vete!" ¡Qué
Madí-Danzí -empleado- encendió de mala gana gente, qué gente tan necia, no comprende nada! ¿sí,
todas las enormes estufas del hospital. eh?
Tardó mucho tiempo en encenderlas, pues eran Volodia escuchaba ceñudo: ¡no sólo no te llaman,
siete. Madí-Danzí estaba cansado; en las salas sino que no te permitirán entrar si vas a visitarles!
oscuras blanqueaban con triste desolación las camas ¿Quién hace todo esto? ¿Para qué? Pero si la gente
no ocupadas por nadie, con limpias sábanas blancas, perece, perece sin remedio.
mantas, colchas. Y Danzí seguía contando con su deje burlón y
- No hace falta echar más leña a las estufas, ¿eh, alegre:
sí? -preguntó Danzí. - Trajeron el ataúd, un tronco ahuecado. Ataron a
- Hace falta. él al difunto Sagán-Ool con una buena cuerda, fuerte,
- ¡No hace falta! de crin de caballo, pues el difunto no debe soltarse,
- Tú harás lo que yo te ordene, Madí-Danzí -le tiraron rápidamente de la alfombrilla de fieltro afuera
dijo Ustimenko con aspereza-. En otro caso, te de la yurta, la sacaron no por la entrada, no, ¿sí, eh?,
echaré. Conmigo no traen buen resultado las bromas, así no se puede, el difunto no debe conocer la puerta,
no lo olvides. pues volvería a entrar y pasaría algo malo; se lo
- ¿Mañana van a venir enfermos? -preguntó llevaron a la montaña, en un caballo, y no
Danzí-. ¿Muchos enfermos? ¿Tendré que encender directamente, sino así, así, así...
para ellos todas las estufas, sí? Con la mano indicaba cómo habían llevado al
"¡La lengua le ha sido dada al hombre para que muerto haciendo zig-zags hasta la montaña, cómo le
pueda ocultar sus pensamientos!", recordó Volodia dejaron allí y, cautelosamente, para confundir las
esta frase de alguien y se fue a su habitación. huellas, habían regresado.
Al día siguiente el termómetro marcaba treinta y - ¡Sin ir por el camino, así, eh! -dijo Danzí-.
tres grados bajo cero. Seguía sin venir ni un enfermo. Sagán-Ool podía volver por el camino y eso estaría
- ¿Hay que encender las estufas? -preguntó Danzí. mal; eso es lo que hacen, y tú, doctor Volodia, estás
- ¡Sí, hay que encenderlas! encerrado aquí... Tú, seguramente, tienes la culpa,
- ¿Todas las estufas? ¿por qué has hablado mal con el lama; eh sí? Pronto
- ¡Sí, todas las estufas! nos echarán a todos de aquí, a ti, y a "madame
- ¿Vendrán los enfermos? cocinera", y a mí. "M adame cocinera" estirará la
Esta es tu causa 129

pata, es vieja, tú te irás lejos, no te faltará nada, ¿y bien brillante y perfumado, la camisa almidonada,
yo? Aquí no tenemos salario, de él no voy a recibir dicharachero y alegre, incluso bonachón.
un salario, ¿de qué voy a vivir yo; eh, sí? - ¡Oh, pero cuánto tienes que hacer, aguilucho! -le
Danzí hasta empezó a llorar de lástima de sí decía, echando una mirada a las salas vacías-. ¡Vaya,
mismo... Por las mañanas Volodia hacía gimnasia: al y cuánta gente tienes que curar; vaya, qué trabajador
principio diez minutos, después, quince. Antes de nos has salido! Todas las salas calentitas, las camas
desayunar, con el viejo jersey y manoplas, salía a hechas, de la cocina trasciende un tufillo muy
partir leña. Los troncos helados crujían y saltaban en agradable; pero nuestros salvajes no vienen. Y no los
trozos. Durante largo rato y con furia, llegando hasta esperes, doctor, no los esperes, palomito, no los
la exasperación, Volodia clavaba la cuña en los esperes, alma cándida, no vendrán. Ellos tienen su
nudosos leños; resollando y soltando reniegos, medicina, y no se quejan de ella.
golpeaba con el hacha hasta que conseguía partir el Se sentó con aires de amo en la tercera sala, estiró
tronco. Después desayunaba y permanecía largo rato sus largas piernas y se lamentó:
sentado en el taburete. Agradaba oír crepitar los - Mira, ahí tienes, adónde van a parar los
gruesos leños en las fauces de la insaciable estufa. impuestos que pagamos, que son algo nuestro, muy
Con la vista fija en las humeantes brasas, que se nuestro, merecido, ganado con nuestro esfuerzo: pues
consumían poco a poco, Ustimenko hacía a vosotros, haraganes. Nosotros trabajamos,
operaciones sorprendentes por su audacia y por su recorremos la tundra y la taigá y vamos por todos los
técnica -en cualesquiera que fuesen las lugares dejados de la mano de Dios, comerciamos,
circunstancias-, como le habían enseñado llevamos la civilización, ¿y qué recibimos? ¿Una
Bogoslovski y Póstnikov. Durante este tiempo había higa? Para los holgazanes, vagos y demás indígenas,
leído incontables libros. En teoría, seguramente sabía salas calentitas. No está bien eso, no, no está bien...
y podía hacerlo todo. Pero los enfermos no venían a Markélov permaneció allí sentado largo rato,
verle, el hospital seguía desierto, cada día se hacía después hojeó los libros de Volodia, luego tanteó con
más terrible la vida para Volodia con aquel vacío en el puño su colchón:
el alma, sin hacer nada, únicamente entregado a sus - ¡Qué colchón más duro tienes! ¿Quieres que te
pensamientos, trabajando en vano, operando en su regale uno de plumas, eh, doctor?
imaginación, haciendo curas en sueños. Madí-Danzí soltó una risita junto a la puerta, se
"¡Esto no es un cirujano, sino un malabarista!", frotó las manos y se inclinó, saludando.
leyó en una ocasión sobre un cierto cirujano - ¿Entonces, qué, no vienes? -preguntó Markélov-
excesivamente aficionado a cortar. ¡Oh, qué . Bueno, haz lo que quieras. Yo, de todo corazón, y
cuidadoso sería Volodia, qué reflexivo y cauto sería tú, como sepas...
con el tan esperado enfermo que viniera a ponerse en Cuando se quedó solo, Volodia se puso a escribir
sus manos! De qué atenciones y cuidados rodearía al a Bogoslovski. Apretando los dientes, bebiendo de
hombre que le confiara su vida. ¡Malabarista! No, él vez en cuando grandes tragos de agua fría de un
no sería un malabarista en la sala de operaciones. jarrita, estuvo escribiendo hasta la una de la
Y, como a propósito, le escribieron Póstnikov, madrugada. Resultó una carta rebosante de cólera, de
Gánichev, Puich y Ogurtsov. pena, de agravios y reproches. ¿Para qué le había
Iván Dmítrievich le recordaba casos de su ya traído aquí Bogoslovski? ¿Porque le tenía en gran
lejana práctica de médico rural. Puich se ufanaba del estima? A él no le hacía falta la estima de nadie, él
mucho trabajo que tenía, Ogurtsov dudaba era de por sí una persona, y, dicho sea de paso, una
impulsivamente de sus propias fuerzas. Gánichev persona que no permitía gastar el dinero del pueblo
advertía a Volodia que no empezara antes de tiempo sin provecho, en mantener una plantilla de personal,
a generalizar su experiencia, "y esto es hoy una en calefacción, en comida. ¿Puede ser que esto fuera
peligrosa epidemia -escribía Fiódor Vladímirovich-: una burla de aquellos elementos de derecha, de
unos escriben sus trabajos con la pretensión de aquellos parientes de los niyones y de los beyes, que
mostrar al mundo que han hecho un descubrimiento, todavía formaban parte del gobierno? ¿O acaso él,
otros, para asegurarse el derecho de prioridad, otros Ustimenko, sea necesario para poder dar cuenta de
para recordar a la humanidad que en la ciudad N. manera burocrática de que aquí, en Kjara, se ha
vive Piotr Ivánovich Dóbchinski, y otros -éstos son abierto un hospital y funciona un ambulatorio? Pero,
muy numerosos- para figurar en "el escalafón a propósito de esto, él comunica mensualmente los
científico". resultados de su llamémosle "trabajo" y nadie se
Volodia les respondió con cartas breves, secas y interesa por esto, absolutamente nadie. En pocas
algo misteriosas: ¡que piensen lo que quieran! palabras, él no está dispuesto a comer el pan de
Markélov le invitó a pasar el día de Navidad con bóbilis, no está dispuesto a consumirse y a perderse
él. Ustimenko no fue con el simple pretexto de que allí. Exige que le llamen. Y si escribe de manera
tenía mucho trabajo. Entonces el mismo Egor poco diplomática, que le perdonen y que tengan la
Fornich se presentó en el hospital, con el rizoso pelo seguridad de...
130 Yuri Guerman

La carta resultó de cuatro páginas, y Volodia no la "¡Anda, ahí tienes!", se sorprendía Volodia, al
quiso releer. Que pase lo que pase. Así no se puede cerrar el grueso volumen, en cuya última página se
continuar. decía de manera muy significativa que era solamente
En el mes de febrero recibió una felicitación de el fin del primer tomo de la bilogía. El libro que leyó
Año Nuevo del bueno de Zhenia Stepánov. La tarjeta después estaba escrito con reticencias. El héroe de
estaba escrita en tono alegre, animoso, con agudezas, éste era partidario del régimen soviético, pero
con el evidente deseo de no tener enemigos en el además veía cada vez más y destacaba diferentes
mundo: "Tú ha" resultado ser el más inteligente de lacras del capitalismo. No sin intención ponzoñosa
todos nosotros, doctor rural, médico con ideas -le decía agudezas, pero no realizaba ningún hecho
escribía Eugenio-. Zatiruja se ha convertido en el notable, aunque fuera incluso insensato, del género,
extranjero. Dicho sea entre paréntesis, me pica la por ejemplo del de Pierre Bezújov, que se había
envidia: así como así, no deja de ser interesante -los quedado con intención en el Moscú ocupado por los
caravasares, los muecines, las especias orientales, las franceses; al contrario, este personaje se dedicaba
bellezas con el parandzhá-, dígase lo que se quiera, exclusivamente a observar y con frecuencia llegaba a
pero el exotismo es el exotismo. Estoy seguro que en la conclusión de que en la vida "no era todo tan
cuanto empiece a oscurecer te pones el frac y te sencillo". Y, efectivamente, era esto tan poco
diriges al club nocturno, ¿eh, pícaro?" sencillo, que Volodia dejó de comprender en
¿Qué podía contestar Ustimenko a esto? absoluto la obra en cuestión -que había comprado en
La verdad sea dicha, Eugenio nunca fue muy Moscú por nueve rublos y veinte kopeks,
fuerte en geografía. encuadernada- y la puso a un lado para tiempos
Sólo que no quería pensar que Varia también futuros. Con la tercera obra, en la que el autor
consideraba que él, Volodia, era "el más inteligente describía con denso colorido y toda clase de
de todos" y que iba vestido de frac "a un club pormenores la suerte de un saqueador en el
nocturno". Petrogrado de después de la revolución, Volodia se
Volodia escuchaba pocas veces la radio: aunque descompuso por completo: este ladrón robaba a la
parezca extraño, pero le resultaba, él mismo no sabía gente y razonaba sin cesar, y alrededor de él todos
por qué, hasta molesto cuando de miles de kilómetros razonaban, además lo hacían de manera
llegaba hasta él la tranquila voz del locutor: "Habla extraordinariamente idiota y prolongada, al fin y a la
Moscú". Como si desde allí le preguntaran: ¿y tú qué postre, el ladrón se ahorcaba, pero no del todo, y aquí
haces ahí, querido amigo? ¿Estás calentito, hay luz y Volodia abandonó la lectura de las bellas letras y
no sopla el viento? Pero nosotros te hemos mandado volvió al interrumpido tomo sobre "los errores y los
ahí para trabajar, ¿y tú? ¿Tienes dificultades? peligros en las operaciones quirúrgicas".
¿Dificultades objetivas, camarada médico? Precisamente, cuando leía este libro, ocurrió un
acontecimiento que cambió radicalmente su vida en
Capitulo XIV. Kjara. Con los ojos desorbitados, chancleteando con
¿Cómo esta su ganado? las zapatillas, en calzoncillos con cintas (Volodia
Por las tardes Volodia leía. tuvo tiempo de advertir por la marca que los
Y no es que se irritara por lo que estaba leyendo, calzoncillos eran del hospital) entró como un rayo en
sino que la mayor parte de las veces no podía su habitación Madí-Danzí y no ya gritó sino que
comprenderlo. Era extraño e incluso fastidioso leer incluso vociferó:
que una persona durante mucho, mucho tiempo, a lo - ¡Enfermos! ¡Dos! ¡De prisa! ¿Sí, eh?
largo de muchas páginas, tanto en un sanatorio de los Volodia apartó a un lado el taburete, contó hasta
Alpes, como en el Petrogrado revolucionario, en el diez, para dominar su turbación y no hacer alguna
Don, como con las tropas de Kaledin, o en Moscú no simpleza, se puso la bata y el gorro y salió al pasillo.
puede acabar de comprender qué es el régimen En la puerta de entrada -completamente helados, con
soviético, le conviene o no le conviene. Este hombre largos abrigos de reno cubiertos de carámbanos, con
se enamora, se desenamora, reflexiona bajo la lluvia zamarras puestas encima de los abrigos, altas botas
y con buen tiempo (todas las épocas del año y todos de piel rígidas como cartón- esperaban en silencio
los aromas se describen detalladamente y casi de la dos personas desconocidas. A la débil y trémula luz
misma manera: realmente, el heno en tiempo húmedo de una lámpara que Danzí sostenía en sus manos,
huele precisamente así, y el sol durante una corta Volodia se acercó a los enfermos y les dijo que se
lluvia primaveral también brilla exactamente así), despojaran de los abrigos y pasaran a la sala de
dispara, se escapa, se oculta, viaja en los vagones, ingreso. Como contestación, oyó una risita contenida,
navega en los barcos y, con todo y con eso, percibe una risita característica que le recordó algo, pero al
toda clase de finos aromas, distingue los más instante se olvidó de nuevo.
diversos colores y se deleita contemplando - ¡Permítanme! -dijo Volodia.
extraordinarios paisajes: el Poder soviético lo - ¡Qué permitir o no permitir! -oyó decir con
reconocía, pero con reservas. desembarazado acento, recio, alegre, y entonces, de
Esta es tu causa 131

repente, reconoció por completo a Nikolái Un tanto femenina, amiguito, una carta un poquito
Evguénievich Bogoslovski, que se quitaba histérica. Bueno, mañana...
lentamente el gorro de piel, al mismo tiempo que se - Pero, dígame, ¿por qué femenina?
despojaba de todas sus vestimentas de piel rígidas y Bogoslovski reflexionó un momento, se acercó la
heladas-. ¡Qué es lo que hay que permitir o no taza de té, y dijo:
permitir aquí! -repitió, estrechándole la mano, - Bueno, le diré algunas palabras hoy. Sabe usted,
apartándose luego un poco para mirarle con atención, mi querido joven, en nuestro partido, en el Partido
severo y cariñoso-. Sería mejor que saludase al Bolchevique, ya antes de la Revolución había un
camarada Tod-Zhin, pues no hace tanto que le ha buen número de médicos. ¿Usted nunca ha pensado
visto para que se haya olvidado de él. Y diga que en esta cuestión, en qué fue, precisamente, lo que
traigan vodka, hemos caído en una poza deshelada. llevó a los médicos al partido en aquellos difíciles
¡Oh, esta carrera por las lenguas de hielo y, por si años? ¿Eh? Pues yo pienso, yo, personalmente,
fuera poco, la pocita, y, después, el demonio sabe pienso que lo que llevó al partido a los doctores fue
adónde fuimos a parar! ¡Oh, estos conocedores del el convencimiento de la completa falta de sentido del
terreno, estos exploradores!.... trabajo médico en Rusia sin una explosión
Fluía, fluía el habla chispeante, y Volodia al revolucionaria, sin un cambio del régimen estatal, sin
momento le pareció que no había salido nunca de la destrucción del régimen de los capitalistas,
Chorni Yar, que ahora todo marcharía terratenientes y kulaks. Cualquier doctor que pensara
espléndidamente, tranquilo, seguro. En tanto, estaba convencido de que su esfuerzo personal, lo
Bogoslovski ya estaba echando un vistazo a las salas mismo que el esfuerzo de centenares de personas
vacías, movía la cabeza, se frotaba con fuerza las honradas, bajo el régimen monárquico del imperio no
manos y se lamentaba, cambiando una mirada con conducía a nada y no podía conducir a nada. Pues
Tod-Zhin... todos nosotros hacía mucho que teníamos el
- Vacío, vacío, completamente vacío, ni una sola convencimiento de que el futuro pertenecía a la
alma viviente... medicina profiláctica, a la medicina preventiva.
"Madame cocinera", que se asomo a la puerta ¿Pero, diablo, qué medicina preventiva podía existir
para ver quién había venido, juntó de golpe sus en aquellos tiempos, cuando el mismo genial
pequeñas manos y se fue corriendo con su pasito organizador Pirogov no podía hacer nada o casi
menudo a preparar una cena de día de fiesta. Danzí nada? Por lo tanto, la cuestión estaba en el régimen.
ya había traído unas batas de franela; ropa interior Usted ha venido a parar desde el seno de la familia
limpia y seca, calcetines, pantuflas, haciendo muchas del partido, del Estado soviético de los obreros y
reverencias a Ustimenko, pues, por la manera con campesinos, a estos lugares donde la situación es
que Tod-Zhin había saludado al doctor Volodia, completamente diferente, y... se ha desconcertado, o
comprendió que el hospital no lo cerrarían y que a él algo por el estilo. Debido a su juventud, no se ha
no le despedirían y que seguiría cobrando su salario dado cuenta de todo lo progresivo que ya va
como hasta ahora. surgiendo aquí, por orgullo no ha escrito en seguida,
- ¿Tienen vodka? -preguntó Bogoslovski. por ejemplo, al camarada Tod-Zhin...
- ¡Alcohol! -contestó Volodia con tono de - ¡Tenía que haberme escrito en seguida a mí, sí! -
disculpa. dijo Tod-Zhin secamente-. Yo hubiera comprendido
- ¡Pues mucho mejor! ¿La cocinera es china? y hubiese venido...
¡Magnífico! No, el alcohol debe beberse puro, y - Y a mí me ha escrito en un estado de irritación -
después echar un trago de agua. ¿Qué? ¿Es fuerte? continuó Bogoslovski-. Me escribió habiendo
Claro es, claro es, pero usted sabe beber bien, cuanto perdido ya la noción del medio, del lugar de acción,
quiere y no se emborracha nunca, ¿recuerda los de la organización social de una colectividad de
pelmeni en casa de Póstnikov? personas en la que el médico es una figura
- ¡Lo recuerdo! -contestó Volodia, parpadeando desconocida.
satisfecho-. Todo lo recuerdo, Nikolái Evguénievich. - ¡Un poco conocida! -interpuso Tod-Zhin con
¿Ha recibido usted mi carta? dureza-. El médico que nos venía no de la Unión
- Sobre la carta y sobre el trabajo hablaremos Soviética, ¿verdad, sí?...
mañana. Hoy no somos más que sus invitados, con la - ¡Con mayor razón! La situación no es nada fácil;
agravante de que somos unos invitados calados hasta incluso en el departamento de sanidad pública, las
los huesos, tiritando de frío y muy cansados. fuerzas son diferentes. ¿Qué se imaginó usted, que
Disponga que nos preparen las camas y usted échese iba a llegar aquí y todo sería igual que en la Unión
también a dormir, y mañana desde por la mañana Soviética; que si había alguna cosa que no marchaba
empezaremos a trabajar... bien no tenía más que dirigirse al secretario del
- ¿Pero no está usted ofendido conmigo por la partido del distrito o a la inspección de sanidad del
carta? distrito o, todavía más arriba, al comité regional?
- Por lo que a mí se refiere, no. Pero por usted, sí. Hay que comprender, amiguito, que estos métodos
132 Yuri Guerman

no existen más que en nuestro país, donde el Estado - ¡No hace falta! ¡Bravo chico! -le alabó
no solamente ayuda a la sanidad, sino que responde Bogoslovski.
de la salud y de la vida de cada uno de sus - ¿Quiere decir que está bien? -inquirió Tod-Zhin.
ciudadanos, porque nuestro país es el Estado de los - ¡Vamos a dormir! -propuso Nikolái
trabajadores y no de aquellos que se aprovechan para Evguénievich.
sus fines del trabajo de los ciudadanos del país Cuando Volodia se despertó, Tod-Zhin ya había
capitalista. Bueno, vámonos ya a dormir, Vladímir salido. Bogoslovski estaba tomando té en una mesita
Afanásievich, acuéstese, porque desde mañana que había en el ancho corredor. Madí-Danzí, de pie
nuestras vacaciones se terminarán para siempre... junto a la pared, miraba enternecido a Nikolái
Volodia se fue a su habitación, sentóse en la Evguénievich: en general, él sabía mirar con ternura
cama, se descalzó... Así como así Bogoslovski le a aquellas personas que consideraba como jefes.
había dado un buen repaso. ¿Había sido justo? - ¿Tardó mucho en dormirse anoche? -le preguntó
- ¡Es un hombre magnífico! -decía mientras Tod- Bogoslovski.
Zhin-. Limpio, cómo decir... ¿eh? Seguía adivinándolo todo, como en otros tiempos.
- ¿Como el vidrio? - Mucho.
- No, mejor. Hay otra cosa... - ¿Se ofendió conmigo?
- ¡,Como el cristal? .. - No, pero...
- Sí, como el cristal. ¡Le ha sido muy difícil, sí, - Ve usted, en seguida el "pero". Si usted no ha
camarada Bogoslovski! Tenía que haber venido yo hecho absolutamente nada eficaz para que los
antes. En seguida... enfermos le vinieran en avalancha. Aquí, colega, hay
- Es un buen muchacho -dijo Bogoslovski que ser un buen organizador, hay que ser
pensativo-, pero, sabe usted, a pesar de todo, es combatiente, un soldado, y no un elegido de Dios que
todavía un muchacho. No está templado. No está sentado esperando a que caiga el maná. Ahí
comprende lo que significa la "lucha por la vida". tiene, por ejemplo, en Mongush no cesan de llegar
Vamos ahora a echar un vistazo a su hospitalito... enfermos, a pesar de la enorme influencia de los
Madí-Danzí tomó la lámpara, "madame cocinera" lamas y de los chamanes; en Badán estamos
iba detrás de ellos con sus leves pasitos. construyendo un segundo pabellón del hospital, allí
- Las rendijas entre las vigas las ha tapado con Mélnikov en seguida comprendió la gran
arcilla, bien hecho -dijo Bogoslovski-. Primero las ha significación política de su trabajo, y no sólo lo
rellenado con lana y después, la arcilla. Fíjese, el frío "humano", como nos gusta expresarnos, "el
no pasa en absoluto. Y las camas las ha colocado humanismo"... No se trata sólo de hacer aquí una
aprovechando bien el espacio, con sentido; ¡eh, qué buena obra, Vladímir Afanásievich, hay que obligar
práctico es! Las mesillas son como las que yo tenía al pueblo a que confíe en el médico, y esto es una
en Chorni Yar -con un estantito-; se ha acordado, el tarea muy grande, grandiosa...
pícaro, cómo estaban hechas. Y seguramente hasta Bogoslovski calló unos momentos, bebió un sorbo
hizo el diseño. Ahora vamos a ver la sala de de té y encendió un pitillo...
operaciones... Pero, fíjese, lo que se le ha ocurrido - En otros tiempos, tipos miserables llegados de
hacer en lugar del autoclave, ¿se da cuenta usted? diversos lugares del mundo practicaron en este país
Simples cubos de zinc con una doble tapa de hierro, en amplia escala el curanderismo, adjudicándose el
todo hecho con cabeza y hasta con mucho ingenio, la nombre de médicos. ¿Lo sabe usted?
esterilización húmeda. Ve usted, el agujero de la tapa - Algo sé.
de dentro no coincide con el de la de fuera. - Todo género de negociantes, mercachifles,
Perfectamente, se comprende. Primero en la hornilla, acaparadores, vividores, todos estos salteadores de
después seis horas para enfriarse. ¿Comprende usted? caminos se olieron con su maldito olfato que los
- ¡No del todo! -dijo Tod-Zhin. criadores de renos, los pastores nómadas, los
- Se tiene durante seis horas -intervino Danzí- seis pescadores, los hombres que se dedican a la labranza
horas es el plazo, sí, durante el cual de las esporas y otros trabajos, no se sabe por qué (si se busca en la
que han quedado después de la primera ebullición de historia, esto es de tiempos muy lejanos), pero
nuevo salen las bacterias, ¿eh, sí? creyeron en la vacuna contra la viruela, sea porque
- ¿Esto se lo ha enseñado él? -preguntó las epidemias segaban las vidas del pueblo -
Bogoslovski con severidad. imposible de explicarlo ahora-, el caso es que
- Me lo ha enseñado -respondió Danzí asustado-, creyeron. Pues bien, estos vividores internacionales
dos horas cada día. Después -dijo apresuradamente-, se percataron de ello y se aprovecharon, hicieron
después hay que hervirlo durante media hora, reservas de detrito de vacuna y por cada una
echándole carbonato, en la proporción de uno cero cobraban un "precio insignificante": una oveja.
por uno y tres ceros de agua; ¿así, eh, sí? Pero no ha Vacunaban sus dependientes, incluso mozuelos, y
venido nadie en absoluto -agregó con voz velada-. nadie, claro es, se interesaba si el detrito era reciente
Puedo contarles más todavía... o no. Y en qué estado llegaba aquí desde las grandes
Esta es tu causa 133

ciudades de Europa, ya se lo puede usted imaginar. águila, mira directamente al sol!".


