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GarciLaso", La Tor¡e. z r"u'i-l-'¡""i;i6C
_lj. ^sr-osi
-La Egbla s de Garciraso,,.
Aso-
H!*x:,,'8Ál'¿*'e,fr
and' iJ','pi,'a,tiJfl
westert Tra'dition,
i','áuT;Tf#[t-.t*,:lTtlt*it
i. I, trtg.qirt-", ts63,'_E dlás
'Le de una travecroria'espr;r"¡;;-*b*l7Of,
dsayos .Ir.-_Rrvms, égrogas de Garciraso:
I (fS6S), pp. 54_04 l -ffru pastoral pa-
radox of Natural tit"- uix,i7'ii-ó'6i),;;i,ié:rn+ n. idij".ir,'-iioo and ractics of
suspense in Garcilasá,s É,gtógo irinrcrá:.,'-Miñ",
'?hetoric in Garciraso's ri".rt-rdosr;:: fuik:'ü si.^1^igoeT, ñ:i?Éi&, M. J, woo»s,
refe¡idt¡s al tema de las aguas,
(1969), entre orros. pero estrccrficamente
-ñ;'t'*,i.'drdrii
-pi¿"áár1ái.ti,-^rp"r*
motivo literario: Carcilaso-v L ti,""t.--á" ros de L¡sso »p r.r, vsc.{, ..un
Bu-322; Axcrr_ Mezzer. "ú. r¿;;r_ rr;ffitJ óa#ii7s?s&liñj. n;
pp' 49r-508 v Gu*rrn¡ro B.;"á" ; é,J,""iffi,1 BAAL, x (lM2),
{ui-"+
Filología, Unive¡sidad Austral
'r,r rñ"rüiior-;í;;í óilirffi'r,'oo 6, rr"ti,rro d"
á"'Cf,r,t; iü"ijú. igro), pp.-trúEi.,
el artícuio cirado de M¿ncor A¡cs sobre h-rgiosu I ,
**3rln'' v también el de M. J.
Scorno lo 'da a entend,er-c¿scAnDr
en "Th.e
Fastoral in virgir, Garcilaso u"d co"g-oiJ',"j2"r".t 9xi_t-frorn Arcadia: Reevaluation of the
.ot a¡seii¡i i-n¡ütres,'\v,2 (ISso), pp.
it expresíes at bnce *."t. a.sii"
-ti';;;ffi;:í;n, .ii," rl!iá;; #:;;".',,tLJ a cor,pre* f",*,
rt9-142, toda Arcadia il*a en ,i ,r'Ártiárlrár"l'
never be achieved. In much.pastoral ii;;;i;ü;ir" as we¡ as tris awareness that this can
artist conjures up .1n earthly paradise,
but also leaves üat*¡radise ¡'"ti-"a,^rá#ti"l"Íi"r,rovrog
it as he goes,, (p. 721)..
_ ri__
Dentro de este mr¡.rcq la.s aguasr
imageS del tiem,n corrientes aparecen, p,or u,n ladq
nunc¿r corno
_que sel detiene. Igualesf p"ro áirtirrtas, s,e acuerdan
con el cantar de Salicio (*...é1, *"
del agua que pasaba ..,,1 qJ"";;,;; acorduáo / al-nior que sonaba
"*.r,o_ ,/
resignado a Ia necesidaa los d_os pastores, el quo más se
áai"*uio ,iJ"*¿, de cor¡stituir er constante acom_ ha
pañamiento de Ia cánció+-a"r
veces v en tres tiem¡ros:,1
p*t"I, iul'-ug,ru, se mencionan en era por tres
rSruqo que
firmado en er nresente (desiiacio" {e;unc;;;-};; tgicame,nte con_
delidad de Gatatea. lr.rrltig der Ta¡b que auguaba Ia infi_
clara y pura", donáe:*¡i::^g"
il'igíáJrl 2.^m91o presinte (..agua que corre
el pastorue *iru; estrofa 1g.
que conecta ar pasado feriz con {" la fuloga). 3. presente
er fut,ro io*"diuilru1.".fi"i*""
otro tiern¡ro cara / a quien d" tí
;-i;s.i*as.rne gugio-, es ofrecidacrara / en
'cio, en la estrofa finaicre rr, por Sali-
ilugar ameno con su ¡Iuevo "urr,q-.-iír*"a" infiel, que podrá disfrutar ese
pasado' presente v orospección :9"ryd"4. io, *o tiempos * qr" ,* liga el agua:
r"t oá,
en el proceso doÉrása-.nte aceptado ,.rár"*o su inserción -y rader amante-
del transeurri¡.
- Évv<¡rt,*¡,*¡' §u
iltm:":::*.:j:
eión de Nemoroso, q
ñprn ci-^ ^^ -.:^r^ -.:rri,
no,se "_TTp1H,
en cambio,
carrlolo' con
con su rirmq ra
quefa ..dulce y blandamente,,
can_
relación más activa con Ia Naturalsza y el que la contempla con menor inci-
dencia de la deformación emociooral.a
El fluir de las aguas es también imagen, emperq de una cierta eternidad
obietiva: u I" qrr" proporciona el canto transformado en arte exquisito que
depura las pasiones. Pero no debe olvidarss que, en última insta*ncia, se trata
derun lamento e¡rsimismado y solitario, semejante a un sueño ("y recordando /
ambos como de sueño" ) sin repercusión en el ámbito de la sociedad ( "y las
queias que sólo el monte oía") que debe concluir para que los pastores se rein-
tegren al tiempo cotidiano y a sus tareas habifuales. Hay que tener en cueuta
esa concetrrión de la queja-poema como sueñq lo que aparta un tanto aI arte
del plano intemporal y objeüvq destasando también la fugacidad, eI carácter
engañoso y la inutilidad prácüca (si bien tiene una utilidad personal catrírtica
y se postula como entida<l estética) del canto-l¡lanto de los trnstores que, en
fluna, es impotente, eorno los sueños, para alterar la re'¿lidad.
Ahora bien, la relación aguas-árüe, cierta trnra Saliciq no lo es ya par¿
Nemoroso, quizá porque su canto es di{erente, o está más allá del arte sujeto
a regla y a medida, a ritmos y a tiemtr»s; .es un dolor desmedido e inefable ante
el cnal enmudece la vcz ltumana, y que sólo puede ser traducido ¡rcr las mismas
Musas ("Lo que cantó tras esto Nemoroso, / decidlo vos, Piérides, quetanto /
yo no puedo ni oso, / q.oe siento enflaquecer mi débil canto" apunta el narra-
dor).
Si las aguas reúnen en su espectro semántico el tiempo y la ¡»ermanencia, la
Naturaleza y eI arte, aú¡an también lo subjetivo y lo o'bjetivo. El cantar de
Salicio reconoce dos medidas: el rumor de las_ €ual I el brotar_del llanto, qur;
regture como monocorde y atrnciguador esüibillo ("Salid sin due,l.o, .lágrimas,
corriendo"). So,n, como en l¿ novelita de Antonio de Villegas,o "agua-s de amor"
que se solidarizan con la pe'na humana y facilitan su ordenado desahogo, ade'
cuándolo a Las leyes que deben regir el maclo y el mierocosmos, la creación
-13-
¡nética y la obra de Dios. El hechizo creador y ordenador del arte pastoril
(canto lloroso y llanto arrnónico) reitera, imitando al Hacedor, la legalidad de
la Naturaleza, "mayordomo' de la Divinidad.T
Este ritrno acuático adecuado al canto de Salicio y ajeno al de Nemoroso
(*el desigual dolor no sufre modo") unifica así los opuestos y se convierte ea
eie plástico y musical del lo,cus arnoeru§. Las aguas son ciertamente -siguien-
do la aguda clasificación de Bachelard-8 aguas de la pena, *elemento melan-
colizante" por excele rcia, al que alimentan las lágrimas humanas, son Les aguas
heraclíteas, que todo lo alrastran5 pero,también la sustancia vital que restaña
los desgarramientosf el n,odelo y la matriz del poema universal, del lengauio
continuo: espejo y cuna de todas las voces, más allá de Ia limitada voz del indi-
viduo. Aguas que llegan a asumir, de esta manera, si no toda la oscu¡a y com-
pleja profundidad del símbolq sí al menos su poder sintetizante y zu capacidad
de resonancia significativa.
