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01 Enfoques teóricos de los

estudios estratégicos
Javier Jordán

Contenido

\ Introducción
\ El realismo clásico
\ El realismo estructural de Kenneth N. Waltz
\ El realismo defensivo
\ El realismo ofensivo
\ El realismo neoclásico
\ Liberalismo comercial e interdependencia compleja
\ La paz democrática
\ El institucionalismo neoliberal
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Introducción
Los estudios estratégicos necesitan de teorías que doten de sentido a los fragmentos

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


inconexos de información que a menudo nos proporciona la realidad, que expliquen o
 
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enorme variedad de hechos concretos en un número pequeño de propuestas y asunciones
conceptuales.

En este capítulo se exponen dos de los principales enfoques teóricos de las relaciones
internacionales –el realismo y el liberalismo–, prestando atención a aquellos aspectos que
guardan una relación estrecha con los estudios estratégicos. Para el estudio de la tradición
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realismo estructural (o neorrealismo), realismo defensivo, realismo ofensivo y realismo
neoclásico. Del liberalismo se han seleccionado tres teorías que enriquecen el análisis
sobre la amenaza y empleo de la fuerza en las relaciones entre Estados: el liberalismo co-
mercial, la paz democrática y el institucionalismo neoliberal.

El realismo clásico
La tradición realista constituye el enfoque mayoritario de los estudios estratégicos. Es
posible atisbar sus antecedentes históricos en autores clásicos como Sun Tzu, Tucídides,
Maquiavelo y Hobbes. Sin embargo, la aplicación del término «realista» en el análisis de
las relaciones internacionales tuvo lugar pocos meses antes de la Segunda Guerra Mundial,
cuando Edward Hallett Carr, profesor en la Universidad de Aberystwyth (la cuna de los
estudios sobre política internacional), dividió a los estudiosos de la disciplina en dos es-
cuelas: realistas y utópicos. Según Carr, la corriente realista aspiraría a describir y explicar
la realidad tal como es, no como debería ser, sin entrar en valoraciones morales.

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dominante, siendo Hans Morgenthau el máximo exponente de lo que más tarde se ha dado
en llamar el realismo clásico. Entre los trabajos de Morgenthau destaca su libro Politics
among Nations: The Struggle for Power and Peace, publicado en 1948.

A la hora de explicar la política internacional, el realismo clásico presta atención a


tres niveles de análisis (que algunos años después Kenneth N. Waltz denominará las tres
imágenes de las relaciones internacionales): es decir, el nivel del individuo (las élites que
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ansia de poder a la esfera internacional) y el sistema internacional. La característica más
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reseñable de este último es la anarquía, ya que la ausencia de autoridad mundial, que acote
la ambición y agresividad de los Estados, deja el camino abierto a la competencia a ultran-
za entre éstos.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

De los tres niveles de análisis (el individuo, el Estado y el sistema internacional),


Morgenthau concede mayor relevancia al primero. El carácter permanente y universal de
la naturaleza humana, con su animus dominandi+

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cios, ayuda a entender el comportamiento internacional –pasado, presente o futuro– de los
Estados pensando como lo harían sus respectivos gobernantes. En palabras de Morgenthau
(2006: 5): Nos ponemos en el lugar de un estadista que se enfrenta a un determinado
problema de política exterior en unas circunstancias concretas, y nos preguntamos qué
alternativas racionales tiene, cuál debe elegir y cómo debe afrontar el problema en esas
circunstancias (presumiendo siempre que actúa de manera racional) [...]. Contrastar esa

        
             

los acontecimientos de la política internacional.

El planteamiento de Morgenthau tiene un carácter general. Obviamente, los prejui-


cios, la personalidad, las preferencias subjetivas, los errores de apreciación o los dictados
del control democrático pueden afectar al cálculo racional del estadista. Al mismo tiempo,
la falta de apoyo popular puede limitar las opciones de un gobierno cuando trata de mo-
vilizar los recursos necesarios para alcanzar los objetivos de la política exterior. Pero lo
importante es la relación directa –aunque mediada por el grupo político o el Estado– que
Morgenthau establece entre el egoísmo y el ansia de poder, fuertemente enraizados en los
individuos, y la conducta de los Estados en la esfera internacional. Desde esta perspectiva,

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vidad variarían en función de la compatibilidad de intereses, de la mayor o menor agre-
sividad de sus dirigentes y de las características de los sistemas políticos de los Estados,
especialmente de las grandes potencias.
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Cuadro 1. Principios comunes de la tradición realista

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


Las diversas corrientes realistas comparten cuatro presupuestos básicos:

 Importancia del grupo. Desde épocas remotas, los seres humanos se


 
  
     
 
  


La política tiene lugar entre colectivos, tanto en el plano doméstico como en
     
 
 

   
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las interacciones entre otros tipos de colectividades.

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estructuras sociales e instituciones.

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El realismo estructural de Kenneth N. Waltz


En 1979, Theory of International Politics, del norteamericano Kenneth N. Waltz, se
convirtió en la nueva obra de referencia del enfoque realista, iniciando la corriente conoci-
da como neorrealismo o realismo estructural.

El propósito de Waltz consistía en desarrollar una teoría parsimoniosa (es decir, sen-
cilla, capaz de explicar un fenómeno complejo con un número reducido de proposiciones)
sobre la política internacional. Para ello, Waltz limita su atención a la tercera imagen: la
estructura del sistema internacional y los resultados que de ella se derivan (por ejemplo, la
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ideología, el tipo de régimen político, la ambición de sus líderes, la racionalidad o irracio-
nalidad de éstos, etc.), pero los deja al margen de su teoría por dos razones:
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comportamiento exterior de los Estados que sus particularidades internas.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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de un modelo explicativo. Para elaborar una teoría es preciso abstraerse de la
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explicaciones y predicciones generales.
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ca exterior de un determinado país o una intervención militar concreta, ya que en ese caso
resultaría imprescindible descender al nivel de las unidades, tal como hace en la actualidad
el realismo neoclásico (que veremos un poco más adelante). Lo que él propone es una teo-
ría general sobre la política internacional.

