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(40008) y (40015)
RESUMEN DE TEORÍA
Y ENUNCIADOS DE LOS EJERCICIOS
40015
2 A . E DICIÓN DEL T EMARIO A MPLIADO
VALLADOLID , F EBRERO DE 2013
LATV
1. Espacios euclídeos 1
1.1. Topología de Rn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2. Límites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.2.1. Límites iterados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3. Continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.1. Aplicaciones lineales y bilineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.4. Compacidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.4.1. Comentarios sobre espacios normados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.5. Conexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2. Cálculo diferencial 23
2.1. Derivabilidad y diferenciabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2. Derivadas de orden superior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3. Fórmula de Taylor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2.4. Extremos relativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2.4.1. Formas cuadráticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
3. Aplicaciones diferenciables 41
3.1. Aplicaciones contractivas. Teorema del punto fijo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
3.2. Funciones inversas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
3.2.1. Notas sobre la demostración del teorema de las funciones inversas . . . . . 43
3.2.2. Cambios de variables. Aplicación a las ecuaciones diferenciales . . . . . . . 44
3.3. Funciones implícitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
3.3.1. Teoremas de rango . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
5. Fundamentos de la integral 69
5.1. Intervalos en Rd . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
5.1.1. Conjuntos elementales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
5.2. Conjuntos de medida nula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
5.2.1. La locución “casi siempre” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
5.3. Funciones escalonadas y su integral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
I
6. Integral de Lebesgue 79
6.1. Definiciones y primeras propiedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
6.2. Sucesiones de funciones integrables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
6.2.1. Comentarios sobre la generalización del teorema de Levi . . . . . . . . . . . 82
6.3. Integración en intervalos de la recta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
II
12. Integrales de línea 167
12.1. Integración de campos escalares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
12.2. Integración de campos vectoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
12.3. Fórmula de Riemann-Green . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
12.3.1. Notas sobre la demostración del teorema de Riemann-Green . . . . . . . . 177
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Bibliografía 213
III
Prólogo a Análisis Matemático
Este manual no tiene otra pretensión que la de proporcionar un guión, ajustado al temario
de la asignatura, que ayude tanto al desarrollo cotidiano de las lecciones magistrales, como
al estudio particular del alumno.
Con esto en mente, la estructura es sencilla: en cada uno de los temas en que se divide
la materia se relatan los conceptos, propiedades y teoremas correspondientes, de forma con-
cisa, pero sin renunciar a la presentación de ejemplos, observaciones aclaratorias, e incluso
referencias a temas avanzados, continuación natural de los que conforman el currículo de
la asignatura. Finalmente se proporciona una nutrida colección de enunciados de ejercicios,
de dificultad variada, desde simples aplicaciones de fórmulas hasta problemas que requieren
un planteamiento más concienzudo o una aportación intelectual que implique una visión
general de la materia expuesta en la parte teórica.
Los ejercicios se han elegido de manera que, salvo los prerrequisitos obvios del Cálculo en
una variable y el Álgebra Lineal, no precisen de otra materia que la contemplada en la asig-
natura, e intentando que abarquen todas las facetas que ésta presenta. No obstante, al igual
que en la parte teórica, son inevitables algunas referencias a disciplinas afines (Topología,
Ecuaciones Diferenciales, etc.). Algunos ejercicios o problemas serán tratados en las clases
prácticas, que girarán en torno a ellos.
En general, para el uso de estas notas de la manera más provechosa, recomendamos que
el alumno se anticipe a la presentación de la teoría en las lecciones magistrales, dedicando
unos pocos minutos a la lectura somera de la materia que corresponda de forma inminente;
esto servirá, al menos, para adquirir un primer contacto con la terminología y notación, y
en muchos casos, en los que se generalizan nociones ya presentadas en un primer curso de
Cálculo Infinitesimal, preparará al lector para una mejor comprensión de las explicaciones
del profesor.
Es necesario en este punto hacer énfasis en que el documento que presentamos dista
mucho de ser un libro de texto, y que la correcta asimilación de los conceptos teóricos y
la adquisición de la destreza en los métodos de Cálculo requiere del trabajo personal del
alumno: primero, mediante la documentación entre la bibliografía citada, afianzando o pu-
liendo aquellos aspectos teóricos que pudieran no haber quedado claros, y después, pero
no menos importante, mediante la resolución de ejercicios y problemas. Los momentáneos
intentos infructuosos no son necesariamente indicios de fracaso global, al contrario, sir-
ven para enfocar de una forma más eficiente futuros problemas similares. Un ejemplo muy
significativo: nadie puede aprender a montar en bicicleta viendo en televisión las grandes
competiciones, solamente cuando se ha experimentado lo suficiente (seguramente sufrien-
do varias caídas) se puede alcanzar la destreza; lo mismo que en el desarrollo de cualquier
actividad física o intelectual.
En relación con lo expuesto arriba, se incluye una abundante lista de referencias biblio-
gráficas, incluyendo tanto de libros de texto como manuales prácticos. Además, aunque no
sea imprescindible, se citan algunas obras de carácter divulgativo o histórico, así como las
direcciones URL de algunas páginas Web interesantes. Destacaremos luego una pequeña co-
lección de textos que pensamos son los más adecuados al currículo de la asignatura. Entre
estas obras, algunas que se pueden considerar ya clásicas y otras de factura más moderna,
se encuentra información más que suficiente para abordar con éxito el estudio de esta asig-
natura, y únicamente el autor de estas notas aporta sus gustos o preferencias personales en
cuanto a la organización secuencial del temario y el nivel de profundización.
A tenor de lo dicho cabe preguntarse ¿qué sentido tiene elaborar este material didáctico
si ya está todo escrito? En primer lugar, no hay un texto que se ajuste exactamente al con-
tenido de la asignatura, de manera que tener un guión establecido ayudará al alumno en
V
la programación de su estudio y en la tarea de documentación. También, el tener a mano
los enunciados fundamentales, permitirá al alumno acudir a las lecciones con una actitud
alejada de la del mero amanuense que transcribe la verborrea del profesor, y a éste a lo que, a
mi modo de entender, debe ser su primordial función: transmitir el entusiasmo por lo que se
enseña, fomentar la capacidad de que el alumno adquiera herramientas y hábitos de trabajo
y aprendizaje individual, y sembrar el espíritu crítico que debe acompañar a toda actividad
intelectual; a esta convicción he llegado con los años, independientemente de las sucesivas
reformas de la enseñanza universitaria, o la vana grandilocuencia con que en nuestro país
se han interpretado los acuerdos de Bolonia.
Además, he de confesar, la obligación que me impongo de elaborar por adelantado este
material me sirve de ayuda en mi labor docente en la primera andadura de la asignatura,
entre otras cosas, para decidir de una manera más eficiente (y por tanto beneficiosa para
sus destinatarios, supongo) qué incluir, cómo y en qué orden, optimizando el tiempo que se
dedicará a cada tema y sin tener que sacrificar nada importante.
Volviendo a las referencias bibliográficas, de forma más explícita:
⊲ El texto de Apostol [2] es una excelente referencia general para la asignatura, a excepción
de una pequeña parte: lo que atañe a la construcción de la integral de Lebesgue, que
presenta mediante el método de las funciones superiores, un ligera variante del método
que se expone en estas notas.
⊲ El libro de Marsden y Hoffman [32] es otra buena referencia para la primera mitad de la
asignatura y responde casi fielmente a la exposición que hacemos del tema 3 (funciones
inversas e implícitas).
⊲ La colección de Fernández Viña, [14], [15] y [16], es otra excelente referencia general. En
particular, en [16] se desarrolla la construcción de la integral de Lebesgue mediante el
método de sucesiones fundamentales, que será el que seguiremos.
⊲ Los textos de Bombal, Rodríguez y Vera, [5], [6] y [7], cubren casi por completo todos los
aspectos prácticos de la asignatura.
⊲ También los suplementos de “Ejercicios y complementos” de Fernández Viña y Sánchez
Mañes, [17], [18] y [19], que acompañan los textos teóricos de Fernández Viña, son una
buena referencia general en lo tocante a la práctica.
⊲ El texto de Galindo, Sanz y Tristán [23], aunque concebido de forma generalista hacia las
enseñanzas técnicas, por lo que adolece de escasez de problemas de índole más teóri-
ca, contiene una abundante colección de ejercicios de cálculo. Las sucesiones y series
funcionales están contempladas en el tomo dedicado a funciones de una variable [22].
La edición de este documento pretende ser lo más cuidada posible, utilizando el compila-
dor de LATEX 2e, con formato “libro” (documentclass[book]), y preparado para imprimir a doble
cara (de ahí la posible aparición de páginas en blanco). En particular, para facilitar su uso
se incluyen: la tabla de contenidos, las referencias bibliográficas, el índice de notación y el
índice alfabético. En éste último se recogen también los nombres de los personajes que han
contribuido de alguna forma al desarrollo del Análisis Matemático, y que se citan en el texto,
bien sea indirectamente, o por haber prestado su nombre a algún teorema.
No puedo dejar de mencionar (es de bien nacidos ser agradecidos) que el contenido de estas
notas y su posible valía no son sólo fruto de mi trabajo personal; las enseñanzas primero,
y los consejos y colaboración luego, por parte de mis maestros y compañeros del Área de
Análisis Matemático de la Universidad de Valladolid son mucho más trascendentes que el
simple trabajo de teclear. Si algún defecto se encuentra se deberá sin duda a mis limitaciones
o despistes.
Finalmente quiero señalar que, aunque este material está dirigido a mis alumnos, cual-
quier persona que desee usarlo para fines no comerciales tiene mi expreso permiso de re-
producción. En este sentido son bienvenidas toda critica o sugerencia, tanto en el aspecto
literario como en el matemático, que ayuden a mejorar este modesto fruto de mi esfuerzo
(contactar en e-mail: ltristan@am.uva.es).
VI
Prólogo a
Ampliación de Análisis Matemático
Además, he añadido un apéndice resumiendo los aspectos básicos de las cónicas y las
cuádricas afines. No sólo resultará útil a la hora de trabajar con los teoremas del Análisis
Vectorial (circulaciones o flujos de campos, etc.), también aportará una buena herramienta
en el manejo y estudio de los conjuntos que aparecen con frecuencia en el Cálculo Diferencial
y en el Cálculo Integral.
Es evidente que la destreza a la hora de tratar los aspectos geométricos allana muchas
dificultades en trabajos como la búsqueda de las secciones de conjuntos en la integración
iterada, la detección de cambios de variables ad hoc para problemas concretos, etc. De ahí la
cita, obviamente sin ánimo prohibitivo, a la frase que la tradición (o la leyenda) cuenta que
rezaba inscrita en la entrada a la Academia de Platón, en el siglo IV a. de C.
VII
Tema 1
Espacios euclídeos
1.1. Topología de Rn
Definición 1.1. Para cada número natural n, sea Rn el conjunto de todas las n-uplas orde-
nadas de números reales x = (x1 , x2 , . . . , xn ). A xk se le denomina coordenada k-ésima de x.
Se definen la suma de elementos de Rn y el producto de un escalar por un elemento de Rn
como sigue:
Para x = (x1 , x2 , . . . , xn ), y = (y1 , y2 , . . . , yn ) ∈ Rn se define su suma x + y por
x + y = (x1 + y1 , x2 + y2 , . . . , xn + yn ).
Para x = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn y α ∈ R, se define su producto α x por
α x = (α x1 , α x2 , . . . , α xn ).
Proposición 1.2. El conjunto Rn con estas operaciones es un espacio vectorial sobre el cuer-
po de los números reales.
Observaciones 1.3.
I) Usamos, por comodidad, la notación de vectores fila. En Álgebra Lineal, atendiendo a
la representación matricial de aplicaciones y ecuaciones lineales, es usual considerar
vectores columna. Cuando se requiera denotaremos por xt al vector traspuesto de x:
x1
t t ..
x = (x1 , x2 , . . . , xn ) = . .
xn
II ) Es habitual confundir la estructura vectorial así obtenida con la estructura geométrica
que se obtiene al considerar un espacio afín con espacio vectorial asociado Rn y, abusan-
do de la notación, referirse a “puntos” de Rn en lugar de vectores, y a x1 , x2 , . . . , xn como
las coordenadas (cartesianas, en honor a R. Descartes) del punto x = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn .
Este será el criterio que seguiremos en adelante.
1
2 Tema 1. Espacios euclídeos
El espacio vectorial Rn dotado del producto interno arriba definido se conoce como el
espacio euclídeo n-dimensional.
Observación 1.9. Cualquier aplicación definida sobre un espacio vectorial V con valores
en R que verifique las propiedades I) a IV) de la proposición 1.6 se denomina norma sobre V .
Otras normas notables en Rn se definen para x = (x1 , x2 , . . . , xn ) por
n
X
kxk1 = |xi | o kxk∞ = sup |xi | : i = 1, 2, . . . , n .
i=1
Definición 1.10. Sean x ∈ Rn y r > 0. Se definen la bola abierta de centro x y radio r como el
conjunto
B(x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk < r} ;
la bola cerrada de centro x y radio r como el conjunto
B(x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk ≤ r} ;
la esfera de centro x y radio r como el conjunto
S(x, r) = B(x, r) \ B(x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk = r} ,
donde “\” denota la diferencia conjuntista.
Proposición 1.13.
I) Si Ø 6= B ⊂ A ⊂ Rn entonces δ(B) ≤ δ(A) .
II ) Toda bola en Rn es acotada, de hecho,
δ B(x, r) = δ B(x, r) = 2 r .
III ) Un conjunto A ⊂ Rn es acotado si, y sólo si, está contenido en alguna bola.
IV ) Un conjunto A ⊂ Rn es acotado si, y sólo si, está contenido en una bola centrada en 0, o
lo que es lo mismo, si existe una constante M > 0 tal que
kxk ≤ M para todo x ∈ E.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
4 Tema 1. Espacios euclídeos
Ejemplos 1.18.
I) Toda bola abierta es un conjunto abierto.
II ) Las bolas cerradas no son conjuntos abiertos.
III) Los intervalos abiertos de Rn , esto es, productos cartesianos de la forma
(a1 , b1 ) × (a2 , b2 ) × . . . × (an , bn ) ,
son conjuntos abiertos.
Observaciones 1.20.
I) El lector que posea nociones de Topología puede reconocer en la proposición anterior
la afirmación siguiente: si denotamos por τ a la familia de todos los conjuntos abiertos
de Rn , el par (Rn , τ ) es un espacio topológico.
II ) La intersección de una familia arbitraria de abiertos puede no ser un conjunto abierto,
como queda patente con el siguiente ejemplo: si Gn = B(0, 1/n), n ∈ N, se tiene que
∞
∩ Gn = {0}.
n=1
Ejemplos 1.22.
I) Toda bola cerrada es un conjunto cerrado. Es más B(x, r) = B(x, r) .
II ) Las bolas abiertas no son conjuntos cerrados.
III) Los intervalos cerrados de Rn , de la forma [a1 , b1 ] × [a2 , b2 ] × . . . × [an , bn ], son conjuntos
cerrados.
Corolario 1.24. Un subconjunto E de Rn es abierto (resp. cerrado) si, y sólo si, su comple-
mentario Rn \ E es cerrado (resp. abierto).
Observaciones 1.25.
I) En la Topología General suele utilizarse la propiedad anterior para definir la familia de
cerrados, y luego caracterizar equivalentemente estos conjuntos en términos de la ad-
herencia. En este contexto (en general, en los espacios métricos) el adjetivo adherente
cobra un significado más intuitivo gracias a la noción de distancia: x ∈ A si, y sólo si,
d(x, A) = 0.
II ) Pueden existir conjuntos que no sean ni abiertos ni cerrados (basta pensar en el intervalo
[0, 1) de R con la métrica usual). Aunque la terminología usada pretende ser lo más
descriptiva posible, no nos debemos dejar influir por el significado etimológico de las
palabras.
V) ∩ Ai ⊆ ∩ Ai .
i∈I i∈I
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
6 Tema 1. Espacios euclídeos
1.2. Límites
Observación 1.34. Es sencillo comprobar a partir de la definición que una sucesión {xk }∞
k=1
converge hacia x si, y sólo si, lı́m kxk − xk = 0.
k→∞
Como sucede para sucesiones de números reales, el carácter convergente de una sucesión
en Rn puede ser determinado sin conocer previamente el valor de su límite.
Definición 1.41. Se dice que una sucesión {xk }∞ n
k=1 de elementos de R es de Cauchy si para
cada número real ε > 0 existe un número natural k0 tal que
kxk − xj k < ε,
para cada par de números naturales j, k ≥ k0 .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
8 Tema 1. Espacios euclídeos
Observación 1.50. Este último resultado permite simplificar el estudio de límites y los con-
ceptos que de éste se derivan, considerando únicamente funciones reales, es decir, aplicacio-
nes de la forma f : E → R, donde E es un subconjunto de Rn .
Entonces:
I) lı́m (f + g)(x) = α + β.
x→a
I) Si ℓ > 0, dados números reales α y β con 0 < α < ℓ < β, existe un número real δ > 0 tal
que para cada x ∈ A ∩ B(a, δ) con x 6= a, se verifica que α < f (x) < β.
II ) Si ℓ < 0, dados números reales α y β con α < ℓ < β < 0, existe un número real δ > 0 tal
que para cada x ∈ A ∩ B(a, δ) con x 6= a, se verifica que α < f (x) < β.
Es decir, f toma valores con el mismo signo que el del límite en los puntos de un entorno
adecuado de a distintos de él.
Observaciones 1.57.
I) La existencia del límite de una función en un punto no garantiza que existan los límites
iterados, como pone de manifiesto el ejercicio 1.19.V.
II ) Puede ocurrir que alguno de los límites iterados sea infinito, en este caso no es difícil
probar que el límite de la función no existe.
1.3. Continuidad
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
10 Tema 1. Espacios euclídeos
Ejemplos 1.67.
I) La norma euclídea es una función continua en Rn .
II ) La proyección i-ésima πi : Rn → R, definida por
πi (x1 , x2 , . . . , xn ) = xi ,
n
es una función continua en R .
III) En general, cualquier aplicación lineal L: Rn → Rm es continua (sobre este punto se
volverá más adelante).
IV ) El conjunto {(x, y) ∈ R2 : x sen(y) > 0} es abierto en R2 , pues es la imagen inversa del
intervalo (0, ∞), abierto de R, por la función f : R2 → R dada por f (x, y) = x sen(y), que es
continua.
V) El conjunto {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 − z 2 = 0} es cerrado en R3 .
Observaciones 1.72.
I) Las proyecciones πj , j = 1, 2, . . . , n, son aplicaciones lineales en Rn .
II ) Fijadas las bases estándar en Rn y Rm , respectivamente, toda aplicación lineal L: Rn → Rm
se representa respecto a dichas bases, de forma única, mediante una matriz A ∈ Mm,n (R),
donde Mm,n (R) representa el espacio de las matrices de números reales formadas por m
filas y n columnas. Concretamente, si y = L(x), entonces
y1 a11 a12 · · · a1n x1
y2 a 21 a 22 · · · a 2n x
. = y t = A xt = . .. .. .. .2 .
. .. . . . ..
.
ym am1 am2 · · · amn xn
Teorema 1.73. Sea L: Rn → Rm una aplicación lineal. Existe una constante M ≥ 0 tal que
kL(x)k ≤ M kxk para todo x ∈ Rn .
En particular, L es uniformemente continua en todo Rn .
Observaciones 1.75.
I) El producto interno en Rn , B(x, y) = hx, yi, es una aplicación bilineal simétrica.
II ) Fijada la base estándar de Rn , toda aplicación bilineal B: Rn × Rn → R se representa de
forma única mediante una matriz A ∈ Mn,n (R), concretamente
B(x, y) = x A y t .
Observación 1.77. Una forma cuadrática en Rn , que es una función definida por un polino-
mio homogéneo de grado 2, es decir, de la forma
X
Q(x1 , x2 , . . . , xn ) = cij xi xj , cij ∈ R ,
1≤i≤j≤n
se puede interpretar como la actuación de una aplicación bilineal simétrica B sobre el punto
(x, x) ∈ Rn × Rn : Q(x) = B(x, x) = x A xt . Los coeficientes de la matriz A = aij 1≤i,j≤n vienen
dados por aii = cii y aij = aji = cij/2 si i < j .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
12 Tema 1. Espacios euclídeos
1.4. Compacidad
Si todos los conjuntos Ai , i ∈ I , son abiertos se dice que {Ai }i∈I es un recubrimiento abierto
de E .
Se dice que un conjunto K de Rn es compacto si todo recubrimiento abierto de K admite
un subrecubrimiento finito, es decir, si para cada recubrimiento abierto {Gi }i∈I de K existe
una subfamilia finita {Gi1 , Gi2 , . . . , Gim } tal que
K ⊂ Gi1 ∪ Gi2 ∪ . . . ∪ Gim .
Ejemplos 1.79.
I) Los conjuntos finitos son conjuntos compactos.
II ) Si {xk }∞
k=1 converge hacia x , el conjunto {xk : k ∈ N} ∪ {x} es compacto.
Teorema 1.84 (de Weierstrass, versión general). Sean E un conjunto de Rn y f una apli-
cación continua de E en Rm . Si K es un subconjunto compacto de E, entonces f (K) es
compacto.
Teorema 1.85 (de Weierstrass para funciones escalares). Sea f una función real definida
y continua en un conjunto compacto K de Rn . Entonces f es acotada y alcanza sus extremos
absolutos, es decir, existen dos puntos x e y de K tales que
f (x) ≤ f (z) ≤ f (y) para todo z ∈ K.
Observaciones 1.90.
I) La propiedad enunciada en 1.89.III, de separación de cerrados por funciones continuas,
se conoce como Lema de Urysohn en el contexto de la Topología General.
II ) En Topología se denomina espacio normal al que verifica la propiedad de separación de
cerrados 1.89.IV. En consecuencia, los espacios euclídeos (y, en general, los espacios
métricos) son normales.
Definición 1.91. Se dice que dos normas ̺1 , ̺2 definidas sobre el mismo espacio vectorial V
son equivalentes si existen constantes N, M > 0 tales que
N ̺1 (x) ≤ ̺2 (x) ≤ M ̺1 (x) para todo x ∈ V.
Teorema 1.92. En Rn (en general, en cualquier espacio vectorial de dimensión finita) todas
las normas son equivalentes.
Teorema 1.93 (de Riesz). Un espacio vectorial normado es de dimensión finita si, y sólo si,
todo bola cerrada es compacta.
Observaciones 1.94.
I) El teorema 1.92 implica en particular que las topologías asociadas a las distintas nor-
mas coinciden, y permite utilizar a todos los efectos, en el estudio de las propiedades
topológicas (abiertos, cerrados, etc.) y métricas (acotación, sucesiones de Cauchy, etc.),
cualquier norma; es decir, en todos los resultados enunciados anteriormente la norma
euclídea puede ser sustituida por otra cualquiera (ver ejercicio 1.9).
II ) De hecho esta propiedad caracteriza los espacios de dimensión finita; es decir, en un es-
pacio normado de dimensión infinita es posible definir una nueva norma no equivalente
a la original.
III ) Es inmediato que si toda bola cerrada es compacta también lo es todo cerrado y acotado.
El teorema de Riesz establece que en un espacio normado de dimensión infinita existen
conjuntos cerrados y acotados, pero no compactos.
IV ) El teorema 1.73 no es válido en espacios normados X de dimensión infinita; esto es,
existen aplicaciones lineales Λ: X → R no continuas.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
14 Tema 1. Espacios euclídeos
1.5. Conexión
El concepto que tratamos ahora generaliza la noción de intervalo en el sentido de conjunto
“sin componentes aisladas”. Para ilustrar su importancia haremos notar que el hecho de que
una función real de variable real tenga derivada nula en todo punto de un abierto no implica
que la función sea constante, a menos que su dominio de definición sea un intervalo.
En el caso de la recta este concepto tiene una fácil interpretación geométrica a partir de la
relación de orden allí definida, pero si n > 1, la imposibilidad de definir una relación de orden
en Rn que goce de las mismas propiedades hace necesario un tratamiento más minucioso.
En todo caso, en las aplicaciones usuales, es suficiente considerar conjuntos convexos o
estrellados, que definimos más adelante.
Definición 1.95. Se dice que un conjunto A de Rn es no conexo si existen dos conjuntos
abiertos U y V que verifican las siguientes propiedades:
I) A⊂U ∪V.
II ) A ∩ U 6= Ø, A ∩ V 6= Ø.
III) A ∩ U ∩ V = Ø.
En caso contrario, se dice que A es conexo.
Proposición 1.96. Un conjunto A de Rn es no conexo si, y sólo si, existen dos conjuntos
cerrados E y F que verifican las siguientes propiedades:
I) A ⊂ E ∪ F.
II ) A ∩ E 6= Ø, A ∩ F 6= Ø.
III) A ∩ E ∩ F = Ø.
Ejemplo 1.97. Los intervalos (incluyendo en este concepto al conjunto vacío y a los conjuntos
unipuntuales) son los únicos conjuntos conexos de R. En este sentido, es útil convenir que
un intervalo de la recta es un conjunto I ⊂ R que verifica la siguiente propiedad:
“Si x, y ∈ I y x ≤ z ≤ y , entonces también z ∈ I”,
o dicho de forma más coloquial, si I contiene a dos puntos, también contiene a todos los
puntos intermedios a ellos.
Observación 1.99. Cuando el resultado anterior se aplica a funciones reales de variable real
lo que se obtiene no es otra cosa que la propiedad de Darboux.
Proposición 1.100. Sea {Ai }i∈I una familia de conjuntos conexos de Rn tales que Ai ∩Aj 6= Ø
para cada par de índices i, j ∈ I . Entonces la unión ∪ Ai es un conjunto conexo.
i∈I
Corolario 1.101. Sea {Ai }i∈I una familia de conjuntos conexos de Rn tal que la intersección
∩ Ai es no vacía. Entonces la unión ∪ Ai es un conjunto conexo.
i∈I i∈I
Observación 1.108. Los dos resultados anteriores tienen una lectura muy sencilla en R:
cada abierto de la recta real es unión disjunta de intervalos abiertos.
Ejemplos 1.110.
I) Se dice que un conjunto A ⊂ Rn es estrellado respecto de un punto a ∈ A si para cada
x de A el segmento de extremos a y x está totalmente contenido en A , es decir, si se
tiene que
t a + (1 − t) x ∈ A para todo t ∈ [0, 1] .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
16 Tema 1. Espacios euclídeos
Ejercicios
1.7 Sean n un número natural y α un número real estrictamente positivo. Para cada k ∈ N
se considera el conjunto
n Xn
1 2 α2 o
Ak = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn : xj − ≤ 2 .
j=1
k k
√
I) Probar que, si n ≤ α, entonces para cada k = 1, 2, . . . se tiene que Ak ⊂ A1 .
∞
II ) Determinar los valores de α para los cuales el conjunto ∪ Ak no es un cerrado de Rn .
k=1
1.9 Determinar las mínimas constantes A, B, C y D para las que se verifican las siguientes
desigualdades para todo x ∈ Rn :
kxk ≤ A kxk1 , kxk1 ≤ B kxk , kxk ≤ C kxk∞ , kxk∞ ≤ D kxk .
1.10 Sea BQ la familia de todas las bolas abiertas de Rn centradas en puntos de coordenadas
racionales y de radio racional.
I) Probar que para todo abierto A de Rn , existe una subfamilia {Bi : i ∈ IA } de elementos de
BQ tal que A = ∪ Bi .
i∈IA
1.11 Sea F un subconjunto cerrado de Rn . Demostrar que existe un conjunto K tal que
Fr(K) = F .
Sugerencia: Considerar un subconjunto numerable y denso en F .
1.15 Determinar, si existen, los límites de las siguientes aplicaciones en los puntos que se
indican:
(x − 1) + y
I ) f (x, y) = , (x, y) 6= (1, 1), en el punto (1, 1).
(x − 1)2 + (y − 1)2
(1 + x2 + y 2 ) sen(y)
II ) f (x, y) = , y 6= 0, en el punto (0, 0).
y
|y| −|y|/x2
III ) f (x, y) =e , x 6= 0, en el punto (0, 0).
x2
√
1 − cos x y
IV ) f (x, y) = , x, y > 0, en el punto (0, 0).
y
p
1 − cos x2 + y 2
V ) f (x, y) = , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
x2 + y 2
e−|x+y| − 1
VI ) f (x, y) = , x + y 6= 0, en el punto (0, 0).
|x + y|
2
2 2
2 x y
VII ) f (x, y) = x + y , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
xy
VIII) f (x, y) = , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
|x| + |y|
x2 y
IX ) f (x, y) = , cos(x + y) , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
x2 + y 2
y−1 (x − 1)(y − 1)
X ) f (x, y) = , , (x, y) 6= (1, 1), en el punto (1, 1).
1 + (x − 1)2 + (y − 1)2 (x − 1)2 + (y − 1)2
xy 1 + xy
e −1
XI ) f (x, y) = , log , x, y > 0, en el punto (0, 0).
x x
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
18 Tema 1. Espacios euclídeos
1.18 Si una función de Rn en R tiene el mismo límite en un punto a lo largo de cada recta
que pasa por él, ¿tiene la función límite en dicho punto?
1.19 Para las siguientes funciones f : R2 \ {(0, 0)} → R:
x2 + y 2
I ) f (x, y) = 2
x + y 2 + (x − y)2
x2 y 2
II ) f (x, y) =
x2 + y 2 + (x − y)2
x2 y 2
III) f (x, y) =
x2 y 2 + (x − y)2
sen(xy)
si x 6= 0,
IV ) f (x, y) = x
y si x = 0
(
(x + y) sen(1/x) sen(1/y ) si x 6= 0 e y 6= 0,
V ) f (x, y) =
0 si x = 0 o y = 0
sen(x) − sen(y) si tg(x) 6= tg(y),
VI ) f (x, y) = tg(x) − tg(y)
0 si tg(x) = tg(y)
x2 + y 2
VII) f (x, y) = ,
x2 + y 4
p
x2 log(1 + y 2 )
VIII) f (x, y) =
si x 6= 0,
x
0 si x = 0
determinar si existen los siguientes límites, y calcular su valor cuando proceda:
lı́m lı́m f (x, y) , lı́m lı́m f (x, y) , lı́m f (x, y).
x→0 y→0 y→0 x→0 (x,y)→(0,0)
1.21 Determinar para qué valores de p es continua en (0, 0) la función f : R2 → R definida por
x2 y 2
si (x, y) 6= (0, 0),
f (x, y) = (x2 + y 2 )p
0 si (x, y) = (0, 0).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
20 Tema 1. Espacios euclídeos
1.28 Sea K un compacto de Rn contenido en la bola abierta B(0, 1). Probar que existe un
número real r, con 0 < r < 1, tal que K ⊆ B(0, r).
1.29 Sea K un compacto de Rn . Se supone que existe un número real r > 0 tal que para
cada par de elementos distintos, x e y, de K se tiene que
kx − yk ≥ r.
Demostrar que K es un conjunto finito.
1.35 Sea f : R2 → R una función continua tal que f (−1, 0) > 0 y f (1, 0) < 0. Demostrar que
existen infinitos puntos de R2 donde la función se anula.
1.36 Sea f una función continua de [0, 1] en Rn tal que kf (0)k = 1 y kf (1)k = 3. Probar que
existe un punto ξ ∈ (0, 1) tal que kf (ξ)k = 2.
1.39 Sea n ≥ 2.
I) Probar que un hiperplano de Rn es cerrado y conexo, pero no compacto.
II ) Demostrar que los subespacios vectoriales de Rn son cerrados y conexos.
Sugerencia: Escribir el subespacio como intersección finita de hiperplanos.
1.44 Sea f un homeomorfismo de [0, 1] en sí mismo. Probar que f , o bien deja fijos los
extremos, o bien los intercambia.
1.47 Demostrar que no son homeomorfos entre sí dos cualesquiera de los siguientes con-
juntos (en todos que se considera la topología usual):
1) R 2) [0, 1] 3) {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 1}
4) R2 5) [0, 1] × [0, 1] .
Sugerencia: Comparar las propiedades de compacidad y conexión de estos conjuntos o de alguno de
sus subconjuntos.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
22 Tema 1. Espacios euclídeos
Nota: Análogamente se define el producto tensorial de una cantidad finita funciones. Así, por
ejemplo, si para cada i = 1, 2, . . . , n se tiene definida fi : Ai → R, donde Ai es un subconjunto
de R, el producto tensorial de las funciones fi es la función g = f1 ⊗ f2 ⊗ · · · ⊗ fn , definida en
A1 × A2 × · · · × An por g(x1 , x2 , . . . , xn ) = f1 (x1 ) f2 (x2 ) · · · fn (xn ), i.e.,
n
Y
(f1 ⊗ f2 ⊗ · · · ⊗ fn )(x) = (fi ◦ πi )(x)
i=1
(en esta situación también se dice que la función g es de variables separadas). Aplicando re-
currentemente el resultado anterior se deduce que si fi es continua en ci ∈ Ai , i = 1, 2, . . . , n,
entonces g es continua en el punto c = (c1 , c2 , . . . , cn ) ∈ A.
Cálculo diferencial
23
24 Tema 2. Cálculo diferencial
Observaciones 2.2.
I) A la hora de definir las derivadas direccionales algunos autores consideran exclusiva-
mente vectores unitarios (de norma euclídea 1). Esto no aporta ventajas ni desventajas a
la definición y optar por una u otra forma es cuestión de gusto personal.
II ) La segunda notación para las derivadas parciales ∂f/∂xi , introducida por Leibniz, es sin
duda la de uso más extendido. Al igual que sucede para las funciones de una variable,
tal expresión no denota el cociente de dos números; es simplemente, como se ha dicho,
una notación.
A pesar de su uso corriente en todas las ramas de la Ciencia y su utilidad a la hora de
establecer modelos matemáticos (como en ∂f/∂t para significar una derivación respecto
de la variable tiempo) debemos tener precaución en su uso; por ejemplo, para una función
∂f
de dos variables, en los puntos de la diagonal, ¿cómo debemos entender (x, x)? A lo
∂x
largo de estas notas, con el ánimo de que el lector se familiarice con ambas, usaremos la
notación de Leibniz y la de los operadores Di , debida a Cauchy.
III) Las derivadas direccionales, como derivadas de funciones de una variable que son, gozan
de las propiedades aritméticas de éstas; por ejemplo, si dos aplicaciones definidas en un
mismo abierto de Rn admiten derivada parcial respecto de xj en un punto del abierto,
entonces la aplicación suma admite derivada parcial respecto de xj en dicho punto y
resulta ser la suma de las derivadas parciales de las dos aplicaciones en ese punto:
∂(f + g) ∂f ∂g
(x0 ) = (x0 ) + (x0 ) ,
∂xi ∂xi ∂xi
o para funciones reales f y g
Di (f g)(x0 ) = Di f (x0 ) g(x0 ) + f (x0 ) Di g(x0 ) , . . .
Dejamos que el lector deduzca el resto de las propiedades que procedan.
IV ) En la práctica y como se comprobará a lo largo de los ejercicios, la anterior observación
permite resolver el cálculo de las derivadas parciales mediante la aplicación de las reglas
de derivación en una variable a la función que se obtiene al fijar todas las variables
menos aquélla respecto de la cual se pretende derivar. Por ejemplo, si f es la función real
definida en R2 por f (x, y) = x cos(x − y), entonces
∂f
D1 f (x, y) = (x, y) = cos(x − y) − x sen(x − y) ,
∂x
∂f
D2 f (x, y) = (x, y) = x − sen(x − y) (−1) = x sen(x − y) .
∂y
Ejemplos sencillos, como el que se puede ver en el ejercicio 2.2.III, muestran que el hecho
de que una aplicación f sea derivable en un punto no implica la continuidad de f en ese
punto; ni siquiera la existencia de todas las derivadas direccionales implica la continuidad. Se
presenta así la primera diferencia relevante con las funciones de una variable. No obstante, el
concepto de diferenciabilidad, que en el caso unidimensional es equivalente a la derivabilidad,
se generaliza en términos análogos al caso de aplicaciones de varias variables.
Definición 2.3. Sean A un abierto de Rn , x0 un punto de A y f una aplicación de A en Rm .
Se dice que f es diferenciable en el punto x0 si existen una aplicación lineal L de Rn en Rm y
una función ε de A en Rm con
lı́m kε(x)k = 0,
x→x0
de manera que
f (x) − f (x0 ) = L(x − x0 ) + ε(x) kx − x0 k para cada x ∈ A.