La É,gloga ll
La estructura semántica de esta égloga se cimenta en la oposición de ele'
mentos del contenido, que contrasta a su vez con la reiteración de formas
métricas y discursivas. Sobre esta técnica garcilasiana ya han hablado críticos
como Margot Arce, Audrey Lumsden, Inés Azar,lc aunque sin agotar el análi-
sis temático posible de tal diaiéctica. Si partimos de Ia estructura métrica de la
obra, según el esquema establecido por Rafael Lapesa,l1 veremos que la segun-
da mitad del poema funciona casi como un espej<.r de la primera, por un proce-
climiento que invierte los contenidos adscriptos a formas métricas que se cores-
¡ronden ( si bien no se trata, claro, de una simetría geométrica en cuanto a
exactitud ).
Dentro de este juego de antinomias, las aguas ocupan una posición funda-
mental. Ya diversos autores habían señalado la importancia de la fuente corno
centro de la acción y la vida de los pastores,
^Aruyu 13
o como símbolo de 1a vida senti-
mental de Albanio,lá pero Guillermo tuvo la intuición mas notable al
, llrj=!
- , E t" acuerdo imitativo entre las leyes de la creación natu¡al y la creación artística
respondería al sen'tido profundo de la mímesis aristotéüca tal omo ba dilo expuesto por
Peur- Rrcopun en Ia. metólora oíoa, Frimer EstuCio, Buenos Aires, Ilegápolis, La Aurora,
1977.
8 Cfr. G¡sróx Becrrrr.¡,no,El agn g los srrcños, México, F.C.E-, 1978.
9 Cfr. sobre el simibolismo tradicional de las aguas, I{. Eu,rou" T¡atad,o de histotia
de las religiones, Cap. V, Madrid, Cristiandad, L974; lrrulgenes g síÍ.baias, Ir.Iadrid, Tau¡us,
1955, pp. 137-143 y L€,5-L74; Cnrvar-rrn, GunrnsnANr y otros, Dic¡ion¡úí¡e des sgmboles,
Paris, Seghers, 1973; J. E. Gn¡-or, Diecionada d.e símbolos tra.diciorules, nueva edición re.
visada y ampliada por su autor, Barcelona, Labor, 1969.
10 Cfr. los trabajos ya citados e Irris Azen, "La textuaüdad de la Égloga II de Garci-
laso", MLN, XOniI, 2 (1978).
rr Cfr. R. LApEsa, La traEeato,ria poética de Ga¡cilaso, 2a ed. coregiü, [4adrid, Re.
vista_de Occidente, 1968, pp. 104-105. En la versÍón e:te¡sa de este trabajo mostrábamos
ctn detalie Ia oposicií.rrr de contenido entre las dcs mitadcs de la égloga, concornitante co,¡¡
¡u s6¡¡¿5,pondencia de fr¡¡mas mét¡icas.
12 Mencoc Ancs¡r YLzevrz, ("La Egloga II de Ca¡cil¿so"); DÁrreso A¡-oNso ("Rak
españoJr, la tradición culta", en La poesía ae lan Juan oz la Cru= ¡Desde esta lodera),
Madrid, 1942, pp,40 y ss.); P¡unr.e W¡rry ("Carcitas:'S,c.:nC Eclcgue is a PIay",MLil,
3 (1977), p.505; Au-on¡.v LuvsorN-Kouvu, 'Pri-biems ccrnected ui.h the Second Eclogue
of Garcilaso de la Vega", HR, L5 (L517), p.26i; e IsÉs \fec¡oser-o ("La segunda égloga
de Garcilasd', en La poesía de Garcilaso, edición de Elí:.s Rivers, Barcelona, -1g,64), ioin-
-L4-
Ret¡isto il^e la Facultait ite Fitosafía g l*tra^s ile la Pontificio Unü:ersiild'
Católica Argentino Santa Mwía de I'os Buetws Aires
cjden en afirrnar que la fuente es el centro de la acción v la vida de los pa.stores; pa.ra
la l\{ecooNar.u, Ia fuemte es taml¡ién -corno en generall las afiuas- el sírnbolo de la agitadh
üd¿ afectiva sutrconsciente; Au»n¡,v L¡:¡usom'i a'punta, por su ]ado, que es el símbolo de
la causa de la locu¡a ctre Albauio, y sugiere la yuxtaposición de pasado y presente, alegría
y tristeza.
