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la acción civil y la
acción penal
Derecho
Privado VIII
(Daños)
1
Relaciones entre la
acción civil y la acción
penal
Acción civil y acción penal
Acciones que surgen del ilícito civil y del ilícito penal
Cuando el acto ilícito civil configura a la vez un delito del derecho criminal, se
plantean cuestiones derivadas de la diversidad de acciones que se pueden
ejercer. En primer lugar, la conducta ilícita que es tipificada como un delito y
castigada por el derecho penal. Por otra parte, si ese hecho daña a un particular,
este último debe ser resarcido. Esta concurrencia de acciones llevará a la
necesidad de analizar las implicancias que de ellas derivan.
La acción penal surge del delito criminal y tiene por objeto la punición del
dañador, mientras que la acción civil tiene como fundamento el daño
ocasionado a la víctima y busca la reparación del mismo. La acción penal tiene
en miras al presunto culpable, mientras que la acción civil mira a la víctima, su
indemnización y gira en torno a ella1.
Si bien el Código Civil de Vélez Sarsfield regulaba, en sus arts. 1096 a 1106, el
1
Para un análisis completo de esta cuestión deberás consultar: Pizarro y Vallespinos (2013) a partir de la pág.
661; y Pizarro y Vallespinos (2012) V.
vínculo que existe entre la acción penal y civil, promovidas ambas en razón del
mismo hecho ilícito; el Código Civil y Comercial consagra, partiendo de las
premisas ya establecidas en nuestro sistema, diversas modificaciones al régimen
anterior, con el objeto de aclarar y facilitar el sistema, y estableciendo nuevas
reglas al respecto, arduamente reclamadas por la doctrina y jurisprudencia
mayoritarias. Se entiende, así, que logra mejorar el sistema.
2
Art. 1774 – Ley N° 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación (2014). Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3
El federalismo argentino adoptado en el art. 1 de la Constitución Nacional supone la coexistencia de distintos
órdenes de gobierno con potestades institucionales, políticas, administrativas, tributarias propias y
concurrentes, que se rigen por el principio sentado en el art. 121, en virtud del cual las provincias conservan
todo el poder no delegado a la Nación por medio de la CN. El dictado de los códigos de procedimientos es una
facultad no delegada. La Constitución Nacional (art. 75, inc. 12) establece que la facultad de dictar las normas de
fondo corresponde a la Nación (Código Civil, Código de Comercio, Código Penal, etc.), reservándose a las
provincias la facultad de dictar los códigos de procedimientos a través de sus legislaturas.
El artículo 29 del Código Penal
El artículo 29 del Código Penal (en adelante C.P.) reza: "La sentencia
condenatoria podrá ordenar la indemnización del daño material y moral
causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto
prudencialmente por el juez en defecto de plena prueba"4. En ese sentido, esta
norma otorga competencia a los magistrados en lo penal para entender y
decidir respecto de la acción penal.
4
Art. 29 – Ley N° 11.179 (1984). Código Penal de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Se ha cuestionado asimismo la legitimación activa para reclamar en el
proceso penal la indemnización del daño causado por el delito. Esto ha
sido planteado debido a que el artículo 29 del Código Penal se refiere al
daño causado a la víctima, a la familia o a un tercero, mientras que el
Código de Procedimientos Penal (art. 170) solamente considera
querellante a la persona ofendida o a sus representantes legales en caso
de incapaces. Luego de algunos fallos antagónicos, la Cámara Criminal en
pleno declaró que solo el particular ofendido por el delito puede
constituirse en querellante. Esta jurisprudencia resultó demasiado
restrictiva para los casos de homicidio, por lo que el Decreto – Ley Nº
2021/63- agregó al artículo 170 del Código de Procedimiento en Materia
Penal el siguiente párrafo: "En caso de homicidio, o de cualquier otro
delito que tuviera como consecuencia una muerte, también podrán
querellar el cónyuge, los padres y los hijos de la víctima; y quien, hasta
ese momento, hubiera sido su tutor, curador o guardador"5.
5
Art. 170 – Ley N° 2.372 – Código Procesal Penal (1888). Honorable Congreso de la Nación Argentina.
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Art. 1094 – Ley N° 340 (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
La suspensión del dictado de sentencia en el
proceso civil. La llamada presentencialidad
La posibilidad de una coexistencia del proceso penal y civil se advierte desde
que funciona el principio de independencia establecido en el art. 1774 del C.C.C.
Sin embargo, el proceso penal posee una importante preponderancia sobre el
proceso civil, en virtud de la influencia que la cosa juzgada ejerce sobre la
decisión que puede dictar el juez civil. Analicemos estas situaciones.
Principio
7
Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Coincide la doctrina en señalar que se trata de una norma de orden público y
que su aplicación resulta imperativa, por lo que el juez debe disponer de oficio
la suspensión, siendo nula la sentencia dictada en infracción a la norma.
Para que proceda la suspensión prevista en el art. 1775 del Código Civil y
Comercial de la Nación, es preciso que se encuentren reunidos algunos
presupuestos. El primero de ellos es que exista un proceso penal en curso; sea
investigación penal preparatoria o el juicio propiamente dicho, el titular debe
haber ejercido la pretensión punitiva. Pero no basta la mera amenaza de que se
realizará una denuncia penal para que se suspenda el dictado de la sentencia
en sede civil. La suspensión culmina, salvo las excepciones previstas en el art.
1775, cuando se dicte la sentencia definitiva en la sede penal. Asimismo,
también finaliza en el caso de que recaiga en la acción penal el sobreseimiento
provisional, pues dicha decisión será suficiente para que se levante la
suspensión del reclamo por daños (Sáenz, 2015).
