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Esta encíclica fue creada por el sumo pontífice juan pablo II, el 1 de mayo de 1991.

Donde
se testimonia el interes del papa por los aspectos sociales y hace que descubramos las cosas
nuevas que parecen ser el comienzo del tercer milenio.

Los factores que mas tuvieron relevancia fueron: la violación de los derechos del trabajador
y la ineficiencia del sistema económico, lo cual no ha de considerarse como un problema
puramente técnico, sino más bien como consecuencia de la violación de los derechos
humanos a la iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la economía. Las
consecuencias de esto ha sido, el encuentro entre la iglesia y el movimiento obrero, nacido
como una reacción de orden ético y cristiano contra la situación de injusticia.

En la actualidad el problema no es sólo ofrecer una cantidad de bienes suficientes, sino el de


responder a una demanda de calidad: calidad de la mercancía que se produce y se consume;
calidad de los servicios que se disfrutan; calidad del ambiente y de la vida en general.

Debido a que el hombre siempre tiene el deseo de gozar, más que de ser y de crecer, consume
de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. Además de la
destrucción irracional del ambiente natural, hay que recordar aquí la más grave aún del
ambiente humano, al que sin embargo, se está lejos de prestar la necesaria atención.

Es el deber del estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos como son el
ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguardia no puede estar asegurada por los
simples mecanismos de mercado.

La doctrina social, hoy día, mira al hombre, inserido en la compleja trama de relaciones de
la sociedad moderna. Las ciencias humanas y la filosofía ayudan a interpretar la centralidad
del hombre en la sociedad y a hacerlo capaz de comprenderse mejor a sí mismo, como “ser
social”.

La iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación


de los ciudadanos en las opciones políticas y garantizada a los gobernados la posibilidad de
elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de
manera pacífica.

Después de la caída del totalitarismo comunista y de otros muchos regímenes totalitarios y


de “seguridad nacional”, asistimos hoy al predominio, no sin contrastes, del ideal
democrático junto con una viva atención y preocupación por los derechos humanos. Pero,
precisamente por esto, es necesario que los pueblos que están reformando sus ordenamientos
den a la democracia un autentico y sólido fundamento mediante el reconocimiento explícito
de estos derechos.

Estas consideraciones generales se reflejan también sobre el papel del estado en el sector de
la economía. La actividad económica, en particular la economía de mercado, no puede
desenvolverse en medio de un vacío institucional, jurídico y político. Por el contrario, supone
una seguridad que garantiza la libertad individual y la propiedad, además de un sistema

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