Como es naturalísimo, con un comercio de tal - ¿Qué hay? -preguntó Bogoslovski.
envergadura, incluso este detrito ineficaz no era - ¡Ahora vamos, ahora! -dijo Tod-Zhin-. Y que
suficiente. Lo diluían en glicerina y a veces hasta vaya también Madí-Danzí -se sonrió-. Muchos tienen
ponían simplemente vacunas de glicerina. En un día miedo de que aquí les "priven de la edad", así llaman
de trabajo, por un frasquito de glicerina recibía el ellos a la muerte, y los lamas les susurran esto, y los
mister, el monsieur, en general, cualquiera de ellos, chamanes también, pero nosotros debemos
un rebaño de ovejas, no menos de trescientas demostrarles que aquí no sólo no les "privarán de la
cabezas. Pero lo más interesante consiste en que la edad", sino que les curarán; ¿sí, eh, así? Y que el
lanceta no se desinfectaba nunca, se imagina: camarada -se volvió hacia Volodia-, empiece a
¡nunca! Por consiguiente, mediante esta engañosa cumplir su cometido...
vacuna contra la viruela, propagaban la sífilis en Tod-Zhin de nuevo se quedó pensativo, mirando
proporciones incalculables... al sol blanco, frío, brillante. Y aquella mañana
- ¿Pero es verdad esto? -preguntó Ustimenko, Volodia no partió leña, no hizo gimnasia, no leyó, no
arrugando la cara con expresión dolorida. permaneció esperando en la sala de ingreso de los
- Naturalmente que es verdad. Pues al vil enfermos. En aquella mañana, ventosa y fría, sin ser
colonizador no le importa más que su dios -católico, llamado, se fue a Kjara a obligar a los enfermos a
protestante o budista-, su dios es el Becerro de Oro, curarse. Por la crujiente nieve caminaban a su lado
que más tarde se ha llamado Ganancia, dinero Bogoslovski, Tod-Zhin y otros tres vecinos de la
contante y sonante. Para el colonizador, el habitante localidad, conocidos de Tod-Zhin. El viento frío,
de la localidad no era más que un indígena, un punzante, azotaba a Volodia en el rostro, penetraba
salvaje, un aborigen, creado para que él, el silbando en las yurtas en las que entraban, haciendo
colonizador, se enriqueciera. Y nosotros ahora, extenderse por el apisonado suelo el humo acre y
Vladímir Afanásievich, por extraño que parezca, denso de las hogueras que apenas calentaban. En los
desenmarañamos todos esos crímenes de los corrales junto a las isbas y cabañas hundidas en la
caballeros andantes de la Ganancia; nuestra nieve balaban las cabras, las ovejas y los carneros,
obligación es hacer que la gente de estos lugares nos muertos de frío. Los lamas y los chamanes -los
vea tal como somos en realidad. Su tarea de usted y atormentadores de Volodia- se ocultaban de Tod-
la mía es difícil, no cabe duda, pero honrosa. Zhin. Ladraban los perros hambrientos y furiosos. En
Soviético y honrado, soviético y bondadoso, la penumbra vieron brillar los ojos de Markélov,
soviético y compasivo, soviético y justo, soviético y como los de un lobo. Iba con un enorme abrigo de
desinteresado, todos estos conceptos, a través de pieles, apoyándose en una gruesa cayada, saludó
nuestro trabajo aquí, deben ser sinónimos, ¿me afablemente a los doctores y a Tod-Zhin y preguntó
comprende, Vladímir Afanásievich? con voz enronquecida por qué no se dignaban ir un
Nunca había visto Volodia a Bogoslovski tan rato a su casa. Tod-Zhin se detuvo para saludarle
agitado, con una exaltación tan sorprendentemente como imponía el ritual del lugar.
noble. Y de nuevo, como en Chorni Yar, Volodia se - ¿Cómo está usted, y su ganado, está bien? -
sintió lleno de envidia hacia Nikolái Evguénievich, preguntó-. Así se debía empezar allí la conversación.
por su entraña moral y espiritual, por su manera de - Mi ganado está bien -contestó Markélov-. ¿Y su
pensar, tan amplia y, al mismo tiempo, tan precisa, ganado está bien?
por su manera de vivir en aras de la causa, para la - Y mi ganado también está bien, sí -dijo Tod-
causa, por la causa, y no pasando en absoluto por Zhin-. ¿Y usted y sus familiares están bien?
víctima, sino con alegría, con satisfacción, Después de dar fin a este ritual, Tod-Zhin,
entregándose por entero a su trabajo; ¿y ahora casi no clavando sus ojos de águila en los malignos ojos de
opera este magnífico cirujano? ¿Por qué? Porque está lobo de Markélov, dijo sin rodeos:
ocupado con un trabajo mucho más necesario, - Usted no tendrá la factoría, que está ocupada por
extremadamente necesario, y la necesidad de este el hospital. Este edificio, perdone, no es suyo, usted,
trabajo, su importancia para la sociedad, es el premio perdone, es un ladrón -eso es, sí- usted quería
que le resarce del alejamiento temporal de su querida robarlo, ¿no es verdad?, sí, pero usted no tiene acta
cirugía. notarial...
Todavía no habían terminado de tomar el té, - Nosotros representamos los impuestos, la
cuando volvió Tod-Zhin, alegre y con mirada civilización, -empezó a chillar Markélov, pero Tod-
maliciosa. Se quitó el rígido abrigo de piel de reno Zhin le interrumpió.
helado, se sentó frente a la ventana de modo que los - Así que todo será precisamente así -dijo-, y
rayos del sol le dieran directamente en la cara y se usted recibirá un papel como es debido. Ahora le
quedó pensando, con la taza de té en la mano. deseo que su ganado pase bien el invierno y esté bien
"¡Ah, ya comprendo en qué consiste! -pensó alimentado...
Volodia, repentinamente sorprendido-. Tiene ojos de - Y yo al de usted -volviéndose de espaldas rugió
134 Yuri Guerman

Markélov. Bogoslovski se sentó en un borriquete de madera y


Volodia no pudo contenerse y rompió a reír. Tod- sus hábiles manos encontraron inmediatamente lo
Zhin le dirigió una mirada severa. que el lama llamaba "lo enviado por aza", es decir,
Haciendo reverencias conforme a todas las reglas, "lo enviado por el diablo" y la acumulación de
entraron en otra yurta. Aquí también el humo irritaba espuma maligna.
los ojos, y también aquí hablaron lo primero del - Una hernia inguinal-dijo Nikolái Evguénievich,
estado del ganado, después de la salud de los dueños con su habla de campesinote, y sin rodeos-. Hay que
de la casa. Preguntar sobre esto no había ni operarle.
necesidad: el dueño de la casa estaba cerca, las - ¿No se morirá? -preguntó Tod-Zhin.
linternas eléctricas alumbraban con luz clara, una - Confío en que no.
monstruosa úlcera sifilítica corroía el labio inferior y Entre los gritos y lamentos de sus familiares se
la barbilla de un hombre de no elevada estatura, de llevaron a Sain-Belek en una camilla al hospital.
anchos hombros, por lo visto, muy fornido. Danzí fue corriendo delante para preparar el baño y
- ¿Corriente -así es, sí? -preguntó Tod-Zhin. también para prevenir a "madame cocinera", que
- ¡Es de suponer! -contestó Bogoslovski. podría asustarse al ver que el hospital se convertía en
Tod-Zhin habló con el dueño de la yurta en su un hospital. Además, el mismo Danzí estaba un poco
idioma. La mujer se dejó caer lentamente al suelo, asustado ante los acontecimientos que se avecinaban.
cubierto de alfombrillas de fieltro, retorciéndose los Encender las estufas no era curar enfermos, y,
brazos y gimiendo. Tod-Zhin no prestó atención a además, había oído la palabra "operación".
esto. El dueño le miraba fijamente, la mujer se Los ojos de Tod-Zhin se hacían impenetrables
aproximó a rastras a Volodia, y, apretando una mano cuando ordenaba a ésta o a la otra persona ir a que le
de él contra su cara, empezó a gemir con más fuerza. viera el camarada doctor. Pero le obedecían. Con él
Tod-Zhin seguía hablando y señalaba de vez en no se podía discutir. No hacía caso de ninguna clase
cuando con la cabeza en dirección a Ustimenko y de objeciones. Y miraba fijamente a los ojos, sin
Bogoslovski. parpadear y con severidad.
- Kol-Zal y ella irán al hospital, camarada -dijo En otra yurta encontraron a un viejecillo bastante
Tod-Zhin a Volodia-. ¿Tú los curarás, eh? asustado que no oía apenas. Bogoslovski se sonrió
Volodia asintió: él sabía cómo combatir esta con picardía y dijo que al día siguiente o dentro de
forma de la enfermedad. dos días le devolvería el oído al abuelo Abatái.
- ¿Cuándo? Volodia en seguida comprendió de qué se trataba,
- En seguida. pero guardó silencio. Estaba contento, sí,
- ¿Cuándo es en seguida? precisamente contento, como de niño. Claro que lo
- En dos meses, esto como mucho. que ellos estaban haciendo hoy, Bogoslovski y él, e
- ¿Y desaparecerá la úlcera? incluso Tod-Zhin, no era demasiado serio, pero esto
- Desaparecerá la úlcera. Pero después tendrá que era el comienzo, un magnífico comienzo, y del éxito
seguir curándose durante bastante tiempo. no cabía dudar. El abuelo se embutió en el abrigo de
- Si le curas la úlcera, él se convertirá en tu mejor piel de reno y se fue por su propio pie al hospital.
agitador, camarada, sí. Tod-Zhin, riéndose, les explicó que la nuera no daba
Y Tod-Zhin habló de nuevo con el hombre. La al abuelo Abatái la posibilidad de curarse ni con el
mujer ya no gemía, escuchaba. Danzí le traducía a chamán más inepto, y ellos le prometían que dentro
Ustimenko en voz baja; se trataba de quién iba a de dos días estaría curado.
cuidar del ganado. Tod-Zhin le ofreció ponerse de
acuerdo con los vecinos. ¡Así es necesario trabajar!
Madí-Danzí conocía al dueño de otra yurta. Era Por la tarde Volodia pasó su primera visita por las
éste un hombre ya de edad, con los ojos hundidos y salas del hospital. Los enfermos, huraños y
la faz gris por los padecimientos, se llamaba Sain- asustados, estaban acostados en sus camas, después
Belek. Hacía mucho que no podía moverse y se de haber sido lavados en el baño. "Madame cocinera"
encontraba en la mayor miseria, pues todo lo había les puso a cada uno un platito con leche condensada,
perdido curándose con el lama Uya, el curandero más pero nadie la tomó. Resulta, según se supo después,
caro del lugar. Y los chamanes también le curaban, que el pícaro lama Uya salió por el camino al
pero de tal manera que no se enterara el susceptible encuentro del abuelo Abatái y le gritó al oído que
lama. Según decía Sain-Belek, le curaban muy bien, sabía de buena fuente que en el hospital les iban a
sobre todo Uya. Sain-Belek tomaba todos los días envenenar hoy mismo con un veneno terrible, el
bilis de oso bendecida y le ponían compresas de "mgnu."
cocimiento de hormigas. Si no hubiera sido por el - ¿Para qué? -sorprendióse el abuelo Abatái.
arte del sapientísimo Uya, claro es que hace ya - ¡Les hace falta carne humana fresca! -le gritó el
mucho que estaría "privado de la edad". lama sin inmutarse-. Ellos curan las heridas poniendo
Tod-Zhin encendió su potente linterna eléctrica. encima carne humana sana. Y también conservan la
Esta es tu causa 135

carne humana curándola al aire libre. soy yo quien te da las gracias, es nuestro pueblo
El abuelo Abatái ya estaba dispuesto a volverse a quien te lo agradece, sí, te lo agradece, aunque
la yurta, pero, como si fuera a propósito, se tropezó todavía no lo comprende, pero lo comprenderá. Y a
en el camino con Tod-Zhin y los médicos. Como es ti, camarada -y se volvió hacia Volodia, que,
natural, el viejo, por amistad, contó a los otros admirado, conmovido y feliz, vio que en los ojos del
enfermos "la sabia advertencia" que había oído del águila brotaban lágrimas-, y a ti porque tú
lama Uya, y ahora todos estaban que se les podía comprendes, y haces ya, y harás...
ahogar con un pelo. Se volvió y se retiró al rincón más apartado, a un
Pero, por otra parte, después de la cena todos los extremo del pasillo. Volodia y Bogoslovski
que estaban acostados pudieron ver un prodigio con permanecieron todavía largo rato sentados en
sus propios ojos. ¡Quién no conocía en Kjara a la silencio.
vieja, buena y gruesa Opái! y quién no sabía que de - Bueno, está bien -dijo al fin Bogoslovski-; lo
un momento a otro sería "privada de la edad", porque mejor será irse a consultar con la almohada. Ordene a
no podía respirar. Se ponía azul, hincaba los dedos en su Sancho Panza que se ocupe de esterilizar el
la tierra, se le desencajaban los ojos; el lama Uya se instrumental para mañana. Empezaremos a operar
apartaba dé ella porque le había quitado ya a la vieja temprano...
cuatro caballos y no la había podido curar. Y ahora - ¿A quién vamos a operar primero?
en un instante la habían ayudado. No habían hecho - ¿A quién?... pues... seguramente al de hernia.
nada más que darle un pinchazo, y al momento le - ¿Y qué le parece, Nikolái Evguénievich, si antes
pasó todo. En el corredor se encontró a punto de de empezar las operaciones le hago el primer lavado
verse "privada de la edad", pero se le acercó el doctor de oídos al abuelo Abatái para quitarle el tapón de
joven con un tubito de cristal, del que salía una aguja, cerumen? Empezará inmediatamente a oír mejor, y
pinchó a la buena Opái y ella dio un chillido por si esto levantará más el estado de ánimo de los otros
acaso y después empezó a sonreírse. Se sonreía enfermos.
abriendo la boca de oreja a oreja, y cuando se sonrió Bogoslovski se sonrió.
y respiró a gusto, empezó a hablar: Ni Bogoslovski, - ¡Pues no está mal, pruébelo!
ni Volodia comprendían de qué hablaba la vieja A las siete de la mañana Volodia llamó a Abatái a
Opái, pero había una cosa evidente: desde este la sala de ingreso de los enfermos. Nikolái
momento, aquí, en el hospital, empezaba otra vida, Evguénievich dormía todavía. Danzí, cansado del
una vida completamente diferente. trabajo (toda la noche se la había pasado con el
- De todos modos, esto se parece un poco a los esterilizado), tenía un aspecto solemne con su bata
malabarismos de los charlatanes -dijo Volodia a blanca y gorro, igualito, igualito que un médico. En
Bogoslovski-. Bueno, un asma bronquial, y, la la mesita ardían con llama azul los infiernillos de
adrenalina, claro está... alcohol. Al principio, el viejo incluso no se atrevía a
- Cállese -dijo Bogoslovski. mirar a Volodia: tan imponente era este ruso con una
Y de pronto ocurrió una cosa interesante. Sin bata, un gorrito, y en la frente un espejo redondo,
dejar de hablar, la vieja se levantó y cogió el platito deslumbrante, increíblemente hermoso, sujeto a la
con la leche condensada del abuelo Abatái. La vieja cabeza, con toda seguridad, en honor del viejo
Opái tenía en este momento una expresión irritada. Abatái. Si ahora le viera su nuera, ¡qué respeto
En la sala de los hombres todos la miraron con sentiría por el viejo!
temor. Después Opái lamió el platito, y, brillándole - ¿Qué tal está su ganado? -preguntó cortésmente
los ojos con una mirada triunfal, abandonó el Abatái, iniciando la conversación.
hospital. "Madame cocinera" trajo al abuelo Abatái Danzí le tradujo que el ganado del doctor ruso
otro platito lleno hasta los bordes, porque estuvo a estaba muy bien. ¿Y cómo se encontraba el del
punto de echarse a llorar cuando Tod-Zhin le puso en abuelo Abatái?
vergüenza delante de todos por sus habladurías sobre Abatái empezó a balbucear, sin saber qué
el veneno y la carne humana. contestar. Decir que su ganado también estaba bien
- Mañana haremos algunos pequeños prodigios - era peligroso, pues a lo mejor, al ruso se le ocurría
dijo Bogoslovski, riéndose de buena gana-, y ya más exigir que le pagara, como el chamán o el lama. ¿Y
tarde, querido Vladímir Afanásievich, tendrá que con qué iba a pagarle? Decir sin más ni más que no
trabajar sin prodigios. Pero tendrá trabajo, se lo tenía ganado alguno, el viejo lo consideraba
aseguro... degradante para él. Por eso se limitó a toser
Tod-Zhin estaba de pie en el pasillo, junto a la discretamente. ¡No le pescaréis! Nadie podía ahora
oscura ventana helada, fumando un cigarrillo. De afirmar que el abuelo Abatái tenía ganado.
pronto, se volvió hacia Bogoslovski y le dijo con voz - ¡Bueno, está bien! -dijo Volodia--. ¡Empecemos!
severa, tensa, gutural: El abuelo se sentó en el taburete, le sujetaron una
- Quiero darte las gracias, camarada, sí, darte las toalla alrededor del cuello. El gran doctor ruso sacó
gracias por tu alegría, porque tú estás contento. No hábilmente con las pinzas una varita mágica de un
136 Yuri Guerman

cacharro reluciente, y en seguida el abuelo sintió en otra vez hasta que Volodia le agarró de un hombro y
el oído un calorcito tan agradable que incluso entornó le gritó que él no podía soportar aquello. El viejo
los ojos. Después también sintió calorcito en el otro lanzó un suspiro y miró al rostro rojo y enfadado de
oído. Los infiernillos de alcohol seguían ardiendo, y Volodia. Seguramente, a pesar de todo, le exige que
aquello se parecía al fuego del sacrificio, sólo que le traiga un caballo o renos u ovejas. Y con toda
mucho más hermoso, y el Altísimo Chamán seguridad, ahora mismo le echará del hospital. Pero
Soviético continuaba deslumbrándole con su espejo, nadie echó al abuelo de ninguna parte. Por el
sin duda para alejar del abuelo Abatái los espíritus contrario, le dieron de desayunar: una papilla
malignos: los diablos "Azu" y "Kai-bin-ku". riquísima, y unas tortitas con una cosa pegajosa y
Sólo había una cosa que atormentaba al abuelo dulce, además de té con leche. Y los vecinos de
Abatái: que nadie veía cómo le hechizaba el doctor cama, que se habían despertado ya, le preguntaban
ruso. ¡Ningún lama, ni siquiera ningún chamán sabía intencionadamente en voz bajita y él, sin apresurarse,
hacerlo así! Si el ruso hubiera hecho, además, unas contestaba dándose mucha importancia. Que
cuantas cabriolas, y hubiese tocado el pandero sufrieran un poquito, no se lo iba a contar todo de
aunque no fuese más que un poquito, entonces, puede golpe, sino poquito a poco...
ser, que los otros enfermos se habrían despertado y A las nueve Nikolái Evguénievich empezó a
venido aquí. lavarse las manos. Lo mismo él que Ustimenko y
- ¿Y tocar el pandero? -preguntó el abuelo a Danzí llevaban puestos unos chaquetones largos de
Danzí. hule ideados por Volodia y confeccionados por
- Calla, abuelo, calla -respondióle Danzí con "madame cocinera", encima de los cuales se ponían
severidad. las batas blancas húmedas. Por el procedimiento de
- Aunque no sea más que un poquito -pidió el esterilización inventado por Volodia, las batas y
abuelo con voz llorosa-. Una chispita. Mataré una todos los demás adminículos necesarios para operar
ardilla y se la traeré. salían húmedos.
- ¡No molestes al doctor, abuelo! - Va a operar usted -le dijo Bogoslovski-. Y yo
- ¡Le traeré una marta cebellina! hoy seré su asistente y su enfermera de cirugía.
- ¡Ya te he dicho que calles! Sain-Belek, tendido en la mesa de operaciones,
Y de pronto el abuelo se dio cuenta de que oía asustado, movía la nariz, como una liebre,
mucho mejor que antes. Pues Danzí no gritaba, refunfuñaba y se lamentaba a Madí-Danzí:
únicamente hablaba, y no hablaba muy alto, pero el - ¿Por qué el doctor no se ha puesto el espejo
abuelo oía todas sus palabras. redondo en la cabeza? ¡Y por qué no ha encendido
- ¡Oy! -exclamó el abuelo-. ¡Oigo! ¡Oy! para mí los fuegos verdes? ¿Es que yo soy peor que
Volodia con cuidado y despaciosamente seguía el abuelo Abatái? El abuelo Abatái es pobre, le falta
haciéndole algo en el otro oído. Cuando le extrajo el poco para ir pidiendo limosna, y yo, si quiero, puedo
algodón de allí, el abuelo empezó a oír todavía regalarles hasta carneros a estos doctores. ¡Que se
mejor. ponga el espejo, díselo!
Madí-Danzí tradujo con énfasis: La hernia era doble, enorme, y, claro es,
- Mañana, cuando el camarada doctor ruso y yo te irreductible. Volodia permaneció algunos instantes
hagamos otra cura más, empezarás a oír tan bien inmóvil, pensando. Bogoslovski hizo la anestesia
como un chiquillo sano. -¡Vete, abuelo, descansa local.
Volodia se quitó de la cabeza su hermoso espejo, - ¿Qué, cómo lo va a hacer? -le preguntó.
y el abuelo se sintió entonces rebosante de orgullo: - Por el método de Spasokukotski.
quiere decir que, efectivamente, el espejo se lo había - Eso se comprende -sonrió se Bogoslovski-. No
puesto sólo para él. Danzí apagó los infiernillos: hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta.
quiere decir que los infiernillos ardían también para - ¿Y qué? -preguntó Volodia retador-. Para mí
Abatái. ¡Vaya, vaya! No, claro está, una cura tan Spasokukotski es un verdadero prodigio, como
sorprendente no podían hacérsela sin pagar nada, y el médico clínico, como médico cirujano, y,
abuelo advirtió: sencillamente, como médico práctico.
- ¡Pero yo soy una persona pobre! Volodia tomó de manos de Bogoslovski el bisturí
- ¡Y a nosotros esto no nos importa! --dijo Danzí, e hizo un corte un dedo más arriba del pliegue
dándose mucha importancia. inguinal. Quedó al descubierto la aponeurosis del
- ¡No tengo con qué mostrarle mi agradecimiento! músculo oblicuo. Madí-Danzí soltó un débil grito al
- Pues haz una profunda reverencia al doctor, y no ver la sangre y empezó a retroceder hacia la puerta.
hace falta nada más. - ¡Vuelva a su sitio! -le ordenó Bogoslovski-. ¿Lo
Abatái, carraspeando, se inclinó. Después todo oye?
empezó a moverse rápidamente delante de él: ¡si Volodia cortó rápidamente el tejido celular
consiste en hacer reverencias, pues las hará, por él no subcutáneo y la fascia de Cooper. Nikolái
había de quedar! Y se inclinó profundamente una y Evguénievich le asistía en silencio, sin hacerle
Esta es tu causa 137

