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2º se

Despojándonos de nuestra imagen de Dios


Retiro online con Hno. Lorenzo de la Resurrección

Del Evangelio según San Marcos 9,2-10

“En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a
una montaña alta. Allí se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se volvieron
resplandecientes, tan blancas que nadie en el mundo podría obtener tal blancura.
Y se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús:
«¡Maestro, que bien estamos aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, una para
Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía que decir porque estaban llenos de te-
mor, tanto era su miedo. Y vino una nube que los cubrió con su sombra, y se oyó
una voz en la nube, que decía: «Este es mi Hijo amado; escuchadle». De repente,
mirando a su alrededor, no vieron a nadie, sólo Jesús estaba con ellos.

Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta
que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta
orden, pero se preguntaban qué significará «resucitar de entre los muertos”.

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1. Ver a Jesús de manera diferente

Jesús nos lleva aparte con Pedro, Santia- domingo el pasaje donde Abraham se pone
go y Juan, a una alta montaña. Ya sea que a disposición de Dios. Con esta misma liber-
seamos habitantes de la ciudad o del valle, tad, nos disponemos a recibir a Dios con la
vivamos en un lugar aislado o cerca de un visita de su Hijo. Con la misma sorpresa que
cruce, se nos invita a dejarnos guiar por el los tres compañeros de Jesús. Ellos comen-
mismo Jesús a un lugar desconocido pero zaron a conocer a Jesús, a habituarse no sin
habitado, sin salir de nuestro propio hogar. dificultades a su mensaje, a su persona. Y
¡Tarea difícil me dirás! Ciertamente, pero tan así es que Jesús se transfigura delante de
esencial durante este tiempo de Cuaresma. ellos. Reconocible, pero totalmente otro.
Jesús necesita nuestra atención, nuestra Sus vestiduras se hicieron resplandecientes,
disponibilidad. Nos hace abandonar, como mejor que el mejor detergente que usamos
sus apóstoles, nuestros caminos demasiado cuando queremos obtener un resultado im-
habituales como para permitir un cambio de pecable. Jesús está acompañado por Elías
escenario. Él quiere llamar nuestra atención, y Moisés, dos figuras importantes del Anti-
abrir nuestros oídos, permitir el encuentro. guo Testamento.
Requiere un esfuerzo, pero puede conver- Vamos a detenernos en este verbo «transfi-
tirse en gracia si así lo queremos. gurar». El diccionario de Petit Robert señala:
Deja que Jesús te incomode. A menudo so- «Transformar en un aspecto brillante y glo-
mos prisioneros de nuestros hábitos, nues- rioso. Transformar dando una belleza y lu-
tras maneras, endurecidas por el tiempo. minosidad inusuales, transformando mejo-
Permitamos recibir esta invitación como rando... «. Esta es una ayuda preciosa para
un regalo ofrecido en este momento de la entender este texto del Evangelio. Parece
Cuaresma. Dios viene a inscribir en nuestras que está surgiendo un nuevo itinerario. Ya
vidas lo nuevo, lo inesperado, lo imprevi- no estamos en la repetición de una hermosa
sible. Eliminemos lo que creemos que sabe- definición aprendida durante mucho tiem-
mos para experimentar la novedad de Dios, po. Estamos en el tiempo de la irrupción de
con Jesús mismo. Permitamos ser cues- Dios en nuestra vida que nos invita a reco-
tionados, con la misma libertad que Dios nocerlo, a conocerlo para que lo amemos
cuestionó a nuestro Padre Abraham. Lea- mejor. Así, con esta imagen de Jesús transfi-
mos nuevamente el comienzo del Génesis gurada, se oye una palabra: «Este es mi Hijo
que nos ofrece la liturgia de este domingo. amado, ¡escuchadle!”
«En aquellos días, Dios puso a Abraham a Mira a Jesús de otra manera, escucha a
prueba. Él le dijo: «¡Abraham! Él respon- Jesús de forma diferente. ¿Sería esto un
dió: «¡Aquí estoy!». Repitamos esta oración buen ejercicio para nosotros al comienzo
lentamente y pongamos nuestro nombre de la Cuaresma? A menudo caemos en la
en el lugar del de Abraham. Nos ponemos fuerza de la costumbre. No sabemos ver
en presencia, libres, disponibles para Dios, nada más que lo que hemos ya interpreta-
listos para decirle con confianza: «¡AQUÍ do o etiquetado, y esto incluye a personas
ESTOY!”. y acontecimientos. Nuestros oídos registran
El Génesis nos ofrece en la liturgia de este los mismos sonidos, las mismas palabras, in-