Waltz (2010: 88-99) entiende el sistema internacional como una estructura compuesta por
unidades que interactúan entre sí y que posee los siguientes principios:

a) Principio de ordenación (puede ser anárquico o jerárquico).

b) Carácter de las unidades (funcionalmente similares o diferenciadas).

c) Distribución de capacidades.

Según Waltz, las dos primeras características del sistema son constantes. La inexis-
tencia de una autoridad política efectiva a escala internacional da lugar a la anarquía, y
ésta, unida a la búsqueda egoísta del interés nacional y al principio de autotutela, lleva a
que los Estados se comporten como unidades funcionalmente similares (es decir, ninguno
se especializa en una función concreta, como sí sucede en otros sistemas, por ejemplo, en
los componentes del hardware de un ordenador). Ninguno quiere ser dependiente de los
demás y por ello evita la especialización de funciones. El único aspecto del sistema que va-
ría es la distribución de capacidades materiales (actuales y potenciales). El poder de los Es-
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El modelo de Waltz se centra en la política de las grandes potencias porque son las que
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mas multipolares, bipolares y unipolares). La consideración de gran potencia depende del
poder agregado del país; es decir, de la suma de su tamaño físico, población, dotación de
recursos, fuerza militar, estabilidad política y competencia. Waltz (2010: 93-95) reconoce
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caso de que alcanzaran una relevancia similar a la de las grandes potencias.
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Por tanto, la distribución de capacidades materiales constituye la variable indepen-
diente del modelo, mientras que la variable dependiente es la estrategia adaptativa que si-
guen los Estados para garantizar su supervivencia. Waltz destaca dos posibles estrategias:

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


 Equilibrio de poderŠ 
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trapesar la fuerza creciente de otro Estado o bloque de Estados. Los medios utilizados pue-
den ser internos (aumento de la capacidad económica, militar, etc.) o externos (creación de
alianzas, debilitamiento de las coaliciones contrarias, etc.). Según Kenneth N. Waltz, para
que se produzca el equilibrio de poder sólo es necesario que exista un sistema de autotutela
con dos o más unidades. Es decir, anarquía y unidades que quieran sobrevivir.

 Emulación; los Estados tienden a imitar o a innovar frente a las prácticas exitosas de
otros. Un actor puede hacer caso omiso de las presiones externas (por ejemplo, no contra-
pesar a una potencia regional con aspiraciones hegemónicas), pero pagará un precio por
ello. La competición potencia la similitud de atributos y conductas entre los actores del
sistema. Se produce una socialización que genera de manera espontánea e informal normas
de comportamiento. Se seleccionan las conductas por sus consecuencias, favoreciendo las
premiadas y evitando las que llevan al fracaso.

La gran diferencia entre el realismo clásico y el neorrealismo radica en la explicación


de la conducta de los Estados, en especial de las grandes potencias. Mientras que para el
realismo clásico el comportamiento estatal obedece sobre todo a factores internos (por
ejemplo, una ideología revolucionaria o expansionista, la ambición de ciertos líderes, etc.),
para el neorrealismo la principal explicación se encuentra en los condicionantes que impo-
ne la estructura del sistema internacional. Según Waltz (1986: 343), cada Estado pone en
marcha una política o decide ciertas acciones de acuerdo con sus propios procesos inter-
  
      
  
 
    
    
por las interacciones entre ellos. Al mismo tiempo, Waltz reconoce que la teoría sistémica
no permite predecir cómo reaccionará un Estado concreto. Para ello sí que resulta necesa-
rio conocer sus características internas.

En el sistema internacional, los acontecimientos son consecuencia de algo más que la


suma de las acciones de distintas unidades. El sistema es complejo y no lineal, el resultado
de determinadas acciones puede ser diferente e incluso contrario a las intenciones preten-
didas. Existe un espacio entre lo que los Estados quieren y lo que realmente consiguen; de
modo que algunos sucesos profundamente negativos como la guerra pueden tener lugar
a pesar de que los actores implicados procuren sinceramente evitarlos. A diferencia del
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secuencia de la agresividad, megalomanía o maldad de los dirigentes políticos, sino de la
naturaleza, en ocasiones trágica, del propio sistema internacional (Spirtas, 1996: 387-400).
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Cuadro 2. Las tres imágenes de la política internacional y las
causas de la guerra
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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cada una de ellas el origen de la guerra estaría en:

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pretenda ocupar.

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No obstante, Waltz se distancia de la visión excesivamente pesimista que ofrece el


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des potencias no se encuentran en una situación de temor mutuo permanente, sino que
dirigen mayoritariamente su atención a cuestiones ajenas a la seguridad, y aceptan vivir
con un nivel de seguridad relativamente moderado. En opinión de Waltz (1989: 40), los
Estados sólo persiguen una cantidad «apropiada» de poder, habida cuenta de sus necesida-
des de seguridad.

Por último, Waltz sostiene que la sencillez de su modelo le permite realizar prediccio-
nes generales sobre tendencias del sistema que se repiten en diferentes épocas y lugares.
A saber:

 Los sistemas multipolares son menos estables y, por tanto, más proclives a la
guerra que los bipolares.

 La interdependencia es menor en la bipolaridad que en la multipolaridad.

