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Los gobiernos deberán aprender y prepararse desde el punto de vista humano e institucional para
actuar en condiciones de incertidumbre y cambios acelerados, dado que la globalización generará
una enorme cantidad de efectos no controlables a nivel de cada país.
Una forma de anticipar las consecuencias es preguntarse si se previeron a tiempo los principales
cambios de los últimos 20 años y si habría sido posible tomar mejores decisiones y aprovechar
mejor el tiempo. A modo de ejemplo, conviene mencionar cuatro transformaciones profundas
sobre las que no hubo suficiente previsión en América Latina: El Internet, China, La Crisis
Financiera, Cambio Climático.
En el presente documento, a fin de contribuir a esa reflexión y a partir de los posibles escenarios, se
intenta esbozar algunas esferas que ameritan un estudio más sistemático, con miras a integrarlas al
diseño de políticas públicas y programas de inversión a mediano y largo plazo. Los centros de estudios,
equipos de gobierno y organismos internacionales podrían seleccionar los aspectos que parezcan más
relevantes, darles seguimiento, definir su nivel de prioridad y promover su examen sistemático.
La globalización y la velocidad de los cambios echaron por tierra los conceptos de
planificación que entonces predominaban. Adquirió preeminencia el mercado internacional,
decayó la capacidad de conducción de los Estados y se debilitaron los ministerios de planificación.
¿Cómo prepararse?
Las consultas realizadas por el proyecto a expertos internacionales ponen de relieve la
conveniencia de llevar a la práctica las iniciativas siguientes: Constituir unidades de
planificación estratégica en cada gobierno, A nivel del poder legislativo, crear comisiones de
futuro que proyecten el debate legislativo a largo plazo y difundan estos análisis en el plano
político, Establecer centros de estudios no gubernamentales, con financiamiento público,
Promover la coordinación nacional y latinoamericana de centros y personas dedicadas a
hacer estudios prospectivos, formar expertos y constituir equipos.
A fin de marcar rumbos y facilitar acuerdos, las perspectivas a largo plazo deben integrarse en el
discurso político. No es tarea fácil, pues la democracia conlleva procesos electorales continuos que
podrían acarrear frecuentes cambios de rumbo. Los grandes desafíos exigen continuidad y
persistencia. Esto se puede lograr en la medida en que la ciudadanía esté más capacitada e
informada, se realicen debates sobre futuros posibles y se sustente con una visión común la
construcción de acuerdos políticos de largo alcance