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Sebastián Liera
La Testigo: ¡Nombre, y deja ver si pasamos, esto se va a poner peor...!
El Comodatario: Si no vamos a pedir permiso... ya llevamos más de la mitad
avanzado... ahora pasamos porque pasamos.
La Testigo: Pero ya ves como siempre vamos muy muy bien y de pronto, en el
momento más climático, vas para atrás... como siempre...
El Comodatario: Eso sí...
La Testigo: Yo por eso ya a veces ni creo.
El Comodatario: Yo también... pero, esta vez prefiero darles el beneficio de la duda...
(Silencio). Es que ahora sí... ahora han jugado muy bien... ¿No crees?
La Testigo: Sí, pero no sé... Italia es Italia...
El Comodatario: Y les vamos a ganar.
La Testigo: ¡Qué optimista!
El Comodatario: ¿Qué no dicen que este es el Mundial de las sorpresas...?
La danza de cifras y anécdotas hablando de una sola problemática comenzó pasadas las 6 de la tarde
del lunes 24, ante poco menos de cincuenta gentes, la mayoría de la AMAT, entre quienes se
encontraban, por ejemplo, Otto Minera, coordinador nacional de teatro del INBA; Ignacio Escárcega,
director de la ENAT; Emma Dib, secretaria académica del CUT; Víctor Hugo Rascón Banda,
presidente de la SOGEM; Antonio Crestani, director de Teatro y Danza de la UNAM y Germán
Castillo, presidente de la misma AMAT. Arriba, en el escenario, sentados frente a una larga mesa y
franqueando a una Julieta Egurrola que fungía de moderadora, los comodatarios de Estado de México
(Esbón Gamaliel), Sinaloa (Rodolfo Arriaga), Michoacán (Alfredo Durán), Chihuahua (Antonio
Zúñiga), Baja California (Ángel Norzagaray), San Luis Potosí (Jesús Coronado), Querétaro (Román
García) y Distrito Federal (Mauro Mendoza, La Trouppe; Gilberto Guerrero, Perro Teatro, y
Guillermo Diego, Musicante), contaban una a una sus historias en la administración de los teatros del
IMSS entregados durante las primera y tercera convocatorias de Teatros para la Comunidad Teatral.
Según Mario Espinosa, en aquel entonces –agosto de 1996- coordinador nacional de teatro del INBA y
actual titular del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), este programa “busca el
impulso a proyectos teatrales de largo aliento, planteados por los equipos artísticos más sólidos del
país y con el fin de devolver a la infraestructura teatral del IMSS la función para la que originalmente
fue concebida [a partir de cuatro presupuestos básicos:] la apropiación por parte de los artistas de su
propio proceso artístico, la profesionalización del teatro, la construcción de una nación teatral, y la
creación y mantenimiento de públicos” (Luz Emilia Aguilar Zinser. Op. cit.).
Sin embargo, para los grupos que recibieron algún edificio teatral la realidad fue muy distinta: teatros
en su mayoría abandonados y en mal estado, sin personal técnico y de mantenimiento suficiente;
revisiones que ponderan aspectos cuantitativos (número de público, funciones, boletos pagados,
cortesías) frente a valores de calidad artística; desdén, ignorancia, inclusive mala fe, por parte de
medios y altos funcionarios de las instituciones comodantes; retardo en la entrega de recursos o de
plano ministraciones sin entregar, y demás maravillas, cortesía del neoliberalismo vuelto política
cultural.
La bomba –como apuntó Rubén Ortiz en el diario Reforma (29-06-2002)- estalló cuando Julieta
Egurrola leyó la entrevista que el periodista Carlos Paul hizo a Antonio Schleske, director de
La Licenciada de Abajo: (Parándose derechita) ¡Aquí está...! Agua para usted... agua
para usted y agua para mí. ¡Ay! ¿Y para usted Licencia Uno? ¿Le traigo agua?
La Licenciada Uno: (Tratando de acomodarse el pelo. Viste traje sastre y porta joyería
de fantasía en abundancia) Si... no... mejor traiga el Convenio... Más vale... ¿no
creen?
La Testigo: Mejor, claro.
El Comodatario: Más vale, sí, está bien... más vale...
La Licenciada de Abajo: Voy corriendo...
El Comodatario: (después de un silencio en el que se han mirado unos a otros sin
saber qué decir) Estoy aquí en representación de Alborde Teatro... quisiera
comunicarle una decisión que hemos tomado con respecto al Convenio, pero antes
voy a hacer un poco de historia... ¿Qué le parece?
La Licenciada Uno: Me encanta que los de teatro siempre tengan historias...
