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Capítulo Criminológico Vol.

29, N° 1, Marzo 2001, 157-165


ISSN: 0798-9598

RESENA
"Criminología Latinoamericana. Teoría y propuestas sobre
el control social del tercer milenio. Segunda parte"
Autor: Carlos Alberto Elbert
(Editorial Universidad, Buenos Aires, 1999, 350 páginas)

Realizado por Enrique Castillo Barrantes


"Criminología Latinoamericana. Teoría y propuesta sobre el control
social del tercer milenio. Segunda parte". L59

El Dr. Elbert se propuso desde hace varios años una tarea vasta y com
pleja cuyos resultados demuestran que sus capacidades estaban a la altura
de tal ambición. Sus meditaciones lo habían llevado a plantearse la necesi
dad de revisar el camino recorrido por la criminología latinoamericana has
ta finales del Siglo XX y, consecuentemente, a cuestionarse la ruta que haya
de seguir en el siglo siguiente. Ya en 1996 nos había entregado el primer
volumen de esta obra, publicado también en Buenos Aires por la Editorial
Universidad, cuyo contenido es un prolijo análisis de la problemática epis
temológica y metodológica de la Criminología. En ese contexto, una de las
principales preocupaciones del autor fue medir, desde un análisis retrospec
tivo, la potencia y la utilidad de los recursos e instrumentos de la Crimino
logía para abordar su objeto y generar los conocimientos válidos que ali
menten su misión social en el futuro. No dejó allí el Dr. Elbert de ubicar ese
análisis en el marco de la ruptura del conocimiento científico que significa
la transición a la posmodernidad. Después de haber hecho una especie de
autocrítica de la Criminología, concluyó por reafirmar que tiene, no obstan
te, futuro en América Latina, pero a condición de que los criminólogos ha
gamos un esfuerzo continental centrado en la investigación.
Hoy, el Dr. Elbert, en el segundo volumen -ya discutidas las limitacio
nes y las posibilidades metodológicas de la disciplina-, la enfrenta a su en
torno en América Latina, entorno que constituye, a la vez, parte de su obje
to de estudio.

La Gran Casona

Esta obra es como si el autor recomerá los pasillos internos de una


gran casona que identifica como Latinoamérica, abriendo y cerrando puer
tas de las estancias en que, para efectos analíticos, se contienen los distintos
segmentos de la realidad regional, sin ignorar las especificidades naciona
les. Al abrir cada puerta, se destapa el ruido de las tumultuosas dificultades
de cada aspecto, a cuya dinámica nos asomamos, percibiendo en pleno ros
tro el calor de las ardientes fricciones del engranaje institucional y social.
Comenzando por la propias dudas acerca de nuestra identidad subcontinen-
tal, que opta por resolver de manera positiva, el autor, equipado de una vi
sión enciclopédica, penetrante y lúcida -por lo sagaz y equilibrada-, nos
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muestra los contenidos que condicionan y caracterizan el control social en


