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1555 reglas "sentir la Iglesia"

sus at table: The Ignatian Rules and hu- nes de nuestro enemigo" [Ej 345-
man hunger today", Studies in Religión sup- 351]. Llegamos así al último docu-
plement 15 (1984) 92-93; COATHALEM, H.,
Comentario del libro de los Ejercicios, Aposto-
mento de los apuntes espirituales
lado de la Oración, Buenos Aires 1987,213- ignacianos [Ej 352-370], cuyo título
216; DOMÍNGUEZ MORANO, G, Psicodinámica reza: "para el sentido verdadero
de los Ejercicios ignacianos, M-ST, Bilbao- que en la Iglesia militante debe-
Santander 2003; GARCÍA HIRSCHFELD, C, mos tener, se guarden las Reglas
"Las 'Reglas para ordenarse en el comer siguientes".
para adelante ,,, / Man 56 (1984) 195-204;
RAHNER, K., "Sobre el concepto teológico Uno de los mejores conocedo-
de concupiscencia" en ET I, 390-391; SuÁ- res de la historia de la eclesiología,
REZ, R, Los Ejercicios espirituales de San Igna- Y. Congar (1953,196), escribía al res-
cio. Una defensa (GIMÉNEZ, JV ed.), M-ST, Bil- pecto: "Cuando S. Ignacio de Loyo-
bao-Santander 2003; TOWSEND, D., la publicó sus Ejercicios, que repre-
"Digesting the Rules for Eating", The Way
Sup 58 (1987) 86-103. sentan una novedad, les añadió las
'Reglas de la ortodoxia' que atesti-
guan su preocupación por mante-
ner su iniciativa dentro de la comu-
REGLAS "SENTIR LA IGLESIA" nión de la Iglesia". Y llamaba la
atención sobre este punto: aunque

L a sección final del libro de los


Ejercicios Espirituales está com-
puesta por una serie de documen-
se ha generalizado ese uso lingüísti-
co que habla de "reglas para sentir
con la Iglesia", en realidad S. Ignacio
tos presididos por el título genéri- escribió en el texto autógrafo caste-
co de "Reglas" [Ej 313-370]. Desde llano -así lo transmiten también las
un punto de vista lingüístico es primeras versiones latinas (1541)-
más llamativo que presenten su sentido verdadero en la Iglesia. La
materia específica a través de una razón por la que la locución "sentir
descripción en la que no suele fal- con la Iglesia" adquirió muy pronto
tar el verbo "sentir" o el sustantivo carta de ciudadanía en la tradición
"sentido". El texto habla, en pri- ignaciana es de sobra conocida. Se
mer lugar, de "Reglas para en al- debe a la traducción latina del R
guna manera sentir y conocer las Frusio de 1548, la llamada versio
varias mociones que en la ánima se Vulgata (Vg), para la aprobación de
causan" [Ej 313]; así quedan intro- los Ejercicios Espirituales por la Santa
ducidas las llamadas "Reglas de Sede. De todos modos, las dos fór-
discreción de espíritus" de la Pri- mulas recibieron la aprobación del
mera [Ej 313-327] y Segunda Sema- Santo. No están en contradicción si-
na [Ej 328-336]. Seguidamente nos no que insisten en diversos aspec-
encontramos con las "Reglas que tos, a su vez complementarios.
se deben guardar a la hora de dis- "Sentir en la Iglesia", la acuña-
tribuir limosnas" [Ej 337-344], cu- ción más original, habla de la expe-
yo principio rector ha de ser el riencia de identificación eclesial, es
amor de Dios que viene de arriba, decir, el proceso por el que el cris-
"de forma que sienta primero en tiano se siente Iglesia, miembro ac-
mí que el amor, más o menos, que tivo de su vida, apropiándose de
tengo a las tales personas es por esa realidad objetiva que le prece-
Dios" [Ej 338]. El tercer documento de. La otra fórmula, "sentir con la
está formado por seis notas que Iglesia", enuncia precisamente ese
tienen esta orientación: "para sen- aspecto objetivo de la institución
tir y entender escrúpulos y suasio- que se resiste a toda subjetivación.
