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detrás de la etnicidad
Una selección de textos para el debate
Manuela Camus
Coordinación
e introducciones
Colección
¿Por qué estamos como estamos?
Antigua Guatemala
2006
1
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,
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A. L. EPSTEIN:
Etnicidad e identidad
I
I
(1978)* 'l
I
* Epstein, A. L. 1978. "Elhnicity and ldentity". en E/has un Identity. Three S/udies in E/hnicity.
Tavistock Publications, London.
Traducido por Sara Martínez.
1 Nota de edición: El Cinturón del Cobre o Copperbelt es una región minera de África Central
que fue un lugar privilegiado para las investigaciones de los antropólogos sociales británicos
a finales de la era colonial pertenecientes al Instituto Rhodes-Livingstone, entonces en Rodcsia
del Norte, ahora Zambia. Su objeto de estudio se centró en el proceso de urbanización y el
cambio sociocultural. Algunos de los antropólogos de este grupo son Max Gluckman, Clyde
Mitchell, Víctor Turner o Epstein mismo.
84 Las ideas detrás de la etnicidad
"
3 Yo creo que en el caso de Cahen, por 10 menos, esta deducción es muy consistente con su
explícito sesgo anti-sicológico y su negativa a tener algo con ver con una motivación incons-
ciente. No es necesario decir, como ha observado Erikson (1958:35) de esos biógrafos con-
trarios a la interpretación sicológica que sin embargo se permiten hacer los más extensos
psicoanálisis, que siempre hay implícita una sicología detrás de toda anti-sicología explícita.
/1,
mento para definir a los grupos étnicos como grupos de interés pierde gran parte
de su fuerza cuando Glazer y Moynihan llegan a la conclusión, con cierta impa-
ciencia, de que buena parte de la cohesión de los judios es simplemente temero-
sa y falta de imaginación, y que su único objetivo es mantener la segregación. A
mi me parece que este sentido de segregación más bien forma el meollo de la
cuestión, y que tiene que ser explicado, no descartado.
Haciendo justicia a Glazer y Moynihan se debería decir que no parecen estar
absolutamente satisfechos con un enfoque monofactorial para la etnicidad, ya
que también acentúan de vez en cuando la importancia del componente afectivo
en el comportamiento étnico. Su insatisfacción se refleja en su estudio más re-
ciente sobre la cuestión, el cual parece indicar cierto cambio de campo con res-
pecto a su posición anterior. Para poder entender por qué la etnicidad se ha vuel-
i
to una base tan fuerte para la movilización de grupos en la sociedad moderna, I
ahora dicen (1974:37) que es necesario:
1'1
"modificar la afirmación somera de que la etnicidad sirve como medio para
impulsar intereses de grupo -cosa que hace- al reiterar que no es únicamente un
medio [cursivas en el original] para promover intereses. Es cierto que uno de los
motivos por los que la etnicidad se ha convertido en un instrumento tan eficaz
para promover intereses es porque implica mucho más que intereses. Como lo
expresa Daniel Bell: 'La etnicidad ha despuntado más [que la clase] porque puede
combinar interés con vínculo afectivo.'"
En una palabra, una cosa es describir que un grupo étnico tiene intereses,
otra muy diferente es definirlo en estos términos. Por lo tanto, considerar la
etnicidad como un fenómeno esencialmente político es cometer el mismo tipo
de error metodológico que quienes anteriormente la definieron en términos de
cultura; es confundir un aspecto del fenómeno con el propio fenómeno. La con-
secuencia de esto no sólo es que uno tiene muchas posibilidades de malinterpre-
tar diversos aspectos del comportamiento étnico, sino que también puede llevar-
nos a excluir del campo de investigación muchos de los fascinantes problemas
que plantea este comportamiento étnico.
Barth (1969) ha adoptado un enfoque muy diferente que trata de evitar algu-
nas de estas trampas. El punto de partida para el análisis de Barth es el énfasis
primario que él pone en los grupos étnicos como categorías de atribución e iden-
tificación por los propios actores. De esta perspectiva surgen dos implicaciones
importantes. Primera, no hace conjeturas acerca del "contenido" de la etnicidad:
los grupos étnicos forman una nave organizacional a la que se le puede otorgar
diferente cantidad y variedad de contenidos en diferentes sistemas socioculturales.