 Es muy improbable, o incluso imposible, que un Estado alcance la hegemonía


absoluta ya que el resto de Estados tratarán de contrapesarlo.
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Las aportaciones de Waltz marcaron una nueva dirección al enfoque realista y, a la
vez, recibieron numerosas críticas desde dentro y fuera del propio realismo. Según algu-
nos autores (Buzan, Jones & Little, 1993), el enfoque sistémico de Waltz es incapaz de

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


explicar cómo se producen los cambios en el sistema internacional, ya que su exclusión
de la segunda imagen haría difícil entender por qué un determinado Estado pretendería
alterar el statu quo poniendo en peligro su propia seguridad y la del resto, en contra de la
premisa fundamental de la búsqueda de la supervivencia (Schweller, 1996). Por otra parte,
la teoría de Waltz sólo permite hacer predicciones demasiado generales sobre la conducta
de los Estados (Keohane, 1986); por lo que no se puede considerar como una auténtica
teoría de la política internacional, pues no aborda de manera explícita la mayor parte de los
fenómenos que tienen lugar en ella (Wohlforth, 2010). Pero, a pesar de esas carencias, la
aportación de Waltz se ha convertido en el punto de partida de otros trabajos realistas que
han tratado de enriquecer su propuesta teórica, entre ellos los pertenecientes al realismo
defensivo y al ofensivo.

Ideas clave

 Para el realismo clásico, la política internacional se encuentra marcada


      
   
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diante el cálculo racional de sus acciones.

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dicionado en gran medida por las presiones del sistema internacional.

El realismo defensivo
El realismo defensivo, también denominado realismo estructural defensivo, asume la
perspectiva sistémica de Waltz pero añade dos elementos diferenciadores:

En primer lugar, el realismo defensivo vuelve al planteamiento de Morgenthau y


recupera el cálculo racional de los decisores políticos. Aunque Waltz admitía la existencia
de múltiples micromotivos
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su modelo por las razones ya expuestas, excluyendo también el principio de racionalidad.

En segundo lugar, el realismo defensivo introduce el equilibrio ofensiva-defensiva en


la explicación del comportamiento de los Estados. Se trata de una variable agregada, que

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cas, tecnologías al servicio de estrategias defensivas u ofensivas, existencia o inexistencia

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militar a gran distancia, etc.
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Los realistas defensivos reconocen que la anarquía motiva que los Estados traten de
garantizar su seguridad, pero sostienen que el equilibrio entre ofensiva y defensiva afecta
sustancialmente al nivel de competitividad a la hora de alcanzar dicha meta. Cuando la
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

tecnología, la geografía y otros factores convierten la conquista en una opción atractiva


y factible, la seguridad de los Estados disminuye, la cooperación resulta más ardua, y se

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A partir de estas dos contribuciones al modelo teórico de Waltz (elección racional y


equilibrio ofensiva-defensiva), el realismo defensivo propone lo siguiente:

 La estrategia más adecuada para alcanzar la seguridad es una política militar defensi-
va, particularmente cuando el equilibrio ofensiva-defensiva se inclina a favor de esta últi-
ma. Los Estados pueden defender su territorio sin amenazarse unos a otros y sin incurrir en
costes económicos innecesarios, al tiempo que transmiten el mensaje de que no albergan
intenciones hostiles hacia otros Estados partidarios del statu quo.

 Al combinar la elección racional con la variable ofensiva-defensiva, el realismo de-


fensivo predice que, en una situación que favorezca la defensa, los Estados apoyarán el
mantenimiento del statu quo. Pocas veces existirían condiciones estructurales que obli-
guen a la expansión, y, en caso de que así fuese, el equilibrio de poder tratará de frenar las
aspiraciones del Estado revisionista que aspire a la hegemonía regional o global.

 La conquista militar es difícil de llevar a cabo y no resulta provechosa. Además de


provocar el contrapeso de los defensores del statu quo, el nacionalismo (que alienta el
rechazo de la población autóctona contra la potencia ocupante) y la extensión del modelo
económico posindustrial (que no basa la riqueza en el control directo de más territorio,
población o recursos materiales) anulan la rentabilidad económica o política de las con-
quistas. Sólo en casos excepcionales la invasión ofrece ventajas estratégicas.
A juicio de los realistas defensivos, las políticas expansionistas de algunos Estados
en los últimos dos siglos constituirían anomalías contraproducentes, derivadas de algún
tipo de patología en su política interna. En ese sentido, Jack Snyder (1991: 1-20) deno-
mina mitos del imperio a los errores de cálculo cometidos por algunas grandes potencias
industriales que en los siglos /;/ y // apostaron por la expansión agresiva como medio
para incrementar su poder y garantizar su seguridad. Según el mito del imperio, las guerras
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corazón de la metrópoli, y para prevenir que otros Estados aliados o territorios controlados
por la gran potencia acabaran derrumbándose uno tras otro.

Según Snyder, la falsa idea de que los imperios mueren si no crecen se fundamenta
en las siguientes premisas: a) las ganancias y las pérdidas son acumulables; b) la ofensiva
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ofrece ventajas, y c) las amenazas incentivan la cooperación. Principios que no tendrían en
cuenta el equilibrio de poder.

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


Cuadro 3. El equilibrio de la amenaza

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relativo.

La primera premisa –que las ganancias y las pérdidas son acumulables– ha sustentado
tanto la teoría del efecto dominó, como las políticas expansionistas. De acuerdo con ella,
sería posible controlar a un coste relativamente bajo los recursos humanos y materiales de
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cerlo, el Estado aumentaría su poder para competir con otras grandes potencias, y evitaría
que esos recursos cayeran en manos de rivales. El argumento puede resultar atractivo a las
élites políticas de países que carecen de recursos en su territorio para sostener una guerra
prolongada, ya que la autarquía económica e industrial a través de la conquista constituye
una garantía añadida de seguridad. Según Snyder, el expansionismo del Japón imperial
llevó dicho principio al extremo, aunque en realidad su «seguridad autárquica» disminuía
cada vez que realizaba una nueva conquista territorial.

