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El fetichismo

de la mercancía
(y su secreto)

Pepitas de calabuza ed.


Apartado de correos n.” 40
26080 Logroño (La Rioja, Spain)
pepitasO pepitas. net
www.pepitas.nel

O Dela edición: Pepitas de calabaza ed.

ISBN: 978-84-15862-15-4
Dep. legal: 1r-27-2014

Traducción de Anselm Jappe: Diego Luis Sanromán


Traducción de Katl Marx: Luis Andrés Bredlow

Grafismo: Julián Lacalle


Karl Marx
Primera edición, febrero de 2014 Introducción de Anselm Jappe
Delo queesel fetichismo
de la mercancía y sobre
si podemoslibrarnosde él

Anselm JAPPE
SI BIEN LAS REFERENCIASal «fetichismo de la mercan-
cía» se han hecho másfrecuentes en los últimos años,
estas no siempre se han visto acompañadas por una
profundización en el concepto. Un poco como ocurre
con el término «sociedad del espectáculo», el de «fe-
tichismo de la mercancía» parece resumir sin mucho
esfuerzo las características de un capitalismo posmo-
derno que se suponeha virado esencialmente hacia el
consumo, la publicidad y la manipulación de los de-
seos, Según cierto uso popular de la palabra, influido
además por su empleo en el psicoanálisis, el fetichis-
mo no sería más que un amor excesivo a las mercan-
cías y la adhesión a los valores que estas representan
(velocidad, éxito, belleza, etc.).
Desde luegolos intelectuales marxistas no incu-
tren en semejante error. Pero casi todos ellos compar-
ten una concepcióndelfetichismo de la mercancía que
resulta igualmente reductora. Conforme a la opinión
predominante, con dicho término Marx designaría sas etapas intermedias, hasta llegar a los precios de
una «ideología espontánea» que tendría esencialmen- mercado —el único nivel inmediatamente perceptible
te comoobjetivo velar el hecho de quela plusvalía tiene para los actores económicos, y que constituye el obje-
su origen exclusivo en el trabajo no pagadoal obrero. to casi exclusivo de la ciencia económica burguesa—.
Deeste modo, el fetichismo constituiría una engañifa Deigual modo, las dos exposiciones más importantes
o una mistificación y contribuiría a la auto-justificación del tema delfetichismo en Marx corresponden, por
de la sociedad capitalista. un lado, a la esencia y, por el otro, a la forma feno-
ménica. Tras la larga y meticulosa descripción de las
Efectivamente, en ocasiones Marx utiliza el tér-
relaciones que mantienen entre sí la tela y el traje, el
mino fetichismo en este sentido. Tal es el caso sin
café y el oro —y que contienen ya en germen, como
duda en un fragmento sobre la «fórmula trinitaria»
el propio Marx dice, toda la crítica del capitalismo—,
que Friedrich Engels, al reunir el material dejado por
y antes de introducir, al comienzo del segundo capí-
Marx,situó en la parte final del Libro MI de El capital.
tulo, a los seres humanos en cuanto «guardianes» de
Allí Marx habla de la «personificación de las fuerzas
las mercancías, que «no pueden ir solas al mercado»,*
productivas» y del «mundo encantado» por el que se
Marx intercala, en una aparente digresión, el capítulo
pasean «Monsieur le Capital e£ Madamela Terre».* Lo
sobreel carácter fetichista de las mercancías. Pero el
cierto, sin embargo, es que este no es el mismofeti-
preciso lugar que ocupa en la erudita arquitectura de
chismo que es analizado en el primer capítulo de El
la obra de Marx sugiere que este capítulo se encuentra
capital, Mejor dicho, se trata de dos niveles diferentes
en el centro mismodetodasu crítica del capital: si el
de análisis que no se contradicen entre sí. El camino
análisis de la doble naturaleza de la mercancía y de la
seguido en El capital va de la esencia a la apariencia,
doble naturaleza del trabajo constituye, por expresarlo
de la crítica categorial al análisis de la superficie em-
con los términos de Marx,el «pivote» (Springpunkt) de
pírica, de las categorías puras a las formas concretas
su análisis, sin duda el capítulo sobre el fetichismo
que dichas categorías asumían en su época. El caso
forma parte de dicho núcleo. El fetichismo no es un
paradigmático es el recorrido que lleva desde el «va-
fenómeno perteneciente a la simple esfera de la con-
lor» —categoría no empírica—, a través de numero-

10 Tu
ciencia, no se limita a la idea que los actores sociales del capital ni del salario, de la fuerza de trabajo o de
se hacen de sus propias acciones; en esta fase inicial la propiedad de los medios de producción. Aunque se
de su análisis, de hecho Marx no se preocupa de sa- «uponga implícitamente su existencia (porque el or-
ber cómolos sujetos perciben las categorías básicas y den lógico de la exposición no coincide con el orden
cómo reaccionananteellas. El fetichismo forma parte, histórico y la mercancía, por más que sea la «célula
Pues, de la realidad fundamental del capitalismo y es perminal» del capital, no existe de forma completa
la consecuencia directa e inevitable de la existencia de más que en un régimen capitalista), Marx los dedu-
la mercancía y del valor, del trabajo abstracto y del di- ce, en el plano lógico, de las categorías anónimas de
nero. La teoría del fetichismo de Marx es idéntica a su mercancía, trabajo abstracto, valor y dinero. En su ni-
teoría del valor, porqueel valor, así como la mercan- vel más profundo,el capitalismo no es el dominio de
cía, el trabajo abstracto y el dinero, son ellos mismos una clase sobre otra, sino el hecho de que la sociedad
categorías fetichistas. El fetichismo de la mercancía entera está dominada por abstracciones reales y anó-
existe dondequiera que exista una doble naturaleza rimas. Desde luego hay grupos sociales que gestionan
de la mercancía y dondequiera que el valor mercan- ese proceso y obtienen beneficios de él, pero llamarles
til, que es creado por la faceta abstracta del trabajo y «clases dominantes»significaría tomar las apariencias
representada porel dinero, forme el vínculo social y porrealidades. Marx no dice otra cosa cuandollama al
decida, por consiguiente, el destino de los productos valor el «sujeto automático»del capitalismo. Son la
y de los hombres, mientras que la producción de valo- valorización del valor, en cuanto trabajo muerto, a tra-
res de uso no es más que una especie de consecuencia vés de la absorción del trabajo vivo, y su acumulación
secundaria, casi un mal necesario.* Dicho fetichismo en formade capital las que gobiernan la sociedad capi-
se constituye «a espaldas»de los participantes, de ma- talista, reduciendo a los actores sociales a simples en-
nera inconsciente y colectiva, y adquiere toda la apa- granajes de ese mecanismo. Según Marx, los propios
riencia de un hecho naturaly transhistórico. capitalistas no son más que «suboficiales del capital».
Enesta fase de la demostración —esdecir, en el La propiedadprivada de los medios de produccióny la
análisis de la forma del valor— no se trata todavía ni explotación de los asalariados, el dominio de un grupo

1 13
social sobre otro y la lucha de clases, aunque son sin
en el que ese tipo de trabajo resulta más «productivo»
dudareales, no son sino las formas concretas, los fe-
ha establecido un nuevo estándar. De este modo, la
nómenosvisibles en la superficie, de ese proceso más
laceta «abstracta» se convierte en algo terriblemente
profundoquees la reducción dela vida social a la crea-
real que lleva a nuestro campesinoa la ruina.
ción de valor mercantil.
En lugar de limitarse a poner en cuestión el
Allí donde los individuos no se encuentran más
ocultamiento de las «verdaderas» relaciones de pro-
que como productores separados que deben reducir
ducción, el concepto de fetichismo de la mercancía
sus productos a una medida común —quelos priva de
analiza las relaciones sociales que se crean efectiva-
toda cualidad intrínseca— para poder intercambiarlos
mente en la sociedad capitalista. El fetichismo no es
y para poder formar una sociedad, el valor, el trabajo
una «representación» que acompañea la realidad del
humanoabstracto y el trabajo «universalmente huma-
trabajo abstracto. Para comprenderque se trata de una
no» (es decir, no específico, no social, el puro gasto «inversión real», en primer lugar hay que darse cuen-
de energía sin consideración a los contenidos y a las
ta de queel trabajo abstracto no es una abstracción
consecuencias) se imponen al valor de uso,el trabajo
nominal, ni una convención que nazca (aunque fuera
concreto y el trabajo privado. Aunque sigan ejecutan-
inconscientemente) en el intercambio: es la reducción
do trabajos concretos y privados, los hombres deben
efectiva de toda actividad a un simple gasto de ener-
constatar quela otra «naturaleza» de esos mismostra-
gía. Esta reducción es «efectiva» en el sentido de que
bajos, su faceta abstracta, es la única que cuenta desde
las actividades particulares —y de igual manera, los
el momento en que quieren intercambiarlos por otra
individuos que las realizan— solo se vuelven sociales
cosa distinta. Así, por poner un ejemplo, el campesino
en cuanto quedan reducidas a dicha abstracción. Si
que hatrabajado durante toda la jornada para cosechar
la consideración del fetichismo ha conocido algunos
su trigo, como siempre ha hecho, podría constatar en
avances en estos últimos años, la temática del traba-
el mercado que su jornada de trabajo concreto y priva-
jo abstracto —el «corazón de las tinieblas» del modo
do de repente no «vale» más que dos horasde trabajo de producción capitalista— y la crítica de la ontolo-
porque la importación detrigo proveniente de países
gización del trabajo siguen siendo, por el contrario,

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un continente por descubrir. Cuando la categoría del del análisis su carácter negativo y destructor. Pero no
fetichismo se entiende solo como mistificación de las anadiendo un juicio «moral» a un desarrollo cientí-
«relaciones reales» de explotación, es posible incluso lico, sino haciendo que la negatividad emerja en el
que, de forma grotesca, se exprese una (pseudo)crítica análisis mismo. Marx pone de relieve una inversión
del fetichismo en nombredel «trabajo»queelfetichis- constante entre lo que debería ser el elemento prima-
mo «ocultaría». En realidad, no es posible superación rio y lo que deberíaser el elemento derivado, entre lo
alguna del fetichismo sin abolir prácticamenteel tra- abstracto y lo concreto, La primera particularidad de
bajo como principio de síntesis social. la forma de equivalente, en apariencia tan inocente
(«veinte varas de tela = un traje»)! el valor de uso se
convierte en la «forma fenoménica» de su contrario,
el valor. El mismo discurso vale a continuación para
¿POR QUÉ esrealel fetichismo? La sociedad en la que el trabajo: «una segunda particularidad de la forma
los productos del trabajo asumen la forma mercantil de equivalente estriba en que el trabajo concreto se
es «una formación social en que el proceso de pro- convierte en forma fenoménica de su opuesto, traba-
ducción domina a los hombres y el hombre aún no jo humano abstracto».”” Y finalmente, «una tercera
dominaal proceso de producción». Como acabamos particularidad de la forma de equivalente consiste en
de decir, el subepígrafe sobre el fetichismo no es un queel trabajo privado devenga la forma de su opues-
simple añadido. En él, Marx extrae las conclusiones to, trabajo en formasocial directa»." A lo que hay que
de su análisis precedente sobre la forma del valor, añadir que la forma general del valor «revela de esta
Las categorías básicas ya están descritas ahí como suerte que, dentro de este mundo [de las mercancías],
fetiches, por más que no aparezca el término «feti- el carácter generalmente humano del trabajo consti-
chismo». Hay que tenerlo siempre en mente: Marx tuye su carácter específicamente social».”? Estas tres
no «define» tales categorías corno presupuestos neu- «inversiones» son inversiones entre lo concreto y lo
tros, como hacían los economistas clásicos del estilo abstracto. El que debería ser el elemento primario, lo
de David Ricardo y como harían los marxistas pos- concreto, se convierte en un derivado de lo que debe-
teriores.2 En realidad, denuncia desde el comienzo ría ser el derivado de lo concreto: lo abstracto. En tér-