ninguna indicación, limitándose a seguir la operación delgado cigarrillo. Volodia estaba a su lado y
con la mirada fija. La sangre la recogía rápidamente pensaba.
y con extraordinaria habilidad. Sain-Belek a veces se - Un médico nada tonto afirma -empezó a decir
quejaba, algunos momentos empezaba a hablar, pero Bogoslovski-, que las mujeres son mucho más
al instante se olvidaba de lo que estaba diciendo... valientes que los hombres. Naturalmente, los
- Hasta el día de hoy recuerdo una frase de un hombres son valientes en el campo de batalla, pero
libro de texto -dijo Nikolái Evguénievich-: "se monta allí no todas las balas van a parar a la frente, algunas
sobre el colgajo central de la aponeurosis, como las pasan de largo. Pero en la mesa de operaciones le
solapas de una levita, y se cose a él. espera a uno infaliblemente el cuchillo, no hay
- Y se cose a él -repitió Volodia, tensando con manera de escapar de él...
cuidado la ligadura. Se daba cuenta que la operación Por detrás, trayendo en una bandeja unos vasos de
estaba bien hecha y experimentaba un estado de té, se acercó despacito Madí-Danzí.
alegre excitación. - También éste es un valiente -riéndose, dijo
Sin embargo, había que mantenerse "dentro de los Bogoslovski-. Este es un hombre en el que se puede
marcos", como decía Varia. Delante de un cirujano confiar plenamente, ¿no le parece, Vladímir
como Bogoslovski, resultaba ridículo presentarse Afanásievich?
como un maestro en el oficio. Danzí se sonrió e hizo una reverencia.
- ¡Lo ha hecho usted como un valiente! -le - Si se repitiera esta historia, tendrá que poner
ensalzó, sin embargo, Nikolái Evguénievich. usted a su ayudante de patitas en la calle, Vladímir
- ¡Estando usted delante, no es tan terrible! -le Afanásievich -pronunció Bogoslovski con seriedad,
respondió Volodia con franqueza, mientras se en alta voz y con toda precisión-. Desagrada hasta
lavaban las manos antes de la operación siguiente. verlo, un hombre fuerte y tan cobarde. Y, además,
- Terrible, no terrible -murmuró en voz baja propaga el pánico en el hospital. ¡Qué desvergüenza!
Bogoslovski y tomó unas pinzas. Salió corriendo de la sala de operaciones y fue a
Operaron a una mujer, no vieja aún, que se contar a los enfermos que Kuk-Bostá había muerto...
llamaba Kuk-Bostá; hacía mucho que no podía andar, - ¡Entonces estaba muerta! -objetó Madí-Danzí,
tenía el vientre muy hinchado y el lama Uva había con bastante justeza.
augurado su "privación de la edad" para muy pronto. - ¡Pero ahora está viva! -dijo Nikolái
Bogoslovski supuso que lo que la mujer tenía era un Evguénievich, dando una sonora chupada al
quiste gigantesco. Volodia hizo un corte en el cigarrillo, que se le había apagado-. En una palabra,
peritoneo hasta la sínfisis del pubis, y con un grueso que no vuelva a ocurrir esto más.
trocar punzó la pared anterior del quiste. Al instante No había terminado de fumar, cuando Tod-Zhin,
empezó a salir un líquido que iban recogiendo en un con cara de culpabilidad, se presentó con dos
cubo esmaltado, litro tras litro. Pero, a pesar de todas enfermos más: Tush, una joven viuda, con
las precauciones, Kuk-Bostá estuvo a punto de apendicitis y embarazada de cinco meses, y otra
sucumbir a causa del shock. En tanto Bogoslovski mujer con mastitis. El estado de Tush era gravísimo,
hacía todo cuanto era necesario hacer en tales casos, y Bogoslovski, mirando de reojo a Ustirnenko, se
el maldito Madí-Danzí salió como una exhalación de dispuso a hacer él mismo la operación. Tush deliraba.
la sala de operaciones y les contó a todos que Kuk- Esta viuda de dieciséis años era todavía casi una
Bostá estaba "privada de la edad"... niña. Aquí se trataba de salvar dos vidas y la lucha
Volodia, mientras, sacó el quiste por el corte del era muy dura: el apéndice se hallaba cubierto por
peritoneo y lo extirpó. Bogoslovski le entregó una tupidas adherencias, y cuando Bogoslovski lo
aguja y Ustimenko cosió la herida con catgut. La descubrió, resultó que estaba perforado. Nikolái
enferma tenía ahora una respiración regular, Evguénievich incluso movió la cabeza y suspiró. Era
profunda, tranquila. de esperar un aborto, todo lo hacía prever así,
- ¡Bravo! ¡Valiente! -dijo Nikolái Evguénievich. además, el organismo de Tush se encontraba en tal
- ¡Sus discípulos! -contestó Volodia. estado de debilidad que era dudoso que esta niña-
Entre los dos llevaron a Kuk-Bostá a la sala y la mamá pudiera resistir la peritonitis.
pusieron en la cama. En estos días de trabajo y A la mujer con mastitis, que se llamaba Ruda y a
triunfos también tenían que hacer de mozos de otro enfermo, Kun-Chen-Dodzib, que padecía de
hospital. bocio, los dejaron para el día siguiente. Mientras se
Los enfermos no cesaban de hablar en el pasillo. lavaba, Bogoslovski preguntó:
Madí-Danzí había mentido: mirad que tranquila está - ¿Perderemos a esta Tush? ¿Eh? Es una pena,
en su cama Kuk-Bostá, respira, y el vientre ya no lo ¡demonio! ¿Pero, qué se puede hacer?
tiene abultado; no, los grandes doctores soviéticos La instalaron en una sala aparte. Danzí hacía la
tampoco le han "privado de la edad" a ella. guardia de día y por la noche se alternaban
Después de lavarse (por hoy ya habían terminado, Bogoslovski y Volodia. Cuando estaban comiendo
según se figuraban ellos), Bogoslovski encendió un con Tod-Zhin, en la hahitación de Volodia se
138 Yuri Guerman

presentó el abuelo Abatái y empezó él hablar, nació muerto. Volodia despertó a Nikolái
mirando a Tod-Zhin. Como pago por haberle curado, Evguénievich y empezó la lucha a brazo partido para
el viejo se ofrecía a trabajar en el hospital para salvar la vida de Tush. "Está sola en el mundo -dijo
encender las estufas. Madí-Danzí era ahora un Tod-Zhin-, qué bien estaría si ustedes lograran no
hombre muy importante, también doctor (Tod-Zhin "privarla de la edad". No tiene más que dieciséis
se sonrió imperceptiblemente), está todo el tiempo años..."
ocupado, ¿y las estufas, hay que encenderlas? Hay Pero ella no tenía ni siquiera fuerzas para sufrir.
que encenderlas. ¿Es necesario barrer? Claro que A pesar de todo, la joven Tush se salvó. Aquélla
hasta ahora Abatái no había barrido nunca, pero este fue una noche difícil inconcebiblemente difícil para
arte lo aprendería en seguida, teniendo en cuenta su Volodia, y el día también había sido difícil -dos
natural despejo, su inteligencia y la habilidad de sus operaciones graves- y transcurrió otra noche en la
manos. Y en la cocina también podía ayudar, en todo que no pegó los ojos. Así, sólo a retazos. Pero ya al
Kjara no encontrarían un trabajador como él -decía amanecer, en el gélido amanecer, después de la
de sí mismo el modesto abuelo-, ¡pues ellos no segunda noche, la muchachita Tush empezó a
podían imaginarse lo listo que era! El que no fuera sentirse mejor: el suero fisiológico, la disolución de
demasiado joven, eso no importaba. En cambio, sabía glucosa, las inyecciones intravenosas gota a gota la
muchos cuentos maravillosos que podía contar a los hicieron volver del umbral al que ya había llegado. Y
enfermos. Por ejemplo, el del sabio pájaro Shishkish, las bolsas de agua caliente, con las que Volodia
que engañó a la zorra, o el del viejo Techikéi que se anduvo corriendo aquellas dos noches desde la
encontró con una bolsa de dinero del tamaño del cocina a la pequeña sala número tres, y el que
pescuezo de un camello, o el del pícaro y maligno Bogoslovski y él levantaran a la ingrávida Tush,
oso que... ligera como una plumita, para que estuviera medio
- Bueno, está bien -le dijo Tod-Zhin-, consultaré sentada, y la sonda: todo, todo esto en conjunto,
con el doctor, con el camarada. Espera. salvó a Tush. Un día después ya pudo hasta llorar por
Volodia escuchó a Tod-Zhin en silencio, después su hijito muerto, luego bebió un poco de leche y se
contestó: quedó dormida. Volodia, inclinado sobre ella,
- Haremos lo que crea usted más conveniente. observaba su respiración. Y a su lado, junto a su
Pero, claro es, a mí me hace falta más gente. hombro se hallaba Tod-Zhin mirándola también con
Tod-Zhin se volvió hacia el viejo. sus ojos de águila, audaces, austeros, inmóviles, que
- ¿Me quedo? -le preguntó Abatái. no temían mirar al sol.
- Te quedas. - Ella trabajará contigo en el hospital, camarada,
- ¿De qué voy a trabajar? ¿sí, eh? -dijo Tod-Zhin-. Es una muchacha
- ¡Tú serás un gran hombre! -le dijo Tod-Zhin con inteligente y ligera, ¿sí? Yo conocí a su marido, un
tono solemne-. Vas a tener muchas obligaciones, buen marido, murió porque tú no estabas aquí,
difíciles y honrosas. camarada. Le llevaron lejos en un caballo y murió, y
- ¿Voy a ser un funcionario? -preguntó Abatái, cuando le hicieron la autopsia resultó que hubiera
que desde aquel día se había acostumbrado ya a no sido muy fácil curarle. Era miembro de nuestro
sorprenderse de nada en absoluto. partido aquí, el primero, ¿sí, eh?
- No, abuelo, tú tendrás cuidado del patio. Cuando Tush se despertó, Tod-Zhin estaba solo,
- ¿Pero espero que esto no será menos honroso? sentado en un taburete al lado de su cama. Ella le
- No, abuelo, de ninguna manera -contestó Tod- miró sorprendida y Tod-Zhin le dijo en voz baja:
Zhin, sin la menor sonrisa-. ¡Esto es mucho más - Aquí, en el hospital, te han conservado la edad,
honroso que ser un funcionario! Tush. No tienes ahora a nadie, Tush, pero si te
Abatái se retiró, deseando salud al ganado y a la quedas aquí, no estarás sola. Toda persona debe
familia de todos los que le hacían tanto bien. En la realizar buenas acciones. Tú las vas a realizar aquí.
sala se acostó en la cama y empezó a pasarse ambas Más tarde, con el tiempo, si te haces digna de este
manos por su fláccido vientre, diciendo que pronto gran honor, te enviaremos a la ciudad de las
estaría él, el abuelo Abatái, tan gordo que nadie ciudades, a Moscú, a estudiar. Tú eres todavía muy
encontraría palabras para expresar su admiración y joven, aún tienes tiempo de estudiar para médico,
entusiasmo. Se trata, aclaró Abatái, de que los rusos para ser una persona que da a los hombres la edad.
y el mismo Tod-Zhin le habían rogado que se Tu marido pensaba siempre en que fuerais juntos a
quedara a trabajar en el hospital. Y su cargo sería estudiar. Tú tienes que cumplir sus deseos.
mucho más difícil que el de cualquier funcionario. - Sí -dijo Tush.
- ¡No nos vengas con cuentos! -le dijo Sain-Belek - ¿Lo has comprendido todo?
entre quejidos-. ¿A quién le hace falta un pobre de - Sí.
solemnidad? ¡Si es que necesitan un funcionario, - ¿Y por qué lloras?
entonces me tomarán a mí! - Lloro, Tod-Zhin, porque ya no tengo ni mi
Hacia media noche, Tush dio a luz un niño, pero marido ni mi hijito.
Esta es tu causa 139

- No llores, Tush. Han muerto porque nosotros hospital ruso, y a los rusos nuevos, que no eran de
todavía vivimos una vida de salvajes e ignorantes. Tú esas personas. No ser de ésas quería decir; que no
tenías apendicitis. Te había empezado hace tiempo. eran como los Markélov. A Markélov la gente le
Todavía cuando yo estuve aquí el invierno pasado. Si temía y le odiaba: Volodia no sabía exactamente por
entonces hubiéramos tenido el doctor, tendrías ahora qué.
a tu hijito y a tu marido. ¿Me has comprendido? Encontraba con frecuencia a Egor Fomich cuando
- ¡Sí! iba a visitar a algún enfermo en las yurtas más
- Adiós, Tush. alejadas de Kjara. Markélov se quedaba mirándole
- Adiós, Tod-Zhin. con atención, le saludaba cortésmente, después le
Este día se marcharon de Kjara Bogoslovski y seguía largo rato con esa mirada maligna de sus ojos
Tod-Zhin. Bogoslovski le dijo a Volodia al de gitano. En una ocasión a Volodia le pareció que
estrecharle la mano: Markélov quería decirle algo y se detuvo. Pero
- Hasta la vista, Vladímir Afanásievich. Me alegro Markélov se alejó, apoyándose en su pesada cayada y
mucho de haberle visto. Espero que nos arrastrando un pie.
encontraremos todavía. Y he de decirle que Desde que los enfermos habían empezado a
dondequiera que yo esté, intentaré siempre traerle llamar a Volodia para que fuera a visitarles,
cerca de mí, si no tiene usted nada en contra... comenzaron a ponerse mal las cosas para el lama
Se quedó pensativo por un instante y después Uya y el chamán Ogu. El taimado lama incluso se
agregó escuetamente: marchó de Kjara. Ogu se quedó y andaba
- Se puede confiaren usted, tal es mi opinión. intencionadamente de un lugar a otro por Kjara con
Volodia se puso completamente rojo: por lo visto, todos los atributos destinados a la práctica de sus
no era, efectivamente, mal doctor, ya que artes de hechicero: le parecía que de esta manera
Bogoslovski le decía tales palabras. Tod-Zhin le tenía un aspecto más imponente y terrible. Pero el
rogó: abuelo Abatái inventó el cuento de que había oído
- Confía plenamente en Tush. Te ayudará mucho, decir a los honorables doctores rusos que Ogu había
sí. Y la vieja Opái también te puede ayudar. Muchos embrujado a muchas personas trayéndoles
te pueden ayudar si encuentras el camino para enfermedades, y en particular a Kuk-Bostá, porque le
acercarte a ellos. ¿Sí? había dado un carnero de menos. El prestigio de Ogu
- Sí -dijo Volodia. quedó desde entonces muy quebrantado. Ahora no
Se fueron los dos, y Volodia se quedó solo en su era más que un brujo maligno y no un curandero, y
solo cabo con su hospital y sus enfermos. Y, además, los brujos malignos no le hacían falta a la gente, si
en los albores de su gloria. acaso, alguna vez para atraer la desgracia sobre
¡Qué miedo tan terrible sintió aquella noche! alguien, pero con tales ingresos no podía alimentarse
ni un gorrión, tanto menos Ogu, al que le gustaba
Otra vez solo. beber vodka y no podía pasar sin comer carne.
El abuelo Abatái, efectivamente, oía ahora como - ¡Ahora le va muy mal al maldito Ogu! -
de joven, y la aldea de Kjara estaba asombrada de suspiraba el abuelo Abatái.
este pequeño prodigio. Todos los sordos no sólo de Incluso los chicos iban detrás del chamán
Kjara, sino también de los campamentos más gritándole con insolencia cuando andaba entre las
alejados venían para que les curara Ustimenko, y yurtas, tocando el pandero y con su gorro empinado,
cuando éste decía que no podía curar a alguno de los en el que llevaba bordada con tendones una
sordos, no lo creían y le ofrecían "agradecérselo" con repugnante cara humana, y su báculo rodeado de
un reno o una oveja, o un caballo. Un hombre viejo y cintas, del que pendían tres bolsitas: en la primera
viudo le ofreció incluso "un camello completamente llevaba "la piedra celestial", en la segunda, "la
bueno", este viejo se disponía casarse, y eso de terrenal", y en la tercera, el alimento para estas
casarse estando sordo le daba un poco de cargo de piedras "vivas".
conciencia. El abuelo Abatái, que creía ciegamente - ¡Devuélvenos nuestra oveja, perro! -gritaba al
en la omnipotencia de la medicina de Volodia, le chamán un tunantuelo.
aconsejaba: - ¡No te atrevas a pasar por delante de nuestra
- Usted le insiste poco. Hay que saber pedir, pedir yurta! -chillaba otro.
mucho tiempo, llorar, inclinarse hasta el suelo. ¡Pues - ¡No te tenemos miedo! -vociferaba un tercero;
es un gran chamán! pero esto no era en absoluto verdad. Todos ellos le
Volodia no lograba curar a todos los enfermos de temían, ¡y cómo!
sordera. Le bastaba al chamán Ogu volver hacia ellos su
En cambio Kuk-Bostá, a quien Bogoslovski y él rostro anguloso, hacer alguna mueca terrible y agitar
sacaron tres cubos de líquido, y la gruesa y además su báculo con cintas, para que todos aquellos
bondadosa Opái, y la ligera Tush, ponían en todas valientes se dispersaran gritando. Después, durante
partes por las nubes al doctor soviético Volodia, al largo rato seguían temblando y lanzando juramentos
140 Yuri Guerman

contra el mal de ojo del brujo maldito: si le da la bastantes. Ahora había camas incluso en el pasillo y
gana te mete en la barriga tres cubos de agua, como a en el amplio zaguán, y hasta en el estrecho corredor
Kuk-Bostá, y después ve a que te rajen y te la que conducía a la cocina. Dos casos de muerte no
saquen. ¡Ay, y con lo que dolería eso! asustaron a nadie. Volodia, sin escatimar el tiempo,
Volodia tenía mucho trabajo, y ahora no se explicó a los enfermos que estos dos pobres
avergonzaba al escuchar al lejano Moscú: cumplía su desgraciados habían dejado que la enfermedad
misión, y, sin duda, no mal. Mirándolo bien, había avanzase mucho y la ciencia ya no pudo hacer nada.
sido acertado que le mandaran allí. Es posible que - Es preciso venir aquí a tiempo -dijo con
Puich y Ogurtsov también hubieran salido adelante, severidad-, y entonces nadie "quedará privado de la
pero con respecto a Svetlana y Niusa, lo dudaba edad".
mucho... Pero por algo se dice que el cirujano muere con
Un día, después de haber oído Moscú, captó la cada uno de sus pacientes que fallecen. Y esto lo
onda de Viena para oír música, se acostó y cerró los experimentó Volodia al hacer la autopsia de los
ojos. Pero al instante se sentó en la cama: en vez de cadáveres. El no era culpable de estas muertes:
música de pronto empezó a hablar el canciller ¿acaso no había hecho todo cuanto era preciso para
austríaco Shuschnig, que acababa de llegar de la salvar a este joven pastor que le habían traído con
residencia hitleriana de Wergtesgaden. una peritonitis agudísima, y al viejo cazador, a quien
Se oía mejor que nunca, y hacia media noche un oso había destrozado? "Los dos murieron después
Volodia lo comprendió todo. El fascista Zeiss- de la operación -pensaba-, quiere decir, que a
Inkwart declaró que después de sustituir al canciller consecuencia de la operación". Pero el cazador había
anterior, él le había pedido a Hitler que enviara sus estado once días tendido en su yurta, antes que sus
tropas a Austria. Dejaron de transmitir valses, y en familiares le llevaran al hospital. Y de nuevo la
lugar de la Sinfonía Incompleta de Schubert, que maldita idea: "después, quiere decir que a
antes Volodia escuchaba con tanta frecuencia, consecuencia de... "
empezaron a oírse los estridentes sones de una banda A los muertos, según las costumbres del lugar, se
militar, y, por último, unos gaznates destemplados los llevaron a las montañas en caballos. Volodia no
vociferaron la canción nacista sobre Horst Wessel. podía mirar a los ojos de los familiares. "¡Svetlana,
Ya estaba aquí; ya había empezado lo que había Zhenia Stepánov! -recordó a los compañeros y
previsto el padre cuando dijo que la guerra "detendrá compañeras del instituto-. ¡Misha Shérvud! Médicos
el desarrollo de vuestra ciencia", y de lo que también internos, futuras lumbreras de la ciencia, parásitos,
había hablado Rodión Mefódievich. vividores, ¿cómo os va por ahí?" Y, estirándose en su
Volodia continuó buscando otras ondas. estrecha cama aquella noche atormentadora,
Todas las estaciones de radio transmitían música. insomne, pensaba: "¡No importa, ya nos veremos y
"¡Bailan! -pensó Ustimenko con amargura-. Baila hablaremos, cerdos!"
París, y Londres, y Roma... ¡Ah, si pudiera ahora "En general", como acostumbraba a decir Eugenio
hablar con su tía aunque no fuera más que media Stepánov, Volodia se cansaba de manera indecible,
hora, una hora!... " se agotaba tanto, que después de todo un día de
Ya se disponía a acostarse, cuando llamó a su trabajo no podía conciliar el sueño. Recibía por la
puerta "madame cocinera": habían traído de la mañana y por la tarde en el ambulatorio, y no daba
explotación aurífera a un muchacho lleno de abasto. Después, la visita a las salas, las curas, los
quemaduras. tratamientos, las visitas por las yurtas. ¿Se podía
Ahora se repetían con frecuencia las noches en acaso negar cuando le llamaban para ir a ver a un
vela. enfermo? Y operar dos veces a la semana. Operar sin
Con los primeros vientos templados, el chamán ningunos ayudantes, sin enfermera de cirugía, sin
Ogu desapareció de Kjara. La gente decía que antes asistentes. ¿Se podía considerar al cobarde Danzí ni
de irse a la taigá estuvo lanzando conjuros y siquiera como algo parecido a un ayudante? ¡Oh, qué
haciendo sortilegios durante mucho tiempo delante tormento, qué trabajo extenuador, cuántas fuerzas
del hospital, y los vecinos de Kjara temían que el costaban estas operaciones; qué malabarismos no
hospital desapareciera "tragado por la tierra", o que haría Volodia, más que si estuviera en el circo! Y
muriera el doctor Volodia, o que se produjera un gran cómo había aprendido a mantenerse firme, a dominar
incendio. Pero el tiempo iba pasando y no ocurría sus nervios, que ahora resultaba que también tenía
nada de esto. él...
A Kol-Zal casi se le había curado ya la terrible "¡Vas a reventar, hijo mío querido! -le escribía
úlcera en el labio. Cuando los vecinos de Kjara Aglaia-. ¡No lo podrás resistir! ¡Ven aquí a pasar las
vieron a Kol-Zal que volvía a su yurta, vacaciones, iremos al mar Negro!"
comprendieron que aquella enfermedad se podía Volodia se sonreía con tristeza. ¿Acaso podían
curar, y entonces no cesaron de acudir al hospital los ellos allá, en la Unión Soviética, comprender
enfermos. De otras enfermedades también había realmente la situación de él aquí? Incluso personas
Esta es tu causa 141