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Es la Iglesia esposa de Cristo y ma- dos en la Iglesia. Este redescubri-


dre. Por tanto, la vida y la norma, la miento se debe en buena parte al P.
apropiación subjetiva y la objetivi- Hugo Rahner, quien "nos volvió a
dad de la institución, sentir en y hacer conscientes del significado
sentir con la Iglesia. Dos son las pleno de los Ejercicios y especial-
cuestiones fundamentales que este mente del lugar central que la Igle-
cuerpo de r. nos sigue planteando. sia ocupa en ellos" (Schneider 1961,
Por un lado, su postrera y tardía 276).
ubicación en el conjunto de los Ejer- El punto de partida nos lo brin-
cicios Espirituales abre este interro- da ese pasaje que contiene la teolo-
gante: ¿qué lugar ocupa la expe- gía de la Iglesia en su totalidad: "Es
riencia eclesial en la espiritualidad necesario que todas las cosas de las
ignaciana originaria? (I). Por otro cuales queremos hacer elección sean
lado, su vigencia y actualidad de- indiferentes o buenas en sí, y que
pende de la consistencia presente militen dentro de la santa madre
en el núcleo de sus contenidos, cu- Iglesia jerárquica, y no malas o re-
ya determinación exige dar res- pugnantes a ella" [Ej 170]. Este texto
puesta a este otro interrogante: está situado en el corazón mismo de
¿disponemos de criterios y princi- los Ejercicios Espirituales, justamente
pios internos para su sistematiza- en el momento central de la elec-
ción? (II). ción. Hasta ahora la mención expre-
1. Alcance eclesiológico de las sa de la Iglesia había sido esporádica
Reglas para sentir con la Iglesia. Es [Ej 18.42] pero por eso mismo tam-
llamativo en primer lugar que los bién puede afirmarse que si aparece
Ejercicios Espirituales en su carácter ahora en toda su lozanía es porque
de apuntes de, y apuntes para una siempre ha estado como telón de
experiencia personal de Dios, ha- fondo de forma latente. Por ello se
yan introducido, junto con la no- puede establecer una analogía con
ción de Dios creador y de la cria- lo que ocurre con la Iglesia en los re-
tura, junto con la antropología latos evangélicos. Excepción hecha
teológica, junto con una reflexión de los dos conocidos pasajes del
cristológica y trinitaria, una visión evangelio de Mateo (Mt 16, 18; 18,
de la Iglesia entre los temas de su 18), los Evangelios parecen ignorar-
"dogmática". Esta notable pecu- la. Sin embargo son la obra de una
liaridad se ve refrendada por una comunidad cristiana. Por eso se ha
comparación con otras obras con- buscado una "eclesiología implícita"
temporáneas del mismo género, incluso en el cuarto evangelio, apa-
como el Ejercitatorio de vida espiri- rentemente desinteresado en cual-
tual de García de Cisneros o su quier tipo de estructura eclesial. Por
versión reducida de autor anóni- su parte, la Iglesia ocupa en el evan-
mo que lleva por título Compendio gelio de Mateo un lugar central, por
breve de Ejercicios Espirituales. En relación a la confesión de Pedro en
esas fuentes cisnerianas el capítu- Cesárea. Algo similar ocurre en los
lo de r. está del todo ausente (cf. Ejercicios Espirituales: no es casual
Melloni 1998, 362). que la Iglesia entre en consideración
Los Ejercicios Espirituales no es- en el momento central de la elec-
tán exclusivamente comprometidos ción, momento cumbre o climax de
con el ser humano individual y con toda la experiencia espiritual.
