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Historia Universal

Desde el año 0 hasta el año 1.000

1
EL AÑO CERO

Los antiguos numeraban los años según sistemas muy diversos. Por ejemplo, los griegos usaban
las olimpiadas, de modo que, para ellos, Pericles llegó al poder el segundo año de la
sepguagésimo séptima olimpiada (460 a.C.) En general los romanos no numeraban los años,
sino que los indicaban nombrando los cónsules correspondientes. Así, el año 100 a.C. era el año
en que fueron cónsules Cayo Mario y Lucio Valerio. No obstante, para aquellos casos en que
una numeración correlativa era imprescindible, terminaron elaborando un sistema de datación
que, teóricamente, comenzaba el año en que Rómulo fundó Roma. En este sistema, el año 100
a.C. era el año 653 a.u.c., donde las siglas a.u.c. significan ab urbe condita (desde la fundación
de la ciudad). Importa poco si Rómulo existió o no y si, en caso afirmativo, fundó Roma o no el
año 1 a.u.c. Lo importante es que los romanos usaban coherentemente este sistema, que, por
razones obvias, pronto fue el más extendido en Europa.

En 532 d.C., Dionisio el Exiguo, un monje de origen sirio que vivía en un convento de Roma,
matemático y teólogo, tras profundos estudios de la Biblia y de las fuentes históricas, llegó a la
conclusión de que Jesucristo había nacido el 25 de diciembre del año 754 a.u.c., y propuso que
dicho año fuera llamado 1 a.D. (anno Domini), es decir, el año 1 del Señor. El clero difundió
rápidamente este sistema de datación, si bien su introducción oficial tuvo lugar en épocas muy
distintas en cada país. Por ejemplo, Carlomagno decretó su uso el mismo año de su coronación,
que, de 1554 a.u.c., pasó a ser el año 800 a.D.

Los eruditos siguieron usando el sistema a.u.c. para numerar los años hasta el 753 a.u.c. y, a
partir de aquí, consideraban que empezaba la Era Cristiana, con lo que el año siguiente pasaba
a ser 1 a.D. No fue hasta el siglo XVII que los historiadores empezaron a nombrar los años
anteriores al 1 a.D. contando hacia atrás. Por aquellas fechas, el sistema de numeración arábigo
estaba plenamente difundido y los matemáticos hacía mucho tiempo que manejaban con soltura
los números negativos, pero parece ser que los historiadores no, lo que les llevó a cometer un
crimen contra la humanidad: impusieron la costumbre de que el año anterior al 1 a.D, esto es, el
año 753 a.u.c., pasara a ser el año 1 antes de Cristo, en siglas 1 a.C., tras el cual venía el año 1
a.D o, equivalentemente, el año 1 d.C. (año 1 después de Cristo). Dicho así puede sonar
razonable, pero el crimen queda patente si miramos la tabla de conversión resultante:

750 a.u.c - 4 a.C.


751 a.u.c - 3 a.C.
752 a.u.c - 2 a.C.
753 a.u.c - 1 a.C.
754 a.u.c - 1 d.C.
755 a.u.c - 2 d.C.
756 a.u.c - 3 d.C.
757 a.u.c - 4 d.C.

¡No hay año cero! Este atentado contra el álgebra elemental puede inducir a mil equívocos y
errores a quien no sea consciente de sus múltiples consecuencias. Por ejemplo, si la temperatura
pasa de 4 grados bajo cero a 4 grados sobre cero el aumento ha sido de 8 grados, pero entre el
año 4 a.C. y el año 4 d.C. no han transcurrido 8 años, sino sólo 7 (porque falta el año 0), tal y
como se ve claramente si pensamos que estamos hablando de los años 750 a.u.c. y 757 a.u.c.

Entre los errores más sonados a este respecto figura la celebración del bismilenario de Augusto.
En efecto, todos los historiadores coinciden en que Augusto nació el año 63 a.C. Si hubiera año

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cero, el bismilenario se cumpliría el año -63+2000 = 1937, pero así hemos contado un año
inexistente, luego nos falta uno más para tener los dos mil. La fecha correcta, es, pues, el año
1938. Sin embargo, Mussolini, en su campaña de exaltación de la Roma Imperial, celebró en
1937 el citado bismilenario, con toda la magnificencia y los faustos propios de la Italia de la
época. Un profesor de la Universidad de Oxford, J.K. Fotheringam, hizo notar la
equivocación, lo que suscitó rabiosas reacciones de la jerarquía fascista (que, por supuesto, se
negó a reconocer el error). De hecho, era la tercera vez que los literatos, historiadores y políticos
italianos metían la pata, pues lo mismo les había sucedido con los bismilenarios de Virgilio y
Horacio (que se cumplían en 1931 y 1936, pero se celebraron también con un año de antelación,
eso sí, más discretamente).

Recientemente, los principales beneficiarios de la sociedad de consumo fomentaron la incultura


popular al propagar la peregrina idea de que el 1 de enero del año 2000 empezaban el siglo XXI
y el tercer milenio de la Era Cristiana. El siglo I comprende los 100 primeros años de la Era
Cristiana, de modo que abarca el periodo comprendido entre 1 de enero de 1 d.C y el 31 de
diciembre de 100 d.C, por lo que el siglo II da comienzo el 1 de enero de 101 d.C., el siglo III
da comienzo el 1 de enero de 201 d.C. y así, el siglo XXI empezó el 1 de enero de 2001.
Igualmente, el primer milenio de la Era Cristiana comprende los mil primeros años, es decir, el
periodo comprendido entre el 1 de enero de 1 d.C. y el 31 de diciembre de 1000 d.C., con lo que
el segundo milenio comenzó el 1 de enero de 1001 d.C. y el tercer milenio comenzó el 1 de
enero de 2001.

Notemos, en cambio, que el criterio es diferente para los siglos y milenios anteriores a Cristo.
Igual que no hay año cero, tampoco hay siglo cero, de modo que el siglo I a.C. comprende los
100 años anteriores al 1 d.C., esto es, el periodo comprendido entre el 1 de enero de 100 a.C. y
el 31 de diciembre de 1 a.C. Así, el siglo I a.C. empieza en el año 100 a.C. y el siglo XX a.C.
empieza en el año 2000 a.C.

Desgraciadamente, el sistema vigente de numeración de los años está tan extendido que intentar
modificarlo introduciendo un año cero es prácticamente impensable.

Para terminar, al respecto de la teoría de Dionisio el Exiguo diremos que no es imposible que
Jesucristo naciera el 25 de diciembre del año 754 a.u.c. (o 1 d.C.), pero, desde luego, no pudo
ser así según la Biblia, pues ésta dice que Jesucristo nació durante el reinado de Herodes, el cual
murió en el año 750 a.u.c. (4 a.C.) Por otra parte, Jesucristo murió el año 30 d.C., luego, si
aceptamos la tradición de que murió a los 33 años, su nacimiento debió de producirse
precisamente en 4 a.C. Ahora bien, del mismo modo que no importa si Rómulo fundó o no
Roma el año 1 a.u.c., el hecho de que Jesucristo haya nacido o no el año 1 d.C. tampoco tiene
ninguna relevancia.

Nota: He recibido un par de mensajes defendiendo la "lógica" de que no exista un año cero.
Esencialmente, la idea es que el año 754 a.u.c. es el primer año de la Era Cristiana y el año 753
a.u.c. es el primer año anterior a la Era Cristiana, por lo que no hay lugar para un año cero.
Ciertamente, es una forma coherente de concebir la situación, pero, tal y como hemos
explicado, la coherencia se pierde en cuanto se intenta identificar los números que nombran los
años con números enteros para aplicarles su aritmética.

Lo que afirmamos es que nadie con un conocimiento básico del álgebra elemental hubiera
aplicado esa "lógica" para nombrar los años, sino que, en su lugar, habría usado esta otra: el año
754 a.u.c. es simplemente (aceptando los cálculos erróneos de Dionisio el Exiguo) "el año en
que nació Cristo"; el año 755 a.u.c. es el primeraño posterior al nacimiento de Cristo, el año en
que Cristo celebró su primer cumpleaños, el año en que la Virgen María podía decir "ya
hace un año que nació mi Hijo", y por ello podría haber sido considerado el primer año después

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de (el nacimiento de) Cristo (1 d.C.); similarmente, el año 756 a.u.c. hubiera podido ser
considerado como el segundo año posterior a (el nacimiento de) Cristo, es decir, el año 2 d.C., y
así sucesivamente; por otra parte, el año 753 a.u.c. podría haber sido considerado como
el primer año anterior a (el año del nacimiento de) Cristo, el año en que los profetas podrían
haber dicho "falta un año para que nazca Cristo" y, por lo tanto, llegaríamos al mismo número
que ahora se le asigna: 1 a.C., y así sucesivamente. En estos términos, el año 754 a.u.c. no sería
ni anterior ni posterior al año del nacimiento de Cristo. Ese año, ni faltaría ningún año para el
nacimiento de Cristo ni pasaría ningún año desde el año del nacimiento de Cristo, por lo que le
hubiera convenido el nombre de año 0. No 0 a.C. ni 0 d.C, igual que el número entero 0 no es ni
+0 ni -0 (o admite ambos signos a la vez).

Esta concepción no es menos lógica que la anterior y tiene la ventaja de ser compatible con la
aritmética. En estos términos, diríamos que el primer año de la Era Cristiana es el año 0 (sería
absurdo hablar del año cero de la Era Cristiana), y ese desfase entre primer año y año 0 es el
mismo que se da entre "primer año" y 1789 cuando ahora decimos que el primer año de la Edad
Contemporánea es el año 1789: una cosa es el primer año de un periodo y otra cosa el número
asignado a ese año, que bien podría haberse fijado de forma más sensata, tal y como acabamos
de describir, como el número de años transcurridos (positivos o negativos) desde el nacimiento
de Cristo.

Por otra parte, debemos reconocer que es injusto en parte atribuir la responsabilidad del
desaguisado a los historiadores del siglo XVII, que se encontraron con que "el mal ya estaba
hecho", pues el año que podría haber sido considerado de forma natural como año cero ya
estaba inamoviblemente asentado como año 1 a.D., y hubiera resultado artificial llamar año cero
al año anterior al nacimiento de Cristo. La "culpa", pues, recae sobre Dionisio el Exiguo, que a
su vez podría argüir en su defensa que en su época se desconocía el número cero. Por otra parte,
no es menos cierto que, si los matemáticos del siglo XVII hubieran sido aficionados a la
historia, no habrían dudado un instante en sacrificar la naturalidad a la aritmética y hubieran
llamado año cero al año 753 a.u.c. como un artificio conveniente más de los muchos que
emplean los matemáticos (del estilo de 50 = 1, 0! = 1, etc.)

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TIBERIO

La entrada en el primer milenio de nuestra era se produjo sin incidentes dignos de mención. El
Imperio Romano disfrutaba de una paz y una estabilidad política como nunca antes se había
conocido. El mayor problema de Augusto en los próximos años iba a ser el de la sucesión.
Livia, su esposa, deseaba que ésta recayera sobre su hijo Tiberio, y había tratado de que su
marido lo adoptara, pero Augusto había puesto como condición previa que se casara con su hija
Julia, si bien un tiempo después de la boda Tiberio decidió que estaría mucho mejor exiliado en
Rodas, lejos de su cónyuge. Tras un tiempo prudencial tras el destierro de Julia, Tiberio solicitó
a Augusto permiso para volver a Roma, pero le fue denegado. Probablemente Augusto pensaba
que si Tiberio hubiera ejercido dignamente su papel de marido, no se habría visto obligado a
desterrar a su hija. En 2, a regañadientes y por la insistencia de su esposa, Augusto aceptó
finalmente el regreso de Tiberio.

Sin embargo, los acontecimientos iban a favorecer los planes de Livia. Ese mismo año enfermó
y murió Lucio Julio César, uno de los dos hijos de Julia y Agripa a los que Augusto había
adoptado con vistas a la sucesión. Su hermano Cayo, siendo todavía un adolescente, fue enviado
a una misión de escasa importancia en Asia Menor, pero recibió una herida y murió en el viaje
de vuelta, en 4. Contando la muerte de su sobrino Marcelo, ya eran tres los intentos frustrados
de Augusto para designar un sucesor. Julia y Agripa habían tenido dos hijas
más, Julia y Agripina, y un hijo, Agripa Póstumo, llamado así porque había nacido tras la
muerte de su padre y a la sazón tenía quince años. Augusto decidió designarlo como sucesor,
para lo cual lo adoptó. No obstante, Augusto tenía ya casi setenta años y comprendía que si le
sorprendía la muerte en un plazo breve, sería un desastre que el Imperio quedara en manos de
alguien tan joven, pues las viejas intrigas resurgirían inmediatamente. Por ello a Livia no le
debió de costar mucho convencerlo para que finalmente adoptara también a Tiberio, que se
convirtió, por consiguiente, en Tiberio Julio César. No obstante, Augusto conservaba su
astucia de siempre: Druso, el hermano de Tiberio, había tenido un hijo que había heredado el
sobrenombre de su padre y era conocido como Druso Claudio Germánico. Tenía entonces
dieciocho años, y Augusto obligó a Tiberio a adoptarlo, con lo que pasaba a ser Druso Julio
César Germánico, al que no hay que confundir con su hermanastro de trece años, hijo de
Tiberio y su primera esposa, que con la adopción de su padre entraba también en la familia Julia
y pasaba a ser Druso Julio César, conocido también como Druso el Joven. La maniobra de
Augusto abría la posibilidad de que la sucesión saltara directamente a Druso Germánico si no
podía recaer en Agripa Póstumo.

En 5 el emperador de China era un niño llamado Pingdi, pero pronto fue envenenado por un
ministro llamado Wang Mang, que logró hacerse con el poder gracias a la ayuda de la madre
del difunto emperador.

Tiberio recuperó el mando de las legiones destacadas en Germania. Seguía siendo el brillante
general que había sido antes de su destierro, y en 6 Germania estaba totalmente en calma, así
que Augusto lo destinó a Panonia, donde las cosas no iban tan bien. En Germania puso a Publio
Quintilio Varo, que había sido gobernador de Siria, más corrupto de lo que cabría esperar de un
funcionario de Augusto.

Años antrás, Druso había derrotado en Germania a un pueblo emparentado con los suevos,
los Marcomanos, y algunos de sus miembros fueron llevados a Roma como rehenes. Entre
ellos estaba un niño llamado Marobodo, que ahora regresó a su pueblo y lo guió en una
migración hacia el sureste que lo llevó a establecerse entre el Danubio y el Elba, y allí formó un
reino hostil a Roma.

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Donde tampoco iban nada bien las cosas era en Judea. Augusto había recomendado a Herodes
Arquelao que tratase suavemente a sus difíciles súbditos judíos, pero éste decidió gobernar con
mano dura y mantener la ley a toda costa, así que los judíos, ya predispuestos en su contra por
ser medio idumeo y medio samaritano, lo odiaron más encarnecidamente que a su padre y no
cesaron de enviar embajadas a Roma solicitando que fuera destituido. Finalmente, Augusto
consideró que era la mejor opción, Herodes Arquelao fue destituido y se retiró de la política,
mientras Judea era gobernada por un procurador, que era el nombre que recibía el gobernador
de una parte de una provincia. En efecto, Herodes Antipas se las arregló mejor en Galilea para
evitar enfrentamientos con sus súbditos, por lo que pudo conservar el poder. El único motivo de
tensión fue su decisión de divorciarse de su esposa (hija del rey nabateo) para casarse
con Herodías, hija de Aristóbulo, uno de los hijos ejecutados por Herodes. Herodías estaba
casada con su tío Herodes Filipo (el tetrarca), con quien había tenido una hija
llamada Salomé, pero decidió abandonar a su esposo y casarse con su otro tío Herodes Antipas.
En realidad era medio sobrina de ambos, pues Aristóbulo, Herodes Filipo y Herodes Antipas
sólo eran hermanos por parte de padre. No obstante, para los judíos más conservadores ese
matrimonio era un incesto. (No menos incesto que el matrimonio de Herodes Filipo con
Herodías, pero ése no pareció molestar a nadie.)

En 6 el rey parto Fraates V fue derrocado por su hermanastro Vonones I, que había sido
educado en Roma como rehén y contaba con el respaldo de Augusto.

En 7 quedó patente que Agripa Póstumo era deficiente mental, así que Augusto revocó la
adopción. Para tratar de que se olvidara la mala imagen que había dado el "sucesor", Augusto lo
confinó en una isla, lejos de Roma. Ahora los más firmes candidatos a la sucesión eran Tiberio y
su hijo adoptivo Germánico.

Augusto consideró que Tiberio había dejado a Germania lista para ser convertida en provincia
romana, así se lo comunicó a Varo, que emprendió la tarea con arrogancia y sin ningún tacto, lo
que pronto provocó la rebelión de los germanos.

En 8 Augusto tuvo que hacer frente a un nuevo escándalo en Roma. Esta vez lo provocó su nieta
Julia, que seguía los pasos de su madre y, pese a estar casada con Lucio Emilio Paulo, fue
sorprendida en un romance con el poeta Ovidio, que le cantó con el nombre de Corina. Parece
ser que entre ambos hubo algo más que cantos, pues ambos fueron desterrados (a lugares
distintos, naturalmente). Ovidio no caía bien a Augusto, pues su poesía distaba mucho del
programa moralizante que habían seguido otros autores, como Horacio, Virgilio o Tito Livio
destinado a promover las antiguas virtudes romanas entre la ciudadanía. La obra más famosa de
Ovidio son sus Metamorfosis, donde narra algunos de los mitos griegos más conocidos y en la
que se relatan toda suerte de amoríos, infidelidades, raptos, etc. entre dioses y mortales. Nada
que hoy en día no suene normal, pero suficiente para escandalizar a Augusto, que era bastante
puritano. El caso es que Ovidio terminó en la desembocadura del Danubio y nunca pudo
regresar a Roma, pese a sus famosas Tristes, con las que en vano trató de conmover al
emperador.

Entre tanto los germanos encontraron un líder de veinticinco años llamado Hermann. Su
pueblo eran los Queruscos. Había sido llevado como rehén a Roma, donde aprendió latín,
terminó enrolado en el ejército y llegó a conseguir la ciudadanía romana. Es más conocido en la
historia por la versión latina de su nombre:Arminio.

Arminio no se enfrentó directamente a Varo, sino que durante un tiempo realizó un doble juego.
Se ganó la confianza de Varo y finalmente en 9 lo persuadió para que abandonase la segura
frontera del Rin e instalase su campamento en el interior de Germania, hacia donde vivían los
queruscos. Luego organizó una pequeña revuelta para atraer a Varo aún más lejos, en los
bosques, mientras él mismo lo seguía con un contingente germano (supuestamente leal) como

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retaguardia. Cuando Varo llegó a la región conocida como Teutoburger Wald, a unos 130
kilómetros al este del Rin, sin saberlo estaba totalmente rodeado por insurrectos germanos, que,
tras tres días de violentos combates, terminaron por exterminar a Varo y las tres legiones que
tenía a su cargo.

Augusto no podía reconstruir las tres legiones sin imponer una inaceptable carga fiscal al
Imperio, así que durante un tiempo las veintiocho legiones romanas se vieron reducidas a
veinticinco. Se dice que Augusto pasó un tiempo desesperado gritando en su palacio: "¡Varo,
Varo, devuélveme mis legiones!" Pero Varo había muerto con sus hombres. Tiberio y Germánico
fueron enviados inmediatamente al Rin para evitar que los germanos invadieran la Galia.

Mientras tanto, el usurpador Wang Mang se proclamó emperador de China, fundador de la


nueva dinastía Xin, tras lo cual inició una serie de reformas. El estado seguía siendo el único
propietario del suelo, pero las tierras fueron redistribuidas. Se limitó la esclavitud y se fijaron
precios máximos para los productos. El estado se convirtió en un acreedor despiadado, lo que
llevó a una disminución del nivel de vida de los campesinos.

En 10 la actitud del rey parto Vonones I, tan servil hacia Roma, provocó una rebelión
nacionalista encabezada por el gobernador de Media, que se convirtió en el nuevo rey, con el
nombre de Artabán III.

En 11 Tiberio y Germánico estuvieron en condiciones de iniciar nuevas campañas en Germania,


para dejar claro a los germanos (y a los romanos) que la derrota de Teutoburger Wald había sido
un hecho aislado. Germánico se casó con Agripina, la hija de Agripa y Julia y hermana de la
otra Julia, la cual seguía en el destierro. Tuvieron nueve hijos. En 13 Tiberio dejó a Germánico
al mando y volvió a Roma.

En 14 Augusto agonizaba en el lecho, a sus setenta y siete años de edad. Había reinado durante
cuarenta y tres. Dicen que sus últimas palabras fueron: "¿Creéis que he representado bien mi
papel en la vida? Si es así, aplaudid." Tiberio se encontraba fuera de la ciudad, a punto de partir
hacia Dalmacia, pero Livia le envió mensajeros con instrucciones, y al recibirlos se puso
inmediatamente al mando del ejército y regresó a Roma para asumir el cargo de emperador. Al
igual que había hecho Augusto, ofreció al Senado la posibilidad de restaurar la República, pero
tanto él como el Senado sabían que no había más opción que rechazar la oferta, de modo que
Tiberio recibió del Senado los poderes de Augusto y así la figura del emperador dejó de ser una
figura excepcional, vinculada a Augusto, para adquirir carácter estable. De todos modos, por si
acaso, Tiberio se apresuró a ejecutar a Julia, la hija de Augusto y a Agripa Póstumo. Tras su
muerte, Augusto recibió honores divinos, con lo que se consolidó definitivamente el
llamado Culto Imperial, por el cual el emperador romano era considerado un dios a todos los
efectos.

Tiberio no tardó en tomar firmemente las riendas del poder. Incrementó la vigilancia sobre los
gobernantes de las provincias para castigar la apropiación indebida de impuestos. Por algún
motivo, Tiberio llamó a Roma al rey Arquelao de Capadocia, donde fue encarcelado.
Inmediatamente después de la muerte de Augusto las legiones del Rin y del Danubio se
amotinaron pidiendo más paga y menos horas de servicio. Tiberio envió a su hijo Druso el
Joven al Danubio y a Germánico al Rin, y ambos se las arreglaron para resolver la situación con
diplomacia (y aumentando la paga). Para mantener a los soldados ocupados Germánico dio un
nuevo impulso a las campañas contra los germanos. En 16 los queruscos de Arminio fueron
derrotados y Germánico recuperó los pendones de las legiones de Varo, pero Arminio logró huir.
Intentó que los germanos lo proclamaran rey, pero lo que hicieron fue envenenarlo.

Aunque la posición de Roma en Germania volvía a ser favorable, Tiberio decidió que no
merecía la pena mantener la ocupación: era tentar al destino, pues los germanos podían obtener

7
una segunda victoria y ello podría acrecentarlos para invadir la Galia. Para evitar esta
posibilidad ordenó a Germánico que se retirara al Rin y cuando la frontera estuvo firmemente
establecida en el curso del río lo envió al Este, a ocuparse de las eternas disputas con los partos
sobre Armenia. (No obstante, una estrecha franja de terreno entre la Galia y el Rin siguió siendo
considerada territorio germánico gobernado por Roma, dividido en dos provincias:Germania
Superior y Germania Inferior.)

En 17 Tiberio tuvo que hacer frente a una rebelión de los númidas, que decidieron luchar por su
independencia a las órdenes de Tacfarinas, quien había servido en el ejército romano para luego
desertar e iniciar la revuelta. El rey Arquelao de Capadocia murió en prisión, y su reino se
convirtió en una nueva provincia romana.

También murieron Ovidio y Tito Livio. Éste llevaba escritos 142 libros, en los que narraba la
historia de Roma desde su fundación hasta la muerte de Druso (el hermano de Tiberio). Su
propia muerte le impidió llegar hasta la muerte de Augusto, que era lo que tenía planeado. La
obra de Livio carece del rigor de los historiadores griegos. Al contrario, los hechos se presentan
de forma muy novelada y están infestados de mitos y leyendas inverosímiles. Sólo sobreviven
35 de sus libros, más unos resúmenes del resto usados en las escuelas.

En 18 murió el rey Juba II de Mauritania (al que Augusto había casado con Cleopatra Selene) y
el trono fue ocupado por su hijo, que recibió, como no, el nombre de Ptolomeo, conocido en la
historia como Ptolomeo el Mauritano. Fue el último descendiente del general de Alejandro.

Tras la derrota de Varo, los germanos victoriosos supusieron una amenaza para otros pueblos
germánicos, entre ellos los marcomanos, por lo que el rey Marobodo no tardó en reconciliarse
con Roma. Sin embargo, en 19 acabó siendo destronado por un rey vecino y tuvo que refugiarse
en Ravena, en Italia, donde permaneció hasta su muerte.

Ese mismo año murió el derrocado rey parto Vonones I. Tres años antes había tenido que buscar
refugio en Siria, donde acabó siendo un prisionero romano. Murió mientras intentaba escapar.

También murió Germánico, a sus treinta y cuatro años de edad. Tiberio no tenía el don de gentes
de Augusto. Era muy eficiente y se tomó muy en serio las labores del gobierno, pero era
taciturno, misántropo e introvertido. Mientras Augusto podía ir por las calles sin protección,
Tiberio necesitaba una escolta. Despreciaba (probablemente con razón) a los senadores por su
incompetencia, y no tardó en ganarse su enemistad. Los senadores difundieron el rumor de que
Tiberio había envenenado a Germánico para que el Imperio pasara a manos de su hijo Druso el
Joven. Parece ser que Agripina, la viuda de Germánico, así lo creyó.

La opinión pública consideró autor material del envenenamiento a Cneo Calpurnio Pisón, al
que Tiberio pareció defender en un primer momento, pero luego lo abandonó a su suerte y fue
condenado sin pruebas en 20. En realidad lo más probable es que Germánico muriera de alguna
enfermedad.

En 21 un noble eduo llamado Julio Sacrovir encabezó un levantamiento de los Galos, al que se
le unió el trévero Julio Floro. Contaron con un importante ejército, pero mal equipado e
insubordinado, y finalmente la revuelta fue aplastada por las legiones de Cayo Silio. Sacrovir se
suicidó con sus principales compañeros.

Si hubo algo de cierto en que Tiberio pensó en dejar el Imperio a su hijo Druso, el caso fue que
tuvo la misma suerte que Augusto con sus herederos, pues Druso el Joven murió en 23 a los
treinta y ocho años. La muerte de su hijo afectó mucho al emperador, que empezó a buscar un
hombre de confianza que pudiera encargarse del gobierno (a modo de primer ministro) y le
permitiera retirarse de la vida política. Eligió a Lucio Elio Sejano, que a la sazón era el jefe de

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la guardia pretoriana (las tropas que Augusto había repartido por Italia a modo de policía).
Sejano convenció a Tiberio de que reagrupara la guardia pretoriana en un campamento cercano
a Roma. En general, Sejano se esforzó por aumentar el poder de Tiberio frente al Senado, lo que
le granjeó, obviamente, la enemistad de los Senadores.

Tiberio eligió como herederos a dos de los hijos que Germánico había tenido con
Agripina: Nerón y Druso Julio César. Dos años antes, Nerón se había casado con Julia, hija
del recientemente fallecido Druso y, por lo tanto, nieta de Tiberio.

Mientras tanto, en China se produjeron numerosos levantamientos de campesinos que terminó


derrocando a Wang Mang y restaurando la dinastía Han. El poder pasó a un miembro de la
dinastía llamado Liu Xiu, pero que al subir al trono cambió su nombre por el de Huang
Wudi. Una de sus primeras decisiones fue trasladar la capital hacia el este, a Luoyang, por lo
que los historiadores distinguen entre los Han occidentales (o anteriores) y los Han
orientales (oposteriores) para referirse a los emperadores que gobernaron antes y después de
Wang Mang, respectivamente. El nuevo emperador inició un largo proceso de restauración del
orden que propició el ascenso de la clase social de los mercaderes y de los notables, o grandes
propietarios.

En 24 el procónsul Publio Cornelio Dolabela puso fin a la rebelión de Tacfarinas en Numidia


con una sangrienta batalla.

9
JESÚS DE NAZARET

La vieja religión romana, como en su día le había ocurrido a la griega, estaba prácticamente
muerta. En sus inicios, tomada en gran parte de los etruscos, había sido una religión de
agricultores, con ritos sencillos destinados a garantizar buenas cosechas y, más en general, a
adivinar el futuro para elegir los mejores momentos para cada acción, lo que después adquiriría
gran importancia en las cuestiones militares. Después se fundió con la religión griega, lo que le
dio una mayor riqueza, atractivo y valor literario, pero no más credibilidad. En tiempos del
Imperio eran pocos los romanos para los que Júpiter, Marte, Venus, etc. significaban realmente
algo, si bien esto no era óbice para que el escrupuloso cumplimiento de los ritos y el respeto
hacia los dioses diera buena imagen y fuera considerado signo de honorabilidad. Esta
circunstancia le permitió sobrevivir formalmente, pese a su agonía interna. Además, con la
muerte de Augusto se instituyó definitivamente el Culto Imperial, por el que los emperadores
recibían honores divinos en vida y eran considerados dioses de pleno derecho tras su muerte. El
Culto Imperial fue uno de los soportes de la autoridad del emperador. Por ejemplo, los soldados
romanos, en su juramento de lealtad, tenían que reconocer la naturaleza divina del emperador,
de modo que cualquier intento de rebelión podía desatar la venganza de los dioses, una
posibilidad capaz de inquietar a muchos legionarios rudos, pero supersticiosos. De este modo, el
fomento del Culto Imperial iba acompañado necesariamente de un estímulo de las creencias
religiosas tradicionales, pues una manifestación pública de ateísmo, o simplemente de falta de
devoción, podría confundirse fácilmente con un desacato al mismo emperador.

Augusto trató en vano de conseguir que los romanos creyeran sinceramente en sus dioses, al
tiempo que trató de desalentar los cultos extranjeros. Sin embargo, bajo Tiberio éstos últimos
volvieron al primer plano, si es que habían dejado de estarlo alguna vez. Las religiones
orientales resultaban más atractivas en muchos aspectos. El culto a las diosas Démeter, Cibeles
e Isis eran particularmente gratos a las mujeres, pues se las consideraba diosas amorosas y
compasivas. La diosa Isis se asociaba especialmente con el amor maternal hacia su hijo Horus.
Para los hombres con ideales más viriles estaba Mitra, el dios persa del Sol, al que se le
representaba como un hombre joven apuñalando a un toro. Era un guerrero invicto que no
envejecía ni perdía vigor. Su culto, con un fondo de mazdeísmo, se convirtió en una religión de
soldados, del que las mujeres estaban excluidas. También estaba Serapis, la versión grecolatina
de Apis, el toro sagrado egipcio encarnación de Osiris. (Serapis es una deformación de Osiris-
Apis). Éstas eran religiones para gentes sencillas. Los más refinados tenían a su disposición las
religiones mistéricas griegas, que, envueltas en su aureola esotérica, habían conservado su vigor
pese al declive de Grecia. La más famosa era la de los misterios eleusinos. Todas estas
religiones tenían un punto en común que las diferenciaba de las creencias tradicionales de
griegos y romanos: los dioses "usuales" podían proporcionar protección o buenas cosechas, pero
apenas se interesaban por el individuo. Por el contrario, cada cual a su manera, de un modo u
otro, las creencias que acabamos de mencionar involucraban alguna forma de salvación tras la
muerte, de contacto con lo divino, de consuelo ante las adversidades y, en definitiva, todas
daban un sentido a la vida.

Una alternativa a la religión para dar sentido a la vida era la filosofía. Platón y Aristóteles eran
demasiado intelectuales para alcanzar mucha popularidad, pero, por el contrario, la filosofía
epicúrea (que, muy resumidamente, propugnaba la búsqueda del placer dentro de la
moderación) tuvo incontables seguidores entre los griegos cultos y no tardó en contagiar a los
romanos. Tanto fue así que "epicúreo" se convirtió casi en sinónimo de griego. En Judea, donde
la cultura griega ejercía gran influencia desde la época del dominio seléucida, los judíos
conversos eran llamados epicúreos, y aún hoy se les conoce como "apikoros". Otra escuela
filosófica en boga (bastante menos popular, pero más admirada), fue el estoicismo, la vieja
doctrina fundada por Zenón de Citio unos trescientos cincuenta años atrás, que propugnaba el
autodominio y la indiferencia ante el placer y el dolor.

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Sin embargo, el mayor fenómeno religioso de la época estaba a punto de hacer su aparición en
Judea o, más precisamente, al norte, en Galilea. Judea era sin duda la zona del Imperio donde se
registraban más tensiones, precisamente por motivos religiosos. En 26 Tiberio consideró
finalmente que podía confiar a Sejano el gobierno del Imperio y se retiró a la isla de Capri, en
la bahía de Nápoles. Los historiadores romanos contaron que allí se dio a toda clase de orgías,
pero es difícil creerlo si tenemos en cuenta que el emperador contaba ya con sesenta y ocho
años, que toda su vida había estado marcada por la austeridad y que no era la primera vez que
los muchos senadores que habían visto menguadas sus prerrogativas trataban de difamarlo. Ese
mismo año Sejano nombro procurador de Judea a uno de sus protegidos: Poncio Pilato. Fue el
sexto procurador romano en la región desde que Augusto depusiera a Arquelao.

Mientras tanto Galilea seguía gobernada por Herodes Antipas, que se las arreglaba para
contener el desagrado que los judíos mostraban ante un rey de origen idumeo. Uno de sus
críticos más severos fue un predicador llamado Juan el Bautista. Vivía al este del Jordán y allí
instaba a los judíos a retomar su fe con nuevas fuerzas, arrepintiéndose de sus pecados pasados.
Como símbolo de este arrepentimiento Juan "lavaba" los pecados de sus seguidores mediante
una ablución en las aguas del Jordán. "Bautista" significa en griego "que sumerge en el agua".

Su más famoso discípulo se llamaba Joshua (Yahveh salva) pero es más conocido por la versión
latina de su nombre: Jesús de Nazaret. (Nazaret, sin duda su lugar de nacimiento, era una
ciudad de Galilea.) Fue uno de los muchos a los que algunos judíos tomaron por el mesías, con
la diferencia de que la historia ha hecho que hoy en día medio mundo siga creyéndolo. En un
momento dado, Jesús dejó a su maestro y se retiró al desierto por un tiempo, tras lo cual,
en 28, empezó a predicar su propia doctrina. El rey nabateo (padre de la esposa que Herodes
había repudiado para casarse con Herodías) había declarado la guerra a Herodes. La cosa había
quedado en nada gracias al poderío romano, pero Herodes se sintió humillado. Juan el Bautista
intensificó sus acusaciones de incesto hacia Herodes (por haberse casado con su sobrina
Herodías), y sus palabras fueron especialmente ofensivas para con la reina. En parte por esto y
en parte porque Herodes acusó al Bautista de estar pagado por el rey nabateo, el predicador fue
encarcelado ese mismo año y ejecutado un tiempo después, a instancias de Herodías.

Volviendo a Jesús, hay que decir que las fuentes históricas sobre su vida son problemáticas. Las
principales son los cuatro evangelios que forman parte de la Biblia, textos basados en una
tradición que fue transmitida oralmente durante casi cuarenta años. Estos textos contienen
mucho material ficticio destinado a "demostrar" que Jesús era realmente el Mesías. Aquí hemos
de incluir en particular todos los datos sobre su vida anterior a su carrera como predicador, en
especial las circunstancias de su nacimiento. Así, por ejemplo, el evangelio según San Mateo
empieza con una supuesta genealogía de Jesús que lo remonta al mismo rey David (pues el
Mesías debía ser un descendiente de David). También explica que, pese a que los padres de
Jesús vivían en Nazaret, el nacimiento tuvo lugar en Belén (al sur de Jerusalen), que era
precisamente el lugar de nacimiento del rey David:

Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto mandando empadronar a todo el
mundo. Éste fue el primer empadronamiento hecho por Cirino, (que después sería) gobernador
de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a la ciudad de su estirpe. José, pues, como
era de la casa y familia de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David,
llamada Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, la cual estaba encinta. Y
sucedió que, estando allí, le llegó la hora del parto. (Lc. II 1-6)
El relato también pretende (Mt II) que unos magos (o sea, sacerdotes persas) preguntaran al rey
Herodes por el Rey de los Judíos, cuyo nacimiento les había sido anunciado por una estrella.
Herodes entonces, pensando que su trono peligraba, ordenó matar a todos los niños de menos de
dos años nacidos en Belén. Así fue como la fama de infanticida que tenía Herodes por haber
matado a algunos de sus hijos se multiplicó desaforadamente.

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Irónicamente, este celo por justificar que Jesús cumplía todos los requisitos para ser el Mesías
delata la adulteración de las fuentes, pues también se justificó lo que nunca debió justificarse:
Según los evangelios, la madre de Jesús (llamada Miriam, o María en su forma latina) fue
siempre virgen, lo que ratificaba así una profecía que en realidad no era tal, sino tan sólo un
error de traducción cometido por los redactores griegos de la Biblia de los Setenta.

Los evangelios están saturados de pasajes tan poco fidedignos como éstos. Por ejemplo, a Jesús
se le atribuyen numerosos milagros, pero la mayoría de ellos son"remakes" de milagros
anteriores, principalmente de Elías y Eliseo.

Sin embargo, esto no significa que Jesús no tuviera en vida fama de hacer milagros. Aquí
conviene hacer una reflexión general: los evangelios contienten tantos pasajes fantasiosos que
algunos historiadores han recelado de su valor documental, llegando incluso a dudar de la
existencia misma de Jesús. Sin embargo, sucede que los propios evangelios aportan uno de los
argumentos más convincentes en favor de su trasfondo histórico. Aunque los evangelistas no
dudaron en añadircuantos pasajes juzgaron necesarios para presentar la imagen de Jesús tal y
como fue concebida tras su muerte por sus seguidores, por el contrario no se atrevieron
a eliminar algunos pasajes que contradecían dicha imagen. La única explicación para la
presencia de estos pasajes "embarazosos", para los que posteriormente hubo que encontrar
delicadas justificaciones, es que realmente existió un Jesús histórico que no era exactamente lo
que luego se dijo que era, y ello quedó reflejado en varias tradiciones tan firmemente arraigadas
que sus discípulos no pudieron negarlas, y lo máximo que pudieron hacer fue disimularlas entre
otras ficciones acordes con la imagen de Jesús que pretendían transmitir. Ya hemos visto algún
ejemplo débil de este fenómeno: si Jesús no hubiera existido, se habría criado sin duda en
Belén, y no en Nazaret, de modo que no habría hecho falta recurrir a un empadronamiento para
que su nacimiento se hubiera producido en Belén.

Otro ejemplo, del que podemos deducir que, en efecto, Jesús tuvo fama de sanador y
taumaturgo, es que los evangelios reconocen que cuando trató de predicar en Nazaret, donde le
conocían de niño, apenas fue tomado en serio:

¿No es éste aquel artesano, hijo de María, hermano de Santiago, y de José, y de Judas, y de
Simón?, ¿y sus hermanas no moran aquí entre nosotros? Y estaban escandalizados de él. Mas
Jesús les decía: Cierto que ningún profeta está sin honor sino en su patria, en su casa y en su
parentela. Por lo cual no podía obrar milagro alguno; curó solamente algunos pocos enfermos,
imponiéndoles las manos. (Mc. VI, 3-5)
(La interpretación oficial dice que los "hermanos" de Jesús citados aquí eran en realidad
"primos hermanos", pues pretender que María tuvo otros hijos sin dejar de ser virgen era ya
excesivo.) En aquellos tiempos, al igual que hoy en día, un curandero no podía "curar" a los
escépticos. Más en general, Jesús se muestra incapaz de hacer milagros siempre que le son
requeridos como prueba de su calidad de profeta. Si Jesús no hubiera existido, habría
protagonizado numerosos pasajes como éste, más propios de la tradición judía:
De nuevo dijo Elías al pueblo: He quedado yo solo de los profetas del Señor; cuando los
profetas de Baal son en número de cuatrocientas cincuenta personas. Se nos den dos bueyes, de
los cuales escojan ellos uno y, haciéndolo pedazos, pónganlo sobre la leña, sin aplicarle fuego,
que yo sacrificaré el otro buey, lo pondré sobre la leña y tampoco le aplicaré fuego. Invocad
vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de mi Señor; y aquel dios que
mostrare oír enviando el fuego; ese sea tenido por el verdadero Dios. Respondió todo el pueblo
a una voz, diciendo: Excelente proposición. [Los profetas intentan el milagro infructuosamente
ante las mofas de Elías, en cambio Elías dispuso su altar, incluso hizo mojar la leña, e invocó a
Yahveh:] Óyeme, oh Señor, escúchame a fin de que sepa este pueblo que tú eres el Señor Dios, y
que tú has convertido de nuevo sus corazones. De repente bajó fuego del cielo, y devoró el
holocausto, y la leña, y las piedras, y aun el polvo, consumiendo el agua que había en la
reguera. Visto lo cual por el pueblo, se postraron todos sobre sus rostros, diciendo: El Señor es

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el Dios, el Señor es el Dios. Entonces les dijo Elías: Prended a los profetas de Baal, y que no se
escape ninguno de ellos. Presos que fueron, los mandó llevar Elías al arroyo de Cisón, y allí les
hizo quitar la vida. (III Reg. XVIII, 22-40)
Jesús eligió doce discípulos, que fueron sus principales seguidores. Sus nombres eran Simón,
Juan, Santiago el Mayor, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el Menor,
Simón el Zelote, Judas Tadeo y Judas Iscariote. De entre ellos Simón fue el más allegado a
Jesús. Éste le puso el sobrenombre de Cefas, "piedra" o "roca", al parecer como símbolo de que
iba a ser su principal apoyo o fundamento. La palabra "cefas" es masculina en arameo, pero
femenina en latín (petra), de modo que el nuevo nombre de Simón pasó a ser Petrus en latín, es
decir, Pedro. Respecto al último, el apelativo "Iscariote", añadido probablemente para
distinguirlo del otro Judas, no significa nada en Arameo ni en Hebreo, pero parece ser una
deformación de "Sicario". Jesús tuvo la prudencia de no meterse con Herodes, al contrario que
Juan el Bautista, así es que pudo predicar en paz y poco a poco fue ganándose la confianza y la
admiración de muchos galileos. En ello debió de influir, sin duda, su gran personalidad, pero no
menos la doctrina que predicaba. Es probable que una muestra representativa de ella sea el
sermón de la montaña:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque
ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Bienaventurados los que tienen puro su corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los
que padecen persecución por la justicia [por ser justos], porque de ellos es el Reino de los
Cielos. [...]

No penséis que yo he venido a destruir la Ley ni los profetas. No he venido a destruirla, sino a
darle cumplimiento. Que con toda verdad os digo que antes faltarán el cielo y la tierra que deje
de cumplirse perfectamente cuanto contiene la Ley, hasta un solo ápice de ella. Y así, el que
violare uno de estos mandamientos, por mínimos que parezcan, y enseñare a los hombres a
hacer lo mismo, será tenido por el más pequeño en el Reino de los Cielos; pero el que los
guardare y enseñare, ese será tenido por grande en el Reino de los Cielos.

Por que yo os digo, que si vuestra justicia no es más plena y mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: no
matarás, y que quien matare, será condenado a muerte en juicio. Yo os digo más: quien quiera
que tome ojeriza con su hermano, merecerá que el juez le condene. [...] Por tanto, si al tiempo
de presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja allí mismo tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y
después volverás a presentar tu ofrenda. [...] Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: no
cometerás adulterio. Yo os digo más: cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo, ya
adulteró en su corazón. Que si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecar, sácalo y arrójalo
fuera de ti; pues mejor te está el perder uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea
arrojado al infierno. [...] También habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No jurarás en
falso, antes bien cumplirás los juramentos hechos al Señor. Yo os digo más: que de ningún
modo juréis, ni por el cielo, pues es el trono de Dios, ni por la tierra, pues es la peana de sus
pies, ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran rey, ni tampoco juraréis por vuestra cabeza,
pues no está en vuestra mano el hacer blanco o negro un solo cabello. [...] Habéis oído que se
dijo: ojo por ojo y diente por diente. Yo empero os digo que no hagáis resistencia al agravio;
antes si alguno te hiriere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y al que quiere
armarte pleito para quitarte la túnica, alárgale también la capa, y a quien te forzare a andar
cargado mil pasos, acompáñale otros dos mil. Al que te pide, dale, y no tuerzas el rostro al que
pretende de ti algún préstamo. Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
enemigo. Yo os digo más: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, y orad
por los que os persiguen y calumnian, para que seáis hijos de vuestro Padre Celestial, el cual
hace nacer su sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos y pecadores. Que si no amáis sino

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a los que os aman, ¿qué premio habéis de tener? ¿no lo hacen así aun los publicanos? Y si no
saludais sino a vuestros hermanos, ¿qué tiene eso de particular? ¿por ventura no hacen
también esto los paganos? Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre Celestial es
perfecto.

Guardaos bien de hacer vuestras obras buenas en presencia de los hombres con el fin de que os
vean; de otra manera no recibiréis su galardón de vuestro Padre, que está en los cielos. Y así,
cuando das limosna, no quieras publicarla a son de trompeta, como hacen los hipócritas en las
sinagogas, y en las calles o plazas, a fin de ser honrados de los hombres. En verdad os digo que
ya recibieron su recompensa. Mas tú cuando des limosna, haz que tu mano izquierda no perciba
lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede oculta, y tu Padre, que ve lo oculto, te
recompensará. [...]

No amontonéis tesoros en la tierra, donde el orín y la polilla los consumen, y donde los
ladrones los desentierran y roban. Atesorad más bien para vuestros tesoros en el Cielo, donde
no hay orín ni polilla que los consuma, ni tampoco ladrones que los desentierren y
roben. [...]Ninguno puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión al uno y amor al otro
o, si se sujeta al primero, mirará con desdén al segundo. No podéis servir a Dios y a las
riquezas. En razón de esto os digo: no os acongojéis por el cuidado de hallar qué comer para
sustentar vuestra vida, o de dónde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuerpo. ¿Que no vale
más la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? Mirad las aves del cielo, cómo no
siembran, ni siegan, ni tienen graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿Pues no valéis
vosotros mucho más, sin comparación, que ellas? [...] Y acerca del vestido, ¿a qué propósito
inquietaros? Contemplad los lirios del campo, cómo crecen y florecen. Ellos no labran, ni
tampoco hilan. Sin embargo, yo os digo que ni Salomón en medio de toda su gloria se vistió
como uno de estos lirios. Pues si una hierba del campo, que hoy está y mañana se echa en el
horno, Dios así la viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Así que no vayáis
diciendo acongojados ¿dónde hallaremos qué comer y beber? ¿Dónde hallaremos con qué
vestirnos?, como hacen los paganos, los cuales andan ansiosos tras todas estas cosas, que bien
sabe vuestro Padre la necesidad que de ellas tenéis. Así que buscad primero el Reino de Dios y
su justicia, que todo lo demás se os dará por añadidura. No andéis, pues, acongojados por el
día de mañana, que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástale a cada día su propio
afán. [...] (Mt. V-VI)

Así pues, el núcleo de la predicación de Jesús era la inminente llegada del Reino de los Cielos,
que era concebida según la tradición farisea de origen persa sobre el Juicio Final, en el que los
muertos resucitarían y un enviado de Dios, identificado con el Mesías, juzgaría a vivos y
muertos:
... Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, a cuya vista todos los pueblos
de la Tierra prorrumpirán en llantos; y verán al Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo con
gran poder y majestad. [...] Os aseguro que no se acabará esta generación hasta que suceda
todo esto. (Mt. XXIV, 30-34)
La misión de Jesús era prevenir a los judíos para que, llegado ese día, fuesen dignos de la
salvación. Para ello los conmina a respetar el espíritu de la ley mosaica y no sólo su forma,
como hacen los fariseos. Aquí hay que entender que Jesús era fariseo en cuanto a sus creencias,
pero él usa el término en el sentido en que hoy diríamos "puritanos" o "beatos". Al igual que
logró la admiración de las gentes humildes a las que ofrecía consuelo, no tardó en ganarse la
hostilidad de los judíos "respetables" a los que ponía en evidencia:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque sois semejantes a los sepulcros
blanqueados, los cuales por fuera parecen hermosos a los hombres, mas por dentro están llenos
de huesos de muertos, y de todo género de podredumbre. (Mt. XXIII, 27)
La doctrina de regeneración moral que propone Jesús sigue la línea de los antiguos profetas,
pero va mucho más allá en exigencia. De hecho propugna una actitud similar a la de los
filósofos cínicos: renunciar a toda posesión y vivir de la naturaleza ejercitándose en la virtud.
No es imprescindible, pero sí conveniente:

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Acercósele entonces un hombre joven que le dijo: Buen maestro, ¿qué buenas obras debo hacer
para conseguir la vida eterna? El cual respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es
bueno. Por lo demás, si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos. Le dijo él:
¿qué mandamientos? Respondió Jesús: No matarás, no cometerás adulterio, no hurtarás, no
levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre y ama a tu prójimo como a ti mismo.
Le dice el joven: Todos esos los he guardado desde mi juventud, ¿qué más me falta? Le
respondió Jesús: Si quieres ser perfecto anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, y
tendrás un tesoro en el cielo. Ven después y sígueme. Habiendo oído el joven estas palabras, se
retiró entristecido, y era que tenía muchas posesiones. Jesús dijo entonces a sus discípulos: En
verdad os digo que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. (Mt. XIX, 16-23)
Los seguidores de Jesús pretendieron que su mensaje de salvación iba destinado a toda la
humanidad, pero uno de los pasajes más "molestos" de los evangelios lo desmiente:
Cuando he aquí que una mujer cananea venida de aquel territorio empezó a dar voces,
diciendo: Señor, hijo de David, ten lástima de mí. Mi hija es cruelmente atormentada del
demonio. Jesús no le respondió palabra. Y sus discípulos, acercándose, intercedían diciéndole:
Concédele lo que pide a fin de que se vaya, porque viene gritando tras nosotros. A lo que Jesús,
respondiendo, dijo: Yo no soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. No
obstante ella se llegó y lo adoró diciendo: Señor, socórreme. El cual le dio por respuesta: No es
justo tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros. Mas ella dijo: Es verdad, Señor, pero los
cachorros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces Jesús,
respondiendo, le dice ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase conforme tú lo deseas. Y en la misma
hora su hija quedó curada. (Mt. XV, 22-28)
"Perros" era una expresión habitual que los judíos usaban para referirse a los gentiles (los no
judíos). Así pues, Jesús tenía por "perros" a los gentiles y declara abiertamente que no ha sido
enviado para ellos. Es cierto que termina atendiendo a la cananea, pero lo hace sorprendido y
como una excepción. Los discípulos tampoco encuentran mejor motivo para atenderla que
lograr que se vaya de una vez. Tal y como hemos comentado antes, si algo de los evangelios es
auténtico, este pasaje tiene que serlo, porque si no, no estaría ahí. Es razonable inferir entonces
que toda la doctrina de mansedumbre y de amar a los enemigos se refería a las relaciones de los
judíos con los judíos (sin duda, Jesús no amaba a los cananeos).

En este pasaje, la cananea llama a Jesús hijo de David. Así pues, lo reconoce como el Mesías, al
igual que hizo mucha gente. En los evangelios, Jesús afirma una y otra vez que es el Mesías,
pero es poco creíble que hiciera tales declaraciones. Es muy probable que se tuviera realmente
por un enviado de Dios, e incluso que anunciara la inminente llegada del Mesías, pero el Mesías
del que él mismo hablaba era un juez poderoso que iba a ensalzar a los justos y condenar a los
pecadores, exactamente como los judíos esperaban que fuera, y, ciertamente, un débil
predicador no estaba a la altura del papel. Más tarde, sus seguidores afirmaron que Jesús era el
Mesías en otro sentido, pero Jesús nunca trató de explicar que la concepción judía del Mesías
fuera errónea. Más bien la confirmó. Un argumento de más peso es que si, con el revuelo que
suscitaba, se hubiera declarado el Mesías, rey de los judíos, ya habría sido prendido y ejecutado
mucho tiempo antes, acusado de traición.

En efecto, los sacerdotes judíos estaban buscando desesperadamente motivos para arrestar a
Jesús. La situación en Jerusalén era tensa. Pilato había tomado posesión de su cargo con
arrogancia y había introducido tropas romanas en la capital. Las tropas llevaban imágenes de
Tiberio, y los judíos consideraron la presencia de tales imágenes como idolatría. Ello ocasionó
revueltas, hasta el punto de que Pilato fue finalmente convencido para eliminar las imágenes.
No obstante los sacerdotes sabían que Pilato estaba ansioso por tener una excusa para actuar, y
no querían dársela. Un brote de mesianismo era lo último que deseaban en ese momento, pero
los únicos cargos que podían presentar contra Jesús eran no lavarse las manos antes de comer,
no respetar el ayuno, y cosas parecidas. Nada que pudiera preocupar a Pilato. Que la gente lo
tuviera por el Mesías no era suficiente si él mismo no lo reconocía. Los evangelios recogen un
intento de acusar a Jesús de un delito grave:

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Entre tanto, los fariseos se retiraron para tratar entre sí cómo podrían sorprenderle en lo que
hablase. Y le enviaron sus discípulos con algunos herodianos, que le dijeron: Maestro, sabemos
que eres veraz, y que enseñas el camino de Dios conforme a la pura verdad, sin respeto a nadie,
porque no miras la calidad de las personas. Esto supuesto, dinos qué te parece de esto: ¿es o
no es lícito pagar tributo a César? A lo cual, Jesús, conociendo su malicia, respondió: ¿por qué
me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda con que se paga el tributo. Y ellos le mostraron
un denario. ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: De César. Entonces
les replicó: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Con cuya
respuesta quedaron admirados y, dejándole, se fueron. (Mt. XII, 15-22)
No es razonable pensar que los fariseos estuvieran dando palos de ciego. Todo el preámbulo
estaba dispuesto para poner en evidencia a Jesús si se desdecía públicamente de lo que, con gran
probabilidad, había afirmado en otras ocasiones en ausencia de testigos fiables que los fariseos
pudieran emplear en su contra. Así lo reconoce Jesús en su respuesta: si realmente considerara
correcto pagar tributos a Roma, la pregunta no habría sido una tentación. Pero Jesús hizo gala
de una astucia viperina, y logró que su respuesta pudiera entenderse bien como que le parecía
correcto pagar los impuestos, bien como que no reconocía la legitimidad del dinero romano.
Finalmente Jesús cometió un error. Se decidió a entrar en Jerusalén, y allí su fama le precedía: la
multitud lo aclamó como el Mesías. El suceso fue lo suficientemente destacado como para que
los sacerdotes se atrevieran a prenderlo y llevarlo a Pilato acusado de erigirse en Mesías, rey de
los judíos y traidor a Roma. El castigo que correspondía a tal delito era la crucifixión, y así la
solicitaron los sacerdotes. Al parecer, se encontraron algunos testigos falsos que declararon
contra él. Los evangelios dicen que Jesús reconoció ser el Mesías ante Pilato, pero, una vez más,
esto no es plausible, pues en tal caso habría sido condenado sin más trámite, mientras que la
narración bíblica afirma que Pilato no consideró razonable tal castigo, y en su lugar lo hizo
azotar y lo presentó al pueblo sugiriendo su indulto. En efecto, era costumbre que el procurador
indultara a un preso cada año por la festividad de la Pascua, a petición del pueblo. Es probable
que Pilato mandara azotar a Jesús para presentarlo en un estado lastimoso y lograr así que el
pueblo se apiadase de él, pero el efecto fue el contrario: los judíos que unos días antes habían
recibido eufóricos a Jesús como el Mesías se sintieron defraudados ante un Mesías que, en vez
de acabar con todos sus problemas, se dejaba capturar por los romanos y reducir a tan
lamentable estado. La conclusión obvia fue que ése no era el Mesías, sino un estafador que les
había engañado, por lo que insistieron en que fuera crucificado ante el sorprendido Pilato. Así
sucedió. Jesús fue crucificado al día siguiente, que según los evangelios era el viernes 7 de abril
de 30, el año en que la festividad de la Pascua cayó en jueves. Nadie podía imaginar entonces
las consecuencias que iba a tener esta crucifixión.

16
EL CRISTIANISMO

Desde que Tiberio se retiró a Capri y dejó el gobierno del Imperio Romano en manos de Sejano,
la vida en Roma se volvió peligrosa. Sejano endureció las leyes contra la traición y mucha gente
fue procesada por causas mínimas. Las delaciones eran recompensadas, hasta el punto que hubo
quienes se ganaban la vida con ellas (y, naturalmente, a un delator profesional no le importaba
mucho si sus acusaciones tenían fundamento). En 30 Agripina, la viuda de Germánico, fue
acusada de conspiración contra Tiberio. Pudo haber algo de cierto, pues al parecer creía que el
emperador había envenenado a su marido. Sejano no se atrevió a actuar contra ella sin el
respaldo de Tiberio, pero lo convenció para que la exiliara. El año anterior Tiberio había
desterrado, también a instancias de Sejano, a Nerón Julio César, al que seis años antes había
nombrado heredero. (Ese mismo año murió Livia, la viuda de Augusto.)

Pero los acontecimientos más trascendentes del momento estaban teniendo lugar
inadvertidamente en Jerusalén. Unos días después de la muerte de Jesús corrió el rumor entre
sus seguidores de que había resucitado. Los cuatro evangelios (especialmente los tres primeros)
son bastante coherentes en cuanto a los hechos que narran, pero a partir de la crucifixión se
diversifican. Así, según san Mateo, las primeras en ver a Jesús resucitado fueron María
Magdalena y "la otra María", según san Marcos fue María Magdalena, según san Lucas fueron
María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, mientras que según san Juan fue María
Magdalena. María Magdalena era una prostituta, de la que algunos conjeturan que fue amante
de Jesús y, sea esto cierto o no, parece ser que fue una de las que más lloraron su muerte. Es
razonable conjeturar que fue ella quien inició el rumor sobre la resurrección, probablemente
aturdida y afectada por los acontecimientos. Ahora bien, si a uno le cuentan que un hombre ha
resucitado, es difícil no mostrar cierto escepticismo, y si además resulta que el testigo ocular es
alguien sentimentalmente vinculado con el difunto a quien la muerte le ha dejado fuera de sí, y
además se trata de una prostituta (tengamos en cuenta la mentalidad de la época), la credibilidad
de la noticia disminuye considerablemente. Por ello, es de prever que los primeros añadidos que
tendrá el rumor al pasar de boca en boca irán encaminados a aportar testigos más solventes, y
así no es de extrañar que María Magdalena pronto se viera acompañada en su testimonio por
otras mujeres de más prestigio e imparcialidad reconocida.

Es razonable suponer que, ante el rumor, la gente buscara confirmación en los más allegados a
Jesús, esto es, los doce discípulos. Éstos no habían mostrado una actitud muy heroica cuando su
maestro fue capturado. Al parecer se dispersaron y negaron conocerle de nada. Luego, cuando
las aguas se hubieron calmado y tal vez confusos por las gentes que les preguntaban si era
verdad que Jesús había resucitado, decidieron reunirse. En realidad sólo acudieron once de
ellos, pues Judas Iscariote había participado en la detención de Jesús y, según los evangelios, se
ahorcó poco después, presa del remordimiento (aunque esto suena más a moraleja que a historia
real).

Los once discípulos tomaron una decisión singular: acordaron mantener que Jesús era el Mesías,
que había resucitado, que se les había aparecido a todos ellos y que antes de ascender al cielo les
había ordenado que continuaran predicando en su nombre el evangelio, esto es, anunciando a
todos los judíos que en breve volvería a la tierra en majestad para juzgar a vivos y muertos. Así
se convirtieron en los apóstoles (enviados) de Jesucristo (Jesús el Mesías). Para completar el
número redondo de doce, Judas Iscariote fue reemplazado por Matías.

Para dar coherencia a su historia afirmaron que Jesús se había entregado voluntariamente al
tormento. Al igual que los judíos sacrificaban animales para que se les perdonaran sus pecados,
Jesús se había ofrecido en sacrificio para que Dios perdonara a los judíos todos sus pecados, era
el Cordero de Dios, el cordero que Dios había enviado a la tierra para que los judíos lo
sacrificaran por sus pecados.

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Para dar mayor credibilidad a toda esta historia, los apóstoles emplearon una técnica muy
frecuente en los textos bíblicos, lo que podríamos llamar la profecía a posteriori: Afirmaron que
Jesús les había anunciado su intención de sacrificarse, así como que resucitaría al tercer día.
Pero eso es absurdo. Según cada uno de los evangelios, Jesús advirtió a sus discípulos que iba a
resucitar al menos en tres ocasiones distintas. Se supone que ellos escuchaban con atención a su
maestro, y nada podía impactarles más que la profecía de su resurrección. Entonces, ¿qué
sentido tienen pasajes como éste?:

Las que refirieron esto [que Jesús había resucitado] a los apóstoles eran María Magdalena,
Juana, María, la madre de Santiago y otras compañeras suyas, si bien a ellos estas nuevas les
parecieron un desvarío y no las creyeron. (Lc. XXIV, 10-12)
Los discípulos no podían negar que su primera reacción cuando les dijeron que Jesús hubiera
resucitado fue de completo escepticismo, y así ha quedado constancia de ello en la Biblia. Por si
esto no bastara, he aquí las últimas palabras de Jesús en la cruz según cada evangelista:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt. XXVII, 46, Mc. XV, 34)
[Dirigiéndose a Dios] ¡A tus manos encomiendo mi espíritu! (Lc. XXIII, 46)
Todo está cumplido. (Jn. XIX, 30)
La tercera es estoica, la segunda heroica, y la primera real. Las dos últimas puede haberlas
inventado cualquiera que tuviera el propósito de contar una historia emocionante. La primera no
la habría inventado nadie, luego sólo puede estar ahí por ser real (y, además, gana por mayoría
simple). No es lo que diría alguien que está dando su vida por todos los judíos, sino alguien que
estaba convencido de que Dios cuidaría de él como alimenta a las aves y viste a los lirios del
campo, y que de repente se vio en las últimas con tres clavos en el cuerpo. Puede que sean las
palabras de un gran hombre que creía profundamente en su causa, pero no las del Cordero de
Dios.

La técnica de la profecía tuvo algunos usos secundarios adicionales. Por ejemplo, Pedro se
convirtió en el "príncipe de los apóstoles", pero parece ser que su imagen necesitaba un lavado
tras haber negado cobardemente conocer a su maestro ante el peligro, así que aseguró que Jesús
le había predicho que lo iba a negar, con lo que implícitamente le perdonaba por anticipado.
Igualmente, Jesús había predicho que Judas Iscariote le iba a traicionar, lo que confirmaba que
su apresamiento no le llegó por sorpresa, y también la desbandada de los discípulos tras su
captura, etc. Naturalmente, los apóstoles no se pusieron de acuerdo más que en lo esencial, y los
detalles de su mentira los debieron de ir improvisando sobre la marcha, cada cual según su
imaginación, lo que explica la diversidad de finales que presentan los evangelios.

Un último elemento que incorporaron los apóstoles a su doctrina fue el Espíritu Santo. Su
finalidad es clara: es típico de las masas negar a los sucesores la confianza que habían
depositado en un líder carismático. Además los seguidores de Jesús podían preguntarse por qué
habían sido abandonados tan pronto, cuando tanta falta les hacía el Mesías. La solución era
sencilla: Jesucristo había ascendido al cielo para estar junto al Padre hasta el día de su segunda
venida, el día del Juicio Final, pero dejó en la tierra el Espíritu Santo, gracias al cual los
apóstoles recibían la inspiración necesaria para desempeñar su misión exactamente según la
voluntad de Cristo, al igual que si él mismo estuviera presente. En particular podían seguir
sanando enfermos, expulsando demonios, etc.

Los seguidores de los apóstoles fueron llamados nazarenos (porque eran los discípulos del
nazareno, como se conocía a Jesús), pero más adelante, cuando quedó claro el énfasis que
ponían en que Jesús era el Mesías (o Cristo), pasaron a ser conocidos como cristianos.

Es natural preguntarse qué impulsó a aquellos doce hombres a hacer todo esto. Es poco
probable que la razón fuera única y la misma para todos. Tal vez creyeron el mensaje de su
maestro sobre la futura llegada del Mesías, y pensaron que la única forma de continuar su labor
era compensar el desprestigio causado por su muerte con la mentira de su resurrección, o tal vez

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les gustaba la vida a la que les había llevado Jesús y no querían volver a sus antiguas
ocupaciones, y también está el único motivo que los textos bíblicos insinúan:

Los apóstoles, con gran valor, daban testimonio de la resurrección de Jesucristo, Señor nuestro,
y en todos los fieles resplandecía la Gracia con abundancia. Así es que no había entre ellos
persona necesitada, pues todos los que tenían posesiones o casas, vendiéndolas, traían el
precio de ellas y lo ponían a los pies de los apóstoles, el cual después se distribuía según la
necesidad de cada uno. De esta manera José, a quien los apóstoles pusieron el sobrenombre de
Bernabé, que era levita y natural de la isla de Chipre, vendió una heredad que tenía, y trajo el
precio y lo puso a los pies de los apóstoles. Un hombre llamado Ananías, con su mujer, Safira,
vendió un campo y, de acuerdo con ella, retuvo parte del precio y, trayendo el resto, lo puso a
los pies de los apóstoles. Mas Pedro le dijo: Ananías, ¿cómo ha tentado Satanás tu corazón
para que mintieses al Espíritu Santo reteniendo parte del precio de ese campo? ¿Quién te
impedía conservarlo? Y aun habiéndolo vendido, ¿no estaba su precio a tu disposición? ¿Pues
a qué fin has urdido en tu corazón esta trampa? No mentiste a los hombres, sino a Dios. Al oír
Ananías estas palabras, cayó en tierra y espiró. Con lo cual, todos los que tal suceso supieron,
quedaron en gran manera atemorizados. En la misma hora vinieron unos mozos, lo sacaron y
lo llevaron a enterrar. No bien pasaron tres horas cuando su mujer entró, ignorante de lo
acaecido. Le dijo Pedro: Dime, mujer, ¿es así que vendisteis el campo por tanto? Si, respondió
ella, por ese precio lo vendimos. Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os habéis concertado para
tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los que enterraron a tu marido, y ellos mismos
te llevarán a enterrar. Al momento cayó a sus pies, y espiró. Entrando luego los mozos, la
encontraron muerta y, sacándola, la enterraron junto a su marido, lo que causó gran temor en
toda la Iglesia, y en todos los que tal suceso oyeron. (Act. IV, 33-37, V, 1-11)
La primera comunidad de cristianos en Jerusalén no debió de ser muy numerosa, y no es muy
probable que contara con fieles tan generosos, pero parece ser que los apóstoles, imitando a su
maestro, instaban a los judíos a desprenderse de sus posesiones, si bien con el matiz de que les
inducían a entregarlas a la Iglesia. La existencia de esta estremecedora historia de san Pedro
matando a una mujer en nombre de Dios porque había ocultado una parte de su dinero sugiere
que los apóstoles incidieron tanto en este punto de sus prédicas que lograron impactar a sus
seguidores.

Poco a poco el cristianismo se fue extendiendo. En realidad los cristianos eran una secta judía
ortodoxa en todos los aspectos, salvo por que creían que el Mesías había llegado ya, y no
tardaría en volver. En general no llamaban mucho la atención, pero los que insistían mucho en
su peculiar visión del mesianismo se ganaban la animadversión de los otros judíos (que
consideraban blasfema la idea de un mesías crucificado) y la de los saduceos, que no querían oír
hablar de ninguna clase de mesías.

En 31 Sejano logró que Tiberio ordenara ejecutar a Nerón Julio César, que estaba casado con
Julia, la nieta del emperador. Llegó a oídos de Tiberio que Sejano planeaba casarse con Julia, lo
que apuntaba a que trataba de convertirse en su sucesor. Más aún, Sejano fue acusado de haber
envenenado años atrás a Druso, el hijo de Tiberio. Según esta acusación, sin que Tiberio hubiera
sospechado nada, Sejano había sido amante de Livia, la esposa de Druso, que a su vez era
hermana de Germánico y había estado casada previamente con Cayo Julio César, el nieto de
Augusto. Entre los dos habrían planeado el envenenamiento de Druso. Ese mismo año el
emperador envió una carta a Roma desde Capri por la que el todopoderoso primer ministro fue
ejecutado de inmediato. Livia fue encarcelada y no tardó en morir. Tiberio retomó las riendas
del Imperio. Las delaciones se multiplicaron y muchos senadores cayeron en desgracia.

Con la muerte de Sejano, el que había sido su protegido, Poncio Pilato, tuvo que andar con pies
de plomo en Jerusalén. Por aquel entonces, un cristiano llamadoEsteban (no está claro si era el
apóstol) fue lapidado por blasfemo. Fue el primer mártir cristiano. En la lapidación participó un
joven judío, de unos veintiún años, llamado Saulo de Tarso. Era ciudadano romano, pues su

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padre había logrado la ciudadanía a base de dinero. En su ciudad natal había frecuentado los
círculos intelectuales, hablaba griego, estaba familiarizado con la filosofía estoica y con las
religiones mistéricas, y se había trasladado a Jerusalén para estudiar el judaísmo en la escuela
rabínica del fariseo Gamaliel. Pronto destacó por el más escrupuloso repeto a la ley, lo que le
llevó a convertirse en el más acérrimo enemigo de la herejía cristiana (o nazarena, como aún era
conocida).

En 33 Tiberio hizo ejecutar a Agripina, que seguía en el exilio, así como a Druso Julio César, el
que hasta entonces había destinado a la sucesión. Esto le planteó el problema de elegir un nuevo
sucesor. No sin vacilaciones se decantó por Cayo Julio César, hermano de Druso y de Nerón,
hijo de Germánico. Lo tenía por un incompetente, pero no veía una opción mejor.

Un par de años antes había llegado a Roma un joven de treinta y tres años llamado Lucio
Anneo Séneca. Había nacido en Córdoba, en España, donde vivía su familia tal vez desde hacía
más de un siglo, pero cuando tenía catorce años (durante el reinado de Augusto), se trasladó a
Roma con sus padres, y allí estudió retórica hasta los dieciocho años, luego pasó unos años
estudiando la filosofía estoica, volvió a la oratoria y se inició en la abogacía. Los últimos años
los había pasado en Alejandría por motivos de salud, en casa de un tío suyo. De vuelta a Roma
reanudó su vida de orador e inició la publicación de su obra "Del país y la religión de los
egipcios", que actualmente se ha perdido. Finalmente obtuvo una cuestura y en 34 fue
nombrado senador (su familia pertenecía al orden ecuestre). Ese mismo año murió el tetrarca
Herodes Filipo.

Mientras tanto en oriente se estaban produciendo ciertos cambios. Tal vez fue por esta época
cuando los chinos inventaron el papel, aunque el invento tardaría mucho tiempo en llegar a
occidente. El emperador Huang Wudi logró establecer un sistema de alianzas con un sector de
los hunos, y paulatinamente logró emplearlos para defenderse del resto. Con la ayuda de la
caballería huna, el Imperio Chino dominó grandes extensiones de Asia Central.

Más hacia el oeste, el antiguo estado Bactriano, tras un periodo de decadencia debido a las
invasiones tokarias, había resurgido bajo una nueva organización. Por estas fechas un caudillo
tokario llamado Kujula, perteneciente al clan de los Kusana, asumió títulos imperiales, y se
formó así el llamado Imperio Kusana. Kujula impuso su autoridad sobre otros grupos de
tokarios y extendió sus dominios hacia el norte de la India.

20
PABLO DE TARSO

Durante los últimos años del reinado de Tiberio, el cristianismo continuó extendiéndose. En la
mayor parte de las ciudades de la mitad oriental del Imperio Romano había comunidades judías.
Era frecuente que los judíos viajaran de tanto en tanto a Jerusalén a sacrificar en el Templo, y
muchos volvían con la nueva de que el Mesías había llegado, lo cual suscitaba inmediatamente
el interés general. Los apóstoles viajaron a muchas de estas ciudades predicando su doctrina.
Las autoridades religiosas judías veían en el cristianismo una herejía y una probable fuente de
problemas políticos con los romanos, así que hicieron cuanto pudieron por hacerlo desaparecer.
En 35 llegaron noticias a Jerusalén de que en Damasco había una próspera comunidad cristiana,
y Saulo fue enviado a combatirla. Según la Biblia, por el camino le sucedió esto:

Caminando, pues, a Damasco, ya se acercaba a esta ciudad cuando de repente le cegó de


resplandor una luz del cielo. Y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues? Y él respondió: ¿Quién eres tú, señor? Y el Señor le dijo: Yo soy Jesús, a
quien tú persigues. Dura cosa es para ti dar coces contra el aguijón. Entonces, temblando y
despavorido, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga? (Act. IX, 3-6)
Lo que sigue es un poco enrevesado, pues Saulo tenía compañeros de viaje y obviamente Jesús
no podía hablar mucho con él. El relato cuenta que Saulo quedó ciego, fue conducido a
Damasco y allí recobró la vista al tiempo que Jesús le daba instrucciones a través de un tercero.
El caso es que a partir de ese momento Saulo se otorgó a sí mismo el título de Apóstol de Cristo.
Más exactamente, dijo que el mismo Jesús se lo había otorgado, y empezó a predicar el
cristianismo. Resulta natural preguntarse qué movió a Jesús a aparecérsele a Saulo. La Biblia
contiene varias "excusationes non petitae" salidas de su pluma que sugieren una respuesta:
¿Acaso no tenemos derecho de ser alimentados por vosotros?, ¿por ventura no tenemos
también facultad de llevar en nuestros viajes alguna mujer hermana [para que nos asista] como
hacen los demás apóstoles y hermanos del Señor? ¿o sólo Bernabé y yo no podemos hacer
esto? [...]Si nosotros hemos sembrado entre vosotros bienes espirituales, ¿será gran cosa que
recojamos un poco de vuestros bienes temporales? Si otros participan de este derecho a lo
vuestro, ¿por qué no más bien nosotros? Pero, con todo, no hemos hecho uso de esa facultad.
Antes bien todo lo sufrimos por no poner estorbo alguno al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que
los que sirven en el templo se mantienen de lo que es del templo, y que los que sirven al altar
participan de las ofrendas? Así también dejó el Señor ordenado que los que predican el
Evangelio vivan del Evangelio. (I Cor. IX, 4-14)

También os hemos enviado con él al hermano nuestro, que se ha hecho célebre en las iglesias
por el Evangelio, el cual, además de eso, ha sido elegido por las iglesias para acompañarnos
en nuestros viajes, y tomar parte en el cuidado que nosotros tenemos de procurar este
socorro[para los pobres de Jerusalén] por la Gloria del Señor y para mostrar nuestra pronta
voluntad, con lo que tendemos a evitar que ninguno nos pueda vituperar con motivo de la
administración de este caudal, pues atendemos a portarnos bien no sólo delante de Dios, sino
también delante de los hombres. (II Cor. VIII, 18-21)

Saulo de Tarso debió de marcarse de muy joven el objetivo de conseguir tal vez fama, tal vez
prestigio, tal vez poder, o tal vez un poco de todo. Su primer intento fue poner todo su empeño
en convertirse en un fariseo ejemplar, pero durante sus años de persecución del cristianismo
debió de advertir el potencial de la nueva secta. Los cristianos, impresionados por el inminente
fin del mundo, tenían una fe mucho más firme que los demás judíos, seguían fielmente a sus
líderes y además éstos apenas estaban organizados. En suma, debió de llegar a la conclusión de
que le resultaría mucho más fácil convertirse en un líder cristiano que en un líder judío. Con la
saña que había demostrado contra los cristianos tenía difícil que Pedro lo admitiera entre los
suyos, así que se le debió de ocurrir la idea de apelar a una instancia superior.

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El caso es que Saulo entró en Damasco y allí no se dedicó a combatir, sino a predicar el
cristianismo, precisamente a los judíos entre los que estaban los que habían pedido ayuda a las
autoridades de Jerusalén para que les libraran de los herejes cristianos. Éstos se volvieron contra
él escandalizados y, al parecer, planearon matarlo. Saulo tuvo que huir de Damasco y volver a
Jerusalén. Allí trató de entrar en los círculos cristianos, pero no halló sino desconfianza, hasta
que un cristiano llamado Bernabé lo presentó a los apóstoles, a quienes tuvo ocasión de contar
la historia de su conversión. Los apóstoles le recomendaron que volviera a Tarso por su
seguridad. Probablemente trataron de quitárselo de encima y Saulo así lo comprendió, pues más
adelante negaría que este encuentro hubiera tenido lugar (aunque está en la Biblia, Act. IX, 19-
30). Afirmó que tras su conversión había pasado tres años predicando en Arabia sin contacto
alguno con los apóstoles. Puede que fuera así, y puede que permaneciera quieto en Tarso
durante algún tiempo.

El rey parto Artabán III había sido derrocado en una revuelta prorromana, pero en 36 recobró el
trono con el apoyo de Roma. Poncio Pilato fue destituido por Tiberio. Al año siguiente, en 37, el
emperador murió durante un viaje. Según había decidido, su sucesor fue Cayo Julio César, uno
de los hijos de Germánico, que a la sazón tenía 25 años. Había pasado su infancia con sus
padres en un campamento militar en Germania, donde el niño se convirtió pronto en una especie
de "mascota" de los soldados. Germánico lo aprovechó para mantener alta la moral de sus
hombres. Lo solía vestir con uniforme militar, y los legionarios pusieron al pequeño y
encantador Cayo el sobrenombre de "botitas", en latín Calígula, y así fue conocido toda su
vida. A diferencia de Augusto o Tiberio, Calígula no se había educado en la antigua tradición
romana. Pasó su juventud en la corte imperial, rodeado de lujo, pero también de intrigas
palaciegas, por lo que se hizo receloso y temeroso. Estre sus amistades estaban muchos
príncipes de los reinos satélites de Roma, que solían frecuentar la capital. Probablemente estos
amigos describieron con detalle a Calígula la magnificencia de las cortes orientales y el inmenso
poder de sus reyes.

Uno de ellos era Herodes Agripa, hijo de Aristóbulo, uno de los dos hijos que el rey Herodes de
Judea había tenido con su esposa macabea, Miriam. Desde que Herodes hizo matar a Aristóbulo,
Herodes Agripa fue criado en Roma por Antonia, cuñada de Tiberio (viuda de Druso, madre de
Germánico). Al parecer, unos meses antes de que Tiberio muriera había sugerido a Calígula la
posibilidad de asesinar al emperador. Tiberio se enteró y lo encarceló, pero tras su muerte
Calígula lo liberó y le dio el título de Rey. Le asignó la tetrarquía que había gobernado Herodes
Filipo y algunos territorios más.

La corte recibió encantada al nuevo emperador. Parecía más liberal y agradable que Tiberio. Era
tan liberal que gastó en un año todo el excedente del tesoro público que Augusto y Tiberio
habían ahorrado en casi setenta años de prudente gobierno. Peor aún, antes de que acabara su
primer año de mandato cayó gravemente enfermo, y la enfermedad le afectó al cerebro. Los
historiadores romanos dijeron que en realidad Calígula estuvo perturbado desde siempre, y tal
vez algo había de cierto. El caso es que se convirtió en un déspota y usó su inmenso poder para
satisfacer toda clase de caprichos.

Calígula protegió a las religiones orientales. En 38 el culto a Isis pasó a ser oficial, como ya lo
era el culto a Cibeles. Por esta época Séneca era uno de los más famosos abogados de Roma y
también el orador senatorial más aclamado.

El estado estaba en bancarrota, así que Calígula decidió llamar a Roma a Tolomeo, el rey de
Mauritania, nieto de Cleopatra y de Marco Antonio. Lo hizo asesinar y confiscó el tesoro
mauritano. Luego intentó convertir el reino en una provincia romana, lo que dio lugar a una
rebelión. Ese mismo año, Herodes Antipas se quejó a Calígula de que su sobrino Herodes
Agripa disfrutara del título de rey mientras que él sólo era un tetrarca. Calígula evitó la

22
discriminación destituyendo al tetrarca, enviándolo al exilio y anexionando su territorio al reino
de su amigo Herodes Agripa.

Augusto y Tiberio habían recibido tras su muerte honores divinos. En vida recibían ciertas
distinciones divinas, pero Calígula decidió que quería ser tratado exactamente como un dios. Se
vestía como Júpiter y ordenó que su imagen sustituyera a la del padre de los dioses en los
templos. Así se hizo, hasta en las partes más remotas del Imperio. Esto llevó inevitablemente a
un conflicto con los judíos. Una de las comunidades judías más importantes era la de Alejandría,
donde eran frecuentes las disputas entre judíos y griegos. Los judíos no sólo se negaban a
participar en los servicios religiosos oficiales, sino que tampoco aceptaban alistarse en el
ejército, pues la legión llevaba consigo prácticas religiosas incompatibles con su fobia a la
idolatría. Pese a los disturbios que se ocasionaron, la imagen de Calígula fue introducida por la
fuerza en las sinagogas.

En Jerusalén los judíos se hubieran matado para evitar que la imagen de Calígula entrara en el
Templo. Pero no hizo falta, porque Herodes Agripa pudo convencer al emperador de que los
gastos militares que conllevaría combatir el fanatismo judío no merecían la pena. No obstante,
la crisis fortaleció a la secta de los zelotes, que propugnaba la guerra contra Roma.

Ese mismo año Saulo de Tarso se encontró por segunda vez (o por primera vez, según él) con
los apóstoles Pedro y Santiago en Jerusalén. Tal vez confiaba en que, después de tres años de
ausencia, ya nadie se acordara de su pasado. Tal vez con este fin decidió cambiar su nombre
judío Saulo por el romano Paulo o Pablo. El caso es que de Jerusalén pasó a Antioquía junto
con Bernabé, convertido ya en discípulo suyo, dispuesto a predicar el evangelio. Al parecer fue
por esta época en Antioquía donde los "nazarenos" empezaron a ser llamados "cristianos".

Pablo debió de hacer pocos progresos convirtiendo judíos, y ello le hizo volverse hacia los
gentiles. Comprendió que el núcleo del cristianismo podía ser atractivo para cualquier hombre o
mujer, y que entre los gentiles no tendría que chocar contra los prejuicios de la ortodoxia. A
partir de entonces se dedicó a vender el cristianismo más popular posible, lo que requirió
modificaciones drásticas de la doctrina que predicaban Pedro y los otros apóstoles. El Cristo del
que hablaba Pablo (esencialmente el Cristo en el que creen los cristianos actuales) difería en
muchos aspectos del Cristo de Pedro y los demás apóstoles (y, por supuesto, en muchos más
aspectos del Jesús histórico). Por ello a este Cristo se le conoce como el Cristo Paulino.

El Cristo Paulino coincidía con el de los otros apóstoles en que era el Mesías y, más aún, en su
naturaleza divina. (La naturaleza divina de Cristo estaba más o menos implícita en la
predicación de los apóstoles, aunque sólo más adelante los cristianos iban a plantearse cómo
debía entenderse esto. Usando un lenguaje posterior, Jesús pasaba a ser el Hijo único de Dios,
partícipe de su misma naturaleza.) Es muy probable que Jesús hubiera considerado blasfemas
estas ideas si hubiera llegado a oírlas:

¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. (Mt. XIX, 17)
Sin embargo, el Cristo Paulino había muerto y resucitado para redimir a todos los hombres,
judíos o no. Jesús había ordenado a Pablo predicar el evangelio también a los gentiles, pues
también ellos podían salvarse si tenían fe en Cristo, pese a:
Yo no soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. (Mt. XV, 24)
Uno de los motivos por los que los gentiles eran reacios a abrazar el cristianismo era que ello
exigía que aceptaran los ritos judíos, particularmente la circuncisión. Así lo mantenían Pedro y
los demás apóstoles:
No penséis que yo he venido a destruir la Ley ni los profetas. No he venido a destruirla, sino a
darle cumplimiento. Que con toda verdad os digo que antes faltarán el cielo y la tierra que deje
de cumplirse perfectamente cuanto contiene la Ley, hasta un solo ápice de ella. (Mt. V, 17-18)

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Por el contrario, el Cristo Paulino había anulado la Ley de Moisés y de los otros Profetas. En
palabras de Pablo:
Jesucristo nos redimió de la maldición de la Ley haciéndose por nosotros objeto de maldición,
pues está escrito: Maldito todo aquel que es colgado de un madero. Y todo esto para que la
bendición de Abraham cupiese a todos los gentiles por Jesucristo, a fin de que, por medio de la
fe, recibiésemos la promesa del Espíritu. (Gal. III, 13-14)
El argumento parece débil, pero ello se debe a que es un pequeño fragmento. En sus cartas
Pablo aporta toda clase de razones en virtud de los cuales, la antigua Alianza que Dios había
establecido con los judíos a través de Abraham quedaba sustituida por una Nueva Alianza
establecida con todos los hombres a través de Jesucristo. (Pablo hablaba en griego, y la palabra
griega que significa "alianza", también significa "testamento". Cuando, más adelante, el
cristianismo se extendió por la mitad occidental del Imperio Romano, sus predicadores hicieron
más daño al latín que los romanos a sus personas, y así en la jerga cristiana se habla de un
"Antiguo Testamento" frente a un "Nuevo Testamento", pero no hay que deducir de aquí que
Yahveh estuviera pensando en morirse.)
Y Dios es el que asimismo nos ha hecho idóneos para ser ministros del Nuevo Testamento, no
de la letra [de la Ley], sino del Espíritu, porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica. (II Cor.
III, 6)
En otras palabras, los cristianos ya no estaban sujetos a los aspectos formales de la Ley, sino a
su espíritu. En consecuencia, ya no había motivo para circuncidarse, abstenerse de comer
"alimentos inmundos" como el cerdo, celebrar las festividades judías, abstenerse de trabajar en
sábado, etc. Por el contrario, el Cristo Paulino comparte con el Jesús histórico su mensaje de
amor y mansedumbre, sólo que ahora es verdaderamente universal:
El amor sea sin fingimiento, tened horror al mal y aplicaos perennemente al bien, amándoos
recíprocamente con ternura y caridad fraternal, procurando anticiparos unos a otros en las
señales de honor o deferencia. No seáis flojos en cumplir vuestro deber, sed fervorosos de
espíritu acordándoos de que es al Señor a quien servís. Alegraos con la esperanza del premio,
sed sufridos en la tribulación, en la oración continuos, caritativos para aliviar las necesidades
de los santos, prontos a ejercer la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen, bendecidlos y
no los maldigáis. Alegraos con los que se alegran y llorad con los que lloran. [...] A nadie
volváis mal por mal, procurando obrar bien no sólo delante de Dios, sino también delante de
todos los hombres. No os venguéis por vosotros mismos, sino dejad que pase la cólera, pues
está escrito: A mí me toca la venganza, yo haré justicia, dice el Señor. Antes bien, si tu enemigo
tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber, que con hacer eso amontonarás ascuas
encendidas sobre su cabeza. No te dejes vencer del mal, mas procura vencer al mal con el bien.
(Rom. XII, 9-21)
Ahora bien, el Cristo Paulino no tenía la vena cínica radical del Nazareno: El reino de los cielos
está abierto por igual a ricos y pobres, poderosos y humildes. Para seguir a Cristo no hay por
qué renunciar a las posesiones y riquezas, pero tampoco dejar de pagar impuestos o desobedecer
a la autoridad. Pablo insiste mucho en que el cristiano no ha de dar pie a ninguna clase de
censura, crítica o escándalo (no sólo hay que obrar bien delante de Dios, sino también delante
de todos los hombres).

Al mismo tiempo que prescindió de las costumbres judías, Pablo potenció nuevos rituales. Por
ejemplo, los apóstoles usaban el bautismo como símbolo de la conversión al cristianismo,
recordando que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Ello conllevaba el perdón de los
pecados. Pablo convirtió al bautismo en símbolo de la fe en Cristo, de modo que mientras los
judíos (y los cristianos según la concepción de Pedro y los otros apóstoles) distinguían entre
circuncisos e incircuncisos, los cristianos de Pablo distinguirían entre bautizados y no
bautizados. Con ello el cristianismo de Pablo se liberaba de toda conexión con el nacionalismo
judío.

También puede considerarse a Pablo el instaurador de la eucaristía en sentido moderno. El texto


más antiguo conocido sobre la institución de la Eucaristía está en una de sus cartas:

24
Porque yo aprendí del Señor lo que también os tengo enseñado, y es que el Señor Jesús, la
noche misma en que había de ser traidoramente entregado, tomó el pan, y dando gracias lo
partió y dijo: Tomad y comed; éste es mi cuerpo, que por vosotros será entregado; haced esto
en conmemoración mía. Y de la misma manera tomó el cáliz, después de haber cenado,
diciendo: Este caliz es el Nuevo Testamento en mi sangre; haced esto cuantas veces lo
bebiereis, en memoria mía. Pues todas las veces que comiereis este pan o bebiereis este cáliz,
anunciaréis la muerte del Señor hasta que venga. (I Cor. XI, 23-26)
Es posible que Pedro y los demás discípulos idearan la eucaristía como una forma de legitimar
su autoridad: Jesús les había hecho comer su cuerpo y su sangre, de modo que estaba en el
interior de todos ellos. Pero la versión que aparece en los evangelios es prácticamente idéntica a
la cita precedente, y el Cristo que habla es sin duda el Cristo Paulino. Fue Pablo quien convirtió
el misterio de la eucaristía en un rito de comunión (unión conjunta) de Cristo y los cristianos,
tal vez inspirado en las religiones mistéricas, cuya finalidad era fortalecer el contacto del
hombre con Dios (parece ser que Pablo estaba familiarizado con ellas, aunque no era un
iniciado). Al comer el pan y beber el vino, el hombre recibía a Cristo en su seno, lo que le exigía
la responsabilidad constante de ser digno de ello:
Porque quien lo come y bebe indignamente, se traga y bebe su propia condenación, al no hacer
el debido discernimiento del Cuerpo del Señor.(I Cor. XI, 29).
En definitiva, Pablo aprovechó la ligera, algo confusa, y algo torpe reforma del judaísmo que
habían iniciado Pedro y sus apóstoles, para ponerse a la cabeza de una reforma mucho más
sólida, articulada y fundamental, de la que quedaban excluidos en principio los propios judíos
(salvo que abrazaran la fe en Jesucristo), pero que a cambio admitía en su seno a cualquier
hombre o mujer, judío o gentil. Pablo era un hombre con la suficiente cultura como para sentar
las primeras bases de lo que sería la futura teología cristiana. La imagen del cristiano
preconizado por Pablo es el cristiano típico de las películas de romanos, que contrasta en
muchos aspectos con la imagen que los evangelios dan de los propios discípulos de Jesús:
Se llegaron entonces los demás, y echaron la mano a Jesús, y le prendieron. Y he aquí que uno
de los que estaban con Jesús, tirando de la espada, hirió a un criado del príncipe de los
sacerdotes, cortándole una oreja. (Mt. XXVI, 50-51) [En (Jn. XVIII, 10) se da el nombre del
que saca la espada: es Simón Pedro.]
El cristianismo de Pablo no tardó en demostrar su enorme fuerza. En los años siguientes logró
crear en Antioquía una importante comunidad cristiana acorde a sus planteamientos.

25
CLAUDIO

En 40 murió Kujula, el emperador Kusana y fue sucedido por Wima, quien expandió
considerablemente las fronteras hacia la India. La dominación Kusana sobre la India y Asia
Central supuso una era de estabilidad y prosperidad económica para la zona. Al parecer los
emperadores dejaron un amplio margen de libertad a sus súbditos y favorecieron que la cultura
hindú, especialmente el budismo, se extendiera por Asia. El helenismo siguió siendo una
componente destacada de la cultura Kusana.

En el sureste asiático, alrededor del delta del Mekong, se había creado el reino de Fu-
nan. Según la leyenda, fue fundado por un brahmán de origen indio llamadoKaundinya que se
había casado con una princesa del lugar. Sus soberanos adoptaron el nombre de "rey de la
montaña". La lengua de la región era el khmer, y parece ser que Fu-nan es la transcripción china
de "phnom", montaña.

En Vietnam estalló una rebelión contra la dominación china, pero no tuvo éxito.

Mientras tanto, la situación en Roma empeoraba por momentos. Calígula, ávido de dinero, había
subido los impuestos y el más leve incidente bastaba para que rodaran las cabezas de senadores
y ciudadanos adinerados cuyos bienes eran confiscados. Insistía en ser tratado como un dios y
llegó a nombrar senador a su caballo.

Calígula tenía una hermana llamada Agripina, que estaba casada con Cneo Domicio
Ahenobarbo, hijo de uno de los asesinos de César que había luchado por Marco Antonio y
finalmente se había pasado al bando de Augusto poco antes de morir. Ahora Domicio era
procónsul en Sicilia, pero murió y Calígula desterró a Agripina junto con su hijo Lucio
Domicio.

De entre los celtas que poblaban el sur de la isla de Britania, el jefe más poderoso a la sazón se
llamaba Cunobelino, el cual había firmado un tratado de amistad con Augusto y había
permitido que numerosos comerciantes romanos se asentaran en Britania. Uno de sus hijos,
llamado Adminio, había dirigido una rebelión para derrocar a su padre, pero fue derrotado y
desterrado a la Galia. Allí pidió a los romanos que le ayudaran a conseguir el trono, a cambio de
convertirse en un leal aliado (o sea, un títere de Roma). Calígula consideró divertido iniciar una
campaña militar, y llevó un ejército hasta el norte de la Galia, pero luego decidió no cruzar el
canal de la Mancha.

El emperador fue el blanco de numerosas conjuraciones, hasta que una tuvo éxito y en 41 fue
asesinado, junto con su mujer y su hija, por unos soldados de la guardia pretoriana. En el
momento de su muerte se encontraba con su tío Claudio (Tiberio Claudio Druso Nerón
Germánico). Era el hermano menor de Germánico, el padre de Calígula, y tenía entonces
cincuenta años. Parece ser que era epiléptico y algo tartamudo, lo que hizo creer a todos que era
deficiente mental. Tal vez él mismo potenciara esta imagen como medio de librarse de las
intrigas palaciegas. Lo cierto es que era un intelectual, que realizó investigaciones históricas y
escribió sobre los etruscos y los cartagineses. Esto aumentó su imagen de excéntrico y, en
efecto, nadie se preocupó nunca por él.

Cuando vio apuñalar a su sobrino, Claudio corrió a esconderse tras un mueble. Una vez que
acabaron "su trabajo", lo descubrieron y lo sacaron de su escondite. Claudio pidió temblando
por su vida, pero nadie tenía intención de matarlo: era de la familia imperial, y los asesinos
decidieron nombrarlo emperador. A Claudio no le debió de gustar la idea, pero no podía discutir
con soldados armados. No sólo aceptó, sino que prometió recompensar a la guardia pretoriana
con una gratificación general. Esto sentó un peligroso precedente para el futuro: Matar al
emperador podía tener recompensa.

26
La guardia pretoriana impuso al Senado su elección. Claudio era tímido y débil de carácter, pero
hizo lo que pudo para ser un buen emperador. Restableció el poder del Senado, de modo que
volvió a desempeñar aproximadamente el mismo papel que en tiempos de Augusto. Trató de
compensar los abusos de Calígula: proclamó una amnistía y prohibió los procesos de lesa
majestad. En particular, su sobrina Agripina pudo volver a Roma con su hijo Lucio. Reorganizó
la cúpula del gobierno, confiando los cargos principales a sus libertos (esclavos
liberados) Polibio, Narciso, Palas y Calixto. Llevó a cabo programas de construcción en
Roma, extendió la red de caminos imperiales y drenó lagos para obtener campos de labranza. En
política exterior reforzó las fronteras del del Danubio construyendo fuertes, así como la vía
Claudia Augusta, que unía Retia con el norte de Italia. También envió un ejército a Crimea y
contuvo al Imperio Parto.

Poco después de ser elegido emperador, Claudio contrajo terceras nupcias con Mesalina, que
pronto le dio un hijo, Tiberio Claudio Británico. Se le atribuyen tantos vicios que el
diccionario define "mesalina" como "mujer de costumbres disolutas". Ejercía gran influencia
sobre su marido, rivalizando así con sus libertos, que formaron un frente contra ella al que se
unieron Agripina, aspiraba a casarse con Claudio para que su hijo pudiera convertirse en
emperador, su hermana Julia, y otra prima suya, llamada también Julia.

La madre de Claudio era Antonia, la misma que había criado a Agripa. Tras el asesinato de
Calígula, Herodes viajó a Roma y ayudó a Claudio a superar su falta de experiencia política. A
cambio, Claudio lo recompensó nombrándolo rey de todo el territorio que había gobernado su
abuelo, el rey Herodes. Herodes Agripa tenía un hermano tocayo, al que Claudio confió el reino
de Calcis, una pequeña región del Líbano, a unos cien kilómetros al norte del mar de Galilea,
por lo que es conocido como Herodes de Calcis.

Los judíos aceptaron a Herodes Agripa mucho mejor que a su abuelo, probablemente porque
había logrado que Calígula desistiera de poner su imagen en el Templo. El nuevo rey mostró su
lealtad hacia los judíos persiguiendo a los cristianos. Hizo ejecutar al apóstol Santiago el Mayor
(el que, según la tradición está enterrado en Santiago de Compostela, en España) y tuvo en la
cárcel a Pedro durante algún tiempo.

En 42 la rebelión que se produjo en Mauritania cuando Calígula asesinó a su rey fue sofocada, y
el territorio se convirtió en dos provincias: la Mauritania Cesariana y la Mauritania
Tingitana.

Séneca fue acusado de estupro por sus relaciones con Julia, la prima de Agripina, y Claudio lo
desterró a Córcega. Poco después, Mesalina se las arregló para que Julia fuera asesinada. En su
destierro escribió varias obras filosóficas, tragedias y tres consolationes, una de ellas dirigida a
Polibio en la que lo adula lamentablemente (y en vano) pidiendo el perdón.

En 43 murió el rey británico Cunobelino y fue sucedido por dos de sus hijos, al parecer de
marcado carácter antirromano. Poco después Claudio ordenó la invasión de la isla. El
general Aulo Placidio desembarcó en la actual Kent con cuarenta mil hombres. Rápidamente
sometió la región al sur del río Támesis y mató a uno de los hijos de Cunobelino. El
otro, Caractaco, continuó luchando. Los romanos vadearon el Támesis y establecieron un
fuerte y una guarnición junto al río. Más adelante el fuerte se convertiría en una ciudad a la que
los romanos llamaron Londinium (la actual Londres).

El mismo Claudio se trasladó a Britania para aceptar la rendición de varias tribus celtas. Fue a
raíz de este viaje por lo que el hijo de Claudio recibió el sobrenombre de Británico. Por aquel
entonces Mesalina le había dado otra hija, llamada Octavia. Caractaco tuvo que abandonar su
capital, situada en Camulodunum,(Colchester) que pasó a convertirse en la capital de la nueva

27
provincia romana de Britania (que abarcaba la parte meridional de la isla). Lentamente, los
romanos continuaron su avance.

Ese mismo año, Licia fue incorporada al Imperio. Durante el reinado de Tiberio, Capadocia
había corrido la misma suerte, por lo que ahora toda Asia Menor formaba oficialmente parte del
Imperio Romano, salvo mínimos territorios que por una causa u otra conservaban nominalmente
su independencia.

En 44 murió el rey Herodes Agripa, tal vez de un ataque al corazón, durante unos juegos que se
celebraban en honor de Claudio. Dejó un hijo de unos diecisiete años llamado también Herodes
Agripa, al que Claudio no quiso confiar el gobierno de Judea, así que el territorio volvió a ser
gobernado por procuradores y resurgieron los conflictos de los judíos con Roma. También
murió el rey parto Artabán III, que fue sucedido por Gotarzes. En 46 Claudio anexionó Tracia
al Imperio Romano.

La comunidad cristiana de Antioquía financió un viaje apostólico por el que Pablo y Bernabé
recorrieron exitosamente Chipre y Asia Menor convirtiendo al cristianismo a muchos gentiles.
Luego volvieron a Antioquía. El viaje de Pablo generó tensiones entre la iglesia de Jerusalén
(dirigida por Pedro) y la de Antioquía (dirigida por Pablo). Durante los últimos años, muchos
aspirantes a cristianos se sintieron desconcertados porque los seguidores de Pedro les
conminaban a seguir los preceptos del judaísmo, mientras que los seguidores de Pablo insistían
en que ello no era necesario en absoluto. Por supuesto, ninguna de las dos partes estaba
interesada en generar desconfianza entre los fieles, y ambas habían tratado de quitar importancia
a sus diferencias en público. De todos modos la situación era tensa e incómoda. Finalmente,
en 48 Pablo se entrevistó con los apóstoles Pedro, Juan y Santiago el Menor (el hermano de
Jesús). Mucho después esta reunión recibió el nombre de Concilio de Jerusalén.

Las conversaciones debieron de ser interesantes: ambas partes tratarían de legitimar sus puntos
de vista respectivos por las instrucciones que Jesucristo les había dado personalmente tras la
crucifixión, ambas partes conscientes de que mentían y de que la otra parte también mentía,
pero sin poder reconocerlo bajo ningún concepto. El caso fue que Pablo tenía de su parte la
retórica y los hechos: Era indudable que el éxito que había tenido predicando a los gentiles sólo
podía ser muestra de que ésa era la voluntad de Dios.

Pedro reconoció públicamente la legitimidad del apostolado de Pablo y de sus tesis según las
cuales los cristianos no estaban sujetos a la Ley judaica. Hubo sectarios que no aceptaron esta
decisión, pero a partir de ese momento Pablo tuvo carta blanca para tratarlos de falsos apóstoles
y prevenir a los fieles contra ellos. Pablo explicaba que Jesús había encargado a Pedro la
predicación a los judíos y a él la predicación a los gentiles. En un primer momento sostenía que
Dios quería que los judíos mostraran su fe en Jesucristo según sus costumbres y los gentiles
según las suyas, pero gradualmente fue excluyendo la primera opción.

Paulatinamente, Pablo eclipsó a Pedro (que, al fin y al cabo, debía de ser un pescador
analfabeto) y sus puntos de vista prevalecieron. De todos modos, Pablo procuró siempre no
predicar a cristianos convertidos por otros apóstoles, para evitar situaciones embarazosas. Con
el tiempo surgieron historias de que Pedro había convertido a gentiles antes incluso del Concilio
de Jerusalén, pero parece ser que Pedro nunca tuvo muy clara la doctrina de Pablo:

Y cuando vino después Cefas [Pedro] a Antioquía, le hice resistencia cara a cara, por ser digno
de reprensión, pues antes de que llegasen ciertos sujetos de parte de Santiago, comía con los
gentiles [incluso alimentos prohibidos para los judíos], mas, llegados que fueron, empezó a
recatarse y separarse, por temor de aquellos circuncisos, y los demás judíos se conformaron
con su porte disimulado, de manera que aun Bernabé fue inducido por ellos a usar de la misma
simulación. Pero yo, visto que no andaban derechamente conforme a la verdad del Evangelio,

28
dije a Cefas en presencia de todos: Si tú, con ser judío, vives como los gentiles y no como los
judíos, ¿cómo induces a los gentiles a judaizar? (Gal. II, 11-14)
En suma, Pablo se había convertido ya en El Apóstol por antonomasia, y ya gozaba de la
autoridad y el respeto necesarios para reprender incluso al mismo san Pedro (o, al menos, para
afirmar que lo había hecho). A partir de este momento el cristianismo se difundió rápidamente
por todo el Imperio Romano, y no tardarían en aparecer comunidades cristianas en la misma
Roma.

Claudio, que había nacido y había pasado su juventud en la Galia, propuso al Senado en un
discurso que algunos dirigentes galos fueran admitidos como senadores, proposición que
naturalmente fue aceptada, tal vez no con mucha satisfacción.

Mesalina cayó finalmente en desgracia. Fue acusada de mantener relaciones con Cayo
Silio, con el que pensaba casarse tras asesinar a Claudio. Al parecer, Silio se había
comprometido a adoptar a Británico. Mesalina había logrado asesinar a Polibio, pero finalmente
Claudio creyó la historia (probablemente cierta) y Narciso mató tanto a Mesalina como a Silio.
Ese mismo año murió Herodes de Calcis.

En 49 Claudio se casó con su sobrina Agripina y en 50 adoptó a su hijo, que pasó a ser Lucio
Domicio Nerón Claudio y se convirtió en el nuevo heredero, en detrimento de Británico.
Séneca fue llamado a Roma y se convirtió en maestro de Nerón.

Claudio decidió confiar a Herodes Agripa el territorio que había gobernado su tío Herodes de
Calcis, a pesar de que éste había dejado tres hijos.

29
NERÓN

A mediados del siglo I el cristianismo se había extendido por todo el Imperio Romano. Desde
que el concilio de Jerusalén sancionara la doctrina de Pablo, según la cual Jesucristo había
ordenado a los apóstoles predicar el Evangelio a toda la humanidad, el número de los devotos
con vocación evangelizadora creció espectacularmente y la nueva fe no tardó en llegar hasta la
misma Roma.

Además de las virtudes que en sí misma tenía la nueva religión, su expansión se vio favorecida
por su capacidad de absorber otras creencias. Así, por ejemplo, la fiesta principal del mitraísmo
era el día del solsticio de invierno, que con un pequeño error habían fijado en el 25 de
diciembre, fecha en la que celebraban el nacimiento del Sol. Los cristianos decidieron que ése
era precisamente el día en que había nacido Jesucristo y así los mitraístas que se convertían al
cristianismo no tenían que renunciar a su fiesta. Sólo que en lugar de celebrar el nacimiento del
Sol celebraban la Natividad del Señor. Muchos adoradores de Isis, la dulce madre del niño
Horus, tardaron poco en convertirse en devotos de la Virgen María. Probablemente, muchas de
las imágenes podían ser reinterpretadas sin retoque alguno. Fueron los primeros pasos de un
proceso que continuaría en los siglos siguientes: cada fiesta pagana fue sustituida por la fiesta en
honor de algún santo o de alguna virgen, con lo que, en cierta medida, el politeísmo popular
pervivió enmascarado en el santoral cristiano. Los cristianos se agrupaban en iglesias (palabra
griega que significa "asamblea") al frente de cada una de las cuales había
un obispo o presbítero (más adelante, a medida que se establecía una jerarquía más compleja,
estas palabras dejarían de ser sinónimas).

Los cristianos eran mal vistos entre los romanos. Habían heredado de los judíos su aversión a la
idolatría, y era comprensible que las gentes sencillas se sintieran ofendidas al tratar con unos
desconsiderados que se negaban, no ya a adorar, sino, cuanto menos, a mostrar un mínimo
respeto hacia los demás dioses y creencias. Además, unas gentes que tenían por dios a un
crucificado, es decir, a un delincuente, debían inspirar desconfianza por necesidad. Más grave
era el hecho de que los cristianos, en su obsesión por huir de la idolatría, se negaban a aceptar el
culto imperial, lo que en particular significaba que no podían ser soldados (al igual que los
judíos), pues se negaban a prestar el juramento debido.

En 50 Claudio promulgó un decreto por el que se expulsaba de Roma a "los judíos que se
agitan por instigación de Cristo". Vemos además que los cristianos eran considerados como
judíos, lo que automáticamente les transfería la fama de conflictivos que los judíos se habían
ganado a pulso. Obviamente los cristianos no fueron expulsados de Roma, sino que a partir de
ese momento vivieron en la clandestinidad. Se reunían de noche, adoptaron signos para
reconocerse discretamente, etc. Todo esto contribuyó a empeorar su imagen.

En 51 el rey parto Gotarzes fue sucedido por Vonones II, pero tras unos meses de reinado fue
derrocado por Vologeso I. El nuevo rey decidió reivindicar los derechos partos sobre Armenia, y
puso como rey a su hermano Tirídates, aprovechando una revuelta por la que fueron
expulsados los príncipes impuestos por Roma. En esos momentos, Roma estaba volcada en la
conquista de Britania. Caractaco fue finalmente capturado y asesinado.

En la corte, Agripina estaba moviendo los hilos necesarios para que su hijo Nerón, que entonces
tenía catorce años, pudiera heredar el trono pasando por encima de Británico, el hijo de Claudio.
Empezó a deshacerse de los partidarios de Británico y situó a hombres de confianza en los
cargos de importancia. Su baza principal fue poner a Sexto Afranio Burro al frente de la
guardia pretoriana. Entre los amigos del joven Nerón estaba Marco Anneo Lucano, sobrino de
Séneca, de doce años, que cursó brillantemente estudios de retórica y filosofía.

30
En 52 Claudio nombró procurador de Judea a Marco Antonio Félix, el cual se casó
con Drusila, una hija de Herodes Agripa (el difunto rey de Judea, padre del que ahora reinaba
en Calcis). Sin duda el matrimonio fue un intento de ganarse la popularidad que Herodes Agripa
había tenido entre los judíos, pero no funcionó.

En 53 Herodes Agripa logró de Roma unos cambios en su jurisdicción, que le llevaron a


gobernar un territorio algo mayor que el que había gobernado Herodes Filipo. Se granjeó la
hostilidad de los judíos, en parte porque fue tolerante con los cristianos, en parte porque se le
acusó de mantener relaciones incestuosas con su hermana Berenice.

Nerón se casó con Octavia, la hija de Claudio. Finalmente, en 54, Agripina decidió que ya no
necesitaba a su marido, lo hizo envenenar y la guardia pretoriana proclamó emperador a Nerón.
El senado no pudo negarse.

Con el nuevo monarca, Séneca se convirtió en uno de los hombres más influyentes de Roma.
Además de participar en el gobierno, siguió siendo el tutor del joven Nerón. Se vengó de
Claudio escribiendo la Apocolocyntosis, una sátira que circuló clandestinamente, en la que se
cuenta que Claudio, rechazado por los dioses por su crueldad, desciende al infierno, donde
acaba convertido en calabaza. También escribió en esta época obras morales destinadas a la
educación de Nerón. En ellas Séneca desarrolla su propia versión del estoicismo, si bien sólo en
teoría, pues sus actitudes ante la vida fueron todo menos estoicas.

Aconsejado por Séneca y por Burro, Nerón siguió una política similar a la de Augusto. Se limitó
a dirigir el ejército y la política exterior, y delegó el resto de la administración en el Senado.
Redujo los impuestos y controló más firmemente a los recaudadores. Respecto a la política
exterior, Nerón no estaba dispuesto a consentir el dominio parto sobre Armenia, por lo que
envió a uno de sus generales más capaces: Cneo Domicio Corbulo, quien pasó varios años
reorganizando el ejército oriental antes de enfrentarse a los armenios y los partos.

Séneca y Burro impulsaban a Nerón a librarse de la tutela de su madre, que poco a poco fue
perdiendo su influencia. En 55 amenazó a Nerón con ayudar a Británico a hacerse con el trono,
por lo que Nerón lo mandó matar. A partir de este momento Nerón se fue mostrando cada vez
más despiadado. Séneca se dio cuenta de que se les escapaba de las manos y escribió Sobre la
clemencia, tratando en vano de encauzarlo de nuevo. También escribió por esta época Sobre la
vida feliz, una de sus obras más clásicamente estoicas.

Durante los últimos años, Pablo había estado en Éfeso, y luego había recorrido las comunidades
cristianas que él mismo había establecido en sus viajes anteriores. Al parecer, en el concilio de
Jerusalén Pablo se había comprometido a recaudar donativos que Pedro y los otros apóstoles
distribuirían entre los pobres de Jerusalén (al menos en teoría). Así que en 57 llegó a Jerusalén
con la recaudación (o con parte de ella, pues parece ser que alguna acusación hubo de
malversación). De estos años son varias de las cartas recogidas en la Biblia. En ellas, además de
explicar su doctrina, resolver pequeñas querellas y desautorizar a los "falsos apóstoles" que
pretendían que los cristianos se circuncidaran y aceptaran la ley judía, Pablo emplea
magistralmente todo género de argucias para excitar el amor propio y la competitividad entre las
distintas comunidades y conseguir así las donaciones más generosas.

Sin embargo, cuando Pablo entró en el Templo se encontró con la indignación de los judíos, que
consideraban sus enseñanzas contrarias a la Ley y llegaron a la conclusión de que con su
presencia estaba profanando el Templo. Más aún, corrió el rumor de que había introducido
incircuncisos en el Templo. Al parecer Pablo estuvo a punto de ser linchado, y se salvó por la
protección que le ofreció un destacamento romano. No tardó en ser llevado ante el procurador
Félix acusado de haber profanado el Templo. Pablo se defendió presentándose como un fariseo
que creía en la resurrección de Jesús, pero cuando empezó a hablar del fin del mundo Félix

31
llegó a la conclusión de que estaba loco y lo metió en la cárcel más por acallar a los judíos que
por otra cosa.

En 58, Nerón recibió en su palacio a Popea, la esposa de su amigo Marco Salvio Otón, sobre la
que no había dejado de oír elogios últimamente. Los elogios debían de tener fundamento,
porque Otón fue pronto enviado a Lusitania. Mientras tanto Corbulo consideró que estaba en
condiciones de enfrentarse a los partos. No obstante, propuso una solución de compromiso:
Tirídates podría permanecer en el trono armenio si juraba lealtad a Roma, pero su propuesta no
fue aceptada, así que invadió Armenia. En 59 había expulsado a los partos, tras lo cual instaló
como rey a Tigranes V, de la familia del rey Herodes. Las tensiones entre Nerón y Agripina
terminaron cuando el emperador hizo asesinar a su madre. Burro aprobó la medida, Séneca
probablemente no, pero lo disimuló y continuó en el gobierno, a pesar de las acusaciones de
haberse enriquecido escandalosamente en los últimos cuatro años. No obstante, paulatinamente
fue retirándose de la vida pública para concentrarse en la literatura. Escribió Sobre la
tranquilidad del alma y Sobre el ocio, donde incluyó pensamientos tan nobles como "Si el
estado se halla tan corrompido que no hay posibilidad de remediarlo, el sabio evitará esfuerzos
inútiles."

En 60, la tribu británica de los Icenos estaba gobernada por un caudillo leal a Roma, pero murió
sin hijos varones. Dejó dos hijas y a su viuda, la reina Budicca (o Boadicea). En su testamento
había dejado parte de su fortuna a Nerón, con la esperanza de que así Roma respetaría a su
familia, pero el gobernador romano de la región entendió que, ante la falta de herederos, todo su
territorio pasaba a ser automáticamente territorio romano. Se adueñó de todas las propiedades y,
al parecer, las hijas del difunto rey fueron maltratadas. Cuando Budicca protestó fue azotada. La
reina esperó a que parte de las tropas romanas estuvieran alejadas para levantar a sus propias
tribus y a las circundantes en una rebelión contra Roma. Los britanos rebeldes quemaron
Colchester y destruyeron Londres, matando a todos los romanos que encontraron, e incluso a los
britanos prorromanos. Nerón tuvo la fortuna de contar con buenos generales. Mientras en
oriente tenía a Corbulo, el año anterior había llegado a Britania Cayo Suetonio Paulino, que en
cosa de un año sofocó la revuelta. La reina terminó suicidándose.

En Judea, el procurador Félix fue reemplazado por Porcio Festo. En 61 se entrevistó con
Herodes Agripa, y en esos días se reabrió el proceso de Pablo, que fue llevado ante ellos. Pablo
comprendió que la prioridad de Festo era evitar problemas con los judíos, así que lo mantendría
en la cárcel. Por consiguiente apeló a su condición de ciudadano romano y pidió ser juzgado en
Roma (con lo que le abría a Festo otra forma de librarse de él). Así Pablo zarpó hacia la capital
del Imperio en lo que sería considerado su cuarto viaje apostólico.

En 62, tras una falsa acusación de adulterio, Nerón se divorció de su mujer Octavia. Poco
después la desterró y luego la obligó a suicidarse. Antes de que acabara el año ya se había
casado con Popea. También fue el año en que murió Burro, y Séneca ya estaba prácticamente
retirado, enfrascado en la redacción de sus Naturales quaestiones, y luego de sus Epístolas a
Lucilio, dos de sus obras mayores. Burro fue sustituido como jefe de la guardia pretoriana
por Ofonio Tigelino, que había sido desterrado por Calígula por sus vinculaciones con
Agripina. Tigelino y Popea se convirtieron en los más influyentes de Roma, ya que sabían
manejar a Nerón y el emperador se desinteresó completamente de la política. Sus
preocupaciones se centraron en las artes: escribía poesías, pintaba cuadros, tocaba la lira,
cantaba y recitaba tragedias. Ansiaba actuar en público y recibir aplausos. Ciertamente los
recibía, y le concedían premios, pero también hay que tener en cuenta que no hacerlo era
perjudicial para la salud, luego no podemos hacernos una idea de la calidad de su arte. En la
corte se hizo famoso Cayo Petronio, que había sido gobernador de Bitinia, pero ahora se había
entregado a la filosofía epicúrea y se rodeó de placeres y lujos. Escribió el Satiricón, en el que
se burla del mal gusto de los que tienen más dinero que cultura y sólo saben gastar dinero.
Nerón lo consideraba el arbiter elegantiarum (el árbitro de las cosas elegantes), y apelaba a él

32
para imaginar nuevos juegos y formas placenteras de pasar el tiempo. Por el contrario, Lucano
se vio apartado de la corte. Había escrito numerosas obras poéticas, entre ellas un elogio a
Nerón, y tenía una buena técnica. Si bien su inspiración era inferior a la de Virgilio, gozó de
fama en su tiempo y el emperador, celoso, terminó prohibiéndole dar recitales en público.

Ese año murió un joven poeta de veintiocho años llamado Aulo Persio Flaco. Había llegado a
Roma a los doce años proveniente de Etruria. Allí completó su formación en gramática, retórica
y se familiarizó con la filosofía estoica. Escribió seis sátiras en las que criticaba la decadencia
moral de la época. Su estilo es un tanto oscuro y rebuscado, pero es posible que hubiera llegado
a ser un buen poeta si hubiera vivido más tiempo. En el campo de la ciencia, dos figuras
destacaron por esta época. Una era un médico griego llamado Dioscórides que sirvió en los
ejércitos de Nerón, y escribió cinco libros sobre farmacopea en los que describía numerosas
drogas extraídas de plantas. La otra era Herón de Alejandría, tal vez el más famoso inventor e
ingeniero de la antigüedad. Su invento más famoso fue una máquina de vapor rudimentaria: una
esfera con dos mangos curvos dentro de la cual se podía hervir agua. El vapor salía por los
mangos y hacía girar la esfera. También estudió la mecánica y observó la conducta del aire,
temas sobre los que escribió obras muy avanzadas para su época.

Nerón recelaba de los generales demasiado capaces, así que reemplazó a Corbulo en Armenia.
Su sustituto sufrió una derrota y Tirídates recuperó el trono armenio. Corbulo tuvo que volver a
su puesto y en 63 logró que Tiridates fuera a Roma a recibir su corona de Nerón. En definitiva,
todo quedó como Corbulo había propuesto en un principio. Ese mismo año un terremoto daño la
ciudad de Nápoles y sus alrededores.

En 64 se produjo un gran incendio en Roma que duró seis días y destruyó casi totalmente la
ciudad. No es difícil imaginar causas posibles. En los barrios más pobres de la ciudad se
apiñaban casas de madera en las que se producían incendios con frecuencia. Los sistemas de
extinción eran rudimentarios y con cierta frecuencia las llamas se propagaban. En esta ocasión
se superaron todos los precedentes. Nerón estaba en Antium, a unos cincuenta kilómetros al sur
de Roma. Al recibir noticias del incendio volvió apresuradamente a Roma e hizo lo que pudo.
Sin embargo, parece ser que en un momento dado le pudo su vena artística: el dramático
escenario de la ciudad en llamas le recordó el incendio de Troya, cogió su lira y se puso a cantar
algo que juzgó apropiado.

El emperador no tardó en ser acusado de haber provocado él mismo el incendio de Roma de


forma intencionada, pero se adelantó a los acontecimientos y, antes de que el rumor se hubiera
extendido demasiado, encontró un chivo expiatorio: los causantes del incendio habían sido los
cristianos. Toda Roma consideró satisfactoria la explicación, muestra de la mala imagen que
entonces tenía el cristianismo. Nerón decretó la primera persecución organizada contra los
cristianos. No hay datos fiables sobre lo que fue de Pablo tras su llegada a Roma. Se sabe que
permaneció un tiempo en prisión, desde donde escribió algunas de las cartas que se incluyen en
la Biblia, pero es probable que terminara en libertad. Una de las (varias) tradiciones al respecto
afirma que murió mártir, ya en esta primera persecución, ya en alguna de las que se produjeron
en los años siguientes.

Con la reconstrucción de Roma, el ya desaforado gasto público se multiplicó. Nerón mandó


erigir una colosal estatua suya, y también inició la construcción de un nuevo y lujoso palacio,
la Domus aurea, hecho de hormigón y ladrillo, materiales resistentes al fuego que se pusieron
de moda entre los que se lo podían permitir. Para hacer frente a los gastos tuvo que alterar el
peso del denario y poner de nuevo en vigor la ley que permitía confiscar las fortunas de los
traidores. Evidentemente, pronto surgieron traidores a los que confiscar las fortunas, y los falsos
traidores pronto dieron paso a los auténticos conspiradores. En 65 fue neutralizada una
conjuración organizada por el senador Cayo Calpurnio Pisón, que planeaba asesinar al
emperador y ocupar su lugar. Cuando supo que su plan había sido descubierto, Pisón decidió

33
suicidarse, pero Nerón se encargó de ejecutar a sus colaboradores. Entre los acusados estaban
Séneca, Lucano y Petronio, que se quitaron ellos mismos la vida por mandato de Nerón. A partir
de ese momento Nerón vio conspiradores en todas partes. Popea estaba embarazada y fue
víctima de un ataque de histeria de su marido: Nerón le dio un puntapié en el vientre que le
provocó la muerte. Eso sí, en su funeral recibió honores divinos.

Por esta época, un discípulo de Pablo llamado Marcos redactó lo que años más tarde se
convertiría en el Evangelio según san Marcos, recogido en la Biblia, donde por primera vez se
ponían por escrito con fines didácticos las palabras y los hechos de Jesús según las versiones
que hasta entonces habían circulado oralmente.

Los historiadores chinos cuentan que el emperador Mingdi tuvo un sueño a raíz del cual mandó
traer de la India, maestros, libros e imágenes budistas. Obviamente esto no es creíble, pero es el
primer reconocimiento oficial del budismo en China. Probablemente el budismo se fue
infiltrando lentamente en el país desde principios de siglo. Concretamente, lo hizo la secta del
gran vehículo, pues la secta del pequeño vehículo era una religión monacal, y la idea del
monacato resultaba extraña a la mentalidad china, en la que la familia representaba un papel
central.

En 66 hubo disturbios en Cesarea, la ciudad de Judea donde el procurador tenía su cuartel


general, así que los judíos fueron expulsados. La noticia llegó a Jerusalén junto con el rumor de
que el procurador pretendía apropiarse de parte del tesoro del Templo, con lo que Jerusalén
también se amotinó. En Jerusalén se encontraban Herodes Agripa y su hermana Berenice,
quienes trataron de calmar a la población haciéndoles ver lo que significarían las represalias
romanas si la rebelión seguía adelante, pero los zelotes dominaban la situación y eran fanáticos.
Se apoderaron del Templo y luego de toda la ciudad. La guarnición romana fue expulsada. Una
legión romana entró en Jerusalén, pero fue obligada a retirarse y, durante su retirada, un
improvisado ejército judío logró forzarla a presentar batalla y la derrotó. Esto convenció a los
judíos de que habían vuelto los tiempos de los Macabeos, y todo el país se alzó en armas. Se
estableció en Jerusalén un gobierno rebelde y el país fue dividido en distritos militares. En
Galilea quedó al mando un sacerdote llamado Josefo, que dos años antes había visitado Roma
para pedir un mejor trato hacia los judíos, al tiempo que en judea había tratado de aplacar a los
sectores más radicales del judaísmo.

Mientras sucedía todo esto, Nerón estaba de viaje por Grecia. Los griegos organizaron
competiciones especiales en su honor, en las que el emperador pudo medirse con los más
destacados poetas, cantantes, músicos, atletas y áurigas griegos. Para su regocijo, logró
vencerlos a todos. Sólo hubo una cosa que los griegos no le consintieron: pidió permiso para
iniciarse en los misterios eleusinos, pero le fue denegado porque había matado a su madre.
Nerón no tomó ninguna represalia, lo que muestra el vigor que todavía tenían las religiones
mistéricas griegas.

Nerón podía haber enviado a Corbulo a Judea, pero lo consideró un traidor potencial y en 67 le
ordenó suicidarse. Corbulo se clavó su cuchillo y dicen que murmuró "me está bien
empleado", refiriéndose a que debería haber traicionado realmente al emperador mientras había
estado al frente de su ejército. Ésta fue tal vez la decisión más desafortunada de Nerón, pues a
los generales romanos no les importaba mucho que se mataran senadores, pero se inquietaban
bastante cuando la víctima era otro general.

No obstante, el ejército romano tenía muchos otros hombres capaces, y Nerón envió a Judea
a Tito Flavio Vespasiano. En tiempos de Claudio había estado al frente de una legión en
Germania y luego se había distinguido en la invasión de Britania. En tiempos de Nerón había
sido procónsul de África hasta este momento en que el emperador lo puso al frente de tres
legiones, con las que se dirigió a Antioquía. Desde allí avanzó hacia el sur y tomó Galilea sin

34
dificultad. Josefo se refugió en la ciudad de Jotapata, que cayó a las siete semanas de asedio,
pero Josefo logró ganarse la confianza de Vespasiano y se unió a Herodes Agripa en su apoyo a
los romanos. Luego Vespasiano fue recorriendo la costa de Judea sin encontrar mucha
resistencia, pues los judíos peleaban en el interior... unos contra otros. Terminó venciendo el
sector más extremista.

Según la tradición, Pedro murió mártir en Roma este año. Se le considera (sin mucho
fundamento) el primer obispo de Roma. Si bien es posible que viajara a Roma, es seguro que no
fundó la iglesia de Roma, sino que más bien fue a visitarla, pero suponerlo primer obispo de
Roma iba a tener una gran trascendencia política siglos después. Según la misma tradición, el
segundo obispo de Roma fue un italiano originario de Etruria llamado Lino, al que
supuestamente había convertido el mismo Pedro.

En 68 Nerón seguía en Grecia dedicado al espectáculo para vergüenza de los romanos. La


ejecución de Corbulo no tardó en mostrar sus efectos y en varios puntos del Imperio las legiones
se rebelaron. En la Galia fue proclamado emperador Cayo Julio Víndex, secundado por Servio
Sulpicio Galba, gobernador de la Hispania Tarraconense, así como por las legiones de África.
No obstante, Víndex fue derrotado y ejecutado por Publio Virginio Rufo, que permanecía leal a
Nerón y tenía bajo su mando las legiones de la Germania Superior. Entonces Galba fue elegido
emperador por sus soldados y Virginio Rufo se dispuso a combatirlo como había hecho con
Víndex.

Nerón volvió a Roma apresuradamente, pero Tigelino comprendió que el emperador estaba
perdido y le retiró su apoyo. Acorralado por la guardia pretoriana, se cuenta que Nerón no tuvo
el valor de suicidarse, y tuvo que pedir a su secretario, Epafrodito, que le clavara una daga.
Dicen que sus últimas palabras fueron: "¡qué gran artista muere conmigo!"

Tras la muerte de Nerón, Galba recibió el apoyo como emperador de Salvio Otón, que seguía
siendo gobernador de Lusitania desde que Nerón lo apartara de Roma para arrebatarle a Popea.
Por otra parte, Virginio Rufo fue aclamado emperador por sus soldados, pero éste declinó y dejó
la decisión al Senado. Viendo que Rufo estaba controlado y Galba no, el Senado nombró
emperador a Galba, pero la decisión no fue muy afortunada, pues era un viejo de más de setenta
años que no podía caminar y tenía que ser llevado en litera. Además sus primeras medidas como
emperador se encaminaron a economizar y reponer al Estado de los dispendios de Nerón, lo
cual era sensato en teoría, pero en la práctica era un suicidio, pues eran los soldados los que
elegían los emperadores y no lo hacían por altruismo, sino por dinero. El 1 de enero de 69 las
legiones de Germania nombraron emperador a Aulo Vitelio, un general que se había ganado el
favor de Calígula, Claudio y Nerón a base de adularlos.

Galba sabía era consciente de su debilidad y trató de paliarla nombrando un heredero joven.
Eligió a Calpurnio Liciniano Pisón (10 de enero), pero ello lo enemistó con Otón, que
esperaba ser el sucesor. Otón no tuvo dificultad en ganarse a la guardia pretoriana, que no había
recibido la esperada gratificación, y el 15 de enero Galba y Pisón fueron degollados en el Foro.

Por segunda vez, algunas legiones proclamaron emperador a Virginio Rufo, pero él nuevamente
dejó la decisión al Senado, y el Senado eligió al más peligroso, que era Otón, que también
contaba con el favor del pueblo. Entre sus primeras medidas estuvo la de obligar a Tigelino a
suicidarse, pues podía hacer con él lo que él había hecho con Galba. El 14 de abril, Otón se
enfrentó a Vitelio en la batalla de Bedriac, perdió y se suicidó. Vitelio entró en Roma y fue
reconocido emperador por el Senado.

Vitelio castigó a los asesinos de Galba, reorganizó la guardia pretoriana y remodeló el gobierno
confiando los altos cargos a la clase ecuestre en detrimento de la senatorial. El nuevo emperador
tampoco satisfizo a las legiones y pronto se produjeron revueltas en Mauritania y en el Danubio,

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a la vez que las legiones de Judea y Egipto proclamaban emperador a Vespasiano. Por aquel
entonces Vespasiano había aislado a los zelotes en espacios cada vez más reducidos al oeste del
mar Muerto y estaba preparado para asediar Jerusalén, pero decidió aplazar el ataque. Junto a él
tenía a su hijo Tito Flavio Vespasiano, con quien ocupó Egipto. Luego lo dejó en Alejandría y
él se puso al frente de las legiones del Danubio. En octubre derrotó a las tropas de Vitelio,
en diciembre el emperador fue asesinado por el pueblo y, antes de que acabara el mes,
Vespasiano se había convertido en el cuarto emperador del año.

En algún momento de este agitado año volvió a Roma Cayo Musonio Rufo. Había estado
implicado en la conspiración contra Nerón que costó la vida a Séneca, pero su castigo fue sólo
el destierro. A su regreso fundó una escuela estoica en la que predicaba a los hombres de poder
(emperadores incluidos). Según él, todos los hombres eran enfermos, y sólo la filosofía podía
curarlos.

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VESPASIANO

La victoria de Vespasiano frente a Vitelio no puso fin a las guerras civiles que se habían
sucedido en los últimos años. En la Galia había estallado inmediatamente una revuelta
encabezada por Claudio Civilis, caudillo de la tribu de los Bátavos, que poseía la ciudadanía
romana y había luchado al lado de Vespasiano contra Vitelio. Civilis estaba al mando de unas
tropas auxiliares y logró sublevar a los bátavos, a los frisones y a parte de los germanos, con los
que capturó la flota romana del Rin y se apoderó de todas las ciudades y fortalezas que
dominaban el río, excepto Maguncia y Colonia. Fue proclamado "liberador de la Galia y
Germania". Al mismo tiempo se alzó también en armas el galo Julio Sabino, que también era
ciudadano romano.