tan inteligentes como su tía Aglaia y Rodión alguna, se ponía colorado en presencia de Tush; a
Mefódievich, no lo comprendían. ¿En manos de Danzí hasta le resultaba incomprensible que Tush no
quién iba a dejar ahora el hospital? Dejar ahora lo se decidiera a meterse en la cama con el doctor.
que había sido creado con tanto trabajo, equivaldría a Aunque no era esto lo que más le preocupaba. Para él
malograrlo todo, sembrar de nuevo la desconfianza, era mucho más desagradable pensar que Tush se
abandonar las posiciones conquistadas. Pero Rodión estaba convirtiendo en una persona más importante
Mefódievich sí lo comprendía: "Tu padre se sentiría que Danzí; y hasta el abuelo Abatái se había
orgulloso de ti -le escribía a Volodia-, puedes permitido hacerle algunas indicaciones a Madí-
creerme. Si vamos a analizar las cosas, se puede Danzí. En realidad, ellos dos -Abatái y Tush- se
decir que tú has tomado en tus manos la estafeta de habían cruzado entre el doctor y Danzí, estorbando
Afanasi Petróvich y actúas como él actuó allí donde que él fuera la persona más importante en Kjara y
estuvimos él y yo. Pero, a pesar de todo, cuídate, en más necesaria al doctor.
esto Agláyushka tiene razón". Pero él no podía vencerles.
Hacía ya algún tiempo que Volodia había "Madame cocinera" quería mucho a Tush y el
empezado a enseñar gradualmente a la dulce y abuelo Abatái también estaba de su parte: uno contra
bondadosa Tush el trabajo de enfermera de cirugía. tres, Danzí no podía hacerles frente y únicamente
Eran obligaciones difíciles, pero Tush se esforzaba esperaba con impaciencia el momento en que él
tanto, tenía tan ferviente deseo de aprender, lloraba llegara de la capital, entonces Danzí le contaría a él
con tal amargura cuando Volodia la reprendía, le que estos tres eran bolcheviques. Sí, así,
miraba de tal manera a los ojos con el deseo de precisamente, se lo diría a él: "¡bolcheviques!" Los
adivinar su pensamiento, de adelantarse a sus echarían a los tres. Y qué es lo que iba a pasar
órdenes, que poco a poco Volodia dejó de enfadarse después. Madí-Danzí ni lo pensaba.
con ella, y únicamente le decía con suavidad: Por las tardes, cuando en el hospital reinaba la
- Tush, no se ponga nerviosa y todo saldrá bien. calma, Volodia, con tristeza y ternura, pensaba todo
La muchacha lo comprendía en seguida todo, se el tiempo en Varia. La sangre le golpeaba con fuerza
movía con agilidad y rapidez, sus manos ligeras, en las sienes, le ardía la cara, hubiera querido gritar: -
pequeñas y morenas, cumplían con diligencia y ¡Variuja!- a lo mejor le contestaba, a lo mejor venía y
destreza todo lo que fuera necesario para el enfermo, le preguntaba como entonces:
o durante la operación, en el trabajo que todavía - ¿Qué quieres, Volodia?
estaba aprendiendo. Los enfermos llamaban siempre Pero nadie venía. Ustimenko apretaba con fuerza
a Tush, era difícil pasarse sin ella, el trabajo más los dientes y fijaba los ojos en un libro de medicina.
duro, más desagradable y sucio lo empezaba y Pero la figura de Varia no desaparecía, no era tan
terminaba como si fuera no un trabajo, sino una dicha fácil olvidarla. Volodia sacudía la cabeza, maldecía,
que le había caído inesperadamente en suerte. se esforzaba por pensar de Varia lo peor posible.
Tush enseñaba a Volodia el idioma de su pueblo. ¡Que haga lo que le parezca! ¡Él tenía su vida, y ella
Y le enseñaba con viva satisfacción, con alegría, la suya! ¡Cada uno marcha por su camino! Luces,
resplandecientes los ojos oscuros, ojos de brillantes flores, el torbellino del vals, besos, y después, claro
pupilas con bordes dorados, dibujándose una ligera es, eso que Zhenia llamaba "fisiología". El sudor
sonrisa en su pequeña boca de labios rojos. perlaba su frente, las manos le temblaban, se
Hacia la primavera, aunque todavía con dificultad, ahogaba, abría el ventanillo, después se sentaba otra
Ustimenko ya comprendía a los cazadores, a los vez con el libro. No era para él nada fácil obligarse a
criadores de ganado, a los labradores (“los que daban pensar en lo que leía, pero, pese a todo, leía, estaba
de beber a la tierra", como les llamaban por estos obligado a leer.
lugares, porque eran los que hacían las acequias), y Tod-Zhin había hecho para todos sus doctores
no sólo comprendía, sino que hasta podía hablar un suscripciones de libros y revistas en diferentes
poco, lo más importante, sin lo cual era muy difícil idiomas, y esto ayudaba mucho a Volodia, pues él no
desenvolverse. Sin sonreírse ya al oír el tradicional podía visitar las clínicas, no podía asistir a
saludo, contestaba que su ganado estaba bien y él conferencias y reuniones científicas, sólo podía leer.
mismo les preguntaba, como estaba establecido por Trabajar, leer, pensar.
la cortesía secular. Tush, bajando la vista con Y escribir cartas.
modestia, le corregía cuando él cometía algún error. Ahora escribía con frecuencia a Bogoslovski; le
Aunque lo ocultaba, Madí-Danzí odiaba a Tush: escribía largo y tendido, con satisfacción. Eran unas
suponía que Volodia necesitaba a esta muchacha cartas muy extrañas. La mayoría de las veces
sencilla y llanamente como mujer, porque era joven y Volodia pedía algún consejo, otras escribía
bonita, y Volodia era un muchacho joven y bien inopinadamente algo parecido a un discurso, a
parecido. De vez en cuando, observaba que Tush se programas, o reseñas. Por ejemplo, en una ocasión le
quedaba mirando a Volodia con arrobamiento, y escribió a Nikolái Evguénievich que no consideraba
observaba también que Volodia, de pronto, sin causa acertado que los jóvenes ingresaran en los centros de
142 Yuri Guerman

enseñanza superior directamente desde la escuela. trabajo así y se indignaba con los desertores, los
"¿No es cierto, por ejemplo -escribía Volodia-, que si despreciaba y les adjudicaba los peores insultos.
todas nuestras Niusas y Svetlanas trabajaran de También escribía a Varia acerca de Tush, su futura
sanitarias o de enfermeras tres, o cuatro, o cinco enfermera de cirugía, y le decía que todos ellos
añitos, comprenderían entonces estas señoritas si juntos no le llegaban ni a la suela del zapato a Tush.
efectivamente querían ser médicos o, en general, sólo Le escribió de las operaciones que tenía que hacer él
querían tener instrucción superior a costa del Estado? solo, de las ventiscas en invierno, de los chamanes,
¿Acaso no tengo razón?" de las heladas que llegaban a cincuenta grados bajo
Bogoslovski contestaba a cada carta discutiendo cero, le habló de Tod-Zhin, le contó su angustia de
con él, pero sin imponerle su criterio. En cuanto a lo los primeros tiempos, cuando no venía al hospital ni
de las "Niusas y Svetlanas", no estuvo de acuerdo un solo enfermo, y le escribió también que era
con Volodia y le contestó que, según su opinión, con completamente feliz, a pesar de que ella le había
respecto a esto había que considerar cada caso por traicionado.
separado. "Por ejemplo, para usted no hubiera tenido "Tú me has traicionado, no temo emplear esta
sentido -le escribía Bogoslovski- pasar sus mejores palabra -escribía-, tú podías haber venido aquí para
años trabajando de mozo de hospital, sin eso ya sabía ser mi mejor y más fiel ayudante en este trabajo
usted bien de lo que se trataba, ¿no es verdad? Y me desapercibido, pero tan necesario. Serías mi
atrevo a pensar que a mí tampoco me habría hecho enfermera de cirugía y mi asistente en las
falta trabajar varios años de hermano de la caridad". operaciones. Serías mi mujer y mi amiga, y ahora,
Precisamente en estos días de difíciles reflexiones ¿estás esperando tus estúpidas flores y las luces de
sobre su trabajo, en estos días de cansancio, de las candilejas? Créeme, no existen en la tierra, no
extrema irritación contra todos aquellos "tiralevitas y existe más que la satisfacción por el trabajo propio.
adulones" que vivían, como escribió Mayakovski, ¿Qué eres tú ahora? ¿Geólogo? ¡No! ¿Actriz?
con la bolsa llena y a sus anchas, recibió ¡Mucho menos! ¡Cómo puedes vivir tranquila e
inesperadamente carta de Varia. Por todo su tono, por incluso bromear, llevando, además, la insignia del
su elegante papel, incluso un poco perfumado, por su Komsomol! ¡Salte del Komsomol, buscadora de ti
sobre alargado, por sus bromas, la carta de Varia al misma!"
momento le ofendió. Varia le escribía que a trancas y El diablo sabe qué carta era aquélla, pero él no la
barrancas ya había terminado la "odiosa" escuela de quiso releer. En realidad, no le era nada fácil la vida,
geología, y ahora ya tenía las manos libres, y que, ni el trabajo ahora, a pesar de todas sus palabras
aunque Rodión Mefódievich no lo veía con ningún sobre la verdadera felicidad. Eran demasiado largas
agrado, había decidido resuelta e irrevocablemente las noches que se pasaba en vela pensando en la
dedicarse al teatro. Con toda probabilidad, a lo más operación que tendría que hacer al día siguiente; era
tardar el próximo otoño, o posiblemente antes, se inmensa, casi superior a sus fuerzas, la
trasladaría a Moscú, para ingresar en el estudio de un responsabilidad por las vidas humanas "confiadas a
teatro, de cuál precisamente, Volodia no lo pudo él"; eran demasiado complicadas sus reflexiones
entender. También escribía que con seguridad se sobre el deber, el libre albedrío, el propio destino en
volverían a ver en la vejez, cuando Volodia fuese ya la tierra, el derecho a "estar agazapado" aquí, cuando
un luminar en alguna de las clínicas de Moscú; pues el Ejército Rojo asaltaba la línea Mannerheim.
no iba a estar eternamente viajando por el extranjero, Dos veces escribió a Bogoslovski pidiéndole que
al fin y a la postre, todos los grandes profesores le enviaran al ejército en operaciones, y dos veces
vuelven a su patria. Entonces, que la busque a ella - Nikolái Evguénievich le contestó escuetamente que
una actricilla modesta- por alguna parte en Moscú y compartía por completo sus sentimientos, pero que
se digne recordar con ella su ingenua infancia... no tenía la posibilidad de anular el hospital de Kjara.
Volodia releyó dos veces la carta y se sentó a En las tardes de primavera Volodia se sentía
escribir la contestación. dominado por la nostalgia. De pronto le invadía un
Probablemente en toda su vida no había escrito deseo incontenible de ir al teatro, a un teatro grande,
una carta tan larga, tan cruel y tan categórica. Pero él hermoso, lujoso, e invariablemente con Varia, para
no trató de ser cruel, resultó así sin proponérselo. Le que ella hablara de sus encantadoras naderías y él le
contaba a Varia su vida y su manera de vivir aquí y dijera: "Deja de decir simplezas". Deseaba que no
esto no podía dejar de sonar como un reproche para oliera a hospital, que hubiera una calle ancha,
ella y para todos los que eran como ella. El escribía iluminada, con charcos después de la lluvia en los
así: no tú, sino vosotros, todos vosotros, todos los que se reflejaran los focos eléctricos. Deseaba no
que son como tú; ¡vosotros: los Eugenios, las tener que saltar de la cama por la noche, cuando Tush
Svetlanas, las Niusas, las Varias! Vosotros suponéis llamaba a la puerta para decirle: "Han traído a uno
que yo por las tardes me infundo en el frac, ¿verdad? muy malo, ¿sí eh? Ahora va a perder la edad, ¿sí?"
¡Pues enteraos cómo vivo! Aquello era una crueldad Pero Volodia también en este caso salía adelante: no
orgullosa, él no se lamentaba, exigía de todos un era fácil, pero, a pesar de todo, salía adelante. Se
Esta es tu causa 143

obligaba a no pensar en lo que no debía pensar. porque aquí tendrá usted no pocas...
Vivían los dos juntos en una misma habitación.
Capitulo XV. Por las noches Vasia escribía siempre el mismo
El brujo. relato bajo el título:
En el mes de marzo, cuando el invierno empelaba "Cómo transcurre la vida en el hospital X", o
a ceder, los días se hacían más soleados y las heladas escribía cartas interminables. Un día, Volodia
ya no eran tan intensas, llegó a Kjara un ayudante de encontró casualmente una hoja en la que leyó:
Volodia. Era un médico de Leningrado, un muchacho "...lente, un hombre colosal. Su voluntad de hierro y
muy agradable, de labios gruesos, llamado Vasia su previsión científica, la fidelidad ideológica a su
Belov. Lo mismo que Bogoslovski, cuando llegó con causa me dan derecho a pensar, mi lejano amor, que
Tod-Zhin, había tenido ya tiempo de darse un V. A. Ustimenko es ese carácter que yo debo tomar
remojón en una poza del río. Por el camino vio una definitivamente como base..."
manada de lobos hambrientos, traía consigo una Volodia no leyó más. De pronto, hasta sintió
buena escopeta -¿sabe usted, de papá?-, una cantidad remordimiento de conciencia, como si estuviera
enorme de cartuchos, pólvora, perdigones, cuñas de engañando a Vasia. ¡Pero si él no le engañaba!
pescar, anzuelos, baquetas y libros de consulta de Vasia también hizo amistad con Abatái. El viejo
medicina. Traía también una cantimplora de coñac y sabía ya hablar algo en ruso -Tush les ayudaba a
un retrato, "simplemente de una amiga, se puede ambos- y Vasia no se cansaba de escuchar los
decir que de la infancia", y una pipa, en la que cuentos bastante ingenuos, pero muy divertidos, del
fumaba "sabe usted, por pasar el tiempo". Vásienka abuelo Abatái e incluso los escribía para su futuro
miraba a Volodia como el inferior al superior, a los "librito" sobre el hospital de Kjara.
enfermos los trataba con deferencia, de Tush decía Seguía habiendo mucho trabajo, pero, con la
que veía en ella "el despertar de la dignidad nacional llegada de Belov, para Volodia era ahora bastante
de millones de seres magníficos". Volodia hablaba más fácil y Ustimenko se lo decía de buen grado a
con Vasia en ese tono de cansancio del viejo que lo Vasia casi todos los días. Este; enrojeciendo hasta las
ha visto todo y está al cabo de la calle de todo. Pero, orejas, se rascaba la cabeza y contestaba:
además, no se podía ser de otra manera con aquel - Sí, pero… Usted se excede en la alabanza,
joven doctor que a cada momento hacía tales Vladímir Afanásievich… Si no fuera por usted...
preguntas: Y Vasia se esforzaba todavía más en el trabajo,
- ¿Dígame, Vladímir Afanásievich, hay tigres por trabajaba con más energía, con más ahínco. Al recibir
aquí? Yo, personalmente, no he tenido el honor de algún elogio se hacía mejor, pero cualquier
verlos. advertencia, incluso suave, le afectaba mucho, se
- ¿Y gulos? ponía sombrío, se apagaban sus ojos vivos y siempre
Hable con el abuelo Abatái. alegres.
- ¿Y serpientes venenosas? Y, perdone, si las hay, Ahora Ustimenko, aunque no por mucho tiempo,
¿cuales son y cómo lucha usted contra su veneno? podía marcharse del hospital. Se dirigía a caballo a
- No he oído hablar de serpientes por aquí, Vasia - los placeres auríferos de Urchunsk, donde visitaba a
le respondió Volodia, pero, acordándose de todos los enfermos y sanos: era éste un trabajo largo,
Bogoslovski, rectificó al instante-: Perdone. minucioso, pero necesario. Iba también a ver a los
¿Vasili...? pescadores de Ostiú-Be, recorría muchos
- Ivánovich –dijo, un poco confuso, Vasia. campamentos nómadas en Dzhischi. Generalmente le
- Vasili Ivánovich. No he oído hablar de acompañaba Madí-Danzí, en las caballerías llevaban
serpientes por aquí, y tampoco he tenido ocasión de algunos instrumentos de los más necesarios,
combatir su veneno. medicamentos, una tienda de campaña, sacos de
- ¡Qué lástima! He traído especialmente un librito dormir. Y Volodia sentía una gran satisfacción en el
titulado "Serpientes venenosas". alma cuando el caballo se abría paso con segura
- En esto no puedo ayudarle en nada. andadura por los ocultos senderos de la taigá o por el
- ¿Pero, en general, ha habido algún caso abrupto barranco a orillas del Taa-Jao, cuando abajo
extraordinario que haya sucedido aquí? se oía el fragor del impetuoso río, y arriba el sol
- Aquí, Vasili Ivánovich, todo es extraordinario. cálido y benigno de primavera calentaba los huesos;
- No en ese sentido, Vladímir Afanásievich. Sabe le alegraba ver la tumultuosa y alegre agitación que
usted, yo tengo un documento que me acredita como se producía en todo el campamento, cuando a su
corresponsal de un periódico de la juventud y encuentro corrían los chiquillos en bandada y tras
quisiera, claro es, si usted no tiene nada en contra, ellos, pausados, tranquilos, salían los hombres,
escribir a veces alguna pequeña información o relato, conscientes de su valía -eran los padres y los
en general, informar de nuestra vida... abuelos-, cuando las mujeres le hacían profundos
- Bueno, pues informe cuanto quiera, siempre que saludos, y cada amo y cada ama de casa les invitaban
no vaya en perjuicio de sus obligaciones directas, a comer o a cenar con ellos en su yurta, o
144 Yuri Guerman

simplemente para conversar amistosamente; y ahora azotaban la cara, les desgarraban las ropas, los
le agradaba hacer la cortés y habitual pregunta acerca caballos resoplaban cansados y contraían los ijares.
del estado del ganado y escuchar la misma pregunta, En un claro del bosque cerca de Dzhem-Chu -
con una chispa de burla en los ojos del que Volodia ya había estado otra vez en este poblado- se
preguntaba, pues todos sabían que el doctor ruso no encontraron con unos diez hombres a caballo; por las
tenía ganado, ¿pero, cómo iban a empezar la cintas trenzadas en las crines y en las colas de los
conversación? caballos, Ustimenko comprendió que las víctimas ya
Sí, en estas yurtas y junto a estos hogares, en las habían caído en manos de los chamanes. Danzí habló
viviendas de la explotación aurífera y en los poblados en tono violento con un viejo que miraba con ojos
de los pescadores había piojos, y tracoma, y sífilis. hostiles a Volodia; de la conversación sacaron en
Había escenas horribles, cuadros que, al verlos, limpio que allá, con los heridos, se hallaba el chamán
Volodia, persona ya acostumbrada, sentía que se le Ogu, el mismo que huyó de Kjara. El muchacho
revolvía hasta el alma. Pero, subiéndose las mangas había ido a buscar al doctor sin que nadie se lo
de la bata y lavándose sus enormes manos, hacía todo mandara, se había escapado, y el viejo le amenazaba
cuanto podía, y después, en unas angarillas ahora con terribles castigos.
especialmente adaptadas a dos caballos, mandaba al Sólo al anochecer, Volodia y Danzí, acompañados
enfermo a su hospital con una nota para Vasia. El del muchacho, que se llamaba Lamza, llegaron a una
hospital siempre estaba repleto, pero aquello era un elevada colina cubierta de cedros, cerca del
hospital de verdad; de allí, por lo general, los impetuoso río Taa-Jao. En la ladera de la colina
enfermos salían curados, y cada día llegaban a protegida del viento ardían seis hogueras; en aquella
campamentos más y más lejanos los rumores sobre el semipenumbra, sobre el fondo de las humeantes
doctor sorprendente y nunca visto que vivía en Kjara: hogueras, las figuras humanas parecían enormes.
y los nómadas perdían poco a poco la fe en los Unos cincuenta jinetes cortaron el paso a Volodia. Se
chamanes y en el lama, que se iban adentrando día detuvieron expectantes. Todos llevaban escopetas,
tras día en la taigá y en la tundra. Y allá, lejos de incluso los más jóvenes. Seguramente se han
Kjara, se hacía más intenso el odio de éstos a emborrachado con vodka de leche -supuso Danzí, y
Volodia y su hospital, al nuevo doctor Vasia, a Tush, aconsejó a Volodia emprender la vuelta antes de que
que trabajaba con estos rusos, e incluso al abuelo fuera tarde.
Abatái. - ¡Están muy borrachos, eh, sí -dijo Madí-Danzí-,
Dicho sea de paso, por ahora a Volodia todo esto no nos espera nada bueno!
no le daba ni frío ni calor. Los lamas y los chamanes Volodia se apeó del caballo y le echó las riendas a
no se cruzaban en su camino, y él se olvidó de ellos, Danzí; dando grandes zancadas, se fue derecho hacia
lo mismo que se olvidó de Markélov. los jinetes. Ellos no se movieron, los cañones de las
Estaba en extremo ocupado, trabajaba mucho, escopetas de caza apuntaban directamente a Volodia.
concentrándose en sus tareas, para acordarse siquiera Dominado por el miedo, pero dándose cuenta al
de lo que o de los que hacía ya tanto tiempo habían mismo tiempo que no podía obrar de otra manera,
desaparecido de su camino. apartó a un lado el hocico de un caballo, que casi le
Un día de otoño, en el mes de septiembre, le rozaba, apretó con el hombro en el estribo de otro,
despertaron al amanecer. De las deshilvanadas soltó un juramento y empezó a subir por la ladera de
palabras de un muchacho que llegó apresurado, pudo la colina. Detrás del doctor, un poco de costado,
comprender solamente que había ocurrido alguna tiritando de miedo y procurando ir lo más cerca
desgracia y que había que prestar auxilio a unos posible de él, corría con pasos cortitos Lamza, el hijo
hombres que se encontraban lejos de allí, pero a qué del que seguramente ya había "perdido la edad"...
distancia, no pudo explicarlo el muchacho, extenuado Entre las llamas de las hogueras humeantes vieron
y asustado. tendidos dos hombres, y otro estaba apoyado en unas
Madí-Danzí aparejó los caballos y sujetó bien los parihuelas que le sujetaban por debajo de los brazos.
fardos en las albardas. La mañana era fresca. Sus ojos estaban clavados en la lejanía con
Volodia, encogido de frío, bostezaba, no podía angustiada tristeza. Seguramente ya no veía nada,
sacudirse por completo el sueño. Hacia mediodía, se porque no reconoció a su propio hijo. Al lado del
puso al fin en claro que tendrían que recorrer más de padre de Lamza estaba el chamán Ogu: al
cien kilómetros, pero cuántos más, el muchacho comprender lo que ocurría allí, Volodia perdió al
tampoco lo sabía, también se enteraron de que no instante todo temor.
había sólo un herido, sino tres, que el primero Junto al cazador moribundo estaba ya todo lo que
seguramente ya habría "perdido la edad", y los otros le podría hacer falta para aquella lejana vida, para la
dos puede ser que resistieran. vida siguiente, como le gustaba expresarse a Danzí;
El camino era difícil, al principio por la orilla del allí había tabaco, también había cerillas, y vodka de
río -por aquí Volodia ya había pasado-, después, para leche, y carne, y un par de calzado nuevo, y tampoco
acortar la distancia, a través de la taiga. Las ramas les faltaba un látigo. A este hombre -todavía con vida-
Esta es tu causa 145

