Vous êtes sur la page 1sur 1

ACTITUDES CON RESPECTO A LA SEGURIDAD

Hay muchas respuestas posibles a la pregunta de por qué un trabajador es imprudente a su labor
cuando podría realizarla con toda seguridad. Es posible que el trabajador considere más sencillo,
menos molesto o más rápido el procedimiento menos prudente; acaso piense que la modalidad
imprudente es la mejor; quizás considere que las precauciones de seguridad están de más porque
tiene la certeza de poder cuidar de su persona en cualquier circunstancia. Tal vez crea que, como
hombre con experiencia, está perfectamente capacitado para decidir su propia manera de trabajar;
o sencillamente pueda ignorar o no conocer la existencia de un método seguro.

Cabe suponer que, por regla general, un trabajador desea ganar más de lo que le permitan las
circunstancias. Si gana más cuando rinde más, es fácil comprender por qué se ve inclinado a
descuidar la seguridad para aumentar la producción. También es comprensible que mucha gente
no abandone la materia más fácil de trabajar (por ejemplo, una que rinde los mismos resultados
con menor esfuerzo) meramente porque exista otra manera más segura. Estas consideraciones ya
se han formulado al examinar los medios técnicos de prevención de los accidentes. Si el trabajador
puede realizar más cómodamente sin un resguardo o si se puede dar un mejor acabado al trabajo
sin el resguardo, es muy posible que el trabajador se niegue a usarlo, sobre todo si es muy
competente y le enorgullece su trabajo.

Al trabajar en una empresa junto a muchas otras personas, bajo las ordenes de capataces,
supervisores, jefes, acaso el trabajador sienta que, si bien deba obedecer las ordenes que recibe,
esto tiene un límite. Tal vez prefiera obrar a su antojo en su puesto y su trabajo y actuar por su
cuanta. Quizás no le guste que se metan con él, aunque se trate de ordenes dadas en su propio
interés. Esta actitud, que a menudo es mera soberbia, puede, con todo, resultar peligrosa e
inducirle a correr riesgos con el único fin de demostrar su independencia. Tal actitud ya debería
haber sido corregida en la escuela o durante el aprendizaje. Lo mismo puede decirse de la
ignorancia de los métodos seguros de trabajo. Muchas de las dificultades con que se tropieza en la
prevención de accidentes son debidas a una formación profesional deficiente.

Hay otro aspecto que no debiera pasar por alto cuando se quiere determinar por qué muchas
personas no colaboran al logro del máximo de seguridad. Se requiere una poderosa imaginación
para que un trabajador perciba como le afectaría realmente un accidente; es muy difícil, si no
imposible, darse cuenta de los que significa perder una pierna o la vista, y representarse en la
situación de un hombre cojo o ciego.

El modo de ser los trabajadores no es exactamente igual que todas partes del mundo y, por tanto,
su actitud con respecto a los problemas de seguridad difiere un tanto de una región a otra. En los
países que atraviesan las primeras etapas de su industrialización, los trabajadores suelen
desconocer las posibilidades de la labor de prevención de accidentes y consideran a estos últimos
más o menos como las enfermedades, o sea como desgracias inevitables y misteriosas que hay
que soportar como el mal tiempo. Puede contribuir mucho a modificar esta actitud recalcando
debidamente la importancias de las cuestiones de seguridad durante la formación de profesionales.

Vous aimerez peut-être aussi