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CÉDULA N° 2.

1:
Principios inspiradores del Código Civil.
Tratamiento de cada principio a lo largo del
Código
(*) También corresponde a las cedulas: Nº15.2 y Nº 40.2
El Mensaje del CC en su párrafo 45 dice que “Los ejemplos ponen a la vista el
verdadero sentido y espíritu de una ley en sus aplicaciones; los corolarios
demuestran lo que está encerrado en ella, y a que a ojos menos perspicaces
pudiera escaparse”
AUDIO 1

Las instituciones prescritas en las normas de nuestro Código responden a ciertos principios que
van informando (principios informantes o inspiradores), que subyacen, cada una de las instituciones y, en
particular, cada una de las disposiciones. Principios que no son exclusivos al Código Civil, sino que,
además, del Derecho Privado en general.

Cuatro son los principios fundamentales que articulan la regulación del Código: autonomía de la
voluntad, buena fe, prohibición del enriquecimiento sin causa y responsabilidad. Aunque
fundamentales, no son los únicos principios inspiradores de las instituciones del Código Civil;
podemos mencionar también el principio de la libre circulación de los bienes, el principio de igualdad
ante la ley y el principio de protección a la familia.

1) PRINCIPIO DE AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD

Puede definirse como el poder que el ordenamiento jurídico entrega a los particulares para
que estos puedan regular sus propios intereses o relaciones jurídicas1. Es el reconocimiento de
la autodeterminación de los sujetos en el plano jurídico. Es decir, la posibilidad de decidir por sí
mismos la forma en que van a encauzar sus diversas relaciones jurídicas.

Lo anterior se concreta en que se confiere libertad a los particulares para la creación de derechos y
obligaciones. Ello es la razón de que, en general, las normas del Derecho Civil constituyan,
fundamentalmente en el ámbito patrimonial, un derecho de carácter supletorio o dispositivo; destinadas a
regir en ausencia de voluntad expresa de los sujetos.

Esta afirmación se encuentra consagrada en diversos artículos. El fundamental de ellos es la norma


relativa a la renuncia de los derechos contenida en el art. 12 del Código Civil2 que dispone que “Podrán
renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren el interés particular
del renunciante y que no esté prohibida su renuncia”3, reconociendo el legislador el principio de
autonomía de la voluntad de las partes.

Lo anterior, por cuanto el artículo 12 establece como regla general que, en tanto se cumplan los
requisitos que la norma establece (que solo miren el interés del renunciante y que no esté prohibida su
renuncia), los derechos son renunciables.

1 En lo que sigue para todas las cédulas del presente curso, lo destacado con negrita encierra conceptos o definiciones que
pueden ser útiles de aprender.
2 En lo que sigue para todas las cédulas del presente curso, toda referencia normativa en que no se exprese un cuerpo

normativo específico, debe entenderse efectuada al Código Civil.


3 En lo que sigue para todas las cédulas del presente curso, lo destacado con negrita y color azul se recomienda memorizar.

2
Otras disposiciones que reconocen la autonomía de la voluntad como un principio informante del
Código Civil las encontramos en el Libro IV. Por ejemplo, en los artículos: 1437, norma que al
establecer los contratos como fuente de las obligaciones reconoce la voluntad de los sujetos para crear
obligaciones; 1445, que establece como requisito el consentimiento, haciendo referencia a la idea de
voluntad; 1444, que regula los elementos de la naturaleza y accidentales de los contratos; 1545, del que
se desprende que para dejar sin efectos un contrato se requiere el mutuo consentimiento de las partes4),
y; 1560, norma que en materia de interpretación de los contratos superpone la importancia de la
voluntad real sobre la voluntad declarada.

No obstante la importancia de este principio, no es un principio absoluto. Encuentra limitaciones


en la ley; el orden público y las buenas costumbres y la protección de los intereses de terceros.

(i) En la ley. Por cuanto, como dijimos, el mismo art. 12 establece que como requisito para que
opere la autonomía de la voluntad que la renuncia solo mire el interés del renunciante y que no esté
prohibida.

Dentro de los actos prohibidos por las leyes encontramos, por ejemplo, los artículos: 1445, que
sanciona al objeto lícito; 1461 in fine, que prescribe que para que un hecho pueda ser objeto de un
acto jurídico, debe ser física y moralmente posible, no ser contrario a las leyes de la naturaleza; 1466,
que dispone que hay objeto ilícito en todo contrato prohibido por la ley, y; 1798, que prohíbe la
celebración del contrato de compraventa a determinadas personas, como una incapacidad particular.

Son derechos irrenunciables, por ejemplo, el derecho a reclamar la filiación (art. 195) y el derecho
conferido a la mujer casada en sociedad conyugal para pedir la separación judicial de bienes (art. 153)

(ii) El orden público y las buenas costumbres. En cuanto al orden público, hay ausencia de definiciones.
La doctrina identifica, aunque abstractamente, que es contrario al orden público aquello que
contraviene el espíritu general de la legislación.

Respecto de las buenas costumbres, se dice que es una noción esencialmente variable y subjetiva,
pues es un concepto de carácter sociológico; se refiere a aquellas normas de convivencia que una
determinada sociedad en un determinado momento estima que deben regir las relaciones entre los
individuos.