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+

minos filosóficos, se podría hablar de una inversión


Naturalmente, la mercancía no ocupa exactamen-
entre la sustancia y el accidente.
te el mismo lugar en la vida social que Dios. Pero Marx
Si el fetichismo consiste en esa inversión real, sugiere queel fetichismo de la mercancía es la conti-
entonces resulta que no es tan diferente dela aliena- nuación de otras formas de fetichismo social como el
ción de la que Marx hablaba en sus primeros textos. Tetichismoreligioso. Lo cierto es queni el «desencan-
No hay un «corte epistemológico» entre un joven tamiento del mundo»nila «secularización» tuvieron
Marx, filósofo humanista, y un Marx maduro al que lugar: la metafísica no desapareció con la Ilustración,
se supone convertido la ciencia, ni entre el concepto sino que bajó del cielo y se mezcló conla realidad te-
defetichismoy lacrítica delareligión del joven Marx. rrestre. Es lo que quiere decir Marx cuandollamaa la
Ya el origen del término «fetichismo», así como su mercancía un «objeto sensiblemente suprasensible».
presencia en las primeras publicaciones de Marx,» La descripción dela alienación que Marx ofrece en los
dan testimonio de dicha continuidad. Atribuir un «va- Manuscritos de 1844 no se presenta, pues, como una
lor» a la mercancía, es decir, tratarla según el trabajo aproximación fundamentalmente diferente de la con-
quehasido necesario para su producción —pero un ceptualización del fetichismo, sino como un primer
trabajo ya pasado, que ya no está ahí— y, lo que es acercamiento, como una aproximación todavía insu-
más,tratarla no en consideración al trabajo que se ha ficiente, que ya decía implícitamente, sin embargo,lo
gastado real e individualmente, sino en cuanto parte esencial: la desposesión del hombre porel trabajo que
del trabajo social global (el trabajo socialmente nece- se ha convertido en el principio de síntesis social.
sario para su producción): he aquí una «proyección»
quenolo es en menor medida quela que tiene lugar
en la religión. El producto solo se convierte en mer-
cancía porqueen él se representa unarelación social, Ex coNceEpTOdefetichismode la mercancía se mantuvo
y dicha relación social es tan «fantasmagórica» (en el durante mucho tiempo en el mismo estado quela Be-
sentido de que no formaparte de la naturaleza de las lla Durmiente, y solo mereció una atención renovada a
cosas) como un hechoreligioso. partir de los años sesenta. Á continuación se convirtió
en la pieza central de la «crítica del valor», tal como

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se desarrolló a partir de 1987 en las revistas alemanas to» de otros grupossociales, empezó a combatirse solo
Krisis y Exit! y en los trabajos de su autor principal, Ro- para ajustar determinados detalles. Por otro lado, este
bert Kurz, y de una manera en parte diferente en los de lipo de luchas a menudo ha contribuido, sin que los
Moishe Postone en los Estados Unidos.'* Conforme a actores se dieran cuenta de ello, a que el capital alcan-
este enfoque, la mayor parte de los antagonismosden- zase su siguiente fase en contra de la voluntad de la
tro del capitalismo no afectan a la existencia misma parte más corta de luces de los propietarios del capi-
de las categorías fetichistas básicas. Ya en el siglo xIx, tal. Así, el consumo de masas en la época fordista y
el movimiento obrero se habría limitado, tras algunas el Estado social, lejos de ser solo «conquistas» de los
resistencias iniciales, a demandar un reparto distinto sindicatos, permitieron al capitalismo una expansión
del valor y del dinero entre aquellos que contribuyen a externa e interna que contribuyó a compensarla caída
la creación devalor a través del trabajo abstracto. Casi continua de la masa de beneficios.
ninguno de los movimientos que ponían en cuestión En efecto, la contradicción fundamental del ca-
al capitalismo —<la izquierda»— consideraba ya el pitalismo noesel conflicto entre el capital y el trabajo
valor y el dinero, la mercancía y el trabajo abstracto, asalariado: desde el punto de vista del funcionamiento
como datos negativos y destructores, típicos solo del del capital, el conflicto entre capitalistas y asalariados
capitalismo, que en consecuencia debían ser abolidos es un conflicto entre los portadores vivos del capital
en una sociedad postcapitalista. Sencillamente desea- fijo y los portadores vivos del capital variable; en con-
ban redistribuirlos según criterios de una mayorjusticia secuencia, un conflicto inmanente al sistema mismo.
social. En los países del socialismo real se pretendía, La contradicción fundamental reside más bien en el
por añadidura, que era posible «planificar» de una ma- hecho de que la acumulación de capital socava ine-
nera consciente dichas categorías, aunque por su pro- vitablemente sus propias bases: solo el trabajo vivo
pia esencia sean fetichistas e inconscientes. Una vez crea valor. Las máquinas no añaden nuevo valor. La
quela «lucha de clases» se convirtió en la práctica —si competencia, sin embargo, empuja a cada propieta-
dejamos a un lado cierta retórica— en un combate por rio de capital a utilizar la mayor cantidad de tecno-
la integración de los obreros en la sociedad mercantil, logía posible para producir (y, en consecuencia, para
y más adelante porla integración o el «reconocimien-

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20
vender) cada vez más barato. Al mismo tiempo que Una GRAN parte del pensamiento que hoy en día se
de momento incrementa su propio beneficio, cada pretende anticapitalista o emancipador rehúsa obsti-
capitalista contribuye, sin quererlo, sin saberlo y sin nadamente hacerse cargo de esta nuevasituación, Las
poder impedirlo, a disminuir la masa global de valor «luchas de clases» en sentido tradicional, y aquellas
y, en consecuencia, de plusvalía, y por consiguiente, que las sustituyeron a lo largo del siglo xx (las luchas
de beneficio. Durante mucho tiempo,la expansión in- de los «subalternos» de todo tipo: las mujeres, las
terna y externa del capital pudo compensarla dismi- poblaciones colonizadas, los trabajadores precarios,
nución del valor de cada mercancía particular. Pero etc), son más bien conflictos «inmanentes», que no
con la revolución microelectrónica —es decir, a par- van más allá de la lógica del valor. En el momento
tir de los años setenta— la disminución del valor ha en el que el desarrollo del capitalismo parece haber
continuadoa tal ritmo que nada ha podido frenarla, alcanzado sus límites históricos, esas luchas corren
La acumulación de capital sobrevive desde entonces a menudoel riesgo de limitarse a la defensa del statu
esencialmente bajo la forma de la simulación: crédito quo y a la búsqueda de unas mejores condiciones de
y especulación, es decir, capital ficticio (en consecuen- supervivencia para uno mismo en medio dela crisis.
cia, dinero que noesel resultado de una valorización Esto resulta perfectamente legítimo, pero defender
lograda a través dela utilización de la fuerza detraba- nuestro salario o nuestra jubilación en absoluto con-
jo). Hoy está de modaatribuir todala culpadela crisis duce por sí mismo a superar una lógica fetichista en
y de sus consecuencias a la especulación financiera, la que todo está sometido al principio de «rentabili-
pero sin ella la crisis habría llegado mucho antes. La dad», en la que el dinero constituye la mediación so-
sociedad mercantil trabaja en su propio derrumbe. Lo cial universal y en la que la producción misma delas
que la condena no es el simple hecho de ser mala, cosas más importantes puede ser abandonadasi no
pues las sociedades precedentes también lo eran. Es se traduce en una cantidad suficiente de «valor» (y,
su propia dinámica la que la pone contra las cuerdas. en consecuencia, de beneficio). Ahora resulta menos
sensato que nunca exigir «medidas para el empleo» o
defender a los «trabajadores» por la simple razón de

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que «crean valor». Es preciso, por el contrario, defen- mesas. En lugar de un anti-capitalismo,se trata pues
der el derecho de cada unoa vivir y a participar de los de un alter-capitalismo. El «capitalismo» no son solo
beneficios de la sociedad, incluso si él o ella no han los «capitalistas», los banquerosy los ricos, mientras
logrado vender su fuerza detrabajo. que «nosotros», el pueblo, seríamos los «buenos». El
capitalismo es un sistema que nos incluye a todos; na-
die puede pretender estar fuera, El eslogan «somos el
y9%»es sin duda el más demagógico y el más estúpi-
De Lo que habría que emanciparsees de las categorías do que se haya escuchado en muchotiempo,e incluso
fetichistas del dinero y de la mercancía, del trabajo y resulta potencialmente muy peligroso.
del valor, del capital y del Estado en cuanto tales. No
Uno tiene a menudo la impresión de que, en
podemosactivar uno de esos factores contra el otro,
realidad, más o menos todo el mundo desea la conti-
considerándolo el polo positivo: ni el Estado contra el
nuidad de este sistema, y no solamente los «ganado-
capital, ni el trabajo abstracto en su fase muerta (capi-
res». Ser expoliado se convierte casi en un privilegio
tal) contra el mismotrabajo en su fase viva (fuerza de
(que los restos delviejo proletariado fabril defienden,
trabajo y, por consiguiente, salario). Parece difícil, en
efectivamente, con uñas y dientes en toda Europa)
consecuencia, atribuir la tarea de superarel sistema
cuandoel capitalismo transforma a cada vez más per-
fetichista a grupos sociales que se constituyeron me-
sonas en «hombres superfluos», en «residuos». Pero
diante el desarrollo de la propia mercancía y que se
el choque conjuntodela crisis económica,dela crisis
definen por su papel en la producción de valor.
ecológica y de la crisis energética obligará muy pron-
En los años sesenta y setenta, los movimientos to a tomar decisiones drásticas. Nadie garantiza, sin
de protesta a menudo se dirigían contra el éxito del embargo, que estas serán las decisiones acertadas. La
capitalismo, contra la «abundancia mercantil», y se crisis ya no es, ni mucho menos, sinónimo de eman-
expresaban en nombre de una concepción distinta de cipación. Saber lo que está en juego se convierte en
la vida. Por el contrario,las luchas sociales y económi- algo fundamentaly disponer de unavisión global, en
cas de hoy se caracterizan a menudo por el deseo de algo vital. Por eso, una teoría social centrada en la crí-
queel capitalismo respete al menos sus propias pro-

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tica de las categorías básicas de la sociedad mercantil Notas
no es un lujo teórico que esté alejado de las preocu-
paciones reales y prácticas de los seres humanos en
lucha, sino que constituye una condición necesaria Incluso entre los autores pertenecientes al marxismo críti-
co, el concepto de fetichismo se empleaba en raras ocasio-
para cualquier proyecto de emancipación. De ahí que
nes antes de la década de los setenta. En las mil páginas de
la obra de Marx —y muy en particular, el primer ca- la Marx's Theory ofAlienation del lukacsiano István Més-
pítulo de El capital— siga siendo indispensable para záros, publicada en 1970, aunque todavía hoy se considera
comprenderlo que nos ocurre cotidianamente. Espe- un clásico sobre el tema, la palabra «fetichismo» práctica-
remos que un día se estudie solamente para disfrutar mente no aparece. El subepígrafe sobre «El carácter feti-
de su brillantez intelectual. chista de la mercancía y su secreto», que cierra el primer
capítulo de El capital, se consideraba entonces a menudo
como una digresión tan incomprensible como inútil, una
recaída en el hegelianismo, un capricho metafísico. Con-
viene tener presente que, en 1969, Louis Althusser quería
prohibir a los lectores de El capital que comenzaran porel
primercapítulo, al que juzgaba demasiadodifícil. Los lec-
tores debían percibir el conflicto visible entre el trabajo vivo
y el trabajo muerto como el punto de partida y el «pivote»
de la crítica marxiana y considerar el análisis de la forma
del valor únicamente como una precisión suplementaria,
en la que habría que profundizar en un segundo momen-
to. El gran Dictionnaire critique du marxisme, publicado en
Francia en 1982, no consagraal fetichismo más que un es-
pacio muyexiguo. Incluso los marxistas más críticos y más
dialécticos de este periodo seguían presos de una ontología
del trabajo y, en consecuencia, noles resultaba posible aco-
tar de forma más clara las categorías del fetichismo y de
la alienación. Fue necesario esperar hasta la crisis real y
visible de la sociedad del trabajo, unacrisis que se instaló
indefinidamente a partir de los añossetenta, para llegara la

