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Colonialismo, derechos humanos y reconocimiento en algunos pueblos

indígenas Latinoamericanos

Carla Johana Martínez García1

El propósito de este ensayo es mostrar que no es posible comprender la justicia en


los pueblos latinoamericanos desde teorías sobre justicia social pensadas en países
“desarrollados” cuyas realidades pueden ser ajenas a los de los países
latinoamericanos. Para facilitar este análisis mostraré que tanto Fanon como
Boaventura do Santos muestran que para comprender el sentido de justicia social
en latinoamérica es crucial analizar las realidades de sus pueblos. Usando como
categorías de análisis: el colonialismo, el discurso de los derechos humanos, y la
idea de “reconocimiento” tal como se expresa en algunos pueblos indígenas
colonizados de Latinoamérica, mostraré que teorías de la justicia social concebidas
dentro del liberalismo como la de Rawls, aunque útil para otras sociedades, no sirve
para las sociedades latinoamericanas.

Colonialismo

En Piel Negra Máscaras Blancas Frantz Fanon analiza el colonialismo desde la


situación del negro de Martínica. De acuerdo con Fanon, esta condición se aplica a
cualquier pueblo colonizado. Caso de muchos pueblos indígenas latinoamericanos
que permanecen en esta condición, aun cuando los colonizadores han cambiado.

Con base en sus experiencias como médico psiquiatra, Fanon analiza el impacto
del colonialismo en los pueblos colonizados y muestra que existe una estructura
psíquica en el colonizador Europeo racista, “el blanco quiere el mundo… se
descubre a si mismo señor predestinado de este mundo” (Fanon, 1973, pág. 105),
justificando el sometimiento a otros pueblos mediante la dominación de sus
cosmovisiones2.

1
Estudiante de Primer semestre de Maestría en Filosofía.
2
Cosmovisión es la manera de ver e interpretar el mundo. Se trata del conjunto de creencias que permiten
analizar y reconocer la realidad a partir de la propia existencia.

1
Tanto el negro como el indígena entienden su realidad en relación con el resto del
universo. El europeo, en cambio, no concibe posible una unidad mágica con la
naturaleza. El negro se integra con el mundo, conmueve al mundo con su poder
poético “¡me caso con el mundo!¡soy el mundo!” (Fanon, 1973, pág. 105). En el caso
de muchos pueblos indígenas de Latinoamérica, estos se entienden como hijos de
“la madre tierra.” la naturaleza no les pertenece, son ellos quienes pertenecen a
ella. El Colonizador, por el contrario, cree en la idea de dominación de la naturaleza,
“El blanco establece entre él y el mundo una relación de apropiación” (Fanon, 1973,
pág. 105). Esta concepción de amo y señor le ha llevado al colonizador a crear el
actual sistema económico Capitalista que opera bajo políticas neoliberales y que se
ha implantado en los pueblos colonizados para conservar su poderío y control.

Otra expresión del colonialismo que expone Fanon está relacionada con el lenguaje.
“Hablar una lengua es asumir un mundo, una cultura. El antillano que quiere ser
blanco lo será, efectivamente, tanto más cuanto mejor haya hecho suyo ese
instrumento cultural que es el lenguaje “ (Fanon, 1973, pág. 31). El lenguaje
representa el desarrollo de un pueblo y permite apropiarse de un conocimiento
propio que proviene de vivencias y tradiciones culturales. El colonizador impone su
cultura al imponer su lengua. El lenguaje deja de convertirse en un instrumento para
construir mundo con “el otro” y se convierte en un instrumento de dominación del
hombre blanco hacia el colonizado, sin una aparente violencia, donde este último
entra en un proceso de aculturación que le incita a querer vivir como vive el blanco,
asumir su lengua y sus costumbres.

El proceso de colonización implica un complejo de inferioridad en los colonizados


que se evidencia frente al colonizador, buscando parecerse e identificarse con
quienes los colonizaron. Analizando el texto de Fanon el complejo de inferioridad
se enmarca en el inconsciente colectivo escalando del blanco al hombre de color y
luego de este a sí mismo y sus congéneres.

