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El rol del alumno y su aprendizaje

El alumno tiene una personalidad pasiva y dependiente, solo pone atención


aunque no entendiera, ya que no podía cuestionar el conocimiento. Recibe en
silencio, memoriza y repite. No tiene espacio para la reflexión porque el saber ya
está dado.

El alumno adquiere la información que debe interiorizar y repetirla fielmente.


Escucha atentamente a la persona maestra. Es una persona que no sabe nada,
al que se le evalúa mediante la medición de la acumulación de conocimientos y
no por la generación o construcción de estos.

Recibe órdenes o alguna señal y ya sabe lo que tiene que hacer.

El alumno más sobresaliente es el que puede repetir de memoria las ideas


expresadas por el docente, que en la mayoría de las veces carece de
significado, el alumno que posee mayor capacidad de retener, no es el que
mejor a comprendido el contenido.

En síntesis, el alumno es un receptor que no sabe, escucha, obedece, repite


fielmente la información, es pasivo y recibe contenidos, materiales, métodos, etc.

En cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje Fenstermacher sostiene que el


primer término requiere del segundo, pero ello no quiere decir que para poder
hablar de enseñanza tenga que ocurrir necesariamente el aprendizaje.
Fenstemacher sostiene que “la tarea central de la enseñanza es posibilitar que
el alumno realice las tareas de aprendizaje” (Contreras); es decir que al alumno
se le brinden las herramientas que posibiliten la tarea del aprendizaje. En este
modelo de escuela esto no es posible ya que al alumno se le exige que
memorice y repita el contenido que se le está enseñando sin tener en cuenta
que el aprendizaje no se produce.

Método de enseñanza

La disciplina y el castigo se consideran fundamentales, ya que la disciplina y los


ejercicios escolares son suficientes para desarrollar las virtudes humanas de los
alumnos. Se piensa que el castigo ya sea en forma de amenazas, censuras,
humillaciones públicas o castigos físicos estimula constantemente el progreso
del alumno.

El espacio y el tiempo escolar

Es un espacio monoproxémico que favorece relaciones unidireccionales y


dependientes: profesor frente al grupo, sobre una tarima o plataforma que lo
coloca a un nivel superior del alumnado, mientras ellos están ubicado en filas
mirándose entre sí las nucas.

Los uniformes y porte de alumnos y profesores, mobiliario, recursos didácticos,


disposición de los elementos en el aula, con pupitres de madera con agujero
para el tintero y ranura para la pluma de fines de 1800, el ambiente general dan
cuenta de este modelo escolar.

El aula convencional sobrevive en sus aspectos esenciales. Aula cerrada sin


contacto con el exterior, modelo pedagógico frontal, pizarrón monopolio del
profesor, pupitres en fila (a veces con valor clasificatorio-discriminatorio atribuido
a la primera y la última filas: niñas y niños, 'buenos' y 'malos' alumnos, molestos,
repitentes, etc.), rigidez, formalidad.

El aislamiento tenía que ver con la importancia otorgada a los saberes y


prácticas que se llevaban a cabo en el aula

Señala Escolano (1992) en relación a este tema: “El orden del tiempo escolar es
un constructo cultural y pedagógico“, y continúa “El tiempo del mismo modo que
el espacio no es un simple esquema formal o una estructura neutra en la que se
“vacía” la educación. La arquitectura del espacio y del tiempo instituye, más allá
de su nivel factual, un discurso y hasta determina un sistema de relaciones, que
en última instancias no es otra cosa que un sistema de poder”. Se observa aquí
no sólo la no neutralidad de la simple distribución del tiempo y el espacio en un
aula escolar sino que tampoco son neutrales la organización de las jerarquías en
la relación docente-alumno, la asignación de horas destinadas a tal o cual
materia, y hasta la organización del espacio destinado al juego, al encuentro con
otros, al goce y a la recreación.

Esta organización del espacio y del tiempo escolar se complementa con el


“método de enseñanza simultánea”, es lo que hizo y hace posible que se pueda
educar a un numeroso grupo de alumnos al mismo tiempo.

El papel de la familia y el Estado

La familia no interviene, simplemente se quedan al margen, considerando que lo


que el niño necesita lo va a aprender dentro de la escuela, solamente se
compromete en la asistencia del niño al establecimiento educativo. Hoy día se
puede observar que hay instituciones que trabajan con la familia para
acompañar de manera conjunta al niño en su etapa de escolarización.

El Estado solamente es responsable de instalar las condiciones: infraestructura,


recursos y docente, no hace un seguimiento de las instituciones en cuanto a
metodología. En cambio, en la actualidad vemos un rol activo del Estado
brindando información y capacitación sobre las nuevas pedagogías a los
docentes. En cuanto a los contenidos que se enseñan en las escuelas también
son de alguna manera inspeccionados y seleccionados por el Estado a fin de
responder a los intereses y necesidades de los niños de la sociedad que
vivimos.

Bibliografía

-Contreras, J. "Enseñanza, curriculum y profesorado". (1991)

-Calvo Muñóz, C. "Entre la educación corporal caótica y la escolarización


corporal ordenada". Revista iberoamericana de educación N°39 (2005) pp.91.
106

-Escolano Benito, A. “Tiempos y espacios para la escuela” Ensayos históricos,


Madrid, Biblioteca Nueva (2000) pp. 253.

-Serra, M.S. y Fattore, N. “Hacer escuela” Ministerio de Educación de la Nación

-Pineau, P. “Porqué triunfó la escuela? En La escuela como máquina de educar”.


Paidós

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