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MANUAL DE
HISTEROSCOPIA
Editores
FERP LIBRO HISTEROSCOPIA/525305/CIII07
ISBN: 978-84-7429-366-1
Depósito legal: B-2008
A U T O R E S
Í N D I C E
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
CAPÍTULO 1
Historia de la histeroscopia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Cristina Rodríguez Márquez, Miguel Álvaro Navidad, José M.ª Rojo Riol,
Javier Moreno Calvo y Paloma Castellanos Bolado
CAPÍTULO 2
Instrumentación y medios de distensión en histeroscopia . . . . . . . . . . . 27
Laura Almarza López, Laura de Mingo Romanillos, Belén Lampaya Nasarre,
Alicia Romo Pérez e Isabel Solís Villamarzo
CAPÍTULO 3
Principios básicos de electrocirugía en histeroscopia . . . . . . . . . . . . . . . 37
Vicente Manuel Patiño Maraver, Laura de Mingo Romanillos,
Sonsoles Alonso Salvador, Antonio García Frutos y Carlos Seco del Cacho
CAPÍTULO 4
Indicaciones y contraindicaciones de la histeroscopia . . . . . . . . . . . . . . 45
Juan José Escribano Tórtola, Elia Ramiro Arcediano y Mónica Cambra Moo
CAPÍTULO 5
Anestesia y premedicación en histeroscopia diagnóstica
y quirúrgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Daniel Paz Martín, M.ª Cruz Muñoz Montero, M.ª Luisa Mariscal Flores,
Yolanda López Vázquez, M.ª José Navarro Martínez y Rafael Ruiz Campa
CAPÍTULO 6
Ecografía e histeroscopia. Técnicas complementarias . . . . . . . . . . . . . . 67
Miguel Ángel Huertas Fernández, José M.ª Rojo Riol, Ana Isabel González Bermejo,
Luis Martínez Cortés y César Uguet de Resayre
10 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
CAPÍTULO 7
Microcolpohisteroscopia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Francisco Mateos Burguillo, Miguel Álvaro Navidad, Cristina Rodríguez Márquez,
Gonzalo Folgueira Valle y Javier Moreno Calvo
CAPÍTULO 8
Hemorragia uterina disfuncional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Míriam Puente Yagüe, Mercedes Andeyro García e Ignacio Cristóbal García
CAPÍTULO 9
Hiperplasia endometrial y carcinoma de endometrio . . . . . . . . . . . . . . . 99
Jesús Salvador Jiménez López, Carmen Álvarez Conejo, José Luis Muñoz González,
M.ª Luisa Aznárez Alonso, Concepción Pérez Sagaseta, Carmen Guillén Gámez,
Cristina González Macho, Gala López González, Victoria Bravo Violeta
y Antonio Tejerizo García
CAPÍTULO 10
Tratamiento con tamoxifeno. Control ecográfico e histeroscópico . . . . 107
Ignacio Águila-Collantes Velasco, Artemisa Recio Conde, Irene Pérez de Ávila,
Consuelo Hernández Imaz y Vicente Manuel Patiño Maraver
CAPÍTULO 11
Histeroscopia en esterilidad-infertilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Virginia Sánchez Millán, Sonia Díaz Rodríguez, Carmen Sabadell Carnicero,
Teresa Muñoz Fernández y Miguel Ángel Huertas Fernández
CAPÍTULO 12
Principios básicos en histeroscopia quirúrgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Sonia Díaz Rodríguez, María Fernández Chereguini, Virginia Sánchez Millán,
José M.ª Rojo Riol y Alicia Romo Pérez
CAPÍTULO 13
Extracción de dispositivos intrauterinos y cuerpos extraños
por histeroscopia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Irene Pérez de Ávila, Ignacio Águila-Collantes Velasco, Francisco Mateos Burguillo,
Gonzalo Folgueira Valle y Laura Almarza López
CAPÍTULO 14
Pólipos endometriales. Tratamiento histeróscopico . . . . . . . . . . . . . . . . 153
José M.ª Rojo Riol, Miguel Ángel Huertas Fernández, Laura Almarza López,
Virginia Sánchez Millán e Irene Peréz de Ávila
ÍNDICE 11
CAPÍTULO 15
Miomectomía histeroscópica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Tirso Pérez Medina, Enrique Cayuela Font y Nuria de Argila Fernández-Durán
CAPÍTULO 16
Técnicas de ablación endometrial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Irene Pelayo Delgado, Jesús Lázaro Carrasco de la Fuente,
Enrique Moratalla Bartolomé y Manuel Repollés Escarda
CAPÍTULO 17
Malformaciones uterinas. Tratamiento histeroscópico . . . . . . . . . . . . . . 193
Teresa Muñoz Fernández, Vicente Manuel Patiño Maraver, Vanesa Ocaña Martínez,
Francisco Mateos Burguillo y Miguel Álvaro Navidad
CAPÍTULO 18
Esterilización tubárica por histeroscopia (Essure®) . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Laura de Mingo Romanillos, Teresa Muñoz Fernández, Carmen Sabadell Carnicero,
Cristina Rodríguez Márquez y Artemisa Recio Conde
CAPÍTULO 19
Electrocoagulación bipolar con suero fisiológico. VersaPoint® . . . . . . . 219
Sonsoles Alonso Salvador, Belén Lampaya Nasarre, Laura Almarza López,
José M.ª Rojo Riol y Miguel Ángel Huertas Fernández
CAPÍTULO 20
Complicaciones de la histeroscopia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
Carmen Sabadell Carnicero, Sonia Díaz Rodríguez, Laura Almarza López,
Luis Martínez Cortés y José M.ª Rojo Riol
CAPÍTULO 21
Futuro de la histeroscopia diagnóstica y quirúrgica . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Artemisa Recio Conde, Ignacio Águila-Collantes Velasco,
Carmen Sabadell Carnicero, Laura de Mingo Romanillos
y Miguel Ángel Huertas Fernández
13
P R Ó L O G O
Es para mí una gran satisfacción prologar este libro por múltiples razones. La prime-
ra, inherente a la personalidad del autor-coordinador de éste, el Dr. M. A. Huertas,
al que me une una gran amistad y una relación estrecha, de largo tiempo ya. Le cono-
cí en 1985, cuando él, recién terminada la carrera y realizando el servicio militar
(hoy ya desaparecido), vino a consultarme para que le dirigiera la tesina (hoy tam-
bién extinta), siendo yo profesor adjunto de la Universidad Complutense de Madrid,
en el Hospital 12 de Octubre. Cuando en 1986 accedí a la jefatura de servicio de la
Cruz Roja, él eligió este hospital para iniciar su residencia en Obstetricia y Ginecología.
Al movernos al nuevo Hospital de Getafe, lo hizo con nosotros en calidad ya de per-
sonal facultativo, sucediéndome más tarde en la jefatura de servicio que dejé vacante
al acceder a la cátedra de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Autónoma de
Madrid. La calidad y la calidez de la relación son pues manifiestas. La segunda razón
es el tema elegido, porque la histeroscopia ha estado muy ligada a esta trayectoria. En
el año 1987 un grupo de españoles acudimos a París a presenciar los primeros balbu-
ceantes pasos de la histeroscopia, con el Dr. Hamou, uno de sus pioneros, como maes-
tro de ceremonias. Al volver, personalmente tenía tomada la decisión de instaurar la
técnica en nuestro hospital, y así lo hice, en una destartalada buhardilla del antiguo
y bello Hospital Central de Cruz Roja, en la avenida Reina Victoria. La técnica hizo
fortuna, evitando muchos legrados y convirtiéndose en el patrón de referencia para el
diagnóstico de las metrorragias y otras patologías uterinas. Cuando llegamos a Getafe
diseñamos un quirófano ambulatorio sólo para este menester, que fue frecuentado por
múltiples doctores, afanosos de aprender la técnica. El autor de este libro creció, gine-
cológicamente hablando, familiarizado con ella y ha tenido ocasión ahora de demos-
trarlo. La tercera y última de las razones la he expresado en distintas ocasiones. Pocos
tienen la suerte de tener buenos profesores en la etapa de formación y buenos coa-
14 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
gentes en la etapa de la determinación. Tras trabajar con denuedo, la obra del Dr.
Huertas ve la luz y, estoy seguro, rielará en el arsenal bibliográfico de la histeroscopia.
Le deseo el mayor de los éxitos y, a los lectores, que aprendan con ella y les sea útil.
I N T R O D U C C I Ó N
Hoy ya nadie duda de que tanto la ecografía como la histeroscopia han sufrido tal desa-
rrollo en los últimos años que han revolucionado el campo de la ginecología. Cuando
me planteé hacer una revisión y puesta al día de las técnicas histeroscópicas, empecé a
comprender los cambios que se habían producido tanto en la técnica en sí como en
nuestra visión de la especialidad a través de ella.
Fue al inicio de la década de 1990 cuando comencé a abordarla trabajando a las órde-
nes del Prof. Bajo, el cual apostó por las técnicas endoscópicas, y dentro de ellas, por
una que se estaba iniciando en algunos hospitales españoles, pero que ya entonces per-
cibió que se convertiría en imprescindible, empezando a reemplazar en gran medida
prácticas tradicionales como el legrado.
Nos encontrábamos con un método diagnóstico que, además de poder visualizar con
él directamente la cavidad uterina, era capaz de tomar biopsias dirigidas y efectuar,
con mínimo riesgo, intervenciones directas sobre el endometrio. Esto se nos mostra-
ba, en primer lugar, como el método complementario ideal a la ecografía, técnica
por la que también habíamos apostado desde hacía tiempo, y en segundo lugar, como
un método terapéutico excepcional.
Han sido muchos los ginecólogos y residentes que nos hemos formado en el Hospital
de Getafe, desde los inicios con la Dra. Pilar López Mora, el Dr. Pérez Medina y el
actual responsable de la unidad, el Dr. Rojo. Creo que se han ido cumpliendo los dos
principales objetivos que en su inicio se propuso el Dr. Bajo: crear una unidad de
histeroscopia asentada en conceptos y técnicas, y poder ser una unidad docente de la
que salgan adecuadamente formados todos los que por allí pasan y quieren aprender.
Hoy día la histeroscopia cumple los dos criterios básicos para ser considerada, den-
tro de la cirugía endoscópica, como procedimiento estándar: primero, que su eficacia
es igual o superior a la obtenida por los procedimientos quirúrgicos convencionales, y
segundo, que presenta un fácil acceso a los actos operatorios con indicaciones bien esta-
blecidas.
16 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Sabemos que cada vez hay más y mejores unidades histeroscópicas trabajando con el
objetivo de ir mejorando la calidad asistencial, perfeccionando la técnica y dando a los
nuevos ginecólogos las bases para trabajar mejor, abiertos cada vez a más innovaciones
y ampliando el campo de las indicaciones histeroscópicas.
Este manual nace con la intención de reunir la gran experiencia en histeroscopia de
las unidades que trabajan en Madrid. Esto hubiese sido imposible sin el gran esfuer-
zo efectuado por el Dr. Rojo, que ha llevado a cabo un eficaz trabajo de coordinación.
Él ha aportado en este libro, además de su gran experiencia, su gran entusiasmo. Nuestra
pretensión es que sea una guía básica útil para el que se enfrenta por primera vez con
la histeroscopia, un recordatorio para aquellos que en su práctica diaria no se dedican
de forma exclusiva pero que no quieren dejarla, y por último, el modo de que los gran-
des profesionales que están trabajando y que han colaborado en este trabajo nos expon-
gan su experiencia.
Quisiera terminar la introducción dando las gracias a todos los ginecólogos que han
colaborado y trabajado en este libro. Me consta el tiempo y el gran esfuerzo emplea-
do. Espero que nos sirva a todos para mejorar en nuestro trabajo diario.
C A P Í T U L O
Historia de la histeroscopia
Cristina Rodríguez Márquez, Miguel Álvaro Navidad, José M.ª Rojo Riol,
Javier Moreno Calvo y Paloma Castellanos Bolado
1
Recorrido histórico de la histeroscopia
La técnica endoscópica constituye hoy un método diagnóstico y terapéutico indispen-
sable en muchas de las especialidades médicas. Dentro de la ginecología, uno de sus
principales usos es el estudio diagnóstico y terapéutico de la cavidad intrauterina, la
histeroscopia.
Su origen se sitúa a principios del siglo XIX. Estudiando la cronología de su desa-
rrollo observamos que, de las diferentes técnicas, la histeroscopia es la que se ha visto
más relegada. Esto se debe a la dificultad de su aplicación, no sólo por las dificulta-
des técnicas propias del desarrollo de la endoscopia, sino también por las particulari-
dades de la cavidad uterina, que exige de la técnica que permita una adecuada dis-
tensión y un control del posible sangrado de la mucosa endometrial.
FIGURA 1. FIGURA 2.
A B
FIGURA 3.
HISTORIA DE LA HISTEROSCOPIA 19
Fue Nitze4, en 1879, quien diseñó el primer instrumento óptico realmente útil para
la visualización endoscópica de la vejiga, ya que permitía dirigir la luz mediante un
sistema de lentes, ampliando el campo de visión. En 1895 Bumm5 empleó este cis-
toscopio en la cavidad uterina, realizando el diagnóstico y el tratamiento de diversos
casos de endometritis, pólipos endometriales y adenocarcinomas, pero se encontró con
el sangrado como principal inconveniente; así, el modelo de Nitze, muy útil para el
estudio vesical, presenta grandes dificultades derivadas del mayor grosor miometrial
y de la fragilidad y sangrado endometrial (fig. 4).
En 1898, Duplay y Clado6 publicaron un tratado de histeroscopia en el que se des-
criben varios aparatos con fuente de iluminación eléctrica externa, la técnica emplea-
da y sus indicaciones. En esta misma línea, Clado introdujo la lámpara incandescen-
te inventada por Edison en 1879 como medio de iluminación.
Es en 1907, de la mano de David7, cuando nace la histeroscopia moderna. David
aplicó los principios del cistoscopio de Nitze y diseñó una pieza de cristal que, colo-
cada en el extremo del endoscopio, impedía que la sangre entrase por él y permitía una
mejor visualización de la mucosa. Es lo que se denominó histeroscopia de contacto,
que pretendía obviar la distensión uterina (fig. 5).
David publicó una serie de 25 casos en los que la técnica discurrió sin complicacio-
nes, describiendo las indicaciones y contraindicaciones del procedimiento. Sin embargo,
su uso no permitía una visión panorámica de la cavidad ni la actuación terapéutica
sobre ella.
Pero, en este momento de su desarrollo, los principales inconvenientes del uso de la
histeroscopia siguen siendo los mismos: la distensión de la cavidad uterina, dificul-
tada por la capa miometrial, y la visualización de la mucosa endometrial si se produ-
ce una hemorragia, aunque fuese de escasa cuantía.
FIGURA 4. FIGURA 5.
20 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
FIGURA 6.
FIGURA 7.
HISTORIA DE LA HISTEROSCOPIA 21
FIGURA 8.
Un gran paso en la endoscopia fue la introducción de la luz fría por parte de Fourestiere,
Vulmiere y Gladu en 1952.
Este mismo año, Norment12 desarrolló un histeroscopio en cuyo extremo fijó un fino
balón de caucho que constituía el sistema de dilatación y que permitía una muy bue-
na visualización de la cavidad tras su insuflación, pero no permitía el trabajo sobre la
mucosa endometrial. Silander13 diseñó también un sistema parecido que permitía una
buena visualización de la cavidad, pero ninguna actuación terapéutica, por lo que el
método se abandonó (fig. 9).
En 1957, junto a sus colaboradores, Norment publicó su último diseño, un asa
que permitía la resección de pólipos y miomas y que sirvió de base a los modernos
resectoscopios. Su trabajo fue continuado por otros autores como Gribb y Burnett.
22 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
FIGURA 9.
gre, obteniendo una gran visibilidad durante las intervenciones. Otros autores opta-
ron por retornar al uso de fluidos de baja viscosidad, como la solución salina (Sugimoto)
o el dextrano al 5 % (Quiñones y Guerrero)17.
El mayor avance vino por el desarrollo de las bombas de insuflación, que permitían
controlar la presión de irrigación sin que superase la presión vascular, disminuyendo
así las posibles complicaciones de la técnica.
Lindemann18, en 1972, reintrodujo la insuflación con CO2 y estableció los límites
de peligrosidad para el gasto del mismo, de 200 mmHg. Porto19 estableció los lími-
tes de presión de la distensión uterina en 150 mmHg.
En 1976 introdujo el histeroinsuflador de presión de CO2 controlada. Sin embargo,
el uso excesivo de CO2 produce efectos secundarios muy graves, por lo que es necesa-
rio el desarrollo de insufladores electrónicos de gran precisión.
Hasta ese momento, el histeroscopio de menor diámetro era de 7 mm, lo que exigía
de dilatación previa del canal endocervical, así como de anestesia general. Fue en 1980
cuando Parent y otros redujeron el diámetro total del histeroscopio a 4 mm, lo que
permitía eludir la dilatación cervical, la técnica anestésica previa y convierte defini-
tivamente a la histeroscopia en una prueba que puede realizarse de forma ambulatoria.
En 1975, Iglesias et al.20 diseñaron un resectoscopio de doble vía con canales inde-
pendientes de succión e irrigación, que permitía una irrigación continua y contribuía
a solucionar el problema del fluido de líquidos durante la intervención. Esta irriga-
ción continua permite trabajar con una menor presión y una mejor visualización. Es
el diseño a partir del cual se han desarrollado los modelos posteriores.
En 1976, Neuwirth y Amin21 publicaron lo que pueden considerarse las primeras
intervenciones resectoscópicas sobre resección de miomas submucosos. En 1981 se rea-
lizó la primera ablación endometrial, llevada a cabo por Goldrath22, quien publicó el
uso del láser YAG. Fue en 1983 cuando De Cherney y Poland23 presentan la primera
serie de casos de ablación endometrial como tratamiento de metrorragias, con muy
buenos resultados, tanto en cuanto a la realización de la técnica como a la resolución
definitiva del cuadro.
Hamou24 en 1980 reintrodujo el concepto de la histeroscopia de contacto median-
te un diseño que permitía al mismo tiempo realizar una visión panorámica y ampli-
ficar 150 veces la visualización de determinadas áreas. Este concepto se denominó
microcolpohisteroscopia, y no se usa de forma rutinaria, aunque sí se estableció la visua-
lización sistemática del canal endocervical durante la realización de la prueba.
En 1982 se realizó el I Simposio Europeo sobre Histeroscopia. En 1983 se funda la
Sociedad Europea de Histeroscopia en el Instituto Dexeus de Barcelona.
Otro aspecto que se desarrolla especialmente desde la década de 1980 es la esterili-
zación mediante electrocoagulación tubárica bilateral histeroscópica. Se iniciaron diver-
24 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
sos ensayos a gran escala que fueron suspendidos tras la aparición de complicaciones
graves. En este aspecto, fue determinante la aparición en 2000 del sistema de dispo-
sitivos intratubáricos desarrollado por Valle25,26 como método de planificación familiar.
Su uso se ha extendido ampliamente por todo el mundo gracias a sus buenos resultados.
En el momento actual, los esfuerzos por mejorar la técnica histeroscópica27 se dirigen
hacia la aparición de instrumental que facilite la realización de un mayor número de
procedimientos ambulatorios, como los nuevos micromorceladores. Además, el gran
desarrollo de la monografía contribuye a una mejora en la evaluación de la cavidad ute-
rina, aumentando la precisión en el momento actual en la indicación de la técnica his-
teroscópica28,29.
