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MARCO TEÓRICO

1. ANTECEDENTES.
El termino dislexia fue utilizado por primera vez por la oftalmología y por la
neurología y actualmente es usado también por la neuropsicología y por la
psicopedagogía, para describir un trastorno del desarrollo cognitivo y verbal, cuya
principal característica es un retardo bastante riguroso y persistente para aprender
a leer, este retardo no ha sido aún explicado por factores pedagógicos,
socioculturales o emocionales en niños sin retardo intelectual. (Escobar, A. 2010)

De la dislexia se habló por primera vez aproximadamente en 1877, cuando Adolph


Kussmaul un médico alemán muy reconocido decidió en lo más alto de su carrera
adentrarse en las pesquisas de los trastornos del lenguaje. A este trastorno le dio
el nombre de “ceguera verbal”. En 1895, James Hinshelwood cirujano Escocés
publicó un artículo en la revista “The Lancet” haciendo referencia a la memoria
visual y a la ceguera de palabras que en el siguiente año inspiró a Pringle Morgan,
a denominarla como ceguera verbal congénita. Gracias a esto fue conocido por
varios autores como el padre y fundador del estudio de la dislexia.

Hay autores alemanes, como Stockert, que usan el término “legastenia” para
referirse a la dislexia, aunque es poco preciso, pues legastenia significa más bien,
una lentitud en la lectura más que un trastorno en el aprendizaje. También hay que
distinguir el término “alexia”, que es una incapacidad total para la lectura, unido a
una lesión cerebral.

Cabe destacar, que a finales del siglo XIX, varios autores pensaban que la dislexia
estaba unida a deficiencias de alguno/s de los sentidos, pero se descartó esa
posibilidad, y se ha estudiado la dislexia como un trastorno más difuso de la
percepción, ligado a la maduración neurológica.
Por otro lado, Benton dice: “La base neurológica de la dislexia evolutiva continúa
siendo oscura. La hipótesis que establece que debe surgir sobre una lesión
cerebral, no se ve apoyada por un número suficiente de pruebas concretas”.

2. TEORÍAS SOBRE LA DISLEXIA

 Genéticas: Se ha sugerido la teoría hoy por hoy no probada de un gen de


la dislexia. Se ha hablado especialmente de los cromosomas 15 y 6 que
tendrían algún papel en la aparición de distintas formas del problema. Pero
otros autores contradicen estas propuestas. Otros investigadores han
realizado estudios especialmente a través de gemelos monozigóticos
(Castles et al., 1999) sobre los factores hereditarios que podrían participar
en el síndrome. Los mismos investigadores en este campo sugieren que se
conoce aún poco sobre esta transmisión genética.

 Neurológicas: Dentro de este grupo se han defendido alrededor de una


docena de teorías muy diversas y a veces contradictorias, pero ninguna
tiene un carácter suficientemente específico ni ha sido suficientemente
demostrada (Habib, 2000). Entre ellas, se ha hablado de anomalías
neurológicas congénitas que distintos autores sitúan en diferentes
localizaciones (Galaburda, 1996; Habib, 2000). También se han sugerido
trastornos funcionales congénitos que seguirían teniendo la misma
inespecificidad y falta de consistencia y que además a menudo se
contradicen con los conocimientos actuales acerca de la neuroplasticidad.
En realidad, neurólogos como Critchley (1964), FilipeK (1999) y Habib
(2000) sostienen que hasta ahora no se ha encontrado, no sólo ningún dato
clínico o de exploración neurológica suficientemente específico y
demostrado, sino tampoco ningún hallazgo anatomo-patológico específico y
fiable que lo confirme.

 Visuales: Algunos autores hablan de un déficit de procesamiento visual.


Según unos autores se trataría de distorsiones perceptuales y según otros,
de movimientos oculares anómalos de los ojos que dificultarían moverlos
adecuadamente sobre las letras siguiendo la lectura y que generarían el
problema disléxico. Como tratamiento proponen ejercicios para regular los
movimientos oculares. Pero en esta teoría no son tenidos en cuenta los
errores gráficos y ortográficos específicos de la dislexia. (Torras,2003)

 Auditivos: Los autores que sostienen esta teoría (Tomatis, 1967) hablan de
dificultades en la audición. Se trataría de dificultad para escuchar por lo que
utilizan auriculares para forzar la audición.

 Fonológicos: Consistirían en un defecto básico en segmentar y manipular


los fonemas que constituyen el lenguaje o para extraer los fonemas a partir
del lenguaje escrito.

Pero la clínica muestra que la relación entre dificultades para el lenguaje oral y la
dislexia es muy laxa y que hay niños disléxicos sin ninguna dificultad con el
lenguaje, mientras que hay niños con problemas con el lenguaje que aprenden a
leer sin ninguna dificultad. (Torras, 2003)

 Pedagógicas: Se trataría de técnicas erróneas o nefastas de enseñanza en


la escuela. A pesar de que la manera de enseñar es por supuesto un factor
muy importante, esta teoría no explica porqué, con la misma técnica,
incluso en la misma aula, unos niños desarrollarían dislexia y otros no.
(Torras, 2003)

 Psicológicas: Algunos autores entienden la dislexia como un problema


psicológico producido por factores ambientales y afectivos que influyen en
el niño, por ejemplo disminuyendo su motivación, deseo y/o capacidad para
aprender. Otra teoría psicológica describe un déficit de la comprensión de la
correspondencia sonido-símbolo y un tercer grupo, las teorías psicológicas
de inspiración conductista-cognitivista, tratan el problema disléxico como un
mal hábito adquirido y por tanto el tratamiento se basa en técnicas de
modificación de la conducta. (Torras, 2003).
 Otras teorías relacionan la dislexia con la inmunidad y también con el
exceso de hormonas masculinas (por eso habría más varones disléxicos
que mujeres), pero ninguna de ellas ha sido confirmada. (Torras,2003)

Como muestran los estudios de los últimos cincuenta años, pero especialmente de
los últimos veinticinco (Mahler, 1967; Winnicott, 1987; Brazelton, 1983; Brazelton y
Cramer, 1993; Trevarthan, 1980; Stern, 1985; Abrahamsen, 1993), la evolución
intelectual y de la capacidad de aprendizaje, así como la evolución social y del
equilibrio emocional se genera en la matriz de la relación y la interacción entre el
niño y su entorno, especialmente entre el niño y las figuras centrales de este
entorno, normalmente los padres o la madre. En esta relación se generan los
estímulos imprescindibles para que el niño pueda organizar su mente, siente las
bases de su relación con la realidad exterior y de la capacidad de aprender. Los
padres y las personas del entorno transmiten al niño los vínculos o nexos entre las
experiencias que vive tanto en la realidad externa como en la realidad psíquica, o
sea lo que pasa dentro de él, lo que a él le pasa, y así lo ayudan a entender su
significado.

3. ¿QUÉ ES LA DISLEXIA?
La dislexia es un trastorno que da lugar a la aparición de dificultades de lectura.

Kussmaul en al año 1887, luego citado en Álvarez, en 1969 la denominó como


“ceguera verbal” y la describió como una perturbación del lenguaje receptivo. Sin
embargo, el primer intento de llegar a una definición de “dislexia” fue hecho por la
Federación Mundial de Neurología en (1968). Esta fue definida como “una
alteración que se manifiesta en dificultad para aprender a leer, a pesar del niño
haber recibido, una instrucción convencional y una oportunidad sociocultural.
A.M. Galaburda, L. Cestnick (2003, febrero) señalan que:
“La dislexia del desarrollo (DDD) es un trastorno que afecta principalmente la
habilidad de leer y escribir, a pesar de que también afecta a otros trastornos del
lenguaje”. (Revista de Neurología “Dislexia del Desarrollo”).