13 Cfr. G. Ax,qxe, ob. cit.
-15-
;{dern'ás del'río Tormes se menciona
tL*;m-f aI Ta}o, y hay
brevemente bay una invo.
::::ói^s:y*lde-Arbanio,r";;i;;-E;lüái,lial.-Br
zona "u"',*'
9";}|P*1{{'¡1,i;":r".T,"á*pio".^Erra
de mem,oria, pero con rx rat('
joconsttuyeuna
oonsunlye una
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recue¡do rte Arho-i^ 1:,:t^:.*--!19l":"ió+ hacia el futuro (ue prolongJ;
X",T:i:, jij.^]"'^I":1,.::,;ñ;á;;;-";ü;tr,#í#J,T¿,:"j,:ff,i,,nl;
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*_:o!1,¿hly*;di:-i"xl":"1:f"i,:"i:?H*,,:,"HJ,.;3r
que y ar emperador a Ia acción gtrrrrrá. =EI
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de llevar soble sus orrdm u lu, trr-"rt". ütói"ur, ü;T"*ftL, se ufana
y a¡ruda a lá navegación.
ll 3fl: 3*P,lffiT-¿,*§Xhl
"',Jn;n
_16_
-t
Rexista il^e ta Fa¡uttad d,e Filaso,fra y Letras ilc ta Pontificio unúprsiild
Catótico Argentina Santa Mmía de l'os Buerws Aitw
-18-
Ret¡ista ile la y Intras ite ta Pont¡ficis' U'¡tt'wrsí¿ld
Facultod. ¿le Fitoso,fía
Católico Argentino Sarúa Mwía ile los Buerws Airs¡
-19-
ción hum,ana que ha pactado con lo natu¡al y lo inconsciente y lo ha puesto a
su servicio, basándose en Ia práctica de la eonciencia (el autodominio racional),
la virtud y el esfuerzo. Estas apütudes cuyo cultivo se exalta y cuyo paradigma
es el duque de Alba, se afincan en la cosmovisión esto,ica, eug armonizaba
la Naturaleza y la. Razón y que tuvo gran influencia en Garcilaso. Se trata,
cr€€rnro,s, de\ esa m,isma filosofíaz que sustenta en la Enpid,o tra paulatina trans-
formación del débiI Eneas er] un héroe autodisciplinadq ascético, sabio, y a
veces inflexible hasta el fastidio trrara quienes no comprenden el sacrificio que
implica su acatamiento al Destino.
La psicología del agua como sueio y reflejo, la ambivalencia profunda
del compleio de Narciso (que, como Albanio, pas del masoquismo al.sadismo
fácilmente), la tentación peligrosa de un contemplarse eterno en e espejo
iirmutable del surtidorP ceden lugar a una psicología acuática activa y cons-
tructiva, artífice de una urna impereeedera donde la transparencia evanescente
del agua se funde con la dureza indestrueüble de la ¡oca.
e) Fuevúes lite,rwtas do ta^s irmágow rcttfttcas m ta Ég{,oga ll
Ya Guillermo Araya, en su citado artículq proporcionó un excelente aná-
Iisis comparativo entrá el trnpel de Ia fuente enia Églo,g¿ II y el que cum,ple
en la prosa VIII de la ,4tcúio de Sannazaro. No es mucho 1o que podemos agre-
gar a este comentario. Apuntaremos sólo que en Garcilaso, si bien se le repro-
cha a la fuente la infelicidad que ha traído, siempre se le adiudican califica-
tívos trlositivos y luminosos, oorrx) 'prrao, 'dulce" *clata"; si en la prosa VIII
se deia suponer que la fuente es morada de las ninfas: "Et dintorno ad quella
ngn si, vedea di pastori ne ü capra pedata alcuna, preció che armenti giá ma;,
non vi.soleano per riverenza de la Nymphe acostare"p en la Egloga ff, aunque
Ia fuente estaba tradicionalmente relacionada en el rnundo antiguo con las nin"
fas y la sacralidad,u y aunque en este 1lo€ma es el centro de un paisaje habi-
tado por dioses pastoriles, no se Ia ménciona como detentadora de presencia
divina alguna. En el mundo épico la üvinidad se muestra al hombre e inter-
fiere en Ju vida; en el pastoril -coffi en la Egloga I- los dioses desaparecen
tras la Naturaleza y deian al hombre a meroed de su destino.
