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Los extraterrestres

Verónica tenía miedo… cada vez que le apagaban la luz y su mamá le decía:
“hijita a dormir”, todos los monstruos se aparecían en su habitación. A veces, el hilo de
luz que se colaba por la ventana le revelaba las sombras más terroríficas y entonces el
sueño se hacía imposible.
¡Mami parecen extraterrestres negros! –dijo Verónica, sozollando-.
Hijita, es sólo un sueño, además los extraterrestres son verdes, –dijo la mamá y
la abrazó fuerte-. Por eso te apago la luz, para que no veas nada –explicó-, pensá en
cosas lindas y vas a soñar cosas lindas; -y antes de que Verónica rompa en llanto, dijo
lo que ella esperaba escuchar- no te angusties más, hoy te dejo la luz prendida.
Esa noche, los sueños fueron de mil colores.
A la mañana siguiente, Melisa –una compañerita de la escuela- invitó a todas
las niñas de la clase a una Pijamada en su casa. Verónica se puso muy contenta, era la
primera vez que la invitaban a un evento así.
¡Qué lindo!, ¡Sí voy!, ¿y qué se hace en una fiesta de pijamas?-preguntó
apurada-
Comemos cosas ricas, miramos películas, hacemos juegos divertidos y después
contamos historias de terror –respondió Melisa-.
Quedó perpleja, pero no dijo nada, echó una sonrisa entusiasta y caminó al
salón haciéndose mil preguntas.
¿Historias de terror?, ¿desde cuándo eso es divertido?, ¿se darán cuenta de lo
miedosa que soy?, ¿en el cuarto de Melisa también habrá fantasmas como en el mío?
Y entonces se acordó de lo que su mamá siempre le decía: “pensá en cosas
lindas y vas a soñar cosas lindas”.
Seguro que vamos a estar con la luz prendida, además ningún monstruo ni
fantasma se atrevería a meterse en una habitación donde haya tanta gente –pensó-.
El día de la pijamada, la mamá de Verónica preparó unos sándwiches, le dio mil
recomendaciones, por último la abrazó muy fuerte y la llevó a la casa de Melisa.
Cuando llegaron, desde la vereda se escuchaba la música y el alboroto… todo
parecía una fiesta. En la planta baja los papás de Melisa estaba reunidos con amigos, y
las niñas estaban en la habitación de la planta alta.
Verónica enseguida se olvidó de todos los miedos, mientras miraban la película
de Rapunzel, comieron los sandwiches que llevó Verónica y las pizzas que cocinó la
mamá de Melisa, luego se pusieron los pijamas, se hicieron trenzas y jugaron al dígalo
con mímica de programas de TV.
El dígalo con mímica estuvo muy divertido, Verónica no paró de reírse y hacer
monadas, adivinó casi todos los programas e hizo ganar a su equipo de “Las princesas”.
Ya cansadas de tanto juego, Melisa agarró una linterna, apagó la luz, y
apuntándose la lámpara en la cara, con una voz ronca y tenebrosa, dijo: es hora de
contar las historias de terrooor. ¡Click!, prendió la luz y naturalmente preguntó: ¿quién
empieza? Ana y Sofía se peleaban por narrar la primer historia, mientras Verónica
estaba arrinconada, echa casi un bollito, no sabía cómo huir de la situación…hasta que
se le ocurrió la mejor excusa…
Chicas, voy abajo a buscar más jugo y papas fritas –dijo Verónica-.
Bueno, pero no tardes, voy a contar la Leyenda del Fantasma del Parque –dijo
Ana-.
Y yo les voy a contar la historia más terrible de todas… se llama el Niño Sombra
-agregó Sofía-.
No tardo nada –aseguró Verónica-.
Pedile a mi mamá las cosas, así te ayuda a traer, ¿o querés que te acompañe? –
preguntó Melisa-.
No hace falta, yo voy rapidísimo –y salió corriendo del cuarto-. Ya en el pasillo,
aminoró la marcha y mientras caminaba hacia la escalera pensaba…
¿Cómo hago para no escuchar esas historias de terror?, ¿me demoro?, ¿les digo
que tengo que volver a mi casa y llamo a mi mamá para que me busque? Pero si
mamá me busca a mitad de la noche, nunca más me va a dejar venir a una pijamada,
se va a dar cuenta de que tuve miedo.
¿Qué son esos ruidos?...ah, los papás de Melisa y sus amigos también están
jugando a Dígalo con mímica. ¡Qué buenos son para hacer las mímicas!.... ¿qué
programa o película será?, yo adivino todo, pero ésta no me la sé….mmmm, todos
tirados en el suelo y uno apuntándoles con un arma. Seguro es una película para
adultos, porque no se me ocurre que es. Y ¿por qué el hombre que apunta le dice a la
mamá de Melisa “dale, cantá”? , ¿será el programa de talentos?...Mejor me quedo un
rato más espiando, a ver si puedo saber qué es, así en la próxima pijamada lo hago.
Nooo… no puede ser… esos que están entrando por la cocina…. ¡son ellos! ¡los
extraterrestres negros!....mamá estaba equivocada los extraterrestres no son verdes,
estos son negros como los que vi en mi ventana el otro día. ¡No puede ser!, estoy
soñando. Voy a contarles a las chicas…
Chicas, chicas, llegaron los extraterrestres negros.
Te dije que me tocaba contar a mí la Leyenda del Fantasma del Parque -
reprochó Ana-.
¿Y dónde están los jugos y las papas?-preguntó Melisa-
¿Se oyen sirenas? –exclamó Juliana-
¿Y esos gritos? –dijo Andrea-
Y todo se volvió un caos… corridas, alaridos, lamentos y llantos.

Parece que mamá si tenía razón… La policía les sacó a todos sus máscaras, eran
hombres disfrazados. Finalmente los extraterrestres no son negros.
Estrella, muy bueno el trabajo, al principio pensé que faltaba algo, la
singularización, el ver desde el punto infantil una escena adulta, pero cuando
apareció el tema de los "extraterrestres negros" ahí la escena fue vista con
singularización por la mirada de la niña.
Muy bien aplicada la consigna

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