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Relaciones entre

la acción civil y la
acción penal

Derecho
Privado VIII
(Daños)

1
Relaciones entre la
acción civil y la acción
penal
Acción civil y acción penal
Acciones que surgen del ilícito civil y del ilícito penal

Cuando el acto ilícito civil configura a la vez un delito del derecho criminal, se
plantean cuestiones derivadas de la diversidad de acciones que se pueden
ejercer. En primer lugar, la conducta ilícita que es tipificada como un delito y
castigada por el derecho penal. Por otra parte, si ese hecho daña a un particular,
este último debe ser resarcido. Esta concurrencia de acciones llevará a la
necesidad de analizar las implicancias que de ellas derivan.

La acción penal surge del delito criminal y tiene por objeto la punición del
dañador, mientras que la acción civil tiene como fundamento el daño
ocasionado a la víctima y busca la reparación del mismo. La acción penal tiene
en miras al presunto culpable, mientras que la acción civil mira a la víctima, su
indemnización y gira en torno a ella1.

El Código Civil y Comercial trata el punto en la sección 11, titulada “Acciones


civil y penal” (arts. 1774 a 1780).

La cuestión de la independencia entre la acción civil y


la acción penal. El sistema del Código Civil y Comercial

El Código Civil y Comercial de la Nación, al regular la cuestión, plasma en el


ordenamiento jurídico las ideas mayoritarias de la doctrina y jurisprudencia de
nuestro país.

Si bien el Código Civil de Vélez Sarsfield regulaba, en sus arts. 1096 a 1106, el

1
Para un análisis completo de esta cuestión deberás consultar: Pizarro y Vallespinos (2013) a partir de la pág.
661; y Pizarro y Vallespinos (2012) V.
vínculo que existe entre la acción penal y civil, promovidas ambas en razón del
mismo hecho ilícito; el Código Civil y Comercial consagra, partiendo de las
premisas ya establecidas en nuestro sistema, diversas modificaciones al régimen
anterior, con el objeto de aclarar y facilitar el sistema, y estableciendo nuevas
reglas al respecto, arduamente reclamadas por la doctrina y jurisprudencia
mayoritarias. Se entiende, así, que logra mejorar el sistema.

En cuanto a la independencia de estas acciones, dispone el art. 1774 del Código


Civil y Comercial:

Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes del


mismo hecho pueden ser ejercidas independientemente. En los
casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un
delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse
ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los
códigos procesales o las leyes especiales.2

Se consagra expresamente el principio de independencia entre estas dos


acciones, cuando ambas emergen del mismo hecho ilícito. Resuelve los diversos
problemas de interpretación que generaba el art. 1096 del código derogado, en
cuanto al alcance de dicha independencia, a la luz de lo dispuesto por el art. 29
del Código Penal. En este sentido, recuerda Pizarro (2006) que los dos artículos
citados en último término merecieron la crítica de la doctrina, principalmente
por cuanto su dictado importa legislar sobre cuestiones de competencia que,
como tales, no fueron delegadas por los Estados provinciales a la nación.
Asimismo, no resultaba claro del art. 1096 si se consagraba la total
independencia de las acciones, de forma tal que el damnificado debía recurrir a
la jurisdicción civil obligatoriamente para perseguir el resarcimiento del daño
ocasionado.

El art. 1774 establece la independencia sustancial, pero no adjetiva, de ambos


procesos. Por ende, el interesado podrá acumular las dos pretensiones en sede
penal, peticionando que en dicha sede se establezca la indemnización que
considere pertinente, o perseguir el reclamo resarcitorio en sede civil, en forma
separada. La autonomía de ambas acciones es conceptual y se sustenta en el
diverso régimen jurídico aplicable, más allá de en cuál jurisdicción se promueva
la acción. Igualmente, la disposición citada deja a salvo la posibilidad de que los
ordenamientos procesales locales prevean una solución distinta a la cuestión
vinculada con el proceso aplicable y la competencia. Ello es así a fin de evitar
que el régimen sustantivo afecte atribuciones que son exclusivas de los poderes
provinciales (arts. 5, 75 inc. 12 y 121 de la Constitución Nacional)3.