Pueden ser de gran relevancia para el comportamiento, pero no necesitan serlo;
pueden impregnar toda la vida social o pueden ser relevantes sólo en sectores
limitados de actividad. De este modo se abre un amplio campo a la investiga-
ción. Scgunda, el foco critico de la investigación desde este punto de vista son
88 Las ideas detrás de la etnicidad
es que ninguno de nosotros tiene únicamente una sola identidad; como miem-
bros de una sociedad cada uno de nosotros tiene simultáneamente una serie de
identidades del mismo modo que cada uno de nosotros ocupa diferentes estatus
e interpreta diversos roles. Es cierto que hay un parecido cercano entre el con-
cepto de identidad y los conceptos gemelos de estatus y rol, y en este momento
puedc que resulte útil identificar algunos de sus puntos de diferencia. Para em-
pezar, es obvio que en algunas circunstancias los tres conceptos se superponen:
se puede hablar, por ejemplo, de la categoria de "trabajador" en términos de
estatus, rol o identidad. Lo que diferencia estos usos es que cuando hablamos de
un trabajador en términos de estatus y rol lo hacemos sobre la base de reglas y
expectativas quc están definidas socialmente; la identidad introduce la nucva
dimensión de su percepción de sí mismo. No obstante, la coincidencia que aca-
bo de observar no siempre es necesaria, y en otras circunstancias reconocemos
que aunque el estatus y el rol pueden ser contribuciones importantes para la
identidad, no constituyen por sí mismas una identidad. Mientras que mi estatus
de padre, y la forma en la que cumplo este papel, puede ser muy importante para
mi sentido de identidad personal, es poco probable que yo lo formule simple-
mente en términos de paternidad. Esto se relaciona con otro argumento más, que
al hablar de estatus y rol estamos refiriéndonos al proceso por el cual la persona
se fragmenta en una serie de elementos sociales constitutivos; la identidad, en
contraste, es esencialmentc un concepto de sintesis. Representa el proceso por
el que la persona trata de integrar sus diferentes estatus y roles, asi como sus
diversas experiencias, en una imagen coherente de sí misma. El significado so-
ciológico contemporáneo de la identidad étnica es lo que tan a menudo se con-
vierte en eso que ha sido llamado una identidad terminal, una que abraza e inte-
gra toda una serie de estatus, roles e identidades menores. Finalmente, se puede
observar que puesto que la identidad roza el núcleo de uno mismo, es muy pro-
bable que también esté vinculada por afectos poderosos; cognoscitiva en uno de
sus aspectos, también se nutre en las raíces del inconsciente. Por lo tanto, cuan-
to más inclusiva sea una identidad, más profunda serán sus raíces inconscientes
y más potencialmente intensa su carga afectiva.
La etnicidad comienza, entonces, como observa Barth, con categorias socia-
les atribuidas; la representación está en el núcleo del asunto. Pero, ¿cómo se
moldean estas representaciones? Una posibilidad es la que indican las observa-
ciones del Rabino Mendel de Kotzk citadas como epígrafe de este ensayo.' Ésta,
5 Nota de Edición: el epígrafe a que hace referencia es el siguiente, "Si yo soy simplemente
porque soy, y si tú eres simplemente porque eres, entonces yo soy yo y tú eres tú. Pero si yo
soy yo porque tú eres tú, y tú eres tú porque yo soy yo, entonces yo no soy yo y tú no eres tú",
Rabino Mende1 de Kotzk (citado en Leslie 1971: 145).
Epstein: Etnicidad e identidad 93
siempre hay elementos de identidad negativa presentes cuando los grupos étnicos
ocupan una posición de inferioridad o marginalidad dentro de lajerarquia domi-
nante. En las situaciones coloniales abundan las evidencias sobre esto, pero no
son menos características, aunque en difcrente grado, dc los grupos minoritarios
en los estados modernos: ha contribuido de forma importante a la identidad de
los negros americanos" mientras que la dcscripción de Paul Jacob sobre su pro-
pia búsqueda dc identidad ilustra cómo puede ayudar a moldear la auto percep-
ción judía.
