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La geopolíti ca del La teoría~ s_igucse b:isaen un análisis de dicho proceso de circu.Lici6n .

También

15 capitali smo *
supondré una forma atomist3 de sociedad de mercado competitivo en la que muchos
egcntcs económicos adoptan esta forma de circulación. Lasdc$viacioncsde este SU•
puesto. excepto en condiciones que más tarde se especificarán,no afectande manera
algunaa la lógica de mi argwncnto. No pretendo dar a entender, sin embargo, que
• todo lo que ocurre baJOel capitalismo pueda reducirse a una manifestacióndirecta 0
incluso indirecta de circulación del capital. Algunas mcrcancias se producen e ínter-
• cambiansin apelara los incentivos del bcocfiao, y se dan innwnerablcs transacci~
cnac agentes económicos que existen fuera de la circulacióndd C'8pital , pero insisto
en que la supervivenciadd capitalismo se basa en la continua vitalidad de esta forma
de orculación Si se viniera abajo, por e~plo, porque ya no se pudieran obtener be-
ocficios,la reproducción de la vida d.iatu tal y como ahora la conocemos se disolvm.1
en d caos Además, i:lsistiré wnbién en que una fuente constante de preocupación
bajod capitalismo es la creación de infr..cstructuras sociales y físicasque respaldan la
circulacióndel capital Nuevamente, esto no significaque yo interprete que todos esos
Deseoanalizarlas cortsccuenciD.s geopolíticas de VMt haJOd modo de producción fenómenosson esrricwnente funcionales p:ira la circulación del capital. Pero el siste-
. Presentaré misargumc:otosdesde d punto de vista tc6nco, pero espero que
capitalis1.a ma jurídico, el finan~ro. el educativo y d administrativo estatal, iwuo con los entor-
su importancia históricasea su.6cicntcmcrueCYidenteen sí misma como para fomentar nos construidos, d transpone y los sistemas urbanos,por mencionar sólo unos cuan-
d debate y, quizá, la acción polínca en una maten.ade profunda e imperiosaurgencia.
.., tos de los sistemas clave que tengo en mente, tienen que alinearseen general en apo)-o
de la circulación del capital para que la vida cotidiana se reproduzca c.6cazmcmc.
Las características fundamentales de un modo de producción Un análisis profundo y riguroso de la circulación de capital revela di..-ersa.sca-
capitalista racterísticas fundamentales . Ésta fue, por supuesto, la tarea analicia que Marx se
impuso en El cap11al. y yo seguiré la línea de pensamiento establecida por él. Dado
La expresión «modo de producción» es comrovctrida, pero con miras a mi argu- que he explorado, analizado y en ciena medida ampliado los resultados de Marx en
mento puedo dar una interpretación relativamente scnálla de clla Podemos, pienso, ocra pane (Harvcy, 1982), me siento libre de resumir sin ofrecer pruebas y justifi-
estar todos razonablemente de acuerdo en que la rcproducoón de la vida cotidiana caaones detalladas A riesgo de simplificación excesiva, reduciré lascaracterísticas
depende de la producción de mcrcanóas realizadas mediante un sistema de circula- fundamentales de la circulación del capital a los diez puntos que necesito paro tun-
ción de capital que tiene la búsqueda del beneficio como su objecivodirecto y social- damemar m1argumento .
mente aceptado. La circulación dd capital se puede considerar un proceso continuo
en el que d dinero se usa para comprar mercancías (fucna de trabajo y medios de l. La continuidad de la circulación del capital se basa en una continua cxpan•
producción tales como materias primas, maquinaria, inputs energéticos, etc.) con d sión del valor de las mercanóas producidas. Esto se debe a que el valor de las
fin de combinarlas en la producción para fabricar una nueva mercanáa que pueda mercanóas producidas al final de la secuencia (C') es mayor que el valor de
venderse por d desembolso dd dinero tnicial más un beneficio. Esquemáticamente, las mercancías absorbidas en la producción (C). Es este incremento de valor
esto se puede representar como un sistema de circulación del siguiente opo : el que se capta en la forma monetaria del beneficio (t.m) . Una economía ca-
pitalista «sana» es, por lo tanto , aquella que disiruta de una taSa de creo -
.M e { LPP. .C' - M+Am, ctc. miento positiva. Cuanto más nos acerquemos a una fase estacionaria (por no
hablar del descenso de hecho), más enferma se juzga que está la economía.
MP
Esto ,e traduce en una ideología del crecimiento («el crecimiento es bueno•)
• Publicadopor pnmcra va en s,,.,..iStructwn, 198, . sin imponar la.sconsecuencias medioambientales, humanas o geopolíticas.

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2. El crecimiento se alcanza mediante la aplicación de trabajo vivo a la produ _ "· cial, también se puede argumentar que la relación de clase entre el capital y el
cióa. Ciertamente, algunos capitalistas pueden obtener beneficios de com e "'. • i:-' c:rahajoes la relación social.más fundamental dentro del complejo tejido de la
1 sociedad burguesa.
bar~to_y ve_ndercaro, pero al ~acerlo_su ben~ficio es 1~pérdida .de otro.4 · _/ •
red1strtbuaones del poder soc1almediante el mtercamb10 desigual pueden "' ' .. 5. Esta relación de clase implica oposición, antagonismo y lucha. Hay dos cues-
imponames para el ascenso y las posteriores reorganizaciones del capitalisso: ' "'_ tiones relacionadas en juego: cuánto tienen que pagar los capitalistas para ob-
(por ejemplo, la concentración inicial de riqueza mediante el imercamb7 ~ ·~] tener los derechos de utilización de la fuerza de trabajo y qué comprenden
mercantil Y_la _pos~e_rior cenmtlización del capital en empresas gigantescas~·:t.' • exactamente esos derechos. Los enfrentamientos por la rasa salarial y las con-
Pero la redistnbuaoo no es una base adecuada para la circulación continua diciones de trabajo Oa duración de la jornada laboral, la intensidad del traba-
d~ capital._Una econo~ capit~ta sana es aqu:11a en la que todos los capi-,~/ jo, el concrol sobre el proceso de trabajo, la perpetuación de las destrezas, et-
talistas obaeoen beoefioos pos1ovos. Y esto exige que en la producción se-·".59•_ cétera) son en consecuencia endémicos en la circulación del capital. Hay, por
añada valor real. El trabajo vivo ({renrc al «trabajo muerto» personificado y • •. supuesto, otras fuentes innumerables de tensión, conflicto y enfrentamiento,
pagado en otras mercancías ) es, por lo tanto, la fuente exclusiva de valor real- · de las cuales no rodas se pueden reducir directa o indirectamente a una ma-
añadido en la producción. ~ nifestación del antagonismo capital-trabajo. Pero la lucha de clases entre el ca-
3. El beneficio tiene su origen en la explotación del trabajo vivo en la produc: · pital y d trabajo es tao fundamental que infecta de hecho todos los demás as-
ción. El término «explotación» puede privarse de sus connotaciones ~ - . pectos de la vida burguesa.
emotivas. Denota una condición moral en la que d trabajo vivo es tratado 6. Necesariamente, el modo de producción capitalista es tecnológicamente di-
como un «factor,; de producción reificado, y una condición técnica en la que .,_ námico. El impulso de crear revoluciones perpetuas en la productividad
a
es posible que trabajo cree más en la producción de lo que obtiene me- - i:. • social del trabajo radica, en un principio, en las fuerzas gemelas de la compe-
tencia intercapitalista y la lucha de clases. Los cambios tecnológicos y organi-
diaote el intercambio de su fue.na de trabajo en cuanto mercancía. De ahíno' , .'li 1~
se deduce que d trabajador reciba lo menos posible . Surgen situaciones en las : , zativos dan vencajas a ciertos capitaliscas sobte sus rivales y ayudan a garanti•
que d trabajador obtiene más al mismo tiempo que aumenta también la dife.. • " zar un beneficio en el mercado. Proporcionan un arma (no siempre usada con
reacia entre lo que el trabajo obtiene y Jo que crea en la producción. Dicho de éxito absoluto) para controlar la intensidad del trabajo y para disminuir la
orro modo, d aumento del nivel de vida material para d trabajador no es ne- fuerza de los trabajadores en la producción , mediante la sustitución de des -
cesariamente incompatible con el aum~to de la tasa de explotación. trezas monopolizables. También permiten a los capitalistas influir sobre la
4. Se desprende de ello que la circulación de capital se basa en una relación de .'!i oferta de fuerza de trabajo (y en consecuencia sobre la tasa salarial) mediante
clase. El de «clase» es también un término cargado de connotaciones, pero ~ la creación de desempleo cecnológicameote inducido. Los cambios en una es-
puedo darle aquí un signillcado restringido y muy sencillo. La circulación de fera prec isan de cambios paralelos en otra, y provocan reverberaciones masi-
capital supone la compra y la venta de fuerza de trabajo como mercancía. La vas en todo el tejido de la sociedad burguesa (en especial en la esfera militar).
separación encre compradores y vendedores abre una relación de clase entre El dinamismo tecnológico parece entonces perpetuarse a sí mismo, no siendo
ellos: quienes compran derechos a la fuerza de trabajo para obtener uo bene- de extrañar que la ideología del progreso y de su ioevicabilidad arraigue pro-
ficio (los capitalistas) y quienes venden derechos a la fuerza de trabajo para vi- fundamente en la vida y en la cultura burguesas.
vir (los trabajadores) existen en extremos opuestos de esta divisoria compra- 7. Por lo general d cambio tecnológico y organizativo exige inversión de capiral
dor-vendedor. La división de las funciones de clase que esto implica no es y fuerza de trabajo. Esca verdad sencilla oculta poderosas implicaciones. De-
exhaustiva de todas las relaciones de clase posibles o incluso importantes en ben encontrarse medios para producir y reproducir excedentes de capital y
el capitalismo. Y la compra y la venta de fuerza de trabajo tampoco está res- trabajo que alimenten el dinamismo tecnológico tan necesario para la super-
tringida al ámbito de la circulación de capital. Pero sin la relación capiral•tra· vivencia del capitalismo.
bajo expresada mediante la compra y la venta de fuerza de trabajo no podría 8. La circulación del capital es inestable. Personifica contradicciones fuenes y
haber explotación, ni beneficio, ni circulación de capital. Dado que codos es- perjudiciales que lo hacen render crónicamente a las crisis. La teoría de la for-
tos son fundamentales para la producción de mercancías y la reproducción so- mación de crisis bajo el capitalismo es compleja y controvertida en sus deta-

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lles. pero la consideración de los siete pumos anteriores refleja una contra.
dicción básica. El smema nene que expandirse mediante la aplicación de tra.
bién pueden convertir las COSIS en moment~ catalizadores aunque traumácicos en
d progreso humano, en lugar de permitir que se disuelvan en la barbarie, restimo - ••'
ba¡o vivo a la producción, mientras que la principal senda del cambio tccn0-
lóg1co es suplantar al u-abajo vivo, el verdadero agence de la expansión, en la
producción. El crecuniento y el progreso tecnológico, características neccsa.
• oio de la fragilidad y la futilidad de todas las aspiraciones ilustradas de los huma •
005 . Aprovechar d momento de Is cnsis como oportunidad para realizar un cam -
bio revolucionario creativo exige,sin embargo, un profundo conocimiento de cómo
••
ritiSde la circulación del capital, son antagónicos emre sí. El antagonismo sub..
yacente explota periódicamente en forma de crisis totales de acumulación, de
alteraciones completas del proceso de circulación del capital.
tascnstS se forman y cvoluoonan .
••
9. La crisis se manifiesta en general como una situación en la que los excedentes Los excedentes de capital y de fuerza de trabajo: el eje del

de capical y trabajo que d capitalismo necesita para sobrevivir ya oo pueden
absorberse. A este estado lo denomino sobTeacumulación. El excedente de ca-
pital y el excedente de fuerza de trabajo existen uno junco a otro sin que en
desarrollo capitalista