La colonización traza una división entre los seres humanos “racionales” y los
“irracionales”, quien no se ajusta a las instituciones, el lenguaje y la cultura del
colonizador, se considera como inferior. Al igual que al negro, vemos como a los

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pueblos indígenas latinoamericanos se les imprimió dicha inferioridad. Hay
entonces una “imposición cultural irreflexionada”; los colonizados logran
identificarse bajo una configuración definida e impuesta. Se crea una neurosis,
ahora articulada a cualquier pueblo colonizado. Dichos pueblos viven entonces,
inmersos en constantes contradicciones y cuestionamientos.

Otro problema que se observa con la colonización es que los colonizados son vistos
no como humanos e “iguales” sino como fuerza de trabajo casi animal, con el fin de
ser explotados, para garantizar el orden de la estructura colonial impuesta. El
colonizado pierde su dignidad, su libertad, sus creencias, se hace un elemento más
del sistema productivo, una pieza del engranaje industrial, situación que se legaliza
mediante normas y leyes creadas por el hombre blanco e impuestas a los pueblos
colonizados.

Finalizando el tema de la colonización es pertinente indicar que los colonizados se


equivocan al pensar que la descolonización se puede establecer bajo las
concepciones impuestas por el colonizador, al igual que buscar superioridad ante
este. Fanon plantea que para llegar a la descolonización es necesaria la
desalienación de los colonizados de tal manera que estos establezcan su existencia
como cualquier otro ser humano, sin la necesidad de buscar el reconocimiento del
colonizador.

Así pues, siguiendo a Fanon, no es posible comprender el sentido de dignidad, ni


de justicia de un pueblo sin conocer su historia y cosmovisión. Esto significa que es
inútil usar una teoría de justicia ideada en un país desarrollado que no tenga en
cuenta la realidad de otros pueblos.

Derechos humanos y Desarrollo

Abordamos anteriormente el tema del colonialismo y sus implicaciones en los


pueblos colonizados, nos corresponde ahora revisar el tema de los derechos
humanos y la dignidad, citamos para este fin el libro “Derechos humanos,
democracia y desarrollo” de Boaventura de Sousa Santos, quien plantea que los
derechos humanos hegemónicos, desarrollados principalmente en Europa se han

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convertido en un instrumento útil a las políticas neoliberales de unificación entorno
al concepto de dignidad humana, omitiendo otro tipo de situaciones o contextos de
dignidad humana.

“La dignidad igualitaria del liberalismo no sólo es inhumana al suprimir las


identidades, sino que es sutilmente discriminatoria” (Raul, 2010)

Para desnudar la realidad de los derechos humanos, debemos revisar que estos
fueron concebidos bajo la premisa de universales, con una clara distinción entre
hombre (humanidad) y ciudadano (Pueblos). Debemos también “distinguir las
concepciones hegemónicas de los derechos humanos – destinadas …a legitimar
las ideologías del individualismo propietario” (Santos, 2014, pág. 19) fundamento
del capitalismo colonialista y patriarcal que domina la actualidad, de aquellas
concepciones alternativas basadas en la autonomía de los pueblos, orientadas
hacia una sociedad más justa y digna.

Los derechos humanos hegemónicos priorizan la igualdad ante la ley, entendida


esta como la igualdad jurídico-política; no se reconoce la igualdad cultural, social y
económica. Boaventura plantea una crítica a esta realidad y da una interpretación
de los derechos humanos en los pueblos indígenas latinoamericanos partiendo de
las vivencias reales de estos desde tres “matices “, primero la tensión relativa al
derecho a la salud y a los derechos ambientales, segundo el derecho a la libre
determinación de los pueblos indígenas, y tercero la tensión relativa a los derechos
de los pueblos a liberarse del neocolonialismo.

Las migraciones ambientales y en algunos países la violencia generalizada ha


desplazado a los pueblos indígenas latinoamericanos, condenándolos a dispersarse
en las ciudades y a sufrir hambre y necesidades porque su entorno ha sido alterado,
se les ha despojado de sus tierras y de sus raíces ancestrales. Estos fenómenos
migratorios son consecuencia de las políticas neoliberales trazadas por intereses
económicos, mediante la imposición de modelos productivos concebidos en los
países colonizadores; para estos el desarrollo económico significa explotación
intensiva de los recursos naturales, consumismo y bancarización.

