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Lenguaje, Comunicación y Cultura Escrita

Conceptos iniciales de análisis del discurso


Laura Kornfeld

La enunciación, según Benveniste, es la apropiación (o “puesta en funcionamiento”) de la lengua para un acto


de utilización individual. En otros términos, se trata de la conversión del sistema de la lengua “abstracto” en
discurso individual “concreto”, esto es, en un enunciado que aparece en una cadena discursiva determinada,
con actores definidos del acto de comunicación (destinador, destinatario, contexto o referencia, etc.), como se
estudia en la materia Lenguaje, Comunicación y Cultura (correlativa de Lenguaje, Comunicación y Cultura
Escrita).

En el caso de ciertos discursos (periodístico, histórico, científico), resulta primordial el componente de la


referencia, si seguimos el esquema de la comunicación de Jakobson. El análisis de los recursos ligados con la
enunciación permite tener claves del modo en que el locutor se posiciona respecto de lo que está narrando (si
se trata de una crónica, por ejemplo), explicando (si se trata de un fenómeno natural) o comentando (si es una
nota de opinión o un editorial). La siguiente es una lista no exhaustiva de elementos lingüísticos o textuales
que permiten formular hipótesis de lectura fundamentadas. Al analizar estos recursos se pretende trascender la
mera opinión, al reconstruir a partir de ciertas claves lingüísticas la postura ideológica de los locutores sobre
los hechos o situaciones a los que se refieren.

1. Deícticos: el locutor, al apropiarse de la lengua, deviene el centro de referencia del discurso/ enunciado.
Los deícticos (pronombres personales, demostrativos, algunos adverbios como allí, ahí, ahora, hoy, mañana,
después, verbos de movimiento como ir, venir, volver y las desinencias verbales que indican pasado, presente
o futuro) ordenan el espacio, el tiempo y los participantes del acto de comunicación (Benveniste), por lo cual
también indican desde qué perspectiva se cuentan los acontecimientos o se argumenta sobre un tema.

Los deícticos pueden dar una pista de cuál es la posición del locutor respecto de un evento determinado, pero
no siempre son significativos.

2. Marcas de subjetividad (o subjetivemas, según Kerbrat-Orecchioni): expresan la posición subjetiva del


hablante en relación con los hechos que narra, los participantes, etc. A menudo suelen distinguirse los
apelativos (el modo en que se denomina al hecho acaecido o sus participantes) del resto de los subjetivemas.

-apelativos: ciertas denominaciones indican per se la evaluación del locutor sobre el evento ocurrido
o sobre sus participantes. En los géneros periodísticos o el discurso histórico, los apelativos influyen directa o
indirectamente en la percepción que tendrán los lectores del acontecimiento o de sus participantes. Así, la
selección de una variante implicará una toma de posición:

Juan Pérez vs. el hombre / muchacho /joven vs. el sospechoso / detenido vs. el ladrón / criminal / delincuente

A menudo, las oscilaciones en el modo de denominar los eventos revelan fuertes disputas ideológicas
(como el descubrimiento de América vs. la llegada de los europeos a América, la conquista del Desierto vs. el
genocidio de los pueblos indígenas, la ley K de control de medios vs. la ley de medios audiovisuales, etc.).
Dos observaciones: 1) casi nunca es fácil determinar cuál sería la forma “neutra” de denominar a los
acontecimientos y sus participantes; 2) las etiquetas que parecen neutras o menos “cargadas” ideológicamente
pueden ser un modo de ocultar o “disfrazar” un evento, por lo que siempre debe tomarse en cuenta el contexto
histórico (p.ej. el proceso de reorganización nacional vs. la dictadura militar, asesinatos vs. muertes).