ya le despedían para el largo viaje, y Volodia, con su el padre de Lamza se inclinó sobre el cartucho y toda
presencia y su intervención revocó la ley de la la carga le fue a dar en el pecho.
muerte, que había ya anunciado el chamán Ogu. Los - ¡Cuidado! -gritó el hijo de Lamza con voz
jinetes, instruidos por el chamán, vigilaban para que asustada, y en aquel instante Volodia oyó tras de sí
se cumpliese la ley de la muerte, pues si el padre de un chasquido seco.
Lamza quedaba con vida, entonces Ogu moriría, no Se volvió rápidamente.
podría vivir más como chamán. A unos diez pasos de él, completamente blanco,
- Todo lo tienes dispuesto, todo está bien con una escopeta de dos cañones en la mano, estaba
preparado, no se ha olvidado nada, emprende, pues, el chamán Ogu. Apretó los dos gatillos, pero la
el camino, vete, tú ya no tienes edad -decía el escopeta del padre de Lamza no estaba cargada.
chamán Ogu, que no había visto todavía a Volodia y Gracias a esto Volodia "conservó la edad": en la taigá
no había oído sus pasos a causa del crepitar de las saben disparar, y el chamán Ogu no hubiera errado el
ramas que ardían en la hoguera-. Vete, no esperes... tiro.
- ¡Lárgate de aquí, brujo! -gritó Volodia. Volodia ya se disponía a lanzarse sobre él, pero
Ogu se volvió lentamente, vio las botas de Ogu arrojó la escopeta y se arrastró hacia Ustimenko.
Volodia y se levantó. Se irguió, pero éste no era Se arrastraba, se inclinaba, se arrastraba un poco más
aquel Ogu, que se apartaba al ver a Volodia en Kjara, y ponía la cara contra el suelo. Ahora buscaba la
era otro, éste se sentía dueño de la taigá, un dueño defensa, el amparo del hombre a quien había querido
bastante insolente y además borracho, y además con matar. Sólo Ustímenko podía salvarle a él, que había
un cuchillo enorme, con el que acababa de cortar la vulnerado la ley de la muerte, a él, que había querido
carne para el lejano camino del padre de Lamza. matarle por la espalda. Y, agarrándose de un pie de
Ahora el cuchillo lo sostenía, dispuesto a asestar el Volodia, apoyó sobre él su mejilla, empezó a dar
golpe, con el filo para arriba, preparado a matar al aullidos y a implorar, lamentándose y gimiendo...
odiado doctor ruso de una puñalada en el vientre, - ¡Tomen la escopeta! ¿Lo oyen? -gritó
revolviendo además el cuchillo. Ogu sabía cómo Ustimenko-. Tomen la escopeta, cárguenla y
matar, aunque no sabía cómo curar. pónganse a mi espalda, yo tengo que trabajar.
Durante algunos segundos permanecieron el uno Tómala tú, Lamza. Puede ser que tu padre no "pierda
frente al otro a la luz de las hogueras, que iluminaban la edad". Pero no puedo curarle si me disparan por la
con un resplandor rojo sus semblantes. El chamán espalda. ¡Y que el chamán se vaya al diablo!
hacía sonar el pandero con la mano izquierda, en su Volodia estaba muy irritado, y de nuevo, sin saber
alto gorro llevaba bordada una repugnante faz por qué, se acordó de Niusa Iólkina y Svetlana.
humana. El chamán Ogu estaba allí para cumplir la Larnza metió dos cartuchos en la escopeta, se
ley de la muerte, y defendía la muerte; Volodia había colocó tras la espalda de Volodia. En tanto, los
venido allí para devolver la vida a un hombre, y jinetes, que habían desmontado de los caballos, se
defendía la vida, la defendía olvidado por completo aproximaban uno tras otro para ver a aquel hombre
de sí mismo. Y, agarrando al chamán por encima de de quien Ogu les había contado que no sabía curar,
la mano en la que tenía el cuchillo, le apretó con tal sino que sólo sabía matar: había matado a dos en su
fuerza la muñeca que el brujo dejó caer el arma y hospital, y después se había ensañado con ellos
retrocedió de un salto a la oscuridad, al otro lado de abriendo los cadáveres para robarles sus fuertes y
la hoguera, chillando y golpeando el pandero. sanos corazones de cazadores y guardárselos él como
Volodia se inclinó al momento sobre el padre de reserva.
Lamza. Pero Ustimenko no veía a nadie: trabajaba. Al
Efectivamente, la muerte estaba cerca, pero rojizo e inseguro resplandor de las hogueras que se
todavía se podía luchar con ella. iban extinguiendo, Volodia examinaba la herida, que
Quitándose la zamarra, Ustimenko se puso en el exhalaba un hedor espantoso. La herida se
acto a cumplir su misión; los otros dos cazadores, encontraba en el lado derecho del pecho, los bordes
que se hallaban tendidos cerca de las hogueras, ya estaban purulentos. Volodia no podía hallar el
empezaron a contar entre ayes y lamentos lo que orificio de salida.
había ocurrido. El les oía sin prestarles mucha - ¿Cuántos días lleva en estas endemoniadas
atención, pero captó algunas frases sueltas acerca de parihuelas? -preguntó.
la caza afortunada y de cómo se le habían terminado - ¡El quinto día! -contestó Madí-Danzí sumiso-.
los cartuchos y cómo los malvados demonios de la Sí, así, el quinto. Ellos no comprenden, son necios,
taiga Zumbr y Kur, enemigos de los cazadores, tontos, sí...
seguramente se las arreglaron para cortarle el camino Mientras seguía examinando la herida, Voloelia
al padre de Lamza el mejor cazado entre los mejores. ordenó a Danzí que le trajera los instrumentos, que
Explotó un cartucho, eso es lo que había ocurrido, echara un brazado de ramaje en la hoguera y que
reventó cuando el padre de Lamza preparaba los preparara con qué lavarse las manos para operar...
cartuchos. Todos ellos estaban sentados cerca, pero El chamán Ogu había tenido tiempo de meter en
146 Yuri Guerman

las heridas trozos de piel de zorro con propiedades hecho yo? Vuestro chamán Ogu ha querido matarme,
curativas, empapados en saliva de lobo y grasa de y vosotros lo habéis visto y ninguno ha movido ni un
ardilla derretida. Era necesario operar dedo.
inmediatamente, pero el padre de Lamza se ahogaba - ¡No nos hemos atrevido! -replicó uno de ellos
al tenderle de espalda; además, no había quién con voz bronca-. Hasta ahora le teníamos miedo,
pudiese aplicarle el narcótico. podía terminar con todos nosotros.
Volodia echó alcohol en un jarrita hasta la mitad, - ¡No puede haceros nada! -dijo Ustimenko-. Es
le agregó agua y lo acercó a los labios resecos del un cobarde imbécil. El no trabaja como vosotros, no
padre de Lamza. hace más que robaros, y vosotros le tenéis miedo.
- ¡Bebe, amigo! -dijo Ustimenko en alta voz y con - No -dijo otro cazador-. Ahora ya no. Ahora le
firmeza-. Tú estás vivo, no te has privado de la edad. mataremos.
Bébelo de un trago y te pondrás mejor. ¿Lo oyes, - ¡Y eso tampoco lo haréis! -gritó Volodia-. No le
amigo? No te dejes dominar por la enfermedad, no te mataréis, ¿lo oís? ¡Yo no lo permitiré!
sometas a ella y pronto podrás ir a cazar de nuevo. Hacia el amanecer trasladaron a los tres heridos a
Aquellos ojos llenos de dolor se entreabrieron una balsa que habían enviado por la noche desde el
lentamente. poblado. El chamán Ogu continuó arrastrándose a los
- ¡Bebe! -le ordenó Ustimenko. pies de Volodia, hasta que éste le ordenó también ir a
Y cuando el padre de Lamza respiró con alivio, le la balsa; pero antes de esto Ogu tenía que arrojar al
puso una inyección de morfina. río Taa-Jao su gorro, el pandero y el báculo con las
Volodia empezó a examinar la herida al "piedras vivas". El chamán empezó a lanzar fuertes
resplandor de las hogueras humeantes que ardían con aullidos, los cazadores rompieron a reír. Volodia
viva luz. Alrededor de él, como una muralla que le estaba en la balsa con los labios apretados, el rostro
protegía de Ogu, que seguía farfullando y consumido, barbudo.
lamentándose, estaban los cazadores. El padre de - ¡Perdóname! -gritó Ogu.
Lamza respiraba entre estertores, el muchacho - Tú vienes conmigo como he dicho, o te quedas
temblaba y sollozaba junto al hombro de Volodia. En aquí para siempre -dijo Ustimenko-. ¿Lo has
las copas de los cedros aullaba el viento, allá lejos, en comprendido, Ogu?
el profundo barranco, bullían las aguas del Y Ogu, temblando y entre lloros, arrojó al
tumultuoso Taa-Jao. Los otros dos heridos, poderoso Taa-Jao todos los símbolos de su dignidad
incorporándose un poco y olvidándose de sus propios de chamán. Aunque parezca sorprendente, él creía en
sufrimientos, miraban las manos de Volodia, las su gorro, en su pandero y en su báculo. Creía, y
brillantes pinzas, al rostro duro, irritado y tenso del cuando vio el gorro que se hundía en el agua se
doctor ruso. apaciguó para siempre. Únicamente preguntó a
La herida tenía cerca de once centímetros de Volodia:
profundidad. Al examinarla. Volodia tanteó en el - ¿Y qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a
fondo de ella unos perdigones gruesos, rollitos de sustentarme?
piel curativa y una baqueta de fieltro. Extrajo todo - Vendrás a mi hospital, a partir leña. Por este
esto. trabajo estarás bien alimentado.
Tomó un minuto de respiro, le puso luego un - ¡Pero yo no sé partir leña! -se ofendió Ogu.
vendaje húmedo con tampones y se puso en pie. La Volodia se encogió de hombros. Por el camino no
respiración del herido era ya más regular, el pulso, habló con nadie, sentía profunda amargura y dolor en
aunque todavía débil, más normal. No menos de una el alma. Largos años recordó después el seco
hora empleó en la cura de los otros dos cazadores. chasquido de los gatillos de la escopeta de dos
Con ellos también había hecho lo suyo el maldito cañones a su espalda. La balsa la gobernaba un viejo
chamán Ogu. Y, además, tenían el cuerpo lleno de de aquellos lugares llamado Jidzhik, los heridos
quemaduras. hablaban en voz baja entre sí, observaban cómo la
Cuando Volodia se incorporó, el corazón le balsa asustaba a los patos, a los gansos, cómo asustó
palpitaba aceleradamente, sentía fuertes punzadas en a un urogallo que estaba en la orilla. A la caída de la
el costado, y tenía las piernas acorchadas. Las tarde empezaron a oír el rumor del agua en los
inmensas hogueras continuaban ardiendo con rabiones: el padre de Lamza, el chamán execrado y
grandes llamas. Los cazadores, con sus zamarras de los otros dos heridos al principio se encaramaron lo
piel de reno, la cabeza descubierta y la tez más alto posible sobre una tarima en la balsa,
amarillenta, curtida, permanecían inmóviles. No después, dejando allí tan solo a Lamza, bajaron para
esperaban que el doctor se volviera hacia ellos tan echar ofrendas a los rabiones: dinero, galleta seca y
rápida y bruscamente. sal.
- ¿Por qué? -les preguntó Ustimenko con palabras - ¡Manteneos firmes! -ordenó Jidzhik.
que ellos comprendían-. ¿Por qué? ¿Por qué me La balsa se inclinó de repente, la proa se hundió
habéis recibido como a un enemigo? ¿Qué malos he en el agua, la popa se levantó bruscamente, crujiendo
Esta es tu causa 147

entre las piedras. Una ola enorme, espumeante, la presencia de Volodia, pero al verlo no mostró la
rugiente, fragorosa, inclinó la balsa a la izquierda, menor extrañeza, se limitó a decir:
después a la derecha, y los rabiones quedaron atrás. - ¿Usted? ¿A qué se debe tal honor, señor-
El padre de Lamza preguntó con voz sumisa si camarada doctor?
habían arrojado su ofrenda, un viejo cartucho de A Volodia le pareció percibir una nota falsa y
cobre de la escopeta. burlona en la voz de Markélov. Y aquellos ojos,
- ¿Me curarás, sí, doctor? perversos no hacía tanto tiempo, le miraban, aunque
Volodia respiró profundamente y se sonrió: con insolencia todavía, al mismo tiempo con
¿podía él enfadarse con la gente que arrojaba inquietud, con recelo, asustados.
ofrendas a los rabiones? - ¿Qué, ha venido usted por algún asunto? ¿O así,
En noviembre Volodia le extrajo al padre de simplemente, como vecino? ¿Qué necesita usted de
Lamza un secuestro del esternón, debajo del cual Markélov?
habían quedado incrustados el pistón metálico de un - Pues sí, pasaba por aquí y he entrado -dijo
cartucho y los perdigones. Volodia tranquilamente, observando con atención a
Y también en el mes de noviembre se presentó en Markélov-. Hace seguramente más de un año que no
el hospital la hija de Markélov con el ruego de que nos hemos visto, y he pensado entrar a verle, puede
fuera a visitar a su padre, que se hallaba gravemente ser que usted no se encuentre bien...
enfermo. Egor Fomich sonrío con malicia, diciéndole:
- ¿Qué le pasa? -preguntó Ustimenko. - ¿Te propones curar a Markélov? Eso sería
- ¿Acaso lo puedes saber? -contestó Pelagueya demasiado honor para ti, criaturita. ¡Markélov os
con tristeza-. No hace más que rechinar los dientes y sobrevivirá a todos, sí, sí.
no dice nada. Bebe vodka de una manera terrible. Ha Volodia guardó silencio. El viejo se quedó
adelgazado muchísimo, por las noches no pega los mirando con atención e inquietud su rostro curtido
ojos. por el viento, de fuerte y enérgico mentón, buscó con
- ¿Y quién me llama a verle, él o usted? la mirada sus ojos.
- ¡Yo! -dijo la muchacha, bajando los ojos. - ¿Pasabas por aquí y se te ha ocurrido entrar?
¡Qué pícaro eres, doctor! No me vengas con argucias,
¿En qué consiste el sentido de la vida? Pelagueya te ha engatusado, y nadie más. ¿Eh?
Ya atardecido, provisto de su linterna eléctrica, el ¿Callas? Pero, aparte de todo, me alegro de que
estetoscopio y unas cuantas tabletas de luminal, hayas venido, charlaremos, beberemos. Tengo un
Volodia se fue a visitar a los Markélov. Empezaron a "Marsala" excelente. Por más que el "Marsala" es
ladrar furiosamente los perros atados con cadenas, el para los que les gusta emborracharse con vino dulce.
encargado salió corriendo al porche todo asustado, y Nosotros beberemos coñac. ¿Beberás conmigo?
se apresuró a decir con mansedumbre: - Beberé.
- ¡Pase, pase, tenga la bondad! ¡Le esperan! - ¿Y quién soy yo: tu enemigo de clase y tu
Pelagueya Egórovna le está esperando con explotador? ¿Qué, por qué me miras así? Todo lo
impaciencia, pase por favor... conozco, hermano, estoy enterado de todo: ahora leo
En el recibidor había un olor desacostumbrado a dos periódicos vuestros, me he subscrito.
ciprés, a benjuí, y algún otro aroma dulzón y Se paseó por la habitación, descorrió una cortina
empalagoso. Pelagueya, vestida con sus mejores de seda azul sujeta con anillas; allá, en el fondo,
galas, con rumor de sedas, las manos llenas de débilmente iluminada, se descubrió una capilla con
resplandecientes sortijas y un valioso broche en el un facistol; a un lado se amontonaban en desorden
pecho, le dijo con un susurro: libros antiguos encuadernados en pergamino;
- Pase usted mismo a verle, ¿sí? ¡Le ruego que me también se veían revistas modernas y un montón de
haga un favor! ¡Se lo pido por Dios! Así, periódicos. Agitando irritado un puñado de
simplemente, pasaba usted de camino y ha entrado. periódicos en sus manos, Markélov le mostró a
De paso, sin ninguna idea especial, puede ser que Volodia varios números de Pravda e Izvestia,
sólo para honrarnos con su visita. Hace mucho que le sacudiéndolos delante de él:
espera, habla con frecuencia de usted, pero, perdone, - Sí, los leo. ¿Y qué? Habláis de los koljóses, del
no como doctor, sino como... Le recuerda... plan, del quinquenio, de los sovjóses, de distintos
Volodia se encogió de hombros y llamó a la trabajadores que son condecorados por sus éxitos. ¿Y
puerta. No oyendo ninguna respuesta al otro lado, yo, cómo voy a vivir? "¿Y el género humano es la
entró. En una pieza inmensa, baja de techo y muy Internacional?" ¡También lo sé! ¿Pero yo dónde me
caldeada, se paseaba Markélov de un rincón a otro, voy a meter? ¿Voy a volverme otra vez al reino de
con la cabeza gacha, sacudiendo su barbita blanca, las tinieblas, a esquilar ovejas?
como un chivo, las manos a la espalda; iba vestido - ¿Qué ovejas? -preguntó Volodia, sin
con una larga poddiovka negra y, suspirando, comprender.
farfullaba algo entre dientes. No advirtió al momento - Es una expresión figurada tomada de los pilares
148 Yuri Guerman

de la fe. Es decir, a estrujar más a los aborígenes, que llegó por estos lugares hablaba de los primeros
para sacarles más jugo. Ellos son los que nos dan de mandamientos de los cielos, que son: humildad,
comer y nosotros somos sus bienhechores. ¿Te vas cordura, continencia, caridad, fraternidad,
dando cuenta? conciencia, amor. Bueno, y rómpete la cabeza:
Los ojos de Markélov miraban al mismo tiempo ¿cómo compaginar los colmillos con la fraternidad,
airados y lastimeros, la boca roja se contrajo en por ejemplo? ¿Cómo armonizar la caridad con la
medio de su barba plateada, su semblante se frunció ciencia de hacer para el indígena de aquí vodka que
con un gesto dolorido. Tirando a un lado los resulte para ti barata, y para él cara? ¿Cómo
periódicos, se acercó a la puerta y llamó a Pelagueya, combinar el amor con la ciencia paterna de oscurecer
se quedó mirándola fijamente y dijo, con una las martas cebellinas, de ahumarlas, para que su
sonrisita burlona: precio fuera tres veces más alto? Junto con la
- Vaya si te has acicalado, ternerita. Anda toda su continencia y la cordura, nos enseñaron cómo acabar
vida hecha una cenicienta, y hoy se ha vestido de sin ruido ni voces en la taigá con un anticristo, un
sedas y se ha colgado todas las alhajas. ¿Para quién? hereje, si éste se empecinaba: esto también ha
¿Para el doctor? El no se va a casar contigo, no le ocurrido. Nos enseñaron que a nosotros todo nos
interesas, en su país le espera una mujer-camarada, estaba permitido, pues somos ortodoxos y no
¡y no una lacra de tiempos pasados! arderemos en el fuego del infierno. Sabemos quién
Pelagueya se fue poniendo roja poco a poco, bajó hace la señal de la cruz con la pezuña, y quién con
más la cabeza y empezó a pasar rápidamente entre tres dedos; nosotros, que nos persignamos con tres
los dedos los flecos de su chal. cruces, somos puntales de la fe que hemos recibido
- Tráenos coñac "Marte!": allá hay, toma las con el bautismo, y por eso a nosotros todo nos será
llaves y no te olvides de cerrar, pues, si no, tu perdonado. Y yo lo aprendía bien, aunque muchas de
mamaíta se lo sorberá todo -y se rió de nuevo, aquellas enseñanzas las repudiaba. Yo mismo no he
volviéndose hacia Volodia-. Es una supervivencia del derramado sangre de los indígenas, me repugna, pero
alcoholismo que tenemos en casa, bebe para estar sobre mis difuntos padres ha caído no poca de esta
alegre. Trae también pepinillos salados, con hinojo. sangre, está derramada y clama. Y a causa de todo
Hay quien prefiere el "Martel" con limón, pero a esto se me ha producido ahora una revuelta en el
nosotros, por nuestra simpleza, nos gusta con cerebro. ¿No existe tal enfermedad?
pepinillos. Además, para nuestro sabio, para el - ¡No sé, nunca he oído hablar de ella! -dijo
doctor-camarada, trae algo más sustancioso, más Volodia.
alimenticio, ya ves lo delgado que está. Y muévete - ¡Lo oirás! -le prometió Markélov.
de prisita, que has engullido demasiada carne de la Entró Pelagueya con una bandeja en las manos.
despensa colonialista, explotadora. "el mundo de la Egor Fomich cogió la botella, hizo saltar con
opresión" -añadió, fijando nuevamente en Volodia su habilidad el corcho, dándole un golpe en la palma de
mirada turbada, atormentada-. ¡Vete ya! la mano, clavó los ojos en su hija, pero no la mandó
La hija, haciendo una profunda reverencia al marcharse, sino que la ordenó que se sentara y
estilo antiguo, salió silenciosamente. Markélov sacó escuchara en silencio.
de detrás de una vieja butaca, toda rozada y cubierta - ¡Tanto más que estás vestida de sedas! Sin
con un antiguo tapiz, una botella ya empezada que embargo, escucha, camarada doctor. Revuelta y
tenía allí escondida, bebió directamente de ella con superchería, ¿no es así?
avidez, luego preguntó: Pelagueya echó el coñac en grandes vasos de
- ¿Dime, cómo voy a vivir? Vinieron acá mis cristal verde, le ofreció uno a Volodia. El se lo acercó
abuelos huyendo del padrecito zar y me enseñaron a a los labios, el viejo Markélov bebió el suyo hasta el
su manera. Me preguntaban: "dime, pues, hermano, fondo, mordisqueando después un pepinillo salado.
¿quién murió y en polvo no se convirtió?" Y yo - ¡Superchería! -repitió Egor Fomich-. Se me
contestaba con desenvoltura: "¡La madre de Dios sí ocurre una ideíta: ¿para qué, supongamos, vive el
murió, pero en polvo no se convirtió, sino que viva a hombre?
los cielos ascendió!" También me hacían otra sabia Volodia se estremeció: le parecía que Markélov le
pregunta: "¿De qué seres, mancebo, no había una estaba haciendo burla, se estaba mofando de él, que
pareja en el Arca de Noé?" Y yo respondía y decía: sacaba afuera, a la vista de todos, estando borracho,
"Los peces, pues ellos en el agua se pueden mantener sus ideas, las de Volodia.
y la respiración hacer". ¿Acaso estaba mal? Me - ¿Para el capital? -preguntó Egor Fomich-.
enseñaron además a que me elevara sobre las gentes Perfectamente, ha llegado desde los abuelos hasta
de aquí, pues otros que llegasen -de otro país- podían nosotros. ¿Pero, el capital, para qué? ¿Para
elevarse sobre mí y despojar al pueblo de estas tierras heredarlo? ¡Supongamos! ¿Pero, si ella, la tonta, no
con más fuerza que yo. Me enseñaron mis padres a ve provecho alguno en él? ¿Entonces, qué? Vamos a
afilarme los colmillos, pues el hombre es un lobo ver, por ejemplo, empiezo a ir de francachela, es
para el hombre. Y una predicadora de la antigua fe decir, expresándome a su estilo, como en los
Esta es tu causa 149