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La agroindustria y la explotación minera intensiva son reflejo de la imposición de
dichas políticas, ambas han ocasionado fuertes crisis en materia de alimentación y
escasez de agua potable que son fundamentales para la supervivencia de los
pueblos indígenas en sus territorios, además, han provocado enfermedades
desconocidas como consecuencia de la contaminación con productos químicos
usados tanto en la producción agrícola industrializada de monocultivos, como en la
explotación minería por parte de las multinacionales.

Con lo anterior se evidencia que el respeto por la dignidad humana de estos


pueblos, se vio menoscabado por el concepto de desarrollo, nos queda claro que
no se tiene en cuenta el concepto de desarrollo humano sostenible, para implantar
los modelos de desarrollo capitalistas, ni tampoco se incluyen los modelos de
producción propios de las comunidades latinoamericanas indígenas. Para Esther
Camac, coordinadora para Mesoamérica de la Alianza Mundial de los Pueblos
Indígenas y Tribales de los Bosques Tropicales: “La mayoría de las áreas naturales
escogidas para la conservación en Mesoamérica están dentro de las tierras y
territorios de los pueblos indígenas. Dado que las áreas naturales mejor
conservadas estén donde habitan los pueblos indígenas, debido modelo práctico de
gestión y uso de los recursos naturales que emana de los conocimientos
tradicionales que tienen una base espiritual, los cuales no dependen sólo de la
relación entre los seres humanos y la naturaleza, sino también de la relación entre
el mundo visible e invisible”. (Camac, 2003)
Es gracias a los movimientos sociales y a la lucha en algunos casos sangrienta de
los pueblos indígenas latinoamericanos, que surgen los derechos colectivos y el
derecho al desarrollo, consagrados con “la Declaración sobre el Progreso y el
Desarrollo en lo Social (1969) y la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de
los Pueblos (1981). Adquiriendo relevancia con la Declaración sobre el Derecho al
Desarrollo de Naciones Unidas, de 1986, y con las conferencias mundiales de
Naciones Unidas celebradas en la década de los noventa.” (Santos, 2014). Muchos
países han legitimado a través de sus constituciones algunos derechos colectivos,
reconociendo en parte, no totalmente la dignidad de muchos pueblos indígenas
latinoamericanos y su derecho a la diferencia.

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“La filosofía del movimiento de los No Alineados” significó una integración de países
del Tercer Mundo a fin de buscar que se les garantizaran internacionalmente las
condiciones necesarias para su desarrollo. El derecho al desarrollo en el contexto
de la Guerra Fría significó la posibilidad de elegir entre el capitalismo y la
globalización, y un proceso socialista de desarrollo alternativo. Sin lugar a dudas
estos dos procesos históricos significaron un gran logro no solo para los pueblos
indígenas latinoamericanos sino también para la humanidad, si tenemos en cuenta
lo que significa la protección a la naturaleza.

Queda evidenciado entonces que la concepción clásica y hegemónica de los


derechos humanos se queda corta en su alcance para proteger la dignidad de los
pueblos indígenas latinoamericanos dado que es útil para los intereses de los
colonizadores, pero no para los intereses de muchos pueblos indígenas. Es
necesario recurrir a las realidades propias de estos pueblos para respetar su
dignidad humana. Dadas las condiciones socio culturales de los mismos son los
derechos colectivos los que les brindan efectivamente las herramientas de
protección a sus derechos como comunidades, protegiendo sus territorios,
cosmovisión, cultura, lenguaje y demás elementos propios de su civilización.

Reconocimiento.

Para dilucidar que abarca y que se entiende por reconocimiento, nos apoyaremos
en la comprensión de los autores citados inicialmente.

Para Fanon es necesario el reconocimiento del otro. “La conciencia de sí es en sí y


para sí cuando y porque ella es en sí y para sí y para otra conciencia de sí; es decir,
que solo es en tanto que ser reconocido” (Fanon, 1973, pág. 180).