Dentro de las normas que consagran esta restricción, podemos mencionar los artículos: 1461 y
1467, referidos al objeto lícito y la causa lícita como requisitos de validez del acto jurídico, donde la
ilicitud de dichos requisitos se relaciona con la infracción al orden público o las buenas costumbres;
1475, que establece que las condiciones que pueden incorporarse a los actos no pueden ser contrarias
a las buenas costumbres o el orden público, y; 1717, en materia de capitulaciones matrimoniales5,
prescribe que éstas no pueden ser contrarias al orden público ni las buenas costumbres.

(iii) Protección de los intereses de terceros. La encontramos en la consagración general del art. 12, y en
diversos artículos a lo largo del Código Civil: 147, norma ubicada en la institución de los bienes

4 Ello se vincula, en este sentido, con el art. 1567, que establece el mutuo disenso como primer modo de extinguir
obligaciones. Advirtiéndose, nuevamente, una manifestación del principio de la autonomía de la voluntad.
5 Las capitulaciones matrimoniales son convenciones patrimoniales que regulan, ex ante o ex post, el régimen de bienes de

los cónyuges.

3
familiares6, busca proteger a la familia, fundamentalmente por la vía de impedir que un inmueble que
sirva de residencia principal de la familia no pueda ser enajenado, transmitido ni gravado sin la
voluntad de ambos cónyuges; 582, que al definir el derecho de dominio, protege los derechos de
terceros, y; 1723, al prescribir que la convención matrimonial puede modificar el régimen en tanto no
afecte a terceros.

CASO PRÁCTICO:
Subtel dicta resolución por la que obliga a otorgar a toda persona que lo requiera una línea de
crédito para cursar llamadas de prestación de servicios de telefonía móvil, sin que se permitiese
verificar la capacidad económica del solicitante. Entel PCS deduce recurso de protección contra la
decisión de la autoridad, que es acogido. La Corte Suprema revoca la decisión y rechaza la
protección por cuanto, según sostiene, lo actuado por la autoridad no vulnera el principio de
autonomía de la voluntad ya que el contrato de suministro se enmarca en el campo del derecho
público, y se encuentra destinado a satisfacer las necesidades de telecomunicaciones de la
comunidad en general, constituyendo una limitación al principio de autonomía de la voluntad que
rige al régimen contractual en el derecho privado, siendo contratos de adhesión. Rol N° 1912 de
2003.
Temas relacionados: clasificación doctrinal de los contratos.

PREGUNTA DE EXAMEN DE GRADO:


Manifestación del principio de autonomía de voluntad en los requisitos del acto jurídico.
Los requisitos del acto jurídico son de 3 tipos: los elementos esenciales; los elementos de la
naturaleza (aquellos que pueden ser extraídos del contrato por la voluntad de las partes, no obstante
pertenecer al mismo); y los elementos accidentales (aquellos que las partes pueden incorporar al
contrato por su sola voluntad). Reconociéndose, en estos dos últimos, la autonomía de la voluntad
de las partes en la configuración de un acto jurídico; en los de la naturaleza, al poder extraerlos, y
en los accidentales, al poder agregarlos.
Temas relacionados: elementos del acto jurídico.

2) PRINCIPIO DE LA BUENA FE

El diccionario de la RAE entiende por buena fe (bona fide, en latín): “Rectitud, honradez. Convicción
en que se halla una persona de que hace o posee alguna cosa con derecho legítimo”. La jurisprudencia
se ha referido a la buena fe como el modo sincero y razonable con que se procede, razón por la cual
está íntimamente ligado con la idea de rectitud, de intención y de lealtad. Específicamente en cuanto
principio informante, la Corte Suprema ha sostenido que “tienen un carácter formativo del cuerpo
legal que los contempla, puesto que las determinaciones generales y particulares no es lógico que los
contradigan, todo lo contrario, les darán aplicación. No será extraño, entonces, que las instituciones y el
articulado concreto se estructure considerándolos. Es por lo anterior que el intérprete debe tenerlos
presente para dar sentido a sus disposiciones”7.

6 Estatuto patrimonial destinado a regir conjuntamente con cualquiera de los regímenes matrimoniales.
7 Corte Suprema, Rol de Ingreso N° 37.430, C. 10°.

4
Respecto a este principio, existe la norma del art. 707 que, si bien está ubicada en la materia
particular de la posesión, se le atribuye la consagración general del principio de la buena fe en nuestro
Código. El referido artículo prescribe que: “La buena fe se presume, excepto en los casos en que
la ley establece la presunción contraria. (inc 2) En todos los otros la mala fe deberá probarse”.
Se trata de una presunción simplemente legal8, sin perjuicio de que el citado artículo prescribe la posibilidad
de que la ley establezca una presunción de mala fe (presunción de derecho), la que acontece en el art.
706 en que el legislador prescribe una presunción de mala fe cuando concurre error de derecho (un
error sobre una materia de derecho)

En el ámbito del Derecho Civil existen dos clases (o vertientes) de buena fe: buena fe subjetiva y
buena fe objetiva