periódicos, se produce en mí una corrupción. ¿Pero recibir por tu trabajo forzado aquí? ¿Eh? Yo, si
qué necesidad tengo de luchar contra esto, si no quiero hoy mismo, o mañana, en cuanto quiera,
encuentro ningún sentido en otra cosa? Bueno, puedo ir a California o a la ciudad eterna, a Roma, yo
todavía puedo meter algún dinero en el banco, puedo me lo puedo permitir todo. ¿Y tú? Ni siquiera, tonto,
todavía engañar con habilidad, incluso con gracia a tienes mujer ni bebes vodka. ¿Y cuánto tiempo llevas
uno, o dos o tres herejes, anticristos, ¿y para qué? aquí? ¡Años! Ayer mismo lo vi con mis propios ojos:
Hablo de manera poco comprensible, oscura, ibas subiendo por una vereda, y se tiró a morderte un
deslabazada, pero sígueme escuchando, ya que has perro, entonces una mujer, la mujer de Sain-Balek,
venido... espantó al perro con un palo. ¿Y a mí? ¿Quién me
- Sí, le escucho. espanta los perros a mí? ¿Dime, vas a ayudar a un
- Eso es. Tú, doctor, debes comprender que hay hombre cuando le da vueltas la cabeza? Dime a mí,
tales enfermedades que no son ni del vientre ni del que ya soy viejo, dime, camarada, ¿para qué vive el
pecho, pero que son mucho peores. Anda, hombre?
entiéndelas... - ¡Para la causa! -contestó Volodia sombrío y con
Se echó más coñac, bebió, limpióse, y prosiguió: voz apenas perceptible.
- He vivido rodeado de porquería, he sido - ¿Cómo?
engendrado en la abominación, en la lascivia, en la - Para la causa.
suciedad. No tengo a qué agarrarme, he perdido la - ¿Bueno, y la causa para qué? ¿Acaso yo no he
senda, me quedo ciego. Mi mujer, hermano, es tonta, hecho nada? ¿Acaso he vivido con los brazos
es un trozo de carne y grasa, en ella no encontrarás a cruzados? Pues tú, criaturita, no has visto ni en
la persona. Pelagueya es la que me da lástima, se sueños, las vueltas y revueltas que hemos dado
consume la muchacha... nosotros por la taigá y por los intransitables pantanos
- ¡Padre, no digas eso! -imploró Pelagueya. de estos contornos, qué nochecitas hemos pasado y
- No quieres que lo diga, pues no lo digo. en qué sitios las hemos pasado, qué lobos nos han
Markélov se quedó unos instantes pensativo, salido al paso aullando, cómo los habitantes del lugar
bebió coñac a sorbos. Volodia callaba, la conocida han disparado contra mi padre, como si fuera un oso.
lámpara relámpago, sin pantalla, le cegaba los ojos... ¿La lucha no es acaso una causa?
- ¡Tome un trozo de empanada! -oyó decir a - No. no lo es. Ustedes hacían dinero, y no
Pelagueya desde el fondo de la habitación. luchaban por una causa.
Volodia tomó un trozo de empanada. - ¿Quiere decir que somos egoístas?
- Sí, ella me da lástima -repitió Markélov, - Egoístas.
pensativo-. Lo demás es más fácil: ¡que se vaya todo - ¿Y no tengo salvación por haberme liado de tal
al diablo! No me queda mucho de vida, no son pocos manera?
los años, y la senda, para qué buscarla. He echado - ¿Me lo pregunta como médico?
raíces aquí, en Kjara. Aquí tengo mi cementerio, - ¡Vete a paseo con tu medicina, me da risa hasta
tengo mi panteón familiar, todos nosotros hemos oír esto. Te pregunto cómo ruso que eres...
tenido un carácter fuerte; el panteón está construido - Los dos somos rusos, pero somos rusos
de ladrillo ruso, traído desde muchos miles de diferentes -dijo Volodia, elevando su dura mirada
verstas, para que tengamos nuestro descanso. Desde hacia Markélov-. Yo soy ruso soviético y usted lo es
los más viejos del lugar hasta el último de los solamente de procedencia, es ruso sólo por el
mocosuelos conocen todos a mi ilustre familia y la panteón de ladrillos, pero no por sus sentimientos
temen. No tengo más que levantar un poco el gallo y humanos. El ruso de hoy es completamente distinto
todos se echan a temblar. Me temen, ¿comprendes? del de antes, contra el ruso de hoy no dispararía un
En cambio, a ti te conocen y no te temen. A hombre trabajador. Tal es la razón por lo que usted
centenares de verstas te conocen y no te temen ni tiene miedo, y yo no...
poco ni mucho. Tú eres de procedencia rusa y yo Markélov, al parecer, no escuchaba.
también soy ruso. ¿Por qué es eso, di? - Está bien -dijo con voz de pocos amigos-. A
Sollozó, se echó al coleto medio vaso más, le dio quien inciensan, ése hace reverencias. Tú dime una
un repeluzno, y continuó: cosa: ¿y si ofreciera mis bienes al hospital? ¿Puede
- Y no toman regalos míos, temen tomar un ser que entonces yo me volviera tan bueno como tú,
regalo, se esperan una mala jugada. No creen en mi señor-camarada?
bondad. ¿Y no podría ser que, de verdad, me hubiera - Estos bienes no son de usted y ofrendar lo
hecho yo más bueno? ¿Eh? robado es necio.
Y con pena y rencor susurró: Egor Fomich no se inmutó, solamente se acercó
- Te han querido matar los chamanes, lo he oído, más a él y le preguntó:
lo sé. Pero tú eres tonto, ¿por qué arriesgas tu vida? - ¿Y perdonar al chamán Ogu no es también
A mí, se comprende, por el oro. ¿Pero a ti? ¿Qué necio? ¿Quiso disparar sobre ti con una escopeta, y
sueldo tan enorme recibes tú? ¿Qué premio vas a ahora le das de comer? Tenías que haberle ahorcado
150 Yuri Guerman

en un árbol allí mismo y, además, haberle a visitar a Osh. Esta estaba adormecida, en la sala de
chamuscado las plantas de los pies en la hoguera a partos ponían todas las cosas en orden, el abuelo
ese hijo de perra; se acordarían de ti por los siglos de Abatái, en cuclillas en el corredor, jugaba a las
los siglos... damas al resplandor de la estufa con el cazador
- Ogu no es culpable -dijo Volodia fríamente-, el enfermo Kuri. En la sala número cuatro se oía
culpable es usted... quejarse a Kjem, un chico de diez años al que habían
- ¿De nuevo yo? ¿Lo oyes, Pelagueya, y también operado hoy. Volodia se sentó a su lado, le tomó el
de esto tengo yo la culpa? ¿Eh? ¡Qué pícaro es el pulso, le tocó la pierna para ver si estaba caliente:
doctor, pero qué pícaro es! ¿Por qué tengo yo la Kjern no quedaría inválido. Al salir de la sala cuarta
culpa, amigo querido?... vio a Tush, con los ojos relucientes, ligera, esbelta, se
- Usted mismo lo sabe: centenares de años... acercó a él con su paso rápido, ingrávido.
- Bueno, basta ya de decir tonterías -le - ¿Bueno, y qué me dice con respecto a Moscú? -
interrumpió Markélov-. Me he esforzado por ti, he le preguntó Volodia-. ¿Se decide a ir, Tush?
escrito lo que era menester y a quién era menester, a - ¡No! -le contestó alegremente ella, mirándole a
tu chamán le meterán tras una buena reja... la cara.
- ¡No lo consentiré! - ¿Y por qué?
- ¿No lo consentirás? -sorprendióse Markélov. - Soy todavía poco culta ¿sí, eh? -dijo-. Allí se
- ¡De ninguna manera lo consentiré! reirán de mí. Iré después, más tarde. Cuando usted
- ¿Como cristiano? me diga: ve Tush, ya es hora. ¿Así, eh, sí?
- El cristianismo no tiene nada que ver con esto. No pudo mirarla a los ojos, ¡le brillaban de tal
- ¡Bueno, vete ya con cien mil diablos! Y, por manera, y había tanta ternura y cariño en aquel brillo!
último, te quiero preguntar: ¿qué causa es ésa, para la
cual vive el hombre? La muerte negra.
- Cualquier hecho provechoso para todos los El segundo pabellón empezaron a construirlo en
hombres, y nada más -sombrío como antes e incluso la primavera. El día que pusieron la primera piedra
irritado respondió Ustimenko-. Cualquier hecho. llegó otra doctora -Sofía Ivánovna Soldaténkova- una
- ¡Los hombres son una basura! mujer ya no joven, seria, pausada. Lo primero que
- ¡En ese caso no tenemos por qué perder el hizo la recién llegada fue exigir, y en forma muy
tiempo usted y yo hablando! -dijo Volodia, categórica, que desapareciera del hospital el chamán
poniéndose de pie-. Únicamente, Egor Fomich, que Ogu.
pienso que sólo una persona muy mala puede afirmar - ¡Es hasta extraño! -exclamó Sofía Ivánovna-: un
que los hombres son una basura... antiguo sacerdote, o, como les llaman por aquí, un
- ¡Es decir, que yo no soy bueno! -dijo Markélov chamán, parte la leña para la cocina. Yo misma lo he
con ironía. Y gritó tras de Volodia: visto. ¡Es sencillamente asombroso! Y parte la leña
- Ven alguna vez a enseñarme a mí, que soy un para las salas. ¡Es muy extraño, mucho!
hombre inculto. - ¡Pero si él no hace sus brujerías en el hospital! -
- ¡No vendré! -dijo Volodia-. Es difícil hablar con objetó Ustimenko huraño-. Y, además, ya no es
usted. Y, además, inútil... chamán. No tiene ni el pandero, ni el báculo...
Todavía se miraron cara a cara el uno al otro. - ¡Es extraño! Un servidor del culto siempre es un
Markélov, desconcertado, Volodia, tranquilo y triste. servidor del culto, con báculo o sin báculo. Y, por
En el porche, bajo la menuda llovizna, temblaba otra parte, me he enterado que ha realizado un acto
el encargado. terrorista contra usted.
- ¿Qué, se morirá pronto? -le preguntó a media - ¿Qué?
voz a Volodia. - Un acto terrorista, sí. Y usted ha revelado
- ¿Cómo, pronto? debilidad y blandura de intelectual no entregando a
- Si ya no tengo fuerzas para luchar con él. Se este canalla a los tribunales. A los atentados del
pelea hasta lo imposible, ha perdido su fisonomía por enemigo de clase hay que responder con firmeza,
completo... Lo mejor es que se muriera hoy mismo, ¿comprende?
imposible contárselo todo, señor doctor... - El no es un enemigo de clase, sino un
Volodia encendió la linterna y se encaminó al desgraciado, un hombre equivocado -dijo Volodia
hospital. Vasia Belov, recién bañado, estaba acostado con acritud-. Y no es usted quién para venir a darme
en su cama limpia y reposaba a gusto, leyendo con lecciones, usted sólo lleva aquí unos días, y yo...
tranquilidad y arrobamiento unas poesías - ¿Así es como reacciona usted ante la crítica? -
sentimentales. sonrióse con ironía Soldaténkova-. Bueno, algo por
- En su ausencia Osh ha dado a luz -le dijo-; no el estilo ya me lo suponía: autosatisfacción, dormirse
hace mucho que hemos terminado. Un niño en los laureles, bombo recíproco...
magnífico. Era asombroso: esta mujer tenía palabras
Después de lavarse y ponerse la bata, Volodia fue preparadas para todo. ¡Qué fácil sería para ella vivir
Esta es tu causa 151

en el mundo! Pero, le advierto, aquí hay mucho que hacer, el


- ¡En pocas palabras, Ogu ha trabajado aquí y trabajo es duro, y señoritas de guante blanco no nos
seguirá trabajando! -dijo Volodia, poniéndose de pie- hacen falta...
. Si esto no le satisface, escríbale a Tod-Zhin, él está Cuando la puerta se cerró tras la muchacha,
al corriente de toda esta historia. Y con esta cuestión Volodia dijo:
hemos terminado. ¿A quién más considera usted - Deme la nómina.
enemigo de clase? Después de firmarla, respiró profundamente,
Sofía Ivánovna suspiró: paseóse por la habitación, miró a la ventana oscura,
- Hay que observar primero. Desde luego, no es sin visillos, y conectó el receptor de radio. Hacía ya
que aquí esté todo mal, hay también algunos éxitos, un mes que esperaba baterías nuevas, pues las viejas
hay también personas nuestras, que nos son fieles. se estaban agotando. En el éter reinaba el
Soldaténkova trabajaba con interés, trabajaba desconcierto. Estuvo largo rato tratando de captar la
mucho y de manera metódica. Desde su punto de onda de Moscú, de pronto, oyó una estación de radio
vista, en el hospital se escribían de manera eslava y se quedó helado: Hitler había atacado a la
demasiado concisa las historias clínicas de los Unión Soviética. Allí había empezado la guerra, tenía
enfermos y, en general, no marchaban nada bien las lugar una batalla terrible, combates como no se
cuestiones de la contabilidad. Y Sofía Ivánovna conocían en la historia de la humanidad.
cambió "de raíz" tal situación. Escribía larga y Vasia, canturreando, con las mangas de la bata
detalladamente, con todos los requisitos, escribía por subidas, entró en la habitación. Volodia le gritó para
la mañana temprano, por la tarde y por la noche, que se callara. Entró corriendo Soldaténkova, pálida,
tenía siempre los dedos e incluso la cara manchados descompuesta. Detrás de ella, en el pasillo, se veía a
de tinta. Fruncía la frente y decía, dando un profundo Tush, Danzí y al viejo Abatái. Volodia empezó a
suspiro: comprender: el veintidós de junio, a las tres y media
- Hay mucho que corregir todavía en lo que se de la madrugada, los fascistas habían empezado una
refiere al método, camarada médico principal, ofensiva en un inmenso frente que se extendía desde
mucho, muchísimo. Es incluso extraño que esté todo el mar Negro hasta el mar Báltico. Ahora un tal von
esto tan abandonado, muy extraño. Por ahora no hago Bock, mariscal de campo, unos tales Guderián,
más que echar una ojeada por encima, pero más Strauss y Bot trataban de irrumpir en algunas
adelante hablaremos los dos, hablaremos de todo sin ciudades fronterizas, pero cuáles eran, no hubo
miramientos, abiertamente, sin cumplidos... manera de entenderlo. Después, una orquesta tocó un
Un día, ya muy entrada la noche, llegó Pelagueya tango, en el éter empezaron a sonar pitidos y
Markélova a ver a Ustimenko. Tenía los ojos zumbidos, Vasia dijo:
hinchados de llorar, durante un buen rato no pudo - ¡Qué insensatez! ¡Es una provocación! ¡Un ab-
decir nada, después le rogó: surdo!
- Señor doctor, admítame a trabajar en el hospital. Al amanecer Volodia envió un telegrama a Tod-
Yo sé hacer de todo, no tendrá que arrepentirse... Zhin con el ruego de que nombrara a Vasia Belov
- ¿Y cómo ve esto su padre? médico principal. La contestación llegó al cabo de
- ¡Qué le importa a él! -contestó Pelagueya con unas dos horas, y Ustimenko comprendió que podía
rabia-. ¿Acaso es ahora una persona? Está perdido salir para la Unión Soviética, tanto más que
del todo, bebe de la mañana a la noche, lee libros sin Bogoslovski ya había partido en avión para Moscú.
el menor sentido y maldice a diestro y siniestro... Una caravana se preparaba para salir de Kjara al
- ¿Entonces no la permitirá venir a trabajar? día siguiente, se lo comunicó Tush a Volodia con
- Pero yo me quedaré a vivir aquí, en el hospital. tristeza. Y se ofreció a ayudarle a preparar el
En un cuchitril cualquiera, donde me manden. Mi equipaje.
suerte está aquí. Admítame, señor doctor, si no, se lo - ¿Pero qué tengo yo que preparar? -contestó
digo de verdad, me colgaré, y sobre usted pesará la Volodia-. Lo meto todo en el morral, y listo. Vaya,
culpa. ¡Admítame! Tush, que sin mí ya tiene bastante que hacer.
E intentó ponerse de rodillas. Tush se marchó.
- ¡Pero, qué hace, levántese! -gritó Ustimenko-. Ustimenko intentó de nuevo captar algo en el éter,
¿Lo oye? Déjese de tales cosas... pero sólo pudo oír las voces como ladridos de un
En este momento entró Sofía Ivánovna con una fascista -alguno de los satélites de Hitler-; no
nómina en la mano y se interesó por lo que pasaba. comprendiendo nada, desconectó la radio. "¡Bueno -
Volodia le explicó. Frunciendo la frente, la doctora se dijo a sí mismo para tranquilizarse-, no es una
preguntó: cosa tan terrible! Dentro de un mes, todo lo más,
- ¿Ah, Markélov, sí? ¡El Rockfeller de la estaré en el frente. ¡No hay que ponerse nervioso!"
localidad! He oído hablar, claro es... En este instante advirtió el pálido rostro de Madí-
Volviéndose hacia Pelagueya, Volodia la ordenó: Danzí. Este hacía buen rato que estaba a la puerta: le
- Mañana venga a trabajar. Desde por la mañana. temblaba la barbilla y su voz era ahogada y trémula
152 Yuri Guerman

cuando intentó hablar. algunos días han visto que se dirigía hacia su
- ¡No le comprendo en absoluto! -exclamó, campamento, tambaleándose como un borracho. Y si
irritado, Ustimenko. una persona se tambalea así, no cabe duda que está
- Hay una bandera negra sobre la yurta -articuló, contagiada de la muerte negra, y está condenada a
al fin, Madí-Danzí-. La muerte negra pronto llegará perder la edad muy pronto.
hasta Kjara. En Dzhaván-Ilir ya ha entrado la muerte - El mayor ha contraído la enfermedad en forma
negra. Ve, camarada doctor, ve, yo no he dejado pulmonar -así ocurre corrientemente, aclaró Sofía
pasar al viejo, ha traído una noticia. Terrible, y él Ivánovna-. En estas situaciones hay que realizar una
mismo está condenado a morir. Ocurrirá lo mismo labor de explicación entre el activo de la población.
que hace muchos años, cuando en Kjara murieron - ¡Activo, pasivo! -refunfuñó el doctor Vasia,
todos, incluso los niños más pequeños, murieron malhumorado.
todos los que no huyeron de aquí a tiempo. El viejo terminó de contar: el mayor Mung-Vo no
Aquí llamaban la muerte negra a la peste. La tuvo ni siquiera fuerzas para entrar en la yurta, y sólo
última epidemia, de gravísimas consecuencias, pudo mandar que pusieran en una pértiga sobre la
estalló en el año mil novecientos dieciséis. Volodia yurta una bandera negra. En la estepa saben bien qué
había oído más de una vez a los vecinos más viejos quiere decir esto: si ondea un trapo negro sobre la
del lugar cómo huyó entonces, abandonándolo todo, yurta, significa que allí está la muerte negra. Y nadie
el gobernador de la provincia, cómo la gente se puede acercarse.
volvía loca, y nadie recogía los cadáveres... - Pregúntele al ciudadano si ha tenido él contacto
Un viejo calvo, con las mejillas hundidas, sin con el enfermo -ordenó Sofía Ivánovna a Tush.
dientes, extenuado, estaba sentado en cuclillas a la Tush no comprendió.
entrada del hospital, hablando al abuelo Abatái, Ogu, - Si él ha visto únicamente este trapo negro, o ha
Sofía Ivánovna y al doctor Vasia de la muerte negra. estado allí, en el sitio, en la yurta -aclaró Vasia.
Tush traducía. El viejo se sonrió malicioso: no, él era lo bastante
Esta primavera entre los cazadores de marmotas inteligente para no acercarse a la muerte negra.
de Siberia -pequeños roedores de piel valiosa- había Entonces, hace muchos años, murieron todos sus
corrido el rumor de que por una piel de marmota los parientes, y él sabe muy bien qué enfermedad es ésta.
comerciantes de las factorías pagarían cinco o seis Por la mañana el mayor Mung-Vo empezó a
veces más que en los años anteriores. Este rumor escupir sangre. Después de algunos días, sobre todo
había llegado del otro lado del cordón sanitario, lo el poblado ondeaban trapos negros: la muerte negra
habían propagado los cazadores de Pes-Va, había irrumpido en Dzhaván-Ilir. El viejo aparejó su
residencia del gobernador del país del Sol. Ahora la caballo y había venido aquí, para hablar con el gran
piel de la marmota la tiñen y la elaboran de tal chamán soviético. De él cuentan distintas cosas
manera que los comerciantes en pieles las venden a buenas. Si el chamán ruso es de verdad tan grande
precios fabulosos. Claro es, los cazadores querían como dicen, pues que nos ayude. Y si no puede, pues
enriquecerse. Y habían empezado a cazar todas las que lo diga en seguida, y no le molestarán más.
marmotas, incluso aquellas que no chillaban, y es - Si te gusta patinar, cargar con el trineo también
cosa sabida que si una marmota calla no se la debe te ha de gustar -dijo sentenciosa Sofía Ivánovna,
tocar de ninguna manera, es que está enferma. La entrando en el hospital.
marmota que está sana runrunea: "¡No temas, no Volodia pidió a Tush que le tradujera al viejo que
temas!", esto también lo sabe todo el mundo... él solo de momento no podía hacer nada, pero que
El viejo bebió agua en un jarrita blanco y procuraría llamar a muchos doctores, a todo un
encendió la pipa. destacamento, que, sin duda, les ayudarían. Y
- ¡Que cuente lo que él mismo ha visto! -ordenó después de dar instrucciones a Vasia y a Tush para
Ustimenko. que se aislara al viejo, se fue a consultar con Zdaba,
Pero el viejo no se apresuró a hablar. Los el gobernador de la provincia de Kjara.
cazadores no sólo mataban las marmotas enfermas, El gobernador recibió a Ustimenko con sequedad.
sino que también comían su carne. El primero que ha La frontera pasaba muy cerca, y detrás de ella vivía a
enfermado ha sido el hermano menor Mung-Vo. Los sus anchas el gobernador del país del Sol. Si Hitler se
dos hermanos -el mayor y el menor- sabían poner engullía a Rusia, el país del Sol ocuparía Kjara, y
hábilmente las trampas junto a las madrigueras de las entonces al gobernador le recordarían sus relaciones
marmotas, y eran considerados como buenos con el médico soviético. Por eso Zdaba ni siquiera
cazadores. El menor Mung-Vo ha enfermado en la invitó a Volodia a sentarse. Pero en cuanto le oyó
estepa y allí ha muerto. El hermano mayor le ha hablar de la muerte negra, el gobernador cambió de
enterrado. actitud. Ordenó que trajeran té a Volodia y mandó a
- ¡Forma bubónica! -dijo Soldaténkova. su secretario que le enlazara inmediatamente por
- Le ha enterrado y ha seguido cazando bastante teléfono con el departamento de sanidad. En el
tiempo, tenía suerte -tradujo Tush-. Al cabo de departamento no contestaba nadie y Volodia,
Esta es tu causa 153

aprovechando tal circunstancia, aconsejó al éstos, abandonan sus cadáveres y sus madrigueras -
gobernador que llamara a Tod-Zhin a su casa. continuó Soldaténkova como si lo estuviera leyendo-.
Por suerte, por una gran suerte, el mismo Tod- Las llamadas pulgas libres se pasan de buen grado a
Zhin se puso al aparato y Volodia le contó todo lo las personas... Ahora, fíjese, camarada Tush, la parte
que ocurría en la zona de Dzhaván-Ilir. En el inferior del capuchón hay que meterla bien por
auricular sólo se sentían chasquidos y zumbidos. debajo del cuello del mono. Y, por último, el
Tod-Zhin callaba. respirador. El espacio a ambos lados de la nariz se
- Diríjase pidiendo ayuda a la Sección sanitaria rellena con algodón, en pequeños tampones...
epidemiológica de Moscú -le dijo Volodia-. Volodia salió al pasillo y llamó suavemente a la
Ayudarán. puerta de Soldaténkova. Las dos -Sofía Ivánovna v
- ¡Hay guerra! -pronunció Tod-Zhin. Tush- se hallaban en medio de la habitación vestidas
- ¡Ayudarán! -repitió Volodia-. ¡Ayudarán sin con los trajes contra la peste.
falta! Estoy seguro. ¿Lo oye, camarada Tod-Zhin? - ¿Cómo interpretar esto? -preguntó Volodia.
Allí hay gente inteligente, ellos comprenden bien qué - Yo, por mi especialidad, soy epidemiólogo -dijo
plaga se ha extendido por su república. Sin duda que Sofía Ivánovna-. Y me ha surgido la idea de ir con
ayudarán. Tush al lugar, hacer la autopsia, averiguar
- Está bien, sí -respondió Tod-Zhin con voz rápidamente de qué se trata. Prestar ayuda. Tenemos
pausada. Luego le rogó que pasara el auricular al trajes, disponemos de un microscopio, también hay
gobernador. lisol, fenol y sublimado. Claro, usted es el médico
Un cuarto de hora después el gobernador principal, pero yo supongo...
ordenaba al jefe de la guarnición -un teniente enjuto - ¡Vayan ustedes! -autorizó Ustimenko.
y canoso-, que establecieran cordones sanitarios para - ¿Seguramente hará falta algún certificado o
que nadie entrara ni saliera del distrito de Dzhaván- documento? -preguntó Soldaténkova.
Ilir. El teniente le escuchó en silencio, dio un - No, Sofía Ivánovna, no hace falta. Allí no hay
taconazo y se llevó la mano a la larga visera de su nadie a quien presentárselo.
gorra blanca con galones plateados. En tanto, en el - ¡Qué salvajismo!, y Soldaténkova se encogió de
patio de la casa del gobernador ya estaban cargando hombros.- Como si estuviéramos en la Edad Media.
los camellos, los caballos, las carretas. Las mujeres En el feudalismo. Me había propuesto organizar una
lloraban: las hijas, las mujeres de los hijos, la esposa charla con el personal sanitario, tenía en proyecto
del mismo gobernador. Era terrible tener que escapar una serie de medidas...
a las montañas, dejando el palacio con seis Vasia asomó la cabeza por la puerta y con voz
habitaciones, sin contar dos yurtas de invierno en el somnolienta preguntó:
patio... - ¿Y si fuera yo también?
Por la noche Volodia recibió un extenso - ¿Para qué? -preguntó Soldaténkova--. Para
telegrama, de varias hojas. Tod-Zhin le comunicaba enterrar el cadáver después de la autopsia bastamos
que Moscú ayudaba y que ya habían salido varios las dos. Y trajes no hay más que dos. Además, no
aviones con medicamentos, material sanitario y tenemos derecho a dejar el hospital desatendido. En
médicos. Al frente de la expedición iba el profesor general, no tiene sentido. Siempre se debe obrar con
Bárinov. El mismo Tod-Zhin y el secretario del sentido, pues obrar sin sentido no se debe. A
Comité Central del Partido del Trabajo llegarían en propósito, hasta que se termine toda esta historia,
avión al día siguiente. Seguían después distintas como es natural, yo no regresaré. Lo más probable es
instrucciones y consejos para Volodia, que transmitía que nos encuentren en el distrito de Mung-Vu...
Bárinov desde el avión. Antes de salir, Soldaténkova entregó a Volodia
Mientras leía y releía el telegrama, Ustimenko una carta y le dijo:
oyó que en la habitación contigua Sofía Ivánovna - Si me ocurriera algo, haga el favor de hacer
enseñaba a Tush la manera de ponerse la vestimenta llegar esta carta a mi hija. Es la única que tengo. Su
contra la peste. padre nos abandonó, él tiene ahora otra familia, y
- Sí, ya sé que esto es muy aburrido -decía Niusa y yo estamos solas. ¡Pero eso no importa! El
Soldaténkova, con su voz monótona y lenta-, pero las matrimonio debe existir a base del amor mutuo; si no
medidas profilácticas personales juegan un papel de es así, no es matrimonio. Hasta la vista, Vladímir
gran importancia en nuestro trabajo. No es ninguna Afanásievich.
heroicidad el contagiarse de peste y morir a causa del Y se marcharon las dos: la pequeña, delgadita y
propio descuido. Primero se pone el mono, ¿ve morena Tush y la fornida Sofía Ivánovna. Se fueron
usted? Las cintas de los pantalones hay que atarlas montadas a caballo, y tras ellas se extendía una larga
bien fuerte aquí abajo... hilera de caballerías con tiendas de campaña,
- ¿Contra las pulgas? -preguntó Tush con su voz pulverizadores de desinfección, palas, medicamentos,
finita. víveres en latas especiales, cerradas herméticamente.
- Las pulgas de los roedores, después de muertos Al despedirse, Soldaténkova dijo:
154 Yuri Guerman