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comprensiónteórica del trabajo abstracto y, de este modo y Marx, El capital, ed. cit., p. 208. En los Grundrisse, Marx
en último análisis, del fetichismo de la mercancía. afirma: «El valor entra en escena comosujeto». (Karl Marx,
Elementos fundamentales para la crítica de la economía polí-
Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Libro
tica (Grundrisse) 1857-1858 (1), México DF, Siglo Veintiuno
UL, Tomo III, Akal Ediciones, Madrid, 2000, p. 265 y ss.
Editores, p. 251. Traducción de José Aricó, Miguel Murmis
Traducción de Vicente Romano García.
y Pedro Scaron).
A las cuales hay que añadir otras ocurrencias de la palabra
Marx, El capital, ed. cit., p. 114 [p. 50 de la presente edi-
fetichismo en casi todas las obras de crítica de la economía
ción].
política de Marx, sin contar los pasajes en los que habla
de él sin que el término aparezca explícitamente. Hemos 9 A menudo y con razón, seles califica de «socialistas ricar-
de admitir que todas las consideraciones de Marx en torno dianos», pues aceptan la concepción ricardiana del «valor-
al fetichismo son fragmentariasy difíciles de comprender, trabajo» y de una eterna«ley del valor», que sencillamente
tanto porque recurre a meláforas como porla dificultad se trataría de «aplicar» conformea los principios de la jus-
efectiva de describir un fenómeno que nadie antes que ticia social.
Marx se había aventurado a explorar.
To Marx, Elcapital, ed. cit., p. 85.
Karl Marx, El capital, ed. cit., p. 119 [p. 55 de la presente
15 Marx, Elcapital, ed. cit., p. 86.
edición]. Se podría decir que toda la problemática delfeti-
chismo se encuentra en esta frase irónica sobre los hom- Ta Marx, El capital, ed. cit., p. 97.
bres, que no entran en escena más que para servir a las la Provincia Rena-
mercancías, los auténticos actores del proceso. B Karl Marx, Actas de la Sexta Asamblea de
na. Tercer artículo. Debates sobre la Ley de Robos de Madera,
Marx, El Capital, ed. cit., p. 63: «Esta naturaleza doble del en Los debates de la dieta renana, Editorial Gedisa, Barcelona,
trabajo contenido en la mercancía la he demostrado yo por 2007. Traducción de Juan Luis Vermal y Antonio García.
primera vez de un modocrítico. Comoeste es el punto en
14 Véase Moishe Postone, Tiempo, trabajo y dominación social,
torno al cual gira la comprensión de la economía política,
Una reinterpretación de la teoría crítica de Marx, Marcial
debemos examinarlo más de cerca».
Pons, Madrid-Barcelona, 2006. Traducción de María Se-
Es mejor hablar de la «faceta abstracta del trabajo»; resulta rrano [Publicado originalmente en 1993]. Anselm Jappe,
más claro que«trabajo abstracto». En efecto, en un régimen Crédito a muerte. La descomposición del capitalismoy sus crí-
capitalista todo trabajo posee una faceta abstracta y una face- ticos, Pepitas de Calabaza, Logroño, 2011. Traducción de
ta concreta. Nose trata de dos géneros distintos de trabajo,

28 29
Diego Luis Sanromán. Anselm Jappe, Robert Kurz y Claus
Peter Ortlieb, El absurdo mercado de los hombres sin cualida-
des. Ensayos sobre el fetichismo de la mercancía, Pepitas de
Calabaza, Logroño, 2014 [segunda edición]. Traducción de
Luis Andrés Bredlow y Emma Izaola. Grupo Krisis, Ma- El carácter de fetiche de
nifiesto contra el trabajo, Virus Editorial, Barcelona, 2002. ,
Traducción de Marta María Fernández[publicado original- 1 a mercancia y su secreto
mente en 1999].
seguido de
El proceso de intercambio

Karl Marx

30
El carácter de fetiche de
la mercancía y su secreto
(El capital, L, capítulo 1,4)"

Título original: Das Kapital, 1, Erstes Kapi-


tel, 4: «Der Fetischcharakter der Ware und
sein Geheimnis»; Zweites Kapitel: «Der
Austauschprozess».
Una MERCANCÍA PARECE SER, a primera vista, una
cosa evidente y trivial. De su análisis resulta que es
una cosa de lo más endiablada, llena de sutileza meta-
física y de entresijos teológicos. En tanto que es valor
de uso, no tiene nada de misterioso, lo mismo que se
mire desde el punto de vista de que, en virtud de sus
propiedades, satisface unas necesidades humanas o
que adquiere esas propiedades solo como producto
del trabajo humano. Es palmario que el hombre, me-
diante su actividad, altera las formas de las materias
naturales de un modo quele resulta útil. La forma
de la madera, por ejemplo, queda alterada cuando se
hace de ella una mesa. Y, sin embargo, la mesa sigue
siendo madera, una cosa sensible ordinaria. Pero des-
de el momento en que se presenta como mercancía,
se trasmuta en una cosa sensible y, a la vez, suprasen-

3
sible. No solo está colocada con las patas en el suelo, ¿De dónde brota, pues, el carácter misterioso del
sino que se coloca de cabeza frente a todas las demás producto de trabajo desde el momento en que adquie-
mercancías, y en su cabeza de madera desarrolla unos re la forma de mercancía? Evidentemente, de esa for-
caprichos mucho másextravagantes que si se pusiera ma misma. La igualdad de los trabajos humanos toma
a bailar por libre voluntad.? forma de cosa como objetividad de valor igual de los
El carácter místico de la mercancía no brota, por productos del trabajo; la medida del gasto de fuerza
tanto, de su valor de uso. Ni tampoco brota del con- de trabajo humana en función de su duración toma
tenido de las determinaciones del valor. Pues, en pri- la forma de la magnitud de valor de los productos del
merlugar, por muydiversos que sean los trabajos úti- trabajo; y, en fin, las relaciones entre los productores,
les o actividades productivas, es una verdad fisiológica dentro delas cuales se ejercen aquellas determinacio-
que todosellos son funciones del organismo humano nes sociales de sus trabajos, toman la forma de una
y que cualquiera de esas funciones, sean cuales sean relación social entre los productos del trabajo.
su contenido y su forma, es esencialmente un gasto Lo misterioso de la forma de mercancía consiste,
de cerebro, nervio, músculos, órganos de los sentidos, pues, sencillamente en queles presenta a los hombres,
etc., de los hombres. Y en segundo lugar, en cuanto comoreflejados en un espejo, los caracteres sociales
a lo que subyace a la determinación de la magnitud de su propio trabajo como caracteres objetivos de los
de valor, esto es, la duración de aquel gasto o la canti- productos mismosdel trabajo, o como unas propieda-
dad de trabajo, cabe distinguir incluso por medio de des sociales inherentes a la naturaleza de esas cosas;
los sentidos entre la cantidad de trabajo y su cualidad. de ahí que también la relación de los productores con
En cualesquiera circunstancias tuvo que interesarle al el trabajo total se les presente como una relación so-
hombre el tiempode trabajo que cuesta la producción cial entre objetos que existe fuera de los productores.
del sustento, aunque no en igual medida en los diver- Mediante ese quid pro quo los productos del trabajo
sos niveles evolutivos. Y, en fin, apenas los hombres se convierten en mercancías, en cosas sensibles y a la
trabajan unos para otros, de la manera que sea, su vez suprasensibles, o en cosas sociales. Así la impre-
trabajo adquiere también una formasocial. sión luminosa de una cosa en el nervio óptico no se

34 35
presenta como un estímulo subjetivo del nervio óptico brota del peculiar carácter social del trabajo que pro-
mismo, sino como forma objetiva de una cosa fuera duce mercancías.
del ojo. Pero en el caso dela visión realmente se pro- Losobjetos de uso solo se convierten en mercan-
yecta luz desde una cosa, el objeto exterior, sobre otra cías porque son productos de trabajos privados que
cosa, queesel ojo. Se trata de unarelación física entre se ejercen con independencia recíproca. El conjunto
cosas fisicas. En cambio, la forma de mercancía y la de esos trabajos privados constituye el trabajo total de
relación de valor entre los productos del trabajo, en la sociedad. Dado que los productores solo entran en
la cual aquella se presenta, no tienen absolutamente contacto social mediante el intercambio de los produc-
nada que ver con la naturaleza física de los mismos tos de su trabajo, resulta que también los caracteres es-
ni con las relaciones resultantes entre cosas. No hay pecíficamente sociales de sus trabajos privados se ma-
aquí nada más que una determinada relación social nifiestan solamente dentro de tal intercambio. Dicho
entre los hombres mismos, que adquiere para ellos de otro modo,si los trabajos privados se ejercen, en
la forma fantasmagórica de una relación entre cosas. efecto, como partes integrantes del trabajo total de la
Para encontrar una analogía hernos de refugiarnos, sociedad, es solamente por gracia de las relaciones en
portanto, en la nebulosa región del mundoreligioso. queel intercambio hace entrar a los productos del tra-
Ahílos productos de la cabeza humana parecen perso- bajo y, por mediación de estos, a los productores. Por
najes dotados de vida propia, que se relacionan entre consiguiente, a estos últimoslas relaciones sociales de
ellos y con los hombres. Lo mismo sucede en el mun- sus trabajos privados se les aparecen comolo que son,
do de las mercancías con los productos de la mano esto es, no como unas relaciones inmediatamente so-
humana. A eso yo lo llamo el fetichismo que adhiere ciales entre las personas en sus trabajos mismos, sino
a los productos del trabajo, desde el momento en que como unas relaciones de cosas entre las personas y
son producidos como mercancías, y que es, por tanto, como unasrelaciones sociales entre las cosas.
inseparable de la producción de mercancías.
Solamente en el intercambio los productos del
Como ha demostrado ya el análisis que prece- trabajo adquieren la condición de objetos de valor so-
de, ese carácter de fetiche del mundo de la mercancía cialmente iguales, separada de su condición de obje-

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tos de uso sensiblemente diferentes. Esa escisión del intercambio de productos: esto es, el carácter social-
producto de trabajo en cosa útil y cosa de valor solo mente útil de sus trabajos privadosse refleja en la for-
se ejerce prácticamente desde el momento en que el ma de que el producto del trabajo hade ser útil, lo que
intercambio haya alcanzado ya un volumen y una im- es decir, útil para otros; el carácter social de la igual-
portancia suficientes para que las cosas útiles se pro- dad de los diferentes trabajos se refleja en forma del
duzcan para el intercambio, de manera queel carácter carácter de valores que es común a esas cosas mate-
de valor de las cosas se tiene en cuenta ya en la pro- rialmente diversas que son los productos del trabajo.
ducción misma. A partir de ese momento,los trabajos Los hombres, por tanto, no relacionan unos
privados de los productores adquieren efectivamente productos de trabajo con otros corno valores porque
un carácter social doble. Por un lado, comotrabajos esas cosas les valgan solo como envolturas físicas del
útiles determinados, han de satisfacer una determina- trabajo humano igual, sino al revés: en el intercam-
da necesidad social, acreditándose así como partes in-
bio, al igualar sus diferentes productos como valores,
tegrantes del trabajo total, del sistema nativo de la di- igualan sus diferentes trabajos como trabajo humano.
visión social del trabajo. Porel otro lado, satisfacen las
Ellos no lo saben, pero lo hacen.* El valor, por tanto,
diversas necesidades de sus propios productores solo nolleva escrito en la frente lo que es. Bien al contrario,
en la medida en que cada uno de los trabajos útiles el valor trasforma cada producto de trabajo en un je-
privados es intercambiable por cualquier otro género roglífico social. Luego los hombrestratan de descifrar
útil de trabajo privadoy, por tanto, es su equivalente. el sentido del jeroglífico, penetrar en el secreto de su
La igualdad de unos trabajos toto coelo diferentes solo
propio producto social, pues la determinación de los
puede consistir en que se haga abstracción de su des- objetos de uso comovalores es producto social de los
igualdad real; solo puede consistir en la reducción al
hombres no menos que el lenguaje. El tardío descu-
carácter común que poseen como gasto de fuerza de brimiento científico de que los productos de trabajo,
trabajo humana, comotrabajo humano abstracto. El en cuanto valores, son meras expresionesfísicas del
cerebro de los productores privadosrefleja ese doble
trabajo humano gastado en su producción, hace épo-
carácter social de sus trabajos privados únicamente en ca en la historia evolutiva de la humanidad, pero no
las formas que aparecen en los tratos prácticos, en el

