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foja: 121
*103859826*
RESULTA:
I.- A fs. 10/20 comparece el Dr. Miguel Di Renzo, en representación del Sr.
Emiliano Teruel Bates, e interpone demanda en contra de la Provincia de Mendoza por la
suma de pesos cuatrocientos mil ($400.000), o lo que en más o en menos resulte de la
prueba a rendirse en autos, más intereses legales.
Relata que los hechos sobre los que refiere la presente demanda se remontan al día
18 de octubre de 2.013.
Señala que en esa oportunidad, según resulta de las denuncias policiales, la Sra.
Lidia Quintina Pereyra González, fue sorprendida mientras se encontraba atendiendo su
kiosco por un sujeto quien portaba un arma de fuego, y, luego de amenazar a la hija, se
fugó en una moto conducida por un segundo sujeto que lo esperaba afuera del negocio y
que se encontraba al mando de la moto en la cual emprendieron la fuga.
Relata luego y conforme el acta labrada por personal policial, la persecución que
se inició a fin de aprehender a los sujetos que habrían perpetrado el asalto, conforme los
hechos que expone y a los que me remito en mérito a la brevedad.
En dicho relato, indica que resultó aprehendido el actor, quien fue descripto como
uno de los sospechosos que vestía remera azul y amarilla y que arrojo el casco rojo sobre la
maleza y basura del patio al intentar fugarse a pie, siendo reducido rápidamente por la
dotación del móvil 2447 con auxilio del oficial principal Gatica.
Señala que en la parte final del acta de procedimiento a fs. 10 y como si fuera un
detalle menor, el acta policial de procedimiento hace una pequeña referencia a un tercer
sujeto que estaba en el lugar donde fue aprehendido Teruel Bates, quien manifestó que era
el dueño de la moto que ocupaban los otros sujetos.
Señala que lo relatado en el acta policial, dista de lo que ocurrió realmente el día
18 de octubre de 2.013. En este sentido, indica, conforme a los argumentos que expone, que
el actor no participó en el hecho delictivo que se le imputa, describe la vestimenta del Sr.
Teruel al momento del hecho, la que, según indica, no coincide con la descripta por la
denunciante. Relata que los vecinos dan cuenta que la aprehensión del Sr. Teruel se
produce en el lote 45, que es sacado del mismo cuando dormía la siesta, no en el lote 42
como se asentó en el acta policial.
Conforme los elementos que indica, concluye que el acta de procedimiento está
viciada de nulidad absoluta, en virtud de haber sido cambiada por los funcionarios
actuantes las circunstancias fácticas y de personas del ílicito, sobre todo de la aprehensión,
lo que -señala- queda evidenciado por todas las pruebas testimoniales en la causa penal que
luego reproduce y analiza, y a lo que me remito.
Sostiene que su mandante estuvo casi cuatro meses en prisión y que las
irregularidades que fueron puestas en evidencia hacen responsable al estado provincial.
Reclama en concepto de: a) daño psíquico, la suma de pesos cien mil ($100.000);
b) daño moral, la suma de pesos trescientos mil ($300.000). Al momento de alegar, solicita
la aplicación de fórmulas matemáticas respecto de la incapacidad sobreviniente, y eleva a la
suma de pesos trescientos cincuenta mil ($350.000) el reclamo por daño moral.
Opone defensa de prescripción del derecho a accionar, por los argumentos que
esgrime.-
VI.- A fs. 53/54 obra auto de admisión de pruebas, en el cual se admiten las
probanzas ofrecidas por las partes, y se ordena su producción. Queda así incorporada a la
causa, además de las pruebas oportunamente acompañadas, las siguientes:
CONSIDERANDO:
En esa tarea, recuerdo que el Art. 7° del Código Civil y Comercial de la Nación,
dispone expresamente, y en la parte que aquí interesa: “A partir de su entrada en vigencia,
las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas
existentes…”.
En este sentido refiere que la misma acaeció, toda vez que se trata de un supuesto
de responsabilidad extracontractual, que prescribe a los dos años del hecho, y la demanda
se interpuso el 19 de octubre de 2.015, y el hecho es de fecha 18 de octubre de 2.013.
A fin de resolver la cuestión, hago presente que el art. 2537 del CCyC establece:
“Los plazos de prescripción en curso al momento de la entrada en vigencia de una nueva
ley, se rigen por la ley anterior.
