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Sábado 29 de septiembre de 2018

PPROYECTOS DE FORMACIÓN DOCENTE


2.1.3. Resultados o recuperación de experiencias
2.2. Alternativas para la formación de profesores.
La palabra alternativa proviene de la voz francesa” alternatif” y esta del latín “alternātus”.
Alternativa es la opción que existe entre dos o más cosas; es decir es cuando se tiene la
posibilidad de poder seleccionar, preferir, optar, escoger o elegir entre dos o varias cosas o
situaciones diferentes. A lo largo de la vida y en el día a día del ser humano suele
enfrentarse con diferentes alternativas de las cuales siempre debe escoger una, como
estudiar, o trabajar tiempo completo, casarse o permanecer soltero, tener hijos o no, son
las alternativas más comunes entre las que debe elegir un individuo.

El primer paso es tratar, desde la recuperación de las evidencias, el papel del profesor como
auxiliar y mediador del proceso de aprender que viven sus alumnos, papel que, como tal, es
propuesto teóricamente y pocas veces conocido en la práctica.
La observación y el registro
Los primeros registros son muy deficientes, no sólo metodológicamente, en cuanto a recoger
hechos y evidencias de lo que sucede en la práctica, sino también en su ración con la inclusión
de partes y elementos apropiados. Por ejemplo, el análisis de registros junto con otras
personas hace saltar a la vista que se omiten muchos detalles importantes, y que se consignan
interpretaciones de la realidad en lugar de respetar los acontecimientos tal como suceden.
Registrar los hechos de la práctica conduce a un problema de carácter epistemológico: cómo
lograr observaciones y registros válidos, si se trata de autobservación? Ahora entonces,
hay que atender estos otros problemas: la interpretación sin base en los hechos y las visiones
subjetivas acerca de lo observado. Puede decirse que nunca llegan a desaparecer totalmente
y sólo se minimiza la presencia de ambas. Esto es algo de lo que debe estar muy consciente
quien hace recuperación de su propio quehacer.
Las prácticas y la práctica educativa
No todas las formas de la práctica, en el cas o de la profesión de educar, son educativas. Hay
necesidad de entender esto y de tener elementos para reconstruir e identificar prácticas
educativas. Para reconocerla y poder cuestionarla a fondo, es necesario formular, preguntas
desde el horizonte de lo educativo: ¿qué de lo que se hace educa? ¿Por qué se dice que eso
que se hace educa? ¿Qué evidencias aparecen en los hechos acerca de lo educativo?
Si bien no se define o precisa en principio lo educativo, sí se establece una postura desde la
cual se puede leer o preguntar al registro de la práctica.
Los primeros intentos de respuesta, o las búsquedas iniciales, llevan a los espacios de
reflexión sobre la necesidad de que el que educa construya el conocimiento o lo descubra, de
que al menos reflexione y no sólo memorice, o que no tenga una actitud pasiva y no solamente
reciba las explicaciones del educador.
La intención educativa
El concepto fundamental que orienta la búsqueda de las acciones educativas es el de la
"intención educativa". Se comprende como la finalidad o meta de formación y
desarrollo último que cada docente se propone lograr con sus alumnos y que implica tanto los
conceptos que sobre educación tiene, como los correspondientes a la enseñanza-
aprendizaje. En este sentido, es necesario reconocer que en el desarrollo de un programa no
solamente existen los objetivos del mismo, sino que el trabajo derivado de él está mediado
por los propósitos personales del educador respecto a metas de transformación y superación
señaladas para sus estudiantes, tanto en lo individual como en lo grupal. Son estas intenciones
educativas las que definen el rumbo que cada persona ha de tomar y por la cuales cada
profesor imprime su sello personal en su desarrollo, a pesar de que se utilicen los mismos
programas incluso los mismos materiales de apoyo para el proceso enseñanza-aprendizaje
entre otros factores intervinientes.
La metodología personal en la práctica educativa
La sistematización y caracterización de la práctica educativa permite reconocer la metodología
personal de trabajo, esto es, lo que se hace como pasos ordenados, intencionados y que
buscan un producto específico.
Ahora que ya se tiene la habilidad de reconocer y diferenciar lo que es educativo de lo que no
lo es, es posible que los pasos seguidos en la práctica se muestren gracias a su recurrencia
en los registros, y también es posible darles una secuencia. Es aconsejable, en este momento,
realizar esquemas, diagramas, gráficos u otro tipo de ayuda visual, como un cuadro de doble
o triple entrada, en los que podamos mostrar esos momentos o secuencia metodológica,
acompañados en el mismo espacio gráfico de lo que se produce y hasta de su intención, es
decir, ahora sí podemos reconstruir nuestra metodología y analizar su lógica. Aún más,
podemos constatar cuáles de esos pasos son los más necesarios o imprescindibles en esa
práctica, pasos sin los cuales no existiría como tal, y cuáles de ellos producen o se acercan a
lo educativo.
Con la metodología y sus puntos nodales identificados, es posible proponerse, ahora sí, el
intervenir la práctica para transformarla y mejorarla.
Una experiencia narrada
Se narra. No se incluyen evidencias, las acciones y reflexiones dentro de una propuesta para
comprender mejor los propósitos que como docente se tienen, cómo se cristalizan en un
proceso de enseñanza aprendizaje y qué productos se obtienen.
Se utiliza fundamentalmente la autobservación en la práctica a través de registros que
pretenden identificar y Conservar los hechos relevantes sucedidos durante el desarrollo
semestral del curso, así como el análisis de los documentos que lo formalizan, los cuales son:
el plan de trabajo, especificado en sesiones de clase, el uso de un diario o registro de las
sesiones y los productos de los alumnos, expresados en forma escrita.

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