Vespasiano, al igual que Galba, era ya mayor cuando fue nombrado emperador (tenía 61 años),
pero, a diferencia de éste, todavía estaba en plenas facultades. En70 envió a la Galia a Petilio
Cerealis, quien obligó a Civilis a cruzar el Rin, mientras todos los pueblos se sometían a Roma.
Sabino continuó en rebeldía, pero su movimiento no tuvo ninguna trascendencia. Al mismo
tiempo, Vespasiano había enviado a su hijo Tito de regreso a Judea, donde no tardó en reducir
de nuevo a los zelotes y en mayo puso sitio a Jerusalén. Poco a poco sus murallas fueron siendo
destruidas, a la vez que el hambre y las enfermedades hacían su efecto entre los sitiados. El 28
de agosto fue tomado y destruido el segundo Templo. No obstante, todavía resistían algunas
ciudades de Judea. Los cristianos de Jerusalén interpretaron los desastres que veían a su
alrededor como presagios del inminente fin del mundo que había anunciado Jesucristo, y
obraron según las instrucciones que éste había dado:

Según esto, cuando veréis que está establecida en el lugar santo la abominación desoladora
que predijo el profeta Daniel (quien lea esto, nótelo bien), en aquel trance, los que moran en
Judea, huyan a los montes. (Mt. XXIV, 15-16)
En efecto, los cristianos huyeron a los montes y no participaron en la defensa de Jerusalén, por
lo que desde ese momento los judíos los tuvieron por partidarios de Roma y rompieron todo
vínculo con ellos. Esto supuso la muerte definitiva del cristianismo de san Pedro. Ya no hubo
más cristianos que se consideraran judíos. Por otra parte, a medida que los cristianos se daban
cuenta de que el fin del mundo que esperaban no parecía llegar nunca, empezaron a llegar a la
conclusión de que las palabras proféticas de Jesús se referían simbólicamente a la destrucción
de Jerusalén. Esto reforzó la doctrina de san Pablo, que conminaba a los cristianos a llevar una
vida normal, en contra de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles, que invitaban a abandonarlo
todo y vivir del aire hasta el fin de los tiempos.

Los judíos también recibieron un duro golpe en Alejandría. Allí se habían ganado a pulso la
enemistad de los griegos, pero el gobierno siempre había logrado mantener una relativa paz
entre ambos. No obstante, mientras los judíos estaban en rebelion en Judea, los gobernantes
romanos de Alejandría no se sintieron obligados a proteger a los judíos de la ciudad. Pronto se
produjeron sangrientos tumultos entre griegos y judíos y, como éstos eran minoría, se llevaron
la peor parte. El principal templo judío de la ciudad fue destruido y miles de judíos fueron
asesinados. La comunidad judía de Alejandría sobrevivió, pero conservó siempre una hostilidad
hacia Roma y, recíprocamente, los romanos consideraron desde entonces a los judíos como
fanáticos peligrosos. Desgraciadamente para los cristianos, los romanos no distinguían entre
unos y otros, por lo que su imagen también empeoró. Herodes Agripa se mantuvo fiel a Roma,
por lo que Vespasiano le amplió su territorio y le concedió el rango de pretor.

Cuando Tito regresó a Roma se llevó consigo a Berenice, la hermana de Herodes Agripa, de la
que se había enamorado. También marchó a Roma el judío Josefo, que había participado en la
toma de Jerusalén. Vespasiano le concedió una pensión. Otro personaje que destacaba entonces
en Roma era Marco Fabio Quintiliano, que había nacido en Calagurris Nassica (la actual
Calahorra, en España), pero había estudiado en Roma. Tras completar sus estudios volvió a

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Hispania, pero había regresado a Roma hacía unos años, probablemente con Galba. Alcanzó
fama como abogado y como maestro. Escribió De institutione oratoria, en doce libros, donde
ensalzaba el estilo de Cicerón, a quien se tenía por anticuado, frente a las nuevas tendencias
literarias al estilo de Séneca.

En 71 Vespasiano y Tito celebraron un triunfo en Roma, en honor de sus victorias en Judea.


Vespasiano fue considerado un nuevo Augusto, que había puesto fin a las disputas internas y
restablecido la llamada pax Romana. Así, el emperador adoptó los mísmos títulos que Augusto,
entre ellos el de cónsul, que renovó año tras año. Tito fue nombrado procónsul, tribuno y jefe de
la guardia pretoriana. Era además emperador adjunto y heredero del cargo. Cerealis fue enviado
a Britania, donde mantuvo una larga guerra contra los Brigantes, un pueblo celta asentado en el
actual condado de York.

El nuevo emperador demostró tener la talla de Augusto en cuanto a la administración. Era el


primer emperador de origen italiano (no propiamente romano). Su familia era de origen burgues
y tal vez ello influyó, junto con la evidente decadencia y envilecimiento de la clase senatorial,
en que Vespasiano concediera un papel preeminente a la clase ecuestre. Los senadores
ridiculizaron su avaricia, pero más bien hemos de entender que Vespasiano adoptó las medidas
económicas necesarias para recuperar las arcas del estado de los dispendios realizados por
Calígula y Nerón. También reorganizó el ejército, y disolvió las legiones que habían actuado
más desordenadamente durante la guerra civil que precedió a su nombramiento. Reforzó las
fronteras del Rin y del Danubio, y en 72, el propio Vespasiano tomó la Comagena, un diminuto
reino de Asia Menor que había permanecido independiente por capricho de Calígula.

En 73 Vespasiano y Tito asumieron el cargo de censor y realizaron una drástica reforma del
Senado. Admitieron como senadores a los más distinguidos italianos y naturales de otras
provincias, con lo que creo una nueva aristocracia. Así se estrecharon los vínculos entre Roma y
las provincias. Muchas ciudades recibieron la ciudadanía romana y toda Hispania fue sometida
al derecho latino (esto es, al régimen privilegiado del que disfrutaban las ciudades del Lacio, el
más ventajoso después del derecho romano). Esto permitió al emperador admitir en las legiones
romanas a hombres naturales de las provincias, que hasta entonces sólo podían formar parte de
tropas auxiliares. No obstante, estableció que sólo los italianos podían pertenecer a la guardia
pretoriana. Estas medidas aceleraron la romanización y la difusión del latín y la cultura
grecorromana.

Ese mismo año cayó el último foco de resistencia en Judea, la ciudad de Masada, en la costa
occidendal del mar Muerto. Cuando la entrada romana en la ciudad era inminente, sus
habitantes, casi un millar de hombres, mujeres y niños, decidieron matarse antes que rendirse.
Así terminó la rebelión judía. Herodes Agripa era cada vez más impopular entre los judíos, así
que decidió trasladarse a Roma, donde vivía su hermana Berenice.

En 74 los brigantes estaban sometidos a Roma, pero la guerra en Britania continuo, esta vez con
una campaña contra los Siluros, que ocupaban el sur del actual país de Gales. La campaña la
dirigió Sexto Julio Frontino, que ese año era el segundo cónsul, junto al emperador. Además de
un gran militar, fue un ingeniero de primer orden.

En 77, cuando los Siluros quedaron sometidos, Vespasiano decidió que estaba en condiciones de
acelerar la conquista de Britania y envió un gran ejército bajo el mándo de Cneo Julio
Agrícola, el cual conquistó rápidamente el actual país de Gales e inició un avance hacia el
norte. En 78 su hija se casó con Publio Cornelio Tácito, un joven que estaba destacando en
Roma por su oratoria. Mientras Agrícola continuaba su conquista Frontino fue nombrado
gobernador de Britania.

38
Por esta época aproximadamente, un antiguo compañero de viajes de San Pablo,
llamado Lucas, escribió una nueva versión de la historia de Jesucristo, desde su nacimiento
hasta su ascensión. El Evangelio según san Lucas, que forma parte de la Biblia, se basa en parte
en el relato escrito por Marcos más de diez años atrás, pero incorpora otras fuentes. Lucas
escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde relata lo que los discípulos de Jesús dijeron
que sucedió tras la resurrección y después se centra en San Pablo hasta su viaje a Roma.

Por su parte, Josefo publicó La guerra de los judíos, a la que pronto tuvo que acompañar de una
autobiografía para defenderse de las acusaciones de haberla provocado.

En 79 los secuanos (un pueblo galo) entregaron a Vespasiano al insurrecto Julio Sabino, que fue
condenado a muerte en Roma. Poco después moría el emperador. Cuentan que cuando vio que
le quedaba poca vida dijo: "siento que me estoy convirtiendo en un dios", aludiendo
irreverentemente al culto imperial, por el que los emperadores muertos recibían honores
divinos. Al parecer, en sus últimos instantes pidió a los que le rodeaban que le ayudaran a
incorporarse pues "un emperador- dijo - ha de morir de pie". Sus diez años de gobierno habían
remediado las consecuencias del irresponsable mandato de Nerón.

Tito sucedió sin problemas a su padre. Su carácter alegre y extrovertido hacían temer que se
convirtiera en otro Calígula, pero no fue así. Tomó las riendas del gobierno eficientemente. La
única crítica que recibió fue la de tener una amante judía, Berenice, la hermana de Herodes
Agripa, con la que pensaba casarse, pero a la que finalmente tuvo que devolver a Judea. Antes
de que terminara el año se produjo una catástrofe natural. Cerca de Nápoles había una montaña
llamadaVesubio, de la que se sabía que había sido un volcán, pero nadie tenía memoria de una
erupción. Junto al vesubio se encontraban las ciudades de Pompeya yHerculano, y en su ladera
se esparcían numerosas granjas. Pompeya, en particular, era una zona de veraneo de los
romanos ricos. En noviembre el Vesubio sufrió una violenta erupción y, en pocas horas,
Pompeya y Herculano fueron enterradas bajo la lava. Tito se dirigió apresuradamente a la zona,
pero poco después tuvo que volver a Roma, donde se había desatado un incendio que tardó tres
días en ser sofocado.

Una de las víctimas más ilustres de la erupción del Vesubio fue Cayo Plinio Segundo, que a la
sazón estaba al frente de la flota de Mesina (en Sicilia). Acudió con su flota y trató de salvar a
los habitantes de la costa, pero su vocación eran las ciencias naturales, se acercó al volcán para
observarlo de cerca y murió asfixiado por los gases. Había sido un trabajador infatigable.
Escribió de los temas más diversos, desde gramática hasta el arte bélico, pasando por
su Historia natural, que es la única obra que se conserva. Aunque no tiene valor literario,
proporciona mucha información sobre los conocimientos antiguos de etnografía, zoología,
botánica, medicina y mineralogía. A menudo Plinio es conocido como Plinio el Viejo, para
distinguirlo de su sobrino e hijo adoptivo Cayo Plinio Cecilio Segundo, o Plinio el
Joven. Tenía unos dieciocho años cuando murió su tío. Había estudiado con Quintiliano y desde
joven destacó como orador. Se conserva una carta suya en la que relata la muerte de su tío.

En los últimos años de su gobierno Vespasiano había iniciado una serie de obras públicas, la
más famosa de las cuales fue un enorme anfiteatro construido sobre lo que había sido el palacio
de Nerón. Las obras finalizaron en 80 y la construcción recibió el nombre de Anfiteatro
Flavio, pero terminó siendo conocido como elColiseo, debido a que junto a él estaba el coloso
construido por Nerón (una gigantesca estatua suya). Aunque la estatua de Nerón no se conserva,
el Coliseo sigue en pie en bastante buen estado. Tenía capacidad para unos cincuenta mil
espectadores. Allí se celebraron carreras de carros, luchas de gladiadores, luchas con animales,
etc.

Por esta época murió el estoico Musonio Rufo, al tiempo que empezaba a ganar fama Marco
Valerio Marcial. Había nacido en Bílbilis (la actual Calatayud, en España), y llegó a Roma un

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año antes de que Nerón matara a Séneca y Lucano. Tras la muerte de éstos, la comunidad
hispana en Roma quedó desamparada, y durante los años siguientes Marcial tuvo que vivir de la
adulación como parásito, a menudo al borde de la miseria. Ahora destacaba como poeta,
principalmente por sus Epigramas, poemas breves en los que, en palabras de Plinio el
Joven, sabía mezclar perfectamente la sal y la hiel, no menos que el candor. Tito le concedió
algunos títulos honoríficos.

Tras sólo dos años de gobierno y a los cuarenta años de edad, murió Tito en 81, y el Senado
nombró emperador a su hermano menor, Tito Flavio Domiciano. Él erigió en honor de su
hermano el llamado Arco de Tito, que aún sigue en pie, y en el que está representado el botín del
Templo que fue llevado a Roma tras la caída de Jerusalén. También reconstruyó los templos
destruidos por el incendio del año anterior, construyó bibliotecas públicas y financió juegos para
el populacho. Se preocupó por la prosperidad de las provincias y con frecuencia nombró
cónsules no italianos. Trató de estimular la vida familiar y la religión tradicional. Prohibió la
castración de esclavos y, en general, su gobierno fue justo, firme y prudente. Sin embargo, al
igual que Tiberio, era huraño, frío, introvertido y, en suma, nada popular. Además no ocultaba su
desprecio hacia la decadente clase senatorial, lo que le valió la enemistad de muchas
personalidades influyentes.

En Britania, Agrícola había llegado hasta el río Tay, en lo que ahora es Escocia Central. Más al
norte estaban los Caledonios, tribus que habitaban la isla desde antes de la llegada de los celtas
(si bien en esta época estaban muy mezclados con la población celta). Los romanos
llamaron Caledonia al territorio situado al norte de sus dominios en Britania. En 82 Agrícola
inició una campaña contra los caledonios.

Pero la preocupación principal de Domiciano fueron los germanos. El punto más débil de la
frontera germana era Retia, entre los nacimientos del Rin y del Danubio. Las tribus fronterizas
eran los Catos, que desde los tiempos de Augusto habían luchado contra los romanos de tanto
en tanto. Si avanzaban hacia el sur podrían separar Italia de la Galia con relativa facilidad, y ello
podría haber sido peligroso. En 83 el propio Domiciano se puso al frente de las legiones y
derrotó a los catos. Luego construyó una línea de fortalezas en la región con las que estableció
una firme línea defensiva.

En 84 Agrícola había obtenido una victoria decisiva frente a los caledonios, que se refugiaron
en las regiones montañosas del norte de Escocia. Sin embargo, Domiciano no permitió a
Agrícola que siguiera adelante con su campaña y le ordenó volver a Roma. Los senadores le
acusaron de hacerlo por celos, pero es razonable conjeturar que el emperador no considerara
rentable enviar legionarios a unas montañas donde los caledonios estaban como en casa.

Al norte del Danubio en la parte oriental del Imperio estaban los dacios, que por esa época se
unieron a los sármatas bajo el mando de un caudillo llamadoDecébalo y cruzaron el río helado
por sorpresa, invadiendo la provincia de Mesia. Las legiones romanas lograron expulsar a los
invasores.

Alrededor de 85 se escribió el Evangelio según san Mateo, que reproduce unas nueve décimas
partes del evangelio de san Marcos, pero incorpora también tradiciones judaizantes,
probablemente tomadas de fuentes cristianas anteriores a san Pablo.

En 86 los ejércitos romanos ocuparon la Dacia, y Domiciano celebró un triunfo en Roma, pese a
que sólo intervino de forma secundaria en la campaña. Poco antes había sofocado una rebelión
en Mauritania.

La naturaleza introvertida de Domiciano le llevó a la soledad. No confiaba en nadie y no se


sentía a gusto con nadie. Recíprocamente, la corte recelaba de que en cualquier momento

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decretara una serie de ejecuciones paranoicas. Una vez más, los temores de conspiraciones
dieron paso a las conspiraciones auténticas. Un general de la frontera germánica llamado Lucio
Antonio Saturnino hizo que sus tropas lo proclamaran emperador en 88, con la ayuda de los
catos. Domiciano aplacó la revuelta en 89, pero Decébalo y los dacios aprovecharon la situación
para rebelarse y una fuerza romana sufrió una desgracia en la región. No obstante, las legiones
lograron controlar la situación de forma algo precaria.

En 90 Domiciano consideró que la guerra contra Decébalo y los dacios era demasiado costosa,
así que firmó un tratado de paz. Decébalo fue coronado por Domiciano, pero en la práctica
Dacia siguió siendo independiente. Además Decébalo recibió un subsidio del emperador, más
barato que los costes militares, pero obviamente los Senadores prefirieron llamarlo "tributo
vergonzoso", el primero que pagaba Roma desde los tiempos legendarios de la invasión gala.

Por esta época, un grupo de sabios judíos se reunieron en la ciudad de Jamnia, una ciudad
costera a unos cincuenta kilómetros al oeste de Jerusalén, que se había convertido en uno de los
centros del saber judío. Allí elaboraron la versión final de la Biblia judía. En Roma, Josefo
escribió su libro Antigüedades de los judíos,cuya finalidad era demostrar que los judíos tenían
una tradición tan gloriosa como la griega o la romana, y más antigua.

Durante la época de Domiciano destacó un escritor de cuya vida se sabe muy poco. Era Décimo
Junio Juvenal. En su obra criticó duramente todos los aspectos de la vida cotidiana de Roma,
cambiando el humor de Marcial por la crudeza más desgarrada. Detestaba tanto la tiranía del
emperador como la supremacía del populacho. Fue él quien acuñó la expresión panem et
circenses para resumir los intereses del pueblo.

Mientras tanto China vivía momentos de esplendor. Los comerciantes habían difundido la
cultura china entre los bárbaros, lo que disminuyó las fricciones. La ruta de la seda estaba
dominada y proporcionaba sustanciosos ingresos. La invención del papel había facilitado la
difusión de la cultura, lo que se tradujo en un progreso de muchas ciencias: alquimia, cirugía,
medicina, astronomía... El lujo volvió a brillar en la corte, donde los eunucos concentraban cada
vez más poder.

La rebelión de Saturnino había acrecentado los recelos del emperador. En 94 promulgó un


decreto por el que expulsaba de Roma a los filósofos, pues el emperador consideraba que
defendían un republicanismo idealizado que los convertía en potenciales traidores. Entre los
expulsados estaba Epícteto, que había sido esclavo de Epafrodito, el secretario de Nerón que le
había ayudado a suicidarse, y había estudiado en la escuela de Musonio Rufo. Cuando
Epafrodito fue asesinado (a instancias de Domiciano), Epícteto fue emancipado y se consagró a
la filosofía estoica, reducida a una doctrina moral preocupada por dictar reglas prácticas de
conducta sin tratar de justificarlas teóricamente. Epícteto se retiró a la ciudad de Nicópolis, en
Épiro, donde vivió pobremente enseñando su doctrina.

Otro de los filósofos expulsados de Roma fue Dión Crisóstomo, nacido en Bitinia sesenta y
cuatro años atrás, donde habia enseñado retórica durante un tiempo y ocupado diversas
magistraturas. Tras algunos viajes por Egipto y Grecia había fijado su residencia en Roma en
tiempos de Vespasiano, donde siguió enseñando retórica y no tardó en ganarse la confianza del
emperador. Tras la expulsión llevó una vida errante.

Domiciano emprendió también acciones contra los judíos dispersos por el Imperio, pues era
consciente de su enemistad hacia su padre y su hermano, obviamente extendida a su persona.
Los cristianos también sufrieron persecuciones, probablemente porque eran considerados judíos.
Domiciano instituyó la costumbre de que las legiones acamparan en campamentos separados, de
modo que dos de ellas no pudieran unirse contra el emperador. A la larga, las medidas para
evitar que las legiones se unieran entorpeció su efectividad y debilitó las fronteras.

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En 95, un tal Juan (que difícilmente podría ser el Apóstol, como afirma la tradición cristiana)
escribió el Evangelio según san Juan, el último de los cuatro recogidos en la Biblia, en el que la
figura de Jesús aparece más distorsionada. Mientras en los otros tres Jesús afirma sólo
discretamente su condición de Mesías, el Jesucristo de san Juan proclama su naturaleza divina
una y otra vez. Es probable que sea del mismo autor el último libro de la Biblia,
el Apocalipsis (la revelación).

Al parecer, los últimos años del gobierno de Domiciano fueron un reinado del terror.
Finalmente, en 96 triunfó una conspiración palaciega en la que estuvo involucrada la misma
emperatriz. Los senadores se ganaron la confianza de la guardia pretoriana y asesinaron a
Domiciano. Para evitar que sucediera lo mismo que tras la muerte de Nerón, cuando varios
generales lucharon por adueñarse del Imperio, los conjurados ya tenían designado un sucesor.
Se trataba de Marco Coceyo Nerva, un senador ya mayor, pero sumamente respetado. Había
desempeñado cargos de responsabilidad bajo Vespasiano, Tito y también con Domiciano, pero
finalmente había caído en desgracia y Domiciano lo había desterrado al sur de Italia.

Las primeras medidas de Nerva se encaminaron a cancelar las medidas represivas de


Domiciano. Anuló los destierros, suprimió los decretos contra los cristianos y los judíos y
prometió no ejecutar nunca a un senador. Organizó un servicio postal, creó instituciones de
caridad para el cuidado de los niños necesitados y estableció repartos de trigo entre el pueblo,
como no se hacía desde los últimos años de la República. Domiciano no había cuidado mucho la
economía, así que Nerva tuvo que imponer nuevas medidas de ahorro. Algunas de estas medidas
afectaron a la guardia pretoriana, con la que Domiciano había sido especialmente generoso y
tolerante. Ahora cundió el descontento.

Dión Crisóstomo estaba en Tracia cuando llegaron las noticias de la muerte de Domiciano y la
subida al poder de Nerva. Allí había un campamento romano y al parecer Dión logró evitar una
sublevación de los soldados, lo que le permitió volver a Roma, donde Nerva lo trató con
respeto.

En 97 Nerva puso a cargo del sistema de acueductos de Roma a Frontino, el que había sido
gobernador de Britania. A raíz de este cargo escribió una memoria llamada
precisamente Acueductos de Roma, llena de valiosos detalles. También había escrito un tratado
de arte militar (que no se conserva) y otro de agrimensura (del que se conservan fragmentos).
Ese mismo año murió siendo cónsul Virginio Rufo, el general que por dos veces había
renunciado al cargo de emperador, tras la muerte de Nerón y de Galba.

Ese año se produjo una conspiración contra Nerva. El responsable era un senador, pero Nerva
fue fiel a su promesa y no lo ejecutó, sino que ordenó su destierro. Sin embargo, la guardia
pretoriana reclamó la muerte del traidor, así como la de su propio jefe, que también estaba
implicado en la conjura. Nerva trató de oponerse, pero los pretorianos asesinaron a quienes
consideraron oportuno y obligaron al emperador a que impulsara una moción del Senado que les
agradecía el servicio prestado.

Nerva comprendió la urgencia de elegir un sucesor competente, pues en cualquier momento


podía ser asesinado y el Imperio se vería envuelto de nuevo en una guerra civil. Eligió a Marco
Ulpio Trajano, al que adoptó para legitimar la sucesión. Había nacido en Hispalis (la actual
Sevilla, en España). Iba a ser el primer emperador nacido fuera de Italia (aunque era de
ascendencia italiana). Era un soldado hijo de soldado que siempre había actuado con eficiencia
y capacidad. Tres meses después de la adopción, ya en 98, el emperador murió. Trajano se
encontraba inspeccionando la frontera con Germania en Retia que Domiciano había reforzado y,
a pesar de su nombramiento, no volvió a Roma hasta que consideró concluida su misión.

42
Tácito escribió la Vida de Agrícola, en la que relata las operaciones militares de su suegro en
Britania, elogiando su figura y atacando la de Domiciano. Poco después
escribió Germania, donde analiza con gran precisión las costumbres de los germanos, elogiando
su sencillez y honestidad frente a la corrupción que imperaba en Roma.

En 99 Trajano entro triunfalmente en Roma. Al nuevo emperador le bastó su carisma para


someter a la guardia pretoriana. En 100 murieron Josefo y Quintiliano.

43
TRAJANO

Al inicio del siglo II, tres de los cuatro grandes imperios civilizados gozaban de prosperidad
política, económica y cultural. China había logrado que los bárbaros del norte asimilaran su
cultura y le sirvieran de pantalla contra otros pueblos. Su influencia se extendía por extensos
territorios asiáticos, la ruta de la seda proporcionaba buenos ingresos y el bienestar social
favoreció un considerable desarrollo cultural.

El imperio Kusana estaba en su apogeo bajo el emperador Kaniska, al que los budistas
recuerdan como uno de sus más ilustres protectores. El imperio se extendía por el actual
Afganistán hasta casi toda la India. En este periodo floreció el comercio en Asia Central y
muchas regiones se urbanizaron. La cultura Kusana combinaba el budismo con la cultura griega
de la antigua Bactriana.

El Imperio Parto era la excepción. Tenía una estructura feudal, con príncipes locales muy
poderosos que desde hacía varias décadas se enzarzaban con frecuencia en guerras civiles,
principalmente por el trono.

Más al oeste estaba el Imperio Romano, cuyos últimos emperadores habían sabido compensar la
incompetencia de Nerón. Las arcas públicas estaban algo escasas de fondos, pero el nuevo
emperador, Trajano, se encontró con las mejores condiciones imaginables para iniciar su
gobierno. Pero antes de entrar en la política romana hemos de detenernos en la evolución del
cristianismo. Desde la destrucción de Jerusalén, los judíos dejaron de considerar a los cristianos
como una de sus sectas para tenerlos por gentiles. El beneficio para éstos fue incalculable, pues
en aquellos tiempos los judíos tenían fama de fanáticos agresivos, y a nadie civilizado se le
pasaría por la cabeza convertirse al judaísmo. En cambio, una religión de la que los judíos
abjuraban interesó especialmente a sus más enconados enemigos: los griegos. En Alejandría, el
cristianismo cuajó entre la comunidad griega, que pronto diseñó la versión del cristianismo que
resultaba más ofensiva para sus odiados conciudadanos. Se conoce como gnosticismo, que es
una curiosa mezcla entre la doctrina cristiana y la filosofía platónica.

Platón había afirmado que el mundo verdadero es el mundo de las ideas, la más excelsa de las
cuales es el Bien, en el más amplio sentido de la palabra. El mundo que nos muestran los
sentidos, el mundo de la materia, es un pálido e imperfecto reflejo del mundo de las ideas, obra
de un demiurgo (artesano), una especie de dios menor que había hecho lo que había podido, que
no era mucho. Para los gnósticos, el dios de los judíos, el dios descrito en el Antiguo
Testamento, era ese demiurgo, ese dios torpe y de segunda categoría. Para algunos de ellos era
incluso un demonio. Por contraposición, Jesucristo era la encarnación perfecta del Bien. La
salvación del hombre se basaba en el rechazo a la materia, identificada con el mal, y el
conocimiento superior (gnosis) de las cosas divinas. Los primeros teólogos
gnósticos (Menandro, Cerinto) habían surgido en los últimos años del siglo precedente, pero la
doctrina empezó a tomar su forma definitiva en el nuevo siglo.Carpócrates enseñaba en
Alejandría que el mundo había sido creado por ángeles privados de su pureza primitiva. La
creación es mala y para librarse de ella hay que alcanzar la gnosis, como lo habían hecho
Pitágoras, Platón y Aristóteles.

Esta teoría sobre los ángeles y otras ideas gnósticas son duramente combatidas en la que en la
Biblia aparece como segunda epístola de san Pedro, así como en las epístolas de Juan, Judas y
Santiago, que obviamente no pudieron ser escritas por los discípulos de Jesús. Tal vez para
negar esta evidencia los antiguos cristianos trataron de remontar el gnosticismo a Simón el
Mago, un personaje citado en los hechos de los apóstoles que, al parecer, trató de comprarles la
gracia del Espíritu Santo (y por eso se llama "simonía" a la compra-venta de bienes
espirituales).

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Durante el siglo precedente la ciudad de Aksum, en Etiopía, se convirtió en la capital de un
reino independiente, al que los árabes llamaron Abisinia, nombre derivado de la tribu de
los Habasa, una de las tribus que formaban la aristocracia semita que dominaba a la población
nativa. Su gobernante había adoptado el título de Nigu sa Nagast, (rey de reyes) y pronto se
convertiría en rival del reino sabeo.

En Teotihuacán se construye por primera vez una ciudad de estructura planificada: Una nueva
pirámide, llamada Pirámide de la Luna, da a una plaza rodeada de plataformas y templos,
entre los cuales está el gran palacio de Quetzalpapalotl. En el lado opuesto a la pirámide se
inicia una majestuosa avenida de 2 km de largo que pasa junto a la Pirámide del Sol. Esta
avenida, con orientación norte-sur, se cruza con otra perpendicular, y en el cruce se alza una
ciudadela con numerosas plazas y plataformas para ceremonias en cuyo interior se halla
el templo de Tlaloc-Quetzalcóaltl, las dos divinidades principales de la ciudad: el dios del
agua y la serpiente emplumada, cuyas cabezas monstruosas decoran sus muros talladas en
piedra y empotradas en ellos. En esta zona hay también un mercado, palacios para los
sacerdotes, centros administrativos, etc. A su alrededor se disponen las viviendas de los
servidores de los templos, los artesanos y los agricultores.

Teotihuacán fue una verdadera ciudad-estado. Su riqueza se basó en el comercio con pueblos
lejanos, por lo que su cultura influyó en un amplio territorio, en especial sobre los Zapotecas y
los Mayas.

Volviendo a Trajano, el nuevo emperador opinaba que Roma se estaba ablandando por falta de
buenos enemigos. Desde la derrota de Varo en Germania, la política exterior romana había sido
esencialmente defensiva, y las pequeñas expansiones del Imperio se habían hecho a costa de
pueblos considerados poco peligrosos, como los britanos. Trajano estaba dispuesto a cambiar la
situación, y su primer objetivo era obligado: Roma seguía pagando el vergonzoso tributo al rey
dacio Decébalo según lo dispuesto por Domiciano. Trajano dejó de pagarlo y Decébalo reanudó
sus incursiones al sur del Danubio. En 101 el emperador condujo personalmente sus legiones a
la misma Dacia. En 102 Decébalo tuvo que rendirse y admitir que Roma dejara guarniciones en
su propio territorio. A continuación Trajano se dedicó a fortificar la frontera del Danubio y la de
África como había hecho con la del Rin antes de ser nombrado emperador.

En 105 Decébalo se rebeló de nuevo y esta vez los dacios fueron aplastados con mayor dureza,
hasta el punto que Decébalo optó por el suicidio. Trajano convirtió a Dacia en una provincia
romana, estimuló la emigración de colonos romanos y la región se romanizó muy rápidamente.
La capital indígena se convirtió en la ciudad de Ulpia Trajana, y siguió siendo la más
importante de la región. En realidad, la costa Dacia del mar negro no llegó a ser ocupada, pues
en ella había numerosas ciudades de origen griego que aceptaron de buen grado el protectorado
romano. Dacia se corresponde aproximadamente con la actual Rumanía, y la tradición dice que
los rumanos descienden de los colonos romanos llegados en tiempos de Trajano.

Para conmemorar su victoria en Dacia, Trajano erigió en Roma una columna de 33 metros de
altura que aún sigue en pie. En ella se representa la historia de la campaña en un bajorrelieve en
espiral que contiene más de 2.500 figuras humanas. El botín de guerra fue cuantioso, pues al
parecer Decébalo había acumulado grandes riquezas, pero además Trajano estimuló la
producción minera de la nueva provincia.

Mientras Trajano combatía en Dacia, uno de sus generales, Cornelio Palma, conquistaba el
reino Nabateo, al sur de Judea, que se convirtió en la provincia de Arabia, y su frontera se
protegió con numerosas fortificaciones. La conquista arruinó a Petra, la capital nabatea, que
perdió su papel de intermediaria en el comercio con oriente. Esto benefició enormemente a la
ciudad de Palmira. Estaba situada en un oasis entre Damasco y el Éufrates y su existencia está
documentada desde fines del tercer milenio antes de Cristo. Los judíos decían que la había

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fundado el rey Salomón. Su nombre original era Tadmor (la ciudad de las palmas), y fueron los
griegos los que le dieron el nombre de Palmira. Perdida en el desierto, Palmira siguió siendo la
capital de un pequeño estado aliado de Roma incluso después de que ésta se anexionara Siria.
Pronto adoptó las instituciones y el derecho romano. La ciudad empezó a enriquecerse con el
comercio con la India. Sus habitantes recogían mercancías en la desembocadura del Tigris y las
llevaban a Damasco o a Emesa (otra importante ciudad siria).

La expansión también mejoró la economía romana. Trajano pudo bajar los impuestos, y a la vez
se preocupó de organizar funcionarios que evitaran irregularidades en la recaudación. Siguiendo
la línea de Nerva, protegió a los huérfanos y a las familias numerosas. En definitiva, estimuló la
natalidad. (Se especula con la posibilidad de que el uso de cañerías de plomo en las ciudades
produjo un lento envenenamiento en la población que disminuyó la fertilidad, y un descenso de
la tasa de natalidad era un problema grave para el Imperio, pues podía llegar el día en que no
hubiera suficientes soldados.) Trajano creó dos nuevas legiones y una nueva guardia imperial,
los equites singulares.

A lo largo de su mandato, Trajano realizó numerosas obras públicas: edificó el Foro Trajano en
Roma, construyó bibliotecas, las Termas de Esquilino, amplió el puerto de Ostia, construyó la
vía trajana, de Benevento a Bríndisi, restauró la vía appia, etc.

Alrededor de 106 Trajano eligió como sucesor a Publio Elio Adriano. Era hijo de un primo
suyo, nacido también en Hispania y educado en Roma bajo su protección. Había destacado en
las guerras contra los dacios y se casó con una sobrina nieta del emperador.

En 109 las guerras civiles partas terminaron con el advenimiento de Cosroes. Mientras tanto
Trajano estaba tratando de combatir un cierto grado de corrupción en los gobiernos locales
causada en parte por las largas ausencias del emperador, en el transcurso de sus campañas. Así,
en 111 Plinio el Joven fue enviado a Bitinia. En la correspondencia de Plinio figura una carta al
emperador donde le consulta sobre el trato que debía dar a los cristianos. Al parecer eran
castigados por el mero hecho de serlo (probablemente porque se los consideraba tan peligrosos
como a los judíos, pero más numerosos). Plinio opinaba que si lograba persuadir a los cristianos
de que se retractaran, se les debía perdonar, y tampoco consideraba correcto actuar ante
denuncias anónimas. También constató que el cristianismo se estaba difundiendo muy
rápidamente y que la represión no tenía efectos apreciables.

La respuesta de Trajano fue breve. Aprobó la política de Plinio de perdonar a los cristianos que
se retractaban, prohibió atender denuncias anónimas e incluso ordenó a Plinio que no buscara
cristianos. Si alguno era denunciado legalmente y declarado culpable de serlo en un juicio,
debía ser condenado, pero no había motivos para investigar en busca de cristianos.

En 113 Cosroes cometió la necedad de imponer un gobernante parto en Armenia. La reacción de


Trajano no se hizo esperar. Avanzó rápidamente hacia el este y Cosroes debió de comprender su
error, pues trató de aplacar al emperador, pero Trajano no quiso oír nada. En 114 (año de la
muerte de Plinio el Joven) se apoderó fácilmente de Armenia y la convirtió en provincia
romana. Luego tomó la capital parta, Ctesifonte, donde se apoderó del trono de oro de Cosroes,
símbolo de la monarquía. Desde allí avanzó por Mesopotamia hasta el golfo Pérsico. Se cuenta
que Trajano miró al mar, hacia Persia y la India, y exclamó, ¡Si yo fuera más
joven! En 116 Mesopotamia y Asiria fueron convertidas en provincias romanas, y la frontera
oriental del Imperio quedó fijada en el río Tigris. Trajano había impuesto un gobernante sobre la
propia Partia, pero Cosroes logró dominar los territorios al este de Mesopotamia, sin que el
emperador hiciera nada por impedirlo.

Trajano tenía que atender un asunto más urgente: Tras la destrucción de Jesuralén y la matanza
de judíos en Alejandría, la comunidad judía más próspera estaba en Cirene, al oeste de Egipto.

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Tal vez acrecentados por unos rumores de que Trajano había muerto en el este, tal vez siguiendo
a algún mesías, se rebelaron y mataron a todos los gentiles que cayeron en sus manos.
En 117 Adriano fue nombrado gobernador de Siria, pero no ocupó el cargo mucho tiempo, ya
que en agosto murió el emperador mientras regresaba de Mesopotamia apresuradamente para
atender la rebelión judía. Al parecer, la viuda de Trajano declaró que había adoptado a Adriano
en su lecho de muerte, lo que facilitó que la sucesión se llevara a cabo sin contratiempos.
(También ayudó una apropiada gratificación a los soldados.) En aquel momento la rebelión de
Cirene ya había sido sofocada y los romanos superaron a los judíos en la profesión de la
carnicería. Así desapareció la última colonia judía importante. Por esta época publicó Tácito
sus Anales, obra histórica que abarca el periodo entre la muerte de Augusto y la caída de Nerón.
Previamente había escrito unas Historias que comprendían el periodo siguiente, desde la caída
de Nerón hasta Nerva. También fue el año de la muerte de Dión Crisóstomo.

A la muerte de Trajano el Imperio Romano había alcanzado su máxima extensión. En esta época
tenemos los primeros datos sobre la presencia de algunos pueblos exteriores al mundo
"civilizado". Entre los germanos situados más al norte se encontraban los Lombardos (situados
alrededor de la desembocadura del Elba) y más al este seguían los Godos. Al sureste nos
encontramos con los primeros indicios de pueblos Eslavos, pueblos indoeuropeos que habitaban
al norte de los Cárpatos, entre el Vístula y el Dnieper. Estaban separados del mar por
los Baltos, pueblos que ocupaban la costa oriental del mar Báltico, cuya lengua era cercana a la
de los eslavos. Eran pueblos sedentarios, pero no agrícolas, vivían de la caza, la pesca y la
recolección, aunque también conocían la ganadería. Durante mucho tiempo se mantuvieron
alejados de las rutas comerciales, viviendo en zonas pantanosas poco frecuentadas. Tenían un
culto animista y su sistema jurídico se limitaba a la ley del talión.

Más al norte, en Escandinavia, estaban los Escandinavos, que formaban pequeñas comunidades
guerreras. En las costas del norte estaban los Lapones, a los que algunos antropólogos
consideran descendientes de un tronco común a las razas blanca y amarilla. Estaban
emparentados con los Fineses, que habitaban la actual Finlandia. Por último, las estepas que se
extienden entre Europa y Asia seguían en manos de los Sármatas, entre ellos los Roxolanos y
los Alanos.

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ADRIANO

La mayor prioridad de Adriano fue el bienestar de sus súbditos. Extendió las medidas
humanitarias iniciadas por Nerva y Trajano. Hizo aprobar leyes para mejorar el trato a los
esclavos, de los que sólo en la ciudad de Roma había unos 400.000 (sobre una población que
debía rondar el millón de habitantes). No obstante, su número se iba reduciendo, pues los
tiempos en los que Roma importaba enormes cantidades de esclavos como parte de los botines
de guerra habían pasado. La agricultura sustituyó gran parte de la mano de obra esclava por
arrendatarios libres, pero a menudo los agricultores dejaban su oficio por la milicia, con lo que a
los terratenientes les costaba cada vez más encontrar mano de obra. Además, los jornaleros
podían cambiar de patrón si otro ofrecía más dinero, por lo que el precio de la mano de obra
aumentó (abusivamente, a juicio de los terratenientes). Durante el gobierno de Adriano se
dictaron algunas leyes que tendían a impedir la movilidad de los agricultores vinculándolos a las
tierras, para evitar así la inflación.

Adriano reorganizó la recaudación, con lo que pudo aumentar los ingresos del estado a la vez
que aligeraba los impuestos. Mantuvo la política de respeto al Senado, si bien éste ya no tenía
ningún poder legislativo. Por el contrario, el emperador se rodeó de un eficiente equipo de
asesores.

En cuanto a su persona, Adriano era un intelectual, y mostró gran interés por la literatura, las
antigüedades y las diferentes culturas que integraban el Imperio. Hizo cuanto pudo para que los
dominios de Roma formaran no sólo una unidad política, sino también económica e intelectual.
Fue el primer emperador que abandonó la costumbre de afeitarse el rostro, extendida en Roma
desde hacía unos tres siglos, a imitación de Grecia. Adriano había recibido una educación
griega. Amaba la cultura griega y la patrocinó de muchas formas. Entre sus protegidos se
encontraba el escritor griego Plutarco. Tenía ya 67 años cuando Adriano se convirtió en
emperador. Procedente de una familia acomodada, había estudiado retórica, filosofía y ciencias
en Atenas. Viajó a Egipto y a Roma, donde dio conferencias en los círculos literarios. Adriano
honró a Grecia nombrándolo procurador (así Grecia tuvo un gobernador nativo). Conservó el
cargo hasta su muerte, y fue en este periodo cuando compuso sus principales obras.

La mayor diferencia entre Adriano y su antecesor, Trajano, fue la relativa a la política exterior.
Adriano quería un Imperio en paz, y estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para lograrlo.
Sus primeras medidas en esta línea fueron devolver Mesopotamia a Partia en 120 y convertir de
nuevo a Armenia en un reino satélite, en lugar de una provincia. Así el orgullo parto quedó
restablecido y, puesto que la situación de Partia no era todavía muy boyante, la nueva frontera -
fijada en el Éufrates superior - fue respetada durante mucho tiempo (aunque Cosroes no
recuperó su trono de oro).

Es probable que Adriano hubiera abandonado con gusto la provincia de Dacia, pues el Danubio
era una frontera más cómoda, pero por aquel entonces ya se habían asentado allí muchos
colonos romanos a los que no podía abandonar. Durante el reinado de Adriano Dacia tuvo que
ser defendida de numerosas incursiones sármatas.

Por esta época murió Tácito, que no pudo realizar su proyecto de escribir las biografías de
Augusto, Nerva y Trajano.

En 121 Adriano inició el primero de una serie de viajes que le llevaron por todo el Imperio,
viajes en los que se interesó por los problemas de cada región y trató de remediarlos con las
reformas oportunas, a la vez que observaba con interés las culturas locales. Recorrió la Galia y
Germania, desde donde pasó a Britania en 122.Allí le disgustó la prolongada guerra contra los
nativos del norte, así que ordenó construir la Muralla de Adriano, que recorría la isla de este a
oeste en uno de sus puntos más estrechos, que es justo la frontera actual entre Inglaterra y

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Escocia. Esto supuso un retroceso estratégico de unos 160 kilómetros hacia el sur, pero a
cambio pasaba a ser una frontera mucho más segura y fácil de defender. La Muralla de Adriano
estaba hecha de piedra, de dos a tres metros de ancho, cinco de alto y ciento veinte kilómetros
de largo. Tenía delante un ancho foso, disponía de numerosas torres de observación y estaba
reforzada por una línea de dieciséis fuertes.

La muralla cumplió bien su misión. Durante el reinado de Adriano, los ataques de los
Caledonios cesaron y Britania disfrutó de paz. Sus ciudades crecieron. Londres se había
convertido en el puerto principal de la isla y llegó a contar con quince mil habitantes. Desde
Londres partían en todas direcciones unos ocho mil kilómetros de caminos romanos y las clases
superiores construían villas de estilo italiano (los arqueólogos han encontrado unas quinientas).

En 122 Adriano decidió prescindir de los servicios del que había sido su secretario, Cayo
Suetonio Tranquilo. Había estudiado en Roma protegido por Plinio el Joven. A partir de este
momento se dedicó a la literatura.

En 123 Adriano visitó Hispania y África. En 124 viajó al este, donde se entrevistó con Cosroes
para resolver algunas tensiones entre los dos imperios, y en 125 fue a Grecia, sin duda el
territorio que más admiraba y más le apetecía visitar. Allí hizo toda suerte de concesiones
económicas y políticas, restauró edificios y monumentos, contruyó otros nuevos y trató de
revivificar las antiguas tradiciones. A diferencia de Nerón, fue admitido en los misterios
eleusinos. En Tracia fundó la ciudad de Adrianópolis. Ese mismo año murió Plutarco. Dejó
escritas numerosas obras, la más famosa de las cuales son las Vidas paralelas, una serie de
biografías agrupadas en parejas de un personaje griego y otro romano de características
similares (Teseo y Rómulo, Alejandro y César, etc.) Su intención es esencialmente patriótica y
moral.

En 126 murió Suetonio. Dejó escrita la Vida de los doce césares, que recoge las biografías de
Julio César y los once emperadores desde Augusto hasta Domiciano, así como otro
libro, Hombres ilustres, del que sólo se conservan fragmentos. Su lenguaje es sencillo, pero sus
relatos están llenos de chismes y no son nada imparciales, pues defiende el punto de vista de los
senadores y denigra a todos los emperadores que se opusieron al Senado.

En 129 visitó Atenas por segunda vez, y luego se dirigió a Egipto y al este.

En 130 murió Epícteto. Él no escribió nada, pero uno de sus principales discípulos, Flavio
Arriano, recogió sus enseñanzas en dos libros, de los que sólo sobrevive uno de ellos. Arriano
era un militar griego, pero había obtenido la ciudanía romana por su brillante hoja de servicios.
La filosofía de Epícteto era bondadosa y humanitaria. Sus consignas eran Vivir y dejar vivir,
Soportar y resignarse, etc.

También murió el rey parto Cosroes, y fue teóricamente sucedido por Vologeso II, si bien su
poder efectivo fue más bien nulo, ya que le fue disputado por muchos pretendientes al trono, y
Partia se vio envuelta de nuevo en guerras civiles.

Ese mismo año Adriano pasó por Judea, y le inquietó comprobar que, aunque Jerusalén había
sido destruida hacía más de medio siglo, sus ruinas seguían siendo objeto de veneración para los
judíos. Para borrar este recuerdo decidió que se edificara allí una nueva ciudad romana y que
donde se había alzado el Templo judío se erigiera un templo a Júpiter. Cuando los judíos
conocieron esta decisión se dedicaron a organizar una nueva revuelta. El principal líder religioso
fue Aquiba ben Josef, uno de los principales sabios judíos, que tenía más de ochenta años y
recordaba cómo era el Templo antes de su destrucción. Parece ser que Aquiba había recorrido
Judea buscando apoyos para la revuelta. No obstante, era obvio que él mismo no podía dirigirla,

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así que presentó como mesías a Simón bar Koziba, al que le cambió el nombre por el
de Simón bar Kokhba (hijo de una estrella).

Mientras los judíos confabulaban, Adriano nombró a Arriano gobernador de Capadocia, que fue
así el primer griego que condujo un ejército romano. Se enfrentó a los alanos, que realizaban
incursiones en Armenia. Redactó un Plan de movilización contra los alanos.

Por fin, en 131 estalló la revuelta judía. Estuvo mejor organizada que la anterior. Las fuerzas
romanas, cogidas por sorpresa, tuvieron que abandonar sus campamentos cercanos a Jerusalén.
Los judíos rebeldes se apoderaron de las ruinas de la ciudad, restablecieron los antiguos ritos,
acuñaron moneda y trataron de establecer un gobierno. Una legión enviada apresuradamente a
Judea fue totalmente aniquilada, pero los romanos se reorganizaron rápidamente y el mismo
Adriano volvió a Judea. Lentamente, fueron tomando una fortaleza tras otra. En 134 habían
recuperado el dominio de prácticamente toda la región. Los judíos fueron expulsados de
Jerusalén. Aquiba fue capturado y, según la tradición, fue despellejado vivo. Bar Kokhba se
refugió en una ciudadela cercana que fue tomada en 135,tras lo cual fue ejecutado. En estos
años de guerra, los romanos arrasaron Judea sin contemplaciones. Al final quedó prácticamente
despoblada de judíos. Se les prohibió acercarse a Jerusalén y desde entonces el pueblo judío
dejó de existir como estado y subsistió en pequeñas colonias dispersas por el mundo.

Por esta época los romanos ya habían comprendido que el judaísmo y el cristianismo no sólo
eran religiones distintas, sino que se odiaban mutuamente. Comprendieron que en realidad los
cristianos eran gente tranquila que nunca había hecho nada malo y que los únicos peligrosos
eran los judíos, así que los cristianos recibieron un cierto apoyo como un medio para asfixiar a
los judíos. El cristianismo siguió creciendo, especialmente en las ciudades. Los campesinos eran
más rudos y siguieron aferrados a sus creencias. Tanto es así que la palabra "pagano" significaba
propiamente "campesino" y terminó siendo sinónima de "no cristiano (ni judío)".

A lo largo de este siglo se fue generalizando entre los cristianos la costumbre de llamar Dies
Dominica (día del Señor) al que los romanos llamaban Dies Solis (día del Sol). Según la
tradición era el día de la semana en que Jesucristo había resucitado. Durante el siglo anterior los
cristianos más afines a los judíos habían mantenido la festividad del Sábado (el equivalente
al Dies Saturni de los romanos), mientras que otros la trasladaron al día de la resurrección. Tras
la ruptura entre las dos religiones el domingo se convirtió definitivamente en el día santo
cristiano.

El cristianismo había empezado nutriéndose del proletariado urbano, especialmente de las


mujeres, los esclavos y las clases pobres en general, pues para ellos una vida eterna colmada de
dichas resultaba todo un consuelo. Sin embargo, ya hacía algún tiempo que el cristianismo
prosperaba también entre las clases cultas, pues san Pablo había sembrado una semilla de
pensamiento lo suficientemente sutil para interesar a los filósofos, y paulatinamente habían
surgido figuras que combinaban el pensamiento griego tradicional con la nueva religión. Esto
fue dando fuerza a la nueva religión, en el sentido de que cada vez había más cristianos en
posiciones influyentes, pero a la vez la debilitó, porque mezclar a los intelectuales en algo
supone inevitablemente crear facciones divergentes. La combinación más descarada entre
filosofía griega y cristianismo fue el gnosticismo, que - como ya hemos visto - demonizaba a
Yahveh y santificaba a Platón, pero frente a él hubo siempre otras teologías más convencionales
que consideraban igualmente divinos a Yahveh (el Dios Padre), a Jesucristo (el Hijo) y también
al Espíritu Santo.

Entre los primeros cristianos filósofos tenemos a Justino, que había nacido en Judea a
principios de siglo, pero era hijo de padres paganos y había recibido una educación griega.
Pronto conoció la Sagrada Escritura y se convirtió al cristianismo. Marchó a Roma donde abrió
una escuela y donde enseñaba la doctrina cristiana y afirmaba que toda la filosofía pagana

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estaba inspirada, consciente o inconscientemente, en la religión mosaica. Parece ser que sus
escritos impresionaron favorablemente a Adriano, lo que confirmó su política de tolerancia
hacia el cristianismo.

Otro pensador cristiano destacaba en Alejandría. Era Basílides, según el cual el Dios supremo
cuya encarnación era Jesucristo había creado 365 cielos, de los cuales el nuestro estaba regido
por un demiurgo subalterno, Yahveh. Evidentemente, Basílides era gnóstico. Su moral era
austera y aconsejaba abstenerse del matrimonio. Tuvo muchos discípulos tanto en Egipto como
en Europa.

En 136 Adriano adoptó como sucesor a Lucio Cejonio Cómodo Elio Vero, lo que causó un
gran malestar, porque al parecer sus costumbres eran muy licenciosas, pero murió en 138, así
que el emperador adoptó inmediatamente a Tito Aurelio Fulvio Antonino, que había sido
cónsul y procónsul en la provincia de Asia. Le obligó a adoptar a su vez a Marco Elio Aurelio
Antonino (sobrino de la esposa de Adriano, que tenía entonces diecisiete años) y a Lucio Elio
Aurelio Cejonio Cómodo Vero (el hijo de seis años del difunto heredero).

Ese mismo año se terminó una de las construcciones más famosas realizadas durante el reinado
de Adriano: la Villa Adriana, en Tibur (Tívoli), a unos 25 kilómetros de Roma. Se trataba de un
complejo arquitectónico que incluía, además de una villa de descanso propiamente dicha, un
templo a Serapis, un estadio, termas, etc. La construcción se había iniciado veinte años atrás y,
aunque Adriano ya había pasado muchas temporadas en ella, apenas pudo verla terminada, pues
murió antes de que acabara el año.

Poco antes de morir, el emperador había compuesto una famosa oda a su alma, testimonio de su
afición a la poesía en la que insinúa su escepticismo respecto a la inmortalidad del alma:

Amable, huidiza, pequeña alma,


huesped y compañera de mi cuerpo,
¿Adónde irás ahora?,
Pálida, fría y desnuda,
y sin inspirar alegrías, como ahora.

Adriano fue enterrado (al igual que su pretendido sucesor, Lucio Elio Vero) en un mausoleo que
había ordenado construir en Roma a la orilla del Tíber, si bien no estuvo completamente
terminado hasta el año siguiente de su muerte. Fue conocido como el Mausoleo de
Adriano, pero en la actualidad es el Castillo de Sant'Angelo.

Si bien Adriano había sido muy popular en las provincias a causa de sus viajes, parece ser que
sus largas ausencias de Roma no fueron bien vistas en la capital, hasta el punto de que el Senado
pretendió no otorgarle tras su muerte los acostumbrados honores divinos. El nuevo emperador
tuvo que intervenir vigorosamente en una de las sesiones antes de que el Senado accediera a
cumplir la tradición. Esta intervención se interpretó como una muestra de amor filial del
emperador hacia su padre adoptivo, y desde entonces fue conocido como Antonino Pío (el
piadoso, o devoto).

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MARCO AURELIO

Antonino Pío se ganó la fama de ser uno de los emperadores romanos más benévolos y
paternales con su pueblo. Concedió generosamente la ciudadanía romana, continuó con la
política de sus antecesores de asistencia a pobres y huérfanos, Justino mantuvo su escuela
cristiana en Roma y el emperador extendió a los judíos la política de tolerancia con los
cristianos.

Precisamente, en 140 fijó su residencia en Roma Valentín, un pensador cristiano de origen


egipcio que había estudiado en Alejandría, por lo que su doctrina era gnóstica, y tal vez una de
las más sofisticadas. He aquí un resumen:

Tres proyecciones sucesivas de eones emanaron por parejas del absoluto. De una de estas
parejas nació el Demiurgo, ser intermediario entre Dios y el mundo inferior. Este mundo inferior
comprende la materia y los hombres carnales, los hílicos, cuya inteligencia está ahogada por los
órganos del cuerpo. Entre estos hombres, algunos han conseguido desprenderse parcialmente de
las tinieblas y de los sentidos: primero los judíos, psíquicos, y luego los
cristianos, pneumáticos. De los esfuerzos combinados de todos los eones nacerá el eón superior,
Jesús, que restablecerá el orden y lo volverá a llevar todo al absoluto.
Ciertamente, la filosofía griega estaba en decadencia, pero el cristianismo más tradicional
tampoco era mejor:
En un principio estaba el Verbo, y el Verbo estaba ante Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en
un principio en Dios. (Jn. 1-2)
Entre los dogmas de fe de la actual Iglesia Católica, uno afirma que estas palabras tienen
sentido, y que además expresan la idéntica naturaleza divina del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.

En 141 murió la esposa de Antonino, Faustina la Mayor (llamada así para distinguirla de su
hija, Faustina la Joven), y en su honor construyó un templo en el Foro romano. Tras la muerte
del emperador el templo fue dedicado también a su persona, y actualmente es la iglesia de San
Lorenzo in Miranda. También dedicó a su esposa una nueva institución de caridad (puellae
Faustinianae).

Durante su reinado apenas hubo acontecimientos bélicos. El emperador consideró que la


provincia de Britania era suficientemente segura como para extender más al norte la frontera, y
así en 142 se construyó una nueva muralla a unos ciento cincuenta kilómetros de la muralla de
Adriano. La Muralla de Antonino no era tan sólida, pues estaba hecha de tierra apisonada en vez
de piedra, pero también contaba con un foso y fortificaciones.

Poco más se sabe del reinado de Antonino Pío. Probablemente la falta de información se debe a
que no pasó nada relevante. Su reinado fue esencialmente un periodo de paz. Culturalmente
tampoco hubo grandes novedades. Hay pocas figuras literarias de mención, entre las que
destaca Lucio Apuleyo, nacido en Numidia, estudió filosofía en Atenas, donde se estaba
forjando una versión más elaborada y mística de la filosofía de Platón, conocida
como neoplatonismo. Luego se casó con una viuda rica y vivió con ella en Cartago. Escribió
algunos tratados filosóficos: De deo Socratis (Sobre el dios de Sócrates), De Platone eiusque
dogmate (Sobre Platón y su dogma) y De Mundo (Sobre el Mundo), pero su obra más famosa es
la Metaforfosis, aunque es más conocida como El asno de oro.

La principal figura científica de la época es Claudio Ptolomeo. Nació a principios de siglo,


probablemente en la ciudad de Ptolemaida (de donde deriva su nombre), pero al parecer pasó
toda su vida en Alejandría. Escribió un tratado enciclopédico conocido como Almagesto en el
que desarrolla la trigonometría griega, si bien no de forma teórica y general, sino únicamente
demostrando los teoremas que necesita para sus aplicaciones a la astronomía. En el almagesto se

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describe un modelo matemático que permite calcular la posición de los planetas. La Tierra es el
centro del universo y los astros describen pequeñas órbitas circulares cuyos centros giran a su
vez circularmente alrededor de la Tierra inmóvil. Por supuesto, estas ideas no son originales,
sino que son una sistematización de la obra de los científicos alejandrinos de los siglos
anteriores. Ptolomeo también escribió sobre geografía, cartografía, astrología y música.

Por esta época reinaba en China el emperador Shundi. En las últimas décadas el reino había
extendido sus fronteras hacia el este, y allí se había tropezado con los Qiang, tribus bárbaras
cuyos ataques se convirtieron en una grave amenaza durante el reinado de Shundi. Por otra
parte, China sufría también conmociones internas. Los anales hablan de unos "rebeldes
demoníacos" que usan "signos y prodigios" para legitimar su causa. Al parecer se trataba de un
grupo revolucionario de filosofía taoísta que aspiraba a un cambio de dinastía como parte de una
"renovación cósmica". Para colmo, también la propia corte tenía sus problemas. La ley de
sucesión tuvo diferentes interpretaciones y así, a la muerte de Shundi, acaecida en 144, se
proclamaron tres soberanos distintos, y lo mismo iba a suceder repetidas veces en las décadas
siguientes.

En 145 Marco Aurelio se casó con Faustina la Joven, la hija de Antonino, y desde entonces
participó en el gobierno.

En 147 murió el rey parto Vologeso II y fue sucedido por Vologeso III, que finalmente pudo
consolidar su autoridad y puso fin a las guerras civiles partas. Reclamó a los romanos la
restitución del trono de oro que Trajano había confiscado al invadir Ctesifonte. Ante la negativa,
amenazó con invadir Armenia, pero los meros preparativos de Antonino bastaron para
apaciguarlo.

En 150 el gnóstico Marción fundó una Iglesia en Alejandría. Los marcionistas rechazaban el
Antiguo Testamento y sólo admitían como textos sagrados el Evangelio según san Lucas y diez
epístolas de san Pablo (en versiones previamente corregidas).

Por esta época debió de vivir un rey semilegendario llamado Conn, que fundó el reino
de Connacht en Irlanda, con capital enRathcroghan. Con la fundación de Connacht se terminó
de configurar la llamada Irlanda de los cinco quintos, cinco grandes reinos llamados Ulster,
Connacht, Munster, South Leinster (o Meath) y North Leinster. El más poderoso de ellos
era Ulster, pero Conn conquistó Munster y se trasladó a la capital de este reino, Tara. La
tradición dice que fue el primer alto rey (Aird Righ)que teóricamente tenía la supremacía sobre
los demás reyes, si bien esta autoridad nunca llegó a ser muy efectiva.

En 157 un joven de veintiocho años empezaba a destacar en Pérgamo por sus conocimientos de
medicina y fue nombrado médico de los gladiadores. Se llamaba Claudio Galeno. Era hijo de
un famoso arquitecto llamado Nicón, y había estudiado matemáticas, filosofía y medicina en
Pérgamo, Esmirna, Corinto y Alejandría.

En 160 murió Marción, pero su Iglesia tuvo seguidores durante más de un siglo.

Antonino Pío murió en 161. Se cuenta que cuando el capitán de la guardia de palacio se
presentó para pedir la contraseña del día el emperador dijo, "ecuanimidad", y poco después
murió. Fue enterrado en el Mausoleo de Adriano, sentando una tradición que continuarían los
emperadores siguientes.

Los sucesores designados por Adriano eran Marco Aurelio y Lucio Vero, pero Antonino había
juzgado indigno al segundo, por su vida despreocupada e irresponsable. No obstante, Marco
Aurelio decidió que lo justo era respetar la voluntad de Adriano y estableció que, por primera
vez, el Imperio Romano tendría dos emperadores simultáneamente. No obstante, en la práctica

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tuvo poco más que uno, pues Lucio Vero apenas participó en el gobierno, y se limitó a
entregarse a los placeres. Pese a todo, es probable que la decisión de Marco Aurelio fuese
acertada, pues si hubiera privado a Lucio Vero del trono tal vez éste habría conjurado contra él y
Roma habría quedado una vez más bajo un emperador inepto.

Marco Aurelio fue un gobernante modélico. En realidad era un filósofo, el más famoso de los
estoicos, influido en gran parte por la doctrina de Epícteto. No creía en la felicidad, sino en la
tranquilidad. Creía también en la justicia, en la sabiduría y en la templanza. Nunca eludió
cualquier sacrificio que le exigiera el cumplimiento de su deber. Los cristianos le inspiraban
desconfianza. La política de tolerancia de los emperadores anteriores permitió que la doctrina
cristiana se difundiera públicamente en Roma, lo que hizo patente de nuevo su pertinaz y
grosera negación de todas las demás religiones, en especial del culto imperial. En este punto los
cristianos infringían las leyes y, si bien Marco Aurelio nunca dictó ningún decreto en especial
contra los cristianos, tampoco impidió una persecución que, de acuerdo con la legislación en
vigor, se decretó contra ellos en Roma en 163. Marco Aurelio se preocupó por sanear la
economía y la justicia. Trató con rigor a los delatores y humanizó la interpretación de las leyes.

Probablemente, el rey parto Vologeso III pensó que una Roma con dos emperadores estaba
abocada a la guerra civil, así que hizo lo que no se atrevió a hacer mientras reinó Antonino Pío:
invadió Armenia e impuso un rey Parto. A continuación invadió Siria. Marco Aurelio envió al
este a Lucio Vero, acompañado de un buen general: Avidio Casio Pudens. Casio penetró en
Mesopotamia y en 165 tomó Seleucia, que a la sazón era la mayor ciudad grecohablante fuera
del Imperio Romano. Sin razón alguna, Casio incendió la ciudad, lo que supuso un duro golpe
para el helenismo en oriente. Luego los romanos cruzaron el Éufrates y tomaron Ctesifonte. El
palacio real fue destruido, pero la ciudad quedó más o menos intacta. Ese mismo año Justino fue
asesinado en Roma, por ser cristiano. Se le recuerda como san Justino Mártir.

En 166 Marco Aurelio dio el título de César (es decir, heredero del Imperio) a su hijo Marco
Aurelio Cómodo. Lucio Vero recibió un triunfo en Roma por su victoria contra los partos.
Aparentemente la expedición había sido un éxito, pero en realidad tuvo consecuencias
catastróficas. Los soldados trajeron a Europa una epidemia de peste. La enfermedad se extendió
rápidamente y en los años siguientes las víctimas fueron incontables. La medicina popular de la
época no tardó en diagnosticar la causa de la enfermedad: eran los cristianos, así que la
hostilidad contra ellos fue en aumento.

Algunos germanos aprovecharon los problemas de Roma para invadir Italia. En 167 Marco
Aurelio los había expulsado de Italia y trataba de empujarlos hasta el Danubio. Ese año murió
mártir san Policarpo, obispo de Esmirna.

En 168 los invasores germanos ya estaban al otro lado del Danubio, pero en 169 fueron los
marcomanos los que atravesaron el río. A ellos se unieron sus vecinos orientales,
los Cuados, que eran otro pueblo germánico muy mezclado con los sármatas. Marco Aurelio y
Lucio Vero acudieron ambos a la frontera.

Galeno fue llamado a Roma por los emperadores, y se convirtió en médico de la corte. Había
visitado la ciudad siete años atrás y dejó tras de sí una gran fama. Tal vez fue llamado para
atender a Lucio Vero, pues el emperador murió ese mismo año. Por lo visto Galeno era un buen
orador y su especialidad era hablar bien de sí mismo. Congregaba grandes auditorios ante los
que realizaba experimentos espectaculares, entre ellos disecciones de animales. Escribió más de
un centenar de tratados de medicina.

A partir de 170, las familias poderosas de la corte imperial china se habían destruido
mutuamente, y el emperador Lingdi era un títere en manos de los eunucos, quienes habían
desatado una serie de persecuciones políticas para garantizar su autoridad, persecuciones que se

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prolongarían durante casi dos décadas. En 172 un sector rebelde proclamó un nuevo emperador
en el sur.

En occidente la peste renovó las teorías apocalípticas que los cristianos estaban olvidando. Un
sacerdote de Cibeles convertido al cristianismo afirmó ser un enviado del Espíritu Santo, para
finalmente revelarse como el propio Espíritu Santo. Se llamaba Montano y recorría el Imperio
acompañado de dos profetisas, Priscila yMaximila. Anunciaba la inminencia del fin del
mundo, y la próxima llegada de Cristo. El montanismo partió de Asia Menor y se extendió por
toda el África romana, y también hubo brotes en la Galia. Era una especie de puritanismo, que
propugnaba una estricta virtud para estar preparados ante el juicio final.

Los marcomanos firmaron la paz, pero los cuados resistieron hasta 174. Al año siguiente,
en 175, fueron los sármatas los que se alzaron en armas, si bien fueron pacificados antes de
acabar el año por Avidio Casio. Sus legiones lo proclamaron emperador, pero murió asesinado a
los pocos meses por dos de sus oficiales. Al parecer, el Senado se alineó firmemente con Marco
Aurelio, por lo que éste, en correspondencia, adoptó algunas disposiciones para restaurar
(nominalmente) el prestigio de la institución.

El emperador conmemoró sus victorias en una columna. Según los acuerdos de paz, los
germanos devolvieron todos los prisioneros romanos, cedieron una estrecha zona al norte del
Danubio y los pueblos vencidos aceptaron el status de protectorado romano. A cambio se les
admitió por primera vez en el Imperio como colonos y soldados. Era una medida necesaria. La
peste estaba despoblando Europa y, lo que era más grave, estaba dejando al Imperio sin los
soldados necesarios. A partir de este momento, las legiones romanas aceptaron cada vez más
germanos en su seno.

Ese mismo año murió Arriano, el general romano discípulo de Epícteto. Dejó escritos varios
libros, entre ellos una biografía de Alejandro Magno, entre cuyas fuentes contó, al parecer, con
una biografía escrita por Ptolomeo, el fundador de la dinastía de reyes egipcios.

En 177 los marcomanos y los cuados se rebelaron de nuevo y Marco Aurelio acudió a la
frontera junto con su hijo Cómodo. Mientras tanto se produjo otra sangrienta persecución de
cristianos en Lyon, en la que sufrió el martirio el obispo san Potino. Parece ser que fue el
primer obispo de Lyon y procedía de Asia Menor. Unos años antes había ordenado sacerdote
a Ireneo, también procedente de Asia Menor, pero que estaba en las Galias desde hacía más de
veinte años y ahora se convirtió en el nuevo obispo. Fue uno de los primeros autores cristianos
que escribió razonadamente contra el gnosticismo. Las disensiones entre los cristianos eran
numerosas. Por ejemplo, unos años antes Potino había enviado a Ireneo a persuadir
a Eleuterio, el obispo de Roma, para que no excomulgara a los orientales que celebraban la
pascua el mismo día que los judíos. En efecto, los cristianos, siguiendo su costumbre de
absorber ritos y fiestas ajenos, transformaron la pascua judía (que celebra la salida de Egipto) en
una conmemoración de la muerte y resurrección de Jesucristo. Ello dio lugar a una gran
variedad de ritos y a numerosas polémicas y confusiones sobre la fecha en que era apropiado
celebrarlos. Finalmente, la opción de celebrar la pascua cuando siempre se había celebrado
empezaba a ser tenida por herética.

En 178 un segundo emperador reclamó el trono de Lingdi en Luoyang.

En 180, mientras se encontraba cerca de la actual Viena en la campaña contra los marcomanos,
Marco Aurelio murió víctima de la peste. En sus últimos años había recogido por escrito sus
pensamientos en un libro conocido como las Meditaciones o los Pensamientos de Marco
Aurelio.

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SEPTIMIO SEVERO

Apenas acababa de morir su padre, cuando Cómodo, ansioso de entrar en Roma como
emperador, hizo una paz con los marcomanos y los cuados por la que se malversó gran parte del
esfuerzo de Marco Aurelio. Una vez en Roma, se entregó a los lujos y placeres y dejó el
gobierno en manos de subalternos, no de los que habían formado parte del equipo de Marco
Aurelio, cuya eficiencia estaba más que probada, sino de favoritos sin más interés que su propio
provecho. El primero fue Tigidio Perennis, al que nombró jefe de la guardia pretoriana.

En 182 el Senado urdió una conjuración contra el despotismo de Cómodo, encabezada


por Claudio Pompeyano. El intento fracasó y fue seguido de numerosas ejecuciones entre los
senadores. Cómodo instauró de nuevo un reinado del terror, volvieron los tiempos de las
acusaciones anónimas y las condenas caprichosas.

En China se multiplicaban las amenazas contra el emperador Lingdi. Un rebelde


llamado Zhang Jue quiso iniciar una nueva dinastía de emperadores, por lo que preparó a
conciencia un levantamiento que debía estallar simultáneamente en diversos lugares, en un día
determinado de 184. Una traición le obligó a adelantar sus planes, que pese a los imprevistos
tuvo éxito y se produjeron levantamientos al sur, al este y al noroeste. Los rebeldes fueron
conocidos como Turbantes amarillos,por el color de su uniforme.

De forma independiente, otra secta cuyo origen se remonta a los tiempos del emperador Shundi,
conocida como "la de las cinco fanegas de arroz", se levantó al mismo tiempo en el oeste bajo
su líder Zhang Lu, que constituyó un estado independiente basado en nuevos ideales
comunitarios y religiosos.

El populacho romano protestó contra Tigidio, y Cómodo no dudó en entregarlo para que lo
lincharan. En su lugar puso a un frigio llamado Cleandro, que estimuló en el emperador las
conductas propias de los monarcas orientales. Cómodo decía ser Hércules y se hizo llamar Hijo
de Júpiter. Cambio el nombre de Roma por el de Colonia Commodiana. Su mayor diversión era
matar animales en el anfiteatro (desde una posición segura). Incluso parece ser que participó en
combates de gladiadores. Esto deterioró considerablemente su imagen pues, aunque el pueblo
disfrutaba con las luchas, consideraba que los gladiadores estaban en lo más bajo del escalafón
social, y era completamente indigno de un emperador rebajarse a ese nivel. Las numerosas
fiestas, los dispendios y los juegos arruinaron al estado.

En China murió Lingdi, y su hijo Xian era menor de edad, así que He Jin fue nombrado
regente. La facción de la corte contraria a los eunucos pidió al emperador que tomara medidas
contra ellos, pero He Jin no estaba seguro de la fuerza de este partido y vaciló, a la espera de
conseguir la ayuda de las regiones fronterizas. Los eunucos descubrieron la trama y dieron un
golpe de estado y asesinaron a He Jin en 189. Sus enemigos reaccionaron con una masacre en la
que murieron unos dos mil eunucos. A partir de ese momento el gobierno quedó a merced de las
disputas de los generales más poderosos: Dong Zhuo, Yuan Shu, su primo Yuan Shao, Cao
Cao, nieto por adopción de un eunuco, y Sun Ce. Ninguno de ellos consiguió las alianzas
necesarias que le aseguraran el predominio, y de las disputas salieron fortalecidos Yuan
Shao y Cao Cao. Sin embargo, el poder de Yuan Shao residía en las provincias orientales, y fue
decayendo a causa de conflictos internos, de modo que fue sucumbiendo ante los ataques que le
infligió Dong Zhuo a partir de 190. Mientras tanto Cao Cao reunía un potente ejército que lo
terminaría convirtiendo en el general más poderoso. Hay que decir, por otra parte, que Cao Cao
fue también un gran poeta.

Ireneo, el obispo de Lyon, tuvo que interceder por segunda vez ante el obispo de Roma por los
cristianos orientales y el asunto del día de la Pascua, pues un año antes había muerto san
Eleuterio y el nuevo obispo, Víctor, amenazaba de nuevo con la excomunión.

56
En 191 murió el rey parto Vologeso III y fue sucedido por Vologeso IV.

Finalmente, en 192 triunfó una conjura en Roma: Macia, la amante de Cómodo, trató de
envenenarlo y, como el veneno no hizo efecto, hizo que un atleta lo estrangulara. Ahora Roma
se encontraba en la misma situación que tras la muerte de Nerón y la de Domiciano. En el
primer caso lo que siguió fue un año de guerra civil, mientras que en el segundo el Senado supo
canalizar la sucesión a través de un "emperador de transición", como fue Nerva. Ahora el
Senado trató de imitar el segundo precedente, pero el resultado fue peor que el primero. En
efecto, los conjurados habían dispuesto que el nuevo emperador fuera el anciano y
respetadoPublio Helvio Pertinax, y la guardia pretoriana estaba dispuesta a aceptarlo como tal.
De origen humilde, Pertinax había ascendido poco a poco hasta convertirse en el equivalente al
"alcalde" de Roma. Pertinax se sentía muy mayor para hacerse cargo del imperio, pero la
guardia pretoriana insistió, y el anciano tuvo que aceptar a su pesar. Pero cuando trató de
reorganizar la economía maltrecha por los derroches de Cómodo, la guardia pretoriana se
rebeló, y cuando Pertinax se presentó ante los amotinados para explicarles la situación fue
asesinado. Había sido emperador tres meses.

Entonces se produjo un triste suceso que demostraba lo mal que andaban las cosas en Roma: la
guardia pretoriana decidió subastar el cargo de emperador: sería mperador quien les prometiera
mayor paga. En la puja participó un senador llamado Marco Didio Juliano, tal vez bromeando,
incapaz de dar crédito a la situación, pero ganó la subasta y se vio convertido en el nuevo
emperador. Ahora bien, las cosas no eran tan fáciles. Al igual que a la muerte de Nerón, los
principales generales reclamaron el Imperio. Ahora los candidatos eran los generales al mando
de las legiones de Britania, el Danubio y Asia Menor. El que estaba más cerca era el del
Danubio, Lucio Septimio Severo, que se apresuró a entrar en la capital. Entró en Italia en junio
de 193, y la guardia pretoriana se puso de su parte (tenía varias legiones bajo su mando, y
Juliano no). El Senado hizo lo mismo, con lo que Juliano fue arrastrado al cadalso mientras
gritaba "Pero, ¿a quién he hecho daño?, ¿a quién he hecho daño?"

Su primer decreto fue disolver la guardia pretoriana para reconstruirla con soldados de las
provincias leales a su persona. A continuación tuvo que ocuparse de los otros aspirantes al
Imperio. Uno era Décimo Clodio Séptimo Albino, apoyado por las legiones de Britania, el
otro Cayo Pescenio Níger Justo, en Asia Menor. (Curiosamente, Albino y Níger significan en
latín Blanco y Negro.)

Severo nombró heredero a Clodio Albino, con lo que logró mantenerlo neutral mientras se
enfrentaba a Pescenio Níger. Las provincias orientales se decantaron por Níger, que confiado en
su popularidad no creyó necesario hacer nada, y esperó a que Severo acudiera a presentarle
batalla. El emperador llegó a Bizancio antes de que acabara julio. Allí se encontraba el grueso
de los partidarios de Níger. A lo largo de 194 Severo libró tres batallas y las ganó todas.
Finalmente capturó a Níger mientras trataba de huir a Partia y fue decapitado en el acto. Sin
embargo los partidarios de Níger, que sabían que correrían la misma suerte, resistían en
Bizancio. La situación de la ciudad la hacía casi inexpugnable, pero Severo persistió en el cerco.

El rey parto Vologeso IV aprovechó los desórdenes entre los romanos para invadir un territorio
de la Alta Mesopotamia que estaba en poder de Roma desde los tiempos de Adriano.

En 196 el emperador Chino Xian llamó ante su presencia a los dos generales más poderosos:
Yuan Shao y Cao Cao. El primero se negó a comparecer, pues tenía pretensiones al trono,
mientras que el segundo sí compareció y se convirtió en el principal apoyo del monarca. Se
puso al mando del gobierno y reorganizó la corte. Dio brillantes títulos a sus camaradas de lucha
y reorganizó la administración para asegurar la competencia de los funcionarios.

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Tras dos años de asedio, Bizancio cayó finalmente, pero Severo, irritado por la resistencia que
había ofrecido, mandó saquearla y arrasó sus murallas. Cuando volvió a Roma, Clodio Albino
comprendió que no tardaría mucho en tocarle el turno, así que decidió atacar primero y pasó a la
Galia con sus legiones en 197. Severo corrió hacia el norte y los dos ejércitos se encontraron
cerca de Lyon, por entonces la ciudad más populosa de la Galia. Fue la mayor batalla entre
romanos desde Filipos, y Severo obtuvo una victoria completa. Lyon fue arrasada y ya no se
recuperó. Finalmente Septimio Severo fue el dueño indiscutible del Imperio.

Es difícil saber si por elección o por necesidad, pero Severo no trató de imitar la política de
Augusto, sino que reconoció al ejército como el primer poder de Roma y basó en él la autoridad
imperial. Los soldados vieron incrementada su paga, y se les concedió algunos privilegios,
como el poder casarse mientras prestaban servicio o el ser convertidos en equites tras su retiro.
El número de legiones aumentó a treinta y tres, y en cada una de ellas aumentó el número de
tropas auxiliares, con lo que Roma llegó a tener unos 400.000 soldados, todos los cuales estaban
bajo el mando directo del emperador. Todo vestigio de autoridad del Senado sobre las legiones
fue suprimido. El Imperio se centralizó. Severo dividió algunas provincias en otras menores
para que ningún gobernador fuera muy poderoso. Italia pasó a ser una provincia más.

No había acabado el año antes de que Septimio partiera hacia el Este para discutir sobre
fronteras con Vologeso IV. Las legiones romanas pasaron de nuevo por Babilonia, pero esta vez
ya no había nada allí. Ya no quedaba nada de la que había sido la mayor ciudad del mundo.

También este año volvió a Cartago, su ciudad natal, Quinto Septimio Florente
Tertuliano. Había tratado de hacer carrera como abogado en Roma, pero dos años atrás se había
convertido al cristianismo (más concretamente, al montanismo), y decidió retirarse a Cartago
para escribir contra el paganismo y contra el gnosticismo, abogando por la vida puritana según
las concepciones montanistas. Fue el primer pensador cristiano que escribió en latín.

En 198 Ctesifonte fue tomada por tercera vez. Severo la saqueó. Mató a los hombres y se llevó a
las mujeres y niños como esclavos. En el camino de vuelta puso sitio a Hatra, una ciudad entre
los dos ríos cuya conquista se había resistido a Trajano, y había sido una de las causas que
detuvieron su avance. La fortaleza continuó inexpugnable y Severo tuvo que retirarse no sin
cierta humillación.

Severo estaba casado con Julia Domna, hija de Julio Basiano, el gran sacerdote de un templo
de la ciudad siria de Emesa, consagrado al dios del Sol Elagabal.La emperatriz hizo que
afluyeran a la corte muchos intelectuales sirios. Entre sus protegidos estaba el ya anciano
Galeno, que continuaba siendo el médico de la corte, cargo que le había permitido reunir una
respetable fortuna. También estaba Diogenes Laercio, nacido en la ciudad de Laerte, en Asia
Menor. Escribió varias biografías breves de varios filósofos antiguos. Se centra principalmente
en anécdotas y citas curiosas, pero precisamente por esta superficialidad la obra tuvo mucho
éxito, se hicieron muchas copias y algunas de ellas han sobrevivido y son nuestra única fuente
de información sobre algunos personajes.

Otra figura destacada de la época fue Dión Casio, nacido en Bitinia, descendía de Dión
Crisóstomo por parte de su madre. Su padre había sido gobernador de Dalmacia y luego de
Cilicia. Dión llegó a Roma el año en que murió Marco Aurelio, donde se hizo amigo de
Septimio Severo y fue senador durante el reinado de Cómodo. Severo lo nombró curador de
Esmirna, que fue el primero de una serie de altos cargos que ocuparía en los años siguientes.

Cuando Severo fue convertido en emperador adoptó el sobrenombre de Pertinax para vincularse
a su antecesor. Ahora decidió hacer algo similar con sus hijos. El mayor tenía diez años y se
llamaba Basiano, como su abuelo materno, pero pasó a llamarse Marco Aurelio Antonino, y
recibió el título de Augusto, lo que lo convertía en heredero del Imperio. Severo tenía un

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segundo hijo, de nueve años, cuyo nombre pasó a ser Publio Septimio Antonino Geta, y
recibió el título de César, lo que lo situaba en el segundo lugar en la línea sucesoria.

Por esta época, el rey de Connacht, en Irlanda, descendiente del rey Conn, conquistó el reino de
Ulster.

En 200 murió Panteno, el director de una escuela cristiana en Alejandría, y fue sucedido
por Tito Flavio Clemente. Como los gnósticos, Clemente combinaba la filosofía griega con la
teología cristiana y consideraba igualmente el conocimiento (gnosis) como el ideal cristiano. No
obstante, sus teorías no fueron tan radicales como las de los gnósticos. Más en la línea de san
Justino, Clemente consideró al cristianismo como una filosofía, pero una filosofía superior a la
filosofía griega. "Demostró" que los textos hebreos eran más antiguos que los textos de la
filosofía griega, así como que contenían toda la verdad, mientras que los textos griegos sólo
contenían parte de la verdad.

En 201 murió Galeno. En 202 volvió Severo a Roma de su campaña en el este y celebró un
triunfo que conmemoró con el Arco de Severo. A partir de este momento se abrió un nuevo
periodo de paz que Severo aprovechó para reorganizar la legislación. Ese mismo año promulgó
un decreto por el que prohibía a los cristianos hacer proselitismo, el cual sirvió de base para
varias persecuciones en los años siguientes.

En 205 Severo cesó al jefe de la guardia pretoriana, Plautiano, detestado por la emperatriz, y lo
sustituyó por el jurisconsulto Emilio Papiniano, tutor de los hijos del emperador, con quien
colaboró en la reforma legislativa. Los comentarios de Papiniano constituyeron la base del
Derecho Romano durante los tres siglos siguientes. La economía del Imperio fue saneada
mediante varias medidas, entre ellas una política de confiscaciones.

Mientras tanto, el general chino Cao Cao lograba derrotar a su principal enemigo, Yuan Shao,
con lo que dominaba la mitad norte del Imperio Chino. Más al norte y al noreste, los hunos
trataban de imponerse contra los Xianbei. Cao Cao restableció las antiguas colonias de
soldados-agricultores, que debían garantizar el abastecimiento de las tropas, al tiempo que ellas
mismas participaban en las tareas defensivas. Sin embargo, ahora no sólo se establecían en las
fronteras exteriores, sino también en el interior del país. La parte sur estaba fuera del dominio
imperial y se la repartían dos generales: Sun Quan (hermano de Sun Ce, que había muerto
cinco años antes) y Liu Bei.

En 208 murió San Ireneo, el obispo de Lyon. En Britania, los acosos de los caledonios eran cada
vez más intensos. Tras la construcción de la muralla de Antonino los romanos descuidaron el
mantenimiento de la muralla de Adriano, pero la muralla de Antonino era más débil, y los
caledonios terminaron filtrándose por ambas. Además, el número de soldados romanos en
Britania había disminuido desde que Albino transportó sus legiones a la Galia, y Severo había
dividido en dos la provincia para debilitar a sus gobernadores, debilidad que también se hacía
sentir frente a los bárbaros.

El emperador decidió ocuparse personalmente del asunto, y se trasladó a Britania junto con sus
dos hijos. El mayor había popularizado en Roma una capa larga de origen galo
llamada caracallus, por lo que era más conocido por el sobrenombre de Caracalla. En 209, tras
un año de intensos combates, el emperador tuvo que conformarse con unos gestos formales de
sumisión por parte de los caledonios, pero conseguidos al precio de abandonar la muralla de
Antonino y retirar la frontera a la muralla de Adriano, que fue restaurada y reforzada. Geta
recibió el título de Augusto, lo que significaba que él y su hermano Caracalla serían
coemperadores a la muerte de Severo, al igual que lo habían sido Marco Aurelio y Lucio Vero.

Ese mismo año murió el rey parto Vologeso IV, y fue sucedido por Artabán IV.

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En Indochina se habia formado un nuevo reino llamado Shampa, situado entre China y el reino
de Fu-nan, a orillas del mar de China.

Por esta época, Yehudá ha-Nasi codificó por escrito en sesenta y tres tratados una serie de
comentarios de los rabinos judíos sobre la Torá, o ley escrita, que hasta entonces se habían
transmitido oralmente y que se conocen como la Mishná.

EL FIN DE LA DINASTÍA HAN

60
El Imperio Parto nunca consiguió apoderarse definitivamente de Persia, que había mantenido
una precaria independencia basada sobre todo a su defensa de la cultura irania y su repulsa
absoluta a la cultura helénica. Así, Persia había sido el refugio de todos los habitantes del
antiguo Imperio Persa, ahora Imperio Parto, que se oponían al helenismo de la clase dirigente.
En 211, tras una disputada sucesión, el trono persa quedó en manos de Ardacher I (una forma
posterior del viejo nombre real "Artajerjes"). Bajo su reinado, Persia se reorganizó y fue
adquiriendo poder. Ello hizo surgir inevitablemente leyendas sobre su rey. Según estas leyendas,
era nieto de un pastor llamado Sasán, que en tiempos de Marco Aurelio había reunido los
distintos principados persas en un reino unificado. Por ello los descendientes de Ardacher I son
llamados Sasánidas.

Mientras tanto, el emperador Septimio Severo moría en Eboracum (la actual York). Según su
voluntad, sus hijos Caracalla y Geta pasaban a ser coemperadores. Los dos hermanos se odiaban
profundamente. Establecieron una rápida paz en Britania y marcharon a Roma a discutir sus
diferencias. Caracalla esgrimió un argumento definitivo por el que se convertía en el único
emperador, y fue que hizo asesinar a su hermano en 212, que murió en brazos de su madre.
Luego eliminó a todos los que fueron testigos de su implicación en este asesinato, entre ellos a
Emilio Papiniano, que había tratado de mediar entre los dos hermanos y terminó enemistado con
ambos. Al frente de la guardia pretoriana puso a Marco Opelio Macrino, un caballero de
origen mauritano que había alcanzado el rango de senador.

Antes de que acabara el año, Caracalla encontró un lugar en la historia al promulgar un edicto
por el que todos los habitantes del Imperio adquirían la ciudadanía romana. La diferencia era
más honorífica que práctica a estas alturas de la historia, e incluso es razonable pensar que la
decisión no fue tomada por altruismo, sino porque había ciertos impuestos que sólo eran
aplicables a los ciudadanos romanos, y así el estado aumentaba sus ingresos.

No obstante, Caracalla es hoy más recordado por las famosas Termas de Caracalla. A lo largo
de la historia romana el hábito de tomar baños había ido ganando popularidad, y con el Imperio
se convirtieron en un símbolo de lujo. Proliferaban los baños públicos, grandes construcciones
con distintas habitaciones, de modo que los bañistas podían pasar de un baño a otro con agua a
distintas temperaturas, había habitaciones con vapor de agua, otras para hacer ejercicios, otras
para ser untados con aceites y recibir masajes, otras para descansar, leer, conversar u oír
recitaciones, etc. Las Termas de Caracalla eran unos gigantescos baños públicos que ocupaban
más de trece hectáreas en Roma.

El precio de los baños públicos no era elevado, por lo que eran muy frecuentados. No obstante,
los satíricos romanos y, sobre todo, los cristianos, consideraban decadente tanto lujo. En algunos
baños entraban conjuntamente hombres y mujeres, lo que escandalizó a muchos moralistas, que
suponían que allí tenía lugar toda suerte de perversiones, cosa que probablemente no era cierta.

A partir de 214 Caracalla otorgó un alto grado de participación en el gobierno a su madre, Julia
Domna. Mientras tanto, él dirigió una brillante campaña ofensiva contra los germanos, a los que
mantuvo a raya a lo largo del Danubio. Los caledonios dejaron de ser un problema, pese a la
forma precipitada en que Caracalla había abandonado Britania. Ante todo, por esta época los
documentos romanos dejan de referirse a los caledonios y, en su lugar, hablan de los Pictos. En
latín, picto significa "pintado". Es posible que el nombre haga referencia a una costumbre de
pintarse o tatuarse la piel, tal vez como distintivo de los guerreros, aunque también puede ser
que picto sea simplemente una deformación de un nombre tribal. No es plausible que los pictos
hicieran desaparecer a los caledonios. Lo más probable es que los caledonios hubieran sido una
tribu dominante que ahora era reemplazada por la de los pictos, si bien la población en su
conjunto siguiera siendo la misma. Fuera como fuera, los pictos apenas presionaron la frontera
romana durante mucho tiempo, debido a que se encontraron con problemas en el norte. En
efecto, los irlandeses habían descubierto la piratería y se dedicaban a hacer incursiones cada vez

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más profundas en las costas de Caledonia. Estos piratas fueron conocidos genéricamente
como Escotos, probablemente el nombre de alguna de las tribus gaélicas que tomaron parte en
las incursiones.

Caracalla fue el segundo emperador romano que visitó Egipto, después de Adriano. Allí tomó
una decisión que lo enemistó con todos los intelectuales de su tiempo, en particular con los
historiadores: consideró que el Museo de Alejandría llevaba ya mucho tiempo sin aportar nada
valioso y suspendió la subvención estatal que hasta entonces había recibido. Probablemente la
estimación de Caracalla no era desacertada, y también es cierto que las finanzas del Imperio no
iban muy bien, por lo que la subvención al Museo era ciertamente un lujo difícilmente
sostenible. A partir de entonces el ya decadente Museo aceleró su declive, y otra consecuencia
fue que los historiadores acusaron a Caracalla de los crímenes más desaforados. Se dijo que
miles de ciudadanos murieron cuando ordenó saquear Alejandría a causa de una ofensa
insignificante. Tal vez su decisión sobre el Museo provocó algunos disturbios que tuvo que
aplacar, pero los relatos al respecto son sin duda exagerados. No obstante, parece ser que en su
momento perjudicaron sensiblemente la imagen del emperador.

El declive del Museo y la filosofía clásica en Alejandría coincidió con el auge del pensamiento
cristiano. Por esta época murió Clemente, y la Escuela Catequética de Alejandría, que él había
dirigido, pasó a manos de su discípulo Orígenes. Bajo su dirección, la escuela se convirtió en
una auténtica escuela de Teología. Su padre había sido un mártir del cristianismo. Orígenes
consagró su vida a los estudios religiosos y se dice que se castró a sí mismo para evitar
distracciones. Escribió numerosas obras en las que comentaba e interpretaba las Escrituras
Sagradas, así como obras en las que, siguiendo el ejemplo de su maestro, ponía la filosofía
griega al servicio de la teología cristiana. Unos años antes, un filósofo platónico
llamado Celso había escrito un libro sobre el cristianismo. Se trataba del primer libro pagano
que analizaba seriamente el cristianismo, y su carácter técnico y racional no lo hicieron nada
popular, hasta el punto de que no sabríamos nada de él si no fuera porque Orígenes lo reprodujo
casi íntegramente en su libro Contra Celso. De este modo sabemos que Celso había afirmado
que la teología cristiana había sido tomada de la filosofía griega y deformada en el proceso. Su
argumentación era fría y desapasionada, y con ella ponía en evidencia que no era aceptable creer
en vírgenes parturientas o en pescados que se multiplican.

En 215 el general chino Cao Cao logró finalmente someter el estado occidental que había
fundado Zhang Lu más de treinta años atrás. Cao Cao había convertido el Estado en una
dictadura militar en la que los soldados profesionales y sus familias formaban una casta aparte.
Estableció un sistema de promoción basado en el mérito y la recomendación que, junto al éxito
de diferentes programas económicos, afianzaron su poder. No obstante, no pudo someter a las
regiones del sur, sino que a lo máximo a lo que llegó fue a frenar su expansión en la batalla del
muro rojo, que más tarde se convertiría en leyenda.

Caracalla no molestó a los cristianos, y éstos aprovecharon el peridodo de calma para pelearse
entre sí. En 217 murió san Ceferino, obispo de Roma, y se eligió como sucesor a Calixto, que
era esclavo de un cristiano llamado Carpóforo. La decisión fue cuestionada y otras facciones
eligieron como obispo a Hipólito, al parecer mucho más competente. Calixto promulgó un
edicto por el que perdonaba a ciertos herejes, lo que le valió las críticas de Hipólito y otros
rigoristas como Tertuliano.

La discusión principal entre los cristianos de la época era la naturaleza de Jesucristo. El


problema era si Jesucristo era Dios o si, por el contrario, era sólo un hombre, un hombre santo,
un enviado de Dios, pero no Dios. No cabe duda de que Jesús de Nazaret se hubiera
escandalizado ante la idea de ser considerado Dios, al igual que les habría ocurrido a sus
discípulos, pues todos ellos eran más o menos samaritanos ortodoxos, judíos en definitiva, y no
podían admitir más dios que Yahveh. Los discípulos, que insistieron en el carácter mesiánico de

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Jesús, lo concebían probablemente como un enviado divino al estilo de Elías. Sin embargo, tal
vez inadvertidamente, los discípulos de Jesús lo trataron a él y al Espíritu Santo como iguales a
Dios, en el sentido de que los cristianos rezaban a Jesucristo, adoraban a Jesucristo, esperaban la
llegada de Jesucristo como juez en el fin del mundo, etc.

San Pablo recogió estos planteamientos, pero nunca entró directamente en la cuestión de si
Jesucristo era o no Dios. Simplemente, aún no se había formulado el problema abiertamente.
Por supuesto, en sus cartas hay pasajes que se pueden interpretar como se quiera. En cualquier
caso, lo cierto es que el Cristo Paulino reunía todos los requisitos para ser considerado un dios.
El evangelio según san Juan parece reflejar la opinión de que Jesucristo y el Espíritu Santo
existían junto con Dios desde el principio de los tiempos y que, de algún modo, eran parte de
Dios. No obstante, la teología cristiana primitiva no era capaz de hilar mucho más fino.

La primera defensa teórica de la divinidad de Jesucristo provino de los gnósticos, pero era
demasiado exagerada, pues concedía la divinidad de Jesucristo a costa de negársela a Yahveh o,
al menos, de reducirla a un plano inferior. Esto entraba en contradicción directa con la doctrina
apostólica. En estos momentos, la cabeza del pensamiento cristiano era la escuela teológica de
Orígenes, en Alejandría. No era gnóstica, pues reconocía la divinidad de Yahveh, pero al mismo
tiempo conservaba del gnosticismo la insistencia en la divinidad de Jesucristo. Los cristianos de
Alejandría no habían tenido inconveniente en despreciar al dios de los judíos, pero jamás
habrían aceptado que Jesucristo quedara en segundo plano frente a éste. El gnosticismo siguió
existiendo durante un siglo, pero perdió poder en Alejandría (se conservó sobre todo en Asia
Menor). En su lugar, los teólogos alejandrinos defendían el trinitarismo, ya presente como mero
esbozo en la doctrina apostólica, según el cual Dios era a la vez Uno y Trino: el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo eran a la vez tres personas distintas y una sola esencia o naturaleza. Para que
este atentado a la matemática elemental (o este misterio, según la doctrina cristiana) pudiera
pasar por una postura seria y respetable, era necesario apoyarlo con toda la sutileza de la
filosofía griega debidamente prostituida, por lo que la defensa del trinitarismo comprometía a
defender los más mínimos detalles de la teología que lo sustentaba, y no fueron pocos los que a
lo largo de la historia trataron de adoptar alternativas más sensatas.

Por ejemplo, justo el año en que Calixto e Hipólito fueron nombrados simultáneamente obispos
de Roma, Sabelio defendió que el Padre y el Hijo eran una misma persona en lugar de dos, lo
que inmediatamente fue condenado como herejía por ambos obispos. Otras variantes de la
doctrina de Sabelio incrementaban la herejía al afirmar que las tres personas eran
manifestaciones diferentes de un único Dios. Quizá el fondo fuera el mismo, pero en el
trinitarismo la forma lo era todo.

Mientras tanto Caracalla había iniciado una campaña contra los Partos. Parece ser que el rey
Artabán IV se había negado a conceder al emperador la mano de una de sus hijas. Caracalla
avanzó triunfante por Mesopotamia y llegó hasta el Tigris. Podría haber llegado más lejos sin
problemas, pero fue asesinado por Macrino, que al parecer se creyó amenazado (no sabemos si
justificadamente) por el emperador. Caracalla fue el último emperador romano enterrado en el
Mausoleo de Adriano. Cuando Julia Domna se enteró de la muerte de su hijo se negó a comer y
se dejó morir de hambre.

Macrino se proclamó emperador y nombró César a su hijo Diadumeniano. Trató de ganarse al


ejército y al senado con repartos de trigo y reducciones de impuestos. No obstante, los partos
aprovecharon la crisis para recuperarse e invadir Siria. Macrino se vio obligado a firmar una paz
bastante desfavorable que provocó la indignación de los soldados.

Caracalla no tenía descendencia, pero su madre, Julia Domna, tenía una hermana, Julia
Mesa, la cual tenía dos hijas, Julia Soemias y Julia Mamea. Ambas estaban casadas y tenían
sendos hijos. El hijo de Julia Soemias se llamaba Sexto Vario Avito Basiano, que aún no había

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cumplido los catorce años, pero ya era sacerdote en el templo del dios del Sol Elagabal, en
Emesa, como lo había sido su bisabuelo Basiano. En 218 Julia Mesa presentó a su nieto ante
una legión romana que estaba en Emesa. Afirmó que era hijo de Caracalla y que se
llamaba Marco Aurelio Antonino. Los soldados quedaron impresionados ante la seriedad y
belleza del joven, y decidieron proclamarlo emperador. Fue más conocido por una deformación
de Elagabal que, mezclado con Helios, el nombre griego del Sol, se convirtió
en Heliogábalo. Macrino trató de resistir, pero fue derrotado cerca de Antioquía, donde murió
junto con su hijo. Heliogábalo envió una carta al Senado en la que prometía a seguir el ejemplo
de Augusto y Marco Aurelio, y fue reconocido como emperador. Su entrata en Roma fue
triunfal, y con él iban su madre, su tía y su abuela, que fueron las que realmente gobernaron en
los años siguientes. Julia Mesa hizo que Heliogábalo adoptara a su primo Alexino, el hijo de
Julia Mamea, que pasó a llamarse Marco Aurelio Severo Alejandro. El sobrenombre de
Alexino o Alejandro se debe a que había nacido en (o cerca de) un templo dedicado a Alejandro
Magno. Además recibió el título de César, lo que le convertía en heredero del Imperio.

Una gran piedra negra, centro del culto a Elagabal en Emesa, fue llevada a Roma e instalada en
el Palatino. Elagabal fue convertido en el dios supremo del Imperio, para disgusto de los
romanos, que veían cómo la corte se teñía cada vez más de unas costumbres y ritos orientales en
detrimento de la propia tradición romana.

En 220 murió el general chino Cao Cao y su hijo Cao Pi asumió sus poderes. Más aún, aceptó
la abdicación del último emperador Han y se proclamó a sí mismo emperador de Wei (el
territorio que realmente dominaba). Así terminó la dinastía Han, al tiempo que el Imperio Chino
se descomponía en tres reinos. En efecto, al año siguiente, en 221, Liu Bei afirmó pertenecer a
la dinastía Han y, como legítimo heredero, se proclamó rey del estado de Shu Han, al oeste.
Sun Quan acató en un primer momento la autoridad imperial de Cao Pi, pero a cambio de ser
reconocido como rey de Wu, en el este. A partir de222 su reino fue totalmente independiente de
Wei.

Ese mismo año murió Tertuliano. Unos años antes se había visto obligado a romper con la
iglesia cartaginesa, pues era montanista y el montanismo había caído en la lista de las herejías,
así que continuó su labor en una pequeña comunidad montanista cercana, desde donde siguió
influyendo en el pensamiento cristiano de la época. También murió uno de los dos obispos de
Roma, san Calixto, pero ello no resolvió el conflicto, pues sus partidarios eligieron como obispo
a Urbano, así que Roma siguió teniendo dos obispos rivales: Urbano e Hipólito. Por último,
también fue el año en que los romanos se cansaron definitivamente de su emperador impío
Heliogábalo, de modo que él y su madre fueron asesinados por la guardia pretoriana. La piedra
negra de Elagabal fue devuelta a Siria. No obstante, se respetó la sucesión prevista y el Imperio
quedó en manos de su primo, Severo Alejandro. El nuevo emperador era menor de edad (tenía
entre catorce y diecisiete años), así que su madre, Julia Mamea, ejerció de regente y su abuela,
Julia Mesa, no perdió su influencia.

La madre de Alejandro creó una comisión de senadores y prestigiosos legistas para aconsejar al
gobierno. Entre ellos estaban Julio Paulo, que había sido en su día rival de Papiniano, Domicio
Ulpiano, que, por el contrario, había sido su asesor mientras fue jefe de la guardia pretoriana
(Heliogábalo lo había desterrado, pero ahora fue llamado de nuevo a Roma y se convirtió
prácticamente en un primer ministro), y Modestino, discípulo de Ulpiano.

En 224 el rey persa Ardacher I tenía bajo su mando a todos los poderes iranios y se enfrentó al
rey parto Artabán IV, cuya dinastía era cada vez menos popular, ante las continuas y humillantes
derrotas que había sufrido frente a los romanos. Se inició así una lucha entre partos y persas en
la que cada vez los últimos ganaban más adeptos.

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En 226 murió Jula Mesa, la abuela de Severo Alejandro, con lo que Julia Mamea se convirtió en
la única autoridad real de Roma. Aunque las reformas emprendidas tuvieron algún efecto, la
vida política romana no recuperó la estabilidad de tiempos anteriores. En 228 Ulpiano fue
víctima de una conjuración por parte de la guardia pretoriana, que lo odiaba, y fue asesinado.

Artabán IV trató de llevar la guerra a territorio persa, pero fue derrotado y muerto en Ormuz, en
la costa del golfo pérsico, tras lo cual Ardacher I marchó sobre Ctesifonte y allí fue reconocido
como rey de lo que había sido el Imperio Parto, pero que ahora se convertía de nuevo en
el Imperio Persa. Los historiadores se refieren a este nuevo Imperio Persa como Imperio
Neopersa o Imperio Sasánida, para distinguirlo del anterior. Artabán IV es considerado como el
último rey arsácida, si bien la dinastía siguió gobernando en Armenia durante varias
generaciones.

El nuevo Imperio Persa era mayor que el Parto, pues incluía a Persia y pronto absorbió a la
mayor parte del Imperio Kusana, ya en decadencia, cuya dinastía de reyes tokarios conservó
únicamente un reducido territorio en las regiones montañosas del actual Afganistán. Había aún
más diferencias entre los dos Imperios: Ardacher I acabó con la estructura feudal parta y creó un
fuerte estado centralizado. Además potenció el Mazdeísmo, que acabó erradicando la cultura y
la religión griega. El mitraísmo sobrevivió, pues al fin y al cabo era una forma de Mazdeísmo.
Los persas consideraban a su imperio como la prolongación del antiguo Imperio Persa fundado
por Ciro II, y aspiraban a recuperar todos los territorios que había gobernado Darío I. Esto
incluía Asia Menor, Siria y Egipto, que ahora eran posesiones romanas, lo que no auguraba
buenas relaciones entre ambos imperios.

Mientras tanto, Roma estaba aparentemente en calma. En 229 fue cónsul Dión Casio, que desde
los tiempos de Septimio Severo había ido ocupando puestos relevantes, al tiempo que escribía
libros de historia. De él tenemos una biografía de Cómodo y veinticinco de los ochenta libros
que escribió en griego sobre la historia de Roma. Dispuso de buenas fuentes que usó con
imparcialidad. Es sin duda el mejor historiador de la época.

Alejandro trató hacer que las distintas religiones del Imperio convivieran en paz. Respetó a los
judíos y se dice que hasta tenía una efigie de Jesucristo en su despacho. Así pues, la paz que los
cristianos disfrutaban desde los tiempos de Caracalla no se vio interrumpida, lo que significa
que pudieron continuar con sus luchas internas. En 230 murió san Urbano, el obispo de Roma,
pero sus partidarios siguieron negándose a aceptar al otro obispo, Hipólito, y eligieron para el
cargo aPonciano. Las disensiones entre los partidarios de uno y otro debieron de provocar
disturbios, porque las autoridades terminaron interviniendo y los dos obispos fueron desterrados
y condenados a trabajar en las minas de Cerdeña.

Los persas invadieron las provincias orientales del Imperio y el emperador tuvo que marchar al
este. En su ausencia, los germanos atravesaron el Rin e hicieron correrías por las Galias. No se
sabe muy bien cómo acabó la guerra contra Persia, pues Alejandro entró triunfante en Roma
en 232, pero se sospecha que hubo más propaganda que victorias reales. Luego marchó a la
Galia (con su madre detrás) y allí no encontró otra forma de deshacerse de los germanos que
ofrecerles generosas sumas de dinero. Los soldados consideraron indigno este proceder y
en 235 mataron al emperador y a su madre.

Ese mismo año murió Dión Casio, así como los dos obispos de Roma, Ponciano e Hipólito,
agotados por el trabajo en las minas. Los cristianos de Roma habían comprendido que tener dos
obispos enfrentados era un lujo que no se podían permitir en los tiempos que corrían (y menos
aún ahora que acababa de morir el emperador), así que no dudaron de que ambos obispos habían
tenido tiempo y ocasión de limar sus diferencias, los declararon santos a los dos y se pusieron
de acuerdo para elegir un único obispo, Antero.

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LA ANARQUÍA

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Los historiadores hablan de la crisis del siglo III para referirse a los cambios trascendentales que
sufrió la práctica totalidad del mundo civilizado durante este siglo. En efecto, ya hemos visto
cómo el Imperio Chino se desmembró en tres reinos, los persas se apoderaron del Imperio Parto
y absorbieron al Imperio Kusana, y pronto le tocaría el turno al Imperio Romano. Durante las
primeras décadas del siglo, los godos iniciaron un proceso de expansión que empujaría contra
Roma a varias tribus germánicas. Se desplazaron hacia el sur y hacia el este. Remontaron el
Vístula y descendieron por el Dniester a través de la actual Polonia. Ocuparon las tierras al norte
y el noroeste del mar negro.

Varios grupos de jinetes procedentes de Corea penetraron en el sur del Japón y se instalaron
como amos. Eran arqueros provistos de armaduras de hierro. Se convirtieron en jefes de las
comunidades aldeanas y las organizaron en pequeños estados. La nueva aristocracia trajo
consigo nuevas creencias y mitos(chamanismo) y organizaron la sociedad en clanes.

En cuanto a Roma, la crisis estalló con el asesinato del emperador Severo Alejandro en 235. Los
soldados rebeldes que acabaron con su vida en la Galia estaban dirigidos por un campesino
tracio de imponente estatura llamado Cayo Julio Vero Maximino, que se hizo proclamar
emperador. El Senado se le opuso, al igual que la población civil de Roma, pero quedó patente
algo que ya era una realidad desde hacía algún tiempo: el ejército era la única autoridad en el
Imperio, la población civil fue tratada brutalmente. La primera preocupación del nuevo
emperador fue contener a los bárbaros en el Main y en el Danubio.

En 238, las legiones de África, apoyadas por el Senado, proclamaron emperador al que hasta
entonces había sido procurador en la provincia: Marco Antonio Gordiano
Semproniano. Tenía ya ochenta años, se dijo que descendía de Trajano, y a lo largo de su vida
se había ganado una fama de honradez y laboriosidad. Probablemente fue elegido como
emperador de transición, como lo había sido Nerva. Gordiano trató de declinar la oferta,
apelando a sus excesivos años, pero temiendo por su vida terminó aceptando e inmediatamente
asoció al Imperio a su hijo y tocayo, que hasta entonces había ejercido de lugarteniente de su
padre. Ambos emperadores son conocidos como Gordiano I y Gordiano II. No obstante, no
duraron más que unas semanas. Tropas leales a Maximino derrotaron a las dirigidas por
Gordiano II, que fue asesinado y su padre se suicidó al saberlo. No obstante, en Italia estalló
otra rebelión y Maximino tuvo que volver precipitadamente de Panonia, donde estaba luchando
contra los bárbaros. Trató de recuperar el control, pero fue asesinado por un grupo de
pretorianos. Los asesinos de Gordiano II trataron de proclamar su propio emperador, pero éste
fue inmediatamente asesinado por otros soldados. Finalmente, el Senado pudo imponer su
elección, que recayó en el nieto y tocayo de Gordiano I, conocido como Gordiano III, que tan
sólo tenía catorce años de edad.

El rey persa Ardacher I aprovechaba los desórdenes en Roma para hacer incursiones por el este.
En 241 murió y fue sucedido por su hijo Sapor I, que continuó la política ofensiva de su padre.
Ansioso por demostrar su valía, ocupó Siria. Gordiano III no tenía ninguna experiencia militar,
pero en ese momento ya se había casado, y su suegro, Cayo Furio Timesiteo, suplió esta
carencia y expulsó a los persas de Siria. Sin embargo, Timesiteo enfermó y murió en 243, tras lo
cual, el jefe de la guardia pretoriana, Marco Julio Filipo (conocido como Filipio el Árabe),
obligó a Gordiano III a compartir con él el poder, si bien el emperador no tardó en ser asesinado
por los partidarios de Filipo, que en 244, fue proclamado emperador. Filipo firmó un tratado de
paz con Sapor I, por el que reconocía el dominio persa sobre Armenia y Mesopotamia. Por esta
época Sapor I pudo al fín desmantelar la fortaleza de Hatra, el último foco de resistencia parta.

Sapor I protegió a los sabios griegos, pero sólo a título personal. Oficialmente desalentó el
helenismo, potenció el mazdeísmo y persiguió a otras religiones, como a los judíos que vivían
en Mesopotamia. Durante su reinado se compiló un libro sagrado de escritos y salmos
mazdeístas, conocido como el Avesta. Protegió a un sacerdote llamado Mani, o Manes, que

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desarrolló su propia versión del mazdeísmo. Decía haber tenido revelaciones de ángeles. Su
doctrina se centraba en el dualismo de Zoroastro, en los ejércitos del bien y del mal. Afirmaba
que había habido muchos profetas, entre los que contaba no sólo a Zoroastro, sino también a
Buda y a Jesucristo (y a sí mismo, claro). Con Mani el mazdeísmo incorporó ideas budistas y
cristianas. El resultado fue que se hizo tan impopular entre los sacerdotes mazdeístas
tradicionales como Jesús se había hecho odiar por los sacerdotes judíos. Pero contaba con la
protección del rey. A diferencia de Jesús, tuvo la precaución de poner por escrito su doctrina.

En 247 se estableció en Roma Plotino, uno de los más famósos filósofos neoplatónicos, donde
entabló buenas relaciones con los senadores y fundó una escuela que tuvo gran éxito en la
ciudad. En su compleja doctrina destaca que el hombre, mediante una moral de pureza, puede
distanciarse de su cuerpo y elevar su alma hacia el Uno.

Durante el reinado de Filipo el Árabe Roma celebró con elaborados festejos el año 1.000
a.u.c. (o sea, el año 248). Ya se habían celebrado los años 800 y 900 a.u.c. bajo Claudio y
Antonino Pío, respectivamente. La conmemoración del milésimo aniversario de Roma fue la
más fastuosa de todas, y también la última. En realidad no había mucho que celebrar: por todas
partes había tropas en rebelión. Los godos habían atravesado el Danubio y arrasaban Mesia y
Tracia. Filipo envió contra ellos a Cayo Mesio Quinto Decio, pero sus victorias frente a los
godos lo hicieron tan popular entre sus soldados que lo proclamaron emperador. Parece ser que
Decio no aspiraba al poder, pero contrariar a unos legionarios eufóricos era impensable, así que
no tuvo más remedio que ponerse al frente de los rebeldes y marchar sobre Roma. Se enfrentó a
Filipo en Verona en 249 y salió victorioso.

La facilidad con la que sus antecesores habían sido derrocados ponía de manifiesto la pérdida de
prestigio que había sufrido la figura del mperador. Ello se debía en gran parte a que las legiones
estaban formadas por ciudadanos de las clases sociales más bajas, incluso por una gran cantidad
de bárbaros mercenarios, que no tenían más vocación que la de ganarse la vida con las armas,
sin ninguna vinculación hacia una patria o unos ideales particulares. Decio trató de poner fin a
esta situación con medidas encaminadas a fomentar el respeto al emperador. Se ganó al Senado
devolviéndole las competencias en la administración civil, trató de justificar su legitimidad
adoptando el sobrenombre de Trajano, pero su apuesta más importante fue su intento de
revitalizar el culto imperial.

En 250 Decio decretó que todo ciudadano del Imperio debía ser titular de un documento que se
obtenía mediante un simple ritual consistente en dejar caer una pizca de incienso mientras se
pronunciaba un juramento en el que se reconocía la divinidad del emperador y se le juraba
lealtad. La alternativa era la pena de muerte. Muchos cristianos prefirieron esta alternativa antes
que caer en la idolatría. El decreto de Decio dio lugar a numerosas persecuciones y martirios.
Una de las primeras víctimas fur san Fabián, que a la sazón era obispo de Roma.

Otro afectado por las persecuciones fue Orígenes. Unos años antes había sido acusado de herejía
y se vio obligado a abandonar Alejandría. Se refugió en Cesarea de Palestina, donde reconstruyó
su escuela, y fue allí donde a sus sesenta y cinco años sufrió torturas por negarse a prestar el
juramento exigido. No fue asesinado, pero murió pocos años despues por las secuelas.

El obispo de Cartago era desde el año anterior Tascio Cecilio Cipriano. Había sido bautizado
tan sólo cuatro años atrás, pero había sido retórico y pronto se convirtió en una figura del
cristianismo. Las persecuciones de Decio le obligaron a abandonar la ciudad.

Mientras tanto, los godos habían vuelto a invadir la Dacia. Por otra parte, los Blemios, un
pueblo árabe que vivía al oeste del mar Rojo y que llevaba un siglo atacando el comercio
egipcio, invadieron el Alto Egipto. Estos contratiempos obligaron a Decio a poner fin a las
persecuciones en 251. Unos meses después, Decio murió combatiendo a los galos, y los

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soldados eligieron emperador a Cayo Vibio Treboniano Galo, del que se dijo que había
traicionado a Decio para hacerse con el poder. Se libró de los galos pagándoles una razonable
suma.

En 252 murió Sun Quan, el fundador del reino de Wu. Al principio de su historia había sido
débil, y sólo las fronteras naturales lo salvaron de ser absorbido por el norte, pero
posteriormente experimentó un crecimiento demográfico que le permitió crear un sólido
ejército. Tras la muerte del rey se produjeron conflictos a causa de la sucesión y que repartieron
el poder entre distintos clanes de señores feudales.

Durante las persecuciones de Decio, los cristianos de Roma encontraron refugio en


las catacumbas, antiguos cementerios subterráneos abandonados, de origen etrusco, que se
convirtieron en iglesias y lugares secretos de reunión. Con el cese de las persecuciones los
cristianos pudieron reorganizarse. Cipriano volvió a Cartago y en Roma volvió a haber disputas
sobre la sucesión de san Fabián, que había quedado en suspenso durante un año. Nuevamente
hubo dos obispos en Roma: Cornelio y Novaciano. La principal disputa entre ambos era la
postura a adoptar ante los lapsi, es decir, los "caídos" o apóstatas que habían renegado del
cristianismo o, simplemente, habían prestado el juramento exigido para salvar su vida. La
costumbre había sido siempre muy severa con los apóstatas, pero, teniendo en cuenta las
circunstancias, Cornelio era partidario de la indulgencia, mientras que Novaciano propugnaba el
rigor más extremo. Se abría así una polémica que perduraría durante varios siglos. De Roma se
extendió a Hispania, Asia Menor, Grecia y Egipto. Cipriano se puso de parte de Cornelio y las
disputas en Roma entre los seguidores de uno y otro obispo debieron causar disturbios, porque
ambos fueron desterrados en 253. Lo mismo le sucedió al nuevo obispo, Lucio, pero pudo
volver a Roma y se mostró partidario de las tesis de Cornelio.

Ese año los galos olvidaron su compromiso con Treboniano y reemprendieron la ofensiva.
Fueron rechazados por el gobernador de Mesia, Marco Emilio Emiliano. Como de costumbre,
sus soldados lo proclamaron emperador. Marchó sobre Roma y venció a Treboniano, pero al
morir éste, sus tropas nombraron emperador a Publio Licinio Valeriano. Emiliano fue
asesinado por sus propios soldados y Valeriano fue reconocido por el Senado (de hecho, era de
familia senatorial). Inmediatamente asoció al Imperio a su hijo Publio Licinio Galieno. Entre
los dos hicieron lo que pudieron para reconstruir el Imperio.

Mientras tanto Sapor I expulsaba de Armenia al rey Tirídates II, protegido por Roma, que
resultó ser el último representante de la dinastía arsácida.

En 254 murió san Lucio, el obispo de Roma y fue sustituido por Esteban, que, al contrario que
san Lucio, entró en controversia con Cipriano en la cuestión de loslapsi. Más aún, en 255 se
planteó la cuestión del bautismo conferido por herejes. Los obispos de África negaron su
validez, mientras que Esteban la reconocía.

Volviendo a los emperadores, la situación exterior era muy difícil: los germanos ya no eran
tribus desorganizadas que luchaban entre ellas más que contra los romanos. En el este, los godos
se habían formado dos reinos poderosos, en los que una aristocracia goda había sometido a una
masa de campesinos eslavos. Uno de estos reinos estaba situado al norte del mar Negro, y sus
dirigentes se llamaban a sí mismos Ostrogodos. El otro estaba situado al oeste del mar Negro, y
sus ocupantes eran los Visigodos. Parece ser que "ostrogodos" significa "godos
espléndidos", mientras que "visigodos" significa "godos nobles". Es probable que la palabra
"godo" signifique "bueno". Indudablemente, los godos se tenían en muy buen concepto.

La amenaza goda llevó a reforzar el Danubio inferior a costa de debilitar el Rin y el Danubio
superior, lo cual pronto fue advertido y aprovechado por otras tribus germánicas. En 256 una
nueva coalición atravesó el Rin, cruzó la Galia y penetró en España. Una parte llegó incluso

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hasta África. Se trataba de los Francos, que tal vez signifique "hombres
libres" o "lanzas" o "valientes". Los emperadores lograron algunos resultados contra los godos
y los francos, pero entonces una nueva coalición germana invadió la propia Italia. Eran
los Alamanes, que significa "todos los hombres". En realidad la coalición no era nueva, sino
que ya había sido fundada tiempo atrás por los marcomanos, pero ahora se había vuelto mucho
más firme y poderosa.

Las ciudades del Imperio no tardaron en comprender que ya no había ningún gobierno poderoso
capaz de protegerlas de los bárbaros, así que empezaron a construir murallas y se dispusieron a
resistir asedios. Era frecuente que los numerosos legionarios de origen germánico se unieran a
los enemigos contra los que se suponía que debían luchar.

En unos tiempos en los que los soldados eran tan necesarios, los cristianos se negaban a formar
parte del ejército (no por objeciones pacifistas, sino porque ello implicaba aceptar el culto
imperial). No es extraño que fueran tenidos por traidores, por lo que los emperadores
promulgaron un decreto contra ellos en 257, año en el que murió san Esteban (tal vez en el
martirio) y otro en 258, a consecuencia del cual fue decapitado san Cipriano. Así terminaron las
disputas entre ambos.

Ese año los soldados proclamaron emperador al gobernador de Panonia, Décimo Lelio
Ingenuo, pero fue derrotado por Manio Acilio Aureolo y asesinado por sus propios soldados.

Sapor I volvió a invadir Siria y el propio Valeriano condujo un ejército para reconquistarla. Sin
embargo, muchos de sus hombres fueron presa de una enfermedad, por lo que en 259 Valeriano
inició negociaciones. En el transcurso de éstas fue capturado por traición y no se supo más de él.
Era la primera vez que un emperador romano caía prisionero del enemigo. En unos colosales
bajorrelieves persas, Valeriano está representado de rodillas ante Sapor I. El rey persa utilizó
numerosos prisioneros romanos en la construcción de puentes y diques para el riego en la Baja
Mesopotamia.

El hecho de que un emperador romano fuera capturado por el enemigo provocó una enorme
conmoción en el Imperio. Ahora Galieno gobernaba en solitario, pero hubo hasta dieciocho
generales que se rebelaron de forma independiente y trataron de convertirse en emperadores.
Galieno tuvo que maniobrar con suma habilidad para conservar su cargo y su vida. Su primera
acción se llevó a cabo en la Galia, donde se había rebelado Marco Casiano Latino
Póstumo. En 260 Galieno fue herido y murió su hijo Salonino. Póstumo se erigió en emperador
del Imperio Romano de las Galias. Logró dominar no sólo las Galias, sino también la Germania
romana, Britania e Hispania. La versión oficial fue que Galieno le había confiado la defensa de
la parte occidental del Imperio, pero la realidad era que se había formado un imperio
independiente de Roma.

Galieno tuvo que aceptar la autoridad de Póstumo porque los alamanes estaban penetrando en
Italia. En 261 logró derrotarlos en Milán.

Ante tantas dificultades, Galieno dejó en paz a los cristianos. Las grandes calamidades que
estaba sufriendo la población aumentaron el interés por la vida eterna que prometía el
cristianismo, así que la religión fue prosperando. A medida que aumentaban los nuevos adeptos,
también aumentaban las confusiones y discrepancias en materias de fe, pero al mismo tiempo se
había ido forjando la idea de la unidad de la Iglesia. Se reafirmó la autoridad de los obispos en
cuestiones teológicas y, para conciliar las discrepancias entre distintos obispos se empezaron a
celebrar sínodos (reuniones) cuyos acuerdos debían ser acatados por todos los obispos. Los
sínodos fueron más necesarios en occidente, pues en oriente prácticamente nadie cuestionaba la
autoridad de los obispos de Antioquía y Alejandría, y cualquiera que la desafiara era
considerado hereje por el grueso de los cristianos. (Recordemos que Antioquía puede

70
considerarse la cuna del cristianismo, pues allí fue donde san Pablo desarrolló su doctrina. Por
su parte, Alejandría era la capital cultural del Mundo Antiguo, y en particular la cuna de la
sofisticada teología cristiana, heredera de la filosofía griega.) En 262, tras trece años de
destierro, el obispado de Alejandría fue ocupado de nuevo por el que sería recordado
como Dionisio el Grande, un discípulo de Orígenes que tomó parte muy activa en las
controversias contra los herejes.

En occidente, en cambio, los cristianos eran menos numerosos y no había ninguna autoridad
destacada especialmente erudita. Los fieles incluso tenían cada vez más dificultades para leer
las Sagradas Escrituras, que estaban en griego. Desde hacía tres años era obispo de Roma
otro Dionisio, que convocó un sínodo que condenó el subordinacionismo, una nueva herejía
según la cual Jesucristo era de naturaleza divina, pero no idéntica a la del Padre, sino
subordinada a ella.

Mientras tanto Sapor I se estaba adueñando de toda Asia menor, pero se encontró con un
problema inesperado. El estado de Palmira estaba gobernado entonces por Septimio
Odenat. Su padre, del mismo nombre, había sido nombrado Senador por Severo Alejandro, que
visitó la ciudad en su campaña contra los persas, en los últimos años de su reinado. Odenat
consideró preferible una alianza con la distante y decadente Roma que una sumisión a los
persas, así que atacó a Persia y obtuvo varias victorias y en 263 amenazaba la propia Ctesifonte,
la capital persa, que estaba bastante desprotegida porque el grueso del ejército persa estaba
mucho más al oeste. Los persas tuvieron que retroceder precipitadamente, y esto salvó a Roma.
Galieno colmó de títulos a Odenat y lo nombró gobernador de las provincias orientales del
Imperio.

Mientras Póstumo y Odenat se ocupaban del resto del Imperio, Galieno trató de fortalecer su
posición en Italia. Su esfera de influencia estaba limitada a la propia Italia, Iliria, Grecia y
África. Prescindió de los senadores en favor de los caballeros, especialmente en el ejército. Creó
la guardia imperial de los protectores,dedicados específicamente a garantizar la seguridad del
emperador. Potenció la caballería, creando una unidad de dálmatas y otra de mauritanos.
Fortificó las principales ciudades italianas. También se preocupó de la cultura y las artes. Él
mismo siguió los cursos de Plotino, y trató de hacer de su neoplatonismo la filosofía del
Imperio.

Mientras tanto, en China, el estado septentrional de Wei conquistaba el estado de Shu Han.
En 265 una nueva dinastía tomó el poder de Wei. Fue conocida como dinastía Jin. Su primer rey
fue Sima Yan, perteneciente al clan Sima, que había ido ganando poder hasta imponerse sobre
la familia del fundador del reino, Cao Pi. (Éste había muerto hacía casi cuarenta años). Por esta
época vivió el matemático Liu Hui, autor de un libro clásico dirigido a arquitectos, ingenieros,
administradores y comerciantes. Contiene fórmulas de áreas y volúmenes, la aritmética de las
fracciones, porcentajes, extracción de raíces cuadradas y cúbicas, resolución de sistemas de
ecuaciones lineales y el teorema de Pitágoras, con numerosas aplicaciones. Utiliza para pi el
valor de 3,14.

Las incursiones de los godos al sur del Danubio eran cada vez más dañinas. En 267 Galieno
logró una victoria que los contuvo durante algún tiempo. Mientras tanto, Odenat fue asesinado
juntamente con su hijo mayor. El poder fue asumido por su esposa Zenobia, que reclamó todos
los títulos de su marido para su hijoVaballath. Inició un proceso de expansión que pronto le
llevó a dominar toda Siria.

Un general de póstumo llamado Lelio se sublevó y se hizo proclamar emperador.


En 268 Póstumo lo asedió en Maguncia y logró tomar la ciudad, pero fue asesinado por sus
propios soldados. El Imperio Galo quedó en manos de Marco Pavonio Victorino Augusto, que

71
había sido coemperador con Póstumo los últimos años, pero no tardó en morir víctima de una
sedición y la Galia quedó sumida en la anarquía.

Mientras tanto Aureolo se había rebelado también contra Galieno proclamándose emperador.
Galieno lo había acorralado en Milán, pero entonces fue asesinado por unos oficiales ilirios. Los
soldados eligieron emperador a Marco Aurelio Claudio. El Senado lo reconoció como tal y le
otorgó el sobrenombre de Augusto. Había sido gobernador de Iliria en los tiempos de Valeriano,
donde había contenido a los godos durante diez años. Es conocido como Claudio II para
distinguirlo del primer emperador Claudio. Logró derrotar definitivamente a Aureolo en Milán,
el cual fue asesinado por sus propios soldados, siguiendo la costumbre.

Claudio II realizó progresos notables. Derrotó a los alamanes y los rechazó al otro lado de los
Alpes. Luego marchó a Mesia, donde derrotó a los godos en varias ocasiones. Por esta época los
godos habían construido una flota con la que se adentraron en el mar Negro y atacaron Asia
Menor. Incluso atravesaron el Bórforo y penetraron en Grecia por sus costas. Incendiaron el
templo de Éfeso y saquearon Atenas. También llegaron a las islas de Creta y Rodas.
En 269 Claudio II consiguió importantes victorias contra ellos. Tras destruir un importante
ejército godo adoptó el sobrenombre de Claudio Gótico. Logró recuperar el dominio de
Hispania y la Galia Narbonense, pero no pudo hacerse con el resto de la Galia. En ella se habían
rebelado los Bagaudas, una palabra celta que se aplicaba a ciertos campesinos galos (esclavos y
hombres libres sumidos en la pobreza, a los que a veces se unían bárbaros y soldados
desertores) que periódicamente se habían alzado contra los terratenientes y contra el poder
imperial. La primera rebelión tuvo lugar bajo Cómodo, y hubo otra bajo Septimio Severo. La
actual se extendió por Aquitania y el sur de los Pirineos.

En 270, mientras se preparaba a enfrentarse nuevamente con los bárbaros en el Danubio,


Claudio II murió víctima de la peste. También fue el año en que murió Plotino.

DIOCLECIANO

72
Los logros del emperador Claudio II en pro de la reunificación del Imperio Romano se vieron
amenazados con su muerte. En ese mismo año, el 270, un senador del Imperio Romano de las
Galias llamado Cayo Pío Esuvio Tétrico fue reconocido en Burdeos como sucesor de Victorino
y gobernó sobre la Galia. Se ganó la fama de buen gobernante. En el este los ejércitos de
Zenobia dominaban la mayor parte de Asia Menor. Por su parte, los germanos pensaron que con
la muerte de Claudio II el Imperio volvería a ser una presa fácil y aumentaron sus incursiones
por el norte. Sin embargo, el ejército romano eligió un digno sucesor de Claudio II. Se trataba
del jefe de su caballería, Lucio Domicio Aureliano, natural también de Iliria, como su
antecesor. Había participado en la campaña contra los godos del año anterior. Era poco
instruido, pero inteligente, y tenía fama de valentía y serenidad. Desde el mismo momento que
se puso a la cabeza del Imperio se dedicó a combatir a los germanos trasladándose
constantemente de una frontera a otra. Mientras tanto Zenobia marchaba sobre Egipto, que no
opuso ninguna resistencia a su ejército. Ahora dominaba un tercio del Imperio Romano y, desde
esta posición, en 271, se proclamó a sí misma Emperatriz con su hijo Vaballath como
Coemperador. La capital del Imperio estaba, naturalmente, en Palmira, y en la corte de Zenobia
fueron acogidos poetas y filósofos. También protegió a los cristianos perseguidos.

Aureliano derrotó en Italia a los Jutungos (un pueblo alamán). Mandó construir una muralla
alrededor de Roma, que no tenía murallas desde hacía cinco siglos, una muestra clara de cómo
habían cambiado los tiempos. La muralla de Aureliano tenía más de dieciocho kilómetros de
perímetro, cuatro metros de anchura y una altura variable entre diez y veinte metros. Tras
derrotar nuevamente a los alamanes en el Danubio en 272, Aureliano se dirigió a Palmira. Las
tropas de Zenobia tuvieron que evacuar Egipto inmediatamente para concentrarse en la capital.
Se produjo un enfrentamiento en Emesa en el que murió Vaballath y Zenobia fue hecha
prisionera.

Ese mismo año murió el rey persa Sapor I y fue sucedido por su hijo mayor Ormuzd
I. (Ormuzd era el nombre que los persas daban en la época al dios Ahura Mazda). Otro de sus
hijos, llamado Mihrah, se convirtió en Rey de la parte más oriental del Imperio, la actual
Georgia. Sin embargo, Ormuzd I no reinó más de un año. En 273 el Imperio Persa sufrió
conmociones con una importante componente religiosa. El trono pasó a manos de Bahram
I, hermano de Ormuzd I, quien, en colaboración con el "mago de los magos"Kirdir (es decir, el
sumo sacerdote mazdeísta), desencadenó una persecución contra Mani y sus seguidores para
preservar el mazdeísmo ortodoxo.

Cuando los ejércitos de Zenobia abandonaron Egipto, un hombre adinerado llamado Firmo se
había hecho proclamar emperador en Alejandría. Tras la toma de Palmira, Aureliano se dirigió a
Egipto, entró en Alejandría y crucificó a Firmo. Los enfrentamientos que tuvieron lugar
destruyeron el Museo de Alejandría, pero la Biblioteca resultó indemne.

Aureliano había dejado una guarnición en Palmira, pero sus habitantes se rebelaron y mataron a
los soldados. El emperador regresó inmediatamente y arrasó completamente la ciudad, la cual
nunca volvió a recuperarse. Ahora Aureliano dominaba todo el Imperio Romano a excepción de
la Galia. Antes de que acabara el año marchó contra Tétrico, que debió de comprender que una
Galia independiente era sólo un blanco fácil para los germanos, así que se dejó derrotar y
Aureliano le reconoció su dignidad senatorial.