-otros subjetivemas: además de los apelativos, la evaluación positiva o negativa (en términos
intelectuales o afectivos) por parte del hablante puede abarcar cualidades, acciones, objetos, escenarios, etc.
Por lo tanto, puede expresarse por medio de distintas clases de palabras, que no siempre son sustantivos
(además de los apelativos, podemos encontrar subjetividad en otros elementos menos significativos del
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contexto: vivía en una casucha, escribió dos obras maestras). La valoración puede expresarse, también, en
adjetivos (insoportable, difícil de soportar, pobre casa, habló en forma convincente), adverbios (lo mató
cobardemente), verbos (mintió sobre su declaración) o por medio de cuantificadores (es decir, de elementos
que señalan una cantidad: muy/ mucho, poco, un poco, bastante, demasiado, un montón, una cantidad, super,
etc.). Los cuantificadores determinan la intensidad que se le atribuye a cierta cualidad, sustancia o acción: Fue
muy/ extremadamente/ bastante / poco convincente (vs. Fue convincente); Había poca/ demasiada/ mucha/ un
montón de / una cantidad de gente (vs. Había gente); Me gustó bastante / poco / mucho (vs. Me gustó).

3. Modalizadores: son los elementos que indican el acto de habla en juego (i.e., si se trata de una pregunta,
una orden, un pedido, una sugerencia, un deseo, una crítica, etc.) o la actitud (intelectual o afectiva) del
hablante hacia su enunciado global. En los textos que se analizarán en LCCE se destacan los siguientes tipos
de modalizadores1:

-verbos de procesos cognitivos, sobre todo en primera persona: indican un acto de habla determinado
(Juro/ prometo/ aseguro que/ Me pregunto si vamos a ir; Te ordenamos que vayas) o una actitud determinada
del hablante respecto de la probabilidad, la verdad o la “deseabilidad” del enunciado (Estoy seguro de / dudo
mucho / desconfío / no creo / no quiero / no me convence que vengas; Creo / supongo / sé que va a venir). En
los medios es frecuente usarlos con impersonales o pasivas, de modo de otorgarle mayor generalidad: Se sabe
/ Se supo/ Se supone que es así, La ciudadanía/ Uno no conoce las motivaciones, Son conocidas/ sabidas las
inclinaciones del senador, Se suele desconfiar / dudar de los políticos.

-modo verbal: señala en el propio verbo el grado de probabilidad que el hablante le atribuye al
enunciado2, cfr. el ministro firmó la orden (indicativo), tal vez el ministro firme la orden (subjuntivo), el
ministro firmaría la orden (condicional), el ministro habría firmado la orden (condicional complejo).

-perífrasis modales: ciertos verbos auxiliares indican la obligación, la posibilidad, la capacidad, etc.:
puede llover, debe llover, tiene que llover; hay que/ podés aprender inglés. Suelen interactuar con el modo
verbal, como se puede ver en el contraste entre estas dos afirmaciones: Tenés que traer el libro / Tendrías que
traer el libro.

-adverbios modales y evaluativos y sus equivalentes (construcciones preposicionales o predicativos


con verbos copulativos): se trata de construcciones que indican el grado de verdad, probabilidad,necesidad
“deseabilidad” del hecho, o bien su evaluación global en términos intelectuales o afectivos.

Probablemente/ Posiblemente/ Tal vez / Quizás (probabilidad) /Ojalá (deseo) llueva; Seguramente /
Seguro/ Sin dudas/ Evidentemente /Obviamente (certeza)/ Necesariamente (necesidad) / Por fin/
Lamentablemente /Felizmente/ Sorprendentemente/Increíblemente (evaluación) va a llover.

Es posible/ probable/ factible / imposible/ dudoso / difícil de creer / poco creíble (probabilidad) /
necesario / imprescindible / importante (necesidad) que llueva.

Parece fácil /sencillo/ bueno / positivo/ favorable (evaluación) que venga.