Como punto principal hay que reealear, en fin, que la fuente no es en
Sannazaro un importante nudo de significaciones; sólo representa un elemento
más, bello y decorativo, del pisalle lnstoril, rm elegante modo de declara-
ción. En Ia Egiloga II, en cambio, centraliza y resume el sentido del, locus offiN-
nus, el cosmos pastoril en, su.clara herrnosr¡¡a y en su wlnerabilidad; es espeio
de las pasiones que en él se desatan y cotrtrasta con el elemento que falta en
la prosa de Sannazaro y que trasciende el e¿torno bucólico: eI i{o Tormes.
Fuente y río adquieren gran parte de su significación por la antinomia. En la
2L C,ti, para una cornparación ent¡e el estoicismo de Garcilaso en la Egloga rII y eü de
Virgilio en p fueldn, nuesfq trabajo "Resmancias virgilianas en las égloggs de Garcilaso¡
de las Bucól,icas a la fuaidaí', presentado al \Iltr Sim¡rosio Nacional de Út,rdios 'Clásicos,
séptiembre d,e 1982.
w Cf;r. G. B¡.,:¡¡r¿ano5 ob. cit,, cap. tr.
23 Jacoro SeuNezeno, Arcadia,, seoondo i manoscrjtti e le prime stampe, con note ed
introdr:zio¡:e dt Mich-^le Sctrerillo, Torino, Errrnn¡o Irescher, 11888, p. 142, lineas ll9r&198.
zL Oh. Danmlmm.c U ,Sacr-ro, Dic'tinn:ruire M @úiquüés greoques et ¡otnaines d'aprés
les úertes et l.os monuntents, artículos ¡'Fontaine' y t[ympires", Párís,'tlac]r,ette, t. I, ga parte,
1S26.
-?fr-
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Retisto ile la g Letras ilc la Ponti{icio Ultówrsi¿ld
Fa:cultad d,e Filnsv¡ía
Católico Argentina Santa Mwía de Los Buenas Aitw
-25_c&.
Lretonarptwses, t. I, tiber üI, Great Britain, The toeb classical Library, Ig46,
w- 4(}Í y ss.
6 cfr- sqm*Lo en su edición & la Arcadia, Introduzionq pp. cXXXV[r,cLV.
zl &, arL ciL
-2L-
t:'
de mago. Por fin, Ilegan los buscadores de remedio a donde está el vens
tinareto, y la narración c-ontinúa en Ia prosa'x. Et mago.sacerdote los i
ducg en un bosque sagrado, a cuya entraáa se purifican lávándos; ;;",
te de agua viva. Entran luego en una caverna-donde se halla un altár"; de
c.o¡ Ia imagen del dics- y las tabla_s de la ley pastoril. Después de una di¡
sión se toca otra vez el tema de cléndco. Esie-debe,rá in&ñrarse por un v¡
profundísimo, maravilloso y extraño, a cuyo fondo se halla una gruta en tir
blas. En esta oscuridad, habitada por espírit rs, nace un terrib,'Íe río que
muestra sólo para volver a hundirse y llegar al mar por caminos subteriár
Enareto llevará a Clónico a la cueva- eo -pl"ra noché. Allí se purgará, la
tlose nueve veces en aquellas aguas y se coustruirá un altar. Luágo de
serie de, ritos, invocaciones, y de los más paganos encantamientos, luego
ser purificado eon agua lustral y bendita, coo ázufre y yerbas, Clónico del
tomar la ceniza del altar y auóiarla al río pr la espálda. El río llevará
amor junto con sus aguas, rumbo al mar.