La geografía histórica del capicalismo puede observane mejor desde el punto de


,.
apariencia haya una manera de reunir a ambos para que desempeñen careas • viseadel triple imperativo de la producaón, la movilización y la absorción de exce • f
socialmente úules. La irracionalidad que acecha en el fondo de un modo de dc:ocesde capital y fuerza de trabajo. Sin la previa creación y movilización de dichos ll
producción supuescámcote racional aflora a la vista de codos. Es el tipo de irra. excedentes, m siqu1ers podria empezar la circulación de capical y tampoco podría S<b·
(1
oonalidad, con erforme capacidad producriva inutilizada y elevado desem. cenerscla expansión. Por otra parte, la contlnua producción de potenciales exceden .
pico, en la que la mayoría de las economías occidentales se han hundido estos
años pasados.
1O. Los exceden res que no se pueden absorber se devalúan, a veces mcluso se des.
" tes de capital en forma de bencfioo, umda a las revoluciones temológicas que arro •
jana las personas de su puesto de traba¡o, plantean igualmente de manera perpetua
• d problema de cómo absorber dichos excedentes sin devaluación. La probabilidad
''
cruyco fís1cameme. El capital puede devaluarse en forma de dinero (median-
te la inflación o el impago de deudas), en forma de mercancías (existencias no
vendidas, venras por debajo del precio de coste, desperdicio físico), o en for-
de crisis surge perpetuamente dentro de esca tensión entre la necesidad de produor
y la necesidad de absorber los excedentes de capital y de fuerza de tcaba¡o.
La acumulación originaria descansaba, de acuerdo con Marx, en la exptoplSción
''
ma de capacidad productiva (instalaciones productivas inutilizadas o inftautl- vtolenta de los medios de producción que siruaba los excedentes de capital en ma ,
lizadas). La renta real de los trabajadores, su nivel de vida, su seguridad o nos de unos pocos mientras los muchos se veían obligados a convertirse en uabaja -
dores asalariados para vivir. La migraoón de la fuerzade trabajo excedente del
mcluso sus posibilidades de vivir (espe ranza de vida, mortalidad infantil, et·
cétera) disminuyen seriamente, en especial para aqucll~ arro¡ados a las filas
del desempleo. Las in&aescructuras físicas y sociales que sirven de apoyo cru•
campo a la ciudad, la concentración urbana de la riqueza por parte de los comer•
oantes (que saqueaban el mundo mediante d intercambio injusto) y de lo:. usure
'
cial a la circulación del capital y a la reproducción de la fuerza de trabajo WD· ros (que debilitaban la propiedad de terreno:. y la convcrtian en nqucza monetaria)
bién pueden descuidarse. Las crisisde devaluación envían profundas ondas junco con la extracción de un produc10 excedente del campo para bcncfic10 de Is
sísmicas a todos los aspectos de la sociedad capitalista y generan a menudo ciudad, facilitó la concentrac ión social y geográfica de los excedentes. Lo unpor •
agudas tensiones sociales y políñcas, de cuyo fermento pueden surgir nuevas tante, sin embargo, es reconocer que los excedentes de cap1cal y de fuerza de tra•
formas e ideologías políticas. ba¡o pueden generarse /ut!ra de la orculaoón del capllal y movilizarse a través de
dJVersos procesos de acumulación primitiva y concentración geográfica.
Yo sostengo que las crisis en el capitalismo son inevitables, sm importar qué me• Los excedentes neccsaños pueden también produorse tkntro del proceso decir -
didas se tomen para mitigadas. La tensión entre el crecimiento y d progreso tecno- culaoón del cap ital. Es posible convertir el beneficio en capical. De hecho, una con •
lógico es demasiado poderosa para ser contenida en los confines de la circulación dición necesaria para la rc-.tlización del beneficio en el presente es la conversión de
del capic.tl. Sin embargo, el ingenio humano y la acción poliuca pueden alterar d parte del beneficio pasado en nueva inversión de capital. Sólo de esta forma puede
ritmo, la extensión espacial y la forma de manifestación de las crisis. A continuación SOStenerscla expansión necesaria de la que depende la supervivencia del cap1talis•
examinaremos algunas de escas posibilidades. El ingenio y la acción políñca wn · mo (Harvcy, 1982, cap. 3). La producción de excedentes de fuerza de trabajo plan •

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tea un _p'.oblcma más pro~d~. El desempleo se puede crear mediante eJcatnbio .. · ialO la fuerza de trabajo se devalúan, pe_rono 3'."bos._
En la medida en qu~ la r~-
tecnologico, pero d mantenuruemo de uo fondo constante de trabajadores ex .:...
dentes mediante dicho mecanismo significa que las crisis provocadas por la tcnsi~e- • ·
entre el cambio tecnológico y el crecimiento serían fcccucntcs y profundas. La
00
:e
. · de poder dominante favorece alcapnal, la s1tuac1on·probablemence mas persis-
serála de escasez de capital y excedentes de fuerza de tra~ajo, con roda la de-
v,IStllciónsocialque supone la devaluación de la fuerza de traba Jo. .
'.11ulaciónprimitiva, la movilización de reservas «latentes» (mujeres y niños,tr:~:
.
¡adores de sectores no capitalistas) y el crecimiento de la población proporcion : •
La situación que mis me interesa, sin embargo, es aquella en la que coextsten ex-
cedentes desempleados canto de capital como de fue_~a.de tr~baj~. Ésta es la sirua-
fuentes alternativas de fuerza de trabajo excedente. En una sociedad puramente an ,· cióoque se produce durante las crisis en las q~e J>_Cnódicae m~tablemente cae el
picalista, par~e que una tasa positiva de c~en_to
zo la base mas segura para una acumulaoon rdauvamente aproblemática, aunqu~:.>
p::;·:.
de la población es a largo capn
· alismo porque su dinámica recnológjca disillllluyc su capaodad para sostener
, · d
d crecimiento. Entonces, tanto el capital como la ~erza de_t~ba¡o se_ -~aluan.

a corto plazo también puede bastar, por ejemplo, el movimiento masivo demujercs • No hay manera de evitar este rotundo desastre sooal, econorruco y qwza mcluso
la población activa (Harvcy, 1982, cap. 6). Pero aquí encontramos un problema: ~ _ ~rico? Plantear esa cuestión es preguntar, de hecho, si hay formas de abs~rber
por~u~ la reproducción de la fuena de trabajo no está bajo el control directo del roductivamence los excedentes abriendo nuevos conductos Ysendas para la orcu-
capitalista. Éste puede pagar un salario social suficiente para reproducir la fuerza. tción del capital. Sostendré a conrinuación que los desplazamientos espaciales Y
de trabajo, incluso para mejorar sus cualidades. Puede crear todo tipo de medios temporales ofrcccn amplias oportunidades para absorber 1~ ~cedent~, aunque
soáales para intentar influir en que los trabajadores tengan o no tengan hijos. Pe~ . coo drásticas consecuencias para la dinámica de la acumulaoon. Ocspues demos-
la respuesta de los trabajadores no está garantizada. La fuerza de trabajo no es, por · · traré que ninguna de dichas estrategias ofrece una solución perm3:°ente a las con-
lo tant o, una mercanóa 'co mo cualquier otra. No se puede predecir por adclanrado tnidicciones internas del capitalismo, pero que d recurso a cualqwera de ellas {o a
cómo concue rda la ~árnica de la acumulación con el crecimiento poblacionaJ. y · • ambas) altera fundamentalmente la manera en que se expresan las crisis.
toda la relación de la circulación del capital con la reproducción de la fuerza de tra-
bajo sigue siendo un problema espinoso y quizá irresoluble.
Los excedentes dé capital y de fuerza de trabajo, independientemente de cómo El desplazamiento temporal mediante las inversiones
se produzcan, deben ser absorbidos. En condiciones normales, podriamos espe- a largo plazo
rar que la afición capitalista por la acumulación se encargara de ello, si bien con
fuerces ritm os cíclicos y disconrinuidades ocasionalmente incómodas. Hay dos cir- La circulación del capital debe completarse en un cieno intervalo de tiempo. Es
cunstancias generales en las que no se da este caso, y ambas son merecedoras de lo que yo denomino «el tiempo de rotación socialmente necesario»: ~ ti~po m~-
análisJS. En primer lugar, la existencia de fuertes desproporciones en el ratio exis- dio necesario para hacer circular el capital a la casa media de benefioo ba!o condi-
tente entre excedentes de capital y excedentes de fuerza de. trabajo pueden hacer óones normales de producción y circulación. Los capitalistas que hacen o~cula~ su
que uno u otro se devalúen. En segundo lugar, durante las crisis, los excedentes de capital con mayor rapidez que la media social obtienen un exceso de ~efioos.
capical y de fuerza de trabajo que se producen no pueden ser absorbidos y ambos Quienes no alcanzan la media sufren una devaluación relativa de su capital. Por lo
se devalúan. tanto, la competencia gene ra presiones para acelerar los tiempos de rotación me-
Los procesos por los cuales se producen excedentes de capi tal y de fuerza de tra· diaoce eJcambio cecnológico y organizativo. Asimismo, las condiciones anormales
bajo no garantizan que éstos se puedan reunir en d tiempo y en el espacio en las pro- de devaluación se señalan normalmente mediante una desaceleración general (ha-
porciones correctas para ~er absorbidos en un proceso dodo de circulación del capi• blamos de una economía «lenta», con existencias acumuladas sin vender, etc.).
tal En cierto grado, las tecnologías integradas en la circulación del capital pueden Pero parte dd capital circula necesariamente a un ritmo mucho más lento, como
ajustarse para acomodar dichas diferencias, aunque a menudo a costa de una rees- sucede con d capital 6jo (la maquinaria. la planta física y las infraescrucruras) Y con
tructuración radical. La libre movilidod geográfica de excedentes desigualmente dis- d fondo de consumo (productos de consumo duraderos, vivienda, etcétera). La
tribuidos también puede ayudar. No obstante, surgen e incluso persisten siruacioncs producción de ciencia y tecnología, y la provisión de iofracstrucruras sociales de
en las que no se pueden absorber los excedentes de un determinado tipo porque no educación, sanidad, servicios sociales, sistema judicial, Administración pública,
hay excedentes dd otro en las cantidades y con las cualidades necesarias . O d capi- aplicación de la ley y protección militar, definen áreas en las que d tiempo de ges-

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ración de proyectos es normalmente largo y el rendimiento de los beneficios {si exís. Si existe en forma de valores de uso particulares (zapatos y camisas) o de capacidad
••
•••
te) se extiende a lo largo de muchos años. Las inversiones de este tipo dependen de productiva (comos y hormas) no puede convertirse directamente en un ferrocarril
la creación previa de excedentes de capital y de fuerza de trabajo en relación con 0 en un nuevo servtcio educativo. Debe primero convertirse en dinero . Esto pre
las necesidades de consumo actuales. pero nos encontramos la felizcircunstancia de sentael primer obstáculo que debe superarse . porque la sobreacumulaoón define
que dichos excedentes se generan concinuamence dentro del proceso de circulación un estado en d que la conversión fácil de una forma de capital a otra, y a la mone -
del capital. ¿Qué mejor forma de absorberlos que convertirlos en proyectos a largo
plazo en la formación de infraestructuras físicas y sociales? De hecho, la inversión
en ciencia y tecnología y en la habiruación de los trabajadores (mediante la educa-
taria en particular, se ha hecho imposible. El crédito puede superar este obstáculo
pero no lo hace inequívocamente. ¿Por qué no iba ese crédito a usarse para crear
aún más excedentes del mismo tipo? ¿Por qué. iba a ser arraido a la invemón a lar-
• ••
go plazo cuando cada capitalista es profundamente consciente de la necesidad de

••
ción o la represión) a ritmos de trabajo más intensivos, así como en nueva maqui-
naria, transporte y sistemas de comunicaciones, sistemas de información, nuevas adaptarse a los dictados del tiempo de rotación socialmente necesario? He aquí el
instalaciones de distribución y similares, puede ayudar a promover tiempos totales segundo escollo que se debe superar. La respuesta a él es tan antigua como el pro-
de rotación más rápidos. Parte de la circulación del capital se ralentiza para pro-
mover la aceleración de los tiempos de rotación dd resto.
Existe a este respecto la posibilidad de que se produzca un equilibrio dinámico
pio capitalismo. Radica en la creación de «capital ficócio»: bonos, hipotecas, valo-
res y acciones, deuda estatal y otros activos financieros (Harvey, 1982, caps. 9 y lOl.
Lo que hace el capital .6ccicioes convertir un proceso de circulación prolongado (el f

en el cual se absorban los excedentes en la creación de infraestructuras físicas y so-
ciales que faciliten la creación de más excedentes. Creo que dicha forma «espiraL.
capital invertido ea un ferrocarril, por ejemplo) en una tasa de rendimiento anuali-
zada. Esto lo consigue facilitando la compravenca diaria de derechos sobre una por-
áón del producto dd trabajo fururo. A veces la rasa es fija (bonos) o variable, de
f.
,
••
explica en gran medida~as fases de desarrollo capit.alista en las que el crecimiento
interno parece autosostenido . También c-.isicon seguridad estará marcada por enor- acuerdo con lo que el trabajo produzca real.meneecada año (acciones), pero se mide
mes transformaciones en las estructuras de empleo, porque la creciente productivi- en términos exactamente comparables a la tasa de beneficio sobre el áempo de ro•
dad de la producción· básica se alcanza mediante la creciente absorción de exce- ración socialmente necesario en la producción corriente.
dentes en la producción y el mantenimiento de infraestructuras sociales y físicas.
Pero llega un punto en el que la espiral encuentra obstáculos insuperables. En-
ronces es interrumpida normalmente por una crisis en la que la fuerza de trabajo y
Mediante el uso del crédito y dd capital ficticio, el capital excedente puede fluir
de una esfera a otra. Cuando, por ejemplo, d reodimieoto anualizado de cierto ca-
pital ficticio {acciones ferroviarias. deuda estatal, etc.) supera la tasa de beneficio en
.'
el capital desplegados en todas partes se ven someódos a la devaluación. Ahora ten•
go que demostrar cómo y por qué dichas interrupciones soo inevitables. Para ello,
debo primero explicar que los excedentes cambian de hecho de la producción y d
laproducción corriente, se da un incentivo para que el capital pase de usos presen•
tes a usos futuros. Es improbable que el cambio sea fácil, sin embargo, debido a la
«pesadez» de muchas de las inversiones implicadas {ferrocarriles, hospitales. etc.> y f(
'•
consumo corrientes a las inversiones a largo plazo en infraestrucruras físicas y so-
ciales.
Considérese en primer lugar la reasignación de fuerza de trabajo. Existen gxa-
a los diferentes periodos de funcionamiento requeridos para hacer que un proyec-
to resulte operativo. Además, la naturaleza de muchas de las inversiones -usos pú •
blicos y la di6cultad de cobrar directamente por su uso- excluye a menudo la ac-