(i) La buena fe subjetiva. Se refiere a la denominada buena fe creencia, concepto que se valora en
relación a la disposición anímica o interna de un sujeto de actuar conforme a derecho. Su ámbito
propio de aplicación es el de los derechos reales. La consagración positiva de esta vertiente de la buena
fe se aprecia en la regulación de la posesión, en el inciso primero del art. 706 “La buena fe es la
conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos, exentos de
fraude y de todo otro vicio (…)”9-10. Otra manifestación la encontramos en la regulación (art. 904 y
ss.) de las prestaciones mutuas derivadas del acogimiento la acción reivindicatoria11 en que, a partir de
la idea de buena fe, el legislador determina que procede a la restitución de la cosa a través de una serie
de prestaciones entre a quien a su favor de declaró la acción y el tercero poseedor vencido que tiene
que restituir la cosa, de manera que no exista un enriquecimiento injustificado (contemplándose las
mejoras, los deterioros y la restitución de los frutos) de alguno de los sujetos involucrados en el
ejercicio de la acción reivindicatoria.

Fuera de la materia de los derechos reales también encontramos otras manifestaciones de esta
vertiente de la buena fe, como en el ámbito de las contratos y obligaciones. El ejemplo clásico de ello
es el art. 51 de la Ley de Matrimonio Civil que regula la institución del “matrimonio putativo”; aquel
celebrado adoleciendo de algún vicio de nulidad12, pero contraído de buena fe y con justa causa de
error por uno o ambos cónyuges, es decir, creían que celebraban el matrimonio conforme a derecho y,
en razón de ello, el legislador le reconoce plenos efectos jurídicos a dicho matrimonio. Otro ejemplo
lo encontramos en el art. 1576 inc 2º en materia de “pago”; forma de proceder al cumplimiento de
una obligación (prestación de lo debido). Esta norma establece que el pago de una obligación es válido
cuando se realiza de buena fe a quien está en posesión del crédito.

(ii) La buena fe objetiva. Se refiere a la buena fe lealtad. Esto es, la fidelidad que se tiene respecto de
un acuerdo concluido y que obliga a desplegar la conducta necesaria para dar cumplimiento a dicho
acuerdo. De manera que la buena fe objetiva se traduce, en último término, en una regla de conducta
que obliga a tener un comportamiento recto (leal u honesto) en el cumplimiento de la obligación

8 Existen dos tipos de presunciones: presunciones de derecho (que no admiten prueba en contrario) y presunciones simplemente
legales (admiten prueba en contrario).
9
En lo que sigue para todas las cédulas del presente curso, lo destacado con negrita y color rojo, debe memorizarse.
10 Prescribiendo la posesión regular que, como se verá en la cédula correspondiente (cédula N° 5.2), permite acceder a la

prescripción adquisitiva ordinaria.


11 Aquella acción que protege al dueño que no está en posesión de la cosa objeto de su dominio (art. 889) para que se le

restituya esta cosa para reunir el dominio con la posesión.


12 La naturaleza jurídica que nuestro legislador le asigna al matrimonio es la de un contrato y, en tanto tal, debe responder

a requisitos de validez, cuya infracción da lugar a que se produzca su nulidad

5
contraída13. Su ámbito propio de aplicación es el de las obligaciones y los contratos, materias en que
se exige desplegar una conducta honesta. Por ello, la norma que la consagra positivamente es el art.
1546, que dispone que: “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan
no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.

No obstante que lo prescrito anteriormente se refiere a los contratos (que son un tipo de
convención y la principal fuente de las obligaciones), se estima por la doctrina que el principio recogido
en este artículo es aplicable a cualquier clase de convención. La importancia de esta vertiente objetiva de la
buena fe viene dada por las funciones aplicables (fundamentalmente en materia contractual), que se
desprenden, incluso, del mismo tenor del artículo antes transcrito. Básicamente, son dos las funciones
de la buena fe objetiva en sede contractual: a) constituye una fuente de deberes contractuales que, en definitiva,
puede dar lugar a una ampliación de las obligaciones nacidas de los contratos14; b) al mismo tiempo
de ser fuente de deberes, actúa como límites al ejercicio de determinados derechos, pues “deberes” y “derechos”
son términos correlativos.

Finalmente, como nuestro legislador pretende que la buena fe (objetiva y subjetiva) se vea
satisfecha, se encarga de sancionar la mala fe. Un ejemplo de manifestación de esta sanción la
encontramos en el art. 1468, que se ubica en materia de requisitos del acto jurídico y puntualmente
dice relación con el objeto y la causa lícita como requisitos de validez del mismo, siendo la nulidad la
consecuencia a la infracción de estos requisitos15. Pero no siempre corresponderá la restitución, puesto
que según versa dicho artículo “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o
causa ilícita a sabiendas”, se dice que impide que alguien se aproveche de su propio dolo.