Pero Albanio pide a los ríos no sólo que lo conserven en su memoria, si4
que hagan guard.n'r luto por él; 7a eanción que han de cantar iunto al Ta
-22-
!j
i.il
Rexista ile la ite Fitosofía g Letras ite la Pontificio Unú'wsi¡ld
Fa:cultad.
el murmullo de los ríos que corr€n hacia el mar, son de índole fúnebre, son
larnentaciones.
Por último, cabe señalar una fuente posible hasta ahora no notada, para
Ia urna del Tormes. Hacia el final de la prosa X se habla del monumento fu-
nerario de Ia sibila Marsilia, rodeado de dos fuentes de agua clarísima; allí
habían sido hechas pintar por Ia propia Marsilia hermosas figuras que reme-
¡noraban a sus antepasados y a todos los pastores de su prosapia que fueran
alguna vez famosos en los bosques. Puede existir una relación entre este mo-
numento y la urna labrada, aunque en un caso se trate de nobles señores y
en el otro de personajes pastoriles. De todos rnodos, se ha marcado como an-
tecedente más fr.rerte Ia urna de cristal que ve el río Giordano en el poerna
sacro -también de Sannazaro- De Par'tu Yirginls.zt
Para el resto de las fuentes observables y pata cornparaciones más exten-
;as, remitimo,s al lector a los estudios de lvlargot Arce, Rafael Lapesa, Inés
Azar y E. Mele.P
La É,gloga III
Intentaremos aquí definir Ia función del elemento acuático con respecto
a varias antinomias que se nos han mostrado com,o ejes semánticos fundamen-
tales de las églogas garcilasianas:
a) I-as oguw ant rclonion aan ln wúfuiamit nntwalan / ane o cultwa an
general§
La primera aparición de las aguas en relación con el arte ocurre en la
dedicatoria a Ia "ilustre y hermosísima María", estrofa 2:
....ma! con la.lengua m"e+q y- ftía en la boca
plenso ñ¡o(/er' la voz a ti debirda;
libre mi alma de su estrecha roca,
por el Estigio lago conducida,
celebrándote irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.
Hay aquí evidentemente una alusióí al mito de Orfeo, cuya ca}reza, según
la conocida leyenda que nos recuerda Guthrie,s prosigue su canto prodigioso
después de la muerte.
.3f, A ella se refiere Mr¡-r en su artículo "In margine alle poesie di Garcilaso", Bhí,
S¿ (1930), pp. 288 y ss.
32 Cf¡. obras correspondientes ya citadas.
&! I¡oportantes críücos han señalado la relevancia de esia antimonia en la Egloga III.
P¿ra I-Fo Srrzm,'iGarcilasot Third Eclogue, Lines 2@5-»7L", HR,?fi (195¿), pp. 248-248;
E Rrvms, "The Pastoral Paradox of Natural Art", ya citado. dond,e se apur¡ta que el gran
+m de esta égloga es el proceso artístico mismo que transf,orma los elerr¡entos naturales en
¡efinada experiencia estética; Garcilaso definíría su arte por relación analógica con e1 de las
ninf"s. Gu¡¡mo¿o Aneve en zu citado t¡aibajo, destaca c¡omo muestra de "integraLismo"
gafiilasiano (fusión entre vida y arte) la mímesis de segundo grado que realiza¡r las nin-fas
d bcdar elpaisaje pastoril.
34 C&. W. K. C. Gurtum, Orfuo g ln reli,glón erieg, E'studio sobre el "movimiento
&fu", Buenos Aires, Eudeba, lWA, III, p. 38.
-23-
if,
-. j
:
de sob¡eviü, ,,
".r"rtoei-ñüJ;; il,r.rt" *jr*lr, y de i
su grave consccuencia, orvido- árri"rr", d"diq;; ,ir" sarvar de e,a _o de I
son un eremenro.co::T:
un erernento dominado por
J-;"" "ü1 il¡9;ll"=;;.;;",a,
"urao-
Aquí las uguas
pero también
,
,tüt"iil":,'*"**:rur.lkffi xh:$F;kl'#ii{#""}:fl,x***+ii_}?iql
:orma más pura' y
_ zr _
I
Redsto ile la Focultod fu Fitosnfía g Letras ile ta Ponti,ficia Unü:ersidd
Católica Argenlino Santa Marlta de los Busrns Aires
-25-
ahn más nuestros términos, podríamos decii que el epitafio sinteüza el espíritu.
de la poesía garcilasiana pastoril en s, asfecto el6gíaco. y nos remite a la
reflexión sobre el complicado proceso que diera origá u ósie paradójico "arte
naturall'.