- Vladírnir Afanásievich, quisiera pedirle que no Pasha se echó para atrás el mechón de pelo. Después
se olvidase de eso que usted llama papeleo de de unos instantes, preguntó:
oficina. Yo no he hecho más que empezar a ponerlo - ¿Pero por qué me gustará a mí tanto roer los
un poco en orden y, ya ve usted, he tenido que huesos? ¿Atavismo o qué, camarada doctor? ¿Tiene
dejarlo a toda prisa... esto alguna explicación científica?
- ¿Qué le parece? -preguntó Volodia a Vasia, Volodia le preguntó cómo marchaba la guerra.
cuando la pequeña caravana se perdió de vista. - Por ahora siguen arremetiendo -dijo Pasha-.
- ¡Nunca lo hubiera esperado! -exclamó el doctor ¡Aprietan mucho! Hemos perdido, temporalmente, se
Vasia. entiende, algunas regiones. Pero, sabe usted, yo
pienso que esto es algo así como la peste de ustedes,
Esta es tu causa. por algo lo llaman la peste parda. Hasta que no nos
Al atardecer la población de Kjara vio llegar el movilicemos como es debido, nos seguirán tragando.
primer avión, muy parecido a aquel en el que muchos ¡Pero en cuanto nos despleguemos por completo, se
años atrás había aterrizado en su ciudad natal el acabó! Lo esencial es conservar la tranquilidad y la
difunto Afanasi Petróvich, el padre de Volodia. Aquí presencia de ánimo. ¡Pues la peste negra no puede
no había aeródromo y el avión estuvo buscando tragar a toda la humanidad! Ni tampoco el fascismo
bastante tiempo un lugar para el aterrizaje, el motor puede terminar con el Poder soviético.
zumbaba, según le pareció a Volodia, alarmado e A poco se acercó Tod-Zhin y preguntó a Volodia
interrogante, el aparato casi tomó tierra unas cuantas si se podía organizar una guardia de honor para
veces, pero de nuevo volvió a elevarse. recibir a los doctores que venían de Moscú, si
Por fin aterrizó. correspondía hacerlo o no y qué decían sobre el
En el avión venían tres personas: el piloto, un particular los cánones de la diplomacia. Volodia no
joven chato con un tufo de pelo descolorido, casi lo sabía, y el piloto Pasha tampoco, pero se expresó
blanco, sobre la frente, Tod-Zhin y el secretario del en el sentido de que "no perjudicaría". El secretario
CC del Partido del Trabajo, un hombre corpulento, del Comité Central se quedó pensando y luego dijo
de unos cincuenta años de edad con el pelo cortado que había que recibirlos con guardia de honor y con
como un erizo. El secretario del CC no estrechó la música, y que se debía tocar La Internacional.
mano al gobernador de la provincia, se apartó a un A las seis de la mañana, como lo habían
lado con él y empezó a hablarle en voz baja, pero convenido, Volodia salió montado a caballo hacia la
irritada. Zdaba musitó algo con una vocecita que no bifurcación de la carretera, hacia la gran roca blanca.
le salía del cuello y se inclinó, haciendo reverencias, Allí ya se había establecido un puesto sanitario, los
Tod-Zhin dijo a Volodia secamente: soldados del ejército republicano, armados con
- Ahora el camarada secretario del Comité Central carabinas, no permitían a nadie salir de la zona de
trabajará aquí. Es un camarada magnífico, le han Dzhaván-Ilir.
tenido muchos años encadenado y dentro de una Tush esperaba ya allí montada a caballo; su
jaula de madera; ¡sí, así! El pueblo le conoce muy pequeño potrilla de largas crines sacudía todo el
bien, la gente trabajadora tiene confianza en él, y tiempo la cabeza para espantarse los tábanos. El
éstos le temen. ¡Que le teman! viento le soplaba a Volodia de espalda, por esto él no
El secretario del CC montó a caballo y se fue, tenía necesidad de gritar mucho, pero, al contrario, la
acompañado del teniente, a reconocer los puestos pobre Tush hasta se ponía roja del esfuerzo.
sanitarios. Alumbrándose con antorchas, los - ¡Hace falta lisol -gritó-, hace falta mucho! ¡Es de
habitantes de Kjara trabajaron toda la noche forma pulmonar, sí! ¡Hay muchos muertos y muchos
preparando una pista de aterrizaje para los aviones enfermos, hay que darles de comer, uno ni dos
pesados de transporte, que llevaban muchas horas de doctores no son bastantes, es una epidemia muy
vuelo, tanto de día como en la noche estrellada, grande! Y hacen falta vacunas, muchas vacunas...
desde Sarátov a Kjara, para detener el paso a la El viento agitaba los negros cabellos de Tush, los
muerte negra. Al amanecer, el piloto de la avioneta, soldados del puesto de cuarentena miraban a aquella
Pasha, mientras comía gallina asada, acompañándola joven con temor y admiración.
con sorbos de leche fría, preguntó a Volodia: - ¡Es usted una valiente, Tush! -gritó Volodia-.
- ¿Pero, de verdad, tan contagiosa es esa peste? ¡Pronto vendremos todos en su ayuda. De Rusia ya
¿Eh? ¡Me parece que es más el pánico que otra cosa! vienen en aviones doctores, muchos doctores,
Yo tenía un perro muy mimado, Pulka se llamaba, y muchísimos! ¡Por el aire, en aviones! ¡Resistan
también se contagió de peste, yo lo agarraba, y mi ustedes un poco más, Tush, sólo unas horas!
madre, y mi hermanita, ¡y no pasó nada! ¡Nadie se - ¡Resistiremos! -gritó ella.
contagió! Mi hermanita, en exceso compasiva, hasta Y, sacudiendo la fusta, partió al trote hacia las
besaba al perro... yurtas, sobre las que se agitaban los trapos negros.
- ¡Aquélla era otra peste! -dijo Volodia. Mientras tanto, aterrizaba en Kjara el primer
- ¿Qué quiere decir otra? ¡La peste es la peste! - avión de transporte. En el fuselaje y en las alas, el
Esta es tu causa 155

avión llevaba pintados cruces rojas y los distintivos sola epidemia de peste en el siglo veinte contra la que
de la URSS. Veinticuatro soldados de la guarnición - no hubiera luchado este anciano enjuto, pequeño,
con guerreras blancas y hombreras con monogramas nervudo. Su mano había estrechado la de Gamaleya
plateados- presentaron armas. El director de la banda en Odesa, la de Zabolotni en la India y Mongolia;
de música levantó una mano y resonaron los acordes este viejecito había conocido a Deminski, él curó a
de La Internacional. A Volodia se le oprimió la los enfermos de peste en Manchuria y estuvo a punto
garganta, sin duda las continuadas noches sin dormir de morir durante la epidemia de Astrakán. Trabajó en
se hacían sentir. el laboratorio de la peste en un fuerte, no lejos de
A los acordes de La Internacional se abrió la Kronstadt, conoció al doctor Vizhnikévich y asistió a
portezuela del avión y el mecánico de a bordo echó la su entierro, como también asistió al de Shréiber. Y
escala de aluminio. Tod-Zhin y el secretario del no se había entregado. A sus setenta años, de nuevo
Comité Central permanecían inmóviles, haciendo el estaba luchando contra la peste...
saludo militar. - ¡Sí, sí! -y Bárinov asentía con la cabeza
escuchando a Volodia-. Sí, comprendo, sí...
El pasado hay que hacer añicos. En tanto comían los doctores, las enfermeras y el
¡Legión esclava, en pie, a vencer! personal sanitario, llegados en el primer avión,
El mundo va a cambiar de base, aterrizó el segundo, cargado de material, después
Los nadie de hoy todo han de ser. llegó el tercero. Miles de habitantes de Kjara se
hallaban alrededor de la pista de aterrizaje, hablaban
Los doctores rusos, hombres y mujeres, personas entre sí en voz baja por respeto a aquellas personas
completamente corrientes, como si estuvieran en extraordinarias, pero como susurraban todos, parecía
Vorónezh o en Lebedian, con las chaquetas como si se oyera el murmullo del viento. Hablaban
arrugadas, con impermeables, con maletines, sobre todo de Volodia. Decían que era un hombre de
carteras, maletas, se pusieron a cantar, formando en tal poder que había bastado que él lo quisiera para
fila junto al avión. No sabían que aquello era una que se presentasen aquí estas enormes máquinas. Y
guardia de honor, mejor dicho, no comprendían que el viejo chamán Ogu iba de uno a otro, farfullando
pudieran recibirles con guardia de honor. Y cuando entre dientes:
el teniente de pelo gris pasó marcando el paso y - ¡Todo lo puede el gran doctor soviético Volodia!
levantando muy alto el pie y tras él desfilaron sus Por algo di yo mi consentimiento para trabajar con él.
soldados ante los recién llegados, éstos incluso se El me lo rogó mucho, y yo di mi consentimiento.
quedaron desconcertados por un instante y el ¡Pronto aprenderé de él todo, estad seguros!
profesor Bárinov, al recibir el parte, dijo Por la tarde, Volodia y los epidemiólogos de
cortésmente: Sarátov, especialistas en el tratamiento de la peste, ya
- ¡Muy agradecido! ¡Muy agradecido! estaban en el mismo foco de la epidemia: en
Los soldados se alejaron, un doctor ya entrado en Dzhavun-Ilir. Bárinov, Tod-Zhin y Ustimenko iban
años, con su abultado abdomen ceñido por un delante juntos, "tres titanes", como se expresó, con
chaleco de punto, preguntó a Volodia: una sonrisa, Arkadi Valentínovich. Detrás de ellos,
- ¿Esto es ya el foco de la epidemia? en silencio, iban los otros doctores, sanitarias,
Otro, más joven, se lamentó: practicantes, enfermeras, desinfectadores con todos
- Sabe usted, me parece que me he mareado. sus artefactos: pulverizadores desinfectantes, caretas,
Una joven doctora le dijo al doctor Vasia: bombonas de vidrio, bidones. Volodia volvía la
- ¡Qué ganas tengo de comer una sopa caliente! cabeza de vez en cuando, y le parecía que avanzaba
En Moscú durante cuatro días seguidos no he tenido un ejército invencible, disciplinado, bien armado e
tiempo de comer caliente, y en el aire no hemos instruido. Y experimentaba un sentimiento de orgullo
tomado más que comida fría. ¿Se disponen a darnos al pensar que él también era un soldado de aquel
algo de comer aquí? ejército.
Se disponían a darles de comer. "Madame A unos trescientos metros del primer foco, cuando
cocinera" había estado trabajando toda la noche y en el cielo rosado por la puesta del sol se destacaron
había hecho todo lo que estaba al alcance de sus con toda precisión los siniestros trapos negros sobre
fuerzas. El abuelo Abatái también la ayudó, y el ex las yurtas, Bárinov ordenó "vestirse", y esto también
chamán Ogu hizo la masa. Instalaron las mesas allí le recordó a Volodia la voz de mando militar. El
mismo, al lado de la pista de aterrizaje. Mientras prolongado "¡Ves-tir-se!" era algo así como "¡Al
escuchaba a Volodia, Arkadi Valentínovich Bárinov ataque!".
comía con satisfacción una sopa caliente de col. Todo el personal médico sanitario se apeó de las
Volodia, en tanto, observaba de lado el rostro caballerías y empezó a ponerse apresuradamente las
cenceño del profesor, su pequeña perilla, como ya no botas altas de goma, los monos, atando bien todos los
se estilaba, la patita rota de las gafas, las arruguitas cordones, se ayudaban los unos a los otros sin
junto a los ojos, y pensaba que no había habido una ninguna broma, en silencio. Y esta organización, esta
156 Yuri Guerman

tranquilidad le recordó a Volodia una vez más el distribuían las yurtas: unas las destinaban para aislar
ejército. a los enfermos, otras, para preparar la comida, otras,
- He-je-je -se rió de pronto ufano Bárinov-, sabe para los que no estaban contaminados. Tod-Zhin
usted, nunca hubiera podido pensar que todavía hablaba rigurosamente a aquellos hombres y mujeres
puedo ir a caballo. Y no me duele el coxis, como me extenuados, aterrados; su voz sonaba con fuerza
ocurría en la juventud. irrebatible, nadie le objetaba nada en ninguna parte.
Sosteniendo al caballo por las riendas, agregó En el cuarto poblado "inspeccionado" por ellos en
enfadado: esta noche interminable, Volodia entró el primero en
- No tenía que haber comido tanta sopa de una yurta en la que no había más que cadáveres.
verduras. Cuántas veces me digo a mí mismo que no Inclinándose, a la luz de la linterna pudo ver sus
debo abusar de las grasas… dientes regulares, todavía jóvenes, apretados
Las yurtas con trapos negros en las pértigas se convulsivamente, sus ojos en blanco, sus manos
aproximaban más y más; al lado de Volodia, crispadas. Y allí, en aquel silenció de muerte, le
lanzando roncos y lastimeros mugidos, pasó pareció oír un llanto infantil, débil, apenas
corriendo una vaca con las ubres hinchadas. perceptible.
- ¡Fuera de aquí, vaca! -gritó Bárinov-, ¡Nosotros - ¡Silencio! -ordenó a los sanitarios, que regaban
no sabemos ordeñar! el suelo de la yurta con el pulverizador.
Su voz, que se escapaba por debajo del respirador, Dio unos pasos más y se detuvo: una madre
sonaba sordamente. muerta abrazaba y apretaba contra su pecho a un niño
Sofía Ivánovna y Tush estaban paradas junto a la todavía con vida. El niño se revolvía y lloraba
primera vivienda, una yurta grande. Apenas si se débilmente, oprimido por las frías manos del
podían sostener en las piernas del cansancio. Después cadáver.
de oír a Soldaténkova, Bárinov ordenó a ambas que Ustimenko se inclinó, Tod-Zhin le ayudó, un
se retiraran a descansar, y otra vez Volodia escuchó sanitario tomó a la criatura de sus manos y una
cómo el profesor civil sabía ordenar como un practicante se la llevó a la yurta donde estaban
general. El campamento para los médicos ya lo aislados los enfermos.
estaba organizando el "intendente" del destacamento, El amanecer era húmedo, terriblemente sofocante,
el doctor Lobodá. Allí había tiendas de campaña, por toda la estepa se extendía un manto de lluvia.
laboratorios y almacenes. Había también un lago y Bárinov se hallaba sentado bajo un toldo de lona,
bonitas rocas Kik-Zhub. Pero, a pesar de que al llegar estudiaba el plano de la zona afectada por la
la noche todo estaba ya preparado, ninguno de los epidemia; a su lado, un radista sintonizaba la
médicos, enfermeras y sanitarios durmió. emisora, llamaba al doctor Lobodá, que se hallaba en
Alumbrando aquellas yurtas oscuras y sin vida con la base de la expedición, en Kik-Zhub. Bárinov se
lámparas de carburo y linternas eléctricas, los había quitado el respirador, que le pendía sobre el
médicos y el personal sanitario sacaban los pecho, las gafas se las había metido en el bolsillo, el
cadáveres, limpiaban y desinfectaban las viviendas, capuchón lo tenía echado hacia atrás.
daban de comer y de beber a los enfermos, les - ¿Está cansado? -preguntó a Volodia.
auscultaban los pulmones y el corazón, les tomaban - ¡En absoluto! -contestó éste, haciendo alarde de
el pulso, esperaban las órdenes de Bárinov y de su entereza.
primer ayudante, Shumílov. Las blancas figuras de Por detrás se aproximó Tod-Zhin y se metió bajo
los médicos con respiradores, con gafas protectoras, el toldo.
y botas de goma, se movían pesadamente, pero sin - ¡Cuánto dolor! ¿Sí, eh? -dijo hosco-. ¿Y cómo
ruido; los lamentos y estertores de los enfermos se terminar con esto, camarada profesor, cómo terminar
mezclaban con las voces apagadas y sordas de los del todo?
médicos, con el soplo de los aparatos de Arkadi Valentínovich dio una prolongada
desinfección, con el monótono susurro de la lluvia, chupada al cigarrillo, apagó la colilla y contestó
que había empezado a media noche. pensativo:
Con los trajes contra la peste se sentía calor, un - Como médico, le debo decir, querido camarada,
sudor pegajoso bañaba la cara, la espalda, los que con este dolor, con este horror, se podrá acabar
hombros, las manos enguantadas sostenían con únicamente con un cambio de régimen estatal. En la
dificultad la jeringuilla, incluso costaba trabajo Unión Soviética ya no hay peste, lo mismo que no
utilizar el estetoscopio. A Ustimenko le golpeaba la hay viruela y no hay otras muchas enfermedades
sangre en los oídos, por la mañana sintió que la epidémicas. Y no hace mucho todavía, yo lo recuerdo
cabeza le daba vueltas, pero Bárinov se mantenía bien, en Rusia morían anualmente de viruela cuarenta
firme, ¿cómo podía entregarse Volodia? mil personas y no menos de doscientas mil quedaban
Toda aquella noche interminable anduvieron de inválidas: ciegas, sordas, es decir, ineptas para el
un poblado a otro: separaban a los enfermos de los trabajo...
sanos, les ponían el termómetro, vacunaban, - ¡Aquí Stritsiuk! -gritó el radista con alegría-.
Esta es tu causa 157

¡Aquí Stritsiuk! Camarada Lobodá, mándenos veinte lluvia, se habían escapado, trataban de salvarse...
termómetros, cubos esmaltados, un bichero y... Y en esto, varias ametralladoras al mismo tiempo
Moviendo sólo los labios, Stritsiuk leyó algo en el dispararon una ráfaga corta. Soldados minúsculos -
cuaderno, después, volviéndose hacia Volodia, dijo: como si fueran de juguete-, con uniformes caqui y
- Camarada doctor, no puedo pronunciarlo. pequeños gorros, disparaban ráfagas cortas: no era
- ¡Fonendoscopio! -leyó Volodia y repitió ante el difícil matar así a aquellos seres empavorecidos,
micrófono-: ¡Fo-nen-dos-copio! enloquecidos.
Tomaron cacao caliente de un termo y montaron a Pese a todo, uno de ellos seguía corriendo aún. Se
caballo. El radista continuaba gritando: desviaba a un lado, luego corría en línea recta y otra
- Una camisa de niño. ¡No, no es eso; de niño, le vez a la izquierda. Corría hacia la frontera. El sabía
digo ¡Para una criaturita que han recogido a la que aquí le detendrían, le meterían en la yurta de
madre! ¡La madre ha muerto, y al niño le han aislamiento de los enfermos, pero no le matarían.
recogido! ¡Aquí no le podían matar!
- ¡Stritsiuk, no produzca interferencias en el éter! ¡Pero ellos le mataron allí!
-le indicó Bárinov, tomando las riendas del caballo. Dispararon una ráfaga larga y aquel hombre,
De pronto, oyeron una ráfaga sorda de corriendo todavía hacia un lado, cayó a tierra.
ametralladora, en la lejanía. Después, en medio del silencio que siguió, se oyó
- ¿Qué es eso? -preguntó Volodia. el ruido de una motocicleta con lanzallamas. Y una
Tod-Zhin se puso de pie en los estribos y prestó aguda lengua de fuego amarillo pasó rozando los
oído. cuerpos de aquellos hombres caídos de bruces,
Rompieron el aire varias ráfagas más. pequeños, inmóviles, ya muertos. Volodia se volvió:
- La frontera pasa muy cerca de aquí -explicó le castañeteaban los dientes, los ojos se le nublaron.
Tod-Zhin-. Pasa el eje Berlín-Roma-Tokio. ¡El El poblado seguía ardiendo bajo la lluvia menuda,
fascismo, sí! ¡Vamos! continuaban oyéndose los crujidos y el crepitar de las
Fustigó al caballo y se inclinó sobre el arzón llamas, negras y densas columnas de humo se
delantero. El viento le silbó a Volodia en los oídos, doblegaban lentamente hacia el suelo, como
los caballos pasaron del trote al galope tendido, asustadas de elevarse a la altura.
resoplando, parecía que volaran sobre el húmedo y - ¡Escuche! -dijo, de pronto, Bárinov a Tod-Zhin-.
profundo barranco sin caminos. Llevaban corriendo Que transmitan al jefe del grupo sanitario de ellos
no más de quince minutos y Volodia no apartaba la que yo quiero hablar con él. Yo soy el profesor
vista de Bárinov. Al fin subieron hasta lo alto de un Bárinov, miembro honorario de la Academia de
montículo y Volodia al momento vio a los Ciencias de su país, participante en conferencias
guardafronteras republicanos con sus cortas capas internacionales, a las que ellos también han asistido.
impermeables, vio una impetuosa llama amarilla que Tod-Zhin llamó al oficial de los guardafronteras,
cortó el aire y oyó zumbido de aviones sobre su éste se acercó a la barrera que cerraba el camino, y
cabeza. Eran los aviones de ellos, con círculos de dos habló con el capitán de guardafronteras de las tropas
colores en los planos y el fuselaje chato, como si imperiales. El capitán se cuadró. El guardafronteras
estuviera cortado: sus aparatos de asalto. republicano también se cuadró. Los soldados de las
¡No comprendo! -pronunció Bárinov, perplejo-. tropas imperiales, para desentumecerse, se daban
Aquello es un incendio, ¿verdad? golpes los unos a los otros al lado de sus
Sin respirar apenas, apretando los puños, Volodia ametralladoras, otros contemplaban el poblado en
miraba con los ojos fijos: allí, al otro lado de la línea llamas, los aviones se alejaban...
fronteriza entre los dos Estados, más allá del cordón Una motocicleta de dos asientos, pintada de color
sanitario de la república, las tropas del emperador verdoso, rechinando los frenos, se detuvo junto a la
luchaban contra la epidemia de peste. Seguramente barrera; del sidecar se apeó un oficial bajito, con un
habían incendiado con lanzallamas un poblado elegante uniforme caqui, gafas de gruesos cristales,
fronterizo, y ahora, con ráfagas de ametralladora, una gorra alta y polainas de charol. Bárinov,
segaban a todo el que intentaba salvarse de las apretando las mandíbulas, dio al caballo en los ijares
llamas. Volodia pudo contar muchas ametralladoras con los talones. Tod-Zhin y Volodia le siguieron. El
con sus correspondientes servidores y después divisó médico del ejército imperial estaba terminando de
unos lanzallamas en motocicletas. Más arriba, en una fumar un cigarrillo cuando ellos llegaron. Al oír el
colina, estaba instalada una batería de cañones con nombre de Bárinov con todos sus títulos y cargos, el
las bocas apuntando al poblado incendiado... médico se cuadró y saludó, volviendo mucho la
- ¡No es posible! -dijo Arkadi Valentínovich-. palma de la mano hacia adelante. Manteniendo con
¿Eh? O es... todo respeto la mano junto a la visera de la gorra,
Se quedó callado de repente. Entre las llamas este médico militar le comunicó que había tenido la
vieron salir corriendo unas diminutas figuras suerte de estudiar los trabajos del profesor Bárinov,
humanas que, con las manos en alto, corrían bajo la tanto en los laboratorios de Berlín como en el
158 Yuri Guerman

