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SETECA

427 Fe Cristiana y Postmodernidad


Dr. David Suazo J./Lic. Gerardo Corpeño

IDEAS Y CONCEPTOS BÁSICOS


DEL POSTMODERNISMO

Introducción

Como observamos en el trasfondo filosófico de la postmodernidad, ha habido


corrientes de pensamiento que han generado una variedad muy extensa de ideas y
conceptos importantes que contribuyeron a la formulación de las ideas posmodernas.
Ahora, en esta lección entraremos de lleno, aunque de manera panorámica y resumida, a
definir las ideas principales y más representativas del postmodernismo. No haremos una
presentación ni análisis de los filósofos postmodernos ni de sus ideas en particular, sino que
se presentarán las ideas que han dado forma al postmodernismo y que han sido
desarrolladas por varios pensadores.

Como una presentación muy general mencionaremos los nombres de los pensadores
más importantes del postmodernismo, sin profundizar en sus ideas particulares. El primer
filósofo al que se le puede identificar como postmoderno sería el francés Roland Barthes
(1915-1980). El filósofo que popularizó el término “postmoderno” fue el canadiense Jean-
François Lyotard (1924-1998). El filósofo deconstructivista más reconocido es Jacques
Derridá de Francia (1930-2004). Otros filósofos influyentes son Richard Rorty de Estados
Unidos (1931-2007), el polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) y el italiano Gianni Vattimo
(n. 1936- ) Este último sería el único de los fundadores y propulsores del postmodernismo
que todavía está vivo y activo, aunque Bauman, que es además sociólogo, es también muy
crítico de la postmodernidad.

A la lista anterior agrego un par de nombres que son más teólogos que filósofos y
que representan una nueva generación de teólogos que han dialogado con el
postmodernismo y proponen una especie de “teología cristiana postmoderna” con la cautela
propia del criterio teológico. Se trata del español católico José María Mardones (1943-
2006) y del estadounidense protestante Stanley Grenz (1950-2005).

Lo que se desarrollará en esta lección es una serie de conceptos básicos del


postmodernismo. Hay muchas ideas que se asocian con el postmodernismo, pero sobresalen
unas cuantas que son las que presentamos aquí y son las siguientes: 1) pluralismo y
diversidad, 2) deconstruccionismo, 3) relativismo epistemológico (el asunto de la verdad),
4) individualidad, 5) hedonismo, 6) semiología (o semiótica) y 7) incertidumbre
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1. Pluralismo y diversidad

Hemos colocado juntos los términos pluralismo y diversidad, porque, aunque


son diferentes, están relacionados en la posmodernidad. Estos conceptos no son
nuevos ni mucho menos inventados por el postmodernismo. Han estado presentes
en la historia de la humanidad desde siempre, pero es en esta época postmoderna
que han adquirido una significación e importancia sobresalientes y determinantes.

Por diversidad se entiende las varias maneras en que se expresa una realidad
o la distinta naturaleza de las cosas. Cuando se habla de diversidad no
necesariamente está en juego los juicios de valor, es decir, no se pretende
determinar si algo es bueno o malo. Simplemente se subraya la diferencia. Cuando
hablamos del mundo cristiano, de la iglesia, de la teología o del ministerio la
tendencia ha sido uniformar todo, siguiendo la cosmovisión moderna que buscaba la
uniformidad del pensamiento, de la sociedad, del progreso, etc. Por eso, cuando se
habla de diversidad dentro de la iglesia, hay incomodidad, porque lo distinto se ve
como malo o como amenazante. El postmodernismo como filosofía ha quitado ese
estigma de lo diverso como malo. Ahora no solamente se reconoce la diversidad,
sino que se valora y se celebra, incluso dentro de la iglesia misma. Ahora nadie debe
sentirse amenazado por lo diferente, lo distinto, lo que no es como yo o como mi
grupo. Cada expresión diversa es legítima y merece existir, aunque esté equivocada
desde nuestro punto de vista. Al fin de cuentas la diversidad, con todo y ser una
realidad, es sobre todo una actitud.