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27
C A P Í T U L O
Instrumentación y medios
de distensión en histeroscopia
Laura Almarza López, Laura de Mingo Romanillos,
Belén Lampaya Nasarre, Alicia Romo Pérez e Isabel Solís Villamarzo
2
Introducción
La medicina, en la actualidad, ha introducido la vía endoscópica en muchas de sus espe-
cialidades, y la ginecología es una de las que se beneficia de esta introducción. La
primera histeroscopia diagnóstica se realizó en 1869, y en ella se pudo observar la cavi-
dad uterina con un histeroscopio de 20 mm (Pantaleoni). El avance de esta técnica
ha precisado más de 100 años hasta conseguir la aparición y mejora de innovaciones
técnicas y tecnológicas (mejora en los medios de distensión, reducción del diámetro
del instrumental, aparición del microhisteroinsuflador de Hamou para controlar el flu-
jo de CO2, etc.). Gracias a estos últimos, hoy día es posible realizar un amplio examen
del interior del útero en la consulta y sin necesidad de anestesia alguna. Dado que la
cavidad uterina alberga una parte importante de los procesos patológicos, tanto malig-
nos como benignos de la ginecología, es importante su completa y adecuada evalua-
ción para un posterior manejo clínico-terapéutico. Para ello, se necesita un ginecólo-
go cualificado y experto en esta técnica, con un conocimiento profundo de todo el
instrumental y de los dispositivos necesarios.
INSTRUMENTAL
La histeroscopia es una prueba que se realiza siempre bajo visión endoscópica por
vídeo, por lo que las características técnicas de la fuente de luz influyen en gran medi-
da en la calidad de la imagen. Debe ser de gran calidad, y para ello puede ser de dos
tipos:
Sistema videóptico
Histeroscopio
Es el elemento con el que se entra en la cavidad. Puede ser flexible o rígido. Los rígi-
dos (fig. 4) se encuentran disponibles con diferentes direcciones visuales: 0°, 12° y 30°.
El que se emplea habitualmente es el de 30°. Los diámetros más utilizados son los de
3-4 mm. Suelen estar constituidos por dos piezas: el telescopio y la vaina desmonta-
ble de protección.
Los histeroscopios flexibles se llaman así por la flexibilidad de su extremo, que nos
permite dirigir la punta hacia el lugar que nos interese. El diámetro externo es de 3,6-
4,9 mm. No han demostrado mejores ventajas sobre los rígidos.
30 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
• Óptica de 4 mm, con visión foroblicua, que puede ser de 0°, 12° o 30° (el más
usado es el de 12°).
• Electrodo conectado a una unidad electroquirúrgica (bisturí, asa, bola rodante,
rodillo liso o espiculado y electrotomo).
• Vaina interna para la irrigación de la cavidad uterina con medio líquido.
• Vaina externa para la extracción del líquido de irrigación.
Estas dos últimas vainas permiten una irrigación y aspiración continuas, con una
renovación rápida del líquido endouterino, lo que asegura un lavado permanente y
una visión clara de la cavidad.
Los líquidos empleados en electrocirugía deben ser soluciones no electrolíticas, para
evitar la transmisión de la corriente eléctrica.
INSTRUMENTACIÓN Y MEDIOS DE DISTENSIÓN EN HISTEROSCOPIA 31
Gases
Líquidos
Suelen ser líquidos de bajo peso molecular, con soluciones electrolíticas y no electro-
líticas. Las soluciones electrolíticas (soluciones salinas y fisiológicas) se usan para disten-
der la cavidad en casos en los que no se aplique electricidad. Son las más utilizadas
en la histeroscopia diagnóstica. Las soluciones hipertónicas no electrolíticas (glicina y sor-
bitol/manitol) están indicadas en la histeroscopia quirúrgica por su bajo nivel de toxi-
cidad, no conducción de la electricidad y buena visión endoscópica. Como desventa-
ja tienen su gran capacidad miscible con la sangre, que podría provocar hipervolemia
con hiponatremia o un síndrome de intravasación.
Los sistemas utilizados para controlar la presión y el flujo con la distensión líquida
son los siguientes:
Medios de esterilización
Se necesita:
• Mesa operatoria.
• Los instrumentos anteriormente comentados, colocados en una estantería, habi-
tualmente ubicada al lado contrario del dominante del ginecólogo.
• Mesita accesoria para la colocación del instrumento de biopsia o corte.
• Auxiliar o profesional de enfermería.
34 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
MÉTODO
Conclusiones
La histeroscopia ha abierto un nuevo panorama en el campo diagnóstico y terapéuti-
co para la evaluación del canal cervical y la cavidad uterina, superando en todo a téc-
nicas diagnósticas como el legrado. El avance tecnológico ha permitido la mejora de
los materiales y los métodos, y es hoy día una técnica relativamente fácil de realizar
para el ginecólogo y casi inocua y bien tolerada por la paciente, siendo método de elec-
ción en el diagnóstico de las posibles patologías de la cavidad uterina.
Bibliografía recomendada
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37
C A P Í T U L O
Introducción
La electrocirugía es la aplicación de electricidad, por medio de radiofrecuencia, sobre
un tejido, para obtener un efecto clínico deseado, principalmente cortarlo1. La elec-
trocirugía es realmente útil en los procesos de histeroscopia quirúrgica, y probable-
mente representa la forma más eficaz de realizar escisiones y coagulación durante estos
procesos. Creemos que el cirujano endoscopista ginecológico debe estar familiarizado
con los principios, aplicaciones y aspectos de seguridad de las fuentes de energía que
se utilizan durante las intervenciones, ya que el uso de la cirugía endoscópica está liga-
do al uso de la energía eléctrica2.
El uso de corriente alterna de alta frecuencia (radiofrecuencia) aumenta la tempera-
tura de los tejidos biológicos, obteniendo diferentes efectos físicos (corte, coagulación
o ambas a la vez). La corriente eléctrica se convierte, una vez alcanza el tejido bioló-
gico, en energía térmica, y el efecto que ésta produzca dependerá de una serie de fac-
tores, como los que se citan a continuación:
• Tiempo de exposición.
• Tamaño y forma del electrodo.
• Modo de aplicación de la energía.
• Otros.
38 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Principios básicos
La electricidad, al alcanzar un tejido biológico, genera calor, y dependiendo de las carac-
terísticas de éste se obtendrán diferentes efectos quirúrgicos3:
Propiedades de la electricidad
Las tres propiedades básicas de la electricidad son: intensidad (I), voltaje (V) y resis-
tencia (R):
I = V/R
PRINCIPIOS BÁSICOS DE ELECTROCIRUGÍA EN HISTEROSCOPIA 39
W=I×V
W = V2/R
Potencia (vatios) = voltaje (voltios)2/resistencia (ohmnios)
T = (A/cm2)2
OV OV
A. B.
Las frecuencias media y baja no se usan en electrocirugía, puesto que asocian un efec-
to electrolítico que causa necrosis en los tejidos biológicos, y efectos negativos en estruc-
turas como nervios y músculos, llegando incluso a poder provocar tetania. Por tanto,
los electrogeneradores actuales producen corrientes de muy alta frecuencia (> 50.000
Hz) que no tienen estos efectos secundarios.
aporta gran cantidad de energía por unidad de tiempo y produce vaporización del teji-
do y estallido celular, lo que provoca el corte del tejido.
Por el contrario, cuando pretendemos coagular el tejido, el generador modulará la
corriente alterna con picos de alto voltaje y períodos de ausencia de corriente, también
conocido como corriente amortiguada o modulada, estando en on o activa el 6 % del
tiempo, y en off o pasiva el 94 % (fig. 1B). Estos picos de alto voltaje son los que
producen un cierto arco voltaico, visible a simple vista, entre el electrodo y el tejido,
creando una superficie carbonizada que produce la coagulación, ya que durante la fase
activa on el tejido se calienta rápidamente y en la inactiva u off se enfría, lo que pro-
voca desecación del tejido, contracción y cierre de los vasos sanguíneos, y su coagula-
ción5.
Un tercer tipo de corriente, mezcla entre corte y coagulación, conocido como «corrien-
te mixta o blended», proporciona un efecto mixto, al disminuir el voltaje y el tiempo
en off de la corriente:
A. B.
de retorno, separados únicamente por una pieza de cerámica, y sólo se reseca o vapo-
riza el tejido que se pone en contacto con el electrodo activo, utilizando la capacidad
conductora del suero salino fisiológico que se utiliza como medio de distensión2 (fig. 4).
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45
C A P Í T U L O
Indicaciones y contraindicaciones
de la histeroscopia
Juan José Escribano Tórtola, Elia Ramiro Arcediano y Mónica Cambra Moo
4
Introducción
La histeroscopia es la única técnica ginecológica que nos permite obtener una visión direc-
ta del interior de la cavidad uterina. En la actualidad, cualquier patología o alteración de
ésta representa una indicación para su realización. Las indicaciones para los procedimientos
histeroscópicos en ginecología son varias, sencillas y claras. Se considera una técnica fun-
damental y de obligado aprendizaje, no sólo para visualizar el canal endocervical y la cavi-
dad uterina, sino porque también permite el tratamiento de diferentes afecciones, inclu-
so en el mismo acto terapéutico, ya sea de manera ambulatoria o en quirófano. En cuanto
a sus contraindicaciones, su número es muy limitado y, en muchas ocasiones, relativas.
Indicaciones
HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA
Otro ejemplo del valor diagnóstico de la histeroscopia son los cambios inducidos en
el endometrio por el tamoxifeno (fig. 2). Mediante esta técnica podemos visualizar un
INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA HISTEROSCOPIA 47
La desaparición de los hilos del dispositivo intrauterino del orificio cervical externo
o la retención de parte de él en la cavidad durante las maniobras de extracción se ha
convertido en un problema relativamente frecuente (fig. 5)7. La utilidad de la histe-
roscopia para su localización y su extracción es un hecho incuestionable.
HISTEROSCOPIA QUIRÚRGICA
Polipectomía endometrial
Los pólipos de pequeño tamaño, con pedículos de menos de 5 mm, pueden extirparse
con una pinza endoscópica introducida por el canal operatorio, lo que permite reali-
zar una polipectomía rápida y precisa durante el mismo acto diagnóstico sin que se
precise anestesia13,14. En pólipos de mayor tamaño, el resectoscopio permitirá su
extracción en lonchas hasta que la visualización óptima del pedículo permita su exé-
resis completa.
Los miomas submucosos causan con frecuencia síntomas, lo que obliga a realizar tra-
tamiento (fig. 7). La histeroscopia desempeña un papel importante, tanto en el diag-
nóstico como en el tratamiento. Se acepta como norma general que los miomas sub-
mucosos pueden extirparse si su tamaño es inferior a 5 cm, su número es menor de tres
y si pertenecen a los tipos O e I de Wamsteker (fig. 8)15,16 o a los tipos I a IV de la cla-
sificación de Labastida (fig. 9)17.
En el caso del útero septo se deben evaluar las dos cavidades y el septo en su totalidad,
valorando su grosor y extensión y si se trata de una variedad completa o parcial. Las
sinequias uterinas son con frecuencia asintomáticas y su principal importancia radica
52 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
• Con resectoscopio.
• Con láser Nd-YAG.
• Con VersaPoint®.
54 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Histeroembrioscopia
Contraindicaciones
Podemos señalar las siguientes:
1. Fase aguda de una infección pélvica. Las infecciones genitales constituyen una
contraindicación absoluta para la histeroscopia. La posibilidad de una disemina-
ción endometrial, tubárica o peritoneal deberá conducir a una maniobra diferi-
INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA HISTEROSCOPIA 55
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57
C A P Í T U L O
Anestesia y premedicación
en histeroscopia diagnóstica
y quirúrgica
Daniel Paz Martín, M.ª Cruz Muñoz Montero, M.ª Luisa Mariscal Flores,
5
Yolanda López Vázquez, M.ª José Navarro Martínez y Rafael Ruiz Campa
exitosos, pero que sirven de orientación y como guía para la adecuada toma de deci-
siones.
Preoperatorio
La evaluación preoperatoria es un requisito fundamental. Las pacientes deberían ser
informadas acerca de los beneficios, los riesgos, las limitaciones y las alternativas de
las diferentes técnicas de sedoanalgesia.
En el caso de las histeroscopias, las pacientes suelen gozar de buena salud. Una bue-
na historia clínica y, entre las pruebas complementarias, una analítica con bioquími-
ca, hemograma y coagulación suelen ser suficientes antes de la realización de estos pro-
cesos. En estas pacientes conviene descartar signos de hipovolemia secundaria al sangrado
uterino, como frecuencia cardíaca, tensión arterial y perfusión periférica.
Se pueden administrar sedantes para disminuir la ansiedad perioperatoria. El diaze-
pam es un fármaco seguro desde el punto de vista cardiorrespiratorio a las dosis reco-
mendadas. Una o dos horas antes de la cirugía se puede administrar una dosis de
5-10 mg por vía oral.
Según las guías de ayuno preoperatorio de la ASA, las pacientes que van a ser some-
tidas a un procedimiento de este tipo deberían presentar ayuno de al menos 2 horas en
el caso de líquidos claros y de 6 horas en el caso de alimentos sólidos2.
Intraoperatorio
Monitorización: la monitorización básica que la Sociedad Española de Anestesiología
y Reanimación recomienda intraoperatoriamente debería comprender electrocardiogra-
fía continua, tensión arterial no invasiva y saturación de oxígeno por pulsioximetría3.
La importancia de la monitorización hemodinámica se debe, por una parte, a la dis-
regulación neurovegetativa que puede producirse con la sedación y que podría inter-
ferir con la respuesta adecuada a la hipovolemia y al estrés. La hemorragia durante la
cirugía puede ser difícil de cuantificar por la absorción del líquido de irrigación que
puede enmascarar los signos de hipotensión y taquicardia. Por otra parte, si la sedoa-
nalgesia es inadecuada, pueden producirse alteraciones neurovegetativas como hiper-
tensión, taquicardia y bradicardia, que deben detectarse cuanto antes para poder ser
controladas y reducir el riesgo de complicaciones.
ANESTESIA Y PREMEDICACIÓN EN HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA 59
Estas guías clínicas de la ASA para la sedación y analgesia, realizadas para especia-
listas no anestesiólogos, recomiendan aplicar los niveles de sedación moderada (habi-
tualmente llamada sedación consciente) y sedación profunda para la realización de pro-
cedimientos diagnósticos y terapéuticos de forma ambulatoria que corresponden con
los niveles 2 y 3 de la escala de Ramsay. Cuando una paciente habla de forma orien-
tada y tranquila, su vía respiratoria se encontrará permeable y presentará una venti-
lación adecuada. Según vayamos profundizando en la sedación, aumentará la posibili-
dad de complicaciones asociadas a la sedoanalgesia.
Elección de la técnica sedoanalgésica. Hace unos años la mayoría de las histe-
roscopias se realizaban bajo anestesia general, pero hoy día, con el perfeccionamiento
de la técnica y la experiencia adquirida por el especialista, es posible realizar la mayo-
ría de las histeroscopias, tanto diagnósticas como terapéuticas, de forma ambulato-
ria. Existen algunos artículos en la bibliografía, en los que sus autores hablan de la
posibilidad de realizar estos procedimientos sin ningún tipo de anestesia o analgesia,
obteniendo resultados satisfactorios en cuanto a la comodidad y grado de satisfacción
por parte de las pacientes.
La técnica anestésica ideal, tanto para la histeroscopia diagnóstica como para la tera-
péutica, debería asegurar unas buenas condiciones quirúrgicas y la comodidad de la
paciente, minimizando las posibles complicaciones. Asimismo debería permitir
la detección precoz de la sobrecarga hídrica y de la hiponatremia.
1. Anestesia general.
2. Anestesia regional; espinal, epidural o anestesia combinada epidural-espinal.
3. Bloqueo paracervical, con o sin sedación.
4. Anestesia local, con o sin sedación.
• Midazolam. Por los efectos amnésicos, su corta duración de acción (vida media
100 minutos), su cómoda administración y reversibilidad (0,1 mg/kg i.v. fluma-
zenilo) lo convierten en un fármaco muy útil. La dosis intravenosa es de 0,05-0,1
mg/kg. Pueden causar depresión respiratoria moderada, que puede llegar a ser gra-
ve cuando se usa de forma concomitante con los opioides, por lo que tendremos
especial precaución cuando utilizamos ambos fármacos.
ANESTESIA Y PREMEDICACIÓN EN HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA 63
• Fentanilo. Es un opioide muy potente (100 veces más potente que la morfina).
Tiene un inicio de acción rápido, una duración de acción intermedia (30-45 min)
y cuyos efectos se pueden revertir con naloxona (0,01 mg/kg i.v.). La dosis ini-
cial es de 0,5-1 µg/kg, siempre vigilando la respuesta individual, hasta dosis máxi-
mas 5 µg/kg. Como opioide potente que es puede producir depresión respirato-
ria, apnea y rigidez neuromuscular.
• Propofol. Es un fármaco hipnótico/sedante con un inicio de acción rápido y una
duración muy breve que ofrece las condiciones idóneas de sedación y analgesia tan-
to en el quirófano como en áreas alejadas del mismo, sobre todo para aquellos pro-
cedimientos que, como las histeroscopias, se realizan de forma ambulatoria. Se uti-
lizan dosis iniciales de bolos intravenosos de 25-50 µg/kg, que en función de la
respuesta se irán repitiendo hasta obtener la comodidad de la paciente. A dife-
rencia de los anteriores no tiene antagonista que permita revertir sus efectos.
Consideramos, por el alto riesgo de depresión respiratoria, que el empleo de este
fármaco debería limitarse al anestesiólogo.
• Citrato de fentanilo transmucosa oral (CFOT) (Actiq®)9. La absorción a tra-
vés de la mucosa oral es rápida, el paso a través de la barrera hematoencefálica se
realiza rápidamente, por su naturaleza lipofílica, dando lugar a un inicio de acción
más rápido que el que se consigue con otros analgésicos orales. Su forma de pre-
sentación es una especie de piruletas que se deben pasar por la superficie de la len-
gua, para que se absorba a través de la mucosa (nunca masticarla ni morderla) y
cada dosis debe ser administrada en un período aproximado de unos 15 minutos.
Su perfil farmacocinético lo convierte en un analgésico adecuado para los proce-
dimientos ambulatorios, de corta duración, puesto que tiene una acción inmedia-
ta, un tiempo máximo de inicio de acción de 20-40 minutos y una semivida de
más o menos 3 horas. Produce una reducción del nivel de ansiedad y un estado
de sedación consciente, con mínimos efectos secundarios. La dosis recomendada
es de 200 µg para las histeroscopias diagnósticas y de 400 µg cuando éstas son
terapéuticas, 20 minutos antes del procedimiento. En aquellas pacientes en las que
la dosis se considera insuficiente o bien el procedimiento se convierte de diagnós-
tico en terapéutico, se administra otra dosis de 200 µg a los 30 minutos de la dosis
inicial.
Cualquiera de estos fármacos y otros que no se han reseñado en este capítulo pueden
ser utilizados para conseguir el grado de sedación y analgesia adecuado en cada pacien-
te, siempre que la persona responsable tenga un conocimiento de los fármacos que está
utilizando y esté entrenado para resolver situaciones que de su uso, aunque sea ade-
cuado, se puedan presentar de forma previsible o inesperada. Es importante recordar
64 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
que los efectos sedoanalgésicos de estos fármacos se pueden potenciar cuando se com-
binan para lograr un mayor grado de sedación y comodidad para la paciente, por lo
que siempre debemos utilizarlos con una adecuada monitorización y una titulación
cuidadosa de cada fármaco en función de la respuesta individual a ellos.