CASO PRÁCTICO:
En autos RIT C-659-2015, RUC 1520102839-3, caratulados “Luno con Luno”, seguidos ante el
Juzgado de Familia de Concepción, R.A.L.S. dedujo demanda de cese de alimentos en contra de
sus hijos, R.A.L.M., R.L.L.M., F.A.L.M. y J.E.L.M..
Señala que en octubre de 2009 se divorció de su cónyuge, en causa RIT C-988-2009 del Juzgado
de Familia de Talcahuano, procedimiento en que acompañaron una escritura pública que contenía
el acuerdo completo y suficiente, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 55 de La Ley N°
19.947, en el que se reguló una pensión de alimentos en favor de los cuatro hijos matrimoniales,
ascendente a la suma de $450.000 (cuatrocientos cincuenta mil pesos), la que paga con la totalidad
de lo que percibe como pensión de la Armada de Chile y la diferencia la deposita de manera directa.
R. que, en la actualidad, los demandados son mayores de edad y se encuentran trabajando, por lo
expuesto y en atención a las circunstancias actuales pide que se acoja la demanda y se disponga el
cese de la pensión de alimentos. Contestando la demanda, J.E., R.A., R.L. y F.A. todos de apellidos
L.M., solicitan su rechazo, sosteniendo que por escritura pública de “Acuerdo Regulatorio de Relaciones
entre Cónyuges” el actor y su madre, acordaron en su cláusula tercera, el pago de una pensión de
alimentos en su favor, por el término de 10 años, esto es, hasta que el menor de los hijos

13 Por ello es que se dice objetiva, pues no radica exclusivamente en la conciencia del individuo, sino que en cambio, se puede
apreciar a través de la conducta del mismo.
14 Esto quiere decir que el contenido último (real) de la obligación no deriva exclusivamente de la expresión literal utilizada

(en las cláusulas del contrato), sino que este contenido puede aumentar con fuente en la buena fe. Ello se desprende del
mismo art. 1546 al versar “(…) obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente
de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”
15 Como se verá (cédulas N°s 6.1 y 23.1), cuando se declara la nulidad de un acto jurídico, puede ser necesario que se

realicen ciertas restituciones entre las partes (efectos de la nulidad). Pero el mismo artículo establece la excepción.

6
matrimoniales cumpliera 28 años, lo que se cumple con fecha 7 de septiembre de 2019, sin que se
fijara como condición para continuar con su pago que los hijos se encuentren estudiando u otro
tipo de figura condicional o modal.
El juez a quo acoge la demanda, en alzada el ad quem confirma. La Corte Suprema casa, en fallo
dividido, la sentencia en alzada, sosteniendo que: “es precisamente a la buena fe objetiva a la que
se remite el artículo 1546 del Código Civil, cuando prescribe que los contratos deben ejecutarse de
buena fe y que, por consiguiente, “obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las
cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella”. Seguidamente, este principio impone a los contratantes el deber de comportarse
correcta y lealmente en sus relaciones mutuas, desde el inicio de los tratos preliminares y hasta el
momento incluso posterior a la terminación del contrato”. Rol de Ingreso N° 37.430 de 2015.
Temas relacionados: derecho de alimentos, obligaciones condicionales.

PREGUNTA DE EXAMEN DE GRADO:


Rol de la buena fe en las tratativas preliminares del iter contractual.
Aunque la temprana jurisprudencia decantó en aplicar el principio de la buena fe en la órbita formal
de aplicación de ejecución contrato y lo extendió así a los contratos preliminares, la jurisprudencia
actual se aparta de esta interpretación estimando que la norma del artículo 1.546 debe ser aplicada
para exigir un comportamiento correcto a las partes, incluso, antes de la celebración del contrato y
aun cuando no haya celebración previa de un contrato preliminar.
Hernán Corral denomina como ámbito de extensión “horizontal” de la norma (del artículo 1.546) a
las etapas anteriores (negociaciones precontractuales) y posteriores (efectos postcontractuales) de
la celebración del contrato.
Temas relacionados: responsabilidad precontractual.

3) PROHIBICIÓN DE LA PROHIBICIÓN DEL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA

Hay un enriquecimiento injustificado o un enriquecimiento sin causa cuando se produce un


desplazamiento de valor de un patrimonio a otro generándose el empobrecimiento del
primero a favor del enriquecimiento del segundo sin que exista para ello justificación en un
acto jurídico o una ley.

Aunque no existe una regulación específica de este principio, hay concordancia a nivel
jurisprudencial y doctrinal en que el legislador reconoce esta figura. Para ello se recurre a la norma del
art. 1467, referente a los requisitos del Acto Jurídico a propósito de la causa, que dispone, en su
encabezado, que: “No puede haber obligación sin una causa real y lícita (…)”, según el cual se establece que
nadie puede enriquecerse sin una causa real y justa.

Este rechazo al enriquecimiento injustificado ha conducido a que incluso en sede doctrinal, se


sostenga que en las situaciones en que se produzca dicho enriquecimiento debe concederse al titular
del patrimonio afectado (empobrecido) la acción in rem verso para reclamar la restitución de aquello
desplazado al otro patrimonio sin causa real y justa.

Como manifestación clásica de este principio se citan las normas que nuestro legislador prescribe
en materia de cuasicontratos. Ellos son: la comunidad, la agencia oficiosa y el pago de lo no debido. Siendo este
7
último el ejemplo más claro; el cuasicontrato derivado del pago de lo no debido tiene lugar cuando el
pago se produce por un error y, cumpliéndose ciertos requisitos, el legislador permite que se exija la
restitución de aquello pagado indebidamente.