La aplicación lineal L, si existe, es única y recibe el nombre de diferencial de f en el punto x0 .
Esta aplicación se denota por
(df )x0 , Df (x0 ), df (x0 ) o f ′ (x0 ).
Si f es diferenciable en todo punto de A se dice que es diferenciable en A.
Observaciones 2.4.
I) Las notaciones indicadas arriba para la diferencial de una función en un punto son las
más frecuentes. En estas notas utilizaremos habitualmente la última, f ′ , introducida por
Lagrange.
II ) En las ciencias aplicadas, como la Física, y sobre todo en los razonamientos heurísti-
cos que conducen al modelado de ciertos fenómenos (generalmente mediante ecuaciones
diferenciales) es habitual usar el término “diferencial” para referirse a un incremento
“pequeño” de las magnitudes, esto es, a cantidades cuyos cocientes incrementales se
aproximan a la derivada, que es un límite. Hacemos énfasis en que, en Matemáticas, una
diferencial es una aplicación lineal, perfectamente definida y sin la subjetividad de lo pe-
queño (un metro puede considerarse pequeño en Astronomía, pero no en Arquitectura).
III ) Una forma equivalente de definir la diferenciabilidad, que puede encontrarse en nume-
rosos textos, es la siguiente: la función f es diferenciable en x0 si, y sólo si, existe una
aplicación lineal L de Rn en Rm tal que
f (x) − f (x0 ) − L(x − x0 )
lı́m = 0 ∈ Rm ,
x→x0 kx − x0 k
o, lo que es lo mismo,
kf (x) − f (x0 ) − L(x − x0 )k
lı́m = 0 ∈ R.
x→x0 kx − x0 k
De nuevo, al igual que sucede respecto a la continuidad, estos conceptos admiten una
lectura en términos de aplicaciones a valores reales:
Teorema 2.5. Es condición necesaria y suficiente para que una aplicación f de un abierto
A de Rn en Rm admita derivada direccional en un punto x0 ∈ A según el vector v (resp. sea
diferenciable en el punto x0 ) que así se verifique para cada una de sus funciones componentes
fi , i = 1, 2, . . . , m.
Observaciones 2.8.
I) Si A es un abierto de Rn y f : A → Rm es una aplicación derivable en el punto x0 ∈ A, la
matriz cuyas m filas son las n derivadas parciales de cada una de las m componentes fi
de f , esto es,
∂(f1 , f2 , . . . , fm )
Dj fi (x0 ) 1≤i≤m , que denotaremos por ,
1≤j≤n ∂(x1 , x2 , . . . , xn )
se denomina matriz jacobiana 1 de f en el punto x0 . Si, además, f es diferenciable en x0 ,
entonces la aplicación lineal f ′ (x0 ) viene dada de forma matricial respecto de las bases
estándar de Rn y Rm por dicha matriz jacobiana, es decir,
D1 f1 (x0 ) D2 f1 (x0 ) · · · Dn f1 (x0 ) h1
′ t
D1 f2 (x0 ) D2 f2 (x0 ) · · · Dn f2 (x0 ) h2
f (x0 )(h1 , h2 , . . . , hn ) = . (2.1)
..
.
..
.
..
.
..
. ...
D1 fm (x0 ) D2 fm (x0 ) · · · Dn fm (x0 ) hn
1 En honor a C. G. Jacobi.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
26 Tema 2. Cálculo diferencial
Nótese que las columnas de la matriz jacobiana son las imágenes por f ′ (x0 ) de los ele-
mentos ei , i = 1, 2, . . . , n, de la base estándar de Rn , es decir, de acuerdo con el teorema
∂f t t
2.7, la i-ésima columna es (x0 ) = Di f (x0 ) .
∂xi
Si f es una función real definida en un abierto A de Rn , derivable en el punto x0 , la matriz
jacobiana de f en x0 se denomina también gradiente de f en el punto x0 y se denota por
∇f (x0 ), esto es,
∇f (x0 ) = D1 f (x0 ), D2 f (x0 ), . . . , Dn f (x0 ) .
Si f es diferenciable en dicho punto, la fórmula (2.1) se representa también en este caso
mediante el producto escalar
f ′ (x0 )(h) = ∇f (x0 ) · h .
II ) Los teoremas 2.6 y 2.7 proporcionan también una pauta de trabajo para establecer la
diferenciabilidad de una función en un punto. En efecto, avanzando en orden de com-
plejidad de los conceptos: en primer lugar, si la función no es continua en el punto en
cuestión no puede ser diferenciable; después, si es continua pero no derivable tampo-
co puede ser diferenciable, si por el contrario es derivable, la única aplicación lineal L
candidata a ser la diferencial es la que viene dada en las bases estándar por la matriz
jacobiana, con lo que sólo resta aplicar la definición 2.3 o, equivalentemente, estudiar
los límites expuestos en la observación 2.4.III.
III) Es obvio que toda aplicación lineal L: Rn → Rm es diferenciable en cada punto x0 ∈ Rn , y
que la diferencial de L en x0 coincide con L, es decir,
L′ (x0 )(v) = L(v) para cada v ∈ Rn .
En particular, las proyecciones πj : Rn → R son diferenciables en Rn .
Por otra parte, es sobradamente conocido que si L: Rn → R es una aplicación lineal,
entonces existen números reales a1 , a2 , . . . , an únicos tales que
P
n P
n
L(x1 , x2 , . . . , xn ) = aj x j , es decir, L= a j πj .
j=1 j=1
respectivamente, resultan ser dos vectores generadores de dicho plano (ver figura 2.1).
z = g(x, y)
z = f (x, y)
x = a1
y = a2
Observación 2.10. Nótese que para n = 1, dado que sólo se puede contemplar una derivada
parcial (la derivada ordinaria), el teorema anterior incluye un resultado bien conocido: una
función real f definida en un intervalo abierto de la recta es diferenciable en un punto del
intervalo si, y sólo si, es derivable en dicho punto.
II ) hf es diferenciable en x0 y
(hf )′ (x0 ) = h(x0 )f ′ (x0 ) + h′ (x0 )f (x0 ) ,
es decir,
(hf )′ (x0 )(v) = h(x0 )f ′ (x0 )(v) + h′ (x0 )(v)f (x0 ) para cada v ∈ Rn .
III ) p = hf , gi = f · g es diferenciable en x0 y
p′ (x0 ) = hf (x0 ), g ′ (x0 )i + hf ′ (x0 ), g(x0 )i ,
es decir,
p′ (x0 )(v) = hf (x0 ), g ′ (x0 )(v)i + hf ′ (x0 )(v), g(x0 )i para cada v ∈ Rn .
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28 Tema 2. Cálculo diferencial
para todos i = 1, 2, . . . , p y j = 1, 2, . . . , n.
El teorema del valor medio adopta en el caso de aplicaciones a valores vectoriales la forma
de una desigualdad:
Teorema 2.16. Sean A un abierto convexo de Rn y f : A → Rm una aplicación diferenciable
en A. Existe una constante K, independiente de f , tal que para todos a, b ∈ A se tiene que
∂fi
kf (b) − f (a)k ≤ K sup ta + (1 − t)b : t ∈ [0, 1], 1 ≤ i ≤ m, 1 ≤ j ≤ n kb − ak .
∂xj
Teorema 2.23 (de Young). Sean f una función definida en un abierto A de Rn y x0 un punto
de A. Si las derivadas parciales ∂f/∂xi y ∂f/∂xj existen en todo punto de A y ambas son
diferenciables en x0 , entonces se tiene que
∂2f ∂2f
(x0 ) = (x0 ) .
∂xj ∂xi ∂xi ∂xj
Observaciones 2.24.
I) En la mayoría de los modelos matemáticos que se utilizan en la investigación científica,
las magnitudes involucradas se suponen tan regulares (derivables con continuidad) como
sea necesario, y es por tanto usual que en estas situaciones la igualdad de las derivadas
cruzadas se asuma, a tenor de los resultados precedentes, sin mayor dificultad.
La función cuyo estudio se propone en el ejercicio 2.19 proporciona un sencillo ejemplo
en sentido opuesto al de estos teoremas.
II ) A la hora de representar las derivadas parciales de orden superior (o sucesivas), en la no-
tación de Leibniz, se sigue el siguiente criterio de simplificación: al derivar sucesivamente
respecto de la misma variable esto se indica mediante un exponente que representa la
multiplicidad de esa derivada, esto es, el número de veces que se deriva sobre esa varia-
ble; así, la expresión
∂ m1 +m2 +...+mn f
mn (x)
∂xm m2
1 ∂x2 . . . ∂xn
1
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30 Tema 2. Cálculo diferencial
X n
1 ∂kf
+ (x0 )hj1 hj2 · · · hjk
k! j ,...,j =1 ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk
1 k
n
X
1 ∂ k+1 f
+ (x0 + θ h)hj1 hj2 · · · hjk+1 ,
(k + 1)! j ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk+1
1 ,...,jk+1 =1
Observaciones 2.26.
I) Si x ∈ B(x0 , r), el segmento de extremos x0 y x está totalmente contenido en B(x0 , r), en
particular, el punto x0 + θh pertenece a dicha bola.
II ) Haciendo uso del teorema de Schwarz 2.22, la fórmula de Taylor se expresa como
k
X X 1 ∂mf
f (x) = f (x0 ) + j1 j2 jn
(x0 )hj11 hj22 · · · hjnn
m=1 j1 +...+jn =m
j 1 !j 2 ! · · · j n ! ∂x 1 ∂x 2 . . . ∂x n
X 1 ∂ k+1 f
+ (x0 + θh)hj11 hj22 · · · hjnn ,
j1 !j2 ! · · · jn ! ∂x1 ∂xj22 . . . ∂xjnn
j 1
j1 +...+jn =k+1
donde ji ∈ N ∪ {0} para todo i (se entiende, por convenio, que la derivación respecto de xi
∂mf
no se efectúa si ji = 0). Para ello se ha tenido en cuenta que la derivada
∂xj11 ∂xj22 . . . ∂xjnn
m!
aparece veces al reordenar las variables de todas las formas posibles.
j1 !j2 ! · · · jn !
III) Con la notación del teorema 2.25), la diferencia
n
X
1 ∂ k+1 f
f (x0 + h) − (x0 + θh)hj1 hj2 · · · hjk+1
(k + 1)! j ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk+1
1 ,...,jk+1 =1
denominado resto de Taylor de orden k, y que denotaremos por Rk (f, x0 )(h), queda aco-
tado como sigue:
Rk (f, x0 )(h) ≤ M khkk+1 ,
Observaciones 2.28.
I) Si A es un abierto de Rn y Di , 1 ≤ i ≤ n, denota la aplicación
∂f
f ∈ C k+1 (A) 7−→ Di f = ∈ C k (A) ,
∂xi
resulta que Di es lineal. Definamos para h = (h1 , h2 , . . . , hn ) ∈ Rn el operador diferencial
n
X
Dh = hi D i
i=1
y, para cada m ≤ k + 1, la composición
Dh m = Dh ◦ .m. . ◦Dh : C k+1 (A) → C k+1−m (A).
Dada una función de clase C k en un abierto A ⊂ Rn , si x0 ∈ A y m ≤ k, la aplicación
de Rn en R dada por
h 7−→ Dh m f (x0 )
recibe el nombre de diferencial de orden m de f en el punto x0 y se denota por
f (m) (x0 ) o dm f (x0 ).
La diferencial de orden m de una función en un punto es una aplicación dada por un
polinomio homogéneo de grado m; cuando m = 1 esta aplicación no es otra que la di-
ferencial ordinaria de la función (una aplicación dada por un polinomio homogéneo de
grado 1 es lineal).
Con esta notación la fórmula de Taylor adquiere una expresión más familiar, acorde con
el caso unidimensional:
Xk
1 (m) 1
f (x0 + h) = f (x0 ) + f (x0 )(h) + f (k+1) (x0 + θh)(h).
m=1
m! (k + 1)!
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
32 Tema 2. Cálculo diferencial
II ) Sea f una función de clase C 4 en la bola abierta B(a, r) ⊂ R3 . Para cada h ∈ R3 con
khk < r existe un número θ ∈ (0, 1) tal que
∂f ∂f ∂f
f (a + h) = f (a) + (a)h1 + (a)h2 + (a)h3
∂x ∂y ∂z
1 ∂2f 1 ∂2f 1 ∂2f
+ 2
(a)h1 2 + 2
(a)h2 2 + (a)h3 2
2 ∂x 2 ∂y 2 ∂z 2
∂2f ∂2f ∂2f
+ (a)h1 h2 + (a)h1 h3 + (a)h2 h3
∂x∂y ∂x∂z ∂y∂z
1 ∂3f 1 ∂3f 1 ∂3f 1 ∂3f
3 3 3
+ (a)h 1 + (a)h 2 + (a)h 3 + (a)h1 2 h2
6 ∂x3 6 ∂y 3 6 ∂z 3 2 ∂x2 ∂y
1 ∂3f 2 1 ∂3f 2 1 ∂3f
+ (a)h 1 h 3 + (a)h 1 h 2 + (a)h1 h3 2
2 ∂x2 ∂z 2 ∂x∂y 2 2 ∂x∂z 2
1 ∂3f 1 ∂3f ∂3f
2 2
+ (a)h 2 h 3 + (a)h 2 h 3 + (a)h 1 h 2 h 3
2 ∂y 2 ∂z 2 ∂y∂z 2 ∂x∂y∂z
1 (4)
+ f (x0 + θh)(h).
4!
Si en ambos casos se supone únicamente que la función f es de clase C 3 , el último
3
sumando se ha de escribir como ε(h) khk , igual que en la fórmula (2.2).
k k
Notación: El término ε(h) khk se denota también por o khk en h0 = 0.
n ′
En general, si A ⊂ R , a ∈ A y f, g son dos funciones reales definidas en A, se dice que
f es una o de g en a (léase “f es una o pequeña de g en a”), y se escribe ‘f = o(g) en a’,
si existe una función ε definida en A ∩ B(a, δ) para algún δ > 0, con lı́m ε(x) = 0 y tal que
x→a
f (x) = ε(x) g(x) para cada x ∈ A ∩ B(a, δ) . Esta notación fue introducida por Landau.
Observación 2.32. Con la notación del teorema anterior, si ∇f (a) = 0 se dice que a es un
punto crítico de f . Así pues, los posibles extremos relativos de una función diferenciable
se localizan entre los puntos críticos de la función. Un punto crítico donde la función no
presenta un extremo relativo se llama punto de silla.
Antes de dar condiciones suficientes para la existencia de extremos relativos, haremos una
breve revisión de algunos conceptos algebraicos que serán fundamentales para este estudio.
Se dice que la forma cuadrática Q es definida positiva (resp. negativa) si Q(x) > 0 (resp.
Q(x) < 0) para cada x ∈ Rn , x 6= 0.
Se dice que la forma cuadrática Q es semidefinida positiva (resp. negativa) si Q(x) ≥ 0
(resp. Q(x) ≤ 0) para cada x ∈ Rn .
Se dice que la forma cuadrática Q en Rn es indefinida si no es semidefinida, es decir, si
toma valores estrictamente positivos y negativos en distintos puntos de Rn .
En la observación 1.77 ya indicamos que a toda forma cuadrática se le asocia una matriz
simétrica A mediante la expresión
Q(x1 , x2 , . . . , xn ) = Q(x) = x A xt . (2.4)
Los siguientes resultados proporcionan criterios para determinar el carácter de la forma
cuadrática Q a partir de la matriz A.
Teorema 2.34. Si A es una matriz cuadrada y simétrica con coeficientes reales, todos sus
autovalores son reales.
Proposición 2.35. Sea Q una forma cuadrática en Rn representada por la matriz simétrica A
según (2.4).
I) Q es semidefinida positiva si, y sólo si, todos los autovalores de A son mayores o iguales
que 0. Es definida positiva si, y sólo si, todos los autovalores de A son positivos.
II ) Q es semidefinida negativa si, y sólo si, todos los autovalores de A son menores o iguales
que 0. Es definida negativa si, y sólo si, todos los autovalores de A son negativos.
III ) Q es indefinida si, y sólo si, A tiene al menos un autovalor positivo y al menos otro
negativo.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
34 Tema 2. Cálculo diferencial
Ejercicios
2.1 Calcular las derivadas direccionales de las siguientes funciones en los puntos y según
las direcciones que se indican:
I) f (x, y, z) = x3 + 2y 3 + 3z, en (1, 1, 0) según la dirección (1, −1, 2).
α
x
II ) f (x, y, z) = , para x > 0, y > 0, siendo α > 0, en el punto (1, 1, 1), según el vector
y
(2, 1, −1).
III) f (x, y, z) = sen(xyz), en (π, 1, 1) según la dirección (2, 0, 1).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
36 Tema 2. Cálculo diferencial
2.12 Suponiendo que todas las funciones involucradas son diferenciables, calcular:
I ) u′ (t), siendo u(t) = f x(t), y(t), z(t) .
∂u ∂u
II ) y , siendo u(r, s) = f x(r, s), y(r, s), z(r, s) .
∂r ∂s
∂u ∂u ∂u
III) , y , siendo u(r, s, t) = f x(r, s, t), y(r, s, t), z(r, s, t) .
∂r ∂s ∂t
∂u ∂u ∂u
IV ) , y , siendo u(r, s, t) = f x(r, s, t) .
∂r ∂s ∂t
2.13 Sean f y g dos funciones reales definidas en (0, ∞), ambas derivables en t0 = 1. Se
define la función u : (0, ∞) × (0, ∞) → R por
u(x, y) = f (xy) + g y/x .
∂u ∂u
Calcular, si existen, (1, 1) y (1, 1).
∂x ∂y
2.14 Demostrar que, si f es una función real derivable en R, la función u definida en R2 por
u(x, y) = f (x2 y) verifica la ecuación
∂u ∂u
x (x, y) − 2 y (x, y) = 0 para todo (x, y) ∈ R2 .
∂x ∂y
2.17 Sean a = (1, −1), u = (−3, 2), v = (2, 1). Se sabe que la función f : R2 → R es diferenciable
en a y que
f (a) = 1, Du f (a) = 1, y Dv f (a) = 4.
I) Calcúlese ∇f (a).
II ) Pruébese que la función g, definida en R por g(t) = f t, cos(πt) , es derivable en el punto
t = 1 y calcúlese g ′ (1).
III) Calcúlese la derivada direccional de g ◦ f en a según la dirección de (3, 4).
2.18 En cada uno de los siguientes casos comprobar que las dos derivadas parciales cruza-
das de segundo orden de f son iguales:
I) f (x, y) = x4 + y 4 − 4 sen(xy).
1
II ) f (x, y) = cos(y 2 ), x 6= 0.
x
y
III ) f (x, y) = arctg , x 6= 0.
x
xy
IV ) f (x, y) = arctg
1 + x2 + y 2
V) f (x, y) = log(1 + xy), x > 0, y > 0.
2.20 Sea f : R2 → R una función cuyas derivadas parciales de primer orden existen y son
diferenciables. Sea F : R2 → R definida por:
F (r, θ) = f r cos(θ), r sen(θ) .
Calcular, en función de las derivadas parciales de f , las derivadas siguientes:
∂F ∂F ∂2F ∂2F ∂2F ∂2F
, , , , , .
∂r ∂θ ∂r2 ∂θ2 ∂r∂θ ∂θ∂r
2.21 Sea f : R → R una función con derivada segunda continua en todo punto, tal que
f ′′ (t) 6= 0 para cada t ∈ R. Sea g una función de clase C 2 en R2 que satisface en todo punto
(x, y) ∈ R2 la ecuación funcional de Laplace,
∂2g ∂2g
(x, y) + (x, y) = 0 . (2.5)
∂x2 ∂y 2
Demostrar que la función F = f ◦ g también satisface (2.5) si, y sólo si, g es constante.
2.23 Sea a > 0. Comprobar que la función real u definida en (0, ∞) × R por
1 (x−b)2
−
u(x, t) = √ e 4a2 t
2a πt
verifica la ecuación del calor
∂u ∂2u
= a2 2 .
∂t ∂x
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
38 Tema 2. Cálculo diferencial
2.27 Sea f una función de clase C 2 en (0, ∞) × (0, ∞). Comprobar que
1 ∂2f ∂2g ∂2g
(x, y) = (u, v) − (u, v),
4xy ∂x∂y ∂u2 ∂v 2
donde f (x, y) = g u(x, y), v(x, y) , siendo u(x, y) = x2 + y 2 , v(x, y) = x2 − y 2 .
2.28 Utilícese la fórmula de Taylor para expresar las siguientes funciones polinómicas en
potencias de (x − 1) e (y − 2):
I) g(x, y) = x2 + x y + y 2 + 2 x .
II ) f (x, y) = x3 + y 3 + x y 2 + x − y .
2.29 Determinar los desarrollos de Taylor de orden 3 de las siguientes funciones en los
puntos que se indican:
I) f (x, y) = sen(x + 2y), en el punto (0, 0).
2
II ) f (x, y) = e(x−1) cos(y), en el punto (1, 0).
III) f (x, y) = cos(x − y), en el punto (1, 1).
IV ) f (x, y) = log(1 + xy)ex+y , en el punto (0, 0).
2.30 Sea f : Rn → R de clase C 2 , positiva y tal que existe M > 0 verificando que
Dij f (x) ≤ M, i, j = 1, 2, . . . , n.
Demostrar que para cada x ∈ Rn se tiene que k∇f (x)k2 ≤ 2 M n f (x), concretamente:
Di f (x)2 ≤ 2 M f (x), i = 1, 2, . . . , n.
2.36 Discutir, según los valores del parámetro a, las cuestiones que se proponen:
I) La existencia de extremos relativos de la función
f (x, y) = x3 − 3ax2 − 4ay 2 + 1.
II ) La presencia en el punto (0, 0) de un extremo relativo de la función
g(x, y) = a 2xy + y 2 + yx2 + cos(x + y) + x2 (a2 − y).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
40 Tema 2. Cálculo diferencial
2.39 Encuéntrense los extremos relativos de la función f : (0, ∞)n → R dada por
1 1 1
f (x1 , x2 , . . . , xn ) = x1 x2 · · · xn + an+1 + + ... + , a > 0.
x1 x2 xn
2.41 Sean A un abierto convexo de Rn y f : A → R una función de clase C 2 tal que Hf (x) es
semidefinida positiva para cada x ∈ A. Probar que el conjunto
V = (x1 , x2 , . . . , xn , z) : (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ A , f (x1 , x2 , . . . , xn ) < z
es un abierto convexo de Rn+1 .
III) Fijado k ∈ N, supongamos que son conocidos los desarrollos de Taylor de orden k de cada
función fi en un punto ci ∈ (ai , bi ), i = 1, 2, . . . , n. Proponer y describir un procedimiento
general para calcular el desarrollo de Taylor de orden k de g en el punto c sin necesidad
de recurrir a derivaciones.
IV ) Ilustrar los puntos anteriores con la función g definida en un entorno de 0 ∈ R3 por
g(x, y, z) = cos(x) ln(1 + y) (1 + z 2 ) ;
en particular, aplíquese el método de III ) en el punto (0, 0, 0) y para k = 2.
Tema 3
Aplicaciones diferenciables
41
42 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
Observaciones 3.5.
I) Precisando un poco más, el teorema anterior se demuestra probando que partiendo de
cualquier punto a ∈ X la sucesión {xk }∞
k=1 definida recurrentemente por
Teorema 3.7 (de las funciones inversas). Sean A un abierto de Rn y f : A → Rn una apli-
cación de clase C k (k ≥ 1) en A. Si a ∈ A es tal que la aplicación lineal f ′ (a) es regular, o
equivalentemente, tal que Jf (a) 6= 0, entonces existen un abierto V que contiene al punto
a, y un abierto W que contiene al punto f (a), tales que f aplica biyectivamente V en W y la
aplicación inversa f −1 : W → V es también de clase C k en W y se tiene que
′ −1
f −1 f (x) = f ′ (x) , x ∈ V,
o lo que es lo mismo,
′ −1
f −1 (y) = f ′ (f −1 (y)) , y ∈ W.
Observaciones 3.8.
I) La última fórmula es una igualdad de aplicaciones lineales que implica, en particular,
que la matriz jacobiana de f −1 en el punto f (x) es la inversa de la matriz jacobiana de f
en x, y en consecuencia
1
Jf −1 f (x) = , x ∈ V.
Jf (x)
II ) A diferencia del caso lineal, en el que la inversibilidad es global, este teorema tiene carác-
ter local, es decir, la regularidad de la matriz jacobiana de f en el punto a sólo garantiza,
en general, la inyectividad de f en un entorno del punto a; considérese, por ejemplo, la
aplicación
f : R2 → R2
(x, y) 7→ ex cos(y), ex sen(y) ,
a la que se puede aplicar el teorema anterior en cada punto, pero que no es inyectiva
en R2 , y no admite por lo tanto inversa global.
III) Del teorema de la función inversa se deduce que toda aplicación de un abierto de Rn en
Rn de clase C 1 y cuyo jacobiano es distinto de cero en todos los puntos de su dominio es
una aplicación abierta, es decir, transforma conjuntos abiertos en conjuntos abiertos.
Corolario 3.12. Fijado y ∈ B(0, r/2) la aplicación hy definida en B(0, r) por hy (x) = y+x−f (x)
tiene su imagen contenida en B(0, r) y es contractiva:
1
khy (x1 ) − hy (x2 )k ≤ kx1 − x2 k , x1 , x2 ∈ B(0, r) .
2
El teorema del punto fijo asegura entonces que para y ∈ B(0, r/2) existe un único punto
fijo de hy , esto es, un único x ∈ B(0, r) con x = h(x) = y + x − f (x), o lo que es lo mismo,
y = f (x) o x = f −1 (y) .
Paso 3 Continuidad y diferenciabilidad de la inversa local
Dados x1 , x2 ∈ B(0, r) se tiene que
1
kx1 − x2 k ≤ kf (x1 ) − f (x2 )k + kg(x1 ) − g(x2 )k ≤ kf (x1 ) − f (x2 )k + kx1 − x2 k .
2
De lo anterior se sigue que kx1 − x2 k ≤ 2 kf (x1 ) − f (x2 )k para x1 , x2 ∈ B(0, r), en particular,
si y 1 , y 2 ∈ B(0, r/2), poniendo x1 = f −1 (y 1 ) y x2 = f −1 (y 2 ), se deduce que
kf −1 (y 1 ) − f −1 (y 2 )k ≤ 2 ky 1 − y 2 k .
Lema 3.13. Existe 0 < ρ ≤ r/2 tal que para cada y ∈ B(0, ρ) la aplicación lineal f ′ (x) es
invertible, siendo x = f −1 (y). Además, por la compacidad de B(0, ρ) existe M ≥ 0 con
−1
k f ′ (x) (z)k ≤ M kzk para todo y ∈ B(0, ρ) y z ∈ Rn .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
44 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
Observación 3.15. Con esta definición en mente, el teorema de la función inversa afirma
que si una función de clase C 1 tiene jacobiano no nulo en un punto, entonces dicha función
define localmente, es decir, en un entorno de dicho punto, un cambio de variables.
También del teorema de la función inversa se sigue que para probar que una aplicación
de clase C 1 de un abierto de Rn en Rn es un difeomorfismo de ese abierto sobre su imagen,
basta probar que es inyectiva y que su jacobiano no se anula en ningún punto.
La importancia de los cambios de variables se pondrá de manifiesto posteriormente, en
el estudio de integrales múltiples o, por ejemplo, al tratar con operadores diferenciales, a los
que dedicamos las siguientes líneas.
donde los coeficientes a0 , aj1 ...jk , 1 ≤ k ≤ m, son funciones continuas en A. (D0 denota el
operador identidad).
Si D es un operador diferencial de orden m en el abierto A de Rn y h ∈ C m (A), g ∈ C 0 (A)
son funciones tales que
D(h)(x) = g(x) para cada x ∈ A
se dice que h es solución de la ecuación diferencial (lineal) D(f ) = g.
La ecuación diferencial se denomina ordinaria si n = 1 y en derivadas parciales cuando
n > 1. Se suele abreviar, respectivamente, E.D.O. y E.D.P. (O.D.E y P.D.E. en inglés).
Teorema 3.19. En las condiciones anteriores, si g ∈ C 0 (B), una función h ∈ C m (B) es so-
lución de la ecuación ϕ∗ (D)(f ) = g si, y sólo si, la función h ◦ ϕ es solución de la ecuación
D(f ) = g ◦ ϕ .
Observación 3.20. En las condiciones del teorema anterior, puesto que ϕ es una biyección,
h queda unívocamente determinada por h ◦ ϕ, y viceversa.
Como ejemplo de aplicación ver los ejercicios 3.13, 3.14, 3.15, 3.16 y 3.17.
En los trabajos de Leibniz ya está presente esta derivación implícita, aunque se atribuye
a Cauchy la primera aproximación rigurosa a este resultado. Durante tiempo las contribu-
ciones a esta teoría, como la del propio Cauchy o el teorema de inversión de Lagrange se
concentraron en el caso de funciones analíticas (series de potencias complejas). La prime-
ra versión relativa a funciones de varias variables se debe a Dini y desde entonces se han
proporcionado numerosas generalizaciones y métodos de demostración (ver [61]).
Hablando ya en general, el objeto del teorema de las funciones implícitas es precisar
condiciones tales que, dada una ecuación
f (x1 , x2 , . . . , xn ), (y1 , y2 , . . . , ym ) = 0 ∈ Rm , (3.3)
se pueda asociar a cada punto x = (x1 , x2 , . . . , xn ) de un cierto conjunto X ⊂ Rn , un único
punto y = (y1 , y2 , . . . , ym ) de otro conjunto Y ⊂ Rm , de manera que el par (x, y) verifique la
ecuación. De esta forma, queda definida una aplicación
y = ϕ(x),
con los pares de valores que son solución de la ecuación anterior. En estas condiciones la
aplicación ϕ se dice que está definida implícitamente por la ecuación (3.3).
Si la ecuación (3.3) es lineal, la respuesta viene dada por el teorema de Rouché, pero en
el caso general la resolución de tal ecuación, aun cuando ésta tenga solución única, puede
resultar imposible. Parece entonces conveniente conocer las propiedades de la función ϕ,
aunque no se pueda obtener de forma explícita.
Teorema 3.21 (de las funciones implícitas). Sean A un abierto de Rn+m , f : A → Rm una
aplicación de clase C k (k ≥ 1) en A, y (a, b) un punto de A tal que f (a, b) = 0. Se supone,
además, que
∂fi
det (a, b) 6= 0. (3.4)
∂xn+j 1≤i,j≤m
Observaciones 3.22.
I) De nuevo, a diferencia del caso lineal, el resultado tiene carácter local; considérese por
ejemplo la función
f : R2 → R
(x, y) 7→ x2 + y 2 − 1.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
46 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
III) El teorema de las funciones implícitas y el teorema de las funciones inversas son proposi-
ciones equivalentes, esto es, uno se deduce del otro. Algunos autores optan por demostrar
primero el teorema de las funciones implícitas y deducir de él el de las inversas. Esta op-
ción no aporta ni ventajas ni desventajas, simplemente depende del gusto personal (ver
ejercicio 3.10).
IV ) La unicidad enunciada en el teorema de la función implícita, junto con la condición
f (a, b) = 0, implica, en particular, que ϕ(a) = b.
V) Aun sin conocer explícitamente la aplicación ϕ, es posible calcular sus derivadas parcia-
les sucesivas en el punto a, lo cual se reduce a resolver una serie de sistemas lineales
cuya compatibilidad viene garantizada por el hecho de que el determinante jacobiano
respecto de las últimas variables no sea nulo.
En efecto, en las mismas condiciones y con la misma notación que en el teorema 3.21,
denotemos por F = (F1 , F2 , . . . , Fm ) a la aplicación definida en U por
F (x) = f (x, ϕ(x)).
Puesto que esta aplicación es la idénticamente nula, todas sus derivadas parciales han
de ser nulas en U . Así, fijado 1 ≤ k ≤ n, para cada i = 1, 2, . . . , m se tiene que
Xm
∂Fi ∂fi ∂fi ∂ϕj
0= (x, ϕ(x)) = (x, ϕ(x)) + (x, ϕ(x)) (x).
∂xk ∂xk j=1
∂xn+j ∂xk
En virtud de (3.4) y por la continuidad de las derivadas parciales, para todos los puntos x
en un entorno de a también se verifica que
∂fi
det (x, ϕ(x)) 6= 0,
∂xn+j 1≤i,j≤m
∂ϕj
en las m incógnitas (x), j = 1, 2, . . . , m, es compatible determinado, lo que permite
∂xk
obtener las derivadas parciales de las funciones implícitas ϕj .
El sistema anterior se puede resolver mediante el método de Cramer; esta fórmula, que
expresa las soluciones en función de los coeficientes del sistema, sirve para mostrar que
las funciones implícitas son de la misma clase, C k , que la aplicación f .
Si f es además de clase C 2 , dados 1 ≤ l, k ≤ n se tiene que
∂ 2 Fi
0 = (x, ϕ(x))
∂xl ∂xk
Xm
∂ 2 fi ∂ 2 fi ∂ϕj
= (x, ϕ(x)) + (x, ϕ(x)) (x)
∂xl ∂xk j=1
∂x n+j ∂x k ∂xl
Xm m
X
∂ 2 fi ∂ϕj ∂ 2 fi ∂ϕh ∂ϕj
+ (x, ϕ(x)) (x) + (x, ϕ(x)) (x) (x)
j=1
∂xl ∂xn+j ∂xk ∂xn+h ∂xn+j ∂xl ∂xk
h=1
m
X 2
∂fi ∂ ϕj
+ (x, ϕ(x)) (x),
j=1
∂xn+j ∂xl ∂xk
Observación 3.26. Los dos resultados anteriores se deducen fácilmente del teorema de las
funciones implícitas. Hablando en un tono intuitivo, la conclusión de estos teoremas es que,
salvo difeomorfismos, las variedades diferenciables (curvas, superficies, etc.) se pueden iden-
tificar localmente con subespacios lineales.
Ambos teoremas son casos particulares de un resultado más general, que enunciamos a
continuación, y cuya prueba resulta mucho más laboriosa y queda fuera de los objetivos de
esta asignatura.
Ejercicios
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
48 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
II ) Determinar los puntos a de A para los que existe un entorno suyo donde f admite inversa
de clase C 1 y calcular la matriz jacobiana de f −1 en f (a).
Probar que f es diferenciable y calcular f ′ . Deducir que f es inyectiva en un entorno de (0, 0).
3.7 Sean U un abierto de Rn y f una función real de clase C 2 en U . Se dice que un punto
crítico x de f es no degenerado si el determinante hessiano de f en x, det Hf (x), es distinto
de cero. Demostrar que si x es un punto crítico no degenerado de f , existe un entorno V de
x tal que V no contiene más puntos críticos de f que x.
3.9 Se consideran V = R2 \ {(0, 0), (1, 0), (−1, 0)} y la aplicación f de V en R2 dada por
1 1
f (x, y) = x 1 + 2 ,y 1 − 2 .
x + y2 x + y2
Demostrar que f admite inversa en un entorno de cada punto de su dominio de definición.
¿Admite inversa globalmente?
3.10 A partir del teorema de las funciones implícitas deducir como corolario el teorema de las
funciones inversas; en otras palabras, comprobar que ambos enunciados son equivalentes.
Sugerencia: La relación y = f (x), x ∈ A ⊂ Rn , y ∈ Rn se escribe también F (x, y) = f (x) − y, siendo
F una aplicación definida de A × Rn a valores en Rn .
3.14 Realizando un cambio a coordenadas polares, encontrar una función real f , no nula, y
de clase C 1 en un abierto A de R2 tal que
∂f ∂f
x (x, y) − y (x, y) = f (x, y) para todo (x, y) ∈ A.
∂y ∂x
3.15 Sea V = (a, b) × (c, d) un abierto de R2 (acotado o no). Probar que si f es una función
real de clase C 2 en V y verifica que
∂2f
(x, y) = 0 para todo (x, y) ∈ V,
∂x∂y
entonces existen dos funciones F : (a, b) → R y G: (c, d) → R de clase C 2 tales que
f (x, y) = F (x) + G(y) para todo (x, y) ∈ V.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
50 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
Demostrar que, en un entorno del punto (1, 1, 0), la ecuación F (x, y, z) = 0 define una función
implícita z = z(x, y) de clase C ∞ .
Determinar el polinomio de Taylor de orden 2 de la función z en el punto (1, 1).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
52 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
I) Probar que dicho sistema define funciones implícitas y = ϕ1 (x), z = ϕ2 (x) de clase C ∞
en un entorno de 0 ∈ R, con ϕ1 (0) = 1, ϕ2 (0) = 1.
