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de sentimientos no es lenguaje propiamente dicho, es algo de origen sensitivo; aún así, este
tipo de manifestaciones establecen un nexo entre el lado más salvaje del hombre y el más
social ya que el lamento de un desamparado siempre conmueve y hace aflorar la
conmiseración y el auxilio.
Tras haber expuesto las similitudes entre lo humano y lo animal, es preciso tratar lo que
verdaderamente nos separa de ellos. Para Herder, lo propio de los animales es su instinto y su
total dependencia de la naturaleza; para la supervivencia, el león necesita comer carne fresca
y la abeja necesita el néctar de determinadas flores. En los animales, su acción viene dada por
el instinto natural, e incluso su lenguaje (por llamarlo lenguaje) tiene su por qué en el
instinto. Siguiendo al autor, a su vez, nos llama la atención el hecho de la
“hiperespecialización de todos los seres vivos", causada porque solamente tratan de un
aspecto concreto del mundo; el hábitat natural el esencial para la supervivencia de las
especies. Herder enlaza este concepto, la “hiperespecialización" con el lenguaje: "Cuanto más
pequeña es, pues, la esfera de los animales, tanto menos necesitan el lenguaje."1
Por el contrario, es sabido el carácter plural del hombre, que físicamente no destaca e
incluso inferior al resto de seres vivos. El ser humano no es autóctono de ningún hábitat, y
este es un rasgo distintivo y propio; no está hecho para una determinada labor y, por ello, es
libre, porque además no está sujeto a la naturaleza. La libertad es al hombre lo que al animal
es el instinto. Otro rasgo específicamente humano es la razón, la capacidad de reflexión. Con
estos dos elementos, razón y libertad podemos poner ya en boca de Herder que:
"Si el hombre tuviera instintos animales, no podría poseer lo que llamamos su razón, ya
que esos instintos arrastrarían sus facultades tan oscuramente hacia un punto, que no le
quedaría ningún espacio de conciencia libre."2
1
HERDER, J.G, Obra Selecta, Barcelona, ed. RBA, 2002, p. 147.
2
Ibid, p. 152.
3
Esta tesis es sin duda el nudo gordiano del asunto, pues conlleva negar el origen divino
del lenguaje y a su vez afirmar que el lenguaje es algo connatural al ser humano. Las
afirmaciones de Herder crean polémica y por ello creemos indispensable situar las diferentes
posiciones enfrentadas.
-Primero, sobre el origen del lenguaje y su presunta causa divina, Herder se opone
radicalmente, y centra sus críticas en la filosofía de Süssmilch; Süssmilch es un eclesiástico y
economista alemán que concibe el progreso de la humanidad como expresión de un orden
teleológico divino y defiende la idea del origen divino del lenguaje; según Herder, hay tres
posibles argumentos para mantener esa tesis:
1. El lenguaje es de origen divino porque es imposible explicar sus raíces desde
causas humanas.
2. Un origen humano es imposible de explicar para cualquier ser humano.
3. Sólo mediante la esencia y la lengua de Dios se puede concebir el origen y la
explicación del lenguaje humano.
Herder critica estos tres argumentos porque en su base no son más que un sutil
antropomorfismo divino, por el contrario, afirmar que el hombre ha creado su propio
lenguaje eleva la capacidad creadora de Dios, moldeando un ser capacitado para hablar por
sí mismo. Negar el origen antropológico del lenguaje conlleva subordinar todo lo humano a
lo divino: poesía, música, ciencia, etc, serían ramas procedentes de una semilla ajena.
-La segunda disputa se centra en Rousseau. El pensador ginebrino duda de que en el
estado de naturaleza en que sitúa al hombre en su Discurso sobre el origen de la
3
Ibid, p. 155.
