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TRIBUNAL DE GESTION ASOCIADA-PRIMERO

PODER JUDICIAL MENDOZA

foja: 121

CUIJ: 13-03818745-1( (012051-256541))

TERUEL BATES EMILIANO C/ PROVINCIA DE MENDOZA P/ DAÑOS Y


PERJUICIOS

*103859826*

Mendoza, 28 de febrero de 2.019.

VISTOS: Los autos precedentemente individualizados, llamados a resolver a fs.120, de los


que,

RESULTA:

I.- A fs. 10/20 comparece el Dr. Miguel Di Renzo, en representación del Sr.
Emiliano Teruel Bates, e interpone demanda en contra de la Provincia de Mendoza por la
suma de pesos cuatrocientos mil ($400.000), o lo que en más o en menos resulte de la
prueba a rendirse en autos, más intereses legales.

Relata que los hechos sobre los que refiere la presente demanda se remontan al día
18 de octubre de 2.013.

Señala que en esa oportunidad, según resulta de las denuncias policiales, la Sra.
Lidia Quintina Pereyra González, fue sorprendida mientras se encontraba atendiendo su
kiosco por un sujeto quien portaba un arma de fuego, y, luego de amenazar a la hija, se
fugó en una moto conducida por un segundo sujeto que lo esperaba afuera del negocio y
que se encontraba al mando de la moto en la cual emprendieron la fuga.

Relata luego y conforme el acta labrada por personal policial, la persecución que
se inició a fin de aprehender a los sujetos que habrían perpetrado el asalto, conforme los
hechos que expone y a los que me remito en mérito a la brevedad.
En dicho relato, indica que resultó aprehendido el actor, quien fue descripto como
uno de los sospechosos que vestía remera azul y amarilla y que arrojo el casco rojo sobre la
maleza y basura del patio al intentar fugarse a pie, siendo reducido rápidamente por la
dotación del móvil 2447 con auxilio del oficial principal Gatica.

Señala que en la parte final del acta de procedimiento a fs. 10 y como si fuera un
detalle menor, el acta policial de procedimiento hace una pequeña referencia a un tercer
sujeto que estaba en el lugar donde fue aprehendido Teruel Bates, quien manifestó que era
el dueño de la moto que ocupaban los otros sujetos.

Señala que lo relatado en el acta policial, dista de lo que ocurrió realmente el día
18 de octubre de 2.013. En este sentido, indica, conforme a los argumentos que expone, que
el actor no participó en el hecho delictivo que se le imputa, describe la vestimenta del Sr.
Teruel al momento del hecho, la que, según indica, no coincide con la descripta por la
denunciante. Relata que los vecinos dan cuenta que la aprehensión del Sr. Teruel se
produce en el lote 45, que es sacado del mismo cuando dormía la siesta, no en el lote 42
como se asentó en el acta policial.

Conforme los elementos que indica, concluye que el acta de procedimiento está
viciada de nulidad absoluta, en virtud de haber sido cambiada por los funcionarios
actuantes las circunstancias fácticas y de personas del ílicito, sobre todo de la aprehensión,
lo que -señala- queda evidenciado por todas las pruebas testimoniales en la causa penal que
luego reproduce y analiza, y a lo que me remito.

Concluye que en la causa penal se dictó sentencia de sobreseimiento respecto del


actor, en base que el imputado no ha tenido participación alguna en el ilícito investigado.

Sostiene que su mandante estuvo casi cuatro meses en prisión y que las
irregularidades que fueron puestas en evidencia hacen responsable al estado provincial.

Funda en derecho la responsabilidad de la demandada, basada en los arts. 1.112 y


1.113 C.C.

Reclama en concepto de: a) daño psíquico, la suma de pesos cien mil ($100.000);
b) daño moral, la suma de pesos trescientos mil ($300.000). Al momento de alegar, solicita
la aplicación de fórmulas matemáticas respecto de la incapacidad sobreviniente, y eleva a la
suma de pesos trescientos cincuenta mil ($350.000) el reclamo por daño moral.

Luego plantea la falsedad del acta de procedimiento, en mérito a los fundamentos


que expone y a los cuales hago remisión.

Ofrece prueba y funda en derecho.

A fs. 24 amplía demanda.-


II.- Corrido el traslado a la contraria, a fs. 31/33 comparece el Dr. Mario Dante
Araniti, por el Poder Ejecutivo de la Provincia de Mendoza, se hace parte, y contesta
demanda.

Luego de efectuar la negativa general y particular, indica que no puede la parte


actora plantear en sede civil la nulidad del acta de procedimiento, por cuanto ello es
competencia del Juez de Garantías, y el juez civil no puede invadir la competencia del juez
penal.

Opone defensa de prescripción del derecho a accionar, por los argumentos que
esgrime.-

III.- A fs. 36 la parte actora contesta el traslado conferido a su parte y la defensa de


prescripción opuesta por la demandada.-

IV.- A fs. 45/47 comparece la Dra. Marcela E. Berríos, en representación de


Fiscalía de Estado, se hace parte y contesta demanda. Impugna los rubros reclamados y
ofrece prueba.-

V.- A fs. 50 la parte actora contesta el traslado conferido a su parte.-

VI.- A fs. 53/54 obra auto de admisión de pruebas, en el cual se admiten las
probanzas ofrecidas por las partes, y se ordena su producción. Queda así incorporada a la
causa, además de las pruebas oportunamente acompañadas, las siguientes:

a) Instrumental: a) autos P-105026/13/2, “F. c/ Quispe Velázquez Teruel p/ robo


agravado p/ uso de arma de fuego”; b) autos P-113020/13, “Control Jurisdiccional en autos
P-105026/13 “F. c/ Teruel Quispe”, provenientes ambos expedientes de la 4° Cámara del
Crimen, en adelante AEV.

b) Pericia de médico psiquiatra (fs. 65/69).

c) Informativa remitida por: Dirección de Antecedentes Judiciales (fs. 85/86).

Con la incorporación de los alegatos de las partes, y evacuada la vista al Ministerio


fiscal (fs. 115), queda la causa en estado de dictar sentencia.-

CONSIDERANDO:

I.- Aclaración preliminar.

Entrando en la concreta consideración de la causa, tengo presente en primer lugar


que la presente acción fue interpuesta bajo el amparo del Código Civil y Comercial, pero
por un hecho acontecido el día 18 de octubre de 2.013, es decir, cuando se encontraba
vigente Código Civil Argentino, derogado el día 1 de agosto de 2.015, en virtud de la
entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación aprobado por Ley
26.994.

Por ello, cabe expedirse respecto de la ley aplicable al caso.

En esa tarea, recuerdo que el Art. 7° del Código Civil y Comercial de la Nación,
dispone expresamente, y en la parte que aquí interesa: “A partir de su entrada en vigencia,
las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas
existentes…”.