América Latina: la organización política, el nuevo orden mundial, la deuda
externa, la realidad social con sus desbalances internos (marginalidad, retro
ceso de las clases medias, demografía y urbanismo), el papel del Estado, el
modelo de control social imperante, el control penal, policía y cárceles.
Frente a temas aparentemente tan dispares, el Dr. Elbert asume un esfuerzo
de análisis sistemático, poniendo de relieve las conexiones de todos ellos
entre sí, como componentes que son de una realidad dispar, llena de contra
dicciones, pero que no pierde por ello su unicidad. Al abordarlos, este juez
de la Cámara de Apelaciones de lo Penal de Buenos Aires y Profesor de la
Universidad de Buenos Aires, hace acopio de una enorme cantidadde infor
mación consistente tanto en referentes empíricos e históricos de Latinoamé
rica como de nociones teóricas multidisciplinarias. En una época en la que
muchos proclaman el fin de las ideologías, el Dr. Elbert rescata, como cosa
distinta y siempre valiosa, la teoría, en tanto resultado de la investigación y
matriz orientadora de nuevas indagaciones. Ello le da coherencia y visión
de conjunto a sus planteamientos pero, además y sobre todo, enfatiza el va
lor heurístico de su libro, acerca del cual añadiremos posteriormente otros
comentarios. Sus referentes empíricos son tanto más sólidos cuanto que se
trata de alguien que conoce el sistema desde dentro, no solo en su país sino
en toda la región.
En cada capítulo el autor se sitúa en una posición crítica y distante
-con perspectiva- de la realidad latinoamericana y de lo que, frente a esta,
ha hecho o dejado de hacer la Criminología. Muy lejos está de que se le
pueda tildar de complaciente, y menos de indiferente: se siente a todo lo lar
go de las páginas de su libro una angustia vital frente al panorama de degra
dación progresiva de nuestros pueblos, sin dejarse llevar por la pasión o la
histeria alarmista: no sedesenfoca, no omite sopesar dificultades y esperan
zas, no dejade vislumbrar el camino de soluciones prácticas y concretas.
En la introducción, ante lo que llama "estado de dispersión epistemo
lógica" o "estado analítico difuso" en que ve sumida a la Criminología, res
ponde: "Pero parece inevitable que, en algún momento, debamos retomar la
reflexión ordenada, la disciplina analítica, para formular conclusiones teóri
cas y propuestas de acción serias" (Pág. 16).Y es, precisamente, como quien
da el primer paso de lo que debería ser un movimiento colectivo, lo que
"Criminología Latinoamericana. Teoría y propuesta sobre el control
social del tercer milenio. Segunda parte". M>f

hace en esta obra. Motivado por la idea de que "es evidente la importancia
que tiene el estudio y la interpretación de los sistemas políticos hegemóni-
cos en América Latina, considerando el tipo de políticas criminales que es
dable esperar de ellos y los caracteres que puede llegar a revestir elejerci
cio del control formal.." (Pág. 75), el autor se remonta al período de con
quista y colonización de América Latina para retrazar desde sus orígenes
hasta nuestros días los signos principales de nuestros sistemas sociales y po
líticos : la subordinación y la imitación, hacia lo extemo ; la dualidad o la
fragmentación, hacia lo interno, bajo una perenne tendencia de trasvasar
desde la forma de organización del Estado, pasando por la legislación ordi
naria, hasta el conocimiento. Nos nuestra cómo hemos reproducido interna
mente las marginalidades y las exclusiones que nos aplicaron y aplican los
centros hegemónicos, y cómo hemos tratado de explicar la vida de nuestros
países con los esquemas de interpretación que de aquellos tomamos. La
marginalidad de los mayoritarios sectores indígenas y negros se inició bajo
la dominación colonial y se consagró con la estructura de democracias for
males de tipo europeo que hoy continúan, al seguir los planes de ajuste es
tructural y al acomodarse acríticamente a la globalización, profundizando
aquella marginalidad, con el apoyo de sistemas penales crecientemente
orientados hacia la represión. Este planteamiento que nos provee el Dr. El
bert -aquí excesivamente resumido- es una clave esencial para la compren
sión del presente de los sistemas penales de Latinoamérica y constituye una
plataforma indispensable para abordar otros temas relacionados, como la
posición de la zona en el nuevo orden internacional, la redefinición del rol
del Estado, y la deuda externa.
No intentaremos aquí ni siquiera resumir las reflexiones ni las argu
mentaciones que sobre tales temas nos ofrece el autor. Los lectores encon
trarán plena satisfacción en el texto original e íntegro de la obra. Tan solo
quisiéramos destacar algunos puntos relevantes. El Dr. Elbert explicita de
manera meridiana las paradojas de los países latinoamericanas en esta épo
ca de laglobalización : una ideología a la que se adosa el mascarón de proa
de un ideal libertario legitima el abatimiento de toda frontera y de toda re
gulación económica, propugna el desmantelamiento del Estado para permi
tir el libre juego de las fuerzas de mercado ylo arrincona al papel de policía
para exigirle mano dura contra los excluidos, capaces de perturbar el nuevo
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orden. En esas condiciones, los estados latinoamericanos, rehenes de la deu