No hay que olvidar tampoco el importantísimo papel que desempeña la psicología en
los mecanismos de ansiólisis y alivio del dolor. En numerosas ocasiones, llegar a un
grado de empatía con la paciente es más importante que la acción analgésica y sedan-
te de muchos fármacos. El poder de la palabra, un tono de voz ajustado, el contacto
visual y la capacidad de transmitir al individuo la confianza de que en la medida de lo
posible se va intentar la máxima comodidad, es un objetivo que la persona responsa-
ble debe tener en cuenta y no olvidar en ningún momento.
A pesar de que estas guías clínicas para sedación y analgesia, publicadas por la ASA1,
están realizadas para especialistas no anestesiólogos, estas personas deberán tener un
grado óptimo de educación, entrenamiento y experiencia en ciertos aspectos que repa-
saremos brevemente. En primer lugar, deben realizar una valoración previa del paciente
basándose en los datos de la entrevista preanestésica y en función de los datos obtenidos
realizará un plan óptimo de sedación ajustado a las características individuales de la
paciente. Como ya se ha comentado, deberá tener un conocimiento adecuado de los
fármacos que va a emplear y, por último, deberá estar preparado para manejar una
afectación de la vía respiratoria con una inadecuada oxigenación y ventilación y la
inestabilidad cardiovascular que se pudiera derivar de los diferentes grados de seda-
ción.
Posoperatorio
Estos procedimientos presentan una elevada incidencia de náuseas y/o vómitos poso-
peratorios que pueden prevenirse o tratarse tanto con metoclopramida 10 mg por vía
intravenosa como con antagonistas anti-HT3 como el ondansetrón, 4 mg por vía intra-
venosa.
Las histeroscopias diagnósticas presentan una baja tasa de complicaciones; en cam-
bio, las terapéuticas se han asociado a un mayor número de complicaciones.
La sobrecarga de volumen es una complicación potencialmente grave de las histe-
roscopias terapéuticas que presenta una incidencia entre el 0,2-6 % de los casos10. Los
síntomas en la paciente consciente incluyen náuseas, vómitos, dolor de cabeza, confu-
sión y convulsiones. Tanto en la paciente consciente como en la inconsciente se pue-
den encontrar hipertensión, hipotermia y reducción de la saturación de oxígeno. Si este
ANESTESIA Y PREMEDICACIÓN EN HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA 65
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67
C A P Í T U L O
Ecografía e histeroscopia.
Técnicas complementarias
Miguel Ángel Huertas Fernández, José M.ª Rojo Riol,
Ana Isabel González Bermejo, Luis Martínez Cortés
y César Uguet de Resayre
6
Aunque muchos autores hablan de la posibilidad de realización sistemática de prue-
bas como la histeroscopia en pacientes con sospecha de patología endocavitaria, noso-
tros pensamos, como otros muchos autores1, que las técnicas de imagen deben utili-
zarse siempre como pruebas de investigación inicial, dejando la histeroscopia como
segunda línea de investigación.
En la actualidad, las técnicas diagnósticas de imagen, como la histerosalpingografía,
no se emplean para la evaluación de la cavidad endometrial, ya que presentan:
visión ecográfica como estudio previo a la indicación de una histeroscopia, con el fin
de mejorar la capacidad diagnóstica de ambas técnicas usadas de forma conjunta y com-
plementaria.
Son, por tanto, técnicas que van a tener su mayor grado de conjunción en dos situa-
ciones ginecológicas: por un lado, en el diagnóstico de la patología endocavitaria (póli-
pos, miomas e hiperplasias) y, por otro, en la confirmación de la disposición de la línea
media endometrial en caso de malformaciones uterinas.
El diagnóstico ecográfico del pólipo endometrial se basa en tres signos morfológicos visua-
lizados mediante ecografía transvaginal y la comprobación del pedículo vascular y la
distribución de vasos mediante estudio Doppler combinado. Mediante ecografía trans-
vaginal con imagen en 2D podemos encontrar tres signos:
La aplicación únicamente de estos tres signos presenta, sin embargo, una serie de limi-
taciones diagnósticas, dando lugar a falsos positivos y disminuyendo la especificidad
con los pequeños miomas submucosos, dos formaciones de características propias bien
definidas en la histeroscopia, pero que durante la UTV pueden presentar imágenes
similares8,11 (figs. 3 y 4).
De los tres criterios histológicos básicos que se requieren para el diagnóstico anato-
mopatológico del pólipo endometrial: epitelio glandular, vasos sanguíneos de pared
gruesa y fibrosis estromal, es la demostración ecográfica de la presencia de dichos vasos
mediante Doppler el dato más importante, no sólo para el diagnóstico, sino también
para descartar la existencia de una degeneración maligna.
El Doppler color, al destacar el pedículo, añade un signo más de imagen tipo para el
diagnóstico.
La vascularización de los pólipos endometriales procede de vasos sanguíneos pree-
xistentes que se originan a partir de las ramas terminales de las arterias uterinas.
La arteria que irriga el pólipo en el seno de su pedículo puede verse mediante eco-
grafía Doppler color, siendo ésta una herramienta muy útil en su diagnóstico, pues
aporta el cuarto signo, inequívoco, que sólo proporciona el Doppler color 11 (fig. 6).
Nuestro grupo10 encontró pedículo vascular con mapa color en el 90 % de todas las
hiperrefringencias endometriales, por lo que existe una clara correlación entre el tama-
ño de la refringencia y la probabilidad de encontrar pedículo vascular empleando
Doppler color. Además, los procesos de fibrosis y atrofia hacen que disminuya de
forma notable la detección del pedículo vascular mediante mapeo color.
ECOGRAFÍA E HISTEROSCOPIA. TÉCNICAS COMPLEMENTARIAS 73
vasos de menor calibre, dato de suma importancia cuando queremos, como en estos
casos, la visualización de tejidos y estructuras de pequeño tamaño.
Hiperplasia endometrial
Igual que las formaciones polipoideas, la hiperplasia endometrial llega a representar
hasta el 12 % de las causas de sangrado en mujeres entre los 30 y 60 años.
Aunque existen autores18 que prefieren hablar de hipertrofia endometrial cuando
encontramos ecográficamente un engrosamiento difuso del endometrio, nosotros segui-
mos utilizando el término de hiperplasia endometrial, ya que en la mayoría de las oca-
siones se correlaciona adecuadamente con el diagnóstico anatomopatológico.
El concepto de hiperplasia va asociado a la necesidad de determinar unos límites
de normalidad para el grosor endometrial. Así, en la mujer premenopáusica acepta-
mos el límite de normalidad de Ardaens et al.19 de 15 mm de espesor, siendo el lími-
te en la mujer posmenopáusica de 5 mm.
grafía transvaginal sin la ayuda del Doppler color presenta grandes dificultades para
su diferenciación con los pólipos endometriales.
US-TV
Grosor endometrio
ADCE-hiperplasia Pólipo
Malformaciones uterinas
El desarrollo de la ecografía tridimensional ha permitido la visualización de la línea media
endometrial y su relación con el miometrio desde planos que facilitan la reconstruc-
ción de las estructuras que deforman y/o alteran la cavidad endometrial y la interfase
endometrio/miometrio. Jurokovic et al.21 sugieren que ello permite un mejor diag-
nóstico de las anormalidades estructurales uterinas y una mejor localización de estruc-
turas intrauterinas y miometriales anormales. Estudios realizados últimamente se han
encaminado a la obtención de imágenes mediante la histerosonografía asociada a la
imagen 3D, con resultados prometedores.
ECOGRAFÍA E HISTEROSCOPIA. TÉCNICAS COMPLEMENTARIAS 77
ESTUDIO DOPPLER
El estudio mediante Doppler color y el análisis espectral nos proporcionan una infor-
mación adicional importante en estas pacientes, aunque limitada.
Hay autores que no encuentran relación entre el grado de patología endometrial y el de
vascularización determinado por los índices Doppler en la arteria uterina, y algunos, como
Cohen et al.22, han llegado a afirmar que el Doppler no es concluyente en el diagnóstico
de la patología endometrial en pacientes que toman tamoxifeno. Para ellos, el mejor méto-
do para descartar las lesiones ocupantes de espacio endometriales es la histerosonografía.
Cuando nos encontramos ante imágenes como las mostradas en las figuras 6 y 7, el
estudio del mapa color nos permite el diagnóstico de una formación polipoidea en el mo-
mento en que encontramos un pedículo vascular llamativo, idéntico al visualizado en el
caso de un pólipo endometrial. Los criterios diagnósticos para descartar la existencia
de un proceso maligno en el seno de un pólipo son los mismos que en la paciente pos-
menopáusica sin tratamiento.
En muchas ocasiones, el estudio con Doppler color aporta una información muy limi-
tada en pacientes en las que existe un aumento del mapa color periendometrial, con
78 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
IR en estos vasos cercano a 0,55, debido al aumento de flujo de estos úteros inducidos
por el tamoxifeno.
Hay que tener en cuenta que los casos de adenocarcinomas detectados siempre han
sido en mujeres con sintomatología de sangrado, por lo que hablar de método diag-
nóstico de detección sistemática debería limitarse.
A causa del riesgo de que se desarrolle algún tipo de alteración endometrial en estas
pacientes, creemos, como otros autores, que las mujeres asintomáticas con control eco-
gráfico transvaginal y/o histeroscopia negativa previa al tratamiento deben ser estu-
diadas anualmente con ecografía transvaginal, y se les debe realizar histerosonografía
y/o histeroscopia cuando no se encuentre la imagen de endometrio atrófico asociado
a alteraciones en el mapa color peri- o intraendometrial. Otros autores, como Sivalingam
et al.23, creen que debe realizarse un estudio endometrial a toda paciente cuando lle-
ve más de 12 meses de tratamiento y presente en el estudio ecográfico un engrosa-
miento de la línea media superior a 8 mm.
En los últimos años, en los trabajos publicados respecto a la valoración endome-
trial de las pacientes asintomáticas en tratamiento con tamoxifeno se llega a la con-
clusión de que la ecografía transvaginal debe ir asociada a la histerosonografía, la
cual parece tener mayor capacidad diagnóstica que la ecografía transvaginal sola, tie-
ne mayor especificidad, ausencia de falsos negativos y una alta rentabilidad costo-bene-
ficio (fig. 11), estando indicada en pacientes asintomáticas que llevan más de un año
de tratamiento con un endometrio de más de 5 mm y/o la ecografía transvaginal es
insatisfactoria o no resolutiva.
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81
C A P Í T U L O
Microcolpohisteroscopia
Francisco Mateos Burgillo, Miguel Álvaro Navidad,
Cristina Rodríguez Márquez, Gonzalo Folgueira Valle
y Javier Moreno Calvo
7
Introducción
La técnica de la microcolpohisteroscopia tuvo sus inicios en el colpomicroscopio des-
crito por Antoine y Grunberger (1949) en la década de 1940 en Austria, aunque su
difusión por entonces fue escasa por su dificultad de aplicación y la ausencia de mejo-
ría en los resultados colposcópicos.
Sin embargo, las modificaciones aportadas por Hamou, en la década de 1980, pro-
porcionaron una nueva concepción de este procedimiento, simplificado y más eficaz,
para el diagnóstico preciso de la patología cervical.
En la actualidad, la microcolpohisteroscopia se incluye en el arsenal diagnóstico de
neoplasia intraepitelial cervical (NIC) con el fin de mejorar tanto los falsos positivos
(aproximadamente el 15 %) y negativos (cerca del 25 %) de la citología cervicovagi-
nal, como de la colposcopia, así como optimizar el diseño de los tratamientos des-
tructivos y excisionales en el tracto genital inferior.
Gracias a esta técnica ha sido posible establecer un nexo de unión coherente entre
los aspectos macroscópicos (colposcópicos) y los microscópicos (citohistológicos) del
cuello del útero, proporcionando una visión dinámica de la patología cervical.
Material
El microcolpohisteroscopio es un histeroscopio de contacto, introducido por Marleshki
en 1966 y empleado por Vulmiere en 1972, sin posibilidades de visión panorámica y
82 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
sin necesidad de distender la cavidad uterina; fue rediseñado en 1979 por Hamou,
quien redujo el diámetro total a 4 mm, permitiendo la visión panorámica y la visión
celular de contacto (con posibilidad de aumentos de 1 a 150).
Esta drástica reducción del diámetro de la óptica permitió prescindir de la dilata-
ción cervical, y, por tanto, de la anestesia, convirtiendo la histeroscopia en una explo-
ración ambulatoria.
En 1980, Hamou diseñó el microhisteroinsuflador, que mejoró la distensión de la
cavidad al permitir la insuflación de CO2 controlada electrónicamente.
El histeroscopio cuenta con un microscopio de contacto que permite observar la vas-
cularización de ciertas lesiones y la realización de una biopsia en caso necesario, median-
te el empleo de unas pinzas.
Esta práctica, la microcolpohisteroscopia, está indicada en el estudio de las lesiones
premalignas del cuello de útero y en su diagnóstico.
Metodología
Es necesaria la colocación de un espéculo; la eliminación del moco cervical con una
torunda empapada en suero fisiológico es opcional y debe hacerse teniendo cuidado de
no rozar la unión escamocolumnar (UEC) para no desprender el frágil epitelio que la
recubre y provocar, de esta forma, sangrados y falsas imágenes que entorpezcan la explo-
ración.
Se procede a la aplicación de colorantes vitales, con lugol diluido primeramente y, a
continuación, con azul de Waterman.
Si la colposcopia no es decisoria y las lesiones son de alto grado, se emplea otra torun-
da de menor tamaño, también empapada en azul, con la finalidad de pigmentar las
posibles lengüetas de epitelio displásico situadas en el endocérvix.
Hay que resaltar el inconveniente que supone realizar la colposcopia antes de la micro-
colpohisteroscopia, ya que el ácido acético desnaturaliza las proteínas celulares, alte-
rando así el aspecto de las células a través de la óptica.
El procedimiento recomendado sería iniciar la microcolpohisteroscopia en el labio
posterior, de modo que en caso de pérdida hemática el subsiguiente estudio del labio an-
terior no se vea limitado.
Mientras dure el recorrido se debe mantener un contacto constante, ejerciendo cier-
to grado de presión sobre el cuello hasta conseguir una imagen adecuada.
Inicialmente se aplicará el ocular a menor aumento, siguiendo un movimiento hora-
rio, para facilitar la orientación del endoscopista.
MICROCOLPOHISTEROSCOPIA 83
Técnica
• Exposición del cuello de útero con el espéculo vaginal para limpieza de moco y
detritus, así como tinción con lugol al 2 % y azul de Waterman.
• Óptica con capacidad entre 20 y 150 aumentos.
• Exploración de la lesión, en especial de la zona de transformación y el canal si exis-
te lesión endocervical.
Son necesarios un cable con buena transmisión de la luz y una fuente de luz fría.
Opcionalmente, pero asimismo aconsejable, es útil disponer de una cámara de vídeo
y de un monitor de televisión.
La microcolpohisteroscopia permite la detección de cambios metaplásicos normales
en el cuello del útero, virus del papiloma humano y NIC.
Los mayores inconvenientes para un cómodo desarrollo de la microcolpohisteros-
copia son las cervicitis, los cuellos hipertróficos, las ectopias amplias y las distrofias
cervicales.
Indicaciones
Actualmente, dentro del poco uso de esta técnica podríamos incluir:
En algunos centros también se utiliza para el estudio del factor cervical en esterili-
dad.
El epitelio cervical es un entramado sistema de invaginaciones, pliegues y criptas,
cuya finalidad es doble: segregar mucina y transportar el esperma a lo largo del canal
cervical.
Posibilidades diagnósticas de la microcolpohisteroscopia en el estudio del factor cer-
vical:
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85
C A P Í T U L O
correcta determinación de los términos que describan los síntomas del sangrado ute-
rino anómalo, al igual que se definan y empleen universalmente por parte de todos los
profesionales sanitarios y que sea de fácil comprensión para las pacientes afectadas4.
Desde el punto de vista etiopatogénico es preciso agrupar las entidades que consti-
tuyen el término HUD en dos subgrupos, lo que permitirá su clasificación. Éstos son:
Diagnóstico
Para establecer el diagnóstico de HUD es preciso descartar la presencia de cualquier
causa orgánica que desencadene una hemorragia genital. Los pasos que hay que seguir
son, como ante cualquier paciente que acude a consulta, la realización de:
FIGURA 2. Cánula Cornier para la toma de biopsia de endometrio sin vusualización directa.
Tratamiento
El éxito en el manejo terapéutico de la paciente que padece una HUD dependerá, prin-
cipalmente, del correcto diagnóstico etiológico de la misma, dada la gran variación de
tratamientos existentes. Además, la opción terapéutica también puede verse influida
por la evolución y la intensidad del cuadro hemorrágico.
TRATAMIENTO MÉDICO
El tratamiento médico que puede emplearse en pacientes con HUD incluye diferen-
tes grupos de fármacos, como ácido tranexámico antifibrinolítico, antiinflamatorios
HEMORRAGIA UTERINA DISFUNCIONAL 91
que los antiprostaglandínicos (500 mg de ácido mefenámico tres veces al día) empleados
en el período perimenopáusico.
Un grupo especial son las pacientes con un cuadro de hiperplasia endometrial con
atipias que no ha cumplido todavía los deseos genésicos. Se sabe que la probabilidad
de progresión a carcinoma es baja y de escasa agresividad, por lo que el tratamiento de
dichas pacientes puede ser médico mediante el empleo de progestágenos o inducto-
res de la ovulación asociados a un seguimiento estricto con biopsia endometrial cada
3 meses.
En la tabla 1 se resumen las posibilidades de tratamiento médico de la hemorragia
uterina disfuncional.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Como ya se ha comentado, una paciente en edad fértil, no adolescente, que presenta una
metrorragia aguda que produce una alteración de su estado hemodinámico precisa la
realización de un legrado completo de la cavidad uterina que permita que cese el san-
grado, así como realizar la valoración diagnóstico-terapéutica completa del endometrio.
Si la paciente presenta una hiperplasia endometrial atípica y no ha cumplido sus
deseos de descendencia, se llevará a cabo el tratamiento médico anteriormente expues-
to, pero si no tiene dichos deseos o bien el tratamiento médico es insuficiente, se debe
realizar como tratamiento de elección una técnica quirúrgica. Dado que cada caso es
diferente, es preciso individualizar cada opción terapéutica para llegar a la curación de
la paciente. Claro ejemplo son pacientes con alto riesgo quirúrgico y que presentan
94 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
• Ablación con láser Nd-YAG. Es un método que aporta gran satisfacción a las
pacientes en cuanto a su estado de amenorrea, pero de alto coste por el equipo que
se precisa de láser.
• Resección endometrial transcervical (fig. 5). Se realiza mediante el empleo
de un resectoscopio que se introduce en la cavidad uterina. Es una técnica de menor
coste que la ablación con láser. Habitualmente se reseca el endometrio de forma
completa e incluso capas de miometrio. Los resultados de esta técnica, en estudios
prospectivos de distribución no aleatoria, son los siguientes: las pacientes satisfe-
chas tras la intervención oscilan entre un 79 y un 92 %; de un 26 a un 40 % fue
el rango de pacientes en amenorrea tras el tratamiento y, por último, tuvieron que
ser reintervenidas de un 20 a un 27 % de las pacientes9.