su destino personal, sino que tam- En este horizonte hay que pre-
bién están profundamente interesa- guntarse: ¿cuál es la cuestión eclesio-
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lógica permanente, de ayer y de hoy, documento -es decir, la sexta de las


que justifica la presencia de unas Re- Notas para sentir y entender Escrú-
glas para sentir en/con la Iglesia a la pulos [Ej 351]- que trata sobre có-
hora de hacer y de dar Ejercicios Es- mo "hablar y obrar dentro de la
pirituales? Su presencia es el reflejo Iglesia, dentro de la inteligencia de
clarividente de la dialéctica que se nuestros mayores", no fiándose de
establece entre la afirmación de la in- sí mismo, sino poniendo toda con-
mediación divina y la mediación fianza en Dios, puede ser a su vez
eclesial de la salvación. El acto de fe la clave hermenéutica para inter-
es un acto eminentemente personal, pretar y sistematizar una buena
de modo que la experiencia de los parte de las r. que cierran el libro de
Ejercicios Espirituales consiste bási- los Ejercicios Espirituales. Ese bino-
camente en la comunicación directa mio "hablar-obrar" encuentra un
del Creador con su creatura [Ej 15]; notable presupuesto en el texto ig-
sin embargo, esta experiencia y la naciano, pues está inscrito nada
elección para la propia vida conoce más y nada menos que en el cora-
un importante contrapunto: acaece zón de la técnica de la contempla-
"dentro de la Iglesia" [Ej 170. 351]. ción, donde hay que ver las perso-
Esta es una afirmación primera y nas y se precisa: "para sacar algún
fundamental acerca del puesto que provecho de sus palabras" [Ej 107]
la Iglesia tiene en el itinerario del y "mirar lo que hacen" [Ej 108];
alma hacia Dios. Por otro lado, el igualmente lo volvemos a encon-
interrogante eclesiológico por anto- trar en la contemplación-tipo del
nomasia no es otro que la difícil rela- nacimiento: "lo que hablan" [Ej 115]
ción entre la experiencia íntima con y "lo que hacen" [Ej 116]. Nuestro
Dios del sujeto creyente y el carácter binomio vuelve a aparecer en todo
colectivo de la fe. En este sentido, la su esplendor en ese conocidísimo
conexión entre la experiencia mística pasaje que dice: "el amor se ha de
de quien hace Ejercicios Espirituales y poner más en las obras que en las
el carácter eclesial de la salvación palabras" [Ej 230].
queda establecida por el principio Dejando a un lado la r. 13, que
pneumatológico formulado en la r. acabamos de citar, así como la pri-
13, una de las de mayor alcance ecle- mera y la última, que adoptan un
siológico dentro del conjunto: "cre- tono teológico mayor, el texto nos
yendo que entre Cristo nuestro Se- ofrece a partir del principio inter-
ñor, esposo, y la Iglesia, su esposa, es pretativo esbozado esta panorámi-
el mismo espíritu que nos gobierna ca: un primer bloque [rr. 2-9] regido
y rige para la salud de nuestras áni- por la dinámica de un hablar, en la
mas, porque por el mismo Espíritu y forma de "alabar7', que sanciona un
Señor nuestro que dio los diez man- determinado "obrar"; un segundo
damientos es regida y gobernada bloque de r. regido por el principio
nuestra santa madre Iglesia" [Ej de un "hablar" sobre fe, gracia y
365]. predestinación enderezado a no de-
2. Esbozo de sistematización: el valuar el peso de ]as "obras" [rr. 14-
principio del obrar-hablar como clave 17]. En medio de estos dos bloques
de lectura. La interpretación de las rv se halla la r. 10 [Ej 362], como regla-
que aquí propongo de manera su- bisagra o pivote de articulación de
maria, arranca de una intuición esos dos grandes grupos, puesto
muy sencilla. Considero que el pa- que, asumiendo de modo expreso
saje inmediatamente anterior a este esa dinámica entre el "hablar" y el
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"obrar", nos previene ante el resul- de la r. 10 aludiendo a las "constitu-


tado y los efectos negativos que en ciones, comendaciones y costum-
los oyentes pudieran producir de- bres de nuestros mayores" [Ej 362].