Según la lógica expansión = seguridad, no sólo son acumulables las ganancias,


también lo son las pérdidas. Una derrota en la periferia puede poner en marcha un pro-
ceso que dañe gravemente el estatus de gran potencia por diferentes razones: desgaste
acumulado de recursos económicos o militares, pérdida de profundidad estratégica y, por
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·
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debilitamiento del vínculo con los aliados, etc. Según Snyder, Gran Bretaña en su etapa
imperial de los siglos /;/ y //, y Estados Unidos durante la Guerra Fría, habrían razo-
nado de este modo.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

La segunda premisa que explica la falacia de la «seguridad imperial» es la aparente


ventaja de la ofensiva estratégica (la mejor defensa es un buen ataque). Este argumento
guarda relación con el anterior. En los casos históricos de mito del imperio, la gran po-
tencia asumía que adelantarse en el ataque era ventajoso porque a) le permitía defender
un territorio periférico acosado ampliando sus fronteras; b) servía para sostener la pri-
mera pieza que comenzara a tambalearse en el inicio de un posible efecto dominó, o c)
se frenaba a tiempo la aparición de una nueva gran potencia. Según Snyder, este error
explicaría que a lo largo de los siglos algunas grandes potencias hayan librado guerras
infructuosas en Afganistán, tratando de conseguir profundidad para asegurar una fron-
tera turbulenta.

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grandes potencias se contengan, y que terceros Estados apoyen a la potencia agresiva al
considerarla «caballo ganador». Se trata de una secuencia virtualmente opuesta al equili-
brio de poder, sustentada en el convencimiento –normalmente erróneo– de que las poten-
cias amenazadas no reaccionarán ante la agresividad. Según Snyder, este error de cálculo
fue cometido hasta sus últimas consecuencias por la Alemania del Káiser en la Primera
Guerra Mundial y por Japón en la Segunda. También explicaría las políticas aplicadas
respectivamente por Breznev y Jruschov al considerar que Estados Unidos sólo relajaría
su actitud si la correlación de fuerzas políticas y militares resultaba claramente favorable
al bloque soviético.

Aparentemente, las tres premisas dotarían de racionalidad a las políticas agresivas y


al expansionismo territorial. Pero, según Snyder (1991: 1-2), dichas políticas respondían
en realidad a los intereses de grupos económicos o burocráticos de la potencia imperialista
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rés general. No obstante, añade Snyder, con el tiempo, esos mismos actores –además del
público y de los estrategas militares y líderes políticos– habrían terminado por interiorizar
semejantes razonamientos.

El mito del imperio explicaría la paradoja de grandes potencias que aceleraron su rui-
na al tratar de fortalecer su seguridad con políticas agresivas, que a la postre les desgasta-
ron y provocaron al resto de potencias. Snyder presenta esos casos como una anomalía; lo
razonable, y así actúan la mayoría de los Estados, sería optar por una política de seguridad
meramente defensiva.
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El realismo ofensivo
El autor de referencia de esta corriente es John Mearsheimer (2003) con su obra The

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


Tragedy of Great Power Politics. El realismo ofensivo se encuadra también en el realismo
estructural, ya que considera que la anarquía y la distribución de poder condicionan de
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grandes potencias no son más o menos agresivas en función su sistema político o económi-
co, sino que su conducta obedece en gran medida a la posición que ocupan en el sistema.
Como es lógico, Mearsheimer reconoce que puede haber casos excepcionales y que para
explicarlos será necesario recurrir a otras teorías que presten mayor atención a los factores
internos.

Al igual que Waltz, Mearsheimer centra su teoría en las grandes potencias por ser
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tarse en una guerra abierta a la potencia más poderosa del mundo y debilitarla seriamente,
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A diferencia del realismo defensivo, Mearsheimer sostiene que todas las grandes
potencias son revisionistas. Una gran potencia sólo se sentirá satisfecha con el statu
quo cuando se convierta en hegemónica. Como en la práctica ninguna puede alcanzar
dicha posición (salvo a escala regional), la relación entre ellas está abocada a una
competencia permanente, compatible no obstante con la cooperación en asuntos de
interés común.

Por otra parte, Mearsheimer distingue entre poder actual y poder potencial. El prime-
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potencial se basa en la riqueza y el volumen de población: dos factores clave en la genera-

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 El gobierno puede tomar la decisión de convertir en poder actual/militar sólo una


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1850 para convertirse en una gran potencia militar, pero no dio el paso hasta 1898.

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ciencia: durante la Segunda Guerra Mundial, la producción de guerra soviética fue muy
superior a la alemana, a pesar de que la Alemania nazi arrebató a la URSS gran parte del
territorio que hasta ese momento albergaba su capacidad industrial

 La fuerza militar generada puede tener mayor o menor capacidad de proyección. A


menor proyectabilidad, menor poder militar efectivo.
·
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Según Mearsheimer, la fuerza militar por excelencia está constituida por los ejérci-
tos terrestres, pues son los únicos capaces de conquistar y controlar territorios; cuestión
suprema en un mundo de Estados territoriales. Las grandes masas de agua limitan consi-
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

derablemente la proyección de las fuerzas terrestres y su capacidad ofensiva, sobre todo si


se enfrentan a una gran potencia. Las fuerzas navales y aéreas sirven de apoyo a la fuerza
terrestre o pueden actuar independientemente contra Estados rivales. Sin embargo, son
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Mearsheimer (2003: 30-32) resume del siguiente modo los factores que explican la
orientación ofensiva de las grandes potencias:

 El sistema internacional es anárquico. No hay una autoridad central que pueda prote-
ger a unas potencias de otras.

 Las grandes potencias son actores racionales, y prestan atención a las consecuencias
a corto, medio y largo plazo de sus acciones.

 La supervivencia es el objetivo básico y principal de cualquier Estado. Las grandes


potencias pueden perseguir otro tipo de intereses, como promover el bienestar de sus
ciudadanos, mantener la cohesión social, extender la democracia o velar por la defensa
de los derechos humanos. Pero por encima de todos ellos se encuentra la seguridad na-
cional.