• Ablación con bola rodante. Se trata de una técnica desarrollada en Australia.
Tiene un menor coste y precisa menor habilidad por parte del profesional que la
realiza comparado con la ablación con láser.
HEMORRAGIA UTERINA DISFUNCIONAL 95
Creemos que las técnicas de primera generación tienen mayor eficacia que las de
segunda generación, si bien existen claras diferencias en cuanto a la dificultad qui-
rúrgica: las de primera generación son más difíciles y con mayor tasa de complicacio-
nes, por lo que conllevan una curva de aprendizaje más larga. Por tanto, las técnicas
de ablación de primera generación deben ser aplicadas por especialistas con gran habi-
lidad quirúrgica. Además, la segunda generación debe llegar a los hospitales para ofer-
tar un mayor número de tratamientos a las pacientes y técnicas menos invasivas.
Según diversos autores, estas técnicas de ablación/resección endometrial no se encontra-
rían a día de hoy universalizadas, y se ha observado algún caso de evolución a adeno-
carcinoma que ha precisado, a su vez, de un seguimiento a largo plazo, por lo que esta-
rían a favor de la realización de histerectomía, pero en contraposición, algunos estudios
afirman que la realización de la ablación endometrial histeroscópica y la ablación endo-
metrial térmica no histeroscópica son de primera línea para el tratamiento quirúrgico
conservador de la HUD, reduciéndose en gran medida la tasa de histerectomías10.
Este tratamiento estaría indicado sólo en pacientes que no deseen tener hijos, pues-
to que el efecto sobre el endometrio y sobre la cavidad uterina (presencia de sinequias)
puede alterar la fertilidad de la paciente, pero no es un método anticonceptivo eficaz,
puesto que en un estudio de 58 pacientes sometidas a ablación endometrial, un 5,2 %
quedaron gestantes10.
Las complicaciones de la endometrectomía por histeroscopia pueden ser hemorra-
gias, perforaciones uterinas o bien intoxicaciones acuosas. Existen estudios que afir-
man que las ablaciones endometriales histeroscópicas realizadas por láser y bola rodan-
te son más seguras que las que asocian asa y bola rodante.
HISTERECTOMÍA
La histerectomía es la única técnica que asegura una solución definitiva para el trata-
miento de las HUD, pero es una cirugía mayor, por lo que ocasiona una mayor mor-
bimortalidad y un largo período de recuperación, tanto intrahospitalario como ambula-
torio. Al comparar el grado de satisfacción y la calidad de vida de pacientes sometidas
a histerectomía con pacientes sometidas a técnicas de ablación de primera generación
se observa que estos dos parámetros son mayores en las pacientes con cirugía mayor.
HEMORRAGIA UTERINA DISFUNCIONAL 97
Estabilidad
hemodinámica
Legrado
Edad de la paciente
Diagnóstico-terapéutico
BIBLIOGRAFÍA
C A P Í T U L O
Introducción
En la actualidad, la histeroscopia (visualización endoscópica de la cavidad endome-
trial) es la técnica usada en la evaluación de la patología ginecológica como la meno-
rragia y el sangrado posmenopáusico. Técnicas menos invasivas como la cánula de aspi-
ración tipo Cornier y más recientemente la ecografía vaginal y la histerosonografía han
ayudado a mejorar la sensibilidad al diagnóstico de la patología endometrial, pero nin-
guno de ellos ofrece las ventajas de la histeroscopia, que además de la visión directa de
la lesión, permite realizar una biopsia dirigida de ésta.
Durante tiempo ha existido un continuo debate sobre el valor de la histeroscopia en
el diagnóstico de lesiones premalignas y malignas del endometrio, como la hiperpla-
sia y el cáncer. Son pocos los estudios disponibles sobre validación histopatológica de
la interpretación visual endoscópica, siendo los resultados imprecisos y heterogéneos.
Aun así, la histeroscopia aplicada a la oncología ha demostrado una elevada capaci-
dad en el diagnóstico del cáncer de endometrio, que supera el 90 %, a diferencia de la
hiperplasia, que se sitúa entre el 56 y el 82 %1,2. Las expectativas que se habían
puesto en esta técnica para el diagnóstico de las lesiones premalignas no se han visto
confirmadas. Las imágenes histeroscópicas no siempre presentan una perfecta corre-
lación con el estudio histológico, por lo que la biopsia dirigida resulta imprescindible
para confirmar el diagnóstico de sospecha3,4.
100 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
HIPERPLASIA ENDOMETRIAL
• Citológicas:
– Sin atipia.
– Con atipia.
• Estructurales:
– Simple.
– Compleja.
Cáncer de endometrio
Haller et al.17 demuestran una sensibilidad del 95,3 %, una especificidad del 93,9 %,
un VPP del 95,3 % y un VPN del 93,9 %. Otros autores, como Labastida18, comu-
nican resultados similares, con una sensibilidad del 91,1 %, una especificidad del
99,5 %, un VPP del 78,8 % y un VPN del 99,8 %. Bassil et al.9 obtienen una sensi-
bilidad del 80 %, una especificidad del 99,5 %, un VPP del 81,5 % y un VPN del
99,5 %, con una seguridad diagnóstica global del 89,8 %. En nuestra unidad, la capa-
cidad diagnóstica global fue del 98,5 %.
Según Neis et al.19, cuando a la histeroscopia asociamos la biopsia endometrial, la
sensibilidad para el carcinoma endometrial se aproxima al 100 % y la especificidad
al 96,2 %, por lo que los falsos negativos del diagnóstico histeroscópico para el ade-
nocarcinoma son prácticamente nulos.
Por tanto, la histeroscopia y la biopsia dirigida son los métodos de elección en el
diagnóstico de la patología endometrial maligna, pero precisan de entrenamiento y
aprendizaje para obtener el mejor rendimiento diagnóstico.
Características histeroscópicas
• De forma difusa: forma muy frecuente, en la que la neoplasia afecta a toda o casi
toda la mucosa endometrial, que se encuentra uniformemente engrosada, con una
superficie irregular, de color pálido, friable, con áreas de hemorragia y necrosis,
vasos gruesos y tortuosos. Tendencia a invadir el istmo y el canal cervical.
• De forma focal o localizada: polipoide, papilar, focal o circunscrita a una parte de
la cavidad, con vasos anómalos, necrosis, hemorragia y poca tendencia a invadir el
istmo y el canal endocervical. El resto de la mucosa es atrófica. Es más frecuente
en mujeres posmenopáusicas.
Aunque la mayoría de las veces es fácil sospechar una lesión maligna ante estos hallaz-
gos, las formas difusas del adenocarcinoma endometrial pueden ser difíciles de dife-
renciar de una hiperplasia e incluso de un endometrio normal en fase proliferativa avan-
zada-periovulatoria cuando la mucosa endometrial es uniformemente seudopolipoidea
sin necrosis ni hemorragias20.
Una limitación importante de la histeroscopia hoy día es el diagnóstico del adeno-
carcinoma desarrollado en el seno de un pólipo endometrial. Aun realizando biopsia
endometrial, el diagnóstico pasa desapercibido y es en el estudio histológico tras la
104 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
TABLA 1. Valor de las distintas pruebas diagnósticas para detectar afectación cervical*
Prueba diagnóstica Sensibilidad Especificidad VPP
HSC 38,5 % 99,6 % 83,3 %
RM 23,1 % 99,6 % 75 %
Cito 7,7 % 100 % 100 %
HSC + RM + cito 50 % 99,2 % 77,8 %
HSC: histeroscopia; RM: resonancia magnética; cito: citología cervical; VPP: valor predictivo positivo.
*Nuestros resultados.
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107
C A P Í T U L O
Tamoxifeno
Se trata de un fármaco sintetizado en 1963, empleado inicialmente con fines anticon-
ceptivos y como inductor de la ovulación. El tamoxifeno, (Z)-2-[4-(1,2-difenilbutil-
1-enil) fenoxil]-N, N-dimetiletanamina, es hoy por hoy el fármaco antihormonal de
elección en el tratamiento sistémico del cáncer de mama.
La dosis recomendada es de 20 a 40 mg diarios, administrados por vía oral. La res-
puesta se hace aparente después de 4 a 10 semanas. La vida media inicial es de 7 a 14
horas, y la acción máxima se alcanza a las 3 horas de su administración. La metaboli-
zación es por vía enterohepática y su excreción es por las heces. La duración del trata-
miento es al menos de entre 2 y 5 años.
Su mecanismo de acción es complejo y no se conoce con exactitud. Básicamente ejer-
ce su acción mediante el antagonismo de la molécula de estrógenos en sus receptores
específicos. Se sabe que los antiestrógenos como el tamoxifeno se comportan como
antagonistas puros o agonistas/antagonistas parciales, dependiendo del órgano sobre
el que actúan. Esto explica el efecto antagonista en el tejido mamario y el agonista par-
cial sobre el endometrio.
Desde el punto de vista celular, el tamoxifeno es capaz de disminuir la expresión
de una proteína (CDK-D1) que controla el ciclo celular, dificultando la progresión del
ciclo y ejerciendo un efecto citostático directo. También ejerce una acción citostática
indirecta actuando sobre el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β), que
108 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
HIPERPLASIA DE ENDOMETRIO
Los pólipos endometriales se caracterizan por una proliferación de las glándulas endo-
metriales en medio de estroma conjuntiva que contiene vasos sanguíneos con hiper-
trofia de paredes. En pacientes premenopáusicas, el aspecto se asemeja a la mucosa
endometrial proliferativa circundante. En pacientes menopáusicas, el pólipo puede
tener glándulas redondeadas revestidas por un epitelio cilíndrico bajo. La estroma es
menos celular y se manifiesta cierto grado de fibrosis. En pólipos sometidos a la acción
del tamoxifeno pueden darse grados variables de hiperplasia glandular, notable seu-
doestratificación nuclear y presencia de mitosis dispersas. Se podrían encontrar gru-
pos de glándulas con un patrón complejo y atipias celulares5,8.
excluir hiperplasias o carcinomas, pero que si se combina ésta con histeroscopia tiene
una efectividad diagnóstica mucho mayor15. Maugeri y Nardo apuestan directamen-
te por realizar periódicamente una histeroscopia (y de manera eventual una biopsia)
a toda mujer tratada con tamoxifeno16.
Otros trabajos apuestan por un seguimiento inicial ecográfico y según el resultado,
o si aparecen síntomas, practicar una histeroscopia con posibilidad de biopsia endo-
metrial. Ceci y Bettocchi proponen hacer una histeroscopia a las pacientes con el
endometrio engrosado (no especifican cuánto) o con metrorragia; en pacientes con la
línea media endometrial no engrosada al inicio del tratamiento con tamoxifeno y sin
episodios de sangrado se pueden evaluar a los 2 años9. Neven y Vernaeve concuerdan
con los anteriores e insisten en que sólo se debe obviar la histeroscopia en caso de
que nos encontremos en la ecografía una línea media endometrial fina10.
Prevedourakis y Makris afirman en su trabajo que es necesario controlar el endo-
metrio de las pacientes tratadas con tamoxifeno, sobre todo si han tenido metrorragia.
Añaden que los hallazgos histeroscópicos tienen mayor grado de correlación con los
resultados anatomopatológicos que los hallazgos ecográficos17.
Le Donne y Lentini dicen que la ecografía sola es útil en pacientes asintomáticas, y
selecciona aquellas que tengan engrosado el endometrio para hacerles una histerosco-
pia; ésta es más efectiva en detectar pólipos, y cambios hiperplásicos y neoplásicos18.
Taponeco y Curcio proponen, en pacientes premenopáusicas, practicar una histeros-
copia a aquellas pacientes con alteraciones ecográficas y/o sangrado uterino; y en pacien-
tes posmenopáusicas, la histeroscopia más biopsia endometrial es de elección en caso
de presentar metrorragia o aquellos tratamientos de más de 3 años19.
Nuestro manejo no incluye cribado sistemático de patología endometrial previo al
inicio del tratamiento con tamoxifeno. Se revisa a las pacientes tratadas con tamoxi-
feno anualmente con exploración ginecológica completa, citología y ecografía, aunque
estén asintomáticas. La histeroscopia se reserva para las pacientes que presenten metro-
rragia o alteraciones ecográficas.
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115
C A P Í T U L O
Histeroscopia
en esterilidad-infertilidad
11
Virginia Sánchez Millán, Sonia Díaz Rodríguez, Carmen Sabadell Carnicero,
Teresa Muñoz Fernández y Miguel Ángel Huertas Fernández
Introducción
La histeroscopia es una técnica cómoda, sencilla, exacta y segura que se ha incorpora-
do al protocolo de estudio de la pareja estéril.
La esterilidad se define como la incapacidad para conseguir una gestación espontá-
nea tras un año de relaciones sexuales regulares sin que hayan mediado métodos anti-
conceptivos. Por su parte, hablamos de infertilidad cuando se producen abortos de
repetición. Desde el punto de vista clásico, se considera que una pareja es infértil cuando
ha presentado tres abortos consecutivos o cinco alternos. La tendencia actual es iniciar
el estudio tras dos abortos consecutivos o tres alternos, sobre todo teniendo en cuen-
ta la edad de la mujer y sus antecedentes clínicos, así como la ansiedad de la pareja.
Aunque los estudios epidemiológicos son variables, se estima que las anomalías ute-
rinas están presentes en el 5-10 % de las mujeres estériles y hasta en un 15-50 % de
los casos de aborto recurrente1. Las alteraciones uterinas que con mayor frecuencia se
asocian a estas situaciones son los miomas, los pólipos endometriales, las malforma-
ciones uterinas y las adherencias intrauterinas. Todas estas anomalías anatómicas
uterinas pueden corregirse quirúrgicamente, muchas de ellas por vía histeroscópica.
En el ámbito de la medicina reproductiva, la histeroscopia se ha convertido en el
procedimiento de elección para establecer el diagnóstico definitivo y ofrecer un posi-
ble tratamiento de anomalías uterinas detectadas por otras técnicas, como la ultraso-
nografía y la histerosalpingografía.
Debe valorarse siempre si el hallazgo patológico susceptible de tratamiento histe-
roscópico mejorará la fertilidad de las pacientes. Esto permite evitar la realización a la
116 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Indicaciones
Miomas submucosos
Los miomas son tumores benignos muy frecuentes en la mujer. Su prevalencia en las
mujeres en edad fértil varía entre el 5,4 y el 77 %, dependiendo del método diag-
nóstico8. Son más frecuentes al final de la vida reproductiva y en la raza negra. Las cau-
sas por las cuales los miomas pueden ser causa de esterilidad o aborto de repetición son
todavía objeto de debate. Los mecanismos patogénicos propuestos son: distorsión mecá-
nica de la cavidad uterina, vascularización anormal del tejido trofoblástico, inflama-
ción endometrial crónica, contractilidad uterina aumentada y presencia de anomalías
endocrinas locales9-14. Aunque la asociación entre miomas e infertilidad ha sido reco-
nocida desde hace tiempo, estas teorías permanecen sin ser probadas en la actualidad.
HISTEROSCOPIA EN ESTERILIDAD-INFERTILIDAD 119
Muchos autores creen que la cesárea es la vía del parto más indicada para mujeres
que han sido sometidas a tratamiento histeroscópico de miomas submucosos tipos 1
ó 222,23. Esto es debido a que probablemente este tipo de cirugía deje como secuela
una fragilidad de la pared uterina.
En conclusión, multitud de estudios retrospectivos y observacionales sugieren que
una mejoría del contorno de la cavidad uterina se asocia con una mejoría significati-
va en las tasas de gestación y de recién nacido vivo, pero para evaluar óptimamente
la eficacia de esta técnica es necesaria la realización de ensayos clínicos de distribución
aleatoria con un adecuado tamaño muestral.
Pólipos endometriales
Hasta la fecha permanece sin probar de forma clara la relación entre infertilidad y póli-
pos endometriales, incluso los de gran tamaño. Está perfectamente documentado
que mujeres con pólipos pueden concebir sin problema y presentan embarazos a tér-
mino sin complicaciones. Sin embargo, parece existir una relación entre éstos y la exis-
tencia de peores resultados obstétricos.
La prevalencia de los pólipos endometriales en las mujeres en edad fértil no se cono-
ce con exactitud, ya que de forma relativamente frecuente éstos se comportan de mane-
ra asintomática. En mujeres infértiles, su frecuencia real también es difícil de deter-
minar, por lo que existe gran controversia en las estadísticas publicadas. Así, según
Fabres et al.24, el 34,9 % de las mujeres infértiles presenta pólipos endometriales. Por
el contrario, La Torre et al.25 sólo los encuentran en el 2,8 % de las pacientes. En un
reciente estudio, Shokeir et al.26 obtienen una prevalencia de pólipos en mujeres esté-
riles del 15,6 %, y concluyen que la incidencia real en este subgrupo poblacional debe
ser ligeramente superior.
El posible papel causal de los pólipos endometriales en la esterilidad no está del todo
claro, aunque parece ser multifactorial. Algunos autores han demostrado su asociación
con defectos de la fase lútea (Fox et al., 1998)27. Golan et al.28 observan que los valo-
res de la proteína hDP 200 (human decidua associated protein) estarían aumentados en
estos casos, creando un ambiente hostil para la implantación y placentación. Por
último, no hay que olvidar el efecto mecánico, sobre todo si tenemos en cuenta que en
muchas series la localización más frecuente de los pólipos es la unión uterotubárica,
a menudo cerca del ostium. Estas anomalías en la unión uterotubárica afectarían a la
migración espermática y causarían esterilidad29.
Existen escasas publicaciones acerca de la relación de los pólipos con la esterilidad y
el aborto de repetición. Varios estudios retrospectivos y observacionales demuestran
HISTEROSCOPIA EN ESTERILIDAD-INFERTILIDAD 121
Completo Parcial
Completo Parcial
una relevancia clínica importante, ya que se trata de anomalías que pueden ser trata-
das de forma fácil y exitosa mediante histeroscopia33.
En la actualidad parece dudoso que los defectos müllerianos sean causa de esterili-
dad. No obstante, aunque parece que la tasa de concepción es similar en mujeres con
malformaciones congénitas no corregidas cuando se compara con la población general
de mujeres estériles, sus resultados reproductivos son claramente peores, presentan-
do una mayor tasa de aborto precoz y tardío, prematuridad (frecuentemente secun-
daria a rotura prematura de membranas), presentaciones fetales anómalas y crecimiento
intraútero retardado.
De entre todos los tipos de malformaciones uterinas, el útero septo no sólo es la más
común, sino también el que se asocia a peores resultados reproductivos, con una tasa
de supervivencia fetal del 6-28 % y una elevada frecuencia de aborto espontáneo
(> 60 %)34.
El mecanismo por el cual el útero septo es causa de pérdida gestacional recurrente
no se conoce con exactitud. Se ha sugerido que el aborto espontáneo sería resultado de
un deficiente aporte sanguíneo al septo, de tal manera que la implantación septal ten-
HISTEROSCOPIA EN ESTERILIDAD-INFERTILIDAD 123
Adherencias intrauterinas
el legrado evacuador, sobre todo cuando éste se ha complicado con una infección.
También pueden aparecer después de una intervención en el útero, incluidas la cesá-
rea, la miomectomía y la metroplastia. Rara vez las pacientes no tienen antecedentes
quirúrgicos, pudiendo ser en este caso la alteración del endometrio secundaria a una
infección (enfermedad inflamatoria pélvica, tuberculosis).