De la lectura de la norma antes citada, y la doctrina y jurisprudencia que al


respecto se ha pronunciado, corresponde en la presente causa aplicar el Código Civil de
Vélez Sarfield en todo lo relativo al origen de la obligación resarcitoria, como ser lo
atinente a la legitimación y presupuestos de la responsabilidad civil; y, aplicar a las
consecuencias -intereses y pautas de cuantificación- el Código Civil y Comercial de la
Nación desde el 1 de agosto de 2015 (CC2, Expte. N° 251.557/51.821, “Luna Ángel Adrián
c/ Amado, Víctor Germán y Ot. p/ D Y P”, 1/9/2.016. En igual sentido ver este criterio en:
CC3, Expte. N° 46.621/51.372, “Campos Aníbal y ot. p.s.h.m. c/ Leopoldo Caparros y ot.
p/ DyP”, 26/7/2.016; Kemelmajer de Carlucci, Aída, en “Código Civil y Comercial de la
Nación anotado”, dir. Herrera Marisa, Caramelo Gustavo, Picasso Sebastián, Infojus, BsAs,
2015, T. I, comentario al artículo 7). -

II.- Defensa de prescripción liberatoria opuesta por el Gobierno de la


Provincia de Mendoza.

Plantea el Gobierno de la Provincia de Mendoza, al contestar demanda, defensa de


prescripción.

En este sentido refiere que la misma acaeció, toda vez que se trata de un supuesto
de responsabilidad extracontractual, que prescribe a los dos años del hecho, y la demanda
se interpuso el 19 de octubre de 2.015, y el hecho es de fecha 18 de octubre de 2.013.

A fin de resolver la cuestión, hago presente que el art. 2537 del CCyC establece:
“Los plazos de prescripción en curso al momento de la entrada en vigencia de una nueva
ley, se rigen por la ley anterior.

Sin embargo, si por esa ley se requiere mayor tiempo que el que fijan las nuevas,
quedan cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas leyes,
contando desde el día de su vigencia, excepto que el plazo fijado por la ley antigua finalice
antes que el nuevo plazo contado a partir de la vigencia de la nueva ley, en cuyo caso se
mantiene la anterior”.

Por aplicación del artículo transcripto precedentemente, cabe resolver la defensa


incoada por la parte demandada aplicando el Código Civil derogado.
En esta tarea, constato que el art. 4.037 establece: “Prescríbese por dos años, la
acción por responsabilidad civil extracontractual”.

De la lectura integral de la demanda, y de las constancias del AEV penal N° P-


105026/13/2 (fs. 1) surge que el hecho base de la presente acción ocurrió el 18 de octubre
de 2.013.

Asimismo, la demanda civil fue incoada en fecha 15 de octubre de 2.015,


conforme consta a fs. 22 en reporte de cargo emitido por la MECC.

Por lo tanto, del cotejo de ambas fechas, puedo concluir que no ha operado la
prescripción liberatoria, y que la demanda se interpuso dentro del plazo bienal previsto en
el art. 4.037 del C.C.

En mérito a los argumentos expuestos, cabe rechazar la defensa de prescripción


interpuesta por la demandada.-

III.- Hechos de la causa. Derecho aplicable. Solución al caso.

III. a.- Entiendo que el caso de marras cabe encuadrarse en lo dispuesto por el art.
1.112 C.C. (art. 46 inc. 9 C.P.C.C.yT).

Con relación a la responsabilidad del Estado, tengo presente, siguiendo a


prestigiosa doctrina y jurisprudencia, que aun cuando puedan observarse que en materia de
responsabilidad del Estado existen algunos principios específicos, ello no impide, conforme
el Código Civil Velezano, la aplicación a estos supuestos de la normativa del derecho
común. Así, en consecuencia, puede hablarse de la construcción de un único Derecho de
Daños que tiene principios comunes, más allá de quién resulte ser el sujeto responsable, si
el Estado o los particulares, sin perjuicio de señalar en determinados supuestos excepciones
a dichos principios generales. (MOSSET ITURRASPE, Jorge, “Responsabilidad por
daños”, Responsabilidad del Estado, Santa Fe, Rubinzal Culzoni Editores, 2.004, Tomo X,
pág. 38 y sgtes.; puede verse: CASSAGNE, Juan Carlos - LUQUI, Roberto Enrique -
PIZARRO, Ramón, “Responsabilidad del Estado”, LA LEY 27/06/2011, 3).

En lo atinente al factor de atribución, la falta de servicio es explicada, siguiendo la


tradicional doctrina de la Corte, en el sentido que el Estado resulta responsable principal y
directo de las consecuencias dañosas que acarree la actividad de los órganos o funcionarios
que de él dependen, realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades a las
que pertenecen. También se destacó que la idea objetiva de falta de servicio encuentra
fundamento en la aplicación subsidiaria del art. 1.112 C.C. que establece un régimen de
responsabilidad por los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio
de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que
les están impuestas (Barraza, Javier - Barraza Luis, “Responsabilidad del Estado por error
judicial” LL 2006-B, 182).
Ésta responsabilidad, obedece a una mala organización en cuanto al servicio que
presta, pudiendo entonces llegar a sostenerse que, aun no pudiéndose individualizar
ninguna conducta culposa de los hombres que forman parte del Estado, existe sin embargo
la certeza de que la causa del perjuicio está dentro de la organización estatal, y ello no se
logró, si la persona sufre daños en su integridad psicofísica o en su patrimonio, que no
debería haber sufrido de acuerdo con el “curso natural y ordinario de las cosas” o de los
acontecimientos (Cazeaux Pedro- Trigo Represas Félix, “Derecho …” cit., p.112; Trigo
Represas Félix, “Responsabilidad de los jueces y del Estado- juzgador por daños derivados
de la errónea actividad judicial”, LL 2.009-C).

En cuanto al tema que nos ocupa, traigo a colación un fallo de un Tribunal de


Alzada, el cual si bien los hechos de la causa eran diferentes al presente, sienta los
lineamientos respecto a la responsabilidad del estado por prisión preventiva.

Así, el Tribunal ha dicho: “Este tópico ha sido materia de un arduo debate y


división entre aquellos autores que tienen una opinión adversa a la reparación de los daños
provenientes de la detención provisoria entre los que se puede citar a Marienhoff…Por otro
lado se ha ido gestando con el tiempo otra corriente, que con distintos matices, afirman la
posibilidad de responsabilidad del Estado en estos casos, entre los que se pueden mencionar
a Germán Bidart Campos (nota a fallo en ED 143-563); Ghersi Carlos A. (nota a fallo en
JA 1994-1296); Mosset Iturraspe, J.; Kemelmajer de Carlucci, A. y Parellada C. A.
("Responsabilidad de los Jueces y del Estado por la actividad judicial", pág. 93/94, Santa
Fe, Editorial Rubinzal Culzoni, 1986); Diez, Manuel M., ("Derecho Administrativo", t. V,
p. 170 y 171); Semón, J. M. (“La reparación a las víctimas" cit., en "Revista del Colegio de
Abogados de Buenos Aires", año XX, t. XIX, N° 2 y 3, Buenos Aires, 1941, ps. 85 y 86.) y
Sagarna, Fernando A., (LA LEY 1996-E, 890-Responsabilidad Civil Doctrinas Esenciales
Tomo IV, 1307) (CC4, Expte. N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui, Oscar Daniel c/
Provincia de Mendoza y ots. P/ D. y P.”, 14/12/2.018).