'-
ves problemas de fricción, porque los zapateros sobrantes no pueden convertirse
al instante en cienúficos y sería de hecho un peón caminero muy inteligente aqud
que pudiera incorporarse fácilmeme al sector de la enseñanza si lo dictan las con•
ción por parte de capitalistas individuales, de forma que es necesario crear nuevas
formas organizativas especiales {agrupación de empresas, empresas estatales o se-
mipúblicas) para crear ferrocarriles, puenos , universidades, cenuos científicos,
''
diciones. La fuerza de trabajo no es cualitativamente homogénea, y los excedentes
de un tipo no pueden normalmente ser absorbidos en otra parte . La transforma·
ción de las estrucruras de empleo y ocupacionales es inevitablemente lenta, y esto 1
educativos e infraestructuras similares. Los mercados de capitales también deben
estar organizados para poder d~ señales de mercado claras respecto a las d.ife-
rencias en la tasa de rendimiento anuali.zada. Y. por úkimo, las cualidades ficócias
'
í

puede en sí mismo poner a prueba Ja persistencia de cualquier forma de desarro-


llo en espiral.
j
l
de las inversiones ligadas al producto del trabajo que reodní lugar en el futuro in•
troducen fuertes elementos de riesgo, incertidumbre, criterio humano y previsión.
''
La reasignación de capital excedente plantea igualmente problemas. El excc·
dente puede darse en forma de dinero, de mercancías o de capacidad productiva.
1 En este mundo intrincado, en el que miles de inversores toman decisiones res-
¡ · pecto a cómo desplegar mejor su capital dentro de un sistema financiero en d que '
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340
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341
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los fururos sobre productos se contratan junco a la deuda pública y empresarial las . : .. Cuadro 15.1. Endeudamiento en d c:apiwismo avanzado, 1946-1980
hipotecas inmobiliarias, los útulos y las S1Cciones,etcétera, el equilibrio cl.iruuci • ' ~~ [en el eje vcn:ical:]Pagos n.etosde inccttsCScomo % de la rencade apital
entre 1os procesos de cuc . . a cono y a 1argo p 1azo po dr.1an alcanzarse me
. ulacion co ~ "'
diante la pura casualidad. Acecbao en este mundo codo tipo de trampas e inn . ·;;.! ·'
u ' .
~erables opo~unidades de co~ec:1" error~ de c~~º• que s~ados son suscep: :~·.
nbles de configurar un desequilibno salva¡e. El crédito y d capnal ficticio pueden , .
ser la poción mágica para hacer instantáneamente convenibles todos los capitales·~
pero, en realidad, constituyen una mezcla volátil, capaz de arder de manera cas¡
, 1·
instantánea en los fuegos de la fonnación de la crisis. Sin embargo, no podemós •
defiofr así la necesidad de las crisis, ya que se trata tao sólo de innumerables pos¡.
bilidades que todavía podrían mantenerse controladas, en principio al menos, mea-,.
diante oscilaciones compensatorias. La necesidad de las crisis debe establecerse de,,.
otro modo. l~~

Considérese, entonces, d equilibrio dinámico en su fase menos conflictiva y m~


sencilla. El crédito equivalente a los valores de uso excedentes (mercanóas y capa-
cidad productiva) se añade al capital monetArio exceden te derivado de la p roduc-
ción corriente e invertido en forma de capital ficticio en proyectos a largo plazo.La • ~
11148 1950 1970 1975 1980
fuerza de trabajo eJcedence encuentra entonces trabajo. La demanda añadida de
bienes salariales y medios de producción se equipara a los valores de uso exceden-
tes en la producción corriente. Las existencias disminuyen y la capacidad de utili- Surgen entonces dos posibilidades de formación de las crisis. En Laprimera, el
zación aumenta. los precios y los beneficios se recuperan, la reinversión en pro- capical sobreacumulado almacenado en infraestructuras físicas y sociales se realiza
ducción corriente se reanuda y se generan nuevos excedentes de capital y de fuerza mediante un crecimiento activo de la producción corriente (facilirado en parte por
de trabajo que serán absorbidos una vez más mediante formación de capital ficticio lamejora de lasi.nfraestrucruras). Después, sin embargo, el capital sobreacumulado
y nueva inversión en proyectos a largo plazo. Dicho proceso puede continuar da- fluye nuevamente dd almacenamiento para combinarse con el exceso de capital
ramence ad infinitum siempre que no exista lúnite al volumen de formación de ca- existente en la producción corriente y crear fondos cada vez mayores de capital ex-
pical ficticio. cedente. La capacidad de formación de nuevo capital ficticio es bloqueada bien por
El capical ficticio, sin embargo, es un derecho sobre el-trabajo futuro. Para que las restricciones de o-abajo o de recursos, o bien por la circulación de capital en las
su valor se realice, d trabajo fururo debe desplegarse de manera que garantice una. infraestructuras existentes que no pueden ser alteradas antes de que su vida baya fi-
taSa de rentabilidad sobre la inve.rsión inicial. Lo que ocurre, en efecto, es que los· nalizado, so pena de sufrir una devaluación. Se produce entonces una crisis general
problemas actuales se absorben contrayendo futuras obligaciones. En la medida en en la que los excedemes de codas par tes se ven sometidos a devaluación. En la se-
que d problema es absorbido y no diminado, d equilibrio dinámico supone un con- gunda, el capital almacenado en infraestructuras físicas y sociales no se realiza y se
tinuo desplazamiento temporal mediante la aceleración de la formación de capital devalúa. La crisis parece entonces provocada por d diferencial de productividad (y
ficticio. El volumen de endeudamiento aumenta y el trabajo futuro está creciente~ quizá por la escasez de capital y de trabajo) entre la producción corriente y el volu-
mente aprisionado en un marco de obligaciones contractuales (véase d cuadro 15.l). men de deudas contraídas. La devaluación se centra entonces en las deudas. Éstas
En algún momento habrá que saldar las deudas. El cuándo depende dd tiempo de pueden devaluarse socialmen te mediante la moneta .rización (inflación) o indivi-
rotación del capital desplegado en las infraestructuras físicas y sociales determinadas. dualmente mediante el impago de obligaciones contraídas a titulo privado.
Pero acelerar la formación de capital ficticio -el verdadero núdco de la espiral del A largo plazo, las crisis no pueden evitarse. ¿Pero cuánto dura el largo plazo?
desarrollo- supone que cada vez hay que dedicar más trabajo vivo de la producción Ampliando la tendencia a sobreacumular hasta un futu ro lejano, cal vez sea posible
corriente a amonizar obligaciones pasadas. eviw las crisis durante muchos años. Pero cuanto más tiempo se eviten lascrisis,

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mayor sení la cantidad de capital fictiao. más se intensificará el problema de laSO· de que podamos pagar d auge de 1945-1969 con el estancamiento y la depresión
••
breacumulac1ón en forma reprimida, y más profunda será la crisis final Pero el «fi.
nal» no tiene = fecha estricta. Incluso en medio de la crisLSes posible reestructu-
finales de siglo. No podemos, sin embargo, ampliar mucho más el debate sin
}tasto
explorar la dimensión espacial ••
rar y ampliar las deudas para ev1tar d pleno impacto aquí y ahora.
La forma de la crisis uunbién puede cambiar. Por ejemplo, la absorción de ex-
cedente:; de capiutl y de fuerza de trabajo en rachas de construcción ferroviaria Teorización de la geografía histórica del capitalismo ••
S:.
urbanísuca especulativa, tan ópicas del siglo XlX, produjo crisis periódicas de
breacumulación de dichos activos. El momento de las crisis estaba ca gran medida - La cuestión que debemos resolver ahora es si las dificultades imemas del cap1-
[ll}ismopueden resolverse mediante la c."pansión o la reestructuración geográficas .
••
••
dictado por los tiempos de rotación ápicos de dichos proyectos. El capiutl ficticio
(valores y acciones ferroviarios, deudas de constructores) se devaluaba, las deudas ¿Hay. en resumen, una «.soluaón espacial» a las comradicciones internas del capi -
se dejJban sin pagar. las empresas quebraban y los trabajadores eran despedidos. talismo? La exportación de excedentes de fuel'2.3de trabajo y de capital parece, des-
Aunq_uecada vez más intolerable desde d punto de vista dd capital y dd trabajo,
este sistema tenía la virtud de dejar atrás d valor de uso dd activo y al mismo tion-
pués de todo, una forma bastante fácil de cvitar Li devaluación A este respecto exis-
ten todo tipo de posibilidades para evttar las crisis. sostener la acumulación y
modificar la lucha de clJSCSmediante cambios y reestructuraaones geográficos

•'•
po eliminar de manera vigorosa e inequívoca d capital sobrcacumulado. Por d con-
trario, la masiva absorción de excedentes medio.nce la acción estatal (construcción Pero mi conclusión es que las crisis adquieren un alcance más planetario y al mis-
de autopistas, sanidad, éducación) tan carac terlsrica del periodo posterior a 1945 mo tiempo los conflictos geopolíticos se convierten en parte del proceso de forma•
junto con el apoyo púbfico al endeudamiento privado, han puesto rcciemcmcnte d cióo y resolución de las crisis
La senda hacia esta conclusión está plagada de todo tipo de dificultades. L:i
acento en la deuda avalada por el Estado. El ciclo de construcción prácticamente
ha desaparecido y las restricciones tradicionales a la formación de capital ficticio se
han eliminado mediante la acción estatal que suscribió de hecho un extenso auge
cuestión del espacio y de la geografía es un hijastro tristemente descuidado en toda
la teoría social; en parte, sospecho, porque su incorporación tiene un efecto abru -
''e
económico que duró toda una generación. El Estado podía monetarizar la deuda mador sobre las proposiciones fundamentales de cuok¡m~rcorpus de teoría social.
Los m1crocconomistas que trabajan con una teoría de la competencia perfecta en -
acuñando más dinero. Pero esto produjo inflación, una forma de crisis que se for-
ma lemamence y extiende la devaluación por toda la sociedad. El problema, por su- cuentran monopolios espaciales. los macroeconomistas encuentran tantas economías '
puesto, es que cualquier ataque a la inflación revela el problema crónico de la deu-
da y cualquier ataque a ésta revela que la productividad no ha seguido el rirmo de
como bancos centrales y un peculiar Oujo de rciJciones de intercambio entre ellas,
y los marxistas que buscaJJ relaciones de clase encuentran b:irrios, comunidades, re-
'•
giones y naciones. Marx. Marshall, Weber y Durkheim tienen en común que dan
la acelerada formación de deuda (¿cómo podría hacerlo?) 61 resultado final es b
conversión de una crisis inflacionaria en una deflación más convencional en la que
la devaluación tiene que ser administrada por el Estado.
pnondad al tiempo y a la hlStoria sobre el espacio y la geograüa, y s1en algún mo •
mento se ocupan de éstos. tienden a considerarlos como el contexto o el ámbito es•
'
AUDqueno es mi intención dotar a este argumento teórico de verosimilitud his- cable, aproblemático, de la acaón htStónca Las relaciones espaciales y las esrructu •
tónca, no creo que fuera difícil hacerlo. El auge de posguerra, por ejemplo, esruvo ras geográficas cambiantes se acomodan mediante ajustes ad h«. rcdefinícioncs
en parte alimentado por la formación acelerada de capital ficticio y el aumento de impuestas externamente de regiones y territoños dentro de los cuales y entre los
la deuda avalada por el poder estatal. El efecto ha sido d de crear tal fucru acu· cualo uene lugar el Oujo perpetuo dd proceso social. La manera en In que se pro•
mulad.1de devaluación que es difícil comprender cómo hará d capitalismo para sa- ducen en pñncipio las relaciones espaciales y las configuraciones geográficas pasa
lir de ella. Ahora vemos cómo se descuidan el capital y la fuerza de trabajo, que se desapercibida. en su mayor parte, sin ser objeto de comentario alguno .
están devaluando en la producción, la inversión y el mantemmiento de infraestruc- Hay algo extremadamente insausfactorio en todo esto. Ante todo, acecha la des-
turas sociales y físicas, y d impago de parte de la deuda (normalmente mediante la confianza y muchas teorías del 1mpecialismo tÚirman que la supervivencia del capi-
reestructuración y la ampliación, como ba ocurndo con la ciudad de Nueva York, talismo en d siglo XX se ha asegurado exclusivamente mediante la transformación

l
México, Brasil, Polonia y otros) Y la poücica estatal está atrapada entre la Escila de de las relaciones espaciales y d surgimiento de estructuras geográficas espeóficas
la infl.tción acelerada y el Caribdis de la devaluación salvaje. Ac«ha la perspectiva komo lJs de centro y perifena. Primer Mundo y Tercer Mundo). Los «ciclos de in-