Además de los cuasicontratos, en la norma contenida en el art. 908 también se manifiesta este
rechazo al enriquecimiento injustificado. Norma referida a las prestaciones mutuas en sede de acción
reivindicatoria.

Como se dijo, estas prestaciones mutuas tienen lugar cuando la acción reivindicatoria es acogida,
debiendo (el tercero poseedor) restituir aquello que poseía sin ser dueño. Durante esta posesión
pudieron producirse frutos, deterioros y ciertas mejoras

Existen tres tipos de mejoras: necesarias, útiles y voluptuarias. El referido artículo se refiere al primer
tipo (aquellas de necesaria realización pues de no haberse efectuado se produciría un menoscabo en
el objeto), en sentido que deben ser restituidas, por el dueño, al tercero poseedor vencido en la acción
reivindicatoria. La razón de ello es que no se admita un enriquecimiento injustificado a favor del
dueño.

CASO PRÁCTICO:
Nuevo dueño de inmueble interpone demanda de terminación de contrato de arrendamiento el
nuevo dueño de un inmueble, además de cobro de rentas por ocupación. La sentencia de primera
instancia rechaza la demanda. En alzada, la Corte de Apelaciones de Santiago revoca y en su lugar
acoge la demanda declarando terminado el contrato de arrendamiento.
En lo que importa, la Corte de Santiago sostuvo que “Que lo anteriormente razonado no significa
sin embargo que el arrendatario pueda continuar ocupando el inmueble sin pagar al arrendador -
bajo la excusa que el contrato está terminado- y sin pagar al nuevo dueño de la propiedad - bajo la
justificación de que no ha contratado con él-, puesto que tal conclusión conllevaría reconocer y
aceptar un enriquecimiento ilegitimo para el arrendatario quien podría continuar usando y gozando
gratuitamente de lo arrendado, obteniendo un beneficio que legítimamente corresponde al nuevo
dueño obtener. Que de conformidad con lo expuesto, el legislador ha consagrado la obligación de
todo arrendatario de pagar lo que la doctrina ha denominado rentas por ocupación, que no es sino
una obligación legal, no contractual, de pagar por el uso y goce que se continúa ejerciendo sobre
una cosa que estuvo arrendada, más allá del término del vigencia del contrato.” Rol N° 7305 de
2014.
Temas relacionados: contrato de arrendamiento, dominio y mera tenencia, rentas por ocupación,
obligaciones legales y obligaciones contractuales, responsabilidad contractual y extracontractual.

PREGUNTA DE EXAMEN DE GRADO:


Rol del enriquecimiento sin causa como vicio del consentimiento.
El enriquecimiento sin causa no es un vicio del consentimiento, ni en general, un vicio que invalide
el acto o contrato. Se trata como una fuente de obligaciones, como una clase de cuasicontrato que
da sólo derecho a la acción in rem verso.
Temas relacionados: vicios del consentimiento.

8
4) PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD

Es un principio que, en rigor, traspasa los límites del Derecho Civil aplicándose (operando) en las
distintas ramas del derecho. Por ello es que existen distintas clases de responsabilidad (administrativa,
penal, política, civil, etc.) que se traducen en consecuencias distintas.

La responsabilidad civil se traduce a una obligación indemnizatoria; que tiene por finalidad reparar el
daño causado (finalidad exclusivamente reparatoria)16. Puede derivar: a) del incumplimiento de una
obligación preexistente; b) de la infracción del deber general de “no causar daño a otro” consagrado
en nuestro Derecho Civil

Por ello la responsabilidad civil se entiende como la obligación (necesidad jurídica) de un sujeto de
indemnizar a otro cuando ha incumplido una obligación preexistente o vulnerado el deber general de “no causar daño a
otro”. A partir de este concepto podemos entender las dos clases de responsabilidad civil que existen:
responsabilidad civil contractual y responsabilidad civil extracontractual

Estamos frente a responsabilidad civil contractual cuando la obligación de indemnizar deriva


del incumplimiento de una obligación preexistente que, por lo general, será una obligación contractual (de
allí su nombre)17.

Se habla de responsabilidad civil extracontractual o aquiliana cuando la obligación de


indemnizar deriva de la infracción del deber general de no causar daño a otro, no existiendo vínculo jurídico
previo entre las partes, sino que este se ocasiona a raíz del daño causado a otro, a través de un delito o un
cuasidelito civil.

PREGUNTA DE EXAMEN DE GRADO:


Paralelo entre responsabilidad contractual y responsabilidad extracontractual, indique cuál es el
régimen común.
En doctrina, Orlando Tapia afirma que el régimen común lo constituye el estatuto de la
responsabilidad extracontractual. En efecto, este autor parte por enmarcar la discusión en la
doctrina comparada, y concluye que la responsabilidad delictual (o extracontractual) es el “derecho
común”. Conclusión que se basa en el deseo manifiesto del legislador francés de establecer una
separación total entre las obligaciones contractuales y las demás especies de obligaciones, siendo la
responsabilidad contractual aplicable únicamente a las obligaciones emanadas del incumplimiento
de un contrato. Hace notar Tapia que esta posición, acogida mayoritariamente en la doctrina
francesa, fue bien recibida también por los tratadistas belgas e italianos18.
En el mismo sentido, Carlos Ducci19, Pablo Rodríguez Grez20 y Hernán Corral21, para quienes las
normas sobre responsabilidad contractual solo se aplican a los incumplimientos contractuales o