Gómez, Escobar, Marchante, Navarro y Rodríguez Señalan:


Podemos decir que la “dislexia”, es el efecto de una multiplicidad de causas que
pueden seriarse entre dos polos; por una parte, los factores neurofisiológicos (que
ralentiza la maduración del sistema nervioso) y por otra parte, conflictos
psicógenos (provocados por presiones y tensiones en el ambiente en el que se
desenvuelve el niño). (Trabajo sobre la Dislexia, p.4)

Fernanda Fernández Baroja, Ana María Llopis Paret y Carmen Pablo de Riego, en
su libro “LA DISLEXIA: origen, diagnóstico y recuperación”, afirman que la mayoría
de los autores en los últimos años, emplean este término con mayor precisión para
designar un síndrome determinado, que se manifiesta como una dificultad para la
distinción y memorización de letras o grupos de letras, falta de orden y ritmo en la
colocación, mala estructuración de letras, etc., lo cual se hace patente tanto en la
lectura, como en la escritura.

Artigas (2000) señala:

La dislexia es el trastorno del aprendizaje más frecuente entre la población infantil.

Su prevalencia se estima entre el 5 - 10 % (2), aunque según algunos estudios

llega a alcanzar el 17. 5 % (3). En España no existen estudios epidemiológicos en


muestras grandes. Sin embargo, no cabe duda, que la dislexia representa un
problema muy importante, tanto por sus repercusiones académicas, como
emocionales.
La dislexia según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como
“Desorden specífico de la lectura”, mientras que otros organismos afirman que es
“desorden específico del lenguaje”. También se le define como un déficiten la capacidad
para leer y obtener significado de la palabra escrita.

Condemarín y Blomquist (1970, pág. 37) definieron la dislexia como un conjunto

de síntomas reveladores de una disfunción cerebral, generalmente hereditaria,

que afecta el aprendizaje de la lectura desde grados leves a grados severos. La

dislexia depende de trastornos cognitivos fundamentales que son frecuentemente

de origen constitutivo Chritchley (1970, pág. 42).

De La Cámara Egea (2009) señala que:

La dislexia no es una enfermedad ni el resultado de un defecto genético o de daño


cerebral, tampoco es causado por una malformación del cerebro, del oído interno
o del glóbulo ocular, la dislexia no está limitada al cambio de letras y palabras
como mucha gente piensa. La dislexia es simplemente un estilo diferente de
aprender y percibir, es un producto del pensamiento y una forma especial de
reaccionar al sentimiento de confusión.

Mucchielli y Bourcier (1979) dieron a conocer tres definiciones acerca de la


dislexia:

Definición conceptual. La dislexia es una dificultad para identificar, comprender y


reproducir los símbolos escritos; como consecuencia, altera profundamente el
aprendizaje de la lectura entre los 5 y 8 años, la ortografía, la comprensión de
textos y en general todos los conocimientos escolares.

Definición descriptiva.

En esta definición no sólo se tienen en cuenta las manifestaciones de la dificultad


en el aprendizaje que perciben los padres y los educadores, sino que muestran los
detalles de los síntomas, detalles como la confusión de las letras cuando son
parecidas, confusión en los sonidos, inversión de letras, silabas y palabras.

Definición genética.

Se habla de una definición genética, cuando se enfatiza la dificultad fonológica en


la presencia de dislexia en padres o abuelos. Es un trastorno con una fuerte carga
hereditaria. El 40 % de los hermanos de niños disléxicos tienen en mayor o menor
grado el mismo trastorno. En los padres de disléxicos la prevalencia alcanza entre
el 27-49 % (Pennington, 1976). Sin embargo, a pesar de que está claro que la
dislexia tiene un componente hereditario importante, no está demostrado el tipo de
herencia por el que se rige.

4. CAUSAS.
¿A qué se debe la dislexia?
Aquí se considera muy importante marcar dos grandes hipótesis, la que sustenta
el origen neurológico y la que indica que es de origen conductual.

a) Neurológicas.
Herbert Birch (1963) partía de la idea de que los disléxicos tenían dificultades
para integrar la información proveniente de dos o más sistemas sensoriales; pero
esta teoría también fue rechazada por falta de datos fiables, además
posteriormente fue refutada con estudios que demostraban que no había
diferencias entre sujetos disléxicos y sujetos normales.