2
Art. 1774 – Ley N° 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación (2014). Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3
El federalismo argentino adoptado en el art. 1 de la Constitución Nacional supone la coexistencia de distintos
órdenes de gobierno con potestades institucionales, políticas, administrativas, tributarias propias y
concurrentes, que se rigen por el principio sentado en el art. 121, en virtud del cual las provincias conservan
todo el poder no delegado a la Nación por medio de la CN. El dictado de los códigos de procedimientos es una
facultad no delegada. La Constitución Nacional (art. 75, inc. 12) establece que la facultad de dictar las normas de
fondo corresponde a la Nación (Código Civil, Código de Comercio, Código Penal, etc.), reservándose a las
provincias la facultad de dictar los códigos de procedimientos a través de sus legislaturas.
El artículo 29 del Código Penal

El artículo 29 del Código Penal (en adelante C.P.) reza: "La sentencia
condenatoria podrá ordenar la indemnización del daño material y moral
causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto
prudencialmente por el juez en defecto de plena prueba"4. En ese sentido, esta
norma otorga competencia a los magistrados en lo penal para entender y
decidir respecto de la acción penal.

Este artículo dio lugar a algunas cuestiones en su aplicación:

 ¿Podría el juez penal ordenar de oficio la indemnización del daño, o


solamente puede hacerlo cuando ha mediado reclamación del
damnificado?

Pese a que en algunos fallos, en sentido positivo, la jurisprudencia se


inclina con fortaleza a admitir la condena al sindicado como responsable
a pagar el resarcimiento solo a solicitud de parte interesada, parece
lógica esta solución que mantiene los principios dispositivos del proceso
civil y respeta la facultad de la víctima de direccionar el proceso como
mejor considere. Esta conclusión se encuentra ratificada por el art. 1774
del Código Civil y Comercial (en adelante C.C.C.) que establece la
independencia.

 Otras preguntas, referidas al ejercicio de la acción civil por daños y


perjuicios en el proceso penal, han finalmente logrado estas soluciones:

o Si la víctima opta por la jurisdicción penal donde se encuentra


radicada la causa por el delito cometido, y allí se le acuerda la
indemnización por el daño, la cuestión quedará concluida y allí
mismo se deberá ejecutar la sentencia. Es una cuestión procesal
reservada a las provincias.

o Si se condena al sindicado como responsable en la sede penal,


pero el juez no admite el resarcimiento de daños y perjuicios
solicitado por la víctima, el pronunciamiento hace cosa juzgada.

o Si el presunto culpable es absuelto en el proceso penal, el juez de


la causa penal no puede pronunciarse sobre los daños y perjuicios
pedidos por la víctima, porque la facultad de fijarlos es accesoria
de la sentencia de condena (art. 29 del C.P.). Igual solución
corresponderá si no se ha llegado a la sentencia por extinción de
la causa penal, ya sea por muerte, amnistía, prescripción o
renuncia del agraviado (art. 59 del C.P.). En estos casos, la víctima
podrá ejercer la acción resarcitoria de los daños y perjuicios en
sede civil.

4
Art. 29 – Ley N° 11.179 (1984). Código Penal de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
 Se ha cuestionado asimismo la legitimación activa para reclamar en el
proceso penal la indemnización del daño causado por el delito. Esto ha
sido planteado debido a que el artículo 29 del Código Penal se refiere al
daño causado a la víctima, a la familia o a un tercero, mientras que el
Código de Procedimientos Penal (art. 170) solamente considera
querellante a la persona ofendida o a sus representantes legales en caso
de incapaces. Luego de algunos fallos antagónicos, la Cámara Criminal en
pleno declaró que solo el particular ofendido por el delito puede
constituirse en querellante. Esta jurisprudencia resultó demasiado
restrictiva para los casos de homicidio, por lo que el Decreto – Ley Nº
2021/63- agregó al artículo 170 del Código de Procedimiento en Materia
Penal el siguiente párrafo: "En caso de homicidio, o de cualquier otro
delito que tuviera como consecuencia una muerte, también podrán
querellar el cónyuge, los padres y los hijos de la víctima; y quien, hasta
ese momento, hubiera sido su tutor, curador o guardador"5.