1
También es importante como clase de modalizador (pero no resulta relevante para los géneros que se analizan en
LCCE) el tipo de oración: las oraciones interrogativas y exclamativas suponen una actitud concreta del hablante hacia su
enunciado (y, a veces, hacia el destinario). Es importante interpretar correctamente el acto de habla de esas oraciones; así,
existen preguntas reales (que requieren una respuesta por parte de algún destinatario: ¿Qué hora es?) y preguntas
retóricas (cuya respuesta se da por sabida y que sirven como subrayado de una discordancia o como ironía: ¿Para qué te
metiste en este lío?), así como preguntas que son pedidos o sugerencias (¿Cerrás la puerta?, ¿Por qué no cerrás la
puerta?).
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Otros usos del modo verbal como modalizador no resultarán tan relevantes para los géneros que se analizan en LCCE,
sobre todo aquellos que indican el acto de habla, como una orden (imperativo: vení, venga).

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Resulta negativo / malo / espantoso / difícil / lamentable / problemático / complicado/ sorprendente /


disparatado / sospechoso / inaceptable (evaluación) tomar esa decisión.

Es verdad / mentira (verdad) que viene.

4. Polifonía: es frecuente que un texto mencione “otras” voces, que funcionarán como citas de autoridad o
como citas polémicas. Las palabras de otros pueden ser referidas en discurso directo (esto es, aparecen frases
enteras entre comillas –lo que supone el compromiso de que se trata de una transcripción literal), indirecto (sin
comillas y parafraseado) o mixto (aparece entrecomillada solo una parte de la frase).

En el caso de los discursos en los que predomina la función referencial (como el periodístico o el histórico),
mencionar las palabras de ciertas personas o instituciones en general supone otorgar autoridad (o al menos
legitimidad) a sus versiones de los hechos (=fuentes). Por eso es tan importante determinar a quién se le da la
voz en esa clase de textos o, si hay más de una versión de los hechos, determinar cuál es la que predomina.
También debería considerarse si la cita es directa o si, por el contrario, se reformula esa “otra” voz y se la
incorpora al discurso del locutor.

Pero también puede haber polifonía polémica, en que se discute (explícitamente o implícitamente) un
enunciado previo. Habitualmente ese tipo de polifonía aparece vinculada con ciertos conectores: pero, en
cambio, al contrario, sin embargo, a pesar de, si bien, aunque: El ministro anunció que el precio del dólar
está controlado. Sin embargo/ A pesar de eso, el dólar subió ayer dos centavos. La negación también es un
típico recurso polifónico: No mencionó el tratado (=implica que debería haberlo hecho).

Para la correcta interpretación de un texto, es imprescindible establecer qué relación establece el locutor con
cada una de las voces mencionadas. Es importante recordar que las voces ajenas introducen nuevos deícticos y
subjetivemas (que en ningún caso deben atribuirse al locutor).

5. Predicados y causalidad: otros autores que trabajan con el modo en que puede descubrirse la ideología en
el discurso (Hodge, Kress, Tony Trew) analizan qué papel cumplen los participantes de los eventos y qué tipo
de predicados se les atribuyen. El caso prototípico es la elección entre verbos que refieren a un evento
espontáneo, no causado ni agentivo (morir), y los que sí expresan la causalidad de un agente (matar):

Dos manifestantes murieron.


La policía mató a dos manifestantes.

Nótese que matar y morir no son en sí subjetivemas, pero el hecho de presentar el evento como un evento
espontáneo, sin agente ni causalidad, funciona como una toma de posición muy importante si puede
demostrarse que se trató de una muerte violenta, ya que oculta o “disfraza” los hechos ocurridos (obviamente,
ese no será el caso si los manifestantes murieron por un escape de gas, por un tumulto o por un paro cardíaco,
donde el uso de morir resulta perfectamente aceptable, porque describe los hechos acaecidos).

