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5.1 UNA DEFINICIÓN DE PERSONALIDAD: los individuos son concebibles como integrados en
sistemas relacionales, donde el primero e inmediato es la familia de origen y el más amplio, pero
no menos influyente es la sociedad, sin embargo, estos sistemas no son los que piden ayuda
terapéutica, sino que son los individuos en relación, por lo que los modelos terapéuticos deben
responder con instrumentos conceptuales coherentes con su epistemología, acorde a los desafíos.
- Dimensión individual
- Diálogo entre pasado y presente: Somos producto de la historia, por lo que el pasado definiría la
personalidad en base a las experiencias relacionales transcurridas, sin embargo, la historia se
encuentra continuamente escribiéndose en el presente.
Sin embargo, existen otros rasgos como la estatura, el peso, el color de la piel, del pelo, ojos, etc.,
que muchas veces definen el grado de seguridad con que se afronta la mirada del otro y que
pueden resultar determinantes para la configuración de la personalidad.
En la personalidad, desempeñan un rol importante la historia relacional del sujeto, que es posible
redefinirla desde el presente. La biología y la cultura participan estrechamente de forma decisiva
en el proceso, pero ¿Con qué material se construye la personalidad? ¿Y en qué contextos
precisos?
5.2 LA NARRATIVA: se entiende por narrativa, la atribución de significado a la experiencia
relacional y se entiende además que es un proceso que comienza en la vida uterina y se extiende
hasta avanzada la edad adulta, donde puede congelarse o disminuir. Dada la infinita complejidad
que ocurre tras el parto y anterior a él, el bebé y les niñes sin duda son auténticas máquinas
narrativas. Por tanto, las historias que constituyen la narrativa incluyen; un pensar (armazón
cognitivo que brinda estructura coherente a la atribución de significado), un sentir (resonancia
afectiva que le hace vibrar confiriéndole relevancia específica para el propio sujeto) y un hacer
(dimensión pragmática imprescindible en el plano relacional).
Se puede afirmar que, cuanto más abundante y variada es la narrativa, más rica y sana es la
personalidad.
En el mejor de los casos, no es que la identidad no pueda cambiar, sino que sus cambios son
profundamente lentos y no como respuesta a cualquier confrontación. Si bien, ante presiones
externas la identidad se esconde detrás de una muralla de rígida autoafirmación, es vulnerable
también a determinadas situaciones relacionales, que pueden lesionarla de forma decisiva.
La identidad por tanto, debe limitarse a unas pocas narraciones, definidas y delimitadas, es decir,
temas como el género, orientación sexual, pertenencia nacional, filiación política, y poco más, ya
que si un individuo es excesivamente identitario, estaríamos frente a un psicótico o a un peligroso
ser que pone todo su ser en juego por cualquiera de sus narraciones.
No hay que perder de vista que, en cuanto a personalidad, esta posee una dimensión individual, por
tanto, no existe la identidad de los pueblos. Lo que suele entenderse como identidad, es, cultura, y por
tanto, mitología. :O Bye Candy y Maritza Montero kajskajs
- Familia creada: Aunque se alcanza en la edad adulta (según yo, no siempre es así), genera
vivencias extraordinariamente fuertes.
-Cohesión: distancia relacional entre los miembros de un sistema (se desprenden aglutinación y
desligamiento)
Los valores y creencias representan el aspecto más racional e intelectualizado de la mitología, por
lo que el clima emocional es el resultado de una negociación, mayormente implícita, sobre los
estados afectivos que se pueden compartir. De modo que las familias pueden aceptar o restringir
ciertas emociones en determinadas circunstancias.
a) La familia puede triangular a los niños, reproduciendo y adaptando al contexto privado aquello
que se exhibe en público (alianzas y coaliciones rotas, etc.),
IDENTIDAD ORGANIZACIÓN
NARRATIVA MITOLOGÍA
C+
P- P+
C-
Nutrición Relacional
Fig. De forma esquemática, se puede apreciar cómo la personalidad individual se forja en estrecho
contacto con los sistemas de pertenencia, a través de su organización y su mitología, en procesos
regidos por la nutrición relacional, que, en la familia de origen es en función de dos dimensiones;
conyugalidad y parentalidad.