Efectos de la independencia de las acciones: a)


principio que rige la disposición y ejercicio de las
acciones; b) excepción al principio; c) renuncia a la
acción civil.
Entre otras cuestiones a analizar respecto de la disposición y el ejercicio de la
acción por parte de su titular, se encuentra el principio que rige la disposición y
ejercicio de las acciones.

Renuncia: en el Código derogado, el artículo 1097 establecía que

La acción civil no se juzgará renunciada por no haber los


ofendidos durante su vida intentado la acción criminal o por
haber desistido de ella, ni se entenderá que renunciaron a la
acción criminal por haber intentado la acción civil o por haber
desistido de ella.6

Con la norma actual, que establece expresamente la independencia de las


acciones (citado art. 1774), el abandono o desistimiento de la acción penal no
implica la renuncia de la acción civil, ni viceversa. La actitud pasiva de la víctima,
al desistir de la acción civil, tampoco permite inducir la renuncia a la acción
criminal, ni el ejercicio de aquella acción lo hace presumir.

Al derogarse el art. 1097 del C.C., no se torna aplicable la renuncia a la


que aludía.

5
Art. 170 – Ley N° 2.372 – Código Procesal Penal (1888). Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6
Art. 1094 – Ley N° 340 (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
La suspensión del dictado de sentencia en el
proceso civil. La llamada presentencialidad
La posibilidad de una coexistencia del proceso penal y civil se advierte desde
que funciona el principio de independencia establecido en el art. 1774 del C.C.C.
Sin embargo, el proceso penal posee una importante preponderancia sobre el
proceso civil, en virtud de la influencia que la cosa juzgada ejerce sobre la
decisión que puede dictar el juez civil. Analicemos estas situaciones.

La suspensión de la sentencia en el proceso civil. Principio y excepciones

 Principio

La independencia sustancial entre la acción civil y penal derivadas del mismo


hecho ilícito, a la que ya se refirió anteriormente, deja subsistente el riesgo de
que se dicten sentencias contradictorias en ambas sedes, con la consecuente
afectación de la seguridad jurídica. Puede ocurrir que el juez civil considere
acreditado el hecho que, en sede penal, fue tenido por inexistente o viceversa.
Esta posibilidad atenta contra la seguridad jurídica. Un hecho debe ser juzgado
de la misma manera sin importar la competencia material del juzgador.

Ante ello, el Código Civil y Comercial consagra el principio de prejudicialidad o


presentencialidad penal sobre la civil, aunque con algunas excepciones.

El art. 1775 del C.C.C.


establece:

Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal


precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el
dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso
civil hasta la conclusión del proceso penal, con excepción de los
siguientes casos:
a) si median causas de extinción de la acción penal;
b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos,
una frustración efectiva del derecho a ser indemnizado;
c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un
factor objetivo de responsabilidad.7

El Código Civil y Comercial establece la suspensión del dictado de la sentencia


civil y no de todo el proceso. Esto es importante decirlo. Se trata de
presentencialidad y no de prejudicialidad, pues lo que se impide es el dictado
de la sentencia civil y no de todo el “juicio”, entendido –claro está- como
proceso judicial. De allí la idea de impedir el dictado de la sentencia civil hasta
tanto se dicte sentencia penal, para evitar el estrépito que podría causar una
contradicción judicial sobre un mismo hecho, tal como se explicó antes.

7
Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Coincide la doctrina en señalar que se trata de una norma de orden público y
que su aplicación resulta imperativa, por lo que el juez debe disponer de oficio
la suspensión, siendo nula la sentencia dictada en infracción a la norma.