“De los 74 edificios teatrales, legado del IMSS, sólo 8 apuestan al cumplimiento de la trascendente
función para la que fueron concebidos, y esto gracias al Programa Teatros para la Comunidad
Teatral [...] Con el correr de rumores de que la nueva dirección del Instituto considera más rentables
estos edificios como estacionamientos que en su sentido escénico original, la suspensión del apoyo de
dicho organismo al programa que anima a los comodatarios, al no cumplir en el 2001 con la parte de
dinero que había convenido, el desproporcionado aumento del costo para el arrendamiento de los
espacios a particulares, tienen lugar desde hace casi un año negociaciones entre las autoridades del
IMSS y las del CNCA, con el fin de llegar a un arreglo que podría ser la transferencia de la
administración de la monumental red de teatros al CNCA” (Luz Emilia Aguilar Zinser. Op. cit.).
Con una presencia inicial por parte de la “comunidad teatral” muy similar a la del día anterior –en su
edición del 28 de junio, el diario Reforma consignaba que “la falta de quórum caracterizó este acto”-,
a la cual el director de escena José Solé hizo referencia con sentido del humor, comparándole con una
entrada floja donde, puesto que se trataba de puros conocidos, seguramente la mayoría eran cortesías,
arrancó la segunda mesa, con la participación de Luz Emilia Aguilar Zinser resumiendo la historia de
encuentros y desencuentros entre funcionarios y demás autoridades de gobierno, por un lado, y
hombres y mujeres de teatro, por el otro, desde que fue creada la red de teatros del Seguro Social.
Por su parte, José Solé y Miguel Sabido hablaron de la "época dorada" de los teatros del IMSS,
identificando al período lopezmateísta con un “sexenio de carácter platónico” en el que fue posible la
construcción de esta red de teatros, con base en una importante labor de modernización arquitectónica a
cargo de los hermanos Alejandro y Julio Prieto; lo mismo que la implementación de un proyecto cuyo
objetivo fue el de llevar teatro a las comunidades rurales, un público al que “desde nunca nadie le ha
hecho caso”.
En un reportaje para el periódico La Jornada (1-7-2002), Carlos Paul recoge esta idea de que el uso de
la infraestructura de los teatros del Seguro Social, “a lo largo de los años ha tenido muchos altibajos”,
y nos comparte algunos pedacitos de una entrevista que le hiciera a quien fuera una de las ausencias
26 de junio. Por primera vez en estas mesas de análisis, las 200 butacas que integran la sala del
Wilberto Cantón están ocupadas a la mitad o más, pero sólo una quinta parte son estudiantes de las
escuelas superiores de teatro convocantes, el CUT y la ENAT.
Apenas unos días antes, desde otras tierras de esta Patria Grande, Sandra Russo escribía que “resistir es
sobreponerse, aguantar, perseverar, tolerar el dolor y la angustia con la convicción de otro horizonte;
Las conclusiones...
Después de insistir respecto a algunos puntos mencionados en estos tres días, como lo fueron los
asuntos relacionados con el personal técnico y de mantenimiento, el subarrendamiento de los teatros
para eventos extra teatrales, el que el Fideicomiso Teatros para la Nación es para el apoyo a la
producción escénica y no para el mantenimiento de los edificios, o que el 100 por ciento de lo que se
percibe por Teatro Escolar va íntegro al IMSS, Jesús Coronado, del grupo El Rinoceronte
Enamorado, de San Luis Potosí, subrayó acerca de la necesidad de esclarecer las cuentas del mismo
Fideicomiso, de la urgencia en revisar la cuarta convocatoria del Programa Teatros para la
Comunidad Teatral, y de las solicitudes de aumentar el presupuesto anual para cada proyecto a no
menos de 1 millón 500 mil pesos y de que se otorguen más teatros en comodato a la comunidad
artística; y advirtió del peligro que se puede correr al desincorporar los teatros para dejarlos en manos
de institutos de cultura o universidades bajo mafias que terminarán controlando los espacios para sus
intereses particulares.
Gilberto Guerrero, de Perro Teatro, del Distrito Federal, señaló por su parte que aquí se había
hablado de una “época dorada” de los teatros del IMSS que sin duda alguna se reconoce, pero que esta
etapa no era menos importante que aquella, pues significa una nueva revolución respecto al uso de
estos espacios, ya que se han producido muchos más montajes que entonces, se ha convocado también
a mucho más público y se han involucrado creadores de los propios estados cuando antes sólo eran
creadores de la capital del país los que se presentaban en los teatros. Habló de la urgencia de construir
otro teatro, partiendo de la necesidad de construir igualmente otro México, otro Estado, otra idea de
seguridad social, en fin, otro país; mencionó que muchos de los proyectos al interior de la República
han llevado a cabo una tarea cultural más amplia que la realizada por sus respectivos institutos de
cultura, y que los que han sobrevivido son aquellos que significan una oferta teatral a la población que
vive en la periferia de la ciudad; y, además, hizo la observación de tener mucho cuidado en que
desincorporar los teatros no signifique a la larga la desarticulación de la misma red de teatros, de modo
que se fragmente todavía más a la comunidad teatral.