terminados modos de hablar. Se trata, por tanto, de un hablar,
El principal presupuesto de es- de un "alabar", que subraya y abona
ta clave de lectura consiste en po- un determinado "obrar". ¿Cuántas
ner en relación el texto de las r. con son estas reglas? Su número y conte-
aquellos otros pasajes de los Ejerci- nido puede ser determinado a partir
cios que remiten a sus contenidos. de las acciones cuya puesta en obra
En realidad, este principio herme- se alaba. Veámoslo para cada caso.
néutico no viene sino a desarrollar La segunda [Ej 354] alaba el "confe-
la intuición del R Pedro de Leturia sar con sacerdote y recibir del santí-
(1957,175-186), que situó el germen simo sacramento" (cf. [Ej 18]); la ter-
de las rr. 2-9 [Ej 354-361] en el n. 42 cera [Ej 355] alaba el "oír misa a
del Examen general, puesto bajo el menudo", "cantos, salmos, largas
rótulo: "De la obra". Dice el n. 42: oraciones", "horas del oficio divi-
"Tomando por objeto los diez man- no"; la cuarta [Ej 356] insta a alabar
damientos y los preceptos de la "estados o modos de vivir" (en ex-
Iglesia y comendaciones de los su- presión de Ej 15): "religiones, virgi-
periores, 'todo lo que se pone en nidad y continencia", esto es, la vida
obra' contra algunas de estas tres religiosa y vida celibataria, "no tanto
partes, según mayor o menor cali- el matrimonio"; a ella está ligada es-
dad, es mayor o menor pecado. En- trechamente la quinta [Ej 357], anti-
tiendo comendaciones de superio- cipada en [Ej 14-15], que explicita en
res, así como las bulas de cruzadas su segunda parte sobre qué se debe
y otras indulgencias, como por pa- "hacer voto", y en la primera parte
ces, confesando y tomando el santí- alaba "votos de religión, de obedien-
simo sacramento; porque no poco cia, de pobreza, de castidad y de
se peca entonces en ser causa o en otras perfecciones de supereroga-
hacer contra tan pías exhortaciones ción". Nótese, por lo demás, la pers-
y comendaciones de nuestros ma- pectiva indicada en [Ej 14]: "y dado
yores". En [Ej 42] todo está puesto que la buena obra que se hace con
bajo la divisa del "obrar". Por otro voto". La r. 6 [Ej 358] considera las
lado, la palabra "comendaciones" "reliquias de santos", demandando
aparece exclusivamente aquí y en esta doble acción: "venerar" a ellas y
[Ej 362] lo que unido a la expresión "orar" a ellos; la segunda parte ex-
"nuestros mayores", establece un tiende esta alabanza a "estaciones,
parentesco genético y, al mismo peregrinaciones, indulgencias, per-
tiempo, la continuidad entre [Ej donanzas, cruzadas y candelas en-
42.351.362]. Así queda delimitado y cendidas en las Iglesias"; la r. 7 [Ej
definido ese grupo homogéneo de 359] reclama "alabar constituciones
r. que, abriéndose reiteradamente cerca ayunos y abstinencias, así co-
con un "alabar", quedan clausura- mo de cuaresmas, cuatro témporas,
das de esta manera precisa en la re- vigilias, viernes y sábado; asimismo
gla 9: "alabar finalmente todos pre- penitencias no solamente internas,
ceptos de la Iglesia, teniendo ánimo mas aun externas"; la r. 8 [Ej 360] se
pronto para buscar razones en su sitúa nuevamente en la órbita del
defensa, y en ninguna manera en "venerar"; ahora se trata de "orna-
su ofensa" [Ej 361]. Este "alabar" mentos y edificios de Iglesias; asi-
será retomado en la primera parte mismo, imágenes, y venerarlas se-
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gún que representan". En suma: las que está en juego es la autenticidad


rr. 2-9 conforman un compendio de del mensaje y la fuerza perlocucio-
naturaleza catequética y sacramen- nal del lenguaje a expensas del
tal (recepción de sacramentos, votos anuncio y de la tarea apostólica. A
de religión, preceptos de la Iglesia, Ignacio, el peregrino, y a sus com-
devociones), que alaban y recomien- pañeros, les han conminado a "que
dan cosas atacadas por los oponen- no hablasen de cosas de la fe" [Au
tes de la Iglesia. No son signos de 62]. "Nunca es ocioso hablar para
ortodoxia extrema, sino lo que un todo lo que es provecho", se dice en
buen católico del siglo XVI habría el Examen [Ej 41]. El fraile domini-
suscrito, si bien con un acento que es co le preguntó en Salamanca: "¿de
propio de los primeros jesuitas: la qué cosas de Dios habláis? [Au 65].