¿Siempre procede esta suspensión? Se impone la respuesta negativa, lo cual


lleva a tratar los recaudos de procedencia de esta suspensión.

Para que proceda la suspensión prevista en el art. 1775 del Código Civil y
Comercial de la Nación, es preciso que se encuentren reunidos algunos
presupuestos. El primero de ellos es que exista un proceso penal en curso; sea
investigación penal preparatoria o el juicio propiamente dicho, el titular debe
haber ejercido la pretensión punitiva. Pero no basta la mera amenaza de que se
realizará una denuncia penal para que se suspenda el dictado de la sentencia
en sede civil. La suspensión culmina, salvo las excepciones previstas en el art.
1775, cuando se dicte la sentencia definitiva en la sede penal. Asimismo,
también finaliza en el caso de que recaiga en la acción penal el sobreseimiento
provisional, pues dicha decisión será suficiente para que se levante la
suspensión del reclamo por daños (Sáenz, 2015).

Es preciso tener en cuenta que, aun cuando la acción no se dirija contra aquel a
quien se imputa el delito en sede penal, puede proceder la suspensión del
proceso civil resarcitorio. En efecto, enseña la doctrina, la acción de daños y
perjuicios puede dirigirse contra el responsable directo o indirecto: de tal modo
si lo que se pretende es imputar el accionar de un dependiente a su principal
(en los términos del art. 1753 del Código); aun cuando el primero no se
encuentre demandado, es preciso que la jurisdicción penal se expida con
anterioridad al dictado de la sentencia en sede civil (Sáenz, 2015). Esto es así
pues el hecho es uno solo, independientemente que los sujetos pasivos de la
pretensión penal o civil no coincidan. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en un
accidente de tránsito cuando la pretensión penal se dirige contra el conductor y
la pretensión civil solo tiene como sujeto pasivo al titular registral.

 Excepciones

Como novedad (Sáenz, 2015), la norma establece expresamente tres


excepciones al principio:

a) La extinción de la acción penal. En el primer inciso la norma establece que


no procederá la suspensión del dictado de la sentencia en sede civil “si
median causas de extinción de la acción penal”8. De esta forma, el
código amplía el único supuesto de extinción contemplado en el art.
1101 del ordenamiento civil anterior (fallecimiento del imputado). Hoy
también se incluyen la amnistía, la prescripción y la renuncia del agravio,
respecto de los delitos de acción privada (art. 59 del Código Penal), o la
suspensión del juicio a prueba, todos estos supuestos del Código Penal.
Siendo estas cuestiones relativas a esta rama del derecho, corresponde
remitir a la misma a los fines de completar el análisis conceptual de la
extinción y sus modalidades. Esto es así pues la norma se limita a
describir “causas de extinción de la ley penal”, sin referir cuáles. Empero,
fue atinado el legislador; pues, siendo materia privativa del derecho

8
Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
penal, estas pueden ampliarse, limitarse, sin que ello afecte al esquema
normativo analizado.

b) La demora injustificada del proceso penal. En su segundo inciso el art.


1775 del Código Civil y Comercial prevé un supuesto de excepción
cuando se produce una demora injustificada del proceso penal. En este
sentido, el nuevo Código toma los precedentes9 de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, que indicaban que una dilación indefinida en el
trámite y decisión del proceso ocasiona agravio a la garantía
constitucional del derecho de defensa y produce una denegación de
justicia. En todos aquellos casos en que exista una dilación,
irrazonablemente prolongada del juicio penal, y se genere una verdadera
denegación de justicia procederá el dictado de la sentencia en la acción
resarcitoria. La cuestión problemática radica en establecer cuándo nos
encontramos ante una demora injustificada. Evidentemente, es una
cuestión que debe ser completada por la jurisprudencia, analizando las
plataformas fácticas de cada caso.