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cluso antes de que la persona abra la boca. y maestro, precio y premio. Porque desde
Si es así con los seres humanos, ¿podemos aquel día que bajé con mi Espíritu sobre él
estar haciendo lo mismo con Dios? ¿No en el monte Tabor, diciendo (Mt 17,5): Hic
corremos el riesgo de encerrar a Dios en est Filius meus dilectus, in quo mihi bene
una definición o imagen, bella pero ama- complacui, ipsum audite, es a saber: Este es
rilleada por el tiempo, desgastada por las mi amado Hijo, en que me he complacido,
mismas palabras repetidas una y otra vez? a él oíd; ya alcé yo la mano de todas esas
Durante este tiempo de Cuaresma, acepte- maneras de enseñanzas y respuestas y se la
mos despojarnos de la imagen de Dios que di a él. Oídle a él, porque yo no tengo más
hemos construido en nosotros para hacerla fe que revelar, ni más cosas que manifestar.”
«tan blanca que nadie en el mundo pueda (Subida al MONTE CARMELO. Libro 2, capí-
conseguir tal blancura», nos dice el Evange- tulo 22, párrafo 5)
lio. El Salmo 62 puede ayudarnos a realizar Pidamos al Espíritu Santo esta gracia, la
este ejercicio: «Dios, tú eres mi Dios, desde gracia de los comienzos. Aceptemos acom-
el amanecer te estoy buscando»... ¿Esta pañar a nuestros catecúmenos hermanos y
búsqueda de Dios nos ayudará a hablarle hermanas que avanzan hacia el bautismo
a Dios con nuevas palabras, palabras ama- para hacer con ellos la experiencia de un
sadas por la oración, para convertirnos en llamado a la renovación de nuestra fe, de
un buen pan fresco y crujiente, aún cálido nuestro SÍ a Jesús, de nuestro deseo de se-
y listo para degustar y deleitar el corazón? guirlo.
En este día, rescatamos un texto de nuestro
Padre Juan de la Cruz que nos invita a reci-
bir a Jesús como la PALABRA DEL PADRE.
Leámoslo de nuevo:
“Por lo cual, el que ahora quisiese pregun-
tar a Dios, o querer alguna visión o revela-
ción, no sólo haría una necedad, sino haría
agravio a Dios, no poniendo los ojos total-
mente en Cristo, sin querer otra alguna
cosa o novedad. Porque le podría respon-
der Dios de esta manera, diciendo: «Si te
tengo ya habladas todas las cosas en mi
Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra,
¿qué te puedo yo ahora responder o reve-
lar que sea más que eso? Pon los ojos sólo
en él, porque en él te lo tengo todo dicho
y revelado, y hallarás en él aún más de lo
que pides y deseas. Porque tú pides locu-
ciones y revelaciones en parte, y si pones
en él los ojos, lo hallarás en todo; porque él
es toda mi locución y respuesta y es toda mi
visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya
hablado, respondido, manifestado y reve-
lado, dándoosle por hermano, compañero

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2. Dios está pintado en lo más profundo de nuestro corazón»

Nuestro hermano Lorenzo puede acom- experiencia con nosotros. Así que escale-
pañarnos en este camino y ayudarnos. mos la montaña. Dios nos está esperando
Escribió: «Dios mismo está pintado en lo y señala a su Hijo amado: «Este es mi Hijo
más profundo de nuestra alma, y no que- amado: ¡escuchadle!”. ¿Nos atreveremos a
remos verlo allí: lo dejamos por banali- liberarnos para escucharlo? ¿Vamos a estar
dades y desdeñamos hablar con nuestro disponibles para acogerle?
Rey que siempre está presente en nosotros.
(Conversación 5-7). Su biógrafo agrega: fr. Didier-Joseph Caullery, ocd (Convento
«Por la misma razón prefirió para los breves d’Avon)
ratos de lectura que hacía, el santo Evange-
lio sobre todos los demás libros, porque allí
encontró alimento más simple y más puro
para su fe. En las propias palabras de Jesu-
cristo (Conversación 7) Pregúntate por un
momento: ¿Cuál es mi relación con el Santo
Evangelio?