38 39
ahuyenta en modoalguno la apariencia de objetividad
de sus propiedadesfisicas y químicasdiferentes, Y, en
delos caracteres sociales del trabajo. Lo que solo vale
vfecto, el carácter de valor de los productos del traba-
para esta forma peculiar de producción queesla pro-
jo solo se consolida por el hecho de que estos funjan
ducción de mercancías, a saber, queel carácter especí-
como magnitudesdevalor. Estas últimas varían cons-
ficamente social de los trabajos privados mutuamente
tantemente, con independencia de la voluntad, los co-
independientes consiste en su igualdad como trabajo
nocimientos previos y la actividad de los agentes del
hurnano y adquiere la forma del carácter de valor de
intercambio. Su propio movimiento social posee para
los productos del trabajo, eso se les aparece a quie-
ellos la forma de un movimiento de cosas a cuyo con-
nes están atrapadosen las relaciones de la producción
trol están sometidos en lugar de controlarlo. Hace falta
de mercancías, antes lo mismo que después de aquel
una producción de mercancías plenamente desarrolla-
descubrimiento, como algo no menosdefinitivo que
da para que de la experiencia misma surja la constata-
el hecho de que la descomposición científica del aire
ción científica de que los trabajos privados (que se rea-
en sus elementosdeja subsistir la formadel aire como
lizan independientemente unos de otros, pero, corno
forma de un cuerpofísico.
componentes nativos de la división social del trabajo,
Lo que en primer lugarles interesa prácticamen- dependen todos de todos) se reducen constantemente
te a los intercambiadores de productos es la cuestión a su medida socialmente proporcional, porque, en las
de cuántos productosajenos reciben a cambio del pro- fortuitas y siempre fluctuantes relaciones de intercam-
ducto propio, es decir, en qué proporciones se inter- bio de sus productos, el tiempo de trabajo socialmente
cambian los productos. Una vez esas proporciones necesario para su producción, cual ley reguladora de la
hayan maduradohasta alcanzar unacierta estabilidad naturaleza, se imponea la fuerza, de la misma manera
consuetudinaria, parecen brotar de la naturaleza de quela ley de la gravedad se impone cuando a uno se
los productosdel trabajo, de manera que, por ejemplo, le cae encimala casa.3 La determinación de la magni-
una tonelada de hierro y dos onzas de oro poseen el tud de valor por el tiempo detrabajo es, por tanto, un
mismo valor, del mismo modo que una libra de oro secreto oculto bajo los movimientos aparentes de los
y unalibra de hierro poseen el mismo peso, a pesar valores relativos de las mercancías. El desvelamiento

40 41
de ese secreto deshace la apariencia de una determi- comola encarnación general del trabajo humano abs-
nación meramente fortuita de las magnitudes de valor tracto, la demencia de la formulación salta a la vista.
de los productos del trabajo, pero no deshace en modo Pero cuando los productores de la chaqueta, las botas,
alguno su formaobjetiva. etc., relacionan esas mercancías con el lienzo —o con
Lareflexión sobre las formasde la vida humana, el oro la plata, lo que no cambia la cosa— como equi-
incluyendo el análisis científico de las mismas, suele valente general, entonces la relación de sus trabajos
tomar un camino opuesto a la evolución real. Empieza privados conel trabajo total de la sociedad se les apare-
post festum, partiendo de los resultados acabados del ce precisamente de esa forma demencial.
proceso evolutivo. Las formas que sellan los productos Y es que tales formas constituyen las categorías
del trabajo corno mercancías y que, por tanto, están de la economía burguesa. Son formas de pensamiento
presupuestas en la circulación de mercancías, poseen socialmente válidas y, por tanto, objetivas para las re-
ya una estabilidad propia de formasnaturales de la vida laciones de producción de este modosocial de produc-
social, antes de que los hombrestraten de darse cuenta ción históricamente determinado que es la producción
y razón, no ciertamente del carácter histórico de esas de mercancías. Todo el misticismo del mundo de la
formas,a las queya tienen por inmutables, sino de su mercancía,todas las brujerías y apariciones de ánimas
contenido. Así solamente el análisis de los precios de que envuelven cual bruma a los productos del traba-
las mercancías condujo a la determinación de la mag- jo que se desarrolla sobre la base de la producción de
nitud del valor, y solo la común expresión dineraria de mercancías, se desvanecen inmediatamente en cuan-
las mercancías condujo a la fijación de su carácter del to nos volvamos hacia otras formas de producción.
valor. Pero justamente esa forma acabada del mundo Comoa la economía política le gustan las robin-
de la mercancía,la forma de dinero,es la que, en lugar sonadas,é empecemos con Robinsón en suisla. Frugal
de revelarlo, encubre bajo la forma de cosa el carácter
comoes de suyo,tiene, sin embargo, diversas necesi-
social de los trabajos privadosy, por tanto,las relacio- dades que satisfacer y debe, por tanto, ejecutar traba-
nes sociales de los trabajadores privados. Si digo que jos útiles de diversa índole, confeccionar herramien-
la chaqueta,las botas, etc., se relacionan con el lienzo tas, fabricar muebles, domesticar una llama, pescar,

42 43
cazar, etc. No hablamos de rezar y cosas porel estilo, Pasemos ahorade la isla luminosa de Robinsón
ya que nuestro Robinsón encuentra en ellas un placer a la oscura Edad Media europea. En lugar del hombre
y considera semejantes actividades cono un recreo. A independiente, encontramos aquí a todos los hombres
pesar de la diversidad de sus funciones productivas, dependientes: siervos de gleba y terratenientes, vasa-
él sabe que estas no son más que diferentes formas llos y señores, seglares y curas. La dependencia perso-
deactividad del mismo Robinsón, es decir, diferentes nal caracteriza a las relaciones sociales de la produc-
modalidades de trabajo humano. La necesidad misma ción material lo mismo quea las esferas de la vida que
le obliga a repartir su tiempo minuciosamente entre se levantan sobre ella. Pero justamente porquelas rela-
sus diversas funciones. Que una ocupe más espacio ciones de dependencia personal forman la base social
dentro de su actividad total y otra menos depende de la dada, a los trabajos y a los productos no les hace falta
mayor o menor dificultad que se haya de vencer para tomar una forma fantástica distinta de su realidad. En-
lograrel efecto útil deseado. La experiencia se lo ense- tran en el engranaje social como servicios y prestacio-
ña, y nuestro Robinsón, que ha salvado del naufragio nes en especie. La forma inmediatamente social del
el reloj, el libro mayor,la tinta y la pluma, como buen trabajo es aquí su formanatural, su carácter específico,
inglés que es, empieza pronto a llevar la contabilidad y no su universalidad, como sucede sobre la base de
de sí mismo. Su inventario contiene un listado de los la producción de mercancías. El trabajo del siervo se
objetos de uso que posee, de las operaciones que se mide en tiempo lo mismo queel trabajo que produce
requieren para su producción y, finalmente, del tiem- mercancías, pero todo siervo sabe que gasta una de-
po de trabajo que le cuestan, por término medio, unas terminada cantidad de su fuerza personal de trabajo
cantidades determinadas de esos productos diversos. sirviendo a su amo. El diezmo que se ha de entregar
Todas las relaciones de Robinsón con las cosas que al cura es más evidente que los efectos de la bendición
forman su riqueza, que él mismo ha creado, son tan queel cura imparte. Por tanto, y sea cual sea el juicio
sencillas y transparentes que hasta el señor M. Wirth? que a uno le merezcan las máscaras de personajes tí-
podría comprenderlas sin mucho esfuerzo intelectual; picos con las que los hombres entran aquí en tratos
y, sin embargo, en ellas están contenidas todas las de- recíprocos, las relaciones sociales de las personas en
terminaciones esenciales del valor,

44 45
sus trabajos aparecen en todo caso como sus propias de por sí como determinación social de los trabajos
relaciones personales, y no disfrazadas en relaciones mismos, porquelas fuerzas individualesde trabajo ac-
sociales de las cosas, de los productos del trabajo. túan ya de porsí solamente como órganos de la fuerza
A fin de considerar el trabajo en común, es de- de trabajo común de la familia.
cir, el trabajo inmediatamente socializado, no hace En fin, imaginemos, para variar, una asocia-
falta retroceder a la forma primitiva del mismo que ción de hombres libres que trabajan con medios de
encontramos en los umbrales de la historia de todos producción comunitarios y que gastan sus múltiples
los pueblos civilizados.* Un ejemplo más próximo nos fuerzas de trabajo individuales, con plena conciencia
ofrece la industria rural patriarcal de unafamilia cam- de sí, como una sola fuerza de trabajo social. Todaslas
pesina, que producecereales, ganado, hilo, tela, ropa, determinaciones del trabajo de Robinsón se repiten
etc., para sus propias necesidades. Esas cosas diversas aquí, solo que de modosocial en lugar de individual.
se le ofrecen a la familia como diferentes productos Todos los productos de Robinsón eran su producto
de su trabajo familiar, pero no se ofrecen unas a otras personal exclusivo y, por tanto, eran inmediatamente
como mercancías. Los diversos trabajos que producen objetos de uso para él. El producto total de la asocia-
esos productos, la agricultura, la ganadería, el hilar y ción es un producto social. Una parte de ese producto
el tejer, la sastrería, etc., son, en su misma forma na- sirve a su vez de medios de producción y sigue siendo
tural, funciones sociales, por ser funciones de la fa- social; pero otra parte es consumida por los miembros
milia, que posee su propia división nativa del trabajo, de la asociación, a modo de medios de subsistencia,y,
lo mismo que la producción de mercancías posee la portanto, debe ser repartida entreellos. Las modalida-
suya. Las diferencias de sexo y de edad y las condicio- des de tal reparto variarán según la índole particular
nes naturales del trabajo, que varían con el cambiode del propio organismo social de producción y el nivel
las estaciones, regulan el reparto de las tareas entre de desarrollo histórico de los productores que en cada
los miembrosdela familia y el tiempo de trabajo de caso le corresponda. Solo para establecer un parale-
cada uno. El gasto de las fuerzas de trabajo individua- lismo con la producción de mercancías, supongamos
les, medido por la duración, aparece, sin embargo, ya quela parte de los medios de subsistencia que corres-

46 47
ponde a cada productor se determina por su tiempo pero tanto más importante cuanto más se adentran
detrabajo. El tiempo de trabajo jugaría, por tanto, un las comunidadesen la etapa de decadencia. Unas na-
doble papel. Su reparto, planificado por la sociedad, ciones de comerciantes en sentido propio solo existen
regula la proporción justa entre las diversas funciones en los intermundios del mundo antiguo, como los
de trabajo y las diferentes necesidades. Por otra parte, dioses de Epicuro, o comolos judíos en los poros de
el tiempodetrabajo sirve a la vez de medida de la par- la sociedad polaca. Aquellos organismos antiguos de
te individual del productor en el trabajo común y, por producción social son mucho más sencillos y transpa-
tanto, de la parte del producto común que puede ser rentes que el organismo de producción burgués; pero
consumida individualmente. Las relaciones sociales se fundan o bien en la inmadurez del hombre indivi-
de los hombres con sustrabajos y con los productos de dual, que no se ha soltado aún del cordón umbilical de
su trabajo siguen siendo de una sencillez transparen- la unión natural con los otros de su especie, o bien en
te, tanto en la producción comoen la distribución. relaciones inmediatas de señorío y servidumbre. Esos
Para una sociedad de productores de mercan- organismos de producción están condicionados por
cías, cuya relación universal de producción social con- un bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
siste en tratar a sus productos como mercancías, es del trabajo y por las correspondientes relaciones de
decir, como valores, y en relacionar entre sí sus tra- dependencia que los hornbres mantienen en el pro-
bajos privados bajo esa forma de cosas, como trabajo ceso de producción material de su vida y, por tanto,
humano igual, la formade religión más adecuada es entre ellos y con la naturaleza. Esa dependenciareal se
el cristianismo, con su culto del hombre abstracto, y refleja idealmente en las antiguasreligiones naturales
especialmente el cristianismo en su desarrollo bur- y populares. El reflejo religioso del mundo real solo
gués, el protestantismo, el deísmo, etc. En los modos puede desaparecer, en general, desde el momento en
de produccióndel Asia arcaica, de la Antigiiedad clási- que las condiciones de la vida práctica de los trajines
ca, etc,, la transformación del producto en mercancía cotidianos se les presenten a los hombres, día tras día,
y, por tanto, la existencia de los hombres como pro- como unas relaciones transparentesy racionales entre
ductores de mercancías juegan un papel subordinado, ellos y con la naturaleza. La forma del procesovital de