. r)
ef
En Ia dedicatoria: esc.rita_en-presente coninjerencias del futuro en qu.e
cantará las alabanzas de dóna Maúa que detendrán '1as aguas áe&
5r,oe-ta
olvtdo .
2) Ei, la estrofa 8_se desclibe en presente el paisaie del Tajo con su en*
/
cantador- lr''gar- ameno doncle "el agua taña el pradó con sonido alegrando la
vista y el oído". Importa que este-ámbito sea ^descrito como lugar añora exis-
-26_
Ret'isto de ra Facttltotr
de FirasoÍía y Letru de ta ponti.ficia
unúwsidod,
?!11íc: .Argentina Santa MMía
de los Bue,¡ws Airq
ltew jcosTo _
AGO.sTn 1e85
,^^-_-
-YV
tr;;;',;Zl,l#,ii{jf :[{,""4,qt'il',Yglderraiocontinú1tlciéndoseenpre-
ñí^:;!;?ít;#t***f#i,"iir,\ti"t'lL,:.::"ru:,*"*:lf.J{#
4) Hay otrr
tórico.,#_i,#:""A$"j,%::J,,!"3X-n1a,íamosconsider¿
Ilresente para d
nateúrau,,""lT::,"';i;;;;:-"1-ll'l'4"'i;ffi;-:'-l:"fr"á'"""Jfi T';
t v tá¡i ü¿r' 1'1'""ión' Por eÍemplo''-ifi.{-i'i[r"ll'
tas se mroiatt;llti";
xmff,#il:-ffi ü1'i'*11";: -(:ro; rs¡' ffi
=ii:ffi';;:'?'il
"r6,x*#lh?,;:;*rrxf; ri:'f,?:
nuestros,i,,.i-,iJilt5r,.r,,,.?fl:ffi
*';::.:":,':,*"'"o';;;;;'":#;l;x'r:'?:'[:tJIü¡16,?fl,ilíd:
y*"-.!'*lnal',*tu"ueI histó¡ico "o-?^-u-l-
Poeta narra
'cinétic-o" son *rearizacrores-,
si se
u" s
'iJ"r-ii'Tr3l"v "-"o't"""iá'i o:"ili::"ra historia ficticia' ia s'i'a" iI
5) por ,rr*
g1i1á ;a.n,1Hll¡#::",!ff§joiJ .T":,:l** lT_ 1",*poraciones rí¡icas: er
rrrreno y Alcino.
ffi**iil"$i1i:#""H1?{-**$,f;rii:#.i:iffi i"t
d) ta* agrws en la.rel.a,c¡ón
nume/hunortaüdad,.
- E-l Tajo es el
*i[H##:]i*i*ifr*li,:k,+i.uffi q,;#,#}Hfl
tül$
d#ffi *H #*L,JH*"fl#,gu; fffi*tg,;,
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P.t d" un arte exquisitamente objetivo. Arte es también Ia canción amebea de
'lirreno y Alcino que aduce los más sonados tópicos de Ia literatura pastoril,
y arte que se despliega en la ribera del Tajo. El-rnundo b'ucólico de Gircibsó
parece cerlarse
parece ceflarse así con una superación
suoeración rlel
del igmenfo ert pl
larr¡,ento en ¡'¡reon' rrñ
el ¡:uego: juego a,,o
un r'r¡adn que
cifra de un-modo ligero,-despiovisto_clel íntimo temblor ét"g"ir"o q,ie tl".fáUu
e] canto de Nemoroso
el Nemorosó er¡
er¡r la Egloga r, los
los mismos tópicos pastóriles
pastoriles que este este can-
to utilizaba com,o imágenes afectivas de una apasionada -srrh,ie,rividc-rl.
anasiánade subjetividad: la Iq natu-
nqtr-
raleza estéril cuanclo la amada fa_lta, su abund^ancia cuando Lm
"rte
p*d;i;,
la belleza de la dama que de todo triunfa, etc.
f) ApneDiwcün finwl.
