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Noviembre 6 del 2018

Universidad Católica Santiago de Guayaquil | Carrera de Producción Multimedia


Profesor: Lcdo. Alberto Mitem, Msc.
Materia: Integración de Soluciones Multimedia
Ensayo: Revolución tecnológica y ética de las tecnologías
Estudiante: Eduardo J. Romero Andrade

Hemos glorificado las tecnologías para introducirnos globalmente, para


comunicarnos, socializar o aislarnos. Las industrias que diseñan su funcionamiento y nuestra
interacción con los dispositivos como televisores y móviles se han sofisticado tanto en parte
debido a la información resultante del uso que hacemos diariamente de aparatos,
dispositivos, redes y contenido personal en internet. El Internet de las Cosas (IdC. En inglés.
Internet of Things, o IoT) es el irrumpimiento tecnológico inmediato. Y como tal vale
cuestionarse cómo estamos de preparados para aprovecharlo nosotros y las industrias, en
beneficio mutuo pero ético. Debido a eso, desde hace ya unos diez años salta un
cuestionamiento válido y que nos debe importar: ¿Necesitamos una ética de la tecnología,
incluso desde las aulas, para dar un adecuado uso a las revoluciones en tecnología?.
Consumir tecnología desde las grandes audiencias pasaron a un nuevo nivel en donde
los aparatos y dispositivos como microsensores o refrigeradoras tienen la capacidad no solo
de aprender de nosotros (nuestro uso se registra en ellos) sino de aprender por sí mismos.
Aspectos como la miniaturización de los componentes, el gran acceso a las redes
inalámbricas, el desarrollo del Internet, la diversidad de servicios web y la asombrosa
cantidad de dispositivos han obligado a técnicos y emprendedores a proponer una
interconección absoluta entre funcionalidad y aparato.
¿Cómo ocurre eso?. El IdC ha sido definido como una "interconexión digital de
objetos cotidianos con internet" (Conner, 2010. Citado por Zito, 2018). A objetos nos
referimos a aquellos con capacidad eletrónica de ser identificados con una IP y acceso a
internet como refrigeradoras, tv o mini sensores.
¿Por qué es la primera evolución real de Internet desde el ARPANET, en 1960?. Si
bien el IdC fue un término acuñado en 1999 por el inglés Kevin Ashton cuando cuestionaba
que en el siglo XXI los artefactos también podrían registrar datos por sí mismos y no
únicamente basados en lo que nosotros les ingresamos como información (Smithsonian
Magazine, 2015), en el contexto actual en donde hay y habrán más dispositivos electrónicos
que personas, se potencian nuevas maneras de vinculación. Las cifras lo exponen así: Para
2020, habrán 6,58 dispositivos por cada persona, 50 mil millones de dispositivos conectados
en el mundo (Evans, 2011). Estas cifras carecen de importancia si obviamos la cantidad
asombrosa de datos en tiempo real que esos dispositivos generarían cada hora, cada día de
nuestro entorno y uso. Y en donde posiblemente no sea necesario apagarlos o recargarlos
debido a las tecnologías de autonomía energética a implementarse.
Hasta allí la tecnología cumple con ser una extensión del ser humano y aumento del
tiempo útil para su provecho. Sin embargo las preocupaciones con respecto al mal uso que se
pueda dar a toda esa gran cantidad de información han sido expuestas especialmente desde la
sociedad y la academia. Además, para todos esos nuevos recursos en datos ya se tienen
sofisticadas herramientas de recolección e información que le dan validez para aprovecharlas
hacia la solución de problemas mundiales. Estos son el big data y la minería de datos.
Se define big data como las “diferentes tecnologías asociadas a la administración de
grandes volúmenes de datos provenientes de diferentes fuentes y que se generan con rapidez”
(Hernández-Leal, Duque-Méndez y Moreno-Cadavid, 2017) abarcando no únicamente
volúmen sino heterogeneidad de datos relacionados entre sí. Los ámbitos de estos datos
pueden ser desde el rango de precios de un producto desde hace 50 años o el comportamiento
de las cifras de una enfermedad en una cantidad específica de personas. Por otro lado, la
minería de datos se refiere a “la exploración automática o semiautomática de los grandes
conjuntos de datos con la intención de descubrir patrones" y que incluye recolección,
preparación e interpretación de sus resultados para establecer asociaciones y predecir o alertar
fenómenos (Pérez, 2016).
Es decir, para todo ese cúmulo de información que se extraería del uso de dispositivos
y los registros que ellos mismos hagan de nuestra actividad el big data (administración de
gran volúmen de datos) y la minería de datos (interpretación de esos datos para buscar
patrones) se muestran como herramientas científicas serias. A todo esto, ¿conoceremos quién
y para qué usarán esa cantidad de información y su interpretación?. La respuesta está en la
legislación de cada país, puesto que la afectación por medio de intrusión y pérdida de
privacidad por hackers o empresas poco éticas afectaría también nuestro espacio cotidiano
(Zito, 2018). Esto es importante debido a que la tecnología, como toda extensión en el uso
humano, tiene implicaciones sociales.
En cuanto a los resultados de las interpretaciones de una gran cantidad de datos, no
siempre eso se revierte en pro de proyectos hacia la sociedad debido a factores como falta de
decisión política, estructuras de corrupción o sistemas de apoyo social precarios como los de
salud o educación (Pérez, 2016). En Ecuador, su Constitución vigente expone en el art. 66
numeral 19 el “derecho a la protección de datos de carácter personal” y en el Hábeas Data
(art. 92 Constitución del Ecuador) garantiza el conocimiento del uso de esos datos por parte
de terceros.
En ese contexto, el libro La ética en el salón de clases de ciencia y tecnología (Jones,
Mckim, Reiss, 2010) ya mencionaba cuestionamientos y propuesta hacia una enseñanza que
intersecte la ética con la tecnología y sus alcances. El libro define ética como una "rama de la
filosofía relacionada con cómo deberíamos decidir qué es moralmente correcto y qué es
incorrecto" en donde la ética es la disciplina que analiza el razonamiento que lleva a la moral
(Jones, Mckim, Reiss, 2010). Casos como un estudio donde se comprobó que niños de
primaria de entre 5 y 12 años ya pueden discutir y cuestionar pensamiento ético con casos
muy cercanos a ellos soportan la necesidad de vincular dentro del currículo materias escolares
que guíen desde lo humano y ético en el uso cuidadoso de tecnología y datos propios o
ajenos.
Por otro lado, un argumento que alerta en la atención que se debe tener cuando la
tecnología revoluciona aspectos sociales parte de hechos como la paradoja de Jevons, un
economista inglés de la Revolución Industrial en el siglo XVIII que analizó la eficiencia de
las reservas de carbón y halló que “que a medida que las máquinas mejoraban su eficiencia
individual, éstas eran utilizadas en mayor cantidad de tareas”, es decir, una máquina que
usaba menos carbón era inmediatamente reproducida, por lo que se ampliaba su uso y por
ende el del carbón, descompensando a largo plazo la supuesta eficiencia. Este tipo de
paradojas alertan de que la mejoras tecnológicas no necesariamente conducen a los supuestos
beneficios globales (Zito, 2018, p. 40).
Como conclusión, se evidencia una importancia de revisar los currículos educativos
para poco a poco introducir criterios de ética responsable y uso de tecnologías revolucionarias
como el IdC. Los saltos técnicos y tecnológicos serán más ambiciosos, como la Inteligencia
Artificial, y sin embargo desde las instituciones deben estar alertas para preparar a las
generaciones siguientes en cuanto al aprovechamiento responsable, cuidados y consecuencias
de aplicar tecnología de avanzada en datos propios y ajenos.
BIBLIOGRAFÍA
Evans, Dave (2011) Internet de las cosas. Cómo la próxima evolución de Internet lo
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https://www.cisco.com/c/dam/global/es_mx/solutions/executive/assets/pdf/internet-of-things-
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Rouse, M., Patel, H. (2010) IPv6 (Internet Protocol Version 6). Tech Target.
Recuperado de ​https://searchenterprisewan.techtarget.com/definition/IPv6