El tratamiento de elección es la histeroscopia, con lisis directa de las adherencias por
corte, cauterización o láser. Después de la operación se debe utilizar un método para
evitar que las caras de la cavidad uterina se adhieran. Para este fin suele utilizarse
una sonda pediátrica de Foley, que se mantiene durante 7 días. Generalmente se rea-
liza tratamiento posoperatorio con estrógenos a dosis elevadas durante 2 meses. Algunas
veces se requieren varios ciclos de tratamiento para recuperar la función reproductora.
Tras la lisis histeroscópica de las adherencias se consigue mejorar las tasas de gesta-
ción y embarazo a término47,48. Las complicaciones obstétricas que pueden aparecer
después del tratamiento de las adherencias intrauterinas son la placenta previa, el acre-
tismo placentario y la hemorragia posparto.
Faloscopia
El factor tubárico es responsable de aproximadamente el 30 % de los casos de esteri-
lidad. En la investigación de dicho factor lo más adecuado sería disponer de una prue-
ba que valorase la funcionalidad tubárica más que su permeabilidad. Los métodos con-
vencionales para el estudio de la trompa, histerosalpingografía y cromoperturbación
laparoscópica, únicamente proporcionan información indirecta acerca de la permeabi-
lidad de la trompa, pero no permiten la evaluación del estado de su mucosa. En con-
secuencia, presentan una considerable tasa de falsos negativos y positivos. Trompas
aparentemente normales mediante histerosalpingografía o laparoscopia pueden pre-
sentar lesiones no obstructivas, como atrofia epitelial. Además, pueden aparecer imá-
genes de falsas oclusiones, como en los casos en los que existe un pólipo en la unión
uterotubárica, un tapón mucoso en la porción proximal de la trompa o un espasmo del
ostium tubárico7,55.
La faloscopia se define como una microendoscopia de la luz tubárica, desde el ostium
hasta la fimbria, mediante un acceso transcervical no incisional56. Permite la valora-
ción de la trompa en toda su longitud, mientras que la salpingoscopia laparoscópica
únicamente permite la visualización de la porción más distal. Existen dos sistemas
comercializados para el acceso faloscópico: el catéter coaxial, inicialmente descrito por
Kerin et al.56 en 1990 y el Linear Everting Catheter (LEC), desarrollado por Bauer et
al. en 199257.
126 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
La faloscopia debe practicarse durante la fase folicular media del ciclo, para evitar
que el sangrado y la presencia de un endometrio engrosado interfieran en la adecua-
da visualización del ostium. Generalmente se realiza bajo sedación. Su duración media
es de 30 minutos, aunque depende de la experiencia del operador. Son necesarios apro-
ximadamente 30 procedimientos para adquirir un elevado nivel de destreza55. La
tasa de perforación varía entre un 2,2 y un 5,4 %58,59. Esta complicación ocurre fun-
damentalmente en trompas dañadas y es menos frecuente con el uso del sistema LEC7.
En la mayoría de los estudios publicados, la faloscopia se practicó en pacientes con
evidencia histerosalpingográfica o laparoscópica de daño tubárico. La tasa de canula-
ción fue superior al 90 %55,59,60. Los resultados muestran una correlación baja entre
los hallazgos mediante histerosalpingografía o laparoscopia y los obtenidos por falos-
copia.
En 1992 Kerin et al.58 desarrollaron una puntuación para la clasificación faloscó-
pica de la patología tubárica, que es la más utilizada en la actualidad. Este sistema
valora cinco parámetros (permeabilidad, epitelio, vascularización, adherencias intra-
luminales y dilatación) para cada uno de los cuatro segmentos de la trompa de Falopio
(intramural, ístmico, ampular y fimbria). Una puntuación de 20 refleja la normalidad,
de 21 a 30 indica enfermedad leve o moderada y más de 30 significa patología grave.
En varios estudios se ha demostrado que la enfermedad tubárica grave identificada
mediante faloscopia conlleva un mal pronóstico reproductivo. La tasa de embarazo se
relaciona directamente con el estado del endosálpinx y confirma el valor predictivo de
la faloscopia55,58.
A pesar de su popularidad, este sistema de clasificación no está exento de inconve-
nientes. En primer lugar, la puntuación no puede darse si la trompa no puede ser ana-
lizada en toda su longitud. Además, puede ser difícil distinguir la transición de un
segmento a otro de la trompa, especialmente en el caso de trompas dañadas. Un sis-
tema de clasificación más práctico propuesto sería aquel que divida la trompa en dos
porciones, proximal y distal, valorándolas individualmente de acuerdo con la longi-
tud de la trompa alcanzada (fig. 2).
Epithelium
Normal-------------1
Pale, Atrophic -----2
Flat, Featureless ---3
Vascularity
Normal-------------1
Intermediate-------2
Poor, pallor --------3
Adhesions
None ---------------1
Thin, weblike -----2
Thick---------------3
Hydrosalpinx ------3
Dilatation
None ---------------1
Moderate-----------2
Hydrosalpinx ------3
Other------------2-3
Cumulative score
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133
C A P Í T U L O
Introducción
La histeroscopia es una técnica conocida desde hace dos siglos. De hecho, la primera
histeroscopia quirúrgica descrita en la literatura médica data de 1869 y fue realizada
por Pantaleoni utilizando el uretroscopio de Desormeaux, mediante el cual procedió
a la coagulación, con nitrato de plata, de un pólipo endometrial en una mujer de 60 años
que presentaba metrorragias.
Las dificultades que han debido superarse para su desarrollo a lo largo de estos dos
últimos siglos han sido, entre otras:
Los endoscopios pueden ser flexibles o rígidos. Los de fibra rara vez se emplean por sus
elevados costes operativos y por su fragilidad, y porque no pueden ser esterilizados
en autoclave. Los endoscopios rígidos se encuentran disponibles con diferentes direc-
ciones de vista: 0°, 12° y 30°. Normalmente, el de 30° se usa para diagnóstico y el de
12° se utiliza junto con el resectoscopio, de esa manera el asa permanece siempre den-
tro del campo visual.
Histeroscopio quirúrgico
Consta de una vaina operatoria de calibre elíptico, de 7 mm, a través de la cual se intro-
ducen simultáneamente la óptica, el instrumental y el medio expansor.
Emplea material quirúrgico convencional (tijeras, pinzas, electrodos) (fig. 1) adap-
tados a la vía endoscópica (flexibles, semirrígidos o rígidos).
Resectoscopio (electrocirugía)
Se utiliza tanto para resecar formaciones intracavitarias patológicas como para realizar
ablaciones endometriales. Consta de varios elementos:
• Histeroscopio panorámico de 4 mm con visión foroblicua, que puede ser de 0º, 12º
o 30º (el más usado es el de 12º).
El elemento de trabajo está construido de manera que se ajuste a la mano del ciru-
jano. Tiene un sistema de muelle que conserva el electrodo dentro de la vaina cuan-
do el resector está en reposo.
• Electrodos tipo asa, bola rodante, rodillo liso o espiculado y electrotomo.
• Generador automático de corriente monopolar de alta frecuencia.
• Doble vaina de flujo continuo (26-27 French):
– Vaina interna para la irrigación de la cavidad uterina con medio líquido.
– Vaina externa para la extracción del líquido de irrigación.
Estas dos últimas vainas permiten una irrigación y aspiración continuas, con una
renovación rápida del líquido endouterino, lo que asegura un lavado permanente y
una visión clara de la cavidad.
Los líquidos empleados en electrocirugía deben ser soluciones no electrolíticas
para evitar la transmisión de la corriente eléctrica.
El resectoscopio (fig. 2) se conecta a un generador electroquirúrgico de alta frecuencia
unipolar, con controles automáticos y una alarma de control. El sistema unipolar impli-
ca que los electrones fluyen desde el generador electroquirúrgico hasta el electrodo
activo (p. ej., asa o bisturí). Desde el electrodo, la corriente fluye a través del tejido
hasta el electrodo neutral y retorna al generador electroquirúrgico. En estos genera-
FIGURA 2. Resectoscopio.
136 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Láser
MEDIOS DE DISTENSIÓN
SISTEMAS DE DISTENSIÓN
Con dos bolsas suspendidas en Y a 1,5-2 metros de altura sobre el histeroscopio se pro-
duce una corriente descendiente del flujo a causa de la fuerza de gravedad. La irriga-
ción se logra conectando el tubo al resectoscopio y el flujo de salida a un recipiente de
recolección.
140 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Manguito de presión
• Fuente de luz con lámpara halógena de 250 W o con lámpara de 300 W de xenón
(ideal para obtener iconografía).
• Cable flexible de fibra óptica para transmitir la luz.
PRINCIPIOS BÁSICOS EN HISTEROSCOPIA QUIRÚRGICA 141
SISTEMA VIDEÓPTICO
Depende de los recursos del centro y de las preferencias del cirujano y del anestesista.
Todos los integrantes del equipo quirúrgico, incluido el cirujano, deben estar ade-
cuadamente entrenados y capacitados para resolver todos los problemas técnicos que
puedan darse durante la cirugía.
Esterilización química
Es el sistema más difundido y más barato, pero desafortunadamente, las lentes, endos-
copios y otros instrumentos contienen parte de plástico que no pueden introducirse
en el autoclave. Para instrumentos y telescopios manufacturados y vendidos como para
ser esterilizados en autoclave, ciclos de esterilización de 20 minutos a 121 °C o de 7
minutos a 134 °C son suficientes.
Es ideal por la baja temperatura y porque no daña los equipos, pero tiene como incon-
venientes que requiere mucho tiempo (no se puede reutilizar el material hasta 72 horas
después), es costosa y precisa de un centro con un set amplio de instrumentos lapa-
roscópicos. Por eso, sólo algunas clínicas usan este sistema de esterilización.
PRINCIPIOS BÁSICOS EN HISTEROSCOPIA QUIRÚRGICA 143
1. Cirugía menor:
• Biopsias dirigidas de pólipos, miomas y alteraciones sospechosas de la mucosa
endometrial.
• Liberación de adherencias mucosas o musculares finas: es el método de elección
para identificar y liberar adherencias intrauterinas. Se pueden liberar con la mis-
ma vaina del histeroscopio.
• Extracción de cuerpos extraños: dispositivos intrauterinos rotos o mal colocados.
• Cateterismos tubáricos. Indicaciones:
– Inseminación artificial.
– Transferencia embrionaria.
– Pertubación selectiva.
– Cultivos endotubáricos.
– Colocación de dispositivos intratubáricos (Essure®).
2. Cirugía mayor:
• Exéresis de pólipos y miomas.
• Ablación endometrial en caso de metrorragias resistentes al tratamiento médi-
co como alternativa a la histerectomía.
Consiste en la resección de todo el endometrio, incluyendo la basal, desde el
fondo hasta el istmo, comprendiendo 1-2 mm de miometrio.
• Liberación de adherencias antiguas o extensas: adherencias fibrosas o muscu-
lares gruesas con un instrumento cortante, ya sea mediante tijera, resector o
láser.
• Metroplastia: eliminación de septos uterinos con tijera, láser, resectoscopio o
bisturí eléctrico con punta de aguja.
Contraindicaciones
• Embarazo.
• Antecedentes recientes de enfermedad inflamatoria pélvica: por riesgo de reacti-
vación del proceso.
144 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
• Infección aguda cervicovaginal: para evitar que la infección se difunda a zonas adya-
centes, por la sangre o la linfa.
• Metrorragia intensa.
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147
C A P Í T U L O
Extracción de dispositivos
intrauterinos y cuerpos extraños
por histeroscopia
Irene Pérez-Ávila, Ignacio Águila-Collantes Velasco,
13
Francisco Mateos Burguillo, Gonzalo Folgueira Valle
y Laura Almarza López
Si este sistema falla, se puede utilizar un histeroscopio diagnóstico con canal de tra-
bajo, que permite la utilización de pinzas extractoras que facilitarán que el DIU
pueda ser extraído en la consulta sin necesidad de anestesia4,5. Una vez localizado, se
agarra con la pinza y se extrae a la vez que el histeroscopio6.
Si el DIU está enclavado en el miometrio y no sale con facilidad, es más prudente la
utilización simultánea de la laparoscopia para diagnosticar y eventualmente tratar posi-
bles laceraciones uterinas al desenclavar el DIU.
En los casos de coexistencia de un DIU y gestación, y se quiere conservar ésta,
existe consenso en indicar la extracción del DIU si es técnicamente factible. Pero no
hay tanta unanimidad a la hora de cómo hacerlo: a ciegas o bajo control histeroscópi-
co. Existen referencias de la extracción con éxito de DIU en estas circunstancias. Hace
años se utilizaba el CO2 como medio de distensión, pero actualmente se emplea la solu-
ción salina. Distintos autores refieren que si la placa corial está en la misma cara endo-
metrial que el DIU, la extracción de éste bajo control histeroscópico es más segura que
la extracción a ciegas si lo que se desea es conservar la gestación, siempre que la inter-
vención la lleve a cabo un ginecólogo con experiencia; no obstante, existirá siempre la
posibilidad de desgarrar el saco y perder la gestación7,8.
La metaplasia ósea a partir del tejido endometrial es otro de los casos de cuerpos
extraños que se pueden encontrar dentro de la cavidad uterina. Ésta puede ser asin-
tomática o producir infertilidad. El tejido óseo ejercería un efecto similar a un DIU.
Se cree que la metaplasia se produciría en respuesta a la presencia de inflamación agu-
da o crónica en la cavidad endometrial. La presencia de tejido óseo generalmente pue-
de diagnosticarse con facilidad por su aspecto, pero hay casos en los que puede pasar
desapercibida si el tejido está parcialmente recubierto de endometrio. Para extraer el
tejido óseo será necesario dilatar el cuello del útero y utilizar el resectoscopio, pues
dicho tejido suele estar firmemente unido al endometrio circundante9,10.
La retención de restos óseos fetales tras la interrupción de una gestación es una situa-
ción infrecuente, pero que se puede dar en alguna ocasión. Desde el punto de vista clí-
nico, se traduce en la presencia de uno o la combinación de alguno de estos sínto-
mas: metrorragia, dolor abdominal, vaginitis, dismenorrea o infertilidad. La extracción
por histeroscopia suele ser fácil y eficaz para resolver el problema11-17.
Existen referenciados en la bibliografía casos de otros cuerpos extraños encontrados
en el interior de la cavidad uterina y extraídos por histeroscopia, como un tallo de lami-
naria que permaneció varios años en el útero y que fue extraído tras una histerosco-
pia indicada por esterilidad18. También hay referencias del hallazgo de suturas en casos
de cirugía uterina previa19. Existen referencias del uso de la histeroscopia para extraer
una cápsula de Heyman utilizada como tratamiento de un tumor cervical y que que-
dó atrapada en la cavidad uterina al finalizar el tratamiento20. De manera anecdótica,
PRINCIPIOS BÁSICOS EN HISTEROSCOPIA QUIRÚRGICA 151
Hunger21 hace referencia al caso del hallazgo de huesos de pollo dentro del útero de
una paciente congoleña, utilizados previamente en su país como método abortivo.
Recientemente estamos asistiendo al auge en la utilización de los dispositivos Essure®
como método contraceptivo definitivo (fig. 6). Estos dispositivos se insertan en las
trompas con el histeroscopio. Ya existen referencias de la extracción por vía histeros-
cópica de estos dispositivos22. Los autores describen que es posible hacerlo por lo menos
a las 5-6 semanas de su inserción por vía histeroscópica, en caso de ver espirales den-
tro de la cavidad uterina, y por vía laparoscópica si éstas no son visibles por el ostium
tubárico.
Finalmente, mencionaremos que gracias a la histeroscopia se puede diagnosticar y
tratar definitivamente casos de leucorrea persistente en niñas, producida por la pre-
sencia de cuerpos extraños dentro de la vagina23,24.
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C A P Í T U L O
Pólipos endometriales.
Tratamiento histeroscópico
José M.ª Rojo Riol, Miguel Ángel Huertas Fernández,
14
Laura Almarza López, Virginia Sánchez Millán e Irene Pérez de Ávila
Introducción
Los pólipos endometriales (fig. 1) son patologías frecuentes en ginecología. Algunos
autores cifran su prevalencia en un 24 % de la población general. La mayor inciden-
cia se da entre los 40 y los 65 años1. Asimismo, son la causa del 15 % de los casos de
hemorragia uterina anormal en mujeres en edad reproductiva y del 25 % en mujeres
posmenopáusicas, habiendo sido relacionados, además, con la esterilidad, pero su pre-
valencia total es desconocida2.
Definición
Los pólipos endometriales se originan como hiperplasias focales de la capa basal del
endometrio y se convierten en excrecencias localizadas de tejido endometrial cubierto
por epitelio que contiene, en su interior, un número variable de glándulas, estroma y
vasos sanguíneos3. Normalmente son benignos, aunque un 0,5-1 % pueden transfor-
marse en malignos4.
Desde el punto de vista histológico, según la composición y la proporción estro-
mal y epitelial, se dividen en hiperplásicos (50 %), funcionales (20 %), atróficos (30 %),
mixtos endometrial-endocervical, adenomiomatosos y adenomioma polipoide atípico5.
Los pólipos endometriales no son auténticas neoformaciones. Se forman al proliferar
focalmente una zona de la capa basal del endometrio, con menor receptividad en los
cambios hormonales. Al tener lugar la repetición de las menstruaciones, la capa de
endometrio funcional que lo rodea se desprende y el pólipo va individualizándose a
partir de un pedículo de predominio estromal y con un cuerpo glandular moderada-
mente sensible a las fluctuaciones hormonales.
Los pólipos pueden dividirse en tres grandes grupos, según su estructura histoló-
gica:
• Funcionantes (20 %): muestran cambios glandulares que recuerdan a los del endo-
metrio circundante.
• Hiperplásicos (35 %): recuerdan a la hiperplasia endometrial.
• Atróficos (45 %): muestran un epitelio glandular atrófico.
Los pólipos pueden ser únicos o múltiples (fig. 2), pediculados o sésiles, grandes o
pequeños. No todas las lesiones polipoides del endometrio son pólipos. Podemos con-
fundirlas con pequeños miomas submucosos (fig. 3), focos de hiperplasia endometrial,
carcinomas e incluso endometrio secretor normal de aspecto polipoide.
PÓLIPOS ENDOMETRIALES. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 155
practicar una o varias biopsias del mismo y, como veremos más adelante, si es posible,
su extracción completa. Para ello disponemos de un canal de trabajo por el que pode-
mos introducir instrumental auxiliar.
Indicaciones
La polipectomía está indicada ante cualquier pólipo endometrial sintomático13.
Asimismo, es aconsejable la extracción de los pólipos asintomáticos, aunque no se ha
demostrado un beneficio significativo en estos casos, pudiendo ser suficiente la biop-
sia dirigida negativa durante la histeroscopia diagnóstica.
Los pólipos pequeños pueden extraerse de manera ambulatoria en consulta externa
con el histeroscopio diagnóstico por medio de fórceps o tijera14 (figs. 8a y b).
Los pólipos grandes han de ser resecados en quirófano. Pueden ser difíciles de qui-
tar al estar la visualización comprometida, dado su tamaño y su vascularización (fig. 8c).
a b
c
FIGURA 8. Pólipo endometrial.
todos puede ser demasiado agresivo y dejarlos todos puede ser peligroso, ya que el
0,5 % de ellos desarrollará enfermedad maligna15.
A) Los pólipos pequeños pueden extraerse de manera ambulatoria en consulta exter-
na con el histeroscopio diagnóstico por medio de fórceps o tijera.
Para poder extirpar pólipos durante una histeroscopia diagnóstica (y a la vez tera-
péutica) precisamos de un material adecuado y los pólipos deben cumplir unas carac-
terísticas concretas. Utilizamos un histeroscopio con vaina externa de 5,5 mm (con dos
canales independientes de entrada y salida de líquido distensor), óptica de 3 mm, lente
foroblicua de 30° y canal de trabajo de 5 French (1,67 mm). Como material auxiliar
disponemos de tijeras, pinzas de biopsia, pinzas de aprehensión o fórceps, y lazadas.
Los requisitos para extraer pólipos durante una histeroscopia diagnóstica son que la
PÓLIPOS ENDOMETRIALES. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 159
paciente sea colaboradora, que existan menos de 3 pólipos y que el tamaño sea inferior
a 3 mm. Sin embargo, gracias a la posibilidad de utilizar anestesia local y de la experien-
cia del histeroscopista, estos requisitos son relativos, pues podemos fragmentar el pólipo
con tijeras o dilatar el cuello del útero en caso de dificultad previa a su extracción.
Las técnicas utilizadas son normalmente dos:
• Arrastre, con la pinza de biopsia, de la base del pedículo hacia el fondo hasta su
completa desinserción, y posterior extracción a través del canal cervical con la mis-
ma pinza o con fórceps.
• Sección con tijera de la base del pedículo y posterior extracción a través del canal
cervical con la pinza de biopsia o con fórceps.
En caso de que el pólipo, una vez desinsertado, realice giros rápidos en el interior de
la cavidad uterina debido al flujo continuo, recomendamos cerrar la llave de salida del
líquido de forma que el pólipo se detenga y nos sea más fácil su aprehensión.
Debemos recordar la existencia del VersaPoint®, que es un instrumento que utili-
za corriente eléctrica bipolar (y por tanto permite utilizar suero fisiológico como medio
de distensión) y posee la capacidad de corte y coagulación de la base del pólipo.
B) En caso de pacientes poco colaboradoras, grandes pólipos, pedículos no visibles
o poliposis múltiple, practicamos una histeroscopia quirúrgica mediante el resectos-
copio en UCSI (Unidad de Cirugía sin Ingreso). Nunca practicamos una histeroscopia
quirúrgica sin un diagnóstico previo. Los pólipos pueden ser difíciles de quitar al estar
la visualización comprometida, dado su tamaño y su vascularización.
Las diferentes técnicas que deben seguirse son:
polar utilizaremos glicina como medio de distensión mediante bomba de infusión pues
no contiene iones. Trabajaremos con flujo entre 300 y 400 l/min y presión entre 85
y 120 mmHg. Se aplican de 100 W de corriente de corte. Si utilizamos resectoscopios
de asa con energía bipolar, podemos utilizar suero fisiológico y obviamos las compli-
caciones derivadas de la absorción excesiva de glicina por la paciente.
El anestesista facilita nuestra labor mediante anestesia locorregional o la combina-
ción de sedación intravenosa y anestesia paracervical local.
Tras haber dilatado el cuello uterino hasta 10 mm con los tallos de Hegar, la técni-
ca histeroscópica consiste en colocar el asa por detrás del pólipo y resecar directa-
mente su base de implantación, movilizando el asa hacia el canal cervical. Una vez des-
insertado, se extrae el pólipo por arrastre a través del canal cervical, utilizando la misma
asa, o se introducen unas pinzas de Pean o Foester en la cavidad uterina y se extrae con
cuidado, «a ciegas». Una segunda técnica consiste en colocar el asa detrás del pólipo
e ir fileteándolo hacia el cuello uterino como si se cortaran lonchas. Se empieza por un
lateral desplazando el asa hacia el centro del pólipo en el siguiente movimiento. En
ambas técnicas se utiliza la variedad de corte, reservando la variedad de coagulación
en caso de que se observe algún pedículo vascular sangrante. Se van extrayendo los
fragmentos de pólipo mediante su aprehensión con el asa a medida que éstos impiden
una correcta visualización de la cavidad uterina. No se aconseja la utilización siste-
mática de profilaxis antibiótica, excepto en el caso de pacientes estériles.
Se aconseja la preparación endometrial en premenopáusicas con dos dosis de análo-
gos de hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), aunque podría ser suficiente
realizar la técnica al principio de la primera fase del ciclo o, si no, realizar un legrado
previo.
Los tipos de anestesia que se utilizan en quirófano son:
Complicaciones
Son las mismas que en cualquier otro procedimiento histeroscópico12, aunque esta téc-
nica es una de las que presenta menos complicaciones. La tasa de complicaciones es
muy pequeña y el posoperatorio, bien tolerado, pudiendo la paciente ser dada de alta
a las pocas horas. Si la absorción de glicina por la paciente es superior a 1.000 ml deten-
dremos la intervención y solicitaremos una natremia. No se aconseja la utilización sis-
temática de profilaxis heparínica.
PÓLIPOS ENDOMETRIALES. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 161
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163
C A P Í T U L O
Miomectomía histeroscópica
Tirso Pérez Medina, Enrique Cayuela Font
y Nuria de Argila Fernández-Durán
15
Introducción
Los miomas uterinos son tumores sólidos y encapsulados que se originan en el músculo
liso del útero. Están formados por músculo y tejido conectivo, rodeados por una fina
seudocápsula de tejido areolar con músculo comprimido.
Representan el 20 % de todos los tumores benignos en mujeres y su riesgo de malig-
nización es del 0,2-0,5 %1. La mayoría son asintomáticos.
Aunque en su inicio todos los miomas son intramurales, ya que nacen en el espesor
del miometrio, según su extensión posterior pueden ser clasificados como subsero-
sos, intramurales y submucosos.
Los miomas submucosos constituyen el 5-10 % del total. Pueden hacerse totalmente
pediculados e incluso protruir por el orificio cervical (mioma parido). Estos miomas
son los más sintomáticos, produciendo cuadros de hipermenorrea anemizante y cua-
dros de esterilidad o infertilidad.
Diagnóstico
ECOGRAFÍA TRANSVAGINAL
ECOGRAFÍA TRIDIMENSIONAL
Permite la exploración de las superficies interna y externa de la cavidad, así como una
estimación del volumen de la lesión5.
HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA
MIOMAS SUBMUCOSOS
Resección transcervical
C C
IM
C IM
IM
FIGURA 4. Valoración del ángulo que forma el mioma submucoso con la superficie endometrial
para valorar su resecabilidad por histeroscopia quirúrgica.
Los miomas submucosos resecables por histeroscopia son aquellos que producen meno-
rragias o metrorragias o los de aquellas pacientes con problemas de esterilidad o infer-
tilidad, para mejorar las tasas de implantación.
Evaluación preoperatoria
Preparación preoperatoria
Con objeto de facilitar la resección, es importante que el endometrio esté fino y poco
vascularizado, para tener una visión poco enturbiada por los esfacelos endometriales
que se desprenden durante la intervención.
1. Fase proliferativa inicial del ciclo. En este período el endometrio estará fino, por
lo que, en caso de miomas pediculados, será suficiente para conseguir una resec-
ción completa.
2. Tratamiento farmacológico. Se trata de administrar medicamentos que adel-
gacen el endometrio. Los progestágenos, los anticonceptivos orales y los aná-
logos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) son los más utili-
zados.
Análogos de la GnRH
CONTRAINDICACIONES
Anestesia
Las formas anestésicas más recomendables son aquellas en las que la paciente perma-
nece consciente, ya que ello permite detectar precozmente las alteraciones del balan-
ce hidroelectrolítico que se producen en esta larga intervención, en la que la posibili-
dad de intravasación de glicina es evidente, como son la desorientación temporoespacial
o las alteraciones visuales, lo que permite interrumpir el procedimiento antes de que
el cuadro se agrave.
Técnica de la resección
Existen diferentes instrumentos para realizar la resección histeroscópica de los mio-
mas, como son las tijeras endoscópicas o la energía monopolar o bipolar.
170 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
RESECCIÓN MONOPOLAR
RESECTOSCOPIA BIPOLAR
Se utiliza la misma técnica operatoria, pero en ésta se puede utilizar solución salina,
esto es, con iones, ya que al ser bipolar, la electricidad vuelve por su electrodo de retor-
no y no se dispersa. No obstante, el riesgo de intoxicación acuosa persiste, obvia-
mente.
VERSAPOINT®
El sistema VersaPoint® utiliza corriente bipolar a 200 W para vaporizar los miomas.
Se emplea con un histeroscopio de flujo continuo de 5,5 mm con canal de trabajo de
5 Fr a través del cual se pasa un electrodo específico desechable de 1,6 mm. Miomas
con tamaños inferiores a 2 cm y de tipos 0 y I pueden tratarse con este instrumento
(fig. 9). La ventaja es que se puede utilizar de forma ambulatoria sin anestesia ni
dilatación previa y que se puede emplear solución salina como medio de distensión,
como se ha visto anteriormente respecto a la corriente bipolar. Hay que reseñar las bur-
bujas que aparecen durante el procedimiento, que dificultan la visión y la contracción
del miometrio a medida que vamos avanzando en la intervención.
172 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Control posoperatorio
Tras la intervención, normalmente el útero se contrae y la paciente apenas sangra. Si
no es así, podemos administrar oxitocina, prostaglandina G2 (PG2) o colocar una son-
da de Foley intrauterina e hinchar el balón con 30 ml de suero fisiológico durante 12-
24 horas y después retirarlo con precaución.
El parámetro más importante que hay que valorar es el control del sangrado vaginal.
El dolor es controlable con antiinflamatorios no esteroideos. El alta se puede pro-
gramar para 4 horas tras la intervención quirúrgica, recomendando reposo durante el
resto del día.
En mujeres con problemas de esterilidad o deseos de embarazo, es aconsejable rea-
lizar una histeroscopia diagnóstica a los 2 meses para descartar adherencias intraute-
rinas posquirúrgicas, ya que éstas se producen en el 10-13 % de los casos16,17. Si se
detectan precozmente, se pueden eliminar con facilidad al ser todavía mucosas (fig. 10).
Resultados
MENOMETRORRAGIAS
FERTILIDAD
RECURRENCIA
El riesgo de recurrencia y cirugía adicional depende del tamaño y del número de miomas27.
Complicaciones
La miomectomía es el procedimiento histeroscópico con mayor número de complica-
ciones29. Las más comunes son: la perforación, la hemorragia o la infección18.
Perforación uterina: hay mayor riesgo de perforación en los miomas de tipo II, así
como en los localizados en el fondo o en los cuernos (fig. 11).
Hemorragia: es la técnica con mayor riesgo de hemorragia, con tasas del 2-3 %30 a
causa de la cantidad de vasos que riegan el mioma, especialmente en los de extensión
intramural, en los que se alcanza un nivel profundo de vascularización uterina.
MIOMECTOMÍA HISTEROSCÓPICA 175
Infección: se dan cifras entre el 2 y el 3,5 %. Pueden producirla tanto las múltiples
maniobras de entrada y salida que hay que realizar para extraer los fragmentos, como
la duración de la intervención.
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177
C A P Í T U L O
Introducción
Las técnicas endoscópicas, entre las que se incluye la histeroscopia, son hoy día unas
competidoras muy firmes de la cirugía convencional. El beneficio reside en su gran
eficacia, menor tasa de complicaciones, menor coste y una rápida recuperación de la
paciente, tanto física como psicológicamente, que hacen posible una rápida incorpo-
ración a la vida cotidiana. Además, se suma la posibilidad de realizar alguno de estos
procedimientos de forma ambulatoria.
La ablación endometrial consiste en la destrucción del endometrio, mientras que la
resección endometrial es la extirpación endometrial1. En la práctica se suelen combinar
ambas técnicas y se denomina entonces ablación-resección endometrial (AR-E). A su vez
la AR-E puede ser parcial, si se respeta parte del endometrio próximo al orificio cer-
vical interno, y total cuando se reseca o destruye todo el endometrio. Al realizar una
AR-E debe incluirse de 1 a 3 mm de miometrio subyacente, para destruir la capa basal
del endometrio en toda su extensión1.
Indicaciones y contraindicaciones
La indicación principal de la AR-E es el tratamiento de la hemorragia uterina disfun-
cional (HUD). La HUD es una hemorragia de excesiva cantidad o duración, de ori-
gen uterino, no debida a patología pélvica orgánica o alteración sistémica. Se trata,
178 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Metodología
A pesar de ser la AR-E un procedimiento sencillo y mínimamente invasivo, hay que
tener en cuenta una serie de recomendaciones.
Antes de la realización de la AR-E, practicar una ecografía transvaginal para valorar
las características morfométricas uterinas y descartar patología asociada. También es
recomendable realizar una histeroscopia diagnóstica previa con biopsia endometrial si
se sospecha patología endometrial. Puesto que la dilatación cervical es necesaria para
la introducción del resectoscopio, en algunos casos, como en las nulíparas, las pos-
menopáusicas y mujeres tratadas con análogos de la GnRH, será necesaria la prepa-
ración cervical. En lo referente a la preparación endometrial, dada su cuestionable efica-
cia a largo plazo, se está limitando su actual utilización. Algunos autores proponen
simplemente la realización de la AR-E en fase proliferativa precoz11 cuando el endo-
metrio mide menos de 4 mm.
La AR-E es un procedimiento que puede ser realizado en unidades de cirugía mayor
ambulatoria, siempre que las pacientes estén incluidas en los grados I y II de la Asociación
Americana de Anestesiología (ASA), o las de grado III que estén estables y no se
alteren por la intervención12. El tipo de anestesia empleada, generalmente es la loco-
rregional. No se requiere profilaxis antibiótica ni tromboembólica previa a la reali-
zación de AR-E, salvo en mujeres con antecedentes personales que recomienden su
aplicación.
Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes en este tipo de cirugía histeroscópica pueden resu-
mirse en la perforación uterina, la lesión de estructuras adyacentes o alteraciones del
control de los líquidos instilados por vía histeroscópica13.
En los procedimientos en los que se utilice la electrocirugía monopolar, se requieren
soluciones libres de electrólitos para distender la cavidad endometrial, como glicina
al 1,5 %, sorbitol al 3 %, manitol al 5 % o soluciones que combinen manitol y sor-
TÉCNICAS DE ABLACIÓN ENDOMETRIAL 181
bitol14. Cualquiera de ellas puede ser absorbida al sistema vascular y dar lugar a sobre-
carga hídrica, hiponatremia o edema agudo de pulmón. El resectoscopio bipolar
(VersaPoint®) puede utilizar suero salino como medio de distensión, por lo que dis-
minuye el riesgo de hiponatremia, aunque no el de sobrecarga hídrica15.
El riesgo de complicación en relación con el medio de distensión ronda el 4 % de
los procedimientos histeroscópicos16. El uso de dispositivos de monitorización conti-
nua de fluidos ha demostrado ser eficaz en la reducción de dichos inconvenientes.
En el caso de los procedimientos de ablación endometrial no histeroscópicos (de
segunda generación), la incidencia real de complicaciones no se ha determinado toda-
vía por la falta de experiencia con ellos. En general se relacionan con el riesgo de lesión
de estructuras vecinas cercanas al útero.
ELECTROCIRUGÍA MONOPOLAR
ELECTROCIRUGÍA BIPOLAR
El sistema bipolar VersaPoint® (Gynecare Inc., Menlo Park, CA) consta de un gene-
rador con seis modos de funcionamiento a una potencia ajustable entre 1 y 200 W,
para obtener un efecto de corte o coagulación sobre el tejido. Los electrodos estériles
y no reutilizables se introducen a través del canal de trabajo de un histeroscopio diag-
nóstico (5 Fr) de flujo continuo, y se utiliza como medio de distensión de la cavidad,
líquidos con electrólitos (suero salino)18,19.
Este sistema tiene la ventaja de que se puede utilizar de manera ambulatoria en la
consulta, aunque al destruir el tejido endometrial, éste no podrá ser estudiado. Puede
ser muy útil en situaciones de atrofia cervicovaginal, en las que el abordaje cervical o
su dilatación es muy compleja y la introducción del resector es difícil.
Es una técnica de ablación endometrial mediante suero salino caliente circulando libre
en la cavidad uterina21. Existen dos equipos: uno semihisteroscópico, denominado
HydroThermAblator® (BEI Medical Systems, Hackensack, NJ) y otro ciego llamado
EnAblSystem® (Innerdyne Medical, Sunnyvale, CA).
Se instila suero caliente en la cavidad uterina, sin continente alguno, a una tempe-
ratura de 80 a 90 ºC. Se consigue un daño en profundidad endometrial de unos 4 mm
(2-6 mm). No se observan cambios de temperatura en la serosa. Puede realizarse a pesar
de existir anomalías en la cavidad uterina, como tabiques, miomas y pólipos. La
ablación hidrotérmica permite una vigilancia histeroscópica de la cavidad uterina.
Consta de un catéter, que se introduce en el útero, por el que circula líquido caliente
a la temperatura deseada destruyendo el endometrio.
El aparato de láser térmico intersticial con láser (Gynelase®, Lumenis, Santa Clara)
emplea energía láser para conseguir la destrucción endometrial25.
El sistema consta de tres fibras para una difusión circunferencial de la energía. Los
extremos de las fibras están unidos por un puente de teflón. El avance de la fibra
lateral da una configuración triangular al dispositivo, que se adapta a la cavidad ute-
rina.
El Novasure® (Novacept, Palo Alto, CA) es un aparato bipolar expandible, con forma
de abanico, por lo que se habla de ablación endometrial tridimensional. La ablación
comienza en el endometrio, que será vaporizado y succionado gracias a un sistema de
transporte de fluidos incorporado. El tiempo quirúrgico varía entre 40 y 120 segun-
dos (media: 90 segundos), dependiendo del grosor del tejido. Se logra una profundi-
dad de ablación de 4 a 7 mm en el cuerpo uterino y de 2,2 a 2,9 mm en los cuernos.
Puede realizarse en cualquier momento del ciclo y no precisa tratamiento previo con
análogos.
TÉCNICAS DE ABLACIÓN ENDOMETRIAL 189
Resultados
Los tratamientos farmacológicos para la menorragia presentan una baja tasa de éxito
en los casos agudos, una eficacia no demasiado elevada y un alto índice de recidivas.
Entre las técnicas de AR-E con el asa de resección y la bola rodante no se encuentran
diferencias estadísticamente significativas en lo referente al éxito del procedimiento,
que oscila entre el 82 y el 95 %, siendo más elevado en mujeres de mayor edad. Un
42 % presenta amenorrea y un 10 % puede requerir una segunda ablación. El índice
de satisfacción es del 90 %30.
La AR-E con láser cuenta con una tasa de éxito y complicaciones similar. Sin embar-
go, la electrocirugía es una técnica más sencilla y reproducible, el material es fácil-
mente amortizable y de coste relativo, el tiempo quirúrgico es menor y cabe la posi-
bilidad de obtener material para estudio histológico.
Tras una ablación endometrial, se suele requerir cirugía definitiva en un 6-20 %
de los casos. El grado de satisfacción de las mujeres histerectomizadas (94 %) es supe-
rior al de aquellas sometidas a cirugía endoscópica (85 %), debido a que esta última
se asocia a complicaciones como son la perforación uterina, la persistencia de la hemo-
rragia o la dismenorrea.
Conclusiones
La ablación endometrial es una técnica efectiva para el control de las hemorragias ute-
rinas disfuncionales una vez se ha descartado patología orgánica, se han corregido posi-
bles alteraciones médicas y se ha intentado el control con tratamiento farmacológico.
190 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
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193
C A P Í T U L O
Malformaciones uterinas.
Tratamiento histeroscópico
Teresa Muñoz Fernández, Vicente Patiño Maraver,
Vanesa Ocaña Martínez, Francisco Mateos Burguillo
17
y Miguel Álvaro Navidad
Introducción
Las alteraciones congénitas del útero se asocian desde hace tiempo con resultados obs-
tétricos desfavorables, como abortos recurrentes del primer y segundo trimestres de la
gestación, partos pretérmino, malas presentaciones fetales y retraso del crecimiento
fetal1, aunque la capacidad para concebir no suele estar afectada. De hecho, los datos
agrupados en el estudio de Grimbizis indican que la prevalencia del útero tabicado
es similar en las mujeres fértiles y en las estériles (aproximadamente del 7-8 %),
aunque su incidencia es mayor en las mujeres con abortos de repetición (> 25 %).
La detección de una anomalía uterina durante un estudio de esterilidad no puede
considerarse la causa principal del problema, sino que deberá pensarse en ella como un
factor más, y tratarlo si se estima necesario.
El tabique uterino (defecto tardío de fusión de los conductos de Müller) es la alte-
ración congénita más frecuente y constituye entre el 80 y el 90 % de las alteraciones
del desarrollo uterino; es, además, la que muestra peores resultados obstétricos (una
tasa de abortos superior al 65 %, un 21 % de partos prematuros y un 32 % de partos
a término)2. Aunque la presencia de un útero tabicado no es, en sí, a priori, indicación
de septoplastia, la mejora drástica de los resultados obstétricos tras la cirugía (80 % de
partos a término, 5 % de partos prematuros, 15 % de abortos)3, la sencillez de la
técnica con manejo ambulatorio de la paciente y la escasa morbilidad hacen que el uso
de la técnica se haya liberalizado.
194 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Diagnóstico clínico
La mayoría de las malformaciones uterinas pasan desapercibidas hasta la pubertad o
edad fértil de la mujer, sobre todo las que no se asocian a alteraciones de genitales exter-
nos o tracto genital inferior. Las malformaciones que se diagnostican durante la puber-
tad son las que producen una obstrucción a la salida de la menstruación, provocando
amenorreas, dismenorreas o hipomenorreas.
La edad fértil es el momento de mayor incidencia de diagnóstico de las alteracio-
nes no obstructivas, cuando se ve comprometida la fertilidad, puesto que este grupo
de alteraciones no se reconocen en la exploración rutinaria de vagina y cuello de útero.
La infertilidad (con abortos recurrentes del primer y segundo trimestres), los par-
tos pretérminos, los retrasos en el crecimiento, las malas presentaciones fetales y las
196 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
tancia sea superior a 5 mm, el útero es septo y apto para la cirugía reparadora9. La sen-
sibilidad de la ecografía transvaginal para úteros septos es cercana al 100 %, con una
especificidad del 80 %10 (fig. 6).
El diagnóstico de pequeños tabiques puede verse facilitado por la histerosonografía, técnica
en la que se instila solución fisiológica o medios de contraste especiales en el útero. La per-
meabilidad tubárica y el estado de los ovarios pueden valorarse con este procedimiento.
La eco 3D, aunque útil, aporta pocas ventajas diagnósticas frente a la histerosono-
grafía11 y la laparoscopia. En el 91,6 % de los casos coincidía el diagnóstico ecográfi-
co con la observación laparoscópica (fig. 7)12.
198 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
FIGURA 7. Ecografía en 3D. Útero septo, con ampliación de imagen en la que se aprecia el fondo
uterino.
Indicaciones quirúrgicas
La resección quirúrgica del septo uterino no se realiza a priori, sino que se practica para
el tratamiento de tres trastornos: problemas menstruales, disfunción sexual y altera-
ción de la fertilidad.
MALFORMACIONES UTERINAS. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 199
Las alteraciones menstruales y/o sexuales reflejan un tabique que obstruye el flujo de sali-
da de la menstruación, por ejemplo el septo transverso, los hemiúteros no comuni-
cantes, la ausencia de vagina o anomalías cervicales. Dicha obstrucción favorece la acu-
mulación de sangre y el aumento de endometriosis. El tratamiento se basa en conseguir
una apertura exterior de la cavidad ocluida.
La dismenorrea primaria resistente al tratamiento médico en mujeres con úteros sep-
tos es candidata a la metroplastia histeroscópica, habiéndose demostrado una reduc-
ción del dolor del 54 al 17 % tras la intervención13.
La esterilidad primaria o el hallazgo casual de un tabique en mujeres asintomáticas
no se considera condición suficiente para indicar cirugía. Recientemente, la sencillez
de la resección histeroscópica del tabique ha hecho que varios autores indiquen la ciru-
gía de manera profiláctica14,15.
En los casos de infertilidad16, la cirugía de las malformaciones uterinas se reserva
para los úteros septos, bicornes y hemiúteros obstruidos. Los unicornes y arcuatos no
deben ser intervenidos, ya que esta intervención quirúrgica no mejora los resultados
obstétricos17.
Tras la intervención, la tasa de partos a término y de recién nacidos vivos es seme-
jante a la de la población normal (75 y 85 %, respectivamente), muy superior al 45 %
del útero no tratado. DeCherney18 y otros autores describen, en mujeres con abortos
de repetición (más de 3 abortos), una reducción de abortos del 88,5 al 5,9 % tras la
metroplastia histeroscópica.
En mujeres con una única pérdida fetal, la situación es más controvertida, puesto
que el 80 % de ellas tendrá una nueva gestación normal. Cararach sugiere la inter-
vención precoz en las mujeres con una pérdida gestacional y dismenorrea, edad avan-
zada o sangrados intermenstruales19.
La metroplastia histeroscópica disminuye la incidencia de partos pretérmino del 9
al 6 %, pero siguen siendo mujeres de alto riesgo para desarrollar un parto prematu-
ro subsiguiente, aunque con una edad gestacional más avanzada y mejores resultados
perinatales20.
TÉCNICA QUIRÚRGICA
Pequeño
alambre
en forma
de espiral
que corta
Septo extirpado
tejido con
en cinco
segmentos corriente
eléctrica
B
Septo
FIGURA 8. A. Resección de tabique en
Resectoscopia útero septo completo, con ayuda de son-
da de Foley contralateral. B. Resección
transversal de tabique de amplia base.
MALFORMACIONES UTERINAS. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 201
La sección finaliza cuando se llega al miometrio (se evidencia por el sangrado activo
del mismo, puesto que los tabiques son avasculares). Otros autores24 consideran nece-
sario su control con un laparoscopio intraabdominal, disminuyendo al mínimo la inten-
sidad de la luz y apoyando la óptica sobre el fondo uterino (diafanoscopia). Las zonas
de mayor resto miometrial son más opacas, de modo que se puede seguir la sección.
Querleu25 considera que la intervención quirúrgica debe detenerse cuando bajo con-
trol ecográfico (con vejiga llena) exista una distancia de 10 mm desde la incisión a la
serosa del fondo uterino.
Hay autores que consideran adecuada la cirugía cuando se pueden visualizar sin obs-
táculos los dos ostia simplemente con girar la óptica. Al retirar el histeroscopio pue-
de ser útil realizar una visión panorámica de la cavidad, tras interrumpir el flujo del
medio de distensión: podremos identificar vasos pulsátiles de menor calibre, y coagu-
larlos. El sangrado venoso no debe ser tratado (fig. 9).
Se considera que la fase proliferativa temprana es la más indicada para esta cirugía,
dada la mayor atrofia del endometrio.
Merece especial mención por la dificultad técnica que entrañan estos casos. Tras la
extracción del tabique vaginal (cortándolo en cara anterior y posterior), se pueden apre-
ciar uno o dos cuellos uterinos en la portio. Se debe revisar cada uno de los hemiúte-
ros por separado, para descartar que exista una comunicación entre ellos. Los tabiques
completos dificultan la entrada del medio de distensión y de la vaina de trabajo: de
202 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
SEPTO RESIDUAL
Tras la resección del tabique, se debe comprobar la distensibilidad uterina, bien por
histerosalpingografía, histeroscopia o ecografía, en un plazo de 1 a 2 meses. La exis-
tencia de un septo residual de más de 1 cm es indicación de una segunda intervención.
Donnez y Nisolle32 demostraron que las histerosalpingografías posoperatorias solían
reflejar un útero con morfología de arcuato, pero que es preferible no incidir el septo por
miedo a seccionar el miometrio en exceso dejando una pared uterina excesivamente fina.
Varios autores33 no hallan peores resultados obstétricos en septos de hasta 1 cm.
COMPLICACIONES
Las septoplastias amplias tienen mayor riesgo teórico de sangrado, por lo que algu-
nos autores recomiendan la preparación endometrial con progestágenos (danazol) aná-
logos, e incluso con la inyección cervical o en fondo de vasopresina. Estas técnicas se
practican cada vez con menor frecuencia.
Perforación. Generalmente se produce en el fondo sin secuelas posteriores, pero
debe interrumpirse la intervención36. La tasa de perforaciones debe permanecer infe-
rior al 5 %. En ocasiones, pueden lesionarse estructuras adyacentes al útero a causa
de la transmisión de energía (láser o eléctrica) extramiometrial.
Sinequias endouterinas. Son excepcionales e insignificantes. Teóricamente son más
frecuentes cuando se emplea el láser o el electrocauterio, por la termoabrasión. Varias
publicaciones contradicen este supuesto7.
RESULTADOS OBSTÉTRICOS
Conclusiones
Las anomalías congénitas de los órganos genitales internos son relativamente frecuen-
tes y se asocian a un aumento de complicaciones, tanto obstétricas como ginecológi-
cas. La incidencia de anomalías congénitas uterinas no es fácil de estimar, puesto que
muchas de ellas son asintomáticas y se descubren de forma accidental. La frecuencia
de las malformaciones uterinas se estima en torno a 0,2 y al 8 %, siendo las altera-
ciones de los conductos de Müller los más frecuentes.
Los úteros tabicados son la malformación por excelencia candidata a la septoplastia
reparadora en mujeres con antecedentes de patología obstétrica. Dada la facilidad de
la técnica, los resultados óptimos obstétricos tras la cirugía y su escasa morbilidad,
algunos autores se aventuran a indicar septoplastias preventivas en mujeres mayores
de 35 años, mujeres con esterilidad inexplicada de larga duración, pacientes que se
someterán a tratamientos de reproducción asistida o fecundaciones in vitro con posi-
bilidad elevada de multiplicidad fetal, y a mujeres con otras indicaciones para lapa-
roscopia o histeroscopia38.
MALFORMACIONES UTERINAS. TRATAMIENTO HISTEROSCÓPICO 205
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207
C A P Í T U L O
Esterilización tubárica
por histeroscopia (Essure®)
Laura de Mingo Romanillos, Teresa Muñoz Fernández,
Carmen Sabadell Carnicero, Cristina Rodríguez Márquez
y Artemisa Recio Conde
18
La esterilización definitiva es, en la actualidad, uno de los métodos anticonceptivos
más utilizados en España. Según la encuesta de la Sociedad Española de Contracepción
del año 2003, lo utiliza un 6,9 % de las mujeres (ocupa el cuarto lugar después de la
vasectomía, el preservativo y la píldora). A nivel mundial, es la forma de anticoncep-
ción más utilizada. Así, en algunos países como Puerto Rico es el método anticon-
ceptivo que más se emplea, con una tasa del 46,7 % en mujeres en edad fértil.
La búsqueda del método ideal de esterilización es una ardua tarea desde años atrás.
Las características que debería aunar dicho método son ser seguro, rápido, de bajo cos-
te, reversible y que pueda ser aplicado sin necesidad de anestesia general, caracterís-
ticas que los métodos de los que disponemos en la actualidad sólo cumplen de forma
parcial.
Según la vía de abordaje, la oclusión tubárica se puede clasificar como laparotómi-
ca, laparoscópica, colpotómica y transcervical. La vía clásicamente utilizada es la abdo-
minal, ya sea laparoscópica o laparotómica, si bien la esterilización por vía transcer-
vical se viene desarrollando desde hace más de 150 años, aunque su uso en la práctica
clínica no se ha establecido hasta los últimos años, a causa de su limitada eficacia y a
la falta de ensayos clínicos bien diseñados y concluyentes.
La histeroscopia fue descrita por primera vez como método diagnóstico en 1869 por
Bozzini’s, y tuvieron que transcurrir casi 100 años para que en 1927 se utilizara
por primera vez como técnica intervencionista con el objetivo de ocluir las trompas
208 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
MÉTODOS QUÍMICOS
MÉTODOS MECÁNICOS
Preformados
• Tapón de Craft: su rigidez origina una inserción dificultosa y sólo posible en manos
expertas en histeroscopia. Sólo se han realizado estudios en pacientes que iban a
ser sometidas a histerectomía.
• P-block5: dispositivo constituido por nailon líquido e hidrogel (polivinilpirrolidona)
que se expanden tras ser insertados en el espacio tubárico. Su inserción puede ser
mediante histeroscopia o bajo control ecográfico. Su principal inconveniente es su
elevada tasa de expulsión espontánea (e inadvertida) y las consiguientes altas tasas
de embarazo. En una revisión del uso de P-block durante 10 años en los cuales
más de 900 mujeres se sometieron al método, el índice de Pearl global fue de 5,
mientras que calculado sólo para los correctamente insertados y no expulsados era
de 0,3.
• Dispositivo Hamou6: anillo de hilo de nailon que se inserta mediante histeroscopia.
Posee un loop en cada uno de sus extremos, con memoria elástica, lo que permite
su anclaje y evita su migración. En los estudios realizados en 149 pacientes, se pro-
dujeron cuatro expulsiones espontáneas y un caso de gestación. No hay datos actua-
les acerca del dispositivo.
212 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
• Tapón de Hosseinian (polietileno): está constituido por anclas de metal que per-
miten su adherencia al miometrio. Este dispositivo se inserta mediante una cánu-
la especial. La oclusión tubárica se logra en el 90 % de los casos, aunque se han
descrito casos de gestación. Es posible retirarlo, si se desea retornar a la fertilidad,
y la trompa preserva su integridad en el 90 % de los casos.
• Tapón de silicona de Surgimoto: se inserta mediante histeroscopia y no se han
logrado resultados prometedores en los estudios realizados hasta la fecha.
• Tornillo tubárico: tornillo de politetrafluoroetileno que se coloca histeroscópica-
mente; al tratarse de material radiopaco, permite visualización por ecografía y con-
trol del dispositivo. Se trata de un dispositivo de reciente aparición y además de
las características de la esterilización transcervical, posee la peculiaridad de que se
trata de un método reversible. En un estudio realizado se logro una tasa elevada
de inserción del dispositivo, pero también una alta tasa de expulsión (40 %). Se
están realizando estudios para mejorar el dispositivo.
La primera vez en la que se utilizaron tapones de silicona formados in situ para la oclu-
sión tubárica fue en conejos en 1966. El Ovabloc se comenzó a utilizar en 1978 y hoy
día su uso está limitado principalmente a los Países Bajos. La técnica se basa en la inyec-
ción de silicona líquida en la trompa mediante histeroscopia. Esta silicona está mezclada
con sustancias que le confieren propiedades radiopacas, lo cual facilita su identificación
radiológica, y una vez aplicada se adapta a la morfología tubárica con el fin de ocluirla.
Este dispositivo posee una forma similar a una campana, fino en su porción intramural
y a nivel del ostium, y más ancho en su parte distal, para evitar su migración. Existe la
posibilidad de retirada del dispositivo, lo que lo convierte en un método reversible.
En los estudios más recientes de Ligt-Veneman et al.7 en 392 pacientes, la aplica-
ción del dispositivo no fue posible en un 17 %. La eficacia fue del 93,8 % y se pro-
dujeron dos casos de gestación durante el seguimiento. Hubo un 5 % de casos de expul-
sión espontánea del dispositivo y el 3 % se lo retiraron por deseo propio.
El principal inconveniente de esta técnica es, además de la necesidad de material e
instrumental específico para su aplicación, el riesgo de extravasación de silicona a la
cavidad peritoneal descrito en algunos casos. Por este motivo, se realiza a las pacientes
un control radiológico (radiografía simple) a los 3 meses de la aplicación del disposi-
tivo. Por el contrario, una de las ventajas radica en la reversibilidad del método, aunque
es controvertida la integridad y permeabilidad tubárica tras la retirada del dispositi-
vo. Según los estudios realizados, parece que se altera, y de forma muy temprana, el
ESTERILIZACIÓN TUBÁRICA POR HISTEROSCOPIA (ESSURE®) 213
Térmicos
La esterilización por vía transcervical mediante energía térmica consiste en la locali-
zación y cauterización de los ostia tubáricos y porción intramural de la trompa.
El uso de la energía térmica para la oclusión tubárica fue descrito por primera vez
en 1916. En sus inicios la tasa de fallos fue muy alta, aunque la técnica mejoró con los
años logrando mejores éxitos y una aparente baja morbilidad.
En un estudio retrospectivo de 773 casos10 se observó una tasa de fallos del 35,5 %
en los 524 casos que fueron sometidos a control posterior para comprobar obstrucción
tubárica, frente a la tasa de fallos del 23,7 % de las 249 pacientes que no fueron contro-
ladas tras la esterilización. En total, se produjeron 25 complicaciones mayores (3,2 %),
entre las que se incluyen perforación uterina, lesiones intestinales, peritonitis, embarazo
ectópico y se describe un caso de muerte por perforación intestinal y peritonitis. A la
vista de estos resultados, podemos observar una elevada tasa de fallos, así como una
morbilidad derivada de la técnica, nada despreciable. Por este motivo, hoy día no se
recomienda el uso de métodos térmicos para esterilización definitiva por vía transcervical.
El láser Nd-YAG ha sido utilizado en humanos tras comprobar el éxito en ensayos
con animales (conejos), en los que se destruía la mucosa tubárica y el endometrio cir-
cundante al ostium. Aunque Donnez et al.11 obtuvieron tasas de obstrucción tubári-
ca, comprobadas mediante histerosalpingografía a los 3 meses de la aplicación del láser
Nd-YAG, del 100 %; estudios posteriores, por el contrario, como el de Brumsted et
al.12 obtuvieron una elevada tasa de fracasos (76 %).
El uso de energía térmica por vía histeroscópica como método de esterilización con-
lleva mayor morbilidad y menores tasas de éxito que por vía laparoscópica, por lo que
la vía histeroscópica está abandonada en la práctica clínica para este fin.
Nuevos métodos
ESSURE® (CONCEPTUS INC., SAN CARLOS, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS) (figs. 1-4)
positivo14,15. Existen 64 casos de gestación con Essure® (0,128 %), por falta de cum-
plimiento del protocolo (46 %), lectura incorrecta de la histerosalpingografía (25 %),
gestación previa (12 %) o catéter antiguo (2 %).
Las complicaciones más frecuentes derivadas de la técnica son sangrado vaginal
(57 %), dolor leve-moderado (31 %) y, en raros casos, perforación uterina (1 %).
En el caso de requerirse ablación endometrial, ésta podría realizarse con balón, según
el estudio publicado por Valle et al.16, en el que no demuestran riesgos derivados de
los dispositivos ni daño tubárico, si bien la destrucción endometrial alrededor de la
trompa puede no ser completa.
