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LA ORACIÓN Y LA FAMILIA

1. LA FAMILIA DE ELCANA. 1:1-4.

El personaje principal de la historia es Ana, una mujer casada con Elcana. Elcana es
un efrateo, es decir, un hombre que nació en Belén. Elcana es un hombre piadoso y
temeroso de Dios, todos los años va a Silo a adorar ¡en este tiempo de la historia de
Israel esto era verdaderamente inusual! Entonces ¿por qué no tiene hijos? Es muy
probable que se haya casado con Ana por amor (v.4) pero que se casó con Penina para
tener descendencia.

2. EL PROBLEMA DE ESTA FAMILIA. 1:4-9.

Pero hay problemas dentro de la familia. Ana se encuentra bajo gran estrés. Es
inusual en el Antiguo Testamento que alguien sea descrito así como Ana, con tanto
detalle (vv.8, 10, 11, 15,16) ¿Cuál era su problema? ¿Qué pudo llevarla a tal punto
de depresión?

Primero: Es su situación social: Ana vive en un mundo, donde las mujeres viven y
se destacan por su labor de madres, no tener hijos era un gran problema. Si una mujer
no tenía hijos hablaban a sus espaldas y la criticaban, una mujer sin hijos era indigna
y despreciada por la sociedad. Una familia sin hijos tenía pocas posibilidades de
sobrevivir, cuando venían sus enemigos les quitaban todas sus cosas y destruían sus
cosechas, una familia con hijos podía volver a comenzar.

Segundo: Increíblemente la presión más grande sobre Ana ¡es Dios mismo! (v.5-
6,10) “El Señor no le había dado hijos” literalmente esos versículos dicen “el Señor
había cerrado su útero" ¡Dios era la causa, el origen de su tristeza!

Tercero: La otra esposa de Elcana. Penina aprovechaba esta situación para


perseguirla y humillarla públicamente y cada momento que podía para burlarse de
Ana.

Finalmente: Su propio esposo. Elcana en lugar de consolarla agrega más estrés en


ella (v.8). Sabemos que él ama a su esposa, pero sus palabras suenan a frustración
fijándose en los problemas que son obvios en lugar de su necesidad.

En resumidas cuentas, Ana es una mujer bajo mucha presión, cada año que suben
al templo (Que normalmente era un tiempo de alegría y fiesta) para Ana es un
recuerdo que Dios no le ha dado hijos, además es humillada por parte de Penina.
Cada vez que van al templo no es un tiempo de alegría para Ana, al contrario, su dolor
es a tal punto que ella ya no puede comer (v.7). Así pasa el tiempo en la familia de
Elcana y parece que nadie se percata del profundo dolor y sufrimiento de Ana. Hasta
que un año pasa algo diferente.

3. LA SOLUCIÓN PARA EL PROBLEMA FAMILIAR. 1:9-20

Según el vr. 9. Después de varios años Ana se cansó de vivir siendo la estéril. Y tomo
la decisión de ir directamente a la fuente de su problema. Va hacia el único
responsable que cerro su vientre, pero que también puede abrir. Ana pasa de largo al
sacerdote Elí quien duerme en su silla…Pero eso no detiene a Ana, ella sabe que los
sacerdotes no cerraron su vientre, así que pasa directo a hablar con Dios. ¿Cómo ora
Ana? Veamos su oración en el v.11 “…si tú te dignas mirar la aflicción de tu sierva… y
das un hijo a tu sierva… le dedicaré a tu servicio”.

Primero, ella usa la palabra “recuerda”. En el Antiguo Testamento cuando dice que
“Dios se acordó" no significa que Él se haya olvidado de algo, significa que Él hace
algo o que está por hacer algo en la vida de alguien. Entonces cuando Ana le dice
“acuérdate de mí” está diciendo “haz algo por mí."

Segundo, ella usa en sus votos la palabra “dar” y “dedicar” pero en el original es la
misma palabra: “si tú me das a mí, entonces yo te daré a ti”. ¿Le dará Dios un hijo a
Ana? Y ¿Le dará Ana su hijo a Dios? Elí el sacerdote despierta y al ver a Ana orar
piensa que está borracha ¡cuando ella está más consciente que el mismo Elí! Ella sabe
más y cuando le explica recién él le da una bendición en el v.17 usando la misma
palabra que usó Ana en sus votos: “El Señor te dará lo que has pedido”. Esto animó
mucho a Ana. Cuando regresa a su familia ya no está triste, puede comer y su
rostro no está triste.

El desenlace de esta historia comienza en el V. 19 con muchos verbos:


“levantar”, “adorar”, regresar”, “Elcana se llegó a Ana” y “el Señor se acordó de
ella”. ¡Ana tuvo un hijo! Y su hijo Samuel sería un hombre usado por Dios de una
manera tremendamente poderosa. Dios no olvida una oración que se siente en el
corazón. Ana oro a Dios, desgarrando su alma con amargura con llanto, el clamor
que no se siente no es clamor. Ana hizo voto de entregar a su hijo primogénito a
Jehová.
4. LA FAMILIA CONTINÚO ADORANDO A DIOS. 1:21−28.

Elcana vuelve a Silo para adorar a Dios, pero Ana no. Ana se queda a solas. En el
mundo antiguo se tomaban dos a tres años para criar un hijo, así que es probable que
Ana no haya subido a Silo por dos o tres años, los lectores originales de este libro
hubieran entendido esto: ella no le dio su hijo a Dios por dos o tres años.

Pero el versículo 24 da respuesta a cualquier duda sobre la integridad de Ana a su


parte del trato con Dios: cuando el niño podía valerse por sí mismo, ella lo llevó y lo
presentó al sumo sacerdote con ofrendas y alabanza, el Señor había contestado sus
oraciones y ahora ella cumple su promesa a Dios. La historia comienza en adoración
y termina en adoración.

Conclusión:

Quizás ya se han resignado a vivir así o prefieren evadir la realidad cada día, o ya
perdiste la esperanza de ver un milagro en tu vida, en tu familia, en tu matrimonio, pero
todavía se puede, que el mismo Dios que se acordó de Ana se va acordar de ti, que no
importa cuánto tiempo haya pasado Dios puede obrar todavía, solo hace falta una
oración de clamor delante de la presencia del Señor.

Cuando nos sentimos desamparados podemos hacer lo que Dios quiere que
hagamos… Cuando somos débiles podemos volvernos a aquel que ayuda al que no tiene
ayuda.

Rehúsa sentarte en amargura, es tiempo de levantarse y hacer lo que Ana hizo: rechazar
ser una víctima y correr al Dios que conoce nuestras vidas. Clamemos a él: “Dios haz
lo que hiciste con Israel, lo que hiciste con Ana… ¡acuérdate!” y cuando hacemos esto,
somos lo que Dios quiere que seamos: hijos delante de un Dios que nos ama. Echemos
nuestras ansiedades sobre él, no sabemos si Él responderá mañana, pero sí sabemos que
Él escucha nuestras oraciones y recuerda a su pueblo, a sus hijos con ayuda.
¡La naturaleza de Dios es ayudar al que no tiene ayuda!

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