Continúa el fallo que cito expresando que: “Esta corriente se ha ampliado en su


concepción, hasta llegar a sostenerse una responsabilidad de tipo objetiva y automática
cuando una persona ha sido privada de su libertad y luego, en el transcurrir del proceso
penal, es sobreseída o absuelta, particularmente a partir de los votos del Dr. Pérez Hualde
en las causas falladas por la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I;
Fader Mora, Carlos Enrique c. Provincia de Mendoza s/ d. y p. s/ inc. Cas. • 11/04/2012,
LL Online: AR/JUR/10378/2012; V. A., M. J. c. Gobierno de la Provincia de Mendoza y
otros p/d. y p. (con excep. contr. alq.) s/inc. Cas. • 15/04/2013, LL Online:
AR/JUR/15863/2013 y Anagua, Fidel c. Provincia de Mendoza s/ d. y p. p/ rec.ext.de
inconstit-casación • 19/08/2015, LL Online: AR/JUR/45521/2015), en donde sostuvo que:
“...Aun cuando no haya habido funcionamiento irregular del servicio de justicia, ni error
judicial, ni tampoco dilación indebida en el proceso, existe la obligación del Estado de
responder por el daño causado en el ejercicio de su actividad lícita, cuando la persona que
fue privada de libertad no resulta condenada, derecho humano fundamental...” (CC4, Expte.
N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui…cit.”).

Agrega: “Allí, si bien la solución definitiva (admisión de la demanda por


responsabilidad del Estado) fue compartida por los otros dos integrantes de la Sala -Dres.
Gómez y Nanclares- lo hicieron en base a fundamentos distintos a los manifestados por el
preopinante, al sostener que : “...El dictado de la prisión preventiva configura una facultad
judicial sometida a pautas abiertas y, consecuentemente, si en abstracto, la decisión judicial
encuadra en las previsiones legales, la ulterior declaración de inocencia, per se, es
insuficiente para disponer la reparación de los daños causados; sin embargo, esa
indemnización es viable, además de los supuestos legal o constitucionalmente previstos en
forma expresa, en otros fundados en principios generales de rango constitucional; esos
casos son: (a) la dilación indebida de los procedimientos; (b) la arbitrariedad manifiesta del
auto de procesamiento seguida de la ulterior absolución o sobreseimiento del imputado; (c)
La prisión preventiva obedece a prueba ilegítimamente obtenida por la policía" (causas
"Rojo", LS 389-030 y "Valliz"del 15/04/2013)...”, entendiendo que, en el caso concreto, se
cumplían esos presupuestos...” (CC4, Expte. N° N°117.982/52.263, caratulados
“Tarqui…cit.”).

Expone el fallo que: “La posición del Dr. Pérez Hualde fue reiterada en los autos
n° 13-00557449-2/1, Blas Miguel Gómez en J° 148.629/50.432 Blas Miguel Gómez c/
Provincia de Mendoza p/ D.Y P. S/ INC. CAS., del 02/03/2017 y en la causa N° 13-
00555435-1/1, Aldeco, Esteban Javier, en J°148.590/50.989 Aldeco, Esteban Javier c/
Provincia de Mendoza s/ D. Y P. s/ INC., del 19/04/2018...” (CC4, Expte.
N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui…cit.”).

Luego, la Excma. Cuarta Cámara, a través del voto del ministro preopinante,
señala: “Por mi parte, como ya lo sostuve, considero que la mera absolución no convierte
automáticamente en ilegítima la prisión preventiva dispuesta en el curso del proceso, ni
implica el reconocimiento de la arbitrariedad del auto que la dispuso, criterio que ha sido
refrendado por este Cuerpo recientemente (Cuarta Cámara de Apelaciones en lo Civil,
Comercial, Minas, de Paz y Tributario, autos Nº 116.574/52.877 caratulados “Caron, Mario
Alejandro c/ Provincia de Mendoza p/ D. y P.”, sentencia del 21/05/2018)...”. “…Entiendo
que el deber de indemnizar solo se verifica cuando el error judicial o equivocación sufrida
no es de las que podamos llamar normales o explicables dentro del acontecer humano, sino
palmaria, evidente, inexplicable racionalmente y conducente a resultados absurdos y que,
además, no quepa solución a través de los recursos…” … “Este ha sido, por otra parte, el
criterio invariable de la CSJN ("Vignoni" de 1988, Fallos 311:1007; "Cejas" de 1991,
Fallos 314:1668; "Balda, Miguel” de 1995, Fallos 318:1990; "López, Juan", fallada
en 1998, Fallos 321:1712; "Rosa, Carlos", fallada en 1999, Fallos 323:2683; "Cura" de
2004, Fallos 327:1738; "Gerbaudo", Fallos 328:4175; "Lindoro ICSA" de 2005, Fallos
328:1466; "Pouler" de 2007, Fallos 330:2112; "Putallaz" de 2010, Fallos 333:273;
"Iacovone", fallado el 14/12/2010, Fallos 333:2538; “García, Julio Héctor” del 10/07/2012,
LL Online: AP/JUR/1920/2012, en los que dejó sentado que solo resulta admisible el
derecho a ser indemnizado cuando el auto de prisión preventiva se revela como
incuestionablemente infundado o arbitrario, exigiendo en algún caso, además, que el
Tribunal llamado a dictar sentencia definitiva declare la nulidad de la prisión preventiva y
de todo lo actuado con posterioridad (Iacovone), admitiendo, a partir de "Rosa", el derecho
a la indemnización por el exceso en la duración de la prisión preventiva, al encuadrar esa
responsabilidad en la actividad ilícita, irregular o anormal del Estado...” (CC4, Expte.
N° N°117.982/52.263, caratulados “Tarqui…cit.”).
Del fallo citado puede concluirse que cabe reconocer el deber resarcitorio del
estado, en aquellos casos de prisión preventiva en los que el imputado es sobreseído o
absuelto con posterioridad, fundado en una dilación indebida del procedimiento; en la
arbitrariedad manifiesta del auto de procesamiento o cuando la prisión preventiva ha sido
dictada sobre la base de prueba obtenida ilegítimamente.

Finalmente, no puedo dejar de tener presente que, como todo caso de


responsabilidad civil, deben presentarse cuatro presupuestos: a) antijuridicidad; b) relación
de causalidad; c) factor de atribución; d) daño.

En mérito a lo expuesto, cabe analizar las constancias de la causa, a la luz de los


lineamientos sentados precedentemente.-

III. b.- En esta tarea, corroboro que el actor basa su reclamo en la circunstancia de
haber sido aprehendido y permanecido en prisión como consecuencia de una actuación
policial irregular en el momento en que personal policial se disponía a perseguir a personas
que habían efectuado un asalto a mano armada a un kiosco.