En 274 Aureliano celebró un magnífico triunfo en Roma, donde fue aclamado como Restitutor
Orbis (Restaurador del Mundo), pues había reunificado el Imperio. Zenobia fue presentada en
cadenas. Aureliano instauró una versión del mitraísmo como religión estatal: se colocó bajo la
protección del Sol Inuictus (el Sol invencible), dios destinado a dominar y conciliar todos los
cultos paganos. Se hizo llamar dios, hecho sin más precedentes que algunos casos aberrantes
como el de Calígula. Difundió la teoría según la cual el emperador ocupaba en la Tierra el
mismo lugar que el Sol en los cielos. Se presentaba en las ceremonias revestido de oro y

73
pedrería, coronado con una diadema (el signo de la monarquía en oriente). Es probable que esto
no fueran delirios de grandeza, sino más bien una estrategia para reafirmar el prestigio y la
autoridad del emperador, que a lo largo del siglo se había reducido prácticamente a la nada.
Estas medidas psicológicas fueron acompañadas de otras más tangibles: reorganizó
administrativamente Italia, equiparándola ya por completo a cualquier otra provincia, nombró
gobernadores de confianza pertenecientes a la clase ecuestre, en lugar de a la senatorial.
Naturalmente, estas medidas le valieron la hostilidad del Senado. Como compensación,
Aureliano trató de ganarse al pueblo de Roma mediante tres distribuciones gratuitas de
alimentos. Éstas fueron posibles porque la reconquista de las provincias le permitió sanear la
economía romana.

Mientras tanto Mani fue arrestado y poco después ejecutado. Sin embargo, esto no acabó con su
doctrina. Sus seguidores la conservaron a pesar de las persecuciones de que fueron objeto,
convirtiéndose en el equivalente persa a los cristianos en el Imperio Romano. Arraigó
especialmente en Mesopotamia, tal vez como reacción de una parte de la población nativa al
yugo persa.

En 275 Aureliano renunció a defender la Dacia. Todos los colonos romanos fueron trasladados y
asentados al sur del Danubio, con lo que la provincia fue definitivamente abandonada por Roma
siglo y medio después de que Trajano la conquistara.

Para coronar sus éxitos militares, Aureliano se disponía a enfrentarse a Persia, pero fue
asesinado en Tracia a consecuencia de las intrigas de uno de sus secretarios, que había sido
acusado de prevaricación. Cuando la noticia llegó a Roma los militares no tenían ningún
candidato claro al que aclamar como emperador, así que acabaron pidiendo a un anciano y
reputado senador que eligiera un sucesor para Aureliano. Se trataba de Marco Claudio
Tácito. Cuando el Senado comprendió que contaba con el apoyo de los soldados, dedició
nombrarlo a él mismo emperador, aun en contra de su voluntad, en un intento de recuperar el
poder.

En 276 los godos invadieron Asia Menor y Tácito tuvo que marchar contra ellos. Allí obtuvo
algunas victorias, pero murió tras medio año de reinado. Se dijo que lo mataron sus propios
soldados, aunque es probable que muriera de causa natural. Inmediatamente, los soldados
eligieron emperador a Marco Aurelio Probo, el general en jefe de las legiones orientales, que
continuó venciendo a los godos.

El rey persa Bahram I murió y fue sucedido por su hijo Bahram II. Bajo su reinado
desaparecieron los últimos restos de helenismo en Persia.

El emperador Probo afrontó con éxito todas las invasiones bárbaras que amenazaban al Imperio:
luchó contra los godos, los vándalos, los francos, y también contra los Burgundios, un pueblo
de origen escandinavo que había pasado a Germania y ahora realizaba incursiones por la Galia.
Sin embargo, pactó con algunos grupos permitiéndoles que se asentaran en territorios
fronterizos del Imperio, a cambio de que los defendieran de otros invasores.

En 280 el reino chino de Wei conquistó el reino de Wu, con lo que todo el territorio chino volvía
a estar bajo un único gobernante, el emperador Sima Yan. La conquista fue posible gracias a que
los numerosos príncipes del clan Sima habían formado sus propios ejércitos. El emperador trató
ahora de limitar el poder de los señores y reconvertir sus soldados en campesinos, pero fracasó
en su intento, pues los príncipes no cedieron tierras. Los soldados, en vista de que el estado no
les proporcionaba las tierras prometidas, decidieron cobrarse sus servicios vendiento armas a los
pueblos fronterizos, muchos de los cuales estaban dispuestos a acoger a los chinos como
colonos. Con ello aumentó el poder de los bárbaros del norte.

74
En 281 la parte oriental del Imperio Romano estaba relativamente en calma, así que Probo
dispuso que algunos legionarios se encargaran de limpiar los canales de los que dependía la
agricultura egipcia. Indudablemente era una tarea necesaria y provechosa, pero los soldados la
consideraron indigna y asesinaron al emperador. Fue reemplazado por Marco Aurelio
Caro, que, al igual que Probo, era de origen ilirio y había luchado bajo el mando de Aureliano.
Fue el primer emperador Romano que prescindió del reconocimiento del Senado. Hasta
entonces, todos los emperadores habían recibido sus poderes y atribuciones del Senado, por más
que se tratara en la mayoría de los casos de un mero protocolo intrascendente. Sin embargo,
Caro ya no se molestó en pasar por él. Castigó a los asesinos de Probo, pero no volvió a emplear
a los legionarios en labores pacíficas. En su lugar dejó la política interior en manos de sus
hijos Marco Aurelio Numeriano y Marco Aurelio Carino (a los que nombró Césares, esto es,
herederos) y emprendió una campaña contra Persia. En 282 tomó Armenia y Mesopotamia y
avanzó sobre Ctesifonte, pero entonces lo asesinaron sus soldados.

Según lo previsto, el nuevo emperador fue Numeriano, que asumió el cargo en 283, pero su
cuñado Aper, que era jefe de la guardia pretoriana, lo asesinó en 284tratando de hacerse con el
poder. Sin embargo, la conjuración no tuvo éxito, ya que los soldados aclamaron emperador al
jefe de la Guardia de Corps Imperial, que era un oficial de unos cuarenta años, nacido en Iliria,
llamado Diocles. Tras su elección cambió su nombre como si hubiera sido adoptado por Caro,
con lo que pasó a ser Cayo Aurelio Valerio Diocleciano.

La primera medida de Diocleciano fue formar un juicio sumarísimo contra Aper y después
ejecutar él mismo la condena a muerte. Diocleciano lograría poner fin a la ya tradicional
costumbre por la que los soldados asesinaban al emperador a la mínima ocasión, y esta condena
ejemplar fue su primer paso en esa dirección. Carino se consideró heredero legítimo del Imperio
y se enfrentó a Diocleciano con el apoyo de una parte del ejército. Logró derrotarlo en 285, pero
sus propios soldados decidieron que preferían a Diocleciano, así que lo asesinaron.

Por esta época en Egipto surgió una nueva rama del pensamiento cristiano. Un joven Egipcio
llamado Antonio había decidido cinco años antes llevar una vida ascética, pero ahora llegó a la
conclusión de que la única forma de lograrlo era retirarse al desierto. Tenía veinticinco años y se
convirtió en el primer monje (que en griego significa "solitario"). Su fama de santo y piadoso
fue tanta que cada año acudían al desierto egipcio varios cristianos que querían seguir su
ejemplo, y así, poco a poco se formaron ermitas solitarias en las que los ermitaños llevaban una
vida austera.

Diocleciano llevó a cabo importantes reformas políticas y administrativas. Llegó a la conclusión


de que la amenaza bárbara era demasiado grave como para que un único emperador tuviera que
supervisar la situación en todas las fronteras. Por ello adoptó y nombró César a Marco Aurelio
Valerio Maximiano, a quien confió el gobierno de la parte occidental del Imperio, mientras que
él se ocuparía de la parte oriental. La línea divisoria entre ambas partes era una recta que corría
de norte a sur y pasaba por el estrecho que separa Italia de Grecia. A partir de este momento es
costumbre hablar de un Imperio Romano de Occidente y un Imperio Romano de Oriente, si bien
se trataba meramente de una división administrativa. El Imperio de Occidente era algo más
extenso, contenía a Roma y era de habla latina. El de occidente, en cambio, era de habla griega.

Podría parecer extraño que Diocleciano se hubiera reservado la mitad oriental, pero el Imperio
oriental era más rico y estaba más amenazado que el Imperio Occidental. Fijó su residencia en
Nicomedia, en Asia Menor, que se convirtió en la auténtica capital del Imperio. Roma había
perdido su importancia hasta tal punto que Maximiano tampoco residió en ella. Por el contrario,
fijó su capital en Mediolanum (la actual Milán), lo que también era sensato, pues estaba más
cerca del Rin y el Danubio superior. El Senado seguía reuniéndose en Roma, pero ya no tenía
ningún poder real.

75
Diocleciano llevó al máximo grado lo que en sus predecesores había sido una tendencia: adoptó
toda la pompa, la magnificencia y el protocolo propio de las monarquías orientales. Los
hombres sólo podían acercársele cuando eran invitados a ello, y sólo con grandes reverencias.
Se adoptaron diversos rituales para que la figura del emperador despertara reverencia, temor y
admiración.

Maximiano era un buen general, pero, al contrario que Diocleciano, no era especialmente
brillante. Probablemente Diocleciano esperaba de él que cumpliera sus órdenes con eficiencia
pero sin ánimo ni capacidad para intrigar contra él. En su primer año de gobierno mostró su
capacidad sometiendo definitivamente a los bagaudas. Diocleciado debió sentirse complacido,
pues en 286 le concedió el título de Augusto, lo que lo convertía en coemperador teóricamente
igual al propio Diocleciano.

Los francos se habían lanzado al mar y hacían incursiones en Britania. Maximiano construyó
una flota y se la confió a Aurelio Valerio Carausio para que combatiera a los piratas francos,
pero pronto fue acusado de tolerarlos para enriquecerse y se le condenó a muerte. Carausio se
rebeló y logró que las tropas de Britania lo proclamaran emperador. Maximiano construyó otra
flota para combatir la de Carausio, pero se perdió en una tormenta, mientras Carausio dominaba
las costas atlánticas del Imperio.

Mientras tanto Diocleciano fortalecía el Imperio de Oriente. Reconstruyó las murallas de


Bizancio y llegó a un acuerdo de paz con el rey persa Bahram II, en virtud del cual una parte de
Mesopotamia quedaba en manos del Imperio de Oriente.

En 287 Armenia fue tomada a los persas por el rey Tirídates II, que contaba con el apoyo de
Roma (se había educado precisamente en Roma). Armenia volvía a ser así un protectorado
romano.

En 290 murió el emperador chino Sima Yan, lo que desató las fricciones entre los nobles. El
nuevo emperador, Hui, era débil y no pudo evitar que las disputas fueran en aumento.

En 293 murió el rey persa Bahram II y fue sucedido por su primo Bahram III, hijo de Ormuzd
I, pero sólo reinó unos meses, tras los cuales le arrebató el trono su tío Narsés, hijo de Sapor I.

Ese mismo año Diocleciano decidió que dos coemperadores no eran suficientes para gobernar
eficientemente el Imperio, por lo que implantó un sistema más elaborado. Estableció que él y
Maximiano, ambos con el título de Augusto, elegirían sendos sucesores, con el título de César.
Éstos serían una especie de ayudantes cuya autoridad sólo estaría supeditada a la de los
coemperadores y que, con el tiempo, se convertirían en los siguientes coemperadores, momento
en el cual deberían elegir dos nuevos césares. El nuevo sistema de gobierno fue conocido como
la tetrarquía.

Diocleciano escogió como César a Cayo Galerio Valerio Maximiano, que se casó con la hija
del emperador. Maximiano también dio la mano de su hija a su César, que fue Marco Flavio
Valerio Constancio, si bien era más conocido como Constancio Cloro (el pálido). Constancio
no tardó en derrotar a Carausio en Britania, que terminó asesinado por Alecto, uno de sus
lugartenientes.

Las persecuciones contra los cristianos realizadas a lo largo del siglo habían llevado a muchos
de ellos a exiliarse en Persia, donde en los últimos años sufrieron también persecuciones, ahora
por parte del Mazdeísmo. Una buena parte de estos perseguidos prosperó en Armenia, y una
muestra de ello fue que en 294 el rey Tirídates II, se convirtió al cristianismo y pasó a ser el
primer gobernante cristiano de la historia.

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En 295 un general llamado Aquileo se proclamó emperador en Egipto. Diocleciano partió
inmediatamente hacia Egipto, asedió Alejandría durante ocho meses, la tomó y ejecutó al
rebelde.

En 296 Constancio Cloro derrotó a Alecto y se hizo con el control de Britania. Mientras tanto
Narsés ocupó una porción de Armenia y Diocleciano envió a Galerio, que se puso al frente del
ejército romano de Mesopotamia y en 297 se enfrentó a los persas en Carras, la ciudad donde
Craso fue derrotado por los partos. Galerio sufrió un revés y tuvo que retirarse, pero
Diocleciano confiaba en él y lo envió a una nueva campaña en Armenia. Dicha confianza
resultó justificada, pues no sólo derrotó a Narsés y lo expulsó de Armenia, sino que casi
destroza por completo el ejército persa. Entre los prisioneros se encontró a la mujer y los hijos
del propio Narsés, lo que permitió a Galerio negociar una paz muy ventajosa. Aparte del aprecio
que Narsés pudiera sentir por su familia, lo cierto es que el deshonor que le hubiera supuesto
perderla ante el enemigo le habría costado el trono sin lugar a dudas. Así pues, a cambio de su
devolución, Narsés renunció a toda pretensión persa sobre Armenia, donde el rey Tirídates II fue
reafirmado en su trono, y además cedió extensos territorios de Mesopotamia. Se firmó así una
paz entre Persia y Roma que duró más de cuarenta años.

Las persecuciones contra los seguidores de Mani en Persia hicieron que algunos de ellos
pasaran al Imperio Romano, hasta formar una minoría suficientemente notoria como para
preocupar a Diocleciano. Fueron llamados maniqueos, y ante el temor de que se convirtieran en
una quinta columna persa, el emperador prohibió y persiguió el maniqueismo, que no obstante
sobrevivió precariamente como lo había hecho el cristianismo tras las numerosas persecuciones
que había sufrido hasta entonces.

Tras los primeros años de funcionamiento de la tetrarquía, los cuatro gobernantes acabaron
repartiéndose los territorios. El Imperio quedó dividido en cuatroprefecturas. Constancio Cloro
quedó al mando de la formada por los territorios al noroeste de Italia, esencialmente la Galia y
Britania; Maximiano retuvo Italia, Hispania y África; Diocleciano se ocupó de Asia y Egipto,
mientras que Galerio gobernó las provincias europeas al este de Italia. Cada prefectura estaba
dividida en varias diócesis, gobernadas por vicarios, palabra que significa "suplente"
(del prefecto, el emperador o el César correspondiente). A su vez, cada diócesis se dividía en
pequeñas provincias, suficientemente pequeñas como para que un gobernador las administrase
cómodamente. Se estableció un complejo servicio secreto por el que los prefectos controlaban a
todos los funcionarios. Esto en cuanto a la administración civil. La administración militar era
paralela: cada provincia contaba con una guarnición a las órdenes de oficiales
llamados duces(líderes). Además estaban los ejércitos sedentarios que custodiaban las fronteras
y otras fuerzas móviles de apoyo o de reserva, dirigidas por comites(acompañantes).
Diocleciano revisó la legislación, hizo redactar nuevos códigos de leyes de carácter conservador
y humanitario. Como la compleja administración requería una buena financiación, organizó un
sistema racional de impuestos directos y puso en circulación nuevas monedas.

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Por esta época en Arabia se habían formado varios reinos: Gasan, Hira, Hiyaz, Kinda, ... pero se
tiene muy poca información sobre ellos.

En América se inicia el periodo clásico de la cultura maya. El territorio maya estaba formado
por ciudades-estado independientes con costumbres variadas entre las que fueron difundiéndose
lentamente conocimientos, técnicas artísticas, creencias y costumbres. Al parecer también
guerrearon entre sí con relativa frecuencia. En la zona de Veracruz se empezó a formar una
confederación de ciudades Totonacas, entre las que destaca El Tajín.

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CONSTANTINO

Al inicio del siglo IV, Diocleciano había reconstruido definitivamente el Imperio Romano, al
menos desde un punto de vista político, pero la situación económica era muy diferente a la que
precedió a los años de anarquía. La recuperación había exigido fijar altos impuestos, muchos de
los cuales sólo podían ser pagados en especie por unos campesinos y artesanos al borde de la
ruina. Grandes masas de población se vieron obligadas a ofrecerse como siervos de grandes
señores terratenientes. Ante el gran número de artesanos y agricultores que abandonaban sus
trabajos, se promulgaron leyes que les obligaban a continuar en ellos. Los siervos tenían
prohibido abandonar las tierras sin la autorización de su señor, a los artesanos se les prohibía
ingresar en el ejército como medio de mejorar sus ingresos. El ejército se nutrió cada vez más
de bárbaros contratados.

El budismo estaba penetrando en el reino de Shampa. De esta época datan inscripciones en


sánscrito de soberanos con nombres hindúes.

En 301 Diocleciano trató de aliviar la situación con un edicto en el que fijaba precios máximos
y salarios mínimos. Trató de establecer severas medidas contra los señores que incumplieran el
edicto y se aprovecharan de sus siervos, pero el intento fracasó. El resultado fue que la
población perdió todo sentimiento de lealtad hacia el gobierno. A la gente le daba igual ser
esquilmado por bárbaros que llegaban en una correría o por funcionarios enviados por el
gobernador.

Las penurias aumentaron la popularidad del cristianismo, que se había expandido notablemente
en los últimos años, no sólo entre las clases humildes, sino que ahora era posible encontrar
cristianos en altos cargos, e incluso en el ejército. Más aún, los prisioneros romanos empezaban
a difundir su religión entre los bárbaros. A éstos hay que añadir a los que en épocas de
persecución se refugiaron en otros estados, como en Persia y, sobre todo, en Armenia. Este
mismo año, el rey Tirídates III convirtió al cristianismo en la religión oficial de Armenia.

En 302 murió el rey persa Narsés y fue sucedido por su hijo Ormuzd II. No se sabe mucho de
su reinado, pero parece ser que trató de enfrentarse a la aristocracia terrateniente persa. Por esta
época el Imperio Persa tenía que hacer frente a incursiones provenientes de Arabia, donde las
antiguas tribus nómadas se habían organizado finalmente en varios reinos.

Volviendo a Roma y al cristianismo, las iglesias cristianas estaban cada vez mejor organizadas y
jerarquizadas. Las incesantes desgracias convencían cada vez a más gente de que el fin del
mundo estaba cerca y que Jesucristo no tardaría en volver para juzgar a vivos y muertos. Esto
aumentó la autoridad de la Iglesia sobre el pueblo y no tardó en despertar temores en las
autoridades. Además los cristianos se reafirmaron en su negativa a aceptar las pretensiones
divinas de los emperadores, uno de los pilares de la recuperación política. Por ello,
en 303 Galerio instó a Diocleciano a que iniciara una persecución contra los cristianos.

Así sucedió. Fue tal vez la persecución más cruenta a la que los cristianos tuvieron que hacer
frente. Los cristianos fueron expulsados del ejército y de todos sus cargos, se confiscaron y
quemaron libros sagrados, las iglesias fueron destruidas y, en general, cuando una
muchedumbre pagana se rebelaba, todo se resolvía matando a algunos cristianos que, por
supuesto, habían tenido la culpa de todo. En 304 mirió en el martirio san Marcelino, obispo de
Roma, y el cargo quedó vacante por tres años.

De esta época datan las primeras representaciones cristianas de Jesucristo en la cruz. Esto refleja
una evolución del pensamiento cristiano. Aunque la idea de que Jesucristo había muerto para
redimir a los hombres es original de san Pablo, lo cierto es que durante los primeros siglos los
cristianos no la habían asimilado, y para ellos la crucifixión era objeto de vergüenza. Las

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alusiones a la crucifixión se hacían mediante cruces simbólicas, que eran parte del complicado
sistema de símbolos esotéricos de que se valían para ocultar su doctrina y pasar desapercibidos.
Ahora, en cambio, los cristianos veían la muerte de Jesucristo como un heroico sacrificio
voluntario digno de admiración. La representación de Jesucristo en la cruz provocaba
admiración y devoción en lugar de vergüenza. Representaba un modelo a seguir: quien moría
por Jesucristo en defensa de su fe alcanzaba indudablemente la salvación. Tanto fue así que la
cruz se convirtió en el símbolo por excelencia del cristianismo para desconcierto de los paganos,
pues la imagen que esto les debía de causar era similar a la que hoy causaría una secta religiosa
cuyo emblema fuera una horca o una silla eléctrica.

También hay que advertir que Constancio Cloro no aprobó la persecución contra los cristianos,
y en sus territorios no tuvo efecto, si bien él no era cristiano, sino mitraísta.

Finalmente Diocleciano decidió visitar Roma. Estaba previsto que él y Maximiano fueran
aclamados en un triunfo, pero la ceremonia no resultó muy lucida. Desde la distancia,
Diocleciano había intentado mostrar respeto hacia Roma, había ordenado la construcción de
baños, una biblioteca, un museo y otros edificios, pero los romanos no le perdonaron que
hubiera trasladado la capital a Nicomedia. El emperador fue objeto de burlas y sarcasmos. Al
cabo de un mes abandonó la ciudad sumamente contrariado. Parece ser que el incidente le
deprimió y poco despues de su regreso a Nicomedia cayó enfermo.

En 305 Galerio convenció a Diocleciano para que abdicara. Tenía ya más de sesenta años y
estaba cansado del gobierno. Por el contrario, Galerio estaba ansioso por ocupar su lugar.
Diocleciano aceptó, pero tenía sus ideas de cómo tenía que producirse la abdicación. Obligó a
abdicar también al coemperador Maximiano para que los dos césares, Galerio y Constancio, se
convirtieran simultáneamente en Augustos. A su vez éstos tenían que nombrar dos nuevos
Césares.

Maximiano abdicó de mala gana, y Diocleciano se retiró a un gran palacio que se había
construido en la ciudad Iliria de Salona, cerca de la aldea donde había nacido. Galerio,
convertido en emperador, consideró que le correspondía el mismo papel preponderante sobre su
colega Constancio que Diocleciano había tenido sobre Maximiano, así que decidió nombrar él
mismo tanto su César como el de Constancio, sin consultar su decisión con éste último. Para sí
eligió a uno de sus sobrinos, Galerio Valerio Maximino Daya, mientras que para Constancio
eligió a uno de sus oficiales, Flavio Valerio Severo. Esto causó la indignación del hijo de
Maximiano, que se llamaba Marco Aurelio Valerio Majencio y se consideraba con derecho a
heredar la autoridad de su padre. Constancio también tenía sus objeciones, pues quería como
César a su hijo Cayo Flavio Valerio Aurelio Claudio Constantino.

El primero en actuar fue Majencio, que se hizo proclamar emperador en Roma y llamó a su
padre Maximiano, que no dudó en secundar sus planes. Galerio envió a Italia a Severo, pero fue
derrotado y muerto por las tropas de Majencio, que conservó el dominio de Italia.

Mientras sucedía todo esto, Constancio estaba ocupado en una campaña contra las tribus del
norte de Britania, mientras que su hijo constantino estaba retenido en Nicomedia por Galerio
para garantizar el buen comportamiento de su padre. Sin embargo, Constancio murió
en 306 antes de haber podido acabar su campaña, y Constantino logró escapar, se dirigió a
Britania a toda prisa y allí las legiones de su padre lo aclamaron emperador.

La debilidad del emperador chino frente a las intrigas de los nobles habían sumido al país en
una guerra civil que se había prolongado durante los seis últimos años y que ahora se zanjaba
con el ascenso al trono del nuevo monarca Xi Jin.

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En 307 Constantino se casó con una hija de Maximiano, que lo reconoció como coemperador.
Galerio se vio así enfrentado a una alianza entre Maximiano, Majencio y Constantino. Trató de
penetrar en Italia, pero fue rechazado.

En 308 un jefe de los hunos meridionales que se habían infiltrado en el norte de China se
proclamó emperador. El emperador chino Xi Jin no pudo hacer gran cosa, pues China aún no se
había recuperado de las guerras civiles.

En 309 murió el rey Persa Ormuzd II. Parece ser que no supo tratar a la nobleza persa y fue
víctima de una conjura. El hijo que debía sucederle en el trono fue asesinado, otro fue cegado y
otro encarcelado. Con esto la dinastía sasánida estaba al borde de la desaparición, pero la
nobleza comprendió que no era conveniente instalar en el trono a un usurpador, pues los
sasánidas habían logrado el favor del pueblo. La mujer de Ormuzd II estaba embarazada y se
acordó que el niño aún no nacido sería el nuevo rey. Hasta se cuenta que se celebró una
"coronación" en la que se puso la diadema sobre el vientre de la reina y los nobles se
arrodillaron prestando juramento al rey.

Afortunadamente para los nobles, la criatura resultó ser un varón, que nació ya convertido
en Sapor II. Los nobles gobernaron el Imperio de forma bastante desordenada, buscando cada
cual sus propios intereses. Durante la minoría de edad del rey los árabes no tuvieron dificultades
en traspasar las fronteras y saquear las ciudades persas. Asolaron Mesopotamia, incluyendo la
capital, Ctesifonte.

En 310 Galerio, incapaz de controlar a sus emperadores rivales, decidió pedir ayuda a
Diocleciano, que tomó de nuevo las riendas del poder en la parte oriental del Imperio. Destituyó
nuevamente a Maximiano y nombró emperadores de Occidente a Valerio Liciniano Licinio y a
Constantino. Esto puso a Constantino de su parte, que no tardó en traicionar a Maximiano. Se
enfrentó a él, lo derrotó y luego lo hizo ejecutar.

En 311 el emperador chino Xi Jin fue hecho prisionero de los hunos y la casa imperial tuvo que
refugiarse en el sur. El imperio chino se redujo a la zona sur, con capital en Nankin, mientras
que el norte pasó a formar parte del nuevo reino huno de Wei. No obstante, los hunos asimilaron
pronto la cultura china, de modo que Wei puede considerarse en la práctica un reino chino
gobernado por una aristocracia de origen extranjero.

Ese mismo año murió Galerio, y Maximino Daya fue elegido emperador. Maximino se alió con
Majencio, que todavía resistía en Italia. En 312 Constantino marchó sobre Italia contra
Majencio. Obruvo una victoria en el valle del Po y Majencio tuvo que retirar sus tropas hasta
Roma. Los ejércitos se encontraron en un puente sobre el Tíber, en la batalla del puente
Milvio el ejército de Majencio trató de impedir el paso al de Constantino, pero fracasó y
Constantino no tardó en apoderarse de Roma. Majencio murió en la batalla. El senado proclamó
emperador a Constantino, quien se apresuró a disolver definitivamente la guardia pretoriana,
que había nombrado y depuesto a tantos emperadores.

En este momento Constantino dio un giro inesperado a la historia con una astuta decisión
estratégica. Afirmó que antes de la batalla del puente Milvio se le había aparecido una cruz de
fuego en el cielo bajo la cual leyó las palabras "In hoc signo uinces" (bajo este signo vencerás).
La leyenda posterior afirma que Constantino puso insignias cristianas en los escudos de sus
hombres, y que fue Dios quien le hizo vencer a Majencio, una empresa en la que Severo y
Galerio habían fracasado. Los cristianos celebraron la noticia de que Dios les había dado un
emperador dispuesto a protegerlos. Automáticamente, Constantino tuvo de su parte a una
importante quinta columna en Oriente, donde las persecuciones contra los cristianos no habían
cesado desde el edicto de Diocleciano nueve años atrás. Tal vez fue ese mismo año cuando

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Constantino ordenó construir la Catedral de Letrán. (Letrán es una plaza de Roma, llamada así,
según Tácito, porque en ella había estado la residencia de los Laterani).

Los cristianos aprovecharon que ya no eran perseguidos para perseguirse mejor los unos a los
otros. El obispo de Casae Nigrae, en Numidia, llamado Donato,mantenía una pugna contra el
obispo de Cartago al que reprochaba su indulgencia contra los cristianos traidores que habían
entregado los libros santos a los paganos. Ahora el obispo de Cartago acababa de morir y en su
lugar fue elegido su diácono Ceciliano, pero Donato se negó a reconocerlo, llamándolo verdugo
de los mártires. Donato nombró obispo de Cartago a Mayorino, pero poco después él mismo lo
sustituyó en el cargo, con lo que Cartago tenía dos obispos, cada cual con sus partidarios. Los
partidarios de Donato, que fueron conocidos como donatistas, sostenían que el sacerdocio sólo
podía ser ejercido por hombres dignos, de modo que los sacerdotes que habían eludido el
martirio durante las persecuciones y habían entregado los libros sagrados profanando su fe no
podían ahora ser admitidos en la Iglesia. Esto tenía una consecuencia inquietante pues, si los
sacramentos administrados por un sacerdote indigno no eran válidos, ¿cómo sabía un cristiano
si su sacerdote era de fiar?, ¿podría uno creer que estaba recibiendo la atención espiritual
adecuada y en realidad estar al borde del infierno? Frente al puritanismo donatista estaba la
postura de que la Iglesia era Santa, y que los sacramentos administrados en su nombre eran
válidos aunque el sacerdote fuera imperfecto. Por otra parte, todos los hombres, sacerdotes
incluidos, podían lograr el perdón y la expiación por diversos medios.

En 313 Licinio derrotó a Maximino Daya en Tracia (el cual se suicidó tras la batalla) y se reunió
con Constantino en Milán. Allí se reconocieron como coemperadores, Constantino en occidente,
Licinio en oriente. Promulgaron el Edicto de Milán, que garantizaba la tolerancia religiosa en
todo el Imperio.

Ese mismo año murió Diocleciano en su palacio en Salona. Se cuenta que unos años antes
Maximiano le había escrito una carta instándole a ocuparse nuevamente del Imperio (como
finalmente hizo por un breve lapso de tiempo a petición de Galerio), y que su respuesta fue: "Si
vinieses a Salona y vieses los vegetales que cultivo en mi jardín con mis propias manos, no me
hablarías del Imperio". Al parecer Diocleciano pasó sus últimos años felizmente en su palacio,
sin que le importara lo más mínimo que sus intentos de estabilizar la política romana hubieran
fracasado.

Mientras tanto, el obispo de Roma, Milcíades, convocó un sínodo en Letrán donde se condenó
el donatismo.

En 314 se produjo un enfrentamiento entre los dos emperadores. Resultó un empate, pero quedó
claro que las relaciones entre las dos mitades del Imperio iban a ser hostiles. Cuanto más
apoyaba Constantino a los cristianos, más recelaba de ellos Licinio. No hay que deducir de la
actitud de Constantino que se hubiera convertido al cristianismo. Al contrario, no consintió en
ser bautizado y durante toda su vida rindió culto al dios del Sol mitraísta. Los cristianos no
dudaron en minimizar este detalle y ofrecieron su lealtad a un emperador que ya no era un dios,
sino que gobernaba por la Gracia de Dios.

Tras la muerte de san Milcíades fue elegido obispo de Roma Silvestre I, quien representó un
papel importante en el ascenso del cristianismo tras su legalización. Bajo su pontificado se
edificaron las primeras basílicas en Roma y se inició el proceso por el que la administración y la
jerarquía eclesiástica fue imitando cada vez más a la civil.

El donatismo seguía siendo fuerte en Cartago, pues había adquirido tintes políticos como
reacción del campesinado berebe frente al gobierno romano. Ese mismo año el emperador
organizó un sínodo en Arles, que nuevamente condenó el donatismo. En 316 el emperador en
persona oyó los argumentos en favor y en contra del donatismo, y se decantó en contra.

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Constantino tenía mucho interés en que los cristianos formaran una iglesia unida, pues contaba
con ellos como su más importante apoyo en todo el Imperio. Lo peor que le podría ocurrir sería
que los cristianos de occidente se convirtieran en una facción enemiga de los de oriente, donde
en estos momentos no tenía ningún poder efectivo.

En 318 esta posibilidad se convirtió en una seria amenaza en Alejandría cuando un sacerdote
libio ordenado cinco años antes empezó a provocar discusiones con su predicación. Se
llamaba Arrio, y afirmaba que Jesucristo no era un verdadero Dios, sino la primera criatura
creada por Dios. Jesucristo era sólo un hombre. El más santo de los hombres y de los profetas,
pero no un dios, puesto que Dios sólo había uno.

Tras la caída del imperio Kusana, la India se había dividido en pequeños reinos. En 320 el rey
del pequeño reino de Magadha, al noreste, se anexionó extensos territorios a la muerte de su
suegro, que reinaba en el actual Nepal. Se hizo llamar rey de reyes y fue conocido
como Chandragupta I. Fue el fundador de una larga dinastía de reyes indios.

Desde que Antonio se retirara a los desiertos de Egipto unos cuarenta años atrás, dichos
desiertos se habían poblado con numerosos anacoretas, esto es, religiosos que vivían en
solitario o en pequeños grupos retirados de las tentaciones del mundo. Uno de estos anacoretas
se llamaba Pacomio, que tras su conversión al cristianismo se había retirado a las ruinas de un
templo de Serapis. Ahora fundo una comunidad cristiana a orillas del Nilo, que se convirtió en
el primer monasterioen sentido moderno: los monjes seguían una regla escrita y obedecían a un
superior. La idea se difundió rápidamente por oriente y los monasterios se multiplicaron.

En 321 Constantino promulgó una ley por la que se prohibía la administración de justicia y los
trabajos manuales en el que para los cristianos era el "día del Señor", esto es, el domingo, y para
los paganos era el "día del Sol". Recordemos que Constantino era mitraísta, es decir, adoraba a
Mitra, el dios del Sol, por lo que la idea de convertir al domingo en un día festivo también era
acorde a sus propias creencias.

Las predicaciones de Arrio no sólo contradecían el sentir popular de los cristianos, que preferían
adorar a un Jesucristo más tangible que a un Yahveh abstracto al estilo judío, sino también a la
tradición teológica de Alejandría, que había creado la doctrina del trinitarismo. Los sacerdotes
de Alejandría instaron a su obispo, llamado Alejandro, a convocar un sínodo en torno
al arrianismo. Así lo hizo en 323 y en él las tesis de Arrio fueron declaradas heréticas. Sin
embargo, Arrio no aceptó la decisión y fue excomulgado. Entonces se dirigió a Palestina y a
Asia menor, donde encontró numerosos partidarios, especialmente a Eusebio, el obispo de
Nicomedia, que se convirtió en el auténtico impulsor del arrianismo. Es posible que el auge de
esta rama del cristianismo inquietara a Constantino. La verdad era que Licinio seguía
mostrándose hostil hacia los cristianos, pero si el arrianismo crecía y Licinio decidiera apoyarlo,
Constantino podría perder su ventaja.

En 324 Constantino avanzó hacia el este y sus ejércitos se enfrentaron a los de Licinio en
Adrianópolis, al oeste de Bizancio. Obtuvo una victoria y Licinio tuvo que refugiarse tras los
muros de Bizancio. Constantino controlaba una flota que manejó con la suficiente habilidad
como para cortar los suministros a la ciudad a la vez que lograba aprovisionar sus propios
ejércitos. Licinio consiguió burlar el cerco y escapar a Asia Menor con unos pocos hombres,
donde reunió un nuevo ejército. Constantino mantuvo el sitio a la vez que enviaba un
destacamento por Licinio. Se libró una nueva batalla en Crisópolis, frente a Bizancio, al otro
lado del Bósforo. Nuevamente los hombres de Constantino resultaron vencedores y le
proporcionaron el dominio efectivo sobre todo el Imperio. La situación real se hizo oficial
en325, cuando Constantino hizo estrangular a Licinio y se convirtió en el único emperador
romano.

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Constantino realizó un esfuerzo similar al de Diocleciano para asegurarse de que su autoridad
no sería discutida. Como éste, adoptó la pompa y la magnificencia propias de las monarquías
orientales, en particular la diadema como símbolo del poder. Además decidió construir una
nueva capital para el Imperio, una capital grandiosa que marcara el resurgimiento del Imperio e
hiciera su poder incuestionable. Durante un tiempo pensó en reconstruir Troya, pero mientras
meditaba sobre ello se ocupó de una cuestión más acuciante: decidió tomar cartas en la disputa
contra el arrianismo.

Constantino convocó lo que se llamó el Primer Concilio Ecuménico, esto es, universal, llamado
así porque en él participaron por primera vez obispos de todo el Imperio (alrededor de
trescientos). Incluso fue invitado un obispo godo llamado Teófilo. El concilio se celebró
en Nicea, al sur de Nicomedia, que por el momento seguía siendo la capital del Imperio. Allí se
convino que existe una única Iglesia Universal (o, dicho en griego, una única Iglesia
Católica), cuya doctrina se plasmó en un Credo que desde entonces pasó a formar parte del
ceremonial católico. Además de la unidad de la Iglesia, el Concilio de Nicea ratificó las tesis
trinitarias frente a las de Arrio y también zanjó algunas disputas menores sobre la fecha de la
pascua. No obstante, Arrio y muchos de sus seguidores no aceptaron las decisiones del concilio
y tuvieron que exiliarse, entre ellos Eusebio, que fue despojado de su cargo de obispo.

Al margen de las cuestiones teológicas, del Concilio de Nicea también se extrajeron varias
consecuencias prácticas. En primer lugar quedó asentado que era el emperador el que tenía la
atribución de convocar concilios ecuménicos, lo cual le confería un notable control sobre la
Iglesia. En segundo lugar se fijó una prelación entre los obispos, que hasta entonces habían
tenido todos el mismo rango. Se aceptó la supremacía de tres de ellos: el de Roma, que a la
sazón era Silvestre, el principal asesor de Constantino en lo tocante al cristianismo, el de
Alejandría, que entonces era Alejandro, el más reputado en cuestiones de teología, y el de
Antioquía, la tercera ciudad en importancia del Imperio y cuna del cristianismo. Fue en
Antioquía donde san Pablo desarrolló su doctrina y nunca había dejado de ser un punto de
referencia en materias doctrinales.

Estos tres obispos fueron llamados patriarcas (o primeros padres) de la Iglesia. En realidad
Silvestre no estuvo presente en el Concilio de Nicea, sino que envió como representante al
obispo de Córdoba, que fue uno de los cinco únicos obispos occidentales que acudieron (a causa
de la distancia, principalmente). La victoria del trinitarismo era previsible, pues era la doctrina
de Alejandría y Alejandría era entonces la capital cultural del mundo. El principal defensor del
trinitarismo no fue el propio Alejandro, sino su diácono Atanasio. Todo parecía apuntar a que el
Patriarca de Alejandría estaba destinado a ser la cabeza de la Iglesia Católica, pero ese mismo
año Constantino iba a tomar una decisión que frustraría esta aspiración.

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CONSTANTINOPLA

Bajo el reinado de Constantino se produjeron importantes reformas legales por influencia del
cristianismo. Se abolió la crucifixión, al igual que los juegos de gladiadores, que muchos
asociaban al martirio cristiano (en su lugar cobraron auge las carreras de carros), se
promulgaron leyes que protegían a los esclavos, la ley se volvió más severa con las costumbres
que los cristianos desaprobaban, como el divorcio y en general las violaciones de la más austera
moral sexual.

En 325, poco después del concilio de Nicea, Constantino decidió finalmente que la nueva
capital de Imperio sería Bizancio. Su situación era idónea, a mitad de camino entre Persia y la
frontera del Danubio. Estaba rodeada de agua por tres partes, por lo que sólo podía ser asediada
por un ejército que controlara tanto la tierra como el mar. Su puerto dominaba el paso por el
Bósforo. Hasta entonces Bizancio había sido una próspera ciudad comercial, pero ahora tenía
que convertirse en una nueva Roma. La ciudad fue arrasada y reconstruida en un perímetro
mucho mayor, sobre siete colinas. Se construyó un foro, un senado, un palacio y un hipódromo
donde celebrar carreras de carros. Naturalmente, las obras tardaron varios años y casi todo fue
hecho mediante mano de obra esclava.

Pese a todo el apoyo que Constantino prestó al cristianismo, él mismo nunca se declaró
cristiano. Con quien tuvieron más éxito los cristianos fue con su madre,Elena, que fue
verdaderamente devota. Envió unos trabajadores a Tierra Santa para buscar reliquias, es decir,
restos relacionados con Jesucristo. Naturalmente, las reliquias no tardaron en aparecer, y así
en 326 se encontró nada menos que la Vera Cruz, es decir, la verdadera cruz en la que Jesucristo
fue crucificado. No cabía duda de su autenticidad, pues los que la encontraron fueron testigos de
numerosos milagros realizados por ella. En los años siguientes Elena recibió emocionada los
clavos con que fue crucificado Jesucristo, la corona de espinas, la lanza que le atravesó el
costado y hasta la esponja con la que se le dio de beber vinagre. Sin poder competir con la
capital, hasta las iglesias más modestas fueron recibiendo los huesos de tal o cual santo y otras
reliquias dotadas siempre de cierta capacidad de hacer milagros.

En 327 el rey persa Sapor II no había complido aún los dieciocho años, pero logró burlar a la
camarilla de nobles que estaba gobernando el Imperio durante su minoría de edad y que
confiaba en seguir controlando al monarca de un modo u otro. Se apoderó del gobierno y el
pueblo lo aclamó con entusiasmo cuando se sentó triunfalmente en el trono. Organizó un
ejército con el que aplastó a los árabes que durante los últimos años habían saqueado a sus
anchas el territorio persa.

Mientras Constantino continuaba edificando su capital, se dio cuenta de que el concilio de Nicea
había sido un fracaso. Su intención al convocarlo había sido unir a los cristianos y evitar así que
un adversario político pudiera volver contra él a una de sus sectas. Sin embargo, los arrianos
siguieron siendo arrianos tras el concilio y, lo que era peor, la mayoría de los cristianos de Asia
Menor eran arrianos. De este modo, el emperador se había comprometido con el catolicismo
pero su corte era arriana. Era necesario dar marcha atrás discretamente. En 328 Eusebio fue
restituido como obispo de Nicomedia y empezó a defender el arrianismo de una forma muy
sutil. Se basaba en que toda la teología católica empeñada en fundamentar que 3 = 1 era,
naturalmente, palabrería sin contenido alguno. Eusebio se las arreglaba una y otra vez para jugar
con toda esa palabrería y formular principios que formalmente eran acordes con doctrina de
Nicea, pero que fácilmente podían ser interpretados desde el punto de vista arriano. Más aún,
Eusebio hacía que Constantino sancionara sus puntos de vista como conformes al credo de
Nicea, y luego los usaba como apoyo de sus tesis arrianas. Estas tergiversaciones provocaron la
cólera de Atanasio, que ese mismo año sucedió a Alejandro como patriarca de Alejandría y
continuó defendiendo a ultranza el trinitarismo católico. Sin embargo, poco podía hacer, pues no
era sensato enfrentarse abiertamente al emperador.

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El 11 de mayo 330 la Nueva Roma fue inaugurada oficialmente. Aunque éste fue en lo sucesivo
el nombre oficial de Bizancio, la ciudad fue conocida desde entonces en todo el Imperio como
la Ciudad de Constantino, que a través del griego se convirtió en latín
en Constantinopolis, o Constantinopla en castellano. La época de los grandes artistas había
pasado hacía ya siglos, así que Constantinopla fue embellecida mediante el saqueo de otras
ciudades. Estatuas y cuadros de todos los rincones del Imperio fueron llevados a la nueva
capital. Atenas fue una de las ciudades más expoliadas. Allí afluyeron los personajes más
influyentes que deseaban conservar su influencia, los comerciantes que deseaban aprovechar las
infinitas oportunidades que proporcionaba la nueva corte, los que querían escalar socialmente,
etc. El resultado fue que Constantinopla se convirtió en poco tiempo en la ciudad más populosa
y más rica del Imperio. En el foro se alzaba una gran columna sobre la que se asentaba una
estatua de Apolo, el dios del Sol, pero Constantino no consideró prudente este signo de
paganismo e hizo cambiar la cabeza por la suya. Eusebio fue nombrado obispo de
Constantinopla.

Ese mismo año murió el rey Tirídates de Armenia, al igual que el rey indio Chandragupta I, que
fue sucedido por su hijo Samudragupta. Bajo el nuevo rey el Imperio Gupta se extendió hasta
abarcar la mitad de la India y el actual Nepal. Ejerció cierta presión sobre las fronteras
orientales del Imperio Persa, lo que matuvo ocupado por un tiempo a Sapor II.

La ciudad de Jerusalén llevaba un tiempo instando al emperador a que elevara a su obispo al


rango de Patriarca, apelando a la importancia de la ciudad en la historia del cristianismo.
Jerusalén era entonces una ciudad insignificante incluso desde el punto de vista religioso, pero
Constantio aprovechó la situación para designar como patriarcas tanto al obispo de Jerusalén
como al de Constantinopla. Los otros tres patriarcas (el de Roma, el de Alejandría y el de
Antioquía) se sintieron agraviados, y las tensiones entre ellos aumentaron. Como el patriarca de
Constantinopla era arriano, Roma y Antioquía hicieron causa común con el catolicismo de
Alejandría. Por su parte, Eusebio supo aprovechar su cercanía al emperador para sustentar su
autoridad y beneficiar a sus seguidores.

En 332 los godos atravesaron el Danubio inferior, pero Constantino pudo hacerles frente con
eficacia. Tras sufrir vergonzosas derrotas se retiraron de nuevo a sus territorios. Un godo
llamado Wulfilas (cachorro de lobo), si bien es más conocido por la versión latina de su
nombre, Ulfilas, estuvo ese año en Constantinopla, tal vez como rehén, y se convirtió al
cristianismo (en su versión arriana, naturalmente). Cuando volvió junto a su gente se dedicó a
predicar el cristianismo. Tuvo un éxito moderado, pero creo una minoría arriana entre los godos
paganos. Ulfilas tradujo la Biblia al gótico, para lo cual tuvo que inventar un alfabeto, ya que
los godos desconocían la escritura. El alfabeto de Ulfilas tuvo menos éxito que su predicación,
pero todavía se conservan algunas de sus páginas. Parece ser que en su traducción suprimió
algunos pasajes bélicos de la Biblia, pues consideró que los godos no necesitaban esa clase de
ejemplos.

En 335 los arrianos se sintieron suficientemente poderosos como para dar un golpe de mano
contra los católicos. Constantino convocó un sínodo de obispos en Tiro, que no puede
considerarse un concilio ecuménico porque sólo fueron invitados obispos arrianos. En él se
modificó la doctrina de Nicea y se oficializó el arrianismo. Se anuló la condena contra Arrio y
se le permitió volver del destierro, pero murió la víspera del día en que tenía que comparecer
para ser restituido en su cargo. Tenía ya una edad avanzada, por lo que no se puede descartar
que la muerte fuera natural. Atanasio fue desterrado, junto con los principales defensores del
catolicismo.

A finales de año murió san Silvestre, el obispo de Roma. Su sucesor fue elegido a principios
de 336, pero murió antes de que acabara el año. Se le recuerda comoSan Marcos. Éste fue
sucedido a su vez por Julio, quien acogió a Atanasio en Roma.

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En 337 Constantino enfermó y decidió retirarse a su palacio de Nicomedia, para reposar lejos de
la corte. Murió poco después. Se cuenta que poco antes de morir aceptó ser bautizado. Es
posible que la proximidad de la muerte le hiciera temer la condenación eterna, pero también
cabe la posibilidad de que el bautismo de Constantino sea sólo un invento de los historiadores
cristianos, incómodos al tener que agradecer tantos favores a un pagano. El reinado de
Constantino había superado en duración al de todos los emperadores romanos precedentes a
excepción de Augusto. Fue recordado como Constantino I el Grande.

Al parecer, Constantino compartía la opinión de Diocleciano de que el Imperio podría ser


gobernado más eficientemente por varios coemperadores, por lo que había decidido dividirlo
entre sus tres hijos Flavio Claudio Constancio, Flavio Julio Constantino (Constantino II)
y Flavio Julio Constante y sus dos sobrinosDalmacio y Anibaliano, pero Constancio se quedó
con todo el Imperio Romano de Oriente gracias a una matanza familiar que incluyó a sus dos
primos césares, su tío Dalmacio (el padre de éstos) y a otro tío suyo, Julio Constancio, ambos
hermanos del emperador fallecido. Julio Constancio tenía dos hijos, Flavio Claudio
Constancio Galo y Flavio Claudio Juliano, de doce y seis años de edad respectivamente.
Constancio no los consideró una amenaza y los dejó con vida, pero su infancia fue
prácticamente un cautiverio. Por su parte, Constantino se quedó con Britania, la Galia e
Hispania, y Constante obtuvo Italia, Iliria y África. Constancio otorgó al Senado de
Constantinopla las mismas prerrogativas que tenía el Senado de Roma.

Sapor II había estado esperando la muerte de Constantino para intervenir en Armenia. En los
últimos años había reforzado el apoyo gubernamental al mazdeísmo ortodoxo a la vez que
perseguía a las versiones heréticas como el maniqueísmo y también a las comunidades cristianas
que vivían en su Imperio. Tenía sus buenas razones. Desde el momento en que el Imperio
Romano se había vuelto cristiano, los refugiados cristianos se habían convertido en partidarios
de Roma y, en efecto, en cuanto Sapor II invadió Armenia el obispo de Ctesifonte denunció
violentamente al rey. Sapor II intensificó su persecución contra los cristianos y casi los
exterminó por completo. Constancio no mostró muchas dotes militares, perdió muchas batallas,
pero las fortificaciones romanas en el norte de Mesopotamia resistieron bien los asedios persas.

Eusebio, el patriarca de Constantinopla logró de Constancio el mismo apoyo que había tenido
de su padre, mientras que Julio, el obispo de Roma, logró el apoyo de Constante. Esto avivó la
pugna entre católicos y arrianos, pues ambas facciones tenían un emperador de su parte y la
disputa se unió a la rivalidad entre los emperadores. Atanasio volvió a ocupar su cargo de
Patriarca de Alejandría. Envió un misionero llamado Frumencio al lejano reino de Abisinia.
Allí reinaba entonces el negus Ezanas, que se convirtió al cristianismo. Frumencio fue
nombrado obispo de Aksum y paulatinamente fue evangelizando a la población.

En 339 Eusebio convocó un concilio en Antioquía en el que se negó la supremacía de Roma.


Atanasio fue desterrado nuevamente y fue acogido por Constante.

Constantino era el mayor de los tres coemperadores romanos, por lo que se consideró superior
en rango a los otros dos, pero Constante le dejó claro que los tres tenían el mismo rango.
En 340 Constantino invadió Italia, pero fue derrotado y murió en la huida. Constante pasó a
gobernar todo el Imperio Romano de Occidente.

Mientras tanto Abisinia conquistó el reino de Saba, con lo que se convirtió en la mayor potencia
de la zona. Esto llevó a que se fundaran comunidades cristianas en el sur de Arabia. Desde que
los judíos fueron expulsados de Jerusalén, algunos de ellos se habían instalado en Arabia, y
ahora las comunidades judías rivalizaron con las cristianas. El resultado fue que los judíos
tuvieron cada vez más influencia sobre la población sabea, ya que el cristianismo era la religión
de los invasores abisinios.

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El cristianismo estaba acorralando cada vez más al paganismo. En 341 se promulgó un edicto
por el que se prohibían los sacrificios paganos. Por otra parte, los católicos reaccionaron contra
los triunfos recientes de los arrianos: El obispo de Roma, Julio, convocó un sínodo en el que se
aprobó la doctrina de Atanasio.

En 342 murió Eusebio, el patriarca de Constantinopla, y fue sucedido por Macedonio. Dio
nombre a una nueva herejía, la de los macedonianos, que negaba la divinidad del Espíritu Santo,
aunque en realidad no fue uno de sus principales defensores, sino que los macedonianos usaron
la autoridad del patriarca como apoyo a su doctrina. También murió el negus Ezanas, el rey de
Abisinia.

En 343 se celebró un concilio en Sárdica, en Tracia. Julio envió un legado que logró que se
admitiera el derecho de apelación a Roma de un obispo que hubiera sido condenado.
En 346 Atanasio regresó a Alejandría llamado por Constancio. En 347 Constante oredenó una
persecución contra los donatistas.

Por esta época los pueblos nómadas del noreste asiático iniciaron un proceso expansivo que
produjo muchos desplazamientos de pueblos. Los primeros efectos se sintieron en China, donde
en 349 los Xianbei ocuparon la parte norte del territorio y fundaron el reino de Bei Wei.

Por esta época los judíos de Palestina redactaron la Guemará, unos comentarios a la Mishná
que, junto con ella, conforman el Talmud, el principal libro del judaísmo postbíblico.

En 350 un grupo de conspiradores eligió emperador a Flavio Magno Magnencio, un general


romano de origen germano. Magnencio hizo asesinar a Constante y se apropio del Imperio
Romano de Occidente. Constancio decidió vengar a su hermano (o tal vez aprovechar la ocasión
para apoderarse de todo el Imperio). Para ello había de partir hacia occidente, pero debía dejar a
alguien de confianza en el frente persa. Eligió a su primo Galo, que en 351 fue nombrado César
y se casó conConstancia, la hermana de Constancio. Esto supuso un cambio radical en la vida
de Galo, al igual que en la de su hermano Juliano, que por fin pudo moverse con libertad.
Durante los años siguientes estudió en Constantinopla, y luego en Milán y Atenas.

Constancio partió hacia el oeste, se encontró con Magnencio en Myrsa, en Iliria y obtuvo una
victoria, pero Magnencio logró retirarse a Italia. En 352 Constancio se apoderó de Italia y
Magnencio tuvo que huir a la Galia. Ese año murió san Julio, el obispo de Roma, y el cargo fue
ocupado por Liberio. En 353 Magnencio se vio acorralado y se suicidó. Constancio gobernaba
ahora todo el Imperio Romano. Ese mismo año promulgó un decreto por el que todos los
templos paganos quedaban clausurados. La victoria de Constancio dio un nuevo impulso al
arrianismo: se celebró un concilio en Arles (en la Galia) en el que se aprobaron tesis arrianas
que Liberio se negó a aceptar.

Cuando Constancio volvió a Constantinopla se encontró con toda suerte de historias sobre la
depravación y la crueldad de Galo y Constancia. Lo que más le interesó fue cierto rumor sobre
que estaban conspirando para derrocar al emperador. En 354 Constancia murió de muerte
natural, y poco después Galo fue ejecutado por orden de Constancio.

En 355 los alamanes aprovecharon los recientes desórdenes en el Imperio Romano de Occidente
para cruzar el Rin e invadir la Galia. Constancio había vuelto a ocuparse de la guerra contra
Persia, y necesitaba a alguien de confianza para que se ocupara del Rin. Decidió nombrar César
a su primo Juliano, que inmediatamente partió para la Galia y se instaló en Lutecia, una antigua
ciudad cuyo nombre completo era Lutetia Parisiorum (Lutecia de los parisinos), por el nombre
de la tribu gala que la había habitado originalmente. Por esta época empezó a ser conocida
como París.

88
Un arriano llamado Auxencio fue elegido obispo de Milán. Milán era ahora la capital de la
mitad occidental del Imperio, por lo que su obispo tenía más influencia que el obispo de Roma.
Auxencio convocó un concilio en Milán que ratificó las tesis arrianas. Atanasio fue nuevamente
condenado. Liberio, el obispo de Roma mostró abiertamente su negativa a aceptarlas, tan
abiertamente que Constancio lo desterró a Berea, y luego a Sirmio, en Tracia. En su lugar
nombró obispo de Roma a Félix, que era arriano. En 356 Atanasio fue nuevamente desterrado y,
temiendo por su vida, tuvo que ocultarse.

En 356 Juliano dirigió una campaña victoriosa contra los germanos. En 357 incluso cruzó tres
veces el Rin como Julio César había hecho cuatro siglos antes. También resultó ser un buen
administrador, y la situación de las Galias mejoró sustancialmente bajo su gobierno. Como
contraste, la actuación de Constancio contra Persia iba de mal en peor. Temía que Juliano
terminara sublevándose y convirtiéndose en emperador de occidente, pero tenía que obrar con
cautela. De momento Constancio tenía mala prensa entre los católicos occidentades a causa del
destierro de Liberio. En 358 trató de enmendarlo y convocó un concilio en Sirmio donde se
firmó un acuerdo de lectura equívoca para satisfacer por igual a católicos y arrianos y se acordó
que Liberio y Félix serían simultáneamente obispos de Roma, pero Liberio no tardó en
conseguir el apoyo necesario para expulsar a Félix de Roma. A continuación se dedicó a
repudiar las tesis arrianas aprobadas en su ausencia.

En 359, tras un asedio de diez semanas cayó una de las principales fortalezas romanas en
Mesopotamia. Constancio tomó esto como pretexto para reclamar a Juliano parte de sus
legiones. Juliano denunció el peligro que supondría para la Galia prescindir de tales fuerzas,
pero acató la orden de su primo. Los que no la acataron fueron los soldados, que eligieron a
Juliano emperador. Una oferta así no podía declinarse, y Juliano avanzó hacia Constantinopla.
Contra todo pronóstico, no se produjo una guerra civil, porque Constancio murió de enfermedad
en 361 y Juliano fue reconocido como emperador.

Juliano reservaba una sorpresa al mundo: cuando se convirtió en emperador se declaró pagano.
Los escandalizados historiadores de los años siguientes lo llamaronJuliano el Apóstata. No es
difícil comprender el punto de vista de Juliano. Sus parientes Constancio, Constante,
Constantino, Galo y Constancia habían sido cristianos, y a la vez habían sido crueles, asesinos y
mezquinos. Su infancia había sido desdichada por el temor constante a que su tío Constancio
decidiera asesinarlo el día menos pensado. Su único refugio había sido el estudio, y para él los
días en que Platón se paseaba por la Academia instruyendo a sus discípulos eran el ideal de la
felicidad. La propia Roma había sido gloriosa mientras fue pagana, y desde que era cristiana
estaba en constante decadencia.

Juliano trató de recobrar el vigor del culto pagano, para lo cual era necesario cortarle las alas al
cristianismo. Decidió hacerlo de la forma más sutil y eficiente posible: no trató de perseguir a
los cristianos, sino que desató contra ellos a sus más feroces y sanguinarios enemigos: los
cristianos. Juliano decretó una completa libertad de culto, reabrió los templos paganos y
favoreció el retorno de toda clase de herejes desterrados. Su propósito era que católicos,
arrianos, donatistas, los pocos gnósticos que todavía quedaban y, en definitiva, las decenas de
sectas cristianas existentes, se combatieran unas a otras hasta perder todo poder efectivo. Sólo
desterró a quienes trataron de oponerse a esta libertad de culto, entre los cuales estaba Atanasio,
que tras la muerte de Constancio había regresado a Alejandría. Por otra parte, Juliano también
tomó medidas administrativas (no violentas) contra los cristianos: les prohibió ejercer la
enseñanza y reservó los altos cargos a los paganos, cuyo clero fue reorganizado como una
iglesia oficial.

Al margen de todas estas intrigas, puede decirse que el gobierno de Juliano fue sensato,
moderado y justo. En 363, cuando consideró que sus reformas estaban consolidadas, emprendió
una campaña contra los persas. Trató de reproducir en Persia sus éxitos contra los germanos,

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pero subestimó el hecho de que los persas no eran bárbaros. Juliano siguió la ruta que Trajano
había seguido en su día, avanzó con una flota por el Éufrates, tomó una ciudad tras otra y llegó a
Ctesifonte. La ciudad se dispuso a soportar un asedio.

Juliano pensó que el ejército persa estaba intacto en el este, y que asediar la capital debilitaría a
sus tropas y las haría vulnerables, así que tomó la arriesgada decisión de quemar sus barcos y
lanzar su ejército hacia el este, en busca de las fuerzas persas. Sin embargo Sapor II adoptó una
drástica estrategia: en lugar de hacer frente a los romanos, sus ejércitos destruían las
poblaciones persas, de modo que Juliano no encontraba ni alimentos ni refugio en ninguna
parte. Al comprender que estaba en la garganta del lobo trató de retirarse, pero entonces los
persas empezaron a acosar a sus hombres. Sin presentar batalla campal, atacaban a los
rezagados y realizaban pequeñas incursiones.

Entre las filas romanas no tardó en cundir el descontento. Muchos de los soldados eran
cristianos, y no tardó en surgir la idea de que Dios estaba castigando al emperador por su
apostasía. Finalmente, en una escaramuza Juliano fue herido por una lanza. Se dijo que era
persa, pero perfectamente pudo haberla lanzado un cristiano. Murió a los pocos días y sus
hombres eligieron un emperador cristiano: Flavio Claudio Joviano. Joviano tenía que regresar
rápidamente a Asia Menor para que su elección fuera confirmada, pero Sapor II no iba a dejar
marchar a su ejército sin más. El rey persa ya tenía redactadas las condiciones del acuerdo:
Joviano sólo tenía que firmar y así lo hizo. Con ello devolvió a Persia los territorios que Narsés
había cedido a Roma tras ser derrotado por Galerio. Además admitió que Armenia sería
gobernada por un rey elegido por Sapor II. Además Roma cedía las fortalezas de Mesopotamia
que durante tanto tiempo habían resistido los ataques persas.

Sapor II tuvo muchos problemas para hacer efectiva la parte del acuerdo concerniente a
Armenia, pues se encontró con una encarnizada resistencia por parte de la población cristiana.
Se inició así un largo periodo en el que los romanos fomentaron una intriga tras otra en apoyo
de los cristianos armenios.

Por su parte, Joviano murió en 364 en Bitinia, durante el viaje de vuelta a Constantinopla.
Apenas tuvo tiempo de aplicar algunas medidas para contrarrestar los decretos de Juliano en
materia religiosa. Entre ellas estuvo el llamar de nuevo a Atanasio a Alejandría.

El ejército nombró emperador a Flavio Valentiniano (Valentiniano I). Había nacido en Panonia.
Su padre, Galiano, había sido gobernador de África. Sirvió en el ejército, pero fue destituido
durante el reinado de Juliano acusado de cristiano. Al ser nombrado emperador decidió
compartir el gobierno con su hermano Flavio Valente. Valentiniano se instaló en Milán y confió
a Valente las provincias orientales.

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LOS HUNOS

Veamos en el mapa la situación del mundo civilizado en la segunda mitad del siglo IV:

El Imperio Romano mantenía sus fronteras más o menos intactas, pese a la presión cada vez
mayor de los germanos y los persas. El reino ostrogodo había experimentado una notable
expansión en los últimos años. Bajo el gobierno del rey Hermanarico, se había convertido en
un imperio que dominaba extensos territorios desde el mar Negro hasta el mar Báltico. En
realidad esta expansión supuso un debilitamiento para el reino, pues los ostrogodos no se
mezclaron con los pueblos conquistados, sino que se dispersaron formando una oligarquía que
dominaba a un campesiado eslavo sin ninguna tradición guerrera. Los eslavos, y también los
baltos, fueron reducidos a la esclavitud. De hecho, los ostrogodos usaban la palabra "eslavo"
con el sentido de "prisionero" o "esclavo", y éste es precisamente el origen de la palabra
"esclavo". Los ostrogodos dominaron también a algunos pueblos germánicos, como los hérulos
y los gépidos.

El Imperio Gupta florecía bajo Samudragupta. Dominaba un extenso territorio al norte de la


India. La parte sur nunca pudo ser sometida. Estaba dividida en pequeños reinos florecientes
gracias al comercio con Persia, con Arabia, con el Imperio Romano y con otros territorios más
atrasados culturalmente.

El Imperio Chino estaba amedrentado por el reino Wei fundado al norte de su territorio. Las
migraciones de pueblos asiáticos terminaron por expulsar a los hunos, que iniciaron una marcha
hacia el oeste. El Himalaya protegió a la India y los condujo hacia el noroeste.

Volviendo al Imperio Romano, la libertad religiosa concedida por Juliano había permitido que
los católicos ganaran poder en la parte oriental del Imperio. Los arrianos lograron el apoyo de
Valente. Atanasio fue nuevamente desterrado, aunque fue restituido en su cargo un tiempo
después. En 365 se produjo un levantamiento católico encabezado por Procopio, que no dudó
en pedir ayuda a los visigodos. Los visigodos eran paganos en su mayoría, y los pocos cristianos
que había entre ellos eran arrianos, pero la idea apoyar a católicos traidores que les ayudaran a
conseguir un buen botín les pareció prometedora, así que aceptaron. Sin embargo, Valente era
un buen general y no tuvo dificultad en sofocar la revuelta en 366. Procopio resultó muerto,

91
pero la guerra contra los visigodos continuó, al mismo tiempo que Valente luchaba contra los
persas por el dominio de Armenia.

Ese mismo año murió Liberio (curiosamente, el primer obispo de Roma que no ha sido
reconocido como santo), y una vez más facciones opuestas de cristianos eligieron sendos
obispos. Uno se llamaba Dámaso y el otro Ursino. Sin embargo, Dámaso logró el apoyo de
Valentiniano y Ursino fue desterrado.

Poco después de que Juliano dejara la Galia, los alamanes habían cruzado el Rin, pero
Valentiniano no tardó en expulsarlos del territorio romano e incluso realizó varias incursiones en
territorio germano. En 367 nombró Augusto a su hijo de nueve años Flavio Graciano. Esto
significaba que oficialmente Graciano era emperador como su padre. En la práctica era una
forma de designar un heredero pretendidamente más firme que la usual, consistente en
conferirle el título de César. Valentiniano envió a Britania a su mejor general, Flavio
Teodosio, donde derrotó a los pictos, reorganizó las tropas romanas y volvió triunfante a
Londres. En 368repelió una incursión en la isla por parte de los sajones, un pueblo germano que
ocupaba parte de la actual Dinamarca.

En 369 los visigodos fueron derrotados definitivamente por Valente y firmaron un tratado de
paz. Valentiniano envió a Teodosio a la frontera del Rin, donde siguió prestando brillantes
servicios.

En 370 fue elegido obispo de Cesarea Basilio. Había sido amigo de Juliano antes de que fuera
nombrado emperador. Luego había vendido sus bienes y se había retirado a un convento, no sin
antes visitar numerosas comunidades de eremitas de oriente. Desde su cargo de obispo combatió
firmemente al arrianismo, entrando en una peligrosa pugna con el emperador Valente. Escribió
numerosas obras en las que sentó las bases de la vida monacal.

En Hispania empezó a predicar un eclesiástico llamado Prisciliano, que no tardó en atraerse a


las clases populares, especialmente a las mujeres. Prisciliano se oponía a la politización de la
Iglesia y a la corrupción que ésta traía consigo. Instaba a la pobreza y al alejamiento del mundo,
y proclamaba la igualdad entre el hombre y la mujer. A medida que fue haciéndose popular, se
ganó la enemistad de las autoridades eclesiásticas de Hispania.

En 372 un jefe bereber conocido como Firmus encabezó una revuelta en África que pronto
contó con la adhesión de los donatistas. En 373 Valentiniano envió a Teodosio, que inició una
sangrienta represión. Por esta época dejó Italia un joven llamado Jerónimo. Procedía de una
rica familia cristiana de Dalmacia, y había estudiado en Roma, donde reunió una buena
biblioteca de autores clásicos. Ahora había decidido marchar a oriente atraído por la vida
ascética. Se instaló en el desierto de Calcis, en Asia Menor, donde se dedicó a estudiar el
Hebreo para ser capaz de leer los textos bíblicos. Se impuso severas penitencias para obligarse a
renunciar a la literatura pagana. También fue el año de la muerte de Atanasio, el patriarca de
Alejandría.

En 374 murió Auxencio, el obispo de Milán, y se produjo un conflicto entre los partidarios de
un obispo arriano y los partidarios de uno católico. Un catecúmeno llamado Ambrosio defendió
tan ardientemente el catolicismo que él mismo fue aclamado como obispo, si bien ni siquiera
era sacerdote. Fue bautizado, ordenado sacerdote y consagrado como obispo en el plazo de ocho
días. Luego continuó sus estudios: aprendió griego y se interesó por las humanidades.

Mientras tanto los hunos llegaban a las fronteras del Imperio Ostrogodo. En su migración
habían derrotado a numerosos pueblos, muchos de los cuales se habían visto obligados a unirse
a ellos, como los vándalos y los alanos. Un grupo de sármatas huyó hacia adelante, atravesó el
Imperio Ostrogodo y trató de traspasar igualmente las fronteras romanas, pero fueron derrotados

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por Flavio Teodosio, hijo y tocayo del general de Valentiniano, que recibió el cargo de duque de
Mesia. Mientras tanto su padre estaba acabando de sofocar la rebelión de Firmus en África.
En 375 el caudillo ya no contaba con ningún apoyo y terminó ahorcándose.

Este año fueron muchos los gobernantes que murieron por uno u otro motivo. Uno de ellos fue
el rey indio Samudragupta, que fue sucedido por su primogénitoRamagupta, si bien no tardó en
ser asesinado por su hermano Chandragupta II. Bajo su reinado el Imperio Gupta llegó a su
apogeo.

También murió Hermanarico, el rey ostrogodo, que se suicidó al ver cómo los hunos se
apoderaban de su Imperio. Los hunos ocupaban ahora un vasto territorio, pero no puede
hablarse de un Imperio, pues carecían de cualquier clase de organización. Eran nómadas que
viajaban desde siempre con sus rebaños siguiendo los pastos y, ahora, saqueando cuanto
encontraban a su paso y derrotando a cualquier ejército que se les opusiera.

En el curso de unas negociaciones con los cuados, Valentiniano se exasperó y, al parecer, sufrió
un ataque al corazón que le causó la muerte. Los soldados eligieron emperador a su hijo y
tocayo Flavio Valentiniano (Valentiniano II), con la peculiaridad de que sólo contaba con
cuatro años de edad. En vista de ello, Graciano, que era el heredero designado por el difunto
Valentiniano, decidió compartir el gobierno con su hermanastro, que gobernó tutelado por su
madre, Justina. En la práctica, Graciano fue el único emperador de Occidente.

El anciano rey persa Sapor II, en cambio, todavía resistía. Logró finalmente la sumisión de
Armenia, pero a costa de tolerar el cristianismo.

En 376 Graciano ordenó la ejecución de Teodosio. No se conocen los motivos exactos, pero al
parecer el viejo general fue víctima de una confabulación por parte de ciertos funcionarios
corruptos que temían ser descubiertos, y lanzaron sobre él falsas acusaciones. Poco después su
hijo Teodosio decidió retirarse a Hispania (su tierra de nacimiento, donde se casó y no tardó en
tener dos hijos).

Entre tanto, los visigodos cruzaron el Danubio aterrorizados por los hunos, pero cuando los
romanos se presentaron no opusieron resistencia, sino que suplicaron protección. Las
condiciones romanas fueron que los visigodos tenían que entregar todas sus armas, y que sus
mujeres serían transportadas a Asia como rehenes. A cambio se les dejó asentarse en Mesia y
así, varios cientos de miles de visigodos penetraron en el Imperio al tiempo que los hunos
llegaban al Danubio.

Los ciudadanos romanos que entraron en contacto con los visigodos humillaron cuanto pudieron
a los refugiados. Les hicieron sentir que eran unos cobardes y débiles que se habían salvado por
la caridad romana. Les vendieron alimentos a precios abusivos y trataron de explotarlos cuanto
pudieron. Finalmente los visigodos lograron hacerse con armas y se rebelaron. Rápidamente
pactaron con los hunos, que estuvieron encantados de acoger a los visigodos si éstos les
ayudaban a invadir el Imperio Romano.

Ajenos a esta amenaza, los cristianos de occidente seguían en sus luchas contra las diversas
herejías. Dámaso, el obispo de Roma, condenó a los macedonianos y a los apolinaristas. Éstos
últimos eran seguidores de Apolinar, obispo de Laodicea, en Asia Menor, que negaba la
naturaleza humana de Jesucristo. En 378 el reino sabeo recuperó su independencia frente a
Abisinia.

Valente firmó una paz desfavorable con los persas y marchó al Danubio a enfrentarse con los
godos. Graciano avanzó apresuradamente hacia el este para unirse a él, pero Valente no
consideró necesario esperar y presentó batalla a los visigodos cerca de Adrianópolis, en Tracia.

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El jefe visigodo se llamaba Fritigerno. En el momento en que los romanos se acercaron la
caballería goda estaba lejos, en busca de forraje. Fritigerno sabía que no podía enfrentarse a los
legionarios romanos con sus tropas de infantería, así que se rindió. Valente impuso severas
condiciones, Fritigerno las aceptó, pero planteó algunas objeciones menores y arguyó
incansablemente sobre ellas. Los soldados romanos permanecieron de pie durante varias horas,
mientras sus generales parlamentaban. Finalmente, algunos soldados iniciaron la lucha sin
esperar órdenes, pero poco después llegó la caballería gótica que Fritigerno había enviado a
buscar. Con ella iban también jinetes hunos. Los soldados romanos estaban cansados y no
pudieron ofrecer mucha resistencia a la caballería. Al tratar de alejarse se desorganizaron y
fueron aniquilados sin dificultad por los godos. El propio Valente murió en el combate.

Los hunos eran asiáticos, de corta estatura, y montaban caballos también asiáticos, también
pequeños. Podría parecer que no tenían nada que hacer frente a los robustos germanos, y mucho
menos contra los eficientes romanos, pero no era así. Una de sus principales ventajas era que,
desde hacía siglos, usaban estribos, los cuales conferían a sus guerreros una estabilidad de la
que carecían los jinetes germanos, e incluso los romanos. Un jinete romano podía perder el
equilibrio y caer al tratar de esquivar una lanza o una espada esgrimida por un soldado de
infantería, por lo que los romanos sólo usaban la caballería como refuerzo, mientras que el
grueso del combate descansaba en los soldados de a pie. La caballería sólo era eficiente cuando
la infantería había desorganizado suficientemente al enemigo, pues un ataque bien organizado
de la infantería sobre la caballería daría inevitablemente la victoria a la primera. Los germanos
trataban de imitar la técnica romana lo mejor que podían, pero la disciplina romana era
infinitamente superior, y ello era decisivo casi siempre. Por el contrario, los hunos luchaban
todos a caballo, y su capacidad de maniobra era tal que la infantería no tenía nada que hacer
contra ellos.

La batalla de Adrianópolis supuso el fin de la superioridad militar romana. Los godos habían
vencido gracias a una estratagema, pero no tardaron en aprender las técnicas ecuestres de los
hunos, con lo que la infantería perdió todo su valor estratégico. Durante los próximos mil años
la caballería sería el núcleo de los ejércitos, y sólo con la invención de la pólvora la infantería
recuperaría su importancia. Naturalmente, los romanos también terminaron adaptándose a las
circunstancias, pero ahora sus mil años de experiencia militar carecían de valor y sus fuerzas
eran iguales a las de sus enemigos. De momento todavía contaban con una ventaja, y era la
desorganización de los bárbaros, pero esta ventaja no iba a durar mucho.

Ahora Graciano era en la práctica el único emperador romano, pues su hermanastro


Valentiniano seguía siendo un niño de ocho años. Graciano por su parte sólo tenía dieciocho
años, y no se sintió capaz de reemplazar a Valente, así que en 379 llamó a Teodosio, lo nombró
emperador y le confió el gobierno del Imperio Romano de Oriente. Se estableció en Tesalónica,
pero no trató de enfrentarse con los godos, que saqueaban a su antojo los territorios al sur del
Danubio. En lugar de forzar un enfrentamiento directo, que podría haber sido desastroso,
Teodosio trató de enemistar unas facciones con otras.

Tras la muerte de Sapor II el trono persa pasó a manos de su primo y cuñado Ardacher II, que
persiguió cruentamente a los cristianos, a quienes ya había perseguido anteriormente cuando era
gobernador de una provincia persa.

En 380 los ostrogodos que habían participado junto a los hunos en la batalla de adrianópolis se
establecieron en Panonia. Ese mismo año murió san Frumencio, el obispo de Aksum que había
evangelizado Abisinia.

En Hispania, varios obispos de la Bética y de Lusitania denunciaron a Prisciliano como hereje, y


un concilio celebrado en Zaragoza condenó algunas de sus prácticas rituales, aunque no su
doctrina. Pese a ello, sus partidarios lograron que fuera elegido obispo de Ávila.

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En Irlanda subió al trono de Connacht uno de sus reyes más poderosos, llamado Niall el de los
Nueve Rehenes, descendiente del rey Conn, fundador del reino. Dirigió muchas expediciones
contra las costas de Britania e incluso tal vez de la Galia.

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TEODOSIO

En 380 Teodosio trasladó la corte a Constantinopla. En este momento el Imperio Romano se


hallaba en una situación novedosa: los dos emperadores eran católicos. En realidad Justina, la
madre de Valentiniano (el tercer emperador) era arriana, pero su influencia era mínima. Los
católicos supieron aprovechar eficientemente esta ventaja. En 381 Teodosio convocó el primer
concilio de Constantinopla, donde el arrianismo fue condenado. Teodosio endureció las penas
contra los herejes, prohibió los oráculos, los sacrificios y las visitas a los templos.

Por su parte, Ambrosio, el obispo de Milán, se ganó la confianza de Graciano y lo convenció


para que abandonara su política de tolerancia. El emperador no tardó en ordenar el destierro
contra Prisciliano, pero éste marchó a Roma y allí se entrevistó con el obispo Dámaso y con el
propio Graciano. Luego fue a Milán y habló con Ambrosio, hasta lograr que el destierro fuera
revocado.

En 382 Graciano renunció al título de Pontífice Máximo, asociado al cargo imperial, prohibió
tener propiedades a las vírgenes vestales, y apagó la "llama eterna",que habían mantenido
encendida en Roma durante siglos. Ambrosio logró tambien que Graciano quitara del Senado
Romano el altar pagano de la Victoria. Para ello tuvo que enfrentarse al que es considerado
como el último intelectual pagano en Roma: Quinto Aurelio Símaco. Representó a los escasos
senadores paganos que aún quedaban y no dudó en oponer su retórica al avance del
cristianismo. Cuando Graciano quitó el altar de la Victoria, Símaco escribió una carta a
Valentiniano pidiendo una rectificación, pero sólo consiguió ser desterrado. Más tarde se le
permitió volver a Roma, donde siguió desempeñando altos cargos hasta su muerte.

Bajo Graciano y Teodosio los ciudadanos romanos se convirtieron en masa al cristianismo.


Muchos tal vez sólo para evitar perjuicios, pero los hijos de estos conversos por conveniencia
recibieron una educación cristiana, por lo que se convirtieron en católicos sinceros. El
arrianismo decayó rápidamente. Algunos arrianos se hicieron católicos, otros adoptaron otras
religiones menos perseguidas, especialmente el maniqueísmo, y otros decidieron abandonar el
Imperio y predicar el arrianismo entre los germanos. A medida que los bárbaros germanos
entraban en contacto con la civilización fueron aceptando también el cristianismo, pero lo
hicieron en la versión arriana, en parte porque eso les daba una excusa para seguir considerando
a los romanos como enemigos, y en parte porque para su mentalidad era más fácil concebir a
Jesucristo como un líder tribal humano en vez de como un dios, justo al contrario que los
romanos, que estaban acostumbrados a adorar a un dios de carne y hueso en la figura del
emperador.

Jerónimo, que había sido ordenado sacerdote y había participado en los conflictos teológicos
defendiendo el catolicismo en Antioquía, volvió a Italia, y no tardó en convertirse en el
secretario del obispo Dámaso. Éste se dio cuenta de lo extraordinario de contar con un
colaborador que sabía griego y hebreo, y le encargó una edición de la Biblia. Los cristianos de
oriente hablaban griego, que era la lengua del Nuevo Testamento, y para el Antiguo Testamento
disponían de la versión de los setenta. Sin embargo, eran pocos los cristianos de occidente que
conocían el griego, y sólo podían leer los textos bíblicos a través de escasas y malas
traducciones disponibles. Jerónimo recurrió a las fuentes hebreas y griegas de los textos bíblicos
y realizó su propia traducción al latín literario. Su Biblia junto con sus comentarios y los de
otros teólogos fue difundida más adelante con el distintivo de Vetus et Vulgata Editio (Edición
antigua y traducida para el vulgo), por lo que terminó siendo conocida como "la Vulgata", y es
la versión oficial de la Biblia Católica.

Teodosio pactó finalmente con los godos y los dejó asentarse al sur del Danubio como un reino
independiente a condición de que custodiasen la frontera. Además favoreció el alistamiento de
godos y otros bárbaros en las legiones romanas. Más aún convirtió en generales a un buen

96
número de ellos (al fin y al cabo, los bárbaros obedecerían mejor a oficiales bárbaros que a
oficiales romanos). Los germanos introdujeron una novedad en el Imperio Romano: los
pantalones. Los romanos usaban distintas prendas de vestir, pero todas ellas cubrían ambas
piernas con una misma pieza de tela que podía levantarse dejando las piernas desnudas cuando
el ropaje dificultaba alguna tarea. Los germanos, en cambio, rodeaban cada pierna por separado,
lo que permitía, por ejemplo, que los jinetes pudieran llevar las piernas cubiertas. Estas nuevas
prendas se difundieron entre los hombres, para los que los ropajes romanos podían ser más
engorrosos en sus actividades, mientras que las mujeres siguieron usando trajes largos a modo
de faldas.

Parece ser que Graciano descuidó las labores de gobierno y dedicó cada vez más tiempo a
actividades de ocio, como ir de caza acompañado de jinetes bárbaros. Su popularidad decreció y
no tardaron en salir candidatos al trono. En 383 las legiones de Britania eligieron emperador a
su general Magno Clemente Máximo,quien se adueñó de la Galia y mató a Graciano. Teodosio
estaba ocupado con los godos en el este. Además, la nobleza persa acababa de derrocar a
Ardacher II y lo había sustituido por Sapor III, hijo de Sapor II. Su situación en el trono era
delicada, y Teodosio pudo aprovecharlo para firmar una paz ventajosa con Persia, en la que se
reconocía la independencia de Armenia.

En estas condiciones Teodosio no podía ocuparse de Máximo, así que lo reconoció como
emperador a condición de que éste reconociera a su vez la autoridad de Valentiniano (que
todavía era un niño de doce años).

En 384 murió san Dámaso, el obispo de Roma. Máximo volvió a desterrar a Prisciliano y un
concilio celebrado en Burdeos lo declaró hereje (maniqueo), brujo y explotador de mujeres.
En 385 un tribunal de Treveris (la capital de Máximo) confirmó la sentencia y Prisciliano fue
ejecutado junto con algunos de sus discípulos. Ambrosio condenó la sentencia y ejecución. Sus
restos fueron solemnemente trasladados a Hispania. Jerónimo regresó a oriente. Se estableció en
Belén, donde se consagró a la erudición, al ascetismo y a la dirección religiosa de grupos de
monjes.

En 386 Valentiniano II trató de imponer un obispo arriano en Milán, pero Ambrosio se refugió
con numerosos seguidores en la basílica porciana, que los soldados del emperador no se atrevían
a profanar. Se cuenta que, para mantener entretenidos a sus fieles durante el encierro, compuso
himnos corales y salmos con estribillo, rituales que se difundieron con rapidez y pronto pasaron
a formar parte de la liturgia cristiana.

El arrianismo de Valentiniano II lo ponía en una situación delicada, pues los otros dos
emperadores eran católicos. Su madre Justina consiguió que Teodosio aceptara la mano
de Gala, hermana de Valentiniano, lo que reforzó los vínculos entre ambos emperadores. Poco
después, en 387, Máximo invadió Italia y Valentiniano tuvo que huir junto a Teodosio. Éste
aprovechó la ocasión y partió hacia el oeste. Se encontró con Máximo en la Galia y lo hizo
asesinar. Teodosio restableció a Valentiniano en el trono, pero lo puso bajo la tutela
de Arbogasto, un general de origen franco que gozaba de su confianza y que se dedicó a
limpiar la Galia de partidarios de Máximo.

El rey persa Sapor III murió en un motín provocado por sus soldados y fue sucedido por su
hermano Bahram IV, cuya mayor preocupación fue defender el Imperio de los ataques de los
hunos.

Ambrosio, el obispo de Milán, bautizó a Agustín. Había nacido en Tagaste, en la diócesis de


África. Era hijo de un padre pagano y una madre cristiana. Él, en cambio, se decantó por el
maniqueísmo, que durante su juventud había ganado en popularidad, pero tres años atrás se
había reunido en Roma con su madre, con quien se trasladó a Milán al año siguiente. Allí se

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interesó por el neoplatonismo y leyó con interés las obras de Plotino. Finalmente su madre logró
conducirlo al cristianismo a través de Ambrosio. Fue bautizado junto con su hijo Adeonato, de
dieciséis años. Cuando se disponía a volver a Tagaste su madre murió, lo que retrasó su partida
hasta 388. En su ciudad natal vendió todos sus bienes y dio el dinero a los pobres. Después se
estableció en Hipona.

En 390 se produjo un incidente en la ciudad de Tesalónica, y el resultado fue que la multitud


linchó a los oficiales de la guarnición romana de la ciudad. Teodosio fue presa de un ataque de
cólera y envió su ejército contra la indefensa ciudad. Se dijo que murieron unas siete mil
personas. Ambrosio, el obispo de Milán, quedó horrorizado e hizo saber al emperador que no
sería admitido en los ritos de la Iglesia mientras no hiciera una penitencia pública. Teodosio se
resistió durante ocho meses, pero finalmente tuvo que ceder. Se ponía así de manifiesto el poder
que la Iglesia Católica estaba adquiriendo, y en particular la gran influencia del obispo de
Milán.

En 391 Agustín fue ordenado sacerdote en Hipona.

Ésta es la fecha en la que al parecer la mayor parte del Japón se unificó bajo la dinastía
del Yamato, que extendió su influencia hasta el sur de Corea. Allí se impuso sobre un territorio
que recibió el nombre de Mimana, arrebatado a los reinos de Silla y Paikche.

Por esta época se había desarrollado una compleja mitología conocida en japonés como Kami-
no-michi (camino de los dioses), aunque es más conocida con el nombre chino de shen-
tao, o sintoísmo. De un caos primigenio, que era como un océano de lodo envuelto en la
oscuridad, nacieron varios dioses. Dos de ellos,Izanagi (el hombre que invita) e Izanami (la
mujer que invita) crearon las islas del Japón. Luego de hacer los campos, las montañas, la
niebla, etc., engendraron muchos dioses, el último de los cuales, el dios del fuego, quemó a su
madre al nacer. La diosa murió y descendió a los infiernos del mundo subterráneo. Izanagi
despedazó al niño y marchó en busca de Izanami, pero ella se quedó en el mundo subterráneo e
hizo volver a Izanagi a la tierra. Allí Izanagi creó a Amaterasu, la gran diosa del Sol,
a Tsukiyomi, el dios de la Luna, y a Susanoo, el dios de las tormentas. A la diosa Amaterasu se
le asignó el dominio del mundo, sólo turbado por las maquinaciones de su hermano Susanoo.

En 392 Valentiniano tenía ya veintiún años y Arbogasto tenía cada vez más dificultades para
controlarlo, así que finalmente lo hizo asesinar y lo sustituyó por Flavio Eugenio, un profesor
de retórica que probablemente participó en el complot. Teodosio se negó a aceptar los hechos y
Eugenio trató de ganarse el apoyo de los restos del paganismo. Permitió al Senado Romano
restaurar el Altar de la Victoria, pero tuvo que huir a la Galia, donde se hizo fuerte y logró el
apoyo de Hispania.

En 393 Teodosio nombró Augusto a su hijo menor Flavio Honorio (que sólo contaba con nueve
años de edad) y le otorgó el gobierno del Imperio Romano de Occidente, tras lo cual partió
hacia el oeste para hacer efectiva esta decisión. En 394 derrotó a Arbogasto e hizo decapitar a
Eugenio. Poco después Arbogasto se suicidó. Ahora Teodosio gobernaba todo el Imperio
Romano. Ese mismo año prohibió los Juegos Olímpicos, que llevaban celebrándose en Grecia
desde hacía casi doce siglos.

En 395 Teodosio se encontraba todavía en Milán cuando cayó enfermo y murió poco después.
Los historiadores católicos lo recordaron como Teodosio I el Grande, por haber convertido al
catolicismo en la religión oficial del Imperio (y haber perseguido todas las demás). Antes de
morir Teodosio dispuso que su hijo mayor, Arcadio, gobernara el Imperio Romano de Oriente,
mientras que su hijo menor, Honorio, gobernaría el Imperio Romano de Occidente. Los nuevos
emperadores tenían dieciocho y once años respectivamente, así que Teodosio les asignó tutores
que actuarían como regentes durante su minoría de edad. Como tutor de Arcadio escogió

98
a Flavio Rufino, un político de origen germano que había prosperado gracias al apoyo de
Ambrosio (había desempeñado un papel importante en las negociaciones entre Ambrosio y
Teodosio). Se había bautizado el año anterior y desde entonces se había dedicado a perseguir
arrianos y a enriquecerse confiscando sus bienes.

El tutor de Honorio era Flavio Estilicón. Era un general de origen vándalo. Estaba casado con
una sobrina de Teodosio con quien había tenido una hija. Teodosio y Estilicón habían acordado
que esta hija se casaría con Honorio. Por su parte, Rufino pretendía casar a su hija con Arcadio,
pero su plan fue frustrado por el eunucoEutropio, de origen Armenio, que logró concertar el
matrimonio del emperador con Eudoxia, la hija de un general franco llamado Bauto. La boda
se celebró apenas tres meses después de que Arcadio se convirtiera en emperador. Rufino se
encontró con que tenía tres enemigos poderosos: uno era Eutropio, que le disputaba el control
sobre el monarca, otro era Estilicón, pues entre los dos regentes surgió inmediatamente una
rivalidad por el dominio de Iliria, y el tercero eraAlarico, el rey de los visigodos, que había
sucedido a Fritigerno unos años antes y al que Teodosio había convertido en general. Alarico
consideraba que había servido fielmente a Teodosio y que, por lo tanto, debía haber sido él y no
Rufino el tutor de Arcadio. Por ello condujo a sus hombres contra Constantinopla, pero pronto
descubrió que la ciudad era prácticamente inexpugnable. Rufino murió asesinado antes de que
acabara el año. Parece ser que su muerte la organizó Estilicón. El nuevo regente pasó a ser
Eutropio, que aparentemente era el hombre más poderoso de Constantinopla. Sin embargo,
Eudoxia no tardó en comprender que su marido era un estúpido y ella era hermosa. Y esta
combinación bastaba y sobraba para convertirla en la mujer más poderosa de Constantinopla. Se
inició así una rivalidad entre Eutropio y la Emperatriz en la que ésta tenía todas las de ganar.

Frustrado ante los muros de Constantinopla, Alarico dio marcha atrás y se dedicó a saquear
Tracia. En 396 sus hombres entraron en Eleusis. Los visigodos ya eran cristianos en su mayoría
(aunque arrianos), así que destruyeron el templo de Ceres y con ello dieron fin a los misterios
eleusinos, que todavía venían celebrándose desde tiempos inmemoriales, ante la mirada hostil
de los cristianos.

Ese mismo año Agustín fue elegido obispo de Hipona. Se había convertido en el principal
teólogo cristiano de occidente. Sus cartas fueron enviadas a todo el Imperio, sus sermones
fueron recogidos en libros, escribió numerosas obras sobre teología. Agustín creía en la
depravación de la humanidad. El hombre nace manchado con el pecado original que cometieron
Adan y Eva cuando desobedecieron a Dios. Este pecado sólo se limpia con el bautismo. Los
niños que mueren antes de ser bautizados están condenados para toda la eternidad. En sus
primeros años como obispo, Agustín escribió sus famosas Confesiones, una autobiografía en la
que no duda en descubrir sus propios pecados de juventud. Mientras fue obispo se encargó de
que los donatistas no dieran problemas en África.

En 397 Estilicón avanzó sobre Grecia con el pretexto de librar al Imperio Oriental de la
amenaza visigoda. Alarico y sus hombres estaban ocupando el Peloponeso. No tardó en
acorralarlos, pero Alarico logró escapar. Entonces Eutropio realizó una maniobra. Pactó con
Alarico y, junto con otros títulos vacíos pero altisonantes, lo nombró gobernador de Iliria, el
territorio que se disputaban las dos mitades del Imperio. Estilicón tuvo que retirarse y el Imperio
Oriental mató dos pájaros de un tiro: se libró de los visigodos y mantuvo a raya a Estilicón.

En 397 murió san Ambrosio, el obispo de Milán. En 398 fue nombrado Patriarca de
Constantinopla un hombre llamado Juan, aunque tras su muerte fue recordado como Juan
Crisóstomo, (Juan Boca de Oro) a causa de su prodigiosa retórica. Había sido ermitaño en las
regiones desérticas cercanas a Antioquía, y sólo una enfermedad le obligó a retornar al mundo.
Entonces se hizo sacerdote y pronto se hizo popular entre los auditorios que se reunían para
escuchar sus emocionantes sermones. Su fama no se debió sólo a su retórica, sino también a su
vida ejemplar. Usó su riqueza y su influencia para construir hospitales y aumentar la caridad

99
hacia los pobres. Tras ser elegido Patriarca, sus sermones subieron de tono. Denunció el lujo y
la inmoralidad, defendía el celibato de los sacerdotes, incluso propugno la abolición de la
esclavitud, cosa que, al parecer, hasta entonces no se le había ocurrido a nadie. Fue uno de los
pocos padres de la Iglesia que actuó como los profetas del Antiguo Testamento. Naturalmente,
los pobres estaban encantados con él, pero se enemistó con los ricos y poderosos. Entre sus
enemigos más peligrosos estaban la emperatriz Eudoxia y Teófilo, el Patriarca de Alejandría, a
los que denunciaba públicamente por su vida disoluta.

En 399 Eudoxia logró que Eutropio fuera acusado de traición. Juan Crisóstomo pronunció una
homilía en su defensa, pero finalmente fue decapitado.

Ese mismo año murió el rey persa Bahram IV, y fue sucedido por su sobrino Yazdgard I, hijo
de Sapor III. Al igual que sus predecesores, fue acosado por los nobles y los sacerdotes. Para
zafarse de ellos se le ocurrió apoyar a los cristianos, por lo que suspendió las persecuciones y
les permitió reconstruir sus iglesias.

100
LAS INVASIONES BÁRBARAS

Al inicio del siglo V el Imperio Romano era ya mayoritariamente católico y apenas quedaban
rastros de arrianismo, excepto entre los numerosos soldados y oficiales germanos que servían al
Imperio. Nadie se había atrevido a combatir el arrianismo entre sus filas, y ellos lo habían
adoptado principalmente como una forma de reafirmar su independencia. Desde un punto de
vista político se daba una situación peculiar: hasta entonces, en los periodos en que el Imperio
había sido gobernado por varios coemperadores, siempre había habido uno por encima de los
demás que marcara una política conjunta. Y cuando no había sido así, siempre uno de los
coemperadores había terminado imponiéndose sobre los otros. Ahora, en cambio, las dos
mitades del Imperio seguían políticas independientes según sus propios intereses, a menudo en
conflicto mutuo. Estas políticas no estaban marcadas por los coemperadores, Arcadio y
Honorio, que eran totalmente incapaces, sino que en oriente la última palabra sobre cualquier
asunto la tenía la Emperatriz Eudoxia, de origen franco, mientras que en occidente mandaba el
vándalo Estilicón.

La última jugada entre ellos había sido la idea oriental de "contratar" a Alarico y sus visigodos
para que custodiaran Iliria contra los intereses de Estilicón. Pero Alarico no iba a conformarse
con Iliria. Había llegado a la conclusión de que el Imperio de Occidente era más débil que el de
Oriente, y sólo esperó las condiciones oportunas para lanzarse sobre el oeste. En 400 invadió el
norte de Italia. Estilicón tardó en reaccionar, y sólo en 402 estuvo en condiciones de hacerle
frente. Los ejércitos (ambos integrados casi completamente por germanos) se encontraron
en Pollentia (la actual Pollenza). Estilicón atacó el domingo de Pascua, con lo que pilló por
sorpresa a Alarico, que no creyó que fuera a atacar en un día santo. El resultado fue una estrecha
victoria para Estilicón, a la que siguió otra más rotunda en Verona, en 403, tras la cual Alarico
abandonó Italia y se replegó de nuevo en Iliria.

En oriente Juan Crisóstomo, el Patriarca de Constantinopla, seguía denunciando todo signo de


corrupción que llegara a su conocimiento. La Emperatriz Eudoxia le preparó una trampa en
colaboración con Teófilo, el Patriarca de Alejandría. Hizo que Arcadio convocara un sínodo en
Constantinopla. A él acudirían numerosos obispos, entre ellos Juan Crisóstomo y Teófilo, y el
primero sería acusado de herejía. El veredicto ya estaba acordado. Juan Crisóstomo comprendió
la situación y se negó a comparecer, por lo que fue destituido del patriarcado y enviado al exilio.
Sin embargo, su exilio duró sólo dos días, pues las revueltas del populacho asustaron a la
Emperatriz.

En 404 se repitió la jugada, pero esta vez un destacamento de mercenarios germanos ocupó
Constantinopla. Los germanos eran arrianos, así que a ellos no les importaban las decisiones de
los sínodos católicos. Ahora Eudoxia logró exiliar definitivamente a Juan Crisóstomo sin que el
pueblo se atreviera a replicar la decisión. No obstante, aun sin violencia, muchos habitantes de
Constantinopla se negaron a aceptar la autoridad del nuevo Patriarca. De todos modos, Eudoxia
no pudo disfrutar de su victoria, pues ese mismo año murió de parto.

Aunque el intento de invasión de Italia por parte de Alarico había sido frustrado, había
conseguido asustar al emperador Honorio, que decidió trasladar la corte de Milán a Ravena, más
al sur. Esto hizo que el obispo de Milán perdiera la enorme influencia que había ganado en
tiempos de san Ambrosio. Ahora el obispo más importante de occidente era Agustín, en Hipona.

En 405 murió el rey de Connacht Niall el de los Nueve Rehenes. Sus descendientes, conocidos
como los O'Neil, reinaron en Connacht, en Meath y en una parte de Ulster, que unos años antes
se había fragmentado en varios reinos: Ailech (el que gobernaban los O'Neil), al norte y el
oeste, Oriel, al sur y Dalriada y Ulidia al este. Con el tiempo, los O'Neil llegaron a dominar
todo el Ulster.

101
Los suevos se lanzaron sobre Italia a través de los Alpes. Estilicón pudo frenarlos, pero al precio
de dejar desprotegida la frontera del Rin. En 406 una horda de ostrogodos dirigidos
por Radagaiso penetró en Italia desde Panonia y nuevamente Estilicón pudo aniquilarlos. El
último día de este año, los suevos, conducidos por su jefe Hermenerico, cruzaron el Rin sin
encontrar ninguna resistencia. Junto a ellos pasaron los vándalos, dirigidos por Gunderico, y un
contingente de alanos.

Estilicón había ido concentrando progresivamente en Italia todas las legiones disponibles. Las
únicas fuerzas que quedaban fuera de Italia estaban en Britania, y su situación era tan precaria
que en 407 decidieron elegir su propio emperador, llamado Constantino. El usurpador pasó
todas sus tropas a la Galia dejando a Britania completamente inerme. Los britanos tuvieron que
defenderse como pudieron de los pictos y los piratas de Irlanda. Los escotos aprovecharon los
disturbios y empezaron a instalarse de forma permanente en el territorio de los pictos. Ese
mismo año murió san Juan Crisóstomo.

Constantino logró dominar parte de la Galia, empujó hacia el sur a los suevos, los vándalos y los
alanos y contuvo una invasión de los burgundios, dirigidos porGundicaro, a los que convirtió
en aliados romanos (pero al lado germano del Rin). Nombró César a su hijo Constante, al cual
envió a Hispania para dominar a los bárbaros.

En 408 murió Arcadio y fue sucedido por su hijo de siete años, Teodosio II. Mientras tanto
Estilicón estaba proyectando una expedición a las Galias, pero sus tropas se amotinaron y
Honorio no encontró mejor forma de contener la revuelta que ordenando la decapitación de su
mejor general. Sin embargo, la muerte de Estilicón enojó a muchos godos que prestaban
servicio bajo sus filas. A esto se unió el descontento por ciertas medidas antiarrianas que
tomaron los sucesores de Estilicón, y el resultado fue que decenas de miles de godos se unieron
a Alarico y en 409 volvió a invadir Italia y no tardó en estar ante las puertas de Roma.

Por esta época los bárbaros que habían cruzado las fronteras del Imperio se habían asentado en
Hispania: los suevos ocuparon el norte de la península, en el centro se asentaron los alanos y la
parte sur se convirtió en Vandalicia, término del que procede el nombre actual de la región:
Andalucía. La parte nororiental estaba bajo el control de Constante, pero uno de sus
generales, Geroncio, se sublevó en Tarragona, mató a Constante y nombró otro emperador
llamado Máximo.

Alarico exigió a Honorio que le entregara tierras para sus visigodos. En realidad tenía la
capacidad de quedarse con cuanto le viniera en gana, pero probablemente en aquellos tiempos
nadie era consciente de que el Imperio de Occidente estaba exhausto. Alarico pensaba que los
romanos reunirían un ejército tarde o temprano y barrerían a todos los bárbaros invasores,
mientras que eso no ocurriría si sus hombres fueran precisamente ese ejército encargado de
custodiar el Imperio. Honorio y su corte se sentían a salvo en la bien fortificada Ravena, así que
se negó a ceder ante Alarico. Éste optó por volver a asediar Roma como medida de presión, pero
tampoco dio resultado, hasta que en 410 la asedió por tercera vez y ahora Roma se rindió. Por
primera vez desde que los galos entraran en la ciudad exactamente ocho siglos antes, un ejército
enemigo había entrado en Roma.

Alarico permaneció tres días en Roma, y luego marchó hacia el sur. La ciudad sufrió daños
mínimos, pues los visigodos estaban impresionados por la historia de laCiudad Eterna. Fueron
más turistas curiosos que saqueadores. De todos modos, el prestigio de Roma quedó dañado
irreparablemente. Alarico pensó que en una región alejada como África le resultaría fácil formar
un reino similar a los que se habían formado en Hispania. Además podría tomar Sicilia, que era
rica, al contrario que la Galia, sumida en la miseria o Iliria, expuesta al poder del Imperio de
Oriente. Sin embargo, una tormenta destruyó la flota con la que pensaba cruzar el Mediterráneo,
así que cambió de idea y volvió atrás. Poco después, mientras aún estaba en el sur de Italia,

102
cogió una fiebre y murió. Se cuenta que los visigodos, obligados a enterrar a su jefe en tierra
extraña, desviaron el curso de un pequeño río, enterraron el cadáver en su lecho, restablecieron
el curso del río y mataron a los campesinos que habían forzado a realizar el trabajo, de modo
que se aseguraron de que su tumba no sería violada.

Los visigodos eligieron como jefe a Ataúlfo, el cuñado de Alarico, con quien se dirigieron hacia
el norte en busca de tierras. Ataúlfo también buscaba un acuerdo con Honorio que legitimara su
posición, y ahora tenían una buena baza a su favor: en Roma, los visigodos habían capturado
a Gala Placidia, la hermanastra de Honorio hija de Teodosio I y su segunda esposa, Gala.

Mientras tanto Honorio había encontrado un general competente que reemplazara a Estilicón. Se
llamaba Constancio, y fue enviado a la Galia contra Constantino. En 411 lo encontró y lo
derrotó en Arles. El otro emperador, Máximo, tuvo que huir a territorio germano y no se volvió
a saber de él. Mientras tanto, un galo llamado Jovino, tal vez representante de la aristocracia
gala, logró el apoyo de un número suficiente de soldados germanos como para proclamarse
emperador. En412 Ataúlfo llevó a sus visigodos a la Galia y se ofreció a Jovino para "defender"
la Galia, es decir, para ocuparla.

Ese mismo año volvió a Roma un monje britano llamado Pelagio. Había vivido en Roma, pero
poco antes de la llegada de Alarico había pasado a Sicilia, luego estuvo un año en África y otro
en Oriente. Ahora empezó a predicar, y en su doctrina afirmaba que el hombre nace libre de
pecado, y que son su voluntad y sus actos los que deciden si se salva o se condena. Esto era
grave porque contradecía la doctrina de Agustín, según la cual el hombre nace con el estigma
del pecado original y no puede salvarse sin la Gracia de Dios, otorgada únicamente a través del
bautismo.

Tras la muerte de Teófilo, fue nombrado Patriarca de Alejandría su sobrino Cirilo. Por aquella
época el pensamiento griego se había extinguido, pero todavía quedaban hombres que, si no
aportaron nada original, sí tuvieron la capacidad necesaria para conservar el conocimiento de
los antiguos. El más notable a la sazón no era un hombre, sino una mujer: Hipatia. Era la
directora de la Biblioteca de Alejandría y estaba a la cabeza de la escuela neoplatónica. Con la
ayuda de su padre,Teón de Alejandría, había preparado una edición crítica de los Elementos de
Euclides y un comentario del Almagesto de Ptolomeo. Parece ser que también preparó
comentarios sobre la Aritmética de Diofanto y sobre el Tratado de las Cónicas de Apolonio. Era
muy popular en la ciudad, y atraía a muchos estudiantes a sus clases de filosofía. Sin embargo,
la moral católica dejaba bien claro qué cualidades convenían a una mujer, y la inteligencia no
era una de ellas. Si unimos a esto que Hipatia era pagana y Cirilo un perfecto católico, el
resultado fue que el Patriarca no tardó en engendrar un odio mortal contra Hipatia y aprovechó
cuantas ocasiones se le presentaron para difamarla, maldecirla y volver contra ella a los
cristianos.

La entrada en Roma de Alarico también había impactado en Constantinopla. En 413 se inició la


construcción de una triple muralla que protegiera a la ciudad. Las obras se prolongaron durante
más de treinta años.

Mientras tanto, Honorio se decidió a negociar con Ataúlfo. Éste entendió que un acuerdo con
Honorio tenía más valor que un acuerdo con el usurpador Jovino, así que traicionó su pacto
anterior y entregó a Jovino, que fue inmediatamente ejecutado. Luego Ataúlfo se tomó más de
lo acordado con Honorio: se apoderó de Burdeos, Narbona y Tolosa, y formó un reino
independiente con capital en Burdeos. Por su parte, Gundicaro cruzó el Rin con los burgundios,
y fundaron un reino con capital en Worms que ocupaba parte de la Galia y parte de Germania.

En 414 murió el rey indio Chandragupta II y fue sucedido por Skandragupta.

103
Ataúlfo se casó con Gala Placidia, en contra de la voluntad de Honorio. Éste envió a Constancio
contra Ataúlfo, pero Constancio consideró que mejor que enfrentarse a él era enfrentar a unos
bárbaros con otros. Convenció a Ataúlfo que, como cuñado del emperador, su deber era marchar
a Hispania y someter a los invasores bárbaros. Ataúlfo, tal vez por el deseo de más botín y más
poder, accedió encantado y marchó hacia Hispania.

Teodosio II tenía todavía trece años, pero su hermana mayor, Pulqueria, tenía ya quince y era lo
suficientemente despierta como para convertirse en regente.

En 415 Cirilo logró instigar a un grupo de monjes para que mataran a Hipatia. Según se cuenta,
la desnudaron y la despellejaron viva con conchas. Parte de la Biblioteca de Alejandría fue
destruida en una revuelta que se produjo a continuación. El resto fue conservado, pero la
biblioteca fue cerrada y, si ya hacía tiempo que no era un centro de investigación, ahora dejó de
ser también un centro de estudios. He aquí una muestra de cómo la instigación al asesinato no
está reñida con la santidad, pues aún hoy la Iglesia Católica dedica a san Cirilo el 27 de enero de
cada año.

En la India murió el rey Chandragupta II, que fue sucedido por Kumaragupta I.

Parece ser que los visigodos se convencieron de que su aventura en Hispania les convertiría
finalmente en un pueblo poderoso, porque el puesto de rey empezó a estar solicitado. Ataúlfo
fue asesinado en Hispania junto con sus hijos, y su sucesor, Sigerico, murió también asesinado a
los siete días de reinado. Fue sucedido porValia, que organizó una expedición a África para
aprovisionarse de víveres, pero fracasó y en 416 se vio obligado a negociar con Roma. A
cambio de una provisión de trigo Valia se comprometía a devolver a Gala Placidia y a luchar
como aliado romano contra los invasores bárbaros de la península.

Con quince años de edad, Teodosio II ya podía ejercer por sí mismo como emperador y
Pulqueria dejó de ser regente, aunque esto sólo era la teoría, pues en la práctica el joven era tan
estúpido como su padre y su tío, por lo que Pulqueria no tuvo dificultades en dominar a su
hermano y seguir tomando las decisiones necesarias.

Al rey persa Yazdgard I no le fue tan bien como a Constantino I con su política procristiana. Los
obispos cristianos en Persia, en lugar de conformarse con el apoyo que recibían, tal y como
habían hecho los contemporáneos de Constantino I, pretendieron que Yazdgard I fuera un
Teodosio I y que exterminara completamente a los mazdeístas. Por su parte, los mazdeístas lo
llamaban Yazdgard el Pecador, y con este nombre es conocido en la historia. Al verse
estrangulado por la intransigencia religiosa por los dos frentes, Yazdgard I decidió que más vale
malo conocido que bueno por conocer, con lo que abandonó a los cristianos y continuó con las
persecuciones donde las había dejado al subir al trono.

Un discípulo de Pelagio llamado Celestio había difundido su doctrina, la cual había llegado
finalmente a oídos de Agustín. Inmediatamente la condenó y en 417 instó al obispo de Roma a
que hiciera lo mismo (pues el pelagianismo se había iniciado en Roma). Desde la muerte de san
Dámaso, Roma había tenido tres obispos insignificantes: san Ciricio, san Anastasio y
san Inocencio, que murió este mismo año. Los dos primeros habían sido eclipsados por el
obispo de Milán, y sólo san Inocencio tuvo alguna iniciativa destacada, como denunciar
(vanamente) la condena de san Juan Crisóstomo. Poco antes de morir, san Inocencio confirmó la
condena de Agustín contra Pelagio y sus seguidores. También condenó el origenismo, la
doctrina de los seguidores de Orígenes, que aunque en su día fue un teólogo respetado por los
cristianos y martirizado por los romanos, sus seguidores no se dieron cuenta de que la doctrina
cristiana había cambiado mucho desde entonces, por lo que ahora se habían convertido en
herejes. El nuevo obispo de Roma fue Zósimo, que, influido por Patroclo, el obispo de Arles,

104
decidió perdonar a Pelagio y a Celestio. Al enterarse, Agustín montó en cólera, y Zósimo tuvo
que apresurarse a rectificar su decisión. Estaba claro quién mandaba.

Honorio casó a Gala Placidia con Constancio. Mientras tanto Valia estaba cumpliendo a la
perfección su parte del acuerdo. En una serie de campañas, eliminó completamente a los Alanos
y ya tenía arrinconados a los suevos y los vándalos: a los primeros en el extremo noroeste de la
península y a los segundos en el extremo sur. Un poco más y habría acabado con todos, pero el
emperador (o quien le aconsejara) pensó que unos visigodos demasiado poderosos no eran
preferibles a los reinos bárbaros que estaban destruyendo. Por ello en 418 Constancio llamó a
Valia a la Galia, donde acordó con él un nuevo pacto. Los visigodos se comprometían a prestar
al Imperio los servicios militares que les fueran reclamados (entre los cuales no se incluían, de
momento, destruir a los suevos y a los vándalos). A cambio, se les permitiría ocupar
permanentemente el sur de la Galia, donde las dos terceras partes de las tierras pasarían a ser de
su propiedad, mientras que la tercera parte restante quedaría en poder de los terratenientes
romanos. Se formó así el llamado Reino de Tolosa, por la ciudad que eligieron como capital, si
bien su primer rey no fue Valia, que murió poco después de firmar el acuerdo, sino su
sucesor Teodorico I. Técnicamente, Teodorico I sólo era rey de los visigodos, mientras que los
ciudadanos romanos seguían siendo súbditos del emperador. Fuera de los territorios que se les
habían asignado en propiedad, los visigodos eran funcionarios romanos (y se les dio toda clase
de títulos altisonantes para tenerlos contentos: condes, duques, etc.). Los visigodos se
convirtieron así en una aristocracia dominante que redujo a la servidumbre a la población
romana. Al asentarse adoptaron mayoritariamente el cristianismo, pero siempre en la versión
arriana, como era propio de los germanos.

En 419 el vándalo Gunderico derrotó al suevo Hermenerico, que tuvo que retirarse al extremo
noroeste de la península ibérica. Allí inició una guerra con los pueblos nativos, los galaicos.

En 420 murió en Belén san Jerónimo, el traductor de la Vulgata.

En China, la dinastía Jin fue reemplazada por la dinastía Song, que reinó con capital en Nankin.
Por esta época, en las estepas del norte de China se formó el Imperio Yuan-Yuan. Los Yuan-
Yuan eran feroces jinetes, cuyos príncipes tenían el título de Kaghan, y tenían una capital
ambulante fortificada, en la que guardaban los tesoros que obtenían de los pueblos que
conquistaban. Probablemente fueron ellos quienes expulsaron a los hunos hacia el oeste. Los
Xianbei detuvieron su avance, por lo que el Imperio Chino no sufrió su presión. Por esta época
vivió uno de los poetas más apreciados de toda la literatura china. Se llamaba Tao Qian, o
también Tao Yuanming. Ahora vivía retirado en el campo, después de haber dimitido de un
cargo de funcionario. Escribió poemas bucólicos (Poema del retorno, Bebiendo vino).

El reino sabeo pasó a ser dominado por la tribu (de origen sabeo) de los Himyaríes, y desde
entonces pasó a ser conocido como el reino de Himyar. Estaban muy influidas por los judíos, e
iniciaron persecuciones contra los cristianos.

105
GENSERICO

Los mazdeístas persas no perdonaron a su rey Yazdgard I su coqueteo con el cristianismo, y


en 420 lo asesinaron. Más aún, no permitieron que sus hijos le sucedieran. Sin embargo, uno de
estos hijos había estudiado en el reino árabe de Hira, que por aquel entonces pasaba por uno de
sus mejores momentos. Se conservan muchas poesías árabes de este periodo, y se dice que fue
en esta época cuando surgió la escritura árabe, por influencia persa. El caso es que este hijo del
difunto Yazdgard I contó con el apoyo del rey de Hira, gracias al cual logró hacerse con el trono
en 421, y reinó con el nombre de Bahram V. El nuevo rey continuó las persecuciones contra los
cristianos y entabló una guerra contra el Imperio Romano porque éste acogía a los cristianos que
huían de su territorio. Sin embargo Teodosio II encomendó la guerra a un general germano
llamado Aspar, que adquirió fama al derrotar rápidamente a los persas. Bahram V se apresuró a
firmar un tratado: Persia respetaría a los cristianos a condición de que el Imperio Romano
respetara a los mazdeístas. Los sacerdotes mazdeístas persas no debieron de tardar en objetar a
su rey que mientras en el Imperio Persa había muchos cristianos, en el Imperio Romano apenas
había mazdeístas, con lo que el tratado era una tomadura de pelo, pero así quedaron las cosas.

Pulqueria temió perder el control sobre su hermano a medida que éste crecía, así que encontró el
modo de tenerlo ocupado. Le llamó la atención una hermosa muchacha griega
llamada Athenais, hija del filósofo Leoncias, por el cual había sido esmeradamente educada.
Pulqueria la convirtió al cristianismo y la hizo bautizar con el nombre de Élia Eudoxia. No le
costó nada que su hermano la aceptara como esposa. Pensó que así estaría entretenido y ella
podría seguir gobernando.

Honorio nombró Augusto a su general Constancio, decisión que Teodosio II no quiso aceptar.
Estaba a punto de estallar un conflicto entre las dos mitades del Imperio, pero se resolvió por sí
solo, ya que a los siete meses murió Constancio.

En 422 murió Pelagio en Palestina. Pelagio era britano, y su doctrina se había extendido
particularmente por su patria, donde el Imperio Romano y, por ende, la Iglesia Católica, ya no
ejercía ningún control efectivo.

En 423 murió Honorio, y fue sucedido por el hijo de Constancio y Gala Placidia, Flavio
Plácido Valentiniano (Valentiniano III), que sólo tenía seis años de edad. Sin embargo, la
sucesión no fue fácil. Un general llamado Flavio Aecio acusó a Gala Placidia de haber
conspirado con los visigodos contra Honorio y penetró en Italia con un ejército de bárbaros, por
lo que Gala Placidia tuvo que huir a Constantinopla junto con su hijo. Entró en Ravena y se hizo
con el control del Imperio de Occidente. En principio no había cometido delito alguno, pues
Teodosio II no había reconocido aún a Valentiniano III como emperador. Oficialmente, Teodosio
II era ahora el gobernante de todo el Imperio Romano. Aecio era de origen bárbaro, como casi
todos los generales romanos. Había pasado unos años como rehén en el ejército de Alarico y
años más tarde había sido también rehén de los hunos.

Gala Placidia tuvo que negociar con Teodosio II (o más bien con Pulqueria). En 424 logró que
Teodosio II nombrara César a Valentiniano III, es decir, heredero, pero no emperador. Mientras
tanto Aecio destinó a África a Bonifacio, el único general que podía hacerle sombra.

La Emperatriz Eudoxia fomentó la creación de una Universidad en Constantinopla, que


finalmente se inauguró en 425. Se convirtió en un centro de enseñanza católico con el que no
pudo competir la Academia que Platón fundara más de siete siglos atrás, y que no tardaría en
extinguirse. Ese mismo año Gala Placidia logró que su hijo Valentiniano III fuera declarado
Augusto, es decir, emperador. Aecio tuvo que aceptar la decisión y madre e hijo volvieron a
Ravena.

106
En 426 Agustín terminó su libro La ciudad de Dios. En él rebatía una teoría que se había
difundido tras la entrada de Alarico en Roma: Roma había dominado el mundo mientras fue
pagana, y su declive se inició cuando llegó el cristianismo ¿dónde estaba el dios cristiano, que
no protegía la ciudad como la habían protegido los dioses paganos? Agustín pasó revista a toda
la historia que él conocía señalando que siempre había habido ascensos y declives. Los bárbaros
podían haber destruido Roma, pero no lo hicieron. ¿Cuándo una ciudad pagana fue protegida así
de un saqueo? Además, Agustín anunciaba que la caída de Roma sólo era el preludio del
advenimiento de una Ciudad de Dios celestial, una ciudad divina que no caería nunca, sino que
sería la culminación del plan divino.

En 428 ocupó el cargo de Patriarca de Constantinopla un sacerdote de origen sirio


llamado Nestorio. Ahora que el arrianismo estaba prácticamente erradicado, nadie ponía en
duda que Jesucristo tenía tanto una naturaleza divina como una naturaleza humana. Sin
embargo, Nestorio se puso a hurgar en el modo en que ambas naturalezas se relacionaban entre
sí. Concluyó que ambas eran independientes, de modo que María era la madre de la parte
humana de Jesucristo, pero no de la parte divina. Así Jesucristo era un ser humano en el que
había arraigado una naturaleza divina de la cual era instrumento. Estas teorías disgustaron a
Pulqueria, que rápidamente encontró apoyo en Cirilo, el patriarca de Alejandría (cualquier
motivo era bueno para contradecir al Patriarca de Constantinopla, especialmente si se contaba
con el apoyo del emperador).

Ese año murió el rey vándalo Gunderico, y fue sucedido por Genserico. Pronto decidió pasar a
África, una región mucho más rica que la que ocupaba. Hay quien dice que fue el general
Bonifacio el que invitó a los vándalos a cruzar el estrecho, para utilizarlos contra Aecio, y que
fue él quien les proporcionó los barcos necesarios. Tanto si fue así como si no, lo cierto es que
en 429 unos ochenta mil vándalos pasaron a África y luego no reconocieron ninguna clase de
pacto. Se dedicaron a saquear todo a su paso y a ellos se les unió rápidamente el campesinado
mauritano sometido al poder Romano y también los donatistas y otros herejes a los que hasta
entonces Agustín había sometido con mano firme.

Por entonces el obispo de Roma era Celestino. Había sido elegido el mismo año que murió
Pelagio. Sus predecesores habían hecho algunas gestiones para garantizar la dependencia de
Roma de varios territorios fronterizos con el Imperio de Oriente, en especial Iliria. Ahora
Celestino se interesaba por Britania, donde el Pelagianismo estaba prosperando. Para ello envió
a Germano, obispo de Auxerre, en la Galia, con la misión de combatir la herejía en Britania.
Germano pasó por Irlanda antes de entrar en Britania. Los ejércitos romanos nunca habían
pisado Irlanda, y ahora un obispo iniciaba la predicación del evangelio. No estuvo mucho
tiempo, sino que enseguida pasó a Britania y allí murió, pero parece ser que el cristianismo
interesó a los habitantes celtas de la isla.

Mientras tanto Bahram V conquistaba la mitad oriental de Armenia.

Los francos, dirigidos por su jefe Clodión, llevaban varios años haciendo incursiones al otro
lado del Rin, hasta que en 430 ocuparon definitivamente una región en la Galia.

Celestino convocó un concilio en Roma en el que se condenó el nestorianismo, pero el golpe


principal contra la herejía se dio en Éfeso en 431, donde Teodosio II convocó un concilio al que
asistieron Nestorio y Cirilo. Las sesiones fueron turbulentas, y el predominio osciló entre
distintos grupos de obispos, pero la opinión de Cirilo predominó y la conclusión fue la condena
del nestorianismo y el destierro de Nestorio, que tuvo que refugiarse en el Alto Egipto. Algunos
nestorianos, por su parte, emigraron al Imperio Persa.

Los vándalos de Genserico llevaban dos años sitiando a Bonifacio en Hipona. La ciudad resistió
tanto tiempo gracias a los suministros que recibía por mar, con la cooperación del Imperio de

107
Oriente. Sin embargo, al final cayó y san Agustín murió durante el saqueo. Bonifacio escapó a
Italia, pero Aecio salió a su encuentro acusándolo de traición, lo derrotó y lo mató. A partir de
este momento Aecio llevó todos los hilos de la política imperial.

Teodosio II envió una flota contra los vándalos dirigida por Aspar. Esta vez no fue tan brillante
como lo había sido contra los persas diez años atrás, y la guerra contra los vándalos se prolongó
varios años.

Una flota procedente del reino de Shampa atacó el sur de China.

En 432 un discípulo de Germano fue enviado a Irlanda a proseguir la tarea que éste apenas
había iniciado. Se llamaba Patricio, y era un britano capturado como esclavo treinta años antes.
Su labor no pudo ser muy espectacular, tratándose de un solo hombre, pero creó comunidades
cristianas que fueron progresando lentamente entre el paganismo celta.

Los hunos llevaban unos años en calma. Dominaban vagamente un vasto territorio entre Europa
y Asia por el que diferentes tribus vagaban a sus anchas. Pero en433 dos hermanos lograron ser
reconocidos como reyes por la totalidad de los hunos. Se llamaban Atila y Bleda. Bajo su
dirección la amenaza huna se hizo mucho más peligrosa. Reafirmaron su dominio sobre los
eslavos y algunos pueblos germanos. También atacaron el Imperio Persa, por Sogdiana, pero
fueron rechazados.

Mientras tanto Aecio firmó un tratado de paz con el suevo Hermenerico, con lo que se creó un
reino suevo en el noroeste de Hispania de características similares a las del reino visigodo de
Tolosa.

En 434 la flota de Genserico derrotó a la de Aspar, que se vio obligado a retirarse con grandes
pérdidas. En 435 los vándalos obtuivieron de Valentiniano III la condición de federados del
Imperio, como lo eran los visigodos.

Los hunos presionaban cada vez más a los germanos. En 436 el rey burgundio Gundicaro murió
en combate contra Atila. Fue sucedido por su hijo Gunderico,quien fue derrotado por Aecio y
negoció con él ofreciéndole su apoyo contra los hunos a cambio de nuevas tierras. Aecio pudo
contener también a los francos en un territorio reducido.

108
Constantinopla seguía convulsionada por el nestorianismo, y las discrepancias resucitaron el
caso de san Juan Crisóstomo. En 437 Pulqueria decidió resolver este problema definitivamente:
hizo que Teodosio II revocara la condena contra el antiguo Patriarca, su cadáver se llevó de
vuelta a la capital y se le canonizó en una ceremonia en la que Teodosio II pidió perdón en
nombre de sus padres. También fue el año en que Valentiniano III se casó con Licinia
Eudoxia, la hija de su primo Teodosio II y Eudoxia.

En 438 se publicó un nuevo código de leyes en el Imperio Romano de Oriente, conocido


como Código de Teodosio.

Hermenerico, el rey de los suevos, se sintió enfermo y abdicó en su hijo Requila. En 439 dirigió
varias campañas militares que le dieron el control del oeste y el sur de Hispania. Genserico se
apoderó de Cartago, que se convirtió desde entonces en la capital del reino vándalo.

Ese mismo año murió el rey persa Bahram V y fue sucedido por su hijo Yazdgard II, que era
totalmente mazdeísta, por lo que el cristianismo volvió a ser perseguido a muerte. La
persecución se hizo extensiva hacia los judíos, a los que hasta entonces no se había molestado,
ya que, al contrario que los cristianos, no eran apoyados por ninguna potencia extranjera.

En 440 murió san Sixto, obispo de Roma, y fue sucedido por León. Ingresó muy joven en el
clero romano y había pasado un tiempo con san Agustín. Luego fue consejero de sus
predecesores san Celestino y san Sixto. Sin tener la cultura de san Ambrosio o san Agustín, no
cabe duda de que los igualó o superó en vehemencia y no tardó en convertirse en el obispo más
influyente de occidente. En Roma inició una campaña para acabar con los juegos circenses, a
los que consideraba un resto del paganismo, y fiscalizó estrechamente la administración de los
obispos italianos. Es el autor del primer misal cristiano.

En 441 Yazdgard II rompió la tregua que su padre había firmado con Teodosio II y se
reanudaron las eternas querellas entre los dos imperios. Al mismo tiempo, los hunos atacaron al
Imperio Romano y Teodosio no encontró otra forma de contenerlos que comprometerse a pagar
un tributo de setecientas libras de oro anuales, tributo que fue aumentando año tras año.

Tras la muerte de Hermenerico, su hijo Requila se convirtió definitivamente en rey de los


suevos. La expansión del reino continuo, y en los años siguientes conquistó también la parte
oriental de Hispania.

En 442 Genserico tenía preparada una gran flota que causó pánico en el Imperio Romano. Sólo
el Imperio de Oriente tenía una flota capaz de hacerle frente, pero Genserico pactó con los
persas y logró que el Imperio Oriental no interviniera. Valentiniano III tuvo que reconocer el
dominio vándalo sobre un territorio aún mayor. Genserico confiscó muchas propiedades y
eximió de impuestos a los propietarios vándalos. No obstante, estableció un sistema legal
similar al pactado entre el Imperio y los ostrogodos: Genserico sólo era rey de los vándalos,
mientras que los ciudadanos romanos seguían regidos por sus propias leyes. De todos modos,
una buena parte del clero católico fue desterrada, probablemente para debilitar a la facción
romana.

La Emperatriz Eudoxia gozaba de más popularidad e influencia de lo que Pulqueria había


previsto, así que la hermana del emperador inició una campaña de desprestigio. Sobre la
Emperatriz recayeron diversas acusaciones falsas y en 443 Teodosio II se vio obligado a
decretar su destierro a Jerusalén. Ahora Pulqueria tenía todo el poder en sus manos.

En 443 los Burgundios fueron trasladados hacia el sur. Ocuparon Sabaudia (Saboya), fundaron
un reino con capital en Ginebra y se extendieron por las cuencas del Saona y el Ródano hacia el

109
Mediterráneo. El rey se llamaba Gundioc. Mientras tanto los hunos derrotaron a Aspar junto a
las murallas de Constantinopla, que aún no estaban completamente terminadas.

En 444 murió san Cirilo, el Patriarca de Alejandría.

En 445 Atila asesinó a su hermano Bleda. Al parecer, éste ejercía una influencia moderadora
sobre Atila, que ahora desapareció para siempre. La política de Atila se hizo más agresiva.

En 446 China envió una expedición que terminó con los ataques del reino de Shampa.

En 447 murió el rey franco Clodio. Según la tradición fue sucedido por su hijo Meroveo, pero
todo lo que se sabe de este rey parece ser pura leyenda, creada para glorificar a los reyes
posteriores de su linaje.

Las murallas de Constantinopla estaban terminadas. Recorrían todo el istmo de la pequeña


península sobre la que se encontraba la ciudad, de modo que era imposible acercarse a ella por
tierra sin atravesarlas. En primer lugar había un foso de casi veinte metros de ancho y siete
metros de hondo, que los enemigos tendrían que cruzar a nado o tendiendo puentes, tras el cual
se levantaba un primer muro, no muy alto, preparado para proteger arqueros. Luego venía una
segunda muralla de ocho metros de altura, seguida de una tercera más alta aún, con torres de
veinte metros de alto. Esta tercera muralla no fue atravesada nunca en los mil años siguientes,
salvo a través de la traición.

La lucha contra el nestorianismo continuaba. Uno de sus más enconados detractores era un
monje de un monasterio cercano a Constantinopla. Se llamaba Eutiques,y fue tanto su empeño
en contradecir el nestorianismo que se pasó al extemo opuesto: en lugar de admitir que en
Jesucristo había dos naturalezas independientes, una humana y otra divina, afirmó que estaban
tan relacionadas que en realidad no se podía decir que fueran dos: Jesucristo sólo tenía una
naturaleza y era divina. Esta doctrina se conoció como monofisismo y contó con el apoyo del
Patriarca de Alejandría. Por el contrario, entre sus principales detractores estaban León, el
obispo de Roma, y la Emperatriz Pulqueria. En 448 lograron que Eutiques fuera depuesto de su
cargo.

El rey suevo Requila murió, y fue sucedido por su hijo Requiario, que, excepcionalmente, era
católico en lugar de arriano. En 449 se casó con una hija del rey visigodo Teodorico I. Por esas
fechas se produjo un nuevo levantamiento de los bagaudas, los campesinos galos que ya habían
causado disturbios en otras ocasiones. Ahora invadieron el norte de Hispania. Requiario y
Teodorico I se unieron con el general romano Basilio para aplastarlos.

Mientras tanto el Patriarca de Alejandría organizó un sínodo en Éfeso donde León fue
condenado y Eutiques rehabilitado.

Sobre 450 Teotihuacán fue saqueada por pueblos extraños que destruyeron los centros de culto.
Se inició así su decadencia cultural. En cambio, la cultura Zapoteca estaba en auge: surgieron
nuevas ciudades con grandes centros ceremoniales con plazas, altares, etc. También se
encuentran grandes cámaras funerarias con antecámaras y numerosos nichos, decoradas con
figuras de sacerdotes ricamente vestidos y figuras de dioses, como Xipe-Totec, Xochipilli,
Cocejo, el dios murciélago, la diosa serpiente, etc.

110
EL SAQUEO DE ROMA

Desde que los ejércitos romanos abandonaron Britania, la isla se sumió en la confusión: los
britanos tuvieron que enfrentarse a los pictos y escotos del norte, a los piratas irlandeses por el
oeste y también a las incursiones cada vez más frecuentes de los germanos por el este. Al norte
de la península que ahora forma Dinamarca (la península de Jutlandia) estaban los Jutos. Más al
sur estaban los Anglos, y al sur de éstos, ya en lo que actualmente es Alemania, estaban
los Sajones. A mediados del siglo V, estas tres tribus invadieron Britania en proporciones
masivas. La poca información disponible sobre el modo en que esto sucedió está envuelta en
leyendas poco fiables. Éstas hablan de un caudillo britano llamado Vortigern, que incapaz de
resistir por sí solo a los enemigos del norte pidió ayuda a los jutos, que entonces estaban
gobernados por dos hermanos, Hengist y Horsa. Hay quien sostiene que estos nombres
significan "semental" y "caballo", por lo que no sería extraño que toda la historia fuera ficticia.
Los jutos aceptaron la petición y Vortigern se casó con Rowena, la hija de Hengist, pero durante
la fiesta posterior a la boda los jutos emborracharon a los britanos, mataron a Vortigern y se
hicieron con el mando. Es posible que los jutos fueran realmente llamados por los britanos, pero
también sería creíble que inventaran esta historia para legitimar la invasión. En cualquier caso,
lo cierto es que hubo un primer asentamiento juto en la actual Kent, los anglos no tardaron en
asentarse al norte del Támesis, mientras que los sajones ocuparon la parte sur de la isla,
rodeando a los jutos. Un grupo de britanos huyó de los invasores y se instaló en la Galia, fueron
llamados Bretones, y la región que ocuparon se sigue llamando Bretaña.

