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ACCURSIO

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Acursio
(Accursio, Acurssius)
(1182-1263)

Nacido en la Toscana en 1182 y fallecido en Florencia, en fecha incierta. Posteriormente fue


trasladado a Bolonia, donde lo enterraron bajo una lápida en la que se recoge la siguiente
inscripción: " Acursio, glosador de leyes, cuya doctrina ha desvelado el curso de las leyes,
a todos los que están al servicio de la ciencia ".(1)

La obra más característica de este personaje es la Glosa ordinaria, posteriormente


denominada Glossa Magna o Glossa Accursiana. Ésta se considera la obra más importante
y de mayor aplicación por los operadores jurídicos durante los siglos que abarca la Edad
Media. Además constituye el punto de partida y el fundamento del IUS COMUNE europeo,
siendo una de las mayores aportaciones hechas en la configuración del Estado Moderno. En
este marco y en relación al Estado Moderno, podemos destacar al jurista Acursio junto a los
demás inmortales florentinos, como son: Dante, Petrarca, Bocaccio, Giotto, Donatello,
Alberti, Leonardo, Miguel Angel, Lorenzo o Maquiavelo. Todos los anteriores han
contribuido con la creación del Estado moderno que se sustenta sobre la ciencia del
Derecho y su racionalidad.

La Glossa Magna es una obra que se constituye por 96.000 glosas realizadas a todo el
Corpus Iuris Civilis. Las tres caracteristicas fundamentales de esta obra son: un valor
político, dado el criterio unificador de las leyes existentes; un valor normativo, por su
aplicación eficaz en los tribunales; y un valor científico, ya que sigue una cierta
metodología.

La mayoría opina que Acursio realizó su obra durante su periodo de enseñanza de cuarenta
años en Bolonia. Esto supone una labor de ordenación sintética y sistemática de las
anotacions realizadas por los glosadores durante casi dos siglos, que se concreta con la
recopilación de 96.000 glosas. La doctrina estima que Acursio dedicó a concluir su magna
obra entre veinte y veinticinco años de estudio.
Acursio no es, sin embargo, un mero sistematizador del trabajo realizado por los
glosadores, sino que lo revisa, lo selecciona, lo reelabora y añade sus propias glosas,
cuando lo considera oportuno. Utiliza, para ello, la retórica, la lógica y la dialéctica.
Introduce sus propias aportaciones que en ocasiones aportan explicaciones a las
controversias entre los glosadores sobre puntos concretos.
La autoridad de la Glossa Magna en los juicios llegó hasta el punto de que no sólo se
interpretaba el texto justinianeo según el valor que le otorgaba Acursio, sino que contra el
texto de la glosa no prevalecía ni el propio texto del Corpus justinianeo. Los textos que no
se habían recogido en la Magna Glossa no tenían valor alguno en la práctica.
En conclusión, la Magna Glossa clausura una época, la de los glosadores, ya que la propia
magnitud de la glosa acursiana, y su valoración por jueces y abogados, hizo que se iniciase
un periodo de decadencia en la labor de los glosadores.

Acursio, compatibilizó su labor docente con la elaboración de dictámenes. En 1253 y 1255


se traslada a Florencia y es nombrado juez asesor de la máxima autoridad municipal.
(1): DOMINGO, Rafael. Juristas Universales - Jursitas antiguos. VOL I. Barcelona: Ed. Marcial
Pons, 2006. Pág. 423

Bibliografía:

DE BURGOS, Javier. Biografía Universal Antigua y Moderna. TOMO I. Madrid: Imprenta de


Don Mateo Repullés, 1822
DOMINGO, Rafael. Juristas Universales - Juristas antiguos. VOL I. Barcelona: Ed Marcial
Pons, 2006

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