da externa desde hace dos décadas, son entes atrofiados e insolventes que
recurren cada vez más al control formal como henamienta -ineficaz pero
dotada de un engañoso encanto de mágica apariencia- para lidiar con los
graves problemas sociales, insolubles desde hace mucho tiempo y hoy de
una gravedad tal que le son inalcanzables. Sin embargo, el Dr. Elbert señala
que si los países de América Latinalograran un acuerdo para desembarazar
se del fardo de la deuda extema y pudieran destinar esos recursos a inver
sión social y de desarrollo, el proceso de degradación podría revertirse.
Mientras tanto, la realidad social que nos describe es, en sus propias pala
bras, apocalíptica : marginalidad y exclusión que aumentan con el retroceso
de las clases medias, explosión demográfica y movimientos migratorios in
ternos y extemos, urbanización incontrolada con sus secuelas de violencia,
de fragmentación en dos mundos separados de ricos y excluidos, de degra
dación de los servicios básicos y del ambiente.
Para completar este cuadro-contexto, el autor desarrolla un capítulo en
que, con mayor detalle, se refiere al nuevo rol del Estado en América Latina.
Con ello, termina de dibujaruna descripción que viene a llenarun vacío en la
literatura criminológica. Al devenir inadecuados u obsoletos los esquemas
teóricos usados anteriormente, como el marxismo o la teoría de la dependen
cia - a la que dedica una excelente reseña- hacía falta una revisión novedosa
de los condicionantes históricos, económicos y políticos del control social la
tinoamericano y ello constituye, sin duda, uno de los más notables aportes de
la obra del Dr. Elbert, que abre la posibilidad de enfocar el modelo de con
trol, formal e informal, y los componentes básicos del sistema penal -esencia
del control formal- y que son : ley, justicia, policía y cárceles, objetos primor
diales del libro que comentamos. La previa exposición de aquellos condicio
nantes hace posible ver el control social bajo una nueva luz.

El Control Social

Antes de adentrarse en el examen de los elementos del sistema penal,


el Dr. Elbert, haciendo un tipo de análisis que, precisamente, trasciende lo
técnico-jurídico-penal, enfoca el papel quejuegan los medios de comunica
ción (diarios y periódicos, revistas, radio, cine, televisión, técnicas informa-
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ticas) en laconstrucción social de la realidad y su incidencia en la seguridad


y el delito, en un Estado cada vez más inoperante. Llega, precisamente, al
tema de la legislación, fuente del control formal, donde encuentra a los ór
ganos legislativos latinoamericanas enfrascados en la ineficacia, tomando
legislaciones ajenas sin tamizarlas críticamente, aumentando el mar de le
yes que no tendrán aplicación o que, teniéndola, favorecerán intereses ex
traños, desconociendo o ignorando la idiosincrasia local y sus múltiples va
riantes culturales y étnicas. De allí, pasa el autor al estudio de otra esfera
ineficiente, la de la administración dejusticia, anegada de un número de ca
sos imposible de digerir, cumpliendo viejos ritos que renuevan el engaño de
una justicia que aparenta caminar hacia delante cuando retrocede, y que rei
tera y legitima una ideología de igualdad y equidad que carece de respaldo
en los hechos. Administración de justicia expuesta hoy, paradójicamente, a
las exigencias de eficacia de un mundo globalizado que suponen una orga
nización estatal mínima y expedita, para cuyos fines se le hacen injertos de
derecho de fondo y, especialmente, procesales, no necesariamente en busca
de la equidad y la paz internas.
En cuanto a la policía, brazo fuerte del sistema penal, el autor devela
las distorsiones corporativas y políticas de su función, raras veces al servi
cio del ideal de justicia. Con un marcado sesgo militar, altamente jerarqui
zadas, con personal escasamente capacitado, a menudo arbitrario y corrup
to, las policías de América Latina plantean el desafío -que señala el Dr. El
bert- de profesionalizarlas, democratizarlas y de reorganizarlas.
El panorama actual que nos ofrece el autor acerca de las cárceles, ver
tedero final del sistema, no es menos sombrío, marcado por el ritmo de los
motines que, periódicamente, se suscitan por todo el continente, dejando a
menudo un saldo de muerte y desamparo. La materia carcelaria es, proba
blemente, una de las más descuidadas por los estados latinoamericanos,
siempre deficitaria, siempre en proceso de degradación, siempre bajo el sig
no de instalaciones sobrepobladas y deterioradas, siempre apartadas del
cumplimiento de lareglas y de los fines que idealmente se les asignan.
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El Trabajo de la Criminología

