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IRENE MER7.ARI
SASKIA SASSEN
LOS ESPECTROS
DE LA GLOBALIZACIÓN
ISBN: 97S-950-557-586-2
Üc5eo agradecer a Andre Schiffrin por solicitarme que prcp:ue esta colección
de ensayos con The Ncw Press, y a Joc: \v'ord por toda su ayuda y buen consejo
para su ejecución. Fue m.is bborioso de lo que imaginé. fatos ensayos, la mayo•
da de los cuales habían 5jdo previamente publicados o estaban a punto de .serlo,
corresponden a quince años de mi investigación y reúnen todos los temas esca•
ciales de mi trabajo. Algunos de ellos han sido resumidos un poco para evit:i.r
repeticiones, Todos ellos ba.n conservado su forma origir1al para captar la pers-
pectiva, el conocimiento y las expectativas del momento en que fueron escritos.
Han sido acrualizados mediante la inclusión de partes que fueron escritas con
posterioridad.
A1 preparar esta colección recordé una vez más lo importame que fue pc:im
mi trabajo el apoyo de algun:l$ fundaciones y centros de invescigaci6n: las fun-
daciones Ford, Tinl<cr y Revson, The Mcxico-U.S. Ccncer for Research (Uni-
versidad de California, San Diego), d Centro de Estudios Latinoamericanos y
del Caribe de la Universidad de Nueva York, la Fundación Russell Sagc, el
Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de b. Conducta (Universidad de
Sranford), el \'<l'oodrow Wilson Inremational Center for Scholars, y otros cen-
tros europeos. Con todos ellos trngo una gran deuda.
Finalmente, un agradecimiento especial a R. füubach. Cuando ya era de-
masiado tarde:, descubrimos que él habla publicado un libro con un titulo simi-
lar. Con d mejo; espíritu de un colega lo aceptó, Recomiendo su libro.
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Prólogo
A través de la historia c:scrir:i., los hombres y las mujcm han viajado grandes
distancias -en busca de comercio, de imperio, de conversos, de esclavos-, mol-
deando la cultura material y espiritual de muchos lugares con pmp6sitos e ideas
de muy lejos. El imperio de Alejandro no s6lo diseñó la polftic;1 sino la escultu·
ra de Egipto y del Norte de la India¡ los mughals y los mongoles dieron for1m
a_ grandes _áreas.dc..Asi.,:J :1s_migracio nes.bantúcs. poblaron.la.mitad.dcLconti ...
nente africano, Los Estados isl:ímicos se extendieron desde Marruecos hasta
Indonesia; la. cristiandad es fuerte en codos los continentes; el budismo, que
tiempo atrás migró desde la India a gran parte del Este y el Sudeste de Asia,
ahora se puede encontrar en Europa )' Africa y cambién en las Américas. Los
judíos, gujaratis, sikhs }' chinos viven en diásporas globales. Los comerciantes
de la ruta de la seda han cambiado el e5tilo de la vestimenta de la dite italiana;
alguien trajo alfa.reda china para los entierros en !as tumbas sw:thili. Piénsese en
los mercaderes mande de la Sahel; los navegantes ingleses, holandeses, italia•
nos e ibéricos de la Era de la Aventura; o los poli11esios, que fueron los primeros
en poblar el Padfko: somos una especie tanto viajera como :uraigada.
Debafamos reconocer, entonces, !a an tigfü:dad de:: la interpenetración Je
culrnras y forma5 de vida. Pero también debemos :tccptar que, en nuestro siglo,
el balance ha cambiado. La proporción rnrrc lo que está asentado y lo que se ha
movido varió en codas partes. Las ideas, lus propósitos y las personas de "afuera"
están más-}' m:is obviamente- prmmes que lo que lo han estado alguna vez.
Llamar a <:sre proceso "globalización", como a menudo lo hacernos, esd muy
bien; pero dígannos un poco mis sohr<: qué hay de nuevo en él o sobre su
signiflcado,
Saski.i. Sassen ha profundi1.ado nuestra comprensi6n del presente enfocando
una cantidad de cruciales, y a menudo mal entendidas, dimensiones polfric:1.s,
económicas y culcura.les de la globalizaci6n. Hemos aprendido de su tr:i.bajo,
por ejemplo, a reconocer un nuevo sistema de ciudades globales (no sólo Nueva
York y Londres, .sino Bombay, San Pablo y Hong Kong)}' una nueva clase de
regiones económicas (no s61o Silicon Valley, sino las zon:is industriales que se
encuentran en la frontera de: México cun las Esca.do~ Unidos). Los ensayos de
9
10 LOS F.WK'TROS 01: LA GLORAl.!7.ACIÓN
este volumen están basados en su trabajo sobre las ciudades globales, pero tam-
bién contienen un análisis att'nto de: muchos otros aspectos de la nueva econo-
mía polfcka global.
Las ciudades globales son, en parte. importan tes como puntos de control y
centros de finanzas de los grandes imperios económicos tr:rnsnacionales; pero
también son sitios con paniculares prccondiciones sociales y materiales p:ua ~u
rol global. No son como las ciudades dd pasado, en el corazón de regiones
gcogrificamentc confinadas cuyas econornL1s concentrnn: por el contrario, co-
nectan remotos puntos de producción, conrnmo y finanzas. Ciertamente, como
la política del Estado de Nueva York nos recuerda rc:gularmrnte a aquellos que
vivimos allf, la ciudad global puede aislarse cada vez más de -y, sin duda, ser
hana activamente antagónica- una cultura)' economfa reg'ionales.
Los espectros de/¡¡ globalíz.adó11 plantea una importamc: cuestión: ¿Por qué
un sistema rransnacional que es tan difuso necesita tener su gestión y sus finan-
1.as tan concentradas? ¿Por qué, después de todo, si los "trabajadores con cono-
cimientos" pueden "teleconmutarse" con tanta fucilidad, son tantas las panra•
lbs de computadoras del mundo que se encuentran amontonadas en los escri-
torios de unas pocas millas cuadradas de Manhattan, Tokio y Londres? La
profesor:i. Sasscn nos enseña a ver las matrices materiales y sociales que explican,
por ejemplo, la continua supremacía de Nueva York: cómo la red de cable de
fibra óptica de esa ciudad, su gran provisión de trabajadores de servidos domés-
ticos y de otros tipos (muy baratos), y su concentración de profesionales lega.les,
contables y fin:mcieros (muy caros), juntos explican por qué v:i.le h pena para
las compañías mantener ciertas p:irtes de su sistema de producción, consumo y
finanzas alejadas en un único sitio. Otros han observado, sin lugar a dudas,
cada uno de estos elemcncos; pero Saskia Sassen tetra.ta las intrincadas relacio-
nes entre ellos, explorando hábilmente las conexiones entre las concentraciones
de la pobreza y de la riqueza en la nueva ciudad global y entre los lugares distan-
tes de la producción física y de la reproducción social, donde los chips de las
computadoras y los migrantes tienen sus orígenes. Por sobre todo, ella muestra
que la globalización del flujo de mano de obra es parte de los mismos proce-
sos que integran el desarrollo de las finanzas globales y la circulación global
dd capital.
Esca aproximación nos lleva a considerar de nuevas maneras los cambios
políticos que d nuevo sistcm:t mundial enfrenta. Es ahora corriente pensar en
b liberación de los movimientos de finanzas y del comercio de la regulación
nacional como una de las fuentes dela dinámica de la globalizaci6n económica,
mientr:u se insiste, al mismo tiempo, en un discurso diferente, sobre la impor-
tancia de mantener shtcmas nacionaliiados par:1 la regulació11 de la migrnción.
PRÓLOGO 11
Pero si reconocemos que la mayor oferta de mano de obra de bajo s:tlario es un:i.
parte esencial en la economía de Nueva York o Francforc, y que b oferta dispo-
nible de esa mano de obra no se encuentra entre los ciudadanos de los Esradus
Unidos o de Alemani:t, entonces una regulación "posnacional" de la migración
puede llcg3r a parecer central a 11n proyecto político como ta regulación
"posnacion:tl" del comercio y de las fin:mzas. (Y, sin duda, aquellos que se ocu-
pan de la economía polírica real de b ciudad ya .~aben esto: la retiírica de la ley·
y-el-orden de! alcalde republicano aquí en Nueva York es sorprendentemente
amistos:1 para los inmigrantes ilegales.)
El trabajo de Sassen rcvda, sin embargo, que h noción de que el viejo siste-
ma dd Estado es irrelevante: para l.:is corporaciones multinacionales es un <:rror.
Todo d marco de la ley comercial internacional depende de las eones de los
sisccmas nadonales y de sistemas de arbitra.je, canto nacionales como inlerna-
cionalcs, que e.xislen a voluntad de los Estados y requieren sistemas n:icional~s
par:i b ejecución de sus decisiones. Como resultado, es un error decir que bs
nuevas corporaciones globales simplemente eluden las formas de regulación
que el Estado-nación desarrolló en los dos siglos pasados.
No obstante, si la corporación global está a menudo bajo el control dd
Estado-nación, tiene más medios para evadir la regulación que los que cuvo en
l:i.s form:is anteriores del capitalismo; y el único medio efectivo de regulación
requerirá de la acción cransnacional. Si nos in tcrcsan los valores democráticos,
debemos explorar otras formas para la construcción de una base politic.:i para la
acción democrática más allá de los lrmites nacionales. Las pollticas que regulan
el Estado-nación democrático dependen del discurso público de la prensa, la
radio y la televisión; un discurso que es parre de la conversación de la nación
consigo misma, que tiene sus raíces en las interacciones cotidianas de fu.mili:is,
iglesias, escudas, universidades, sindicatos y otros. Si es que ha de haber nuevas
políticas nansry:\cion:i.les, entonces, ¿donde están los discursos imemacionales
en los cuales' esto encajaría? Sassen sugiere c¡ue examinemos los mundos de
aquellos -como los inmigrantes de color en las ciudades globales dd Norte-
que, como dice ella, "carecen de poder pc:ro que ahora tienen 'presencia"' (p.
17). "Un supueHo central en l:i mayor parce de mi trabajo", dice Sassen, "ha
sido que aprendemos algo sobre el poder a través de su ausencia y moviéndonos
o negociando en los límites y terrenos que conectan el poder con la falta de
poder" (p. 11 S).
Los carentes de poder, por supuesto, son, en gran medida, los pobres, E)
trabajo de Sassen atr.:ie una atención necesaria. sobre las nuc:l'as formas de desi-
gualdad que la nueva cconomfa está creando. Su ensayo describe cómo b. "in-
Yersión masiv:a en bienes raíces y telecomunicaciones" en "los microcenrros <le
12 LOS f-Wl:CTROS l)f. LA GI.OKAl.lZAC!úN
en los futados Unidos y Europa, Pero d trabajo de Smen nos recucrJa que hay
formas globnlizndoras de la cultura de elite (como pdctic:is de contabilidad y
finanz.as) que son, sin embargo, complcrnrncntc cotidianas; y migrantcs {conra•
dores, abogados internacionales y bangueros) <¡ uc: estfo lejos <le la experiencia
de la marginalidad.
En resumen, este libro reúne importantes ideas par.1 muchos campos: desde
estudios culcurales a literarios, desde teoría feminist:1 a economía políric.i, des-
de sociología a ciencias políticas y leyes, Nos proYcC de un poderoso :1.rdlisis de
nuestra situación y debería, a mi juicio, jugar un papel importante e11 d mol-
deado de nuestras respuestas normativas a b globaliiación, con sus muchos
rews a una filosoffa polltíca anterior enraizada en el Escado,nrtción. La profeso-
ra Sassen nos muestra d cambiante balance ene re lo loca! y lo global y ]os sor-
prendentes contornos de la nue\'a cultura internacional, formas políric:i..s y ma-
teri:i.les que son la matriz de la economía global: y 11 h:icerlo, ella enriquece
nuestra comprensión de algunos de los procesos más fundamcntlles de uuestra
posmodernidad.
K. ANTHONY APPlAH
INTRODUCCIÓN
Uno de: los temas organizado res de esta colección es que el lugar es esencial
para muchos de los circuitos a través de los cuales se consricuye la globaliza-
ción económica. Un tipo estratégico de lugar para es ros desarrollos, y aquel
analizado aquí, es la ciudad. 1ncluir las ciudades en el :tnálisis de la globaliza-
ci6n económica implica consecuencias conceptuales. La globalización econó-
mica ha sido usualmente representada en términos de h dualidad global-
nocional, en donde lo primero gana poder)' ventajas a expensas de lo segundo.
Y ha sido ampliamente concepcualizada en tcfrminos de la internacionalizaci6n
del capital; en consecuencia, sólo de: los circuitos superiores del capital, en
especial las finanzas. Introducir las ciudades en el análisis de la globaliz.aci6n
económica nos permite rcconceptualizar !os procesos de esta globa!ización
como complejos económicos concretos situados en lugares específicos. Un
enfoque sobre las ciudades de~compone la economía nacional en una varie-
dad de componentes subnacionalcs, algunos pro Fundamente articulados con
la economía global y otros no. También señala la decreciente importancia de la
economía nacional como una categoría unitaria. Hasta cieno punto fue tan
sólo una categoría unit.uia dentro del discurso polltico y de la polfcica; el
Estado-nación moderno ha tenido siempre :ictores económicos y pr:kticas
transnacionales. Sin cm bargo, durante los úhimos quince afias hemos podi-
do ver una fose profundamente diferente, donde las economías nacionales
son cada vez menos una categoría unitaria de cara n las nuevas formas de
globalización.
¿Por qué es importante recuperar el lugar en d anaílisis de la economía glo-
bal, particularmente el lugar tal como se constituye en las grandes ciudades?
Porque nos permite observar la multiplicidad de ccononiías y de culturas dd
trabajo en las que la economía de la información global esc:i incorporada. Nos
permite, también, recuperar los procesos concreros y loc:úii:ados, a través de los
cuales la globalización existe, y sostener que mucho del multicultutalismo de
15
\6 LOS F.Srf,CTROS t)i; !.A GLClílAl.l2AC!óN
las grandes ciudades es tanto pane de la globalizadón corno lo son !as finanzas
internacionales. Finalmcncc, el enfoque 50bre las ciudades nos pcrrnire especifi-
car una geografía de lugares estratégicos rn la escala global. lugares ligados enrre
ellos por las dinámicas de la globafüación económica. Me refiero a esto como
una nueva geografía Je la centralidad, }' una de las preguntas qm: aparece en-
tonces es si esta nueva geografía transnacional es también el espacio para las
nuev:is políticas crnnsnacion:i.les.
En la medida en que un análisis económico de la ciudad global recupera la
amplia serie de empleos y de culturas del trabajo que 5on parte de la economía
global, aunque no típicamente señaladas como cales, puedo examinar !a posibi-
lidad de nuevas políticas de actores trndtcionalmenre desaventajados que ope-
ran en esta nueva geogr:1fía económica trnnsnacional ---desde los trabajadores
fabril es en las zonas de ptocesamien to de exportaciones hasta los limpiadores de
Wall Screet-. Ésta es una pol!tia. que descansa en la intersección de 1) fa parti-
cipación econ6micn nctual de muchos trabajadores en desventaja en la econo-
mía global y 2) sisremas y rt:túricas políticos que sólo pueden representar y
valorizar a los actores corporativos como participantes.
Si el lugar, es decir, un cierto tipo de lugar, es central en la cconqmía global,
podemos afirmar un:i. apertura económica y política rransnacio~~ para la forma-
ción de nuevas demandas y, por lo tanto, para la constitución de derechos, en
especial los derechos a un lugar, y más radicalmente, para la constitución de la
"ciudadanía". La ciudad, por cieno, ha emergido como un sitio para nuevas de-
mandas: por parre del capital global, que usa la ciudad como una "mercanda
organizativa", pero también por parte de los sectores en desventaja de b. pobJa.
ción urbana, los cuales poseen en las grandes ciudades una presencia tan
inlernacion:i.liz.ada como la del capital. La desnacionalización del espacio urbano
y la formación de nuevas demandas producidas por actores transnacionales y que
involucran conHictos suscitan la siguiente pregunta: ¿de quién es la ciudad:
Esto parecería ser un tipo de apertura política, con capacidades unificadoras
a través de las fronrc:ras nacionales, y la agudi:z.aci6n también de los conflictos
den ero de cs;,.s fronteras. El capital global y la nueva mano de obra inmigrante
son dos instancias principales de categorías/actores transnadonales que han
unificado propiedades a través de las fronteras, y que se encuentran en mutua
competencia dentro de las ciudades globales. Estas ciudades son sitios par:1 la
sobrevaloración del capital corporativo, y para la consecuente desvalorización
de los actores económicos en desventaja, tanto las empresas como los trabaja-
dores. Los principales sectores del capital corporativo son ahora globales en su
organi7..ación y también en sus operaciones. Y gran parte de los trabajadores en
desventaja de las ciudades globales son las mujeres, los inmigrantes y las perso-
INT!l.ODUCC.:IÓ:-J 17
nas de colar, cuyo 5entida po!Í[ico de pertenencia 'f cuyas identidades 110 esdn
necesariamente incorporadas a la "nación" o a la "comunidad nacional''. Am·
bos encuentran en la ciudad globll un sitio estratégico para füS opcr,1ciones
pollticas y económicas.
El an~lisis aquí pn:senta<lo fund::uncnta su interpretación de las nuevas pol!d·
cas posibles gracias a la globafüación en un::i. decalla<la comprensión dt: la econo·
mía polflicn de b globalización, y cspcdficamence en la centralidad dd lugar
frente a un contexto retórico y político en donde el lugar es visto como neumtli-
z:ido por las comunicaciones globab y por la hipcrmovilidad dd capicaJ.l Nece-
sitamos :malizar minuciosamente la economía política de la globalización para
entender si una nueva política transnaciom.l puede estar centrada en la nueva
geografla económica trnnsnacional, En segundo lugar, pirnso' que la disecci6n de
las economías del lugar dentro de la economía global nos permite recuperar los
componentes no corpor.uivos de la globalización económica e indagar acerca de
la posibilidad de un nuevo tipo de política transnacional, una polfrica pertene-
ciente a ,1quellos que carecen de poder pero que ahor.i tienen "presencia''.
Los ensayos de este libro se centran en cuatro cuestiones mayores con el
objetivo de desarrollar estos temas. La inmigración es un proceso principal a
través del cual una nueva economía polftica transnadonal se está constituyen~
do, una que está ampliamente incorporada en bs grandes ciudades en tanto la
mayoría de los inmigrantes, ya sea en los futados Unidos, Japón o Europa Oc-
cidental, están concentrados en ellas. L:,, inmigración es, a mi saber, uno de los
procesos constitutivos de la globalizaci6n actual, aunque no sea reconocida o
no esté representada como tal en los registros generales de la economla global.
Éste es el tema de la Parte 1,
La ciudad global es un sitio estratégico para los actores en desventaja porque
les permite ganar presencia para poder emerger como sujetos, aun cuando no
ganen poder de manera direcc:i. Los inmigrantes, las mujeres, los afroamericanos
de las ciudades estadounidenses, las personas de color, las minorías oprimidas
emergen cuma sujetos significativos en una forma poco común p:ua ellos den-
tro de un contexto suburbano o dentro de un pequeño pueblo. Traro estos
asuntos, en especial cuando se unen en torno a la condición de la mujer, en l:t
Parte II de esca edición.
1 El anáfüis '1.(JIIÍ presmrado se k.,a en un esmdio detallado de lo que piense, ~011 las cnmpo-
ncmes cmatégirn1 de la economía glob,I del prescnre. Es imposible incluir este nivd de dm.11~
oqu!, por lo 411<: remito :il lector int~res~do, al escéptico y al critico, o alguna.s de mis ot1a.s publica.
cione1, la.s cuales po5ccn los materiales c~óticm y cnipírkai ni:ceurios y bibliograffas extendidas. En
adición a aqucll:is rcfcriJ~s :tquí, ycéaJc 1'/x mobiliry ofl.tbcrantl eilpit,,/(1988} f! lmmigra1io" poli()'
in a global tconomy (en prcp;u.1ci6n p2r:i. Twcntleth Cencury Fund).
18 LOS ESPECTROS DE l,\ (iLOB/\!.17.AC:IÓN
Uno de los vínculos entre: el nuevo mundo corporativo del poder y los dcsa\·cn-
tajados, en las ciudades más grnndc:s, es el mercado laboral, o más puntualmen-
te, el mercado para el trabajo. La Parte ll! examina, en general. los nuevos regí-
menes de empico que podemos oLsrn·ar en las ciudades globales)' en las eco•
no mías avanzadas, y las alineaciones de clases y desigualdades que conllevan. El
capítulo 7 muesua cómo estas nuevas desigualdades en las capacidades de pro•
ducción de ganancias de los sectores cco11ómicos, en hs capacidades de ingresos
de los ho¡;;ires y en la ftj:1ción de precios de los mercados en alz..1. y en baja han
contribuido a la formación de economfo.s informnles en !ns principales ciudades
d"' los p;i/ses altamente desarrollados.
Un escenario político rotalmen\e nuevo ha aparecido co11 d influjo crecien-
te de las unidades subnaciona.lcs, especialmente las ciudades globales y los dis*
uitos industria.les <le alta tecnología, como actores sobre el escenario interna-
cional. La digitalización)' la creciente importancia del espacio electrónico para
actividades tanto públicas como privadas ha relocalizado, más alli de los go-
biernos nacionales, a varios componentes de la polític3. F..st3 rdocafüación de
la polftica es e.~aminada en la Parte IV,
En este primer c:1pimlo introductorio desarrollo el marco para los argumentos
presentados en los subsecuentes capículos. Aquí organiio mi anilisis en términos
de cuestiones de competencia, nuevas a1ineaciones de clases y la posibilidad de
una nueva política transn:icion:tl o de una desnacion:tlización de la polícica.
servicios industriales. Éstos son cruciales para la valoriz:1ción de lo que hoy son
los componentes principales del c:i.pit:i.l, En vez de simplemente invocar el po•
der de bs corporaciones multinacionales como la clave aclaratoria de la glob:1li-
i.ación económica, un enfoque sobre el lugar y la producción nos lleva al campo
de actividades y disposiciones org:mizadvas necesario para la implc:ment:1.ción y
el mantenimiento de una red global de fábrkas, operaciones de servicio y mer-
cados; to<lm estos son procesos económicos abarcados sólo en parte: por las
actividades <le las corporaciones y los bancos transnacionales,
Una de las prc:ocupaciono::s ccnrrctlcs en mi cmbajo ha sido considcr,ir bs
ciudades coma sitios de producción para las industrias de servicios líderes de
nuestro tiempo, y poder descubrir entonces la infraestructura de actividades,
empresas y empleos que son necesarios para hacer funcionar la economía cor-
poraciva avanzada. Quiero centrarme en la prdctica del control global. Las ciu~
dadc:s globales son centros para el servicio y el financiamiento del comercio, la
inversión y las operaciones de las oficinas centrales internacionales. Esto quiere
dc:cir que la multiplicidad de actividades especiafü.adas gue existen en las ciud:i-
des globales es crucial en la valoración -de hecho, sobrev:t!oración- de los sec-
tores líderes del capital :ictualmente. Y en este sentido, cales ciudades son sitios
de producción estratégicos para los sectores lideres de la economía actual. Esta
función también se refleja en d iriflujo creciente de estas acrividades en las
economías desarrolladas.2
Las demid:idcs extremadame1ne alrns evidentes en los dis¡ritos centrales de
e5tas ciudades son una expresión espacial de esta lógica; otra es la recentrafo.ación
de muchas de estas actividades en las áreas menopolic:1nas más extemas, en
lugar de su dispersión universal. L:i noción ampliamente aceptada de que b
aglomeración se ha vuelto obsoleta ahora que los avances en las teli:comunic:1.-
ciones globales permiten un:t dispersi6n m:íxima es correcta sólo de formrt pnr-
2 En o¡ra publtcaci6n, Th~ Glbb11/ City: Nw York Lo11Jon anJ Tokio {l 991: c.,p. 5), he
~firmado que )qudlo que es cspcclílco del despln.1mien1D ~ los $Crvicim no es d mclo incrcmen-
ro de 101 empl-,os de servicios sino, de mancr~ m~s importante, la creciente rd•v;.ncia de los
servicios en la or¡;:l1liud6n de bs economías ,v:in,.;1d.u: l,s empresas de rod.i, las industrias,
desde la mincr/a h:,.,u la venta ;il por mayor, compran rn:ís senoicios contables, legales, de publi-
cidad, financieros y de pronosticación ccon6mica en la actualidad que haet, veinte aiios, Ya sea en
el ni\'cl ¡;lob,J o el regional, las c:imbdcs son adecuados, y a menudo los mejores si1ios, para estos
ser\·icios eipecblizados. El ripido cm:irnienro y la dcspropo1cio1mla conccnuación de 1:ilei 1cr•
vicios en l:u cíudlde5 sefiah que bs 11! tirn~,; han reerncrgido como sitios de producción signifio•
tivos luego de hlbcr perdido iu rol en el per!odo en que fa manufactura en mas:. fuera d sector
dornin1ncc de b rcoriomla.
20 LOS [:.Sl'F.CTHOS DI:: I.A GLOI\Al.!ZACIÓt,..'
cial. Es pn:cisamente a causa de l;i. dispersión territori:ll facilitada por los avan-
ces en b. teleconrnnic:1.ción que la a¡;lomeraci6n de bs actívidadcs centralizado-
ras se ha expandido de manera inmc:ma. Esto no es sólo una cominuación de
viejos patrones de aglumernción, sino, podría decirse, una nueva lógica para b
;iglomernción. Las tecnologías de información son otro focror gue contribuye
con esca nueva lógica para la aglomeración. Las diferentes condiciones bajo las
cuales tales instalaciones se encuentran disponibles han promovido fa ccntrali•
i.ación de los usuarios más avani.;1.dos en los centros de telecomunicaciones más
:.wamados (Casrells, l 989).
Un enfoque sobre el trabajo detr.ís de las funciones de comando, 50bre d
proceso de producción actu:i..l Je] complejo de s.:n•icios y finanzas, y sobre los
!11gam de mercado' globales tiene defecto de incorporar las inscalacioncs ma-
teria.les que subyacrn a la globalización y toda la infraestructura de empleos,
típicamente no marcada corno pem:neciente al seccor corporativo de la econo-
mía. Emerge una configuración económica que es muy diferente de fa sugerida
por el concepto de economía de la información. Hemos recuperado las condicio-
nes materiales, los sitios de producción y la restricción a un lugar [p!acebo1mdednm],
que también son parte de la globalización y de la economía de la información
(Snssr:n, 1995b).
Esto quiere decir que hemos recuperado un amplio rango de clases de etn-
pres:is, cln~es de trabajadores, clase.\ de culturas del trabajo, clases de medios
residenciales, nunca señaladas, reconocidas o representadas como parte de los
procesos de la glubalización ni tampoco valorizadas como tales. Con respecto a
esto, h nueva economía urbana es altamente problem:í.tic:1, un hecho evidente
de manera parcicul:ir en las ciud::tdes globales y en sus contrapartes regionales.
Esto pone en movimiento una serie de nuevas dinámicas de la desigu:1ldad
(Sasscn, 199 h, cap. 5: King, 1996). Los nucyos sectores en crecimiento -los
servicios especializados y las finanzas- concienen c:ipacidades de producción de
ganancias muy superiores :i. las de :iqucllos sectores econ6mic:os nds n:i.diciona-
les. Mientras que los últimos pueden ser esenciales p:1.rn la operación de la eco-
nomía urbana y par:1 las necesidades diarias de los residcnrcs, su supervivencia
se ve amenazada en una situación en d"nde las finanzas y los servicios especia-
lizados pueden lograr supcrganancias. Volverse informal o subconttatar a em·
presas informales es a menuda una soluci6n.3
5 Por ejemplo, el prést~mo bancario inmn~cion;il creció de VSS 1,89 trillones cu el :año
1980 a US$ 6,24 trillones en el :i.fio 199 l -un incremento de cinco vec<'s en solo <li1.-z año,~ Tr~s
ciud~des (Nueva York, lond1cs y"fokio) conform,ron el 42.% de todo d prémmo internacionil
del .tño 1980 '/ d /¡ 1% en el año 199 J, de, acuerdo con la información del B1n k aflmenmional
Serl!ements, la instiruci6n mundi:ilmrntc Hder ~ cargo de inspeccion.ir la acrivid.1d b,mciria.
Hubo c;am bi os en la composici6n: la porcion ele J,pón crcci6 del 7,2% :11 15.1 % y 1, de !nglate-
rr, cayó del 26,2% al 16,3%; la porción madounid~nse ¡,erm.incció comro.nre. Todo ~umcnró
en termino, absoluto,. M,b :tll:i de cn,s rres, Suiz.a, Fr:rnci,, Alcm:uiia y luxcmbtir¡;n brindaron
la porción to1al de las princip.ilcs centro, con el 64% en daño 1991, lo que e, ,proximadamcme
h m;,m~ porc;ón qm, .,,tos plíses rnvicron en d afio 1980, Un1 c;iudJd, Chíe".igo, domina d
eomercin mtindial de futuros, conformando d 60% <lt los contrarns rn opciones y fo turas J n¡,..¡
mundial en d ~ño 199 l.
G En esrc contexco no dcne ~emido qut la discu1i6n ;1crrca de b formación d~ un único
mercado europeo y un lÍ nico ,i.1tenll finwciero haya present.ido la posil,il id.ul, e in clum la nece-
sidaJ, si es que h.:i de ser compeli1ivo, de capiral y de Í11ndones finlncier.,s cenrraliz.1dorJ..1 en un
númcrn limitado de dud,dcs en vez de m:rntcncr b e.tructura actual, tn donde cada pJí1 pcs~e
tmJ ciudad que a¡pirJ a \"olverse un ccmro finlnciero imcrmdonal de imporrancio.
LOS f_WECfROS DE !A Gl.OBAl.tí'.ACIÓN
n;,.cional. Tiene también que ver con que la ¡;lobalizaci6n (explicada como la
economía espacial de las industrias de i nform:ición aV':l.ni:tda5) desnacion:1liia el
territorio nacional. Esta desnacionaliz:ici6n, la cual en gran medida se materia-
liza en las ciudades globales, se ha vud ro legítima p.ua d capital, y ha sido por
cieno tcfüd:i. de nn valor positivo por muchas de las elices gubernamentales y
por muchos de sus consejeros económicos. Lo opuesto sucede cuando habla-
mos de las person:i.s, como queda rnás claramente ilustrado en el aumento de
un sentimiento antiinmigrantes y en la renacio11ali2.ación de la política.
El énfasis en el car.ícrer transnaciona.l e hipcrmóvil del capital !,~ contribui-
do a un sencido de impotencia entre los actores locales, u~ sentido de futilidad
de la resistencia. Pero el :máfüis de las secciones precedentes, con su énfasis en el
lugar, sugiere que la nueva grilla glob:tl de sitios estratégicos es un terreno para
la política y el compromiso, Además, el Estado nacional y local puede estar
comprometido. Aunque ciertos organismos dentro dd Estado han contribuido
a la formación y al fortalecimiento dd c;1.pital global, el Estado está lejos de ser
una institución unitaria. Él mismo haido transformado por su rol en himple-
mentación del sistema económico global, una transformación qptada en d
predominio Je los organismos conectados con los mercados financieros domés-
ticos e internacionales en la mayor/a de los gobiernos de los países akamence
desarrollados, y c:n muchos de los gobiernos de los países en desarrollo, y en la
pérdida de poder y de prestigio de lo~ organismos asociados con los asuntos de
equidad doméstica. Esws di foren tes organismos se encuentran ahora en un con-
flicto abierto,
Un enfoque sobn: el lugar nos ayuda a elaborar y especificar el significado de
conceptos clave en el discurso acerca de la globalización, en especial la pérdida
de la soberanía. Dicho enfoque. trae a un primc:r plano que los componentes
importantes de la globalización están inmer50s en ubicaciones institucionales
particulares dentro de los territorios nacionales. Una unidad subnacional estra•
t¿gica como b ciudad global es emblemática de escas condiciones, las cuales no
son muy abarcadas por la dualidad global-nacional más convencional.
Un enfoque sobre las principales industrias <le bs ciudades globales introdu-
ce en la discusión acerca dd gobierno la posibilidad de cap:icidades para una
regulación gubernamental local derivada de la concentración de recursos signi-
ficativos en lugares cstratc'gicos. Estos recursos incluyen el capital fijo y son
esenciales para la participación dentro de l:i economía glob~t!. La considerable
limitación local de muchos de estos recursos contrasta con h hipermovilidad de
!:is producciones de muchas de estas mism:is industrias, en particular las finan-
zas. La capacidad regulatoria del Estado se encuentm en una rel:ición diferente
con las producciones hipernióviles de aquella que tiene hacia la infraestructurn
lNTRODUCCION 27
de las inscabciones, desde los edificios de oficinas equipados con cables de fibra
óptica hasta b.s fuer1.as de trabajo especializadas.
Lis cuestiones específicas surgidas al cencrnrnos en la restricción a un lug:ir
de los corn ponentes clave de h, globalización económica son niuy distintas de
aqudbs típicamente surgidas en el contexto de la dualidad global•nacional. Un
enfoque sobre esta dualidad conduce m:Ís bien directamente a proposiciones
acerc.i de la imponancia decreciente del Escado frence a los actores econc\micos
globales. La tendencia abarcadora de los .m:ílisis económicos de la globalización
)'delas principales industrias de información ha sido enfatizar cienos aspectos:
las producciones de la industria por sobre los procesos de producción involu-
cra.dos; la capacidad de transmisión instantánea alrededor dc:l mundo por sobre
la infraestructura necesaria para esca capacidad; la incapacidad del Est:ido de
regular aqudlas producciones y esa capacidJd en cuanto a su cxtcmión más allá
del fütado~nacíón. Y d énfasis es en si mismo conecto; pero es una considera-
ción parcial acerca de bs implica.ncias de: la globaliución parad gobierno.
La uansform:i.ción en la composición <le la economía mundial, rn especial
el aumento de las finanzas)' de los servicios avanzados como industrias líderes,
esc:í contribuyendo a un nuevo orden económico internacional, un orden do·
minado por los ceneros financieros, los mercados globales y las empresas crans·
nacionales. Las ciudades que funcionan como centros intern:1.cionalc:s de nego-
cios o de fim.nzas son sitios para las transacciones directas con los mercados
mundiales que suceden sin una inspección gubernamental, como los mercados
europeos o la wna financiera internacional de Nueva York (por ejemplo,
lncernational Banking Facilities). Escas ciudades, y los mcrC:J.dos y las empresas
orientados globalmente que contienen, median en la relación de la economía
mundial con los Estados-nación y en las relaciones entre los Estados-nación.
De la misma, nfa'ner:t, podemos ver una creciente importancia de las categorías
poi/ricas y de los actores sub y suprnn.JCÍonales.
BE.m, lenguaje construye cadl vez m.ls la inmi¡;ració3n como un proceso cle\·aluado en cuan-
to :1 que describe la e1m.1da de pmonas, en general desde paiies pobres )' druveniajados, en
busca de !a1 mejores condiciones de vid:i que el pals receptor puede ofrecer; contiene una valor:i-
ci6n impliciia del país que los recibe y una dcsv:uoración del plÍI de donde pro\"icncn, Y nicg~
algunas de l•l connoucionts positivos his1órkomente a.sociad"-' con !os inmigrantes.