344 345
fr
novación» que orros , impresionados por Schwnpeter, consideran tan fundamenta. su teoría polírica están , considero , debilitadas por no haber incluido una dimen sión
les para la absorción de los excedentes de capical y de fuena de trabajo a lo largo sistemática y espeóficamente geográfica y espacial en su razonamient o.
del tiempo han estado a menudo muy relacionados coa la transformac ión del cspa. A primera vista éste es el vaáo que Leoin, quien abiertamen te se inspira en Marx,
cio: ferrocarriles y barcos de vapor, la industria automotriz, el espa cio aéreo y laste- parece llenar; pero al hacerlo se ve obligado a introducir las dimensiones geográficas
lecomunicaciones. La sociedad anónima multinacional, con su capacidad para mo- y espaciales en sus argumentos cuando estudia los orígenes del capitalismo en Rusia y
ver capital y tecnología rápidamente de un lugar a otro, de aprovechar diferentes ~ analiza las rivalidades interimpcrialisms que culminarán en la Primera Guerra Mun-
recursos, mercados de trabajo y de consumo, y oportunidades de beneficio y al mis-. dialPero resulta que las modifiaiciones soo ajustes ad hoc,que dicen tan sólo que el
roo tiempo para organizar su propia división territorial del trnbajo , deriva buena capitalismo experimenta su propio curso especifico de desarrollo dependiendo de las
parte de su poder de la capacidad de coocrolar el espacio y usar las diferencias geo. condiciones que se deo en uno u otro territorio y que la.dinámica fundamental del ca-
gráficas de una manera que oo estaba al alcance de la empresa familiar. En cualquier pitalismo lleva a lasprincipales potencias capitalistas a luchas y enfrentamientos geo-
caso , las implicaciones de las drásticas transfoonaciones aparejadas a la geografía de ' políticos. Para introducir las interpretaciones marxianas en un marco geopolítico ,
la producción, el consumo y el intercambio en la historia del capitalismo son en sí Len.inpresentó el concepto de Estado que, hasta hoy, sigue siendo el concept o funda -
mismas, con toda seguridad, dignas de estudio. · mental por el que se expresa la territorialidad. Pero al hacerlo, dio por sentada la cues-
Afrontar directamente esa tarea podría ayudar a sanar cismas divisivos y dañin~ tión de cómo o por qué la circulación del capital y d despliegue de la fuerza de traba-
presentes en la tradición marxista. El propio Marx esbozó con audacia la teoáa de jo debía tener una orientación nacional y no planetaria, y de por qué los intereses de
que la historia cap italista está propulsada por la explotación de una dase por parte capitalistas o rrabajadores debían o incluso podían expresarse como intereses nacio -
de la orra. Leoin, por suparte, dio lugar a una tC11dició n diferente en la que la ex- nales. Leoio dio expresión geográfica a la dinámica dd capitalismo a expensas de rea-
plotación de la poblat:ión de un lugar por la de otro (la periferia por el centro, d brir la cuestión histórica de la relación entre la sociedad civil y el Estado.
Tercer Mundo por el Primero ) asume la escena central. Las dos retóricas de explo- No acepto la idea de que las relaciones espaciales y la escrucrura geográfica pue -
tación coexisten incómodamente , y la relación entre dlas sigue siendo oscura. La dan reducirse a una teoría del Estado o que para reconstruir la geografía histórica
base teórica del marxismo-leninismo se muesm por dlo ambigua, dando lugar a in- del capitalismo sea necesaria una teorización previa sobre el ascenso del Estado ca-
tensísimos debates sobre el derecho a la autodeteonioación nacional , la cuestión pitalista. Nuestra tarea, por el contrario, es desarrollar una teoría general de las re-
nacional, las perspectivas del socialismo en un solo país, el universalismo de la lu- laciones espaciales y el desarrollo geográfico bajo el capitalismo que pueda , entr e
cha de dases y otras simila.res. orras cosas , explicar la importancia y la evolución de las funciones estatales (loca-
A buen seguro, caricaturizo en cierta medida el pensamiento de Marx y Leoin les, regionales, nacionales y supranacionales), d desarrollo geográfico desigual , las
para resaltar un problema fundamental . Con &ecuencia Marx admite en sus escri- desigualdades inrerregionales, el imperialismo, el progreso y las formas de urbani-
tos la imponancia del lugar y del espacio. La oposición de campo y ciudad, la _im. zación, etcéte ra. Sólo de esta forma podremos entender cómo se modelan y remo-
portancia de la división territori111del trabajo, la concencración de las fuerzas pro• delan las configuraciones territoriales y las alianzas de clase , cómo pierden o ganan
ductivas en aglomeraciones urbanas, las diferencias geográficas en el valor de la los territorios poder económico, político y militar , cuáles son los limites externos a
fuerza de trabajo e incluso en el funcionamiento de la ley del valor, la importancia la autonomía estatal interna (induida la transición al socialismo), o cómo puede el
de reducir los obstáculos espaciales mediante innovaciones en los transportes y las poder estatal , una vez constituido, convertirse en sí mismo en obstáculo para una
comunicaciones, están presentes en sus obras (Harvey, 1975, 1982). E histórica· acumulación de capital sin obstrucciones, o en un centro estratégico desde el cual
mente tiene que admitir que la transición al capitalismo (y la perspectiva del socia• se puedan librar las luchas de clase o interimperialistas.
lismo ) difiere de un lugar a otro incluso en Europa Occidental (por no hablar de Debemos teorizar la geografía histórica del capitalismo, utilizando como método
Rusia y Asia). La política de la cuestión irlandesa también lo obligó a afrontar la di· de investigación el materialismo histórico-geográfico. Fácil de decir pero difícil de ha-
vergencia regional y cu.lrural como algo fundamental para librar la lucha de dases . cer. Para empezar, encontramos una increfüle variedad de entornos físicos y bióricos
Pero nada de esto está realmente integrado en unas formulaciones teóricas convin- en toda la superficie terrestre, muchos de los cuales han sido sustancialmente modifi-
centes con respecto al tiempo pero poco sólidas con respecto al espacio. Exduye la cados po r siglos de acción humana. La diversidad de esa acción ha producido un va-
variación geográfica por considerarla una «complicación innecesaria» . Su visión Y riado paisaje geográfico en el que han arraigado profundas diferenciaciones cultura•

1
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les y soc1ocs1rucrurales. Tal diferenciación geográfica panicu.Lu-ista puede englo~rsc ;t• ~ • su por lo dem.is definitiva lista de tuerzas producuvas (Marx, 1973, pp . 533-,34;
en la circulaaón del capu:al, pero en absoluto puede ser aplastada totalmente bajo d Cohco, 1978). El impulso de revolucionar las fuerzas producuvJS es can fuerce en
tacón homogencizador de esta. Concemplado en abstracto, el espacio también po- este terreno como en cualquier otro . La historia dd capitalí:;mo ha estado marcadd,
see propiedades más comple¡as y parriculariscas que el uempo. Es posible invertir en consecuencia, por drásticas reducciones en cJ coste o en d uempo del movi-
el cammo y avanzar en múltiples direcciones en el espacio, mientras que el tiempo roie.nto Junto con mejoras en la continuidad del flu¡o. Las relaciones espaciales es-
simplemente pasa y es ITTCVersiblc.La métrica del espacio también es más difícilde i.án,por lo tanto, coru.camemente sometidas a cr-.i.nsformación. Otrlti formas de
homogeneizar El tiempo o el coste del movimiento por el espacio no encajan nccesa.
namente corre sí, y ambos proporaonan métricas distincas a la simple distancia fisj.
cambio tecnológico pueden alcanzar el mismo objetivo, pero por una ruta distinta.
Hay abundantes ejemplos contemporáneos de cambios que liberan J¡¡ producción
''
ca. Comparados con esto, el cronómetro y el calendario son asombrosamente scnci-
Uos. El espaao geográfico es siempre el ámbito de lo concreto y lo particular. ¿Es
posible elabon1r una teoría de lo concreto y de lo específico en el contexto de lasde~
de la dependencia de descreu1s de trabajo, materias primas, productos intermedios ,
fuentes de energía, ere localizadas. Al aumencar la gama de sustituciones posibles
en un proceso de producción dado, los capitalistas pueden liberarse cada vez más
'
(
(
tcrmin.ioones universales y abstractas de la teoóa manciana de In acumulación capi- de restricciones geográficas determinadas.
t.ilista? Esca es la cuestión fundamental que hay que resolver. Pero dado que siempre c.xtSte alguna rescricción espacial tecnológicamente defi- (
ruda, se mnntíene la cuestión de que ocurre dentro de los confines de dichas res-
mcciones. Ob\'lamcnte, para que la producción salga adelame el capital }' la fuerza
La producción d~ la organización espacial de traba¡o deben reunirse en un punto pMticul.tr del espacio. La fábrica es el pun·
{
10 de confluencia, mientras que la forma industrial de urbanización puede verse
Marx no estaba necesariamente equivocado al dar pnoridad al ncmpo sobre el como una respuesta cap1cal.iscaespecifica a la necesidad de mimmiz.ar el coste y el
espacio. El ob¡etivo de aquellos relacionados con Ja circulación del capital debe~. tiempo de movimiento bajo condiciones de relación imer.¡ectorial, una división so-
después de codo, controlar el tiempo del trabajo excedente y convertirlo en benefi- cialdel trabaJo dada y la necesidad de acceso a u oferta de trabajo y a los mercado:.
cio dentro del tiempo de ro1ae1ónsocialme11te necesario.En consecuencia, desde el de consumo finllles. Algunos c.ipitalmas, por medio de sus decisiones de localiza-
punto de visco de la circuLmón del C11p1caJ, el espacio apttrece en primer lugar como ción determinad.is, modelan la geografÍi! de la producción, d.indole configuraciones
una mera incomodidad, un obst:ículo que hay que superar. El capitalismo, conclu- espaciales específicas.
ye Marx con notable perspicacia, se caracterizo necesanamente por un csfucno El rcsulcado de dichos procesos es una ten<lenda u lo que denomin.irc= coben:11-
perpecuo de superar codos los obstáculos espaciales y «aniquilar el espacio me- aa ertructuradade la producción y el consumo dentro de un espacio dado. Est.i 1::0-
dia.me el tiempo» (Marx, 1973, p. 539). Pero resulta que estos· ob1etivos sólo se pue- bcrencia estructurada, como señalu AydaJoc, .ibarca las fonnas y las tecnologías de
den alcanzar mediante la producción de configuraciones espaciales nj11Se inmóvi- producaón (pautas de rclaoones imersccconales de uso Je recursos, formas de or-
les !sistemas de transporte y demás) En cJ segundo caso, por lo tanto, encontramos ganización, tamnño de la empresa), las tecnologías, las cam1dadcs, y las cualid.ides
la contradicción la orgawzac1ón espacial es ncccsan.1 para superar el espacio. Lata· dcJ consumo (el nivel y el esulo de \-ida de los tr-.ibajadorcs y de la burguesi.a ), los
rea de la teoría espacial en el conrexto del cupitalismo es In de esrablecer represcn- patrones de demanda y oferta de traba10 (jerarqui~ de dcsc:rczas de c.rabujo r pro-
tac10nes dinámicas de cómo se expresa dicha contradicción a través de las trans• cesos de reproducción social para g.iranúzar la oferta de las m.ismiolS) y de iofra~-
fonnac1ones h1Stónco-geogr:íficns. tructurJS físicas y sociales (a lo:. que nos referiremo:. a continuación) (Aydatoc. 19•61.
El punto de partida de dicha teoría debe radicar en la mteracción entre las po- El territorio en el que prevalece ese¡¡ coherencia csrruccurada se define en general t
síb1li<lJdes de transportes y de comuruc.lCloncs, por uno parce, y 1115 decisiones de como el espacio en el que el capiwl puede circular sin que el coste y el ucmpo de
ubicación por la otra. Marx, por ejemplo, era firmemente panidario de la idea movimiento excedan los límites dd beneficio impuestos por cJ úempo Je rotación
de que l.1capaciddd de superar los obstáculos espaoales y aniquilar el espacio me- • socialmente necesario. Una definición alrem¡¡úv,d sería la dd espacio en el que pre -
diante el tiempo a través de la inversión y l.1innovación en sistemus de transpone y valece un mercado de trabajo relacivamence coherente (d espacio en el que la fuer-
comumcaaones corresponde a l:is fuerzas productivas del capicaJismo. Seña.lo de za de trabaj o puede sustituirse a di.1rio -con un rango de desplazamiento definido
pasado que G. A. Cohen enumera el espacio pero no lu capacidad de superarlo eo 1 por el coste y el tiempo del movimiento diario de los embajadores- es un principio