II ) Estudiar si la función h, definida en un entorno de 0 por
h(x) = x + ϕ1 (x) + ϕ2 (x),
presenta un extremo relativo en 0. En caso afirmativo, indicar si es máximo o mínimo.
Definición 4.1. Sea X un conjunto no vacío. Se denota por F (X, R) el espacio vectorial de
las funciones de X en R .
Una sucesión de funciones reales en X es una sucesión de elementos de F (X, R) .
La notación y terminología general de sucesiones se aplica igualmente en este caso, así
que la forma usual de denotar una sucesión de funciones es {fn }∞
n=1 .
Dar una sucesión de funciones en el conjunto X es dar, para cada x ∈ X, una sucesión
numérica; los conceptos relativos a estas últimas dan lugar a los que a continuación se
presentan.
Definición 4.4. Se dice que una sucesión {fn }∞ n=1 de funciones reales en X es monótona
creciente (resp. decreciente) si fn (x) ≤ fn+1 (x) (resp. fn (x) ≥ fn+1 (x)) para todo x ∈ X y todo
n ∈ N.
53
54 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
Observaciones 4.10.
I) Si se suprime la hipótesis de acotación uniforme sólo se puede garantizar, a priori, la
convergencia puntual de {fn gn }∞n=1 ; considérense, como contraejemplo, las sucesiones
de funciones reales definidas en (0, 1) por fn (x) = x + 1/n ; gn (x) = 1/x .
II ) Es fácil comprobar que {fn }∞ ∞
n=1 converge uniformemente hacia f si, y sólo si, {fn − f }n=1
converge uniformemente hacia 0. Esto proporciona el siguiente criterio de convergencia
uniforme de uso habitual en la práctica.
Proposición 4.11. Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de funciones reales que converge puntualmen-
te en un conjunto X hacia la función f . Para cada n ∈ N se define
mn = sup |fn (x) − f (x)| : x ∈ X ,
con el convenio de que mn = ∞ si el conjunto |fn (x) − f (x)| : x ∈ X no es acotado. Son
equivalentes los siguientes asertos:
a) La sucesión {fn }∞
n=1 converge uniformemente en X hacia f .
Corolario 4.12. Con la notación de la proposición anterior, si existe una sucesión {µn }∞
n=1
de números reales convergente hacia 0 y tal que, para cada n ∈ N , se tiene que
|fn (x) − f (x)| ≤ µn para todo x ∈ X,
entonces la sucesión {fn }∞
n=1 converge uniformemente en X hacia f .
La condición de convergencia uniforme se puede dar, como sucede para sucesiones numé-
ricas, evitando la mención de la función límite. Independientemente de cual sea el conjunto
X, la clave está en la completitud del espacio de llegada.
Observación 4.15. Estamos tratando sólo el caso de funciones reales, pero no hay ninguna
dificultad en extender la mayor parte de las definiciones y propiedades al caso de aplicaciones
a valores en Rk , en general en un espacio normado, o para funciones complejas. Únicamente
carecen de sentido aquellos conceptos enunciados en términos de la relación de orden en R,
como la monotonía.
Ahora bien, en el caso de aplicaciones f = (f1 , f2 , . . . , fk ) definidas en subconjuntos de Rm
con llegada en Rk , es suficiente el contexto en el que estamos trabajando pues, a tenor de
lo expuesto en los dos primeros temas, las nociones y propiedades de límites, continuidad y
derivabilidad para f se reducen a los correspondientes sobre las funciones componentes fi .
A modo de recíproco, el teorema de Dini, que también es válido en el ámbito de los espacios
métricos, establece la convergencia uniforme bajo condiciones de monotonía.
Teorema 4.17 (de Dini). Sean X un subconjunto compacto de Rm y {fn }∞ n=1 una sucesión
monótona de funciones reales y continuas en X, que converge puntualmente en X hacia una
función continua f . Entonces {fn }∞
n=1 converge uniformemente en X hacia f .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
56 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
Las nociones de acotación y convergencia, tanto puntual como uniforme, para una serie
de funciones son obvias: las que se refieren a la sucesión funcional de las sumas parciales.
En particular:
P
∞
Definición 4.19. Una serie de funciones fn en un conjunto X es puntualmente conver-
n=1
gente si la sucesión {Sn }∞
n=1 de sumas parciales de la misma es puntualmente convergente
en X. En este caso la función f definida en X por
f (x) = lı́m Sn (x)
n→∞
Observaciones 4.20.
I) De la teoría general de series numéricas convergentes se deduce que, si una serie de
funciones es puntualmente convergente, entonces el término general ha de converger
puntualmente hacia 0. Pero esta condición no es suficiente para la convergencia puntual
de la serie.
II ) Además de lo dicho en general para sucesiones funcionales, aparecen ahora nuevas no-
ciones de convergencia, relacionadas con la convergencia absoluta de series numéricas.
P
∞ P
∞
Definición 4.21. Dada una serie de funciones fn en un conjunto X, si la serie |fn | es
n=1 n=1
puntualmente convergente en X se dice que la serie original es absolutamente convergente
(de forma puntual) en X.
P
∞
Definición 4.23. Sea fn una serie de funciones en un conjunto X. Se dice que la serie
n=1
converge normalmente en X si existe una serie convergente de números reales no negativos
P∞
mn tal que para todo n ∈ N se tiene que
n=1
fn (x) ≤ mn para cada x ∈ X.
P
∞
Proposición 4.25 (Criterio de Weierstrass). Sea fn una serie de funciones reales en
n=1
el conjunto X. Si la serie converge normalmente en X, entonces converge absolutamente y
uniformemente en X.
Observación 4.27. Existen series funcionales uniformemente convergentes que no son nor-
malmente convergentes. Al igual que sucede para series numéricas, el tratamiento de las
series funcionales cuyos términos toman valores de signo arbitrario y no son normalmente
convergentes requiere un estudio particular en cada caso.
Los resultados siguientes, que se deducen a partir de la fórmula de Abel, dan condiciones
suficientes para la convergencia uniforme de una serie de funciones.
Entonces, para cada par de números naturales p y q , con p > q ≥ 1 , se verifica la identidad
p
X p
X
ak bk = Sp bp+1 − Sq−1 bq + Sk (bk − bk+1 ) .
k=q k=q
La sucesión {gn }∞
II ) n=1 es monótona y uniformemente acotada en X.
P
∞
Entonces la serie fn gn converge uniformemente en X.
n=1
La sucesión {gn }∞
II ) n=1 es monótona decreciente y converge uniformemente hacia 0 en X.
P
∞
Entonces la serie fn gn converge uniformemente en X.
n=1
Corolario 4.31 (Criterio de Leibniz para series alternadas). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones reales en el conjunto X. Si {fn }∞
n=1 es monótona decreciente y converge uniforme-
P∞
mente hacia 0 en X, entonces la serie (−1)n fn converge uniformemente en X.
n=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
58 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
Observaciones 4.34.
I) La última igualdad establece que, en las condiciones señaladas, la derivada de la suma
es la suma de las derivadas, igual que en el caso finito.
II ) La segunda hipótesis del teorema 4.32 (resp. de 4.33) es esencial para poder garantizar
P
∞
la convergencia puntual de {fn }∞
n=1 (resp. de fn ). Como contraejemplo, considérese la
n=1
sucesión de funciones definidas en R por
fn (x) = (−1)n .
Resulta que fn ′ ≡ 0 para todo n ∈ N, pero {fn }∞
n=1 no converge en ningún punto.
Teorema 4.35 (Integrabilidad del límite puntual). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de funciones
integrables (en el sentido de Riemann) en el intervalo [a, b], que converge uniformemente en
[a, b] hacia una función f . Entonces:
I) f es integrable en [a, b].
II ) Si se consideran las funciones definidas en [a, b] por
Z x Z x
F (x) = f; Fn (x) = fn , n ∈ N,
a a
la sucesión de funciones {Fn }∞
n=1 converge uniformemente en [a, b] hacia F . En particular,
Z b Z b
f = lı́m fn .
a n→∞ a
P
∞
Corolario 4.37 (Integrabilidad de la función suma). Sea fn una serie de funciones inte-
n=1
grables en el intervalo [a, b], que converge uniformemente en [a, b]. Entonces:
I) La función suma es integrable en [a, b].
II ) Si se consideran las funciones definidas en [a, b] por
Z xX∞ Z x
F (x) = fn ; Fn (x) = fn ,
a n=1 a
P
∞
la serie de funciones Fn converge uniformemente en [a, b] hacia F . En particular,
n=1
Z b X
∞ ∞ Z
X b
fn = fn .
a n=1 n=1 a
P
∞
Corolario 4.38. Sea fn una serie de funciones integrables en el intervalo [a, b], que con-
n=1
verge normalmente en [a, b]. Entonces la función suma es integrable en [a, b]; además
Z b X
∞ X∞ Z b
f ≤ |fn | .
n
a n=1 n=1 a
Observación 4.39. El teorema 4.35 y el corolario 4.37 admiten una generalización al caso
de funciones de varias variables reales. Ahora bien, la teoría de Lebesgue, que abordamos
en posteriores temas, proporciona una herramienta mucho más potente que la teoría de
Riemann y, en particular, este tipo de teoremas de paso al límite bajo el signo integral se
enuncian bajo condiciones menos restrictivas que la de la convergencia uniforme.
Definición 4.40. Sea f una función real definida y continua en el intervalo [0, 1]. Para cada
n ∈ N se define
n
X n k
Bn (f )(x) = f k/n x (1 − x)n−k ,
k
k=0
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
60 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
Corolario 4.44. Sea f : [−π, π] → R una función continua y par (f (x) = f (−x) , x ∈ [−π, π]).
Existe una sucesión de polinomios trigonométricos pares
mn
X
Pn (t) = an,k cos(k t) ,
k=0
Corolario 4.45. Sea f : [−π, π] → R una función continua, impar (f (x) = −f (−x) , x ∈ [−π, π]) y
tal que f (−π) = 0 = f (π). Existe una sucesión de polinomios trigonométricos impares
mn
X
Qn (t) = bn,k sen(k t) ,
k=1
Ejercicios
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
62 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
h i
π π
IX) fn (x) = senn (x) , 1. x ∈ − , ; 2. x ∈ R
4 4
x
X) fn (x) = , x ∈ (0, ∞)
1 + nx
x2 + n x
XI) fn (x) = , x∈R
n
nx
XII) fn (x) = , x∈R
1 + n2 x2
sen(n x)
XIII) fn (x) = , x∈R
1 + n2 x2
x
si 0 ≤ x ≤ n,
XIV) fn (x) = n x ∈ [0, ∞)
1 si x > n.
1
n x si 0 ≤ x ≤ ,
n
XV) fn (x) = x ∈ [0, ∞)
1
1
si x > .
nx n
√
n
XVI) fn (x) = x , x ∈ [0, 1]
XVII) fn (x) = x e−nx , x ∈ [0, ∞)
XVIII) fn (x) = n x e−nx , x ∈ [0, ∞)
XIX) fn (x) = n2 x e−nx , x ∈ [0, ∞)
ex
XX) fn (x) = n , x ∈ (1, ∞).
x
4.3 Sea f : [a, b] → R derivable. Demostrar que existe una sucesión {gn }∞
n=1 de funciones
continuas en [a, b] tal que, para cada x ∈ [a, b],
f ′ (x) = lı́m gn (x) .
n→∞
4.4 Sea g una función continua en [0, 1] tal que g(1) = 0. Probar que la sucesión {fn }∞
n=1 ,
definida por
fn (x) = xn g(x) , x ∈ [0, 1] ,
es uniformemente convergente en [0, 1].
2 n2 x
fn (x) = , x ∈ R.
(1 + n2 x2 ) log(n + 1)
I) Probar que {fn }∞
n=1 converge puntualmente, pero no uniformemente, en R .
II ) Probar que si a > 0, entonces {fn }∞
n=1 converge uniformemente en el intervalo [a, ∞).
4.6 Estudiar la convergencia puntual y uniforme de la sucesión {fn }∞n=1 de funciones defini-
das en el intervalo [0, 1] por
2
n x si 0 ≤ x ≤ 1/2n ,
fn (x) = n2 1/n − x si 1/2n < x < 1/n ,
0 si 1/n ≤ x ≤ 1 .
4.7 Dada f : R → R, probar que lı́m f (x) = a si, y sólo si, la sucesión {fn }∞
n=1 definida por
x→∞
fn (x) = f (x + n), x ∈ R,
converge uniformemente en [0, ∞) hacia la función con valor constante a.
4.10
I) Sea {fn }∞
n=1 una sucesión de funciones que converge uniformemente hacia f en un con-
junto A. Probar que, para toda sucesión {xn }∞
n=1 de puntos de A, se tiene que
n ex + x e−x
fn (x) = .
n+x
Calcular el valor de Z 1
lı́m x2 + 1 fn (x) dx .
n→∞ 0
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
64 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
(nótese que log(1 + α) ≤ α, para todo α > 0). Probar que la convergencia es uniforme en todo
intervalo de la forma [ω, ∞), con ω > 1.
P
∞
4.23 Sea fn (x) una serie de funciones tal que fn es positiva y continua en [a, b] para todo
n=1
n ∈ N. Si la serie converge en [a, b), diverge en x = b y f (x) designa la suma de la serie para
cada x ∈ [a, b), probar que lı́m− f (x) = +∞.
x→b
4.25 Sea f una función de clase C ∞ en un entorno del punto x0 ∈ R. Se supone que existen
constantes M, R > 0 y δ > 0 tales que para cada n ∈ N y cada x ∈ [x0 − δ, x0 + δ] se verifica que
(n)
f (x) ≤ M Rn .
P∞
f (n) (x0 )
Probar que la serie de Taylor de f en x0 , (x − x0 )n , converge uniformemente hacia
n=0 n!
f en [x0 − δ, x0 + δ].
4.26 Probar las siguientes igualdades y que la suma es uniforme en los compactos
X∞
x xn
I) e = , x ∈ R.
n=0
n!
∞
X x2n+1
II ) sen(x) = (−1)n , x ∈ R.
n=0
(2n + 1)!
∞
X x2n
III ) cos(x) = (−1)n , x ∈ R.
n=0
(2n)!
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
66 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
P
∞ P
∞
III) Si, además, las series n an y n bn son absolutamente convergentes, demostrar que
n=1 n=1
f es de clase C 1 en R .
Nota: Una serie del tipo (4.1) se denomina serie trigonométrica. Obviamente sus sumas par-
ciales son polinomios trigonométricos.
Dada una función f de periodo 2 π en R e integrable en los intervalos compactos (no necesaria-
mente continua), se denomina serie de Fourier de f a la serie trigonométrica cuyos coeficientes
están dados por las integrales (4.2).
Uno de los problemas más interesantes del Análisis de Fourier es determinar condiciones sufi-
cientes para que la serie de Fourier de una función converja hacia dicha función.
4.32 Sea f una función continua en R y de periodo 2 π. Supongamos que {Pn }∞ n=1 es una
sucesión de polinomios trigonométricos que converge hacia f uniformemente, y pongamos
m
an,0 Xn
Pn (x) = + an,k cos(k x) + bn,k sen(k x) .
2
k=1
Se conviene que an,k = bn,k = 0 si k > mn . Comprobar que para todo k se tiene que
Z Z
1 π 1 π
lı́m an,k = ak = f (x) cos(k x) dx , lı́m bn,k = bk = f (x) sen(k x) dx .
n→∞ π −π n→∞ π −π
4.33 Sean x0 ∈ (−π, π) y δ > 0 tales que [x0 − δ, x0 + δ] ⊂ (−π, π). Se define el polinomio
trigonométrico
Q(x) = 1 − cos(δ) + cos(x − x0 ) ,
n n
y para cada n ∈ N el polinomio Pn (x) = Q(x) = 1 − cos(δ) + cos(x − x0 ) .
I) Comprobar que
∗ Q(x) ≥ 1 para todo x ∈ [x0 − δ, x0 + δ] ;
∗ Q(x) ≥ Q(x0 + δ/2 ) > 1 si x ∈ [x0 − δ/2 , x0 + δ/2 ] ;
∗ Q(x) ≤ 1 para cada x ∈ [−π, x0 − δ] ∪ [x0 + δ, π] .
4.34 (Teorema de unicidad) Sea f una función real, definida y continua en R, de periodo
2 π, y tal que son nulos todos sus coeficientes de Fourier. Probar que entonces debe ser f = 0.
Dicho de otra forma, dos funciones continuas y 2 π-periódicas en R con la misma serie de
Fourier han de ser iguales.
4.35 Sea f una función continua en R y de periodo 2 π. Demostrar que si la serie de Fourier
de f converge uniformemente en R, entonces su suma coincide con f .
4.36 Sea f : R → R periódica de periodo 2 π, dos veces derivable en todo R y tal que su
derivada segunda es integrable en [−π, π].
I) Integrando por partes probar que existe M > 0 tal que los coeficientes de Fourier de f se
acotan como sigue:
M M
|an | ≤ 2 y |bn | ≤ 2 , n ∈ N .
n n
II ) Deducir que la serie de Fourier de f converge uniformemente hacia f en R.
4.37 Sea f la función definida en [−π, π] por f (x) = | sen(x)|, y extendida a toda la recta por
periodicidad.
I) Demostrar que la serie de Fourier de f es
∞
2 4X 1
− 2
cos(2 n x) .
π π n=1 4 n − 1
4.38 Sea f la función dada por f (x) = |x| para x ∈ [−π, π] , y extendida periódicamente a R.
I) Demostrar que la serie de Fourier de f converge hacia f uniformemente en R.
II ) A partir del valor de f (0) obtener la suma de la serie
∞
X 1
.
(2 k + 1)2
k=0
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
68 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
4.39 Se considera la función f que es impar y está definida en [0, π] por f (x) = x (π − x).
I) Demostrar que, para cada x ∈ [−π, π], se tiene que
∞
8 X sen (2k + 1) x
f (x) = .
π (2 k + 1)3
k=0
II ) Deducir a partir de f π/2 la igualdad
∞
X (−1)k π3
3
= .
(2 k + 1) 32
k=0
4.40 Mediante el estudio de la función f definida en [−π, π] por f (x) = (π 2 − x2 ), deducir que
X∞
1 π2
= .
n=1
n2 6
Tema 5
Fundamentos de la integral
La materia que se presenta ahora es común a todo método de integración en los espacios
euclídeos. El punto de partida es la noción familiar y cotidiana de longitud de un segmento y
las que de ella derivan: área de un rectángulo, volumen de un paralelepípedo, etc., presentes
en la historia de la humanidad, como tarde, en las culturas babilónica, egipcia..., de lo que
tenemos constancia documental.
También debe resultar familiar, y no sólo al científico, la necesidad de extender esos con-
ceptos a objetos geométricos más complicados (a nadie le sorprende que se hable del área
de un círculo), es decir, de tener un criterio para medir el tamaño de los conjuntos. Una vez
que se tiene una medida se dispone de un mecanismo de integración de funciones, pero tam-
bién recíprocamente, una integral (un operador lineal y monótono que actúe sobre funciones
continuas) permite definir una medida sobre cierta clase de conjuntos.
En cualquier caso, tanto si se pretende construir una medida como si se persigue definir
la integral, es necesario el estudio de las nociones que se presentan en este tema.
La consideración de espacios de dimensión arbitraria Rd no supone otra dificultad que la
de la notación, pero si el lector lo prefiere, y sobre todo cuando se trate de interpretaciones
geométricas, puede limitarse a pensar en los casos d = 2 y d = 3.
5.1. Intervalos en Rd
De nuevo, al hablar de intervalos de la recta, nos referiremos a los conexos (I es un
intervalo de R si las condiciones x, z ∈ I y x ≤ y ≤ z implican que y ∈ I).
Para un intervalo no vacío y acotado de la recta, digamos que de extremos a y b con a ≤ b,
su longitud coincide con su diámetro y a esta cantidad la denominaremos también medida
(unidimensional) de I y la denotaremos por m1 (I); así, un conjunto unipuntual tiene medida
0 y si a, b ∈ R con a < b, entonces
m1 [a, b] = m1 (a, b] = m1 [a, b) = m1 (a, b) = b − a .
Al conjunto vacío le asignamos, obviamente, también la medida 0.
Aunque no habría grandes dificultades en asignar el valor ∞ como medida de un intervalo
no acotado y de interior no vacío, en lo sucesivo, y aunque no se mencione explícitamente,
todos los intervalos considerados serán acotados.
Definición 5.1. Un intervalo (acotado) de Rd es un producto cartesiano I1 × I2 × · · · × Id de
intervalos acotados I1 , I2 , . . . , Id de R.
Si I = I1 × I2 × · · · × Id es un intervalo de Rd se define su medida (d-dimensional) como
md (I) = md (I1 × I2 × · · · × Id ) = m1 (I1 ) m1 (I2 ) · · · m1 (Id ) .
También se usan los términos clásicos longitud, área y volumen en los casos d = 1, 2, 3 res-
pectivamente.
Observaciones 5.2.
I) Son también usuales los términos celda o multiintervalo para referirse a un intervalo en
Rd . Puesto que el contexto establece la dimensión del espacio en que se trabaja, aquí
utilizaremos la nomenclatura propia de la recta real (d = 1), a sabiendas de que esta
licencia no se corresponde con la idea de conjunto ordenado de ese caso particular.
69
70 Tema 5. Fundamentos de la integral
VII) Al tratar con intervalos y su medida, algunos prefieren considerar una clase más pe-
queña de conjuntos, los denominados semiintervalos que son productos cartesianos de
intervalos semiabiertos (ai , bi ]. Esto no supone más ventajas que cierta elegancia estética.
n
Lema 5.6. Sea E = ∪ Ik un conjunto elemental. Existe una familia {Jl : l = 1, 2, . . . , q} de
k=1
intervalos disjuntos dos a dos y tales que:
q
I) E = ∪ Jl ; esto es, {Jl : l = 1, 2, . . . , q} es una partición de E.
l=1
Definición 5.10. Se dice que un conjunto E ⊂ Rd es de medida nula si para cada ε > 0 existe
una familia numerable de intervalos {Ik : k ∈ N} tales que:
∞ P
∞
i) E ⊂ ∪ Ik . ii) m(Ik ) < ε.
k=1 k=1
Observaciones 5.11.
I) Los conjuntos de medida nula, también denominados despreciables, juegan un papel
clave en la integración, como iremos viendo en adelante.
II ) En la definición anterior, las sumas que aparecen en ii) se entienden como series con-
vergentes de términos positivos, y pueden ser finitas si se admite la posibilidad de que
exista k0 ∈ N tal que Ik = Ø para k ≥ k0 . Esto ocurre, por ejemplo, si el conjunto E es
compacto. Explícitamente:
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
72 Tema 5. Fundamentos de la integral
Lema 5.12. Un subconjunto compacto C de Rd es de medida nula si, y sólo si, para cada
ε > 0 existe una familia finita de intervalos {Ik : k = 1, 2, . . . , n} tales que:
n P
n
i) C ⊂ ∪ Ik . ii) m(Ik ) < ε.
k=1 k=1
En otras palabras, C es de medida nula si, y sólo si, para cada ε > 0 existe un conjunto
elemental E con C ⊂ E y m(E) < ε .
El lema anterior establece que los conjuntos de medida nula y compactos tienen conte-
nido de Jordan nulo, pero existen conjuntos de medida nula que no tienen contenido de
Jordan nulo, p.e., los conjuntos numerables y no acotados. Esta afirmación se sustenta en
las propiedades que se enuncian a continuación.
Propiedades 5.14.
I) Si E ⊂ Rd es de medida nula y A ⊂ E, entonces A es de medida nula.
II ) La unión numerable de conjuntos de medida nula es un conjunto de medida nula.
∞
III) Si E ⊂ ∪ Ak ⊂ Rd , entonces E es de medida nula si, y sólo si, E ∩ Ak es de medida nula
k=1
para todo k ∈ N.
Ejemplos 5.15.
I) Casi todo punto de R es irracional.
1
II ) La función f (x, y) = 2 está definida casi siempre en R2 (ver ejercicio 5.14).
x + y2 − 1
III) La función parte entera ⌊x⌋ es continua en casi todo punto de R.
IV ) lı́m xn = 0 en casi todo punto de [−1, 1].
n→∞
Al referirnos por escrito a propiedades que se verifican en casi todo punto abreviaremos
con las siglas “c.s.”, como, por ejemplo, al decir “la función valor absoluto es derivable c.s. en
cos(x)
R” e incluso en expresiones como “ lı́m 1+n x2 = 0 ”.
n→∞ c.s.
En los textos en inglés se encontrará habitualmente la abreviatura “a.e.” (por almost
everywhere), y en la literatura francesa se suele escribir “p.p.” (de presque partout).
Nótese que una función escalonada se anula fuera de un conjunto elemental y toma un
número finito de valores. A modo de recíproco:
Proposición 5.17. Un subconjunto E ⊂ Rd es elemental si, y sólo si, su función característica
es escalonada.
Los lemas 5.6 y 5.9 nos permite dar representaciones más adecuadas para el tratamiento
de estas funciones.
Lema 5.18. Sea α una función escalonada en Rd . Existen intervalos J1 , J2 , . . . , Jq disjuntos
dos a dos, y números reales c1 , c2 , . . . , cq tales que
q
X
α(x) = cl χJl (x) , x ∈ Rd .
l=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
74 Tema 5. Fundamentos de la integral
Observaciones 5.22.
I) La definición anterior se ha dado en términos de una representación de α. Pero, por
supuesto, si
Xn q
X
ak χIk (x) = cl χJl (x) , x ∈ Rd ,
k=1 l=1
entonces se tiene que
n
X q
X
ak m(Ik ) = cl m(Jl ),
k=1 l=1
Uno de los problemas que abordamos más adelante es generalizar la igualdad anterior a
una clase de conjuntos más amplia.
III) Al igual que en el caso de funciones de una variable cuando se habla de áreas, la inte-
gral de funciones escalonadas proporciona una primera aproximación a la idea de volu-
men, etc. Véase la ilustración 5.2: la integral de la función escalonada representada a
la izquierda es la suma de los volúmenes de los paralelepípedos (intervalos de R3 ) de la
derecha.
Nos interesa “medir” la diferencia entre dos funciones escalonadas α y β, no sólo en tér-
minos de los valores que toman, sino también respecto al tamaño de los intervalos dónde
difieren. Esta diferencia o distancia vendrá dada por
Z
|α − β| .
En el lenguaje del Análisis Funcional, lo anterior define una seminorma. Nótese que funciones
escalonadas e iguales casi siempre distan entre sí 0, de ahí el prefijo “semi”. Hablando de
manera relajada, funciones escalonadas (luego será también con funciones cualesquiera) que
coincidan salvo en conjuntos de medida nula son, a todos los efectos de integración, iguales.
Ejercicios
5.1 Sean I un intervalo de Rd y ε > 0. Probar que existe una colección finita de cubos
{Ck : k = 1, 2, . . . , n} tal que:
n P
n
i) I ⊂ ∪ Ck , ii) m(I) ≤ m(Ck ) ≤ m(I) + ε.
k=1 k=1
Además, si los cubos se toman semiabiertos, se pueden elegir disjuntos dos a dos.
5.2 Probar que la caracterización de conjuntos de medida nula se puede establecer de for-
ma equivalente exigiendo que los intervalos Ik que recubren E sean todos abiertos, o todos
compactos, o todos cubos, etc.
5.3 Probar que un conjunto E es de medida nula si, y sólo si, puede ser recubierto por una
familia numerable de conjuntos Ek tales que Ek ⊂ Ik , siendo los Ik intervalos cerrados cuya
suma de medidas puede tomarse arbitrariamente pequeña.
En particular, el subconjunto E de Rd es de medida nula si, y sólo si, para cada ε > 0
existe una familia numerable de bolas {B(ak , rk ) : k ∈ N} tales que
∞
X
(rk )d < ε .
k=1
5.4 Probar que un intervalo abierto no vacío de Rd no es de medida nula, y deducir que
tampoco lo es Rd .
5.6 Comprobar que un conjunto de interior vacío no tiene por qué ser necesariamente de
medida nula.
5.7 Sea A un subconjunto de Rd tal que su derivado es finito. Demostrar que A es de medida
nula.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
76 Tema 5. Fundamentos de la integral
5.8 Sea A = (0, 1) ∩ Q y sean I1 , I2 , . . . , In intervalos abiertos que recubren a A. Probar que
n
X
m(Ik ) ≥ 1 .
k=1
Analice lo anterior en relación con los conceptos de medida nula y contenido de Jordan nulo.
5.12 (El conjunto ternario de Cantor) Se denota por Q0 al intervalo compacto [0, 1] ⊂ R. Se
divide Q0 en tres segmentos de igual longitud y se consideran los 2 intervalos cerrados I1,j ,
j = 1, 2, de la partición generada en Q0 adyacentes a sus extremos. Cada uno de ellos tiene
2
longitud 1/3, por tanto el conjunto Q1 = ∪ I1,j tiene medida 2/3. A continuación se procede
j=1
igual con cada uno de los intervalos I1,j , obteniéndose así 22 intervalos I2,j , j = 1, 2, 3, 4, de
22 2
longitud 1/32 cuya unión Q2 = ∪ I2,j tiene medida 2 /32 .
j=1
Recurrentemente se construye una sucesión de compactos {Qn }∞
n=1 que verifica:
1. Qn+1 ⊂ Qn para cada n ≥ 1.
2n
2. Qn = ∪ In,j , siendo los In,j intervalos cerrados de longitud 1/3n , y disjuntos dos a dos.
j=1
n
Por tanto, m(Qn ) = 2 /3n .
3. Si m > n, en cada In,j hay exactamente 2m−n intervalos del tipo Im,l .
Se define el conjunto ternario de Cantor C como
∞
C = ∩ Qn .
n=1
5.13 Probar que todos los puntos del intervalo [0, 1] cuya expresión decimal no contiene más
que ceros o nueves forman un conjunto de medida nula y no numerable.
5.16 Sea E un subconjunto acotado de Rd tal que su frontera tiene medida nula. Probar
que, dado ε > 0, existen conjuntos elementales C y A tales que
1. C es cerrado y C ⊂ E.
2. A es abierto y E ⊂ A.
3. m(A \ C) < ε.
5.17 Dada una función f : E ⊂ Rd → R se dice que c ∈ R es una cota superior casi siempre de
f en E si el conjunto {x ∈ E : f (x) > c} tiene medida nula. Si f tiene una cota superior c.s.
diremos que f está acotada superiormente c.s., y en este caso se define el supremo esencial de
f como el inferior de sus cotas superiores c.s. De forma análoga se definen las cotas inferiores
c.s. y el ínfimo esencial.
Demostrar que el supremo esencial de una función es una cota superior casi siempre de
la función.
5.19 Construir:
I) Una función casi siempre continua en R que no sea igual casi siempre a una función
continua.
II ) Una función casi siempre igual en R a una función continua y que no sea casi siempre
continua.
5.20 Probar que si f : R → R verifica que f (x) = f (x + 1) para casi todo x ∈ R, entonces existe
g: R → R tal que f (x) = g(x) casi siempre y g(x) = g(x + 1) para cada x ∈ R.
5.21 Se dice que A ⊂ Rd es casi abierto si casi todos sus puntos son interiores. Sea V abierto
de Rd y f : V → R. Probar que son equivalentes:
a) f es continua en casi todo punto de V .
b) Para todo t ∈ R los conjuntos {x ∈ V : f (x) > t} y {x ∈ V : f (x) < t} son casi abiertos.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
78 Tema 5. Fundamentos de la integral
5.24 Sea f una función Riemann-integrable en el intervalo compacto [a, b] de R. Probar que
f es límite c.s. en [a, b] de una sucesión fundamental de funciones escalonadas. Más aún, la
sucesión se puede tomar monótona creciente.
5.26 Sea f una función real definida y continua en un intervalo compacto I de Rd . Probar
que f es límite uniforme en I de una sucesión fundamental de funciones escalonadas.
5.28 En las condiciones y con la notación del teorema 5.25. Comprobar con un ejemplo que
el hecho de que la sucesión {αnk }∞
k=1 converja uniformemente en el complementario de cada
conjunto Uj , j ∈ N, no implica que esta sucesión converja uniformemente en la unión de
∞
todos ellos, es decir, en Rd \ ∩ Uj .
j=1
Tema 6
Integral de Lebesgue
Definición 6.1. Sea f una función definida c.s. en Rd . Se dice que f es integrable (en el sen-
tido de Lebesgue ) si es límite en casi todo punto de una sucesión fundamental de funciones
escalonadas {αn }∞n=1 . En este caso, existe el límite
Z
lı́m αn (x) dx
n→∞ Rd
y es el mismo para todas las sucesiones fundamentales que convergen c.s. hacia f .
1 La particularización a espacios euclídeos de la integración abstracta propuesta por Daniell alrededor de 1919, se
suele denominar también método de Riesz, pues ya en 1912 éste había abogado por el uso de funciones escalonadas.
79
80 Tema 6. Integral de Lebesgue
Observaciones 6.3.
I) Nótese que la notación usada para la integral de una función es la misma que en el
caso de funciones escalonadas. Por supuesto, una función escalonada es integrable en
el sentido de Lebesgue y su integral coincide con la dada en la definición 5.21.
II ) También, para hacer énfasis en la dimensión del espacio en que se integra son habituales
las notaciones
Z Z
f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 . . . dxp , f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 . . . dxp , etc.
Rp
y en los casos habituales de dimensión 2 o 3, repitiendo el símbolo de la integral
ZZ ZZZ
f (x, y) dx dy , f (x, y, z) dx dy dz , etc.
III) Por definición, funciones que sean iguales casi siempre son simultáneamente integrables
o no, y si lo son tienen la misma integral. De forma más coloquial: al integrar, es irrele-
vante lo que ocurra en conjuntos de medida nula, en este sentido son “despreciables”.
IV ) Como cabe esperar, los conjuntos integrables con medida 0, en los términos de la defini-
ción anterior, son los conjuntos de medida nula según la acepción introducida en el tema
anterior. Esta afirmación será probada un poco más tarde, cuando hayamos desarrollado
toda la maquinaria de la integral. De momento, lo que es evidente es que los conjuntos
despreciables son integrables y tienen medida 0.
V) La clase de los conjuntos integrables, contiene, obviamente a los conjuntos elementales y
la medida ahora definida coincide con la que se introdujo en el tema anterior. Esta clase
está contenida a su vez en una más amplia, la de los conjuntos medibles. De momento
nos conformamos con señalar que los conjuntos integrables son los conjuntos medibles
que tienen medida finita.
VI ) El conjunto de funciones integrables en Rd se denota por L 1 (Rd ), o simplemente por
L (Rd ). La L en honor a Lebesgue, claro está. En cuanto al exponente 1, adquiere más
relevancia en otro contexto más general, cuando se consideran los espacios L p funciones
tales que |f |p es integrable (|f |1 = |f | es integrable si lo es f , ver 6.4.II).
Observación 6.5. Dada una función real f : X → R se definen su parte positiva y su parte
negativa por
f + (x) = máx{f (x), 0} y f − (x) = máx{−f (x), 0} ,
respectivamente. Es obvio que f + ≥ 0, f − ≥ 0 y que
f = f + − f −, |f | = f + + f − .
Tanto en la teoría de la Medida e Integración Abstracta como en el esquema de Daniell, o de
las funciones superiores, la integrabilidad se define primero para funciones positivas y luego
para funciones reales: f será integrable si, y sólo si, lo son f + y f − , en cuyo caso
Z Z Z Z Z Z
f = f+ − f− y |f | = f + + f − .
Nótese que en nuestra exposición la integrabilidad de f + y f − , así como las igualdades ante-
riores, son consecuencia directa de las propiedades anteriores.
Cuando las propiedades 6.4, concretamente la de monotonía, se particularizan a las fun-
ciones características de conjuntos se deduce lo siguiente:
Propiedades 6.6. Sean E, E1 , E2 , . . . , Ep subconjuntos integrables de Rd .
I) m(E) ≥ 0.
II ) Si E ⊂ E1 entonces m(E) ≤ m(E1 ).
p
III ) ∪ Ek es integrable y
k=1
p Xp
m ∪ Ek ≤ m(Ek ) ,
k=1
k=1
nos encontramos que funciones distintas, pero iguales c.s., distan 0 entre si. La respues-
ta a este contratiempo es identificar funciones iguales c.s., esto es, considerar la relación
1 d
de equivalencia dada por “f Rg si f = g” y el espacio cociente L (R )/R, que se denota por
c.s. R
L1 (Rd ). Resulta que L1 (Rd ) es un espacio normado cuando se considera kCf k = |f |, siendo
f cualquier representante de la clase Cf . Como en todo espacio normado, las nociones topo-
lógicas se pueden dar en términos secuenciales, de ahí el nombre que reciben los primeros
resultados. No volveremos a mencionar este asunto.
Teorema 6.7 (Densidad de las funciones escalonadas en L1 ). Sea f una función integrable
en Rd y sea {αn }∞
n=1 una sucesión fundamental de funciones escalonadas que converge c.s.
hacia f . Entonces Z
lı́m f (x) − αn (x) dx = 0 .
n→∞ Rd
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
82 Tema 6. Integral de Lebesgue
Teorema 6.11 (de la convergencia dominada, de Lebesgue). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones integrables en Rd que converge en casi todo punto hacia una función f . Suponga-
mos que además existe una función g integrable en Rd tal que
fn (x) ≤ g(x) para todo n ∈ N .
c.s.
Entonces:
I) f es integrable.
Z Z Z
II ) lı́m fn − f = 0 ; en particular, lı́m fn = f.
n→∞ Rd n→∞ Rd Rd
límite que puede ser finito o infinito. Obviamente, la función f será integrable si el límite
es finito. También se admite que una función pueda tomar el valor ∞, de manera que toda
sucesión creciente de números no negativos tiene límite en la semirrecta ampliada [0, ∞]. En
este contexto, el teorema de la convergencia monótona adquiere un aspecto más sencillo:
Teorema 6.13 (de la convergencia monótona, de Lebesgue). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones “medibles” y no negativas en Rd tal que para cada n ∈ N se verifica
fn (x) ≤ fn+1 (x) para casi todo x ∈ Rd .
R R
Entonces la función definida c.s. por f = lı́m fn es “medible” y lı́m d fn = Rd
f.
n→∞ n→∞ R
Más adelante daremos sentido al término medible, de momento baste indicar que hay
funciones que podemos medir, pero que no son integrables. En la misma línea citamos otro
afamado resultado (ver también el ejercicio 6.10):
Teorema 6.14 (Lema de Fatou). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de funciones “medibles” y no
negativas. Entonces Z Z
lı́m inf fn ≤ lı́m inf fn .
n→∞ n→∞
límites que existen siempre en la recta ampliada [−∞, ∞]. Resulta que lı́m inf an ≤ lı́m sup an ,
n→∞ n→∞
y si coinciden la sucesión tiene límite, que es ese valor común.
Notación: En general, cuando una función no esté definida en todo Rd , sino en un subcon-
junto suyo E, a la extensión f ∗ , construida como en la definición precedente, la denotaremos
por f χE . Por ejemplo, ln χ(0,∞) o ln(x) χ(0,∞) (x) representa la función que toma los mismos
valores que el logaritmo natural en (0, ∞) y se anula en el resto de los puntos de R.
Teorema 6.16. Sea [a, b] un intervalo compacto de R y f : [a, b] → R una función acotada. Si f
es integrable en [a, b] en el sentido de Riemann también lo es en el de Lebesgue, además se
tiene que
Z b Z
f (x) dx = f (x) dm(x) .
a [a,b]
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
84 Tema 6. Integral de Lebesgue
Observación 6.18. Los dos teoremas anteriores muestran que la teoría de Lebesgue genera-
liza a la de Riemann y nos dan la pista para comprobar que esta generalización es estricta,
es decir, que existen funciones integrables en el sentido de Lebesgue que no lo son en el de
Riemann: basta considerar el ejemplo propuesto por Dirichlet, la función característica de los
racionales de [0, 1]:
f (x) = χQ (x)χ[0,1] (x) .
Esta función no es continua en ningún punto de [0, 1], luego no puede ser Riemann-integrable
en este intervalo. Por otra parte, dado que Q ∩ [0, 1] es de medida nula, f = 0, por lo que f es
c.s.
Lebesgue-integrable, y con integral 0.
Por supuesto, en los modelos habituales de la Ciencia y la Técnica las funciones son más
“dóciles” que la del ejemplo anterior, y los problemas de integrabilidad suelen venir dados por
el carácter no acotado del integrando o del dominio de integración. En este sentido, lo que
veremos a continuación se puede resumir en el siguiente aserto: Para funciones localmente
acotadas y continuas c.s., la integrabilidad en el sentido de Lebesgue equivale a la convergen-
cia absoluta de la integral en el sentido impropio de Riemann.
Además,
Z Z →b
f (x) dm(x) = f (x) dx = F (b− ) − F (a+ ) .
(a,b) →a
Observaciones 6.21.
I) En el teorema precedente, la condición de convergencia absoluta de la integral no se
puede sustituir por la mera convergencia. El clásico contraejemplo de la función
sen(x) χ
(0,∞) (x)
f (x) =
x
nos sirve para mostrar que una función puede tener integral impropia convergente y no
ser integrable en el sentido de Lebesgue.
II ) A tenor de lo expuesto anteriormente, en el estudio de integrales de Lebesgue son apli-
cables las mismas técnicas usadas en la integral de Riemann que emanan del criterio de
comparación. Por citar algún ejemplo:
1. Si f es continua en el intervalo (0, b] y existe
lı́m xα f (x) = ℓ ∈ (0, ∞)
x→0+
entonces f es integrable en (0, b] si, y sólo si, lo es la función 1/xα , es decir, si y sólo
si, α < 1.
2. Sea f una función definida en el intervalo [a, b), acotado o no, y tal que existe una
sucesión {cn }∞
n=1 de puntos de (a, b) y estrictamente creciente, con lı́m cn = b de
n→∞
manera que f es Lebesgue-integrable en [a, c1 ) y en cada intervalo [cn , cn+1 ), n ∈ N.
Entonces f es integrable en [a, b) si, y sólo si, la serie de términos positivos
X∞ Z
f (x) dm(x)
n=1 [cn ,cn+1 )
El lector sabrá realizar el conveniente ejercicio de traducción para reinterpretar los crite-
rios de convergencia absoluta restantes en el contexto de la integral de Lebesgue.
III ) Podría parecer, a la vista de situaciones como la del segundo ejemplo del punto anterior,
que conviene hablar de una integral “flechada” o “impropia” de Lebesgue, pero notemos
que en la construcción de la integral no se ha impuesto ninguna restricción en cuanto a
la acotación de las funciones o de sus dominios de definición.
Volviendo sobre ese ejemplo, la sucesión de intervalos In = [a, cn ) es creciente, por lo que
la sucesión de funciones {gn }∞n=1 definida por
n
X
gn = |f | χIn = |f | χ[cn−1 ,cn ) (c0 = a),
k=1
Ejercicios
6.1 En los siguientes casos compruébese la veracidad de lo afirmado construyendo una su-
cesión fundamental de funciones escalonadas que converja hacia la correspondiente función.
1
I ) f (x) = √ χ(0,1] (x) es integrable en R.
x
1 χ(0,1]×(0,1] (x, y) es integrable en R2 .
II ) f (x, y) = p
x + y2
2
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
86 Tema 6. Integral de Lebesgue
6.9 Considérese la sucesión de funciones definida en el ejercicio 6.5.V. Demostrar que dicha
sucesión converge en casi todo punto y satisface la condición de tipo Cauchy del teorema 6.8.
Sin embargo, no puede existir ninguna función g ∈ L 1 (R) tal que
fn (x) ≤ g(x) para cada n ∈ N .
c.s.
Nota: La prueba del teorema de la convergencia dominada 6.11 consiste, grosso modo, en
probar que la condición de acotación de las fn implica el carácter “de Cauchy” de la sucesión.
Lo que muestra este ejemplo es que el recíproco no es cierto, esto es, la condición de tipo Cauchy
para una sucesión {fn }∞
n=1 de funciones integrables no implica una acotación uniforme de todos
los términos fn por una misma función integrable g.
Probar que:
P∞
I) fn converge absolutamente c.s. hacia una función integrable.
n=1
Z ∞ Z
P P
∞
II ) Se tiene que fn = fn .
Rd n=1 n=1 Rd
6.13 Si fn ∈ L 1 (Rd ), n ∈ N, y Z
lı́m |fn | = 0,
n→∞ Rd
entonces {fn }∞
n=1 no converge necesariamente c.s. hacia la función nula, pero contiene una
subsucesión que sí lo hace.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
88 Tema 6. Integral de Lebesgue
6.15 Sea f una función real definida y continua en un intervalo compacto I de Rd . Probar
que g = f χI es integrable en Rd y se verifica que
Z
mı́n{f (x) : x ∈ I} m(I) ≤ g(x) dx ≤ máx{f (x) : x ∈ I} m(I) .
Rd
Sugerencia: Ver ejercicio 5.26.
6.24 Sean p y q números reales positivos. Se consideran las siguientes funciones definidas
en el intervalo (0, 1):
n
X
xp−1
f (x) = ; fn (x) = xp−1 (−1)k xk q , n = 0, 1, 2, . . .
1 + xq
k=0
6.27 Calcular Z ∞
log(x + n) e−x cos(x)
lı́m dx .
n→∞ 0 n
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
90 Tema 6. Integral de Lebesgue
Nota: El resultado es válido para una clase más amplia de conjuntos (ver el lema de
Urysohn 1.89.III), ahora bien, en el caso de intervalos la función g se puede construir explí-
citamente de forma sencilla.
El conjunto sop(g) = cl {x ∈ Rd : g(x) 6= 0} (un cerrado) se denomina soporte de g. El
espacio de las funciones continuas en Rd y de soporte compacto se denota por Cc (Rd ).
Según el resultado del ejercicio 6.15 toda función de Cc (Rd ) es integrable.
II ) Sea α una función escalonada en Rd . Demostrar que para todo ε > 0 existe una función
g ∈ Cc (Rd ) tal que Z
α(x) − g(x) dx < ε.
Rd
En el tema anterior, y sobre todo a la vista de algunos ejercicios, ya se puede intuir que
el concepto de integral se puede establecer para funciones no necesariamente definidas en
todo el espacio. Los dominios de definición de estas funciones no pueden ser arbitrarios, se
necesita que puedan ser medidos (que tengan área, volumen, etc.). Ya hemos contemplado
antes una gama de estos conjuntos, los integrables, pero esto excluye a todos los que tienen
“medida infinita” (una semirrecta en R, un sector angular en R2 , etc.).
Asimismo, conviene considerar funciones con “buen comportamiento” aunque no sean
integrables: las funciones constantes y no nulas y otras muchas funciones continuas resultan
no integrables en Rd . Estos problemas son el objetivo de las dos primeras secciones.
Una vez establecida esta generalización de la integral se trata la primera de las dos grandes
técnicas prácticas: la integración iterada, que reduce el cálculo al de integrales en intervalos
de la recta, presentado en el tema precedente. La otra técnica destacable, el método de cambio
de variables, que generaliza el homónimo resultado para funciones de una variable, es el foco
de atención del tema siguiente.
Definición 7.1. Una función f definida en Rd se dice medible (en el sentido de Lebesgue) si
es límite c.s. de una sucesión de funciones escalonadas.
Se dice que un subconjunto E de Rd es medible si su función característica es medible.
Ejemplos 7.2.
I) Toda función integrable es medible.
II ) Toda función numerablemente escalonada es medible.
III ) Si g es medible y f = g, entonces f es medible.
c.s.
IV ) Los conjuntos elementales y, en general, los conjuntos integrables son medibles.
V) Rd , Ø y los conjuntos de medida nula son medibles.
Las siguientes propiedades son prácticamente inmediatas a partir de las propiedades de
las funciones escalonadas.
Propiedades 7.3. Sean f , f1 , f2 , . . . , fn funciones medibles en Rd y E, E1 , E2 , . . . , En subcon-
juntos medibles de Rd . Se tiene que:
I) |f | es medible, pero el recíproco no es cierto (puede ser |g| medible y no serlo g).
P
n
II ) Si λ1 , λ2 , . . . , λn ∈ R, la función λ1 f1 + λ2 f2 + . . . + λn fn = λk fk es medible.
k=1
Q
n
III ) f1 · f2 · · · fn = fk es medible.
k=1
IV ) máx{f1 , f2 , . . . , fn } y mı́n{f1 , f2 , . . . , fn } son medibles.
V ) Si f (x) 6= 0 c.s. entonces la función definida c.s. 1/f es medible (si se prefiere, 1/f definida
de forma arbitraria en los puntos en que se anule f ).
VI ) Rd \ E es medible.
VII) Si a ∈ Rb , el trasladado a + E = {a + x : x ∈ E} es medible.
91
92 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
VIII) Si λ ∈ R, el λ E = {λ x : x ∈ E} es medible.
n n
IX) ∪ Ek y ∩ Ek son medibles.
k=1 k=1
Los dos resultados siguientes nos proporciona nuevos ejemplos de funciones y conjuntos
medibles.
Proposición 7.4. Toda función continua en Rd es medible. En consecuencia, si f es igual
c.s. a una función continua, entonces f es medible.
Teorema 7.7 (Criterio de comparación). Sea f una función medible en Rd . Se supone que
existe g ∈ L 1 (Rd ) con |f | ≤ g, entonces también f es integrable.
c.s.
Corolario 7.8. Una función medible f es integrable si, y sólo si, |f | es integrable.
Proposición 7.16. Sea f : Rd → R medible. Para cada a ∈ R los siguientes conjuntos son
medibles:
x ∈ Rd : f (x) ≤ a , x ∈ Rd : f (x) ≥ a , x ∈ Rd : f (x) = a ,
x ∈ Rd : f (x) > a , x ∈ Rd : f (x) < a , x ∈ Rd : f (x) 6= a .
Proposición
7.19. d
Una función f : R → R es medible si, y sólo si, para cada a ∈ R el conjunto
d
x ∈ R : f (x) < a es medible.
Observaciones 7.20.
I) El resultado anterior completa la proposición 7.16 pues incluye su recíproco. En la teo-
ría abstracta de la medida las funciones medibles f se definen, una vez que se tiene el
espacio de medida (la familia de los subconjuntos medibles) como aquellas tales que los
P
n
conjuntos {f < a}, {f ≤ a}, etc., son medibles; las funciones del tipo ak χEk , deno-
k=1
minadas simples son medibles según esta definición, y cualquiera que sea límite c.s. de
una sucesión de funciones simples también será medible. Conocida la medida de los con-
juntos medibles, el proceso de integración es similar al que hemos presentado, jugando
las funciones simples el mismo papel que en nuestro esquema han jugado las funciones
escalonadas.
II ) Estamos ahora en condiciones de examinar comparativamente las teorías de la integral
de Riemann y de Lebesgue:
1. En la teoría de Riemann (propia) se consideran funciones f acotadas en interva-
los acotados I. La integrabilidad de f en I se establece en términos de particiones
n
I = ∪ Ik en subintervalos de diámetro cada vez más pequeño, confiando en que la
k=1
función “oscile poco” y que las sumas de Darboux
n
X n
X
ı́nf{f (x) : x ∈ Ik } m(Ik ) y sup{f (x) : x ∈ Ik } m(Ik )
k=1 k=1
disten poco entre sí (cada vez menos haciendo el diámetro de la partición más pe-
queño). La integral de Riemann es el límite común de las sumas de Darboux (límite
creciente para las sumas inferiores y decreciente para las superiores).
2. En la teoría de Lebesgue es irrelevante que f sea acotada o que se anule fuera de
un conjunto acotado. Pongamos que f ≥ 0 (esta suposición no supone ninguna
limitación en el razonamiento pues |f | será integrable si lo es f , y permite visualizar
mejor lo expuesto). La idea es considerar particiones de la imagen, p.e., si n ∈ N,
entonces [0, ∞) = ∪ [(k − 1)/n, k/n) y los conjuntos An,k = {(k − 1)/n ≤ f < k/n} son
k∈N
medibles. Las funciones
2
n
X k−1 χAn,k
sn =
n
k=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
94 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
III) Según 7.15 los conjuntos abiertos, los cerrados, los de medida nula, y los que obtenga-
mos de ellos mediante uniones o intersecciones numerables son medibles. En realidad,
es difícil imaginar conjuntos no medibles, al menos entre los que uno se encuentra en
los modelos de la Ciencia y la Técnica. Vitali proporciona en 1905 el primer ejemplo (ver
ejercicio 7.9), ahora bien, su construcción requiere del Axioma de Elección, un postulado
equivalente al Lema de Zorn o al Principio de Buena Ordenación, que suele ser admitido
por la mayoría de la comunidad matemática.
La duda de si la existencia de conjuntos no medibles puede ser establecida independien-
temente de ese axioma no fue resuelta hasta 1971, cuando Solovay muestra que en la
axiomática tradicional (la de Zermelo y Fraenkel) la existencia de conjuntos no medi-
bles Lebesgue en R es un indecidible, es decir, una proposición tal que ella misma o su
negación se pueden añadir al sistema axiomático resultando otro sistema consistente.
En otras palabras: si admitimos el Axioma de Elección, entonces en R hay subconjuntos
no medibles en el sentido de Lebesgue; si no lo admitimos, podemos afirmar que existen
conjuntos no medibles o que no existen, lo que nos apetezca.
IV ) Según la proposición 7.19 la existencia de funciones no medibles va ligada a la existencia
de conjuntos no medibles. Aún suponiendo su existencia es difícil toparse, en la prác-
tica, con una de ellas. Nótese la gran ventaja respecto a la integral de Riemann: en ese
otro caso no cabe siquiera preguntarse por la integrabilidad de una función que no sea
continua c.s. (ver teorema 6.17).
Los siguientes resultados son consecuencia de los teoremas de paso al límite en la integral.
En unos casos se trata simplemente de la convergencia c.s. en el conjunto medible E de
una sucesión genérica de funciones medibles. En otros casos, estas funciones están dadas
en términos de las funciones características de conjuntos (como en la observación 6.21.III).
∞
Nótese que si An ⊂ An+1 para todo n ∈ N, entonces χAn ↑ χA , siendo A = ∪ An .
n→∞ n=1
A modo de recíproco:
Teorema 7.26. Sean En , n ∈ N, subconjuntos medibles de Rd , disjuntos dos a dos, y sea
∞
E = ∪ En . Se supone que f es una función medible en E, integrable en cada En , y tal que la
n=1
∞ R
P
serie numérica En
|f | es convergente. Entonces f ∈ L 1 (E) y
n=1
Z ∞ Z
X
f= f.
E n=1 En
∞
X
m(E) = m(En ).
n=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
96 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
Definición 7.28. Sea X un conjunto. Se dice que una subfamilia M de P(X) es una σ-álgebra
en X si verifica:
I) X ∈ M.
II ) Si A ∈ M, entonces X \ A ∈ M.
∞
III) Si An ∈ M, n ∈ N entonces ∪ An ∈ M.
n=1
En este caso se dice que el par (X, M) es un espacio medible y los elementos de la familia M
se denominan conjuntos medibles.
El prefijo σ se usa habitualmente para denotar procesos numerables (por ejemplo: un
espacio σ-compacto es unión numerable de compactos, aunque él mismo no los sea, como
los abiertos de Rn ). Si la última condición se limita a uniones finitas, entonces se habla de
un álgebra de conjuntos.
De los 3 axiomas de la definición se deduce que si M es σ-álgebra en X, entonces el con-
junto vacío y las intersecciones numerables de conjuntos medibles son conjuntos medibles.
Definición 7.29. Sea (X, M) un espacio medible. Una medida (positiva) en M es una apli-
cación µ: M → [0, ∞] tal que
∞
X
∞
µ( ∪ An ) = µ(An )
n=1
n=1
Ejemplos 7.30.
R
I) Si en Rd se considera la familia M de los subconjuntos medibles y se define m(E) = E 1
(dando el valor ∞ si E no es integrable), entonces (Rd , M, m) es un espacio de medida.
II ) Si X es un conjunto y x0 ∈ X la aplicación definida en P(X) por
1 si x0 ∈ A,
δ(A) =
0 si x0 ∈
/ A,
es una medida, denominada delta de Dirac soportada en x0 .
III) La aplicación definida en P(N) por
X 1
p(A) =
2n
n∈A
es un probabilidad, es decir, una medida positiva y finita cuya variación total, p(N), es
igual a 1.
IV ) Si ρ es una función medible, no negativa e integrable en los compactos de Rd , entonces
la aplicación definida en los conjuntos medibles Lebesgue por
Z
µ(E) = ρ(x) dm(x)
E
es una nueva medida; se dice que µ es absolutamente continua respecto de m y que ρ es
la función de densidad de µ (o derivada de Radon-Nicodym) de µ respecto de m.
R
V ) Como en el apartado anterior, si además Rd ρ = 1, entonces µ es una probabilidad.
Observaciones 7.33.
I ) Si ρ es una densidad de masa, cK se denomina también centro de masa de K; si µ
representa la carga eléctrica, cK se llama centro de carga de K, etc.
II ) Para sólidos homogéneos (con densidad constante) el centro de masa viene dado por
ZZZ ZZZ ZZZ
1
cK = x dx dy dz , y dx dy dz , z dx dy dz .
m(K) K K K
III ) En la definición anterior, las integrales normalizadas dividiendo por la medida del con-
junto son el análogo continuo a las sumas ponderadas en los modelos discretos: si
x1 , x2 , . . . , xn son puntos del espacio donde se concentran masas µ1 , µ2 , . . . , µn , entonces
1
c= µ1 x1 + µ2 x2 + . . . + µn xn
µ1 + µ2 + . . . + µn
es el centro de masas de dicho sistema; esto es, a efectos mecánicos, en estado de reposo,
podemos considerar toda la masa µ = µ1 + µ2 + . . . + µn concentrada en el punto c.
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98 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
Observaciones 7.37.
I) Si I es un intervalo de Rp+q es obvio que sus proyecciones son intervalos J1 = Π1 (I) ⊂ Rp
y J2 = Π2 (I) ⊂ Rq . Además I = J1 × J2 .
II ) Las secciones de un conjunto E heredan algunas propiedades de él, pero en general
hay que ser cauteloso. Por ejemplo, las secciones de un abierto son abiertas, las de un
compacto son compactas, pero las de un conexo no necesariamente son conexas, ni todas
las secciones de un conjunto medible en Rp+q son necesariamente medibles en Rp o Rq .
III) Aunque las definición anterior se han dado en términos de un agrupamiento ordenado de
las variables, no hay ningún inconveniente en generalizar estos conceptos fijando índices
1 ≤ i1 < i2 < . . . ip ≤ d = p + q y pensando en Rd como la suma directa de dos subespacios
de dimensiones p y q (los asociados a las variables agrupadas en x = (xi1 , xi2 , . . . , xip ) e
y = (xip+1 , xip+2 , . . . , xip+q ).
Teorema 7.39 (de Fubini para funciones escalonadas). Sea α una función escalonada en
Rd = Rp+q . Para cada x ∈ Rp la sección αx : Rq → R es escalonada; la función definida por
Z Z
x ∈ Rp 7−→ ϕ(x) = αx (y) dy = α(x, y) dy
Rq Rq
p
es escalonada en R y además
Z Z Z Z
α= ϕ(x) dx = α(x, y) dy dx .
Rp+q Rp Rp Rq
Teorema 7.40 (de Fubini para conjuntos de medida nula). Sea E un subconjunto de
Rd = Rp+q de medida nula. Para casi todo x ∈ Rp la sección Ex es de medida nula en Rq .
Análogamente, Ey es de medida nula en Rp para casi todo y ∈ Rq .
Teorema 7.41 (de Fubini). Sea f una función integrable en Rd = Rp+q . Para casi todo x ∈ Rp
la función fx es integrable en Rq . La función definida c.s. en Rp por
Z Z
ϕ(x) = fx (y) dy = f (x, y) dy
Rq Rq
p
es integrable en R y además
Z Z Z Z
f= ϕ(x) dx = f (x, y) dy dx .
Rp+q Rp Rp Rq
Corolario 7.42. Sea E un subconjunto medible de Rp+q . Para casi todo x ∈ Rp la sección Ex
es un conjunto medible en Rq .
estando cada una de las funciones integrando definida c.s. en R. Lo mismo para cualquier
permutación del orden de las variables.
En particular, si E = I1 × I2 × · · · × Ip es un intervalo (no necesariamente acotado) de Rp , y
aj < bj son los extremos de cada intervalo Ij ⊂ R y f es integrable en E. Entonces
Z Z bp Z b2 Z b1
f (x) dx = ··· f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 · · · dxp .
E ap a2 a1
Observación 7.44. Las integrales que aparecen en los teoremas anteriores, operando paula-
tinamente sobre grupos de variables
Z Z Z Z Z
f (x, y) dy dx , ··· f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 · · · dxp , etc.
Rp Rq R R R
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100 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
Teorema 7.45 (Criterio de Tonelli). Sea f una función medible en Rp+q . Supongamos que
la integral iterada Z Z
f (x, y) dy dx
Rp Rq
existe y es finita, esto es, que para casi todo x ∈ Rp la sección |f |x es integrable en Rq y que
la función ψ definida c.s. en Rp por
Z
ψ(x) = f (x, y) dy
Rq
es integrable en R . Entonces f es integrable en Rp+q .
p
Observaciones 7.46.
I) Por supuesto, análogo resultado se obtiene intercambiando los papeles de x e y en el
teorema de Tonelli.
II ) La aplicación iterada, al estilo de 7.43, muestra que si f es medible en Rp y
Z Z Z Z
f (x) dx = ···
f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 · · · dxp
Rp R R R
es finita, entonces f es integrable.
III) En el teorema de Tonelli la hipótesis de medibilidad de f es esencial. Alrededor de 1920,
Sierpinski probó, asumiendo el Axioma de Elección, la existencia de un conjunto A ⊂ R2
no medible en el sentido de Lebesgue y tal que toda recta del plano lo corta a lo sumo en
dos puntos; en particular, todas las secciones de A son de medida nula y
Z Z Z Z
χA (x, y) dy dx = m1 (Ax ) dx = 0 dx = 0 ,
R R R R
aunque 0 no es el área de A, de hecho, ni siquiera tiene sentido considerar m2 (A).
Ejemplos 7.47.
I) Sean (a, b) un intervalo de R (acotado o no) y ϕ1 , ϕ2 funciones medibles en (a, b) tales que
ϕ1 (x) ≤ ϕ2 (x) para cada x ∈ (a, b). El conjunto A de R2 definido por
A = {(x, y) ∈ R2 : x ∈ (a, b) , ϕ1 (x) ≤ y ≤ ϕ2 (x)}
es medible (ver figura 7.1). Si f es una función integrable en A se tiene que
ZZ Z b Z ϕ2 (x)
f (x, y) dx dy = f (x, y) dy dx .
A a ϕ1 (x)
x
A y
Figura 7.2: E = {(x, y, z) ∈ R3 : (x, y) ∈ A , ψ1 (x, y) ≤ z ≤ ψ2 (x, y)}.
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102 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
Este método resulta recomendable cuando las secciones Ez son sencillas de describir y/o
la función f no depende de (x, y): si f (x, y, z) = g(z) la integral anterior se escribe
ZZZ Z ∞ ZZ Z ∞
f= g(z) dx dy dz = g(z) m2 (Ez ) dz .
E −∞ Ez −∞
E= ∪ Ez ×{z}
a3 ≤z≤b3
Z b3
m3 (E) = m2 (Ez ) dz
a3
Nota: En Física el término “Principio” se usa con una acepción similar a la de “Axioma”;
hoy en día, aunque se le siga denominando Principio, el de Cavalieri no es más que un
corolario del teorema de Fubini.
Ejercicios
7.1 Sea f : Rd → R tal que para cada r ∈ Q, el conjunto x ∈ Rd : f (x) ≥ r es medible.
Demostrar que f es medible.
7.4 Demostrar que, si f ∈ L 1 (Rd ), el conjunto x ∈ Rd : f (x) 6= 0 es unión numerable de
conjuntos de medida finita.
7.5 Sean E ⊂ Rd medible y f ∈ L 1 (E) con f (x) > 0 para casi todo x de E. Probar que
Z
1
lı́m f /n = m(E) (se conviene que m(E) = ∞ si E no es integrable).
n→∞ E
P
∞
7.6 Sea {En }∞ d
n=1 una sucesión de conjuntos integrables de R tal que m(En ) < ∞ . De-
n=1
mostrar que el conjunto E = {x ∈ Rd : x ∈ En para infinitos n} es despreciable.
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104 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.16 Sean a, b números reales con 0 < a < b e I = [0, 1] × [a, b]. Considerando la integral en
I de la función f (x, y) = xy , deducir que
Z 1 b b + 1
x − xa
dx = log .
0 log(x) a+1
7.18 Recordemos que, si s, t ∈ R, se define la exponencial del número complejo s + i t por
es+it = es cos(t) + i sen(t) .
I) Calcular el valor de la integral de la función compleja f definida por
f (x, y) = ei2πx ei2πy
en un rectángulo compacto [a, b] × [c, d] de R2 .
II ) Deducir que si {Ik : 1 ≤ k ≤ m} es una partición del intervalo I de R2 tal que cada
subintervalo Ik tiene al menos un lado de longitud entera, entonces I tiene al menos un
lado de longitud entera.
7.19 Sea f : R → R una función continua y par (f (t) = f (−t) para cada t ∈ R). Si a > 0 y
A = [0, a] × [0, a], pruébese la igualdad
ZZ Z a
f (x − y) dx dy = 2 (a − t) f (t) dt .
A 0
Deducir el valor de la integral de la función |x − y| cos(x − y) en el intervalo [0, π/2] × [0, π/2] .
7.20 Calcular:
ZZ √
y
I) √ dx dy .
(0,1)×(0,1) x
ZZ
dx dy
II ) √ .
(0,1)×(0,1) x+y
ZZ
dx dy
III ) 2 ) (1 + y 2 )
.
R 2 (1 + x
ZZ
IV ) x e−xy dx dy .
(1,∞)×(1,∞)
7.22 Sean f, g: [0, ∞) → R funciones continuas, estrictamente crecientes, con f (0) = g(0) = 0
y tales que f ◦ g = g ◦ f = Id[0,∞) , es decir, una es la inversa de la otra.
I) Probar que si a, b > 0 los conjuntos
K1 = (x, y) ∈ R2 : 0 ≤ x ≤ a, 0 ≤ y ≤ f (x) y K2 = (x, y) ∈ R2 : 0 ≤ y ≤ b, 0 ≤ x ≤ g(y)
son medibles y [0, a] × [0, b] ⊂ K1 ∪ K2 .
Z a Z b
II ) Deducir que a b ≤ f (x) dx + g(y) dy .
0 0
III ) Considerando adecuadas funciones potenciales demostrar que si p, q son números reales
mayores que 1 y tales que 1/p + 1/q = 1, entonces se verifica la desigualdad de Young:
ap bq
ab ≤ + .
p q
RR
7.23 Calcular f en los siguientes casos:
K
√ −x2/y
I ) K = {(x, y) ∈ R2 : 1 ≤ y ≤ 2 , 0 ≤ x ≤ y } , f (x, y) = x e .
II ) K = {(x, y) ∈ R2 : x2 ≤ y ≤ 1} , f (x, y) = x2 + y 2 .
III ) K = {(x, y) ∈ R2 : x + y ≥ 2 , x2 + (y − 1)2 ≤ 1} , f (x, y) = x .
IV ) K = {(x, y) ∈ R2 : y ≥ x2 , x ≥ y 2 } , f (x, y) = x2 + 4 y 2 .
V) K = {(x, y) ∈ R2 : 0 ≤ x ≤ 2 , 0 ≤ y ≤ 2 − x} , f (x, y) = ⌊x + y⌋ .
VI ) K = {(x, y) ∈ R2 : x ≥ 0 , x2 + (y − 1)2 ≤ 1} , f (x, y) = |x + y − 2| .
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106 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
π x
VII) K = {(x, y) ∈ R2 : x ≤ y 2 , y ≤ x , 0 ≤ y ≤ 2} , f (x, y) = sen .
y
√
VIII) K = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 ≤ a2 } , f (x, y) = a2 − x2 , siendo a > 0.
x/y
IX) K = {(x, y) ∈ R2 : y ≥ 0 , y 3 ≤ x ≤ y 2 } , f (x, y) = e .
X) K = {(x, y) ∈ R : 1 ≤ y ≤ x , 0 ≤ x ≤ 2} , f (x, y) = x2 + y 2 .
2 2
XI) K = (x, y) ∈ R2 : y ≤ 2 , x/2 ≤ y ≤ x , f (x, y) = y .
XII) K = (x, y) ∈ R2 : 0 ≤ x ≤ 1 , 0 ≤ y ≤ 2 x , f (x, y) = |y − x| .
En particular:
1. El volumen de un cilindro de altura h y radio de la base r es π r2 h .
1
2. El volumen de un cono de altura h y radio de la base r es π r2 h .
3
Nota: Supóngase, de momento, que estos conjuntos son simétricos respecto a uno de los
ejes coordenados. En el tema siguiente constataremos lo que dicta la intuición: la medida
de Lebesgue, al igual que la métrica en Rn , es invariante por traslaciones, giros y simetrías.
7.32 Sea P el sólido limitado por el tetraedro cuyas caras yacen en los tres planos coorde-
nados y el plano de ecuación x + 2 y + 3 z = 6 .
I) Determinar el volumen de P .
II ) Calcular el centro de masa de P .
III ) Calcular la integral en P de la función f (x, y, z) = x y z .
IV ) Calcular la integral en P de la función g(x, y, z) = |x + y − 3| .
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108 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.33 Un sólido acotado K está limitado por la superficie de ecuación z = x2 − y 2 y los planos
de ecuaciones z = 0 , x = 1 , x = 3 .
I) Calcular el volumen de K.
II ) Calcular el centro de masa de K.
III) Demostrar que la función f (x, y, z) = ⌊x⌋ es integrable en K y calcular su integral.
7.35 Si K es el compacto contenido en el primer octante y limitado por las dos superficies
de ecuaciones y 2 = x − x2 y z 2 = 4 x , calcular
ZZZ
x2 y z 3 dx dy dz .
K
ción de “diferenciales” como incrementos pequeños de las magnitudes: p.e., el volumen de un sólido de revolución se
puede obtener tomando rebanadas infinitesimales del conjunto, que son casi cilindros, y sumando sus volúmenes.
109
110 Tema 8. Integración por cambio de variables
También es válida para funciones integrables en general (aunque la prueba es más laboriosa
la idea es simple: si es cierto para funciones escalonadas lo es para sus límites). Así, si E
es cualquier intervalo contenido en I (nótese que ϕ(E) es también un intervalo, en virtud del
teorema de Bolzano) podemos escribir
Z Z
f (x) dx = f ϕ(y) ϕ′ (y) dy . (8.2)
ϕ(E) E
En cualquier caso, el factor ϕ′ (y) mide la tasa de variación de las medidas (longitudes) de
los intervalos ϕ(E) respecto a la de los originales. Explícitamente: si denotamos por Ez al
intervalo [y, z] entonces, por definición de derivada, se tiene que
′
ϕ (y) = lı́m ϕ(z) − ϕ(y) = lı́m m1 ϕ(Ez )
z→y + z−y z→y + m1 (Ez )
El objetivo de este tema es generalizar (8.2) al caso de dimensión arbitraria y a conjuntos
medibles E cualesquiera.
Observación 8.5. Las transformaciones Ri,λ (homotecias en una dirección) son transforma-
−1
ciones con jacobiano igual a λ y con inversa Ri,λ = Ri,1/λ .
Las transformaciones Si,j tienen jacobiano igual a 1 y su inversa es
−1
Si,j = Rj,−1 ◦ Si,j ◦ Rj,−1 .
Las transformaciones Ti,j (transposiciones de coordenadas) tienen jacobiano igual a −1 y
son sus propias inversas: Ti,j ◦ Ti,j = IdRd .
En lo que
R sigue
R U , V y ϕ serán como en el enunciado anterior. Recordemos que por
definición E f = V f χE , así que el enunciado anterior es equivalente al siguiente:
Teorema 8.8 (del cambio de variables, 2a. versión). Si f es una función definida c.s. en V .
Entonces f ∈ L 1 (V ) si, y sólo si, (f ◦ ϕ) |Jϕ| ∈ L 1 (U ), además se tiene que
Z Z
f= (f ◦ ϕ) |Jϕ| . (8.4)
V U
Lema 8.15. El teorema 8.7 se verifica para transformaciones elementales y funciones esca-
lonadas.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
112 Tema 8. Integración por cambio de variables
A partir de este resultado (aunque no sea necesario para completar la prueba), es natural
postular que la misma desigualdad se verifica para cualquier conjunto medible E ⊂ U :
Z
m ϕ(E) ≤ |Jϕ| .