Otro motivo que pudo favorecer la invasión, aparte de una posible petición de ayuda, es la cada
vez más agobiante presión que los hunos ejercían sobre los germanos. Los hunos parecían
imparables en todas partes. Por esta época penetraron en el Imperio Persa por Sogdiana,
llegaron a la India y empezaron a hacer incursiones en el Imperio Gupta. Las fuentes indias
hablan de un rey huno llamado Toramana. En el oeste sólo el oro los contenía: el tributo que
tenía que pagar el Imperio Romano ascendía ya a una tonelada de oro al año.

En 450 murió Teodosio II, y su hermana Pulqueria se las arregló para conservar el gobierno,
pero comprendía que una mujer sola no sería consentida mucho tiempo como Emperatriz, así
que se apresuró a buscar marido. Tal vez el más adecuado hubiera sido Aspar, el mejor general
con que contaba el Imperio en aquel momento, pero era arriano, y eso jamás lo habría admitido
la población, así que eligió a Marciano, que también era un general competente, de origen
tracio, pero que además era católico. Ese mismo año se convirtió en el nuevo emperador.
Empezó apostando fuerte, pues cuando los hunos llegaron para recaudar el último plazo del
tributo anual, Marciano se negó a pagarlo y se mostró dispuesto a ir a la guerra. Le salió bien,
pues Atila se negó a aceptar el desafío. Sabía lo bien protegida que estaba Constantinopla y
debió de pensar que ya la había exprimido suficiente, mientras que la mitad occidental del
Imperio era más débil y le resultaría más fácil sacarle partido. Así marchó hacia el Rin con un
ejército de hunos acompañados de otros pueblos sometidos, principalmente ostrogodos.
También fue el año de la muerte de Gala Placidia, la madre de Valentiniano III.

Aecio se preparó para hacer frente a Atila. Su principal aliado fue el rey visigodo Teodorico I,
pero los francos y los burgundios, conscientes de que los hunos eran una amenaza para ellos
tanto como para los romanos, se unieron a sus filas. En 451 se produjo un enfrentamiento al este
de París, en un territorio conocido como loscampos cataláunicos, por el nombre de una tribu
celta que antiguamente los había poblado. Aecio situó sus propias tropas a la izquierda, las de
los visigodos a la derecha y en el centro dejó a los aliados más débiles. Confiaba en que Atila
siguiera su costumbre de atacar por el centro con el grueso de su ejército, y así fue. Mientras los
hunos avanzaban por el centro, los romanos y los visigodos destrozaron los laterales del ejército
de Atila y luego se cerraron sobre su núcleo central.

111
Aecio pudo conseguir una victoria completa, pero consideró que unos visigodos inflados por
haber derrotado a los hunos serían mucho más difíciles de manejar, así que sacrificó la victoria.
En la batalla murió Teodorico I, y Aecio se apresuró a recomendar a su hijo Turismundo que
marchase rápidamente a Tolosa para asegurarse la sucesión. (Aecio había retenido a Turismundo
como rehén por si Teodorico I decidía cambiar de bando a mitad de la batalla.) Así Turismundo
se llevó a las tropas visigodas y los hunos pudieron retirarse.

Mientras sucedían estos hechos en el Imperio Oriental se ocupaban de las cuestiones realmente
importantes: Marciano y Pulqueria, católicos estrictos, convocaron un concilio en Calcedonia,
donde se condenó tanto el monofisismo como el nestorianismo y se restituyó a León, el obispo
de Roma, que había sido condenado en el sínodo de Éfeso celebrado dos años antes. Así, la
doctrina de la doble naturaleza de Jesucristo se convirtió en parte del dogma católico, mientras
que el monofisismo fue declarado herético y Eutiques fue desterrado a Egipto. Allí siguió
ganando partidarios. Ese mismo año murió Nestorio. En el concilio de Calcedonia también se
ratificó la condición de Patriarca para el obispo de Jerusalén y se aumentó la autoridad del
Patriarca de Constantinopla, pese a la oposición de León.

Atila reorganizó su ejército y en 452 invadió Italia. Puso sitio a la ciudad de Aquileya, en el
extremo norte del mar Adriático. Al cabo de tres meses la tomó y la destruyó. Se cuenta que
parte de sus habitantes se refugiaron en unas zonas cenagosas, formando un asentamiento que
más tarde se convertiría en la ciudad deVenecia. Atila siguió avanzando hacia el sur. Decía de sí
mismo que donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba. Los sacerdotes extendieron la
teoría de que era el "azote de Dios", esto es, la forma en que Dios castigaba a los hombres por
sus pecados. Valentiniano III se quedó en Ravena, protegido por sus murallas y sin hacer nada,
mientras que Atila se dirigía hacia Roma.

Los habitantes de Roma, viendo que el emperador había abandonado la ciudad a su suerte, se
confiaron a la única autoridad que tenían entre ellos: el obispo León. Es difícil saber qué
sucedió entonces: lo único cierto es que Atila dio media vuelta y dejó a Roma en paz. La versión
tradicional afirma que León fue a entrevistarse con Atila vestido con toda la gala y
magnificencia de que fue capaz, y que logró asustar al supersticioso guerrero que no temía
enfrentarse a los romanos, pero sí exponerse a la cólera de su dios. Otra versión más prosaica
habla de un sustancioso donativo. En cualquier caso, no cabe duda de que León tenía una
personalidad carismática y que, de un modo u otro, ello influyó decisivamente en la
negociación.

Desde la batalla de los campos cataláunicos, el rey visigodo Turismundo había iniciado una
política expansiva, tal y como se había temido Aecio. En 453 sufrió una derrota al tratar de
asediar Arles, derrota que Aecio supo aprovechar. Poco después Turismundo fue asesinado por
su hermano, que se convirtió en rey con el apoyo de Aecio. Se le conoce como Teodorico II.

Ese mismo año murió santa Pulqueria. Por su parte, Atila añadió una esposa a su harén y, tras
los festejos de la boda, murió en circunstancias misteriosas. Tal vez Aecio logró introducir un
traidor entre sus allegados. A su muerte el Imperio se dividió entre sus numerosos hijos y se
debilitó. Más aún, en 454 los germanos, que ya habían aprendido todas las novedades bélicas
traídas por los hunos, se rebelaron tan pronto como les llegó la noticia de la muerte de Atila, y el
Imperio Huno se disolvió en la nada. Muchos de sus ministros y soldados germanos,
principalmente ostrogodos, terminaron en las filas de los ejércitos romanos. Los hunos habían
arrastrado consigo a los Búlgaros, un pueblo asiático que originariamente había estado asentado
junto al Volga (es muy probable que "búlgaro" venga de "Volga". Los búlgaros se asentaron a
orillas del Danubio, donde antes habían estado los visigodos. Allí se mezclaron con pueblos
eslavos, que, libres de la opresión ostrogoda, habían iniciado un proceso de expansión que los
llevó tanto hacia el este (hacia la actual Rusia) como hacia el sur, hacia los balcanes. Los

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búlgaros adoptaron la lengua y las costumbres eslavas, por lo que al cabo de un tiempo se
convirtieron en la práctica en un pueblo eslavo.

También fue el año en que murió Eutiques, pero el monofisismo le iba a sobrevivir por mucho
tiempo.

Tras su enfrentamiento con Atila, la fama de León había crecido como la espuma hasta
convertirse casi en una leyenda viva. En sus primeros años, la lengua del cristianismo era el
griego, y los primeros cristianos que llegaron a Italia importaron la costumbre de
llamar papas (padres, en griego) a los sacerdotes. Durante el siglo III el término "papa" se usaba
en Italia para referirse a los obispos, pero ahora León estaba dejando de ser "el papa de
Roma" para convertirse en "el Papa",por antonomasia. No es una mera cuestión de lenguaje: en
contraste con la situación en oriente, donde los Patriarcas de Constantinopla y Alejandría se
declaraban mutuamente herejes a la mínima ocasión, ahora en occidente el Papa no tenía rival.
León carecía de la cultura teológica de san Ambrosio o san Agustín, su doctrina era meramente
moral, pero se daban las circunstancias para aspirar a convertirse en la cabeza de la Iglesia
Católica, y así lo hizo. En realidad, el uso de "Papa" como sinónimo de "obispo de Roma" o
cabeza de la Iglesia en occidente no se consolidó hasta varios siglos después, pero puede
considerarse a León como el primer papa en el sentido estricto de la palabra, y a partir de este
momento llamaremos así a los obispos de Roma. De hecho León es recordado como san León I
Magno, el padre del papado.

El visigodo Teodorico II se mostró fiel al Imperio Romano. El pacto entre el Imperio y el Reino
de Tolosa fue renovado y los visigodos vieron aumentado su territorio. Aecio estaba en la
cúspide de la fama, y se las arregló para concertar un matrimonio entre su hijo y Placidia, la
hija de Valentiniano III. El emperador no sólo no estaba conforme, sino que algunos cortesanos
le metieron en la cabeza de que Aecio pensaba asesinarlo tras la boda, para convertir a su hijo en
emperador. Valentiniano III hizo un viaje a Roma, donde Aecio fue a verlo sin escolta alguna
(era arrogante y no temía nada de un mentecato como Valentiniano), pero el emperador sacó
repentinamente su espada y se la clavó al general. Otros cortesanos terminaron el trabajo.

En 455 Valentiniano III ofendió a la esposa de un patricio romano llamado Petronio


Máximo, que pronto encontró una ocasión para matar al emperador y sustituirlo en el cargo.
Poco después murió su esposa y obligó a Eudoxia, la viuda de Valentiniano, a casarse con él.
Eudoxia decidió pedir ayuda al hombre más poderoso de occidente: el vándalo Genserico. Su
reino no era muy poderoso en tierra firme, pues los mauritanos dominaban la mayor parte de lo
que habían sido las posesiones romanas en África, pero su debilidad en tierra quedaba
compensada con su flota, con la que ejercía la piratería por el Mediterráneo. No necesitó que
Eudoxia le repitiera la invitación. Al poco tiempo sus barcos estaban en la desembocadura del
Tíber. Máximo trató de huir, pero fue asesinado por la multitud que trató así de aplacar a
Genserico. Los vándalos entraron en Roma, como medio siglo antes habían entrado los
visigodos. Sin embargo, ahora la situación fue distinta. Los visigodos dejaron a Roma
prácticamente intacta, mientras que los vándalos la saquearon. Durante dos semanas, los
hombres de Genserico revolvieron Roma hasta acumular cuanto de valor pudieron encontrar y
se lo llevaron a África.

Los historiadores posteriores se complacieron en denunciar la crueldad de los vándalos en el


saqueo de Roma, hasta el punto de que hoy en día la palabra "vándalo" se usa para denominar a
quien comete destrozos y actos violentos. Sin embargo, parece ser que la fama no se
corresponde con la realidad. Ciertamente, los vándalos expoliaron Roma, pero en su "trabajo"
no recurrieron a la violencia gratuita, sino que el saqueo de Roma fue mucho menos cruento que
cualquier otro saqueo cometido en la historia por muchos otros pueblos "civilizados", como los
griegos y los propios romanos. Así lo reconocen indirectamente los historiadores cuando
atribuyen al Papa León I el mérito de que los vándalos causaran daños mínimos. Si ciertamente

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fue mérito suyo, lo cierto es que poco más podía lograr, pues para el pagano Atila León I era un
poderoso sacerdote, mientras que para el arriano Genserico no era más que un hereje. Genserico
se llevó consigo a Eudoxia y a sus hijas, y a una de ellas, que se llamaba también Eudoxia, la
casó con su hijo Hunerico.

Un historiador galo llamado Cayo Solio Sidonio Apolinar, que tendría unos veinticinco años
cuando Genserico entró en Roma, elaboró una teoría no muy científica sobre el suceso, pero que
consiguió cierta fama: Según la tradición Roma fue fundada por Rómulo, para lo cual
previamente discutió con su hermano Remo el lugar propicio para edificarla. Resolvieron la
cuestión consultando a las aves: Rómulo divisó doce, mientras que Remo sólo seis. Luego se
dijo que las aves representaban siglos, de modo que una Roma fundada por Remo habría durado
sólo seis siglos (lo que significa que habría caído en manos de Aníbal), mientras que la Roma de
Rómulo tenía que durar doce siglos. El saqueo de Roma se produjo el año 1208 a.u.c., es decir,
apenas doce siglos después de la fundación de la ciudad. "Ahora, Roma, ya conoces tu
destino", escribió Sidonio Apolinar.

Genserico se apoderó con su flota de Córcega, Cerdeña y las Baleares, y desde estas posiciones
tenía a Italia a su merced.

En la India murió el rey Kumaragupta I, que fue sucedido por Skandagupta. Llevó a cabo una
victoriosa campaña contra los hunos, si bien el coste económico fue elevado y tuvo que reducir
la proporción de oro en las monedas.

Tras la muerte de Valentiniano III, un general romano de origen galo llamado Marco Mecilio
Avito logró el apoyo de Teodorico II (del cual había sido preceptor) y se proclamó emperador.
Requiario, el rey suevo, se negó a reconocer este nombramiento e invadió el noreste de
Hispania, que pertenecía al Reino de Tolosa. Teodorico salió a su encuentro y lo derrotó en
varias ocasiones, hasta que finalmente lo ejecutó en 456. El desastre hizo turbulenta la sucesión
de Requiario. Finalmente se hizo con el trono Maldra, pero tuvo que luchar contra otros dos
pretendientes.

En vista de las circunstancias, Marciano reconoció a Avito como emperador, pero no hizo lo
mismo Ricimero, un general romano de origen suevo, que no sentía ninguna simpatía hacia un
amigo del rey visigodo que había destrozado a los suevos. Ese mismo año expulsó de Córcega a
la flota vándala, y todo aquel que infligiera una derrota a los odiados vándalos se volvía favorito
de Roma. Así Ricimero pudo deponer a Avito, el cual no tuvo más remedio que abdicar.

Ricimero no podía proclamarse él mismo emperador, pues era arriano y nunca habría sido
aceptado. En su lugar puso en el trono a otro general llamado Flavio Julio Valerio
Mayoriano, aunque el auténtico gobernante fue Ricimero.

En 457 Maldra había acabado con sus rivales, pero Teodorico II envió un ejército contra él, pues
apoyaba a uno de éstos, que era godo. Los visigodos se apropiaron así de algunos territorios más
en Hispania, y Teodorico II realizó un reparto de tierras, pero entonces le llegó la noticia de la
caída de Avito y, tras sufrir una derrota ante Maldra, llamó a sus soldados de nuevo a la Galia
para lanzarlos contra Ricimero. Mayoriano trató de reconstruir el Imperio de Occidente,
enfrentándose a los visigodos y a los vándalos.

Tras la muerte de Meroveo, Childerico I, probablemente hijo suyo, se convirtió en rey de los
francos. El general romano Egidio contuvo sus intentos de expansión.

Ese mismo año murió el emperador Marciano. El hombre más poderoso del Imperio era Aspar,
y en otros tiempos se habría convertido inmediatamente en emperador, pero era arriano y eso lo
excluía rotundamente, pues jamás habría contado con la aprobación de la ciudadanía. Aspar se

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apresuró a buscar a un católico que pudiera poner en el trono, y finalmente se decidió por un
general que se convirtió en León I. Por primera vez, fue el Patriarca de Constantinopla quien
coronó al emperador, y se inició así una tradición que se prolongaría durante siglos. Primero era
el Senado el que designaba a los emperadores, luego fue el ejército y ahora era la Iglesia. Se
asentaba así una idea ya esbozada por Constantino I: el emperador era emperador por la gracia
de Dios. León I aumentó las atribuciones del Patriarca de Constantinopla.

También murió el rey persa Yazdgard II, que fue sucedido por su hijo Firuz. El nuevo rey
decidió proteger a los nestorianos, pues comprendió que unos herejes perseguidos por el
Imperio Romano serían súbditos fieles. Paulatinamente, los cristianos de Persia y Armenia
fueron adoptando el nestorianismo.

En 458 el rey suevo Maldra devastaba Lusitania, mientras su hijo Remismundo se hacía fuerte
en el noroeste de Hispania (en Galaecia, la actual Galicia). Teodorico II envió a Hispania al
duque Cirilo para tratar de contener a los suevos, pero el grueso de su ejército se concentraba en
la Galia, contra Ricimero. Puso sitio a Arles, pero en 459 Egidio le infligió una derrota y tuvo
que desistir. De hecho, Mayoriano había tenido un éxito poco antes contra la flota de Genserico
y planeaba atacar África. Teodorico II pensó que le convendría más aliarse con Mayoriano
contra los vándalos en vez de batallar contra el Imperio. Sin embargo, 460en Genserico logró
tomar por sorpresa a la flota romano-goda, reunida en Cartagena, y la destruyó.

Ese año murió rey el suevo Maldra, y se inició una larga disputa por el trono entre su hijo
Remismundo y un primo de éste llamado Frumario. Se sospecha que Frumario había asesinado
a Maldra.

Al norte de China, los Yuan-Yuan sometieron a vasallaje al reino de Wei.

En 461 murió el Papa san León I, y fue sucedido por Hilario, que había sido el principal
ayudante de su antecesor. Había sido su representante en el concilio de Éfeso, donde se condenó
a san León I y se reivindicó el monofisismo. El nuevo Papa volvió a condenar tanto el
monofisismo como el nestorianismo. También combatió el arrianismo de los soldados germanos
en Italia.

También murió san Patricio, o St. Patrick, como llaman actualmente los irlandeses al santo
patrón de su país. No es posible decir qué progresos realizó exactamente en la isla, pero lo cierto
es que unas décadas después florecían los monasterios.

Tras la derrota que el emperador Mayoriano había sufrido ante los vándalos, su prestigio se vio
seriamente dañado. Tal vez Ricimero vio signos de que la mancha pudiera salpicarle a él
también, así que obligó a Mayoriano a abdicar. A los cinco días el exemperador murió
misteriosamente, quizá envenenado. En su lugar Ricimero colocó a Libio Severo, un italiano al
que no permitió hacer nada relevante. Sin embargo, la sucesión no fue tan fácil. En primer lugar,
el emperador de Oriente, León I, aspiraba a reconquistar el Imperio de Occidente, y para ello
necesitaba tener como emperador a su propio títere, no a uno de Ricimero. Su candidato
era Antemio, yerno de Marciano, y su forma de presión consistió en no reconocer como
legítimo a Severo.

En segundo lugar, el vándalo Genserico tenía también un candidato a emperador. Se trataba


de Anicio Olibrio, el marido de Placidia, una de las hijas de Valentiniano III que el vándalo se
había llevado como rehén tras saquear Roma. Su forma de presión consistió en devastar las
costas italianas durante varios años.

En tercer lugar estaba el visigodo Teodorico II, que también quiso tomar partido en la decisión,
pero Agripino, un general romano, le cedió en 462 la Galia Narbonense a cambio de que

115
aceptara la autoridad de Severo. Teodorico II aceptó, Severo ratificó la donación y así el Reino
de Tolosa tuvo por primera vez salida al Mediterráneo. Ese año Teodorico II firmó una alianza
con el suevo Remismundo, en la que se repartieron Hispania. Luego trató de expandir su reino
hacia el norte, pero le frenó Egidio en 463, que era rival de Agripino.

En 464 murió Egidio, y su hijo Afranio Siagrio se convirtió en gobernador de la parte de la


Galia que aún dominaban los romanos. Remismundo obtuvo una victoria definitiva sobre su
primo Frumario que lo confirmó como rey de los suevos. Entonces ratificó la alianza que había
establecido dos años atrás con Teodorico II.

En 465 murió el emperador Severo y Ricimero aceptó la propuesta del otro emperador, León I,
y así Antemio se convirtió en emperador. Siagrio dejó de reconocer la autoridad Imperial y sus
dominios en la Galia se convirtieron en un estado independiente, el último reducto de la
población romana en la región. En 466 Ricimero se casó con la hija de Antemio. Teodorico II
fue asesinado por su hermano Eurico, que se convirtió en el nuevo rey de los visigodos.
En 468 rompió la alianza con Remismundo y extendió sus dominios en Hispania hasta
arrinconar a los suevos en Galaecia. Remismundo murió ese mismo año. El reino suevo siguió
existiendo, pero apenas se tienen datos sobre lo que fue de él en este periodo. Luego Eurico
rompió también los vínculos con el Imperio Romano e inició una expansión por la Galia.

Tras la muerte de san Hilario, fue elegido Papa Simplicio, que se enfrentó al emperador León I
y al Patriarca de Constantinopla, pues se decantaron hacia el monofisismo.

Los ataques de Genserico arreciaban, y ya no se limitaban a Italia, sino que alcanzaron el


Peloponeso. León I se propuso acabar con él, para lo cual preparó una gigantesca flota de más
de mil naves. La puso bajo el mando de Basilisco, hermano de la Emperatriz Verina, que no
estuvo a la altura de la misión. Empezó bien, pues en 469 logró expulsar a los vándalos de
Cerdeña, y luego desembarcó cerca de Cartago. Pero apiñó todos los barcos de forma que
apenas podían maniobrar, y por la noche no dispuso una vigilancia adecuada. Durante la noche,
Genserico envió barcos en llamas a la deriva contra la flota romana, que fue completamente
destruida. Las tropas imperiales tuvieron que huir como pudieron. En 470 Genserico no tuvo
dificultades para apropiarse de Sicilia.

Tras la muerte del rey burgundio Gundicaro, sus hijos Chilperico, Godegiselo,
Gundebaldo y Gundemaro se disputaron la herencia. Los ostrogodos, conducidos por su
jefe Teodomiro, entraron en Mesia y en los Balcanes, sembrando el caos durante varios años

116
LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO

En 470 llegó a Constantinopla el manto de la Virgen María, y desde entonces las iglesias y
monasterios empezaron a llenarse con reliquias marianas.

Mientras en occidente los germanos eran los únicos que podían sostener el ejército imperial, en
oriente León I se encontró con una alternativa. Al sur de Asia Menor había una agreste región
llamada Isauria, cuyos habitantes eran lo suficientemente aguerridos como para resistir a los
germanos. Paulatinamente León I fue formando una escolta personal de guerreros isaurios bajo
la jefatura de Zenón. Para asegurarse su fidelidad le dio a éste la mano de su
hija Ariadna. En 471 actuó rápidamente, hizo arrestar a Aspar, que al parecer trataba de
convertir en emperador a su propio hijo, y poco después lo ejecutó. Se produjo un
enfrentamiento entre los isaurios y los hombres de Aspar (fundamentalmente ostrogodos). Los
germanos fueron desarmados y exiliados. A partir de entonces Constantinopla se defendió con
tropas nativas, y durante varios siglos no necesitó recurrir a mercenarios.

Los ostrogodos exiliados de Constantinopla se unieron a los ostrogodos de Teodomiro, que


seguían asolando el norte del Imperio de Oriente. Entre ellos estabaTeodorico, hijo de
Teodomiro, que tendría entonces unos diecisiete años y había permanecido en Constantinopla
desde los siete como rehén.

En 472 Ricimero culpó a Antemio de la derrota en Cartago (pues el Imperio de Occidente


también había participado en la expedición), lo depuso y pactó con Genserico la elección de
Olibrio como nuevo emperador. Sin embargo, tanto Olibrio como Ricimero murieron ese mismo
año. También murió Eudoxia, la hija de Valentiniano III que Genserico había casado con su hijo.
Unos años antes Genserico había decretado una persecución contra los católicos y Eudoxia se
las arregló para huir a Jerusalén.

Gundebaldo, uno de los aspirantes al trono burgundio, era sobrino de Ricimero, y trató de
sustituir a su tío como auténtico gobernante del Imperio Romano de Occidente. Para ello eligió
su propio emperador-títere en 473: un soldado llamado Flavio Glicerio.

Ese año murió el jefe ostrogodo Teodomiro y dos Teodoricos se disputaron la sucesión. Uno era
el hijo de Teodomiro, conocido como Teodorico el Joven, oTeodorico el Amalo (los Amalos
eran una de las familias más prestigiosas de la aristocracia ostrogoda) y el otro es conocido
como Teodorico el Viejo, o tambiénTeodorico el Bizco. Éste último arreció los ataques contra
el Imperio Romano de Oriente, y pronto León I hizo un pacto con él: lo nombró "rey de los
godos" y"magister militum" y permitió que los ostrogodos se asentaran en territorios del
Imperio (los que ya estaban ocupando de hecho). En otras palabras, Teodorico el Viejo hizo las
paces a cambio de que el Imperio lo apoyara como rey de los ostrogodos frente a su rival
Teodorico el Joven.

En 474 murió León I, el emperador del Imperio Romano de Oriente. El general isaurio Zenón
había tenido un hijo con su esposa Ariadna, la hija del emperador, y éste lo había designado
heredero. Se llamaba León, como su abuelo, pero sólo fue León II durante unos meses, ya que
murió poco después de ser proclamado emperador. Tras su muerte hubo dos aspirantes a
emperadores que lucharon entre sí: el propio Zenón y Basilisco, el general que había dirigido la
fallida expedición contra Genserico, cuñado de León I y tío de León II. Ambos buscaron la
ayuda de los ostrogodos. Basilisco logró la de Teodorico el Viejo y, por consiguiente, Teodorico
el Joven apoyó a Zenón.

La alianza con Zenon sirvió para que Teodorico el Joven fuera reconocido ese mismo año como
rey de los ostrogodos. Al mismo tiempo, Zenón logró instalar su propio emperador-títere en el

117
Imperio de Occidente: Flavio Julio Nepote, que expulsó a Glicerio. Firmó una paz con el rey
visigodo Eurico a cambio de cederle nuevos territorios.

Genserico perdió Sicilia a manos de Odoacro, un oficial romano de origen hérulo cuyo padre
había sido ministro de Atila. Tras el desmembramiento del Imperio Huno había ingresado en las
legiones romanas.

En 475 los soldados se levantaron contra Julio Nepote y lo derrocaron. La insurrección la dirigía
un romano llamado Orestes, que había llegado a ser secretario de Atila, tras la muerte del cual
había ingresado en el ejército romano. Nepote tuvo que huir. Orestes convirtió en emperador a
su hijo de catorce años Rómulo Augusto. Los nativos italianos comprendían que los últimos
emperadores eran sólo una farsa, y en el caso de Rómulo lo pusieron de manifiesto refiriéndose
a él con el diminutivo burlesco Rómulo Augústulo, y así es como lo recuerda la historia.

Con la ayuda de su hermana, Basilisco logró expulsar a Zenón del trono, pero pronto se hizo
impopular y éste no tardó en recuperarlo gracias al apoyo de los isaurios. En 476 encerró a
Basilisco en una torre, donde murió de hambre. Zenón adoptó a Teodorico el Joven, y le
concedió todos los títulos que Teodorico el Viejo había recibido de León I.

Hacía ya tiempo que el Zeus Olímpico de Fidias había sido retirado de su altar. Ahora un
incendio hizo que se perdiera para siempre.

Nuevamente, los mercenarios germanos en Italia se amotinaron, pues Orestes no les concedió
las tierras que les había prometido. Se agruparon bajo la dirección Odoacro, que capturó a
Orestes y lo hizo decapitar. El 4 de septiembre de 476 depuso a Rómulo Augústulo, que fue
confinado en una villa y desde ese momento no se tiene noticia de él.

Odoacro no se molestó en nombrar otro emperador. En su lugar envió las insignias imperiales a
Zenón, que lo nombró patricio y lo "nombró" gobernador de Italia. Los historiadores consideran
el derrocamiento de Rómulo Augústulo como la caída del Imperio Romano (de Occidente). Este
hecho marca el fin de la llamada Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media. Naturalmente
se trata de un mero convenio, pues en el momento nadie notó ningún cambio. De hecho, Zenón
nunca había reconocido a Rómulo Augústulo como emperador, sino que, oficialmente, el
emperador de Occidente seguía siendo Julio Nepote, exiliado en Iliria.

118
No obstante, Zenón comprendía la gravedad de la situación e inició una política de alianzas. A
cambio de ciertas concesiones, reconoció a Genserico como gobernante de África, Sicilia,
Córcega, Cerdeña y las Baleares. Igualmente, el visigodo Eurico vio reconocidas sus
posesiones, que incluían toda la península Ibérica y buena parte de la Galia. (En realidad el
reino suevo todavía existía en un rincón de Hispania, pero era débil y aceptó la dominación
visigoda.) Por esta época (tal vez unos años antes), se publicó el llamado Código de Eurico, el
más antiguo de los códigos legales germanos. Sólo afectaba a los visigodos, y no a la población
nativa de su reino, que seguía regida por sus tradiciones y las leyes romanas. El código regula
herencias, matrimonios, etc. El reino visigodo era ahora la mayor potencia de occidente. Su
capital había pasado de Tolosa a Burdeos.

En 477 murió Genserico y fue sucedido por su hijo Hunerico, que aumentó la persecución del
catolicismo en el reino vándalo.

En 479 la dinastía Song de emperadores Chinos fue derrocada por la dinastía Qi.

El poder cada vez mayor del rey ostrogodo Teodorico el Joven preocupaba al emperador Zenón,
que decidió apoyar a Teodorico el Viejo. Los dos Teodoricos volvieron a enfrentarse. Mientras
tanto murieron Chilperico y Gundemaro, dos de los cuatro hermanos que aspiraban al trono
burgundio, y en 480 Gundebaldo fue proclamado rey. Su hermano Godegiselo quedó como
gobernador de una parte del reino, con capital en Ginebra. Ese año murio asesinado Julio
Nepote, con lo que definitivamente ya no había emperador romano de Occidente. Sin embargo,
esto no significaba que el Imperio hubiera desaparecido. Oficialmente, el Imperio Romano
volvía a estar unido bajo un solo emperador: Zenón.

Debemos tener presente que los invasores germanos eran relativamente pocos en comparación
con la población nativa de los territorios que conquistaron. Por ejemplo, se estima que los
bárbaros que entraron en la península Ibérica no llegaban a los ciento cincuenta mil. Además no
se mezclaron con los nativos, en parte porque valoraban las diferencias de clase, en parte por las
diferencias de religión (la aristocracia era arriana, el pueblo católico). Ciertamente eran buenos
guerreros y la población civil estaba indefensa, por lo que no tuvieron dificultades en
convertirse en una aristocracia dominante, pero en tales circunstancias era importante para ellos
que el pueblo los viera como gobernantes legítimos, por lo que, siempre que pudieron, los
germanos buscaron de una u otra forma que el Imperio reconociera y legitimara su autoridad.
También hay que apuntar que la mayoría de los gobernantes bárbaros no eran realmente tan
bárbaros, sino que admiraban la cultura romana y no trataban de destruirla, sino de formar parte
de ella (en una posición privilegiada, eso sí).

En la India murió el rey Skandagupta, y fue sucedido por su hijo Narasimhagupta, quien no
tuvo el mismo éxito que su padre contra los hunos.

En 481 Teodorico el Viejo se rebeló contra Constantinopla y trató de tomarla, pero no pudo con
sus murallas.

Tras la muerte de Childerico I, el nuevo rey franco pasó a ser su hijo de quince años, Clodoveo
I.

El monofisismo contaba cada vez con más partidarios, sobre todo en Siria y Egipto. En vista de
ello, el patriarca de Constantinopla, que a la sazón era Acacio, instó a Zenón a que mediara en
la polémica entre católicos y monofisitas y en 482 el emperador promulgó un edicto con una
fórmula que en teoría debería ser aceptada por ambas partes y poner fin a la división de la
Iglesia, pero el edicto eludía los aspectos más conflictivos y no satisfizo a nadie.

119
En 483 murió el Papa san Simplicio, y fue sucedido por Félix (Félix III, o Félix II para los que
prefieren no contar como Papa al obispo de Roma arriano nombrado por Constancio). El nuevo
Pontífice condenó el decreto de Zenón sobre el monofisismo, y se atrevió nada menos que a
excomulgar tanto al emperador como al Patriarca de Constantinopla.

En 484 los hunos invadieron de nuevo el Imperio Persa, y su rey Firuz murió al hacerles frente.
Se inició así un periodo de anarquía en el Imperio. Ese año murió Teodorico el Viejo, todavía
empeñado en tomar Constantinopla. Su muerte permitió una expansión a los ostrogodos de
Teodorico el Joven.

Al vándalo Hunerico le sucedió Guntamundo, que continuó las persecuciones contra los
católicos. También murió el rey visigodo Eurico, que fue sucedido por su hijo Alarico II.

En realidad, el rey franco Clodoveo (al igual que sus ascendientes) gobernaba únicamente a una
pequeña parte de los francos, los llamados francos salios, porque originariamente habían
habitado a orillas del río Salia, una de las corrientes que forman el delta del Rin. El resto de los
francos eran conocidos como francos ripuarios, y su rey era Sigeberto. El joven rey apeló al
orgullo nacional de los francos para combatir a Siagrio, al que llamaba "rey de los romanos". Es
frecuente referirse a sus dominios como el Reino de Soissons, pues ésta era su capital.
En 486 Clodoveo derrotó a Siagrio en la batalla de Soissons, con lo que triplicó la extensión de
su reino. Siagrio se refugió en la corte de Alarico II, pero Clodoveo intimidó al rey visigodo y
logró que le entregara a Siagrio, al que ejecutó poco después.

El ostrogodo Teodorico constituía cada vez una amenaza más seria para el Imperio Romano,
pero Zenón encontró una forma de deshacerse de él. Lo convenció para que arrebatara Italia a
Odoacro y la convirtiera de nuevo en parte del Imperio. Italia era ciertamente una buena presa,
así que Teodorico aceptó encantado. Partió con su pueblo en otoño de 488 y en 489 venció a
Odoacro en Isonzo y meses después en Verona. Se instaló en Ticinum (Pavía), donde recibió
refuerzos visigodos. Salió de la ciudad en 490 y derrotó de nuevo a Odoacro, que tuvo que
refugiarse tras las murallas de Ravena. El Senado Romano se puso de parte de Teodorico.

En 491 murió Zenón. Como no había un sucesor claro, su viuda Ariadna se casó con un
funcionario de finanzas que tenía fama de honrado y gozaba de popularidad ante el pueblo. Así
se convirtió en Anastasio I. Se cuenta que durante su coronación le gritaron "que reine como ha
vivido". Así lo hizo, pues mejoró sustancialmente la administración hasta el punto de que se
pudo permitir una bajada de impuestos sin deteriorar el funcionamiento del estado. En materia
religiosa Anastasio se decantó por el monofisismo, lo cual era acertado, pues se trataba de la
versión del cristianismo que más partidarios tenía en los territorios que gobernaba. Así confirmó
la ruptura con Roma promovida por el Papa Félix III.

San Félix III murió en 492 y fue elegido Papa Gelasio I, que combatió a los maniqueos,
pelagianos y arrianos. Defendió la supremacía de la Iglesia Católica Romana y negó toda
preeminencia al Patriarca de Constantinopla. También insistió en que el emperador no tenía
ninguna legitimidad para intervenir en asuntos religiosos. Se le recuerda sobre todo por
el decreto gelasiano, que distinguió entre los escritos canónicos y los apócrifos.

En 493 Teodorico el Joven prometió a Odoacro que se repartirían Italia entre ambos si se rendía,
éste accedió y poco después fue asesinado por orden del ostrogodo. Éste se convirtió así
en Teodorico I, rey de un nuevo reino que comprendía todos los dominios de Odoacro. No
obstante, los ostrogodos no ocuparon Italia, sino que se situaron únicamente al norte del Po y no
entraron en contacto con la población del sur. Teodorico admiraba la civilización romana, por lo
que respetó su administración y sus leyes. La combinación entre la administración romana con
el ejército ostrogodo hicieron su reino prácticamente indestructible. La capital fue establecida en
Ravena.

120
Teodorico estableció una política de alianzas matrimoniales con los otros reyes germánicos. Ese
mismo año se casó con Audofleda, hermana de Clodoveo, adoptó al rey de los hérulos y fue
casando a sus hijas y sobrinas con los reyes de los visigodos, los vándalos, los burgundios y
los Turingios. (Los turingios eran un pueblo germano que constituyó un reino al este del Rin
tras la caída del Imperio de Atila.)

A estas alturas Clodoveo había logrado la lealtad del otro rey franco, Sigeberto. El siguiente
paso en su política expansiva era someter a los alamanes, pero antes de crearse un enemigo es
conveniente entablar buenas relaciones con sus vecinos, así que Clodoveo se casó
con Clotilde, hija de Chilperico, sobrina del rey burgundio Gundebaldo. Este matrimonio tuvo
consecuencias que fueron mucho más allá de los cálculos de Clodoveo. En efecto, Clodoveo era
pagano, mientras que Clotilde era cristiana. Más aún, Clotilde era católica. El hecho de que
fuera católica en vez de arriana había sido irrelevante mientras sólo era una princesa burgundia
sin ninguna influencia, pero ahora se había convertido en la esposa de un rey poderoso. Clotilde
trató por todos los medios de persuadir a su marido para que se convirtiera al catolicismo, pero
no tuvo mucho éxito. Cuando tuvo su primer hijo, logró al menos el permiso para bautizarlo,
pero el niño murió poco después. Más tarde Clotilde tuvo un segundo hijo, y sólo después de
considerables discusiones consiguió que Clodoveo aceptara bautizarlo. Este segundo hijo
enfermó y, mientras Clodoveo maldecía el bautismo, el catolicismo y la Santísima Trinidad,
Clotilde rezaba por la vida de su hijo. El niño se recuperó y Clodoveo quedó impresionado por
el increíble poder curativo de la oración.

Estos incidentes acabaron con los prejuicios de Clodoveo hacia el catolicismo y Clotilde logró
interesarlo por su religión. Probablemente fue ella quien le explicó la diferencia entre católicos
y arrianos, que los visigodos, los burgundios y los ostrogodos eran arrianos, mientras que el
pueblo que dominaban era católico, y que, aunque la diferencia pareciera tan nimia que sólo
unos chiquillos sin juicio podrían discutir por algo así, en realidad era una cuestión
trascendental, de la que dependía la salvación o la condenación eterna, y que,
consecuentemente, unos y otros estarían dispuestos a morir por mantenerse fieles a sus
creencias. Tal vez le habló de Constantino el Grande y Teodosio el Grande... El caso es que, de
un modo u otro, el astuto rey comprendió finalmente lo importante que era para su futuro
convertirse al catolicismo, si bien no debía de estar pensando en lo mismo que su piadosa reina.

En 496 los alamanes se vieron amenazados por Teodorico I y decidieron invadir el territorio
franco. Era más de lo que Clodoveo hubiera podido desear, ahora podía combatirlos con la
excusa de la defensa propia. La batalla fue dura, pues los alamanes eran tan rudos como los
francos. Sin embargo Clodoveo obtuvo la victoria y tras ella se apresuró a anunciar que antes de
la batalla había hecho un trato con el Cielo: si el dios de su mujer le concedía la victoria, no sólo
él, sino todo su pueblo sería convertido al cristianismo (católico, por supuesto). Antes de que
terminara el año, Clodoveo y tres mil de sus soldados fueron bautizados porRemigio, el obispo
de Reims, en una grandiosa ceremonia. Desde ese momento Remigio se convirtió en consejero
del rey en materia de religión y se encargó de organizar el clero católico entre los francos.

En realidad sólo unos pocos francos salios se convirtieron al catolicismo, mientras que los
francos ripuarios siguieron siendo paganos (y adoptaron la costumbre de martirizar a los
misioneros cristianos que se aventuraban en sus tierras). Esto aumentó las diferencias entre los
dos grupos de francos: los francos salios no tuvieron inconveniente en mezclarse con la
población nativa y pronto su lengua pasó a ser el latín. En cambio, los francos ripuarios
conservaron su lengua germánica y nunca perdieron el contacto con los germanos bárbaros
situados más hacia el oeste. De todos modos, para los planes de Clodoveo era suficiente con que
la religión oficial de los francos fuera la católica.

El clero del reino visigodo celebró la noticia, para espanto de Alarico II, que de la noche a la
mañana había visto convertidos en potenciales traidores a los incontables sacerdotes católicos

121
de sus dominios, precisamente los hombres que más influencia tenían sobre sus súbditos. Inició
una dura represión contra los católicos. Muchos obispos fueron expulsados del reino. Por otra
parte, la nobleza visigoda empezó a sentirse insegura en la Galia, y una buena parte de ella se
trasladó a Hispania, donde para instalarse allí tuvo que requisar tierras que aún seguían en poder
de familias romanas.

Ese mismo año murió san Gelasio I y fue elegido Papa Anastasio II, que decidió restablecer los
lazos entre Roma y Constantinopla. También murió el rey vándalo Guntamundo y fue sucedido
por Trasamundo. Poco después se casó con Amalafrida, la hermana de Teodorico I.
Trasamundo era culto, aficionado a la poesía, y también era teólogo (arriano, por supuesto).
Tuvo problemas con los mauritanos.

En 497 Teodorico I logró que el emperador Anastasio I lo reconociera como gobernador


legítimo. En 498 murió el Papa Anastasio II (el segundo Papa que no ha sido reconocido como
santo) y se entabló una disputa sobre su sucesión. Una facción eligió a Símaco, mientras que
otra apoyó a Lorenzo. La disputa se prolongó durante varios años.

En 500, un grupo de emigrantes escotos partió del reino de Dalriada, en el norte de Irlanda,
conducidos por Fergus Mor, y se asentaron en las costas occidentales de Caledonia. El
territorio que ocuparon se consideró parte del reino, por lo que fue conocido también
como Dalriada. Aunque no eran los primeros escotos que se asentaban en Caledonia, sí
constituyen el primer territorio escoto organizado más allá de un simple régimen tribal del que
tenemos noticia.

A lo largo del siglo que ahora terminaba, el reino irlandés de Munster había pasado por su
periodo de mayor esplendor, pero poco después se dividió en dos reinos:Desmond, al norte
y Thomond, al sur. Fueron gobernados por dos ramas de la familia real de Munster, los Eoghan
Mor. Los MacCarthy reinaron en Desmond y los O'Brien en Thomond.

122
CLODOVEO

Veamos cómo estaba el mundo civilizado cuando la Europa Occidental acababa de entrar en la
Edad Media. El Imperio Chino estaba gobernado por la dinastía Qi. La parte norte estaba
ocupada por el reino bárbaro de Wei, que a su vez servía de pantalla frente a los ataques de
varios pueblos bárbaros, especialmente de los Yuan-Yuan. En el sur, China apoyaba al reino de
Fu-nan con la esperanza de que éste dominara al reino de Shampa, pero todos los intentos
resultaban infructuosos. En esta época aparecieron los priméros teóricos de la literatura. Liu
Xie escribió el Dragón clavado en el corazón de la literatura, donde combatió el preciosismo y
defendió la tesis de que el objetivo de la literatura es describir situaciones y sentimientos reales,
a la vez que da criterios objetivos para juzgar una obra.

Persia y la India estaban conmocionados por los hunos, si bien Kavad, el hijo del último rey
persa, estaba haciéndose con el control del Imperio gracias a la ayuda de los propios hunos.
Durante los últimos años, los cristianos de Persia, Armenia y el reino árabe de Hira habían
adoptado el nestorianismo en su práctica totalidad. Los cristianos nestorianos conservaron
llevaron de nuevo a Persia la cultura griega que los sasánidas habían erradicado. También surgió
una nueva herejía mazdeísta, creada por un sacerdote llamado Mazdak. Su doctrina era similar
al maniqueísmo, pero propugnaba un modo de vida ascético y comunista. Denunciaba los
intereses de la nobleza y el poderío de los sacerdotes, así que se ganó la enemistad de los dos
poderes del Imperio.

El declive de los hunos en occidente permitió la expansión de los eslavos. Éstos absorbieron a
una parte de los invasores asiáticos y dejaron de ser los campesinos dóciles a los que habían
sometido los cimerios, los sármatas, los ostrogodos, los hunos y otra vez los ostrogodos. Se
convirtieron en guerreros, pero no dejaron de ser campesinos. Mientras los germanos eran sólo
guerreros que esclavizaban a los campesinos que conquistaban, cuando los eslavos conquistaban
un territorio se establecían, formaban familias, labraban la tierra y absorbían a la población
nativa. Así, lentamente un amplio territorio desde los balcanes hasta las actuales Rusia y
Ucrania fue haciéndose eslavo, no en el sentido débil de que estuviera dominado por una
aristocracia eslava, sino que el pueblo se hizo eslavo. Ahora que el Imperio Romano de Oriente
se había librado de la presión germánica al enviar a los ostrogodos hacia Italia, los búlgaros se
asentaron junto al Danubio y se convirtieron en la nueva amenaza bárbara.

Puede cuestionarse si tiene sentido seguir llamando Imperio Romano a un imperio en el que no
estaba Roma, pero lo cierto es que así lo llamaban sus habitantes. Más aún, la capital del
Imperio se llamaba Nueva Roma, aunque todo el mundo la conociera por Constantinopla, la
lengua del gobierno era el latín, aunque toda la población hablara griego, y las instituciones eran
las que siempre había tenido el Imperio Romano (salvo en lo tocante a las transformaciones
religiosas que conllevó la adopción del cristianismo). La polémica más importante a la que tenía
que enfrentarse el emperador Anastasio I era la pugna entre el catolicismo y el monofisismo.
Egipto y Asia Menor, liderados por los Patriarcas de Alejandría y Antioquía, se habían vuelto
irremediablemente monofisitas para oponerse al Patriarca de Constantinopla, y en la capital el
clero estaba dividido. Desde un punto de vista político, el dilema era que apoyar el monofisismo
suponía conseguir la lealtad de las provincias, pero también la ruptura con occidente (totalmente
católico) y, por consiguiente, cerraba las puertas a una posible reconstrucción del Imperio; por
otra parte, apoyar el catolicismo podía facilitar que la población occidental se pusiera de parte
de los ejércitos imperiales si lograban ocupar un territorio, pero a costa de peligrosas tensiones
internas. Esta alternativa no era muy prometedora, pues también estaba la rivalidad entre el
Papa de Roma y el Patriarca de Alejandría, rivalidad que no se zanjaría aunque ambas Iglesias
aceptaran la doctrina católica. Tal vez por ello Anastasio I se decantó por el monofisismo.

Para colmo de los males, esta polémica sobre un asunto teológico que difícilmente podía
importarle a un ciudadano corriente (ni a nadie sensato, en realidad) se vio multiplicada por un

123
fenómeno sociológico. En Constantinopla se habían hecho muy populares las carreras de carros.
Eran el espectáculo nacional, como puede serlo el fútbol en muchos países contemporáneos. Al
principio las carreras se disputaban entre dos equipos, que se distinguían por los colores de sus
trajes: los rojos y los blancos, pero a medida que las carreras ganaron en popularidad surgieron
dos equipos más: los azules y los verdes. Cada aficionado a las carreras apoyaba a un equipo,
exactamente igual que cada aficionado al fútbol de una ciudad con varios equipos se decanta
arbitrariamente por uno de ellos. Finalmente, los azules y los verdes se hicieron mayoritarios, y
llegaron a eclipsar a los dos equipos originales. La rivalidad entre los partidarios de uno y otro
equipo creció hasta el punto de que dejó de ser meramente deportiva y se extendió a la política y
a la religión. Así, los azules eran católicos y los verdes monofisitas. Cuando Anastasio se mostró
partidario del monofisismo, se encontró con que media ciudad (los azules) se sintió descontenta
y provocaba motines y disturbios cada vez con más frecuencia.

Por esta época los judíos redactaron la Guemará babilónica, unos comentarios a la Mishná que
dieron lugar a una segunda versión del Talmud, por lo que se distingue entre el Talmud de
Jerusalén y el de Babilonia. Éste último ha sido el más difundido y el que ha desempeñado un
papel preponderante en la teología judía.

En occidente, la desmembración del Imperio Romano hizo que cada región corriera una suerte
diferente. Sin duda, la región más privilegiada fue Italia. Bajo el gobierno del que pasó a ser
conocido como Teodorico I el Grande, vivió un periodo de esplendor. Italia nunca había estado
tan bien gobernada desde los tiempos de Marco Aurelio. Teodorico conservó el sistema de
gobierno romano, redujo la corrupción, bajó los impuestos, permitió que romanos y ostrogodos
pudieran participar en la vida política con las mismas oportunidades, dragó los puertos, desecó
ciénagas, embelleció Ravena, etc.

Incluso surgieron algunas figuras destacadas en el campo de la cultura. Ancio Manlio Torcuato
Severino Boecio había estudiado en Atenas, y el Senado Romano lo había designado para
parlamentar con Teodorico antes de su entrada en Roma. El rey godo lo convirtió en su ayudante
personal y le confió misiones importantes.

Boecio realizó tradujo al latín obras de Aristóteles, y los Elementos de Euclides, comentó obras
de Cicerón, y también produjo obras originales, como De los silogismos categóricos, De la
división, Fundamentos de la aritmética, Fundamentos de la música, etc.

Flavio Magno Aurelio Casiodoro fue discípulo y amigo de Boecio. Fue tesorero de Teodorico
y sus sucesores. Escribió diversas epístolas con contenido histórico y una Historia de los
godos. En el campo de la filosofía destacan Del alma e Instituciones de las letras divinas y
humanas. También escribió una Ortografía.

Teodorico I extendió levemente sus dominios a costa de los burgundios y los visigodos, pero en
ningún momento ocupó un metro cuadrado de tierra imperial. Su política respecto al Imperio de
Oriente siempre fue pacífica y conciliadora.

Los territorios ocupados por vándalos, visigodos, suevos y burgundios se caracterizaron por que
una aristocracia germánica arriana dominaba, bien en forma de servidumbre o de esclavitud, a
una población católica. En realidad el modo de vida no cambió mucho con las invasiones, pues
estos pueblos mostraron en todo momento un gran respeto por la cultura romana. Adoptaron el
latín y mantuvieron el sistema legal anterior.

No puede decirse lo mismo de los francos, alamanes y otros pueblos germánicos que estaban
por llegar. Eran fieros guerreros que, a lo sumo, podían llegar a ser astutos políticos, como
Clodoveo, pero que no tenían ningún interés por la cultura ni respeto por la civilización romana.
Finalmente, la situación más dramática se daba en Britania, donde los invasores germanos no

124
fueron una minoría. Por el contrario, los jutos, los anglos y los sajones estaban ocupando
masivamente el territorio, desplazando a la población celta nativa, los britanos, que iban siendo
paulatinamente arrinconados hacia el oeste. Los tres pueblos eran muy similares en cuanto a sus
costumbres y a su lengua, y así el latín fue desapareciendo de Britania y fue reemplazado por
una lengua germánica que aún tendría que evolucionar mucho para convertirse en el inglés
actual. No se dispone de información detallada de cómo evolucionó la conquista germana en su
primer siglo, pero podemos asegurar que fue una época de terrible caos e inseguridad. En
contraste con esta situación, la población celta de Irlanda conservó intacto su modo de vida. La
única perturbación era el lento y pacífico avance de los monasterios cristianos.

Clodoveo continuaba con su política expansiva. Una vez sometidos los alamanes, el objetivo
siguiente eran los burgundios. Ello suponía romper (según lo previsto) las buenas relaciones
entabladas a raíz de su matrimonio con Clotilde. Fue fácil encontrar una excusa: Clotilde era
hija de Chilperico, hermano del rey burgundio Gundebaldo. En el periodo en que Gundebaldo y
sus tres hermanos se disputaban el trono, éste había tratado de asesinar a Chilperico y a
Gundemaro, y probablemente Clotilde, que era entonces una niña, se salvó de la muerte gracias
a la protección de su tío Godegiselo. Ahora Clodoveo se proponía vengar las afrentas que
Gundebaldo había infligido a su adorada esposa Clotilde. Entabló una alianza secreta con
Godegiselo, que se mostró dispuesto a ajustar con su hermano las cuentas que no había podido
pedirle por sí solo unos años antes.

En 500, francos y burgundios libraron una batalla en Dijon. Gundebaldo contaba con unos
refuerzos que debía llevar su hermano Godegiselo, pero éstos nunca llegaron, y así su estrategia
se vino abajo y los burgundios fueron derrotados. Aunque el reino Burgundio conservó su casa
real, desde ese momento pasó a depender del reino franco de Clodoveo (Gundebaldo no tardó
en vengarse de su hermano, al que derrotó y asesinó ese mismo año). Gundebaldo vio cómo el
clero católico de su reino se ponía de parte de Clodoveo, así que adoptó el catolicismo y
convenció a su hijo Segismundo para que hiciera otro tanto. A partir de ese momento padre e
hijo gobernaron conjuntamente.

Clodoveo promulgó un código de leyes conocido como la Ley Sálica. Uno de sus artículos
estipulaba que las mujeres no podían heredar tierras, y tuvo repercusiones sobre los derechos
sucesorios de las mujeres en las monarquías europeas de siglos posteriores.

Por esta época un joven de buena familia llamado Benito de Nursia decidió abandonar Roma,
donde había estudiado retórica, filosofía y derecho, para retirarse al desierto de Subiaco, en
Italia, donde el monje Román, le impuso los hábitos monásticos.

En 501 el rey persa Kavad estaba ya firmemente asentado en su trono, y prueba de la


recuperación del Imperio fue que pudo declarar de nuevo la guerra al Imperio Romano.

En 502 la dinastía china de los Qi fue derrocada por la de los Liang. Fueron protectores del
budismo. El emperador Liang Wudi convirtió al budismo en la religión oficial del estado. Hay
que decir que el budismo chino había sufrido muchas transformaciones respecto a sus orígenes
en la India. Buda se había convertido en un dios eterno que se había reencarnado en muchas
ocasiones (lo que permitía indentificar con encarnaciones de Buda a algunas divinidades
locales). También se creó un Paraíso a disposición de los seguidores de Buda.

También el taoísmo había evolucionado mucho. Los Han lo habían apoyado porque su
invitación al quietismo y a la inactividad era muy conveniente desde un punto de vista político.
Pero tanta meditación dio lugar a creencias místicas cada vez más surrealistas. Se contaba la
historia del taoísta Liehtzu, que cabalgaba sobre el viento y podía viajar hasta quince días
impulsado por la brisa. Había hombres que planeaban en el aire entre humo y llamas, un rey fue
transportado al cielo por un mago para contemplar su palacio celestial, y había descripciones de

125
las islas de los inmortales, con plantas y frutas milagrosas que guardaban de la vejez y de la
muerte. También estaba la historia de Chen Tao Ling, que a los sesenta años recobró la
juventud bebiendo dragón azul y tigre blanco, un compuesto que había descubierto cuando
subió al cielo a lomos de un tigre. Muchas sectas taoístas se esforzaban en fabricar oro
comestible a partir del cinabrio, convencidos de que si lo lograban alcanzarían la inmortalidad.

Una prueba de lo bien que marchaban las cosas en Roma era que los partidarios de los dos
Papas, Símaco y Lorenzo, podían luchar a muerte sin que nadie les molestara. Los partidarios de
Lorenzo llevaban ventaja, hasta el punto de que Símaco no podía salir a la calle. Teodorico I era
arriano, pero intentó poner paz y se decantó por Símaco, y hacia 505 Lorenzo desistió y Símaco
fue reconocido como Papa legítimo.

La represión con que el visigodo Alarico II trató de contener a los cristianos favorables a los
francos católicos agravó la situación y puso al reino al borde de la revuelta. Ante la acusación de
que el rey no estaba respetando el sistema legal tradicional por el que se suponía que estaba
regida la población, Alarico II se vio inducido a promulgar un nuevo código de leyes que
especificara el marco legal aplicable a la población no visigoda. Este código estuvo terminado
en 506 y se conoce como Código de Alarico. Sus fuentes eran por una parte la legislación
romana (principalmente el Código de Teodosio) y por otra parte los escritos de los
jurisconsultos romanos. Teodorico en Italia lo adoptó al poco tiempo con mínimos cambios.

Mientras tanto Clodoveo ya había consolidado el catolicismo entre los francos y los burgundios,
y ahora declaró la guerra a los visigodos con la excusa de combatir el arrianismo. El ostrogodo
Teodorico I trató de mediar entre los dos reyes aprovechando las relaciones familiares que
mantenía con ambos: Alarico II estaba casado con la hija de Teodorico I, y éste estaba casado
con una hermana de Clodoveo. No obstante, las negociaciones fracasaron: Clodoveo quería
guerra. En 507 los ejércitos franco y visigodo se encontraron en Vouillé, y aquí Clodoveo
obtuvo su mayor victoria. El rey Alarico II murió en la batalla, y se dice que fue atravesado por
la espada del propio rey franco. Los visigodos eligieron rey allí mismo a Gesaleico, hijo
bastardo del difunto rey. Ante el avance de los francos y los burgundios, Gesaleico tuvo que
retirarse hacia el sur y refugiarse en Barcelona. Clodoveo y Gundebaldo se repartieron los
territorios visigodos en la Galia excepto una pequeña parte de la costa mediterránea (la
Provenza y una región al este que fue conocida como Septimania, porque contaba con siete
ciudades principales, entre ellas Narbona). Gundebaldo además capturó una parte del tesoro
real visigodo. El reino visigodo quedó limitado a la península Ibérica (salvo el reino suevo),
Septimania y la Provenza. Poco después Clodoveo trasladó su capital a París.

Teodorico I comprendió que Clodoveo se había hecho demasiado poderoso y que era necesario
pararle los pies. Pese a todas su renuencias a emplear la fuerza, estaba claro que no había otra
salida. Firmó una alianza con Gesaleico y entre ambos prepararon un ejército godo unido con el
que enfrentarse a los francos. En 508se libró una batalla en la que Clodoveo fue derrotado.
Clodoveo temió que esta derrota le hicira perder el apoyo de los francos ripuarios, así que
maniobró de esta forma: en 509 persuadió a Cloderico, el hijo de Sigeberto, el rey de los
francos ripuarios, para que matara a su padre mientras cazaba, luego Clodoveo denunció al
asesino y lo hizo ejecutar. Entonces lo tuvo fácil para ocupar la vacante y convertirse en rey de
todos los francos.

El rey visigodo Alarico II había dejado un hijo legítimo, Amalarico, nieto de Teodorico I, que
en el momento de la muerte de su padre contaba tan sólo con nueve años de edad. Por este
motivo los nobles visigodos prefirieron a su hermanastro Gesaleico, pero en 510 Teodorico I
argumentó que su nieto era el heredero legítimo del trono, envió a Hispania a su
general Teudis, quien hizo huir a Gesaleico y proclamó rey a Amalarico. Como aún era un niño
de doce años, el propio Teudis actuó como regente en nombre de Teodorico I. Gesaleico tuvo
que refugiarse en la corte del rey vándalo Trasamundo. Ahora Teodorico I gobernaba también

126
Hispania, luego sus dominios constituían aproximadamente la mitad del Imperio Romano de
Occidente. En 511 Gesaleico trató de recuperar el trono, pero murió en el intento. Ese mismo
año Clodoveo convocó un concilio eclesiástico el Orleans, al que acudieron obispos de toda la
Galia.

Conviene apuntar que el término


"Galia" había quedado en desuso: los
francos llamaron Neustria (tierrra
nueva) a los últimos territorios
conquistados, mientras que sus
posesiones originales
eran Austrasia (la tierra del este). A
su vez en Neustria cabe distinguir la
parte norte, propiamente franca, de la
parte sur, la que había sido visigoda,
en la que las costumbres romanas
estaban más arraigadas, y que
conservó el nombre romano de
Aquitania. Neustria y el norte de
Austrasia estaban dominadas por los
francos salios, los cuales adoptaron
la lengua latina, al igual que los
burgundios. En cambio, los alamanes
y los francos ripuarios conservaron
su lengua germánica.

A Teodorico I debió de sentarle muy mal que el emperador Anastasio enviara un emisario a
Clodoveo para comunicarle que le había concedido los títulos de Patricio y Cónsul. Clodoveo
recibió exultante la noticia. Los títulos en sí no significaban nada, pero lo que más necesitaba un
rey que se las había arreglado para extender su reino a costa de sus vecinos era legitimidad, y la
aprobación del emperador se la estaba concediendo. Indudablemente, Clodoveo era ahora el
monarca más poderoso de Occidente. Remontó su ascendencia a su abuelo Meroveo, del que
surgieron toda clase de leyendas. Por ello la dinastía de reyes francos que en realidad inauguró
Clodoveo I se conoce como Merovingia.

El emperador Anastasio prefería al ambicioso, traicionero, bárbaro, despótico y belicoso


Clodoveo (pero católico) antes que al leal, ilustrado y buen gobernante Teodorico I (pero
arriano). Ciertamente era un golpe bajo contra el ostrogodo, que debió de alegrarse cuando se
enteró ese mismo año de que Clodoveo había muerto. Tenía cuarenta y seis años, así que podía
haber vivido mucho más. Con su muerte el panorama político cambió drásticamente: el rey que
había pasado toda su vida unificando un reino cada vez mayor, no tuvo ningún reparo en seguir
lo que iba a convertirse en costumbre entre la mayoría de los reyes germánicos: dividirlo entre
sus hijos. Los herederos eran cuatro: Thierry, Clodomiro, Childeberto y Clotario.

Thierry era el primogénito (aunque bastardo). Heredó Austrasia (el territorio de los francos
ripuarios y Alamania). Clodomiro recibió la parte central de Neustria, con capital en Orleans.
Childeberto heredó la parte sur y Clotario la parte norte, con capital en Soissons. Borgoña (esto
es, el reino Burgundio) siguió en manos de su rey Gundebaldo.

127
JUSTINIANO

El reinado del emperador Anastasio I fue tranquilo. En lo tocante a la política exterior se limitó
a contener a los búlgaros y a los persas y a mantener relaciones diplomáticas más o menos
torpes con los reinos de occidente. Se concentró en la administración del Estado y logró
acumular un gran tesoro público. Mandó construir una muralla alrededor de Constantinopla,
conocida como la Muralla de Anastasio. También decidió disolver la guardia isauria que había
creado León I, pues estaba adquiriendo demasiado poder. Esto le supuso una guerra en Isauria.
Pero los auténticos problemas empezaron a surgir en 513, cuando Vitaliano, el general que
comandaba los ejércitos de Tracia, marchó sobre Constantinopla para exigir a Anastasio que
cesara en su apoyo al monofisismo y defendiera el catolicismo. Obtuvo algunas promesas, pero
como se quedaron sólo en eso en 514 volvió a la capital, pero ahora secundado por tropas
búlgaras, a las que se suponía que tenía que combatir. Anastasio logró apaciguarlo nuevamente.

Ese año murió el Papa san Símaco, y esta vez no hubo disensiones en cuanto a la sucesión. Se
nombró Papa a Hormisdas, que resultó ser un enconado defensor del catolicismo frente al
monofisismo. Por esta época vivía en un monasterio de Roma un monje de origen sirio
llamado Dionisio el Exiguo, que se dedicó a traducir del griego numerosos textos religiosos
orientales, algunos por encargo del Papa.

En 515 murió la Emperatriz Ariadna, que al parecer había influido en Anastasio I en favor del
monofisismo. Ahora el emperador decidió que tal vez una política en favor del catolicismo
aquietaría los ánimos en la capital al tiempo que le permitiría mejorar las relaciones con
occidente. Pronto inició una serie de contactos con el Papa y otros nobles italianos.

En 516 murió Gundebaldo, el rey de Borgoña, y fue sucedido por su hijo Segismundo, yerno de
Teodorico I. Tras su conversión al catolicismo, tomó medidas contra los arrianos. Fundó el
monasterio de San Mauricio para consolidar el catolicismo y reunió un concilio que condenó el
arrianismo.

En 518 murió el emperador Anastasio I. No había un heredero evidente, y la única fuerza


armada dentro de la capital estaba al mando de un general llamadoJustino. Cuando sus soldados
lo proclamaron emperador, nadie se atrevió a oponerse. Provenía de una familia de campesinos
macedonios, era un rudo soldado sin instrucción, y no hubiera durado mucho si no hubiera sido
por la ayuda de su competente sobrino, Justiniano. Justiniano supo eliminar a todos los
enemigos de su tío y hacerlo popular. Justiniano llevó adelante una política procatólica y
persiguió acerbamente el monofisismo y cualquier otra herejía. Pese a ello, el general Vitaliano
volvió a rebelarse, pero nuevamente fue aplacado con más concesiones.

Finalmente, las Iglesias de Roma y Constantinopla llegaron a un acuerdo. En 519 el Papa y el


Patriarca firmaron el Formulario de Hormisdas, que reconocía la unidad de la Iglesia Católica.
El acuerdo contaba con el beneplácito imperial y, teóricamente, también con el de Teodorico I,
si bien el ostrogodo se sentía cada vez más intranquilo, pues la población italiana mostraba cada
vez más abiertamente su disgusto ante el arrianismo ostrogodo.

En 520 Vitaliano fue nombrado cónsul, pero poco después fue asesinado. Al parecer, Justiniano
ya se había cansado de sus exigencias.

El rey Segismundo de Borgoña estaba casado con una hija de Teodorico I, pero ésta murió y
entonces contrajo segundas nupcias con una hija de Thierry I, el rey de Austrasia, hijo de
Clodoveo I. Esta nueva esposa convenció a Segismundo de que su hijo Sigerico conspiraba
contra él, así que Segismundo lo estranguló. Al conocer la muerte de su nieto, Teodorico I
decidió vengarse y se alió con los tres hermanos de Thierry I. Entre todos invadieron Borgoña
en 523 y Clodomiro mató a Segismundo (al parecer, lo arrojó a un pozo junto con su mujer y su

128
hijo). Teodorico I se anexionó algunos territorios de Borgoña y recuperó el tesoro visigodo del
que se había apropiado Gundebaldo, tras lo cual se retiró de la guerra, pero ésta continuó entre
francos y burgundios.

Ese mismo año murió el rey vándalo Trasamundo, y fue sucedido por su hijo Hilderico. Tenía
ya sesenta años y había pasado cuarenta de ellos en Constantinopla, así que su cultura era
romana. Decretó la libertad de culto para los católicos y entabló buenas relaciones con
Constantinopla. También murió el Papa san Hormisdas, que fue sucedido por Juan I.

Boecio escribió su obra más famosa: la Consolación de la Filosofía, un diálogo entre el autor y
la filosofía, representada como una diosa que acude a consolarlo.

Tras la muerte de Segismundo, el trono de Borgoña pasó a su hermano Gundemaro, que vengó
su asesinato derrotando y matando a Clodomiro en 524. Entonces, sus hermanos Clotario I y
Childeberto I se pusieron de acuerdo en asesinar a todos los hijos de Clodomiro para repartirse
su reino. Uno de ellos se salvó, gracias a unos sirvientes. Se llamaba Clodoaldo, pero no intentó
hacer valer sus derechos al trono. En su lugar, se dedicó a la vida religiosa. Años más tarde
fundó un monasterio y tras su muerte fue canonizado.

La antigua Nubia se encontraba ahora dividida en dos reinos: el más septentrional, al sur de
Egipto, era el reino de Nobatia, que se extendía entre la primera y la tercera catarata del Nilo,
con capital en Paras; y al sur estaba el reino de Makuria, con capital en Dongola. Aún más al
sur había surgido el reino de Alodia, con capital en Soba.

En los últimos años Abisinia se había expandido hacia el norte, hacia Nubia, y ahora, bajo el
rey Kaleb, se lanzó a conquistar nuevamente el Yemen, teóricamente para ayudar a la población
cristiana, perseguida por los reyes de Himyar durante los últimos cien años. El Yemen se
convirtió pronto en un virreinato abisinio.

El emperador Justino había decretado severas medidas contra el arrianismo, medidas que
algunos notables italianos querían poner en vigor también en Italia. Teodorico I se sintió furioso
(y con razón: él había dado todas las facilidades al catolicismo, y ahora se encontraba con la
intransigencia más dura contra el arrianismo). Hizo asesinar a algunos aristócratas acusados de
traición. Boecio defendió a uno de los inculpados, el senador Albino, y el resultado fue que él
mismo fue inculpado y torturado hasta la muerte.

Teodorico I intentó negociar una vez más, y en 525 envió a Constantinopla al Papa Juan I con la
misión de persuadir al emperador de que suavizara su política religiosa. Justino recibió al Papa
con todos los honores, e incluso le pidió que lo coronara, ya que sólo había sido coronado por el
Patriarca de Constantinopla. Respecto a lo de abandonar el fanatismo, no se habló nada. A su
regreso a Ravena, en 526, Teodorico I lo encerró en prisión, donde no tardó en morir, y él
mismo eligió como sucesor de san Juan I a Félix IV (para algunos Félix III).

Teodorico I murió poco después. Había decidido que su reino pasara a manos de su
nieto Atalarico, que tenía sólo diez años, así que su madre Amalasuntaejerció de regente.
Nombró primer ministro a Casiodoro, que fue el que gobernó en la práctica. No obstante,
Teodorico I también había estipulado que el reino visigodo quedara en manos de su otro nieto,
Amalarico, que entonces tenía ya veinticuatro años, con lo que terminó la regencia del general
ostrogodo Teudis. Amalarico estableció la capital del reino en Sevilla.

Ante estos hechos, los reyes francos Clotario I y Childeberto I firmaron la paz con el rey
Gundemaro de Borgoña y, en alianza con Thierry I, atacaron la Provenza, precisamente donde
Amalarico había instalado la corte. Tras ser derrotado, Amalarico tuvo que ceder la Provenza a

129
Atalarico cambio del tesoro real visigodo. Las posesiones visigodas en la Galia se redujeron a la
Septimania.

En 527 el emperador Justino nombró coemperador a Justiniano y murió poco después.


Justiniano se había casado cuatro años antes con Teodora, que fue coronada Emperatriz al
mismo tiempo que él. Entre ambos cónyuges hubo siempre una discrepancia: Justiniano era
radicalmente católico y Teodora sentía simpatías por el monofisismo.

En 528 Justiniano nombró una comisión de diez hombres para reorganizar el sistema legal, al
frente de la cual puso a Triboniano, un jurista muy capaz. En 529estaba terminado el Código
de Justiniano, formado por doce tomos con 4.562 leyes, que constituyó la principal referencia
jurídica de los siglos siguientes. El código era conservador y se ajustaba a las tradiciones en la
medida de lo posible. Establecía que el emperador tenía poder absoluto y que su palabra era ley,
facilitaba la manumisión de esclavos y la venta de tierras, protegía a las viudas y a los niños.
Por otra parte, con las nuevas leyes el sacrificio a dioses paganos podía comportar la pena de
muerte y el converso al cristianismo que recaía en el paganismo era condenado a la
decapitación. A los judíos les prohibía tratar de convertir cristianos o tenerlos como esclavos.
Ese mismo año Justiniano decretó el cierre de la Academia que Platón había fundado en Atenas
más de ochocientos años antes.

Benito de Nursia, en su retiro en el desierto de Subiaco, no había tardado en adquirir fama de


santidad, y tuvo numerosos seguidores a los que había organizado en doce monasterios de doce
miembros cada uno. Su comunidad entró en conflicto con Florencio, sacerdote de una iglesia
vecina, y finalmente Benito decidió abandonar el lugar y fundó un gran monasterio en
Montecassino, al sudeste de Roma, sobre las ruinas de un templo pagano. El monasterio se rigió
por una regla redactada por el propio Benito, y no tardó en ser adoptada por otros monasterior,
convirtiéndose en el modelo del monacato occidental. Así surgió la llamada orden
benedictina. La regla obligaba a la obediencia, la pobreza y la castidad, pero desalentaba el
ascetismo inútil. Benito no quería que sus monjes fueran mendigos, vagabundos o masoquistas.
En su lugar, los instaba a trabajar, ya fuera en los campos, ya en labores intelectuales. La
disciplina era firme, el abad era elegido de por vida y su autoridad era absoluta. Cada
monasterio tenía que autoabastecerse y ser un refugio para la laboriosidad y el saber.

La guerra contra Persia continuaba. En general, los persas solían ganar las batallas a campo
abierto, porque sus ejércitos eran más numerosos, así que la estrategia romana era evitar tales
batallas. En su lugar, los romanos construían sólidas fortalezas fáciles de defender, con lo que al
final ningún bando obtenía resultados definitivos y la frontera era siempre más o menos la
misma. Sin embargo, en 530 destacó un joven general de veintiséis años llamado Belisario. Tras
dirigir varios ataques por sorpresa en Armenia, obtuvo una sorprendente victoria en Dara, al
norte de Mesopotamia, contra un ejército muy superior en cuanto al número de hombres.

Tras la muerte del Papa san Félix IV fue elegido como sucesor Bonifacio II, de origen godo.
Entre los argumentos destinados a confirmar la supremacía del Papa sobre cualquier otro
obispo, ya estaba muy arraigada la teoría según la cual san Pedro fue el primer obispo de Roma.
Se suponía que Jesucristo había confiado a san Pedro la dirección de la Iglesia (una iglesia que
difícilmente podía el nazareno sospechar que se iba a formar), y que a su vez éste había
transmitido el relevo a los subsiguientes obispos de Roma. La iglesia en que oficiaba el Papa se
dedicó a san Pedro, y se suponía que en ella estaba enterrado el apóstol. Bajo el pontificado de
Bonifacio II se publicó la primera parte del Liber Pontificalis, una colección anónima de
biografías de los Papas desde san Pedro hasta Félix IV. Las biografías están noveladas y llenas
de anacronismos. En realidad, de los primeros "Papas" que figuran en el libro ningún dato es
fiable como no sea el nombre. La propia presencia de san Pedro en Roma es dudosa y, de ser
cierta, difícilmente podría considerársele honestamente como primer obispo de la ciudad. En

130
cualquier caso, lo cierto es que la lista del Liber Pontificalis determina la numeración oficial de
los Papas.

El buen trato que el vándalo Hilderico dispensaba a los católicos fue mál visto por sus hombres,
uno de ellos, Gelimer, encabezó una rebelión de los mauritanos, derrocó a Hilderico, lo
encarceló y se convirtió en el nuevo rey.

Una nueva dinastía en el reino de Shampa reconoció la soberanía china, pero esta dependencia
fue mal tolerada por la población. El reino de Fu-nan estaba en su apogeo. Dirigía una
talasocracia que aunó diversos poderes locales unificados por la cultura budista y que mediaba
en el comercio entre China y la India.

En 531 murió el rey persa Kavad. Se sabía que su hijo mayor era partidario de la herejía de
Mazdak, así que no se le permitió ascender al trono. El propio Kavad había empezado su
reinado apoyando el Mazdakeísmo, pero fue depuesto y sólo se le dejó recuperar el trono
cuando comprendió que el mazdeísmo era la religión verdadera. El nuevo rey fue un hijo menor
de Kavad:Cosroes I, quien, para no dejar duda sobre su religiosidad, se apresuró a ejecutar a
Mazdak. La herejía no desapareció totalmente, pero ya nunca tuvo relevancia. Cosroes I
también tuvo que matar unos cuantos parientes para evitar una guerra civil, pero esto era casi
una tradición ineludible de todo rey persa recién coronado.

Ese mismo año murió Hermanfriedo, el último rey de Turingia. Al parecer, había pedido ayuda
al franco Thierry I contra su hermano Baderico, pero luego se negó a pagarle su colaboración.
Entonces Thierry I se unió a su hermano Clotario I y a los sajones que habitaban al norte de
Turingia, derrotaron a Hermanfriedo y, habiéndolo llamado para parlamentar, lo arrojaron desde
lo alto de unas murallas. Thierry I se anexionó la mayor parte de Turingia, mientras que la parte
norte se la quedaron los sajones. Poco después, los sajones se convirtieron también en
tributarios de Thierry I.

Por otra parte, el rey visigodo Amalarico había tratado de mejorar sus relaciones con los francos
casándose con Clotilde, hija de Clodoveo I, pero ella era católica y él la obligó a convertirse al
arrianismo. Clotilde se quejó a sus hermanos, Clotario I y Childeberto I, quienes derrotaron a
Amalarico cerca de Narbona. Los ejércitos francos penetraron en la península Ibérica siguiendo
al rey visigodo, que se refugió en Barcelona, donde murió a manos enemigas.

Los visigodos debieron de quedar satisfechos con la regencia del ostrogodo Teudis durante la
minoría de edad de Amalarico, porque ahora lo eligieron rey. Ciertamente necesitaban un buen
general, pues los francos estaban saqueando el noreste de la península y Teudis tuvo que
enfrentarse a ellos.

En 532 murió el Papa Bonifacio II y fue sucedido por Mercurio, pero como este nombre
pagano no parecía apropiado para un Papa, decidió cambiárselo por el deJuan II, creando así el
precedente por el que muchos Papas posteriores cambiarían su nombre al iniciar su pontificado.
Éste fue el año en que Dionisio el Exiguodeterminó (más o menos) el año de nacimiento de
Jesucristo. Puesto que, según él, había nacido el 25 de diciembre, concluyó que la Inmaculada
Concepción había tenido lugar el 25 de marzo, así que propuso considerar este día como el
primero del año. La fecha de principio de año ya era una cuestión polémica, pues había quien
seguía la tradición más antigua de considerar como tal el 21 de marzo, mientras que otros
seguían la propuesta de Julio César y tomaban como primero de año el 1 de enero. A partir de
ahora había una tercera fecha en discordia.

El rey franco Clotario I reanudó la guerra contra el burgundio Gundemaro, al que no tardó en
sitiar en Autun.

131
En Constantinopla, los enfrentamientos entre los verdes y los azules eran cada vez más
violentos. Los más belicosos eran los verdes, pues eran monofisitas y el gobierno ahora era
católico. Además, algunas personalidades de la capital financiaban sus alborotos por diversos
fines. Por ejemplo, dos sobrinos del emperador anterior, Anastasio, estaban resentidos contra la
usurpación de Justino y ahora trataban de derrocar a Justiniano. Parece ser que también el jurista
Triboniano tenía intereses para apoyar las revueltas.

Durante un festival en el hipódromo los verdes gritaban quejas al emperador, que permanecía en
silencio. Finalmente Justiniano hizo que un pregonero les ordenara callar. Como no hicieron
caso, mandó que les insultaran. Éstos se enfurecieron más aún y se produjo un diálogo entre el
emperador y los verdes que no quedó muy digno para el monarca. Los verdes tomaron las calles
y empezaron a incendiar la ciudad al grito de nika! (victoria), por lo que el incidente se conoce
como lainsurrección Nika. Justiniano tuvo que refugiarse en su palacio, que era una fortaleza.
En las calles, algunos ciudadanos coronaron emperador a uno de los sobrinos de Anastasio. En
palacio estaba también Belisario, pues el año anterior había sufrido una derrota ante Cosroes I y
había sido llamado a la capital. El palacio tenía una salida al Bósforo, Justiniano decidió
embarcar cuantas riquezas pudieran y huir de la ciudad, pero entonces Teodora replicó (según se
cuenta): "Ahí están tus naves. Por mi parte, me adhiero a la máxima de los tiempos antiguos de
que el trono es un glorioso sepulcro". Ante tanta determinación, el orgullo pudo con Justiniano
y decidió quedarse. Consultó a Belisario y éste consideró que podía hacerse cargo de la
situación. Tenía unos tres mil soldados, que llevó discretamente al hipódromo, donde los verdes
se habían reunido para celebrar la victoria. Probablemente estaban medio borrachos. Los
soldados atacaron por sorpresa y en poco tiempo lograron acabar con los amotinados, unas
treinta mil personas. Los sobrinos de Anastasio fueron ejecutados y Triboniano depuesto de sus
cargos. Constantinopla estaba ahora a los pies de Justiniano.

En los disturbios Constantinopla había sufrido graves daños y era necesaria una reconstrucción.
Justiniano encomendó la tarea a dos arquitectos: Isidoro de Miletoy Antemio de Tralles, que
en el curso de varios años remodelaron drásticamente la ciudad. Además de hermosas iglesias,
palacios y obras de arte, Constantinopla disponía de hospitales gratuitos, lugares de
beneficencia para los pobres, brigadas contra incendios, alumbrado público, alcantarillado,
suministro de agua, así como cisternas con agua de reserva y graneros para usarlos en caso de
asedio. Era sin duda la ciudad mejor organizada del mundo, y su población ascendía a unos
seicientos mil habitantes. En algunos momentos de su historia llegó hasta el millón.

132
LA CONQUISTA DE OCCIDENTE

Justiniano decidió emplear la capacidad de su general Belisario para fines más ambiciosos que
la estéril guerra contra Persia. Por ello en 532 firmó con Cosroes I la que se llamó "paz
eterna". El rey persa estaba pensando en reorganizar su Imperio, y para ello también le convenía
la paz, así que firmó encantado sin tratar de aprovecharse de su última victoria. Cosroes I
realizó un censo en el Imperio y estableció un nuevo sistema de impuestos. Adquirió una sólida
fama de monarca culto, justo y tolerante. De hecho, fue conocido como Cosroes el Justo. Su
fama llegó a oídos de los filósofos atenienses que se habían quedado sin saber qué hacer tras el
cierre de la Academia. Decidieron emigrar a Persia y allí fueron bien recibidos.

El plan de Justiniano era nada menos que reconquistar el Imperio Romano de Occidente. Su
primer objetivo fue África, pues tenía una clara excusa para intervenir: el rey Gelimer tenía
prisionero a su predecesor Hilderico, que había sido aliado del Imperio. Justiniano exigió a
Gelimer que le entregara a Hilderico, pero la respuesta del vándalo fue ejecutarlo.

En 533 Justiniano dotó a Belisario de una flota de unas quinientas naves, que transportaban
quince mil soldados y otros tantos marineros, cinco mil caballos y todos los suministros
necesarios. Era una fuerza mucho menor que la que León I había enviado a África medio siglo
antes, pero esta vez el mando lo tenía un buen general. Belisario tomó todas las precauciones
para que la población católica de África se pusiera de su lado. Además las fuerzas vándalas
estaban divididas, y una buena parte de ellas se encontraba en Cerdeña cuando Belisario
desembarcó cerca de Cartago. Belisario entró en la ciudad y prohibió a sus hombres el saqueo.
Luego se produjo una segunda batalla contra las tropas que habían regresado de Cerdeña
apresuradamente. Gelimer tuvo que huir y refugiarse entre los mauritanos, pero finalmente se
entregó a condición de que se respetara su vida y la de su familia.

Mientras tanto Triboniano fue readmitido en sus funciones, pues había dejado a medias nuevos
trabajos jurídicos y era poco menos que indispensable. Preparó cincuenta tomos de opiniones
legales de juristas prestigiosos de los siglos II y III (la edad de oro del derecho romano),
destinadas a orientar a los jueces en la interpretación de las leyes. También redactó un manual
para estudiantes.

Ese mismo año murió san Remigio, el obispo de Reims que había bautizado a Clodoveo I.

En 534 Gelimer fue llevado a Constantinopla, donde figuró en el triunfo de Belisario. Luego
recibió dominios en Galacia, donde se retiró con su familia. África pasó a formar parte
nuevamente del Imperio Romano. Los vándalos se diluyeron entre la población y
desaparecieron de la historia. El arrianismo fue erradicado de la región.

Finalmente, Clotario II, con la ayuda de su hermano Childeberto I, acabó con el rey burgundio
Gundemaro. Entre los dos se repartieron Borgoña, que quedó así incorporada a Neustria. Ese
mismo año murió Thierry I y fue sucedido por su hijo Teodeberto I. Había ayudado a sus tíos
en la guerra contra Gundemaro, por lo que parte de Borgoña quedó bajo su dominio.

El joven rey ostrogodo Atalarico enfermó y murió antes de alcanzar la mayoría de edad. Su
madre, Amalasunta, no podía seguir gobernando en solitario, así que inmediatamente se casó
con un primo suyo, sobrino de Teodorico I, llamado Teodato. Sin embargo, en 535 Teodato
encarceló a Amalasunta y podo después la hizo estrangular. Era la excusa perfecta para
Justiniano, que al conocer la noticia se apresuró a enviar a Belisario contra Italia. Desembarcó
en Sicilia, donde, al igual que había sucedido en África, logró el apoyo popular contra los
visigodos.

133
Mientras tanto murió el Papa Juan II y fue sucedido por Agapito I que, amenazado por Teodato,
huyó a Constantinopla. Belisario pasó a Italia y logró avanzar hasta Nápoles sin encontrar
apenas resistencia.

La Emperatriz Teodora influía cada vez más en Justiniano en favor del monofisismo. Tenía un
buen argumento, pues tanto Egipto como Asia Menor eran mayoritariamente monofisitas, por lo
que cualquier gesto del emperador en favor del monofisismo sería sin duda bien recibido y
potenciaría la lealtad de estas regiones. En 536 murió el Papa san Agapito y la Emperatriz
Teodora propuso como nuevo papa al monofisita Vigilio, que marchó a Roma para ocupar el
cargo, pero allí el clero romano había elegido a Silverio, hijo del Papa Hormisdas, quien
contaba con el apoyo de Teodato.

Los francos aprovecharon los problemas de los ostrogodos con el Imperio y no tardaron en
apoderarse de la Provenza, que pasó a formar parte de Neustria. Belisario capturó Nápoles y
Teodato tuvo que huir a Ravena, desde donde solicitó una negociación, pero sus hombres lo
asesinaron y nombraron rey a Vitiges, que había sido ministro de Amalasunta. El nuevo rey
trató de legitimar su posición casándose con Matasunta, nieta de Teodorico el Grande. Reunió
un ejército en Ravena, pero no pudo impedir que Belisario tomara Roma. Aquí entraron en
conflicto los dos Papas, Silverio y Vigilio I. El primero defendía el catolicismo y el segundo el
monofisismo. Teodora trató de que Silverio desautorizara el concilio de Calcedonia y, ante su
negativa, logró que fuera desterrado en 537, tras lo cual no tardó en morir. Vigilio I fue
finalmente reconocido como Papa y condenó a su predecesor, san Silverio. Vitiges puso sitio a
Roma.

La rebelión de Nika había destruido la Basílica de Constantino, la principal iglesia de


Constantinopla. Después de cinco años una nueva iglesia estaba lista para su inauguración. Era
la Iglesia de Santa Sofía, esto es, la Iglesia de la Sabiduría Divina. Fue construida sobre las
ruinas de la anterior, pero sobre un perímetro mayor. Los muros eran de mármol pulido de
varios colores, contaba con columnas talladas en piedras diversas, entre ellas un feldespato de
color rojo púrpura llamado pórfido y un mármol verde veteado llamado mármol serpentino. En
la decoración destacaba un nuevo arte que se había desarrollado bajo el reinado de Justinitano:
elmosaico. Se trataba de figuras formadas con pequeños trozos de vidrio de colores o de vidrio
trasparente sobre hojas de oro. Pero lo más espectacular era la cúpula. Desde hacía unos
cuarenta años, los arquitectos de Asia Menor habían perfeccionado una técnica para colocar una
cúpula hemisférica sobre un soporte cuadrado, de modo que la parte inferior de la cúpula podía
perforarse con muchas ventanas sin perder su estabilidad. La cúpula de Santa Sofía era tan
grande y tenía tantas ventanas que todo el interior de la iglesia recibía la luz del sol y los
mosaicos brillaban en un sorprendente juego de luces. Se cuenta que cuando Justiniano la vio
acabada gritó "¡Salomón, te he superado!".

En Japón la dinastía del Yamato había ido asimilando paulatinamente la cultura china a través
de Corea. Así llegó a la isla la elaboración de la seda, la escritura, el papel, la cerámica
barnizada, la arquitectura y algunos elementos de la cultura confucianista y taoísta. En un
momento dado, el soberano cambió su título (miyatsuko)por el título chino de
emperador (tenno). Unos dos siglos más tarde el emperador japonés encargó la redacción de un
par de obras "históricas" con el fin de legitimar su dominio. En ellas se relata que el Imperio fue
creado por Jimmu, que era nieto de Amaterasu, la diosa del Sol. Así, el Imperio Japonés resulta
ser el estado más antiguo del mundo, con una línea imperial ininterrumpida que se remonta a los
primeros padres, Izanagi e Izanami a través de Amaterasu, la diosa del Sol, que instituyó el
Imperio por decreto divino y dio superioridad al emperador por encima de todos los demás. Esta
historia figuraba todavía en los libros de texto oficiales de la escuela primaria japonesa a
mediados del siglo XX.

134
El año 538 se considera el inicio del periodo histórico japonés. Fue el año en que el budismo se
convirtió en religión oficial, aunque también pervivió la vieja religión animista. Muchos
aristócratas japoneses iban a estudiar a China, mientras que los monjes budistas coreanos se
instalaban en la corte japonesa. Esto produjo tensiones sociales que se canalizaron a través de la
rivalidad entre dos clanes: el clan Soga, favorable al budismo y a la cultura china, y el
clan Mononobe, partidario de los cultos indígenas y del aislamiento político del Yamato.

Por esta época, un misionero britano llamado Gildosio, que había estado predicando el
cristianismo por Irlanda y Britania, se retiró a la isla de Houat, donde atrajo pronto seguidores y
fundó el monasterio de Rhuis.

Belisario resistía en Roma el asedio de Vitiges. Parece ser que Justiniano no le envió los
refuerzos necesarios. Esto puede interpretarse como signo de que el emperador recelaba de un
general excesivamente victorioso, pero también pudo deberse simplemente a que Justiniano
pretendía seguir la estrategia que caracterizó al Imperio Oriental a lo largo de toda su historia:
obtener victorias con pocos recursos a base de evitar enfrentamientos directos. En cualquier
caso lo cierto es que se generó una tensión entre Belisario y Justiniano. El emperador envió a
Roma a Narsés, un eunuco que se había ganado la confianza de Justiniano durante la
insurrección de Nika y que desde entonces se había convertido en el hombre más influyente de
Constantinopla, después de los propios Justiniano y Teodora. Belisario consideró que Narsés no
era más que un espía, y no se llevó bien con él. Logró que Vitiges abandonara el asedio y
en 539 fue él quien puso sitio a Ravena.

Mientras tanto, el franco Teodeberto se lanzó al saqueo sobre Italia y logró varias victorias tanto
contra los ostrogodos como contra el ejército imperial. En 540Narsés tuvo que volver a
Constantinopla. Vitiges acababa de solicitar la rendición, pero según la versión que Narsés llevó
al emperador (no está claro que sea cierta), Vitiges había ofrecido su rendición ante Belisario,
no ante Justiniano. Entonces Justiniano envió sus propios negociadores para tratar con los
ostrogodos por encima de Belisario. Ofreció un reparto de Italia: el sur para el Imperio, el norte
para los ostrogodos. Belisario no aceptó estos términos y estrechó el asedio, hasta que los
ostrogodos tuvieron que rendirse incondicionalmente. Justiniano otorgó a Vitiges el título de
patricio y le dio unas tierras en Asia Menor.

Mientras tanto, los persas, conscientes de que Justiniano estaba demasiado implicado en el oeste
para poder ocuparse debidamente del este, invadieron Siria sin previo aviso y llegaron hasta el
Mediterráneo. Pusieron sitio a Antioquía y ofrecieron respetarla a cambio de media tonelada de
oro. La oferta fue rechazada, así que la ciudad fue saqueada.

En 541 los ostrogodos eligieron rey a Erarico, pero fue apuñalado al poco tiempo en un
banquete. El nuevo rey pasó a ser Totila. Justiniano destinó a Belisario al frente persa, y Totila
aprovechó la circunstancia para tratar de reconstruir el reino ostrogodo. Ese mismo año
Justiniano emprendió ciertas reformas administrativas en el Imperio, entre las que estuvo la
eliminación definitiva del consulado. Hacía ya siglos que el consulado era un cargo meramente
honorífico, sin ninguna función real, y ahora, después de más de mil años de su institución,
desaparecía para siempre.

Mientras tanto el duque visigodo Teudiselo logró expulsar definitivamente a los francos de la
península ibérica. El rey Teudis, alarmado por la expansión de Justiniano, tomó la plaza africana
de Septem (Ceuta) en 542, si bien pronto fue reconquistada por el ejército imperial. Belisario
logró detener el avance del rey persa Cosroes I. Mientras tanto Constantinopla tenía que hacer
frente a la primera de una serie de epidemias de peste bubónica que iban a castigarla durante los
años siguientes.

135
La labor de Belisario frente a los persas se vio nuevamente entorpecida por las tensiones con el
emperador. En 543 se le ordenó volver a Constantinopla. Mientras tanto Totila conseguía cada
vez más éxitos en Italia, que culminaron con la toma de Cumas y Nápoles.

El cristianismo estaba penetrando lentamente en Nubia. Un misionero monofisita


llamado Julián convirtió al rey de Nobatia, mientras que el reino de Makuria no tardó en
aceptar el cristianismo bizantino. En cambio, más al sur, en Alodia, triunfó también el
monofisismo.

En 544 Totila puso sitio a Roma y Justiniano tuvo que enviar a Belisario de nuevo a Italia.

En 545 murió, retirada en un convento, santa Clotilde, la viuda del rey franco Clodoveo I.
También murió el jurista Triboniano, que fue recordado como "el más sabio de su tiempo". Los
persas firmaron finalmente la paz con el Imperio, si bien Justiniano tuvo que entregar para ello
una tonelada de oro.

En 546 Totila asedió Roma por segunda vez, y ahora logró ocuparla sin que Belisario pudiera
evitarlo, pues su ejército era sin duda alguna inadecuado. Aquí acabó la suerte de Roma. Los
ostrogodos derribaron sus murallas y destruyeron sus acueductos. La ciudad se quedó sin su
agua corriente y su alcantarillado. Las tierras altas se quedaron sin agua y las bajas se
convirtieron en marismas plagadas por la malaria. En 547 Belisario logró tomar Roma. Ese
mismo año murió san Benito, el fundador de la orden benedictina.

Justiniano había realizado un nuevo gesto de acercamiento a los monofisitas al condenar la obra
de tres obispos a los que los monofisitas acusaban de nestorianos. Eran Teodoro de Mopsuesto,
Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa. Los tres habían muerto años atrás. La medida fue bien
recibida en oriente, pero en la propia Constantinopla y en occidente suscitó una polémica
conocida como el asunto de los tres capítulos. El problema era que Teodoreto de Ciro había
destacado en el Concilio de Calcedonia, donde se había condenado el monofisismo, por lo que
en occidente se entendía que al condenar su obra se ponía en entredicho la resolución del
concilio. Justiniano logró que el Patriarca de Constantinopla ratificara la prohibición, y a
continuación llamó a la capital al Papa Vigilio, para que hiciera otro tanto. La actitud de Vigilio
fue ambigua, pero en 548 ratificó la condena. Poco después, un concilio celebrado en Cartago
excomulgó al Papa. Vigilio, asustado, se retractó de su decisión, pero con ello no evitó que el
obispo de Aquilea (Italia) negara la autoridad papal. La polémica se paralizó momentáneamente
a raíz de la muerte de la Emperatriz Teodora.

También murió el rey de Austrasia Teodeberto I, que fue sucedido por su


hijo Teodebaldo. Mientras tanto, Belisario, frustrado por la falta de recursos, solicitó dejar Italia
y regresar a Constantinopla, donde pasó a dirigir la Guardia Imperial. Totila no tardó en
recuperar Roma. A finales de año murió asesinado el rey visigodo Teudis, y fue sucedido por su
general Teudiselo, pero apenas un més después, ya en 549, fue también asesinado en un
banquete. El nuevo rey fue Agila,pero su reinado se vio enturbiado por numerosas
conspiraciones de la nobleza visigoda.

Los filósofos griegos que marcharon a Persia cuando Justiniano cerró la Academia de Atenas se
encontraron con que Persia no era lo que habían esperado. Cosroes I no los persiguió, pero
tampoco se ocupó mucho de ellos, así que decidieron volver a Grecia. Para ello recibieron la
ayuda del rey, que negoció con Justiniano para que les permitiera volver (aunque se les mantuvo
la prohibición de enseñar). Cuando murieron, pocos años después, con ellos murió el paganismo
griego.En 550 el rey ostrogodo Totila extendió sus conquistas por el sur de Italia y dominó las
islas: Sicilia, Córcega y Cerdeña.

136
EL APOGEO DE JUSTINIANO

La región de Chen-la (la actual Camboya), que hasta el momento era tributaria del reino de Fu-
nan, se rebeló contra éste y la larga lucha que siguió fue debilitando su poderío.

Britania llevaba ya siglo y medio sumida en el caos. Desde que las legiones romanas
abandonaron la isla, los britanos tuvieron que enfrentarse por sí solos a los pictos y los escotos
primero, y a los invasores jutos, anglos y sajones poco después. La situación era muy diferente a
la del resto de las antiguas provincias romanas: mientras en ellas los invasores germánicos
fueron una minoría que no tuvo grandes dificultades en suplantar a la aristocracia romana,
asimilando la lengua y las costumbres de la población conquistada, Britania fue invadida por
una cantidad mucho mayor, en proporción, de germanos, los cuales desplazaron a la población
nativa, arrinconándola paulatinamente hacia el oeste y hacia el norte. El documento histórico
más antiguo que se conserva sobre este periodo es el De excidio et conquestu Britanniae, escrito
por Gildosio alrededor de 550. En su libro relata una gran victoria obtenida por los britanos
hacia principios de siglo en un lugar desconocido llamado Monte Baden. El caudillo britano se
llamaba Ambrosio Aureliano, que dio origen a una leyenda que fue creciendo con el paso del
tiempo.

Dejando de lado las leyendas, lo cierto es que a mediados del siglo VI los jutos estaban
asentados alrededor de Kent. Los sajones habían formado varios reinos: Essex (East Seaxe,
sajones del este), con capital en Londres, Sussex (South Seaxe, sajones del sur), con capital
en Chichester, y Wessex (West Seaxe, sajones del oeste), con capital enWinchester. Por su
parte, los anglos habían formado el reino de Anglia Oriental y, mucho más recientemente, los
reinos de Deira, con capital en York, yBernicia, con capital en Bamburgh.

Mientras tanto Persia pasaba por un periodo de esplendor. El rey Cosroes I reorganizó la
administración del Imperio, dividiéndola en cuatro distritos principales. Estableció un sistema
de impuestos basado en un censo de propiedades, restauró el sistema de canales de
Mesopotamia y protegió la cultura, no sólo la nativa, sino también la extranjera (a los filósofos
griegos, a los cristianos nestorianos, etc.) Hubo un considerable intercambio comercial y
cultural con la India. La literatura y los tratados médicos indios entraron en Persia. Bajo el
reinado de Cosroes I también se difundió por Persia el ajedrez, un juego de origen indio. La
palabra persa para "rey" es Shah, de donde deriva la palabra "jaque". La expresión jaque-mate
también procede del persa (shah mat, el rey ha muerto).

El secreto de la seda llegó a Constantinopla. Durante siglos, la naturaleza de la seda había sido
un misterio para occidente, pero Justiniano logró sobornar a unos monjes chinos que no sólo le
revelaron el secreto, sino que incluso regresaron a China y desde allí volvieron con huevos de
gusanos de seda ocultos en cañas de bambú. Constantinopla inició entonces su propia
producción de seda. De esos gusanos de contrabando descienden todos los gusanos usados en
Europa en la producción de seda hasta tiempos modernos.

En el norte de China, el reino Wei se había fragmentado en dos mitades. La mitad oriental pasó
a manos de la dinastía Qi, que había sido derrocada años antes en el sur.

En 551 un noble visigodo llamado Atanagildo se rebeló contra el rey Agila con el apoyo de la
población católica. El reino visigodo cayó en la guerra civil. Mientras tanto Narsés se reveló
como un capaz general luchando contra los búlgaros, así que en 552 Justiniano decidió enviarlo
a Italia contra los ostrogodos. A diferencia de Belisario, Narsés contaba con la confianza del
emperador, por lo que pudo disponer de un mejor ejército y no tardó en derrotar a Totila
en Tadinae. Tras su muerte, los ostrogodos eligieron rey a Teias, que trató de reconstruir el
ejército y tomar Cumas, donde Totila había encerrado sus tesoros, pero no tardó en ser derrotado

137
por Narsés, con lo que el reino ostrogodo se descalabró definitivamente y no tardo en formar
parte nuevamente del Imperio Romano. Narsés se convirtió en el nuevo gobernador de Italia.

En 552 un pueblo tributario de los Yuan Yuan se sublevó contra sus dominadores y se adueño
del imperio de las estepas. Eran los Turcos, dirigidos por dos hermanos, Bumin e Istemi. El
primero murió ese mismo año, pero Istemi continuó su obra y asumió el título de Kagan. Los
Yuan Yuan tuvieron que desplazarse hacia occidente como antaño habían hecho sus parientes los
hunos. En occidente fueron conocidos como los Ávaros. Invadieron los territorios de los
eslavos, los cuales a su vez presionaron sobre el Imperio Romano en los Balcanes.

En 553 Justiniano convocó un concilio en Constantinopla para abordar nuevamente el asunto de


los "tres capítulos". El Papa Vigilio propuso una solución intermedia, por la que se condenarían
sesenta proposiciones de Teodoro de Mopsuesto, pero se absolvería a Teodoreto e Ibas.
Justiniano amenazó a Vigilio con el destierro, así que el Papa se convenció de que Justiniano
tenía razón, y ratificó de nuevo la condena contra los tres obispos.

En 554 el visigodo Atanagildo pidió ayuda a Justiniano contra Agila. El emperador envió tropas
bajo el mando de Liberio, con cuya ayuda Atanagildo derrotó a Agila cerca de Sevilla. El rey se
retiró a Mérida, donde fue asesinado por sus hombres en 555. Los visigodos reconocieron a
Atanagildo como rey, pero ahora Hispania estaba ocupada por los soldados de Justiniano, así
que Atanagildo tuvo que ceder al Imperio la parte sur y este de la península, con lo que el reino
visigodo se redujo a un pasillo central entre los suevos y las fuerzas imperiales. En particular los
visigodos perdieron su capital, Sevilla, por lo que la corte se trasladó aToledo. Atanagildo fue
tolerante con los católicos, que le habían apoyado frente a Agila. El Imperio de Justiniano llegó
así a su máxima extensión.

Ese mismo año murió el Papa Vigilio en su viaje de regreso a Roma, desde Constantinopla.
Justiniano impuso como nuevo Papa a Pelagio I, que, pese a haber nacido en Roma, fue muy
mal aceptado en la ciudad. Pelagio I trató de acercar las posiciones entre Roma y
Constantinopla, pero no tuvo mucho éxito.

138
También murió Teodebaldo, el rey de Austrasia. Como no tenía descendencia masculina, su
reino pasó a manos de Clotario I. Childeberto incitó a Chramno, hijo de Clotario I, para que se
sublevara contra su padre, pero tuvo que huir y refugiarse en Bretaña, bajo la protección del
conde Conobrio. Clotario I venció y mató a Conobrio, capturó a su hijo y lo hizo estrangular y
quemar junto con toda su familia.

Una parte de los Yuan Yuan que huía de los turcos cayó sobre el norte de China y desmembró el
estado Wei en pequeños reinos que combatieron entre sí. La parte oriental siguió en manos de la
dinastía Qi, mientras que la mayor parte del reino Wei occidental pasó a la dinastía Zhou.

En 558 Childeberto murió sin descendencia, por lo que todo el reino franco quedó unificado de
nuevo bajo Clotario I, como lo había estado en tiempos de su padre Clodoveo I.

Un terremoto destruyó la cúpula de Santa Sofía, pero Justiniano ordenó que se construyera otra
aún mayor. Cuando llegó el invierno, una inusitada ola de frío heló el Danubio, lo que permitió
a los ávaros y eslavos cruzar el río fácilmente y arrollar a la escasa guardia imperial que
custodiaba la frontera. Los bárbaros avanzaron hacia Constantinopla, que estaba prácticamente
indefensa, pues sus ejércitos estaban dispersos por Italia, Hispania y África.

Justiniano tuvo que recurrir una vez más al leal Belisario, que tomó como base de su defensa a
los trescientos guardias del Palacio, a los que sumó varios escuadrones de ciudadanos enrolados
a la fuerza. Requisó los caballos de los ciudadanos adinerados y hasta de los circos. En 559 se
enfrentó a los atacantes. Belisario sabía que no tendrían más estrategia que un ataque directos,
así que puso a sus mejores hombres para contener dicho ataque y se aseguró de golpear al
mismo tiempo por ambos flancos. Los bárbaros, tal vez ya atemorizados por la fama del
Imperio, no tardaron en retirarse.

Los suevos eligieron rey a Teodomiro. La historia de los suevos durante los cien años
precedentes a esta fecha es prácticamente desconocida. Probablemente llegó al poder con el
apoyo de los católicos, pues poco después se convirtió al catolicismo y el reino suevo pasó a ser
oficialmente católico. El reino visigodo era ahora el último reducto del arrianismo.

139
En 560 los turcos son mencionados por primera vez en documentos persas. Por esta época los
turcos habían absorbido los reinos tocarios, restos del antiguo Imperio Kusana. Al parecer, los
persas se aliaron con los turcos para deshacerse de los hunos, ya en decadencia, lo que permitió
al Imperio Persa extenderse por Sogdiana. Los turcos se convirtieron en los nuevos vecinos de
los persas, y éstos pronto descubrirían que no eran mejores vecinos que los hunos

Por esta época subieron al trono en Britania los primeros reyes de los que tenemos un mínimo
conocimiento histórico: Ethelberto de Kent y Elli de Deira.

En 561 Justiniano cayó enfermo y se difundieron rumores sobre su muerte. Cuando se vio que
eran falsos, comenzaron las conspiraciones entre los aspirantes a la sucesión. Justiniano logró
cortarlas de raíz. Varios hombres de la familia de Belisario estuvieron implicados, y fueron
torturados hasta la muerte. Acusaron al propio Belisario, que, tras ser declarado culpable en un
juicio, se le confiscaron los bienes y se le sometió a un arresto domiciliario.

Tras la muerte del Papa Pelagio I fue elegido Catelino, que cambió su nombre por el de Juan
III. Trató en vano de resolver el cisma de Aquilea, originado a raíz del asunto de los tres
capítulos.

El Clodoveo I había convertido al reino franco en la mayor potencia de occidente, pero su


amenaza se disolvió tras su muerte, a causa del reparto que hizo del reino entre sus hijos.
Gracias a este desmembramiento y a las subsecuentes peleas internas entre los reyes francos, los
visigodos y los ostrogodos pudieron resistir mucho más fácilmente. Ahora el reino franco volvía
a ser una amenaza, nuevamente unido bajo Clotario I, pero la historia se repitió: Clotario I
murió dejando siete hijos de varias esposas. Los cuatro mayores asesinaron a dos de sus
hermanastros y se las arreglaron para excluir de la herencia a un tercero, Gramna. Dividieron el
reino en cuatro partes y se las adjudicaron a suertes. El mayor, Cariberto, se quedó con la parte
oeste, con capital el París. El segundo, Gontrán, se quedó con Borgoña.Chilperico I se
convirtió en rey de Neustria, con capital en Soissons. Finalmente, Sigeberto I heredó Austrasia,
con capital en Metz. Clotario I tenía además una hija, Clotsvinda, que pronto se casó con el rey
lombardo Alboíno, elegido ese mismo año.

En 562 el Yamato japonés fue expulsado de Corea. Desde entonces China y Japón se disputaron
su influencia en la península. El reino de Paikche aceptó a Japón como aliado, mientras que el
de Silla buscó el apoyo de China contra Kokuryo.

Desde los tiempos de San Patricio, la iglesia céltica irlandesa se había desarrollado
notablemente y los monasterios florecían por toda la isla. La iglesia céltica había permanecido
aislada del continente durante mucho tiempo, por lo que sus tradiciones diferían en algunos
aspectos de la tradición romana. En 563 un monje irlandés llamado Columba recibió del rey de
Dalriada una pequeña isla llamada Iona, en la costa escocesa. Allí levantó una iglesia y un
monasterio, desde donde se dedicó a convertir al cristianismo a los salvajes pictos.

En 564 la presión popular obligó a Justiniano a indultar a Belisario y devolverle sus


propiedades, pero murió poco después, en 565. Unos meses después moría Justiniano. Durante
todo su reinado, no tuvo más dedicación que el gobierno. Llegó a ser llamado "el emperador que
nunca duerme", pues apenas dormía, y prácticamente se abstuvo de toda clase de placeres. No
tuvo hijos ni había designado heredero. Tenía siete sobrinos, pero sólo uno de ellos estaba en
Constantinopla cuando murió el emperador. Se apresuró a hacerse coronar por la guardia de
palacio y corrió al hipódromo para ser aclamado por el pueblo. Así se convirtió en el nuevo
emperador, con el nombre de Justino II.

Narsés gobernaba Italia con mano dura, y Justiniano no había dejado de recibir quejas sobre él,
de las que siempre había hecho caso omiso. Probablemente Justino II quiso asegurarse la lealtad

140
de Italia cambiando la situación, así que no tardó en destituir al que había sido hombre de
confianza de su predecesor. Se cuenta que lo hizo de forma brutal, enviándole un mensaje en
que le instaba a dejar la guerra en manos de los hombres y a que se uniera a las mujeres de
palacio, limitándose a tejer (en alusión a su condición de eunuco).

En 567 murió sin descendencia el rey franco Cariberto, y sus tierras pasaron a manos de su
hermano Chilperico. Sigeberto I vio con preocupación el repentino aumento del poder de
Chilperico, así que ese mismo año contrajo matrimonio con Brunilda, hija del rey visigodo
Atanagildo. De este modo, en caso de guerra con Chilperico, Sigeberto I podría contar con el
apoyo visigodo. Brunilda era arriana, pero aceptó convertirse al catolicismo sin problemas.
Chilperico comprendió el juego y no tardó en contraatacar. Aunque ya estaba casado, logró que
la Iglesia invalidara el matrimonio y se apresuró a casarse con Galsvinta, hermana de Brunilda.
En este caso el matrimonio fue una mera estratagema, pues en realidad Chilperico estaba
enamorado de Fredegunda, una sirvienta de palacio. Sin embargo, antes de que acabara el año
moría Atanagildo, con lo que ambos matrimonios perdieron gran parte de su valor. Los
visigodos eligieron rey a Liuva I.Fredegunda no tardó en asesinar a Galsvinta y a Chilperico no
debió de disgustarle mucho la iniciativa, pues pronto se casó con Fredegunda.

Lós ávaros habían llegado hasta el Elba, y allí entraron en contacto con los gépidos y los
lombardos, que hacía tiempo que peleaban entre sí. Ambos trataron de lograr el apoyo de los
ávaros frente a su rival, y al final lo consiguió el rey lombardo Alboíno, que selló una alianza
con el kaghan Baián, y entre ambos destruyeron a los gépidos. Alboíno mató al rey
gépido Cunimundo, y se casó con su hija Rosamunda, con lo que se convirtió en rey de los
gépidos. Se cuenta que Alboíno convirtió el cráneo de Cunimundo en una copa para beber. Sin
embargo, Alboíno vio que su pueblo no tardaría en ser dominado por los ávaros, así que decidió
cambiar la servidumbre hacia los asiáticos por un futuro de aventuras en Italia. En 568 los
lombardos invadieron Italia, donde hicieron una carnicería entre los católicos, pues ellos eran
arrianos. Ese mismo año murió Narsés, que había permanecido en Italia tras su destitución.

En 569 Leovigildo, el hermano del rey visigodo Liuva I, se había casado con Golsvinta, la
viuda de Atanagildo, y reclamaba el trono. Tenía gran personalidad y muchos partidarios, así
que Liuva I no quiso enfrentarse a él y decidió repartirse el reino con su hermano. Liuva I
conservó la parte noreste del reino, y Leovigildo se quedó con el resto. En 570 Leovigildo atacó
al rey suevo Teodomiro, que murió ese mismo año y fue sucedido por Miro. Luego Leovigildo
se volvió contra las posesiones imperiales en Hispania. Atanagildo ya había reconquistado
Sevilla, y Leovigildo inició un proceso expansivo por andalucía.

También murió el que fue recordado como san Gildosio el Sabio, el monje que escribió la
primera historia de Inglaterra.

Los ávaros habían intentado forzar una vez más las fronteras del Imperio, pero se dieron por
vencidos y se concentraron en el oeste, donde Sigeberto I tuvo que vérselas con ellos.

Finalmente, los hunos destrozaron por completo el Imperio Gupta, en la India. Su último rey
fue Budhagupta. El territorio quedó nuevamente dividido en pequeños reinos.

En 571 Leovigildo conquistó Medina Sidonia, y en 572 ocupó Córdoba y se apoderó de toda
Andalucía. Acto seguido declaró la guerra al rey suevo Miro.

Mientras tanto Alboíno fundó un nuevo reino lombardo en el valle del Po, con capital en Pavía.
Poco después de tomar la ciudad, Alboíno murió envenenado por su mujer, Rosamunda. Se dice
que el rey, durante la celebración de la conquista, borracho, obligó a Rosamunda a beber de la
copa hecha con el cráneo de su padre, y ello la indujo planear el asesinato. Alboíno fue sucedido
por Clefi.

141
Los problemas de Justino II en Italia hicieron que Cosroes I atacara en Asia Menor, pero Justino
II concentró sus fuerzas contra los persas y los mantuvo a raya. El dominio imperial en Italia se
redujo a una franja transversal que unía Ravena con Roma, más el extremo sur de la península y
además las islas, Sicilia, Córcega y Cerdeña.

En 573 un joven patricio romano llamado Gregorio decidió renunciar a la política, entregó sus
posesiones a la Iglesia y se dedicó a fundar monasterios según la regla benedictina. Fundó seis
monasterios en Sicilia y luego otro en Roma, en el que él mismo ingresó. A él se debe el inicio
de la expansión de la regla benedictina fuera de Italia.

Ese mismo año murió Liuva I y Leovigildo se convirtió en rey de todo el territorio visigodo.
Fue el primer rey visigodo que empleó distintivos regios y que acuñó moneda. Sometió a los
vascos, parte de los cuales huyó hacia el norte y ocuparon la región que pasaría a ser conocida
como Vasconia y luego Gascuña. Aquí tuvieron que enfrentarse al rey Gontrán de Borgoña.
Durante los años siguientes Leovigildo libró una batalla tras otra para afirmar la soberanía
visigoda sobre todos sus territorios, en especial para frenar cualquier intento de expansión por
parte de los suevos.

Mientras tanto Brunilda, la esposa del rey Sigeberto I, convenció a su marido para que dejara las
querellas con los ávaros y vengara la muerte de su hermana Galsvinta. Sigeberto I exigió a su
hermano Chilperico que devolviera la dote que había recibido al casarse con la reina asesinada.
Éste se negó y así se inició una guerra entre los dos hermanos.

En 574 murió el Papa Juan III y fue sucedido por Benedicto I.

A la muerte del rey Clefi, el reino lombardo se descompuso en varios ducados independientes,
entre ellos los ducados de Spoleto y Benevento, en el sur de la península Itálica, que los
lombardos habían ocupado durante los dos últimos años.

La tensión provocada por los ataques simultáneos de los lombardos en Italia, los ávaros y los
eslavos en los Balcanes y los Persas en Asia Menor provocaron una crisis nerviosa en el
emperador Justino II. Sufrió una parálisis en las piernas (posiblemente de origen histérico) y
quedó claro que se necesitaba un sustituto. Su único hijo había muerto, y el emperador se
llevaba mal con sus parientes más lejanos. Su esposa, Sofía, sobrina de la emperatriz Teodora,
lo convenció para que adoptara a Tiberio, el jefe de la guardia de palacio, que desde ese
momento ejerció como gobernante.

En 575 murió Casiodoro, el que había sido ministro bajo Teodorico y sus sucesores. Los últimos
años de su vida los dedicó a la vida monástica. Viendo cómo la cultura decaía cada vez más
rápidamente, fundó dos monasterios en los que se reunían y copiaban libros de toda clase. Puede
atribuirse a Casiodoro la vinculación de los monjes con la copia de libros, idea que fue tomada y
sistematizada por los benedictinos, gracias a los cuales la cultura antigua no se perdió
totalmente en Europa.

Sigeberto I estaba arrasando el reino de su hermano Chilperico. Había llegado hasta París y todo
apuntaba a que se iba a anexionar todo el territorio de Chilperico. Sin embargo Fredegunda pagó
dos asesinos a sueldo que mataron a Sigeberto I. Sus hombres se retiraron desmoralizados y
Brunilda fue capturada. No habría durado mucho si no hubiera sido porque se enamoró de
ella Meroveo, hijo de Chilperico y su primera esposa. Meroveo ayudó a Brunilda a escapar,
luego se casaron y pidieron la protección del obispo de Tours.

Chilperico hizo anular el matrimonio, pero reconoció como rey de Austrasia a Childeberto
II, el hijo de cinco años de Brunilda y Sigeberto I. Brunilda quedó como regente.

142
El rey Aidan independizó del reino de Dalriada, en Irlanda, el territorio del mismo nombre que
los escotos ocupaban en Caledonia. Probablemente Columba influyó decisivamente en el
proceso.

Cosroes I conquistó el Yemen y lo convirtió en una satrapía persa. El rey Kaleb murió durante la
conquista. El gobierno persa no fue nada eficiente. Los canales de regadío fueron descuidados y
la región se empobreció.

En el sur de la India varias tribus se unieron bajo el rey Simhavisnú, que pertenecía a la dinastía
los Pallava, cuya historia puede remontarse hasta dos siglos antes, si bien sólo ahora empezaba
a ser relevante. Algunas dinastías vecinas, como los Pandya o los Chalukya, trataron de
contrarrestar el poder ascendente de los Pallava.

143
EL FIN DEL ARRIANISMO

Desde la muerte de Justiniano el Imperio Romano había perdido algunas posiciones. Los
lombardos dominaban la mayor parte de la península italiana y amenazaban el resto, mientras
que el rey visigodo Leovigildo había reducido considerablemente las posesiones en Hispania.
Leovigildo era un rey fuerte, que reprimió con mano dura cualquier intento de conspiración.
Además asoció a la corona a sus hijos Recaredo y Hermenegildo, lo que en particular los
convertía en herederos legítimos y privaba a la nobleza de su tradicional derecho de elegir el
nuevo rey. Los nobles se indignaron, pero el rey supo contenerlos. Leovigildo abolió la ley que
prohibía a los visigodos casarse con la población hispanorromana. También publicó un código
de leyes que no se conserva, pero parece ser que apuntaba a la eliminación del doble sistema
legal, por el que los visigodos y los hispanorromanos se regían por códigos diferentes.

En 576 Tiberio pudo firmar una paz razonablemente ventajosa con Cosroes I, lo que le permitió
volcarse en Italia. Básicamente se dedicó a sobornar y conceder títulos a los lombardos más
poderosos, y luego firmó también tratados con los francos para que intervinieran en Italia. Los
francos seguían con sus riñas familiares. En577 Fredegunda logró asesinar a su hijastro
Meroveo, al que se la tenía jurada desde que ayudó a su enemiga Brunilda.

Mientras tanto los sajones llegaron al canal de Bristol, con lo que los britanos quedaron
divididos en dos regiones disconexas. A la península situada al norte la
llamaron Wealhas (tierra de extranjeros), que es la actual Gales. La península situada al sur fue
llamada Cornwealhas (tierra de los extranjeros del promontorio), la actual Cornualles. Estas
denominaciones alternaron durante mucho tiempo con las de Gales del Norte y Gales del
Sur. Los britanos resistieron tenazmente en Gales, y menos eficientemente en Cornualles, hasta
el punto de que su lengua celta todavía se sigue hablando hoy en día en Gales. La lengua de
Cornualles, elcárnico, se extinguió hacia 1800. En esta época se supone que vivió un tal
san David, del que no se sabe gran cosa, pero que se supone que revitalizó el cristianismo entre
los galeses y aún hoy es considerado el santo patrón de Gales.

En el norte de China, el reino Zhou conquistó al reino Qi, con lo que se convirtió en una gran
potencia militar, muy influido por las costumbres turcas.

En 578 murió el Justino II y Tiberio se convirtió en Tiberio II (ya había habido, en efecto, un
emperador romano llamado Tiberio, el que fue sucesor de Augusto).

Leovigildo tuvo que hacer frente a la mayor rebelión que había surgido hasta entonces, que
afectó a toda la costa noreste. En 579 su hijo Hermenegildo se casó conIngunda, hija del
recientemente fallecido Sigeberto I de Austrasia. Ella era católica y él arriano, pero antes de que
acabara el año Hermenegildo se bautizó según el rito católico y tomó el nombre de Juan. Pronto
se alió contra su padre con todas las fuerzas católicas presentes en Hispania: los suevos y los
romanos. Ese mismo año fue nombrado arzobispo de Sevilla Leandro, que ejerció gran
influencia sobre Hermenegildo y viajó a Constantinopla para solicitar ayuda contra los arrianos.

Ese mismo año murió Cosroes I, y fue sucedido por su hijo Ormuzd IV. Mientras los
lombardos sitiaban Roma murió el Papa Benedicto I y fue elegido en su lugarPelagio
II. En 580 trató de suscitar una alianza entre el Imperio y los francos para proteger a Roma de
los lombardos arrianos.

Leovigildo trató de contrarrestar el catolicismo convocando un sínodo en Toledo que dictó


medidas para facilitar las conversiones al arrianismo. Entre ellas se decretó que los católicos que
se convirtieran no necesitaban volverse a bautizar. Parece ser que logró bastantes conversiones

144
entre la población católica. En 581 se rebelaron los vascos, pero Leovigildo pudo someterlos.
Como conmemoración de su victoria fundó la ciudad de Victoriaco, la actual Vitoria.

En China, el general Yang Jian, que se había emparentado por matrimonio con la familia real
Zhou, consiguió que el rey Zhou, menor de edad, le cediera el trono. Fundó así la dinastía que
llamó Sui. En principio fue un golpe de estado no violento, pero lo cierto es que Yang Jian tuvo
que enfrentarse inmediatamente a una rebelión encabezada por el general Gao Jiong, y sólo
después de derrotar a sus tropas pudo Yang Jian consolidar su posición. A partir de ese momento
su principal objetivo fue conquistar el sur de China y unificar así el país.

Ormuzd IV declaró la guerra nuevamente a los romanos. Su principal general era Bahram
Subin, que había resultado victorioso contra los turcos unos años antes. Por su parte, Tiberio II
contaba con Mauricio, que derrotó a Bahram Subin en Constantina. A raíz de ello, Bahram
Subin fue humillantemente destituido, mientras que en 582 Tiberio II (que se sentía moribundo)
hizo que Mauricio se casara con su hija Constantina y lo nombró heredero. Ese mismo año
murió y Mauricio se convirtió en el nuevo emperador.

El Imperio Turco se dividió en dos confederaciones, la de los Turcos Orientales, que se


extendía al norte de China, y la de los Turcos Occidentales, que llegaba hasta Sogdiana.

Hermenegildo (o Juan) se rebeló definitivamente contra su padre con el apoyo de sus aliados,
principalmente los suevos. Leovigildo tuvo que reclutar un gran ejército con el que tomó Mérida
y Badajoz. Después de asegurarse la neutralidad de los romanos atacó Sevilla. En el transcurso
de la campaña, el rey suevo Miro enfermó y en 583 sus ejércitos se retiraron. Murió poco
después y fue sucedido por su hijo Eborico. El nuevo rey tuvo que someterse a Leovigildo, lo
que provocó una rebelión encabezada por Andeca, que le obligó a abdicar y recluirse en un
monasterio.

En China, Yang Jiang preparaba lentamente la conquista del sur. Construyó cuatro silos para
asegurar el abastecimiento de la capital, Chang'an, y en 584 estableció las primeras conexiones
por barco con el sur. Firmó acuerdos con los turcos para garantizar la paz en el norte.

Chilperico I tuvo un hijo con Fredegunda. Los otros dos hijos que le quedaban al rey no
tardaron en morir, y el mismo Chilperico I murió cuatro meses después en una cacería, en
circunstancias misteriosas. El recién nacido se convirtió en Clotario II, rey de Neustria, bajo la
tutela de su madre y de su tío Gontrán de Borgoña. Gontrán había puesto en duda que Clotario
II fuera realmente hijo de Chilperico I, pero Fredegunda mató al obispo de Ruan e hizo que
otros obispos juraran que el hijo era legítimo. Chilperico I tenía una hija llamada Berta, que ese
mismo año se casó con el rey Ethelberto de Kent. Ethelberto era pagano, pero permitió que
Berta conservara su religión y que llevara sacerdotes al país.

Leovigildo logró finalmente tomar Sevilla. Hermenegildo se refugió en Córdoba, pero


Leovigildo la tomó también. Entonces Hermenegildo se refugió en una iglesia y logró negociar
su perdón. Fue desterrado a Valencia. Leandro, el arzobispo de Sevilla, también fue desterrado.

Los lombardos se reorganizaron de nuevo bajo el rey Autario. Sin embargo, Mauricio, con la
ayuda del Papa Pelagio II y con el apoyo de los francos, logró contenerlos y asegurar el dominio
de una pequeña parte del territorio italiano. Así se formó el Exarcado de Ravena. Exarcado
significa en griego algo así como "provincia exterior". En 585 el exarca Esmaragdo logró un
tratado de paz con los lombardos por el que se fijaron unas fronteras. El exarcado era una fraja
que unía Ravena con Roma alrededor de la via Flaminia. Contenía además Venecia, Génova y
Nápoles.

145
Ese mismo año murió san Hermenegildo a manos de un enviado de su padre,
llamado Sisberto, porque se negó a recibir la comunión de un obispo arriano. Luego Leovigildo
tomó el derrocamiento de Eborico como excusa para hacer la guerra a los suevos. Derrotó al rey
Andeca cerca de Oporto y lo encerró en un monasterio. A partir de ese momento el reino suevo
quedó incorporado al reino visigodo. En 586 murió Leovigildo y, de acuerdo con lo que había
establecido, le sucedió su hijo Recaredo. Se cuenta que el mismo día de su coronación, apenas
el obispo le hubo ceñido la corona, se levantó y señalando a un grupo de nobles dijo "Adiós
Sisberto", y el asesino de su hermano fue ejecutado allí mismo.

El rey Elli de Deira extendió sus dominios hacia el interior. Envió colonos que se asentaron en
el territorio que pasó a denominarse Mercia.

En 587 Recaredo se convirtió al catolicismo, lo cual satisfizo a la mayoría de la población y le


permitió apoyarse en la Iglesia para contrarrestar el poder de la aristocracia arriana. No tardó en
estallar una revuelta en el noreste de la península, dirigida por el obispo Ataloco y por los
condes Granista y Vildigerno. La revuelta contó con el apoyo del franco Gontrán, que era
católico, pero que vio la oportunidad de sacar partido de los disturbios y pudo tomar como
excusa el vengar la muerte de Hermenegildo. La revuelta fue sofocada sin dificultad ese mismo
año.

Fredegunda había enviado asesinos contra Gontrán, pero éste pudo evitarlos. Luego firmó con
Childeberto II el tratado de Andelot, por el cual lo nombraba su heredero. (En realidad
establecía que el que sobreviviera al otro heredaría su reino, porque con los tiempos que corrían,
no podía predecirse quién moriría antes, a pesar de que Gontrán tenía unos cuarenta y dos años
y Childeberto II apenas diecisiete.)

El emperador Mauricio sofocó una rebelión de los bereberes en África.

En Japón el clan Soga, partidario de la cultura china, se impuso definitivamente al clan


Mononobe, lo que aceleró el desarrollo cultural del Imperio Japonés.

En 588 Recaredo tuvo que hacer frente a una nueva revuelta arriana, ahora en el oeste, undida
por el obispo Sunna y los condes Segga y Viterico. Como la anterior, también fue sofocada
antes de que acabara el año, pero en 589 surgió una tercera apoyada por el obispo Uldida y
Golsvinta, la viuda de Leovigildo. Nuevamente, la conjuración fue sofocada y además Recaredo
logró una victoria frente a Gontrán. Ese mismo año convocó el Tercer Concilio de
Toledo, presidido por Leandro, donde abjuró públicamente del arrianismo junto con varios
nobles y dignatarios eclesiásticos, y anunció que devolvería a la Iglesia parte de los bienes que
le habían sido confiscados durante el periodo arriano. En los años siguientes Recaredo se
aseguró de que el catolicismo quedaba firmemente consolidado entre los visigodos.

Los dos primeros Concilios de Toledo se habían celebrado medio clandestinamente y carecieron
de toda relevancia, pero, a partir del tercero, los Concilios de Toledo se convirtieron en
importantes asambleas en las que se tomaron decisiones tanto políticas como religiosas. En ellos
participaban tanto obispos como nobles, los cuales se retiraban una vez tratados los asuntos
civiles.

Desde que Clodoveo se convirtiera al catolicismo, la Iglesia católica había ido ganando
paulatinamente en influencia, tanto política como económica. En efecto, muchos propietarios
habían donado sus pertenencias a la Iglesia para evitar que pasaran a la aristocracia franca,
visigoda u ostrogoda. El caso era que la Iglesia terminó siendo propietaria de numerosos
terrenos, ganados, casas, etc. La administración se llevó a cabo a través de las parroquias, que a
su vez dependían de los obispos. El trabajo necesario para hacer productivos los bienes de las
parroquias era realizado por esclavos. Una parroquia con menos de diez esclavos se consideraba

146
pobre. En toda Europa era costumbre que la renta de una parroquia se dividiera en cuatro partes:
una para el obispo, otra para el clero local, otra para la conservación de la parroquia y la cuarta
para los pobres. En algunas parroquias, esta última parte se consideraba superflua y se suprimía.

Con la conversión de Recaredo, la única potencia arriana que quedaba eran los lombardos. Eran
más bien salvajes e intolerantes con los católicos, pero su inconveniente principal residía en su
escaso número, que les impedía abarcar más territorio de que ya ocupaban. El exarca Smaragdo
fue sustituido en Ravena porRomán, que continuó manteniendo a raya con éxito a los
lombardos. El Papa Pelagio II pudo dedicarse enteramente a las cuestiones eclesiásticas. Trató
de resolver el cisma de Aquilea, que se había iniciado con la cuestión de los tres capítulos, pero
fracasó igual que sus antecesores.

Este mismo año Yang Jian logró convertirse en emperador de toda China, unificada nuevamente
bajo la dinastía Sui. Tras su muerte, el nuevo emperador fue divinizado con el nombre de Sui
Wendi. El emperador continuó con una campaña de obras públicas iniciadas años antes para
facilitar las comunicaciones entre el norte y el sur. Se construyeron tanto vias fluviales como
carreteras imperiales. Los trabajadores eran reclutados a la fuerza entre la población.

El rey persa Ormuzd IV había tratado de seguir los pasos de su padre en cuanto a tolerancia con
los cristianos. Sin embargo, los sacerdotes mazdeístas consideraron que el hijo era más débil
que su padre y se atrevieron a conjurar contra él. Pronto se ganaron para su causa al general
Bahram Subin, que había sido depuesto años antes por su derrota frente a los romanos y estaba
ansioso de vengarse. Finalmente organizó el asesinato del rey, al parecer con el consentimiento
de su hijo, que pasó a ser el nuevo rey persa, con el nombre de Cosroes II. Sin embargo,
en 590 Bahram Subin decidió que él mismo podía ser rey de Persia, y Cosroes II tuvo que huir a
la corte de Constantinopla.

El emperador Mauricio tenía cada vez más problemas con los ávaros, así que pensó que una
forma de garantizar la paz con Persia sería ayudar a Cosroes II a recuperar su trono. No debía de
ser una empresa difícil, pues el pueblo persa no estaba contento con un rey que no era sasánida.
La parte arriesgada era confiar en la futura gratitud de Cosroes II.

La iglesia celta de Irlanda había hecho grandes progresos. Sus monjes llegaron a aprender
griego y durante varios siglos fueron los únicos occidentales que conocieron esta lengua. En los
monasterios irlandeses se copiaron numerosos libros antiguos. Un monje irlandés
llamado Columbano decidió pasar al territorio de los francos, donde creó numerosos
monasterios y difundió el cristianismo celta por el continente. No tardaría en entrar en conflicto
con los benedictinos.

Ese mismo año murió el Papa Pelagio II, y la situación en Roma era trágica: el Tíber se
desbordaba y había una epidemia de peste. El clero romano, en completo acuerdo con el pueblo,
decidió elegir Papa a la única persona de la que no cabía duda que contaría con el beneplácito
divino: el monje benedictino Gregorio. Parece ser que Gregorio no quiso aceptar el cargo, y que
llegó a enviar un mensajero a Constantinopla pidiendo al emperador que no ratificase su
elección, pero el mensajero fue interceptado y, tras muchas presiones, Gregorio tuvo que ceder y
aceptar la dignidad papal. Así se convirtió en Gregorio I. Fue el primer Papa enérgico desde los
tiempos de Gelasio I. Bajo su pontificado los monjes benedictinos aumentaron su poder frente a
los obispos. Gregorio I no fue un gran teólogo, pero sus muchos escritos tuvieron mucha
influencia sobre la doctrina de los siglos siguientes. Tratan sobre ángeles y demonios, sobre el
purgatorio, sobre la penitencia, milagros, reliquias, etc. Llevó a cabo ciertas regulaciones sobre
el canto en los monasterios. Es el Gregorio al que alude el término "canto gregoriano", pero se
trata de un error. El tipo de canto en tiempos de Gregorio I es el llamado "romano antiguo", que
cayó en desuso en el siglo XIV, mientras que el canto gregoriano surgió aproximadamente un
siglo después del pontificado de Gregorio I.

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Gregorio I reorganizó la administración de la Iglesia, y así pudo sacar partido al hecho de que en
realidad la Iglesia era la mayor potencia económica de Italia. Pudo reclutar un ejército con el
que hacer frente a los lombardos, descuidados por el emperador. También pudo repartir alimento
entre la población romana, con lo que se convirtió en el auténtico gobernador de Roma, aunque
reconocía formalmente la autoridad del exarca.

Ese mismo año había muerto Autario y su viuda, Teodelinda, conservó el poder, pero los
barones lombardos la instaron a casarse de nuevo. Eligió como esposo aAgilulfo, que se
convirtió así en el nuevo rey. Gregorio I no usó su ejército para combatir contra él, sino que lo
empleó únicamente como arma de presión, que, combinada con unos donativos adecuados,
logró ganarse la confianza del lombardo. Además, Teodelinda era católica, y el Papa logró que
el heredero al trono fuera bautizado como católico. Finalmente, el propio Agilulfo cedió y se
convirtió también. De todos modos, Gregorio I estableció al mismo tiempo contactos con el rey
franco Childeberto II, por si acaso.

El Khan turco recibió como esposas a varias princesas chinas.

En 591 Cosroes II, con la ayuda de los romanos, estaba de nuevo en su trono. Bahram Subin
tuvo que huir a territorio turco, pero los turcos recordaron las derrotas que habían sufrido ante él
años atrás y lo mataron. La estrategia de Mauricio funcionó correctamente, pues Cosroes II
mantuvo en todo momento la paz con el Imperio Romano y le cedió algunos territorios.
Mauricio tuvo que volver precipitadamente de Persia, pues los ávaros se presentaron ante las
murallas de Constantinopla. Por primera vez desde hacía casi dos siglos, un emperador romano
dirigía personalmente los ejércitos, pero pronto los dejó en manos de su generalPrisco.

En 592 Gregorio I pudo firmar un tratado de paz con los lombardos en contra de los planes del
emperador Mauricio.

En 593 murió el rey Gontrán de Borgoña, y rápidamente Childeberto II de Austrasia ocupó el


reino para hacer valer el acuerdo que lo convertía en legítimo heredero. Ahora sólo quedaban
dos reyes francos: Clotario II (de nueve años) y Childeberto II (de veintitrés), pero las
gobernantes reales eran sus madres respectivas: Fredegunda y Brunilda, que se odiaban a
muerte.

También murió el rey Elli de Deira. A la sazón el rey de Bernicia era Ethelfrith, quien
rápidamente invadió Deira y unió ambos reinos en lo que pasó a llamarse reino
de Northumbria (el reino al norte del río Humber), con capital en York. Pero Elli tenía un hijo
llamado Eduino, que salvó su vida huyendo al reino de Anglia Oriental, donde
reinaba Redvaldo. Eduino presionó a Redvaldo para que le ayudara a recuperar el reino de su
padre, mientras que Ethelfrith le presionaba con sobornos y amenazas para que le entregara a
Eduino. La situación permaneció estacionaria gracias a la gran influencia del rey Ethelberto de
Kent.

En 595 el general Prisco había obligado a los ávaros a retirarse más allá del Danubio.

En 596 murió Childeberto II (las malas lenguas dicen que envenenado por Fredegunda) y el
reino fue repartido entre sus dos hijos: Teodeberto II (de nueve años) heredó Austrasia
y Thierry II (de ocho años) heredó Borgoña. Ambos estaban bajo la tutela de su abuela
Brunilda. Fredegunda instó a su hijo Clotario II a declarar la guerra a los dos hermanos, que
sufrieron una derrota en Laffaux, pero la guerra continuó. En 597 murió Fredegunda, pero
Clotario II continuó implacablemente la guerra. El rey apenas tenía trece años. Era evidente que
una mujer (aunque tuviera el vehemente carácter de Fredegunda) no podía gobernar
abiertamente a los rudos francos, así que ésta había gobernado a través de hombres de confianza
a los que ella había situado en altos cargos para tener su lealtad. Ahora el hombre más poderoso

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de la corte pasó a ser Landy, el Mayordomo de Palacio. En principio las funciones del
Mayordomo de Palacio consistían simplemente en dirigir el Palacio Real, pero Fredegunda lo
había convertido en una especie de primer ministro.

Se cuenta que un día el Papa Gregorio I pasó frente a un puesto en el que estaban expuestos para
su venta un grupo de jóvenes esclavos anglos. Eran hermosos, con largos cabellos rubios.
Gregorio I se interesó por ellos, y preguntó de donde procedían. "Son anglos", le respondieron,
a lo que él replicó, "Non Angli, sed angeli"(no son anglos, sino ángeles). Sea cierta o no esta
anécdota, lo que sí es cierto es que Gregorio I se interesó por la evangelización de lo que él
llamó Angla terra (la tierra de los anglos), y desde entonces la antigua Britania fue conocida en
Europa como Inglaterra. El Papa envió como misionero a Inglaterra a un monje
llamadoAgustín, que desembarcó en Kent con un grupo de cuarenta monjes. Llevaba una carta
de Gregorio I para el Ethelberto, al que trataba como "rey de los anglos"(si bien él era juto y no
reinaba sobre los anglos, aunque es cierto que tenía gran influencia sobre ellos). Ethelberto
recibió a los enviados cortesmente, pero con cautela. Sólo les permitió predicar al aire libre, con
la esperanza de que así la magia cristiana se diluiría. Luego, como no parecía que los cristianos
trajeran malos efectos, les permitió usar la iglesia construida para su esposa cristiana y sus
sacerdotes. Poco a poco, Agustín fue haciendo progresos frente al paganismo.

En 599 Teodeberto II y Thierry II derrotaron a Clotario II en Dormelles.

Mientras tanto Gregorio I había hecho grandes progresos con los lombardos. Hacia 600 la
mayoría de los lombardos eran católicos y habían aceptado la lengua y las leyes de sus súbditos.
A partir de este momento el arrianismo dejó de tener influencia alguna y no tardó en
desaparecer por completo. Más aún, Gregorio logró persuadir a los lombardos de que los
obispos eran tan independientes del poder secular como el propio Papa, y así las ciudades más
importantes fueron gobernadas por sus obispos, de modo que los lombardos sólo dominaron
realmente los territorios rurales. Ante tanta muestra de poder, el cisma de Aquilea terminó
definitivamente, y la autoridad papal en Italia no tuvo ya oposición alguna.

Los turcos atacaron china y se aproximaron a la capital, aunque no pudieron tomarla.

También Teotihuacán sufrió diversas invasiones de pueblos chichimecas (este término es


equiparable al de bárbaro). La ciudad fue incendiada y abandonada. Su población se refugió en
otras ciudades vecinas. En la ciudad totonaca de El Tajín se construyó la pirámide de los
nichos, constituida por siete plataformas escalonadas.

En el sur de la India murió el rey Simbhavisnú y fue sucedido por su hijo Mahendravarman
I. Sometió a los Pandya y a los Chalukya y extendió las fronteras de su reino. También fue
dramaturgo y poeta. Se conserva su pieza teatral Mattavilasa-prahasana (El juego del borracho)
en la que se burla de los budistas y de los devotos de Siva.

149
MAHOMA

A principios del siglo VII, el mundo parecía el mismo de siempre, pues nadie sabía que unos
treinta años antes había nacido en La Meca, en Arabia, un hombre
llamado Muhammad, aunque occidente no tardaría en conocerlo como Mahoma, el cual iba a
revolucionar la Historia. En efecto, Mahoma iba a descubrir otra única religión verdadera. Se
sabe poco de la Arabia anterior a Mahoma. En el norte se habían formado algunos reinos que
mantenían buenas relaciones, ya con Persia, ya con el Imperio Romano, pero las constantes
guerras entre éstos les habían afectado y últimamente estaban en decadencia. Esto favoreció a
otras regiones más pobres, como el Hiyaz, que se extendía a lo largo de la costa del mar Rojo
hasta el Yemen, el cual estaba bajo el dominio Persa. La Meca era la capital del Hiyaz. Era una
tierra árida, pero estaba en la ruta de las caravanas, por la que numerosas tribus de mercaderes
nómadas traficaban con especias, perfumes, oro, joyas y otros productos que llevaban a
occidente procedentes de la India y China. El padre de familia poseía una gran autoridad, tenía
muchas esposas y, por consiguiente, muchos hijos. Cada tribu estaba formada por varias
familias gobernadas por un emir, (el que manda) cuyas funciones eran casi nulas excepto en
tiempo de guerra, ya que entonces el emir guiaba a la tribu contra el enemigo.

Los árabes creían en una amplia gama de divinidades: dioses astrales, diosas de la fertilidad,
demonios, unos espíritus llamados jinns, tenían arroyos, pozos y piedras sagradas, etc. En La
Meca había un santuario conocido como la Kaaba, donde trescientos sesenta ídolos rodeaban
una gran piedra negra. Se decía que era un rubí ennegrecido por los pecados de los hombres,
aunque los más prosaicos dicen que son dos trozos de basalto unidos por un aro de plata. La
piedra se cubría con una funda de brocado negro que se renovaba cada año. Se cuenta que todos
los años se celebraba un concurso de poesía en la ciudad, y que la rima ganadora se escribía en
letras de oro sobre la funda.

También había en Arabia una próspera comunidad judía, que durante cuatro siglos había ido
influyendo en las creencias de los árabes. Así, los judíos terminaron revelando a los árabes que
en realidad el templo de la Kaaba había sido construido por Abraham. Por supuesto, los árabes
eran descendientes de Abraham, a través de su hijo Ismael. El dios de los judíos, ingresó en el
panteón árabe con el nombre de Alá, (en árabe allah), deformación del arameo alaha (el Dios).
No debían de ser muchos los que aceptaran a Alá como dios único, quizá algunos lo
consideraran como una especie de dios-padre o dios-supremo, para otros sería un dios más y,
naturalmente, muchos no habrían oído hablar de él.

Desde que fueron exiliados, los rabinos judíos continuaron estudiando la biblia y escribieron
numerosos textos conocidos como midras. Algunos son interpretaciones de textos bíblicos,
mientras que otros recogen tradiciones orales que nunca llegaron a formar parte de la Biblia.
Algunas de estas tradiciones fueron incorporadas al cristianismo, como la historia del ángel
caído que se negó a adorar a Dios y se convirtió en Satanás, mientras que otras eran más
surrealistas. Por ejemplo, en un midras se afirma que Adán era un gigante cuyo cuerpo
recostado cubría toda la tierra, pero fue reducido tras comer el fruto del árbol de la ciencia del
bien y del mal.

En los midras se encuentran también minuciosas descripciones del Paraíso. Resulta que está
dividido en siete casas o siete cielos:

El Paraíso contiene siete puertas, cada una de las cuales conduce a la siguiente. La primera
casa, frente a la entrada, alberga a los conversos que llegaron a Dios por propia voluntad. Sus
paredes son de cristal, sus vigas son de cedro y Abdías, el profeta justo, gobierna en ellas.

La segunda casa está construida de forma semejante, y acoge a los penitentes de Israel. La
gobierna Manasés ben Hizkiyahu.

150
La tercera casa es de plata y oro. Allí crece el árbol de la vida, a cuya sombra se sientan
Abraham, Isaac y Jacob, los patriarcas de las doce tribus, todos los israelitas que salieron de
Egipto y toda la generación del destierro, también el rey David, su hijo Salomón y todos los
reyes de Judá -excepto Manasés, que se halla en el infierno-. Moisés y Aarón guardan esta
casa, [...]

La cuarta casa está hecha de oro, sus vigas son de madera de olivo, y alberga a los justos cuya
vida fue amarga como la oliva que aún no ha madurado.

La quinta casa, por la que fluye el Guijón, está hecha de plata, cristal de roca, oro pulido y
vidrio. Sus vigas son de oro y plata y la fragancia del Líbano impregna todas sus
salas. [...] Aquí moran el Mesías, hijo de David, y Elías. [...]

La sexta casa alberga a quienes han muerto mientras cumplían su deber con Dios.

La séptima casa acoge a quienes han muerto de pena por los pecados de Israel.

La leyenda de Abraham y los ídolos también aparece en un misdras. A lo largo del siglo
precedente el judaísmo estaba suficientemente arraigado en Arabia como para que numerosos
profetas recorrieran el país exhortando a la población a abjurar de los ídolos y adorar a Alá.

Mahoma pertenecía a la familia de los Hasim, de la tribu de los Qurays. Fue hijo póstumo del
comerciante Abdalá, y su madre murió poco después del parto, así que fue adoptado por sus
tíos Abd-al-Motalib y Abú-Talib, comerciantes de caravanas con Siria. En sus viajes se
familiarizó con el judaísmo y el cristianismo, pero no en sus versiones "ortodoxas", sino más
bien las versiones bastante deformadas de la gente humilde con la que trataba. Parece ser que
conoció a un monoteísta llamado Zayd ben Amr, quien le explicó que había tenido experiencias
místicas que atribuía a intervenciones sobrenaturales.

En La Meca se colocó al servicio de una viuda rica, llamada Jadiya, con la que se casó al poco
tiempo (él con veinticinco años, ella con cuarenta, más o menos). Tuvieron tres hijos y cuatro
hijas, pero los varones murieron con pocos años. Se dice que era atractivo, inteligente, y que
tenía modales corteses y graves, por lo que caía bien a la gente.

El Imperio Romano había perdido algunos territorios desde la época de Justiniano,


especialmente en Italia, donde una buena parte de la península estaba dominada por los
lombardos, recientemente convertidos al catolicismo y a los que el Papa Gregorio I se las
arreglaba para manejar a duras penas.

La Iglesia Católica, a través del Papa y sus obispos, tenía cada vez más poder político en
occidente. Agustín, el monje enviado por el Papa a Kent, había construido un monasterio en la
capital, Canterbury, y en 601 Gregorio I lo convirtió en el primer arzobispo de
Canterbury. Hasta el día de hoy, el arzobispo de Canterbury ha sido considerado el obispo más
importante de Inglaterra.

En Hispania murió san Leandro, el arzobispo de Sevilla que había representado un papel
decisivo en la conversión de los visigodos. Fue sustituido en el cargo por su
hermano Isidoro, que tenía entonces treinta y un años. Ese mismo año murió el rey visigodo
Recaredo I, y fue sucedido por su hijo Liuva II.

El general Prisco derrotó a los ávaros en una gran batalla junto al Danubio, cerca de la actual
Belgrado. En 602 los ávaros ofrecieron al emperador Mauricio la liberación de doce mil
prisioneros a cambio de seis mil monedas de oro. Mauricio no aceptó, y a los soldados no les
gustó nada que el emperador valorara las vidas de sus compañeros cautivos en menos de media

151
moneda de oro, así que se rebelaron bajo la dirección de un centurión llamado Focas y
marcharon sobre Constantinopla.

La ciudad podría haber resistido perfectamente a los amotinados, pero allí Mauricio tampoco
era muy popular debido a su tacañería. Otra insurrección surgió dentro de las murallas, así que
Mauricio se vio obligado a huir por mar a Persia con sus cinco hijos. Unos años antes había
ayudado a Cosroes II a recuperar su trono y ahora pensaba pedirle que le devolviera el favor.
Los rebeldes abrieron las puertas de las murallas y Focas entró en Constantinopla aclamado por
el populacho. Inmediatamente envió a sus soldados en busca de Mauricio, al que encontraron y
mataron junto con sus hijos. Focas se convirtió en el nuevo emperador.

El rey persa Cosroes II recibió las noticias de estos hechos y decidió iniciar un furioso ataque
contra el Imperio Romano, jurando que no cesaría mientras Focas no fuera ajusticiado por su
crimen. A modo de preparación arrasó el reino árabe de Hira, luego se apoderó del norte de
Mesopotamia y penetró en Asia Menor.

Es frecuente que los enemigos de un rey fuerte esperen a su muerte para actuar. Así tras apenas
un año de reinado, el rey visigodo Liuva II tuvo que enfrentarse a una sublevación arriana
encabezada por el conde Viterico, que ya se había rebelado contra
Recaredo quince años antes, y ahora se proclamó rey. Liuva II perdió la mano derecha, y murió
en 603. Viterico combatió sin mucho éxito a los romanos y trató de restaurar el arrianismo.

Agustín de Canterbury convirtió finalmente al rey Ethelberto de Kent, el cual tenía gran
influencia en los reinos vecinos de Essex y Anglia oriental, lo que facilitó la difusión del
catolicismo por Inglaterra.

Focas no supo como hacer frente ni a los persas ni a los ávaros. Trató de quitarse de encima a
los segundos mediante el pago de un enorme tributo, lo que le valió el desprecio de sus propios
soldados. Ante el imparable avance persa, llegó a la conclusión de que su única esperanza estaba
en recibir ayuda de occidente, por lo que inició una política de acercamiento. Adoptó medidas
severas contra el monofisismo (que lo enemistaron con sus súbditos de Egipto y Asia Menor, y
reconoció la supremacía del Papa frente al Patriarca de Constantinopla (lo que escandalizó a la
capital). Naturalmente, el Papa Gregorio I quedó muy satisfecho y se deshizo en elogios hacia
Focas, pero en 604 se convirtió en san Gregorio I Magno (es decir, se murió). Fue sucedido
por Sabiniano.

152
Japón estaba gobernado por la Emperatriz Suiko, de once años, y el príncipe Shotoku
Taisi, que actuaba como regente, promulgó la "constitución de los diecisiete
artículos", inspirada en la moral confucianista. También mandó construir en Japón numerosos
templos budistas y favoreció la llegada de numerosos libros e ideas de China.

Los francos continuaban con sus enconadas guerras civiles. Cuando el rey Teodeberto II de
Austrasia tuvo edad suficiente para gobernar, la nobleza se las arregló para expulsar a su abuela
Brunilda, que marchó a Borgoña junto a su otro nieto, Thierry II, al que dominó sin dificultades.
Thierry II obligó a huir a Landy, el Mayordomo de Palacio de Clotario II, en una batalla cerca
de Etampes. Luego liberó Orleans, que estaba sitiada, y tomó París. En 605 estuvo a punto de
capturar a Clotario II, pero fracasó.

Tras la muerte del emperador Chino Sui Wendi, le sucedió su hijo Sui Yangdi.

En 606 murió el Papa Sabiniano y fue sucedido por Bonifacio III, que a su vez murió pocos
meses después (en 607) y fue sucedido por el benedictino Bonifacio IV. También murió san
Agustín de Canterbury. En ese momento ya había obispos en Rochester (Kent) y en Londres
(Essex), además de en Canterbury.

En 608 Cosroes II puso sitio a Antioquía. En Constantinopla la población estaba aterrada.


Estaba claro que Focas era un inepto, pero era el emperador y disponía de la guardia de palacio,
con la que sometió a la ciudad a un régimen de terror que mantuvo a raya a los ciudadanos.

El emperador Sui Yangdi continuó con la campaña de obras públicas emprendida por su padre, y
mandó abrir un gran canal que unía Luoyang con Pekin. Aunque al comienzo de su reinado
había disminuido el número de trabajadores forzados, las necesidades de las obras emprendidas
le obligaron a rectificar. Fueron reclutados grandes contingentes de trabajadores, la mitad de los
cuales moría en el trabajo. Una expedición china destruyó la capital del reino de Shampa.

No es fácil precisar qué clase de inquietudes llevaron a Mahoma, cuando tenía alrededor de
cuarenta años, a retirarse a meditar a una cueva en el monte Hira, cerca de La Meca, pero el
caso es que en 610 tuvo allí un sueño que al principio no supo interpretar. Pensó que había sido
poseído por un jinn, pero, al comentarlo con su esposa y sus amigos de confianza, no tardó en
llegar a la conclusión de que había sido llamado para convertirse en el Profeta de Alá, y que su
misión era librar a su pueblo de la idolatría. Quedó claro que había sido el Arcángel san Gabriel
el que le había hablado en sueños para transmitirle este mensaje.

Pasaron varios meses y los mensajes no se repitieron, por lo que Mahoma se sumió en una
profunda depresión. Pero es evidente que si la mujer, los parientes y los amigos confían en que
te comuniques con el Arcángel san Gabriel, tarde o temprano tienes que darles algún mensaje
suyo, o si no quedarías muy mal con ellos. Así que Mahoma se lanzó a la aventura de ser profeta
y san Gabriel volvió a hablarle. Ahora el mensaje estaba bien claro: No hay más dios que Alá, el
todopoderoso, que juzgará a todos los mortales el último día. Para ganarse el favor de Alá y
alcanzar el Paraíso, los hombres tienen que mostrarse humildes y justos, y dar parte de su
fortuna a los pobres y a los huérfanos. Mahoma denunciaba especialmente a los ricos
mercaderes de La Meca, y los conminaba a someterse a los dictados de Alá. Desde entonces, el
Profeta se retiraba un mes de cada año a la caverna del monte Hira, donde se dedicaba a la
contemplación y a recibir los mensajes del arcángel.

Mientras tanto los católicos se las arreglaron para conjurar contra el rey visigodo Viterico y lo
envenenaron en un banquete. Eligieron rey a Gundemaro, que reunió en Toledo el que se
conoció como Concilio de Gundemaro, en el que proclamó al catolicismo como la religión del
Estado. Ya no hubo más revueltas arrianas. Gundemaro combatió a los vascos y a los romanos.

153
El monje irlandés Columbano seguía fundando monasterios en el territorio franco. Su regla era
más estricta que la benedictina, e insistía en las prácticas ascéticas y en las penitencias. Brunilda
lo expulsó de Borgoña y pasó a lo que ahora es Suiza, donde fundó un monasterio junto al lago
Constanza.

La provincia romana de África (ahora llamada Exarcado de Cartago) estaba a cargo de un


general capaz llamado Heraclio, que había sido nombrado exarca por Mauricio y que había
estado esperando la ocasión propicia para vengar su muerte. Heraclio se alió con Prisco y entre
ambos iniciaron una sublevación. Prisco llevó el ejército a Egipto mientras el hijo de Heraclio,
que se llamaba también Heraclio, dirigió una flota hacia Constantinopla. Cuando el pueblo vio
las naves en el horizonte, no esperó más y se lanzó contra el palacio. La guardia imperial no
hizo gran cosa para impedir que Focas fuera torturado hasta la muerte. El joven Heraclio fue
aclamado emperador.

Teóricamente, Cosroes II debería haberse dado por satisfecho ante estos hechos, pues Mauricio
había sido vengado, pero parece ser que tantas victorias habían conseguido que el rey persa se
olvidara de por qué había iniciado la guerra. Ahora le llamaban Cosroes el Victorioso y el
nombre le gustaba, así que la guerra continuó. Ese mismo año fue elegido Patriarca de
Constantinopla Sergio, que se convirtió en consejero de Heraclio y puso a su disposición los
bienes de la Iglesia. En 611 Antioquía cedió ante el asedio persa.

El emperador Chino y sus trabajos forzados no eran muy populares, por lo que se produjo un
levantamiento popular encabezado por Wang Pu. Yangdi logró contenerlos temporalmente.

En 612 murió el rey visigodo Gundemaro y fue sucedido por Sisebuto, que fue el primer rey
visigodo que destacó por su cultura. Escribió una Vida de san Desiderio y el Astronomicon, un
poema de sesenta hexámetros dedicado a la influencia de los astros sobre el hombre (llamemos
a esto cultura, que componer hexámetros latinos tiene su mérito).

Varios de los reinos en que estaba dividido el norte de la India fueron unificados por Harsa, el
rey de Thaneshwar, que formó así un reino poderoso en el que floreció la cultura y la tolerancia
religiosa. Al mismo Harsa se le atribuyen tres obras de teatro en sánscrito.

El rey de Borgoña Thierry II había conquistado algunos territorios a Clotario II, pero luego su
hermano Teodeberto II de Austrasia se los arrebató. Brunilda incitó a Thierry II a apoderarse de
Austrasia (de donde había sido expulsada unos años antes), y así Thierry II derrotó a Teodeberto
II en Toul. Teodeberto II fue encarcelado y poco después asesinado junto con su hijo. Así
Thierry II se convirtió en rey de Austrasia, pero murió en 613, dejando cuatro hijos menores de
edad. Brunilda iba a convertirse en regente de uno de sus bisnietos, pero los nobles de Austrasia
que la habían expulsado unos años antes no estabas dispuestos a tenerla como regente por
tercera vez, así que se la entregaron a Clotario II, que, según se cuenta, ató a la anciana a la cola
de un caballo y dejó que muriera arrastrada por el animal. Clotario II asesinó a los hijos de
Thierry II y, a costa de hacer grandes concesiones a los nobles, fue reconocido en 614 como rey
de todo el territorio franco, que volvía a estar unido por tercera vez desde los tiempos de
Clodoveo I.

El emperador Chino Yangdi envió una expedición contra Corea, al tiempo que se producían
nuevos levantamientos. Ya el año anterior había tenido que sofocar la revuelta de Yang
Xuangan, hijo del influyente general Yang Su.

Pero el reino franco ya no era una gran potencia. La guerra civil lo había arruinado. Se cerraron
las escuelas (excepto las de los monasterios), por lo que prácticamente toda la población laica
era analfabeta. Los viejos caminos romanos eran intransitables, los acueductos estaban

154
demolidos, la falta de agua y alimentos favoreció las enfermedades y el comercio desapareció.
En contraste, las crónicas chinas datan en este año los primeros fuegos artificiales.

Las guerras entre los francos dejaron un eco en la tradición popular. Se trata de una leyenda
cuya primera versión escrita data de unos seiscientos años más tarde, y que se conoce como
la Canción de los Nibelungos. En ella se relata la historia de Sigfrido, (alias Sigeberto I) que se
enamora de Crimilda, (alias Fredegunda) hermana de Gunther (alias Gontrán), rey de los
burgundios. Gunther le informa de que sólo le concederá la mano de su hermana si le ayuda a
conquistar a Brunilda(alias Brunilda), que es una valquiria y reina virgen de Islandia. Sigfrido
ayuda a Gunther y derrota por tres veces a Brunilda, se casa con Crimilda, pero debe todavía
someter a Brunilda, pues, aunque se ha casado con Gunther, se niega a "cumplir con el deber
conyugal". Finalmente lo logra con un artificio mágico. Poco después estalla una contienda
entre Crimilda y Brunilda. Hagen, vasallo de Brunilda, logra matar a Sigfrido, y Crimilda, para
vengar su muerte, acepta casarse con el rey de los hunos Etzel (alias Atila). Luego logra atraer a
Gunther y sus guerreros al país de Etzel, donde son atacados por los hunos con el apoyo
de Dietrich (alias Teodorico, el ostrogodo).

La doctrina celta de Columbano difería de la romana en algunos aspectos. Una asamblea de


obispos condenó a Columbano en estos puntos y el monje pasó al reino lombardo, donde el rey
Agilulfo le permitió fundar un nuevo monasterio.

Los persas tomaron Jerusalén (tras haber tomado Damasco el año anterior). Allí se custodiaba
la Vera Cruz, que fue llevada a Ctesifonte sin ningún respeto. Antes de que acabara el año, toda
Asia Menor era persa, y los ejércitos de Cosroes II podían ver Constantinopla desde la otra parte
del Bósforo. Entre las causas de esta rápida conquista hay que contar con el hecho de que los
habitantes de Asia Menor eran mayoritariamente monofisitas, y los últimos emperadores habían
sido empedernidamente católicos, mientras que los persas (al menos últimamente) eran
tolerantes con los monofisitas y los nestorianos. Así pues, la población se sentía más
identificada con los persas que con el dominio imperial.

Con sus predicaciones en la Meca, Mahoma consiguió unos cincuenta discípulos (el primero de
los cuales fue su primo Alí) y muchos más enemigos. Al principio, sus conciudadanos se
limitaron a reírse de él, pero a medida que arreciaban las críticas a la moral de los ciudadanos
más ricos y respetables, las risas se fueron transformando en amenazas. Mahoma tuvo que
refugiarse en el territorio de su tío Abú-Talib, junto con su mujer, su hijo adoptivo Zayd, su
primo Alí y su parienteAbú Bakr. La vida de Mahoma estos años fue precaria, pero finalmente
convirtió a al-Arqam, perteneciente a una de las familias más ricas e influyentes de La Meca, y
que hasta entonces había sido uno de sus más enconados perseguidores. Al-Arqam puso su
residencia a disposición de Mahoma, para facilitar las reuniones de los primeros creyentes. Los
creyentes se llamaban musulmanes, (aquellos que entregan su alma a Dios). La situación cambió
y en 615 numerosos clanes de La Meca se adhirieron a Mahoma.

Ese mismo año murió el Papa san Bonifacio IV y en su lugar fue elegido Deodato. También
murió san Columbano (sus discrepancias con la Iglesia Romana no impidieron que al final fuera
canonizado).

Una muestra más del poder que la nobleza estaba ejerciendo sobre el rey franco Clotario II es
que ese mismo año ocupó el cargo de Mayordomo de Palacio un noble llamado Pipino de
Landen, que consiguió un decreto del monarca por el que el cargo de Mayordomo de Palacio se
convertía en hereditario. Así, la familia de Pipino se convirtió en una especie de "familia real"
paralela a la de los merovingios.

Los ejércitos chinos fueron derrotados en Corea. Los turcos volvieron a atacar desde el norte, y
esta vez capturaron al emperador (cuyo rescate fue negociado).

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EL ISLAM

En 615 el Imperio Romano parecía estar a punto de desaparecer. Los persas habían conquistado
toda Asia Menor y se disponían a entrar en Egipto. Pero, a diferencia de su antecesor, Focas, el
emperador Heraclio no se quedó sin saber qué hacer. Desde el primer momento que asumió el
gobierno y con la ayuda de Sergio, el Patriarca de Constantinopla, se dedicó a preparar al
Imperio para reaccionar ante el ataque persa. En primer lugar dividió en Imperio en pequeñas
partes llamadas temas, que era el nombre griego aplicado a una división de tropas, siguiendo la
estructura que se había empleado en el exarcado de Ravena y que había funcionado bastante
bien para hacer frente a los lombardos: cada tema estaba bajo la autoridad de un gobernador
militar. Se concedieron tierras y granjas a las familias a condición de que cada generación fuera
educada militarmente y proporcionara hombres al ejército. La idea era formar una población de
campesinos-soldados. Con el dinero aportado por Sergio, Heraclio construyó una flota. Una
medida menos elegante fue la de obligar al general Prisco a ingresar en un convento. Podría
justificarse teniendo en cuenta que estaba claro que los años siguientes iban a ser malos, y que
fácilmente un buen general como era Prisco lo podría haber tenido muy fácil para dar un golpe
de estado.

En 616 Cosroes II dominaba Egipto. Prácticamente no había encontrado resistencia entre la


población. Con esta hazaña, Cosroes II había restaurado el imperio de Darío I. Los persas
estaban exultantes.

Isanavarman se convirtió en rey de Chen-la, que recientemente había conquistado


completamente el reino de Fu-nan. El poder económico que había ostentado este reino pasó a
manos del reino de Shampa.

Mientras tanto Mahoma había logrado reunir un respetable número de musulmanes en La Meca,
así que la aristocracia de la ciudad empezó a preocuparse y se empezó a extender la idea de que
un musulmán muerto era mejor que uno vivo, así que Mahoma recomendó a sus fieles que se
refugiaran en Abisinia. Los abisinios eran cristianos monofisitas, por lo que compartían con los
musulmanes su monoteísmo y su horror a los ídolos. Además Mahoma insistía en que Alá es el
mismo dios que adoran los judíos y los cristianos, y reconocía a Jesucristo como profeta
(aunque no como dios, claro). Todo ello hizo que no vieran con malos ojos a los musulmanes.

El rey visigodo Sisebuto decretó que los judíos de su reino debían abandonarlo o convertirse al
catolicismo. Al parecer, unos cien mil se convirtieron, y los restantes emigraron al reino franco.
Isidoro de Sevilla censuró la medida porque "iba contra la libertad de unos súbditos".

Ese mismo año murió el rey lombardo Agilulfo, y fue sucedido por su hijo Adaloaldo, bajo la
tutela de su madre, Teodelinda.

El emperador chino Yangdi, escarmentado por el último ataque de los turcos, decidió trasladar la
capital más al sur, medida que aumento su impopularidad entre un importante sector de la corte.
La reciente unificación de China todavía no estaba bien consolidada: el norte tenía la
supremacía política y militar, pero el sur tenía (al menos bajo su propio criterio) la superioridad
cultural, y no olvidaba que la parte norte del país había sido ocupada por los bárbaros y como
tales consideraba todavía a los sui. En el norte estalló una revolución encabezada por Li Mi, que
se convirtió en poco tiempo en uno de los rebeldes más poderosos.

También murió el rey Ethelberto de Kent. Su gobierno fue un periodo de paz y estabilidad para
su reino. Publicó un código de leyes, el primero de Inglaterra, en el que se establecía un sistema
de multas por delitos que incluían hasta el asesinato. Esto sustituyó al antiguo sistema, por el
que cuando alguien resultaba perjudicado, procuraba hacer todo el daño posible al culpable, lo
que generaba nuevas venganzas, etc. Además Ethelberto gozaba de cierta autoridad sobre los

156
reyes vecinos, lo que se notó claramente tras su muerte. Al año siguiente, en 617, el rey
Ethelfrith de Northumbria decidió marchar hacia el sur con una pequeña fuerza para apoderarse
de algunos territorios de Anglia Oriental, pero lo que no sabía es que Redvaldo, el rey de Anglia
Oriental, estaba preparándose para invadir Northumbria con todo su ejército, por lo que las
tropas de Ethelfrith se encontraron con todo el ejército de Anglia Oriental reunido. Ethelfrith se
dio cuenta demasiado tarde de la superioridad numérica de su enemigo, entró en combate y fue
derrotado y muerto. Esto puso a Eduino en el trono de Northumbria.

El general chino Li Yuan, después de obtener una victoria sobre los turcos y de derrotar al
rebelde Li Mi, decidió derrocar al emperador Yangdi. En 618 tomó la antigua capital, Changan,
e instauró en ella una administración más severa. Mientras tanto, en la nueva capital, Yangdi
caía asesinado en su palacio por el general de su guardia, Yuwen Huaiji. El nuevo emperador
pasó a ser Yang Hao, sobrino de Yangdi, pero en Luoyang fue proclamado emperador Yang
You, que abdicó cuando Li Yuan tomó la ciudad y le cedió las insignias imperiales. Por su parte,
Yang Hao carecía de todo poder, así que Li Yuan no tardó en convertirse en el emperador de
toda China, inaugurando así la dinastía Tang. El nuevo emperador se consagró a consolidar la
unidad de China. Supo tratar a sus rivales y ganarse su lealtad con muestras de clemencia, pero
por si acaso dispuso doce ejércitos alrededor de la capital. Reorganizó la administración
dividiendo el Imperio en diez grandes regiones, cada una de ellas bajo el mando de inspectores
de administración, finanzas y justicia. Creó numerosas escuelas estatales y estableció un sistema
de exámenes estatales, de modo que con el tiempo la aristocracia tradicional fue sustituida
parcialmente por un nuevo funcionariado profesional.

Los ávaros cruzaron nuevamente el Danubio. Para colmo, el rey visigodo Sisebuto había
emprendido una campaña contra las posesiones imperiales en Hispania y Heraclio no pudo más
que hacer las paces precariamente y conservar una minúscula región. Se cuenta que Heraclio
tuvo la idea de abandonar y huir a Cartago, pero Sergio le levantó la moral y logró que
continuara trabajando. Los persas estaban ya firmemente asentados en Egipto y parecía que iban
a invadir Cartago, pero no lo hicieron. Tal vez Cosroes II pensó que eso suponía alargar
demasiado las líneas de comunicación, lo cual era muy peligroso sin disponer de una flota. El
rey persa se mantuvo a la espectativa, buscando una paz ventajosa.

Ese mismo año murió el Papa san Deodato y fue sucedido por Bonifacio V, que se ocupó
principalmente de la evangelización de Inglaterra.

En 619 murieron Jadiya y Abú Talib, la esposa y el tío de Mahoma. El Profeta intentó predicar
en la ciudad de Taif, pero fracasó, tras lo cual lo intentó con tribus nómadas, y también fracasó.
Se dirigió de nuevo a La Meca, donde se casó con otra viuda, Sauda. Inmediatamente tomó
como segunda esposa a Ayesha, la hija de su pariente, ahora suegro, Abú Bakr, a la que
seguirían otras siete mujeres. Parece ser que estos matrimonios tuvieron una finalidad política,
para lograr contactos e influencias.

En 620, durante la fiesta de peregrinación a La Meca, Mahoma mantuvo contactos con seis
hombres de la ciudad de Yatrib, situada unos quinientos kilómetros al norte de La Meca. Allí
vivían tribus judías, tribus árabes judaizadas y tribus árabes paganas, que luchaban
constantemente por el dominio de la ciudad. Los seis hombres que trataron con Mahoma habían
oído hablar de él a algunos musulmanes que vivían en Yatrib, y sabían que la autoridad del
Profeta no se basaba en la fuerza de un clan, sino en la religión y en la moral, por lo que
pensaron que Mahoma podía llevar la paz a la ciudad, así que trataron de atraerlo. No obstante,
Mahoma rechazó la invitación y prefirió permanecer en La Meca.

En 621 murió el rey visigodo Sisebuto (se dice que envenenado) y fue sucedido por su
hijo Recaredo II, que murió a los treinta días de reinado. La nobleza logró recuperar su derecho

157
a la elección del monarca, y eligió a Suintila, que había dirigido la campaña de Sisebuto contra
las posesiones imperiales en Hispania.

En 622 un grupo de hombres de Yatrib se reunió en secreto con Mahoma y se comprometieron a


acoger en su ciudad a los musulmanes de La Meca y protegerlos. Mahoma invitó a sus fieles a
emigrar poco a poco a Yatrib. Él mismo fue el último en salir junto con Abú Bakr, poco
después de sufrir un intento de asesinato perpetrado por unos jóvenes. En Yatrib fue aclamado
por los sectores leales, que dominaban la ciudad. Allí se convirtió en árbitro de las distintas
tribus y acabó por implantar un régimen teocrático en el que él era la autoridad suprema. La
ciudad incluso cambió de nombre y pasó a llamarse Madinat al Nabi (la ciudad del Profeta) y
más tarde simplemente Medina. La mayor oposición la encontró en los clanes judíos, pero
Mahoma expulsó al propiamente judío y a los clanes árabes judaizados los convenció de que él
estaba continuando la obra de Abraham, el primer musulman, padre de la religión pura que ellos
habían abandonado. Así Mahoma tuvo ocasión de desarrollar su doctrina, que recibió el nombre
de Islam, es decir, sumisión (a Alá). Sus dogmas principales son los siguientes:

 Monoteísmo: No hay más dios que Alá, y Mahoma es su profeta.


 Fatalismo o predestinación: Aunque el hombre es libre, todo está escrito.

 Ángeles buenos y malos: Los ángeles buenos son mensajeros de Alá, los malos
(identificados con los Jinns árabes) son mensajeros del demonio(Iblis), y acechan para
hacer pecar a los hombres.

 El infierno y el paraíso: Los justos tendrán paz eterna en el Paraíso, un lugar lleno de
ríos de agua, leche y vino, rodeados de bellas muchachas"con ojos de gacela y puras
como perlas en su concha". A los pecadores les espera el infierno eterno.

 El juicio final: Alá declarará la suerte irrevocable de cada hombre.

Mahoma reconoce como profetas a varios profetas judíos, entre ellos Abraham y Moisés, y
también a Jesús, pero las leyendas que contaba sobre ellos estaban bastante distorsionadas con
respecto a la Biblia. Es evidente que su conocimiento de la religión judía era muy rudimentario.
De hecho, Mahoma era analfabeto, por lo que nunca pudo leer ningún texto bíblico. Todo su
conocimiento provenía necesariamente de tradiciones orales, completadas con su propia
imaginación.

El musulmán estaba obligado a cumplir varios preceptos, los más importantes de los cuales son
los siguientes:

 Recitar por lo menos una vez en la vida "No hay más dios que Alá y Mahoma es su
profeta", en voz alta, comprendiéndolo y creyéndolo.
 Rezar obligatoriamente cinco veces al día: al amanecer, a mediodía, después del
mediodía, a la puesta de sol y de noche. Previamente hay que lavarse la cara, los pies y
las manos, con agua o con arena. Desde que se construyó la primera mezquita (iglesia
musulmana) en Medina, se instituyó la costumbre de que elMuedin convocara a la
oración al pueblo desde el minarete (torre de la mezquita). La oración tenía que hacerse
con los pies descalzos y mirando a Jerusalén, pero desde que los judíos de Medina se
rieron de la doctrina islámica, Mahoma rectificó y estipuló que se rezara mirando a La
Meca (a la Kaaba, que él consideraba obra de Abraham).

 Dar limosna: "Lo que te sobra no es tuyo".

 Ayunar en ramadán: El caledario árabe era (y sigue siendo) bastante rudimentario, pues
consta de doce meses lunares que suman 354 o 355 días (se nota que los árabes no eran
agricultores). El mes de ramadán es el noveno mes, y en él los musulmanes deben

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ayunar desde el amanecer hasta la puesta de sol, y la abstención alcanza no sólo a la
comida, sino también a la bebida, perfumes, relaciones sexuales e incluso "tragar
advertidamente saliva".

Además hay que añadir numerosos preceptos legales y otros más pintorescos, como la
prohibición de representar mediante pintura, escultura o cualquier otro método cualquier ser
viviente (esto está tomado de la fobia a los ídolos de los judíos) y la prohibición de comer carne
de cerdo o beber alcohol (cosas que, al parecer, no son nada saludables en los desiertos de
Arabia).

Finalmente, Heraclio estaba en condiciones de sacar partido a los años de paciente preparación.
Dio dinero a los ávaros para que lo dejaran tranquilo y, con la ayuda de su flota, entró
rápidamente en Asia Menor. Desembarcaron en Isos, donde se encuentran Siria y Asia Menor.
Las fuerzas persas, dirigidas por el generalSahrbaraz, acudieron rápidamente, pero, siempre
con la ayuda de su flota y de sus hombres magníficamente entrenados, Heraclio se las arregló
para atacar al mismo tiempo en la primera línea y en la retaguardia enemiga. En enero de
623 obtuvo una gran victoria. Sahrbaraz tuvo que retirarse y Heraclio avanzó hasta Armenia.

El rey franco Clotario II decidió nombrar en vida a su hijo Dagoberto I rey de Austrasia,
mientras que él se reservó Neustria y Borgoña. Dagoberto I era todavía menor de edad, por lo
que lo puso bajo la tutela del Mayordomo de Palacio Pipino de Landen y de Arnould, el obispo
de Metz.

Un mercader franco llamado Samo logró acaudillar a algunas tribus eslavas que se rebelaron
contra los ávaros y se convirtió en rey de un reino eslavo occidental situado en la actual
Checoslovaquia.

En 624 Suintila expulsó definitivamente a las fuerzas imperiales de Hispania. Los musulmanes
de Medina atacaron y derrotaron una caravana de infieles, causando sesenta y trés víctimas. Fue
la primera acción bélica musulmana, nada en comparación con lo que vendría después. Sin ir
más lejos, ese mismo año salió con trescientos musulmanes y venció a novecientos mecanos en
la batalla de Badr. Para mover a sus hombres a estas acciones, Mahoma tuvo primero que
vencer el horror que era para los árabes matar a otros árabes. Mahoma los convenció de que no
debían distinguir entre árabes y extranjeros, ni mucho menos entre miembros de una u otra
tribu, sino únicamente entre musulmanes e infieles.

En China se promulgó el Tanglu Shuyi, el primer código legal chino que se conserva completo.

En 625 los habitantes de La Meca, alarmados por las expediciones musulmanas, contraatacaron
y derrotaron a los hombres de Mahoma en Uhud.

El rey Eduino de Northumbria contrajo matrimonio con Ethelberga, hija del difunto rey
Ethelberto de Kent. Ello aumentó considerablemente su prestigio entre los anglos. Ethelberga
era cristiana, y llevó consigo a un anciano sacerdote llamado Paulino, que había trabajado junto
a san Agustín de Canterbury años antes. La reina y Paulino iniciaron la lenta y delicada labor de
convertir al pagano Eduino.

Ese mismo año murió el Papa Bonifacio V, y fue sucedido por Honorio I, que, al igual que su
predecesor, se dedicó a enviar misiones a Inglaterra.

También murió Teodelinda, la madre del rey lombardo Adaloaldo, el cual murió envenenado
en 626, y fue sucedido por Arioaldo.

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Cosroes II "el victorioso" estaba desesperado. Ante el fracaso de todos sus intentos de resistir a
los romanos, optó como último recurso por entablar una alianza con los ávaros, que no tardaron
en cruzar el Danubio y llegar hasta las murallas de Constantinopla. Cosroes II esperaba que los
ávaros tomaran la ciudad o que Heraclio se retirara para defenderla, pero no ocurrió ni lo uno ni
lo otro. Constantinopla estaba eficientemente dirigida por el Patriarca Sergio, que organizó una
firme defensa. La situación no era especialmente grave, pues las murallas podían resistir y la
flota abastecía a la capital. Al cabo de un tiempo, los ávaros comprendieron que estaban
perdiendo el tiempo y se fueron retirando poco a poco. Cuando los persas recibieron la noticia,
se desmoralizaron. En todas partes, los ejércitos persas sólo pedían una oportunidad para volver
a su patria. Las fuerzas de Heraclio volvieron a tomar Egipto y Asia Menor y, después de
empujar hacia Persia a las deshechas tropas enemigas, se lanzó sobre Mesopotamia. Antes de
ello entabló una alianza con los Jázaros, un pueblo nómada que entonces habitaba al norte del
mar Negro. Parece ser que era descendiente de los hunos que los turcos habían desplazado
desde las fronteras orientales de Persia. Los jázaros atacaron a los ávaros y los mantuvieron
ocupados mientras él trataba con los persas.

La batalla final se libró cerca de las ruinas de Nínive, en 627. Se prolongó hasta la puesta de sol.
Al caer la noche los restos del ejército persa aprovecharon para huir. Heraclio avanzó y pagó
con la misma moneda la devastación que los persas habían causado en Asia Menor. Llegó hasta
las murallas de Ctesifonte.

Entre tanto los musulmanes habían continuado con sus ataques a los infieles desde Medina,
hasta que un ejército de mecanos sitió la ciudad con el propósito de acabar de una vez para
siempre con Mahoma y sus seguidores. Sin embargo el asedio se vio frustrado por un sistema de
fosos y terraplenes construido según modelos persas.

Mahoma se dispuso una vez más a atacar La Meca, pero, para no poner en peligro a Medina
durante su ausencia, eliminó a los judíos hostiles que quedaban en la ciudad mediante
ejecuciones en masa y vendió a las mujeres y a los niños como esclavos. Luego marchó a La
Meca con un fuerte contingente armado y obligó a sus dirigentes a pactar una tregua con él por
un periodo de diez años. La ciudad ya no volvió a ofrecer resistencia.

En Inglaterra, el rey de Wessex envió un mensajero al rey Eduino de Northumbria, con la orden
de que mientras leyera el mensaje tenía que sacar un puñal envenenado y matar a Eduino. Lo
intentó, pero un sirviente del rey se dio cuenta a tiempo e, interponiendo su cuerpo, dio su vida
por la de su rey. El sacerdote Paulino explicó que el dios de los cristianos había salvado la vida a
Eduino para proteger a la reina cristiana. Eduino no lo acabó de creer, pero afirmó que si
derrotaba a Wessex sin problemas y volvía sano y salvo, creería estar protegido por el dios
cristiano y se convertiría. Así ocurrió, con lo que Eduino y su corte se hicieron cristianos.
Fueron bautizados en York, y poco después el Papa Honorio I nombró a Paulino obispo de York.
El obispado de York rivalizó durante un tiempo con el de Canterbury, pero finalmente aceptó su
lugar de segundo obispado más importante de Inglaterra.

Eduino era ahora el rey más poderoso de Inglaterra. y gobernaba el territorio más extenso. En el
extremo norte de su reino levantó un castillo para defender la frontera contra los escotos. Según
la tradición, más tarde se formó una ciudad alrededor del castillo, que se llamó "ciudad de
Eduino", es decir, Edimburgo.

El emperador chino Li Yuan fue sucedido tras su muerte por su hijo Li Shimin, (después
recordado como Taizong) que con sus dotes militares había ayudado a su padre a alcanzar el
poder. Bajo su reinado China alcanzó una prosperidad que no había conocido desde hacía siglos.
El sur adquirió una gran importancia económica y cultural, florecía el comercio, especialmente
el del té, se desarrolló de nuevo el uso de la moneda y los impuestos dejaron de recaudarse en
especie. Los comerciantes crearon bancos y empezó a usarse una especie de letra de cambio.

160
La aristocracia persa quería firmar una paz con Heraclio lo antes posible, pero Cosroes II trató
de continuar la guerra, así que lo encarcelaron y poco después lo mataron, en 628. El nuevo rey
fue Ardacher III, un niño de seis años. Se firmó la paz con el Imperio Romano, por la cual se
le devolvían todos los territorios conquistados y, lo más importante, se restituyó la Vera Cruz.
Heraclio abandonó Persia, que quedó sumida en la anarquía. Surgieron varios candidatos a la
corona que se estuvieron peleando entre sí durante varios años. Persia perdió también el
dominio del Yemen cuando su sátrapa se convirtió al islam.

En Inglaterra un guerrero llamado Penda se convirtió en rey de Mercia, independizándola así de


Northumbria. Con ello terminó de configurarse la llamada Heptarquía, el largo periodo de la
historia de Inglaterra en que estuvo dividida en siete reinos: Kent, Sussex, Essex, Wessex,
Anglia Oriental, Northumbria y Mercia. Además de éstos, los galeses formaron algunos
pequeños reinos, que nunca llegaron a unirse contra los germanos invasores. También estaba en
el norte el reino escoto de Dalriada y más adelante los pictos también acabarían formando su
propio reino.

Según lo pintan, Penda era guerrero que disfrutaba en las batallas, pero luego no se preocupaba
de sacarles ningún partido político. Simplemente buscaba excusas para pelear cuando le
apetecía un combate. Despreciaba el cristianismo, pero no hizo ningún intento de impedir que se
extendiera por Mercia. Al parecer, su filosofía era que un hombre con lo que había que tener
despreciaría el cristianismo como él lo hacía, y que si alguien caía en sus redes es que no era un
auténtico hombre y no merecía ser salvado. De todos modos, Penda opinó que la conversión de
Eduino al cristianismo bien merecía una guerra, y, tan pronto como estuvo afirmado su dominio
sobre su nuevo reino, declaró la guerra a Northumbria por ese motivo. Para ello se alió
con Cadwallan, un príncipe galés que además era cristiano, pero a Penda esas cosas le daban
igual, y los galeses estaban enemistados con Eduino porque años antes habían encajado muchas
derrotas de su parte.

En 629 murió Clotario II y su hijo Dagoberto I gobernó sobre todo el reino franco, si bien su
hermano Cariberto recibió el título de rey de Aquitania. Los periodos de regencia y el deterioro
de las comunicaciones habían proporcionado gran independencia a los señores francos. Cada
cual gobernaba sus tierras, impartía justicia según sus propios criterios y a menudo se olvidaba
de enviar al rey los impuestos correspondientes. En el fondo, la población prefería esta
descentralización, pues un señor poderoso que recaudara para sí mismo tendía a proteger a sus
siervos y procurarles un relativo bienestar para mejorar sus rentas, mientras que un señor débil
al servicio del rey solía esquilmar a sus súbditos atendiendo a las exigencias de un monarca que
no estaba allí para juzgar si sus peticiones eran razonables o no. Este fenómeno era más agudo
en Austrasia, cuyas tierras nunca habían conocido el gobierno romano y donde la Iglesia tenía
menos peso, por lo que había influido menos en la organización social. Dagoberto I se propuso
frenar este proceso de descentralización. El mismo año en que se convirtió en soberano de
Neustria y Borgoña viajó a ambos territorios para administrar justicia, recuperó los bienes
enajenados por sus predecesores y trató de reavivar el casi extinto comercio mediante una feria
anual en Saint Denis.

En una solemne celebración, el emperador Heraclio en persona llevó en procesión la Vera Cruz
por Jerusalén hasta reponerla en el lugar de donde los persas la habían arrebatado. Luego se
entrevistó con el general persa Sarhbaraz y le concedió el apoyo imperial si se apoderaba del
trono persa. Sarhbaraz destronó a Ardacher III y se convirtió en rey, pero al poco tiempo fue
asesinado. En los dos años siguientes Persia tuvo unos diez reyes más.

En 630 el ejército de Mahoma entró triunfante en La Meca, mandó destruir los ídolos que
rodeaban a la piedra negra y fue proclamado rey de los árabes. Por aquel entonces muchas
ciudades habían aceptado ya la autoridad de Mahoma, que se incrementaron cuando Mahoma

161
obtuvo una victoria sobre los beduinos. Luego Mahoma envió embajadas a los reyes vecinos
para hacerse reconocer como único soberano.

LA EXPANSIÓN ÁRABE

En 630 el Imperio Chino había logrado neutralizar la amenaza de los turcos orientales (en gran
parte gracias a la ayuda de militares turcos). Después de destruir algunos pueblos turcos y de
sellar alianzas con otros, China pudo derrotar también a los turcos occidentales y establecer su
protectorado sobre los territorios de la ruta de la seda hasta Persia y la India.

Por esta época los tibetanos empezaron a organizarse. El Tíbet estaba dividido en diecisiete
feudos situados alrededor del principado de Yar-Klungs, pero en un momento dado el rey Nam-
ri empezó a federarlos bajo su autoridad. Envió a la India a su consejero Thon-mi
Sambhota para que trajera un sistema de escritura.

En el sur de la India murió el rey Mahendravarman I, que fue sucedido por Narasimhavarman
I, que mandó construir el puerto de Mahabalipuram para desarrollar el comercio con el sureste
asiático.

En el reino visigodo se debatía desde hacía tiempo entre dos tendencias: por una parte, la
nobleza reivindicaba su derecho a la elección del monarca, mientras que algunos reyes
poderosos habían tratado de consolidar una monarquía hereditaria al estilo franco. El rey
Suintila había sido elegido por los nobles, pero trató de asociar al trono a su esposa Teodora, a
su hermano Geila y a su hijo Ricimer, con lo cual se encontró con la oposición radical de la
nobleza. Además, la Iglesia Católica también prefería una monarquía electiva, pues tenía la
suficiente influencia como para sacar buen partido de laelección del rey. En 631 murió sin
descendencia Cariberto, el rey de Aquitania hermano del rey franco Dagoberto I, quien
transformó Aquitania en ducado y la asignó al duque Boggis. El duque de
Septimania, Sisenando, logró el apoyo de Dagoberto I para derrocar a Suintila. Avanzó hasta
Zaragoza, donde fue proclamado rey por la nobleza y el clero. En632 Dagoberto I trató de
disolver el reino eslavo de Samo, e inició así una guerra en el este.

Después de tres años de guerra, el rey Penda de Mercia, en coalición con el galés Cadwallan,
logró acorralar a Eduino de Northumbria en Hatfield, a unos cincuenta kilómetros al sur de
York. Allí murió Eduino y Cadwallan se dedicó a devastar su reino. La población debió de
pensar que tales desgracias se debían a la ira de los dioses, a los que habían abandonado al
convertirse al cristianismo, así que Northumbria volvió al paganismo. Paulino y su gente
tuvieron que abandonar York.

Persia consiguió salir de la anarquía bajo Yazdgard III, un nieto de Cosroes II de quince años
de edad.

Mahoma había establecido unos años antes que todo musulmán debía peregrinar a La Meca al
menos una vez en su vida. Al poco tiempo de volver de una peregrinación, el Profeta enfermó y
murió en Medina. Se dijo que el Profeta había sido envenenado por una judía, en venganza por
la matanza de judíos que había ordenado en Medina unos años antes. La dirección del islam
pasó a manos de su anciano suegro Abú Bakr, que se convirtió así en el primer Califa (sucesor).
Tras la muerte del profeta, numerosas tribus y ciudades que habían manifestado su acatamiento
del islam se lo pensaron mejor y no reconocieron la autoridad del Califa. Incluso apostataron del
islam. Abú Bakr se mantuvo firme y sometió sangrientamente a sus enemigos.

Mahoma no había dejado nada escrito (principalmente porque no sabía escribir), por lo que sus
enseñanzas se conservaron únicamente en la memoria de sus seguidores y, ocasionalmente,

162
escritas en los lugares más insólitos (omóplatos de camello, hojas de palmera, piedras, etc.) Tras
la muerte del profeta, todo este material fue compilado por Zhaid ibn Thabit, bajo la dirección
del Califa. Así fue redactándose lo que se convertiría en El Corán (la lectura), el libro sagrado
de los musulmanes.

En 633 casi toda Arabia estaba bajo el dominio de Abú Bakr. En un acto de increíble osadía, el
Califa envió sendos mensajes a Heraclio y a Yazdgard III invitándolos a someterse al islam.
Obviamente, ninguno de los dos gobernantes hizo el menor caso, así que los audaces jinetes
árabes empezaron a hostigar simultáneamente las fronteras de las dos grandes potencias de la
zona.

Dagoberto I tuvo que desistir de su intento de dominar el reino de Samo, así que se limitó a
reforzar las fronteras orientales de su reino. Tuvo que confiar su defensa a los sajones, a los
austrasianos y a Radulfo, el duque de Turingia.

Cuando Eduino mató al rey Ethelfrith de Northumbria, los hijos de éste se refugiaron en el
norte. Uno de ellos, llamado Osvaldo, se había convertido al cristianismo céltico, y había
pasado un tiempo en Iona. Tras la muerte de Eduino regresó a Northumbria y mató a Cadwallan
en una batalla. Osvaldo se convirtió en rey de Northumbria y se alió con Wessex casándose con
una hija de su rey.

El Cuarto Concilio de Toledo reconoció a Sisenando como legítimo rey de los visigodos,
condenó a Suintila, acusado de ladrón, asesino y corrupto, estableció como obligatoria la
elección del rey por la nobleza y la Iglesia, declaró al rey ungido de Dios, y por lo tanto
inviolable, y también estableció algunas medidas antisemitas.

El Concilio estuvo presidido por Isidoro de Sevilla, quien unos años antes había escrito en
su Crónica de los visigodos que Suintila era "munícipe para todos, largo para pobres e
indigentes, pronto a la misericordia, hasta el punto de que mereciera ser llamado no sólo
Príncipe de los Pueblos, sino también Padre de los Pobres." Tras el Concilio, Isidoro no borró
este párrafo, sino que añadió una nota diciendo que se había equivocado en su juicio. Luego
relató los crímenes del Rey y "las riquezas robadas a los pobres". Suintila murió en 634.

Un ejército árabe había entrado en Persia el año anterior. Los persas reunieron rápidamente un
ejército y los derrotaron rotundamente en la llamada batalla del puente. Mientras tanto, en el
frente romano, los árabes tomaron la ciudad de Bosrah, al este del Jordán. La entrega de la
ciudad fue considerada una traición en Constantinopla, pues no consideraban que los árabes
fueran un enemigo poderoso. Poco después murió el Califa Abú Bakr y fue sucedido por Umar
I, que había sido uno de los colaboradores más activos de Mahoma.

Dagoberto I destituyó a Pipino de Landen de su cargo de Mayordomo de Palacio y lo mantuvo


retenido en Neustria. Su puesto lo ocupó Ansegisal, hijo del obispo de Metz que había sido
regente junto con Pipino durante la minoría de edad del monarca. Ansegisal se casó
con Begga, hija de Pipino. Para consolidar la sucesión, Dagoberto I nombró rey de Austrasia a
su hijo de tres años Sigeberto III. En 635 tuvo un segundo hijo al que convirtió inmediatamente
en Clodoveo II, rey de Neustria.

Tras un largo asedio, los árabes tomaron Damasco. Heraclio empezó a darse cuenta de que había
subestimado a este pueblo. Formó un ejército y lo envió a Siria bajo el mando de su
hermano Teodoro, que recuperó la ciudad. Pero los árabes formaron un ejército mayor y
volvieron a la carga en 636. Se libró una gran batalla junto al río Yarmuk, un afluente del
Jordán, al sur del mar de Galilea. La pesada caballería imperial se enfrentó a la caballería ligera
de los árabes. Por tres veces, los romanos rompieron las líneas enemigas, pero los árabes se

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dispersaban y se reunían ágilmente. Cuando los romanos quedaron agotados, llegaron por todas
partes gritando sus llamamientos a Alá. El ejército imperial fue aniquilado.

Ahora estaba claro que los árabes constituían una seria amenaza. Mahoma había sembrado en
ellos la idea de la guerra santa: todo musulman que muriera defendiendo el islam iría
al septimo cielo, la parte más selecta del paraíso. Los ejércitos musulmanes podían ser más
toscos que los romanos y los persas, pero eran más numerosos y sus hombres desconocían el
miedo a la muerte.

Ese mismo año murió el rey visigodo Sisenando, así como san Isidoro de Sevilla, que es la
principal fuente de información sobre el reino visigodo en esta época, por lo que sabemos muy
poco sobre el reinado de Sisenando y el de sus sucesores, el primero de los cuales
fue Chintila. San Isidoro fue un erudito que se interesó por todo el saber que estaba a su
alcance. Además del latín, dominaba la lengua gótica, el griego y el hebreo. Escribió sobre
historia, teología, ciencia, gramática, etc. En su obra apenas hay nada original, y trata por igual
a todas las fuentes, mezclando hechos reales con toda clase de leyendas y supersticiones. Pese a
ello tuvo una gran difusión y, por consiguiente, una gran influencia en los siglos posteriores.
Además de su hermano san Leandro, también fueron santos sus otros dos hermanos:
san Fulgencio y santa Florentina.

También murió el rey lombardo Arioaldo, que fue sucedido por Rotario.

En 637 los árabes ocuparon Jerusalén. Desde entonces que no se volvió a saber nada de la Vera
Cruz. Enardecidos por sus victorias frente al Imperio Romano, volvieron a atacar a Persia. Se
produjo un enfrentamiento en Qasidiya, junto al Éufrates, unos ochenta killómetros al sur de
donde había estado Babilonia. Los dos ejércitos tenían aproximadamente el mismo número de
hombres y la batalla se prolongó durante dos días, pero luego los árabes recibieron un sustancial
refuerzo proveniente de Siria. Una tormenta de arena favoreció a los árabes, pues el viento
soplaba hacia el frente persa. Los soldados tuvieron que retroceder y finalmente huyeron en
desbandada. Los árabes tomaron Ctesifonte.

Los persas empezaron a reorganizarse alrededor de la ciudad de Nehavend, cerca de Ecbatana,


la antigua capital meda. Sorprendentemente, Heraclio no hizo lo propio tras las derrotas sufridas
ante los árabes. Nunca organizó un nuevo ejército para enviarlo contra los invasores.
Probablemente Heraclio llegó a la convicción de que era inútil tratar de salvar una tierra que no
quiere ser salvada. Siria y Egipto se habían entregado a los persas prácticamente sin resistencia,
ahora Siria había vuelto a entregarse a los árabes y era una mera cuestión de tiempo que Egipto
hiciera lo mismo. Enviar un ejército arreglaría poco, pues podría ganar una batalla, pero eso no
sirve para nada sin el apoyo de la población. El problema real era que Siria y Egipto no sentían
ninguna lealtad hacia Constantinopla, y ello se debía principalmente a que sus habitantes eran
monofisitas y Constantinopla era católica.

Nuevamente, Heraclio contó con el apoyo de Sergio, el patriarca de Constantinopla, que estuvo
dispuesto a modificar la postura de la Iglesia para acercarla al monofisismo. En 638 Sergio
promulgó una doctrina que fue llamada monotelismo (una sola voluntad): Los católicos
afirmaban que Jesucristo tenía dos naturalezas, una divina y otra humana, mientras que los
monofisitas consideraban que sólo había en él una naturaleza divina. El monotelismo afirmaba
que Jesucristo tenía dos naturalezas animadas por una única voluntad, por lo que en la práctica
actuaba como si tuviera una única naturaleza, tal y como creían los monofisitas. Sergio murió
ese mismo año, pero su sucesor, Pablo, siguió adelante con el monotelismo.

Probablemente Heraclio esperaba que el monotelismo eliminara los recelos de Siria y Egipto
hacia Constantinopla y permitiera que el pueblo acogiera a un futuro ejército como liberador y
no como "otro conquistador". Sin embargo el monotelismo resultó ser un fracaso. Los teólogos

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de Siria y Egipto lo rechazaron de plano y lo mismo hizo la Iglesia Romana. No es de extrañar:
las sutilezas teológicas sobre Jesucristo difícilmente podían interesar al pueblo llano. Eran
meras excusas para canalizar discrepancias políticas e ideologías nacionalistas que no iban a
zanjarse con juegos de palabras.

En Roma murió el Papa Honorio I y en su lugar fue elegido Severino, pero al ser abiertamente
opuesto al monotelismo el gobernador de Roma, Mauricio, impidió su consagración, que no
pudo llevarse a cabo hasta dos años después.

También murieron el rey franco Dagoberto I y su Mayordomo de Palacio, Ansegisal.


Nuevamente el reino quedó dividido en dos: Sigeberto III quedó como rey de Austrasia y
Clodoveo II como rey de Neustria. Tenían siete y tres años respectivamente, lo que hizo que el
poder real lo ejerciera la nobleza. En Austrasia el poder recayó en el viejo Pipino de Landen,
que logró recuperar los privilegios que Dagoberto I le había retirado y se convirtió de nuevo en
Mayordomo de Palacio.

En 639 murió el rey visigodo Chintila, y la nobleza eligió como sucesor a Tulga.

En 640 murió Pipino de Landen. Surgieron muchos candidatos a Mayordomo de Palacio,


pero Grimoaldo I, hijo de Pipino, terminó imponiéndose e hizo valer el carácter hereditario del
cargo tal y como lo había establecido el rey Clotario II años atrás.

Un ejército árabe partió de Siria hacia Egipto, bajo el mando del general Amr ibn al-As. Llegó
hasta Pelusio y, tras un mes de asedio, tomó la ciudad.

El emperador chino Taizong tomó como concubina a Wu Zhao, hija de un general que había
apoyado al emperador para llegar al poder. Desde entonces se entabló una rivalidad entre ella y
la Emperatriz Wang, que era estéril.

El Papa Severino pudo ser consagrado finalmente, tras lo cual condenó el monotelismo y, en
represalia, el gobernador de Roma, Mauricio, saqueó el palacio de Letrán. Se dice que Severino
murió del disgusto. En su lugar fue elegido Juan IV, que siguó luchando contra el monotelismo,
al que condenó en un concilio celebrado en 641.

Ese año murió el emperador Heraclio, mientras los árabes ocupaban Egipto sin esfuerzo. Entre
las medidas que Heraclio tomó para cohesionar el Imperio, estuvo la de abandonar el latín como
lengua oficial y sustituirla por el griego, que era la lengua que realmente hablaba la población.
Esto supuso un paso más en el distanciamiento cada vez mayor entre oriente y occidente. Por
esta época en oriente volvió a ponerse de moda la barba. Puede parecer un hecho intrascendente,
pero contribuyó a acrecentar la hostilidad entre orientales y occidentales. En occicente la barba
se asociaba con los bárbaros incivilizados, mientras que en oriente los rostros afeitados
recordaban a los de los eunucos, que tenían fama de mezquinos y despreciables. Así, la imágen
típica del oriental causaba un cierto rechazo en el occidental típico, y viceversa.

Heraclio dejó el Imperio a sus dos hijos, Constantino III y Heracleonas. Eran hermanastros,
pues Heracleonas era hijo de Martina, segunda mujer y sobrina de Heraclio. Un sector de la
Iglesia consideró incestuoso este matrimonio, pero Heraclio tenía el prestigio suficiente como
para seguir adelante. La corte se dividió entre partidarios de uno y otro emperador, y Martina se
puso al frente de los partidarios de su hijo. Tal vez se hubiera desatado una guerra civil si
Constantino III no hubiera muerto a los pocos meses de reinado. Probablemente murió de
tuberculosis, pero se rumoreó que Martina lo había envenenado. La opinión pública se volvió
contra Heracleonas y Martina, por lo que el emperador se vio obligado a abdicar y exiliarse
antes de que acabara el año. Fue elegido emperador su sobrinoConstante II, hijo de
Constantino III, que contaba sólo con once años de edad.

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El rey Penda de Mercia decidió que le apetecía combatir de nuevo contra Northumbria, y usó de
nuevo como excusa el cristianismo de su rey Osvaldo. Al igual que había sucedido con Eduino,
el rey Osvaldo fue derrotado y muerto por Penda. Osvaldo tenía un hermano
llamado Oswiu, que se apoderó del trono de Northumbria y, para afianzar su posición, se casó
con una hija de Eduino. Para evitar que se repitiera la historia de sus dos predecesores, Oswiu
trató de aplacar a Penda, le entregó como rehén a uno de sus hijos e hizo que su hija se casara
con un hijo de Penda. Luego le ofreció tributo y lo reconoció como señor.

El rey tibetano Nam-ri murió envenenado, y fue sucedido por su hijo Srong-btsan Sgam-
po, que se casó con una princesa China y otra Nepalí, ambas budistas. Fundó la ciudad
de Lhassa y empezó la construcción de un gran palacio, el Potala. Gracias a las buenas
relaciones con la China y la India el nivel de vida del Tíbet mejoró sustancialmente: llegaron la
cerveza, el aguardiente, el papel, la tinta y el arte de la cerámica y del riego. Esto permitió
iniciar el cultivo de la cebada.

En 642 Amr ibn al-As tomó Alejandría. La ciudad fue reconquistada por un breve periodo, pero
luego volvió a caer, y desde entonces los árabes dominaron todo Egipto. Se cuenta que los libros
de la Biblioteca de Alejandría fueron puestos a los pies del Califa Umar, quien sentenció de este
modo: "Si estos libros coinciden con el Corán, son innecesarios; si están en desacuerdo con él,
son perniciosos. En cualquier caso, destruidlos." Pero es poco probable que esta historia sea
cierta y, si lo és, es poco probable que los árabes destruyeran más que unos pocos libros. La
Biblioteca de Alejandría había sido destruida mucho antes por los cristianos en su lucha contra
el paganismo. En persia los árabes obtuvieron otra gran victoria. El rey Yazdgard III tuvo que
huir hacia el noreste mientras los árabes ocupaban sistemáticamente todo el Imperio.

Tras la muerte del Papa Juan IV fue elegido Teodoro I. Condenó el monotelismo, y llegó a
deponer a Pablo, el Patriarca de Constantinopla (a lo cual, claro, nadie hizo caso). El emperador
Constante II seguía apostando por la posibilidad de que el monotelismo se ganara a los
cristianos persas y egipcios, como paso previo a una posible reconquista de estos territorios.

El rey visigodo Tulga fue víctima de una conjuración de la nobleza, que le obligó a tonsurarse y
convertirse en monje (lo cual lo inhabilitaba como rey para siempre). En su lugar fue
elegido Chindasvinto, que tenía entonces unos setenta y nueve años. Probablemente fue una
elección de compromiso, con la que la nobleza pretendió aplazar unos años (los pocos que
viviera Chindasvinto) la elección del nuevo rey. Sin embargo Chindasvinto no resultó fácil de
manejar. Hizo matar a muchos nobles, redujo a sus familias a la esclavitud y confiscó sus
bienes. Muchos nobles tuvieron que huir a África o al reino franco.

En 643 un peregrino chino llamado Huien Tsang llegó a la India, donde el rey Harsa organizó
en su honor una gran asamblea presidida por una imagen de Buda a la que acudieron reyes
vecinos, brahmanes, jainistas y monjes budistas. Se pronunciaron discursos, se hicieron
ofrendas a buda y Harsa distribuyó una parte del tesoro real.

El rey lombardo Rotario promulgó en Pavía las llamadas Leyes de Rotario, una recopilación de
costumbres germánicas.

En 644 murió el Califa Umar I, asesinado en la mezquita de Medina por un esclavo persa. Fue
él quien estableció la fecha de la Hégira (la huida de Mahoma a Medina) en el 16 de julio de
622, y la fijó como el primer día del calendario musulmán, vigente hasta la actualidad. Hay que
tener presente que el año islámico tiene 354 o 355 días (es lunar), por lo que 33 años islámicos
equivalen a 32 años solares. Como nuevo Califa fue elegido Utmán, yerno de Mahoma y
perteneciente a una familia noble de La Meca, los Omeyas.

166
Por esta época existían al menos cuatro ediciones del Corán, con las diferencias suficientes para
provocar disputas e interpretaciones divergentes. Por ello Utmán nombró una comisión que
preparase una única version oficial, que sería la obligatoria para todos los musulmanes hasta la
actualidad. Las demás versiones fueron destruidas. El Corán que sobrevivió consta de
144 suras (capítulos) ordenados (criterio científico donde los haya) según su longitud, desde el
más largo hasta el más breve, salvo el primero, que es más corto pero contiene los dogmas
fundamentales del islam.

Se pueden distinguir en él dos fuentes básicas, una más antigua redactada en La Meca en prosa
rimada y otra posterior redactada en Medina en una prosa más pesada, monótona y repetitiva.
Ambas aparecen mezcladas en una maraña que nadie hasta ahora ha intentado analizar. Hay
versículos de una intercalados en versículos de la otra, algunos de los más recientes contradicen
a los más antiguos y tal vez sea imposible fechar correctamente las distintas partes. Años más
tarde surgió la versión oficial de el Corán es la transcripción literal de un libro que está en el
cielo y que le fue dictado a Mahoma por el arcángel san Gabriel.

En 645 el clan Soga perdió la supremacía en Japón. Fue sustituido por el clan Nakatomi, que
implantó un sistema de gobierno calcado de la China de los Tang. Promulgó un código de leyes
conocido como código Taika.

167
LA GUERRA CIVIL

En la primera mitad del siglo VII el mundo había experimentado muchos cambios. China
prosperaba bajo el emperador Taizong. Las relaciones con los turcos eran delicadas, pero de
momento los chinos llevaban las riendas. Sin embargo, la expansión china no era nada
comparada con la vertiginosa expansión árabe. Bajo el tercer califa, Utmán, los árabes habían
barrido a los persas, hasta el punto de que su rey Yazdgard III estaba arrinconado en Sogdiana
luchando desesperadamente. Al Imperio Romano le habían arrebatado Siria y Egipto, como
poco antes habían hecho los persas. Pero ahora la situación era diferente: Mientras el
mazdeísmo persa no atraía en absoluto a los cristianos, las conquistas árabes iban seguidas de
conversiones masivas al islam.

El Califa Umar había ordenado la expulsión de los judíos y los cristianos de Arabia, pero
cuando los árabes invadieron persia aprendieron la técnica que los mazdeístas habían empleado
con los judíos y cristianos: les permitían profesar sus creencias, pero estaban sometidos a
tributos de los que los mazdeístas estaban exentos. Los árabes hicieron lo mismo. Por este y
otros motivos, convertirse al islam era una forma fácil de mejorar el nivel de vida. Por ejemplo,
así como los cristianos no tenían ningún escrúpulo en tener esclavos cristianos, un musulmán no
podía ser esclavo de otro musulman, luego la conversión significaba el fin de la esclavitud. Esto
no significa que los musulmanes no tuvieran esclavos. La Arabia preislámica ya importaba
esclavos negros de las costas orientales de África, más al sur de Abisinia, y esta trata de
esclavos se incrementó a medida que el islam se hizo más poderoso. La idea de que Dios había
hecho a los negros para servir a los blancos es una de las ocurrencias judías que más aceptación
ha tenido en la historia (después de la intolerancia, claro). Por su parte, los esclavos europeos
eran principalmente eslavos. La Iglesia Católica era una de las principales propietarias de
esclavos en la época.

Pero no sólo los esclavos eran atraídos hacia el islam. La expansión árabe estaba aportando
enormes riquezas y botines de guerra, y la mejor forma de acceder a ellas (si no la única) era ser
musulmán. La conversión al islam podría compararse con lo que en su día significó la obtención
de la ciudadanía romana, con la diferencia de que Roma se resistió mucho tiempo antes de
concederla a los pueblos que conquistó, mientras que los árabes la ofrecían a todo el que la
deseara. Así se demostró que, por conservar sus creencias, muchos hombres están dispuestos a
perder su vida, pero no tantos están dispuestos a perder su dinero.

Además, la religión islámica adoraba al mismo dios de los cristianos, garantizaba un paraíso
similar al cristiano, tenía un ritual un poco más molesto, pero a la vez más simple, y se centraba
en los aspectos más importantes de la vida cotidiana: la obligatoriedad de la limosna, la
solidaridad entre todos los musulmanes, etc. Para los hombres, suponía una forma de vida más
grata: el Corán permite el divorcio y la poligamia, lo cual, en tiempos de expansión, da pie a
muchas posibilidades.

Es posible que muchos conversos por conveniencia no se tomaran muy en serio a Alá, pero lo
cierto es que a partir de su conversión tenían que comportarse como musulmanes, y ello
implicaba educar a sus hijos en el islam, por lo que al cabo de una generación el islam quedaba
firmemente implantado allá donde llegaba. Más aún, la lengua árabe no tardó en sustituir a la
griega y a la persa en todos los territorios conquistados.

168
Naturalmente, aunque las conversiones fueron masivas, hubo una parte de cristianos y
mazdeístas que optaron por conservar sus creencias. Antes de la invasión árabe, algunos
cristianos monofisitas de Egipto, ante las presiones de Constantinopla en pro del catolicismo,
optaron por pasar a la clandestinidad y, en parte por seguridad y en parte como reacción
nacionalista, abandonaron el griego y adoptaron la antigua lengua egipcia, aunque con un
alfabeto moderno basado en el griego. Se les conoce como Coptos, que es una deformación de
"egipcios". Aún hoy sobreviven en Egipto profesando su cristianismo monofisita. La lengua
copta es una forma muy evolucionada de la lengua de los faraones.

En Persia algunos mazdeístas se concentraron en lo que actualmente es Irán y luego emigraron a


la India, donde aún hoy sobreviven con el nombre de Parsis (una deformación de "persas"). Los
parsis cuentan los años a partir del ascenso al trono de Yazdgard III. Algunos cristianos
(nestorianos) acabaron en China.

Los judíos, por su parte, ya estaban acostumbrados a mantener su religión en sociedades


gentiles, así que siguieron resistiendo. Los árabes no los miraban con muy buenos ojos (a causa
de los problemas que Mahoma había tenido con ellos), pero fueron tolerantes, así que puede
decirse que durante los primeros años del islam los judíos gozaron de cierta paz y prosperidad
como no habían conocido desde siglos atrás.

El éxito del islam fue muy rápido, pero no tanto como para que desde Constantinopla pudiera
captarse la situación desde el primer momento. Por el contrario, el emperador Constante II debía
de pensar que los sirios y los egipcios no tardarían en desear que les liberaran de la "opresión
árabe", y por ello insistía en promover el monotelismo como una vía de acercamiento que
permitiera en el momento propicio reconquistar los territorios perdidos. En 645 los árabes
aplastaron una revuelta en Alejandría, que sería la última.

En 646 se celebró el VII Concilio de Toledo que refrendó las drárticas medidas que el rey
Chindasvinto había tomado contra la nobleza y decretó la excomunión perpetua para quien
conspirara contra el rey. Chindasvinto dictó numerosas leyes encaminadas a igualar el marco
legal de los godos y el de los hispanorromanos.

En 647 murió en la India el rey Harsa, su reino se fragmentó y la cultura sánscrita entró en
decadencia.

En 648 el emperador Constante II promulgó un decreto por el que prohibía toda discusión
cristológica.

El siguiente objetivo del Califa Utmán era, naturalmente, apoderarse de Asia Menor y luego de
Constantinopla. Para ello mandó construir una flota. Los árabes no tenían ninguna experiencia
en el mar, pero ahora contaban con marineros de los pueblos conquistados. Su primer ensayo
fue la isla de Chipre, que fue tomada en649 (aunque sólo temporalmente).

El rey Chindasvinto nombró heredero a su hijo Recesvinto, lo que aumentó el descontento de la


reprimida nobleza visigoda. Ese mismo año murió el Papa Teodoro I, que fue sucedido
por Martín I. Inmediatamente convocó un concilio que condenó el monotelismo,
contraviniendo así el decreto imperial del año anterior.

También murió el emperador chino Taizong, y fue sucedido por su hijo Gaozong. Los turcos
orientales se reorganizaron y volvieron a ser una amenaza para China.

Las ciudades mayas formaron una confederación. A la cabeza de todas ellas estaba el halach-
uinic, con poderes civiles y tal vez religiosos. El monarca nombraba, tras un examen, a
los bataboob, o jefes de las ciudades, entre los miembros de la nobleza. Éstos tenían a la vez el

169
poder político y judicial, y gobernaban asesorados por los ah holpopoob (consejeros). También
recaudaban los tributos que debían entregarse al halach-uinic. La clase sacerdotal era
hereditaria, al igual que la nobleza. Estaba dirigida por el ahuacán, o señor serpiente.
Los chilanes, o adivinos, proporcionaban las respuestas de los dioses. Los mayas desarrollaron
un panteón complejo, a la cabeza del cual estaba Itzamná, hijo de Hunab Ku, el creador del
Universo. Los dioses mayas estaban muy relacionados con los de las culturas vecinas, por
ejemplo, Kukulkán era la versión maya de Quetzalcoatl, y Chac, el dios de la lluvia, estaba
relacionado con Tlaloc y era uno de los dioses más importantes.

Los mayas poseían dos calendarios, uno ritual y otro solar. Ambos coincidían una vez cada 52
años solares. Su estimación de la duración año era de 365,242 días, más precisa que la del
calendario juliano vigente en Europa, que era de 365,25 días, (el valor real es de 365,2422 días).
El año se dividía en 18 meses de 20 días y se completaba con unos días aciagos. El sistema
aritmético era vigesimal, si bien tenía una irregularidad para compaginarlo con el calendario: la
unidad se llamabakin, 20 kines formaban un uinal, pero 18 uinales (identificados con los meses)
formaban un tun. A partir de aquí se mantiene la regularidad: 20 tunes forman unkatún, 20
katunes un baktún, etc. La numeración era posicional, como la nuestra. En particular tenían un
signo para representar el cero. Sus conocimientos astronómicos les permitían predecir no sólo
las fases de la Luna, sino también las de Venus.

En 651 murió el rey persa Yazdgard III mientras continuaba su lucha por defender frente a los
árabes el extremo oriental de lo que había sido su imperio. Para ello llegó a solicitar ayuda a
China. Tras su muerte Bactriana permaneció un tiempo como un débil reino independiente que
continuó resistiendo al islam al tiempo que recibía cada vez más influencia china. Algunas
ciudades importantes, como Samarcanda, tuvieron sus propios reyes.

Los árabes habían ocupado los reinos de Nobatia y Makuria, pero ese año se firmó un tratado de
no agresión que reconocía la independencia de ambos reinos cristianos.

El noble visigodo Froya se sublevó contra Chindasvinto con la ayuda de los vascos, y logró
poner sitio a Zaragoza. La rebelión fue aplastada por Recesvinto.

En 652 murió el rey lombardo Rotario, y fue sucedido por Rodoaldo.

Los ataques del Papa Martín I contra el monotelismo colmaron la paciencia del emperador
Constante II, el cual lo hizo detener en la basílica de Letrán y en 653 fue conducido a
Constantinopla. Allí fue condenado a ser descuartizado por el delito de lesa majestad, pero
finalmente fue exiliado a los confines del Imperio, a la península de Crimea, al norte del mar
Negro. El emperador marchó a Armenia, donde logró ciertas victorias, pero no pudo conquistar
la parte de Armenia que había sido persa.

Ese mismo año murió el rey visigodo Chindasvinto y, según lo dispuesto, fue sucedido por su
hijo Recesvinto. El nuevo rey convocó el VIII Concilio de Toledo, en el que trató de conciliar el
perdón real con las severas leyes dictadas por su padre. De nuevo se estableció que en lo
sucesivo serían los obispos y los nobles los que elegirían al rey.

También murió el lombardo Rodoaldo, que fue sucedido por Eriberto I.

En 654 Recesvinto promulgó el Liber Iudiciorum, un código legal inspirado en el derecho


romano y que se aplicaba tanto a visigodos como a hispanorromanos. Así terminaba la doble
legislación que había estado en vigor hasta entonces.

La flota árabe obtuvo un nuevo éxito al conquistar la isla de Rodas.

170
En Inglaterra, el ya anciano rey Penda de Mercia decidió declarar la guerra a Northumbria. No
tenía motivos serios para ello, pues el rey Oswiu había hecho todo cuanto estaba en su mano
para contentar a su fiero vecino. Contra su voluntad, Oswiu tuvo que luchar, y sus hombres lo
hicieron con la fuerza de la desesperación. En este tercer enfrentamiento con Mercia,
Northumbria obtuvo la victoria, Penda murió y Northumbria se convirtió en la mayor potencia
de la isla. El hijo de Penda era cristiano y logró erradicar el paganismo en Mercia. El último
reducto pagano en Inglaterra era Essex, pero su rey se convirtió bajo la presión de Oswiu. Así
Inglaterra pasó a ser totalmente cristiana.

Aunque teóricamente un Papa era Papa de por vida, ante la necesidad de tener un Papa en Roma
el clero decidió elegir uno a pesar de que Martín I seguía vivo en el destierro. La elección fue
supervisada por el gobernador imperial de Roma, y recayó sobre Eugenio I, que consideró más
prudente no manifestar opinión alguna sobre el monotelismo. San Martín I murió al año
siguiente, en 655, a causa de los malos tratos, según se dijo.

En China, la Emperatriz Wang fue acusada de haber intentado envenenar al emperador. La


concubina Wu Zhao fue nombrada Emperatriz, y apenas un mes más tarde hizo asesinar a Wang
y a otra concubina.

Constante II siguió combatiendo a los árabes defendiendo Asia Menor. Sufrió varias derrotas
frente a Muawiya, el gobernador de Siria, pariente del Califa Utmán. Luego se puso al frente de
una flota con la que trató de destruir la flota árabe, Sin embargo, el encuentro fue desastroso,
pues la flota imperial fue hundida, el emperador escapó con dificultad y tuvo que regresar
huyendo a Constantinopla. De todos modos, la flota árabe sufrió daños serios y estuvo
inoperante durante algún tiempo.

Cuando los árabes estuvieron en condiciones de enviar su flota contra la propia Constantinopla,
el Imperio tuvo un golpe de suerte. El califa Utmán fue acusado de nepotismo. Se consideró que
sus familiares recibían más de lo que les correspondía tanto en los puestos de gobierno como en
los botines de guerra. Por esta época los gobernantes musulmanes ya habían olvidado las
austeras virtudes predicadas por el Profeta. En 656 un contingente de soldados de Egipto buscó
al Califa en su casa de Arabia y lo mató. Luego supervisaron la elección del nuevo Califa, que
resultó ser Alí, uno de los yerno de Mahoma. Sin embargo, Aisa, viuda de Mahoma, encabezó la
oposición, imputando a Alí la responsabilidad del asesinado de Utmán y ganó para su causa a
Muawiya, el gobernador de Siria. Se inició así una guerra civil. El primer enfrentamiento fue la
llamada batalla del Camello, en la que vencieron los partidarios de Alí. Éste envió a Aisa a
Medina bajo escolta y luego trató en vano de someter a Muawiya. La guerra civil era más que
una mera disputa entre dos aspirantes al trono. La antigua nobleza persa había recuperado su
influencia mediante el apoyo a Alí, por lo que en el fondo se estaba librando una guerra entre el
núcleo árabe del islam y los antiguos persas.

Ese mismo año murió el rey Sigeberto III de Austrasia, que dejó un hijo de cuatro años
llamado Dagoberto, pero Grimoaldo, el Mayordomo de Palacio, lo envió a un monasterio en
Irlanda y afirmó que su hijo había sido adoptado por el difunto rey antes del nacimiento de
Dagoberto, por lo que le correspondía el reino en calidad de primogénito. El hijo de Grimoaldo
se convirtió así en Childeberto III, pero la nobleza franca no entendía de adopciones. Para los
francos la majestad de los merovingios era casi sagrada y Grimoaldo y su hijo no tardaron en ser
asesinados con la ayuda de Clodoveo II de Neustria, que se convirtió así en rey de todo el reino
franco.

En 657 Alí libró contra Muawiya la famosa batalla de Siffin. Se dice que Muawiya hizo colocar
en la punta de las lanzas de sus soldados ejemplares del Corán, como signo de reconciliación.
Tras la batalla, ambas partes se consideraron vencedoras, por lo que tanto Alí como Muawiya
fueron considerados como Califas legítimos por sus respectivos partidarios. Alí instaló su

171
capital en Kufa, una ciudad a orillas del Éufrates, unos sesenta y cinco kilómetros al sur de
donde había estado Babilonia, que había sido fundada por los árabes poco después de la batalla
de Qasidiya. Por su parte, Muawiya continuó en Damasco.

Ese mismo año murió Clodoveo II de Neustria y fue sucedido por su hijo de tres años Clotario
III. Su madre Batilde ejerció de regente. También murió el Papasan Eugenio I, y fue sucedido
por Vitaliano, elegido también bajo la supervisión del exarca de Ravena. Vitaliano se esforzó
por no disgustar al emperador y tuvo que disputar la supremacía de la Iglesia al arzobispo de
Ravena.

En China, la Emperatriz Wu nombró su propio primer ministro, y en poco tiempo se convirtió


en la auténtica gobernante del país, por encima de su marido.

En 658 murió Samo, el franco que había fundado un reino eslavo treinta años atrás. Con su
muerte desapareció también su reino. Sus súbditos eslavos se dividieron de nuevo en tribus
desorganizadas.

Constante II dirigió una operación victoriosa contra los eslavos. A continuación dirigió su
mirada a occidente. Bajo el Califa Utmán los árabes habían llegado hasta la Cirenaica, al oeste
de Egipto. Era necesario fortalecer el exarcado de África para impedir su avance.
En 660 marchó con parte de la corte a Tesalónica y al año siguiente, en 661, se instaló en
Atenas.

Mientras tanto, el Califa Alí iba perdiendo partidarios. Un grupo de musulmanes, cansado ya de
la guerra, pensó que podría terminar si los dos pretendientes eran asesinados. Trataron de llevar
a cabo su plan, pero Muawiya logró escapar y sólo Alí fue asesinado. Muawiya no tardó en
hacerse elegir Califa, pero no se atrevió a instalarse en Arabia, sino que convirtió
definitivamente en capital a Damasco. Con Muawiya se inicia el que ha sido llamado Califato
Omeya. Los partidarios de Alí no aceptaron la derrota y resistieron en Kufa alrededor
de Hasán, el hijo mayor de Alí. No obstante, Hasán resultó ser un religioso amante del estudio y
pronto renunció a toda pretensión al trono. Pese a todo, los partidarios de Alí resistieron en
Kufa.

En 661 murió el rey lombardo Eriberto I, y dos candidatos, Pertarito y Godeberto, se


disputaron la sucesión. Godeberto llamó en su ayuda a Grimoaldo, el duque de Benevento, pero
en 662 Grimoaldo mató a Godeberto y se convirtió en el nuevo rey, tras lo cual cedió Benevento
a su hijo Romualdo.

Constante II embarcó un fuerte ejército con el que se instaló en Tarento. Desde allí fortaleció
África.

Los reinos francos de Neustria y Austrasia habían sido independientes durante mucho tiempo
como para que en Austrasia admitieran de buen grado a un rey de Neustria. Las tensiones entre
los nobles de uno y otro reino iban en aumento, así que los nobles de Neustria decidieron
nombrar rey de Austrasia a Childerico II,hijo de Clodoveo II y hermano mayor del rey actual,
Clotario III, (Childerico tenía entonces nueve años de edad).

En 663 Constante II logró conquistar el ducado de Benevento. Luego visitó Roma, donde al
parecer se sintió decepcionado. Tal vez esperaba una ciudad mínimamente parecida a
Constantinopla, pero lo que encontró fue una triste ruina. No tardó en marchar a Nápoles, de
donde a su vez pasó a Siracusa. Allí fijó su residencia, desde donde planeaba organizar la
resistencia frente a los árabes.

172
Tras varias campañas, China destruyó el reino coreano de Kokuryo e impuso su hegemonía
sobre Silla. Los ejércitos japoneses fueron derrotados y se rompieron las relaciones políticas
entre Japón y el continente. Sin dejar de reconocer la soberanía China, el reino de Silla se
extendió sobre toda la península coreana, ocupando el antiguo reino de Paikche y el sur del
antiguo reino de Kokuryo. Al norte surgió el reino de Palhae, que escapó al control de Silla y
mantuvo relaciones con los pueblos bárbaros del norte.

En 664 se convirtió en Mayordomo de Palacio de Neustria Ebroíno, que pronto se convirtió en


el auténtico gobernante del reino. Con la excusa de fortalecer la autoridad de Clotario III, lo que
hizo fue fortalecer su propia autoridad sometiendo férreamente a la nobleza.

Una vez el cristianismo tuvo el camino expedito en Inglaterra, surgió como siempre el problema
de la ortodoxia. Había dos iglesias cristianas en el territorio: la católica y la celta. La mayor
autoridad civil de la época era el rey Oswiu de Northumbria. Él profesaba el cristianismo celta,
pero su esposa era católica. Los sacerdotes de una y otra iglesia se disputaban el favor del rey, y
sus amenazas sobre el fuego del infierno podían poner nervioso a cualquiera. Oswiu no estaba
seguro de estar del lado correcto, así que convocó un sínodo en Whitby en el que escuchó los
argumentos de ambas partes. Allí se expusieron asuntos tan trascendentales como la forma
correcta en que los monjes debían tonsurarse: ¿Debían afeitarse el centro de la cabeza, dejando
un círculo de cabello a imitación de la corona de espinas de Jesús?, ¿o debían dejarse un
mechón de pelo en el medio? (Ésta era la costumbre celta, al parecer una reliquia de la religión
de los druidas.) Los celtas citaron a Columba, pero lo que más impresionó a Oswiu fue el pasaje
de la Biblia en el que Jesús dice: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... Y te
daré las llaves del Reino de los Cielos". Los obispos explicaron que esto significaba que
Jesucristo había nombrado sucesor a Pedro, y que la línea sucesoria se había prolongado hasta el
actual Papa de Roma, del cual ellos eran ministros. Oswiu se dirigió a los sacerdotes celtas y les
preguntó si eso era verdad. Ellos tuvieron que reconocer que el pasaje había sido citado
correctamente. "En tal caso - dijo Oswiu - debo adherirme a los seguidores de Pedro, no sea
que, cuando muera y vaya al Cielo, me encuentre las puertas cerradas por el depositario de las
llaves." Los obispos celtas se vieron obligados a abandonar Inglaterra y establecerse en
Caledonia e Irlanda.

173
EL ISLAM CONTRA CONSTANTINOPLA

El emperador Constante II tenía tres hijos, a los que nombró emperadores en 666. Tras sus
éxitos frente a los lombardos, éstos respondieron con un enérgico contraataque que les permitió
recuperar Benevento. En 668 el duque Romualdo ocupó numerosos territorios imperiales en el
sur de Italia. Constante II debió de presionar excesivamente a sus hombres, porque terminó
siendo asesinado en el baño por un guardia de palacio. Su hijo mayor tenía sólo catorce años,
pero se las arregló para asesinar a sus hermanos y convertirse en el único
emperador, Constantino IV. Cuando su padre fue asesinado estaba en Constantinopla, pero tuvo
que desplazarse rápidamente a Sicilia a vengar la muerte de Constante II y aplacar la rebelión, al
tiempo que se producían nuevos motines en Asia Menor. El joven emperador logró restablecer
el orden rápidamente.

El Papa Vitaliano, al igual que sus antecesores, puso mucho interés en la evangelización de
Inglaterra. Envió a un oriental llamado Teodoro de Tarso, al que protegió un noble de
Northumbria llamado Benito Biscop. En 669 Teodoro fue nombrado arzobispo de Canterbury, y
pronto inició un eficiente programa de organización de la iglesia inglesa. Reformó las órdenes
monásticas y organizó a los obispos. Poco a poco fue borrando los restos del cristianismo celta.

Por esta época el Califa Muawiya estaba ya firmemente asentado en el poder y el islam pudo
continuar su expansión. Ese mismo año los musulmanes invadieron Sicilia y en 670 fundaron la
ciudad de Kairuán en el norte de África, a unos ciento veinte kilómetros de Cartago. Esta
ciudad fue la base para organizar el ataque al exarcado de África. Nuevamente, hubo
conversiones masivas al islam por parte de la población bereber. Ese mismo año murió el rey
Oswiu de Northumbria. Los tibetanos hicieron una incursión en Asia Central que arrebató a
China el control de la zona.

En 671 murió el rey lombardo Grimoaldo I y Pertarito pudo finalmente convertirse en rey.

En 672 murió el Papa san Vitaliano, y en su lugar fue elegido el


benedictino Adeodato. También murió el rey visigodo Recesvinto sy fue elegido como sucesor
el reyWamba, si bien la elección fue disputada y una parte de la nobleza no la aceptó. El
conde Hilderico se rebeló al poco tiempo en la Septimania con la ayuda de los francos y de los
judíos. Wamba envió contra él al conde Paulo, quien por el camino se lo pensó mejor y terminó
siendo proclamado rey en Narbona con el apoyo de numerosos nobles. Wamba reaccionó
rápidamente y en 673, después de sofocar una revuelta de los vascos, ocupó Barcelona y
Gerona, tras lo cual penetró en la Septimania y tomó Nimes, donde Paulo se había atrincherado.
Poco después promulgó una ley que obligaba a todos sus súbditos a prestar servicio militar
siempre que el rey lo requiriera. Los nobles y obispos debían armar (corriendo ellos con los
gastos) a la décima parte de sus siervos. En caso de incumplimiento los obispos serían
desterrados y a los seglares se les confiscarían bienes y se les reducirían la servidumbre.

El rey de Neustria Clotario III murió sin descendencia, lo cual puso en entredicho la autoridad
del Mayordomo de Palacio Ebroíno. Para reafirmar su poder, Ebroíno puso en el trono al
hermano menor del difunto rey (el que juzgó más fácil de manejar) que se convirtió en Thierry
III. El mayordomo no se molestó en consultar a la nobleza, pero los nobles se rebelaron y
prefirieron aceptar como rey a Childerico II, el hermano de Thierry III que reinaba en Austrasia.
Nuevamente el reino de los francos estaba unificado.

174
Teodoro, el arzobispo de Canterbury, convocó un concilio en Hertford, que fue el primero en el
que estuvieron representados los obispos de toda Inglaterra. Teodoro dividió Inglaterra en
obispados de dimensiones convenientes, eliminando la antigua división fortuita. Estimuló la
copia y conservación de manuscritos en los monasterios, lo que contribuyó significativamente a
conservar la cultura clásica. Una muestra del impulso cultural que supuso la obra de Teodoro
fue que en esta época surgió en Northumbria un poeta llamado Caedmon. En realidad es
probable que fuera más de uno, pues los poemas que se le atribuyen parecen compuestos por
varios autores. Su historia está envuelta en una leyenda, según la cual Caedmon era un pastor
analfabeto que compuso un poema en un sueño y lo recordó al despertar. Luego se refugió en un
monasterio de Whitby, donde la abadesa reconoció su talento y le ofreció hospitalidad.

Mientras tanto un gran ejército islámico se abrió paso por Asia Menor y llegó a orillas del
Bósforo, frente a Constantinopla. Los musulmanes contaban además con una flota, con lo que la
situación de la ciudad era crítica. Constantino IV se dispuso a resistir un asedio que se prometía
largo. Las sólidas murallas de Constantinopla demostraron su valía. Más aún, una clave del
éxito imperial fue un arma secreta que, de hecho, seguimos sin saber qué era exactamente. Se
cuenta que la inventó un alquimista de Siria o Egipto llamado Calímaco. Se trataba de una
mezcla que flotaba en el agua y ardía en contacto con ella. Probablemente entre sus
componentes había algún derivado del petróleo y cal viva. Recibió el nombre de fuego griego, y
muchos barcos musulmanes se hundieron en llamas. Al poder en sí del fuego griego había que
añadir el terror supersticioso que provocaba en los árabes contemplar una llama flotando en el
agua.

En 674 la Emperatriz Wu inició en China una política de reformas para eliminar abusos de
poder. Para ello instituyó una especie de secretariado independiente del resto del aparato
gubernamental que fue conocido como los sabios de la puerta norte.

En 675 murió el rey franco Childerico II y los nobles de Austrasia eligieron rey a Dagoberto II,
el hijo de Sigeberto III que Grimoaldo había enviado a Irlanda. En Neustria los nobles
prefirieron a Thierry III, el hermano de Clotario III al que Ebroíno había tratado de imponer. A
quien ya no aceptaron fue a Ebroíno, que tuvo que huir a Austrasia.

El rey visigodo Wamba convocó el X Concilio de Toledo para combatir la relajación de la


disciplina eclesiástica y rechazó un ataque musulmán en Algeciras.

En 676 murió el Papa Adeodato, que había aprovechado que el emperador estaba ocupado
defendiendo Constantinopla para combatir nuevamente el monotelismo. El nuevo Papa se
llamaba Donino.

En 677 los musulmanes seguían con el asedio a Constantinopla, pero su flota fue destruida al
sur de Asia Menor por la acción combinada de un temporal y un ataque del Imperio.
Paulatinamente, los ejércitos de Constantino IV fueron tomando la iniciativa y los musulmanes
fueron retrocediendo. En 678 su ejército en retirada fue totalmente destruido.

China logró restablecer su dominio sobre Asia Central haciendo retroceder a los tibetanos.

Ese mismo año murió el Papa Donino y fue sucedo por Agatón. En 679 los búlgaros, dirigidos
por el kan Asparuh, cruzaron el Danubio y conquistaron Mesia. Formaron el Primer Imperio
Búlgaro, que se extendía por la actual Rumanía (al norte del Danubio) y parte de la actual
Bulgaria (al sur del río).

En Italia, al rey lombardo Pertarito le surgió un rival: Cuniberto.

175
En Austrasia murió el rey Dagoberto II. Había tenido cuatro hijos, pero todos habían muerto sin
descendencia. Ebroíno se ganó de nuevo la confianza de Thierry III con la promesa de
convertirlo en rey de Austrasia. No obstante, la nobleza de Austrasia no estuvo de acuerdo y se
aliaron bajo el liderazgo de Pipino de Heristal,que era hijo de Begga, la hija de Pipino de
Landen, y Ansegisal, el que ocupó el cargo de Mayordomo de Palacio cuando Pipino de Landen
cayó en desgracia. En680 Pipino de Heristal recuperó el cargo de Mayordomo de Palacio que
habían disfrutado su padre, su abuelo y su tío materno, Grimoaldo, e impuso como rey-títere de
Austrasia a Dagoberto III, un presunto hijo de Dagoberto II. Así estalló una guerra civil entre
los francos. En realidad fue una guerra entre Pipino y Ebroíno, en la que los reyes no eran más
que excusas para legitimar la autoridad de los Mayordomos.

Ebroíno logró coger por sorpreta a Pipino y éste tuvo que huir. Se cuenta que uno de los
principales aliados de Pipino, llamado Martín, se refugió en un santuario, de donde no se le
podía sacar sin cometer sacrilegio. Ebroíno envió a dos obispos que le juraron sobre una caja
con reliquias que no se le haría daño. Martín accedió y se encontró con Ebroíno, que le ejecutó
al instante. Los obispos no cometieron pecado alguno al mentir, porque en realidad la caja
estaba vacía.

Ese mismo año murió el Califa Muawiya. Tal y como había establecido, fue sucedido por su
hijo Yazid I, si bien no fue reconocido en La Meca y en Medina. Los partidarios de Alí
persuadieron a Husayn, el hijo menor de éste, para que los condujera a luchar por el califato.
Husayn acudió a Kufa, pero terminó siendo abandonado por sus propios adeptos, y murió en
una batalla contra un ejército Omeya que se libró junto a la ciudad de Karbala, cerca de Kufa.
Poco después Yazid I tomó La Meca.

La victoria de Constantino IV sobre los musulmanes aumentó notablemente el prestigio del


Imperio. La pérdida de Siria y Egipto parecía secundaria frente a la heroica resistencia de la
capital. El emperador comprendió que no había posibilidad de recuperar las provincias perdidas,
así que el monotelismo era una fuente inútil de discordia con occidente. Por ello convocó un
Concilio Ecuménico en Constantinopla donde el monotelismo dejó de existir. Incluso se dictó
una condena contra el Papa Honorio por su actitud equívoca ante el monotelismo. Las iglesias
de Roma y Constantinopla volvían a estar unidas y el Patriarca de Constantinopla llegó a la
cima de su poder. El Papa Agatón quedó encantado con este cambio de rumbo, pero en realidad
su opinión no contaba. Estaba dominado por el exarca de Ravena y no podía moverse mucho si
no quería conocer la misma suerte que había corrido san Martín I unos años antes. De todos
modos, el obispo de Ravena reconoció finalmente la autoridad papal que le venía disputando en
los últimos años.

El rey visigodo Wamba fue invitado a un banquete por su sobrino Ervigio. Durante la cena, el
monarca sufrió un ataque cataléptico (o bien fue narcotizado, según otra versión). Sus sirvientes
le afeitaron la cabeza y lo vistieron como un monje para facilitar su entrada en el Cielo (o bien
por los motivos que enseguida se verán). Cuando el rey "resucitó", se convocó el XII Concilio
de Toledo, que se celebró en 681 y resolvió que Wamba era ahora un monje y, como tal, no
podía ser rey. En el mismo concilio se proclamó rey a Ervigio y Wamba se retiró a un
monasterio en Burgos. Ervigio suavizó las sanciones contra los que no cumplían sus
obligaciones militares y restituyó los bienes a los nobles que habían participado en la
sublevación de Paulo. Ervigio adoptó severas medidas contra los judíos. Ante la debilidad de la
monarquía visigoda, muchos de los judíos que se habían visto obligados a adoptar el
cristianismo en tiempos de Sisebuto estaban volviendo a afirmarse en sus creencias.

Ebroíno fue asesinado y el nuevo Mayordomo de Palacio de Neustria pasó a ser Waratton.
Pipino reunió un nuevo ejército y la guerra civil continuó.

176
En 682 Ilteris Kagan reunificó el Imperio Turco. Tras la muerte de san Agatón fue elegido Papa
san León II. Mitigó la sentencia contra el Papa Honorio decretada por el Concilio de
Constantinopla, pero poco más pudo hacer, ya que murió al año siguiente, en 683. Fue sucedido
por Benedicto II, quien tardó un tiempo en ocupar el cargo porque se demoró la ratificación
imperial. Luego Constantino IV delegó en el exarca de Ravena su derecho a ratificar la elección
de los papas. ElXIII Concilio de Toledo decretó que, salvo en caso de flagrante culpabilidad, los
nobles y los sacerdotes no podían ser privados de su dignidad, encarcelados, torturados o
expropiados. Además, no podían ser juzgados más que por sus iguales. Con ello se acrecentaba
la independencia de la nobleza y el clero frente a la autoridad real.

En Damasco murió el Califa Yazid I y fue sucedido por Marwán.

También murió el emperador chino Gaozong, que fue sucedido por su hijo Zhongzong bajo la
tutela de la Emperatriz Wu. La Emperatriz era la que ejercía el poder efectivo. De hecho,
en 685 decidió deponer a Zhongzong y sustituirlo por su segundo hijo, Ruizong, siempre bajo
su tutela.

Ese año murió el Califa Marwán y fue sucedido por su hijo Abd al-Malik. El nuevo Califa
organizó una administración árabe en sus dominios, tanto civil como militar. También murió el
emperador Constantino IV. Había recibido el sobrenombre de el barbudo. La nueva costumbre
de dejarse barba había llegado al trono, pero aún llamaba la atención. Fue sucedido por su
hijo, Justiniano II. Al mismo tiempo moría en Roma el Papa san Benedicto II. Aprovechando
que Constantinopla estaba ocupada con el cambio de emperador, su sucesor Juan V se hizo
consagrar sin esperar la autorización imperial. Justiniano II llevó a cabo una vigorosa política
exterior. Firmó una paz ventajosa con los árabes, que estaban menos belicosos desde su última
derrota. Esto le permitió centrarse en los eslavos. El emperador ratificó las buenas relaciones
que el Imperio tenía con los Jázaros desde los tiempos de Heraclio. Él mismo se casó con una
princesa Jázara.

En 686 murió el Papa Juan V y fue sucedido por Conón. También murió Waratton, el
Mayordomo de Palacio de Neustria, y en 687 Pipino de Heristal obtuvo una rotunda victoria
en Tertry. Entonces decidió apoyar a Thierry III y denunciar a Dagoberto III como rey
ilegítimo. Así el reino franco quedó unido de nuevo bajo el reinado teórico de Thierry III y la
autoridad efectiva de Pipino de Heristal como Mayordomo de Palacio de Austrasia, que poco
después puso a su hijo Grimoaldocomo Mayordomo de Palacio de Neustria.

Ese mismo año murió el Papa Conón y fue sucedido por Sergio I, que fue consagrado con el
consentimiento del exarca de Ravena.

También murió el rey visigodo Ervigio. Poco antes de su muerte había recomendado que fuera
elegido como sucesor Égica, un sobrino de Wamba que estaba casado con una hija de Ervigio.
Su intención era reconciliar ambas familias, pero el nuevo rey, con el consentimiento del XV
Concilio de Toledo, se desligó del juramento que había prestado de respetar a la familia de su
mujer y la repudió.

En Italia murió Romualdo, el duque lombardo de Benevento, y fue sucedido


por Gisulfo. En 688 murió el rey lombardo Pertarito, y fue sucedido por Alachi, pero éste murió
a su vez en 689 y Cuniberto quedó como rey indiscutido de los lombardos.

Pipino de Heristal inició una campaña contra los frisones, un pueblo germánico pagano que
habitaba en la frontera noreste del reino franco. Mientras tanto Justiniano II obtuvo una victoria
sobre los búlgaros. En lugar de tomar duras represalias, envió unos doscientosmil eslavos a Asia
Menor, donde se mezclaron con la población nativa y se convirtieron en una fuente de soldados.
A continuación inició una campaña en Armenia.

177
En 690 llegó a frisia como misionero un northumbrio llamado Willibrord, que contó con el
apoyo de los francos en la arriesgada misión de convertir a los frisones al cristianismo. (Torturar
y matar misioneros era una diversión muy popular entre los germanos paganos.)

La Emperatriz Wu decidió deponer a su hijo Ruizong y desde ese momento ella fue la suma
autoridad en China.

En 691 murió el rey franco Thierry III. Fue sucedido por su hijo Clodoveo III. En realidad no
se puede asegurar que los reyes merovingios a partir de Clodoveo III sean realmente
merovingios. Simplemente, los Mayordomos de Palacio decían que lo eran.

También murió Ilteris Kagan, y el Imperio Turco siguió fortaleciéndose y reorganizándose


bajo Kapagan Kagan.

En 692 Justiniano II reunió un concilio que aprobó la igualdad del Papa y el Patriarca de
Constantinopla. También acordó que los sacerdotes casados podían vivir con sus esposas.
Ambas decisiones fueron rechazadas por el Papa Sergio I. El Califa Abd al-Malik fue el primero
en acuñar monedas de oro. Sin embargo, Justiniano II se negó a aceptar estas monedas, y se
rompió la tregua. Las tropas imperiales sufrieron una derrota en Asia Menor, y se culpó de ello a
los soldados eslavos. El prestigio de Justiniano II se vio empañado, y peor aún fue que agobió al
pueblo con excesivos impuestos. En 693 un general llamado Leoncio se ganó la enemistad del
emperador a pesar de que había luchado bien en Armenia. En 695 fue puesto en libertad y se le
nombró gobernador militar de Grecia. Sin embargo, Leoncio actuó rápidamente antes de su
partida, se puso al frente de un sector descontento de los habitantes de Constantinopla y logró
capturar a Justiniano II. En lugar de matarlo, decidió ser caritativo: mandó que le cortaran la
nariz (pensando que con ello ya no sería aceptado como emperador) y lo desterró a Quersonea,
al norte del mar Negro. Leoncio fue aclamado emperador.

Ese mismo año murio el rey franco Clodoveo III y Pipino de Heristal puso en el trono a su
hermano Childeberto III. Por esta época Pipino terminó su campaña contra los frisones.
Willibrord fue nombrado obispo de la actual Utrecht.

Las fuerzas musulmanas llevaban ya tiempo presionando sobre las posesiones imperiales en
África, y Cartago era el centro de la resistencia. La fuerza imperial era mayor en la costa,
mientras que en el interior los bereberes estaban adoptando el islam. En 698 cayó Cartago y con
ella el emperador Leoncio: las tropas imperales en retirada se detuvieron en Creta y allí se
sublevaron. Un general llamado Apsimar fue proclamado emperador con el nombre de Tiberio
III y condujo sus tropas a Constantinopla. Leoncio fue apresado y corrió la misma suerte que
Justiniano II: le cortaron la nariz y lo recluyeron en un monasterio. Tiberio III empezó a
gobernar con bastante eficacia y su hermano Heraclio obtuvo algunas victorias frente a los
musulmanes.

En 699 el rey tibetano Khri-hdus-song infligió una nueva derrota a los chinos, tras la cual pactó
con ellos.

El reino de Shampa no había logrado controlar el comercio entre China y la India, sino que fue
eclipsado por Srivijaya, una nueva talasocracia centrada en el sur de Sumatra más extensa aún
de lo que lo había sido el Fu-nan. Dominaba Sumatra, parte de Java y parte de Borneo.

178
EL FIN DE LOS VISIGODOS

Al inicio del siglo VIII, en Sierra Madre y otros lugares montañosos de México empezó a
formarse la cultura Mixteca (habitantes del país de las nubes).

Japón seguía absorbiendo la cultura y las instituciones chinas. El emperador Temmu aplicaba el
código Taika de forma más estricta y estudiaba la posibilidad de mejorarlo. China prosperaba
bajo el gobierno de la emperatriz Wu. El imperio chino gozaba de una eficiente administración
basada en un numeroso cuerpo de funcionarios, así como de un poderoso ejército de caballería
que, combinado con una buena diplomacia le permitía dominar un amplio territorio desde Corea
hasta Sogdiana. La existencia de buenas vías de comunicación hizo que cada vez llegaran a
China más influencias exteriores, especialmente de la India. Al norte estaba el gigantesco
imperio Turco, y al oeste los tibetanos estaban cada vez mejor organizados y aguijoneaban cada
vez más a los chinos.

La cultura india estaba en decadencia, pero peor suerte corrían los restos del antiguo Imperio
Persa, reducido a Sogdiana, que resistía precariamente el empuje del islam. El Califato Omeya
de Damasco seguía expandiéndose. Aunque tuvo que renunciar a su intento de tomar
Constantinopla, acababa de arrebatar el norte de África al Imperio Romano y nada hacía indicar
que fuera a detenerse ahí. En general, los efectos de la conquista árabe fueron nefastos. Egipto
estaba islamizado casi por completo, y había dejado de ser la tierra fértil tan codiciada tiempo
atrás. Los árabes entendían poco de agricultura y dejaron que el sistema de canales alrededor del
Nilo se arruinara y el desierto se extendió por lo que antaño habían sido campos de cultivo.
También la grandeza de Cartago llegó a su fin tras la conquista musulmana. La ciudad
desapareció de la historia.

En 700 los partidarios de Alí intentaron una vez más derrocar a los Omeya, pero fracasaron. A
pesar de ello no desaparecieron, sino que continuaron aguardando una ocasión mejor. Fueron

179
conocidos como los partidarios (en árabe, chiitas), mientras que a ellos se oponían
los sunníes, (seguidores de la tradición, o sea, ortodoxos). Los chiitas han sobrevivido hasta hoy
como una secta minoritaria del islam, pero muy arraigada en algunas regiones de lo que fue
Persia y Mesopotamia. Los chiitas consideran que todos los Califas después del asesinato de Alí
fueron usurpadores. Celebran el aniversario de la muerte de Husayn como día de duelo y la
ciudad de Karbala es para ellos una ciudad sagrada.

El Imperio Romano estaba gobernado por Tiberio III, que había usurpado el trono a Leoncio, el
cual a su vez se lo había usurpado a Justiniano II. No sólo tenía que hacer frente a los
musulmanes, sino también a los búlgaros, que recientemente habían cruzado el Danubio y
formado un imperio que se acercaba demasiado a Constantinopla.

El rey visigodo Égica contemplaba impotente cómo los nobles y el clero se dividían en diversas
facciones que cada vez contaban con más poder en detrimento de la corona. Italia estaba
dividida entre los dominios lombardos y las posesiones imperiales. Acababa de morir el rey
lombardo Cuniberto, y por esta época su pueblo estaba ya bastante integrado en la cultura
italiana. La lengua que hablaban era ya muy próxima al latín y a lo largo del siglo venidero iba a
ser cada vez más difícil distinguir entre romanos y lombardos, al menos en las ciudades más
importantes. La invasión lombarda no había sido muy numerosa (unos doscientos mil hombres),
por lo que apenas podían abarcar más territorio del que de hecho ocupaban. Sus últimos reyes
habían sido pacíficos y se conformaban con mantener sus fronteras, pero Constantino IV debió
de infravalorarlos cuando los atacó en el sur de Italia, pues demostraron tener una gran
capacidad de reacción que le costó la vida al emperador.

Ahora tres candidatos se disputaron la corona lombarda: Liutberto, Raginberto y Eriberto


II, pero fue el tercero el que finalmente se impuso.

Los francos eran la mayor potencia de la Europa occidental. Hacía ya varias generaciones que
los reyes Merovingios no eran más que títeres que los Mayordomos de Palacio empujaban hacia
la caza, los banquetes y las mujeres, a cambio de que les dejaran gobernar. Ahora los
Mayordomos eran Pipino de Heristal en Austrasia y su hijo Grimoaldo en Neustria.

Desde un punto de vista cultural, la Heptarquía de Inglaterra estaba tomando el relevo a la


Hispania visigoda gracias a la organización eclesiástica. El rey Ine de Wessex promulgó por
esta época un código de leyes escritas.

También en Japón se perfeccionaban los códigos de leyes. En 701 el emperador Temmu


promulgó el código Daiho, que sustituía al anterior código Taika.

Ese mismo año murió el Papa san Sergio I y fue sucedido por Juan VI, con la oposición del
emperador Tiberio III. El duque de Benevento Gisulfo inició un ataque contra el exarcado de
Ravena y se apropió de una parte del mismo.

Hispania pasaba por malos momentos. El rey Égica asoció al trono a su hijo Vitiza, con la
oposición de gran parte de la nobleza. Al mismo tiempo, persistía una sequía que duraba ya
varios años, a la que se sumó una epidemia de peste. Vitiza trató de mejorar la imagen de la
monarquía: decretó una amnistía contra los nobles perseguidos por Égica y les restituyó sus
bienes. También detuvo las medidas contra los judíos, que le apoyaron en su política. Égica
murió en 702.

En 704 murió el rey tibetano Khri-hdus-song.

Mientras tanto, el derrocado emperador Justiniano II seguía vivo, exiliado en Quersonea con el
rostro desfigurado y lleno de resentimiento. Años atrás se había casado con una princesa jázara,

180
y los jázaros no estaban lejos de Quersonea. Finalmente logró su ayuda y en 705 fue conducido
al reino búlgaro al sur del Danubio. Tres días después logró entrar por la noche en
Constantinopla (con la ayuda de algunos partidarios) y no tardó en ser aceptado de nuevo como
emperador. Leoncio fue sacado del monasterio en que había sido retirado por la fuerza y fue
llevado al hipódromo junto con Tiberio III. Allí Justiniano II presidió un espectáculo de carreras
de carros mientras Leoncio y Tiberio III estaban tirados en el suelo, frente al trono imperial,
mientras unos soldados les pisaban con fuerza el cuello y la multitud cantaba el decimotercer
verso del salmo 91: "pisaréis al león y a la víbora". El león era Leoncio, y la víbora (aspis, en
griego) era Tiberio III, cuyo verdadero nombre era Aspimar. Tras los juegos, Leoncio y Tiberio
III fueron ejecutados, y a continuación Justiniano II ordenó la persecución y muerte contra todos
los que les habían apoyado (o eran sospechosos de haberlo hecho).

Ese mismo año murió el Papa Juan VI y fue sucedido por Juan VII. El nuevo Papa logró un
acuerdo con el rey lombardo Eriberto II, que le cedió un territorio en el norte de Italia.

También murió el Califa Abd al-Malik, y fue sucedido por su hijo Walid. El nuevo Califa
engrandeció las mezquitas de Medina, La Meca y Damasco, para lo que se valió de arquitectos
de Constantinopla.

El gran poder personal que ostentaba la Emperatriz Wu en China volvió muy inseguros los altos
cargos, por lo que finalmente sus enemigos entraron violentamente en el palacio real, mataron a
la Emperatriz y a sus más estrechos colaboradores y volvieron a poner en el trono a su hijo
Zhongzong, que ya había sido emperador unos años antes.

En 707 murió el Papa Juan VII y fue sucedido por Sisinio, que murió a los veinte días de su
consagración. Le siguió Constantino I.

Los árabes llamaron Ifriqiyya a la región norteafricana que se extendía desde el este de Egipto
hasta Cartago. Por esta época el islam estaba sólidamente asentado en la zona y su capital
económica pasó a ser Túnez, ciudad fundada por los antiguos cartagineses como plaza fuerte
para defender su capital y que había alcanzado gran prosperidad bajo el gobierno romano.
En 708 fue nombrado gobernador de Túnez el general Musa ibn-Nusayr, que continuó hacia el
oeste la expansión musulmana. En el este los ejércitos musulmanes llegaban hasta las fuentes
del Indo.

En 710 murió el emperador chino Zhongzong, y fue sucedido por su hermano Ruizong, que
también había sido emperador años antes bajo la tutela de su madre. Ruizong, siguiendo una
práctica habitual, envió una princesa para el harén del rey tibetano, lo cual mejoró las relaciones
entre ambos estados.

La cultura japonesa en esta época estaba marcada por seis escuelas budistas que se instalaron
cerca de la ciudad de Nara. El código Taiho se había desarrollado y promulgaba una
redistribución periódica de las tierras entre el campesinado, precisó los derechos y deberes
individuales e instituyó un nuevo sistema militar y social.

Justiniano II invitó al Papa Constantino I a su residencia en Nicomedia, donde pasó casi dos
años en los que las relaciones entre el emperador y la Iglesia Romana mejoraron sensiblemente.

Los reinos de Nobatia y Makuria (lo que había sido Nubia) se unieron bajo el cetro del rey del
segundo estado.

El rey visigodo Vitiza nombró sucesor a su hijo Akhila, y poco después murió. Parte de la
nobleza no aceptó la decisión y se sublevó proclamando rey al duque de la Bética, Rodrigo. Se
inició así una guerra civil, en la que Rodrigo no tardó en tomar Toledo. Akhila pidió entonces

181
ayuda a los musulmanes de África. Este episodio de la historia nos ha llegado envuelto en una
leyenda de la que no es fácil extraer detalles concretos fiables. Las crónicas árabes hablan de un
gobernador de Ceuta llamado Ylyan, que la tradición ha convertido en Julián y le ha dado el
título de conde. No está claro si era árabe, beréber cristiano, visigodo o romano. En cualquier
caso, parece que hasta entonces había defendido Ceuta de la conquista musulmana y
probablemente contó con el apoyo de Vitiza, del cual se podría considerar vasallo. Parece ser
que Akhila envió dos hermanastros a Ceuta, lo cuales hablaron con Julián, el cual a su vez habló
con Tariq ibn Ziyad, un antiguo esclavo de Musa, de origen beréber, o tal vez persa, que
recientemente había sido nombrado gobernador de la ciudad de Tánger, cercana a Ceuta. El
califa Walid encargó a Musa una expedición de reconocimiento a Hispania en respuesta a la
petición visigoda. La expedición fue dirigida por Tarif Abú Zará, que desembarcó en la ciudad
que los musulmanes llamaron desde entonces Tarifa. Tarif comprobó la existencia de un partido
fiel a los hijos de Vitiza, lo que hacía viable apoyarlos.

Tras algunos meses de preparativos, en 711 Musa envió un ejército mucho mayor al mando de
Tariq, el cual desembarcó en el promontorio que desde entonces fue llamado Monte de
Tariq (Gebel al-Tariq, o sea, Gibraltar). Allí derrotaron fácilmente a unas pocas tropas
dirigidas por un sobrino de Rodrigo y luego se encaminaron a Sevilla, pues el arzobispo de la
ciudad era hermano de Vitiza y probablemente esperaban su apoyo. Mientras tanto Rodrigo
estaba en el norte luchando contra los vascos, que apoyaban a Akhila. Al enterarse del
desembarco musulmán se lanzó a toda prisa hacia el sur y llegó a Córdoba, donde tras un
descanso de ocho días encontró a los musulmanes junto al río Guadalete, cerca de Cádiz. Una
parte de sus hombres, partidaria de Akhila, se pasó al enemigo, con lo que el ejército
mahometano llegó a sumar unos doce mil hombres. Por su parte, Rodrigo contaba con unos cien
mil.

Parece ser que en un momento decisivo de la batalla una parte considerable de los hombres de
Rodrigo se retiraron dirigidos por sus generales visigodos, que consideraron conveniente que
Rodrigo muriera en la batalla para sucederle, pero el resultado fue que todo el ejército visigodo
fue aniquilado y ya nada pudo impedir que los musulmanes se extendieran por Hispania. En
menos de un año Tariq dominaba todo el territorio que había estado bajo el poder de Rodrigo.
Con el tiempo surgió la leyenda de que el Conde don Julián invitó a los musulmanes a invadir
Hispania resentido porque el rey don Rodrigo había violado a su hija.

La sed de venganza del emperador Justiniano II había ido más allá de Constantinopla. Ahora
había organizado un ejército contra Quersonea, donde había sido recluido, pero al enterarse de
ello, Quersonea pidió ayuda a los jázaros. El ejército imperial decidió que no le apetecía ni
enfrentarse a los jázaros ni castigar a una ciudad del Imperio, así que las tropas proclamaron
emperador a su general, Filípico, y regresaron a Constantinopla. Allí mataron al hijo de
Justiniano II. El emperador seguía en Asia Menor, pero Filípico envió a unos soldados que lo
cogieron por sorpresa y lo mataron también.

Tras la muerte del rey franco Childeberto III le sucedió su hijo Dagoberto III. Era menor de
edad y fue tutelado, naturalmente, por Pipino de Heristal. Por aquella época el Mayordomo de
Palacio parecía estar próximo a la muerte, y un sector de la nobleza consideró oportuno asesinar
a su hijo Grimoaldo, que debía ser su sucesor. Sin embargo, Pipino encontró fuerzas para
combatir a sus oponentes.

En 712 Musa desembarcó en Hispania y, al comprobar el desmembramiento del estado


visigodo, decide convertir en guerra santa lo que había empezado como una intervención en la
guerra civil visigoda. Rompiendo la alianza con Akhila, atacó algunas ciudades de la bética que
teóricamente eran aliadas. El general árabeMuhammad ibn al-Qasim conquistó en Sind, la que
había sido satrapía persa en el valle del Indo.

182
Ese año murió el rey lombardo Eriberto II, que fue sucedido por Ansprando, pero éste a su vez
no tardó en morir y fue sucedido por su hijo Liutprando. Pipino de Heristal logró derrotar a sus
adversarios, pero lo cierto era que su hijo había muerto y tuvo que nombrar heredero a su
nieto Teodoaldo, menor de edad.

Tras la muerte del emperador chino Ruizong fue elegido para sucederle Xuangzong. China
continuaba siendo próspera. El modelo de carrera para los funcionarios, que determinaba los
ascensos mediante un sistema de exámenes, estaba dando buenos resultados, y el emperador
contaba con un equipo de ministros competentes, muchos de los cuales ya habían servido bajo
la Emperatriz Wu.

La administración japonesa estaba cada vez más burocratizada. La capital se estableció


definitivamente en Nara, abandonándose así la costumbre de cambiar de capital con cada nuevo
emperador. La mayor parte de las tierras seguían siendo propiedad del estado, que las distribuía
entre los campesinos, pero los impuestos eran tan elevados que muchos prefirieron emigrar para
trabajar tierras pertenecientes a monasterios o a nobles, con lo que el poder del estado empezó a
debilitarse, mientras que los jefes de los clanes y las comunidades religiosas se vieron
fortalecidas. De esta época data la primera antología conocida de poesía japonesa (escrita en
chino), el Kojiki, de contenido histórico-legendario.

En 713 Musa conquistó Sevilla y ocupó Mérida. En menos de un año se encuentra con Tariq en
el Tajo. Entre ambos dominan la mitad sur de la península ibérica excepto una región del
sudeste, que comprendía las actuales Alicante y Murcia, donde resistía el
visigodo Teodomiro, que ese mismo año pactó una capitulación con Abd al-Azid, el hijo de
Musa, por la que conservó una autonomía política para él y sus súbditos a cambio de un tributo
en moneda y en especie.

El emperador Filípico no estuvo a la altura del cargo. Los árabes invadían Asia Menor, los
Búlgaros se acercaban a Constantinopla, y además decidió favorecer el monotelismo, con lo que
se ganó la enemistad del Papa Constantino. Finalmente un grupo de soldados lo raptaron cuando
salía borracho de un banquete, lo cegaron y lo abandonaron en el hipódromo vacío. Luego
eligieron emperador a un funcionario de la corte que reinó como Anastasio II.

Los árabes dieron a Hispania el nombre de Al-Ándalus, que en árabe significa el paraíso. El
nombre parece deberse a una asociación entre Vandalicia, el nombre de la zona sur de la
península que los vándalos habían llevado a África, y el aspecto paradisíaco que sin duda debía
de causar la tierra hispana a los hombres del desierto. Musa y Tariq discutieron y, tras haber
enviado mensajeros a Damasco, en 714 el Califa Walid los llamó a su presencia para pedirles
cuentas de sus actuaciones. Después de algunas campañas más por la mitad norte, los dos jefes
partieron hacia la capital del Califato. Musa nombró a su hijo Abd al-Azid Emir de Al-Ándalus,
quien estableció su corte en Sevilla.

Los tibetanos realizaron una incursión en las fronteras con China, lo que provocó una violenta
respuesta. La superioridad militar China no impedía a los tibetanos dedicarse al pillaje.

Mientras tanto moría Pipino de Heristal, y su viuda, Plectruda, pretendió tutelar tanto a su nieto
Teodoaldo, el nuevo Mayordomo de Palacio, como al rey Dagoberto III. Pero había una figura
que podía crearle problemas. Pipino de Heristal había tenido un hijo con una concubina
llamada Alpaida, el cual tenía entonces unos veintiséis años. Era conocido como Karl, aunque
es probable que se tratara de una especie de apodo y no de su nombre, pues "karl" es una
palabra germánica que antaño había designado a la clase inferior de los hombres libres, pero que
había degenerado hasta hacer referencia a los siervos. En definitiva, el apelativo "Karl"
recordaba que el joven era un bastardo al que no le correspondía heredar la nobleza de su padre.
Sin embargo, Karl iba a pasar a la historia, y la historia se escribía en latín. La versión latina de

183
"Karl" es Carolus (léase Cárolus) y en castellano se ha convertido en Carlos. Tan pronto como
murió Pipino, Plectruda ordenó encarcelar a Carlos para que no pudiera disputarle a Teodoaldo
el cargo de Mayordomo de Palacio.