Señala que de ninguna manera podría haber sido el actor uno de los sujetos
perseguidos en esa ocasión, y que fuera detenido en su domicilio, por entender que no tuvo
participación alguna en el hecho denunciado; a lo que aduna que la defensa técnica, a partir
de las testimoniales que se analizaron en sede penal, aportó datos concretos que permiten
individualizar a los verdaderos autores del hecho delictivo que se investiga. Indica que la
defensa velaba por el inmediato sobreseimiento y consiguiente recupero de la libertad de su
defendido.

Refiere que, en la sentencia de sobreseimiento, se tuvieron por acreditadas por las


pruebas obrantes en esos autos las circunstancias de modo, tiempo y lugar sobre el hecho en
cuestión, y de la misma manera resulta desvirtuada la participación de Teruel Bates en el
mismo hecho delictivo.

Señala en la demanda que el Tribunal (en sede penal) es quien reconoce el actuar
doloso de los agentes policiales, ya denunciado en la defensa técnica de Teruel a través de
un pedido de nulidad obrante a fs. 117/120 de los expedientes penales con fecha 1 de
noviembre de 2.013.

Menciona que en la sentencia dictada en sede penal se establece que en el acta de


procedimiento policial, los agentes actuantes aprehenden a Teruel al salir de la vivienda en
el lote 42 -el que menciona como primer accionar doloso- ; y que, sin embargo, los
testimonios en aquella causa señalan que el encartado fue detenido cuando se encontraba en
el interior de su vivienda (lote 45).

En mérito a lo que manifiesta y demás datos que brinda la parte actora, concluyen
que el Tribunal interviniente resolvió dictar el sobreseimiento de Emiliano Adrián Teruel
Bates del delito de robo agravado por el uso de arma apta para el disparo, conforme los arts.
351 y 353 inc. 1, del CPP, en base que el imputado no ha tenido participación alguna en el
ilícito investigado.
Concluye que fue el actuar de personal policial, el que, señala como doloso, y que
indujo a la totalidad de los órganos judiciales intervinientes en la instrucción de la causa
fundada exclusivamente en un relato falseado y volcado en el acta de procedimiento para
hacer figurar como autor de un delito a una persona que no tuvo participación alguna en el
hecho denunciado por las víctimas.

Del relato de la parte actora, transcripto aquí en alguna de sus partes, se concluye
que el reclamo se basa en atribuir al Estado la responsabilidad por falta del servicio al haber
el actor permanecido en prisión preventiva que alega de ilegítima, dictada sobre la base de
un acta de procedimiento que alega viciada (prueba obtenida ilegítimamente).

En efecto, expresamente menciona que “en esta demanda se les atribuye a los
funcionarios policiales que participaron en la instrucción del sumario conductas irregulares
de una gravedad tal que si no es calificada como dolosa por lo menos se encuadran en la
culpa grave y que por lo tanto se pretende sean analizadas por VE a los efectos de
determinar la existencia de responsabilidad en ellas” (sic) (fs.15).

A fin de poder determinar si cabe en autos responsabilizar al Gobierno de la


Provincia por los hechos que se relatan en la demanda, entiendo que primero debo
pronunciarme respecto de otro planteo que se realiza en la demanda.

En efecto, el actor plantea la falsedad del acta de procedimiento, en mérito a los


argumentos que expone.

Entiendo, en un todo de acuerdo con el dictamen de la Sra. Fiscal, que no


corresponde expedirse sobre la redargución de falsedad planteada en el escrito de demanda,
por los mismos argumentos del dictamen y que doy por reproducidos (fs. 115).

Cabe al respecto, citar los argumentos del fallo que en el dictamen se indica sobre
este aspecto -planteo de falsedad- y que puede aplicarse en el caso concreto.

El mismo expone que: “A diferencia de lo que ocurre con el error judicial, el


funcionamiento irregular no requiere un pronunciamiento previo sobre el error y no surge
necesariamente del desempeño de los jueces y magistrados, sino que incluye también al de
los funcionarios y empleados y otros auxiliares de la justicia, que individualmente o en
conjunto concurren a la defectuosa prestación del servicio” (CC1, Expte. N° 27876/53.931,
“Paz Arce, Diego c/ Estado de la Provincia de Mendoza p/ DyP”, 6/8/2.018).

Expresa el fallo que: “Desde el punto de vista jurídico, acepto que la querella o
incidente de falsedad son, en principio, los carriles idóneos e indispensables para impugnar
por falta de autenticidad un instrumento público del tipo de los que previamente he
considerado. Esto es así, porque la ley presume la autenticidad del instrumento considerado
en sí mismo y, por ello, la parte que lo esgrime está relevada de probar su autenticidad, en
aspectos del tenor de los que en autos se han puesto en tela de juicio. Rige en lo pertinente
el artículo 993 del C.C, que reza: “El instrumento público hace plena fe hasta que sea
argüido de falso, por acción civil o criminal, de la existencia material de los hechos, que el
oficial público hubiese anunciado como cumplidos por él mismo, o que hayan pasado en su
presencia” y, precisamente, son ejemplos de hechos que el oficial público ha realizado por
él mismo el lugar y fecha de otorgamiento del acto…” (CC1, Expte. N° 27876/53.931, “Paz
Arce…” cit.).

Continúa el fallo sosteniendo: “Ahora bien, puede suceder que, aunque no se haya
planteado la impugnación por las vías correspondientes, exista prueba idónea y confiable
que justifique, con certeza meridiana, la falsedad de un determinado instrumento. Eso es, a
mi juicio, lo que acontece en autos, en términos que me inclinan a hacer regir la doctrina
que sostiene que, en casos de este tipo, el magistrado no puede hacer caso omiso a lo que
los hechos dicen por sí mismos, teniendo por cierta una realidad que, a todas luces, es
falsa…” (CC1, Expte. N° 27876/53.931, “Paz Arce…” cit.).

En autos, entiendo que, si bien no cabe pronunciarse sobre el planteo de falsedad,


tal como dictamina el Ministerio Fiscal, el análisis de la causa penal venida en calidad de
AEV, en especial la sentencia de sobreseimiento de fs.221 y s.s, me llevan a dar razón al
actor respecto del modo en el cual fue aprehendido y que, como consecuencia de ello,
existió una falta de servicio del estado en el accionar policial, que lleva a responsabilizarlo.

A tal fin, tengo presente que a fs. 5 del AEV obra el acta de procedimiento que se
inició con motivo de la denuncia policial que se efectuara como consecuencia del robo a
mano armada al kiosco de la Sra. Lidia Quintina Pereyra González. A fs. 1/4 obran
declaraciones de testigos y denuncias sobre lo ocurrido.

A fs. 7/8 del AEV obra el acta de procedimiento policial en la cual consta el
procedimiento que realizó personal policial para aprehender a los sujetos sospechosos de
impetrar el asalto, y que es objeto del ataque de falsedad del actor.

