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para el caso es lo mismo. Creo que no quise ponerte celosa, no quise complicarlo todo como si todo no estuviera ya irre- _tnisiblemente complicado. Es lo mismo gno te das cuenta? Hablabamos de Vic cuando todavia podiamos hablar de eso. ademas, un hombre no se iba a poner a hacer la sopa. Pensé jue te habrias dado cuenta. No. Roberta no se habia dado cuenta, ni se le habia ocu- rido. De golpe necesitaba tiempo para pensar, y sobre todo spacio, necesitaba espacio. Su primera reaccién fue querer acarlo a Agustin a patada limpia de la casa. Tirarle todas sus ertenencias por la cabeza y echar el cerrojo. ero; no habia alli pertenencia alguna de Agustin ero: ya estaba ella demasiado metida en ese enredo como ara solucionar algo echandolo ero: no le quedaban mas fuerzas. aii: Empezo a sentir frio, se metié en su walk-in closet a buscar in chal o algo, tiré de la cuerdecita para encender la luz y vio lo ese desorden que la configuraba, volvio a tirar de la uerda, cerré la puerta y en la oscuridad se hizo un nido entre éters y buzos, pantalones, mantas, chales y un viejo sacén le piel que estaban tirados en el piso. Como en la tienda de Bill, pensd. Por qué no se me ocurrié ntes, pensd. Y se quedé dormida. Agustin se ha fabricado un par de pesas con unos pisapa- wles de bronce. Tendido sobre la alfombra parce estar tra- Bjendo los triceps. Después se da vuelta, de cuibito ventral, y empieza a hacer flexiones. Lagartijas las Ilaman en México, se dice, como si para él no existiera mas que el ejercicio y las pa- labras que lo definen. Un hombre que se aferré a un revélver 99

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