Frente a ese panorama tan extenso y complejo, el Dr. Elbert se pre


gunta: " ¿Qué queremos o qué debemos investigar?"
Y responde: "Admitimos que hay 'dos órdenes de realidades' que
constituyen el objeto de la criminología científica; uno, en el que se puede
trabajar etiológicamente sobre situaciones o hechos sociales problemáticos,
siempre que la muestra no sea tomada de las definiciones legales" (Pág.
305) "...El otro sector de la realidad es el de los problemas de selección y
definición del sistema penal y su crítica. La criminología está llamada a ser
la ciencia del derecho penal, tomándolo como objeto, no tal como está es
tructurado, sino incluyendo sus instancias, ideologías y lógica decisoria"
(Pág. 306). Propone, entonces, el estudio del control formal por medio del
sistema penal, objeto que, sin embargo, no se agota en sí mismo. No sola
mente los factores de producción y ejecución del control penal, sino la polí
tica criminal como proyección del Estado hacia el futuro, se incluyen en los
objetos de la criminología. Pero, casualmente, desde ese punto de vista, el
control y la política criminal deberían sufrir, según lo sugiere, un replantea
miento radical: "...ha llegado el momento de transferir la expectativa de
elaboración democrática del control a sus protagonistas, víctimas y victi
marios, en un sentido similar a las gestiones del tercer sector" (Pág. 340).
Es la principal salida que vislumbra a efecto de lograr un reequilibrio equi
tativo del control social.

Evaluación General

El autor sostiene que "...necesitamos una visión sistemática, todavía


por elaborar, que organice y explique todo el contradictorio y disperso pa
norama en el que podremos descubrir nuestras continuidades, nuestras vir
tudes y defectos, reemplazando la autocompasión por la autocompren-
sión..." (Pág. 332), callando modestamente que este libro es, exactamente,
un aporte grande a esaelaboración sistemática para llegar a la autocompren-
sión. Se puede decir que, a partir de esta publicación, la visión sistemática
está en camino de hacerse. El Dr. Elbert ha recogido y presentado mucha
información, mostrando la forma en que debería seguirse haciendo. No sig-
"Criminología Latinoamericana. Teoría y propuesta sobre el control
social del tercer milenio. Segunda parte". 165

nifica esto -ni el autor lo pretende- que sus análisis sean perfectos y exhaus
tivos. Sin que, obviamente, esa tarea pueda darse por completada, esta obra
enseña la ruta y en ello radica, parcialmente, su alto valor heurístico. Pensa
mos que tiene razón al contextualizar en nuestra idiosincrasia el estudio del
control social. Además, nos propone todo un programa para la revisión so
cio-histórica y para la prospección de la investigación criminológica. Su
obra es todo un temario que abre muchas avenidas a la observación, a la re
flexión, a la imaginación creativa de los investigadores. Es, en ese sentido,
señera y debería tener una gran divulgación en nuestros países. Su lectura
es, por demás, fluida yfácil porque esta escrita en un estilo claro, rico en gi
ros y expresiones, vivaz.

Enrique Castillo Barrantes,


Director de los Estudios de Posgrado en Derecho,
Universidad de Costa Rica.

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