Cuando entramos al término pluralismo pasamos a otro nivel. Mientras nos


acostumbramos a reconocer, aceptar, valorar y celebrar la diversidad, el
postmodernismo nos empuja hacia el pluralismo. El pluralismo, dentro del
postmodernismo, es una ideología, no simplemente la expresión variada de una
realidad. Pluralismo es la ideología que afirma que todas las expresiones diversas en
todos los ámbitos (sociales, culturales, artísticos, religiosos, etc.) tienen el mismo
valor. En la antropología, por ejemplo, se dice que no hay culturas superiores o
inferiores. Todas tienen el mismo valor. Aunque esto pareciera cierto, en la realidad
no lo es, porque una cultura con cosmovisión teísta estaría mejor que una con
cosmovisión animista. Pasando al mundo de la filosofía, se dice que todo
pensamiento es válido, aunque esté en contradicción con otro; toda historia es válida
igualmente. Ya no se habla de “la historia” en singular, sino siempre de “las
historias” en plural. En el mundo religioso las cosas se complican para los
cristianos, porque el pluralismo no admite el exclusivismo cristiano que afirma que
solamente Cristo es el camino a Dios. Se suele usar la dupla de términos “tolerancia
e intolerancia” para explicar el pluralismo. Mientras el cristianismo es intolerante el
pluralismo es tolerante y más que eso, es abierto a todas las verdades de todas las
religiones. Esta sería la expresión máxima del pluralismo. Por eso ahora, en la era
postmoderna se alienta y desarrolla tanto el diálogo inter-religioso como el
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intercultural. En este contexto, el cristianismo es visto como el malo, porque sigue


siendo muy exclusivista.

2. Deconstruccionismo

La deconstrucción es un concepto propuesto y desarrollado por el filósofo


postmoderno francés Jacques Derridá y está relacionado con las ideas y los
conceptos expresados en el lenguaje, principalmente el lenguaje escrito. Consiste en
un análisis de las ideas y conceptos, de cómo se han formado, de cuáles han sido los
elementos que han influido (historia, tradición, metáforas, símbolos, etc.). El
propósito de la deconstrucción es reconocer la validez limitada y relativa de las
ideas y los conceptos vertidos en el lenguaje humano. Aplicado a la epistemología
esto significa que todo conocimiento debe ser deconstruido, porque se ha expresado
en el lenguaje humano y que es imposible expresar ideas absolutas a través del
lenguaje humano.

Cuando llegamos a la teología la deconstrucción puede ser una herramienta


útil para la elaboración teológica, pero también puede ser un peligro de desvalorizar
las verdades bíblicas al punto de reducirlas a simples verdades relativas como
cualquier otra verdad. Por el lado de la utilización de la herramienta de la
deconstrucción para hacer teología, es necesario reconocer el carácter relativo de la
teología misma. A veces es necesario deconstruir una verdad teológica tradicional
para construir una nueva. Esto va de la mano con la filosofía educativa llamada
constructivismo. ¿Es posible e incluso necesario hacer esto? La cautela se impone,
sin embargo para no caer en la relativización de todas las verdades.

3. Relativismo epistemológico

Cuando llegamos al concepto del relativismo epistemológico nos


enfrentamos al problema mayor del postmodernismo desde la perspectiva cristiana.
La epistemología es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento. La
epistemología, como teoría del conocimiento, busca entender cómo conocemos los
seres humanos, cuáles factores influyen en la adquisición de conocimiento, cuáles
son los criterios para determinar la verdad o las verdades.

La afirmación más importante que hace el postmodernismo en relación con


el conocimiento y la verdad es que no hay verdades absolutas. Aquí se conjugan los
conceptos anteriores del pluralismo y el deconstruccionismo. Desde el pluralismo se
dice que si todas las verdades son igualmente válidas, entonces todas son relativas y
ninguna puede erigirse como absoluta sobre las demás. Desde la deconstrucción se
dice que si todas las ideas y conceptos vertidos en lenguaje humano hay que
analizarlos y deconstruirlos, entonces los conceptos e ideas (verdades) son todos
relativos.
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¿Qué hace la fe cristiana frente a estos desafíos? La fe cristiana se construye


en base a verdades que consideramos absolutas, incuestionables y permanentes. Si
el postmodernismo rechaza todas las verdades absolutas, automáticamente rechaza
la fe cristiana. ¿Es posible ser postmoderno y cristiano a la vez? Parece que, según
este concepto de relativismo epistemológico tal cosa no es posible. Aquí vale la
pena afirmar de nuevo la relatividad de la teología. Es verdad que la fe cristiana se
basa en verdades absolutas, ¡pero las reveladas!, no necesariamente las elaboradas
teológicamente. La teología es una ciencia humana y por lo tanto está sujeta a las
relatividades humanas. El desafío para la fe cristiana es aprovechar lo uno sin
destruir lo otro, es decir, aprovechar la diversidad, la deconstrucción y la relatividad
de la teología para elaborar verdades teológicas válidas en esta época postmoderna,
sin descartar las verdades fundamentales de la fe cristiana, las cuales también
pueden ser objeto de una nueva construcción. La deconstrucción y la construcción
son, entonces, herramientas de trabajo para la elaboración de verdades teológicas
frescas, sin descartar las verdades absolutas de la fe cristiana. Esta es una de las
tareas más importantes de la educación teológica en esta época postmoderna.