confesión y comunión frecuente. El Peregrino respondía: "Hablamos
Pasemos ahora, desarrollando cuándo..." [Au 65]. Y le seguía in-
la intuición de Leturia, a examinar crepando: "No sois letrados y ha-
las rr. 14-17, o del "hablar" [Ej 366- bláis de virtudes y vicios, y de esto
369], que han de ser referidas a los ninguno puede hablar sino en una
nn. 40-41 del Examen general [Ej de dos maneras" [Au 65]. Pero "el
40-41]. Veamos las indicaciones da- Peregrino siempre hablaba de lo
das respecto del "hablar": "No de- que solía" [Au 65]. Brevemente: "el
cir palabra ociosa; la cual entiendo, Peregrino continuaba sus ejercicios
cuando ni a mí ni a otro aprovecha, de hablar de Dios" [Au 67]. A partir
ni a tal intención se ordena. De de este trasfondo biográfico pode-
suerte que en "hablar para todo lo mos adentrarnos en la descripción
que es provecho, o es intención de de las r. del "hablar" [Ej 366-369]. El
aprovechar al ánima propia o ajena, "hablar con provecho" o el "vana-
al cuerpo o a bienes temporales, mente hablar", que atiende a los
nunca es ocioso; ni por hablar algu- efectos causados en los oyentes o
no en cosas que son fuera de su es- prójimos (según Ej 40.41.362), se
tado, así como si un religioso habla deja prolongar en el principio "es
de guerras o mercancías. Mas en to- mucho de advertir en el modo de
do lo que está dicho hay mérito en hablar y de comunicar". Esta máxi-
bien ordenar, y pecado en el mal ma, formulada en la r. 14 [Ej 366],
enderezar o en vanamente hablar" recorre como cantus firmus este gru-
[Ej 40]. Aunque los Ejercicios Espi- po de reglas. Además dicha r. anun-
rituales construyan sobre el princi- cia los temas que serán objeto de
pio de que "el amor se ha de poner esa máxima: "predestinación, fe y
más en las obras que en las pala- gracia". Y hay que notar, comple-
bras" [Ej 230], el trato minucioso tando la lógica interna de estas cua-
con el lenguaje se extiende a la de- tro r., que cada uno de esos aspec-
claración de cómo hacer un "colo- tos enunciados en la r. 14 recibirá
quio" [Ej 53-54.63.71] y S. Ignacio oportuna y sucesivamente un trata-
prescribe que el lenguaje dirigido a miento particular en las otras tres
Dios sea respetuoso "con el nom- siguientes: de la predestinación tra-
brar al Señor y criador de todas las ta la r. 15 [Ej 367]; de la fe, la r. 16 [Ej
cosas" [Ej 38]. 368]; y de la gracia (y fe), la r. 17 [Ej
369]. Por tanto, el denominador co-
Esta insistencia en un hablar
mún de las r. del "hablar" consiste
cuidadoso, ponderado y provecho-
-desde el punto de vista de su es-
so no obedece a una pura cuestión
tructura formal- en esta dinámica
de retórica o cálculo diplomático; lo
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de fondo: que "el hablar sobre" la Dios. La última r. tiene de fondo el


predestinación (r. 15), sobre la fe (r. rechazo frontal de Lutero hacia el
16), sobre la gracia (r. 17) "no de va- motivo del "temor servil" [Ej 370].