c) La existencia de un factor objetivo de atribución aplicable al caso. El


tercer inciso establece la excepción, "si la acción civil por reparación del
daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad"10. Esta
excepción encuentra su fundamento en el hecho de que, dejándose al
margen la posibilidad de que la condena civil recaiga en relación a la
culpa o no del demandado, se aleja el riesgo del dictado de sentencias
contradictorias y se adecua a la regla de la independencia de las acciones
consagrada en el art. 1774 del C.C.C. (Sáenz, 2015). Si bien la existencia
de culpa del condenado no podrá ser reputada en sede civil cuando haya
sido considerada inexistente en la sede punitiva, ello no obsta a la
procedencia de la condena en el juicio de daños, si la responsabilidad
que se le imputa al demandado se sustenta en un factor objetivo de
atribución, como ocurre, por ejemplo, si se lo pretende responsabilizar
como dueño o guardián de una cosa viciosa o riesgosa (art. 1757 del
C.C.C.). Igualmente, la circunstancia de que resulte de aplicación en el
caso un factor de atribución objetivo no excluye totalmente el riesgo del
dictado de sentencias contradictorias. Así, puede ocurrir que el juez
penal considere que el hecho no se produjo o que la cosa de la cual el
dueño o guardián condenado en sede civil no participó en el evento, etc.
Por ello, el art. 1780 del C.C.C. consagra la revisión de la sentencia
dictada en el litigio civil, si se conformara esta situación (Sáenz, 2015).

Puedes ampliar este concepto con una lectura completa del artículo de Sáenz,
2015. Encontrarás los datos de publicación en el listado de referencias.

9
CSJN in re "Zacarías, Claudio H. c. Provincia de Córdoba y otros", LL 1998-C, 322. CSJN. "Ataka Co. Ltda. c.
González, Ricardo y otros", La Ley, 154-85. Fallos 246-87, La Ley, 98-289; 272-188, La Ley, 133-414. Dijo la Corte:
"la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial debe pronunciarse sin supeditar su fallo "hasta tanto
recaiga pronunciamiento en sede penal" pues si existen demoras en ese trámite - más de cinco años - la dilación
ocasiona agravios a la garantía constitucional del derecho de defensa".
10
Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Efectos de la condena penal, la
absolución o excusa absolutoria

El nuevo art. 1776 regula la cuestión al disponer: "Condena penal. La sentencia


penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso civil,
respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la
culpa del condenado"11.

La redacción de la norma mejora el alcance establecido por el art. 1102 del C.C.
derogado, puntualizando que el juez civil no podrá revisar lo decidido en
relación a la existencia del hecho principal y a la culpa del condenado en sede
penal. Se ratifica la interpretación propuesta por la doctrina y jurisprudencia. Es
la imposibilidad de volver sobre las cuestiones fácticas ponderadas al momento
de tener por configurado el hecho ilícito, que compromete la responsabilidad
del sujeto y el reproche subjetivo a su comportamiento (Japaze, 2014). Los
supuestos fácticos implican la materialidad del hecho principal, la calificación
del mismo, sus circunstancias de tiempo y lugar y la participación del imputado
en el evento ilícito dañoso. Es decir, tiene que ver con la autoría y la existencia
del hecho y sus modalidades. Esto es importante, por ejemplo, en los accidentes
de tránsito, donde el juez penal puede fijar la mecánica del siniestro, plataforma
que no puede luego ser modificada por el juez civil. Ahora bien, la eventual
mención de aspectos vinculados a la existencia del daño, cuya reparación se
pretende en sede civil paralela, no condiciona la decisión que habrá de adoptar
el juez ante quien tramita la pretensión indemnizatoria. Tampoco puede
controvertirse en sede civil lo decidido respecto de la culpa del condenado.
Siendo así, el juez que deba decidir la suerte del reclamo indemnizatorio no
podrá apartarse de la calificación de culpable establecida en la sentencia penal
condenatoria, sin perjuicio de poder alegarse la culpa concurrente del sindicado
como responsable con la propia víctima o con terceros ajenos.