48 49
la sociedad, esto es, del proceso
material de produc: Hasta qué punto se dejan engañar algunos eco-
ción, solo se quitará el velo de bruma
mística cuando nomistas por el fetichismo inherente al mundo de la
se encuentre, como producto de hombre
s libremente mercancía o porla apariencia de objetividad de las de-
socializados, bajo el control consciente
y planificado de lrrminaciones sociales del trabajo, lo demuestra, en-
los mismos. Pero para eso se requ
iere un fundam ento Ire otros ejemplos,la tediosa e insípida querella sobre
material de la sociedad o unaserie de cond
iciones ma- el papel de la naturaleza en la formación del valor de
teriales de existencia que son a su vez
el Producto de cambio, Dado que el valor de cambio es una determi-
una larga y atormentada historia evol
utiva. nada manera social de expresar el trabajo que se ha
La economía política ha analizad dedicado a una cosa, no puede contener más sustan-
o ciertamente,
aunque de manera imperfecta> el valo cia natural que la que contiene, pongamospor caso, el
r y la magnitud
del valor y ha descubierto el contenid lipo de cambio bursátil.
o que se esconde
en esas formas. Jamás ha formuladoni
tan siquiera la La forma de mercancía es la forma más universal
pregunta de por quétal contenido toma
tal forma,esto de la producción burguesa y la menos desarrollada,
es, por quéel trabajo se expresa en
el valor y por qué por lo cual aparece tempranamente, aunque no de la
la medida del trabajo por la duración
se expresa en la misma manera dominante y, por tanto, característica
magnitud de valor del producto del trab
ajo. Unasfór- que hoyendía; de ahí que su carácter de fetiche parez-
mulas quellevan escritas en la fren
te que pertenecen a ca todavía relativamente fácil de descubrir. Al llegar
una formación social en queel proc
eso de producción a formas más concretas, desaparece incluso esa apa-
domina a los hombres y el hombre
aún no dominaal riencia de sencillez. ¿De dónde venían las ilusiones
proceso de producción pasan en la conc
iencia burgue- del sistema monetarista o mercantilista?"? No veía que
sa de los economistas por ser unas
necesidades natu- el oro y la plata, en cuanto dinero, representan una
rales tan evidentes como el proceso
detrabajo mismo. relación social de producción, pero que la representan
De ahí que la economía política trate
a las formas del en forma de cosas naturales dotadas de extrañas pro-
organismo social de producción anterior
es ala bur- piedades sociales. Y en cuanto a la economía moderna,
guesía de la misma manera que los Padr
es de la Iglesia que mira por encima del hombro al sistema mercan-
trataban a las religiones anteriores al
cristianismo.

50 51
,
tilista, ¿no se hace palpable su fetichismo apenas pasa tancia química, presumiendo de profundidad crítica
a tratar del capital? ¿Cuánto hace que se desvaneció la encuentran, sin embargo, que el valor de uso de las
ilusión de los fisiócratas, según la cual la renta inmo- cosas es independiente de las propiedades que tienen
biliaria brota dela tierra y no de la sociedad? como cosas, mientras que el valor les pertenece como
Para no adelantamos, bástenos aquí otro ejem- a cosas. Lo confirma, a sus ojos, el extraño hecho de
plo relativo a la forma misma de mercancía. Si las que el valor de uso de las cosas se realiza para el hom-
mercancías supieran hablar, dirían: «Nuestro valor de bre sin intercambio, enla relación inmediata entre la
uso acasole interese al hombre, pero a nosotras, como cosa y el hombre, mientras que, a la inversa, el valor se
cosas, no nos pertenece. Lo que nos pertenece como a realiza solo en el intercambio, es decir, en un proceso
cosas que somos es el valor. Lo demuestran nuestros social. Quién no se acuerda del bueno de Dogberty,
propios tratos como cosas mercantiles: solo nosrela- que enseña al sereno Seacoal: «Ser varón apuesto es
cionamos unas con otras como valores de cambio». un donde las circunstancias, pero saber leer y escribir
Ahora escuchen al economista hablando comosi le es un don dela naturaleza».
saliera del alma a la mercancía misma: «El valor (valor
de cambio) es una propiedad de las cosas, la rique-
za (el valor de uso) es una propiedad del hombre. El
valor, en este sentido, implica necesariamente el in-
tercambio, la riqueza no lo implica».«La riqueza (el
valor de uso) es un atributo del hombre,el valor es un
atributo de las mercancías, Un hombre o una comuni-
dad son ricos; una perla o un diamante son valiosos...
Una perla o un diamante tienen valor en cuanto tal
perla o diamante».* Hasta ahora, ningún químico ha
descubierto el valor de cambio en la perla o en el dia-
mante. Los economistas que han descubierto esa sus-

52 53
El proceso de intercambio
(£l capital, 1, capítulo 2)

Las MERCANCÍAS NO PUEDEN ir solas al mercado ni


intercambiarse solas. Hemos, pues, de buscar a sus
cuidadores, los propietarios de mercancías. Las mer-
cancías son cosas; por tanto, están indefensas ante
el hombre. Si no obedecen, el hombre puede usar la
fuerza, lo que es decir, tomarlas.'* Para relacionar esas
cosas unas con otras como mercancías, los cuidado-
res de mercancías tienen que comportarse unos con
otros como personas cuya voluntad habita en aque-
llas cosas, de tal manera que cada uno se apropia la
mercancía ajena, enajenando la suya, solamente con
el consentimiento voluntario del otro, es decir, me-
diante un acto de voluntad común a uno y otro. Por
tanto, deben reconocerse mutuamente como propie-
tarios privados. Esa relación jurídica, cuya formaes el
contrato, legalmente formulado o no, es una relación
entre voluntades en la quese refleja la relación econó-
mica. El contenido de esa relación jurídica o de volun-

55
tades viene dado porla relación económica misma.” jenarla a cambio de otras mercancías cuyos valores de
Las personassolo existen aquí unas para otras como usole satisfagan. Todas las mercancías son valores de
representantes de la mercancía y, por tanto, como pro- uso para quienes no son sus propietarios, y no son va-
pietarios de mercancías. Veremos, con el avance del lores de uso para sus propietarios. De ahí que tengan
desarrollo, que en general las máscaras de personajes que cambiar de manos portodoslados. Pero ese cam-
típicos de la economía que llevan las personas no son bio de manos constituye su intercambio, y su inter-
más quelas personificacionesdelas relaciones econó: cambio las relaciona unas con otras como valoresy las
micas que las personas, al relacionarse, representan. realiza comovalores. Portanto, las mercancías tienen
Lo quedistingue, en particular, al propietario de que realizarse como valores antes de poder realizarse
la mercancía de la mercancía misma es el hecho de comovalores de uso.
que a esta cualquier otro cuerpo de mercancíale vale Por otra parte, las mercancías tienen que acre-
únicamente como forma fenoménica de su propio ditarse como valores de uso antes de poderrealizarse
valor. Por tanto, la mercancía, leveller y cínica nata, comovalores. Puesel trabajo humano queen ellas se
siempre está a punto de intercambiar no ya tan solo haya gastado solo cuenta en la medida en que se haya
el alma, sino el cuerpo con cualquier otra mercancía, gastado de tal forma que sea útil para otros. Pero que
aunque esta adolezca de más defectos que Maritornes. el trabajo haya sido útil para otros y que, por tanto, su
Ese sentido de lo concreto que hay en el cuerpo delas producto satisfaga necesidades ajenas o no, es algo
mercancías, sentido del cual la propia mercancía care- que solo el intercambio puede demostrar.
ce, lo suple el propietario de mercancías mediante sus
Cadapropietario de mercancías quiere enajenar
propios cinco o más sentidos. Su mercancía no tie-
su mercancía únicamente a cambio de otras mercan-
ne para él ningún valor de uso inmediato; pues delo
cias cuyo valor de uso satisfaga sus necesidades. En
contrario nola llevaría al mercado. Tiene valor de uso
ese sentido, el intercambio es para él un proceso me-
para otros. Para él no tiene, de inmediato, más valor
ramente individual. Por otra parte, quiere realizar su
de uso queel de ser portadora de valor de cambio y
mercancía como valor y, por tanto, en cualquier otra
por tanto, medio de intercambio.'* Por eso quiere ena-
mercancía del mismo valor, sin importarle que su pro-

56 57
pia mercancía tenga valor de uso para el propi
etario valores y, por tanto, como mercancías relacionándo-
de la otra mercancía o no. Y en ese sentido,
el inter- las, por contraposición, con alguna otra mercancía
cambio es para él un proceso social universal.
Pero un que sirva de equivalente universal. Eso había resultado
mismo proceso no puede ser al mismo tiem
po para del análisis de la mercancía. Pero solo la acción social
todos los propietarios de mercancías un proce
so me- puede hacer de una mercancía determinada el equi-
ramente individual y, a la vez, ser exclusivam
ente un valente universal. La acción social de todas las demás
proceso social universal,
mercancías excluye, por tanto, a una mercancía deter-
Mirándolo más de cerca, a cada propietari minada,en la cual todasellas representan sus valores
o de
mercancías le vale cada mercancía ajena como respectivos. Así la forma natural de esa mercancía se
equiva-
lente específico de la Suya y, por tanto, su prop convierte en forma de equivalente socialmente válida.
ia mer-
cancía le vale como equivalente universal de Mediante el proceso social, la función de equivalente
todas las
demás mercancías. Pero como todos los Propi universal se convierte en la función social específica
etarios
de mercancías hacenlo mismo, ninguna mercancí de la mercancía excluida. Así esta se convierte en di-
a es
un equivalente universal y, por consiguiente nero, «TIli unum consilium habentet virtutem et po-
, las mer-
Cancías no poseen ninguna forma universal testatem suam bestiae tradunt. Et ne quis posset eme-
de valor
relativo en la que puedan equipararse com re aut vendere,nisi qui habet characterem aut nomen
o valores
y compararse como magnitudes de valor. bestiae, aut numerum nominis eius» (Apocalipsis).*0
No se rela-
cionan, portanto, en modo alguno como
mercancías, La cristalización en dinero es un producto nece-
sino meramente como productos o valores
de uso. sario del proceso de intercambio, en el cual los diver-
En su perplejidad, nuestros Propietarios de mer- sos productos del trabajo se equiparan efectivamente
cancías piensan como Fausto: en el principio unosa otros y, por tanto, se convierten efectivamente
fue la
acción. Han actuado ya antes de haber pensa en mercancías. La expansión y el ahondamiento his-
do. Las
leyes de la naturaleza de la mercancía se ejerc tóricos del intercambio despliegan, por tanto, la opo-
en en
el instinto natural de los propietarios de mercancías sición entre valor de uso y valor que dormita en la
.
Solo pueden relacionar sus mercancías entres naturaleza de la mercancía. La necesidad de represen-
í corno

58
59
tar esa oposición de manera externa para el comercio
otras. Tal relación de extrañeza recíproca no existe,
impulsa hacia una forma autónoma del valor de las
sin embargo, para los miembros de una comunidad
mercancías y no descansa hasta que tal formase haya
nativa, lo mismo que tenga la forma de una familia
definitivamente alcanzado mediante el desdoblamien-
patriarcal, una comunidaddela Iudia antigua, un Es-
to de la mercancía en mercancía y dinero. Por consi-
tado incaico, etc. El intercambio de mercancías em-
guiente, la transformación de la mercancía en dinero
pieza ahí donde acaban las comunidades, en sus pun-
se consuma en la misma medida quela transforma-
tos de contacto con otras comunidades o con miem-
ción de los productos del trabajo en mercancías.>
bros de las mismas. Ahora bien, una vez las cosas se
El intercambio inmediato de productos tiene, han convertido en mercancías en la vida exterior de
por un lado, la forma de la expresión simple del valor la comunidad, de rebote se hacen tales también en
y, por otro lado, nola tiene todavía, Aquella formaera: su vida interior. La razón cuantitativa del intercambio
x mercancía A = y mercancía B. La forma del inter- es, en un principio, de todo punto fortuita, Las cosas
cambio inmediato de productos es: x objeto de uso A son intercambiables en virtud del acto de voluntad
= y objeto de uso B.” Aquílas cosas A y B no son mer- de sus propietarios de enajenarlas recíprocamente.
cancías antes del intercambio, sino que se hacen tales Con todo, la necesidad de objetos de uso ajenos se
por obra del intercambio. El primer modo de que un va consolidando poco a poco. La constante repetición
objeto de uso sea valor de cambio en potencia es su del intercambio lo convierte en un proceso social re-
existencia como algo que no es valor de uso, como gular. Pasando el tiempo resulta, por tanto, necesario
una cuantía de valor de uso que excede las necesida- que a lo menos una parte de los productos del trabajo
des inmediatas de su propietario. Las cosas son de por se produzca deliberadamente para los fines del inter-
sí ajenas a los hombresy, portanto, enajenables, Para cambio. A partir de ese momento, se consolida, por
que la enajenación sea recíproca, solo hace falta que un lado, la separación entre la utilidad de las cosas
los hombres se relacionen tácitamente como propie- para el sustento inmediato y su utilidad para el in-
tarios privados de aquellas cosas enajenables y, con tercambio: su valor de uso se separa de su valor de
eso mismo, como personas independientes unas de cambio, Porel otro lado, la razón cuantitativa a que se

Go 61
intercambian pasa a depender de la Producci
ón mis- táneo que la suscitó; de modo cambiante y fugaz se
ma.La costumbre la fija como magnitud devalor.
atribuye a tal mercancía o a tal otra. Con el desarrollo
En el intercambio inmediato de productos, cada del intercambio de mercancías, sin embargo, acaba
;
mercancía es inmediatamente medio de camb adhiriéndose exclusivamente a ciertas clases parti-
io para
su propietario y equivalente para el que noes culares de mercancías, lo que es decir que se crista-
propie-
tario, pero solo en la medida en que es valor liza en forma de dinero. A qué clase de mercancías
de uso :
para él. Por tanto, el artículo de intercambio no quedefinalmente adherida depende, en un principio,
con-
tiene todavía ninguna forma de valor independ del mero azar; pero en general hay dos condiciones
iente
de su propio valor de uso o de las necesidade decisivas. La forma de dinero se adhiere o bien a los
s indi-
viduales de quienesllevan a cabo el intercambi artículos de intercambio más importantes que entran
o. La
necesidad de esa forma se desarrolla a medida que desde fuera, y que son, en efecto, las formas nativas
crezcan la cantidad y la diversidad de las merc en que se manifiesta el valor de cambio de los pro-
ancías
que entran en el proceso de intercambio, La tarea ductos autóctonos, o bien se adhiere a aquel objeto
sur-
ge al mismotiempo que los medios para su soluc de uso que constituye el elemento principal de las po-
ión.
Un comercio en que los propietarios de merc sesiones enajenables autóctonas, como, por ejemplo,
ancías
intercambian y comparan sus propios artíc el ganado. Los pueblos nómadas son los primeros en
ulos con
varios otros nunca tiene lugar sin que los desarrollar la forma de dinero, porque todas sus pose-
diversos
propietarios, en su mismo comercio, intercam siones se encuentran en forma móvil y, por tanto, in-
bien
las diversas mercancías por una misma tercera mediatamente enajenable, y porque su modode vida
clase
de mercancías y las comparen con ella en cuanto los pone constantemente en contacto con otras comu-
valo-
res. Esa tercera mercancía, al hacerse equivalent nidades y, por consiguiente, los invita al intercambio
e de
diversas otras mercancías, adquiere inmediatamen de productos. Los hombres han usado a menudoal
te,
aunque dentro de estrechoslímites,la forma de equi- hombre mismo, en forma de esclavo, como materia
valente universal o social. Esa forma de equivalent dineraria primitiva, pero nunca a la tierra. Semejante
e
universal nace y perece juntoal contacto social idea solo pudo surgir en una sociedad burguesa ya
instan-
desarrollada: data del último tercio del siglo xvit, y

62
63
su ejecución a nivel nacional solo se intentó un siglo tir diferencias puramente cuantitativas, esto es, que
después, en la revolución burguesa de los franceses. debe ser posible dividirla a discreción y recomponerla
En la misma medida en que el intercambio de a partir de las partes; y el oro y la plata poseen por
mercancías rompe sus cadenas meramente locales naturaleza esas propiedades.
y el valor de las mercancías se ensancha, por consi- El valor de uso de la mercancía dineraria se des-
guiente, hasta hacerse expresión material del trabajo dobla. Junto a su peculiar valor de uso como mercan-
humano en general, la forma de dinero se transfiere a cía (tal comoel oro, por ejemplo, sirve para relleno de
aquellas mercancías que se prestan por su propia na- muelas, materia prima de artículos de lujo, etc.), esta
turaleza a la función social de equivalente universal, adquiere un valor de uso formal, que resulta de sus
esto es, a los metales preciosos. funciones sociales específicas.
Ahora bien, «aunqueel oro y la plata no son por Dado quetodas las demás mercancías son sola-
naturaleza dinero, el dinero es por naturaleza oro y mente equivalentes particulares del dinero, mientras
plata»;» lo cual demuestra la congruencia de las pro- que el dinero es el equivalente universal de las otras
piedades naturales de esos metales con sus funcio- mercancías, estas se relacionan como mercancías parti-
nes.** Hasta ahora, sin embargo, no conocemos más culares con el dinero, que es la mercancía universal,
que una función del dinero, a saber, la de servir de Hemos visto que la forma de dinero no es más
forma fenoménica del valor de las mercancías o de queel reflejo, adherido a una mercancía, delas relacio-
material en que se expresan socialmentelas magnitu- nesentre todas las demás mercancías, Por consiguien-
des de valor de las mercancías. Una forma fenoméni- te, el hechode queel dinero sea una mercancia”* es un
ca adecuadadel valor, o expresión material del trabajo descubrimiento solamente para quien haya partido de
humanoabstracto y, por tanto, igual, solo puede ser su forma acabada para analizarla después. El proceso
una materia cuyos ejemplares posean todos la misma de intercambio no le da valor a la mercancía a la que
cualidad uniforme. Por otra parte, comola diferencia transforma en dinero, sino quele da su formade valor
entre las magnitudes de valor es meramente cuantita- específica. La confusión de esas dos determinaciones
tiva, la mercancía que funja como dinero debe admi- ha llevado a que se tuviera por imaginario al valor del

64 65
oroy de la plata.? Comoel dinero puede reemplazarse, todavía cuánto valen, digamos, diez libras de oro. Al
para ciertas funciones, por meros signos de sí mismo, igual que cualquier otra mercancía, el dinero puede ex-
surgió el otro error de ver en el dinero un merosigno; presar su propia magnitud devalor solo relativamente,
error que contenía, por otra parte,la vislumbre de que en otras mercancías. Su propio valor está determinado
la forma de dinero es exterior a la cosa misma, mera por el tiempo de trabajo que se requiere para su pro-
forma fenoménicade las relaciones humanas que de- ducción, y se expresa en aquella cantidad de cualquier
trás de ella se ocultan. En ese sentido, toda mercancía otra mercancía en la que se haya coagulado la misma
sería un signo, porque, en cuanto valor, no es más que cuantía de tiempo de trabajo.” La fijación de su magni-
un envoltorio palpable del trabajo humano queenella tudrelativa de valortiene lugar en la fuente de produc-
se haya gastado.** Se trata de caracteres sociales que ción, en un trueque inmediato. Una vez entra en la cir-
adquieren las cosas, o de caracteres de cosas que ad- culación como dinero, su valorya está dado, Saber que
quieren las determinaciones sociales del trabajo sobre el dinero es una mercancía es un principio del análisis
la base de un modo de producción determinado;al de- del dinero queya en los últimos decenios delsiglo xvt
clararlos meros signos, se los convierte a la vez en pro- se había rebasado con mucho, pero no es más queel
ducto arbitrario dela reflexión de los hombres. Tal era principio. La dificultad no está en comprender que el
el procedimiento que gustaban de usar los ilustrados dinero sea una mercancía, sino en comprender cómo,
del siglo xvI11 para lograr quelas formas enigmáticas por quéy en virtud de quéla mercancía es dinero.30
delas relaciones humanas, cuyo proceso de formación Hemosvisto que ya en la expresión más simple
aún no se sabía descifrar, perdieran a lo menos por un del valor, «x mercancía A = y mercancía B», la cosa
rato la apariencia de extrañeza. en la que se representa la magnitud de valor de otra
Decíamos antes que la forma de equivalente de cosa parece poseerla forma de equivalente con inde-
una mercancía no incluye la determinación cuantita- pendencia de esa relación, a modo de una propiedad
tiva de su magnitud de valor. Con saber que el oro es social inherente a la naturaleza de la cosa. Hemos
dinero y, por tanto, inmediatamente intercambiable seguido la consolidación de esa falsa apariencia, que
portodas las demás mercancías, no por ello sabremos se completa desde el momento en que la forma de

66 67
equivalente universal se haya connaturalizado con la Notas
forma natural de unaclase particular de mercancía o
se hayacristalizado en forma de dinero. Una mercan- 1 Latraducción que aquí presentamossigue la edición de Karl
cía no parece convertirse en dinero solamente porque Marx, Das Kapital. Kritik der politischen Okonomie, Band I:
todas las demás mercancías representen en ella sus Der Produktionsprozess des Kapitals, Ullstein, Frankfurt-
valores, sino que, al revés, las otras mercancías pa- Berlín-Viena, 1978, que reproduceel texto íntegro de la se-
gunda edición (Hamburgo, 1872), última versión del texto
recen representar universalmente sus valores en esa
alemán revisada personalmente por Marx, con indicación
mercancía porque ella es dinero. El movimiento de de las modificaciones introducidas por Engels en las edi-
mediación desaparece en su propio resultado y no cionestercera y cuarta (Hamburgo, 1883 y 1890). Hemos
deja rastro. Sin tener arte ni parte en ello, las mer- cotejado también las traduccionescastellanas de El Capital
cancías encuentran su propia forma devalor ya hecha de Pedro Scaron (Siglo XXI, Buenos Aires, 1975) y de Ma-
y acabada, como un cuerpo de mercancía que existe nuel Sacristán (en Obras de Marx y Engels, vol. x13, Grijal-
bo, Barcelona, 1976), las mejores hasta ahora disponibles
fuera y al lado de ellas. Esas cosas, el oro la plata,
en nuestra lengua, aunque mejorables en muchosdetalles.
tal como salen de las entrañas de la tierra, son a la Espero quelas discrepancias de nuestra versión respecto a
vez la encarnación inmediata de todo trabajo huma- estos predecesores ayuden, en lo que puedan, a un mejor
no. De ahí la magia del dinero. El comportamiento entendimiento de estas páginas (N. del t.).
meramente atomista de los hombres en su proceso 2 Se recuerda que China y las mesas empezaron a bailar
social de produccióny, de ahí,la forma de cosas, inde- cuando todo el resto del mundo parecía estar parado... pour
pendiente del control de los hombresy de su actividad encouragerles autres. [Marx alude a la revuelta campesina
individual consciente, que adquieren sus propiasrela- de los tai ping del sur de China,entre 1850 y 1864, y a la di-
ciones de producción, se manifiesta en primer lugar fusión de las prácticas espiritistas en la Europa del mismo
periodo, tras la derrota delas revoluciones de 18343 (N. del
en el hecho de que los productos de su trabajo ad-
1).
quieran universalmente la forma de mercancías. Por
consiguiente, el enigma delfetiche dinero no es más 3 [Nota la 2.* ed.] Entre los antiguos germanos, la extensión
de una yugada de tierra se calculaba por el trabajo de un
queel enigmadel fetiche mercancía que se ha vuelto
día, por lo cual la yugadase llamaba Tagwerk [labor de una
visible hasta el punto de cegarla vista.

68 69
jornada] o Tagwanne [bielda de una jornada), jurnale, jurna-
bilizar sus instrumentosde trabajo, consulten las tablas de
lis, terrajurnalis, Jornaliso diurnalis, Mannwerk, Mannskr
aft, anualidades que se usaban en 1817 en la Bolsa de Londres.
Mannsmaad, Mannshauet[labor, fuerza o siega de un hom-
Los “paralelogramasdel Sr. Owen” parecen ser la única for-
bre], etc. Véase Georg Ludwig von Maurer, Einleitung
zur ma de sociedad que conocía, aparte de la burguesa» (Karl
Geschichte der Mark-, Hof, usw. Verfassung [Introducción
Marx, Zur Kritik der politischen Okonomie [Contribución a la
a la historia de la organización de las marcas, haciendas,
crítica de la economía política], Berlín, 1859, pp. 38, 39).
etc.], Múnich, 1854, pp. 129 y s.
Max Wirth (1822-1900), economista alemán (N. del t.).
[Nota a la 2.* ed.] Por consiguiente, cuando Galiani dice que
el valor es unarelación entre personas («La richezza e una [Nota a la 2.* ed.] «Es un prejuicio ridículo, difundido últi-
ragionetra due persone»), debería haber añadido: una rela- mamente, que la forma de la propiedad común nativa es
ción oculta bajo un envoltorio de cosas (Galiani, Della mo- una forma especificamente eslava o incluso exclusivamente
neta, p. 221, t. 111 de la colección de Custodi de los «Scritto rusa. Es esta la forma primitiva, que podemos documentar
ri
Classici Italiani di Economia Politica», Parte Moderna, Mi- entre los romanos, los germanos, los celtas, y de la cual se
lán, 1803). encuentra todavía hoy entre los indios todo un muestrario
de casos variados, aunque en parte en estado ruinoso. Un
«¿Qué hemosde pensar de una ley que no logra impone
rse estudio más detenido de las formas asiáticas, y especial-
más que por medio de revoluciones periódicas? Pues sen-
mente indias, de la propiedad común demostraría cómo
cillamente quese trata de unaley de la naturaleza, que des-
de las diversas formas de la propiedad comúnnativa resul-
cansa sobrela inconsciencia de los implicados» (Friedrich
tan diversas formas de su disolución. Así, por ejemplo, los
Engels, «Umrisse zu einer Kritik der Nationalókonomie»
diversos tipos primitivos de la propiedad privada entre los
[Bosquejo de unacritica de la economía política], Deutsch-
romanosy los germanos puedenderivarse de las diferentes
Franzósische Jahrbúcher [Anales Franco-Alemanes], ed. por
formas de la propiedad común de la India» (Karl Marx, Zur
Arnold Ruge y Karl Marx, París, 1844).
Kritik..., ed. cit., p. 10).
[Notaa la 2.* ed.] Tampoco a Ricardole falta su robinsona-
La insuficiencia del análisis de la magnitud de valor lleva-
da: «Al pescadory al cazador primitivos les hace en seguida
do a cabo por Ricardo (que es, con todo, el mejor que hay)
intercambiar el pescado y la caza, cual propietarios de mer-
quedará patente en los libros tercero y cuarto de esta obra.
cancías, en razón del tiempo de trabajo objetivado en esos
En cuantoal valor en general, la economía política clásica
valores de cambio, En esa ocasión, incurre en el anacronis-
jamásdistingue expresamente y a sabiendas entre el trabajo
mo de que el pescadory el cazador primitivos, para conta-
tal como se representa enel valor y el mismotrabajo en tan-

7o
71
to que se representa en el valor de uso. Evidentemente, hace diferentes»(el valor de uso y el valor de cambio) del «valor
esa distinción de hecho, dado que considera el trabajo desde deltrabajo»; con lo cual cae en la superficialidad de la eco-
un punto devista ora cuantitativo, ora cualitativo. Pero no nomía vulgar, que presuponeel valor de una mercancía (en
ahí
repara en que la diferencia meramente cuantitativa entre este caso, del trabajo) para luego determinara partir de
el valor de las otras mercancías. Ricardo lo entiend e como
los trabajos presupone su unidad o igualdad cualitativa, esto
de
es, su reducción a trabajo humano abstracto. Ricardo, por si dijera que tanto en el valor de uso como en el valor
. El
ejemplo, se declara de acuerdo con Destutt de Tracy cuando cambio se representa el trabajo (y no el valor del trabajo)
mismo, sin embargo,está tan lejos de discernir el carácter
este dice: «Asit is certain that our physical and moral facul-
en
ties are alone our original riches, the employment of those ambiguodel trabajo, representado por partida doble, que
faculties, labour of some kind, is our original treasure, and todoel capítulo «Value and Riches, their Distinctive Proper-
se
itis always from this employmentthat all those things are ties»[El valor y las riquezas, sus propiedadesdistintivas]
created which we call riches... Itis certain too, that all those ve obligado a debatirse laboriosamente con las trivialidades
things only represent the labour which has created them, de un J. B. Say. De ahí que,al final, acabe muy sorprendido
and if they have a value, or even two distinct values, they de que Destutt, aun estando de acuerdo con él acerca del
can only derive them from that (the value) of the labour trabajo como fuente de valor, concuerde, sin embargo, por
frorn which they emanate» ¡Como es cierto que nuestras otra parte con Say acerca del concepto de valor.
Unodelos defectos fundamentales de la economía política
facultades fisicas y morales son nuestras solas riquezas ori-
IO
ginarias, el empleo de esas facultades,el trabajo de alguna clásica es que nunca haya logrado, partiendo del análisis de
clase, es nuestro tesoro originario, y es siempre de ese em- la mercancía y especialmente del valor de la mercancía, dis-
pleo que se crean todas esas cosas que llamamosriquezas... cernir aquella formadelvalor que lo constituye precisamen-
Es cierto también que todas esas cosas solo representan el te comovalor de cambio. Justamente en sus mejores repre-
trabajo quelas ha creado,y si tienen un valor, o incluso dos sentantes, como A. Smith y Ricardo, trata la forma de valor
valores distintos, solo pueden derivarlos de aquel (valor) del como algo del todo indiferente o extrínseco a la naturaleza
trabajo del que emanan] (Ricardo, The Principles of Political de la mercancía misma. El motivo no es únicamente que su
Economy, 3% ed., Londres, 1821, p. 334). Nos limitamos a atención esté absorta toda entera por el análisis de la magni-
apuntar que Ricardo le atribuye inadvertidamente a Des- tud de valor; radica en algo más profundo.La formade valor
tutt un sentido más profundo del que sus palabrastienen. del producto detrabajo es la forma más abstracta, pero tam-
Destutt dice, en efecto, por un lado, que todas las cosas que bién la más universal del modo de producción burgués, que
forman la riqueza «representan el trabajo que las ha crea- porella queda caracterizado como una especie particular de
do», pero porel otro lado dice que reciben sus «dos valores

72 73
producción social y con ello, a la vez, como
un hecho históri- 11 «Les économistes ont une singuliére maniére de procéder.
co. Portanto, cuandose la malentiende como
forma natural Tl n'y a pour eux que deux sortes d'institutions, celles de
yeterna de la producción social, se pierd
e forzosamente de Part et celles de la nature. Les institutions de la féodalité
vista también lo específico de la forma de
valor, esto es, de sont des institutionsartificielles, celles de la bourgeoisie
la forma de mercancía, queluego se despl
iega en la forma sont des institutions naturelles. ls ressemblent en ceci aux
de dinero,de capital, etc. De ahí que,en aquel
los economis- théologiens, qui eux aussi établissent deux sortes de reli-
tas que concuerdan plenamente acerca de
la medición de la gions. Toutereligion qui n'est pasla leur est une invention
magnitud del valor por el tiempo de traba
jo, se encuentren des hormmes, tandis que leur propre religion est une éma-
las ideas más variopintas y contradictorias
acerca del dinero nation de Dieu. Ainsi il y a eu de l'histoire, mais il r'y en
esto es, la forma acabada del equivalente
universal. Lo cual a plus» [Los economistas tienen una manera singular de
se hace palmario, por ejemplo, en el trata
miento del siste- proceder. Para ellos no hay más que dos clases de institu-
ma bancario, donde los lugares comunessobre
la definición ciones, las del arte y las de la naturaleza. Las instituciones
del dinero ya no bastan. Por contraste surgi
ó, por tanto, un del feudalismo son instituciones artificiales, las de la bur-
sistema mercantilista restaurado (Ganilh,
etc.), que no ve en guesía son instituciones naturales. En eso se parecen a los
el valor más quela forma social, o más
bien su apariencia teólogos, que también establecen dos clases de religiones.
Insustancial.
Todareligión que no sea la suya es una invención de los
. Para decirlo de una vez por todas, entie
ndo por econo- hombres, mientras que su propia religión es una emana-
mía política clásica toda la economía, desde ción de Dios. Así ha habido historia, pero ya no la hay] (Karl
W. Petty en ade-
lante, que indaga la coherencia interna de Marx, Misére de la philosophie. Réponse ú la Philosophie de la
las condiciones de
producción burguesas, por oposición a la misére de M. Proudhon [Miseria de la filosofía. Respuesta a
economía vulgar
que solo da vueltas dentro de los límites la «Filosofía de la miseria» del Sr. Proudhon), 1847, p. 113).
de la coherencia
aparente, volviendo a rumiar una y otra vez
los materiales Verdaderamente gracioso es el señor Bastiat, que se
suministrados desde hace mucho por la
economía científi- imagina que los antiguos griegos y romanosvivían única-
Ca y tratando de hacer entender de mane
ra plausible, para mente del robo. Pero cuando alguien vive del robo durante
uso doméstico de la burguesía, los fenó
menos, por así de- muchossiglos, debe haber siempre algo para robar, o sea
cir, más bastos, y que por lo demás se limit
a a sistematizar, que el objeto del robo debe reproducirse constantemente.
pedantizar y proclamar como verdades etern
as las triviales Parece, por tanto, que también los griegos y los romanos
y fatuas imaginaciones de los agentes de
producción bur- tenían un proceso de producción, o sea una economía, que
gueses acerca de su propio mundo como
el mejor de todos. formaba el fundamento material de su mundo exactamen-

74 75
le del mismo modo que la economía burguesa forma el y al catolicismo en el otro. Por lo demás, no hace falta un
fundamento material del mundo actual. ¿O acaso cree Bas- conocimiento muy profundo de la historia de la repúbli-
tiat que un modo de producción basado en cl trabajo de los ca romana, por ejemplo, para saber que la historia de la
esclavos descansa sobre un sistema de robo? Entonces se propiedad de la tierra constituye su historia secreta, Por
coloca en terrenopeligroso. Si un gigante del pensamiento otra parte, pagó ya don Quijote muy caro el error de creer
como Aristóteles erraba en su apreciación del trabajo de la caballería andante igualmente compatible con cualquier
los esclavos, ¿por qué un economista enano como Bastiat forma económica de sociedad.
habría de acertar en su apreciación del trabajo asalariado? 12 Monetarsystem, en el original alemán, systéme mercantile, en
Aprovecho la ocasión para rebatir brevemente una ob- la traducción francesa revisada por Marx. Setrata delas teo-
jeción que me hizo un periódico germano-americano al rías económicas delos siglos xv11 y xv111, que identificaban
aparecer en 1859 mi escrito Contribución a la crítica de la la riqueza nacional con los metales preciosos(N. del t.).
economía política. Dicho periódico decía que mi manera de man. Value, in
ver, según la cual el modo de producción determinado y B «Value is a property of things, riches of
this sense, necessari ly implies exchanges , riches do nob»
las relaciones de producción que en cada caso le corres- in Political Economy,
(Observations on some verbal disputes
pondan, en suma, «la estructura económicade la sociedad to supply and demand [Ob-
particularly relating to value, and
es la base real sobre la que se yergue una supraestructura
servaciones sobre algunas disputas verbales en economía
jurídica y política, y a la cual corresponden unas determi-
política, particularmente acerca del valor y de la oferta y la
nadas formas sociales de conciencia», y «el modo de pro-
demanda], Londres, 1821, p. 16).
ducción de la vida material condiciona el proceso de vida
social, político e intelectual en general», que todo eso era 14 «Riches are the attribute of man, value is the attribute of
ciertamente correcto para el mundo actual, donde domi- commodities. A man or a community is rich, a pearl or a
nan los intereses materiales, pero no para la Edad Media, diamondis valuable... A pearl or a diamondis valuable as
donde dominaba el catolicismo, ni para Atenas y Roma, pearl or diamond»(S. Bailey, A Critical Dissertation on the
donde dominabala política. Para empezar, es sorprenden- Nature, Measures, and Causes of Value, chiefly in reference to
te que alguien pueda dar en suponer que hay quien ignore the writings of Mr. Ricardo and hisfollowers [Una disertación
esos tópicos archisabidos sobre la Edad Media y el mundo crítica sobre la naturaleza, las medidas y las causas del va-
antiguo. Lo evidente es que ni la Edad Media podía vivir lor, sobre todo en relación con los escritos del Sr. Ricardo y
del catolicismoni el mundo antiguo dela política. El modo de sus seguidores], Londres, 1825, pp. 165 y S.).
quetenían de obtenerel sustento explica, a la inversa, por 111, escena ter-
quéles tocaba el papel principal a la política, en uncaso, 15 [Shakespeare, Much Ado About Nothing, acto
cera, 14: «To be a well-favoured man is the gift of fortune,

76 77
«usura»
but to write and read comes by nature» (N. del t.)]. El autor 3 naturalité y de la affinité? ¿Acaso con decir que la
éternel le, la mutua-
de las Observations y S. Bailey acusan a Ricardo de haber es contraria a lajustice éternelle, a la équité
sabre mos más sobre
convertidoel valor de cambio de algo meramente relativo en lité éternelle y demásvérités éternelles,
la Iglesi a cuand o
algo absoluto. Lo contrario es cierto: la relatividad aparen- $ la «usura» de lo que sabían los Padres de
la foi éternel le o la
te que poseen esas cosas (diamantes y perlas, por ejemplo) la declaraban contraria a la gráce éternelle,
como valores de cambio, Ricardo la redujo a la verdadera volonté éternelle de Dieu?
relación que se oculta detrás dela apariencia,a la relatividad 18 Loslevellers («niveladores» o «igualadores») fueron
la co-
de esas cosas como meras expresiones de trabajo humano, radical de la revolu ción inglesa , entre
rriente democrática
Si los ricardianos responden a Bailey de manera ruda pero los años 1645 y 1648 (N. del t.).
no contundente, es porque en las obras del propio Ricardo
de la cosa
no encontraron ningunaaclaración sobre el nexo íntimo en- 19 «El uso de cada bien es doble [...]: uno es propio
tre el valor y la forma de valor o valor de cambio. comotal, el otro no,tal como es de la sandalia el servir de
ores
calzado y el ser intercambiable. Lo unoy lo otro sonval
16 Enelsiglo x11, tan renombrado porsu religiosidad, figuran interc ambial a
de uso de la sandalia, pues también el que
a menudo entre esas mercancías unas cosas muy tiernas. el alimen to, se
sandalia por lo que le falta, por ejemplo,
Unpoeta francés de la época cuenta entre las mercancías el modo
sirve de la sandalia como sandalia, pero no según
que se encontraban en el mercado de Landit, juntoa telas, am-
de uso natural, pues la sandalia no está ahí por el interc
zapatos, cuero, aperos de labranza,pieles, etc., también a
bio» (Aristóteles, Política, Í, 9).
«femmesfolles de leur corps».
Su poder
20 «Estos tienen un mismo propósito, y entregarán
17 Proudhon empieza por extraer su ideal de justicia, de jus- y su autoridad a la bestia... y que ninguno pudiese comprar
tice éternelle, de las relaciones jurídicas correspondientes que tuviese la marca o el nombre de
ni vender, sino aquel
a la producción de mercancías (suministrando de paso la de su nombre» (Apocalipsis de san
la bestia, o el número
prueba, tan consoladora para todos los burgueses biern- Juan, 17, 13; 13, 17; trad. de Casiodoro de Reina, revisada
pensantes, de que la forma de la producción de mercancías
por Cipriano de Valera) [N- del t.].
es tan eterna comola justicia), y luego pretende amoldar a
obur-
tal ideal la producción real de mercancíasy el derechoreal 21 Júzguese según esola astucia del socialismo pequeñ
mercan cías y
que le corresponde. ¿Qué se diría de un químico que, en gués, que quiere eternizar la producción de
y mer-
lugar de estudiar las leyes reales del metabolismo y resol- abolir al mismo tiempo la «oposición entre dinero
ver determinados problemas sobre las base de las mismas, cancía», o sea el dinero mismo, que solo subsiste dentro
dejar
quisiera amoldar el metabolismo a las «leyes eternas»dela de esa oposición. Lo mismo se podría abolir al papay

78 79
subsistir el catolicismo, Para másdetalles sobre General Notions ofMoney, Trade, and Exchange, as they stand
ese Punto,
véase miescrito Zur Kritik der politischen Okonomie, in relations to each other. By a merchant [Discurso sobre las
pp. G1
y ss. nociones generales de dinero, comercio e intercambio, en
22 Mientras no se intercambien todavía dos objeto cuanto se relacionan entre sí. Por un comerciante], Lon-
s de uso
diferentes, sino que se ofrezca una masa caótic dres, 1695, p. 7). «Silver and gold, coined or uncoined, tho”
a de Cosas
como equivalente de otra, como sucede a menudoent they are used for a measure ofall other things, are no less
re los
salvajes, el intercambio inmediato de productos se encue a commodity than wine, oyl, tobacco, cloth or stuffs» (La
n-
tra todavía en su fase preliminar. plata y el oro, acuñados o no, aunque se usen como medida
de todas las demás cosas, son mercancías no menos que el
23 Karl Marx, loc. cit., p. 135. «1 metalli... naturalmente
mone- vino, el aceite, el tabaco, el paño o los géneros] ((J. Child,]
ta» (Galiani, Della moneta, en la colección
de Custodi, Parte A Discourse concerning Trade, and in particular of the East-
Moderna, t. 111, p.137). Indies, etc. [Discurso sobre el comercio, en particular de
24 Másdetalles sobre ese punto se encuentran en las Indias orientales], Londres, 1689, p. 2). «The stock and
mi escrito
citado, en la sección «Los metales preciosos», riches of the kingdom cannot properly be confined to mo-
ney, nor ought gold and silver to be excluded from being
25 «Il danaro é la merce universale» (Verri, Medita
zioni sulla merchandize» [Los haberes y riquezas del reino no pueden
economíapolitica, en la edición de Custodi, Parte
Moderna cifrarse con justeza en el dinero, ni han de excluirse el oro
t.Xv, p. 16).
y la plata de la condición de mercancías] ([Th. Papillon,] The
26 «Silver and gold themselves, which we may East India Trade a most Profitable Trade [El comercio con las
call by the ge-
neral name of Bullion,are... commodities... raising Indias Orientales, un comercio sumamente provechoso],
and fa-
llingin... value... Bullion then may be reckonedto Londres, 1677, p. 4).
be ofhig-
hervalue, where the smaller weight will purchase the
grea- 27 «L'oro e Vargento hanno valore come metalli anteriore
ter quantity of the product or manufacture of the countr
y», all'essere moneta» [El oro y la plata tienen valor como
etc. [La plata y el oro mismos, que podemos desig
nar con el metales antes de ser dinero] (Galiani,loc. cit., p. 72). Loc-
nombre genérico de metales preciosos, son... mercan
cías... ke dice: «El acuerdo general de los hombres atribuyó a
que suben y bajan de... valor... Los metales Preciosos
pue- la plata un valor imaginario, debido a las cualidades que
den considerarse entonces de un valor más clevad
o cuan- la hacen apta para ser dinero» [John Locke, Some Consi-
do con un peso menor se adquiere una cantidad mayor
de derations of the Consequences of the Lowering of interest, and
frutos o artefactos del país] ([S. Clement,] A Discourseoft
he Raising the Value of Money (Algunas consideraciones sobre

80 81
ed. por E. Gans, en Werke, vol. vi11, Berlín, 1840, p. 100).
las consecuencias de bajar el interés y aumentar el valor
Muchoantes que por los economistas, la idea del dinero
del dinero, 1692), en Works, 1777, vol. 11, p. 15]. En contra,
como mero signoy del valor meramente imaginario de los
Law: «¿Cómo habrían podido dar diferentes naciones un
metales preciosos había sido divulgada por los juristas que
valor imaginario a la cosa que sea..., y cómo podría haber-
ejercían de sicofantesal servicio dela realeza, cuyo derecho
se mantenido semejante valor imaginario?», aunque poco
a adulterar la monedajustificaron a lo largo de toda la Edad
entendía él mismo del asunto: «La plata se intercambiaba
Media, apoyándose en las tradiciones del Imperio romano
según el valor de uso que tenía, es decir, según su valor
y los conceptos monetarios de las Pandectas. Su aplica-
real; a través de su determinación como dinero adquirió un
do discípulo Felipe de Valois dice en un decreto de 1346:
valor suplementario (une valeur aditionnelle)»> (Jean Law,
«Quaucun puisse ni doive faire doute que á nous et á no-
Considérations sur le numéraire et le commerce [Considera»
tre majesté royale n'appartienne seulement... le mestier, le
ciones sobre la moneda y el comercio], en E. Daire, ed.,
fait, Vétat, la provision et toute Pordonnance des monnaies,
Economistesfinanciers du xv1t1 siécle, pp. 469, 470).
de donnertel cours, et pour tel prix commeil nous plait
28 «['argent en (des denrées) est le signe» [El dinero es su et bon nous semble» [Que nadie pueda ni deba poner en
signo (de las mercancías)] (V. de Forbonnais, Elements du duda que a nadie más que a Nos y a Nuestra Real Majestad
commerce, 2.* ed., Leiden, 1766, tomo 11, p. 143). «Comme nos incumbe... el negocio, la acuñación, la condición, el
signe il est attiré par les denrées» [Como signo, es atraí- suministro y toda la reglamentación de la moneda,el po-
do por las mercancías] (ib., p. 155). «L'argent est un signe nerla en circulación y a tal precio como nos plazca y bien
d'unechoseet la représente»[El dinero es el signo de una nos parezca]. Fue dogmadel derecho romano queel em-
cosa y la representa] (Montesquieu, Esprit des lois, en Oe4- perador decretabael valor del dinero. Estaba expresamente
vres, Londres, 1767, t. 11, p. 3). «L'argent n'est pas simple prohibido tratar el dinero como mercancía. «Pecunias vero
signe, caril est lui-mémerichesse; il ne représente pas les nulli emerefas erit, nam in usu publico constitutas oportet
valeurs, il les equivaut» [El dinero no es un mero signo, ya non esse mercem»[A nadie le será permitido comprar el
que él mismo es riqueza; no representa los valores, sino dinero, pues es justo que lo que está hecho para uso públi-
queles equivale] (Le Trosne, De V'intérét social, en E. Daire, co no sea mercancía]. Una buena discusión del temaofrece
ed., Physiocrates, deuxiéme partie, París, 1846, p. gro). «Si G. F. Pagnini, Saggio sopra il giusto pregio delle cose [Ensayo
examinamos el concepto de valor, la cosa misma se con- sobre el precio justo de las cosas], 1751, en Custodi, Parte
sidera solo como un signo; no cuenta como ella misma Modera, t. II. Sobre todo en la segunda parte del escrito,
sino como lo que vale» (Hegel, Grundlinien der Philoso- Pagnini polemiza contralos señores juristas.
phie des Rechts [Fundamentosde la filosofía del derecho],

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29 «If a man can bring to London an ounce ofsilver out of dias, no carece del todo de fundamento» (Wilhelm Roscher,
the earth in Peru, in the same time that he can produce a Die Grundlagen der Nationalókonomie [Los fundamentos de
bushel of corn, then one is the natural price of the other; la economía nacional], 3.* ed., 1858, pp. 207-210). ¡Más...
now if by reason of new and moreeasier mines a man can menos... no bastante... en este sentido... no del todo! ¡Vaya
procure two ounces ofsilver as easily as he formerly did unas determinaciones del concepto! ¡Y semejante cháchara
one, the corn will be as cheap at 10 shillings the bushel, as ecléctica y profesoril la bautiza el señor Roscher, modesta-
it was before at 5 shillings, caeteris paribus» [Si un hombre mente, el «método anatómico-fisiológico» de la economía
puedellevar a Londres una onza deplata sacada de la tierra política! Se le debe, sin embargo, un descubrimiento: a sa-
en el Perú en el mismo tiempo en que puede producir un ber, que el dinero es una «mercancía agradable».
bushel de trigo, entonces lo uno es el precio natural de lo
otro; pues bien, si en razón de nuevas y más fáciles condi-
ciones de minería un hombre puede obtener dos onzas de
plata conla misma facilidad con la que antes obtenía una
sola, el trigo será tan barato a diez chelines el bushel como
era antes a cinco chelines, caeteris paribus] (William Petty,
A Treatise of Taxes and Contributions [Tratado de impuestos
y contribuciones], Londres, 1667,p. 31).
30 El profesor Roscher nos informa: «Las definiciones erró-
neas del dinero pueden dividirse en dos grupos principales:
las que lo toman por másy las que lo toman por menos que
una mercancía»; a lo que sigue un variopinto catálogo de
escritos sobreel sisterna monetario, en el que no se traspa-
renta ni la más remota comprensión de la historia real de
la teoría, y luego la moraleja: «Por lo demás, no se puede
negar quela mayoría de los economistas recientes no pres»
tan bastante atención a las peculiaridades que distinguen
el dinero de las otras mercancías...» (¿será que, en fin de
cuentas, era más o menos que una mercancía?), «y en este
sentido, la reacción de Ganilh y otros, mercantilista a me-

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Índice

Anselm JAPPE
Delo queesel fetichismo de la mercancía y
sobre si podemoslibrarnos de Él ..oconnoncnnaninnin: 7
NORAS ooccccnncccncnonanonarononancoronnroncnnanarac arar aronorononononnnnnnos 27

Karl Marx
El carácter de fetiche de la mercancía y su secreto,
seguido de El proceso de intercambio...cocoicoononmmm. 31

El carácter de fetiche de la mercancía


y su secreto
(El capital, L, capítulo 1,4) ceccccriccinnnnnonnanenianios 33

El proceso de intercambio
(El capital, L, Capítulo 2) .omnoonenncnninnnnaacic nociones 55
MORAS crnnccnconiconicccno nociones 69

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