Sin embargo, si por esa ley se requiere mayor tiempo que el que fijan las nuevas,
quedan cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas leyes,
contando desde el día de su vigencia, excepto que el plazo fijado por la ley antigua finalice
antes que el nuevo plazo contado a partir de la vigencia de la nueva ley, en cuyo caso se
mantiene la anterior”.
Por lo tanto, del cotejo de ambas fechas, puedo concluir que no ha operado la
prescripción liberatoria, y que la demanda se interpuso dentro del plazo bienal previsto en
el art. 4.037 del C.C.
III. a.- Entiendo que el caso de marras cabe encuadrarse en lo dispuesto por el art.
1.112 C.C. (art. 46 inc. 9 C.P.C.C.yT).
Expone el fallo que: “La posición del Dr. Pérez Hualde fue reiterada en los autos
n° 13-00557449-2/1, Blas Miguel Gómez en J° 148.629/50.432 Blas Miguel Gómez c/
Provincia de Mendoza p/ D.Y P. S/ INC. CAS., del 02/03/2017 y en la causa N° 13-
00555435-1/1, Aldeco, Esteban Javier, en J°148.590/50.989 Aldeco, Esteban Javier c/
Provincia de Mendoza s/ D. Y P. s/ INC., del 19/04/2018...” (CC4, Expte.
N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui…cit.”).
Luego, la Excma. Cuarta Cámara, a través del voto del ministro preopinante,
señala: “Por mi parte, como ya lo sostuve, considero que la mera absolución no convierte
automáticamente en ilegítima la prisión preventiva dispuesta en el curso del proceso, ni
implica el reconocimiento de la arbitrariedad del auto que la dispuso, criterio que ha sido
refrendado por este Cuerpo recientemente (Cuarta Cámara de Apelaciones en lo Civil,
Comercial, Minas, de Paz y Tributario, autos Nº 116.574/52.877 caratulados “Caron, Mario
Alejandro c/ Provincia de Mendoza p/ D. y P.”, sentencia del 21/05/2018)...”. “…Entiendo
que el deber de indemnizar solo se verifica cuando el error judicial o equivocación sufrida
no es de las que podamos llamar normales o explicables dentro del acontecer humano, sino
palmaria, evidente, inexplicable racionalmente y conducente a resultados absurdos y que,
además, no quepa solución a través de los recursos…” … “Este ha sido, por otra parte, el
criterio invariable de la CSJN ("Vignoni" de 1988, Fallos 311:1007; "Cejas" de 1991,
Fallos 314:1668; "Balda, Miguel” de 1995, Fallos 318:1990; "López, Juan", fallada
en 1998, Fallos 321:1712; "Rosa, Carlos", fallada en 1999, Fallos 323:2683; "Cura" de
2004, Fallos 327:1738; "Gerbaudo", Fallos 328:4175; "Lindoro ICSA" de 2005, Fallos
328:1466; "Pouler" de 2007, Fallos 330:2112; "Putallaz" de 2010, Fallos 333:273;
"Iacovone", fallado el 14/12/2010, Fallos 333:2538; “García, Julio Héctor” del 10/07/2012,
LL Online: AP/JUR/1920/2012, en los que dejó sentado que solo resulta admisible el
derecho a ser indemnizado cuando el auto de prisión preventiva se revela como
incuestionablemente infundado o arbitrario, exigiendo en algún caso, además, que el
Tribunal llamado a dictar sentencia definitiva declare la nulidad de la prisión preventiva y
de todo lo actuado con posterioridad (Iacovone), admitiendo, a partir de "Rosa", el derecho
a la indemnización por el exceso en la duración de la prisión preventiva, al encuadrar esa
responsabilidad en la actividad ilícita, irregular o anormal del Estado...” (CC4, Expte.
N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui…cit.”).
Del fallo citado puede concluirse que cabe reconocer el deber resarcitorio del
estado, en aquellos casos de prisión preventiva en los que el imputado es sobreseído o
absuelto con posterioridad, fundado en una dilación indebida del procedimiento; en la
arbitrariedad manifiesta del auto de procesamiento o cuando la prisión preventiva ha sido
dictada sobre la base de prueba obtenida ilegítimamente.
III. b.- En esta tarea, corroboro que el actor basa su reclamo en la circunstancia de
haber sido aprehendido y permanecido en prisión como consecuencia de una actuación
policial irregular en el momento en que personal policial se disponía a perseguir a personas
que habían efectuado un asalto a mano armada a un kiosco.
Señala que de ninguna manera podría haber sido el actor uno de los sujetos
perseguidos en esa ocasión, y que fuera detenido en su domicilio, por entender que no tuvo
participación alguna en el hecho denunciado; a lo que aduna que la defensa técnica, a partir
de las testimoniales que se analizaron en sede penal, aportó datos concretos que permiten
individualizar a los verdaderos autores del hecho delictivo que se investiga. Indica que la
defensa velaba por el inmediato sobreseimiento y consiguiente recupero de la libertad de su
defendido.
Señala en la demanda que el Tribunal (en sede penal) es quien reconoce el actuar
doloso de los agentes policiales, ya denunciado en la defensa técnica de Teruel a través de
un pedido de nulidad obrante a fs. 117/120 de los expedientes penales con fecha 1 de
noviembre de 2.013.
En mérito a lo que manifiesta y demás datos que brinda la parte actora, concluyen
que el Tribunal interviniente resolvió dictar el sobreseimiento de Emiliano Adrián Teruel
Bates del delito de robo agravado por el uso de arma apta para el disparo, conforme los arts.
351 y 353 inc. 1, del CPP, en base que el imputado no ha tenido participación alguna en el
ilícito investigado.
Concluye que fue el actuar de personal policial, el que, señala como doloso, y que
indujo a la totalidad de los órganos judiciales intervinientes en la instrucción de la causa
fundada exclusivamente en un relato falseado y volcado en el acta de procedimiento para
hacer figurar como autor de un delito a una persona que no tuvo participación alguna en el
hecho denunciado por las víctimas.
Del relato de la parte actora, transcripto aquí en alguna de sus partes, se concluye
que el reclamo se basa en atribuir al Estado la responsabilidad por falta del servicio al haber
el actor permanecido en prisión preventiva que alega de ilegítima, dictada sobre la base de
un acta de procedimiento que alega viciada (prueba obtenida ilegítimamente).
En efecto, expresamente menciona que “en esta demanda se les atribuye a los
funcionarios policiales que participaron en la instrucción del sumario conductas irregulares
de una gravedad tal que si no es calificada como dolosa por lo menos se encuadran en la
culpa grave y que por lo tanto se pretende sean analizadas por VE a los efectos de
determinar la existencia de responsabilidad en ellas” (sic) (fs.15).
Cabe al respecto, citar los argumentos del fallo que en el dictamen se indica sobre
este aspecto -planteo de falsedad- y que puede aplicarse en el caso concreto.
Expresa el fallo que: “Desde el punto de vista jurídico, acepto que la querella o
incidente de falsedad son, en principio, los carriles idóneos e indispensables para impugnar
por falta de autenticidad un instrumento público del tipo de los que previamente he
considerado. Esto es así, porque la ley presume la autenticidad del instrumento considerado
en sí mismo y, por ello, la parte que lo esgrime está relevada de probar su autenticidad, en
aspectos del tenor de los que en autos se han puesto en tela de juicio. Rige en lo pertinente
el artículo 993 del C.C, que reza: “El instrumento público hace plena fe hasta que sea
argüido de falso, por acción civil o criminal, de la existencia material de los hechos, que el
oficial público hubiese anunciado como cumplidos por él mismo, o que hayan pasado en su
presencia” y, precisamente, son ejemplos de hechos que el oficial público ha realizado por
él mismo el lugar y fecha de otorgamiento del acto…” (CC1, Expte. N° 27876/53.931, “Paz
Arce…” cit.).
Continúa el fallo sosteniendo: “Ahora bien, puede suceder que, aunque no se haya
planteado la impugnación por las vías correspondientes, exista prueba idónea y confiable
que justifique, con certeza meridiana, la falsedad de un determinado instrumento. Eso es, a
mi juicio, lo que acontece en autos, en términos que me inclinan a hacer regir la doctrina
que sostiene que, en casos de este tipo, el magistrado no puede hacer caso omiso a lo que
los hechos dicen por sí mismos, teniendo por cierta una realidad que, a todas luces, es
falsa…” (CC1, Expte. N° 27876/53.931, “Paz Arce…” cit.).
A tal fin, tengo presente que a fs. 5 del AEV obra el acta de procedimiento que se
inició con motivo de la denuncia policial que se efectuara como consecuencia del robo a
mano armada al kiosco de la Sra. Lidia Quintina Pereyra González. A fs. 1/4 obran
declaraciones de testigos y denuncias sobre lo ocurrido.