lúe las obras". La justificación por la gracia sola de
Veamos cómo funciona el prin- Dios, mediante la fe, es una tesis
cipio en la literalidad del texto ig- paulina (Rm 8, 29-30). El acto de
naciano: a) r. 15: "no debemos ha- Dios que justifica, por su sola gra-
blar mucho de la predestinación cia, reclama la fe como respuesta
por vía de costumbre; mas, si en al- humana, siendo independiente de
guna manera y algunas veces se ha- cualquier obra buena. Nada puede
blare, así se hable que el pueblo me- hacer el hombre para merecer esa
nudo no venga en error alguno [...] salvación. De la diversa interpreta-
diciendo: si tengo de ser salvo o ción de esta doctrina paulina, a la
condenado, ya está determinado, y hora de expresar la relación entre la
por mi bien hacer o mal no puede "gratuidad" de Dios y la "colabora-
ser ya otra cosa; y con esto entorpe- ción" del hombre, arranca la dife-
ciendo se descuidan en las obras rencia fundamental entre la teolo-
que conducen a la salud y provecho gía reformada y católica. Porque la
espiritual de sus ánimas" [Ej 367]; acentuación excesiva de la gracia y
b) r. 16: "De la misma forma es de de la fe corre el peligro de negar el
advertir que por mucho hablar de valor de la libertad humana; pero el
la fe y con mucha intensión sin al- énfasis excesivo del protagonismo
guna distinción y declaración, no se de la voluntad o del mérito atribui-
dé ocasión al pueblo para que en el do a las obras humanas oscurece la
obrar sea torpe y perezoso, quier verdad radical de que la justicia só-
antes de la fe formada en caridad o lo viene de Dios. Estas tensiones
quier después" [Ej 368]; c) r. 17: (predestinación y fatalismo, fe y
"Asimismo, no debemos hablar tan gracia, gracia y libre albedrío, fe y
largo, instando tanto en la gracia, obras) constituyen el campo de
que se engendre veneno para quitar fuerzas en el que se mueve la ad-
la libertad. De manera que de la fe vertencia ignaciana: no "hablar"
y gracia se puede hablar cuanto sea mucho, no hablar sin distinción y
posible, mediante el auxilio divino, declaración. La postura de S. Igna-
para mayor alabanza de la su divi- cio no consiste en un rechazo sim-
na majestad; mas no por tal suerte plista de la doctrina de la predesti-
ni por tales modos, mayormente en nación sino en recordar cómo ante
nuestros tiempos tan periculosos la predestinación divina, el ser hu-
[peligrosos], que las obras y libero mano no queda convertido en puro
arbitrio reciban detrimento alguno, juguete del fatalismo divino.
o por nichilo se tengan" [Ej 369]. Así las cosas, es notable que el
Parece, pues, evidente, la rela- núcleo de la controversia confesio-
ción que existe entre este grupo de nal sobre la justificación, esto es, el
r. con algunos puntos centrales de modo de poner en relación la fe y las
la doctrina luterana: Dios justifica obras, haya sido asumido en la diná-
al hombre por la fe sin obras; la de- mica interna de las r., de modo que
valuación del esfuerzo moral cris- el hablar sobre la gracia salvadora
tiano ante la gracia divina evacúa la de Dios no devalúe el esfuerzo mo-
libertad, de modo que por el libre ral de los creyentes en Cristo. Cierta-
arbitrio el hombre sería libre en sus mente, la gracia de Dios, prometida
acciones terrestres, pero no ante y regalada en Cristo, no necesita ser
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completada por el hombre ni por la aquellos tiempos tan peligrosos"


Iglesia; ella es por sí misma suficien- [Ej 369], y lo hacía con un raro
te. La gracia soberana de Dios no co- equilibrio que sigue vigente en la
noce condiciones humanas ni puede época del ecumenismo. Porque és-
ser acrecentada por "méritos" hu- te es su presupuesto: "Dado que
manos, sino que siempre es inde- sea mucha verdad que ninguno se
pendiente de todo aquello que so- puede salvar sin ser predestinado y
mos o hacemos los humanos. Es sin tener fe y gracia, es mucho de
independiente de nuestros logros, advertir en el modo de hablar y co-
de nuestros méritos y de nuestras municar de todas ellas" [Ej 366].