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de desagregación espacial muy imponante bajo d capitalismo). La coherencia te- los trabajadores, a las jerarquías tradicionales de la fuerza de trabajo o al poder
rritorial se hace aún más marcada cuando esrá formalmeoce represen cada por d Es. de }os capitalistas locales frente a los multinacionales. La conciencia y la cultura re-
rado. Las políticas que regulan el proceso de crabajo, la organización del trabajo el gionales pueden de igualmanera debilitarse y transformarse en pálidas sombras de
oivd de vida de los trabajadores (poüticas de seguridad sociaJ y similares), lar~. lo que eran.
!ación y la remuneración adecuadas del capiw, etcétera, son aplicables a todo el te- Ante fuerzas tan poderosas, la persistencia de cualquier tipo de coherencia re-
rácorio. La coherencia se rcfu~ informalmente, aunque con fuerza similar, me- gional estructurada resulta sorprendente. Se debe eo parte ~ las peculiai:cs necesi-
diante la persistencia o la creación de culturas y conciencias nacionales, rcgionalts dades de infraestructuras para mejorar las movilidades espaoales dd capual y de la
o locales (incluidas las tradiciones de lucha de clases) que dan un significado físico fuena de trabajo. Dado que las mejoras de este tipo se consideran, como es lógico,
más profundo a las perspectivas terriroriales. ~ amenazas eminentes para la coherencia regional, evidentemente cenemos entre ma-
Existen, por lo tanto, procesos operativos que definen los erpaciosregionalú nos una paradoja que merece mayor explicación.
dentro de los cuales la producción y el consumo, la oferta y la demanda (de mcr- i: Considérese, en primer lugar, la movilidad del capital. Ésta, como he demostra•
canóas y de fuerza de trabajo), la producción y la realización, la lucha de~ y la do en otra parte, debe p ámero desagregarse en la movilidad de los diferentes tipos
acumulación, la cultura y el estilo de vida se unen como una especie de coherencia . de capital (Harvey, 1982, cap. 12). El coste y el tiempo de movimiento del dinero en
estructurada en una totalidad de fuerzas productivas y relaciones sociales. estos días de avanzados sistemas de crédito y telecomunicaciones son fenomenal-
Existen también, sin embargo, procesos que socavan esca coherencia inherentes mente bajos. En este ámbito es donde mejor podemos ver d estado de perfección al-
a las características primordiales del cap italismo determinadas a1conúenzo de este canzado por el capitalismo eo la aniquilación del espacio mediante el tiempo. El cos-
aróculo. En primer lugar, la acumulación y la expansión, junto con la necesidad de te y el tiempo empleados para trasladar me.rcanóas también ha ido disminuyendo en
producir y absorber lds excedentes de fuerza de trabajo y de capital, hacen que en d pasado siglo y medio, hasta el punto de que los coStes de transporte ya sólo son
el interior de una regió n se acumulen presiones que se extienden al exterior (por importantes en las decisiones de ubicación de unas cuantas industrias. La movilidad
ejemplo, la exponación de capitales) o que tienen un efeao de atracción hacia el in- geográfica de la capacidad de producción, por otra pane, se enfrenta a mayores li-
re.rior (por ejemplo, ·la innúgracióo). En segundo lugar, revoluciones tecnológicas mitaciones. Cuanto más depende un sector del capital 6jo e inmovilizado de vida re-
que liberan a la producción y al consumo de las restricciones espaciales, junto coa lativamente duradera, más dificultades tiene para moverse sin experimentar deva-
la mejora en la capacidad de superar las barreras espaciales y de aniquilar el espa- luación. Estas capacidades diferentes de movilidad geográfica de los distintos estados
cio mediante el tiempo, hacen que los limites de una región se vuelvan altamente dd capital dentro del proceso total de circulación del capital introducen codo tipo
porosos e inestables. La especialización terri torial y los vínculos incerregionaJes au• de tensiones inherentesa ese proceso de circulación en el espacio.
mentan con la creciente facilidad de integración espacial. En tercer lugar, la lucha Las dejaré a un lado por d momento para pasar al punto fundamental. Cada.for-
de clases dentro de lW territorio puede forzar a los capitaJjstas o a los trabajadores ma de movilidad geog.ráfica del capital requiere infraestructuras espaciales fijas Y se-
a buscar en otra parte las condiciones más propicias para su respectiva superviven- guras para poder funcionar con eficacia. La incre10le capacidad de mover el dinero
cia. Finalmente, las revoluciones de las formas de organización capitalista (el as- por todo d mundo, tan caracte .rísrica de la era contemporánea, oo sólo exige un sis-
censo del capital financiero, las sociedades anónimas mulúnacionales, la fabricación tema de celecomuoicaciooes bien organizado sino, como mínimo, un respaldo segu-
en plantas filiales, etcétera) permiten un mayor control sobre espacios progresiva- ro al sistema de crédito por parre de insriruciones estatales, financieras y jurídicas. Se
mente mayores por parte de los capitalistas asociados. pooeo así de mani6esto la territorialidad del dinero y la imponaocia del poder esta-
Dichas fuerzas tienden a socavar cualquier coherencia estructural dentro de un tal para garantizar la calidad del dinero dentro de su territorio. De igual manera, la
territorio. Pueden hacer más hincapié en la división internacional que en la división capacidad para mover mercaoóas depende de la construcción de un sistema de
localmente integrada e inducir que la interdependencia incerregional sea más signi- transporte avanzado, eficaz y estable n:spaldado por codo un conjunto de infraes-
ficativa que la coherencia regionalmente definida. Pueden hacer que los lúnites te• tructuras sociales y físicas (desde servicios jurídicos hasta almacenes) que faciliten y
rricoáales sean inadecuados y forzar su modificación. Pueden incluso debilitar el garanticen el intercambio. La producción, por su pane, no sólo usa el capital fijo e
poder local o del Estado-nación mediante la producción de una crisis pn:supuesta· inmovilizado directamente empleado por ella, sino que también depende de toda
ria cuya solución exija un ataque respaldado por el Estado a los niveles de vida de 1 una matriz de servicios físicos y sociales (desde alcantarillas a científicos) que deben
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estar disponibles m sttu. De ello se deduce que los produetores pueden mejorar su físicas inmovilizadas -que hacen falta para garantizar la reproducción de una fuerza
capacidad de moverse en la ,:nedida en que ouos agences (principalmente el Estado) de uabajo en cierta cantidad y con una determinada calidad.
se responsabilicen de panes cada vez mayores de los costes infraescrucrurales fijos e Podemos ahora deducir una conclusión fundamental. La capacidad del capital v
inmovilizados. La creciente movilidad del capital de producción en las pasadas dos de la fuerza de trabajo para moverse con rapidez y a bajo coste de un lugar a otr~
décadas ha derivado exaetamente de cales estrategias. depende de la creación de infraesrrucnuas físicas, seguras y en gran medida inmo-
Considérese ahora la movilidad política de la fuena de trabajo. Predominan a vilizadas. La capacidad para superar el espacio se basa en la producción de espacio.
esre respecto todo tipo de contracorrientes, complejas que no obstante nos llevan Lasinfraestructuras necesarias absorben. sin embargo, capital y fueaa de traba 10
a un resultado básico similar. Desde d punto de vista del proceso de desarrollo ca- en su producción y mamenimienco. Nos aproximamos aquí al núcleo de Ja parado-
pitalista, la libre movilidad geográfica de la fuerza de trabajo y su fácil adaptación ja. Una porción del capital y de lo fuerza de trabajo totales debe ser inmovilizada en
a la cambiante circulación del capital en el espacio parece una condición necesaria. d espacio, congelada en su lugar, para facilitar una mayor libertad de movimiento
Por v:ru pane, los capitalistas individuales prefieren claramente una fuerza de tra- alresto. Pero también se puede inverrir por completo al argumento. porque la vta-
bajo estable y fiable y una ofena de trabajo cautiva (con adecuados excedentes de bilidad del capital y del trabajo invenidos a la producción y al mantenimiento de
fuerza de trabajo que garanticen al capitalista el control sobre el proceso de traba- dichasinfracsrrucruras sólo puede asegurarse si el capital rcstame circula por sendas
jo y las tasas salariales). Con este fin, pueden respaldar activamente los procesos bá:· espaciales durante un lapso temporal concordante con d parrón geográfico y la du-
sicos de reproducción social (educación, religión, asistencia sanitaria, servicios so- ración de dichas dedicaciones. Si no se cumple esca condición -por ejemplo, si se
ciales, incluso seguridad social) destinados a la producción y conservación de una genera insuficiente tráfico para hacer que el ferrocarril sea rentable, o s1 no se ex-
determinada cancid:ld y calidad de la fuerza de trabajo en un territorio dado. Pue- pande la producción después de una enorme inversión en educación- el capital y el
den respaldar las acciones estatales que restringen la libre movilidad de la fuerza de trabajo invertidos se devalúan. Los cambios geográficos en la circulación de capital
trabajo. Los trabajadores, por su parte, se enfrentan a un dilema similar. Si no pue- y en el despliegue de la fuerza de trabajo pueden tener sobre las infraestructuras fí.
den huir por completo del sistema de salarios, presumiblemente se moverán para sicas y sociales un impacto can desuucnvo, aunque geográficamente especifico ,
mejorar sus salarios reales, sus condiciones de trabajo, etcétera. La ironía a este res- como los trastornos temporales descritos anteriormente.
pecto es que el proceso de desarrollo capitalista se basa exactamente en dicho com- Pecmíraseme ahora resumir d argumento. La coherencia regional escrucrurada ha-
portamiento para coordinar la demanda y la oferta de fuerz~ de trabajo en el espa• cia la que úenden la circulación del capital y el intercambio de fuerza de trabajo bajo
cio. Pero por otra parte, los trabajadores también pueden mejorar su situación si se restricciones espaciales tecnológicamente determinadas tiende a su vez a ser debilitada
quedan en un lugar, se organizan colectivamente y luchan por alcanzar una vida me- por las poderosas fuerzas de la acumulación y la sobrcacumulación, el cambio iecno -
jor. Con este fin, pueden crear sus propias infraestructtuas ¡ ociales y ñsicas (o acep- lógico y la lucha de clases. La capacidad debilicadora depende, sin embargo, de las mo-
tar las promovidas por la burguesía), lucluu por controlar el aparato estatal y de esa vilidades geográficas del capital y de la fuerza de trabajo; y éstas dependen, a su v~.
forma aumentar su capacidad para mejorar su vida. Y en la medida en que tengan de la creación de infraestructuras fijas e inmovilizadas cuya permanencia relativa en el
éxito, también pueden respalcbr medidas que restrinjan la movilidad geográfica de paisaje dd capitalismo refuerza la coherencia regional estructurada que está siendo de-
la fuerza de trabajo (la inmigración en panicular). Lo tensión entre la libre movili- bilitada. Pero entonces la viabilidad de las infraestruccuras se pone a su vez en riesgo
dad geográfica y los procesos de reproducción organizados dentro de un territorio mediante la acción de las movilidades geográficas que éstas facilitan.
limitado existe para los capitalistas y los trabajadores por igual Y la solución de esa El resultado sólo puede ser una inestabilidad crónica en las configuraciones regio-
tensión para cualquiera de ellos depende crucialmence del estado de la lucha de cla- nales y espaciales, una tensión dentro de la geografía de la acumulaaón entre la fijeza
ses. La huida del capital (y el consiguiente debilitamiento de la coherencia cerrito- y el movimiento, entre la creciente capacidad para superar el espaao y las esuueturas
nal y del poder estatal) es una respuesto ápica a las victorias de la clase trabajado- espaciales inmovilizadas que hacen falta para dicho fin. Deseoresaltarque esta inesta-
ni en un territorio, a1 igual que la movilidad individual de los trabajadores para bilidad es algo que ninguna cantidad de intervenciorusmo puede curar {de hecho, tie-
escapar a las formas más crueles de explotación capitalista. De nuevo dejaré por el ne d hábito de generar todo cipo de consecuencias inesperadas a partir de poüticas es-
momento dichas tensiones a un lado para llegar a mi argumento inmediato: nada de tatales aparentemente racionales). EJdesarrollo capitalista debe avanzar por d 610de
esto puede ocurrir de manera complet.unente ajena a las infraestructuras sociales Y navaja entre conservar d valor de compromisos asumidos en determinado lugar en el
·i
•f
352 1
353
·t
pasado, o devaluarlos para abrir nuevo espacio a la acumulación. El capitalismo lucha•º ~ , prar la paz y las destrezas dd trabajo local negociando los salarios y las condiciones
perperuameme, en consecuencia, por crear un paisaje socialy físico a su propia úna. -~ ,._de uabajo. Las facciones de trabajadores que mediante la lucha o debido a la esca-
gen Y exigencia, para sus propias necesidades en un momento determinado en el 0011_ ' • sezhan conseguido crear islas de privilegio en un mar de explotación también se
po , sólo para cienamcnte debilitar, desestabilizar e incluso destruir ese paisaje en un:_ , unirán con seguridad a la causa de la alianza para conservar sus ventajas. Si un
momento posterior en el tiempo. Las comradiccioncs internas del capitalismo se ti- .: acuerdo local entre el capital y el trabajo es útil para la acumulación y para el nivel
presan mediante la remodelación y recreación continua de paisajes geográficos.Éste es " .de vida de los trabajadores (algo que puede darse durante un tiempo ), tal vez lo
el son al que la geografía histórica del capitalismo debe bailarincesantemente_ ••_ ~ · aPoyela mayoría de las facciones de la burguesía y de la clase trabajadora . Y la
- '"" ,: l. ¡¡,(janzatampoco es, quiero resaltar, de carácter puramente defensivo. La experien-
,l'6,: ·• cia demuestra que una economía regional organizada con eficacia (esa coherencia
La form~ción de alianzas de clase regionales y la inestabilidad -~. ·,:: ¡ estructuradaa la que ya hemos hecho referencia), repleta de infraestructuras socia-
de las ffilSmas ~~~ ~ lesy físicas adecuadas, puede ser beneficiosa para la mayoría. El fonalecimicnco co-
_; munitario y regional se convierte en pane importante del juego, ya que todos los
Todos los agentes económicos (individuos, organizaciones, instituciones) tomio ~~ dcmentos de la alianza intentan capear y contener la totalidad de los beneficios que
decisiones sobre la circulación de su capital o el despliegue de su fuerza de trabajo 't pueden obtenerse de canalizar los flujos de capital y de fuerza de trabajo al terrico-
eo un contcxco marcado por una profunda tensión entre separarse e irse adonde la f: ño que se encuentra bajo su control. La lucha por la solidaridad comunitaria, re-
tasa de remuneración sea más elevada, o quedarse , apegados a compromisos pasi • ~onal o nacional como ideología subyacente a la alianza puede respaldar, reconsti-
dos paca recuperar válores ya materializados . La manera de solucionar esta tcnsióq ruir y en algunos casos (como creo que puede demostrarse respecto a Estados
entre la inmovilidad y el movimiento es fundamental para nuestra teoóa. Es d . , Unidos) crear activamente culturas y tradiciones locales y regionales. La conclusión
puente conceptual que nos permite, si lo construimos adecuadamente, integrar la · ,¡. es indudible: si las estructuras regionales y las alianzas de clase no existieran ya, los
historia de la dinámica capitalista ofrecida por Marx con la geografía de la clinámi- i ,._· procesos que funcionan en el capitalismo las crearían necesariamente.
ca capitalista presentada por Lenin. ·. Adelanto esta propuesta independientemente de cualquier apelación al concep-
Lo que intentaré demostrar es que las alianzas de clase regionales, imprecisa- ro de Estado, porque deseo resaltar que el impulso hacia la formación y la disolu-
mente establecidas en un territorio y por lo general (aunque no de manera cxclusi- - ción dd Estado bajo el capitalismo debe encenderse en el comexto de las fuerzas
va o única) organizadas a través del Estado, son una respuesta necesaria e ioevita-.. que contribuyen a la formación y a la disolución de alianzas de clase regionales. El
ble a la necesidad de defender unos valores ya materializados y una coherencia' Estado es diferente, sin embargo, de otros agentes en diversos aspectos. En primer
regional escructurada ya conseguida. La alianza también puede promovcr ·activa;- • lugar,su personal tiene como objetivo el territorio y la integridad dd territoriQ en
menee condiciones favorables para la nueva acumulación en su región. Pero de- un grado no caracteristico de otros agentes. En segundo lugar, debido a su autori-
mostraré también que dichas alianzas son irremediablemente inestables. No pueden dad, puede dar forma y cohesión más firmes a las alianzasde clase regionales me-
contener las fuerzas fundamentales que componen las crisis mienrras interiorizan • diantelas instituciones de la ley, la gobernación, la participación poütica y la nego-
divisiones entre clases y entre facciones potencialmente explosivas. Sus límites son ciación, la represión y d poder militar. En tercer lugar, puede imponer límites
también muy porosos y están sujetos a modificación . relativamente firmes a bordes geográficos de otro modo porosos e inestables. Por
Diferentes facciones de capital y trabajo tienen diferentes intereses denrro de un último, debido a sus competencias fiscales y al concrol de la política presupuestaria
territorio, dependiendo de la naturaleza de los acrivos que controlen y de los privi- y monetaria , puede promover y sostener activamente esa coherencia regional es-
legios con los que cuenten. Algunas son más fáciles de atraer que otras a una alían• trucrurada de la producción y el consumo a la que d capitalismo tiende en codo
za de clase regional. Los propietarios de cierras y de inmuebles , los promotores Ylos Cl!SO, y asumir las inversiones en infracscrucrura que los capitalistas individuales no
constructores, quienes poseen deuda hipotecaria y los funcionarios estaroles son podrían abordar. También puede convertirse en agente central para la promoción
quienes más pueden beneficiarse. Los sectores de producción que no pueden mo- de la ideología nacionalista. Por todas estas razones, el Estado es clave para la ex-
verse con facilidad (debido al capital fijo qiue emplean o a otras rcsrricciones cspa- presión de la tendencia a formar alianzas de clase regionales , y añade su propia ló-
ciales) tenderán a apoyar una alianza y a dejarse tentar o a verse obligados a com- gicaespecifica a este proceso subyacente fundamental .