16 No es una finalidad sancionatoria ni de prohibición de enriquecimiento. Simplemente se busca, dentro de lo posible,


dejar a la persona que sufrió el daño en la situación que se habría encontrado de no haber experimentado el perjuicio, ya
sea por el incumplimiento de una obligación o de un delito o cuasidelito civil.
17 Pero puede derivar de cualquier otra fuente de las obligaciones.
18 TAPIA, Orlando. De la responsabilidad civil en general y de la responsabilidad delictual entre los contratantes, p. 346.
19 DUCCI, Carlos. Responsabilidad civil extracontractual, pp. 10 y siguientes.
20 RODRÍGUEZ, Pablo. Responsabilidad extracontractual, p. 52.
21 CORRAL, Hernán, op. cit. (n. 11), p. 295.

9
que tienen relación con la esfera íntima del contrato. En todos los demás casos, las normas de la
responsabilidad extracontractual, constituyen el derecho común en esta materia.
En Chile, nuestro Código Civil reglamentó, en el Libro IV, únicamente la responsabilidad
contractual (Título XII) y delictual (Título XXXV). En cambio, no contempló una regulación
sistemática a la responsabilidad cuasicontractual y legal propiamente dicha.
El profesor Alessandri22, se refiere muy bien a las diferencias entre ambos institutos, dentro de las
que podemos encontrar, en primer lugar, la graduación de la culpa, pues sólo la culpa contractual
se gradúa, en virtud del art. 44, mientras que la responsabilidad contractual no admite graduación.
También existe diferencia en cuanto a capacidad, pues la plena capacidad delictual y cuasidelictual
se adquiere a los 16 años, pero el menor de esa edad y mayor de 7 puede ser responsable de un
delito o cuasidelito si a juicio de un juez obró con discernimiento (art. 2319). La capacidad para
contratar se adquiere, por norma general, a los 18 años.
Además, en materia contractual se debe constituir en mora al deudor para demandarlo por
indemnización de perjuicios, salvo la obligación de no hacer, que se debe desde la contravención
(art. 1557). En materia delictual y cuasidelictual, en cambio, es innecesaria la constitución en mora.
La reparación, por otra parte, debe ser completa en materia delictual y cuasidelictual,
comprendiendo todo daño sufrido por la víctima, incluyendo el moral. Por el contrario, en materia
contractual, el deudor sólo es responsable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse
al tiempo del contrato, salvo que pueda imputársele dolo, en cuyo caso responderá incluso de los
imprevistos (art. 1558); sin embargo, el daño moral no sería indemnizable.
Se agrega, que en la responsabilidad contractual el acreedor sólo debe probar la existencia de la
obligación, sin tener la necesidad de probar que su incumplimiento provenga de la culpa del deudor;
es el deudor quien deberá probar que la obligación le es inimputable en virtud de los artículos 1547
y 1698. En materia de responsabilidad delictual o cuasidelictual, en cambio, la víctima debe probar
el hecho doloso o culpable que imputa al demandado. Ello, salvo que exista presunción legal en su
contra.
Finalmente, la diferencia más importante entre ambas responsabilidades es que si un delito o
cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una responderá solidariamente por el
perjuicio causado (art. 2317). Los codeudores de una obligación contractual, en cambio, no
responden solidariamente, salvo estipulación en contrario o disposición de la ley (art. 1511).
Temas relacionados: obligaciones legales.

5) PRINCIPIO DE LA LIBRE CIRCULACIÓN DE LOS BIENES

Fruto de las ideas postuladas en la Revolución Francesa y recepcionadas por el Código


Napoleónico, se concibe a la propiedad privada libre de gravámenes, permitiendo una libre circulación
de la riqueza. En nuestro Código Civil el derecho de propiedad constituye uno de los pivotes de la
estructura social, dedicando gran parte del Código a su regulación, teniendo como punto de partida el
libro II, que trata precisamente de los bienes, su dominio, posesión, uso y goce. El Derecho Civil
promueve un flujo de bienes mediante un tráfico jurídico libre y sin trabas, lo que se traduce en el
principio de la libre circulación de la riqueza. Mientras a más manos acceda, mayor es la riqueza que
proporciona y por ende mayor el beneficio social que la propiedad tiene de por sí.

22 ALESSANDRI R., Arturo. De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil chileno, p.52.

10
Recogen estos principios los siguientes artículos del Código Civil: art. 745, al prohibir los
fideicomisos sucesivos; art. 769, al prohibir los usufructos sucesivos o alternativos; art. 1126, que en
principio, establece la ineficacia de la prohibición de enajenar, impuesta al legatario, a menos que
comprometa derechos de terceros; art. 1964, en el arrendamiento, que faculta al arrendador para
enajenar el bien arrendado, incluso habiendo estipulado con el arrendatario prohibición de hacerlo;
art. 2031, que faculta al dueño de la finca gravada con un censo, para enajenarla; art. 2415, que deja en
claro que el dueño de la finca hipotecada, siempre podrá volver a hipotecarla o derechamente
enajenarla, aun habiendo obligado a no hacerlo.