buenas obras. Es "pura" gracia. He- Habida cuenta de que lo primero
mos sido justificados -recalcaba Lu- es la gracia de Dios, los dos grupos
tero, citando al Apóstol- "por la fe
de r. adquieren su última densidad
sin las obras de la ley" (Rm 3,24.27).
y exhiben también su profunda
Hoy en día, al cabo de cuatro siglos
de condenas recíprocas, ¿cómo se unidad interna: el "alabar las bue-
plantea la temática de la gratuidad nas obras" [rr. 2-9] y el "hablar de
de Dios y la cooperación humana? fe y gracia que no devalúe las
Ahí está la reciente Declaración con- obras" [rr. 14-17]. Desde nuestro
junta católico-luterana sobre la justifica- criterio de lectura, consideradas en
ción ratificada (1999) por la Federa- su conjunto, se regana la impresión
ción Luterana Mundial y por el de su orientación anti-luterana con
Pontificio Consejo para la Unidad ese acento propiamente católico de
de los Cristianos. Esta Declaración re- las buenas obras. La experiencia de
conoce la posibilidad de una "com- hacer Ejercicios es eminentemente
prensión común" de la justificación la experiencia de la gracia y de la fe
y muestra cómo el núcleo de la doc- del hombre justificado. De ahí que
trina reformada y de la doctrina ca- las r. recalcan que no existe una vi-
tólica puede adoptar la forma de un vencia de la gracia amorfa y desar-
consenso diferenciado, pero reconci- ticulada, ahistórica e incondiciona-
liado, de manera que quedan desac- da, ni en el aire, ni en el vacío, ni
tivadas las condenas recíprocas del como abandonamiento a la pura
siglo XVI. La teología reformada po- interioridad o inmediatez del cre-
ne de relieve la "gloria y soberanía yente con Cristo. Afirman, por otro
de la gracia", que es independiente lado, que no cabe disociar la salva-
de toda acción y cooperación huma- ción por el acto de Dios que pre-
na. Por parte católica, se ha subraya- destina y la salvación "dentro de la
do siempre "la fuerza y el poder Iglesia". Las r. ligan la predestina-
efectivo de la gracia", que quiere y ción con el encuentro efectivo de la
puede modificar y renovar al hom- institución sacramental. Lo que es-
bre en su vida, de modo que esta re-
tá en juego no es sólo el aconteci-
novación le reclama y obliga a hacer
miento de la salvación, sino cómo
el bien.
se continúa en la Iglesia la obra sal-
3. Conclusión. A esta luz se per- vífica de Dios. Es el problema de la
cibe bien cómo la relación formal "institución" de la salvación, la
que las Reglas para el sentido ver- "vera esposa de Cristo nuestro Se-
dadero que en la Iglesia militante ñor, que es la nuestra santa madre
debemos tener establecen entre Iglesia jerárquica" [Ej 353].
"hablar" y "obrar" tocaba cuestio-
nes muy hondas, "mayormente en Santiago MADRIGAL, SJ
reino 1562

/ Alabanza, Cuarto voto, Iglesia, Jerarquía, Este ejercicio tiene una estruc-
Magisterio, Obediencia, Papa, Sentir. tura dividida en dos partes. La pri-
mera parte ofrece un cuadro de un
Bibl.: CONGAR, Y, Falsas y verdaderas refor-
mas en la Iglesia, Instituto de Estudios Políti- rey humano escogido por Dios, re-
cos, Madrid 1953; CORELLA, ]., Sentir la Igle- verenciado y obedecido por todos
sia, Comentario a las reglas ignacianas para el los otros jefes y hombres. Escucha-
sentido verdadero de Iglesia, M-ST, Bilbao-San- mos el "llamamiento" que hace este
tander 1996; IPARRAGUIRRE, L, "Iglesia", en rey para que se unan a él en su em-
Vocabulario de Ejercicios Espirituales. Ensayo presa de vencer a los enemigos.