354 355
El resultado 6nal es una alianza de clase regional que normalmente se basa en er~· La búsqueda de la «solución espacial»
••
aparato de poder estatal, estimula d fonalccimiento comunitario y se csfucaa P<>t
propiciar la solidaridad comunitaria o nacional como medio para promover y de. Volvamos ahora a la cuestión inicial, adecuadamente modificada para tener en ••
fender una amalgama de diversos intereses de clase y de facción dentro de un tcni,
torio. La competencia espacial entre localidades, ciudades, regiones y naciones ad-
quiere un nuevo significado a medida que cada alianza regional intenta cape.ar.y· ·
retener beneficios en competencia con otras. Los procesos mundiales de lucha de .• •
cuentalas condiciones geográficas generales bajo las cuales se produce la acumula -
ción. Ante una «dialéctica interna» que tiende al desequilibrio, ¿puede una alianza
regional mantener su cohesión y evitar la sobreacumulación y la devaluación me-
diante la expansión y la reestructuraoón geográficas? ¿Es posible enajenar y remu -
••
clases parecen disolverse ante nuestros ojos en una variedad de conflictos inter~ - ·,:- nerar los excedentes de capital y de fuerza de trabajo estableciendo relaciones ex-
r ·-
gionales. Len.inse confirma. • cernas con otras regiones?
Pero los procesos tan bien descritos por Marx menoscaban la estabilidad dé, Unaexpansión del comercio exterior de poco o nada sirve para resolver el pro -
cualquier alianza de clase regional. La acumulación y la sobreacumulación, lalucha
de clases y d cambio tecnológico desestabilizan y c:ransfonnan las alianzas regioÓa.-~
les dd mismo modo que afectan a codas las con6guraciones espaciales 6jas. Incluso' .: •
blema. Las mcrcanóas excedentes se venden y pronto se recibesu equivalente en va-
loren forma de otras mercancías. Esto no sirve para aliviaruna situación de excedente
· general Si, sin embargo, el comercio se financia mediante crédito (o el país afectado

los aliados más sólidos de una alianzaregional pueden sentirse tentados a abando- estádispuesto a mantener indefinidamente una balanza comercial negativa) las cosas
narla, hasta en d mejor de los tiempos; y en el peor de los tiempos, d comporta". ~ parecen muy distintas. Una región puede prestar capital monetario excedente a otra
miento individual se vudve muy impredecible. La competencia fuerza a todos los y de esa manera financiar la compra de sus propias mercanáas excedentes, garann -
agentes económicos a mantenerse alerta en busca de la principal oportunidad para zando así el pleno empleo de su capacidad pcoducnva y de su fuerza de trabajo. Esta
realizar un cambio geográfico que les conceda ventaja sobre sus rivales. La inesta- . combinación de desplazamiento temporal y espacial puede funcionar bien , a menu-
bilidad se produce en parte porque los individuos no tienen el lujo de saber con do durante extensos periodos de tiempo. hasta que vencen las deudas. La única ma-
exactitud qué harán sus rivales. Problemas similares surgen en el ámbito de la lu- nera de poder pagarlas es ampliando lasimportaciones de mercanáas, lo cual sólo sír-
cha de clases. Aunque el capital y el trabajo puedan establecer una alianza cn.algü- • ve para exacerbar el problema de la sobreacumulación en el interior. De lo concrano ,
nas cuestiones (obstáculos a imporuiciones baratas, por ejemplo) u optar pór una: lasdeudas no pueden pagarse y el dinero prestado se pierde.
fónnula conciliatoria en otras (los procedimientos de negociación colectiva, por La fuerza de trabajo excedente puede enviarse al extranjero a fundar colonias.
ejemplo), el antagorusmo enue ellos nunca puede desaparecer por compleLo. Y Esta solución plantea dos problemas. En primer lugar, si el trabajo puede rrasla-
cuando la lucha de clases se agudiza, la alianza se vuelve cada vez más frágil Algu- • darse libremente a una existencia no alienada en cualquier frontera, se pi~de el
nas facciones del capital pueden sentirse tentadas a huir completamente de 1are: control dd capitalista sobre la oferta de trabajo interna y se debilita una condición
gión o a atacar al poder de los trabajadores mediante amenazas de irse o de abrir importante para la perpetuación del capitalismo. En segundo lugar, la exportación
vías a las importaciones baracas o a trabajadores inmigrantes que cobren salarios ba- dela fuerza de trabajo sobrante no ayuda al capital excedente que queda atrás, a no
10s, por ejemplo. Dichas amenazas tal vez se ganen el antagonismo de otras faccio- su que éste sea absorbido mediante una demanda creciente desde lascolonias. Pero
nes del capital que no pueden escapar tan fácilmente a los compromisos locales. Fi- entonces la colonia debe producir mercancías para pagar los bienes que compra . Y
nancieros, productores, comerciantes, terratenientes, etc. no están necesariamente. eso significa más excedentes de mercancías y de capital a largo plazo .
de acuerdo entre sí. Y el trabajo, que en un momento adoptó políticas conciliado- La exportación de capital que no va acompañada de fuerza de trabajo o d Ou10in-
ras para consolidar su posición en la alianza de clases, puede sentirse tentado 11re- verso de fuerza de trabajo sin capital pueden tener un efecto paliativo temporal y es-
sucitar exigencias más revolucionarias. Las condiciones para b ruptura y la desin· caso en la tendencia a la sobreacumulacióa. El beneficio se produce porque l.1rápida
tegración de la alianza regional siempre están presentes. Al final, la dinámica del expansión de la oferta de trabajo forma, como ya hemos visco en este arúculo, una
capitalismo tiende a resquebrajar las mismas alianzas que inicialmente promueve. basemás segura para la acumulación relativamente aproblemá.tica de lo que se daría
Las tensiones se vuelven especialmente fuertes en condiciones de crisis. Entonces en condiciones de bajo crecimiento de la población. Se movilizan entonces procesos
parece que la única manera de mamener intacta la alianza es buscar una solución deacumulación primiriva fuera de la región como medio para gestionar y controlar la
externa a los problemas de la región. · ofwa de fuerza de trabajo en relación con el capital disponible dentro de la región.

356 357
De ese modo disminuye el impulso de crear excedemes de trabajo domo de la rcgióo .
' razón fue wi campo de absorción de excedentes mucho menos significativo que, por
mediante procesos incemos a la citculación dd capital. El efecto es «escaso» desde el ejemplo, Esudos Unidos. El mismp principio se manifestó después de la Segunda Gue-
punto de vista de la mayoría de los trabajadores, aunque para los grupos privilegiad0s rra Mundial. Los excedentes estadounidenses encontraron mucha más acomodación en
de una alianza regional los efeccos pueden ser positivos, porque en el interior puede Europa Occidental y Japón que en el Tercer Mwido, pero fueron aquellos los que plan-
mantenerse wi pleno empleo relativo. Dichos grupos privilegiados pueden respaldar tearon elmayor reto compecirivo para Estados Unidos en los mercados mundiales.
los programas de inmigración temporal controlada y el neocolonialismo externo Hay, evidentemente, un éallejón sin salida del siguiente cipo: para que la nueva re-
como cuestión de interés propio inmediato. Pero a largo plazo, el aumento de laúa. .. gióo absorba los excedentes, debe pennitírsele evolucionar libremente hacia una
sas de explotación y de expansión produce cada vez más capital. De manera que por economía plenamente capitalista que acabará por producir sus propios excedentes y
importantes que sean los procesos de acumulación primitiva en el exterior, no pro- de ese modo entablar una competencia internacional con la base original. Si la nue-
porcionarán una solución permanente alproblema, aunque no haya un límite a lapo- va región se desarrolla de manera restringida y dependiente , la tasa de expansión no
blación disponible y no encuentren resistencia alguna. serásuficientemente rápida para absorber los excedentes cada vez mayores de la eco-
Si, sin embargo, d exceso de capital y de fuerza de trabajo se utiliza para crea( " nomía original. Se produce la devaluación: a no ser, por supuesto, que se puedan
nueva capacidad productiva en nuevas áreas, los excedentes se absorberán durante · abrir nuevas regiones al crecimiento. El efecto, sin embargo, como hace tiempo ob-
periodos mucho más largos. La inversión en infraestructuras básicas, como hemos servaron Marx y Leoin, es extender las contradicciones del capitalismo a esferas cada
visto, opera a largo plazo, mientras que la expansión continua de roda una nueva· vez más amplias y darles una amplitud de fwicionamieoto cada vez mayor.
economía capitalista regional crea una demanda continua y creciente de excedentes Pero, nota hene, el capitalismo puede abrir un considerable espacio de respir o
de capital y fuerza de crabajo producidos en el interior. El único problema de esta para su propia supervivencia acudiendo a la «solución espacial», en especial cuan -
solución es que la nutva economía regional tiende a alcanzar su propia coherencia do se combina con desplazamientos temporales como los descritos antes. Es como
estructurada interna, a modelar su propia alianza de clases para promover y prote- si, habiendo intentado aniquilar el espacio mediante el tiempo, el capitalismo com-
ger sus intereses, y está en sí misma destinada a volverse expansiva, tecnológicarnen~ prara tiempo para sí mismo a parcir del espacio que conquista. Así, aunque poda-
te dinámica, acosada por la lucha de clases e inherentemente inestable. Empieza tam· mos seguir afirmando que las crisis no pueden evitarse a largo plazo, tenemos que
biéo a producir excedentes de capital y de fuerza de trabajo que cada vez resultan aceptar que el largo plazo puede durar mucho. Pero el largo plazo también debe es-
más difíciles de absorber. También ella se ve obligada a largo plazo a buscar su pro- tar salpicado de lo que antes he denominado intensas «crisis de desplazamiento»,
pia «solución espacial». Al hacerlo, se encuentra inevirablemcnte en competencia momentos catastróficos que remodelan coda la geografía de la acumulación de ca-
con el país de origen eo el mercado mundial y, si gana, puede provocar la deval~- pital, descomponen las estrucruras espaciales rígidas y las alianzas de clase regiona-
ción en la economía de origen mediante la competencia internacional. Por tomar un les, incluso debilitan el poder de las formaciones estatales y las reconstituyen en una
ejemplo obvio, en el siglo XlX, enormes canñdades de capitaJ cxcedeme y de fueaa nueva configuración geográfica capaz de acomodar mejor la poderosa dinárnic~ ex-
de trabajo fueron desviados de Gran Bretaña a Estados Unidos, pero al final fue Es- pansiooisca, conflictiva y tecnológica de un flujo de capitales inquieto y cambiante
tados Unidos el que derrotó a Gran Bretaña en el mercado mUnd.ial. (Harvey, 1978; 1982, cap. 13). Pero perpetuamente surge la cuestión de qué ocurre
Para evitar dicha eventualidad, el país de origen debe imponer a la nueva región for- cuando, por cualquier razón, la «solución espacial» se frustra y las deudas contraí-
mas de desarrollo dependientes. La economía subordinada sólo produce entonces lo das en el desplazamiento tempor.11 deben saldarse.
que el país de origen quiere y en las cantidades que éste necesita. El libre desa.crollode La exclusión de cualquier solución espacial permite a Marx concentrar su aten-
un nuevo capitalismo regional se mantiene bajo vigilancia; y sea cual sea la alianza ción eo los procesos fwidamentales de la formación de las crisis. La teoría de la so-
de clase regional que surja, d país de origen la mantiene firmemente bajo control. Pero breacumulación-devaluación revela el intenso poder destructivo que acecha bajo la
el territorio dependiente no puede entonces expandirse con suficiente rapidez como fachada de progreso tecnológico y racionalidad del mercado que presenta el capi-
para absorber los excedentes originados en d país inicial. La exportación de apita! talismo. En el transcurso de una crisis, se devalúan y destruyen enormes cantidades
promo cae en una mera relación comercial que no puede hacer nada por aliviarlos pro- de capital, los trabajadores y su fuerza de trabajo sufren un destino parecido, y los
blemas de sobreacumulación subyacentes. Así India , bajo d dominio británico desde el capitalistas se devoran y liquidan mutuamente en esa «guerra de todos contra to•
comienzo, no supuso un reto competitivo para la industria británica, pero por la misma dos» que constituye el sello de6nitivo del modo de producción capitalista.

358 359
Lo que Marx no anticipa en ninguna pane pero Lenin destaca es la COllVCrsióo da(privada y pública , local, nacional e internacional) ya grave, a~ulada a lo largo