A fs. 7/8 del AEV obra el acta de procedimiento policial en la cual consta el
procedimiento que realizó personal policial para aprehender a los sujetos sospechosos de
impetrar el asalto, y que es objeto del ataque de falsedad del actor.
A fs. 117 del AEV se presentan los Dres. Cruz y Di Renzo como defensores del
Sr. Emilio Teruel, y plantean la nulidad de todo el procedimiento penal, peticionan el
recupero de la libertad y el sobreseimiento, en mérito a los argumentos que exponen. El
planteo de nulidad fue rechazado en esa sede a fs. 125.
A fs. 208 del AEV la Sra. Fiscal de Instrucción solicita el sobreseimiento del actor,
en mérito a las consideraciones que expone, entre ellas, que el Sr. Teruel no tuvo
participación alguna en el ilícito.
De los argumentos esgrimidos tanto por la Sra. Fiscal de Instrucción, como del
Juez de Garantías en su sentencia, puedo concluir que existió una falta de servicio del
Estado en la actuación policial al momento de aprehender al actor, y en las constancias del
acta de procedimiento que dieron origen a las actuaciones penales, de conformidad con los
fundamentos de derecho que se expusieron inicialmente. Esta falta de servicio surge en la
sentencia de sobreseimiento, de forma tal que lleva al Juez de Garantías a resolver
sobreseyendo al actor por no haber tenido participación en el hecho.
IV.- Daños.
De la lectura integral del reclamo que se realiza bajo el título “daño psíquico” en la
demanda, y en los alegatos, puedo concluir que lo que está peticionando el actor por este
rubro es la incapacidad sobreviniente.
A tal fin, tengo presente que el art. 1.746, “establece pautas para la fijación del
resarcimiento mediante la utilización de criterios matemáticos que, partiendo de los
ingresos acreditados por la víctima (y/o de la valuación de las tareas no remuneradas, pero
económicamente mensurables, que ella llevaba a cabo y se vio total o parcialmente
imposibilitada de continuar desarrollando en el futuro), y computando sus posibilidades de
incrementos futuros, lleguen a una suma tal que, invertida en alguna actividad productiva,
permita a la víctima obtener mensualmente (entre ese mar-gen de beneficios y el retiro de
una porción del capital) una cantidad equivalente a aquellos ingresos frustrados por el
hecho ilícito, de modo tal que ese capital se agote al término del período de vida
económicamente activa que restaba al damnificado” (CC3, expediente N° 8.412/51.685,
“Funes Roxana Mabel y ots. c/ Marti, Antonio Luis y Ots. p/ Daños y Perjuicios”,
26/7/2.016).
Sin perjuicio de lo expuesto, y sin desconocer que hay posturas que sostienen que
la cuantificación de la incapacidad debe efectuarse exclusivamente sobre la base de una
fórmula matemática, entiendo que el art. 1.746 debe interpretarse a la luz del principio de
reparación plena, principio rector en materia de daños previsto no sólo en el Código Civil
de Vélez Sarfield (arts. 1.068, 1.069, 1.077, 1.079, 1.109 y ccs), sino también en el Código
Civil y Comercial (art. 1740).
En el mismo lineamiento algunos fallos de Alzada han expresado que: “las pautas
de cálculo delineadas por el nuevo ordenamiento, ceñidas a datos estrictos, constituyen una
guía orientadora a tener en cuenta por el juzgador, pero no una obligación de limitarse al
otorgamiento del número que constituya su resultado; “lo deben guiar hacia el umbral, a
partir del cual el juez puede y debe realizar las correcciones necesarias atendiendo a las
particularidades del caso concreto” (Ver: CC4°, autos N° 219.678/51.202, caratulados
“Villalobos, Nidia Angelica Y Ots. C/Cobarrubia Monti-vera, Ana Paola Y Ots. p/ D. Y P.
(Accidente de tránsito)”, 14/09/2015; CC1°, autos Nº 250.331/52.095, caratulados “Cejas
Alvarez Shirley Betsabe C/ Buccheri Marcelo Fabio Y Ot. P/ D. Y P.”,19/08/2016 y CC5°,
Expte. N° 120.268 / 51.872 “Catapano Gili, Andrés C/ Carrefour Argentina S.A, Inc S.A P/
Daños Y Perjuicios”, 23/08/2016).