4. Individualidad

Ya desde el romanticismo del siglo XIX y el existencialismo del siglo XX la


filosofía había colocado al ser humano como individuo en el centro. Habiéndose
alejado de la filosofía clásica con su énfasis en la esencia y en los universales, las
nuevas filosofías se enfocan en la existencia y en los particulares, en este caso, los
individuos. El postmodernismo ha llevado estas ideas a su máxima expresión.
Ahora el individuo y sus circunstancias, sus necesidades, sus intereses, “sus
verdades” es la clave de todo.

El individuo postmoderno se siente en libertad de decir lo que sea, aunque


esté en contra de lo que ha sido la creencia de todos. Se siente en libertad de
cuestionar y de disentir. Se siente en libertad de hacer casi cualquier cosa sin que
piense que está incorrecto porque va en contra de los valores culturales
tradicionales. El individuo postmoderno se siente en libertad de expresarse de
cualquier manera, especialmente si esas maneras desafían las maneras tradicionales.

La fe cristiana de un individuo postmoderno va a reflejar estas ideas y estas


maneras de hablar, hacer y expresarse. La generación adulta está más inclinada a
seguir un patrón establecido y ve con “malos ojos” estas “desviaciones” de las
nuevas generaciones. ¿Cómo valorar la individualidad sin menoscabar la tradición
cristiana legítima? ¿Cómo valorar la libertad del individuo sin destruir el concepto
de pueblo de Dios? Estos son desafíos teológicos y ministeriales por delante.

El hecho de la que postmodernidad subraye la individualidad no significa


que desvalore la comunidad. Sigue habiendo comunidad postmoderna, pero se trata
de una comunidad de individualidades no necesariamente de valores o creencias
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compartidas o impuestas. Cada individuo debería sentirse libre dentro de la


comunidad.

5. Hedonismo

Un concepto que ha guiado una práctica de la cultura postmoderna es el


hedonismo. Este término no es nuevo, sino que viene desde la antigüedad. Ya los
filósofos epicúreos proponían que la búsqueda del placer, evitando las angustias y el
sufrimiento era la meta de la vida. Hedonismo, entonces, significa, precisamente la
actitud de vida que ve en el placer la razón de ser.

En el mundo postmoderno el hedonismo ha llegado a un grado superior. El


hedonismo postmoderno busca no simplemente el placer, sino el placer inmediato.
El instante está por encima del devenir, del presente continuo. Lo que más importa
es el momento, independientemente de lo que suceda después. Se afirma algo como
lo siguiente: “el placer instantáneo de ahora es lo importante. Si habrá placer
después ¡qué bien! Si no habrá placer después ¡qué mal!, pero lo importante es que
hay placer ahora”. La industria del entretenimiento ha florecido y prosperado a la
sombra de este concepto y lo ha hecho tan popular que, prácticamente todos piensan
así.

El hedonismo postmoderno ha llevado a las nuevas generaciones a otra


cosa, el narcicismo. El narcicismo tampoco es algo nuevo, pero en el pasado ha sido
visto como algo excéntrico, fuera de lo normal y escaso. Hoy ya no es así. El
narcicismo es el culto al yo, especialmente a la imagen propia. La apariencia
personal nunca ha sido objeto de tanta atención como lo es en esta época
postmoderna. Paradójicamente también en esta época postmoderna hay más
descuidos con el sobrepeso y la comida chatarra. El placer de comer parece no ir de
la mano con la obsesión por la apariencia personal. En todo caso ambas expresiones
del hedonismo están presentes en la postmodernidad.

La iglesia misma no escapa a esta realidad. Incluso se puede hablar de un


“placer religioso” que se está apoderando del escenario eclesiástico y que está
afectando la manera en que vemos la fe cristiana.