4
desigualdad entre los hombres sea útil el lenguaje, aún así, considera que el primer lenguaje
del hombre es el grito natural; posteriormente, la comunicación entre hombres se fue
haciendo más estrecha y se añadieron gestos y refinamientos simultáneamente. Rousseau
parte de la premisa de que el hombre no es sociable y que por tanto no necesita del lenguaje
para comunicarse con sus congéneres. Es más, el filósofo ilustrado hace una afirmación que
abre la puerta a un origen divino del lenguaje o a causas externas al hombre: "(...) y
convencido de la imposibilidad casi demostrada de que las lenguas pudieran nacer y
establecerse por medios puramente humanos."4 Para Rousseau, el lenguaje es algo que nace
en el hombre a raíz de determinadas circunstancias, y es por tanto un accidente, mientras
que Herder defiende la idea de que la reflexión forma parte de la esencia del hombre y es
causa sustancial del lenguaje.
Habiendo expuesto estas dos opiniones opuestas a las afirmaciones de Herder, podemos
concluir esta polémica sintetizando que Herder defiende que el lenguaje humano no es de
origen divino y no es algo previo ni posterior al hombre; es algo que nace con el hombre y
gracias a sus facultades específicas.
Tratado este problema, nos centraremos ahora en analizar el desarrollo del lenguaje
humano desde sus orígenes. El punto de partida en el lenguaje y en la distinción entre las
cosas nace del oído; los sentidos son el inicio claro para descubrir el lenguaje, y digo
descubrir porque el lenguaje no se inventa sino que se adquiere de la naturaleza misma, en
cierto modo, el hombre traduce el lenguaje de la naturaleza en su propio lenguaje.
Herder considera que lo primero son los verbos, y el ejemplo que aporta es que
pronunciar la palabra “oveja” no nos referimos a lo que designa sino a su rasgo, o sea,
animal que bala. Ahora bien, ante realidades que no emiten sonido, como por ejemplo el
color, la designación de tales hechos no es arbitraria, ya que los sentidos estás
interrelacionados. Pero Herder no explica cómo nacen este tipo de palabras y de qué manera
afecta la interrelación de los sentidos. La pieza esencial en la relación entre sentidos está en
el oído, que es siempre mediador entre ellos, de modo que todo lo que experimentamos por
medio de los sentidos tiene una parte auditiva. Herder reitera una y otra vez que el oído es
el sentido del lenguaje. Oímos la escritura, como cuando pensamos en la ira, que también la
percibimos en su trasfondo auditivo; el lenguaje de la naturaleza y el sentimiento se nos
muestra en forma de sonidos.
4
ROUSSEAU, J.J, Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, Madrid, ed. Longman,
1997, p. 96
5
5
HERDER, op. cit., p. 201.
6
atribuye a las diferentes lenguas: el odio entre familias y naciones, motivado por la
rivalidad. Por una parte, se refuerza la cohesión de la familia-tribu, y por otra, más se opone
a la familia contraria.
En esta línea, se puede sacar mucho de la afirmación: "Quien no está con nosotros, ni es
de los nuestros, es inferior a nosotros. El extranjero es peor que nosotros, es bárbaro."6 Se
observa en frases como ésta que el pensador alemán es un claro precedente a lo que después
será el romanticismo y su constante apelación a la conciencia nacionalista de tradición
germánica. Consiguientemente, bajo esta idea subyace una relación entre la nación de
origen, la lengua y la identidad. En tal caso, la lengua se convierte en distinción entre lo
propio y lo ajeno: "Es un bárbaro, habla otra lengua."7
IV. Cuarta ley natural: Todas las lenguas constituyen un todo progresivo, y con
ellas, la cadena entera del desarrollo. Aunque esta ley a primera vista resulta complicada de
entender, quiere decir que las lenguas se despliegan en el tiempo y el carácter progresivo
del lenguaje nos permite la posibilidad de mirar atrás: "(...)el primer pensamiento de la
primera alma humana se halla en interdependencia con el último que haya tenido lugar en
el alma del hombre."8 Por tanto, el lenguaje es un edificio colectivo; somos hijos del primer
hombre que ideó el lenguaje. Según Herder, hay sólo una lengua, lo que sucede es que se ha
ido diversificando y transformando en los diferentes pueblos de la Tierra.
6
Ibid, p. 219.
7
Ibid, p. 220.
8
Ibid, p. 223.
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BIBLIOGRAFÍA: