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1 Las obras que pertenecen a este género, según estos estudiosos son: Historia del rey
Canamor y del Infante Turián su hijo, Historia del Emperador Carlomagno y los Doce Pares
de Francia, Historia del cavallero Clamades, Crónica [popular] del Cid Ruy Díaz, Historia
de la Donzella Theodor, Crónica del noble cavallero Fernán Gonçales, Historia de Enrique
Fijo de Oliva, Historia de los dos enamorados Flores y Blancaflor, Crónica del Rey Gui-
llermo, Historia de la linda Magalona, Historia de los nobles cavalleros Oliveros de Castilla
y Artús d’Algarbe, Historia del noble cavallero París y de la donzella Viana, Libro del
Conde Partinuplés, Libro del Infante don Pedro de Portugal, Historia de la Poncella de Fran-
cia, La espantosa y admirable vida de Roberto el Diablo, Historia de la Reina Sebilla, Libro
de los Siete Sabios de Roma, Crónica de los nobles cavalleros Tablante de Ricamonte y
Jofré, Historia del noble Vespasiano.
Página | 380 por lo que sitúa al grupo de obras dentro de un género editorial, más que
como uno literario. Para Infantes, tales obras lograron el éxito al “amparo
de una adecuada organización libresca de seguras ventas y acertada visión
comercial”. Para explicarlo, añade otras peculiaridades de estas obras:
2 Víctor Infantes, “La narrativa caballeresca breve” en María Eugenia Lacarra (ed.),
Evolución narrativa e ideológica de la literatura caballeresca, Bilbao, Universidad del País
Vasco, 1991, pp. 165-181, 176.
3 Víctor Infantes, “La prosa de ficción renacentista: entre los géneros literarios y el género
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Este amplio número de impresiones caballerescas que se reali-
zaron a lo largo de un decenio es la respuesta editorial a una de-
manda del mercado. Un impresor, Jacobo Cromberger, y una
ciudad, Sevilla, van a aprovechar todos los medios para sacar
sentido comercial a esta situación; de un modo secundario, al uti-
lizar unos modelos editoriales similares en todos sus impresos
(como resulta lógico al proceder casi todos ellos de un mismo
taller) van a poner las bases, casi inamovibles, de lo que cons-
tituirá el género editorial caballeresco.5
5 José Manuel Lucía Megías, Imprenta y libros de caballerías, Madrid: Ollero & Ramos,
2000, p. 51-52.
6 Infantes, “La prosa de ficción renacentista”, p. 120.
7 Infantes, “La narrativa caballeresca breve”, p. 177.
8 Idem.
9 Ibid., p. 176.
Página | 384 además sus autores los configuraron con rasgos novedosos que están
ligados directamente con el deseo de actualización de las obras para
adaptarlas a un público con nuevas expectativas. La importancia de
analizar la caracterización del personaje protagonista radica en aportar
nuevos elementos para reconocer a la narrativa caballeresca breve como
un género conformado por obras que, a pesar de sus diferentes temáticas o
sus particulares estilos, tienen un rasgo identificador común, el caballero.
Los compositores o responsables finales de los relatos breves
caballerescos reconstruyeron a los personajes con rasgos reconocibles
para los lectores que estaban ávidos de historias protagonizadas por
caballeros. De tal forma que la gran mayoría de los caballeros de estas
obras comparten características tomadas del arquetipo medieval como el
linaje noble, una educación en armas y cortesía, la belleza física, diversas
manifestaciones de eficacia guerrera, una relación vasallática con un
señor, una relación amorosa cortés con su amada y cierta religiosidad.
Con respecto al linaje noble, casi todos los caballeros protagonistas
son hijos de reyes coronados. 13 Pues, en la literatura de la época, bajo la
12 Hay que recordar que para el último cuarto del siglo XV, al final del reinado de los Reyes
Francia, II, 358) y de París que es hijo de un noble acaudalado, pero con un linaje
insuficiente (Historia del noble cavallero París, II, 664), mientras que Pierres es hijo de
condes, (Historia de la Linda Magalona, II, 287) Roberto el Diablo, de duques (La
espantosa y admirable vida de Roberto el Diablo, I, 548) y Rodrigo, el Cid, de un hidalgo
(Crónica del Cid Ruy Díaz, I, 5). Pero, en cualquier caso, salvo la Poncella, todos son hijos
de nobles, lo que mantiene la tradición de que los caballeros deben tener una ascendencia
nobiliaria.