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 Los estadistas no conocen con certeza las intenciones de los dirigentes de otros
Estados. El incremento de poder de una gran potencia suscita miedo e incertidumbre
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sus intenciones, ya que éstas, además de ser difíciles de escrutar, pueden variar con el
tiempo. Una gran potencia no debe descartar por completo el enfrentamiento futuro con
otra gran potencia.
Según Mearsheimer (2003:39), la agresión no siempre es contraproducente. De
63 guerras donde se enfrentaron grandes potencias entre 1815 y 1980, el agresor ven-
ció en 39 casos, lo que supone aproximadamente un 60% de éxitos. Cuando las ga-
nancias por conquista son acumulables, la incorporación de territorios por la fuerza

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alemana en tiempos de Bismark, o con la expansión territorial de la Unión Soviética y
de Israel en el siglo //.

Por tanto, para una gran potencia, el único modo de garantizar su seguridad consiste
en acumular una cuota de poder mayor que la del resto. El resultado es una competencia
interminable, ya que, aunque una gran potencia sea objetivamente superior a las demás,
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29
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siendo en el futuro. La percepción de inseguridad y la incertidumbre alimentan el afán
insaciable de poder.

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


Mearsheimer respalda sus argumentos examinando el comportamiento histórico de
seis grandes potencias: Japón, de 1868 a 1945; Alemania, de 1862 a 1945; la Unión
Soviética, de 1917 a 1991; Italia, de 1861 a 1943; Gran Bretaña, de 1792 a 1945, y
Estados Unidos, de 1800 a 1990. Según Mearsheimer, las únicas grandes potencias que
!statu quo son aquellas que ostentan una posición hegemónica a nivel re-
gional (como, por ejemplo, Estados Unidos en el hemisferio occidental), pero incluso
éstas no se sienten cómodas teniendo iguales en otras regiones y por eso procuran que
en ellas existan al menos dos potencias que se contrapesen mutuamente. Si es preciso,
intervienen como equilibradores de ultramar (offshore balancers|
! 
aparición de potencias hegemónicas. Según Mearsheimer (2003: 41), ése fue el motivo
de que Estados Unidos tratara de evitar que la Alemania del Káiser (Primera Guerra
Mundial), la Alemania nazi y Japón (Segunda Guerra Mundial), y la Unión Soviética
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de hoy, Washington también fomenta el equilibrio contra Irán en Oriente Medio, el de
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con los intereses norteamericanos.

Cuadro 4. Potencias insulares y continentales

Una potencia continental       


   
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Una potencia insular es la única potencia en una gran parcela de territorio rodeado
   
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Según Mearsheimer, el dilema de seguridad entre las grandes potencias es irresoluble.


La supervivencia en un sistema anárquico exige el incremento del poder relativo a expen-
sas del de otros Estados. Las grandes potencias son conscientes de que la mejor defensa
·
;5
es una buena política ofensiva, y ello da lugar una competición incesante en materia de
seguridad.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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Hay estrategias menos costosas (véase el cuadro 5). Además, lo habitual es un compor-
tamiento sutil, que aprovecha la debilidad e indecisión ajenas para expandirse, pero que
al mismo tiempo se contenga y, si es preciso, retroceda tácticamente ante la fuerza y la
determinación de otras potencias.

Cuadro 5. Estrategias de las grandes potencias para maximizar su


poder

Guerra! 
          

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escala.

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la trampa.

Sangrar (bloodletting( !      


   

    
            
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Contrapesar (balancing(!   


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te, Francia se vio obligada a contrapesar directamente a Hitler, pero su derrota en
  
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·
31

Apaciguamiento (appeasement( H
          
 



     
   
  

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


sienta más seguro, esperando así reducir su agresividad. Mearsheimer también la

         
     

      

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Por último, Mearsheimer (2003: 334-347) propone un modelo atendiendo a la es-


tructura del sistema sobre las causas de las guerras en las que participa al menos una gran
potencia. Además de en la anarquía, la explicación se encuentra en el número de grandes
potencias y en la distribución de poder. A partir de esas dos variables, Mearsheimer plantea
cuatro posibles escenarios:

 Bipolaridad no equilibrada. Es una categoría teórica, difícil de encontrar en el mundo


real.

 Bipolaridad equilibrada&"

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grandes potencias.

 Multipolaridad equilibrada. Ninguna gran potencia destaca exageradamente sobre el


resto. Es menos estable que la bipolaridad, pero más que la siguiente categoría.

 Multipolaridad desequilibrada. Se trata de un sistema compuesto por grandes poten-


cias que contiene un potencial hegemón. La potencia emergente se siente con capacidad
de alterar el equilibrio de poder incluso por la fuerza y, al mismo tiempo, el temor que
despierta suele suscitar una coalición antihegemónica. La espiral resultante puede acabar

#
$
De acuerdo con Mearsheimer (2003: 338-346), la guerra es más probable en la mul-
tipolaridad que en la bipolaridad por tres razones:

 En el sistema multipolar hay            


 
 
pequeñas potencias. En los sistemas bipolares se espera que cada gran potencia proteja a
+  
$$  $!
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Habría sido, por ejemplo, muy improbable que Estados Unidos hubiera atacado a Polonia
o a Checoslovaquia durante la Guerra Fría. Al mismo tiempo, los sistemas bipolares son
rígidos y los Estados que no son gran potencia gozan de menor capacidad de maniobra, lo

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  &  
#
_ $&"$+ -
·
32
ridad las pequeñas potencias son más vulnerables al empleo de la fuerza por las grandes
potencias y tienen más libertad a la hora de enfrentarse unas a otras.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

 La multipolaridad favorece los desequilibrios de poder, más probables cuanto mayor


es el número de grandes potencias. Como resultado, dos grandes potencias se pueden unir
para atacar a una tercera (Francia y Reino Unido contra Rusia en la guerra de Crimea, en
1853-1856) o para conquistar una pequeña potencia (como hicieron Alemania y la URSS
con Polonia en 1939).

 La pluralidad de actores aumenta las probabilidades de que se produzcan errores de


cálculo 
 $#+ *$+  ]+
$ -
rativamente más rígida y previsible bipolaridad. El inicio de una relación amistosa con un
país puede generar recelos en otro que previamente era amigo o neutral. La ambigüedad
  
  $   !
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$ $     ]+ 
alían o se aliarán con las diferentes potencias, así como calcular la distribución de poder
resultante.