A fs. 72 del AEV se dispuso el avocamiento a la causa. A fs. 74 del mismo


expediente se ordena la detención del actor, en fecha 19 de octubre de 2.019. a fs. 80 obra
un informe del Registro Nacional de Reincidencia en el cual se establece que el actor no
tiene antecedentes a informar en esta repartición.

A fs. 85 de la causa penal obra acta de imputación formal al actor, de fecha 20 de


octubre de 2.013, y a fs. 87 el acta de notificación de mantenimiento de detención del Sr.
Teruel.

A fs. 117 del AEV se presentan los Dres. Cruz y Di Renzo como defensores del
Sr. Emilio Teruel, y plantean la nulidad de todo el procedimiento penal, peticionan el
recupero de la libertad y el sobreseimiento, en mérito a los argumentos que exponen. El
planteo de nulidad fue rechazado en esa sede a fs. 125.

Luego de tramitarse la causa y de recibir las pruebas correspondientes, a fs.


203/205 la Fiscal de Instrucción se expide en el sentido de que corresponde el recupero de
la libertad del actor.
En este sentido sostiene: “Que, analizadas las constancias de la causa, se advierte
la sospecha que existía en un primer momento de la investigación sobre la participación
punible del encartado en el hecho que se investiga, han sido desvirtuados por probanzas que
se han ido reuniendo con posterioridad respecto el co-imputado en autos Emilio Adrián
Teruel Bate y/o Emiliano Adrián Teruel Bate…”. (fs. 203).

Luego describe las constancias de la causa en la que basa su pedido, y agrega:


“Así, con el devenir de la investigación entiende este Ministerio Público que ha quedado
clarificado que el encartado en cuestión no tuvo participación alguna en el hecho.” “De esta
manera se advierte que los motivos de sospecha que existieron en un principio para
imputarle a Emiliano Teruel Bates el ílicito de mentas, han sido desvirtuados por los dichos
de los testigos que se encontraban en el lugar, coherentemente con lo manifestado en la
declaración indagatoria por el encartado”. “Dichos que resultan claros y contundentes a la
hora de afirmar el denunciante que el encausado no ha tenido intervención en el hecho
investigado” (fs. 205 vta.).

Continua expresando: “Por lo expuesto, corresponde ordenar el recupero de la


libertad inmediata del imputado EMILIO ADRIAN TERUEL BATE y/o EMILIANO
ADRIAN TERUEL BATE… respecto del delito de Robo agravado por uso de arma de
fuego apta para el disparo (artículo 166 inc. 2° segundo párrafo del Código Penal), a tenor
de las previsiones del art. 292 inc. 3° del C.P.P., bajo las previsiones del art. 280 del
C.P.C….” (fs. 205 vta.).

La fecha de la resolución de la Fiscal de Instrucción es el 23 de enero de 2.014. En


la misma fecha, consta el acta de recupero de libertad del actor (fs. 206).

A fs. 208 del AEV la Sra. Fiscal de Instrucción solicita el sobreseimiento del actor,
en mérito a las consideraciones que expone, entre ellas, que el Sr. Teruel no tuvo
participación alguna en el ilícito.

A fs. 221/227 obra sentencia de sobreseimiento del accionante.

Al momento de analizar la prueba, el Magistrado, señala: “primeramente se


consigna en el acta de procedimiento policial que los actuantes aprehenden a Emiliano
Teruel al salir de la vivienda ubicada en el lote 42, lugar donde éste habría arrojado el
rodado en que se daban a la fuga del lugar de los hechos, tras arrojar el casco rojo que
utilizaba durante la persecución”. “Sin embargo, de los testimonios acompañados a fs.
151/152 vta., 156/157, 158/159, y 171 vta., se desprende que el encartado fue detenido
cuando se encontraba en el interior de su vivienda -la que se ubica en el lote 45 del
Asentamiento Pedregal-; lo cual resulta coincidente con el descargo del enrostrado a fs.
169/170”. También se hace referencia en la sentencia a la vestimenta del actor el día de la
aprehensión, la cual no era coincidente con la que llevaban puesta las personas que
participaron del ilícito (fs. 226 vta. AEV).

Indica la sentencia que eran concordantes los testimonios de testigos presenciales,


quienes vieron el ingreso de la motocicleta en el lote de Emiliano Teruel, en cuanto a que el
rodado era conducido por un sujeto distinto del imputado (fs. 226 vta. AEV).
Señala asimismo que en el acta se consigna que el casco que habría arrojado el
imputado Teruel Bate, según consta en el acta de procedimiento, siendo éste de color rojo
de marca “Guerrero Helmet”. Pero en su testimonio de fs. 158/159 se señala que el casco
rojo secuestrado le pertenece y fue sacado por los efectivos policiales en el interior de su
vivienda (fs. 227).

Concluye el Magistrado que “las consideraciones volcadas en los párrafos que


anteceden contribuyen a desvirtuar la presunta autoría del enrostrado en el suceso
considerado; siendo claros, precisos y concordantes los testimonios desincriminantes de los
testigos presenciales que se hallaban en el lugar en que Emiliano Teruel fue aprehendido
por personal policial, y coherentes con el descargo brindado por el enrostrado”. “Tampoco
corren agregados en autos otros elementos de crédito objetivos que permitan inducir a una
participación punible del sospechado en la conducta penalmente típica, que se le imputó en
su oportunidad, habiendo logrado resultados negativos en los reconocimientos en rueda de
personas practicadas…” (fs. 227 vta.).

Finalmente sostiene: “De la valoración probatoria previamente desarrollada, se


sigue con evidencia que, en los presentes obrados, el hoy encausado no ha tenido
participación alguna en el ilícito que se investiga, imponiéndose ordenar el sobreseimiento
del mismo de acuerdo a lo prescripto por los arts. 351, 353 inc. 1° y ccs. Del CPP, de
conformidad con lo solicitado por el Ministerio Público”, resolviendo en dicho sentido (fs.
227 vta.).

De los argumentos esgrimidos tanto por la Sra. Fiscal de Instrucción, como del
Juez de Garantías en su sentencia, puedo concluir que existió una falta de servicio del
Estado en la actuación policial al momento de aprehender al actor, y en las constancias del
acta de procedimiento que dieron origen a las actuaciones penales, de conformidad con los
fundamentos de derecho que se expusieron inicialmente. Esta falta de servicio surge en la
sentencia de sobreseimiento, de forma tal que lleva al Juez de Garantías a resolver
sobreseyendo al actor por no haber tenido participación en el hecho.

En mérito a los argumentos expuestos, cabe admitir la demanda contra el Gobierno


de la Provincia de Mendoza, con la extensión que surge del capítulo siguiente. -

IV.- Daños.

IV. a.- Incapacidad sobreviniente.

De la lectura integral del reclamo que se realiza bajo el título “daño psíquico” en la
demanda, y en los alegatos, puedo concluir que lo que está peticionando el actor por este
rubro es la incapacidad sobreviniente.