E
Lo que es evidente es que para funciones escalonadas y no negativas definidas en U ,
Pn
α= aj χIj , se tiene que
j=1
Z Z Z
α ◦ ϕ−1 ≤ (α ◦ ϕ−1 ◦ ϕ) |Jϕ| = α |Jϕ| .
V U U
Observaciones 8.20.
I) La imagen del cubo unidad C = [0, 1] × . . . × [0, 1] por la aplicación
g (un paralelogramo en
R2 , un paralelepípedo en R3 , etc.) tiene medida det aij 1≤i,j≤n . Nótese que no estamos
sino afirmando las fórmulas que se establecen como definición en Geometría Analítica.
Observación 8.22. La coordenada r no es otra cosa que la norma euclídea de (x, y) = g(r, θ),
así que este cambio puede resultar útil en el cálculo de integrales en círculos, ya que
g (0, R) × (α, α + 2π) y B(0, R)
difieren en un conjunto de medida nula (un segmento); o de integrales en sectores circulares,
que son imagen de conjuntos del tipo (0, R) × (β, γ). Lo mismo se puede decir respecto del
cálculo de integrales de funciones que dependan únicamente de la norma euclídea.
Componiendo con traslaciones, esto es, considerando transformaciones del tipo
x = (x, y) = g(r, θ) = a1 + r cos(θ), a2 + r sen(θ) ,
se parametrizan, excepto subconjuntos de medida nula (segmentos), discos centrados en un
punto a = (a1 , a2 ) ∈ R2 ; en este caso se verifica que r = kx − ak (ver figura 8.1).
Y
x
θ
r R
a
(0,0) X
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114 Tema 8. Integración por cambio de variables
Observación 8.24. Este tipo de cambios transforma los intervalos (0, R) × (α, α + 2π) × (a, b)
en cilindros (sólidos) con eje de simetría el eje OZ, cuya base tiene radio R y comprendidos
entre los planos z = a y z = b, salvo una porción de un plano (que es de medida nula en R3 ).
El teorema presentado es adecuado para aquellos conjuntos que presenten una simetría
respecto al eje OZ (ver figura 8.2) pero, por supuesto, una permutación adecuada de las
coordenadas permite tratar volúmenes de revolución respecto de los otros ejes, y lo mismo se
puede decir, al componer con traslaciones, cuando la base de estos cilindros está desplazada
del origen.
Z
x
r
Y
θ
X
φ r
θ Y
X
Observación 8.28. El interés de estos cambios de variable se dirige a los casos en que el
conjunto donde se integra y/o la función a integrar son simétricos respecto al origen. Como
en los cambios citados anteriormente, componiendo con traslaciones obtenemos cambios de
coordenadas adecuados para problemas que presenten simetría respecto de otro punto. En
particular, la medida de la bola n-dimensional de radio R es
Z Z R Z 2π Z π Z π Z π
1= rn−1 dr dθ1 sen(θ2 ) dθ2 sen2 (θ3 ) dθ3 · · · senn−2 (θn−1 ) dθn−1
B(0,R) 0 0 0 0 0
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116 Tema 8. Integración por cambio de variables
((t0 , t1 , . . . , tn ) son las denominadas coordenadas baricéntricas). Los símplices en R2 son los
triángulos, en R3 los tetraedros, etc.
Es evidente que mediante una transformación afín, descritas en el teorema 8.19, todo
símplice se puede obtener a partir del símplice estándar, esto es, el de vértices:
P0 = (0, 0, 0, . . . , 0) , P1 = (1, 0, 0, . . . , 0) , P2 = (0, 1, 0, . . . , 0) , . . . , Pn = (0, 0, 0, . . . , 1) ,
es decir el conjunto
P
n
Tn = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn : xi ≤ 1 , xi ≥ 0 para todo i
i=1
Ejercicios
8.3
I) Mediante traslaciones y giros, deducir que el área de un triángulo es la mitad del producto
de la longitud de uno de sus lados por la altura trazada desde el vértice opuesto a él,
independientemente de la posición que ocupe en el plano R2 .
II ) Sean T el triángulo de vértices (0, 0), (1, 0) y (1, 1), y ϕ la transformación de R2 en R2 dada
por ϕ(x, y) = (x − 2 y, 2 x + y) . Determinar el área del conjunto ϕ(T ).
1
IV ) D = B(0, 2) , f (x, y) = p .
4 − x2 − y 2
1
V) D = R2 , f (x, y) = p (p > 0).
p2 + x 2 + y 2
(x2 − y 2 ) x − 2 x y 2
VI ) D = (x, y) ∈ R2 : x > 0 , y > 0 , x2 + y 2 < 9 , f (x, y) = .
x2 + y 2
1
VII ) D = {(x, y) ∈ R2 : x ≤ y , x + y ≥ 1 , x2 + y 2 ≤ 1} , f (x, y) = 2 .
(x + y 2 )3/2
VIII) D = {(x, y) ∈ R2 : x ≥ 0 , x2 + y 2 ≤ 2 y , x2 + y 2 ≤ 1} , f (x, y) = log(x2 + y 2 ) .
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118 Tema 8. Integración por cambio de variables
2 2
8.5 Demostrar que la función f (x, y) = e−(x +y ) es integrable en R2 y calcular su integral.
Deducir de lo anterior que
Z ∞
2 √
e−x dx = π .
−∞
donde D es el conjunto
D = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 − 2 a x ≤ 0} .
R
8.9 Calcular D (x2 +y 2 ) dx dy , donde D es la porción del recinto interior a la curva (lemniscata)
dada en coordenadas polares por ρ2 = a2 cos(2 θ), contenido en el semiplano {x ≥ 0}.
Nota: Parametrizar una curva plana en coordenadas polares consiste en dar para cada ángulo
θ de un intervalo I un valor ρ = ϕ(θ) ≥ 0 (un módulo o distancia al origen), de manera que los
puntos de la curva son precisamente aquellos de la forma
(x, y) = γ(θ) = ϕ(θ) cos(θ), ϕ(θ) sen(θ) , θ ∈ I ;
nótese que kγ(θ)k = ϕ(θ) (consultar, p.e., el texto [23] para un estudio más pormenorizado).
8.10 Calcular el área del recinto plano limitado por la curva parametrizada en coordenadas
polares por ρ = sen(2 θ).
8.11 Sea S el recinto plano limitado por la curva (cardioide) parametrizada en coordenadas
polares por ρ = 1 + cos(θ).
I) Calcular el área de S.
Z
II ) Calcular (x + y) dx dy .
S
8.13 Sea S el recinto plano situado en el primer cuadrante y limitado por las curvas de
ecuaciones y − x = 0, y 2 − x2 = 1, x y = a, x y = b, donde 0 < a < b. Utilizando un cambio de
variable que transforme S en un rectángulo, calcular
Z
x y 2
y 2 − x2 (x + y 2 ) dx dy .
S
8.14 Sea k > 0. Se consideran los abiertos U = (u, v) ∈ R2 : v > 0 , u > 0 , 0 < u < k v ,
V = (0, ∞) × (0, k), y la aplicación ϕ: U → V dada por ϕ(u, v) = x(u, v), y(u, v) = u v, u/v .
Probar que ϕ es un difeomorfismo, deducir que la función
u3 cos u/v
f (u, v) = 3/2 du dv
2
v u2 v 2 + u /v 2
8.16 Calcular Z
(x + y) dx dy
D
siendo D el conjunto limitado, en el primer cuadrante, por las curvas de ecuaciones
xy = 4, xy = 2, y = x − 3, y = x + 3.
8.19 Hallar el volumen de los subconjuntos de R3 dados por las siguientes relaciones (en las
que a, b, c y d son constantes positivas):
a2
I) x 2 + y 2 + z 2 ≤ a2 , x2 + y 2 ≥ .
4
II ) x 2 + y 2 + z 2 ≤ a2 , x 2 + y 2 ≤ a y .
x2 y2 z2 z x2 y2
III ) + + ≤ 1, 0 ≤ ≤ + .
a2 b2 c2 c a2 b2
x2 y2 x2 z
IV ) z > 0, 2
+ 2 < 1, + < 1.
a b a2 c
x2 y2 x2 y2
V) + 2 < 1, 0 < z < 2 + 2 .
a2 b c d
x2 y2 z2 x2 y2 z2
VI ) + + < 1 , z > 0 , + < .
a2 b2 c2 a2 b2 c2
x2 y2 z
VII ) 2
+ 2 + = 1, z > 0.
a b c
8.20 Sean a, b, c > 0. Se considera el subconjunto A de los puntos (x, y, z) ∈ R3 que satisfacen
las condiciones
x2 y2 z2 x2 y z2
+ + ≤ 1 , − + 2 ≤ 0.
a2 b2 c2 a2 b c
Calcular la integral en A de la función f (x, y, z) = y .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
120 Tema 8. Integración por cambio de variables
8.23 Se considera el conjunto C = (x, y, z) ∈ R3 : z > 1 , x2 + y 2 < 1 . Estudiar, en función
de los parámetros reales α y β, la integrabilidad en C de la función
α
z − x2 − y 2
f (x, y, z) = .
1 + zβ
8.24 Sea V = (x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 + z 2 > 1 .
I) Estudiar, en función del número real α, la integrabilidad en V de la función
1
f (x, y, z) = α .
x2 + y2 + z2
8.25 Sea V el abierto de R3 contenido en el primer octante (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) , interior
al cilindro de ecuación x2 + y 2 − a x = 0 y al elipsoide de ecuación b2 (x2 + y 2 ) + a2 z 2 = a2 b2 ,
donde a y b son constantes reales positivas. Demostrar que la función
1
f (x, y, z) =
a2 − x 2 − y 2
es integrable en V y calcular su integral.
8.29 Sea K = (x, y, z) ∈ R3 : x ≥ 0 , y ≤ 0 , z ≥ 0 , 4 x − 2 y + z ≤ 2 . Calcular la integral en K
de la función f (x, y, z) = x y z (2 − 4 x + 2 y − z) .
8.37 Sean V = (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) y p, q, r números reales positivos con 1/p + 1/q + 1/r < 1 .
Demostrar que es integrable en V la función
1
f (x, y, z) =
1 + xp + y q + z r
(el cálculo de la integral, mediante las funciones eulerianas, se propone en el ejercicio 9.19).
Sugerencia: Realizar primero el cambio de variables entre el abierto V y si mismo definido por
xp = u2 , y q = v 2 , z r = w 2 .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
122 Tema 8. Integración por cambio de variables
8.38 Sea V = (x, y, z) ∈ R3 : x > 0 , y > 0 , 1/x2 + 1/y 2 < 1 , 0 < z < 1 . Demostrar que la
función
z
f (x, y, z) = .
x y (x2 + y 2 )
es integrable en V y calcular su integral.
es un difeomorfismo de V sobre U .
II ) Sean a0 , a1 , a2 , . . . , an números positivos. Integrando en V la función
f (y0 , y1 , y2 , . . . , yn ) = e−(a0 y0 +a1 y1 +...+an yn )
deducir que
Z
dx1 dx2 . . . dxn 1
n+1 = .
Θn a0 + (a1 − a0 )x1 + . . . + (an − a0 )xn n! a0 a1 a2 · · · an
Tema 9
Integrales paramétricas
123
124 Tema 9. Integrales paramétricas
Corolario 9.5. Si en el teorema anterior las condiciones ii) y iii) se verifican para cada índice
j = 1, 2, . . . , m, entonces f es de clase C 1 en A y se tiene que
Z
∂f ∂F
(x) = (x, y) dy, j = 1, 2, . . . , m .
∂xj E ∂xj
Observaciones 9.6.
I) El mismo comentario realizado en la observación 9.2, sobre el espacio E donde se integra,
es válido en el caso del teorema de derivación; obviamente, lo que no es posible es cambiar
el abierto A por cualquier otro subconjunto de un espacio métrico.
II ) El teorema de derivación puede ser aplicado a las derivadas sucesivas cuando la fun-
ción F (x, y) es suficientemente regular y así, por ejemplo, si se verifican las condiciones
pertinentes,
Z
∂ k1 +k2 +...+km f ∂ k1 +k2 +...+km F
(x) = (x, y) dy .
∂xk11 ∂xk22 . . . ∂xkmm k1 k2
E ∂x1 ∂x2 . . . ∂xm
km
III) En la práctica puede suceder que, aún cuando la función f esté definida por la integral
paramétrica (9.2) en todos los puntos x del abierto A y se verifiquen las hipótesis I) y
II ) del teorema 9.4, sea imposible satisfacer la condición III ) del mismo. No obstante, la
derivabilidad es una cuestión local, de manera que el abierto A del enunciado puede ser
sustituido por un entorno adecuado del punto x0 donde se quiera estudiar tal cuestión.
Por ejemplo: si F (x, y) = e−xy , x ∈ A = (0, 1), y ∈ E = (0, ∞). Resulta que
∂F
(x, y) = −y e−xy
∂x
que es integrable para todo x > 0, pero la mínima función g definida en E que satisface
∂F
(x, y) = y e−xy ≤ g(y) para todos x ∈ A, y ∈ E
∂x
es la función g(y) = y, no integrable en E. No obstante, considerando 0 < δ < 1 y el abierto
Vδ = (δ, 1) ⊂ A, se tiene que
y e−xy ≤ y e−δy = g(y)
para todos x ∈ Vδ , y ∈ E ,
R∞
lo que garantiza la derivabilidad de f (x) = 0 e−xy dy en el intervalo Vδ , como esto es
R∞
válido para cada δ > 0 se concluye la derivabilidad de f en A y que f ′ (x) = 0 −y e−xy dy .
Definición 9.7. Sean Λ un conjunto, [a, b) ⊂ R y para cada λ ∈ Λ una función Fλ : [a, b) → R
integrable en cada intervalo [a, β], a < β < b. Se dice que la familia de integrales flechadas
R →b
a
Fλ (x) dx es uniformemente convergente en Λ si para cada λ ∈ Λ la correspondiente integral
flechada converge y cualquiera que sea ε > 0 existe β0 ∈ (a, b) de manera que
Z β Z →b Z γ
Fλ (y) dy − Fλ (y) dy = lı́m+ Fλ (y) dy < ε para todos β ∈ (β0 , b) , λ ∈ Λ .
a a γ→b β
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
126 Tema 9. Integrales paramétricas
Teorema 9.9 (de derivabilidad para integrales flechadas). Sean A un abierto de Rm , [a, b)
un intervalo de R y una función F : A × [a, b) → R tal que para cada x ∈ A se tiene que
Fx ∈ L 1 ([a, β]) cualquiera que sea a < β < b. Se supone además que:
Rβ
I ) Para cada β ∈ (a, b) la aplicación x ∈ A 7→ a Fx (y) dy admite derivada parcial continua
respecto de xj en A y su derivada es
Z β Z β
∂F
Dj Fx (y) dy = (x, y) dy .
a a ∂x j
R →b
II ) Para cada x ∈ A la integral flechada a Fx (y) dy converge.
Z →b
∂F
III) La familia de integrales flechadas (x, y) dy es uniformemente convergente en A.
a ∂x j
R →b
Entonces, la función definida en A por f (x) = a Fx (y) dy tiene derivada parcial continua
respecto de xj en A y se tiene que
Z β
∂f ∂F
(x) = (x, y) dy .
∂xj a ∂x j
Propiedades 9.11.
I) Γ(t) está definida y es positiva para todo t > 0.
II ) Γ(t) es de clase C ∞ en (0, ∞) y además, para cada n ∈ N,
Z ∞
(n)
Γ (t) = e−x xt−1 (log(x))n dx.
0
Γ(t + 1)
lı́m √ = 1. (Fórmula de Stirling)
t→+∞ e−t tt 2πt
De esta relación, para m, p naturales, se deduce que
Γ(m + α) (m + p)! 1 · 3 · · · (2m − 1) √ 1
lı́m = 1, lı́m = 1, lı́m m= √ .
m→∞ mα Γ(m) m→∞ m! mp m→∞ 2 · 4 · · · 2m π
24
2
1
1 2 3 4 5
Figura 9.1: La función Γ interpola al factorial.
Definición 9.12 (Función Beta). Para cada (u, v) ∈ (0, ∞) × (0, ∞) se define
Z 1
B(u, v) = xu−1 (1 − x)v−1 dx.
0
Propiedades 9.13.
I) B(u, v) está bien definida para todo (u, v) ∈ (0, ∞) × (0, ∞).
II ) La función B es de clase C ∞ en (0, ∞) × (0, ∞), y para todos n, m ∈ N se tiene que
Z 1
∂ n+m B n m
n m
(u, v) = log(x) log(1 − x) xu−1 (1 − x)v−1 dx.
∂u ∂v 0
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128 Tema 9. Integrales paramétricas
Las propiedades de las dos funciones anteriores permiten expresar una amplia gama de
integrales en función de ellas realizando simples cambios de variable. En la tabla 9.1 se rela-
cionan una serie de integrales que mediante cambios de variable se expresan en términos de
las funciones eulerianas. Se indica la integral, su solución y el cambio de variable realizado,
así como los valores de los parámetros para los que la función es integrable.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
130 Tema 9. Integrales paramétricas
Z Z Z
III) Se verifica la igualdad f ∗g = f g.
Rn Rn Rn
Z Z Z
IV ) Se verifica |f ∗ g| ≤ |f | |g| .
Rn Rn Rn
Proposición 9.24. Sean f una función localmente integrable en Rn y g una función continua
en Rn . Se supone que al menos una de ellas tiene soporte compacto. Entonces f ∗ g está
definida en todo Rn .
Observación 9.28. Con la notación de los dos resultados precedentes. Notemos primero que
θk (0) = k n θ(0) = k n ϕ(0) ϕ(0) · · · ϕ(0) = k n ϕ(0)n −→ ∞ .
k→∞
Resumiendo:
0 si x 6= 0,
lı́m θk (x) = (9.4)
∞ si x = 0.
k→∞
4 Z
-2 -1 0 1 2 X Y
θk , 1 ≤ k ≤ 5 θ2
Observación 9.30. La denominada delta de Dirac en 0, que es el operador lineal definido por
f 7−→ δ0 (f ) = f (0) , se define en muchos textos de Física, para representar la idea de impulso
instantáneo y relajando el rigor matemático, a partir de las relaciones (9.4) y (9.5), como la
“función” δ0 que tiene integral 1, que vale 0 en todos los puntos menos en 0, donde toma el
valor ∞; esto es absurdo pues, con la misma relajación del rigor, podríamos establecer que
Z Z Z
1= δ0 (x) dx = 2 δ0 (x) dx = 2 δ0 (x) dx = 2 .
Rn Rn Rn
Lo que se ha obtenido muestra que la delta de Dirac, que es una de las llamadas distribucio-
nes o funciones generalizadas, aunque no puede ser asociada a ninguna función, puede ser
“aproximada” por funciones en el sentido ordinario.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
132 Tema 9. Integrales paramétricas
Lema 9.32. Sean f, g funciones de clase C 1 en Rn tales que sop(f ) o sop(g) es acotado (i.e.
compacto). Entonces f ∗ g es de clase C 1 en Rn y para cada índice i = 1, 2, . . . , n se tiene que
∂(f ∗ g) ∂f ∂g
= ∗g =f ∗ .
∂xi ∂xi ∂xi
Teorema 9.33. Sean f una función de clase C m en Rn y {θk }∞ k=1 una aproximación de la
identidad en Rn por funciones de clase C ∞ . Entonces f ∗θk es de clase C ∞ en Rn para todo k ≥
1; además, para cada familia de enteros no negativos j1 , j2 , . . . , jn con j1 +j2 +. . .+jn = α ≤ m
n ∂ α (f ∗ θk ) o∞
la sucesión de funciones converge uniformemente en los compactos
∂xj11 ∂xj22 · · · ∂xjnn k=1
∂αf
de Rn hacia .
∂x1 ∂xj22 · · · ∂xjnn
j1
donde K es una función, denominada núcleo integral, y las variables x y y recorren ciertos
subconjuntos en los espacios euclídeos apropiados. Estas aplicaciones f → T f reciben el
nombre de transformadas integrales, y ejemplos de ellas son las transformaciones de Fourier,
Laplace, Mellin, Hilbert, Hankel, Abel, etc.
Veremos la definición y propiedades fundamentales de dos de ellas, poniendo de relie-
ve el papel que juegan las técnicas de integración (iterada, cambio de variables, integrales
paramétricas) expuestas hasta el momento.
Observaciones 9.40.
I) El valor σf se denomina abscisa de convergencia de la transformada de Laplace. El nom-
bre se comprende fácilmente si se piensa en que esto se formuló inicialmente en términos
de la integral impropia de Riemann.
II ) La integral (9.6), dependiente del parámetro real s, se puede plantear para números
complejos z. Casi todo lo que se expone a continuación se traslada, palabra por palabra
a este caso más general, cambiando el dominio de definición, el intervalo Df , por un
semiplano: {z ∈ C : s = Re(z) > σf } (nótese que |e−zt | = e− Re(z)t ).
Aunque la potencia de la teoría de funciones de variable compleja proporciona herramien-
tas más fructíferas que las que se presentan aquí, obviamente su estudio corresponde a
un curso de variable compleja, fuera de las atribuciones de esta asignatura.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
134 Tema 9. Integrales paramétricas
Propiedades 9.41. Sean f y g funciones que admiten transformada de Laplace. Se tiene que:
I ) Si α, β ∈ C, entonces h = α f + β g admite transformada de Laplace, σh ≤ máx{σf , σg } y
Proposición 9.42 (valor final de la transformada de Laplace). Sea f una función que
admite transformada de Laplace. Entonces:
I ) Se verifica que lı́m Lf (s) = 0.
s→∞
II ) Si además existe y es finito f (0+ ) = lı́m+ f (t), entonces se verifica que lı́m s Lf (s) = f (0+ ) .
t→0 s→∞
Ejercicios
I) Probar que f está bien definida y es derivable en R, con derivada f ′ (t) = −2 t f (t).
II ) Demostrar que la función
x 2 2 p
g(x, y) = e−(x +y ) cos 2 t x2 + y 2
x2 +y 2
9.3 Demostrar que, aun cuando la función sen(y)/y no es integrable en (0, ∞), la función f
definida, de forma similar al ejercicio anterior, por
Z →∞
sen(y)
f (x) = e−xy dy , x ∈ [0, ∞) ,
0 y
es continua en el cerrado [0, ∞). Deducir que
Z →∞
sen(y) π
dy = .
0 y 2
9.8 Demostrar que para cada α > 0 está bien definida la integral
Z ∞ −αx 2
e − e−α x
F (α) = dx
0 x
y calcular su valor.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
136 Tema 9. Integrales paramétricas
9.15 Sean f : R → R continua y T = (x, y, z) ∈ R3 : x > 0 , y > 0 , z > 0 , x + y + z < 1 .
I) Probar que si p > 0, q > 0 y r > 0 la función (x, y, z) 7→ xp−1 y q−1 z r−1 f (x + y + z) es integrable
en T y
Z Z
Γ(p) Γ(q) Γ(r) 1 p+q+r−1
xp−1 y q−1 z r−1 f (x + y + z) dx dy dz = u f (u) du .
T Γ(p + q + r) 0
II ) Para cada t ∈ R se define
Z
g(t) = xp−1 y q−1 z r−1 f t (x + y + z) dx dy dz .
T
1
Probar que si f es de clase C entonces g es derivable y determinar una expresión integral
para g ′ . Calcular g ′ (2) en el caso p = q = r = 1/3 y f (u) = eu .
9.17 Utilizar las coordenadas esféricas generalizadas y las integrales eulerianas para obtener
una fórmula cerrada de la medida de las bolas en Rn en función de su radio.
9.19 Sea V = (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) . Si p > 0, q > 0, r > 0 y 1/p + 1/q + 1/r < 1 calcular
Z
1
p q r
dx dy dz (ver ejercicio 8.37).
V 1+x +y +z
Nota: El subespacio vectorial de Cc (Rd ) constituido por las funciones de clase C ∞ se denota
por Cc∞ (Rd ).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
138 Tema 9. Integrales paramétricas
9.25 Para cada λ > 0 sea fλ la función definida en R por fλ (x) = e−λ x χ[0,∞) (x) .
I) Calcular fλ ∗ fµ .
II ) Calcular la transformada de Fourier de fλ .
9.31 La función de error ‘erf’ y la función complementaria de error ‘erfc’ se definen por
Z t
2 2
erf(t) = √ e−x dx, erfc(t) = 1 − erf(t) , t ≥ 0.
π 0
Determinar las transformadas de Laplace de las funciones
√ √
f (t) = erfc t y g(t) = et f (t) = et erfc t .
Sugerencia: Aplíquese el teorema de Fubini en las integrales iteradas que aparecen.
9.34 Sea n un número natural y sea f una función de clase C 2 en [0, ∞) tal que f , f ′ y f ′′
son de orden exponencial, y con f (0) = 1, f ′ (0) = −n. Hallar la transformada de Laplace de f
supuesto que
t f ′′ (t) + (1 − t) f ′ (t) + n f (t) = 0, t ≥ 0.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
140 Tema 9. Integrales paramétricas
9.35 Sea f una función de clase C 1 en [0, ∞), tal que f y f ′ son de orden exponencial, y con
f (0) = 0. Sabiendo que
Z t
5 ex cos 2(t − x) f (x) dx = et f ′ (t) + f (t) − 1, t ≥ 0,
0
9.37 Para cada uno de los problemas de Cauchy que se relacionan a continuación se pide
calcular la transformada de Laplace de la solución x(t):
( ′′
x (t) + x(t) = t
I)
x(0) = 0, x′ (0) = 1.
(
x′′ (t) − 4 x′ (t) − 5 x(t) = 3 et
II )
x(0) = 3, x′ (0) = 1.
( ′′
x (t) + x(t) = H(t) − 2 H(t − 1) + H(t − 2)
III)
x(0) = x′ (0) = 0.
( ′′
x (t) + x′ (t) = 3 cos(t)
IV )
x(0) = 0, x′ (0) = −1.
(
x(4) (t) + 3 x′′ (t) + 2 x(t) = e−t H(t − 2)
V)
x(0) = x′ (0) = x′′ (0) = 0, x′′′ (0) = −1.
9.38 Calcular la transformada de Laplace de las soluciones de los sistemas de ecuaciones di-
ferenciales lineales de primer orden, con las condiciones iniciales indicadas, en las siguientes
situaciones:
′
7 x (t) + y ′ (t) + 2 x(t) = 0
I) x′ (t) + 3 y ′ (t) + y(t) = 0
x(0) = 1, y(0) = 0.
′
5 x (t) + 2 y ′ (t) − 2 x(t) + y(t) = 2e−t
II ) −2 x′ (t) − y ′ (t) + x(t) = sen(t)
x(0) = 1, y(0) = −1.
′
x (t) + y ′ (t) = 2 z(t)
y ′ (t) + z ′ (t) = 2 x(t)
III)
x′ (t) + z ′ (t) = 2 y(t)
x(0) = 1, y(0) = −1, z(0) = 0
Tema 10
Extremos condicionados
Para quien tiene conocimientos, aunque sean elementales, de Geometría Lineal y de Pro-
gramación Lineal, debe ser muy fácil comprender la motivación de la teoría que presentamos
ahora. En aquel caso se trata de estudiar los extremos de funciones lineales en politopos
convexos (i.e., en intersecciones de semiespacios afines). Si consideramos funciones cua-
lesquiera, no sólo las lineales, y subconjuntos más generales, el problema es, en general,
irresoluble. Ahora bien, si las funciones y los conjuntos se pueden aproximar localmente por
“objetos lineales”, es posible establecer condiciones necesarias y suficientes para la existencia
de extremos de la restricción de la función al subconjunto.
En cuanto a la mencionada aproximación lineal, para las funciones está todo dicho: esta-
mos hablando de la noción de diferenciabilidad. Al referirnos a conjuntos, llegamos al con-
cepto de variedad diferenciable.
En realidad, esta teoría se puede presentar sin mencionar los aspectos geométricos, lo
único que se necesita es el teorema de las funciones implícitas (véanse, por ejemplo, los
textos [2], [15] o [32]), pero con un poco de esfuerzo adicional, la introducción del concepto
de variedad diferenciable permite dar una visión geométrica, tanto del problema como de su
solución.
Otro aspecto similar al caso de variedades afines en Rn es que las variedades diferenciables
pueden aparecer, en la práctica, descritas de forma paramétrica, como imágenes de funciones
definidas en abiertos de Rd o de forma implícita, como conjuntos de ceros de aplicaciones de
Rn en Rn−d ; en la primera situación los problemas se abordan de la forma habitual, replan-
teándolos en términos de funciones en abiertos de Rd , es la segunda la que nos preocupa,
recordemos que podemos determinar si cierta aplicación define de forma implícita un gru-
po de variables en función de las restantes (teorema 3.21), pero eso no proporciona ningún
algoritmo para calcularlas de forma explícita.
141
142 Tema 10. Extremos condicionados
Observaciones 10.2.
I) Las variedades de dimensión 1 reciben el nombre particular de curvas, y las de dimensión
2 el de superficies. Las variedades de dimensión n−1 en Rn se denominan hipersuperficies;
nótese el paralelismo con la terminología del caso lineal, los hiperplanos.
II ) No hay inconveniente en considerar, sumergidas en Rn , variedades diferenciables de di-
mensión d = n, pero esto carece de interés por trivial, ya que estos objetos no son otros
que los abiertos conexos de Rn .
III) En la Geometría Diferencial abstracta el conjunto de puntos soporte de una variedad
diferenciable es un espacio topológico Hausdorff S, sin necesidad de que tenga una es-
tructura vectorial, y mucho menos euclídea, por lo que la condición de diferenciabilidad
se estable en términos de una compatibilidad de cartas (ver 10.4.I). En este contexto no
se dice que S es una variedad diferenciable, sino que S tiene una estructura diferenciable,
esta estructura es un atlas de cartas compatibles.
IV ) Volviendo al contexto de los espacios euclídeos, la condición de que la diferencial de
las parametrizaciones locales tenga rango máximo (es decir, que sean inmersiones, ver
definición 3.23 y teorema 3.24) se traduce, coloquialmente hablando, en que localmente
se puede deformar la variedad de forma suave (mediante difeomorfismos) para convertirla
en una región de un subespacio lineal de la misma dimensión (ver figura 10.1).
←→
Observaciones 10.4.
I) La definición anterior es coherente puesto que, si (W, γ) es otra carta alrededor de p, la
imagen de la aplicación lineal γ ′ (γ −1 (p)) es la misma que la de ϕ′ (x).
Aunque el razonamiento es igual, independientemente de la dimensión, para ilustrar esto
pensemos en el caso de superficies en R3 , es decir, que (V, ϕ) y (W, γ) son parametriza-
ciones regulares de sendas superficies simples en R3 . En este caso el subconjunto M de
S dado por
M = ϕ(V ) ∩ γ(W ) ⊂ S
es una superficie elemental que contiene al punto p, y que puede ser parametrizada en
un entorno de dicho punto indistintamente por
ϕ : ϕ−1 (M ) → M o γ : γ −1 (M ) → M
(véase la figura 10.2, en la que M es la parte sombreada de S).
S
M
p
∧
∧ γ
ϕ W
V γ −1 ◦ϕ
−−−−−−→
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
144 Tema 10. Extremos condicionados
Observaciones 10.7.
I) Como en el caso de variedades lineales, el número entero n − d en el enunciado anterior
se denomina codimensión de la variedad.
II ) También es cierto el recíproco del teorema anterior, precisando más, toda variedad di-
ferenciable se puede describir localmente de forma implícita. A modo de compendio,
mencionaremos que las propiedades locales que se exponen en la definición 10.1, en
el teorema 10.6 y en el teorema 3.24, proporcionan definiciones equivalentes de varie-
dad diferenciable. De hecho, según los gustos de los autores, se pueden encontrar en
la literatura existente todas las variantes que consisten en adoptar una de ellas como
definición y luego establecer la equivalencia con las restantes.
Ejemplos 10.8.
I) Las ramas de las secciones cónicas regulares son curvas diferenciables de clase C ∞ .
II ) Las hojas de las cuádricas regulares son superficies diferenciables de clase C ∞ .
III) Toda esfera en Rn es una hipersuperficie de clase C ∞ .
IV ) El subconjunto de R4 dado por
{(x, y, z, u) ∈ R4 : (x − 1)2 + (y − 2)2 + z 4 + u4 = 1}
es una variedad de dimensión 3 de clase C ∞ en R4 (una hipersuperficie).
V) El subconjunto de R4 definido por
{(x, y, z, u) ∈ R4 : x2 + y 2 + z 2 = 1, x + u = 0}
es variedad de dimensión 2, una superficie, de clase C ∞ en R4 .
Proposición 10.9. Sea S una variedad diferenciable en Rn de dimensión d que viene definida
implícitamente en un entorno del punto p ∈ S por las ecuaciones
gi (x) = 0, 1 ≤ i ≤ n − d,
donde las funciones gi son de clase C k en un abierto U de Rn que contiene a dicho punto y
tales que el rango de la matriz jacobiana
Dj gi 1≤i≤n−d
1≤j≤n
Observaciones 10.12.
I) El conjunto de ecuaciones dadas en (10.2) y en (10.4) constituye un sistema de n + m
ecuaciones con n + m incógnitas (las n coordenadas del punto x0 y los m multiplicadores
λi , 1 ≤ i ≤ m), cuya solución permite localizar los posibles extremos.
II ) Nótese que la condición (10.3) no establece que ∇f (x0 ) deba ser necesariamente nulo,
sino que sea, en virtud de la proposición 10.9, un vector ortogonal a la variedad S en el
punto x0 , es decir, combinación lineal de ∇g1 (x0 ), ∇g2 (x0 ), . . . , ∇gm (x0 ).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
146 Tema 10. Extremos condicionados
III) Una vez localizados los “puntos críticos” se hace necesario, igual que en los problemas
ordinarios de extremos, dar condiciones suficientes para poder garantizar que en estos
puntos la función presenta un extremo. En contra de lo que en un principio podría
tentarnos creer, el carácter de la matriz hessiana Hf (x0 ) no aporta ninguna información,
este hecho se puede constatar con sencillos ejemplos (ver ejercicio 10.3).
Además es obvio que de alguna forma deben intervenir las condiciones de ligadura; esto
queda patente en los teoremas siguientes, que consisten, vagamente hablando, en aplicar
la teoría de extremos ordinarios (ver teoremas 2.39 y 2.40) a la composición de una carta
local ϕ con la función f . Formalmente, el problema consiste en estudiar el carácter de
la hessiana de una función, f ◦ ϕ, de n − m variables, pero de nuevo, operativamente, se
puede prescindir del conocimiento de parametrizaciones locales.
Definición 10.13. Con las mismas hipótesis y notación que en el teorema anterior. La fun-
ción (auxiliar) L definida en A por
m
X
L(x) = f (x) − λi gi (x), x ∈ A, (10.5)
i=1
se denomina función lagrangiana asociada al problema de extremos condicionados.
Nótese que la restricción de L a la variedad S es la misma que la de f : f|S = L|S .
Observaciones 10.15.
I) En el lenguaje de la Geometría Diferencial la condición anterior se traduce, según se de-
duce de la proposición 10.9, en que la forma cuadrática h 7→ h HL(x0 ) ht sea semidefinida
(negativa o positiva, respectivamente) en TS (x0 ), el espacio tangente a la variedad en el
punto x0 , un subespacio vectorial de dimensión n − m < n.
II ) Como corolario inmediato, si la restricción de la forma cuadrática h 7→ h HL(x0 ) ht a
TS (x0 ) es indefinida, entonces la función f|S no puede presentar un extremo local en x0 .
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148 Tema 10. Extremos condicionados
Ejercicios
10.2 Sea S una superficie de clase C 1 en R3 dada de forma implícita por la ecuación
g(x, y, z) = 0. Demostrar, haciendo uso del teorema de Lagrange, que si a ∈ R3 \S y la distancia
d(a, S) se alcanza en un punto p ∈ S, entonces el vector determinado por a y p es ortogonal
al plano tangente a S en p.
Como aplicación, dedúzcase la fórmula que expresa la distancia de un punto a un plano
en R3 en términos de uno de sus vectores directores.
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150 Tema 10. Extremos condicionados
10.20
I ) Sea f : R3 → R definida por
f (x, y, z) = x y z.
Hallar el máximo y el mínimo absolutos de f en la esfera unidad.
II ) Inscribir un paralelepípedo rectangular de volumen máximo en una esfera de diámetro d.