de este proceso en una lucha económica, política y militar enue Estados•nación. He- demuchos años de rápida y, en retrospectiva, excesiva formación de capital ficticio .
mos planteado ahora una propuesta más general. Ante los inexorables procesos ~ , Lacapacidad de absorber excedentes de capital y fuerza de craba¡o mediante d des -
formación de crisis, la búsqueda de una solución espacial conviene la amenaza pJazamientotemporal y ge9grá6co, al menos bajo lascondiciones generales estable-
de devaluaoón en una lucha entre alianzas regionales inestables sobre quién debc50- delasen el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, parece
portar d embate de la crisis. Ante la perspectiva de dividirse en mil pedazos en gue~ ' haberdesaparecido. La única solución congruente con esas condiciones es que d dé-
rrn, puede consolidarse una alianza regional que dirija sus tendeoáas destructivu . ficitenjugue la quiebra y la quiebra pague los déficit.
hacia el exterior. La exportación del desempleo, de la inflación Y de la capacidad_ Aparte de una expectativa tan irreal, sólo podemos esperar una creciente ole-ada
productiva ociosa convierte las opciones en un juego sucio. Guerras comerciales, dedevaluación que desbarate lasalianzas de clase regionales y enturbie las relacio -
~, ' •
competencia desleal, aranceles y cupos, restricciones al flujo de capitales y al camb10 nes encre ellas. Abundan las respuestas proteccionistas de todo upo (no sólo a es-
exterior, guerras de cipos de interés, políticas de inmigración, conquista colonial, · .\ cala nacional y ni mucho menos limitadas a aranceles y otros mecanismos conven - ~
subyugación y dominio de economías tributarias, reorganización forzosa de la divi-,: . cionales). Se efectúan movimientos resueltos para exportar la devaluación a ouas ~
s1ón territorial del trabajo denuo de los imperios económicos (incluso empresaria-• · regiones. La industria siderúrgica estadounidense en alianzacon los sindicatos, por
les) y, finalmente, la destrucción física y la devaluación forzosa alcanzadas mediante ... tomarun ejemplo reciente, fuerza lasrestricciones a imponaciones más baracas de
"
el enfrcmamiento militar y la guerra, pueden incluirse como pane integrante de los
procesos de formación y resolución de lascrisis. La búsqueda de la «salución espa-
cial» adopta un ~ perniciosamente competitivo y quizá incluso violento.
•· Europa y Ja pón, que a su vez restringen las imponaciones de Brasil y Corca del Sur.
Pero después la siderúrgica estadounidense cede a la tentación y decide imponar "
{:
acero en láminas británico, más barato, provocando por igual las críticas de sus
competidores y de los sindicatos , que la acusan de socavar cl interés nacional y de .-
La geopolítica del capitalismo
exportarpuestos de trabajo a cambio de un ligero beneficio comercial.
Mediante miles de procesos de este tipo, se producen cambios regionales e inter -
naóonales en d poder político y económico, que las políricas de los discintos go-
'"
El ano 1980 dio inicio a una década difícil y peligrosa en la geografía histórica .
del capitalismo. En 1983, el desempleo se habia disparado por encima del 10 por 100
en la mayoría de los países industriales (con la notable excepción de Japón) Yla ca-
biernos parecen impotentes para prevenir recurriendo a métodos normales. De he-
cho,las políricas nacionales e internacionales pierden la coherencia que pudieran
haber tenido. Los planes para mejorar la competitividad de la industria dentro de
'
í
pacidad productiva inutilizada ylas existencias no vendidas habian aumentado a ni-
veles inauditos. La censión inflacionaria de finales de la década de 1960 Y la estan·
ilación de la de 1970 parecen, vistas en retrospectiva, meros preludios de una crisis
una alianza regional suponen acelerar los cambios tecnológicos que en el interior
apanan al trabajo vivo de la producción y al mismo tiempo exportan d desempleo
alexterior. Las políticas diseñadas para exportar la devaluación al Tercer Mundo no
'•
f
clásica de devaluación del capital y de la fuena de trabajo bajo condiciones de so- sólo desencadenan revueltas en Sao Paulo y Santiago, sino que ponen en peligro la (
breacumulación desenfrenada. enorme deuda de dichos países. Dicha deuda, que en un caso clásico de desplaza -
La división inrerregional e incemacional del uabajo está ahora en vías de racio-
nah.z.acióny reconstrucción mediante una mezcla de fuertes procesos de cambio tec•
nológico y movilidad geográfica del capital. Los anteriores parrones de coherencia
miento geográfico y temporal combinado, aumentó de poco más de 20.000 millones
dedólares a casi 200.000 millones en el caso de los tres países más endeudados (Bra-
sil,México y Argentina) entre 1972 y 1983, parece ahora en buena medida incobra -
''
{.
regional es1án siendo descabalados, mientras las uadicionales alianzas de clasere- ble.Losdiez bancos más importantes de Estados Umdos. que poseen casi 40.000 mi-
gionales se desintegran o se consolidan forzosamente en un intento de proye~~r la llonesde dólares de esa deuda, se enfrentan a la ruina financera en caso de impago. f
devaluación hacia cl exterior . Los nuevos diferenciales geográficos de producnviclad
1
¿F.o tales circunstancias tiene la Reserva Federal otra opción que relajar la ofc.rcade e
que han surgido generan a su vez drásticas transf ocmaciones de los parrones Ydelos dinero en Estados Unidos, rescatar a los bancos, y volver a encender las fuerzas in-
flujos de dinero mundiales y regionales, creando condiciones de inestabilidad mo- ternas y externas de la inflación? Y en cualquier caso, la única manera de que se pue -
'
netaria crónica a escala nacional e internacional. Las incertidumbres geográficas ha-
cen que los horizontes temporales se acorten, exacerbando así un problema de deu· 1dapagar la deuda es ampliando las imponaciones del Tercer Mundo, lo cual sign.i.6-
ca, en un momento de devaluación general, importar desempleo a Estados Unidos . ''
360
~ 11
I 361 •t
Si los abrumados por el déficit avalan la quiebra, ¿cómo puede la quiebra sald ~ :e En tales condiciones, sólo podemos contemplar con nerviosismo la historia cco-
déficits sin profundizar los problemas de los afectados por d déficit? ar · JIÓI!llCll
y diplomática de la década de 1930, ese tonurado preludio a una guerra in-
Losrealincamicruosy los conllictosgeopolíticos parecen inevitablesen tales • : • · planetaria que c.ambiómás la geografía histórica dd mundo que cual-
tcJC8.pitalista
ciones. Hasta la OTAN, d elemento geopolítico fundamental del capitalismod~- • quierocrasecuencia de acontecimientos eo la historia. ¿Puede eso repewse ? Y,de ser
guerra, está amenazadapor las rivalidadeseconómicas internas y la desafección.FJf ··· así,¿por qué? Lasanalogías puras quizá nunca satisfagan, pero pueden provocar un
de!~
tágono tal vez intente fornen~ .lasolidaridad 0T AN, pero es igualmentep~ · , análisisy una reflexión sérios. En primer lugar, deberiamos señalarla rapidez con la
que la Rcseiva Fed~ la ~ilite al adoptar ~líneas monetariasconsideradasadctiia..~ . quecambiaron los alineamientos geopolíticos y ~onómicos ante el caos cc_o_nómic~.
das p~ controlar la ioflaaon pero que tamb1enprovocan nivelesinaceptablesde de-· ·. : 1 • Aunqueen la décadade 1920 se dieron muchos signos que delataban Ja &agilidnd(hi.
valuaaoo en Europa Occidental. Laspolíticas dirigidasabiertamente por EstadosU •. · ,¡ perinilacióneo Alemania, rugiente desempleo en Gran Bretaña, ampulosidad espe-
dos contra el bl~e soviéri°:' afectannegativamentea países,como AlemaniaOccidcn~ cularivaeo Estados Unidos) la principal brecha geopolítica en d mundo era desde
que buscaron salidas al capital excedente en el comercio Este-Oeste (altercadossobic luegola existente entre la Unión Soviéticay las potencias capiraliscas.Pero en 1933 el
el crédito a la Unión Soviética,d gasoducto y la deuda polaca son casos recientes a · · H mundo capitalista se había dividido en muchos campos hostiles: los británicos se re-
respecto).Algunosgobiernos de Europa Occidental intentan obtener otra ronda de: · •1 fugiabanrras la Preferencia de la Commonwealth, los japoneses dentro de la «esfera
lución espacialmediante la exportación de crecimientocapitalistadescontroladoaJTer- ...._ elecoprospcridad» apropiada por la fuerza, y los alemanesa punto de embarcarse en
cer -~tundo (como se proponía cn d Infonne Brandt). Prevén un rcalineamicntogco. ,., unapolítica de ubensraum mediante d dominio polírico, económico y en último tér-
polioco de E'."'°Pª Ocsidental con las regiones más dinámicasdd Tercer Mundo y,al minoroilitar.Sólo Estados Unidos intentó en vano (por propio interés) sostener la po-
hacer!~, rrop1CZJ111COIJEstadosUnidos que, por ejemplo, sigue interpretando que la líóa de «puertas abiertas» en un mundo eo el que las alianzas de clases regionales
Doctnna Monroe significad derecho al dominio neocolonial(en nombre cid anr:iso, (con fuerte respaldo de la clase trabajadora en su mayoría) se encerraban cada vez
vic~mo y del anticomunismo) de buena pane de AméricaLitina. Los japoneses,per- más,política y militarmente, dentro de imperios comercialescerrados. Pero si la fuer-
cibidos corrcctamen~ como la principal ame.naz.icompcticivaparJ la hegemoníaco- te dinámica cx:pansionistaque culmioa en sobreacwnulación se mantiene ran inexo-
mercial de Estados Unidos y Europ.i Occidental, han creado un tipo especial de rablementecomo la hemos descrito, la alianzade claseregionalse enfrentaa la funesra
economía capiralisraalrrunemedinámica y cx:pansionisrapero también inflexiblea la opciónentre la depresión y (quizá)la revoluciónen el 10terioro el enf:remamientomi-
baja, con poca capaádnd de absorber la devaluación del capital o de la fuerza de tra - litaren el exterior (la forma suprema de «solución espacial»).
bajo. Losjaponesesaspiran temerosamentea consolidar su control en mercadosdelTer- En segundo lugar, a pesar dd incenso dramatismo de la política del New Dealen
cer Mundo mientras fortalecensu incursiónen el mundo industrializado. MienrrasWl· Estados Unidos o de la construcción de Autobahn en [autopistas) en la Alemania fas-
to, Es1adosUnidos olvida por fin PCllrlHarbour y en una apuesta por reducir su propia cista, no hay muchas pruebas de que dichas rransformacionesinternas de la sotjedad
carga defensivay su déficit presupuestario fomenta el rearme·de Japón , eo donde en civil resolvieran de manera algunalas contradicciones internas dd capitalismo. El
todo caso d militarismoestá resurgiendode manera silenciosa. desempleoseguía aumentando fuertemente en Estados Unidos en vísperas de su en-
Laspremisas aparentemente sólidas sobre las que se construyó d auge de posgue- trada en la guerra, y en 1939 se había producido pocao ninguna recuperación del
rra se han disuelto en d aire. Adiós al dólar fuenc y estable como eje del sistema mo- comercio mundial o de la reinversión, aparte de la directamente creada por los gas-
netario internacional(Breton Woods). Adiós, iambién, a los espacios abiertos ol api- tos públicos. Entonces. como ahora, la necesidad de responsabilidad presupuestarill
ralexcedente mediante b reconstrucción de las economíasdevastadaspor la guerra (d bloqueaba los planes mejor establecidos para absorber los excedentes de capital y de
Plan Marshall)y al compromiso de ampliar el comercio mundial mediancela elimina- fuerza de trabajo. Fue de hecho la Segunda Guerra Mundial la que produjo el ple-
ción de obstáculosal intercambio de mercuocfas(GAm y al flujode capitales. Lacre- no empleo y la reinversión. pero lo hizo en condiciones en las que enormes comida-
ciente competencia internacionale interregionaly la aceleracióndel cambio tecnológi- des de capital fueron físicamente destruidas y muchos trabajadores desempleados
co debilitan la dinámica expansionista y hacen entrar en barrena toda la economfa consumidos a modo de carne de cañón. Y fue preruamen1e la desigualdad geográ-
mundial. La «desintegración de Occidente» como tan grúficamentelo describe Mary fica de esa destrucción la que abrió en el periodo de posguerra nuevos espacios para
Kaldor, avanu a buen riano (Kaldor, 1978). ¿Puede detenerse la desintegración, evi- la absorción del capital excedente estadounidense al amparo de esa benévola «solu-
tarse la depresión, la revolución, la guerra (o una combinación de las tres)? ción espacial» conocida como Plan Marshall.

362 J1 .363

forjadasen la década de 1930!>aÜ(k.
En ccrcerlugar,las u-ansformac1ones111tCffiilS
cen hasta la insignificancias1se comparan con la drásuca reconstrucción Ínstituci<>naJ
cnadamenteequivocado y que la hiscoria u otros me demuestren pronto que lo estoy,
laperpetuación dd capitalismo en d siglo XX se ha comprado a coscade la muerte,
''
y geopolíticasurgida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Por insistenciade
Estados Unidos (convertida ya en la potencia hegemónicamundial), prevalecieron~
«puenas abiertas», reforzadas por diversas instituciones supranacionales (talesCOmo
d caos y la destruccion sembrados en dos guerras mundiales, que se han librado con
annasde destrucción cada v~ más perfeccionadas. Ciertamente la era burguesJ ha
sido testigo de un aumento de la fuerz3 destructiva superior al crecimiento de la
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el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) bajo el control efectivoesta-
dounidense y un acuerdo monetano internacional que de hecho convenía a este País""r,~
en el banquero del mundo. La disolución de los impenos comercialescerrados Oosbri.
fuerza
11111;
productiva tan esenaal para la supervivencia del capitalismo. El que 6te ne-
cesitaratambién el uso de esa fuerz3 destructiva parece una locura. Pero los ideólo-
gosdel capitalismo no vienen lágrimas sino que, como Schumpeter, c,mt.m himn~
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Lin1cosfueron obligados a desmantelar la preferencia de la Commonwealth a cambio dealabanza a lo que denominan la «destrucción creauva» a través de la cual e! capi-
del préstamo especialdurante la guerra) y la descolonizacióngeneraron numerososEs- talismotransforma dr-'asticameoteel mundo. aunque a buen seguro nuestras dificul-
1,1dosindependientes pero económicamente impotentes eo todo d Ten:cr Mundo (del • iadesactuales nos darán razones para pensar. A medida que se agotan las soluciones
mismo modo que habían surgido nuevos Estados en Europa después de la Primera 1cmp0rales y geográ.6casa la dialéctica interna de la sobreacumulación,vuelven a de-
Guerra Mundial).Todo se ordenó para evitar la aparición de bloques de poder rivaks
dentro del mundo capitalista y para facilitarla intemaconalización del capital (priná-
sacarse las tendencias del capitalismo a las crisis, se agudizan las rivalidadesinterim-
penalistas y acecha la amenaza de la autarquía dentro de imperios comerc1ale:; ••
palmente estadounidense) en condiciones de movilidad geográfica bastante rcstringi.
da de la fuen.a de tr'.lbajo. La cooptación y la represión,en d interior y eo d extranjc.
ro, se convinieron en cernaspolíticos domin.aotespara mantener d mundo abiercoa la
• cerrados.La lucha por exportar la devaluación dentro de un orden mundial en de-
smtegracióosale a pnmer plano, y la beligerancia domina el cono del discurso poÜ•
rico.Con esto vuelve la amena2a de la guerra planetaria, escavez librada con armas
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orculación del capital. Con este fin se forjaron nuevas alianzasy se establecieronnuc- de peder destructivo tao inmenso y demencal que m siquiera los más dotados po-
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vos cimientos para la cobesióo de alianzasde clase regionalesdentro de un marcoin- drian sobrevivu. El mensaje que hace mucho anotó Marx en ese cuaderno que se
ternacional. Y,por supuesto, la amerumi soviética y el anticomunismo se convirtieron
en la herramienta ideológica fundamental para garantizar la solidaridad de alianzas de
coovtroóen los Grundrisu nos advierte con mas urgenaa que nunca:
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clase regionalespotenaalmente competitivas. En la medida en que esta ideologíane- La dcstrucaón Violenta cid c-apitJ no mediante relaciones extenas a él sino. por el t
cesitaba una base material, el enfrencrumentogeopolítico con la Unión Soviéticay el
bloque comunista se luzo fundamental para lasupervivenciadel capitalismo,indepen-
dientemente de las políticas o de la acción soviéticas.
contrario, como condición de su autoconscrvaci6n, es la forma más asombrosa de acon •
scjar que debe desaparecer y deiiu-espaao para un estado de producción .ocia!m5.sde
vado (Marx, 197>. pp. 749-750)
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Éste es d marco geopolíuco relativamente estable en ·el que se produjo el auge fJ
de posguerra, el cual se halla amenazado por el propio éxito de esa dinámica. La so--
breacumulación y fo devaluación, como empezamos señalando, se mani.6estAnen
El capitalismo no inventó la guerra del mismo modo que no inventó la ~critu•
ra el conocimiento la ciencia m el arre. No todas las guerras, ni siquiera en la épo-
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· codas panes y la cohesión 1ncem.idel mundo capitalista en su conjunto, así como
de las alianzas de clase regionales en él CX!Stentes,amen3.Zállcon disolverse en un
ca contemporánea, pueden considerarse verdaderamente guerras capi1alisU1S
guerra no desaparecerá necesariamente de la escena hwnana con la desaparición del
. Y 1:,
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caos de fuerzas competitivas y enfrentadas. ¿Hay, puede haber, alguna forma de pre-
venir dicha des111tegracióny sus incontables horrores asociados? ¡
capitalismo. Pero lo que nuestra teoría pide firmemente es que veamos la su,;titu•
aón dd modo de producción capitalista, ese proceso de circulación exp.msionisra •
Réquiem a modo de conclusión l
y tecnológicamente dinámico que empezamo~ examinando, como condición nece•
sana para la supervivencia humana. Es, sostengo, una carea que debería constituir
el centro inmediato de cualquier átomo de nuestra aceocón colectiva
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El argumento teórico que he es1ablec1doaqtu es, st'btengo, tan fundamencal para


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elucicbr los problemas de nuestro presente como para interpretar la geografiahistó- l (l
rica del capic.tlismo.Si tengo razón, y me apresuro a añadir que espero estar excrc_-
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