Sostiene el actor en la demanda, que se peticiona en este rubro por los daños
patrimoniales sufridos ya que las secuelas psíquicas que padece Teruel, genera una
incapacidad de tipo laboral de importantísimas dimensiones. Agrega que difícilmente pueda
pasar el Sr. Teruel un examen preocupacional, por los motivos que expone.
En sus alegatos señala el accionante que, como resultado inmediato del evento
trágico descripto en la demanda, ha sufrido una merma de sus facultades psicológicas todo
lo cual le ha provocado una limitación importantísima para realizar normales actividades, y
realizar tareas en relación de dependencia.
Estima una incapacidad laborativa parcial y permanente de 29% por una reacción
vivencial anormal grado III, ya que esta ley dice que para el grado III debe haber
“…acentuación de los rasgos de personalidad de base y presentar alteraciones del
pensamiento, la concentración o la memoria…” (fs. 66).
Luego, expone consideraciones psiquiátrico legales, entre las que señala: “…se
estima que el examinado, desde la óptica psiquiátrico legal y con una relación causal
respecto a las circunstancias ya referidas, padece manifestaciones psíquicas y somáticas
resultantes de una disfunción social y civil derivada de una acusación y posterior
encarcelamiento, eventualidad que ha dejado en el mismo una impronta psicopatológica
grave, estructurada sobre rasgos de personalidad preexistentes” (fs. 67).
C = a * (1 - Vn) * 1 / i * % incapacidad
C: es el capital a percibir;
Indemnización resultante:
C = $ 632.581,65
Verificados entonces como han sido los daños sufridos y sus secuelas,
estimativamente generadoras de una incapacidad parcial del veintinueve por ciento (29%);
valoro es razonable fijar como monto de indemnización la suma de PESOS QUINIENTOS
MIL ($500.000), la que se estima a la fecha de la presente resolución, suma a la que deberá
agregarse los intereses tasa pura desde la fecha del hecho, hasta la fecha de la sentencia, de
la siguiente manera: 5% anual -Ley 4.087- hasta el 1/1/2.018. Desde esa fecha, y dado el
vacío legal en virtud de la derogación de la Ley 4.087 por la Ley 9.041, cabe aplicar el 5%
anual hasta la fecha de la sentencia, y, a partir de ésta, el interés previsto en la Ley 9.041
hasta el efectivo pago.-
En el análisis del presente rubro, hago presente inicialmente que el mismo se trata
de una obligación de valor. De tal modo, corresponde cuantificar estas consecuencias
dañosas al valor real al momento de la sentencia, y en función de lo dispuesto por el art.
772 del CCyC.
En segundo lugar, recuerdo que el daño moral es la lesión sufrida por una persona
en sus derechos extrapatrimoniales, tiene naturaleza eminentemente subjetiva e importa una
lesión a afecciones legítimas como ser la paz, la tranquilidad de espíritu, el honor, la
integridad física, las afecciones familiares, etc.
Para establecer la indemnización pecuniaria por daño moral deben considerarse las
consecuencia psíquicas y morales que el hecho haya producido en la víctima como: los
sufrimientos, angustias, expectativas frustradas, etc., pero sin que dicha indemnización sea
una fuente de un enriquecimiento injusto.
Este es, por lo demás, el criterio consagrado en el Código Civil y Comercial que,
en el art. 1.741 señala en la parte que aquí interesa que: “El monto de la indemnización
debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden
procurar las sumas reconocidas”.
Aplicando los lineamientos vertidos al caso que me ocupa, considero conforme las
constancias de la causa, que cabe admitir la pretensión por el presente rubro.
V.- Costas.
Atento a como se resuelve la cuestión, cabe imponer las costas a la parte demandada
por resultar vencida (arts. 35 y 36 C.P.C.CyT).-
RESUELVO:
I.- Rechazar la defensa de prescripción opuesta por la parte demandada, por los
fundamentos expuestos en los considerandos. -
II.- Hacer lugar a la demanda incoada por el Sr. Emiliano Teruel Bates, en contra
del Gobierno de la Provincia de Mendoza, y en consecuencia, condenar a la demandada a
abonar al actor, en el término de DIEZ DIAS de ejecutoriada la presente, la suma de
PESOS SETECIENTOS CINCUENTA MIL ($750.000), con más los intereses
determinados en los considerandos precedentes. -
III.- Imponer las costas a la parte demandada por resultar vencida (arts. 35 y 36
C.P.C.CyT).-