Zito, M. (2018) La sustentabilidad de Internet de las Cosas. Centro de Estudios en


Diseño y Comunicación (2018). pp 37-44 ISSN 1668-0227. Recuperado de
http://www.scielo.org.ar/pdf/ccedce/n70/n70a04.pdf

Conner, Margery (27 de mayo de 2010). Sensors empower the “Internet of Things”
(Issue 10). pp. 32-38. ISSN 0012-7515.

E.J. Hernández-Leal, N.D. Duque-Méndez y J. Moreno-Cadavid, “Big Data: una


exploración de investigaciones, tecnologías y casos de aplicación”, TecnoLógicas, vol. 20,
no. 39, mayo - agosto, 2017.
Pérez, Glória. (2016). Peligros del uso de los big data en la investigación en salud
pública y en epidemiologíaRisks of the use of big data in research in public health and
epidemiology. Gaceta Sanitaria, 30(1), 66-68. ​https://dx.doi.org/10.1016/j.gaceta.2015.09.007

Oficina Europea de I+D de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) (2018)


Aspectos éticos H2020: Protección de datos de carácter personal. Recuperado de
https://oficinaeuropea.ucm.es/preguntas-frecuentes/item/140-aspectos-eticos-h2020-proteccio
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SMITHSONIAN MAGAZINE (2015) Kevin Ashton Describes “the Internet of


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Jones A., Mckim A., Reiss M. (2010) La ética en el salón de clases de ciencia y
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