10.24
I ) Calcular el máximo y el mínimo absolutos en la bola euclídea B(0, 1) de la función real f
definida en Rn por
f (x1 , . . . , xn ) = x1 x2 · · · xn .
II ) Deducir que si a1 , . . . , an ≥ 0 se verifica que
1 a1 + . . . + an
(a1 a2 · · · an ) /n ≤ .
n
III ) De entre todos los rectángulos inscritos en una elipse, determinar el de área máxima.
10.26 Hallar el máximo y el mínimo de las distancias entre los puntos de las circunferencias
de ecuaciones
(x − 2)2 + (y − 2)2 = 1 y x2 + y 2 = 18 .
10.27 Usando el teorema de los multiplicadores de Lagrange, probar que de entre todos los
triángulos inscritos en una circunferencia, los de mayor área son los equiláteros.
10.28 Determinar las dimensiones del paralelepípedo rectangular que, de entre todos los de
volumen dado V0 , tenga mínima la suma de las áreas de sus caras.
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152 Tema 10. Extremos condicionados
Teoría de campos
Observaciones 11.2.
I) Nótese que en un punto p del soporte de una curva ϕ no simple podrían aparecer varios
vectores tangentes ϕ′ (t), correspondientes a los diferentes valores de t tales que ϕ(t) = p.
153
154 Tema 11. Teoría de campos
II ) Toda curva diferenciable elemental se puede ver como el soporte de una curva paramé-
trica regular, simple y de clase C k , con k ≥ 1; la parametrización es la que aparece en
la única carta de un atlas adecuado. El recíproco no es cierto en general (ver ejemplo
11.3.II), salvo en situaciones especiales, por ejemplo, que la curva sea cerrada y coinci-
dan las derivadas laterales en los extremos del intervalo de parametrización.
III) Conviene resaltar que, incluso al tratar con variedades diferenciables, en ocasiones es
importante no sólo el conjunto soporte, sino también su parametrización y las propieda-
des de la misma; por ejemplo, si idealizamos una pista de atletismo como el soporte de
una curva, en una competición los atletas “parametrizan” el mismo soporte, utilizando
el tiempo como parámetro, pero gana el que lo hace antes, es decir, en un intervalo de
menor longitud. Es fácil comprender por qué se usa también el término trayectoria como
sinónimo de soporte de una curva paramétrica.
Ejemplos 11.3.
I) La curva paramétrica dada por
ϕ(t) = (cos(t), sen(t)), t ∈ I,
donde I es un intervalo es de clase C ∞ y regular, y su soporte está contenido en la
circunferencia centrada en (0, 0) y de radio 1. Es sencillo probar que la curva es simple
si, y sólo si, la longitud de I es menor o igual que 2π, y que la curva es cerrada si, y sólo
si, I = [a, a + 2nπ], con a ∈ R, n ∈ N.
II ) La curva paramétrica dada por
ϕ(t) = sen(2 t) cos(t) , sen(2 t) sen(t) , t ∈ (0, π) ,
es de clase C 1 , simple y regular, pero no define una variedad diferenciable; ningún en-
torno de (0, 0) ∈ ϕ∗ puede ser homeomorfo a un intervalo: ver la figura 11.1 en la que se
han enmarcado, dentro de un disco centrado en (0, 0), las imágenes de intervalos (0, δ),
(π/2 − δ, π/2 + δ) y (π − δ, π). En esa figura se realza también en trazo más oscuro la imagen
de un intervalo (π/2 − ε, π/2 + ε), que sí es una variedad siempre que 0 < ε < π/2.
−→
π π π−δ
0 δ −ε +ε π
2 2
Figura 11.1: Existen curvas paramétricas simples que no son variedades diferenciables.
Observaciones 11.5.
I) La definición anterior se extiende, generalizando la idea de difeomorfismo, a intervalos
no abiertos en la forma habitual, al considerar las derivadas en los extremos se entiende
que éstas son laterales.
II ) Resulta obvio que curvas paramétricas equivalentes tienen el mismo soporte; ahora bien,
el recíproco no es cierto a menos que se impongan condiciones de regularidad; tal es el
caso de las que son cartas de variedades, o las que aparecen en el siguiente resultado,
también consecuencia de los teoremas del rango (véase la observación 10.4.I).
Teorema 11.6. Dos curvas paramétricas definidas en intervalos compactos, regulares, sim-
ples no cerradas y con el mismo soporte son equivalentes.
Dos curvas paramétricas cerradas, regulares, simples, con el mismo soporte y con el mis-
mo punto inicial, son equivalentes.
Observaciones 11.7.
I) Con la notación de 11.4, por la regla de la cadena, si para un t ∈ I1 , ϕ2 es derivable en el
punto θ(t), también lo es ϕ1 en t y
ϕ′1 (t) = θ′ (t) ϕ′2 (θ(t)) . (11.1)
′
Si las curvas son simples, dado que θ (t) 6= 0 para todo t ∈ I1 , es inmediato que un punto
p del soporte (idéntico para ambas curvas) es regular o no independientemente de la
parametrización escogida, y que, en caso de serlo, los vectores tangentes en p respecto a
cada parametrización son proporcionales y determinan, por tanto, una misma dirección.
II ) Cuando hablamos de curvas regulares y simples, como en el caso de las variedades
diferenciables, el resultado anterior justifica la posibilidad de trabajar con ellas indicando
únicamente su soporte. Pero esto no es otra cosa que la propiedad de compatibilidad de
cartas expuesta de 10.4.I. Véase que la fórmula (11.1) es exactamente el caso particular
de (10.1) para dimensión 1.
Ejemplos 11.9.
I) Son campos escalares la temperatura o la celeridad.
II ) Son campos vectoriales la velocidad o cualquier campo de fuerzas (gravitatorio, eléctrico,
magnético, etc.).
Observaciones 11.11.
I) Los conjuntos isotímicos (del griego iso=igual, timo=valor) pueden ser vacíos; esto ocurre
obviamente cuando el campo f no toma el valor c en ningún punto.
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156 Tema 11. Teoría de campos
II ) Otras terminologías específicas son utilizadas para cada caso concreto: por ejemplo, si
f representa la temperatura en cada punto de una región del plano o del espacio se
habla de conjuntos isotérmicos. Situaciones muy familiares para todos son la descripción
de la presión en meteorología mediante las curvas isobáricas o la representación de los
desniveles del terreno en un mapa topográfico mediante las curvas de nivel.
III) En algunas ocasiones el campo f representará el potencial de un campo de fuerzas y los
conjuntos de nivel reciben también el nombre de variedades equipotenciales; el teorema
10.6 justifica el nombre de variedades cuando se dan las condiciones de regularidad
pertinentes.
Observaciones 11.13.
I) La existencia de las líneas de campo viene garantizada de forma local por la regularidad
del campo F ; éste es un problema de la teoría general de ecuaciones diferenciales.
II ) Si se supone que el campo F no se anula en ningún punto de U , las líneas de flujo de F
son curvas regulares γ tales que su tangente en cada punto x0 = γ(t0 ) por el que pasan
es la recta que determinan dicho punto y el vector F (x0 ).
Si F representa un campo de fuerzas, el significado dinámico de estos conceptos es
simple: las líneas de flujo son las trayectorias que recorre una partícula sometida a los
efectos del campo F . Por ejemplo, para campos eléctricos las líneas de flujo son las
trayectorias que describe una carga en la región donde actúa el campo, recorridas éstas
en un sentido u otro según el signo de la carga. Otra situación familiar es la del campo
gravitatorio terrestre; en este caso el campo es proporcional en cada punto al vector de
posición tomando como origen de coordenadas el centro (de masa) de la Tierra. Las líneas
de flujo son rectas que pasan por este punto, lo cual no significa otra cosa que los objetos
situados en la atmósfera, libres de otras fuerzas (rozamiento, etc.), caen verticalmente
hacia la superficie terrestre (ver ejercicio 11.9).
Definición 11.14. Sea U un abierto de Rn . Una aplicación T : C k (U, Rp ) → C m (U, Rq ) que sea
lineal, es decir, tal que para todas f, g ∈ C k (U, Rp ) y todo λ ∈ R se tenga que
T (f + g) = T (f ) + T (g) y T (λ f ) = λ T (f ) ,
se denomina operador lineal o simplemente operador.
Observaciones 11.20.
I) En ciertos modelos físicos, si ∇f = F , se dice que −f es una función potencial de F . Esto
no debe causar ningún trastorno o confusión, es simplemente otro convenio de notación.
II ) Veremos más adelante, al estudiar el concepto de integral curvilínea, que el adjetivo
‘conservativo’ tiene un significado físico preciso. Estudiaremos ahora cómo se relacionan
para este tipo de campos las variedades equipotenciales y las líneas de campo.
Denominemos Sc a las variedades equipotenciales de un campo escalar f de clase C 1 en
un abierto U de Rn . Si x0 ∈ U , f (x0 ) = c y ∇f (x0 ) 6= 0, el teorema 10.6 garantiza que, en
un entorno de dicho punto, el conjunto Sc es realmente una variedad regular, mientras
que la proposición 10.9 establece que el vector ∇f (x) es un vector ortogonal al espacio
tangente a la variedad en el punto x ∈ Sc ; pero por otra parte este vector también es
tangente a la línea de flujo del campo F = ∇f que pasa por x.
Resumiendo, las líneas de flujo del campo ∇f son ortogonales a la familia de variedades
equipotenciales de f . Se presenta a continuación un ejemplo de fácil visualización.
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158 Tema 11. Teoría de campos
f=9
f=4
f=1
0
0 2 4 6
x
Observaciones 11.24.
I) La demostración teórica de la existencia de potenciales requiere de la noción de integral
curvilínea que veremos más adelante, aunque la resolución práctica se reduce en la ma-
yoría de los casos a un cálculo elemental de primitivas. Describiremos el procedimiento
en el caso de que el abierto U sea un intervalo de R2 (acotado o no) y F un campo vectorial
de clase C 1 que satisface las condiciones (11.2):
En primer lugar, si ha de ser ∇f = F , entonces ∂f/∂x = F1 en U , por lo que, fijando
la segunda coordenada y = y0 , es decir, al restringirnos a las rectas con vector director
(1, 0), se tiene una familia de problemas de cálculo de primitivas en una variable, todos
ellos relativos al mismo intervalo de R,
Z
f (x, y) = fy (x) = F1 (x, y) dx + C ;
Para determinar esta función C se procede de la misma manera, fijando ahora la abscisa
x y observando que debe ser
Z Z
∂f ∂ ∂F1
F2 (x, y) = (x, y) = F1 (x, y) dx + C ′ (y) = (x, y) dx + C ′ (y) ,
∂y ∂y ∂y
obteniéndose la última igualdad del teorema de derivación de integrales paramétricas,
aplicable por la regularidad de F . Puesto que se verifica (11.2), la ecuación anterior se
escribe Z
∂F2
F2 (x, y) = (x, y) dx + C ′ (y) = F2 (x, y) + K(y) + C ′ (y) ,
∂x
siendo K la constante de integración que depende de y por la misma razón expuesta
antes. Esto permite calcular C como una primitiva de la función −K(y).
Este procedimiento se generaliza a dimensiones mayores, determinando en cada paso su-
cesivo una función (una constante procedente del cálculo de una primitiva) que depende
de una variable menos que en el anterior. Esto muestra también que dos potenciales de
un mismo campo conservativo (en general, en un abierto conexo) difieren en una cons-
tante.
II ) Como ya se indicó, la hipótesis de que el abierto sea estrellado (simplemente conexo, en
general) no puede ser suprimida; esto se ilustra con el siguiente ejemplo:
Consideremos el abierto U = R2 \ {0} y el campo F definido en U por
−y x
F (x, y) = F1 (x, y), F2 (x, y) = , .
x2 + y 2 x2 + y 2
Es obvio que F es de clase C ∞ en U y un simple cálculo muestra que
∂F1 y 2 − x2 ∂F2
(x, y) = 2 = (x, y) , (x, y) ∈ U .
∂y x2 + y 2 ∂x
Asimismo, en un entorno de cada punto (x0 , y0 ) ∈ U con x0 6= 0, la función
f (x, y) = arctg y/x
es tal que ∇f = F y, por ejemplo, en el semiplano Π = {(x, y) ∈ R2 : x > 0}, f es un
potencial de F . El problema es que esta función no puede extenderse de forma continua
a todo el abierto U ; nótese que f (x, y) representa el ángulo que el vector (x, y) forma con
el eje de abscisas, y si se pretende definir esta función de forma continua a lo largo de la
circunferencia unidad, partiendo del punto (1, 0), en el que vale 0, y tras realizar un giro
de 2 π radianes, se volvería al punto (1, 0) y se obtendría en él el valor 2 π 6= 0.
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160 Tema 11. Teoría de campos
Observaciones 11.26.
I) En la terminología anglosajona el rotacional se representa curl F .
II ) El siguiente determinante simbólico es útil para recordar la fórmula que define el rota-
cional ({e1 , e2 , e3 } denota la base ortonormal estándar de R3 ):
e1 e2 e3
rot F = ∂/∂x ∂/∂y ∂/∂z .
F F2 F3
1
Observaciones 11.32.
I) El concepto de rotacional se puede extender al caso de campos planos de la siguiente
forma: si F (x, y) = P (x, y), Q(x, y) es un campo de clase C 1 en un abierto de R2 se define
∂Q ∂P
rot F (x, y) = rot P (x, y), Q(x, y), 0 = 0 , 0 , (x, y) − (x, y) .
∂x ∂y
Con este convenio el lema de Poincaré se enuncia para campos planos como en el resul-
tado 11.31; en este caso la función potencial depende únicamente de (x, y).
II ) El adjetivo ‘irrotacional’ no significa que el campo, o más bien sus líneas de flujo, no
presente giros (esto nos restringiría a los campos que varían en una sola dirección), sino
que se aplica en un sentido local. Intentaremos ilustrar esto con un ejemplo: imaginemos
que un fluido contenido en una región del espacio R3 se mueve debido a los efectos de
un campo de fuerzas (por ejemplo, un gas ionizado sometido a un campo magnético). Si
dicho campo es irrotacional, los movimientos de las moléculas del gas, es decir, las líneas
de flujo del campo, no presentarán remolinos o turbulencias. Una discusión más precisa
puede encontrarse, entre otros, en el texto de Marsden y Tromba [33].
Formalmente, ∂ ∂ ∂
div F = ∇ · F =
, ,..., · (F1 , F2 , . . . , Fn ) ,
∂x1 ∂x2 ∂xn
razón por la que la divergencia de F también se representa por ∇ · F .
Observaciones 11.39.
I) El adjetivo ‘incompresible’ se refiere a una propiedad de conservación de los volúme-
nes. La discusión que a continuación presentamos en R3 se generaliza sin dificultad a
cualquier dimensión:
Consideremos un campo vectorial F = (F1 , F2 , F3 ) de clase C 1 en un abierto U de R3 y K
un subconjunto compacto de U . Supongamos que existe T > 0 tal que para cada punto
x ∈ K existe la línea de flujo Φ(x, t) dada por
(
γ ′ (t) = F γ(t) , t ∈ [0, T ],
γ(0) = x.
Si para t ∈ [0, T ] fijo, Jx Φ(x, t) denota el jacobiano de Φ(x, t) respecto de las variables
espaciales x = (x, y, z), resulta que Jx Φ(x, t) es derivable respecto del tiempo en [0, T ] y
d
Jx Φ(x, t) = div F Φ(x, t) Jx Φ(x, t) .
dt
Para cada instante t ∈ [0, T ], denotemos por Kt al conjunto ‘transportado’ por el flujo
Kt = {Φ(x, t) : x ∈ K} (K0 = K) ;
resulta que Kt es compacto, su volumen m(Kt ) es una función derivable respecto del
tiempo en el intervalo [0, T ], y se tiene que
ZZZ ZZZ ZZZ
d d
m(Kt ) = 1 dy = div F Φ(x, t) Jx Φ(x, t) dx = div F (y) dy ,
dt dt Kt K Kt
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162 Tema 11. Teoría de campos
Formalmente,
∂ ∂ ∂ ∂f ∂f ∂f
∆f = div(∇f ) = , ,..., · , ,..., ,
∂x1 ∂x2 ∂xn ∂x1 ∂x2 ∂xn
razón por la cual el laplaciano también se denota por ∇2 f .
Observaciones 11.42.
I) De lo anterior se deduce que el laplaciano es efectivamente un operador diferencial de
C k (U ) en C k−2 (U ), denominado operador de Laplace. Éste aparece en el estudio de nu-
merosos problemas físicos, tales como la ecuación del calor.
II ) Las funciones f de clase C 2 en un abierto U de Rn que satisfacen
∆f (x) = 0 para cada x ∈ U,
se denominan armónicas (en U ).
Observación 11.43. Los operadores definidos sobre campos escalares se aplican a menu-
do en el cálculo a campos vectoriales; se entiende en este caso que se hace coordenada a
coordenada, por ejemplo:
∆F = ∆(F1 , F2 , F3 ) = ∆F1 , ∆F2 , ∆F3 .
También es usual utilizar la notación del Álgebra Lineal para la simplificación de expresiones;
por ejemplo, si G = (G1 , G2 , G3 ) es un campo, G · ∇ es el operador diferencial que actúa sobre
un campo F = (F1 , F2 , F3 ) de la siguiente forma:
(G · ∇)F = G · ∇F1 , G · ∇F2 , G · ∇F3 .
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164 Tema 11. Teoría de campos
Ejercicios
11.3 En los casos siguientes se pide describir las curvas equipotenciales del campo escalar
f (x, y) y las líneas de flujo del campo ∇f (x, y):
I) f (x, y) = x − y 2
II ) f (x, y) = x2 + y 2
11.4 En los casos siguientes se pide describir las superficies equipotenciales del campo
escalar f (x, y, z) y las líneas de flujo del campo ∇f (x, y, z):
I) f (x, y, z) = x + y + z
II ) f (x, y, z) = x2 + y 2 − z 2
11.9 Con la notación del ejercicio anterior, considérese en R3 \ {0} un campo central newto-
niano, esto es, de la forma
R(x, y, z)
F (x, y, z) = K 3
r (x, y, z)
3
con K ∈ R, K 6= 0. Supongamos que γ: [a, b] → R es una línea de flujo de F , es decir,
′
γ (t) = F γ(t) para cada t ∈ [a, b].
I) Si p > 0, deducir la ecuación diferencial que se obtiene de la anterior al parametrizar la
curva mediante el cambio de parámetro u = θ(t) definido por
Z t
θ(t) = kγ ′ (s)kp ds , t ∈ [a, b] .
a
11.13 En cada uno de los siguientes casos demostrar que el campo F es conservativo en R3
y calcular una función potencial:
I) F (x, y, z) = (y z cos(xy), x z cos(xy), sen(xy))
II ) F (x, y, z) = y z + x y 2 , x z + x2 y, z + x y .
2 2 2 2
III ) F (x, y, z) = ey , 2 x y ey + ez , 2 y z ez
IV ) F (x, y, z) = 2 x y z + z 2 − 2 y 2 + 1, z x2 − 4 x y, x2 y + 2 x z − 2 .
11.16 En cada uno de los siguientes casos demostrar que el campo F es conservativo en R4
y calcular una función potencial:
I ) F (x, y, z, t) = y (1 + z) , x (1 + z) + z (1 + t) , y (1 + x + t) , y z
ty ty tz tz ty tz
II ) F (x, y, z, t) = e + 2 x , x t e − e , −y t e , x y e − y z e .
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166 Tema 11. Teoría de campos
11.17 Demostrar que los siguientes campos son solenoidales en R3 y calcular potenciales
vectoriales de cada uno de ellos.
I) F (x, y, z) = (1 − 2 z, 1, e−y )
II ) F (x, y, z) = (y sen(y z), −z cos(x z), −x cos(x y)).
III) F (x, y, z) = (2 y z, 2 z x, 2 x y)
IV ) F (x, y, z) = (y − z, z − x, x − y).
11.18 Se considera el campo definido en R3 por F (x, y, z) = 1 − x2 , x y, x z .
I) Encontrar campos G, H: R3 → R3 de la forma G = (0, G2 , G3 ) , H = (H1 , H2 , 0) y tales que
rot G = rot H = F .
II ) Calcular un potencial del campo G − H .
−y
11.19 Indicar un abierto de R3 en el que el campo F (x, y, z) = 0, 0, 2 sea el rotacional de
x
otro campo G, y hallar dicho campo G.
11.22 Si F = rot G y H = ∇h, demostrar que el campo h F es solenoidal si, y sólo si, H
es perpendicular a F en todo punto (todos los campos considerados se suponen definidos y
suficientemente regulares en un mismo abierto V de R3 ).
Integrales de línea
La materia que se trata en este capítulo está estrechamente relacionada con conceptos
físicos tales como el de trabajo y otros similares en los que interviene la noción de transporte,
que se formaliza definiendo la integral de un campo (por ejemplo, de fuerzas) a lo largo de
una curva (la trayectoria recorrida por una partícula).
será una aproximación a lo que se llamaría la longitud de la curva. Parece lógico que al
refinar la partición de P la aproximación poligonal a la curva mejore; la longitud de la nueva
poligonal es mayor que la de la original (en virtud de la desigualdad triangular; véase la
figura 12.1). Así, podemos dar la siguiente definición.
Definición 12.1. Se dice que la curva paramétrica γ: [a, b] → Rn es rectificable si
sup long(γ, P ) : P es una partición de [a, b]
es finito. En este caso, se define la longitud de la curva, denotada por ‘long(γ)’, como este
superior.
167
168 Tema 12. Integrales de línea
Observaciones 12.6.
I) La integral que aparece arriba se debe entender como la suma
Xm Z ξj
kγ ′ (t)k dt
j=1 ξj−1
cuando la aplicación γ no sea de clase C 1 en todo el intervalo [a, b], sino en cada uno
de los subintervalos [ξj−1 , ξj ] asociados a la partición P . Este mismo comentario será
aplicable a las integrales que aparezcan de ahora en adelante en las que intervenga una
curva de clase C 1 a trozos.
II ) Con la notación anterior, las restricciones γ j de γ a los intervalos [ξj−1 , ξj ], j = 1, 2, . . . , m,
son de clase C k y regulares, y lo que representa el sumatorio anterior es lo que dicta
el sentido común: la longitud de γ es la suma de las longitudes de las curvas γ j . En
situaciones como ésta, en que el punto final de cada curva γ j es el punto inicial de γ j+1 ,
se dice que γ es la suma de las curvas γ j y se representa por γ = γ 1 + γ 2 + . . . + γ m .
Basándose en esta construcción tiene sentido hablar también, formalmente, de la ‘suma’
conjuntista de curvas Γj (esto es, de variedades elementales de dimensión 1), denotada
por Γ = Γ1 + Γ2 + . . . + Γm , mediante su consideración como unión de los soportes de sus
respectivas parametrizaciones γ j .
III) Evidentemente, la fórmula (12.1) tiene sentido como integral impropia de Riemann, o
como integral de Lebesgue, lo que se prefiera, de una función continua a trozos (medible,
por tanto) y no negativa. Con el convenio habitual de asignar el valor ∞ a la integral en
el caso de que no converja es posible extender la definición de longitud al caso de curvas
parametrizadas en intervalos no compactos. Esto da cabida a situaciones sencillas y
familiares: por ejemplo, una recta en el plano es el soporte de una curva paramétrica (de
hecho, es una variedad diferenciable simple) de longitud infinita. Lo mismo sucede con
la espiral de Arquímedes, parametrizada por t ∈ (0, ∞) 7→ t cos(t), t sen(t) .
Este resultado garantiza que un cambio de parámetro no altera el valor de la integral que
se introduce en la siguiente definición.
Definición 12.8. Sean U un abierto de Rn , f un campo escalar continuo definido en U y
γ: [a, b] → U una curva paramétrica de clase C 1 a trozos. Se define la integral del campo f a
lo largo de γ por
Z b
f γ(t) kγ ′ (t)k dt ,
a
y se representa por Z Z
f dr o f.
γ γ
Observaciones 12.9.
→
I) Es habitual denotar por r o r al campo de vectores de posición y por r al campo escalar
krk. La función definida en [a, b] por
dr(t) = kγ ′ (t)k
recibe el nombre de elemento de longitud asociado a la curva γ y mide la variación de la
longitud de arco respecto al parámetro t. Las consideraciones realizadas al principio de
esta sección para motivar la definición de longitud de una curva justifican esta notación,
que a su vez da significado a la primera notación adoptada para la integral de campo a
lo largo de una curva.
II ) Si el compacto C es el soporte de una curva paramétrica γ simple y de clase C 1 a trozos,
el teorema 11.6 y el lema 12.7 justifican la posibilidad de hablar sin ambigüedad de la
integral del campo f a lo largo de C, que denotamos por
Z
f dr,
C
Z
para referirnos a f dr.
γ
Los siguientes ejemplos pueden ilustrar el significado y utilidad que tiene la integral cur-
vilínea de campos escalares.
Ejemplos 12.10.
I) Supongamos que el soporte de la curva paramétrica γ: [a, b] → R3 representa un alambre
de material no homogéneo.
Si para cada t ∈ [a, b] ponemos γ(t) = x(t), y(t), z(t) , y el
número ρ(t) = ρ γ(t) representa la densidad de masa en el punto γ(t), es decir, ρ es la
función de densidad, entonces se define la masa total presente en el alambre mediante
el valor Z Z b
p
ρ dr = ρ x(t), y(t), z(t) x′ (t)2 + y ′ (t)2 + z ′ (t)2 dt.
γ a
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
170 Tema 12. Integrales de línea
II ) Si se piensa en el soporte de la curva paramétrica plana γ(t) = x(t), y(t) como la base
de una valla tal que en cada punto γ(t) tiene altura h(t) = h x(t), y(t) , la integral
Z Z b
p
h dr = h x(t), y(t) x′ (t)2 + y ′ (t)2 dt
γ a
Observaciones 12.13.
I) Nótese que, en las condiciones de la definición anterior, la propiedad de Darboux para
las derivadas garantiza que θ′ ha de tener signo constante.
II ) La noción de orientación tiene una fácil interpretación geométrica: vectores tangentes
correspondientes a parametrizaciones de la misma orientación tienen el mismo sentido:
γ ′ (t) = θ′ (t) ϕ′ (θ(t)) = θ′ (t) ϕ′ (θ(t)) .
Al cambiar la orientación cambia el sentido del vector tangente. De forma coloquial, el
soporte de la curva se recorre en un sentido u otro dependiendo de la orientación.
III) Cabe preguntarse si dado un conjunto que sea el soporte de una curva paramétrica es
siempre posible asignarle de forma natural una orientación (y por tanto la opuesta). La
respuesta es, en general, negativa. Por ejemplo, el soporte de la curva descrita en el ejem-
plo 11.3.II (esa especie de 8 o ∞ inclinado), se puede recorrer de 4 formas, que consisten
en elegir en cada una de las componentes conexas de ϕ∗ \ {(0, 0)} una orientación. El
quid de la cuestión es que, mientras que ϕ∗ no es una variedad diferenciable, cada una
de esas dos componentes conexas sí lo es.
Aunque el asunto de la orientación de variedades admite una formulación general, de
momento enunciamos el siguiente resultado, relativo a las de dimensión 1 (ver el apéndice
del texto de Milnor [35]).
Observaciones 12.16.
I ) Una vez más el teorema del cambio de variable para las integrales de Riemann garantiza
que la integral que se acaba de definir no se altera si se cambia la parametrización por
otra equivalente que corresponda a la misma orientación.
II ) La integral que aparece en la definición 12.15 también tiene sentido en el caso de que se
parametrice en un intervalo abierto (a, b), pero en el sentido impropio y, a priori, no se
puede garantizar que sea convergente. Ahora bien, si converge absolutamente, el teorema
del cambio de variable (en este caso en el sentido de Lebesgue), asegura que también lo
hará, con el mismo valor, para cualquier otra parametrización equivalente y de igual
orientación.
III ) Al igual que para las integrales de campos escalares a lo largo de curvas (véase la obser-
vación 12.9.II), se puede hablar de la integral Rde un campo vectorial F a lo largoR de una
‘curva geométrica orientada’ C, denotada por C F ·dr , y entendida como el valor γ F ·dr,
donde γ es cualquier curva paramétrica simple y de clase C 1 a trozos, con soporte C, y
que defina en el mismo la orientación prefijada.
Otro tanto se puede decir para el caso mencionado en el apartado anterior que incluye,
por ejemplo, el caso en que C sea una variedad diferenciable. En relación con esto último,
es de destacar lo siguiente:
Si Γ es una curva diferenciable elemental, para la que existe una carta (a, b), γ , con
γ ∗ = Γ y tal que γ puede ser prolongada con carácter C 1 al intervalo compacto [a, b], se
definen, con la misma terminología y notación de 12.15,
Z Z Z Z
f dr = f dr, F · dr = F · dr.
Γ γ Γ γ
En el segundo caso, se entiende que Γ se orienta de acuerdo con la parametrización γ.
Estos objetos geométricos son curvas con borde; el borde de la curva es el conjunto de sus
dos extremos si son distintos (por ejemplo, como en un segmento), o el vacío si coinciden
(como sucede con las circunferencias); las variedades con borde vacío se denominan
cerradas. Nótese que una curva diferenciable cerrada no puede ser simple en el sentido
de la definición 10.1 (un intervalo abierto de R no puede ser homeomorfo a un compacto),
aunque lo sea en el contexto menos restrictivo de la definición 11.1.
IV ) En muchos casos, la curva orientada C viene dada como conjunto (es decir, mediante su
soporte) y consta de forma natural de subconjuntos C1 , C2 ,. . . , Cm cuya parametrización
respectiva es sencilla (por ejemplo, C es un triángulo y C1 , C2 y C3 sus tres lados), digamos
mediante curvas paramétricas γ j : [aj , bj ] → Rn simples, regulares y de clase C 1 , de modo
que el extremo de γ 1 es el origen de γ 2 y así sucesivamente. Puesto que no se verificará
en general que bj = aj+1 , dichas parametrizaciones no definen C como el soporte de una
curva de clase C 1 a trozos, pero, de nuevo en virtud del teorema del cambio de variable,
el cálculo de la integral a lo largo de C se puede obtener como
m Z
X Xm Z bj
F · dr = F γ j (t) · γ ′j (t) dt .
j=1 γj j=1 aj
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
172 Tema 12. Integrales de línea
Observaciones 12.18.
I) El significado de la proposición anterior es obvio: con la notación de la definición 12.15,
para s ∈ [a, b] el vector
γ ′ (s)
t(s) =
kγ ′ (s)k
es un vector unitario tangente a la curva γ en el punto
γ(s). La integral del campo F se
escribe como la integral del campo escalar F γ(s) · t(s), que representa el módulo de la
componente tangencial de F respecto a la curva: en efecto, de acuerdo con la notación
introducida en la observación 12.9.I,
Z Z b Z b Z
′ ′
F · dr = F γ(s) · γ (s) ds = F γ(s) · t(s) kγ (s)k dr(s) = F · t) dr,
γ a a γ
que no es otra cosa que una suma de Riemann de la función (F ◦ γ) · γ ′ en [a, b]. Por
último, al pasar al límite cuando el diámetro de las particiones tiende a 0, se obtiene la
expresión con que se ha definido la integral de un campo a lo largo de una curva.
A modo de recíproco
Proposición 12.23. Sean U un abierto conexo de Rn y F = (F1 , F2 , . . . , Fn ) un campo continuo
en U . Son equivalentes los siguientes enunciados:
a) F es conservativo en U (i.e., existe f ∈ C 1 (U ) tal que F = ∇f ).
b) Si γ 1 : [a, b] → U , γ 2 : [c, d]Z → U sonZ curvas de clase C 1 a trozos, con γ 1 (a) = γ 2 (c) y
γ 1 (b) = γ 2 (d), entonces F · dr = F · dr .
γ1 γ2
I
c) Si γ: [a, b] → U es una curva cerrada y de clase C 1 a trozos, entonces F · dr = 0 .
γ
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174 Tema 12. Integrales de línea
Observaciones 12.27.
I) Los abiertos de Jordan y proyectables son dominios de Jordan; su frontera esla unión, a
lo sumo, de los soportes de 4 curvas: 2 segmentos verticales
y
2 grafos x, f (x) : x ∈ [a, b]
los del tipo I, o 2 segmentos horizontales y 2 grafos f (y), y : y ∈ [a, b] los del tipo II (ver
figura 12.2).
II ) Son dominios proyectables sobre los dos ejes los círculos, los rectángulos, los triángulos
y, en general, todo abierto de Jordan convexo. Pero un dominio puede ser proyectable
sobre los dos ejes sin ser convexo (ver la tercera ilustración de la figura 12.2).
Tipo I: f (x) < y < g(x) Tipo II: f (y) < x < g(y) Tipo I y II.
III) Toda curva de Jordan es homeomorfa a una circunferencia. Los dominios de Jordan son
simplemente conexos, es decir, su grupo fundamental es el trivial (de manera muy colo-
quial, no tienen agujeros). Merece la pena citar el teorema que dio fama a C. Jordan y que
conjeturó en su Cours d’Analyse de 1893, si bien la prueba que presentó inicialmente era
incorrecta. Actualmente se pueden encontrar numerosas demostraciones, desde algunas
elementales, pero más o menos tediosas, hasta otras muy breves, pero que requieren de
la potente herramienta homotópica u homológica. Esto sobrepasa las pretensiones de la
asignatura y nos contentamos con presentar su enunciado, que es el siguiente:
Teorema 12.28 (de la curva de Jordan). Sea C el soporte de una curva continua, cerra-
da y simple en R2 . Entonces su complemento R2 \ C tiene exactamente dos componentes
conexas, una acotada y otra no acotada, ambas tienen a C por frontera.
IV ) Los abiertos que son conexos, pero no simplemente conexos, se denominan múltiplemente
conexos. El adjetivo “múltiple” se refiere a que, si el conjunto es acotado, su exterior tiene
más de una componente conexa: por ejemplo, la corona circular
C = {(x, y) ∈ R2 : 1 < x2 + y 2 < 4}
es un abierto de Jordan múltiplemente conexo; su borde es la unión de las dos circun-
ferencias centradas en el origen y de radios 1 y 2, respectivamente. Su exterior tiene dos
componentes conexas Ω1 = B(0, 1) y Ω2 = R2 \ B(0, 2) .
V) En lo sucesivo, aunque no se mencione explícitamente, los abiertos de Jordan consi-
derados tendrán frontera regular a trozos; esto es necesario para poder hablar de la
circulación de un campo a lo largo de ellas.
Cuando el soporte de una curva paramétrica es parte del borde de un abierto, es posible
definir una orientación ‘natural’ relativa al conjunto; a ello va destinado el siguiente lema.
Lema 12.29. Sean D ⊂ R2 un abierto de Jordan y x0 un punto frontera de D que es regular
para la curva correspondiente de ∂D. Sean n1 y n2 = −n1 los dos vectores unitarios ortogo-
nales a la recta tangente a ∂D en el punto x0 . Entonces uno sólo de estos dos vectores, que
denotaremos por ne , verifica la siguiente propiedad:
“Existe un número real ε > 0 tal que para cada λ ∈ (0, ε) se tiene que
/ D ”.
x0 + λ ne ∈
Definición 12.30. En las condiciones del lema anterior, al vector ne que verifica dicha pro-
piedad lo denominaremos normal exterior a D en el punto x0 .
La orientación natural o inducida en ∂D por D es la que corresponde en los puntos regula-
res de ∂D al vector tangente unitario t que forma un ángulo de amplitud π/2 con la normal
\
exterior ne , esto es: (n e , t) = π/2 , o escrito con la notación de vectores columna,
0 −1
t= ne .
1 0
Ejemplos 12.31.
I) La orientación inducida en una circunferencia por el círculo que delimita es la que co-
rresponde a parametrizaciones que la recorren en sentido antihorario (contrario al de las
agujas del reloj). Lo mismo ocurre para cualquier dominio de Jordan (ver figura 12.3).
En este contexto los adjetivos positivo o directo son sinónimos de antihorario.
II ) Si se considera la misma corona circular C dada en 12.28.IV, la orientación inducida
en Γ2 = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 4} corresponde al sentido antihorario, mientras que en
Γ1 = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 1} la orientación inducida por C es la que corresponde al
sentido contrario (el de las agujas del reloj).
ne ne
ne
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176 Tema 12. Integrales de línea
Observaciones 12.33.
