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Introducción
Como una presentación muy general mencionaremos los nombres de los pensadores
más importantes del postmodernismo, sin profundizar en sus ideas particulares. El primer
filósofo al que se le puede identificar como postmoderno sería el francés Roland Barthes
(1915-1980). El filósofo que popularizó el término “postmoderno” fue el canadiense Jean-
François Lyotard (1924-1998). El filósofo deconstructivista más reconocido es Jacques
Derridá de Francia (1930-2004). Otros filósofos influyentes son Richard Rorty de Estados
Unidos (1931-2007), el polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) y el italiano Gianni Vattimo
(n. 1936- ) Este último sería el único de los fundadores y propulsores del postmodernismo
que todavía está vivo y activo, aunque Bauman, que es además sociólogo, es también muy
crítico de la postmodernidad.
A la lista anterior agrego un par de nombres que son más teólogos que filósofos y
que representan una nueva generación de teólogos que han dialogado con el
postmodernismo y proponen una especie de “teología cristiana postmoderna” con la cautela
propia del criterio teológico. Se trata del español católico José María Mardones (1943-
2006) y del estadounidense protestante Stanley Grenz (1950-2005).
1. Pluralismo y diversidad
Por diversidad se entiende las varias maneras en que se expresa una realidad
o la distinta naturaleza de las cosas. Cuando se habla de diversidad no
necesariamente está en juego los juicios de valor, es decir, no se pretende
determinar si algo es bueno o malo. Simplemente se subraya la diferencia. Cuando
hablamos del mundo cristiano, de la iglesia, de la teología o del ministerio la
tendencia ha sido uniformar todo, siguiendo la cosmovisión moderna que buscaba la
uniformidad del pensamiento, de la sociedad, del progreso, etc. Por eso, cuando se
habla de diversidad dentro de la iglesia, hay incomodidad, porque lo distinto se ve
como malo o como amenazante. El postmodernismo como filosofía ha quitado ese
estigma de lo diverso como malo. Ahora no solamente se reconoce la diversidad,
sino que se valora y se celebra, incluso dentro de la iglesia misma. Ahora nadie debe
sentirse amenazado por lo diferente, lo distinto, lo que no es como yo o como mi
grupo. Cada expresión diversa es legítima y merece existir, aunque esté equivocada
desde nuestro punto de vista. Al fin de cuentas la diversidad, con todo y ser una
realidad, es sobre todo una actitud.
2. Deconstruccionismo
3. Relativismo epistemológico
4. Individualidad
5. Hedonismo
6. Semiología o semiótica
7. Incertidumbre
Conclusión