¿Es este tiempo de Cuaresma un buen mo-


mento para darle al Evangelio su lugar? ¿No
sería una buena oportunidad para dejar el
Evangelio abierto y expuesto como una pre-
sencia permanente? Así podríamos, en di-
versos momentos de nuestras ocupaciones,
poner nuestros ojos en este Libro. Dejemos
la Palabra al alcance para que nos llegue
más fácilmente y crezca una cierta compli-
cidad. Dios, en su Hijo amado, nos habla.
Él nos habla y usa las palabras de nuestra
vida diaria para exponernos a su Amor y
Misericordia. Dios nos está escribiendo una
carta y nos interpela para leerla, leerla nue-
vamente, de modo que quede imbuida en
nosotros, impresa en lo más profundo de
nuestros corazones. ¿Hemos pensado por
un momento que somos los destinatarios
de esta Palabra, de cada Palabra de Dios
que envía a su amada hija una carta, un
mensaje? ¿Es este el tiempo cuando la Pa-
labra vendrá a fertilizar nuestra existencia?
Dios nos saca de los caminos conocidos y
trivializados de nuestra vida cristiana para
darnos los primeros frutos de su Palabra.
Pero, ¿disfrutamos leyendo su Palabra? Este
es un ejercicio de renovación a lo largo de
este viaje cuaresmal, en compañía de nues-
tros hermanos y hermanas que harán esta

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3. Orando todos los días de la semana con Hno. Lorenzo
Lunes, 26 de febrero
Cuando reconozco haber pecado, tomo conciencia y me digo: es lo normal, ¡no sé hacer otra
cosa! Si no he pecado, doy gracias a Dios reconociendo que proviene de él. (Conversaciones
31)

Ayúdanos, oh Dios, salvación nuestra, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y apiádate de


nuestros pecados por amor de tu nombre” (Salmo 78)

Puedo seguir esta recomendación jesuita: «Orar como si todo dependiera de Dios, pero ac-
tuar como si todo dependiera de nosotros».

Martes, 27 de febrero
Después de haberme entregado todo a Dios (...) me veía a veces ante Él como un pobre
criminal a los pies de su juez, otras veces lo veía en mi corazón como mi Padre, como mi Dios.
(Carta 12)

No le des a nadie en la tierra el nombre de padre, porque solo tienes un Padre, que está en el
cielo. (Mateo 23,9)

Puede que hoy no pueda presentarme orgulloso ante Dios... Expongo ante el Señor esta carga
que pesa sobre mis hombros.

Miércoles, 28 de febrero
El hermano Lorenzo contaba que Dios recompensó tan rápida y magníficamente todo lo que
hacía por Él, que a veces había deseado poder esconder a Dios lo que estaba haciendo por su
amor, de manera que al no recibir recompensa, ¡tendría el placer de hacer algo puramente por
Dios! (Conversaciones 11)

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por
todos. (Mateo 20,28)

Incluso con Dios, uno puede quedarse atrapado inconscientemente en una relación de dar y
dar... Le pido a Dios gracia para que servirle gratuitamente, y de igual forma a mis hermanos.

Jueves 1 de marzo
Estoy muy satisfecho con la confianza que depositas en Dios; espero que te la aumente cada
vez más. (Carta 10)

Bienaventurado el hombre que pone su fe en el Señor, que deposita en el Señor su confianza.


Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá
cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes. (Jeremías 17,7-8)

Hay estaciones en la naturaleza como en mi corazón... Le repito a Dios mi confianza en el tra-


bajo de sus manos; A través de todo, es Él quien me hace vivir, y crecer y multiplicarme.

Viernes, 2 de marzo
Para decirlo sin rodeos, hizo a su prójimo todo lo bueno que pudo y nunca lastimó a nadie.
(Elogios 49)

«No toques su vida.“ (Génesis 37,21)

Prestaré atención este día a las palabras que digo y a la manera de decirlas... algunas pueden
dar vida, otras la arrebatan.

Sábado, 3 de marzo
Este rey, lleno de bondad y misericordia, lejos de castigarme, me abraza amorosamente, me
hace sentarme y comer a su mesa, me sirve con sus propias manos, me da las llaves de sus
tesoros y me trata como su favorito. (Carta 2)

«Mi hijo aquí estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y fue encontrado. Y comen-
zó la fiesta”. (Lucas 15,24)

Al igual que lo que experimentamos al comienzo de cada Eucaristía, comienzo mi oración


poniéndome de pie como un hijo arrepentido ante Dios, mi Padre lleno de misericordia.

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