Sin embargo, los nobles de Neustria no querían ser gobernados por Austrasia, y mucho menos si
los gobernantes iban a ser una viuda y su nieto. Un rey títere era una cosa, pero un rey títere de
un Mayordomo de Palacio títere ya era demasiado. En 715 el ejército de Plectruda fue derrotado
por el ejército de Neustria, y Dagoberto III murió. Los neustrianos eligieron rey a Chilperico
II, un presunto hijo de Childerico II presuntamente recluido en un monasterio a la muerte de su
padre. Pero los incidentes permitieron que Carlos escapara de la prisión. Éste se puso al frente
de los nobles de Austrasia, obligó a Plectruda a reconocerlo como Mayordomo de Palacio de
Austrasia y derrotó al ejército de Neustria. Nuevamente, los francos estaban en guerra civil.

Cuando Tariq y Musa llegaron a Damasco, no se encontraron con Walid, pues el Califa acababa
de morir, sino con su sucesor Sulaymán, quien, recelando del poder de ambos generales, no
tuvo dificultad en encontrar graves acusaciones por los que sancionarlos e impedirles volver a
Al-Ándalus. Pese a ello, Musa se convirtió en el héroe de numerosas narraciones populares
árabes que todavía se recuerdan.

Sulaymán dirigió sus ejércitos hacia el este. La situación de los reinos de Bactriana, Samarcanda
y Ferganá era cada vez más crítica. Finalmente lograron el apoyo directo del emperador
Xuangzong, cuyos ejércitos lograron contener a los árabes.

El emperador Anastasio II se esforzó por atender eficientemente el gobierno e inició algunas


reformas militares, pero los generales ya se habían acostumbrado a poner y quitar emperadores
y así un ejército romano de Asia Menor asedió Constantinopla durante seis meses. Finalmente
Anastasio II se acobardó y se retiró a un monasterio. Los militares nombraron emperador a otro
funcionario, que reinó como Teodosio III. Tras la muerte del Papa Constantino, fue
elegido Gregorio II.

Los ejércitos de Abd al-Azid avanzaron hacia el norte y llegaron hasta Narbona, pero en 716 fue
asesinado, al parecer por orden del Califa Sulaymán, que recelaba de él como había recelado de
su padre. Tras su muerte fue elegido emir su primo Ayyub, que ocupó el cargo hasta la llegada
de Al-Hurr, el emir nombrado por el gobernador de África. Éste trasladó la capital de Sevilla
a Córdoba. El rey visigodo Akhila se había rendido y pactó con los musulmanes, quienes le
garantizaron su patrimonio personal en la región de Toledo. Los visigodos eligieron rey
a Ardón. El emir Al-Hurr logró el control de toda la península ibérica excepto la zona
septentrional habitada por los vascos. Ardón resistió en la Septimania.

El que había sido centro del cristianismo celta, la isla de Iona, aceptó el cristianismo católico.
La Iglesia Celta resistió tres siglos más al norte de Inglaterra, pero no tuvo ya ninguna
influencia. Mientras tanto, un sajón de Wessex llamado Bonifacio marchó a Frisia y continuó la
labor evangélica iniciada por Willibrord unos años antes.

Tras la muerte de Kapagan Kagan, el Imperio Turco quedó en manos de Bilge Kagan y su
hermano Kultigin.

En 717 el franco Carlos encontró a un merovingio para el trono de Austrasia: un presunto tío de
Dagoberto III que reinó como Clotario IV.

Ese año huyó de Córdoba un visigodo llamado Pelayo, donde había estado retenido como rehén
para garantizar la obediencia de las gentes de su región, los astures. Volvió al norte con
dificultad y empezó a ganar seguidores para rebelarse contra el dominio musulmán. Se cuenta

184
que reprochó a los cristianos su cobardía y su sumisión y los instó a defender el país. Luego se
refugió en un monte y envió mensajeros a los astures para moverlos a la rebelión.

Mientras tanto el Califa Sulaymán estaba listo para lanzar otro vigoroso ataque contra
Constantinopla. La situación era crítica, porque el emperador Teodosio III había demostrado ser
un completo incompetente. Por aquel entonces, las tropas imperiales en Asia Menor estaban
bajo el mando de un general llamado León.Parece ser que era de origen sirio, y siendo niño su
familia fue trasladada a Tracia por una estrategia defensiva de Justiniano II. Ingresó joven en el
ejército, ascendió hasta dirigir un tema (distrito militar) en Asia Menor en tiempos de Anastasio
II y defendió eficientemente la región ante las acometidas musulmanas. Cuando tuvo noticias de
los planes de Sulaymán se apresuró a marchar sobre Constantinopla. Teodosio III no tardó en
abdicar y se refugió en un monasterio. Poco después León se convertía en León III, el nuevo
emperador. Poco después llegaron los árabes. Atacaron por mar y por tierra. El fuego griego
causó graves daños en la flota árabe, mientras los ejércitos de Asia Menor atacaban las vías de
comunicación musulmanas. Luego murió el Califa, y su sucesór, Umar II, se encontró con
problemas internos que le impidieron dar al ejército todo el apoyo necesario. En efecto, el islam
había absorbido a tal cantidad de nuevos musulmanes en tan poco tiempo que, aunque
teóricamente todos tenían los mismos derechos, las desigualdades econömicas eran abismales y
cundía el descontento. Fueron necesarias drásticas reformas administrativas y fiscales.

El invierno fue especialmente frío ese año. El ejército árabe perdió enormes cantidades de
caballos y camellos a causa del frío, y los soldados sufrieron enormemente. En la primavera
de 718 el ejército musulmán estaba destrozado por el hambre, y León III había entablado una
alianza con el kan búlgaro Terbel. León III derrotó a los árabes una y otra vez, hasta que se
retiraron a finales del verano. De ochocientas naves que habían partido, sólo regresaron cinco.

Pelayo fundó el reino de Asturias en el norte de la península ibérica, y se negó a pagar tributos
a los musulmanes. Al-Hurr envió un contingente al mando de su general Al-Kamma. Tras
algunos éxitos, los asturianos consiguieron una primera victoria en Covadonga, donde
arrojando piedras y rocas desde lo alto de un desfiladero hicieron huir al ejército musulmán.
Probablemente, la "batalla de Covadonga" fue una mera escaramuza, pero consolidó al pequeño
grupo insurgente y fue magnificada por los historiadores posteriores. El número de
combatientes fue aumentando con el tiempo hasta incluir a la Virgen María. Pelayo casó a su
hijaErmesinda con Alfonso, hijo del duque Pedro de Cantabria, y juntos continuaron
combatiendo a los musulmanes.

En 719 Carlos, el Mayordomo de Palacio de Austrasia, derrotó definitivamente a Neustria e hizo


encarcelar al rey Chilperico II, pero, como poco después murió Clotario IV, sacó de la prisión a
Chilperico II y lo convirtió en rey de todo el reino franco. Esto convertía a Carlos en el
auténtico dueño del reino, pero en la práctica no era realmente así, ya que existían muchos
nobles que no reconocían la autoridad central y gobernaban territorios independientes.

Ese año murió asesinado el Emir Al-Hurr de Al-Ándalus, y fue sucedido por Al-Samh. El nuevo
Emir no debió de dar mucha importancia a los rebeldes asturianos, pues prefirió organizar
expediciones más allá de los Pirineos. En 720 conquistó la Septimania, donde debió de morir el
rey visigodo Ardón y con él desapareció el último resto del reino visigodo, si exceptuamos el
pequeño estado de Teodomiro.

En Japón se terminó la Nihon shoki (Crónica de Japón), una historia nacional escrita en chino
por mandato imperial, elaborada por una comisión presidida por el príncipe Toneri. Consta de
treinta volúmenes y comprende desde la edad de los dioses hasta el reinado de la
emperatriz Jito (a finales del siglo precedente).

185
CARLOS MARTEL

La cultura florecía en la China de los Tang. La corte del emperador Xuangzong era frecuentada
por grandes pintores y poetas como Du Fu, Li Bo, Han Yu o Bo Juyi. Se inventó la Xilografía.
Así como la Emperatriz Wu había protegido al budismo, Xuangzong se inclinó por el
confucianismo y el taoísmo. Los ejércitos chinos ocupaban buena parte de Bactriana (los
últimos restos del Imperio Persa) y así China absorbió elementos de la cultura indo-irania. Sin
embargo, estaban surgiendo problemas internos. Existía una fuerte rivalidad entre la clase de los
funcionarios, bien preparados, que ascendían a través de concursos y exámenes, y la antigua
nobleza, que veía cada vez más menguadas sus oportunidades. Por ello muchos nobles
empezaron a hacerse fuertes militarmente.

La extensión del Califato Omeya superaba a la de cualquier imperio precendente. Después de un


siglo de expansión, los árabes ya no eran los bárbaros hombres del desierto de antaño, sino que
estaban absorbiendo la cultura de los pueblos que habían conquistado. Mientras las invasiones
germánicas habían sumido a Europa Occidental en la pobreza, el analfabetismo y la injusticia
social, los Omeyas lograron imponer un sistema jurídico justo y tolerante que favoreció la
prosperidad del Califato. Por esta época el islam estaba aborbiendo la cultura india, y no tardaría
en interesarse por su ciencia y sus matemáticas. Los indios recibieron el trato
dedhimmi (protegidos) y los hindúes pudieron seguir practicando sus cultos a condición de
pagar el consabido impuesto especial. No obstante, la expansión árabe se detuvo durante mucho
tiempo en el valle del Indo.

La situación era similar en Al-Ándalus, en el extremo opuesto del Califato. La península fue
ocupada por una aristocracia árabe, pero sobre todo por berberiscosoriginarios del norte de
África y que formaban el grueso del ejército. Más adelante afluyeron también sirios, persas, etc.
En general, los conquistadores fueron conocidos como moros (el nombre de un pueblo beréber
al que los romanos llamaban Mauri). La población conquistada se dividía entre
los mozárabes (cristianos que conservaron su religión) y muladíes (antiguos cristianos que se
habían convertido al islam, entre ellos los esclavos que ganaron así su libertad). También
estaban los judíos, que gozaron de la protección de los soberanos árabes y cuya situación
mejoró considerablemente respecto a la que habían tenido bajo los visigodos. Como era
habítual, los mozárabes gozaron de completa libertad de culto. La única restricción era que no
podían tocar las campanas de la iglesia durante el més de Ramadán.

En 720 murió el Califa Umar II y fue sucedido por su primo Yazid II. Umar II se había
distinguido por su piedad e integridad, y bajo su reinado el Califato Omeya había llegado a su
apogeo. Las cosas empezaron a cambiar con Yazid II y sus sucesores, cuya actuación fue más
bien mediocre y no tardó en surgir el descontento en muchos sectores del Califato.

Carlos, el Mayordomo de Palacio del reino franco había iniciado un largo proceso que le
llevaría a someter a todo el reino franco bajo su autoridad (o bajo la autoridad merovingia) no
solo nominalmente, sino también de hecho. Actualmente su influencia real se reducía a
Austrasia, y optó por expandirla hacia el este, pues le resultaba más fácil someter a los rudos
germanos. Así pues, el primer paso fue una campaña contra los sajones de Germania.
En 721 murió Chilperico II y Carlos encontró a un presunto hijo de Dagoberto III al que puso en

186
el trono con el nombre de Thierry IV. Aquitania había conservado cierta independencia respecto
al gobierno franco. Por esta época estaba gobernada por el duque Eudes. Durante las guerras
que siguieron a la muerte de Pipino de Heristal había consolidado esta independencia, pero tuvo
que cambiar de política ante la amenaza mora. El emir de Al-Ándalus Al-Samh realizó
numerosas incursiones en el reino franco, hasta que murió bajo los muros de Toulouse luchando
contra Eudes. Fue sucedido interinamente por Abd al-Rahmán, pero el valí de Ifriqiyya (del
que dependía Al-Ándalus) nombró emir poco después a Anbasa.

Mientras tanto China tuvo que firmar un tratado de paz con los turcos en el que se comprometió
a pagar un pesado tributo.

En 722 Carlos dirigió nuevamente contra los sajones el ejército franco. Mientras tanto, el
misionero Bonifacio fue expulsado de Frisia por su gobernante, Radbodo. Pronto fue llamado a
Roma, donde el Papa Gregorio II lo consagró como obispo y luego pasó varios años en Baviera
y Turingia, haciendo conversiones, construyendo iglesias y destruyendo ídolos paganos. Pronto
se convirtió en el religioso más influyente de occidente. Cuando se enteró de la muerte de
Radbodo volvió a Frisia.

Uno de los elementos que el islam había heredado del judaísmo era la prohibición de toda
imagen animal o humana. Éste era el segundo de los diez mandamientos que Yahveh había
trasmitido a Moisés según la Biblia, y originariamente era una medida destinada a combatir el
politeísmo israelita. Al contrario que los cristianos, los judíos nunca dejaron de acatarlo, y los
árabes lo hicieron aún más estrictamente, de modo que la práctica totalidad del arte islámico se
basa en figuras abstractas y sólo tardíamente aparecen algunos elementos figurativos. En 723 el
Califa Yazid II ordenó la destrucción de todas las imágenes religiosas de las iglesias cristianas.
Yazid II se había enemistado con la población siria y había tenido que sofocar una importante
revuelta. Murió al año siguiente, en 724, y fue sucedido por Hisam.

Carlos, el Mayordomo de Palacio del reino franco, dirigió una tercera campaña contra los
sajones que terminaron aceptando la soberanía franca. En 725 inició una larga campaña contra
Baviera. Mientras tanto, Anbasa, el Emir de Al-Ándalus, inició una campaña contra los francos.
Se apoderó de Carcasona y Nimes y penetró por los valles del Ródano y del Saona, pero murió
un año después, en 726. Fue sucedido interinamente por Udra, pero a los pocos meses ocupó el
cargo Yahyá,quien decidió seguir una política pacifista y se abstuvo de hostigar tanto a los
francos como a los cristianos de Asturias.

El emperador León III continuaba fortaleciendo el Imperio Romano para resistir al islam.
Probablemente, muchos católicos no podían comprender por qué Dios permitía que unos herejes
tuvieran tanto éxito. Naturalmente, los musulmanes tenían la respuesta: los cristianos habían
pervertido la religión (como los judíos ya venían denunciando desde hacía mucho tiempo). Los
judíos se escandalizaban (cuando no se burlaban) de la necia tradición cristiana de
adorar iconos, es decir, imágenes de Jesucristo, la Virgen María, ángeles y santos, así como
otras reliquias variadas, a las que atribuían supersticiosamente propiedades milagrosas.
Naturalmente, nadie había hecho caso a los judíos, que eran pocos e insignificantes, pero ahora
los musulmanes decían lo mismo, y Dios parecía darles la razón: los católicos eran unos
idólatras y Dios los castigaba como había castigado en su día la idolatría de los israelitas.

Algo de verdad había en ello: el cristianismo había cubierto la idolatría pagana con una leve
capa de monoteísmo, pero era (y sigue siendo) difícil encontrar diferencias entre el culto
cristiano a todo el ejército de vírgenes y santos patronos y los antiguos cultos paganos. Dejando
de lado la teología, lo cierto era que la adoración de iconos era un instrumento por el que los
monjes que habitaban los numerosos monasterios diseminados por el Imperio cautivaban al
vulgo. La influencia sobre el pueblo, la riqueza y el poder de los monasterios se debía más a los
iconos, los milagros y los rituales vistosos que a la religión que supuestamente conservaban.

187
León III debió de considerar que el poder de la Iglesia era una debilidad del Imperio. Para una
parte de la población, rezar fervorosamente a la Virgen María o a tal o cual reliquia local era una
defensa suficiente ante un posible ataque. Además los monjes y los arrendatarios de sus tierras
estaban exentos del servicio militar, lo cual disminuía sensiblemente los efectivos disponibles.
También es posible que el emperador creyera sinceramente que los iconos eran idolátricos y
que, al estimular la idolatría, los monjes estaban pervirtiendo el cristianismo. Fuera como fuera,
el caso es que publicó un decreto por el que se simplificaba el ritual eclesiástico y, entre otras
cosas, prohibía los iconos. Funcionarios imperiales empezaron a recorrer las iglesias y
monasterios para destruir iconos, lo que incluía a los crucifijos. Eran los iconoclastas, los
destructores de imágenes. Frente a ellos, una parte de la población, con los monjes a la cabeza,
negaron la acusación deiconolatras (adoradores de imágenes) y se
declararon iconodulos (veneradores de imágenes), lo cual, desde su punto de vista, no era en
modo alguno una forma de idolatría. Trataron de convencer al pueblo de que destruir una
imagen de Jesucristo o de la Virgen María era la mayor blasfemia imaginable, y que conllevaba
la condenación eterna. Además, puesto que los musulmanes también destruían iconos, la
iconoclastia parecía una influencia islámica.

Donde los decretos iconoclastas no fueron obedecidos fue en Italia. Allí se refugiaron
numerosos iconodulos con sus iconos. Italia ya estaba muy descontenta con León III antes de
que declarara la guerra a los iconos, sobre todo por el riguroso sistema de impuestos que había
establecido en el exarcado para sanear la hacienda pública y que perjudicaban sobre todo a los
grandes terratenientes. Y daba la casualidad de que el mayor terrateniente de Italia era el Papa
Gregorio II. Por otra parte, el Papa no podía aceptar un decreto imperial que modificaba el ritual
católico. Se supone que sólo el Papa podía emitir un decreto así. La población católica de
occidente sólo sabía que en Constantinopla el emperador ordenaba destrozar las imágenes de
Jesús, María y todos los santos. El resultado fue que el prestigio del emperador se redujo a la
nada y el del Papa aumentó hasta cotas nunca alcanzadas.

Una de las ciudades italianas que más se fortaleció con la oposición a la iconoclastia fue
Venecia. Los venecianos eligieron su propio duque (o dux) como gobernante, que resultó
ser Orso I Partecipazio. Venecia iba a estar gobernada por sus propios duces durante más de
mil años. Orso I es el primer dux del que tenemos constancia histórica, pero los anales
venecianos prolongan la lista hacia atrás, de modo que el primer dux que figura en ella
es Paoluccio Anafesto, elegido teóricamente treinta años antes. Orso I aparece como sucesor de
su padre Marcello Tegalliano. Probablemente los duces anteriores fueron gobernadores
nombrados desde Constantinopla.

En 727 estalló una rebelión en Grecia y fue proclamado emperador un hombre


llamado Cosmas, que partió con una flota rumbo a Constantinopla. Sin embargo, el ejército
imperial veía con malos ojos a los monjes y era mayoritariamente iconoclasta. La marina
imperial y el fuego griego acabaron fácilmente con la rebelión. León III impuso la iconoclastia
en Grecia y Asia Menor y, ya de paso, muchas de las riquezas de los monasterios fueron
confiscadas y sus privilegios derogados.

Hasta este momento, Italia había aceptado la autoridad imperial a causa de la constante amenaza
de los lombardos, pero ahora que la autoridad papal era cuestionada abiertamente desde
Constantinopla Gregorio II decidió que los lombardos eran el mal menor, y en 728 selló una
alianza con su rey Liutprando, el cual le cedió algunos territorios y luego se lanzó sobre el
exarcado de Ravena y llegó a tomar temporalmente la capital. El dux veneciano Orso I ayudó al
exarca a recuperarla.

El Emir de Al-Ándalus Yahyá fue sustituido por Hudayfa, pero a los pocos meses fue sustituido
a su vez por Utmán. Por esta época Baviera estaba anexionada al reino franco y Carlos se
volvió ahora contra el ducado de Alamania, que fue suprimido en 730. Ese mismo año fue

188
nombrado Emir de Al-Ándalus el mismo Abd al-Rahmán que ya había ocupado temporalmente
el cargo tras la muerte de Al-Samh.

Los lombardos habían llegado a las puertas de Roma. El Papa Gregorio II receló ahora del
peligro que él mismo había invocado y solicitó la ayuda de los francos, pero Carlos, el
Mayordomo de Palacio, contestó con un cortés rechazo. Estaba ocupado reunificando el reino
franco.

El emperador Xuangzong tuvo que intervenir en el suroeste de China, donde


los Iolo amenazaban con la secesión.

En 731 murió el Papa san Gregorio II y fue sucedido por Gregorio III, que inmediatamente
convocó un concilio en el que excomulgó a todos los iconoclastas, incluido el emperador León
III. Por otra parte, jugó a dos barajas con los lombardos y con las fuerzas imperiales, y gracias a
su intervención el exarca Eutiquiologró detener temporalmente el avance lombardo y Roma no
fue ocupada.

Ese mismo año, un monje northumbrio llamado Beda acabó su obra más famosa: la Historia
Eclesiástica de la Nación Inglesa. Por ella se le considera el "padre de la historia inglesa". Al
parecer, Beda pasó toda su vida en un monasterio de Jarrow fundado por Benito Biscop, y había
rechazado el cargo de abad por temor a que le robara parte del tiempo que dedicaba a sus libros.
Su historia es notable porque es la primera que fecha los acontecimientos desde el nacimiento
de Cristo. Además Beda fue un historiador crítico que rechazó muchas leyendas e incluso envió
un monje a Roma para que buscase cartas concernientes a Inglaterra en los archivos papales. En
su historia Beda presenta a Ethelbaldo como rey de toda Inglaterra al sur de Northumbria.
Ethelbaldo era en realidad rey de Mercia, y descendía de un hermano del viejo rey Penda. Tal
vez Beda le atribuyó tanta influencia porque Ethelbaldo se hacía llamar jactanciosamente "rey
de Britania".

Beda resumió también los escasos conocimientos científicos disponibles en su época. En su


obra se lee que la Tierra es una esfera y que las mareas son causadas por la Luna. También
investigó sobre la forma de calcular la fecha de la pascua, y descubrió que la fecha de los
equinoccios había variado respecto a la prevista por el calendario juliano.

Mientras tanto el Emir Abd al-Rahmán derrotaba al duque Eudes, de Aquitania, el cual no tuvo
más remedio que llamar en su ayuda a Carlos, el Mayordomo de Palacio franco. Los moros
avanzaban por Aquitania y Carlos no tuvo más opción que hacerles frente. Su fama de
invencibles le hizo tomar precauciones. La fuerza de los moros se basaba en su caballería ligera,
y Carlos decidió oponerles una caballería pesada al estilo de la que usaban los romanos de
oriente. Para ello distribuyó entre sus soldados una parte sustancial del patrimonio de la Iglesia
Franca. Sus hombres se hicieron con caballos robustos y se protegieron con pesadas armaduras
metálicas. Surgieron así los primeros caballeros medievales típicos que han protagonizado tanta
literatura romántica. En 732 los caballeros francos cruzaron el Loira e interceptaron a los jinetes
de Abd al-Rahmán cerca de la ciudad de Poitiers, cuando éstos se dirigían hacia Tours. Las
cargas de la caballería mora se quebraron una y otra vez contra la caballería pesada de los
francos. Abd al-Rahmán murió en el combate. Luego cayó la noche y al amanecer los francos se
encontraron con que los moros habían huido sigilosamente.

No se sabe a ciencia cierta el tamaño del ejército moro que se enfrentó a los francos en Poitiers,
pero lo cierto es que tras la victoria el Mayordomo de Palacio llegó a la cúspide de la gloria,
pues se consideró que había detenido el avance musulmán en Europa. Pasó a ser conocido
como Carlos el Martillo, en latín Carolus Martellum, y en castellano Carlos Martel. Desde la
victoria de Poitiers el duque Eudes no tuvo más remedio que aceptar la autoridad de Carlos.
Éste continuó con su programa de unificación y se lanzó sobre los frisones y sobre Borgoña. Al

189
mismo tiempo siguió patrocinando la evangelización de los germanos. Precisamente ese año el
Papa Gregorio III nombró a Bonifacio "arzobispo para el territorio de los germanos".

En la parte central de la isla de Java apareció por primera vez un estado organizado bajo el
rey Sanjava.

En 733 León III puso bajo la autoridad directa de Constantinopla a Sicilia, el sur de Italia y la
costa de Iliria, para sustraerlas a la influencia del Papa. La autoridad imperial sobre el exarcado
fue más difusa, pero no desapareció porque Gregorio III no se fiaba plenamente de los
lombardos.

En 734 Carlos Martel dirigió una segunda campaña contra los frisones, al tiempo que
continuaba luchando en Borgoña.

En 735 murió Beda, el historiador. También murió Eudes, el duque de Aquitania, que fue
sucedido por Hunaldo. En 736 Carlos Martel sometió definitivamente a Borgoña y
en 737 dirigió una campaña contra Provenza. Ese mismo año murió el rey franco Thierry IV,
pero Carlos Martel no consideró necesario encontrarle un sucesor. No obstante, nunca intentó
asumir él mismo el título de rey.

Ese mismo año murió Pelayo, el fundador del reino de Asturias, al norte de Al-Ándalus. Fue
sucedido por su hijo Fávila.

En 738 Carlos Martel tuvo que ocuparse nuevamente de los sajones. También ayudó al rey
lombardo Liutprando en un ataque contra los musulmanes en la Provenza (después de la derrota
de Poitiers, los musulmanes conservaron la Septimania visigoda).

En 739 Carlos Martel sometió la Provenza. Liutprando puso sitio a Roma y el Papa Gregorio III
solicitó la ayuda de Carlos como unos años antes había hecho su antecesor. Le ofreció el título
de Cónsul de Roma si aceptaba. Carlos se lo pensó y durante un tiempo hubo un ir y venir de
embajadores, pero finalmente rechazó la oferta. El rey astur Fávila murió en una cacería, al
parecer devorado por un oso. Fue sucedido por su cuñado, conocido como Alfonso I el
Católico.

El Califa Hisam intentó atacar de nuevo a Constantinopla y sus ejércitos avanzaron a través de
Asia Menor, pero León III se había esmerado en su reconstrucción del Imperio, y los
musulmanes fueron derrotados con facilidad mucho antes de que pudieran acercarse a la capital.
Aunque la historia suele atribuir a Carlos Martel el mérito de impedir que el islam se extendiera
imparable por Europa, lo cierto es que fue Constantinopla la que por tres veces frenó lo más
impetuoso de este avance, cosa que Occidente nunca le reconoció a causa de las rivalidades
políticas y religiosas que siempre mantuvo con el Imperio Romano de Oriente.

190
PIPINO EL BREVE

El Califato Omeya seguía en decadencia. A la derrota de Poitiers y el fracaso del ataque al


Imperio Romano se unió el descontento de la población por las cargas fiscales. Estallaron varias
revueltas: una en Jurasán (la región nororiental del Califato, fronteriza con Sogdiana), otra
en Berbería, (en el norte de África), y también en Arabia y Mesopotamia. En 740 los chiitas
intentaron derrocar al Califa Hisam dirigidos por Zayd ibn Alí, nieto de Husayn, pero no
tuvieron éxito. Zayd murió en Kufa, aunque dejó partidarios conocidos como Zaydíes. Una
revuelta en Siria obligó a Hisam a abandonar Damasco e instalarse en Rusafa, una ciudad
enclavada en el desierto. El Califato pasó por un periodo de anarquía.

En 741 el emperador japonés Shomu hizo construir templos budistas en todas las provincias
para rogar por una futura prosperidad. Los jefes de los clanes tuvieron que participar en los
gastos, con lo que se redujo su poder financiero.

Ese mismo año murieron los principales personajes que habían dirigido la política europea en
los años precedentes: el emperador León III, el Mayordomo de Palacio franco Carlos Martel y
el Papa san Gregorio III.

León III. Había llegado al poder cuando el Imperio pasaba por una situación crítica y todo
parecía apuntar a que sería incapaz de resistir el avance musulmán. Sin embargo León III había
hecho maravillas y había cerrado por dos veces el paso a Europa del islam. Reorganizó la
administración militar, saneó las finanzas y también mejoró el código de Justiniano. En general,
sus reformas fueron benevolentes y humanitarias. Eliminó las diferencias en los castigos en
función de la posición social (exceptuando a los esclavos, para quienes, por otra parte, se les
facilitó la posibilidad de conseguir la libertad). Algunos cambios mostraban la influencia del
cristianismo: abolió el concubinato y desalentó el matrimonio entre parientes, aunque fueran
lejanos. Se hizo más difícil conseguir el divorcio y aumentaron las sanciones por tener hijos
ilegítimos. León III se preocupó por los intereses de los pequeños propietarios rurales y redujo
la aplicación de la pena de muerte (que en muchos casos fue sustituida por la ceguera o la
amputación de manos, nariz o lengua). También trató de sanear la religión católica, y si la
iconoclastia que propugnó se hubiera impuesto finalmente, habría pasado a la historia como uno
de los más ilustres defensores de cristianismo, pero no fue así, por lo que la historia lo recordó
más bien como un demonio.

León III había designado heredero a su hijo cuando apenas tenía dos años de edad. Ahora
contaba ya con veintitrés años y se convirtió en Constantino V. Sin embargo, Constantinopla
fue tomada por su cuñado Artavazda, que era iconodulo, y Constantino V tuvo que dedicar los
primeros años de su reinado a confirmar su dignidad de emperador.

Carlos Martel dejó dos hijos. El mayor se llamaba Carlomán, que tendría entonces unos
veintisiete años, mientras que el menor, de veintiséis años, era conocido como Pipino el
Breve ("breve" en latín significa bajo de estatura). Poco antes de morir, Carlos Martel había
establecido que Carlomán gobernaría Austrasia como Mayordomo de Palacio, mientras que
Pipino el Breve gobernaría Neustria con el mismo título.

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San Gregorio III fue sucedido por Zacarías. Puesto que el emperador estaba excomulgado,
Zacarías fue consagrado sin esperar ninguna autorización de Constantinopla o de Ravena. El
lombardo Liutprando seguí amenazando Roma, pero Zacarías logró pactar con él
en 742 ofreciéndole su ayuda contra los duques de Spoleto y Benevento.

La situación de los jóvenes Mayordomos de Palacio francos era delicada. Carlos Martel había
asegurado la sumisión a su persona de la nobleza franca gracias a su poderosa caballería, que
nunca dejó de estar activa, pero su muerte parecía un momento propicio para hacer que las cosas
cambiaran. La situación era peor para Pipino el Breve, que era de Austrasia pero gobernaba en
Neustria. Hacía ya tiempo que los neustrianos toleraban mal a los gobernantes de Austrasia.
Hacía seis años que los francos no tenían rey. En vida de Carlos Martel eso no era importante,
porque nadie se hubiera atrevido a hacerlo notar, pero Pipino el Breve consideró prudente
encontrar un merovingio que legitimara su cargo y, naturalmente, lo encontró. Si la ascendencia
de los últimos merovingios es cuestionable, la de este "hallazgo" lo es más que ninguna. Pipino
sacó de un monasterio a un presunto hijo de Chilperico II al que puso en el trono en 743 con el
nombre de Childerico III,si bien fue más conocido como Childerico el
Estúpido. Probablemente, el calificativo reflejaba el principal mérito por el que Pipino lo
escogió para el trono. Ahora Pipino el Breve gozaba de una legitimidad que no podía esgrimir
ninguno de sus adversarios.

Ese mismo año Constantino V derrotó a Artavazda y fue reconocido definitivamente como
emperador. Era un hábil general que había luchado contra los árabes al lado de su padre, y si
León III había logrado defender el Imperio, él estaba dispuesto a pasar al contraataque.

La poesía china pasaba por su edad de oro. En este periodo se contabilizan unos 2.300 poetas y
unos 50.000 poemas. Destacan los dos amigos Li Bo y Du Fu,que eran todo lo diferentes que se
puede ser: el primero rechazaba toda coacción tanto en su vida como en su obra, mientras que el
segundo defendía que el poeta debe servir al pueblo según el ideal confuciano.

Mientras tanto murió Teodomiro, el visigodo que aún conservaba un pequeño reino alrededor de
Murcia. Fue sucedido por su hijo Atanagildo. A partir de aquí se sabe poco del reino, pero al
parecer conservó su independencia durante un siglo.

El emperador japonés permitió la posesión individual de las tierras, lo que dio lugar a grandes
dominios feudales.

En 744 murió Liutprando y nuevamente dos pretendientes se disputaron la


corona: Hildebrando y Rachis. Sus querellas dieron un respiro a Italia. Pipino el Breve
demostró que estaba a la altura de su padre y logró la sumisión de los alamanes. También murió
el Califa Hisam y fue sucedido por Marwán II.

En 745 el emperador chino Xuangzong introdujo en su harén como concubina a una sacerdotisa
taoísta llamada Yang-Yuhuan. A partir de ese momento, ella misma y su familia iban a influir
cada vez más en el emperador y en la política china, y muchos de sus parientes alcanzaron
puestos relevantes.

El reino de Nubia mantenía sus relaciones amistosas con los musulmanes de Egipto y había
logrado prosperar gracias a una intensa actividad agrícola, ganadera y comercial. Su pujanza le
permitió algunos enfrentamientos aislados con los musulmanes, como una expedición que llevó
a cabo el rey Ciríaco ese año en defensa del patriarca de Alejandría.

En 746 los alamanes volvieron a rebelarse y Pipino el Breve volvió a someterlos. En 747 su
hermano Carlomán decidió retirarse a un monasterio, con lo que Pipino se convirtió en
gobernador indiscutido de todo el reino franco. Tal vez fue devoción, pero la futura carrera de

192
Pipino el Breve muestra que era un hábil político, y puede que la abdicación de su hermano
fuera uno de sus primeros éxitos en este campo. Es plausible que Bonifacio metiera la idea de la
vida monástica en la cabeza del monarca siguiendo instrucciones de Pipino.

Ese mismo año fue nombrado Emir de Al-Ándalus Yúsuf, quien tuvo que derrotar a unas
facciones rivales en una batalla librada a las puertas de Córdoba.

En 747 China inició una serie de expediciones contra el pillaje tibetano.

En 748 murió el duque Hunaldo de Aquitania y fue sucedido por Wifredo.

En 749 se afirmó definitivamente un nuevo rey lombardo. Se llamaba Astolfo, y no era del
linaje de Liutprando, pero estaba dispuesto a continuar su política de expansión.

El Califa Marwán II no fue más popular que sus predecesores. Entre las facciones opuestas a los
Omeyas destacaba una prestigiosa familia de La Meca que hacía remontar sus orígenes a al-
Abbas, tío de Mahoma, por lo que eran conocidos como los Abasíes. Eran sunníes, por lo que
contaban con el apoyo de los sunníes cansados de los Omeyas, pero también con el de los
chiitas, que estaban dispuestos a aliarse con los sunníes en contra de los Omeyas. El líder de la
familia era entonces Abul-Abbás, que fue proclamado Califa en Kufa. Marwán II reunió
rápidamente un ejército que se enfrentó al de Abul-Abbás en 750 junto al río Zab,afluente del
Tigris. Los Abasíes lograron una rotunda victoria, a la que siguió una sistemática matanza de los
miembros de la familia Omeya. A ella sólo escapó (de quien se tenga noticia) un nieto del Califa
Hisam llamado Abd-al Rahmán, que se ocultó en el norte de África. Kufa se convirtió en la
capital del Califato Abasí. Los Abasíes fundaron una tradición por la que los Califas Omeyas
fueron vilipendiados (a excepción de Umar II) y se les reconoció como reyes, pero no como
Califas (es decir, sucesores legítimos de Mahoma).

Una muestra del paulatino avance cultural del Califato lo proporciona Juan Damasceno, que
escribió doctamente sobre teología y se le considera el primer teólogo que trató de coordinar la
filosofía aristotélica con la teología cristiana. Como su nombre indica, Juan Damasceno vivía en
Damasco. El mayor teólogo cristiano de la época desarrollaba su labor en territorio musulmán.

El Emir Yúsuf nombró gobernador de Zaragoza (con jurisdicción sobre el norte del emirato)
a Sumayl, que tuvo que hacer frente a una plaga de hambre, que llevó a muchos bereberes a
emigrar hacia el sur, con lo que se formó una banda de terreno despoblado que separaba el
emirato del reino asturiano de Alfonso I el Católico. Éste aprovechó la situación para emprender
una serie de campañas, secundado por su hermano Fruela, en las que mataba a todos los
musulmanes que encontraba en las ciudades medio abandonadas y se llevaba a su reino a los
cristianos. Estas campañas, junto con el hambre y una epidemia de viruela, contribuyeron a
ensanchar la "tierra de nadie" que separaba a moros y cristianos.

En Asia, el reino de Chen-la se escindió en dos: el Chen-la del agua, que dominaba Malasia, y
el Chen-la de la tierra, que comprendía la parte interior del reino.

El rey lombardo Astolfo inició ataques contra el exarcado de Ravena. El Papa Zacarías se
encontraba en el mismo aprieto en que su predecesor san Gregorio III se había visto unos años
antes. Hasta entonces las fuerzas imperiales habían protegido a Roma de los lombardos, pero
ahora el Papa estaba enemistado con Constantinopla a causa de la polémica iconoclasta.
Zacarías y Constantino V defendían sus posturas con la misma firmeza que lo habían hecho sus
respectivos predecesores. Nuevamente, el Papa pensó en los francos, pero así como Pipino de
Heristal y Carlos Martel habían desoído las peticiones papales, ahora Pipino el Breve tenía algo
que ganar. Dueño indiscutible del reino franco, debió de pensar que ya no necesitaba al títere
merovingio, pero deponerlo abiertamente podría provocar una nueva guerra civil. Además

193
Pipino aspiraba a algo a lo que no habían aspirado su padre o su abuelo: quería el título de rey.
La tradición franca parecía impedir que alguien que no fuera (al menos en teoría) un merovingio
pudiera ser admitido como rey, pero, si alguien podía cambiar esa tradición, ése era Dios o, en
su defecto, el Papa. El catolicismo estaba firmemente arraigado en el reino franco y, desde que
estalló el conflicto iconoclasta, el Papa era visto como un heroico defensor de la fe ante el
perverso emperador que pisoteaba al mismísmo Jesucristo. La palabra del Papa valía mucho.

Se establecieron negociaciones secretas: el Papa podía reconocer el derecho divino de Pipino a


la monarquía y el poderoso ejército de Pipino podía atacar a los lombardos por la retaguardia
para obligarlos a respetar a Roma. Una cosa dependía de la otra y ambas partes estaban de
acuerdo. Por ello, en 751, mientras Astolfo atacaba la misma Ravena, una majestuosa embajada
viajó de la capital de Pipino a Roma para formular una pregunta: ¿era justo que una persona sin
ninguna autoridad fuera llamada rey?, ¿o el título debía llevarlo la persona que realmente
gobernaba? El Papa respondió, con la debida ceremonia, que la persona que desempeñaba el
papel de rey debía, por derecho, llevar también el título. Poco después, en otra ceremonia se
cortaron los largos cabellos de Childerico III, signo distintivo de la monarquía merovingia. El
rey depuesto fue recluido en un monasterio.

Mientras tanto Astolfo expulsó al exarca de Ravena.

Los árabes derrotaron al ejército chino junto al río Talas, tras lo cual el Califato Abasí no tardó
en dominar toda Sogdiana.

En enero de 752 la nobleza franca se reunió en Soissons y Pipino el Breve fue coronado rey de
los francos. Se inició así la dinastía conocida como Carolingia, por Carlos Martel, el padre de
Pipino. Los nobles aclamaron al nuevo rey, lo elevaron sobre su escudo y, finalmente, el
arzobispo Bonifacio lo coronó como rey "por la Gracia de Dios". Esto era, no obstante, una
moneda con dos caras. Ciertamente, Dios era un buen aval, pero no era menos cierto que lo que
Dios daba, Dios podía quitarlo. Si en un futuro el Papa cambiaba de idea y decidía, por ejemplo,
excomulgar a Pipino o a uno de sus descendientes, su situación pasaría a ser muy
comprometida. No cabe duda de que Pipino era consciente de ello.

Ahora era Pipino quien tenía que cumplir su parte del acuerdo con el Papa, pero unos meses
después murió san Zacarías, y el nuevo Papa electo, Esteban, murió a los tres días, antes de ser
consagrado como tal. Luego fue elegido otro Esteban, al que algunos cuentan como Esteban
II y otros como Esteban III.

Mientras tanto Pipino el Breve inició una campaña contra la Septimania, en poder de los
musulmanes, y Astolfo acabó de expulsar a todas las tropas imperiales del exarcado de Ravena.
Ahora el Imperio sólo dominaba el sur de Italia (y las islas, Sicilia, Córcega y Cerdeña). Astolfo
estaba a las puertas de Roma tratando de obligar al Papa a rendirse.

Esteban II trató de ganar tiempo mediante negociaciones y sobornos mientras instaba a Pipino a
cumplir el acuerdo que había establecido con san Zacarías. Astolfo conocía la situación y estaba
en un dilema: si se retiraba de Roma podía perder el prestigio entre sus hombres y ser
derrocado, pero tampoco quería provocar a Pipino. Su mejor carta sería que Pipino no estuviese
muy interesado en ayudar al Papa y éste se viera obligado a rendirse, de modo que Roma
pasaría a manos de Astolfo sin que Pipino tuviera excusas para intervenir. La situación estaba en
un punto muerto y todo dependía de Pipino.

Pipino supo sacar el máximo partido político a la situación. Su decisión fue que si Esteban II
quería su ayuda, tenía que ir a pedírsela en persona. Un Papa suplicando la ayuda del rey franco
no sólo reforzaría la autoridad de Pipino sobre sus súbditos, sino que dejaría claro que el Rey
era superior al Papa y no al revés. Pipino envió una embajada a Astolfo para exigir una

194
salvaguarda para el Papa, a fin de que éste pudiera atravesar el territorio lombardo hasta llegar a
Neustria. (Pipino fijó en Neustria el lugar del encuentro porque era allí donde necesitaba más
reforzar su autoridad, dado que su familia era de Austrasia.) Astolfo tuvo que aceptar, pues en
caso contrario Pipino habría podido atacarle inmediatamente. El itinerario previsto del Papa
pasaba por la misma Pavía, la capital lombarda. Astolfo se planteó la posibilidad de persuadir a
Esteban II para que no siguiera adelante y regresara a Roma, mientras que Esteban II también
esperaba negociar un acuerdo razonable con Astolfo para ahorrarse la entrevista con Pipino. Sin
embargo, no hubo acuerdo y Astolfo prefirió apostar por que Esteban II tampoco se entendería
con Pipino, así que lo dejó seguir su viaje.

El rey Ethelbaldo de Mercia había impuesto su hegemonía sobre los reinos sajones del sur, pero
el rey Cuthred de Wessex se negó a aceptar su dominio y estalló la guerra entre ambos reinos.
Mercia fue derrotada.

Constantino V, viendo perdidas todas sus esperanzas de recuperar Ravena y posiblemente


indignado por los nuevos contactos del papado, convocó un concilio en753 en el que se
ratificaron las tesis iconoclastas. El Papa se negó a enviar un representante al concilio, al cual
acudieron únicamente obispos procedentes de los territorios dominados por el Imperio. Se
estableció que los iconos iban contra las Sagradas Escrituras y se simplificó aún más el culto.
Los monjes lucharon con firmeza, pero el emperador tomó drásticas medidas contra ellos. Cerró
monasterios, confiscó sus propiedades, les obligó a llevar trajes corrientes, encarceló a algunos,
exilió a otros, obligó a casarse a algunos, se las arregló para someterlos al escarnio de la gente, e
incluso hizo ejecutar a los más molestos.

En 754 murió el Califa Abul-Abbás, y fue sucedido por al-Mansur. Aunque los chiitas habían
apoyado a Abul-Abbás, el nuevo Califa no podía aceptar su apoyo sin correr el riesgo de
enemistarse con la mayoría sunní. Por ello pronto se produjo una ruptura y los chiitas se
rebelaron bajo la dirección de Muhammad, bisnieto de Hasán, que aspiró al califato.

Bonifacio, tras una larga y exitosa carrera evangelizando a los germanos, se encontró con un
grupo de frisios paganos que decidieron martirizarlo a la vieja usanza, y así se convirtió en san
Bonifacio.

Los Iolo formaron el reino de Nanzhao al suroeste de China, que se independizó del Imperio de
los Tang y pronto cayó bajo la influencia tibetana.

Esteban II llegó a Châlons, donde se encontraba Pipino. Acudió a recibirlo el hijo mayor de
éste, que se llamaba Carlos y tenía entonces doce años de edad. Pipino fue ungido y coronado
nuevamente, pero ahora de la mano del Papa. Dios comunicó al Papa su voluntad de que los
francos eligieran a sus reyes únicamente en la familia de Pipino durante todas las edades
futuras, y Esteban II así lo transmitió al pueblo. Por ello Esteban II ungió también a Carlos y a
su hermano de tres años, Carlomán. Además el Papa otorgó a Pipino el título de "Patricio
Romano", el mismo que Clodoveo había recibido en su día.

Ahora Pipino el Breve se dispuso a cumplir su parte y exigió a Astolfo que le entregara todos
los territorios conquistados que habían pertenecido al exarcado de Ravena. Astolfo se negó y
sólo ofreció un salvoconducto para que Esteban II pudiera regresar a Roma. Pero el
salvoconducto era inútil, ya que en 755 el Papa regresó acompañado de un ejército franco.
Astolfo trató de impedirle el paso por los Alpes, pero fue totalmente derrotado y los francos
asediaron Pavía. Astolfo aceptó inmediatamente la devolución de los territorios y los francos
regresaron a su patria.

Ese año los francos emitieron por primera vez su propia moneda.

195
La monarquía tibetana alcanzó su apogeo con Khri-srong-Ide-btsan. Fue un budista ilustrado,
que trajo de la India a un sabio doctor budista llamado Padma Sanbhava, que creó una secta
adaptada al bon, la religión tradicional tibetana. No obstante, el budismo en el Tíbet fue una
religión de la corte, y el pueblo se mantenía vinculado a sus antiguas creencias.

Mientras tanto, el general chino An Lushan se rebelaba contra el gobierno central. Era el
gobernador de la región de Pekin, protegido de la favorita del emperador, Yang-Yuhuan.

Desde el derrocamiento de los Omeyas, Al-Ándalus estaba prácticamente sumida en una guerra
civil en la que distintas facciones se disputaban el poder. En Zaragoza el gobernador Sumayl,
leal al Emir Yúsuf, fue asediado por facciones opuestas, pero resistió hasta ser liberado por un
ejército partidario de Yúsuf, en el cual militaban numerosos partidarios de los Omeyas que
proyectaban entronizar a Abd al-Rahmán. Sin embargo, ante la falta de acuerdo cambiaron de
bando y lograron el apoyo de los sitiadores, que marcharon a Almuñécar (cerca de Granada),
donde desembarcó Abd al-Rahmán. En 756 Abd al-Rahmán derrotó a Yúsuf y se apoderó de
Córdoba. Yúsuf se refugió en Mérida pero intentó rebelarse y no tardó en ser capturado y
ejecutado. Abd al-Rahmán se proclamó Abd al-Rahmán I, Emir de Al-Ándalus.

Astolfo se había rendido muy rápidamente ante Pipino, lo cual le permitió salir indemne del
enfrentamiento, ahora que Pipino estaba lejos decidió asediar de nuevo Roma. Probablemente
Astolfo pensaba que Pipino daría por saldada su deuda con el Papa y que no estaría interesado
en llevar sus ejércitos tan lejos. Si fue así, casi acertó, pues Esteban II tuvo que enviar una larga
carta apelando a todos los recursos posibles para convencer al monarca carolingio de que
acudiera en su auxilio. El caso es que Pipino se decidió a intervenir y su ejército sitió
nuevamente Pavía. Una vez más Astolfo se vio obligado a ceder sus conquistas, pero ahora
Pipino pidió rehenes y un oneroso tributo.

Mientras Pipino estaba en Pavía llegaron embajadores de Constantinopla que le exigieron la


devolución del exarcado de Ravena, pero Pipino no vio ningún beneficio en ello y prefirió donar
los territorios al Papa, que se convirtió así por primera vez en la historia en un auténtico jefe de
estado. Posteriormente, los territorios regidos por el Papa se denominaron Estados
Pontificios. Además, Pipino decidió compensar la expolación que su padre había infligido a la
Iglesia para preparar la resistencia contra los moros estableciendo el pago obligatorio
del diezmo, en virtud del cual los propietarios debían donar a la Iglesia la décima parte de las
rentas de sus tierras.

A finales de año murió en una partida de caza el rey lombardo Astolfo, y su sucesor fue uno de
sus generales, Desiderio, que no mostró ningún interés por luchar contra Roma. Al contrario,
buscó la alianza con el Papa y le ofreció nuevos territorios. Naturalmente, Esteban II aceptó
encantado.

Constantino V logró una importante victoria contra los búlgaros y, aunque no consiguió
devolverlos a la otra orilla del Danubio, no dejó de imponerse sobre ellos, a la vez que combatía
a los árabes en Asia Menor.

El emperador chino Xuangzong tuvo que huir de la capital poco después de que su favorita
Yang-Yuhuan fuera asesinada por los guardias que la custodiaban. Fue sucedido por su
hijo Shuzong, que continuó resistiendo a la rebelión de An Lushan. Para ello solicitó la ayuda
de turcos, tibetanos y otros pueblos vecinos, los cuales no dudaron en acudir y sacar partido de
la situación.

En 757 murió el rey de Asturias Alfonso I el Católico, y fue sucedido por su hijo Fruela. Su
reino abarcaba entonces toda la parte norte de la Península Ibérica, desde Galicia, al oeste, hasta

196
los territorios de los vascos al este y casi llegaba a la costa mediterránea. En ambos extremos
surgieron rebeliones, pero el nuevo rey logró sofocarlas y Galicia fue devastada.

El rey Ethelbaldo de Mercia murió víctima de una conspiración. Tras unos meses de confusión,
los nobles eligieron rey a un pariente lejano de Ethelbaldo llamadoOffa.

También murió el Papa Esteban II. Ahora que el Papa era un jefe de estado, el cargo empezó a
ser codiciado por la aristocracia laica italiana, por lo que hubo dos candidatos a Papa, por una
parte el hermano de Esteban II, que terminó imponiéndose como Paulo I, y un rival
llamado Teofilacto.

En 759 Pipino conquistó completamente la Septimania, con lo que los Pirineos se convirtieron
en la frontera entre Al-Ándalus y el reino franco (aunque el condado de Rosellón, al sur de la
cordillera, quedó bajo dominio franco). También inició una serie de campañas anuales contra
Aquitania, pues desde que el peligro moro fue conjurado la sumisión de los aquitanos al reino
franco se había relajado considerablemente.

En Java, la dinastía hinduista que reinaba hasta esta época fue desplazada por la dinastía budista
de los Sailendra.

197
CARLOMAGNO

En 761 un chiita llamado Abd al-Rahmán ibn Rustum declaró independiente del Califato
abasí un territorio en el norte de África, más o menos el actual Marruecos. En 762 el general Isá
ibn Musá sitió en Damasco a Muhammad, el chiita bisnieto de Hasán que pretendía el califato.
Fue derrotado y decapitado. Luego Isá marchó por Ibrahím, el hermano de Muhammad, que
marchaba sobre Kufa. Mientras tanto, el Califa Al-Mansur decidió que Kufa no era segura como
capital, así que eligió una nueva. Se trataba de una pequeña aldea en la orilla del Tigris
llamada Bagdad. Sobre ella construyó una ciudad monumental que conservó el nombre. La
construcción de Bagdad fue la ruina de Ctesifonte, la antigua capital persa, que fue usada como
fuente de materiales y ornamentos para la nueva capital. En 763 Isá se enfrentó a Ibrahím, quien
murió en la batalla alcanzado por una flecha.

En China, la rebelión de An Lushan fue aplastada cuando éste fue asesinado por su propio hijo.
Tras ocho años de guerra civil, el país sufría una grave crisis demográfica, económica y social.
El estado impuso una enorme carga fiscal que obligó a los pequeños campesinos a vender sus
tierras y caer en la servidumbre. También fue confiscada una parte de las propiedades de los
mercaderes. Los tibetanos y otros pueblos nómadas se aprovecharon de la debilidad china. Los
ejércitos de Khri-srong-Ide-btsan llegaron hasta la capital de los Tang, la saquearon y luego se
marcharon.

El sobrino de Pipino el Breve, llamado Tasilón, era duque de Baviera y decidió independizar su
ducado del reino franco. Pipino no reaccionó, pues estaba más interesado en dominar Aquitania.

En 765 el emperador Constantino V neutralizó una conjuración de los iconodulos, tras la cual no
dudó en perseguir abiertamente a sus enemigos.

Aunque los chiitas se veían obligados a aceptar un Califa que según su criterio era ilegítimo,
nada les impedía tener su propia autoridad religiosa. Ésta era lo que llamaban el Imán. Cuando
murió el sexto Imán, Yafar al-Sadiq, se abrió una polémica, pues tiempo atrás Yafar había
designado como sucesor a su hijo Ismaíl,pero éste había muerto cinco años antes. Entonces los
chiitas se dividieron en dos facciones, los que consideraban que el séptimo imán debía de ser
Ismaíl, de acuerdo con lo dispuesto por Yafar, y los que consideraban que esto no podía ser,
mayormente porque ya debía de estar algo descompuesto, y en su lugar proponían al segundo
hijo de Yafar, Musá al-Kazim. Pese a lo contundente del argumento, los llamados chiitas
septimanos o ismailíes defendieron que en realidad Ismaíl había entrado en Gayba (la
ocultación) y que había que esperar a que volviera entre los vivos (aunque no dieron fecha).
Como aún no ha vuelto, los chiitas septimanos no reconocen más que a siete imanes, mientras
que los restantes chiitas continuan la cadena con Musá. La interpretación más sencilla de este
surrealismo septimano es que los ismailíes (o al menos sus fundadores) eran una facción chiita
interesada en que la autoridad religiosa cambiara de manos, y juzgaron que la situación que se
dio tras la muerte de Yafar permitía hacerlo con "coherencia".

198
En 766 Pipino el Breve sometió definitivamente al duque Wifredo de Aquitania. Con ello
dominaba efectivamente todo lo que había sido la Galia (a excepción de Bretaña) así como
extensos territorios al otro lado del Rin. Mientras Pipino estuvo ocupado con Aquitania, el rey
lombardo Desiderio fue cambiando su política inicial de sumisión al Papa y pasó a adoptar una
actitud más agresiva. Paulo I tuvo que hacer valer sus buenas relaciones con Pipino para
contenerlo.

En 767 murió el Papa san Paulo I, y esta vez un duque italiano llamado Toto logró que fuera
elegido papa su hermano, que se convirtió en Constantino II. Sin embargo, en 768 la
aristocracia clerical decidió elegir su propio Papa, que se llamaba Esteban III. Tras esta
elección Constantino II se vio obligado a recluirse en un monasterio.

Ese mismo año murió el rey Fruela de Asturias, y fue sucedido por Aurelio, sobrino de Alfonso
I el Católico. Durante su reinado se produjo una rebelión de siervos. Las tierras del reino
pertenecían a unos pocos señores que las explotaban a través de un gran número de siervos. No
se conocen las causas concretas de la rebelión, pero el caso es que fue sofocada. Aurelio
mantuvo relaciones pacíficas con el emirato de Abd al-Rahmán I.

También murió Pipino el Breve y, fiel a la tradición franca, dividió el reino entre sus dos hijos,
Carlos y Carlomán. El reparto fue extraño, pues no respetaba la división tradicional entre
Neustria y Austrasia. Carlos recibió un arco de tierras occidentales, mientras que el reino de
Carlomán estaba formado por los territorios orientales.

En Aquitania acababa de morir el duque Wifredo, y su sucesor, Lobo II, consideró que la
muerte de Pipino marcaba el momento idóneo para librarse del dominio carolingio, por lo que
se declaró en rebeldía. El ducado estaba en el territorio asignado a Carlos, quien
inmediatamente se dispuso a sofocar la rebelión. Al parecer, Carlomán no confiaba en su
hermano o, por algún motivo, no se llevaba bien con él. El caso fue que Carlos no recibió
ninguna ayuda, sino que tuvo que enfrentarse solo a los aquitanos. Pese a ello, obtuvo una
completa victoria, la primera de las muchas que le valdrían el sobrenombre de Carlos el
Grande, Karl der Grosse, Carolus Magnus o Carlomagno. Tras esta victoria Carlomagno
estableció su capital en Aquisgrán, posiblemente su ciudad natal, situada en la confluencia de
las actuales fronteras entre Bélgica, Holanda y Alemania.

En los recelos de Carlomán hacia su hermano fueron alimentados por el rey lombardo
Desiderio, que nunca dejó de adularlo y estableció una sólida alianza con él, la cual culminó con
el matrimonio entre el rey franco y una de las hijas del rey lombardo. Por otra parte, Berta, la
viuda de Pipino el Breve, quiso reconciliar a sus hijos, por lo que indujo a Carlomagno a casarse
con otra hija de Desiderio. Probablemente pensó que las dos hermanas lombardas contribuirían
a mejorar las relaciones entre sus maridos.

En 769 le arrancaron los ojos al Papa Constantino II y poco despues fue citado a un concilio
convocado por Esteban III en Roma en el que se anularon todos sus actos como Papa.
Constantino II murió ese mismo año. En el citado concilio, Esteban III condenó la iconoclastia y
precisó la doctrina de la Iglesia Romana respecto a las imágenes.

En 770 el rey Offa de Mercia reemprendió la política de dominación que había iniciado su
antecesor Ethebaldo y llevó sus ejércitos a Sussex y Kent, con los cuales fue logrando
lentamente la sumisión de los sajones.

En 771 murió Carlomán, con tan sólo veintiún años de edad. Dejó dos hijos pequeños, además
de a su viuda, la princesa lombarda. Carlomagno comprendio que, si no lo evitaba, el reino de
su hermano iba a ser gobernado por Desiderio, así que actuó rápidamente, se adueñó de él y
envió a Pavía a su resentida cuñada, que no tardó en instar a su padre Desiderio para que tomara

199
medidas contra Carlomagno. Al parecer, la esposa de éste tampoco se mostró nada satisfecha
con la forma en que había sido tratada su hermana, por lo que Carlomagno optó por repudiarla y
enviarla también a Pavía.

Los frisios se sometieron a Carlomagno, mientras que Tasilón mantuvo la independencia de


Baviera. Pero a Carlomagno le interesaron más los sajones. Bonifacio había logrado evangelizar
a la mayoría de los bávaros y los frisios. Pipino el Breve había potenciado esta evangelización
como un primer paso para el sometimiento de los germanos, y ciertamente su política había
dado frutos. Precisamente por esto mismo, los sajones se aferraron al paganismo, pues
comprendieron que aceptar el cristianismo les llevaría tarde o temprano a ser absorbidos por los
francos. Carlomagno, que era muy piadoso, vio la evangelización de los sajones (o la conquista,
que era más o menos lo mismo) como una especie de guerra santa, así que envió tropas a
Sajonia.

Por otra parte, Desiderio sabía que no era lo suficientemente poderoso para enfrentarse
abiertamente a Carlomagno, pero pensó que podría volver contra él algunos señores francos del
reino de Carlomán si conseguía convencerlos de que el trono correspondía legítimamente a sus
nietos. Una forma de lograrlo era que el Papa reconociera los derechos de los niños, lo cual
podría conseguirse con un poco de presión. La suerte le ayudó, porque en 772 murió Esteban III
y los Estados Pontificios quedaron sumidos una vez más en disputas sobre la sucesión, disputas
que Desiderio aprovechó para invadir el territorio. Finalmente fue elegido Papa Adriano
I, quien solicitó de inmediato la ayuda de Carlomagno. En 773 el monarca franco estaba en
Italia, y todos los nobles francos le permanecían leales. Desiderio trató de negociar como había
hecho Astolfo ante Pipino, pero Carlomagno no entendía de promesas. Pavía fue asediada
durante nueve meses y finalmente Carlomagno recibió la corona de hierro lombarda, adoptó el
título de rey de los lombardos y se llevó a Desiderio cautivo a territorio franco. Así desapareció
de la historia el reino lombardo. Quedaba el ducado de Benevento, al sur de los Estados
Pontificios, pero era débil y allí los lombardos perdieron pronto su identidad mezclándose con
los demás italianos.

Mientras tanto el Califa Al-Mansur había logrado sofocar las rebeliones chiitas y envió un
general a Al-Ándalus con credenciales de gobernador. Éste organiza una sublevación contra el
Emir Abd al-Rahmán I. Los rebeldes se distinguen con una bandera negra, pero Abd al-Rahmán
I los derrotó y devolvió a Al-Mansur la cabeza de su general envuelta en la bandera negra.
Desde entonces Al-Ándalus fue reconocido como Emirato Independiente. El norte de África
seguía bajo el dominio del chiita Abd al-Rahmán ibn Rustum y fue también independiente.
Túnez y Argelia aceptaron la autoridad abasí, pero sólo nominalmente. Por lo demás, el Califato
Abasí dominaba desde Libia hasta la India.

En 774 Carlomagno confirmó al Papa Adriano I como legítimo dueño de los Estados Pontificios
(la donación de Carlomagno). Ese mismo año murió el rey Aurelio de Asturias, y fue sucedido
por Silo, que estaba casado con una hija de Alfonso I el Católico. Silo mantuvo la paz con los
moros, pero tuvo que sofocar una rebelión de los gallegos.

En 775 murió el Califa Al-Mansur, y fue sucedido por su hijo Al-Mahdí, quien hizo oficial la
doctrina sunní. Los chiitas, que conocían el papel decisivo que habían representado en el acceso
al poder de los abasíes pasaron a una resentida oposición.

También murió el emperador Constantino V, durante una de sus muchas campañas contra los
búlgaros. Fue sucedido por su hijo León IV, después de haber derrotado a sus
hermanos Cristóforo y Nicéforo. Los tres habían sido nombrados césares por su padre. León IV
suavizó las medidas contra los iconodulos, tal vez porque estaba casado con Irene, una
ateniense que en secreto era iconodula.

200
En 776 un monje asturiano conocido como Beato de Liébana escribió unos Comentarios al
Apocalipsis en los que defiende la creencia en el inminente fin del mundo.

En 777 el rey Offa de Mercia derrotó al ejército de Wessex junto al Támesis, cerca de Oxford, y
obligó a su rey a aceptar su soberanía. Luego casó a una de sus hijas con el rey de Wessex y
luego a otra con el rey de Northumbria, con lo que su influencia se extendió prácticamente a
toda Inglaterra. En cambio, Offa no intentó derrotar a los galeses. Tal vez sabía lo peligroso de
adentrarse en las montañas galesas. En lugar de ello adoptó la estrategia de los romanos y
construyó una muralla de adobe a lo largo de toda la frontera galesa (aproximadamente la
actual) excepto en aquellas zonas en las que los bosques eran tan densos que en la práctica eran
impenetrables. Offa acuñó su propia moneda, a imitación de Kent, que unos años antes había
imitado en esto mismo a los francos. No obstante, las monedas de Offa estaban mucho mejor
trabajadas que las rudas monedas francas.

El cristianismo se había ido extendiendo lentamente entre los búlgaros, hasta que finalmente el
kan Telerig aceptó el bautismo. Esto puso a los búlgaros bajo la influencia de la iglesia y
durante un tiempo dejaron de ser una amenaza contra Constantinopla.

Mientras tanto, Carlomagno no tenía contra los sajones el mismo éxito que había tenido contra
los lombardos. Los francos habían encontrado en sajonia un tronco de árbol sagrado
llamado Irminsul, que representaba al árbol que sustentaba el Mundo. Los sacerdotes francos
ordenaron la destrucción de tal ídolo, y con ello aumentaron el rencor de los sajones. Se inició
una guerra de guerrillas. Cuando los francos capturaban un grupo de sajones les obligaban a
adoptar el cristianismo. Éstos así lo hacían, pero en cuanto los soldados se alejaban olvidaban
sus juramentos, destruían las iglesias y mataban a cualquiera que hubiera aceptado sinceramente
el cristianismo. Los ejércitos de Carlomagno se adentraban cada vez más en sajonia, mataban
más sajones, tomaban más rehenes, pero todo era inútil.

Mientras tanto, Abd al-Rahmán I tenía problemas en Al-Ándalus para dominar a los nobles
moros. Las rebeliones eran frecuentes y los gobernadores de Toledo y Zaragoza se declararon
emires desafiando a Córdoba. Para conseguir sus fines no dudaban en aliarse con los cristianos
de Asturias. Por otra parte estaban los vascos, que sólo pensaban en alejar de sus tierras a todos
los extranjeros, y ello no sólo incluía a los moros, sino también a los francos (el territorio vasco
abarcaba la costa norte de la península ibérica, al este de Asturias, y también la Gascuña al norte
de los Pirineos). Carlomagno quiso poner fin a las correrías de los vascos y aprovechó que el
Emir de Zaragoza, Al-Arabí, le invitó a intervenir en su contienda con Abd al-Rahmán I.
En 778 condujo sus ejércitos hacia el sur y se dispuso a ocupar Zaragoza, para atacar después a
los vascos por la retaguardia, pero en el último momento Al-Arabí decidió que no le convenía
una alianza con un infiel tan poderoso, y le negó la entrada. Carlomagno se dispuso a asediar la
ciudad, pero no tenía suficientes efectivos. Además le llegaron noticias de que un sajón
llamadoWidukindo logró levantar a su pueblo en uno de los más cruentos ataques contra los
francos. Hizo matar a todos los sacerdotes de Sajonia y en sus correrías llegó hasta el Rin.

Carlomagno juzgó que lo más adecuado era retirarse de Zaragoza y emprendió el camino de
vuelta a través de los Pirineos. Mientras los atravesaba por el desfiladero de Roncesvalles los
vascos lo observaban ocultos desde los laterales. Dejaron pasar al grueso del ejército y atacaron
a la retaguardia, con lo que obtuvieron un buen botín.

El emperador León IV dirigió una expedición contra Siria.

Uno de los mayores centros culturales de occidente era entonces la escuela de York, en
Northumbria, de la que fue nombrado director su más ilustre alumno,Alcuino de York.

201
En 780 murió el emperador León IV y fue sucedido por su hijo de diez años Constantino
VI. Su madre Irene asumió la regencia, y a partir de este momento inició el delicado proceso de
erradicar la iconoclastia. Era complicado, pues las principales autoridades eclesiásticas era
iconoclastas y, lo más grave, el ejército era mayoritariamente iconoclasta. Irene inició una
peligrosa política de desgaste del ejército disminuyendo su presupuesto (lo que, por otra parte,
le permitió bajar los impuestos y le granjeó el apoyo de los civiles).

En 781 los súbditos del duque Tasilón de Baviera se sintieron inquietos ante las posibles
represalias de Carlomagno por la rebeldía de su señor y optaron por abandonarlo. Tasilón tuvo
así que reconocer la soberanía franca. Carlomagno decidió nombrar rey de Italia (esto es, del
antiguo reino lombardo) a su hijoCarlomán, de cuatro años, más conocido por Pipino, y rey de
Aquitania a su hijo Luis, de tres años de edad (para lo que previamente hizo ejecutar al duque
de Aquitania Lobo II). En ambos casos se trató de una estrategia de integración, pues así ambos
territorios se consideraban gobernados por un rey propio y Carlomagno designó como regentes
a hombres de su confianza.

Ese año Carlomagno visitó Roma y el Papa Adriano I ungió y coronó a los dos niños según el
deseo de su padre. Adriano dejó de fechar sus documentos por los años de reinado del
emperador romano y pasó a fecharlos por los años de reinado de Carlomagno. Casualmente,
Carlomagno se encontró en Roma con Alcuino de York. El rey franco comprendía el miserable
estado del saber en su reino y tal vez intuía que sin hombres educados que lo administrasen no
tardaría en derrumbarse. La alfabetización estaba restringida a los sacerdotes y monjes. Para un
franco, alguien que supiera leer y escribir no era un franco auténtico franco, ni probablemente
un auténtico hombre. La aristocracia se dedicaba esencialmente a la guerra y dejaba el cultivo
de las tierras a cargo de siervos a los que requisaba la mayor parte de su producción. Estos
siervos estaban ligados al suelo, de modo que no podían abandonar la tierra en la que habían
nacido. Los señores eran relativamente leales al rey en cuestiones militares, pero por lo demás
cada cual imponía en sus dominios su propia concepción de la justicia y el derecho, y las
disputas entre señores vecinos se arreglaban entre ellos sin que mediara ninguna autoridad
superior y, a menudo, en detrimento de los siervos.

Por ejemplo, una forma típica de dirimir disputas entre aldeanos era la "ordalía". Si alguien era
acusado, por ejemplo, de robo, se le obligaba a coger con la mano un trozo de metal al rojo, o a
meterla en agua hirviendo. Si las heridas se curaban en tres días era inocente. Entre nobles las
disputas se resolvían mediante combates, lo cual tenía su lógica, porque Dios no iba a ayudar
sino al que tuviera la razón. Carlomagno trató de potenciar un sistema por el que las disputas
entre aldeanos se resolvían por el veredicto de un grupo de hombres escogidos por su buena
reputación.

Volviendo al encuentro entre Carlomagno y Alcuino, el rey quedó impresionado por el religioso
y le ofreció la posibilidad de dirigir un programa de educación en el reino franco. Alcuino
aceptó y nunca regresó a Inglaterra. Entre los francos, Alcuino enseñó a los funcionarios de la
corte, fundó escuelas y escribió obras didácticas. Modificó el derecho eclesiástico siguiendo el
modelo italiano, pero añadió tradiciones francas. Su versión fue aceptada en Italia. Pero una de
sus mayores contribuciones a la cultura fue una reforma del sistema de escritura: ideó un
alfabeto que ocupaba menos espacio en los pergaminos y era mucho más claro que el usado
hasta entonces, es decir, inventó lo que hoy llamamos "letras minúsculas". El alfabeto latino
sólo tenía hasta entonces letras mayúsculas. Junto a Alcuino, Carlomagno llamó también para
colaborar en su proyecto de educación a los italianos Pablo Diácono y Pedro de Pisa, así como
al hispano Teodulfo.

El propio Carlomagno quiso asistir a las clases de la escuela de Alcuino, y obligó a asistir a
miembros de su familia y de la corte. (Probablemente no estaban nada ilusionados con la idea,
pero nada podían hacer). Carlomagno, además del alemán, hablaba latín y un poco de griego,

202
pero ahí acababan sus conocimientos. Su secretario, Eginardo, escribió una breve biografía del
rey en la que relata sus progresos: "Aprendió el arte de contar mediante números", esto es,
aprendió algo de aritmética, lo cual, teniendo en cuenta que los números en cuestión eran los
romanos, tenía algo más de ciencia de lo que parece. También aprendió a leer algo, aunque sus
esfuerzos por escribir fueron vanos. Eginardo cuenta que el rey se llevaba a la cama sus tablillas
con modelos de escritura y por la mañana, o si se despertaba durante la noche, se esforzaba por
reproducir las letras, pero no pudo llegar más allá de copiar modelos.

En 782 Carlomagno dirigió una de las campañas más duras contra los sajones. Se dice que
ordenó ejecutar cuatro mil quinientos sajones en un solo día.

En 783 murió el rey Silo de Asturias. La nobleza eligió rey a Alfonso II, hijo de Fruela, pero
fue expulsado del reino por un hijo bastardo de Alfonso I el Católico llamado Mauregato, que
se convirtió así en el nuevo rey. Parece ser que los disturbios ocasionados por la usurpación
favorecieron que los moros iniciaran una campaña contra el reino cristiano. Por esta época
Beato de Liébana escribió un himno litúrgico dedicado a Mauregato en el que se invoca al
apóstol Santiago como cabeza de España. Pronto se difundió la idea de que el apóstol había
evangelizado España y que era el santo patrón de los cristianos españoles.

En la India surgió un gobierno fuerte bajo la dinastía de los Prathiara, que impidió la
expansión árabe. El rey actual era Vatsraja. Su ambición era dominar todo el norte de la India,
lo cual le enfrentó con Dharampala, que reinaba al oeste, en Bengala, al cual terminó
derrotando.

En 784 el emperador japonés Kammu fundó una nueva capital en Nagaoka, para liberarse del
dominio de los monjes budistas.

El Califa Al-Mahdí fue sucedido por su hijo Al-Hadí.

A lo largo de los últimos cien años se había ido elaborando en occidente una nueva forma de
canto litúrgico conocida como canto gregoriano (atribuido erróneamente al Papa san Gregorio I
Magno) y que ahora empezaba a adoptarse en centros importantes como Metz en sustitución del
antiguo romano.

En 785 el sajón Widukindo fue derrotado, tuvo que aceptar la conversión al cristianismo y ya no
se atrevió a abjurar de ella (al menos públicamente). De todos modos, la resistencia sajona
continuó. Mientras tanto, la ciudad de Gerona, en la costa mediterránea, al sur de los Pirineos,
decidió ponerse bajo la protección de Carlomagno.

Abd al-Rahmán I inició la construcción de la Mezquita de Córdoba. Hasta entonces


musulmanes y cristianos cordobeses compartían, según era costumbre una misma iglesia, la
iglesia de san Vicente. Abd al-Rahmán I compró a los cristianos la mitad de la iglesia e inició
las obras en dicha mitad.

En 786 la Emperatriz Irene trató de convocar un concilio para revocar la iconoclastia, pero los
soldados lo disolvieron. El Califa Al-Hadí fue sucedido por su hermano Harún al-
Rashid (Aarón el Justo). Con él llegó el apogeo de Bagdad, que llegó a tener hasta dos millones
de habitantes. Impuso un sistema administrativo justo y razonable (de ahí su sobrenombre) y el
Califato pudo prosperar satisfecho. La lengua árabe se extendió por Mesopotamia. Harún
nombró visir(primer ministro) a Yahyá, que pertenecía a la familia persa de
los Barmakíes, entre cuyos miembros habían salido los principales asesores de los primeros
califas abasíes y que se distinguieron como protectores de las artes y la literatura.

203
Tras la conquista musulmana, Toledo siguió siendo la cabeza de la Iglesia Católica en la
península ibérica, pero la influencia islámica hizo que surgiera un intento de conciliar ambas
religiones. Una de las mayores discrepancias entre ellas era que el islam negaba la divinidad de
Jesucristo, así que Elipando de Toledo desarrolló eladopcionismo, teoría según la cual
Jesucristo era un hombre al que Dios había convertido en hijo suyo por adopción. El
adopcionismo fue combatido por Beato de Liébana, que escribió junto con su
discípulo Eterio el Tratado apologético para rebatirlo. La polémica llegó al reino franco y puso
a Beato en contacto con Alcuino. El propio Carlomagno se interesó en la cuestión y emprendió
medidas para desvincular la iglesia asturiana de la toledana.

En 787 la Emperatriz Irene logró convocar con éxito un concilio en Nicea, donde se restauró el
culto a los iconos, si bien se prohibieron las esculturas, consintiendo a lo sumo los bajorrelieves.
La iconoclastia subsistió, pero cada vez con menos apoyos. Con el tiempo se fueron
destruyendo todos los textos en su favor, así que no conocemos sus fundamentos exactos salvo a
través de sus detractores.

El rey Offa de Mercia se permitía tratar a Carlomagno de igual a igual. Probablemente no


hubiera sido así si entre sus reinos no hubiera habido un brazo de mar o si Carlomagno hubiera
contado con una flota. El caso es que Offa llegó a la conclusión de que era insultante para
Mercia que la mayor autoridad de la Iglesia de Inglaterra fuera el arzobispo de Canterbury, en
Kent, cuando hacía ya tiempo que la gloria de Kent se había extinguido. Offa pidió al Papa
Adriano I que creara un arzobispado en Lichfield, que tendría a su cargo la Iglesia de Mercia,
mientras que el de Canterbury limitaría su jurisdicción al sudeste. Se cuenta que Adriano I se
opuso, pero Offa sugirió a Carlomagno que depusiera a Adriano I y nombrara en su lugar un
Papa franco. Carlomagno hizo saber a Adriano I que la idea de Offa le parecía acertada y,
Adriano I, conocedor de los consejos que Offa había dado al rey franco, se apresuró a acceder
por si acaso.

Los pueblos escandinavos, que habitaban al norte de Europa, basaban su subsistencia más en la
pesca que en la agricultura, pues las bajas temperaturas de sus tierras no hacían a la agricultura
muy productiva. Tenían una extensa costa, por lo que se convirtieron en buenos marineros. A lo
largo del siglo VIII algunos pueblos escandinavos descubrieron que podían sacar del mar un
partido mejor que los peces. Se hicieron piratas y se dedicaron a recorrer las costas
escandinavas dedicados al saqueo y al pillaje. Sólo fue cuestión de tiempo que se lanzaran a
ultramar. Una pequeña isla en las costas de Kent recibió la primera "visita" conocida de los
escandinavos a la Europa cristiana. No fue especialmente brutal, pero sin duda volvieron a sus
hogares con un buen botín que estimuló nuevas expediciones.

En 788 el duque Tasilón de Baviera fue internado en un monasterio y se le confiscaron todos sus
bienes. Ese año murio el rey de Asturias Mauregato, y fue sucedido por Vermudo I el
Diácono, llamado así porque fue elegido rey cuando ya había recibido el diaconado. Era sobrino
de Alfonso I el Católico, hijo de su hermano Fruela. También murió el Emir Abd al-Rahmán I, y
fue sucedido por su hijo Hisam I, que tuvo que combatir a sus hermanos Sulaymán y Abd
Allah. Hisam I terminó la construcción de la Mezquita de Córdoba. El territorio del actual
Marruecos se independizó del dominio Rustemí bajo Idris I, que inició una nueva dinastía de
gobernantes musulmanes conocidos como Idrisíes. Su capital era Fez.

En 789 se convirtió en rey de los pictos Constantino Mac Fergus, que al parecer fue
reconocido, al menos nominalmente, como rey de los escotos.

Carlomagno impuso finalmente su dominación sobre Bretaña. Los bretones se habían resistido
hasta entonces a aceptar la soberanía franca y ahora la aceptaron al menos nominalmente:
pagaron tributo y se mantuvieron en una cauta sumisión.

204
En 790 el emperador Constantino VI tenía ya veinte años y no compartía la iconodulía de su
madre. En esto coincidía con el ejército, así que no tuvo dificultad en lograr que los soldados
suprimieran la regencia de Irene y la desterraran.

EL IMPERIO FRANCO

En la última década del siglo VIII los pueblos escandinavos se lanzaron sobre las islas
británicas. En la Europa cristiana, los piratas del norte iban a ser conocidos simplemente
como nórdicos, pero ellos se llamaban a sí mismos Vikingos (guerreros). No se sabe su
procedencia exacta. Al margen de pequeñas incursiones aisladas, su primer paso fue tomar
algunas islas del norte y usarlas como base para efectuar desembarcos en territorios pictos o
escotos.

El Emir de Al-Ándalus Hisam I había apaciguado relativamente a sus nobles y estuvo en


condiciones de atacar al reino de Asturias. En 791 envió dos expediciones. Una remontó el Ebro
tras haber sometido una revuelta en Zaragoza y llegó hasta Álava. La segunda devastó Galicia y,
de regreso, derrotó al ejército de Vermudo I. Tras esta derrota, el rey decidió abdicar en su
sobrino Alfonso II, el que ya había sido elegido rey años atrás pero había sido derrocado por
Mauregato. Nunca se casó, por lo que fue recordado como Alfonso II el Casto. Instaló la corte
en la ciudad de Oviedo, fundada unos años antes por el rey Fruela.

En 792 el emperador Constantino VI hizo volver del destierro a su madre Irene. Posiblemente la
decisión se debió a que Irene era su madre y la quería, pero lo cierto fue que Irene no quería a su
hijo, e inmediatamente empezó a conspirar contra él. En 793 el emperador tuvo que hacer frente
a una revuelta de los que habían sido partidarios suyos. La represión fue encarnizada, con lo que
se ganó más enemigos.

Hisam I envió una expedición contra los francos que llegó hasta Narbona, donde fue detenido
por el conde Guillermo de Tolosa, nieto por parte de madre de Carlos Martel. Probablemente,
la incursión mora fue una respuesta al hecho de que el reino franco había aceptado las
peticiones de protección de varias ciudades, como Gerona, que habían escapado así al dominio
moro.

Carlomagno estaba proyectando una expedición contra los ávaros, situados entre las fronteras
orientales de Germania y el Imperio Búlgaro. Los ávaros tenían sometida a la población eslava,
pero los eslavos estaban empezando a rebelarse contra sus debilitados amos. Por ello es
probable que Carlomagno hubiera recibido alguna petición de ayuda eslava y además consiguió
la típica alianza con "el vecino del vecino", en este caso con los búlgaros. La campaña contra
los ávaros le ocupó durante tres años consecutivos.

En 794 el Emir Hisam I volvió a atacar al reino de Asturias. Un ejército penetró en el territorio
de los vascos, mientras que el otro entró en Oviedo y la saqueó. Sin embargo, el ejército de
Alfonso II lo cogió por sorpresa cuando se retiraba y lo aniquiló. Los vikingos saquearon y
destruyeron el monasterio de Jarrow, en Northumbria, donde había trabajado Beda el Venerable.

205
El emperador japonés Kammu inauguró una nueva capital, construida siguiendo el modelo de
Changan, la capital de los Tang. La nueva ciudad se llamabaHeiankyo, la actual Kyoto.

El emperador Constantino VI tenía una esposa llamada María y una amante


llamada Teodota. Esto no le importaba a nadie, pero en 795 Constantino VI quiso poner orden
en su vida, así que se divorció de su esposa y se casó con su amante. Esto sí que escandalizó a
los más puritanos de Constantinopla, y fue lo que Irene necesitaba para privar a su hijo de todo
apoyo.

Ese mismo año murió el Papa Adriano I y en su lugar fue elegido León III. Por primera vez, la
elección no fue notificada al emperador romano, sino a Carlomagno. Como todos los nuevos
papas-monarcas, la situación de León III en Roma era precaria y prácticamente insostenible sin
el apoyo carolingio. Por ello León III se apresuró a mostrar su absoluta lealtad a Carlomagno.
Mientras tanto los vikingos devastaban el monasterio de Iona y desembarcaban por primera vez
en Irlanda.

Hisam I envió un nuevo ejército a Oviedo que constaba de hasta diez mil jinetes, según fuentes
árabes. Alfonso II le hizo frente con ayuda de los vascos, pero fue inútil. Los cristianos fueron
derrotados tres veces seguidas y Oviedo fue destruida. Sin embargo el reino asturiano subsistió.
Alfonso II envió mensajeros al rey Luis de Aquitania, el hijo de Carlomagno, con el que firmó
un pacto de amistad y alianza contra los moros. Sin embargo no fue necesario recurrir a él, ya
que Hisam I murió prematuramente en 796, y su sucesor, al-Hakam I, tuvo que hacer frente a
las pretensiones al trono de sus tíos Sulaymán y Abd Allah, con lo que no pudo continuar la
guerra santa. El primero fue vencido y muerto, mientras que el segundo marchó a Aquisgrán
para solicitar la ayuda de Carlomagno, pero finalmente aceptó de al-Hakam I el cargo de
gobernador de Valencia. Alfonso II no dejó pasar la ocasión y extendió considerablemente
hacia el sur las fronteras de su reino.

Ese mismo año murio el rey Offa de Mercia.

Carlomagno capturó el campamento del khaghán Tudún, el jefe de los ávaros, que vio
reducidos sus dominios a un pequeño territorio. Los eslavos recibieron a los francos como
liberadores. Teóricamente quedaban ahora bajo dominio franco, pero Aquisgrán estaba muy
lejos, por lo que este dominio era mucho más débil que el que habían tenido que sufrir bajo los
ávaros.

En 797 Luis, el rey de Aquitania, hijo de Carlomagno, convocó una asamblea de nobles en
Tolosa para estudiar la mejor forma de defender los territorios al sur de los Pirineos que estaban
bajo la protección franca. Se formó el condado de Ausona y se construyeron numerosas
fortalezas. El territorio quedó bajo la custodia del conde Borrell.

Mientras tanto, Irene, la madre del emperador Constantino VI tenía ya el poder necesario para
dar su golpe definitivo. Ordenó que su hijo fuera capturado y cegado. Después no se sabe más
de él. Irene no consideró necesario buscar un hombre al que poner como emperador-títere, sino
que ella misma asumió el título de emperador (no ya emperatriz). Irene ordenó el regreso de un
monje al que Constantino VI había exiliado el año anterior por ser uno de los que más
abiertamente había denunciado el matrimonio del emperador con su amante. Dicho monje pasó
a residir en el monasterio de Stoudios, en Constantinopla, por lo que es conocido
como Teodoro Estudita. Fue un acérrimo detractor de la iconoclastia y supo organizar a los
monjes contra ella. Reformó la vida monástica y escribió para sus monjes
dos Catequesis, y Estudios espirituales. Entre sus obras polémicas destacan tres Discursos
contra los iconómacos. Irene contaba con el apoyo de los monjes iconodulos pero no con el de
los militares iconoclastas. Por ello el Imperio se debilitó militarmente. En 798 Irene se

206
comprometió a pagar un pesado tributo anual al Califa Harún al-Rashid y no hizo nada para
impedir que los eslavos atravesaran las fronteras del norte.

Cuando los jutos, los anglos y los sajones invadieron Inglaterra, dejaron un vacío en la
península de Jutlandia que fue ocupado por un pueblo escandinavo:
losDaneses. En 798, Godofredo se convirtió en rey de los daneses y bajo su reinado éstos se
lanzaron al mar aumentando el número de los vikingos.

Ese mismo año murió Beato de Liébana. Alfonso II de Asturias llegó hasta Lisboa, la tomó y
envió a Carlomagno parte del botín.

La aristocracia romana presionaba al Papa, como de costumbre, planteándole cada vez más
exigencias. Como éste no se mostró dispuesto a ceder, se urdió una conjuración para mutilarlo e
incapacitarlo así para el cargo, lo que obligaría a elegir un nuevo Papa (presumiblemente más
sumiso). A finales de 799 León III fue encarcelado y tuvo que refugiarse en el palacio del duque
de Spoleto. Desde allí pidió ayuda a Carlomagno, pero éste no se movió. Decidió (al parecer,
aconsejado por Alcuino) que si el Papa quería su ayuda tenía que ir a pedírsela personalmente.
En aquel momento Carlomagno estaba nuevamente en Sajonia, tratando de reducir a los sajones
mediante deportaciones masivas (ese mismo año Sajonia fue incorporada al reino franco). El
Papa tuvo que viajar hasta allí, tras lo cual Carlomagno se brindó a escoltarlo de regreso a
Roma.

A la llegada, los nobles romanos explicaron su grave preocupación por la dudosa moral de León
III y lo acusaron de simonía. Carlomagno podía haber rechazado sin más tales acusaciones, pero
hizo algo más provechoso. Convocó una asamblea de autoridades eclesiásticas presidida por él
mismo en la que se esclarecerían los hechos. En definitiva, León III tuvo que pasar por la
humillación de ser juzgado por Carlomagno. El juicio se celebró el 23 de diciembre de 800 y
fue un mero trámite: León III juró su inocencia y su juramento fue suficiente. Pero quedó
asentado que el rey franco estaba por encima del Papa y no al revés.

Contra todo pronóstico, la última nochebuena del siglo León III urdió la treta más astuta
imaginable para invertir los papeles. Al día siguiente Él y el rey franco presidieron una misa de
navidad, y en el momento en que Carlomagno estaba arrodillado, tal vez con los ojos cerrados
devotamente, León III sacó una magnífica corona que había encargado y la colocó sobre la
cabeza del que ahora pasaba a ser proclamado ¡emperador!

Tenía su lógica. Oficialmente, toda la Europa cristiana formaba parte del Imperio Romano.
Importaba poco que el emperador no tuviera ninguna autoridad real en occidente. Todos eran
súbditos romanos. El linaje de emperadores Romanos se había transmitido desde Augusto hasta
Constantino VI, pero ahora el trono imperial estaba vacío. Había una mujer en el trono, Irene,
pero para los francos, una mujer emperador no sólo era un atentado contra la gramática, sino
que carecía de todo sentido. La vieja ley sálica merovingia no consentía que las mujeres
reinaran. Así pues, no había emperador.

Todos los presentes, salvo Carlomagno y sus acompañantes, habían sido prevenidos, y en cuanto
León III le impuso la corona prorrumpieron en aclamaciones. Carlomagno era ahora el
emperador del Imperio Romano. No pudo rechazar la corona. No había forma razonable de
hacerlo. Más adelante confesó que si hubiera podido prever la intención de León III nunca
habría ido a Roma. Los historiadores quisieron ver en esto una declaración de modestia, de que
no se sentía a la altura del título, pero lo que Carlomagno quería decir es que vio claramente la
manipulación de la que fue objeto. Dos días antes tenía al Papa a sus pies, y ahora el Papa podía
hacerlo caer en desgracia ante sus súbditos sin más que excomulgarlo y declarar que no era
digno del título de emperador. Además, Constantinopla nunca reconocería la legitimidad del
título y a largo plazo eso podía suponer una guerra. El ejército franco estaba acostumbrado a

207
barrer bárbaros germanos y, a veces, moros, pero el ejército Romano de verdad (el de
Constantinopla) era infinitamente superior. De momento no había peligro, porque Irene no
podía dirigir un ejército y, si enviaba a un general y resultaba victorioso, no tardaría en
apoderarse del trono. Pero tarde o temprano habría otro emperador en Constantinopla, y
entonces los francos tendrían problemas. De hecho, Carlomagno nunca usó el título de
emperador romano en abierto desafío a Constantinopla. En su lugar se llamaba a sí
mismoEmperador, Rey de los francos y los lombardos.

Pese a las reticencias del nuevo emperador, el fantasmagórico Imperio Romano que había
sobrevivido nominalmente varios siglos a su propia caída se volvió algo más real. A pesar de
que occidente llevaba siglos sin ver un emperador, la figura del emperador había conservado su
prestigio, sólo recientemente empañado con la crisis iconoclasta. Ahora los subditos
occidentales del Imperio Romano volvían a tener un emperador digno de admiración, designado
por Dios para velar por ellos. Constantinopla volvería a nombrar pronto su propio emperador,
pero éste, quien fuera que fuese, ya no iba a ser tenido en occidente por el "auténtico
emperador". Finalmente, occidente iba a admitir lo que era evidente desde hacía siglos: que el
Imperio de Constantinopla no tenía nada de Romano. Los orientales no eran romanos, eran
griegos barbudos y heréticos. A partir de aquí oriente y occidente iban a tener un punto más de
desencuentro: iba a haber dos líneas de emperadores, cada una de las cuales se consideraba
legítima continuadora de la línea iniciada por Augusto. En occidente, el Imperio de
Constantinopla dejó de ser reconocido como Imperio Romano y pasó a ser llamado Imperio
Griego. Los historiadores prefieren un término más preciso, que en un principio debería
ser Imperio Constantinopolitano, pero como ocho sílabas son demasiadas por muy grande que
sea el Imperio, han recurrido al antiguo nombre de Constantinopla para llamarloImperio
Bizantino. No hay ningún criterio objetivo para fijar en qué momento el Imperio Romano de
Oriente debe pasar a llamarse Imperio Bizantino, pues la transformación fue gradual y muy
lenta. Hay quien fija el cambio en el momento de la caída del Imperio Romano de Occidente, es
decir, cuando Odoacro depuso a Rómulo Augústulo; hay quien mantiene el nombre de Imperio
Romano hasta el reinado de Heraclio; y nosotros hemos mantenido el nombre mientras toda
Europa estuvo de acuerdo en mantenerlo, por ficticio y equívoco que éste pudiera ser. De todos
modos, no debemos olvidar que los emperadores bizantinos se llamaron a sí mismos
emperadores romanos hasta el fin del Imperio, pese a que Roma nunca volvió a estar bajo su
dominio.Por otra parte, llamar Imperio Romano al Imperio de Carlomagno no es menos
equívoco que llamar así al Imperio Bizantino, así que hablaremos del Imperio Franco, si bien
no debemos olvidar que ambos Imperios eran oficialmente el Imperio Romano.

Carlomagno decretó que los años fueran datados a partir del nacimiento de Jesucristo, según la
costumbre adoptada ya por algunos historiadores y religiosos, de modo que el año 800 d.C. fue
el primero fechado con este sistema de forma oficial.

Si el Papa tenía ahora la autoridad de nombrar (y, por consiguiente, deponer) emperadores, no
dejaba de ser cierto que los Estados Pontificios eran una donación de los reyes francos, Pipino el
Breve primero y Carlomagno después. Esto abría una puerta para que los monarcas francos
pudieran recuperar la supremacía frente a los Papas, pero en realidad no era así, ya que no tardó
en aparecer un crucial documento histórico.

El clero hizo saber al mundo que alrededor del año 330 el emperador Constantino enfermó de
lepra. Los sacerdotes paganos le recomendaron que se bañara en sangre de niños pequeños, pero
Constantino se negó horrorizado. En un sueño, recibió instrucciones de ver al Papa Silvestre I.
El Papa bautizó a Constantino e inmediatamente la lepra desapareció. El agradecido emperador
decretó que el Papa tendría la supremacía sobre todos los obispos y le concedió el derecho a la
mitad occidental del Imperio. Luego, para no interferir en la dominación del Papa sobre el oeste,
decidió retirarse a una nueva capital en el este, Constantinopla.

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Quien pudiera pensar que esta historia era inventada pecaba de desconfiado, pues no tardó en
encontrarse la Donación de Constantino, es decir, la escritura en la que Constantino cedía a
Silvestre I el Imperio Romano de Occidente. De este modo, al Papa no sólo le correspondía
legítimamente el gobierno de los Estados Pontificios, sino de todo el Imperio Romano de
Occidente, gobierno que él gentilmente cedía al emperador. Es curioso que el latín en que estaba
redactada la donación no era el propio de un romano del siglo IV, sino más bien el de un franco
del siglo VIII, más concretamente de la zona de París. Pero no hay razón para buscar
explicaciones para todo.El territorio del norte de África que actualmente ocupan Tunicia y
Argelia nunca había aceptado en la práctica la autoridad del Califato, si bien la había reconocido
nominalmente. Ahora, el gobernador abasí Ibrahím ibn al-Alglab se independizó
definitivamente e inició la dinastía de los Aglabíes. La capital estaba en Keiruán. Ahora ya eran
cuatro los territorios musulmanes independientes de Bagdad: Al-Ándalus, el reino de los
Idrisíes, el de los Rustemíes y el de los Aglabíes.

EL APOGEO DE CARLOMAGNO

Al inicio del siglo IX Carlomagno estaba en la cúspide de su poder. Su dominio sobre el reino
franco estaba bien consolidado, por lo que el emperador se preocupó fundamentalmente de
fortalecer las fronteras. Los territorios fronterizos más conflictivos recibieron el nombre
de marcas, palabra germánica que significa precisamente "frontera", la misma de la que procede
el nombre del reino anglo de Mercia, que fue en su día una "marca" de Northumbria. Al oeste
estaba la marca de Bretaña, donde los bretones eran obligados a aceptar más o menos la
autoridad franca. Al noreste estaba la marca danesa, que limitaba con el territorio de los
daneses. El rey Godofredo había iniciado la construcción de una línea de fortificaciones
conocida como Dannewirke para detener el avance de Carlomagno. Con el tiempo, el nombre
de "marca danesa", o Dannmark, pasó a aplicarse a la propia península, de donde le viene el
nombre actual de Dinamarca. Al sureste estaba lamarca del este, la ostmark. Para proteger la
parte meridional del Imperio, Carlomagno decidió fortalecer las minúsculas posesiones francas
al sur de los Pirineos. Aprovechando la crisis por la que pasaba el emirato de Al-Ándalus,
en 801 su hijo Luis, el rey de Aquitania, tomó la ciudad de Barcelona y ocupó una estrecha
franja de terreno al sur de los Pirineos desde el mediterráneo hasta la parte más oriental de los
territorios vascos. Esta parte era conocida como Navarra, mientras que el resto se convirtió en
la marca hispánica, que fue dividida en pequeños condados: Aragón (con capital
en Jaca), Sobrarbe (con capital en Ainsa),Ribagorza, Pallars (con capital
en Tremp) Urgel (con capital en La Seo), Cerdaña (con capital en Prada), Rosellón (con
capital en Perpiñán), Ampurias, Ausona (con capital en Vic) Gerona y Barcelona. Algunos de
ellos estuvieron gobernados por nativos, como el de Aragón, mientras que otros dependían de
nobles francos, como Sobrarbe, Ribagorza y Pallars, que dependían del conde Guillermo de
Tolosa, o Urgel y Ausona, que dependían del conde Borrell. El primer conde de Ampurias
fue Ermenguer, y se le encargó la defensa de las costas. Aunque Gerona ya llevaba un tiempo
bajo protección franca, Luis puso como conde aRostán. Por último, como conde de Barcelona
fue elegido Bera, un noble de Septimania.

El Imperio Japonés dominaba la mayor parte de la isla de Japón, pero en la parte norte quedaban
todavía pueblos bárbaros que efectuaban las típicas incursiones. El general Sakanue no
Tamuramaro fue nombrado shogun, que significa algo así como "jefe militar contra los
bárbaros" y procedió a arrinconar a los bárbaros en la región más extrema de la isla.

En México, los mixtecas de las montañas empezaron a enfrentarse a los zapotecas que habitaban
en los valles. Su cultura había avanzado notablemente. Eran excelentes orfebres: trabajaban en
plata, oro, cobre y algunas aleaciones.

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La cultura maya inició un rápido proceso de decadencia del que no se conocen las causas. Se
especula con un posible agotamiento de las tierras, o bien la aparición de la malaria, o bien
desórdenes sociales en contra de la clase sacerdotal, o tal vez el declive se produjera a causa de
influencias externas.

Unos años antes, Offa había impuesto como rey de Wessex a Beorhtric, para lo cual había
tenido que expulsar a otro miembro de la casa real llamado Egberto.Éste había buscado refugio
entre los francos y había servido a Carlomagno en su corte durante los tres últimos años. Pero
Beorhtric murió en 802 y Egberto volvió rápidamente a su patria donde, como único miembro
de la casa real, fue proclamado rey. La muerte de Beorhtric también permitió al Papa León III
deshacer lo que unos años antes se había visto obligado a hacer: el arzobispado de Lichfield, en
Mercia, fue abolido y Canterbury volvió a ser la cabeza de la Iglesia en Inglaterra.

En Asia, Jayavarman II se convirtió en rey del Chen-la de las aguas, se anexionó la otra mitad
del reino e instaló su capital en Mahendraparvata. Instauró el culto a Devarajá, el dios-rey,
amo y creador del país.

Mientras tanto, el Emir de Al-Ándalus Al-Hakam I no acababa de dominar su territorio.


Después de haber resuelto la rebelión de sus tíos, en Zaragoza se le rebeló Musá ibn
Fortún, que pertenecía a una influyente familia de muladíes conocida como los banú
Qasí. Este nombre viene de Cassius, un conde visigodo del valle del Ebro que se convirtió al
islam tras la conquista musulmana para conservar sus tierras (banú Qasí significa "hijos de
Cassius"). Musá ibn Fortún era su nieto y había ayudado a Hisam I en las luchas que se
produjeron tras la muerte de Abd al-Rahmán I. Estaba casado con la viuda de Íñigo Jiménez, un
caudillo vasco, y su hermano, Mutarrif ibn Musá, había sido gobernador de Pamplona, la
ciudad más importante de Navarra, donde murió dos años antes de que la tomaran los francos.
El gobernador de Huesca, llamado Amrús ibn Yúsuf, logró, no sin gran trabajo, someter a
Musá, que murió ese mismo año.

El rey Alfonso II de Asturias fue derrocado por unos conspiradores y encerrado en un


monasterio, pero poco después sus partidarios lograron devolverle la corona.

La Emperatriz Irene planeó reconstruir la unidad de Imperio mediante una boda con
Carlomagno. Se iniciaron negociaciones con el emperador franco, pero los militares, desde
siempre opuestos a Irene, consideraron que la reacción adecuada ante la usurpación del título
imperial por parte del monarca franco no era una boda sino una guerra. Por ello las
negociaciones se interrumpieron cuando una conspiración de generales bien organizada
secuestró a Irene y la recluyó en un convento en la isla de Lesbos (donde murió al año
siguiente), al tiempo que era nombrado emperador el que había sido su tesorero, Nicéforo
I. Inicialmente tuvo que complacer a los generales que le habían puesto en el trono y declarar la
guerra a Carlomagno, pero se las arregló para terminar la guerra cuanto antes. No le fue difícil,
pues Carlomagno tampoco estaba interesado en la guerra. En 803 ambas partes firmaron una
paz en la que Carlomagno reconocía el dominio bizantino sobre el sur de Italia y la costa de
Iliria, así como sobre la ciudad de Venecia, que estaba totalmente rodeada por territorio franco,
pero cuyos habitantes habían preferido mantenerse fieles a Constantinopla. Por su parte,
Nicéforo I no reconocía el título imperial de Carlomagno. En resumen, Carlomagno aceptó que
Constantinopla se quedara con lo que ya era suyo, pero el acuerdo satisfizo a los bizantinos y la
guerra terminó. Así Nicéforo pudo dedicarse a restablecer las finanzas del estado, descuidadas
por Irene mientras se ocupaba de cuestiones religiosas. Ello supuso aumentar los impuestos,
especialmente a la iglesia, lo que le valió la enemistad de los monjes. Nicéforo I también
fortaleció el ejército decretando el alistamiento obligatorio de los campesinos pobres.

Sin embargo, Carlomagno estableció una alianza con el Califa Harún al-Rashid. Era natural,
pues tenían los mismos enemigos: el Imperio Bizantino por una parte y el Emirato Omeya por la

210
otra. El Imperio Franco y el Califato Abasí estaban demasiado alejados para una cooperación
efectiva, pero mera existencia de esta alianza era motivo suficiente para inquietar a
Constantinopla.

Los Barmakíes cayeron en desgracia en la corte de Bagdad. Yafar, el hijo del primer ministro
Yahyá y hasta entonces amigo íntimo del Califa, fue ejecutado inmediatamente, y otros
miembros de la familia fueron llevados a prisión. Pese a ello, la influencia persa se mantuvo
presente en el califato Abasí.

En 804 se sometieron a Carlomagno los últimos ávaros rebeldes. A partir de este momento los
ávaros desaparecieron de la historia, diluyéndose rápidamente entre la población eslava que
antaño habían oprimido. El conde Guillermo de Tolosa se retiró a una abadía benedictina. Ese
año murió Alcuino de York.

En 805 Nicéforo I obtuvo una victoria importante frente a los eslavos, tras la cual inició una
política de colonización que le permitió restaurar el dominio bizantino en los Balcanes.
Entonces se consideró preparado para enfrentarse a los musulmanes y envió una carta a Harún
al-Rashid notificándole que iba a dejar de pagar el tributo anual. La respuesta del Califa es un
modelo de diplomacia. El texto completo decía:

En nombre del Dios misericordioso, Harún al-Rashid, jefe de los fieles, a Nicéforo, perro
romano. He recibido tu carta, hijo de infiel, y no escucharás mi réplica, sino que la verás.
El Califa organizó rápidamente una invasión de Asia Menor, hizo retroceder a los ejércitos
bizantinos y Nicéforo I tuvo que firmar una paz humillante que, entre otras cosas, le obligaba a
seguir pagando el tributo.

Por esta época volvieron de China dos monjes budistas japoneses, Saicho y Kukai, quienes,
además de introducir nuevas doctrinas budistas y nuevas formas artísticas, crearon una escritura
silábica para transcribir las desinencias puramente japonesas. Además fomentaron la enseñanza
de la escritura a las mujeres, que hasta entonces no tenían acceso a la cultura china. Se crearon
academias.

En la india murió el rey Vatsraja, que fue sucedido por Nagabhatta II.

En 806 Carlomagno proyecto para después de su muerte un reparto de su reino entre sus tres
hijos, Carlos, Luis y Pipino. La cuestió de quién heredaría el título imperial no pareció
preocuparle. Simplemente, no habría emperador.

Los muladíes de Toledo se rebelaron contra el Emir Al-Hakam bajo el liderazgo de Ubayd
Allah ibn Jámir y el poeta Girbib ibn Abd Allah, que reivindicaban que los muladíes
recibieran el mismo trato que los musulmanes puros. Al-Hakam encargó a Amrús ibn Yúsuf que
hiciera lo posible para tranquilizarlos. En 807Amrús decidió invitar a los principales conversos
a un "banquete de conciliación" en su palacio. A medida que los invitados iban llegando, eran
degollados y arrojados a un foso. Por ello el día fue recordado como la Jornada del foso. Según
autores, las víctimas varían entre 700 y 5.000.

En 808 los búlgaros eligieron un jefe poderoso llamado Krum. Nicéforo I llevó dos exitosas
campañas contra ellos en las que tomó su capital, pero la capital de un pueblo tribal no es
especialmente importante, y los búlgaros siguieron combatiendo.

Una disputa en torno a Venecia hizo que se reabriera la guerra entre los francos y los bizantinos.
Carlomagno la dejó en manos de su hijo Pipino, que en 809 se apoderó de Venecia y de las islas
que dominaba.

211
Ese año murió el conde de Aragón y fue sucedido por el primero cuyo nombre
conocemos: Aznar Galindo I.

También murió el Califa Harún al Rashid y estalló una larga guerra civil entre sus hijos al-
Amín y al-Mamún, lo que alivió la presión sobre el Imperio Bizantino, que pudo concentrarse
contra los búlgaros.

Nicéforo I exilió nuevamente a Teodoro Estudita. En 810 aceptó un tratado de paz en el que
reconocía la soberanía franca sobre lo que había sido el exarcado de Ravena a condición de que
los francos le devolvieran Venecia. De todos modos, Venecia pasó a ser a lo sumo un
protectodado bizantido cuyos nexos de unión fueron más económicos y culturales que políticos,
pues por esta época Venecia era una potencia independiente. Este mismo año fue
nombrado duxAgnello Partecipazio, quien construyó las primeras edificaciones en el
emplazamiento actual de la ciudad. Era un terreno pantanoso, de modo que las casas (de
madera) se construyeron sobre pilares, también de madera, clavados en el barro y la arena. Sin
embargo, el Palacio Ducal y las primeras iglesias se contruyeron sobre pilares de piedra.

En China el poeta Bo Juyi publicaba su obra más importante, los xin yuefu. Era una reacción
contra la poesía erudita, tan sofisticada que no podía entenderse al oírla, sino que era necesario
leerla. Bo Juyi era la encarnación del ideal confuciano de funcionario culto cuya obra pretende
prestar un servicio. Así, cantó los amores del emperador (Canto del amor eterno) igual que
describió escenas cotidianas, como el placer de beber una taza de té.

En la India murió el rey bengalí Dharmapala, que fue sucedido por su hijo Devpala. Un año
antes había conseguido derrotar al rey Prathiara Nagabhatta II.

Ese mismo año murió el rey danés Godofredo, y fue sucedido por Hemming. También murió
Pipino y en 811 murió Carlos, con lo que, de los tres hijos de Carlomagno, sólo Luis quedaba
con vida. Hemming firmó un tratado con Carlomagno en el que se fijaba la frontera entre su
reino y el Imperio.

Mientras tanto los búlgaros lograron infligir una gran derrota a los bizantinos. Nicéforo I murió
en el combate y su hijo Estauracio resultó herido. Los monjes bizantinos celebraron la noticia.
Estauracio se convirtió en el nuevo emperador, pero murió unos meses después a consecuencia
de las heridas. El Imperio pasó a manos de Miguel I, el yerno de Nicéforo I, quien llamó de
nuevo a Constantinopla a Teodoro Estudita y lo convirtió en su consejero.

En 812 murió el conde san Guillermo de Tolosa. Unos años después de su retiro había fundado
su propia abadía.

Ante la amenaza búlgara, Miguel I reconoció la validez del título imperial de Carlomagno, en
un intento de acercamiento entre las dos potencias con la esperanza de que los francos atacaran
a los búlgaros por la retaguardia. Pero el kan Krum parecía invencible. Obtuvo una victoria en
Tracia y en 813 otra más. Los búlgaros marchaban ya hacia Constantinopla cuando un general
bizantino hizo que sus hombres lo proclamaran emperador e inmediatamente se encaminó a toda
prisa a la capital para llegar antes que los bárbaros. Miguel I no opuso ninguna resistencia,
abdicó y vivió en paz casi treinta años más, dejando el Imperio en manos del que pasó a
ser León V. Los búlgaros se encontraron, naturalmente, con que las murallas de Constantinoplas
eran infranqueables, y León V dirigió expediciones con las que causó numerosas bajas entre los
enemigos. Finalmente Krum se vio obligado a retirarse.

Tras la muerte del rey Pipino de Italia, sus dominios quedaron bajo el gobierno de funcionarios
de la corte (sometidos a Carlomagno, por supuesto) pero finalmente Carlomagno nombró rey
a Bernardo, el hijo de Pipino. Puesto que sólo le quedaba un hijo vivo, el emperador tuvo que

212
alterar sus planes de sucesión. Ahora Luis podía heredar el título imperial, que ya había sido
reconocido en Constantinopla. Luis fue llamado a Aquisgrán y se coronó a sí mismo como
emperador en presencia de su padre, pero no del Papa León III, el cual no se atrevió a poner
objeciones. Quedó así establecido que el Papa no era necesario para coronar emperadores.

El conde Ermenguer de Ampurias obtuvo una victoria frente a los musulmanes en aguas de las
Baleares. Carlomagno firmó un tratado de paz con el Emir Al-Hakam I por el que se
comprometía a no extender sus fronteras más allá del río Llobregat.

En un concilio celebrado en Tours se ordenaba a los sacerdotes que pusieran sus sermones "in
rusticam romanam linguam aut theotiscam". La lengua "teotisca" es la que los francos llamaban
"Teutsch" y que actualmente se llama Deutsch, o sea, el alemán, pero, junto a la mitad de la
población franca que no entendía el latín porque hablaba alemán, estaban los que tampoco lo
entendían porque hablaban la "lengua romana rural". Es una de las primeras constataciones de la
drástica evolución y fragmentación que estaba sufriendo el latín no sólo en el territorio franco,
sino en todo el territorio en donde los antiguos romanos lo habían implantado, incluida Italia.
Ciertamente, el latín nunca se habló igual en toda Europa, debido al contacto con las lenguas
autóctonas de cada región, pero ahora la evolución se aceleró por causa del analfabetismo
imperante en toda la población laica, hasta el punto de que, como se deduce de la decisión del
concilio de Tours, los clérigos no podían dirigirse en latín a sus fieles si querían ser entendidos.

A pesar del alto grado de dialectización que sufrían las lenguas románicas, en el reino franco
podemos distinguir dos grupos lingüísticos, uno al norte y otro al sur. Así como el alemán y
muchas otras lenguas tienen una palabra para decir simplemente "sí", no ocurría lo mismo con
el latín, que tenía, por supuesto, adverbios afirmativos, pero ninguno tan simple y de uso
universal como nuestro "sí" o el "ja" alemán. Por ello cada región se buscó su propia forma de
decir "sí". En el reino franco se adaptó el adverbio latino "hoc" (esto), pero en el norte se
convirtió en "oil", mientras que en el sur se quedó en "oc". Esta diferencia en una palabra de uso
tan frecuente llamó la atención de los hablantes, que distinguieron ambas variantes llamándolas
respectivamente la lengua de oil y la lengua de oc.

El general persa Tahir ibn Husayn, que había servido a Harún al-Rashid, tomó Bagdad para su
hijo al-Mamún, con lo que su victoria definitiva frente a al-Amín no tardó en llegar.

Carlomagno murió en 814 a la edad de setenta y dos años. Dejó un imperio de


aproximadamente 1.800.000 kilómetros cuadrados de superficie.

En Italia llegaba desde Lombardía hasta el ducado de Spoleto (dejando en medio los Estados
Pontificios), pero el ducado de Benevento era tributario de Carlomagno. Sólo la parte más
meridional de la península (Apulia y Calabria) era bizantina, junto con las islas Sicilia, Córcega
y Cerdeña. Bohemia y los territorios situados más al norte (poblados por eslavos) también
rendían tributo al Imperio.

Las hazañas de Carlomagno pasaron de boca en boca durante los siglos siguientes y,
naturalmente, al final distaban bastante de ser fieles crónicas históricas. Carlomagno se
convirtió en un héroe, un jefe de blancos cabellos rodeado por doce grandes caballeros:
los paladines. Originariamente, los paladines eran funcionarios de palacio, pero al aplicarse a
los guerreros de Carlomagno la palabra pasó a nombrar a todo caballero heroico. El más famoso
paladín era Roldán,también conocido como Orlando. Era un sobrino de Carlomagno (que
terminó siendo su hijo) y que murió heroicamente en la retirada de Roncesvalles. Junto a
Orlando estaba su fiel amigo Oliveros, cuya amistad nació después de un duelo de cinco horas
en el que ninguno de los contrincantes pudo imponerse sobre el otro. También era famoso Ogier
el Danés, príncipe de Dinamarca, que participó en las luchas contra los sajones. El conde san

213
Guillermo de Tolosa también dio lugar a su propia leyenda, en la que es conocido
como Guillermo de Orange, en la que lucha contra los piratas moros.

Un inciso sobre la palabra Orange: Los persas llamaban narang a la fruta que los árabes
llamaron naranch y que difundieron por su Imperio. En castellano pasó a ser naranja, y en
francés antiguo norange, pero sucede en en francés une norange se pronuncia exactamente igual
que une orange, por lo que los francos analfabetos convirtieron las noranges en oranges. El
cultivo de la naranja se hizo popular en Al-Ándalus y en el sur del reino franco, por lo que no es
extraño que apareciera en la Provenza un señorío de Orange, del que siglos después surgiría una
casa nobiliaria.

El Imperio pasó sin discusión alguna a manos de Luis I, el único hijo con vida de Carlomagno,
que tenía entonces ya treinta y seis años (una edad avanzada, para la época).

Ese mismo año murió el kan búlgaro Krum, con lo que el emperador León V lo tuvo más fácil
para infligir una nueva derrota a los bárbaros. El sucesor de Krum fue su hijo Omurtag. Una
vez conjurada la amenaza búlgara, León V se dispuso a dejar las cuestiones religiosas a gusto
del ejército. En 815 convocó un concilio en el que se confirmaron las tesis iconoclastas.
Teodoro Estudita fue desterrado por tercera vez, al igual que Nicéforo, el Patriarca de
Constantinopla. Fue autor de tratados acerca del culto a las imágenes, así como de una valiosa
historia del Imperio Bizantino llamada Compendio de Nicéforo, que comprende el periodo 602-
769.

Bera, el conde de Barcelona, promulgó una ley que otorgaba ciertos privilegios a
los "hispanos" (cristianos emigrados de al-Ándalus a tierras cristianas) y se encontró con la
oposición de los "godos" (los naturales de estas tierras y de Septimania), los cuales optaron por
aliarse con los moros. Bera acudió a la corte de Aquisgrán para justificar su política, pero fue
acusado de traición y, según la costumbre se acordó hacer justicia mediante un duelo. Bera
perdió y tuvo que retractarse.

214
LUDOVICO PÍO

Revisemos el estado del mundo civilizado tras la muerte de Carlomagno: La China de los Tang
trataba de recuperarse de la crisis de finales del siglo precedente. Su influencia sobre Japón
aumentó. La nobleza estaba ganando el apoyo popular frente los funcionarios del estado, que
mantenían un agobiante sistema de impuestos. Muchos nobles apoyaron el budismo, que
desarrolló variedades más cercanas a las gentes sencillas, por contraposición a las doctrinas
elitistas que se enseñaban en las escuelas de las grandes ciudades.

La religión islámica estaba empezando a infiltrarse en el Imperio Turco. En Bagdad se había


impuesto finalmente el Califa al-Mamún frente a su hermano al-Amín. Era un hombre de gran
cultura y estaba totalmente bajo la influencia persa. Bajo su reinado el califato experimentó un
gran avance cultural. La literatura árabe entró en su periodo clásico y proliferaron los poetas.

En Kufa vivió un alquimista llamado Yabir. Enseñaba la transmutación de los metales, pero
negaba la influencia de los astros sobre su creación. Parece ser que descubrió el ácido
sulfúrico, el ácido nítrico y el agua regia. Creo carbonato de plomo y separó el arsénico y
el antimonio de sus sulfuros. Describió la fabricación del acero, el tinte de telas y cueros y la
destilación del vinagre para obtener ácido acético. Su Summa perfectionis constituye el tratado
de química más antiguo que se conoce.

En Bagdad vivió el matemático al-Jwarizmi, que escribió el Libro de la reducción (Kitab al-
yabr), del que procede la palabra álgebra. En él se consignan, en efecto, las primeras reglas del
cálculo algebraico y se desarrolla completamente la teoría sobre las ecuaciones de segundo
grado. También contiene diversas demostraciones geométricas. Otra de sus obras, cuyo original
árabe se ha perdido, es "De numero indorum", en la que se describe el sistema de numeración
usado por los indios y que es el que usamos actualmente con el nombre de numeración
arábiga. Del nombre de al-Jwarizmi proceden también las palabras "guarismo" y"algoritmo".

Los vikingos, después de varios tanteos sobre las costas inglesas, habían decidido que las costas
del norte eran más vulnerables, y concentraban sus ataques sobre los pictos, los escotos y los
celtas de Irlanda.

El reino de Asturias se reafirmaba cada vez con más vehemencia sobre el emirato de Córdoba.
Durante el reinado de Alfonso II se descubrió una tumba en la localidad gallega
de Compostela y a nadie le cupo duda de que se trataba de la tumba del apóstol Santiago, el que
había evangelizado España según Beato de Liébana y que fue ejecutado en Judea por Herodes
Agripa. No se sabe a ciencia cierta quién está enterrado allí, pero una teoría más verosímil es

215
que se trata del obispo Prisciliano. En 816 el ejército de Alfonso II se enfrentó con el apoyo de
los vascos a un gran ejército moro.

En el Tíbet subió al trono el que sería el último de los reyes guerreros, un budista
llamado Ralpa-chan.

Mientras tanto murió el Papa san León III y fue sucedido por Esteban IV. Como ya era
habitual, el nuevo pontífice temía por su seguridad frente a la aristocracia romana y se apresuró
a buscar la protección del monarca franco. Juró fidelidad al emperador e instó al pueblo romano
a hacer lo mismo. Luego propuso a Luis visitarle en cualquier lugar que él designase. La astuta
política de Carlomagno había dado sus frutos, la monarquía franca había ganado el pulso al
papado y ahora el Papa estaba dispuesto a arrojarse a los pies del emperador suplicando su
protección. Pero Luis no era Carlomagno. Recibió a Esteban IV en Reims, y tan pronto como lo
tuvo ante sí fue él quien se postró a los pies del Papa y le pidió que lo coronase emperador. Luis
ya se había coronado emperador a sí mismo ante su padre tres años antes, sin la intervención del
Papa, y la coronación había sido aceptada por todo el mundo, hasta por el Papa. Ya había sido
establecido que el Papa no era necesario para investir a un monarca con la dignidad Imperial, y
ahora Luis lo había echado todo a perder. Carlomagno debió de revolverse en su tumba.
Necedades como esta le valieron al ingenuo emperador el apelativo de Luis el Piadoso, Ludwig
der Fromme o Ludouicus Pius. Por ello es más conocido en la historia por la versión latina de su
nombre: Ludovico Pío. Ludovico llevó a gala tal sobrenombre, pero era menos admirable de lo
que hoy podría parecer. Para los nobles francos, esa "piedad" era signo de debilidad y
afeminamiento, por lo que despreciaron y ridiculizaron a su "emperador". Por su parte, el clero
supo bien cómo aprovechar la piedad de Ludovico.

La nueva coronación se celebró en Reims y el Papa recobró para siempre la potestad de coronar
(y, eventualmente, destituir) emperadores. Al contrario que su padre, Ludovico Pío ya no volvió
a llevar el título de "Rey de los francos y los lombardos", sino que se hizo llamar solamente
emperador. Con Ludovico Pío el Imperio Romano se hizo un poco más real que con
Carlomagno.

En Al-Ándalus, el Emir al-Hakam no acababa de superar las dificultades. La inseguridad en


que se movía le llevó a crearse una guardia de corps formada por soldados extranjeros
conocidos como los mudos, porque no conocían las lenguas locales. Se trataba de un recurso
habitual en este tipo de situaciones, pues la falta de comunicación hace que la guardia no se
relacione con la población nativa sino que, más bien al contrario, se establece una relación
mutua de rechazo, con lo que es muy improbable que la guardia traicione al gobernante en
defensa de otros intereses. Hacía ya un tiempo que los alfaquíes (teólogos islámicos)
soliviantaban a la población contra el Emir denunciando la prepotencia de los mudos y la falta
de piedad de al-Hakam y sus cortesanos. Recordaban sin duda la "jornada del foso" y así
en 817 lograron que estallara la que se llamó Rebelión del Arrabal, en la que el Emir se vio
acosado en palacio y logró salvar la vida gracias a su sangre fría. Como represalia ordenó
decapitar a un gran número de alfaquíes y a los sublevados que sobrevivieron se los exilió. Unos
15.000 hombres partieron por mar conducidos por Abú Hafs, cruzaron el Mediterráneo y se
apoderaron de Alejandría, ciudad que usaron como base para dedicarse a la piratería por el
Mediterráneo oriental.

El emperador bizantino León V derrotó al kan búlgaro Omurtag en una violenta batalla. Desde
entonces los búlgaros abandonaron toda pretensión sobre Constantinopla y se volcaron hacia el
noroeste, formando un gran Imperio entre el Imperio Franco y el Imperio Bizantino.

Mientras tanto murió el Papa Esteban IV y fue sucedido por Pascual I, que no tuvo dificultades
en obtener de Ludovico Pío el reconocimiento del derecho absoluto del Papa sobre los Estados
Pontificios. Carlomagno seguía aporreando su lápida.

216
Ludovico Pío tenía tres hijos: Lotario, Pipino y Luis. El emperador quiso dejar acordada la
sucesión, por lo que convocó una reunión de la nobleza en la que se acordó que Lotario, el
mayor de los hermanos, fuera proclamado emperador y sucesor de Ludovico Pío, mientras que
Pipino y Luis fueron nombrados reyes de dos territorios situados en los extremos opuestos del
Imperio: Pipino se convirtió en rey de Aquitania y Luis en rey de Baviera. Quedó acordado que
ambos reyes estarían sometidos a la autoridad del emperador. Los tres hermanos aceptaron de
buen grado el reparto. Quien no lo aceptó fue Bernardo, el sobrino de Ludovico Pío que había
heredado de su padre el trono de Italia. Decidió sublevarse, pero fue capturado en 818 y
condenado a muerte. Por clemencia se decidió conmutar la pena por la de sacarle los ojos, pero
murió a consecuencia de la "operación". Ese año murió también Ermengarda, la esposa de
Ludovico Pío, el cual se casó a los cuatro meses con una joven princesa Bávara llamada Judit.

En 820 Ludovico Pío destituyó a Bera, el conde de Barcelona, y en su lugar puso a Rampón, el
conde de Gerona, con lo que ambos condados quedaron unidos durante algún tiempo. Además
el condado de Ausona había sido absorbido por el de Barcelona.

Por otra parte, el conde de Aragón, Aznar Galindo I, tenía dos hijos,
llamados Céntulo y Galindo, y una hija, Matrona. Ésta se casó con García el Malo,llamado
así porque mató a Céntulo, repudió a Matrona, contrajo segundas nupcias con una hija del
noble Íñigo Íñiguez y, con las tropas que le proporcionó su suegro, expulsó a Aznar Galindo I y
se erigió en conde de Aragón. (Según la tradición, la causa de todo esto fue que Céntulo y
Galindo habían gastado a su cuñado la broma de encerrarlo en un pajar el día de san Juan.)
Aznar Galindo I marchó a Aquisgrán, y Ludovico Pío lo puso al frente de los condados de Urgel
y Cerdaña, encomendándole la misión de repoblarlos.

El emperador bizantino León V tenía un amigo, antiguo compañero de armas,


llamado Miguel. Desde que empezó a defender la iconoclastia los monjes no dejaron de urdir
conspiraciones, por lo que León V terminó sospechando (probablemente con razón) que Miguel
ya no era de fiar, así que lo acusó de traición, lo hizo apresar y ordenó su ejecución. Un
argumento en favor de que las sospechas del emperador estaban fundadas es que
inmediatamente, el día de Navidad, mientras León V dirigía el canto en los servicios de la
capilla de palacio, un grupo de conspiradores se lanzó sobre él. León V trató de defenderse
levantando una pesada cruz, pero los atacantes eran muchos y lograron asesinarlo. Miguel fue
sacado de su celda y proclamado emperador, con lo que pasó a ser Miguel II, también conocido
como Miguel el Tartamudo. Para consolidar su posición hizo salir de un monasterio
a Efrosina, hija de Constantino VI, y se casó con ella. Miguel II firmó una alianza con los
búlgaros, para los cuales la principal amenaza eran los francos, que iban extendiendo lentamente
sus fronteras hacia el este.

Tras la muerte del rey picto Constantino Mac Fergus, parece que destacó un caudillo escoto
llamado Alpin, aunque no se sabe prácticamente nada de su reinado y hasta qué punto tenía
influencia sobre los pictos.

Al-Mamún encargó el gobierno de Jurasán (la región situada al sur del mar Caspio, en el actual
Irán) al general Tahir ibn Husayn, quien desde el final de la guerra civil había sido gobernador
de Siria y de la Alta Mesopotamia. En este destino más alejado, Tahir logró una gran autonomía,
hasta que al año siguiente, en 821,Jurasán fue declarado estado independiente vasallo del
Califato de Bagdad. Tahir inició así la dinastía de los Tahiríes, con capital en Nishapur.

En 822 murió el Emir Hakam I de Al-Ándalus y fue sucedido por su hijo de treinta años Abd al-
Rahmán II. Ordenó una ampliación de la mezquita de Córdoba, fue un gran protector de las
artes y las letras, pero durante su reinado continuó la inestabilidad política y social que
caracterizó el reinado de su padre. Una de las regiones más inestables fue Murcia, la que había
sido el reino de Teodomiro, que por esta época ya había sido anexionado al Emirato.

217
La nulidad política de Ludovico Pío hizo que los antiguos ministros de Carlomagno se pusieran
en su contra, por lo que muchos de ellos fueron desterrados poco después de la sucesión. Así
mismo, Ludovico Pío había encerrado en un convento a sus hermanas y sobrinas, pero éstas
recibieron el apoyo de los obispos y lograron que el emperador protagonizara un humillante
acto de penitencia en el que se retractó de sus decisiones. Los desórdenes provocados en Italia
por la rebelión y la ejecución de Bernardo todavía no habían cesado, y Lotario inició una larga
campaña para apaciguar el territorio.

En 823 el Papa Pascual I coronó emperador en Reims al que pasó a ser definitivamente Lotario
I. Ese mismo año Ludovico Pío tuvo un hijo con Judit, que recibió el nombre de Carlos en
honor a su abuelo.

El rey Egberto de Wessex dominaba ya todos los reinos sajones, y ahora Anglia Oriental le pidió
ayuda en la guerra que sostenía contra Mercia. En 823 Egberto derrotó al ejército de Mercia.

En 824 murió el Papa san Pascual I, y fue sucedido por Eugenio II, cuya elección fue obra de
la nobleza franca. Firmó con Ludovico Pío la Constitutio Romana,que establecía el protectorado
franco en Roma, otorgaba gran poder el emperador e incluso reconocía que el Papa y sus
súbditos le jurarían fidelidad.

El hijo de Íñigo Jiménez, llamado Íñigo Arista, se negó a aceptar la soberanía franca y se erigió
en (el primer) rey de Pamplona. (Arista viene del vasco Aritza, y significa "roble".) Ludovico
Pío envió una expedición contra él al frente de la cual estaban los condes Eblo y Aznar. Por su
parte, Íñigo Arista contó con el apoyo de su hermanastro por parte de madre, Musá ibn
Musá, hijo de Musá ibn Fortún y que se había casado con Assona, hija de Íñigo. A ellos se unió
a su vez el conde de Aragón, García el Malo, y entre todos rechazaron a los francos.

En 825 Egberto dominaba casi toda Mercia.

Lotario I dio por concluida su labor en Italia y Ludovico Pío lo asoció al gobierno, es decir, hizo
que pasara a ejercer de coemperador.

El rey Alfonso II de Asturias derrotó a dos ejércitos moros que penetraron en Galicia.

El rey danés Hemming había muerto y los hijos de su predecesor, Godofredo, disputaban el
trono a Harald I, quien pidió ayuda a Ludovico Pío. Éste exigió como condición que se
convirtiera al cristianismo, y en 826 Harald I fue bautizado junto con su familia y sus soldados.
Antes de que acabara el año estaba firmemente consolidado como rey de Dinamarca y allí
recibió a Anscario, un monje benedictino de veinticinco años que inició la evangelización de
los daneses.

Ese año murió el conde Rampón y Ludovico Pío nombró conde de Barcelona-Gerona al duque
de Septimania, Bernardo, hijo de san Guillermo, el conde de Tolosa. Al poco tiempo se produjo
una rebelión, porque la población nativa no estaba contenta con la intervención franca en la
Marca Hispánica. Los sublevados, capitaneados por Aissó, contaron con un ejército moro que
en 827 asedió sin éxito las ciudades de Barcelona y Gerona. Luego se dedicaron al saqueo por la
región, que terminó prácticamente despoblada. Ludovico Pío recompensó a Bernardo
asignándole numerosos condados de Septimania. Por su parte, el hermano de Bernardo,
llamado Gaucelmo, era conde de Rosellón y de Ampurias, por lo que todos estos condados
formaron un núcleo político muy sólido.

Ese mismo año se convirtió en emperador de China Wenzong. Durante su reinado proliferaron
las empresas ilegales, el contrabando y la piratería.

218
Tras la muerte de Eugenio II, fue elegido Papa Valentín, pero murió a los cuarenta días, tras lo
cual fue elegido Gregorio IV. Él fue quien introdujo la fiesta de Todos los Santos en el
calendario romano.

También murió el dux veneciano Agnello, y fue sucedido por su hijo Giustiniano.

El gobernador abasí de Egipto ofreció un buen soborno a Abú Hafs, el cual comprendió al punto
que unos valerosos musulmanes como eran sus hombres no debían causar disturbios en
territorio musulmán, sino en territorio bizantino, así que partió con ellos y se apoderó de la isla
de Creta, donde fundó un emirato independiente. Erigió una nueva capital llamada Chandax, y
con el tiempo toda la isla fue conocida con la versión italiana de este nombre: Candia.

Al mismo tiempo que Bizancio perdía Creta, el comandante naval que tenía a cargo Sicilia
decidió sublevarse. Se llamaba Eufemio, y decidió pedir ayuda a los musulmanes Aglabíes, los
cuales enviaron una flota que pronto empezó a luchar por su cuenta. En 828 Eufemio murió en
una emboscada, pero los aglabíes no se retiraron, sino que continuaron combatiendo en la isla
contra el ejército bizantino.

Ese año un barco mercante veneciano llevó a su capital desde Egipto nada menos que los restos
de san Marcos, que fueron depositados en la capilla ducal. Es difícil saber quién tuvo la idea,
pero sin duda el dux Giustiniano comprendió que podía dotar a Venecia de un prestigio religioso
inmenso, tal vez sólo superado por Roma. Desde entonces, el león alado, símbolo de san
Marcos, surcaría el Mediterráneo oriental.

En 829 Egberto de Wessex dominaba los reinos sajones y el reino de Mercia salvo una región al
norte, había obtenido la sumisión nominal de Northumbria y era aliado de Anglia Oriental. En
definitiva, Wessex estaba ahora a la cabeza de la heptarquía. El monje Anscario hizo un viaje de
un año al territorio que actualmente es Suecia, donde continuó su labor misionera. Los nórdicos
transformaron su nombre en Óscar.

