Vous êtes sur la page 1sur 4

5 ZONAS DE PROTECCIÓN DE POZOS EN ACUÍFEROS

CONFINADOS

5.1 INTRODUCCIÓN

Como se mencionó en capítulos previos, los acuíferos se clasifican con base en las
características de su frontera superior. Un acuífero limitado en su porción superior
por un acuitardo se cataloga como acuífero confinado. La teoría tradicional señala
que el caso más general de acuífero confinado presenta acuitardos en sus márgenes
superior e inferior, pero en este caso únicamente es de relevancia la situación en
donde existe un acuitardo superior, ya que esta unidad geológica es la que provee la
protección contra la contaminación originada en la superficie del terreno. La
presencia del acuitardo en la porción superior del acuífero ocasiona que, en general,
su vulnerabilidad a la contaminación sea mucho menor que para un acuífero libre.
Sin embargo, es necesario recordar que de acuerdo con el concepto de continuidad
hidráulica (Tóth, 1995), no existen materiales geológicos totalmente impermeables.
De este modo, la presencia de un horizonte arcilloso superior de baja permeabilidad
no es una garantía de protección total para el acuífero subyacente.

Esta situación permite establecer que en los acuíferos confinados se presentan


varias categorías o "grados de confinamiento"; dependiendo de los valores que
exhiban las propiedades hidráulicas del acuitardo que lo sobreyace. Para la finalidad
de la delimitación de zonas de protección de pozos, se define como acuífero
semiconfinado a aquel en donde las propiedades del acuitardo superior,
condicionan la presencia de flujo vertical significativo en cualquier dirección (hacia
arriba o hacia abajo), ya que esto depende de la relación entre las cargas hidráulicas
del acuífero y del acuitardo. Se supone que en este caso, el movimiento vertical en el
acuitardo está distribuido en el área en donde existen contrastes entre las cargas
hidráulicas. En un acuífero confinado propiamente dicho, el flujo vertical es
imperceptible y cuando no lo es, se asocia a zonas localizadas como fracturas, y
pozos mal construidos. Por estas zonas puntuales el agua puede desplazarse
rápidamente desde la superficie hasta el acuífero confinado, sin atenuación de los
contaminantes en el acuitardo. Con base en lo anterior, un acuífero semiconfinado es
más vulnerable a la contaminación que un acuífero confinado.

Es importante definir el "grado de confinamiento" de un acuífero cuando se


selecciona el método para la delimitación de zonas de protección. Esto es debido a
que algunos de los métodos consideran la existencia de flujo vertical en el acuitardo,
mientras que otros no lo toman en cuenta. Con base en la distribución de las
unidades geológicas en el subsuelo, es relativamente sencillo definir si en la zona de
estudio se explota un acuífero libre o uno confinado. Sin embargo, en condiciones
reales de campo no es muy fácil distinguir el grado de confinamiento de dicho
acuífero. Es decir, es necesario utilizar ciertas técnicas especiales para distinguir si
se trata de un acuífero semiconfinado o de uno confinado en el sentido de la
definición utilizada con la finalidad de delineación de zonas de protección.

El empeño que se tiene en definir el grado de confinamiento de un acuífero es debido


1
a que entre mayor sea éste, menor será el nivel de vulnerabilidad que presente a la

2
contaminación. Las técnicas básicas que existen para evaluar la presencia y/o el
grado de confinamiento de un acuífero son: i) geológicas, ii) hidrogeológicas y iii)
hidrogeoquímicas. La geología identifica la litología, estratigrafía y estructuras de los
materiales geológicos, por lo que la presencia de horizontes que funcionen como
capas confinantes puede inferirse de su análisis. Adicionalmente, el examen
geológico produce información para deducir de manera aproximada el grado de
confinamiento que se presenta. Las técnicas hidrológicas identifican el tipo de
acuífero y únicamente con cierto tipo de pruebas, el grado de confinamiento. Las
técnicas hidroquímicas, en general, únicamente producen información relativa a la
edad del agua subterránea, dato que permite realizar suposiciones relacionadas con
la presencia de acuíferos confinados. No obstante, en circunstancias específicas la
hidrogeoquímica puede ser una técnica directa para la definición del grado de
confinamiento de un acuífero. Es importante recordar que cuando se realiza la
evaluación de la presencia y/o grado de confinamiento, es fundamental que la
valoración se realice utilizando un enfoque multidisciplinario que considere técnicas
geológicas, hidrogeológicas e hidrogeoquímicas. A continuación se presenta un
breve repaso de las técnicas propuestas para la identificación del grado de
confinamiento de un acuífero.

Técnicas geológicas. La identificación de las unidades geológicas susceptibles de


comportarse como confinantes se realiza con base en sus características litológicas y
la estratigrafía local. En general, los materiales geológicos que tradicionalmente
funcionan como acuitardos incluyen sedimentos en donde predominan partículas de
la arcilla con escaso contenido de limo o arenas. Adicionalmente, las estructuras
existentes (plegamientos, cabalgaduras, etc.) permiten conocer si las unidades
geológicas que funcionan como acuitardo, sobreyacen a otra unidad o grupo de
unidades que formen parte de un acuífero.

Para la creación de mapas geológicos que muestren la distribución de zonas en


donde potencialmente pueden encontrarse acuíferos confinados, se requiere de la
identificación de los tipos de rocas que están expuestas, mapas con la distribución de
suelos, interpretación de fotografías aéreas, además de información (directa e
indirecta) de los materiales geológicos presentes en el subsuelo. La información del
subsuelo con mayor utilidad en este caso incluye registros litológicos de pozos,
registros eléctricos o de cualquier otro tipo. La información de estudios geofísicos
realizados en la región también es muy valiosa, porque generalmente permite
extrapolar con mayor certidumbre los datos geológicos del subsuelo. Con base en
esta información es posible describir el comportamiento de los horizontes de baja
conductividad hidráulica en el subsuelo, aunque no exista evidencia directa de ellos
en superficie debido a que por la estructura geológica presente, no afloren dentro del
área de estudio. Cuando existe suficiente información, es conveniente realizar varias
secciones verticales transversales en donde se representen los diferentes espesores
y la profundidad a la base del acuitarlo, además de las discontinuidades estructurales
o litológicas. De este modo, la integración de la geología superficial y del subsuelo
permite una mejor evaluación de la presencia del horizonte confinante.
4

Vous aimerez peut-être aussi