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PROEDUMED.
Curso en línea del PROsimulador ENARM
Contenido de Estudio
Identificación del reactivo
Area: PEDIATRÍA
Especialidad: INFECTOLOGIA
PEDIÁTRICA
Tema: INFECCIONES VÍAS
RESPIRATORIAS ALTAS
Subtema: ADENOIDITIS AGUDA
DEFINICIÓN
La inflamación aguda o crónica del anillo de Waldeyer, con predominio clínico de amígdalas
faríngeas y palatinas, constituye la amigdalitis y adenoiditis.
Las vegetaciones adenoideas forman, junto con las amígdalas palatinas y las amígdalas
linguales, el denominado anillo linfático de Waldeyer. Éste es un tejido constituido por una
acumulación de folículos linfoides recubiertos de mucosa respiratoria. Constituye la primera
puerta de defensa ante la infección. La gran acumulación de tejido linfoide ocasiona la
producción de IgA y diversas sustancias responsables de la inmunidad celular. El niño se
encuentra en fase de elaboración de su inmunocompetencia, por lo que estos órganos se
encuentran más desarrollados que en el adulto.
SALUD PÚBLICA
Las amígdalas y la adenoides pueden estar infectadas de formas crónica por múltiples
microorganismos, con una elevada incidencia de microorganismos productores de β-
lactamasas. En esta flota predominan tanto gérmenes aerobios, tales como estreptococos o
Haemophilus influenzae, como anaerobios, tales como Peptostreptococcus, Prevotella y
Fusobacterium. En las criptas amigdalinas se pueden acumular células epiteliales
descamadas, linfocitos, bacterias y otros restos, lo que causa una amigdalitis críptica. Con el
tiempo estos tapones intracrípticos se pueden calcificar, dando origen a amigdalitis. Cada
vez hay más datos de que biopelículas también pueden estar implicadas en la inflamación
crónica de las amígdalas.
El tejido linfático del anillo de Waldeyer presenta su máxima actividad inmunitaria entre los 4
y los 10 años de vida y disminuye tras la pubertad. No se ha demostrado que se produzca
ninguna alteración inmunitaria importante tras la resección de la adenoides, las amígdalas o
ambas.
PATOGENIA Y FISIOLOGÍA
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El anillo de Waldeyer es el tejido linfático que rodea los orificios de entrada de las cavidades
nasal y oral en la faringe e incluye las amígdalas palatinas, la amígdala faríngea o
adenoides, el tejido linfático que rodea al orificio de la trompa de Eustaquio en las paredes
laterales de la nasofaringe, la amígdala lingual en la base de la lengua y tejido linfático difuso
localizado en toda la faringe, sobre todo detrás de los pilares faríngeos y en la pared
posterior. Las amígdalas y la adenoides se localizan en la zona de comunicación de la
faringe con el exterior, por lo que ocupan la posición ideal para realizar la primera defensa
del organismo frente a las sustancias extrañas. La función de las amígdalas y la adenoides
en la inmunidad es inducir la inmunidad secretora y regular la producción de
inmunoglobulinas secretoras. Unas profundas hendiduras dentro del tejido amigdalino
forman las criptas amigdalinas, que están revestidas por epitelio escamoso y tienen
agregados linfocíticos en su base.
Los problemas que afectan a las amigdalas palatinas son inflamatorios y pueden ser agudos
o crónicos pero, desde un punto de vista anatomopatológico, la hipertrofia amigdalina o la
amigdalitis crónica son indistinguibles. Por tanto, es razonable considerar que los síndromes
que afectan a las vegetaciones adenoideas tiene la misma traducción clínica y falta de
distinción anatomopatológica.
DIAGNÓSTICO
Hipertrofia adenoidea. Probablemente, éste es el único término que, por ahora, debería
utilizarse desde un punto de vista estrictamente clínico. Hasta hace poco tiempo, el
diagnóstico de la hipertrofia adenoidea se establecía (y se establece) según la radiografía
lateral de cráneo. La tendencia actual es usar menos esta exploración por varios motivos. El
principal es que no siempre hay una correlación entre el tamaño adenoideo real y el que
aparece en la placa lateral, sujeta a errores de técnica y a la falta de colaboración del
paciente. Otro motivo es que el tamaño de las adenoides no tiene que ir forzosamente
asociado a la enfermedad que produce. La mayoría de los autores recomiendan diagnosticar
la hipertrofia adenoidea por visión endoscópica directa. Por otro lado, está claro que una
hipertrofia de las adenoides producirá como primer síntoma obstrucción nasal. Esta
obstrucción cursará en forma de obstrucción nasal crónica o intermitente (ronquido nocturno,
muy raramente síndrome de apnea del sueño). Según estos datos, ya hay muchos autores
que consideran que entre el primer año de vida y los 7 años, cualquier niño que presente
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que consideran que entre el primer año de vida y los 7 años, cualquier niño que presente
obstrucción nasal y que no presente desviación septal, rinorrea de cualquier causa o
tumoración intranasal puede ser diagnosticado clínicamente de hipertrofia adenoidea. Y, ante
cualquier duda, la exploración obligada sería la endoscopia. En la actualidad, esta
exploración se puede realizar sin riesgo en la consulta, sin ningún género de anestesia. Se
discute si la obstrucción nasal crónica puede producir alteraciones en el crecimiento facial.
En observaciones efectuadas en primates parece que esto es así. No obstante, no todas las
alteraciones del crecimiento facial se asocian a hipertrofia adenoidea y, dado que las
adenoides tienden a atrofiarse con la edad, no todas las hipertrofias adenoideas producen
alteración facial. La obstrucción adenoidea puede repercutir, además, sobre el movimiento
normal de secreciones, condicionando problemas de inflamación crónica o aguda recurrente.
También puede obstruir la trompa de Eustaquio produciendo otitis recurrentes u otitis media
con efusión.
Tanto las amígdalas como la adenoides son una causa importante de obstrucción de la vía
respiratoria superior en los niños. Esta obstrucción se manifiesta habitualmente como
trastornos de la respiración durante el sueño, como apnea e hipopnea obstructivas del sueño
y síndrome de resistencia de la vía respiratoria superior. Los trastornos de la respiración
adenoamigdalina son una causa de retraso del crecimiento.
ADENOIDECTOMÍA.
AMIGDALECTOMÍA Y ADENOIDECTOMÍA.
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RIESGOS.
Costo.
Riesgo de accidentes anestésicos.
Hipertemia maligna
Arritmias cardiacas
Traumatismo de las cuerdas vocales
Aspiración, con la consiguiente obstrucción o infección broncopulmonar
Riesgo de complicaciones quirúrgicas o postoperatorias misceláneas
Hemorragia
Obstrucción de la vía respiratoria por edema de la lengua, el paladar o la
nasofaringe, o hematoma retrofaríngeo
Apnea central
Parálisis muscular prolongada
Deshidratación
Insuficiencia palatofaríngea
Otitis media
Estenosis nasofarígea
Torticolis refractario
Edema facial
Problemas emocionales
POSIBLES BENEFICIOS.
Comodidad
Sueño
Crecimiento y desarrollo craneofacial
Aspecto
Reducción de la pérdida del oído
Mejoría del crecimiento y el bienestar general
Reducción de la ansiedad parental a largo plazo
REHABILITACIÓN
PRONÓSTICO
BIBLIOGRAFÍA
KLIEGMAN R, STANTON B, GEME J, SCR N, BEHRMAN R. NELSON TRATADO DE PEDIATRÍA, 19ª EDICIÓN.
ELSEVIER. ESPAÑA 2013.
Benito J.J., Villafruela M.A. Vegetaciones adenoideas. Fisiopatología. Indicaciones de tratamiento. An. Pediatr, Monogr
2003;1(1):72-80
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