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Fundamentación de la propuesta

Siguiendo las orientaciones oficiales y el marco teórico del Programa de


Educación Inicial y Primaria, creemos que la sexualidad humana "alude a un
elemento constitutivo de los seres humanos, que se expresa como un lenguaje
que posibilita una comunicación plena, total y trascendente” (ANEP, 2008).

Durante el desarrollo de la propuesta se procura problematizar con el


alumnado y los padres, los estereotipos de género, entendidos como un
conjunto de “…imágenes, ideas o representaciones mentales, simples y
rígidas, que un grupo social posee. Son opiniones generalizadas y no
contrastadas que se basan en ideas preconcebidas; éstas distorsionan la
realidad, puesto que seleccionan o enfatizan unos atributos sobre otros. A
partir de unos pocos rasgos, se establece lo que los sujetos son y qué
expectativas se tiene acerca de su género (Panadero, 2002)”, 1 tomado de
“Curso de de Educación Sexual. Modalidad a Distancia”. Esto se realiza
considerando el importante papel en la socialización de género que desarrolla
la escuela en general y los docentes en particular, especialmente durante este
período de vida de los niños.

En el caso del concepto género, como un serie de simbolizaciones que


cada sociedad construye acerca de implica ser hombre o mujer, es abordado,
principalmente, a través de uno de sus tres rasgos fundamentales: el relacional
e intersubjetivo.

También la identidad de género como otro elemento que se encuentra


presente en la propuesta, entendido como “un fenómeno socialmente
construido, permanentemente inacabado y sujeto a las múltiples y diversas
influencias que ejercen los distintos marcos de acción dentro de los cuales las
personas interaccionan en su vida cotidiana”2 y el rol de género, entendido

1
IBARRA, D. Curso de Educación de la Sexualidad. Modalidad a Distancia Dimensión Sociocultural.
Módulo I, Concejo de Educación Inicial y Primaria, Montevideo, Uruguay.

2
Rodríguez M. La construcción de género en los primeros años de escuela: una mirada desde el
profesorado, en Revista Iberoamericana de Educación, disponible en
http://www.rieoei.org/deloslectores/902Rodriguez.pdf
como el “comportamiento de acuerdo a las normas de lo masculino y femenino
establecido por el grupo y la sociedad”3

La naturalización de estereotipos, que se evidencian en la división de


tareas en el núcleo familiar donde generalmente las mujeres desempeñas
secundarios, puede reforzar situaciones de desigualdad social de base y
naturalizarlas como verdades.

Investigaciones como las de Rodríguez, M. indican que “Esta etapa es


un momento clave en la adquisición de esquemas propios de la masculinidad
y feminidad hegemónica, por ello se debe exigir una intervención
coeducativa consciente y rigurosamente planificada, que vaya más allá de
meras acciones puntuales.”4

Por esta razón, se busca desarrollar así la autonomía, la empatía y el


pensamiento reflexivo mediante el trabajo grupal, el intercambio de ideas y la
argumentación de las mismas.

También se contempló la participación de los padres y referentes


familiares, considerando que la educación sexual comienza en el hogar a
través de las acciones y omisiones respecto a este tema.

Se concibe al aprendizaje como un proceso gradual donde son


necesarias sucesivas aproximaciones al objeto de conocimiento. Por estas
razones así como la complejidad del concepto abordado, se considera que esta
es una primera instancia que puede ser continuada en otras intervenciones
docentes.

3
ANEP-CODICEN (2008), Educación Sexual: su incorporación al Sistema Educativo, Montevideo,
Uruguay: Nordan – Comunidad del Sur

4
Rodríguez, M. op. cit.

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