La calificación jurídica de la conducta de la víctima es ajena al juzgamiento que


corresponde llevar adelante al juez penal, de modo que, en caso de haber
emitido juicio sobre el punto, ese parecer no condiciona la decisión posterior
del juez civil. Lo mismo ocurre respecto de los terceros civilmente responsables,
que son ajenos a la materia penal; en caso de ser eventualmente mencionados
en la sentencia, tampoco hace cosa juzgada a su respecto, pudiendo en el
marco del juicio civil controvertir la culpa que les hubiera sido atribuida,
ejerciendo plenamente su derecho de defensa en esta sede. Desde luego que la
culpa que funda la condena del procesado sí proyectará sus efectos cuando
sirva de base para la responsabilidad propia del tercero obligado a responder
en forma refleja o indirecta, con fundamento en el riesgo creado por su
actuación, en el deber de garantía, en la obligación de seguridad o por la
existencia de un vínculo contractual que así lo impone (Japaze, 2014).

11
Art. 1776 – Ley N° 26.994. Op. cit.
La sentencia penal absolutoria respecto del posterior pronunciamiento en
sede civil

Dice el nuevo Código Civil y Comercial al respecto:

Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad


penal. Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que
el sindicado como responsable no participó, estas circunstancias
no pueden ser discutidas en el proceso civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito
penal o que no compromete la responsabilidad penal del agente,
en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho
en cuanto generador de responsabilidad civil.12

Conforme la norma, la sentencia penal absolutoria hace cosa juzgada en dos


aspectos que pueden fundar aquella decisión: la inexistencia del hecho
atribuido al imputado por el que se lo juzga (homicidio, lesiones, calumnias e
injurias, robo, etc.) y la falta de autoría del mismo.

Respecto de la primera, una vez establecido –en el proceso penal- que el hecho
ilícito generador de la acción penal no existió, no podrá decirse lo contrario en
sede civil. En relación a la segunda, la sentencia penal que absuelve al imputado
declarando que no fue autor material del hecho investigado impide al juez civil
volver sobre la cuestión.

Japaze indica que diferente es el caso si la sentencia penal decide que un hecho
no constituye delito penal o que no compromete la responsabilidad penal
del agente (2014). Esta circunstancia habilita que en el proceso civil pueda
discutirse el mismo hecho –que existió- en cuanto generador de responsabilidad
civil. Esto quiere decir que la sentencia absolutoria –dictada en esos términos-
solo tiene efectos dentro del proceso penal, sin proyección al juicio civil; pues
los criterios de apreciación de la culpa son sensiblemente diferentes en el
proceso penal y en el civil, además, claro está, de la responsabilidad objetiva si
fuera el caso. En síntesis: el juez penal puede absolver por no configurar el
hecho un delito, o bien, porque configurado el hecho como delito, no es posible
atribuirle responsabilidad penal al imputado. En ambos casos, esta sentencia no
limita al juez civil, quien puede perfectamente condenar el resarcimiento
(Japaze, 2014).

Las excusas absolutorias penales

Reza el art. 1778: “Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no


afectan a la acción civil, excepto disposición legal expresa en contrario”13.

La norma es clara y otorga coherencia al sistema, pues la temática referida a las


excusas absolutorias constituye cuestiones privativas del derecho penal, ajenas
a la acción resarcitoria.

12
Art. 1777 – Ley N° 26.994. Op. cit.
13
Art. 1778 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Impedimento de reparación del daño
Dice la norma:

Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del


daño:
a) La prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso.
b) En los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice,
o no haber impedido el hecho pudiendo hacerlo.14

Este artículo implica una novedad y veda la posibilidad de disponer un


resarcimiento, a favor de quien lo pretende, en los casos expresamente
previstos en los incisos “a” y “b”. En ambos casos dependerá de la sentencia
recaída en sede penal.