Alfred Tomatis hasta finales de los años 60 planteaba que la dislexia era un
problema fundamentalmente auditivo, propuso que la causa de la dislexia se debe
a un problema de la trascripción de la palabra escrita a su fonología, en este
sentido está relacionado con las teorías actuales de problemas fonológicos pero
su enfoque se basaba exclusivamente en el sistema auditivo, no en el lenguaje.
Artigas (2000) señala que los problemas del aprendizaje podrían ser originados
por problemas perceptivos, originados por deficiencias visuales. También se han
estudiado los déficits transitorios visuales y en el procesamiento visual, como
posibles mecanismos básicos de la dislexia.

Aragón (2001) señala que la principal causas de la dislexia es de origen genético o


quizás la falta de maduración del niño, que desaparece cuando el niño crece.

Galaburda y Cestnick (2003) señalan que las causas de la dislexia se producen


antes del nacimiento, durante la formación del cerebro. Al momento del nacimiento
los neonatos pueden procesar los sonidos lingüísticos y no lingüísticos y los
problemas auditivos que afectan dichos procesos aparecen muy pronto. Y nos
muestra que en un análisis patológico realizado a 10 sujetos con dislexia,
presentaban malformaciones corticales y subcorticales, los cuales se originan a la
mitad del embarazo, éstos muestran anomalías anatómicas y seguramente
interconexiones anormales.

Jiménez (2002) señala que en el hemisferio hay una implicación directa a la


adquisición de las habilidades lectoras y de escritura. Así que una inmadurez en
dicho hemisferio sería el origen de los problemas.

b) Conductuales.
Jiménez (2002) señala que la dislexia es:

Es una dificultad funcional de alguna parte o partes del cerebro que interviene en
el proceso de aprendizaje y ejecución de la lecto-escritura, que va generalmente
acompañada de disfunciones colaterales (orientación espacial y temporal,
lateralidad, psicomotricidad gruesa y fina, esquema corporal), que hay un
componente hereditario en una gran cantidad de casos, que se distribuye en un
continuo con variación de niveles y de manifestaciones y cuya gravedad final
depende de la situación personal de partida y la interactuación con el entorno
familiar, escolar y psicopedagógico.

Frosting y Müller (1968) señalan que la dislexia es un trastorno del aprendizaje


producto de momentos etiológicos, distantes a cualquier causa física o daños
corporales.

Nieto (1998) señala que la dislexia puede ser originada por factores
metodológicos, es decir en la forma globa en la que se da la clase, debido a que
estos métodos podrían aumentar el número de disléxicos.

5. TIPOS DE DISLEXIA.

A lo largo de la historia, parece ser que ha sido evidente la necesidad de separar


entre dislexia adquirida y dislexia evolutiva o de desarrollo. El primer caso se trata
de aquel sujeto que no puede leer y escribir sin errores, después de haber
accedido correctamente a dicho aprendizaje, debido a una lesión cerebral o
traumatismo. En el caso de dislexia evolutiva, sin embargo, el sujeto tiene
dificultad para adquirir la capacidad lectora y de la escritura.
La dislexia evolutiva se puede clasificar en tres subtipos. Por un lado, los
síndromes audiofonológicos; por otro, los visoespeciales, y un tercer grupo que
abarcaría ambos tipos de dificultades (García. 2010). En el primer caso, nos
encontramos con sujetos con retraso del lenguaje, trastornos articulatorios,
dificultades para denominar objetos, errores en la lectoescritura debido a las
dificultades que presentan en la correspondencia grafema-morfema y un CI verbal
menor al manipulativo. En el caso de los disléxicos visoespaciales, los problemas
que manifiestan son de orientación, de reconocimiento de objetos familiares por el
tacto, presentan una calidad de la letra pobre, errores de lectoescritura debido a
dificultades en la codificación de la información visual (inversiones de letras y
palabras, escritura en espejo, etc.) y un CI verbal mayor al manipulativo.
En 1962 Myklebust y Johnson consideraron útil, a nivel pedagógico, diferenciar los
dos tipos de dislexia anteriormente citados. Por un lado, la dislexia auditiva que
englobaría las dificultades para discriminar sonidos, reconocer pautas sonoras,
secuencias, palabras, órdenes e historias y, por otro, la dislexia visual que se
caracteriza por los problemas para seguir y retener secuencias visuales, análisis e
integración visual de rompecabezas, cambios o inversiones de letras y confusión
de letras y palabras similares. Sin embargo, Mc Grady (1968) ya advirtió que no
todos los sujetos disléxicos se clasifican en estos dos tipos sino que muchos de
ellos pueden presentar características de ambos.

Otras investigaciones, no obstante, delimitan los subtipos de dislexia de otro


modo. De esta manera diferencian cinco tipos: 1) dislexia con síndrome de
trastorno lingüístico, dificultades auditivas, anomia, trastorno en la comprensión y
dificultades en la discriminación de sonidos; 2) dislexia con trastornos visomotores,
problemas articulatorios, dificultades grafomotrices y en la combinación de
sonidos; 3) dislexia con síndrome de alteraciones visoperceptuales, trastornos
visoespaciales, problemas de memoria y discriminación visual; 4) dislexia con
dificultades de secuenciación fonética, con dificultades de repetición y 5) dislexia
con trastornos de memoria verbal (García, 2010).

Luis Lozano (1994), por su parte, hace una clasificación de la dislexia en función
de si los aspectos deficitarios se encuentran en los componentes implicados en la
ruta léxica de la lectura o en la fonológica.

García (2010) resume que existen casi tantas clasificaciones de los tipos de
dislexia como autores o, por lo menos, como criterios para agruparlas. Así, a parte
de las descritas por los autores comentados anteriormente, podemos destacar las
siguientes. Según Border (1973): dislexia disfonética, dislexia diseidética y dislexia
mixta. Según Bakker (1979): dislexia lingüística; dislexia perceptiva y dislexia
mixta. Según Mattis (1975): dislexia con alteración primaria del lenguaje, dislexia
con trastorno articulatorio-grafomotor. Y según autores como Baddeley (1982),
Coltheart (1983), Temple (1983) o Marshall (1984): dislexia superficial, dislexia
fonológica y dislexia profunda, entre otras.

Contrariamente a tantos intentos por clasificar los diferentes tipos de dislexia en


función de las características comunes encontradas en los distintos patrones
clínicos, en las últimas publicaciones se presenta la dislexia como única -aún
admitiendo la diversidad de dificultades que pueden manifestar los sujetos-
atribuyendo al fallo fonológico la base de todas las dislexias (Shaywitz, 1998) y
(Swank, 1999).

6. SIGNOS DE LA DISLEXIA.
De acuerdo con los criterios de la Asociación Británica de Dislexia y con otras
fuentes, los signos que pueden tener (algunos d ellos, no necesariamente todos)
los niños según la edad serían los siguientes:

Niños de Preescolar (Educación Infantil)

 Historia Familiar de problemas disléxicos (padres, hermanos, otros


familiares)
 Retraso en aprender a hablar con claridad
 Confusiones en la pronunciación de palabras que se asemejan por su
fonética
 Falta de habilidad para recordar el nombre de series de cosas, por ejemplo
los colores
 Confusión en el vocabulario que tiene que ver con la orientación espacial
 Alternancia de días "buenos" y "malos " en el trabajo escolar, sin razón
aparente.
 Aptitud para la construcción y los objetos y juguetes "técnicos" (mayor
habilidad manual que lingüística, que aparecerá típicamente en las pruebas
de inteligencia.), juegos de bloques, lego.
 Dificultad para aprender las rimas típicas del preescolar
 Dificultades con la palabras rimadas
 Dificultades con las secuencias

Niños hasta 9 años

 Particular dificultad para aprender a leer y escribir


 Persistente tendencia a escribir los números en espejo o en dirección o
orientación inadecuada.
 Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha.
 Dificultad de aprender el alfabeto y las tablas de multiplicar y en general
para retener secuencias, como por ejemplo los días de la semana, los
dedos de la mano, los meses del año.
 Falta de atención y de concentración.
 Frustración, posible inicio de problemas de conducta.