9 Existen muchas form1s diferenrc, q t1e la dispma y el d~liz:i.mimto pueden :L.Sllm ir. V~Jsc
King, 1996; Dunn, 1994; Sod4/fwticr, l 993. u cultura de masas global homogcneiz.1 y e1 c:ip.u.
de absorber una inmensa vuiedad de elemenrni cultura.lei loc:t!cs. Pero este proceso nunca est:I
completo. He encomrado la dinimica opuesta en b manufacrura de componentes de,:1r6nicos,
,¡ t1e muwra ']IIC d empleo en los scctorcs lídcrcs ine\'Í tablem:nte no ab101 be m:i.s a las uabajaJores
h>ciJ llM ~cisrocracia lahoul. Así, lo.s mujeres del Tercer Mundo en b.1 zona.1 de procciamien 10 de
exportaciones no pmern poder; el capir.Jisma puede rr:ibajar h:,.cia una diferencia. Onu c:..uo <!S el
d-, los inmigr.mt<es ileg,,Jes; .1qui ""mo, que lw lfmires nacionalcs 1ienen el cÍcc<0 de cre.1t y c,imin~Iii.1r
b di forcncia. f.5tas clasces ,le difcrenciad6n son c<:ntralci para b formación de un sist.:ma <:conómico
mt111dial (\X',,llmtcín. 1990).
INTllO l)UCCIÓN
Estos procesos sef1alan 9ue ha habido un cambio en los v/nculos que unen
personas }' lugares y en la correspondiente formación de demandas sobre la
ciudad. Es verdad que a través de la historia se han mudado y que a través de
estos movimientos han conformado los lugares. Pero hoy en día la :miculación
del territorio y de las personas esrá siendo constituida de una manera radical-
mente distinta, por lo menos en un aspecto, y éste es la velocidad con que la
articulación puede cambiar. Martinotti (1993) sr::ñala que una consecuencia de
esta velocidad es la expansión del espacio <lenrro dc:I cual los actuales y posibles
vínculos pueden ocurrir. La disminución de la distancia y la velocidad del mo•
vimicnto que earactcri:z.:rn nuestra era encuentran una de sus formas más exm:-
mas en las comunidades de individuos u organizaciones de todo d mundo
basadas en la dectr6nka, interactuando en tiempo real y de m:mcra simuld.nea,
como es posible a través de Interne¡ y dt: las rdes dectrónicas emparentadas.
Sefialaría gue otra forma r:idical asumida actualmcme por los vínculos de
las personas con el territorio es d desamarre de las identidades de las que han
sido las fuentes tradicionales de idemidad, tales como li nación o d pueblo.
Este desamarre en el proceso de la formación de identidad engendra nuevas
nociones de comunidad, de pertenencia y de derechos.
El espacio constituido por la grilla global de ciud~des, con nuevas potencia-
lidades económicas y pollticas, es tal vez uno de los espacios más estratégicos
para la forrnaci6n de identidades y comunidades tranrnacionales. Está tanto
12 J...:u formas específica; de b intcrn.1ciom.liución del capital en los t\himos veime años han
contribuido a moviliz"' a 1.u pcr1orias dentro Je las co11icnto inmigratorias. Han hecho esto
príncip:tlmcntc a !raYés de 11 impl.ntación de estrategias de dcs.o.rtollo occidrntal<>, desde d
recmplxt.o Je u na Jgricuhura de poco alc.i.ncc con un:i agiicultur:1 uricn tada a la exporudón y
con manuf,,mr.1 de exportación hasta l.a. occident,¡]i,.,ción Je los sistemas de cduc.1ción, Al mis-
mo tiempo, bs redes administ.r~riv:LS, comerciolcs y de dciarrollo de los imperios <curopcus ir.idi-
cion:tlcs y la~ form~s más nuevas de c111 redes .1.1um id:u bajo la P:u An,c1icana (inversión c¡,uan-
jera directa intcrnacio11al, zonas de p1occs.1micnrn dc expon:icioncs, guerras para l.i. "democra-
cia") no sólo hm nc,do cane~ionc, para el ílujo dd capital, de la inform1ción y del personal de
aho nivd del centro a la periferia, ,ino que también, opino, lo han hecho par¡ d flujo de loi
inmigr~nrc, de la pcriferi a al temro.
INTRODUCCIÓN 31
Personas en fuga
1. La transnacionalización de facto
de la política inmigratoria 1
1 E<tc c1pít11lo csrá basJ,lo en bmn((rt:tion poli'ty ¡,, a global ,,onomy:fiom ,uuiunnl rrisis 10
m1dtif,11mtl ma1lfl_r.:1mmt, un libro q11e en.í 1iendo prrpar...do p,ua. d Twcncieth Centmy Fu11d.
Agr~d=o l este Fondo por su apoyo.
37
38 PERSONAS f;_N FUGA
es1c librn). El Estado es la institución estratégica para los cambios legislativos y la.1
innm':lciones ncce.1a.rias para h globaliiación económica tal como la conocemm
hoy en día (por .:jemplo, Panitch, 1996; Cox, 1987). Algunos de estos temas
pueden parecer muy :rlcjados de la cuestión de la política inmigratoria. Pero nece-
sitamos expandir d trncno analítico drntro del cu:il examinamos las opciones en
la formulación de la política de. inmigración en los países ahamente dcsartoliados.
Aquí me cenrro en cómo esta rcconftgur:i.ción trajo consigo un cransnacio-
nalismo de facto en el manejo de: un creciente número de temas inmigr.1torios.
Esto puede tomar muchas formas: el dcspla2:i.mienco de ciertos dementas de l:t
política inmigratoria hacia instituciones supranacionales en la Unión Europea:
un fuerte incremento en la extensión y el contenido de la colaboración en la
Comision Biriadonal de Inmigración Estados Unidos-México; el rápido au-
mento en d uso de instrumentos imemacionale~ de derechos humanos por
jueces gue determinan sobre cuestiones de inmigración}' refugiados, ranro en
Europa como en los Emdos Unidos; la form:cición de un régimen privatizado
para l:i. circubción de trabajadores de servicios como parte de los esfuerzos en
los principales acuerdos de libre comercio para liberalizar el comercio y la inver-
sión internacional en los servicios,
Considero éste )' otros desarrollos como un transnacionalismo de focco por-
que est:in fragmento.dos, son incipimtes y no han sido totalmente capturados por
los niveles más formales de le}' y las convenciones públicas internacionales, ni en
bs representaciones nacionales del Esudo soberano. Mi argumento es, entonces,
que hay mis tr:tnsnacionalismo en h práctica del que ve el ojo form:il.
La primera sección examina brevemenre dos de las piedras angulares de la
polftica inmigr:ttoria actual en los países altamente desarrollados: la frontera y
el individuo como sirios de b observancia reguhtoria. Las secciones siguientes
se centran en las restricciones a las que se enfrenta el Estado en los países alta-
mente desarrollados al formular hoy en día uni polltica de inmigración.
Mientras las nuevas condiciones para !as economías transnacionales son produ-
cidas e implementadas por los gobiernos y los actores económicos en los países
altamente des,urolb<los, la política de inmigración en estos mismos países per-
manece centrada en concepciones más anticuadas sobn: control y regubción.2
2 Uno <le lo, principctlcs ob,dculllS p•r~ un sólo commur Apcma, ,.J., un modo eomplc1~-
meme diferente sobre la polltica inrnigr>tocia es h nlrndid~ convicción de ~ue c11alquicc otra
I.A TRANSNACIONAl.lZAC!óN DE FACro ...
En mi incerpretadón hay un marco Íundamem:il que ::1.ún:1 todas las poli ri-
cas de inmigración especificas <le los países dc:I mundo desarrnl1;1do en un gru-
po común de concepciones sobre el mi dd Estado y de las fronteras nacionales.
El propósito aquí no es minimizar las muchas diferencias en bs polfticas nacio-
nales, sino subrayar la creciente convergencia en Y:1rios aspectos de la política y
l.1 práctica inmigratorias.>
Primero, h soberanía del Estado y el conrrol de las fronteras, ya sean rerres-
tres, aeropuertos o consulados en países que env/an migrantcs, se encuentran
en el núcleo del csfuerLO rcgulatorio, Segundo, la política inmigratoria c:stá
delineada por una comprensión de la inmigración como una c:onsecuc:ncia de
las acciones individuales de los emigrantes; el país receptor es considerado un
agente pasivo, que no cst:i implic,1do en d proceso de cmígraci6n. En h polrticn
de refugiados, por el contrario, har un reconocimiento Je otros facLores, más
alli del control de individuos, como conducentes a los flujos.4 Dos rasgos fun-
damentales de la polftica inmigratoria 5on, entonces, los que definen la frontera
y al individuo como sitios de observancia regulatoria.
aproximación qu• no 1ea la del control de las fronteros <:onducid a inv:uiones ma.,íva.s de~dc d
Tercer Munr.lo. Muchol de los comem~rios gcner.iles y de la. formulación J., polhicas tienden ~
proceder, conscientemente o no, como si la mayor/a de h, persona., de los p>-tscs menos daarro-
füdos quisiera ir a un p~s rico, como si mdo.< los inmigrantes quisieran convenirse en re1ident~.s
permanente,, como ,i el problema de la inmí~r3cion acmal mvicra bisicm,cnre que ver con
brecha, o fallai en la obscrvanda, como si aumemar los camrolci fro11tcrirn, fuera un modo
efectivo de re¡;ufar la inmigración. Ene tipo de urncepción de !J inmigudón conduce a un cierto
cipo de politica inmigntotia, ,en¡rada en el temor 3 ser invadidos por pmon,s de pa(se, menas
desarrolbdos y, poi consiguiente, al cenero! de frontcr~, corno la ünica re~pUc)ta. La evidencia
sobre la inmigr.1ci6n muestra que la mayor panc de las persona$ no guicre dej,r su, p.1íscs, que
loi niveles generales de inmig,ación pctmJ.11entc no son muy elevado,, que ha)' considerablei
circulación y rc1omo de J. migración, que la mayorfa de los flujos mign1orio1 eventualmente se
esrabiliun, cuando no declinan (véa~e Sossen. libro "n desarrollo, para u na r<'visiór, de la evidw-
ria mb1e rnos temas). Considerar éstm como los hcclios ,enmJes iobtcla re.ilidJd de la inmigra-
ción deber fa dar lugor a opciones mis :unplias de polftica inm igrato 1i a ;:¡uc l.u <¡lle se dar(an ccn el
ca.io de emig1aciooes masivas e invasiones. Véa,e también lshincr, l 996.
3 Hay una vam y ric~ Jireratura cspecializ:nla que documenta e interprer, la cspccificidJd y la
divmid~cl de la politka inmigr;uoria en cada uno de los países altamente desarrollados (por
ejemplo, Wcil, 1991; Corndím, Mmin y Hollifield, 1994: Weincr, 1995; Thr.1nlurdr, 1992;
para mencionar a unos pocos). Como un ruerpo, esra líccrarnra nos permirc ver las muchas
diferencia, enm: esros países .
.¡ u.s polftkas con mpccro a los rcfugi:u:lo.s en .tlg,11105 paisc$ quit~n de los hombros Jd
inmi¡;ranrc d peso de b inn,igraci6n. b polírka cm<lounidcm~ h,cfa los refugiados, panicular·
mente para el c~so de lo., 1c.fügiados indochinos, reconoce parcialmcnrc J., rcsponsJl.iilid~J dd
gobierno. Sin d,1d~. en d caso Je las migracion~ económ lea,, esta rcspomabilidad es rnucho mis
dificil de cst.iblccer, y niucho m.h indirecta por ,u natural=.
rrnsoNAS EN FUGA
l:t ~obcrnnfo. del Em.do cuando se tra1a cid poda sohre d i11greso est:í bien
establccid::t por m:rndos legales y conscicucio11ales, La Convención de la Haya
de 1930 afirmó d derecho del Escado a omrgar la ciudadanía; la Convención
para Refugiados de I 952, mientras afirmab.1 que d derecho a irse es un derecho
universal, permaneció en silencio sobre d derecho a ingresar-mejor d silencio
gue una cormadicci6n evidente-. (Como es bien sabido, la situación de los
refugiados y sus derechos a no ser devudtos por la fuerza están establecidos en
la ley internacional, pero no hay un derecho correspondiente parad asilo; este
Jerecho qued:1 a discreción del Estado n.:cepror.) Hay varias declar:i.ciones y
convenciones de derechos humanos que urgen a los Estados a otorgar asilo pot
razones humanitarias, pero todas reconocen la discreción ab.,o!ura de los Esta·
dos en este rema.> Unos pocos Estados, norablcmenre Austria y Alemania, le
ororgab;i.n a aquellos formalmente reconocidos como refugiados un derecho
legal al a~ilo -·pero esto fue revisado a comienros de la década de 1990-. Más
recientemente, los diferentes acuerdos hacia la Ídrmaci6n de la Unión Europe3
continuaron afirm:rndo el derecho dd Esrndo a controlar quién puede ingresar.
Esto es cierta.mente un concr:isrc con las afirmaciont:"s en el G'A~T, el NA!TA (Norrh
Amerie:111 Free Trade Agreement [Acuerdo de Libre Comercio de Am¿rica del
None]l y la UE acerca de la. necesidad de suprimir los conttoles fronterizos
cuando se traca del flujo de capital, información y servicios.
En segundo lugar, sobre el tema del individuo como sicio de obseryanci.1, se
están tomando evidentes dos lógicas operacionales, Una de ellas -la que está
incorporada en la polfrica inmigracoria- coloca la responsnbilidad exclusiva del
proceso inmigratorio sobre d individuo, y, por !o canto, lo convierre en el sitio
para el ejercicio de la autoridad del Estado. Hay una fuerte tendencia en la
política inmigratoria de los países desarrollados a reducir d proceso a las accio-
nes individuales; el individuo es el sitio para la responsabilidad y la observancia.
Sin emb:11go, puede argument:me que h1s migraciones internacionales son parte
de din:l.mic:is económicas transnacionalr.s y geopolíticas m:1yorcs (Sassrn, 19SS}.
La evidencia mundial más birn muestra claramente que hay un notorio patr6n
en la geografía de las migraciones y que los principales países receptores tienden
a recibir inmigmnces de sus zonas de influencia. Esca es as( para países tan
diversos corno los Estados Unidos, Francia o Japón. La inmigración es, al me•
nos parcialmente, un resulrado de las accio11es de los gobiernos y de los princi·
pales actores económicos privados de los países receptores. La internacionaliza•
S Uni excepción imponan¡c, es h Convención sobre los \'robltcn,as de: los Refugi1dos en
África, de 1969, adop1ad:1 por ]:1 Or¡;;iniioción de füradm Africauos, que indup, el derecho al
in¡;rcio.
L-\ 'iRANSNACIONAU7.ACIÓN DE l'ACfO .. 41
estns cortes han limitado la foculcad de los gobiernos para restringir o detener a
los buscadores de asilo en su entr:id:1 al país,6
Finalmente, !:i c:mtidad y bs características de los acrorc:s políticos involu-
crados en los debates y la formulación de: políticas inmigratorias en Europa
Occidental, América del Norte y Jap6n son mucho mayores que las de dos
décadas atd.s: h UE; los partidos antiinmigrances¡ amplias redes de: org:rnit.acio-
nes, tanto en Europa como en Améric:1 del Norte, que muchas veces represen·
tan a inmigrantes (o dicen hacerlo) y luchan por sus derechos; asociaciones de
inmigrantes}' políticos inmigrantes, en su .1cgunda gem:ración, por lo general:
y, espc:cialrneme, en los Estados Unidos, los así llamados lobbies étnicos.7 E[
procr.:so de las políticas inmigratorias ya no c:>rá confinado a un estrecho escena·
rio gubernamental de interacción administrativa y ministerial. La opinión pú-
blica y el dt:bare político público S<! volvieron parte del i:scenario en d que se
moldea la pollcica inmigracoria.R Partidos enteros se posicionan polfticamenre
GF-stos csfucnos, que mczdan l.u convencione, sobre derecho. humanos universales con juris-
prudencils nJ.ciona.lt:S, a.sumen much:i, forma, diferente,. Algunas de fo.s instancias en lo, Estados
Un;dos fueron d movimicmo J., los ,~ntu.uios du r.ntc 13 déc.:ida de \ 980, que busc.,ba est.1ble~r
~rr.,s protl'¡;id:u, llpicamenic en igleiia.s, p, r., los refugiados de Amlrica Ccntr.1.1; las bar;t\la.s judi-
cbles, como ]a¡ librad.n en tomo a la situación de Jm )alY:i.doreños, que les otorg:u-on esta.lbs
inddinh:la.s, si bien formalmente defi nid:lS como ilcg.Úes; la ]uch¡ por los <lerecho.1 de los hru rimos
detenidas en unJ. ola. temprana de desembarcos. Está dMo que mis ;i!U de la fa] ta de un ap:1uto de
ubserv.inci~. los dcrecho.1 hum1110, limitan b discreción de lo.1 Esuclos 1ccre1 de cómo rr;iw a los
no nacio11:1b en ius terricorios. Tambifo v;i)c b pcni señal.u, en c11e S(ntido, que el Alto Comisio•
nado de fas Nacionc.s Unida1 para los Refugiados es la ún ic.i 1gcncfa de h ONU con un dcrcdia
<:-oncedido univcrsalmcn te de °'ce.so • un pa/s cu:i.ndo es dechrada una cniergcncia.
7 Mientras esca, derarrollo1 son bien conocidos para 101 c;uoj de Europa y América del
Norte, no h1y demasiada conciencia grner.11 sobr" el hecho de que c.1tamos viendo también
formas indpicnrcs en J•pón (vc'au, por ejemplo, Shank, 1995; J' d c1p. 3 de este libro). Par
ejemplo, en Japón actualmcnic cncontrllnoi un fume grupo de defensarcJ de lo, derechos hu-
m,mos de los inmigranres; esfuerzos por pane de sindicatos no oficiilc, para organizar a los
trab:ijadom indocumentados; org:in iuciom,s que trabajan en defensa de los inrn igranccs qllc
reeiben fondo, de individuos o de gobiernos de les paiscs de cmi¡;racion. (Por ejemplo, el emba·
j3Jor tailandés ~n Japón ~nunció rn octubre de 1995 que: su gobierno le c,raba cnlreg;i_nda un
total de 2,5 millones de bah1, alrededor de 100 rnil dólares, a cinco grupos dviccs qu~ .asisten 1
los inmisr•ntes c;u[J.11 d,leS, especial mente 101 indocumcnrodos: y,';uc fapan Timei, 18 de octubre
de 1995,)
8 Adcm.is, el cm;imirnro de la intni¡;r1ción, dc:]0$ flujos de rcfugi,dos,de la cmicidad y del
region.alismo ph,irea rnmiones sobre b rioción ~ccpt,da de ciudadanb en lm lli1ados•n1ci6n
contcrnpor~oc,os )' t;,mbiln sobre [a¡ cmuct uras formalcJ de la respomabili,bd. ,\1i invcsti¡;.1ción
sobre: I.1 circ:nlación in tm,acion,il del capital)' h mano de nbra me ha pl.1 ntc;ido cuestiones sob1c
d sentido de conceptos tale. ,;orno la eronomfa nacional y la fuerza de trJb,ju n1cio11;:¡] b;1jo las
condiciones decreciente intcm,cianalizad6n del e.apita! y de incrcmcnt.1,h presencia de trabaja-
dom inmigrantes en los principales p~[sc; industriales. Además, la ap.1rid6n dc la ccnicid•d en
l.A TMNSNACIONAI.17..ACIÓN DE FACTO ... 43
ll Esto queda ilusrr:.do por b ahor.1 famas, d,cisi6n de la Coru Suprema de los Est~dos VnidoJ
Jo 1982, en P/.ayn- PI, Dor, ,¡uc le otorgó" los hijos de los uabajadures indocumencados d derecho a
una cduc.1ción de doce gr.das en b escuela públic3; :iuJicncias sob~ de¡,omci6n y d u,o dd derecho
de apelación para 101 inmigrame:i indocumcnrados d~1enidos y lo, solicic:uites de asilo político.
IJ Una importa ntc n llc\'l kgislación que rcúnt mucho$ Je mos intcnros es b reforma de fa
poi/rica dc bicncitar iocia.l que 1frcra 1 los inmi¡;rant~l. Con b ley amcrior, los ciudadonns r!ta·
dounidemes narnrlliz;idos 1cnían los mismos Jerc.hns que las ciuda,hnos nacidas rn d piís, y
:uí 1;1m!Jifo los rciiJcntts p~rmancn tes leg.1.b. Pero los importan tes cmi bies recienrcmrnrc apro-
bados por d Congrcm rcndrfo por efecto el recorte o la. dimi naci6n toral de los derechos de los
inmigran1es legales para la mayor p:irtt Je los programa, feder,lcs de beneficios.
14 A la luz de c,to, v.Jc IJ pena señalar que, en no,·iemb«: d, 1995, un ju.,. f<dcr;d consideró
exrcn<os ,ecci nne, de l1 P,opo1icién l 87 de Cúifomi, (dc,iinoda • recorra, ,evcramentc lo,
derechos de los inmigrorucs índocumemodo1 y de rn, hijos) incons1itucionalcs, citando derechos
indi,·idu~lei y el hecho de que d E"ado no tiene poder para promulgar ,u propio <,squcnu pora
rcgulor h inrnigrJ.ci,i11.
15 Vé.tsc Genm.l Accounring Office, 1995, El 11ldmo i,studio dd \'\':ishington-lmed Urbau
lnnirutc hal Ió ,1ue los iumig11n 1cs comribuyen con 30 billonc1 de dólares m;\s en impucnos que
lo que torn1n en servicios.
46 l'ERSONAS EN f'UGA
c.~re conflicto est,i d hecho de que d gobierno fcder.tl determina la política pero
no asume la responsabilidad, financier.1 o de otro ripo, para la implemenraci6n de
muchos aspectos clave de la polítir;1 inmigratoria. L1. devolución que: se ha inicia-
do acencu:uá alÍn más esc:i.s divisiones.
Los Esrados han comenz.ado a requerir reembolsos dd gobierno federal por
d costo de los beneficios y servicios que se les exige que provean, c.spccialmentc
a inmigrantes indocumernados (Clark et al., 1994; GAO, 1994; 1995). En 1994,
seis Estados (Ariz:ona, California, Florida, Nueva Jersey, Nueva York y Tex:is)
litigaron por sc:par:ido en corres federalt!s distric:iles para rc.:cobrar los costos en
los que incurrieron por h falla del goLierno federal en hacer cumplir la política
de inmigración estadounidense, proteger las fronteras de la nación y proveer
recursos adecuados para emergencias rehcionadas con b inmigración (Dunlap
)' Morse, 1995),1 6 Los montos van desde 50,5 millones de d6b.res en Nueva
Jersey por los costos, durante 1993, de la detención de 500 criminales indocu-
mentados y h construcción de fi1turos lugares adecuados para tal fin, hasta
33,6 billones de dólares en Nueva York por el costo de todo el Estado )' los
condados asociado con la inmigración indocumentad:i entre 1988 y 1993. Los
juc:cc:s de las cortes distritalcs desecharon las seis demandas; algunos Estados
están apelando la decisión.
Una variante de esta dinámica es que si un gobierno tiene, por ejemplo, un.l
política muy liberal en cuanto al nsilo, b opinión pública se volverá en comra
<le todo~ los solici tanrcs de asi Io y ce r rar:í totalmente las fronte ras; esto, a su vez.,
es probable que promueva un aumen10 en las entradas irregulares.1 8
Hay una tercer;; serie de condiciones que pueden ser vistas como reducien-
do la auronom!a del Estado para el control de la inmigraci6n. Las migrnciane5
internacionales en gran escala son parte de redes econ6micas, sociales y étnicas
más bien complejas. Son flujos altamente condicionados y wructurados. Los
Estados pueden insistir en tratar la inmigración corno un resultado agregado de
l.is acciones individuales y como distint:1 y aucónoma con respecto a otros pro·
cesas geopolíticos y uansnacionales mayores. Pero 110 pueden c5capar .a l:i.s con-
secuencias de estas dinámicas mayores y de su propia insistencia en aislar la
cuesción de: la política inmigratoria.
Esras restricciones a la c:i.pacidaJ del Estado para controlar la. inmigración
no deben ser viseas como una crisis de control. Por d conirario, mi esfuerw
aq ui es abrir la cuestión de la política de inmigración más allá del rango fu miliar
de la fronrera y el individuo como los sitios de la observancia rcgulatoria. Estas
restricciones señalan que las migraciones internacionales están parcialmente
incorporadas a condiciones producidas por la incernacionalización económica
tanto en las áreas que reciben como en las que envían migrantes. Si bien un
Estado nacional puede tener el poder de redactar una pol!tic;¡ inmigratoria, ~s
probable que tenga que enfrentarse con un proceso cransnadonal, complejo,
profundamente imbricado que puede regular sólo en parre a través de una po·
!frica inmigratoria como se la enti~nde convencionalmente. 19
l ij c~,fa ve,. mh, h polltka unibtcral es pioblemáric~ para un país q uc recibe ltna impon an-
te inmigtaci ón. Uno de los dramáticos ejemplos fue d de Al em~nía, <¡Ue comentó a recibir can·
tid~des mo,ivJs de inmigrantes cuando otros pat«s europeo, ajustaban gradualmen,e rns poliri-
cas y Alemania conserval,a $U muy llbcr.al polírio de a,ilo. Otro caso C! ll acmal imponancia
p,m. la ur de <¡ue los países mediterráneos -lt;1fü, 8pañ~ y Portugal- controlen sus fromeras en
cuJnto a )os no miembros <le la UB,
1~ En un tema de :ilgún moJD rdacionado, me parece que la sensación de una crisis del
control inmigra1orlo que prevale{e hoy en d!a en muchos J., los pa/si,s :dtatnente desarrolbdoi
está de algún modo injustificada, si bi<n los Est:i.dos tienen menus control del q11e qumfo11
porque la inmigración w:I arrapada en una red de otras dinimias. Ct1Jndo observamos las
<'.araccerlsric.1s de 1~ inmigración a lo largo dd tiempo y 3 r1~vé1 del mundo, qued~ cbro que (StOJ
son f1 ujos al t;tmcntc modchdo,, incorporados 3 otras din:lmio., que contienen mec.,nismos de
equilibrio, que fii,nen una duroción (muchas inmig1acionc., dura,an cincuenta años y luego fina·
füamn): 4ue hay m:is migración tic ,.,torno que lo que crecmn, urn:.lmcntc-por cjc:mplo, inge-
1,Lero• e imclcctu:Úcs soviltico! que ,.,grcsaron a Mu,cll dc:Jde Israel; me~kanos que regrcuron
después de com·mirsc en residentes lq;:úcs o. trave1 dd programa de amn infa del IRCA Ummigrarion
Rrfarm and Camro/ Aa de 1986), sablcndo que ahora podf;n circular entre los dos p.tls-,>---;
l.A TRANSNACIONALIZAC!ÓN DE l'ACíO ..•
también sabemos sobre. períodos histórico, anteriores en los que no habl.l. can trole< que b mayo-
ría de l,s personas no dejaban ~rea, más pobres p~!~ trailadmc a las mú rk~,. si bien hab!a
m11chas de "lt~s diferenciar en Europl dentro de disranci:is de viaje r:uonable¡, (Para un rrat~-
miento complero, v¿ase S,1ssen, en deu1rollo.)
Pr-:RSONA.'i F.N FU(;A
20 En otro lu¡;ar (Sassen, <en desarrollo) argumenté que de alguna manera CS[O podra ser
siderada como otra in11ancia de privatizaci6n de aquello que es provechoso )' manejable.
:rnos vic,nclo b priv:úrnción de lo que alguna vez fue la polírica gul,crn:1n1cnt~I en m 11d,os
:rgente! regímenes legales y re¡;ubtorios pua !os negocios imcm~cionales: notablemente, d
do crecimiento dd arbitraje comercial internacional y la creciente importancia de las agcn-
que evalúan el crédito. En r.stc c:i,a serfa un• priv..ciz.,ción, .1 tr.wés del NAFTA, de los cornpo-
ccs de la ¡,olirica inmismoria que esdn caracrerÍ7_1dos por un airo 1':1.lor a~r~gado (personas
un elevado nivel eduocion:i.l ylo de opit.11), c.1pacidad de scsti6n (es probable que sean
por~rins y que trabajen en los !mom líderes de la economí2 y adm1ás son inmigranrc5
ilcs, sujetos a la regulación cfecriv~) y beneficios (d:ida la nueva idcolosfa de Jlbrc comercio e
Ht6n). A los gnbicrnos se los dcj;, con 1, supcrvisi 6n de los componen res "di fkilc.t o de "b.,jo
,¡ agregado' de la inmí¡;uciún -pobres, mbajadorcs de bajo salario, refugiados, dependientes
ncnci:i.lmcntc c:omrovcrridos flujo1 de fugJ de cercbim-. Esto pu,,dc tener, claramente, un
ie impacrn en lo que es visto como b otcgorb "inmigr:mrc,", con implicaciones en las cursos
cd6n y en I> política en ;entido ~ mplio.
IA TRANSNAC!ONALl7.AC!ÓN m: FACl'O-,- 51
21 Un e11a1mo social 3ndíno fue creado con b activa p3rticipación de bs uniones comcrcialcs
y d ~tlamcnto Andino, y fue el m.uco r~gubcorio b:isíco para b n,igr.1ci611 te¡;ional in1crn.1cio-
n:il. En 1992. lo.s pofscs míe111bro c.1rahlecieron el Comité de Funcionarios de Migración del
Grupo Andino, que i11du)'e a los oficiales de migración d~ los países miembro para asesorar al
JUN,..C, el c11e1po ci'cnico y administr:ttivo del Acuerdo de C~ru¡;rna.
LA 'rRANSNACIONAl.!ZACIÓN DE FAC"lll ..
ZJ La reunión del grupo de trabajo sobre migración y 1<umos consul:1.rcs en ZacJt~a• sig,1ió
a Lu cuatro rcunion~ re.,Ji7.,1da, en 19514. La delcgaci6n mcxic.,na estuvo cncab<"2adl por d
,ubscc,.,rario para asuntos hila,cr:ilc, del Sccr•r~riadu de Asuntos Extcrio,.,s, el suhic<icrario de
Población y Seivicio, Migrator]o, dd lnllirnto Nacional de b Migr.idón. L1 dek¡;ación de ]05
Sta.Jos Unidoi cltm'O cncabez.,da por el comisionado dd Scr-vicio de Inmigrad 6n y Na mr;,.lila-
dón, el c.-mbajJdor emdouni deme en México y el se..:rerario :t$iStcntc p~r,1 asunros interameric.,nos
dd Dcpam.mcnto de E.it~<lo. Ésta! son ddegacioncs de un nivel rdariv.lmentc elendo del go•
bierno; no son simplcmcme personal técnico.
!'!oRSONAS EN l'UCA
Todos estos desarrollos tienen el efecto de: 1) reducir la autonomía del Estado
en la formulación de políticas migratorias y 2) rnultiplicur los sectores dentro
dd Estado que están atendiendo la política de inmigración y, de este modo,
multiplicar el espacio para los conflictos dentro del Estado. La afirmación de
que el Estado está a c:1rgo de la po!ftica de inmigración es demasiado general, y
comidcrarlo como dado es de mu)' poca utilidad. La forntulaci6n de pol/dcas
relacionadas con cuestiones internacionales puede ocupar a muy diferentes sec-
tores dd gobierno. El Estado mismo no sólo se ha transformado por su partici-
pación en la economía global, sino que, por supuesto, nunca ha sido un ;1cror
homogéneo. Está constituido por múltiples organismos y fuerzas sociales. Bien
podría decirse (cf. Micchell, 1989) que, si bien el Estado ciene el control central
sobre la política inmigratoria, el trabajo de ejercitar este poder muchas veces
comienza con una competenci:i limitada entre el Estado )' las fuerzas sociales
interesadas. Estos grupos de interés incluyen: los negocios relacionados con el
agro, la manufactura, grupos humanitarios, sindicatos, organizaciones ~tnicas,
defensores Jel crecimiento cero de la poblaci6n. Hoy en dfa tenemos que agre-
gar a este hecho que las jerarqufas de poder y de influencia dc:ntro del Estado
c:st:ln siendo reconfiguradas por la promovida globafü:ación económica.24
24 l'or ejemplo, un ítem de cambios internos en d Estado que pucd., impactar en la poi/cica
inmigratoria es d predominio de los temas llamados de ¡c~urid:,d 10ft. Do: acuerdo con algunos
obscrv:idores, b reciente reorganización gubcrnament:t.l en los departamentos de Esr3do, Dcfcn•
,a;· la CIA. refleja una rcddinici6n implícita de la seguridad nacíonol.
I.A l'RANSNACIONAt.lí'JICIÓN 01' l'AC'ln ... S7
25 l:.~ta es una cuestión compleja qne no puede ser d,surollada aqul, pero es importante
incluir alguna referencia a su irnp,lcto. (r~r.1 un t1a1;uniento cornpleto del irnp>cro en b polhic,
inmi¡;r.1toria en p:nticufar, v61c Jacobson, 1996: HeislN, 1986: ve..se también Soysi!, 1994;
füubock, 1994; s~mn, 1996; ~a p. 3.)
SS PERSONAS EN FUGA
2G En Joi comienzos del siglo x.x, p había m11chos instrumcnto.1 legalcs que promovfan los
derechos humanos y h:iclan dd indil'iduo un objeto de la ley imernJcional. Pe10 no es h:im
Jc.1pués de la Segunda Guerra Mm,dial que vemos una elaboración y fo11mJiuci6n de esroi
dncchos: los convenios y convenciones que gmn1i1.~n hoy lo, derechos humanos derivan de b
Ded,middn Univmal tÚ kJ, Drrr,ho, ,M HomhT(, adoptada por la, Naciones Unidas en 19-ill. Y
11u o h"--'t:t flne. de la déc,da de 1970 y en I¡¡ d, 1980 que hzy una c;.¡,nridad lo iufkicmcmemc
grande de instrumentos y arnerdos que JOJ simmas judicial<:s, espechlmente en Europa, regulor-
mcnu invocan en sus <ltcisiones. En el oso de las Am~ricas, el slnema par~ h pmc,cdón de los
dw:chos humanos es la Comisión lnreumakJn;i de Derecho, H11mJno1, Est~ bamlJ en <los
documentos legales distintivos que son la Ctm.1 d, la OrganitAdó" de Esrados Jlmaíranos y h
Co,ivmriJ,1 Americana robrt Derrrhos Hum,mot, adapiada.s en 1969 y puestas en vigencia en
l 978, El 1égimm d~- derechos humanos de la 01¡:ani?.ación de fuudos Amcric;rnos fue marc.1d.,.
mente refor:ado por medio dd protocolo de 1967, ,1uc ,e puso en ,·igor en 1970.
7? Y su peso en muchos de los p.tfscs htinoaniericanos cs durloso. P.1ra una descripción muy
detallada (e inquietante} de 1~ si1uaci6n en M~~ico, ve.se Red in¡;. 1995, V6sc tambifo Sikkink,
1993. .
1.A TRANSNACIONALl7.AC!ÓN Dll FAí.IU ... S9
28 Por tjttnplo, h Dtcluación Unlvenal fu., ci1:i.Ja en 76 Cl\SOS fodeialcs desde 19/aS !,~sr.
1994, tnis dd 90%,dc los c:uos 1u\'k1on lugar desde 1980 y de <"stm, d 49% in~lucrab~ cues•
iiono de inniigrJción, y el 54% ,i agreg:1mos a los rcfugi.ados Qacobson, 1996: 97), Jacohson
también descubrió q11e el 1é1111inn ~derechos humAnos" fue menciona.do en 19 casos íc-<leralcs
anu:s del 1iglo XX, 34 casos entre 1900 y 1944, 191 casos ent!e 1945 )' 1969, S03 QSOS durante
b décad~ de 1970, in.is de 2rnil cumduramc:13 déc:.ida de 1980 y un cs1imado Jc4 mil dur.ui,c b
dkid.1 d r 1990.
2~ Exisrc todo un debau: sobrc b. noción Je ci ud~dan ta )' lo q uc signitica en el con1cx10 ac111al
(véase Soysal, 1994: Baubock, 1994; $a.¡,e11, 1996: c~p. 2). U11a ten dcncia en cs1c dclmc es una
vuelta~ las no<:iones de ciudades)' ci Lid adaní~s. puticularmenrc en )a¡ llamJd>S ciud.,de, glohJlcs,
que son, en ¡>JI1e.1crritorim dcsnadonaliudos yqLic tirn"n al las conccnrracioncl de no ciud~(fa-
(,U l'ER50NAS EN l'UGA
nos de <!ir~rcntes p,utes dd mundo (por ejemplo, Holston, 19%; Kno, y Ta)for, 1995¡ SQaal
Jimia, 1993). f:l influjo crecicnrc de los códigos Je derechos humanos refocrza es,3.$ 1cndencias
a apartaue Je lo nacionalid~d y el territorio nacional conio orcgocl.ls ~bsoltitas.
IJ\ TltANSNACIONA!.li'J\CIÓN DI' l'ACIU ... (,[
Co11clwió11
Los desarrollos planre;idos aquí apunt:1.n a un;i. cantid:td de rende11ci:1s que puc•
den volverse cada vez más importances en la ebboración de políticas inrnigrato·
rias. Primero, a.ll! donde el esfucno hlcia la formación de: espacios económicos
m.nsnacionalizados ha ido más !t:jos y ha sido más formalizado, se ha vuelto
muy claro que los marcos existentes parn fo. poi ítica inmigratoria son problemá·
deos. No es real, como se :ifirma muchas veces, (]Ue la coexistencia de regíme-
nes mu y diversos par.i la ci rcu lació 11 del cap ical y de Ias personas esté Ii bre de
tensión y de comcnción. Esm e.s cvidencc en el trabajo legislativo necesario p:1.ra
la formación de la UE. Versiones menores de cHa tensión son t:vidc:ntc:s en la
necesidad de disciiar<lisposiciones especia.les para la circulación de: trabajadores
en todos los principales acuc:rdus de libre comercio,
Segundo, vemos el comien20 de un despl:12arniema de funciones guberna-
mentales a instituciones no gubemamenrales o casi gubernamentales. Esto es
más evidente en los nuevos regímenes legales y rcgularorios tr:msnacionales en
el contexto de la globalizaci6n económic:t, Pero también se incersecta con cues-
tiones migr:itodas, especialmente la migración de trabajadores temporatios, como
es evidente en la creación dt.: regímenes especiales para la circulación de trabaja-
dores de servicios y personas de negocim dentro de h OMC y del NAFTA como
parte de la ulterior internacionalización del comercio y la inversión en servi-
cios. Este régimen para la circulación de trabajadores de servicios ha sido sepa-
rado de cualquier noción de migración; pero de hecho representa una versión
de la migrnci6n del trabajo temporario. Es un régimen para la movilidad labo-
ral que está en buena parte bajo la vii;ilancia de entid:ides que son lo suficiente-
mente autónomas del gobierno, En este despla:z.,mic:nto podemos ver los ele-
mentos de: la privafrzación de ciertos aspecto:; de la regulación de la movilidad
laboral rra nsfro nteri?.a.
Tercero, el proceso de legitim:ici6n para los Estados bajo el gobierno de b
ley demanda respeto y observancia de los código.; internacionales de derechos
humanos, independientemente de la nacionalidad y de la situación legal de un
individuo. Aunque h observancia se:1 precaria, no obstante, si:ñala un desplaza.
miento mayor del proceso de legitimación. Esto es, tal vez, más evidente cuan-
do la justicb en los países altamente desarrollados defendió los derechos de los
inmigrantes, los refugiados)' los solicitantes de a.silo contra las decisiones de las
legislatur:1.s.
Finalmente, el E.sr~do mismo ha sido transformado por la combinación de
desarrollos. Esto es en parte así porque d Estado bajo el imp~rio de la ley es uno
de los csccnados institucionales clave para b implcim:nraci6n de estos nuevos
62 PERSO:,i.~S EN FUGA
regímenes transnacionales -ya 5can los dc:rechos globales del capital o los derc:-
chos humanos de todos los individuos indcpendientcmemc de su nacionali-
dad-. Y esto es en parte as/ porque el Es1ado ha incorpor.ido d objetivo de
promover h econornfo. global, como ~s evidente en el influjo creciente de cier•
tos organismos <lel gobienio (por ejemplo, el Tesoro) y en b declinación de
otros, corno aquéllos vinculados a los fondos .sociales.
Dado que untos procesos son tranmaciona.les, los gobiernos ya no son com•
pctcntes para atender algunas cucHiones n1ayorcs unibtera.lmente o desde los
confines del sistema i1H<:restatal, estrcchan1cntc definido. Éste no es e! fin de las
soberanías estatales, pero ha c:1mbiado b "exclusi\'idad y d alcance: de su com-
pet~nci;i,'' (cf. Roscnau, 1992), pues hay un estrecho rango dentro del cual son
operativas b autoridad y l:i legitimidad del Estado.
No hay duda de 9ue parte de la tecnología imelecrual que tienen los gobiernos
y que les permite controlar a su población (por ejemplo, la "gubern:1rnc:ntalida<l"
de Foucault) se ha desplazado ahora a im,tituciones no cscaralcs, Esto est:i dramá-
ticamente ilustrado en los nue\·os regímenes rransnacionab prkui2.ados para
negocios transfronmiws y en c:l creciente poder de la lógica del mercado global
de capital sobre la poHtica económica nacional (véase Sassen, l 996: cap. 2),
Éstas son transformaciones en la fo.-mulación de lo que hablamos, Mi lectu-
ra es que s! importan. Es fácil argumentar lo contra.-io: el Estado sigue siendo
absoluto y nadaba cambiado demasiado. Pero bien puede ser que estos desarro-
llos señalen el comic:n2.0 de una nueva era. Estudios sobre mentalidades han
demostrado lo difícil que es para las personas reconocer cambios sistémicos en
sus condiciones comcmporáneas. Ver conrinuidad es mucho más simple y más
tranquiliwdor,
La pol11ica oficial de inmigración no es hoy en día parce de las nuevas regbs
de juego. (Es e5to de alguna ayuda en la búsqueda de una política de inmigra-
ción m:ls efectiva a largo pfozo en el accu:il mundo globaliwdo?
2. El "problen1a" estadounidense
de la inn1igración 1
63
l'f.RSONAS EN r:uc:A
4 v~rias dfo.ulas han sido anoa,bs ll p1oyecto, que vaJ1 desde la con,e5ión de un, vi~
csp~da.l, como rnccde en Hong Kong, ham d ornrganiiento de 4.ROO visas al año a millone1tios
dispurnos a empicar al meno1 a dia 1r:1bJjldorc.s cmdounidcns1:1. El prorccro expande también
dos prefrw1cias de u;, bajadorc¡: profe5ion1les guc scJn dmacados artistas e individuo; en ocu-
r~ci oncs que no pueden ~er rcaliz.id.u por trabajadores mJdoLJnidcnses,
El. "l'Rüfll.EMA" F.STADOUNll)ENSc DE 1.A lNMJGRACIÓN G7
mente: industriafü.ados con las t:tsas de crecimit:nto más elevadas Je! mundo se
están convinic;ndo de forma simuldnea en los proveedores m:.í.s importantes de
inmigranres:h:1.cia los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la transformación de b estruccura ocupacional y de in-
greso de em: país-ella misma en gran parte un resultado de la globali:z.ación de
la producción- ha expandido la oferta <le tr:ibajos de bajo .-alario. La declina-
ción del sector m:inufocrurcro )' d crecimiento dd sector de servidos han
incrementado la proporción de trabajos ti:mporarios y <le tiempo parcial, redu-
cido l:LS oporrunid:ides d<! progreso dentro de las empresas y debilitado varios
tipos dt: protección dd tr:i.b::ijo. Esta "precarización" del mercado de trah:tjo ha
facilitado la absorción de un ascendente número de inmigrantes durante las
d~c:idas de 1970 y 1980 -una creciente mano de obra del Tercer Mundo en lo
que es supuestamente una de las economías postindustrialcs más importantes-.>
H:ista que encendamos mejor las poderosas fuerzas polltic;is y económicas que
regulan el flujo de migración internacional y nuestro propio rol en crearlas, J;¡s
pol!ticas inmigratorias esradounidenses continuarán siendo erradas y frustran-
tcmente inefectivas.
La nueva inmigración
~ Se puede enconrear una documcntaci611 d~cJ.llada sobre ~stos temas en s~.,w,, 1988.
GS l'E!tSONA., f.N FUl:A
Esto h.1 sido cierto res pece u Je b migr.idún de Corc:a del Sur, por cj,:mplo, que
ahora incluye: un númi::ru signific:uivo Je indocumentados y empleados en ra-
lleres donde se impone un trabajo excesivo por una escasa remuneración, :u!
como de la migración filipina}' colombi::1na.
Otra car:icterfstica de la nueva inmigración es la importancia crecicmc de
inmigrantes mujeres. Durante la dfrada de 1970, las mujeres representaban el
60% del total de inmigrantes de Filipinas, d 61% de los rncoreanos, el 5.3% de
los chinos, d 52% de los dominicanos, el 52% de los colombbnos, el 53% de los
haitianos y d 52% de los inmigrantes de Hong Kong. lnc!tiso rn la bien estable-
cida corriente mexicana, n-.1didonalme11rc dominada por homlm:s, hs mujeres
representan en la :icnialidad b mirad de todos los inmigrantes lcgales. 6
Si bien fo. mayor parte de las inmigrantes mujeres codavía entra como de-
pendientes .<le. Jifo:n:ntes_tipos,-un pequeño. pero crecie ntc-n úmerocntr-a- ahora-
clasificado como trabaj~doras. Esto parecería indicar que un mayor nt.'1mero de
mujeres está migrando independientemente, c11 .1lglmos c;i.sos, dejando atrás a
su marido e hijos. Las mujeres representabn d 45,6% de todos los inmigr:rn res
legalmente admitidos entre 1972 y 1979, b.ijo la categoría preferencial de cra-
bajadores calificado~ y no calificados en escasez) Además, las mujeres represen•
caron m:ís de la mitad de las 290 mil admisiones bajo la cacegoria de inmigran-
tes no prcferenc:iales, que consiste en los esp;1dQs que quedan di$ponibles cuan-
do las cumas preferencial es no son utilizadas por compleco.s
Ademas, la nueva inmigrnción está caractcri1.ada por In tendencia de los
inmigrantes a agruparse en unas pocas regiones chvi:: de los Estados Unidos.
Esto también íue cieno con respecto a las inmigraciones anteriores, por su-
puesto¡ al c:omc:n:z:ar d 1900, Nue\'a York, Pcnsilvania e lllinois atrajeron a la
mayoría de los inmigrantes. 9 Hoy, no obstante, hay más puertos de entrada,
un mejor <lr.sarrollo del sistema de: transporte y una distribución más pa1eja
de los trabajos -todo lo cual parece facilitar la dispersión de los inm igramcs.
Sin embargo, los Estados de California y Nuel'a York reciben casi hi mitad di:
todos los nuevos inmigrantes, mit:nnas otro cuauo va a NucvaJersc:y, lllinois,
FI orida y Texas.
J.
6 Pua el cm; de la migrndón mdican;, indocumentada, 1·fa1e R. \X'~rren y S. l',uscl, 1983.
7 ,vfation I'. Hounoun r! al, (198~). "í-em:i.le pm\ornin,ncc ofimmi¡;mion 10 rhc Unitcd
States oin,c 1930: a lirst J,iok", en lntunatiolUf! Migr11tion R,11itu,, vol. 2R, 111ím. ,1, invit'rno: 945,
6 L,i d,,se, uo prcícrendak, reiuhln de suscri¡x:ianes nu cubiwas de cla,cs prcfc1cncialc$. Ln
en tr.'.ld.u no prcferencdej J~jJrnn d~ emr di$ponibles en l 97S, pcrn tecientcs juicios reJbrieron ).15
Jdmisioncs en C$t,l cbs~ t.lesde 198 5.
9 Abm,,w cf R,porrs ofthr lmmigr,trírm Commiuio11 (1?11), St11aJo de los Esc,1do~ Unidos,
61° Congwu (\'%shingtan, !).C., U.S. Governmcn1 Príntin¡; Ollice): 105
70 I'F:RSONASEN !'UGA
Por orra parte, [05 nuevos inmigmntcs tienden a agrup:trsc en las grandes
áreas nu.·cropolit:mas, como Nueva York, Los Ángc:les, San Francisco, Chicago,
Houston y Miami, Según el censo de 1980, cerca de un quinto de todos !os
residentes nacidos en el exterior de los Estados Unidos vivía en Nueva York y
Los Angeles; por conuaste, estas ciudades contenfan menos del 1% de la pobla-
ción total nacida en los Estados Unidos en 1980, Alrcdc<lor dd 40% de los
inmigrantes se establece en las diez. ciudades m:ís grandes de! país, que juntas
representan menos de! 10% de la población rotal de los Estados Unidos. En
esras ciudades, los inmigranres constituyen una proporci6n dela pobbción con-
sider.tblemente mayor que en la pobfadón rotal del pals. A~í, mientras que los
inmigrantes representan, como mucho, d 10% de b. población total, en 1987
consticufan e! 30% de la población de la ciudad de Nueva York y d 15% de las
poblaciones de Los Ángdes y Chicago,
lO V fase. rambifo IAbcr migr111ion wuf,r rapit11/üm: rhr Pr,,rro Riro ,xpairnc,, un ~nudio
reali,:ido por d equipo del Centro de E,audio~ Puermrri,¡ueños, l ')7~ (Nu,v:i York, Monthly
R~view Press): Alej,rndrc Parres y John Wolron (1981), labnr. t!,m ,:md 1hr intrrnation,r/ iy,um,
Nueva York, Academic Press.
l,l "l'ROI\I.E!-l,\ L:STi\l>OUNIDE.NSE [)f, !J, IN!>!l<av\Clt'IN
4
7.l
crearon un v:mo aparnw de l:izo, con :iqud!os países asiáticos <JUC m,is t.irde
experiment:irf:in grandes flujos migr:uorios hncia el primero. El m::isivo incre•
mento de la inversión extr:injcra durante: el mismo periodo, p::inicul:umentc en
Corea del Sur, Taiw:in y foilipinas, reforzó esras tendencias.
En otras palabras, en la mayor parte de los países que cxperiment:iron !;;ran·
des flujos migratorios hacia los Estados Unidos, es posible idemificnr un grupo
de condiciones y de vínculos con dicho país que, junto con la sobr~poblnción,
la pobreza.}' el desempleo, inducen a la emigración. Mientras que la narur:1.lez~
y b extensión de csros vínculos varb de un país a ocro, emerge un p:itrón co•
mún de la intervención polícica y económica expansiva estadounidense con
países que envfan emigrantes. (P:i.ta un desarrollo complero de estos temas,
véase S:isscn, l 988.)
Un demento clave de este p:món es la presencia de inversi6n (:Xtr.rnjc:ra
direcc.1 para b exportación. Lo. inversión estadounidense en los paÍ5es menos
desarrollados se quintuplicó entre 1965 y 1980, dirigi,fodosc gran parte a unos
pocos países chwe en la Cuenca del Caribe y el Sudeste Asiático, y una gran
proporción se canali:i.ó al desarrollo Je bienes de consumo como juguetes, ropa.
textiles y c:.1lzado. Las Lndusttias que producen para la exportación son altamen-
te intensiv::is en mano de obra (esto es, por supuesto, una razón primaria para
ubicarlas en pafses de bajos salarios). La namraleza intensiva en mano de obra
de estas industrias es una razón pam que muchos países de Asia y de. la Cuenca
del Caribe, que han sido receptores importantes de inversión extranjera direct:i.,
hayan experimentado un crecimiento en d ern pleo, espccialmcnre en el sector
manufacturero. (Véase, también, d capírnlo 5 <le csre libro.)
De acuerdo con las interpretaciones tradicionales sobre las causas de las mi·
graciones, esta combinación de tendencias económicas debería haber ayudado
a evitar la emigración, o al menos :i mantenerla en niveles relativamente bajos.
Este efecto disuasivo debctfa haber sido particularmente fuerte en pafs,:s con
altos nivdes de inversión orienrada a b. exportación, ya que esta forma de inver-
si6n crea más empleo -empleos ejecutivos y administrativos así como producti-
vos- que otras. Pero han sido precisamente esos países, más exactamente los
nuevos países industrializados del Sudeste Asiático, la princip:u fuente de nue-
vos inmigrantes. Entonces, ¿cómo puede la inversión extranjera, especialmente
en industrias de exporcación, explicar C5ta aparentt: contradicción? En panicu-
lar, ¿c6mo puede: ser que la inversión extranjera puede producir al mismo tiem-
po un rápido crecimiento económico)' niveles devados de emigración?
74 l'F.llSONA.'i EN flJGA
La inten1ttcionalizarió11 de la producción
11 V6~e. por ejemplo, Noinu Di=ond (1979), ·women a lld i ndumy in Taiwan", en Modm,
China,"º'· 5, núm. 3, julio; 317-340. En $U investi¡;aci6n en T~iwin, uno d~ los Jl3ÍS~ m5s
desarrollados de A,i,, Di:unond encontró <JUC bs mujem eran acrivamcnfe busc~d~s por los
rc:pmencance1 de bs cmprem que il,~n J los St'CtOte! rut~lt:$ a rcclut~rl~i. Alrededor de! 75% de
fa fucr1.:1 de mb.1jo femenina de Túw:ln esta cnue lm 1S y los 24 años, Vf.11c 1am hifo Hdcn !,
Safa, 1981:418-433.
El. ~PKOI\LliMA. ESTADOUNIDENSE DEL•\ INMlGll.\CIÚN 75
14 Vl-aio June N:uh y Maria í'~trkh Fernárir.lci. Kclly (1983), \flomm a111I mm in rhr
i111anr,1z'on11l di1•isiom oflabor, Alb.1no, Nuev~ Yoik, SUNY I'rcss. Vé,ac t.:unbién b pdlcul~ Th,
glob.ll autmbly linr, tle Lorrainc Gr .1y.
El. "l'ROlil.EM,\" t::,>"1,\00UNIDENSE. Dlt 1,\ lNMIGiv\C!ClN 77
A primna visrn, tanto el enorme flujo de inmigrantes hacia los Estados Unidos
durante las pasadas dos décidas como 5U agrupamiento en ~reas urbanas pare-
cen desafiar la lógica económica. ¿Por qué un creciente número de inmigrantes
vinieron a este país en un momento de elevado desempleo general y grandes
pérdidas de empleos en los sectores manufacturero y comercial: ¿Y por qué se
asentaron predominantemente en las ciudades estadounidenses m:is grandes,
cuando muchas de ellas est:iban en scYera declinación como centros de indus-
tria liviana y otras industrias que tradicionalmente emplearon inmigrantes? La
liberalización de la legislación sobre inmigración después de 1965 y b existen-
cia previa de comunidades de inmigrantes en los mayores centros urbanos sin
duda jugaron cierto papel en atraer inmigrantes de los más antiguos países de
emigración, b:isicameme europeos. Pero la razón más imponantc para la con*
tinuación de los enorrnl".S flujos t:ntre los nuevos grupos de inmigrantes hn sido
la rápida expansión de la oferta de empleos de bajo sabrio en los Estados Uni-
dos y la prenrii.ación del mercarlo de trabajo en conjunci6n con las nuevas
cmpmas en crecimiento, particularmente en las grandes ciudades. (Estos te-
mas son discutidos en detalle en los cipítulos 6 y 7.)
El. "l'RO!ll.E:-..IA" l'.ffADOUNIDENS!, Dl\ LA INMIGRACION 7')
15 Véase d próximo capítula para lHI~ discusión Jcero. d~ cómo cst~s tendencia~ hacb b
prtcariución operan t:i.n,bién en las rn,yores ciudades de Japón. &re ei un pr<>ecso importante
que facilita b incorporacián al mere.do laboral de h nueva inmigració11 e11 Japón,
80 PERSONAS f.N FUGA
16 Patll !llumbcrg, 1980: 67 y 7')¡ W. V. Deu rc,m ,nn Jr. y S. C. llwwn ( 1978), "Volumary
p.m•timcworkcrs: a growing part of 1he bbor force··, en 1Wo11rhly !.abo, Rn•iru•. nüm, 1OI, junio.
17 lknnm Harrison y Barry Blucstom: (193S), 711, gmu 1<-rurn, Nue,"J York, Basic Buok.
Jnch,so d gobierno de los &rados Unidos, en un es íucn:o por rccorw los costos del rrlbajo,
alcm6 el uso creciente de trabajadores de tiem ¡,o parcial)' tcmporar,os es sus propias con tratacin•
ncs. El rc:~ulcado lu sido una 1cndc,nci, ~n aumen¡o :, b subcuurrat:.1ci6n d~ servicios como
preporodón de comida, mantcnimicn!O de edificios, alma«namie11tos y proccslm,ento de da•
tos, U.S. Congressional BL!dgct Offkc ( 1987), Co,irr,w 0111: potmcial far r,d11d11g fldmil roll!.
\'lllshingtnn, D.C., U.S. Governmenc Printing Officc, junio.
18 Debe notarse qt1~, • pesar de un incrernen<o en las familias con múlt,plc1 •ngrc5os y un
aumento en lns pagos transferidos, la Jimibución dd ingreso fam ilhir en los Estados Unidos
t.i.mbién se 11.1 ,·udto mís desigual. Blumberg encontró que el ingreso familiu ajustado por la
iníl~dón aumentó el 33% enirc 1948 y 1958 }' d 42% c,ntre 195S }' 1968, peto tan s6ln d 9%
entre l 96S y 1978. El ingreso familiar medio se mantuvo en aumento a través de todo el período
de posguerra, pero se r,51.incó en 197.3. Blumbcrg, 1980.
i 9 Linda Bdl y Richard Freeman (1987), "Thc fom about rising industrial w,ge dis persion in
1hc U.S." en Procudi~g,. lndumia.l Rdarions Rc&urch Assodacion, m•yo; Orgo.nizaticn for
&onomic Coopm.rlon ~nd Dcvdopincnt (1985), OECI) Employmmt O,ulook, Par/s, OECO: 90·
91.V:1.ríos análisis wsticnen que d incremento de la desi¡;ualdod i,n la Jimibución de ingresos es
una función de los c:ambim demográficos, especialmente de fo crcdcmc p11ticip~ci6n de las mujc-
,c, m la fuen.~ Je tr~b~jo y dd gran n1\ mero de tubajadorcs jóvenes de la ¡;cncrac,ón del b,1by boom.
Ambas c.1r~orfas de cr,b.1jadorcs 112dicion~lmcntc:ganan menos <¡uc lm hombre, ~d11lro1 bl.tnco1.
\'fase Rob.:rt Z. L1.wrencc, 1984. De todos modos, cuando Hmison y ll/urnone (1988) :1naliZ.1-
ron lo~ datos Cl)ntrolando di\'ers:u ,·.uiablcs dcmo~dfic:15 ~s1 como el ci.mbio , una economía de
servicios (et/a c,rcgorfa con preponder:mcb de: bjos ingresos), cnconttaron que C.Sl!\.S variables
(l. ·rROíll.r..'vlA- E.S1'AOOUNIDr.NSf; [)F, U. INM!GRAC:ION Sl
El t:dón dt: Aquiles de: b polftic:1 inmigratoria e5rncfounidense ha sido .su insis-
tencia en considerar la inmigración como u11 prnce.so autónomo no relaciona-
do con otros procesos intern:1cionales. Es necesario por ahora que quede claro
que podcros:is fuerzas internacionales están en acción detrá.s de la salida de
emigrantes dd mundo en desarrollo y del ingreso de. inmigrantes a los Estados
Unidos. No obstlnte, hs .'.llltorid:i<lcs estadounidenses y d público e11 gcner:il
persisten en ver b inmigraci611 corno un problema cuyas raíces están cxdusi,·a·
mente en la insuficiencia de las condiciones socioeconómicas en el Tercer Mun-
do m:ís que com() un producto colateral de la intervención estadounidense en
la economfa global. Como resultado, fallan en reconocer que c:s improbable
que las propuestas que dominan d debate. sobre poi/cica inmigratoria -sancio-
_nc:s.a.los.empleadores,.deportación.de..inmigrantes.ilegales,.aumento.dc..las.pas.
trnlhs fronter_izas- detengan el flujo.
La ley de inmigración de 1986, ostemible.mcntc diseñada para racionali:z:ar
la polftica inmigratoria, no sólo ha fallado en disminuir la inmigración, sino
que amenaza con dañar tanto a nuestra propia.sociedad como a !os inmigrantes
mismos. El programa de sanciones a los empleadores consolidará una oferta de
trabajadores de bajo salario debilitados, al restringir además las oportunidades
de empleo de inmigramc:s indocumentados que no califican pua la reguJariz.a-
ción. La combinación de estas sanciones y el programa de regularización que
excluye a una gran cantidad de inmigrantes indocumentados contribuirán a la
formación de una subclase de inmigrantes que est:í en desventaja tanto legal
como económicamente. Es probable que el expandido prngrama de trabajado-
res visitantes obstaculice los esfuerzos de los trabajadores agrícolas Jomésticos
por mejorar sus propios salarios y c:ondiciones de trabajo. Además, este progra-
ma de trabajadores visitantes puede originar el desarrollo de nue~•os vlnculos
con el país que envía trabajadores agrfcolns, logrando asf d indeseado efecto de
facilitar una nueva migración ilegal fuera de los límites de! programa.
Una política inmigratoria viable debe estar basada en el reconocimiento de
que. los Esrados Unidos, como mayor poder industrial y proveedor de inversión
exrrnnjer:1, riene un cierro grado de responsabilid~d por la exiscenda de los
trabajadores migrantes internacionales. Las polític:as anteriores hacia los refu-
giados de guerra pueden servir como modelo para una nueva pol!tica
inmigratoria. Pocas personas aGrmarfan que los flujos de refugiados de Indochina
después de b. Guerra de Vietnam fueron causados por la sobrepobbci6ri o el
estancamiento econ6mico, si bien la rcgi6n, de hecho, sufría. esos problem:'ls.
En cambio, está :1mpliamc:ntc: aceptado que bs actividades milit:1rcs cstadouni-
El. ·rROI\IE:,01.-\" l:STAllOUNIDF.NSE l lE l-1\ 11':MJC;lt,\CIÚN
denses Íllcron en cierto gmdo rc:spons:ibles dt..' In creación de los Aujos de rcfu.
giados. Cuando los Estados Unidos otorgaron a los refugb<los de Indochin.1
cieno., derechos para asentarse en el país, escaban reconociendo csra respons:i-
bilidad, al menos indirectamente. Un reconocimiento similar es nc:ccsario en d
c~so de bs migr:1cioncs laborales.
Cuando rd;1ct:tn leyes en la m:1yor parte de las .ireas de las rel:tciones e:>m:·
riorcs, los legisbdorc:s gener:ilmentc se esf11er1.:tn e1150pesar !n.1 diferentes grados
de respnnsabili<lad de los actores y tom:1n en consider:1ción frnómenos tan com-
plejos como la glol.,alización de la producción y e! flujo internacional de capic:1! e
información. ¡Porqué, entonces, no es posible romar en cuent:i. consider;1.ciones
similares en d diseño de b política inmigratoria? Sin duda, la migración irucrna-
cional presenta problemas especiales en este a!pecto porque la relación de la inmi-
gración con otros procesos internacionales no e:~ cb.ramenre visible o fácilmente
com prcnsi ble_Pcro la aproximación .dcmasi:i.do.s impl ista.c¡ue. b..mayor. partt:.de...
los legisladores ha adoptado hasta ahora ha obs,aculiz..,do seriamente la puesta
en marcha de una política inmigmtoria jllst:l y efectiva. Lis precisas caracterís-
ticas de esta política tendrán que ser elaboradas mediante más estudio y debate,
Pero una cusa cst.i clara: la política inmigratoria estadounidense conrinu:1d
siendo poco productiva mientras siga colocando la responsabilidad por la for-
mación de migraciones internacionales exclusivamente sobre los hombros de
los inmigrantes mismos.
3. Internacionalización económica: la nueva
1nigración en ]3.pÓn y los Estados Unidos 1
! L, 3u1ora reconoced apoyo brindido por 1~ Fumbrión RmsdJ SJge micmr:u fu, arudian-
,c vi1ítante en 1992-199.'l, y Jgradcce p,micularmcntc a V;vi:in K:iufman por m irwalu,blc asis-
rcncia en c,rc capítulo.
87
PRllSONAS f.N FU<:,\
2 La nución Je qu~ Jap6n es u11 pab rJcialnmuc homogéueu c:.1 refm~d. por la pobh,ción
coreana residente, muchos de rnyos integrJntf.l insisten l'n su derecho~ 1nantenec 111 etnicid~d
1NTE!tNAClONA!.17.ACIÓN [CONÓ!l.11CA ~1
ikg:iles de diferentes países de Asia con los que mantiene estrechos lazos cconÓ·
micos. Estos flujos han tenido lugar a pesar de la politic.i de-puercas-cerradas
j.iponesa. La intem:1cionali1.ación de b economía japo11csa ¿h:i. creado las con-
diciones que co,gribuyen a b construcción de puenrcs que eventualmente pue-
den favorecc,r'Ía migración~ También debería not:mc que ha habido un incre·
meneo en el número de trabajadores inmigrantes legales, espcci:llmcme bcb el
sector financiero, lodos bajo una c:mgorfa <le enlrad.u que fue introducida o
cxpnndida en h nueva le)' de inmigración de 1990 discutida m1s abajo. Mien-
tras qm: los flujos de fuerza de trnbajo de aleo nivel 1:stán clarnmenre relaciona-
dos con la intemacionaliz.ación de l.i economía japones;1., esto está lejos de ser
evidente c:n el c:i.so de la inmigr;ición ilegal de Asia.
coreana. También ,,. rdi11,da por la población indlgena ~inu, que 1e consiJ<'ra :i si mi5ma el
pueblo émicamcnte má.s anriguo en Japón )' que fue conquistada por 105 w..jin, !01 j.1ponc1c1.
Tod.wfa son un srupo significativo en Hokb.ido. Enuc 101 core,no1 y los ainu hJy q11ienc.1
sostknrn que J~pón e, una socinlad mnlrié1nio.
')2 l'EnSONAS HN FUGA
J Si bien en b acrualid,d menos <JUC c,11 d p:u~do, mudu de c,ra n)'uda r;onsinc en préstamo;
tcbcionado, con prnp6~itm cspedfkos. Éstos han ,ido coniiJcrados c~mo ,irvicndo ~ los ínrere-
ses dc I~• emptesls japnncsos que deseaban c~p.1ndir sus mcrcldos y uper~doncs en 11lu.1mar. L,
déc:lJJ de )')80 vio u11 cambio m:.yor en Ja con1pren1ión j1ponc.1-1 del rol de b ayuda e.x1c1[01,
con un mayor c'nfasis puesto en ohjcri,·05 polfticos mi5 amplios ligados J Ja¡>6n rnmo po<lcr
glob,11. Esto 5C 1dlcj6 en u1,3 c.1ntidld mucho m•}'or de subwncioocs que <le prén.111101 ~n b
ayuda global j;iponcsa.
lNTERNAC!ONA l.li'..AC!ÓN Ef.ONóMJCi\ 'H
res ilegales, Éstas son penalidad~s severas par:1 los empleadores, teniendo t:n
cuenta la aguda escasc1. di:: m:mo di:: obra, cspeci:ilmemi:: t:n h n1.1nufuctur:1.
Morita (1992) cernidera que la presente ley es pobre en penalidades p:1¡-j_ los
contratantc:s y bandas criminales involucmdas en procurar trab;;jadores ilcgalt:s.
L:i nueva ley también deja complc:tamentc de l.i.do cu:ilquic:r considernción acerca
de los derechos humanos de los inmigrantes (Miyajima, 1989). 4
Las dccencionc5 se han incrementado b:i.jo la nueva ley, pero también lo han
hecho los números estim;idos de trabajadores ilegales. L;1s detenciones :nunen-
caron de 22.629 rn 1989 a 36.264 en 1990 )' 35.903 en 1991. Adem~s. 27.136,
principalmente chinos en crnb:ucaciones, no pudieron desemb:ircar en 1991,
frente a 13.934 en 1990 y 10.404 en 1989. Si bien los inmigranres tienden;¡
vivir e11 concentraciones residenciales conocidas, no ha habido deportaciones
en gran escala (Sam:n, 1991: cap. 9). Sólo unos pocos cientos de empleadores
han recibido s:i.ncioncs por contratar a sabiendas a ilegales. En un país con
millones de empresas y un gr.m número de concratantes de mano de obra hay
menos de <los mil inspectores autorindos para contrular a !os empleadores.
Co11 uno. débil observ:incia de la nueva ley, parece haber un patrón de creciente
abuso de inmi~¡:mtes ilegales entre los contratantes }' los oficiales de inmigra•
ción y la polida (Miyajima, 1989))
La nue,;a ley ha sido criticada porque no resuelve la escasez.de mano de obra
no calificada, de bajo s:tlario o indeseables y, por r:inro, empuja a los empleadores
ya sea a arriesgauc a sanciones por contratar inmigrancc:s ilegales o a cerrar sus
fiibricas. Esto incluye a empleadores no 5Ólo de pequeñas F.íbricas, recnológka-
mentc retrasadas, sino t.1mbién de fábricas altamente mecanizadas y recnolúgi-
camc:nte avanzad,lS (Morita, 1992). Una escraregia usada por muchas gr:indes
empresas es reemplaz.:i.r a los traba.jadoreI ileg:tlcs con descendientes de japone•
ses en Sudam~rica (Yam:maka, 1991; Komai, 1992). Al h:icer uso de los canales
internacionales existentes, las grandes cmpres:1.1 están mejor posicionadas para
nccedcr a escos merc.idos de trabajo. Recientemente hablé con algtrnus trab:tja•
dorc:5 que habían rctorn;ido a Brasil, Se quejaban de que los trabajos que tenían
eran duro.s y sucios, de que no cr:i.n respetados y considerados como japoneses.
Los agentes gue reclutan j:i.poncses en Brasil sólo están aumri7.ados a contrat.1r
a desccndiemcs de japoneses, un procedimiento l]Ue muchos brasileros consi-
deran discriminatorio.
4 l':uJ u11 rdato detallado de los abuso~ contra los inmigr,1nic1 ilcglb, cspcdalmenrc por
pmc de contmantcs que ,on ! ípicamcnte p~rtc o que trabajan par,1 organii..1cion~s de b "y:ikuz~ft
(~I <rimen organiudo), vél>C Mff'O (1992), /t1pt1n•Asia Q11,mtrly R,virw, vol. 23, rním. 4.
} Ene rem4 rambiin e,; discurido en .v.,ro (1992),)ap,m•AJitl Quamrly Rroitw. ""l. 23, nú~. 4.
l'ERSONJ\S F.N l'UC:i\
En líl. mec.lida en que la nueva ley ch:~c:insa en la rc5tricción de visas <le visi-
rnnrcs, tiene que transitar por una fin:i 1/nea entre perm:tnecer abicrrn :i un
vas ro numero de gcnui1rns turistas y gen re de negocio~ y cerrar la entrada a
inmigrantes ¡.,oter1cillmcnre ilegales, Dos tercios de los turistas y visi t:1nres de
negocios de Japón llegan de Asb, del mismo modo que la mayo ria de los inmi-
grantes ileg:iles. Las principales n;icionalid:ides detectadas c:n la pobbción ilegal
y en la inferida poblacicin que permanece m:í.s all:i de sus permisos como visi-
tantes c:unbién ab:trca llna gran cantidad ele turistas nsi~ricos )' visitantes de
negocios. Con la c:1d:t vez. m:is fuerte prcscnci:i. de Jap6n en muchos p:tíses, es
probable que h:lya un incremenm en el número de p:1íses calificados como <le
"c:migrnción potc:ncbl". Por ejemplo, a fines de !a década de 1980, Japón esta-
bleció f:ibric:1s offihore y otros tipos de inversión en Malasia; ahora surge, a
parcir de los datos de detenciones, que la migración ilegal de malayos es uno de
los flujos más recien res,
A finales de la década de 1980 (antes de que entrara en vigencia la nueva
ley,) Japón sobrellevó un largo debate concerniemc a la naturalez.1 de h inmi-
gración (Sasscn, 1991: 311 }' 314).6 En d centro dc:I debate estaba !a preocupa·
ci6n del Ministerio de Juscic:ia por d mantenimic:nco del orden público r la dd
Ministerio de Tr:1bajo por las condiciones de empleo de los trabajadores domés-
ticos y la naturalez.a de la escasez de mano de obra en Japón. Morita (1992)
señala que, a pesar de que d deb:1tc fue concebido inicialmente como un tem,t
del merc;ido l.1boral, eventualmente incorporó cernas m:is amplios relacionados
con la presencia de extranjeros. La posibilidad de un conflicto étnico y de: racis-
mo no puede ser dejad:i. y:1 de lado. Marica, uno de los :1n:1lisras más importan-
tes <le la inmigración en Japón, sostiene que la dc:manda de trabajadores inmi-
grantes es e,cruccural, no cfclica, y que el ingreso de crabajadores extranjeros
además hará aún más rígido el ya segrm:ntado mercado hbor:i.l, incrementando,
a su vez., b demanda de trabaj:1dores extranjeros. Algunos analistas también
argumentaron que J:1p6n debe consider:ir la inmigr:1ci6n de Asia y de América
Latina como parte de una cuestión mayor de desigualdad en el desarrollo social
y económico,)' hacer de la política de inmigración parte de la política de des:i-
rrollo de Japón (Nanarni y Kuwabara, 19S9).
6 L~ import~ncia de c:s,a cucni,ln p~r• d r,obicrno japon~, e, cvidcnic pur d hecho de que
iodo, los mini;retio1 m,h imporrarirc, <líspu,icron cquípo1 de mb,jo par~ e,tudiar y consuhar
1ubrc d 1cma y p.1r.t chbor:tr ínfouncs ,1 respecto. Uru rc,·isián de sus pmpuesr~s ¡,rincipal~,
n,ucm~ la complejidad del tc111cty el hecho dt!<¡uc el empico d~ 1rabaj~dores ikg.aks cxuanjcros
cstd ¡;cnero.lrnente :1cep11do como algo dado y"" ,i1nicntu.
INTF.RNAC!ONtll.!7.1\CION l:CONÓ~IICA ')7
por tener un familiar japonés (véa~c nota 2). La gran mayoría de la población
extranjera legal de Japon reside en importantes áreas metropolitanas, particu-
larmente Tokio, Osaka y Nagoya. .Más dd 20% de los coreanos, d 60% de los
chinos y el 40% de los filipinos residen en la región de Tokio, y aproximada-
mente d 30% de los coreanos, el 35% de los chinos y menos del 10% de los
filipinos residen en la región de Osab.
Evidencia fragmentaria indica un rápido incremento durante los últimos cin-
co años en el número de <>xtranjeros que trabaja ilegalmente en Japón, en su
mayorfo. en el área mcuopolitana de Tokio, Nagoya y Os:ika, si bien están em-
picadas en la :igriculnm1. Tfpic:rn.1entc, cmr:uon al país con visci.s de turistas y
permanecieron m:is allá de lo que ellas les permitlan (véase: b ºfabla l). Los con-
tratantes de mano de obra, l:i mayoría miembros de grupos del crimen organiz.a-
do, a menudo usan documentos ilegales para llevar 'trabajadores extranjeros,
Una yuxtaposición de las entradas con bs salidas muestr:i que, en años re-
cientes, ha habido significativamente más en nadas que· salidas. Si bien esto
puede ser explicado en parte por las permanencias legales de muchos :iños y por
errores administrativos, entre ciertos grupos de nKionalidades, un creciente
número de ingresantes con visas de corto plaz.o entran para trabajar ilegalmen-
te, Por ejemplo, en 1987 hubo 360 mil entradas de caiwa.neses, pero s6lo 314
mil partidas; ingresaron 360 mil coreanos y partieron 149.300; ingresaron 85.300
filipinos y se fueron 57.600. Las entradas de filipinos se duplicaron de aproxi-
mad:unente 48mil en 1983 a 108.300 en 1990. Si la experiencia de los Est:idos
Unidos constituye una guía, un creciente número de "turistas" y "visitantes"
entrarán al país no de visita sino para encontrar un empleo remunerado.9 Si
bien no deben realizarse demasi.'.ldas interpretaciones sobre estas cifras, ellas son
evidencia de que la inmigración ilegal es básicamente Factible por la permanen-
cia de personas a las que se les ha caduc.1.do la visa de turistas.
Estimaciones basadas en detenciones y !as figuras de entradas y salidas su-
gieren que en 1991 había 300 mil trabajadores inmigrantes ilegales en Japón,
mayormente en la construcción, en la manufactura y en trabajos de barc:s y
rc:staurantes. Casi todos eran Je Asia, y los mayores grupos correspondían a
Corea del Sur (aproximadamente 100 mil), Bangladesh, Filipinas, Paki~t:ín y
Tailandia. Desde 1988, cuando d gobierno finalmeme reconoció el problema,
las clncidades han ido en aumento, si bien en 1999 ha hal.,ido un:t disminucitin
ternporaria en las nuevas entradas pero no en las detenciones.
lo Ent1c 1955 y 19G5, m d 1po¡;eo de esta mi¡;r:idón, m:ls do la iníud debi .fG prnvindasdc
la nación cxperimenmon un~ declin,ción Jbsohita en la pobbción, y orr~s 14 experimentaron
ma.1 de crecimiento :,nual de mcno1 dd 1%. Tokio, Osak3 '/ Nagora, la1 tres mJ}'flres :\reas
mmopolíun~s. fueron lm principalrJ dc1cino1 de h migrlci6n m:uiva. Enuc 1960 y 1970, Jo¡
rres dimi101 dispon r~n del 40% de l. población nacional. L1 población de b Gran Are:i. Mmo--
poli1anJ de Tokio se i1icruncnró en 10 millon~ mtrc 1950 y 1970 y, par, l 984, :ilC3nz6 los 26
millones. E.n 19 50, c:~¡j el 50% de IJ pobbción lrJ.baj,ha en la ;gricllhura; m l 9í0, sólo el 19%.
1N1.l:KNACI0NA LI ZACIÓN ECONÓM !CA 1(].l
1l L;¡¡ n~ocfacíoncs anuil es de prinuvcr~ por lo! uhrios, o Slrn mo, h2n vino d nadm icnto
de tas21 m~l L~ja.s de íncrcmcnto. Shu nm afu::t;i a las grJndcs com p'lñ fas y son d pU!HO de
referencia para )as cm presas mi, pcqucn2S -del rn ísmo modo que fos negociaciones de salados en
b ind ,uu ia mm.ltírgica o automotriz en los F.sudo1 Unidos-. Pero en 1?S7, los aumtn tos fue.
ron ió)(l kvemcnt" maro res (3,5 6%) que el año • nterior en b.1 ind umia s dd hierro y de 1~
cnn11 rucción naval, que fij~ba11 el ¡,1omcdio para c1 p, [s. Adem:ii, ad ifrrencia <le años ;rn¡criom,
104 Pl'.ll.~ONAS F.N J'UG/\
hubo sólo aumentos rcgub1cs de sahrios y no aumenros adicionales, ocra indic:ición de b decli,
nante pmici6n de h, industrias manufocwrera.1 b~sica,, que habían sid(l ll focmc princip~l dd
dpidu crccirnicnro económico de la ccon ornfa japonc,a (S:mcn, 19? 1: caps. 8 r 9).
12 r..sto.s cifras .,_,cluyen a ptrsonas •mrlcadas en la agricultura)' ll 1ilvicultura. D.: 3.6 millo-
ne.1 de mujeres 1rJbajadoras de 1icmpo pucial, alrededor de o.a millón mab~n en !J manufoc1U•
r:1; l,3 millón en d comercio rnayorim y minmistJ; 170 mil en fin.1nus, scguro;, inmobiliaria;
y casi un milló11 ~n indusui:u de scr,,icios. , , •'
INTEltN/\Cll lNAl.lí'.At:lóN tt:ONOMIC~ 1115
Todos los países altamente industrializados han recurrido a los Lrab:i.j:idores in-
migrantes para ocupar los trabajos de bajo salario en la manufactura y los servi-
cios. Pero no todos experimentaron la combinación de condiciones que son
el'iden,es en d Japón actual: la tasa más baja de fertilidad entre los países desa-
rrolbdos, una de hs poblaciones de ancianos gue crece más rápidamente en el
mundo, una de bs tasas de urbanizad6n más d.pidas, rcserv:i.s de trabajo rural
a¡;otadas hasta el punto de que los granjeros ha.n recurrido a emplear trabajado-
res inmigrantes (y a importar novias, dada la escasez de jóvenes mujeres japone-
sas c¡ue quieran vivir en áreas rurales). El alto nivel educativo requerido de los
jóvenes japoneses y la creciente demanda de trabajadores en empleos de elevado
saforio reduce además la ofc:na efectiva de mano de obra de~tinada a los trabajos
de bajo salario y no calificados. Aun si bs tendencias actuales continúan más
allá de la recesión, y más japoneses son despedidos, es improbable que tomen
trabajos de bajo salario. Como en codas las economías avanzadas, el mercado de
trabajo está segmentado}' la escasez coexiste con el desempleo.
Co11clwión
Si bien Jap6n y los Estados Unidos son países con historias, culturas y, en me-
nor medida, economías radicalmente difercnces, estamos viendo la formación
de muchos procesos similares. Éstos se están produciendo en una coyuntura
muy c:spcc:ífic:i, y son am.Hticamenrc identificados como la imcrsccción de pro-
cesos de in1cmaciunali2ación cro116mica, <les:mollos del nu:rc:ido de trabajo
típicos de to<la5 las economías av:mudas y la especificidad cultural de cada país.
Ubic:ir los flujos migratorios)' rn cuntinuaci6n en esta coyuntura nos permite
ver import:rntes par:ilclos así como diferencias significuiv:is en las historias
migr:uorias de los dos países. Los paraldos resulcan del hecho de que ambos
constituyen poderes globJlcs con fuerte presencia económica en las zonas rrans-
!NTf.l\NACJONAl.11.ACION l:CONóMJC:1\ !07
1 Este c~pltulo fue pa1cialmcntc prc¡mado mkmr:ts fo autora crl miembro del Cmter fo,
Ad1·.111ced Scucly in tl,e Behavioral Sciences. Li auton desea expre5a/ rn gratitud por la JyudJ
financiera provim poi Thc N:irion~ Sdenc~ Foundarion, Grant# SBR-9012192.
2 b noción de economía global wi ,irndo us.1d.1 C.1da l'C'Z m.is pJra 1fütin¡;uir IJ. panicular fa.se
de la economfa mundial que comcm6 a emerger en J., Mc~da de 1970. Eml c.1ra.c1rri7.,d;. por un
r:lpido crecimitnto de bs UJnsaccione¡ y de lai inscituclones que se hafün fuera del marco de la.1
relaciones intCJata1alcs.Vbsc genero! mrncc J~mcs H. i\fütdman (c<Jmp.), 1996. PJr:1 ynJ pmpcc-
tin hisróric, m~s amplia, vbsc, en gcner>I, GiovauniArrighi, 1994: F..iic Hohd»wm, 19')1.
J Por Je.1eomposici6n no quiero decir disolución, sino una forma de desmiculación. P~ra
uni dwillad:i discusión, ,.¿l5e Saskia Sassen, 1996a.
111
112 MUJERl,S l!t\JO FUEGO
B Véa,c, por ejemplo, Shcrri Gra.•muck y f>Jrricia R. Pm, r, 1991; Picrrr11c Hondagnc11•
Sotclo, 199.f; Monic~ Bo;·d, 1989; /..far y Garcia Oistru, ·work versus lifc: colombian womcn in
Ncw York", en Wómm aná Cha11ge in I.11tír1 Am<rt'ca. mpra nota 7; ),,foj, no Mornkvasic, .,., • Birds
of P.1.1s3gc Are Also Womcn·, en ( 1984), bit'{ MigrntiM ~v. 18 (rdicit\n cspeci.l ,nbrc mujc1es
inmigrar1t~s}.
· ~ Vé~sc, por cjcmplo,Jo,>n Smith e lmm.rnud W;u/cmdn (com¡,s.), 1992.
10 Vl-ze, por ejemplo, Linda B=h rt ~t., 1!>94: \'.=min Nnhoglu Sn)~ru. 1994: Zilhh Eiienstdn,
1996. Pero vhlcAiwh, Ong (19%), en "Str.lt<g:icSismhood c¡r $isrm in SolidJ!ity? Queirions of
commun,wi:inísm .and dtizcnship in fui.:t", en !11d.J. Gl~baf lrg. Smd. 4,
11 Vé.uc, por ejemplo, Daphne Spain, 1992; Corrinc Srocwund, 1996.
12 \Té.u.e, por ejemplo, CJ1h~rine A. MacKinnon, l 989; JeJn Berhkc Ehhtain, 1991.
lJ Vé.m por ~jemplo, Ma"lia Miunow, 1990; Elii.,bed1 Spdman, l 9SS: Elslr1:1in, m¡na no,~
12; Joan Williams, 199/í.
116 MUJERF-~ CIAJO FUF.GO
14 Siempre me he posicionado explldtamemc como ;i.(guien que quiere conmuir !.l difcreo•
cil. No niego la exisccncia de muchas continuidade!, pera mi e1füerzo ha sido el de cn1ender la
CWJ1e¡;ia de Lu discominnidadcs. Ém e; clar;,JUeme u11a descripción p,ucial, }' debe se¡ Jdda
junio~ nrnch:u orras. Para un ejemplo cle e.sfüerzos eruditos par:i capmr,r hs Jiforench1, véa1e el
uabajo hecho por hisroriadorcs pJra concepruar la "hisrnria gloool". Véa.se, por cjmiplo, l:lruce
Mnlish y Ralph 011ultjcns (comps.), 199;1. l'Jra un mayor esfuerzo tcorizadu por rd,.,1 un perio•
do amerior cracteri:i..,do por c.1mbío1 ma,;ivoi, veas, Na1haniel Be1m3n, 1995. Vease también,
Roscmary J. Coombe, 1995.
ll L,s ciudades ¡;lobale. de hoy son, en parle, sitios de pom,lonialismo y cunticnen candi•
cien., pu~ la fo, moci6n do t.111 discuuo po,eolon iiliHo. Véo,c, <n gcner>.l, Alllhon>· D. IGng,
1991. Un~ cuc,tión ÍMelcunte condcrne a (a naturaleza Je la ín1ernacionali:i..,dón acttJal en la1
ciud.dc, a colonia.les. El ~n:!.li,i, de King 5obrc las condiciones distintivas hi,córic3S y dciigu.1.lcs
en Lu cuales l.1 noción de "imcrnocional" fueconmuida e5 extremadamente impormn~. Durart·
te la ~poc.1 del imperio, algunoi de los imporcantes centros coloniales antiguas <eran mucho más
internac:ionali,ados que los centros nmrnpoliranos. Se supone que la í111ernacionaJi1aci6n como
se usa ha>' pudo haber re nido lllS raíces en b e, periencb del centro. Esto trae a colación , ,n P" ntn
HACIA UN ANÁLISIS F[!.\HNIS1i\ DEI.A F.C:O~OMÍA GLOBAi. 117
que vuelve a esws trabajadores invisibles, rompiendo así el nexo entre ser trnbaja-
dorcs en una industria líder y la oportunidad de convertirse en una "aristocracia
bbod" o su equivalente contemporáneo -como ha sido históricamente d caso
en las economías indumializ:idas-.lG En este sentido, "!:ts mujeres y los inmigran-
tes" emergen como d equivalente sistémico del proletariado ojjjhoreP
Un segundo sitio em:négico pivott:a sobre la cuestión dt: la soberanía y su
transformación bajo el impacto de la globalizadón, d tema de la tercera sec-
ción. La ley intanacional, un escenario particularmente formn!iz:i.do donde
uno puede captar d impacto de este cambio, ha tenido al Estado-nación como
su principal y, fundamentalmente, es decir, fundacionalmente, único tema. Tam-
bién ha sido descrita como básicamente nmculina.1 8 El nexo emat¿gico p:1ra
mi investig:ición es la transformación de b soberanía y las brechas que esto ha
cre:1do p:1ra las mujeres (y otros .l.Ctores hasta ahora invisibles) para convertirse
en participantes visibles en las relaciones internacionales y sujetas de la ley in-
ternacional. 'ú no es simplemente una cuestión del Esrado unificado como
sujeto exclusivo de la ley internacional y exclusivo actor en las r.:htciones incer-
nacionales "representando" a su pueblo y, con dio, volvi.Endolo invisible como
individuos)' como colectivos particulares.
ciego cQmm1porinco paralelo bim opcurado en h observación de Hlll Je 9ue l:u crítk1s con-
tempoiánc-as poscolonialt. y postim pnialiitas han emergido en los actuales anuos i mperialci y
esdn iilenciaJas en una ¡;.mu Je condicionr1 hoy c1·idcntcs en dud~des o países ex coloniales.
Simibtmente, la idea de que bs migraciones in1ernacioniles, en l:1 :icmalidaJ dirig,d;u báiica-
mcnte hacia d centro de antiguos tcrritQrios coloniab. en el c:tlo de Europa, y h~ci1 reniwrios
ncocoloni:ilcs, en Jo, =os d.: los Es1:1Jos Unido1 y J~p611. pueden ser d cucrdato de la ínmna•
cion:ifüaci6n dd capital que comenzó con d coloniafümo simplcmenr<c no es parle de b inr•r•
precación princip;J del pJsado y del prcscnre. Véa.e, en gcricril, Sas5rn iupr.1 norn 5.
IG V~anse !01 comentarios dd profesor Guci~ Cbtk sobrt c,lmu. • mi e1uc11dcr, "la! n,ujerc,
y las inmigramc? vien<ea re<mphur a •1:u mujetes y la, niños". Gpci> Cbrk, l!l96. A mi modo
de ver, se trJta de un nuevo topo, qu~ reempl:12.1 d 10¡01 de s.i.larios Je fa fJmilia fordim de
mujcrc, y niños. Volveré~ cite tem:2 en la Jo¡ próxim.\s 5ccdoncs.
17 Vé~se, en ~en eral, Sasien. suprtt nota 5.
18 V'-'ase, en gmcral, Elshc:i.in, mpr,, nQt~ 12; M3cki nnon, 111pra neta 12.
1I8 MUJERES BAJO FUEGO
19 Para mí, como economista polhica, tratar c;tOl temas h.1 signilic..1do ir~hlj;,r en muchos
1i1tt1n:u de representación y construir espacios de i nrcrnnión. H~y monienros analíticos en c¡ue
dos si1ccm:is de rcprescm.1ción se inic¡¡ectan. T"Jes momentos an.,l/ticos son f:kilmcnlc experimen-
tado, como c,pacio, de silencio, de au,cnci~. Un daaflo c.s ver qué sucede en aquellos clpacios, qut
opcr:,,CÍnnes (:inallrias, de poder, de s~nrido) le 1/cl".ln a cabo alll. Una versión de c>tos espacio¡ de
inrenecci6n e, lo que he lbmado 1ona1 fron trrizas :ui.lítícas, ¡Por qué zonas frontcriu.s? H:iy c:spa-
do, que c.1r.ln conMituido$ en tfonim>l de discomin11id2dcs; en dlus, a las dí.cu111inuid;ide.1 les el
d,do un terreno m lug.,r de rcducirb,1 :i una Hnel divi1oria. Gran part" de mi uabajo sobre glob-
liuci6n «:unómíCJ. y ciu<hde.1 se h~ ccmrado en <::SPJ di,con 1inuididcs y ha l,mc.,do rwmsti tu iihs
analhie.1mmte como zona.s fronteri~;u en lugu de líneas divimiias. Ello p1oduet un lcrrcno dentro
del cual c.1,:u d.iscontinuid:ides pueden m re,;onui1uida.s en términos de opcr:1cione1 económb1
cuyJ.S propiedades no son mcramcnrc una funcion de Jo, esp~dos:, cldi fado (por ejemplo, un1
reducción a la condid6n de linea Jiviscrii.), lino también, más centralmente, de 1~ discontinuidad
misma, siendo el argumento que las d.i.sconiinuidadcs son ur,a parte incegr.tl del sistema cconómlco.
2o Una hccramien ta metodológica qu~ cncontr~ lit il p;i.ra c<te cipo de examen es lo que llama-
r/a circuitos pa1a la disuibución e ímr,lación de las opctadones económicas. fato> circuito! rm
permiten ,.,guir l•s actividadc, uonómicas hacia retrcno, que <Scap•o • fa cad:1 vez má.s estrecha
geografh de 1:1.! rcprcscmacioncs usu:ilcs de "fa economía a,·.anz.ada" y negociar el cruce de c.sp>·
cios sociocultur,lcs discondnuoi.
21 Esto cnii ilumada por d siguiente •••nro. Cu3ndo ocurrió, en 1987, b aguda crisil el d
mercado accionario, después de años de un enorme crecimienro, hubo enormes informes ele
prens,1 sobre l:o súbiuy masÍ\'a crish de desempleo dc,1tro de los ptofcsion~lcs de.1ltos ingresos en
Wal) Streei. L1 otra crisis de desempleo en \'('.ali Sute! que aícrní .a secremi,u y ,rohJjadorcc_s de
oficina nune~ fue 1cgim,da ni informada. Y, m.l.1.aún, d derrumbe dd mercado accionario creó
una cri1is de de.semplco muy concentrada, por ejemplo, ~n b comunidad de inmigr.antes don,i•
nicanos, m d norle de Manh.irtan, donde viven muchos de fo¡ limpiadores de W:i.11 St1ect,
HACIA U/',: AN,~Ll51S l'EM!NISTJ\ DI; LA ECONO.\HA (;l.OllA!. 11</
22 PJra una reseña cr/cica de mes ternas, vé.1sc Amhony D. King (comp.), 19%.
23 Por lo gen e~. 1a inmigración no ha sido re! acionada con ortos procesos inccrnJcion ale, en
la litmtutJ de investigación. EnLrc J.,¡ c:m·pdones vbse, por ~je1nplo, Smh J. 1'vfahlcr, 1:>95: 11
Jor1rnalfiir E11twfrH1mg1politik, Srhu"t:rpu111.J: Migration, 1995, sobre b mi¡;ración; Douglas Mam¡•
u ,d., 1993, Hall deJcribe el in flujo de posguerra de hs personas del Úlmmonweahh h ad• Gr.in
Bretañi y cómo In~l.uara y las com1m brcs lngl esas e.suban can pmenteJ en m Jamaica nadva
como para hacer sen cir a Ial persona, que Londres et~ la caph,.l a 1a que m~s rudc o mis tc1npra·
no todns debían dirigirse (Hall, supra nnta 15). Esto forma de n•rr•r lo, Cl'entm m,grotorios dd
periodo de posgucrr~ opto el concinuado peso d~ hs forma¡ del colonialismo y dd pmcolon iJI i1mo
dd imperio 1obtc Joi procesos mayores de la ¡;lobaliución actual)', cspedficamencc, aquello, 911c
unen lo; plí,es de cmigr~ción con Jo¡ de inmigración. Ull piindpales países dcin1nigr.ición no
H,n inocenm obscrvadom; b ¡;éne.1is y loi con l<:JJ idos cip,-cflicus de su tcipons3bilidad variar.In
de un c.uo a o ero y de un periodo a 01 ro.
24 Sobre este tem~ cipccifico, vfasc )a In t1oducción y d e1piwlo 9 de i:sre libro. En gcntral,
vé.ue tJ 1nbi¿n d capírnlo 7 de otc libro: "L, .xonomía infoimal: cmrc nuevo1 dc.mrollo1 y viejas
rc.·gul~cion~.,·, gue e, plica una Jj n:!mic.. par:tlcli -una combinación e.le tr.1~jo necesirio )' dcn-alo-
ri2.1ci6n- en d caso dd creci1nicmo de J.1 inform:lliu,ión m c:cono111ía1 urba1u, Jvaniadas.
120 MUJERES RAJO l'UEGO
25 V~asc, en general, Kno~ yTaylur (comps.), 1~95; l~ D,bat, número c,pcci:il 1i1ulado "Le
Nouve~u Pari$", ver~no de 1994.
HACIA UN ANAI.ISIS FF..'vllNIHA !)E U. ~CCl:-.O.\ilA GI.OllAI, 121
dfo1cb de 1980 pa~a lo5 profc:sionales de alto nivel y los CF.O,lG Adem:is, b globa-
lización :iñadc a la complejidad de estos servicios 5ll !.":lt,kter cstrat~gico, su gl,1-
numry su sobrc:valorización.
La prcscr1cia de una masa crític:a de cmprcs:is co11 capacidad de: generar dcva-
das gananci:,s aumenta los precios del espacio comercial, de los servidos indus-
tria.les)' de otras necesidades emprcsari;,les, y, con dio, vuelve exrremadarnenre
precari:t la supervivencia de empresas con moderada cap.1cidad par.1 generar ga-
nanci:ts. Y mientr:is bs empresas con ganancias modcrad:1s son esenciales p:ita la
ciper.ición de b economía urbana y para Lis necesid;i.des diarias de los residcmes,
su l'i:1.bilidad económica esr:í amenazada en u11n situación en que las frn:m:ws y los
servicios especializados p1mlen obtener supcrganancias. Ele,'ados niveles de pre-
cios y de ganancias en c:l sccror internacion:i.lizado y sus inscituciones subordina-
das, como los restaurantes y hoteles de primera línea, hacen c:1.da vr1. m:is difícil
p:tt.1 orros sectores competir por espacio e inversiones. 1'.fochos de esros secrores
h:rn experimcn t:ido una considerable degradación y/ o des plaza mienro, como, por
ejemplo, d reemplazo de: los negocios de barrio, a medida de las nece5idades
locales, por bo11tiqtte1 de alto nivd y pro,•eedores de servicios de comida para las
nuev;;s elites urbanas de altos ingresos. Hay ::Jgu11.1S preguntas Je investigación
interesantes para plante:ir, con el objeto de comprendersi esta reconfiguraci6n de
espacios económicos ha tenido impactos diferenciales entre mujeres y hombres,
en culturas del trabajo masculinas}' femeninru, en formas de poder y de empode-
ramienco propia.5" de hombres y mujeres. 27 El res ro de est:i. 5ección es una breve
discusión de algunas de estas áreas de invescigaci6n.
La desigualdad c:n la capacidad para generar ganan.ci~s de los diferentes 5ec-
rorcs dc l:i economía siempre existió. Pero lo que vemos que está ocurriendo en
la acrualidad tiene lugar en atto orden de magnitud y engendra distorsiones
masivas en las operaciones de diferenrcs mercados, desde el alojamiento hasta el
2G L:i Clplcidid dé gcneur dcvJdas ganancial en los nl1evos sectcre.s de crecimiento ranibi.!n
descansa parei~lmcnte en fa acdvidld cspC'cul;uin. L:i medida Je em dependencia de la espccn-
laci6n puede ser visea en la crisis de los comienzos de 11 J¿c,1di de l'J90, que ~igui6 a l.u
i nt11ualmc11 te dcv,das glnancias en la,; fin;1ot:is y los bienes r~íces de b década de 19SO. L, crhis
inmobiliJtÍl y financiera, sin emb,rgo, parece: haber dejado sin tocar 1.1 tlinlmica bisicJ. del
.;ccior. b crisis puede ~e¡ vina como un ajum, haci., nivd:s de gananci.l, más ra1.onahlcs, mcoos
«pccubtivos. Por sobre todo, h dinimin, de h polarit,.dón en los nivele, de gananci.,s de b
ernnomfa urh:tna .,, m,miene en su lugar, como tombi~n l.1, "Jisror,ioncs~ en muchm m<rc.idos.
17 Véa,c, por ejemplo, Sp•Ín, stipr,, nota 11; Lconic Sandcrcock '/ Anr, Fonr1h, 1992; Alm,
H. Young y Jr~phia Chrinm-Rodgcu, 1995:v<'."c rambifo Ro¡;cr W,ldi11gc1 y Gma Gilbcmon,
1994 (que descubre que enrrc lm inmígra11tcs con nn elevado nh·d educativo, los hamh,c, "'
dciempethron si¡;nific31ív;in11:1Hc mejor en el merc.1du de trab~jo t¡ ue sus connacionales mujeres
r.on nil·c)cs ,imibrcs de educación).
!22 MUJl:Rf_~ BAJO l'UEGO
l? Véa~e m general, Sasicn, mpra nora 5 (que mue11r:i cómo ene concepto fimcionó en loi
&tados Un idos y los se<:torcs offih11rt lideres, como b clrcrrónica),
30 VfJ.sc, "' general, Heidi liartmann, \ 987: 33; Al ice Kcsslcr•H,rris y K.1rcn Brodkin
Sada, 1987: 65.
31 Vé.1se, por cj~mplo, Gr~smuck y Ptssar, mpr,1 notJ 8: Hondagneu,Sotclo, 111pr11 not~ 8;
Loufac urnpherc:, J ')87; Boyd, 111prR neta 8; D.1110, supra nota 6; N:incy Foner, 1986. Pero
védsc, por ejemplo, Fcrnanc!cz-Kdly, iupm 1101;1 5: Yol:md~ Prieto, 1992.
124 MUJl(RES BAJO FUtGO
32 Vé:m, en gencr.il, füMria y Stimpson nou 6: Haumann, mpra nora 30; Kei,lcr•Harrh y
Sncb, m¡,ra nota 30.
J.1 V~a1<, rn general, Grasmuck y Pesiar, mpra nou 8, qltc encuentran que lls mujeres <loml•
nicanas querían ascnr~r5e en Nueva York prcciumente por estas ¡pnanda,, mientrai que loi
hombre! qucrfan regresar. Ellos h:1llaron muj,re$ que ~a.!tlbrn gr.tn parte de su, gananci,s en
c.uos hicnei de COMLtmo durabk como c!cctrodoméstico~ y mueblch qm: 5crvían para que 1~
familia echara r,fccs seguras en los faudos Unidn5 y se ~obran 101 foridos pua b org•nización
rnn éxito de los retorno~. mientras <jUC 10.l h.ombres prcferfan gauar lo menos posible ¡,ar:i .iho·
rr,u p~ra el regreso, Camo ha tenido rcsukldo) 1imib1cs eu fü c,1uJiu de nrnjcres colombianas
en Nueva York {Castro. Jll}'Til nora 8).
J• Yéa.st, en gcncd, Eugenia Gcorges, 1990; CJmo, mp,a nota S.
35 Véase, en ¡;cMral, HonJ.,g11eu-S01do, mpra nota 8: Nazli Kabrfa, 1993.
J6 Véa.,t", en general, Hond,gneu•Sotc!o, mpra nora R: M,hl", mpra nora 23: Id, Su1m, 1982.
JI !.os conocimicmos mhn:mujercs inn1igrantcs contribuyen a un, ag:e11d, mi, amplia. para
los estudio, Ícmini,t,s <lcsrinarlos a reconocer los Jiforcnci:u tnlr<'. las mujeres -•n <'.He c.,so,
HACIA UN ANÁl.lSIS l'EMIN[STA DI: LA F.CONOM(A ca.O~Al.
L;i transición demográfica en bs gr.in des ciudades hacia el cr~cienre pt:50 di:
b mujer en genernl y de los hombres )' bs mujeres inmigr3ntes ha absorbido
una buena parre de cstls múltiples formas de pol:iriz.idón. Esta inserción de·
mogrtll-ka ba roro el nexo entre 1) b condición de ser ¡rabajadores en sectores
líderes de la economí:1 y 2) la constitución de un1 "aristocracia laboral", como
ha $ido históricamente d ca.so. Y h.i roro este nexo justo en el centro de las m:ís
avanzad:is economías más que a través del vjjshoring de estos trabajos.
diferencfas enue hombres y nrnjcrcs y enu~ mujeres en gcner.l!, crnmd.,s en lo érnko, lo rJcial y
la nacionalidad-. V~ase, por ejemplo, Pá11icin Pmu, (\995).
J! Har un, enorme liteiatur, c¡ue ~ pminen1e JC:.Í dircm e iodiri::c1:1men1e. F.1 imposible •c¡ul
ha~r justicia a la \-;iriedad de enfuqtlC$ y pcrsp«tiv.1.1. Vé.lsc, por ejemplo,Judith Gulditein y Robétl
O. Keoh,.n<: (comps.), 1993 (sobre el implcto del régimen de dercchoi liumaom sobr~ la soher.in/a);
S11scn, mpr.1 nora 2 (sobic cuestiones general<'! sobr~ el Estado y los proc~oi inrern.1cionale1 y
rr.u,sírontetizos);Je5,v:úd W. Salarnu,. 1991 lsobrc:1enm rcg11l~1orim y Jcy;.!e1 mis C$p~ificos y repre-
semando pmpcctivas m Ll'f divm.,s); Kemmh \'?. Abbon, 1992: G-,r.1ld 1\k.'<n, 19,0; \'ves [)"'1.,lay y
Bryanr Garrh. 1995: Myr~ S. McDoug:,l y Mich.1d Reisman, 198J; Jod R. l';iul, 1995: J~mcs N.
Ro,emu, l992;John Gmld Ruggie. l9'JJ; K.itliryn Sikkink. 1993; D.wid M. Trub~k u al, 1993;
Friedrich Kr:itochwill, 1986. Discmo muchos de enos 1cm1< en mi Iibrn de 1996, mpr.: nota. 3•
.n V6se, en general, Loui, Henkin, 1990; Soy,al, Sllf"' 110c~ 1O; D1. Erir;i-lrrnc Dacs, 1995;
D3vid Kennroy. 19n. (Acta, ,!e la 21 • Confcnmci, Anual Jd C.rnadia11 Council un 1mcrna1iu11.t1
u.w, Ottawa): K,ir~n Knop. 1992.
MUJERES flAJO FUEGO
nacional ~ transportar el debuc ícininisia .1obre la naturalc1.1 del ulfy las rebcionci con otro,
hadad nivel dd Estado.Además, pu<dc f:lcilmentc tralJ! al Estado co1110 '""' emi&,d unific.,d~.
4~ V,!.,1e, en general, ElshtJÍn, s1;pm notl 12.
}O V6uc, en general, Knop. supra notJ 4S.
SI Vbsc, en grncr,,J, Eliluaín, 111pm noca 12 {notando que el génno no c5 pmc de muchos
rratamicmos crhkos rccient~.1 de la soberanía).
S2 Véase, en general, Saisen, mpranota 3.
S3 V<'.,sc, por ejemplo, Franck, supra nota 41,
MUJF.Jff~<; !\AJO FUEGO
lcs.56 Argumento que dos c:scen:irios institucionales han emergido como nue-
vos sirios par:i la normatividad paralelamente al orden normativo más tradi•
cional rcpresc.ntado por el Estado-naci6n: d mercado global de capit:iks y el
~4 Vé,1Se, p<lt ejemplo, Gmdatd /td/rS, mpm nota .f2 (pmcntlndo los otudios fcminhtas
concernientes a la i~u al dad de las mujeres en la par1icípación de fa formulación y J1 im¡,lementl·
ci6n de b ley internacional). E.1c enfoque 10J:wia pe! mite crnb:1j¡r a mvf¡ Jd Esr:iJo, si bien
puede incorpor~r la noción, des~rrollada en d conrexco nJdanal, Je que fa igu.,Jd:id ,ignifica
h-1ceue cargo de lls necesidades especifica, de l:u mujeres. Vélse, gencr:i.lmcnre, /.·iinow, mpra
nora 13.
1) Según dh.,,rs:u rnudima1 feminim,, no hay en la acrualiJ,J una reorÍl fcminisra del
Grado. V i~se, por ejemplo, Knop, 111pra not~ 45: Deme G. Reaume, 1992 (rc1·iur1Jo Ca1herin"
A. ,\hcKinnon, J,S?}. En su nftica, R¿~11mc encucnrrn que d texto de Mac!(jn,i~n no contiene
mn rcatb a ¡,esar <le su ríu1lo. V~as~. en gencr;J, /dem.
lG Véase, en ¡:eneral, supr.: nota 3.
!iACIA UN ANAI.ISIS Ff_.\ilNISTA DE !.A ECO,'IOM!A C.LOMI. 12?
Los derechos hum:rnos internacionales, c:n tanto est:in enunciados en los do-
cumentos fundacionales de los Estados-nación, son hoy una fuerza que pue-
de socavar la exclusiva autoridad del Estado sobre sus ciudadanos y, por dio,
contribuir a transformar el sistema interestatal )' d orden leg::il internacional.
La percenencia a los Estados-nación deja de ser el único piso para la realiza-
ci6n de los derechos. Todos los residentes, ya sean ciudadanos o no, pueden
reclamar sus derechos humanos,5 8 Lo~ derechos humanos comienzan a cho-
car con el principio de la ciudadanía basada en la nación y las fronterns de la
naci6n.
A comienzos del siglo XX, habfa varios instrumentos legales que promociomban
los derechos humanos e hicieron del individuo un objeto de b ley iuternacional.
Peru no fue hast;i despLJés de la SegLJnda Guerra Mundial que vimos la elabora-
S7 El complk~do ~iro, que: e.~amino e1t mi libro de 1996, el que canto d merado globll de
c.,píralc1 comn d régimen de derechos hum,m os ntce,ir.tn dd En~do para la obief\,nda, rcipec-
rivamenrc, de los derechos glob,lcs del c:ipital-g:;r:mt/as iobre 101 conmto1 )' la propiedad-y los
dnechos humanos de rodas lls pcrsorm independientemente de rn nacion,tlidad y su 1iruad,ln
lc¡;;i.l. \16.sc, en gcncr:11. mpra notJ. 3.
}& David Jacobion, 1996: v6sc: ra.rnbién \V/. Miclud llciunan (1990), "Sovmignty and
!-Juman Rig!.1s in Concemporary hucrnaiional Liw", en Am. J. l,zt'l L. 84,
130 MUJ ERl'.S llt\JO FUEGO
)~ La:s convenciones y conl'enios que ¡;ar~ntii.an hoy los derechos hum:,.nos derivan de la
Declaración Universal de Dei echos Hurnlnos adop1adJ. por b.s Naciones Uníd11 en 1948, Vlis e,
Univma/ Drrl11rarion ofH11m1111 Riglm, G.A.Re.. 217 (111), N.U. Doc A81 O(1943). Ll Dc,chra-
ción Universal no es un mudo in tern acion:il, y, por 1,uno, no tiene d car:kter vincuhn te lcg.,J de
los rt.uJ.dos. Pero mucho, Yrn b Declar.1ci6n como teniendo d esrl<lo de ley coniue1udin.ria
internacional -una prácrica internacional y gcncr.il que c1 ,ccprada )' observada como ley- por-
que con frccurncí, se h~cc rcrcrenda a clfa.
60 Vt:uc lnr,rna1;0,iqf (ql)tn,mt on civil and politica{ rixfm, G.A. Ref. 2200 (x.xt), 21 N.U. Gaor
Supp. (num. 16) en 49, U.N. Doc.A/6316 {pum;u:-n vigrnci, d 23 de mlnodc 1976); lnmnarional
covrn~nr on economic, socfal anJ cuhural righrs, 3 de enero de 1976, 993 U.N.T.S• .3. Tomó diez
~ñm de5de la wificación de los procedimícnms en l %6 p,ira que rrci nta y seis c.rados r.uific.uan
101 runvenios, el número rcr¡uerido ["r:l hacerlos lcg;i.lmente vinculantes.
61 V61c, en general, Henkin, mpra nora 39: farooq Has~1n, 1933: jJcobmn, 1upm m1ta 58.
62 B.ub.ar:i Surk, 1993. El Acuerdo Económico demanda un compromiso pruiri"o por parte
de los gobim1os para a.segu m los cn~ndarc1 básicos de la existc:nci~ m~,erial de sus ciud.,da nos.
El Acuerdo Civil, por otro J,do, 1iende;1 reproducir jc:rarquras misculinas cxi,tcnres y a consagrar
"derechos Íaniiliam n•g~til'<;l;°, como h libemd d., rdigi611 y de expresión. Esrados U11ido5 ha
ratilir.,dn el Acuerdo Civil (•n ~hril de J992} pero no el Ac\lerdo Económico.
HACIA UN ANÁLISIS FE'.MINISTA DF. I.A ECONOMIA Gl.OMI. 131
dos. Una posibilid:id es que b ley intcrn:i.cional hoy, básicamente, hace: a los indi•
viduos >' a los grupos no estatales subsidiarios de las leyes entre E.\tados. Hay un
creciente cu~rpo de casos indicando que individuos y grupos no esratiles esdn
realizando demandas al E.stado, panicubrmcnte en Europa Occidental, donde el
régimen de derechos humanos está muy desarrollado.G3
T.1nto en Europa Occidenc:tl como en los Escados Unidos es interesante nmar
que los inmigra.mes y refugiados han sido demandantes cbvc, y, en ese sr:ntido,
mecanismos de exp:rnsión del régimen de derechos humanos. Varios caws en las
corres muestran cómo la inmigración indocumentada ere;. vacíos legales qllc son
cada vez m:ís llenados invoc:indo convenios de derechos humanos. 61 En muchos
de ~stos casas µodemos ver los actores individuales o no estatales presentando las
demandas bas:i.das en c6digos de derechos humanos internacionales gue exp:rn·
den la le)' internacional. El Estado, en este ca.so la justicia, "media entre estos
agentes y d orden legal internadonal".65 Las cortes han emergido como institu-
ciones centrales para una serie completa de cambios.66
El hecho de que actores individuales y no estatales pue<lan realizar deman·
das en Estados bajo el imperio de la ley, basados en códigos <le derechos huma•
nos internacionales, demuestra un desarrollo que va más allá ele la expansión de
los derechos humanos dentro del marco de los Estados-nación, Puede redefinir
nociones de nacionalidad y pertenencia. Bajo regímenes de derechos humanos,
los Estados deben crecientcmeme responsabilizarse de prrsonas qua peno11as,
más que qua ciudadanos, El individuo es ahora un objeto de ley y un sitio para
los derechos más allá de si es un ciudadano o un extranjero, un hombre o una
mujer, donde haya regímenes legales que asumen la perspectiva del género, 67
La hasta ahora pequeña pern creciente habilidad de organizaciones no gu-
bernamentales e individuos para realizar dcm:mdas sobr~ la base de insm1·
memos internacionales de derechos humanos tiene implicaciones más allá de
las íron te ras de los Estados individuales. Aíec~:i la configuración del orden
incern::ic:ional y fortalece el escenario civil internacional. El concepto de na•
cionalidad e~r:í siendo parcialmente desplazado de un principio que refuen.a
la soberanía del Estado y b autodetc:rmin.tción (a cravó Je! poder/derecho
del Esrado para definir .1 su5 ciudadanos), hacia un concepto que en fo tiza que
el Estado es responsable por codos sus residentes sobre la b:isc de la ley inter•
nacional de derechos humanos.6 8 El individuo emerge como un objeto de la
ley}' lns instituciones internacionales. La ley internacional todav/a protege la
soberanía est:ital )' tiene en d Esrndo su sujeto principal; pero el Estado ya no
es el único sujeto.
Las formas particulares de innovación legal que han sido producidas, y dentro
Je las cuales está encasillada y enm:ircada gran parce de la globalización, han
tenido impactos diferc:ntcs sobre la soberanfa del Estado. Gran parte de estas
innovaciones legalc~ yescas cambios son a menudo resumidos bajo la noción de
"desregulaci,Sn", y son, en parte, tomadas como rugo dado -si bien no por estu-
diosos de la I~y-.69 En muchas de las ciencias sociales, desrcgulación es otro
nombrt: para la declinante importancia del Estado. Hay un proceso más especí-
fico contenido en t:stos cambios legales, que junto a la retonfiguroción del terri•
torio puede: indicar una transformación más fundamental.70
GM F'.sto es clarameme 1ml tendencia irreversible, coino lo índic~n 101 evmtos acruales en
Yugrulavb, pero crea una nueva serie de condiciane1 de las q uc se tiene que hacer cargo nuestro
orden legal intcrn3cionJ.l. Lw 1cma1 cscfo lo rnficicntementc avanzados como para que incluso
un, fuerce resistmci, n:1cion,li1ca o ¿mic, teng~ que confrontar la existencia de un r¿gimen
internadonal de derechos humwos.
G9 Véase, ¡,,,r cjeniplo, S.1.bwie, mprii noca 38; Abbocr, s11pra nou 38: Akscn, wpra nura 38:
Dezafay y Garth, Jt<pra nota 38: Pa11I, mpr,t nota 38; Trnchcman, mpm nota ;38.
70 En el primer c.ipírnlo de mi libro de 1~96. examino si d impacro dela glob.iliución
económic.1 en d mritorio nacional y la 5obetanfa dd Estado es incluso oua fo1m~ de extraterri·
tori:tlidad, 5Ólo que mayor. Mi discusión sobre el tmitorio en la economía global planrca que
mucho de aquello que: Hamamos global, indurendo alst1nas de las funciones m.ís cstratégkas
neces:i.ria. para b globaliz.1ción, m5 imbricado en los territorios nacional1es. ¿F.s ém un~ forrn~
de <extracerritorialidad '! uc deja la sobcr.1 nía del Emdo b;lsiomtntc ina.ltcrada1 ¡O es un d~sarro-
Jlo de diferente orden, en d quda sobcranfa dd futado cni comprometida, y<londc b tcrrirorii•
lidaJ. c,¡¡11a diuínta del territorio, es p31ci:1lmt'nte rramforma<la1 Conch1yo que b moreria.liu•
ci6n de los proceso! globales m los territorios nacion:i.les no representa una 1-ner:1 expansión de
conccp tos mis vi~j().$ de .,.,trntcrri1ori:11i(i>Ü :11 <t't reno de 1:i. cconomh, sino mis bien un proceso
de incipiente dcsnacion~liZ.3ci6o, p~ro Je un tipo imritucicnalment<e m11y toS¡u,rializado, mis que
gcogr~fico. Vé~se, en general. S:uscn, mpra not:i 3.
HACIA UN ANÁLISIS H:MINl~TA DE l.t\ F.CONO~IAGLOIIAL 13.\
alramente dc.urrollados jueg~n un rol geopolrcico csrra(-í;ioo. L., hegemonl, Je los conceptos nro·
liberales de las rdadoncs económicas, con su fuem énfasis en lm mercados, ta desrcgulJ.ción y d
libre comerdo intcrnadonal, ha intl,1enci::,do fa po/ltic:;,. durante la déc.,dl de 1980 en lo, Emdos
Unidos y GrJ.n Brelaí1a, y ahor:1 cida va. mis en Europa ,ominenul. Vél!.c, en gcneril, Coombc,
s11pr,1 noca 14. Esto ha contribuido a la form;ción de rcg1mencs legales trmsn,cionilcs que esdn
crn1rado1 en conceptos .:con6micos occidcnulcs. VéJJc Mínclman, mpra noca 2.
n Véase, en ¡;cncr;1), Rmenau, mpra nora 38.
76 Véaic, en general, Bob Jes1op, 1990; S:isscn, mpr,1 nora 3. Para lln~ pcupecdva histórica
mis ampli, acerca del rol del Emdo y el fuerce c.1mbio, veáie. o,n general, Anrhnny Giddcn¡,
l 987; Charles 1ilty, 1975. Aun si el Estado no ci tan autónomo conio sugiere J., relóric.1 de b
soberanía, su :>eepcación de !01 actores n<) é.!talale5 como sujeto• de la ley intcrn,cion~l continú~
siendo fundocional. Pero los Estados, c.1da ,·cz m:\s, pueden ya no ser hs ünicru cnlid,de, cuya
Jccptación es esencial. Vfase, en general, McDoug,u y Rcisman, mpm nota 38.
77 Hay un c1eden te cot1scnio entre los Estados para impulsar los objetivo, de la globalízación
ct:on6mit.l, ham d pumo en que :tlgunos ven en e.sto un~ constitución de este nuevo rol de lo,
Esudos. Véa1c, en general, Miuelrnan, mpra nou 2.
7S E.ta combinación de elementos cst~ ílum;,d;i por ilgunos de lo, aspecto,; Je la crisis mexi•
ci,u de diciembre de IS!J.1, definida de modo m.ls bien general en los dr,ulos políticos y de
nc¡;ocic>.1 in1cmacionalc;, a¡í como en la prema, como d re.mlcado de. una pérdiJ.1 de confünz.J
por parte de los mm:ados fininciero.s globales en la economía mexicana y en cl lidcr~z¡;o ¡;ubcr·
n.menial de esta economía. Una rcspucm "fin:mdcr.~ ~ la cri;i¡ no Íllc m;11 que una de ils
muchas opcione, pOlcndales. Por ejemplo, podrfa haber h:1biJo, de manera rccomcndabl~, un
énfasis en l., ¡,romoci6n dd crecimirnro m•nufacturc¡o y la pro1ccci6n de los propictJrios de
pcq11cfio~ negucios y pequeños hogares de lu quiebras l,~ncaria, que :d,ora cnfrcnr.,n.
HACIA UN ANAI.ISIS l'F.MINISTA íll, I.A F.CONOMlA GI.O!lAI. 135
n Ruggic, 1993: 143 (sc(1:tla q Lic d tema no d que r,les nue,·o, innirucionc, y acto re,
ccou6micos m,yorcs sustiruidn a 101 Estados n,cionales, sino mls him la posiblidad de que
ocurun cambios m;.yorcs en los sincmas: -mercados ¡;lobalcs y <:suucturas corpotJtiv.u
tranmadonoliiodas (... ] no están en el negocio de sustituir &iado,, si bien pueden tener el
potencial de producir un cambio fundamental tn d iimrna de lo.s &udus.
SO t.sre C5 otro tema que no puedo desarrollar aqur, pero véase Smen, J 996c1: 6-12. 'licm:
que ver con d hecho de q11c los rcp tesen tádoncs que Gltocwiz•n .,( F..m<lo·n•ci 611 como simple-
mente pcrdkndo impomncia fallan en captar c.1ra dimcnsi6n mur imporllnte, y reducen lo que
mJ pJsando .111na funci6n de 11113 dualidad nocional-global-lo que una pierde,)., otra lo gana.
Vw la dwegulación na simplcmenrc: corno una pérdida del control por parte dd Esrado, sino
co,no un m,x-.1nismo cruci~I p:ira negociar fa yuxtaposición del consenso imcrcstatal para alcan-
'l:lr I• global ización )' d hecho de que los sisrcm~s kg~lc, nacion alcs cont i111ían iicndo b
ejemplificación mayor, o cruci¡l, a mvé, Je l., cual se gar,nciza la obscnsmda de los derechos
concractuJlcs y de propicdld.
81 J>cro véa,c, en general. Alfrcd C. Aman, ]1 .. 1995.
82 Vb.,e, en ¡;cncral, Richard Falk, 1989. Véase t:in1bién E!ihtain, supra nora 12.
BG .\IUJHR!;.S BAJO FUEC:O
Conclusión
No tiene mucho sentido escribir una conclusión, puesto que el esfuer7.o aquí
no fue alcanzar un cierre, sino lograr una apertura del c:i.mpo analítico dentro
del cual entender la cuestión del génc:ro en la economía global actual. He:
seleccionado para su examen dos caracter!sticas chve de la. organización del
poder econ6mico y político: la territorialidad exclusiva y la soberanfa. Las he
opernc:ionalizado en términos de dos ejemplificaciones estratégicas que ab·
sorben el impacto de la globaliz:a.ción. Éstas son la ciudad global, como
emblemática de la incipiente desarticulación de: la territorialidad exclusiva
Jel Estado•nación, y la ley internacional {incluyendo la ley consuetudinaria r
ciertos códigos internacionales de derechos humanos), como cm blemática de
81 Por ejemplo, 101 individ11us )' gmpo• pueden convcriir~c en sujeto, limitados de lo ley
imerMcional: los foro! no emule, fuera del marco de lH N.1ciond Unid:1~ pueden ser u.1:i.dos
parJ re¡ncienw sm intereses. Véase, en general, Douglcu M. Johnston, l 9SS; Chinkin, 111pr.t
nota 47.
81 Via1c, en general, habcllc R. Gunníng. 1991: Elshtain, mpra nora 12.
BS Véase, en gmt>r.al, Knop, 111pr4 noca '1S (serh!Jndo que si l:u org:111iz.1ciones no gubern:uncn-
1J.!<es h~n de .er d c.11lll p;u-a que la.s posici,ine.s de fas mujeres s~n atendid:is focra Jcl E.codo,
cmoncrs e.s in1po1r:mte desarrollar una bue le¡;.u independiente del comen timimro dd Estado par;
la patricip:u::i611 Je las urg~ni,sicioncs 11u gubcrnJmcntalcs en b formulación Je h ley íntem1cio•
nal}: l-lilary Clu.rleswouh rt a!., 1~91; Chinkin, supra nofa 47 (centr,dn en el crorgamiento de
poder a las 01'G e.le mujeres, gcner.ilmmte),
HACIA l)N ANi\l.lSIS FF.MINIS!i', DF. !~\ ECONOM{A GI.Ol\i\1. U7
~••1:
t Este c~¡,ítulo w,i basado en la obra Je: h autora de 1988, Ni e! ¡,roy<:<:rn nds l;irgo ni
capimlo si: hubicrJn podido reali-ur sin la dest2c,da asiH~nda en b in1•csri¡;ación de $0011
Kyoung Cho.
139
140 MUJERES llAJ(J i:u1:co
parte por el rol menor de las mujeres en la .:J.griculrnr.i. en América Latina c:n
comparación con África}' Asia (Boscrup, 1970), Hay desacuerdo en este aspccro.
Varios estudios recientes rngic:ren que !a contribución de las mujeres ;i la ;igricul-
tura en América Litina ha estado subestimada a causa de las deficiencias en la
recolección de datos (Recchini de Lattes y \Vaincrman, 1979). Li. ausencia de
oportunidades de empleo pago en áreas rurales es prob:.iblemente d foctor clave
que induce :1 una mayor migración femenina desde wnas rurales a urbanas
(Orlansky y Dubrovsky, 1978).
El desarrollo en gran escala de la manufacmra para la exportación en cierrns
regiones introduce una nueva variable en el estudio, L:i. e1,idenci:1 disponible
documenta ÍUt:rtemente la presencia abrumadora de mujeres entre los ttabaja-
dores de [a producción en las manufacturas para b c:xportación (Lim, 1980:
Safa, 1981; Gross, 1979; Fern:índez.-Kelly, 1983; Mulcinationa1 Monitor, 1982;
ONUDl;· 1980, Pacific- Resource Genter;-1979;-Salaff, 1981 ¡ Wong, 1980; Cho,
1984: Arrigo, 1980), Además, hay una gran incidencia de empleos manufactu·
reros entre las mujeres en los países o las regiones dentro de palses c:n que la
manufactura para la exportación es el sector clave de la economía. En estos
casos podemos ver una incidencia crecic:ntt: de empleos manufactureros y, fre-
cuentemente, una porción declinante de empleos de servicios entre las mujeres,
una tendencia que diverge de lo que ha sido típico en los países altamente
industrializados y de lo que ha sido el caso en los países del Tercer Mundo a lo
largo de las últimas dos décadas. Por ejemplo, en Taiwán, sólo el 13 ,2% de bs
mujeres tcnfa empleos manufactureros (incluyendo d cransporce) en 1965; en
1977, esta parte aumentó al 34%.
Vale la pena sefialar, por ejemplo, que en un Estado más bien desarrollado
como Singapur, la mayor concentrad6n de mujeres trablj:i.doras a. fin:tlc:s de la
década de 1950 estaba en los .servidos. En 197S, estaba en la producción y en
los empleos relacionados. Si bien en números absolutos d sector de servicios se
ha incremenrndo, su porcentaje sobre todos los empleos declinó del 34 ,7% en
1957 al 14,9% en 1978, una función de la quinruplicación de los empleos
productivos, que representaban casi el 3 6% de todos los empleos en 197 8 (Wong,
1980, .9). Esto es claramente: el resultado de la expansión de la producci6n p:m1.
la exportación. La conjunción dd peso de este tipo de producción y de los
patrones de empleo disdmivo5 que promueve l1an generado un patrón adicio•
nal que contrasta con lo que es típico en los países altamente: desarrollados: 110
hay una bimodalidad en h composición por edad de: las mujeres trabajadoras.
Las r;1sas de participación de la fuerza labor:11 de l:i.s mujc:res de 20 a 24 años son
muy elevadas, aunque no hay (hasta ahora) un resurgimienw en la particip.i·
ción entre las mujeres m:1yorcs de 40 :tfios (\Vong, 1980, 8).
142 MUJERES llAJO f'UEC:O
argumento. El servicio domé.~tico puede ser visco corno provedor de una sub·
sisrencia y de las 1m:dios para la integración a una situación urbana. El movi-
miento de salid:t del empico en d servicio doméstico y b. m:ignitud de este
movimienm dependerá de bs características de la ofen:i de empleos (Marshall,
1976). Parecería que, en d caso de las manufacturas par:1 la exportación, el esta•
dio de: la situ:ición-de-rcscn'.1. resulta innecesario a causa del acelerado crecimien-
to en la demand~ de mano de obra. Al mismo tiempo, neccsirnmos estudios
empíricos guc ex:uninen qué opciones de empleo escán disponibles para las mu·
jcres que son despedidas o que renuncian a sus trabajos en la manufactura. El
servicio <loméscico -al menos en algunas locaciones- ¿resulta una de las pocas
alternarivas y funciona, entonces, como un mec:1.nismo privatizado para la repro·
ducdón social y d mantenimiento de la reserva de mano de obra:
La categoría de migran tes fcrnenina.s consta, pues, de: muchos componente.s
concretos que·van· desde·condicio nes· des icuaci6n-de-rescrva· hamr b-com pleta ·
parricipaci6n en el empleo asalarhdo. La dave es el vínculo sistémico en ere la
formación de varios componences dt! esca carcgorí:t en particulares configura•
dones histórico geográficas y procesos más :unplios de cambio social, tales como
d desarrollo de la agricultura comercial o la nueva industrialización ori~ncada a
la exportación. Las migraciones no ocurren así nomás: son un resultado o una
tendencia sistémica en una. dinámica más general de cambios. La transforma·
ción interna de la cacegoda escá, de: un modo similar, vinwlada con procesos
má.s amplios de cambio social. (Algunos aspectos de este cambio están desarro-
llados en los capítulos precedentes,)
Las migraciones de mujeres jóvenes hacia nuevas zonas industriales están
vinculadas con transformaciones económicas básicas en la economía mundial
que asumen formas concretas en ubicaciones particulares. Algunos aspectos de
esta atticulaci6n son bastante evidentes, como b masiva reubicnci6n de seg-
mentos de la producción intensivos en mano de: obra hacia sitios del Tercer
Mundo, lo que ha generado una gran demanda de trabajadores. Otros no lo
son tanto y requieren una posterior elabor:1ción empírica y conceptual. Uno de
estos aspectos es la cuestión de un posible vínculo sistémico entre este creci•
miento acelerado de las manufacturas para la exportación y la nueva inmigra-
ción a los Estados Unidos, gran parte de ésta conformada por mujeres prove·
nientes de países que han sido los sitios centrales de b manufactura orientada a
la exportación. Esta dase de esfuerzo an~lítico desarrollará, además, la categorfa
de migrante femenino y la incorporar:i a un espacio teórico que in renta captar
las camcterlsticas centrales de la actual fose del desarrollo capitalist:1 mundial.
L1 coexistencia de ur1 gran crecimiento del empico y una gran emigración
en los princip:ilc:s países de origen de la nueva inmigración hacia los Escados
NOTA~ j:()llRE lA INCOR!'OMC!ÓN DF.MUJERE:i Dl'l.TF.RCER MUNllO... 145
sión extranjera directa (Tinker y Branrn:n, 1976; ONUDT, 1980; ILO, 1960; OEC:l"l,
1980, 1981; NAClA, 1977; véase también Pineda-Ofrc:nco, 1982). Un rasgo
distintivo sobre el crecimiento industrial en los nuevos países más importantes
en el envio de inmigrantes es d peso de la producción para la exportación,
Mientras que ésta es una tendencia particularmente fuerce en los pafses de Asia
y dd Caribe, también cst:i presente en México y Colombia, dos países nin r:cono-
mfas industriales rdativamrnte desmalladas)' grandes mercados internos.
Segundo, es necesario examinar los efectos en el empleo de estos patrones de
crecimicmo. La agricultura de e:xponación requiere una gran oferta de trabaja-
dores de bajo sal:uio en períodos cruciales de los ciclos de producción. Las
plantas orientadas a la cxporrnci6n est,in a mc:nudo concentradas por razones
qm: cic11cn que ver con los servicios y los cransportes, un hecho que puede
render a acentuar el impacto ele la demanda de mano de obra. Finalmente, las
grandes Jglomernciones de empresas productoras para la exportación generan
un r:mgo de trabajos adicionales, desde el c:mpaque para los envíos ;il exterior
hasta la co11strucción y la operación de aeropuertos}' pttertos.
Tercero, es necesario examinar cómo estas necesidades laborales se concretan.
Tanto la agricultura de e:xporro.ción como la manufactura de exporc,,ción han
movilizado grandes cantidades de pmonas hacia d trabajo .i.salariado. El desarro-
llo en gran esca.la de la agricultum comercial en América btina y el Caribe contri•
buye a la creación de una demanda rural de rn~no de obra asalariada a través dd
dcspl:u:amicnto de agricultores de subsistencia y pequeños productores. Esre des-
plazamiento también fue central en la promoción del desempleo rural y la migra-
ción a bs ciudades. Por ocr:1 parte, porque es alt:uncnrc: intensiva en mano de
obra, la manufactura para b. exportación podrfa habc:r resudco, posiblemente, los
problem:i.s de desempleo, en particubr entre los hombres jóvenes. En cambio, la
evidc:ncia muestra abrumadoramcnte que nuevos sc::gmemos de la poblaci6n se
han incorporado a la fuerza laboral: sobre todo mujeres jóvenes, que bajo candi•
cioncs de una industrialiw.ción más gradual no 5e habr!an incorporado a b fuerza
laboral de un modo tan masivo y súbito {Lim, 1980; Safa, 1981; Gross, 1979,
Fcrnández Kclly, 1983; ONUOl, 1980).
Cuarto, es necesario examinar el impacto de la migración, si es que lo hay,
asociado con l:i. creación de empleos y d reclutamiento de mano de obra, (véase
ONUDI, 1979). Precisamente por Jo significativo del efecto de creación de em-
pleos de la manufactura para la exportación y su concentración en pocas árc3s,
la exrensión y el impacto de la movilización de j6vc:ncs mujeres a la fuerza
laboral ha sido considerable:. Este efecto ba sido :nín más ac<.:ntu8do por las alcas
tasas de rntaci6n r~suhantcs de las prácticas Je empleo en las plantas y la fatiga
mcnt:t! )' física asociada a estos trabajo,. Una hipóresi5 guc surge de c:stos patro-
Nüli\S SOBllE LA 1NCOl\l'0/lAC.:ll'.lN DE MlJJERI~ DELTHHCEll ,\1UNDO... 147
ncs es que, en bs áreas en bs que h::i habido un gr:rn Jcs:mollo de nuevas zonas
indusrri:.l.les, lo. importante movilización de mujeres hacia la Ítierza bboral ha
contril,uido ;1. b ruptura de las estruccur::u de rrnbajo no as;1.briado en l:i.s comu-
nidades de origen: los hombres jól'cnes son dejados sin parejas ni cónyuges, )os
hogares son dejados sin un factor laboral clave (pero vbsc también Salaff sobre
d caso de Hong Kong, 1981).
Uno podrfa además plantear que la ruptura de bs emucturas <le trabajo no
asalariado resultante <le: una incidencia exm:madamente elev:ub de b emigra•
ción Je mujeres jóvenes ha increme11t:1do b comunidad Je dcsocup:ulos. Esto
podría babcr estimulado b partida de hombres y mujeres que no habfan pla-
neado hacerlo. Al mismo tiempo, las elevadas tasas de rotación en bs nuevas
zonas indu5triales y la pronunciada preferencia de mujeres jóvenes por parte de
los empleadores han co1itribl1ido a un :iumcnm en la rotación y ::i un creciente
desempleo entre l:u mujeres. La incipiente occidentalización de los trabajado-
res de estas zonas y la ruptura de bs estructuras de trabajo tradicionales se com-
binan para minimizar las posibilidades de regresar a las comunidades de origen.
En resumen, estos desarrollos pueden ser viscos como inductores de l:i forma-
ción de un poo{ de trabajadores migra.mes. Necesitamos investigar cada uno de
es tos aspectos,
Quinto, es necesario examinar si est:'l.~ condiciones podrían promover d .~urgi•
mirnro de! b emigr:ición como un:¡ opción verdr1deramcnre dese-::ida por los indi-
viduos, particularinenrc:, los que: migran a los Estados Unidos. En este punto
resulta significativo d hecho de una fuerte pre~enda extranjera. No es tan sólo la.
concentración de la inversión extranjera t:n unas pocas :ín:as. Es también el hecho
de que domina las nuevas 7.onas industriales objetiva y culturalmente, creando así
v(nculos con los p~Íses origin:uios del capital. Es de interés aquí la evidencia que
muestra que los migrantes recientes tienen una aira propensión a desplazarse nue·
v,unente (Morrison, 1967; Lind, 1969; vé:i.se también Grasmuck, 1982), lo que
sugerirí:i que los migrancc:s hacia las nllC\':l.S zonas industriales tenderán a estar
subj~tiv:imentc disponibles para otro dc:spl:rw.miento. Es 1;1mbién de interés b
evidencia. que scñaln el peso de los inccnth·os económicos en b migr.ición (Brigg,
1973, rc:visa la literatura sobre c~tc tema; Standing, 1975; F-larris yTodazo, 1970;
Cohcn y Sassen-Koob, 1982). La imagen familiar de los Estados Unidos como
una tierra de oportunidades puede operar como un ruerre focror de arrncci6n,·
posiblemenre refon:ado por el aura de crecimiento dinámico en las nw:vns zonas
industrial~s. po~ladas con empresas estadounidenses que producen para la expor-
tación ~! mercado estadounidense.
Finalmente, la foenc presencia de empresas ext1anjer:1s focilitci el acceso a la.
información}' el sentido de familiaridad con el de5tino porenci:1!, ambos aspee·
148 MUJERES llAJO FUEGO
tos que resultaron impormnt<:s en los estudios ~obre la migración (World Bank
Sraff, 1975, 22-23). Sin duda, la distancia resulta disu:1.siva en muchos estudios
sobre migración. Los conrratos y la información ~obre la locación de destino
pueden superar esto en parte. Así, la migraci6n desde los países del Sur asiático
y la Cuenca dd C:tribe hacia los Estados Unidos a lo largo de las dos últimas
décadas puede ser vista como d caso en que el poderoso efecto disuasivo de la
distancia es superado por los dil'ctsos factores discmidos aquí, desde la fantas/a
sobre b tierrn prometida hasta los ,·ínculos objetivos representados por d em-
pleo en empresas estadounidenses ubicadas en d Tcrrcr Mundo. En este con-
texto, la liberalizacitín de la polícic:i inmigratoria estadounidense despues de
1965 puede ser vista como el otro lado de los procesos que han construido los
vínculos estructurales y subje¡ivos con muchos palses del Tercer Mundo. En
resumen, esroy afirmando que los rasgos distintivos de la manufactura para la
exportación--básicame n re su ·concen tradón· locacional; Ja·intensidad-de· fa-mano"
de obra y el uso de jóvenes, que en su mayoría ingresan por primera vez. al
trabajo as:tlariado- fo convierten en uno de estos procesos para la vinculación
emuctur:tl y subjetiva (Sassen, 1988: 1984a, b).
res en 1970, este porccmaje se incrcmem6 al 52% par:i. las mujeres y sólo al
35,7% p1ra los hombres en 1980. Los hombres y lls mujeres perdieron pureen-
rajes casi iguales en los dos estratos de ingreso medio. Y codas la~ ganancias en
los dos estratos de ingresos superiom fueron obtenidas por hombres, mientras
qt1e las mujeres, en cíccto, perdieron alguna representación (véase Tabla 1).
Now:
'Trabajadores civiles de 14 ,iia~ y mis por d toi,J de ingmos de dinero.
•' [.a¡ clases de ingresos están basadas en h. solicitud de i ngre.ms p10mcdio en J975 por cada
ocupación prin cip,1 dentro ¿., cada grupo indumial. Una rnpo,ición bisica es que cl ingreso
relativo de lm niveles de 1975 paro cada 5ubgru¡,o ocup~cion il .¡ ndumia\ es cons1an1c ----éll este
caso, desde 1970 a 1980-, He seguido d mltodo usJdo por Stanback y Noydlc (1982) y su
comparación con los ingresos desde 1960 y 1975 pJra l:u celdas indumi.,Jcs•ocupacionalcs. L1
dimibución rotal Je ingresos ob1t11iJa es entonces dividid~ en ieries orden~da~. Los princip~lcs
grLipos industriales son: manuf.1ctura, conmucción, servicios de dimibucián, venta al por me·
nor, servicios de la producción, mvicios al comumit!or, servicios sin fines Je: lucro (salud y
educación), adminimaci6n pl\blica. No esdn incltiid.,s: agricultllra. pcscJ y minc1h. Lo\ princi•
p;.les grupos oc11 pacionalcs son: profesionales, técnicos, ¡;eren tes, emple.dos de oficinas, empl~a-
Jos, vrndcdorc,, :ut..:mm, operarios, 1rabaj3dor~! del ser.-icio, jornaleros.
Todas estas tcndmcias esdn operando en las mayores ciudades, que !1:111 recibido
a la mayoría de los inrnigrantcs. Sin duda, por muchas razones, yo dcbc:rfa esperar
que estas tendencias 5ean aún más intensas mestas ciudades (Sasscn, 1984:i). En
primer lugar, la concentración locacional de los nuevos sectores de mayor creci-
miento en estas ciudades promue,·c una concentración desproporcionada de in-
dustrias con distribuciones de ing1eso altamente polariudas. Los <latos sobre d:i-
NOTAS SOBRI, 1.A INCORl'ORACIÓN lJI\ MUJERES DE!.Tr:ltCrn MUNDO... 1$1
ses de ingresos muestran que casi b micad de rodos los trabajadon:s de servicios
parn b producci6n están en la da.~e próxima a b. inferior de ingresos en compara-
ción con el 17% en b manufactura (Stanb:1.ck y otros, 1981 ). Los servicios para la
producción son el núcleo de ciudades como Nueva York y Los Ángc:h:s. )' uno de
los secwres más dinámicos en b economfa como un todo.
También hay una creación indirecta de empleos de bajo salario asociada con
una distribución de ingresos polarirnda. Tiene lugar en la esfera de la reproduc-
ci6n social, corno lo indica el consumo, La expansión ele la mano de obra dt:
alto ingreso en conjunto con d 5urgimiento de nuevas formas culturales ha
\levado a procesos de gentrifiC:1ción de :ilto ingreso gue descansa, en el último
análisis, en b disponibilid:i.d de un:i vasta oferta de trabajadores de b:1jo salario.
Como he argumenrado rn:is extensamente en otro lugar (S:men, 19816), b
gemrific:1.ción de nito ingreso es inu:nsiv:1 en m.mo de obrn. Esto comr:i.sta con
e! tfpico suburbio de clase media, que representa un proc~so capit:11 intensivo
-construcción de dúplex, calb y autopistas, dependencia Je :rntomóvil p:mi•
cu lar o de transporte público, fuerte confi:rnza en dcccrodomésticos )' todo tipo
de equipos para el hogar, grandes centros de compras con operaciones de auto-
servicio-. Ln gcrmificación de alto ingreso reemplaza mucho de esta intensidad
de capital directa e indirectamente por trabaj:1dorcs. Detrás de las tiendas de
comidas gourmet y de las bo11tiq11eJ de especialidades, que han reemplazado a
los supermercados dt: autoservicio y cienda5 divididas en departamentos, hay
una organización muy diferente del traba.jo. De un modo similar, las residen-
cias de alw ingreso c:n la ciudad dependen en mucho mayor medida de un
equipo de mantenimiento contratado que la vivienda suburbana de clase me-
dia, con su pesada incorpor:1ci6n del trabajo famili:n y de maquinaria, 1esumi-
d:i en !a máquina para cortar d pasto.
Un tipo diferente de organiz.ación <ld trabajo est:í presente tanto en l:i fase
Je la producción como en la de la venta al menudeo. La gentrificación de alto
ingreso genera una dcm:rnda de bienes y servicios que son típicamente no
producidos de forma masiva ni vendidos a través de puestos de venra masi-
vos. La producción a demanda, los pequeños emprcndimicnros, las cspeciali•
dades, los platos de comida sofoticada son generalmente producidos por
métodos de mano de obra intensiva y vi:ndidos a trav,:s de negocios peque-
fios. Subcon tratar parte de esta producción cun operaciones de bajo costo,
sean swentshops o familias, es comt'111.
En segundo lugar, hay una proliferación de pequelias operaciones de servi-
cio de bajo cosrn que se han hecho posibles por b. concentración 111:isiv:1 de
personas en escas ciudades además de una gran entrada diaria de trabajadores
no residentes y tutisms. La proporción entre el ni'1mero de estas operaciones de
152 MUJERILS BAJO FUE.GO
de• que inclu¡·cn dfr:i.s significatiY.lS do, empleos de bajo s,hrio que se ,abe que comm.111 inmi-
gran1es, notab!emenrc, los restaurante,.
b. SIC códi¡;os 61-65.
c. SIC c6digos 73, 81.
d. sic códi¡;os 70, 72, 75-80, 83, 84, 86, 89.
e. Los empleos iden1ificadus como Je bajo ulorio son 1610 un ,cgmcnro de iodos los empleos
de bajo ,~!Jrio. So" los qut: c::11ecen de los rn¡ue1imien1os de ,lemaa <ld lenguaje, no ~on pane
de una bien ddlni,h esc.,la de: ascenso y no son, por Jo ¡;ennll, pme de una ocupacion alramcnu:
sindiCJJiza<la.
MUJERES I\A)O r-U~GO
...,.
"'
156 MUJF.IH'-~ I\AJO FUF.C;O
L'l evidencia por industria mucscr,l, de un modo similar, una alta concentración t:n
cienos sectores. La proporción de mujeres inmigrantes en las industrias
uansfonnativas (indumentaria, textiles y alin1c:ncos, principalmente) oscilab:1. en ere
d 24% y el 34%, lo que representaba cncre el 10% y d 15 % más que: las mujeres
n:tth-as. G segunda concentrlción particular m~s grande fue en los cinco servicios
sociales principales, donde se puede cncomrar entre el 22% y 27% de tod:J.1 las
mujeres inmigrantes en los ci11co principa.b Esudos. Un porcentaje signiticuiva-
mcnte mayor de mujeres natiY:lS está en este grupo, oscilando entre d 32% y el
37%. Las diferencias cnrrc bs mujeres nativas y las inrnigr:.uites w11 menos pronun-
ciadas en orms grupos industriales. Emre el 23% )' el 30<}& de las mujeri:s inmigran-
tes se halla en los servicios de producción y discribuci6n, un pom:nraje apenas
menor que d de las mujeres naci,·as. Estos servicios son un componente clave en las
economías de las grandes ciudades (Sranback }' Noyelk 1982; Sassen, 1984a), que
sugiere l:.t posibilidad de un efecto de intcrJcción entre los factores de l:i demand:i y
la oferta, es decir, una creciente demanda de trabajadoras de bajo salario en estos
sectores que se expanden junto a una oferta creciente de trabajador:.J.S inmigran tes.
Estas tendencias nielen estar confirmadas por estudios locales. Por ejemplo,
usando los datos de Fordham University Survey ofColombi:rns and Dominic.ins
in New York City, Camo (1982) ericontr6 que la incidencia de empleos ma-
nuales entre las mujeres colombianas en la ciud~d de Nueva York era signiftea-
civameme más aira que la incidencia entre las mujucs nativas de los Estados
Unidos y las de Colombia. Cohcn y S.1ssen-Koob ( 1982) tamb¡~n·l:nconttaron
una incidencia muy elevad:i de mujeres en empleos manu;1les; en el estudio, de
todos los hispanos con empleos manuales, casi el 41 % eran mujeres. Esta es una
cantidad elevada comparada con la <le los Estados Unidos como un rodo, don•
de las mujeres son un sexto de todos los trabajadores manuales (U.S. Departmem
of Commcrce, 1983) (véase Tabla 5).
Ln expansión do:: un sector manufacturero degr:t<lado, sean los Jwet1tJhops de
indumentaria de la ciudad de Nueva York o las pla.ntas de producción de alta
cccnologí:i en la región de Los Ángeles, puede ser visra como generada de una
demanda de traLajadoras de bajo salario. bs mujeres inmigrantes han emergido
cbrnmcnte como una oferta de mnno de obra para esta clase de empleos. Es
bien sabido que los ;weauhops<le indumentaria, pides y ca.Indo dependen ÍUet•
cememe de mujeres inmigrantes. El empleo de éstas en las operaciones de pro-
ducción y ensamblado de alta tecnología en CaJiforuia ha sido bien documen·
ta<lo (So[orrnno, 1983).
De un modo similar, la expansión de los empleos de servicios de bajo sala-
rio, particubrmente pronunci.tda en las principales ciudades por las razones ya
discutidas, genera una dem:ind.1 de trabajadori:s de bajo salario. También en
NDli\S SOllRE (.,\ INCORl'ORAC!l~N DE .\1 UJF.1( l:..'> DEI. ·rrncrn MUNt)O 1~ 7
esu: casu bs nrnjercs inmigr~nres pueden ser vistas como un~ oferta de mano de
obra co11venicnte. Aún más, i:n el caso dd dcgr::idado sector manufacturero,
muchos de estos empleos han sido hisróricamcntc rlo culturalmente tipificados
como empleos de: mujeres.
Hay, entonces, una correspondencia entre los tipas de empleos que están cre-
ciendo c:n l:i economía en general, y en las principales ciudades en especial, y fo.
composición de la inmigración -en su mayor parte de países de bajo salacio }'
con una mayorfa de mujeres-. Esta correspondencia no necesariamente trae
aparejado d empleo de mujeres inmigrantes en tales trabajos. De todos modos,
la evidencia disponible sobre mujeres inmigrante:s las muestra dcsproporciona-
damente: concentradas en empleos de operari:1s y de servidumbre y despropor-
cionadamentc localiz.adas en ciertos Es1:1dos, básicamente en Nueva York y
California, y en especial en sus principnles ciudades.
Conclusi6n
lvLis allj dt: las mtiltip!t:s causas que producen desigualdad y po~reza por la fo.Ita
de: empleo, considero que los principales cambios en la organización de la .mi-
vidad económica en los últimos quince años también han emergido como una
fuente-de-inseguridad eco nóm ic;rgene mi ·y,-p articular m en re;-de ·nuevas-formas
de pobreza cencradas en d empleo. Éste es un rema extenso; aquí me limitaré a
tres procesos: l) la creciente desigualdad en las capacidades Je producción de
ganancias de diferentes sectores económicos y en las capacidades de obtención
de ingresos de los el is tintos tipos de rrnh:ijadores; 2) las tendencias a una polari-
zación incorporadas en la organización de las indusrrias de servicio y en la
precarización de la relación de empleo: y 3) la producción de una marginalid:id
urbana, particubrmentc como un remlt:1do de nuevos procesos e,rructurales
de crecimiento económico más que de aquellos que producen marginalidad a
crnvés del abandono, Estas tres dinámicas no son, en todos los casos, mutua-
mente exclusivas. Examinaré cómo operan en las principales ciudades. Una de
bs hipótesis de trabajo de este capitulo es que, en las ciudades glob.tles, los
impactos de la globaliz.ación económica operan en parte a través de estas m:s
dinámicas. 1al análisis se vuelve entonces una heurística para poder explicar fo.s
maneras en que la globaliiación económica puede o no contribuir a la pobreza
urbana en este ripo de ciudades.
Las ciudades, en especial aquellas que conforman los ceneros de negocios
más importantes, son un nexo en donde muchas de las nuevas tendrncias de
organización se unen. Muchas de b.s actividades de servicio se han descentrali-
zado a través de las nuevas tecnologfas de información, y muchos o eros servicios
que dependen de la proximidad a los compradores siguen pmoncs de dimibu-
dón de poblaciones, cmprcsJ.s )' gobiernos. Pero las ciudades son sitios cl:tve
para la producción Je los servicios más av:mzados, prcdorniname.mente los ser·
vicios orientados hada la expom1ción, y para las empresas de servicio que opc-
1 Una ,"<:riión de me caphulo ap.ued,i por primer.i ve1.cn Emo :-.ti11¡;ione (comp.) (19%),
Urba,. p<1t't!'rty anrl th~ u ~dmlau, londm, lllackwdl.
!61
]62 MAi. S!:RVJCIO
ran en densas redes r:mpres;1.rialcs. Las ciudades también son sitios cl:ne p:ir:1 los
distintos merC1dos lnbor:1les c¡uc estas empresas de servicio necesitan. Son los
sitios en donde las tendencias :1 un:1 polariz:1ción que st: encuentran en la orga-
nii.ación de l:1s industrias de servicio se destac:111, y en donde generan impactos
característicos en las configuraciones urbanas económicas y sociales; estos resul-
tados se agudizan en las ciud:ides muy grandes a c:i.usa de las concentraciones
desproporcionadas de provisión de empleos de servicio de bajo salario a la po-
blación diurna de las ciudades y a los turistas, como también a una mas:\ de
residentes con bajos ingresos. Una gran cantidad de esas tendencias asume for-
mas concret:is en el paisaje urbano.
La primera secci611 se centra panicul:mnentc en las tendencias sisté111icas
más importantes de la organización de b economía y en cómo se materializan
en las ciudades. La segunda sccci6n se caneen era en las 1e11dcncias a una polari·
zación en el sector de servicios. Y la tercera sección examina brevemente algu-
nos de los impactos de estas tendencias en d espacio urbano.
A lo largo de la nnyor p.arte de este capitulo, el enfoque empfrko se realiza
sobre los Estados Unidos. Sust::rncialmcntc, est:ts tendencias hacia una desi-
gualdad y una inseguridad más grandes se encuentran en un estado más avanza•
do en los Estados Unidos porque d gobierno nunca ha esrndo can preocupado
en regular las condiciones económicas y sociales, como es típico en los países de
Europa Occidenral. Una imporrance cuestión a ~er investig~da es qué tan lejos
irán los países europeos rn dirección a una desregulaci6n de la economía}' de
ese modo estimular algunas de estas nuevas tendencias.
2 En d :1fin l %7, l<>i servidos de negocios ¡,ro1·C)'Cton 5,2 millones dr:c 1:mplco1, o el 5 % del
toul de cmplcus, y .se h~ n vucl ro un c,mplcador mayor que fa construcción }' unu casi rln grande
como d tran1portc, los servicio; públicos y el cumcrdo marorhta. Casi la miiaJ Je los nue\'Cs
emplroi en los servicios de negocios piovienen d( los servicios r.!e provisión de personal}' dd
p rocc.s~micnto de iníorrn~ci6n y compuradoras (véase Bednarzik, 1990).
l.OS l,EGIMl:Nl;s DE l'Ml'LI\O Or:: SE!NIC!D ... J(,$
3 Appell>lum )' Albiri han prop1, m<l una r:uonomía de empresas r: indunrías drntro de 101
gr1nd"-I secrnrcs en b.isc a un:t "'inmuid.ul t.!~ información y co11ccimicnro", wun,1 p10¡,ied,d
mullhlimcns,onal de emprcia1 e indumi3s, que rdkja b narurale,_1 d~lo producido, )3 exlrnsi6n
de h r~cion:ili~aci611 informitica dd proceso de ¡m><lucción y fo ~d.1p1ación organii.,cionil J bs
t~nologfa; de b. información y la computaci.;n• (1990: 32).
IGG MAi. ~r.RVI CI O
Kunm1ann y \X1cgener, 1991; Frosr }' Spence, 1993: Le delmt, 1994; Sasscn,
1994: caps. 2, 3 )' 5).4
Este crr:cimiento de los servicios para las empresas es evidente en bs ciu•
dades de los diferentes sistemas u1banos nacionalr:s. Algunas de estas ciuda-
des satisfacen mercados regionales o subnacionalc:s: otras satisfacen merc::,dos
nacionJles y/o globales. La diferencia específica que hace la globaliución en
el mmc:Xto de la creciente intensidad de servicios en h org:rni1~1ción de la
economh es elevar la escala y la complejidad de bs transacciones. Esto o.li-
menta el crecimiento de funciones de bs ofic:i n:is centrales multinacionales
de rn:í.s aleo nivel y el crecimiento de servicios rnrporarivos avanz:idos. Pero
aunque b. g!obalización eleva la escala y la compl~jidad de esas operaciones,
elbs también 50n evidentes en cualquier pcqudi:i escab gcográfic:\ y en órde-
nes de complejidad má~ bajos, como sucede con las empresas que operan
regionalmente, De este modo, mientrns que las empresas orientadas a un 11i-
,,el regional necesitan negociar las complejidades de los límites internaciona•
les y las regulaciones de los diferentes países, aún se enfrentan con una red de
operaciones regionalmente dispersa gue reg uicre un control y una provisi6n
de servicios centralizados, y con una creciente necesidad de comprar servicios
~ u. manufacrnr, ,igue ,iendo un sector cruci;il en cod;u c,u.< economías, ,un cuando t,.J V<:t
h,yi dejado de ,er un sector dominante cn. l,1 gr.rndos ciudades, Algunos h>n ~,gumentndo que
d sector de ,crvicios a la produccion no podrfa existir ,ir1 b manufocrnr" (Cohcn y Zysm;ui,
19S7; Marku,cn y Gwia.,d;i, 1994). No ex,m un con,enso sobre cm, asunto {veasc. poc ejemplo,
Noyelle y Du1b, 1998; Drenoan, 1992). DrcnnJn (\992) propuso que un fuem scrYicio pro-
ductor y de finanias es posib),c en una ciudad como Nueva York, m:!s .1.lli dd dcrcrioro J~ s11 b.uc
indumi:t! y de que esos secmrc! s~ enrncncran ran funtm1ente inreg,~dos en los me1c.ldos mun•
diales que 1) miculación con la gr~n rc¡:ión ie vuelve iecund,rie1. En una varian,~ de fos doi
po.sieioncs, he argumentado ampliJincncc que la 111anufacrura en efecco 3litncnu d crecimienro
dd sectm de servicios a la pro,lucción, pero q11e lo hlce o bi m localiZJda en el irea en cuestión o
en ouo lu¡:ar Jcl pals o en d exterior. Aun cu~ndo la m,nufacruro (y para el ca~o un1bién la
minería y b agrkultur~) .-.limcnta un crecim ienro en Ia demand, de, servicios 2 1• producción, su
presente ubicad6n e1 de irnport~ncia secund•ri, en el c.1so de 1» emprcsu de servidos que
actt\an ¡:;lobalmcmc. Además, fa dispersión rmitorial de las pl•nras, en especial si son in1crnacio-
nalc1, efcc1iv:11ncn1<: dcv, b. demanda de servidos a la producción en cu1nm :1 que aurneiua la
cumpleji,hd de b adminim,cion y h finlndJdón de. las cmprcm ·onulci,i1ios". FJ credmicnto
de bi empres:,., ,fo sen·icios a la producción que poseen ¡us oficinas centrales rn Nueva York,
Londre1 n l'.irís pu~c ser alimcnudn por Ja manufactura locali?.'ldl en cualquier lug:1r del rnlln-
cln m,cnua.s ,1ue ¡ca parte de un., ,ed corporativa hucrnadonal. En tercer lugar, un., gran parte
del 1ector de 5ervicios :1 b producción es alimentado por las tramaccioncs de negocios¡• fin,,ncie-
ra, que, o bien par;i las cuales nada tienen que ver con )a m31111facrnra, wmo en d e.aso de
muchos de lo, mm-:1do, financieros glob~lcs, o bim p~ra b, cuales ]J manufactura es incidental,
C<lmo en muchas fusiones y 1c1ívichdcs Je ~dqt1hición, que se centran en la compr;i y vcnca de
cmprelJ..S mi; que e,l la compra de cmprei>s manuf.cmrcrn, como tales.
L0$ IU:CL\1ENF-~ Dl: EMl'l.F.O Dl,SF.IMC:JO ... 1(,7
'En inglé,, ,o/1,gr, lo que implka estudios 1cenico1, terciarios y cursos pmmivcrstra,io¡, sin
! lrnlode gr.ido. IN, de h T.J
6 Se especra que la veo ta al por menor aporte d ma,-or número de empleos: 4,S millonei. Casi
la míud de esro1 empleos perreneccrán a trabajadotcs dentro de lm serl'idoi de comidas {loi
cajeros y los vendedores de los bares y resuur,ntes: éstos no son emplros bien remuneudos, ni
demandan :.ltos nívdes de educación). Lueg9 YCnddn 101 scrvicios de salud, con un apone de
4,2 millones de emp!eoi: demrc de éstos, la clase de trabajo que mis dpidmien 1c está creciendo
es el ,crvicio de cuid.,do dd hngar, 1:unbién un empico rnn baja remune1adón en gcner;,], A
conrinuacíón se encurnm.n los servidos de negocios, con 3,1 millones de cmpleo.1. los cu;iles
inc!uren ranro lu ; ndumias con al roi s,larios como a aqudh1 con bJjo, ¡,larins. UM de r~s
indumias de ,cr\'icios de ntgociru en cn~ci mienro c., la rnn rorn,~cl., por los sct\'icios de provi,ión
de persoMI, 1ak.1 como la, agenda, de empleos temporarios; otro crecieme uc1or es el uanspor-
re, en particular !01 camiones y el depósito de n1ere1derfas.
170 MA!.SEIWICIO
nes profesionales, ejecutivas y simibres, podemos ver que conforman el 34% de los
trabajadores en este subseccor, en comparacion con el 14,6% en otros servicios.
L:1s dos grandes categorías ocupacionales que el lll.S proyectó que se
incremenrarán son bs ocup:iciones con especializnción profesional y l:is ocupa-
ciones de servicios. Los datos del BLS )' sus proyecciones muestran que los ingre-
sos en esras dos ocupaciones en el aiio 1992 se encontraban en extremos opues-
tos del cspec1ro de sabrios¡ los s:1l:1rios de los tr:ibajadores de servicios se encon-
trab:m aproximadamente el 40% debajo del pcomedio de m<los los grupos
ocup:icionalcs del año 1992. En combin:tción con las crecientes tendencias en
!:is industrias y en las ocupaciones, esto a.punta a un ma11 tenimiento, e incluso
a un incremento, de la desigualdad m los ingresos, y:i. que, en su mayoría, los
nuevos empleos serán empleos de servicios con un bajo salario, mientras que
algunos de los empleos con especialización profesion:il podrbn elevar sus nil'e•
les de especializ.1ción y de remuneración.
Appelbaum y Albin {1990) descubrieron que las diferencias que identificaron
dentro del sector de servicios son también evidentes en los ingresos. Cerca dd
37% (5,3 millones de empleos) del total del crecimiento de nuevos empleos en
los Est:idos Unidos desde el afio 1979 hasta daño 1987 perteneció a un grupo de
·industrias de servicios dentro del subsector intensivo en mano de obra, en donde
el ingreso promedio de los trabajadores anuales de tiempo completo m 1986 fue
de 15.500 d61ares. Esto es 7 mil dóbrcs menos que la media de 22.555 dólam
del total de trabajadores de tiempo completo de este subsector {y casi 9 mil dóla-
res rnwos que d promedio en b manufactura de bienes duC;J.bh:s). De este modo,
gran p:trte de \os nuevos empleos en el subsector intensivo en mano de obra ~t:
encontraba en industrias gue pagaban s:i.larios medios y salarios por ,lt:bajo de
15.500 dólares, Adt:más, estos empleos conformaron d 37% dd cn:cimicnco
de nuevos empleos en la década de 1980, es decir, un incremenro de mas del 29%
en comparación con d que tuvo lugar en la décad:1 de 1970, lo que scií:ila un
deterioro en los ingresos de un sector en crecimiemo de trabajadores de servicios.
En contraste, los empleos de bajo salario del sector público, los cuales son mejor
pagados y poseen más ingresos extr:i, vieron una c1fda en d porcentaje que ocu-
pan dentro del total de nuc,·os empleos, conformando el 26% de los empleos
creados en la década de 1970 y el 22% de los creados en la década de J 980 (3,2
millones de nuevos empleos). Los trabajadores por hora peor pagados son !os
trabajadores de tiempo parcial de las industrias de servicios inremivos en mano de
obra, seguidos por los trabajadores por hora de tiempo completo de las industrias
1 Los s;ihrim por hora promedie, hln pcrm.ineddo estancados en Jo, Estados Unidos de~Je
d añn 1973, m:i< ;,lLi dd r:ípido inc1em~n10 en lns s~laríos de los nue\'Ol profesion)lcs. Y como
LOS REGIMENl'.<; DF. FJ,.1Pl.F.O !)E SERVlCIO •.. 171
----,•
h~ 1ido documenmdo en d censo Je! año l 990, la desigualdid en 101 ingresos h:1. aumcM:tdo en
Jo¡ veinte anos anteriores.
172 MAL SERVICIO
8 CJ..1i d 30% dd coca! de empleo1 en los servicios imensivos en mjno <le ohra e, de ciempo
parcial, en com par:i.ci6n con d 17% de los servicios incensivos en inform3ción y conod miemos.
Lo, empleo; de cicmpo parci,I se encuentr3n alt:,m~ntc concentrados: los rc1t:utrantes y los liu1c-
le1, los comercios minocist:IS y la edLJcación conforman d 4S% de todos los rr~b~jos de tiempo
parcial, pero ,ólo el 25% del 10ml d~ emplco1 de. ll econon1fa. Cuila miml de todo, lo; trab~ja-
dore, del comercio minorista trabaja a iicrn¡,o parcial, en com¡nr:ici6n con d 10% qudo hace en
ocupacion« adminiHruivas, de dirección y de lllpervi,ión.
l.0$ i.u;f,\11:'.NES llf. Et.-!l'l.EO ni; SERVIC'.lO ... 173
9 fata dependencia del c,pacio 5c cen rrn en la rdacián mue d lugar de tr:ibljo y el hog.1r, y
entre el lugar de trJbJjo y la comunidad. L1 dinámiq de in1crcambio-un cornpcmcnre de todos
los mcrcadoi-sc cncucn1ra, por lo tanto, de5pln.1da tlcl ccnuo de operación del mcrc~Jo labo-
ral, rn donde cmba 5Ítuada m el moddo ncocl:isko (l'éJ.le Sassen, l 99S). Cu~ndo se trata de la
migradón inmn3cion:il de mano de obra, esu rcconccp mal i::.ición ,onsidera d acto de '3 migra-
ción corno un movim icnro provcn iemc de un mcrc3do laboral local panicuhr (en d país de
origen) hada ot10 mc1cado laboral Jod puticular (en el paús de deJtlno). Es1c pmán c,spcdlko
de b~squcd, de empleo tiene defecto de: :ihcr>r la dimensión ¡;cogdfica i,m ...lmcnte ímplic,da
por los moddos d.: bu,queda de empko. en cipcch) entre los n•b3jadores de bajo s:J:irio, sobre
quienc, >eh, fund;uncntado que tienen poa movilidad gcogrifica. Sin embargo, ;i pesar de esra
~rea de amplio ungo denfro de l.t cu:il muchoi inmi¡;rJnte.1 bi,sc3n empico, ésta, ,e encuentran
aciualmt>rm: moviéndose dentro de un mJrco instltucioo:tl muy confinado, csm es, un merc,do
hbor.tl kKaL JUn cuando vfajcn largas distancias e improvisen simma1 de !13nsporre informales.
Ém ts otra forma de concepiu.tlinr el rol de l:u redes. Estas redes de inmigrantes poseen ¡,auo-
ncs esp,ciales, pero no se CJr~ccc1iun por urr~ proximidad gcogr:lfic.1. Adicionalmente, mienHas
pueden cubrir din•nci,s inm<ensas, no nc:cesitm ne<:esariamcme ofrece¡ ni grandes oportunida-
des de movilid,d ni sicuu a los inmigronte¡ en po.icioncs patticularmcnte rompetiiiv;u frente l
los natiV05, en Término, de una mn"ilidad laborJl e11 :15Ccnso. Esrc efecro est.l for1:1lecido por la,
tendencia, a una polariudón evi<lcntcs en la dimibuciún de empleos en los servicios, m lugar
de, pot cjcmplo, l.arga1 odena, de movilidad ai,cndentc que conecten empico, de b.1jo nivel con
empico, de alto nivel.
1o Exisrc aq ui un paraldo intcrcs:i111e con uno de !01 cum pon emes de )a economía de servi-
dos, que ts el c.1mbio de meas mdicioiulmcnte rel!i:t.1d,. por h empresa hlciJ el hogar; por
ejemplo, los muebles e inclu!o bs maquin:iriJs ven di UJl deiarm:ida~ par:i ser rearmadas por el
comprador (Cmhuny )' Miles, 198 3).
I.OS RE.GJ:-.mNliS l)f. EMru-:o DÉ SERVl(;IO ... 175
Co11c/11Jió11
Los desarrollos de las ciudades no pueden ser entendidos aislados <le los CJm-
bios fund:i.menralcs que suceden dentro de la org:mización de mayor escal:i Je
las economías avanzadas. Una manera de comprender escas transformaciones es
entendiéndobs como u:i.nsiciom:s sistémic:ts entre los difcrcnces modos: de or-
ganización socbl y económica. De esta forma, estamos viendo una transición
desde l:i. relativa calidad obsolec:i. de las economfas urbanas durame la domina-
ción del fordismo, haci:1 fo. n:valoriz.ación de los componemes estratégicos dd
espacio urbano a causa de l:i. acrecentada imrnsidad de los servicios dent.o de la
organización económic:i.
La nueva econornh urbana no sólo refocrza bs desigualdades existentes sino
que pone en movimiento toda una serie de nuevas dinámicas de desigu:ildad.
Los nuevos sectores en crecimiento (los servicios especializados y bs fin;inzas)
condenen capacidades parn. l.i producción de g;in:mcias ampliamente mperio-
res a aquellas de los sectores económicos más tradicionales. Una gran c:cinridad
de los últimos son esenciales para la operación de la economía urbaM y b.s
necesidades diarias de los residen tes, pero su útil ~upcrvivi:ncia se ve amenazada
en un:i. situación en donde !.is fin.1nz:1s )' los servicios especializados pueden
generar superg:manc1as.
Vernos marc:i.dos incrementos en las desigualdades sociocconcímicas y espa-
ciales dentro de la.~ grandes ciudades. Esto puede ser interpretado tan sólo como
un aumemo cuantitativo en el grado de desigualdad. Pero también puede ser
entendido como una reestructuración social y econ6mica así como el surgi-
miento de nuevas formas sociales y alineaciones de clase en las principales ciu*
d3dcs de los parscs altamente dcs:mollados: el crecimiento de una cconomí:i
informal; el ascenso social del área hacia un cst:1do comercial y residencial de
altos ingresos; y d gran aumento de desamparados.
Los cambios observados en la distribución ocupacional y de ingresos son
consecuencia no sólo de los cambios industriales, sino también Je agudlos cam-
bios que han ccnido lugar en b organización de Lis cmprcs:u )'delos mercados
laborales. Existe un fonalc:dmicnto de las diferencias dentro de los sectores más
imponances, en espcd:il dentro <le los servicios. Un grupo de industrias de
servicios tiende hacia proporciones crecienres de capital-trabajo, haci:i. una cre-
ciente productividad, hac:ia un uso intensivo de las tecnologías m~s avanz::idas;
el ocro, haci:t un:1 continua intensidad de la mano de obra y bajos S31arios. Los
ingresos y los niveles educacionab promedio diYcrgc:n cada Yt:2 más en cada
uno de estos subsectorcs. Estas c:iractcdsticas de cad:1 grupo de industrias con-
tribuyen a un cipo de causalidad acumulativa denrrn de cada uno. El primer
l76 i\-JJ\ L:il:RV!CIO
1 Vi:a~e. por ejemplo, \1~ Anhur u:wis (1 <JSS), The 1heory ef«oriomic grrJ11.11f,.
177
17l! ,\ Ul. SF.lsVICIO
2 &10 h~ sido un, hipóicsis cc111r.:1l que or~Jní16 uni grJn panc de mi invesri¡;dción iobu: b
winomr~ inform..J. Véase, por ejempk,, S21ki.1 S.;ssen, 1991: 2!!3·299,
I.A !,CONOMIA !NFOl~\Al .... !79
que opcrJn en luc..Jidades plrticubres. Un rcsufrado Je e,tc desmollo es que t~n10 fa "rtguh-
chln~ como la "violadón- •• vudvcn CJ.tegor/:u problemáticas y, en d Hmite, no se aplican. Pode-
mos penl:ir en este vado, de maneta ~nalrtica, como un terri1orio fronrerirn m~s que como una
Hn~a íronreriza {un 1c1reno para la acdónlactivid:id que pi;rm,necc ines¡,edfico, rorlo menos
desde la perspectiva Je la reguhci6n}, L,s ciudades gloh:tles rnn terrenos p,rr.ic'ularmente es-
tra1egicos parJ el sur¡;imienco o la forrn~ción de franur~s regu!ador:is. S:i,kfa Sasscn, T/Je gli>-
b,1{ movmunr ~frapiJJ/ nnd labor, trabajo pu:scncadn en b Americ,n Socicty of lntcrna1ional
Liw, Inrcrnalion:tl Economic bw lntemt Group Workshop on lntcrdísciplinary ,\pptoaches
10 lntern:itiona.l Econom,c L1w, 24 de febrero dc 1994, presencado a b ,mora.
" l'ar:1 un rccuenrn rnmplero de r~s iMesrigadoncs encontrJdas en los tlltimos d,ez a1'\os,
véase $Jssen, 1upra nota 2; The informal frnnomy i11 low-incomt commrmitirs in New York CilJ,
19R7 (informe de inves1igaci6ri pr~entado ~ Urban Planníng Dcp't, Universidad de Colum-
bia); Saskb Sassen y Rohb Smith (1992), "Postindumial ¡;rowth and economk reo1ganiz:uian:
thdr impacc on inmigr;.nt employment", m U.S.-Mv:ic·o rdatíom: labor niarht inradrpéndtnu:.
372-393. $:usen y Wendy Grovcr (1986), Unregistmd wor/.: in thr N'1v Yor.t Mmo¡,oli1an Arra
(info1 me de in vmigación pre.scimda a Urban Pla nning Dept., universidad de Colu mbfa, 1986):
S.llien )' M. l! Fern:lndez-Kdly ( 1992), • Hispmic women in the apparcl and demonics industries
in the Ncw York Mwo Rcgion and in Southcrn California" (informe final prcsenudo en la
Rcvson, Ford :ind Tinkcr Foundation,, 1992). Todos los descubrímienros <lesc1itos w este ensa-
yo en:1.n basados rn estos proyectos de im·estig:1;ió11 anteriores.
u
S "cconomfa informar es un~ de las mnch:u clases de actividadc5 económicas q11e ;e
tncuentran bajo d rubro Je "economb subtcrdncJ·. Podemos distingo ir por lo menos tres com·
ponenm muy diferentes dte l:1 cconomfa subte1dnea. En primer lugar, iucluye actividades crimi-
nales, las cuales, debido ,1 m p1opia na11iraleu, no pueden ser llevad,, J caho en b rnperfidc. En
segundo lugar, la economb subterrforn incluye la evasión de impues1os en las clases de ingreso¡
le¡:.1\cs. Actualmenre, en los Escadcu Unidos, la información disponible nos mueslr~ un gran
salto en la cantid~,l de ingresos na 1cpor1ados. en esp,cial al corn¡m~rlo, con los de la, década,
I.A F.C:ONOMfA INl'OIC\iAI.... IS!
de 1950, 1960 y d comienzo de la d!!cada de 1970. El IRS (1 ntcrn~I Revenuc Sm·ice [Servicio
füc:J interno}) proyet:tó, en el año 1990, que la ovasión de impuestos dd ~ño 1992 ;erfa de 114
biltones de d6l3!C.S, Jo, tercios de los cuales cor rc1ponderl~n J indi,·iduos. Vé.,st Interna! Revenue
5crvicc ( 1990), /,u·omr ta.'( ,ompli,t11a n:u,mh: ntt ta,: g,,p ,má mnmittana gap eitimata, public~-
ción 1.41 S, 111plet11en10 l b puhl ic>.ci6n 7.285, abril. ciudo en Con~ (1994), Q. Rtwrnlr. 203.
E" rc1cer lu¡;lr, h cconoinÍ1 subrerd.ne>. ind ur• tambi fo b cconom[a informa!, h cual rnncribu-
)"• a la cV;1.iión de impuesros, pero que pu~de dislinguicsc del falso rc,porrc de ingr.,sos.
\Sl MAL Sl:RYICIO
6 Vé.uc M1nucl Cas1ells y AlcjJndro l'art..s (19S9), "\1lorh! umlemc:nh: thc 01igins, dyn~mics,
rnd dfrcts oí the informal economf, en ,\)cjondro Porte$ u al, Thc informal rconmny: m,diu in
.,J""11ad ,211d fm drvdaprd co,mlrirJ.
7 Lu s,mdone~ ef(X;tu1da1 a los empleadores b1jo la Rifom1 anti C0t11ro!Ac: de 1986, Pub. L.
m\m. 99•603, 100 St:11, 3359, moJifiC'ln t¡i, proposición en lo, casos en ,!onde un c,mplc:ulor
conir;,ra 1 ,c<biendas :i un 1r:1bajador indocum,11wlo. La info11nalidld radici rntonces ~n b
forma de adminim~ción,
LA ECONOM!1\ INFORMAi.. ..
sos dieron forma a las estructuras de la vida coridi:m:i en cuanto a que una
gran clnsc media est.i inv<llucrada en un gran consumo en mnsa y contribuye.
por lo tanto, a b esrn11dariza.ción de h pro<lucción. La producción en gr:in
escala y el consumo masivo condujeron a n ivcles más altos de sindicalizacic'>n
y de empodcramicnto de los trabajadores que los que existfan antes de la
Segunda Guerra. Fue en ese periodo de posguerrn, que se exrielJde hasta el
final de h década de 1960 y el comienzo de b décad:>. de ) VYD, en que la
incorporación de trabajadores a hs relaciones formales del mercado laboral
alcanzó su nivel más airo. 11
La caf<la <le la producción t:n masa corno el motor principal del crecimiento
nacional y d desplazamiento a los servicios como el principal sector económico
contribuyeron a la desaparición de un grupo m:ís amplio de disposiciones so•
ciales, en particular a un debilitamiento del marco instirucional más grande
que dio forma :i. la relación de empleo. Este con texto es importante para enten-
der la.~ condiciones para la informaliz:i.ci6n en !ns economías avanzadas. Los
grupos de industrias de servicios que eran la fuerza económica impulsora en la
década de 1980 se car:>.cterizaron por producir ganancias más grandes y una
dispersión ocupacional, por sindicatos débiles y, principalmente, por empleos
sin protección i:n los estratos sociales menos remunerados. 12 Junto co11 la caícla
en la manufacmra, estas tendencias alteraron el marco institucional que dio
forma a la relación de empleo en la década de 1980. Los cambios en esta rcla·
ción modificaron la forma de reproducción social y las tendencias de consumo,
las cuales, como y;i hemos discutido, han tenido un efecto ft'tdback sobre la
organización económica y las gannncias. A pesar de que en d período anterior
un efecto feedback similar ayudó a reprodticir a la da.se media y a la forrnali1.adón
de la relación de empleo, actualmente reproduce la creciente dispersión de g;1-
nancias y la prec:iriz:ici6n de la relación de empleo.
El resultado general de la transformación de la cscrucmra económica es una
tendencia bcia una polarización ccon6mica aumentada. El predominio de las
finanz:ls y los servicios especializados, particularmente concentrados en las gr.m-
dcs ciudades, crea una ma~a critica de empresas con capacidades de producción
de gnnancias exuemadamente altas. Estas empresas pujan por aumentar los pre·
cios del espacio comercial, bs industrias de servicios y otros factores de produc-
ción tales como los servicios de energf:t y comerciales. Las empresas que producen
11 Bcnne1t Ha1rirnn y Ea tty Bluesmnc ( l 98S), Tbt' grrat 11-turn: rorporau· us1rncn1ri11g ,wd
thc polari:r.ing o/Amain:r. ca p. 1.
12 P.ua un:t compuación de las di,tint~s formas en bs que ,;:seos procesos 1am;m !t1ga1 en ]05
F..st:ados Unidos, en Gr~n Bret~ñl y en J~pón, v65e, S,um, 1991: c;i¡,s. 8 y 9.
IJ\ F.CONOMíA INFORMAi.. . 1!15
n!tas g:utancias, debido a eso, obligan ::i b supavivencia a lns cad:i. vez mis precn•
rias empn:sas con cap.1cidades de producción de ga11ancias moderadas. Mi Ínves-
tig:1ci6n indica que nun cu:rndn las tí! timas poseen una demanda csmblc, o inclu-
so creciente, en .rns bienes y servicios por parre de l(lS hog,ues y de otras empresas,
operar informalmcnre es una Je bs pocas maner;¡s de sobrevivir que tienen. En
dd1nitivn, los sectores en donde estas empresas operan pueden ser florecientes, la
demanda puede ser suficientemente alc:.:i como para atraer., nuevos participantes
al sector, pero, mis all.i de b gr.m dc1mnch, b únic:i forma de triunfar puede ser
opcr..mdn informalmente, U Altemativamrn1e, las empresa~ con Clpaci<la<lcs li~
micad:ts de producción de ganancias pueden subconrratar parre de su trabajo en
forma de operaciones informales. Esca alt.:rnativa le patnite :l la empresa comra-
rante operar formalmemc y reducir sus costos de operación, 14
La polariz.1ción que he descrito no constituycsimplcrnentu1na u:msforma--
ción cuantitariva; posee los elementos de un nuevo régimen económico. 15 Como
ya he indicado, la tendencia hacia una polarización :isume diferentes formas en
1) lns estructuras de reproduccióll social, 2) l:i. organización de los procesos de
trabajo y 3) la organiz.ación espacial de la economfa.
La incrementada polari2ación económica no sólo afecta los negocios, sino
también a los pauones de reproducción y de cunsumo social. Aunque la clase
media aún comtituye 1~ mayoría, las condiciones qui! contribuyeron a su ex-
pansión y ,t su poder político económico (la centralidad de la producción en
maia y del consumo masivo en el crecimiento económico y en la realización de
la gan::mcia) han sido desplnadas por nuevas fuentes de crecimiento que ali-
mentan t:1.nto la cima como la base de b cslructura de ingresos. La expansión de
la población de bajos ingresos fortalece la demanda por bienes y servicios muy
baratos; la economía informal puede ayudar a saiisfacer esa demanda y, por
cierro, puede competir contra las importaciones de precios reducidos en esos
mercados. La expansión de un estrato c:on altos ingresos en bs ciudades pro-
mueve una demanda de bienes y servicios personalizados¡ este mercado incluy~
el aumento de un;1 cultura diseñadora ~n codas bs formas de consumo, desde
alimentos)' ropa hasta muebles y remodebci6n de hogares, La producci6n y/o
distribución de. bie11es }' servicios personalizados fri:-cucntemence recurre a una
economía informal en algún pumo del proceso laboral.
1J bola 3n1erior d~ ciares dejó a mucho.s comunidades compue~1as por minorías y pobres,
pu1rneciente.1 a los principalci ce11<1os fiuonciero,, ,in ningún tipo de servicio bancario.
24 Desde daño 1985 h~na el afio 1987, 55 sucursólles comerciales que brinJ.,ban un servicio
complero c~rr.tron, .34 ,nlo rn d a.iio 1987, d m.1yo, nllmero de ciwcs pira cu:ilqukr afio¿., la
uhim;i década. El pico 111rcrior fue en daño 1983, con 33 cim~1. V~e lcldner, mpM nota 22,
parten.
2$ Durante este período, sólo dos nuéV.lS rncurulei que brindaban un servicio compl.,ro
::ibricron: un banco con dueños chinm tn d b:irrio chino yun pt><¡ucño l,.mco con dut1ío1 nc~ros
(Frecdom Na1io1,e1l llank). futi: últilllo fue la únb SLICU!UI que ab1ió en un vecin,hrio <le: la
ciud~J de Nueva York con 1111~ población neg1a superior .li 30%. En iodos loi dimirn, cun
poblaciones ncgr.1s a hispanas ccrcaria5 al promedio r~ionnl, fa món lle rcsidcmcs por sucurs."ll
ba11ca1i~ comercial aumencó. El Bronx, el discriro con m1torc1 ¡,orce11r2je1 Je poblacionc$ ncgr1s
~ hisp:ui:u. rnfrió h reducción m,i¡ scverl en ¡u red de surnrules comerci,J.,s, una perdida del
20% de,de l 97 8 haua 1987. Cuarenta y cuatro ,ucuml« ce n icn'icio toca/ cerraron t'.n ese
periodo. Li proporción de resi,!cnrcs por <ucursal c1<dó el 30% desde 1980 a 1987, füooklyn, d
dimito con d ,c¡;undo mayor porcentaje Je población d< negro~ e hisp~no,, ,ufrió un :uunento
del 14% en ,u proporción de residentes par suct1t1al de.sdc 1980 half:1 19S7, F.n la ,1c1ualid~d.
l:lrooklyn posee la praporci6n más al ta: 15 n, il 1csidcmcs por sucuml. fdeni.
26 FJ aumen ro <id 7% en l;u aprnura~ de sucursales 1,,nciria1 no puede ,cr C'l(plic~,lo simple-
mcnre como una íunción del r.redmienio de la población uihu1b.1n1. En 19S7, la proporción de
rcsidemcs por s,1curs.t! Íue de 12 mil a I tn mros distrirns ydc 3 mil o l en otros suburbios. !dcm.
1')0 MAi. SERVICIO
2a Los cmulios de los hoga1Cl n;icionales revelan qi,i,, en la mirad de b Me.ida de 1990, el
83% de los hogares cs1~dounidcmcs milir.1ron bicnc.1 )' servicios producido5 y dimi\iuit!o.1 infor-
malmente, L1 mayor pa11e de este consumo fue con1riruid:i por repat:i.cione.~ doméuicas (21,4
billon~, de dóluess) y por la v~n1a informal e!~ comida (10,3 billones de dólares). US D~p·r of
uibor (1992), Thr 11ná~rgro1wd rconomy in rhr Uni1rd Staru, oc,a1frmalP"P" 1,rirt 011 1!,c infor•
mal jftfor. m\rn. 2, 11.
1n MAi. !i!:RVICIO
J11farmafizaci611 y co1mmidr1despobres
Jo L., T.n :iud Finance Commission de b ci11d3d de Nltev:i York desarrollo e implementó
c,ra pol!ri,:1, con b meta Je asegur,r fo obcdicnd3 de I~.; lcyc1 sobre impuestos de b ciudad de
Nueva York caHigando b evasión, Muchos de los obj•rlvos fueron hs oper,cioncs inform:ll:s.
Véase (1982), Nrw J~,k Stau's undtrgr111md ecommry: unt,1.wJ and ¡rowing, repone, Comm. on
Oversigh1, Analysi1, ~nd l nve,d¡;ation, N. Y. Srntc Legisla tu re; Ncw York City Dtp'r. of fin~ncc,
U11ro1Tthi11g 1hr 1111drrgrormd crunomy, reporte (l 986); Dd,orah Sont,g (1993), "Unlicensed
peddleu, unfrneres c.lrc,nis", en 1im~1, 14 Je junio, y otros.
19·1 MAL SERVICIO
Conclusión
1 &te c~prtulo ~p~reció origin:tlmerue en /tmrn,1/ of11rh4n 1uh110!01J (1997): vol. 4, mlm. J,
1•17.
201
202 FUERA DEL f.SPAClO
Después de un ex:uncn Je esws tre5 rema5, la ~ección final los incorpora en un;i
discusión mayor sobre el esp:i.cio )' d poder.
Li. nueya y vasta topogrnfía económica que csd. siendo implementada a través
del espacio dcctrónico es un momento, un Ír:1gmento, de una ca<lc:na econÓ·
mica aún m:ís vasta que está en bocna p:irrc incorporada en !o~ espacios no
electrónlcos. No hay empresa complet:um:ntc vircualizada ni industria total-
mente digitalizada. Hasta las industrias más avanzadas de la información, como
las finanza~. están instaladas sólo en parte en el espacio clt:ctr6nico, Y as( tam•
bién las industrias que producen productos digitales, como el diseño de sofi~
ware. La crccie!He digita.liz.aci6n de las actividades económicas no ha eliminado
la necesid:id de grandes negocios internacionales y centros t1nancieros y rndos
los recursos materiales que ellos concenrran, desde la infraestructura telemática
de vanguardia hasta el ca.lento intclecmal (Sassen, 1994; Pillon y Querrien,
1995; Rotm, 1995).
No obstante, b telemática y la globalización han emergido como fi.ienas
fundacionales reformando la organización del espacio económico, Los rangos
de esta reforma van desde la vinualizadón espacial de un crccic:nre número de
acrividodes económicas hasta la reconfiguración de la gcogrnfia del entorno
construido para la actividad económica, Ya sea en el espacio electrónico o en la
geografía del entorno construido, esca reforma involucra cambios organizacio·
na.les y estructurales, La telemática maximiza h potencia para b dispersión geo•
gráfica)' b globalización trae aparejada una lógica económica que maximiz., las
atraccionc:~/ rentabilidad de esa dispersión.
Un resultado di:: csras transformaciones h:l sido cap1:'ldo en las imágcnt:s de
dispnsi6n geogrMica en escala global y b ncutraliz..,.ción del lugar y la distancia
a tr:wés de la telemática en un creciente mímero de actividades econ6micas. Y
es precisamente la combinación de la dispersión espacial de numerosas actil'i·
dadcs económicas y b integr:1ción relemátic:i glob:il lo que ha conuibuido a un
rol estratégico para las principales ciudades en la actual fuse de b economía
mundial.
Las ciudades son si cios de producción para las industrias de serl'icios Ifdcres
de nuestro riempo, y contienen la infrnestruccum de :icdvidades, empresas y
empleos necesarios par.1 hacer funcionar la avaniada economía corporativ:i
(Castdls, 1989; Chen, 1995; Le Debat, 1994; Friedman, 1995). Los servicios
204 FUERA DÉL ESl'AC!O
especializados son por lo general c:ntcndidos c:n términos de: producciones cspc:·
cialhadas m~ís que del procc:so de producción irwolucrado. Cenrramos c:n el
proceso de producción c:n cs(as industrias de servicios nos permite ca¡>tar algu-
nas de sus características de ubicación y c:xaminar la proposici6n acerca de la
existencia de una nueva dinámica para la aglomeración rn los servicios corpora-
tivos avanzados, porque dlos funcionan como un complejo de producción, un
complejo que sirve a las casas m:mices, pero tiene: características locacionalc:s y
de producción discintivas. Es este complejo de: servicios a la producción, más
(llle las centra.les de las empresas en general, lo que se beneficia de, y muchas
\•eccs necesita, una ubici.ción c:n un:i. ciudad .
.Esrn dinámica de l:i aglomeración opera en diferentes niveles de la jerargufa
urbana, desde la global a la regional. En d nivel global, algunas ciudades concen·
eran la infracstrucrura y los se evicios que producen una capacidad para el conrrol
global. futo último es esencial si la dispersión de la actividad económica -ya se:in
fabricas, oficinas o merc:tdos financieros- ha de tener lugar bajo una continua
concentraci6n de propiedad)' apropiación de !a.1 ganancias. Esta cap:i.ddad p:irn
el control global no puede simplemcrltc ser subsumida bajo los aspectos estructu-
rales de !a g!obaliza.ción <le la actividad económica. Debe ser produ~¡Ja. Es insu-
ficiente afirm:u; o dar por sentado, el formidable poder de: las grandes corpora-
ciones o la cxistcncb. de algún "sistema económico internacional".
Detrás de sus a veces largas historias como ce.ntros para d comercio y d
sistema bancario mundiales, estas ciudades ahora funcionan como:
Pero esta geografía ahora incluye ciudades como S:rn Pablo y México D.l'. La
intensidad de las uans:i.ccioncs cnrrc est:u ciudades, particularmente a través de
los merc;;dos financieros, d comercio en servicios y b inversión, se ha incremenr.1do
notoriamente,)' así lo han hecho lns 6rdene5 de magnitud involucrados.
Como economista política, intrn:sada en la organii.ación espacial de la eco-
nomía}' en los correlatos espaciales del poder econ6mico, veo que centra.rse en
d lugar y la infraestructura en h nueva economía de: la información glob.11 cr(:a
una apertura conceptual y práctica para las cuestiones acerca de b incorpora-
ción de! espacio dectr6nico. Nos permite elaborar ese punto donde la maceria-
lidad dc:l lugar/infrnestructura intersecta con aquellas tecnologías y formas or·
ganizacionales que neutraliz:rn d lugar y b materialidad, Y crae .1par,:jada una
elaboración del espacio electrónico, un e,pacio que no emi simplemente defini-
do por la transmisión de capacidades, pero que es donde están siendo constitui-
das nuevas estructuras parn la acrivid:id y el poder económicos.
c:m: des:irrollo. Esto es eYideme aun con tecnologbs muy básicas como d telé-
fono y d fax: en 1995, los países muy ricos tenían cincuenta líneas telefónicas
por h:ibit~nre; los países pobres, mi:nos de diez.. En los Esla<los Unidos, había
4,5 millones de máquinas de fox y en Japón, 4,3 millones; pero tan s6lo 90 mil
en Br:isil, 30 mil Lanto c:n Tur<¡uía como en Portugal y 40 mil t:n Grecia.
El enorme incremento en el comercio mundial en servicios y productos de
comunicaciones ha ocurrido contra este trasfondo de aguda~ desigualdades en
la inrr:iestructura. En 1nnco la m:iyor parte del crecimiemo ha sido disfrutado
por los "poseedores" de lecnología, estas desigualdades se han profundizado.
Por ejemplo, en J990, d mercado de llamadas tdef6nicas imernacio11ales fue
de 50 billones de dólares, pero d de equipos y servicios de telecomunicaciones
fue de 370 billones de dólares, y llegó a los 400 bil!oncs en 1992. Las dema11das
de los negocios se han vudro C:J.da vez más imporr:mtes que las demandas de los
consumidores en algunos de estos secrores industriales.
Y tambii:n están los puntos más frr1os. El despli.:gue mundi.il de 1SDN
(integmtet! rerviw digit11! network; [redes digitales de Icrvicios integradas]) de*
pende de la interaperabilidad y de una base de tt!cnologfa, Ambas condiciones
restringen severamente dónde las ISDN estarán disponibles, Por ejemplo, inclu-
so en Europa, donde hay una política común de comunicaciones c¡ue tiende a
una armoniz.:i.ci6n, el despliegue de: ISDN varía enormcmenre: en I 992, Francia
habla :i.lcan2.1do d l 00%; en Grecia es prácticamente inexistente (García, 1995),
Otra instancia es el establecimiento de una Red Gcneml Europea, proveyendo
ocho can:i..les de dos mc:g:ibi1s por segundo cada uno para los comienzos de la
década de 1990, pero sólo entre nodos en Francfon, Pads, Londres, M.idrid y
Roma -una geografía. selecta-. La disponibilidad dt: circuitos arrendados de
dos mbps en Europa es mur desigual -de 40 mil circuitos en Gran Bretaña a 17
en Irlanda-. El caso de tecnología de frame reÍilJ también es de interés aq uf:
muchas corporaciones transnacionales la usarían como rccnologfa de red, pero
sólo cst:i. disponible en unas pocas ciudades principales (véase Garcfa, 19.95;
Graham y Simon, 1996).
El creciente: valor económico y, por lo tanto, la rentabilidad de las comuni-
caciones están creando enormes presiones hacia b desregulación y la privatiza-
ción. El hecho de que los usuarios de mayor nivel requieren comunic::iciones de
vanguardia ere.a además una presión µor inmensos momos de capital y expertos
de airo nivel. Esto ha significado que bs compalifas públicas de telecom1mic:i.-
ciones en codo el mundo se están encontrando entre la presión de privatizar que
proviene del sector privado y la insuficiencb de fondos públicos par:i desarro•
llar sistemas avanzados -sistemas que bien pueden beneficiar enormemente a
e5tos usu:irios de primer nivel-, Hasta en plises como Francia y Alemania, que
208 rurnA DEL F.SrACIO
durante mucho tiempo sostuvieron sus preferencias por un control es rata!, esta-
mos viendo :1hora una privatización p:trcial. Desarrollos similares csdn tenien-
do lug:ir en países tan diversos como J:i.pón, Nueva Zelanda, Australia, Singapur,
Indonesia y Mabsia. La noción, particularmente: en los países rnenos d~sarro-
lbdos, es que la privatizaci6n ayudar:i a b nación a tener acceso :i c:i.pi/1.I extran-
jero y expertos necesarios para desarrollar la infraestructura nadónal. De este
modo, l:i Argentina, México, Venez.uel:1, la India e incluso la República Popular
China esdn considerando estas iniciativas.
También hay una tendencia hach la privatización de las agencias in tern.i-
cionales. Esto está bien i!usrrado por el caso de INlvlARSAT, una organiz.aci6n
internacional resultante de un tratado, establecida en 1979 para proveer servi•
dos de comunicaciones a los barcos, c5pccialmence a aquellos de países pobres,
Debido a que lNMARSAT se expandió haci.i. actividades cada vez. más lucrativas
(servicios a medios, satélites portátiles y aerolíncas),_hnn.surgido presiones para
privatizarla; esta agencia patticular ha estado creciendo a un ritmo del 20%
desde mediados de la dt:eada de 1980.
La desregulación y la pdvatii:ación están facilirnndo la formación de
megaempresas y alianzas globales. Además, los nuevos desarrollos tecnológicos
esr:in facilitando la convergencia encre cdecomunicaciones, informática y TV,
que llevan a la formación de un megascccor mulcimediático. Esto es impulsado
y hecho posible por una variedad de innovaciones y desarrollos técnicos:
digi ralizaci6 n, fibra óptica, co m prcsi6 n, software para navegaci6 n, nuevas capa·
ciJades de las re, redes como Internet y otras redes. Además, las corporaciones
globales necesit:tn tecnologías de red mundiales sin fisuras, que puedan sopor-
tar aplicaciones como los imercambios electrónicos de datos, la manufactura
integr:1da a la computación, bases de d:1tos para el manejo de la información,
video conferencias, etcétera. Esto requerirá enormes in\'ersioncs )' apoyo de
expertos y favoreced a los actores globales. La globalizaci6n es unl carac¡erÍsti·
ca clave del nuevo sector multimadiático. Y todos los desarrollos señalan que
esto sólo crecerá. Estos actores glob:Jes }' la infraestructura y las cecnolog/a.,; de
avanz.ada a las que tcndr:ín acceso sólo pueden incrementar la distancia entre
los hogares y entre las empresas que "tienen" y los que "no tienen" tecnología.
Mientras tanto, las c:mpres.1.~ líderes en telecomunicaciones se están posicio-
nando para ser parte de este lucrativo mercado tercerizado para proveer redes de
comunicaciones glob.1lcs sin fisuras a las corpor;i.dones multinacionales mis
grandes dd mundo. Es1e mercado está estimado en 10 billones de dólares al
año para las 500 empresas m:ís impon:mtes, y está creciendo rápidamcnre, AT&T
h:t establecido \-X'orldPanners, un 011Ntep ihoppingy joint 11mt11re, c:o11 el mayor
proveedor internacional de J~pón, ls'.DD, y con Singapore Telecom. (Lo que en-
ESPACIO El.l,Cl"RÓNICO Y l'ODER 20~
Cibcrsegrm.·ntadones emergentes
• El t111mino s,: utiliza por analogfa con un pro¡:;1:im~ de compu1aci6n que: c1·ita que l:n
p~non,u entren 5in :iurorinción a un sismn, inforin~rico [N. de b T.].
2\0 FUF.RA DEL ES1'AC10
lo que hizo para los sistemas operativos. Hoy b cuestión es, una vez. más, fijar
los estandares, y hacerlo mediante la provisión de sofiwar(gratuito, con d obje-
to de, finalmente, controlar el acceso y los estándares de: búsqueda y poder estar
así en condiciones de cobrar.
Veinre compañías europeas recientemente se unieron para formar la sección
europea de un grupo de investigación de Internet. El grupo incluye las mayores
empres:is de telecomunicaciones y de informática tanto dd sector público corno
dd privado. Funcionará en el lnsticu10 Nacional de lrwesrig:'lci6n Informática de
Francia, JNRIA, La r;1ma europea dd consorcio de la WW\V trabajará con d censor•
cio de la \'i?el:i de los Estados Unidos en rem:is globales como el comercio dectrÓ•
nico. También trabajará en el uso de lenguajc:s diferentes dd inglés en la Web. E!
estnblishmmtdel gobierno}' de los negocios franceses muestra ahora un notable
interés en la Web, cu1ndo sólo dm años atrás habb rechazado la totalidad de
Internet como una \'Cí5ión del Minitel francés. 1NR1A se ha hecho cargo de parte
de las investigaciones 5obre la Web de CERN, la organización de investigación
nuclear en la cual la \'7eb fue creada porTim Berners-Lee en 1989; él, ahora en el
MlT, cncabe1.a tanto la investigación est:idounidense como la europea. Una de las
prcocuplciones del recientemente formado consorcio europeo es que las mejoras
hechas por rh•ales corno Netsco.pc y lvlicrosoft {ambos miembros dd consorcio
escaJounidense) no creen pams sep;iradas de Internet que sólo puedan ser leídas
por el software de Netscapc y Microsoft respectivamente.
No podemos subestimar la cxtcnsi6n de b búsqueda de formas para contro-
lar, privatizar)' comerchlizar Internet. De acuerdo con Business m~ek, las ga-
nancias obtenidas de productos y ser1•icios relacionados con Internet pasarán
de 300 millones de dólares en 1995 o. 10 billones de dólares estimados plra el
afio 2000. Aproximac!amrnte 4,2 billones de dóbrcs serán gastados por clientes
y negocios en concepto de cargos de acceso para estar en línea y por el tiempo
pasado en ella. Tres alianzas glohalc:5 importantes se han formado para propor-
cionar todo un rango de servicios a los diemcs. Deutsche Tclckom y Fr:incc
Telccom, los dos últimos operadores en Europa, juntos i11vertirfo 4,2 billones
de dólares en un tercer socio, Sprint, el tercer niayor opcr.idor <le larga distancia
en los Estados Unidos. El pronóscico es de 5 billones de dólares en ventas para
c:I año 2000. La alianza, que se llnmar.l Global One, ofrecerá :1 los diences una
única red global alcanzada a través de puntos indiviJu3Jcs de coutacto, con
una tecno!ogb. de vanguardia y un rango de nuevos servicios. Se centrad en
tres segmentos del mcrc;ido internacional de telecomunicaciones: servicios de
voz, daros y video internacionales para clientes corporativos; servicios interna-
cionales para dientes, como tarjetas de l!amada, y nansmisit'in internacional y
soporte para orras empresas de transporte~ internacionales.
E5PACIO El.ECTllÓNICO Y PODER 21 l
Las compañías con expericnci:t en !ntcmct fueron objctil'os preferidos, :isí como
aquellas con experiencia en ISDN (In cccnología de nansmisión de dato~). L:1~
empresas est;idoun idemes adquirieron once e.specialist~s europrns en ISDN. Dos
tercios de hs veinte transacciones más importantes de Europa inYolucraron a
un comprador extranjero.
La desregulación es el paso clave par:t h expansión en cobertura de servicios
)' l.. formación <le albnz.1s globales. Pero los expertos csrán pronosticando que
después de un período de aguda competencia global, unos pocos jugadores
mayores monopolizarán el negocio. En los Estados Unidos, AT&T y;1 cuc:nta
con la infraestructura por toda la nad6n y un sistema de: facturación listos pan
proveer, y cobrar por, los servicios.
Tal vez uno de los nuevos desarrollos más significativos c::s d uso de la \'Veb y
de lo~ fircwaÍÍJ por parte de empresa:. para organizar sus propias redes inter-
nas de compurador;1s. Más que usar costosos sistemas de computación que
requieren de un equipo de expertos y empleados cncrenados, las empresas
pueden usar la \'(!eb para hacer lo que c:sos sistemas hacen por casi ningún
costo y con un reducido equipo de expertos. Las empresa~ puedc::n ahorrar
enormes cantidades de dinero usando la \'v'eb par:1 sus propios propósitos
corporativos internos.
¿Es esto una apropiación privada de un bien público/ Me parece que aquí
hay elementos definidos de ello, especialmente a la vista de los millones de
dólares que las en1presas pueden ahorrar. Lasfirewa/ledincranets ¿son las ciuda-
delas del espacio electrónico: La formación de intrancts privadas en la \Veb es
probablemente una de las instancias más perturbadoras de la cibersegmenta-
ci6n. Me. gustar fa dlr algunos dcc.ules de dio, puesto que es un desarrollo re·
ciente pero que está creciendo muy rápidamente,
En 1995, los negocios descubrieron que la ~'WW era un gran medio para
comunicarse con los clientes, socios e. inversor~. Tal vez. uno de !os primeros
ca.sos y de los m:is conocidos es d de Federal Express, el servicio de correo
internacional, FedEx organizó primero un sitio en b Web en noviembre de
1994 p:u-a que los clientes pudic:ran rastrear sus env/os a lo ancho del mundo
accediendo directamente a la base de datos de FedEx para su seguimienm. FLie
un éxito enorme (y una gr;in diversión para aquellos con el tiempo suficiente
p:.u;i seguir sus paquetes), Alrededor de 12 mil dientes ingresaban di:iriamente,
siguiendo su camino a trav~s de las páginas web para rastrear su propio t!nvfo en
lug,1r de tener un operndor que lo hkia.:1 por ellos. FedE.x n.horr6 aproximada-
f~WACH) ELl,(;l KUNIC..:{J Y PCJlH:R 213
mente dos millones de dóbres. FedEx organizó ;;i.hora también una intranet;
actualmente tiene alrededor de GO sitios web c:n el interior de la compañía.
Muchas compañías están usando la 'w"X'\V/ para organiur redes internas pro•
tegidas por "firewalls". Más allá de usos muy elementales como b informadó11
sobre nuevos desarrollos y los directorios, que pueden ser acrnali1.ados fácil-
mente, estas incr;incts crean el acceso a varias bases de datos de la empresa y
hacc:n que esto sea f~cil de usar por cualquiera dentro de la empresa, sin impor·
taren qué sistema .inform:ltico, 10.fiu.mn:o -z.ona <le tiempo residan estas bases de
datos. A! emplear intranets, las compafi!as pueden :ihora u tiliz~r bases de datos
que prevhmente fueron, de facto, de poca utilidad en la toma de decisiones.
Estas intranets contrastan con sistemas como el Lotus Nares (la principal tec-
nología de rt>d informática interna), que muchas veces tienen m.is complejidad
que la necesaria. son bastante caros y requieren un equipo de expertos.
Las intranets pri1•adas usan la infraestructura y los estándares de l:i. 1nternet
)'dela ~~'W. Esto resulta barato y sorprendentemente eíicientt en comparación
con otros siscem:i.s de comunicación in cerna. Escas intranecs constituyen tam-
bién ::i.menazas para las compañías de 10.ftware gue producen sistemas de red,
que están siendo reempbzados por el recurso más simple de uso de la \'«eb. Los
sistemas de comunicación interna de las compañ/as solr:in requerir una inmenp
sa cantidad de códigos complejos y programas especializados (por ejemplo, Locus
Notes). La Web es más simple y más barara. SAP, un fabricante alemán de soft-
ware, de l ,9 billones de dólares, alcanzó el tope de la industria con sus compli-
c:idos programas para superar b.s diferencias entre sistemas de computación en
una empres:1. Ahora, la \X!cb puede hacer bastnnte de esto más rápidamenre y
de modo mucho más barato. T:111to los programas de Lotus como los de SAi'
requieren d pago de programadores para adecuar y mantener estos sisrem:is.
Ademis, d uso de la \v'eb reduce los costos de entrena.miento, De acuerdo con
los analistas de Business \\í'eek, d HTML. (Hypertext Markup Lmguage) estándar
de la \i?cb h:i emergido como un medio de conrnnicaciones electrónico univer·
sal y sirve como una interfase pam el usuario est:índar con la cual se han forni·
liadzado millones de usu:uios de l'C. Dado que el mismo tipo de programación
puede ser usado en muy diferentes tipos de hnrdware, las corporaciones necesi·
tar:l.n menos programadores para escribir y mantener d Joftware.
Debido a que los buscadores de: la \v'c:b pueden usarse en cualquier tipo de
computadora, la misma información elc:c:trónica puede: sc:r vista por todos los
cmplc:1dos. Las intraners que: usan la \v'cb pueden incorporar todas las computa-
doras, software}' bases de datos de una corporación a un sistem:i único que
permite a todos los emple:tdos encontr;u información dqnde sea que esté en el
sistema. Lm fabricantes de computadoras y .rofitmre han estado crabajantlo en
214 fUF.RA DF.t ESPACIO
Esros des.\rr~ilos han hecho del espacio clectr6nico uno de los sitios para las
opcracio~es del capiral global y la formación de nuc\'as estructuras de poder.
Esto significa que, súbitamente, los dos mayores actores en despacio dcc-
rrónico -d sector corporativo y b sociedad civil-, que hasta hace poco tenfan
poco que ver c:n ere si en el espacio clccrrónico, están acercándose. En el pasado,
los accorcs corporativos operaron amplb.mente con redes informáticas priva-
das, Tan recientemente como en 1993, los negocios to<l:1vfa no habían descu-
hierco lrm:rnct de modo significativo; la World Wide Web -la porción
multimedia! de la Red, con codo su polcnci:il p.ira la comcrci:i.lizacióri- to<lal'fa
no había sido inventada; }' la digirali2.aci611 <le la industria dd emrcccnimicmu
y de los servicios de negocios rodavfa no había cstalb<lt) c:n la escena.
Éste es tambi~n d contexto dentro Jd cual del,cmos leer las tcndc:nci.is
recientes y crecientes hacia b desrc:gulación y la privatización que han hcclw
216 FUERA DI:!. ESrACIO
Este capfmlo reexamina /;z propoJicíón de 1111a importancia declinante del Estado
en la eco110111í11 global. SoJtengo que estll prop0Jicíó11 ha rido alimentada por un
exagerado bifasú m la hipermovilirlad del capitaly 11/J fimdamento co11crpt11a/ que
ttjirma una relación muwamente· exclusiva entre lo 11acio11afy lo global El capltula
11weJtm qm·: 1) el Erttulo mismo ha sido tra wfonnndo por m pa rtiripación m el
dimio y ÍII implementación de sistemm eco11ómic01 globales; y 2) hasta lar industrias
más globales e hipermóviles, tales como /nsfi1111nza¡ y los servicios corporlflivos 11v,w-
Z4dlls. est,in finalmente mmstmdos e11 1111a red global de vfnculor y sitios territoria-
les nacionales con grandes concentraciones de e1tablecimie11tos marai,tles y de proce-
sos de trabajo, m11chn:s de ellos de características estratégirm pam /,i operación del
capital J,ipermóvil. Por este cardcter mratlgico y la demidad rle los rewrsos y los
v/n(Jl/os que concmtra, esta red g~bal podría ur w1 espacio para ki actividarl
regulatoriaJoca{iznda por TI 11 Jittema intemtatal que a m vez se ha intemacio111dímdo.
Pero requerirla wut comide rabie i,movaci6n en el marco pam /,1 regulación y c11 los
objetó! de regT,úuión.
219
220 PU ERA DE!. E.sl'ACJO
están situados en territorios nacionales y que son mucho menos móviles que lo
que sugieren muchos de los comentarios sobre la econorn!a global, Esto señala
posibilidades para el gobierno y un rol para los Estados nacionales gue no esd
típicamente previsto en las proposiciones sobre la importancia declinante del
Estado en la economía global.
Aquí quiera examinar el lado oculto de la glabalizadón, cor1 el objeto de
mostrar que la línea dominante de teorización, con su énfasis en la hipermovi-
lidad y en la liquidez. del capital, es un enfoque parcial; además, es parcial de un
modo que trae aparejadas importantes implicaciones p:ira cuestiones de: l:i.s ca~
pacid:ides regubtorias estatales y no estatales y, más generalmente, cuestiones
de gobierno y de responsabilidad en una economía global. El foco organi2:1dor
aquí es la economía espaci:i.1 de hts industrias de b. informaci6n en un momento
en que el desarrollo de la telemática maximiza el potencial para la dispersión y
la movilidad gcográficns. Intentaré mostrar cómo h cconomla espacial para los
nuevos y principales procesos ccon6micos transnacionales diverge de modo sig-
nificativo de la du:i.lidad global-nacional presupuesta en muchos :inifois sobre
la economía glob~l. La racionalidad sustantiva para. este examen es incrementar
nue.\tra comprensión de las cuestiones de gobierno y de responsabilidad en b
i:conomía global.
Dos proposiciones orpnizan mi análisis (plra descripciones más <letaJb.
das, ,·é:tsc Sassrn, 1991; 199-i; 1996). Una de ellas es qU<:, en una gran medi-
da, la economía global se materializa en procesos concretos situados en luga-
res especfficos, )' que esto se puede so51ener tam bit:n ¡,ara las más ;wam.a<las
industrias de la información. Es nectsario que: distingamos entre la capacidad
par:t la transmisión/comunicación global y la.s condiciones materiales c¡ue hacen
esto posible.
La segunda proposición es qut: b dispersión espacia1 <le la actividad cconÓ·
mica posibilitada por la tdemática contribuye a una exp.rnsión de las funciones
centrales si esta dispersi6n tiene lugar bajo una concinua conct:ntraci6n en el
control, la propiedad y la apropiación de las ganancias que caractaiza al actual
sistema económica. Más concepmalmcntc, podemos preguntar si un sistema
económko con fuerces tendencias hacia esta concentración puede tener una
economía espacia! a la que !e falten punros de aglomeración física.
De est;is dos proposiciones he derivado una serie de vías analíticas hacia
cuestiones de lugar y producción}', con ello, hacia la rescricdón a un lug~r de
los procesos clave <lt: la globaliz:1ción económica. Recuperar esta restricción a
un lugar ilumin:.i ciertos aspectos aceica del rol dd Estado en la actual econo-
mía de la in formación global. que son fácilmente dejados de lado en la.~ discu-
siones sobre l:i hipcrmm·ilidad dt: la producción de información.
EL E..\T,\00 Y !.A CIUDAD GLOBAL... 2.ll
l Por ejemplo, Frandl, que se cncuentr.1 entre los principales provccdore, de servido1 de
in formación y de servicio, de ingeniería indumial de Europa, y que posee: una füme, aunque nn
sobreuliemc, posición en los 1,er.·ic,01 fi nandctos y de seguros, se hJ cncomr:ido rn una crccicn·
!<' desvcn12ja en cu1nto a los scrvicios lcg,,lcs y contables. Lis emprc~s lcg1b frJnccsai padecen
una dcsvcnllja panicular, ya que h ley ,rnglosJjom domin~ bs rr.1nsaccioncs intetnadonalC$.
Aquellas cmprcs;1s c.xtr~njeras que poicen ofldnls m París dominan la provisión de servidos
brindados. las nece.síd.,des legales de las empre.as que opcr.1n intcrn~cion.ilmemc, 1:1nm de bs
ernpr..-s:ts fr2nc~:1s como tic las exttanj~r.l.s que operan fuer2 ,le Fr~ncfa.
224 FUEI\A DEl. ESrAClO
En el otro extremo, el hecho <le que muchas de: estas industrias operen par-
cialmente en esp~cios electrónicos genera cuestiones de control gue derivan de
las propiedades clave de las nuevas tecnologías de la información, b:í.sicamenie
los órdenes de magnitud en los vol umenes comerciales guc son posibles gracias
a !a velocid;,d y al hecho de que el espacio electr6nico no está :uado a jurisdic-
ciones convencionales. Aquí ya no es simplemente una cuestión dc c.ip:lcid:id
del Estado para gobernar estos procesos, sino también de la capacidad par:.1
hacerlo en b parte dd sector privado, es decir, de los principales actores involu-
cr~dos en la planificación y la operación en escos mercados electrónicos. Ejem-
plos elementales y bien conocidos de este reina del control son las caídas de los
mercados accionarios atribuidas al comercio de programas dcccr6nicos y a dc-
cÍ5Íoncs de inversión o dcsinvcrsi6n en una moneda o en un mercado emergen·
ce implementadas globalmente, que se asemejan a una especie de estampida
mundial, facilitadas por d hecho de la integración global y la ejecución instan·
tánea mundial, La crisis mexicana y sus consecuencias son un ejemplo de esto;
también lo es la caída de la Banca Barings en Gran Bretaña.
Los temas c~p~cfÍlcos pbntc:ados por cs1as dos v:u-iabb, es decir, la restricción
a un lugar y b \'clocidad/virrualización, son relativamente distintivos de aquellos
tfpicamerite planteados en el contexto de la dualidad nacional-global. Como ar-
gumenté en la Introducción-y volveré ,l repetir-, d enfoque sobre esta dualidad
lleva a proposidon~s mis bien fromales sobre la importancia declinante del Esta·
do frente a los actores económicos globales. Esto es, en parte, un resultado de b
tendencia ab:w:adora en los an:i.lisis económicos de la globaliración y las indus-
trias de la información para enfatizar ciertos aspectos: los productos de la industria
más que los procesos de producción involucrados, la capacidad para las tr:msmi·
sionc.s insm1tincas alrededor del mundo más que la infraestructura necesaria para
esta capacidad, la incapacidad dt'I Esr:ido para regubr aquellos productos y esa
capacidad en la medida en que se extienden más allá del Estado-n.aci~n. Y codo
esto es en sí mismo rd:1tiv3mcntc correcto; pero es una reseña parcial de las impli-
caciones de la globalíiación para el gobierno.
Un enfoque sobre las propiedadescla\'C de las nuevas tecnologías, rales como
la velocidad, )' sus implicaciones para bs cuestiones de gobierno ilumin:1 la
medida en qui! podemos estar confro11c:1ndo una completa nut:1':'. configura-
ción, que no puede $er explicada con bs interpretaciones que domina11 gran
parte del pensamiento sobre el gobierno en una economía ¡;loba!. No es can
sólo un;1 cuestión de coordinación y orden en un:i economía espaci1I que tmscien-
de a un Estado individua!, sino una nueva v:1ri:1ble cu:1litadva; tecnologías que
producen resultados gue el aparato exisiente, tanto privado corno gubernament::il,
no puede manejar porque son procesos encastrados en un:1 velocidad que ha
EL ES"!i\DO Y!.\ CIUDAD Gt.OllAt.... 227
posición de que hay una nueva dinámict par:. la aglomeración en los servicios cor-
por:1rivos avania<los debido a su fünción como un complejo <le producción, un
cornplcjo que sirve a las centrale:, corporati\':l.5 pero que tiene caracterí,tic;u Jistinri-
v:is en cuanto a la ubicación)' la producción. Son rnos complejos de servicios :t b
producción más que las centrales de hs emprcs:is, en general, los que se benefician y,
a menudo, ncccsiran una ubicnción en b ciudad. Vemos esta dinfo1ic:\ p,ua la aglo-
mm.ción opaando en diferentes niveles de b jcrnryuí:i urbana, desde la global a b
regional. Alguno.s ciudades concentran la infraestructura y los servicios que produ-
cen una capacidad parad comrol y el sm•icio global.
En resulllen, con el potencial para la capacidad parad control global ciertas
ciudades se están convirtiendo en puntos nodales en un vasto sistema de cornu-
riic.iciom:s y mercado, Los avances en electrónica y telecomunicaciones han
transformado grngráficamentc: a ciudadc:s distantes en cc:mro~ para la comuni-
cación global y la ges¡ión a brga distancia. Pero el control centralizado y la
gestión sobre una serie geográficamcnre dispersa de planeas, oficinas y venta de
servicios no resulta inevitablemente en un "sistema mundial". Requiere el de•
sarrollo de un vasto rango de servicios ab.menr.: especializados y de gestión y
conuol de máximo nivel,
Lu próximas tres secciones desarrollan estos temas con detalle.
mente con las empresas verticalmente integradas, las ciudades podrían haber
sido si1ios de producción de servicios menos significativos. Las acrividades de
servicios se habrían cr:isladado fuera de las ciudades como parte de las mudan-
z.as por parce de: las grandes empresas, de !as cuales ellas eran tan sólo un com-
ponen re; podría haber habido nrncha mas dispersión geográfica de los empleos
de servicios especializados gue b que hay ahor.1 1 si bien estos empleos, por
supuesco, podrían h:iber estado incluidos en la clasificad6n induscrial de las
cm¡m:sas más importante~, que no eran necesariamente empresas de servicios.
Discutiré estas dos variables a continuación.
6 A mvés Je un anilish input·olltput entre los ~lí.os 1972-l ')87, hrmo1 examinado el mo de
commodi1frs hu;1d3l en los Sc!'l'icius en once inJumi:u <le cumo <lfgi1os SIC (StanJ,rd Indumi;il
Cl:usific.uioro), desde el comrrcio .ll por 1myor ha.stJ la m inerfa. L:1< indumias bas:idos en ,ervidos
e,.min~d:u como insumos intermedios de n,mmodirfrs, haita d rodigo de cu~1ro dígitos sic, inclu-
yeron, rnue orr;u, ~ los ser\licio1 financic1 os, Je ,cguros )' <le negocios. PJra ii mpi ilkar, las sigui en•
les dfr.s c:ubKn sólo el periodo 1972, 1982, porque luego de or~ fcch~ b com¡,mción se vuelve
dem;.;iido compliCJd;i parJ sei descrita en un~ nota al pie de la p2gina. De cod;is bs com bin1doncs
de indusirias ~tudi,das, d nivd de in,u rnoi de ser,icios pmvenien1c Je], indumi~ financiera fue
d mi! imporun1c, 1ripliclndos,: emrc 1972 y !')82, m loi bancos, l0Hc-gu1os yd come1ciD ~r por
mayor. Donde d uso de 101 m,·icios de negocios ~umentó mis nu.rCJ.dimcntc füc en los sigui mtcs
grupos de induwias: vehículos automotores y equipamiento, compliifas de ,cguro,, comercio al
por 111l)'OJ y operacione< b1J1oria,. El uso de los lcrvicios J., negocios en esf;,s ul ti mal ,e 1riplicó }'
111,ÍI deide 1972:,, l')SZ. (Par.l >Hla descripción com¡,lcti, vfasc Sa1scn y Orlow, 1995.)
7 Pira un debue sohr,: b liceutura y b, tendcr,cias mil ,mpli:a.s que dc$c.11um decr.11 de la
posibilidad de!, íonmción de un sector independiente de s~rvicios a l.1 producción, vé.ise Sassen,
1991: cap. 5.
EL F.Sli\DO Y LA CIUDAD GI.Oíl,\L. .. 231
cionales top tiein:n una participación muy elevada en l:i.s operaciones ex¡ranje·
ras: las diez. mayores corpornciunes trans1ucionales en el mundo tonfan el 61 %
del total de sus ven[as en el exterior. El promedio para las cie11,m·aj•ores corpo-
~ciones er:,. casi del 50%.
Lo ciue e.seas cifras muesm,n e.~ una vasta operación <füpersa a naves de una
multiplicid:td de ubicaciones. Esto genera una gran demanda de ~crvicios a la
producción, desde la contaduría intern:.1cional hasta h publicidad. Operacio-
nes tan vastas como ésr:,s alimentaron la expansión de las funcion<!s de gestión
central, coordinación, control y servicios. Algunas de estas funciones son desa-
rrolladas en bs cas:is matrices, :ilgunas son compr.i.das u conmnadas, alimen-
tando, con ello, el crecimiento del complejo de servicios a b producción.
Por orr:i parte, d tiempo mstituye d peso de estos sectores como fuc!"Z.l para la
aglomeración. En el pasarlo, la pr('sion del peso de los insumos, desde mineral de
hierro h:1.sra productos :1grícol:i.s sin procesar, íuc un:t fuen::1. mayor qm: llevó a la
agl()mcr:ición en los sitios donde estaban loe.u izados b m:iyorcamidad de insumos.
Hoy en día, la: aceleración de las transacciones cconómic:isyd interés puesto en el
tiempo han creado nuevas fuerz.,s p:ira l::t :1.glomernción. Esto se da cada vez. me•
nos en el caso de las operaciones de rutina, Pero allí donde el tiempo es esencial,
como lo es ac1ualmen1e en muchos de lo5 secroces líderes de estas industrias, los
beneficios de b nglomeración todavía son en extremo devados -h:ista el punrn en
que no es simplemente una ventaja en los costos sino una disposición indispensa-
ble. Esto además queda claro por la ubicaci6n central del mercado en muchas de
fos r:i.mas más especulativas e innovadoras de las finanzas. La especulaci6n y la
inno1'ación en el conrexco de la dc:sregulación y la globaliz.:ición han aherado
profundamente l.1 operación dd merci.do en l:i. industria, promoviendo una ineS·
tabilidad mucho mayor. Bajo estas condiciones, la aglomeración acarrea ventajas
adicionales en la medida en que el mercado se vuelye un sitio clave p:1.rn nuevas
oportunidades de ganancias y la. vdocidad es esencial. (S:issen, 1991: caps. 2-4:
Mi1chdson y\X'heder, 1994: pero vb.sc también Lyo11s ySalrnon, 1995.)
Esta combinación de res tr icci oncs sugiere que la aglomeración de servicios a
la producción en las grandes ciudades cormiruye actualmente un complejo de
producci6n. Este complejo de servicios está índm:unente conectado con el
mundo de las centrales corporativas: son frecuentemente vistos como forman-
do un complejo fusionado de central-servicios corporativos. Pero en mi lectur;i,
necesitamos distinguidos.9 Si bien es cierto gue las oficinas centrales tienden
porque no •e empalmln f:lcilmentc 'f, por Jo tanto, no !<>n lo.1 prcícridos p3ta con~rar iitios
laterales múltiples. E.seos si1iemas licndcn a m inmlladm sobre vías de <:amino preexiHentes, ya
sea en rieles, agua o auropinas {Moss, 1~91}. El cr<'Ciente uso de simmas de C.br3 ó¡,rica lleva,
por Jo tanto, a fortalcc:er:1 bs príncipalcsconccmr.:1ciones de 1efrcomunic;icioncsy.1 cxi11en1cs ¡~ por
lo timo, a hs jcrarqufas ya exiitcntcs. {Vé.m tambiln d c.1pkulo S.)
l> Es comiln en l¡ líteratura en gcncril )' en algunos estudios un poco m:b .iC"adémico¡ util iuir
la conC'enmción de oficinas cen rrales como un indicador de •i 11 ciudad es un centro de negocios
intcrnacionJ.l. L1 pfoiida de ems ofid11Js e• interpretada ciuonces como una C3!da de b. siu1a-
do n de la ciudad. El uso de la. conccn1ud6n de la, nfkin:u con erales rnmo un Indice es en
icalidad un2 medid• problcmátiCl dada b forma en la que hs corpnradoncs .-~rfo cla,ificadas,
S;ihcr cu.:\ks ofidn,s concc11 trJ! en 101 pi incip.tlcs centros fin:tncieros y de negocios depende de
llll n•ímero de v:iri.,bles .. En primer lu¡;:,1, ll forma en que medimos o simplemente co11t.1mos
mJ.S oficina1 hace una diferencia. Frccucnttrncntc, 1a medida d.wc es d tamaño de l. em¡m:sa '"'
tfoninos del c1nplco y las ingrc1os piomcdio. En ate e.aso, :i.l¡;u1m de las cmprcm m:is grandes
Jd mundo ,.¡n son n11m1factureras y much~s tienen sus olidnu ccutrJ.!cs próximas a su princi-
pal complejo fabril, .,lgo qt1c no puede $llmitr en una ¡:ran ciudJJ debido a las límites cip:icialcs.
E.1,1 empreia, ,u den tener. sin emba1go, oficin1s 1ccundlri~1 en l.,s ¡;rantles ciudJJt's, p;1r.1 ÍUn·
El. FSrADO Y I.A CIUDAD GLOBAi
futrl~ en bs gr:mdes corporaciones. Schw:mz (1992) notó qu" b.s grandes .em¡,re1a1 loc~li1.:uh1
en d Jrea metropolitana de NucvJ York cominúan us:1.n do Lu cm prcsa1 de ,\fanhanan ¡ma sJtis-
faccr.lJ nuyor/a de sus ncccs¡dJd.:s <lc·mvicioi.
11 Una ('ategarfa m,1ydiferen1ea través de b cu~\ mucho, Je mos :u;unros putden ser ex;imina•
dos es fa de ~ccn11alída<l", Lu corrdacionc! e;pac:i:\Jcs de la centr:i.lidJd anualmenu: pueden 11umi1
unl multiplicidad de formas, d~dc d tradicion:tl Ji.mito cmcral de nq;ocio1 h11ca un.a ~d metro•
poliuna de nodo, cconomkoi Íntcensamcmeronectada vfa 1demitica (v~aic el capitulo 8}. Ex:uni-
nando la cvidcnci, de: un 'r.1Sto mlmcro de gr:1ndc, ciudadei, oncon¡¡¿ una el.ira 1c11dencfa hacia
una ccmr:ilidad, pero con un rango mucho rná.$ amplio de corrcbcion« «pacia!t< q uc Jo, cradkio-
nale1 dimiros de negocios. Ll tdcm:ítica y cl crccim iento de una economía ¡;Joba.l, ambos intdn·
secamente conecmlos, han connibuidu a un, n11t'V:I gcografra de b centralidad (y de la marginl·
lidad). P:i.ra 1irnpli/ic:ir l!ll m:iliiis ya re:ilii.,do en otr, publiradán (Sasscn, 1994), actu:umcme
c.~imn cuatro forrnJ5 de centralidad. Primero, el distrito centr.! de negocio1 conrin,ia siendo una
forma cla,·c de cenrr:,lidad, aunque y:i no es simplcmen1c un.i. rcbción directa cnnc centralidad y
entidades geogdfic.:u tales como los distrito, cenrr:.Jes, o los centros de negocios, como suc.,dia eu
el pasado. Sino que d dimi10 central de negocios de lo., principales centros de n~ocios inicrnacio-
nalc.s fue profundamente reconfigur~do por d c:unbio i.-cnolágirn )' cconomirn.
En segundo lupr, d centro pt1ede cxtendcr,chacia 11n irea metropolitana en!~ forma de Unl
red de nq,dos de incensa ac1ivida.d de negocios. E.sra red regional de nodoi representa, cn mi
an:Úi1is, una 1cconstitución dd concepto de regi6n. Lcjru de ncu1r:Ji:ur la gcograffa, la red regio-
nal ricnde a estar incorpor ad:i a forrnas co1J\'mcionalcs de infrlestrucrura com unicacian1l, en
<'.Speci.,J los dpidos ri~b y autopistas que conectan los aeroptic!tas. Tal vtt ir6nicamente, b
infraemucmra convencional tiend~ ~ maximiz..~t los beneficios económicos de1iVldos de la tde·
m:!tic:,. Pienso que ésta es una cuesrió n importante que de alguna nianer~ 1c ha perdido en bs
discusiones acere;. de la ncutrali:iación <le la geograffa a través de la tdcmátic~. En tercer fugar,
cst~mo~ frente a b fnrmaci6n de un Mantro· transtcr1i1ori:>.I constituido vfa tdcm:ltici y rr~ ns.1~·
cio ncs ec-onómias intcns.u. La más podcro1. de mas m1c1':\s geog1aflas de la ccntnlidad en el
nivd inrctu rbano une los principale.s cenuos frnancitro1 y de negocios: Nuc:v:, York, Londres,
lúkio, Par/$, F1ankforr, Zurieh, Ammrdam, Los Angeles, Sydncy y Hong Kong, cnm otros.
Pero cm gcogr~fla ahora iambién incluy,: ch,d~des como Sa11 Pab)o y Bomb;iy, La intensidad de
los tr.,ns:tccioncs emreescas ciudades, en cspcdal a w.vés de los mercados Ílnandero.1,dd comer·
do de servicios y de bs in versiones, se ha incrementado mucad.m1c111t, y rambién lo ha11 hecho
101 ónlenes de magnitud involucudos, En cuarto Jugar, nueva, formal de centralidad 1c están
co1111i111)'l!nd1> en los espacios generados dcccr6nitamcn1c (v~ase d c:ip[mlo 8). LJ ciudad es un
shio estratégico en las tres primeras de estas formas de c~nttalidad.
1:1. ES"li\.00 Y !.A CIUDAD Gl.01:lt,L. •• 237
unas pocas observaciones (véase también Abu-Lughod, 1995). El caso de:: Miami,
por ejemplo, nos deja ver, casi a modo de labor:1todo, cómo un nuevo ;ec:tor
corporativo inrc:rnacion.'l! puede ser impbntndo en un sitio. Nos permite en•
tender algo sobre la dinámica de la globalización eh el período :1ctual y cómo es
incrustacfo. en un lug:u. Miami ha emergido como tJn sitio regional significativo
para las funciones de la ciudad global. si bien carece de una larga hiswria como
cc:ntrtJ bancario y de negocios inrcrn:tcional, a difm:ncia del caso de ciudades
globales como Nueva York o Londres.
El caso de Toronto, una ciudad cuyo distrito financiero fue levancado sólo
en af10s reciences, nos permite ver la medida en gue la presión hada la caneen·
craci6n espacial de las empresas ftn:1ncierJs está imbricada en una dinámica
econ6mic:1 en vez de ser una consecuencia de haber hc:redado una infr:icstmc-
tura levantada en d pasado, como uno podrí:i pensar que fue d caso de cierto5
centros más antiguos como Londres o Nueva York. 12 Pero d caso también
muestra que son especialmente ciertas industrias bs gue están sujetas a la pre-
sión de la concc::ncración espacbl, básicamente las finam..as y sus industrias her-
manas (Gad, 1991:Todd, 1995).
El caso de Sydney ilumina la interacción entre una escala económica vasta,
continental, y hs presiones hacia la concentración espacial. Más que fomilecer
la mu!tipolaridad de! sis rema urbano australiano, los desarrollos de la década de
1980 -incrementada internacionalización de la economía australiana, fuertes
aumentos en la inversión extranjera, un notable desplazamiento hacia las finan·
zas, los bienes raíces y los servicio, a la producción-concribnyeron a una mayor
concentración de las principales actividades y actores económicos en Sydney.
Esto incluyó una pérdida en la participación en em1s actividades y actores para
1) Exis,e una lircr~tur, alumcnre e>pedalizada )' en rápido crecirnicrno que se centra en Lis
dif,mitcs da.ses de conexiones económicas que unen a las dud;idci, tra.l'CS de los lrmitcl nacio-
n,,b (Ca>tdls, 1989; Noycllc )' Dmb, 1988; D•nid, y Moubert, 1991; L9·shon, Danids y
Thrift, 1987; Sa.ssrn, 1991).
16 Exim, una dar~ evidencia de que el desarrollo de las empresas de servicios corporati~s
multinacionales estuvo ~soci~do con las n('ccsid:i.dcs de las cmprcsJ.S transnJcionilcs. Una empre-
s~ de publicidld multinacional p11ede ofrecer publicidad glob3) a un .~egmento cspcdlico de
dientes potenciales en el nivd mundial. Adrm~s. la integración ¡:lnb.1! de las f.liaJcs y de lo~
mercados requiere que se haga uio <le la informaci6n y de la tccnologí~ de tdccomunic3ción
avantacfas, lo qu,c ,puede ser signi fiutil"o para UJJJ importame porción de co.<ros (nr> sólo costos
opuacion:tlcr,'sino tambj¿n, y quit..is m.ú impomore, costo¡ de invmigJCÍÓn y desarrollo para
lo$ nuevos productos o p.ira nt1cvos .avances en productos ya existentes, La necesidad de econo-
mfas a csc:,fa en todos enos frentes contribuye," cxplic.1r d 1ccien1c lnctcmcnto de fusiones y
adquisidonei, lo que ha conio!idado b posición Je unu poos empresas muy grondQ en muchas
de c.ias industria..,, y h• farralecii.lo rnns,:cucn1emenrc los vln etllos 1ransfronteriw, entre las ubi-
caciones cl1vc que conccnl rJn bs instabcíoncs de 1dccom11nk:idone1 ne,.csi!Jd~s. Han cmcq;ido
como cmprem q11e p11edcn controlar un, p:irte significativa de los mcrc.idos nacionales e imcr-
n~cionalts. El r.ípido incremento en las invnsíones eictrsnjer.,s dirtctas en los servicios se cncuen-
lra íumcmcnte ligldo wn la cr~icmc 1cndcncü cnrrc las cmprcs1, de ser.idos líderes p~,~
operar uanmacionalmcntc. L, acción de ~ubcontr>t>r 1e:iliz.1d:1 por las grandes empresas y b
muhiplicid:id de los mcrc.1do1 cspccialiudos han significado q,1e bs pequcnJS em¡,rcus inde-
pendientes rambic!n pued~n prosperar en los grJndcs ccnrros {Smm, 1991; Noydle y Dutb,
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Índice temático
2G5
266 tos ESPECTROS DE IA GLOML.17.AC!óN
56, 57, tí l, 62. 119, 173, 174. 178, 17'), 182, 18.3,
reubicación dd poder en, 45. 192, 193: 1'~.'.I.Se t~mbién M11jrm tra-
capadd:td rq;tdarnria de, véase Re,<?,U· bajadoras, /mnigra,m.
/,ación. po!ftica inmigracoria y, 50-53, 61.
y <lecechos del capital, 24, 25, 221, }'desigualdad<:$ en la generación de ga•
223,224. nancias )' en la capacidad p~ra los in-
solimní:1 de, 24, 25, 37, 39, 50, 62, grcsos, 122, 123, 161·168, 174,175,
111-J 13, 11S, 126·137. 187, 188.
tcrritllria!idad y, 29, 111-113, 126, en la ecormmfa informal, véase Econo-
135, mfa informal
transformación de, 21, 25, 37, 3 8, 56, en Japón, 97, 98, l 00,
57. 61,136. bajo salario, 67, 78-84, 94, 95, 97,
como unidad para d análisis, 240. 103, 101. 119, 121, 139.15s, t67,
Escado,nación, \'éasc btado. 171,176,186,187.
Estatismo, 5 7, 129. en d sector. manufacrnrcro, véase Sec•
Emici<lad, 29, 119. tor manufacwrrro.
Europa, 42, 58, 89·91, 133, 162, 165. tiempo parcial, 170.
r~des dc comuniocioncs en, 207,209, pobriudóncn,79,80, 121.149,151,
211,212. 161, 162, 167-175.
inmigrante~ hacia los EstaJns Unidos y recstrucrmación de mercados labo·
dc,46,64,67-69, 78,102. ralcs, 171-175,
Explotación de granjas, 140, 141. en el sector serYicios, vbsc Sector sa•
vicios.
Federal Express (FedEx), 212,213. y reurganización social dd proceso de
Filipinas, filipinos, 68, 69, 72, 73, 76, trabajo, 81, 149,
Japón y, 87-!!9, 93, 97-101. tecnología y, 81,149, ISO.
Florida, 46, 69, 154. tranmacionalizaci6n de, 24,231,232.
Fondo Monetario Internacional (FMI ), 25. des,mpleo y, 75, 76, 78, 146, 147.
Fnrdhani University, 156. sindicatos y, 82, 149, 152, 182, 184,
Francia, 92, 232, 238. 187.
redes de comunicaciones en, 206-211. proce5os de valoriudón y dcsvalori-
inmigrantes en, 41, 42, 57, 58. taci6n y, 16-21, 119-126.
Francc Tclccom, 210. jornales y salarios de, véase J~malr, y
Francfon, 205. salarioJ.
Fuerza de trabajo, 16-19, mujo;:res en, 15, 17, 104, 114, 118-
y empresas precaria,\, véa.sc Economla 122, 140, 141, 171: vhst tambicn
in_fonnal M11jms rrabajadorat, /11mi'gra11te.
universitarios, 1GS-171.
desaventajados, de.walorizaci ón, 1G. Género, véase A11álitfr fominiir,1 d( /11 eco-
iiw~rsión e.ltranjera, 74-78. mm1fa global
altos ingrtSos, 124, 125, l 67. General Agreement on Tariffs ~nd Tr~dc
in rnigramcs en, 16-17, 21, 66, 67, 83, (GATT), 25, 40, 50.
84, 90, 93, 91, 100, 103-107, 118, General Elo::crric, 205.
1Nl'lJCF. TF.MATlCO 269
e incremento en los mbajos de bajo sala· Japón y, 77, 87, 90·93, 102, 106.
ria, 78-83, 102, 103. Íemmino, 70, 71, 97,100,114, 121,
indumialiución y, 145-l 4S. 126, 154, l'éase también M11jtres m1-
Jap6n y, 77. baj11dorm, /11111igra111es.
c:i.mbioH:n l %0, 65-73, 89, 90, 144, invcr5ión extranjer.1 y, l'éasc /11~rm'ó11
145. r:cmmjaa, i,,,,, igraci611 y,
número admitido por sexo, l S5. ilcgal/indocL1mcntado, 44, 51, 55, 59,
origen regional de, 67-69, 89. 60,64,G5, 83,84,87,88,91,93-98,
establecimiento regional de, 69, 78,
79.
1ºº· 1.33, 152. l 54. 182.
industri;1lizadón y, 139-148, 158,
aumento m, 65, 67. economía informal y, 66, 78, 177-179,
y los Escados Unidos como ciem de 181-183, 190,192.
oportunidad, 77, 147, 148. en Japó 11, véase Japón, i11rm"gmnres m.
Véase también Polítira inmigrati,114, y l'Íncu]os c1mc países, 66, 71-73, 76-
Estados U11idos. 78, 84, 89, 90, !O~ 147,148.
Ingreso yculmras locali2adas en ciudades, 29.
población de altos íngresos, 124, 125, oposición a, 63,
ISO, 151,167, 185-188, 195. sobn::población como causa de, 70-73.
población de bajos ingresos, 184-196. patrones de, 40, 65, 67, 88.
Vbsc cambién Jomal(i y salarios. pobreza como causa de, 70-73, 87,
Indi.l, 68, 208. 102.
Indochin~,47,72,84. argumencos dominamcs sobre las cau-
1nd onesia, 68, 76, 92, 208. sas de, 63, 64, 70-73. 84, 87, 145.
lndumialización, mujeres trabajadoras)', refugiados, 38, 41, 43, 47, 50, 53, 57·
140-148. 59, 61, 67, 133.
Industrias, 18, 21, 24, 121, 149, I 64. derechos de 38, 40-46, 54-Gl, 13!•
dcgradad6n en, 81. 133.
modernización en, 142, 143. en los Esr.1do, Unidos, véase inmigra·
intensidad del servicio en, 205, dón hacia IM F.!t,uÚ,s UnidiJJ.
servicios espccialiudos en, 121, 122, en fueru de tt:ibajo. 15-17, 27, 31,
163, 165, 175, 184, 195, 196,203, 66,69,74-76,93,97, 100,104,107,
204, 229-234, IM, 124, 141, 148, 154, 156, 171,
lndumi~ de la informaci6n, 18, 19, 2.-1, 186, 231, véase también M11jm1 tm-
205, 219-221, 225,227,232. bajttdonu, fmnigran/e/,
análisis corrientes de, 227. Jrán, emigr.1ci6n h:i.cia. Japón desde, 88,
inmars:u, 209. 99-101.
lnrfa, 21 O, Irlanda, 207.
lntemational Cmwenanr on Economic, isdn, 207,212.
Socia! and Cultural Righrs, 132. Italia, 68, 183.
lnterntc (Ncc}, 30, 201, 202, 208, 2J0-
215, 217. Jamaict, 68, 89.
Inversión extranjera, inmigración y, GG, Japón, 69,207,208, 238.
71-78, 140, 146,.147. invmión c:,-mnjaa y, 77, 87, 90·93,
INDICE. Tt:M.ATJCO 271
Prefacio ........................................................................................................ 7
Prólogo ........................................................................................................ 9
Introducción. ;De: qui¿n es la ciudad? La globalización
y la constituci6n de nuevas demandas .................................................. ~. lS
Parte I
Personas en fuga
P,utt: 11
1'vlujcres bajo fuego
Partr: lil
M:¡I servicio
275
27G 1.05 !'.SPEC:fRO!i ()(! L'\ m.Ol!ALIZACJÓN
Parre IV
Fucr:i. dd espacio