Instituto de epidemiología experimental de su patria. el enemigo, la peste. El teléfono de campaña con un


Con respecto al trabajo que estaba realizando el interruptor electromagnético se hallaba en la tienda
destacamento especial de lucha contra la peste y que de campaña del general, y el radista traía las hojas de
el profesor se dignaba observar, podía decir que, los radiogramas y las dejaba rápidamente sobre la
indudablemente, este cuadro producía una impresión mesa delante de Arkadi Valentínovich. El comisario
en extremo penosa. Pero, ¿qué se podía hacer, si la Tod -Zhin se ponía en comunicación desde aquí por
mortandad a causa de la peste en forma pulmonar cable directo con el presidente del consejo de tres
llegaba al cien por cien? Es de comprender que lo personas que dirigía la lucha contra la peste en toda
más racional y humano era incendiar los lugares la república, es decir, con Kjara, informando todos
afectados por la epidemia, tanto más que hasta ahora los días:
la enfermedad se había propagado únicamente entre - ¡Todo marcha favorablemente! No hay enfermos
un pueblo inferior, que degeneraba, y de poco valor. fuera del foco infeccioso; ¡así, sí!
Por otra parte, era ésta una cuestión en la que no Los médicos se veían solamente en aquellas
cabía discutir, lo mismo que cuando se trataba de reuniones "relámpago". El resto de tiempo los
cualquier orden del centro superior de epidemiología doctores rusos, las enfermeras, los practicantes día y
del imperio. noche luchaban contra la peste, contra la maldita
Y el elegante médico, con su fino bigotito sobre "muerte negra", contra la "enfermedad de las
sus delgados labios, saludó y dio un taconazo: marmotas", que podía devorar a todo aquel pequeño
- ¡Transmítale a su Academia, que no deseo ser país, a sus criadores de ganado, a sus labradores, a
miembro honorario de ella! -dijo en voz alta Bárinov sus cazadores y obreros, a los viejos, a los jóvenes y
en inglés-. ¡Y en cuanto a usted, recuérdelo! Cuando a los niños, su futuro.
le vayan a juzgar, si yo vivo todavía, pediré ser su Bárinov obligaba a dormir a sus doctores. Y
acusador. ¡Y hablaré en nombre de todos los doctores observaba rigurosamente a aquellos que infringían el
que han sucumbido en la lucha contra la peste! gráfico de trabajo que él había establecido. Tenían
Tengo derecho a esto. ¿Ha comprendido? orden de dormir y comer bien: un médico cansado
- ¡Comprendido! -contestó el médico militar, podía cometer un error terrible, irreparable, y
poniéndose pálido, y manteniendo la mano en contagiarse de peste "por distracción", como decía
posición de saludo-. Pero es poco probable que el Arkadi Valentínovich.
profesor viva hasta el día del supuesto juicio. ¡Hay - ¡Esto es justo! -aprobaba el piloto Pasha-. En la
ahora tales derrotas en Occidente; es tan victorioso el aviación también vigilan con gran rigurosidad para
avance de los ejércitos del führer! impedir tales infracciones. Duermes doscientos o
Y, dando otro rápido taconazo, se subió al sidecar trescientos minutos menos de lo debido y puedes
de su motocicleta. darte el trastazo con toda facilidad: te duermes en el
Cuando salieron de la barrancada, Bárinov se aparato o te dejas dominar por la apatía.
limpió con el pañuelo el rostro mojado por la lluvia, Con su aeroplano, Pasha (a él le gustaba decir
suspiró y se lamentó: aeroplano y no avión) volaba en vuelo rasante "dé
- He sentido un terrible deseo de cruzarle la cara Este a Oeste y de Norte a Sur por toda la zona
con la fusta. ¡De darle en los hocicos! ¡Espere, viviré infectada: observaba los poblados para ver si
hasta que se le juzgue! descubría algún trapo negro en las yurtas, si los
- ¡Vivirá! -asintió con voz rigurosa Volodia. médicos lanzaban bengalas pidiendo ayuda, si
Aquel mismo día recorrieron otros seis poblados. humeaban los hogares en los campamentos, si todo
A la caída de la tarde en el campamento resonó un estaba "en orden", como se expresaba el doctor
toque de campana: Bárinov convocaba para celebrar Lobodá, enérgico, cetrino, de voz bronca. Pasha con
una reunión "relámpago". Ahora todos los días tenía su aeroplano pasaba en vuelo rasante por encima de
tales reuniones "relámpago", y éstas le recordaban aquellos que exterminaban las marmotas, les
siempre a Volodia lo que había leído en los libros saludaba desde lo alto con la mano enguantada, como
sobre reuniones de los consejos militares o de los diciéndoles: "salud, seguid, seguid, simplemente así,
Estados Mayores antes de los combates decisivos. de paso, he venido a ver". Y luego dirigía el aparato
En estas reuniones de los médicos, lo mismo que hacia el campamento, allí tomaba una ducha, comía
en las de los consejos militares, se informaba de y, a volar de nuevo. Los médicos, los practicantes y
modo conciso y lacónico del estado de las fuerzas del las enfermeras ponían el termómetro a todos los
enemigo, se informaba sobre sus bajas, se hacía el habitantes de la zona contaminada, inyectaban suero
recuento de las armas y pertrechos de combate: a los enfermos, vacunaban a los sanos, los sanitarios
suero, vacunas, instalaciones en el campamento, enterraban los cadáveres; a los poblados más
transporte. Sobre la mesa había extendido un mapa y alejados, donde había enfermos, iba una cocina de
el jefe del ejército (así le llamaban los doctores: campaña llevando comida caliente, y comían los que
nuestro general Bárinov) reflexionaba largo tiempo ya iban mejorando, y los médicos, y los que se
con la vista fija en los cuadrados negros: aquí estaba hallaban en las yurtas de aislamiento.
Esta es tu causa 159

Bárinov volaba frecuentemente con Pasha cuando De nuevo entró Bárinov, diciendo en alta voz y
se recibía algún aviso por radio, iba allí a consultar y con alegría:
dar su consejo en los casos más complicados. Un día, - Creo, colega, que esto es una neumonía
en una de las reuniones "relámpago", dijo: fibrinosa... Volodia miró fijamente a los ojos de
- ¡Puedo felicitarles, camaradas! Ahora ya no cabe Bárinov tras las gafas protectoras y contestó:
duda que la epidemia está localizada y va - Usted mismo ha dicho que corrientemente se
disminuyendo, dentro de algunos días terminaremos consuela así a los médicos que caen enfermos.
aquí con todo. - ¡Venga, acuéstese ya! -le ordenó Bárinov.
Y aquella noche todos los médicos que estaban en Vio otra vez a Tush en la puerta. Le traía la
el campamento durmieron por primera vez a gusto, y correspondencia: cartas de Varia y de Aglaia. Varia
no por obligación, sino por propia satisfacción. A la escribía desde la Flota: "Estoy en la Flota", leyó
mañana siguiente, cuando estaba desayunando, Volodia, y de nuevo le hablaba sobre el teatro. Le
Volodia recibió un radiograma del doctor Vasia hablaba también de la guerra, sólo algunas palabras,
desde Kjara. Este, en tonos histéricos, exigía que y de lo difícil que seguramente le sería, debido a su
fuera "para un caso de verdadera urgencia". Sofía carácter, curar allí esas diferentes "bronquitis
Ivánovna dijo: apendicitis". La tía Aglaia también le escribía sobre
- Toda persona está obligada a hacer lo que tiene la guerra.
que hacer, ése es su deber. Y lo que él no hace, lo Volodia tosió, en los esputos no había sangre. Al
tienen que hacer otros... atardecer apareció el piloto Pasha tras la ventana,
Volodia inició una sonrisita. Ahora ya no le acercó al cristal un papel escrito con grandes letras:
exasperaba Sofía Ivánovna. Había podido apreciar el "Hay coñac, ¿puede ser que quieras beber, doctor?"
valor de Soldaténkova: su verdadero valor, su valor Ustimenko le hizo una higa y se tendió en la cama.
como ser humano. La segunda tinción por el método de Gram
El viernes empezaron a levantar el campamento. tampoco dio nada. Había que esperar.
Ustimenko acababa de regresar después de hacer el A la puerta, del lado de fuera, estaba todo el
recorrido de sus poblados, y al echar pie a tierra se tiempo Tush; él oía sus ligeros pasitos característicos,
sintió mal: se tambaleó. El doctor Lobodá se acercó a el susurro de su voz. Soldaténkova se asomó varias
él y le dijo cauteloso: veces y le preguntó, como si fuera un niño:
- ¿Seguramente se ha resfriado? - ¿Qué? ¿Cómo nos encontramos? ¿Hemos
- ¡Es posible! -contestó Volodia secamente. comido?
Y él mismo, con una triste sonrisa, se fue a la - ¡Queremos que todos se vayan al diablo con sus
yurta de aislamiento de los enfermos. No le cabía delicadezas! -le contestó Volodia bruscamente.
duda de que aquello era la peste. Sentía punzadas en Tenía el termómetro en la mano, treinta y nueve
un costado, al andar iba como un borracho, como los con seis. Y sentía náuseas, unas nauseas terribles.
enfermos de peste. También la lengua era típica. Por la noche el doctor Lobodá estuvo a la
No había hecho más que acostarse, cuando entró cabecera de su lecho. Volodia deliraba. A Lobodá le
Bárinov con bata blanca y sin el respirador. vino a relevar el grueso Shumílov. No teniendo nada
- ¡Vístase como es debido! -gritó Ustimenko-. Si que hacer, tomó de la mesa la carta sin terminar que
no, arrojaré sobre usted el taburete. Volodia escribía a la tía Aglaia y leyó:
- ¡No me dé lecciones! -replicó Bárinov. "Lo siento de veras, siento que no he hecho nada.
- Repito que le tiraré el taburete. Tengo la peste. ¡Y si tú vieras, tía, este magnífico ejército de
Arkadi Valentínovich salió. Ustimenko se puso el epidemiólogos, si te dieras cuenta qué clase de
termómetro: tenía treinta y ocho con seis. De nuevo personas son! Fíjate, por ejemplo, el doctor
se presentó Bárinov, acompañado de Lobodá, ambos Shumílov. A primera vista parece un mazacote,
ya con los respiradores puestos, tras ellos se veía a cuenta anécdotas tontas, él es el primero en reírlas...
Tush. Qué extraño le resultaba aquello, oír sus voces "¡Vaya, lo que me faltaba! -se dijo confuso y
sordas, y estar él allí, sin gafas protectoras, sin mono, ofendido Shumílov-. ¿Cuándo me río yo el primero?"
sin respirador... Dejando la carta sobre la mesa, se acercó a
En tanto llevaban los esputos al laboratorio, Volodia, que estaba dormido, para tomarle el pulso, y
Volodia se puso a escribir unas cartas. La cabeza le de pronto advirtió el triángulo blanco característico
daba vueltas, la boca la tenía reseca, tan reseca que en la barbilla y junto a la nariz.
bebía todo el tiempo. Escribía: - ¡Tush! -gritó-. ¡Ayúdeme!
"Varia: Esta carta está desinfectada, no tengas Entre los dos pusieron de espaldas a Volodia, que
miedo. Ha resultado una cosa tonta. Cuando leas seguía delirando, y Shumílov levantó con cuidado la
estas líneas me habrán enterrado ya. Estoy un poco camisa.
débil, no quisiera morir, además es absurdo, yo te - ¡Tiene erupción! -dijo con voz alegre-. ¿Lo ve
quiero, Varia, te quiero y nunca he dejado de usted, Tush? ¡Es verdad que soy un mazacote! ¡No
quererte. Comprendes... " sólo soy un mazacote, sino que, además, soy tonto!
160 Yuri Guerman

¡Despierte ahora mismo a Bárinov! ¡Ahora mismo! Vasia Belov y Volodia se abrazaron y se besaron
Con sus cortos dedos desató rápidamente la tres veces.
lazada del respirador, se quitó las gafas, se echó para - ¡Para año nuevo destrozaremos a los fascistas! -
atrás el capuchón. Su rostro grueso, mofletudo, dijo el nuevo médico principal-. Tienen una situación
sudoroso, estaba radiante. terrible con la gasolina. Y hay que esperar que se
- ¡Es escarlatina! -dijo a Bárinov-. ¡Una produzca una explosión en el interior. Yo ya he
escarlatinita! ¡Y qué clarita está, característica, como pensado en esto. ¿Y usted lo ha pensado?
en los libros de texto, especial para un estudiante! - ¡Lo he pensado! -contestó Ustimenko, con una
¿Para qué servimos usted y yo? ¿Lo hemos olvidado sonrisa.
todo? El retiró la criaturita del cuerpo de la madre Sin saber por qué, siempre que hablaba con Vasia,
muerta. La nenita tenía escarlatina. ¡Ay, Señor, qué sentía deseos de sonreír.
escándalo, cómo nos hemos equivocado! Fíjese en la A eso de las nueve de la mañana se incorporó a la
erupción, una mancha hiperemia generalizada. Y la caravana: siete jinetes y varios caballos cargados.
cara: la mariposa de la escarlatina, no hay la menor Hacía mucho calor. Kjara sufría este año de un calor
duda. ¿Se da usted cuenta, camarada profesor?... inusitado en otoño. Madí Danzí tapaba con una
- Sí -dijo Bárinov-. De la vieja no siempre es sombrilla al doctor Vasia, a Volodia ya no le prestaba
buena la conseja. Es preciso despertar a Pasha y que ninguna atención. Sofia-Ivánovna encargó a Volodia
vuele para traer suero, lo hemos gastado todo con la que enviara sin falta de la ciudad unas hojas impresas
niña... y unos cuadernos rayados. Sintió deseos de besarla,
Despertaron a Pasha. pero ella estaba disgustada porque en la cuenta del
Al poco rato Tush le preguntó callandito: trimestre no había la debida claridad, y las últimas
- ¿No es peste lo que tiene, sí, camarada profesor? palabras que le oyó Ustimenko fueron que algo le era
- ¡No, queridita, es escarlatina! -dijo Shumílov, "incluso extraño", y este algo, precisamente, no tenía
radiante de alegría-. Una escarlatinita. Una ningún interés.
escarlatinilla. Los enfermos estaban asomados a las ventanas, el
Bárinov seguía observando a Volodia. Después, abuelo Abatái apretó las cinchas del caballo, sujetó
dijo de pronto: bien los fardos y los serones; daba órdenes, disponía
- ¿Sabe usted, Hippolit Zajárovich? En el las cosas. No muy lejos se hallaba el ex chamán, el
comedor hay champán. Vámonos a beber una botella. reprobado Ogu observándolo todo con gesto hosco;
¡Por nuestro relevo! ¡Por muchachos como éste! Volodia le llamó para que se acercara. Ogu dijo
Ellos se fueron y Tush se quedó con Volodia. malhumorado:
Largo tiempo permaneció a su lado, oyéndole delirar, - ¿Por qué hiciste aquello, por qué me obligaste a
después tomo su enorme mano ardorosa y la besó... tirar el pandero, el gorro y el báculo a las aguas del
A la mañana siguiente, todo el grupo del doctor Taa-Jao? Ahora no puedo hacer ningún sortilegio
Bárinov salió para Kjara. Y aquel mismo día los tres para que tengas un buen viaje. ¿Por qué lo hiciste,
pesados aviones se elevaron del campo de aterrizaje eh?
de Kjara, y, después de hacer un vuelo de despedida - ¡Puedo pasarme sin eso! -rióse Volodia-. Y no
sobre la ciudad, tomaron rumbo a Moscú. La vuelvas a acordarte de aquella porquería. Cuando vea
expedición salió de modo inesperado, bajo una lluvia a Tod -Zhin, le diré: Ogu es ahora una persona. Tod -
torrencial. Sólo Tod-Zhin fue a despedir a los Zhin te tomará de sanitario, pero si bebes vodka, el
doctores. doctor Vasia te despedirá. ¡Que te vaya bien!
- Llévenles a la última yurta -deliraba mientras Se subió a caballo y sólo entonces vio a Tush.
tanto Volodia-. A la más apartada. Y prohíban la Apoyada en la puerta del hospital, le sonreía con los
entrada. ¡Pro-hí-ban-la!... labios temblorosos.
Ustimenko salió de Kjara el dos de octubre. Por la - ¡Le escribiré! -gritó Volodia, y, picando al
mañana visitó las salas del hospital, se despidió de caballo con los talones, se acercó a Tush-. Le
los enfermos, del abuelo Abatái, buscó a Tush, pero escribiré una carta muy larga. El doctor Vasia se la
no la encontró por parte alguna. Pelagueya leerá. ¿Le parece bien?
Markélova fregaba la sala de operaciones, Ustimenko - ¡No, no me parece bien! -y Tush sacudió sus
le tendió la mano y le preguntó: negras trenzas-. Cuando usted escriba, yo ya sabré
- ¿Qué tal se le da el trabajo? ¿Bien? leer. Pues esto no será pronto. ¿Eh, sí?
- ¡Bien! -respondió ella, bajando confusa la Y su mano pequeñita asió el estribo, pero lo soltó
mirada-. Me va bien, pero Sofía Ivánovna... al momento, porque si una mujer agarra el estribo,
- Sofía Ivánovna es una magnífica persona -le quiere decir que en el caballo va montado el hombre
interrumpió Volodia severo-. Y, además, es una que la ama. Y Volodia no la amaba.
verdadera médica. ¡No somos ni usted ni yo quiénes - ¡Hasta la vista a todos! -dijo Volodia.
para juzgarla! Eso es. Que le vaya bien, Pelagueya La caravana se puso en marcha. El abuelo Abatái
Egórovna. seguía corriendo al lado del caballo de Volodia. Y
Esta es tu causa 161

cuanto más se alejaba la polvareda levantada por la después otra-, luego, montados en sus magníficos
caravana a su paso por Kjara, más gente salía al caballos, pequeños y de largas crines, marcharon
camino. Conocidos y menos conocidos se acercaban delante de él, para anunciar a los poblados lejanos
a Volodia y le daban queso agrio, que sabían le que se prepararan para despedir al doctor soviético
gustaba. Volodia.
- ¡Toma, toma kurut! -le gritaban-. ¡Comerás Y en todos los poblados salían a despedirle, y
kurut en la guerra! Volodia Ustimenko observaba aquellos rostros,
- ¡Toma archí -le gritaban, tendiéndole requesón tratando de recordar a quién había visto en el
seco-. El archí no se estropea. Lo podrás conservar ambulatorio, a quién había visitado en su yurta, a
hasta el final de la guerra y aun después de la guerra quién había operado, a quién había curado en el
te acordarás de nosotros. hospital.
- ¡Toma bishtak! -le gritaban, tendiéndole bolas Pero no podía reconocer con exactitud a nadie:
de queso de reno-. ¡Tómalo, doctor Volodia! ¿O es ahora todos sonreían, y entonces, cuando tuvo que
que no me conoces? ¡Tú me conservaste la edad tratarlos en el hospital, todos sufrían. Ahora de nuevo
entonces, cuando todavía teníamos miedo de tu estaban curtidos por el sol, fuertes, sanos, pero
hospital! cuando los traían al hospital estaban pálidos,
Volodia a unos conocía, a otros no, se sonreía con esqueléticos. Ahora sujetaban de las bridas a sus
una sonrisa austera, árida y se tragaba rápidamente caballos, pero entonces estaban tendidos o los
las lágrimas. La polvareda era cada vez más densa y llevaban del brazo, o en camillas. ¿Acaso era posible
nadie vio, y nadie podía verlo, que el doctor Volodia saber ahora a cuáles de estos jinetes les había
lloraba. Seguramente sudaba: hacía, de verdad, conservado la edad?
mucho calor y llevaba sobre los hombros una En realidad, esto no era lo más importante. Lo
zamarra enguatada. más importante era otra cosa: él había servido allí a
- ¡Tú has salvado a Kjara de la muerte negra! -le su causa. Había trabajado en todo momento, había
gritaban al paso-. ¡No te olvidaremos nunca! trabajo con todas sus fuerzas. Y la gente lo
¡No, no la había salvado él solo! A la peste no la comprendía. Seguramente se podría haber operado
puede vencer una persona sola. ¡Y no era porque mejor que él lo había hecho, pero, a pesar de todo, él
estuviese enternecido por lo que brotaban lágrimas había dado aquí "algún" provecho.
de sus ojos, no! ¡Eran lágrimas no habituales, "¡Algún provecho! -pensó Ustimenko-.
lágrimas de orgullo! ¡Eran lágrimas de felicidad de ¡Insignificante! Pero la expedición del doctor
un hombre que formaba parte de los ciudadanos del Bárinov, ¿acaso aquello ha sido tan poco? Y yo he
gran país que podía vencer a la muerte negra! ¡A la sido una partícula de esta expedición. Una partícula
invencible muerte negra, a la terrible enfermedad de de todo el conjunto, una partícula de mi país".
las marmotas, a la peste! Y ahora, el pueblo de Kjara Fijó la mirada en la lejanía, en las montañas, hacia
despedía no simplemente al médico Ustimenko: aquel lado donde la guerra hacía estragos y donde le
despedía al amigo, al hermano, al ciudadano del país esperaba la causa a la que él servía.
de los obreros y los campesinos, del país del pueblo Fin.
trabajador, del país de la razón y el bien.
- ¡Que venzáis a vuestros enemigos! oyó gritar
entre la multitud que rodeaba a la caravana.
- ¡Venceremos a nuestros enemigos! -como un
juramento susurró Volodia, y vio ante sus ojos a
Bárinov, a Lobodá, a Shumílov.
- ¡Que tu pueblo sea feliz, porque es digno de la
felicidad!
- ¡Sí, es digno de la felicidad! -repitió Volodia, y
recordó al piloto Pasha, a Bogoslovski, a la tía
Aglaia.
- ¡Y qué cures a todos tus heridos como nos has
curado a nosotros!
- ¡Los curaré! -juró Volodia.
- Vuelve, doctor Volodia...
Los caballos resoplaban asustados, la multitud
aumentaba más y más. A la salida de Kjara, Volodia
vio al padre de Lamza, que estaba en el camino con
sus cazadores. Eran muchos, unos cincuenta hombres
y todos mantenían las armas sobre la cerviz de los
caballos. Al pasar Volodia, dispararon salvas -una,

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