Austeridad es una especie de moderación o sobriedad, pero no significa
forzosamente miseria. Aunque muchos requieren aprender a vivir con poco y evitar el dispendio de recursos públicos. La reducción del gasto o su redistribución en algunos rubros ha puesto de manifiesto que no todos están dispuestos a sacrificar lo que en las últimas semanas se ha denominado “privilegios”.
Hasta ahora la austeridad se ha entendido como la aplicación de esquemas de
sacrificio a unos rubros y esos recursos que se van a ahorrar se aplicaran supuestamente a otras políticas asistencialistas, “van a bajar los sueldos de los de arriba para aumentar los sueldos de los de abajo” como declaró AMLO el 10 de agosto de 2018. Esos recortes presupuestales ya están afectando a amplios sectores de la sociedad.
Sin embargo, en la reasignación de recursos en la planeación de las finanzas
públicas, hasta ahora solo es eso, meras especulaciones políticas, de dichos esfuerzos económicos todavía no se ha comprobado su efectividad, porque quienes están en contra de la reducción de su salario argumentan que es para evitar ser tentados por la corrupción y contra ese argumento se especifica, “hacer mucho con menos dinero” una especie de eficiencia administrativa que evite el derroche de recursos o la duplicación de esfuerzos.
Aunque a nivel federal en el presupuesto de egresos el Ministro Presidente de la
SCJN se le ha asignado un salario de 579 mil 429 pesos al mes por lo que reducirlo a menos de 108 mil 656 pesos mensuales que gana el jefe del ejecutivo, por ahora no aplicará de acuerdo al Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2019 que fue publicado el pasado 15 de diciembre.
También dicho Plan de austeridad contrasta con el adelanto de 190 millones
autorizados por la SHCP y entregados recientemente a 42 gobiernos locales en la entidad y que serán descontados del presupuesto 2019, 400 millones para la nómina estatal y 250 millones para jubilados y pensionados.
Mientras en México no se necesite un rescate financiero como el otorgado a Grecia
o exista inflación como en Venezuela cuyas economías han estado en más de una ocasión a punto del colapso, todo está bien. Porque extraviar la economía es tarea sencilla cuando la planeación de las finanzas públicas se desequilibra entre ingresos y egresos y se comienza con la deuda pública como mal han iniciado los nuevos alcaldes en la entidad.
Si los gobiernos locales no se ajustan a sus ingresos propios, y su recaudación fiscal
continúe siendo ineficiente, las cosas se saldrán de control y la federación los manejará como marionetas porque están supeditados a lo que les autoricen, porque no hay equilibrio entre ingresos y egresos, mucho menos reingeniería financiera.
Decreto número 43_2020, de fecha 31 de marzo, por el que se adoptan Medidas Económicas para el Fortalecimiento del Sistema Nacional de Protección Social y Apoyo a las PYMES. - Ministerio de Hacienda y Planificacion