Al respecto, los profesores Alessandri y Somarriva sostienen que: “el principio de la libertad de
disposición forma parte de un principio de orden público, el de la libertad de comercio, y constituye
la regla general en nuestro derecho. Aparece consagrado en diversos preceptos del Código Civil. Así,
está prohibida la constitución de dos o más fideicomisos o usufructos sucesivos (artículos 745 y 769)
precisamente porque entraba la disposición de la cosa; se tiene por no escrita la cláusula de no enajenar
la cosa legada, siempre que la enajenación no comprometiere ningún derecho de tercero (art. 1126); el
pacto de no enajenar la cosa arrendada sólo tiene el alcance de facultar el arrendatario para permanecer
en el arriendo hasta su terminación natural (art. 1964); no vale en la constitución del censo el pacto de
no enajenar la finca acensuada, ni otro alguno que imponga al censuario más cargas que las expresadas
en la ley (art. 2031); no obstante cualquiera estipulación en contrario, el dueño de los bienes gravados
con hipoteca pue-de siempre enajenarlos o hipotecarlos (art. 2415)”23.

La jurisprudencia constitucional, ha elevado al rango constitucional el principio de la libre


circulación de los bienes, afirmando que no solo es un principio general del derecho civil, sino que,
además, constitucional. Esta posición encuentra su arranque normativo en el numeral 23 del artículo
19 de la Constitución24.

CASO PRÁCTICO:
El Instituto de Previsión Social tenía inscritas a su favor hipotecas y prohibiciones de enajenar
sobre un inmueble. El actual propietario del inmueble demanda de prescripción extintiva la
obligación contraída al adquirirse el inmueble (obligaciones garantizadas por dos hipotecas).
El tribunal de primer grado acoge la demanda determinando que no existe constancia de que se
haya interrumpido la prescripción civil o naturalmente y teniendo presente que la mantención
indefinida de los gravámenes que pesan sobre la propiedad materia del pleito atenta contra el
principio de la libre circulación de los bienes, razón por la cual accede a la demanda al haber
transcurrido más de 10 años desde que las obligaciones se hicieron exigibles. El tribunal de alzada
confirma. La Corte Suprema rechaza casación en el fondo. Rol N° 7800 de 2016.
Temas relacionados: prescripción, hipoteca.

PREGUNTA DE EXAMEN DE GRADO:


Vigencia del principio de libre circulación de los bienes en las cláusulas de no enajenar.
Para un sector minoritario de la doctrina, al constituir el principio de libre circulación de los bienes
un principio general del derecho civil, habría objeto ilícito en el pacto que anule dicho principio.
Por ello, se ha sostenido que la limitación a la libre circulación debería obedecer a un fin específico
y no ser perpetua. Sin embargo, es una postura minoritaria y, en definitiva, la consagración de una

23 ALESSANDRI, SOMARRIVA y VODANOVIC. Los Bienes y los Derechos Reales. 3ª edición, Santiago: Editorial
Nascimiento, 1974, p. 176 y 177.
24 Tribunal Constitucional, Sentencia de 23 de diciembre de 2014, Rol Nº 2647.

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cláusula de no enajenar implicaría una obligación de no hacer que si se incumple se transforma en
una obligación de dar.
Esta discusión es fructífera en el ámbito de la cláusula de no enajenar en el contexto de los contratos
de mutuo hipotecario, en que hay norma expresa que podría llevar a sostener su nulidad. En efecto,
el artículo 2415 prescribe que “El dueño de los bienes gravados con hipoteca podrá siempre
enajenarlos o hipotecarlos, no obstante cualquiera estipulación en contrario”.
Temas relacionados: nulidad, mutuo, autonomía de la voluntad, obligaciones de dar, hacer y no hacer.

6) OTROS PRINCIPIOS DEL DERECHO CIVIL

Si bien los principios analizados son los que don Andrés Bello tuvo en presente al momento de
redactar el Código Civil, han surgido otros principios que deben tenerse presente, éstos son
consecuencia de nuevas leyes complementarias o modificatorias que se han dictado en materia de
Derecho Civil y de los Tratados Internacionales ratificados por Chile. Algunos de estos principios son;

(i) El interés superior de los hijos, y en particular de los no emancipados. Este principio se instauró en nuestro
Derecho con la ratificación de la Convención Sobre los Derechos del Niño (publicada en el Diario
Oficial de fecha 27 de septiembre de 1990), y en el Código Civil, a consecuencia de la reforma que a
sus normas introdujo la Ley número 19.585, de 26 de octubre de 1998. En este sentido, el Código
Civil, alude a este interés en diversos artículos, como por ejemplo 147, 201, 222, 225, 229, 234, 236,
242, 244, 245, 254, 255, 321, 1792-21, etc.

Por ello, bien podemos afirmar que hoy es uno de los principios fundamentales del Código Civil
chileno. Cabe advertir que este principio no está circunscrito exclusivamente a los hijos menores de
edad, aunque la mayoría de las normas que lo consagran se refieren a ellos.

