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Humanos
La filosofía de los derechos humanos comenzó con la Ilustración. En El Contrato
Social (I,4), Rousseau buscaba “una forma de asociación … en la cual cada uno,
uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como
antes”.
El texto de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 está inspirado
en el texto de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional
decidió bosquejar una carta de derechos que afirmara los valores defendidos en la
lucha contra el fascismo y el nazismo.
El armado de dicha carta fue confiado a un comité presidido por Eleanor Roosvelt
y compuesto por miembros de 18 países. La Carta fue redactada por el
canadiense John Peters Humphrey y revisada luego por el francés René Cassin.
El texto final es pragmático, resultado de numerosos consensos políticos, de
manera tal que pudiera ganar una amplia aprobación.
1. Todos Hemos Nacido Libres e Iguales. Todos hemos nacido libres. Todos
tenemos nuestras propias ideas y pensamientos. Todos deberíamos ser tratados
de la misma manera.
6. Tienes Derechos Sin Importar a Donde Vayas. ¡Soy una persona igual que tú!
7. Todos Somos Iguales Ante la Ley. La ley es la misma para todos. Nos debe
tratar a todos con equidad.
Artículo 2. Todos deben de recibir un mismo trato sin importar color, sexo, religión.
Deben de respetarse sin importar las opiniones o actividades de nuestros padres.
Artículo 3. Los niños y niñas son lo primero, por lo que los adultos deben pensar
qué es lo mejor para ellos y/o ellas.
Artículo 4. Todos los países deberán cumplir los derechos reconocidos en esta
Convención.
Artículo 5. Los padres tienen deberes y responsabilidades ante sus hijos e hijas,
siempre y cuando se apeguen a los derechos mencionados en la presente
Convención.
Artículo 6. La vida de los niños y niñas debe de ser respetada al igual que debe
garantizarse su desarrollo.
Artículo 9. Cuando los padres y madres cuidan del niño, éste no puede ser
separado de ellos. Sólo deben de ser separados cuando: uno de los padres esté
detenido, encarcelado, exiliado, deportado o haya fallecido, o que el menor sea
maltratado o víctima de abuso.
Artículo 10. En el caso que por alguna razón alguno de los padres se encuentre
en otro país, el Estado deberá otorgar las facilidades para que el menor se reúna
con su familia.