A tal fin, tengo presente que el art. 1.746, “establece pautas para la fijación del
resarcimiento mediante la utilización de criterios matemáticos que, partiendo de los
ingresos acreditados por la víctima (y/o de la valuación de las tareas no remuneradas, pero
económicamente mensurables, que ella llevaba a cabo y se vio total o parcialmente
imposibilitada de continuar desarrollando en el futuro), y computando sus posibilidades de
incrementos futuros, lleguen a una suma tal que, invertida en alguna actividad productiva,
permita a la víctima obtener mensualmente (entre ese mar-gen de beneficios y el retiro de
una porción del capital) una cantidad equivalente a aquellos ingresos frustrados por el
hecho ilícito, de modo tal que ese capital se agote al término del período de vida
económicamente activa que restaba al damnificado” (CC3, expediente N° 8.412/51.685,
“Funes Roxana Mabel y ots. c/ Marti, Antonio Luis y Ots. p/ Daños y Perjuicios”,
26/7/2.016).

Sin perjuicio de lo expuesto, y sin desconocer que hay posturas que sostienen que
la cuantificación de la incapacidad debe efectuarse exclusivamente sobre la base de una
fórmula matemática, entiendo que el art. 1.746 debe interpretarse a la luz del principio de
reparación plena, principio rector en materia de daños previsto no sólo en el Código Civil
de Vélez Sarfield (arts. 1.068, 1.069, 1.077, 1.079, 1.109 y ccs), sino también en el Código
Civil y Comercial (art. 1740).

Por ello, y siguiendo el criterio de la doctrina y jurisprudencia que en este sentido


se ha pronunciado, juzgo que las pautas matemáticas que establece el Código Civil y
Comercial, no pueden traducirse sin más en el monto a indemnizar, debiendo tomarse como
una guía a partir del cual el juez puede y debe realizar las correcciones necesarias
atendiendo a las particularidades del caso concreto (Pizarro-Vallespinos, Instituciones de
Derecho Privado - Obligaciones, t. 4, p. 318).

En este sentido, prestigiosa doctrina ha sostenido que: “...si bien la redacción de la


norma podría dar margen a otra interpretación, no está sindicada como la única modalidad
de cuantificación, manteniendo vigor los criterios interpretativos que confieren al razonable
arbitrio judicial la función correctora por excelencia para cuantificar los daños... En
definitiva, para evaluar el resarcimiento no es necesario recurrir a criterios matemáticos ni
tampoco son aplicables los porcentajes fijados por la Ley de Accidentes del Trabajo,
aunque puedan resultar útiles para pautas de referencia, sino que deben tenerse en cuenta
las circunstancias personales del damnificado, la gravedad de las secuelas, los efectos que
éstas puedan tener en la vida laboral y de relación. Ello significa que las fórmulas
matemáticas no constituyen la única ni autónoma fuente de cuantificaciones, ya que en
todos los casos debe actuar el prudente arbitrio (que no es arbitrariedad) judicial...”
(Galdós, Jorge Mario en comentario al art. 1746, Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Lorenzetti, Ricardo L. (dir.) -De Loren-zo, Miguel F.- Lorenzetti, Pablo
(coords.)t. VIII, edit. Rubinzal Culzoni, Sta. Fe, 2.015, p. 527).

En el mismo lineamiento algunos fallos de Alzada han expresado que: “las pautas
de cálculo delineadas por el nuevo ordenamiento, ceñidas a datos estrictos, constituyen una
guía orientadora a tener en cuenta por el juzgador, pero no una obligación de limitarse al
otorgamiento del número que constituya su resultado; “lo deben guiar hacia el umbral, a
partir del cual el juez puede y debe realizar las correcciones necesarias atendiendo a las
particularidades del caso concreto” (Ver: CC4°, autos N° 219.678/51.202, caratulados
“Villalobos, Nidia Angelica Y Ots. C/Cobarrubia Monti-vera, Ana Paola Y Ots. p/ D. Y P.
(Accidente de tránsito)”, 14/09/2015; CC1°, autos Nº 250.331/52.095, caratulados “Cejas
Alvarez Shirley Betsabe C/ Buccheri Marcelo Fabio Y Ot. P/ D. Y P.”,19/08/2016 y CC5°,
Expte. N° 120.268 / 51.872 “Catapano Gili, Andrés C/ Carrefour Argentina S.A, Inc S.A P/
Daños Y Perjuicios”, 23/08/2016).

A lo anterior agrego que el art. 90 inc. 7 del C.P.C. permite al Juzgador,


cuantificar en forma prudencial los daños reclamados. En estos supuestos, donde se trata de
una deuda de valor y no dineraria, se hace relevante fijar un monto indemnizatorio que
repare en forma integral a la víctima, debiendo el juzgador determinar el valor real al
momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de la deuda (art. 772 CCCN).

Asimismo, no puedo dejar de considerar al momento de la cuantificación del daño,


la realidad económica que viene atravesando el país en los últimos años por el proceso
inflacionario creciente. Se ha sostenido en este sentido que: “…dichas deudas de valor no
solo cobran importancia en su época de determinación o cuantificación sino principalmente
cuando nos encontramos frente a una inestabilidad financiera y económica por la realidad
que vive el país, por lo que dicho artículo constituye la esencia por la cual el juez debe
velar por cuantificar a valores actualizados” (CC3, Expte. Nº 46.621/51.372, caratulados
“Campos Aníbal Alberto y ot. PSHM c/ Leo-poldo Caparros y Ots. p/ D. y P.”,
26/7/2.016).

En cuanto a los montos a otorgar, no desconozco posturas jurisprudenciales que


han sostenido que la suma que se reclame en la demanda y no sea elevada en los alegatos
fija el techo posible del resarcimiento, no solo por principio de congruencia sino por
imperio de justicia rogada, aun cuando en la pieza inicial se haya sujetado dicho quantum a
“lo que en mas o en menos resulte de la prueba a rendirse y el arbitrio judicial” (CC3, autos
N° 34.930 – 216.291 caratulados “Lucero, Diego Eduardo y otros c/ Carabajal Núñez,
Rubén Alberto y otros p/ daños y perjuicios”, 15/4/2.015),

No obstante ello, entiendo que fallar a valores actuales no viola el principio de


congruencia, a tenor de lo prescripto por el art. 772 CCCN, y lo resuelto por Nuestro
Máximo Tribunal Provincial en un fallo reciente.

Así, la SCJMza, sostuvo: “…mal puede afirmarse entonces que el otorgamiento de


una suma mayor a la solicitada en la demanda pueda afectar el principio de congruencia,
máxime tratándose de una acción de daños y perjuicios donde la cuestión de la
cuantificación no es meramente matemática y el monto original demandado es sólo
estimativo, sujeto a las pruebas rendidas y a la discrecionalidad del Tribunal ejercida dentro
de los límites de la razonabilidad. Conforme con lo expuesto, no advierto de qué modo la
cuantificación del rubro de incapacidad efectuado de acuerdo con las pruebas rendidas y
teniendo en consideración las circunstancias particulares del caso, pueda afectar el derecho
de defensa de la contraria, por el sólo hecho que el monto de condena resulte mayor al
originalmente demandado” (SCJMza, Sala 1, causa n° 13-00506081-2/2, caratulada:
“Sánchez Claudia A. Y Ot. Ambos Por Si Y Pshm Y Ots. En J° 216529/50731 Hertlein
Gustavo A. Y Ot. Ambos Por Si Y P.S.H.M., Martina A., Kevin G. Y Melanie S. C/
Autotransportes Andesmar S.A. Y Ot. S/ D. Y P. (Accidente De Tránsito) P/ Rec.Ext.De
Inconstit-Casación”-, 30/08/2016).
En mérito a los fundamentos vertidos cabe concluir que la evaluación del impacto
vital que el hecho ha producido en la víctima debe meritarse considerando las condiciones
personales de la víctima, así como también sus condiciones económicas, sociales, lo que
resulte de los diagnósticos médicos, y los datos objetivos que surjan de las pautas
matemáticas brindadas por la ley.

Aplicando los lineamientos expuestos al caso concreto, analizaré el reclamo


efectuado por el actor.

Sostiene el actor en la demanda, que se peticiona en este rubro por los daños
patrimoniales sufridos ya que las secuelas psíquicas que padece Teruel, genera una
incapacidad de tipo laboral de importantísimas dimensiones. Agrega que difícilmente pueda
pasar el Sr. Teruel un examen preocupacional, por los motivos que expone.

En sus alegatos señala el accionante que, como resultado inmediato del evento
trágico descripto en la demanda, ha sufrido una merma de sus facultades psicológicas todo
lo cual le ha provocado una limitación importantísima para realizar normales actividades, y
realizar tareas en relación de dependencia.

En el análisis de las pruebas constato que el perito médico psiquiatra, luego de


entrevistar al Sr. Teruel, y explicar sus antecedentes personales, su vida laboral y relaciones
interpersonales, a lo que me remito (fs. 65 vta.).

Respecto al aspecto laboral, sostiene el perito que el accionante “actualmente


mantiene una incertidumbre real acerca de su futuro laboral debido a que no podría superar
un examen preocupacional y está de mal humor y ansioso por no poder rendir al 100%
como está acostumbrado” (fs. 66).

Estima una incapacidad laborativa parcial y permanente de 29% por una reacción
vivencial anormal grado III, ya que esta ley dice que para el grado III debe haber
“…acentuación de los rasgos de personalidad de base y presentar alteraciones del
pensamiento, la concentración o la memoria…” (fs. 66).

Luego, expone consideraciones psiquiátrico legales, entre las que señala: “…se
estima que el examinado, desde la óptica psiquiátrico legal y con una relación causal
respecto a las circunstancias ya referidas, padece manifestaciones psíquicas y somáticas
resultantes de una disfunción social y civil derivada de una acusación y posterior
encarcelamiento, eventualidad que ha dejado en el mismo una impronta psicopatológica
grave, estructurada sobre rasgos de personalidad preexistentes” (fs. 67).

De la prueba analizada, y de las circunstancias que rodearon la causa, las cuales


surgen del AEV penal, puedo tener por acreditado que el actor presenta la incapacidad que
reclama.
A fin de cuantificar el rubro, tengo en cuenta la edad del Sr. Teruel, según se
desprende de la fecha de nacimiento obrante a fs. 11 del AEV penal: 25/03/91 al momento
de la presente sentencia -27 años-, la cual será considerada para la cuantificación.

Tengo presente también que, conforme el oficio proveniente de la Dirección de


Antecedentes Judiciales, el actor no se encuentra identificado en dichos registros, y no
registra medidas privativas de la libertad (fs. 86), lo que, a los fines de poder conseguir
empleo, no tiene antecedentes del caso que lo puedan perjudicar.

Finalmente, y a fin de efectuar un cálculo actualizado de la indemnización, tengo


en consideración que no obra en la causa datos concretos de la labor desempeñada por el
accionante, por lo que, al determinarse el valor del rubro a la fecha de la presente sentencia,
cabe tomar en cuenta el salario mínimo vital y móvil a ésta fecha, conforme Resolución
(CNEPSMVM) 3/2018, en $11.300. En cuanto a la incapacidad otorgada por el perito,
tomaré en este rubro la incapacidad laboral del 29%.

Sobre estos pilares, tomo como pauta la fórmula Vuotto.

C = a * (1 - Vn) * 1 / i * % incapacidad

C: es el capital a percibir;

a: es la sumatoria de las remuneraciones percibidas durante el año anterior al


accidente o daño sufrido por el trabajador (se consideran trece (13) sueldos, incluyendo el
S.A.C.;

Vn = Es el coeficiente financiero del valor actual 1 / (1+i)n

i: la tasa de interés anual, que para este caso es de 0,06 (6%);

n: es la cantidad de años restantes hasta el límite de vida útil de 65 años.

Indemnización resultante:

C = 146900 x (1 - 0.109239) x 1/0.06 x 0.29

C = $ 632.581,65

Verificados entonces como han sido los daños sufridos y sus secuelas,
estimativamente generadoras de una incapacidad parcial del veintinueve por ciento (29%);
valoro es razonable fijar como monto de indemnización la suma de PESOS QUINIENTOS
MIL ($500.000), la que se estima a la fecha de la presente resolución, suma a la que deberá
agregarse los intereses tasa pura desde la fecha del hecho, hasta la fecha de la sentencia, de
la siguiente manera: 5% anual -Ley 4.087- hasta el 1/1/2.018. Desde esa fecha, y dado el
vacío legal en virtud de la derogación de la Ley 4.087 por la Ley 9.041, cabe aplicar el 5%
anual hasta la fecha de la sentencia, y, a partir de ésta, el interés previsto en la Ley 9.041
hasta el efectivo pago.-

IV. b.- Daño inmaterial.

En el análisis del presente rubro, hago presente inicialmente que el mismo se trata
de una obligación de valor. De tal modo, corresponde cuantificar estas consecuencias
dañosas al valor real al momento de la sentencia, y en función de lo dispuesto por el art.
772 del CCyC.

En segundo lugar, recuerdo que el daño moral es la lesión sufrida por una persona
en sus derechos extrapatrimoniales, tiene naturaleza eminentemente subjetiva e importa una
lesión a afecciones legítimas como ser la paz, la tranquilidad de espíritu, el honor, la
integridad física, las afecciones familiares, etc.

Para establecer la indemnización pecuniaria por daño moral deben considerarse las
consecuencia psíquicas y morales que el hecho haya producido en la víctima como: los
sufrimientos, angustias, expectativas frustradas, etc., pero sin que dicha indemnización sea
una fuente de un enriquecimiento injusto.