(ii) Protección al cónyuge más débil. Este principio se recoge en diversas materias de la Ley de
Matrimonio Civil. El art. 3º de este cuerpo legal, establece “Las materias de familia reguladas por esta
ley deberán ser resueltas cuidando proteger siempre el interés superior de los hijos y del cónyuge más
débil”. Así, en el marco de esta ley, opera el principio en materias tales como la necesidad de presentar
acuerdos regulatorios, tratándose de la separación de hecho, de la separación judicial, del divorcio, o
de la nulidad, así como en lo concerniente a la compensación económica a que tiene derecho el
cónyuge más débil, tratándose del divorcio y de la nulidad.

(iii) El derecho a la identidad y a la dignidad personal. Se manifiesta fundamentalmente en el derecho a


nacer, propiciado por el reconocimiento a la existencia natural y legal, el derecho a conocer su
verdadera filiación o investigación de la paternidad o maternidad, el derecho a la nacionalidad, el
derecho al domicilio y el derecho a la capacidad de goce.

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Clase Fecha Seminarios y sus unidades de estudio
Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
Unidad I: El Código Civil. Fuentes y estructura.
05/03/2018
Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
1
Sábado 10
Unidad II: Principios fundantes del Derecho Civil.
08/03/2018 Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
2 Unidad III: Teoría de la ley. Interpretación y efectos.
Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
3 09/03/2018 Unidad IV: Acto Jurídico y Negocio Jurídico. Elementos del Acto Jurídico.
Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
Unidad V: El contrato como especie de Acto Jurídico.
12/03/2018 Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
4
Sábado 17

Unidad VI: Clasificaciones del Acto Jurídico y de los contratos.


15/03/2018 Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
5 Unidad VII: Estudio particular de los elementos del Acto Jurídico.
16/03/2018 Seminario de Teoría de la Ley y Teoría del Acto Jurídico.
6 Unidad VIII: Causales de ineficacia de los Actos Jurídicos.

2 INTERROGACIONES FOCALIZADAS EN EL SEMINARIO

19/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.


7
Sábado 24

Unidad IX: Los Bienes y las Cosas. Clasificaciones de las Cosas.


22/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.
8 Unidad X: Derechos Reales. Estudio particular del Dominio.
23/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.
9 Unidad XI: Derechos Reales distintos del Dominio.
26/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.
10
Sábado 31

Unidad XII: Los Bienes y las Cosas. Clasificaciones e importancia.


29/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.
11 Unidad XIII: Modos de Adquirir. Título y Modo en el Derecho chileno.
30/03/2018 Seminario de Bienes y Derechos Reales.
12 Unidad XIV: Modos de Adquirir. Tradición y Prescripción en particular.

2 INTERROGACIONES FOCALIZADAS EN EL SEMINARIO

02/04/2018 Seminario de Obligaciones.


13 Unidad XV: Concepto, elementos y características de la obligación.
Sábado 7

05/04/2018 Seminario de Obligaciones.


14 Unidad XVI: Clasificación de las obligaciones. Enunciación.
Seminario de Obligaciones.
15 Unidad XVII: Clasificación de las obligaciones. La solidaridad.

13
06/04/2018 Seminario de Obligaciones.
Unidad XVIII: Clasificación de las obligaciones. Obligaciones modales.
09/04/2018 Seminario de Obligaciones.
16

Sábado 14
Unidad XIX: Efectos de las obligaciones. El incumplimiento.
12/04/2018 Seminario de Obligaciones.
17 Unidad XX: Modos de extinguir las obligaciones. La Prescripción.
13/04/2018 Seminario de Obligaciones.
18 Unidad XXI: Teoría General del Contrato.
16/04/2018 Seminario de Obligaciones.
19 Unidad XXII: Los contratos en particular.
Seminario de Obligaciones.
Sábado 21

Unidad XXIII: Interpretación de los contratos y casación procesal.


19/04/2018 Seminario de Obligaciones.
20 Unidad XXIV: Responsabilidad Civil Contractual.
Seminario de Obligaciones.
Unidad XXV: Responsabilidad Civil Extracontractual.
20/04/2018 Seminario de Obligaciones.
21 Unidad XXVI: Letargo de la Autonomía de la voluntad en el Código Civil.

2 INTERROGACIONES FOCALIZADAS EN EL SEMINARIO

23/04/2018 Seminario de Personas, Derecho de Familia y Derecho Sucesorio.


22
Sábado 28

Unidad XXVII: Personas. Existencia y elementos esenciales.


26/04/2018 Seminario de Personas, Derecho de Familia y Derecho Sucesorio.
23 Unidad XXVIII: El matrimonio y los regímenes matrimoniales.
27/04/2018 Seminario de Personas, Derecho de Familia y Derecho Sucesorio.
24 Unidad XXIX: Sucesión por causa de muerte.
30/04/2018 Seminario de Personas, Derecho de Familia y Derecho Sucesorio.
25
Sábado 5

Unidad XXX: Derecho Real de Herencia y el testamento.


Seminario de Personas, Derecho de Familia y Derecho Sucesorio.
26 03/05/2018 Unidad XXXI: Sucesión. Órdenes, incapacidades e indignidades.

2 INTERROGACIONES FOCALIZADAS EN EL SEMINARIO

2 INTERROGACIONES FOCALIZADAS EN LAS ÁREAS DE MENOR RENDIMIENTO

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