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EXTRACTIVISMO Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN LATINOAMÉRICA:

CHILE Y COLOMBIA

Luis Carlos Pérez Rivera1

“Las tierras quedaban tan exhaustas como los trabajadores: a las tierras les robaban el
humus y a los trabajadores los pulmones, pero siempre había nuevas tierras para explotar
y más trabajadores para exterminar.” – Eduardo Galeano [Las venas abiertas de América
Latina]

El principal interés del documento se remite a la pregunta sobre las implicaciones del modelo
extractivista en el continente Latinoamericano, y cómo estas a su vez pueden traer como
consecuencia la conformación de movimientos sociales que hacen llamado a procesos de
resistencia por la defensa de los recursos naturales en los pueblos de América Latina. En este
documento reposan dos casos específicos: Chile y Colombia; la intención se centra en un
marco de análisis teórico-narrativo sobre estos procesos de resistencia, los resultados y el
contexto histórico-económico del continente, que no evoluciona del modelo extractivo.

Contexto:
Se toma como punto de partida el “descubrimiento” del nuevo mundo en 1492 como designio
divino, así lo deja ver la historiografía europea que se centra en lo hecho por los ibéricos en
las tierras descubiertas por Cristóbal Colón, que se centra en esta parte del mundo olvidando
lo realizado por otras civilizaciones como los chinos, o los Polinésicos.
Para el siglo XVI las transformaciones que había sufrido el nuevo continente eran muchas,
mientras que Portugal trabajaba e intercambiaba telas y especias, España esclavizó las
familias aborígenes para la extracción de oro y plata para embarcarlas con camino al antiguo
continente, resaltando la imagen de dominio frente al mundo, hablando del lenguaje
estrictamente la palabra dominio resalta el poder del hombre frente a la naturaleza, sin
embargo, hay que hacer varias precisiones antes de entablar las consecuencias directas de
este suceso que abre el espectro de mercantilización o capitalismo en el continente: como
primero, no fue un descubrimiento, fue el encuentro de dos culturas con dos visiones distintas
de mundo, en el que Europa actúa como sujeto y América actúa como objeto en el genocidio
más grande de la historia. Segundo, la concepción sobre el descubrimiento no es posible sin
la creación de mapas, conocimientos botánicos y médicos para salvar al mundo de la barbarie
y el paganismo. Colón muere sin saber que descubrió un continente, o nuevas tierras

1
El Estudiante en mención, es estudiante de la Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias
Sociales de la Universidad Distrital, el escrito en desarrollo es el producto final del espacio académico
electivo: Modernidad y Teoría Crítica.
Para salvar al mundo, Europa empieza a actuar como una empresa tecno-científica en la que
empieza en primera media, con una posesión simbólica de superioridad frente al aborigen,
segundo, realizando una ocupación material dentro del territorio, que comienza con la llegada
de las tres embarcaciones que venían buscando la India originalmente y tercero, una
repoblación de tierras con la llegada de los ejércitos del antiguo continente y la posterior
esclavización, muerte y mezcla con las familias que ya habitaban este “nuevo” mundo; a
partir de lo anteriormente explicado comienza la relación entre ciencia e imperio en
occidente.
Esa concepción de ciencia e imperio es causante de grandes cambios históricos a través de
las herramientas al servicio de los seres humanos (técnica, económico, político, natural y
divino), es menester ver la tecnología como herramientas importantes al servicio del imperio,
los barcos, las velas y los cañones no son objetos pasivos en el nuevo mundo, sino que son
actores que deben tenerse en cuenta para la forma en la que fue escrita la historia del nuevo
mundo, que luego, y con el modelo económico imperante se empieza a vislumbrar las formas
con las cuales los habitantes originarios de este continente eran desnaturalizados de sus
creencias y esclavizados para la exportación de oro y plata al viejo continente.
La segunda parte de la contextualización se centra sobre sobre las cuatro generaciones de
extractivismo que habla Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo del Centro Latino Americano
de Ecología Social, entendiendo que como primera medida se entiende como extractivismo
toda aquella actividad que extrae en grandes volúmenes recursos naturales, orientados a la
exportación. La “Primera generación, corresponde a la época de la colonia, donde la
extracción dependía de la fuerza de trabajo humana y animal, con volúmenes menores de
remoción, baja tecnología, y vinculación económica dependiente con las metrópolis.
Segunda generación, muy evidente desde fines del siglo XVIII, incluyendo el siglo XIX y
principios del siglo XX, supone la introducción de maquinaria más ecologizada (máquina de
vapor, los primeros motores de combustible en minería, etc.), orientada al mercado exterior.
En algunos casos persiste hasta el día de hoy. Tercera generación, donde nos encontramos en
la actualidad, supone el uso intensivo de maquinaria, como ocurre con la megaminería a cielo
abierto, la extracción petrolera a alta profundidad o los monocultivos, donde las escalas 13
de remoción de recursos están en el orden de los millones de toneladas (o de barriles de
petróleo), ocupando superficies de miles a millones de hectáreas (como se observa con la
soja en el Cono Sur). Para lograr estos volúmenes se recurre al uso intensivo de insumos
químicos (como cianuro o mercurio en la minería, aditivos en los pozos petroleros, o
agrotóxicos en la agricultura). Este extractivismo lleva aparejado un enorme consumo de
energía, que amplifica los impactos de la actividad.
Cuarta generación, es la fase extractivista que podemos proyectar para el futuro, cuyo
ejemplo más claro es el fracking para la extracción de hidrocarburos. En este caso el consumo
de energía y materia en las operaciones son muy altos, y ya no solo implica la extracción,
sino el estrujamiento de la tierra para forzar la apropiación de esos hidrocarburos. En América
Latina, actualmente vivimos una fase de apogeo de la tercera generación. Todos los países
sudamericanos tienen planes extractivistas en lo petrolero, en lo minero o en lo agrícola”
(OLCA 2014)
Sin embargo, y como ya se ha venido haciendo énfasis a lo largo del ensayo, la intención se
encuentra en los movimientos sociales que nacen como respuesta a los distintos tiempos
generacionales del extractivismo, haciendo énfasis en el concepto de interculturalidad de la
CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) que afirma “A lo largo
de las dos últimas décadas, el principio de la interculturalidad ha guiado las demandas,
acciones y propuestas del movimiento, dirigidas a repensar y refundar el Estado. Y estas
demandas, acciones y propuestas han servido para sentar las bases semánticas de la
interculturalidad en el Ecuador; que, más que a una relación entre culturas, se refiere a
cambios profundos para que todas estas culturas tengan reflejo, representación y articulación
en lo económico, social, jurídico y político en los campos del saber y en la construcción de
una sociedad (pluri)nacional. Como señala Luis Macas (2004) “la propuesta de la
interculturalidad para nosotros tiene una gran profundidad, en el sentido en que este
planteamiento ha tocado la esencia misma del poder dominante y del sistema económico
vigente”. Es el eje central de un proyecto histórico alternativo.” (Walsh, 2009)
La siguiente parte del ensayo se enfocará en algunos ejemplos sobre movimientos sociales
en resistencia al modelo económico extractivo expansivo, en Chile y Colombia por la defensa
del agua.
Chile
Para este ejemplo es necesario tomar en cuenta la relación entre el problema del agua, el
extractivismo, la función de las multinacionales en países con alto índice de producción
minera como Chile y las mujeres como receptoras de las consecuencias de esta relación
trialéctica.
“La explotación minera cambia la vocación productiva de los territorios, las condiciones
económicas, las actividades que se tienen en relación a las economías campesinas,
reemplazándolas por esta actividad devastadora que es la minería a escala industrial, que
despoja del patrimonio a toda la comunidad. En este contexto, las mujeres experimentan
cotidianamente los efectos de estas vertiginosas transformaciones, y suele desconocer las
artimañas jurídicas, o los mecanismos presentes en el ámbito de lo público para hacer frente
a la multiplicidad de actores que de pronto irrumpen en el territorio, incluidos los armados.
Junto con el despojo de las tierras, está también la privatización de los ríos y caminos que
hace que se empobrezcan las tierras y haya declive de las actividades campesinas, sin agua y
sin tierra, se hace más difícil sostener las actividades para el auto-sustento.” (Chicaiza, 2014)
El ejemplo propuesto por la profesora Chicaiza deja entrever que como resultado de las
intervenciones mineras en estos territorios, como la falta de control de la actividad minera,
los accidentes imprevistos, las irregularidades dentro de las licencias ambientales vulneran
de manera permanente los derechos humanos, en general, y en particular de las mujeres, un
ejemplo: “en Oruro, Totoral, se dispone de una hora de agua a la semana, versus la empresa
Sinchi Wayra de Glencore Xstrata, que utiliza millones de litros por segundo. O la minera en
San Cristóbal, que en un contexto de déficit hídrico utiliza 50 mil metros cúbicos de agua.
Tanto en los distintos países, como en la propia Bolivia, uno podría seguir dando cuenta de
este tipo de ejemplos, en que la contaminación y la falta de agua dificultan la realización de
tareas domésticas y productivas. Las tareas en las mujeres se van incrementando, la búsqueda
de agua se torna una prioridad, implicando más trabajo. Hay daños en la salud de las mujeres,
de quemaduras por el agua contaminada y de otras enfermedades. La falta de agua afecta a
la familia en general.” (Chicaiza, 2014)
La diversidad de mujeres luchadoras en campo y ciudad, aportan distintos caminos de
resistencias ante conflictos como los anteriormente descritos, para ello, se ha hecho necesaria
la organización, la alerta y la identificación de los daños en la salud, la alimentación, la
producción, la cultura, la familia y el territorio, como último, pero no menos importante. La
movilización como herramienta de presión, en las que las mujeres marchan con miembros de
su familia, en la que al mismo tiempo se empiezan a tomar posiciones para la defensa de la
vida. ¿El resultado? violencia por parte del sistema represivo del estado y posterior
criminalización por la defensa de los derechos y la dignidad.
“Es importante mencionar algunos rostros y algunas luchas femeninas que se han convertido
en emblemáticas, porque la visibilización es también una forma de robarle impunidad al
desprecio que suelen sufrir las mujeres y sus apuestas. · Máxima Acuña, se ha convertido en
un símbolo de resistencia, en la defensa del agua frente al proyecto de Conga, en Cajamarca.
Recientemente, el 5 de agosto hubo una condena a 2 años y 8 meses de cárcel para ella y su
familia, y, además, le exigieron una indemnización económica a favor de la empresa.”
(Chicaiza, 2014).
Chicaiza destaca en su artículo que las luchas feministas en torno a la defensa del agua,
promueve un reconocimiento sobre lo que les han quitado y sobre lo que aún queda; todo
eso, debido a que la explotación de la naturaleza y la lucha de las mujeres tiene la
insubordinación que somete a la reproducción de la vida y prioriza la reproducción del capital
(que, desde la colonia, el continente no ha podido superar)
Colombia
Dos casos concretos, que son casos emblemáticos en el país:
“a) La Guajira: Departamento ubicado en el noreste de Colombia, colindando al este con
Venezuela, es el hábitat del mayor porcentaje de población indígena del país, las
comunidades Wayuu. Hace 33 años opera un proyecto de extracción a cielo abierto de
carbón, llamado El Cerrejón, controlado por tres empresas: BHP Billiton, Anglo American y
Glencore Xstrata, que compraron la mina por 300 millones de dólares. Este complejo posee
68 mil hectáreas para explotación, ha utilizado 14 mil hectáreas y ya cuenta con un cráter de
4 mil hectáreas, cuestiones que evidentemente han venido generando un conflicto importante.
b) Explotación Petrolera en los Llanos Orientales: es una explotación de hace 40 años, cerca
de la frontera con Venezuela que está dejando secuelas siniestras. En marzo, por ejemplo,
generó la muerte de 20 mil animales por falta de agua. Y es que el agua es el punto principal
del debate, como en otras partes de América Latina, respecto al modelo extractivo, no como
un asunto teórico, sino 43 como un problema político.” (Urrea, 2014)
En ambos casos se encuentra el fenómeno de privatización, en las cuales la fuente y la gestión
se encuentran bajo el modelo corporativo, lo curioso, que raya dentro de la impotencia y la
desazón es la privatización del agua por medio de la contaminación, pues de este modo es
imposible acceder al recurso. Afirma Urrea, además, que el fenómeno de la privatización de
los recursos naturales se encuentra en relación directa con el fenómeno de acaparación de
tierras, despojo y control de territorios con fuentes de agua e incluso acaparamiento de los
aparatos de comunicación, pues, como consecuencia directa de estos casos en el país, que
para este año la cifra debe estar cercano a los 5000 niños que han muerto por hambre,
inanición, falta de agua y enfermedades relacionadas por la falta del líquido.
Cómo antecedentes tenemos los fallidos intentos por el referendo del agua entre el periodo
de tiempo 2005-2010 y que dejó entrever lo que pasaba con el agua, además, Urrea afirma
que empiezan a emerger sobre el mismo periodo de tiempo nuevos sujetos populares para
enfrentar los conflictos por el agua en el país, movimientos anti mineros que comienzan a
constituir comités de vigilancia para evitar la entrada de empresas de minería extensiva en
ciertos lugares del país; sin embargo, hoy día, como país no podemos esperar mucho cuando
en el país existen las licencias exprés para algunas empresas mineras, aunque en el año 2016
hayan intentado acabarse, o incluso que con la llegada del nuevo presidente, la cuarta
generación de extractivismo: el fracking empiece a ser una realidad en nuestro país.
Conclusiones.
Muchas conclusiones pueden salir de lo anteriormente explicado, primero, porque el abordaje
del tema en mención es apenas mínimo, pues se centra en dos países del continente, bajo la
consigna del recurso hídrico y las consecuencias directas sobre poblaciones vulnerables, en
regiones aisladas de las grandes ciudades de los países en mención.
De otra forma, el espacio en donde sucede estas confrontaciones ha venido sufriendo una
especie de masculinización, pues esta disputa se encuentra en varios niveles: político, y
comunitario, quienes empiezan la defensa de estos territorios son las mujeres y los niños
pues, que las empresas seducen a los varones con trabajo, ahondando, en una crisis tanto
comunitaria, como familiar.
Segundo, el modelo extractivista al que ha venido siendo sometido Latinoamérica
históricamente, empieza a trascender hacia la cuarta generación del extractivismo que
hablaba Eduardo Gudynas con la aprobación en el plan de gobierno de Iván Duque Márquez
de empezar con el fracking en el Magdalena medio, es por eso que se hace un llamado a los
distintos entes de defensa de los recursos naturales, habitantes del sector y demás
organizaciones para empezar a defender o a frenar iniciativas como estas que han venido
siendo promovidas por el gobierno; tomando como ejemplo el caso de Cajamarca en el
municipio de Tolima, en el que los habitantes de aquel municipio del país se organizaron y
mediante una consulta popular le dijeron no a la minería y a la AngloGold Ashanti.
¿Qué significa la resistencia? “Significa cuestionar un modelo de desarrollo occidentalista,
capitalista, colonialista y patriarcal que, en su búsqueda de organizar la vida en torno a un
pretendido crecimiento económico sin límites, ha declarado la guerra a la vida misma. Las
mujeres están venciendo obstáculos, están comprendiendo los alcances de decir no a una
mina o a un pozo, y están reivindicando su defensa a la vida de manera organizada,
defendiendo la tierra, reclamando otros futuros posibles distintos al extractivismo.”
(Chicaiza, 2014)
Referencias:
 Las maquinas del imperio y el reino de Dios: reflexiones sobre ciencia, tecnología y
religión en el mundo atlántico del siglo XVI – Mauricio Nieto Olarte

 Interculturalidad, estado, sociedad: luchas (de)coloniales de nuestra época –


Catherine Walsh
 El extractivismo avanza, la vida retrocede: una mirada desde argentina, ecuador y
chile – Gloria Chicaiza
 Dinámicas de la defensa del agua en la Colombia extractivista – Danilo Urrea

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