Niños entre 9 y 12 años

 Continuos errores en lectura, lagunas en comprensión lectora.


 Forma extraña de escribir, por ejemplo, con omisiones de letras o
alteraciones del orden de las mismas.
 Desorganización en casa y en la escuela.
 Dificultad para copiar cuidadosamente en la pizarra y en el cuaderno.
 Dificultad para seguir instrucciones orales.
 Aumento de la falta de autoconfianza y aumento de la frustración.
 Problemas de comprensión del lenguaje oral e impreso.
 Problemas conductuales: impulsividad, corto margen de atención ,
inmadurez.
Niños de 12 años en adelante.

 Tendencia a la escritura descuidada, desordenada, en ocasiones


incomprensible.
 Inconsistencias gramaticales y errores ortográficos, a veces permanencia
de las omisiones, alteraciones y adiciones de la etapa anterior.
 Dificultad para planificar y para redactar relatos y composiciones escritas en
general.
 Tendencia a confundir las instrucciones verbales y los números de teléfono.
 Gran dificultad para el aprendizaje de lenguas extranjeras.
 Baja auto-estima
 Dificultad en la percepción del lenguaje, por ejemplo en seguir instrucciones
.
 Baja comprensión lectora.
 Aparición de conductas disruptivas o de inhibición progresiva. A veces,
depresión.
 Aversión a la lectura y la escritura.

7. TRATAMIENTO.
Luis Lozano, por su parte, en su artículo “La reeducación de las dislexias
evolutivas: sus fases”, plantea un modelo de intervención basado en las
aportaciones de la neuropsicología cognitiva. Según el autor, el tratamiento de
las dificultades de lectura se debe centrar en aquellos aspectos que presenten
deficiencias.

Algunas de las actividades que Lozano presenta dirigidas a la reeducación de los


problemas derivados de la ruta fonológica, son:

· Dificultades en el conocimiento metafonológico: repetir oralmente frases;


dividir las oraciones en las palabras que las componen apoyándose con palmadas
u otra ayuda externa; unir las palabras para formar frases; separar las palabras en
sílabas (también puede ayudarse de palmadas, pitos, etc.); formar palabras a
partir de unas sílabas dadas; escuchar y repetir palabras con un determinado
fonema y decir si es igual o no; recuerdo libres de palabras a partir de una
indicación dada por el educador (palabras que empiecen por una determinada
sílaba, por ejemplo); clasificar diferentes dibujos dependiendo del fonema inicial o
final; repetir las palabras que empiecen o terminen por un determinado fonema
ante una serie concreta; identificar palabras que se diferencien por sólo un
fonema; buscar palabras que rimen con una propuesta; etc.

· Dificultades en la correspondencia grafema-fonema:


- Si los problemas se centran en el análisis grafémico: división y formación de
frases, palabras y sílabas con material de soporte oral y físico. Estas actividades
son importantes ya que ayudan a que el sujeto tome conciencia de la importancia
del añadido o cambio de un solo fonema para su significado. Por ejemplo, antes
una palabra dada, se le puede pedir que forme otras cambiando únicamente una
letra. Otra actividad que podemos realizar para trabajar este componente es que
deletree palabras de izquierda a derecha pronunciando en sonido de la letra y no
su nombre.
- Si las dificultades se manifiestan en torno a la asignación del fonema al grafema:
hacer que la letra tenga significado usando procesos a nivel representativo;
acompañar con ejercicios motores los sonidos correspondientes de las letras
(hacer un dibujo, moldearla con plastilina, usar colores distintos, etc.)
- Si los problemas se presentan en la unión de todos los fonemas en un todo
coherente: alargar la pronunciación de las letras de las sílabas, uniéndolas con las
siguientes sin interrumpir la expulsión de aire, para que perciba la continuidad,
realizar el mismo ejercicio con las sílabas de las palabras y las palabras de la
oración.