Hay otros recursos de la lengua que también implican un borramiento del agente (aunque no necesariamente la
presentación del evento como espontáneo). Así ocurre con las diversas formas de la impersonalidad y de la
voz pasiva:

Hubo dos muertos (impersonal)


Se mató a dos manifestantes (se impersonal)
Mataron a dos manifestantes (puede ser impersonal)
Fueron muertos dos manifestantes (pasiva)
Se mataron dos manifestantes (puede ser pasiva con se)

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Del mismo modo, se considera ideológicamente marcado atribuir la causalidad de un evento a un participante
inanimado, como en un famoso titular del diario Clarín del año 2002: “La crisis causó dos nuevas muertes”
(nombre de un documental que discute, justamente, la responsabilidad de los medios de comunicación al
“etiquetar” los acontecimientos). Ese titular puede contrastarse con “La cacería policial terminó con dos
muertos a balazos”, que fue como reflejó la misma noticia el diario Página 12: allí el sujeto está constituido
por un evento (cacería) con un responsable inequívoco (policial=la Policía) a la que se atribuye como
resultado los “dos muertos a balazos”.

Pares semejantes a morir /matar son caer(se)/ tirar, salir(se)/ sacar y, en general, las variantes con y sin se,
que presuponen que un evento es espontáneo o causado: romper(se), quebrar(se), hundir(se), quemar(se),
incendiar(se),golpear(se), mover(se), meter(se), etc.

En las noticias de la revista Barcelona analizadas en la primera clase, encontramos diversos “juegos” con la
idea de causalidad, que son paródicos o irónicos con respecto a los títulos que la prensa “seria” suele ofrecer.
Así, nadie puede morir “accidentalmente por golpearse contra una patota” y es igualmente absurdo plantear
que “los qom no hacen nada para evitar que los maten”. Lo que hacen esos titulares es ocultar flagrantemente
el agente e invertir la causalidad “lógica” de los eventos, poniendo a las víctimas en el lugar de responsables
de su propia muerte.

=subjetivemas

=modalizadores

=polifonía [d.d.=discurso directo, d.i.= discurso indirecto, d.m.=discurso mixto]

=causalidad

Fiscal que investiga muerte de joven qom pidió cierre de la causa porque
“murió accidentalmente al golpear contra una patota” [d.m]
en 5 febrero, 2013 en El País 8 Comentarios

La muerte del adolescente Daniel Díaz, sobrino del cacique de la comunidad qom La Primavera, Félix Díaz, habría
ocurrido porque el joven cayó de su moto y golpeó su cabeza contra “un elemento contundente que bien pudo ser el
asfalto o un grupo armado con garrotes [d.m.]”. Esa fue la conclusión del fiscal de la causa, quien pidió archivar el
expediente para no malgastar el dinero de la Justicia formoseña en “complicadas investigaciones que no van a llegar a
ningún resultado porque estadísticamente está comprobado que los qom siempre mueren de forma natural, aunque
tengan 17 años y estén sanos [d.m.]”.

Denuncian que los qom formoseños no hacen nada para evitar que los maten
[d.i]
en 27 febrero, 2013 en El País 11 Comentarios
La reciente muerte de un niño de 12 años perteneciente a la comunidad qom formoseña, quien falleció en el vaciadero
municipal de San Antonio, en la ciudad de Formosa, por las lesiones ocasionadas por un camión volcador de residuos,
reavivó el debate sobre “la tendencia de los originarios qom a dejarse matar [d.m.]”. La tercera muerte de un menor en lo
que va de 2013 en Formosa revelaría, según autoridades provinciales, “el poco esfuerzo que pone el qom de a pie a la
hora de esquivar balas policiales o de agentes de seguridad, correrse de debajo de las ruedas de los camiones o correrse
del camino de autos que circulan a toda velocidad [d.m.]”. “Si vos no hacés nada para evitar que te maten, después no te
victimices [d.d.]”, dicen con lógica implacable algunos funcionarios del gobernador Gildo Insfrán. “Otra muerte qom para
lamentar, otra prueba de la poca voluntad qom para sobrevivir al hambre, la miseria, las ruedas de camiones, la muerte y
cosas aun peores [d.d.]”, finalizan los voceros del gobernador.

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