Efectos de la sentencia penal


posterior a la sentencia civil
Establece el nuevo Código Civil y Comercial:

Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la


sentencia civil no produce ningún efecto sobre ella, excepto en
el caso de revisión. La revisión procede exclusivamente, y a
petición de parte interesada, en los siguientes supuestos:
a) Si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a
cuestiones resueltas por la sentencia penal y esta es revisada
respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un cambio
en la legislación.
b) En el caso previsto en el artículo 1775 inciso c), si quien fue
juzgado responsable en la acción civil es absuelto en el juicio
criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o
por no ser su autor.
c) Otros casos previstos por la ley.15

La norma regula los efectos de la cosa juzgada civil anterior respecto de la


sentencia penal posterior. Consagra, como principio general, la ineficacia de la
sentencia penal posterior sobre la civil y la posibilidad que se promueva una
acción de revisión de la decisión adoptada en juicio de daños y perjuicios
(Lorenzetti, 2015),

14
Art. 1779 – Ley N° 26.994. Op. cit.
15
Art. 1780 – Ley N° 26.994. Op. cit.
El art. 1106 del Código Civil derogado contenía también esta regla, al establecer
que la cosa juzgada civil conserva sus efectos a pesar de la decisión penal
posterior. La principal reforma en la materia reside en las excepciones a dicho
principio general. Examinamos los incisos:

a) Revisión posterior de la sentencia penal. El código consagra la


procedencia de la revisión en los supuestos en que el juez civil haya
valorado determinados extremos tenidos en cuenta en la sentencia
penal anterior, como si hubiera recaído cosa juzgada a su respecto en
sede punitiva; pero, luego, esa decisión penal es motivo de revisión –por
otro Tribunal de Alzada- en cuanto a los puntos que fueron tenidos en
cuenta por el juez civil. Por ejemplo, si el juez civil toma como base de
su condena la premisa fáctica reconstruida por el juez de sentencia
penal (según el sistema procesal, juez o cámara), y, luego, esa resolución
es revocada por la Corte o Tribunal Superior, resolviendo por la no
participación del imputado en el hecho. En estos casos, el fallo civil
carecería de sustento y debe ser revisado.

b) Supuestos en que no procede la suspensión del juicio civil por resultar


aplicable un factor de atribución objetivo. Conforme el art. 1775, inc.
“c” del C.C.C., se excluye expresamente de la procedencia de la
suspensión de la sentencia civil a aquellos casos en que el supuesto que
se imputa al responsable encuadre en alguno de los factores objetivos
de atribución. Por ello es que puede luego revisarse la sentencia, así
arribada, por efectos de la sentencia penal posterior. Por ejemplo, que
el demandado no participó en el hecho en el cual se basó la condena
civil.

c) Finalmente, el artículo deja abierta la posibilidad de que la ley especial


prevea otros supuestos en que sea procedente la revisión de la sentencia
civil ante la existencia de una decisión penal posterior (Lorenzetti, 2015).
Referencias
Japaze, M. B. (2014). Ejercicio de las acciones de responsabilidad: relaciones entre la
acción civil y la acción penal en el Código Civil y Comercial de la Nación. Sup. Especial
Nuevo Código Civil y Comercial 2014. Noviembre, 181.

Ley N° 2.372 – Código Procesal Penal (1888). Honorable Congreso de la Nación


Argentina.

Ley N° 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación (2014). Honorable Congreso de la


Nación Argentina.

Ley N° 11.179. Código Penal de la Nación (1984). Honorable Congreso de la Nación


Argentina.

Ley N° 340 (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Lorenzetti, R. (dir.) (2015). Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Buenos


Aires: Rubinzal Culzoni.

Pizarro R. D. y Vallespinos, C. G. (2012). Instituciones de Derecho Privado.


Obligaciones. V. Buenos Aires: Hammurabi.

Pizarro R. D. y Vallespinos, C. G. (2013). Instituciones de Derecho Privado.


Obligaciones. III. Buenos Aires: Hammurabi.

Sáenz, L. R. (2015). La relación entre la acción civil y penal en el Código Civil y


Comercial. Revista de responsabilidad civil y seguros: publicación mensual de doctrina,
jurisprudencia y legislación. 2015-IV, 278.

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