Coxe¡rnroNss cENEB^{LES
una dialécüca (que_ para Garcilaso es ra propia del arte) entre el olüdo
y ,la memoria, Ia naturalez.g 11el cultivo o artiiició, h subjetiüdad apasiárraáa
y Ia objetividad distante, lo humano y Io divino, tl i"tr*J rristoria
e.l.pitg, se-plantea desde un principío en las áglogas y á-"o,o"iendo ¡Lrsonal y
una
delicada elaboración integradoia y s-uperadora ae" añtinámias. Tal integra;én
se refleja, precisamente,- en el moiivo
^acuático,
y lrega a su equilibrio?p"r-
fección eumbres en la Egloga III.
-2e-
Rexisto de la. Fa:cttltad dp Fitosofía g Letru ile la Pontificio unümsidd
Católica Argenti.na Santa María de los Buorws Aires
La inexo¡able erosión del mito del paraíso pasto,ril, del Edén terreno, que
se inicia subrepticiarrrente en la Eg[oga I y se venüla en forma explícita en la
f, alcanza su grado más profundo tal vez en la Egloga III, donde hom res y
dioses están hermanados por la impotencia ante la muerte de quien aman; don-
de se sabe, err fin, que todo arte (írnico elixir de, inmortalidad so,bre esta
tierra) es sublime ilusió,n de los sentidos, fábrica deslumbrante de "cuerpos va-
il)s" que el amor de los vivos no p,urede retenerr con, su abrazo. Y no existe ya,
somo en [a Egloga f, la espe.ranza de un, paraíso transm¿rndano,, o, como en la
Égloga II, el consuelo de una aetividad más alta -Ia heroica- que se propone
oomo panacea de la fugacidad intrínseca al devenir y a todo quehacer humano.
Que eI arte y la üda m,isma no son más que "un sueño dentro de un sueño'
('...a d,ream uñhin a dnenrni, como en el poerna d'e Poe), es la dolorosa
verdad transmitida implícitamente en el complieatio dibujo estructural de la
Egloga III. Ya no, nos llega el brillo enceguecedor de la urna del Tormes, pro'
mesa de una desbo,rdante plenitud que ignora las sombras y casi la nostalgia.
[,as ninfas bordan el pasadq lo ir¡escatable que se proyecta hacia el porvenir
oomo un fantasma (y eonviene tomar el término en el sentido etim,ológico)
¡nr la mágiea intervención del arte. LIn arte que, en eI sentirlo platónico, sería
rznto más falaz cuanto más compleja resultase la multiplicación de planos lo-
grada, cuanto mayor fuese la lejanía del objeto real.
Ejemplar muestra de esta alquimia p,oética es el trabajo efectuado sobre
el motivo del Tajo y el dolor de Nemoroso, indisolub,lemente unidos. Imagen
syocada dentro de un epitafio, dentro de un tapiz, dentro de un poema, super-
¡nsición de velos diverso,s que €s la mejor manera de sugerir, en el habla,
lo inefable. Reverberación de espeios en el ptirner espeio del mundo: el agua
prístina, síntesis natural de lo evanescente y lo durable, de Io mismo y de lo
úq de la revelación y del engaño. El agua es ciertamente el mejor emblema
para una teoría y una técnica de la mímesis que, si bien tom.a en cuenta, pla-
tónicamente, el abismo ent¡e el ser y la apariencia, también exalta, como, Ape'
ks y Timantes (modelos de las ninfas -cfr. estr. 15- y prototipo del ilusio'nismo
piciórico tan denigrado en la Repúb:l.tca) el hechizo fenoménico del arte en
b que éste tiene de misterio y de manifestación.
Poco importa luego, acaso, quela huella o estela de ese aparecer sea casi
h nada: sornbra, tránsito y transfigurac!ón de la belleza que avaramento se
urestra a los mortales, para dejar sólo un poco de espuma en el agua clara:
.. .y de ]a blanca espuma que moüeron
las cristalinas ondas se cubrie¡on.
-29_
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*-* oe de Garcüaso"'
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