I) La igualdad (12.2), denominada fórmula de Riemann-Green o simplemente de Green,
equivale a las dos igualdades
I ZZ I ZZ
∂P ∂Q
P dx = − dx dy , Q dy = dx dy ,
∂D D ∂y ∂D D ∂x
que se demuestran aplicando el teorema de Fubini y la regla de Barrow.
II ) Nótese que D \ D = ∂D es un conjunto de medida nula (ver ejercicio 5.23), así que toda
función continua en el compacto D, que es integrable en él, lo será también en D y con
la misma integral. Esto se aplica, en particular, a las derivadas parciales de P y Q, lo que
da sentido a la integral en el miembro derecho de la fórmula de Riemann-Green.
III) El hecho de que el campo F esté definido y sea de clase C 1 en un abierto que contiene a
D ∪ ∂D es esencial, como se muestra en el siguiente ejemplo:
Consideremos el disco D = B(0, 1) = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 < 1} que es un dominio de
Jordan proyectable sobre los dos ejes y cuya frontera ∂D es la circunferencia
Γ = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 1} .
El campo vectorial
−y x
F (x, y) = P (x, y), Q(x, y) = ,
x2 + y 2 x2 + y 2
es de clase C 1 en U = R2 \ {0}, que obviamente no contiene a D; sin embargo, la función
∂Q/∂x − ∂P /∂y , que es idénticamente nula en U , se puede extender de forma continua
a todo R2 (recordemos que a efectos de integración se pueden redefinir funciones en
conjuntos de medida nula) y un simple cálculo muestra que
I ZZ
∂Q ∂P
2π = P dx + Q dy 6= − dx dy = 0 .
∂D D ∂x ∂y
Esto muestra también, según el corolario 12.22, que el campo F no es conservativo, cosa
que ya se comprobó en el tema anterior (véase la observación 11.24.II).
Definición 12.34. Sea A un abierto de Jordan de R2 tal que su borde ∂A se escribe como
∂A = Γ1 ∪ Γ2 ∪ . . . ∪ Γm ,
siendo cada Γj el soporte de una curva γ j cerrada, simple y de clase C 1 a trozos en la que se
considera la orientación inducida por A. Si F = (P, Q) es un campo vectorial continuo en un
abierto que contiene a ∂A, se define la circulación de F en el borde de A como
Xm I Xm I
P dx + Q dy = F · dr ,
j=1 γj j=1 γj
Corolario 12.36. En las condiciones del teorema anterior, si además se verifica que
∂Q ∂P
(x, y) − (x, y) = 1 para cada (x, y) ∈ A ,
∂x ∂y
el área de A resulta ser I I
m2 (A) = F · dr = P dx + Q dy .
∂A ∂A
−→ −→
Definición 12.37. Sea A un abierto de Jordan. Se supone que existe una familia finita
{Dk : k = 1, 2, . . . , m} de dominios de Jordan tales que:
m
I) A = ∪ Dk ,
k=1
II ) Dk ∩ Dj = Ø si k 6= j ,
III ) si el soporte de una curva está contenido en ∂Di ∩ ∂Dj , entonces las orientaciones que
inducen Di y Dj en dicha curva son opuestas.
IV ) si el soporte de una curva yace en ∂Di ∩ ∂A, entonces la orientación que inducen A y Di
en esa curva es la misma.
En estas condiciones, se dice que el abierto A es una cadena de dominios con borde, y se dice
que el borde de D es una suma o cadena de curvas orientadas, lo que se representa por
∂A = ∂D1 + ∂D2 + . . . + ∂Dm .
La expresión formal precedente se debe entender en el sentido de la condición III ), esto es,
cuando una curva aparece en dos sumandos con orientaciones opuestas ambos términos se
cancelan entre sí.
Lema 12.38. Si A es una cadena de dominios con borde, tal que todos ellos son proyectables
sobre los dos ejes, y si F = (P, Q) es un campo de clase C 1 en un abierto que contiene a A,
entonces se verifica la fórmula de Riemann-Green (12.3).
Con la notación de la definición 12.37, el término que se refiere a la integral doble de
(12.3) resulta ser, en virtud de la aditividad de la integral respecto de los conjuntos,
ZZ m ZZ
∂Q ∂P X ∂Q ∂P
− dx dy = − dx dy ,
A ∂x ∂y
k=1Dk ∂x ∂y
y en lo que respecta a la circulación del campo (P, Q) a lo largo de los bordes de cada uno
de estos dominios, para las nuevas curvas que aparecen en una descomposición de este tipo
existen índices j, k con j 6= k tales que la curva forma parte de ∂Dk con una orientación y
de ∂Dj con la orientación opuesta (ver la figura 12.5); la integral en estas nuevas curvas no
aporta nada en virtud de la proposición 12.17, y también
I m I
X
P dx + Q dy = P dx + Q dy .
∂A k=1 ∂Dk
Puesto que la fórmula se verifica para cada uno de los dominios Dk , de las dos igualdades
anteriores se sigue el resultado buscado.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
178 Tema 12. Integrales de línea
Figura 12.5: Partición de un abierto de Jordan en dominios proyectables sobre los ejes.
Observación 12.39. Las dos vías presentadas entran en la categoría de elementales (esto
no es sinónimo de sencillas) en el sentido de que sólo se necesitan los recursos de Cálculo
Diferencial e Integral que se contemplan en un curso clásico de Análisis Matemático.
Otra técnica más sofisticada consiste en emular el tratamiento de las variedades con borde
de la Geometría Diferencial abstracta. De forma sucinta: el problema se reduce a uno local,
a variedades simples, mediante particiones de la unidad; los sumandos de tales particiones
son generalizaciones de las funciones meseta (ver ejercico 9.20).
Ejercicios
12.3 Sea y = f (x), x ∈ [x1 , x2 ], la ecuación explícita de una curva, siendo f de clase C 1 .
Probar que la longitud de la curva viene dada por
Z x2p
1 + f ′ (x)2 dx .
x1
12.4 Calcular la integral del campo escalar f a lo largo de la curva que se cita, dada de forma
paramétrica γ o como conjunto de puntos Γ, en los siguientes casos:
I ) f (x, y) = xy ; γ(t) = cos(t), 2 sen(t) , t ∈ [0, π] .
II ) f (x, y) = x − y ; Γ es el segmento de extremos (1, 0) y (2, −1).
III ) f (x, y, z) = x z + y 2 ; γ(t) = t, et , t et , t ∈ [−1, 1] .
IV ) f (x, y, z) = x − (y − 1) ; Γ = (x, y, z) : x2 + (y − 1)2 = 1 , z = x + y .
2 2
12.5 Calcular la integral del campo F a lo largo de la curva correspondiente en los siguientes
casos:
I) F (x, y) = (y − x, y); Γ es el segmento de extremos (0, 0) y (1, 2).
II ) F (x, y) = x ey , x2 y ; γ(t) = (3 t, t2 ), t ∈ [0, 1].
III ) F (x, y) = x ey , x2 y ; γ(t) = (t, 3), t ∈ [0, 2].
IV ) F (x, y) = x2 y, x y 2 ; Γ es la circunferencia de ecuación x2 + y 2 = 4.
V) F (x, y) = x2 − 2 x y, y 2 − 2 x y ; Γ es la gráfica de y = x2 , recorrida desde el punto (−1, 1)
hasta (1, 1).
VI ) F (x, y) = x2 + y 2 , x2 − y 2 ; Γ es la curva de ecuación y = 1 − |1 − x|, recorrida desde el
punto (0, 0) hasta (2, 0).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
180 Tema 12. Integrales de línea
VII) F (x, y) = y 2 , x2 ; Γ es la curva definida implícitamente por x2 − y 2 = a2 , entre los puntos
√ √
(a 2, a) y (a 2, −a).
√
VIII) F (x, y) = x y, x2 y 2 ; Γ es el borde del triángulo de vértices (0, 0), (1, 1) y (1, 0), recorrido
en sentido horario.
IX) F (x, y) = (2 x (x + y), 2 y (x + y)); Γ es la curva definida en polares por ρ(θ) = θ, θ ∈ [0, π/2] .
X ) F (x, y, z) = 0, 0, z/(x2 + y 2 ) ; γ(t) = a cos(t), a sen(t), t , t ∈ [0, 2π].
12.7 Determinar todas las circunferencias del plano R2 tales que la circulación del campo
F (x, y) = y 2 , x2
a lo largo de dichas circunferencias sea nula.
12.12 Calcular la integral del campo F (x, y) = (y + y exy , x + x exy ) a lo largo de la curva
(un arco de una de las denominadas espirales de Arquímedes) parametrizada en polares por
ρ = θ, θ ∈ [0, 6 π].
12.18 Calcular la integral del campo F (x, y, z) = x2 , y 2 , z 2 a lo largo de la parte de la curva
intersección de las superficies
√
x2 − 2 y z = 0 y y + z − 2x − 1 = 0
comprendida entre los puntos (0, 0, 1) y (0, 1, 0).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
182 Tema 12. Integrales de línea
12.22 Sea Γ1 el segmento de extremos (0, 0) y (1, 0), y sea Γ2 la semicircunferencia de centro
(1/2, 0) y radio 1/2, contenida en el semiplano superior y orientada en sentido antihorario.
Calcular Z
2
x2 sen(x3 ) dx + e−y dy.
Γ2
12.23 Se considera la curva Γ obtenida al sumar el segmento de extremos (1, 0) y (0, 1), el
segmento de extremos (0, 1) y (−1, 0), y el arco de la circunferencia centrada en (0, 0) y de
radio 1 contenido en el semiplano inferior (y < 0).
Calcular la circulación del campo F (x, y) = (ex − y, x + y) a lo largo de Γ.
12.24 Sea D el recinto limitado por las curvas ρ1 (θ) = θ y ρ2 (θ) = θ/2, con θ ∈ [0, 2π], y por el
segmento [π, 2π] del eje OX.
I) Si Γ es el borde de D, orientado en sentido natural, calcular
Z
y dx + x dy.
Γ
II ) Calcular el área de D.
12.25 Hallar el área de las regiones limitadas por las curvas siguientes:
I ) γ(t) = a cos3 (t), a sen3 (t) , t ∈ [0, 2π] (astroide).
II ) ρ(θ) = a (1 + cos(θ)), θ ∈ [0, 2π] (cardioide).
2 2
x y
III) La curva de ecuación + 2 = 1, (a, b > 0) (elipse).
a2 b
IV ) La suma de la cicloide parametrizada por γ(t) = t − sen(t) , 1 − cos(t) , t ∈ [0, 2π], y el
segmento (x, 0) : 0 ≤ x ≤ 2 π} .
12.26 Calcular la circulación del campo F a lo largo de la curva Γ en los siguientes casos:
I ) F (x, y) = y 2 , x ; Γ es el borde del cuadrado [0, 2] × [0, 2].
2 2
12.28 Si D = (x, y) ∈ R2 : x /a2 + y /b2 < 1 , calcular el valor de
ZZ
(x4 + y 4 ) dx dy ,
D
12.32 Sea D un abierto de R2 , dominio de Jordan y que contiene al disco cerrado B = B(0, 1).
Aplicar la fórmula de Riemann-Green al abierto de Jordan D \ B y deducir el valor de
I
−y x
2 + y2
dx + 2 dy .
∂D x x + y2
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Tema 13
Integración en superficies
La materia que se trata en este capítulo, al igual que la relativa a integrales curvilíneas,
es el marco abstracto en el que se sitúan numerosos conceptos de la Física, relacionados con
modelos de diversa naturaleza, y donde el concepto de superficie aparece de forma natural
al describir un conjunto de puntos del espacio (por ejemplo, una esfera metálica cargada
eléctricamente), y también por idealización de otros conceptos (tal puede ser el caso de la
medición del caudal de un río, es decir, del agua que fluye a través de una sección ideal de
su cauce por unidad de tiempo).
Aunque no hay inconveniente en hablar de superficies inmersas en Rn con n > 2, en lo
sucesivo nos limitaremos al estudio de superficies en R3 , pues este es el caso que aparece en
la inmensa mayoría de las aplicaciones y el ámbito donde se enmarcan los teoremas clásicos
del Análisis Vectorial.
185
186 Tema 13. Integración en superficies
Observaciones 13.5.
I) Como ocurría para curvas, el hecho de que dos superficies paramétricas tengan el mismo
soporte no implica que sean equivalentes, a no ser que verifiquen propiedades adiciona-
les, por ejemplo, que sean cartas locales de una misma variedad diferenciable.
II ) Si ϕ1 : D1 → R3 y ϕ2 : D2 → R3 son superficies paramétricas equivalentes y θ: D1 → D2 es
el cambio de parámetros que permite escribir ϕ1 = ϕ2 ◦ θ, por la regla de la cadena para
cada (u, v) ∈ D1 se tiene que
ϕ′1 (u, v) = ϕ′2 θ(u, v) ◦ θ ′ (u, v) .
Dado que J θ(u, v) 6= 0 para todo (u, v), resulta que un punto p en el soporte de S es
regular o no independientemente de la parametrización escogida, y que, en caso de serlo,
los vectores tangentes en p respecto a cada parametrización generan un mismo plano y
dan lugar a vectores normales proporcionales.
III) Más aún, en las condiciones anteriores, puesto que D1 es conexo, J θ debe tener signo
constante en este abierto; que sea positivo o negativo es lo que sugiere la noción de
orientación, que se da a continuación. También se presenta luego la definición general
de orientación para una variedad diferenciable, pero enseguida nos concentramos en el
caso que nos interesa (releer también la definición 12.12).
Observación 13.8. Sobre una variedad orientable es posible determinar dos orientaciones
opuestas que corresponden a dar sendos atlas donde los cambios de carta entre una para-
metrización del primero y otra del segundo tienen jacobiano negativo en todo punto. Nótese
que todas las variedades elementales son orientables, pero existen variedades no orientables
como, por ejemplo, la banda de Möbius.
Corolario 13.10. Sea S una variedad de dimensión 2 en R3 definida de forma implícita por
S = {(x, y, z) ∈ U : g(x, y, z) = 0} ,
donde g es una función real definida y de clase C 1 en un abierto U de R3 y tal que ∇g(x) 6= 0
para cada x ∈ U . Entonces S es orientable; es más, los campos de vectores normales unitarios
∇g(x)
n1 (x) = y n2 (x) = −n1 (x), x ∈ S,
k∇g(x)k
proporcionan las dos orientaciones de la superficie (en el sentido de que, elegidos atlas que
correspondan a cada una de las orientaciones de S, los vectores normales unitarios asociados
a las correspondientes cartas son en un caso los dados por n1 , en el otro los dados por n2 ).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
188 Tema 13. Integración en superficies
Observaciones 13.13.
I) La función definida en el abierto D por
∂ϕ ∂ϕ
dσ(u, v) =
× (u, v)
∂u ∂v
, (u, v) ∈ D ,
Lema 13.14. Supongamos que S el soporte de una superficie paramétrica de clase C 1 , regu-
lar y simple, ϕ: D → R3 , y que el compacto C ⊂ D es el soporte de una curva paramétrica de
clase C 1 , regular y simple α: [a, b] → D, de manera que también D \ C es conexo. Entonces, si
Γ es el soporte de la curva γ = ϕ ◦ α,
A(S) = A(S \ Γ)
Observaciones 13.16.
I ) El número real positivo (o +∞) que resulta de la expresión anterior es independiente de
la partición que se haga de la superficie S y, en consecuencia, la definición es coherente.
Por ejemplo, para calcular el área de una esfera se puede proceder utilizando una carta
en coordenadas esféricas que la parametriza por completo excepto en un arco de circun-
ferencia que une el polo norte con el polo sur, o también calculando el área de los dos
hemisferios cuya unión es la esfera menos el ecuador, otra curva regular.
II ) A la vista de los resultados obtenidos respecto a la longitud de una curva, parece tenta-
dor construir el área de una superficie de forma análoga, es decir, como el superior de
áreas de superficies poliédricas “ajustadas” a la superficie y de manera que el área de las
caras tienda hacia 0. Puesto que tres puntos no alineados determinan un plano en R3 ,
es lógico considerar aproximaciones poliédricas tales que sus caras sean triángulos. Sin
embargo, a diferencia del caso unidimensional, en el que los puntos de la curva se orde-
nan trasladando el orden de la recta real dado en el intervalo de parametrización, en este
contexto no existe una forma natural de “triangular” la superficie, y uno se encuentra
con resultados sorprendentes como el del siguiente ejemplo, debido a Schwarz (1890).
Consideremos el cilindro C = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1 , 0 < z < 1} , que es una variedad
de clase C ∞ y dimensión 2 cuyo área, según la definición anterior, es 2 π. Inscribiremos
en C una familia de poliedros construidos de la siguiente manera:
Si n, m ∈ N, consideremos los n + 1 planos Πk de ecuación z = k/n, 0 ≤ k ≤ n , y en
cada uno de ellos los vértices de un polígono de m lados inscrito en la circunferencia
{x2 + y 2 = 1 , z = k/n}, de manera que la generatriz del cilindro que pasa por uno de estos
vértices en Πk biseque el ángulo subtendido por dos vértices sucesivos de los polígonos
en los planos Πk+1 y Πk−1 . La superficie poliédrica Sn,m (ver la figura 13.1) se obtiene
como unión de los 2 n m triángulos isósceles cuyos vértices son dos consecutivos de uno
de los polígonos, que distan entre sí 2 sen π/m , y el tercero se encuentra en el polígono
inmediatamente superior o inferior. Todos ellos tienen igual área, que resulta ser
πr 1 π 2 πr 1 π
sen + 1 − cos = sen + 4 sen 4 ,
m n2 m m n2 2m
y por tanto el área de Sn,m es
π r π
2 m sen 1 + 4 n2 sen4 .
m 2m
Si se toma m = n y se hace tender n hacia ∞ la expresión anterior converge hacia 2 π
(el área de C); si se hace n = m2 también converge pero hacia un número distinto; por
último, si se toma n = m3 el área de las superficies poliédricas Sn,m tiende a +∞.
Πk+1
Πk
Definición 13.17. Sean S una superficie diferenciable elemental parametrizada por (D, ϕ), y
f un campo escalar continuo en un abierto U de R3 que contiene a S. Si la función (f ◦ ϕ) dσ
es integrable en D se define la integral de f en S por
ZZ ZZ
∂ϕ ∂ϕ
f ϕ(u, v) dσ(u, v) du dv = f ϕ(u, v)
× (u, v)
du dv ,
D D ∂u ∂v
y se denota por Z Z
f dσ o simplemente f.
S S
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
190 Tema 13. Integración en superficies
Observaciones 13.18.
I) El teorema del cambio de variables garantiza que la definición anterior es consistente, no
depende de la parametrización elegida para S. En cuanto a condiciones de integrabilidad,
en la mayoría de los casos de aplicación viene garantizada por la naturaleza particular
del problema; por ejemplo, si el área de S es finita y el campo f es acotado.
II ) El ejemplo siguiente puede ilustrar el origen del concepto de integral de superficie que se
acaba de definir. Supongamos que S representa una superficie cargada eléctricamente,
parametrizada por (D, ϕ), y que para cada (u, v) ∈ D el número qR ϕ(u, v) representa la
densidad de carga en el punto ϕ(u, v) ∈ S. Entonces el valor de S q dσ no es otra cosa
que la carga total soportada por la superficie.
Observaciones 13.20.
I) La integral de la función idénticamente igual a 1 en una superficie S es precisamente el
área de S.
II ) La integración de campos escalares en variedades no elementales se realiza según el
mismo procedimiento expuesto en 13.15 (para estas integrales se tiene un análogo del
lema 13.14), verificándose igualmente las propiedades anteriores.
Observaciones 13.22.
I) La consistencia de la definición 13.17 avala la de la definición 13.21.
II ) Nótese que el flujo de F a través de S recoge la aportación de la componente normal u
ortogonal de F respecto de S; concretando más, el campo F se descompone, respecto del
plano tangente a S en cada punto, TS (p), como suma ortogonal
F = T F + NF
siendo N F = hF , ni n dicha componente normal y T F = F − N F la componente
tangencial, es decir, la proyección ortogonal de F en TS (p). En la cuantificación del flujo
de F a través de S no importa la magnitud de la componente tangencial T F .
III ) Fijada una parametrización (D, ϕ) de S, el integrando
que define el flujo de F es, en cada
(u, v) ∈ D, el producto mixto de F ϕ(u, v) con los dos vectores tangentes asociados a
dicha parametrización:
F1 F2 F3
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
∂x ∂y ∂z
∂u ∂u ∂u ∂u ∂u ∂u
∂u ∂u ∂u = F1 + F2 + F3 ;
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
∂x ∂y ∂z
∂v ∂v ∂v ∂v ∂v ∂v
∂v ∂v ∂v
esto nos puede servir para justificar la segunda notación indicada que, por otra parte,
tiene pleno sentido en el contexto más general de las formas diferenciales.
Obsérvese que la orientación dada en S determina de forma unívoca una orientación en cada
una de las superficies Sj . En la práctica, si se dispone de parametrizaciones de cada una de
ellas, (Dj , ϕj ), j = 1, 2, . . . , n , lo único que hay que hacer es comprobar si estas corresponden
con la orientación considerada; si no es así, se efectúa el cálculo del sumando correspondien-
te según la expresión dada en la definición 13.21 y se cambia de signo el resultado según
indica la proposición anterior.
Nótese que hablamos de variedades orientables, pues a diferencia de lo que ocurre con
las superficies elementales, existen variedades de dimensión 2 no orientables. Además, la
definición dada para el flujo a través de una superficie orientable es independiente de la
descomposición (13.1) que se haga de ella.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
192 Tema 13. Integración en superficies
Definición 13.26. En las condiciones anteriores se dice que S es una superficie orientada
(elemental) con borde. El conjunto ϕ(∂D) se denomina borde de S y se denota por ∂S. Por úl-
timo, la orientación dada en cada una de las curvas ϕ(Γj ) por ϕ ◦ γ j se denomina orientación
inducida en el borde por la orientación de S.
S
n
M
V
D
Observaciones 13.27.
I) El concepto de borde tiene un significado geométrico similar al dado para abiertos de
Jordan en el plano: el borde de S es lo que separa S ∪ ∂S de su complementario en M ,
esto es, su frontera en la superficie M (véase la figura 13.2).
La orientación inducida por S en su borde corresponde a la familiar regla del sacacorchos,
que pasamos a describir. Sea p0 = ϕ(x0 ) un punto de ∂S, con x0 ∈ ∂D, y supongamos,
sin pérdida de generalidad, que x0 es un punto de una de las curvas Γj que forman
∂D, parametrizada por γ j : [aj , bj ] → V , siendo x0 = γ j (t0 ), t0 ∈ (aj , bj ). Puesto que x0 es
regular, podemos considerar la recta r normal a Γj en x0 orientada de modo que tiene
por vector director la normal exterior ne correspondiente a ∂D en x0 . Por ser V abierto
existe ε > 0 de modo que la aplicación η: [−ε, ε] → V , dada por
η(t) = x0 + t ne , t ∈ [−ε, ε],
parametriza un segmento de r que contiene a x0 . Este segmento en V se transforma
por ϕ en una curva contenida en M , parametrizada por ϕ ◦ η, y cuyo vector tangente en
p0 = ϕ(x0 ) = ϕ(γ j (t0 )) es, según la regla de la cadena,
(ϕ ◦ η)′ (t0 ) = ϕ′ (x0 ) η ′ (t0 ) = ϕ′ (x0 ) ne .
Este vector, perteneciente al plano tangente a M en p0 , se podría denominar el ‘vector
normal exterior a S en p0 ’ cuando se considera M como el espacio ambiente de referencia,
z=0
(u,v)
Tomando como origen el punto (0, 0, −1), el polo sur de la esfera de ecuación x2 + y 2 + z 2 = 1, se trazan
semirrectas que pasan por el resto de los puntos de la esfera. Estas semirrectas cortan al plano {z = 0}
en un punto cuyas primeras coordenadas (u, v) se toman como parámetros.
Teorema 13.28 (de Stokes para superficies elementales). Sea S una superficie elemental
con borde. Si F es un campo vectorial de clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene
a S ∪ ∂S, entonces Z I
rot F · n dσ = F · dr ,
S ∂S
cuando en ∂S se considera la orientación inducida por la de S.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
194 Tema 13. Integración en superficies
Observaciones 13.29.
I) En la igualdad anterior, denominada fórmula de Stokes o del rotacional, el término de
la derecha se entiende como la suma de las circulaciones a lo largo de cada una de las
curvas que componen el borde de S, y se pueden calcular como integrales de Riemann
ordinarias (usando cualquier parametrización equivalente de ellas, no necesariamente
ϕ ◦ γ j ), por ser el campo F continuo y dichas curvas compactas.
El término de la izquierda, si se usa la parametrización (D, ϕ) de la definición 13.26,
conduce a la integral de una función continua en un compacto D ⊂ R2 ; de nuevo, el
teorema del cambio de variables garantiza la integrabilidad de rot F (ψ(α, β)) · n dσ(α, β)
en el abierto Ω, relativa a cualquier otra parametrización (Ω, ψ) equivalente de S.
II ) Cuando se considera una superficie contenida en el plano {z = 0} dada por ϕ(x, y) =
(x, y, 0) , (x, y) ∈ D, y un campo plano F = (P, Q, 0), la fórmula de Stokes no es otra cosa
que la fórmula de Green. De hecho, la demostración del teorema anterior se basa en el
de Riemann-Green. Como en aquel caso, la descomposición del abierto D en dominios
simples (ver definición 12.37), D = D1 ∪ . . . ∪ Dn , conduce a considerar n superficies con
borde, Sk = ϕ(Dk ), k = 1, 2, . . . , n ; las circulaciones a lo largo de las nuevas curvas que
aparecen en el borde común a dos de estas superficies, ∂Sk ∩ ∂Sj , se cancelan, pues las
orientaciones que sobre ellas inducen una superficie y la otra son opuestas.
Esto sugiere la siguiente definición que permite generalizar la fórmula de Stokes a otros
objetos más complicados, y en particular al contexto de variedades.
Definición 13.30. Sean S1 y S2 dos superficies elementales con borde dadas, del mismo mo-
do que en la definición 13.26, por las parametrizaciones (D1 , ϕ1 ) y (D2 , ϕ2 ), respectivamente,
y disjuntas, es decir, tales que
S1 ∩ S2 = ϕ1 (D1 ) ∩ ϕ2 (D2 ) = Ø .
Supongamos además que ∂S1 ∩ ∂S2 es unión finita disjunta (posiblemente vacía) de soportes
de curvas de clase C 1 a trozos y simples, y que el conjunto
C = ∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 )
es unión finita (posiblemente vacía) de soportes de curvas de clase C 1 a trozos y simples. En
estas condiciones, se dice que
S = ϕ1 (D1 ) ∪ ϕ2 (D2 ) \ C
es la superficie suma de S1 y S2 , o que es la cadena compuesta por las superficies S1 y S2 ,
denotada por S = S1 + S2 . También se dice que C es el borde de S, denotado por C = ∂S.
Iterando el proceso se define la suma o cadena de k superficies elementales con borde
S1 + S2 + . . . + Sk .
Ejemplos 13.32.
I) Denotemos por S1 y S2 a los dos hemisferios de la esfera unidad
S = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 + z 2 = 1}
dados por S1 = S ∩ {(x, y, z) ∈ R3 : z > 0} y S2 = S ∩ {(x, y, z) ∈ R3 : z < 0} . Resulta que
S1 ∩ S2 = Ø y ∂S1 = ∂S2 (ver observación 13.27.II), así que
∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 ) = Ø ,
resultando que S1 + S2 = S.
Como variedad diferenciable S es orientable (ver corolario 13.10). Veamos que el concepto
de orientación dado en la definición 13.31 coincide con ese otro. En efecto, si S1 y S2 se
orientan según los vectores normales n1 y n2 , respectivamente, dados ambos por
n(x) = n(x, y, z) = (x, y, z) , x ∈ S1 o x ∈ S2 ,
la orientación que induce S1 en su borde, Γ1 , es la que corresponde a recorrer la circun-
ferencia {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1 , z = 0} en sentido antihorario cuando se la observa
desde arriba, y la que induce S2 en el suyo, Γ2 , es la opuesta (véase la figura 13.4); nótese
que al definir el vector normal unitario en S1 y S2 de esta forma, es posible extenderlo
con continuidad a todo S.
n1
n
S1
S
Γ1
Γ2
S2
n2
Hemos obtenido así la variedad S como suma de superficies elementales, y que resulta ser
una cadena orientable con borde vacío. A este tipo de cadenas se las denomina cerradas
o sin borde.
II ) Consideremos las dos superficies de R3 dadas por
S1 = {(x, y, z) : x2 + y 2 = 1 , 0 < z < 1} , S2 = {(x, y, z) : x2 + y 2 < 1 , z = 0}
(una porción de cilindro y un disco abierto en el plano {z = 0}, respectivamente). Resulta
evidente que S1 ∩ S2 = Ø; el borde de S1 es la unión de dos circunferencias Γ0 y Γ1 , de
radio 1 y situadas en los planos {z = 0} y {z = 1}, respectivamente, y el borde de S2 es
Γ0 = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1 , z = 0}. Entonces
∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 ) = Γ1 .
La suma S = S1 + S2 es una cadena de superficies cuyo aspecto es el de un vaso; si S1 se
orienta según el vector normal n1 (x, y, z) en la misma dirección y sentido que (x, y, 0) , y
S2 según el vector normal n2 (x, y, z) = (0, 0, −1) , entonces la orientación que induce S1 en
Γ0 es la que corresponde a recorrer esta circunferencia en sentido antihorario cuando se
la observa desde arriba, y la que induce S2 es la opuesta, resultando que S es orientable,
y que la orientación inducida en su borde ∂S = Γ1 es la que se obtiene al recorrer esta
circunferencia en sentido horario, de nuevo observada desde arriba. Nótese que ahora es
imposible definir un vector normal unitario en todo S de forma continua; dicho de otra
forma, en los puntos de S que corresponden a la parte común de los bordes de S1 y S2 no
es posible definir un plano tangente a la superficie y, a diferencia del ejemplo anterior,
esta cadena de superficies no es una variedad diferenciable.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
196 Tema 13. Integración en superficies
Las propiedades listadas en 13.25 son también válidas para cadenas de superficies. Enun-
ciamos ahora la versión general del teorema de Stokes.
Teorema 13.34 (de Stokes). Sean S una cadena orientable de superficies y F un campo
vectorial de clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene a S ∪ ∂S. Entonces
Z I
rot F · n dσ = F · dr ,
S ∂S
cuando en ∂S, el borde de S, se considera la orientación inducida por S.
Corolario 13.35. En las condiciones del teorema anterior, si S es una superficie cerrada (es
decir, si ∂S = Ø), entonces Z
rot F · n dσ = 0 .
S
Observaciones 13.36.
I) La demostración del teorema de Stokes para cadenas se realiza, por supuesto, haciendo
uso de la primera versión enunciada en 13.28 para superficies elementales, sin más que
aplicarla a cada una de las superficies elementales que conforman la cadena S. De nuevo
las circulaciones a lo largo de curvas que no están contenidas en ∂S se cancelan al ser
consideradas dos veces pero con orientaciones opuestas.
II ) El último corolario se obtendrá también para campos de clase C 2 como caso particular
del teorema de la divergencia, del que nos ocupamos en la última sección.
III) En Geometría Diferencial el borde de una variedad se define en términos de cartas loca-
les, pero no entraremos en detalles, pues la versión del teorema de Stokes para cadenas
abarca, en la práctica, los casos relativos a estos objetos y a otros muchos más no con-
templados en el caso abstracto, como las superficies poliédricas habituales o porciones
de ellas. Por ejemplo, la familia de caras laterales de una pirámide cuya base es un
polígono de n lados es una cadena de n superficies elementales.
Los abiertos con frontera regular a trozos son los que se contemplan en la teoría que
tratamos ahora; entre ellos destacan por su simplicidad los que describimos a continuación.
Lema 13.39. Sean V un abierto de R3 con frontera regular a trozos y x0 un punto en una
de las superficies elementales que forman la frontera de V . Sean n1 y n2 = −n1 los dos
vectores unitarios normales a ∂V en el punto x0 . Entonces uno sólo de estos dos vectores,
que denotaremos por ne , verifica la siguiente propiedad:
“Existe un número real ε > 0 tal que para cada λ ∈ (0, ε) se tiene que
/ V ”.
x0 + λ ne ∈
Definición 13.40. En las condiciones del lema anterior, al vector ne que verifica dicha pro-
piedad se le denomina normal exterior a V en el punto x0 .
La orientación natural o inducida en ∂V por V es la que corresponde a este vector normal
en cada punto de cualquiera de las superficies elementales que forman la frontera de V .
Lema 13.41. Sea V un abierto acotado de R3 con frontera regular a trozos y proyectable
simultáneamente sobre los tres planos coordenados. Sea también F un campo vectorial de
clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene a V = V ∪ ∂V . Si en ∂V se considera la
orientación inducida por V , entonces
ZZZ Z
div F dx dy dz = F · n dσ .
V ∂V
Observaciones 13.42.
I) La igualdad anterior, conocida con el nombre de fórmula de Gauss-Ostrogradski o de la
divergencia, equivale a las tres igualdades
Z Z ZZZ
∂F1
(F1 , 0, 0) · n dσ = F1 dy ∧ dz = dx dy dz ,
∂V ∂V V ∂x
Z Z ZZZ
∂F2
(0, F2 , 0) · n dσ = F2 dz ∧ dx = dx dy dz ,
∂y
Z∂V Z∂V Z Z ZV
∂F3
(0, 0, F3 ) · n dσ = F3 dx ∧ dy = dx dy dz ,
∂V ∂V V ∂z
que se demuestran fácilmente para este tipo de abiertos, cuya adherencia es compacta,
mediante el teorema de Fubini y la regla de Barrow.
II ) El hecho de que el campo F esté definido y sea de clase C 1 en un abierto que contiene
a V ∪ ∂V es esencial, como se ilustra con el siguiente ejemplo que es, por otra parte, un
caso particular de un familiar resultado de Física, la ley de Gauss.
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198 Tema 13. Integración en superficies
Observación 13.46. La demostración de este teorema general se basa en el lema 13.41, tras
descomponer el abierto V como unión finita (salvo conjuntos de medida nula) de abiertos con
frontera regular a trozos y proyectables sobre los tres planos, Vi , i = 1, 2, . . . , n, esto es:
n
I) V = ∪ Vi,
i=1
II ) Vi ∩ Vj = Ø si k 6= j ,
y tales que las fronteras ∂Vi se escriben como suma de superficies, unas contenidas en ∂V y
otras nuevas superficies comunes a dos de ellos (es decir, en ∂Vi ∩∂Vj ) y que, al considerar las
orientaciones inducidas respectivamente por Vi y por Vj , se orientan de forma opuesta. Así, al
sumar los términos correspondientes a las integrales triples y a las integrales de superficie,
se obtiene el resultado enunciado, dada la aditividad de la integral y puesto que los flujos del
campo a través de las superficies ∂Vi ∩ ∂Vj no aportan nada, ya que aparecen dos veces pero
con orientaciones opuestas entre sí.
Por supuesto, dσ1 es el elemento de longitud, dσ2 es el elemento de área, etc. Nótese
también que para n = 2 el teorema de la divergencia es el teorema de Riemann-Green: la
circulación en la curva ∂D del campo (P, Q) es la integral del campo escalar (P, Q) · t, la
componente tangencial a la curva de ese campo. Pero, con la notación de la definición 12.30,
resulta que (P, Q) · t = (Q, −P ) · ne , es decir, este campo escalar también es la componente
normal del campo (Q, −P ) respecto de ∂D, y obviamente
∂Q ∂P
div(Q, −P ) = − .
∂x ∂y
En este punto el lector se debería preguntar ¿qué sucede para n = 1? Veamos: los abiertos
conexos y acotados de R son intervalos V = (a, b) con ∂V = {a, b}; un campo F : V → R1
es dF /dx = F ′ y, finalmente,
R simplemente una función real F , cuya divergencia es div F =
V
div F = F (b) − F (a). Saque sus conclusiones.
Formas diferenciales
De forma muy somera describimos las ideas básicas sobre formas diferenciales, simple-
mente con la intención de proporcionar al lector un primer encuentro con esta teoría, en la
que puede profundizar mediante los textos [11], [16], [36] o [43]; también en [33] se presentan
las formas diferenciales de forma muy sencilla y en el contexto restringido de R2 y R3 .
En general, dar una forma diferencial en una subvariedad de Rn consiste en proporcionar
un tensor en cada uno de los espacios tangentes a la variedad. Ahora bien, en las situaciones
más comunes, esto consiste en restringir tensores definidos en todo Rn a dichos espacios
vectoriales.