A partir de ahora, en las referencias a cada relato breve entre paréntesis anoto las
primeras palabras del título de la obra, dando prioridad a los nombres de los prota-
gonistas; en romano, el número del tomo donde se encuentra, y en arábigos, la página.
Las citas han sido tomadas de Historias caballerescas del siglo XVI, ed. de Nieves Baranda,
Madrid, Turner, 1995.
14 José Manuel Cacho Blecua, “La iniciación caballeresca”, en María Eugenia Lacarra
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―E si Dios quiere, por su merced, a esta gran quexa que nos
viene enviar esse hombre de tan gran linaje como dexistes que se
nombra a nos ayudar, yo en mi lugar lo haría señor de todo mi
imperio. Y sería contento de casarvos con él, si él no es casado
(Historia Enrique Fijo de Oliva, I, 143).
Así, sin conocer nada más que su linaje, el emperador Manuel está
seguro de que cumplirá las expectativas de triunfo, según su noble
ascendencia. En estos relatos permanece dicha característica como parte
del diseño del personaje, que sirve como una anticipación de la capacidad
guerrera del caballero.
Otra característica que comparten los caballeros en las obras del
género breve es la educación que los autores mencionan que reciben. Tal
como ocurre en la gran mayoría de los romans medievales, la educación
del personaje protagonista es narrada en unas cuantas líneas, haciendo
sólo una referencia rápida a esa etapa del caballero, pero manteniendo la
importancia de su propósito en la configuración del personaje como parte
del estrato noble y de su función bélica. La educación está dividida en dos
grandes apartados, el comportamiento dentro de la corte y la instrucción
bélica. 15
15Este tipo de enseñanza puede ser un reflejo de la realidad extraliteraria debido, según
Axayácatl Campos, al particular cuidado que recibió la educación de la alta nobleza y
sobre todo de los futuros reyes sobre distintas materias: comportamiento religioso y
cortés, modales, lectura, música y gramática Ver Axayácatl Campos García Rojas,
Geografía y desarrollo del héroe en Tristán de Leonís y Tristán el Joven, Alicante:
Universidad de Alicante, 2002, p. 70. Por su parte, el adiestramiento bélico del joven
implica el manejo de todo tipo de armas, empezando por el tiro con arco y la cacería.
Juan Manuel Cacho Blecua cita a M. Ríu en torno a esta actividad: “El noble medieval fue
guerrero de profesión, fue cazador por afición y por necesidad. La caza fue de hecho su
mejor escuela para entrenarse en el manejo de las armas, el más suculento de los platos
de su mesa, y su deporte favorito”. Cacho Blecua, Amadís: heroísmo mítico cortesano,
Madrid, Cupsa, 1979, pp. 48-49.
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Y luego llamo a un hombre que era mucho honrado, que avía
nombre el mandado y díxole:
―Mándovos que ayades este niño en guarda y le enseñes todas
buenas costumbres y crianças y maneras que a cavallero perte-
necen (Historia de la reina Sebilla, I, 451).
Página | 388 de los textos; además de que en algunos cobra cierta relevancia al ser
incorporada a la caracterización del caballero de una manera singular.
Pero, en todos los casos queda claro que las referencias a la crianza del
personaje protagonista sirven para justificar sus cualidades y alcances
como caballero completo.
Otra característica en común del caballero de las obras que confor-
man el género breve es su apariencia física. Como en el arquetipo del
caballero literario medieval, la belleza ayuda a describir al personaje a
partir de su presencia, como parte del estamento noble, pero también
como muestra de sus virtudes, entre las que destacan la bondad y el
refinamiento cortés. 16 La belleza forma parte de la configuración del prota-
gonista y, en algunos casos, propicia el desarrollo argumental de la obra
en que está insertado.
Al mismo tiempo que pone al descubierto el linaje del caballero, la
apariencia sigue anticipando la fortaleza del cuerpo, indispensable en el
oficio guerrero, como ocurre a Turián cuya apostura anticipa la capacidad
bélica:
Por otra parte, la belleza del caballero sirve a los compositores para
Página | 389 mostrar sus actitudes corteses y refinadas, que son necesarias para la
presencia del personaje en la corte junto a las doncellas. La relación entre
la belleza y el entretenimiento en la corte se puede apreciar especialmente
en las características de París, cuya cortesía es muy importante en su
historia, pues tiene talentos artísticos:
van juntos. Esta actitud que permite que el caballero sea presentado como
resuelto y temible, es destacada por el narrador sobre todo durante los
enfrentamientos campales, como se advierte en las acciones de Roberto el
Página | 395 “Grandes loores y gran precio fue dado al cavallero de las armas blancas,
mas ninguno no le conosció, y tanto era loado de la su cavallería que
muchos eran enamorados dél” (Historia del noble cavallero París, II, 669).
También ocurre con frecuencia que aunque no se especifiquen los
golpes dados o recibidos, ni se hable de las características concretas que
acabamos de abordar, cada narrador destaca la supremacía bélica del
caballero protagonista, como ocurre en la Crónica del Çid Ruy Díaz o en la
Historia del cavallero Clamades. Sin embargo, los caballeros de los relatos
breves siempre son presentados como buenos guerreros y lo demuestran
comúnmente en la ayuda a su señor ante un enemigo o durante su
participación en algún torneo. Además, cuando se enfrentan en combate
singular suelen mostrar cortesía, prudencia y astucia ante su adversario.
Por otro lado, en el caso de que, durante las batallas campales sean
elegidos como capitanes, estos caballeros suelen ser animosos, buenos
estrategas y decididos.
Es necesario aclarar en este momento que, en las obras en cuestión,
las acciones guerreras del caballero están vinculadas de manera directa al
desarrollo de cada historia en particular; por lo que los autores prestan
menor atención a las acciones que sirven para caracterizar individual-
mente al personaje y que implican el proceso de perfeccionamiento bélico,
las obligaciones del oficio caballeresco 19 y la búsqueda de la fama y la
honra.
En cuanto a este último concepto, el incentivo primordial para que el
caballero literario medieval haga uso de las armas y manifieste su eficacia
Página | 396 guerrera es el reconocimiento, que implica ganar fama y merecer la honra.
Los autores medievales suelen presentar a sus protagonistas con una
necesidad casi insaciable de ser reconocidos como los mejores caballeros
del mundo, mientras que en la narrativa caballeresca breve, alcanzar dicho
título pierde casi toda su importancia. Debemos recordar que estos
personajes han sido insertados en historias muy concretas por contar, por
lo que se prescinde del perfeccionamiento caballeresco y con ello de la
errancia y búsqueda de aventuras que pongan a prueba sus capacidades
guerreras; de manera que las aventuras, viajes y enfrentamientos armados
que han de realizar los caballeros funcionan, casi exclusivamente, para
desencadenar las acciones narrativas que sirvan para desarrollar cada
argumento.
Sin embargo, nuestros autores no desdeñan del todo la influencia de
la fama y de la honra y del título de mejor caballero del mundo. Así que, en
discretas alusiones presentan a sus personajes como los más altos expo-
nentes de la caballería; esto, sin duda, para acercarlos al modelo en que se
basan en la configuración del personaje. Por lo general, mediante la voz de
otros personajes se destacan los merecimientos de los protagonistas. Sirva
como ejemplo la opinión que se atribuye a los espectadores del torneo
organizado por los reyes de Castilla donde se distinguieron Oliveros y
Artús: “que tales cosas fizieron los dos compañeros derribando hombres y
cavallos que todos dezían que eran los mejores cavalleros del mundo” (Cró-
nica de los nobles cavalleros Oliveros de Castilla y Artús d’Algarve, I, 189).
Podemos asegurar, pues, que en estas obras la conquista de la fama
y la honra se desvanece como motivación para la realización de hazañas y
Blancaflor, II, 153); lo mismo ocurre cuando Clamades socorre a una de las doncellas de
Clarmonda (Historia del noble caballero Clamades, II, 649-652).
Oliveros vino al rey y fincó la rodilla delante dél y dixo desta ma-
nera:
―Señor, vuestra alteza me ha fecho más honra que mis servicios
fasta agora han merescido, por lo qual le suplico, pues es servido
que esté en su corte, me mande dar un oficio en que le sirva
(Crónica de los nobles cavalleros Oliveros de Castilla y Artús
d’Algarve, I, 235).
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E levantando la mesa, el rey le demandó que de qué tierra era; y
desque sopo dónde venía, maravillóse tan lexos venir una muger
a se poner en tanto trabajo y peligro de su entrada. E el rey le
dixo que pidiesse merced, que aunque mayor necessidad tuviesse,
se la faría. A quien ella assí respondió:
―No con pensamiento de recebir merced, mas con desseo de
poder fazer servicios vine, señor, ante su alteza (Poncella de Fran-
cia, II, 359).
Página | 399 ―como la conversión de Fierabrás luego de ser vencido por Oliveros de
Genes (Historia del emperador Carlo Magno, II, 482)― o por el amor abso-
luto, ejemplo de ello es la conversión de Flores por amor de Blancaflor
(Historia de los dos enamorados Flores y Blancaflor, II, 178).
La reafirmación constante de que el personaje es cristiano, tiene en
estas obras, sin embargo, ciertos matices. Empecemos por el más intenso,
cuando la configuración con que cada autor otorgó a su personaje utiliza
la religosidad con el fin de individualizarlo; por ejemplo, tanto a Oliveros de
Castilla como a Pierres de Provença les han sido otorgados los rasgos de
devoción y fe, y estos tienen como función ayudarlos a sobrellevar los
infortunios y el exilio. Después, están los caballeros que han sido incluidos
en una historia marcada ideológicamente por la religión, y están incluidos
en la cruzada contra quienes no comparten sus creencias; por ejemplo,
Enrique Fijo de Oliva, Carlo Magno y sus pares Oliveros y Roldán. Mien-
tras que en el caso de Roberto el Diablo, toda su historia trata sobre la
redención. Por último, está la religiosidad que se demuestra mediante
rituales y ceremonias, que se presenta en la mayoría de nuestros perso-
najes, la cual aunque funciona para caracterizar al caballero, y está
tomada del diseño del caballero extraliterario medieval, habla más bien del
propósito didáctico del género y que es utilizada con el propósito de
agrupar a las obras.
Para finalizar con la enumeración de las características comunes de
los caballeros en los relatos breves caballerescos es necesario hablar de la
relación de este personaje con su dama. Es bien sabido que uno de los
rasgos más significativos del caballero literario es su relación amorosa y
cortés con una dama de la que se ha enamorado. Sin embargo, en este
aspecto es donde se observan algunas diferencias entre los caballeros, no a
Página | 400 los dos enamorados Flores y Blancaflor, la Historia del cavallero Clamades,
Historia del noble cavallero París, La Historia de la linda Magalona, el amor
entre el caballero y su dama es fundamental para el desarrollo de la his-
toria, al igual que las características como la cortesía, la humildad, la
obediencia y la lealtad. Mientras que en obras cuyo origen es épico, la
presencia del amor es nula, como es el caso de La Corónica de Çid Ruy
Díaz, la Crónica del noble cavallero Fernán Gonçales, La Historia del empe-
rador Carlo Magno y La Poncella de Francia. Sin embargo, en el resto de
las obras, el caballero sí es presentado como un enamorado, siguiendo,
tanto el arquetipo de caballero medieval, como la historia que se desea
contar. En estos casos, el amor de la dama ayuda a caracterizarlo como
cortés, leal y comprometido; si bien es cierto que las peculiaridades del
amor cortés ya están un tanto diluídas en nuestras obras.
Como hemos visto, los caballeros de cada uno de los relatos caba-
llerescos breves tienen muchos rasgos en común, a pesar de que en este
género dicho personaje ya no es el centro del relato, pues ya no se cuenta
la historia de su vida y de su desarrollo caballeresco, sino que está inserto
en otras historias cuya temática es más importante que la historia del
propio caballero. Cada uno de estos personajes protagonistas es pre-
sentado por cada narrador como un caballero completo y perfecto, que no
requiere superar ni a su linaje ni a ellos mismos y al estar en el tope de
sus cualidades su función se centra en resolver conflictos muy concretos y
aventuras muy específicas.
En eso radica la importancia del género caballeresco breve y la
evolución que propicia: en que saca al caballero de las aventuras que lo
hacen ser el mejor del mundo, y lo acomoda en otras historias que
requieren su presencia, con el objetivo primordial de que pueda ser consu-
Página | 401 terminado para que resuelva los conflictos de una historia particular.
Esta evolución del género a partir del caballero permite observar que
este personaje es un material flexible para que los autores lo adapten a las
exigencias del público. El caballero es utilizado para apegarse al género,
pero está a la disposición de las historias. Lo que, en parte, podría explicar
la permanencia de los relatos caballerescos breves en el gusto de los recep-
tores.
BIBLIOGRAFÍA