El realismo neoclásico
Como tal no existe una única teoría de realismo neoclásico, sino diversas teorías
agrupadas bajo este título. Todas ellas tratan de rellenar el espacio que conscientemente
dejó libre Kenneth N. Waltz al excluir los factores internos en su modelo explicativo de
la política internacional. Su propósito no consiste en elaborar una teoría universal de las
relaciones internacionales, sino en explicar la política exterior de Estados concretos (Rose,
1998). Para ello prestan atención tanto a las variables externas (derivadas del sistema inter-
nacional y, por tanto, en línea con el neorrealismo) como a las internas (relacionadas con
las élites y las características políticas del país).

 $


$!    % -
va y ofensiva del realismo estructural. En determinados contextos históricos y regionales
resulta adecuada la primera, mientras que en otros la segunda ofrece una explicación más
satisfactoria. Por ejemplo, el realismo ofensivo explica mejor las políticas de equilibrio de
poder en largos periodos de los siglos />;; a /;/, así como las políticas agresivas, basadas
en el darwinismo social, de los Estados fascistas a mediados del siglo //. Sin embargo,
para otros muchos casos es preferible el realismo defensivo.

El realismo neoclásico propone el siguiente esquema de investigación:

a) La variable independiente es la distribución de poder en el sistema. Por ello, a


la hora de establecer los parámetros básicos de la política exterior de un Estado es
·
33
necesario conocer la posición que ocupa en el sistema y, más en concreto, su poder
material relativo.

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


b) La variable independiente incide sobre un conjunto de variables intervinientes
como, por ejemplo, la percepción de los técnicos y decisores de la política exterior,
el grado de consenso de las élites y de determinados actores sociales sobre un
asunto de la realidad internacional, o la capacidad del gobierno a la hora de extraer
recursos para la acción exterior.

c) La variable dependiente es un área concreta de la política exterior de un Estado


en un momento histórico preciso.
De este modo, las presiones procedentes del sistema internacional trazan los contor-
nos y la dirección general de la política exterior. Sin embargo, dichas presiones ejercen
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$ "]+!  &  -
nientes de carácter doméstico que obligan a incluir en el análisis elementos de los niveles
de análisis del individuo y del Estado (tal como hacía el realismo clásico). El realismo
neoclásico considera que no existe una «cadena de transmisión» inmediata o perfecta que
conecte el poder relativo de los Estados con su comportamiento en la esfera internacional
(Taliaferro, 2009). Para entender la política exterior es necesario conocer las variables
intervinientes del ámbito doméstico. A este respecto destacan cuatro conjuntos de factores:

 La percepción de los técnicos y decisores políticos. Según el realismo neoclásico,


la percepción de quienes asesoran y toman las decisiones en materia de acción
exterior (el presidente, los ministros y los funcionarios que participan en el diseño
e implementación de las políticas de exterior y defensa) sería tan importante como
la magnitud de los recursos materiales del Estado y de su poder relativo dentro del
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son personas de carne y hueso, con valores e intereses y sujetas a errores de
percepción. Esto obliga a conocer en detalle cómo interpretan la situación de su
país y de la comunidad internacional. Por otra parte, el realismo neoclásico tiene
una visión arriba-abajo de la elaboración e implementación de la acción exterior.
Las presiones sistémicas inciden sobre los responsables políticos, que ocupan
una posición de bisagra entre el Estado y el sistema internacional. Disponen de
información privilegiada sobre el aparato político-militar y, en teoría, se encuentran
mejor preparados para percibir las presiones del sistema y deducir los intereses
nacionales.

 Atención de los decisores a diversos planos políticos. Los gobernantes pueden


actuar de una forma en un nivel (internacional), pero sus objetivos reales se pueden

      
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potencias para ganar prestigio ante sus vecinos o ante su propia población.
·
34
 El grado de consenso de las élites y actores sociales. Las élites gubernamentales
no son las únicas protagonistas de la acción exterior. Existen otros actores (grupos
empresariales, medios de comunicación, think-tanks, movimientos sociales, etc.)
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

que participan en la valoración de las amenazas, la realización de ajustes estratégicos


y la implementación de la política exterior y de defensa (Lobell, 2009). Este hecho
añade complejidad a los procesos y requiere de la negociación entre unos y otros. La
pérdida de autonomía del ejecutivo en la dirección de la política exterior afecta a su

 
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percepción de las amenazas y de las oportunidades en el ámbito internacional, como
 
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domésticos dependerá entre otros factores del contexto internacional. En periodos
de tensión su importancia será en principio menor, ya que el ejecutivo tratará de
minimizar riesgos y de velar por la seguridad nacional. En momentos de calma y de
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 +
mayor (Ripsman, 2009).

 Capacidad de extracción de recursos por parte del Estado. El neorrealismo


de Waltz asumía que los gobiernos gozan de una capacidad ilimitada a la hora de
extraer y emplear los recursos del país. De modo que el poder material absoluto
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etc. La realidad es sin embargo diferente. Entre otros factores, la capacidad de
extracción depende de la fortaleza y extensión de las instituciones, del nacionalismo,
de la difusión de ideologías estatalistas (o, por el contrario, antiestatalistas), de la
percepción de la amenaza por parte de la sociedad (que estará menos dispuesta a
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Cuadro 6. El infraequilibrio de poder

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Consenso sobre la amenaza. Depende en gran medida de las percepciones. Si la


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Vulnerabilidad del gobierno o del régimen )      W  


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35

Cohesión socialZ





    

 
     
  
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ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


Cohesión de las élites!
    
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El estudio de las variables intervinientes de carácter doméstico explica la preferencia


del realismo neoclásico por los métodos cualitativos, los estudios de caso y el análisis
contrafactual. Según los realistas neoclásicos, para comprender en profundidad el compor-
tamiento exterior de los Estados es necesario especializarse en países y áreas regionales
concretas. Los principios teóricos del realismo neoclásico son sencillos y generalizables
 
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miento particularizado: consultar fuentes primarias, investigación en los archivos del país,
familiaridad con la estructura y el funcionamiento real de sus instituciones políticas, etc.

Ideas clave

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relativo.

          


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tema.

Liberalismo comercial e interdependencia compleja


Según el liberalismo comercial clásico, la actividad económica es un medio mucho
más rentable a la hora de generar riqueza que la guerra u otro tipo de conductas coercitivas
(Moravcsik, 2001). La idea se remonta al siglo />;;;. Montesquieu, en El espíritu de las
leyes, y posteriormente Adam Smith, en Una investigación sobre la naturaleza y causas
de la riqueza de las naciones, llamaron la atención sobre el vínculo explícito entre libertad

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del liberalismo comercial consideran que la apertura de los mercados y la interdependencia
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36

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tamiento exterior de los gobiernos. Y todo ello sin negar la anarquía, la ambición de poder
y la rivalidad que subyacen en las relaciones entre Estados.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

Los principios del liberalismo comercial conectan con la interdependencia compleja


de Robert O. Keohane y Joseph S. Nye (1989). Según ambos autores, la existencia de una
densa red de intereses económicos compartidos convierte la guerra en una opción contra-
producente a la hora de incrementar el poder. Sus argumentos pueden resumirse en tres
puntos:

 Además de las relaciones entre gobiernos, existen múltiples canales de


comunicación transnacionales entre actores privados (empresas, grupos de interés,
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 Habitualmente, las cuestiones de defensa no ocupan el primer lugar en las


relaciones transnacionales.

 La probabilidad de empleo de la fuerza entre dos Estados disminuye conforme


aumenta su interdependencia compleja.
Los intercambios económicos, además de generar un colchón de intereses comunes,
promueven la comunicación y el entendimiento entre gobiernos y actores económicos y
sociales, lo cual favorece a su vez las relaciones políticas de naturaleza cooperativa (Doyle,
1997). Por otra parte, se asume que, en caso de que se produzcan tensiones internacionales,
los actores económicos de países interdependientes presionarán a sus respectivos gobier-
nos para que eviten la guerra por las graves consecuencias que ésta entraña: interrupción
del comercio, pérdida de inversiones, aumento de los precios, etc.

Stephen van Evera (1990/1991) matiza que la coerción militar es menos rentable para
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+$  !

$ +*
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+
de producción. Sin embargo, una estructura económica concentrada en un número redu-
cido de monopolios puede hacer menos costosa la decisión de recurrir a la guerra. Por su
parte, John Oneal y Bruce Russet (1997) llegan a la conclusión, tras el análisis empírico
del periodo 1950-1985, de que los altos niveles de interdependencia económica están aso-

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$+!!+
análisis, el estudio de Oneal y Russet sólo tenía en cuenta díadas que incluyesen al menos
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amplia publicada pocos años después (Russet & Oneal, 2001).

No obstante, la interdependencia se encuentra con la realidad de las tensiones y con-


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que los dividendos de paz no son automáticos como prevé el liberalismo comercial (Ster-
ling-Folker, 2009). Según Niall Ferguson (2007), la Primera Guerra Mundial interrumpió
·
37
abruptamente una época de extraordinaria integración económica. En opinión de este au-
tor, la violencia a gran escala que se produjo en Europa occidental y dos décadas más tarde
–antes y durante la Segunda Guerra Mundial– en lugares como Europa oriental, Manchuria

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS



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mica e imperios decadentes.

La paz democrática
Otra vertiente del enfoque liberal es la teoría de la paz democrática, según la cual las
democracias no hacen la guerra entre sí. El argumento se remonta a los autores clásicos,
concretamente a Inmanuel Kant en su libro La paz perpetua_<! % + "
la probabilidad de recurrir a las armas sería menor si toda la población participase en el
gobierno, y no exclusivamente unas élites ajenas al interés general.

Al mismo tiempo, Kant pensaba que los gobiernos democráticos crean zonas de paz
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cráticos. Los primeros podrían sospechar con razón de los segundos al estar injustamente
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del siglo /;/, Alexis de Tocqueville (1987: 606) coincidía con Kant en esta misma idea:
Así, por una parte, es muy difícil arrastrar a los pueblos democráticos al combate; pero,
por otra parte, es casi imposible que dos de ellos se hagan aisladamente la guerra.

Contempladas desde la distancia, las opiniones de Kant y de Tocqueville resultan cla-


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los sistemas democráticos. Según Maoz y Abdolali (1989: 3), las democracias raramente
     
   
  


  . Según Bruce Russet
(1989), el hecho de que las democracias no luchan entre sí constituye uno de los principios
más sólidos de la política internacional. Otros autores llegan a considerarlo como una de
las escasas leyes empíricas de la Ciencia Política (Levy, 1988). Las únicas excepciones
(ambiguas y discutibles) serían la guerra entre Estados Unidos y España en 1898, y el ali-
neamiento de Finlandia con la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
·
38
Cuadro 7. Dos explicaciones de la paz democrática

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MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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La teoría de la paz democrática tiene dos variantes:

 Variante monádica. Según esta versión, los sistemas democráticos serían por princi-
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 Variante diádica ^  $



   
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que los no democráticos, pero se abstienen de emplear la fuerza militar en las disputas con
otros gobiernos democráticos.
Los estudios empíricos respaldan la variante diádica y refutan la monádica: las demo-


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militares que tienen entre sus objetivos declarados implantar la democracia (Dunne, 2009).

El institucionalismo neoliberal
El institucionalismo neoliberal reivindica el papel de las instituciones internacionales

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las instituciones internacionales como: un conjunto permanente y relacionado de reglas
(formales e informales) que prescriben roles, establecen los límites de las actividades, y
modelan las expectativas.