En sus estudios a través de la terapia social, llega a la conclusión que solo mediante
la desalienación es posible llegar a la descolonización, y deja esta responsabilidad
a los colonizados. Es decir, solo cuando el hombre de color (el colonizado) se ve a
sí mismo como humano y deja de intentar parecerse o ser superior al colonizador,
al igual que deja de buscar su reconocimiento logra desalienarse y con ello quitarse

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el peso del colonialismo que lleva sobre sus hombros. Así el colonizado llega a un
reconocimiento, no solo de sí mismo sino de sus congéneres.

Boaventura plantea que el reconocimiento de derechos en especial el


reconocimiento de la diferencia es fundamental para alcanzar la justicia social en
los pueblos latinoamericanos. Analizaremos el principio de la igualdad y el principio
de reconocimiento de la diferencia, a fin de llegar a una idea de lo que significa el
reconocimiento desde esta mirada filosófica.

El principio central de la igualdad funda la pretensión de universalismo que subyace


a los derechos humanos eurocéntricos. No es una igualdad socioeconómica o
cultural, sino meramente jurídico-política: la igualdad de todos ante la ley. Esta
concepción de igualdad al ser insuficiente para la comprensión de la realidad
humana, dio paso a la lucha por el reconocimiento de la diferencia.

El reconocimiento de lo diferente dejo de ser una lucha por la integración y la


asimilación y pasó a convertirse en una lucha por la transformación de la cultura y
de las instituciones. “Es así como tenemos el derecho a ser iguales cuando la
diferencia nos coloca en una situación de inferioridad y tenemos el derecho a ser
diferentes cuando la igualdad nos trivializa.” (Santos, 2014, pág. 58)

Para que se materialice el reconocimiento de la diferencia, las instituciones deben


corresponder a las aspiraciones de la sociedad mediante políticas de
reconocimiento. Reconocer el derecho a la diferencia ha llevado a muchos estados
latinoamericanos a garantizar mediante espacios políticos participación a las
minorías étnicas; reconocer y proteger las lenguas no coloniales, los derechos
especiales a la tierra y al territorio.

De acuerdo a lo expuesto queda claro que para llegar al reconocimiento tanto en


Fanon como en Boaventura es necesario partir de la realidad de cada pueblo, dado
que para llegar a este se debe estudiar los fenómenos sociales y es necesario
construir un modelo propio donde los actores principales sean las comunidades y
no un modelo inserto desde otras realidades que no comprenden las vivencias que
han tenido dichos pueblos.

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Modelos de justicia en los pueblos indígenas latinoamericanos.

Tal como se expuso anteriormente, el pensamiento liberal entra en tensión con las
formas de organización políticas y económicas de muchos pueblos indígenas.

Tomaremos como ejemplo una teoría diseñada dentro del liberalismo político, la
teoría de justicia social de Rawls, esta es “una teoría diseñada para un tipo de objeto
específico: la estructura básica de la sociedad, las instituciones sociales, políticas y
económicas de una democracia constitucional moderna”. (Rawls, 1997, pág. 20)
que funcionaría en una sociedad democrática “más o menos ordenada” (Rawls,
1997, pág. 20). Dicha teoría se concibe para los estados modernos en su mayoría
constitucionalizados y permeados por el neoliberalismo. Rawls establece unos
mínimos que debe poseer una sociedad para que esta teoría de justicia funcione,
no obstante, al contrastar dichas exigencias con la realidad de muchos pueblos
indígenas latinoamericanos nos queda claro que esta teoría, aunque útil para una
sociedad idealizada, no funcionaría en sociedades concretas como las de
Latinoamérica donde las condiciones sociales y económicas son más complejas.

Igualmente, a pesar de los intentos de Martha Nussbaum en integrar dentro de su


teoría de justicia la realidad de algunos pueblos colonizados, no deja de ser una
teoría concebida dentro del liberalismo político la cual se torna inaplicable en los
pueblos indígenas latinoamericanos.