Ese mismo año murió el emperador Miguel II, y fue sucedido por su hijo Teófilo.

Judit, la segunda esposa de Ludovico Pío, llevaba años insistiendo a su marido para que
modificara el acuerdo de sucesión de modo que su hijo Carlos tuviera también una parte
equiparable a la de sus tres hermanastros. Finalmente logró convencerlo y el emperador
convocó una nueva reunión de la nobleza en la que se nombró a Carlos rey de Neustria, decisión
que contó con la firme oposición de los tres hermanos, Lotario, Luis y Pipino. Éstos pronto
recibieron el apoyo de diversos nobles, principalmente los de las familias de sus respectivas
esposas, que se prestaron a apoyar a los "legítimos herederos" a conservar toda su herencia
frente al hermanastro advenedizo confiando, por supuesto, en que tal apoyo redundaría a la larga
en beneficio propio. En 830 los tres hermanos contaban con un poderoso ejército con el que
enfrentarse a su padre. Ludovico Pío fue capturado junto con su esposa y su hijo menor, y
fueron enviados a monasterios distintos. Al parecer los tres hermanos confiaban en que su
padre, como consecuencia del disgusto, optaría por hacerse monje y renunciaría al trono. En tal
caso sería fácil privar a Judit y a Carlos de todo derecho a la sucesión. La Emperatriz Judit fue
acusada de adulterio con Bernardo, el duque de Septimania, que tuvo que huir de la corte y
refugiarse en sus posesiones. Probablemente, la acusación fue un intento de desanimar a
Ludovico Pío, porque Bernardo se convirtió pronto en consejero de Pipino.

El Califa al-Mamún hizo construir en Bagdad una "Casa de la sabiduría" en la que reunió a
sabios de todo el mundo. Allí se tradujeron al árabe y se estudiaron las obras científicas y
filosóficas de los autores clásicos griegos. Los principales traductores fueron cristianos
nestorianos. También se construyó un observatorio para el estudio de la astronomía.

219
Irlanda sufrió la primera gran ofensiva vikinga.

En 831 los musulmanes lograron apoderarse de Palermo pese a los esfuerzos bizantinos por
defernderla, y convirtieron la ciudad en una base para dedicarse a la piratería. Los piratas moros
eran conocidos como Sarracenos.

Los sectores leales a Ludovico Pío (el clero, sobre todo, y una parte del ejército que consideraba
significativo que el emperador fuera hijo de Carlomagno) lograron llevarlo a Austrasia, donde
se convocó una reunión de la nobleza en Nimega (en la actual Holanda) y allí se confirmó el
acuerdo de otorgar un reino a Carlos. Además Ludovico Pío quitó sus posesiones al duque
Bernardo de Septimania y se las otorgó a Berenguer, el conde de Tolosa.

El monje Anscario, evangelizador de los daneses, se convirtió en el primer arzobispo


de Hamburgo, ciudad fundada por Carlomagno unos años antes.

El kan búlgaro Omurtag murió y fue sucedido por Malamir, bajo cuyo reinado el Imperio
Búlgaro continuó fortaleciéndose y extendiéndose hacia el oeste.

El emperador Teófilo resultó ser un acérrimo defensor de la iconoclastia. En 832 promulgó un


edicto que declaró ilegal el culto a los iconos y nuevamente intentó simplificar el culto
bizantino.

Los musulmanes sunníes habían desarrollado la "teoría" de que el Corán era eterno e increado:
existía desde el principio de los tiempos y le había sido revelado a Mahoma palabra por palabra.
Frente a esta opinión, los mutazilíes, afirmaban que el Corán estaba escrito en árabe y era obra
del hombre. Como tal, podía tener imperfecciones, ambigüedades o anacronismos y estaba
sujeto a la crítica reverente. Además los mutazilíes sostenían que la razón permite llegar al
conocimiento de Dios, por lo que el hombre no debe aceptar ciega y fanáticamente lo que se le
presente como voluntad divina. En 833 el Califa al-Mamún, que era un hombre ilustrado,
convirtió al mutazilismo en la religión oficial, e incluso hizo ejecutar a algunos
fundamentalistas radicales. Sin embargo, murió ese mismo año y, bajo su sucesor, su
hermano al-Mutasim, el mutazilismo no tardó en perder prestigio, hasta que la doctrina de la
naturaleza eterna e increada del Corán pasó a formar parte de la ortodoxia sunní.

Al igual que había hecho el Emir al-Hakam en Al-Ándalus, al-Mutasim se rodeó de una guardia
de corps bárbara. Concretamente, eligió mercenarios turcos y, aún así, no se sintió seguro en la
enorme y turbulenta Bagdad, así que se retiró a Samarra, situada también sobre el Tigris, unos
cien kilómetros río arriba. Para evitar disturbios, estableció que Samarra sería la ciudad de
residencia del Califa, mientras que la capital del Califato seguiría siendo Bagdad. En Samarra,
al-Mutasim llevó una vida desentendida de la política, entregado a los placeres y delegando su
autoridad en sus ministros.

En la India murió el rey Prathiara Nagabhatta II. Fue sucedido por Rambhadra, un monarca
incapaz que hizo declinar su reino, en beneficio del vecino rey bengalí Devpala.

Las relaciones de Ludovico Pío y sus hijos eran tensas desde el intento de éstos de derrocar a su
padre. En un momento dado, el emperador se enfadó con Pipino y decidió desheredarlo, así que
añadió Aquitania al reino de Carlos. Una consecuencia indirecta de esta decisión fue que los
condados francos de Pallars y Ribagorza en la Marca Hispánica dejaron de depender del conde
de Tolosa para ser anexionados a los dominios de Aznar Galindo I, el que había sido conde de
Aragón y que ahora era conde de Urgel y Cerdaña.

La reacción de los hijos de Ludovico Pío no se hizo esperar. Se rebelaron nuevamente y esta vez
el clero no se alineó con el emperador tan claramente como en la ocasión anterior. Al clero le

220
preocupaba que los arrebatos de Ludovico Pío acabaran desintegrando el Imperio Franco, lo que
dejaría indefenso al papado y a la Iglesia Occidental en general. Lotario se encontraba en Italia
y aprovechó la reprobación del clero franco hacia el emperador para tratar de convencer al Papa
Gregorio IV para que instase a abdicar a Ludovico Pío. El Papa, que no se atrevió a ir tan lejos,
trató de mediar en el conflicto, pero no consiguió nada. Lotario formó un ejército con el que se
dispuso a unirse a sus hermanos, pero decidió entrar antes en Roma con fuerzas suficientes para
que Gregorio IV no considerara oportuno rechazar su invitación de unirse a la expedición.

Su ejército se encontró con el de su padre cerca de Colmar (en la actual Alsacia). Los soldados
de Ludovico Pío se horrorizaron al comprobar que frente a ellos estaba el mismo Papa.
Temiendo por la salvación de sus almas, se negaron a combatir y el emperador fue capturado sin
lucha. Para la mentalidad feudal, la traición que las tropas de Ludovico Pío habían hecho a su
señor era un crimen terrible, y el lugar donde no se celebró la batalla fue conocido desde
entonces como elCampo de las Mentiras.

Ludovico Pío fue retenido más firmemente que en la ocasión anterior. Se le acusó de una larga
lista de crímenes, se le obligó a confesar sus faltas en un humillante ritual de penitencia y se le
forzó a renunciar al trono. También intentaron hacerle monje (lo que le incapacitaría
definitivamente para reinar), pero en esto no transigió. Tal vez esperaba que sucediera lo que en
efecto sucedió: los tres hermanos intentaron repartirse el Imperio según el acuerdo original de
817, pero no lograron ponerse de acuerdo. Lotario reclamaba el vasallaje de sus hermanos,
según lo dispuesto entonces, pero éstos acababan de luchar junto a él en términos de igualdad y
no veían por qué tenían que quedar en segundo plano cuando habían contribuido por igual.
Estalló una nueva guerra civil y ahora el clero, que había dado la espalda a Ludovico Pío en aras
de la estabilidad del Imperio, vio que ello no había servido de nada y le devolvieron su apoyo.
Ludovico Pío fue absuelto de todas las acusaciones y un grupo de obispos lo coronó emperador
nuevamente. Pipino y Luis también apoyaron a su padre en contra de Lotario. En 834 Ludovico
Pío volvió a Aquisgrán y allí se le unieron su esposa y su hijo Carlos. Lotario tuvo que retirarse
a Italia, al igual que Pipino y Luis regresaron a sus dominios. Todos ellos fueron perdonados por
su padre. En los años siguientes hubo continuas negociaciones y cambios sobre los territorios
que corresponderían a cada hermano sin que ninguna solución resultara satisfactoria para todos,
pero al menos no hubo guerras.

Ludovico Pío transfirió los condados de Ampurias y Rosellón, que estaban en manos de
Gaucelmo, el hermano de Bernardo, el duque de Septimania caído en desgracia, al conde Suñer
I, hijo del conde de Carcasona.

En Toledo se produjo una insurrección por cuestiones sociales y la ciudad permaneció en la


anarquía durante varios años sin que Abd al-Rahmán II lograra controlarla.

En 835 murió el conde de Tolosa y para entonces Bernardo había logrado congraciarse con
Ludovico Pío, el cual le devolvió sus posesiones.

221
EL TRATADO DE VERDÚN

Los pueblos nórdicos habían dirigido sus ataques también hacia el este. Allí la inestabilidad que
crearon fue mucho mayor, pues se encontraron con pueblos con una organización política más
rudimentaria. Entre los principales afectados estaban los jázaros. Después de haber mantenido
sólidas relaciones con el Imperio Bizantino durante mucho tiempo, algunos de sus caudillos se
convirtieron al islam, e incluso hubo uno que convirtió a sus hombres al judaísmo. Esto hizo
que perdieran el apoyo del Imperio y las incursiones nórdicas terminaron por debilitarlos hasta
el punto de que algunos pueblos tributarios se les rebelaron. Entre estos estaba un pueblo que se
llamaba a sí mismo on-ogurs, que, al parecer, significa "diez flechas". Sus vecinos los
llamaron ugrianos y su nombre ha llegado hasta nosotros comoHúngaros. Por esta época los
húngaros recibían el empuje de una feroz tribu turca, los Pechenegos, que terminó lanzándolos
hacia el oeste buscando un lugar tranquilo donde asentarse. Los húngaros no eran eslavos ni
tampoco turcos. Su lengua estaba emparentada con la de los fineses y los lapones, así como con
otras lenguas asiáticas. Los jázaros apenas pudieron resistir a vikingos, húngaros y pechenegos.

En occidente, los vikingos habían atacado únicamente las costas de los pictos, los escotos y los
irlandeses. Sólo accidentalmente habían desembarcado alguna vez en Northumbria, lo justo para
darse cuenta de que más al norte era más sencillo, pero, ante el éxito de sus incursiones,
debieron de pensar que a lo mejor merecía la pena atacar más al sur, donde quizá les aguardaban
presas más suculentas. En 835 llegaron a una pequeña isla en la desembocadura del Támesis y
reunieron un buen botín sin encontrar prácticamente resistencia. En 836 desembarcaron más al
oeste, en la desembocadura de un río en la costa de Wessex. Esta vez les esperaba un ejército
sajón, pero los soldados de Egberto huyeron nada más ver a esos feroces guerreros que gritaban
y luchaban como enajenados. Egberto convocó una reunión en Londres para tratar el problema y
preparar medidas defensivas.

El Califa al-Mutasim no estaba muy interesado en el transcurso de las eternas refriegas contra
los bizantinos, pero cuando se enteró de que el emperador Teófilo había saqueado y destruido su
ciudad natal, las cosas cambiaron y empezó a preparar una gran contraofensiva. Su objetivo era,
naturalmente, destruir la ciudad natal de Teófilo, que era Amorium, en Asia Menor (esto no es
seguro pero, al menos, así lo creyó el Califa).

En 837 los vikingos desembarcaron en Cornualles, todavía más al oeste (evidentemente estaban
explorando). Para su sorpresa, se encontraron con que la población galesa no sólo no opuso
resistencia, sino que se ofreció a unirse a ellos para atacar a Wessex. Así lo hicieron, y esta vez
el propio Egberto estaba al frente de sus hombres. Los vikingos fueron derrotados y tuvieron
que embarcar precipitadamente. Egberto había demostrado que los nórdicos eran humanos y
podían ser vencidos. Mientras tanto, los piratas sarracenos saqueaban Nápoles.

En 838 los vikingos se instalaron en la costa central oriental de Irlanda. Ese mismo año murió
Pipino, uno de los hijos de Ludovico Pío, y ello permitió al emperador resolver definitivamente
el conflicto que tenía con sus hijos en lo tocante a la sucesión. Les propuso volver al acuerdo
original de 817, salvo que Carlos se quedaría con Aquitania, la parte que allí se había dispuesto

222
para Pipino. Lotario y Luis aceptaron la propuesta, pero quien no la aceptó fue el hijo de Pipino,
que se llamaba también Pipino. Los aquitanos tampoco lo aceptaron, pues inmediatamente
proclamaron rey al joven Pipino (que entonces tenía unos quince años, aproximadamente la
misma edad que Carlos).

También murio Aznar Galindo I, el conde de Cerdaña-Urgel, tras lo cual Ludovico Pío
encomendó dichos condados a Sunifredo, hijo del conde de Carcasona y hermano de Suñer I, el
actual conde de Ampurias y Rosellón. Abd al-Rahmán II logró finalmente apaciguar la ciudad
de Toledo.

Mientras tanto, los ejércitos del Califa al-Mutasim lograron su objetivo y tomaron Amorium.
Las crónicas bizantinas dicen que murieron treinta mil habitantes y que no quedó ningún
edificio en pie. Con esto el Califa se dio por satisfecho, y no tuvo inconveniente en pactar una
tregua con Teófilo. El emperador aprovechó esta tregua para instalar mercenarios turcos en El
Ponto, con los que reforzar las defensas contra los musulmanes.

En 839 murió el rey Egberto de Wessex y fue sucedido por su hijo Ethelwulf. Los vikingos
fundaron la ciudad de Dublín, en Leinster, en Irlanda, a la que convirtieron en capital de un
reino. Pronto formaron otro con capital en la ciudad celta de Limerick. Aunque sólo se
asentaron en las costas, el terror vikingo se hizo sentir también en el interior de Irlanda, que dejó
de ser una de las reservas culturales de occidente para sumirse en la barbarie. El cristianismo
celta desapareció completamente de la isla, y sólo sobrevivió minoritariamente entre los escotos
y los pictos. Los reinos del Ulster fueron los que mejor resistieron a los vikingos.

Por su parte, los sarracenos atacaron Ancona, al norte de la costa adriática, que era territorio
carolingio. En 840 desalojaron a los bizantinos de Bari y Tarento, y también establecieron bases
en la desembocadura del Ródano.

Ese año murió el emperador chino Wenzong, y fue sucedido por Wuzong. La corte no lograba
imponer la legalidad en el país y la mayoría de la población simpatizaba con el budismo.
Muchos sectores de la corte creían que era necesario fomentar sentimientos nacionalistas en el
pueblo para levantar el país, y consideraban que para ello era necesario erradicar los cultos
extranjeros y las creencias populares. Estas ideas no eran nuevas en la historia de China, sino
que ya hacía mucho tiempo que las distintas creencias eran favorecidas o perseguidas según las
clases dominantes y las clases que protegían a cada doctrina. No obstante, ahora la
animadversión contra todo lo extranjero parecía tener más virulencia que en épocas anteriores.

En la India murió el rey Prathiara Rambhadra, y fue sucedido por Mihirbhoj, quien poco pudo
hacer para recuperar el poder perdido frente a Bengala durante el reinado de su antecesor.

También murió el emperador Ludovico Pío. Según lo convenido, Lotario se convirtió en el


nuevo emperador, y exigió que sus hermanos Luis y Carlos le rindieran vasallaje, pero éstos no
estaban dispuestos a hacerlo. Ocuparon sus territorios de Baviera y Aquitania y se dispusieron a
luchar contra Lotario. El 25 de junio de 841lograron unir sus ejércitos en Fontenoy, a unos cien
kilómetros al sudeste de París. Lotario fue derrotado y tuvo que huir. Pronto fue acorralado y su
única esperanza era fomentar la disensión entre sus dos hermanos (era fácil, pues Carlos seguía
siendo el hermanastro advenedizo). Sin embargo, ambos reyes supieron reaccionar y en 842 se
reunieron en Estrasburgo para consolidar su alianza. Se redactó un juramento que suscribirían
tanto ellos como sus hombres, pero dicho juramento tuvo que redactarse en dos lenguas: en
alemán antiguo para que lo entendieran los hombres de Luis y en francés antiguo para que lo
entendieran los hombres de Carlos. El texto es el siguiente:

Pro Deo amur et pro christian poblo et nostro commun salvament

223
In Godes minna ind in thes christianes folches ind unser bedhero gealtnissi

(Por amor a Dios y por el pueblo cristiano y por nuestra común salvación)

El juramento de Estrasburgo es el documento más antiguo que se conserva en ambas lenguas. Es


la primera constatación histórica de que los francos del este no se entendían con los francos del
oeste, y probablemente éste era el principal obstáculo para que el Imperio Franco pudiera
permanecer unido mucho tiempo.

Ese mismo año murió el duque de Spoleto, Lamberto, que no era de origen lombardo, sino
franco. Fue sucedido por su hijo Guido, quien implantó sólidamente su dinastía en la Italia
Central. También murió el Califa al-Mutasim. Fue sucedido por su hijo Wateq, que siguió la
misma "política" de gozar del lujo en Samarra y delegar las labores del gobierno en sus
ministros.

El emperador chino Wuzong decretó medidas contra los cultos extranjeros: el budismo, el
maniqueísmo, el cristianismo nestoriano, etc. Se ordenó una limitación sobre las propiedades
que podían tener los monasterios, muchas de las cuales fueron confiscadas. En cambio, en el
Tíbet, el rey gLang-dar-ma trató de frenar la difusión del budismo, pero fue asesinado por un
monje. Durante los dos siglos siguientes, el Imperio Tibetano se descompuso agitado por luchas
entre el budismo y el bon. El gobierno pasaba de manos de ministros a las de dirigentes
religiosos de una y otra facción.

El emperador bizantino Teófilo murió dejando como sucesor a un niño de cuatro años, que se
convirtió en Miguel III. Actuó como regente su madre, Teodora.Los musulmanes avanzaban
en Sicilia mientras los ejércitos bizantinos retrocedían lentamente.

El rey asturiano Alfonso II el Casto murió sin descendencia (como su nombre indica), así que
los nobles proclamaron rey a su primo Ramiro I (conde de Galicia, hijo de Vermudo I el
Diácono). Éste se encontraba fuera de la corte a punto de contraer matrimonio. Cuando regresó
se encontró con que el noble Nepociano se había proclamado rey. Reclutó un ejército en Galicia
y con él se enfrentó al usurpador, lo capturó, lo dejó ciego y lo encerró en un monasterio.

Los gobernadores moros de Tudela y Zaragoza saquearon Pamplona, así como los dominios del
muladí Musá ibn Musá. Parece ser que respecto a éste último hubo un malentendido y que el
Emir Abd al-Rahmán II lo resarció de algún modo, pues ese mismo año Musá ibn Musá dirigió
la vanguardia del ejército de Abd al-Rahmán en Álava y también contra el conde Sunifredo, a
manos del cual sufrió una derrota. Sin embargo, al año siguiente, en 843, Musá ibn Musá unió
su ejército al de Íñigo Arista contra Abd al-Rahmán (tal vez Musá ibn Musá sufrió alguna clase
de traición en las campañas del año anterior o bien antepuso la llamada de su suegro a su lealtad
al Emir). El ejército de Abd al-Rahmán fue derrotado, aunque Íñigo Arista quedó paralítico.
Nuevamente, Abd al Rahmán prefirió aclarar amistosamente el conflicto con Musá ibn Musá.
Le otorgó su perdón y reconoció la independencia del Reino de Navarra a cambio de un tributo
anual. Debido a su parálisis, Íñigo Arista asoció al gobierno a su hijo García Íñiguez.

Ese mismo año murió el conde de Aragón García el Malo. Se cuenta que Galindo, a cuyo
hermano había matado García y a cuyo padre, Aznar Galindo, había usurpado el condado de
Aragón, recabó apoyo de los francos, tomó Jaca y arrojó a García el Malo por un barranco.
Fuera como fuera, el caso es que Galindo se convirtió en el nuevo conde de Aragón, con el
nombre de Galindo I Aznárez.

La Emperatriz Teodora vio peligrar su posición de regente y para consolidarla buscó el apoyo de
los iconodulos. Convocó un concilio que restableció el culto a las imágenes. Sin embargo, al

224
contrario que Irene, no tomó medidas drásticas contra los iconoclastas, sino que paulatinamente
logró atraerlos sin forzarlos. En poco tiempo erradicó la iconoclastia para siempre.

Lotario se vio obligado a ceder y aceptar las exigencias de Luis y Carlos. Representantes de los
tres hermanos se reunieron en la ciudad de Verdún y firmaron el primer gran acuerdo de la
Europa moderna, conocido precisamente como el tratado de Verdún. En él se estableció que
Luis no gobernaría únicamente sobre Baviera, sino sobre todos los territorios comprendidos
entre el Rin y el Elba. Esto es aproximadamente el territorio que actualmente ocupan Alemania
y Austria, y recibió el nombre de Francia Oriental. Por su parte, Carlos obtenía Neustria
además de Aquitania (Francia Occidental).A Lotario le quedaba una franja de tierra que iba
desde el mar del Norte hasta la Italia Central pasando por Borgoña. Era un territorio
heterogéneo que casi no tenía ni nombre, pero por llamarlo de alguna manera podemos
llamarlo Reino Medio.Además Lotario conservaba, por supuesto, el título imperial. Ahora Luis
y Carlos no tuvieron inconveniente en jurar vasallaje a Lotario, pues sabian que, con semejante
reparto ese vasallaje no significaba nada en la práctica. Por otra parte, Pipino había apoyado a
Lotario y ahora se vio abandonado, pero siguió luchando por su cuenta contra Carlos por el
dominio de Aquitania. Le apoyaba Bernardo, el duque de Septimania. Puesto que el reino de
Luis comprendía esencialmente los territorios de habla germana, Luis fue conocido como Luis
el Germánico.

Tras haber sido rechazados de Wessex, los vikingos decidieron probar otras rutas y cayeron
sobre las costas de la Europa continental. Sitiaban y saqueaban ciudades y se apoderaban de los
tesoros de los monasterios. Poco después del tratado de Verdún se presentaron en la
desembocadura del Loira. Desde allí recorrieron la costa atlántica y saquearon Lisboa y Sevilla.
Abd al-Rahmán II se apresuró a llegar a Sevilla donde logró derrotar a los nórdicos. Algunos
fueron hechos prisioneros y con el tiempo se integraron con los nativos. Una de sus
dedicaciones más celebradas fue la fabricación de quesos.

Abd al-Rahmán II ordenó la construcción de fortalezas en las desembocaduras de los ríos para
prevenir futuros ataques vikingos. Estas fortalezas se llamaban Ribat.Algunos ejemplos de ellas
son La Rábida, en el río Tinto, de Huelva, la Rábita en Granada, San Carlos de la Rápita en
Tarragona, etc. Los musulmanes acudían a estos Ribat para hacer turnos de retiro espiritual, a la
vez que vigilaban y se adiestraban militarmente. El Emir también dispuso la construcción
de Atarazanas(astilleros), para construir naves con las que enfrentarse a los vikingos y asegurar
las comunicaciones marítimas entre las costas de Al-Ándalus.

En 844 Carlos asedió Tolosa, capturó a Bernardo y ordenó decapitarlo. Los condados de
Narbona, Barcelona y Gerona pasaron al conde Sunifredo, al que Carlos nombró marqués de
Gotia. (Gotia era otro nombre que los francos daban a Septimania, que recordaba que antaño
había sido parte del reino godo.)

Ese año murió el Papa Gregorio IV y fue sucedido por Sergio II, quien consideró que Lotario
no era precisamente Carlomagno, por lo que no era necesario pedir su autorización para ser
consagrado. Sin embargo, los ejércitos de Luis, el primogénito de Lotario, se acercaron a Roma
y Sergio II tuvo que prestar un juramento de fidelidad al emperador para que éste ratificara su
elección. Además Luis acabó siendo nombrado Rey de Italia y Sergio II ofició la ceremonia.

El rey Ramiro I derrotó a los vikingos en las costas gallegas. Pero quienes llevaban más tiempo
sufriendo a los vikingos eran los pictos y los escotos. Finalmente optaron por formar un frente
común, y un caudillo escoto llamado Kenneth mac Alpin se convirtió en Kenneth I, el primer
rey de Escocia. Puesto que era escoto, para ganarse a los pictos celebró su coronación
en Scone, un importante núcleo de población picto. Aprovechando que los pictos hacía tiempo
que habían abrazado el cristianismo, llevó consigo una piedra que había servido de almohada a
Jacob cuando soñó con los ángeles que subían y bajaban del cielo. Kenneth I fue coronado

225
sentado en dicha piedra, que pasó a llamarse Piedra de Scone, y la tradición fijó que en ella
fueran coronados los sucesivos reyes de Escocia. El territorio del reino era mucho menor que el
de la Escocia actual, pues parte de lo que ahora es Escocia estaba ocupado por Northumbria y la
parte norte estaba bajo el dominio de los vikingos.

En 845 Pipino se avino finalmente a rendir vasallaje al rey Carlos, el cual le permitió conservar
el título de rey de Aquitania, si bien nombró duque de Aquitania al conde Ranulfo de Poitiers.
Una flota vikinga remontó el Elba y llegó hasta Hamburgo. La ciudad fue destruida, y sus
habitantes se dividieron entre los que huyeron y los que murieron. El arzobispo Anscario tuvo
que trasladar su sede a Bremen. Otra flota remontó el Sena y llegó hasta París. La población
Europea estaba aterrorizada y prácticamente inerme. Su principal estrategia defensiva fue
incluir en la letanía la plegaria"De la furia de los nórdicos, líbranos, buen Señor", que, claro,
muy efectiva no era. Mientras tanto, un conde llamado Nominoë derrotó a Carlos y se erigió en
rey de Bretaña. Los bretones recobraron así la independencia que habían perdido con
Carlomagno.

Ese año fue nombrado obispo de Reims un monje llamado Hincmaro. Fue uno de los
principales teólogos de la época. Escribió voluminosos tratados sobre diversas cuestiones
doctrinales.

El emperador chino Wuzong proclamó un edicto por el cual todas las propiedades de los
monasterios, incluidos los esclavos, eran transferidas al estado y que prohibía que cualquier
persona de menos de cuarenta años pudiera hacerse o seguir siendo monje. Pocos meses después
publicaba estos datos:

 4.600 monasterios cerrados,


 260.500 monjes secularizados,

 40.000 capillas y ermitas destruidas,

 unos 67.000.000 de hectáreas de tierras fértiles requisadas,

 150.000 nuevos esclavos inscritos en el registro oficial.

Sin embargo, Wuzong murió en 846 antes de cumplir los treinta y dos años. Fue sucedido
por Xuangzong, que era adepto al budismo y cambió completamente la política al respecto.

Por esta época los pueblos eslavos estaban empezando a organizarse políticamente. Un caudillo
eslavo llamado Mojmir fundó un pequeño reino al este del Imperio Franco. Fue conocido
como Moravia. Mojmir murió ese mismo año y fue sucedido por Rotislav.

Los irlandeses empezaban a rechazar a los invasores nórdicos. Uno de sus caudillos había
conseguido una victoria dos años antes y ahora era elegido Aird Righ (alto rey). Se
llamaba Maelsechlainn I. En 847 saqueó Dublín, la capital vikinga.

Los sarracenos habían devastado la campiña romana durante más de un año. El Papa Sergio II
había iniciado grandes construcciones con una financiación dudosa, por lo que sus súbditos
dedujeron que los piratas moros eran un castigo enviado del cielo. Finalmente, Sergio murió y
fue sucedido por un monje benedictino llamadoLeón IV. Ese mismo año los sarracenos
saquearon la iglesia de San Pedro. Para entonces ya dominaban casi la totalidad de la isla de
Sicilia, en la que el Imperio Bizantino sólo mantenía pequeños reductos. Por otra parte, la larga
y desigual lucha entre Bizancio y los eslavos había hecho que algunos grupos de bárbaros se
hubieran asentado en los territorios del Imperio, de modo que a Constantinopla le había
resultado más conveniente pactar con ellos, y usarlos como aliados contra los demás eslavos,

226
que tratar de expulsarlos. Por esta época Teodora logró convertir al cristianismo a los eslavos
que habitaban en el Peloponeso.

Mientras tanto se convertía en Califa al-Mutawakkil, el nieto de al-Mutasim. Trató de trasladar


la capital de nuevo a Damasco, pero la idea fue impopular y pronto desistió. Como sus
antecesores, terminó olvidándose de todo en Samarra.

En 848 el rey Carlos se hizo coronar en Orleans. Ese mismo año se le rebeló Guillermo, el hijo
del duque de Septimania, Bernardo, al que Carlos había hecho decapitar cuatro años antes. Al
parecer, como consecuencia de la revuelta murieron el conde Suñer de Ampurias y Rosellón y
su hermano Sunifredo, conde de Pallars, Ribagorza, Cerdaña, Urgel, Barcelona, Gerona,
Narbona y marqués de Gotia. Los condados de Pallars y Ribagorza pasaron a depender del
conde de Tolosa, los de Urgel y Cerdaña pasaron a un tal Salomón, tal vez pariente de
Sunifredo, y con los restantes no se sabe muy bien qué sucedió en los años siguientes. Al
parecer pasaron por diversos gobernantes, algunos de los cuales se rebelaron contra el rey
franco. En 849 Carlos nombró conde de Tolosa a Fredelón.

Hincmaro hizo detener y azotar al monje Godescalco porque sus teorías sobre la predestinación
no eran ortodoxas.

En 850 el Papa León IV consideró prudente asegurar unas buenas relaciones con Luis, el hijo de
Lotario al que su antecesor, Sergio II, había ungido como rey de Italia. Por ello, de acuerdo con
Lotario, que tenía previsto dejarle en herencia el título imperial, León IV coronó a Luis como
emperador, el cual se convirtió así enLuis II. (Ludovico Pío había sido Luis I). Ante los
continuos ataques de los eslavos, Luis el Germánico convirtió en ducado a Sajonia. El primer
duque fue Liudolfo.

Mientras tanto los vikingos se asentaron en Frisia, en pleno territorio de Lotario.

Ese año murió el rey Ramiro I de Asturias. En algún lugar había logrado encontrar un arquitecto
(tal vez un peregrino de oriente) que le construyó un palacio y dos iglesias. Fue sucedido por su
hijo Ordoño I.

Varias tribus eslavas, mayoritariamente Silingos, Polanos y Vislanos, se unieron para formar un
nuevo estado. Los polanos lograron finalmente la hegemonía y el estado fue conocido
como Polonia. Los polacos establecieron un intenso comercio con occidente, especialmente de
pieles y esclavos.

Tras la muerte del rey Jayavarman II, el reino de Chen-la pasó a su sobrino Indravarman I.

México empezó a sufrir las acometidas de pueblos procedentes del norte. Pertenecían a un
grupo de tribus de cazadores nómadas que hablaban una lengua diferente de las de los pueblos
civilizados de la zona. Se les conoce como Nahuas, y su lengua lengua era el náhualtl. Los
primeros nahuas en imponerse fueron losToltecas, que establecieron su capital en Tollan
Xicocotitlán. La cultura tolteca muestra rasgos heredados de la de Teotihuacán.

Por esta época aparece al sur de los toltecas un nuevo pueblo que se llamaba a sí
mismo Olmeca, si bien no parece tener ninguna relación con los antiguos olmecas, pues
éstos (llamados olmecas arqueológicos) se extinguieron hacia el 300 d.C. A los nuevos olmecas
se les llama olmecas históricos.

227
LOS NIETOS DE CARLOMAGNO

A mediados del siglo IX, la región más próspera de Europa era, sin duda, Al-Ándalus. Pese a las
turbulencias políticas, el Emir Abd al-Rahmán II había logrado hacer de ella una potencia
económica. Organizó el monopolio de acuñación de moneda, según el cual el Estado
garantizaba la aleación de las monedas, aunque no el peso (por lo que en los pagos había que
pesar las monedas). El sistema tributario era de lo más eficiente: el Estado determinaba lo que
debía pagar cada ciudad, cada ciudad estipulaba la parte que debía pagar cada barrio y cada
barrio establecía el tributo de cada vecino. Si un vecino consideraba que se le aplicaba una tasa
injusta podía reclamar a los tribunales y, en caso de fallo favorable, el Estado le devolvía el
dinero y castigaba a los culpables.

Todas las ciudades, por pequeñas que fueran, tenían su Zabacoque, funcionario estatal que
inspeccionaba los mercados, su Zabaxorta, jefe de policía local que cuidaba del tráfico, y un
cuerpo de Darrab o vigilantes nocturnos. Los moros que llegaron de África apreciaron la
vegetación hispana casi hasta la idolatría, y se esmeraron por mejorar las antiguas técnicas
agrícolas romanas. Salvo en periodos muy específicos, Al-Ándalus siempre rebosó de trigo, y el
aceite andalusí era codiciado hasta por los vikingos, que lo aceptaban como rescate para liberar
prisioneros. Introdujeron en la península (y, con ello, en Europa) la higuera, el limonero, el
naranjo, el arroz, la caña de azúcar y el algodón.

El Corán ordena que "todo artesano debe realizar un trabajo bien hecho y venderlo a precio
justo". Esta máxima era conocida como Hisba, y los musulmanes se la tomaban muy en serio.
Para velar por la pureza de la hisba, los artesanos se agrupaban en gremios, bajo la dirección del
más respetable de ellos, el Amin.Entre los productos de la artesanía andalusí destacaba
el cordobán, que era piel decorada con motivos en relieve grabados o prensados y luego
pintados con oro y plata.

Pero la mayor innovación fue el descubrimiento del cristal, que se atribuye al cordobés Abbas
ibn Firnas. La fabricación del vidrio era conocida desde la antigüedad, pero la fórmula del
cristal, de mucha mayor calidad, fue mantenida en secreto por los artesanos de Al-Ándalus
durante casi tres siglos. Se cuenta que Abbas ibn Firnas también estudió la posibilidad de hacer
volar al hombre, pero en esto tuvo menos éxito.

Desde China llegó a Al-Ándalus la técnica de la fabricación del papel.

El cristianismo en Al-Ándalus estaba en decadencia. La política de Abd al-Rahmán II era de


gran tolerancia, y ello había favorecido la integración. Muchos cristianos eran polígamos. Esto
provocó una reacción vehemente en los mozárabes más radicales. El
sacerdote Perfecto blasfemó públicamente contra Mahoma, lo que le valió la condena a muerte.
En el patíbulo, el condenado profetizó que antes de un año moriría el chambelán Nasar, lo cual
ciertamente sucedió. Los mozárabes consideraron esto un signo de que Dios estaba de su parte,

228
y continuaron con las blasfemias públicas. La tolerancia mora tenía un límite y, ante los
desórdenes que se produjeron, Abd al-Rahmán II convocó un concilio cristiano en Sevilla
en 851, donde los obispos dictaminaron que "los cristianos que provocaran su propio martirio
no serían considerados mártires por la Iglesia". Ese mismo año fueron encarcelados dos de los
principales alborotadores: Eulogio y el obispo Saulo.

Ese mismo año murio Nominoë, el conde que se había erigido en rey de Bretaña. Fue sucedido
por Salomón.

Los éxitos que los vikingos estaban obteniendo en Europa les llevaron a plantearse la
posibilidad de volver a Wessex, donde habían sufrido su peor derrota años antes, bajo el reinado
de Egberto. Ahora reinaba su hijo Ethelwulf, el cual recibió la noticia de que unos trescientos
cincuenta barcos repletos de guerreros estaban remontando el Támesis. Los nórdicos saquearon
Canterbury y luego Londres. El rey de Mercia trató de deternerlos, pero su ejército fue
destrozado y tuvo que huir. Finalmente los vikingos desembarcaron y se dirigieron hacia
Wessex, donde los esperaba un ejército con el propio Ethelwulf al frente. Nuevamente los
vikingos fueron derrotados, al parecer más drásticamente que la vez anterior. Esta victoria dio
tal fama a Ethelwulf que Wessex se confirmó como la cabeza de la heptarquía inglesa.

Por esta época Musá ibn-Musá (teóricamente un general de Abd al-Rahmán II) contaba con un
ejército poderoso a su servicio y actuaba con plena independencia. Derrotó a los Gascones y
Abd al-Rahmán II, tal vez temiendo que escapara definitivamente a su control, decidió
nombrarlo gobernador de Zaragoza y Tudela en852. (Tudela era la región donde Musá tenía sus
propiedades y donde ya gobernaba en la práctica, aun sin el título de Gobernador.) El Emir
murió antes de que acabara el año. Fue sucedido por su hijo Muhammad I, quien tuvo que
desbaratar un complot de su madrastra, la cual intentaba convertir en Emir a su hijo Abd
Allah. También murió el rey de Pamplona Íñigo Arista y su hijo García Íñiguez pasó de ser
regente a ser el nuevo rey.

Carlos, el rey de la Francia Occidental, consideró que Pipino no era de fiar y lo destituyó de su
cargo de rey de Aquitania. Pipino fue encarcelado. Tras la muerte del conde Fredelón de Tolosa,
el condado pasó a su hermano Raimundo I. Era la primera vez que el condado se transmitía
directamente a un familiar. Hasta entonces había sido el rey el que había elegido al nuevo
conde. De todos modos, Raimundo I era un hombre de confianza del rey Carlos y defendió en
todo momento sus intereses frente a la nobleza de Aquitania.

Muhammad I trató de refrenar a los alfaquíes y así, por ejemplo, se opuso a ellos cuando
quisieron condenar al jurista Baqí ibn Majlad porque utilizaba en demasía el raciocinio
personal en la elaboración de sus sentencias, (en lugar de aplicar ciegamente la ley coránica, se
entiende). Sin embargo, tuvo que ceder ante sus exigencias en lo tocante a la religión del estado:
los altos funcionarios mozárabes fueron obligados a dimitir o convertirse al islam. Entre estos
estaba el cristiano Gómez, que ya había sido consejero de Abd al-Rahmán II y siguió siendo
hombre de confianza de Muhammad I. A él se debe que el Emir declarara el domingo como día
festivo para los cristianos. La situación de los mozárabes se fue haciendo cada vez más precaria,
y un buen número de ellos emigró al reino de Asturias.

En Roma se terminó una muralla que había mandado construir el Papa León IV como defensa
ante los piratas sarracenos. La muralla rodeaba la iglesia de san Pedro y la unía con el antiguo
Mausoleo de Adriano, que por aquel entonces ya era conocido como el Castillo de
sant'Angelo. Se formó así la pequeña ciudad leonina,donde los romanos podían refugiarse
cuando llegaban los moros. Es significativo que un recinto tan pequeño bastara para acoger a
toda la población romana, lo cual hubiera sido impensable en los tiempos de esplendor de la
ciudad.

229
Los búlgaros amenazaron nuevamente Constantinopla, pero Teodora se las arregló para negociar
la paz. Murió el kan Malamir y fue sucedido por su sobrino Boris I.

En 853 la ciudad de Toledo se sublevó nuevamente como había hecho en tiempos de Abd al-
Rahmán II y, como entonces, la ciudad estuvo varios años fuera del control del emirato.
En 854 Ordoño I envió un ejército a Toledo al mando del conde Gastón, que fue derrotado por
los hombres de Muhammad I en la batalla deGuadalecete. Pese a ello, la rebelión de Toledo
continuó.

El territorio dominado por el reino de Asturias era mucho mayor que el que realmente poblaban
los cristianos. En realidad sólo estaban pobladas las zonas más montañosas del norte. Los
asturianos habían logrado que los moros desalojaran una porción considerable de terreno mucho
más al sur, pero durante muchos años no dispusieron de población suficiente para cononizar
permanentemente las nuevas tierras. En ellas apenas habían construido algunas pequeñas
fortificaciones que servían de refugio temporal a uno y otro bando cuando hacían incursiones en
territorio enemigo. La afluencia de mozárabes llevó a Ordoño I a plantearse un programa de
repoblación. Por esta época fueron repobladas Tuy, Astorga y León. León era una ciudad
romana que los cristianos se encontraron prácticamente intacta, y algunos de sus edificios
fueron causa de desconcierto para los rudos montañeses. Por ejemplo, se encontraron con unas
termas y, sin caer en la cuenta de su finalidad, las emplearon como iglesia.

Pipino logró escapar de la prisión donde Carlos le tenía encerrado y trató una vez más de
recuperar su reino.

En la India murió el rey de Bengala Devpala, que había logrado convertir su reino en un
pequeño imperio gracias a sus dotes militares y diplomáticas. Fue sucedido
por Vigrahapala, que no estuvo a la altura de su antecesor y el esplendor de Bengala decayó.
Esto permitió al rey Mihirbhoj empezar a recuperar el esplendor perdido de los Prathiara.

En 855 murió el Papa san León IV, y fueron nombrados dos sucesores: Anastasio
III y Benedicto III. El primero contaba con el favor del emperador y logró encarcelar al
segundo, pero éste tenía el apoyo del clero romano y pudo ser liberado. Desde ese momento
ambos actuaron como el legítimo Papa.

El emperador Lotario debió de sentir la proximidad de la muerte, así que decidió abdicar y
retirarse a un monasterio (donde murió antes de que acabara el año). Siguiendo la pertinaz
costumbre franca, dividió su reino entre sus tres hijos: Luis II se quedó con sus títulos de
emperador y rey de Italia, Lotario II recibió la parte norte del Reino Medio, territorio que pasó
a llamarse Lotaringia, en alemán Lothringen, que en el habla occidental se convirtió
en Lorraine y de aquí proviene el nombre castellano Lorena. Por su parte, Carlos obtuvo
Provenza y Borgoña. Lotario tenía además una hija, Rotilda, que se había casado con el duque
Guido de Spoleto. El título imperial estaba cada vez más devaluado, pues Luis II sólo gobernaba
Italia y su autoridad no podía competir con la de sus poderosos tíos, Carlos y Luis.

El rey Ethelwulf de Wessex había adquirido la fama de gran guerrero, pero en su interior era
más religioso que hombre de armas. Aprovechó el buen momento por el que pasaba su reino
para cumplir lo que debío de ser una ilusión de su vida: viajar a Roma. Llevó consigo a su
cuarto hijo, Alfredo, y dejó como regente a su hijo mayor, Ethelbaldo. A su regreso pasó por la
corte de Carlos, el rey de Francia Occidental que, para distinguirlo de su sobrino tocayo, era
conocido como Carlos el Calvo. El monarca ofreció al sajón vencedor de los vikingos la mano
de su hija.

Pipino seguía reclamando el trono de Aquitania, así que Carlos el Calvo penetró con su ejército
en la región e hizo coronar rey de Aquitania a su hijo menor, también

230
llamado Carlos. En 856 Pipino perdió el apoyo de sus principales partidarios y tuvo que
esconderse. Luis el Germánico no tardó en comprender que Carlos el Calvo había recibido la
mejor tajada en el reparto de Verdún y consideró adecuado forzar algunos cambios. Para ello se
alió con Roberto el Fuerte, un noble de ascendencia bávara pero que poseía territorios en el
valle del Loira, al este de Bretaña. (Su esposa, Adelaida, había estado casada con un sobrino de
Judit, la segunda esposa de Ludovico Pío y madre de Carlos el Calvo.)

Cuando Ethelwulf regresó a Wessex, se encontró a su hijo Ethelbaldo tan firmemente asentado
en el trono que juzgó más oportuno abdicar, aunque siguió siendo rey de Sussex, Essex y Kent.

Mientras tanto Ordoño I reconstruía las murallas de León y Musá ibn-Musá saqueaba el
condado de Barcelona. Ahora dominaba todo el valle del Ebro y se hacía llamar
jactanciosamente "el tercer rey de España" (donde había que entender que los dos primeros eran
el Emir de Al-Ándalus y el Rey de Asturias).

El joven emperador Miguel III consideró que ya podía gobernar por sí mismo y que su madre
Teodora debía dejar la regencia. Teodora no estaba de acuerdo, pero Miguel III se alió
con Bardas, hermano de Teodora, quien asesinó a Theoctistos, el principal consejero de la
Emperatriz. Ante esto, Teodora no tuvo más remedio que retirarse a un monasterio. El Patriarca
de Constantinopla era entonces Ignacio, partidario de Teodora, y no tardó en excomulgar a
Bardas, por lo que Miguel III no pudo vincular a Bardas al poder, tal y como probablemente
habrían apalabrado para conjurar contra Teodora. Pero en 858 Bardas logró que Ignacio fuera
destituido de su cargo y en su lugar se nombró a un teólogo llamado Focio. Se inició así en
Constantinopla una larga polémica entre los partidarios de Ignacio y los de Focio, pero Bardas
se convirtió en el auténtico gobernante del Imperio.

En la India murió el rey de Bengala Vigrahapala, que fue sucedido por Narayapala. El rey
Prathiara Mihirbhoj le venció y le arrebató una parte de su territorio.

El duque Guido de Spoleto abdicó en su hijo, llamado también Guido.

Ese mismo año murió el rey Ethewulf, y su hijo Ethelbaldo quedó al frente de la heptarquía
inglesa. Mientras tanto, los vikingos remontaron el río Ebro y llegaron hasta Pamplona, donde
hicieron prisionero al rey García Íñiguez y lo liberaron a cambio de un fuerte rescate. El rey
asturiano Ordoño I también tuvo que rechazar una incursión vikinga en las costas de Galicia.

En Japón, un ministro del clan Fijuwara tomó el título de regente y durante varios siglos los
Fujiwara llevaron las riendas del poder tutelando a los emperadores. Se instauró una era de paz
y desarrollo cultural considerada como la era clásica japonesa.

El emperador Luis II no había ayudado mucho a resolver la polémica de los dos Papas,
Anastasio III y Benedicto III, pues su favor había ido pasando de uno a otro. Finalmente, murió
Benedicto III y el que había sido consejero de san León IV y de Benedicto III logró granjearse
el apoyo del emperador y fue elegido Papa con el nombre de Nicolás I. Si Luis II quería un
Papa enérgico que zanjase la disputa, lo había encontrado. Desde el nombramiento de Nicolás I,
Anastasio III tuvo que renunciar a toda pretensión sobre el pontificado. Nicolás I fue el primer
Papa en usar las llamadas falsas decretales, es decir, decretos presuntamente promulgados por
Papas y concilios anteriores que en realidad eran falsificaciones, pero que de este modo gozaban
de mucha más autoridad que si se presentaban como decisiones del Papa actual. Nicolás I
presentó una serie de decretales de las que dijo que aparecían compiladas por san Isidoro de
Sevilla, por lo que se llaman decretales pseudoisidorianas. Según estos "documentos", el Papa
debía ser ayudado en su gobierno por un colegio de obispos principales o cardenales,que
tendrían a su cargo (junto al Papa, por supuesto) todas las cuestiones sobre legislación
eclesiástica. Así ningún obispo podía discrepar del clero romano, pues si no era cardenal su

231
palabra no tenía ninguna validez. Este sistema centralista fue apoyado por el bajo clero, que
prefería la autoridad de unos cardenales lejanos ante la de un obispo cercano.

La historia de que en Roma hubo dos Papas, uno el bueno (que ahora resultaba ser Benedicto
III) y otro impostor, debió de impresionar o, cuanto menos, desconcertar a muchos devotos,
porque dio lugar a una leyenda. Con el tiempo, el Papa impostor se convirtió en una mujer de
inglaterra muy erudita que había entrado en un monasterio griego disfrazada de hombre para
estar junto al monje que era su amante. Tras la muerte de él, marchó a Roma, siempre fingiendo
ser un hombre, y allí fue elegida Papa con el nombre de Juan VIII. La parte más realista de la
historia es que "la Papisa Juana" logró llevar adelante su engaño hasta que en medio de una
solemne procesión le acometieron dolores de parto y, o bien murió del parto, o bien murió
lapidada posteriormente, según otra versión.

Luis el Germánico invadió el reino de Carlos el Calvo, pero el clero agrupado en torno a
Hincmaro, el obispo de Reims, le negó su apoyo, y en 859 Luis tuvo que regresar a su territorio.
Esto puso en una situación muy delicada a Roberto el Fuerte, que pasó a apoyar a Pipino en su
pretensión al trono de Aquitania.

El Emir Muhammad I pudo finalmente sofocar la rebelión de Toledo. Los mozárabes eligieron
arzobispo de Toledo a Eulogio, pero fue prendido y martirizado antes de que pudiera ser
consagrado. Hoy es san Eulogio mártir. Poco después, Muhammad I rechazó una nueva
expedición vikinga. Por aquel entonces, Musá ibn Musá estaba construyendo una fortaleza
en Albelda (cerca de la actual Logroño) que Ordoño I consideró una amenaza para su reino, así
que decidió atacarla como medida preventiva. Se libró una batalla cerca del monte Clavijo, en
la que Musá ibn Musá fue derrotado por la conjunción del ejército de Ordoño I y el Apóstol
Santiago, que apareció en el cielo montado en un caballo blanco. El apóstol no tardaría en ser
conocido como Santiago Matamoros.

La derrota de Musá ib Musá permitió al Emir Muhammad I recuperar el dominio efectivo del
valle del Ebro, y los banú Qasí estuvieron aquietados durante un tiempo.

La región oriental del reino asturiano constituía un condado conocido como Castilla, debido a
que hasta poco antes había sido tierra de nadie llena de castella(pequeñas fortificaciones). El
conde de Castilla se llamaba Rodrigo, y no está claro si era hermano de Ordoño I. El caso es
que Ordoño I y Rodrigo realizaron ese mismo año dos expediciones hacia el sur y llegaron hasta
territorios de las actuales Cáceres y Madrid.

En 860 Muhammad I invadió el reino de Pamplona y se llevó prisionero a Córdoba a Fortún


Garcés, el hijo y heredero del rey García Íñiguez.

Tras la muerte del rey de Escocia Kenneth I, ocupó el trono su hermano Donald I. Una partida
de vikingos desembarcó por sorpresa en Wessex y saqueó Winchester, la capital. Luego fueron
rechazados por un ejército reunido con precipitación. El rey Ethelbaldo murió y fue sucedido
por su hermano Ethelberto.

232
EL FIN DEL REINO MEDIO

A partir de finales del siglo IX empezamos a tener datos más concretos sobre los vikingos. Se
trata de datos dispersos y envueltos en leyendas, como es normal, pero ya es algo más que el
simple hecho de que llegaban, saqueaban y se marchaban. De la actual Suecia partió un
numeroso contingente de vikingos que, siguiendo los cursos de los ríos (el Dvina, el Dniéper, el
Volga), viajaban rápidamente, poniendo en comunicación las regiones del norte con el mar
Caspio y el mar Negro. Unos se dedicaron al comercio (esclavos, pieles, armas, seda, especias),
mientras que otros se ofrecían como mercenarios, y muchos hacían ambas cosas a la vez. Al
parecer fueron muchos los pueblos que se valieron de sus servicios (eslavos, pechenegos,
búlgaros) hasta el punto de que fueron conocidos como Varegos, que significa "aliados".
En 860 unas hordas de eslavos dirigidas por varegos llegaron hasta Constantinopla, pero fueron
rechazados.

En 861 el hijo del Califa al-Mutawakkil se cansó de esperar el trono y organizó una
conspiración por la que la guardia turca asesinó al Califa. Fue el principio del fin de la dinastía
abasí, pues los turcos se dieron cuenta de que podían poner y deponer Califas a su antojo.
Durante los años siguientes el poder efectivo estuvo en manos de funcionarios turcos que
empezaron a transmitir sus cargos de padres a hijos pero, como se dividían en varias familias
rivales, los turcos nunca llegaron a ser tan poderosos como podrían haber llegado a ser.

Entre los jázaros, tradicionales aliados de constantinopla, se había difundido el islam, e incluso
el judaísmo. Por ello Focio envió a dos misioneros para convertirlos al cristianismo. Eran dos
hermanos griegos llamados Cirilo y Metodio.

Roberto el Fuerte, se reconcilió con Carlos el Calvo (depués de haber apoyado contra él a Luis
el Germánico y a Pipino) y a cambio recibió los títulos de vizconde de Angers y marqués de
Neustria. El título de marqués se explicaba por la vecindad de su territorio con los bretones. Por
otra parte, en 862 un noble llamadoBalduino raptó a Judit, la hija de Carlos el Calvo, y luego se
casó con ella. Con esto obtuvo del rey varios condados, entre ellos el de Gante y el de Flandes.

El condado de Ampurias pasó a manos de Suñer II, el hijo del conde Suñer I que había muerto
catorce años antes. No se sabe gran cosa sobre los condados de la marca hispánica durante este
periodo ni de cómo Suñer II recuperó el título. Poco después decidió compartir el título de
conde de Ampurias con su hermano Delá.

Ese año murió Musá ibn Musá, mientras atacaba a su yerno Azrak ibn Mantil en tierras de
Guadalajara.

Unas tribus eslavas solicitaron, como iba siendo habitual, la ayuda de los varegos en algún
conflicto, y una tribu varega acudió solícita al llamamiento. Era una tribu que se llamaba a sí

233
misma Rus, y su jefe era Riúrik. Tomaron la ciudad de Nóvgorod y la convirtieron en su
capital. Con el tiempo, los eslavos que aceptaron a los Rus como gobernantes (probablemente
los mismos que habían asaltado Constantinopla dos años antes) fueron conocidos
como Rusos. Naturalmente, puede cuestionarse si realmente los eslavos llamaron a los rus o si
éstos se presentaron sin invitación y luego crearon esta historia como justificación, pero, de un
modo u otro, parece ser que así nació el pueblo ruso.

A medida que los pueblos eslavos formaban estados con pretensiones de estabilidad, sus
relaciones diplomáticas con las potencias vecinas fueron cobrando importancia. En general, un
paso poco menos que insalvable para mantener buenas relaciones con cualquiera de los dos
imperios (teóricamente) romanos (el franco y el bizantino) era aceptar el cristianismo, pero cada
imperio tenía su propia versión del cristianismo y de la elección dependía cuál iba a ser el aliado
y cuál el enemigo. Así, el príncipe moravo Rotislav, vecino de los germanos, consideró más
conveniente tener a los bizantinos como aliados, por lo que pidió a Constantinopla que les
enviara misioneros para evangelizarlos según el rito oriental. Focio les envió a Cirilo y Metodio,
que acababan de regresar de oriente. Éstos inventaron un alfabeto para transcribir las lenguas
eslavas y tradujeron la Biblia, al tiempo que trataban de adaptar la liturgia a las costumbres
eslavas. Similarmente, en 863 el kan búlgaro Boris I, vecino de los bizantinos, solicitó a Luis el
Germánico que enviara misioneros a su tierra. Sin embargo, los bizantinos amenazaron con una
intervención militar y Boris I aceptó los misioneros que le envió Focio. Fue bautizado
como Miguel y tuvo como padrino al emperador Miguel III. A cambio, Constantinopla
reconoció los derechos de los búlgaros sobre todos los territorios que dominaban de hecho. La
aristocrácia búlgara se resistió a la conversión, pero pudo más el empeño del kan.

Los banú Qasí habían representado un papel clave en la contención del reino de Asturias. Ahora
Ordoño I vio facilitada su expansión y, para detener sus avances, Muhammad I envió un gran
ejército al mando de su hijo Abd al-Rahmán y de Abd al-Malik. Ordoño I trató de cortarle el
paso pero fracasó y sufrió una gran derrota.

Tras la muerte del rey de Escocia Donald I, fue elegido rey su sobrino Constantino. Pasó todo
su reinado combatiendo a los vikingos. El rey Harald I de Dinamarca murió asesinado. Fue
sucedido por Gorm el Viejo, quien mejoró las fortificaciones construidas por el rey Godofredo
para asegurar la frontera meridional. Se mostró bastante benevolente con el cristianismo.

También murió Carlos, el rey de Aquitania hijo de Carlos el Calvo. Éste puso en su lugar a su
segundo hijo, conocido como Luis el Tartamudo, y no tardó en rebelarse contra su padre en

234
colaboración con el rey Salomón de Bretaña y con una expedición vikinga que penetró por el
Loira. Roberto el Fuerte tuvo ocasión de mostrar la fidelidad jurada a Carlos el Calvo haciendo
frente a la triple amenaza.

El duque Hunfrido de Gotia había sido acusado de traición el año anterior, aunque había sido
perdonado. Ahora tomó Tolosa, donde el conde Guillermo I murió defendiendo la ciudad.

Más trascendente fue la muerte sin descendencia el rey Carlos de Provenza, cuyo reino fue
repartido entre sus hermanos Lotario II y Luis II. Por aquella época Lotario II tenía un serio
problema: tenía una esposa y una amante. Hasta aquí todo era normal, pero su esposa no le
había dado ningún hijo, mientras que su amante sí. Si moría, el hijo bastardo, que se
llamaba Hugo, no podría reclamar herencia alguna y su reino pasaría sin duda a manos de sus
tíos (su hermano Luis II tenía únicamente una hija, o sea, nada, por lo que tras la muerte de
ambos el reino medio llegaría a su fin). Para evitarlo tenía que repudiar a su esposa y casarse
con su amante. El trámite para ello era conocido: consistía en acusar a su esposa de una lista de
crímenes y luego pedir a un grupo de obispos que anulase el matrimonio. Siendo rey de Lorena
el plan era viable, si no fuera porque sus tíos Luis y Carlos también eran reyes, más poderosos
que él, y tenían exactamente el mismo interés en impedir el divorcio que él en conseguirlo. Por
ello, cuando los obispos que interpretaban la voluntad de Dios en la versión de Lotario II
decretaron el divorcio, otros obispos que interpretaban la voluntad de Dios en la versión de Luis
y Carlos denunciaron el procedimiento. Pese a todo, Lotario II se había apresurado a meter a su
esposa en un monasterio y a casarse con su amante. Se trató de resolver el conflicto entre los
obispos en una reunión donde los argumentos esenciales fueron intentos de soborno por una y
otra parte. Los obispos, desbordados, decidieron pasarle la papeleta al Papa.

Teóricamente, esto era bueno para Lotario II, pues Nicolás I debía a su hermano Luis II su
elección como Sumo Pontífice y el emperador estaba igualmente deseoso de que se aceptara el
divorcio. Mientras Lotario II ponía de su parte a los obispos de Colonia y de Tréveris (los dos
obispos más influyentes de su reino), Luis II hizo una demostración militar ante el Papa, pero
Nicolás I no era fácil de manejar. Dictó sentencia en contra de Lotario II y éste se vio obligado a
abandonar a su amante y a aceptar nuevamente a su esposa. (Sus tíos lo habrían tenido muy fácil
para lanzarse sobre él con el Papa de su lado.) Los obispos que habían apoyado la posición de
Lotario II fueron depuestos inmediatamente.

Nicolás I fue también un ferviente defensor de la supremacía del Papa sobre el Patriarca de
Constantinopla y, como forma de poner de manifiesto su punto de vista, dado el éxito obtenido
frente a los reyes carolingios, decidió intervenir en la polémica sobre Ignacio y Focio. Dos años
antes había habido un concilio en Constantinopla en el que los legados papales no habían
cuestionado que Focio fuera el Patriarca, pero ahora Nicolás I decidió "deponer" a Focio.
Naturalmente su "orden" no tuvo efecto alguno, pero tras no ser acatada excomulgó al Patriarca.
Naturalmente esto tampoco afectó a Focio. Incluso puede que le aportara prestigio en
Constantinopla. En 864 y durante los dos años siguientes trató en vano de convertir a los rusos
al cristianismo, quienes habían entablado unas buenas relaciones comerciales con los bizantinos.

Salomón, el conde de Urgel-Cerdaña, viajó a Córdoba en nombre de Carlos el Calvo para firmar
un tratado de paz y amistad con el Emir Muhammad I. Así, durante algún tiempo la marca
hispánica se vio libre de ataques moros.

Durante el reinado de Ethelberto de Wessex los vikingos llegaron a las costas de Kent. Los
ciudadanos, asustados, se prestaron a pagar un dinero a cambio de que se marcharan, y los
vikingos pidieron una elevada suma. Después de recibir el dinero, los vikingos saquearon
igualmente la ciudad por si quedaba algo más. Otra partida atacó en Northumbria y uno de sus
caudillos fue capturado. Se llamaba Ragnar Lodbrok y su historia está envuelta en la leyenda.
Por ejemplo, se cuenta que era un rey danés y que los northumbrios lo arrojaron a un pozo con

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serpientes venenosas. Sus últimas palabras fueron que los cachorros de oso le vengarían. Se
refería a sus hijos Ivar y Ubba, que al enterarse de lo sucedido reunieron una gran fuerza y
desembarcaron en Anglia Oriental en 865, donde no hallaron resistencia y acamparon para pasar
el invierno en espera de refuerzos. Ese mismo año murió Ethelberto y fue sucedido por su
hermano Ethelred I.

También murió san Anscario. Su labor misionera en el norte fue continuada por su
discípulo Rimberto. Los generales Abd al-Rahmán y Abd al-Malik llevaron una nueva y
exitosa campaña contra el reino de Asturias que hizo retroceder sus fronteras y obligó a
abandonar algunas tierras recientemente repobladas. El conde de Castilla trató de hacer frente a
los moros, pero sufrió una estrepitosa derrota.

Por estas fechas Roberto el Fuerte había logrado someter de nuevo Bretaña a la soberanía franca
y ahuyentar a los vikingos. Luis el Tartamudo se rindió y, por otra parte, los soldados de Carlos
el Calvo capturaron a Pipino, el cual fue condenado a muerte, pero al final se le conmutó la
pena por cadena perpetua. De todos modos, murió al año siguiente.

El duque Hunfrido de Gotia se vio obligado a abandonar sus posesiones y refugiarse en Italia,
de donde era oriundo. Carlos el Calvo adjudicó el condado de Tolosa (que Hunfrido había
arrebatado a Raimundo I) a Bernardo, hijo de Raimundo I, y Gotia pasó (con el título de
marqués) a Bernardo Plantevelue, conde deAuvernia.

Siguiendo el espíritu de Carlomagno, Carlos el Calvo había fundado la década anterior una
"Escuela Palatina" en la que destacaba la figura de Juan Escoto Eriúgena. Su labor más
influyente fue la traducción al latín de los Tratados del pseudo-Dionisio, escritos en oriente por
un monje desconocido de la época de Justiniano y que fueron atribuidos a Dionisio el
Areopagita, un ateniense mencionado en el Nuevo Testamento. En ellos se describe
cuidadosamente la distribución de los ángeles en diversas jerarquías, idea que fue muy popular
dado que calcaba en los Cielos la estructura social de la época. Ahora acababa de redactar De
diuisione Naturae, en la que mezclaba la teoría platónica de las ideas con cierto panteísmo que
lo hicieron sospechoso de herejía. Escoto apoyó al obispo Hincmaro en su celo por la ortodoxia
teológica, pero a Nicolás I no le gustó que Hincmaro tomara ciertas decisiones sin consultarle,
así que lo llamó al orden y el obispo de Reims tuvo que ceder.

Los húngaros llegaron a la frontera del reino de Luis el Germánico y algunos eslavos,
empujados por aquéllos, las traspasaron. Otros se desplazaron hacia el sur y penetraron las
fronteras bizantinas. El rey apenas tenía recursos para hacerles frente. Dividió los territorios más
expuestos en nuevos ducados: Franconia, Turingiay Sajonia Occidental, al frente de los cuales
puso a su hijo, Luis el Joven (Sajonia Oriental seguía bajo el duque Liudolfo), pero éste luchó
más contra su padre que contra los eslavos.

El emperador Miguel III no se interesaba por el gobierno, sino más bien por los placeres que su
posición le permitía. Fue conocido como Miguel el Beodo. Pese a ello, el Imperio prosperaba
gracias a la labor de su tío Bardas. Sin embargo, un ministro eficiente y serio acaba cansando a
un emperador frívolo. Desde hacía un tiempo, Miguel III se había interesado por un joven
llamado Basilio que trabajaba en los establos de Constantinopla. Tuvo la idea de casar a su
amante con Basilio, de modo que lo tenía más fácil para guardar las apariencias. Finalmente
Basilio mató a Bardas con el consentimiento del emperador y en 866 Miguel III adoptó a
Basilio y lo nombró heredero.

Tras la muerte del rey Ordoño I de Asturias, su hijo Alfonso y el conde de Lugo, Fruela
Bermúdez, se disputaron la corona. Finalmente la obtuvo el que pasó a ser Alfonso III.

236
También murió el duque Liudolfo de Sajonia, y fue sucedido por su hijo Bruno. Roberto el
Fuerte logró derrotar a unos vikingos en el Sena, pero murió en la batalla. Dejó un hijo de seis
años llamado Eudes y otro recién nacido llamado Roberto.

Al llegar a Anglia Oriental los refuerzos que esperaban Ivar y Ubba, por primera vez hubo en
Inglaterra un auténtico ejército nórdico, danés para más exactitud. Los daneses avanzaron hacia
el norte a través de Mercia y llegaron a York, en Northumbria, derrotaron a las fuerzas que les
salieron al paso, capturaron al rey y lo asesinaron después de torturarlo.

El kan búlgaro Boris I intentó escapar a la tutela bizantina y pidió al Papa Nicolás I que
nombrara un obispo en su reino. El Papa aceptó encantado, pues con ello pasaba por encima de
los religiosos enviados por Focio y confirmaba que el Papa estaba por encima del Patriarca. Sin
embargo, sus legados fueron interceptados en la frontera búlgaro-bizantina y se abrió una larga
polémica entre Roma y Constantinopla sobre quién tenía derecho a evangelizar a los búlgaros.
En 867 Focio publicó una encíclica en la que enumeró los muchos "errores" de la doctrina
cristiana propugnada por Roma. El más famoso de todos fue el conocido como la disputa
del"filioque" (léase filiocue). Consistía en que la Iglesia de Constantinopla aseguraba que el
Espíritu Santo provenía del Padre (e Patre), mientras que la Iglesia de Roma sotenía que el
Espíritu Santo provenía a la vez del Padre y del Hijo (e Patre Filioque). La diferencia, pues, se
reducía, al menos en latín, a una palabra: filioque (y del hijo), pero era fundamental, suficiente
para justificar que en un concilio reunido en Constantinopla Focio excomulgara a Nicolás I.
(¿Cómo podría tenerse por cristiano a alguien que osaba afirmar que el Espíritu Santo provenía
del Padre y del Hijo?). Ni que decir tiene que para la Iglesia Romana la disputa del filioque
tenía la misma trascendencia, y en la actualidad sigue siendo uno de los principales puntos de
divergencia entre ambas iglesias.

Dos muertes suavizaron la tensión. Una fue la de san Nicolás I, que fue sucedido por Adriano
II. Pero también murió Miguel III, asesinado por el que había sido su favorito y que ahora
pasaba a ser Basilio I. Inmediatamente destituyó a Focio, lo internó en un monasterio y
restituyó a Ignacio como Patriarca de Constantinopla. Con esto se restablecieron las relaciones
entre la Iglesia Romana y la de Constantinopla. Sin embargo, la polémica sobre quién podía
evangelizar a los búlgaros no se resolvía. Además, dado que Constantinopla cuestionaba la
posibilidad de que Roma enviara misioneros a Oriente, el arzobispo de Ratisbona denunció la
labor de Cirilo y Metodio en Occidente, quienes, después de instruir a los moravos, habían
continuado su labor entre los polacos y luego entre los húngaros. Adriano II llamó a Roma a los
dos hermanos y llegó con ellos a un acuerdo: reconoció el rito eslavo que prácticamente habían
inventado y se ofreció a financiarles, pero a partir de ese momento Cirilo y Metodio se
consideraron enviados del Papa y no del Patriarca de Constantinopla.

Aunque no influyó en nada, también murió Teodora, la madre de Miguel III.

Quien más debió de alegrarse con la muerte de san Nicolás I fue Lotario II, que se apresuró a
viajar a Roma para pedirle a Adriano II que reconsiderara su petición de anulación de
matrimonio. Adriano le dio largas y le prometió revisar el caso, pero Lotario II pasó un año
entero en Roma sin sacar nada en claro.

También murió ese año el conde de Aragón, Galindo I Aznárez. Fue sucedido por su hijo Aznar
Galíndo II. Practicó una política de amistad con sus vecinos, los navarros y los moros. Se casó
con Oneca, hija del rey de Pamplona García Íñiguez (Oneca es la versión latina de Íñiga), a su
hijo Galindo lo casó con una hija del conde de Gascuña, y a su hija Sancha la casó con el
gobernador moro de Huesca, al-Tarwil.

237
El Califato Abasí seguía desmembrándose: Yaqub al-Saffar, Emir de Sistán (la región limítrofe
con la India) declaró a sus dominios independientes de Bagdad, iniciando así la dinastía de
los Saffaríes.

Un año antes había muerto el duque Ranulfo I de Aquitania, a quien Carlos el Calvo había
nombrado para controlar a su sobrino Pipino. En 868 el rey nombró duque de Aquitania a
Bernardo Plantevelue, ahora para controlar a su hijo Luis el Tartamudo. El condado de Poitiers
había pasado al hijo de Ranulfo I, llamado también Ranulfo.

En 869 Carlomán, el hijo mayor de Luis el Germánico condujo un ejército contra Moravia. Ese
mismo año murió san Cirilo, y su hermano Metodio fue nombrado obispo en Panonia. Su
jurisdicción abarcaba prácticamente todo el territorio eslavo cristianizado. Ignacio convocó un
concilio en Constantinopla en el que se condenó a Focio y se discutió sobre el derecho del
patriarcado de Constantinopla sobre los búlgaros. Sobre el filioque no se llegó a ningún
acuerdo.

El gobernador de Egipto, Ahmad ibn Tulún, se independizó de Bagdad gracias a su poderoso


ejército formado por turcos y esclavos negros. En realidad no sólo gobernaba Egipto, sino
también Siria y todo el norte de África hasta el reino Aglabí. Inició la dinastía de
los Tulúnidas. Con ella Egipto pasó por un periodo de esplendor y desarrollo cultural.

Lotario II regresaba de Roma todavía casado, pero murió durante el viaje. Teóricamente, al
carecer de descendencia directa, su reino debía pasar a Luis II, en calidad de emperador y de
pariente más próximo. Sin embargo, Carlos el Calvo se apoderó de toda Lorena, ante la
indignación del emperador Luis II, de Luis el Germánico y del Papa Adriano II. De estos tres, la
única amenaza seria era Luis el Germánico, de modo que Carlos se lo pensó mejor. En 870 se
reunió con Luis enMersen, al norte de Aquisgrán, y los dos reyes se repartieron Lorena. En
términos modernos, Luis II se quedó Renania y el norte de Holanda, mientras que Carlos se
quedó el sur de Holanda y Bélgica. El Reino Medio quedó reducido al territorio italiano en
manos de Luis II, el cual tampoco tenía descendientes masculinos, por lo que sus días estaban
contados. Luis II estaba organizando una expedición contra los piratas sarracenos, a la que
también se unieron los bizantinos.

Metodio fue hecho prisionero por los obispos germánicos, que no discutían su jurisdicción y no
admitían su liturgia. Por esta época los eslavos crearon el reino deCroacia, al sur del territorio
ocupado por los húngaros, en lo que hasta poco antes había sido territorio bizantino.

Murió García Íñiguez, el rey de Pamplona, y su hijo Fortún Garcés seguía prisionero en
Córdoba. Fue nombrado regente García Jiménez, otro miembro de la casa real. También murió
el conde Salomón de Urgel-Cerdaña, y fue sucedido por Wifredo el Velloso, hijo del conde
Sunifredo que había precedido a Salomón. Tal vez le ayudó su hermano Riculfo, que era obispo
en el Rosellón. Poco después, Wifredo segregó de sus dominios el condado de Conflent, que
entregó a su hermano Miró.

En Inglaterra, los daneses se extendieron desde Northumbria en todas direcciones. El


rey Edmundo de Anglia Oriental fue martirizado hasta la muerte.

238
ALFREDO EL GRANDE

En 870 el rey Rotislav de Moravia fue derrotado por Svatopluk, que se convirtió en el nuevo rey
y extendió considerablemente sus fronteras.

Los ejércitos daneses habían conquistado ya casi toda Inglaterra. Sólo resistía la parte
septentrional de Northumbria, la parte occidental de Mercia y, sobre todo, Wessex, que seguía
intacto. En 871 los daneses llegaron al Támesis, donde se encontraron con el ejército dirigido
por el rey Ethelred y su hermano Alfredo (el que había acompañado a su padre Ethelwulf en su
viaje a Roma). Una vez más, el ejército de Wessex derrotó a los nórdicos (aunque más tarde se
dijo que Ethelred y Alfredo no habían participado igualmente en la batalla: Alfredo había
dirigido el ataque mientras Ethelred oficiaba una misa). No obstante, la victoria no fue decisiva.
Los daneses recibieron refuerzos y un par de semanas más tarde estaban preparados para otro
encuentro. Esta vez los hombres de Wessex se vieron obligados a retirarse y Ethelred cayó
mortalmente herido. El rey tenía dos hijos pequeños, pero los tiempos que corrían no eran para
nombrar rey a un niño estando ahí Alfredo, que era un guerrero consumado. Así Alfredo fue
elegido rey de Wessex con veintitrés años de edad. Los daneses aprovecharon la confusión que
sigue siempre a una sucesión para invadir el país, y derrotaron a Alfredo en Wilton, a unos
cuarenta kilómetros de Winchester, la capital sajona. Pero Alfredo pudo retirarse a tiempo y
conservar su ejército esencialmente intacto. De todos modos, Alfredo sabía que necesitaba
tiempo para reorganizarse, así que ofreció dinero a los daneses a cambio de una tregua. Los
daneses juzgaron conveniente aceptar y dedicarse a sofocar la última resistencia de Mercia y
Northumbria para poder luego dedicarse plenamente a Wessex.

El emperador Luis II dirigió finalmente la expedición contra los sarracenos que había estado
preparando con la ayuda de los bizantinos, y logró tomar la ciudad de Bari, que los piratas
habían tomado a Constantinopla ya hacía varias décadas. Los bizantinos se apresuraron a tomar
de nuevo el control de la ciudad con lo que, en realidad, Luis II no obtuvo ningún provecho
directo. Luego intentó someter al ducado de Benevento, pero no tuvo éxito. Incluso llegó a ser
capturado y estuvo retenido durante algún tiempo como rehén.

En Al-Ándalus, Mutarrif ibn Musá, hermano de Musá ibn Musá, se alzó contra el Emir de
Córdoba y tomó Tudela. Pronto fue capturado y asesinado junto con sus tres hijos, pero
entonces sus hermanos Ismaíl y Fortún se aliaron con Alfonso III de Asturias y se adueñaron
nuevamente del valle del Ebro.

En 872 murió el Papa Adriano II y fue sucedido por Juan VIII, quien demostró tener una gran
energía al dirigir él mismo una campaña contra un desembarco sarraceno.

239
Tras la muerte del conde Bernardo de Tolosa, Carlos el Calvo adjudicó el condado a su rival, el
marqués de Gotia Bernardo Plantevelue. Los condados de Pallars y Ribagorza se
independizaron entonces del de Tolosa.

Por esta época un caudillo vikingo llamado Harald Harfager (el de la bella cabellera) logró
una gran victoria naval sobre sus enemigos, los Jarls, y logró expulsarlos de su territorio. A
partir de este momento inició un proceso de unificación política que le llevó a dominar la mayor
parte de la costa escandinava. Estableció un sistema de impuestos y se convirtió así en Harald
I, el primer rey de Noruega.

Los muchos noruegos forzados al exilio por Harald I siguieron suertes diversas. Algunos se
refugiaron en las islas próximas, pero Harald I los persiguió en varias expediciones a
las Shetlands, las Orcadas y las Hébridas; otros se incorporaron a las expediciones vikingas
que asolaban Escocia, mientras que otros llegaron aún más lejos: en 874, un noruego
llamado Ingolfur Arnarson llegó hasta la isla que llamó Islandia (tierra de hielo). Es posible
que la isla hubiera recibido algunas visitas anteriores, probablemente de monjes irlandeses que
huían de las primeras incursiones vikingas, pero lo cierto es que Islandia estaba deshabitada
desde hacía más de setenta años. Los noruegos se convirtieron en sus primeros pobladores
estables al fundar la ciudad de Reykjavik.

Ese mismo año murió el undécimo imán chiita y dejó como sucesor a un niño de cinco años,
llamado Muhammad al-Mahdí. Al parecer, el tiempo había hecho ver a los chiitas que tener un
imán desaparecido como el de los ismailíes era más conveniente que tener uno sometido a las
miserias humanas, así que aprovecharon la ocasión para hacer "desaparecer misteriosamente" a
la criatura, según la versión oficial, y desde entonces su religión adoptó también el carácter
mesiánico que tenía la versión ismailí. No obstante siguieron caminos separados: por una parte
estaban los chiitas septimanos y por otra los duodecimanos, según el número de imanes que
reconocían antes de la "ocultación".

Los moravos fueron obligados a reconocer la dominación franca.

Mientras tanto los daneses acabaron la conquista de Mercia, con lo que ya dominaban toda
Inglaterra a excepción de Wessex, contra el cual volvían ahora su mirada. La tregua que habían
pactado años antes con el rey Alfredo podía darse por acabada. Pero Alfredo no había perdido el
tiempo en esos años. Comprendió que lo que hacía fuertes a los daneses era su dominio del mar,
y que para hacerles frente en igualdad de condiciones era necesaria una flota. Buscó la ayuda de
piratas frisios, que dirigieron la construcción de barcos y se ofrecieron a tripularlos. En 875 la
flota de Alfredo derrotó a los sorprendidos daneses.

En China la dinastía Tang no lograba reconstruir el poder estatal. Un grupo de campesinos


insurrectos, organizados por Wang Xianzhi y Huang Chao, recorrían el país saqueándolo.

La zona más oriental del Califato abasí reclamó también su independencia bajo su
gobernador Samán Judat, un mazdeísta que se había convertido años antes al Islam. Ahora la
autoridad del Califato sólo se extendía sobre Arabia, Mesopotamia y poco más.

240
El Emir de Córdoba, Muhammad I, sustituyó a los viejos y expertos recaudadores de impuestos
por otros más jóvenes que no tardaron en herir los sentimientos de los muladíes. Mérida se
rebeló bajo abd al-Rahmán ibn Marwán, a la vez que Umar ibn Hafsún extendía la rebeldía
por la zona sur. Mientras, los banú Qasí seguían resistiendo en el valle del Ebro. Abd al-Rahmán
ibn Marwán capturó a Hasim ibn Abd al-Aziz, ministro de Muhammad I, y lo entregó al rey
Alfonso III de Asturias como muestra de buena voluntad. Muhammad I envió a León sus tropas
fronterizas de Toledo y Guadalajara, al tiempo que un ejército mayor partía de Córdoba para
reunirse con las otras fuerzas. Alfonso III atacó por sorpresa a las primeras hasta aniquilarlas,
tras lo cual se dispuso a defender León. Cuando el ejército cordobés se enteró de lo sucedido
trató de retroceder, pero también fue alcanzado y derrotado. El Emir se vio obligado a pagar un
rescate en oro por Hasim ibn Abd al-Aziz, el cual, de regreso en Córdoba, aconsejó a
Muhammad I que pactara una tregua por tres años con Alfonso III. Era la primera vez que el
Emirato de Córdoba pedía una paz al reino de Asturias. El rey asturiano pasó a ser conocido
como Alfonso III el Magno.

Ese mismo año murió el emperador Luis II, sin más descendencia que una hija
llamada Ermengarda, que legalmente no podía heredar nada. Técnicamente, el heredero natural
era Luis el Germánico, pues era el mayor de los hijos de Ludovico Pío, pero la pugna entre
emperadores y Papas sobre quíen tenía autoridad para nombrar a quién había sido ganada por
los Papas (gracias a Ludovico Pío). Así pues, la decisión última correspondía a Juan VIII. Sin
embargo, una cosa era quién debía decidir y otra quién podía hacerlo. Carlos el Calvo se
apresuró a tomar Provenza y desde allí avanzó hasta Roma con un ejército. Hizo saber a Juan
VIII que, además de sus soldados, llevaba consigo una suma considerable de dinero, así que el
Papa decidió invitarlo a entrar en Roma. Luis el Germánico perdió así la oportunidad de recibir
el título imperial y, lo más importante, los territorios de Luis II. Tal vez perdió la ventaja porque
dio por hecho que iba a ser elegido por el Papa sin más discusión, o bien porque las constantes
rebeliones de sus hijos le impidieron dirigirse a Italia como había hecho su hermanastro. El caso
es que Juan VIII coronó emperador a Carlos el Calvo el día de navidad, justo setenta y cinco
años después de la coronación de Carlomagno.

Por otra parte, Carlomán, el hijo mayor de Luis el Germánico trató de presionar a Juan VIII para
que lo nombrara Rey de Italia, y empezó a intrigar con la ayuda deEngelberga, la viuda del
emperador Luis II, pero Juan VIII se apresuró en coronar como Rey de Italia al emperador
Carlos el Calvo. Éste dejó Italia al cuidado de su cuñado Bosón, al que nombró duque de
Borgoña.

En cuanto a Luis el Germánico, que hubiera perdido la inciativa no significaba que tuviera que
perderlo todo: preparó la guerra, pero murió seis meses después, en876. Carlos aprovechó la
ocasión para apoderarse de la parte de Lorena que había tenido que cederle años atrás, pero Luis
el Joven reaccionó rápidamente y se enfrentó a Carlos en Calvo en Andernach, en el Rin
medio, donde obtuvo una victoria. El reino de Luis el Germánico se dividió entre sus tres hijos:

241
Carlomán se convirtió en rey de Baviera, Luis el Joven en rey de Sajonia y Carlos el Gordo en
rey de Alamania.

Mientras tanto Alfredo de Wessex obtenía una segunda victoria naval frente a los daneses,
aprovechando que una tormenta dañó la flota enemiga.

En 877 Engelberga, la viuda del emperador Luis II, urdió una nueva conspiración contra el Papa
Juan VIII, esta vez con la ayuda de Formoso, el obispo de Porto,al tiempo que los sarracenos
reanudaban sus ataques. El Papa llamó en su ayuda a Carlos el Calvo, pero éste murió en el
camino. Su hijo Luis el Tartamudo se convirtió en Luis II, rey de Francia Occidental. Éste, que
hasta entonces había sido rey de Aquitania, no nombró un nuevo rey para este territorio, pero
mantuvo al duque Bernardo, por lo que Aquitania pasó a ser definitivamente un ducado. Poco
después el duque de Spoleto y el marqués de Toscana expulsaron de Roma a Juan VIII, que tuvo
que refugiarse en la corte de Luis el Tartamudo. Italia seguía gobernada por Bosón, y
Engelberga logró que se casara con su hija Ermengarda.

Juan VIII tenía que elegir al nuevo emperador. La elección más sencilla hubiera sido Luis el
Tartamudo, el único hijo vivo de Carlos el Calvo y actual protector del Papa, pero necesitaba a
alguien poderoso que le ayudara a recuperar el dominio de Roma, así como a enfrentarse a los
sarracenos. Según estas consideraciones Luis el Tartamudo no era un buen candidato. Era débil
y enfermizo, y no especialmente poderoso. Por esta época Luis el Joven se quedó
definitivamente con la parte de Lorena que Carlos el Calvo le había intentado arrebatar. Así
pues, Juan VIII decidió demorar lo más posible la elección del nuevo emperador.

Ese año murió san Ignacio, el Patriarca de Constantinopla, y el emperador Basilio I puso de
nuevo en el cargo a su rival, Focio, pero no le permitió adoptar posturas extremas contra Roma.
También murió Juan Escoto Eriúgena. El rey escocés Constantino I vivió luchando contra los
vikingos y murió luchando contra ellos. Fue sucedido por su hermano Aodh, pero su reinado no
duró más de un año y no está claro qué pasó después.

El duque Bernardo de Septimania se rebeló contra Luis el Tartamudo. Al parecer era hijo del
Guillermo que también se había rebelado contra Carlos el Calvo, a raíz de lo cual los condes
Sunifredo y Suñer habían perdido sus dominios en la marca hispánica. Ahora sucedió lo
contrario: el conde Wifredo el Velloso y sus hermanos (Miró, Riculfo, Radulfo y Sunifredo) se
enfrentaron a Bernardo en apoyo del rey. En 878 éste recompensó sus servicios otorgando a
Wifredo el Velloso los condados de Barcelona y Gerona y a Miró el condado de Rosellón. Poco
después Wifredo segregó del condado de Gerona el condado de Besalú, que entregó a Radulfo.
Riculfo y Sunifredo eran clérigos, así que no reclamaron posesión alguna. De todos modos
Sunifredo ayudó a Wifredo en el gobierno de sus dominios. En los años siguientes Wifredo se
dedicó a repoblar muy densamente sus dominios.

Uno de los caudillos daneses más poderosos de Inglaterra era Guthrum, que se dispuso a
acabar definitivamente con la resistencia de Wessex. A principios de año, el rey Alfredo estaba
en Chippenham, ceca del Támesis. Los daneses lograron acercarse sigilosamente a las murallas
de la ciudad sin ser advertidos (al parecer, porque los sajones seguían celebrando la navidad y el
año nuevo). Cuando los daneses forzaron las puertas y entraron ya era demasiado tarde.
Efectuaron una matanza y Alfredo tuvo que huir acompañado de unos pocos hombres. Tuvo que
refugiarse en los bosques y marismas de Sommerset, al sur del canal de Brístol, mientras los
daneses completaban la conquista de Inglaterra. Sin embargo, cinco meses después Alfredo
había reunido un ejército con el que logró pillar por sorpresa a Guthrum y lo derrotó
en Edington, al sur de Chippenham. Finalmente, Guthrum se encontró sitiado en una pequeña
fortaleza, donde Alfredo le dio a elegir entre negociar o morir de hambre. Guthrum aceptó la
negociación y Alfredo no fue muy exigente. Sólo pidió que Guthrum evacuase Wessex y a
cambio reconocería la soberanía danesa en el resto de Inglaterra. No obstante, Alfredo insistió

242
además en que Guthrum debía convertirse al cristianismo, y Guthrum aceptó. Se bautizó con el
propio Alfredo como padrino. Con esta condición, aparentemente fuera de lugar, Alfredo
demostró su gran visión política: una Inglaterra dividida en una mitad cristiana y otra pagana se
habría destrozado en luchas continuas, mientras que si los daneses se convertían al cristianismo
no tardarían en asimilar la cultura sajona, y la vida en Wessex no iba a cambiar mucho por que
sus vecinos fueran anglos o daneses. Naturalmente, Alfredo contaba con que la mayoría de los
daneses seguirían a su caudillo en la conversión, como en efecto sucedió. Quedaron algunos
grupos de daneses independientes que conservaron el paganismo, pero sólo causaron molestias
menores y a la larga se extinguieron.

El territorio gobernado por Alfredo, que no sólo comprendía Wessex, sino también Sussex,
Kent, y parte de Mercia (la frontera se fijó según el curso de los ríos Dee y Támesis) siguió
llamándose Inglaterra, mientras que la parte danesa fue conocida como el Danelaw, esto es, el
territorio sujeto a las leyes danesas. Alfredo, que había recuperado media Inglaterra en unos
meses cuando todo parecía perdido, fue conocido como Alfredo el Grande. Alfredo puede ser
considerado como el primer rey de Inglaterra (pese a que su reino no abarcaba todo el territorio
que hoy llamamos Inglaterra), pues con la invasión danesa la heptarquía había llegado a su fin.
En realidad, el Danelaw no tardó en fragmentarse en núcleos de poder independientes, pero
estas divisiones no tenían nada que ver con los antiguos reinos anglos y sajones.

Ese mismo año murió tras más de treinta años de reinado, el rey galés Rhodri Mawr (el
grande), que a través de conquistas sucesivas había logrado unificar los pequeños reinos galeses,
a la vez que impidió la invasión danesa. Sin embargo, a su muerte sus tres hijos se repartieron el
reino y Gales volvió a quedar dividido y débil.

En Escocia, el rey Constantino I había muerto el año anterior dejando, al parecer, un hijo
pequeño, y ahora dos rivales se disputaban el trono.La tregua pactada entre Muhammad I y
Alfonso III el Magno había concluido, y ambos monarcas habían aprovechado el tiempo para
fortalecerse. Muhammad I envió una expedición contra el reino asturiano que resultó ser un
fracaso. Mientras tanto Alfonso III, en alianza con abd al-Rahmán ibn Marwán, marchó hacia
Toledo, cruzó el Guadiana cerca de Mérida y derrotó a un ejército de Muhammad I.

El Imperio Bizantino supo aprovechar la decadencia del califato abasí para hacer progresos en
Asia Menor. Lo peor era la flota de los musulmanes asentados en Creta. En Sicilia hizo
progresos y pareció que la isla volvería a ser bizantina en breve, pero luego hubo un cambio de
suerte y los aglabíes tomaron Siracusa, tras lo cual los bizantinos sólo pudieron mantener
algunos puntos de la costa. El fortalecimiento de los sarracenos inquietó al Papa Juan VIII. El
enfermizo Luis el Tartamudo murió en 879 con sólo treinta años de edad.

El Papa Juan VIII todavía no había elegido al nuevo emperador y apenas podía retrasar la
decisión por más tiempo. Luis el Tartamudo había dejado dos hijos adolescentes, Luis
III y Carlomán, que reinaron conjuntamente, y un hijo póstumo llamado Carlos. Por otra parte
estaban los tres hijos de Luis el Germánico. Carlomán, que ya había intentado convertirse en
Rey de Italia a la muerte del emperador Luis II, se dirigió a Roma con el mismo propósito que
había llevado a visitar la Ciudad Eterna a Carlos el Calvo unos años antes. El poder efectivo en
Italia seguía ejerciéndolo Bosón, el duque de Borgoña. Su esposa Ermengarda se alió con
Carlomán y éste logró que algunas autoridades religiosas proclamaran a Bosón rey de Borgoña.
Con ello Carlomán tuvo el campo libre en Italia, pero Juan VIII no quiso precipitarse en su
decisión y durante algún tiempo logró dar largas a su invitado. Luis el Joven aprovechó la
ausencia de su hermano para ocupar Baviera. Entre tanto la iglesia franca se extendía por
Moravia y los obispos recelaban de la liturgia eslava creada por san Cirilo y su hermano
Metodio. El Papa llamó a Roma a éste último y nuevamente aprobó su doctrina, como ya lo
había hecho su antecesor. Metodio marchó a Moravia.

243
Tras la muerte del Emir saffarí Yaqub al-Saffar, le sucedió su hermano Amr ibn al-Layt, que
extendió notablemente los dominios saffaríes. También murió Riúrik, el primer príncipe Ruso, y
fue sucedido por un pariente llamado Oleg.

El Emir Muhammad I envió una flota contra las costas gallegas, pero fue destruida por una
tormenta.Ese año murió también el conde Balduino I de Flandes, que fue sucedido por su
hijo Balduino II.

En 880 Carlomán enfermó en Roma y murió poco después. Carlos el Gordo se convirtió en rey
de Italia. Su hermano Luis el Joven estaba dedicado a hacer la guerra en el norte contra los hijos
de Luis el Tartamudo, Carlomán y Luis III. Algunos nobles de Francia Occicental le alentaron
para que interviniera y debilitara aún más a los dos débiles hermanos en beneficio de una mayor
independencia de la nobleza. Con tales apoyos, Luis el Joven no tuvo dificultad en apoderarse
de toda Lorena. Carlomán y Luis III decidieron finalmente repartirse (lo que les quedaba de) su
reino: A Carlomán le correspondió Borgoña y Aquitania, mientras que Luis III se quedó con
Neustria.

Juan VIII comprendió que ninguno de los monarcas carolingios que quedaban podría defender a
Roma de los sarracenos, mientras que los bizantinos eran cada vez más fuertes, así que no tuvo
más remedio que iniciar un acercamiento y reconoció a Focio como Patriarca de
Constantinopla. De todos modos, nunca consintió en conceder que la verdadera religión
cristiana pudiera seguir siendo la misma si se viera desprovista de la palabra filioque.

Ese mismo año murió Bruno, el duque de Sajonia, y fue sucedido por su hermano Otón, que
hasta entonces había sido conde de Turingia.

CARLOS EL GORDO

El Papa Juan VIII no pudo demorar más la elección del nuevo emperador. Luis el Joven no
parecía interesado en el título, mientras que Carlos el Gordo estaba en Italia y, por consiguiente,
más cerca de la voluntad divina. En 881 se convirtió en el emperador Carlos III. Hacía un
tiempo los sarracenos se habían instalado en Campania, y Juan VIII había estado buscando un
emperador vigoroso que le ayudara a combatirlos. Ciertamente Carlos el Gordo no se ajustaba al
perfil: era un monarca enfermo y débil y, cuando Juan VIII comprendió que no podía contar con
él para nada, se vio obligado a recurrir al emperador bizantino, Basilio I, quien expulsó a los
sarracenos. Mientras tanto, en Neustria, el rey Luis III logró una victora contra una expedición
vikinga.

Los ataques vikingos estaban arreciando. Entre los vikingos más temibles estaba Rollón el
Caminante, llamado así porque, según se decía, era tan corpulento que ningún caballo
aguantaba su peso, y tenía que caminar. (Aquí hay que aclarar que los caballos de los nórdicos
eran pequeños.) Al parecer fue uno de los muchos que abandonaron Noruega expulsados por
Harald I. Se dedicó a la piratería y acosó primeramente a Inglaterra, pero luego se volvió hacia
las costas del continente, donde obtuvo victorias frente a varios nobles francos.

En 882 murió Juan VIII. Hay quien dice que le partieron la cabeza con un martillo en una
conspiración palaciega, aunque según otras fuentes fue envenenado. Fue sucedido por Marino
I, que había sido el legado papal en el concilio de Constantinopla que había condenado a Focio
trece años atrás. Por ello Focio convenció a Basilio I para que no reconociera la legitimidad de
Marino I.

Ese mismo año murió Luis el Joven, y su reino fue heredado por su hermano Carlos el Gordo,
que gobernaba ahora toda Francia Oriental. Por su parte, Carlomán se convirtió en rey de toda

244
Francia Occidental a la muerte de su hermano Luis III. También murió Hincmaro, el influyente
obispo de Reims.

El Emir cordobés Muhammad I envió a Hasim ibn Abd al-Aziz con un ejército contra Ismaíl y
Fortún, los banú Qasí que dominaban el valle del Ebro. Después de enfrentarse a ellos marchó
hasta León, donde le esperaba Alfonso III. Al ver la situación, Hasim optó por no combatir, y
canjeó algunos parientes suyos que estaban retenidos en Asturias por algunos banú Qasí
retenidos en Córdoba. También fue liberado Fortún Garcés, el rey de Pamplona que finalmente
pudo ocupar su trono. (Alfonso III se había casado con Jimena, de la familia real navarra.)

El príncipe ruso Oleg conquistó la ciudad de Smoliensk y luego Kíev, a la que convirtió en la
capital de un nuevo estado, conocido precisamente como el Estado de Kíev. Progresivamente
fue sometiendo a las tribus eslavas y finesas que poblaban "el camino de los varegos a los
griegos", es decir, la ruta que conectaba el mar Báltico (por donde los varegos llegaban desde la
península escandinava) con el Imperio Bizantino.

En 883 Hasim ibn Abd al-Aziz condujo el mismo ejército que el año anterior en una campaña
similar, y nuevamente León no fue atacada. Los banú Qasí Ismaíl y Fortún fueron derrotados
por su sobrino Muhammad ibn Lope ibn Musá, quien llegó a encarcelarlos y por un breve
periodo aceptó la autoridad cordobesa. Tras la muerte de Fortún, Ismaíl y Muhammad volvieron
a independizarse del Emir.

En China, los campesinos rebeldes dirigidos por Huang Chao tomaron la capital, Changan, y la
corte Tang tuvo que retirarse a Chengdu.

En 884 murió en un accidente de caza Carlomán, el rey de Francia Occidental. Su hermanastro


Carlos apenas contaba con cinco años de edad, y la nobleza franca no juzgó oportuno ponerlo en
el trono. En su lugar, ofrecieron el reino al emperador Carlos el Gordo. Así, sin hacer nada para
lograrlo más que esperar una muerte tras otra, Carlos el Gordo se encontró con todo el Imperio
unificado bajo su autoridad.

Los disturbios ocasionados con la sucesión permitieron que un noble se hiciera con los
condados de Pallars y Ribagorza, en la marca hispánica, y los independizara del Imperio Franco.
Es conocido como Ramón I, quien tuvo que enfrentarse a los banú Qasí. No tardó en perder la
ciudad de Roda, que era la sede eclesiástica de ambos condados, por lo que éstos pasaron a
depender de la sede de Urgel. Los banú Qasí atacaron también al conde Wifredo el Velloso, que
estaba tratando de fortificar la ciudad de Barcelona.

El Papa Marino I murió y de su sucesor se sabe muy poco. Murió en 885, y muy bien lo debió
de hacer, pues se le recuerda como san Adriano III. Fue sucedido por Esteban V.

Tras la muerte de san Metodio, el evangelizador de los eslavos, los obispos francos no tardaron
en expulsar de Moravia a los sacerdotes que seguían el ritual creado por él y su hermano san
Cirilo. Fueron acogidos por el rey búlgaro Boris I, quien hasta entonces no había podido más
que esperar con resignación que las dos Iglesias discutieran entre ellas por el derecho de enviar
misioneros a su territorio.

En Armenia varios príncipes crearon pequeños estados relativamente independientes del


Califato Abasí. El más importante de ellos fue el reino de los Bagratíes,con capital en Ani.

La capital china fue tomada de nuevo por los ejércitos imperiales, pero el emperador Tang no
tenía ya ningún poder efectivo en el país. Los gobernadores provinciales actuaban de forma
prácticamente independiente.

245
En la India murió el rey Prathiara Mihirbhoj, que fue sucedido por su hijo Mahendrapala
I. Éste supo mantener con éxito los territorios heredados de su padre, e incluso los extendió con
partes de Bengala y otros reinos vecinos.

Tras la muerte del duque de Aquitania, Bernardo Plantevelue, Carlos el Gordo asignó el ducado
al conde Ranulfo II de Poitiers. El hijo de Bernardo, Guillermo II,heredó el condado de Tolosa
y la marca de Gotia.

Una partida de vikingos remontó el Sena y asedió París. La defensa de la ciudad fue organizada
por el conde Eudes, hijo de Roberto el Fuerte, que había muerto precisamente luchando contra
los vikingos. Después de varios meses de resistencia que convirtieron a Eudes en un héroe para
la población, ya en 886, llegó Carlos el Gordo, pero no para combatir a los bárbaros, sino para
comprar su retirada. Pero era invierno y los vikingos no estaban dispuestos a desplazarse en esa
estación, así que el emperador les ofreció una región para que invernaran como parte del
acuerdo, es decir, les consintió que la saquearan.

Mientras tanto Alfredo el Grande de Inglaterra decidió que necesitaba la ciudad de Londres para
repeler los ataques que sufría su reino por parte de grupos de daneses no sometidos al dominio
de Guthrum. La tomó e inmediatamente se dispuso a tranquilizar a Guthrum, con quien puso por
escrito el tratado de paz que contenía la última modificación de la frontera. Se le conoce como
el Tratado de Wedmere.

Ese mismo año murió el emperador bizantino Basilio I y le sucedió su hijo León VI. Por esta
época se estaba imponiendo en Constantinopla la idea de la legítima sucesión dinástica, según la
cual el emperador no tenía que ser elegido por la ciudadanía, el clero, la nobleza o el ejército,
sino que el cargo debía pasar hereditariamente al hijo mayor o, en su defecto, al familiar más
cercano según un criterio preestablecido. La justificación de esto era que así la elección del
nuevo emperador recaía sobre Dios, pues sólo él concedía los hijos a quien estimaba oportuno.
León VI había sido educado por el Patriarca Focio, pero no debió de congeniar con su maestro,
ya que al poco de ocupar el trono lo destituyó.

También murió el Emir de Al-Ándalus Muhammad I, y fue sucedido por su hijo al-Mundir.

El contraste entre las actuaciones del conde Eudes y el emperador Carlos el Gordo frente al
ataque vikingo a París hicieron que la nobleza depusiera al emperador en887. Éste no intentó
oponer resistencia. Era evidente que el Imperio era demasiada carga para él. Fue recluido en un
monasterio. A la cabeza de los nobles que depusieron a Carlos el Gordo estaba Arnulfo, hijo
ilegítimo de Carlomán y nieto de Luis el Germánico. Si se pasaba por alto su ilegitimidad era un
carolingio y, a falta de otro mejor, los francos orientales lo aceptaron como rey. Por su parte, los
francos occidentales no lo reconocieron y optaron por abandonar el linaje carolingio: eligieron
rey al conde Eudes. Poco después el duque Ranulfo II de Aquitania se proclamó rey.

En Italia varios nobles se disputaron el control sobre el Papa. Los principales eran dos: el duque
Guido de Spoleto, que era nieto por parte de madre del emperador Lotario, y Berengario, hijo
del marqués Eberardo de Friul y de Gisela, hija del emperador Ludovico Pío. Ambos eran,
pues, carolingios por parte de madre, si bien esto no significaba nada en teoría, a causa de la ley
sálica.

Ese mismo año murió el rey Bosón de Borgoña, y su viuda Ermengarda logró que su hijo Luis,
de siete años, fuera reconocido como rey, mientras que ella misma ejerció como regente. Sin
embargo, pronto surgieron conflictos y en 888 el reino se escindió en dos partes: la parte
occidental volvió a ser un ducado bajo Ricardo el Justiciero, hermano de Bosón y respaldado
por Eudes, mientras que la parte oriental continuó como reino bajo un noble que se convirtió
en Rodolfo I de Borgoña. Ermengarda se retiró a un monasterio y a Luis se le asignó el

246
gobierno de Provenza. Rodolfo I ocupó Lorena y se hizo proclamar también rey de este
territorio, pero luego se lo restituyó a Arnulfo a cambio de que éste reconociera su título de Rey
de Borgoña.

En Japón subió al trono el emperador Uda, quien protegió a un brillante funcionario


llamado Sugawara no Michizane. Éste dedicó su carrera a fortalecer al emperador frente a la
dominación del clan de los Fujiwara.

En el sur de la India los Chola se sublevaron contra el rey Pallava Aparajita, del que eran
tributarios, e iniciaron un rápido ascenso hasta obtener la hegemonía en el sur.

Ese mismo año murió el Emir de al-Ándalus al-Mundir, al parecer envenenado por su
hermano Abd Allah, que se convirtió en el nuevo Emir. Se casó con Oneca, hija del rey de
Pamplona Fortún Garces.

También murió Carlos el Gordo, lo cual dejaba vacante oficialmente el título de emperador.
Guido de Spoleto y Berengario de Friul iniciaron negociaciones para forzar al Papa a nombrar
emperador a uno de ellos y repartirse el Imperio. Sin embargo, no se llegó a ningún acuerdo.
Berengario decidió prestar fidelidad a Arnulfo y Guido lo derrotó en Trebbia en 889, entró en
Pavía y allí se hizo proclamar rey de Italia.

El rey búlgaro Boris I decidió abdicar en su hijo Vladimiro y retirarse a pasar los últimos años
de su vida en un monasterio. Bajo su reinado, y gracias fundamentalmente a su decisión de
adoptar el cristianismo, los búlgaros habían realizado un gigantesco avance cultural: ahora
tenían un alfabeto que se convirtió en un potente medio de expresión y una estructura estatal
asimilada de la administración eclesiástica.

En Escocia fue elegido rey Donald II, hijo de Constantino I. No se sabe gran cosa de su
reinado.

Tras la muerte del rey Indravarman I, el trono de Chen-la pasó a su hijo Yasovarman I. Éste
fundó una nueva capital llamada Yasodharapura (que en sánscrito significa "ciudad que lleva y
posee la gloria"). Actualmente se conoce como Angkor, por lo que el reino es más conocido
como reino de Angkor. En la capital se contruyeron templos monumentales conocidos
como "templos montaña".

En 890 murió el autoproclamado rey Ranulfo II de Aquitania, y fue sucedido por su


hijo Ebles. También murió Ermengarda, la viuda del rey Bosón de Borgoña.

Un campesino de la región de Kufa, Hamdan Qarmat, convertido al ismailismo, fundó una


misión-refugio para sus partidarios, que estaban organizados en sociedades secretas, y predicó
una doctrina igualitaria con la que suscitó numerosas revueltas contra los abasíes. Sus
seguidores fueron conocidos como Qarmatas,y se adueñaron de la parte nororiental de Arabia.

Los reyes de las dos mitades del Imperio Franco, Eudes y Arnulfo, tenían cada vez más
problemas con los vikingos. Rollón el Caminante venció al conde deBayeux y luego se casó
con su hija. Además Eudes se encontraba con que la nobleza que lo había aclamado rey no se
sometía a su autoridad. Por el contrario, la posición de Arnulfo era fuerte e incluso algunos de
sus nobles lo habían aclamado emperador. Sin embargo, para legitimar el título tenía que ser
coronado por el Papa y las luchas contra los vikingos y una rebelión de los moravos le impedían
marchar a Italia. Quien sí que estaba en Italia era Guido de Spoleto, que finalmente,
en 891, logró que Esteban V lo coronara emperador. El Papa murió ese mismo año. Con su
pontificado se inició un periodo que es conocido como la noche del papado, pues él y sus

247
sucesores fueron papas débiles, manejados por la nobleza italiana, e incluso no italiana. El
siguiente fue Formoso, el obispo de Porto que había conjurado años antes contra Juan VIII.

El Emir de Al-Ándalus Abd Allah logró arrebatar Zaragoza a los banú Qasí con el apoyo de otra
familia de origen árabe, los Tuyibíes, que ya habían ayudado a Mohammad I en esta misma
dirección. Zaragoza pasó a estar gobernada por Yahyá al-Ankar, que derrotó hasta los últimos
enemigos de Abd Allah en la región, pero luego se volvió tan independiente como lo habían sido
éstos, salvo que reconoció formalmente la autoridad del Emir.

En 892 el papa Formoso firmó acuerdos con el emperador bizantino León VI para mejorar su
posición. Guido de Spoleto asoció al imperio a su hijo Lamberto.

Rollón el Caminante sitió París y poco después se estableció en Ruan. En los años siguientes
los nórdicos se asentaron definitivamente en la región situada al oeste de París, como lo habían
hecho en Escocia y en Irlanda (y como los daneses en Inglaterra).

El rey búlgaro Vladimiro no se había llevado bien con su padre, así que apenas ocupó el trono
empezó a buscar apoyos entre los sectores de la nobleza más opuestos a Boris I y trató de
deshacer lo que su padre había hecho. En particular trató de restaurar el paganismo. Pero Boris I
aún vivía y en 893 salió de su retirno monástico, logró el apoyo de la mayoría del país, volvió a
asumir la monarquía, cegó a su hijo y castigó a los nobles que le habían apoyado, organizó de
nuevo la Iglesia y cambió la capital a otra ciudad menos vinculada con tradiciones paganas.
Luego colocó en el trono a su segundo hijo, Simeón, que había sido educado en Constantinopla,
y volvió a su retiro. Bajo el reinado de Simeón el cristianismo oriental se asentó definitivamente
entre los búlgaros. Simeón resultó tener una ambición desmesurada. Proyectó construir
una Gran Bulgaria, y empezó por atacar a los eslavos situados entre los búlgaros y los croatas:
eran los Servios, que a la sazón estaban organizados en pequeños principados de entre los que
ocasionalmente uno se imponía sobre los demás. El más poderoso entonces era el de Raska.

El emperador León VI terminó una revisión del sistema jurídico iniciada por Basilio I. La obra
tenía sesenta tomos. Con ella desapareció el último vestigio de la autoridad del Senado.

En sus últimos enfrentamientos con los vikingos, el rey Eudes de Francia Occidental tuvo que
emplear el mismo sistema que había empleado Carlos el Gordo: el dinero, y pronto fue víctima
de la misma decepción que derrocó a su antecesor. Poco antes, Eudes se había reconocido
vasallo del carolingio Arnulfo, con la esperanza de que éste le prestara el apoyo de sus ejércitos,
pero la lectura de la nobleza fue que, si hacía falta un carolingio, mejor uno del país. Carlos el
Gordo había sido aceptado como rey de Francia Occidental porque el único hijo que quedaba de
Luis el Tartamudo tenía entonces cinco años, pero ahora tenía ya catorce, y el arzobispo de
Reims lo ungió como rey de Francia. Era Carlos III, aunque es más conocido como Carlos el
Simple. Sin embargo, Eudes logró mantenerse en el trono.

Ese mismo año murió el conde de Aragón Aznar Galindo II y fue sucedido por su hijo Galindo
II Aznárez.

Los chiitas zaydíes fundaron un estado en el Yemen que pronto se extendió por Arabia hasta
más allá de la Meca.

En 894 murió Guido de Spoleto y su hijo Lamberto se convirtió en el nuevo emperador. Sin
embargo, Arnulfo se encontraba ahora más libre que cuando Guido se hizo con el título
imperial: había derrotado a los vikingos y pactó una paz con los moravos, luego se alió con los
húngaros, con lo que los moravos quedaron en una situación delicada. Así, Arnulfo pudo
emprender una campaña contra Lamberto en Italia.

248
Mientras tanto estalló un conflicto entre los búlgaros y el Imperio Bizantino. Al parecer la causa
fue una disputa comercial, pero el kan Simeón la tomó como excusa para iniciar una guerra. Al
parecer aspiraba a convertirse en emperador bizantino.

Tras la muerte de Svatopluk, Mojmir II se convirtió en rey de Moravia. La región meridional


del país era conocida como Bohemia. El nombre procede de losBoios, un pueblo celta del I
milenio a.C., pero actualmente estaba habitada por los Checos, un pueblo eslavo cuyo
caudillo Borivoj I dominó a otros pueblos eslavos de la zona y se convirtió en duque de
Bohemia. Entre los checos había aún un poderoso sector pagano, si bien Borivoj I había sido
evangelizado veinte años antes por san Metodio junto con su esposa Ludmila y fomentó la
expansión del cristianismo. En principio adoptaron el culto bizantino, pero pronto fue sustituido
por el latino.

El emperador japonés Uda nombró ministro a Sugawara no Michizane, lo que le permitió


enfrentarse mejor a los Fujiwara. Se rompieron las relaciones oficiales con China.

En 895 murió Focio, el depuesto Patriarca de Constantinopla. Dejó una obra interesante,
el Myriobiblion, en el que comenta numerosas obras de la Grecia clásica de las que no tenemos
otra referencia. También escribió numerosas obras teológicas: Anfiloquia, Contra los
maniqueos, Tratado del Espíritu Santo, Contra los latinos, etc.

Por esta época una de las tribus húngaras eligió como jefe a Árpád, que es el primer caudillo
húngaro cuyo nombre conocemos.

En 896 murió Miró, el conde de Rosellón y el condado pasó a manos de Suñer II, el conde de
Ampurias. El rey Arnulfo, en una segunda campaña sobre Italia, logró tomar Roma, expulsó a
Lamberto, capturó a otro hijo de Guido de Spoleto, llamado también Guido, y el Papa Formoso
lo nombró emperador. Pero Lamberto tenía muchos partidarios en Roma, así que Formoso se
encontró en un aprieto. Murió en abril de ese mismo año y su sucesor, Bonifacio VI, murió
también a los quince días. El nuevo Papa fue Esteban VI.

Los búlgaros infligieron una grave derrota a los bizantinos, así que el emperador León VI
decidió aliarse con los húngaros, con lo que los búlgaros se vieron atacados por la retaguardia.
Como respuesta, los búlgaros se aliaron a su vez con los pechenegos. La guerra se complicó.

El emperador germánico Arnulfo tuvo que abandonar Italia por problemas en su reino, Francia
Oriental. Inmediatamente Lamberto retomó el control de Roma y el Papa Esteban VI quiso dejar
claro que, en realidad, siempre había sido partidario del "legítimo" emperador, por lo que
en 897 acusó de usurpador a Formoso, ordenó exhumar su cadáver y lo arrojó al Tíber, pero
poco después fue cogido por el populacho y asesinado. Su sucesor, Romano, proyectó la
rehabilitación de Formoso, pero murió a los tres meses de pontificado. Dicha rehabilitación fue
establecida por Teodoro II, el cual murió a finales de año.

Mientras se sucedían los Papas, Carlos el Simple logró los apoyos suficientes para que el rey
Eudes lo reconociera como sucesor en el trono de Francia Occidental.

Los pechenegos empujaron a los húngaros, pero los húngaros, en su huida, ocuparon territorios
a los búlgaros que éstos nunca pudieron recuperar. Fue un golpe duro para Simeón, que se vio
obligado a firmar una paz con el Imperio Bizantino. No obstante, logró que el emperador León
VI conviniera en pagarle un tributo anual.

El ministro japones Sugawara no Michizane interrumpió las embajadas con la China de los
Tang. Fue uno de los primeros japoneses que promovió el retorno a una cultura propiamente
japonesa, libre de la influencia china. Sin embargo, el emperador Uda abdicó ese mismo año

249
para hacerse monje budista, con lo que fue nombrado emperador su hijo Daigo I. Esto debilitó
sensiblemente a Sugawara no Michizane frente a los Fujiwara.

Ese mismo año murió el conde Wifredo el Velloso, que repartió sus posesiones entre sus
hijos: Wifredo II Borrell y Suñer I recibieron los condados de Barcelona, Gerona y
Osona, Sunifredo II recibió Urgel y Miró II recibió Cerdaña. Wifredo el Velloso murió
derrotado por el banú Qasí Lope ibn Muhammad, hijo de Muhammad ibn Lope. Los banú
Qasí expulsados de Zaragoza por los Tuyibíes se apoderaron de Toledo. En 898 los banú Qasí
trataron de recuperar Zaragoza, pero fracasaron en su intento. Muhammad ibn Lope murió, y la
familia centró sus esfuerzos en la lucha contra Navarra.

Ese mismo año murió Eudes, y así Francia Occidental quedó de nuevo bajo la dinastía
carolingia, pues los nobles aceptaron a Carlos el Simple como rey. No obstante, este apoyo no
era muy entusiasta y Carlos sabía que si quería conservar el trono no podía irritar demasiado a la
nobleza. El rey Ebles de Aquitania fue depuesto y Carlos nombró duque al conde Guillermo II
de Tolosa (ahora duque Guillermo I de Aquitania). El condado de Tolosa pasó a Eudes, hijo del
conde Raimundo I de Tolosa.

El sucesor del Papa Teodoro II fue Juan IX, que defendió también la legitimidad de Formoso,
pero estableció que la consagración de los Papas debía hacerse en presencia de delegados
imperiales. El conflicto entre Lamberto y Arnulfo terminó con la muerte de ambos
en 899. También murió el rey de Inglaterra, Alfredo el Grande. En los últimos años de su
reinado tuvo ocasión de estudiar las leyes bíblicas del Antiguo Testamento y las comparó con
otros códigos publicados por Ethelberto de Kent, Offa de Mercia e Ine de Wessex. Luego
publicó un código que, a su entender, recogía lo mejor de todos ellos. Reunió sabios de sus
dominios e invitó a otros sabios francos. Como el latín era desconocido para la mayoría de los
ingleses, promovió la traducción de numerosos libros al inglés antiguo. Parte de las traducciones
las hizo él mismo. Creó escuelas para que la gente aprendiera a leer y a escribir. A su muerte,
Inglaterra era de nuevo un país fuerte y culto.

La muerte de Alfredo originó un conflicto por la sucesión. Alfredo había sucedido a su hermano
Ethelred, que en el momento de su muerte había dejado dos hijos pequeños, que fueron
descartados en favor de Alfredo porque los tiempos eran críticos y no convenía un rey menor de
edad. Sin embargo, ahora uno de ellos,Ethelwald, era ya adulto y reclamaba su derecho al trono
frente a Eduardo, el hijo de Alfredo. Sin embargo, la grandeza de Alfredo prevaleció y la
nobleza eligió a Eduardo. Entonces Ethelwald huyó al Danelaw y se dedicó a persuadir a los
caudillos daneses para que le ayudaran a recuperar el trono, problablemente prometiéndoles
vasallaje.

Tras algunas vacilaciones, en 900 los nobles de Francia Oriental aceptaron como rey al hijo de
seis años del difunto Arnulfo, que fue conocido como Luis el Niño.Arnulfo había designado
como tutor de Luis a Hatton, el arzobispo de Maguncia, que se convirtió en regente. El título
imperial quedó en el aire, porque tenía que ser el Papa quien lo otorgara, y precisamente ese año
murió Juan IX, que fue sucedido por Benedicto IV. Por otra parte, Luis, el hijo de Bosón de
Borgoña (y nieto por parte de madre del emperador Luis II) logró coronarse rey de Italia.

Tras la muerte del rey de Escocia Donald II fue elegido rey su primo Constantino II.

250
FRANCIA Y ALEMANIA

Al inicio del siglo X una gran parte de las regiones civilizadas estaban atravesando una crisis
más o menos profunda. Los mayas eran ya una sombra de su pasado. Japón era la excepción
más notable, pues el clan Fujiwara seguía dirigiendo el país con mano firme. Los emperadores
eran meros títeres. La propiedad privada estaba ya consolidada: el territorio se fragmentó en
grandes propiedades, los terratenientes reclutaron ejércitos particulares entre los colonos
guerreros del norte y del este. Estos ejércitos actuaban a modo de policía contra el bandidaje.
Los Fujiwara también tenían sus propios ejércitos, aunque no se produjeron conflictos
significativos. Al contrario, el periodo de los Fujiwara fue una época pacífica que trajo un gran
desarrollo cultural.

Muy diferente era la situación de China, que se encontraba prácticamente en la anarquía.


Oficialmente seguía habiendo un emperador Tang, pero en la práctica no había ninguna
autoridad a nivel nacional.

El Tibet seguía sumido en la inestabilidad política, lo cual benefició al budismo, que cada vez
estaba más arraigado.

En el sur de la India los Chola habían formado un imperio que dominaba los mares, mientras los
reinos del norte seguían impidiendo el avance del islam. El antaño gran Califato de Bagdad
seguía fragmentado en numerosos emiratos independientes, mientras los Califas seguían
dominados por los mercenarios turcos. No obstante, la cultura seguía avanzando. En una ciudad
el Éufrates superior llamada Rakka trabajaba el astrónomo al-Battani. Sus observaciones le
permitieron determinar la oblicuidad de la eclíptica, midió la duración del año trópico, detectó
el movimiento del Sol y rectificó la constante de precesión dada por Ptolomeo. En el hospital de

251
Bagdad trabajaba al-Razi, al que se le atribuyen más de cincuenta libros de medicina, entre
ellos un Tratado sobre la viruela y la escarlatina, que es la primera descripción clásica de estas
enfermedades. También tiene unos cuarenta libros de filosofía (lógica, metafísica, teología) y
sobre alquimia.

Los turcos pechenegos seguían presionando sobre los húngaros, los cuales presionaban a los
moravos, e incluso habían llegado a realizar algunas incursiones por Italia en los años
precedentes.

El Imperio Bizantino había llegado a un acuerdo de paz con los búlgaros, y el mayor problema
del emperador León VI era que no tenía un heredero. Ahora que los bizantinos estaban
aceptando que era Dios el que designaba los emperadores concediéndoles hijos, era algo
molesto que a León VI no le concediera ninguno. En sus intentos de remediarlo, León VI se
había casado ya tres veces, lo cual no complacía a la Iglesia, cuyo ideal era el de un único
matrimonio. De hecho, el propio León VI había promulgado tiempo atrás una ley que prohibía
que un hombre contrajera matrimonio por cuarta vez. Las terceras nupcias eran admitidas, pero
estaban mal vistas.

El Imperio Romano de Occidente era poco más que nada. La parte occidental estaba gobernada
por Carlos el Simple, mientras que en la oriental reinaba teóricamente Luis el Niño, si bien el
territorio estaba dividido en la práctica en varios ducados independientes, los más importantes
de los cuales eran Lorena, Suabia, Sajonia, Franconia y Baviera. El más poderoso era el de
Sajonia, cuyo duque era conocido como Otón el Magnífico y dominaba además el condado de
Turingia. Sin embargo, el regente Hatton, considerando a los sajones una amenaza para la
escasa autoridad del rey, decidió apoyarse en Conrado de Lahngau,duque de Franconia, que
estaba casado con Glismut, hermana de Luis el Niño. En Italia, Berengario reclamó
nuevamente el título imperial que le había negado su derrota frente a Guido de Spoleto doce
años atrás, pero sus enemigos apoyaron al nieto del emperador Luis II, al que el Papa Benedicto
IV coronó emperador en 901, con lo que pasó a ser Luis III.

Un príncipe omeya predicó la guerra santa entre los bereberes que habitaban en la frontera de
Al-Ándalus con el reino de Asturias. Ibn al Qitt reunió un ejército de varios miles de hombres
con el que atacó Zamora, donde el rey Alfonso III pudo resistir.

252
El emperador Japonés Daigo I dio crédito a las calumnias propagadas por los Fujiwara y
desterró al ministro Sugawara no Michizane, que murió pocos años después y fue divinizado
por el pueblo.

En la isla de Java la dinastía de Mataram se había impuesto sobre la de los Sailendra. Ahora
ascendía al trono el rey Balitung, que a su muerte fue venerado como divinidad.

En 902 el Imperio Bizantino perdió frente a los musulmanes sus últimas posesiones en Sicilia.
Mientras tanto, un noble persa llamado Ismaíl ibn Ahmad derrocó al príncipe saffarí Amr ibn
al-Layt y fundó así la dinastía de los Samaníes, llamada así por el abuelo de Ismaíl, que se
llamaba Samán Judat. Al parecer era un mazdeísta que se convirtió al islam.

En Inglaterra reinaba Eduardo, pero su primo Ethelwald logró el apoyo de los daneses de Anglia
Oriental para que invadieran Inglaterra y le concedieran el trono. No obstante, Ethelwald murió
en la batalla apenas se iniciaron las hostilidades. Esto no puso fin al ataque danés, pero
Inglaterra era ahora mucho más fuerte que a principios del reinado de Alfredo el Grande, y los
daneses asentados en la isla habían perdido buena parte de su furia. Además no estaban unidos
bajo un monarca común, por lo que sus actuaciones estaban peor coordinadas. Se inició un largo
ciclo de guerras en el que los ejércitos de Eduardo no tuvieron dificultades en mantener a raya a
los daneses.

En Bohemia murió el duque Borivoj I, y fue sucedido por su hijo Spytihnev I, que rechazó una
invasión húngara en 903.

Ese año murió el Papa Benedicto IV y fue sucedido por León V, pero al cabo de un mes fue
derrocado y murió en la cárcel. Sergio III se hizo proclamar Papa con la ayuda de una escolta
franca. Persiguió encarnizadamente a los defensores de la memoria del Papa Formoso.

En 904 el rey Constantino II de Escocia logró una victoria decisiva frente a los escandinavos,
tras la cual extendió considerablemente las fronteras de su reino.

Los esfuerzos bizantinos por contener la piratería musulmana resultaban infructuosos. Un pirata
especialmente audaz, conocido como León de Trípoli, navegó por el Egeo y llegó a la ciudad
de Tesalónica, donde capturó unos veinte mil prisioneros que vendió en los mercados islámicos.
León VI reforzó su flota para evitar que sucesos como éste se repitieran, y finalmente logró
echar a los piratas del Egeo, pero la piratería musulmana siguió siendo fuerte.

El rey de Asturias Alfonso III estaba asediando la ciudad de Grañón, pero tuvo que abandonarla
ante el ataque del banú Qasí Lope ibn Muhammad.

En 905 León VI tuvo un hijo con su amante Zoe. Puesto que no había tenido descendencia con
ninguna de sus tres esposas anteriores, decidió casarse con Zoe, pero el Patriarca de
Constantinopla, conocido como Nicolás el Místico, se negó a consagrar un cuarto matrimonio.
Se inició así una tensa negociación entre el emperador y el Patriarca que se prolongó más de un
año.

Mientras tanto Berengario seguía luchando por el título imperial y logró expulsar de Italia al
emperador Luis III. Cuando éste trató de volver, Berengario lo capturó, lo cegó y lo obligó a
permanecer en Provenza. Desde entonces Luis fue conocido como Luis el Ciego. Delegó el
gobierno de Provenza en el conde Hugo de Arles. Sin embargo, Berengario no pudo obtener el
ansiado título imperial, que continuó disputado entre varios pretendientes sin que el Papa Sergio
III se lo concediera a ninguno.

253
Tras la muerte de Conrado de Lahngau, el ducado de Franconia pasó a su hijo Conrado el
Joven.

El Califato de Bagdad reconquistó Egipto y Siria, poniendo fin a la dinastía de los tulúnidas.

En Japón, un alto funcionario llamado Ki no Tsurayuki compuso por orden del emperador
el Korin-waka-shu (Colección de poemas de antaño y de no hace mucho), cuya introducción es
la más antigua arte poética del waka (poema japonés). Se establecieron formas poéticas
consistentes el versos alternados de cinco y siete sílabas, sin rima (nagauta, tanka y haiku).

El rey de Navarra Fortún Garcés mantenía buenas relaciones con el banú Qasí Lope ibn
Muhammad, por lo que el rey asturiano Alfonso III, junto con el conde de Pallars, ambos
enemigos de los banú Qasí, organizaron un golpe de estado en Navarra por el que ocupó el
trono Sancho Garcés I, hijo de García Jiménez, el que había sido regente de Navarra durante el
cautiverio de Fortún Garcés. Para legitimar su posición Sancho Garcés I se casó con Toda
Aznar, hija de Aznar Sánchez,sobrino de Fortún Garcés, y de Oneca, la hija de Fortún Garcés
que había estado casada previamente con el Emir de Córdoba Abd Allah. Fortún Garcés murió
en906.

También murió el rey Mojmir II de Moravia, bajo cuyo reinado la presión húngara se hizo
insoportable. El país cayó en la anarquía y la desintegración. Enrique, el hijo de Otón el
Magnífico obtuvo una victoria contra los húngaros.

El Papa Sergio III tuvo un hijo con su amante Marozia, hija de Teofilacto, un influyente
senador romano, y esposa de un marqués de Toscana llamado Alberico. A través del Papa,
Marozia se convirtió en la auténtica gobernante de Roma, juntamente con su madre, Teodora.

En 907 murió en su retiro Boris I, el que fue rey de Bulgaria, padre del rey actual, Simeón. El
emperador bizantino León VI logró convencer al Patriarca Nicolás de la imperiosa necesidad de
que legitimara a su heredero. Nicolás consintió en bautizarlo a condición de que León
renunciara por completo a su amante Zoe. El emperador aceptó, el niño fue bautizado con el
nombre de Constantino, y a los tres días León VI se casó con Zoe. Nicolás se puso furioso,
pero León VI lo destituyó y lo envió al exilio.

El príncipe ruso Oleg dirigió una expedición naval contra Constantinopla. El emperador pudo
resolver el conflicto diplomáticamente, y el resultado final fue un acuerdo comercial según el
cual los rusos disfrutarían de una protección especial en la capital bizantina.

El caudillo húngaro Árpád aprovechó un conflicto entre dos aspirantes al gobierno de la marca
del Este para invadirla y apoderarse de ella. Poco después murió y fue sucedido por su
hijo Zolta.

En China fue derrocado el último emperador Tang, si bien ya hacía años que los emperadores
carecían de poder real. La parte norte del país permaneció unida bajo emperadores débiles
divididos en una rápida sucesión de cinco dinastías, por lo que el periodo es conocido como el
de las cinco dinastías. En cambio, durante la última década el sur se había ido dividiendo en
varios reinos: Shu, Chu, Han Meridional, Min, Wu-Yue, Wu, Anhui, Jiangxi y Ping
Meridional. Algunos de ellos fueron sustituidos por otros y en total se habla de los "diez
reinos". La división política no supuso una recesión económica, sino que algunos de estos
reinos fueron prósperos. El más pujante fue el de Wu-Yue, resultado de la unión de dos reinos
bajo el principado de Qian-Lu, quien estuvo a punto de erigirse en emperador, pero que terminó
aceptando nominalmente la autoridad del emperador Zhu-Wen.

254
Por otra parte, al norte de China habitaban los Khitán, que habían estado sometidos al Imperio,
pero que al caer la dinastía Tang eligieron emperador a uno de sus caudillos, Apaoki, el
iniciador de la dinastía Liao, que formó un Imperio de características similares al Imperio
Chino.

En 908 murió Lope ibn Muhammad, y con él terminó la hegemonía de su familia. Los banú
Qasí se disgregaron. Algunos se convirtieron al cristianismo y emigraron a los reinos de
Asturias y Navarra, mientras que los más se instalaron en Córdoba. Esto fortaleció al viejo rey
asturiano Alfonso III el Magno.

En 909 los aglabíes fueron derrotados por un ejército encabezado por Ubayd Allah al-
Mahdí, que decía ser descendiente del séptimo iman chiita, Ismaíl, y, por consiguiente, de Alí y
Fátima, la hija de Mahoma. Era, pues, el enviado que los chiitas septimanos estaban esperando
desde hacía más de un siglo. Ello hizo que sus partidarios lo reconocieran como Califa, y
gobernó como tal el territorio de los aglabíes. Sus descendientes y partidarios son conocidos
como Fatimíes. Aunque Bagdad no tenía ninguna autoridad efectiva sobre las distintas regiones
islámicas, hasta entonces todas las dinastías de gobernantes habían aceptado teóricamente la
autoridad del Califa Abasí. Con Ubayd hubo por primera vez dos Califas al mismo tiempo.

En 910 el rey de Asturias Alfonso III descubrió una conjuración de su hijo mayor, García, al
que hizo encarcelar, si bien la intervención del conde Nuño Fernández, yerno de García, hizo
que fuera el rey el que acabó encarcelado en Zamora, donde no tardó en morir. Durante su
reinado Asturias había multiplicado su extensión y en él se formó una sociedad nueva integrada
por cristianos en el norte y mozárabes en el sur, que aportaron una versión islamizada de la
cultura visigótica. Ahora los hijos de Alfonso III se repartieron el reino. García se quedó con los
territorios conquistados más recientemente, y estableció su capital en León, con lo que pasó a
ser el rey García I de León. Su hermano Fruela gobernó los territorios más antiguos con el
título de Príncipe de Asturias, mientras que Ordoño pasó de ser conde de Galicia a proclamarse
Rey de Galicia. Los tres hermanos lucharon entre sí durante los años siguientes.

Los húngaros destruyeron definitivamente el reino de Moravia y ocuparon una buena parte de
su territorio. A partir de este momento se volvieron contra los ducados de Francia Oriental, que
habían sido sus aliados en la época del rey Arnulfo. Las rivalidades entre los distintos ducados
hicieron imposible una resistencia organizada y los húngaros terminaron imponiéndoles un
pesado tributo anual.

El duque Guillermo I de Aquitania donó a la Iglesia una villa (junto con sus siervos, bosques,
viñas, campos, prados, aguas, granjas, molinos y arrendatarios) para que fuese construido un
monasterio en honor de los santos Pedro y Pablo. Así surgió la abadía benedictina
de Cluny, bajo la dirección del abad Bernón. Guillermo I estableció que la abadía no estaría
sujeta a ningún obispo o noble, sino que dependería directamente del Papa. Desde entonces fue
conocido como Guillermo I el Piadoso.

En la India murió el rey Prathiara Mahendrapala I, que fue sucedido por Bhoja II.

El rey Eduardo de Inglaterra había nombrado conde de Mercia a su cuñado Ethelred, si bien la
auténtica gobernante del territorio fue su esposa, Ethelflede,conocida como La Dama de los
Mercianos. Eduardo y Ethelflede, mantuvieron una vigorosa lucha contra los daneses y
conquistaron Northumbria. En 911 murió Ethelred, pero ello no alteró el status de Ethelflede.
Los dos hermanos cuidaron de no perder los éxitos cosechados en un exceso de confianza, de
modo que dedicaron los años siguientes a consolidar su posición mediante fortificaciones en la
frontera danesa.