El institucionalismo neoliberal reconoce que las instituciones no resultan imprescin-


dibles para que exista cooperación entre Estados, y que no pueden suplir la voluntad coo-
·
39
perativa de los diferentes actores. La cooperación nace de los protagonistas del proceso,
no de las instituciones (Powell, 1994: 338-343). Son los Estados quienes diseñan las ins-
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ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


fuera del contexto institucional. Por otra parte, la cooperación institucional en materia de
seguridad y defensa plantea mayores problemas que la cooperación en otras áreas como,
por ejemplo, economía, cultura, medio ambiente, etc.

Cuadro 8. Realismo e instituciones internacionales

           



    

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servicio de las grandes potencias:

 
   
   
 
  
      
 

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todas las naciones tienen el mismo interés en resistir a un particular acto de agresión
             

Pero a pesar de estas limitaciones, el institucionalismo neoliberal considera que las


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La teoría de la cooperación desarrollada por Robert Axelrod (1986) ayuda a entender


la relación entre instituciones internacionales y acción exterior de los Estados. Axelrod
utilizó elementos de la teoría de juegos y, en concreto, el dilema del prisionero.

El supuesto es el siguiente. Dos personas se encuentran detenidas y acusadas de un


delito grave (castigado con diez años de cárcel), pero sólo se dispone de pruebas para
conseguir su condena por un delito menor (dos años de cárcel). Ante esa situación, el juez
ofrece la posibilidad de reducir a la mitad la pena de quien acuse a su compañero.

Los detenidos se encuentran ante el siguiente dilema: si los dos cooperan entre sí y se
niegan a hablar, el castigo será ligero (dos años). Pero, si uno coopera y el otro traiciona, el
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mitad de la pena leve (un año). Por eso, el miedo a que el otro no coopere –y el que sí lo haga
pague las consecuencias– puede llevar a que ambos se traicionen mutuamente, y sufran una
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

pena superior a la inicial de dos años (cinco años cada uno, la mitad de la pena mayor).

En el dilema del prisionero, la cooperación es preferible a la defección, pero el




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colaboración (Axelrod, 1986: 21-34). Por ese motivo, si el juego se realiza una sola
vez, la opción más razonable es la que lleva al resultado 5/5. Se trata del «equilibrio de
Nash»: la mejor estrategia entre las posibles mientras el otro jugador no altere la suya.
En cambio, si el juego se repite varias veces, ambos actores –aunque actúen en clave
egoísta– pueden acabar cooperando de manera estable.

Tras realizar múltiples reiteraciones del dilema del prisionero, Axelrod señala dos
factores cruciales para que la cooperación resulte viable:

 Reciprocidad (tit for tat). Cuando los actores devuelven «bien por bien» se inicia un
ciclo potencial de buena conducta que, si se consolida con la práctica, es capaz de hacer
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que se puede llegar a esa situación mediante la repetición sucesiva del dilema.

 Expectativas de futuro (o, en palabras de Axelrod, sombra del futuro). La esperanza


de que la cooperación se repita en nuevas ocasiones contribuye a que se dé en el presente.
Las instituciones internacionales favorecen tanto los mecanismos de reciprocidad
como las expectativas de futuro, incentivando así el comportamiento cooperativo de los
Estados, sobre todo en aquellas instituciones que han alcanzado un alto grado de consoli-
dación (Axelrod y Keohane, 1985: 234). Pero, además, las instituciones ofrecen otro tipo
de ventajas relacionadas con el inicio y continuidad de la cooperación:
·
41
 Al convertirse en foros de intercambio de información, las instituciones facilitan la

 

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efectos de la anarquía, ya que los actores implicados tienen más conocimiento sobre la con-

ENFOQUES TEÓRICOS DE LOS ESTUDIOS ESTRATÉGICOS


ducta de los otros y sobre su tendencia hacia la cooperación o la defección (Milner, 1992).

 Las instituciones reducen los costes de transacción, es decir, los esfuerzos que entraña
toda negociación: obtener información previa, establecer reglas, defender intereses, asegu-

+$  $  
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 Las instituciones pueden hacer menos onerosas las concesiones de los Estados. Se-
ría el caso, por ejemplo, de la adhesión a algunos tratados de desarme o de limitación de
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–en caso de realizarse dentro de un marco institucional– no
se percibiría como claudicación ante un adversario, sino enmarcada en una actuación co-
lectiva (Martin, 1992: 779).

 Por otra parte, las instituciones resuelven algunos de los problemas que plantea el
elevado número de actores en la cooperación. No constituyen una solución perfecta, pues
cuanto mayor sea el número de actores más difícil resultará alcanzar un acuerdo (Oye,
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entre múltiples actores se resuelven mejor en un foro institucionalizado.

 Las instituciones establecen normas de comportamiento y disminuyen las ambigüe-


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to de lo pactado y la estabilidad del proceso cooperativo (Jervis, 1987: 346).

 Las instituciones no sólo afectan a las preferencias de los actores, sino que modelan
también su identidad. Se trata de una aportación del institucionalismo constructivista que
contempla las instituciones como un conjunto de normas, reglas y rutinas, más que como
una estructura formal (Barnett & Finnemore, 1999). La interiorización de esas normas
puede llevar a que se actúe en conformidad con ellas y no por mero cálculo de intereses.

Ideas clave

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·
42
Para saber más:

w   \  „ z  ]  < '6JKJ( Power and Interdependence, Nueva
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

York, Harper-Collins.

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('455J(Neoclassi-
! 
" #  $ %z ˆyk
 Z   ? 

H   ]]'455;(The Tragedy of Great Power Politics, Nueva York, Nor-


ton.

H ]'455ƒ(Politics among Nations: The Struggle for Power and


Peace_H^x   
 

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 k  ‹#, vol. 39, No.
1, pp. 156-179.

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0 # w   z '4565( Theory of International Politics, Long Grove, Waveland
Press Inc.

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