Existe una identidad negativa donde la imagen de uno mismo se basa princi-
palmente en evaluaciones internalizadas de los otros, y donde, consecuentemen-
te, gran parte del comportamiento propio está impulsado por el deseo de evitar
desaires anticipados o censura. La identidad positiva, en contraste, está cons-
truida sobre la autoestima, un sentido del valor de las formas y valores dcl
grupo propio, que se manifiesta en el apego a las mismas. Sin embargo, incluso
en este último caso es necesario subrayar cómo ciertas costumbres o prácticas
que han llegado a ser consideradas, tanto dentro del grupo como afuera, diacríticas
de ese grupo, muchas veces, luego de una investigación más profunda, resulta
que reflejan las relaciones del grupo con la sociedad más general. La experien-
cia judía ofrece varios de estos ejemplos. Por ello el novelista estadounidense
Herbert Gold, discutiendo en una ocasión el futuro de los judíos estadouniden-
ses, observó: "La sopa de pollo y los chistes de judios acaso subsistan aún por
un tiempo, pero de ahora en adelante la historia de los judíos será la misma
historia que la de todos los demás". Podemos dejar de lado la substancia de este
comentario, lo que resulta importante aqui es la idea comúnmente sostenida por
judíos y no judios por igual, de que, como lo expresa Guttman (1971: J O), las
formas folklóricas de la Mitleleuropa o del shlell ruso son esenciales del judaís-
mo. No puedo dar garantías sobre la sopa de pollo, pero resulta evidente que
muchas de las costumbres y preferencias alimenticias que habitualmente se con-
sideran características de los judios estadounidenses, y que para muchos son
unas de las principales vías por las que continúan reconociendo y expresando su
lealtad étnica, fueron adoptadas hace mucho tiempo de sus vecinos gentiles de
Europa. Sin embargo, centrar la atención simplemente en estos aspectos exter-
nos del comportamiento sería eludir un argumento mucho más sólido. Hay mu-
cho campo para el estudio del papel que tienen las preferencias gastronómicas
étnicas a la hora de mantener la cohesión del grupo, y las diversas funciones
6 Véase, por ejemplo, Eldridge Cleaver (1968: 100-101) que se refiere a la presencia de un
auto odio étnico entre los negros estadounidenses que con frecuencia "adopta la forma extra-
ña de un deseo de muerte racial, con muchas y elusivas manifestaciones". Cf. Erikson
( 1968:300).
Epstein: Etnicidad e identidad 95
sociales a las que puedcn scrvir las mismas,' pcro una gran lealtad a la comida
"étnica" también sugiere una continua influencia que surge del vinculo primor-
dial preliminar madrc-hijo. Esta relación a menudo revela sus propias notas
étnicas características. La madre judía, por ejemplo, ha pasado a servir en la
literatura moderna estadounidense y el folklore como prototipo de indulgencia
oral y sobreprotccción, pero lo que no se reconoce siempre es cómo cste rasgo
puede ser en si mismo una respuesta a factores externos, desarrollado como un
intento de compensar las incertidumbres y hostilidades del entorno proporcio-
nando una forma de seguridad más intcnsa dentro del hogar. Por estos medios el
mundo externo contribuye a la formación de la identidad desde sus propias rai-
ces.
El mischling, al carccer de bases para la formación de una idcntidad mischling
positiva, sigue estando socialmente aislado; los hikahusha, cn contraste, fueron
capaces de sacar provecho a su sentimiento de haber compartido una experien-
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cia exclusiva a fin de encauzar sus interacciones sociales y formar sus propias
asociaciones. La identidad étnica proporciona, de un modo similar, un medio
para organizar el comportamiento social. Esta fue la perspectiva que nos llevó a
Mitchell y a mi a ver que el "tribalismo" en el Cinturón del Cobre había aporta-
do un marco de relaciones categóricas que allí regian buena parte de la interacción
social entre los africanos. Cohen (1969: 193) ha refutado esta formulación; el
"tribalismo" en el Cinturón del Cobre, señala él, es una cuestión política y eco- ,
I
nómica activa, no se trata únicamente de una categorización que sirve para que
el migrante africano afronte la desconcertante complejidad de la sociedad urba-
na o que regula para el mismo aspectos "domésticos" tales como el matrimonio,
las amistades, los enterramientos y la ayuda mutua. Uno podría replicar que ni
Mitchell ni yo hemos afirmado nunca que el "tribalismo" sea simplemente un
método de catcgorización, pero eso es una cuestión mcnor. El punto más impor-
tante, creo, cs que al negar la importancia de los grupos étnicos en la regulación
de las relaciones personales informales uno pasa por alto las raíces afectivas de
la etnicidad, las bases sobre las que se pueden construir otras formas de organi-
zación y asociación. A título aclaratorio: las comunidades judías dc Estados Uni-
dos en las que me he concentrado en este ensayo son todas muy organizadas;
tienen sus propias instituciones comunitarias, ya su vez éstas están vinculadas
I
muchas veces en diferentes modos a entidades nacionales e internacionales. Sin
embargo, ninguna de estas entidades tiene una serie formal de sanciones a su
, disposición; en última instancia todas ellas dependen de la disposición de sus
miembros para pagar lo que, de hecho, son tributos auto-impuestos. Desde lue-
go, aquí operan poderosas sanciones informales, pero esto sólo es para subrayar
la importancia de las divisiones étnicas que los judíos suburbanos eligcn mante-
ner en sus vidas personales. Me he referido anteriormente a las organizaciones y
asociaciones que se han originado para promover y defender los intereses de los
judios, pero que han entrado en escena hace relativamente poco tiempo; su apa-
rición presupone un sentido de identidad que crece en estrecho contacto con los
que son como uno, y que está constantemente reforzado por el mismo. Un argu-
mento similar se aplica, acaso con más fuerza aún, al Cinturón del Cobre donde
las "tribus" se han mantenido unidas a través de redes superpuestas de relacio-
nes personales, y no de una estructura institucional. Incluso los ancianos de la
tribu, habrá que recordar, derivaron principalmente la autoridad que poseían de
las posiciones que disfrutaban anteriormente en puntos nodales dentro de redes
de jóvenes organizadas según local o residencia. Por lo tanto, cuando al hablar
de la rivalidad por las posiciones de liderazgo en un sindicato del Cinturón del
Cobre, Cohen observa que el líder de un grupo étnico hará todo lo posible para
enfatizar la distinción étnica y movilizar relaciones de poder dentro del grupo
para lograr su apoyo, en cierto modo está cometiendo un error. Al contrario, era
talla complejidad de las políticas internas de los Sindicatos Africanos de Traba-
jadores de las Minas que es bien plausible que un secretario de la rama bemba
"fragüe" la elección de un nyasa como director de la rama a fin de fortalecer la
posición de la rama local, y la suya propia, frente a la sede central del sindicato
y su presidente, un congénere bemba, a cuyas políticas y credo político se opone
enérgicamente (véasc Epstein 1964). En efecto, parece muy claro que en la si-
tuación poliétnica que se dio en el Cinturón del Cobre en la década de los cin-
cuenta hubiera sido una torpeza táctica para cualquier líder sindical del Sindi-
cato hacer campaña en busca de votos de apoyo sobre bases étnicas. En la expo-
sición detallada que he presentado (1958: 135-144) acerca de una elección en el
Síndicato es evidente que los votantes concedían más importancia a otros crite-
rios aparte de la tribu de los candidatos; pero incluso en aquellas ocasiones en
las que el "tribalismo" parecía tener una participación importante en el resulta-
do, este resultado no se producía por medio del redoble organizado de los tam-
bores de apoyo "tribal" sino por un ejercicio de elección por parte de los votan-
tes, influenciados por la familia y los amigos que formaban sus redes persona-
les.
Con esto no se quiere negar que los grupos étnicos tienen un rol político o
que el apoyo de su propia tribu para un líder del Sindicato no puede aportar
----,..-""--__...._ ..........._="'011"',,,,··=.
8 Sin embargo, el matrimonio de un varón tolai con una joven australiana fue recibido de forma
muy diferente, y llevó a una polarización de actitudes en la comunidad (Epstein 1969:207).
Epstein: Etnicidad e identidad 99
El propio Berman brinda una explicación para este tipo de conducta cuando
en un contexto posterior (pág. 309) señala que lo quc a primcra vista parece
extraño, irrazonable y nada liberal, resulta bastante comprensiblc cuando se con-
sidera como un subproducto de la más conocida de las normas judías: la solida-
ridad de grupo. Del mismo modo, al analizar la actitud hacia el matrimonio
mixto adoptada por los líderes de la Reformajudaica, los cualcs han demostrado
que no son capaces de aceptar la lógica dc su propia ideología integracionista,
Glazer (1972:55) explica la anomalia por medio dc lo que él llama un simple
apego irreflexivo al pueblo judío, una insistencia subconsciente de que los ju-
díos deben mantenersc como pueblo.
100 Las ideas detrás de la etnicidad
9 Nota de edición: Se refiere a los siguientes capitulos de su libro "Ethas and Identity", del
que fonna parte este extracto.
Epstein: Etnicidad e identidad 101
como moneda de pago en circunstancias en las que las presiones que operan en '1
"
i
su contra desde hace muchos años podrían hacerle pensar a uno que habría des-
aparecido tiempo atrás. Jóvenes con empleos de tiempo completo siguen ha- .,
ciendo extenuantes esfuerzos para adquirir tambu con el que puedan pagar dotes ,1
nupciales, observar las ofrendas apropiadas en el fallecimiento de los progenito-
res u otros familiares: sin tambu, dicen, como se observó anteriormente, "no
seríamos tolai, seríamos otro pueblo". De este modo el tambu ha llegado a ser el
principal símbolo de identidad tolai; que en años recientes también se haya con-
vertido para algunos en el foco de una ambivalencia feroz apunta con no menos
claridad a la crisis de identidad tolai que ya ha sido descrita. 10 En ausencia de
una investigación sistemática, la situación en el Cinturón del Cobre es más com-
plicada de describir; lo que parece claro es que las percepciones y respuestas
interiores difieren entre un grupo étnico y otro, así como entre ellos mismos,
reflejando la naturaleza de la estructura total y la posición de los diferentes gru-
pos en la misma. El escenario estadounidense difiere de estos dos en muchos
aspectos importantes. Desde luego, en Estados Unidos la etnicidad también está
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