255
El pirata León de Trípoli infligió una derrota a la flota bizantina en el Mediterráneo, mientras el
rey García I de León realizaba una expedición hasta Toledo en la que capturó un buen número
de prisioneros.

Tras la muerte de Sergio III fue elegido Papa Anastasio III, un títere de Marozia y de su madre.

En Barcelona murió el conde Wifredo II Borrell, y el condado siguió gobernado por su hermano
Suñer I.

Luis el Niño, el rey de Francia Oriental, murió sin descendencia a los dieciocho años de edad.
Carlos el Simple, el rey de Francia Occidental, pensó que era su ocasión para reunificar una vez
más el reino franco, pues era el único descendiente vivo de Carlomagno por vía estrictamente
masculina. Sin embargo, para hacer valer sus derechos en la parte oriental del reino, tenía que
tener libertad de acción, y el mayor inconveniente para ello eran los vikingos de Rollón que se
habían asentado en su territorio. Si Carlos el Simple llevaba sus ejércitos hacia el este, Rollón
podría expandir fácilmente sus dominios. Por ello llegó a un acuerdo con él. Rollón pidió que
Carlos lo reconociera como legítimo gobernante del territorio que de hecho ya ocupaba,
mientras que Carlos exigió a cambio que Rollón lo reconociera como su señor (lo cual era sólo
un formulismo sin contenido, pero que permitía que la capitulación vergonzosa de Carlos el
Simple pudiera presentarse como un tratado de paz. Se cuenta que, Rollón no quiso pasar por el
ritual de besar el pie al rey, por lo que ordenó a uno de sus subalternos que lo hiciera en su
nombre. Éste tampoco estaba por la labor, así que levantó el pie del monarca para no tener que
agacharse, y lo hizo con tal brusquedad que Carlos el Simple cayó torpemente hacia atrás. El
territorio de Rollón pasó a ser el ducado de Nortmannia (el ducado de los hombres del norte), si
bien el nombre se deformó pronto enNormandía, y sus habitantes nórdicos fueron conocidos
como Normandos. Rollón admitió convertirse al cristianismo y fue bautizado como Roberto.

Zanjado el problema nórdico, Carlos el Simple marchó hacia el este y conquistó Lorena, pero
los demás ducados de Francia Oriental lo consideraron un invasor y se pusieron de acuerdo en
combatirle. Hatton, el arzobispo de Maguncia que había sido regente de Luis el Joven, se pusó a
la cabeza de la nobleza y logró que fuera elegido rey el duque de Franconia, Conrado el Joven,
que se convirtió así en Conrado I. Así, Luis el Joven fue el último carolingio que gobernó la
parte oriental del reino franco. En realidad, los habitantes de Francia Oriental no se
consideraban francos, y la expulsión de los carolingios fue presentada como una liberación del
dominio que los francos habían ejercido sobre sus territorios desde Carlomagno. Por ello ya no
se volvió a hablar de Francia Oriental, sino que el territorio retomó el antiguo nombre
de Deutschland, (la tierra de los teutones) que es lo que en castellano llamamos Alemania, si
bien este nombre procede de la también antigua confederación de los Alamanes. Desde
entonces, Francia Occidental pasó a ser simplemente Francia.

Podemos considerar, pues, a Conrado I como el primer rey de Alemania. Sin embargo, los
duques que lo habían aclamado como rey no estaban dispuestos a concederle más que el mero
título. Además, el duque de Sajonia, Otón el Magnífico, consideraba que el título real debía
haber sido para él, pues Sajonia era sin duda el ducado más poderoso. Otón murió en 912, pero
su hijo Enrique tomó el relevo en la lucha por el trono alemán.

También murieron el rey Rodolfo I de Borgoña, que fue sucedido por su hijo, Rodolfo II, y el
príncipe ruso Oleg, que fue sucedido por su yerno Ígor.

En la India, el rey Prathiara Bhoja II fue derrocado por Mahipala. Poco antes había muerto el
rey Narayapala de Bengala y había sido sucedido por Rajyapala,pero por esta época se había
convertido en potencia dominante un reino situado más al sur (en el centro de la India)
llamado Rashtrakuta, a la sazón gobernado por Indra II. Éste atacó a Mahipala, y al resultar
patente la debilidad del rey Prathiara algunos de sus gobernadores se declararon independientes.

256
Fue el principio de un lento proceso de desintegración del reino, que se prolongó durante los
cien años siguientes.

En Córdoba murió el Emir Abd Allah. Unos años antes, su segundo hijo, Al-Mutarrif, había
asesinado a su hermano mayor, Muhammad, en un intento de tomar el poder que incluía
también el asesinato de Abd Allah. Sin embargo, el padre logró apresarlo y lo hizo decapitar. El
sucesor de Abd Allah fue su nieto Abd al-Rahmán III.

En Constantinopla murió el emperador León VI y su hijo Constantino tenía entonces seis años
de edad. Nadie cuestionó su derecho al título imperial, pero su tío se erigió en regente y adoptó
todas las prerrogativas del emperador, por lo que habitualmente se le incluye en la lista de
emperadores bizantinos como Alejandro II.Emprendió una política opuesta a la de León VI.
Exilió a Zoe e hizo regresar al Patriarca Nicolás. También dio orden de que se dejara de pagar el
tributo exigido por el rey búlgaro Simeón. Esto fue un grave error, pues, a pesar de que los
húngaros habían arrebatado a Bulgaria las provincias del norte, Simeón había fortalecido
notablemente el resto en los años anteriores. Ahora se hacía llamar Simeón el Grande, y
en 913 estaba ante las murallas de Constantinopla. Sin embargo, Alejandro II no tuvo la
oportunidad de enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones, pues murió ese mismo año.
Dejó un consejo de regentes formado por seis hombres que no dejaban de discutir entre sí. El
Patriarca Nicolás tuvo que dirigir la resistencia frente a los búlgaros, y no tuvo mejores armas
que la diplomacia, los regalos y agasajos para Simeón. El kan búlgaro quería la promesa de que
el emperador Constantino se casaría cuando tuviera la edad adecuada con una hija suya, y
Nicolás habría aceptado probablemente si no hubiera entrado de nuevo en escena la Emperatriz
Zoe. Aprovechando las disensiones entre los regentes y el desprestigio de Nicolás por las
concesiones que había hecho a los búlgaros, se incorporó al consejo de regentes.

Mientras tanto murio Hatton, el arzobispo de Maguncia, cuyo arzobispado había sufrido en los
últimos años varios ataques por parte de su enemigo, el duque Enrique de Sajonia.

Tras la muerte de Radulfo, el hermano de Wifredo el Velloso, conde de Besalú, su condado pasó
a su sobrino Miró, conde de Cerdaña.

También murió el Papa Anastasio III y Teodora hizo que eligieran a Landón, pero éste murió
en 914 y entonces puso en la silla de san Pedro al arzobispo de Ravena (y, según se decía,
antiguo amante suyo), Juan X.

El rey García I de León atacó a los musulmanes en La Rioja y obtuvo una victoria, pero poco
después enfermó y murió. Su hermano Ordoño marchó a León, donde fue aclamado rey, con el
nombre de Ordoño II. Cabe suponer que su hermano Fruela, que gobernaba en Oviedo,
aceptaba su soberanía, con lo que el antiguo reino de Asturias volvía a estar unido, sólo que
ahora la capital quedó definitivamente asentada en León y el reino pasó a ser conocido
como Reino de León.Ordoño II entabló una alianza con el rey de Navarra Sancho Garcés I
contra el Emir Abd al-Rahmán III.

Simeón el Grande tomó la ciudad de Adrianópolis a los bizantinos.

Tras la muerte de Wifredo II Borrell, su hermano Suñer, con quien compartía el condado de
Barcelona, heredó sus posesiones. En 915 murió el otro Suñer, el conde de Rosellón y
Ampurias, que fue sucedido por su hijo Gausberto I.

257
ABD AL-RAHMÁN III

Los sarracenos continuaban atacando las costas italianas. A los procedentes de Sicilia se les
habían unido ahora los fatimíes, cada vez más poderosos y en plena expansión, cuyos piratas
llegaron a ocupar la ciudad de Génova. En 915 Alberico (el marido de Marozia) dirigió una
campaña contra la piratería islámica, pero quien puso fin definitivamente a las incursiones fue el
Papa Juan X. Reunió a varios nobles italianos y además llamó a Berengario, al que le concedió
lo que había ansiado durante más de una década: lo nombró emperador. En 916, por primera vez
en la historia, un Papa condujo un ejército. Se enfrentó a los musulmanes junto al río
Garigliano, a unos ciento sesenta kilómetros al sudeste de Roma, y la victoria que obtuvo fue
definitiva. Los sarracenos conservaron Sicilia, pero dejaron de atacar a Italia. Esto supuso un
gran alivio para los bizantinos, que todavía conservaban el sur de Italia y ahora pudieron
concentrar sus esfuerzos en la guerra contra los búlgaros.

El duque Spytihnev I de Bohemia murió y fue sucedido por Vratislav, un hijo del duque
Borivoj I de Bohemia, que centró sus esfuerzos en la lucha contra los húngaros.

Mientras tanto, el Emir de Al-Ándalus Abd al-Rahmán III había logrado el apoyo de la mayor
parte de la aristocracia islámica y estaba a punto de acabar con las disensiones que habían
enturbiado los gobiernos de sus antecesores. Los únicos grupos disidentes eran el encabezado
por Umar ibn Hafsún, en el sur, cuya sublevación databa de los tiempos Muhammad I, el

258
bisabuelo de Abd al-Rahmán III, y el de Toledo, que recibía ayuda del reino de León. El Emir
llevó una campaña contra Umar ibn Hafsún y tomó algunas ciudades. En 917 murió el anciano
Umar ibn Hafsún y sus hijos continuaron la lucha, pero pronto quedó sóloBobastro como
fortaleza inexpugnable. Entonces el Emir envió un ejército contra el reino de León al mando
de Ahmad ibn Abí Abda.

Eduardo de Inglaterra y su hermana Ethelflede, considerando que ya estaban en condiciones de


derrotar definitivamente a los daneses, invadieron con grandes efectivos la parte oriental de
Mercia que permanecía bajo el dominio danés, y, venciendo toda resistencia, tomaron la
fortaleza de Derby. A finales de año habían conquistado Anglia Oriental.

La campaña definitiva para ocupar todo antiguo territorio sajón estaba prevista para el verano
de 918, pero tuvo que aplazarse debido a la muerte repentina de Ethelflede, en junio. Eduardo
tuvo que detener los ataques contra los daneses para asegurarse de ser reconocido como rey de
Mercia frente a otros nobles locales. Sin embargo, antes de que terminara el año estuvo en
condiciones de reanudar la campaña y todos los territorios daneses lo aceptaron como rey. En
realidad los daneses no fueron expulsados, sino que se mezclaron con la población sajona.
Algunos príncipes daneses conservaron incluso cierta autoridad como vasallos de otros señores
sajones.

Mientras tanto, Ahmad ibn Abí Abda fue derrotado y muerto por los cristianos de León.

También murió el rey alemán Conrado I. En su reinado había estimulado el poder de los obispos
más influyentes en un intento de neutralizar el poder de los duques. Conrado I no tenía más que
una hija, por lo que el ducado de Franconia pasó en herencia a su hermano Eberardo. Sin
embargo, anteponiendo la unidad alemana a los intereses familiares, el difunto rey había dejado
establecido que la corona pasara al que hasta entonces había sido su peor enemigo, el duque
Enrique de Sajonia, que era con mucho el más poderoso de todos los duques alemanes. Parece
ser que cuando Enrique recibió la noticia estaba cazando aves, lo que le valió para siempre el
sobrenombre de Enrique el Pajarero. Al contrario que su predecesor, Enrique trató de
independizarse de la Iglesia y no consintió en que su coronación se convirtiera en un ritual
religioso.

También murieron el duque de Aquitania Guillermo el Piadoso, el conde Eudes de Tolosa y el


conde Balduino II de Flandes, sucedidos por sus hijos respectivos:Guillermo II, Raimundo
II y Arnulfo I.

En Constantinopla, el gobierno de Zoe y el consejo de regentes no estaba teniendo mucho éxito


contra los búlgaros, por lo que poco a poco se fue extendiendo la opinión de que era necesario
un hombre fuerte. En 919 el almirante de la flota bizantina, Romano Lecapeno, juzgó que la
opinión pública vería con buenos ojos un golpe de estado, así que partió con sus naves desde la
desembocadura del Danubio, donde estaban ancladas para luchar contra los búlgaros, y entró en
Constantinopla, donde el pueblo lo aclamó y los regentes no tardaron en dimitir. Romano
asumió el gobierno y envió a Zoe a un convento. En 920 se nombró emperador asociado, con lo
que pasó a ser Romano I, y casó a su hija Helena con el emperador Constantino VII. Parece ser
que a Constantino VII no le importó quedar relegado a un segundo término. Durante toda su
vida disfrutó de todo el ceremonial asociado al emperador, que le gustaba mucho, sin tener que
afrontar las obligaciones del cargo. Dedicó gran parte de su tiempo a fomentar la literatura y el
arte en general. Él mismo escribió diversos libros a lo largo de los años siguientes.

Los qarmatas arrebataron Siria a los abasíes y fundaron una dinastía conocida como
los Hamdaníes.

El conde Raimundo II de Tolosa rechazó un ataque vikingo.

259
Los musulmanes obtuvieron una victoria frente a los reyes Ordoño II de León y Sancho Garcés
I de Navarra, tras la cual, el propio Emir Abd al-Rahmán III se puso al frente de sus tropas. El
Emir obtuvo una gran victoria en Valdejunquera, al parecer debida en parte a la traición de los
condes castellanos, que querían independizarse de León. Aunque parece que la derrota fue
estrepitosa, lo cierto es que las fronteras no se modificaron, y Ordoño II mandó llamar a una
junta a los condes castellanos, los apresó y los encarceló. En 921 Ordoño I pudo realizar una
incursión en territorio musulmán.

Ese mismo año murió Vratislav, el duque de Bohemia, en batalla contra los húngaros. Fue
sucedido por su hijo Venceslao, de trece años. Como su padre y su abuelo, Venceslao había sido
bautizado según el rito eslavo. Había recibido una piadosa educación a cargo de su abuela
Ludmila. En principio, fueron nombradas regentes su madre Drahomira y su abuela Ludmila,
pero Drahomira aún era pagana, se hizo con el poder y mandó estrangular a santa Ludmila, la
actual patrona de Bohemia.

También murió el duque de Borgoña Ricardo el Justiciero, y fue sucedido por su hijo Raúl, el
cual estaba casado con Emma, sobrina del rey Eudes de Francia, el antecesor de Carlos el
Simple.

En 922 murió el conde de Aragón Galindo II Aznárez y fue sucedido por su hija Andregoto
Galíndez. También murió Ramón I, el conde de Pallars y Ribagorza, que separó ambos
condados concediendo el primero a sus hijos Isarn y Llop, y el segundo a su
hijo Bernardo, que estaba casado con Toda, hija del conde Galindo II Aznárez y que había
aportado como dote el condado de Sobrarbe. Desde este momento los condados de Sobrarbe y
Ribagorza permanecieron unidos.

En 923 se produjo una rebelión contra el rey francés Carlos el Simple, encabezada
por Roberto, el hermano de Eudes, que contaba con el apoyo de su cuñado el duque Raúl de
Borgoña y de otros nobles poderosos, como el duque Gilberto de Lorena. Los ejércitos de
Carlos y los de Roberto se enfrentaron en Soissons. El resultado fue ambiguo, pues Carlos fue
derrotado, pero Roberto murió. Carlos tuvo que huir, pero fue capturado y encarcelado
por Herberto de Vermandois.Carlos el Simple estaba casado con Eduvigis, hija del rey
Eduardo de Inglaterra, con la cual había tenido un hijo llamado Luis que ahora tenía dos años.
La reina se lo llevó consigo a Inglaterra.

Por su parte, Raúl reclamó el trono de Francia y fue aclamado por los partidarios de Roberto, si
bien el cautivo Carlos el Simple tenía también sus partidarios y se inició así una guerra civil.
Mientras tanto, el rey Rodolfo II de Borgoña inició una campaña en Italia contra el emperador
Berengario, al que derrotó en Plasencia.

Otro particario de Roberto que murió en Soissons fue el conde Raimundo II de Tolosa. Fue
sucedido por su hijo Raimundo III Poncio.

Ordoño II de León y Sancho Garcés I de Navarra iniciaron la repoblación de La Rioja, y


Ordoño II se casó con Sancha, hija del rey Navarro, lo que consolidó su alianza. Sin embargo
Ordoño II murió al año siguiente, en 924. El trono pasó a su hermano Fruela II, hasta entonces
príncipe de Asturias. Las crónicas lo retratan como un rey injusto e impopular, que ordenó
ejecuciones y destierros de inocentes. Mientras tanto Abd al-Rahmán III saqueaba el reino de
Navarra.

Ese mismo año Berengario fue asesinado por sus propios hombres. Fue el último emperador
descendiente de Carlomagno. Rodolfo II fue elegido rey de Italia, pero el cargo de emperador
quedó vacante.

260
También murió el rey Eduardo de Inglaterra. El mayor de sus hijos se llamaba Athelstan, y
había pasado su infancia en Mercia, educado por su tía Ethelflede. Inmediatamente fue elegido
rey de Mercia y luego inició las maniobras necesarias para ser reconocido como rey de toda
Inglaterra.

Los normandos también aprovecharon los disturbios en Francia para dedicarse a la rapiña, el rey
Raúl se enfrentó a ellos, pero tuvo que firmar una paz poco honrosa que, de todos modos, no
puso fin a las incursiones.

Los húngaros atacarón Provenza, el territorio asignado a Luis el Ciego que en la práctica
gobernaba Hugo de Arles. Durante dos años se dedicaron al saqueo. El conde de Tolosa
Raimundo III Poncio detuvo su avance. Esto le permitió añadir a sus dominios varios condados
y convertirse en uno de los nobles más influyentes de la región.

En Constantinopla, el emperador Romano I no defraudó las expectativas de los que lo llevaron


al poder. Derrotó definitivamente al pirata León de Trípoli. Aunque las incursiones piratas no
terminaron por completo, al menos se volvieron menos graves. Pero su mayor logro fue
concertar una reunión con el rey búlgaro Simeón. Ya estaba viejo y cansado. Aunque había
obtenido grandes victorias frente a los bizantinos, su mayor ambición era tomar Constantinopla,
y estaba claro que nunca lo conseguiría. Romano I lo convenció para firmar la paz. Sin
embargo, en 925 Simeón decidió que si no podía ser emperador de Constantinopla sería
emperador de Bulgaria, así que adoptó el título de César, que en búlgaro se deformó
a Zar. Oficialmente, Romano I protestó por esta usurpación del título, pero es probable que la
idea de convertir a Simeón en Zar de Bulgaria fuera suya y fuera, de hecho, el principal
argumento con el que convenció a Simeón para firmar la paz. El Papa Juan X reconoció
inmediatamente el título, probablemente para molestar a Constantinopla.

El duque Venceslao de Bohemia logró deshacerse de la tutela de su madre pagana, se rodeó de


sacerdotes y fundó numerosas iglesias.

Finalmente, Athelstan fue aclamado rey de Inglaterra. Siguiendo la política centralizadora


iniciada por su abuelo y su padre, procedió a asumir el gobierno directo de todos los territorios
de Inglaterra, acabando con los gobernantes daneses que aún disfrutaban de cierto poder
supeditado a la corona. Recientemente una nueva expedición noruega había acrecentado el
poder danés en York, pero ahora los noruegos fueron expulsados y marcharon a Irlanda.

En Roma, Marozia se enfadó con el Papa Juan X y éste inmediatamente tuvo problemas,
Alberico, el marido de Marozia se enfrentó a él, pero Juan X había conseguido cierta
popularidad entre los romanos y Alberico fue asesinado. Esto dejó a Marozia en una posición
delicada, pero la resolvió casándose inmediatamente con Guido, marqués de Toscana. Había
sido uno de los muchos pretendientes al título imperial y fue encarcelado por Berengario. Había
permanecido en prisión hasta la muerte de éste.

Enrique el Pajarero aprovechó la guerra civil francesa para atraerse al duque Gilberto de Lorena,
que aceptó su autoridad, y así Lorena volvió a ser parte de Alemania. Como parte de la alianza,
Enrique prometió a Gilberto la mano de su hija Gerberga. El matrimonio no se celebró
inmediatamente porque Gerberga tenía sólo doce años.

Otra joven casadera apetecible era Andregoto Galíndez, que excepcionalmente se había
convertido en condesa de Aragón, con lo que su dote no era nada desdeñable. El rey Sancho
Garcés I de Navarra se apresuró a concertar el matrimonio entre ella y su hijo García
Sánchez, de seis años de edad (Andregoto tendría unos veinticinco años). Así García Sánchez
se convertía en el conde de Aragón y su padre, como tutor, era el gobernante efectivo.

261
No se sabe muy bien cómo, pero murió el odiado rey de León Fruela II. Hay quien dice que
murió de lepra, pero eso parece un intento de demostrar que existe la justicia divina. El trono
pasó a su hijo Alfonso Froilaz el Jorobado, que, como su apelativo indica, tampoco era muy
bien visto. Los hijos de Ordoño II, Sancho yAlfonso, se rebelaron y recibieron el apoyo del rey
navarro Sancho Garcés I. Este apoyo fue decisivo, a pesar de que Sancho Garcés I murió ese
mismo año. (Su hijo se convirtió en García II Sánchez, y como regente quedó la reina Toda.) A
los pocos meses de reinado, ya en 926, Alfonso Froilaz fue derrocado y se retiró a las montañas.
Su breve reinado no fue reconocido como tal, pues el hijo de Ordoño II pasó a reinar
como Alfonso IV Ordóñez cuando el ordinal IV debería haber sido para Alfonso Froilaz. Por su
parte, Sancho Ordóñez obtuvo el título de rey de Galicia, con lo que el reino de León volvió a
quedar dividido en dos.

Por esta época los ataques de los húngaros sobre Provenza habían amainado, lo que permitió a
Hugo de Arles (que gobernaba en nombre de Luis el Ciego) enfrentarse a Rodolfo II de
Borgoña, que también era a la sazón rey de Italia. Obtuvo una victoria y se quedó con el título
de rey de Italia. Para evitar represalias por parte de Rodolfo II acordó cederle todos los derechos
sobre Provenza, con lo que el reino de Rodolfo II pasó a llamarse el Reino de las dos
Borgoñas (Borgoña y Provenza). Luis el Ciego no tuvo nada que decir sobre todo esto. De este
modo, Hugo de Arles pasó de gobernar Provenza en nombre de Luis el Ciego a ser rey de Italia.
En realidad el cambio era menos significativo de lo que podría parecer, porque los señores
feudales italianos no estaban dispuestos a obedecer mucho al rey.

La península de Corea había disfrutado de más de dos siglos de paz hasta que se volvió a sentir
la presión de los nómadas del norte. El reino de Palhae fue destruido por los Khitán.

En 927 murió el Zar Simeón I de Bulgaria y fue sucedido por su hijo Pedro I. El emperador
bizantino Romano I lo reconoció como nuevo Zar y no tuvo dificultades para dominarlo.
Durante las décadas siguientes, la poderosa Bulgaria construida por Simeón I fue un magnífico
escudo para Constantinopla, pues fueron los búlgaros los que tuvieron que hacer frente a los
ataques de los húngaros y los pechenegos. Por esta época una serie de malas cosechas trajo el
hambre al Imperio Bizantino. Romano I promulgó leyes para evitar que los grandes
terratenientes se aprovecharan de la situación para absorber las granjas de los pequeños
propietarios.

También murió Bernon, el primer abad de Cluny, y fue sucedido por Odón. Durante sus
primeros años de existencia, la orden benedictina de Cluny logró afirmar su independencia
frente a toda autoridad distinta de la del Papa, de acuerdo con la voluntad de su fundador,
Guillermo de Aquitania. El nuevo abad inició un proceso de reforma por el que la regla de
Cluny pasó a diferir en algunos aspectos de la de san Benito. Uno de los cambios más notables
fue la reducción del trabajo manual al mínimo imprescindible, de modo que la mayor parte de la
jornada se empleaba en el oficio divino y el cultivo del espíritu.

El año anterior había muerto el duque Guillermo II de Aquitania y el ducado había pasado de
nuevo a la casa de Poitiers, primero en la persona del conde Alfredo,si bien no tardó en ser
recuperado por Ebles, el rey que había sido derrocado por Carlos el Simple.

En 928 murió Luis el Ciego, si bien su muerte no afectó en nada la situación política.

También murió Miró, el conde de Cerdaña y Besalú, hijo de Wifredo el Velloso. Sus condados
pasaron a sus hijos Wifredo (Besalú) y Sunifredo (Cerdaña).

Abd al-Rahmán III logró reducir finalmente la ciudad de Bobastro, con lo que el único lugar de
Al-Ándalus donde se cuestionaba su autoridad era ahora Toledo, y en ella centró sus esfuerzos
militares.

262
Gerberga, la hija de Enrique el Pajarero, se casó con Gilberto de Lorena. El rey alemán estaba
desarrollando una eficiente política militar. Construyó castillos, fortificó ciudades y dirigió con
éxito la lucha contra los eslavos. Tras ocupar la ciudad de Praga, el duque Venceslao de
Moravia le rindió vasallaje.

Finalmente, Marozia logró que su segundo marido, Guido de Toscana, marchara a Roma con un
ejército y depusiera al Papa Juan X, que murió en la cárcel poco después. Marozia eligió como
nuevo Papa a León VI, pero se le murió ese mismo año y en su lugar puso a Esteban
VII. Guido de Toscana murió en 929, pero ello no impidió que Marozia siguiera siendo la dueña
de Roma a través del papa.

Al este del Elba habitaban varias tribus eslavas de un grupo conocido como
los Vendos. Carlomagno los había sometido y había convertido su territorio en la marca
véndica, pero después de su muerte los vendos recobraron su independencia. Ahora se vieron
obligados a pagar tributo a Enrique el Pajarero.

Carlos el Simple murió en prisión, lo que hizo aumentar el número de los partidarios de Raúl
para el trono francés. Entre éstos estaba Foulques I el Rojo, vizconde de Angers, descendiente
del primer vizconde de Angers, Roberto el Fuerte. Ahora se convirtió en el primer conde
de Anjou. Su territorio, alrededor de la ciudad de Angers, estaba situado al sureste de Bretaña y
tuvo que rechazar algunas invasiones bretonas, así como a los vikingos.

También murió el rey de Galicia Sancho Ordóñez, con lo que su reino volvió a incorporarse al
reino de León bajo su hermano Alfonso IV Ordóñez. El Emir Abd al-Rahmán III sufrió algunas
derrotas frente a los leoneses, pero su autoridad en Al-Ándalus era mucho mayor que la de todos
sus antecesores y dio un paso más para afianzarla: adoptó el título de Califa, es decir, se
proclamó legítimo sucesor de Mahoma. Tenía su lógica: era descendiente por línea directa del
Califa Omeya Hisam. Los Omeyas habían sido expulsados del poder por los Abasíes, quienes
declararon que sus predecesores no habían sido auténticos Califas. Sin embargo, bajo los
Abasíes el Califato se había fragmentado y deteriorado, hasta el punto de que los actuales
Califas de Bagdad eran meros títeres de sus ministros turcos. El Califa actual era Al-Qahir. Los
qarmatas estaban causando estragos en Bagdad. Quedaba demostrado que los abasíes no tenían
el apoyo de Allah, y que los auténticos Califas eran los omeyas. En 930 los qarmatas llegaron a
apoderarse de la piedra negra de La Meca. Ahora el número de legítimos sucesores de Mahoma
ascendía ya a tres: el Califa Abasí de Bagdad, el Fatimí del norte de África y el Omeya de Al-
Ándalus.El Califato de Córdoba fue durante mucho tiempo la nación más próspera de occidente.
Abd al-Rahmán III era nieto de una vasca e hijo de una esclava franca, ambas rubias, de las que
heredó sus ojos azules y su pelo rojizo que se teñía de negro para parecer más árabe. Era bajito,
rechoncho y de piernas cortas. Montaba a caballo perfectamente, pero tenían que ayudarle a
subir. Había recibido una esmerada educación a cargo de eminentes maestros. Además del
árabe, hablaba el "romance local", del que surgirían las distintas lenguas españolas. En esta
época, la aristocracia andalusí usaba el romance como lengua coloquial, especialmente
adecuada para contar chistes y cosas así.

Abd al Rahmán III era un fiel cumplidor de los preceptos islámicos, pero no era un fanático.
Nombró a sus ministros entre los más competentes, sin distinción de si eran cristianos, judíos o
musulmanes, pero era muy exigente en el cumplimiento de los trabajos encomendados a cada
cual. Córdoba se convirtió en una ciudad magnificente, entre cuyos monumentos destacaban la
Mezquita, el Alcázar y el palacio de Madinat al-Zahra. Su escuela de medicina era la más
avanzada de Europa. En la ciudad había unas seiscientas casas de baños, con sauna y masaje,
frecuentadas por los hombres por las mañanas y por las mujeres por las tardes.Se cuenta que
para alimentar a toda la gente que vivía en el Alcázar se necesitaban trece mil libras de carne
diarias, además de aves, pescados, cereales, hortalizas, frutas, etc., que llegaban al palacio en
hileras de animales de carga que medían varios kilómetros. El harén del Califa llegó a albergar

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seis mil trescientas mujeres. Un poeta historiador desconocido dejó escrito que su señor Abd al-
Rahmán III "se quitaba de la boca los alimentos para que pudieran comer en su corte más
filósofos". Se calcula que el número de intelectuales protegidos por el Califa estuvo entre tres
mil y ocho mil. Se cuenta de él la siguiente anécdota:

Unos embajadores francos llegaron a la corte de Córdoba a fin de lograr una alianza con el
Califa. Son citados al día siguiente para visitar a Abd al-Rahmán en el palacio de Madinat al-
Zahra. Al salir el sol los francos son conducidos a la puerta de Córdoba, donde arranca la
carretera de cinco kilómetros hasta Madinat al-Zhara. Una alfombra de tapices cubre toda la
distancia; a ambos lados, hombro con hombro, quince mil bereberes escogidos, con sus alfanjes
extendidos sobre sus cabezas, tienden una bóveda de espadas, bajo la que caminan los
atemorizados franceses. Cada cien metros aparecen chambelanes ricamente vestidos, sentados
en sillones de oro y plata. Los francos se postran ante ellos, creyendo estar ante el Califa, pero
los chambelanes les decían: "seguid, yo sólo soy un humilde esclavo de mi señor". Después de
dos horas de recorrido, llegaron a un salón con suelo de tierra y sin ninguna decoración, en el
cual había un hombre sentado en el suelo, vestido con un traje raído que le estaba pequeño,
mirando distraídamente a un alfange, una hoguera y un ejemplar del Corán que tenía frente a
sí. A los francos les dijeron al oído: "Ése sí que es el Califa", y rápidamente se postraron ante
él. Abderramán levantó la cabeza y, antes de que ellos dijeran nada, les habló secamente:
"Cuando vosotros permitáis en vuestro reino esto (señaló el Corán) como yo permito en el mío
vuestros libros santos, yo enterraré mi espada (dijo mientras la enterraba en la arena) y
alimentaré todos los días la hoguera de la amistad (echó un leño al fuego)". Les mandó salir
sin dejarles hablar. Jamás volvieron.
Si la anécdota es cierta, lo del traje harapiento fue sin duda una broma del Califa, pues tenía
el Monopolio del Estado para la Fabricación de Trajes Suntuosos(sic), y debía de ser el hombre
más ricamente vestido durante siglos.Islandia se organizó bajo una peculiar forma de gobierno:
se estableció una asamblea de hombres libres, llamada Althing, que incluía una asamblea
legislativa y un tribunal, pero no había ninguna clase de gobierno ejecutivo, sino que los
distintos clanes familiares eran los encargados de hacer cumplir las leyes en sus dominios. Esto
provocó una larga serie de luchas entre ellos. Con el tiempo, el cargo de representante en el
Althing se hizo hereditario, negociable y a veces honorífico, hasta que quedó en manos de una
oligarquía.

LOS REINOS MEDIEVALES

En 930 el rey Raúl de Francia obtuvo una victoria significativa sobre los normandos, lo que
consolidó su título real.

Cuando Abd al-Rahmán III se proclamó Califa, entró necesariamente en conflicto con su vecino
Fatimí del sur Ubayd Allah al-Mahdí, que reclamaba para sí el mismo título y había absorbido
los reinos de los rustemíes y los idrisíes. En 931 el Omeya inició una ofensiva y conquistó
Ceuta, Melilla y Tánger. En los años siguientes fue avanzando hacia el interior apoyándose en
ciertas tribus indígenas que reconocieron su autoridad.

Ese año murió el Papa Esteban VII, y Marozia puso en su lugar al hijo que había tenido
veinticinco años antes con el Papa Sergio III, y que ahora se convertía en Juan XI. El nuevo
Papa (o su madre) concedió a Odón, el abad de Cluny, el permiso para incluir bajo su
jurisdicción las abadías que fueran reformadas según la orden de Cluny. Este permiso fue usado
hasta el máximo: numerosas abadías fueron unidas, de buen grado o por la fuerza, y casi todas
perdieron su personalidad hasta convertirse en meras dependencias de la gran abadía.

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También murió el duque de Normandía, Rollón (o Roberto) el Caminante. Fue sucedido por su
hijo Guillermo I Larga Espada, quien prestó su apoyo al rey Raúl de Francia a cambio de
extender su territorio.

Tras la muerte de Gausberto I, el conde de Ampurias y Rosellón, los condados pasaron a su


hijo Gausfredo I.

Tras la muerte de su esposa, el rey Alfonso IV de León decidió abdicar. Cedió la corona a su
hermano Ramiro II y se retiró a un monasterio. Desde entonces es más conocido como Alfonso
IV el Monje. Sin embargo, en 932 cambió de opinión y, aprovechando que Ramiro II había
partido en ayuda de Toledo, sitiada por Abd al-Rahmán III, se proclamó rey nuevamente, pero
Ramiro II regresó precipitadamente, apresó a su hermano y lo hizo cegar junto con sus primos,
los hijos de Fruela, con lo que eliminó a todos los posibles aspirantes al trono. Alfonso IV murió
ese mismo año. Ramiro II se erigió en cabeza de los reinos cristianos contra el islam. En una
primera campaña tomó la fortaleza de Madrid.

Hugo de Arles, en vista de que su autoridad como rey de Italia era muy limitada, decidió casarse
con Marozia, pero esto disgustó a Alberico, un hijo que Marozia había tenido con su primer
esposo, el cual expulsó de Roma a su padrastro y encarceló a su madre. Roma se convirtió así
en un ducado independiente gobernado por Alberico.

Tres hermanos se sublevaron contra el Califa al-Qahir de Bagdad. Eran hijos de un persa
llamado Buwayhi, que afirmaba descender de los antiguos reyes sasánidas, por lo que son
conocidos como Buwayhíes. El Califa murió y fue sucedido por al-Muqtadir, que en 933 fue
sucedido a su vez por su hijo al-Radi. La revuelta buwaiyhí continuó.

Ese mismo año murió el rey Harald I de Noruega. Los últimos años de su reinado se habían
visto perturbados por las querellas entre sus numerosos hijos. Uno de ellos, conocido
como Erik Blodyks (hacha sangrienta), tras matar a unos cuantos de sus hermanos y derrotar a
otros tantos, consiguió que todos lo reconocieran como el sucesor idóneo. Todos menos uno,
llamado Haakon, que había sido educado en Inglaterra y huyó a la corte de Athelstan.

El rey Chola Rajaraja conquistó Ceilán. La monarquía cingalesa se refugió en las regiones
montañosas del sur.

Enrique el Pajarero estaba convirtiendo a Alemania en un reino poderoso. Después de haber


derrotado a los eslavos obtuvo una victoria frente a los húngaros y en934 venció a los daneses.

Después de algunas victorias, el rey leonés Ramiro II fue derrotado por los
musulmanes. Burgos y Cardeña fueron devastadas. Ese mismo año murió el Califa Fatimí
Ubayd Allah al-Mahdí, mientras luchaba contra los magrawa, aliados de Abd al-Rahmán III.
Fue sucedido por su hijo al-Kaím.

El rey Athelstan se hacía llamar Rey de toda Gran Bretaña, donde con esta expresión hacía
referencia a toda la isla de la que formaba parte Inglaterra. En efecto, Athelstan no se
conformaba con ser rey de Inglaterra, sino que ambicionaba todo este territorio. Por ello envió
sus ejércitos al norte, contra Escocia, al mismo tiempo que sus barcos recorrían la costa
escocesa hasta su extremo septentrional. Durante los años anteriores, el rey Constantino II de
Escocia había sufrido las incursiones sajonas desde el sur, pero esta última acción colmó su
paciencia. Buscó aliados. Entre Escocia e Inglaterra, al oeste de Northumbria, quedaba un reino
celta independiente, el reino de Strathclyde, que se alió inmediatamente con Constantino II, al
igual que lo hicieron varios príncipes galeses. Recibieron refuerzos de Irlanda, desde donde
llegó una horda de guerreros irlandeses y noruegos acaudillados por Olaf Guthfrithson, que
gobernaba Dublín y cuyos familiares habían dominado Kent hasta que Athelstan los expulsó.

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Mientras los celtas se organizaban, Haakon pudo volver a Noruega y obtener allí los apoyos
suficientes para derrocar a su hermano Erik. En 935 se convirtió enHaakon I el Bueno. Erik se
convirtió en pirata y sus hijos trataron en vano de arrebatar el trono a Haakon I, mientras éste, a
su vez, trataba en vano de imponer el cristianismo a los noruegos.

También murió san Venceslao, el duque y luego patrón de Bohemia, asesinado por su hermano,
que se convirtió en el nuevo duque, Boleslav I.

Egipto y Siria volvieron a independizarse de Bagdad, esta vez bajo Muhammad ibn Tugy, que
inauguró la dinastía de los Ijsidíes.

En la península de Corea se hundió la dinastía que gobernaba el reino de Silla, y un jefe nómada
llamado Wanggeun se proclamó rey de Corea y fundó la dinastía llamada Koryo. Llevó a cabo
una serie de reformas administrativas y agrarias con las que logró fortalecer el país.

En la India murió el rey de Bengala Rajyapala, que fue sucedido por Gopala II.

En Japón los letrados preferían escribir en chino, y fueron las mujeres quienes impulsaban ahora
la poesía escrita en japonés. Cultivaban el género llamado uta-monogatari (cuentos poéticos),
cuyo primer ejemplo conocido es un texto anónimo de finales del siglo precedente, el Cuento
del cortador de bambúes. El poeta Ki no Tsurayuki usó un pseudónimo femenino para publicar
en japonés su Tosa-nikki (Diario de Tosa), con el que abrió un nuevo género que sería cultivado
mayoritariamente por mujeres: el diario íntimo.

En México los toltecas fundaron un imperio. Su primer gobernante fue identificado


con Mixcóatl (serpiente de las nubes), un dios de los chichimecas (al parecer relacionado con la
vía láctea) que los toltecas incorporaron a su panteón. Antaño había tenido dos templos en
Teotihuacán.

Ese mismo año murió el Papa Juan XI, y en 936 Alberico nombró como sucesor a León
VII, quien no tuvo inconveniente en ser su títere en las cuestiones civiles. En lo religioso dejó
hacer a Odón, el abad de Cluny, cuyo poder crecía por momentos.

El duque Ebles de Aquitania fue derrocado por segunda vez, ahora por el rey Raul de Francia.
El conde Raimundo III Poncio de Tolosa (que había rendido homenaje a Raúl cuatro años antes)
logró que el rey le concediera el gobierno efectivo del ducado, si bien el título ducal pasó
nominalmente a Guillermo III Cabeza de Estopa, hijo del duque Guillermo II, con lo que
Aquitania volvió a la casa de Auvernia.

Poco después murió Raúl, al igual que el rey Enrique de Alemania. Raúl había logrado el trono
de Francia tras la muerte de Roberto en la batalla que derrocó a Carlos el Simple. Roberto tenía
un hijo llamado Hugo, que heredó el título de conde de París. Aunque a la muerte de su padre
debía de tener unos veinticinco años, no trató de reclamar el trono, ni lo iba a intentar ahora.
Pese a que era muy rico, no quiso hacerse con una corona que había costado la vida a su padre y
a su tío Eudes. Sin embargo, se le ocurrió emplear la misma maniobra que ya había empleado
Carlos Martel cuando era el auténtico gobernante del reino Franco a la sombra de un rey
merovingio. Esta vez sería un carolingio el que haría de títere. Se trataba del hijo que Carlos el
Simple había tenido con Eduvigis, la hermana del rey Athelstan de Inglaterra. Una embajada
francesa enviada por Hugo solicitó el regreso del joven, que ahora tenía quince años. Éste
aceptó y se convirtió en Luis IV de Ultramar. Sin embargo, Luis IV no estaba dispuesto a
hacer de títere y se inició así el que sería un largo pulso entre el rey y el conde de París.

Por otra parte, el rey Raúl tenía un hermano llamado también Hugo, (conocido como Hugo el
Negro, para distinguirlo del conde de París, al que llamaban Hugo el Blanco). Hugo el Negro

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heredó el ducado de Borgoña, aunque Hugo el Blanco, a través de Luis IV, le obligó a entregarle
parte de sus tierras.

En Alemania, Enrique el Pajarero fue sucedido por su hijo Otón I. En 937 el reino sufrió una
invasión por parte de los húngaros y algunos duques alemanes aprovecharon la situación para
rebelarse contra el rey. Otón I se enfrentó a ellos separadamente y fue derrotándolos y
sustituyéndolos por sus propios parientes.

Mientras tanto, Olaf Guthfrithson entró con sus barcos por el Humber y, después de unírsele sus
aliados escoceses y galeses, avanzó tierra adentro. El ejército celta se enfrentó a las tropas de
Athelstan, el cual, tras una larga batalla, obtuvo una victoria decisiva. Constantino II y Olaf
escaparon con vida, pero sufrieron muchas bajas y la hegemonía de Athelstan ya no fue
discutida.

Ese año murió el rey Rodolfo II de Borgoña y fue sucedido por su hijo Conrado el
Pacífico. También fue el año de la muerte de Marozia.

El Califa Abd al-Rahmán III había sometido al gobernador tuyibí de Zaragoza, que a la sazón
era Abu Yahyá Muhammad ibn Hasim, nieto de Yahyá al-Ankar, quien había conquistado
Zaragoza a los Banú Qasí. Sin embargo, Abu Yahyá se declaró vasallo del rey Ramiro II de
León, aunque poco después rompió la alianza por la presión de Abd al-Rahmán III. El Califa
atacó Navarra y la reina Toda aceptó pagarle tributo.

El conde Hugo de París estableció una alianza con el rey de Alemania Otón I y con el duque de
Normandía Guillermo I Larga Espada contra Luis IV de Ultramar, y nuevamente estalló la
guerra. En 938 Luis IV de Ultramar logró el apoyo del duque Hugo el Negro de Borgoña.

Mientras tanto Otón I lograba una victoria contra los vendos, tras la cual se anexionó un vasto
territorio al este del Elba.

El duque Eberardo de Franconia se sublevó contra Otón I, pero fue derrotado y muerto en 939, y
Otón I se nombró a sí mismo duque de Franconia. Ese año murió el duque Gilberto de Lorena y
Otón I eligió como nuevo duque a su hermano Enrique. El Papa León VII fue sucedido
por Esteban VIII, nuevo títere del duque Alberico.

Tras sus victorias contra Zaragoza y Pamplona, Abd al-Rahmán III preparó la "campaña de la
omnipotencia" contra los leoneses. Sin embargo, éstos vencieron en Simancas al ejército
musulmán, el cual sufrió una nueva derrota en su retirada. Los cronistas cuentan que los
musulmanes fueron obligados a replegarse hacia un foso profundo en el que "fueron cayendo
los hombres hasta cubrirlo de borde a borde". Parece ser que los navarros también participaron
en la batalla de Simancas con su reina al frente, rompiendo así el vasallaje pactado dos años
antes. Las fronteras del reino de León avanzaron más allá del cauce del Duero.

También murió el rey Athelstan de Inglaterra. El país había sido gobernado por tres reyes
poderosos en los últimos sesenta y ocho años, los cuales lo dotaron de una administración
eficiente. Estaba dividido en secciones administrativas
llamadas scires (actualmente shires, equiparables a los condados). Al frente de cada shire estaba
un ealdorman (hombre viejo), con funciones judiciales. La autoridad central estaba representada
por un representante del rey llamado reeve (oficial), aunque la expresión scire-reeve pronto se
convirtió en sheriff, y con el tiempo el sheriff se convirtió en el auténtico gobernador del shire,
mientras la figura del ealdorman perdía relevancia. Por ello el título de sherif puede equipararse
al de conde. Por otra parte, el rey tomaba sus decisiones aconsejado por
la Witenagemot, (asamblea de consejeros) integrada por sherifs, obispos y terratenientes. Esta

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asamblea ayudaba a elegir el nuevo rey, asesoraba en la elaboración de las leyes, fijaba los
impuestos, juzgaba a los nobles acusados de algún delito, etc.

Athelstan fue sucedido por su hermanastro Edmundo I el Magnífico, donde el sobrenombre


muestra que la corte inglesa estaba empezando a conocer el lujo. El noruego Olaf Guthfrithson,
que aún gobernaba en Dublín, pensó que el cambio de rey podría cambiar la suerte de los
sajones y desembarcó nuevamente en Northumbria junto con su pariente Olaf Sitricson. Se
inició así una guerra que se prolongó durante varios años.

Un caudillo vietamita llamado Ngo Quyén derrotó a las fuerzas chinas que ocupaban el país y
se convirtió en el primer monarca histórico de Vietnam. Bajo su reinado, el territorio conservó
el nombre chino de Annam.

En 940 la intervención del Papa puso fin a la guerra en Francia. El rey Luis IV de Ultramar se
casó con Gerberga, hermana del rey alemán Otón I, lo que debilitó la posición del conde Hugo
de París, que tuvo que someterse.

En Japón, un señor del clan de los Taira se rebeló en el este y trató de proclamarse emperador.
Los Fujiwara enviaron contra él tropas reclutadas en otro clan guerrero: los Minamoto, pero
ambos clanes terminaron uniéndose contra los Fujiwara, iniciaron una serie de guerras y
organizaron sus territorios como estados.

En Bagdad murió el Califa al-Radi, después de haber renunciado a todas sus prerrogativas,
excepto las religiosas. Los buwayhíes estaban conquistando Persia.

En Dinamarca murió el rey Gorm el Viejo y fue sucedido por su hijo Harald Blatand (Diente
Azul). Hasta Gorm el Viejo, la autoridad de los reyes daneses no era mucha, pero Gorm había
empezado a unificar el país bajo su autoridad, y Harald continuó esta tarea.

En los últimos años, los rusos habían venido presionando sobre constantinopla para mejorar sus
acuerdos comerciales, hasta que finalmente en 941 el príncipe Ígor dirigió una gran flota a
través del mar Negro contra constantinopla. Sin embargo, los bizantinos disponían todavía
del fuego griego con el que se habían enfrentado a los musulmanes. Las naves rusas fueron
destruidas con relativa facilidad.

En 942 murió el Papa Esteban VIII y fue sucedido por un tal Marino II, del que apenas se sabe
nada. También murió san Odón, el segundo abad de Cluny, que fue sucedido por Aymard. El
rey Hugo de Italia estableció una alianza con el emperador bizantino Romano Lecapeno contra
los musulmanes, si bien no obtuvieron resultados de provecho.

El duque de Normandía Guillermo I Larga Espada murió a manos del donde Arnulfo I de
Flandes, y fue sucedido por su hijo Ricardo I Sin Miedo. El conde Hugo de París estableció
una alianza con él y nuevamente se produjeron disturbios en Normandía. El rey Luis IV de
Ultramar fue hecho prisionero por los normandos, Hugo reclamó al rey y le fue devuelto, pero a
partir de ese momento el rey fue su prisionero.

También murió el Conde Foulques I de Anjou, y fue sucedido por su hijo Foulques II el Bueno.

En 943 el rey Constantino II de Escocia abdicó en Malcom I, hijo de Donald II, y murió poco
después. Por esta época Edmundo I había rechazado la incursión de Olaf Guthfithson en
Northumbria, pero los daneses que habitaban en la zona iniciaron una rebelión. No obstante, la
política sajona iba a dar un giro debido a la aparición de un nuevo personaje: se trataba
de Dunstan, un monje educado en la abadía de Glastonbury, una de las más antiguas y
prestigiosas de Inglaterra. Era un hombre culto e inteligente, y es posible que se esforzara por

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hacérselo ver a quienes no se daban cuenta a primera vista, por lo que pronto tuvo numerosos
enemigos en la corte que lo acusaron de practicar magia negra y le forzaron a exiliarse. Esto
sucedió durante el reinado de Athelstan. Desde su exilio, Dunstan vivió como un ermitaño, pero
Edmundo I lo hizo llamar y lo tomó como consejero. Ahora lo nombró abad de Glastonbury y
en la práctica fue quien dirigió la política de Inglaterra durante los años siguientes. Junto
con Odón, el arzobispo de Canterbury, emprendió una labor de reforma de la vida monástica,
siguiendo la regla benedictina.

En Gales, un nieto del rey Rhodri Mawr llamado Hywel Da (el Bueno) logró reunificar
nuevamente una gran parte del país. Codificó por escrito las costumbres del país creando un
código legal que permaneció en uso durante mucho tiempo tras su muerte.

La parte oriental del reino de León, esto es, el territorio conocido como Castilla, estaba dividido
en varios condados que cada vez aceptaban de peor grado la autoridad leonesa. Uno de los
mayores roces se había producido dos décadas antes cuando la batalla de Valdejunquera, y
desde entonces los castellanos habían elegido unos jueces cuya autoridad mediara entre ellos y
el rey. El conde Fernán González canalizó los sentimientos antileoneses y logró el apoyo de
otros condes en una actitud de rebeldía que terminó cuando el rey Ramiro II lo encarceló junto a
sus seguidores y lo desposeyó de sus títulos. En su lugar puso a Assur Fernández y envió a su
hijo Sancho a Castilla.

El matrimonio entre el rey de Navarra García II Sánchez y la condesa de Aragón Angregoto


Galíndez fue anulado, y el rey se casó con Teresa, una hija de Ramiro II. Andregoto Galíndez se
retiró a sus tierras de Aragón, pero el condado siguió en manos del rey navarro.

En 944 el emperador bizantino Romano Lecapeno tenía unos sesenta y cinco años, y sus
hijos, Constantino y Esteban, se cansaron de esperar el momento de sucederle, así que
entraron en palacio con algunos hombres armados y llevaron a su padre por la fuerza a una isla
cercana donde tuvo que hacerse monje. Sin embargo, Helena, la hija de Romano casada con el
otro emperador, Constantino VII, no aprobó estos actos y acusó a sus hermanos de planear el
asesinato de su marido. Unas semanas más tarde los usurpadores fueron apresados y llevados a
la misma isla que su padre, pero Romano I decidió continuar con la vida monacal. Ahora
Constantino VII quedaba como único emperador, pero siguió sin ocuparse apenas de las tareas
del gobierno. En la práctica gobernó Helena ayudada por ministros.

En 945 el príncipe ruso Ígor murió luchando contra los pechenegos. Fue sucedido por su
hijo Sviatoslav, pero su madre Olga, la hija del príncipe Oleg, ejerció de regente.

El Califa de Bagdad reconoció el triunfo de los Buwayhíes al reconocerlos como gobernadores.


Los tres hermanos tuvieron el gobierno efectivo de los territorios que hasta entonces habían
dependido de Bagdad, y que ahora quedaban divididos en tres estados independientes.

La autoridad de Hugo de Arles en Italia se vio amenazada por Berengario, el nieto y tocayo del
último emperador de occidente, que había muerto veinte años atrás sin que nadie se hubiera
dignado a heredar su título.

Gerberga, la esposa de Luis IV de Ultramar logró recabar la ayuda de su hermano, el rey Otón I
de Alemania, para liberar a su esposo del cautiverio al que lo había reducido el conde Hugo.

Ante la amenaza de Abd al-Rahmán III, el rey Ramiro II de León decidió liberar y rehabilitar al
conde Fernán González. Para reconciliarse con él casó a su
primogénito Ordoño con Urraca, hija del conde castellano. (La madre de Urraca, llamada
también Urraca, era hija del rey García II Sánchez de Navarra. No hay que confundir a estas

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dos con la segunda esposa del rey leonés, llamada también Urraca, hermana de García II
Sánchez.)

El rey Edmundo I de Inglaterra aplastó definitivamente la rebelión de los daneses en


Northumbria. Siguiendo las directrices de Dunstan, Edmundo I hizo una apuesta atrevida:
conquistó Strathclyde y se lo ofreció al rey Malcom I de Escocia, a cambio únicamente de una
alianza. Dicha alianza se estableció en 946 y dio lugar a una gran estabilidad, pues los daneses
quedaron privados de todo apoyo. Por otra parte, se inició una política conciliadora también con
ellos, y se les asoció al poder a la par de los sajones. Edmundo I murió ese mismo año. Se
cuenta que estaba celebrando la fiesta de san Agustín cuando un conocido proscrito entró en la
sala. El rey se abalanzó sobre él para ordenarle que se marchara, pero recibió una puñalada. El
proscrito murió allí mismo, pero el rey también. Dejó dos hijos, el mayor de los cuales tenía
cinco años, así que Edmundo I fue sucedido por su hermano Eadred, el último nieto vivo de
Alfredo el Grande. El cambio de monarca fue aprovechado esta vez por el viejo Erik Blodyks,
el derrocado rey de Noruega convertido en pirata. Desembarcó en Northumbria y fue aclamado
rey por los daneses, con lo que se inició una nueva y larga rebelión.

Tras la muerte de Marino II fue elegido Papa Agapito II. También murió el Califa fatimí al-
Kaím y fue sucedido por al-Mansur, quien fundó una nueva capital en África, Mansuriyya.

En 947 murió Hugo de Arles, el rey de Italia, y el título pasó a Berengario, quien ya dominaba
la región desde hacía tiempo.

También murió el jefe húngaro Zolta, que fue sucedido por Fajsz.

Ese mismo año murió Mixcóatl y fue sucedido al frente del Imperio Tolteca por su hijo Ce
Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, que era sumo sacerdote del dios Quetzalcóatl y con el tiempo fue
identificado con éste.

El conde Suñer de Barcelona se retiró a un monasterio y dejó los condados de Barcelona y


Gerona a sus hijos Borrell II y Miró I. En 948 Borrell II recibió el condado de Urgel al morir
sin descendencia el conde Sunifredo.

El rey de Alemania Otón I dedicó grandes esfuerzos a la evangelización de los pueblos


conquistados y los vecinos. Así, dos años antes había fundado el obispado deHavelberg, en el
territorio de los vendos, y ahora convertía la fortaleza venda de Brennabor en el obispado
de Brandeburgo, ambos dependientes del arzobispado de Maguncia.

Al morir el duque de Baviera Arnoldo el Malvado, el ducado pasó en herencia al duque


Enrique de Lorena (el hermano del rey Otón I), que estaba casado conJudit, la hija de Arnoldo.

Similarmente, en 949 murió el duque Hermann de Suabia y Otón I otorgó el ducado a su


hijo Ludolfo, que estaba casado con Ida, la hija de Hermann.

El conde Hugo de París fue excomulgado por el concilio de Tréveris, con lo que su situación se
volvió muy difícil. En 950 se vió obligado a firmar la paz y la autoridad de Luis IV de Ultramar
como rey de Francia ya no fue discutida.

El rey de Borgoña Conrado el Pacífico logró erradicar las bandas de húngaros y sarracenos que
asolaban el país.

Ese año murió el conde de Tolosa Raimundo III Poncio, que fue sucedido por su hijo Guillermo
III Tallaferro. Su muerte permitió que el duque Guillermo III de Aquitania se hiciera con el
dominio efectivo del ducado.

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El rey de León, Ramiro II, dirigió una expedición contra los musulmanes y derrotó al ejército
cordobés en Talavera. El Conde Borrell II de Barcelona envió una embajada a Córdoba y logró
firmar un tratado de paz con el Califa Abd al-Rahmán III, con quien en el futuro mantuvo
buenas relaciones. También estableció relaciones con el Papa a través de los monjes de Cluny,
que empezaron a asentarse en la Marca Hispánica.

El conde Bernardo de Sobrarbe y Ribagorza murió y fue sucedido por su hijo Ramón II.

El persa Adud al-Dawla unificó todos los dominios Buwaihíes bajo su autoridad. El Califa
abasí no tenía ya ningún poder efectivo.

OTÓN EL GRANDE

Se cuenta que Adelaida de Borgoña, una joven y hermosa viuda, había sido hecha prisionera
por Berengario, el rey de Italia. En 951 el rey alemán Otón I entró en Italia para rescatarla y la
convirtió en su esposa. Además de combatir a Berengario, Otón I tuvo que enfrentarse a los
húngaros que saqueaban el norte de la península.

Tras la muerte del rey de León Ramiro II, le sucedió su hijo, que pasó a ser Ordoño III.

En el norte de China se instauró la dinastía Zhou posterior, la quinta desde el


desmembramiento del Imperio Tang, bajo la cual el país del norte experimentó un rápido
desarrollo: aumentó la tierra roturada, se expropió el patrimonio de muchos monasterios, se
reorganizó el sistema de impuestos y se construyeron nuevos canales y diques con mano de obra
forzada.

En 952 murió el duque de Borgoña Hugo el Negro.

El rey Ordoño III de León era hijo de la primera esposa de Ramiro II, y tenía un hermanastro
conocido como Sancho el Craso, cuyo apelativo era una forma fina de referirse a su extremada
gordura. Sancho era hijo de Urraca, hija del rey de Navarra Sancho I Garcés y de la actual reina
Toda. En 953 trató de usurpar el trono leonés con la ayuda de su abuela y de algunos nobles,

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entre ellos el conde de Castilla Fernán González. Cuando los rebeldes se acercaban a la ciudad
de León, Ordoño III les salió al paso y logró derrotarlos. Sancho se refugió en Navarra y Fernán
González tuvo que someterse al rey leonés.

Ese mismo año murió el Califa fatimí al-Mansur y fue sucedido por su hijo al-Muizz, quien no
tardó en iniciar una campaña de expansión para recuperar los territorios africanos que el Califa
Omeya Abd al-Rahmán III había ocupado años antes.

Mientras Otón I estaba en Italia, su hijo Liudolfo encabezó una rebelión en la que
participaron Conrado el Rojo, duque de Lorena (nieto de Conrado I y cuñado de Liudolfo),
y Federico, el arzobispo de Maguncia. Se inició así una guerra civil que favoreció las
invasiones húngaras y eslavas. En 954 Otón I había sofocado la rebelión. Conrado el Rojo fue
desposeído de sus tierras, aunque luego se reconcilió con el rey y recibió dominios en
Franconia. El ducado de Lorena pasó a Bruno,el obispo de Colonia y hermano del rey de
Francia Luis IV de Ultramar. Sin embargo, los húngaros y los eslavos parecían incontrolables.
Los primeros fueron desviados hacia Francia. Allí murió Luis IV, que fue sucedido por su
hijo Lotario, de trece años. Hugo el Blanco conservaba su influencia, pues fue nombrado
regente. Además obtuvo el dominio de Aquitania y el ducado de Borgoña.

También murió el rey Malcom I de Escocia mientras trataba de sofocar una rebelión. Fue
sucedido por Indulfo. En Inglaterra, murió Erik Blodyks, y el rey Eadred logró sofocar la
rebelión danesa en Northumbria. Sin embargo, no tardó en enfermar y murió al año siguiente,
en 955. No estaba casado y no tenía hijos, así que fue elegido rey su sobrino Edwy el
Hermoso, hijo del rey anterior, Edmundo I. Edwy tenía unos quince años. Se cuenta que
durante la fiesta de su coronación el rey se cansó de la compañía de la nobleza borracha y se
retiró junto con una joven llamada Elgifu. Su ausencia fue notada y Dunstan salió de la sala en
su búsqueda. Encontró a la pareja en compañia de la madre de ella. Dunstan se puso furioso:
consideró que la actitud de Edwy era un insulto a la nobleza, reprendió al joven rey y lo llevó
sin miramientos junto a los invitados.

En cuanto Edwy vio consolidada su corona acusó a Dunstan de irregularidades financieras


durante el reinado de su tío y lo llevó al exilio. A continuación se dedicó a combatir todas las
reformas que Dunstan había emprendido. Como Dunstan había fomentado el celibato entre los
religiosos, destituyó a los eclesiásticos solteros para favorecer a los casados. Además se casó
con Elgifu.

Sin embargo, Dunstan tenía el apoyo de la población danesa de Inglaterra, pues siempre había
favorecido una política conciliadora para con ella. Pronto surgieron voces amenazadoras en
favor del regreso de Dunstan, que fueron encauzadas por Odón, el arzobispo de Canterbury, con
lo que Edwy se vio forzado a rehabilitar a Dunstan. La mitad norte de Inglaterra (donde se
concentraba la población danesa) rechazó a Edwy como monarca y aceptó, en cambio, a su
hermano Edgar. Por su parte, Dunstan obligó a Edwy a divorciarse de Elgifu, la hizo secuestrar
y la mandó a Irlanda.

Otón I preparó una campaña contra los húngaros. Reclutó un ejército de caballeros de todas las
partes de su reino. Los húngaros también se agruparon en una enorme horda. Los ejércitos se
encontraron el 10 de agosto junto al río Lech. Los húngaros cruzaron el río para atacar y se
lanzaron a la carga. Debieron de pensar que ésta sería imparable, pero los caballeros acorazados
con sus armaduras permanecieron en sus posiciones. El frente húngaro fue detenido y dividido.
Los húngaros trataron de huir, para lo cual tenían que cruzar el río otra vez y lo hicieron en
completo desorden. Los caballeros los persiguieron e hicieron una matanza. Entre las bajas
cristianas estuvo el duque Conrado el Rojo, entre las húngaras Fajzz, que fue sucedido
por Taksony. El 16 de octubre Otón I derrotó a los eslavos.

272
Desde que Carlos Martel reunió el primer ejército de caballeros con armadura, la efectividad de
la caballería franca había sido muy variable. El problema principal consistía en que los
caballeros (nobles) eran muy indisciplinados y revoltosos, por lo que rara vez se empleaban con
toda su potencia. Además se hallaban constantemente envueltos en conflictos locales, o incluso
en guerras civiles, que agotaban sus fuerzas. Las victorias de Otón I mostraron que la situación
estaba cambiando. En el futuro los europeos ya no se iban a sentir inermes ante las invasiones
de nórdicos, bárbaros del este o musulmanes, sino que los ejércitos de caballeros se estaban
convirtiendo en un arma poderosa.

El rey alemán pasó a ser conocido como Otón el Grande y se convirtió en el héroe de la
cristiandad. Los húngaros (o ugros) ya no volverían a preocupar a los alemanes, pero éstos
conservaron en su memoria relatos sobre los temibles ogros que tanto les habían aterrorizado
hasta entonces.

Tras la victoria de Lech, los húngaros fueron expulsados de la marca del Este, que Otón I asignó
a Burchard. La marca véndica se la asignó a Gerón, que había participado en su conquista
diecisiete años atrás. Éste se dedicó a organizar firmemente el territorio y vencer toda posible
resistencia por parte de los vendos.

Ese mismo año murió el Papa Agapito II y Alberico puso en su lugar a su hijo Ottaviano, de tan
sólo dieciocho años, el cual adoptó el nombre de Juan XII.Alberico murió poco después y el
Papa cayó bajo la dominación de Berengario.

También murió el duque Enrique de Baviera (el hermano de Otón I) y su heredero fue su
hijo Enrique, de cuatro años de edad.

Hacía algunos años que en el estado ruso de Kíev se había asentado una pequeña comunidad
cristiana entre cuyos logros se encontraba la conversión de Olga, la madre y regente del príncipe
Sviatoslav. Ésta decidió visitar Constantinopla, donde fue recibida con gran magnificencia, pues
el protocolo era la especialidad del emperador Constantino VII.

El rey de León Ordoño III tuvo que enfrentarse a continuos ataques moros, especialmente en
Galicia y en las fortalezas de Castilla, defendidas por el conde Fernán González, que obtuvo una
victoria en San Esteban de Gormaz. Ordoño III decidió responder a estos ataques con una gran
expedición que llegó hasta Lisboa. Abd al-Rahmán III envió a negociar a Hasday ibn
Saprut, un judío erudito que destacaba por sus conocimientos de medicina y botánica, pero
también como diplomático. Éste negoció una tregua que fue aceptada por el Califa. Pocos meses
después, ya en 956 murió prematuramente Ordoño III. Sólo dejó un hijo de corta edad y al
parecer bastardo, por lo que Sancho el Craso pudo reclamar el trono y se convirtió en Sancho I.

Sin embargo, la nobleza leonesa despreciaba a Sancho I, a causa de su gordura, que casi le
impedía tomar las armas. A la cabeza de los disconformes estaba, como no, el conde Fernán
González. Éste casó a su hija Urraca con Ordoño, el hijo del rey Alfonso IV el Monje.

Mientras tanto moría el conde de París, Hugo el Blanco, y la regencia sobre Lotario pasó a su
tío Bruno, el arzobispo de Colonia y duque de Lorena. Por otra parte, Hugo el Blanco dejó un
hijo que le sucedió en el condado. Se llamaba como su padre y acostumbraba a usar una capa
corta que le valió el sobrenombre de Hugo Capeto. De este modo, la pugna entre Luis IV y
Hugo el Blanco se reprodujo entre sus hijos Lotario y Hugo Capeto. Hugo el blanco había
acabado por hacerse con la totalidad del ducado de Borgoña, que pasó a manos de su segundo
hijo, Eudes.

En 957 murió el duque Ludolfo de Suabia, hijo de Otón I, y el ducado pasó a Burchard, que
estaba casado con Eduvigis, la hermana del duque Enrique de Baviera y sobrina del rey alemán.

273
También murió el conde Wifredo de Besalú, y el condado pasó a su hermano Sunifredo, conde
de Cerdaña.

En 958 la nobleza leonesa derrocó a Sancho I el Craso y, a instancias del conde Fernán
González, eligió como rey a su yerno, al que se conoce como Ordoño IV el Malo, para
distinguirlo del padre de Sancho I, al que se recuerda como Ordoño III el Bueno. Pero la
enérgica reina Toda de Navarra marchó a Córdoba con su hijo el rey García II Sánchez para
solicitar a Abd al-Rahmán III que curara a su nieto Sancho de su gordura y que le proporcionara
tropas para devolverle el trono de León. El Califa los recibió solemnemente en el palacio de
Madinat al-Zahra, donde "los politeístas reconocieron la supremacía califal en su propio
palacio".A cambio de su ayuda, Toda ofreció a Abd al-Rahmán III la cesión de diez fortalezas
del Duero. Abd al-Rahmán III encomendó el enfermo a Hasday ibn Saprut, que al cabo de unos
meses lo dejó lo suficientemente delgado como para que encabezara el ejército que el Califa
puso a su disposición. En 959 este ejército sitió y tomó Zamora mientras el ejército navarro
atacaba a Fernán González. Sancho I logró la adhesión de los pueblos de la zona del Duero y de
parte de la nobleza leonesa, dirigida por Fernando Ansúrez, con cuya hermana, Teresa, se casó
el monarca.

Por esta época las posesiones del Califa Abd al-Rahmán en el norte de África se habían
reducido a unas pocas plazas costeras. El resto quedó de nuevo bajo el control del Califa fatimí
al-Muizz.

El ducado de Lorena escapó al control del arzobispo Bruno y de dividió en dos: la parte sur,
la Alta Lorena, quedó en manos del duque Federico I, mientras que la parte norte, la Baja
Lorena, pasó al duque Godofredo I.

Mientras tanto moría el joven rey Edwy de Inglaterra y el trono pasó a su hermano Edgar, que
ya reinaba en las regiones septentrionales y ahora se convertía definitivamente en Edgar I de
Inglaterra. El nuevo rey no dudó en conceder a Dunstan todo el poder que éste ambicionaba.
Para empezar lo nombró obispo de Londres.

También murió el emperador bizantino Constantino VII y fue sucedido por su hijo Romano
II. Bajo su reinado destacó un general llamado Nicéforo Focas, que en960 dirigió un ataque
contra la isla de Creta, base de la piratería islámica en el Mediterráneo oriental.

Por esta época se convirtió en príncipe de Polonia Mieszco I, que es el primer gobernante
polaco del que tenemos conocimiento histórico. Al parecer era hijo y sucesor de Ziemomysl
Piast, pero todos los datos sobre sus antecesores son legendarios.

Tras la muerte del conde Ramón II de Sobrarbe y Ribagorza, los condados pasaron a su
viuda Garsenda, conjuntamente con sus hijos Unifredo, Arnaldo, Isarn yToda.

En el norte de China murió el emperador Zhou, y el ejército aclamó como nuevo emperador al
jefe de la guardia de palacio, Zhao Kuangyin, de modo que la Emperatriz viuda tuvo que
abdicar junto a su hijo. Se instauró así la nueva dinastía Song.

En Noruega murió el rey Haakon I el Bueno, mientras combatía a los hijos de su antecesor y
hermano, Eryk Blodyks. Haakon I había designado como sucesor al que pasó a ser Harald II
Gráfell (el de la pelliza gris), nieto de Harald I Hàrfager. No obstante, para ocupar el trono tuvo
que enfrentarse a muchos competidores, y no pudo ocuparlo efectivamente hasta 961. Además,
su autoridad no fue reconocida en todo el territorio, sino que Noruega se fragmentó.

La ciudad de León se había mostrado leal al rey Ordoño IV el Malo, pero finalmente tuvo que
huir a Asturias y Sancho I recuperó la corona. Sin embargo, la muerte de Abd al-Rahmán III

274
sirvió de excusa al rey para incumplir su parte del acuerdo. Se dice que las últimas palabras del
Califa fueron: "En toda mi vida no he gozado más que de catorce días sin preocupaciones de
ninguna clase." Fue sucedido por su hijo al-Hakam II.

Los castellanos seguían reconociendo como rey a Ordoño IV el Malo, que se había refugiado en
Burgos, pero el conde Fernán González fue hecho prisionero por los navarros y esto puso fin a
la resistencia. El Califa al-Hakam II pidió al rey García II Sánchez que le entregara a Fernán
González, pero éste (que debía de ser un liante de cuidado) logró su libertad a cambio de retirar
su apoyo a su yerno, al que expulsó de Burgos y lo envió a Medinaceli, de donde a su vez pasó
a Córdoba. Al-Hakam II decidió apoyar a Ordoño IV el Malo en represalia por la traición del
rey Sancho I. Rápidamente, Sancho I se avino a cumplir el acuerdo, con lo que Ordoño IV
perdió todos los apoyos y no tardó en morir en Córdoba.

Tras una campaña que duró más de un año, Nicéforo Focas logró expulsar a las fuerzas
musulmanas de Creta y forzó a los habitantes de la isla a adoptar el cristianismo. Creta ha sido
cristiana desde entonces hasta la actualidad. Esta hazaña elevó considerablemente la reputación
de Nicéforo.

Edgar I nombró a Dunstan arzobispo de Canterbury y apoyó todas sus reformas.

El Papa Juan XII se cansó de las imposiciones de Berengario y apeló a Otón I. Es probable que
el rey alemán tuviera a Carlomagno como modelo desde mucho tiempo atrás, pues había elegido
el palacio de Carlomagno en Aquisgrán para la ceremonia de su coronación. Ambos compartían
además el sobrenombre de "el Grande". Ahora Otón I entró nuevamente en Italia y se detuvo en
Pavía, la antigua capital de los lombardos. Allí se hizo proclamar rey de los lombardos, como lo
hiciera Carlomagno en su día, luego marchó sobre Roma y el 2 de febrero de 962 Juan XII lo
coronó emperador. El título había quedado vacante desde la muerte del abuelo del actual
Berengario. Éste ya no pudo resistir ante el rey alemán. Fue capturado, derrocado y desterrado a
Alemania.

En tiempos de Carlomagno y de Ludovico Pío, el emperador era visto (o pretendía ser) el


heredero de los emperadores romanos, pero cuando occidente dejó de ver en el Imperio
Bizantino al antiguo Imperio Romano y los emperadores de Occidente pasaron a ser personajes
insignificantes, el fantasma del Imperio Romano casi se esfumó, y así Otón el Grande ya no era
visto (o pretendía ser) un nuevo emperador romano, sino más bien un nuevo Carlomagno, un
monarca poderoso, invencible y de autoridad indiscutible. Podemos llamar a su imperio
el Imperio Germánico. Uno de sus primeros decretos como emperador confirmaba los
derechos del Papa sobre los territorios romanos, pero al mismo tiempo establecía el control del
emperador sobre la administración pontificia, e incluso sobre la elección del Sumo Pontífice.

Antes de iniciar su campaña en Italia, Otón I había cedido el ducado de Sajonia a Hermann
Billung. Mientras tanto Gerón pudo sofocar una rebelión de los vendos derrotándolos junto al
río Recknitz. Para acelerar la evangelización de estos pueblos eslavos, Otón I creó el
arzobispado de Magdeburgo, del cual pasaron a depender los obispados de Havelberg y
Brandeburgo, que hasta entonces dependían del más alejado arzobispado de Maguncia.

Un mercenario turco llamado Alp Tigin, fue destituido como jefe de la guardia de corps del
príncipe samaní, tras lo cual se trasladó a una región en el actual Afganistán
llamada Gazni, donde se declaró gobernador independiente. A sus sucesores se les conoce como
los Gaznawíes.

El emperador chino Zhao Kuangyin logró que el ejército se sometiera a la autoridad civil, con lo
que puso fin a la inestabilidad política del periodo anterior.

275
En Escocia murió el rey Indulfo y fue sucedido por Dubh.

El rey Sancho I de León cambió nuevamente de idea sobre lo de cumplir lo pactado con el
Califa Abd al-Rahmán III cuando éste le ayudó a recuperar su trono. Logró una alianza con el
conde castellano Fernán González, con el rey García II Sánchez de Navarra y con los condes
Borrell y Miró de Barcelona, pero el Califa actual, al-Hakam II, emprendió una expedición de
castigo y Sancho I tuvo que pedir una tregua. En 963 al-Hakám derrotó también a García II
Sánchez. La reina Toda había muerto no mucho antes.

Ese mismo año murió el duque de Aquitania Guillermo III Cabeza de Estopa, y fue sucedido por
su hijo Guillermo IV Fierebrace.

El hijo menor de un conde francés adquirió un castillo situado en una posición estratégica al
noreste de Francia. El castillo se remontaba a la época romana y entonces era conocido
como Luxemburgo, su nuevo dueño se llamaba Sigfrido y tomó el título de conde
de Ardennes.

El emperador chino Zhao Kuangyin inició una campaña expansiva por la que a lo largo de la
década siguiente fue anexionándose uno tras otro los reinos del sur, con lo que reconstruyó la
unidad del Imperio Chino bajo su dinastía, la dinastía Song.

Nicéforo Focas dirigió un ejército bizantino por Asia Menor y tomó al emir hamdaní Sayf al-
Dawla la ciudad de Alepo. Poco después murió el emperador Romano II. Nunca se había
tomado muy en serio el gobierno, sino que durante su reinado éste estuvo en manos de su
esposa Teófano. Dejó dos hijos que ya habían sido coronados como coemperadores en vida de
su padre. Eran Basilio II y Constantino VIII, pero sus edades eran de cinco y tres años,
respectivamente, por lo que Teófano se convirtió en regente. Poco después, una rebelión militar
contra los jóvenes emperadores llevó a Teófano a casarse con Nicéforo Focas, que se convirtió
en regente y emperador asociado (Nicéforo II).

Juan XII comprendió demasiado tarde que Otón I no iba a ser más manejable que Berengario. El
emperador terminó acusándolo de conducta escandalosa y un concilio lo depuso el 4 de
diciembre y en su lugar eligió a León VIII, que ni siquiera era sacerdote. Sin embargo, cuando
el emperador abandonó Roma poco después, ya en 964, Juan XII volvió a adueñarse de la
ciudad y persiguió a los partidarios de León VIII. Sin embargo murió poco después y fue
sucedido porBenedicto V. Pero Otón I apoyó a León VIII y durante los años siguientes volvió a
haber dos Papas en Roma.

Ese año murió el duque Godofredo I, de la Alta Lorena. Fue sucedido por Ricardo.

En el estado ruso de Kíev murió Olga, con lo que su hijo, el príncipe Sviatoslav, asumió las
labores del gobierno. Su primera acción fue una campaña contra losViátichi, un pueblo vecino.
Después se enfrentó a los jázaros.

El emperador bizantino Nicéforo II inició una campaña contra Cilicia y Chipre y otra contra
Sicilia. La primera fue exitosa, y en 965 dominaba ambas regiones, pero ese mismo año cayó la
última posesión Imperial en Sicilia, con lo que la isla se perdió para siempre.

Ese año murió Eudes, el duque de Borgoña, hermano de Hugo Capeto, y el ducado pasó a un
tercer hermano, conocido como Enrique el Grande.

También murió el conde Arnulfo I de Flandes, conocido como Arnulfo el Grande. Durante dos
años, su hermano Balduino III se había apoderado del condado, pero Arnulfo I lo había

276
recuperado y ahora lo transmitió a su hijo Arnulfo II, que se casó con Susana, una hija de
Berengario.

Tras la muerte de Gerón, la marca véndica fue dividida en seis marcas menores que pasaron a
sus familiares.

Así mismo murió el conde Sunifredo, que dejó el condado de Besalú a su hermano Miró y el
condado de Cerdaña a su hermano Oliba.

Tras la muerte del Papa León VIII, Otón I impuso como sucesor a Juan XIII, si bien éste fue
expulsado de Roma por el conde de Campania, Rofredo, ayudado por el pueblo, en favor del
otro Papa, Benedicto V, pero en 966 Otón I impuso nuevamente a Juan XIII y se llevó a
Alemania exiliado a Benedicto V. Ese mismo año murió Berengario, exiliado también unos años
antes.

La política evangelizadora del emperador estaba dando sus frutos: Ese mismo año el rey de
Dinamarca Harald Blatand adoptó el cristianismo y lo extendió por su país. También fue
bautizado el príncipe de Polonia Mieszco I, que el año anterior se había casado
con Dabrówka, hermana del duque Boleslav I de Bohemia.

En Galicia se produjo una rebelión contra el rey de León Sancho I el Craso. El monarca logró
sofocarla, pero fue envenenado y murió en el camino de vuelta a la capital. Sancho I dejó un
hijo de cinco años, que pasó a ser rey con el nombre de Ramiro III y bajo la regencia de su tía
Elvira (que era monja). La situación era irregular, pues en teoría la monarquía leonesa era
electiva y no hereditaria, por lo que no había motivo para aceptar como rey a un menor de edad.
Por ello se realizó una ceremonia de elección al estilo visigodo que confirmara a Ramiro III
como nuevo rey, pero esto no acalló las protestas y se produjo una inestabilidad que obligó a
Elvira a firmar una tregua con el Califa de Córdoba, al-Hakam II. Esta tregua fue rápidamente
suscrita por el conde Borrell de Barcelona, que a partir de este momento volvió a mantener
relaciones cordiales con el califato. Su hermano Miró había muerto poco antes.

El emperador bizantino Nicéforo II obtuvo nuevas victorias contra los musulmanes en Siria. El
zar Pedro I de Bulgaria tenía serios problemas con los húngaros en el norte, y para controlarlos
decidió firmar una alianza con ellos contra Constantinopla. Nicéforo II respondió con una
alianza con el príncipe Sviatoslav de Kíev, que en967 se lanzó sangrientamente contra Bulgaria.

En Bohemia murió el duque Boleslav I y fue sucedido por su hijo Boleslav II.

En Escocia murió el rey Dubh y fue sucedido por Culen.

La civilización americana seguía convulsionada. Un pueblo del norte invadió la ciudad maya de
Chichén Itzá. Esta ciudad había sido fundada unos quinientos años antes por los Itzaes, un
pueblo maya que, por causas desconocidas, la había abandonado unos trescientos años después.
Los invasores se identificaron con estos itzaes, pero no está claro que fueran los mismos (más
bien parece una de las típicas historias para legitimar una conquista). Tal vez
fueran chontales (un pueblo que habitaba más al norte) que habían adquirido algunos rasgos
mayas por contacto con los toltecas. El caso es que los invasores empezaron a construir en la
ciudad monumentos grandiosos de estilo tolteca: el Castillo, el Templo de los Guerreros, un
observatorio astronómico, etc. También introdujeron el culto a Quetzalcóatl y los sacrificios
humanos, juntamente con un espíritu militarista ajeno a las costumbres mayas. Por esta misma
época, la ciudad maya de Uxmal tuvo que acoger también forzosamente a un pueblo invasor,
los Xiues, que introdujeron cambios similares en su entorno.

277
Siguiendo el ejemplo de Carlomagno y Ludovico Pío, el emperador Otón I hizo que el Papa
Juan XIII coronara emperador a su hijo Otón II, que tenía entonces unos trece años de edad.
En 968 Otón I trató de extender su dominio en Italia a toda la península, para lo que emprendió
una campaña contra Apulia. No obstante, no pudo vencer a los bizantinos. El emperador
Nicéforo II estaba entonces nuevamente en campaña contra Siria y regresó a Constantinopla.
Sus generales continuaron la tarea y en 969 tomaron Antioquía (en octubre) y Alepo
(en diciembre). En el botín obtenido en Antioquía figuraba una capa vieja y deshilachada que,
sin duda alguna, había pertenecido a san Juan el Bautista.

Mientras tanto Otón I había intentado un nuevo ataque contra Calabria, pero las posiciones
bizantinas en el sur de Italia permanecieron firmes.

Como respuesta a la alianza entre los bizantinos y los rusos, los búlgaros habían establecido una
alianza con los pechenegos, que se habían lanzado sobre Kíev obligando al príncipe Sviatoslav a
regresar para defender su patria. En cuanto hubo puesto a raya a los pechenegos, volvió
furibundo contra los búlgaros, y fue tan recio su ataque que inquietó al mismo emperador
Nicéforo II, el cual terminó aliándose con los búlgaros contra los rusos. Puesto que
Constantinopla veía a los búlgaros como su principal enemigo, esta alianza manchó la imagen
del emperador. Además Nicéforo II había aumentado considerablemente los impuestos para
financiar sus numerosas campañas, de modo que su popularidad había decaído notablemente.

A finales de año, un sobrino de Nicéforo II, un general llamado Juan Tzimiscés, entró en el
dormitorio del emperador junto con otros oficiales y lo asesinó. Así se convirtió en el nuevo
emperador Juan I. Respetó el derecho de los dos jóvenes emperadores Basilio II y Constantino
VIII (que ahora tenían once y nueve años, respectivamente).

Mientras tanto los rusos despedazaban Bulgaria y mataban al zar Pedro I. Fue sucedido por su
hijo Boris II, que a sus veinte años tuvo que enfrentarse precariamente a la invasión rusa.

El califa Fatimí al-Muizz conquistó Egipto y puso fin a la dinastía de los Ijdisíes. Decidió iniciar
la construcción de una nueva capital a la que llamó al-Qáhira (la Victoriosa), actualmente El
Cairo.

278
Vietnam pasó a ser gobernado por una nueva dinastía, la de los Dinh, fundada por Dinh Bo-
linh, quien logró que China reconociera definitivamente la independencia del reino, el cual
abandonó definitivamente el nombre chino de Annam y se convirtió en Dai-Viet. Se inició un
proceso de expansión que obligó a replegarse al reino de Shampa, cuya capital tuvo que
trasladarse unos trescientos kilómetros hacia el sur. El reino de Shampa también estaba
sufriendo las acometidas del reino de Angkor, aunque estas habían amainado tras la muerte del
rey Rajendravarman, acaecida el año anterior.

Teófano, la viuda del emperador Nicéforo II, trató de casarse con Juan I, pero en 970 éste optó
por enviarla al exilio y se casó con Teodora, hermana de Romano II y tía de los dos
emperadores.

Hugo Capeto se casó con Adelaida, hija del duque de Aquitania Guillermo III Cabeza de
Estopa. Adelaida era carolingia por parte de madre.

279
ALMANZOR

En 970 murió el rey de Navarra García II Sánchez y fue sucedido (como rey de Navarra y conde
de Aragón) por su hijo Sancho II Garcés Abarca. En realidad García II Sánchez dejó en
herencia una pequeña parte de su reino a su segundo hijo, Ramiro Garcés, que se convirtió así
en rey de Viguera (en la actual provincia de Logroño). No obstante, este nuevo reino mantuvo
una fuerte dependencia del reino navarro.

En Burgos murió el conde de Castilla Fernán González. Con su política había logrado la plena
independencia de Castilla respecto de la monarquía leonesa. Para ello había fomentado en su
condado todos los rasgos culturales que diferenciaban a sus habitantes de los leoneses hasta
inspirar un fuerte sentimiento nacionalista castellano. Fue sucedido por su hijo García I
Fernández.

También murió el rey de Noruega Harald Gráfell, y entonces su reino se disgregó y volvió al
paganismo. La parte sur se convirtió en un protectorado danés.

El príncipe Sviatoslav de Kíev, tras haber despedazado Bulgaria, se dirigió contra el Imperio
Bizantino. El emperador Juan I envió su flota al Danubio para obstaculizar la retirada rusa y
después envió sus ejércitos hacia el norte anticipándose a lo que los rusos creían que iba a hacer.
Los rusos libraron batalla con un arrojo extremo sin preocuparse de las bajas, tal y como era su
costumbre, pero, a pesar de superar en número a los bizantinos, no pudieron contra los jinetes
acorazados y finalmente Sviatoslav tuvo que rendirse, aceptar las condiciones de paz y volver a
su patria. Los territorios búlgaros conquistados por los rusos fueron anexionados al Imperio y el
joven zar Boris II fue obligado a abdicar. El Imperio Búlgaro cayó en la anarquía.

En 971 el trono de Escocia pasó a Kenneth II, hijo de Malcom I. El rey Edgar de Inglaterra le
cedió la parte norte de Northumbria, lo que había sido antaño el reino de Bernicia y al que los
escoceses llamaron Lothian. No se conocen exactamente los motivos de esta donación, pero lo
cierto es que el territorio había sido un foco de problemas para los sajones en los últimos años a
causa de las sublevaciones danesas. Así la frontera entre Inglaterra y Escocia pasó a ser
aproximadamente la actual. Esta incorporación fue un gran cambio para Escocia, pues hasta este
momento había sido completamente celta, mientras que ahora pasaba a tener un sector sajón que
con el tiempo extendió su lengua y su cultura por una parte del territorio escocés. Así Escocia
terminó dividida en dos regiones diferenciadas: lasTierras Altas del norte, primitivas, tribales y
célticas, y las Tierras Bajas del sur, de cultura sajona. Las Tierras Bajas eran más fértiles y su
población aumentó hasta convertirse en mayoritaria. El resultado fue que Escocia conservó sus
sentimientos nacionalistas celtas frente a los sajones pero inmersos en una cultura que apenas
difería de la sajona en lo esencial.

En los últimos años, el Imperio Bizantino había militarizado hasta tal punto Asia Menor como
defensa ante los musulmanes, que los gobernadores adquirieron mucho poder y una notable
independencia, casi equiparable a la situación de los nobles feudales de occidente. Uno de ellos,
el general Bardas Focas, sobrino de Nicéforo Focas, se rebeló contra el emperador Juan I
(también sobrino y además asesino de Nicéforo Focas). Los demás gobernadores de Asia Menor
consideraron que si Bardas Focas se convertía en emperador favorecería sus intereses frente a
los funcionarios de la corte que trataban de mantener la cohesión del Imperio. Sin embargo, la
rebelión fue sofocada, no sin dificultad, por el general Bardas Escleros. Focas fue desterrado a
una isla del Egeo.

Juan I cambió de actitud respecto a su predecesor en lo tocante al Imperio Germánico.


Reconoció el título imperial de Otón I y en 972 casó a su sobrina políticaTeófano (hija de
Romano II y de Teófano) con Otón II. Teófano introdujo la seda entre los toscos germanos, a los
que también desconcertó con su extraña costumbre de bañarse con frecuencia. Se dice que por

280
esta época vivió en Venecia un primo de Teófano que introdujo el uso del tenedor en el mundo
occidental.

Los húngaros, tras las graves derrotas que habían sufrido unos años antes, comprendieron la
importancia de unirse, así que todas las tribus aceptaron la autoridad deGéza Esteban, un
descendiente de Árpád, que acababa de suceder a Taksony. Géza acabó con las incursiones
húngaras en los estados vecinos al promover la sedentarización de su pueblo. Estableció una
alianza con Otón I por la cual consentía que los monjes germanos evangelizaran a su pueblo.
Finalmente, él mismo se bautizó.

Cuando el príncipe ruso Sviatoslav estaba llegando a Kíev fue asaltado por los pechenegos y
murió en combate. Teóricamente, su sucesor fue su primogénitoYaropolsk I
Sviatoslavich, pero en los años siguientes sus hermanos Oleg y Vladimiro le disputaron el
trono.

Tras la muerte del Papa Juan XIII fue elegido Benedicto VI.

El rey Edgar de Inglaterra no admitió ser coronado hasta que cumplió treinta años, en 973. Tal
vez quiso evitar una situación similar a la que se dio en la fiesta de coronación de su hermano
mayor. La suya fue todo un éxito, mejor que cualquier otra que los sajones pudieran recordar.

El Cairo se convirtió en la nueva capital del califato fatimí.

Ese mismo año murieron el duque de Sajonia, Hermann Billung, que fue sucedido por su
hijo Bernardo I, el duque Burchard de Suabia, que fue sucedido por Otón,hijo del duque
anterior, Ludolfo, y nieto del emperador Otón I, y también murió el emperador, que fue
sucedido por su hijo Otón II. La sucesión produjo algunas convulsiones. Un patricio romano
llamado Crescencio dirigió un motín que expulsó de Letrán al Papa Benedicto VI. A
continuación nombró pontífice a Bonifacio VII, el cual hizo estrangular a Benedicto VI. Sin
embargo, en 974 los sectores leales a Otón II hicieron huir a Bonifacio VII (que fue acogido en
Constantinopla, tal vez porque se llevó consigo una parte del tesoro del Vaticano) e impusieron
como Sumo Pontífice a Benedicto VII. Esto no impidió que la nobleza romana mantuviera una
actitud de rebeldía frente al nuevo emperador. Siguiendo la tradición, la autoridad del Papa era
prácticamente nula.

En Japón se publicó el Kagero nonikki (Diario de una efímera), atribuido a la madre del
ministro Michitsuna, considerado como la culminación del género del diario íntimo.

Las relaciones entre el Califato Omeya y sus vecinos cristianos del norte fueron especialmente
turbulentas en este periodo. El conde García I Fernández de Castilla concedió privilegios de
nobleza a los villanos que disponían de medios para combatir como jinetes (caballeros villanos).
Tras una negociación frustrada con al-Hakam II atacó sin éxito la fortaleza de Deza, lo que dio
paso a una guerra abierta entre Castilla y el Califato. El año anterior el rey de Navarra Sancho II
Garcés había sido derrotado en un ataque a san Esteban de Gormaz, mientras Elvira, la regente
del reino de León, vio fracasar la embajada con la que solicitaba la prórroga de la tregua
firmada seis años antes. En estas circunstancias, García Fernández logró que en 975 Sancho II
Garcés y Ramiro III firmaran con él una coalición cristiana contra al-Hakam II. En abril la
coalición asedió Gormaz, pero en junio fue liberada por Galib, el gobernador
de Medinaceli. La coalición fue completamente derrotada. Galib invadió Castilla y derrotó a
García Fernández.

El Papa Benedicto VII excomulgó al otro Papa (exiliado), Bonifacio VII.

Ese año murió el Califa fatimí al-Muizz y fue sucedido por al-Aziz.

281
También murió el rey Edgar de Inglaterra, y dejó dos hijos, Eduardo, de doce años,
y Ethelred, de seis. Tenían madres distintas y Elfrida, la madre de Ethelred, quería que su hijo
fuera el nuevo rey. No obstante fue elegido el primogénito, que se convirtió así en Eduardo
II de Inglaterra. Esto no desalentó a Elfrida, que se puso a buscar partidarios. Los encontró entre
los nobles descontentos con las reformas de Dunstan. En efecto, la política de Dunstan para
integrar a los daneses había perjudicado a algunos nobles sajones, lo cual, unido a cuestiones
religiosas, era suficiente para minar la autoridad del rey. Durante los años siguientes Inglaterra
se vio conmocionada por enfrentamientos y tensiones entre los partidarios de Eduardo II y
Dunstan frente a los partidarios de Elfrida y Ethelred.

El emperador bizantino Juan I había iniciado un año antes una exitosa campaña contra los
musulmanes, ahora había llegado hasta Damasco y Nazaret y estaba cerca de Jerusalén, pero los
resultados fueron escasos, porque la población era firmemente islámica, por lo que no podía
conservar las conquistas. En 976 enfermó, probablemente de fiebre tifoidea, volvió a
Constantinopla y allí murió.

Entonces el emperador Basilio II tenía ya dieciocho años, y su hermano Constantino VIII


dieciséis. Basilio II decidió ocuparse de las tareas de gobierno, bajo la tutela del gran
chambelán Basilio Lecapeno y también con el apoyo de su madre, Teófano, que regresó de su
destierro. Sin embargo, el general Bardas Escleros consideró que podía sustituir a Juan I como
emperador y regente de los dos hermanos, por lo que inició una rebelión en Asia Menor, tal y
como había hecho Bardas Focas años antes. Sus soldados lo proclamaron emperador.

Mientras tanto los búlgaros se reorganizaron bajo la dirección de un nuevo zar


llamado Samuel, que era hijo del gobernador de una de las regiones occidentales del antiguo
Imperio Búlgaro donde no habían llegado ni los rusos ni los bizantinos. En los años siguientes,
aprovechando que los bizantinos estaban ocupados tratando de controlar Asia Menor, fue
reconquistando los territorios que habían formado parte de Bulgaria.

También murió el Califa Omeya al-Hakam II. Fue probablemente el monarca más culto de al-
Ándalus. Cultivó la poesía, protegió hasta 2.000 intelectuales y su biblioteca llegó a contar con
400.000 volúmenes. Por esta época se inició la fabricación de papel en al-Ándalus, y no tardó en
exportarlo a Europa. Al-Hakam fue sucedido por su hijo de once años Hisam II, bajo la
regencia de su madre Subh (de origen vasco), del primer ministro al-Mushafí y
de Almanzor, un protegido de la princesa Subh que en los últimos años había ascendido
rápidamente.

El duque Otón de Suabia arrebató el ducado de Baviera al que ya era conocido como Enrique el
Pendenciero. Por otra parte, el emperador Otón II confió la Marca del Este a Leopoldo I de
Babenberg, que arrebató a los húngaros la región de Viena.

El ducado de la Baja Lorena pasó a manos de Carlos, hermano del rey Lotario de Francia.

En irlanda, el rey de Thomond, Brian Boru, derrotó a los escandinavos de Limerick y así se
convirtió en rey de todo el Munster.

En 977 murió el gobernador gaznawí Alp Tigin y fue sucedido por Sebuk Tigin, quien extendió
considerablemente los dominios de Alp Tigin hasta formar prácticamente un imperio turco
musulmán en las regiones de la frontera indoafgana.

En 978 el rey Eduardo II de Inglaterra fue asesinado por los partidarios de su hermano Ethelred.
El rey gozaba del favor del pueblo, hasta el punto de que actualmente se le recuerda como san
Eduardo el Mártir. Ahora a Ethelred le correspondía legítimamente la corona, y Dunstan,
como arzobispo de Canterbury, no tuvo más opción que coronarlo como Ethelred II. Sin

282
embargo, se negó a seguir en su función de consejero del rey, así que se retiró a Canterbury. El
nuevo rey no pudo obtener un asesoramiento como el que sus predecesores habían recibido de
Dustan, y parece ser que fue el propio Dustan quien le impuso el sobrenombre deEthelred the
Unraedig (Ethelred el mal aconsejado, de "raed", que era "consejo" en inglés antiguo). Sin
embargo, historiadores posteriores cambiaron la palabra unraedig (inexistente en inglés
moderno) por unready, que suena aproximadamente igual, por lo que el rey es conocido en la
historia por el inexacto nombre deEthelred el No Preparado.

El príncipe ruso Yaropolsk Sviatoslavich fue asesinado por su hermano Vladimiro, aunque éste
tuvo que luchar durante algún tiempo más hasta hacerse con el gobierno de Kíev.

También murió el duque Federico I de la Alta Lorena, que pasó a su hijo Thierry I.

El conde de Castilla García Fernández se apoderó de las fortalezas de Gormaz y Atienza.


En 979 Almanzor había relegado a la princesa Subh y degollado al ministro al-Mushafí, con lo
que se había convertido en el auténtico gobernante de Al-Ándalus. Controlaba el entorno del
Califa Hisam II y logró inculcarle el gusto por no hacer nada. Almanzor se alió con el general
Galib y logró una serie de victorias frente a los cristianos que aumentaron su popularidad.

Almanzor creó un ejército profesional formado por bereberes y mercenarios provenientes de los
reinos cristianos del norte, pues no les exigía el cambio de religión para ingresar en sus filas.
También contaba con mercenarios franceses e italianos. Impuso una férrea disciplina. Se dice
que un jinete fue decapitado durante un desfile por desenvainar el alfanje antes de tiempo, o que
un caballo que relinchara durante una parada militar recibía veinte azotes de castigo. Almanzor
nunca sufrió una derrota.

En otro orden de cosas, una de las primeras acciones de Almanzor cuando tuvo todo el poder en
sus manos fue quemar la biblioteca de al-Hakam, pues consideraba a la filosofía, la astronomía
y las ciencias en general como sospechosas, perversas e ilícitas. También hay que decir que fue
un administrador eficiente que aumentó la prosperidad de Al-Ándalus, claro que con su carácter
no debió de tener muchas dificultades en garantizar que todo marchara a la perfección.

El emperador bizantino Basilio II encontró la forma de acabar con la rebelión de Bardas


Escleros: negoció con el antiguo rebelde Bardas Focas y lo rehabilitó en el ejército a cambio de
que derrotara a Escleros, que era precisamente quien le había derrotado a él años antes. Los dos
generales se encontraron el 24 de marzo, y las fuentes cuentan que llegaron a un enfrentamiento
cuerpo a cuerpo. Focas tumbó a Escleros, al que sacaron del campo de batalla medio muerto,
pero logró huir a Bagdad.

Tras la muerte del conde Unifredo, los condados de Sobrarbe y Ribagorza continuaron en manos
de su madre y sus hermanos.

En China, el emperador Zhao Kuangyin había unido bajo su poder todo el territorio que habían
gobernado los Tang, salvo la parte ocupada por los khitán, en el noroeste, gobernados por la
dinastía Liao. La unificación realizada por Zhao Kuangyin fue probablemente la menos cruenta
de cuantas vivió China, pues eran muchos los sectores que coincidían en la conveniencia de
reconstruir el Imperio. Zhao Kuangyin murió poco después, y fue sucedido por Taizong, quien
atacó sin éxito a los khitán.

En 980 el príncipe Vladimiro Sviatoslavich era ya el gobernante indiscutido del estado ruso de
Kíev.

En el reino vietnamita de Dai-Viet se instauró la dinastía de los Le.

283
Otón II marchó a Italia para restablecer la autoridad alemana, que era discutida por la nobleza
local desde seis años atrás.

El rey de Meath, Maelsechlainn II, derrotó a Olaf Guthfrithson en Dublín y fue elegido Aird
Righ de Irlanda.

En 981 Almanzor fijó su residencia en un lujoso palacio que se había construido cerca de
Córdoba desde donde dirigía el Califato sin necesidad de rendir homenaje al Califa. Su alianza
con Galib se había roto, y éste se pasó al bando cristiano. En julio Galib se unió a los ejércitos
del conde García Fernández y del rey Sancho II Garcés, pero todos ellos fueron derrotados
en Rueda por Almanzor, que en agosto devastó Castilla. El rey Sancho II Garcés se apresuró a
hacer las paces con Almanzor, y le concedió la mano de su hija Abda.

El emperador Basilio II trató de frenar la expansión búlgara, pero no pudo derrotar a Samuel y
tuvo que retirarse humillado.

La derrota de Rueda volvió impopular al rey Ramiro III de León (a lo que también contribuyó,
al parecer, su carácter altanero) y en 982 los nobles gallegos proclamaron rey a un hijo bastardo
de Ordoño III, que pasó a ser Vermudo II el Gotoso, rey de Galicia.

Mientras tanto, algunos navegantes islandeses habían llegado a la isla con relatos sobre la
existencia de tierra más hacia el oeste. Un pirata islandés llamado Erik Thorvaldson, más
conocido como Erik el Rojo, decidió partir en su busca. Después de navegar algo más de
tresciendos kilómetros se encontró con la isla más grande del mundo, eso sí, cubierta por una
enorme capa de hielo. Navegó hacia el sur siguiendo la costa, y juzgó que la parte meridional
era habitable.

El duque Otón de Baviera, murió sin descendencia, de modo que Enrique el Pendenciero pudo
recuperar el ducado.

El emperador Otón II fue derrotado por los sarracenos en Cabo Colonna. En 983 murió el Papa
Benedicto VII y el emperador eligió en su lugar a su cancillerPietro Canepanova, que había
sido antes obispo de Pavía. Así se convirtió en Juan XIV. Sin embargo Otón II murió poco
después y dejó como heredero a un hijo de tres años, que se convirtió en Otón III. Como
regente actuó su madre, Teófano.

También murió el soberano Buwaihí Adud al-Dawla, que gobernaba en Mesopotamia, pero
ahora el territorio se fraccionó.

Vermudo II derrotó a Ramiro III en Portilla de Arenas, pero Ramiro III se hizo fuerte en León.
Vermudo II pactó con Almanzor, quien en 984 le ayudó a tomar la capital a cambio de instalar
contingentes militares musulmanes en territorio leonés. Ramiro III tuvo que huir a Astorga,
donde murió poco después.

También murió el conde Miró de Besalú, y el condado pasó a su hermano Oliba, conde de
Cerdaña.

Los vendos recuperaron algunos de los territorios que les habían arrebatado los alemanes, entre
ellos la fortaleza de Brandeburgo.

El Papa Bonifacio VII regresó a Roma de su exilio en Constantinopla e hizo apresar al otro
Papa, Juan XIV, que fue encerrado en el castillo de Sant'Angelo, donde murió de hambre a los
pocos meses. Para ello contó de nuevo con la ayuda de Crescencio, pero éste murió ese mismo
año y en 985, de forma repentina, murió también Bonifacio VII. En su lugar fue elegido Juan

284
XV. Crescencio tenía un hijo llamado también Crescencio, que siguió la línea de su padre e hizo
huir de Roma a Juan XV, que tuvo que refugiarse en Toscana. Luego lo pensó mejor y permitió
que regresara a Roma, pero bajo su tutela.

El rey tolteca Topiltzin tuvo que abandonar Tollan, su capital, no se sabe muy bien por qué, pero
lo más natural es que la ciudad sufriera una invasión. En efecto, poco después el culto a
Quetzalcóatl fue sustituido por el culto al dios Tezcatlipoca. El caso es que un ejército tolteca
se trasladó al Yucatán, donde Topiltzin instauró una férrea dictadura militar bajo la cual creció el
número de los esclavos, formados por prisioneros de guerra, hombres libres condenados por
robo u otros delitos y también por hijos de esclavos. Más que como mano de obra, los esclavos
servían como víctimas para los sacrificios humanos.

285
EL FIN DE LOS CAROLINGIOS

El emperador bizantino Basilio II estaba tratando de llevar adelante una reforma agraria en Asia
Menor para fragmentar los latifundios que daban poder a los grandes señores que habían
apoyado las rebeliones de Bardas Focas y Bardas Escleros. En 985 éstos entraron en
negociaciones con Basilio Lecapeno, pero el emperador descubrió la conspiración y recluyó al
chambelán en un monasterio. A partir de este momento gobernó en solitario, sin ninguna clase
de tutela. En los últimos años la personalidad de Basilio II se distanció enormemente de la de su
hermano menor, Constantino VIII: mientras éste pasaba su vida entre placeres y lujos, Basilio II
renunció a los banquetes, al vino y a las mujeres y se consagró a las labores de gobierno. Se
decía que su único placer era la guerra. De momento continuó en su empeño de someter Asia
Menor.

En una de sus campañas más exitosas, Almanzor destruyó la ciudad de Barcelona, donde mató a
la mayor parte de sus habitantes, y luego asoló las tierras fronterizas cristianas.

Mientras tanto Erik el Rojo había regresado a Islandia de su expedición y estaba reclutando
colonos para poblar la tierra que había descubierto. La describió como un paraíso, e incluso tuvo
el descaro de llamarla Groenlandia (tierra verde) y con este absurdo nombre se la conoce hoy
en día. Hay evidencias de que Groenlandia estuvo habitada en dos ocasiones anteriores por
cazadores árticos provenientes de Ámerica del Norte. La primera vez fue alrededor del 2000
a.C., y la segunda a principios de la era cristiana. En ambos casos los colonos resistieron
durante varios siglos, pero terminaron extinguiéndose. Cuando llegó Erik el Rojo Groenlandia
estaba deshabitada. En 986 partió nuevamente con veinticinco barcos y fundó una colonia
vikinga en el sur que resistió durante varias generaciones. Poco después, la parte norte de la isla
recibió nuevos pobladores, esta vez lapones provenientes de Escandinavia, que se han
mantenido en la isla de forma continuada hasta la actualidad.

Ese mismo año murió el rey de Dinamarca Harald Blatand, y fue sucedido por su hijo Svend I
Tveskaeg (Barba Bifurcada), bajo cuyo reinado el cristianismo siguió expandiéndose por
Dinamarca.

El duque Carlos de Lorena, pese a que era hermano del rey Lotario de Francia, se había
sometido al rey alemán. Lotario trató de conquistar Lorena, para lo cual tuvo que enfrentarse a
Carlos, a Hugo Capeto y a Adalberón, el arzobispo de Reims, aliado de Hugo Capeto. Lotario
murió en combate y fue sucedido por su hijoLuis IV.

El rey Vermudo II de León, una vez se sintió afianzado en el trono, expulsó de su territorio a las
fuerzas musulmanas que había aceptado en su acuerdo con Almanzor. Su respuesta no se hizo
esperar: en 987 saqueó Coimbra.

Los terratenientes de Asia Menor volvieron a rebelarse contra Constantinopla, y llamaron en su


apoyo a Bardas Escleros, que volvió de su exilio para conducirlos. Basilio II recurrió a Bardas
Focas, pero esta vez el general decidió unirse a su enemigo y sus soldados lo proclamaron
emperador por segunda vez. Constantinopla se vio asediada por tierra y por mar entre ambos
generales.

En mayo Luis IV de Francia cayó de su caballo en el transcurso de una cacería y murió a los
pocos días. Dado que no tuvo ocasión de hacer nada en su escaso año de reinado, es recordado
en la historia como Luis el Holgazán. Su tío Carlos de Lorena reclamó el trono de Francia, pues
era, en efecto, el único carolingio vivo (al menos si admitimos únicamente la ascendencia
masculina). Sin embargo, el arzobispo de Reims, Adalberón, se negó a realizar la ceremonia de
coronación, y sin tal ceremonia Carlos no podía considerarse rey legítimo. Naturalmente, Carlos
de Lorena sólo tenía que reunir las fuerzas suficientes para que el arzobispo recapacitara, pero

286
mientras se puso a ello Adalberón declaró que los señores de Francia tenían la potestad de elegir
a quien quisieran como rey, carolingio o no, y luego pasó a defender la conveniencia de elegir a
Hugo Capeto. El secretario del arzobispo, Gerberto, preparó los argumentos eruditos necesarios
para demostrar que Hugo Capeto tenía que ser elegido rey. La nobleza francesa se reunió a
mediados del verano y eligió unánimemente a Hugo Capeto. Naturalmente, Carlos de Lorena no
acató la decisión y se convirtió en el mayor enemigo del nuevo rey.

El conde Borrell II de Barcelona se negó a asistir a la ceremonia de coronación de Hugo Capeto,


y este hecho puede considerarse la primera muestra de independencia de los condados de la
Marca Hispánica frente a Francia. Tradicionalmente se ha dicho que el primer conde
independiente fue Wifredo el Velloso, pero es más razonable considerar como tal a su nieto
Borrell II.

Unos meses después de su coronación, Hugo Capeto hizo que el arzobispo de Reims coronara
también como rey de Francia a su hijo Roberto, que a la sazón tenía unos dieciséis años. De este
modo, los nobles tuvieron que jurarle fidelidad y ello contribuiría a que la sucesión fuera
pacífica y no diera lugar a una guerra civil. Los Capetos siguieron esta costumbre de coronar al
heredero en vida del padre (como ya hiciera Carlomagno en su día) y ello contribuyó a
mantener su dinastía.

Ese mismo año se convirtió en conde de Anjou Foulques III Nerra (el Negro), guerrero que
tuvo en jaque a todos los señores del centro de Francia.

En 988 El rey de León Vermudo II se encontró con revueltas de la nobleza gallega y con ataques
por parte de Castilla. Todo ello fue aprovechado por Almanzor que dirigió una expedición
contra León. Vermudo II huyó a Zamora, de donde Almanzor lo hizo huir hasta Galicia.
Almanzor se apoderó de la mayor parte del reino leonés, cuyo gobierno confió al conde de
Saldaña Garci Gómez.

Ese año murió el conde Arnulfo II de Flandes, que fue sucedido por su hijo Balduino IV. Su
viuda, Susana, hija de Berengario, el que había sido rey de Italia, se casó con Roberto, el hijo de
Hugo Capeto.

El emperador Basilio II encontró la ayuda que necesitaba contra sus enemigos. Prometió la
mano de su hermana Ana al príncipe Vladimiro de Kíev si éste le proporcionaba un ejército de
mercenarios. Pronto llegaron a Constantinopla seis mil rusos con los que Basilio II pudo
derrotar a las tropas que asediaban la capital. Los prisioneros fueron tratados con desmesurada
crueldad para desmoralizar a sus oponentes. En 989 combatió contra las fuerzas principales de
los dos generales en Asia Menor. Se cuenta que Bardas Focas exigió el combate cuerpo a cuerpo
contra el emperador, al igual que años antes lo había exigido contra Bardas Escleros. Basilio II
hizo como que aceptaba, pero cuando Bardas Focas se dirigía hacia él dio orden a sus arqueros
de que lo derribaran. Bardas Escleros combatió durante unos meses más, pero ya estaba viejo y
terminó aceptando un indulto y un título nobiliario a cambio de su rendición.

El príncipe Vladimiro de Kíev reclamó la mano de la princesa Ana, según lo acordado. Basilio
II trató de echarse atrás, pero Vladimiro cortó el suministro de agua a la ciudad de Quersonea y
luego la tomó temporalmente. Basilio II aceptó enviarle a su hermana, pero a condición de que
Vladimiro se convirtiera al cristianismo. Así lo hizo y en poco tiempo el estado de Kíev fue
cristiano (según el rito oriental, por supuesto). Las relaciones entre Kíev y Constantinopla se
hicieron más intensas y, poco a poco, la corte de Vladimiro se impregnó del lujo y el esplendor
bizantino. Con la religión también llegó la escritura cirílica, que era la más adecuada para la
lengua rusa, del grupo eslavo.

287
Finalmente, Basilio II logró que triunfara su reforma agraria y la autoridad imperial ya no
volvió a ser disputada.

El hijo de Almanzor, Abd Allah, se rebeló contra su padre y huyó a Castilla, pero Almanzor
derrotó a los ejércitos del conde García I Fernández y le exigió que le entregara a su hijo. El
conde decidió decapitar él mismo a Abd Allah y envió su cabeza al Califa Hisam II, como
regalo.

Ese año murió el conde Oliba de Besalú y Cerdaña. Dejó cada condado a uno de sus hijos:
Besalú fue para Bernardo I Tallaferro y Cerdaña para Wifredo II.

El hijo de Hugo Capeto, Roberto, repudió a su esposa Susana para casarse con Berta, la hija de
un señor vecino de Blois. Parece ser que su primer matrimonio fue concertado y el segundo fue
por amor.

Hugo Capeto había conseguido la corona de Francia gracias al apoyo de la Iglesia y,


naturalmente, la Iglesia esperaba contar con el apoyo de la corona para sus propios intereses.
En 990 varias reuniones de obispos en el sur de Francia propugnaron la llamada Tregua de
Dios, según la cual las propiedades eclesiásticas debían ser consideradas territorio neutral que
no podía ser atacado en las continuas guerras entre señores feudales. Así mismo, los
eclesiásticos debían ser respetados. No puede decirse que esto fuera aceptado por todos y en
todo momento, pero ciertamente el rey apoyó la propuesta y, aunque algunos señores en
principio pudieran desdeñar estas normas, debían tener en cuenta el respeto que la Iglesia
inspiraba en sus vasallos y las nefastas consecuencias que podría tener el romper sus esquemas
mentales.

Ese mismo año murió el conde Gausfredo I de Ampurias y Rosellón, y dividió sus tierras entre
sus dos hijos: Hugo I recibió Ampurias y Guislaberto I recibió el Rosellón. También murió el
conde Oliba de Besalú y Cerdaña. El condado de Besalú pasó a su hijo Bernardo y el de
Cerdaña a Wifredo. Así mismo murió el conde Arnaldo de Sobrarbe y Ribagorza, al igual que
su madre Garsenda. Quedaron como condes su hermano Isarn y su hermana Toda.

Por esta época otra poderosa tribu turca se convirtió al islam: eran los Karajaníes., que
absorbieron la religión mahometana por contacto con los samaníes. Desde entonces se
organizaron y trataron de extender sus territorios, lo que les llevó a continuas luchas contra los
samaníes y los gaznawíes.

También de esta época son los primeros datos de un rey de Suecia llamado Erik Segersäll (el
Victorioso). Su historia es más bien legendaria, pero cuenta que se convirtió en rey de los
suecos tras derrotar a un caudillo llamado Styrbjörn Starke, y que poco después invadió
Dinamarca, de donde arrojó al rey Svend I y gobernó sobre ambos reinos. Algo habrá de cierto
en esto, porque por estas fechas Svend I empezó a asolar las costas de Inglaterra según la vieja
tradición vikinga. A él se le unió un noruego llamado Olav Tryggvesson. Era hijo de uno de los
jefes vikingos que murieron en las disputas por el trono noruego que se produjeron tras la
muerte de Haakon I. Aún no había nacido cuando murió su padre, y su madre enbarazada se
unió a un grupo de suecos que marchaban al estado ruso de Kíev. Tendría unos veinte años
cuando decidió abandonar la corte del príncipe Vladimiro para volver a Noruega, y así fue cómo
terminó dedicado a la piratería junto al derrocado rey Svend I. Los nórdicos contaban con el
apoyo de la población danesa de Inglaterra, que estaba descontenta con el rey Ethelred II.

En 991 Ethelred II aceptó pagar un tributo a los vikingos para que se marcharan. Para ello tuvo
que establecer un impuesto especial, el danegeld, cuya recaudación se puso en manos de los
señores locales. Esto les confirió un gran poder, además hizo que los agricultores se endeudaran

288
y tuvieran que entregarse a los señores como siervos. En definitiva, bajo el reinado de Ethelred
II, Inglaterra empezó a feudalizarse según los esquemas de Francia y Alemania.

Ese año murió el rey Ramiro de Viguera, el pequeño reino que se había desgajado de Navarra.
Tras su muerte reinaron conjuntamente sus dos hijos, Sancho Ramírez y García Ramírez.

También murió Adalberón, el arzobispo de Reims, y le sucedió en el cargo su secretario


Gerberto.

En Alemania murió Teófano, la madre y regente del rey Otón III, que ahora tenía once años. La
regencia pasó a su abuela Adelaida.

Ese mismo año fue elegido dux de Venecia Pietro Orseolo II. Era hijo de san Pedro
Orseolo, que también había sido dux y luego se había retirado a un monasterio en el condado
del Rosellón.

En Francia, Carlos de Lorena había reunido un ejército y había tomado las ciudades de Laon y
Reims, en los límites de los territorios de Hugo Capeto. Su ascendencia carolingia le atraía
muchos apoyos entre el pueblo, pero el rey Hugo Capeto persuadió al arzobispo de Laon para
que organizase una conspiración contra Carlos. El pretendiente al trono fue cogido en su lecho y
entregado a Hugo. Fue encarcelado y murió al año siguiente, en 992. Así terminó el último
carolingio. La Baja Lorena pasó al duque Otón.

Ese mismo año el rey de Navarra Sancho II Garcés visitó en Córdoba a su hija Abda, a su yerno
Almanzor y a su nieto de ocho años, Abd al-Rahmán Sanchuelo.En verdad que el matrimonio
entre Almanzor y la hija del rey navarro fue lo mejor que le pudo ocurrir a Navarra, pues
mientras los otros territorios cristianos de la península tuvieron que sufrir impotentes las
acometidas de Almanzor, Navarra fue respetada en todo momento.

Precisamente el conde Borrell II de Barcelona estaba tratando de reconstruir la Marca Hispánica


de la última incursión musulmana, pero murió y dejó los condados de Barcelona, Gerona y
Ausona a su hijo Ramón Borrell. El de Urgel lo legó a su hijo Armengol I, pero era menor de
edad y Ramón Borrell fue su tutor.

También murió el príncipe Mieszco I de Polonia. Fue sucedido por su hijo Boleslao I.

El dux veneciano Pietro Orseolo firmó un acuerdo con el emperador bizantino Basilio II por el
cual los comerciantes venecianos tendrían que pagar unos aranceles mucho más bajos que los
que se imponía a los demás comerciantes. A cambio Orseolo se comprometía a poner su flota a
disposición del emperador siempre que la requiriera para transportar soldados. El acuerdo
satisfacía a ambas partes: los venecianos eran los marinos más hábiles del mediterráneo y eran
un complemento ideal para el ejército bizantino. Por otra parte, el acuerdo convertía a los
venecianos en los principales beneficiarios del comercio entre el Imperio y Occidente, y las
arcas venecianas no tardaron en notarlo.

En la India murió el rey de Bengala Gopala II, y fue sucedido por Mahipala I, que aprovechó la
decadencia de los Prathiara para reconstruir el imperio bengalí de los tiempos de su antecesor
Devapala.

En 993 murió el rey de Borgoña Conrado el Pacífico, y fue sucedido por su hijo Rodolfo III.

En 994 murió Adelaida, la abuela y regente del rey de Alemania Otón III, que ahora tenía
catorce años. A partir de entonces el gobierno de Alemania estuvo en la práctica en manos
de Willigis, el arzobispo de Maguncia.

289
También murió el duque de Aquitania Guillermo IV Fierebrace. A pesar de ser cuñado de Hugo
Capeto, se había negado a rendirle pleitesía. Su hijo y sucesor, conocido como Guillermo V el
Grande, se dio a sí mismo el título de "duque de toda la monarquía de Aquitania", lo cual
estaba a un paso de una declaración de independencia.

En la marca del Este murió Leopoldo I, que fue sucedido por Enrique I el fuerte.

El abad de Cluny Aymard fue sucedido por Odilón, con lo que se convirtió en uno de los
personajes más influyentes de Europa. Había sido uno de los impulsores de la tregua de Dios.

Svend I y Olav Tryggvesson remontaron el Támesis y pusieron sitio a Londres. La ciudad


resistió, así que los vikingos la dejaron y saquearon las regiones del sur. Hubo que pagarles
dieciséis mil libras de plata para que se marcharan. Poco después les llegó la noticia de la
muerte del rey de Suecia Erik Segersäll, que fue sucedido por su hijo Olof
Skötkonung. Entonces Svend I se apresuró a volver a Dinamarca, donde pudo hacerse de nuevo
con el trono que Erik Segersäll le había arrebatado.

En Navarra murió el rey Sancho II Garcés y fue sucedido por su hijo García III Sánchez.

El hijo del conde García I Fernández de Castilla se rebeló contra su padre, al parecer, apoyado
por su madre y por los principales nobles castellanos. Aprovechando los disturbios, Almanzor se
apoderó de Gormaz, pero el conde no se dio por vencido y en 995 hizo varias correrías por los
alrededores de Medinaceli. En una de ellas fue herido y capturado por los moros. No tardó en
morir. Le sucedió su hijo Sancho I García, quien rápidamente negoció una tregua con
Almanzor, el cual le entregó el cadáver de su padre.

Almanzor hacía que los tiempos fueran difíciles para los cristianos, los gobernantes tenían que
ocuparse constantemente de la repoblación de tierras devastadas, para lo cual tenían que
conceder toda clase de privilegios a los colonos. Sancho I García fue conocido por sus medidas
a este respecto como Sancho el de los Buenos Fueros.

En 995 Olav Tryggvesson decidió seguir el ejemplo de su camarada Svend I y navegó hasta
Noruega, donde encabezó una rebelión que terminó convirtiéndolo en el rey Olav I. Luego se
dedicó a implantar nuevamente el cristianismo en su país, para lo que se valió de clérigos de
Inglaterra y Alemania. Olav había conocido el cristianismo en Kíev y también en su amigo
Svend I.

Al Califa Fatimí al-Aziz asedió la ciudad de Alepo, en Asia Menor, pero el emperador bizantino
Basilio II atravésó Asia Menor en pleno invierno en tan sólo dieciséis días y logró que los
egipcios se retirasen.

Ese mismo año murió el rey Kenneth II de Escocia y fue sucedido por Constantino III.

También murió el duque de Baviera Enrique el Pendenciero, y el ducado pasó a su hijo,


conocido como Enrique el Cojo.

En 996 murió Hugo Capeto y, tal y como estaba previsto, fue sucedido por su hijo Roberto II,
conocido también como Roberto el Piadoso.

El poder de los reyes Capetos era muy limitado. El hecho de que Hugo Capeto hubiera sido
elegido por la nobleza y no pudiera apelar a ninguna legitimidad de sangre ponía a los monarcas
en una situación muy delicada. Durante los reinados de los últimos carolingios la nobleza gozó
de un gran margen de libertad y muchas familias fueron haciéndose poderosas. El poder del rey
se medía en realidad por los recursos de los que disponía en realidad. Así, Roberto, como conde

290
de París, gobernaba realmente las tierras que rodeaban a la ciudad. Más poderoso en la práctica
era el conde Eudes II, que ese mismo año acababa de heredar el condado de Blois, que limitaba
al oeste con los territorios de Roberto, y también el condado de Champaña, que limitaba al este
con el de París. Naturalmente, Roberto tenía aliados. El principal era la Iglesia. Roberto apoyó
la tregua de Dios tan decididamente como lo había hecho su padre. En el terreno militar, el
principal aliado de Hugo Capeto había sido el duque de Normandía Ricardo I Sin Miedo, que
también había muerto ese mismo año y fue sucedido por su hijo Ricardo II el Bueno. El
condado de Blois había mantenido varios altercados recientemente con el ducado Normandía,
así que la tradicional alianza entre Hugo Capeto y Ricardo I se prolongó entre Roberto y
Ricardo II. Ese mismo año se produjo una querella entre Ricardo II y el rey Ethelred II de
Inglaterra. No se conocen las causas, pero Ethelred II llegó a preparar una flota con la que
invadir Normandía. Sin embargo, Ricardo II no tuvo dificultades para rechazar el ataque.

El zar Samuel había logrado reorganizar Bulgaria, de suerte que ahora era tan poderosa como en
sus mejores tiempos. Los búlgaros invadieron Grecia, pero los ejércitos del emperador bizantino
Basilio II estaban bien preparados para resistir el ataque. La lucha duró varios años, pero fueron
los búlgaros los que llevaron la peor parte.

En Roma murió el Papa Juan XV y en su lugar fue elegido Bruno de Carintia, que adoptó el
nombre de Gregorio V. Era primo de Otón III y pasó a ser el primer Papa alemán. El 21 de
mayo coronó emperador a su primo.

Por primera vez aparece el nombre de Ostarrichi (en alemán moderno Osterreich, dominio del
este) para nombrar lo que hasta ahora era la Ostmark (la marca del Este). De aquí proviene el
nombre moderno de Austria.

Ese mismo año murió el Califa fatimí al-Aziz y fue sucedido por al-Hakim.

En 997 murió el príncipe húngaro Géza y fue sucedido por su hijo Esteban, que redobló los
esfuerzos de su padre por evangelizar el país. Estaba casado conGisela, hermana del duque
Enrique de Baviera y nieta por parte de madre del rey de Borgoña Conrado el Pacífico.

El trono de Escocia pasó a Kenneth III, hijo de Kenneth II.

Cuatro años atrás, el rey Vermudo de León había tratado de llegar a un acuerdo con Almanzor
entregándole a su hija Teresa, pero no le funcionó tan bien como al rey navarro, pues poco
después Almanzor asedió Astorga, luego se apoderó de gran parte del territorio al sur de Galicia
y ahora destruía completamente Santiago de Compostela. Respetó el sepulcro del apóstol, pero
se llevó (a hombros de cautivos cristianos) las puertas y las campanas del santuario. Instaló las
puertas en la mezquita de Córdoba y fundió las campanas para hacer lámparas, también para la
mezquita.

Crescencio hizo huir de Roma a Gregorio V, fue elegido Patricio y Cónsul de Roma y nombró
Papa a Juan XVI. Al enterarse, Otón III volvió rápidamente a Roma, donde en 998 cegó a Juan
XVI y decapitó a Crescencio.

Ese año murió el conde Sigfrido de Ardennes, y fue sucedido por si hijo Enrique I.

Los khitán iniciaron una serie de ataques contra el reino de Corea.

En 999 murió el príncipe Boleslav II de Bohemia y fue sucedido por su hijo Boleslav III el
Rojo.

291
También murió el rey de León Vermudo II el Gotoso (aquejado de gota) y fue sucedido por su
hijo Alfonso V. Era menor de edad, así que empezó su reinado bajo la tutela de su
madre Elvira (hija del conde de Castilla García I Fernández) y del conde gallego Menendo
González.

También murió el rey tolteca Topiltzin. Los mayas lo recordaron como un héroe que les trajo la
civilización y terminaron confundiéndolo con el dios Quetzalcoatl (parece ser que los mayas
habían olvidado sus siglos de grandeza anteriores a la decadencia que precedió a la llegada de
los toltecas). Quedó la leyenda de que un día volvería a gobernarlos. Fue sucedido
por Matlacxóchitl.

El turco Mahmud de Gazni se convirtió en el nuevo soberano Gaznawí. Su padre, Sebuk Tigin,
había muerto tres años antes, y ahora Mahmud se hizo proclamar rey. Tuvo que combarir a Ilek
Kan, el caudillo de los turcos Karajaníes, que se acababa de anexionar el amplio territorio de la
Transoxiana. La dinastía de los Samaníes entró en una rápida decadencia.

En Roma murió el Papa Gregorio V y en su lugar fue elegido Gerberto, el que era secretario del
arzobispo de Reims cuando fue elegido rey Hugo Capeto. Con anterioridad había sido también
preceptor del emperador Otón III durante algunos años. Adoptó el nombre de Silvestre II.

Basilio II había logrado expulsar definitivamente de Grecia a los búlgaros, que tuvieron que
retirarse con muchas bajas.

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INDICE

El año cero (0) El año cero no existe. 2

Tiberio (1) Tiberio sucede a Augusto y se convierte en el segundo emperador romano. 5

Jesús de Nazaret (25) Jesús de Nazaret es crucificado, acusado de proclamarse Rey de los Judíos. 10

El cristianismo (30) Los discípulos de Jesús afirman que éste ha resucitado y crean el cristianismo. 17

Pablo de Tarso (35) Pablo de Tarso sienta las bases del cristianismo moderno. 21

Claudio (40) Calígula es asesinado y Claudio es elegido emperador. 26

Nerón (50) Agripina envenena a Claudio y su hijo Nerón se convierte en emperador. 30

Vespasiano (70) El Imperio Romano bajo Vespasiano y sus hijos, Tito y Domiciano. 37

Trajano (100) Bajo Trajano, el Imperio Romano alcanza su máxima extensión. 44

Adriano (117) Adriano sucede a Trajano como emperador. 48

Marco Aurelio (140) El Imperio Romano bajo Antonino Pío y Marco Aurelio. 52

Septimio Severo (180) El Imperio Romano bajo Cómodo, Pertinax y Septimio Severo. 56

El fin de la dinastía Han (210) Tras cuatro siglos y medio de existencia, el Imperio Chino se desmembra. 61

La anarquía (235) El Imperio Romano se desmembra bajo una rápida sucesión de emperadores débiles. 67

Diocleciano (270) El emperador Diocleciano restablece la autoridad imperial. 73

Constantino (300) El emperador Constantino se convierte en protector del cristianismo. 79

Constantinopla (325) Constantino funda Constantinopla y la convierte en capital del Imperio. 85

Los hunos (365) Los hunos se desplazan hacia Occidente. 91

Teodosio (380) Teodosio I convierte el catolicismo en la religión mayoritaria del Imperio Romano. 96

Las invasiones bárbaras (400) Suevos, vándalos, alanos y visigodos penetran en el Imperio Romano. 101

Genserico (420) Francos y burgundios cruzan el Rin. El vándalo Genserico funda un reino en África. 106

El saqueo de Roma (450) Genserico entra en Roma y la saquea. 111

La caída del Imperio Romano (470) Fin de la Edad Antigua e inicio de la Edad Media. 117

Clodoveo (500) El rey franco Clodoveo I conquista la Galia. 123

Justiniano (511) Justiniano se convierte en emperador. 128

La conquista de Occidente (532) Justiniano se propone reconquistar el Imperio de Occidente. 133

El apogeo de Justiniano (550) Los últimos años del reinado de Justiniano. 137

El fin del arrianismo (575) Los visigodos y los lombardos se convierten al catolicismo. 144

Mahoma (600) Mahoma empieza a predicar en La Meca. 150

El islam (615) Mahoma une a los árabes mediante la religión islámica. 156

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La expansión árabe (630) Los árabes conquistan Siria, Egipto y el Imperio Persa. 162

La guerra civil (645) Los califas Alí y Muawiya se disputan el gobierno del islam. 168

El islam contra Constantinopla (665) El califa Muawiya asedia Constantinopla. 174

El fin de los visigodos (700) Los musulmanes conquistan el reino visigodo. 179

Carlos Martel (720) Carlos Martel derrota a los musulmanes en Poitiers. 186

Pipino el Breve (740) Pipino el Breve se convierte en rey de los francos. 191

Carlomagno (760) Carlomagno se convierte en rey de los francos. 198

El Imperio Franco (790) El papa León III nombra emperador a Carlomagno. 205

El apogeo de Carlomagno (800) Carlomagno consolida su imperio. 209

Ludovico Pío (815) Ludovico Pío sucede a Carlomagno. 215

El tratado de Verdún (835) Los hijos de Ludovico Pío se reparten el Imperio. 222

Los nietos de Carlomagno (850) Los nietos (y bisnietos) de Carlomagno se disputan el Imperio. 228

El fin del Reino Medio (860) Carlos el Calvo y Luis el Germánico absorben el Reino Medio. 233

Alfredo el Grande (870) Alfredo el Grande libra a Wessex de la conquista danesa. 239

Carlos el Gordo (880) Carlos el Gordo hereda todo el Imperio Franco. 244

Francia y Alemania (900) Conrado I se convierte en el primer rey no carolingio de Alemania. 251

Abd al-Rahmán III (915) Abd al-Rahmán III toma el título de califa en Córdoba. 258

Los reinos medievales (930) Inglaterra, Alemania y León se fortalecen mientras Francia sobrevive. 264

Otón el Grande (950) Otón I de Alemania se convierte en emperador. 271

Almanzor (970) Almanzor gobierna al-Ándalus y sus ejércitos son invencibles. 279

El fin de los carolingios (985) Hugo Capeto sucede a Luis IV, el último rey carolingio. 285

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