de Hermenéutica Ignaciana, CIS, Roma 21978,
137-138; LETURIA, P. DE, "Sentido verdadero Luego consideramos la pronta res-
en la Iglesia militante", Greg 23 (1947) 137- puesta que hace la gente buena a
168; ID., "Problemas históricos en torno a las este llamamiento y la bajeza de los
Reglas para sentir con la Iglesia", en El II, que rehusaren. La segunda parte
175-186; LOSADA, J., "Las Reglas para un consiste en aplicar el ejemplo del
recto sentir en la Iglesia: alcance eclesiológi- rey humano a Cristo Nuestro Señor.
co", MCom 49 (1991) 383-412; MADRIGAL, S.,
Estudios de eclesiologia ignaciana, UPComi- Colocamos delante de nosotros a
llas-DDB, Madrid-Bilbao 2002,171-250; ME- Cristo Resucitado, nuestro rey eter-
LLONI, }., "Las influencias cisnerianas de los nal, que dirige su llamada a todos y
Ejercicios", en Las fuentes de los Ejercicios Es- cada uno de nosotros. Cristo desea
pirituales de San Ignacio (PLAZAOLA, J. ed.), que vayamos con él y trabajemos
Mensajero-Universidad de Deusto, Bilbao
1998, 353-377; RAHNER, H., Ignatius von ho-
con él, y de ese modo podamos par-
yóla und das geschichtliche Werden seiner ticipar en su victoria. Considera-
Frómmigkeit, Herder, Graz-Wien-Kóln 1947; mos dos niveles de respuesta. En
SCHNEIDER, B., "Die Kirchlichkeit des hl. Ig- primer lugar registramos la res-
natius von Loyola", en Sentiré Ecclesiam puesta de una persona razonable.
(DANIÉLOU, J./ VORGRIMLER, H. eds.), FS H. Luego escuchamos la respuesta de
Rahner, Freiburg 1961, 268-300; SCHWAGER,
R., Das dramatische Kirchenverstandnis bei Ig-
una persona generosa y magnáni-
natius von Loyola. Pastoral-iheologische Studie ma, expresada en forma de oración.
über die Stellung der Kirche in den Exerzitien En vez de usar palabras como
und im Leben des Ignatius, Benziger, Zürich
1970.
"consideración" o "meditación",
Ignacio simplemente se refiere a es-
te pasaje como un ejercicio. Adver-
timos que en el título de la Vulgata
REINO se usa la palabra latina contemplatio.
Desde el primer preámbulo de

U n ejercicio con el título de "El


llamamiento del Rey Temporal
ayuda a contemplar la vida del Rey
composición y el segundo de peti-
ción de gracia, se nos hace cons-
cientes de que éste parece ser un
Eternal", inicia la Segunda Semana período de oración. Como ejercicio
de los Ejercicios [Ej 91-100]. Tradi- de oración, el Llamamiento del Rey
cionalmente se ha hecho referencia parece ser más una consideración
a él como el "segundo fundamen- en la línea del PF [Ej 23], o las Tres
to", puesto que todas las contem- Maneras de Humildad [Ej 165-167].
placiones posteriores se fundamen- La diferencia respecto a estos dos
tan en él, o fluyen de este ejercicio. ejercicios es que vamos a pedir una
Ignacio prescribe que este ejercicio gracia específica. La gracia que pe-
se haga dos veces al día, una vez dimos se expresa primero de un
por la mañana, al levantarse, y la modo negativo -que no sea sordo
segunda vez más tarde durante el al llamamiento de Cristo- y luego
día [Ej 99]. positivamente, -que sea pronto y

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