· Dificultades en el reconocimiento de las palabras: Trabajar las palabras


unidas al dibujo que les corresponda, puntear la palabra con un punzón, pintarla,
etc. de forma que el niño vaya creándose un léxico visual, asociándolo a su
significado.

Numerosos estudios han mostrado que los niños con dislexia evolutiva presentan
dificultades en conciencia fonémica (Jiménez, 1997). Se ha probado, también, que
el entrenamiento en conciencia fonémica es efectivo para mejorar la lectura
cuando se trata de niños de 5 a 8 años. Además, los resultados son mejores si se
combina el entrenamiento en conciencia fonémica con apoyo visual de letras. No
obstante, cuando se trata de niños de mayor edad, este tipo de entrenamiento no
ha conseguido mejorar su lectura.

Mª del Rosario Ortiz González, Remedios Guzmán Rosquete y Ana I. García


Espinel, de la facultad de psicología, de la universidad La Laguna de Tenerife,
llevaron a cabo un estudio en el que pretendían comprobar si la incorporación de
entrenamiento en percepción del habla al programa de instrucción en conciencia
fonémica con apoyo visual de letras tendría efectividad para la mejora de la lectura
en sujetos de más de 8 años (concretamente, en niños de entre 9 y 11 años).
Los resultados mostraron que mientras el entrenamiento en conciencia fonémica
con apoyo visual de letras mejoró la conciencia fonémica pero no la lectura, el
entrenamiento que además incluía instrucción en percepción del habla, mejoró la
lectura de palabras y pseudopalabras.
Según las autoras, una intervención que combina entrenamiento en percepción
del habla, conciencia fonémica y correspondencia grafema-fonema influye en
el proceso de reestructuración léxica, posibilitando la construcción de
representaciones fonológicas estables y precisas a nivel fonémico, cosa que
permite una mejor lectura.
Así pues, el entrenamiento que proponen las autoras de este estudio incluye
actividades como: aislar segmentos fonológicos, realizar síntesis fonémica,
segmentar y omitir fonemas con ayuda de una pizarra o letras magnéticas,
discriminación fonémica en palabras, discriminación de sílabas, actividades de
igual-diferente, etc.

Por otro lado, según Xavier Angerri la reeducación debe iniciarse con la
identificación de las letras del alfabeto, proporcionando al alumno estrategias
memorísticas para su recuerdo.
Es importante alternar ejercicios orales, escritos y de movimientos corporales,
para ayudar al niño a crearse una imagen mental para cada letra y una buena
discriminación auditiva.
Para trabajar la semántica propone realizar actividades con palabras de diferentes
campos semánticos y jugando con rimas.
El esquema de tratamiento que propone el autor es el siguiente (extraído del libro:
Puyuelo, Miguel; Angerri, Xavier; Blanco, Carmen; Comblain, Annick; Santolalla,
Magdalena; Serrano, Maite; Soriano, Juana y Thérris, Brigitte. “Casos clínicos en
logopedia 2”. ED. Masson, S.A. 2001):
1. Desarrollo de la coordinación motora y psicomotora
2. Estructuración espacial y temporal
3. Orientación espacial y temporal
4. Relajación y propiocepción
5. Entrenamiento de habilidades comunicativas orales
6. Programa de lectura y escritura:
- Alfabeto
- Sílabas
- Palabras
- Frases
- Comprensión: semántica, morfología, sintaxis
- Rotulación de letras
- Copia
- Dictado
- Redacción
7. Tratamiento logopédico (en casos específicos)
8. Lectura de imágenes (en casos específicos)
El tratamiento propuesto por el autor debe tener en cuenta tanto las habilidades
como las limitaciones de cada sujeto, individualizando la intervención, ajustándola
a las características de cada niño, para conseguir siempre los mejores resultados.

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