Es preciso tener en cuenta que, aun cuando la acción no se dirija contra aquel a
quien se imputa el delito en sede penal, puede proceder la suspensión del
proceso civil resarcitorio. En efecto, enseña la doctrina, la acción de daños y
perjuicios puede dirigirse contra el responsable directo o indirecto: de tal modo
si lo que se pretende es imputar el accionar de un dependiente a su principal
(en los términos del art. 1753 del Código); aun cuando el primero no se
encuentre demandado, es preciso que la jurisdicción penal se expida con
anterioridad al dictado de la sentencia en sede civil (Sáenz, 2015). Esto es así
pues el hecho es uno solo, independientemente que los sujetos pasivos de la
pretensión penal o civil no coincidan. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en un
accidente de tránsito cuando la pretensión penal se dirige contra el conductor y
la pretensión civil solo tiene como sujeto pasivo al titular registral.
Excepciones
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Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
penal, estas pueden ampliarse, limitarse, sin que ello afecte al esquema
normativo analizado.
Puedes ampliar este concepto con una lectura completa del artículo de Sáenz,
2015. Encontrarás los datos de publicación en el listado de referencias.
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CSJN in re "Zacarías, Claudio H. c. Provincia de Córdoba y otros", LL 1998-C, 322. CSJN. "Ataka Co. Ltda. c.
González, Ricardo y otros", La Ley, 154-85. Fallos 246-87, La Ley, 98-289; 272-188, La Ley, 133-414. Dijo la Corte:
"la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial debe pronunciarse sin supeditar su fallo "hasta tanto
recaiga pronunciamiento en sede penal" pues si existen demoras en ese trámite - más de cinco años - la dilación
ocasiona agravios a la garantía constitucional del derecho de defensa".
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Art. 1775 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Efectos de la condena penal, la
absolución o excusa absolutoria
La redacción de la norma mejora el alcance establecido por el art. 1102 del C.C.
derogado, puntualizando que el juez civil no podrá revisar lo decidido en
relación a la existencia del hecho principal y a la culpa del condenado en sede
penal. Se ratifica la interpretación propuesta por la doctrina y jurisprudencia. Es
la imposibilidad de volver sobre las cuestiones fácticas ponderadas al momento
de tener por configurado el hecho ilícito, que compromete la responsabilidad
del sujeto y el reproche subjetivo a su comportamiento (Japaze, 2014). Los
supuestos fácticos implican la materialidad del hecho principal, la calificación
del mismo, sus circunstancias de tiempo y lugar y la participación del imputado
en el evento ilícito dañoso. Es decir, tiene que ver con la autoría y la existencia
del hecho y sus modalidades. Esto es importante, por ejemplo, en los accidentes
de tránsito, donde el juez penal puede fijar la mecánica del siniestro, plataforma
que no puede luego ser modificada por el juez civil. Ahora bien, la eventual
mención de aspectos vinculados a la existencia del daño, cuya reparación se
pretende en sede civil paralela, no condiciona la decisión que habrá de adoptar
el juez ante quien tramita la pretensión indemnizatoria. Tampoco puede
controvertirse en sede civil lo decidido respecto de la culpa del condenado.
Siendo así, el juez que deba decidir la suerte del reclamo indemnizatorio no
podrá apartarse de la calificación de culpable establecida en la sentencia penal
condenatoria, sin perjuicio de poder alegarse la culpa concurrente del sindicado
como responsable con la propia víctima o con terceros ajenos.
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Art. 1776 – Ley N° 26.994. Op. cit.
La sentencia penal absolutoria respecto del posterior pronunciamiento en
sede civil
Respecto de la primera, una vez establecido –en el proceso penal- que el hecho
ilícito generador de la acción penal no existió, no podrá decirse lo contrario en
sede civil. En relación a la segunda, la sentencia penal que absuelve al imputado
declarando que no fue autor material del hecho investigado impide al juez civil
volver sobre la cuestión.
Japaze indica que diferente es el caso si la sentencia penal decide que un hecho
no constituye delito penal o que no compromete la responsabilidad penal
del agente (2014). Esta circunstancia habilita que en el proceso civil pueda
discutirse el mismo hecho –que existió- en cuanto generador de responsabilidad
civil. Esto quiere decir que la sentencia absolutoria –dictada en esos términos-
solo tiene efectos dentro del proceso penal, sin proyección al juicio civil; pues
los criterios de apreciación de la culpa son sensiblemente diferentes en el
proceso penal y en el civil, además, claro está, de la responsabilidad objetiva si
fuera el caso. En síntesis: el juez penal puede absolver por no configurar el
hecho un delito, o bien, porque configurado el hecho como delito, no es posible
atribuirle responsabilidad penal al imputado. En ambos casos, esta sentencia no
limita al juez civil, quien puede perfectamente condenar el resarcimiento
(Japaze, 2014).
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Art. 1777 – Ley N° 26.994. Op. cit.
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Art. 1778 – Ley N° 26.994. Op. cit.
Impedimento de reparación del daño
Dice la norma:
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Art. 1779 – Ley N° 26.994. Op. cit.
15
Art. 1780 – Ley N° 26.994. Op. cit.
El art. 1106 del Código Civil derogado contenía también esta regla, al establecer
que la cosa juzgada civil conserva sus efectos a pesar de la decisión penal
posterior. La principal reforma en la materia reside en las excepciones a dicho
principio general. Examinamos los incisos: