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lidades individuales que, de no ser así, se ven reprimidas por la cultura.

Capítulo 1
Nos encontramos en el umbral de una nueva era cultural en la que, quizás
más que nunca, se utilizarán simultánea e intensamente los esfuerzos crea- LA QUINTAESENCIA DEL SEXO
dores e intelectr- 1 n ~ ..1~ ·~,in ln º "~º~;.,.
El reparto e preparó
los capítulos 1 ~ JJ
1 ?-
Algunas peI 1 génesis

de esta obra. l
haber estimula( ~ o
bam por
Harding
por habernos a: g urso aca-
démicb. Agrade
siasmo por este
ción pública. V
í-t--1
su ;_t- ~
su entu-
a exposi-
ios sobre
Este libro es una investigación sobre más de la mitad de la humani-

~ lj ~
algunas partes e con Do-
nald E. Brown, r, Louise dad, n:alizada no solamente desde la perspectiva de las diversas sociedades
Spindler, Charl timos. Jé de la actualidad sino también desde los oscuros comienzos de la especie.
Goolsby dibujó
fith pasaron un
J Pat Grif-
esbozos.
La finalidad de esta ambiciosa aventura no es llegar a una afirmación po-
lítica ni a una amazónica llamada a las armas , sino obtener una compren-
sión clara de la miríada de definiciones y funcjones de lo_s com ortamientos

11 ~
Damos por fin e Bialler,
y a la diseñad que nos del macho y ~ h~ · b ra. Y. timbi' de_s;ó pueden las sociedades mani-
prestaron.
Una de nm
-i del Aca-
p~ar e ~
físico y social. t
.· co11§egQ,Í,i;. ad.aj!taciones eficaces a su medio ambiente

demic Senate, l proyecto . Una ae las razones por las cuales las hembras tienen gran interés es
Estamos agrade el hecho de no haber sido sino muy raras veces elegidas como objeto de
Damos por Martin, y estudios rigurosos y amplios por parte de las ciencias sociales. En este
Alfred y Doro rar en el sentido la antropología no es una excepción. Esta disciplina ha tratado
mundo de la Sl
para llegar a ca¡ 1 ~
suficiente
r la orto-
casi siempr~.~§_ g~gibra~ y sus actividades como zonas periféricas en
reladóñ "-Ccin la corriente principal de lo~istemas culturales y la evolu-
doxia a la mujer.
3 ción cultural. Esta tendencia permanente de los iriformes científicos puede
comprenderse mejor si en lugar de interpretarse como conspiración del
Enero de 197 5 sexo es vista como función de las culturas en las que estas teorías se
í:.M. desarrollaron. Sin embargo muchos científicos empiezan ahora a compren-
v. der que la tendencia cultural en una ciencia que se pretende libre ha cau-
sado en consecuencia graves distorsiones de nuestra teorización del compor-
tanriento humáno. El reciente fenómeno del sentimien to de urgencia con
el que se trata ahora de volver a exami nar l os papeles de las hembras debe
atribuirse no solamente al nú mero cada vez mayor de mujeres que se de-
dican a la antropología sino también a que la anttopologí1' misma, como
ciencia, es tá alcanzando más altos grados de su tileza.
Otro motivo que nos induce a estudiar a la hembra de la especie es
porque nos permitirá ver los papeles adoptados por el macho y las funciones
cul~rales del sexo desde uña nueva petsp~ct1va. Cuestiones vitales como
la natur:ileza de las sbciedades @tiguas o los determinantes de los siste-
mas primitivos de parentesco siguen sin ser resueltos por la teoría antro-
pológica. Muchas de estas cuestiones podrían ser resueltas si se llegara a algunos rasgos de sus comportamientos respectivos son bastante constan-
una comprensión profunda del modo en que los criterios sexuales básicos tes en todas partes, pero en otros terrenos las diferencias son tan grandes
son utilizados a fin de que las interacciones y loU1J:!: os humanos concuer- que a veces parecen entrar en _plena con tradicción. Incluso si observamos
den con su medio amfüente específico'. . las diferencias sexuales de comportamiento específico en el seno de nues-
Pero tenemos que empezar por el -principio. En primer lugar debemos tra misma sociedad, resulta imposible establecer dónde acaba la biología y
definir qué queremos decir cuando hablamos de sexo, de hembra y macho, dónde empieza la educación.
y también dar cuenta del papel desempeñado por la cultura en nuestras Así p ues , todas las pruebas con las que contamos nos sugieren que
concepciones de las conductas específicas de los sexos. es mejor ver las diferencias sexuales como puntos diversos dentto de un
campo de variantes que como polaridades opuestas. El sexo tiene una
serie muy amplia de determinan tes que van desde el potencial genético
Srurn: ¿BIOLOGÍA o APRENDIZAJE SOCIAL? básico contenido en las células del cuerpo hasta la información cultural
contenida en las células del cerebro y, además, una unión crítica de estas
A casi todos nosotros nos parecen evidentes las diferencias que hay dos fuentes de ~nformación que guía el desarrollo y renovación del orga-
entre hombres y mujeres. Una de las primeras cosas que aprendemos de nismo adulto.
niños es que existen entre ellos diferencias físicas en tamaño y fuerza, en En este libro tendremos en cuenta los aspectos tanto biológicos como
el aspecto de sus genitales y por consiguiente en sus papeles en la repro- culturales del sexo y dejaremos para más tarde de momento la cuestión
ducción. Solemos creer que estas diferencias aparentes son absolutas e de cuál de los dos aspectos tiene mayor peso a la hora de generar com-
inmutables. Los euroamericanos creen en una humanidad dividida en dos portamientos diferenciados. Los rasgos que tienen una base genética los
desde el punto de vista de los criterios biológicos. llamaremos sexo físico o sexo fenotípico de una persona. Esto n os permi-
Sin embargo, a esta dicotomía básica se añaden otros muchos atribu- tirá aislar las hembras de los machos, desde el punto de v ista anatómico ,
tos sexuales no tan evidentes. Machos y hembras, se nos dice a menudo, para los fines de nuestro análisis. En cambio, los rasgos que parecen tener
tienen temperamentos fundamentalmente diferentes y se contraponen tam- su ·fundamento en la educación, y que son reflejo de los tipos de papel
bién en los terrenos del deseo, las cualidades de sus sentimientos y emo- preferidos, serán llamados sexo social o género de una persona. Pero es
ciones, de la personalidad, de la capacidad de aprender, y de las aptitudes. importan te tener siempre presente cuando se haga referencia a es tas dos
Algunos afirman que las diferencias observadas en esos terrenos son resul- variantes del sexo que no se trata de dos campos opuestos y sin contacto
tado también de la herencia biológica, es decir, que machos y hembras han entre sí sino que los -fenómenos a los que nos enfrentamos se encuentran
evolucionado de modo que tienden a desempeñar papeles complementarios en diversos puntos situados a lo ancho de un único campo. Por ejemplo,
(el) lugar de iguales) en la sociedad, y que estas diferentes potencialidades no todas las personas son iguales sino que varían en su grado de adecua-
vienen dadas ya genéticamente. A este argumento contestan otros diciendo ción al fenotipo ideal (-0, raramente, incluso al patrón genético úpico) de
que las diferencias observables son tanto causa como efecto de la distinta su sexo. Como veremos, hay diferencias entre una cultura y otra basta
tendencia que se da al cuidado y educación de los niños o las niñas en en el número de sexos reconocido. Es más , el sexo .físico adoptado por .
nuestra cultura. Estos últimos afirman que los niños, tanto si son machos una persona no concuerda en todos los casos con el sexo social. También
como si son hembras, nacen con las mismas posibilidades, pero que los Jos grados de simetría son variables. Un macho que lo es desde el punto
padres y demás elementos que los integran en la sociedad les imponen di- de vista anatómico podría, por ejemplo, adoptar generalmente un papel
versos estándares de comportamiento sexual desde la infancia según los correspondiente al género femenino y a la inversa.
criterios dictados por la cultura. ' En resumen, el sexo trata de una divisi6n de la humanidad en dos o
~sta discusión sobre cuáles son los factores determinantes del compor- más categorías sobre la base de criterios tanto biológicos como culturales.
tamiento sexual específico es llamado a veces dicotomía naturaleza-crianza. Lo mejor es entender las distinciones de sexo como grados en un campo
Sin embargo cada vez hay más eruditos que se acercan a la conclusión de continuo con diversas posibilidades de desviación, en lugar de tomarlas
que la identidad sexual no es una cuestión tan simple como esta dicoto- como fenómenos absolutos. En todo el universo se reconoce la división
mía nos hace ver, es decir que el comportamiento de las hembras y los entre machos y hembras pero los comportamientos típicos que se le~ asig-
machos no puede ser explicado exclusivamente como resultado de uno de nan pueden variar muchísimo entre una sociedad y otra.
lo~ dos polos de la dicotomía, la educación y la biología. Por ejemplo, si
miramos a hombres y mujeres de todo el mundo, comprobaremos que
EL SEXO COMO PROCESO CULTURAL sus hijos el núcleo de la familia y los grupos de parentesco en todo ~l
mundo. En la sociedad estadounidense la familia nuclear -una pare1a
Aunque la herencia y el aprendizaje parecen actuar conjuntamente en casada o conyugal y su~ descendientes- ~ la unidad ptedominante tanto
la producción de los comportamientos del macho y la hembra, hay un rasgo en lo sexual como en ló referente a la reproducciÓP , así como la principal
básico que los distingue como factores causales. Los determinantes gené- unidad de integración social. Se reconoce al hijo descendiente del padre
ticos del comportamiento específico de cada sexo son los mismos para toda y de la madre igual o bilateralmente (literalmente, dos lados). Para de-
la especie, mientras que los determinantes adquiridos por educación varían cirlo de otra manera, un individuo cree que los dos progenitores realizan
y son moldeados y expresados de diversas maneras según las sociedades. la misma contribución a su legado biológico y social. Lo típico es que las
Por ejemplo, las hembras nacidas en América del Norte, Uruguay, China y parejas se independicen después del matrimonio, es decir, que se segre-
Nigeria empiezan con un inventario prácticamente idéntico de rasgos es- guen f1sicamente co_mo unidades mediante el establecimiento de una nueva
tructurales y químicos que las prepara para sus funciones exclusivas en fo vivienda aislada de los padres de los dos miembros de la pareja. Los an-
r.eproducción y la alimentación de la descendencia. Cuando se encuentran tropólogos llaman neolocal a este tipo de residencia.
estas coincidencias en un gran número de sociedades indican la presencia La creación de estas unidades familiares pequeñas, monógamas e inde-
de rasgos que proporcionan ventajas de adaptación a la especie misma. Hay, f>endientes -patrón que es el prevaleciente en todas las sociedades indus-
.sin embargo, otros rasgos de comportamiento aparente que no son tan triales- afecta de manera intensa nuestras concepciones de las conductas
uniformes. Hay mujeres muy fuertes y mujeres poco fuertes, con depen- sexu~les adecuadas. El relativo aislamiento de los hombres y mujeres jóve-
,dencia o sin ella, eruditas o amas de casa y que han adoptado esas carac- nes en relación con sus parientes después del matrimonio les sitúa, por
terísticas de acuerdo con la sociedad en la que viven. En el campo de las ejemplo, en unas relaciones de intensa dependencia mutua. En nuestra so-
,conductas específicas del sexo las variaciones son infinitas, y siempre pare- ciedad se ha enseñado tradicionalmente al macho y a la hembra que los
cen proporcionar ventajas para la adaptación de un grupo específico de temperamentos y aptitudes de cada uno de los sexos son fundamentalmente
población en un nicho ecológico determinado. Es decir, a fin de garanti- diferentes y que por lo tanto sus papeles respectivos deberían ser comple-
zar un grado de conformismo suficiente para permitir la supervivencia de mentirios en lugar de ser iguales. Como idealmente hay sólo dos adultos en
un grupo de personas en un medio ambiente económico y social determi- la casa pru;a repartirse las tareas necesarias para su supervivencia y como
nado, cada cultura impone a sus miembros una serie de prejuicios deter- fas mujeres se ven más comprometidas temporal y especialmente por la ·
minados acerca del carácter de la naturaleza humana y la naturaleza de reproducción, los machos ban adoptado la función de proveedores . Los
las mujeres y los hombres. Estos patrones de conducta parecen tan lógicos, horizontes econ6miéos, sociales y políticos de las muieres se han visto 1?t0·
y es tal su refuerzo por parte de la sociedad, que sus miembros suelen ~orcionalmente limitados al mundo de su casa. A pesat de .q ue hay un
creer que sori ·cualidades humanas inevitables, inalterables y universales. ~ampo cada vez mayor de estas responsabilidades que es adoptado po.r
Hay rasgos comunes de las hembras de todo el mundo que pueden estar instituciones exteriores a la familia (por ejemplo, las guarderías, los se.1Jv1·
basados en determinantes genéticos, pero también hay otros que son tan éio~ de limpieza de la casa), los hombres y mujeres de los Estados Unidos
cruciales para la cultura humana considerada globalmente que son enseña-
siguen eo general estando de acuerdo en que la zona natural y apropiada
.dos igualmente en todas partes a las muchachas de todas las sociedades.
para la inversión de las energías y aspiraciones de la hembra es más el
En este terreno a veces resulta imposible trazar la línea divisoria entre
hogar que «el mundo exterior».
io genético y lo cultural, como hemos señalado antes. Podemos en cambio
Un viejo dicho afirma que no se pueden cambiar los ingredientes sin
afirmar con bastante seguridad que los rasgos de las hembras que varían
cambiar el sabor. Este es el es íritu . ue nós guiará en eL análisis de la
según las sociedades dependen totalmente de la educación. La capacidad
posición ocupada por as mu· . . socieda es no 0cc1dent es y sob.re todo
de la cultura para moldear nuestra concepción de cuál es el comportamien-
DO a as, o sea agtatias~J:l:,O y de.. reco[é~~ En ,es:os
to «natural» o «normal» de las hembras es inmensa. En los capítulos si-
tipos de sociedad la pequeña familia nuclear no es una umdad economlta
guientes estudiaremos esta variación a lo largo de varios parámetros.
ni social eficaz. Lo cornente es que en esas soCJeda es se combinen las
Grupos sociales y reproductivos. Debido a su relación intensiva con ~es conyugales de varias par.ejas a e armar un u o . ii. ai:n,Wio
que puede dedíci:use me'or a la producción y reparto de los alunen¡os.
la descendencia tanto antes como después del nacimiento, las hembras son
'identificadas más estrechamente con la reproducción y el cuidado de los Estos arnx>1ios grupos de parentesco son corrientes en el mundo no occi-
dental. Aunque est9s núcleo~ realizan funciones semejantes a las que corres-
.niños que los machos. Las hembras se casan, tienen hijos y forman con
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ponden a nuestras unidades de dos miembros, reúnen a muchas más per- varón, y en algunos casos exigen incluso que las mujeres sean segregadas
sonas y con criterios diferentes. de la vida pública. .
Los sistemas bilateral, matrilineal y patrilineal son estructuras ideales
La organización social de las sociedades n o occidentales a menudo pro-
con muchas variaciones posibles en las diversas culturas humanas. Aun~ue
duce confusión a los estudiantes que se acercan p or vez primera a la an-
todos los grupos de parentesco toma n la responsabilidad de la reproducoón
tropología, y no solamente porque sus grupos de paren tesco son amplios
biol6gica y cultural, llegan a realizar estas fun ciones similares d~ form11s
y complicadqs sino también porque estas agru paciones se basan casi siem-
que re-q uieren definiciones muy variadas en torno a cu~es deben se.r . los
pre en el reconocimiento de l!i existencia de lazos entre uno solo de los
comportamientos adecuados de ma hos y he.m~ras. ~l num~ro de aman~s
padres y su e denáa1 e.~p.ensas CiéI otro adre. , el criterio ~
que tiene un¡i muj er antes y despu ~s del matumon10, el numero. de man-
-
sexo a uiere .Y.~~ª-· imgottaU,Q.!! ex e ·ada.
En algunas sociedades los individuos, cualquiera que sea su sexo, sólo
buscan las huellas de su herencia biológica y social a partir de la madre
dos que puede adquirir sucesiva o simultáneamente, la impor tru:io a que da
al embarazo, el grado de dependencia emotiva o física en relación co~1 los
machos y el hecho de si aprenderá a competir o a ~ooperar con las. ar.ras
exclusivamente. Aunque se suele admitir que el padre ha tenido cierta par- mujeres es simplemente función de los grupos soc.1ales ~e adapt~ción . Y
ticipación en la concepción, no se le consider a miembro del grupo de de las ideologías que éstos fome ntan para .asegurar su p,ro¡:i1a sup.e rvwencia .
parentesco de su hijo (que es el de la madre), y por ello carece de impor- Las ramificaciones económicas y políticas que surgen a patt1r de estos
tancia social. Los grupos de descendencia que establecen sus miembros diferentes sistemas sociales también deben ser tenidas en cuenta.
según los lazos maternos se llama tn mea ~ (literalmente, línea de la
madre). Los miembros de cada grup ma rmr;eal o matrilinaje descienden Producción, poder y autoridad. Las dife ·eucias existentes entte unas
de una misma antepasada (es decir, madre, madre de la madre, madre de
5 ci,edades otra lo.&...t.errenos._.de la runilia, _el parentesco Y l?s g~l1Pº~
50 ·a es est n dii;j!_,¡;:tam.ente .telacionados con la forma de consegmr ah~:n-
la madre de la madre, etc.). Como se da una importancia primordial a
estos lazos a través de las hembras, muchas sociedades matrilineales exigen
toS de cada ·.edad. Estos ru os no dan solamente continuidad biolog1c~
que el hombre abandone la localidad en la que nació cuando se casa y que social a una cultura, son a e.!_llas sus -umda · des de ro u~cJo ....,.--b,.
n asl~as.

~
vaya a vivir con los parientes de su mujer. Este tipo de residencia, llama- ~reemos que ef°tipo exacto de producción económica cons~tuye un~ .lill·
do i¡¡¡:¡¡oca , mantiene unidas en una localidad una serie nuclear de hem- portante influencia que determina la naturaleza de l~s. relacion~s polltlcas
bra emparentadas (abuelas, madres, hermanas, hijas, nietas), junto con y sociales, en las que están incluidas las diversas condmones posibles de las
sus esposos importados. Como veremos en capítulos posteriores, las socie- mujeres y los hombres. . ..
dades en las que las mujeres forman el locus de los grupos sociales con· En la sociedad de los Estados Unido1', por e1emplo, la familia nuclear
fieren a éstas una amplitud mucho mayor de actividades extra-domésticas ha evolucionado como una especie de corporación mínima en una sociedad
y mucho mayor poder que en otras sociedades. industrial que necesi ta una fuerza de trabajo amplia y móvil . Los .~rande.s
Hay en cambio sociedades en las que prevalece una situación opuesta grupos <le parentesco unili11eales (literalmente, una línea, sea m atrtlme~ o
a la que acabamos de describir: los individuos tienen en cuenta solamente patrilineal), que en el pasado agrario del país s~rvfan para la adaptac~ón
los lazos de parentesco del padre parn su herencia biológica y social. Este al ambiente, ban sido erosionados por las condic1ones creadas J?~I la vida
tipo de parentesco es llamado atrilinea literalmente, línea del padre). urbana. Con el tiempo la díada macho-be.robra con su descendencr~ r.!_Sttltó
Todos los miembros de un patre · escienden de un antepasado macho la unidad más eficaz tanto para 1a producción como para el consumo. Tra-
común (padre, padre del padre, padre del padre del padre, etc.). Los siste- cl o,n ente, es to significó que 1as mujeres tenían que a optar papeles
mas patrilineales difieren del nuestro en el hecho de despreciar socialmente de dependencia y subordinación en relación con los macbos, cuya monopo-
a la madre y sus parien tes . Todo s los hijos de una pareja casada perte- lización de las tareas económicas fuera de la casa complementa la auto-
necen a l a familia o grupo social del padre. Al igual que en el caso d e nomía doméstica de Ls mujeres. En su momento de plena industrializ~­
las sociedades matrilineales, las patrilineales conservan a los miembros del ción Estados Unidos necesita además de la división básica del traba¡o
' '
de acuerdo con el sexo, una serie de complicados grupos que no tienen
.
grupo en una misma localidad. La consecuencia inmediata de estas reglas
para las mujeres consiste en que cuando se casan tienen que abandonar nada que ver con el parentesco, como las grandes empresas muy estructu-
a sus parientes y pasar la mayor parte de sus vidas en compañía de persa· radas, a fin de mantener en funcionamiento la economía existente. En
nas relativament.e extra ñas, los pacientes del marido. Como veremos, las nuestra sociedad las mujeres han ido invadiendo con un avance firme estos
sociedades patrilineales muestran a menudo gran dominio por parte del terrenos dominados antes por el macho . Y es interesante notar que con-

14 15
forme se produce este cambio evolucionan también nuestras ideas acerca de s alimentos n 6lo par ellw. mismas-sino
las aptitudes y temperamentos básicos de los hombres y las mujeres. .......,~~~~o..&111os~~--.,_es os. unque hombres y mujeres parezcan
• 1 La importancia de lo§. fac ores económicos en nuest,i;a ·s· 'iA- . los estar anatómicamente favorecidos para realizar determinados tipos de ta-
\j ~ V) sexoss_e h C! á dar incluso cuan o co1:1s1detamos ~ de¡ '.31fei:en- reas, tanto estructuralmente como por razones de conveniencia, son el medio
~ c1as eXJsten la forma de ver a las mu¡eres en las diversas soc1e awbiente y la tecnología que se posea lo ~ue det~mina qué sexo adquiere
( Ca a una de las culturas mun o nene una d "nici611 esp:;.; ect'.io:;
.;al=dll¡je~l~a- ma or im ortanc· ' · a soctedad dada. Estos mismos facto- ,
1 dlY'° división del trabajo según el sexo. Cada sociedad tiene una serie de ideas res tienen un papel primordial a la hora e seleccionar el ÚEO de agru-
( bastan~e explíc~tas acerca de qué debe ser «el trabajo de hombre» y el pación social más eficaz ara la o li!~ actividades producti-
~ «traba¡o de mu¡er» y en general se registra una tendencia a dar cuenta de v~ osteriormente presentaremos una teoría ara predecitla apatici6n
est: reparto de funciones según una eoncepci6n_~ecí{ica de supueslas de variedades matrilineal o patrilineal de en según qué zonas
C. aptitudes ~aturales . H5 atura~. mente, c 1'lstantes bi 'gi~. En conjun to ecológicas.
puede decirse que los hom e tienden a ser m s robustos que las mujeres Los factores económicos son por lo tanto cruciales para nuestro estu-
tanto en estatuta com foerza. Además, el acto de reproducción no dio de los estilos de vida de las hembras debido a que las relaciones macho-
compromete al macho en_la ñllsma medida que a l~m~er pa.ta a que hembra están íntimamente relacionadas con el sistema de parentesco, sea
e~ un hecho con el que nene que contar antes del parto y también inme- éste patrilineal, matrilineal o bilateral. Por ejemplo, en los Estados Unidos,
diatamente después dél mismo; y el ma o pier.de t-ªl!lP.Q~em oral- el hecho del aislamiento de la mujer y su alejamiento de toda participa-
~~ ru~~~~~ . - ción digna de mención en las instituciones exteriores a la casa ha limitado
En rud.os que abarcan más de una cultura se ha señalado (véase fuertemente su acceso a la autoridad y el poder en la sociedad considerada
D'Andrada 1966) que las actividades de subsistencia desemp fiadas por globalmente.
los varones son generalmente las qu~ implican un mayor uso de fuerza Hay muchos gue señalan en seguida que los hombres son los guerreros
fí_sica y tamb_ién las que exigen mayores desplazamientos lejos de la vi- y los políticos en todo el mundo. ¿Significa esto que los varones dominan
v1en?a. ~~rdock (1937) hizo una tabulación de los tipos de tareas pro- en todo el mando, o que el monopolio de tales funciones está basado
dacuvas. asignadas a hombres y mujeres en gran númeto de sociedades no en nuestro pasado de primates? Esta es desde luego una pregunta que que-
ind_u~triales de complejidad divei;sa. Sus investigaciones mostraron que las remos estudiar detalladamente. Sin embargo, a lo largo de nuestro análisis , \. ,.
actividades de subsistencia más comúnmente desempeñadas por los hom- de esta cuestión será ne~servar siempre presente la distinción~~
b~es eran la caza, la pesca, la .colocación de trampas, el pastoreo y la lim- eotr~r X autor~~e refie p.g:dbll.l®d d ~
pieza de terrenos para el culrtvo. En cambio, las mujeres suelen ser res- otrosmediante coerción ara la obtención de los oqjeti o deseados mien-
ponsables de la recogida de plantas alimenticias silvestres y de la siembra tras que a on a tiene que ver con e poder le ítimo o le al. Un re-
Y cosecha. Las actividades secundarias también reflejan la dicotomfa sexual paso de las e acles humanas basta para mostrar que os mac -0-s ocupan ~
sobr~ el eJe de_ I~ búsqueda de proteínas y de verduras y "egetaJes para casi siempre las posiciones de autoridad. Desde un punto de vista técnico~~ kr-l
la . dieta alunent1.c1a. Así, los machos se ocupan de la producción de herra- no hay pruebas de existencia de matriarcados ni de gobierno de mujeres,
mientas para la obtención de alimentos, tales como fabricación de armas ni del tipo amazónico ni de ningún otro. Pero es incluso más significativo
o redes, con~trucción de barcas, labrado de piedras, e tc. El trabajo de las que el reparto de la autoridad y el poder sea muy variable independiente-
hembras esta centrado en turno a la preparación de la comida la cons- mente del hecho que acabamos de señalar. Generalmente son los machos
tmcción de receptáculos para almacenar alimentos y el mantenimiento de los gae ocu an las osiciones de liderazgo, ero el oder uede estar en
los vestidos. El hecho de que se delegue a las mujeres tareas relacionadas uno u otro_sexo. Esto lo ilustra especia ente ien el caso de las socie_da-
con _Ja vivienda es.tá desde luego en relación con su papel de portadoras cles matrilineales en las que las mujeres más ancianas asignan puestos de
y alimentadoras de los hijos. mando a los hombres aunque se reserven para sí la facultad de decisión.
Pes~ a las evidentes similaridade~. existentes en los tipos de activida- En nuestra investigación tendremos por tanto que observar por debajo
des reali~adas ~or cada uno de los ~exos ei;i todo el mundo, hay sorpren- de la superficie de las jerarquías de los funcionarios del grupo si quere-
dentes diferenaas en cuanto a la iml:'ortancia roductiva relativa. Nuestra mos localizar la auténtica base del poder. En la mayoría de los casos vere-
filosofía cultural sostiene que los - ovee ores naturales son los machos. mos que el poder fo tienen los que control\ln la distribución de los alimen-
Co~o veremos, sin ~bargo, ~sta noción no se aplica en todas partes. En tos o la riqueza, sea cual fuere su s o.
.... .... -
.,.,_
soc1e determmados JJ.po~ e rod ·, ~ JltS mujeres las que

11,
NUESTRO MÉTODO tjguas sobre los papeles de los sexos y la evoluci6n humana y después
analizamos los principales cambios ocurridos en la ecología humana.
J
Hasta ahora hemos subrayado que lo que a menudo se concibe como Empezamos tratando acerca del origen y desarrQllQ de las diferencias ~ri:­
c~5or1a. bsolutas de la realidad, es decir, macho hembra de hecho entre los sexos con un examen del comportamiento de los animales máS
son fenómenos din' icos no estático,s. Peto no basta señalar la presen- estrechamente relacionados con nosotros. El orden de los monos es ideal
cia e una amplia diversi ad; nuestra tarea es tratar de comprenderla. para el estudio del comportamiento de los sexos porque su sistema de l'M~
Debemos pot consiguiente examinar la gama hembra del campo sexual des- reproducción es muy parecido al nuestro. De hecho, como hay muchas
de las contr~st·ante.s _perspectivas de la biolo ía la vid sociª1 de loLJ?.!L_ similaridades biológicas entre estos animales y los humanos, hay varios
~ates, las .ifere~7ia~ e conducta e_Q nuestra sociedad y los perfiles infi:- autores que han sugerido que el comportamiento observado en una especie
- rutamente diversifacado_s., e la rnuier otras._cultw:as. concreta de primates no humanos puede dar cuenta del comportamiento
Dos temas fundamentales sirven para unificar este análisis. Los pri- humano. Nosotras rechazamos este método; pero creemos que es útil en
n;1erós capítulos tratan de la i teracción j e j; ioló icos y ~ cuanto que nos permite ser testigos de la labilidad del comportamiento M6D1
c1 ~les en la determinación de. las · erendas de CQmpoxtami.ento . ent.te los relacionado con el sexo en los animales en su relación con el medio am-
sexos . Empezamos con una breve discusión de.1 sexo corno p.roceso bioló· biente. Si el comportamiento de los sexos en los monos varía en relación
gico. Primero examinamos los atributos de la forma de reproducción sexual a su medio ambiente, podemos esperar que entre los humanos la variación
cnra~t;rfstica de los. ma.mífer~s y l~ comparamos con otras formas de reJ?ro· sea .n:-ay~r incluso puest~ ~ue l~s hombres confían de forma amplia y , V 1
ducc1on. En segundo 11.lgar mvestJgamos el proceso de desarrollo a través sigmficauva en el aprendtzaJe social. ~
del_ cual ª~? ta J!f!.ª . ersona su i eri.tLdad S'éiWJ'" Este proceso presupone En el capítulo 6 relacionamos los cambios experimentados en la con- lil"~v.'j
la ":1teracqon de varios factores fisiológicos y sociales, y no es algo esta- cepción del macho y la hembra a lo l argo de la evolución de la ctenaa dl\lJ2(>
bleCido de un solo golpe como piensa la creencia más generalizada. añtro oló 'ca º°: un análisis de ~s teona SObre ~I ovig~n-Ge--la-sooi~ {;~IW. f~1
~ Pasaremos luego a analizar diversas características !;).e la cr u.1rnllclad umana. En el siglo xrx las muieres fueron consideradas frecuentemente 1"'
exp esadas de forma diferencia ~ ada sexo en nuestra sociedad . Com· collm arquitectos de las relaciones más antiguas de matrimonio, parentesco
pararemos, para cada uno de los rasgos halla os, actitu occidental con y política. Esta concepción fue subvertida bruscamente en nuestro siglo,
la de las otras sociedades a fin de comprobar si se trata de algo universal durante el que se ha subrayado el dominio, territorialidad y agresión del
pal'a todos los humanos o si es solamente algo limitado a determinadas macho como bases de la sociedad humana. Hubo un tiempo en que se
sociedades. También estudiaremos el desarrollo de estas conductas relacio- atribuyó el establecimiento de la familia, la moral y lo religioso a las in-
nadas con el sexo durante el crecimiento y maduración del individuo. La fluencias restrictivas de las mujeres, pero ahora se cree que es el macho
~elineación de esquemas diversos del desarrollo de los rasgos de cada sexo el que estableció por un lado e hizo evolucionar por otro la cultura. Explo-
suve a menudo para iluminar Jos complejos orígenes de los rasgos relacio- ramos también la noción según la cual las teorías modernas constituyen
nados con el sexo. hasta cierto . punto una reacción contra las existentes en siglos anteriores
J..1. ¡ ~""" En el ~ltimo capítulo que se refiere al tema biosocial investigamos y presentamos una n_seva síntesis.
algunas sociedades que hablan de la existencia de más de dos sexos en su Consideramos en profuñdídad Zciñf'o formas de. adaptación ecológiW
población, o que permiten a una persona elegir un.-géñéió~·,ae~papel"'social que representan otros tantos niveles de complejidad organizativa en cul-
sea o ~o congruente con su sexo físico. Estas situaciones acentúan el valor turas de varios uo. s del mundo. Se trata de sociedades dedicad· a la
de nuestra con~~sión según la cual los J:!!S&.,os de com Q.I:t~m¡ent 0 que recolecció , 1 borrical , a íígri;;w~, él _pastore.0 y 1 mdustrl . En
·<1.uiJ.L.!.;¿.i cm.&el.aaon con el sexo son determinados predonrinante.mente por so de ca a una de las soci a es prein us a es analizam . una mues-
t,>f '\/ -l,, l s edad s61? secundaciameg_te ·.or ,la biologf~, tra de sociedades pertenecientes a varias culturas a fin de llegar a la identi-
El_ tema dorrunante de la parte s1gmente del libro, Ja que empieza en ficación de los patrones prevalecientes de comportamiento ideal de cada _
el capitulo 5, es. que la naturaleza de 10,.:._.e.apelcs re resentados por cada s~o. Luego relacionamos estos patrones con variantes productivas, demo-
sexo en la es ecie humana §,UpQ.,ne vent.mas Cíe aCla,lJtación ara ca a socie- gráEcas, políticns sociales. Además, presentamos el esmdio de un cas~
dad concreta Y que esti:i~ ad¡¡ptaciones, . ('!St.4_n relacionadas con el medio indlv1 u por caéla uno de los tipos de adaptación. Estos perfiles de IDU-
ecoló ico en · u~ vi. e el&ru o. A lo largo de la evolución humana se han ie.res e viven en sociedades concretas no pretenden ser prototipos del
produc~do varios reajustes ecológicos, y cada uno_d ~llas .favo~ ..un-tipo e tilo de vida de l.as hembras wo ilustraciones cull litativas de los datos
determinado de papeles sexuales. Hablamos aquí de teorías actuales y an- cuantitativos de varias culturas que son presentadas anteriormente.

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, _., El primer ajuste ecológico que estudiamos es el de 1 recoleccíó . Este n (',..\ Las sociedades dedicadas al pastoreo tiene~ una gra ~ci r~-
0
1""' término se refiere a una economía basada en la consecucion os alimen- ~\~ productos de s fill_i.mª1..e.; do~ucadQS para s.u subsis~~UI.
tos mediante la caza, la pesca y la cqsecha sin cultivo ni utilización de ::":---:::-::::=*>r:<l21:si!""'se caracterizan casi universalmente por tener un sistema
animales domésticos. A menudo se dice de estas sociedades que están do- atrilineal y por reservar para el varón las posiciones d! ·
minadas por el macho tanto en la esfera económica como en la social. En a· económica como en 1 acial. Comprobamos sin
,._;.;;;m;¡.;;.;¡,o.;...;....,-r--...e-r_:
r' el capítulo sobre estas sociedades examinamos la aplicabilidad de este mo-
0
embargo que los papeles correspondientes a cada sexo no son variantes
l D •j":f.~ d~esde una perspectiva pluricultural. Generalmente se reconoce que las estáticas sino que n la im-
'\~"' '\' thuj~;:cl; proporcionan más cantidad de alimen~~. ~l S!UPO con su rec~ port · e astoreo . cultivo. .
,J-\ ,.,.J •::i l€~e.It5n que os hombres con la caza. As , d pripop1..o central de orgaruza- Nuestra revisión de los papeles desempeñados por las mu¡eres en di-
ció'ñéñlas relaciones de parentesco y en la dlstribución de la autoridad versas sociedades demuestra que las posiciones relativas ocupadas por va-
p veces a través de los laz s con las mu"eres. I:Je'"'.allí concluimos que rones y hembras no están cristalizadas en patrones sexuales d · 'lidos
las relaciones entre el dominio social y e prOductivo no son necesaria- as_pan ampli.Qs már enes d~ari,g!P.6
mente de paralelismo. En este tipo de sociedades las relaciones entre los como reacciones a muchos factores sociales y biológicos que se afectan
·.:tf sexos son muy igualitarias. mutuamente. Utilizamos estos avances en nuestra concepción en el exa-
; ri ( -tas sooe a es que dependen principalmente d@ ) a r a su subsis- men de los papeles correspondientes a los géneros en la evolución pasada
~ 12 tencia muestran una amplísima riosibilidad de variaciones en el reparto de y presente de las sociedades industri~adas.. . .
los papeles económicos y sociales entre las mujeres y los hombres. En el El industrialismo presenta un medio ambiente social muy diferente. Los
o so!Jre ·1a liórtiéülforá investigamos a élllerenciación de los papeles papeles de los géneros, al igual que otros much~s. rasgos social~s ,. experi-
sexuales en sociedades que emplean para la agricultura herramientas ma- mentan cambios en respuesta 41 las nuevas condiciones. En el último ca-
nuales. La posición de las mujer.e~...wu:..e e directamente t Ía 'o C! pítulo examinamos el efecto del industrialismo en los papeles de cada ~é­
nivel de productividad económica y con 1 .o.atm:aleza., dd rui e ~ ~ nero en los Estados Unidos y en la Unión Soviética. Los efectos del m-
d~atió11 ~~a . as muieres dom!.nan las actiy.idad s de ~ d.ustrialismo han sido muy diferentes en estas dos naciones. En conse-
pero .reclutan el trabajo ~e los hombres en un grado .ditec1ameote.ru;9por- cuencia, Ja historia de las alteraciones ocurridas sigue líneas divergentes
cio'9.al a Ja im ortancia de es rQduqos ~grarios como-base para la subsis- en las dos zonas. Pero nuestra comparación de estas evoluciones históricas
tencia. Aunque en todas las sociedades horticultoras las mujeres gozan de nos permite identificar los procesos sociales que actúan en los dos siste-
un grado considerable de independencia económica, su condición social se mas. Después de identificar los procesos sociales subyacentes, hacemos
ve frecuentemente reducida en los casos en los que se adscribe la descen- predicciones sobre el posible desarrollo de los papeles asignados a los gé-
dencia a los varones. neros en esas y otras naciones industrializadas.
+.-'\ L' VJ "- Reservamos el término de agricultura para los cultivos de tipo inte_!!-
s~ es decir, para los que utilizan el regadlo y los animales domésticos
Pfil"&.ürar del arado rodueir fe tiliza.!l <;~,_t\ menudo estas técnicas se
dan en s~ciedades de alta produc~n, grªl]. den~jdad de población. urba-
niz_.!cióo y gmndes unid~des olíticas . El análisis revela que las comunida-
des agdcolas tienen en casi todos los casos tendencia mascpli t-ª.Q.t:9_~n.
la o anización de la producción como en la de la sociedad. P or contraste,
el' !!'.abruo e a m~1er ue e 1 enüfkarse especial y conceptualmente con
la vivienda. Concluimos qu~ Ja usurpación por parte del macho e las
tareas Clel cultivo, cuando se lle a ~aseoe cultivos lnteñsivos, se pro-
~ como res uesta a la aparición e trJ!bájo agrícola de tipo continuo
Y.J?esado y a la necesidad ds: que las muºeres se dedicaran a la :pr~aración
üúnte,rrum ida d~ J!I!\il.0. La combinación de estos factores favoreció el
esta'filecimient0 de una distinción entre el trabajo fuera pe la casa y el
trabajo doméstico y conduro a una situaci n en lá que las mu·eres fueron
ais adas de Ta e era de las actividades productivas. -

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