Contrario Sensu las comunidades indígenas por sus formas de organización


políticas se han acercado más a los principios expuestos por el comunitarismo, para
ellos la tierra constituye su bien más preciado, están acostumbrados a vivir en
armonía con ella y sus antepasados, a compartir su espacio vital con los suyos, a
respetar el equilibrio trazado por la naturaleza. A trabajar todos por la comunidad.

“En el comunitarismo el individuo se define no por sí mismo, sino por su contexto


cultural, social e histórico, o por la comunidad a la que pertenece, y esta concepción
se extiende incluso a lo político” (Breña, 1995)

Nuevamente tal como lo indica Fanon, no es posible implantar modelos de justicia


pensados para sociedades liberales más o menos ordenadas que buscan

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principalmente el bienestar individual, dadas las razones ya expuestas mientras que
en muchos de los pueblos indígenas de América latina se evidencian otras formas
de organización política y sociales debido a su cosmovisión sobre la naturaleza, son
más afines con los principios enunciados por los comunitaristas como es el caso de
las comunidades indígenas Mexicanas.

A modo de conclusión

Para hablar de justicia social en las comunidades indígenas latinoamericanas es


necesario empezar por comprender la necesidad de apartarse de las imposiciones
culturales y políticas que han traído consigo los colonizadores.

Tal como lo indica Fanon se debe iniciar con la desalienación del colonizado, de
adentro hacia afuera, para que una vez este tenga una comprensión de sí mismo
como igual al “otro” sin el complejo de inferioridad, pueda reconocer el derecho a la
“diferencia”, entender que su dignidad humana no depende de conceptos
extranjeros sino de su esencia como seres humanos diversos culturalmente, solo
así es posible comprender el derecho a la diferencia del que nos habla Boaventura,
dejando claro que el derecho a la igualdad no implica uniformidad, sino mas bien
respeto por el otro, teniendo en cuenta sus diferencias.

Es necesario que los pueblos indígenas recobren su identidad no solo con la cultura
sino también con el lenguaje, a partir de una re dignificación de las lenguas
indígenas, respetando la cosmovisión de cada pueblo, sus formas de agrupación,
sus principios económicos, sin intentar imponer políticas lesivas que solo buscan
sacar provecho económico mediante la explotación capitalista.

La transformación de la situación que atraviesan las comunidades indígenas solo


es posible si se les respeta sus territorios. Es necesario un desarrollo de sus
derechos en el campo jurídico y político, para garantizar que las instituciones
estatales y los grupos económicos privados, respeten sus tierras, y sus
cosmovisiones, al igual que su organización política y social. Son los derechos
colectivos los que les brindan efectivamente las herramientas de protección a sus
derechos.

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Finalmente queda evidenciado que es inútil tratar de traer teorías concebidas en los
países colonizadores dada las diferencias en materia de organización política y
social de muchos de los pueblos indígenas latinoamericanos. Tanto Fanon como
Boaventura do Santos muestran que se debe partir de las realidades concretas que
viven estos pueblos para comprender el sentido de justicia social, y definitivamente
encontramos que el comunitarismo es una forma de organización política más
acorde con los postulados de justicia que requieren estos pueblos, dado que este
pensamiento político da primacía a los derechos colectivos a diferencia de las
teorías enmarcadas dentro del liberalismo.

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Bibliografía
Breña, R. (1995). El debate entre liberalismo y comunitarismo. Mexico: Politica y gobierno.

Camac, E. (octubre de 2003). Pueblos indígenas aseguran la conservación. Obtenido de


http://www.una.ac.cr/ambi/Ambien-tico/121/camac

Fanon, F. (1973). Piel negra, máscaras blancas. Buenos aires: Abraxas.

Raul, C. (30 de 10 de 2010). El mostrador. Obtenido de


http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2010/10/30/pueblos-originarios-y-estado-
entre-el-liberalismo-y-el-comunitarismo/

Rawls, J. (1997). Teoría de la Justicia , 1997. México: Fondo de Cultura Económica.

Santos, B. d. (2014). Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (Primera ed.). (M. Rojas, Ed., &
C. F. Setién, Trad.) Bogotá, D.C.: Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad,
Dejusticia. Obtenido de http://www.dejusticia.org

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