En lo que sigue piense el lector que V = Rn , pero todo lo que se dice vale igual para
cualquier espacio vectorial real V de dimensión finita n.
Observaciones 13.50.
I) T 1 (V ) es el espacio dual de V . A partir de él es posible construir el resto de los espacios
mediante el producto tensorial de aplicaciones; en el caso de aplicaciones multilineales
se tiene que, si S ∈ T k (V ) y T ∈ T m (V ), entonces la aplicación S ⊗ T dada por
(S ⊗ T ) (v 1 , v 2 , . . . , v k ), (w1 , w2 , . . . , wm ) = S(v 1 , v 2 , . . . , v k ) T (w1 , w2 , . . . , wm )
es multilineal, esto es, un elemento de T k+m (V ). Lo mismo para el producto de un nú-
mero arbitrario de tensores.
II ) Si {e1 , e2 , . . . , en } es base de V y {ϕ1 , ϕ2 , . . . , ϕn } es la base dual, entonces los nk tensores
ϕi1 ⊗ ϕi2 ⊗ . . . ⊗ ϕik , 1 ≤ ij ≤ n , conforman una base de T k (V ). En particular, consideran-
do la base estándar de Rn (véase la observación 2.8.III), se obtiene la base de T k (V )
dxi1 ⊗ dxi2 ⊗ . . . ⊗ dxik : 1 ≤ ij ≤ n .
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200 Tema 13. Integración en superficies
(p + q)!
S ∧T = Alt(S ⊗ T ) .
p! q!
Este producto es asociativo, por lo que se puede extender a un número finito de factores.
Observaciones 13.55.
I) Del carácter antisimétrico del producto exterior se sigue que dxi ∧ dxj = −dxj ∧ dxi , y en
particular que dxi ∧ dxi = 0 , 1 ≤ i, j ≤ n .
II ) Al considerar formas de grado 0, i.e. funciones, diferenciables en el abierto U la aplicación
x ∈ U 7→ f ′ (x) ∈ Λ1 (Rn ) define una forma diferencial de orden 1 que denotaremos df (véase
de nuevo la observación 2.8.III):
df (x) = D1 f (x) dx1 + D2 f (x) dx2 + . . . + Dn f (x) dxn .
Esta derivación se extiende a formas de orden cualquiera como sigue:
Definición 13.56. Si ω es una k-forma diferenciable, dada según (13.2), la derivada exterior
de ω es la forma de orden k + 1 dada por
X
dω(x) = dfi1 i2 ...ik (x) ∧ dxi1 ∧ dxi2 ∧ . . . ∧ dxik .
1≤i1 <i2 <...<ik ≤n
Ejemplos 13.59. Repasamos ahora las nociones clásicas desde el punto de vista de las
formas diferenciales.
P
n
I ) Toda 1-forma en un abierto U ⊂ Rn es de la forma ω(x) = Fi (x) dxi . La forma es
i=1
cerrada si los coeficientes verifican las condiciones (11.2), pues
Xn Xn X n
∂Fi X ∂Fi ∂Fj
dω = dFi dxi = dxj ∧ dxi = − dxj ∧ dxi
i=1 i=1 j=1
∂xj ∂xj ∂xi
1≤i<j≤n
y el resultado 11.23 es, en efecto, un caso particular del anterior. En particular, para
n = 3, Si ω = F1 dx + F2 dy + F3 dz ≃ (F1 , F2 , F3 ), entonces
∂F ∂F2 ∂F ∂F3 ∂F ∂F1
3 1 2
dω = − dy ∧ dz + − dz ∧ dx + − dx ∧ dy ≃ rot(F1 , F2 , F3 ) ,
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
con lo que la expresión d(df ) = 0 es exactamente la misma que rot(∇f ) = 0.
La segunda notación para la integral de línea se corresponde con la integral de 1-formas
en curvas (variedades de dimensión 1):
Z Z
ω= F1 dx1 + F2 dx2 + . . . + Fn dxn .
Γ Γ
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202 Tema 13. Integración en superficies
Ejercicios
13.3 Sea f : (a, b) → R una función positiva y de clase C 1 . Se considera la superficie de revo-
lución S generada al girar la gráfica de la función f alrededor del eje OX. Probar que el área
de esta superficie viene dada por
Z b p
2π f (x) 1 + f ′ (x)2 dx .
a
13.4 Calcular el flujo del campo F (x, y, z) = (x, y, −2z) a través de la porción del cilindro
x2 + y 2 = 1 comprendido entre los planos z = 1 y z = 2, dotado de la orientación dada por la
normal N (x, y, z) = (x, y, 0).
y
13.5 Calcular el flujo del campo F (x, y, z) = 0, 2 , 0 a través de la hoja del cono
z (1 + z 2 )
x2 + y 2 − z 2 = 0, 0 < z < 2, orientada de modo que
√ √ √
n 2/2, 2/2, 1 = − 1/2, −1/2, 2/2 .
13.7 Sea S el triángulo de vértices A = (1, 0, 0), B = (0, 1, 0) y C = (0, 0, 1), orientado de
manera que la normal a S tiene tercera componente negativa. Calcular el flujo del campo
F (x, y, z) = (x, y, z) a través de S.
13.8 Sea S = {(u + v, u2 + v 2 , u − v) ∈ R3 : −1 < u < 1, −1 < v < 1}. Calcular el flujo de
F (x, y, z) = (0, 0, z) a través de S cuando en ésta se considera la orientación dada por la
normal que tiene la segunda componente positiva.
13.12 Comprobar la fórmula de Stokes para el campo F (x, y, z) = (z, 0, 0) y la curva parame-
trizada por la aplicación
γ(t) = cos(t) , sen(t) , cos(t) sen(t) , t ∈ [0, 2π] ,
observada como borde de la superficie S = {(x, y, z) ∈ R3 : z = x y, x2 + y 2 < 1 } .
13.17 Calcular, mediante dos procedimientos distintos, la circulación del campo F (x, y, z) =
(y, z, x) a lo largo del borde de la superficie dada por z = 1 − x2 − y 2 , z ≥ −3 .
13.18 Dados el campo F (x, y, z) = 0, 0, x + y 2 − z 3 y la superficie S parametrizada por
(x, y) ∈ B (0, 0), 3 7−→ x, y, sen(x2 + y 2 ) ,
Z
calcular rot F · n dσ.
S
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
204 Tema 13. Integración en superficies
13.25 Sea Γ la curva que resulta de la intersección del plano x + y + z = 3 a/2 y la superficie
que limita al cubo [0, a] × [0, a] × [0, a], con a > 0. Hállese la circulación a lo largo de Γ del campo
F (x, y, z) = y 2 − z 2 , z 2 − x2 , x2 − y 2 .
13.29 Sea S la superficie cerrada formada por el plano z = 0, los cuatro planos verticales
que cortan en este plano el cuadrado inscrito en la circunferencia unidad de lados paralelos
a los ejes, y el casquete superior de la esfera unidad. Hallar la integral del campo F (x, y, z) =
y, −x, z 2 extendida a S.
13.33 Sea S la superficie frontera del paralelepípedo P determinado por las aristas AB, AC
y AD, siendo A(0, 0, 0), B(0, 1, 1), C(1, 0, 2) y D(1, 2, 0). Calcular
Z
(2xz, −3xy, z) · n dσ,
S
cuando se considera en S la orientación dada por la normal exterior a P .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
206 Tema 13. Integración en superficies
√
13.38 Sea M la superficie obtenida al girar la curva z = x, 0 < x < 1, alrededor del eje OZ.
Se considera el campo
F (x, y, z) = (y, −x, z).
Calcular mediante dos procedimientos distintos el valor de
Z
F · n dσ,
M
cuando en M se considera la orientación determinada por el vector normal a la superficie
con tercera componente negativa.
13.39 Un recipiente (con forma de vasija) de 1 litro de capacidad se sitúa en un aparato que
genera un campo (eléctrico, magnético o de otro tipo) en su interior. Elegida una referencia
cartesiana en el aparato, dicho campo viene dado por
F (x, y, z) = (xz, x − yz, z + y 2 ),
y el borde de la vasija por
{(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1, z = 1} ,
estando dadas las unidades de los ejes en decímetros. Determinar el flujo del campo a través
de la superficie del recipiente, cuando se considera en ésta la orientación dada por la normal
exterior.
13.40 Calcular el flujo de los siguientes campos a través de las superficies que se indican,
directamente y utilizando el teorema de la divergencia:
I) F (x, y, z) = (x z, y z, 1) a través de la superficie S dada por
x2 + y 2 + z 2 = 25, z < 3.
II ) F (x, y, z) = (x z, y z, 0) a través de la superficie que limita al sólido
V = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 + z 2 < 4, x2 + y 2 > 1}.
13.41 Se considera la superficie S, suma de las cuatro superficies de revolución dadas por
las ecuaciones implícitas siguientes:
S1 = {x2 + y 2 + z 2 = 4z , 2 < z };
S2 = {z 2 = x2 + y 2 , 1 < z < 2 };
S3 = {x2 + y 2 = 1 , 0 < z < 1 };
III ) Sean U un abierto acotado y con frontera regular a trozos de R3 y f , g dos funciones de
clase C 2 en un abierto que contiene a U . Probar las siguientes fórmulas, conocidas como
identidades de Green:
ZZZ Z ZZZ
f ∆g dx dy dz = f ∇g · n dσ − ∇f · ∇g dx dy dz,
ZZZ U Z∂U U
ZZZ
f ∆g dx dy dz = f ∇g − g∇f · n dσ + g ∆f dx dy dz.
U ∂U U
IV ) Si en cualquiera de los tres apartados anteriores, una de las dos funciones se anula en
el borde de la curva, superficie o abierto correspondientes, ¿qué se puede decir?
13.44 Sea S la esfera de centro 0 y radio r > 0, orientada según la normal exterior.
Z
I ) Calcular (z, x, y) · n dσ.
S
Z
II ) Calcular (x2 , 0, 0) · n dσ.
S
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
208 Tema 13. Integración en superficies
13.45 Sea a una constante real positiva. Hallar la integral del campo F (x, y, z) = (xz, 2yz, z 2 )
a través de la cadena de superficies cerrada S contenida en el semiespacio z ≥ 0 y formada
por el plano z = 0, el cilindro y 2 = ax − x2 y la superficie cilíndrica z 2 = 4ax.
13.47 Sea M la superficie de revolución obtenida al girar alrededor del eje OZ la curva (en
el plano XZ) de ecuación
z = cos(x), 0 < x < π.
Se considera el campo F (x, y, z) = (y + ez , −x + ez , z). Calcular el flujo de F a través de M
cuando se considera la orientación dada por el vector normal a la superficie con tercera
componente positiva.
13.48 Se considera la pirámide cuya base es el cuadrado de vértices (0, 0, 0), (1, 0, 0), (1, 1, 0) y
(0, 1, 0), y cuya cúspide es el punto (1/2, 1/2, 1). Si S es la superficie dada por las cuatro caras
laterales de la pirámide y F es el campo dado por
F (x, y, z) = (xez , yez , yex ),
calcular el flujo de F a través de S cuando en ésta se considera la orientación dada por la
normal que tiene la tercera componente positiva.
13.49 Sea V el conjunto de los puntos (x, y, z) de R3 que verifican las relaciones
x > 0, y > 0, z > 0, x2 + y 2 < 1, x2 + y 2 > 2y, z < x2 + y 2 .
Si S es la parte de la frontera de V no contenida en el paraboloide z = x2 + y 2 , orientada según
la normal exterior a V , calcular Z
(y, −x, z) · n dσ.
S
siendo K una constante (la de proporcionalidad de la ley de Coulomb, que depende del siste-
ma de unidades).
Apéndice A
Cónicas y Cuádricas
A.1. Cónicas en R2
Entre las curvas planas definidas implícitamente, aparte de las rectas, cabe destacar por
su sencillez las que vienen dadas como el conjunto C de las raíces de un polinomio de grado
2 en las variables (x, y).
Definición A.1. Se denomina cónica al conjunto C de soluciones de una ecuación del tipo
Q(x, y) = a11 x2 + 2 a12 x y + a22 y 2 + 2 b1 x + 2 b2 y + c = 0. (A.1)
209
210 Apéndice A. Cónicas y Cuádricas
En la tabla A.1 se presenta la clasificación de las cónicas citando su nombre, dando algu-
nos ejemplos sencillos, los valores de los invariantes que corresponden (un espacio en blanco
significa ausencia de restricciones) y una somera representación gráfica de una porción aco-
tada de una curva de cada tipo. Entre las cónicas no degeneradas (∆1 6= 0) las elipses son las
únicas acotadas (entre estas se encuentran las circunferencias) y, al igual que las parábolas,
son conexas; las hipérbolas tienen dos componentes conexas, a las que se denomina ramas.
x2 + y 2 = r 2
Elipse 6= 0 >0 <0
x2 + 2 y 2 = 4
xy = 1
Hipérbola 6= 0 <0
y − x2 = 1
2
y = x2
Parábola 6= 0 =0
x = y2
xy = 0
Rectas secantes =0 <0
x2 = y 2
Rectas secantes
x2 = −y 2 =0 >0
imaginarias
x2 = 0
Rectas coincidentes =0 =0 =0
(x − y)2 = 0
x2 = 1
Rectas paralelas =0 =0 <0
(x − y)2 = 1
Rectas paralelas
x2 = −1 =0 =0 >0
imaginarias
Tabla A.1: Clasificación de cónicas.
A.2. Cuádricas en R3
Si exceptuamos las variedades afines (los planos en R3 ), las superficies definidas implíci-
tamente más simples son aquéllas que aparecen como soluciones de ecuaciones cuadráticas.
La situación es similar a la de las cónicas, con la consiguiente complicación por el aumento
de dimensión.
Como en el caso de las cónicas es posible clasificar las cuádricas en función de unos
invariantes que permanecen inalterados por cambios de referencia afín. Si el polinomio Q se
escribe como en (A.2) se definen para él las matrices
a11 a12 a13 b1
a11 a12 a13
a a22 a23 b2
M = a12 a22 a23 , M ∗ = 12 ,
a13 a23 a33 b3
a13 a23 a33
b1 b2 b3 c
y los números
ρ = rango(M ), ρ∗ = rango(M ∗ ), ∆ = det(M ∗ ) ,
0 si M tiene un autovalor positivo y otro negativo,
K=
1 en otro caso.
Si se considera en R3 una transformación afín A(x) = L x + β, con L aplicación lineal
invertible y β un punto de R3 , entonces
P (x, y, z) = Q A(x, y, z)
es otro polinomio de grado dos. Para éste son iguales los rangos ρ y ρ∗ de las matrices de
coeficientes, el indicador K y el signo de ∆.
En las tablas A.2 y A.3 se presenta la clasificación de las cuádricas citando su nombre, un
ejemplo sencillo, los valores de los invariantes que corresponden y una somera representación
gráfica de una porción acotada de una superficie de cada tipo (excepto en el caso de pares de
planos, que el lector podrá visualizar fácilmente).
Superficie Ejemplos ρ ρ∗ ∆ K
Elipsoide x2 y2 z2
+ + = −1 3 4 >0 1
imaginario a2 b2 c2
x2 y2 z2
Elipsoide 2
+ 2 + 2 =1 3 4 <0 1
a b c
Hiperboloide y2 z2 x2
+ = +1 3 4 >0 0
de una hoja b2 c2 a2
Hiperboloide y2 z2 x2
+ = −1 3 4 <0 0
de dos hojas b2 c2 a2
Paraboloide x2 y2
− =z 2 4 >0 0
hiperbólico a2 b2
Paraboloide y2 z2
x= + 2 2 4 <0 1
elíptico b 2 c
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
212 Apéndice A. Cónicas y Cuádricas
Entre las cuádricas de la tabla A.2, que son no degeneradas, la única acotada es el elip-
soide. Todas son conexas excepto el hiperboloide de dos hojas, que tiene dos componentes
conexas (las denominadas hojas). El hiperboloide de una hoja y el paraboloide hiperbólico (co-
nocido popularmente como silla de montar) son, además, superficies regladas, es decir, se
pueden construir como unión de rectas.
Sugerimos al lector que, sobre los ejemplos indicados, examine cómo son las secciones de
estas superficies por planos paralelos a los coordenados; esto le ayudará a comprender mejor
la geometría de estos objetos y la razón de los nombres que se les dan.
Superficie Ejemplos ρ ρ∗ K
2 2 2
Cono elíptico imaginario x +y +z =0 3 3 1
x2 y2 z2
Cono elíptico = + 3 3 0
a2 b2 c2
y2 z2
Cilindro elíptico + =1 2 3 1
b2 c2
x2 y2
Cilindro hiperbólico 2
− 2 =1 2 3 0
a b
Cilindro parabólico z = a y2 1 3
Como se puede apreciar en las figuras de la tabla A.3, ninguna de esas cuádricas es
acotada. Salvo los cilindros hiperbólicos y los pares de planos paralelos, que tienen dos hojas,
las demás son conexas. Los conos y los pares de planos secantes son cuádricas degeneradas
(no es posible definir el plano tangente en alguno de sus puntos). Todas ellas son superficies
regladas (es bien conocida la definición clásica de algunas de estas figuras mediante rectas
generatrices).
Observación A.3. En realidad el término cuádrica se refiere al conjunto de ceros de un po-
linomio de grado 2 en un espacio euclídeo de cualquier dimensión. Ahora bien, si se fija un
cono, al considerar las secciones por todos los planos de R3 se obtienen las denominadas sec-
ciones cónicas. Eligiendo un sistema de referencia afín en el plano de corte, las coordenadas
relativas a esa referencia de los puntos de la sección cónica verifican una ecuación del tipo
(A.1); es decir, las curvas que aparecen son precisamente todas las definidas en A.1, lo que
justifica el nombre que se les da a las cuádricas en dimensión 2.
Bibliografía
213
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[63] H. Lebesgue: Leçons sur L’integration et la recherche des fonctions primitives. Ed. Jacques
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[64] I. Newton: Analysis (facsimil y traducción al español de J.L. Arántegui comentada por
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214
Enciclopedias y formularios:
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[67] I. S. Gradshteyn, I. M. Ryzhik: Table of Integrals, Series, and Products, Ed. Academic
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[70] E. Weisstein: Concise Encyclopedia of Mathematics, Ed. CRC.
En Internet:
(Se ha comprobado la accesibilidad a las URL citadas a continuación en la fecha de
edición de estas notas: 3 de junio de 2014 . La permanencia o modificación en la actividad
de estas direcciones es potestad de sus propietarios)
[71] Real Sociedad Matemática Española,
URL: http://www.rsme.es/
[72] WolframMathWorld (por Eric Weisstein con recursos de Wolfram Research),
URL: http://mathworld.wolfram.com/
computational
[73] WolframAlpha knowledge engine (implementación “on line” del programa de cálculo simbólico
Mathematica
c , y más),
URL: http://www.wolframalpha.com/
[74] The MacTutor History of Mathematics archive (por J. O’Connor y E. Robertson de la
Universidad de St Andrews, Scotland, U.K.),
URL: http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/
[75] Springer Encyclopaedia of Mathematics (editada por Michiel Hazewinkel),
URL: http://eom.springer.de/
[76] PlanetMath (enciclopedia colaborativa bajo licencia GNU Free Documentation),
URL: http://planetmath.org/
[77] redemat.com (recursos de Matemáticas en Internet, por Flavio Piñeiro),
URL: http://www.recursosmatematicos.com/redemat.html
[78] El paraíso de las Matemáticas (recursos de matemáticas de nivel preuniversitario y
universitario, software relacionado, etc.; coordinado por Grupo “El Paraíso”)
URL: http://www.matematicas.net/
[79] MIT Open Courseware (diverso material multimedia de libre disposición ofrecido por el
prestigioso Massachusetts Institute of Technology)
URL: http://ocw.mit.edu/courses/#mathematics
[80] Wikis (los ya familiares artículos de conocimiento colaborativo organizados de forma
jerárquica según las divisiones de la materia)
URL: http://en.wikiversity.org/wiki/School:Mathematics
URL: http://es.wikibooks.org/wiki/Categoría:Matemáticas
URL: http://es.wikibooks.org/wiki/Matemáticas
URL: http://en.wikibooks.org/wiki/Mathematical_analysis
215
216
Índice de notación
dv f = D v f Derivada direccional.
∂f
Di f = Derivada parcial de primer orden.
∂xi
df (x0 ) = f ′ (x0 ) Diferencial.
∂(f1 , f2 , . . . , fm )
Matriz jacobiana.
∂(x1 , x2 , . . . , xn )
217
∂ m1 +m2 +...+mn f
Derivada parcial sucesiva.
∂xm m2
1 ∂x2 . . . ∂xn
1 mn
218
Índice alfabético
219
– cerrado en otro, 10 – de clase C k a trozos, 168
– compacto, 12 – equivalente a otra, 154
– conexo, 14 – rectificable, 167
– convexo, 15 – regular, 153
– de Cantor, 76 – regular a trozos, 168
– de Vitali, 103 – simple, 153
– de medida nula, o despreciable, 71 orientación de una –, 170
– de nivel o isotímico, 155 origen, extremo, de una –, 153
– denso en otro, 5 punto regular de una –, 153
– discreto, 5 soporte de una –, 153
– elemental, 70 vector tangente a una –, 153
– estrellado, 15
– integrable, 80 D,
– múltiplemente conexo, 175 D’Alembert, Jean, 23
– medible, 91 Daniell, Percy John, 79
– simplemente conexo, 158, 174 Darboux, Jean Gaston , 83
adherencia o clausura de un –, 4 delta de Dirac, 96, 131
componente conexa de un –, 15 derivada
derivado de un –, 5 – direccional, 23
distancia entre – s, 3 – parcial, 23
exterior de un –, 5 – de orden superior, 28
frontera de un –, 5 derivada exterior, 200
interior de un –, 3 Descartes, René, 1
proyección de un –, 98 Desigualdad
sección de un –, 98 – de Cauchy-Schwarz, 2
cono, 212 – de Chebyshev, 102
contenido de Jordan, 72, 92 – de Young, 105
convolución, 129 – triangular, 2
coordenadas determinante jacobiano, 42
– baricéntricas, 116 diámetro, 3
– cartesianas, 1 difeomorfismo o cambio de variables, 44
– cilíndricas, 49, 113 diferencial, 24
– esféricas, 49, 114 – de orden superior, 31
– esféricas generalizadas, 115 Dini, Ulisse, 45, 55
– polares, 49, 113, 179 Dirac, Paul, 96
Cramer, Gabriel, 41, 43 Dirichlet, Lejeune, 57, 84
Criterio divergencia, 161
– de Dirichlet, 57 dominio de Jordan, 174
– de Leibniz, 57
– de Riemann-integrabilidad, de Lebes- E,
gue, 83 ecuación
– de Sylvester, 33 – de Laplace, 37
– de Tonelli, 100 – de ondas, 49
– de Weierstrass, 57 – del calor, 37
– de comparación (para integrales), 84, – diferencial, 44
92 elemento de área, 188
– de convergencia uniforme de Cauchy, elemento de longitud, 169
55, 56 elipse, 182, 210
– secuencial de la continuidad, 9 elipsoide, 212
– secuencial para límites, 7 energía potencial, 173
cuádrica, 210 entorno, 3
– degenerada, 210 esfera, 2, 194
– imaginaria, 210 espacio
cubo, 70 – de medida, 96
curva, 142 – euclídeo, 2
– con borde, 171 – métrico, 2
– de Jordan, 174 – completo, 42
– paramétrica, 153 – medible, 96
– cerrada, 153 – normado, 13
220
– topológico, 4 – acotada, 8
– normal, 13 – armónica, 163
Espacios funcionales – característica, 73
– C k , C 0 , C ∞ , 28, 156 – complementaria de error, 139
– Cc , 90 – continua, 9
– Cc∞ , 137 – de Heaviside o escalón unidad, 138
– C0 (Rn ), 129 – de clase C k , k ∈ N, 28
– L = L 1 , L p , 80, 94 – de densidad, 97
– L1 , 81 – de error, 139
1
– Lloc (V ), 130 – de orden exponencial, 138
1
– Lloc (R+ ), 133 – de variables separadas, 22
– T k (V ), 199 – derivable, 23
– Λk (V ), 200 – derivada parcial, 28
espiral, 179 – diferenciable, 24
espiral de Arquímedes, 168, 179, 180 – escalonada, 73
Euclides de Alejandría, 1 – gaussiana, 96, 138
Euler, Leonhard, 23, 109, 123, 126, 162 – implícita, 45
exponencial compleja, 104, 132 – integrable, 79, 83, 94
extremo – límite puntual, 54
– absoluto, 8 – lagrangiana, 146
– relativo o local, 32 – localmente integrable, 130, 133
– estricto, 17, 32 – medible, 91, 94
– sujeto a condiciones de ligadura, – meseta, 137, 178
145 – numerablemente escalonada, 86
condiciones necesarias de –, 32, 34, – potencial, 157
146 – separadamente continua, 19
condiciones suficientes de –, 34, 146 – suma, 56
– uniformemente continua, 10
F, sección de una –, 98
Fatou, Pierre, 83, 87
flujo de un campo G,
– a través de una cadena de superfi- Gauss, J. Carl Friedrich, 109, 127, 138,
cies, 195 197, 198, 208
– a través de una superficie, 190 gradiente, 26, 157
forma cuadrática, 11, 33 Gram, Jorgen P., 1
– definida, 33 Green, George, 176
– indefinida, 33
– semidefinida, 33 H,
forma diferencial, 200 Hankel, Hermann, 132
Fórmula Heine, Eduard, 12, 13
– de Gauss-Ostrogradski o de la diver- Hesse, Ludwig Otto, 33
gencia, 197 Hilbert, David, 132
– de Riemann-Green, 176 hipérbola, 210
– de Stirling, 126 ramas de una –, 210
– de Stokes o del rotacional, 194 hiperboloide
– de Taylor, 30 – de dos hojas, 212
– de duplicación de B, 127 – de una hoja, 212
– de duplicación de Legendre, 127 hipersuperficie, 142
– de expansión de Euler, 162 homeomorfismo, 12
– de integración por partes, 207
– de los complementos, 127 I,
– de multiplicación de Gauss, 127 Identidades de Green, 207
– de sumación por partes de Abel, 57 inmersión, 47, 142
Fourier, Jean Baptiste J., 66, 90, 132 integración por secciones planas, 101
Fraenkel, Adolf Abraham, 94 integral
Fubini, Guido, 99 – de Lebesgue, 80, 94
función – de Riemann, 83, 93
– Beta de Euler, 127 – de un campo escalar
– Gamma de Euler, 126 – a lo largo de una curva, 169
221
– en una superficie, 189 – relativo o local, 32
– de un campo vectorial Mittag-Leffler, Magnus Gösta, 60
– a lo largo de una curva, 171 Möbius, August F., 187
– en una superficie, 190 momento de inercia, 97
– de una función escalonada, 74 Montel, Paul Antoine, 60
– flechada, 125 multiplicadores de Lagrange, 145
– paramétrica, 123
intervalo en Rn , 4, 69 N,
isometrías o movimientos, 113 Newton, Isaac, 165
norma, 2
J, – euclídea, 2
Jacobi, Carl Gustav, 25, 109 – s equivalentes, 13
Jordan, Camille, 72, 92, 174 normal exterior
– a un abierto con frontera regular a
K, trozos, 197
Kuhn, Harold, 147 – a un abierto de Jordan, 175
núcleo integral, 132
L,
Lagrange, Joseph Louis, 25, 45, 145 O,
Landau, Edmund Georg, 32, 60 operador (lineal), 156
Laplace, Pierre Simon, 37, 133, 163 operador diferencial, 31, 44, 157
laplaciano, 163 orientación, 170, 186
Lebesgue, Henri Léon, 60, 79, 82, 93 – de una cadena de superficies, 194
Legendre, Adrien-Marie, 127 – de una variedad diferenciable, 187
Leibniz, Gottfried von, 23, 24, 45, 57, 123 – inducida en el borde de una cadena
Lema de superficies, 194
– de Fatou, 83, 87 – inducida en el borde de una superfi-
– de Poincaré, 159, 160, 162, 201 cie orientada, 192
– de Riemann-Lebesgue, 90, 132 – inducida por un abierto de Jordan en
– de Urysohn, 13 su borde, 175
Levi, Beppo, 82 – inducida por un abierto en su borde,
Ley de Gauss, 197, 208 197
límite – positiva, directa o antihoraria, 175
– de una función, 7 Ostrogradski, Mijaíl V., 109, 198
– iterado, 9
– siguiendo un subespacio, 7 P,
– de una sucesión, 6, 83 parábola, 210
línea de corriente o de flujo, 156 paraboloide
Lipschitz, Rudolf, 41 – elíptico, 211
longitud (de una curva rectificable), 167 – hiperbólico, 212
parametrización, 153, 185
M, particiones de la unidad, 178
matriz Peano, Giuseppe, 77
– hessiana, 33 Picard, Charles Emile, 41, 60
– jacobiana, 25 plano tangente, 26
máximo Poincaré, Jules Henri, 159, 198
– absoluto, 8 polinomio
– relativo o local, 32 – de Bernstein, 59
medida – de Taylor, 30
– δ de Dirac, 96 – trigonométrico, 60
– de Lebesgue, 80 politopo, 152
– de probabilidad, 96 potencial escalar, 157
– de un conjunto elemental, 71 potencial vectorial, 162
– de un intervalo, 69 Principio de Cavalieri, 102
– positiva (abstracta), 96 probabilidad, 96
Mellin, Robert Hjalmar, 132 distribución de – gaussiana, 96
métrica o distancia, 2 producto
mínimo – escalar o interno, 2
– absoluto, 8 – exterior de tensores, 200
222
– tensorial de funciones, 21, 86, 199 – convergente, 6
– vectorial en R3 , 186 – de Cauchy, 7
proyección estereográfica, 193 rango de una –, 6
proyección ortogonal, 191 sucesión expansiva de compactos, 20
proyecciones en Rn , 10 sucesión funcional, 53
punto – de Cauchy uniformemente, 55
– adherente, 4 – monótona, 53
– aislado, 5 – puntualmente convergente, 54
– crítico, 32 – uniformemente acotada, 53
– no degenerado, 48 – uniformemente convergente, 54
– de acumulación, 5 sucesión fundamental (de funciones esca-
– de silla, 32 lonadas), 75
– exterior, 5 sucesión regularizante, 132
– fijo, 41 suma de curvas, 168
– frontera, 5 suma de superficies, 194
– interior, 3 superficie, 142
– con borde, 192
R, – elemental orientada, 190
recta generatriz, 212 – paramétrica, 185
recubrimiento, 12 – equivalente a otra, 186
– abierto, 12 – regular, 185
Regla – simple, 185
– de Barrow, 84, 173 orientación de una –, 186
– de la cadena, 27 plano tangente a una –, 185
– del sacacorchos, 192 punto regular de una –, 185
resto de Taylor, 30 soporte de una –, 185
Riemann, G.F. Bernhard, 72, 83, 93, 176 vector normal a una –, 185
Riesz, Frigyes, 13, 79 vectores tangentes a una –, 185
rotacional, 160 – reglada, 212
Rouché, Eugène, 41 supremo e ínfimo esenciales, 77
Sylvester, James Joseph, 33
S,
σ-álgebra, 96 T,
símplice o simplex, 116 Taylor, Brook, 30
Sard, Arthur, 77 tensor, 199
Schmidt, Erhard, 1 – alternado, 199, 200
Schwarz, Hermann A., 2, 29, 189 Teorema
secciones cónicas, 212 – de Bernstein, 59
semiintervalo, 70 – de Bolzano-Weierstrass, 12
serie de Fourier, 66, 90 – de Dini, 55
serie de Taylor, 65 – de Fubini, 99
serie funcional, 55 – de Heine-Borel, 12
– absolutamente convergente, 56 – de Heine-Cantor, 13
– convergente, 56 – de Kuhn-Tucker, 147
– normalmente convergente, 56 – de Riesz, 13
serie trigonométrica, 66 – de Schwarz, 29
Sierpinski, Waclaw, 100 – de Stokes, 196
silla de montar, 212 – para superficies elementales, 193
Solovay, Robert M., 94 – de Stone-Weierstrass, 61
soporte de una función, 90, 128 – de Stone-Weierstrass, versión com-
Stirling, James, 126 pleja, 61
Stokes, George G., 193, 196 – de Weierstrass, 12
Stone, Marshall, 60, 61, 79 – para funciones escalares, 12
subespacio – de Young, 29
límite siguiendo un –, 7 – de aproximación polinomial, de
topología de –, 10 Weierstrass, 60
submersión, 47 – de aproximación trigonométrica, de
sucesión Weierstrass, 60
– acotada, 6 – de completitud de L1 , 81
223
– de continuidad – elemental o simple, 141
– de integrales paramétricas, 123 – orientable, 187
– de integrales params. flechadas, 126 atlas orientado de una –, 187
– de la suma uniforme, 57 atlas de una –, 141
– del límite puntual uniforme, 55 cambio de carta en una –, 143, 187
– de densidad de las funciones escalo- carta o parametrización local de una –,
nadas, 81 141
– de derivabilidad compatibilidad de cartas de una –, 143
– de integrales paramétricas, 124 dimensión de una –, 141
– de integrales params. flechadas, 126 espacio tangente a una –, 142
– de la función suma, 58 vector tangente a una –, 142
– del límite puntual, 58 vértice o punto extremal, 152
– de inmersión, 47 Vitali, Giuseppe, 94, 103
– de itegrabilidad Volterra, Vito, 60
– de la función suma, 59
– del límite puntual, 58 W,
– de la convergencia dominada, de Le- Weierstrass, Karl, 12, 57, 60, 61
besgue, 82
– de la convergencia monótona, de Le- Y,
besgue, 82 Young, William H., 29, 79, 105
– de la convergencia monótona, de Le-
vi, 82, 87 Z,
– de la curva de Jordan, 174 Zermelo, Ernst F.F., 94
– de la divergencia o de Gauss - Ostro- Zorn, Max August, 94
gradski, 198
– de las funciones implícitas, 45
– de las funciones inversas, 42
– de los multiplicadores de Lagrange,
145
– de submersión, 47
– de unicidad (en series de Fourier), 67
– del cambio de variables, 111
– del punto fijo, de Banach, 41
– del rango constante, 47
– del valor medio, 28
– fundamental de la programación li-
neal, 152
Tonelli, Leonida, 100
trabajo a lo largo de una curva, 172
transformación (lineal) elemental, 110
transformada
– de Fourier F, 132
– de convoluciones, 133
derivación de la –, 133
– de Laplace L, 133
– de convoluciones, 134
– de derivadas, 134
– del integrador, 134
derivación de –, 134
valor final de la –, 134
trayectoria, 154
tubo de campo o de flujo, 156
Tucker, Albert William, 147
U,
Urysohn, Pavel, 13
V,
variedad diferenciable, 77, 141
224
Fé de erratas (de la versión de septiembre de 2013)
Aunque, a medida que se detectan los errores, se van efectuando las correspondientes
correcciones y actualizando el documento, no es necesario volver a imprimir o fotocopiar
estas notas. Es suficiente con anotar de puño y letra los cambios necesarios.
Reitero la solicitud de colaboración; redundará en beneficio de todos los alumnos, presen-
tes y futuros, que se me comuniquen los errores que se encuentren durante el manejo de
este documento.
Los errores detectados que se relatan a continuación se indican mediante la página y el
número del ítem donde se localiza (un teorema, un ejercicio, etc.). No se incluyen en la lista
cambios menores (redacciones alternativas pero equivalentes, signos de puntuación, etc.),
pues no afectan a la correcta exposición y comprensión de la materia.
pag.
ítem
donde dice debe decir
... una biyección f : A → B es un homeo- ... una biyección continua f : A → B es
12 morfismo si, y sólo si, para cada abierto V un homeomorfismo si, y sólo si, para ca-
1.87 de A ... da abierto V de A ...
17 Para algún n ∈ N ha de ser infinita la inter- Para algún k ∈ N ha de ser infinita la inter-
1.13 sección A ∩ B(0, n). sección A ∩ B(0, k).
154 La curva paramétrica ... pero no es una va- La curva paramétrica ... pero no define
11.3.II riedad diferenciable ... una variedad diferenciable ...
164 f (x, y) f (x, y, z)
11.3
179 f (x, y, z) = x2 + y z f (x, y, z) = x2 − (y − 1)2
12.4.IV
3 de junio de 2014
225