Reafirmada en la actualidad la naturaleza “resarcitoria” que el rubro conlleva,


suscribo la posición de quienes entienden que la reparación pecuniaria de sufrimientos
físicos y de padecimientos espirituales tiene su fundamento en la obtención de una
satisfacción compensatoria del dolor íntimo experimentado a raíz del siniestro. La
reparación estará por tanto en estos casos, ordenada a asegurar la obtención de
gratificaciones sustitutivas de los bienes perdidos, en cuanto fuente de gozo, alegría, u otros
bienes estimables en la esfera psicofísica (Iribarne, H.P., De los daños a las personas, Ediar,
Bs. As., pág. 162).

Este es, por lo demás, el criterio consagrado en el Código Civil y Comercial que,
en el art. 1.741 señala en la parte que aquí interesa que: “El monto de la indemnización
debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden
procurar las sumas reconocidas”.

En este sentido, nuestro Máximo Tribunal Nacional ha sostenido: “El dolor


humano es apreciable y la tarea del juez es realizar la justicia humana; no se trata de una
especulación ilícita con los sentimientos sino de darle a la víctima la posibilidad de
procurarse satisfacciones equivalentes a lo que ha perdido. Aun cuando el dinero sea un
factor muy inadecuado de reparación, puede procurar algunas satisfacciones de orden
moral, susceptibles, en cierto grado, de reemplazar en el patrimonio moral el valor que del
mismo ha desaparecido. Se trata de compensar, en la medida posible, un daño consumado.
El dinero es un medio de obtener satisfacción, goces y distracciones para restablecer el
equilibrio en los bienes extrapatrimoniales.”

Y sobre su cuantificación específicamente dice: "La evaluación del perjuicio moral


es tarea delicada, pues no se puede pretender dar un equivalente y reponer las cosas a su
estado anterior, como en principio debe hacerse de acuerdo al art. 1083 del Cód. Civil. El
dinero no cumple una función valorativa exacta, el dolor no puede medirse o tasarse, sino
que se trata solamente de dar algunos medios de satisfacción, lo cual no es igual a la
equivalencia. Empero, la dificultad en calcular los dolores no impide apreciarlos en su
intensidad y grado por lo que cabe sostener que es posible justipreciar la satisfacción que
procede para resarcir dentro de lo humanamente posible, las angustias, inquietudes, miedos,
padecimientos y tristeza propios de la situación vivida (CS, Baeza, Silvia Ofelia c.
Provincia de Buenos Aires y otros, 12/04/2011, LA LEY 12/05/2011, 5 LA LEY, 2011-C,
218 LA LEY, 30/05/2011, 11 con nota de Alejandro Dalmacio Andrada; Juan Manuel
Prevot LA LEY, 2011-C, 393 con nota de Alejandro Dalmacio Andrada; Juan Manuel
Prevot Sup. Adm. 2011 (junio), 62 DJ 22/06/2011, 41 RCyS 2011VII, 53 con nota de Félix
A. Trigo Represas RCyS 2011XII, 261 LLP 2011 (septiembre); Fallos Corte: 334:376:
AR/JUR/11800/2011).

De este modo la víctima podrá con la suma de dinero equivalente utilizarla en


adquirir diversos bienes, o realizar actividades, que le proporcionen gozo, satisfacciones,
esparcimiento, mejorar su calidad de vida o que, de cualquier otro modo, que le permitan
mitigar su angustia o dolor, o la alteración en su equilibrio espiritual.

Aplicando los lineamientos vertidos al caso que me ocupa, considero conforme las
constancias de la causa, que cabe admitir la pretensión por el presente rubro.

En efecto, tengo en cuenta que el hecho de haber permanecido en prisión por el


lapso de cuatro meses aproximadamente, por un delito que no cometió y por el cual fue
sobreseído, causa un desequilibrio en su faz espiritual merecedor de resarcimiento. El perito
a fs. 65 vta. señala que el actor tuvo que soportar la problemática familiar relacionada a la
acusación y la estigmatización social, teniendo sentimientos de vergüenza, minusvalía y
frustración. Refiere también el experto que durante los tres meses que estuvo preso, el Sr.
Teruel tuvo que presenciar suicidios, homicidios y peleas entre los internos, soportar el mal
trato de los guardias y el encierro injustificado, entre otras cosas (fs. 65).

Por estas razones, valoro su procedencia en la suma de PESOS DOSCIENTOS


CINCUENTA MIL ($ 250.000), la que se estima a la fecha de la presente resolución, suma
a la que deberá agregarse los intereses tasa pura desde la fecha del hecho, hasta la fecha de
la sentencia, de la siguiente manera: 5% anual -Ley 4.087- hasta el 1/1/2.018. Desde esa
fecha, y dado el vacío legal en virtud de la derogación de la Ley 4.087 por la Ley 9.041,
cabe aplicar el 5% anual hasta la fecha de la sentencia, y, a partir de ésta, el interés previsto
en la Ley 9.041 hasta el efectivo pago.-

V.- Costas.

Atento a como se resuelve la cuestión, cabe imponer las costas a la parte demandada
por resultar vencida (arts. 35 y 36 C.P.C.CyT).-

En virtud de lo expuesto, normas y jurisprudencia citadas,

RESUELVO:
I.- Rechazar la defensa de prescripción opuesta por la parte demandada, por los
fundamentos expuestos en los considerandos. -

II.- Hacer lugar a la demanda incoada por el Sr. Emiliano Teruel Bates, en contra
del Gobierno de la Provincia de Mendoza, y en consecuencia, condenar a la demandada a
abonar al actor, en el término de DIEZ DIAS de ejecutoriada la presente, la suma de
PESOS SETECIENTOS CINCUENTA MIL ($750.000), con más los intereses
determinados en los considerandos precedentes. -

III.- Imponer las costas a la parte demandada por resultar vencida (arts. 35 y 36
C.P.C.CyT).-

IV.- Regular los honorarios profesionales, de los Dres. MIGUEL DI RENZO en


la suma de PESOS SETENTA Y CINCO MIL ($75.000), CRISTIAN R. CRUZ en la suma
de PESOS TREINTA MIL ($30.000), MARIO DANTE ARANITI en la suma de PESOS
VEINTIUN MIL ($21.000), MARCELA E. BERRIOS en la suma de PESOS DIEZ MIL
QUINIENTOS ($10.500), SEBASTIÁN GUTIERREZ en la suma de PESOS VEINTIUN
MIL ($21.000), FABIAN BUSTOS LAGOS en la suma de PESOS DIEZ MIL
QUINIENTOS ($10.500), MARCELA PIMENIDES en la suma de PESOS VEINTIUN
MIL ($21.000), conforme a su efectiva actuación en autos, más I.V.A en caso que
corresponda, a la fecha y sin perjuicio de los complementos que correspondan (arts.
2,3,4,31 y cc. LA 9.131).-

V.- Regular los honorarios profesionales correspondientes al perito médico


psiquiatra JUAN PABLO IMMERSO en la suma de PESOS TREINTA MIL ($30.000),por
su labor en autos, más I.V.A y aportes de ley en caso que corresponda, y sin perjuicio de los
intereses que pudieran corresponder (art. 184 C.P.C.CyT).-

REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE.- Firmado:

DRA. GRACIELA SIMON


Juez

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