En un estudio de cohortes17 se compararon los resultados de la esterilización por
vía laparoscópica frente a la esterilización con Essure® y se comprobó que el grado de
satisfacción era mayor, y el dolor posoperatorio y la estancia hospitalaria eran meno-
res en las pacientes del grupo de Essure®; sin embargo, no siempre se lograba en este
grupo una inserción bilateral de los dispositivos, y por tanto un procedimiento satis-
factorio.
Hasta la fecha se calcula que más de 50.000 mujeres se han sometido a la esterili-
zación con Essure® en todo el mundo.
El Essure® fue aprobado por la FDA en 2002 y en nuestro centro, el Hospital
Universitario de Getafe (Madrid), comenzó a utilizarse en el año 2004. Hasta la
fecha se han realizado más de 100 esterilizaciones a pacientes con este procedimiento,
lográndose inserción satisfactoria en el 93 % de ellas. La tasa de complicaciones es muy
baja y las principales causas de fracaso de la inserción fueron el espasmo tubárico, la
alteración en la morfología uterina u obstrucciones en el ostium tubárico, difíciles de
determinar en el momento de la inserción. Hasta la fecha no se ha producido ningún
caso de gestación entre nuestras pacientes. No utilizamos ningún tipo de anestésico
y el grado de satisfacción de las pacientes es alto, dado que pueden retomar sus acti-
vidades cotidianas en un período breve de tiempo.
Otros dispositivos de última generación que se encuentran en fase de estudio son:
FIGURA 1. Secuencia de inserción de Essure® por vía histeroscópica. Tras visualizar los ostia tubá-
ricos, se introduce el catéter que liberará los dispositivos en el espacio tubárico. Tras liberarlos, éstos
se expanden en el interior de la tompa quedando visibles en la cavidad uterina entre 3 y 6 espirales.
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219
C A P Í T U L O
Electrocoagulación bipolar
con suero fisiológico. VersaPoint®
19
Sonsoles Alonso Salvador, Belén Lampaya Nasarre, Laura Almarza López,
José M.ª Rojo Riol y Miguel Ángel Huertas Fernández
Introducción
Tradicionalmente la patología uterina intracavitaria, independientemente de su tama-
ño, precisaba para su tratamiento del empleo del resectoscopio, con la consiguiente
necesidad de dilatación cervical, hospitalización y anestesia.
Los avances tecnológicos de los últimos 15 años han permitido la manufacturación
de endoscopios de menor diámetro, lo que ha impulsado a la industria a la creación de
vainas cuyo diámetro final sigue siendo de 5 mm, incluyendo en éste el canal opera-
tivo además del de flujo continuo de fluidos. Con el desarrollo de la electrocirugía apa-
recen nuevos instrumentos que permiten una técnica quirúrgica más precisa utilizan-
do la energía bipolar: son los electrodos VersaPoint®. El electrodo activo se encuentra
muy cerca del electrodo de retorno, separados sólo por una pieza de cerámica, lo que
permite resecar sólo el tejido que se pone en contacto y conseguir una mayor preci-
sión. Además, existen diferentes morfologías de los terminales, lo que nos permitirá
lograr un efecto específico según la indicación.
Con este desarrollo tecnológico tan específico es posible que la mayoría de los actos
diagnósticos y quirúrgicos en histeroscopia se hagan de forma ambulatoria en la con-
sulta, sin dilatación cervical y, por tanto, sin analgesia ni anestesia.
220 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Tecnología VersaPoint®
La tecnología VersaPoint® se basa en los principios básicos de electrocirugía. Es un
sistema de cirugía bipolar, que consiste en generar y aplicar una corriente alterna entre
un electrodo activo y un electrodo de retorno. La energía pasa a través del tejido situa-
do entre ellos de manera que eleva su temperatura y permite su desecación y corte.
El medio de distensión utilizado es solución salina fisiológica, que no altera la con-
centración de sodio de las células como ocurre cuando se utilizan otras soluciones no
isonatrémicas como el sorbitol o la glicina. El uso de estas soluciones puede provocar
que las células cedan sodio al líquido que las rodea causando un desequilibrio elec-
trolítico (hiponatremia).
El diseño de los electrodos es especial, ya que el electrodo activo está localizado en
la punta, y el de retorno situado en el mango. Están colocados en línea con un aislan-
te de cerámica entre ellos.
Se puede utilizar corriente modulada o no modulada, lo que otorga a los electrodos
bipolares la versatilidad de cortar y desecar, como en la cirugía monopolar, pero con-
tando con la seguridad de una pinza de coagulación bipolar.
La corriente no modulada consigue una rápida elevación de la temperatura, que vapo-
riza el tejido con muy escasa disipación del calor. Así logramos el corte.
En modo desecación, los impulsos de corriente van separados por intervalos en los
que no hay flujo de corriente, lo que permite que el calor se disipe en el tejido y se pro-
duzca hemostasia.
Una corriente mixta es una mezcla de corriente modulada y no modulada que per-
mite una mayor disipación del calor al cortar.
MECANISMO DE VAPORIZACIÓN
Solución
Solución Aislante
salina
salina fisiológica
fisiológica Electrodo
de retorno
Electrodo (pasivo)
Electrodo activo Electrodo
de retorno
activo
(pasivo)
Flujo de
corriente «Bolsa de vapor»
Efecto Tejido
térmico
controlado
MECANISMO DE DESECACIÓN
No se forma bolsa de vapor y el tejido forma parte del circuito de retorno. La solución
salina actúa como «válvula de seguridad». La corriente electroquirúrgica regresa auto-
máticamente previniendo la carbonización del tejido. La energía enviada por VersaPoint®
al tejido a través de la solución salina causa una deshidratación de las células con una
hemostasia selectiva (fig. 2).
Generador VersaPoint®
Es un sistema electroquirúrgico específicamente diseñado para su empleo con elec-
trodos VersaPoint®, por lo que éstos no podrán funcionar correctamente con otros
generadores.
222 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Electrodos VersaPoint®
En la actualidad se dispone de 5 electrodos bipolares: tres electrodos con diferentes
terminales para un histeroscopio con canal de trabajo de 1,6-2 mm y dos electrodos,
el de 0º y el asa bipolar, que sólo se pueden usar con un resectoscopio.
Los tres electrodos histeroscópicos bipolares tienen un diámetro de 1,6 mm y 35 cm de
longitud. Poseen códigos de colores para su rápida identificación. Las puntas son de una
aleación de rodio/paladio y cada configuración está diseñada para una tarea determi-
nada (tabla 1).
Bola: tiene una punta esférica de 1 mm de diámetro y permite vaporizar y desecar
tejidos con precisión. Es el más adecuado para la resección de tabiques uterinos o de
sinequias intrauterinas. La potencia por defecto es de VC1 50 y DES 24 (fig. 3).
Berbiquí: tiene un diámetro de 0,6 mm y una longitud de 3 mm. Es ideal para la
administración de energía láser para el corte de los tejidos. Produce escasa destrucción
tisular, por lo que se utiliza para las polipectomías y la exéresis de miomas submuco-
sos tipo 0. La potencia por defecto es de VC1 100 y DES 50 (fig. 4).
ELECTROCOAGULACIÓN BIPOLAR CON SUERO FISIOLÓGICO. VERSAPOINT® 223
Rosca o resorte: tiene un diámetro de 1,2 mm y una longitud de 1,6 mm. Esta
superficie le permite la vaporización y eliminación de masa tisular y se utiliza prin-
cipalmente para la vaporización de leiomiomas. La potencia por defecto está fijada en
VC1 130 y DES 60 (fig. 5).
Indicaciones y método
El electrodo VersaPoint® es especialmente adecuado para la vaporización, corte y dese-
cación de todas las masas benignas intrauterinas hasta un cierto diámetro.
Estas intervenciones pueden realizarse de manera ambulatoria, preferiblemente
con anestesia local o con el uso de analgesia previa. La analgesia local empleada es la
anestesia paracervical. La medicación previa tiene como objetivo impedir las con-
tracciones uterinas y la sensación dolorosa. La mejor medicación previa es la admi-
nistración de antiinflamatorios no esteroideos desde la tarde anterior.
El procedimiento se inicia con una vaginoscopia, localización del orificio cervical
externo y canalización endocervical hasta la cavidad uterina. Al valorar toda su super-
ficie, se procede a identificar la patología y según la tolerancia de la paciente se reali-
za la electrocirugía en una o dos sesiones. Según el tamaño de la lesión se procederá a
su extirpación total para análisis anatomopatológico o a trocearla para su posterior
extracción con pinzas.
ELECTROCOAGULACIÓN BIPOLAR CON SUERO FISIOLÓGICO. VERSAPOINT® 225
No obstante, una buena selección de las pacientes adecuadas para el tratamiento con
anestesia local y una buena preparación son básicas para obtener buenos resultados
en la cirugía con VersaPoint®.
Pólipos: tamaño máximo, 3 cm. Lo ideal es utilizar el electrodo de berbiquí, para
poder disponer de una muestra que enviar al laboratorio de anatomía patológica.
Miomas: tipo 0 . . . . . . . . . . . En cavidad uterina
tipo 1 . . . . . . . . . . . < 50 % intramural
tipo 2 . . . . . . . . . . . > 50 % intramural
Miomas tipo 0: empezar con el electrodo de rosca haciendo movimientos lentos y con-
tinuos hasta la vaporización del mioma. Si se necesita una muestra para estudio his-
tológico, se recomienda fragmentar el mioma con ayuda del electrodo berbiquí. Puede
vaporizarse la base del mioma, utilizando voltajes bajos (VC3) para evitar la sensación
dolorosa por proximidad con la pared uterina.
Miomas tipos 1 y 2: se utiliza el modo desecación del electrodo de rosca para coagu-
lar alrededor de la base del mioma. Se coagulan los vasos de la superficie y se inicia
la vaporización hasta que sea preciso para el tratamiento de la patología de la pacien-
te, no siendo necesario siempre vaporizar el 100 % del mioma.
El diámetro máximo de los miomas independientemente del tipo será de 2 cm.
Tabiques uterinos: se recomienda el uso del electrodo de bola en fracciones de 2-
3 segundos hasta llegar al fondo del útero. Es importante tener precaución por la posi-
bilidad de perforación uterina.
Sinequias: suele utilizarse el electrodo de berbiquí para cortarlas, con una ligera
vaporización del tejido. No es preciso profundizar demasiado en la pared para poder
conservar la máxima cantidad de tejido endometrial sano.
Se trabaja siempre con el sistema de baja presión (< 100 mmHg), ya que el siste-
ma VersaPoint® es pequeño y el diámetro máximo del endoscopio es de 5 mm, y en
la cavidad uterina habrá espacio suficiente para la manipulación.
La utilización de la baja presión va a disminuir la sensación de dolor por parte de las
pacientes, ya que la distensión de la cavidad uterina es menor, se produce una menor
absorción de NaCl 0,9 % y las burbujas de aire que se producen con la activación del
electrodo se eliminarán fácilmente si además utilizamos un flujo relativamente alto.
El medio de distensión utilizado es suero fisiológico, lo que disminuye el riesgo de
hiponatremia, hiperamoniemia, edema pulmonar y cerebral y arritmias cardíacas deri-
vado del uso de glicina, sorbitol y manitol.
DESVENTAJAS
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227
C A P Í T U L O
Complicaciones de la histeroscopia 20
Carmen Sabadell Carnicero, Sonia Díaz Rodríguez, Laura Almarza López,
Luis Martínez Cortés y José M.ª Rojo Riol
Complicaciones intraoperatorias
REFLEJO VASOVAGAL
TRAUMATISMO CERVICAL
PERFORACIÓN UTERINA
El útero se puede perforar con los tallos de Hegar, el histeroscopio o con la energía
empleada en la histeroscopia quirúrgica. El tratamiento dependerá del tamaño y de la
zona de la perforación, de la localización y gravedad de ésta y de si se lesionan o no
órganos vecinos. El lugar más frecuente de perforación suele ser el fondo uterino, don-
de el riesgo de sangrado es bajo. Una perforación simple rara vez tiene mayor reper-
cusión y puede tratarse de forma conservadora, con un período de observación y anti-
bióticos de amplio espectro. Las perforaciones complejas pueden ser mecánicas o eléctricas
y pueden asociarse con lesiones de órganos vecinos, lo que obligaría a la realización de
una laparotomía o laparoscopia para su resolución5-7. En el caso de las perforaciones
eléctricas, es importante el diagnóstico intraoperatorio, ya que los síntomas de peri-
tonitis en las lesiones no identificadas precozmente pueden no hacerse evidentes has-
ta varios días después; la presencia de dolor abdominal, fiebre, leucocitosis y perito-
nitis deberá ser tenida en cuenta como una posible lesión intestinal.
COMPLICACIONES DE LA HISTEROSCOPIA 229
HEMORRAGIA
Puede producirse por un desgarro con las pinzas de Pozzi si se dilata el cuello o por
una perforación uterina, ambas ya descritas, y por último, como complicación del pro-
pio procedimiento. Los sangrados procedentes de cavidad en el transcurso de una inter-
vención suelen controlarse fácilmente con la electrocoagulación del vaso sangran-
te8,9. Si no se consigue controlar, se deberá interrumpir la intervención y realizar un
taponamiento de cavidad, por ejemplo introduciendo una sonda de Foley durante apro-
ximadamente 4-6 horas. En raras ocasiones, a pesar de las maniobras descritas, el
sangrado persiste, siendo preciso incluso la realización de una histerectomía.
Complicaciones posoperatorias
INFECCIÓN PÉLVICA
FORMACIÓN DE ADHERENCIAS
Esta complicación es más frecuente cuando se realiza una adhesiólisis, una resección
de un tabique o una miomectomía múltiple con miomas localizados en caras opuestas
del útero. Por ello, en estos casos puede ser recomendable resecar los miomas en dos
intervenciones diferidas15. En casos de alto riesgo, se puede establecer un tratamiento
con estrógenos y gestágenos durante 2-3 meses para tratar de disminuir esta compli-
cación.
HEMATÓMETRA
La rotura uterina durante una gestación en pacientes sometidas previamente a una ciru-
gía histeroscópica es una complicación muy rara, pero extremadamente grave, ya
que puede conducir a la muerte, tanto del feto como de la propia paciente16-19. Esta
complicación está descrita tras la realización de una metroplastia, y sobre todo en aque-
llas en las que se produjo una perforación uterina o si se empleó energía monopolar.
Por ello, en gestantes con estos antecedentes, es importante tenerlo en cuenta y sos-
pecharlo ante un cuadro de dolor abdominal intenso, anomalías en el registro cardio-
COMPLICACIONES DE LA HISTEROSCOPIA 233
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235
C A P Í T U L O
Futuro de la histeroscopia
diagnóstica y quirúrgica
Artemisa Recio Conde, Ignacio Águila-Collantes Velasco,
Carmen Sabadell Carnicero, Laura de Mingo Romanillos
21
y Miguel Ángel Huertas Fernández
Introducción
La observación endoscópica de la cavidad uterina permite al ginecólogo la evaluación
de las estructuras de la superficie y de la vascularización del endometrio en las dife-
rentes fases del ciclo menstrual.
La histeroscopia puede ser considerada un método de rutina ambulatoria que per-
mite obtener resultados inmediatos causando un malestar mínimo, especialmente con
el abordaje vaginoscópico1. El tiempo para su realización es comparable al que se requie-
re para una ecografía transvaginal2.
En los últimos 10 años, la histeroscopia se ha convertido en algunos hospitales en el
procedimiento de referencia para evaluar la cavidad uterina, sobre todo si se realiza de
forma ambulatoria y se asocia a biopsias dirigidas3.
En 1869, Pantaleoni fue el primero en proponer el uso de un instrumento para visua-
lizar la cavidad uterina4, pero hubo de transcurrir más de un siglo para que la histe-
roscopia llegara a tener relevancia, y todo ello gracias al desarrollo de la tecnología con
los nuevos sistemas ópticos, de visión y de distensión que han proporcionado una visua-
lización satisfactoria de la cavidad uterina (figs. 1 y 2).
El desarrollo de nuevos dispositivos para la práctica de la cirugía endoscópica abar-
ca campos de investigación aplicados a la mejora de la imagen y de la maniobrabili-
dad operatoria, entre otros5.
236 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
ción del foco de luz. La iluminación del campo quirúrgico evolucionará en un futuro
próximo para facilitar una imagen más real (en la imagen endoscópica no hay sombras
que permitan componer una imagen tridimensional), que mejorará el acto operato-
rio y la seguridad para el paciente.
En cuanto a mejora de la maniobrabilidad operatoria, las nuevas tecnologías están
desarrollando instrumentos cada vez más ergonómicos, con movimientos que suplan
las articulaciones de nuestro brazo (angulación, rotación, etc.) e incluso con sensibi-
lidad táctil; nos referimos a la robotización: brazos mecánicos que funcionan depen-
diendo de un programa de ordenador, equipar los instrumentos con sensores de pre-
sión, como por ejemplo, la implantación de microsensores de flujo en la punta de
instrumentos como medida para la prevención y manejo de la hemorragia periopera-
toria. Otro avance lo encontramos en la miniaturización, con la introducción de micro-
motores (nanotecnología) para su aplicación en medicina.
Todas estas tecnologías aplicadas a la cirugía facilitarán la implantación de la tele-
presencia (operar a larga distancia) y la teleenseñanza, útiles para el aprendizaje de
médicos especialistas en formación y la fácil comunicación audiovisual e interactiva
entre los centros.
Nuevas tendencias
Desde la introducción a principios de la década de 1990 de los nuevos fibroscopios con
un diámetro que oscila entre 1,2 y 3 mm, ha sido posible la utilización de vainas diag-
nósticas y quirúrgicas con un diámetro igual o inferior a 5 mm, que han permitido,
aparte de la visualización de la cavidad uterina, poder realizar biopsias histeroscópicas
dirigidas a áreas sospechosas6.
El uso de la histeroscopia operatoria con instrumentos miniaturizados ha permitido
a los médicos, además, realizar biopsias dirigidas a tratar simultáneamente patología
benigna intrauterina (pólipos, miomas, sinequias, etc.) en un corto período de tiem-
po sin premedicación o anestesia. Esto ha sido definido como procedimiento de «ver
y tratar» o «see & treat»1: no hay distinción entre un procedimiento operatorio y diagnós-
tico: la parte operatoria del procedimiento está integrada en el procedimiento diag-
nóstico.
El abordaje vaginoscópico7 ha eliminado definitivamente el malestar de la pacien-
te asociado al abordaje tradicional usando espéculo y pinzas de Pozzi8. La vagina se
distiende con el mismo medio (suero salino) y a la misma presión (30-40 mmHg) que
la que se va a emplear para la distensión de la cavidad uterina. Esta técnica «no touch
238 MANUAL DE HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA
Conclusiones
La histeroscopia diagnóstica y quirúrgica tenderá a ser realizada en un único proceso
siempre que sea posible, utilizando abordajes mínimamente invasivos, como el vagi-
noscópico, con objeto de buscar una mayor comodidad de las pacientes y ofertar con-
sultas más resolutivas; la nueva filosofía es ver y tratar en un mismo tiempo.
Gracias a los avances tecnológicos y a la miniaturización de los instrumentos se con-
seguirá la utilización amplia de microrresectoscopios de energía bipolar y el abando-
FUTURO DE LA HISTEROSCOPIA DIAGNÓSTICA Y QUIRÚRGICA 239
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ISBN: 978-84-7429-366-1
MANUAL DE
HISTEROSCOPIA
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FERP LIBRO HISTEROSCOPIA/525305/CII08