6. Semiología o semiótica

La semiología es una ciencia relativamente nueva que estudia el significado


de los signos o señales (semeion en griego). Los signos o señales pueden ser de
cualquier clase (textos escritos, imágenes, lenguaje corporal no verbal, etc.). El
desarrollo de esta ciencia se ha dado casi al mismo tiempo que el surgimiento de la
postmodernidad. El énfasis que la postmodernidad pone en la comunicación visual,
en la imagen y en los signos ha ido de la mano con la semiología.
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La comunicación visual es una de las características más notables de la


postmodernidad. Sin embargo, la semiología va más allá de la simple comunicación
visual. Esta ciencia tiene que ver con los significados de las imágenes no solamente
con las imágenes mismas, es decir, las imágenes comunican algún mensaje que el
“lector” interpreta y comprende. Por ejemplo, ¿qué comunica el signo de una M
amarilla en un rótulo en una calle estratégica de cualquier ciudad del mundo? ¿Será
simplemente el anuncio de un restaurante de hamburguesas? Ese signo comunica
mucho más. Comunica que esa ciudad pertenece al mundo globalizado; comunica
que allí hay placer; comunica que “estamos en casa”, porque esto es lo nuestro. Esta
comunicación es muy postmoderna. Ni se necesitan palabras; una imagen es
suficiente. La comunicación visual por medio de imágenes está tan asimilada por la
cultura postmoderna que ni nos damos cuenta. Está por todos lados en señales de
tránsito, en señales que indican la ubicación de los baños en los centros comerciales
o edificios públicos, etc.

7. Incertidumbre

La humanidad siempre ha visto la incertidumbre como un problema, como


un valor negativo o antivalor. Lo que se ha subrayado a lo largo de la historia
humana es la certidumbre, la certeza. Si se trata del mundo religioso cristiano, la
certeza descansa en Dios y en su Palabra. Incluso hacemos referencia a la definición
de fe que da Hebreos 11:1 y enfatizamos la “certeza” en esa definición. Si se trata
del mundo moderno científico la certeza descansa en la capacidad del hombre de
forjar un mejor futuro, el progreso humano era la certeza.

En la postmodernidad esto ya no es “cierto”. Ahora ya no hay certeza del


futuro. Cualquier cosa puede pasar y casi no importa. Los cristianos vemos esta idea
como algo malo y la rechazamos, afirmando las certezas del Evangelio. El punto
que quiero subrayar aquí es tratar de entender la incertidumbre como un valor
positivo desde la perspectiva de la postmodernidad. En el mundo moderno la
incertidumbre es algo malo, porque se asocia con el temor, la preocupación y la
ansiedad. En el mundo postmoderno la incertidumbre más bien se ve del lado
negativo con indiferencia hacia el futuro y en el lado positivo como expectación de
lo que sea que venga en el futuro.

En la postmodernidad la idea de la incertidumbre es que deja el futuro


abierto a todas las opciones. Si hablamos del mundo laboral la estabilidad y
seguridad ya no es lo que se busca, sino explorar las opciones por delante. Si
hablamos del mundo económico es lo mismo. El riesgo ya no es tan calculado como
antes. Los nuevos empresarios serían más “atrevidos” y “arriesgados”. No buscarían
tener todo bajo control. Si hablamos del mundo religioso es lo mismo. Incluso se ha
desarrollado una teología del proceso en la cual se dice que Dios mismo desconoce
el futuro y Él mismo está aprendiendo y explorando las opciones. Nuestro concepto
de Dios no acepta estas ideas, pero eso no significa que no sean un desafío. Por
ejemplo, si seguimos con la definición de fe que mencionamos arriba, los adultos
hemos enfatizado “la certeza” y la “convicción” pero la definición sigue con “lo que
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se espera” y “lo que no se ve”. Mientras el mundo moderno, incluso el cristiano,


busca tener todo bajo control, el mundo postmoderno se abre a las posibilidades que
pueda presentar el futuro. Hay un desafío a la fe que viene de la post modernidad y
de este concepto tan extraño como lo es la incertidumbre.

Conclusión

Hemos visto de manera panorámica las principales ideas y conceptos del


postmodernismo como filosofía. Hay varios otros conceptos que también forman parte del
postmodernismo, pero que no estudiamos aquí. Por ejemplo, pudimos hablar de algo tan
presente y evidente como el entretenimiento en sí, el auge tecnológico, especialmente la
tecnología digital, el consumismo que, aunque presente en la modernidad, es un tanto
diferente en la postmodernidad, y otros. Con los conceptos estudiados aquí tenemos una
idea un poco más clara de qué es el postmodernismo como filosofía, que ha dado origen a
la postmodernidad como cultura. Todavía hace falta describir la postmodernidad como una
nueva cultura y sus manifestaciones y características. Eso será tarea de la siguiente lección.

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